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Trigo Represas y López Mesa entienden que en una relación de derecho sustancial, la parte legitimada
activamente es la titular del derecho o interés jurídicamente protegido que ha sido lesionado por un
hecho ilícito culposo o doloso, es decir, quien puede ejercitar la acción de responsabilidad contra el autor
del hecho. La legitimación pasiva, en cambio, se da respecto de la persona contra quien debe proceder el
damnificado: contra el que corresponde ejercitar la acción de responsabilidad.
DAMNIFICADO DIRECTO es el titular de un interés tutelado por el derecho que resulta inmediatamente
lesionado en ese interés por el acto ilícito; generalmente, el damnificado directo es identificado con la
propia víctima del acto ilícito, aunque la noción de damnificado directo excede, en algunas situaciones, a
la de la víctima: el sujeto pasivo del hurto es el tenedor de la cosa, pero el damnificado directo es el
propietario de la misma.
El damnificado directo puede ser una persona física o jurídica, incluso una persona por nacer.
DAMNIFICADO INDIRECTO, en cambio, es el sujeto de derecho que sufre un perjuicio jurídico susceptible
de apreciación pecuniaria, en las cosas de su dominio o posesión o en su persona, derechos y facultades,
como consecuencia de un hecho ilícito cometido contra otra persona; es decir, es quien sufre un daño de
rebote, conforme la terminología elaborada por la doctrina francesa, “dommage par ricochet”.
La figura del damnificado indirecto exige la concurrencia de los siguientes REQUISITOS:
a) Un hecho ilícito civil o penal que afecte directamente la esfera jurídica de una persona (damnificado
directo);
b) Existencia de otra persona (tercero) que sufre un daño propio como consecuencia del hecho ilícito que
afecta a la víctima inmediata;
c) Vínculo legal o contractual entre damnificado directo o indirecto;
d) Una relación de causalidad adecuada entre el hecho ilícito y el daño sufrido por la persona
indirectamente afectada.
DAMNIFICADOS:
El Nuevo Código establece que en caso de daños causados a cosas o bienes, los sujetos legitimados para
reclamar su reparación son :
a) El titular de un derecho real sobre la cosa o bien: El Art. 15 establece que “las personas son titulares
de los derechos individuales sobre los bienes que integran su patrimonio conforme a lo que se establece en
el Código”. Por su parte, el Art. 16 determina que “los derechos referidos en el primer párrafo del art. 15
puede recaer sobre bienes susceptibles de valor económico. Los bienes materiales se llaman cosas. Las
disposiciones referidas a las cosas son aplicables a la energía y a las fuerzas naturales de ser puestas al
servicio del hombre.”
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El derecho real es definido en el Art. 1882 como “…el poder jurídico, de estructura legal, que se ejerce
directamente sobre su objeto, en forma autónoma y que atribuye a su titular las facultades de persecución
y preferencia, y las demás previstas en el Código.”
A su vez, el Art. 1.887 enumera los derechos reales:
Dominio; condominio; propiedad horizontal; conjuntos inmobiliarios; tiempo compartido; cementerio
privado; superficie; usufructo; uso; habitación; servidumbre; hipoteca; anticresis; prenda.
b) El tenedor y el poseedor de buena fe de la cosa o bien. El art. 1.909 establece que hay posesión
cuando una persona por sí o por medio de otra, ejerce un poder de hecho sobre una cosa,
comportándose como titular de un derecho real, lo sea o no.
A su vez, el Art. 1.910 dispone que hay tenencia cuando una persona, por sí o por medio de otra, ejerce
un poder de hecho sobre una cosa y se comporta como representante del poseedor.
Conforme al Art. 1.918 el sujeto de la relación de poder es de buena fe si no conoce, no puede conocer
que carece de derecho, es decir, cuando por un error esencial y excusable está persuadido de su
legitimidad.
Esta norma se vincula con el art. 1.737 que define al daño como toda lesión a un interés no reprobado por
el ordenamiento jurídico, que tengo por objeto a la persona, el patrimonio o a un derecho de incidencia
colectiva.
La norma involucra a toda la nómina de legitimados activos que, en caso de daños a las cosas o bienes,
contemplaban los arts. 1.098/1.110 del Código de Vélez; a saber, dueño, sus herederos, poseedor, mero
tenedor, locatario, comodatario, depositario, acreedor hipotecario, usufructuario o usuario o mero
tenedor con obligación restitutoria.
La norma establece que el legitimado activo tiene derecho a interponer su acción conjunta o
separadamente contra el responsable directo e indirecto.
El responsable directo es quien incumple una obligación u ocasiona un daño injustificado por acción u
omisión (Art. 1.749).
Puede ser una sola persona o un conjunto. En este caso, el legitimado puede interponer su acción
conjunta o separadamente. Si varias personas participan de la producción del daño que tiene una causa
única se aplican las reglas de las obligaciones solidarias; en cambio, si la pluralidad deriva de causas
distintas se aplican las normas de las obligaciones concurrentes (Art. 1.751). En encubridor responde en
cuanto su cooperación ha causado un daño (Art. 1.752).
El responsable indirecto es quien no ha causado el hecho dañoso, pero que aún así responde por un
hecho ajeno que lo compromete. En este supuesto, se encuentra, por ejemplo, la responsabilidad del
principal por el hecho del dependiente.
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Ahora bien, admitida la convivencia de escenarios —y el derecho de opción del damnificado a peticionar
el resarcimiento de los daños en el marco del proceso penal- la independencia de la acción civil no sufre
cambios, toda vez que al pronunciarse sobre la cuestión, el juez penal habrá de juzgar la procedencia de la
pretensión indemnizatoria a la luz de los presupuestos impuestos por el sistema de responsabilidad civil
consagrado en el Código respectivo y conforme los principios que lo informan.
Art 1774 CCCN: Independencia. La acción civil y la acción penal resultantes del mismo hecho pueden
ser ejercidas independientemente. En los casos en que el hecho dañoso configure al mismo tiempo un
delito del derecho criminal, la acción civil puede interponerse ante los jueces penales, conforme a las
disposiciones de los códigos procesales o las leyes especiales.
La redacción del artículo hace explícito el principio de independencia de las acciones de responsabilidad,
al expresar que mediante el ejercicio de las mismas en sus respectivas sedes (en el proceso penal, ante el
juez del fuero y en el proceso civil, ante el juez con esa competencia), se juzgará la responsabilidad penal
del autor del hecho (por la eventual comisión del delito de que se trate) y la responsabilidad civil del
agente (por los daños que de aquél hecho se deriven).
INTERDEPENDENCIA ENTRE LA ACCIÓN CIVIL Y PENAL (ARTS. 1774 y sgtes del CCCN).
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La norma impide al juez civil dictar sentencia de fondo antes que recaiga sentencia en el juicio penal
pendiente.
La sustanciación de la causa penal no impide ni que se promueva la acción civil ni suspende el
procedimiento del juicio civil en ninguna de sus etapas anteriores al pronunciamiento del fallo.
La sentencia penal hace cosa juzgada respecto a sus constataciones sobre DOS CUESTIONES ESENCIALES:
la existencia del hecho principal que constituya el delito.
Por hecho principal debe entenderse todo lo que comprende la imputación desde el punto de vista
objetivo: la materialidad del hecho, la condición de autor del mismo y el carácter delictuoso del hecho
(calificación penal e ilicitud)
la culpa del condenado.
El concepto de culpa del condenado no comprende sólo lo relativo a la relación psicológica (dolo o culpa
en sentido estricto) entre el hecho principal y el autor, sino todo lo que haya fundado la imputación
moral del hecho a su autor material, vale decir, la imputabilidad y la culpabilidad criminal del autor.
Consecuencia:
La sentencia civil no puede desconocer la existencia de la acción y la autoría. También son irreversibles
las decisiones penales condenatorias en cuanto a las demás circunstancias referentes al hecho
principal, como lugar y tiempo en que se produjo el mismo, y en cuanto a la calificación que del mismo
efectúa el juez penal (lesiones graves, homicidio, etc.).
La condena del juez penal impide que, demandado en sede civil, el condenado discuta la culpa en el
evento dañoso; pero nada se opone a considerar en sede civil la existencia de alguna eximente de
responsabilidad civil.
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El artículo 76 quater del Código Penal y la prejudicialidad:
La ley 24.316 introdujo en el sistema del Código Penal el instituto de la suspensión del proceso a prueba,
también conocida como “probation”.
El beneficio de la suspensión del proceso a prueba está limitado a los casos de imputación de delitos de
acción pública cuya escala penal, no exceda de tres años de privación de libertad; trátese de un solo
hecho o varios en concurso real (art. 55 CP), y aún en el caso de que las respectivas escalas se construyan
con una conminación conjunta o alternativa de multa. Por consiguiente, están excluidos del instituto los
delitos cuya escala tuviera prevista pena privativa de libertad superior a tres años o pena de
inhabilitación.
En orden a los requisitos para la concesión de la suspensión, es posible sistematizar los mismos de la
siguiente manera:
Solicitud del imputado.
Ofrecimiento de hacerse cargo de reparar el daño producido por el delito en la medida de lo posible.
Abandono a favor del estado de los bienes que, presumiblemente, resultarían decomisados en caso de
que recayera condena.
Que concurran, en relación al imputado, las condiciones personales que harían procedente, en un caso
de eventual condena, su ejecución en forma condicional.
Conformidad fiscal.
En caso de estar conminada la figura con una pena conjunta o alternativa de multa, el pago del mínimo
de la sanción pecuniaria.
En virtud de lo dispuesto por el art. 76 bis, párrafo 3° y 76 quater, en caso de suspensión del juicio a
prueba y cuando la víctima no aceptase el ofrecimiento reparatorio que realizara el imputado, se declara
habilitada para el damnificado la vía civil correspondiente e inaplicables al caso las reglas de
prejudicialidad de los arts. 1.101 y 1.102 del Código Civil.
La aplicabilidad de este precepto (art. 76 quater) supone que, concedido el beneficio (suspensión del
proceso penal a favor del imputado), en sede civil, podrá existir pronunciamiento sin necesidad de
esperar fallo en sede penal, posibilidad esta última que no se verificará en caso de resultar exitosa la
probation.
B) Supuesto de sentencia penal que establece la inexistencia del hecho, a autoría o de delito:
Art 1777 CCCN: Inexistencia del hecho, de autoría, de delito o de responsabilidad penal. Si la
sentencia penal decide que el hecho no existió o que el sindicado como responsable no participó, estas
circunstancias no pueden ser discutidas en el proceso civil.
Si la sentencia penal decide que un hecho no constituye delito penal o que no compromete la
responsabilidad penal del agente, en el proceso civil puede discutirse libremente ese mismo hecho en
cuanto generador de responsabilidad civil.
La nueva regulación prescinde de hacer referencia a la palabra absolución, con lo que cobra un sentido
más amplio que la norma de Vélez Sarsfield, ya que es comprensiva de todas las resoluciones que
determinan que el hecho no existió o, que el sindicado como responsable no participó.
Si la sentencia penal establece que el hecho no existió o que el sindicado como responsable no participó
en el hecho dañoso, ello hace cosa juzgada y luego el juez civil no puede indagar nuevamente sobre la
existencia del hecho o sobre la participación del demandado en el mismo. La norma recoge la opinión de
la doctrina y la jurisprudencia sobre la materia de una manera simple.
Si la sentencia penal resuelve que un hecho no constituye delito penal, es decir, existió pero no se
subsume en un tipo penal, o que no compromete la responsabilidad penal del agente (por ejemplo no hay
culpabilidad), en el proceso civil puede discutirse libremente ese mismo hecho en cuanto generador de
responsabilidad civil.
En muchos casos, el análisis de la relación de causalidad es lo que determinará si el sujeto imputado es
responsable civil, y aún cuando se trata de un elemento común a ambas responsabilidades, en el ámbito
civil tiene una mayor aplicabilidad.
Las excusas absolutorias son aquellas que excluyen o cancelan la sanción o punibilidad de un hecho. El
acto es objetivamente ilícito e imputable pero no genera responsabilidad penal para su autor. De la
comisión de un delito no se sigue necesariamente una pena ya que existen casos, generalmente
excepcionales, en que no todo lo que merecedor de pena debe recibir castigo.
La norma determina que, por principio general, las excusas absolutorias penales no afectan a la acción
civil (por ejemplo, las injurias reciprocas, los hurtos entre parientes cercanos, etc.).
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IMPEDIMENTO DE REPARACIÓN DEL DAÑO:
Art 1779 CCCN: Impedimento de reparación del daño. Impiden la reparación del daño:
a) la prueba de la verdad del hecho reputado calumnioso;
b) en los delitos contra la vida, haber sido coautor o cómplice, o no haber impedido el hecho pudiendo
hacerlo.
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