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UN ACERCAMIENTO AL TRASTORNO
DISMÓRFICO CORPORAL (TDC) Y LA
GERASCOFOBIA A PARTIR DEL
TEXTO DE OSCAR WILDE
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ÍNDICE
ÍNDICE DE FIGURAS ............................................................................................ II
1 INTRODUCCIÓN ............................................................................................... 1
5 CONCLUSIONES ............................................................................................. 23
6 Bibliografía ........................................................................................................ 24
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ÍNDICE DE FIGURAS
Figura 4-1. Segmentación del Mercado de la cirugía estética (Huerre & Turina-
Malard, 2019) ............................................................................................. 17
Figura 4-2.Desglose del mercado de la medicina estética por zona geográfica.
(Huerre & Turina-Malard, 2019) ................................................................ 18
Figura 4-3.Aumento del Mercado de procedimientos no quirúrgicos. (ISAPS,
2010/2016) ..................................................................................................18
ÍNDICE DE ILUSTRACIONES
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1 INTRODUCCIÓN
Oscar Wilde, influenciado por Walter Pater (profesor de Wilde en sus tiempos de
estudiante en Oxford), convertiría el Esteticismo en su modelo a seguir a nivel teórico. El
esteticismo es un movimiento artístico ingles que surge en la sociedad Victoriana de finales
del siglo XIX basado en la doctrina de que el arte existe para beneficio de la exaltación de
la belleza por encima de la moral y las temáticas sociales. Este movimiento esta patente a lo
largo de su única novela “El retrato de Dorian Gray”.
Es la exaltación de la belleza y juventud del protagonista, Dorian Gray, por todos los
que le rodean lo que hace que sienta miedo de perderlos a través de las experiencias y la
vejez, llevándole a desear la eterna juventud.
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• Análisis de la época en el que se escribió el libro, la biografía del autor y su obra, así
como de sus influencias.
• Análisis del llamado Síndrome de Dorian Gray, acuñado en el año 2001 por el
psiquiatra B. Brosig (Brosig, Niemeier, & U, 2001), que incluyen caracteristicas
como la dismorfofobia y la gerascofobia o en su menor exposición el Síndrome de
PermaYouth término acuñado en el año 2012 por la psicoterapeuta Eileen Bradbury
• Citas más representativas del libro relacionadas al sindrome.
• Análisis del mercado de la cirugía estética.
• Aplicación de la base psicologica del Síndrome al libro y a la sociedad actual, a través
de la búsqueda de ejemplos en el ambiente de Hollywood.
La sociedad victoriana destacaba por sus grandes contrastes. Gracias al poder de Gran
Bretaña, su dominio y supremacía internacional, se conformó un modelo social marcado por
profundas contradicciones, bajo la apariencia general de progreso y riqueza que, en una
primera visión parecían caracterizarla. De ahí que el término victoriano sea, por una parte,
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sinónimo de prosperidad y progreso mientras que, por otro lado, significa hipocresía y
puritanismo. La visión negativa de lo victoriano se remonta a los mismos años a los que se
refiere y parece que tiene su origen en uno de los más agudos críticos de esa sociedad, el
escritor Bernard Shaw, el cual recogió la opinión de muchos otros que se vieron oprimidos
y, como Oscar Wilde, destruidos por la rigidez de las normas morales de una época que
censuraba todo aquello que no consideraba correcto, en la cual no sólo había que “ser” sino
“parecer”, lo que confería a la sociedad victoriana ese marcado carácter de hipocresía (sobre
todo en materia sexual). Todo giraba en torno a la familia, a la religión y al trabajo. La moral
victoriana derivaba de la religión metodista; el hombre era un pecador que sólo se podría
salvar a través de la fe íntima y que continuamente debía dar signos externos de la pureza de
su fe. (García Tierraseca, 2012, pág. 13)
El propio Wilde se consideraba a sí mismo un esteta, así como asegura Peter Funke
(1972) en su monografía dedicada al escritor irlandés (Funke, (1969 [1972])), desde que su
estancia en la universidad de Oxford despertó en él un amor hacia el esteticismo a las artes
y la belleza. (Zamora Isabel, 2018-2019, pág. 7)
Oscar O’Flahertie Wills Wilde (1854-1900) nació en Dublín en el seno de una familia
acomodada y acostumbrada a estar bajo el ojo público. Su padre era un cirujano respetable
y su madre solía escribir narrativa y poesía y también ejercía de traductora. Cuando el padre
de Oscar Wilde falleció, madre e hijo se mudaron a Londres y se llevaron la biblioteca llena
de clásicos románticos y griegos de su hogar natal con ellos. Su educación fue tan notoria
como el Trinity College de Dublín podía ofrecerle y, más tarde, gracias a una beca, estudió
en Oxford donde ganaría su primer premio literario por su poema narrativo Ravena. Durante
sus cuatro años de universitario, Oscar Wilde fue discípulo del representante del movimiento
esteticista, Walter Pater, de quien aprendió sus principales ideales y los adoptó
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Su primer éxito llegó con El abanico de Lady Windermere en 1891, una comedia social
que sirvió de predecesora a Una mujer sin importancia y Un marido ideal. Durante mucho
tiempo estuvo enamorado de Constance Mary Lloyd (De Villena, Wilde total. La vida, el
mundo, el personaje., 2001). Se casó con ella en 1884 y no fue una boda tan ostentosa como
hubiera querido por motivos económicos, y la mujer se puso a trabajar para que el joven
matrimonio saliera a flote (Zamora Isabel, 2018-2019, pág. 11).
Wilde tardó seis meses en escribir El retrato de Dorian Gray, su obra publicada y
dividida en trece capítulos en una revista mensual de literatura: Lippincott’s Monthly
Magazine. Al mismo tiempo, guiaba a jóvenes poetas decadentes, a restaurantes con
reservados y a una vida de ocio en el Soho londinense con finalidad “estética” (De Villena,
Wilde total. La vida, el mundo, el personaje., 2001). Lo que esconde esa doble vida son
visitas a burdeles en los barrios humildes, regalos a los adolescentes más bellos, ser el
hombre mayor de la relación que no censura sus ideales… Entre ellos, surgiría lord Alfred
Douglas (o Bosie), hijo del marqués de Queensberry, que enamoraría al irlandés e iniciaría
una relación un tanto tóxica de amistad y pasión. El muchacho sería el consentido de Wilde,
caprichoso y déspota, el amante con el que discutía y se reconciliaba sucesivamente, hasta
1895. Lord Queensberry no veía con buenos ojos la relación que mantenían, sobre todo desde
que los rumores de las actividades ociosas de Wilde llegaron a sus oídos (Zamora Isabel,
2018-2019, pág. 11).
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El drama estalló cuando Wilde entabló una querella contra el marqués de Queensberry
(el padre de Lord Alfred, el cual era compañero sentimental de Wilde); el marqués (que
mantenía pésimas relaciones con su hijo) había insultado a Oscar diciéndole que era
sodomita. Todo ello condujo a una serie de querellas. Finalmente Wilde fue declarado
culpable y condenado a dos años de trabajos forzados en la cárcel de Reading. Durante este
tiempo de reclusión escribió un largo poema, La balada de la cárcel de Reading, la cual está
considerada como su obra más sentida y profunda. (García Tierraseca, 2012, pág. 16)
La historia gira en torno a la figura del joven aristócrata Dorian Gray, de ojos azules y
pelo rubio, de ideales puros y personalidad ingenua, que es retratado por su brillante y amigo
pintor Basil Hallward. En el jardín de su mansión en Londres, Hallward presenta a lord
Henry Wotton al hermoso Gray, y de esa reunión surge una extraña amistad basada en el
intercambio de opiniones polémicas, consejos sobre la fugacidad del tiempo y aprovechar al
máximo la juventud; son ideas insertadas en una mente tan joven que surten un efecto radical.
Dorian Gray formula un deseo en voz alta al ver la obra maestra de Hallward y cómo su
juventud se verá plasmada en la pintura, pero no en la vida real, y jura querer ser joven para
toda la eternidad (Zamora Isabel, 2018-2019, pág. 14).
A partir de entonces, las enseñanzas hedonistas de lord Henry —quien no pudo vivirlas
en su día— se convierten en el día a día de Dorian Gray, desde romperle el corazón a su
primer amor por anteponer la belleza del arte a su relación, hasta cometer el asesinato de su
amigo Basil Hallward. Tras invocar una fuerza desconocida al pactar con el retrato, Dorian
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La idea principal de la novela es el intercambio amoral del alma por la eterna juventud,
la persecución de la belleza sin justificar los medios y cómo la persona más cándida puede
corromperse según se expone a las tentaciones del ocio y los placeres carnales (Zamora
Isabel, 2018-2019, pág. 15).
Como hemos podido apreciar a lo largo de su biografía, esta novela consta de una gran
carga de referencias autobiográficas que como el propio autor expuso en su día “Basil
Hallward es lo que creo que soy: Lord Henry lo que el mundo piensa de mí: Dorian lo que
me gustaría ser — en otra época, quizá” (Wilde & Ralph, Carta, 1894).
2.3.1 INFLUENCIAS
Los parecidos entre Dorian Gray y Narciso se evidencian conforme la obsesión por la
belleza también afecta al protagonista de Wilde, hasta el punto de tener que comprobar su
imagen reiteradamente en el retrato que pinta Basil Hallward. Se convierte en una víctima
de su propia imagen, mancillada en el reflejo del cuadro según comete atrocidades, pero que
logra mantenerse íntegra en su cuerpo a raíz del “pacto”. Si bien en el mito clásico Narciso
busca aceptarse a sí mismo al verse reflejado en el arroyo de por vida, Dorian Gray quiere
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conservar la hermosura física que todos a su alrededor alaban, pero que va destruyéndose en
el cuadro (Zamora Isabel, 2018-2019).
Walter Pater no solo fue un maestro en cuanto a teoría para Oscar Wilde, sino que
también elogió su obra y le educó y animó a escribir más prosa. Como cabecilla del
esteticismo, Pater se dio a conocer con su libro ensayístico The Renaissance (1873), donde
plasmaba sus ideas sobre la funcionalidad del arte. Teorizaba acerca de cómo se deben vivir
con intensidad las sensaciones antes de que se desvanezcan y que la felicidad consiste en
aprovechar el máximo posible las sensaciones más fugaces, que resultan ser las mejores y
que se encuentran en el arte y la poesía. Wilde, como su alumno, se refería a The Renaissance
como su “libro dorado”, y a modo de guiño, incorporó en su gran novela, un “libro venenoso”
que atrapa a Dorian Gray. Aunque la estética de la obra fuese decadente, ensalzaba ideas
vitalistas como el Hedonismo, que debe actuar como motor individualista, y el culto a la
Belleza y a la Juventud, hasta el punto de personificarlas. Todas estas ideas se verían
plasmadas en un personaje clave para el desarrollo de El retrato de Dorian Gray: lord Henry
Wotton (Zamora Isabel, 2018-2019).
A través de lord Henry, Wilde recupera la voz de Pater y transmite la idea de que el arte
debe ser libre de cualquier propósito didáctico, actuar independientemente de la moral y ser
bello en sí mismo (Zamora Isabel, 2018-2019).
Tal y como explica Umberto Eco (Eco, 2010): “Bello”- al igual que “gracioso”,
“bonito”, o bien “sublime”, “maravilloso”, “soberbio” y expresiones similares – es un
adjetivo que utilizamos a menudo para calificar una cosa que nos gusta. En este sentido,
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parece que ser bello equivale a ser bueno y, de hecho, en distintas épocas históricas se ha
establecido un estrecho vínculo entre lo Bello y lo Bueno. Pero si juzgamos a partir de
nuestra experiencia cotidiana, tendemos a considerar bueno aquello que no solo nos gusta,
sino que además querríamos poseer (...) (Braut Cannes, 2013).
Umberto Eco nos cuenta a través de su recopilación como el hombre ha ido cambiando
el concepto de belleza a través del tiempo. Desde el comienzo de la humanidad, el hombre
ha expresado que considera bello y nos ha dejado huellas en los diferentes ámbitos y ramas
del arte (Braut Cannes, 2013).
Así pues, nos encontramos en una sociedad obsesionada en su totalidad con el llamado
"canon de belleza". El cual reúne un conjunto de características de lo que la sociedad
convencionalmente ha considerado como "Bonito", "atractivo" o "deseable", sea en una
persona, objeto, paisaje…. Que es históricamente variable y no es común a todas las culturas.
Lo que no da lugar a dudas es que, para cada individuo, para cada grupo social, para cada
raza, para cada época, existe un modo particular y diferente de percepción estética (Braut
Cannes, 2013).
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3.1 QUE ES
Aunque el Síndrome como tal no ha sido reconocido a nivel oficial por la DSM, algunos
de los síntomas que lo caracterizan, como ocurre con el trastorno dismórfico corporal
reconocido oficialmente como trastorno psiquiátrico en 1987 y con la gerascofobia, si que
han sido integrados en dicho manual.
3.2 CARACTERISTICAS
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Procedemos a mencionar las citas más representativas de este Síndrome en el libro “El retrato
de Dorian Gray”, acercando a un posible paralelismo entre la situación de Dorian en el libro
y los pacientes que sufren dicho síndrome en la actualidad,
“Un retrato como éste te situaría por encima de todos los jóvenes ingleses, y
despertaría la envidia de los viejos, si es que los viejos son capaces todavía de alguna
emoción” (Wilde, 2000, pág. 31).
“Tu joven y misterioso amigo, cuyo nombre todavía no me has dicho, pero cuyo
retrato me fascina realmente, no piensa nunca. De eso estoy totalmente seguro. Es alguien
sin cerebro, una hermosa criatura que debería de estar aquí siempre en invierno cuando no
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tenemos flores que mirar, y siempre en verano cuando necesitamos algo para enfriar nuestra
inteligencia”. (Wilde, 2000, pág. 31).
-¿Por qué?
-No, no lo siente ahora. Un día, cuando esté viejo, marchito y feo, cuando los
pensamientos le hayan marcado la frente con sus arrugas y la pasión haya grabado sus
labios con sus horribles fuegos, lo sentirá, y lo sentirá de una manera terrible. Por ahora
vaya donde vaya, seduce usted a todo el mundo. ¿Será siempre así?... Tiene un rostro
maravillosamente bello, Mr Gray. Es cierto, lo tiene. Y la belleza es una forma de Genio:
En realidad, es más elevada que el Genio, porque no necesita ninguna explicación. Es una
de las grandes realidades del mundo, como la luz del sol, o la primavera, o el reflejo en
aguas oscuras de esa concha de plata que llamamos luna. Es imposible ponerla en duda”
(Wilde, 2000, pág. 51).
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“Los cumplidos de Basil Hallward nunca le habían parecido otra cosa que deliciosas
exageraciones debidas a la amistad. Los escuchaba, se reía con ellos y los olvidaba. No
tenían ninguna influencia sobre su carácter. Luego había aparecido Lord Henry Wotton con
su extraño panegírico de la juventud, y la terrible advertencia de su brevedad. En ese
momento, le había conmovido, y ahora, mientras contemplaba la sombra de su propia
belleza, toda realidad de la descripción relampagueó en su mente. Sí, habría un día en que
su rostro se arrugaría y marchitaría, en que sus ojos perderían su brillo y su color, en que
la gracia de su figura se quebraría y deformaría. De sus labios desaparecería el color
escarlata, y el oro huiría de su pelo. La vida que había de moldear su alma estropearía su
cuerpo. Se volvería tosco, horrible, espantoso.” (Wilde, 2000, pág. 55).
“Al pensar en ello, una aguda punzada de dolor lo atravesó como un cuchillo, e hizo
estremecerse cada una de las delicadas fibras de su ser. El color de sus ojos se volvió
amatista, y se velaron con una bruma de lagrimas. Sintió que una mano de hielo se había
posado sobre su corazón”. (Wilde, 2000, pág. 55)
“-¡Qué triste es!- murmuró Dorian Gray, con los ojos todavía clavados en su propio
retrato-. ¡Qué triste es! Me haré viejo, y horrible y espantoso. Pero este retrato permanecerá
eternamente joven. Nunca será más viejo que este concreto día de junio…¡ Si pudiera ser al
revés!¡ Si fuese yo el que permaneciese siempre joven, y el retrato el que envejeciese! ¡Por
eso…por eso…daría cualquier cosa! ¡Sí, no hay nada en todo el mundo que no diese! ¡Hasta
daría mi alma!.” (Wilde, 2000, pág. 56)
“-Tengo celos de todo aquello cuya belleza no muere. Tengo celos de este retrato
mío que has pintado. ¿Por qué ha de conservar solo él lo que yo debo perder? Cada instante
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que pasa me quita algo a mí y le da algo a él. ¡Ojalá fuese al revés! ¡Ojala cambiase el
cuadro y ojalá yo fuese siempre como soy ahora! ¿Por qué lo has pintado? Un día se burlará
de mí… se burlará horriblemente de mí>>. Unas lágrimas ardientes inundaron sus ojos;
apartó bruscamente la mano y, dejándose caer en el diván, hundió su cara entre los cojines,
como si estuviese rezando.” (Wilde, 2000, pág. 56)
“Le invadió una sensación de infinita piedad, no por si mismo, sino por la imagen
pintada de sí mismo. Ya había cambiado, y cambiaría más. Su oro se marchitaría y se
volvería gris. Sus rosas rojas y blancas morirían” (Wilde, 2000, pág. 130).
Por un instante pensó en rezar para que cesase la abominable simpatía existente entre
el cuadro y él. El cuadro había cambiado en respuesta a una plegaria; tal vez en respuesta
a una plegaria podía permanecer inalterable. Y, sin embargo, ¿quién que supiera algo de
la Vida renunciaría a la única posibilidad de permanecer siempre joven, por más fantástica
que esa posibilidad pudiera ser, o por funestas que fuesen las consecuencias?” (Wilde,
2000, pág. 146)
“No, era imposible. Hora a hora, semana a semana, aquella cosa del lienzo
envejecería. Quizá podría escapar al horror del pecado, pero el horror de la edad estaba
aguardándole allí. Las mejillas irían hundiéndose y volviéndose flácidas. Amarillentas patas
de gallo se formarían poco a poco alrededor de los apagados ojos y los volverían horribles.
El pelo perdería su brillo, la boca se abriría o caería, adquiriría un aspecto estúpido o
grosero, como lo es la boca de los viejos, Tendría ese cuello arrugado, esas manos frías y
venosas, ese cuerpo contrahecho que él recordaba en el abuelo que tan severo había sido
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con él durante su infancia. Había que esconder el cuadro. No quedaba otra solución.”
(Wilde, 2000, pág. 166).
“En un punto era más afortunado que el fantástico héroe de la novela. Nunca había
conocido- en realidad nun había tenido razón para conocer- aquel terror, algo grotesco, a
los espejos y a las superficies de metal pulido, e incluso a las aguas dormidas, que se
apoderó desde muy temprana edad del joven parisiense, a raíz de la repentina decadencia
de una belleza que, en otro tiempo, había sido notable.” (Wilde, 2000, pág. 171)
“<<Hace años, cuando sólo era un niño-dijo Dorian Gray, estrujando la flor en su
mano-, me conociste, me halagaste y me enseñaste a presumir de mi belleza. Un día me
presentaste a un amigo tuyo, que me explicó la maravilla de la juventud, mientras me hacías
un retrato que me reveló la maravilla de la belleza. En un momento de locura, del que ni
siquiera ahora se si arrepentirme o no, formulé un deseo, que quizás tú llames plegaria…”.
(Wilde, 2000, pág. 206).
“Dorian, y mientras tocas, cuéntame en voz baja que has hecho para conservar la
juventud. Has de tener algún secreto. Sólo te llevo diez años, y tengo arrugas, y estoy ajado
y amarillo. Tú estas realmente maravilloso, Dorian. Nunca me has parecido tan encantador
como esta noche. Me haces acordarme al día en que te vi por primera vez. Estabas bastante
impertinente, muy tímido y absolutamente extraordinario. Has cambiado, desde luego, pero
no de apariencia. Ojalá me contaras tu secreto. Haría cualquier cosa por recuperar mi
juventud, excepto ejercicio, levantarme pronto o ser respetable. ¡Juventud! No hay nada
como ella.” (Wilde, 2000, pág. 274)
“La tragedia de la vejez no es que uno sea viejo, sino que sea joven” (Wilde, 2000,
pág. 275)
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Tendido en el suelo había un hombre muerto, en traje de etiqueta, con un cuchillo clavado
en el corazón. Estaba ajado, lleno de arrugas y su rostro era repugnante. Solo después de
examinar sus anillos reconocieron quién era". (Wilde, 2000, pág. 283).
Se encuentran pues, en estas citas las características propias del síndrome antes
mencionadas, como son el carácter narcisista, la incapacidad para la maduración psíquica
(demandas del crecimiento y la madurez emocional), la esclavitud de la imagen en el espejo,
las dificultades en la aceptación del proceso del envejecimiento. Por otro lado Henry Wotton
ejemplifica lo influenciable de la juventud, representada hoy en día por los medios de
comunicación, y como esta influencia puede desencadenar en comportamientos compulsivos
como el del uso excesivo de la cirugía estética como un medio “fácil”, que no supone
esfuerzo físico, para alcanzar sus objetivos por funestas que sean las consecuencias sobre su
salud.
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Figura 4-1. Segmentación del Mercado de la cirugía estética (Huerre & Turina-Malard,
2019)
Sobrerrepresentado debido a los precios más altos, Estados Unidos representa el doble
del mercado europeo y el 50% del valor del mercado global. En Asia, la práctica informal y
oculta de los procedimientos estéticos representa un obstáculo importante para medir
fielmente la demanda. No obstante, se estima que Asia representa el 20% del mercado global
y es la zona geografíca más dinámica. (Huerre & Turina-Malard, 2019).
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Figura 4-2.Desglose del mercado de la medicina estética por zona geográfica. (Huerre &
Turina-Malard, 2019)
Por otro lado, nos encontramos los factores demográficos, ya que varios cambios
sociales aumentan la posibilidad de expandir la población objetivo de la medicina estética
(Huerre & Turina-Malard, 2019).
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Por otro lado, las mujeres, pero también los hombres, se inician en los procedimientos
estéticos desde edades más tempranas. Los especialistas de la cirugía estética y las empresas
privadas se han adaptado rápidamente a este sector de pacientes sin explotar atrayéndolos
con "técnicas de embellecimiento" con efectos reversibles, como son los innovadores
rellenos dérmicos (el colágeno es el más usado) y las tecnologías de “skin booster” (Huerre
& Turina-Malard, 2019) (nuevo concepto para la hidratación profunda de la piel que penetra
hasta las capas más profundas de la dermis para mejorarla desde adentro. Tratamiento ideal
para combatir exitosamente los efectos del envejecimiento sin pasar por el quirófano (Mia,
2015), el Ácido Hialuronico es el más representativo).
En Asia, los estándares de belleza demuestran ser ligeramente diferentes de los de EE.
UU. Y Europa. Los pacientes buscan soluciones de control de pigmentación de la piel o
aumento de labios / mejillas. Como esta segunda tendencia requiere altos volúmenes de
inyección, ha aumentado dramáticamente la demanda de rellenos dérmicos (Huerre &
Turina-Malard, 2019).
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muy habitual en Hollywood. No es sorprendente, ya que las actrices están sometidas a una
gran presión social y son juzgadas por su imagen casi a diario.
La década pasada estuvo marcada por cirugías excesivas que han destrozado el rostro y
la expresión de muchas actrices. Vimos cómo Nicole Kidman, Courtney Cox o Meg Ryan
abusaban del bisturí. Todo por el miedo a envejecer.
• UMA THURMAN
• MICHAEL JACKSON
•
Ilustración 4-2. Evolución fotográfica de Michael Jackson.
(https://www.mundotkm.com/mx/lifestyle/251524/la-tienes-dismorfofobia-la-fobia-a-verse-
feos)
• RENEE ZELLWEGER
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• DONATELLA VERSACE
• MICKEY ROURKE
• NICOLE KIDMAN
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• COURTNEY COX
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5 CONCLUSIONES
23
I
6 BIBLIOGRAFÍA
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