Sexo anal: recomendaciones para una práctica segura y placentera
por María Fernanda Ojeda, Colaboradora — 19 de enero de 2020Revisado por Dra. Judith
Elena Martínez Acosta, Colaboradora
Las formas de vivir y experimentar la sexualidad humana son amplias y
diversas. Para tener prácticas sexuales seguras y placenteras es esencial acceder a información confiable que nos permita tomar decisiones informadas. Así mismo, toda práctica sexual debe estar basada en el consentimiento de las personas involucradas.
En este artículo hablaremos sobre las relaciones sexuales anales, un
poco de su historia, algunas recomendaciones para su práctica y los riesgos que conlleva. El sexo anal en la historia En los anales de la historia, se han encontrado evidencia de que el sexo anal es una práctica antigua. En América Latina se han encontrado esculturas de pequeñas figuras humanas que mantienen relaciones sexuales vaginales, anales y orales. Estas figuras pertenecían a sociedades prehispánicas que habitaban el continente americano antes de la conquista y colonización de los españoles (1).
Por ejemplo, se han descubierto en el noroeste de la Ciudad de México,
donde habitó la cultura Tlatilco, pequeñas representaciones de figuras humanas teniendo relaciones sexuales, éstas datan del año 1000 a.C. (1).
También hubo hallazgos en la zona norte de la costa de Perú de
esculturas de figuras humanas teniendo relaciones sexuales orales, vaginales y/o anales. Estas pequeñas figuras pertenecen a la cultura mochica, y datan del año 700 d.C.(1). En Colombia se ha encontrado una pequeña escultura en cerámica de la cultura Tumaco-La Tolita, en la que se representa a un hombre con dilatación anal (1). En lo que respecta a Europa, hay registro de prácticas sexuales anales en la Antigua Roma. Si bien, los historiadores exponen que los romanos eran abiertos a diversas prácticas sexuales, había restricciones para esta práctica según el estatus que tenía una persona en la sociedad, de esta manera, la pasividad en los hombres, es decir, el ser penetrados analmente por otros se consideraba como una acto femenino y reprochable (2). En la Edad Media debido a la influencia de la iglesia católica esta práctica era condenada, pues se consideraba que el sexo debía ser entre hombres y mujeres, y solo con fines reproductivos. Sin embargo, se especula que los clérigos, que se suponían célibes, tenían relaciones sexuales anales (3). En la actualidad esta práctica no se considera reprochable, pero existen tabúes que estigmatizan este tipo de relaciones sexuales, por ejemplo, se cree que solo los hombres homosexuales tienen este tipo de encuentros, dejando de lado las experiencias de parejas heterosexuales o lesbianas. También hay que anotar que la masificación de la pornografía contribuyó a que esta práctica se popularizara. La anatomía del sexo anal Antes de profundizar en las relaciones sexuales anales es importante reconocer y nombrar las partes cuerpo que intervienen para conocer las funciones y características que tiene cada una, estas son:
el ano,
el recto
y el esfínter anal.
El ano es el orificio al final del tubo digestivo, por donde se evacua el
material de defecación. Está compuesto por capas de piel -con terminaciones nerviosas que la hacen especialmente sensible- y por el intestino (4). El recto es la parte final del tubo digestivo y está encima del ano; es una zona poco sensible. Y el esfínter anal, que es un anillo muscular que mantiene cerrado el ano y es controlado por el sistema nervioso autónomo, pero en parte también es posible contraerlo y relajarlo a voluntad (4). ¿Cómo tener relaciones sexuales anales seguras?
Luego de conocer las partes del cuerpo que se involucran directamente
es preciso mencionar algunas pautas para procurar una práctica sexual segura y placentera.
En las relaciones sexuales anales son mayores los riesgos de
transmisión de VIH, en comparación con las relaciones sexuales vaginales u orales (5).
La zona del recto y el ano es especialmente sensible, se pueden
presentar fisuras o desgarros, y se pueden propagar fácilmente Infecciones de Transmisión Sexual, por esto se considera que esta práctica conlleva mayores riesgos. Por lo tanto, es muy importante el uso del condón desde el inicio hasta el final de la penetración anal (5). Tres momentos que permiten una relación sexual satisfactoria
Para garantizar una adecuada penetración anal es necesario (3):
Lubricación: el ano y el recto no segregan fluidos que faciliten la
penetración, por esto la lubricación es fundamental en el sexo anal. Se recomienda el uso de lubricantes a base de agua para que no afecte la calidad del preservativo, también se recomienda su uso para prevenir rupturas en los tejidos internos del recto . El lubricante se usa antes de la penetración con el pene erecto o juguete sexual, y en el ano (3,5). Distensión implica la relajación de la musculatura anal, es decir, del esfínter anal. Se recomienda introducir lentamente un dedo o la punta del pene o juguete sexual, para ensanchar de manera paulatina y progresiva esta parte del cuerpo humano (3). Inicio de la penetración debe ser lenta para permitir que se produzca la dilatación de la musculatura anal y así evitar fisuras(3). Sin lugar a dudas, el uso adecuado del condón es fundamental para una práctica sexual anal segura, así como el uso de lubricantes. En los últimos años se ha extendido la utilización de diferentes tipos de lubricantes, ya sea con efectos anestésicos que disminuyen el dolor al momento de la penetración, o hasta lubricantes que contienen aceite de CBD—componente principal del cannabis (9