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ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL TURISMO EN EL PERÚ

TURISMO

Comprende las actividades que realizan las personas durante sus viajes y
estancias en lugares distintos al de su entorno habitual por un periodo de
tiempo consecutivo inferior a un año, con fines de ocio, por negociaciones y
otros motivos; entre los diferentes intereses, destacamos los siguientes:

 Interés político y comercial: El modo de producción esclavista necesitaba


conquistar nuevos territorios, adquirir esclavos para aumentar sus riquezas,
lo cual está muy ligado al interés económico y comercial, pues los
mercaderes hacían largos viajes para buscar productos raros y codiciados.

 Religioso: el sentimiento hacía que la gente efectuara largas


peregrinaciones hacia lugares sagrados. Los chinos, adictos a Buda, iban
hasta la India recorriendo miles de kilómetros por regiones desérticas.

 Curioso: impulso para conocer costumbres y construcciones de otros


pueblos. Las maravillas del mundo antiguo constituirán los principales
atractivos.

HISTORIA DEL TURISMO EN EL PERÚ Y LA PRIMERA GUÍA TURÍSTICA


PERUANA

Desarrollo del turismo en el Perú

El turismo como actividad humana estuvo basado en la aparición del ocio o


tiempo libre entre los siglos XVIII y XIX, época del desarrollo del capitalismo y
de la sociedad de consumo. Su aparición solo sería posible con la existencia de
un mercado interno y la apertura económica del Perú al mundo.

En aquella época, los primeros turistas eran comerciantes y militares


extranjeros que, de paso por el Perú, aprovechaban en conocer lugares de
interés que no tenían que ver con sus actividades. Con la concurrencia de
extranjeros, propio de la apertura mercantil y la velocidad de las
telecomunicaciones, se delimitan dos ejes muy claros sobre una visión de
Lima: a) Por un lado el que recorre los edificios de la ciudad: el teatro, las
iglesias, el Palacio; y b) El que visita los lugares de diversión de los limeños: la
Plaza de Acho, el Paseo de las Aguas, el Coliseo de Gallos, etc.

Podemos considerar precursores del turismo en el Perú y el mundo, a los


viajeros, quienes, generalmente, por interés científico, recorrían el planeta,
describiendo, a su entender, lo que veían, y dibujando paisajes, edificios y
escenas de la vida diaria.
Hubo factores sociales y culturales que permitieron la aparición del turismo en
el Perú, como fueron un cambio de mentalidad en la sociedad, el despertar de
la conciencia frente al patrimonio, la llegada de viajeros, misiones científicas,
negociantes y empresarios.

La primera guía turística del Perú

Las relaciones y descripciones de los viajeros que visitaron el Perú en el siglo


XIX son muy detalladas, a esto le siguen los empresarios que comenzaron a
escribir guías comerciales y turísticas para un público europeo.

En la primera guía turística publicada en el año 1860 se redacta que tomando


en cuenta “La necesidad de proporcionar al extranjero los medios de conocer
una ciudad es que se le debe propiciar de afiches, libros o documentos que le
sirva de guía segura”, de tal manera que en esas guías, los viajeros y turistas
encontrarán apuntes históricos sobre nuestros monumentos, edificios y
establecimientos”, y toda la información útil para su estadía en Lima,
incluyendo datos sobre los hoteles y pensiones, restaurantes y fondas, y
establecimientos comerciales y de servicios, útiles para los viajeros.

LAS COMPAÑÍAS NAVIERAS

Por razones eminentemente comerciales, estas empresas tuvieron mucho


interés en fomentar los viajes a los diversos puertos que se encontraban en sus
rutas marítimas. Estas compañías ofrecían grandes comodidades a sus
pasajeros, para los largos viajes que emprendían, especialmente desde fines
del siglo XIX. Los camarotes eran cómodos y la alimentación adecuada.

Los viajeros partían, generalmente, de los grandes puertos europeos y de


Norteamérica, y desembarcaban en cada uno de los puertos de la ruta de la
empresa naviera, el tiempo que durara la escala del barco. Si decidían
permanecer en el lugar de desembarque, podían utilizar los servicios
ferroviarios para llegar a las ciudades del interior. Para continuar el viaje
marítimo lo único que tenían que hacer era volver al puerto en la fecha que la
nave retornaba (después de completar su itinerario), o tomar un barco de otra
empresa naviera.

Para llegar al Perú se debía pasar por el peligrosísimo Cabo de Hornos,


ubicado en el extremo sur de Sudamérica. Arribaban así, a Mollendo, Pisco, el
Callao, Huanchaco, Pimentel y Paita. Luego de la inauguración del Canal de
Panamá (1914), el transporte marítimo hacia el Perú fue más seguro y rápido.

EL VIAJE DE MOLLENDO A BUENOS AIRES

Las empresas británicas propietarias de los ferrocarriles sudamericanos,


organizaron, en 1925, un eficiente servicio que benefició a los viajeros. Nos
referimos al ferrocarril que unía el Perú con la Argentina (véase Guillermo W.
Coloma Elías: “El castillo Forga y el ferrocarril trans-continental de Mollendo a
Buenos Aires” (Lima, Instituto Latinoamericano de Cultura y Desarrollo, 2008).

El viajero, al desembarcar en Mollendo, podía llegar a la ciudad de Buenos


Aires, viajando por la línea férrea continua que unía el Perú con Bolivia y la
Argentina. Este viaje duraba unos siete días. El turista podía quedarse en
Arequipa, y en Puno debía embarcarse en un buque para cruzar el lago
Titicaca, y así arribar al puerto de Guaqui, ubicado en la orilla boliviana, para
continuar el viaje en ferrocarril. En Bolivia podía visitar La Paz y las otras
ciudades de la ruta, y ya en la Argentina, llegar hasta Buenos Aires, e inclusive
a Montevideo y la Colonia del Sacramento, en el Uruguay, atravesando, en
barco, el río de la Plata.

Lo mismo podía hacer el viajero, desembarcando en Buenos Aires y tomando


el ferrocarril que lo conduciría hasta el Perú (Mollendo), atravesando la
Argentina y Bolivia. De igual manera, podía desembarcar en las estaciones de
la ruta, permanecer allí y reembarcarse nuevamente en el ferrocarril cuando lo
desease.

Este servicio se mantuvo vigente hasta fines de la década de 1960 y fue


languideciendo por la negligencia de las autoridades y la irrupción de gobiernos
izquierdistas que expropiaron las empresas ferroviarias, hasta desaparecer por
completo. Urge su restablecimiento, para recuperar al que fue uno de los
símbolos de la integración sudamericana, y beneficiar así a todos los pueblos y
ciudades de la ruta, que verían incrementarse sus actividades comerciales.

El Touring Club Peruano

Esta institución, más tarde llamada Touring y Automóvil Club del Perú, fue
fundada en la ciudad de Lima, con el nombre inicial de “Touring Club Peruano”,
el 20 de mayo de 1924. Desde su fundación, el Touring  Automóvil Club del
Perú se concentra en el cumplimiento de sus objetivos y realiza actividades
basadas en el lema: “Conocer y hacer conocer el Perú, es contribuir a su
grandeza y por tal razón es que fomentó el turismo interno, de una manera
notable, desde su fundación hasta la década de 1970. Esta institución fue
creada con el fin de fomentar la práctica automovilística y promocionar las rutas
turísticas del Perú así como brindar diversos servicios a sus asociados. Desde
aquella época la institución ha ido creciendo y ha logrado diversificar sus
servicios. Hoy es una entidad fortalecida gracias a la confianza y apoyo de sus
asociados, clientes y trabajadores

El turismo fomentado por el Gobierno

El impulso oficial al turismo en el Perú se inicia en el gobierno del Presidente


don Oscar R. Benavides, quien en su “Mensaje” de 1939, bajo el título de
“Turismo”, afirma que les parece obvio enumerar todas las riquezas y todas las
perspectivas que el Perú ofrece como poderoso centro de atracción a las
migraciones del turismo. Las condiciones previas para el turismo son los
buenos caminos y los buenos hoteles. Tenemos ya magníficas autovías que
extienden su red civilizadora en todo nuestro territorio”

Es así que el Presidente Benavides construyó la carretera Panamericana


(afirmada), de un extremo a otro del territorio nacional. Fue mejorado su trazo y
totalmente asfaltada, en el gobierno odriísta. Esta carretera permitió la
circulación de vehículos motorizados, fomentándose así el turismo en el Perú.
LOS HOTELES DEL ESTADO

El Presidente Benavides agrega en ese “Mensaje” de 1939 que “Me he


preocupado también de construir HOTELES DE TURISMO que pongan su nota
confortable en las jornadas viales. Está ya concluido el Hotel para Turistas en
Tingo María, ubicado en el kilómetro 519 de la carretera Lima-Pucallpa. Se
prosigue activamente la construcción de hoteles similares en Piura, Huánuco,
Chala, Cuzco, Camaná, Puno, Huancayo, Huaraz, Arequipa y Abancay. Están
en licitación los de Ayacucho y Tumbes” (Idem, p. 123).

Mediante la ley N° 8708, promulgada por el Presidente Benavides el 21 de julio


de 1938 (“Anuario de la Legislación Peruana”, t. XXX, Lima, Taller de Linotipia,
1938, pp. 145-147), se dispuso (artículo 1°) que “El Poder Ejecutivo construirá
e instalará locales destinados a hoteles, albergues y otros establecimientos que
contribuyan al incremento del turismo y de la vialidad, en los lugares de la
República que estime convenientes”. Además, se autorizaba al Estado a
invertir cuatro millones de soles (suma considerable en esa época), para lograr
sus fines. Asimismo, en el Considerando de esta norma legal se señalaba que
era “de importancia nacional favorecer el desenvolvimiento de la industria
hotelera como medio de aumentar el movimiento turístico y asegurar los
beneficios de la red vial que el Gobierno, empeñosamente, está desarrollando”.

EL TURISMO EN EL PERÚ

Agrega el Presidente Benavides, en su “Mensaje” de 1939, que “Con


excelentes autovías y hoteles de turismo, el Perú está ya en condiciones de
iniciar su propaganda turística. Ningún otro país en América tiene, como el
nuestro, un acervo inagotable de riquezas arqueológicas y coloniales, la
esplendidez majestuosa de nuestros paisajes serranos y selváticos, la
multiplicación de nuestras costumbres típicas y la veta, aún casi inexplorada,
de nuestro folklore”.

Y manifiesta demás que “Tienen un concepto incompleto del turismo quienes


sólo ven en él una oportunidad de esparcimiento. El turismo encierra también
valiosas perspectivas económicas y comerciales, porque, aprovechándose de
las vías de comunicación, cada vez más perfeccionadas, permite un mejor
conocimiento del país, de sus riquezas naturales, de las zonas de clima tónico,
de las regiones que tienen fuentes termales de las que pueden derivarse
múltiples aplicaciones científicas, o de las que posean materias primas que
pueden necesitar otros países y que son fáciles de conseguir en el nuestro”.

Por último, el Presidente Benavides afirma que “Mi gobierno, con las carreteras
y con los hoteles, ha creado las bases sólidas para una futura e intensa
campaña turística en nuestro país, que ha tenido su elocuente prólogo con la
muy encomiable labor del Touring Club del Perú” (Idem, p. 123).

FONDOS PARA EL FOMENTO DEL TURISMO

Mediante la Ley N° 9031, “Ley del Fomento y Desarrollo del Turismo”, del 23 de
noviembre de 1939 (“Anuario de la Legislación Peruana”, t. XXXI, Lima, Taller
de Linotipia, 1939, pp. 559-560), promulgada por el Presidente don Oscar R.
Benavides, se manifestaba, en el Considerando, “Que es conveniente
intensificar el fomento del turismo como medio de hacer conocer las riquezas
naturales y valores históricos y artísticos del Perú”. Además, “Que el turismo ha
llegado a constituir una de las grandes e inagotables fuentes de ingresos
públicos y privados en los países que, comprendiendo su importancia, le
prestan el más decidido apoyo”. Para lograr este fin se estableció un gravamen
a la importación de llantas y otro a la de automóviles.

LOS HOTELES DE TURISTAS

Estos hoteles, construidos por el Gobierno peruano, eran administrados por el


Estado. El año 1944 ya se encontraban en servicio diecisiete hoteles de
turistas: el de Tingo María, iniciado y culminado en el gobierno del Presidente
Benavides (1933-1939); y los de Abancay, Arequipa, Camaná, Chala, Cuzco,
Huancayo, Huamanga (Ayacucho), Huánuco, Huaraz, Machu Picchu, Piura,
Puno y Tumbes, iniciados por el gobierno del Mariscal Benavides y culminados
en el gobierno de don Manuel Prado (1939-1945). Asimismo, se encontraban
en servicio los hoteles de turistas de Aguaitía, Juliaca y Trujillo, construidos en
el gobierno del Dr. Prado.

En el gobierno odriísta se construyó siete hoteles más: Chiclayo, Contumazá,


Huancavelica, Iquitos, Tacna, Tarma y Urubamba (véase: Guillermo W. Coloma
Elías: “Las grandes obras públicas realizadas por el Presidente don Manuel A.
Odría”, (Lima, Instituto Latinoamericano de Cultura y Desarrollo, 2008). Se llegó
a contar, en ese momento, con veinticuatro hoteles de turistas.

Las fondas se terminaron convirtiendo en los primeros hoteles en 1830.


Aparecieron espacios como las pulperías, las chicherías, los cafés, donde se
congregaban las clases sociales a conversar y pasar el rato. La realidad de
Lima era entonces de evolución en los servicios de alojamiento y comida como
Europa y Norteamérica.

EL TURISMO EN LA ACTUALIDAD

En las últimas décadas, el turismo en el Perú se ha incrementado de manera


notable. Machu Picchu atrae las miradas del mundo y nuestro país es un
destino deseado por todos. Por ello es deber nuestro preservar nuestro valioso
patrimonio cultural y natural.

Sobre el turismo interno se puede decir poco en esta primera etapa. Muchos de
los turistas eran en su mayoría de clases altas que buscaban el descanso y las
actividades higiénicas. El uso del ferrocarril, del tranvía, de la bicicleta y del
automóvil les permitirá desplazarse a lugares alejados de la ciudad, ya sea en
el campo o en los balnearios que aparecieron en la costa peruana.
Proceso del desarrollo del turismo en el Perú

El desarrollo de la actividad turística fue principalmente obra de las empresas


privadas que conformaron asociaciones civiles, como el Touring Club Peruano
–fundado en 1924–, que estuvo ligado al desarrollo de la vialidad, y promovió
un mejor conocimiento del país. No podemos dejar de mencionar el rol de los
medios de comunicación que sirvieron para este fin, especialmente desde las
revistas Perú-To-Day, Touring Club Peruano, Turismo, entre otras.
Posteriormente el Boletín de la Corporación de Turismo y la revista Viajes, ya
en los años sesenta.

En el siglo XX, dos ciudades lideraron el desarrollo turístico: Lima y el Cusco,


en ambos casos por razones distintas. Lima solo fue un lugar de paso, el
Cusco en cambio tenía atractivos ligados a su pasado y la cultura indígena

Es importante en este proceso la visión exótica que se tuvo del indígena y que
pretendía reivindicar su cultura en un primer momento, pero que finalmente lo
convierte en un atractivo turístico y folkloriza su cultura para su consumo por
los extranjeros. La relación con el indigenismo y la intelectualidad de
provincias, que asimiló el turismo como una actividad positiva para el desarrollo
regional, es un tema clave para entender este proceso.

Si bien durante el Oncenio de Leguía se logró una mayor participación del


Estado en la actividad turística, posteriormente este apoyo estuvo ausente.
Solamente la influencia del panamericanismo, la búsqueda del Perú para
fomentar sus relaciones internacionales y el crecimiento de este sector harán
que tímidamente el Estado se anime a apoyar la actividad turística.

Sin embargo este apoyo fue de manera indirecta: la construcción de carreteras


y hoteles, el apoyo al Touring Club Peruano, una mayor preocupación por
proteger y conservar los monumentos arqueológicos e históricos, la
promulgación de algunas leyes y decretos a favor, etcétera.

Diagnóstico de la oferta turística nacional

Recursos turísticos

El Perú cuenta con un enorme potencial, en lo que respecta recursos turísticos,


ya sean naturales, humanos o culturales. Para tener una clara imagen de esto
en el Perú se han identificado 2426 recursos, de los cuales 836 son de tipo
recreacional, 532 de tipo cultural y 1058 de tipo humano. Además el Perú
cuenta con 84 de las 103 zonas ecológicas del mundo o zonas biomasa y tiene
gran riqueza en aves, especies arbóreas y biológicas. El Perú tiene
absolutamente de todo: belleza natural, biodiversidad, recursos arquitectónicos,
playas, montañas, aguas termales, folklore y artesanía.

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