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VIOLENCIA DE GÉNERO: DETECCIÓN PRECOZ Y

PREVENCIÓN EN EL AMBITO SANITARIO

ESCOLA VALENCIANA D´ESTUDIS DE LA SALUD

1
1. PRESENTACIÓN

La libertad de las mujeres y la violencia de género como un tema de derechos humanos

No puede haber nada ninguna palabra que identifique mejor los derechos de las mujeres que
esos derechos humanos (derechos de las humanas), no puede haber democracia sin que las mujeres
sean libres, libres en todos y cada uno de los ámbitos de su vida, y no hay mayor justicia
internacional que unir los derechos de las humanas y la democracia, y por todo ello las mujeres que
sufren violencia de género, no tiene ni derechos, no viven en democracia, y tampoco hay una justicia
internacional que vele por las mujeres para que sean ciudadanas de primera con todos los derechos
que deberían llevar los seres humanos al nacer en su ADN.

Es importante demostrar cómo afecta en la salud de las mujeres la violencia de género,


cuáles son sus consecuencias, por qué no se diagnostican antes los síntomas que tiene la violencia
en la salud de las mujeres; las consultas son un espacio privilegiados, es muy posible que las
conozcan de hace tiempo, conozcan a sus familiares e incluso a las personas que viven en la propia
finca, en numerosas ocasiones también conocen al maltratador y pueden sospechar cuando él
siempre la acompaña a la paciente para controlarla y vigilarla; además el personal sanitario, sobre
todo el facultativo tiene la posibilidad de verlas con cierta asiduidad, a veces solas, o las ven, primero
cuando pasan de pediatría a adultas (mayores de 15 años) cuando van a ser mamás, y también
cuando ya son más mayores; por todo esto es el espacio sanitario un lugar donde debería de
detectarse mucho más y así poder derivar a las pacientes a los recursos especializados en violencia
de género o a otras especialidades sanitarias, incluyendo la unidad de Trabajo social, que coordina
en numerosas ocasiones a las pacientes que sufren maltrato para poder evitar la segunda
victimización1 .

Está demostrado que las mujeres que sufren violencia de género asisten más a los centro de
salud, muchas veces sin saber cuál es el problema de encontrarse mal, de no poder dormir, y de no
poder poner nombre a ese malestar, a esa tristeza, a ese dolor, muchas veces dolor que no

1Domínguez Vela, María ―Violencia de género y victimización secundaria‖. Revista Digital de Medicina Psicosomática y Psicoterapia.
Volumen VI Número 1, marzo 2016.
2
relacionan con una situación de maltrato, porque es más doloroso reconocer que el hombre del que te
enamoraste es la causa de esa situación.

Algunos estudios estiman que, debido al gran número de padecimientos que se asocian con
la violencia de pareja, el uso de servicios de atención a la salud es más frecuente entre las mujeres
que sufren maltrato. En todo el mundo, la violencia contra la mujer por parte de la pareja es uno de
los principales problemas que afectan la calidad de vida debido a lesiones serias y otros problemas
concomitantes graves de salud mental, sexual y reproductiva, que pueden perdurar mucho tiempo
después de que ha terminado el maltrato. La mayoría de las mujeres presenta una reacción inmediata
de malestar al ser víctima de violencia. Diversos estudios han demostrado que si las mujeres no
reciben atención, en muchos casos pueden desarrollar diferentes trastornos emocionales como estrés
postraumático, depresión, problemas psicosomáticos, trastornos de ansiedad, alcoholismo o
drogadicción2.

Como veremos a lo largo del curso, hay que ver a la violencia contra la mujer desde una
perspectiva de salud pública, para observar las numerosas dimensiones del fenómeno a fin de
establecer respuestas multisectoriales. Los sistemas sanitarios suelen ser el primer punto de contacto
con las mujeres que son víctimas de la violencia. La información proporcionada por este estudio de la
OMS género y salud en la mujer confirman que si se aumenta la sensibilización de los profesionales
de la salud acerca de la gravedad del problema y sobre el modo en que afecta a la salud de las
mujeres, éstas saldrán antes de esta situación y por lo tanto mejorará su calidad de vida, y su salud.

Veremos cómo la Macroencuestra de violencia contra la mujer 20153 como la violencia de


género tiene numerosas consecuencias sobre la salud física y psíquica de las mujeres afectadas.
Además, estos efectos perduran en el tiempo y en muchas ocasiones no desaparecen aunque la
violencia cese. Las consecuencias pueden ser mortales (homicidio, suicidio) o no mortales (físicas,
mentales y psicológicas, comportamientos de salud perjudiciales, etc.). La Macroencuestra de
Violencia contra la Mujer 2015 pregunta, por el estado de salud de las mujeres encuestadas. Además,
a las mujeres que han sufrido violencia física o sexual de sus parejas o exparejas se les pregunta por
las consecuencias que de las mujeres encuestadas. Además, a las mujeres que han sufrido violencia

2 Utilización de servicios de atención a la salud mental en mujeres víctimas de violencia conyugal Marcela Tiburcio Sainz,1 Guillermina
Natera Rey,2 Shoshana Berenzon Gorn
3 La Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2015

3
física o sexual de sus parejas o exparejas se les pregunta por las consecuencias que estos actos
tuvieron para su salud.

Del total de mujeres que han sufrido violencia física, y/o violencia sexual y/o miedo de su
pareja o expareja, el 42% ha sufrido lesiones a lo largo de su vida como consecuencia de la violencia,
frente al 54% de las europeas que han sufrido violencia. Suponen el 6,5% de las mujeres residentes
en España de 16 o más años.

Con respecto a la percepción subjetiva del estado de salud en el último año, las mujeres que
han sufrido violencia de género tienen una peor percepción del estado de salud. En el caso de las
mujeres que han sufrido violencia física, sexual o miedo de sus parejas o exparejas, el 55,9% dicen
que es bueno o muy bueno, el 13,2% malo o muy malo, y el 30,9% regular. En cambio, las mujeres
que no han sufrido violencia de sus parejas o exparejas afirman en mayor medida que su estado de
salud el último año ha sido bueno o muy bueno (67%).

En la encuesta también se pregunta a todas las mujeres si han sufrido diversos síntomas
relacionados con el estado de salud en los últimos 12 meses. Las mujeres que han sufrido violencia
física, sexual o miedo de sus parejas o exparejas presentan todos los síntomas en mayor medida que
las que nunca han sufrido esta violencia, siendo en todos los casos las diferencias estadísticamente
significativas. Los síntomas de mala salud en los que más diferencias se hayan son:
 La ansiedad o angustia: 53% de las que han sufrido violencia de género frente al 29,5% de
las que no la han sufrido,
 La tristeza porque pensaba que no valía nada: 33,1% frente a 14,9% de las que no sufren
violencia de género,
 Las ganas de llorar sin motivos: 43,3% frente al 24,5% de las que no han sufrido violencia de
género,
 La irritabilidad: 45,7% frente al 26,7% de las no que no han sufrido violencia de género,
 Los cambios de ánimo: 60,8% frente a 41,1% de las no que no sufren violencia de género.

La cuestión de la violencia de género es sobre todo de derechos humanos, como así lo revela
un informe basado en entrevistas realizadas a 42 000 mujeres en los 28 Estados miembros de la

4
Unión Europea (UE)4 que refleja que la violencia contra las mujeres, y en especial la violencia de
género que afecta de un modo desproporcionado a las mujeres, constituye una gran vulneración de
los derechos humanos que la UE no se puede permitir pasar por alto.

Durante 2017 se ha realizado el cribado a 93.959 mujeres, un 14% más que en 2016 (con
82.432 mujeres cribadas). Gracias a ello, en 2017 se han podido identificar 219 casos más que en
2016. Este programa se desarrolla a través de la aplicación SIVIO (el Sistema de Información para la
Detección y Actuación frente a la Violencia de género), un sistema que permite elaborar un informe
detallado sobre la situación de maltrato que vive la paciente.

Del total de casos que han dado positivo tras su valoración como violencia de género durante
2017, el 90,8% ha sido considerado como maltrato psicológico. Por su parte, un 46,6% se ha valorado
como maltrato físico y en el 7% de los casos positivos se ha considerado maltrato sexual, unos
porcentajes que se mantienen estables respecto a los de 2016. Hay que señalar que los casos de
maltrato psicológico engloban también los considerados como maltrato físico y sexual, ya que se dan
ambas condiciones en un mismo caso.

Por otro lado, se ha incrementado el número de informes médicos, que también son partes de
lesiones, remitidos por los profesionales sanitarios, tanto en atención primaria como desde los
servicios de urgencia. Durante el pasado año los profesionales sanitarios enviaron 4.617 partes frente
a los 3.965 emitidos en 20165.

Pinchar en este enlace para consultar Macroencuestra 2015

MACROENCUESTA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER 2015 » Avance de Resultados


MACROENCUESTA DE VIOLENCIA CONTRA LA MUJER 2015

4Violencia de género contra las mujeres: una encuesta a escala de la UE Resumen de las conclusiones. Europe Direct es un servicio
que le ayudará a encontrar respuestas a sus preguntas sobre la Unión Europea.
5 Nota de prensa dela Conselleria de Sanidad Universal y Salut Pública 22/01/2018 - Sanidad registra un aumento del 14% en el

número de mujeres que participan en el cribado de violencia de género

5
2. INTRODUCCIÓN

Este curso viene a dar contestación al mandato que establece la Ley Orgánica 1/2004, de 28
de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Así, el Título I,
denominado Medidas de Sensibilización, Prevención y Detección, tiene un capítulo -el tercero-
dedicado exclusivamente al ámbito sanitario cuyo Artículo 15 llamado Sensibilización y Formación
establece el desarrollo programas de sensibilización y formación continuada del personal sanitario
con el fin de mejorar e impulsar el diagnóstico precoz, la asistencia y la rehabilitación de la mujer en
las situaciones de violencia de género a que se refiere esta Ley.

A su vez el Artículo 16 del mismo capítulo establece que ―En el seno del Consejo
Interterritorial del Sistema Nacional de Salud se constituirá, en el plazo de un año desde la entrada en
vigor de la presente Ley, una comisión contra la Violencia de Género que apoye técnicamente y
oriente la planificación de las medidas sanitarias contempladas en este capítulo, evalúe y proponga
las necesarias para la aplicación del protocolo sanitario y cualesquiera otras medidas que se estimen
precisas para que el sector sanitario contribuya a la erradicación de esta forma de violencia‖.

Como veremos en este curso, la formación del personal sanitario imprescindible para afrontar
con éxito la violencia de género desde el ámbito de la salud. La coordinación de los y las
profesionales es esencial no sólo para atender las consecuencias físicas y psicológicas en las
víctimas de la violencia de género, sino también para el asesoramiento de los derechos y
necesidades una vez confirmada esta situación.

Mientras que muy pocas mujeres víctimas de violencia de género llegan a denunciar, la
inmensa mayoría hace uso del sistema sanitario y del asesoramiento de los servicios sociales para
poder afrontar su situación y en muchas ocasiones las de sus hijos e hijas. Ante el conocimiento del
abuso, deben responder lo más eficazmente posible a las necesidades de las mujeres afectadas,
informándolas sobre la existencia de recursos específicos que respondan a sus necesidades. Resulta
muy relevante para las víctimas una simple información sobre la existencia de servicios
especializados y cómo contactar con ellos. A través de estas recomendaciones, el o la trabajadora
social puede ayudar a reducir el sentimiento de aislamiento y estigmatización que sufren estas
mujeres.

6
Las constantes apariciones de nuevos instrumentos jurídicos y de servicios nos han obligado
a una persistente alerta sobre la eficacia de nuestros recursos. Esto nos ha obligado a construir
nuevos instrumentos de coordinación sobre temas que estaban con esta clase de violencia. Por lo
tanto, sin perjuicio de aquellas otras medidas que sea preciso tomar a quien corresponda en otro nivel
institucional y territorial (como podrían ser campañas públicas de divulgación y sensibilización del
problema y de información a las víctimas a partir de la adolescencia en los centros de enseñanza y
en centros culturales, ayudas económicas inmediatas y provisionales para las víctimas y todas
aquellas medidas que ayuden a hacer asumir a la sociedad que todo el mundo tiene el derecho a no
ser sometido a ningún trato vejatorio o inhumano),

Este curso plasma por escrito cuáles tienen que ser las líneas de actuación, las pautas de
conducta, que deben tener los y las profesionales del ámbito sanitario, cuando se encuentren ante un
problema de violencia de género, se recogen así las funciones más importantes del profesional de
trabajo social como facilitar los recursos y acciones coordinadas e integrales de atención a la mujer,
víctima de violencia, en el momento de crisis, y proporcionar las medidas urgentes y necesarias que
posibiliten la resolución de sus problemas inmediatos. Asegurar que ante un caso de violencia de
género se pueda derivar a la mujer maltratada, con independencia de su situación, pueda a los
servicios especializados para un buen asesoramiento especializado a nivel psicológico, social y
jurídico.

Si nos pasamos en cualquier momento y a cualquier hora por un centro sanitario, veremos
que siempre hay mucha gente, muchas mujeres, la mayoría esperando que algún o alguna
profesional pueda poner nombre a lo que siente, a lo que sufre, a su dolor, a su miedo; la
incertidumbre a lo desconocido suele aumentar cualquier síntoma, sea cual sea el diagnóstico. Poner
nombre a lo desconocido, hacerse pruebas, empezar con un tratamiento, hace que veamos en un
tiempo próximo el fin de esa dolencia, de esa angustia.

Sí además de ver la gente que acude al sistema sanitario, vemos cuantas personas son
hombres y cuantas mujeres y, cuales son las dolencias de esta población, veríamos que hombres y
mujeres sufrimos de manera diferente la misma enfermedad, que… además los síntomas en el mismo
diagnóstico es distinto, la recuperación también lo es, y por supuesto las enfermedades que sufrimos
tienen –en muchas ocasiones- un punto de partida diferente.

7
Las mujeres tienen una esperanza de vida más larga que los hombres en la mayoría de
países, ya que ellos tienen unas tasas de mortalidad más elevadas. Los hombres presentan más
enfermedades graves y mueren antes, mientras que las mujeres viven más tiempo pero con
enfermedades crónicas, discapacidades y peor salud mental. Tanto el género como el sexo se
relacionan con la salud y lo hacen de forma simultánea ya que las personas no viven siendo de un
―género‖ o de un ―sexo‖, sino de ambos a la vez6.

Aunque con frecuencia la introducción de la sensibilidad de género en los estudios de los


determinantes sociales de la salud se ha centrado en muestras constituidas exclusivamente por
mujeres, el sexo y el género son también determinantes de la salud de los hombres. Por tanto, la
investigación sobre las diferencias según sexo y de las desigualdades según género en salud debe
tener en cuenta tanto a las mujeres como a los hombres y, siempre que sea posible, deben realizarse
análisis separados para cada sexo para poder entender la naturaleza del género como un concepto
multidimensional: social, cultural, psicológico, etc.

Como se puede apreciar en el 5º estudio Monográfico de la Sociedad Española de


Epidemiología Investigación sobre género y salud que las doctoras Carme Borrell y Lucía Atrazcoz
coordinan7 el marco de roles que examina generalmente tres roles: la situación laboral*, el estado civil
o de convivencia y la paternidad o maternidad, donde los papeles de esposa y madre son centrales y
el empleo se considera un rol adicional. El género, responsable de miles de muertes en todo el
mundo y existen pocos estudios sobre la repercusión en la salud de la discriminación tanto a nivel
―macro‖, referido a las formas estructurales de la discriminación, como a nivel ―micro‖ midiendo la
discriminación percibida8

Otro ejemplo de la discriminación de las mujeres es la sistemática exclusión de las mismas de


los ensayos clínicos o de estudios relevantes sobre la salud y la enfermedad, asumiendo que los
resultados obtenidos al estudiar los hombres pueden ser extrapolados a las mujeres, cuando no
siempre es así. Las desigualdades de género en la salud no perjudican únicamente a las mujeres.

6 Krieger N.Genders, sexes, and health: what are the connections-and why does it matter? Int J Epidemiol. 2003;32(4):652-7.
7 5ª Monografía de la Sociedad Española de Epidemiología Investigación sobre género y salud Carme Borrell Lucía Atrazcoz
coordinadoras
8 Blanco P, Ruiz-Jarabo C, Garcia de Vinuesa L, Martin-Garcia M. [Partner violence and women's health]. En: Borrell C, García-

Calvente MM, Martí-Boscà V (eds). Informe SESPAS 2004. La salud pública desde la perspectiva de género y clase social. Gac Sanit.
2004;18 Suppl 1:182-8
8
Según Courtenay9 , es necesario tener en cuenta el poder y las desigualdades para entender la
adopción de conductas poco saludables por parte de los hombres.

La sistemática subordinación de las mujeres (patriarcado) requiere, entre otras cosas, la


demostración de la fortaleza física y los hábitos relacionados con la salud por parte de los hombres.
Ellos deben mostrarse saludables de acuerdo con los ideales de masculinidad hegemónica y
dominante, lo que está implícito en la construcción del género masculino y por lo tanto, puede
cambiar según el espacio y el tiempo.

El hombre ―fuerte y sano‖ representa poder y autoridad. La masculinidad hegemónica es la de


un hombre blanco, heterosexual, con nivel de estudios alto y de clase privilegiada. La adquisición de
poder requiere que el hombre rechace el dolor, niegue la debilidad y vulnerabilidad, controle sus
emociones, rechace lo considerado ―femenino‖ y algunos estilos de vida saludables y asuma riesgos.
Ello está relacionado con los estereotipos de feminidad y masculinidad. Así por ejemplo, mientras que
a las mujeres se las considera ―emotivas, sensibles, comprensivas, tiernas y expresivas‖, a los
hombres les corresponde ser ―poco expresivos, competitivos, agresivos, fuertes y dominantes‖10.

Es necesario tener en cuenta que otros ejes de desigualdad, como la clase social, la raza o la
sexualidad, pueden modificar la expresión de la masculinidad. El desarrollo de una identidad
masculina heterosexual tradicional significa la adopción de hábitos insaludables. Podemos citar
algunos ejemplos: el mayor consumo de tabaco y alcohol por parte de los hombres, la adopción de
conductas de riesgo en la conducción de vehículos, la menor realización de prácticas preventivas,
como por ejemplo la aplicación de crema protectora solar, el menor reconocimiento de sus problemas
de salud y por lo tanto la menor realización de visitas a profesionales sanitarios, etc. Por otro lado, las
diversas instituciones también producen y reproducen la construcción del género. Un sector
importante de los hombres realiza los trabajos más peligrosos

En este sentido, los hombres de clases manuales suelen desarrollar trabajos que comportan
más riesgos que las mujeres, siendo más frecuentes en ellos las lesiones por accidentes
ocupacionales. En nuestro país no existe investigación sobre la relación entre ―masculinidad y salud‖,
siendo un tema pendiente para la agenda de investigación en las desigualdades en salud según
género.

9 Courtenay WH.Constructions of masculinity and their influence on men's well-being: a theory of gender and health. Soc Sci Med.
2000;50(10):1385-401
10 Moynihan C. Theories in health care and research: theories of masculinity. BMJ. 1998;317(7165):1072-5

9
Si todo esto lo enlazamos un una de las características más diferenciadas del género como
es la violencia que se ejerce sobre las mujeres, solo por el hecho de ser mujer, podemos apreciar
como al oculto estudio de las características de género y sexo, le dé la vuelca suma otro factor
sociológico a la mala salud de las mujeres que sufren esta violencia de género, que es una
enfermedad ―social‖ de mujeres.

10
3. OBJETIVOS DEL CURSO

 Conocer las causas y las consecuencias de la violencia de género

 Conocer las causas y las consecuencias de la violencia de género que tiene en la salud de
las mujeres que pudieran estar sufriendo maltrato.

 Conocer el círculo de la violencia

 Saber cuáles son los recursos especializados y los derechos de las mujeres que pueden
estar sufriendo este tipo de violencias.

El alumnado será capaz de a la finalización del curso de entender el concepto de la violencia


de género e identificar como se origina. Conocer los tipos de violencia y poder identificar las señales
que pueden manifestarse en la salud de las pacientes en situación de maltrato. Conoce el protocolo
sanitario, la actuación de la fiscalía y de la policía y la protección de la mujer en situación de violencia
de género. Conocer los mensajes, roles y estereotipos a través de los medios de comunicación.
Conocer los recursos para poder derivar a las mujeres que pueden estar sufriendo violencia de
género y a sus hijos e hijas.

Para saber más:

Visualizar vídeo:

50 años de... - La mujer, cosa de hombres (Isabel Coixet)

Visualizar vídeo:

Violencia de género en el ascensor experimento social

11
4. LA DESIGUALDAD DE GÉNERO EN LA SOCIEDA ACTUAL

Según Amnistía Internacional, la violencia contra las mujeres y niñas en todas sus formas –
violencia sexual, maltrato, mutilación genital– es la violación de derechos humanos más intensa y
transversal, está en todos los países, culturas y clases sociales. La trata con fines de explotación
sexual afecta especialmente a mujeres y niñas, que caen en esas redes mediante engaño, coacción o
violencia. Los derechos sexuales y reproductivos también están amenazados, pues se impide a
mujeres y niñas decidir sobre su cuerpo y se las castiga si lo hacen. Los conflictos armados y el auge
del extremismo violento las exponen a graves abusos, como violación, secuestro y esclavitud sexual,
y corren especial peligro cuando se ven forzadas a abandonar su hogar, convirtiéndose
en desplazadas o refugiadas.

La falta de acceso en igualdad a la participación en la vida pública y política hace más difícil
que las voces de las mujeres sean escuchadas, y cuando se atreven a defender sus derechos son
perseguidas, amenazadas, agredidas e incluso pagan con su vida. La impunidad sigue siendo la
norma cuando se trata de abusos cometidos contra los derechos de las mujeres y las niñas. Esta
Organización no Gubernamental pide a todos los estados que asuman su responsabilidad y cumplan
y hagan cumplir los derechos humanos de mujeres y niñas, garantizando la igualdad en la ley y en la
práctica, pide que las leyes y políticas garanticen una protección efectiva de las mujeres y las niñas
de todas las formas de violencia, acaben con la impunidad de sus autores y reparen a las víctimas.
En España, la violencia contra las mujeres es una de las violaciones de derechos humanos más
habitual.

En la actualidad, es imprescindible analizar el tema de los derechos humanos y el de la


violencia de género contra las mujeres desde una perspectiva que ofrezca posibilidades de cambios
culturales, para lo cual hay que toma en consideración que estas temáticas se relacionan
directamente con la distribución desigual del poder en las sociedades, por lo que se requieren
profundas modificaciones en esta área. Asimismo, el cambio social que exige el respeto de los
derechos de las mujeres debe situarlas en el centro de las transformaciones con sus diversas formas
de pensar, sentir y actuar. Sus experiencias históricas y cotidianas se deben tomar en cuenta en la
reformulación del contenido y significado de los derechos humanos, puesto que su definición y su
práctica no deben separarse de la vida concreta de las personas11.

11 Violencia de género: un problema de derechos humanos; Nieves Rico, Consultora de la Unidad Mujer y Desarrollo de la CEPAL.
12
En condiciones de igualdad con los hombres las mujeres gozan de todos los derechos y
libertades, así como al respeto de su autonomía, de acuerdo a la Declaración Universal de Derechos
Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles,
Inhumanos o Degradantes, y la Convención sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer.

Sin embargo, aún pesa el hecho de que el paradigma de los derechos humanos se construyó
a partir del supuesto de que los derechos civiles y políticos individuales encuentran su espacio en la
vida pública, lo que lleva a ignorar las violaciones que ocurren en el seno de la familia. De esta
manera, los delitos contra las mujeres se consideran como tales en la medida en que se aproximan a
las situaciones tipificadas en los códigos y los tratados. Por tal motivo, las mujeres comenzaron a
luchar por la resignificación y ampliación de los derechos reconocidos internacionalmente, de modo
que las relaciones de género se consideren un espacio de expresión de la desigualdad; además, han
planteado la necesidad de hacer una nueva lectura de las esferas pública y privada y, por lo tanto, del
ámbito en que se enmarcan los derechos humanos, ya que esta dicotomización ha limitado la
ciudadanía de las mujeres.

La violencia de género en el hogar constituye una flagrante transgresión de los principios


consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Entre otras cosas, la violencia
contra las mujeres es una violación del derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona
(art. 3); del derecho a no ser sometida a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o
degradantes (art. 5); de la igualdad ante la ley y el derecho a igual protección de la ley (art. 7); del
derecho a recurrir a un tribunal imparcial (arts. 8 y 10); del derecho a circular libremente (art. 13), y de
la libertad de reunión y asociación (art. 20)

La Asamblea General de las Naciones Unidas, en su cuadragésimo séptimo período de


sesiones, concordó en que la violación de los derechos humanos de las mujeres no se limita a los
actos cometidos o amparados directamente por los gobiernos, sino que éstos tienen responsabilidad
social y política por los cometidos por terceros si no han tomado las medidas necesarias para
prevenir, investigar y castigar actos de violencia (Naciones Unidas, 1993c). De acuerdo con este
criterio el Estado pasaría a ser cómplice de los hechos cuando no ofrece a las mujeres la protección
necesaria frente a la violación de sus derechos, así como por actuar en forma discriminatoria al no

13
prevenir y castigar los actos de violencia de género, negando a las mujeres la protección de la ley en
condiciones de igualdad.

De igual manera, la incapacidad del Estado para poner fin a las condiciones sociales,
económicas y culturales que hacen vulnerables a las mujeres ante la violencia de género determina
que sea responsable de ésta, puesto que debe contribuir activamente a erradicar las injusticias y
desigualdades que se manifiestan en las relaciones de género. Sin embargo, la obligación afirmativa
del Estado de proteger los derechos humanos de todos la ciudadanía (mujeres y varones), en toda
circunstancia, no elimina el conflicto que se plantea entre la posibilidad de una intervención estatal
arbitraria en la vida privada de las personas y, por otra parte, el control de todo aquello que impide el
establecimiento de relaciones familiares equitativas; ambas alternativas merecen un análisis detallado
y deben encuadrarse en el marco de las libertades individuales. Debido a que los derechos humanos
son indivisibles, no se pueden reconocer o defender algunos más que otros. Los derechos de las
mujeres deben recibir la misma atención que los demás y en conjunto con aquellos que suelen
considerarse más apremiantes o importantes. La aplicación de un enfoque integrado con respecto a
los derechos humanos es lo único que puede asegurar la existencia real de cada uno de ellos, para
que no se reduzcan a meras categorías formales12.

4.1. El sistema sexo/género

Introducir el género en la historia, es, como dice Joan Scott, ―una nueva historia 13‖. El interés por la
clase social, raza y género apunta:

“La inclusión de “género” intenta alumbrar una historia no androcéntrica, redefiniendo


antiguos problemas, sobre familia y sexualidad. Hará visibles a las mujeres, como
participantes activas, porque el género debe de redefinirse y reestructurarse en
conjunción con una visión de igualdad política y social que comprende no sólo el texto,
sino también la raza y la clase”.

El término "género" apareció primeramente entre las feministas americanas que deseaban
insistir en la cualidad fundamental social de las distinciones basadas en el sexo. La palabra denotaba

12 Violencia de género: un problema de derechos humanos; Nieves Rico, Consultora de la Unidad Mujer y Desarrollo de la CEPAL
13 w. scott, joan, ―el género: una categoría útil para el análisis histórico‖, citado por marta lamas en género y sexualidad adolescente.
la búsqueda de un conocimiento huidizo, de esperanza tuñón pablos y enrique eroza solana
14
rechazo al determinismo biológico implícito en el empleo de términos tales como "sexo" o "diferencia
sexual". "Género" resalta también los aspectos relacionales de las definiciones normativas de la
feminidad. Quienes se preocuparon de que los estudios académicos en torno a las mujeres se
centrasen de forma separada y demasiado limitada en las mujeres, utilizaron el término "género" para
introducir una noción relacional en nuestro vocabulario analítico. De acuerdo con esta perspectiva,
hombres y mujeres fueron definidos en términos el uno del otro, y no se podría conseguir la
comprensión de uno u otro mediante estudios completamente separados. Así, Natalie Davis sugería
en 195714:

“Me parece que deberíamos interesarnos tanto en la historia de las mujeres como de
los hombres, que no deberíamos trabajar solamente sobre el sexo oprimido, del mismo
modo que un historiador de las clases sociales no puede centrarse por entero en los
campesinos. Nuestro propósito es comprender el significado de los sexos, de los
grupos de género, en el pasado histórico. Nuestro propósito es descubrir el alcance de
los roles sexuales y del simbolismo sexual en las diferentes sociedades y periodos,
para encontrar qué significado tuvieron y cómo funcionaron para mantener el orden
social o para promover su cambio‖

El concepto de género, contextualiza la diferencia de roles según el sexo biológico con el que
se nace, y su relación social, que es sin duda una categoría social, por lo que se rechaza las
explicaciones biológicas, del estilo de las que encuentran un denominador común para diversas
formas de subordinación femenina.

Es la creación totalmente social de ideas sobre los roles apropiados para mujeres y hombres.
Género es, según esta definición, una categoría social impuesta sobre un cuerpo sexuado.
Relaciones de género.

En la obra ―La dominación masculina15‖, escrita por el pensador francés Pierre Bourdier, nos
traslada a una inmersión social en el mundo ordenado androcéntricamente que implica relaciones de

14 Zemón Davis, Natalie, Womens History in Transition: The European Ca, en Feminist Studies, 1975-1976, p.90.

15 Bordier, Pierre ―La dominación masculina‖, Anagrama, Barcelona, 2000.


15
dominación, este texto ataca directamente el punto que radica la potencia del orden patriarcal.
Además, el autor manifiesta que el efecto de naturalización de los géneros permite prescindir de
cualquier justificación, de manera que la visión endocéntrica se impone como neutra. Contra el
discurso que se basa en la diferencia biológica entre el hombre y la mujer, como valor ordenado de
los sexos, se manifiesta que la valoración en el orden de los sexos es los que marcan la diferencia
sexual.

Por otro lado, Judith Butler, enemiga visible del pensador francés fija las diferencias de la
interpretación de género, recurriendo a la famosa frase de Simone de Beauvoir de ―no se nace mujer
se llega a serlo‖ de su obra ―El segundo sexo‖16, o sea que si se ―llega a ser‖, sería asumir una
ambigüedad ontológica, no se puede ser género una elección y a la vez una construcción cultural.

Aunque Bourdier, en ―La dominación masculina‖ no habla de rompecabezas ontológico, según este
autor, ―llegar a ser‖ hace alusión a un proceso de socialización, pero lo que sí está claro es que el
resultado es de una ambigüedad ontológica donde se junta la libertad de ―serlo‖, y la elección del
género.

4.2. La violencia contra la mujer, un breve recorrido histórico internacional

La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la


Mujer o CETFDCM (también conocida por sus siglas en inglés CEDAW) es un importante tratado
internacional de las Naciones Unidas firmado en 1979, fruto del trabajo de años realizado por
la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, que fue creada en 1946 por el Consejo
Económico y Social de la ONU.

CEDAW

La CEDAW, por sus siglas en inglés, es la Convención para la Eliminación de todas las
Formas de Discriminación contra la Mujer. Es un instrumento jurídico internacional, aprobado por los
Estados y que los compromete con una serie de obligaciones para con las mujeres17;

16De Beauvoir, Simone, Le Deuxième Sexe, tomo 1 et 2, Gallimard, [1949] 1964.


17 Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer
16
El 18 de diciembre de 1979, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó
la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, que entró
en vigor como tratado internacional el 3 de septiembre de 1981 tras su ratificación por 20 países. En
1989, décimo aniversario de la Convención, casi 100 naciones han declarado que se consideran
obligadas por sus disposiciones.

La Convención está compuesta de una serie de normas y obligaciones aceptadas por todos y
todas. Estas normas básicas— denominadas también derechos humanos—establecen derechos y
libertades mínimas que los gobiernos deben cumplir.

Acompañan a estos derechos la obligación de los gobiernos y los individuos de no infringir los
derechos paralelos de los demás. Estas normas son interdependientes e indivisibles; no es posible
garantizar algunos derechos a costa de otros. La Convención fue aprobada en 1979 por la Asamblea
General de la ONU, entrando en vigor en septiembre de 1981, 30 días después del depósito del
vigésimo instrumento de ratificación. Panamá la ratificó el 22 de mayo de 1981, entrando en vigor el 3
de septiembre del mismo año. Y es a partir de entonces cuando inician nuestras obligaciones como
estado para con la CEDAW.

Diez años más tarde, a través de la Ley 17 de 28 de marzo de 2001, se aprueba el protocolo
facultativo sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. La CEDAW está
regida por tres principios básicos:

1. Igualdad de resultados

2. No discriminación

3. Responsabilidad estatal

Está constituida por un preámbulo que describe por qué es necesaria la CEDAW; y por 30
artículos, organizados en seis partes, que definen cuáles son los actos que constituyen discriminación
contra la mujer; describen la naturaleza de la obligación estatal mediante leyes, políticas públicas y
programas que el Estado debe desarrollar para eliminar la discriminación; especifican las diferentes
áreas en las que los gobiernos están obligados a eliminar la discriminación; describen el
establecimiento y las funciones del Comité de la CEDAW; y tratan principalmente sobre la
administración y otros aspectos de procedimientos para la firma, ratificación, adhesión y
funcionamiento de la Convención.
17
La Convención obliga a los Estados a adoptar medidas de manera muy concreta para
eliminar la discriminación contra las mujeres; permite medidas transitorias de ―acción afirmativa‖ a las
que se les llama también ―medidas especiales de carácter temporal‖, por ejemplo las leyes de cuota
en materia electoral. Reconoce el papel de la cultura y las tradiciones en el mantenimiento de la
discriminación contra las mujeres, y obliga a los Estados a eliminar los estereotipos en los roles de
hombres y mujeres. 7 Define la discriminación y establece un concepto de igualdad sustantiva.
Fortalece el concepto de indivisibilidad de los derechos humanos.

En su preámbulo la Convención reconoce explícitamente que "las mujeres siguen siendo


objeto de importantes discriminaciones" y subraya que esa discriminación viola los principios de la
igualdad de derechos y del respeto de la dignidad humana". Según el artículo 1, por discriminación se
entiende "toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo (...) en las esferas política,
económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera". La Convención afirma positivamente el
principio de igualdad al pedir a los Estados Partes que tomen "todas las medidas apropiadas, incluso
de carácter legislativo, para asegurar el pleno desarrollo y adelanto de la mujer, con el objeto de
garantizarle el ejercicio y el goce de los derechos humanos y las libertades fundamentales en
igualdad de condiciones con el hombre" (artículo 3).

En 14 artículos de la Convención se detalla el programa en pro de la igualdad. La Convención


se concentra en tres aspectos de la situación de la mujer. Por una parte, el de los derechos civiles y la
condición jurídica y social de la mujer, que se abordan pormenorizadamente. Pero además, y a
diferencia de otros tratados de derechos humanos, la Convención se ocupa de los que tienen que ver
con la reproducción humana y con las consecuencias de los factores culturales en las relaciones
entre los sexos.

IV conferencia Mundial sobre la Mujer Beijing 199518

Firmaron los Gobiernos de los 189 países participantes en la Cuarta Conferencia Mundial
sobre las mujeres, reunidos en Beijing en septiembre de 1995.

En la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer de las Naciones Unidas celebrada en Beijing en


septiembre de 1995, se sustituyó la expresión ―derechos de la mujer‖ por la noción de género,

18Declaración y plataforma de acción de Beijing la cuarta conferencia mundial sobre la mujer reunida en Beijing del 4 al 15 de
septiembre de 1995,
18
declaración que en su época marcó un antes y un después porque colocó por primera vez la violencia
contra las mujeres, por el sólo hecho de ser mujeres, en el marco de los derechos humanos,
incluyendo la violencia física, psicológica o sexual así como las amenazas de sufrir violencia en el
contexto familiar, en la comunidad y en el estado, es decir tanto en la vida pública como en la privada.

Será en este año cuando se ―reconozca‖ por parte de la ONU, que la violencia contra las
mujeres y el maltrato de mujeres, la cual es ejercida en todos los ámbitos de la sociedad, constituye
un atentado a los derechos humanos de las mujeres y un problema de salud pública de primera
magnitud que requiere urgente atención y que debe ser penalizado, el cual impide el logro de los
objetivos de igualdad, desarrollo y paz, estableciéndose por primera vez un límite a las costumbres,
tradiciones y religión, de modo que éstas no se pudieran esgrimir como justificación para la
discriminación contra las mujeres o para atentar contra sus vidas y sus derechos fundamentales.

Hay que destacar unos párrafos importantes:

29. Prevenir y eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas

30. Garantizar la igualdad de acceso y la igualdad de trato de hombres y mujeres en la educación y


la atención de salud y promover la salud sexual y reproductiva de la mujer y su educación

31. Promover y proteger todos los derechos humanos de las mujeres y las niñas

La Convención Interamericana

Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, también conocida como la


Convención de Belém do Pará, es la única Convención dirigida exclusivamente a la eliminación de la
violencia contra la mujer. Solicita que los Estados partes actúen con la debida diligencia para
prevenir, investigar y sancionar la violencia contra la mujer y contiene disposiciones detalladas
relativas a las obligaciones de los Estados de promulgar legislación. De conformidad con el artículo 7,
los Estados partes están obligados a:

• adoptar medidas jurídicas para conminar al agresor a abstenerse de hostigar, intimidar o amenazar
a la mujer;

• tomar todas las medidas apropiadas, incluyendo medidas de tipo legislativo, para modificar o abolir
leyes y reglamentos vigentes, o para modificar prácticas jurídicas o consuetudinarias que respalden la
persistencia o la tolerancia de la violencia contra la mujer;

19
• establecer procedimientos legales justos y eficaces para las víctimas; y • establecer los mecanismos
judiciales y administrativos necesarios para asegurar que las víctimas tengan acceso eficaz a un
resarcimiento justo y eficaz.

Convenio de Estambul

El nombre completo es: ―Convenio del consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia
contra la mujer y la violencia doméstica‖

El convenio de Estambul ratificado por España en mayo de 2011, es sin duda el texto
normativo internacional que mejor recoge todos los tipos de violencia que se ejercen sobre mujeres y
niñas, y que debería de haber entrado en vigor de forma general y para España el 1 de agosto de
2014, de conformidad con lo dispuesto en su artículo 75.

Con el Convenio de Estambul se adopta, por vez primera en el ámbito europeo, un Tratado
internacional de carácter vinculante, en materia de violencia contra la mujer y la violencia doméstica,
para hacer frente a la que -también literalmente- se considera ya, una grave violación de los derechos
humanos19.

Ningún otro Tratado de ámbito europeo había identificado y expresado textualmente que la
violencia contra la mujer, es un atentado a los derechos humanos

Se reconoce que la «naturaleza estructural» de la violencia contra la mujer está por tanto,
basada en el género; categoría que motiva la asunción, durante siglos, de unos patrones o
estereotipos de vida y de comportamiento en los que la violencia, se considera como un mecanismo
social con el que se mantiene a las mujeres en una posición de subordinación con respecto a los
hombres.

Por ello, se hace un especial y preocupante reconocimiento, respecto de las mujeres y niñas
expuestas a formas graves de violencia tales como el acoso sexual, la violación, el matrimonio
forzoso, los crímenes cometidos supuestamente en nombre del «honor» o las mutilaciones genitales
(...) y se destacan las violaciones constantes de los derechos humanos, durante y después de los
conflictos armados que afectan a la población civil, y en particular a esas mujeres y niñas, más
expuestas a violencias sexuales generalizadas, y a un aumento potencial y desproporcionado del

19Dª Gemma Gallego .El Convenio de Estambul. Su incidencia en el sistema español de lucha frente a la violencia contra la mujer
Artículo publicado en la "Revista de Jurisprudencia", número 2, el 15 de septiembre de 2015. Consultado en internet agosto 2017
20
riesgo de violencia basada en el género; ello, aun reconociendo que los hombres pueden ser también,
víctimas de violencia doméstica, e incluso en la condición de testigos de violencia dentro de la familia.

De los objetivos del Convenio se describen los siguientes:

a) Proteger a las mujeres contra todas las formas de violencia, y prevenir, perseguir y eliminar la
violencia contra la mujer y la violencia doméstica;

b) Contribuir a eliminar toda forma de discriminación contra la mujer y promover la igualdad real entre
mujeres y hombres, incluyendo el empoderamiento de las mujeres;

c) Concebir un marco global, políticas y medidas de protección y asistencia a todas las víctimas de
violencia contra la mujer y la violencia doméstica;

d) Promover la cooperación internacional para eliminar la violencia contra la mujer y la violencia


doméstica;

e) Apoyar y ayudar a las organizaciones y las fuerzas y cuerpos de seguridad para cooperar de
manera eficaz para adoptar un enfoque integrado con vistas a eliminar la violencia contra la mujer y la
violencia doméstica.»

- De su ámbito de aplicación, dispone el Convenio, que «se aplicará a todas las formas de violencia
contra la mujer, incluida la violencia doméstica, que afecta a las mujeres de manera
desproporcionada» (...) Precepto, que se completa con la redacción del siguiente art.3, en el que se
precisan las «definiciones» que va a manejar el texto, para dejar delimitado su sentido.

a) El Convenio de Estambul, primer Tratado que incorpora ya, expresamente, una definición de
«género»"
b) "El elemento clave de la lucha contra la violencia se halla en la consecución de la igualdad,
«Políticas integradas»" ―Doble compromiso de las Partes "
La naturaleza «pública» de la violencia contra la mujer, impone la necesidad de contrastar
numéricamente sus manifestaciones; impone el doble compromiso de las Partes para:

 Recoger los datos estadísticos detallados pertinentes, a intervalos regulares, sobre los
asuntos relativos a todas las formas de violencia incluidas en el ámbito de aplicación del
presente Convenio;

21
 Apoyar la investigación en los ámbitos relativos a todas las formas de violencia incluidas en el
ámbito de aplicación del presente Convenio -EDL 2011/393212-, con el fin de estudiar sus
causas profundas y sus efectos, su frecuencia y los índices de condena, así como la eficacia
de las medidas tomadas para aplicar el presente Convenio».
c) "Tratamiento de la «Educación»"
Específicamente referido en el Convenio, el tratamiento de la «Educación» que se exige en
su art.14 que parece reproducir el capítulo I de la LO 1/04 específicamente referido al ámbito
educativo, y sus art. 4 a 9 describiendo las obligaciones del sistema (...) con todo un elenco de
medidas, puestas en práctica a la fecha.

Medida esencial, resulta ser igualmente la que acoge el art.15 del Convenio que se refiere a
la formación de profesionales que estén en contacto estrecho con las víctimas; que tiene su precepto
homólogo en la Ley Integral, en el aptdo. j) del art. 2 de la citada LO - "«Protección y apoyo»,
destinados a las víctimas"

d) Derecho material. Derecho procesal. Cooperación Internacional. Migración y asilo


Por último, de especial interés pueden calificarse los Capítulos V a VIII que ahora se tratan,
destacándose las notas que determinan la diferencia del Convenio de Estambul –

e) "Otra de las peculiaridades del Convenio, es arbitrar una completa respuesta sancionadora "
Puede afirmarse que la solución para eliminar la violencia contra la mujer, pasa por asegurar
que, hombres y mujeres, tengan las mismas oportunidades, derechos y responsabilidades, y que su
contribución a la sociedad sea valorada y respetada de idéntica manera, lo cierto es que otra de las
peculiaridades del Convenio, es arbitrar una completa respuesta sancionadora que ordena tipificar
determinadas conductas de violencia contra mujeres y niñas; así, junto a la violencia física,
psicológica o sexual, incluida la violación (arts. 33, 35 y 36) se ordena la tipificación del matrimonio
forzado (art.37); la mutilación genital femenina (art.38) se dispone la tipificación de aborto y la
esterilización forzosos (art.39) y el acoso sexual (art.40). Delitos que, para la mayoría de los Estados
parte, serán "de nuevo cuño" y han de propiciar una reforma de sus respectivos textos penales para
cumplimiento del compromiso adquirido.

f) ―Reglas especiales de competencia"


Junto a la tipificación de tales delitos, y derivado del carácter «transnacional» de algunas de
las figuras penales que se ordena incluir en los Estados parte - piénsese por ejemplo, en la mutilación

22
genital, o el matrimonio forzado, que necesariamente conllevan desplazamientos transfronterizos, de
niñas o adultos (...)- se disponen reglas especiales de competencia, que se detallan en el art.44 y que
ordenan la adopción de las medidas «legislativas o de otro tipo necesarias», para establecer su
competencia con respecto a cualquiera de los delitos previstos en el presente Convenio, cuando la
víctima del delito sea uno de sus nacionales o una persona con residencia habitual en su territorio.

g) ―Mecanismo de cooperación internacional, y en concreto la asistencia judicial en materia


penal "
En coherencia con lo anterior, se articula y exige a las Partes un mecanismo de cooperación
internacional, y en concreto la asistencia judicial en materia penal a los siguientes fines:

 Prevenir, combatir y perseguir todas las formas de violencia incluidas en el ámbito de


aplicación del presente Convenio
 Proteger y asistir a las víctimas;
 Llevar a cabo investigaciones o procedimientos en relación con los delitos establecidos en
virtud del presente Convenio
 Aplicar las sentencias civiles y penales pertinentes dictadas por las autoridades judiciales de
las Partes, incluidas las órdenes de protección.
Los Estados a velar por la puesta en marcha de cualesquiera medidas legislativas en orden a
la persecución y castigo, es destacable, por novedoso, que en relación al proceso penal que se
desarrolle como consecuencia de la comisión de delitos en los que pretenda invocarse la cultura, la
costumbre o la religión (...) se oponga, lo que el Convenio denomina, en su art.42 «la justificación
inaceptable de delitos penales cometidos supuestamente en nombre del "honor"».

Se preceptúa la imposición de sanciones «efectivas, proporcionales y disuasivas» (art. 45 - y


se catalogan hasta nueve circunstancias agravantes de la responsabilidad en la comisión de una acto
de violencia (art.46).

h) "Especialidad del Convenio de Estambul"


Por último, y como especialidad del Convenio de Estambul EDL 2011/393212 frente a otros
tratados, debe ponerse de manifiesto que, en clara coherencia con el resto de su contenido -aplicable
"en tiempo de paz o de conflicto armado"- y lo avanzado de sus postulados, el Capítulo VII depara
una atención específica, que resulta de plena actualidad y aplicación, y que atañe al estatuto de las
mujeres refugiadas:

23
i) "La violencia de género, las violaciones, o la mutilación genital, sean reconocidas como forma
de persecución, a tenor de la normativa del estatuto de los refugiados"
Que la violencia de género, las violaciones, o la mutilación genital, sean reconocidas como
forma de persecución, a tenor de la normativa del estatuto de los refugiados, y a la hora de la
concesión de aquél, y de otorgarle la protección internacional que de ello se deriva.

La Violencia de Género en la normativa española.

Es posible que España sea de los países pocos países que tiene una ley específica de
medidas contra la violencia de género la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de
Protección Integral contra la Violencia de Género y además tenga también una Ley de Igualdad entre
hombre y mujeres Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y
hombres, que más adelante analizaremos.

Pero el primer texto que reconoce la igualdad es la Constitución Española, es cierto que de
una manera muy tibia, y que hay que buscar en muy pocos párrafos, recordemos que cuando se
aprobó la Constitución la ausencia de mujeres era sangrante y que esto tuvo una gran repercusión
en esta Constitución, muchas veces calificada de ―machista‖.20

Esta primera norma del ordenamiento jurídico español declara que ―España se constituye en
un Estado Social y democrático de Derecho, que promulga como valores superiores de su
ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político‖21 .

En el artículo 14 CE aparece, junto al mandato de igualdad y no menos importante, una


prohibición de la discriminación por razón de ―nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra
condición o circunstancia personal o social‖. En relación con esta noción de discriminación, el Tribunal
Constitucional declaró lo siguiente: ―Esta referencia expresa a tales motivos o razones de
discriminación no implica el establecimiento de una lista cerrada de supuestos de discriminación[…],
pero sí representa una explícita interdicción de determinadas diferencias históricamente muy
arraigadas y que han situado, tanto por la acción de los poderes públicos como por la práctica social,

20 El anteproyecto de la Constitución Española fue redactada por Gabriel Cisneros Laborda, Miguel Herrero Domínguez de Miñón, José
Pedro Pérez-Llorca Rodrigo, Gregorio Peces-Barba Martínez, Jordi Solé Tura, Manuel Fraga Iribarne, Miquel Roca i Junyent, miembros
de la Ponencia designada por la Comisión de Asuntos Constitucionales y Libertades Públicas del Congreso de los Diputados, conocidos
como ―Los padres de la Constitución‖.
21 Artículo 1.1 de la Constitución Española de 1978.

24
a sectores de la población en posiciones, no solo desventajosas, sino contrarias a la dignidad de la
persona que reconoce el art. 10.1 CE‖22

El art. 14 CE prohíbe expresamente cualquier discriminación por razón de sexo con el


objetivo de terminar con la situación de inferioridad en la vida de la mujer. Este artículo supuso un
cambio radical ya que en él se plasman tendencias universales a favor de la equiparación de sexos y
el artículo 9.2. Del texto constitucional, aparece recogida la llamada ―igualdad material‖ o ―igualdad
real‖, como un mandato dirigido a los poderes públicos que exige que se promuevan las condiciones
para que la igualdad de los individuos y de los grupos en que se integran sean reales y efectivas. Con
ello, se autoriza al legislador para desarrollar una acción para igualar, más allá de la mera igualdad
formal.
A pesar de esta defensa por la igualdad recogido en la Constitución, la ley orgánica
1/2004, de 28 de diciembre, de medidas de protección integral contra la violencia de género que
pasaremos a comentar más adelante, ha tenido difícil encaje dentro de esta máxima norma, ya que
las medidas que adopta la Ley integral contra la violencia de género tiene su fundamento
constitucional en el artículo 9.2 de la constitución, ya que como hemos visto, exige a los poderes
públicos que remuevan los obstáculos y promuevan las condiciones para hacer efectiva esta
igualdad23.

La aprobación de la Ley integral de medidas contra la violencia de género.

La Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género 24 ha


tenido un gran impacto social en la percepción de los conceptos, causas y posibles soluciones de
este tipo de violencia. ―La Ley parte de la existencia de un modelo de relación entre hombres y
mujeres que, forjado desde un sistema patriarcal de interacción entre los sexos, debe ser cuestionado
para dar paso a otro paradigma de identidad y de relación que se adecue de forma más precisa a

22 STC 59/2008, de 14 de mayo de 2008 (BOE núm. 135, de 4 de junio de 2008), FJ: 5.
23 La prevención y erradicación de la violencia de género. Un estudio multidisciplinar y forense. Martínez García, Elena; Vegas Aguilar,
Juan Carlos
24 La Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, en su artículo 1.1,

establece que «La presente Ley tiene por objeto actuar contra la violencia que, como manifestación de la discriminación, la situación de
desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido
sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia». Esta
fórmula ha sido recogida en muchas de las leyes de las CCAA sobre violencia de género
25
nuestro sistema de convivencia democrática y venga a corresponderse con el orden de los derechos
humanos‖ (Plan Nacional de Sensibilización y Prevención de la Violencia de Género, 2007-2008).

Con todos los votos a favor (320), el Congreso aprobó el 7 de octubre de 2004 el proyecto de
Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. La ley protege a las
mujeres maltratadas por su compañero o ex compañero, agrava las penas a los agresores del sexo
masculino y, en aras del consenso, también a cualquier persona que maltrate a otra "especialmente
vulnerable" con la que conviva (al margen del sexo de ambos).

Esta Ley fue aprobada por unanimidad, algo que no es muy frecuente, así lo recogía una
noticia de prensa25 “Los aplausos estallan antes de que se anuncie el resultado. En el panel luminoso
se leen 320 síes y 320 votos emitidos. Las casillas del no y de la abstención están apagadas. Una
explosión de júbilo y otra de alivio recorren los escaños del PSOE, con sus diputados en pie. El
proyecto de ley orgánica de medidas de protección integral contra la violencia de género queda
aprobado por unanimidad, tal como anunciará instantes después el presidente del Congreso, Manuel
Marín”.

Incorporación de la violencia de género en el marco normativo español

Como hemos visto la Constitución Española proclama en su artículo 1 la igualdad como valor
superior del ordenamiento jurídico y establece en el artículo 14 la no discriminación por razón de sexo
y en el artículo 15 el derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan
ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes26. Corresponde además a los
poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo, y de los
grupos en que se integra, sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su
plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y
social, tal y como se recoge en el artículo 9.2 de la Constitución Española.

A pesar de este anclaje constitucional lo cierto es que no será hasta los años 90, cuando se
aprecie una mayor preocupación del legislador por asistir a la mujer maltratada. De esta forma será a
través de la Ley 35/1995, de 11 de diciembre, de Ayuda y Asistencia a las Víctimas de Delitos
Violentos y contra la Libertad Sexual, de esta manera se estima un cambio de enfoque significativo en

artículo del país del 8 de octubre de 2004 ―EL Congreso aprueba por unanimidad la Ley Integral contra la Violencia de
25

Género‖.http://elpais.com/diario/2004/10/08/sociedad/1097186401_850215.html

26 Zurita Bayona, Jorge, la lucha contra la violencia de género, Revista del Ministerio del Interior, enero-junio, 2013, pp. 63-127.
26
la legislación española para enfrentarse a la violencia contra la mujer. En esta ley se establece un
sistema de ayudas públicas en beneficio de las víctimas de delitos violentos y contra la libertad
sexual. Más adelante a partir de la Ley 1/1996, de 10 enero, de Asistencia Jurídica Gratuita reconoce
a las víctimas de violencia de género el derecho de asistencia jurídica gratuita, no siendo necesario
que acrediten previamente carecer de recursos económicos. Sin embargo esto es especialmente
importante para facilitar la ruptura del círculo de la violencia y la entrada de la mujer maltratada al
sistema público de protección.

De esta manera una de las leyes que se incorpora a nuestro ordenamiento jurídico y, que
tiene un efecto directo en la salud y la mortalidad de las mujeres maltratadas es - sin duda- la Ley
Orgánica 11/1999, de 30 de abril, de modificación del Título VIII del Libro II del Código Penal, que en
su artículo séptimo, da una nueva redacción en el artículo 617.2 e introduce la figura legal
doctrinalmente conocida como alejamiento, quedando redactado de la forma siguiente:

“… los Jueces o Tribunales podrán acordar en sus sentencias, a petición de la


víctima, la prohibición de que el reo se aproxime al ofendido o se comunique con él o
con su familia, así como la prohibición de que el reo vuelva al lugar en que se
hubiere cometido la falta o acuda a aquel en que resida la víctima o su familia”.

Es el artículo 153 CP el que recoge la actuación de los y las profesionales del ámbito
sanitario que emiten el parte de lesiones en los delitos.

“1. El que por cualquier medio o procedimiento causare a otro menoscabo psíquico o
una lesión no definidos como delito en este Código, o golpeare o maltratare de obra a
otro sin causarle lesión, cuando la ofendida sea o haya sido esposa, o mujer que esté o
haya estado ligada a él por una análoga relación de afectividad aun sin convivencia, o
persona especialmente vulnerable que conviva con el autor será castigado con la pena
de prisión de seis meses a un año o de trabajos en beneficios de la comunidad de treinta
y uno a ochenta días y, en todo caso, privación del derecho a la tenencia y porte de
armas de un año y un día a tres años, así como, cuando el Juez o Tribunal lo estime
adecuado al interés del menor o incapaz, inhabilitación para el ejercicio de la patria
potestad, tutela, curatela, guarda o acogimiento hasta cinco años”
27
Actualmente, la herramienta más eficaz para proteger la vida y las salud de las mujeres, una
vez comprobado por la judicatura la violencia sobre la mujer es la Orden reguladora de la orden de
protección de las víctimas de la violencia doméstica, La Ley 27/2003, de 31 de julio que unifica los
distintos instrumentos de amparo y tutela para que, de manera eficaz y coordinada, en una única
resolución judicial se incorporen tanto las medidas cautelares penales sobre el agresor, como las
protectoras de índole civil y social para la víctima. Como veremos el parte de lesiones elaborado por
el personal sanitario es una prueba pericial importante labor en el proceso, para la protección directa
de la mujer maltratada.

Aprobación de la ley integral de medidas de protección contra la violencia de género

La Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la


Violencia de Género, es una piedra angular en la lucha contra este tipo de violencia. Por primera vez
en España se afronta el tema de la violencia de género como un problema estructural y político que
demanda un firme compromiso por parte de todos los poderes públicos y de la ciudadanía.

Son muchas las cuestiones que aborda esta ley, la norma establece una serie de medidas de
protección integral cuya finalidad es prevenir, sancionar y erradicar la violencia de género, así como
prestar asistencia a sus víctimas. Es una ley transversal que recoge, en un sólo cuerpo legal, las
materias relativas a la prevención, la represión, y la atención y reparación a las víctimas, haciendo
referencia a su carácter integral como expresión del reconocimiento de que la violencia de género es
un fenómeno que requiere soluciones multidisciplinares en ámbitos muy diversos. En lo que respeta
al ámbito asistencial, ésta se recoge en su artículo 32.1, afirma:

“los poderes públicos elaborarán planes de colaboración que garanticen la ordenación de


sus actuaciones en la prevención, asistencia y persecución de los actos de violencia de
género, que deberán implicar a las administraciones sanitarias, a la administración de
Justicia, a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, a los servicios sociales y organismos de
igualdad”.

28
No sólo integra medidas estrictamente penales agravando tipos y ampliando la cobertura
penal (Título IV), sino también de medidas de sensibilización, prevención y detección (Título I),
asistencia social, jurídica, psicológica, económica, etc. (Título II), tutela institucional (Título III) y tutela
judicial (Título V).

Igualmente en la Ley integral de medidas contra la violencia de género se encuentran en su


artículo 2 los principios rectores que articulan la pluralidad de medidas que contiene:

 fortalecer las medidas de sensibilización ciudadana de prevención, dotando a los poderes


públicos de instrumentos eficaces en el ámbito educativo, servicios sociales, sanitario,
publicitario y mediático
 consagrar derechos de las mujeres víctimas de violencia de género y así asegurar un acceso
rápido, transparente y eficaz a los servicios establecidos al efecto
 reforzar los servicios sociales de información, de atención, de emergencia, de apoyo y de
recuperación integral, así como establecer un sistema para la más eficaz coordinación de los
servicios ya existentes a nivel municipal y autonómico
 garantizar derechos en el ámbito laboral y funcionarial que concilien los requerimientos de la
relación laboral y de empleo público con las circunstancias de aquellas trabajadoras o
funcionarias que sufran violencia de género
 garantizar derechos económicos para las mujeres víctimas de violencia de género, con el fin de
facilitar su integración social
 impulsar la creación de políticas públicas dirigidas a ofrecer tutela a las víctimas de la violencia
contemplada en la presente ley
 fortalecer el marco penal y procesal vigente para asegurar una protección integral
 coordinar los recursos e instrumentos de todo tipo de los distintos poderes públicos para
asegurar la prevención de los hechos de violencia de género y, en su caso, la sanción
adecuada a los culpables de los mismos
 promover la colaboración y participación de las entidades, asociaciones y organizaciones que
desde la sociedad civil actúan contra la violencia de género
 fomentar la especialización de los colectivos profesionales que intervienen en el proceso de
información, atención y protección a las víctimas

29
 garantizar el principio de transversalidad de las medidas de manera que, en su aplicación, se
tengan en cuenta las necesidades y demandas específicas de todas las mujeres víctimas de
violencia de género.

Dentro de la tutela judicial, se constituyen organismos especializados como los Juzgados de


Violencia sobre la Mujer y la Fiscalía contra la Violencia sobre la Mujer. Asimismo, se crean dos
órganos administrativos, la Delegación Especial del Gobierno contra la Violencia sobre la Mujer y el
Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer, con el fin de impulsar la creación de políticas
públicas dirigidas a ofrecer tutela a las víctimas de violencia de género. Lo más importante, se
recogen expresamente medidas judiciales de protección y de seguridad de las víctimas:

– orden de protección;
– protección de datos y las limitaciones a la publicidad;
– salida del domicilio, alejamiento o suspensión de las comunicaciones;
– suspensión de la patria potestad o la custodia de menores;
– suspensión del régimen de visita;
– suspensión del derecho a la tenencia, porte y uso de armas.

Para el ámbito sanitario se contemplan actuaciones de detección precoz y apoyo asistencial a


las víctimas. Se impulsan programas de sensibilización y de formación a profesionales sanitarios con
la finalidad de mejorar su competencia en el diagnóstico precoz. Se contempla la aplicación de
protocolos sanitarios ante las agresiones violentas de este tipo, y quizá lo más importante, se
concreta en estos protocolos que permite establecer unas reglas para detectar y tratar la violencia de
género.

Muchos son, como vemos los argumentos que justifican la necesidad de la incorporación a la
normativa Española de la Ley integral contra la Violencia de Género, pero la aprobación de esta
norma encendió un debate social, político y doctrinal que planteó numerosas cuestiones de
inconstitucional ante el TC fundadas en el difícil encaje constitucional de algunas medidas
contempladas en esta Ley, concretamente las que establecen diferencias de trato en materia penal 27.

Martínez García, Elena, Vegas Aguilar, Juan Carlos. La prevención y erradicación de la violencia de Género. Un estudio
27

Multidisciplinar.
30
4.3. Ley orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres.

Merece un punto concreto la ley de igualdad para centrar la violencia de género dentro del marco
legal de nuestro país.

Vemos que son dos las leyes que marcan la transformación de nuestra sociedad en los
valores de igualdad y género. Nos referimos a la Ley Orgánica 1/2004, de 29 de diciembre de
Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género y Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo,
para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. 28. Ambas normas suponen, con toda seguridad, un
punto de inflexión que hace imposible el retorno a épocas de silencio anteriores. Pero ni las
desigualdades de género, ni la situación de violencia simbólica contra la mujer enquistada en la
sociedad, pueden erradicarse a golpe de B.O.E.

Con la aprobación de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo para la Igualdad efectiva de


mujeres y hombres, se incorpora una de las leyes más importante para la eliminación de la
discriminación y la desigualdad entre mujeres y hombres. Muchas fueron las voces feministas que
reprocharon que no fuera la ley de igualdad antes que la ley contra la violencia de género, lo cierto es
que nuestro país estaba a años luz de las conquistas de otros países europeos en derechos hacia las
mujeres. Así la ley de igualdad pretende con su articulado regular aquellas situaciones que eliminen
las discriminaciones en muchos de los ámbitos de la vida de las mujeres, es esta ley necesaria, en
educación, en el ámbito laboral, judicial, medios de comunicación, etc…

La Ley modifica numerosas leyes, solo citaremos las que tiene relación directa con este estudio29:

4.4. La concreción en la Comunidad Valenciana

El Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana30, en la nueva redacción después de


la modificación de 2006, modifica el artículo 11, que quedará en la siguiente redacción:

28 LO 1/2004, de 29 de diciembre, de Medidas de Protección integral contra los actos de violencia de género (BOE núm. 313) y LO
3/2007, de 23 de marzo, Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres. (BOE núm.71).
29 Modificaciones que la ley de igualdad introduce en otras leyes vigentes. Consultado en internet el 15/01/2018
30 LEY ORGÁNICA 1/2006, de 10 de abril, de Reforma de la Ley Orgánica 5/1982, de 1 de julio, de Estatuto

31
“Artículo 11. La Generalitat, conforme a la Carta de Derechos Sociales, velará en todo
caso para que las mujeres y los hombres puedan participar plenamente en la vida laboral,
social, familiar y política sin discriminaciones de ningún tipo y garantizará que lo hagan en
igualdad de condiciones. A estos efectos se garantizará la compatibilidad de la vida
familiar y laboral.”

Se aprecia por tanto una especial atención a los derechos sociales que incluye la protección
contra la violencia de género, así se recoge en la nueva redacción del nuevo artículo 10.3:

“…igualdad de derechos de hombres y mujeres en todos los ámbitos, en particular en


materia de empleo y trabajo; protección social contra la violencia, especialmente de la
violencia de género y actos terroristas; derechos y atención social de los inmigrantes con
residencia en la Comunitat Valenciana”.

De la misma manera la Ley 9/2003, de 2 de abril, de la Generalitat, para la Igualdad entre


Mujeres y Hombres31 establece en su artículo 9:

“Que el Gobierno Valenciano financiará en colaboración con las universidades


valencianas, actividades anuales para la promoción de asignaturas y proyectos docentes
con un enfoque de género. Promoción en la Universidad de la igualdad de
oportunidades. Las universidades deben promover la implantación de asignaturas y
realización de proyectos docentes que incorporen la perspectiva de género”.

En materia de violencia de género, se aprecia una actuación bastante discreta en su artículo


37, relativa a los protocolos de coordinación en casos de malos tratos:

La Generalitat adoptará protocolos de actuación cuya finalidad sea garantizar una


actuación coordinada y eficaz de los diversos órganos y entidades que intervengan o

de Autonomía de la Comunidad Valenciana, 2006/4177. http://www.docv.gva.es/datos/2006/04/11/pdf/2006_4177.pdf

32
presten asistencia en los supuestos de malos tratos. Del mismo modo, se promoverán
fórmulas de colaboración con las restantes administraciones públicas valencianas con
competencias en la materia. Se tendrán en cuenta los aspectos ya recogidos en el Plan de
Igualdad de Oportunidades

Ley integral contra la violencia sobre la mujer en el ámbito de la Comunidad


Valenciana32

La ley valenciana amplia conceptos que no hace la ley integral contra la violencia integral de
género estatal, resaltaremos algunos de ellos:

El título preliminar regula los aspectos generales de la ley, como son su objeto, el concepto
de violencia sobre la mujer, de víctima y de agresor, el ámbito de aplicación, un catálogo de
manifestaciones que se entienden constitutivas de violencia sobre la mujer regulada en el artículo 2 y
que recoge el concepto de la violencia sobre la mujer:
“ A los efectos de esta ley, se entiende por violencia sobre la mujer todo comportamiento de acción u
omisión por el que un hombre inflige en la mujer daños físicos, sexuales y/o psicológicos, basado en
la pertenencia de ésta al sexo femenino, como resultado de la situación de desigualdad y de las
relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres; así como las amenazas de tales actos, la
coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la
privada”.

También en el Artículo 3. Manifestaciones de la violencia sobre la mujer En particular y sin


carácter excluyente, la violencia sobre la mujer se enmarca dentro de las siguientes manifestaciones:

1. La violencia física: toda conducta que, directa o indirectamente, esté dirigida a ocasionar daño o
sufrimiento físico sobre la mujer que pueda producir lesiones como eritemas, erosiones, heridas,
hematomas, quemaduras, esguinces, luxaciones, fracturas o cualquier otro maltrato que atente contra
la integridad física de la misma, con resultado o riesgo de lesión o muerte.

32LEY 7/2012, de 23 de noviembre, de la Generalitat, Integral contra la Violencia sobre la Mujer en el Ámbito de la Comunitat
Valenciana. [2012/10997]. DOCV 34453
33
2. La violencia psicológica: toda conducta que atenta contra la integridad psíquica y emocional de la
mujer, mediante amenazas, insultos, humillaciones, coacciones, menosprecio del valor personal o
dignidad, exigencia de obediencia, aislamiento social, culpabilización y privación de libertad. Así
mismo, se considera violencia psicológica toda conducta dirigida a ocasionar daños a bienes de la
víctima, con el objeto de infligir miedo o temor en ésta.

3. La violencia sexual: todas aquellas conductas tipificadas como delito contra la libertad e
indemnidad sexual de la mujer. En general, todos los actos de naturaleza sexual forzada por el
agresor, o consentida por abuso de una situación de prevalimiento o poder por parte del agresor
sobre la víctima, o no consentida por ésta, con independencia de que aquel guarde o no relación
conyugal, de pareja afectiva, de parentesco o laboral con la víctima.

4. Violencia económica: se considera violencia económica, a los efectos de esta ley, toda aquella
limitación, privación no justificada legalmente o discriminación en la disposición de sus bienes,
recursos patrimoniales o derechos económicos, comprendidos en el ámbito de convivencia de la
pareja o en los casos de ruptura de la relación.

5. Mutilación genital femenina u otras prácticas tradicionales y/o culturales nocivas o perjudiciales
para las mujeres y niñas.

6. Trata de mujeres y niñas: se entiende ésta como la captación, el transporte, el traslado, la acogida
o la recepción de mujeres, recurriendo a la amenaza o al uso de

En el tema que nos ocupa la parte más importante a desarrollar de esta ley se encuentra
recogido en el artículo que dedica a la formación en materia de violencia sobre la mujer se recoge en
su artículo 37. El punto 1 de este artículo llama la atención sobre la importancia de la formación
continua, del personal sanitario, que como veremos es clave en la detección y recuperación de la
salud de las mujeres maltratadas.

“La Generalitat impulsara la formación continua y especializada en violencia sobre la


mujer del personal al servicio de la administración, en especial de quienes trabajen o
34
colaboren en la atención y erradicación de este fenómeno, prestando especial importancia
a las profesiones del ámbito judicial, educativo, sociosanitario y policial”.

Este artículo establece los espacios donde se tiene que abordar esta actuación sanitaria, y lo
establece muy claro, tanto en la sanidad pública como en la privada, de esta manera el apartado 4
establece:

“Asimismo, el personal sanitario de las áreas de atención primaria, atención


especializada y servicios de urgencias que, en el desempeño de su trabajo, puedan tener
contacto con posibles víctimas de este tipo de violencia en los centros sanitarios, públicos
o privados, y de servicios sociales, recibirán formación en la materia, enfocada a la
sensibilización y reconocimiento de tales situaciones, con el fin de mejorar la prevención e
impulsar el diagnóstico precoz de estos casos de violencia”

Hay que destacar lo importante que es la detección por el personal sanitario de la violencia de
género en la salud de las mujeres maltratadas, poder detectar el maltrato en este ámbito es prioritario,
cuando las mujeres asisten por problemas de salud, ya se ha llegado tarde a la fase de la prevención,
aquí el maltrato ya se ha producido.

Si hablamos de detección y asistencia a las mujeres en situación de maltrato tenemos que


resaltar siempre lo importante de la actuación sanitaria en el proceso de recuperación de las mujeres
maltratadas.

42.1. “En el ámbito de la Comunitat Valenciana, la Consellería competente en materia de


sanidad garantizará a las mujeres víctimas de cualquier manifestación de violencia
contemplada en la presente ley el derecho a una atención y asistencia sanitaria
especializada y gratuita, hasta el total restablecimiento de su salud, tanto física como
psíquica. La atención sanitaria, tanto en caso de daños físicos como psíquicos, será
extensible también a sus descendientes menores de edad y a las personas tuteladas o
acogidas por la víctima. Todo ello sin perjuicio de las obligaciones de los terceros al pago
del importe de las prestaciones realizadas conforme a la Ley 6/2008, de 2 de junio, de la

35
Generalitat, de Aseguramiento Sanitario del Sistema Sanitario Público de la Comunitat
Valenciana, y demás normativa que resulte de aplicación”.

Como veremos más adelante la comunicación del maltrato es una obligación normativa que
se regula también en la ley, ya que de no hacerlo el personal sanitario incurre en una falta, así:

42.2.“Compete a los y las profesionales, conforme a la Ley de Enjuiciamiento Criminal,


comunicar a la autoridad correspondiente aquellos casos de violencia recogidos en el
artículo 3 de esta ley. La Generalitat fomentará acuerdos de colaboración para seguir los
mismos protocolos de actuación en aquellos casos en que se atiendan a víctimas de
violencia contra la mujer”.

Cuando una mujer va a su Centro de Salud en muchas ocasiones (como veremos) no es consciente
de lo que le está pasando, por eso necesita una atención especial.

42.3. “Para dispensar un trato acorde con la especial sensibilidad que merece la víctima
de este tipo de agresiones, se preservará su intimidad y privacidad, facilitando a la misma,
siempre que sea posible, su estancia en dependencias aisladas o su ingreso en habitación
hospitalaria individual así como la atención y asistencia por parte de personal femenino, si
así lo solicitara”.

El artículo 43 de la ley 7/2012, de 23 de noviembre se hace eco de lo que ya en su artículo


32.3 de la Ley Orgánica 1/2004 de 28 de diciembre, de medidas de protección integral contra la
violencia de género ordena artículo 43.1:

“las Administraciones con competencias sanitarias promoverán la aplicación, la


permanente actualización y la difusión de protocolos que contengan pautas uniformes de
actuación sanitaria, tanto en el ámbito público como privado, y en especial, del Protocolo
aprobado por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Tales protocolos
impulsarán actividades de prevención, detección precoz e intervención continuada a la
mujer sometida a violencia de género o en riesgo de padecerla”.

36
Estos protocolos, como veremos, son las mejores herramientas indispensables para una
buena detección y abordaje en la salud de las mujeres, por eso se recoge también en la ley
autonómica:

43.1. “La Generalitat articulará medidas específicas para la prevención, detección precoz y
atención en caso de violencia sobre la mujer, incluyendo aquellas medidas para el
posterior seguimiento y evaluación de sus consecuencias en la salud de las víctimas. Para
ello, se seguirá en todos los centros sanitarios el protocolo para la atención sanitaria de la
violencia de género (PDA), de la Consellería competente en materia de sanidad, así como
otros programas o protocolos de actuación que sean necesarios para el cumplimiento de
esta ley”.

Como vemos, mucha es la normativa y muchas las herramientas para combatir este
fenómeno social desde el ámbito sanitario, veremos en el recorrido de este trabajo, como su
incumplimiento, la falta de desarrollo y la falta de recursos, hace que no sean eficaces todas las
medidas que aquí se regulan.

Reglamento para el reconocimiento de las indemnizaciones y las ayudas económicas a las


víctimas de violencia sobre la mujer, previstas en la Ley 7/2012, de 23 de noviembre, de
la Generalitat, Integral contra la Violencia sobre la Mujer en el Ámbito de la Comunitat
Valenciana

DECRETO 63/2014, de 25 de abril, del Consell, por el que se aprueba el reglamento para el
reconocimiento de las indemnizaciones y las ayudas económicas a las víctimas de violencia sobre la
mujer, previstas en la Ley 7/2012, de 23 de noviembre, de la Generalitat, Integral contra la Violencia
sobre la Mujer en el Ámbito de la Comunitat Valenciana33.

Artículo único.
Aprobación del reglamento para el reconocimiento de las indemnizaciones y las ayudas
económicas a las víctimas de violencia sobre la mujer, previstas en la Ley 7/2012, de 23 de

33 DECRETO 63/2014, de 25 de abril, del Consell, por el que se aprueba el reglamento para el reconocimiento de las indemnizaciones y
las ayudas económicas a las víctimas de violencia sobre la mujer, previstas en la Ley 7/2012, de 23 de noviembre, de la Generalitat,
Integral contra la Violencia sobre la Mujer en el Ámbito de la Comunitat Valenciana. [2014/3766
37
noviembre, de la Generalitat, Integral contra la Violencia sobre la Mujer en el Ámbito de la Comunitat
Valenciana Se aprueba el reglamento para el reconocimiento de las indemnizaciones y las ayudas
económicas a las víctimas de violencia sobre la mujer, previstas en la Ley 7/2012, de 23 de
noviembre, de la Generalitat, Integral contra la Violencia sobre la Mujer en el Ámbito de la Comunitat
Valenciana, cuyo texto figura como anexo de este decreto.

4.4.1. II Plan de igualdad del Gobierno Valenciano

El Consell aprobó el viernes, 10 de marzo de 2017, el II Plan de Igualdad para acabar con la
discriminación entre hombres y mujeres en la plantilla de la Generalitat. El plan presenta un total de
72 medidas con las que se pretenden alcanzar diez objetivos en el seno de una política integral para
que la Administración valenciana sea un ejemplo de igualdad34.

Dentro del ámbito del empleo público, la Ley 7/2007, de 12 de abril, del Estatuto Básico del
Empleado Público, estableció la obligatoriedad de que las Administraciones Públicas elaboren y
apliquen un plan de igualdad. El posterior texto refundido de la Ley del Estatuto Básico del Empleado
Público de 2015 continúa recogiendo en su disposición adicional séptima esa misma obligación
mediante los instrumentos de negociación colectiva. También la Ley 10/2010, de 9 de julio, de
ordenación y gestión de la Función Pública Valenciana, obligó a elaborar y aprobar un plan de
igualdad en su disposición adicional undécima.

Consecuencia de dicha obligatoriedad fue el I Plan de Igualdad de Mujeres y Hombres de la


Administración de la Generalitat 2010-2012, aprobado mediante acuerdo del Consell de 9 de abril de
2010 por el que se aprobó el Acuerdo de la Mesa Sectorial de Función Pública de 31 de marzo de
2010.

Este II Plan de Igualdad tiene como objetivo general alcanzar la igualdad efectiva en el
empleo público mediante la promoción, el fortalecimiento y el desarrollo de la plena igualdad de trato
y de oportunidades de mujeres y hombres y la eliminación de toda discriminación, directa o indirecta,
por razón de sexo en el ámbito de la Administración de la Generalitat. Para ello el Plan define diez

34II plan de igualdad de mujeres y hombres de la Administración de la Generalitat


38
objetivos específicos y medidas concretas dirigidas a la consecución del objetivo general. Dichas
medidas intervienen fundamentalmente en los siguientes aspectos:

1.- dinamizar el funcionamiento de las Unidades de Igualdad de las Consellerias como órganos
competentes y responsables de su aplicación al personal adscrito a las mismas.
2.- promover la presencia equilibrada de mujeres y hombres en los diferentes órganos colegiados de
participación y representación.
3.- promover la igualdad en el acceso al empleo público y en la promoción y carrera vertical
profesional de la mujer, fomentando la paridad en la distribución por sexos de grupos y subgrupos
profesionales, categorías y colectivos de la Administración de la Generalitat.
4.- eliminar los obstáculos que impiden la participación plena de las mujeres en todos los ámbitos y
niveles de la Administración facilitando la conciliación de mujeres y hombres.
5.- fomentar la formación en igualdad del personal a lo largo de la carrera profesional, en especial de
quienes ocupen puestos directivos y órganos de selección, para hacer efectivo el principio de
igualdad de forma transversal.
6.- conocer en profundidad y corregir las causas que provocan la desigualdad salarial.
7.- atender las situaciones de especial protección referidas a la violencia de género y al acoso sexual
y por razón de sexo, orientación sexual e identidad de género.
8.- fomentar la comunicación en igualdad mediante un lenguaje no sexista e inclusivo, tanto en el
ámbito interno como hacia la ciudadanía.
9.- promocionar la salud laboral de las empleadas públicas desde una perspectiva de género.
10.- fomentar la evaluación periódica de la efectividad del principio de igualdad en sus respectivos
ámbitos de actuación.

4.4.2. Plan de igualdad de la Consellería de Sanidad Universal y Salud Pública

En la RESOLUCIÓN de 9 de junio de 2016, de la consellera de Sanitat Universal i Salut


Pública, por la que se ordena la publicación del I Plan de Igualdad de la Conselleria de Sanitat
Universal i Salut Pública. [2016/4515]35.

La Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres


recoge, en el artículo 46, el concepto y contenido de los planes de igualdad de las organizaciones, y

35 http://www.dogv.gva.es/datos/2016/06/16/pdf/2016_4515.pdf
39
los define como «un conjunto ordenado de medidas, adoptadas después de realizar un diagnóstico de
la situación, tendentes a alcanzar en la empresa y en las organizaciones, la igualdad de trato y de
oportunidades entre mujeres y hombres y a eliminar la discriminación por razón de sexo»,
garantizando el acceso de la representación legal de las trabajadoras y los trabajadores, a la
información sobre el contenido de los planes de igualdad y la consecución de sus objetivos

Ya sabemos que un plan de igualdad, son propuesta temporales que lo que persiguen es
eliminar esas discriminaciones que dentro del ámbito laboral se han diagnosticado por el propio plan,
y que lleva medidas correctoras y un plazo para que sean revisadas e implementadas en un plazo
determinado de tiempo.

Dentro de este plan de igualdad se recogen acciones dirigidas a la mejora en la


sensibilización detección, para que en un plazo de dos años, la temporalidad de cada acción viene
reflejada en el desarrollo del propio plan.

Dentro del Área 6. Detección precoz, prevención y protección de las víctimas de violencia de
género en el entorno laboral

Objetivo 6: Establecer medidas de sensibilización, detección precoz, prevención y protección


de las mujeres víctimas de violencia de género.

Medida 6.1 Establecer procedimiento especialmente ágil que garantice la rapidez de


actuación en la protección a la víctima de violencia de género.

Medida 6.2 Facilitar, entre otras medidas, la movilidad, la reducción de jornada, la


reordenación del tiempo de trabajo, los permisos, los traslados y las excedencias a las víctimas
de violencia de género. Para ello, se promoverán procedimientos ágiles e inmediatos para el
reconocimiento de las situaciones descritas anteriormente.

Medida 6.3 Reservar del puesto de trabajo de origen hasta un máximo de 2 años, ante un
traslado de centro por violencia de género.

Medida 6.4 Divulgar los recursos de atención en materia de violencia de género


existentes en la Generalitat Valenciana.

Medida 6.5 Difundir e impulsar la utilización del Protocolo para la Atención Sanitaria de la
Violencia de Género, en los servicios de atención primaria y especializada.

40
Medida 6.6 Formar y sensibilizar al personal sanitario en la prevención, detección precoz
y atención integral de la violencia de género.

Medida 6.7 Diseñar acciones de sensibilización en el ámbito sanitario de manera


permanente, en especial, coincidiendo con la conmemoración del Día Internacional para la
Eliminación de la Violencia de Género, (25 de noviembre).

Estas son medidas recogidas por primera vez en un plan de igualdad de la Consellería de
Sanidad Universal y Salud Pública, que aunque su ámbito es el laboral, va más allá, ya que recoge
temas de violencia de género para que el personal que en su ámbito laboral puedan tener relación
con mujeres que puedan sufrir esta patología social.

41
5. DEFINICIÓN DE VIOLENCIA DE GÉNERO Y VIOLENCIA DOMÉSTICA

La socialización es el proceso de aprendizaje que se inicia en el nacimiento y continúa a lo


largo de la vida. Así se construyen y modelan las identidades sexuadas que se integran en el mundo
objetivo de una sociedad, lo que serán los valores culturales, normas y patrones de actuación que la
caracteriza36. El proceso de socialización es distinto según el sexo, ya que a las niñas y a los niños se
les inculca modelos de comportamiento y tareas distintas que configuran su identidad sexuada y van
asumiéndose como propios hasta definir socialmente a las personas como mujeres o como hombres.
El origen de la violencia de género estriba en el patrón cultural que sitúa al hombre y a la mujer en
papeles diferentes dentro de la familia.

Las tareas y funciones que la sociedad asigna de forma asimétrica y jerárquica a los hombres
y a las mujeres por razón de su sexo son fruto de la socialización. Hay distintos tipos de roles, pero en
nuestro caso, el rol define las expectativas que se tienen de una persona en razón de su sexo. Son
los roles trasmitidos y aprendidos a lo largo de siglos los que han provocado la división entre trabajo
productivo y trabajo reproductivo. Los estereotipos son ideas simples, pero muy arraigadas, que
determinan los comportamientos y actitudes correctas o incorrectas de hombres y mujeres, y que se
trasmiten mediante la educación, los medios de comunicación, etcétera.

El estereotipo del hombre se asocia a cultura, mente, racionalidad y especialización, fuerza y


mando. El de mujer va unido a naturaleza, cuerpo, irracionalidad, fragilidad, dependencia, sumisión...
La violencia machista nace de la impuesta superioridad de un sexo sobre otro, de los hombres sobre
las mujeres, y afecta a toda la organización de nuestra sociedad. Las personas asumimos
habitualmente las reglas y los comportamientos en la familia y en la escuela, pero los estereotipos se
trasmiten también desde las instituciones políticas y religiosas, y en el medio laboral.

Según el primer informe mundial de la OMS37, la sociedad impone a las mujeres el pensar y
actuar de forma diferente a los hombres. Se espera que ejerzan el papel sexual de manera
―adecuada‖. No hacerlo supone romper, enfrentarse al sistema, y los costes emocionales como la

36 Torres San Miguel, Laura y Antón Fernández, Eva ―Lo que usted debe saber sobre violencia de género‖ cartilla de divulgación nº
21, Obra social Caja España 2005.
37Primer informe mundial salud de las mujeres OMS 2012

42
culpa, el miedo, la soledad y la inestabilidad... son muy altos. Normalmente las mujeres sufren otras
situaciones de desigualdad:

 La falta de reconocimiento y de valoración de su trabajo.


 La imposición de silencio basada en la creencia de que nuestra opinión no es
importante.
 La utilización de un lenguaje sexista que no nombra a las mujeres o que las humilla.
 Cobrar en muchas ocasiones salarios menores que los hombres por trabajos del
mismo valor
 La difusión constante de mensajes publicitarios que nos tratan como objetos
sexuales.

La violencia e identidad masculina son dos cuestiones que se trasmiten unidas. A los niños se
les educa para ser agresivos, para luchar, competir, apoderarse, imponer, conquistar, atacar,
vencer…Romper esa conexión es la clave para eliminar la violencia. A las niñas se les enseña a
ceder, pactar, cooperar, entregar, obedecer, cuidar...

5.1. El sistema sexo/género

Introducir el género en la historia, es, como dice Joan Scott, ―una nueva historia 38‖. El interés
por la clase social, raza y género apunta:

“La inclusión de “género” intenta alumbrar una historia no androcéntrica, redefiniendo


antiguos problemas, sobre familia y sexualidad. Hará visibles a las mujeres, como
participantes activas, porque el género debe de redefinirse y reestructurarse en
conjunción con una visión de igualdad política y social que comprende no sólo el texto,
sino también la raza y la clase”.

El término "género" apareció primeramente entre las feministas americanas que deseaban
insistir en la cualidad fundamental social de las distinciones basadas en el sexo. La palabra denotaba
rechazo al determinismo biológico implícito en el empleo de términos tales como "sexo" o "diferencia

38 w. scott, joan, ―el género: una categoría útil para el análisis histórico‖, citado por marta lamas en género y sexualidad adolescente.
la búsqueda de un conocimiento huidizo, de esperanza tuñón pablos y enrique eroza solana
43
sexual". "Género" resalta también los aspectos relacionales de las definiciones normativas de la
feminidad. Quienes se preocuparon de que los estudios académicos en torno a las mujeres se
centrasen de forma separada y demasiado limitada en las mujeres, utilizaron el término "género" para
introducir una noción relacional en nuestro vocabulario analítico. De acuerdo con esta perspectiva,
hombres y mujeres fueron definidos en términos el uno del otro, y no se podría conseguir la
comprensión de uno u otro mediante estudios completamente separados. Así, Natalie Davis sugería
en 195739:
“Me parece que deberíamos interesarnos tanto en la historia de las mujeres como de
los hombres, que no deberíamos trabajar solamente sobre el sexo oprimido, del mismo
modo que un historiador de las clases sociales no puede centrarse por entero en los
campesinos. Nuestro propósito es comprender el significado de los sexos, de los
grupos de género, en el pasado histórico. Nuestro propósito es descubrir el alcance de
los roles sexuales y del simbolismo sexual en las diferentes sociedades y periodos,
para encontrar qué significado tuvieron y cómo funcionaron para mantener el orden
social o para promover su cambio‖

El concepto de género, contextualiza la diferencia de roles según el sexo biológico con el que
se nace, y su relación social, que es sin duda una categoría social, por lo que se rechaza las
explicaciones biológicas, del estilo de las que encuentran un denominador común para diversas
formas de subordinación femenina.

Es la creación totalmente social de ideas sobre los roles apropiados para mujeres y hombres.
Género es, según esta definición, una categoría social impuesta sobre un cuerpo sexuado.

En la obra ―La dominación masculina40‖, escrita por el pensador francés Pierre Bourdier, nos
traslada a una inmersión social en el mundo ordenado androcéntricamente que implica relaciones de
dominación, este texto ataca directamente el punto que radica la potencia del orden patriarcal.
Además, el autor manifiesta que el efecto de naturalización de los géneros permite prescindir de
cualquier justificación, de manera que la visión endocéntrica se impone como neutra. Contra el
discurso que se basa en la diferencia biológica entre el hombre y la mujer, como valor ordenado de

39 Zemón Davis, Natalie, Womens History in Transition: The European Ca, en Feminist Studies, 1975-1976, p.90.

40 Bordier, Pierre ―La dominación masculina‖, Anagrama, Barcelona, 2000.


44
los sexos, se manifiesta que la valoración en el orden de los sexos es los que marcan la diferencia
sexual.

Por otro lado, Judith Butler, enemiga visible del pensador francés fija las diferencias de la
interpretación de género, recurriendo a la famosa frase de Simone de Beauvoir de ―no se nace mujer
se llega a serlo‖ de su obra ―El segundo sexo‖41, o sea que si se ―llega a ser‖, sería asumir una
ambigüedad ontológica, no se puede ser género una elección y a la vez una construcción cultural.

Aunque Bourdier, en ―La dominación masculina‖ no habla de rompecabezas ontológico,


según este autor, ―llegar a ser‖ hace alusión a un proceso de socialización, pero lo que sí está claro
es que el resultado es de una ambigüedad ontológica donde se junta la libertad de ―serlo‖, y la
elección del género.

5.2. La progresiva delimitación de la violencia de género

La violencia basada en el género42, es como hemos visto una construcción social caracterizada por el
dominio de hombre sobre la mujer que les lleva a la creencia de que las mujeres son seres inferiores
y de su propiedad, por lo tanto con autoridad para utilizar la violencia con el propósito de conseguir
sus fines.
Esta concepción de la violencia generada entre otras por las pensadoras feministas se
recogió en textos normativos nacionales e internacionales, muchos de éstos en el ámbito europeo.
Tal es el caso de las Conferencias Mundial de Beijing en 199543; en el ámbito europeo, Tratado de
Ámsterdam44 y Tratado de Lisboa45, que incorpora la perspectiva de género, de manera transversal
en el ámbito nacional la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral
contra la Violencia de Género46, que recoge este enfoque en su artículo 1 que en concreto afirma:

“Es la manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones


de poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes

41De Beauvoir, Simone, Le Deuxième Sexe, tomo 1 et 2, Gallimard, [1949] 1964.


42 Destacar que el movimiento feminista incorpora la necesidad de hacer frente a una lacra que siega la vida de las mujeres, además,
por una de las personas más próximas a ellas.
43 Informe de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer Beijing, 4 a 15 de septiembre de 1995.
44 www.europarl.europa.eu/topics/treaty/pdf/amst-es.pdf

29 http://noticias.juridicas.com/base_datos/admin/tcceea.html
30 https://www.boe.es/buscar/act.php?id=boe-a-2004-21760
45
sean o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin
convivencia”.

La ley parte por tanto de considerar la violencia de género la primera forma específica de
violencia hacia la Mujer. Es, por tanto, un término más restrictivo que ésta y viene definido en la Ley
Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de medidas de protección integral contra la violencia de género
como:
“Todo acto de violencia física o psíquica, incluidas las agresiones a la libertad sexual,
las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de libertad que, como
manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de
poder de los hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes
sean o hayan sido sus cónyuges, o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas
por relaciones similares de afectividad, aún sin convivencia”.

La violencia de género ha existido siempre y en casi todas las regiones y culturas, pero sólo
recientemente se ha producido un cambio de visión que deja de considerarla como algo normal y
empieza a reconocerla como un problema social y jurídico, que tiene consecuencias graves y en
muchas situaciones irreversibles en la salud de las mujeres. Este proceso, ha conseguido distinguirla
de otras expresiones violentas sobre la mujer, gracias en parte a la preocupación sobre ella de
distintos grupos sociales. Tiene mucha importancia la Convención sobre la Eliminación de todas las
formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW)47, en su recomendación general nº 19, afirmaba
en 1993:
“La violencia contra la mujer es una forma de discriminación que impide gravemente el goce de
derechos y libertades en pie de igualdad con el hombre”.

En definitiva incluye la violencia basada en el sexo, es decir, la violencia dirigida contra la


mujer porque es mujer o que le afecta en forma desproporcionada. Incluye actos que infligen daños o
sufrimientos de índole física, mental o sexual, amenazas de cometer esos actos, coacción y otras
formas de privación de la libertad.

47 The Convention on the Elimination of All Forms of Discrimination against Women CEDAW, adopted in 1979 by the UN General
Assembly.
46
Otro documento importante en esta evolución es la declaración final del II Congreso Mundial
por los Derechos Humanos, celebrado en Viena en 1993, se reconoció la violencia contra las mujeres
en la esfera privada como una violación de los derechos humanos y se declaró que los derechos de
las mujeres son ―parte inseparable, integral e inalienable de los derechos humanos universales‖.

No cabe olvidar una de las definiciones más aceptadas es la de la Asamblea General de la


ONU es la de la Resolución 48/104, 20 de diciembre de 1993, cuya declaración sobre la eliminación
de la violencia contra la mujer especifica:

“La violencia de género es (...) todo acto de violencia basado en el género que tiene
como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las
amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida
pública o en la vida privada. (...) agrupa todas las formas de violencia que se ejercen por
parte del hombre sobre la mujer en función de su rol de género: violencia sexual, tráfico
de mujeres, explotación sexual, mutilación genital, etc. independientemente del tipo de
relaciones interpersonales que mantengan agresor y víctima, que pueden ser de tipo
sentimental, laboral, familiar, o inexistentes”.

La mujer representa más del 51% de la población mundial y, a pesar de los muchos acuerdos
internacionales y diferentes ordenamientos jurídicos que reafirman sus derechos humanos y reiteran
su igualdad, lo cierto es que, del total de personas consideradas pobres o analfabetas en el mundo,
alrededor del 70% son del sexo femenino. La mujer presenta un mayor riesgo de exclusión social que
el hombre, lo que la hace ser más vulnerable y que esta vulnerabilidad conlleve a que, a nivel
mundial, en más del 75% de los casos de violencia conocidos, la víctima sea del sexo femenino.

La importancia que tiene el maltrato machista, esta violencia semi-invisible por producirse la
mayoría de las veces en el seno del hogar por la pareja o expareja en la salud de estas mujeres, ha
sido ampliamente denunciada por este organismo internacional. A mediados de 1985, convocada por
la Asamblea General de las Naciones Unidas, se celebra en Nairobi la Tercera Conferencia Mundial
sobre la Mujer, donde se concluye que lejos de ser una cuestión aislada, abarca toda la esfera de la
actividad humana y se considera la violencia de género como uno de los principales problema de
salud en las mujer que la sufren, trasladando una petición concreta a las autoridades nacionales del
47
desarrollo de programas, la de la formación para todos aquellos profesionales que estén en contacto
con mujeres víctimas en concreto al sector sanitario para ayudarles a reconocer los signos de tal
violencia.
Así llegamos a la Cuarta conferencia de las Naciones Unidas sobre las mujeres donde ya se
tiene incorporado que la igualdad entre las mujeres y los hombres constituye un principio fundamental
y que los derechos de las mujeres y de las jóvenes son inalienables e indivisibles y constituyen una
parte integral de los derechos humanos universales. De esta conferencia se extrae unos de los
párrafos más citados y más orientativos:

Según la declaración de la ONU de 1995 en Pekín, la violencia contra las mujeres:

“Es una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre


hombres y mujeres, que han conducido a la dominación de la mujer por el hombre, la
discriminación contra la mujer y a la interposición de obstáculos contra su pleno
desarrollo. La violencia contra la mujer a lo largo de su ciclo vital dimana especialmente
de pautas culturales, en particular de los efectos perjudiciales de algunas prácticas
tradicionales o consuetudinarias y de todos los actos de extremismo relacionados con la
raza, el sexo, el idioma o la religión que perpetúan la condición inferior que se le asigna
a la mujer en la familia, el lugar de trabajo, la comunidad y la sociedad”.

Directamente relacionado con el trabajo que nos ocupa (el ámbito sanitario y sus
profesionales) interesa destacar la posición de la OMS48 que es la autoridad directiva y coordinadora
de la acción sanitaria en el sistema de las Naciones Unidas dicho entidad es la responsable de
desempeñar una función de liderazgo en los asuntos sanitarios mundiales, configurar la agenda de
las investigaciones en salud, establecer normas, articular opciones de política basadas en la
evidencia, prestar apoyo técnico a los países y vigilar las tendencias sanitarias mundiales. Según la
Organización Mundial de la Salud (OMS) en 199849:

“La violencia es un fenómeno sumamente difuso y complejo cuya definición no puede


tener exactitud científica, ya que es una cuestión de apreciación de lo que son

48 Estudio multipaís de la OMS sobre salud de la mujer y violencia doméstica contra la mujer Organización Mundial de la Salud.
Consultado a través de la página http://www.who.int/es/.
49Informe OMS violencia sobre la mujer de 2013.

48
comportamientos aceptables o inaceptables, o de lo que constituye un daño, está influida
por la cultura y sometida a una continua revisión a medida que los valores y las normas
sociales evolucionan. (…) la cultura desempeña un papel fundamental, al establecer la
frontera entre comportamientos aceptables abusivos y definir la respuesta de la
violencia”.

Precisamente la OMS en uno de sus recientes informes50 concluyó que, estudios realizados
por este organismo internacional el resultado de varios análisis sobre el efecto directo de la violencia
de género y salud sobre el que luego nos detendremos:

“La violencia contra la mujer -especialmente la ejercida por su pareja y la violencia


sexual- constituye un grave problema de salud pública y una violación de los derechos
humanos de las mujeres”.

Me gustaría destacar aquí un texto internacional de suma importancia y de reciente


entrada en vigor, el Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia
contra l las mujeres y la violencia doméstica, el llamado ―Convenio de Estambul‖, ratificado por
España que entró en vigor el 1 de agosto de este mismo año 2014, cuyos objetivos son:

a) proteger a las mujeres contra todas las formas de violencia, y prevenir, perseguir y eliminar
la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica;
b) contribuir a eliminar toda forma de discriminación contra las mujeres y promover la
igualdad real entre mujeres y hombres, incluida mediante la autonomía de las mujeres;
c) concebir un marco global, políticas y medidas de protección y asistencia a todas las
víctimas de violencia contra las mujeres y la violencia doméstica;
d) promover la cooperación internacional para eliminar la violencia contra las mujeres y la
violencia doméstica;
e) apoyar y ayudar a las organizaciones y las fuerzas y cuerpos de seguridad para cooperar
de manera eficaz para adoptar un enfoque integrado con vistas a eliminar la violencia
contra las mujeres y la violencia doméstica;

50InformeOMS: Según Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y el Consejo de Investigaciones Médicas, basado en los
datos de más de 80 países.
49
Es importante este tratado internacional por su juventud, porque a pesar de ser un texto
reciente, se observa cómo se recogen muchas de las recomendaciones recogidas en otras
recomendaciones internacionales sobre la detección y abordaje de la violencia de género que ya
hemos visto en esta materia. Vemos que todavía en la actualidad están vigentes las mismas
peticiones que hace años, ya que la violencia de género por sus características se sigue
produciéndose en todas las partes del mundo y sigue necesitando de la implicación y de la
contundencia de los Estados en materia de prevención y denuncia para poder parar su progresión
y abordar las consecuencias que vemos que son fruto de este maltrato.

El mandato concreto que recoge la formación de profesionales como herramienta de detección se


encuentra en el artículo 15.1, y que dice así:

“Las Partes impartirán o reforzarán la formación adecuada de los profesionales


pertinentes que traten con víctimas o autores de todos los actos de violencia
incluidos en el ámbito de aplicación del presente Convenio, en materia de
prevención y detección de dicha violencia, igualdad entre mujeres y hombres,
necesidades y derechos de las víctimas, así como sobre la manera de prevenir la
victimización secundaria”.

5.3. Violencia domestica

La violencia familiar51 se basa en una dinámica de poder, siendo los dos ejes del desequilibrio
de ese dominio dentro de la familia el sexo y la edad.52, la violencia familiar se produce, por lo tanto,
de forma sistemática a lo largo del tiempo por maltrato de uno de los integrantes de la familia hacia
otros miembros más débiles, que no sólo afectan al género, sino que incluyen también a niños y
niñas, personas ancianas y /o de ambos sexos con discapacidades. Es toda forma de violencia física,
sexual y psicológica que pone en peligro la seguridad o el bienestar de un miembro de la familia, el
recurso a la fuerza física, incluida la violencia sexual, en la familia o en el hogar. En este concepto
incluye el maltrato infantil, el incesto (…) y los abusos sexuales de otro tipo contra cualquier persona
que conviva bajo el mismo techo. En esta modalidad de maltrato queda excluida la violencia en la
pareja, que está definida como violencia de género, como hemos visto.

51 Alberdi, Ines y Matas, Natalia. ―La violencia doméstica. Informe sobre los malos tratos a mujeres en España‖, Barcelona, Obra
Social Fundación, La Caixa, 2002.
52 Fábrega Rúiz, Cristóbal Fco. ―Abordaje jurídico y legal del maltrato infantil‖ Andujar, 17 de noviembre de 2000.

50
Esta es la definición que apuntó en 1999, la unidad de la Comisión Europea encargada de la Igualdad
de Oportunidades cuando elaboró el glosario "100 palabras para la igualdad". 53 En él se definía la
violencia doméstica como:
"toda forma de violencia física, sexual o psicológica que pone en peligro la seguridad
o el bienestar de un miembro de la familia; recurso a la fuerza física o al chantaje
emocional; amenazas de recurso a la fuerza física, incluida la violencia sexual, en la
familia o el hogar. En este concepto se incluyen el maltrato infantil, el incesto (...) y
los abusos sexuales o de otro tipo contra cualquier persona que conviva bajo el
mismo techo".

La violencia domestica tiende a confundirse en ocasiones con la violencia de género por lo


que es conveniente insistir en la diferenciación, que se recoge el artículo 173.2 y lo obvia como:

 Cuando la ejerza la mujer sobre el hombre o mujer que sea o haya sido su cónyuge o sobre
aquella persona que esté o haya estado ligado a ella de forma estable por análoga relación de
afectividad, aun sin convivencia.

 Cuando la ejerza el hombre sobre el varón que sea o haya sido su cónyuge o que esté o haya
estado ligado a él de forma estable por análoga relación de afectividad, aun sin convivencia.

 Cuando la ejerza ya el hombre, ya la mujer, contra descendientes, ascendientes, hermanos/as


por naturaleza, adopción, afinidad o propios del cónyuge o conviviente, menores o incapaces que
con él/ella convivan o que se hallen sujetos a la patria potestad, tutela, cúratela o acogimiento o
guarda de hecho del cónyuge o conviviente, persona amparada en cualquier otra relación por lo
que se encuentra integrada en el núcleo de su convivencia familiar o persona que por su especial
vulnerabilidad se encuentra sometido a la custodia o guarda en centros públicos o privados.

5.4. Violencia domestica no es violencia de género

En efecto, no es lo mismo violencia de género y violencia doméstica porque una apunta a la


mujer y la otra a la familia como sujetos de referencia. Ambas violencias se producen en el medio

53 Rangel Villalobos, María Isabel. ―Origen del Proceso de Visualización de la Violencia contra las mujeres en España‖.
http://www.congresoestudioviolencia.com/2012/articulo03.php
51
familiar propicio al ejercicio de las relaciones de dominio propias de la violencia de género. También
lo es la pareja y, sin embargo, no agota las posibilidades de realización de esa clase de violencia. Son
situaciones de riesgo no ya sólo por la naturaleza y complejidad de la relación afectiva y sexual, por
su intensidad y por su privacidad sino, sobre todo, porque constituyen un espacio privilegiado para el
desarrollo de los roles de género más ancestrales, esos que reservan a la mujer los clásicos valores
de subjetividad, cuidado y subordinación a la autoridad masculina54

Esa confusión de etiquetas, a veces interesada, entre violencia de género y violencia


doméstica, contribuye a perpetuar la probada resistencia social a reconocer que el maltrato a la mujer
no es una forma más de violencia, que no es circunstancial ni neutra sino instrumental y útil en aras
de mantener un determinado orden de valores estructuralmente discriminatorio para la mujer. Una
visión de la realidad que sólo es posible alcanzarla desde una perspectiva de género que, a duras
penas, consigue imponerse en la sociedad y, desde luego, en el Derecho que, en buena medida, no
hace sino reproducir el discurso dominante19. Es significativo, por ejemplo, que la mayor parte de las
declaraciones que se manifiestan interesadas por combatir la violencia de género recojan entre sus
recomendaciones la de sensibilizar a la sociedad para que tome conciencia de la gravedad del
problema y cambie su actitud hacia la violencia que se ejerce contra las mujeres

No obstante, tanto la violencia familiar como la de género proviene de distintos factores, pero
tienen en común la de la interiorización de normas que afectan a agresor y víctima basándose en
unos valores patriarcales que justifican el uso de la violencia para mantener el orden dentro de la
familia mediante la dominación y el control. Siguiendo a Rodríguez de Armenta55 existe una
perspectiva cultural (valores patriarcales que justifican y favorecen la violencia de género) o
estructural (basadas en las desigualdades sociales algunos individuos descargan su agresividad con
la familia o pareja cuando no consiguen alcanzar sus objetivos).

5.4.1. Violencia de Género

54 Tan bien resumidos por Roberto Bergalli/Encarna Bodelón. ―La cuestión de las mujeres...‖ cit. Pág. 54. Véase más ampliamente,
Raquel Osborne. La construcción sexual de la realidad, cit. Págs. 69 ss. Y también, Adriana Bouchot Beltrán. ―La construcción del
género...‖ cit. Págs. 59 ss.
55 Rodríguez de Armenta, Mª José.‖.III Jornadas Estatales sobre Violencia de Género‖. Las Palmas de Gran Canaria. 2008.

http://www.infocop.es/view_article.asp?id=2186
52
El uso de la expresión ―violencia de género‖ es tan reciente como el propio reconocimiento de
la realidad del maltrato a las mujeres. Es significativo que hasta muy avanzado el siglo pasado no se
encuentre ninguna referencia precisa a esa forma específica de violencia en los textos
internacionales, salvo acaso como expresión indeterminada de una de las formas de discriminación
contra la mujer proscrita por la Convención de Naciones Unidas de 1971. Como hemos visto sólo a
partir de los años noventa, comienza a consolidarse su empleo gracias a iniciativas importantes tales
como la Conferencia Mundial para los Derechos Humanos celebrada en Viena en 1993, la
Declaración de Naciones Unidas sobre la eliminación de la violencia contra la mujer del mismo año, la
Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer (1994) o
la Conferencia Mundial de Mujeres de Beijing (1995)56 .

Es una manifestación más de la resistencia que existe a reconocer que la violencia contra las
mujeres no es una cuestión biológica ni doméstica sino de género. Se trata de una variable teórica
esencial para comprender que no es la diferencia entre sexos la razón del antagonismo, que no nos
hallamos ante una forma de violencia individual que se ejerce en el ámbito familiar o de pareja por
quien ostenta una posición de superioridad física (hombre) sobre el sexo más débil (mujer), sino que
es consecuencia de una situación de discriminación intemporal que tiene su origen en una estructura
social de naturaleza patriarcal.

5.4.2. El género se constituye

El género se constituye así en el resultado de un proceso de construcción social mediante el


que se adjudican simbólicamente las expectativas y valores que cada cultura atribuye a sus varones y
mujeres57. Fruto de ese aprendizaje cultural de signo machista, unos y otras exhiben los roles e
identidades que le han sido asignados bajo la etiqueta del género. De ahí, la prepotencia de lo
masculino y la subalternidad de lo femenino. Son los ingredientes esenciales de ese orden simbólico
que define las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres, origen de la violencia de
género.

56 Freixes Sanjuán, Teresa. ―Las normas de prevención de la violencia de género. Reflexiones en torno al marco internacional y
europeo‖ en la Revista Artículo 14, citada. Número 6. Año 2001. Págs. 4 ss.
57 Roberto Bergalli/Encarna Bodelón, siguiendo a Moore. ―La cuestión de las mujeres y el derecho penal simbólico‖. Anuario de Filosofía

del Derecho IX. 1992 . Pág. 53. De modo similar se define el género en el artículo 5 de la Ley del Instituto Nacional de las Mujeres de
México de 12 de enero de 2001, como ―concepto que se refiere a los valores, atributos, roles y representaciones que la sociedad asigna
a hombres y mujeres‖.
53
Esa explicación de la violencia contra las mujeres en clave cultural, no biológica es la que
define la perspectiva de género. Una orientación ideológica que no está generalizada. Por ello, las
regulaciones que la hacen suya, tanto en el orden internacional como en el nacional, acompañan su
articulado de una descripción previa acerca de la violencia que pretenden combatir. La posición
hegemónica del varón garantiza la continuidad de esas expectativas, en la familia o fuera de ella, y se
hace valer a toda costa, a menudo con el recurso a la violencia. Esta no es, pues, una manifestación
de la agresividad ambiental58, ni de la conflictividad propia de las relaciones de pareja, ni de factores
ocasionales como la ingestión de alcohol o drogas u otros como el paro o la pobreza, tal y como
socialmente se quiere hacer creer59, sino que es un medio de valor inestimable para garantizar en
esos y otros escenarios la relación de dominio por parte del hombre.

Podría decirse, en otras palabras, que la violencia contra las mujeres ha evidenciado su
efectividad para corregir la trasgresión y garantizar la continuidad de un orden tradicional de valores
impuesto por razón del género. Las relaciones de pareja o de convivencia familiar son sólo un
escenario privilegiado de esa violencia pero no pueden –ni deben- acaparar la multiplicidad de
manifestaciones que se ocultan bajo la etiqueta de violencia de género. El reduccionismo a que
conduce esa equiparación es necesariamente negativo porque enmascara la realidad de un maltrato
que victimiza a la mujer por el hecho de serlo, más allá de sus relaciones personales de afecto o
sexuales, esto es, cuando transcurren en el ámbito profesional o laboral o social en su sentido más
amplio. En definitiva, la violencia contra las mujeres se evidencia como un modelo de violencia útil
para la continuidad de las representaciones de género.

La importancia de la diferencia entre violencia de género y violencia doméstica.

Por todo lo expuesto es importante dejar patentes las diferencias entre la violencia de género
y la violencia doméstica, para poder analizar mejor como la violencia de género, es aquella violencia
que se ejerce sobre las mujeres solo por la condición de ser mujeres, ―la violencia de género es la
que ejercen los hombres sobre las mujeres (física, psicológica o sexualmente), por el sólo hecho de
ser mujer. Es la violencia más extendida en la humanidad. Las cuatro condiciones que debe cumplir
para ser violencia de género son:

58 Mirentxu Corcoy Bidasolo. ―Violencia en el ámbito familiar de los inmigrantes‖. Libro Homenaje a Gonzalo Rodríguez Mourullo, cit.
Pág. 1230.
59 Resolución 1990/15 del Consejo Económico y Social de 24 de mayo de 1990 en el que se declaraba que ―la violencia contra la mujer

en la familia y en la sociedad se ha generalizado y trasciende las diferencias de ingresos, clases sociales y culturas...‖
54
 El agresor siempre es un hombre
 La víctima: siempre es una mujer.
 La causa: las relaciones de poder entre los sexos por la socialización genérica (dominación
del hombre y sumisión de la mujer).
 El objetivo: el control y el dominio de las mujer‖60

Por eso la importancia de la ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de


Protección Integral contra la Violencia de Género lo recoge en su Artículo 161 dice:

”La presente Ley tiene por objeto actuar contra la violencia que, como manifestación de la
discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las
mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes
estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia”.

Pero la ley española de Violencia de Género no contempla ciertos tipos de agresión contra la
mujer que sí que recoge el Convenio de Estambul ratificado por España en 2014 62. La ley española
solo recoge uno de los tipos de violencia machista, que es la que sufren las mujeres en su relación de
pareja o expareja, y que es la que agresiones y asesinatos produce, como ya veremos a lo largo de
este trabajo. El Convenio de Estambul sí que introduce en su articulado otro tipo de violencia sobre
las mujeres, como son los matrimonios forzosos, las mutilaciones genitales femeninas, la trata, el
aborto y la esterilización forzosa, el acoso sexual, la violencia sexual o incluso la asistencia,
complicidad o tentativa de algunos de estas acciones:

ARTÍCULO 3. Definiciones

A los efectos del presente Convenio:

a) Por «violencia contra la mujer» se deberá entender una violación de los derechos humanos
y una forma de discriminación contra las mujeres, y se designarán todos los actos de violencia

60 Mujeres para la salud (consultado enero 2018)

61 Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.

62Instrumentode ratificación del Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra la mujer y la
violencia doméstica, hecho en Estambul el 11 de mayo de 2011. BOE 137, 6 de junio de 2014
55
basados en el género que implican o pueden implicar para las mujeres daños o sufrimientos de
naturaleza física, sexual, psicológica o económica, incluidas las amenazas de realizar dichos actos, la
coacción o la privación arbitraria de libertad, en la vida pública o privada; b) Por «violencia
doméstica» se entenderán todos los actos de violencia física, sexual, psicológica o económica que se
producen en la familia o en el hogar o entre cónyuges o parejas de hecho antiguos o actuales,
independientemente de que el autor del delito comparta o haya compartido el mismo domicilio que la
víctima;

c) Por «género» se entenderán los papeles, comportamientos, actividades y atribuciones


socialmente construidos que una sociedad concreta considera propios de mujeres o de hombres;
d) Por «violencia contra la mujer por razones de género» se entenderá toda violencia contra
una mujer porque es una mujer o que afecte a las mujeres de manera desproporcionada; e)
Por «víctima» se entenderá toda persona física que esté sometida a los comportamientos
especificados en los apartados a y b; f)

El término «mujer» incluye a las niñas menores de 18 años.

A día de hoy, delitos como la prostitución forzosa, el acoso sexual, el abuso sexual o
agresiones a un familiar están recogidos en el Código Penal y no están considerados como un tipo de
violencia de género de manera oficial. Todos estos delitos están perseguidos por el Código Penal
aunque sin los agravantes propios del delito de violencia de género ni la protección especial que se
contempla para sus víctimas

Veremos durante el trabajo como hay una diferenciación entre este tipo de agresión,
Violencia de género, y la violencia doméstica, necesario entender las diferencias, porque las raíces y
la forma social de cómo se viven las agresiones son distintas, ya que los escenarios son muy
distintos.

Estos dos tipos de violencia, la domestica y la de género, son detectadas en los espacios
sanitarios, junto con otro tipo de agresiones, como veremos más adelante el personal facultativo tiene
la obligación legal de comunicar cualquier sospecha de maltrato a la judicatura. Quiero poner la
mirada en la importancia del ámbito sanitario porque es aquí donde se gestiona la decepción y el
dolor, una vez que ya se ha producido la agresión y la prevención no ha sido eficaz, aquí se detecta y
se valoran las consecuencias que en la salud tiene el maltrato; en la mayoría de ocasiones, como
veremos un maltrato psicológico devastador, demoledor, un maltrato donde no hay daño físico más

56
difícil de detectar mucho más difícil de curar, este maltrato psicológico basado en comportamientos
intencionados, ejecutados desde una posición de poder y encaminados a desvalorizar, producir daño
psíquico, destruir la autoestima y reducir la confianza personal. Su padecimiento lleva a la
despersonalización, al mismo tiempo que genera dependencia de la persona que los inflige. El
maltratador se vale para ello de insultos, acusaciones, amenazas, críticas destructivas, gritos,
manipulaciones, silencios, indiferencias y desprecios. Su gran incidencia, la gravedad de las
secuelas, el alto coste social y económico, y en especial la degradación que produce la violación del
derecho de las personas a ser tratadas como tales y al respeto que merece toda existencia humana
los convierten en una cuestión de gran relevancia pública.

No son tan visibles ni manifiestos como los físicos. De hecho, en muchas ocasiones la propia
víctima no es consciente de ellos hasta que sufre una agresión corporal, pero sus consecuencias
pueden ser más graves y duraderas en el tiempo.

En ocasiones, la propia víctima no es consciente de estos maltratos hasta que es agredida


físicamente, las agresiones continuadas, tanto verbales como no verbales (el silencio, la indiferencia,
los gestos…), crean una relación siniestra de dependencia entre el maltratador y la víctima. Ambos
terminan necesitándose. La víctima porque sola siente que no es nadie y el miedo y la angustia la
paralizan, y el maltratador se siente que es alguien a través de la dominación que ejerce. La situación
de dependencia es tal que la víctima termina protegiendo y disculpando al maltratador. Recorre hasta
ahí un proceso destructivo en el que va perdiendo la confianza en sí misma y la capacidad de
respuesta, se va anulando y va interiorizando que de allí no se sale y abandona toda esperanza.

Artículo de prensa
¿Cuál es la diferencia entre violencia doméstica y violencia de género?

Visualizar vídeo:

La Mente en Pañales. Educación diferenciada entre niños/as

57
6. TIPOS DE VIOLENCIA DE GÉNERO. EL CIRCULO DE LA VIOLENCIA

La violencia de género ocasiona lesiones muy graves, pero no es lo habitual, Antes de la


violencia de física, se producen una serie de comportamientos interactivos dentro de la pareja, que
son muy difíciles de percibir como violencias, pero que son la esencia de la misma, su ―caldo de
cultivo‖. Nos referimos a las microviolencias o micromachismos.

6.1. La violencia de género un tema de Salud Pública

Pero además menos graves, las más ocultas y menos visibles se puede repetir con el tiempo,
y ocultarse detrás de factores culturales que normalizan la violencia e influyen en la precepción y el
significado de esta violencia y de las circunstancias que le acompañan.

La violencia de género es un problema de salud, porque las mujeres que la sufren tienen una
peor salud, porque en muchas ocasiones cuando no es una agresión pasa desapercibida ante la
familia, ante la sociedad, a veces antes los y las profesionales sanitarios, incluso las pacientes que
viven en esta situación de maltrato la justifican y conviven con este maltrato, normalizando sus
síntomas; se trata de un problema social y cultural que hay que analizar desde esa perspectiva para
ser capaces de identificar sus factores causales y la falta de respuesta.

La violencia contra la mujer constituye un grave problema de salud pública y de violación


sistemática de sus derechos humanos, que muestra en forma dramática, los efectos de la
discriminación y subordinación de la mujer por razones de sexo en la sociedad63.

La violencia contra la mujer -especialmente la ejercida por su pareja y la violencia sexual-


constituye un grave problema de salud pública y una violación de los derechos humanos de las
mujeres64.La Organización Mundial de la Salud (OMS) Su reconocimiento jurídico en los problemas
de salud). Afirma que la violencia física o sexual es un problema de salud pública que afecta a más de
un tercio de las mujeres en el mundo. Un informe de la OMS sobre el tema indica que el 35% de las
mujeres experimentarán violencia y que la proveniente del esposo o la pareja íntima es la más

63Interacción y Perspectiva Revista de Trabajo Social 2012 Vol.2 n°2 pp.117130. (Artículo de investigación)
64 Violencia contra la mujer

58
común, abarcando el 30% de los casos. Explica que las víctimas son propensas a sufrir heridas
graves o la muerte, depresión, se hacen adictas al alcohol, son contagiadas con enfermedades de
transmisión sexual y tienen embarazos no deseados y abortos. Flavia Bustreo, responsable de Salud
de la Familia, las Mujeres y los Niños en la OMS, aseveró que los gobiernos tienen que hacer más
por prevenir este flagelo y afrontar los factores sociales y culturales que lo provocan.

―Desde las más jóvenes de 15 a 19 años a las que tienen más de 65, todas las mujeres están
expuestas a esos abusos. Es un fenómeno que se ve en todo el mundo, en todas las regiones, en
todos los niveles adquisitivos. La información y la noción de la prevalencia de este problema es algo
fundamental para la prevención‖, dijo Bustreo.

El estudio destaca que el 45% de las mujeres en África y el 36% en las regiones de América y
el Mediterráneo han sufrido este tipo de violencia. La OMS reiteró la necesidad de que todos los
sectores se vinculen a la eliminación de la tolerancia a ese tipo de maltrato y publicó una guía para
ayudar a los países a mejorar la capacidad de los sistemas de salud para responder a esa violencia.

Como hemos visto, la violencia de género tiene efectos contraproducentes en la salud a corto
y largo plazo y es un problema importante de salud pública65. La violencia contra las mujeres fue
reconocida como problema de Salud Pública por la Organización Mundial de la Salud en 1996,
poniendo de manifiesto las graves consecuencias que sobre la salud y el sistema sanitario tiene este
enorme problema social. La magnitud que ha alcanzado en los últimos años, hace que la violencia se
encuentre actualmente entre las prioridades en salud.

El 38% de todas las mujeres asesinadas en el mundo lo fue a manos de sus parejas. Así lo
revela por primera vez un estudio internacional que acaba de presentar la Organización Mundial de la
Salud (OMS). Según los datos recabados, cerca del 35% de las mujeres en todo el mundo sufre
violencia física o sexual por parte de sus compañeros sentimentales o de alguien fuera de la pareja
en algún momento de sus vidas. Concretamente, el 30% se refiere a la violencia de género. Estos
hallazgos, subraya Margaret Chan, directora general de la OMS, demuestran que "la violencia contra
las mujeres es un problema de salud mundial de proporciones epidémicas".

65NEROIEN, A.I y SCHEI, B, ―Los profesionales de la salud y la prevención de la violencia doméstica contra la mujer‖. Revista Médica
de Chile, vol. 136, 2008, pp. 394-499.
59
La violencia contra las mujeres tiene gran repercusión sobre su salud y en el sistema sanitario
ya que muchas mujeres que resultan heridas en los episodios de violencia recurren a él en busca de
cuidados médicos para sus lesiones. Generalmente tras largos años de violencia cuando la afectación
de la salud mental es manifiesta, las mujeres acaban requiriendo también la atención de los
especialistas en esta disciplina. Sin embargo, el mayor reto probablemente esté en la demanda
repetida de asistencia por signos y síntomas inespecíficos de carácter físico o psicológico, en cuyo
trasfondo subyace la violencia pero que ni la mujer ni el profesional relacionan con ella. Como
consecuencia, se prescriben pruebas diagnósticas y terapéuticas que resultan poco efectivas,
incrementando las consultas a diferentes especialistas que tampoco resolverán el problema.

Adicionalmente, las y los profesionales del Equipo de Atención Primaria desempeñan un


papel fundamental en el proceso de resolución de la violencia, ya que de ellas y ellos depende la
elaboración de los informes que demuestren el carácter de habitualidad de los episodios violentos que
servirán para la correcta cumplimentación del parte de lesiones. Todos estos informes son muy
importantes para las mujeres puesto que puede ser la base una sentencia judicial favorable.

En el ámbito sanitario, se desconoce el problema, pudiendo pensar que la violencia de


género no se produce entre sus pacientes. Es preciso recordar que no existe un perfil de mujer
maltratada y que los síntomas que presentan las víctimas son muy diversos y no es fácil identificar
este maltrato a través de muchos de ellos. Las y los profesionales sanitarios tienen una baza muy
importante en sus manos ya que, de forma rutinaria, preguntan a sus pacientes por asuntos privados
que afectan o pueden afectar a su salud y es en el contexto de la consulta donde estos problemas
presuntamente ―internos y de familia‖ pueden salir a la luz, empezar a tratarse y buscar soluciones.

El conocimiento y la sensibilización en violencia de género de las y los profesionales de la


salud es fundamental: En Atención Primaria y Servicios de urgencias, en la mayoría de las ocasiones
son las únicas personas que tienen contacto con las víctimas y es el único momento en el que ellas
pueden expresar lo que están viviendo. Las mujeres víctimas de violencia de género necesitan mucho
más que una simple atención médica, necesitan ser escuchadas, apoyadas y protegidas.

En algunos casos las y los profesionales conocen o han conocido al agresor y piensan que es
incapaz de realizar un acto de estas características. Creen que son imaginaciones o fabulaciones de
la mujer en un intento de llamar su atención. Nunca hay que dejarse guiar por las apariencias, hay

60
que profundizar en cada uno de los casos. La apariencia externa a primera vista ―impecable‖ de
muchos maltratadores y el estado ansioso y/o depresivo de las víctimas no prueban nada. No existen
perfiles ―tipo‖ de maltratadores ni de víctimas. Desde la salud se pueden acompañar a las mujeres en
este proceso, ayudarlas a reflexionar, reforzar sus capacidades y sus logros relacionados con una
mayor autonomía, apoyar la preparación de un plan de seguridad, pero lo más importante que todo
sanitario ha de tener presente es que nunca debe juzgar ni expresar rechazo a las mujeres
maltratadas.

Las mujeres no declaran voluntariamente que son víctimas de la violencia de su pareja, pero
sí lo hacen cuando se les pregunta al respecto66. Por diversas razones esgrimidas en algunas
investigaciones, las médicas y médicos raramente hablan con las pacientes acerca de su existencia.
Ante esta situación es preciso tener presente que diversos estudios realizados en Centros de Salud
muestran que cuando se realizan preguntas específicas para detectar los posibles casos de violencia
el rendimiento aumenta. Entre las razones por las que el personal sanitario teme detectar los casos
de violencia, aducen la falta de formación para manejar la situación, hecho comprensible dado que en
sus planes de formación se contempla la violencia como tema de estudio residual.

6.2. El acercamiento del personal sanitario a la mujer maltratada

Para poder conseguir que la mujer maltratada confíe en el personal sanitario es importante
crear un ambiente donde ella se vea segura, y se atreva a contar por la situación que está pasando,
la confianza en la persona que la atiende es fundamental para que ella pueda detallar sus
circunstancias y los motivos por los que ella se encuentra en ese estado de salud.

En la ley 9/2003, de 2 de abril de la Generalitat Valenciana, para la Igualdad entre mujeres y


hombres, en su capítulo VI recoge la necesidad de establecer una actuación coordinada de los
diversos órganos y entidades que intervengan o presten asistencia en los supuestos de violencia
doméstica La coordinación socio sanitaria promueve la aplicación y ejecución de criterios comunes
entre instituciones, servicios y profesionales que intervienen en los casos de violencia doméstica.
Atender a la mujer de forma integral e integrada (a nivel individual y/o familiar), facilitándosele la
accesibilidad a los diferentes servicios.

66 Material protocolo común para la atención sanitaria de la violencia de género Consellería de Sanidad Generalitat Valenciana.
http://sivio.san.gva.es/documents/71299/89752/Protocolo+violencia+de+g%C3%A9nero+3%C2%AA%20edici%C3%B3n+CASTELLAN
O.pdf

61
Es de suma importancia cuidar la forma y las pautas que hay que tener cuando hay que
preguntar a una mujer que está sufriendo malos tratos, una pauta sería la siguiente 67.

o Recepción: despacho o lugar adecuado, privado


o Ver a la mujer sola, asegurando la confidencialidad
o Utilizar el tiempo adecuado para la entrevista
o Observar las actitudes y el estado emocional ( a través del lenguaje verbal y no
verbal)
o Facilitar la expresión de sentimientos
o Mantener una actitud empática, facilitadora de la comunicación, con una escucha
activa
o Hacerle sentir que no es culpable de la violencia sufrida
o Expresar claramente que nunca está justificada la violencia en las relaciones
humanas
o Abordar directamente el tema de la violencia, con intervenciones facilitadoras
o Creer a la mujer, tomarla en serio, sin poner en duda su interpretación de los hechos,
sin emitir juicios, intentando quitar miedo a la revelación del abuso
o Alertar a la mujer sobre los riesgos que corre
o Respetar a la mujer, y aceptar su ritmo y su elección
o Ayudarle a pensar, a ordenar sus ideas y a tomar decisiones
o Registrar estos hechos con precisión en las historias. (ABUCASIS II, en los
diagnósticos del trabajador social están codificados los malos tratos tanto físicos
como psíquicos).
Confidencialidad: no dar datos al ―agresor‖. En Hospital, anular el ingreso. Cuidar las visitas y
llamadas de teléfono.

6.3. Tipos de violencia de Género

Aunque la violencia psicológica es la más habitual, es la más invisible y la más difícil de


demostrar, la mayoría de gente relaciona la violencia sobre las mujeres con el maltrato físico, cuando,
a veces la primera vez que las agreden físicamente es el asesinato, por lo tanto la importancia de

67 Intervención del/la trabajador/a social de Atención Primaria con Mujeres Víctimas de Violencia de Género.
http://www.san.gva.es/documents/156344/484152/Intervencion_del_TSS_atencio_primaria_con_mujeres_vctimas_de_VIOLENCIA_DE
_GENERO.pdf
62
reconocer y abordar la violencia psicología, precedente a la física es vital para su detección y
abordaje. Hay que tener en cuenta que cualquier tipo de maltrato conlleva a su vez un maltrato
psicológico añadido

6.3.1. Violencia física:

La violencia física engloba las conductas que utilizan la fuerza para producir heridas o
lesiones corporales a otra persona, se consiga o no este objetivo. Incluye empujones, bofetadas,
quemaduras, puñetazos, patadas, uso de armas u objetos para hacer daño, intentos de homicidio o
asesinato, etc.
Así mismo, incluye la omisión de ayuda ante enfermedades o lesiones derivadas de las agresiones.

 Empujones, empellones, tirones de pelo, bofetadas, golpes, patadas, quemaduras,


mordeduras, estrangulamientos, puñaladas, mutilación genital, tortura y asesinato.

6.3.2. Violencia psicológica:

Como aquella conducta deliberada y continua en el tiempo, que atenta contra la integridad
psíquica y emocional de una persona y contra su dignidad. Con ella, el agresor, busca imponer a su
pareja las pautas de comportamiento que considera adecuadas. Sus manifestaciones son las
amenazas, insultos, humillaciones o vejaciones, exigencia de obediencia, aislamiento social,
culpabilización, privación de libertad, control económico, chantaje emocional, rechazo o abandono.

 Chistes, bromas, comentarios, amenazas, aislamiento, desprecio, intimidación, control del


dinero e insultos en público.

6.3.3. Violencia sexual:

Comprende todos aquellos actos que atentan contra la libertad sexual de la persona y
lesionan su dignidad (relaciones sexuales forzadas, abuso sexual, violación).

 Cualquier actividad sexual no consentida: chistes y bromas sexuales, miradas fijas irascibles,
comentarios desagradables, exhibicionismo, llamadas telefónicas ofensivas, propuestas

63
sexuales indeseadas, violación o participación forzada en pornografía, tocamientos
indeseados, relación sexual obligada, violación, incesto, todo ello dirigido a la ejecución de
actos sexuales que la mujer considera dolorosos o humillantes, embarazo forzado, tráfico y
explotación en la industria del sexo.

Existen distintos tipos de violencia sexual:

Las agresiones sexuales

Comprenden cualquier atentado contra la libertad sexual de una persona, que se realice
mediante el uso de la violencia o intimidación, implique ésta o no contacto físico entre la mujer y el
agresor, algunos ejemplos de agresiones sexuales en las que no se mantiene contacto físico entre el
agresor y la mujer sería obligarla a masturbarse o incluso a mantener relaciones sexuales con
terceros.

Si la agresión consiste en la penetración con el órgano sexual por vía vaginal, anal o bucal o
la introducción de cualquier clase de objeto o miembros corporales (por ejemplo los dedos) por vía
vaginal o anal, entonces se denomina violación.

Los abusos sexuales.

Denominamos abuso sexual a cualquier atentado contra la libertad sexual de una mujer
realizado sin violencia ni intimidación, pero sin su consentimiento. Se considera que no existe
consentimiento cuando el agresor obtiene el consentimiento mediante una situación de superioridad
manifiesta, que no permita a la víctima elegir libremente.

El acoso sexual.

En la Directiva 2006/54/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de 5 de julio de 2006, se define el
acoso sexual como “la situación en que se produce cualquier comportamiento verbal, no verbal o
físico no deseado de índole sexual con el propósito o el efecto de atentar contra la dignidad de una
persona, en particular cuando se crea un entorno intimidatorio, hostil, degradante, humillante u
ofensivo”.

64
Otras formas de violencia sexual.

Existen otros tipos de violencia sexual, además de las descritas anteriormente, y que no deben
obviarse, como las mutilaciones sexuales, el tráfico de niñas y mujeres, el turismo sexual, etc.

Otros tipos de violencia

Violencia simbólica.

Se trata de la ejercida precisamente en la medida en que se desconoce como violencia. Este tipo
puede ser más útil que otro. Consiste en aceptar el conjunto de proposiciones fundamentalmente en
normas y valores, sin reflexionar y/o analizar, por el hecho de tomar cultura como dada por
descontado por estar sociabilizada en un determinado contexto sociocultural.

―La violencia simbólica es la suave violencia, consiste en la interiorización de la dominación


masculina‖, Bourdieu (1994:146).

Violencia económica.

Tiene que ver con los procesos de feminización de la pobreza, asignación desigual de bienes y
recursos, realización de trabajos no reconocidos ni remunerados, desigualdades económicas en
esferas tales como el empleo, los ingresos, la propiedad y el acceso a otros recursos económicos. La
falta de independencia económica reduce la capacidad de las mujeres para actuar y tomar decisiones
e incrementa la vulnerabilidad.

Violencia Institucional.

Es la estrategia que tiene que ver con las legislaciones que incitan, permiten o erradican prácticas y
discursos violentos contra las mujeres. También con prácticas de las autoridades o agentes
Institucionales. Aunque los países democráticos han ido desprendiendo de aspectos duros de sus
legislaciones, las mujeres de muchos países todavía sufren estrategias legales discriminatorias e
incluso la abolición de derechos. Esta estrategia todavía está en muchos países en regulaciones
legales, políticas y religiosas e incluso en algunos países se van incrementando.

65
Violencia grupal.

o Intergrupal, entre grupos económicos, religiosos, étnicos y en contextos de guerras p


conflcitos armados.
o Intragrupal, dentro de grupos humanos.
 Comunitaria, ejercida por parte de los vecinos, conocidos o familia extensa bajo la
creencia amparada en las costumbres, la tradición y la religión.
 Laboral, como estrategia de grupo, arrinconando a las mujeres a puestos de menos
valor, menos salarios, abusos, acosos y desprestigiando las profesiones feminizadas.

Violencia espiritual:
o Erosionar o destruir las creencias culturales o religiosas de una mujer a través del ridículo y el
castigo, o el obligar a alguien que acepte un sistema de creencias determinado.

Violencia invisible o micromachismos

Conductas que pasan inadvertidas pero que violentan a la mujer (la hacen sentirse incómoda)
y buscan la subordinación y la reducción de la autonomía de la mujer.

Actitud intimidatoria, adjudicarse el mando, no tener en cuenta su opinión, controlar el


dinero, imponer sus ideas, sobrecargar con tareas domésticas y maternales, hacerse la víctima para
ser cuidado, tratarla como a una niña, no tener en cuenta sus objetivos, no valorar sus logros, culparla
de cualquier problema familiar, castigar mediante silencios, aislamiento social, familiar y laboral…

Los varones son expertos en estas maniobras por efecto de su socialización de género
que les inocula la creencia en la superioridad y disponibilidad sobre la mujer.
Ellos tienen un aliado poderoso: el orden social, que otorga al varón, por serlo, el "monopolio de la
razón‖.

A través del micromachismo han visto nombrados y descriptos un repertorio de


comportamientos que representan los trucos y trampas más habituales en los varones modernos para
ejercitar en lo cotidiano la violencia de género.

66
Nombrar es uno de los modos de hacer visible lo imperceptible, en este caso lo que molesta a las
mujeres pero no se detecta claramente. Espero que las descripciones anteriores hayan roto su
carácter de "invisibles".

Tipos de machismo invisible

El silencio. Castigan a la mujer con silencio para no dar explicaciones en el terreno afectivo, no se
expresarme, me cuesta y así no habla de lo que no quiere.
Sobrevaloración de lo que ellos si ya sabes que te quiero, para que necesitas que te lo diga, hacen
en el terreno afectivo.
Engaños y mentiras: Oculta lo que no le conviene que sepa la mujer, para no verse perjudicado en
lo que no quiere renunciar.
Menosprecio a la mujer, desvalorizarla, menospreciarla, ridiculizarla en público ―no sabes de lo que
hablas, ahora se ha apuntado a chino, ya ves tu para qué le sirve, total lo único que hace es mantener
la casa ordenada.
No acepta dejarse enseñar por la mujer (no sabes enseñar a hacer la lista de la compra, a lavar, a
cocinar, etc.), déjame yo ya lo sé, Yo lo hago mejor que tú.
Paternalista. Hacen todo ―por‖ y no ―con‖, “Yo lo hago todo por ti”, “te tengo como una reina”, pero
―sin ti‖.
Culpable/inocente. Le reprocha que no desempeña bien su tarea de esposa y madre y el es
inocente (conciliación vida laboral/familiar, si te pidieras la jornada reducida podrías atender a los
niños, yo no puedo…, ya sabes la lactancia).
Se hace el tonto, perdona, no me di cuenta; quiero cambiar, pero no es fácil; no tengo tiempo de
ocuparme de los niños, qué más quisiera yo..
Olvidos selectivos: capaces de manejar grandes aparatos, pero no la lavadora; mueven grandes
agendas.
El hombre-ayudante, ―te ayudo a recoger la ropa, la casa, etc.)
Sus errores son justificables, ha sido un pronto, un descuido, una equivocación.

67
6.3.4. La pirámide de la violencia

Esta pirámide nos muestra de manera muy visual cómo se produce y evoluciona el maltrato,
a la vez que ayuda a comprender como se produce el deterioro progresivo de la mujer en todas sus
esferas.

Los malos tratos no aparecen de repente, como por arte de magia. Como ya hemos visto, la
historia personal, las actitudes agresivas y las creencias sexistas ya existían en los hombres que
ejercen el maltrato.

6.4. El circulo de la violencia

Los protocolos sanitarios68 son fundamentales como hoja de ruta para poder sacar a la mujer
maltratada de ese infierno de violencia, pero para poder comprenderla, entenderla, para enfrentarse
al problema hay que saber las fases de este maltrato. Muchas de estas mujeres pasan de 9 a 12
años, hasta que se atreven a contarlo en el ámbito sanitario, todas ellas han pasado en el año
anterior varias veces por su Centro de Salud.

La antropóloga Leonor Walker desarrolló la teoría del ―Ciclo de la violencia‖ en 1979 y la


expuso en su estudio The Battered Women. Lo definió a partir de su trabajo con mujeres. Igualmente
ha identificado un ciclo que se repite en los casos de violencia intrafamiliar que ella atiende como
terapeuta. A partir de los testimonios se dio cuenta de que las mujeres víctimas de esta violencia no
son agredidas todo el tiempo ni de la misma manera, sino que existen fases para la agresión, de
variada duración y diferentes manifestaciones.

El ―Ciclo de la violencia‖ descrito por Leonor Walker tiene tres etapas que se repiten una y
otra vez, y el tiempo que transcurre entre una y otra va disminuyendo cada vez más. Actualmente es
el modelo más utilizado por las y los profesionales. Estas tres fases son:
Fases:
I FASE: Aumento de la tensión
II FASE: Incidente agudo de agresión

68Escribano Martínez, Ángela, “DETECCIÓN Y ABORDAJE DE LA VIOLENCIA DE GÉRNO POR EL PERSONAL SANITARIO”, FYSA,
año 2012 pp de la 42 a 52
68
III FASE: Arrepentimiento y comportamiento cariñoso

Los ciclos de agresión pueden presentarse en una pareja en forma regular o estar separados
por diferentes períodos. Pueden aparecer tempranamente en la relación, puede ser al mes de estar
conviviendo o tomar tiempo para aparecer, como puede ser después de varios años de convivencia.

I FASE: Aumento de la tensión. Tiempo de duración: días, semanas, meses o años. Ocurren
incidentes menores de agresión: gritos, peleas pequeñas.

La mujer:
 Trata generalmente de calmar al agresor: es condescendiente, se anticipa a cada capricho,
permanece fuera del camino de él.
 Acepta sus abusos como legítimamente dirigidos hacia ella: piensa que ella puede merecer
ese comportamiento agresivo.
 Trata desesperadamente de evitar que él la lastime más.
 Se niega a sí misma que está enfadada por haber sido lastimada psicológica y físicamente.
 Busca excusas: ―tal vez yo merecía esa agresión‖, ―no tenía la comida a tiempo‖, ―no planché
bien la ropa‖, ―salí sin decirle adónde iba‖, ―estoy ganando más que él‖, ―la comunidad me
quiere más‖…
 Tiende a minimizar los incidentes al saber que el agresor es capaz de mucho más: ―no fue
para tanto‖, ―pudo haber sido peor‖…
 Tiende a echar la culpa a determinada situación: ―tuvo un mal día de trabajo‖, ―no tiene
dinero‖, ―estaba borracho‖, ―está muy tenso‖…
 Tiene esperanza en que todo cambie con el tiempo: ―pronto pasará‖.
 Niega psicológicamente el terror por la inevitable segunda fase que se aproxima.
 Aumenta el enfado no reconocido y conforme avanza esta fase ella pierde rápidamente el
poco control que tenía de la situación.
 Las mujeres que ya conocen el ciclo aceleran muchas veces la llegada de la segunda fase:
―si ésta llegará inevitablemente, entonces es mejor que llegue pronto y pase‖.
 Ella encubre al agresor como una manera de impedir más incidentes de agresión: lo encubre
el resto de la familia, da excusas de su comportamiento, aleja a las personas que quieren y
podrían ayudar.

69
 Es incapaz de lograr el restablecimiento del aparente equilibrio en la relación.
 Evita al agresor temiendo una explosión de agresión.
 La tensión llega a ser insoportable.
 Se produce el incidente de agresión aguda.
El hombre:
 Se enfada por cosas insignificantes: por la comida, por la bulla que provocan los niños y
niñas, porque su esposa o compañera no está cuando la necesita para algo, etcétera.
 Está sumamente sensible (todo le molesta).
 Está cada vez más tenso e irritado.
 Cada vez se vuelve más violento, más celoso; aumenta sus amenazas y las humillaciones en
contra de la víctima.

Las mujeres se refieren a esta fase como aquella en la cual ocurren incidentes menores de
agresión de diversas formas. En esta fase ellas están muy alertas a las manifestaciones y tratan por
todos los medios de calmar al agresor, haciendo todas las cosas que saben para poder complacerlo.
Aquí inician el proceso de auto-culpabilización y elaboran la fantasía de creer que algo que
ellas hagan logrará detener o reducir la conducta agresiva del ofensor. Generalmente en esta fase las
mujeres atribuyen la agresión a factores externos como el estrés y niegan el enfado de su esposo o
compañero y el suyo propio.

Esta actitud de aceptación refuerza el hecho de que el agresor no se sienta responsable por
su comportamiento, a la vez que la sociedad -con diferentes mensajes- también aprueba este
derecho que el hombre cree tener: disciplinar a su esposa incluso usando la violencia física. Muchas
veces, para evitar un nuevo estallido de violencia, la mujer se aleja afectivamente, lo que aumenta el
acoso opresivo del compañero y la tensión llega a ser insoportable. Al final de esta fase se alcanza un
nivel de tensión que ya no responde a ningún control.

II FASE: Incidente agudo de agresión. Tiempo de duración: de 2 a 24 horas.

Descarga incontrolable de las tensiones que se han venido acumulando en la fase anterior.

 Hay falta de control y destructividad total.

70
 Ella acepta el hecho de que la ira del agresor está fuera de control.
 Ella es gravemente golpeada.
 Ella sufre tensión psicológica grave, expresada en insomnio, pérdida de peso, fatiga
constante, ansiedad, etcétera.
 Él es el único que puede detener esta fase.
 Ella, como única opción, buscará un lugar seguro para esconderse.
 Ella recibe la paliza sin importar cuál sea su respuesta tras esta nueva agresión
 Ella espera que pase el ataque: considera inútil tratar de escapar.
 Cuando el ataque termina, hay negociación, incredulidad de que realmente haya ocurrido,
racionalización de la seriedad de los ataques, ella tiende a minimizar las heridas físicas y
generalmente no busca ayuda.
 Ella tiende a permanecer aislada. Psicológicamente funciona así: ―Si no lo cuento, es como si
no hubiera pasado‖. Experimenta indiferencia, depresión, sentimientos de impotencia.

En esta fase es donde alguien puede llamar a la policía, pero una vez que ésta se ha ido,
aumenta la agresión contra la mujer.

Los agresores culpan generalmente a sus parejas de la aparición de esta segunda fase. Se
ha comprobado que los agresores, sin embargo, tienen control sobre su comportamiento violento y
que lo descargan selectivamente sobre sus esposas. Después de la recogida de datos, según los
Protocolos para la Atención de la Violencia Sexual y/o Doméstica en el Departamento de Medicina
Legal, se sabe que el agresor es el único que puede detener este episodio.

Cuando termina la agresión, generalmente ambos están confusos y la mujer sufre un fuerte
trauma o conmoción. Permanece aislada, deprimida, se siente impotente y casi nunca busca ayuda.
Sabe, además, que difícilmente la policía o las leyes la protegerán del agresor. Si hay una
intervención profesional en esta fase, igualmente se debe considerar que la mujer está muy
atemorizada y que, generalmente, cuando regrese a su casa será de nuevo golpeada, por lo que es
muy renuente a aceptar ayuda en este momento.

III FASE: Arrepentimiento y comportamiento cariñoso. Duración: generalmente es más larga


que la segunda y más corta que la primera.
71
Fase bienvenida por ambas partes.
 Se caracteriza por un comportamiento extremadamente cariñoso, amable y de
arrepentimiento por parte del agresor.
 Trae un inusual período de calma.
 La tensión acumulada en la fase uno y liberada en la fase dos ha desaparecido.
 El agresor generalmente se siente arrepentido, suplica perdón y promete que no lo hará
nunca más.
 Cree que puede controlarse y cree que ella ha aprendido la lección.
 Utiliza a otros/as miembros/as de la familia para convencerla.
 Inicia acciones para mostrar su arrepentimiento: le da regalos, le ayuda en la labores de la
casa, la lleva a pasear…
 Ella se siente feliz, confiada y cariñosa.
 Ella puede pensar: ―el matrimonio es una cruz para siempre‖ y esta fase le da esperanza de
que no todo es malo en su relación.
 Ella cree que quedándose con él, éste tendrá la ayuda que necesita.
 Ella quiere creer que no tendrá que sufrir abusos nunca más.
 Ella cree que el agresor es en realidad el tipo de persona que se muestra en esta fase. Se
estrecha la relación de dependencia víctima-agresor.

Aquí se cierra el proceso de estructuración de la victimización de la mujer. La tensión llega a


sus mínimos niveles. El agresor cree que nunca más se presentará este episodio, entre otras cosas,
porque la conducta de ella cambiará. En este momento, a veces él busca ayuda mediante tratamiento
psicológico o de terapia conductual.

La mujer que haya tomado la decisión de dejar la relación abandonaría la idea en esta fase.
Él la acosa afectuosamente y utiliza todos los recursos familiares que la hagan desistir en su decisión
de terminar la relación. Los valores tradicionales que las mujeres han interiorizado en su socialización
con respecto a su función en el matrimonio operan en este momento como reforzadores de la presión
para que mantenga su matrimonio. Es entonces cuando la mujer retira los cargos, abandona el
tratamiento y toma como real la esperanza de que todo cambie.

72
Antes de que ella se dé cuenta, el cariño y la calma dan lugar otra vez a los incidentes
pequeños de la primera fase. Esta fase no dura igual en todas las relaciones. La práctica ha revelado
que conforme la agresión se hace más brutal y notoria, esta fase va disminuyendo hasta desaparecer
en algunos casos.

Hay que destacar que no todas las mujers maltratadas pasan por todas las fases -algunas-
pasan toda la vida del maltrato encerradas en algunas de ellas, mujeres, que son maltratadas de una
manera muy sútil y en su realación pasan de la I fase a la luna de miel, sin llegar a la tensión o al
maltrato físico.

La presencia de indefensión aprendida en las víctimas de violencia

Esta modificación de las respuestas de huida por comportamientos de sumisión se han


observado en víctimas de malos tratos con indefensión aprendida. Lenore Walker realizó este
estudio en víctimas de malos tratos en la pareja, realizando una evaluación similar del funcionamiento
cognitivo, emocional y conductual.

Los resultados mostraron que en el inicio de los malos tratos sus respuestas o
comportamientos eran de evasión o huida. Sin embargo, la exposición continua a la violencia
provocó una modificación de estas respuestas habían aprendido que podrían disminuir la
intensidad del maltrato a través de diversas estrategias de afrontamiento tales como complacer al
agresor, hacer lo que él quiere, mantenerlo calmado, etc.

Así, la teoría de la indefensión aprendida aplicada a víctimas de malos tratos describe como
una mujer puede aprender a ser incapaz de predecir el efecto que tendrá su comportamiento con
respecto al maltratador. Esta falta de capacidad para predecir qué eficacia tendrá su propio
comportamiento para evitar los malos tratos modifica el origen o la naturaleza de la respuesta de
la víctima ante las distintas situaciones.

Cuando las mujeres víctimas de malos tratos por parte de su pareja sufren indefensión
aprendida, elegirán en una situación conocida o familiar, aquellas conductas que produzcan un efecto
más predecible y evitarán comportamientos que les implique un efecto menos predecible, tales como
respuestas de escape o huida.

73
Los factores son:

 La presencia de un patrón de violencia, concretamente el Ciclo de la Violencia, con las tres fases
que hemos visto (acumulación de tensión, episodio grave de agresión y arrepentimiento cariñoso o
ausencia de tensión), junto con la modificación o aumento observable de la intensidad y frecuencia de
malos tratos.

 El abuso sexual hacia la mujer.

 Los celos, intromisión, sobre-posesión, y aislamiento de la mujer.

 Los malos tratos psicológicos: degradación verbal, negación de facultades, aislamiento,


indulgencia ocasional, percepciones monopolizadoras, amenaza de muerte, debilidad inducida por
drogas o alcohol.

 Presencia de comportamientos violentos de la pareja hacia otros (niños, animales u objetos


inanimados).

 El abuso de alcohol o drogas por parte del hombre o de la mujer.

6.4.1. Desaprendiendo la indefensión aprendida

El proceso de desaprender la indefensión aprendida se caracteriza por la dotación de


poder de estas mujeres dentro de la relación de pareja, que permitirá que las mujeres maltratadas
comprendan y salgan del ciclo de la violencia, orientándolas en cómo se puede predecir la escalada
de la violencia, a través de la distinción de las distintas fases del ciclo y la comprensión de que las
fases del amor y del arrepentimiento es una forma de reforzar el ciclo y enseñándoles distintas
habilidades para poder escapar.

Para saber más:

Notas de prensa sobre agresiones sexuales

Más de un millón y medio de mujeres y niñas han sufrido violencia sexual en España: se denuncia
una violación cada ocho horas

74
Visulalizar vídeo:
Violencia de género. Ciclo de la violencia

Visulalizar vídeo:
Indefensión aprendida

75
7. OTRO TIPO DE MASCULINIDAD ES POSIBLE

Cuando hablamos de la masculinidad tradicional nos estamos refiriendo a una serie de


valores, creencias, actitudes, mitos, estereotipos y conductas que legitiman y hacen operativo el
poder y la autoridad de los hombres para ejercerlo.

El androcentrismo es una visión parcial del mundo, que considera que lo que han hecho los
hombres es lo que ha hecho la humanidad o, al revés, que todo lo que ha realizado el género humano
lo han realizado sólo los hombres. Implica pensar que lo que es bueno para los hombres es bueno
para la humanidad, y creer que la experiencia masculina incluye y es la medida de las experiencias
humanas.

En definitiva, el androcentrismo valora sólo lo que han hecho los hombres. Entendemos por
patriarcado una forma de organización política, económica religiosa y social basada en la idea de
autoridad y liderazgo del varón, en la que se da el predominio de los hombres sobre las mujeres. De
este modo, la masculinidad tradicional se fundamenta en una visión androcéntrica del mundo dentro
de un sistema social y cultural patriarcal basado en la idea de autoridad y liderazgo del varón. Un
sistema en el que se da el predominio de los hombres sobre las mujeres; donde las estructuras de
producción y reproducción del poder se cimientan en gran medida en la desigualdad entre hombres y
mujeres. ¿Por qué se mantiene entonces el modelo tradicional de masculinidad? Porque la estructura
social que lo sustenta no ha cambiado de forma sustancial. Se nos muestra un aparente cambio y
abandono de viejas normas y estructuras. Las mujeres han dado un paso hacia delante en la
búsqueda de la igualdad pero la mayoría de los hombres no han avanzado hacia posiciones más
igualitarias.

7.1. los hombres y el poder

La experiencia del poder en los hombres se interioriza desde el proceso de socialización.


Encuentran el primer referente de qué es el poder, cómo y quién lo ejerce en la propia familia
patriarcal. Hemos de tener en cuenta que antes de los 5 años, nuestra percepción y estructuras de
género ya están firmemente fijadas en nuestras identidades, por lo que la experiencia de
interiorización y aprendizaje del poder en los hombres es profunda y muy temprana.

76
El poder se puede definir como capacidad, como potencial de las personas para pensar,
actuar y desarrollar capacidades, o bien como la capacidad y posibilidad de ejercer el control sobre
las demás personas. La importancia del tener y controlar el poder para los hombres, se corresponde
con la segunda definición.

El poder sobre, entendido como la capacidad de imposición de definiciones e intereses sobre


los asuntos ajenos, comunes y también los propios. Esta ha sido la visión dominante a través de la
cual las masculinidades hegemónicas se han construido y el poder ha sido definido y reproducido por
este grupo social a lo largo de la historia, en un proceso de retroalimentación histórico, psicológico y
social. Así, el poder y la masculinidad se han venido relacionando en un proceso histórico de
reproducción mutua, por lo que lo masculino y el reparto y las formas del poder se han venido
definiendo mutuamente a lo largo de la historia, de manera que se ha hecho hegemónica una forma
de poder ejercida por los hombres, que a su vez los ha seguido colocando en posición de poder y
privilegio de generación en generación.

Pero las experiencias del poder en los hombres presentan múltiples contradicciones. Como
también plantea Michael Kaufman: ―…el poder social de los hombres es la fuente de su poder y
privilegios individuales, pero también es fuente de su experiencia individual de dolor y alienación…el
reconocimiento de tal dolor es un medio para entender mejor a los hombres y el carácter complejo de
las formas dominantes de masculinidad‖. De este modo, nos encontraríamos con que el dolor, el
aislamiento y la carencia afectiva son la contrapartida de esta forma de entender el poder.

7.2. Los hombres y las emociones

Uno de los principales problemas a los que se enfrentan los hombres tiene que ver con una
educación emocional de tendencia ―0‖, o lo que es lo mismo, dirigida a ocultar, negar o relativizar los
sentimientos. Podemos decir que ésta es la otra cara de la moneda del ―servicio masculino
obligatorio‖ (o lo que en cada momento se espera de los hombres), de que la fuerza sea uno de los
elementos estructurantes de lo masculino. Expresiones que siguen siendo de uso común como ―los
niños no lloran‖, ―tienes que ser fuerte‖ o ―eso es de niñas‖ siguen reflejando un modelo estereotipado
de masculinidad, cuyo cumplimiento y conquista se sigue relacionando con la idea de ―hacerse
hombre‖.

De este modo, el mundo afectivo y emocional queda fuera de los elementos definitorios
básicos de la masculinidad hegemónica. Cuando un hombre es sensible, empático, se muestra

77
vulnerable, sabe consolar y busca consuelo, expresa sus emociones y no es competitivo,
automáticamente se aleja de ese modelo. Por otro lado, la tendencia de la mayoría de los hombres de
proyectarse hacia el exterior y olvidar o denostar lo que tiene que ver con el interior, hace que desde
niños seamos entrenados para ser aptos y competitivos en el dominio del espacio y en las habilidades
instrumentales, mientras que no se nos educa en el desarrollo de habilidades emocionales. Se genera
así un bajo nivel de tolerancia a la frustración, por no contar con mecanismos eficaces para elaborar y
gestionar sentimientos cotidianos como la tristeza o el miedo, y sobre todo, aquellos relacionados con
la vulnerabilidad, que se confunden con debilidad. Esto genera también hombres más dependientes
afectiva y emocionalmente de otras personas y fundamentalmente de las mujeres, aunque pudiera
parecer contradictorio con la idea de fuerza y seguridad propia de la masculinidad hegemónica. Como
consecuencia de todo ello, aparecen cada vez con mayor frecuencia hombres solos con carencias
afectivas y dificultades para relacionarse, en lo que se ha definido como ―las soledades masculinas‖.

7.3. Masculinidad y cultura del riesgo

Una parte de la identidad masculina se apoya en demostrar continuamente las capacidades


propias frente a otros hombres. Ese modelo heroico lleva a despreciar la propia seguridad por buscar
el reconocimiento de los demás. La afirmación de esta masculinidad requiere además de continuas
demostraciones, que varían significativamente dependiendo de la edad. Muchos varones adoptan
actitudes que relativizan la seguridad y se basan en conductas de riesgo y demostraciones de ―valor‖,
como una confirmación de su virilidad y de su valía como hombres.

Estas conductas de riesgo se sustentan también en la manera que la identidad masculina


mayoritaria tiene de concebir el cuerpo como algo invulnerable. Es esa concepción la que lleva a
muchos hombres a tener una actitud temeraria y despreciar el alcance de las lesiones y el dolor,
como podemos comprobar en actividades como el consumo de drogas, la conducción o las relaciones
sexuales. Los comportamientos de riesgo desarrollados en las sociedades occidentales modernas y,
en concreto la conducción de vehículos, son un claro ejemplo de las consecuencias que tienen los
comportamientos temerarios de muchos hombres Los comportamientos de riesgo públicos no
provienen de intentos auto-destructivos.

Se trata de pautas identificadas con la masculinidad hegemónica en la que los hombres


deben negociar su condición mediante demostraciones públicas. Esas actitudes pueden ser
entendidas por tanto como formas utilizadas por los hombres para conservar y salvar su propia 30
imagen en el ámbito público –entendiendo por público no únicamente situaciones con presencia de
78
otros sino situaciones en las que se actúa en referencia a otros–. Los hombres no sólo pueden usar
sus cuerpos, sino que coquetean con el riesgo ya que ―deben‖ hacerlo para ser considerados
―hombres‖. Los daños que en ciertos casos ocurren como resultado de los comportamientos de riesgo
son las consecuencias no deseadas de los diferentes intentos de probar y afirmar la virilidad.

No todos los modelos de masculinidad hegemónicos o tradicionales llevan sus mandatos a


extremos auto-destructivos. Pero en los extremos de la sumisión al modelo hegemónico tanto de
feminidad (anorexia) como de masculinidad existe una elevada susceptibilidad a poner la vida al
servicio de la afirmación de género, elevando este elemento subjetivo al principal rasgo identitario de
la persona. Los accidentes laborales, de coche o moto, o en las prácticas deportivas de riesgo, la
adquisición de enfermedades de transmisión sexual o sida por no utilizar preservativos, las peleas e
incluso participar en ejércitos y conflictos armados, o en grupos violentos o paramilitares, son algunas
de las prácticas extremas dentro del modelo de masculinidad hegemónica.

7.4. La figura del maltratador

Una primera aproximación a la figura del maltratador debe servirnos para romper muchos de
los mitos que se han levantado sobre ella, más que para proporcionarnos elementos que lo
caractericen. Si hay algo que define al agresor es su normalidad, hasta el punto de que su perfil
podría quedar resumido de forma gráfica en los siguientes tres elementos: hombre, varón, de sexo
masculino. Su perfil es que ―no hay perfil‖ Una normalidad social y conductual que sólo se modifica
cuando el caso es denunciado, pero hasta ese momento todos lo consideran como una persona
dentro de la normalidad por dos circunstancias fundamentales: porque se acepta que el hombre
pueda utilizar la violencia sobre la mujer para corregirla y establecer su criterio en la relación, y
porque dicha agresión se produce en el hogar, es decir, en el ámbito privado, quedando como un
tema de pareja en el que nadie puede ni debe entrometerse.

Cuando alguno de estas circunstancias no se cumple, bien porque la agresión se produce


fuera del hogar o porque ciertos elementos hagan pensar que las agresiones se están extralimitando
en esa capacidad correctora o de control, es cuando la sociedad, y no siempre, empieza a poner
reparos. Pero lo curioso es que hasta ese momento, cuando de alguna forma se recoge la opinión
sobre el agresor, los vecinos y personas cercanas lo definen como ―normal y simpático‖, ―muy
trabajador‖, ―siempre pendiente de su familia‖, ―un buen padre‖, ―un buen vecino‖,... sólo de forma
ocasional se oyen comentarios que hacen referencia a que de vez en cuando se oían gritos, ruidos o
peleas, que, en todo caso, son consideradas como ―lo normal dentro del matrimonio‖.
79
Esa doble cara, ese doble comportamiento, esas nubes en el hogar y esos claros fuera de él,
son el reflejo de la doble moral y de la diferente percepción y valoración que existe en la sociedad
respecto a lo que afecta al hombre y lo que lo hace a la mujer, y consecuencia directa de esa
sociedad de primera para hombres y de segunda para las mujeres. Pero ¿qué es lo que ve la
sociedad para no ver la realidad de la agresión a la mujer? Pues justo lo que quiere ver, no lo que
realmente observa, por eso se produce una especie de selección de estímulos y sólo se retienen
aquellos que no afectan al orden general establecido y representado en nuestro ―micro-orden‖
particular, que justifica y minimiza lo que podría producir un conflicto. Es por eso que la mayoría de
los agresores desarrollan habilidades especiales a la hora de relacionarse con otras personas fuera
del hogar. Son personas afables que intentan ganarse la confianza y el respeto de los demás, incluso
tratando en ocasiones a la mujer de manera exquisita cuando se les ve en público, buscando la
integración social en el terreno que le interesa a la sociedad, el público, y manifestando la verdadera
consideración que tiene a la mujer en el seno del hogar o ante determinadas circunstancias. Sabe
que será su mejor coartada y el argumento más rotundo a su favor en caso de que el caso trascienda
a lo público.

Este mecanismo no es gratuito ni casual, resulta fundamental para que las cosas sean como
son. Si no existiera un mecanismo capaz de socializar a hombres y mujeres bajo estos patrones de
conducta y con estos criterios androcéntricos, la agresión a la mujer no podría haber perdurado en el
tiempo. Pero al continuar en esa línea, lo que estamos enseñando a niños y niñas para el futuro es
que aprendan a comportarse como hombres y mujeres, es decir, que reproduzcan el papel del
agresor y de víctima como algo dentro de la normalidad, y que vean en la violencia un recurso más al
que poder acudir.

La violencia contra las mujeres se ha caracterizado por ser una situación oculta y negada que
ha exigido el posicionamiento activo y la actuación de los diferentes elementos (sociales e
individuales) relacionados con ella para que se haya mantenido alejada de la realidad de una
sociedad que nunca podría haberla aceptado como una situación estructural, y que sólo se ha
enfrentado a determinadas manifestaciones de la misma. Y si ese componente de ocultación es el
más significativo, el elemento clave de esta violencia, por coherencia con la actitud adoptada ante
ella, ha sido el más remotamente apartado del análisis de los casos y de la realidad de la violencia.

En el caso de los maltratadores, todos necesitan el control de la mujer, pero cada uno
de ellos lo hace por diferentes motivos, percibiendo unas circunstancias distintas y justificando su

80
conducta de forma que se pueda integrar en el conjunto de elementos apuntados. Es por eso que las
formas de llevar a cabo la agresión serán también distintas.

Por esta razón no se trata de una situación rígida como muchas veces se quiere presentar, el
agresor no viene condicionado a actuar de esa forma violenta, ni el contexto con todas sus normas
androcéntricas de discriminación y desigualdad y búsqueda de poder empuja al hombre a
comportarse de esa forma.

El agresor y la agresión a la mujer han dado muestras de ser y tener una conducta
perfectamente definida y destinada a la consecución de un objetivo concreto, es por eso que se
aprecia cómo el agresor en todo momento es consciente de lo que está haciendo, sabe por qué lo
hace y para qué lo lleva a cabo, y en cualquier instante mantiene un control de la situación, tanto para
saber cuándo debe ejercer la violencia física o psíquica, como para decidir no hacerlo, y para dirigir
los golpes a determinadas zonas y para diseñar una estrategia eficaz tras la agresión con vistas a
reforzar lo conseguido por medio de la violencia y evitar que se produzcan consecuencias negativas
sobre él si es denunciado, al tiempo de guardar un poco de sangre fría para responsabilizar a la mujer
de lo ocurrido.

No se trata, por tanto, de ese cliché o papel del que no se puede salir, sino que a pesar
de que se describen diferentes formas de agresión con las características que presentan la
mayoría de los agresores que las reproducen, estas conductas violentas pueden ser reproducidas por
agresores muy diferentes cuando otros elementos (habitualmente los sociales o circunstanciales) le
hagan entender la conveniencia de actuar de esa forma y no de otra. Por dicha razón, el agresor, en
muchos casos, necesita un tiempo para encontrar lo que podríamos considerar ―su forma de agredir‖,
aquella en la que él percibe que el equilibrio de efectividad, eficacia y seguridad se ha alcanzado. Por
eso no es extraño ver cómo, sobre todo en las fases iniciales, que coinciden con un mayor
componente compulsivo, va modificando su estrategia y forma de agredir hasta sentirse seguro, por lo
que su actitud y respuesta ante las agresiones también son diferentes, pasando de una mayor
ansiedad y descontrol a una mayor tranquilidad y control sobre su conducta y sobre la situación como
consecuencia del aprendizaje.

La forma de agredir, a pesar de que describamos una conducta y unos elementos


relativamente limpios para favorecer la conceptualización y la esquematización de la cuestión, no es
una conducta pura, en el sentido de presentar esos elementos de forma única y perfectamente
definidos, sino que realmente lo que ocurre es que predomina una serie de elementos que nos llevan
81
a una conducta característica que define la forma de agresión, pero en la mayoría de ellas podemos
observar algunos elementos y actitudes de las otras, porque tal y como hemos indicado, todas ellas
persiguen lo mismo y conforme lo van consiguiendo, a modo de caminos que convergen en una
plaza, se van impregnando de ese ambiente y de la luz de sus farolas que la envuelven, y que invade
también la parte más próxima de las calles que en ella desembocan.

Del mismo modo y por razones parecidas, no se trata de formas de agresión excluyentes.
Aunque un agresor lleva a cabo sus agresiones y ejerza la violencia de una manera característica
y de una forma que predomina sobre las demás, no significa que no pueda llevar a cabo otras formas
de agresión, aunque estas aparezcan en circunstancias que se apartan de las habituales en que se
desarrollan la mayoría de los ataques.

Son precisamente esos factores ajenos a la personalidad del individuo los que más pueden
moldear una conducta previamente modelada por su psiquismo, pero siempre sobre un material lo
suficientemente blando y maleable como para adaptarlo a determinadas circunstancias y cambiarlo
para conseguir una efectividad ante situaciones cambiantes.

Es precisamente esta característica de cambio propia de la situación de violencia, con el


aumento de la intensidad en las agresiones, la modificación en la percepción del agresor sobre la
mujer y sobre la propia violencia, y las reacciones adaptativas que sufre y desarrolla la mujer, la que
hace que el agresor vaya cambiando. Ello no significa que las circunstancias mandan sobre la
voluntad del agresor.

Conviene insistir en estos aspectos, puesto que son los más fácilmente esgrimidos como
elementos que demuestran la irresponsabilidad del agresor, su falta de control, la precipitación por
factores externos o por un desbordamiento de las emociones,... y tantos otros elementos que
justifican y minimizan la agresión, no son factores de la improvisación y la espontaneidad, sino de la
adaptación en busca de la mayor eficacia.

El verdadero significado de la variabilidad de la conducta predominante, aunque lo sea por las


circunstancias, teniendo en cuenta el contexto general en el que se produce y los objetivos y
motivaciones que persigue, está en el control de la situación por parte del agresor y cómo es capaz
de supeditar todo a su objetivo. Este punto a medio y largo plazo hace que el ―corto plazo‖ pueda ser
modificado en pos de su consecución. Ninguna conducta violenta por muy intensos que fueran los

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golpes ni por mucho miedo que indujera en la víctima sería efectiva, ni ninguna agresión sería eficaz
para conseguir el control si siempre y sólo se desencadenara por los mismos motivos y ante las
mismas circunstancias.

De nuevo comprobamos como el perfil del agresor no existe como tal, tendríamos que
referirnos a él como ―los perfiles del agresor‖, partiendo del elemento común de la agresión nos
encontraremos que dentro de esa forma de agresión los agresores que comparten ciertas
características definitorias de un perfil actúan de forma diferente, es decir, llevan a cabo diferentes
formas de agresión y, además, aun manteniendo un determinado modo de agredir de manera
predominante, este se ve modificado y cambia a lo largo del tiempo y a tenor de las circunstancias.

Las razones de esta evolución y de estos cambios de nuevo radican fuera de los
perfiles y los encontramos en la estrategia diseñada sobre las motivaciones y los objetivos de la
conducta violenta, básicamente en la obtención del control de la mujer y en utilizar la violencia no sólo
como un daño físico, psíquico y moral dirigido a la resolución ventajosa de un teórico conflicto puntual
que haya podido surgir, sino como una forma de aleccionar a la mujer para que se deje controlar y
someter, y para que se mantenga en esa posición secundaria e inferior a la del hombre.

Es por eso que es el agresor quien decide cuándo y por qué agredir a la mujer, cuándo
reaccionar de manera violenta en público insultándola a voces y ridiculizándola cuando más le puede
doler. Las agresiones en muchos de los casos son verdaderos ataques que se producen de manera
intempestiva e inesperada, no la culminación de una fase de tensión creciente, y en todos ellos el
hombre decide cual ha sido el precipitante que la mujer ha utilizado para provocar su propia agresión.
Esta estrategia cambiante en cuanto a la forma de manifestarse e inconstante y aleatoria en cuanto a
los precipitantes, anulan completamente a la mujer en su intento de sobrellevar la situación por medio
de la adopción de una conducta tendente a evitar un nuevo conflicto que desembocará en una nueva
agresión.

La mujer está completamente desorientada, y así lo manifiesta, no tiene referentes válidos


para saber cuándo, cómo y por qué sufrirán el nuevo ataque, lo cual le hace vivir en un estado de
alerta permanente que aumenta la ansiedad, todo lo cual contribuye al deterioro psicológico. El
agresor percibe esa situación, ve a la mujer nerviosa, asustada, vulnerable, sumisa, e interioriza la
eficacia de su comportamiento y comienza a flexibilizar la rigidez de un perfil basado exclusivamente
en lo psicológico para convertirlo en un auténtico perfil camaleónico, capaz de camuflarse como un
buen marido y padre ante cualquier circunstancia con tal de mantener la eficacia en la consecución de
83
sus objetivos. En el intento de identificar la agresión a la mujer con unas determinadas circunstancias
o con unos factores concretos, para de esta forma más que combatirla, justificarla, tampoco se ha
hecho nada por actuar sobre esos elementos, de manera que esa doble estrategia (poner perfiles al
agresor y a la mujer) sólo ha quedado como un argumento descriptivo, pero nunca se ha utilizado
para adoptar medidas consecuentes, y así, por ejemplo, a pesar de haber considerado históricamente
que la agresión a la mujer era consecuencia del alcoholismo, del bajo nivel socio-cultural, del paro,...
tampoco se han puesto en marcha ningún programa específico dirigido a esos grupos con el fin de
prevenir, evitar o solucionar los casos de agresión.

En el caso de los perfiles de las mujeres víctimas las consecuencias han sido aún más
graves, puesto que si los perfiles del agresor identificaban las características de estos hombres y
venían a decir que la agresión era consecuencia de dichos factores y, por tanto, no algo generalizado
a la sociedad y a todos los hombres en potencia, en el caso de los perfiles de la mujer lo que se ha
venido manteniendo, y aún en la actualidad se afirma por muchos autores, aunque es cierto que
matizando el concepto y la forma de presentarlo, es que eran esas características de la mujer las que
la hacían susceptible de sufrir la agresión; es decir, responsabilizan a la propia víctima de sufrir
violencia por parte del hombre debido a que por los motivos más diversos, o provoca la agresión o es
incapaz de desenvolverse en el terreno de las relaciones humanas y en la resolución de conflictos.

Esta actitud social y la postura científica recogida han hecho mucho daño a la hora de
conocer y profundizar en la realidad de la agresión a la mujer, puesto que en cierta manera ha
contribuido a considerar estos casos como perdidos por lo poco o nada que se podía hacer, al
presentarlos como una consecuencia del destino y poner la solución en el tiempo de espera para que
el agresor cambiara. Si bien es cierto que las diferentes personalidades responderán de forma
diferente antes estímulos y situaciones similares, en ningún caso la agresión física y psíquica contra
una persona puede estar justificada o quedar minimizada por las diferentes aptitudes que la víctima
pueda tener para resolver el conflicto o la situación que se presenta como consecuencia de la
voluntad de otro. Y, sobre todo, no se puede olvidar nunca el contexto en el que se produce, el por
qué se lleva a cabo esa conducta violenta y para qué la realiza el agresor.

Considerando todos los elementos vemos cómo los perfiles desaparecen y se difuminan
como una gota de color en un estanque. Los estudios sobre perfiles vienen a demostrar parte de lo
evidente e intentan llegar al núcleo del problema, pero sólo consiguen mostrar lo accesorio y no
acceden nada más que a lo superficial, a la periferia que envuelve y protege un núcleo ocultado

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celosamente, como máscara que a pesar de su fealdad guarda y esconde tras de ella una realidad
aún más desagradable. Con esta actitud debemos abordar el estudio de la agresión a la mujer, y con
ese planteamiento debemos diseñar y entender los estudios sobre perfiles de agresores y víctimas,
como en un juego de muñecas rusas debemos ir abriendo las más externas para llegar a la esencia y
ver que en ella, como en un cuadro cubista, aparecerá más de una cara, y cómo de forma paradójica,
conforme se van quitando muñecas las de dentro serán más grandes, porque en este problema es
precisamente lo accesorio y mínimo lo que esconde la realidad social que hay detrás.

No hay perfiles de agresores en cuanto a que la violencia no parte de determinadas


personas ni de rasgos de personalidad o características psicológicas, pero sí formas de llevar a cabo
las agresiones y de ejercer la violencia que nos permiten agruparlas en diferentes grupos alrededor
del protagonista de las acciones violentas (―El Rompecabezas‖, M. Lorente -2004-).

Estas formas serían las realizadas por los siguientes agresores:

1. EL ROMPECABEZAS - Parte de la posición de inferioridad de la mujer, no tanto de la


superioridad suya - Responsabiliza a la mujer ante hechos puntuales (discusiones o conflictos). No
ante la situación general que viven. - Busca CORREGIR en busca de un bien mayor centrado en la
familia - Agresión en momentos en los que percibe que la relación está más fuerte - Busca un control
objetivo, pero bajo interpretación subjetiva, de manera que siempre encontrará un motivo para llevar a
cabo una nueva agresión. - Violencia inmotivada - No arrepentimiento, sólo la escenificación del
mismo - Narcisismo (orientado hacia el ambiente familiar) - Cada vez agraden más por menos 22

2. EL QUEBRANTAHUESOS - Irritabilidad e impulsividad (afectivas) - Inseguros con cierta


falta de autoconfianza, lo cual los llevan a buscar apoyos (la mujer es el principal) - Cambios bruscos
- Todo lo que dan lo hacen a cambio de algo, y creen que dan mucho, luego exigen más -
VIOLENCIA: Impulsividad en el inicio y extraordinaria intensidad. Labilidad al final, lo cual lleva a la
―luna de miel‖, también intensa - Rabia e ira - No hace una valoración crítica de sus múltiples
agresiones, más bien se produce una habituación a la violencia, que cada día es más justificada -
Conflictos externos también por la desconfianza (laborales, vecinales, relacionales,…)

3. PSÍQUICO. EL MANDO A DISTANCIA - Efectividad de la violencia contra la mujer por la


dispersión de los casos y la fragmentación de las circunstancias. Todo ello lleva a la invisibilidad y
esta a la inexistencia (la cual se refuerza como tal ante los casos graves, que son los que se ven) -
Objetivo fundamental: Control psicológico - Rígido, perfección, orden, control (no le gusta la
improvisación, aunque haya dado resultados positivos) - Relación de pareja debe estar en orden,
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según su criterio - Rasgos obsesivos - El orden lo interpreta como tranquilidad por un doble
mecanismo: o Uniformidad de criterios o Ver que se cumple su criterio - Control de todo, hasta de los
detalles más mínimos - El mando a distancia confunde: o Lo invisible con lo inexistente o El amor con
la sumisión o La ternura con la felicitación o El orden impuesto con la paz familiar

4. CONTROLADOR DE LO NORMAL - ―Lo contrario al maltratador‖: Considerado con la


mujer, incluso busca el reconocimiento público de ella, siempre que lo haga bajo ciertos criterios - La
mujer es un ―apéndice‖ - Cumplimiento rígido de roles desiguales, no tanto el control impuesto -
Adaptado e integrado socialmente - Nivel socio-cultural más elevado - Narcisismo orientado hacia el
exterior - Egocentrismo - Orden (primero) después imposición de normas y pautas a mujer e hijos -
No hay una estrategia de violencia específica (ni física ni psíquica), es un control exhaustivo de las
normas - Al final la situación se torna insostenible y él se vuelve más expeditivo: o Control económico
y crítica a los gastos (daño psíquico) o Interpretación referencial: La mujer lo hace mal a conciencia,
lo cual lo lleva a la violencia física y psíquica - Las normas y los valores sociales como control de lo
normal se convierten así en el control como norma, lo cual lleva al ―sobrecontrol‖ - Donal G. Dutton
habla de dos tipos de sobrecontrol: o Activo: Como mecanismo asertivo. Son meticulosos,
perfeccionistas,… o Pasivo: Parecido al agresor psicológico. Ataca más a la mujer - Ambos buscan la
DOMINACIÓN-SUMISIÓN en lugar de la superioridadcontrol - Negación de las fuentes de afectividad
y ataque a las fuentes de apoyo, lo cual unido a los ataques puntuales da lugar a la Sumisión, que las
convierte en Esclavas psicológicas, y de ahí a la identificación con el agresor - Agresiones físicas
explosivas ante conflictos mínimos, cuando la situación se ha desestabilizado. Se produce por
cuestionamiento de la imagen pública - HOMICIDIO-SUICIDIO

5. AGRESOR CÍCLICO - Dualidad omnipresente: Cubismo psicológico - Duplicación del ego


(Robert Lay Lifton): Conductas distintas en contextos diferentes con sus referencias. Todo ello para
evitar la culpa - QH: actúa por voluntad (inmotivada), pasa a la acción por decisión propia - Cíclico:
Necesita una situación precipitante (la externas suele ser la frustración). Esa situación suele estar en
relación con el cambio de contexto, lo cual no significa pasar a la acción de manera inmediata. -
Inestabilidad en las relaciones interpersonales y en la afectividad - Cambios bruscos, lo cual los lleva
a la inestabilidad, lo cual los hace cerrarse más sobre sí mismos, y ello lleva a ejercer más control -
Agresiones verbales sarcásticas e hirientes, debido a que controla la situación en cada contexto. -
Gran intensidad en cada una de las fases del ciclo de violencia, tanto en las agresiones como en la

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luna de miel - La relación significa una unión para perdurar, por lo que lo que no dura es superado por
la propia relación, de ahí que los cambios bruscos sean considerados como algo ajeno a la relación.

6. DESALMADOS Y ARMADOS - Solitarios e individualistas - Buscan su propio beneficio -


Agresivos, irritables y violentos: Peleas fuera de la relación - Impulsividad - Predilección por vivir el
momento presente - Modo de actuar más lento y placentero (se deleita) - Familia como plataforma
utilitarista de su status y economía (recurre a la familia para obtener privilegios dentro y fuera) -
Claves para iniciar la relación: o Carisma y liderazgo (superioridad, autosuficiencia, independencia,
confianza,… y desconexión de los límites y restricciones) o Perversión para utilizar todo y a todos o
Elige a la mujer vulnerable, a partir de ese momento la mujer sufre o Controla a la mujer con el poder
y la seducción o Ejerce una gran intimidación (situaciones de riesgo y amenazas para él y la familia) o
No quiere ser controlado, y la situación hace que la mujer no pare de pedirle que cambie de actitud, lo
cual lo lleva a ser más violento o Agresiones difíciles de predecir, pues en ocasiones se deben a
motivos insignificantes y en otras aguanten mucho. o Estallan de forma progresiva para deleitarse o
Violencia terriblemente eficaz por su frialdad y falta de empatía. Mantiene control en los momentos
álgidos. REACTIVOS VAGALES (10%) o Tras la agresión: olvido y minimización, lo cual junto al halo
de desvalido por la falta de empatía y de compromiso hace que se entregue más la mujer. o A todo lo
anterior hay que unir el terror que se produce ante la experiencia de la convivencia con él.

7.5. La cultura machista

La cultura machista en la que vivimos, la que nos imponen los valores, la que vemos día a día
y nos exige a las mujeres estar jóvenes y guapas, eternamente jóvenes, la cultura que a través de los
cuentos, canciones y publicidad trata a hombres y a mujeres totalmente diferentes, ha entrado en
nuestras vidas con una normalidad que asusta.

Estamos acostumbradas a ver en televisó a mujeres raptadas, golpeadas e incluso violadas


que forman parte de un guion incorporado de buenos y malas, la violencia de género minimizada en
las películas, incluso a veces hasta justificada por celos o ―los crímenes pasionales‖, ha incorporado a
nuestras vidas una violencia machista casi inapreciable, que reproducimos con toda normalidad.

Hemos oído en los campos de futbol justificar el maltrato sin que nadie asumiera
responsabilidades, noticias cuestionando la realidad de las denuncias como si muchas de estas
denuncias fueran ―falsas‖:
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En la lucha contra la violencia de género, el poder de los medios de comunicación puede
ser un duro escollo a superar si nos enfrentamos al uso intransigente, a veces dogmático, que
en ocasiones se dispensa a esta parte tan frágil de nuestra sociedad. A esas víctimas que, en un
alarde de la más absoluta de las torpezas, algunos sitúan en la misma calificación de autoría de delito
de violencia de género hacia sus parejas si han existido denuncias cruzadas, confundiendo con total
ineptitud violencia de género con violencia doméstica.

Desde informaciones sesgadas por la falta de formación, conocimiento y rigor, se aduce el


fin económico como una de las motivaciones principales de las víctimas a la hora de interponer la
denuncia. A pesar de que el tratamiento informativo ha mejorado, aún se acude con demasiada
frecuencia a los estereotipos y a los mitos en esta materia invisibilizando la raíz real de la misma, que
tiene una base estructural y social y creando una falsa justificación en el agresor.

Los medios de comunicación por su alcance y capacidad para generar opinión deben
contribuir a mejorar el conocimiento sobre este tipo de violencia, una grave vulneración de los
derechos humanos. Deben contribuir a crear un clima social adecuado desde el conocimiento y un
posicionamiento crítico frente a la violencia que sufren las mujeres por el hecho de ser mujeres.

Es un trabajo conjunto, de mujeres y hombres, conseguir una sociedad igualitaria que sólo se podrá
lograr olvidando diferencias, roles y hábitos tóxicos y con la erradicación de cualquier tipo de violencia
contra las mujeres69.

Por otra parte la Teoría del Aprendizaje Social, considera que las conductas agresivas son
susceptibles de adquirirse y mantenerse a través de aprendizaje social; la ―Teoría del Aprendizaje
Social―explica los mecanismos por los que se produce el aprendizaje social; también se afirma que ―la
cultura regula el uso de la agresión en las relaciones sociales y aporta significados compartidos a
estas acciones‖

La violencia de género responde a una violencia estructural, sostenida en una cultura de


dominación y relaciones de poder; las personas aprendemos el mundo a partir de unas determinadas
categorías, estas categorías configuran nuestras formas de pensar, hablar, sentir y vivir, y que, a
modo de ―marca‖ nos dividen en hombres y mujeres, heterosexuales y homosexuales, ricas y pobres,
autóctonas y emigrantes, capacitadas o discapacitadas. Unas categorías que, fundamentan diferentes
formas de opresión y ejercen una violencia real en nuestras vidas, al invisibilizar las diferencias y

69 Martínez Pérez, Maribel. Vocal de la Subcomisión de Violencia de Género del Consejo General de la Abogacía Española
88
otorgar un valor distinto a cada una de las identidades, dando origen a actos cognitivos, políticos y
éticos violentos.

Todas las culturas usan las diferencias biológicas (físicas) entre sexos como base para hacer
distinciones sociales que suponen la asignación de valores, cualidades y normas en función del sexo
al que pertenecemos. Así a través de los estereotipos de género ―descriptivos‖ se determinan como
―deben ser‖ los hombres y las mujeres (características intelectuales y de personalidad), y a través de
los estereotipos de género ―prescriptivo‖ se establecen las conductas o roles que ―deben llevar a
cabo‖ cada una/o (conducta).

En función de los estereotipos “descriptivos‖ se especifican los aspectos intelectuales y


los rasgos de personalidad. De hecho que a los hombres les ―corresponde‖ la ciencia, la razón y la
lógica; y, a las mujeres la estética, la sensibilidad y la intuición. En, en relación a los rasgos de
personalidad, los hombres se les describe a través de la independencia, asertividad y dominancia; y,
a las mujeres se les describe desde la dependencia, la sensibilidad y el afecto (Eagle, 1995). Y son
los estereotipos ―prescriptivos‖ los que condicionan el tipo de actividades y distribución de las
ocupaciones (Pastor, 2000). De modo que los roles o los papeles asignados para cada sexo se
proyectan desde los estereotipos descriptivos.

Es muy difícil establecer las causas concretas de la violencia de género, pero se debe
señalar: la posición desigual de la mujer en el plano personal social y el uso injusto de la violencia
para resolver conflictos.

La violencia de género tiende a iniciarse en los primeros años de la relación, y en muchos


casos durante el primer embarazo; pero la mujer tarda una media de 8 años hasta que le plantea a la
persona profesional su problemática. Las cifras de denuncias por maltrato solo representan el 5-10%
de los casos que se producen. A menudo pasan de 5 a 10 años desde que ocurre el primer episodio
de violencia hasta que se denuncia.

Las causas que se proponen para explicar este retraso en la denuncia son: la esperanza
de que la situación cambie, el miedo a represalias contra ella o sus hijos, o incluso contra sus
animales de compañía, los sentimientos de vergüenza, fracaso o culpa, la habituación a los
comportamientos violentos, la dependencia psicológica o económica respecto a su pareja, los
sentimientos de ambivalencia o inseguridad, el miedo al aparato judicial, el no saber a quién dirigirse
o a qué servicios acudir y la falta de apoyo familiar, social o económico.

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Las niñas y los niños que viven en familias violentas, sufren graves consecuencias: pueden
acarrear déficits de autoestima a lo largo de toda su vida y pueden presentar múltiples patologías
graves, desde trastorno por estrés postraumático hasta trastornos psiquiátricos de cualquier otro tipo.

Los factores de protección de las mujeres serán fundamentalmente, la red social de que
disponga la mujer y al contrario, las vivencias estresantes en la infancia y las experiencias negativas
van asociadas a una mayor prevalencia de trastornos psicológicos y a una mayor probabilidad de
volver a ser maltratada en la vida adulta

Para saber más:

Artículos de Miguel Lorente Acosta, Médico Forense y Exdelegado del Gobierno para la Violencia de
género.

¡Pobres hombres!

Bienvenidos al machismo

Los ojos ciegos de la Justicia

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Según avanza la igualdad, hay una reacción posmachista. Miguel Lorente Acosta

90
El caso Ana Orantes.
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Este año se ha cumplido los 20 años del caso de Ana Orantes, hay quien piensa que el
asesinato de Orantes marcó un antes y un después en la sociedad que vivió casi en directo este
asesinato machista; aunque desgraciadamente fue la forma en la que fue asesinada lo que conmovió
a la sociedad, después de que ella denunciara por televisión más de 40 años de palizas por parte de
su marido.

El testimonio que dejó Ana Orantes en 1997 supuso una explosión, el despertar de una
sociedad que consideraba que la violencia, como los trapos sucios, se lavaba en casa. España fue
pionera en el mundo con leyes a favor de la mujer. Cambió el lenguaje, la judicatura, las políticas y la
percepción. Pero los asesinatos no pararon. Más de 1.000 mujeres han sido asesinadas por sus
parejas o exparejas.

Dos semanas antes de que su exmarido la quemara viva en el patio de su casa, la granadina
Ana Orantes relató 40 años de malos tratos en el programa de la tarde de Canal Sur. Enunció las
palizas (―creí que me había roto la cara de lo que sonó‖), los insultos (―me decía que yo no valía un
duro‖), los abusos también sobre sus ocho hijos (―a la niña le tocaba los muslos por debajo de la
mesa‖), el aislamiento (―no pude ir a la boda de mis hermanos‖), el miedo (―ay doña Celia, hoy me
mata, hoy es el último día de mi vida‖)70.

7.6. Perfil de mujer maltratada

Las mujeres maltratadas por violencia machista, al igual que el agresor, no responden a un perfil
determinado, por lo que es difícil identificarlas y diferenciarlas a simple vista. Sin embargo existen
algunos rasgos de su carácter y actitudes que suelen darse con mayor frecuencia. En muchos casos
estas características aparecen como consecuencia del maltrato y no antes del mismo.

Tienen baja autoestima, lo que hace que se sientan incapaces de abandonar la relación y
emprender una nueva vida.

70 Ana Orantes y 1.000 asesinadas más. Periódico EL PAIS. Consultado marzo 2018

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Tienen dificultades para relacionarse, se aíslan de su entorno, y su falta de integración y
desamparo social son cada vez mayores.

Son dependientes y sumisas, mantienen comportamientos de sumisión y dependencia del agresor.

Asumen pautas de educación machista, mostrándose dependientes del varón y de las figuras de
autoridad. Estas mujeres viven y transmiten los roles sexistas.

Tienen sentimiento de culpa, se consideran responsables de lo que les sucede.

Muestran síntomas psicológicos como trastornos del sueño, de la alimentación, de los


sentimientos, etcétera.

Presentan síntomas físicos crónicos, como dolores de cabeza, espalda…

Acuden al médico de familia, alternando periodos de visitas muy frecuentes con otros de ausencia.

Se sienten deprimidas, desorientadas, tristes, desmotivadas e indecisas.

Se sienten inseguras, con temores y angustias.

Factores de riesgo
Como en el caso del maltratador, hay factores que pueden aumentar la probabilidad de la mujer de
ser mujer maltratada por violencia de género, el principal de ellos es precisamente el hecho de ser
mujer.

Entre el resto de factores destacan:


 Antecedentes de violencia en la familia de origen
 Actitud sumisa y dependiente
 Baja autoestima
 Nivel socioeconómico o cultural bajo
 Consumo excesivo de alcohol o drogas ilícitas
92
 Desequilibrio de poder en la pareja
 Tramitación de separación o divorcio.
 Situaciones de mayor vulnerabilidad y dependencia. Entre ellas, el aislamiento familiar y
social, la inmigración nacional o extranjera, el padecer alguna enfermedad discapacitante,
tener dificultades laborales y desempleo o dificultades de formación y de ascenso en el
trabajo, carecer de habilidades sociales o vivir situaciones de exclusión social (prostitución,
indigencia, reclusión penal).

Mecanismos de defensa y supervivencia


La situación de maltrato tiende a alargarse y a cronificarse, y a la mujer le es muy doloroso reconocer
que sufre malos tratos. Por eso las mujeres maltratadas suelen desarrollar mecanismos de defensa
que le quiten importancia a la situación para no tener que hacer frente a la realidad, lo que hace que
no pidan ayuda y sufran el maltrato en silencio y soledad:

Miedo: teme las represalias -contra ella o sus hijos- y el aumento de la violencia si denuncia o revela
la situación.

Vergüenza: cree que es la única que vive esa situación y que ha fracasado en un proyecto tan
importante como la pareja y la familia. También siente vergüenza por ser incapaz de dejar a su
pareja.

Culpa: se siente responsable y merecedora de lo que le ocurre. Este sentimiento viene reforzado por
los mecanismos de defensa del agresor, que proyecta la culpa en ella, y por su falta de
autoconfianza.

Distorsión / Falta de conciencia / Minimización: al no poder aceptar la realidad, la mujer se amarra


a fuertes convicciones que minimizan la situación, que suelen ser más deseos que realidades y
pueden hacer que no reconozca el peligro de su situación.

Justificación: la mujer justifica, comprende y disculpa a su agresor para no tener que reconocer lo
que sucede realmente.

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Razones de las mujeres maltratadas para no abandonar la violencia

 Las creencias y valores relacionados con los distintos roles atribuidos a la mujer y al hombre en la
pareja, como puede ser el ―mito del amor romántico‖ que se entiende como el camino a la
felicidad; o la responsabilidad de la mujer de mantener y proteger la armonía familiar, incluso
accediendo a las demandas de su pareja para que desaparezca la situación de maltrato y se
vuelva a una convivencia ―normal‖ de pareja.
 El miedo a perder a su pareja, todo lo que comparten: familia, amigos, bienes, proyectos…
 El miedo a un aumento de la violencia tras la separación o si su pareja se entera de que ha pedido
ayuda.
 Miedo al cambio de vivienda, de barrio o de ciudad
 Sentimiento de culpa (tanto por el maltrato como por denunciar al padre de sus hijos), vergüenza,
baja estima y fracaso derivados del maltrato psicológico al que se ha visto sometida y que le ha
hecho perder su independencia y autoestima.
 Falta de consciencia de estar siendo maltratada, especialmente cuando se sufre sólo violencia
psicológica.
 Dependencia económica y afectiva de su agresor.
 La negación a aceptar el fracaso de la relación, rechazando renunciar a ella y aguantando hasta
límites insoportables e intolerables.
 Desánimo a la hora de denunciar, pensando que no va a servir para nada y que sólo puede traerle
problemas.
 La tolerancia al maltrato por parte de la mujer maltratada.
 La baja autoestima le provoca inmovilidad y desesperanza ante la agresión.
Otros obstáculos

 Ser atendida por profesionales que carezcan de la formación necesaria sobre violencia de género
y que no sepan informar y tratar correctamente a la mujer.
 Falta de medidas de apoyo social.
 Desigualdad económica y social por razones de género.
 Situaciones de especial vulnerabilidad o dependencia de algunas mujeres, como pueden ser la
inmigración (nacional o extranjera), la falta de recursos o el sufrir algún tipo de discapacidad.

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 Pertenencia a grupos sociales, culturales y/o étnicos cuyas costumbres no aceptan la separación o
el divorcio.

La experiencia continua de la violencia desarrolla en la mujer un ―estado de indefensión


aprendida‖. Este término, postulado por el psicólogo Martin Seligman, indica la condición psicológica
en la que un sujeto aprende a creer que está indefenso, que no controla la situación en la que se
encuentra y que todo lo que haga es inútil, por lo que permanece pasivo frente a la situación, aun
teniendo posibilidades de cambiar las circunstancias. Este estado hace que la mujer se deprima y
pierda progresivamente la autoestima, incapacitándola para salir de la situación. Esto, unido al
proceso de desgaste y deterioro de su salud, le hace sentirse incapaz de iniciar una nueva vida.

Además de este efecto psicológico, que dificulta que se plantee seriamente abandonar la
relación, existen otros factores que pueden hacer que, aunque la mujer se plantee romper la relación,
no se decida a hacerlo o a denunciar la situación. Debemos tener en cuenta que el fenómeno de la
violencia machista es muy complejo y en él intervienen una gran cantidad factores.

En muchos casos, la mujer maltratada de malos tratos puede tardar varios años en reconocer
la situación y durante el proceso puede intentar abandonar la relación varias veces. Su recuperación
es un proceso largo y difícil. Primero debe ser capaz de salir de la relación de maltrato en la que está
inmersa y luego recuperar el control sobre su vida y lograr tener una existencia satisfactoria.

Evidentemente no todas lo consiguen y salir de la relación es un paso más, pero no el final


del proceso. Durante el proceso de acompañamiento a la mujer debemos mostrarle nuestro apoyo y
hacerle entender que ni es culpable ni está sola, debemos conseguir que a través de la intervención
psicológica y médica comprenda que la mejor medida es salir del círculo de la violencia y dar el paso
decisivo de abandonarla, pero también tenemos que tener en cuenta que la decisión debe ser suya.

Factores que influyen en la aparición de la violencia de género

Aunque los factores de riesgo varían, hay algunos rasgos que hacen más probable la violencia. Los
factores de riesgo potenciales pueden clasificarse del siguiente modo:

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 Individuales: entre los rasgos personales cabe citar la juventud, un estatus socioeconómico bajo,
una historia de maltrato y de uso de sustancias, y -en el caso de la violencia de pareja- el tipo de
compañero elegido. Los rasgos de la pareja que entrañan riesgo para las mujeres son el consumo
de alcohol y drogas, un bajo nivel educativo, una actitud negativa hacia las mujeres y el hecho de
haber presenciado actos de violencia contra ellas o de haber sufrido malos tratos de niño.

 Familia y parientes: en el seno familiar el riesgo de violencia aumenta con los conflictos
conyugales, la dominación masculina, las dificultades económicas y las desavenencias familiares.

 Comunidad: dentro de las comunidades el riesgo es mayor allí donde hay desigualdad por razón
de género o falta cohesión comunitaria o recursos.

 Sociedad: en general, el riesgo más elevado se da en las sociedades con normas tradicionales
sobre el género o, allí donde se aplica una legislación restrictiva a la propiedad y la herencia de
bienes, y en los casos de desintegración social por conflictos o desastres.

Hijos e hijas de mujeres maltratadas ante la situación de violencia

A menudo pasa desapercibido que las mujeres que padecen malos tratos viven con sus hijas
e hijos y que, por lo tanto, también están sometidos a la situación de violencia, con riesgo de sufrir
trastornos emocionales y de conducta. Si la madre detecta y nos refiere alguna alteración en sus
hijas/os, se debe informar a su pediatra sobre la situación de violencia que están padeciendo.

Los trastornos emocionales y de conducta que podemos encontrar con mayor frecuencia en sus hijas
e hijos son:

 Alteración de su desarrollo integral.


 Sentimientos y conductas de amenaza, miedo, angustia y tristeza.
 Dificultades de aprendizaje y socialización.
 Adopción de comportamientos de sumisión o violencia con sus compañeros y compañeras.
 Mayor frecuencia de síntomas psicosomáticos.

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Es preciso evaluar el entorno en el que viven las hijas y los hijos de un maltratador. Junto a él
aprenden modelos de comportamiento que en el futuro podrán reproducir como rasgos estructurales
de los que se nutre la violencia. Por lo tanto, estos hijos e hijas que se han socializado en un entorno
familiar en el que está instaurada la violencia contra su madre tienen mayor probabilidad de ser una
mujer maltratada y de convertirse a su vez en maltratadores.

La violencia también puede afectar a otras personas dependientes de la mujer y que convivan con
ella.

Impacto de la violencia de género en la salud de las mujeres

Los y las profesionales que trabajan en la atención sanitaria directa y que son quienes
reciben en las consultas de Atención Primaria a las mujeres con déficit de salud a causa del maltrato
machista, deben saber identificar estas causas.

Detección y abordaje

Para poder detener las secuelas71 y prevenir futuras agresiones, recordemos que a la
prevención ya se llega tarde, si la forma de actuar de estos profesionales viene recogido en el
protocolo sanitario de actuación ante el violencia de género, este protocolo, permiten establecer
normas comunes para detectar y tratar este tipo de violencia, que como vemos tiene muchísimas
particularidades, como son, que las produce tu pareja o expareja, en muchas ocasiones sin testigos y
en la intimidad del hogar que comparte, o en el caso de no vivir juntos, cuando nadie lo ve.

Se ha planteado que los y las profesionales del sistema sanitario tienen una posición
privilegiada para su detección, ya que la mayoría de las mujeres tienen algún tipo de contacto a lo
largo de su vida con los servicios de salud, ya sea por revisiones, por embarazos o bien para
acompañar a algún familiar72. El maltrato no es una conducta aislada, pero la evidencia empírica
muestra que, pese a la alta prevalencia de la violencia de género, muchas víctimas no son

71 Blanco, P; Ruiz Jarabo, C; García de Vinuesa, L y Martín-García, M, “La violencia de la pareja y la salud de las mujeres”, Gaceta
Sanitaria, vol. 18, Sup.1, 2004, pp. 182-188.
72 Plazaola-Castaño; J Ruíz-Pérez, I y E. Hernández Torres, E “Validación de la versión corta del Woman Abuse Screening Tool para

su uso en atención primaria en España”, Gaceta sanitaria, vol. 22 (2008), pp. 415-420.
97
identificadas como tales en los servicios de salud. En un estudio realizado recientemente en España73
se encontró que, aunque el personal sanitario estaba sensibilizado ante la violencia de género y una
amplia proporción consideraba que el sector sanitario tiene un papel importante en la detección y/o
asistencia de las personas que sufren dicha violencia, no era conceptuado como un problema de
salud, y así se ha reconocido a nivel internacional. Además, los resultados mostraron un gran
desconocimiento del tema por parte de dicho personal, así como un escaso grado de formación en él.
Una mayor formación del personal sanitario contribuiría al reconocimiento de los signos y síntomas de
la violencia de género contribuiría a disminuir el número de víctimas, ayudaría a prevenir futuros
abusos y aumentaría la asistencia que reciben.

El efecto más obvio del maltrato físico en la salud de las mujeres es la presencia de lesiones,
pero existe evidencia de la existencia de muchos otros problemas de salud, algunos de los cuales son
consecuencia de las lesiones sufridas mientras que otros son producidos por el estrés que el maltrato
de la pareja genera en la mujer, algunos dentro de la cultura del ―micromachismo‖, tantas veces
invisible y consentida. Se ha encontrado que las mujeres maltratadas tienen más problemas
neurológicos. Pero hay evidencias en un estudio de revisión de que los problemas de salud mental de
las mujeres maltratadas por su pareja aumentaba entre tres y cinco veces la probabilidad de
depresión, trastorno por estrés postraumático, pensamientos y conductas suicidas y abusos de
sustancias.

Las consecuencias de la violencia de género en la salud de la mujer presentan un ―efecto


acumulativo‖ de los distintos tres tipos de maltrato donde vamos a aglutinar todas las consecuencias
del maltratado sobre la mujer, los psicológicos, sexuales y físicos. El factor de riesgo muy importante
para la salud de la mujer, pues pueden incrementar hasta en un 60% las enfermedades de carácter
físico que puede llegar a sufrir. Se debe tener en cuenta que las lesiones físicas, pese a ser la
consecuencia más visible de la violencia de género, no es la única: dolores y problemas crónicos de
salud pueden deberse a las lesiones, el miedo y el estrés provocados por el maltrato.

Para saber más


Visualizar vídeo:
Pepa y Pepe. La escalera cíclica de la violencia de género en la adolescencia. Carmen Ruiz Repullo

73Coll- Vinent, B; Echevarría, T; Farrás, U;D. Rodríguez, D; Millá, J y Santillá, M; ―El personal sanitario no percibe la violencia doméstica
como un problema de salud‖. Gaceta sanitaria, vol. 22 (2008), pp. 7-10.
98
8. EFECTOS EN LA SALUD DE LAS MUJERES

En un estudio reciente realizado por la OMS74, en el que se recogió información de más de


24.000 mujeres de diez países con diferentes entornos culturales, se encontró que el porcentaje de
mujeres que habían tenido pareja alguna vez y que había sufrido violencia física o sexual a lo largo de
su vida oscilaba entre el 15% y el 71%, si bien lo más común es que los índices se situasen entre el
24% y el 53%. Respecto a la prevalencia en España, los datos obtenidos en 1999 mediante encuesta
a toda la población permitieron estimar que el 9,2% de las mujeres mayores de 18 años sufren
violencia en sus relaciones de pareja75.

8.1. Diversos perfiles diferenciadores de la situación en mujeres que sufren Violencia de


Género76

8.1.1. Mujeres en situación de especial vulnerabilidad

Existen procesos y trayectorias existenciales especialmente difíciles, como la migración;


circunstancias y contextos sociales tales como estar en situación de desempleo o vivir en un medio
rural; situaciones psicosociales que conducen a la exclusión social o al ejercicio de la prostitución;
etapas vitales como el embarazo y puerperio o la edad avanzada; condicionantes de salud como la
discapacidad, la enfermedad mental grave o la drogodependencia, que aumentan la vulnerabilidad
ante la violencia y en particular, la probabilidad de sufrir violencia de género.

Embarazo, En el contexto de una relación de Violencia de Género, el embarazo es una etapa


de especial vulnerabilidad y de especial riesgo. En ocasiones es en esta etapa cuando la violencia
empieza a ser franca y evidente. Asimismo, un porcentaje importante de malos tratos por parte de la
pareja se inician en este periodo, incluida la violencia física y sexual. A su vez, el embarazo añade
dificultad a las posibilidades de separarse de la pareja.

74 Estudio multipaís de la OMS sobre la mujer y violencia domestica


75 Alberdi Inés y Matas Natalia, ―La violencia doméstica. Informe sobre los malos tratos a mujeres en España”. Barcelona, Fundación La
Caixa, 2002.
76 PROTOCOLO COMÚN PARA LA ACTUACIÓN SANITARIA ANTE LA VIOLENCIA DE GÉNERO. 2012

99
El maltrato constituye además, un factor de riesgo gestacional, motivo por el que todo
embarazo en una mujer que sufre malos tratos se considera de alto riesgo, lo que significa un
aumento de la morbimortalidad materna y perinatal: cuadros de estrés, infecciones, anemias, abortos
espontáneos, amenaza de parto pretérmino, parto pretérmino, recién nacidos de bajo peso, distrés
fetal y muerte fetal y neonatal.
Discapacidad. Las mujeres con alguna discapacidad física, sensorial o psicológica se
encuentran en una situación de especial vulnerabilidad a la violencia física, sexual y psicológica, por
tener, con mayor probabilidad:
o Menor capacidad para defenderse.
o Mayor dificultad para expresarse.
o Menor credibilidad en su relato, especialmente en mujeres con trastorno mental
grave.
o Menor acceso a la información, asesoramiento y a los recursos de forma autónoma.
o Mayor dependencia de terceras personas.
o Más dificultades de acceso al trabajo remunerado y a la educación.
o Menor autoestima y menosprecio de su propia imagen.
o Miedo a perder los vínculos que le proporcionan cuidados.
o Menor independencia y mayor control económicos.

Inmigración. En las mujeres inmigrantes, además pueden confluir condiciones que determinan una
especial vulnerabilidad:
o La precariedad económica y laboral.
o Situaciones administrativas irregulares y el miedo a ser expulsadas del país.
o Mayores dificultades de comunicación y expresión debido a las barreras idiomáticas.
Escasez de intérpretes con formación en violencia de género.
o Mayor dificultad de acceso a los recursos sociosanitarios.
o En algunos casos, la posibilidad de haber sufrido además, otras formas de violencia
a lo largo de su vida y su proceso migratorio (abusos y agresiones sexuales,
explotación sexual y trata, conflictos bélicos, cárcel y tortura, pobreza, etc.).
o Ausencia o escasa red de apoyo familiar y social, especialmente en mujeres recién
llegadas al país.
o Desconocimiento de sus derechos y de los recursos.
100
o Prejuicios, actitudes discriminatorias y desconfianza de profesionales de diversos
ámbitos. • En las situaciones de solicitud de reagrupación de menores, temor a
la paralización del expediente si se produce la separación de la pareja.
o A la consulta sanitaria pueden llegar niñas y mujeres que han sufrido además, otra
de las formas de violencia de género, como es la mutilación genital (MGF), hecho
altamente traumático con profundas huellas emocionales y graves consecuencias en
todos los ámbitos de la salud. El estigma y la vergüenza son factores poderosos que
muchas veces frenan a estas mujeres a la hora de buscar ayuda.
o
Trata de Mujeres y Niñas con fines de Explotación Sexual La trata de mujeres y niñas ha sido bien
documentada, pero existe todavía poca evidencia científica en cuanto a signos y síntomas de
sospecha e impacto y cuidados en salud.

Las mujeres y niñas objeto de trata han experimentado una violencia extrema, pueden haber
sido raptadas o atraídas con falsas promesas de conseguir unas mejores condiciones de vida en otro
país, proceso durante el cual han podido ser drogadas, maltratadas, violadas, encerradas, privadas
de alimentos o explotadas para trabajar, sobre todo, en la prostitución y trabajos forzados.

Como consecuencia de la coacción y la explotación sexual continuadas, se producen graves


secuelas físicas, psicológicas y en la salud sexual y reproductiva: roturas de huesos, quemaduras,
cortes y heridas, trastornos alimentarios, problemas de sueño, cansancio y agotamiento y otros
problemas derivados de la privación de necesidades básicas, embarazos no deseados, abortos,
enfermedades de transmisión sexual, estrés agudo y postraumático, depresión, ansiedad, fobias,
ataques de pánico, consumo y dependencia de medicamentos o drogas.

Estas mujeres sufren lesiones y enfermedades, pero tienen muchas dificultades para acceder
al sistema sanitario y ser atendidas de una manera segura y confidencial. Para una mujer víctima de
trata, ponerse en contacto con alguien en el sector de la salud puede ser la primera - o la única
oportunidad de explicar lo ocurrido o pedir ayuda.

Entre los riesgos y dificultades que conlleva salir de esta situación se encuentran: el control
de sus traficantes a través de supuestas deudas que fueron forzadas a contraer, las amenazas de
101
daño a la familia o a ella misma, ser deportada, quitándole sus documentos de identidad, o privándola
de tener contacto con el mundo exterior, familia y amistades.

En ocasiones, también son forzadas a casarse contra su voluntad. En un matrimonio forzado,


el marido y su familia pueden ejercer control sobre la vida de ellas, esclavizándolas sexualmente o en
el servicio doméstico.

A pesar de que los datos disponibles son escasos, el daño a la salud de las mujeres y niñas
objeto de trata es contundente, por lo que en salud pública se incorpora la trata de personas como un
problema de salud. Desde la Comisión contra la Violencia de Género del Consejo Interterritorial del
Sistema Nacional de Salud, y consensuado por todos los servicios de salud de las comunidades
autónomas, se han actualizado durante 2010 los contenidos educativos y materiales comunes para la
formación de profesionales de los servicios sanitarios con los siguientes criterios:
o Contenidos específicos que los profesionales del SNS deben conocer en materia de
trata de seres humanos con fines de explotación sexual.
o Materiales educativos de apoyo para el desarrollo de dichos contenidos específicos.
A finales del año 2010, estas adaptaciones fueron aprobadas por el Consejo
Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) y se encuentra actualmente
disponible en la Web del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad

Mujeres Mayores. En las mujeres mayores pueden confluir factores que aumentan la vulnerabilidad a
la violencia de género, conllevan una mayor dependencia y dificultan las posibilidades de poner fin a
una situación de maltrato:
o En otras ocasiones, las mujeres mayores que se plantean la separación de su pareja,
no reciben apoyo por parte de hijos e hijas, o son incluso culpabilizadas o animadas
a que desistan de ello, valorando prioritariamente no el bienestar de su madre, sino la
situación en la que quedará su padre, que no ha desarrollado ninguna habilidad para
su autocuidado y autonomía en la vida cotidiana y que posiblemente recaiga en ellas
y ellos. La conciencia de las mujeres de esta situación, contribuye también a que
renuncien a la separación como una posibilidad.

102
o Incluso existen cada vez más casos, en que los hijos e hijas se separan y vuelven al
domicilio de sus progenitores, sobrecargando a las madres con el trabajo doméstico
y el cuidado de nietas y nietos, disminuyendo así su autonomía y las posibilidades de
plantearse un cambio en su situación al tener más personas a cargo. En ocasiones
extremas, a la violencia de su pareja se suma el maltrato por parte de sus hijos/as.

o Algunas mujeres se ven en la circunstancia de tener que cuidar a su pareja, de la que


han recibido y continúan recibiendo malos tratos, por encontrarse ésta en situación
de dependencia y/o enfermedad crónica.

o Las mujeres que llegan a la vejez con un importante deterioro en la salud o alguna
discapacidad que disminuye su autonomía personal, tienen mayor riesgo de sufrir
maltrato por parte de sus parejas al tener que cuidar de ellas, o de que aumente la
intensidad y gravedad del que ya venían sufriendo.

Medio Rural. Además de las barreras comunes a todas las mujeres en la revelación y denuncia de la
situación de maltrato, vivir en el medio rural añade otras dificultades tanto para la detección, como
para la intervención:

o Dificultades de acceso a los recursos por su dispersión y lejanía.

o Mayor control social, es más difícil el anonimato. El hecho de denunciar puede tener
repercusiones en las relaciones con la comunidad.

o Mayores dificultades para la protección. En pequeños municipios, las órdenes de


alejamiento son difíciles de cumplir.

o Mayor riesgo de inhibición profesional por el control social.


o Menor posibilidad de independencia económica

103
Mujeres en situación de exclusión social. La feminización de la pobreza conduce a las mujeres a
experimentar situaciones de exclusión social. Una parte significativa de mujeres solas con cargas
familiares, mujeres que están en prisión o han salido de ella, mujeres que ejercen la prostitución,
mujeres con drogodependencias graves, pueden encontrarse experimentando este tipo de
situaciones. Habitualmente acumulan varios factores de desventaja social, que contribuyen no sólo a
una mayor vulnerabilidad a sufrir violencia de género, sino a aumentar las dificultades para salir de
ella:

o Analfabetismo o niveles muy bajos de instrucción social, escasa o nula cualificación


laboral, precariedad en la vivienda, problemas graves en la esfera de las relaciones
personales y/o familiares, carecer o tener muy limitada la autonomía económica.
o Tener asociadas otras circunstancias adversas: problemas importantes de salud o
discapacidades, baja autoestima, sentimientos de rechazo social, vergüenza,
impotencia, desesperanza, carencia de habilidades sociales, que disminuyen la
capacidad de autodeterminación necesaria para afrontar una separación.
o Tener en la práctica, menor acceso a los servicios de ayuda.
o Ausencia de redes sociales de apoyo o vínculos demasiado precarios.

Mujeres con VIH. Tener infección por el VIH puede ser un factor de riesgo ante la violencia de
género. Se ha mostrado que las mujeres con infección por el VIH pueden estar en riesgo de sufrir
episodios de violencia, desde insultos hasta agresiones físicas y sexuales tras comunicar su estado
serológico a sus parejas. Aunque distintos estudios indican que los índices de violencia de género
que sufren las mujeres con el VIH son similares a los que sufren las mujeres que no están infectadas,
su intensidad y gravedad parece ser más severa para las primeras. Por otro lado, en las mujeres que
se encuentran en una relación abusiva aumenta considerablemente el riesgo de infección por VIH,
debido al miedo a las consecuencias de oponerse a una relación sexual no deseada, al temor al
rechazo si intenta negociar relaciones sexuales más seguras, y a la propia coerción y manipulación
emocional a la que se ven sometidas.

8.2. Dificultades para identificar la Violencia de Género

Parte del imaginario social y de la cultura durante siglos, como creencias y explicaciones
sobre los malos tratos y han sido incorporados muchas veces de forma inconsciente, por todas las
104
personas, mujeres y hombres, y por tanto también por las y los profesionales sanitarios al haber sido
socializados en esta cultura.

Por lo tanto, estos mitos y estereotipos, que por lo general restan responsabilidad a los
hombres y culpabilizan a las mujeres, predisponen negativamente a las y los profesionales ante las
mujeres que sufren violencia de género e impiden actuar de forma efectiva, tanto en la detección
precoz como en la intervención sociosanitaria. En los últimos años, en gran medida a través de los
programas de formación, cada vez más profesionales sanitarios identifican estos estereotipos y son
conscientes, por ejemplo, de que los malos tratos se producen en todos los niveles socioeconómicos
y culturales, que no existe un perfil de mujer maltratada o de hombre violento, por lo que cualquier
mujer que acude a consulta, independientemente de su aspecto, su profesión, nivel de estudios o
status socioeconómico, puede encontrarse en una relación de maltrato.

Aun así, todavía siguen presentes algunas ideas erróneas, como que el embarazo es una
etapa feliz, en la que no puede producirse violencia o que, incluso en una relación de maltrato, la
violencia disminuye durante el embarazo. O como pensar que las hijas e hijos de mujeres en
relaciones de violencia, al no estar presentes durante las agresiones o no sufrirlas directamente, no
padecerán sus efectos. Debido a la influencia de los estereotipos en la detección e intervención, es
importante que el personal sanitario los conozca, se haga consciente de ellos y formen parte de los
programas de formación

Dificultades para detectar la Violencia de Género

Por parte de las mujeres:


 Miedos (a la respuesta de su pareja, a no ser entendida y ser culpabilizada, a que no se
respete la confidencialidad, a no ser capaz de iniciar una nueva vida, a las dificultades
económicas, judiciales, sociales, a lo que ocurra con sus hijos...).
 Baja autoestima, culpabilización.
 Estar viviendo una situación de especial vulnerabilidad
 Ser dependiente económicamente. Estar fuera del mercado laboral.
 Sentimientos de vergüenza y humillación.
 Deseo de proteger a la pareja.
105
 Desconfianza en el sistema sanitario.
 Minimización de lo que le ocurre.
 Aislamiento y falta de apoyo familiar y social.
 Tener incorporados creencias y valores sexistas.
 Estar acostumbradas a ocultarlo.
 Percepción del maltrato como algo «normal» dentro de la relación.
 Bloqueo emocional por trauma físico y psíquico.

Por parte de los hijos e hijas


 Considerar la violencia como una forma de conducta normalizada.
 Negar la violencia como mecanismo de defensa.
 Miedo a ser castigados/as o sufrir daños si cuentan la situación.
 Tener sentimiento de responsabilidad y culpa.
 El niño o niña viven un conflicto de lealtades entre su madre y su padre.
 Dificultad para exteriorizar sentimientos al ver a la madre cargada de dolor y angustiada.

Por parte del personal sanitario


 Estar inmersos en el mismo proceso de socialización sexista que el resto de la sociedad.
 Haber internalizado mitos y estereotipos sobre la violencia de género.
 No considerar la violencia como un problema de salud.
 Vivir y/o haber vivido experiencias personales respecto a la violencia.
 Creencia de que la violencia no es tan frecuente.
 Intento de racionalización de la conducta del agresor.
 Miedo a ofender a la mujer, a empeorar la situación, por su seguridad o por la propia
integridad.
 Desconocimiento de las estrategias para el manejo de estas situaciones.
 Formación fundamentalmente biologicista (no abordaje de problemas psicosociales). Escasa
formación en habilidades de comunicación en la entrevista clínica.
 Desconocer que los hijos e hijas también son víctimas de violencia de género.
 Creer que la situación de maltrato, si no es directa, no está afectando a la salud de los
menores.
106
En el contexto de la consulta
 Falta de privacidad e intimidad, interrupciones durante la consulta.
 Sobrecarga asistencial.
 Acceso de la mujer a la consulta acompañada de su pareja.

En el ámbito sanitario
 Falta de conocimiento y coordinación entre los distintos recursos.
 Insuficiente trabajo interdisciplinar y de equipo.
 Insuficiente alcance de programas de formación en Violencia de Género, a la totalidad de
profe sionales de servicios sanitarios.
 Insuficiente desarrollo de mecanismos facilitadores del acceso a los cursos de formación
sobre Violencia de Género al personal sanitario.
 Escasez de traductores/as y mediadores/as interculturales para facilitar la comunicación. I

8.3. Indicadores de sospecha y situaciones de vulnerabilidad

Existen una serie de signos y síntomas que pueden hacer pensar que una mujer sufre
violencia de género. Es importante que el personal sanitario los conozca y mantenga una actitud de
alerta en la consulta para identificar los casos.

Indicadores de sospecha en los antecedentes y características de la mujer

1. Antecedentes de violencia:
 Haber vivido otras relaciones de maltrato en la pareja
 Haber sufrido o presenciado malos tratos en la infancia, abusos y/o agresiones sexuales.

2. Antecedentes personales y de hábitos de vida


 Lesiones frecuentes.

107
 Otros problemas de salud frecuentes: dolores, trastornos del sueño y la alimentación.
 Abuso de alcohol, psicofármacos u otras drogas.

3. Problemas gineco-obstétricos
 Ausencia de control de la fecundidad (muchos embarazos, embarazos no deseados o no
aceptados).
 Presencia de lesiones en genitales, abdomen o mamas durante los embarazos.
 Dispareunia, dolor pélvico, infecciones ginecológicas de repetición, anorgasmia, dismenorrea.
 Historia de abortos repetidos.
 Hijos con bajo peso al nacer.
 Retraso en la solicitud de atención prenatal.

4. Síntomas psicológicos
 Insomnio.
 Depresión.
 Ansiedad.
 Trastorno de estrés postraumático.
 Intentos de suicidio.
 Baja autoestima.
 Agotamiento psíquico.
 Irritabilidad.
 Trastornos de la conducta alimentaria.
 Labilidad emocional.

5 -Aspectos Sociales
 Aislamiento, escasas relaciones y actividades fuera de la familia, bajas laborales.

6. Síntomas físicos frecuentes

 Cefalea.
 Cervicalgia.

108
 Dolor crónico en general.
 Mareos.
 Molestias gastrointestinales (diarrea, estreñimiento, dispepsia, vómitos, dolor abdominal).
 Molestias pélvicas.
 Dificultades respiratorias.

7. Utilización de servicios sanitarios


 Existencia de períodos de hiperfrecuentación y otros de abandono (largas ausencias).
 Incumplimiento de citas o tratamientos.
 Uso repetitivo de los servicios de urgencias.
 Frecuentes hospitalizaciones.
 Acudir con la pareja cuando antes no lo hacía.

8. Situaciones de mayor vulnerabilidad


 Situaciones de cambio vital:
 Embarazo y puerperio.
 Noviazgo.
 Separación.
 Jubilación propia o de la pareja.
 Situaciones que aumentan la vulnerabilidad:
 Tener hijas o hijos y personas dependientes a su cargo.
 Aislamiento tanto familiar como social.
 Migración, tanto interna o nacional como extranjera.
 Enfermedad discapacitante.
 Dependencia física o económica.
 Dificultades laborales y desempleo.
 Ausencia de habilidades sociales.

 Situaciones de exclusión social (prisión, prostitución, pobreza)


 Infección por el VIH.

109
9. Información de que la mujer está siendo víctima de malos tratos a través de:
 Familiares.
 Amistades.
 Profesionales del sistema sanitario u otras instituciones.

 Indicadores de sospecha durante la consulta

1. Características de las lesiones

o Retraso en la demanda de asistencia de las lesiones físicas.


o Incongruencia entre el tipo de lesión y la explicación de la causa.
o Hematomas o contusiones en zonas sospechosas: cara/cabeza, brazos o muslos
o Lesiones por defensa (en antebrazos y región dorsal).
o Lesiones en diferentes estadios de curación que indican violencia de largo tiempo
de evolución. Lesiones en genitales.
o Lesiones durante el embarazo en genitales, abdomen y mamas. Lesión típica:
rotura de tímpano.

2. Actitud de la mujer:
o Temerosa, evasiva, incómoda, nerviosa, se altera por ejemplo al abrirse la puerta.
o Rasgos depresivos: triste, desmotivada, desilusionada, sin esperanza.
o Autoestima baja.
o Sentimientos de culpa.
o Estado de ansiedad o angustia, irritabilidad.
o Sentimientos de vergüenza: retraimiento, comunicación difícil, evitar mirar a la cara.
o Vestimenta que puede indicar la intención de ocultar lesiones.
o Falta de cuidado personal.
o Justifica sus lesiones o quita importancia a las mismas.
o Si está presente su pareja:
• Temerosa en las respuestas.
• Busca constantemente su aprobación.

110
3. Actitud de la pareja
o Solicita estar presente en toda la visita.
o Muy controlador, siempre contesta él o, por el contrario, despreocupado, despectivo
o intentando banalizar los hechos.
o Excesivamente preocupado o solícito con ella.
o A veces colérico u hostil con ella o con el profesional. Durante el embarazo: Inicio
tardío de las visitas de control prenatal.
o Consulta frecuente por disminución de la percepción del movimiento del bebé.
o Lesiones en zona abdominal y otras partes sin justificación adecuada o
minimización de su importancia.
o Accidentes o lesiones físicas durante el embarazo.
o Embarazo en la adolescencia.
o Poco o ningún interés en asistir a las clases de preparación para la maternidad y
paternidad.

Antecedentes:
o Abortos de repetición, bajo peso al nacer, sufrimiento fetal. Durante el puerperio:
Desgarros y deshiscencia de la episiotomía.
o Mala o lenta recuperación post parto.
o Petición de anticoncepción lo antes posible por presión de la pareja a reiniciar
relaciones sexuales.
o Mayor incidencia de hipogalactia y fracaso de la lactancia natural. Depresión post
parto que no remite, con ansiedad en la relación madre – bebé.
o Retraso en la visita neonatal.

Cuando el personal sanitario sospecha que una mujer puede ser víctima de maltrato, deberá
confirmar o descartar la situación de violencia. Para ello es preciso realizar una entrevista clínica
específica. En la siguiente tabla se presentan algunas recomendaciones para crear un clima de
confianza que la facilite.

111
8.3.1. Recomendaciones para la entrevista clínica a la mujer ante sospecha de maltrato

✓ Ver a la mujer sola, asegurando la confidencialidad. En el caso de que tenga hijos e hijas, velar
para que no estén presentes en la entrevista.
✓ Observar las actitudes y estado emocional (a través del lenguaje verbal y no verbal).
✓ Facilitar la expresión de sentimientos.

✓ Mantener una actitud empática, que facilite la comunicación, con una escucha activa.
✓ Seguir una secuencia lógica de preguntas más generales e indirectas a otras más concretas y
directas.
✓ Abordar directamente el tema de la violencia.
✓ Expresar claramente que nunca está justificada la violencia en las relaciones humanas.

8.3.2. En el caso de que reconozca sufrir malos tratos:

✓ Hacer sentir a la mujer que NO es culpable de la violencia que sufre.

✓ Creer el relato de la mujer, sin poner en duda la interpretación de los hechos, sin emitir juicios,
intentando quitar miedo a la revelación del abuso.
✓ Ayudarle a pensar, a ordenar sus ideas y a tomar decisiones.

✓ Alertar a la mujer de los riesgos y aceptar su elección.


✓ NO dar la impresión de que todo se va a arreglar fácilmente.

✓ NO dar falsas esperanzas.


✓ NO criticar la actitud o ausencia de respuesta de la mujer con frases como: ―¿Por qué sigue con
él?; Si usted quisiera acabar, se iría...‖.
✓ NO infravalorar la sensación de peligro expresada por la mujer.

✓ NO recomendar terapia de pareja ni mediación familiar.


✓ NO prescribir fármacos que disminuyan la capacidad de reacción de la mujer. y cuando sean
necesarios, hacerlo con estricto control médico.
✓ NO adoptar una actitud paternalista.
112
✓ NO imponer criterios o decisiones.

Preguntas generales que podrían utilizarse en la consulta, para la búsqueda activa de


situaciones de maltrato en caso de sospecha.

En el caso de sospecha por información obtenida de los antecedentes y características de la


paciente:

✓ He repasado su historial y encuentro algunas cosas que me gustaría comentar con usted. Veo que:
(relatar los hallazgos), ¿a qué cree que se debe su malestar ó problema de salud?, La encuentro algo
intranquila ¿qué le preocupa? ¿Está viviendo alguna situación problemática que le haga sentirse así?,
¿qué me puede decir a esto? ¿Cree que todo está relacionado?
✓ En muchos casos las mujeres que tienen problemas como los suyos, como... (Relatar algunos de
los identificados, los más significativos), suelen ser a causa de que están recibiendo algún tipo de
maltrato por parte de alguien, por ejemplo su pareja, ¿es éste su caso?
✓ En caso de sospecha por antecedentes como dispareunia, dolor pélvico..., preguntar acerca de si
sus relaciones afectivas y sexuales son satisfactorias o no. En el caso de sospecha por las lesiones
físicas que presenta:
✓ Esta lesión suele aparecer cuando se recibe un empujón, golpe, corte, puñetazo, ¿es eso lo que le
ha ocurrido?
✓ ¿Su pareja o alguna otra persona utiliza la fuerza contra usted?, ¿cómo?, ¿desde cuándo?
✓ ¿Alguna vez la han agredido más gravemente? (palizas, uso de armas, agresión sexual).

En el caso de sospecha por los síntomas o problemas psíquicos encontrados:

✓ Me gustaría conocer su opinión sobre esos síntomas que me ha contado (ansiedad, nerviosismo,
tristeza, apatía.): ¿Desde cuándo se siente usted así? ¿A qué cree usted que se deben? ¿Los
relaciona con algo?
✓ ¿Ha sucedido últimamente algo en su vida que le tenga preocupada o triste? ¿Tiene algún
problema quizás con su pareja? ¿O con sus hijas ó hijos? ¿Con alguien de su familia? ¿En el trabajo?

113
✓ Parece como si se encontrara alerta, asustada, ¿Qué teme? ✓ ¿Tiene alguna dificultad para ver a
sus amistades o familiares? ¿Qué le impide hacerlo?

En el caso de sospecha en situaciones de especial vulnerabilidad:

✓ ―Durante el embarazo a veces, se agudizan los problemas o conflictos de pareja ¿se encuentra
usted en esta situación? ¿Cómo vive su pareja el embarazo? ¿Se siente apoyada por él?‖
✓ Se ha visto que al estar lejos del país pueden aumentar los problemas en la pareja ¿cómo va su
relación? ¿Se siente sola?‖
✓ Se sabe que, en ocasiones cuando hay algún tipo de discapacidad se puede ver afectada la
relación de pareja ¿cómo van las cosas en casa?

Artículo: El cribado de violencia de género de Sanidad detectó 2.423 casos positivos en 2017

8.4. Consecuencias en el personal sanitario

Escuchar los relatos de violencia, ser testigos/as del sufrimiento y los daños físicos y
emocionales en las mujeres y en sus hijas e hijos, provocados por alguien de quienes se espera
amor, cuidado y protección, no deja indiferente al personal sanitario.

Produce sentimientos de dolor, tristeza, rabia, agresividad, impotencia y afecta a la idea que
tengan del mundo y las relaciones.Todo ello puede repercutir también en la práctica asistencial. Por
eso es importante disponer de herramientas metodológicas para el abordaje de la violencia de
género, formación y apoyo o seguimiento continuos, coordinación y trabajo en equipo
interdisciplinario, así como desarrollar estrategias de autoconciencia y autocuidado a fin de que el
impacto emocional que el tratar a víctimas de maltrato, no repercuta negativamente en la toma de
decisiones sobre la víctimas, ni en el equilibrio emocional de las y los profesionales.

8.5. Dificultades en el proceso de la violencia

114
Procesos que dificultan la comprensión del fenómeno de la violencia de género y su
identificación

Tres procesos dificultan la comprensión, el reconocimiento y la respuesta a la violencia de género:


• La invisibilización
• La legitimación o justificación
• La naturalización de la violencia (tolerancia social)

Se invisibiliza la violencia de género cuando se normaliza y se le resta importancia,


considerándola como algo habitual que siempre ha existido. Este discurso la incorpora como parte de
una violencia general, connatural al ser humano, reduce las agresiones sexistas a la violencia
doméstica y equipara la violencia estructural y de género del hombre hacia la mujer con las
agresiones aisladas de la mujer hacia el hombre. Desde esta perspectiva, la invisibilización de la
violencia de género es correlato del rol femenino y la representación social de la mujer.

Se legitima y justifica la violencia de género cuando se vincula a procesos presuntamente


coyunturales de los agresores: precariedad laboral, desempleo o presión laboral por exceso o
responsabilidad; conductas adictivas de consumo (alcohol, drogas); patologías mentales o falta de
autocontrol por celos o irritabilidad; e incluso llega a asociarse a conductas presuntamente
provocadoras por parte de las mujeres (forma de vestir, presión psicológica, relaciones sociales,
autonomía económica, éxito profesional…). La legitimación y la justificación de la violencia de género
son correlatos del rol masculino y la representación social del hombre.

Se naturaliza la violencia de género transmitiendo y consolidando en la sociedad


determinados discursos, creencias o mitos que desvirtúan la verdadera dimensión del problema y que
minimizan la gravedad de las actitudes sexistas, pese a que pueden provocar la muerte de las
mujeres agredidas. Estos discursos operan como argumentos en la naturalización o normalización de
la violencia que se ejerce sobre las mujeres, ya que con ellos se intenta dar una explicación no
racional a la realidad.

Factores que influyen en la decisión de la mujer de romper la relación

115
La decisión de la mujer de romper la relación está dificultada por las creencias y valores relacionados
con los roles atribuidos a las mujeres y a los hombres:

 El mito del amor romántico


 La responsabilidad de la mujer para proteger la armonía familiar, accediendo a las demandas
de su pareja con el fin de que desaparezca la situación del maltrato y volver a la situación de
normalidad.
 Miedo a perder a su pareja
 Miedo de que su pareja se entere de que le denuncia
 Miedo al aumento de la violencia tras la separación
 Sentimiento de culpa
 Miedo al cambio de vivienda y de vida
 Falta de conciencia del maltrato, sobre todo psicológico
 Dependencia económica y afectiva del maltratador
 Desánimo a la hora de denunciar
 Tolerancia al maltrato
 Baja autoestima que provoca inmovilidad y desesperanza

Tipos de ruptura en la relación

Según el momento en el que se produce la ruptura y la reacción de la mujer ante la agresividad de su


pareja, hay varios tipos de rupturas:

1. Ante las primeras manifestaciones de violencia, ya que no la interioriza, analiza muy


bien su situación y ve que el agresor no lleva idea de cambiar.
• Está trabajando o tiene posibilidades de hacerlo
• Tiene una red familiar y social que la apoya
• No hay antecedentes de violencia
• Posee recursos
• Tienen una gran autoestima

116
2. La mujer deja la relación tras haber aguantado muchos años y haberlo intentado todo
para salvarla. Se da en parejas maduras después de muchos años de relación.
• Considera que tanto ella como su pareja son responsables de la situación
• Reconoce que la relación es dañina para ella y para sus hijos/as
• Abandona la relación tras mucho meditarlo y no suele volver

3. Después de varios intentos de dejar la relación reanuda de nuevo la convivencia,


aunque se convence de que es mejor la ruptura y afronta sus consecuencias.
• Tiene baja autoestima
• Desconoce sus derechos y la forma de acceder a los recursos existentes
• Depende económicamente del agresor
• Tiene escasa formación o experiencia laboral, lo que dificulta encontrar trabajo fuera de casa
• Teme la soledad y no poder educar sola a sus hijos/as
• Siente que no tiene apoyo social

8.6. Mitos sobre la violencia de género

Existen determinados mitos sobre la violencia de género que impiden que la intervención desde el
punto de vista social y psicológico se produzca de forma eficaz sobre este problema. Estos mitos
afectan tanto al entorno social de la mujer maltratada de las agresiones como a los distintos
profesionales que podrían intervenir. Vemos aquí algunas frases que se utilizan y que ejemplifican la
creencia en estos mitos, extraídas de un diálogo de Hombres violentos, mujeres maltratadas de
Graciela Ferreira.

 "Sólo en las familias con problemas hay violencia"


 "La violencia de género sólo ocurre en familias sin educación‖
 "Los hombres que agreden a sus parejas son violentos por naturaleza"
 "Los hombres que agreden a sus parejas están locos"
 "Los hombres que abusan de sus parejas también fueron maltratados en su infancia"
 "Hombres adictos a drogas como el alcohol, hombres parados o con estrés en su trabajo... son
violentos como efecto de su situación personal"
 "La violencia dentro de casa es un asunto de la familia y no debe salir ni difundirse fuera"

117
 "Es más aceptable la violencia que se da entre personas cercanas que la que se da entre
extraños"
 "Siempre se exagera la realidad cuando se habla de violencia contra las mujeres. Son casos muy
aislados. Lo que pasa es que salen en la prensa y eso hace que parezca que pasa mucho"
 "Si una mujer es maltratada y no se va, es porque les gusta y la culpa es suya por seguir"

Esta creencia, que se encuentra bastante extendida, culpa a la mujer del comportamiento
violento del hombre, o al menos, hace ver que no existen mujeres maltratadas. Para ello considera
que existe una agresión mutua y lo único que les diferenciaría es el modo de ejercer la violencia, pues
la mujer tiende a agredir verbalmente, mientras que el hombre lo suele hacer físicamente.

No obstante, los y las expertas indican que la mujer intenta evitar las agresiones, reprimiendo
su rabia y sometiéndose a los deseos de su pareja, dándole la razón y sin cuestionarle. Sin embargo,
el agresor considera una provocación que su pareja exprese sus deseos y opiniones y se comporte
según los mismos.

Estos son algunos de los mitos más extendidos sobre la violencia machista, pero cada tipo de
violencia tiene sus propios mitos.

Sobre la violencia sexual


• "Cuando las mujeres dicen NO quieren decir SÍ―
• "El violador es un enfermo mental y no es plenamente responsable de lo que hace―
• "Es imposible violar a una mujer en contra de su voluntad―
• "La mujer violada es la responsable del delito por provocar al violador―
• "La mayoría de las violaciones se producen a altas horas de la noche en descampados y
por personas desconocidas‖

Sobre las mujeres en situación de maltrato


• Con el tiempo los problemas se solucionan: ―Hable con él y no se preocupe que los
problemas de pareja se tratan y tienen solución‖.
• Son pérdidas de control ocasionales: ―Ella es capaz de provocarle todo el tiempo hasta
que le hace perder el control y explota‖.
118
• Donde hay amor, hay sufrimiento: ―Es el inconveniente de tener un marido prestigioso. Su
vida es su marido, sus hijos y su casa. Sea más paciente, trate de hablarlo, usted es su
mujer y tiene que ayudarlo‖
• Son ellas quienes provocan la violencia: ―Si es una plasta, no me extraña que el marido
se harte y le dé dos guantazos. Con esa actitud, ella se lo busca‖, ―¿Qué hace usted,
señora, que le moleste o le irrite?‖, ―Las mujeres, muchas veces son las peores‖.
• Necesitan la violencia: ―Las mujeres son así, un toque a tiempo y se calman‖.
• Dicen no cuando quieren decir sí: ―Siempre montan bronca, pero después siguen juntos.
Esos no tienen arreglo‖.
• Si tienen hijos, es mejor que aguanten: ―Tienes que volver a tu casa. Piensa en tu vida y
en la de tus hijos. Tienes que ser más responsable‖.
• Son pasivas: ―Necesitan a su lado a alguien superior y más fuerte que ellas‖.
• Son malas y se lo merecen: ―Trate de no darle motivos. Nadie se pone así porque sí‖.
• Son débiles y tontas: ―No hace nada bien‖, ―Éstas siempre se arrepienten y no vuelven‖.
• No pueden dejarlo porque dependen económicamente de él: ―No tiene tiempo ni
capacidad para pensar en otras cosas‖, ―Gano más que ella y pretende decidir de igual
manera que yo‖.

8.6.1. Mitos sobre los hombres violentos

Según Graciela Ferreira, ―el hombre violento no se distingue de ‗la normalidad masculina‘
general. Puede ser simpático, seductor, atractivo y ‗caballeresco‘, con actitudes de ciudadano modelo.
Eso le permite camuflarse y pasar inadvertido en el mundo exterior a su familia, tener doctorados
universitarios, ser funcionario del Estado, docente, psicólogo, actor, juez, empresario, obrero, policía,
deportista, político, desocupado, médico, cocinero o científico‖.
 Son impulsivos y descontrolados: ―Por estar muy estresados pueden perder el control un día‖.
 No son del todo responsables: ―¿Por qué se porta así?, ¿Tendrá algún problema que no me
dice?‖, ―¿Tendrá razón y me estaré volviendo loca?‖, ―Tan malo no debe de ser cuando llevan
tantos años juntos‖.

119
Estos mitos producen una inhibición de la ayuda social que reciben las mujeres maltratadas
de la violencia machista. El contexto social (vecinos, amigos, familia) en ocasiones no apoya a la
mujer maltratada, justifica la agresión e incluso pone en duda la inocencia de la agredida.

Para una mujer maltratada por violencia de género es difícil reconocer el problema y, más
aún, pedir ayuda. El proceso que les lleva a tomar esta decisión no es sencillo y por eso es
importante ofrecerle apoyo en este momento. El mito de que ―esto sólo le pasa a cierto tipo de
personas, raras y de clase baja‖ hace que a determinadas mujeres que no se ajustan a ese perfil les
sea más difícil identificarse como mujer maltratada por violencia de género. La mujer piensa que eso
no le puede ocurrir a ella y se siente fracasada como esposa por no saber complacer a su marido.

El sentimiento de culpa, los sentimientos de vergüenza y la asunción de que si la pareja no


funciona y sus maridos las tratan mal es porque han fracasado dificulta la búsqueda de ayuda. Esto
hace que, a pesar de los malos tratos, las mujeres intenten cambiar al hombre y no lo denuncien
durante mucho tiempo. Como consecuencia, las agresiones son cada vez más intensas y frecuentes,
y las consecuencias sobre la mujer, más devastadoras.

La sociedad continúa manteniendo ciertas actitudes hacia las mujeres y sus roles, y suele
juzgar a las mujeres maltratadas justificando el uso de la violencia por la posible provocación de
éstas. Las mujeres interiorizan estos mitos, que son aceptados en muchos ámbitos sociales y que
favorecen o incitan (incluso intentan justificar) la conducta del maltratador.

La violencia de género no tiene barreras de edad, clase, educación, cultura, etnia, es decir,
que no existe un perfil de mujer maltratada por violencia machista, sino que cualquier mujer, sólo por
el hecho de serlo, puede sufrirla. No es cierto que se dé este problema sólo en gente primitiva e
inculta, con escasos recursos, o que afecte principalmente a las clases bajas.

Los maltratadores no son fácilmente reconocibles y no responden a un perfil concreto


(alcohólicos, enfermos, locos, impulsivos…). En la mayoría de las ocasiones, los maltratadores tienen
una buena imagen pública, son incluso seductores y es en el ámbito privado donde se sienten
legitimados para ejercer la violencia.

120
No se puede decir que ―se exagera la realidad‖. Según datos del British Council de 1999, una
de cada cuatro mujeres en el mundo sufre violencia machista. Y esto no es una cuestión privada, es
un grave problema.

Mitos sobre las denuncias falsas

La Fiscalía no probó ninguna denuncia falsa por violencia de género en 2018

En los últimos ocho años se presentaron 1.055.912 denuncias y solo en 79 casos hubo
sentencias por denuncia falsa (0,0075 %), según el Ministerio Público. En este periodo se
investigaron 194 casos por este presunto delito, un dato que consideran que es un ―escasísimo
porcentaje‖: un 0,18% del total.

La Fiscalía General ha presentado su memoria, una radiografía de los delitos cometidos en


España durante 2016. El año pasado, según estos datos, no se probó ninguna denuncia falsa por
violencia de género, aunque todavía hay en tramitación 14 causas, alguna de las cuales podría
terminar en sentencia condenatoria.

Según recoge la memoria, en el periodo que comprende desde 2009 a 2016 se


contabilizaron 1.055.912 denuncias por agresiones machistas. De este cómputo total solo en 79
casos se probó y se ejecutó una condena por denuncia falsa, una cifra que representa el 0,0075 %.

Además, según la memoria, en estos ocho años se investigaron solo 194 casos por un delito
de ―acusación y denuncia falsa‖, un dato que considera que es un ―escasísimo porcentaje‖ ya que
supone el 0,18% del total.

―Es suficientemente elocuente para rebatir las voces que se alzan en torno a la prevalencia
de ‗denuncias falsas‘ en materia de violencia sobre la mujer‖, reseñan en este documento. Por su
parte, en 2015 se ejecutaron cinco condenas por denuncia falsa, un 0,0039% del total de las causas
que se presentaron en esos doce meses.

El año pasado 2017 la Fiscalía incluyó en su memoria que se habían probado dos denuncias
falsas aunque a lo largo del año la cifra ha aumentado esa cifra alcanzando cinco casos según se han
121
ido resolviendo algunos casos pendientes. Esto también podría pasar con alguno de los casos que
están actualmente en tramitación.

El Ministerio Público ha tenido constancia de 68 sentencias dictadas ―que produjeron o


pudieron producir‖ como resultado el fallecimiento de las víctimas de violencia de género, 60 de ellas
han sido condenatorias. En el análisis que desglosan destacan que en 33 casos se imputó un
asesinato consumado, siete por asesinato intentado, siete por homicidio consumado y trece por
homicidio intentado.

Para saber más:

Artículo: La Fiscalía no probó ninguna denuncia falsa por violencia de género el año pasado

8.6.2. La dispensa de declarar contra el cónyuge

La dispensa de declarar contenida en el art. 416 y 418 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal


se constituye como una excepción a la regla general que es la de obligación de declarar y decir la
verdad de todo testigo. Tal dispensa, que no sólo es para el cónyuge sino para otros familiares
directos del procesado, fue una opción político-criminal del legislador en 1882, que ha permanecido
invariable hasta nuestros días, pues su razón de ser es evitar conflictos en el seno de la familia
cuando la declaración de un familiar directo del procesado pueda perjudicarle

El 37% de los casos de violencia de género que retira la fiscalía se debe a que la mujer
maltratada se niega a declarar contra su agresor. Mientras, el problema se vive día a día en los
juzgados de violencia de género de toda España. Y es grave. El número de mujeres que inició un
proceso judicial por malos tratos y que ha renunciado a seguir adelante con él ha crecido un 46,4%
desde 2007, según datos del Observatorio de Violencia de Género del CGPJ. El último informe de
este organismo apunta que los sobreseimientos de los procedimientos dictados en los juzgados
especializados en estos delitos han aumentado un 137%. La presidenta del Observatorio, la
magistrada Inmaculada Montalbán, achaca ese incremento sobre todo al uso de la dispensa.

122
Tanto si la mujer retira la denuncia como si se acoge a su derecho a no declarar, el
procedimiento puede continuar de oficio y el fiscal puede mantener los cargos. Pero para que esto
ocurra se necesitan pruebas. Si no las hay, sólo queda el sobreseimiento provisional, y el problema
es que muchas veces no hay nada más que la declaración de la mujer maltratada.

Según algunos expertos en violencia de género, la dispensa se ha convertido en un


mecanismo perverso. Esas voces, entre las que se encuentran jueces, fiscales y asociaciones de
mujeres, sostienen que puede ser utilizada por la parte contraria para presionar a la mujer -muchas
veces ya psicológicamente muy dañada- para que no declare en el juicio. La advertencia no es baladí,
ya que en gran parte de los casos de violencia de género las únicas pruebas que hay para sustentar
el procedimiento son los testimonios de la mujer maltratada y del supuesto agresor.

¿Qué ocurre cuando la mujer quiere desistir del procedimiento una vez iniciado? Ya se ha
puesto en marcha el mismo y su asunto ya no le pertenece realmente, sino que ha pasado al ámbito
de lo público; se trata de un delito en el que ella pasa a ser ―testigo‖, si no quiere ser ―acusación
particular‖. Ella puede no querer continuar con la causa, pero al salir del ámbito de lo privado para ser
público, es el Ministerio Fiscal quien continúa con la acusación y ella será citada todas las veces que
sea necesario para el esclarecimiento de los hechos y, si continúa viviendo con su agresor, en todas
las declaraciones que se efectúen en la fase de instrucción, será necesario que le instruyan y le
hagan las advertencias legales del artículo 416 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.

8.7. Aspectos éticos y legales del personal sanitario ante la actuación del maltrato de
género

Una de las situaciones de mayor dificultad y conflicto a la que se enfrentan las y los
profesionales sanitarios derivan de la colisión de las obligaciones legales 77 y los principios éticos que
rigen las actuaciones del personal sanitario. Esto ocurre especialmente cuando las mujeres
manifiestan el deseo de no denunciar, por lo que se ven ante la disyuntiva de cumplir con lo que
sienten como su deber y la ley obliga y el respeto a la autonomía de las mujeres y a sus decisiones,

77 Protocolo común para la actuación sanitaria ante la Violencia de Género, 2012.


http://www.msssi.gob.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/pdf/equidad/ProtComActSan_2012.pdf
123
así como su derecho a la confidencialidad. En muchas ocasiones estás mujeres son pacientes de
toda la vida, llevan años yendo, se ha creado un vínculo más fuerte que una espontánea visita de vez
en cuando, pero si se puede detectar la violencia, (si su vida no corre peligro) se le puede convencer
que no venga sola a la consulta o averiguar cuáles son los vínculos familiares, lo más importante es
saber, si ella es consciente de que vive una situación de maltrato, y si sabe que es lo que tiene que
hacer.
Emitir un parte de lesiones sin el consentimiento de la mujer sitúa a los y las profesionales
ante un conflicto ético, ya que consideran estar violando el secreto profesional y la posible pérdida de
confianza de la paciente. Lo que sí que hay que hacer siempre, es detallarlo todo en la historia
clínica, e intentar que ella vuelva cuanto antes, si puede será acompañada de un familiar, pero no del
maltratador. Por eso es tan importante, no solo que tenga formación el personal facultativo y de
enfermería, sino todas las personas que en algún momento puedan tener una relación con la mujer
maltratada, desde el o la celadora, a él o la auxiliar, saber identificar las señales que puede emitir
una mujer que está en la sala de espera con su maltratador al lado (le riñe, la mira intimidándola, la
empuja, le hace callar…), puede activar enseguida la alerta, y empezar la actuación de abordaje
desde ese mismo momento, como por ejemplo, crear un ambiente tranquilo, o no dejar entrar al
maltratador, entre otras actuaciones (como ya hemos visto)

En caso de que ella manifieste su deseo de que no se emita el parte de lesiones, si no se


indagan las razones de su negativa, ni se exploran cuáles son sus miedos, sus necesidades, etc., se
estaría desatendiendo el principio de no maleficencia.

La ley establece y especifica los casos en que la salvaguarda de la confidencialidad no es


una obligación absoluta y debe revelarse el secreto médico, como ante la sospecha de un delito y en
caso de ser llamados a declarar en un proceso judicial. Existe deber general de denuncia previsto en
el párrafo 1 del artículo 262 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal ejercitable conforme al artículo 544
ter de dicha Ley (ante el juez de guardia o el Ministerio Fiscal):

«Sin perjuicio del deber general de denuncia previsto en el artículo 262 de esta Ley las
entidades u organismos asistenciales, públicos o privados, que tuvieran conocimiento
de los hechos mencionados en el apartado anterior (delitos contra la vida, integridad
física o moral, libertad sexual, libertad o seguridad de alguna de las personas
124
mencionadas en el artículo 173.2, del Código Penal) deberán ponerlos inmediatamente
en conocimiento del Juez de Guardia, o del Ministerio Fiscal con el fin de que se pueda
incoar o instar el procedimiento para la adopción de la Orden de Protección.»

El artículo 355 de esta Ley menciona de modo explícito la obligación de las y los
profesionales de la medicina:

«Si el hecho criminal que motive la formación de una causa cualquiera consistiese en
lesiones, los médicos que asistieran al herido estarán obligados a dar parte de su estado».

Por otro lado el artículo también el artículo 30.3 del Código de Deontología Médica regula
que:

“El médico que conociere que cualquier personas y, más aún si es menor o incapacitado,
para cuya atención ha sido requerido, es objeto de malos tratos deberá poner los medios
necesarios para protegerlo, poniéndolo en conocimiento de la autoridad competente”.

También la Ley Orgánica del Código Penal El artículo 408 de la Ley estable la obligación de
comunicar la violencia de género por ser un delito:
“La autoridad o funcionario que, faltando a la obligación de su cargo, dejare
intencionadamente de promover la persecución de los delitos de que tenga noticia o de sus
responsables, incurrirá en la pena de inhabilitación especial para empleo o cargo público
por tiempo de seis meses a dos años”.

La comunicación a las autoridades competentes de aquellas situaciones que lo requieran,


especialmente en caso de violencia de género viene recogida en el Real Decreto 1030/2006 por el
que se establece la Cartera de Servicios comunes del Sistema Nacional de Salud, en su Anexo II,
apartado 6.6.3. y en el Anexo IV, apartado 2.8, recoge como una función del personal sanitario de
Atención Primaria, Atención Especializada y Urgencias,.

125
―En caso de sospecha de maltrato ejercida por parte de la pareja o ex pareja, se
comunicará al juzgado de guardia mediante el parte de lesiones o informe médico. La
información del hecho a las autoridades judiciales permite poner en marcha las medidas
dirigidas a la protección de la mujer y evitar que el delito quede impune”.

En la atención a las mujeres en situaciones de violencia de género, al igual que en cualquier


intervención sanitaria, las y los profesionales deben tener siempre presentes los principios éticos de
actuación y los derechos que las mujeres tienen como pacientes, reconocidos en la Ley 41/2002 de
Autonomía del Paciente y en todos los códigos deontológicos profesionales. Las características
específicas de la situación de maltrato y la vulnerabilidad de las mujeres que viven en estas
relaciones, así como de sus hijas e hijos, requieren poner especial atención en estos aspectos.

Cuando la gravedad de las lesiones lo requiera, se puede solicitar al Juzgado de Guardia por
escrito o telefónicamente, la presencia en el centro sanitario de profesionales de las Unidades de
Valoración Forense Integral para que las exploraciones y pruebas se realicen en un solo acto, muy
especialmente en situaciones de agresiones sexuales, intentando no someter a la mujer a una doble
victimización.

En la intervención sanitaria con hijas e hijos de mujeres en situaciones de violencia de


género, los profesionales sanitarios del sistema sanitario público pueden ser requeridos como testigos
o como peritos en relación a la detección, consecuencias para la salud o circunstancias sanitarias del
caso.

8.8. Dilemas éticos en el personal sanitario

Una de las situaciones de mayor dificultad y conflicto a la que se enfrentan las y los
profesionales sanitarios derivan de la colisión de las obligaciones legales y los principios éticos que
rigen las actuaciones del personal sanitario. Esto ocurre especialmente cuando las mujeres
manifiestan el deseo de no denunciar, por lo que se ven ante la disyuntiva de cumplir con lo que
sienten como su deber y la ley obliga y el respeto a la autonomía de las mujeres y a sus decisiones,
así como su derecho a la confidencialidad.

126
Emitir un parte de lesiones sin el consentimiento de la mujer sitúa a los y las profesionales
ante un conflicto ético, ya que consideran estar violando el secreto profesional y la posible pérdida de
confianza de la paciente. La ley establece y especifica los casos en que la salvaguarda de la
confidencialidad no es una obligación absoluta y debe revelarse el secreto médico, como ante
la sospecha de un delito y en caso de ser llamados a declarar en un proceso judicial.

Existe deber general de denuncia previsto en el párrafo 1 del artículo 262 de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal ejercitable conforme al artículo 544 ter de dicha Ley (ante el juez de guardia o
el Ministerio Fiscal): «Sin perjuicio del deber general de denuncia previsto en el artículo 262 de esta
Ley las entidades u organismos asistenciales, públicos o privados, que tuvieran conocimiento de los
hechos mencionados en el apartado anterior (delitos contra la vida, integridad física o moral, libertad
sexual, libertad o seguridad de alguna de las personas mencionadas en el artículo 173.2, del Código
Penal) deberán ponerlos inmediatamente en conocimiento del Juez de Guardia, o del Ministerio Fiscal
con el fin de que se pueda incoar o instar el procedimiento para la adopción de la Orden de
Protección.»
No se está amparado por el secreto profesional al estar específicamente excluida tal
posibilidad por desarrollo legal específico como así apuntan los art. 2 y 8 de la LO 1/82 de
Protección Civil del Derecho al Honor, a la Intimidad Personal y Familiar y a la Propia Imagen en
relación con lo previsto en la Ley de Protección de Datos, al ser precepto expresamente regulado en
disposición legal específica (L.E.CR.) Teniendo en cuenta que cada caso es singular y que se debe
realizar un análisis y valoración individual de la situación en que se encuentra cada mujer, se
recomienda seguir las actuaciones que se han expuesto en los capítulos correspondientes.
El personal sanitario, en ocasiones, puede tener dudas sobre la veracidad del relato,
temiendo poner en marcha el mecanismo judicial cuando sólo hay sospechas. En este caso pueden
comunicarlo al Ministerio fiscal.

Es importante saber que el sistema judicial garantiza el no enjuiciamiento de las y los


profesionales por emitir un parte de lesiones y pueden ser llamados a declarar únicamente en calidad
de testigos o peritos. Algunos/as profesionales pueden tener temor a las represalias del supuesto
agresor tanto por ser acusados/as de calumnias en vía judicial, como por la posibilidad de sufrir
represalias físicas o de otro tipo (ciberacoso, amenazas a través de medios electrónicos). Esto se

127
observa más en profesionales de atención primaria, ya que en muchos casos es el mismo profesional
el que atiende a la mujer y al agresor, lo que posibilita su identificación.

En caso necesario, existe la posibilidad de activar mecanismos de protección de testigos,


como por ejemplo prestar declaración detrás de un biombo sin ser visto por el presunto agresor (Ley
Orgánica 19/1994 de Protección a Testigos y Peritos en causas criminales)78

9. PACTE VALENCIÀ CONTRA LA VIOLÈNCIA DE GÈNERE I MASCLISTA

9.1. Manifiesto

La desigualdad estructural, la discriminación y la opresión basada en el género como


mecanismo social que utiliza el patriarcado para subyugar a las mujeres con respecto a los hombres y
al constructo social de lo ―masculino‖ tienen, entre sus peores consecuencias, el asesinato de
mujeres. Desde que hay datos oficiales, solo en el Estado español, han sido asesinadas más
mujeres, y sus hijos e hijas, que víctimas del terrorismo de ETA. Ante esta situación de emergencia
nacional, la sociedad valenciana, liderada especialmente por los movimientos feministas y por los
colectivos de mujeres, ha interpelado a las diferentes administraciones para llegar a un pacto de
Estado contra las violencias machistas. El 21 de octubre del 2015.

Les Corts Valencianes aprobaron la creación de una comisión—posteriormente


subcomisión— de estudio para la erradicación de las violencias de género con la finalidad de impulsar
un pacto autonómico contra la violencia que sufren las mujeres y por la igualdad de género. Un
trabajo reflexivo, participado por y dialogado con la sociedad civil y las personas expertas tanto en la
legislación, las carencias y los problemas derivados de su aplicación, como en la conceptualización
de la violencia machista. Un trabajo, el Informe sobre el estudio de las violencias machistas en la
Comunidad Valenciana y para la creación de un pacto autonómico contra la violencia que sufren las
mujeres y por la igualdad de género, concluido el 7 de julio de 2017 por unanimidad y fuera de toda
confrontación partidista, que sirve como base de dicho pacto.

78 Protocolo común para la actuación sanitaria ante la violencia de género. 2012


128
El 10 de abril de 2017, la Generalitat convocó a las personas representantes de los partidos
políticos, agentes económicos y sociales, universidades, entidades feministas, colectivos de mujeres
supervivientes, tercer sector, medios de comunicación, cuerpos de seguridad, Administración de
Justicia y al conjunto de las administraciones públicas valencianas para trabajar en el Pacto
valenciano contra la violencia de género y machista. Un pacto basado en el consenso, en el trabajo
de la subcomisión de Les Corts y de diferentes mesas de trabajo de la Vicepresidencia y de la
Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas, en el marco de la 4 Convención sobre la eliminación de
toda forma de discriminación contra la mujer (CEDAW); el Convenio de Estambul, especialmente
contra la trata de mujeres y niños y niñas con fines de explotación sexual; la Declaración Universal de
los Derechos Humanos; y las competencias propias de la Comunidad.

El Pacto valenciano contra la violencia de género y machista interpela a las diferentes partes
que intervienen en él para que asuman y desarrollen 293 compromisos y medidas concretas para
combatir la violencia machista y trabajar por una sociedad basada en la cultura de la no violencia, la
igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres y que respete la diversidad y los Derechos
Humanos, para desarrollar las medidas y acciones en los próximos 5 años. El Pacto valenciano
contra la violencia de género y machista incluye en la agenda pública valenciana la lucha colectiva
contra las violencias machistas y por la igualdad de género. Una oportunidad para derribar los muros
que aún hoy invisibilizan la violencia de género y machista y la consideran un hecho privado y
doméstico, y socializarla como un conflicto político, social, cultural y simbólico. Un manifiesto de
sororidad de todas las administraciones públicas valencianas y las organizaciones sociales,
económicas, culturales y académicas con respecto a las mujeres víctimas de violencia de género, y
un mensaje inequívoco de confrontación con los agresores y la violencia que ejercen.

El Pacto valenciano contra la violencia de género y machista se estructura en cinco ejes,


21 objetivos y 293 medidas concretas que tienen el objetivo de transformar la sociedad y
erradicar las violencias contra las mujeres. La feminización de la sociedad vinculada a los valores
tradicionalmente otorgados a las mujeres, como la cultura de la no violencia, el diálogo, la gestión de
las emociones y la horizontalidad. La promoción del equilibrio entre la esfera pública y privada,
reproductiva y productiva, la razón y las emociones. Un equilibrio basado en la recuperación de la
memoria y las genealogías de mujeres, así como en el empoderamiento de estas como nuevos
129
referentes sociales. Una causa colectiva a la que hay que sumar a los hombres, desde el trabajo de
las nuevas masculinidades y su despatriarcalización.

Tejer sinergias con la pérdida de privilegios de los hombres y la liberación de opresiones de


las mujeres para garantizar una sociedad más libre, segura e inclusiva. Un cambio de paradigma que
debe fundamentarse en una escuela coeducativa, en unos medios de comunicación responsables con
perspectiva de género, en unos usos de tiempo corresponsables y en un nuevo espacio público que
permita el desarrollo de relaciones saludables, críticas y libres. Un cambio de paradigma cultural que
debe ir acompañado de una transformación socioeconómica que permita tanto el cambio de forma de
vida como la independencia económica de las mujeres para garantizar su autonomía personal. Un
pacto contra la violencia de género y machista que trabaje sobre las causas y las raíces del conflicto
de las violencias machistas, pero que paralelamente también dé respuesta a las consecuencias de
esta desigualdad estructural y esta discriminación.

La mejora de la coordinación institucional y el trabajo en red para dar una atención integral a
las mujeres víctimas de violencia de género y a sus hijos e hijas, desde la interseccionalidad y la
inclusión activa. Un diseño de políticas públicas desde la prevención y la sensibilización, la detección
y la intervención, el acompañamiento y la recuperación biopsicosocial de las mujeres, la rehabilitación
de los agresores y la reinserción sociolaboral de las mujeres supervivientes. Unas políticas públicas
desarrolladas por personal con formación específica en perspectiva de género y violencia machista.
Una apuesta por la inteligencia colectiva y la empatía contra la violencia machista y las
desigualdades, una suma de compromisos y voluntades, de medidas y de acciones concretas que
cada una de las personas e instituciones que intervenimos nos comprometemos a desarrollar para
erradicar todas las formas de violencia hacia las mujeres.

Este manifiesto, así como el Pacto valenciano contra la violencia de género y machista, es un
documento abierto al que personas individualmente u otras organizaciones, independientemente de
las promotoras, podrán suscribirse y sumar nuevas acciones propias para combatir las violencias
machistas, ya que todas y todos tenemos mucho que hacer.

5 Líneas Estratégicas, 21 Objetivos, 293 Medidas

130
9.2. Medidas correspondientes a la Consellería de Sanidad Universal y Salud Pública

9.2.1. línea estratégica 1. garantizar una sociedad segura y libre de violencia de género
y machista

Objetivo 1.1.
 Medida 7. Continuar con la campaña permanente «Espai Seguro y Libre de Violencia de
Gènere» n todos los centros sanitarios públicos.
 Medida 8. Difundir materiales informativos con diseño universal sobre violencia de género
dirigido a mujeres que acudan a consultas sanitarias.
 Medida 9. Actas de sensibilización general en hospitales y otros centros sanitarios,
coincidiendo con fechas llave como el 25N y el 8M.
Objetivo 1.2.-
 Medida 8. Formación y sensibilización en violencia de género a los y las profesionales de la
Salud. Medida 9. Implementación del I Plan de Igualdad para el personal gestionado por la
Consellería de Sanidad Universal y Salud Pública,

Objetivo 1.3.-
 Medida 5. Desarrollo de actividades de concienciación con asociaciones por la prevención de
la mutilación genital femenina.

Objetivo 1.4.-
 Medida 4 Atención preferente, si es preciso, de las mujeres en situación de violencia de
género por los equipos interdisciplinarios de Salud mental, cuando haya sido a consecuencia
del maltrato.

Objetivo 1.6.-

 Medida 7.Aplicación del Procedimiento de Gestión Interna de Conflictos para combatir el


acoso sexual y por razón de sexo, identidad sexual o de género en centros sanitarios.

131
 Medida 8 Aplicación de un procedimiento ágil en los centros de salud sanitarios para la
movilidad laboral de mujeres en situación de violencia de género."

9.2.2. Línea estratégica 2. Feminizar la Sociedad

Objetivo 2.1.-

 Mesura 14. Realización de talleres de coeducación afectiva-sexual, basados en el fomento de


relaciones igualitarias y herramientas por construir relaciones saludables.

Objetivo 2.2.-

 Medida 10. Creación en cada departamento de salud de una comisión contra la violencia de
género."

9.2.3. Línea estratégica 3. coordinar el trabajo en red para la atención a las mujeres
víctimas de Violencia de Género y machista y sus hijos e hijas:

Objetivo 3.1.-
 Medida 11. Realización del cribado universal para la detección precoz y prevención de la
violencia de género, a las mujeres mayores de 14 años que acudan en los centros sanitarios.

 Medida 12. Aplicación del protocolo de atención a las mujeres en situación de violencia de
género en los servicios de urgencias hospitalarias.

 Medida 23. Impulso de acuerdos de coordinación para garantizar la atención psiquiátrica.


Impulso de acuerdos de coordinación por garantizar la atención psiquiátrica urgente de las
mujeres y niñas y niños víctimas, en su caso

Objetivo 3.2.-

132
 Medida 4. Aplicación del protocolo de actuación sanitaria en mujeres con adicciones y
violencia de género en el Marco de la Estrategia Europea en materia de lucha contra la droga
2013- 2020.

 "Medida 5. Aplicación de las medidas contempladas en el Plan de Prevención de suicidios y


gestión de la conducta suicida en la CV, que inciden en la prevención e intervención con
mujeres en situación de violencia de género y machista.

 Medida 6. Realizar campañas para signar el compromiso informado, antes de viajar, por
prevenir la mutilación genital femenina en niñas.

 Medida 7. Aplicación del Protocolo de actuación sanitaria delante de la mutilación genital


femenina.

 Medida 10. Formación a profesionales de la psiquiatría y psicología de los dispositivos de


salud mental para un correcto abordaje de la violencia de género y sus efectos sobre la salud
mental.

 Medida 21. Desarrollo de actividades de concienciación por la prevención de la esterilización


con mujeres y hombres con discapacidad o diversidad funcional así como formación en Salud
sexual reproductiva.

Objetivo 3.4.-

 Medida 6. Colaborar en la derivación de mujeres en situación de violencia de género desde el


ámbito sanitario a otros recursos sociales (policiales, jurídicos, asistenciales, etc.)

 Medida 7. Establecer un circuito ágil en la remesa de los informes médicos por presunta
violencia de género desde los Servicios Sanitarios a la Administración de Justicia.

133
 Medida 19. Establecer Protocolos de Coordinación entre Servicios Sociales, servicios de
salud y fuerzas de seguridad del estado por ofrecer una respuesta eficaz a las situaciones de
violencia que sufren las mujeres con discapacidad en colaboración con las organizaciones
sociales especializadas.

 Objetivo 3.6.- Medida 8. Análisis de los datos relativos a los usos de los servicios sanitarios
por parte de las mujeres que han tenido un ingreso hospitalario o han muerto a consecuencia
de la violencia de género.

Para saber más:


Visualizar vídeo:
#Amítambién me ha pasado

134
10. ORDEN DE ALEJAMIENTO Y MEDIDAS CAUTELARES79

¿Qué es el derecho penal?

El derecho penal se dedica a establecer qué comportamientos son delitos o faltas y las penas
que se han de aplicar a las personas que realizan dichos comportamientos, recogido en el Código
Penal (CP), aprobado por la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, y las diversas leyes que le
han venido modificando.

También forma parte de este derecho el proceso por el cual una persona es condenada u
obligada a cumplir las consecuencias establecidas como responsables de un delito o falta.

El derecho penal ofrece la mayor protección de los derechos fundamentales y la respuesta


grave de la sociedad a aquellos comportamientos que los vulneran o infringen.

Es aplicable tanto a hombres como a mujeres, si bien las diferencias existentes tanto
biológicas como culturales y sociales darán diferentes contenidos y consecuencias, en algunos
supuestos, a los comportamientos realizados bien por hombres o mujeres o para las víctimas de los
mismos sean hombres o mujeres.

¿Qué derechos más básicos protege el derecho penal?

Sin perjuicio de otros derechos que también protege el Código Penal, los más básicos son: el
derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, las personas puedan ser
sometidas a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes; el derecho a la libertad de
movimiento, a la libertad sexual, a la libertad ideológica, religiosa y de expresión; el derecho a la
igualdad de trato de hombres y mujeres, a no ser discriminadas las personas por motivo de
nacimiento, raza, sexo, opción sexual.

¿Qué es la violencia de género?

La violencia de género ha sido y sigue siendo una de las manifestaciones más claras de la
desigualdad, subordinación y de las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres.

79 Información extraída de la página del Instituto de la mujer y para la igualdad de oportunidades


135
La Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la
Violencia de Género, en su artículo 1.1., define la violencia de género como aquella que, ―como
manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los
hombres sobre las mujeres, se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus
cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad,
aun sin convivencia‖, y ―comprende todo acto de violencia física y psicológica, incluidas las
agresiones a la libertad sexual, las amenazas, las coacciones o la privación arbitraria de libertad.‖

¿Una mujer que ha sido agredida en diversas ocasiones por su pareja, tiene miedo y no tiene
claro lo que quiere hacer. ¿Dónde pueden orientarla?

La Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, adscrita al Ministerio de Sanidad,


Política Social e Igualdad a través de la Secretaría de Estado de Igualdad, tiene el teléfono de
información y atención gratuita 016, que no deja rastro en la cuenta de teléfono.

Es un servicio público en el que se facilita tanto información sobre los derechos de las
víctimas de violencia de género y los recursos disponibles para su atención, como asesoramiento
jurídico especializado.

Por otra parte, los Ayuntamientos y las Comunidades Autónomas disponen de distintos
servicios o centros de atención o información a la mujer, en algunos casos, específicos para mujeres
maltratadas, donde se proporciona información, orientación o se deriva a los servicios especializados,
y donde se facilita atención psicosocial tanto a las mujeres como a sus hijos/as, atención jurídica,
apoyo educativo, etc.

Asimismo, los Ayuntamientos y Comunidades Autónomas disponen de servicios telefónicos


de información y atención a mujeres.

¿Las relaciones de noviazgo deben entenderse como relaciones de afectividad “análogas” a


las de matrimonio a los efectos de la comisión de un delito del maltrato habitual o no habitual?

Si bien es cierto que han existido sentencias dictada por alguna Audiencia Provincial de forma
aislada, lo cierto es que el criterio mayoritario es que la relación de noviazgo debe incluirse dentro de
las relaciones a que se refieren los artículos 153 y 173 del Código Penal, teniendo en consideración,
no obstante, que dicha relación de noviazgo debe revestir ciertas características de forma taxativa,

136
siendo relevante que se exista estabilidad en la relación y que no se trate de algo puntual o
esporádico.

¿Puede entenderse que existe violencia de género si la relación entre víctima y agresor
terminó hace ya algunos años?

Sí puede darse esa circunstancia, siempre y cuando exista una relación directa o indirecta
entre el acto de violencia que tiene lugar en la actualidad y la relación de pareja que existió entre el
agresor y la víctima. No puede establecerse un límite temporal determinado, si bien, si dicha relación
de causalidad existe y puede acreditarse, estaremos ante un episodio de violencia de género del cual
conocerán los Juzgados de Violencia Sobre la Mujer.

¿Siempre es necesario presentar una denuncia para obtener del Juzgado de Violencia Sobre la
Mujer una orden de protección?

No es imprescindible la formulación de denuncia, auque sí es lo más aconsejable.

Por violencia de género diversas son las personas que pueden hacer llegar al Juzgado que
se está cometiendo un hecho delictivo como los servicios médicos con el parte de lesiones, atestado
policial aunque la víctima no realice denuncia, o personas vecinas que conociesen los hechos.

Asimismo, la orden de protección puede ser solicitada no sólo por la víctima de la violencia,
sino por otras personas allegadas a la misma, por el Ministerio Fiscal o incluso ser dictada por el
Juzgado de oficio.

De esta forma, puede suceder que aunque la víctima no haya formulado denuncia, el juzgado
tenga conocimiento del hecho delictivo a través de otras vías (parte de lesiones, atestado policial,
denuncia de una tercera persona que conociese los hechos, etc…)

¿Quién puede solicitar una orden de protección?

 La víctima de actos de violencia física o psicológica por parte de quien sea o haya sido su
cónyuge o de quien esté o haya estado ligado a ella por relaciones similares de afectividad,
aun sin convivencia.
 Los descendientes de la víctima, sus ascendientes o hermanos por naturaleza, adopción o
afinidad, propios o del cónyuge o conviviente, los menores o incapaces que convivan con la
víctima o que se hallen sujetos a la potestad, tutela, curatela, acogimiento o guarda de hecho.
137
 El Ministerio Fiscal.
 El órgano judicial puede acordarla de oficio.
 Las entidades u organismos asistenciales, públicos o privados que tuviesen conocimiento de
la existencia de alguno de los delitos o faltas de violencia de género, deberán ponerlos
inmediatamente en conocimiento del Juez/a de Violencia sobre la Mujer o, en su caso, del
Juez/a de Instrucción en funciones de guardia, o del Ministerio Fiscal con el fin de que el
Juez/a pueda incoar o el Ministerio Fiscal pueda instar el procedimiento para la adopción de
la orden de protección.

¿Puede una mujer extranjera en situación irregular en España solicitar una Orden de
Protección?

Sí, sin ningún problema, ya que su situación administrativa no va a incidir en el derecho a la


asistencia integral que la ley le reconoce como víctima de violencia de género. Además, la víctima
extranjera en situación irregular tiene derecho a regularizar su situación por razones humanitarias,
según establecen las normas en materia de extranjería.

¿Qué es la orden de protección?

La orden de protección es un instrumento legal diseñado para proteger a las víctimas de la


violencia doméstica y/o de género frente a todo tipo de agresiones y concentra en una única e
inmediata resolución judicial (un auto) la adopción de medidas de protección y seguridad de
naturaleza penal y de naturaleza civil.

Al mismo tiempo activa los mecanismos de asistencia y protección social establecidos a favor
de la víctima por el Estado, las Comunidades Autónomas y las Corporaciones Locales.

¿En qué supuestos se dicta la orden de protección?

En los casos en que, existiendo indicios fundados de la comisión de un delito o falta contra la
vida, integridad física o moral, libertad sexual, libertad o seguridad de una mujer (por parte de un
hombre que sea o haya sido su cónyuge o que esté o haya estado ligado a ella por relaciones
similares de afectividad, aun sin convivencia), resulta una situación objetiva de riesgo para la víctima
que requiere la adopción de alguna medida de protección.

¿Cómo y dónde se solicita la orden de protección?


138
A través de un formulario normalizado y único disponible en las Comisarías de Policía, los
puestos de la Guardia Civil, las dependencias de las Policías Autonómicas y Locales, los órganos
judiciales penales y civiles, las fiscalías, las Oficinas de Atención a las Víctimas, los Servicios de
Orientación Jurídica de los Colegios de Abogados, los servicios sociales o instituciones asistenciales
municipales, autonómicos o estatales.

El formulario también puede obtenerse a través de Internet: entre otras, Web del Ministerio de
Sanidad, Política Social e Igualdad, Web del Consejo General del Poder Judicial.

La orden de protección se ha de solicitar en:

 el Juzgado.
 la Fiscalía.
 las Comisarías de la Policía, los puestos de la Guardia Civil, las dependencias de las Policías
Autonómicas y Locales.
 las Oficinas de Atención a las Víctimas.
 los servicios sociales o instituciones asistenciales dependientes de las Administraciones
Públicas.
 los Servicios de Orientación Jurídica de los Colegios de Abogados.

Una vez recibida la solicitud, ésta será remitida de forma inmediata al Juez/a de Violencia
sobre la Mujer o, en su caso, al Juez/a de Guardia.

¿Cuál es el procedimiento para dictarse la orden de protección?

Una vez recibida la solicitud, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer o, en su caso, el Juzgado
de Guardia, convocará a una audiencia urgente a la víctima o su representante legal, a la persona
solicitante de la orden de protección si es distinta de la víctima, al agresor asistido de abogado, y al
Ministerio Fiscal.

La audiencia ha de convocarse en un plazo máximo de 72 horas desde la presentación de la solicitud.

Durante la audiencia, se podrá practicar la prueba que fuera necesaria para acreditar la
situación de violencia de género y el posible peligro para la víctima. El Juzgado adoptará las medidas

139
oportunas para evitar la confrontación entre el agresor y la víctima, sus hijos e hijas y los restantes
miembros de la familia.

Celebrada la audiencia, se resolverá por medio de auto lo que proceda sobre la solicitud de la
orden de protección, adoptando las medidas penales y civiles que considere convenientes.

La orden de protección será notificada a las partes (agresor y Fiscal), y comunicada por el
Juzgado, inmediatamente, a la víctima y a las Administraciones Públicas competentes para la
adopción de medidas de protección, sean éstas de seguridad o de asistencia social, jurídica,
sanitaria, psicológica, etc. A estos efectos, se remitirá la orden de protección a los Puntos de
coordinación de las Comunidades Autónomas.

Tras la adopción de la orden de protección, se deberá informar permanentemente a la víctima


sobre la situación procesal del imputado, así como sobre el alcance y vigencia de las medidas
cautelares adoptadas. En particular, la víctima será informada en todo momento de la situación
penitenciaria del agresor. A estos efectos se dará cuenta de la orden de protección a la
Administración Penitenciaria.

Asimismo, la orden de protección se inscribirá en el Registro Central para la Protección de las


Víctimas de la Violencia Doméstica.

¿Qué medidas pueden adoptarse en la orden de protección?

Medidas penales:

 Privativas de libertad (prisión provisional).


 Prohibición de aproximación.
 Prohibición de residencia.
 Prohibición de comunicación.
 Retirada de armas u otros objetos peligrosos.

Medidas civiles:

 Atribución del uso y disfrute de la vivienda familiar.


 Determinar el régimen de custodia, visitas, comunicación y estancia con los hijos.

140
 Régimen de prestación de alimentos.
 Cualquier medida de protección al menor para evitar un peligro o perjuicio.

Las medidas de naturaleza civil deberán ser solicitadas por la víctima o su representante
legal, o bien por el Ministerio Fiscal cuando existan hijos menores o incapaces.

Las medidas de naturaleza civil tendrán una vigencia temporal de 30 días. Si dentro de este
plazo fuese incoado a instancia de la víctima o de su representante legal un proceso de familia ante la
jurisdicción civil las medidas adoptadas permanecerán en vigor durante los 30 días siguientes a la
presentación de la demanda. En este término las medidas deberán ser ratificadas, modificadas o
dejadas sin efecto por el/la Juez/a de Primera Instancia o el/la Juez/a de Violencia sobre la Mujer que
resulte competente.

Medidas de asistencia y protección social:

La orden de protección confiere a la víctima un estatuto integral de protección que constituye título
suficiente para acceder a las medidas de asistencia y protección social establecidas por el
ordenamiento jurídico, bien por el Estado, las Comunidades Autónomas y las Corporaciones Locales:

 Renta Activa de Inserción, que incluye una ayuda en caso de cambio de residencia,
gestionada por los Servicios Públicos de Empleo.
 Ayuda económica del artículo 27 de la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas
de Protección Integral contra la Violencia de Género, gestionada por los órganos
correspondientes de las Comunidades Autónomas.
 Acceso a viviendas protegidas y residencias públicas para mayores.
 Derechos laborales y de Seguridad Social.
 Solicitud de autorización de residencia por circunstancias excepcionales, que sólo será
concedida cuando recaiga la sentencia condenatoria, y solicitud de autorización de residencia
independiente de los familiares reagrupados.

¿Pueden acordarse en la orden de protección sólo medidas de índole civil?

No, no pueden adoptarse exclusivamente medidas civiles, toda vez que la ausencia de
petición de medidas penales estaría revelando que no existe la situación objetiva de riesgo exigida

141
por la ley en cuanto a ataques contra la integridad física o bienes jurídicos de la víctima que
justifiquen la adopción de la orden de protección.

Si la víctima no quiere que el denunciado conozca la nueva dirección en la que se ha


establecido, ¿puede ese deseo ser compatible con la concesión de una orden de protección en
la que se establezcan medidas penales de prohibición de acercamiento?

Sí es posible, ya que, tal y como lo prevé el artículo 63.1 de la Ley de Medidas de Protección
Integral contra la Violencia de Género, en los procedimientos seguidos por violencia de género, debe
protegerse la intimidad de las víctimas y ello incluye el derecho a la protección de sus datos
personales.

Así las cosas, la orden de protección deberá contemplar en este supuesto la prohibición de
acercamiento respecto de la víctima, en el radio de protección que se determine y dondequiera que
ésta se encuentre. E igualmente se hará mención a los posibles supuestos recogidos por el Código
Penal: lugar de trabajo, lugares frecuentados por la víctima, etc…

¿Las víctimas de violencia de género pueden tener defensa gratuita para el asesoramiento y en
los procedimientos que se pongan en marcha?

Las mujeres víctimas de violencia de género cuyos ingresos económicos, computados


anualmente y por unidad familiar (excluyendo los del agresor) no superan el doble del Indicador
Público de Renta de Efectos Múltiples (IPREM), tienen derecho a un abogado o abogada del turno de
oficio del Colegio de Abogados que les defienda gratuitamente.

Con carácter excepcional, puede reconocerse el derecho a las personas cuyos ingresos no
excedan del cuádruplo del IPREM, en atención a sus circunstancias familiares, obligaciones
económicas y coste del proceso.

La solicitud se puede obtener y presentar en los Servicios de Orientación Jurídica de los


Colegios de Abogados, así como en las Oficinas de Atención a las Víctimas del Delito de los
Juzgados. También se puede descargar de la página Web del correspondiente Colegio de Abogados.

Asimismo, las víctimas de violencia de género que acudan a interponer una denuncia a las
dependencias de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado o a los órganos judiciales, pueden
solicitar en las mismas dependencias policiales o judiciales que el Colegio de Abogados designe

142
profesional de la abogacía que les defienda y ayude a formular la denuncia. Ello no es óbice para que
posteriormente la víctima tenga la obligación de acreditar que cumple con los requisitos exigidos a
todas y todos los ciudadanos para acceder al beneficio de justicia gratuita con carácter general, según
se ha señalado anteriormente. Si se deniega el beneficio de justicia gratuita, la víctima deberá abonar
los honorarios del profesional que le hayan asignado para su defensa.

Algunas asociaciones de mujeres disponen de programas de asistencia jurídica gratuita a


mujeres víctimas de malos tratos, dando asistencia a las mujeres independientemente de su nivel de
ingresos.

¿Hay alguna ventaja en llevar asistencia letrada en un procedimiento seguido por violencia de
género?

Dentro de los derechos que le asisten a las víctimas de violencia de género, uno de ellos
consiste en personarse en el procedimiento asistida por asistencia letrada y representación procesal,
es decir, personarse como acusación personal en el procedimiento contra el agresor, siendo parte en
el procedimiento.

Esta opción es la más aconsejable, toda vez que una vez que la víctima se persona como
acusación particular, su abogada o abogado puede proponer cuantas diligencias de prueba le
interesen para que sean practicadas e igualmente le serán notificadas, a través de su procuradora o
procurador, las resoluciones dictadas en la causa.

Por el contrario, si la víctima no se persona posiblemente no se practiquen todas las


diligencias de prueba que le interesen y convengan a la víctima, ni va a recibir la notificación de las
resoluciones dictadas por el juez, salvo las expresamente previstas por la ley.

Si hay una medida cautelar de prohibición de acercamiento y comunicación dictada por un


Juzgado de Violencia Sobre la Mujer en el marco de una orden de protección y el imputado la
quebranta, ¿qué Juzgado conocerá del delito por quebrantamiento?

Dependerá de la forma en que se lleve a cabo el quebrantamiento. A priori, el


quebrantamiento de condena o de medida cautelar se encuentra enmarcado dentro de los delitos
contra la Administración de justicia, cuyo conocimiento no está atribuido legalmente a los Juzgados
de Violencia Sobre la Mujer, sino a los Juzgados de Instrucción.

143
Sin embargo, si para llevarse a cabo el quebrantamiento, el agresor comete actos que
evidencien violencia ejercida contra la víctima, en ese supuesto sí podríamos hallarnos ante la
competencia del mismo Juzgado de Violencia Sobre la Mujer que está tramitando el procedimiento
inicial.

Si se acuerda la atribución del uso del domicilio conyugal a la mujer y pasan los 30 días
preceptivos sin que se presente la demanda civil ¿comete el marido un delito de
quebrantamiento si regresa al domicilio pasado ese plazo?

Respecto a las medidas civiles, no existiría el quebrantamiento, toda vez que las mismas
estarían caducadas al no haberse prorrogado las mismas mediante la presentación de la demanda.
Sin embargo, como será necesario que existan medidas penales acordadas por el juez en el Auto
concediendo la Orden de Protección (p.e. la salida del imputado del domicilio por violencia de
género), habrá que estar al plazo de duración de las mismas para poder valorar si ha existido ese
quebrantamiento o no.

¿Cómo debe interpretarse la presencia de menores en el momento de suceder el hecho


violento para que dicha circunstancia suponga una agravación de la conducta del agresor?

En efecto, que el hecho se produzca en presencia de menores es una de las circunstancias


previstas legalmente junto a otras (uso de armas, comisión del hecho en el domicilio familiar, etc…),
en virtud de la cual la pena prevista puede imponerse en grado máximo.

Se requiere que el menor o los menores se encuentren integrados dentro del círculo de
sujetos a los que se refiere el artículo 173.3 del Código Penal y no es necesario que se trate de una
presencia física e inmediata, sino que basta con que el menor se aperciba de los hechos ocurridos y
que ésta situación sea tenida en consideración por el agresor, es decir, que sea consciente de le
presencia directa o indirecta del menor.

¿Qué ocurre si una mujer presenta una denuncia por maltrato habitual y posteriormente
recuerda más detalles, otros episodios o localiza a personas que desean acudir a testificar a
mi favor?

La víctima puede proceder a ampliar la denuncia inicial que ha dado origen al procedimiento,
circunstancia ésta que es preferible se lleve a cabo antes de ser citada para la ratificación de la
denuncia interpuesta y para prestar declaración, ya que así podrá ser preguntada sobre los hechos
contemplados en la denuncia y en la posterior ampliación.
144
Si la víctima está personada como acusación particular, su letrada puede presentar ese
nuevo escrito y si no, será la propia denunciante la que debe proceder a ampliar la denuncia.

¿Qué tipo de pruebas puedo aportar si estoy sufriendo maltrato psicológico?

Dada la dificultad para probar esta manifestación del maltrato es aconsejable poder reunir
cuántos documentos de carácter médico tenga la víctima (p.e. si está siendo tratada por un psicólogo
o psiquiatra que emite un informe, la historia clínica de la paciente, copia de las recetas prescritas por
el facultativo si se toman tranquilizantes, antidepresivos, etc…). Posteriormente, una vez iniciado el
procedimiento judicial, dichos profesionales deberán ratificar sus informes y además se recabará el
informe de la Clínica Médico Forense adscrita al juzgado o del Equipo Psicosocial del mismo.

Igualmente relevante será contar con el testimonio de aquellas personas que hubiesen podido
presenciar situaciones constitutivas de maltrato (insultos, vejaciones, desprecios, humillaciones,
etc…) a fin de que testifiquen sobre ello en sede judicial. En este sentido, sería conveniente que ya
constase una referencia a estas personas en la denuncia inicial.

Aunque es improbable, si existen mensajes de voz o de texto dejados en un teléfono móvil,


los mismos deben transcribirse y comunicarse al juzgado a fin de que por el Secretario judicial se
lleve a cabo un acta de trascripción de los mismos.

¿Un procedimiento seguido por malos tratos se tramita como juicio rápido?

Sólo en el supuesto de que nos encontremos ante un maltrato no habitual podrá iniciarse la
tramitación del procedimiento como Diligencias Urgentes a fin de celebrar un juicio rápido y siempre y
cuando el Juzgado de Violencia Sobre la Mujer no estime, a petición de alguna de las partes
(Ministerio Fiscal, defensa o acusación particular) que existen más diligencias de prueba cuya
práctica es necesaria para el esclarecimiento y posterior enjuiciamiento de los hechos, en cuyo caso,
el procedimiento se transformará en Diligencias previas a fin de tramitarse como un procedimiento
penal abreviado ―normal‖.

Si nos encontramos ante un supuesto de un delito por maltrato habitual, en ningún caso el
mismo seguirá los trámites del juicio rápido, sino que desde un primer momento se incoarán
diligencias previas.

145
Si existe una medida de alejamiento y las partes reanudan la convivencia durante la vigencia
de la misma, ¿puede la víctima verse imputada por el quebrantamiento de dicha medida?

La Jurisprudencia del Tribunal Supremo, en un primer momento, estableció que la mujer que
consentía dicho incumplimiento era cooperadora necesaria por inducción en relación al delito de
quebrantamiento. (STS de 26 de septiembre de 2005).

Sin embargo, dicha doctrina ha evolucionado, considerándose en la actualidad que el único


que puede ser imputado por un delito de quebrantamiento de condena o medida cautelar (según la
naturaleza de la medida) es el agresor al cual se le impuso en su momento la prohibición de
acercamiento o comunicación con la víctima, puesto que solamente él es el sujeto sobre el que pesa
dicha medida.

Lo que sí debe tenerse en consideración es que el consentimiento de la mujer en ningún caso


va a excluir la responsabilidad penal de quien quebranta la medida o pena accesoria, según el
Acuerdo de la Sala Segunda del Tribunal Supremo de 25 de noviembre de 2008.

Cuando se dicta sentencia condenatoria por delito de violencia de género que lleve pena
accesoria de prohibición de acercamiento y comunicación, qué precauciones deben tomarse
para que si se incumple la medida, se considere quebrantamiento condena

Será necesario que se efectúe requerimiento expreso al condenado, apercibiéndole de las


consecuencias que el posible incumplimiento de la pena accesoria podría suponer en cuanto al delito
de quebrantamiento de condena del artículo 468 del Código Penal. Y ello, tanto si nos encontramos
ante una sentencia dictada de conformidad como si se trata de una sentencia dictada tras la
celebración del pertinente juicio oral.

De esta forma, si posteriormente el penado quebranta la medida no puede alegar que


desconocía la tipicidad de la acción o las consecuencias que ello podría generarle.

¿Qué ocurre cuando existen medidas cautelares dictadas en el procedimiento penal (salida del
domicilio del agresor, alejamiento, prohibición de comunicación, etc…) y se dicta la sentencia?
¿Se mantienen las mismas si la sentencia no es firme?

Precisamente para proteger a la víctima durante la tramitación de los eventuales recursos que
pudieran interponerse contra la sentencia y que, por lo tanto, no alcanza firmeza tras su dictado, el
artículo 69 de la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género prevé el

146
mantenimiento de las referidas medidas que ya estuvieran vigentes en la fase de instrucción y
enjuiciamiento. Tan sólo será necesario que la sentencia contenga un pronunciamiento expreso sobre
este particular, de forma que la acusación particular y/o el Ministerio Fiscal deberán solicitarlo a fin de
que el Juzgado así lo acuerde.

¿Se puede solicitar la colocación de un brazalete electrónico tanto si existe una medida
cautelar de alejamiento como si dicho alejamiento viene impuesto como pena accesoria en
virtud de sentencia condenatoria?

Se puede acordar la imposición del brazalete electrónico para la víctima y para el agresor
tanto en los supuestos de medida cautelar (y ello por disponerlo así el artículo 64.3 de la Ley de
Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género) como en los casos en que se acuerde
la prohibición de acercamiento y comunicación con carácter de pena accesoria (por reconocerlo así el
artículo 48.4 del Código Penal).

De esta forma, si la instalación de los brazaletes se ha acordado en el marco de la imposición


de una medida cautelar, no por convertirse ésta en pena dejará de tener efecto el uso de los
brazaletes.

Y en el mismo sentido, se podrá establecer la necesidad de colocar dichos dispositivos


electrónicos de control de proximidad si se acuerda la prohibición de acercamiento y comunicación
como pena accesoria, aun cuando en un primer momento no se hubiese adoptado como medida
cautelar en la fase de instrucción del procedimiento.

¿Qué ocurre si, por alguna razón, hay que retirarle al agresor el dispositivo de control
tecnológico de forma temporal?

Pueden concurrir diversas situaciones que, por motivos de seguridad, obliguen a la retirada
temporal del brazalete electrónico que porte el agresor, por ejemplo, razones médicas, ingreso en
centro penitenciario o calabozo.

La retirada debe ser acordada por la autoridad judicial y se realizará por el personal de la
empresa instaladora, salvo en aquello supuestos de extrema urgencia que obliguen a la retirada
inmediata del dispositivo, en los cuales, la unidad policial que intervenga, deberá comunicar dicha
circunstancia al órgano judicial con carácter inmediato.
147
En ambos supuestos, el cuerpo policial competente adoptará las medidas pertinentes para la
protección de la víctima durante el tiempo que dure dicha situación coyuntural.

Para saber más:

Visualizar vídeo:

¿No te ha pasado que...? - Micromachismos | eldiario.es

148
11. RECURSOS ESPECIALIZADOS PARA MUJERES MALTRATADAS

Necesario para poder empoderar a las mujeres en este proceso de empoderamiento,


asesoramiento y acompañamiento. Son gratuitos, institucionales y no hace falta denuncia.

Guía de recursos ( Enlazar)

Para saber más:

Visualizar vídeo:

Se acabaron las lágrimas (con artistas) (Video clip)

149
12. DERECHOS ESPECIFICOS DE LAS MUJERES VICTIMA DEL MALTRATO DE GÉNERO.

12.1. Derechos a la información

Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la


Violencia de Género.

Artículo 18. Derecho a la información.

1. Las mujeres víctimas de violencia de género tienen derecho a recibir plena información y
asesoramiento adecuado a su situación personal, a través de los servicios, organismos u oficinas que
puedan disponer las Administraciones Públicas.

Dicha información comprenderá las medidas contempladas en esta Ley relativas a su


protección y seguridad, y los derechos y ayudas previstos en la misma, así como la referente al lugar
de prestación de los servicios de atención, emergencia, apoyo y recuperación integral.

2. Se garantizará, a través de los medios necesarios, que las mujeres con discapacidad víctimas de
violencia de género tengan acceso integral a la información sobre sus derechos y sobre los recursos
existentes. Esta información deberá ofrecerse en formato accesible y comprensible a las personas
con discapacidad, tales como lengua de signos u otras modalidades u opciones de comunicación,
incluidos los sistemas alternativos y aumentativos.

3. Asimismo, se articularán los medios necesarios para que las mujeres víctimas de violencia de
género que por sus circunstancias personales y sociales puedan tener una mayor dificultad para el
acceso integral a la información, tengan garantizado el ejercicio efectivo de este derecho.

12.2. Derecho a la asistencia integral

Artículo 19. Derecho a la asistencia social integral.

1. Las mujeres víctimas de violencia de género tienen derecho a servicios sociales de atención, de
emergencia, de apoyo y acogida y de recuperación integral. La organización de estos servicios por
parte de las Comunidades Autónomas y las Corporaciones Locales, responderá a los principios de

150
atención permanente, actuación urgente, especialización de prestaciones y multidisciplinariedad
profesional.

2. La atención multidisciplinar implicará especialmente:

a. Información a las víctimas.

b. Atención psicológica.

c. Apoyo social.

d. Seguimiento de las reclamaciones de los derechos de la mujer.

e. Apoyo educativo a la unidad familiar.

f. Formación preventiva en los valores de igualdad dirigida a su desarrollo personal y a la


adquisición de habilidades en la resolución no violenta de conflictos.

g. Apoyo a la formación e inserción laboral.

3. Los servicios adoptarán fórmulas organizativas que, por la especialización de su personal, por sus
características de convergencia e integración de acciones, garanticen la efectividad de los indicados
principios.

4. Estos servicios actuarán coordinadamente y en colaboración con los Cuerpos de Seguridad, los
Jueces de Violencia sobre la Mujer, los servicios sanitarios y las instituciones encargadas de prestar
asistencia jurídica a las víctimas, del ámbito geográfico correspondiente. Estos servicios podrán
solicitar al Juez las medidas urgentes que consideren necesarias.

5. También tendrán derecho a la asistencia social integral a través de estos servicios sociales los
menores que se encuentren bajo la patria potestad o guarda y custodia de la persona agredida. A
estos efectos, los servicios sociales deberán contar con personal específicamente formado para
atender a los menores, con el fin de prevenir y evitar de forma eficaz las situaciones que puedan
comportar daños psíquicos y físicos a los menores que viven en entornos familiares donde existe
violencia de género.

151
6. En los instrumentos y procedimientos de cooperación entre la Administración General del Estado y
la Administración de las Comunidades Autónomas en las materias reguladas en este artículo, se
incluirán compromisos de aportación, por parte de la Administración General del Estado, de recursos
financieros referidos específicamente a la prestación de los servicios.

7. Los organismos de igualdad orientarán y valorarán los programas y acciones que se lleven a cabo
y emitirán recomendaciones para su mejora.

12.3. Derechos a la asistencia jurídica inmediata y/o gratuita

Art. 20 de la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la


Violencia de Género; Ley 1/1996, de 10 de enero, de Asistencia Jurídica Gratuita

La Ley Integral reconoce a todas las mujeres víctimas de violencia de género la asistencia
jurídica inmediata en todos los procedimientos, tanto judiciales como administrativos, que tengan
relación con la situación de violencia, incluso para formular la denuncia.

Si bien la designación de abogado/a se realiza inmediatamente y no es necesario tramitar con


carácter previo la solicitud del beneficio de la justicia gratuita, si este derecho no se solicita o
finalmente es denegado, la víctima deberá abonar los honorarios devengados por la intervención del
abogado/a y del procurador/a.

Para que se reconozca el derecho a la asistencia jurídica gratuita debe acreditarse que los
ingresos económicos, computados anualmente y por unidad familiar, no superan el doble del
Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples (IPREM). Con carácter excepcional, puede
reconocerse el derecho a las personas cuyos ingresos no excedan del cuádruple del IPREM, en
atención a sus circunstancias familiares, obligaciones económicas y coste del proceso.

La solicitud de asistencia jurídica gratuita se realiza rellenando un formulario o impreso, al


que debe adjuntarse la documentación que en el mismo de indica, que debe presentarse en el
Colegio de Abogados o en el Juzgado. Reconocido el derecho a la asistencia jurídica gratuita, la
defensa de los intereses de la víctima, en todos los procesos que sea necesario tramitar, se realiza
por el mismo abogado/a perteneciente al Turno de Oficio Especial de Violencia de Género. Además
de la defensa y representación gratuitas por abogado/a y procurador/a en los procedimientos

152
judiciales y administrativos, el derecho a la asistencia jurídica gratuita comprende las siguientes
prestaciones:

• Asesoramiento y orientación gratuitos previos al proceso.

• Inserción gratuita de anuncios o edictos en periódicos oficiales.

• Exención del pago de depósitos necesarios para interponer recursos.

• Asistencia pericial gratuita.

• Obtención gratuita o reducción del 80% de los derechos arancelarios de los documentos notariales.

12.4. Derechos laborales y de seguridad social

Artículo 21. Derechos laborales y de Seguridad Social.

1. La trabajadora víctima de violencia de género tendrá derecho, en los términos previstos en el


Estatuto de los Trabajadores, a la reducción o a la reordenación de su tiempo de trabajo, a la
movilidad geográfica, al cambio de centro de trabajo, a la suspensión de la relación laboral con
reserva de puesto de trabajo y a la extinción del contrato de trabajo.

2. En los términos previstos en la Ley General de la Seguridad Social, la suspensión y la extinción del
contrato de trabajo previstos en el apartado anterior darán lugar a situación legal de desempleo. El
tiempo de suspensión se considerará como período de cotización efectiva a efectos de las
prestaciones de Seguridad Social y de desempleo.

3. Las empresas que formalicen contratos de interinidad para sustituir a trabajadoras víctimas de
violencia de género que hayan suspendido su contrato de trabajo o ejercitado su derecho a la
movilidad geográfica o al cambio de centro de trabajo, tendrán derecho a una bonificación del 100 %
de las cuotas empresariales a la Seguridad Social por contingencias comunes, durante todo el
período de suspensión de la trabajadora sustituida o durante seis meses en los supuestos de
movilidad geográfica o cambio de centro de trabajo. Cuando se produzca la reincorporación, ésta se
realizará en las mismas condiciones existentes en el momento de la suspensión del contrato de
trabajo.

153
4. Las ausencias o faltas de puntualidad al trabajo motivadas por la situación física o psicológica
derivada de la violencia de género se considerarán justificadas, cuando así lo determinen los servicios
sociales de atención o servicios de salud, según proceda, sin perjuicio de que dichas ausencias sean
comunicadas por la trabajadora a la empresa a la mayor brevedad.

.
12.5. Trabajadoras funcionarias y/o estatutarias

Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de


Género

CAPÍTULO III. DERECHOS DE LAS FUNCIONARIAS PÚBLICAS.

Artículo 24. Ámbito de los derechos.

La funcionaria víctima de violencia de género tendrá derecho a la reducción o a la reordenación de su


tiempo de trabajo, a la movilidad geográfica de centro de trabajo y a la excedencia en los términos
que se determinen en su legislación específica.

Artículo 25. Justificación de las faltas de asistencia.

Las ausencias totales o parciales al trabajo motivadas por la situación física o psicológica derivada de
la violencia de género sufrida por una mujer funcionaria se considerarán justificadas en los términos
que se determine en su legislación específica.

Artículo 26. Acreditación de las situaciones de violencia de género ejercida sobre las funcionarias.

La acreditación de las circunstancias que dan lugar al reconocimiento de los derechos de movilidad
geográfica de centro de trabajo, excedencia, y reducción o reordenación del tiempo de trabajo, se
realizará en los términos establecidos en el artículo 23.

Derechos de las funcionarias públicas. (Arts. 24-26 de la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre,
de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género; Ley

7/2007, de 12 de abril, del Estatuto Básico del Empleado Público)

154
Las funcionarias públicas que sean víctimas de la violencia de género, tienen los siguientes derechos:

– Derecho a la reordenación del tiempo de trabajo, a través de la adaptación del horario, de la


aplicación del horario flexible o de otras formas de ordenación del tiempo de trabajo en los términos
que la Administración establezca.

– Derecho a la movilidad. La funcionaria que, para hacer efectiva su protección o su derecho a la


asistencia social integral, se vea obligada a abandonar su puesto de trabajo en la localidad donde
venía prestando sus servicios, tiene derecho al traslado a otro puesto de trabajo propio de su cuerpo,
escala o categoría profesional, de análogas características, sin necesidad de que sea vacante de
necesaria cobertura. Aun así, en tales supuestos la Administración Pública competente estará
obligada a comunicarle las vacantes ubicadas en la misma localidad o en las localidades que la
interesada expresamente solicite. Este traslado tendrá la consideración de traslado forzoso.

– Derecho a la excedencia. La funcionaria, para hacer efectiva su protección o su derecho a la


asistencia social integral, tiene derecho a solicitar la situación de excedencia sin tener que haber
prestado un tiempo mínimo de servicios previos y sin que sea exigible plazo de permanencia en la
misma. Durante los seis primeros meses, la funcionaria tiene derecho a la reserva del puesto de
trabajo que desempeñara, siendo computable dicho período a efectos de antigüedad, carrera y
derechos del régimen de Seguridad Social que sea de aplicación. Cuando las actuaciones judiciales
lo exigieran se podrá prorrogar este período por tres meses, con un máximo de dieciocho, con
idénticos efectos a los señalados anteriormente, a fin de garantizar la efectividad del derecho de
protección de la víctima. Durante los dos primeros meses de esta excedencia la funcionaria tendrá
derecho a percibir las retribuciones íntegras y, en su caso, las prestaciones familiares por hijo a
cargo.

– Las faltas de asistencia de las funcionarias víctimas de violencia de género, total o parcial, tendrán
la consideración de justificadas por el tiempo y en las condiciones en que así lo determinen los
servicios sociales de atención o de salud según proceda. Al igual que las trabajadoras por cuenta
propia o ajena, para que les sean reconocidos estos derechos, las funcionarias deben acreditar la
situación de violencia de género, bien mediante la Sentencia definitiva por la que se condene al
agresor, la Orden de protección excepcionalmente y hasta tanto se dicte la orden de protección,
mediante Informe del Ministerio Fiscal que indique la existencia de indicios de que la mujer es víctima
de violencia de género.
155
12.6. Ayudas Económicas y sociales

Derechos económicos. Ayuda económica específica para mujeres víctimas de violencia de género
con especial dificultad para obtener un empleo.

(Art. 27 de la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la


Violencia de Género y Real Decreto 1452/2005, de 2 de diciembre. La normativa relativa al
procedimiento de tramitación es la que al respecto haya publicado la Comunidad o Ciudad Autónoma
en la que se solicite la ayuda)

Es una ayuda económica dirigida a las mujeres víctimas de violencia de género que reúnan los
siguientes requisitos:

a) Carecer de rentas que, en cómputo mensual, superen el 75 por ciento del salario mínimo
interprofesional vigente, excluido la parte proporcional de dos pagas extraordinarias. A efectos de
determinar el requisito de carencia de rentas, únicamente se tendrán en cuenta las rentas o ingresos
de que disponga o pueda disponer la solicitante de la ayuda, sin que se computen a estos efectos las
rentas o ingresos de otros miembros de la unidad familiar que convivan con la víctima.

Si la solicitante de la ayuda tuviera responsabilidades familiares se entenderá que cumple el


requisito de carencia de rentas cuando la renta mensual del conjunto de la unidad familiar, dividida
por el número de miembros que la componen, no supere el 75 por ciento del salario mínimo
interprofesional.

A estos efectos, existirán responsabilidades familiares cuando la beneficiaria tenga a su cargo


al menos, a un familiar, por consanguinidad o afinidad hasta el segundo grado inclusive, con el que
conviva. No se considerarán a cargo los familiares con rentas de cualquier naturaleza superiores al
salario mínimo interprofesional, excluida la parte proporcional de dos pagas extraordinarias.

b) Tener especiales dificultades para obtener un empleo, dada su edad, falta de preparación
general o especializada o sus circunstancias sociales, lo que se justificará con Informe emitido por el
Servicio Público de Empleo.

156
c) Acreditar la condición de víctima de violencia de género con la Sentencia definitiva por la que
se condena al agresor, la Orden de protección dictada a su favor o, excepcionalmente, mediante
informe del Ministerio Fiscal que indique la existencia de indicios de que la denunciante es víctima de
violencia de género en tanto se dicta la orden de protección. La ayuda, financiada con cargo a los
Presupuestos Generales del Estado, se concede y abona por la Comunidad Autónoma o ciudades de
Ceuta y Melilla. La solicitud, tramitación y abono de la ayuda se llevará a cabo de conformidad con la
normativa autonómica que la regule.

Dependiendo de la Comunidad Autónoma, su tramitación y pago corresponderá bien a los


servicios sociales, bien al organismo de igualdad.

La ayuda económica se abona en un único pago, y su importe será equivalente, con carácter
general, a:

1. Seis meses de subsidio por desempleo, si no tiene responsabilidades familiares.

2. Doce meses de subsidio por desempleo, cuando la víctima tuviera a cargo un familiar o
menor acogido.

3. Dieciocho meses de subsidio por desempleo, cuando la víctima tuviera a su cargo dos o
más familiares o menores acogidos, o un familiar y un menor acogido.

La cuantía de la ayuda, para las mujeres que tengan reconocido un grado de minusvalía
igual o superior al 33 por ciento será de:

1. Doce meses de subsidio por desempleo, cuando la víctima no tuviera responsabilidades


familiares.

2. Dieciocho meses de subsidio por desempleo, cuando la víctima tuviera a su cargo un


familiar o menor acogido.

3. Veinticuatro meses de subsidio por desempleo, cuando la víctima tuviera a su cargo dos
o más familiares o menores acogidos, o un familiar y un menor acogido.

157
Si la mujer víctima de violencia de género tiene a su cargo a un familiar o un menor
acogido, que tuviera reconocido un grado de minusvalía igual o superior al 33 por ciento, el
importe de la ayuda será equivalente a:

1. Dieciocho meses de subsidio por desempleo, cuando la víctima tuviera a su cargo un


familiar o menor acogido.

2. Veinticuatro meses de subsidio por desempleo, cuando la víctima tuviera a su cargo dos
o más familiares o menores acogidos o un familiar y un menor acogido.

El importe de la ayuda será equivalente a veinticuatro meses del subsidio por desempleo en
los siguientes casos:

1. Cuando la víctima de violencia de género con responsabilidades familiares o el familiar o menor


acogido tuviera reconocido un grado de minusvalía igual o superior al 65%.

2. Cuando la víctima de violencia de género y el familiar o menor acogido tuvieran reconocido un


grado de minusvalía igual o superior al 33%.

Esta ayuda es compatible con las previstas en la Ley 35/1995, de 11 de diciembre, de Ayudas
y Asistencia a las Víctimas de Delitos Violentos y contra la Libertad Sexual. Por otra parte, es
incompatible con otras ayudas que cumplan la misma finalidad así como con la participación en el
programa de Renta Activa de Inserción (RAI). Ello sin perjuicio de que pueda participar en la RAI una
vez desaparezcan o se modifiquen dichas circunstancias.

12.7. Derechos económicos. Renta de inserción social

La renta activa de inserción (RAI). (Real Decreto 1369/2006, de 24 de noviembre, por el que se
regula el programa de Renta Activa de Inserción para desempleados con especiales necesidades
económicas y dificultad para encontrar empleo)

Es una ayuda económica que se reconoce a las personas desempleadas incluidas en el


llamado “PROGRAMA DE RENTA ACTIVA DE INSERCION” (en adelante, Programa de RAI), a
través del cual se llevan a cabo actuaciones encaminadas a incrementar las oportunidades de
inserción en el mercado de trabajo.
158
Para ser incluida en el Programa de RAI y ser beneficiaria de esta ayuda económica la mujer víctima
de violencia de género deberá cumplir los siguientes requisitos:

a) Acreditar su condición de víctima de violencia de género, mediante alguno de


los documentos que a continuación se citan:

 Orden de protección judicial o resolución judicial acordando medida cautelar penal de


protección a favor de la mujer.

 Informe del Ministerio Fiscal que indique la existencia de indicios de que está siendo víctima
de violencia de género en tanto se dicta la orden de protección.

 Sentencia condenando al agresor.

 •Certificación de los servicios sociales de la Administración Autonómica, del Ayuntamiento, o


del Centro de Acogida indicando su situación.

b) Ser demandante de empleo.

c) No tener derecho a las prestaciones o subsidios por desempleo, o a la renta


agraria.

d) Carecer de rentas propias, de cualquier naturaleza, superiores en cómputo mensual al


75 por ciento del salario mínimo interprofesional vigente, excluido la parte proporcional de dos pagas
extraordinarias. Además de lo que antecede, la suma de los ingresos mensuales de la unidad familiar
(constituida por la víctima, y sus hijos/as menores de 26 años o mayores incapacitados o menores
acogidos), dividida por el número de miembros que la componen no ha de superar el 75 por ciento del
salario mínimo interprofesional, excluida la parte proporcional de dos pagas extraordinarias.

La incorporación al Programa de RAI y la solicitud de la ayuda económica se realiza a través


de la Oficina de Empleo. La cuantía de la RAI es del 80% del Indicador Público de Renta de
Efectos Múltiples (IPREM) mensual vigente en cada momento.

La duración máxima de esta ayuda económica en cada Programa es de once meses. No se


puede ser beneficiario de más de tres Programas de RAI. En este Programa se disponen
especialidades para las mujeres víctimas de violencia de género:
159
 No se exige llevar 12 meses inscrito como demandante de empleo, ni tener 45 o más años de
edad.

 Para determinar los ingresos de la unidad familiar, no se tienen en cuenta los que perciba el
agresor.

 Puede ser beneficiaria de un nuevo programa RAI aunque hubiere sido beneficiaria de otro
programa RAI dentro de los 365 días anteriores a la fecha de la solicitud.

 Ayuda suplementaria de pago único si se ha visto obligada a cambio de residencia por


circunstancias de violencia de género en los 12 meses anteriores a la solicitud de admisión al
programa o durante su permanencia en este.

 Para mantener la confidencialidad sobre su domicilio, puede facilitar uno alternativo o un


apartado de correos.

La percepción de la RAI es incompatible con la ayuda económica regulada en el artículo 27


de la Ley Integral. Las mujeres víctimas de la violencia de género que sean beneficiarias del
Programa de Renta Activa de Inserción y que se hayan visto obligadas a cambiar su residencia
en los 12 meses anteriores a la solicitud de admisión a dicho Programa o durante su
permanencia en éste, podrán percibir en un pago único una ayuda suplementaria equivalente a
tres meses de la cuantía de la Renta Activa de Inserción sin que ello minore la duración de dicha
renta. Esta ayuda se podrá percibir una sola vez por cada derecho a la admisión al Programa de
Renta Activa de Inserción

12.8. Reconocimiento de anticipo pago de alimentos

Tramitación urgente del procedimiento de reconocimiento de anticipos del Fondo de Garantía


del Pago de Alimentos (Real Decreto 1618/2007, de 7 de diciembre, sobre Organización y
Funcionamiento del Fondo de Garantía del Pago de Alimentos)

Tienen la condición de personas beneficiarias de los anticipos del Fondo de Garantía del
Pago de Alimentos, gestionado por la Dirección General de Costes de Personal y Pensiones Públicas
del Ministerio de Economía y Hacienda, los hijos e hijas menores de edad titulares de un derecho de

160
alimentos judicialmente reconocido e impagado, que formen parte de una unidad familiar cuyos
recursos e ingresos económicos, computados anualmente y por todos sus conceptos, no superen la
cantidad resultante de multiplicar la cuantía anual del Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples
(IPREM), vigente en el momento de la solicitud del anticipo, por el coeficiente que corresponda en
función del número de hijos e hijas menores que integren la unidad familiar.

Las personas beneficiarias tienen derecho al anticipo de la cantidad mensual determinada


judicialmente en concepto de pago de alimentos, con el límite de 100 euros mensuales, que se podrá
percibir durante un plazo máximo de dieciocho meses.

El procedimiento para el reconocimiento del anticipo se tramitará con carácter urgente cuando
la persona que ostente la guarda y custodia del menor sea víctima de violencia de género. A estos
efectos, deberá acreditarse la condición de víctima de violencia de género por cualquiera de los
siguientes medios: a través de la sentencia condenatoria; a través de la resolución judicial que
hubiere acordado como medida cautelar para la protección de la víctima la prohibición de
aproximación o la prisión provisional del inculpado; a través de la orden de protección a favor de la
víctima y, excepcionalmente, a través del informe del Ministerio Fiscal que indique la existencia de
indicios de que la demandante es víctima de violencia de género hasta tanto se dicte la orden de
protección. En el procedimiento de urgencia el plazo máximo para resolver y notificar a la persona
solicitante la resolución de la solicitud será de dos meses.

12.9. Reconocimiento viudedad

Derecho al reconocimiento de la pensión de viudedad en supuestos de violencia de


género. (Art. 174.2 del Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social, aprobado por
Real Decreto Legislativo 1/1994, de 20 de Junio, en la redacción dada por la Ley 26/2009, de 23
de diciembre)

Se trata de una prestación de contenido económico integrada dentro de la acción protectora


de la Seguridad Social y sujeta al cumplimiento de ciertos requisitos.

161
En los supuestos de violencia de género se reconocerá, en todo caso, el derecho a la pensión
de viudedad a aquellas mujeres separadas o divorciadas que, aun no siendo acreedoras de la
pensión compensatoria a que se refiere el Art. 97 del Código Civil, pudieran acreditar que eran
víctimas de la violencia de género en el momento de la separación judicial o el divorcio mediante
sentencia firme, o archivo de la causa por extinción de la responsabilidad penal por fallecimiento; en
defecto de sentencia, a través de la orden de protección dictada a su favor o informe del Ministerio
Fiscal que indique la existencia de indicios de violencia de género, así como cualquier otro medio de
prueba admitido en Derecho (aplicable a hechos causantes posteriores al 1 de enero de 2008).

12.10. Prioridad acceso a viviendas protegidas y residencias para Mujeres mayores

Artículo 28. Acceso a la vivienda y residencias públicas para mayores.

Prioridad en el acceso a viviendas protegidas y residencia públicas para mayores. (Art.


28 de la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la
Violencia de Género; Real Decreto 2066/2008, de 12 de diciembre, por el que se regula el Plan
Estatal de Vivienda y Rehabilitación 2009-2012)

Las mujeres víctimas de violencia de género serán consideradas colectivos prioritarios en el


acceso a viviendas protegidas y residencias públicas para mayores, en los términos que determine la
legislación aplicable.

El Plan Estatal de Vivienda y Rehabilitación 2009-2012 incluye a las mujeres víctimas de


violencia de género como beneficiarias de las ayudas del Plan con derecho a protección preferente.
Además, la condición de víctima de violencia de género es una circunstancia que será tenida en
cuenta por la Administración Pública competente para la concesión de una plaza en una residencia
pública para mayores
12.11. Programa específico de empleo

"La Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral, contra la


Violencia de Género, atiende a las víctimas de este tipo de violencia de un modo integral y
multidisciplinar, por lo que para el cumplimiento de sus fines prevé un conjunto de medidas

162
que abarcan aspectos preventivos, educativos, sociales, asistenciales y de atención posterior
a las víctimas".

Artículo 22. Programa específico de empleo.

En el marco del Plan de Empleo del Reino de España, se incluirá un programa de acción
específico para las víctimas de violencia de género inscritas como demandantes de empleo.

Este programa incluirá medidas para favorecer el inicio de una nueva actividad por cuenta
propia.

En el área de empleo se elabora el REAL DECRETO 1917/2008, de 21 de noviembre, por el


que se aprueba el programa de inserción sociolaboral para mujeres víctimas de violencia de género:
que estén en situación de desempleo y que puedan "acceder a una independencia económica y
necesaria para romper con el vínculo con su agresor y lograr su efectiva recuperación integral".

Orientación Laboral

Las mujeres víctimas de violencia de género, así como otras mujeres en situación o riesgo de
exclusión social (previo informe de derivación) pueden recibir orientación, intermediación y formación
laboral específica a través de las diferentes oficinas destinadas a tal efecto.

En estas oficinas se atenderá a las personas incluídas en estos colectivos con independencia
del distrito de residencia. Siempre será necesaria la previa inscripción como demandante de empleo
en su oficina de empleo.

Recogida de información sobre datos personales, formativos y profesionales. Se identificarán


las capacidades y recursos de la demandante y se detectarán las áreas suceptibles de mejora.

Elaboración de un itinerario de inserción de acuerdo con la demandante donde se abordarán


acciones de formación, orientación grupal, ofertas de empleo y programas especiales de empleo
gestionadas por el Servicio Regional de Empleo.

163
Seguimiento de los objetivos marcados. Revisión de las actividades programadas, facilitación
de la información laboral sobre técnicas y habilidades para la búsqueda de empleo y motivación a la
demandante.

Finalización del itinerario de intervención.

Información de ofertas de empleo adecuadas.

Detección de mujeres con iniciativa empresarial para el apoyo en la creación de su plan de empresa.

Información sobre derechos laborales y ayudas sociales.

12.12. Derecho a la escolarización de hijos/as

Derecho a la escolarización inmediata de sus hijos/as en caso de cambio de residencia por


causa de violencia de género.

(Artículo 5 de la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra


la Violencia de Género)

Los hijos y las hijas de las víctimas de violencia de género que se vean afectados por un
cambio de residencia derivada de los actos de violencia de género, tienen derecho a su
escolarización inmediata en su nuevo lugar de residencia.

12.13. Cambio de apellidos

La Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la


Violencia de Género (BOE de 29 de diciembre de 2004), en su Disposición Adicional Vigésima,
reforma el art. 58 de la Ley del Registro Civil, estableciendo que cuando se den circunstancias
excepcionales para el cambio de apellidos, competencia del Ministerio de Justicia, no será necesario
que concurran los requisitos exigidos como regla general en el art. 57 de la Ley del Registro Civil,
señalando un caso concreto para el supuesto de que el solicitante de la autorización del cambio de
sus apellidos sea objeto de violencia de género.

El art. 58 de la Ley del Registro Civil, de 8 de junio de 1957, queda redactado de la siguiente forma:
164
"2. Cuando se den circunstancias excepcionales, y a pesar de faltar los requisitos que señala dicho
artículo, podrá accederse al cambio por Real Decreto a propuesta del Ministerio de Justicia, con
audiencia del Consejo de Estado. En caso de que el solicitante de la autorización del cambio de sus
apellidos sea objeto de violencia de género y en cualquier otro supuesto en que la urgencia de la
situación así lo requiriera podrá accederse al cambio por Orden del Ministerio de Justicia, en los
términos fijados por el Reglamento."

12.14. Acreditación de la condición de la víctima de violencia de género

11.6.1 Mediante orden de protección dictada por el juez a favor de la víctima

Artículo 23. Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra
la Violencia de Género. Acreditación de las situaciones de violencia de género ejercida sobre las
trabajadoras.

Las situaciones de violencia que dan lugar al reconocimiento de los derechos regulados en
este capítulo se acreditarán con la orden de protección a favor de la víctima. Excepcionalmente, será
título de acreditación de esta situación, el informe del Ministerio Fiscal que indique la existencia de
indicios de que la demandante es víctima de violencia de género hasta tanto se dicte la orden de
protección.

12.15. Derechos para trabajadoras de la Consellería de Sanidad Universal y Salud


Pública

Estos derechos son de aplicación al personal cuya gestión tiene encomendada la Conselleria de
Sanidad Universal y Salud Pública, independientemente de su relación jurídica (estatutaria,
funcionarial o laboral).

12.15.1. Orden 12/2014, de 9 de julio, de la Conselleria de hacienda y


administración pública, para la determinación del procedimiento y criterios de
aplicación de la mejora voluntaria de la acción protectora de la seguridad social.
[2014/7133]
165
Artículo 5. Supuestos en contingencias comunes complementados hasta el cien por cien de las
retribuciones percibidas

1. Con independencia de que el empleado afectado esté acogido al Régimen General o


Especial de la Seguridad Social, se complementará, durante todo el período de incapacidad, hasta el
cien por ciento de las retribuciones que vinieran disfrutando en cada momento cuando la situación de
incapacidad temporal derive de contingencias comunes y se produzca alguno de los siguientes
supuestos:

a) Hospitalización, incluida la domiciliaria y el hospital de día, que responda a actividades


asistenciales comprendidas en la Cartera Común Básica de Servicios Asistenciales del Sistema
Nacional de Salud.

b) Intervención quirúrgica que responda a actividades asistenciales comprendidas en la


Cartera Común Básica de Servicios Asistenciales del Sistema Nacional de Salud.

c) Situaciones de violencia de género.

d) Enfermedad común durante el estado de gestación, aun cuando no den lugar a una
situación de riesgo durante el embarazo.

e) Enfermedades infecto-contagiosas que den lugar a la aplicación de las medidas a que se


refiere la Ley Orgánica 3/1986, de 14 de abril, de Medidas Especiales en Materia de Salud Pública o
que se prescriba su aislamiento por parte del órgano competente en materia de salud pública como
consecuencia de la declaración y/o estudio de una enfermedad de declaración obligatoria.

f) Los siguientes trastornos diagnosticados por psiquiatría: procesos cuyo diagnóstico se


corresponde con alguno de los códigos CIE-9-EM comprendidos entre el 290 al 298 (ambos
inclusive); 300.3; 307.1 o 307.51 (o sus equivalentes de la CIE-10) y que se trata de un trastorno
mental grave de acuerdo a los criterios comúnmente aceptados de las guías de práctica clínica en
psiquiatría.

166
2. Iniciada una situación de incapacidad temporal en la que con posterioridad concurriese alguno de
los supuestos del apartado anterior, y siempre que se corresponda con un mismo proceso patológico
y no haya existido interrupción en el mismo, se complementarán desde el inicio el ciento por ciento de
las retribuciones que se vinieran disfrutando en cada momento

12.15.2. RESOLUCIÓN de 20 de diciembre de 2016, de la Consellería de Sanidad


Universal y Salud Pública, por la que se ordena la publicación del pacto entre la
Conselleria de Sanidad Universal y Salud Publica y las organizaciones sindicales
integrantes de la Mesa Sectorial de Sanidad, por el que se amplía el permiso de
paternidad, y se modifica la reducción de jornada y los efectos económicos para
las mujeres víctimas de violencia de género, respecto al personal gestionado por
dicha conselleria. [2016/10642]

12.15.3. RESOLUCIÓN de 8 de noviembre de 2017, de la consellera de Sanidad


Universal y Salud Pública, por la se ordena la publicación del protocolo que
regula en el ámbito sanitario la movilidad de las empleadas públicas en situación
de violencia de género. [2017/10561]

Solicitud de movilidad y otras medidas de protección por razón de violencia de género.

Solicitud de movilidad y otras medidas de protección por razón de Violencia de Género

Para saber más:


Visualizar vídeo:
Himno Un billón de Pie: "Rompe las cadenas" (Break the chains)

Folleto de movilidad de las trabajadoras del ámbito sanitario en situación de violencia de


género - Descargar

167
13. ABORDAJE DE LOS PROFESIONALES SANITARIOS DE LA VG80 Guía para la actuación

sanitaria de la violencia de género. Web Consellería de Sanidad Universal y Salud Pública

80 Guía para la actuación sanitaria de la violencia de género. Web Consellería de Sanidad Universal y Salud Pública
168
CONCLUSIONES

PRIMERA: Las mujeres que sufren violencia por parte de sus parejas tienen una calidad de
vida inferior y que es de vital importancia que el personal sanitario sepa cuáles son las señales de
esta violencia para poder detectarla y así, poder asesorar y recuperar a la mujer que la está sufriendo.

SEGUNDA: La salud de las mujeres maltratadas, tiene que ser cuanto antes diagnosticada
para poder sacarla del infierno donde vive y recuperarla, para ello, el personal sanitario tiene que
saber cuáles son los síntomas y poner en macha la todo el mecanismo de derechos y recursos
especializados para salir cuanto antes de esta situación.

TERCERA: La atención individualizada, la empatía, el conocimiento de lo que es la violencia


de género y como se produce, reconocer los motivos por los que las mujeres están en esta situación
es clave, para conseguir de las pacientes con sospecha de maltrato acercamiento y la salida de esta
terrible situación

CUARTA: El empeño de la Consellería para que los establecimientos sanitarios –Hospitales


y Centros de Atención Primaria y de Espacialidades- sean espacios libres de Violencia de Género,
solo se conseguirán haciendo llegar a toda la plantilla la formación y la sensibilización necesaria
sobre esta terrible realidad.

QUINTA: El conocimiento de las señales y las consecuencias de la violencia es necesario y


fundamental para muchas mujeres que cuando asisten a su Centro de Salud, necesitan escuchar
―Tranquila… sabemos lo que te pasa y te podemos ayudar‖

NO HACER es permitir que la violencia continúe y que la salud de las mujeres empeore.
ACTUAR contribuye, además de poder resolver el caso, a hacer desaparecer los mitos y
creencias que acompañan a la violencia de género. Frecuentemente no se interviene por miedo
a no saber qué hacer, a hacer más daño…, pero es importante señalar que el sólo hecho de
escuchar con respeto es un acto terapéutico. Con frecuencia la consulta es el único espacio
que la mujer tiene para hablar de lo que le pasa. Al hablar con la mujer se puede ir
descubriendo en qué se la puede ayudar y cómo.
169
BIBLIOGRAFIA

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PROTOCOLO COMÚN PARA LA ACTUACIÓN SANITARIA ANTE LA VIOLENCIA DE GÉNERO.


2012

171
NORMATIVA

 Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de medidas de protección integral contra la violencia de


género. Consagra y garantiza a las mujeres que son o han sido víctimas de violencia de género una
serie de derechos con la finalidad de que las mismas puedan poner fin a la relación violenta y
recuperar su proyecto de vida.

 Ley 27/2003, de 31 de julio, reguladora de la Orden de Protección de las víctimas de la violencia de


género.

 Ley 7/2012, de 23 de noviembre, de la Generalitat, Integral contra la Violencia sobre la Mujer en el


ámbito de la Comunitat Valenciana. (DOCV nº 6.912, de 28 de noviembre).

 DECRETO 63/2014, de 25 de abril, del Consell, por el que se aprueba el reglamento para el
reconocimiento de las indemnizaciones y las ayudas económicas a las víctimas de violencia sobre la
mujer, previstas en la Ley 7/2012, de 23 de noviembre, de la Generalitat, Integral contra la Violencia
sobre la Mujer en el Ámbito de la Comunitat Valenciana

 Ley 23/2014, de 20 de noviembre, de reconocimiento mutuo de resoluciones penales en la Unión


Europea, se publicó en el BOE de 21 de noviembre de 2014, en vigor desde el 11 de diciembre de
2014.

 Ley Orgánica 6/2014, de 29 de octubre, complementaria de la Ley de reconocimiento mutuo de


resoluciones penales en la Unión Europea, por la que se modifica la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de
julio, del Poder Judicial

 ONU - Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer

 Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo, por la que se modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de
noviembre, del Código Penal que introduce algunas modificaciones para reforzar la protección

172
específica que actualmente dispensa el Código Penal a las víctimas de violencia de género y trata de
seres humanos.

 Ley 4/2015, de 27 de abril, del Estatuto de la víctima del delito, que recoge el catálogo general de
derechos, procesales y extraprocesales, de todas las víctimas de delitos e introduce previsiones
que afectan a las víctimas de violencia de género y de trata de seres humanos.

 RESOLUCIÓN de 8 de noviembre de 2017, de la consellera de Sanidad Universal y Salud Pública,


por la se ordena la publicación del protocolo que regula en el ámbito sanitario la movilidad de las
empleadas públicas en situación de violencia de género. [2017/10561]

 ORDEN 12/2014, de 9 de julio, de la Conselleria de Hacienda y Administración Pública, para la


determinación del procedimiento y criterios de aplicación de la mejora voluntaria de la acción
protectora de la Seguridad Social. [2014/7133]

173
WEBGRAFÍA

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Instituto Navarro de la Mujer:


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Instituto Andaluz de la Mujer:
http://www.juntadeandalucia.es/institutodelamujer

Foro Internacional, Juventud y Violencia de Género:


http://www.scout.es/forojuventudygenero/

EMAKUNDE:
http://www.emakunde.euskadi.net/u72-home/es

Fundación Mujeres:
http://www.fundacionmujeres.es/

Directorio de Recursos Educativos para la Igualdad y la Prevención de la Violencia de Género:


http://www.ciudaddemujeres.com/Enlazadas/detail.php?id=228

Observatorio de la Violencia de Género:


http://www.observatorioviolencia.org/

Mujeres en Red.
http://www.mujeresenred.net/

Federación de Asociaciones de Mujeres Separadas y Divorciadas.


http://www.separadasydivorciadas.org/esp/index.php

HOMBRES POR LA IGUALDAD:


http://www.ahige.org/

AMECO Presss.
http://amecopress.net/

AMS (Asociación de Mujeres para la Salud).


http://www.mujeresparalasalud.org/

Red Estatal de Organizaciones Feministas Contra la Violencia de género.


http://www.redfeminista.org/

Centro Reina Sofia.


http://www.centroreinasofia.es/

Secretaría de la Mujer de CC.OO:


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http://www.ccoo.es/csccoo/menu.do?Areas:Mujeres

Secretaría de la Mujer de U.G.T.:


http://www.ugt.es/Mujer/mujer.html

Sin Género de Dudas.


http://singenerodedudas.com/

Wikimujeres:
http://wikimujeres.net/

Themis. Asociación de Mujeres Juristas:


http://www.mujeresjuristasthemis.org/
Coordinadora Estatal de Mujeres Abogadas:
http://www.cemabog.org/

CONSELLERÍA DE SANIDAD UNIVERSAL Y SALUD PÚBLICA.

Guía para la actuación sanitaria ante la violencia de género

IV Plan de Salud 2016-2020

http://www.san.gva.es/documents/157385/6431837/IV_PLAN+DE+SALUD_CV_2016_Castellano_we
b.pdf

Página Consellería de Sanidad espacio libre de violencia de género

Por una sociedad libre de violencia de género

Derecho mujeres maltratadas

Guía de derechos de las víctimas de violencia de género

Recursos prevención violencia de género

Web de recursos de apoyo y prevención ante casos de violencia de género (WRAP)

Protocolo Mutilación Genital Femenina

Protocolo de actuación sanitaria ante la mutilación genital femenina en la Comunitat Valenciana

Protocolo mujeres VG y Adicciones

176
Guía de intervención ante la violencia de género en mujeres con adicciones

Denuncia trata de seres humanos

Trata de seres humanos Policía Nacional

Atención a menores

GRUME, Grupos de Menores

Acoso escolar

Teléfono contra el acoso escolar: 900 018 018

Ayuda a menores y adolescentes

Teléfono de Ayuda a Niños y Adolescentes

Prevención Violencia de Género adolescentes

No em toques el whatsapp

Atención maltratadores

PROGRAMA CONTEXTO Programa de Investigación, Formación e Intervención con hombres


penados por violencia contra la mujer

GLOSARIO (Enlazar glosario.pdf)

177

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