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QUÉ CHIMBO

En la Organización de Naciones Unidas se ha tocado en reiteradas ocasiones el


tema de la violación a los derechos humanos. Quizás la más importante fue en
el Examen Periódico Universal de 2016 que se realizó en noviembre en Ginebra,
donde 103 países se anotaron para discutir la situación en Venezuela. Entre las
situaciones que más preocuparon a los presentes figuraron las restricciones a
los medios de comunicación y las detenciones arbitrarias por parte
del Gobierno.

Pero esta semana nuevamente se tocó el tema en el 36° período de sesiones del
Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Los representantes del gobierno
de Nicolás Maduro en el ente internacional, Jorge Arreaza (canciller) y Jorge
Valero (embajador), aseguraron que en Venezuela no existen violaciones de
derechos humanos y que el informe del Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) es parte de un ataque en contra del
país.

“Mi investigación sugiere la posibilidad de que se puedan haber cometido


crímenes contra la humanidad, algo que sólo puede ser confirmado por una
investigación penal ulterior“, señaló el alto comisionado de la ONU para los
Derechos Humanos, Zeid Ra’ad al Hussein el 11 de septiembre de 2017. Su
despacho realizó el informe Violaciones y abusos de los derechos humanos en el
contexto de las protestas en la República Bolivariana de Venezuela del 1 de abril
al 31 de julio de 2017.

Patrón sistemático

Para Feliciano Reyna, fundador de Civilis, una ONG que ha llevado


documentación a relatorías de la ONU, la postura del Acnudh es responsable y
cuidadosa: “Cuando se habla de que en algún lugar se cometen crímenes de lesa
humanidad, esto debe obedecer a un patrón sistemático y no a una generalidad.
Para ello debe haber una investigación seria que lo demuestre”, explicó Feliciano
Reyna.

¿Por qué declarar que en un país se violan derechos humanos es diferente a


señalar que se cometen crímenes de lesa humanidad? Efecto Cocuyo conversó
con Reyna y Humberto Prado, director del Observatorio Venezolano de Prisiones
(OVP), quien ha suscrito casos en el sistema penal internacional, y el penalista y
profesor de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), Carlos Briceño, para
precisar las diferencias:
-Concepto: la violación de derechos humanos corresponde al incumplimiento
por parte de un funcionario del Estado de los derechos a la vida, igualdad,
libertad, expresión, acceso a la justicia, inviolabilidad del domicilio, educación,
salud y vivienda, entre otros.

Los delitos contra la humanidad o lesa humanidad se configuran cuando


sistemáticamente, y con un patrón establecido, se viola uno de estos derechos, tal
como se establece en el artículo 7 del Estatuto Romano.

Los especialistas en la materia indicaron como ejemplo el caso de los


allanamientos sin orden judicial durante las protestas y contra las comunidades
en las que se manifestaba activamente.

En esos operativos se violaron los derechos humanos correspondientes a la


vivienda; pero si se llegase a comprobar que tales despliegues se realizaron por
orden de algún superior y con la finalidad de causar temor en esas comunidades y
así evitar la protesta, entonces se trataría de un crimen de lesa humanidad.

Briceño aclaró que el Estatuto de Roma establece dos criterios para el ataque
sistemático o generalizado contra una población civil. Estos son su carácter
cualitativo y cuantitativo. “Si un delito se repite con un patrón de difícil
repetición azarosa o si un delito muy grave (como genocidio) se repite una vez,
esto puede considerarse un crimen de lesa humanidad”, dijo.

-Responsabilidad: mientras el Estado se hace responsable por las violaciones de


derechos humanos cometidas en el país, en el caso de un delito de lesa
humanidad la responsabilidad recae sobre un funcionario, ya sea el Presidente,
sus ministros o cualquier otro.

-Investigación: las violaciones de derechos humanos son recopiladas por las


organizaciones civiles de los países y diferentes relatorías de la Comisión de
Derechos Humanos. Los crímenes de lesa humanidad corresponden a una
investigación penal que ordena la Corte Penal Internacional (CPI).

No valen “órdenes superiores”

La abogada y activista de derechos humanos, María Corina Muskus Toro,


explicó en un artículo de opinión publicado en Efecto Cocuyo que existen tres
mecanismos para que un caso de lesa humanidad sea conocido por la CPI:

1) Que un país parte del Estatuto envíe el caso a la Corte.


2) Que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ordene la investigación.

3) Que la Oficina del Fiscal de la Corte decida que “existe fundamento


suficiente para abrir una investigación” y sea autorizado por la Sala de
Cuestiones Preliminares de la Corte.

-Juicio: además de las distintas instancias de la Comisión Interamericana de


Derechos Humanos de la ONU (libertad de expresión, contra la tortura, contra la
desaparición forzada, sobre la independencia de jueces y abogados, contra la
detención arbitraria), las víctimas pueden acudir a la Corte Interamericana de
Derechos Humanos para denunciar la violación de sus derechos humanos.

El órgano encargado de juzgar los crímenes de lesa humanidad es la Corte Penal


Interamericana y también por los tribunales de cada país, según sus leyes
internas. En Venezuela se puede.

Sobre los crímenes contra la humanidad, el experto de las Naciones Unidas en


crímenes de guerra y presidente emérito del International Human Rights Law
Institute de la Universidad DePaul de Chicago, Mahmoud Cherif Bassiouni
precisó las siguientes cinco características:

-Constituyen una norma no negociable del derecho internacional. Esto implica


que están sujetos a jurisdicción universal, lo cual significa que todos los Estados
pueden ejercer su jurisdicción procesando al autor de un crimen con
independencia del lugar donde se ha cometido el crimen.

-Todos los Estados tienen el deber de procesar o extraditar. Por lo tanto, ninguna
persona inculpada de un crimen contra la humanidad puede invocar la ‘excepción
para el delito político’ con el fin de evitar la extradición y que los estados tienen
el deber de prestarse asistencia mutua para reunir las pruebas necesarias para la
acusación.

-Ningún criminal puede invocar la ‘obediencia a las órdenes superiores’.

-No se puede aplicar ningún eximente o atenuante contenido en el derecho de un


Estado.

– Nadie es inmune de ser procesado por tales crímenes, ni siquiera un jefe de


Estado.

Lea más en: 


MANIPULACION IMPERIAL DE DERECHOS HUMANOS Y
DEMOCRACIA
Sábado 23 de enero de 2010 por CEPRID

TRIBUNAL DIGNIDAD, SOBERANÍA, PAZ CONTRA LA GUERRA

CEPRID

En cualquier parte del mundo y, en especial, en nuestra América Latina, Estados Unidos tiene un
impresionante récord de políticas injerencistas, asesinatos selectivos de líderes políticos,
sindicales, sociales, magnicidios, agresiones militares, imposición de dictaduras fascistas,
violación cínica y artera de los derechos humanos, espionaje, subversión, terrorismo y con ellos
ha construido caminos de sangre, destrucción y muerte.

Con qué audacia, descaro y mala fe, el imperio, ha manipulado y manipula los valores esenciales
del humanismo para imponer su hegemonía en nombre de la libertad, la democracia y los
derechos humanos. Calumnia a países, denigra a gobiernos, agrede a los pueblos cuando,
anualmente, denuncia violaciones a los derechos humanos que jamás respeta ni dentro de los
mismos Estados Unidos y peor en los Estados a los que injuria. Ya es costumbre imperial calificar
a los países soberanos, según el parámetro de sus agencias de penetración que no vacilan en
endilgar violaciones de los derechos según paradigmas elaborados por su propia conveniencia y en
busca de alcanzar sus objetivos de dominación neocolonial.

Las inmensas mayorías, en todo el mundo, conocen que Estados Unidos es el país que usa y abusa
del tema de los derechos humanos para descalificar a los gobiernos que no son de su agrado o que
resultan molestos y peligrosos para sus fines imperiales. El imperio tiene una inmensa gama de
organizaciones estatales, gubernamentales y no gubernamentales para penetrar en nuestros
países e inmiscuirse en los asuntos internos con propósitos desestabilizadores y, además, cuenta
con la más grande red de agencias que conforman la “comunidad de inteligencia”, es decir de
espionaje, como la Agencia Central de Inteligencia, (CIA por sus siglas en inglés) “cuyo
involucramiento en una larga sucesión de conspiraciones, secuestros, asesinatos y actos de
terrorismo y de subversión está ampliamente demostrada. En términos de números, Washington
tiene ya desde hace un par de décadas el récord mundial absoluto de la actividad de inteligencia,
no solo entre sus enemigos o presuntos enemigos sino hasta en el aparato gubernamental y
empresarial de las naciones que más servilismo le enseñan, y que más apoyo le ofrecen”, sostiene
el periodista Jean-Guy Allard.

Informa que las fuentes más conocedoras del dispositivo de injerencia de Estados Unidos estiman
en un mínimo de 300 000 agentes activos el staff de las 16 (DIECISEIS) agencias que constituyen la
elegantemente llamada “comunidad de inteligencia” yanqui sin contar los cientos de miles de
informantes, colaboradores, políticos y funcionarios corruptos y traidores que recluta
ininterrumpidamente en el mundo entero En cuanto al presupuesto de esta gigantesca maquinaria
de injerencia universal, se valora de manera muy conservadora, en no menos de 30 mil millones
de dólares, una cantidad de dinero muy superior a los presupuestos anuales de muchos países del
tercer mundo

Si la Agencia Central de Inteligencia (CIA) es, evidentemente, el órgano más conocido del
mecanismo norteamericano de espionaje, la comunidad de inteligencia está ahora sometida -en
la medida que está dispuesta a someterse- a la Oficina del Director de la Inteligencia Nacional
(DNI), encabezada por Mike McConnell, un ex vicealmirante de la US Navy, puro producto fascista
de la Guerra Fría, que informa al presidente y maneja el conjunto del programa de inteligencia.

La CIA es la tétrica organización de innombrables crímenes cometidos a lo largo y ancho de


nuestra América Latina. La sangre derramada de millares de latinoamericanos es obra de la CIA
como lo son las desapariciones forzadas, los secuestros, las cárceles clandestinas, las ejecuciones
extrajudiciales, las torturas, los genocidios, los crímenes de lesa humanidad. La CIA creada por
Harry S. Truman (1945-1953) inauguró sus tropelías criminales en nuestra América Latina el 27 de
junio de 1954 en Guatemala. Jacobo Arbenz Guzmán, presidente elegido democráticamente, fue
derrocado por un golpe de Estado orquestado y financiado por la CIA, que lo sustituyó por una
brutal dictadura militar. La United Fruit Company -empresa en la que tenían intereses personales
el secretario de Estado del gobierno estadunidense, John Foster Dulles, y su hermano Allen,
entonces director de la CIA- y los bancos colaboraron con la CIA para proteger sus intereses,
convenciendo a la administración estadounidense del general Dwight D. Eisenhower (1953-1961)
que Arbenz era un comunista, o por lo menos socialista. La Operación Éxito fue un éxito de la
CIA. Desde entonces, los emperadores de turno del imperio John F. Kennedy (1961-1963), Lyndon
B. Johnson (1963-1969), Richard M. Nixon (1969-1974), Gerald R. Ford (1974-1977), Jimmy Carter
(1977-1981), Ronald W. Reagan (1981-1989), George Bush (1989-1993), William J. Clinton (1993-
2001), George W. Bush hijo, (2001-2009) hasta el actual Barack Obama, han utilizado a la CIA y a
una variada gama de organizaciones para ejecutar sus planes injerencistas y para perpetrar sus
crímenes en contra de nuestros pueblos.

La ofensiva imperial en América Latina ha recrudecido en estos tiempos de Obama. Diversos


gobernantes han denunciado y criticado con dureza el intervencionismo estadounidense,
especialmente, el cometido por la Agencia Central de Inteligencia, el Pentágono, y los famosos
informes sobre Derechos Humanos que sistemáticamente presenta el Departamento de Estado. El
presidente venezolano, Hugo Chávez, exigió al presidente estadounidense, Barack Obama, que
rectifique las acusaciones sobre violaciones a los Derechos Humanos. “No hay que hacerse
grandes esperanzas con este nuevo gobierno de Estados Unidos; seguirá siendo un imperio, y el
imperio atropella a los pueblos”, sostuvo Chávez. El gobierno de Bolivia calificó de “sesgado” y
“parcializado” al último informe sobre derechos humanos, en tanto que el presidente Evo
Morales, denunció la infiltración de la CIA en la petrolera estatal boliviana YPFB.

La presidenta argentina Cristian Fernández dijo estar sumamente molesta por las declaraciones
de la Agencia Central de Inteligencia –CIA- sobre la actualidad económica de algunos países del
mundo. La CIA señaló a Argentina como uno de los países más vulnerables ante la crisis
internacional. Incluso el presidente mexicano, Felipe Calderón, se sumó a la ola de repudio a las
acusaciones de Estados Unidos que señaló a México como un país que corre peligro de
transformarse en un estado fallido debido a la violencia relacionada con el narcotráfico. El
Presidente del Ecuador Rafael Correa expulsó al “diplomático” estadounidense Armando Astorga,
acusado de emplear ayuda oficial para someter a la Policía. Posteriormente expulsó Sullivan,
Director de la CIA en Quito.

No hay un sólo país de América Latina y del Caribe que, en algún momento de su historia, no haya
sido agredido militarmente o por medio de la CIA y sus agencias de fachada. Nadie debería
desconocer que, a más, de esas agresiones armadas, nunca faltaron ni faltan las insoportables
injerencias económicas, políticas y culturales.

HUMAN RIGHTS FOUNDATION

La penetración imperial en nuestras patrias es permanente y tiene diversas modalidades. Una de


las más socorridas, es la que se refiere a los derechos humanos, un tema sensible y
sistemáticamente manoseado por la Casa Blanca y su Departamento de Estado en busca de
protección a sus intereses y para alcanzar el dominio neocolonizador integral.

La Human Rights Foundation es, aparentemente, una organización estadounidense no


gubernamental con el noble objetivo de velar por el respeto y plena vigencia de los derechos
humanos. El objetivo básico declarado públicamente de esa famosa Fundación para los Derechos
Humanos señala que es una “organización apolítica dedicada a defender los derechos humanos en
el hemisferio americano. Nuestro trabajo, afirma, se inspira en un profundo compromiso con las
libertades humanas, cuya meta fundamental consiste en despertar conciencias acerca de la
naturaleza y vulnerabilidad de las libertades en las Américas” Hermoso principio, pero cabe
preguntar: ¿Qué ha hecho o hace la Human Rights Foundation por preservar el respeto a los
derechos humanos en Estados Unidos? ¿Se ha preocupado por vigilar el respeto a los derechos
humanos de los presos políticos en Guantánamo y en las cárceles clandestinas de Europa Oriental,
Medio Oriente, África y Asia? ¿Ha denunciado la violación de los derechos humanos de los
estadounidense, con el pretexto de su particular guerra contra el “terrorismo internacional”
siendo Estados Unidos el mayor terrorista del mundo? La respuesta es un NO categórico, porque
esa organización sólo se preocupa de los derechos humanos en nuestras patrias, con fines
políticos imperiales.

La Human Rights dice:

• Reconocemos los derechos inalienables que protegen a la personas de las acciones arbitrarias
de abuso de poder.
• Creemos que todas las naciones de las Américas deben reconocer y respetar la libertad de sus
ciudadanos así como protegerlos.

• Defendemos la propuesta de Estados americanos totalmente democráticos y fundamentados en


el Estado de derecho que honra y respeta los derechos del hombre y del ciudadano.

Agrega que la Human Rights Foundation está “comprometida con los principios de coherencia,
igualdad y responsabilidad en materia de Derechos Humanos. La transparencia constituye el
elemento determinante, característico y diferenciador de todas nuestras decisiones, métodos y
principios.”

Pero, ¿qué hace esa Fundación en favor de sus principios y pomposas declaraciones? Criticar
duramente a los países de América Latina y del Caribe por las posibles y supuestas violaciones de
derechos humanos y nada hace ni dice respecto de las violaciones a los derechos humanos de los
ciudadanos estadounidenses.

Fuera de toda duda está que los derechos humanos y libertades son inalienables y que no son
dádivas de gobiernos ni de imperios, sino conquistas de la humanidad. Cuando Estados Unidos
agrede a América Latina y el Caribe, ¿en dónde ha estado la Human Rights? Cuando Estados
Unidos, con la complicidad del gobierno de Uribe se apodera de siete bases militares en Colombia
y amenaza con descarados intervencionismos en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua nada
dice la Human Rights. No exige a Estados Unidos que ponga fin al genocida bloqueo a Cuba que es
violador de todos los derechos, pero si critica a Cuba por supuestas violaciones a los derechos
humanos.

Dice que defiende la libertad, pero calla miserablemente cuando las transnacionales violan las
libertades de los pueblos y destruyen el derecho a vivir en un medio ambiente sano y
ecológicamente equilibrado. ¿Qué libertad defienden cuando los pueblos han sido condenados a
la esclavitud de la miseria-inidigencia, de la ignorancia e insalubridad?

Dice que defiende la existencia de Estados democráticos, pero debe defender la democracia al
estilo estadounidense, en tanto se opone y denuncia la democracia que se construye desde las
realidades económicas, sociales, culturales e históricas de los pueblos latinoamericanos y del
Caribe. Naturalmente que la Human Righs defiende el Estado de derecho nacido al socaire de la
Revolución Francesa, burguesa y liberal, pero desconoce el nuevo constitucionalismo
latinoamericano que proclama el derecho de los pueblos al buen vivir, a la armonía entre el ser
humano y la naturaleza, el derecho a la solidaridad, a la paz y el derecho al desarrollo en forma
libre y soberana, sin tutelas imperiales.

Cabría esperar algo útil de la Human Rights Foundation si practicara el principio de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos: “todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y
derechos.”, principio que paladinamente desconoce la HRF.
Si se quiere estudiar a una organización, a un partido o movimiento político, a un político o
financista, es indispensable estudiar sus orígenes, sus hojas de vida. La Human Rights se fundó en
el año 2005 y sus oficinas se abrieron en New York en agosto de 2006. Se considera que el
iniciador de esa organización fue Thor Halvorssen Mendoza que contó con la ayuda de su padre
Thor Halvorssen Hellum, un ex agente de la CIA que en la década de los 80 dejó una secuela de
negras y criminales acciones en Nicaragua y El Salvador. Se convirtió en el Zar Antidrogas de la
DEA y, además, presidió la Compañía Anónima de Teléfonos de Venezuela (CANTV), durante el
período de Carlos Andrés Pérez. Junto a Hilda Mendoza, Thor Halvorssen Hellum, conformó una
de las familias más poderosas de Venezuela y llegó a alcanzar una real y gran influencia política
en la patria del Libertador Simón Bolívar. De estos datos ya se pueden deducir los intereses que
defiende la famosa Human Rights.

La Human Rights Foundation es una fachada de los intereses ocultos de Halvorssen que tiene una
empresa dedicada a filmar documentales con la insana intencionalidad de desfigurar y
desacreditar a personajes de la izquierda estadounidense como Michael Moore o al demócrata
Clinton y su familia.

El círculo de amigos de Halvorssen está integrado por figuras de la talla del ex ministro británico
Tony Blair, por el “religioso” Pat Robertson que sugirió religiosamente asesinar a Hugo Chávez.
Entre los amigos y beneficiarios de la Human Rights consta por ejemplo, el “poeta” cubano
Armando Valladares, un ex oficial de policía del sanguinario grupo represor de Fulgencio Batista.
Valladares salió de la Isla en 1982, gracias a un acuerdo entre Francia y Cuba, en una acción
calificada por la propaganda imperial como “libertad de un poeta inválido, mártir de la prisión”.
Valladares fue encarcelado y condenado a 30 años de cárcel en Cuba junto a otros 16 terroristas
por cargos de sabotaje y homicidio que la Human Rights debería decir por violación de los
derechos humanos. La condición parapléjica del “poeta” Valladares fue una farsa para llamar la
atención de la opinión pública ya que una vez liberado en Paris bajó del avión por sus propios
pies. Posteriormente, la Human Rights colaboró con esa farsa para desprestigiar a la Revolución
Cubana.

Cabe recordar que el “inválido “poeta” Valladares, una vez liberado, fue nombrado por Ronald
Reagan, Embajador de Estados Unidos ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en
Ginebra. Tiempo después, ese sujeto fue Veedor Internacional de procesos electorales
patrocinados por Estados Unidos.

El Vicepresidente de la Human Rights Foundation es Alexander Boyd, un furibundo militante de


las organizaciones de las derechas venezolanas antichavistas. Ese individuo que vive en
Inglaterra, por el año 2004 escribió un artículo en el que aseguraba soñar con ser un Genghis Khan
para mandar a sus hordas capturar a Chávez y a sus colaboradores y verter plata líquida en sus
ojos, decapitar a Lina Ron y Diosdado Cabello en una plaza pública, torturar por el resto de su
vida al entonces Vicepresidente de Venezuela José Vicente Rangel y volar por los barrios de
Caracas y lanzar los cuerpos sin vida de “esos criminales que han destruido a mi país”. Boyd es
una especie de sicópata que convoca al uso de la violencia para derrocar al presidente Chávez.
Boyd fue acusado por el alcalde Londres de ser un promotor del terrorismo. Loados sean los
derechos humanos en la concepción de la Human Rights y sus sicópatas al estilo Boyd.

La famosa Human Rights no sólo ha dirigido sus acciones contra Venezuela sino que ha enfilado
sus ataques “para defender los derechos humanos”, contra los gobiernos considerados
progresistas y democráticos de Cuba, Nicaragua, Ecuador y Bolivia. Esta es una manera perversa
de utilizar los derechos humanos para propiciar el avance del dominio neocolonial del imperio
yanqui. Tanto es así que, a pesar de las pomposas y ruidosas declaraciones de Thor Halvorssen
Mendoza que proclaman a los cuatro vientos que la Human Rights es una organización “apolítica,
ni de derecha ni de izquierda” no vacila en unirse a la propaganda de la Casa Blanca y de la CIA
para afirmar que Estados Unidos es una “ejemplar democracia” que “respeta los derechos
humanos y defiende las libertades” Es un buen negocio la defensa a ultranza de la política
exterior del imperio.

Las actividades de la Human Rights Foundation se caracterizan por cuestionar fuertemente a los
gobiernos latinoamericanos con raigambre popular y democrático, pero considerados enemigos de
Estados Unidos. En Bolivia no se ha distinguido por defender los derechos humanos sino por atacar
al gobierno del presidente Evo Morales y por conducir al pueblo boliviano, conjuntamente con la
USAID y NED, al borde la guerra civil. Colaboró estrechamente con los sectores de oposición al
presidente Morales y apoyó las movilizaciones y violentas manifestaciones en contra del gobierno
democráticamente elegido. Respaldó y apoyó las acciones radicales del neofascismo separatista
de la Media Luna lideradas por los prefectos Fernández, Suárez y Cossio. Apoyó la desobediencia
civil para desacatar la Constitución votada por el pueblo que garantiza la vigencia democrática
para beneficio de las grandes mayorías bolivianas.

La Human Rights defiende los derechos humanos en América Latina mediante la difamación, la
calumnia y la siembra del descrédito de los gobiernos democráticos e izquierdistas que se han
declarado antiimperialistas o por lo menos que critican el tutelaje y el dictado de Washington.

La organización yanqui defensora de los derechos humanos, junto a la USAID desarrolla programas
de “asistencia” y “ayuda” en el Ecuador. Su accionar se dirige, especialmente, a las zonas
fronterizas con Colombia víctimas del Plan Colombia y Plan Patriota. En realidad esos programas
de “asistencia social” son fachadas para ejecutar acciones de espionaje e inteligencia
patrocinadas por la CIA con la intencionalidad de monitorear las acciones del gobierno de Correa
y para vigilar la “penetración” de las guerrillas colombianas en territorio ecuatoriano. Hoy se
sabe que las organizaciones imperiales estuvieron profundamente comprometidas con grupos de
estudiantes universitarios de las oligarquías guayaquileñas matriculados en la Universidad
Católica Santiago de Guayaquil que provocaron disturbios y manifestaciones en contra del
presidente Correa y para oponerse a la aprobación de la nueva Constitución por parte del pueblo.
USAID y Human Rights desarrollan varias estrategias para atraer la participación juvenil para la
ejecución de sus planes en el Ecuador. Buscan la adhesión de los grupos estudiantiles de las
universidades privadas a sus “causas humanitarias”. Organizan charlas, seminarios, talleres,
convivencias, ofrecen viajes y becas de estudio, pasantías en Estados Unidos o “intercambios
estudiantiles” en las vacaciones. Inician y desarrollan campañas de formación de líderes para
luego promoverlos como nuevos actores sociales y políticos, nuevos representantes del país que,
naturalmente, actúan como portavoces del sistema y como propagandistas del Estados Unidos del
“sueño americano” o “american way life” y, gustosamente, con plena conciencia o por afinidad
ideológica, son propensos a convertirse en agentes oficiosos o pagados de la CIA. Todo un modo
de vida burgués oligárquico y feudal.

La USAID tiene una larga y fructífera experiencia en el Ecuador. No sólo la frontera norte y el
Plan Ecuador emprendido por el presidente Correa para desarrollar la zona fronteriza han sido de
interés especial de la USAID, CIA, Human Rights y de otras agencias imperiales. Especial atención
han merecido los movimientos políticos y organizaciones sociales y así impulsaron el trabajo
político del grupo denominado Ruptura 25, que agrupa a las juventudes burguesas y con
Participación Ciudadana de la neoderecha que ha recibido más de un millón de dólares para
defender el sistema de la democracia formal al estilo estadounidense y la vigilancia de los
procesos electorales. Paradójicamente, los miembros de Ruptura 25 se aliaron al Presidente
Correa de la “Revolución Ciudadana” y, pese a su juventud, ostentan cargos de elevada
representación en el Ejecutivo y en la Asamblea Nacional.

La Human Rights se inauguró en la ciudad de Guayaquil, cuna de la más rancia oligarquía del
Ecuador. A ese acto estuvo invitada la derecha más tradicional y la oligarquía más representativa
agrupada en el denominado Partido Social Cristiano y en el reciclado Madera de Guerrero del
Social Cristiano alcalde de Guayaquil Jaime Nebot Velasco, a su vez, líder del movimiento
oligárquico y feudal separatista y autonomista de Guayaquil apoyado por la USAID. Esa derecha
que jamás respetó los derechos humanos del pueblo ecuatoriano como Blasco Peñaherrera o los
hijos de la oligarquía de la Universidad Católica Santiago de Guayaquil estuvieron en primear fila
de los invitados de la Human Rights Foundation.

Sin duda, la Human Rights junto a la USAID se convertirán en la punta de lanza de la


desestabilización imperial en el Ecuador y los hijitos de la oligarquía en fervientes defensores de
los derechos humanos que a las elites económicas y políticas les convenga e interese.

LA NED Y SUS ONGs MERCENARIAS

Por sus siglas en inglés se llama NED y sus nombres y apellidos son: National Endowment for
Democracy y en castellano Fundación Nacional para la Democracia. Anualmente maneja miles de
millones de dólares, para según su presentación pública, “promover la democracia” conforme con
los paradigmas de la Casa Blanca y para cumplir órdenes de la CIA porque es su fachada “legal”
porque la NED fue fundada para hacer el trabajo que hacía la Agencia Central de Inteligencia
(CIA), pero con una imagen más legítima, afirma Eva Golinger al enumerar los grupos
beneficiados por este fondo norteamericano: Alianza Afrocubana (Afro-Cuban Alliance (ACA),
Asociación Encuentro de la Cultura Cubana, Centro para una Cuba Libre (Frank Calzón), Centro
para la Empresa Privada Internacional (CIPE), Comité para el Sindicalismo de Libre Comercio
(CFTU), Directorio Democrático de Cuba, CubaNet News, Disidente Universal de Puerto Rico,
Grupo Internacional para la Responsabilidad Social Corporativa en Cuba, People in Need (PIN),
People in Peril Association (PIPA).

Si sólo para desestabilizar a la Revolución Cubana gasta miles de millones de dólares y financia a
decenas de organizaciones mercenarias, es fácil suponer la cantidad de grupos y grupúsculos que
maneja a nivel mundial para tratar de imponer el sistema estadounidense imperial en sus
infinitas ansias de dominación global. Según documentos desclasificados por Estados Unidos, en la
actualidad, n o se puede siquiera dudar que la NED y sus innumerables organizaciones, grupos y
grupúsculos han sido vinculados a actividades de la CIA.

Todo sigue igual porque el imperio sigue siendo imperio y aquí nada pasa, a pesar de las promesas
del cambio de administración. Washington no deja de derrochar anualmente cientos de millones
de dólares del dinero del contribuyente estadounidense en esta guerra sucia contra América
Latina. "Hay una ofensiva imperial contra América Latina en marcha que se está intensificando en
estos momentos contra los países del ALBA", sentencia Eva Golinger y afirma que una de las
manifestaciones de esta agresión es esta llamada contrainsurgencia como táctica para penetrar e
infiltrar las comunidades y promover la desestabilización", a través de la USAID, DEA, Humam
Rights, NED y decenas de agencias de penetración imperial.

Estados Unidos descubrió que el papel de filántropo y defensor de los derechos humanos deja
réditos políticos entres los subdesarrollados países y pueblos encandilados por el poder del dólar
devaluado y por la vitrina de oropel del imperio y sus muestras materiales que esclavizan al ser
común y mortal desposeído por el injusto sistema de explotación de la persona humana y
depredación de los recursos naturales.

Joan Roelofs sostiene que en los últimos años ha habido naciones que han cuestionado las
actividades y la propia existencia de organizaciones no gubernamentales. Rusia, Zimbabwe y
Eritrea han promulgado nuevas medidas para el respectivo registro, la afiliación al ‘Instituto de la
Sociedad Abierta’ se ha cerrado en Europa Oriental, Venezuela ha incriminado por traición a los
líderes de la ONG ‘Súmate’ y en Iraq y Afganistán han repudiado a las ONG “benéficas”
occidentales (CARE y Médicos Sin Fronteras, por ejemplo).

Las agencias gubernamentales de Estados Unidos son fuente de financiación de decenas de ONGs
nacionales, pero a su vez, organizaciones como la NED son financiadas tanto por el gobierno
estadounidense como por la CIA. “La más notoria es la estadounidense Fundación Nacional para la
Democracia (NED, aparentemente una fundación no gubernamental), creada por el Congreso en
1983 para realizar abiertamente las actividades que había llevado a cabo de forma encubierta la
CIA en la guerra fría. Cuando estas operaciones se revelaron en 1967, hubo una conmoción, no
tanto porque Estados Unidos estaba financiando secretamente a grupos políticos y sindicales
extranjeros, como porque algunas organizaciones como la Asociación de Educación Nacional, El
Gremio Americano de Periódicos, la Federación Estatal Americana, Empleados Municipales y del
Condado, y la Asociación Nacional de Estudiantes fueron utilizadas en secreto como
intermediarias y todos, menos los funcionarios de la cúpula, lo ignoraban. Las fundaciones reales
y falsas también distribuyeron fondos de la CIA.”

La NED cambió esto, pero no mucho. Ahora distribuye fondos tanto directamente como a través
de otras organizaciones. Su "núcleo de donantes" son el Centro Internacional de la Empresa
Privada (Cámara de Comercio estadounidense), el Centro Americano para la Solidaridad Obrera
Internacional (del AFL-CIO) y, asociados con los partidos, el Instituto Demócrata Nacional para
Asuntos Internacionales y el Instituto Republicano Internacional. Algunas fundaciones privadas
recaudan dinero para las actividades de la NED como la Smith Richardson y Mellon-Scaife. Las
fundaciones también cofinancian directamente a los últimos beneficiarios de la NED. Así, Lilly
Endowment apoya al Instituto para la Libertad y la Democracia de Perú, encabezado por
Hernando de Soto, que ofrece los remedios del libre mercado para la pobreza. Otras democracias
capitalistas tienen ahora fundaciones gubernamentales similares a la NED, y trabajan en
colaboración, por ejemplo, Derechos Canadienses y Democracia y la británica Fundación
Westminster para la Democracia. Otras agencias estadounidenses se han unido a la NED y a la CIA
en este trabajo, entre las que destacan la Agencia Estadounidense para Desarrollo Internacional
(USAID) y la Agencia de Información de Estados Unidos (USIA), que apoyan y crean ONGs y medios
de comunicación extranjeros. Alemania, Francia, los Países Bajos, Grecia, Italia y Suecia
financian las fundaciones de sus partidos políticos. Los miembros europeos de la Internacional
Socialista financian el Foro Europeo para la Democracia y la Solidaridad, que distribuye la ayuda a
la "democratización".

La NED fue fundada el 14 de enero de 1983 mediante una Directiva secreta No. NSDD-77, firmada
por el entonces emperador de turno Rolnald Reagan. Ordenaba implementar una infraestructura
para “contribuir a la campaña global por la democracia” y precisaba que para ello “se requerirá
una fuerte colaboración entre los recursos de política extranjera, sean económicos, políticos o
militares, así como una estrecha relación con los siguientes sectores de la sociedad americana:
laborales, empresariales, universitarios, filantrópicos, partidos políticos y prensa…”

Posteriormente, Reagan presentó la propuesta “The Democracy Program” y el 23 de noviembre


de 1983 nació mediante Ley, la hoy tristemente famosa National Endowment for Democracy
-NED-. El cow boy Presidente de Estados Unidos Ronald Reagan, el 16 de diciembre de 1983, al
inaugurar esa agencia para la penetración imperial y para desestabilizar regímenes y gobiernos,
soliviantar, mentir y engañar a los pueblos, pomposamente decía: “Este programa a largo plazo
no estará en las sombras. Se mostrará orgulloso ante el mundo…y, por supuesto, será coherente
con nuestros intereses nacionales” y los intereses del imperio son la dominación mundial, la
recolonización de nuestras patrias y la difusión y propaganda de la burda democracia al peor
estilo yanqui.

Cuatro son las corporaciones base de la NED: Una rama de la central sindical anticomunista AFL-
CIO, Free Trade Union Institute, FTUI, que pasó a llamarse American Center for International
Labor Solidarity, ACILS, que existía antes de la NED. Las demás, creadas ex profeso o ad hoc
fueron: The Center for International Private Enterprise, CIPE, de la Cámara de Comercio, el
International Republican Institute, IRI, del Partido Republicano y el National Democratic
Institute, NDI, del Partido Demócrata.

La NED jurídicamente es una institución estadounidense privada, pero su financiamiento es


aprobado por el Congreso, figurando su presupuesto en el Departamento de Estado. Tal como la
CIA, al fin esa central del terror usa a la NED como fachada de sus actividades clandestinas, la
NED además de librar de responsabilidades a la Casa Blanca y al emperador de turno, su estatuto
tiene otra ventaja estratégica que es explicada por el ex funcionario del Departamento de
Estado, William Blum, quien afirmó. “Lo no gubernamental hace parte de la imagen, parte del
mito,…contribuye a mantener en el exterior un grado de credibilidad que una agencia del
gobierno de Estados Unidos no podría tener...”

La NED, desde su fundación tiene un negro récord de tan sucias actividades como las de la propia
CIA. En octubre de 1986 estalló un enorme escándalo que hizo tambalear al dúo Reagan-Bush al
comprobar que desde la Casa Blanca se organizaba el financiamiento ilegal para liquidar a la
Revolución Sandinista en Nicaragua. Se produjo el negociado Irán-Contra que incluyó el
contrabando de armas y el tráfico de cocaína coordinado por el Coronel Oliver North, bajo la
Dirección del Consejo Nacional de Seguridad –NSC-. La estructura montada se llamaba “The
Democracy Program”. Aunque se conoció que la NED desempeñó un rol destacado en el affaire,
curiosamente las investigaciones se centraron en el financiamiento de la “contra” creada por la
CIA y apoyada por la NED, el Pentágono y el Departamento de Estado. Nadie se preocupó por
investigar a la NED y menos que esa “organización no gubernamental” haya estado supervisada
hasta 1987, por Walter Raymond, alto oficial de la CIA y miembro del Directorio de Inteligencia
de la NSC.

Podrida nació y podrida vive la NED. “Hija del Proyecto Democracia de Ronald Reagan, la NED…
puso recursos en manos de numerosos grupos latinoamericanos, entre ellos la Fundación Nacional
Cubano Americana, FNCA” aseguró Jorge Mas Canosa, en ese entonces presidente de la
organización mafiosa de extrema derecha con sede en Miami, naturalmente creada y patrocinada
por la NSC en el mismo período en que se fundó la NED. Bajo el slogan “La libertad de Cuba pasa
por Nicaragua”, la FNCA trabajó estrechamente con la CIA y la NED para impulsar las actividades
terrorista de la “contra”. Mas Canosa informaba que “los orígenes de esta colaboración se dieron
cuando Theodore Shackley, ex adjunto de operaciones es de la CIA y Jefe de Sección de Servicios
Clandestinos, pidió a los miembros de la FNCA apoyo a la política de Estados Unidos en Centro
América.
Hermanada con la CIA, la NED “trabajó” a gusto en los planes desestabilizadores del gobierno
Sandinista y distribuyó millones de dólares entre las organizaciones antisandinistas y, entre ellas,
la denominada Comisión Permanente de Derechos Humanos de Nicaragua. Con el respaldo de la
NED y la CIA, Violeta Chamorro, la candidata de Bush y Washington, además, propietaria del
“independiente” diario La Prensa, llegó a la Presidencia de Nicaragua en 1990. Así, los triunfos y
realizaciones de los sandinista en beneficio del pueblo se volatizaron. Hay que recordar que la
Chamorro implantó el neoliberalismo que, en Nicaragua, significó hambre y pobreza para el
pueblo del ”General de Hombres Libres”, César Augusto Sandino.

La NED se caracterizó por una extraordinaria habilidad para esparcir y distribuir millones de
dólares, crear ONGs, manipular procesos electorales y con los mismos métodos y sistemas de la
CIA, intoxicar a los pueblos mediante el uso del terrorismo mediático. La CIA estuvo y está
presente en la NED, razón por la cual usa de toda la experiencia acumulada por sus agentes en
sus correrías por el mundo.

“Con excepción del terrorismo, el gobierno de Reagan utilizó los mismos métodos y estrategias en
los países socialistas en Europa del Este. Las fisuras que tenían esos Estados y la distancia entre
gobernantes y gobernados, le hicieron la tarea fácil a la NED y a su red de organizaciones
desestabilizadoras. “Una cruzada no gubernamental por los derechos humanos y la democracia
con cara menos imperialista” produjo la novedad del surgimiento de miles de “disidentes” de
todo tipo creados y manipulados con dólares y propaganda, quienes al darse el cambio de
sistema, desaparecieron olvidados con más pena que con gloria.

Entre los triunfos históricos reivindicados por la NED consta su destacado papel en Polonia. Desde
1984 entregaba “asistencia directa” para crear sindicatos, publicaciones y grupos de derechos
humanos; todos “independientes”. Para la campaña presidencial de 1989, la NED entregó 2.5
millones de dólares al movimiento “Solidaridad” de Lech Walesa que llegó a la Presidencia como
un poderos aliado del imperio.

“Aunque la NED nació como parte del arsenal ideológico estadounidense para la “guerra fría”, el
derrumbe del bloque socialista europeo fue el preámbulo de su expansión planetaria. Desde
entonces, con dólares y algunos “especialistas”, ha sabido inmiscuirse en los procesos sociales,
económicos y políticos de unos 90 países en África, América Latina y Europa del Este. Como dice
el investigador Gerald Sussman, “intervenir en elecciones es demasiado importante para los
objetivos de política global de USA”. La NED y otros organismos estadounidenses se presentan
como participantes en la “construcción de la democracia”, pero como señala Sussman, “si ellos
actúan efectivamente de manera menos brutal que la CIA hasta los años setenta, las formas de
manipulación electoral a las que se dedican son demostrativas escénicas del drama moral y
dramaturgia política”.

En las elecciones de 1990 en Haití, la NED invirtió unos 36 millones de dólares en apoyo del
candidato Marc Bazin, quien había trabajado en el Banco Mundial. A pesar de tal ayuda perdió
ampliamente ante Jean-Bertrand Aristide, quien finalmente fue derrocado por Estados Unidos, su
Departamento de Estado y CIA, después de una furibunda y agresiva propaganda mediática
financiada por la NED. Desde el 29 de septiembre de 1991, la dictadura dejaría unos 4000
muertos.

Se calcula que durante los primeros 10 años de su existencia, “serían unos 200 millones de
dólares los que la NED distribuyó a través de 1500 proyectos para sostener a los amigos de
América”. Desde, 1998 , 1a NED se interesó mucho en Venezuela. "Es una operación silenciosa
contra la revolución bolivariana." Sostenía el ex agente Philipp Agee. "Empezó con el presidente
William Clinton, y se intensificó con George W. Bush hijo. Es algo idéntico a lo realizado contra
los sandinistas, pero sin terrorismo y embargo económico, hasta el momento se propone:
"promover la democracia, resolver conflictos, vigilar elecciones, y fortalecer la vida cívica"." La
abogada estadounidense Eva Golinger descubrió en documentos oficiales que entre el 2001 y 2006
más de 20 millones de dólares fueron entregados por la NED y la USAID a los grupos de oposición y
medios privados de comunicación en Venezuela. Ya The New York Times revelaba el 25 de abril
2002 -unos días después del fracasado golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez- que el
presupuesto de la NED destinado a ese país, había sido cuadriplicado algunos meses antes del
golpe, por parte del Congreso estadounidense.

“El luchar contra la revolución cubana es donde la NED ha demostrado una gran constancia. Se
calcula que en los últimos veinte años la NED ha invertido unos 20 millones, de dólares para
promover la llamada "transición democrática" en este país. Sin contar los 65 millones que desde
1996 ha entregado la USAID. Washington insiste en la utilidad suprema de elecciones
"democráticas", aunque en los textos oficiales de la Ley Torricelli (Cuban democracy Act, 1992),
la Ley Helms-Burton (Cuban liberty and democratic solidarity act, 1996) y hasta la Comisión de
Asistencia para una Cuba Libre (Commission for Assistance to a Free Cuba, mayo 2004), se dice
que los ganadores deberán ser de su agrado. La casi totalidad de ese dinero se queda en las
manos de organizaciones opositoras al gobierno cubano en Estados Unidos y Europa. Los gobiernos
de Polonia, Rumania y la República Checa, principalmente, reciben buena parte de tal
financiación al estar a la cabeza de las campañas mediáticas y de presión internacional contra
Cuba. Tan sólo en 2005 la NED entregó 2.4 millones de dólares para ese trabajo en Europa.

Para el gobierno de Estados Unidos, elecciones “democráticas” y negocios deben ir de la mano.


Es su sinónimo de democracia. El 20 de enero de 2004, el presidente George W. Bush anunció
durante el discurso sobre "El estado de la Unión", que pediría al Congreso duplicar el presupuesto
de la NED para que refuerce "sus nuevos trabajos en la promoción de elecciones libres, del libre
intercambio comercial, de la libertad de prensa y de la libertad sindical en el Medio Oriente." O
sea para que el trabajo ideológico acompañe la acción militar. En esa región del mundo, la
presencia de la NED había sido mínima. En el, 2003 la red de la NED se había establecido en
Afganistán. En su web se lee que decidió "establecer y reforzar los negocios para ayudar a
construir la democracia y la economía de mercado." Para preparar las condiciones da "asistencia a
una amplia serie de ONGs nacientes". Con los mismos objetivos, otras ONGs son financiadas en
Irak, especialmente al norte de esa nación ocupada.

Como en los demás países, las organizaciones nativas se vuelven rápidamente dependientes del
financiamiento, y, bajo el credo de la "lucha por la democracia", pasan a “trabajar” para los
intereses de un sistema que casi nunca piensa en los de las mayorías de esas poblaciones.

Cada año, o cuando se le requiera, el presidente de la NED debe de rendir cuentas ante el Comité
de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense. Caso único para una "Organización No
Gubernamental". En su comparecencia del 8 de junio 2006, Gary Gershman -presidente de la NED
desde abril de 1984- insistió en la urgencia de aumentar el presupuesto para la "asistencia a la
Democracia". Sostuvo que las ONG en Rusia, Bielorusia, Uzbekistán, Venezuela y Egipto, necesitan
ampliar su trabajo pues enfrentan a gobiernos "semi-autoritarios". El 7 de diciembre casi utilizó el
mismo discurso ante el Parlamento Europeo, durante la conferencia "Democracy Promotion: The
European Way".

Según William Blum, la filosofía de la NED se basa en la idea de que las sociedades funcionan
mejor "con la libre empresa, la cooperación de clases, mínima intervención del Estado en la
economía (...) La economía de libre mercado es equiparada con democracia, reformas y
crecimiento, enfatizando en los méritos de la inversión extranjera (...) Los informes de la NED
insisten en la "democracia", pero ello se resume a la mecánica electoral, no a la democracia
económica, nada que amenace a los poderes establecidos (...) En resumen, los programas de la
NED están sincronizados con las necesidades y los objetivos fundamentales de la mundialización
económica y del Nuevo Orden Internacional."

En la Asamblea General de la ONU de septiembre 1989, el presidente George Bush expresó que el
reto del "mundo libre" era fortalecer las "fundaciones de la libertad". El año anterior, el
Parlamento canadiense, incentivado por Washington, había creado una fundación afín a la NED:
"Rights & Democracy". En 1992, sobre el mismo modelo, el parlamento británico oficializó la
Westminster Foundation for Democracy. Y así fueron llegando la Swedish International Liberal
Centre, de Suecia; la Alfred Mozer, de Holanda; y las Robert Schuman y Jean Jaurés, de Francia.
La red de fundaciones inspiradas y auspiciadas por la NED tomaba forma.

Con el mismo modelo fue creada la "Democracy Projects Database", que coordina "unos 6.000
proyectos" de ONG en el mundo. La NED también es el centro del Network of Democracy Research
Institutes, de la que participan "instituciones independientes relacionadas con partidos políticos,
universidades, sindicatos, y movimientos por la democracia y los derechos humanos." Su objetivo
es facilitar el contacto "entre eruditos y activistas de la democracia". En la NED también reposa el
secretariado de The Center for International Media Assistance, "proyecto que, se propone unir
una serie de expertos en medios de comunicación con el objetivo de reforzar el apoyo a los
medios libres e independientes en el mundo."
En la página Internet oficial del Departamento de Estado, Gary Gershman declara que todas estas
fundaciones, personas y organizaciones caminan hacia la "creación de un movimiento mundial pro
democracia". Es una "red de redes", cuyo centro es la NED. A este proyecto se han sumado otras
fundaciones como la Friedrich Ebert, Alemania; Olof Palme Internazionella Centrum, Suecia; Kari
Renner Instituí, Austria; y Pablo Iglesias, vinculada al Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

La NED financia a la organización "Reporteros sin Fronteras". Esta organización también tiene
financiamiento del Center For a Free Cuba (CFC, Centro para una Cuba Libre)", dirigida por Otto
Reich, personaje histórico de la NED, de la CIA y de la política estadounidense hacia América
Latina, es fideicomisario del CFC. Frank Calzón, fue el primer presidente de la Fundación
Nacional Cubana Americana en 1983. Calzón, en la década de los setenta fue dirigente de Abdala,
grupo ligado orgánicamente al Frente de Liberación Nacional de Cuba, en Estados Unidos y fue
calificado como "responsable de atentados terroristas en varios países, incluidos Francia y
Canadá”. De este tipo de gentes se nutren las organizaciones y agencias de penetración
imperial. . Reporteros sin Fronteras, al parecer por orden de sus patrones en la CIA, ha
cuestionado a los gobiernos de Bolivia, Venezuela y Ecuador, que son los mismos gobiernos
cuestionados por la NED y HRF.

En el 2007, representantes de la NED visitaron Ecuador con el fin de ofrecer financiamiento a


varias ONGs de derechos humanos. Las principales organizaciones de este ámbito no aceptaron
sus ofertas; entonces, junto con Reporteros Sin Fronteras ayudaron a la creación de
FUNDAMEDIOS (Fundación Andina para la Observación y Estudio de Medios -
www.fundamedios.org), una organización de vigilancia de la libertad de expresión en el Ecuador,
pero bajo los parámetros de sus financistas.

Fundamedios está dirigida por: César Ricaurte (Director Ejecutivo), Paulina Paredes
(Subdirectora), Sandra Garcés (Secretaria), Verónica Manosalvas (Tesorera), y tiene como tarea
principal el apoyo a medios de comunicación y periodistas a través de cuatro áreas de acción
principales: La Red de Monitoreo de Amenazas a la Libertad de Prensa y Expresión, El
Observatorio de Medios del Ecuador (OME), el Premio de Periodismo- y los talleres y encuentros
destinados a la reflexión en torno a diversos aspectos del periodismo.

Además de FUNDAMEDIOS, también están relacionadas con la NED las organizaciones


"Participación Ciudadana" y, "Ruptura 25". Estas dos organizaciones buscan la consolidación de la
democracia representativa, con la vigilancia de los procesos electorales; y el fortalecimiento de
las instituciones del Estado en el marco de la democracia occidental. Estas organizaciones
reciben financiamiento de la USAID y con ignorancia o cinismo cumplen el papel que les asignó el
imperio a través de la USAID y la CIA.

A pesar de esas agencias imperiales y por sobre ellas, los pueblos despiertan de su letargo y
comienzan a insurgir antiimperialistas y comienzan a luchar por sus patrias dignas y sobernas.
Correo electrónico: tribunalpazecuador@yahoo.com

La manipulación de los derechos


humanos en el discurso político
estadounidense
Autor: Elier Ramírez Cañedo | internet@granma.cu
19 de diciembre de 2017
El 10 de diciembre de 1948 la ONU proclamó la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, pero, como bien ha apuntado Fernando Martínez Heredia, desde su propio título
esta fue «engañosa y pretensiosa», pues «cómo iba a ser “universal” si se negó a reconocer
la igualdad entre las naciones, para no condenar la inmensa llaga mundial que era el
colonialismo, esa culpa tremenda de la modernidad capitalista que para desarrollar su sistema
y multiplicar sus avances saqueó a fondo, aplastó culturas, esclavizó a decenas de millones
de personas, destrozó formas de vida y de producción, explotó sin tasa el trabajo, prostituyó
organizaciones sociales y erosionó el medio ambiente a escala universal… Al negarse a
denunciar el colonialismo y el neocolonialismo, aquella mezquina Declaración no tuvo en
cuenta a la mayoría del mundo, y tampoco los artículos 1 y 55 de la propia Carta de Naciones
Unidas». 1
En 1966 la ONU aprobó el Pacto Internacional sobre Derechos Económicos, Sociales,
Culturales, que proclamó en su artículo 1 el derecho de todos los pueblos a su libre
determinación, su libre condición política y su desarrollo económico, social y cultural. «En
ningún caso –decía el artículo 2– podría privarse a un pueblo de sus propios medios de
subsistencia».
Junto a este instrumento fue aprobado también el Pacto sobre derechos civiles y políticos,
pero ambos tuvieron que esperar diez años para entrar en vigor. 2
Ya desde la época en que James Carter era presidente de Estados Unidos (1977-1981) el
tema de los derechos humanos fue utilizado por Washington como instrumento de política
exterior y punta de lanza para imponer su esquema de dominación a Cuba –como parte de
una estrategia mucho más amplia dirigida contra el sistema socialista a nivel mundial–,
alcanzando niveles de virulencia durante la administración de Ronald Reagan. Ello fue así, al
tiempo que poco importaron a estas administraciones la violación de los derechos humanos
por dictaduras sangrientas en diversos rincones del mundo, mientras los gobiernos de estos
países fueran fieles a los intereses de Estados Unidos, en especial en la lucha contra el
comunismo.
El 26 de julio de 1978, Fidel haría una de las intervenciones más críticas contra la retórica
sobre los derechos humanos que, en buena medida, se había encañonado contra la
Revolución Cubana. En esa ocasión el Comandante en Jefe expresó:
«¿Con qué moral pueden hablar de derechos humanos los gobernantes de una nación donde
conviven el millonario y el pordiosero, el indio es exterminado, el negro es discriminado, la
mujer es prostituida y grandes masas de chicanos, puertorriqueños y latinoamericanos son
despreciados, explotados y humillados?
«¿Cómo pueden hacerlo los jefes de un imperio donde se imponen la mafia, el juego y la
prostitución infantil, donde la CIA organiza planes de subversión y espionaje universal, y el
Pentágono crea bombas de neutrones capaces de preservar los bienes materiales y liquidar a
los seres humanos, un imperio que apoya a la reacción y la contrarrevolución en todo el
mundo, que protege y estimula la explotación por los monopolios de las riquezas y los
recursos humanos en todos los continentes, el intercambio desigual, una política
proteccionista, un despilfarro increíble de recursos naturales y un sistema de hambre para el
mundo?
«¿Cómo pueden hacerlo los representantes de una sociedad capitalista e imperialista cuya
esencia es la explotación del hombre por el hombre y con ella el egoísmo, el individualismo y
la ausencia total de solidaridad humana?
«¿Cómo pueden esgrimir esa consigna quienes entrenan y suministran militarmente a los
gobiernos más reaccionarios, corrompidos y sangrientos del mundo como Somoza, Pinochet,
Stroessner, los gorilas del Uruguay, Mobuto y el Sha, de Irán, para citar solo algunos casos?
«¿Cómo pueden hablar de tales derechos los que mantienen estrechas relaciones con los
racistas de Sudáfrica, que oprimen, discriminan y explotan a 20 millones de africanos; los que
suministran cuantiosas cantidades de sofisticadas armas a los agresores sionistas que
desalojaron al pueblo palestino de sus tierras, y se niegan a devolverle a los países árabes los
territorios arrebatados por la fuerza?
«¿Cómo puede hablar, en fin, de derechos humanos, el gobierno imperialista que mantiene
una base militar por la fuerza en nuestro territorio, y somete a nuestro pueblo a un criminal
bloqueo económico?». 3
Este doble rasero que ha caracterizado la política exterior de Estados Unidos con relación a
los derechos humanos tuvo que ser reconocido –aunque de manera muy laxa– por la
exsecretaria de Estado Hillary Clinton, de la siguiente manera:
«La defensa de la democracia y los derechos humanos ha sido el corazón de nuestro
liderazgo global durante más de medio siglo, aunque ocasionalmente hayamos transigido
respecto a esos valores en beneficio de intereses estratégicos y de seguridad, e incluso
apoyado a dictadores anticomunistas moralmente objetables durante la Guerra Fría, con
diversos resultados». 4
Esa situación no ha cambiado mucho en la actualidad, los dobles estándares en la manera en
que Estados Unidos juzga a otras naciones por el tratamiento de los derechos humanos
continúan teniendo las mismas lógicas de la Guerra Fría. Solo así es posible explicarse por
qué Estados Unidos ataca a Cuba y Venezuela y, sin embargo, calla sobre la situación de los
derechos humanos en países en los que con mucha frecuencia se asesinan a periodistas,
aparecen fosas comunes con cientos de cadáveres, se practica el crimen político, la ejecución
extrajudicial, la desaparición forzosa, se reprimen las manifestaciones con gases
lacrimógenos, armas de fuego y balas de goma, y hasta puede que jamás sus ciudadanos
hayan votado en elecciones. Ello solo nos puede llevar a una conclusión: la preocupación
fundamental de Washington jamás ha sido los derechos humanos, sino su hegemonía. Por
otro lado, resulta imposible que un régimen imperialista como el de Estados Unidos, pueda
promover fuera de sus fronteras la democracia y los derechos humanos que no garantiza a
sus propios ciudadanos.
La concepción burguesa potencia un enfoque meramente individualista sobre los derechos
humanos5, soslayando los deberes de las personas con el resto de la sociedad e incluso,
desconociendo el ámbito colectivo de disfrute de algunos derechos, como el de los pueblos a
la paz, al desarrollo, a la libre determinación y a la solidaridad internacional. Es bajo esta
lógica que en Cuba se han violado durante más de 50 años los derechos humanos, y no
precisamente por el gobierno de la Isla –como continuamente señalan los medios
occidentales–, sino por el gobierno de Estados Unidos, que ha practicado un genocidio contra
el pueblo cubano desde 1962, cuando fue decretado el bloqueo económico, comercial y
financiero con el propósito de crear hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno
revolucionario.
Ese bloqueo constituye una violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos
humanos, en virtud de lo que establecen los artículos 1 y 2 del Pacto Internacional sobre
Derechos Económicos, Sociales, Culturales. Las cifras de los daños económicos son
astronómicas, pero los daños humanos causados son incalculables e imposibles de resarcir. A
los que se suman 3 400 fallecidos y 2 099 discapacitados por otras agresiones y actos
terroristas auspiciados por diversas
administraciones estadounidenses contra Cuba desde el triunfo de la Revolución.
¿Acaso el gobierno de Estados Unidos no está violando el más elemental derecho humano a
la vida cuando impide a través del bloqueo que Cuba compre los medicamentos que salvarían
o aliviarían el sufrimiento de niños cubanos con distintos padecimientos? ¿Acaso no se violan,
incluso, los derechos humanos de los ciudadanos estadounidenses cuando se les impide
viajar libremente a Cuba?
Y es que los derechos humanos son universales, indivisibles e interdependientes, algo que
«olvidan» continuamente las potencias occidentales, en especial Estados Unidos, pues la
concepción burguesa de los derechos humanos supuestamente «privilegia» los derechos
civiles y políticos, en detrimento de los derechos económicos, sociales y culturales. ¿Cómo
podría un analfabeto o un indigente ejercer el voto o la libertad de expresión? No es posible
hablar de democracia y derechos humanos sin justicia social.
Si algún día Estados Unidos abandonara la política de instrumentalización de los derechos
humanos en Cuba, como parte de su estrategia de cambio de régimen y se dedicara a pensar
seriamente en cómo ayudar a garantizar esos derechos humanos en la Isla, en su propio país
y en el mundo, no solo levantaría de inmediato el bloqueo económico, sino que encontraría a
90 millas de sus costas al mejor aliado para enfrentar el gran reto que hoy significa poder
asegurar los derechos humanos a millones de personas, en especial el más elemental de
ellos, el derecho a la vida, hoy más amenazado que nunca.
 (Tomado del libro 5 temas polémicos sobre Cuba, Ocean Sur, 2016)
 
Notas
 
1 Fernando Martínez Heredia, Derechos Humanos y resistencias y luchas populares, en: A la
mitad del camino, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2015, p.287.

2 Ibídem, p.288.

 3 «Discurso de Fidel Castro en el Acto Central por el XXV aniversario del asalto al Cuartel
Moncada, celebrado en Santiago de Cuba el 26 de julio de 1978», Granma, La Habana, 27 de
julio de 1978.

4 Hillary Rodham Clinton, Decisiones Difíciles, Simon-Schuster, Nueva York, 2014, p.373.
 
5 Una concepción objetiva y justa de los derechos humanos, al tiempo que potencie y proteja
el disfrute individual de derechos y libertades –la más amplia realización del ser humano–,
debe tener presente que el individuo no puede desarrollar su personalidad y ejercer sus
derechos ajeno a las relaciones sociales y en detrimento de los intereses de la sociedad.
 
Situación de los derechos humanos en la Revolución Bolivariana
Con la Constitución de 1999 se transformó el Estado venezolano
que permitió garantizar los derechos humanos de los sectores
vulnerables en el país. 

Los derechos humanos son el resultado de luchas históricas y sociales por parte de
aquellos grupos vulnerables por las grandes élites dominantes que controlan el poder
económico y político. Venezuela no se aparta de esta realidad. Con el triunfo y la
llegada al poder de Hugo Chávez se inició un proceso constituyente para adecuar el
marco constitucional e institucional y transformar el Estado y dar origen a una
constitución que consagró la preeminencia de los derechos humanos.

La Constitución del 99 marcó el inicio -de forma legal- de la Revolución Bolivariana, y


a través de ella se impulsó el socialismo del siglo XXI que renovó la manera de
gobernar en América Latina y dignificó a los sectores menos favorecidos,
históricamente ignorados y oprimidos por la extrema derecha.

Plena garantía de derechos 

Para el periodista L. Alberto Rodríguez, la perspectiva de Venezuela sobre el


concepto de derechos humanos cambió radicalmente desde que Hugo Chávez
asumió la presidencia en 1999.

Rodríguez en un artículo señala que “tal acepción se contrapuso radicalmente a la


que se ofrece desde la hegemonía, la cual privilegia la noción de “libertades” que al
mismo tiempo protege la liberación absoluta del mercado, dejando a la clase
trabajadora en un estado de indefensión frente a la progresiva privatización de
servicios públicos de salud, educación, tierra o cultura”.

>> Maduro sigue apostando por el diálogo en Venezuela

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela contempla en su título III los


derechos humanos y garantías, y de los deberes, que de acuerdo a expertos,
responde al avance progresivo y moderno de los derechos humanos.

El texto constitucional concibe una estructura de cinco Poderes Públicos, entre ellos el
Poder Ciudadano integrado por la Defensoría del Pueblo, el Ministerio Público y la
Contraloría General de la República.

>> Hugo Chávez ha sido el presidente con más liderazgo


La Defensoría del Pueblo es la institución encargada de la promoción, defensa y
vigilancia de los derechos y garantías consagrados en la constitución y en los tratados
internacionales, además de los intereses legítimos, colectivos o difusos de los
ciudadanos.

A escala internacional, Venezuela ha suscrito y ha ratificado Pactos y Convenios tales


como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, el Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, la Declaración Americana de los Derechos del Hombre y la
Convención Americana de Derechos.

Rodríguez afirma que al "revuelco conceptual sobre los derechos humanos propuesto
por Chávez tuvo su anuncio cuando el líder bolivariano decidió el retiro de Venezuela
del Sistema Interamericano de Derechos Humanos en el año 2012".

Según reseña el periodista, el líder de la Revolución Bolivariana consideraba que el


aparato de protección de los derechos humanos se encontraba bajo "el dominio de
una “mafia” que los utiliza con "doble rasero” para sus propios fines políticos y en
detrimento de países que han decidido no alinearse a la estrategia geopolítica de
Estados Unidos".  

En los últimos años, Venezuela ha avanzado progresivamente con una visión


absolutamente garantista, que prioriza los derechos humanos y el valor superior de
los mismos, y que va en doble sentido: a futuro para garantizar cada vez más la
vigencia y validez de los derechos; y por la otra, hacia el pasado, por las violaciones
ocurridas durante los 40 años anteriores al proceso bolivariano donde el país estuvo
dominada por grupos económicos que dejaron de lado al pueblo.

Entre el 27 de febrero y el 6 de marzo de 1989, el Ejército y la Policía usaron unas 4


millones de balas para reprimir al pueblo.  A esta masacre se le conoce como  El
Caracazo. Foto: Archivo

Actualmente se investigan las ejecuciones y asesinatos de más de cinco mil


venezolanos que perdieron la vida en distintas masacres, tales como “El Caracazo”,
“Cantaura”, “Yumare” entre otros hechos ocurridos durante la cuarta república.
Reconocimientos internacionales a Venezuela en DD.HH.

Pese a la campaña mediática de la derecha y los medios internacionales contra


Venezuela, organismos internacionales avalan la actuación y los logros del país en
materia de derechos humanos.
Los sistemas y programas de Organización de Naciones Unidas (ONU) han
reconocido el esfuerzo del Gobierno venezolano por defender las garantías
fundamentales del pueblo venezolano.

>> Represión en Venezuela dejó 10 mil víctimas entre 1958 a 1998

Los logros de la Revolución en materia de salud, educación, vivienda, deporte,


cultura, recreación y derechos políticos y económicos expuestos ante el Consejo de
Derechos Humanos (CDH) de la ONU en noviembre de 2016, recibió la felicitación de
varios países de América Latina, Europa, Asia, África y Medio Oriente.

La ONU, asimismo, ratificó a Venezuela como país garante y respetuoso a los


derechos humanos de su población.

Venezuela es integrante del CDH desde noviembre de 2012, cuando fue electa con
154 votos a favor para el período 2013-2015; sin embargo, el 28 de octubre de 2015
fue reelegida para el período 2016-2017 con 131 votos, permitiéndole al país
mantener su escaño.

Enterate más de:

Derechos humanos
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Para la declaración de la ONU de 1948, véase Declaración Universal de los Derechos
Humanos.

La Libertad guiando al pueblo, por Eugène Delacroix (1830). Los derechos humanos fueron recogidos
en las leyes —positivación— a raíz de las revoluciones burguesas de los siglos XVII y XVIII:
la Revolución inglesa, la Revolución Americana y la Revolución francesa; esta última promovió la
aprobación, en la Asamblea Nacional de 26 de agosto de 1789, de la Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano. La ONU aprobó, el 10 de diciembre de 1948, la Declaración Universal de los
Derechos Humanos que recoge en sus 30 artículos los derechos humanos considerados básicos.

Los derechos humanos son aquellas «condiciones instrumentales que le


permiten a la persona su realización».1 En consecuencia subsume aquellas
libertades, facultades, instituciones o reivindicaciones relativas a bienes primarios
o básicos2 que incluyen a toda persona, por el simple hecho de su condición
humana, para la garantía de una vida digna, «sin distinción alguna de raza, color,
sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o
social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición». 3
Para los autores iusnaturalistas los derechos humanos son independientes o no
dependen exclusivamente del ordenamiento jurídico vigente, por lo que son
considerados fuente del derecho; sin embargo desde el positivismo jurídico la
realidad es que solamente los países que suscriben los Pactos Internacionales de
Derechos Humanos o Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP)
y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC)
y sus Protocolos —Carta Internacional de Derechos Humanos— están obligados
jurídicamente a su cumplimiento.4 Así, por ejemplo, en relación con la pena de
muerte, contraria a la Declaración Universal de los Derechos Humanos,
el Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, destinado a abolir la pena de muerte, no ha sido firmado por países
como China, Irán, Estados Unidos, Vietnam, Japón e India.5
Desde un punto de vista más relacional, los derechos humanos se han definido
como las condiciones que permiten crear una relación integrada entre la persona y
la sociedad, que permita a los individuos ser personas jurídicas, identificándose
consigo mismos y con los demás.6

Índice

 1Marco teórico
o 1.1Histórico
 2Origen cultural
 3Evolución histórica
o 3.1Antecedentes remotos
 3.1.1Sociedad grecorromana
 3.1.2Influencia del cristianismo
o 3.2Conformación del concepto
o 3.3Revoluciones burguesas y positivación de los derechos humanos
o 3.4Nuevas demandas e internacionalización de los derechos
 4Naturaleza y fundamento
o 4.1Iusnaturalismo
o 4.2Iuspositivismo
o 4.3Tesis realistas
o 4.4Utilitarismo
 5Aspectos institucionales y jurídicos
o 5.1Derechos humanos y derechos constitucionales
 6Clasificación generacional
o 6.1Tres generaciones de derechos humanos
o 6.2Pactos y convenciones de derechos humanos
o 6.3Otras propuestas
 7Derechos Humanos del siglo XXI: la Declaración Universal de Derechos Humanos
Emergentes
 8Derecho humano a la paz
 9Véase también
 10Referencias
 11Bibliografía
 12Bibliografía adicional
 13Enlaces externos

Marco teórico[editar]
Se definen como facultades inherentes a la persona, irrevocables, inalienables,
intransmisibles e irrenunciables. Por definición, el concepto de derechos humanos
es universal (para todos los seres humanos) e igualitario, así como incompatible
con los sistemas basados en la superioridad de una casta, etnia, pueblo, grupo
o clase social determinados.7 Según la concepción iusnaturalista tradicional, son
además atemporales e independientes de los contextos sociales e históricos. 8
La doctrina teórica de tales derechos ha realizado un importante esfuerzo por
clasificar y sistematizar los derechos humanos. Normalmente se dividen en dos
categorías: derechos positivos y derechos negativos. Los derechos negativos,
como el derecho a la intimidad o a no sufrir tortura, se definen exclusivamente en
términos de obligaciones ajenas de no injerencia; los derechos positivos, por el
contrario, imponen a otros agentes, tradicionalmente —aunque ya no de manera
exclusiva— el Estado,9 la realización de determinadas actividades positivas. 10 Otra
clasificación muy extendida es la que ordena los derechos humanos en tres o más
generaciones, atendiendo por lo general al momento histórico en que se produjo o
produce su reivindicación.
Histórico[editar]
Los derechos humanos, herederos de la noción de derechos naturales, 11 son una
idea de gran fuerza moral12 y con un respaldo creciente.13 Legalmente, se
reconocen en el derecho interno de numerosos Estados y en tratados
internacionales. Para muchos, además, la doctrina de los derechos humanos se
extiende más allá del derecho y conforma una base ética y moral que debe
fundamentar la regulación del orden geopolítico contemporáneo. La Declaración
Universal de los Derechos Humanos se ha convertido en una referencia clave en
el debate ético-político actual, y el lenguaje de los derechos se ha incorporado a la
conciencia colectiva de muchas sociedades.13 Sin embargo, existe un permanente
debate en el ámbito de la filosofía y las ciencias políticas sobre la naturaleza,
fundamentación, contenido e incluso la existencia de los derechos humanos; 14 y
también claros problemas en cuanto a su eficacia, ya que existe una gran
desproporción entre lo violado y lo garantizado estatalmente. 15
De acuerdo con De Souza Santos, hoy es innegable la hegemonía de los
derechos humanos como lenguaje de la dignidad humana. Sin embargo, esta
hegemonía debe convivir en una realidad alarmante. La gran mayoría de la
población mundial no es sujeto de derechos humanos, sino el objeto de los
discursos de derechos humanos.16

Origen cultural[editar]
Existe un importante debate sobre el origen cultural de los derechos humanos.
Generalmente se considera que tienen su raíz en la cultura occidental moderna,
pero existen al menos dos posturas principales más. 17 Algunos afirman que todas
las culturas poseen visiones de dignidad que se plasman en forma de derechos
humanos, y hacen referencia a proclamaciones como la Carta de Mandén,
de 1222, declaración fundacional del Imperio de Malí. No obstante, ni en japonés18
ni en sánscrito clásico,19 por ejemplo, existió el término derecho hasta que se
produjeron contactos con la cultura occidental, ya que estas culturas han puesto
tradicionalmente el acento en los deberes. Existen también quienes consideran
que Occidente no ha creado la idea ni el concepto de derechos humanos, aunque
sí una manera concreta de sistematizarlos, una discusión progresiva y el proyecto
de una filosofía de los derechos humanos.20
De acuerdo a lo dispuesto en la Declaración adoptada por consenso de los 171
Estados reunidos en Viena en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos en
1993: “todos los derechos humanos son universales, indivisibles e
interdependientes y están relacionados entre sí”. “Entonces, la universalidad,
indivisibilidad e interdependencia son los pilares conceptuales en que trata de
sustentarse el reconocimiento y protección internacional de los derechos
humanos”21
La universalidad es “inherente a los derechos fundamentales del hombre porque
estos son expresiones de la dignidad de todo individuo” 22 y por lo tanto deberían
ser aceptados, respetados y garantizados por los Estados no importando el
sistema político-ideológico, económico y socio-cultural que expresen. Cuestión
que viene a ser un tanto ambigua y complicada debido a las distintas
cosmovisiones regionales y localistas.
Las teorías que defienden la universalidad de los derechos humanos se suelen
contraponer al relativismo cultural, que afirma la validez de todos los sistemas
culturales y la imposibilidad de cualquier valoración absoluta desde un marco
externo, que en este caso serían los derechos humanos universales. Entre estas
dos posturas extremas se sitúa una gama de posiciones intermedias. Muchas
declaraciones de derechos humanos emitidas por organizaciones internacionales
regionales ponen un acento mayor o menor en el aspecto cultural y dan más
importancia a determinados derechos de acuerdo con su trayectoria histórica.
La Organización para la Unidad Africana proclamó en 1981 la Carta Africana de
Derechos Humanos y de los Pueblos, que recogía principios de la Declaración
Universal de 1948 y añadía otros que tradicionalmente se habían negado en
África, como el derecho de libre determinación o el deber de los Estados de
eliminar todas las formas de explotación económica extranjera. Más tarde, los
Estados africanos que acordaron la Declaración de Túnez, el 6 de
noviembre de 1993, afirmaron que no puede prescribirse un modelo determinado a
nivel universal, ya que no pueden desatenderse las realidades históricas y
culturales de cada nación y las tradiciones, normas y valores de cada pueblo. 23 En
una línea similar se pronuncian la Declaración de Bangkok, emitida por países
asiáticos el 22 de abril de 1993, y la declaración de El Cairo, firmada por
la Organización de la Conferencia Islámica el 5 de agosto de 1990.24

Evolución histórica[editar]
Muchos filósofos e historiadores del derecho consideran que no puede hablarse
de derechos humanos hasta la modernidad en Occidente. Hasta entonces, las
normas de la comunidad, concebidas en relación con el orden cósmico, no
dejaban espacio para el ser humano como sujeto singular, 25 concibiéndose el
derecho primariamente como el orden objetivo de la sociedad. La sociedad
estamental tenía su centro en grupos como la familia, el linaje o las corporaciones
profesionales o laborales,26 lo que implica que no se concebían facultades propias
del ser humano en cuanto que tal, facultades de exigir o reclamar algo. Por el
contrario, todo poder atribuido al individuo derivaba de un doble Estatus: el del
sujeto en el seno de la familia y el de esta en la sociedad. Fuera del Estatus no
había derechos.27
La existencia de los derechos subjetivos, tal y como se piensan en la actualidad,
fue objeto de debate durante los siglos XVI, XVII y XVIII.28 Habitualmente se dice
que los derechos humanos son producto de la afirmación progresiva de la
individualidad29 y, de acuerdo con ello, que la idea de derechos del hombre
apareció por primera vez durante la lucha burguesa contra el sistema del Antiguo
Régimen.30Siendo esta la consideración más extendida, otros autores consideran
que los derechos humanos son una constante en la Historia y hunden sus raíces
en el mundo clásico.
Antecedentes remotos[editar]

Del Cilindro de Ciro se ha dicho que es la primera declaración de derechos humanos.

Uno de los documentos más antiguos que se han vinculado con los derechos
humanos es el Cilindro de Ciro, que contiene una declaración del rey persa Ciro el
Grande tras su conquista de Babilonia en 539 a. C. Fue descubierto en 1879 y la
ONU lo tradujo en 1971 a todos sus idiomas oficiales. Puede enmarcarse en una
tradición mesopotámica centrada en la figura del rey justo, cuyo primer ejemplo
conocido es el rey Urukagina, de Lagash, que reinó durante el siglo XXIV a. C., y
donde cabe destacar también Hammurabi de Babilonia y su famoso Código, que
data del siglo XVIII a. C. No obstante, el Cilindro de Ciro presenta características
novedosas, especialmente en lo relativo a la religión. Ha sido valorado
positivamente por su sentido humanista e incluso se lo ha descrito como la
primera declaración de derechos humanos.31 Numerosos historiadores, sin
embargo, consideran que el término es ajeno a ese contexto histórico.

La Carta Magna, Magna Carta Libertatum de 1215

Documentos medievales y modernos, como la Carta Magna inglesa, de 1215, y


la Carta de Mandén mandinga, de 1222, se han asociado también a los derechos
humanos. En contra de esta idea, José Ramón Narváez Hernández afirma que la
Carta Magna no puede considerarse una declaración de derechos humanos, ya
que en esta época existen derechos pero solo entre iguales, y no con carácter
universal:32 no se predica la igualdad formal de todos los seres humanos. Lo
mismo sucedía en el Imperio de Malí, cuya constitución oral, la Kouroukan Fouga,
refleja cómo la población se estructuraba según su tribu de origen. Estas
consideraciones son extrapolables a documentos como la Bula de Oro de Andrés
II en Hungría en 1222; la Confirmatio fororum et libertartum de 1283 y el Privilegio
de la Unión de 1287, de Aragón ambos; las Bayerische Freiheitsbriefe und
Landesfreiheitserklärungen desde 1311 o la Joyeuse Entrée de Brabante de 1356.
En todos estos casos, los derechos y libertades reconocidos pertenecen al ámbito
de los pactos entre el monarca y los estamentos del reino: 33 no se trata, en suma,
de derechos humanos; sino de derechos corporativos o privilegios.
Sociedad grecorromana[editar]
En la Grecia antigua en ningún momento se llegó a construir una noción
de dignidad humana frente a la comunidad que se pudiera articular en forma de
derechos, sino que se entendió que las personas pertenecían a la sociedad como
partes de un todo y eran los fines de esta los que prevalecían. 34 La única oposición
a la tiranía se sustentaba en la apelación a la Ley divina como opuesta a la norma,
como se muestra en el mito de Antígona, plasmado por Sófocles en la obra trágica
del mismo nombre.
La sociedad griega se dividía en tres grupos principales: los ciudadanos,
los metecos o extranjeros y los esclavos. La esclavitud se consideraba natural, lo
que se refleja en la afirmación de Aristóteles, para quien "es evidente que los unos
son naturalmente libres y los otros naturalmente esclavos; y que para estos
últimos es la esclavitud tan útil como justa".35 La organización política se
estructuraba en polis o ciudades-estado: para los griegos, la sociedad era una
consecuencia necesaria de la naturaleza humana. En este contexto, las teorías
políticas de Platón y Aristóteles hicieron un gran hincapié en el concepto de bien
común. Para Platón, agrupados los hombres en sociedad, esta se configura en
la polis, cuyo bien común se sobrepone al bien particular de los individuos que lo
componen. La justicia, a su vez, es la salvaguarda del bien común, y se expresa a
través de las leyes, que son los instrumentos que permiten la consecución del bien
colectivo e individual.36 No obstante, en su afán por alcanzar una sociedad
perfecta, Platón llegó a recomendar dar muerte a los recién nacidos deformes o
enclenques, y matar o desterrar a los insociables. 37
Aristóteles también consideraba que el hombre era un ser social y que no podía
realizarse fuera de la familia y la sociedad, por lo que también subordinaba el bien
individual al bien común. Además, al definir la ciudad como una comunidad de
ciudadanos libres,38 redujo el bien común al bien de un grupo social determinado 39
que excluye a las mujeres, los extranjeros, los obreros y los esclavos. Sobre esta
visión se sustenta la idea aristotélica de la justicia que afirma que «es tan justa la
igualdad entre iguales como la desigualdad entre desiguales». 40
Ya en la decadencia de la cultura griega, conquistada la Hélade por Roma, se
extendieron filosofías que ponían el acento en la búsqueda de la felicidad
individual: entre ellos, el epicureísmo y el estoicismo. El estoicismo consideraba la
razón humana como parte de un logos divino, lo que contribuyó a concebir al
hombre como miembro de una familia universal más allá de la
polis. Séneca, Epicteto, Marco Aurelio o Cicerón fueron algunos de los que
extendieron la filosofía estoica por el mundo latino.
Influencia del cristianismo[editar]
La filosofía estoica, difundida en la sociedad grecorromana, concibió la idea
de cosmopolitismo, a la que el cristianismo dio un sentido más espiritual 41 para
afirmar la igualdad de los hombres y las mujeres en tanto que ciudadanos
del Reino de Dios42 y su dignidad; no obstante, según Luis de Sebastián, para los
teólogos cristianos medievales la igualdad teológica era compatible con la
desigualdad social: las personas nacían con un estatus social que, de acuerdo con
los designios divinos, era el más adecuado para su salvación. 43
El cristianismo, derivado de la religión judía, heredó de ella, entre otras, la
tradición del mišpat, un concepto jurídico de rica amplitud semántica. Indica las
decisiones judiciales y el juicio legal justo; en relación con el derecho, aquel que
se manifiesta en la defensa de los pobres y oprimidos y que se vincula a su vez
con los bienes mesiánicos que se esperan.44 Dado que, hasta la modernidad, el
término derecho se atribuía principalmente a "lo justo" como orden objetivo, en el
pensamiento cristiano antiguo o medieval no existió una referencia explícita a los
derechos humanos; pero sí un reconocimiento de exigencias de justicia que
descendían de esta tradición judía. Por ejemplo, el Nuevo Testamento contiene
enseñanzas contra la injusticia, el homicidio, el robo, la calumnia o el egoísmo en
el uso de los bienes. En la Epístola de Santiago, el apóstol denunció a los
empleadores que no pagan a sus empleados sus justos salarios. 45 El cristianismo
fue gradualmente derramando su doctrina en el derecho romano, mejorando la
situación de los esclavos, de los hijos y de las mujeres, cuyo estatus en la filosofía
cristiana era mucho más alto que en la grecorromana. 46 En el plano económico,
condenó la usura y la explotación, estableciendo las bases de la doctrina del justo
precio.
Tales ideas fueron desarrolladas por los Padres de la Iglesia, proclamando un
sentido social y limitado de la propiedad y de la ley. Pero fue Tomás de
Aquino quien asentó las bases del orden jurídico medieval, retomando ideas
de Aristóteles y Agustín de Hipona y afirmando que existe, además del derecho
positivo determinado y establecido por los hombres, un derecho natural, propio de
la criatura racional, que ningún hombre ni ningún gobierno puede desconocer.
La doctrina cristiana postulaba la existencia de dos reinos, el temporal y el
espiritual, siguiendo la distinción hecha por Jesús de Nazaret («Dad al César lo
que es del César y a Dios lo que es de Dios»). Ante el problema de la conciliación
de los intereses individuales y los sociales, Tomás de Aquino afirmó en su
obra Summa Theologiae que si existía un conflicto entre lo social y lo individual en
el seno del mundo material, debía prevalecer el bien común. Pero, por el contrario,
si el conflicto afectaba a la esfera íntima del ser humano y a su salvación, en ese
caso prevalecería el bien del hombre frente al de la sociedad. 47 En este ámbito, de
existir un conflicto patente entre el derecho positivo y el derecho natural, del
pensamiento tomista se desprende la existencia de un derecho de resistencia
contra el arbitrio de los gobernantes.48
Conformación del concepto[editar]
La idea del derecho subjetivo, básica para concebir los derechos humanos, fue
anticipada en la baja Edad Media por Guillermo de Ockham, que introdujo el
concepto de ius fori o potestad humana de reivindicar una cosa como propia en
juicio. La escolástica española insistió en esta visión subjetiva del derecho durante
los siglos XVI y XVII: Luis de Molina, Domingo de Soto o Francisco Suárez,
miembros de la Escuela de Salamanca, definieron el derecho como un poder
moral sobre lo propio.49 Aunque mantuvieron al mismo tiempo la idea de derecho
como un orden objetivo, enunciaron que existen ciertos derechos naturales,
mencionando tanto derechos relativos al cuerpo (derecho a la vida, a la propiedad)
como al espíritu (derecho a la libertad de pensamiento, a la dignidad). El
jurista Vázquez de Menchaca, partiendo de una filosofía individualista, fue decisivo
en la difusión del término iura naturalia. Este pensamiento iusnaturalista se vio
auspiciado por el contacto con las civilizaciones americanas y el debate producido
en Castilla sobre los justos títulos de la conquista y, en particular, la naturaleza de
los indígenas. En la colonización castellana de América, se suele afirmar, se
aplicaron medidas en las que están presentes los gérmenes de la idea de
derechos humanos, debatidos en la conocida Controversia de Valladolid que tuvo
lugar en 1550 y 1551. No obstante, algunos critican que, en la práctica, estas
medidas fueron formuladas para lograr objetivos de colonización. 28 El pensamiento
de la Escuela de Salamanca, especialmente mediante Francisco Suárez y Gabriel
Vázquez, contribuyó también al impulso del iusnaturalismo europeo a través
de Hugo Grocio.50
Durante la Revolución inglesa, la burguesía consiguió satisfacer sus exigencias de
tener alguna clase de seguridad contra los abusos de la corona y limitó el poder de
los reyes sobre sus súbditos. Habiendo proclamado la Ley de Hábeas
corpus en 1679, en 1689 el Parlamento impuso a Guillermo III de Inglaterra en
la Bill of Rights una serie de principios sobre los cuales los monarcas no podían
legislar o decidir. Se cerró así el paso a la restauración de la monarquía absoluta,
que se basaba en la pretensión de la corona inglesa de que su derecho era de
designio divino.51 Según Antonio Fernández-Galiano y Benito de Castro Cid, la Bill
of Rights puede considerarse una declaración de derechos, pero no de derechos
humanos, puesto que los mismos se reconocen con alcance nacional y no se
consideran propios todo hombre.52
Durante los siglos XVII y XVIII, diversos filósofos europeos desarrollaron el
concepto de derechos naturales. De entre ellos cabe destacar a John
Locke y Voltaire, cuyas ideas fueron muy importantes para el desarrollo de la
noción moderna de derechos. Los derechos naturales, para Locke, no dependían
de la ciudadanía ni las leyes de un Estado, ni estaban necesariamente limitadas a
un grupo étnico, cultural o religioso en particular. La teoría del contrato social, de
acuerdo con sus tres principales formuladores, el ya citado Locke, Thomas
Hobbes y Jean-Jacques Rousseau, se basa en que los derechos del individuo son
naturales y que, en el estado de naturaleza, todos los hombres son titulares de
todos los derechos.53 Estas nociones se plasmaron en las declaraciones de
derechos de finales del siglo XVIII.
La causa directa del nacimiento de los Derechos Humanos, desde una
perspectiva sociológica, ha sido también un importante objeto de debate. Por una
parte, Georg Jellinek ha defendido que los derechos humanos estaban
directamente dirigidos a permitir el ejercicio de la libertad religiosa; por otra, Karl
Marx afirmó que se deben a la pretensión de la burguesía de garantizar el derecho
de propiedad. Max Weber, en su obra La ética protestante y el espíritu del
capitalismo, afirma que existiría una conexión entre la ética individualista en que
se basaron los derechos humanos y el surgimiento del capitalismo moderno.54
Revoluciones burguesas y positivación de los derechos
humanos[editar]

Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, adoptada por la Asamblea Nacional francesa
el 26 de agosto de 1789.

Las distintas culminaciones de la Revolución estadounidense y la Revolución


francesa, hitos fundamentales del efectivo paso a la Edad Contemporánea,
representan el fin o el principio, según se quiera ver, del complejo proceso de
reconocimiento o creación de los derechos humanos. Si las revoluciones son el
revulsivo que da lugar a la gestación de los derechos humanos, las diversas actas
de nacimiento lo constituyen las declaraciones de derechos de las colonias
estadounidenses. La primera declaración de derechos del hombre de la época
moderna es la Declaración de Derechos de Virginia, escrita por George Mason y
proclamada por la Convención de Virginia el 12 de junio de 1776. En gran medida
influyó a Thomas Jefferson para la declaración de derechos humanos que se
contiene en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, de 4 de
julio de 1776. Ambos textos influyen en la francesa Declaración de los Derechos
del Hombre y del Ciudadano de 1789. Estas declaraciones, fundamentadas en el
iusnaturalismo racionalista, suponen la conversión del derecho subjetivo en centro
del orden jurídico, y a aquel se supedita el derecho como orden social. 55
Fruto de este influjo iusnaturalista, los derechos reconocidos tienen vocación de
traspasar las fronteras nacionales y se consideran "derechos de los hombres". 52
Aunque el primer uso constatado de la expresión "derechos del hombre" (iura
hominum) se produjo ya en 1537, en un texto de Volmerus titulado Historia
diplomática rerum ataviarum,25 la denominación no se popularizó entre la doctrina
hasta finales del siglo XVIII, con la obra de Thomas Paine The Rights of
Man (1791-1792).56 Según se plasmó en las Declaraciones, tanto los
revolucionarios franceses como los estadounidenses consideraban que estos
derechos eran inalienables e inherentes a la naturaleza humana, incluso verdades
"evidentes" según la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. Pese a
ello, decidieron recogerlos en declaraciones públicas, lo que se justifica por
motivos jurídicos y políticos. En lo primero, debe tenerse en cuenta que para la
Ilustración revolucionaria la constitución es la que garantiza los derechos y
libertades, lo que explica la formulación positiva de los mismos. 57 En lo segundo,
se pretendía facilitar la salvaguarda del libre desarrollo del individuo en la sociedad
frente a la arbitrariedad del poder:58 ya el Preámbulo de la Declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano afirmó expresamente que "la ignorancia, la
negligencia o el desprecio de los derechos humanos son las únicas causas de
calamidades públicas y de la corrupción de los gobiernos".59
Nuevas demandas e internacionalización de los derechos[editar]
La noción de derechos humanos recogida en las Declaraciones, basada en la
ideología burguesa del individualismo filosófico y el liberalismo económico,60 no
experimentó grandes cambios a lo largo del siglo siguiente hasta que, ante las
pésimas condiciones de vida de las masas obreras, surgieron movimientos
sindicales y luchas obreras que articularon sus demandas en forma de nuevos
derechos que pretendían dar solución a ciertos problemas sociales a través de la
intervención del Estado, como la garantía del derecho de huelga, unas
condiciones mínimas de trabajo o la prohibición o regulación del trabajo infantil.
Desde la primera mitad del siglo XIX se había desarrollado una nueva filosofía
social que se manifestó en el socialismo utópico, el reformismo de la Escuela
Católica Social, la socialdemocracia, el anarquismo o el socialismo científico.61 En
esta nueva fase fueron muy importantes la Revolución rusa o la Revolución
mexicana y por la Reforma Universitaria en Córdoba(Argentina).
Además de las luchas obreras, a lo largo de la edad contemporánea los
movimientos por el sufragio femenino consiguieron para muchas mujeres el
derecho de voto; los movimientos de liberación nacional consiguieron librarse
del dominio de las potencias coloniales; y triunfaron diversas reivindicaciones de
minorías raciales o religiosas oprimidas, movimientos por los derechos civiles o
movimientos de políticas de identidad que defienden la autodeterminación cultural
de colectivos humanos.

Eleanor Roosevelt sosteniendo la Declaración Universal de los Derechos Humanos en español

El siglo XX se caracterizó también por la incorporación de los derechos humanos


al derecho internacional. Si a principios del siglo se afirmaba que esta rama del
derecho solo regulaba las relaciones entre Estados y excluía a los particulares, el
cambio fue rápido y tras la Segunda Guerra Mundial, según Juan Antonio Carrillo
Salcedo, los derechos humanos podían considerarse un principio constitucional
del derecho internacional contemporáneo. 62 Es especialmente desde el nacimiento
de la Organización de las Naciones Unidas, en 1945, cuando el concepto de
derechos humanos se ha universalizado y alcanzado la gran importancia que tiene
en la cultura jurídica internacional. El 10 de diciembre de 1948 la Declaración
Universal de los Derechos Humanos fue adoptada y proclamada por la Asamblea
General de las Naciones Unidas en su Resolución 217 A (III), como respuesta a
los horrores de la Segunda Guerra Mundial y como intento de sentar las bases del
nuevo orden internacional que surgía tras el armisticio.
Posteriormente se han aprobado numerosos tratados internacionales sobre la
materia, entre los que destacan la Convención Europea de Derechos Humanos de
1950, los Pactos Internacionales de Derechos Humanos de 1966 (Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos y Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales), y la Convención Americana sobre Derechos
Humanos de 1969, que crean diversos dispositivos para su promoción y garantía.

Naturaleza y fundamento[editar]
Norberto Bobbio afirma la imposibilidad de encontrar un fundamento absoluto a los
derechos humanos y alega para ello cuatro razones. Primera, la ausencia de un
concepto inequívoco y claro de los mismos; segunda, su variabilidad en el tiempo;
tercera, su heterogeneidad; y, cuarta, las antinomias y conflictos que existen entre
distintos derechos, como entre los civiles y políticos, por un lado, y los sociales y
culturales, por otro. En el Coloquio del Instituto Internacional de Filosofía
celebrado en L'Aquila en 1964, Bobbio propuso sustituir la búsqueda de un
imposible fundamento absoluto por el estudio de las diversas fundamentaciones
posibles que las ciencias sociales avalaban.63 Y, en cualquier caso, para el jurista
italiano, el problema básico relativo a los derechos humanos no es su
fundamentación, sino su puesta en práctica y protección. 64 Pero son muchos los
juristas y filósofos que no comparten esta creencia sino que, por el contrario, la
fundamentación de los derechos humanos ha sido y es objeto de gran interés a lo
largo del tiempo, y la mayoría considera que es una labor teórica con gran
incidencia en la práctica.65
Cada una de las numerosas teorías que los pensadores han desarrollado está
influida por la Filosofía dominante en el momento histórico en que se gestó y parte
de muy diferentes cosmovisiones y concepciones del ser humano, al que atribuyen
o niegan determinadas características inmanentes.66 Para algunos, el eje de los
derechos humanos es una serie de derechos concretos (según Herbert Hart, el
derecho a la libertad; atendiendo a John Rawls, determinados derechos
fundamentales que corresponden a unos deberes fundamentales; de acuerdo
con Ronald Dworkin, el derecho a la igualdad ante la ley);67 para otros, los
derechos humanos son la traducción normativa de una serie de valores,
aprehendidos de la realidad o construidos socialmente. Un tercer grupo considera
que los derechos humanos son criterios o límites a los que debe adecuarse la
actividad de los poderes públicos o el mercado, tesis defendida tanto desde una
axiología iusnaturalista (Luis Recasens Siches)68 como desde un iuspositivismo
crítico (Luigi Ferrajoli).69 Finalmente, diversas teorías sostienen que los derechos
humanos son la codificación de la conducta moral que, de acuerdo con David
Hume, es un producto social y humano que se desarrolla en un proceso de
evolución biológica y social. Las teorías sociológicas del derecho y los trabajos
de Max Weber consideran que la conducta se desarrolla como un patrón
sociológico de fijación de normas.
En cuanto a su fundamentación, según qué tipo de concepción se tenga sobre el
derecho –iusnaturalista, iusracionalista, iuspositivista, vinculada al realismo
jurídico o al dualismo jurídico, entre otras– la categoría conceptual de derechos
humanos puede considerarse derivada de la divinidad, observable en
la naturaleza, asequible a través de la razón, determinada por los contextos en las
muchas maneras que es posible entender la Historia, una síntesis de ideas de
estas u otras posiciones ideológicas y filosóficas o un mero concepto inexistente y
sin validez.
Iusnaturalismo[editar]
Son tesis iusnaturalistas las que afirman la existencia del derecho natural. Aunque
en cada época se ha entendido este concepto de manera diferente, todas estas
doctrinas coinciden en afirmar la existencia de una juricidad previa y
fundamentadora del derecho positivo: la positivación, por lo tanto, se limitaría a
declarar derechos ya existentes. En las declaraciones de derechos del siglo
XVIII se refleja esta concepción, y el artículo 1 de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos afirma que "todos los seres humanos nacen libres e iguales
en dignidad y derechos", lo que es considerado por juristas como Hans
Kelsen una clara manifestación de la doctrina del iusnaturalismo. 70
Algunas teorías iusnaturalistas afirman que los derechos humanos se basan en
aspectos biológicos, tales como la conveniencia para la supervivencia de la
especie, en el contexto de la selección natural, de una conducta basada en
la empatía y el altruismo. Otras los sustentan en el orden moral natural tal y como
se deriva de determinados preceptos religiosos. Consideran que la conducta moral
es un conjunto de prescripciones objetivamente válidas y apelan a textos como
la Biblia o el Corán. Frente a estas, desde el siglo XVII, con Hugo Grocio, ha
cobrado fuerza el iusnaturalismo racionalista, de la mano de autores que se
desvinculan progresivamente de la idea de Dios, basándose únicamente en la
razón pura,71 aunque si bien existen en la actualidad diversas fundamentaciones
iusnaturalistas de carácter o inspiración religiosa. Entre ellas se encuentra la
Doctrina Social de la Iglesia, que retoma las ideas de los Padres de la
Iglesia y Tomás de Aquino. Llegar a lo realmente humano es una de las críticas
principales de las ponencias de Pablo VI en su encíclica "Humanae vitae". La vida
es un sentir desde una divinidad al bien común expreso en la realidad cristiana,
desde la moralidad del bienestar.
Según la Doctrina Social de la Iglesia, el fundamento sólido o inmediato de los
derechos se encuentra en la ley natural, la norma -de derecho natural- que es
fuente equilibrada de derechos y deberes de cada uno; a su vez, su fundamento
último es Dios mismo: el orden con que Dios gobierna el universo recibe el nombre
de ley eterna, del que la ley natural es una participación o derivación. Los
derechos humanos son objetivos en tanto que no dependen de la subjetividad de
quien es su titular o está obligado por ellos. Por tanto, no quedan sujetos a los
estados de ánimo, las opiniones o la voluntad de nadie; tampoco el consenso, ni
siquiera de la mayoría. Para la Iglesia Católica, además, otra característica de los
derechos humanos es su sociabilidad: siendo el hombre naturalmente social,
existen derechos naturales de la persona en cuanto individuo, pero también en
tanto miembro de diversos grupos sociales naturales; es decir, derechos naturales
de la familia, de las asociaciones o de las naciones. Por la misma razón, los
derechos se ordenan al bien común y están constitutivamente limitados.
Concretando más en cuanto su precisión y limitación, los derechos humanos
remiten a lo justo concreto, por lo que no significan el reconocimiento de una
libertad para realizar cualquier cosa, en cualquier momento o de cualquier
manera.72
Uno de los teóricos de derechos humanos más relevantes e influyentes fue John
Locke, que elevó la defensa de los derechos naturales a la categoría de principio
fundamental de legitimación del gobierno y fin básico de la sociedad civil. Locke
basó sus ideas en el concepto de propiedad, que utilizó en un sentido amplio y en
un sentido restringido. En sentido amplio, se refiere a un amplio conjunto de
intereses y aspiraciones humanas; más restrictivamente, alude a los bienes
materiales. Locke afirmó que la propiedad es un derecho natural y que se deriva
del trabajo. Además, dijo que la propiedad precede al Estado y que este no puede
disponer de la propiedad de los sujetos arbitrariamente. De acuerdo con Locke,
negar el derecho de propiedad es negar los derechos humanos. El filósofo
británico tuvo una gran influencia en el Reino Unido y fue decisivo en la filosofía en
que se basó la fundación de Estados Unidos.
Algunos filósofos han considerado que los derechos humanos se derivan de un
derecho o valor fundamental determinado. Para muchos autores, 73 entre los que
se encuentra Samuel Pufendorf,74 el sistema de derechos naturales del hombre se
deriva de su dignidad; otros, como Hegel o Kant, afirmaron que la libertad es
fundamento de los derechos humanos y, al mismo tiempo, el principal de estos.
Kant representó la culminación de un proceso encaminado a depurar las teorías
iusnaturalistas de elementos históricos o empíricos, al fundamentar su teoría del
derecho natural en principios a priori, entendidos como exigencias de la razón
práctica.
En la segunda mitad del siglo XX, y tras su decadencia en favor de las ideas
iuspositivistas, el derecho natural resurgió con fuerza con multitud de teorías muy
diversas. De ellas, algunas mantienen una fundamentación objetivista de los
derechos humanos, en tanto que afirman la existencia de un orden de valores o
principios con validez objetiva y universal, independiente de los individuos. Otras,
las subjetivistas, sitúan a la autonomía humana como fuente de todos los valores;
basan los derechos humanos en la autoconsciencia racional de la dignidad,
libertad e igualdad humanas.75 Finalmente, las llamadas tesis intersubjetivistas,
que surgen de un intento de síntesis entre las dos tendencias anteriores,
consideran los derechos humanos como valores radicados en necesidades
comunes y por lo tanto intrínsecamente comunicables.
Iuspositivismo[editar]
Las tesis positivistas se oponen frontalmente a las iusnaturalistas, ya que
consideran que el único conjunto de normas que tiene carácter jurídico es el
derecho positivo.76 Afirman, por tanto, que la positivización tiene carácter
constitutivo, al negar la juridicidad del derecho natural o incluso su
existencia. John Austin consideró que los derechos humanos forman parte de las
normas sociales que influyen en el derecho, pero no son derecho: 77 para muchos
positivistas, los derechos humanos son ideas morales, pero sin valor jurídico por sí
mismas. Para que tengan dicho valor, deben incorporarse al ordenamiento
jurídico: las leyes son la formulación jurídica de la voluntad soberana del pueblo y
obligan a su cumplimiento. No es necesario ni procedente acudir a otro sustento
que el legal.
La creciente aceptación del iuspositivismo a lo largo del siglo XIX produjo un
arrinconamiento del derecho natural y motivó la plasmación de los derechos
humanos, como derechos fundamentales, en las Constituciones de los países
occidentales.78 El proceso se apoyó en la categoría de los derechos públicos
subjetivos, que surgió como alternativa a la de derechos naturales, que los
iuspositivistas consideraban de carácter ideológica. La teoría de los derechos
públicos objetivos reconocía la personalidad jurídica del Estado, que adquiría así
la titularidad de derechos y deberes. 79 Tras el ascenso de regímenes totalitarios en
los años 1920 y 1930 y la Segunda Guerra Mundial se produjo un resurgimiento
del iusnaturalismo que hizo que autores como Hans Kelsen, Alf Ross, Herbert Hart
y Norberto Bobbio reaccionaran clarificando los conceptos fundamentales de las
teorías positivistas. Ello provocó una diversificación del iuspositivismo que produjo
tesis a veces incompatibles entre sí.80
Algunas de estas tesis recientes dan cabida a la defensa de los derechos
humanos. Una de ellas es la teoría dualista de los derechos, formulada
por Gregorio Peces-Barba y muy similar a la articulada por Eusebio Fernández,
que incorpora algunos elementos propios del iusnaturalismo, en tanto que solo los
derechos con un fundamento moral son fundamentales; pero al mismo tiempo
considera que la positivación es requisito necesario para que un derecho humano
lo sea. Por lo tanto, concibe los derechos como la encrucijada entre lo jurídico y
lo ético; y como traducción normativa de los valores de dignidad, libertad e
igualdad, al tiempo que legitimadores de los poderes públicos. 81 La teoría
del garantismo jurídico, defendida por Luigi Ferrajoli, afirma que el Estado de
derecho posee una legitimación formal y otra material. La legitimación formal hace
referencia al imperio de la ley; la material, a la vinculación de todos los poderes del
Estado a la satisfacción de los derechos fundamentales, 82 de los cuales, según el
jurista italiano, los derechos humanos son una subclase.
Ambas teorías superan un iuspositivismo puramente formal y, ciñéndose a los
mecanismos internos del ordenamiento jurídico, aportan criterios materiales para
garantizar la estabilización del orden jurídico y la garantía de los derechos
fundamentales. María de Lourdes Souza considera que es importante considerar
su contexto: el garantismo, que se basa en el estado de derecho, surge en un
contexto socio-jurídico democrático que, aunque presenta tendencias regresivas,
es más o menos igualitario y justo.83 De la misma manera, el dualismo jurídico se
inserta dentro de un marco jurídico-político determinado, el del Estado social y
democrático de derecho.81
Tesis realistas[editar]
Las tesis realistas pueden definirse como aquellas para las que la positivación es
un requisito más, junto con otros, que influye en la efectividad de los derechos
humanos. Engloba un conjunto de posiciones doctrinales muy diverso y
heterogéneo, que afirman que es la práctica de las personas los que dotan de
significación a los derechos humanos.84 Critican la concepción ideal que de estos
tiene el iusnaturalismo, así como la puramente formal del iuspositivismo,
afirmando que ambas corrientes son excesivamente abstractas y no tienen en
cuenta las condiciones económicas y sociales de las que depende el efectivo
disfrute de los derechos. Con carácter general, las tesis realistas insisten en
alguno de los siguientes ámbitos: en el plano político, en las condiciones de
democracia política y económica necesarias para el disfrute real de los derechos
humanos; en el jurídico, en los mecanismos de garantía y protección; y en
el sociológico, en la conciencia colectiva sobre derechos humanos.
La postura realista se relaciona, en gran medida, con el socialismo.85 Ya en La
cuestión judía, una de sus primeras obras, Karl Marx criticó la noción burguesa de
derechos humanos, que describió como derechos del individuo egoísta y basados
en una concepción abstracta de libertad y emancipación. Para el filósofo alemán,
los derechos humanos burgueses eran un conjunto de protecciones legales para
la defensa de la clase propietaria de los medios de producción. 86 Marx afirmó que
son las condiciones materiales las que determinan el alcance real de los derechos
humanos, y que para su realización efectiva es necesaria una auténtica
emancipación política.
Helio Gallardo o Joaquín Herrera Flores afirman que los derechos humanos se
sustentan en las tramas sociales, en las relaciones y experiencias
intersubjetivas.87 Helio Gallardo considera que el fundamento de los derechos
humanos son las transferencias de poder que se producen entre los grupos
sociales, así como las instituciones en que se articulan y las lógicas que inspiran
las relaciones sociales.88 Estas transferencias de poder pueden positivarse o no, y
ser más o menos precarias. Para Joaquín Herrera, en una línea similar, los
derechos humanos son las prácticas y medios por los que se abren espacios
de emancipación que incorporan a los seres humanos en los procesos de
reproducción y mantenimiento de la vida.89
La teoría consensual de la verdad, desarrollada por Jürgen
Habermas (perteneciente a la Escuela de Fráncfort), propone una fundamentación
intersubjetiva de los valores y derechos, a través de un acuerdo racional
alcanzado en unas condiciones ideales. 90 En una línea similar, para Chaïm
Perelman los derechos humanos se fundamentan en la experiencia y la conciencia
morales de un consenso que se alcanza a través de un proceso determinado. Se
trata de fundamentos en los que coincidan los que denomina «espíritus
razonables» y que serían asimismo aprobados por «audiencias universales», los
que se consideran interlocutores válidos para cada asunto. 91
Utilitarismo[editar]
En un principio, el utilitarismo surgió como una alternativa a la idea de los
derechos humanos, más que como una propuesta de fundamentación; aunque
posteriormente John Stuart Mill y otros autores han tratado de sustentar los
derechos humanos desde esta filosofía.92 El utilitarismo, como doctrina ética,
considera «la mayor felicidad para el mayor número como la medida de lo justo y
de lo injusto».93 Los utilitaristas parten del rechazo de la idea de derechos
humanos como derechos naturales: especialmente crítico con dicha idea
fue Jeremy Bentham, que calificó como un sinsentido la afirmación de que existen
derechos previos al Estado:94 los derechos, de existir, son un producto social que
se justifica desde el principio de la utilidad.95
Según John Stuart Mill, los derechos son reglas para la maximización de la
felicidad; pero añade que los derechos no son absolutos dado que, en
determinadas condiciones excepcionales, su cumplimiento nos aleja tanto del fin
(maximización de la utilidad social) que no cabe compensar la pérdida de felicidad
con el peso, importante, que tienen.96
Esta fundamentación utilitarista ha sido objeto de críticas que enfatizan la falta de
garantía de los derechos humanos, que podrían ser violados para la consecución
de la mayor felicidad para el mayor número. En esta línea han incidido
especialmente John Rawls92 o James Fishkin.97 Thomas Nagel y muchos otros han
denunciado el uso del enfoque utilitarista para justificar el uso de violencia a gran
escala contra la población civil o el uso de armas de destrucción
masiva entendidas como un mal menor, la forma más rápida de obtener la victoria
en una guerra y evitar, supuestamente, un mayor número de muertes. 98 La
reacción de los utilitaristas ante estas críticas hicieron surgir teorías como la del
utilitarismo de normas, el utilitarismo de normas ideales o la integración de un
principio de respeto a las personas. Richard Brandt define el utilitarismo de
normas como el que afirma que "un acto es obligatorio solo si la aceptación
uniforme de una regla correspondiente maximizará la utilidad esperable". 99 El
utilitarismo de normas, por lo tanto, no valora solo los efectos de un acto
específico, sino los efectos de su generalización.

Aspectos institucionales y jurídicos[editar]


Los derechos humanos tienen una creciente fuerza jurídica, en tanto que se
integran en las constituciones y, en general, en el ordenamiento jurídico de los
Estados. También, en el ámbito de la comunidad internacional, por su
reconocimiento en numerosos tratados internacionales –tanto de carácter general
como sectorial; universal y regional– y por la creación de órganos jurisdiccionales,
cuasijurisdiccionales o de otro tipo para su defensa, promoción y garantía.
Además, debido a su aceptación, diversos derechos humanos se consideran parte
del derecho internacional consuetudinario y algunos incluso normas de ius cogens,
tal y como han afirmado órganos internacionales como el Comité de Derechos
Humanos o la Corte Internacional de Justicia. Entre ellos se encuentran la
prohibición de la tortura y de la privación arbitraria de la vida 100 o el acceso a unas
mínimas garantías procesales y la prohibición de detención arbitraria. 101
Derechos humanos y derechos constitucionales[editar]
Es importante diferenciar y no confundir los derechos humanos con los derechos
constitucionales o fundamentales. Aunque generalmente los derechos humanos
se suelen recoger dentro de los derechos constitucionales, no siempre coinciden.
Para determinar qué derechos son "constitucionales" basta con recurrir al catálogo
de derechos reconocidos por las constituciones políticas de los Estados; el
concepto de "derechos humanos" pertenece más bien al ámbito de la Filosofía del
derecho.
La relación entre ambos conceptos ha sido estudiada por numerosos autores y es
problemática. De entre los que reconocen la virtualidad del concepto de derechos
humanos,102 las teorías iusnaturalistas consideran que la existencia de los
derechos humanos es independiente de su reconocimiento como derechos
constitucionales. Para algunos autores, como Francisco Laporta, existiría un
pequeño número de derechos humanos básicos, de los que se derivarían los
derechos constitucionales más concretos.103
Por su parte, para las teorías dualistas –las que otorgan importancia tanto al
fundamento moral de los derechos como a su positivación– los conceptos de
derechos humanos y derechos constitucionales tendrían un contenido
equivalente. Luigi Ferrajoli considera, en su teoría del garantismo jurídico, que,
siendo los derechos constitucionales o fundamentales los reconocidos en la carta
magna de los Estados, los derechos humanos son aquellos que se reconocen a
todos, independientemente de su ciudadanía y su capacidad de obrar: la
constitución de un país, por ejemplo, puede otorgar derechos a sus ciudadanos
que no abarquen a los no nacionales (por ejemplo, el derecho al voto). En ese
caso se trataría de derechos constitucionales que se reconocen al ciudadano, pero
no podrían ser derechos humanos si no se reconoce a todas las personas sean de
la condición que sean.

Clasificación generacional[editar]
Aunque la mayoría de las doctrinas jurídicas distinguen varias generaciones de
derechos humanos, existen múltiples y diferentes clasificaciones. Todas suelen
coincidir al describir la primera generación, pero posteriormente se ramifican y se
vuelven más complejas. Además, existen al menos dos concepciones de esta
visión generacional. Para una de ellas, son expresión de una racionalidad que se
realiza progresivamente en el tiempo; para otras, cada generación de derechos
humanos es expresión de una racionalidad diferente y puede entrar en conflicto
con las demás. Por otra parte, existen posiciones que evitan pronunciarse acerca
de las categorías de derechos humanos y más bien tienden a enfocarlos como un
sistema unitario.
Cada nueva generación, que se clasifica cronológicamente en relación con las
anteriores, ha sido objeto de críticas. Si ya los derechos de la primera generación
fueron criticados, también sucedió con los derechos de la segunda durante el siglo
XX, si bien en la actualidad la casi totalidad de los juristas los aceptan. Hoy en día
es objeto de debate la existencia de una tercera generación de derechos humanos
ya que, tanto desde el punto de vista jurídico como político, se critica la
indeterminación de esta categoría y su difícil garantía. 104 No obstante estas
objeciones, existen teorías que hablan de cuatro e incluso cinco generaciones de
derechos humanos.105
Tres generaciones de derechos humanos[editar]
Artículos principales: Tres
generaciones de derechos humanos,  Derechos civiles y
políticos  y  Derechos económicos, sociales y culturales.

La división de los derechos humanos en tres generaciones fue concebida por


primera vez por Karel Vašák en 1979. Cada una se asocia a uno de los grandes
valores proclamados en la Revolución francesa: libertad, igualdad, fraternidad.
Los derechos de primera generación son los derechos civiles y políticos,
vinculados con el principio de libertad. Generalmente se consideran derechos de
defensa o negativos, que exigen de los poderes públicos su inhibición y no
injerencia en la esfera privada. Por su parte, los derechos de segunda
generación son los derechos económicos, sociales y culturales, que están
vinculados con el principio de igualdad. Exigen para su realización efectiva de la
intervención de los poderes públicos, a través de prestaciones y servicios
públicos.106 Existe cierta contradicción entre los derechos contra el Estado (primera
generación) y los derechos sobre el Estado (segunda generación). Los defensores
de los derechos civiles y políticos califican frecuentemente a los derechos
económicos, sociales y culturales como falsos derechos, ya que el Estado no
puede satisfacerlos más que imponiendo a otros su realización, lo que para estos
supondría una violación de derechos de primera generación.
Por su parte, la tercera generación de derechos, surgida en la doctrina en
los años 1980, se vincula con la solidaridad. Los unifica su incidencia en la vida de
todos, a escala universal, por lo que precisan para su realización una serie de
esfuerzos y cooperaciones en un nivel planetario. Normalmente se incluyen en ella
derechos heterogéneos como el derecho a la paz, a la calidad de vida o las
garantías frente a la manipulación genética,107 aunque diferentes juristas asocian
estos derechos a otras generaciones: por ejemplo, mientras que para Vallespín
Pérez la protección contra la manipulación genética sería un derecho de cuarta
generación,108 para Roberto González Álvarez es una manifestación, ante nuevas
amenazas, de derechos de primera generación como el derecho a la vida, la
libertad y la integridad física.109
Pactos y convenciones de derechos humanos[editar]
Los siguientes pactos y convenciones han sido adoptados por numerosas
organizaciones, entre ellas la Organización de las Naciones Unidas. Algunos
países han firmado y ratificado los pactos, otros solo los han firmado y otros no los
han firmado ni ratificado.

Fecha de Número de
Fecha de
Evento entrada en países que lo
adopción
vigor ratificaron

16 de
Pacto Internacional de Derechos 3 de enero de
diciembre de 164110
Económicos, Sociales y Culturales 1976
1966

16 de
Pacto Internacional de Derechos Civiles y 23 de marzo de
diciembre de 167
Políticos 1976
1966

Convención Internacional sobre la 21 de


4 de enero de
Eliminación de todas las Formas de diciembre de 167
1969
Discriminación Racial 1965

Convención Internacional para la 20 de 23 de


protección de todas las Personas contra diciembre de diciembre de 53
las Desapariciones Forzadas 2006 2010

Convención sobre la Eliminación de Todas 18 de 3 de


las Formas de Discriminación contra la diciembre de septiembre de 187
Mujer 1979 1981

Convención contra la tortura y otros 10 de


26 de junio de
tratos o penas crueles, inhumanas o diciembre de 161
1987
degradantes 1984

20 de
18 de enero de
Convención sobre los Derechos del Niño noviembre de 196
2002
1989
Fecha de Número de
Fecha de
Evento entrada en países que lo
adopción
vigor ratificaron

Convención internacional sobre la


18 de
protección de los derechos de todos los 1 de julio de
diciembre de 149
trabajadores migratorios y de sus 2003
1990
familiares

Convención Internacional sobre los 13 de


3 de mayo de
Derechos de las Personas con diciembre de 173
2008.
Discapacidad 2006

Otras propuestas[editar]
Autores como David Vallespín Pérez,111 Franz Matcher,112 Antonio Pérez
Luño,113 Augusto Mario Morello,114 Robert B. Gelman,115 Javier Bustamante
Donas116 y Juan Carlos Riofrío Martínez-Villalba117 afirman que está surgiendo una
cuarta generación de derechos humanos. No obstante, el contenido de la misma
no es claro, y estos autores no presentan una propuesta única. Normalmente
toman algunos derechos de la tercera generación y los incluyen en la cuarta, como
el derecho al medio ambiente o aspectos relacionados con la bioética. Javier
Bustamante afirma que la cuarta generación viene dada por los derechos
humanos en relación con las nuevas tecnologías,118 mientras Riofrío117 prefiere
hablar de derechos digitales, donde se encontrarían una nueva gama de
derechos, como:

 El derecho a existir digitalmente


 El derecho a la reputación digital
 La estima digital
 La libertad y responsabilidad digital
 La privacidad virtual, el derecho al olvido, el derecho al anonimato
 El derecho al big-reply
 El derecho al domicilio digital
 El derecho a la técnica, al update, al parche
 El derecho a la paz cibernética y a la seguridad informática
 El derecho al testamento digital
Otros señalan que el elemento diferenciador sería que, mientras las tres primeras
generaciones se refieren al ser humano como miembro de la sociedad, los
derechos de la cuarta harían referencia al ser humano en tanto que especie. Tal
idea había quedado acordada en la Carta de las Naciones Unidas (ver punto 5)
cuando en su preámbulo se escribió, "nosotros los Pueblos de las Naciones
Unidas resueltos … a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre,
en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de
hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas... hemos decidido
sumar nuestros esfuerzos para realizar estos designios" y luego de manera más
explícita, cuando expresaron entre sus propósitos el siguiente: "realizar la
cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de carácter
económico, social, cultural o humanitario, y en el desarrollo y estímulo del respeto
de los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer
distinción por motivos de raza, sexo, idioma, religión". Para el cumplimiento de tal
propósito inicialmente se continuaba concibiendo como agente inmediato al
Estado, a cuya custodia la tradición occidental había confiado cierto número de
garantías al ciudadano, a partir de las revoluciones inglesas, norteamericanas y
francesas. Mas el precario desarrollo de la democracia en el mundo, la amarga
experiencia de la Segunda Guerra Mundial y la caótica situación política creada
por sus consecuencias en muchas naciones demostraba la consagración de los
derechos humanos en constituciones y leyes internas que no eran suficientes para
asegurar su protección y respeto por parte de los gobiernos. En numerosos
Estados, por factores diversos, la protección del derecho nacional resultaba
eliminada, suspendida, inoperante o abiertamente conculcada por gobiernos de
fuerza o de careta jurídica.
Helio Gallardo, por su parte, defiende la existencia de cinco generaciones de
derechos humanos,119 que identifica con las reivindicaciones de diferentes grupos
sociales. Serían los derechos civiles y políticos, reclamados por la burguesía; los
económicos, sociales y culturales, propios de los movimientos
obreros y antiesclavistas; los derechos de los pueblos y sectores diferentes,
incluyendo las luchas de descolonización y feministas; los ambientales, que define
como derechos las generaciones futuras; y los relativos al control del cuerpo y la
organización genética de uno mismo, enfrentados a la mercantilización del interior
de la vida.

Derechos Humanos del siglo XXI: la Declaración Universal de


Derechos Humanos Emergentes[editar]
La Declaración Universal de los Derechos Humanos Emergentes (DUDHE) surge
de un proceso de diálogo de diversos componentes de la sociedad civil,
organizado por el Instituto de Derechos Humanos de Cataluña en el marco
del Foro Universal de las Culturas Barcelona 2004, titulado Derechos Humanos,
Necesidades Emergentes y Nuevos Compromisos.120 El 2 de noviembre de 2007,
en el marco del Forum de Monterrey (México) es aprobada la DUDHE.
Los derechos humanos emergentes suponen una nueva concepción de la
participación de la sociedad civil, dando voz a organizaciones y agrupaciones
nacionales e internacionales que tradicionalmente han tenido poco o ningún peso
en la configuración de las normas jurídicas, como las ONG, los movimientos
sociales y las ciudades, frente a los retos sociales, políticos y tecnológicos que
plantea la globalización y la sociedad global. La DUDHE no pretende sustituir ni
quitar vigencia a la Declaración Universal de Derechos humanos de 1948, ni a los
instrumentos nacionales o internacionales de protección de los derechos
humanos, más bien pretende actualizar, complementar, responder a los retos de la
sociedad global y actuar como complemento desde el punto de vista de la
ciudadanía participativa.
Nosotros, ciudadanas y ciudadanos del mundo, miembros de la sociedad civil comprometidos con los
Derechos Humanos, formando parte de la comunidad política universal, reunidos en ocasión del Foro
Universal de las Culturas en Barcelona 2004 y Monterrey 2007, e inspirados por los valores de respeto a
la dignidad del ser humano, libertad, justicia, igualdad y solidaridad, y el derecho a una existencia que
permita desarrollar estándares uniformes de bienestar y de calidad de vida para todos […]

Preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos Emergentes

Derecho humano a la paz[editar]


Este artículo o sección necesita referencias que aparezcan en una publicación
acreditada.

Este aviso fue puesto el 26 de junio de 2018.

Desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el concepto de paz ha


ido experimentando evoluciones conceptuales que han llevado a considerarla
como una paz «positiva y dinámica que comporta el respeto de los derechos
humanos y el desarrollo integral de los pueblos» 121 y no como el mero hecho de la
ausencia de violencia.
A lo largo del tiempo el concepto ha ido englobando otros aspectos como la
resolución de conflictos y el desarme, el desarrollo socioeconómico, los derechos
humanos y los problemas medioambientales. Es decir, la paz ya no se considera
como aquel estado posterior al fin de un conflicto. La paz «tiene un sentido
positivo con un triple objetivo: lograr la satisfacción de las necesidades básicas de
todos los seres humanos, la eliminación de todo tipo de violencia (estructural,
familiar, conyugal) y el respeto efectivo de todos los derechos humanos (…)».
Tener y vivir en paz no solo quiere decir no vivir en guerra, sino que implica la
satisfacción de las necesidades básicas, un desarrollo económico, social, político y
cultural garantizado; el respeto al medio ambiente y la exigencia de la justicia y
conocimiento de la verdad, así como el asilo. De este modo, la paz es una
consecuencia de la satisfacción y existencia de los otros Derechos Humanos y,
por ende, también inherente a todo ser humano.
Esta reciente concepción implica, entonces, considerar la paz como un derecho
individual pero también colectivo, puesto que «las personas, los grupos, los
pueblos y toda la humanidad tienen el derecho inalienable de una paz justa,
sostenible y duradera», condiciones garantizadas, entre otros, por parte de los
estados. Esto implica considerar que la paz es un derecho de tercera generación o
derecho de la solidaridad. Los derechos de Tercera Generación o de la solidaridad
son derechos colectivos surgidos en la década de los 60 que contemplan, por
ende, cuestiones de carácter supranacional. Su resolución afecta a conjuntos
específicos de la sociedad y, por lo tanto, contienen intrínsecamente el valor de la
corresponsabilidad.
Esta visión cristalizó en España con la Declaración de Luarca del Derecho a la
Paz en 2006 recogida por la Asociación Española para el Derecho Internacional
de los Derechos Humanos (AEDIDH). En su preámbulo ya se menciona que la
«paz no se limita a la estricta ausencia de conflicto armado». Poco después el
texto «califica el derecho humano a la paz como un derecho con entidad propia,
vocación universal y carácter intergeneracional. La paz es un derecho y una
necesidad de las personas y de los grupos (…). Con estos presupuestos el
derecho a la paz se sitúa claramente entre los llamados derechos de la
solidaridad, de corte marcadamente colectivo y que, aunque con contenido propio,
reposan sobre los derechos individuales».
La Declaración de Luarca reconoce los siguientes derechos: derecho a la
educación en y por la paz y el resto de derechos humanos; derecho a la seguridad
humana y a vivir en un entorno seguro y sano; derecho al desarrollo y al medio
ambiente sostenible; derecho a la desobediencia y a la objeción de conciencia;
derecho de resistencia contra la opresión y el totalitarismo; derecho al desarme;
libertad de pensamiento, opinión, expresión, conciencia y religión; derecho al
refugio; derecho a emigrar y a participar; derechos de las víctimas y de los grupos
en situación de vulnerabilidad.
También considera obligaciones. Esencialmente, son los estados y la ONU las
principales responsables de garantizar el derecho humano a la paz. Los estados
tienen la obligación de adoptar medidas para construir y consolidar la paz, así
como de proteger a la Humanidad de la guerra. Por otro lado, la ONU debe ser
fortalecida en la doble acción de prevenir las violaciones y proteger los derechos
humanos y la dignidad humana, incluido el derecho humano a la paz.
Otras entidades han adoptado la Declaración en sus ciudades (como es el caso de
Barcelona de la mano del Instituto Catalán Internacional por la Paz, ICIP, en 2010)
y actualmente hay diversos grupos de trabajo concentrados en integrar el derecho
a la paz en el derecho internacional ayudándose, entre otros, de la Alianza
Mundial del Derecho Humano a la Paz.
El preámbulo de los dos Pactos Internacionales de Derechos Humanos ya
considera que «la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el
reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables
de todos los miembros de la familia humana». En la misma línea le sigue la
Proclamación de Teherán (1968), la Declaración sobre el progreso y el desarrollo
en lo social (1969) y la Declaración de Viena (1993).
Actualmente, existen instrumentos internacionales que consagran el derecho a la
paz como un derecho humano, pero son todas resoluciones de carácter
declarativo, sin poder jurídico. Así, el derecho a la paz está reconocido 122,
[cita  requerida]
 pero de momento no tiene protección jurídica, responsabilidad o medio
de ser garantizado. Es por esta razón que urge incorporar el derecho humano a la
paz en un tratado internacional que, debidamente ratificado, tendría efectos en los
sistemas jurídicos internos. Pero, para generar obligaciones entre los estados, el
derecho a la paz debe ser incorporado en los tratados internacionales. Hay tres
formas para ello: en un protocolo adicional al Convenio Europeo de Derechos
Humanos y las Libertades Fundamentales, en un nuevo pacto de derechos de
tercera generación y en una Declaración de la Asamblea General de Naciones
Unidas.
Las opciones anteriores no son sencillas. Por lo que respecta a la primera opción
no podría considerarse válida puesto que, para garantizar el cumplimiento del
Convenio se creó un órgano judicial para proteger los derechos civiles y políticos
que se desprenden del Protocolo. Estos no se tutelan igual que los derechos
económicos, sociales y culturales puesto que estos son colectivos y de desarrollo
progresivo. La paz es un derecho colectivo, pero también tiene elementos de
carácter individual que permitirían a las víctimas acudir a la justicia internacional.
Un nuevo pacto de derechos de tercera generación es beneficioso en cierto modo
porque los derechos de tercera generación deben tratarse de forma especial al ser
fundamentalmente colectivos. Sin embargo, y como se ha mencionado antes, el
derecho a la paz tiene una dimensión individual que se vería privada al no poder
ser justiciable mediante esta vía. Finalmente, el último método produciría un gran
impacto teórico a nivel internacional, pero poco relevante en términos jurídicos. La
Declaración en sí misma carece de efectos jurídicos y, por lo tanto, los estados no
se ven obligados a su cumplimiento. En este caso, una declaración sería el paso
previo para que se escalase e incorporase en un tratado internacional. 123

Véase también[editar]
  Portal:Derecho. Contenido relacionado  Derechos individuales
con Derecho.  Derechos reproductivos
 Derecho natural  Discriminación
 Derechos civiles y políticos  Emancipación de la mujer
 Derechos constitucionales  Fondo de las Naciones Unidas para las
 Derechos del niño Mujeres UNIFEM
 Doctrina Social de la Iglesia  Hábeas corpus
 Amnistía Internacional  Justicia
 Carta Internacional de Derechos Humanos  Justicia social
 Comisión Interamericana de Derechos  Ley de derechos civiles de Estados
Humanos Unidos de 1871
 Comisión Investigadora de Atentados a  Libertad
Periodistas CIAP-FELAP  Movimiento por los derechos civiles en
 Controversia de Valladolid Estados Unidos
 Convención Europea de Derechos Humanos  Organización Internacional del Trabajo
 Corte Interamericana de Derechos Humanos  Organización Mundial Contra la Tortura
 Corte Internacional de Justicia  Principios de Tavistock
 Corte Penal Internacional  Recurso de amparo
 Crítica social  Secreto de la correspondencia
 Declaración de Responsabilidades y Deberes  Tribunal Europeo de Derechos Humanos
Humanos
 Declaración Universal de los Derechos
Humanos
Referencias

La evolución del crimen de lesa humanidad en el derecho penal


internacional*The evolution of crime against humanity in of
international criminal law
Author links open overlay panelChristopher AlexisServín rodríguez**

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https://doi.org/10.1016/S0041-8633(14)70505-8Get rights and content

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Resumen
Debido a su carácter ex novo y con motivo de la carencia de un tratado que los
definiera de forma consensada, los crímenes contra la humanidad han sido
definidos evolutivamente por diferentes instrumentos internacionales y por la
actividad jurisdiccional de los tribunales penales inter-nacionales creados a lo
largo de la historia hasta llegar a la Corte Penal Internacional. De esta manera, el
derecho penal internacional, tanto consuetudinario como positivo, ha
representado un medio cooperativo jurídico competente para combatir este tipo
de actos; primero, a través de desarrollar su paulatina conceptualización y final
codificación y, segundo, por medio de permitir el juzgamiento y la sanción de los
responsables de dichos crímenes. Por consiguiente, la evolución de la definición
del crimen contra la humanidad representa una importante herramienta jurídica
que ha ayudado a consolidar el derecho penal internacional.
Abstract

1. Fundamentos del concepto de los Derechos Humanos

Las personas, sólo por el hecho de nacer, tenemos una serie de .derechos. Los mismos en
cualquier lugar del mundo, independientemente de nuestra posición económica, religión,
sexo, orientación sexual, color de piel, etc. Estos derechos están recogidos en
la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada y proclamada por la
Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 217 A (III), de 10 de diciembre
de 1948. Dicha declaración contiene los derechos y libertades inherentes al ser humano, al
tiempo que se define como la proclamación internacional básica de los derechos
fundamentales de todos los miembros de la familia humana. Estos derechos, que se
conocen como derechos humanos, se caracterizan:

 por ser inalienables: nadie puede desposeer a una persona de sus derechos, ni una
persona, ni el estado ni otra organización o ente, puede ‘anular’, ‘arrebatar’ o
‘negociar’ los derechos a ninguna persona.
 por ser inherentes, es decir, esenciales y propios de la persona, no se puede
concebir a la persona sin sus derechos.
 por ser universales: son propios de todas las personas independientemente de su
nacionalidad, raza, sexo, lengua, religión, capacidad económica, etc)
 son limitados, en tanto que los derechos de una persona alcanzan sólo hasta
donde empiezan los derechos de las otras personas.
 ser inviolables: si entendemos que los derechos humanos son inherentes a la
persona,  cualquier persona, estado, organización, ... que amenace, ataque y/o
vulnere cualquiera de esos derechos está cometiendo un acto injusto, que puede
ser penado por la ley.

Los Derechos Humanos, tal y como los conocemos hoy, nacen como reacción ante las
barbaridades que vivió la humanidad durante la primera mitad del siglo XX. El contexto
histórico en el que nace la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en 1948, es
precisamente, el del horror ante las dimensiones, crueldad y aberración del holocausto
nazi que afectó principalmente a personas de religión judía, pero que también tuvo entre
sus víctimas a otros colectivos (gitanos, librepensadores, comunistas), no siempre. Es
precisamente como reacción a estos hechos, que la comunidad internacional de la época,
es decir, la anterior a los procesos de descolonización, se dotó de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos y puso las bases para el posterior desarrollo de todo el cuerpo
jurídico del Derecho Internacional de los Derechos Humanos.

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2. Evolución de los Derechos Humanos

Con anterioridad a la DUDH ya se había iniciado el camino para el reconocimiento de


determinados derechos y la progresiva extensión a todas las capas de la sociedad de los
mismos. La evolución del concepto de .derecho humano. debe ser estudiado
necesariamente desde una perspectiva histórica y cultural (IEPALA). El transcurso de
la historia y la evolución cultural han dado lugar a diferentes formas de concebir de los
derechos en función del género, de la clase social, etc.
Referencias a la conceptualización de .derechos. (entendida como la búsqueda dignidad
de la persona) las encontramos ya en la Antigua Grecia, en Europa, en el código
Hammurabi en Mesopotàmia o en la Antigua China. Asimismo, diferentes estudios han
demostrado que ya en la Edad Media, la concepción de los derechos del hombre fue unida
a la lucha desatada entre las prerrogativas de las monarquías absolutistas (materialización
del concepto de Estado absoluto) y los derechos de los hombres, en cuanto a individuos.
Es en este sentido que se inicia y desarrolla una legislación relativa a los derechos civiles,
en un principio restringida a los aristócratas, y más tarde extendiéndose al resto de capas
de la sociedad. Ejemplos de esta evolución pueden ser la aparición de la Carta Magna en
1215 o la Carta de Derechos en 1689 (ambas aparecen en Inglaterra).
Así mismo, la Declaración de Derechos del Buen Pueblo de Virginia, realizada en el
estado de Virginia en 1776, la Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano realizada en Francia (como consecuencia de la Revolución Francesa y de la
revolución social que implicó) o la Declaración de Derechos de 1791, promulgada en los
Estados Unidos, reflejan un nuevo concepto de los derechos del hombre –que no de las
mujeres-, creando las bases de lo que se conocen hoy como libertades fundamentales. 
Las declaraciones de Virginia y la de Derechos de 1791 (heredera de la primera) contienen
una tipología de derechos entre los que se podemos destacar:

 Derecho a la libertad religiosa (Art. 1 de la Declaración de Derechos de 1971) y de


conciencia (Art. 16 de la Declaración de Virginia)
 Derecho a una justicia justa, es decir, existencia de un jurado imparcial, acceso a
una defensa, etc.
 Se apunta la definición de un derecho de inviolabilidad del domicilio (Art 4. de la
Declaración de Derechos de 1791).
 Los hombres son iguales e independientes (Art. 1 de la Declaración de Virginia)
 Reconocimiento de unos derechos inherentes al hombre: goce de la vida y la
libertad o derecho de propiedad (Art. 1 de la Declaración de Virginia)
 La idea de que el poder reside en el pueblo (Art. 2 de la Declaración de Virginia).
Dicho lema se puede asimilar a la soberanía popular. El pueblo, además, tiene
potestades fiscalizadoras.
 Derecho a la revolución (Art. 3 de la Declaración de Virginia). Dicho derecho se
establece siempre que se considere que el poder establecido no cumple con sus
obligaciones y no asegura la protección de la comunidad, su seguridad, ... En este
sentido se debe recordar que la Declaración de Virginia se realiza en junio 1776 y
la declaración de independencia estadounidense de la metrópoli colonizadora
británica se realiza un mes después.
 Se establece la separación de poderes. Al menos entre el ejecutivo y el legislativo
(Art. 5 de la Declaración de Virginia).
 Se establece el derecho a la elección de los cargos políticos del Ejecutivo y del
Legislativo (Art. 5 de la Declaración de Virginia) mediante sufragio masculino
limitado (Art. 6 de la Declaración de Virginia).
 Libertad de imprenta (Art. 12 de la Declaración de Virginia).

La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 establece entre
otros, los siguientes derechos del hombre:

 Los hombres nacen libres e iguales (Art. 1)


 Los derechos naturales e imprescriptibles del hombre son la libertad, la propiedad,
la seguridad y la resistencia a la opresión (Art. 2)
 La nación es la fuente de la soberanía (Art. 3).
 Reconocimiento de la libertad política (Art. 4).
 Establecimiento de un proceso judicial legal (Art. 7,8,9).
 Libertad de conciencia, religión y opinión (Art. 10).
 Derecho al voto (Art. 14).
 Derecho a la fiscalización de las acciones de los representantes de la comunidad
(Art. 15).
 Establecimiento del derecho a la propiedad (Art. 17).

Las Declaraciones anteriores establecen, tal y como se puede observar, una lista de
derechos y libertades fruto del proceso histórico de emancipación colonial –en el caso de
los Estados Unidos- y de cambio de paradigma político y social en el caso francés. Si bien
estos derechos y libertades se establecen sobre el papel, las personas que podían disfrutar
de ellos era muy reducido. En ambos casos se precisa la inexistencia de un sufragio
universal (los textos hacen referencia a las potestades de los hombres y no a las mujeres
ni a sus derechos y libertades). Tampoco se puede pasar por alto, la vigencia de la
esclavitud en los Estados Unidos, que dentro de su modelo de producción económica y de
estratificación social incorporaba al esclavo como un ser sin derechos de ningún tipo.
Con dichas Declaraciones se visualizaron toda una serie de derechos, cuyo desarrollo
conceptual evolucionará hasta la aparición y aprobación, en 1948, de la Declaración
Universal de los Derechos.
El camino que llevó a la DUDH desarrolló de forma paralela otros ámbitos ligados a la
justicia y a la dignidad de la personas, que más tarde pasarán a formar parte del cuerpo
jurídico del Derecho Internacional de los Derechos Humanos. En este sentido, en 1915
aparece el convenio contra la práctica de la esclavitud y a partir de la primera década del
siglo XX comienza a desarrollarse legislativamente el ámbito del derecho laboral. También
a principios del siglo pasado empiezan a formularse y aplicarse normativas relacionadas
con el Derecho Internacional Humanitario, etc. Pero es indudable que el mayor hito en
toda esta progresiva aparición de normativas internacionales es la Declaración Universal
de los Derechos Humanos.

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  3. Principios básicos de la Declaración Universal de los Derechos


Humanos

La DUDH es una compilación de derechos de las personas con valor declarativo. En 1977,
la Asamblea General de Naciones Unidas estableció en su .resolución 32/130 sobre los
derechos humanos, las siguientes cuestiones:

 Todos los derechos humanos y libertades fundamentales son indivisibles e


interdependientes; igual atención y urgente consideración deben tener la
implementación, promoción y protección tanto de los derechos civiles y políticos
como los derechos económicos, sociales y culturales.
 La total realización de los derechos civiles y políticos sin el goce de los derechos
económicos, sociales y culturales es imposible; la consecución de un progreso
duradero en la implementación de los derechos humanos depende de la efectividad
y bondad de las políticas nacionales e internacionales de desarrollo económico y
social.
 Todos los derechos y libertades fundamentales de las personas humanas y de los
pueblos son inalienables

Aunque internacionalmente se admite la indivisibilidad, la interdependencia y también la


igualdad, o no supremacía, de unos derechos sobre otros, de forma que no se puede
considerar que existen derechos de primera o de segunda clase, ni derechos más
importantes que otros, es habitual encontrar distinciones entre lo que se denomina
derechos de primera, de segunda y de tercera generación.
Dicha clasificación responde, en gran parte, a la situación política derivada de la Guerra
Fría y que, en el bando occidental, priorizaba precisamente la consecución de derechos
civiles y políticos (conocidos como derechos de primera generación) sobre los derechos
económicos, sociales y culturales (reclamados por los países de la órbita comunista, y
conocidos como derechos de segunda generación). Posteriormente, comienza a
desarrollarse, durante la década de los 70 y con más intensidad en las décadas de los 80 y
90, una nueva concepción y dimensión de los derechos humanos, ligados en este caso a
dos fenómenos:

 el renacimiento de la sociedad civil como impulsora de cambios sociales, políticos y


culturales.
 La interdependencia. Se hace evidente que existe una interdependencia que se
materializa en diferentes aspectos. Desde el punto de vista económico, es patente
la existencia y consolidación de un modelo económico basado en la globalización o
internacionalización de la economía, que tiene como efecto importantes
disensiones internas que se materializan, entre otros elementos, en palpables y
aberrantes desigualdades y tensiones internas. También se hace evidente la
existencia de una realidad compleja e interdependiente a nivel planetario. Por
ejemplo, con el caso del medioambiente, aquello que sucede en el Amazonas o con
la capa de ozono nos afecta irremediablemente a todos.

En este contexto nacen los denominados .derechos de la solidaridad o de tercera


generación., que pueden ser entendidos como respuestas globales a problemas globales.
Tipología de .derechos. Los derechos civiles y políticos priorizan o consideran a la persona
como titular de dichos derechos y libertades. Se establece pues una titularidad individual.
Todas las personas tienen esos derechos por el simple hecho de haber nacido. Los
derechos civiles y políticos establecen también un límite de actuación del Estado, el cual
no los puede ni suspender ni interferir en su realización, a excepción hecha de los casos
extremos como los estados de emergencia, de excepción y de sitio, tal y como preveen la
mayoría de textos constitucionales democráticos. Estos derechos pivotan entorno al valor
de la libertad de la persona y se orientan hacia su protección y potenciación como
ciudadano activo e implicado en la comunidad.

El siguiente texto ilustra sobre la violación de algunos de los derechos civiles y políticos
en la época de la dictadura pinochetista en Chile.

La libertad de expresión bajo las fuerzas armadas (1973-1990)


El ataque a las libertades de prensa y la represión de la disidencia política que siguió
al golpe militar fueron más duras, drásticas y extensas que ninguna otra experiencia
de la historia de Chile. Se cerraron o se expropiaron todos los órganos de prensa que
habían apoyado al gobierno anterior, en algunos casos se destruyeron sus prensas.
Cientos de periodistas tuvieron que huir del país o fueron despedidos de su trabajo,
otros fueron relegados a localidades remotas. Los canales de televisión pasaron al
control del gobierno y las universidades fueron intervenidas, sus rectores designados
por las fuerzas armadas. En los años siguientes, el régimen recurrió, virtualmente, a
todos los métodos del repertorio de censura: censura previa de noticias y opiniones,
prohibición de películas por motivos ideológicos, fabricación y difusión de noticias
falsas, embargo de publicaciones, cierre, ejecución de leyes draconianas de
seguridad nacional, hostigamiento e intimidación.
Entre 1972 y 1990 murieron o "desaparecieron" veintitrés periodistas a manos de
agentes del gobierno. Una cantidad dos veces mayor de empleados o personal de
prensa, estudiantes de periodismo y trabajadores de imprenta corrieron la misma
suerte. Ninguno de los autores de estos crímenes ha debido responder de ellos ante
la justicia y el destino de los desaparecidos sigue desconocido.
El día del golpe, con el país regido por normas de estado de sitio, las fuerzas
armadas cerraron estaciones de radio, bombardearon o confiscaron sus transmisores
y cerraron Clarín, Noticias de Ultima Hora, El Siglo, Punto Final, Puro Chile  y la
agencia cubana Prensa Latina. En los días siguientes tomaron La Nación e invadieron
la Editorial Quimantú, donde rompieron las publicaciones de izquierda. Un año más
tarde, un funcionario de gobierno, con miras a justificar estas medidas, acusó a estas
publicaciones del "libertinaje desatado por la prensa oficial de aquella época, su
bochornoso vocabulario y su torcida manipulación de las noticias". En abril de 1975 el
Colegio de Periodistas informó que cuatrocientos periodistas habían perdido sus
empleos a raíz de estas medidas, doscientos habían abandonado el país, y catorce
estaban presos. La prensa autorizada, que comprendía toda la cadena de El
Mercurio, La Tercera, Qué Pasa y la revista independiente  Ercilla, debieron sujetarse
a la censura previa.
Con toda la prensa allendista en silencio, el comentario crítico de la prensa permitida
se mantuvo bajo vigilancia estrecha, con censura previa y sanciones ejemplares. La
policía política de Pinochet, la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), filtraba
informaciones a la prensa, intencionalmente, sobre la persecución de disidentes, a los
que con frecuencia se describía como subversivos y delincuentes peligrosos. Se
controlaba estrictamente la publicación de toda noticia que pudiera dar la impresión
de desorden o de oposición al gobierno, y la DINA inventaba noticias en torno a
asuntos controvertidos, para el consumo del público. La manipulación de noticias
sobre persecución política siguió hasta los últimos años del régimen. Por ejemplo, en
junio de 1987 no se permitió el acceso de la prensa a los sitios donde se ejecutó sin
juicio a doce guerrilleros sospechosos, en una operación que llevó a cabo la Central
Nacional de Investigaciones (CNI), sucesora de la DINA. Los técnicos de la CNI
presuntamente arreglaron la escena para que pareciera que las víctimas tenían
armas y explosivos, filmaron esos detalles y entregaron la película a las redes de
televisión.
Extracto del Informe de Human Rights Watch sobre la libertad de expresión en Chile.

Los derechos económicos, sociales y culturales (de ahora en adelante DESC) enmarcan al


individuo en un contexto social, cultural y económico que no es tenido en cuenta por los
derechos civiles y políticos. Al igual que los derechos civiles y políticos, la titularidad de los
DESC también es individual.
El ser humano como tal es, por naturaleza, un ser social. La comunidad, la familia, el
barrio, etc, son algunos de los referentes que las personas tomamos, y de la relación con
nuestro entorno social se derivan tanto obligaciones como derechos. Dentro de los DESC
se incluyen por ejemplo el derecho al trabajo, a condiciones de trabajo equitativas,
derecho al descanso y al tiempo libre. También se incluye el derecho a un nivel de vida
adecuado (alimentación, vestido, vivienda, asistencia médica, servicios sociales y
Seguridad Social).  En resumen, se establecen y se reconocen toda una serie de derechos
que de llevarse a cabo garantizarían la vida en condiciones de dignidad de las personas,
así como el progreso social al que se alude en el preámbulo de la Declaración Universal de
los Derechos Humanos. Por su parte, si los derechos civiles y políticos ensalzaban el valor
de la libertad, los DESC ensalzan el valor de la igualdad.
Si en los derechos civiles y políticos una de las principales premisas era la no interferencia
del Estado, en el caso de los DESC, el Estado debe intervenir con el objetivo de asegurar y
proteger este tipo de derechos. Sin embargo, en la mayoría de las constituciones
estatales, incluida la española, los DESC se incorporan dentro de apartados programáticos.
La Constitución Española establece que los DESC son derechos progresivos, es decir, se
establece su .deseabilidad. (es deseable el pleno empleo, la vivienda para toda la
población, etc) sin embargo no se pueden establecer medidas judiciales si estos derechos
no se cumplen, ni mecanismos de cumplimiento inmediato, etc. De forma que se enuncian
los derechos pero su cumplimiento real queda postergado con fecha indefinida. En este
sentido, se observa la diferencia entre la protección de los DESC y de los derechos civiles
y políticos. La protección de los derechos civiles y políticos es una obligación de los
estados, y se pueden (y se deben) emprender medidas judiciales en caso del no respeto a
la libertad de prensa, de conciencia, de religión, etc.
Tal y como veremos más adelante, en los mecanismos de protección de los derechos
humanos, aquellas medidas –tanto de seguimiento como de fiscalización de las violaciones
de los DESC- son mucho menos rígidas y más laxas que aquellas referentes a los derechos
civiles y políticos.
Llegados a este punto es interesante introducir la idea de que los derechos civiles y
políticos y los DESC no son excluyentes. Al contrario, la inexistencia de derechos civiles y
políticos pone en peligro la dignidad de la persona tanto o más que la inexistencia de los
DESC.

El siguiente texto nos ilustra sobre algunas situaciones en las que se producen
violaciones de los Derechos económicos, sociales y culturales.  

Derechos Económicos, Sociales y Culturales en El Salvador Las necesidades básicas


de la mayoría de la población no están atendidas. El 51% de los salvadoreños sufren
de pobreza absoluta, 153.000 niños salvadoreños menores de cinco años están
desnutridos y la mortalidad infantil asciende a 46 por mil, mientras que en España,
por ejemplo sólo llega al 4 por 1000 (Human Development Indicators 2003.). El 40
por ciento de la población no tiene acceso a los servicios de salud. Existe un déficit
de 470.000 viviendas. El 53% de los salvadoreños no tiene acceso regulara a agua
potable. El analfabetismo no disminuye y abarca al 29% de la población y 379.000
niños no tienen acceso a la educación primaria. Estos indicadores presentan una
situación económica y social que significa violaciones sistemáticas a los derechos a
un nivel de vida adecuado, a la alimentación, a la salud, a la vivienda, a la educación
y al empleo. Este panorama es producto de un proceso acumulativo de pobreza
respecto y de falta de redistribución de la riqueza de los cuales históricamente es
responsable el Estado (...)

De igual manera los derechos laborales de los trabajadores y trabajadoras de las


maquilas se ven afectadas. Y esto es debido, de nuevo, a que el Estado no asume
decididamente el cumplimiento de la legislación existente para preservar estos
derechos.
La modernización del Estado y la internacionalización de la economía no deben ser
contradictorias con el respeto a la legalidad, equidad y la solidaridad social.
(...)
Principales violaciones que se presentan en la maquila, y que necesitan de la
omisión de las obligaciones del Estado para producirse:

a. Negación o deficiente goce del Derecho a la Seguridad Social.


b. Despido masivo para impedir la formación de sindicatos, vulnerando los
derechos sindicales y de libre asociación.
c. Incumplimiento de prestaciones laborales, producto de cierres intempestivos
e inesperados.
d. Vulneración de la integridad personal, debido a malos tratos, acoso sexual,
etc.
e. Inobservancia de la legalidad que norma las relaciones laborales

Informes sobre la evolución de los Derecho Humano en El Salvador.


Procuradoría para la Defensa de los Derechos Humanos en El Salvador.
El Salvador. El desarrollo pendiente... Informe 2000

.Ana Murcia, Alma Quezada, Rosarlin Hernández,


Mario Paniagua, Carlos Alemán *
.Con lo que respecta a la educación, los más claros indicadores de la deuda social en
este campo, son todavía los elevados índices de analfabetismo. Un 17.8% según el
gobierno y el 28.6% según la UNICEF. Los indices más altos  se encuentran
concentrados en las zonas rurales, y en mayor porcentaje en las mujeres. 

La tasa de escolaridad promedio es todavía muy reducida, a pesar que en forma


absoluta ha aumentado, pasando de 4.67 en 1995 a 5.01 grados en 1998. La
situación se agrava por los altos índices de deserción y repetición escolar; fenómeno
que posee especial relación con los niveles de pobreza y la necesidad temprana de
trabajar, para complementar el ingreso familiar. Según datos de la OIT, hay
actualmente, 311.000 niños y niñas incorporados de lleno al mercado de trabajo. Las
dificultades de asistir y permanecer en la escuela, está reflejada en el bajo nivel de
estudios aprobados (4.85 como promedio a nivel nacional).

A finales de 1999, se realizó una prueba nacional para educación media, el 72% de
los y las estudiantes obtuvo una calificación menor a 5.3 (de una escala del 0 al 10,
en la que 6 es .aceptable.), reflejando un grave problema en materia de calidad del
sistema educativo. 

(...)

En el área de la salud, la situación se presenta más dramática. Las tres causas de


mortalidad más común entre la población, se han mantenido casi invariables desde
1948: diarrea y enfermedades gastrointestinales; neumonia y bronconeumonia; y
traumatismos varios. En otras palabras, a nivel de resultados, no se ha avanzado
prácticamente mucho en 50 años, en lo que a salud pública se refiere. Asimismo, una
gran parte de la infraestructura se encuentra deteriorada y es obsoleta. Según
declaraciones del Ministro de Salud: .... si la inversión pública en salud no mejora
considerablemente, todo el sistema de salud podría colapsar en un plazo de 2 a 3
años..

EL SALVADOR La Reconstrucción: Un camino hacia la erradicación de la pobreza.


Informe 2001
Rosa María Menjivar
Rosarlin Hernández
Mario Antonio Paniagua En 1998 uno de los primeros signos de alerta que confrontó
las prioridades del Estado salvadoreño fue la tormenta Tropical "Mitch". El fenómeno
natural cambió el entorno y el ritmo de la economía nacional, y redujo en
aproximadamente un 2% el crecimiento del PIB debido a las cuantiosas pérdidas en
el agro y los daños provocados a la infraestructura. El desastre provocado por el
huracán dejó claro dos cosas: que la prioridad del gobierno había sido vigilar el
desarrollo del ámbito macroeconómico y que la mayoría de la población salvadoreña
vive en condiciones de vulnerabilidad. Las inundaciones sorprendieron al país sin
políticas concretas destinadas a la erradicación de la pobreza, la generación de
empleos y el mejoramiento de condiciones sociales.
En los últimos cinco años el porcentaje de hogares pobres tuvo una leve disminución
del 47.5% en 1995 al 45.1% en 1999. En esa ocasión, el índice reflejaba que eran
los hogares de la zona rural los que habían disminuido, a diferencia de los hogares de
la ciudad, que habían aumentado y pasaron del 40% en 1995 al 43.2% en 1999. Hay
que tomar en cuenta que estos resultados arrojan nuevas interpretaciones si
consideramos que el 20% de las familias más pobres reciben el 5.7% de los ingresos
y el 20% más rico recibe el 48%. Estos resultados explican que uno de cada cuatro
niños presente desnutrición crónica y que en cinco años la disminución del
analfabetismo haya sido de 1.78%.
Iniciativa Control Ciudadano El Salvador, conformada por: Asociación de Mujeres
por la Dignidad y la Vida (LAS DIGNAS), Fundación Maquilishuatl (FUMA) y la
Asociación Intersectorial para el Desarrollo Económico y el Progreso Social (CIDEP). 

Los derechos de la solidaridad, también conocidos como derechos colectivos, de los


pueblos o de tercera generación, a diferencia de los derechos civiles y políticos y de los
DESC, se caracterizan por:

 ser de titularidad colectiva


 no estar recogidos en legislaciones internacionales como un bloque diferenciado.
De esta forma, no existe un Pacto Internacional de los Derechos Colectivos o de
tercera generación pero sí existen un Pacto Internacional de los Derechos Políticos
y Sociales, y un Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y
Culturales. La alusión a este tipo de derechos se puede encontrar en diferentes
declaraciones, pactos, etc, que atañen a los derechos de primera y segunda
generación.
 Ensalzar el valor de la solidaridad

  Entre los derechos de la solidaridad se encuentran: el derecho al desarrollo, al


medioambiente, a la autodeterminación de los pueblos, a la paz. En este sentido, la
enumeración de los derechos que se pueden considerar como de tercera generación es
una cuestión que depende de los criterios escogidos y de los autores que sobre ellos
hablen. Algunos autores, por ejemplo, consideran la asistencia humanitaria como un
derecho de tercera generación.
La rápida industrialización y el progreso tecnológico, si bien conllevan fantásticos
descubrimientos científicos y médicos, y para algunos mejora la calidad de vida; para
otros significa contaminación y degradación de los recursos naturales, significa el
empeoramiento de las condiciones humanos en su trabajo, retrocesos en su salud, y
en definitiva, severos abusos de sus derechos humanos.

"Las condiciones ambientales ayudan claramente a determinar el alcance de las


personas a disfrutar de sus derechos básicos a la vida, salud, alimentación adecuada
y vivienda, así como al estilo de vida cultural y sus tradiciones. Es tiempo de
reconocer que aquellos que contaminan o destruyen el medio ambiente natural no
solamente están cometiendo un crimen contra la naturaleza, sino que también están
violando los derechos humanos".
Klaus Töpfer, Director Ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio
Ambiente (Manifiesto Infantil, PNUMA).

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4. Instrumentos de protección de los Derechos  Humanos: Declaraciones,


Pactos y Convenios

A pesar de ser sólo una declaración, la Declaración Universal de los Derechos Humanos
tiene una base documental en la Carta de la Organización de Naciones Unidas. Dicha
Carta establece entre sus objetivos prioritarios, y los de la comunidad internacional en
general, el respeto, la defensa y la promoción de los derechos humanos.
Pese a ello, ni los mecanismos de protección de los Derechos Humanos ni la concepción
de esos mismos derechos están exentos de críticas.
Una de las críticas de la DUDH es la relativa a su obligatoriedad. Pese a que la DUDH no
contiene disposiciones jurídicamente obligatorias, debe tenerse en cuenta que:

 La DUDH es un texto que permite interpretar los objetivos de la Carta de la ONU


en materia de Derechos Humanos.
 Parte de la DUDH enuncia el principio del respeto a la dignidad humana, que es un
principio obligatorio para todos los estados comunidad internacional, sean o no
miembros de las Naciones Unidas.
 Bastantes artículos de la DUDH han generado lo que en términos de Derecho
Internacional se conoce como .costumbre internacional.. Es decir, obligaciones
que, a pesar de no estar recogidas en ningún documento oficial, se entiende que
forman parte de las normas que deben seguir todos los Estados en su
comportamiento.

Como ya comentamos anteriormente la DUDH, fue sólo la promera piedra de todo un


cuerpo jurídico que se ha desarrollado durante la segunda mitad del siglo XX. De ella se
han derivado documentos jurídicos de cumplimiento obligatorio para los Estados de
aceptación voluntaria (Tratados). Los Estados Nacionales que los firman se autoobligan a
contemplarlos mediante su aceptación oficial (ratificación). Siendo como son instrumentos
jurídicos, los Pactos definen con mayor precisión los diversos derechos que deben respetar
y promocionar, y de ellos también se derivan obligaciones jurídicas para los Estados. De
esta manera, los Pactos Internacionales, tanto el referente a Derechos Civiles y Políticos
como el referente a los Derechos Económicos, Culturales y Sociales, son tratados en los
cuales los Estados Parte se comprometen a respetar y asegurar el pleno desarrollo y
disfrute de una amplia gama de derechos, y a adoptar medidas activas en esa dirección.
Los Pactos Internacionales surgen de la necesidad de establecer, más allá del  texto
programático que supone la DUDH, unos acuerdos que obliguen jurídicamente al
cumplimiento de determinadas cláusulas de protección y salvaguarda de los derechos
humanos.
Pese a la percepción de dicha necesidad de forma generalizada, también es necesario
precisar que la elaboración de los Pactos Internacionales no estuvo exenta de problemas.
Ello es evidente si se considera que fueron necesarios 18 años (del 48 al 66) para elaborar
el articulado de los mismos, y otros diez años para que estos Pactos se consideraran en
vigor.
Según la propia ONU, paralelamente a la aprobación de la DUDH ya se trabajaba en la
elaboración de un tratado internacional que obligara a su cumplimiento. Sin embargo, fue
imposible adoptar un único texto ante las diferencias ideológicas existentes en el seno de
la comunidad internacional de la época (Guerra Fría). Finalmente, y para hacer posible un
acuerdo, se adoptaron dos textos que se convertirían en:
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos . Adoptado y abierto a la firma,
ratificación y adhesión por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución
2200 A (XXI), de 16 de diciembre de 1966. Entrada en vigor: 23 de marzo de 1976. Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Políticos. Adoptado y abierto a la
firma, ratificación y adhesión por la Asamblea General en su resolución 2200 A (XXI), de
16 de diciembre de 1966. Entrada en vigor: 3 de enero de 1976 La decisión de adoptar
dos tratados se llevó a cabo durante las sesiones de trabajo de 1953. Finalmente, en 1966
los dos tratados internacionales fueron aprobados, casi 18 años después de iniciarse su
elaboración. Ello es una señal inequívoca de las discrepancias y competencia existentes
entre los países respecto al tema a tratar. A su vez, el hecho de tardar 10 años en entrar
en vigor, visualiza las dificultades en el establecimiento de un quórum mínimo (35 estados
debían ratificar o adherirse a los Pactos) para la puesta en marcha de dichos tratados.
La tarea de elaboración del articulado de ambos pactos se vio complicada por muchos
factores. Existía, según Naciones Unidas, el problema de la definición de los distintos
derechos, y sobre todo, para decidir cuáles eran tan fundamentales como para tener que
ser incluidos en los documentos. Si bien parecía existir unanimidad en cuanto a la
necesidad de reconocer la existencia de los derechos humanos, las diferencias ideológicas,
sociales, económicas y políticas entre los diversos estados se hicieron evidentes.
Entre las diferencias más evidentes para la consecución de un tratado jurídico
internacional en materia de derechos humanos podemos situar, de forma relevante, la
existencia de importantes controversias ideológicas. En este sentido tanto la DUDH como
los Pactos Internacionales son paradigmas de esta problemática. En 1948 la mayoría de
los estados del mundo son occidentales (recordemos que el proceso de descolonización,
verdadero acicate para el incremento numérico de la sociedad internacional no se lleva a
cabo hasta la década de los 60). Dichos estados, excepción hecha de los estados
socialistas del momento, privilegiaron los derechos civiles y políticos sobre los económicos,
sociales y culturales.
En este sentido, es importante precisar que los Derechos Humanos, en muchas ocasiones,
han sido tachados de falsamente universales. Esta opción, defendida por numerosos
estados post-coloniales y grupos de defensa y protección de los Derechos Humanos, hace
hincapié en el carácter occidental de instrumentos básicos como, por ejemplo, la
Declaración Universal (1948). En cuya realización y aprobación no participaron ni
organizaciones no gubernamentales ni una gran cantidad de estados que existen en la
actualidad (básicamente africanos y asiáticos), los cuales en aquella época eran colonias y,
por lo tanto, no tenían derecho legal a decidir, ni a integrar o discutir sus propios puntos
de vista.  De esta forma, valores relacionados con la comunidad provenientes de
sociedades / culturas africanas no se tuvieron en cuenta en la Declaración Universal y
tuvieron que desarrollarse a través de otros instrumentos. Éste es el caso de la
Declaración Africana de los Derechos Humanos y de los Pueblos, realizada en 1982. Ahora
bien, tampoco este desarrollo ha estado exento de críticas. Según Amnistía
Internacional .La Carta Africana se diferencia de la Declaración y  de los Pactos en que
contiene una larga lista de deberes (artículos 27, 28 y 29), entre los cuales figuran
algunos de sospechosa tradición represiva, orientados a no comprometer la seguridad del
Estado. En general, las cautelas que adornan muchos de los artículos podrían interpretarse
como una desconfianza de los legisladores por el hecho de que puedan concederse tantos
derechos sin ninguna limitación. Así, los derechos de asociación (artículo 10), circulación
(artículo 12) y participación en asuntos públicos (artículo13), únicamente podrán ejercerse
de acuerdo con lo que dicta la ley; las libertades de conciencia y de religión podrán ser
reprimidas por motivos de orden público; y el derecho de reunión (artículo 11) podrá ser
limitado en interés de la seguridad nacional..
El proceso de descolonización conllevó el surgimiento de numerosos estados,
principalmente en Asia y África. El posicionamiento de dichos estados, más orientado a la
aceptación de los derechos económicos, sociales y culturales, cuestión que chocaba de
lleno con la posición de los países occidentales, provocó un incremento de las
discrepancias e impidió el consenso entorno a la realización de un único texto jurídico de
ámbito internacional. Así mismo, en este mismo plano se observó otro tipo de
confrontación, aquella que implicaba el choque entre diversas concepciones no ya
ideológicas sino también culturales.
La propia concepción del ser humano como tal ha ido variando con el tiempo, también lo
han hecho las concepciones de hombre y mujer. El tiempo, así como las costumbres y la
cultura, son elementos que permiten explicar qué se entiende por ser humano, así cómo
qué se entiende por hombre y mujer, qué concepción del niño existe, cuáles son sus
derechos y obligaciones formales, cuáles son los mecanismos de protección a los que
pueden acudir o recurrir, cuáles son los derechos que se violan, etc. De esta forma, cada
tiempo y cultura nos traslada a concepciones dispares, a mecanismos de defensa
diferentes, etc. Ello nos vuelve a plantear el tema de la universalidad de los derechos
humanos.
Sin embargo, y pese a ser un tema de debate, el reconocimiento último de la existencia de
los derechos humanos nos remite a dos cuestiones básicas: la igualdad de derechos de
todas las personas y la dignidad. Dos palabras, igualdad y dignidad, que están en todo el
trasfondo del discurso de los derechos humanos y que son sus ejes vertebradores.
Logros de Venezuela en Derechos Humanos

Por: German Saltrón Negretti | Domingo, 02/10/2016 07:43


AM | Versión para imprimir
El Presidente Comandante Hugo Chávez Frías asumió el gobierno de la
Republica de Bolivariana de Venezuela en 1999, desde ese instante el
pueblo venezolano es víctima de una agresión permanente por parte de
los gobiernos de los Estados Unidos, debido a que él nacionalizó la
industria petrolera venezolana y logró nuevamente la unión de los países
exportadores de Petróleos, OPEP, remontando los precios del barril de
petróleo de 10$ hasta 100$.

El gobierno de Estados Unidos junto con los partidos de oposición


venezolana y algunos miembros de las Fuerzas Armadas lograron
derrocar al Presidente Chávez por 48 horas el 11de Abril de 2002,
logrando el pueblo restablecerlo nuevamente. Han sido 17 años de asedio
permanente contra el pueblo venezolano. Afortunadamente, no han
logrado sus objetivos porque el gobierno ha logrado gran logros políticos,
económicos y sociales. Sin embargo, los Estados Unidos y sus gobiernos
lacayos de todo el mundo mantienen su asedio permanente y entre otras
mentiras sostienen que existe una dictadura y que se violan los derechos
humanos.

La Venezuela Bolivariana de Venezuela ha logrado reducir los 8


Objetivos del Milenio propuesto por Naciones Unidas en el año 2000,
alcanzó reducir la pobreza extrema y el hambre. Consiguió la enseñanza
primaria universal en el año 2008. Cumplió la igualdad entre los sexos.
Reducir la mortalidad infantil. Mejorar la salud materna. Combatir el
VIH/SIDA y otras enfermedades. Mejorar la sostenibilidad del medio
ambiente y fomentar una asociación mundial para el desarrollo. En
algunos de estos objetivos hemos recibido reconocimiento por parte de
FAO, CEPAL, UNESCO, OMS. Estamos catalogados como un país de
desarrollo humano alto. Venezuela forma parte del Consejo de Derechos
Humanos desde noviembre del año 2012, cuando fuimos electo para el
período 2013-2015, reelegido para el nuevo periodo del 2016-2018, que
comenzará el 1° de enero del 2016 hasta enero del 2018. A pesar, de todas
las presiones políticas y económicas realizadas por el gobierno de Estados
Unidos para impedirlo.

La República Bolivariana de Venezuela sacó el 82% de los votos de los


países miembros del Consejo de los Derechos Humanos, en la sesión 33,
del 22 de septiembre de 2016, para rechazar una declaración que
pretendía imponer los gobiernos de Estados Unidos, Paraguay, Perú,
México, Chile y Brasil condenando a Venezuela, por no aprobar según
ellos el referéndum revocatorio de la oposición venezolana contra el
Presidente Maduro. Violando nuestra soberanía e independencia.
Venezuela es parte integrante del Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas, a pesar de la oposición del gobierno de EE.UU. Tenemos la
Presidencia de Mercosur. Tenemos la presidencia del Movimiento de
países no alineados. Venezuela forma parte de la Celac y el Alba.

Todos estos logros políticos, económicos y sociales del gobierno


venezolano, a pesar de la oposición y la obstrucción del gobierno
imperialista de los Estados Unidos que busca deponer también al
gobierno del Presidente de la Republica Bolivariana de Venezuela actual
Nicolás Maduro Moros, electo en las elecciones del año 2013, después de
la lamentable muerte del Comandante Hugo Chávez Frías.

Toda esta campaña internacional contra el gobierno democrático y


revolucionario, de la República Bolivariana de Venezuela desde hace
diecisiete años, por parte de los Estados Unidos, obedece a que quiere
recuperar nuevamente las mayores reservas de petróleo en el mundo que
posee Venezuela, así como gas, oro, diamante y coltan, junto con todos
los recursos ambientales de América Latina en cuanto a agua y
biodiversidad. Para tales fines, Barack Obama emitió un decreto en el año
2014, "declarando a Venezuela como una amenaza inusual y
extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de EE.UU",
la cual renovó en el año 2015 porque "la situación no ha mejorado y el
gobierno continúa erosionando las garantías de los derechos humanos".

Esta declaración de una "emergencia nacional" es una herramienta con la


que cuenta el presidente de EE.UU para aplicar sanciones ilegales, contra
un país bajo determinadas circunstancias, y que le permite ir más allá de
lo aprobado por el Congreso. La orden ejecutiva también autoriza al
Departamento del Tesoro a imponer más sanciones contra aquellos de los
que se determine que han cometido "acciones o políticas que socaban
procesos o instituciones democráticas" o hayan cometido violaciones de
derechos humanos en protestasen Venezuela" según la Casa Blanca.

Estamos los venezolanos amenazados y sentenciados a una intervención


por parte de los Estados Unidos, esta arbitrariedad imperial viola todas
las normas internacionales de Naciones Unidas y ha sido rechazada por la
mayoría de los países que hacen respetar su soberanía nacional. Ha sido
denunciada en Naciones Unidas por el gobierno venezolano y apoyado
por centenares de países soberanos, que demuestra una vez más, que el
gobierno estadounidense no respeta ningunos de los principios de la
soberanía de los pueblos del mundo, lo cual nos llevará a una guerra
nuclear, donde los seres humanos seremos sacrificados por una
oligarquía fascista e inhumana.

Destacan logros de la Revolución en Derechos Humanos


Nov 01, 2016 - 02:00:53  |  Publicado por: Jorge Rivas  |  0
Saltrón señaló que los llamados "presos políticos" no existen en Venezuela/ Foto: Cortesía

Yvke Mundial/ RNV


Desde este martes, Venezuela tendrá una importante representación ante la Organización de
las Naciones Unidas (ONU), para exponer el modelo en materia de derechos humanos que
existe en el país.
La información la suministró el representante del Estado venezolano para los Derechos
Humanos y miembro de la Comisión para la Justicia y la Verdad, Germán Saltrón, quien
señaló que la comisión estará presidida por la canciller Delcy Rodríguez. "Vamos a estar allí
unos 5 ó 6 días exponiendo todos los logros en materia de derechos humanos que ha tenido
el Presidente Maduro", resaltó en el programa Justicia y Verdad transmitido por RNV
Informativa.
Saltrón indicó también que el índice de desarro humano es, incluso, más alto que en Europa.
“Mientras que en Europa están desalojando a las personas de sus casas porque no pueden pagar
debido a la crisis y el desempleo; en Venezuela se han entregado más de un millón de
apartamentos gratis", destacó.
En cuanto a los llamados "presos políticos", dijo que no existen, sino que hay personas
juzgadas que han tenido pleno derecho a la defensa.
Crímenes vs. Violaciones a los Derechos Humanos: lecciones de
la situación en Ucrania, por Ricardo Izquierdo y Carlos J. Calleja

@CarlosCalleja

Ricardo Izquierdo

I
Distintas autoridades, entre ellas el Secretario General de la Organización de
Estados Americanos, han presentado “denuncias” ante la Corte Penal
Internacional por la respuesta del gobierno a las protestas antigubernamentales.
Además, en variados discursos se oyen expresiones como “crimen de lesa
humanidad” o “genocidio” para referirse a la situación actual. Pero, ¿realmente
está ocurriendo un genocidio en Venezuela? ¿Altos funcionarios del gobierno de
Venezuela podrían ser juzgados en La Haya? A éstas y a otras preguntas
relacionadas pretendemos dar respuesta en una serie de breves artículos en
donde se analizaran las posibilidades reales de que lo que actualmente ocurre en
Venezuela sea sometido al conocimiento de la Corte Penal Internacional.

El criterio para argumentar a favor, o en contra, de aquellas posibilidades está


basado en lo que, de hecho, han venido decidiendo en casos similares tanto la
Fiscalía de la Corte (que es la institución encargada de decidir sobre el inicio de
una investigación) como los jueces (quienes, además de decidir en ciertos casos
sobre el inicio de una investigación, en último término son los que deciden si una
persona es responsable o no). En consecuencia, dejaremos para futuros artículos
nuestras consideraciones acerca de lo acertado o no de dichos criterios.

Lo primero que debemos saber es que los procedimientos ante la Corte Penal
Internacional pueden iniciar de distintas maneras y que, una vez iniciados,
distintas etapas procesales transcurren, usualmente a lo largo de varios años.
Debe entenderse, entonces, que la justicia en la Corte no representa, por lo
general, una vía rápida o sencilla.

Los distintos modos de inicio de los procedimientos ante la Corte merecen


detallada atención en próximos artículos. A los efectos del presente, basta
mencionar que, conforme al artículo 13 del Estatuto de Roma, la Corte podrá
ejercer su competencia, en términos generales, cuando:

1. Un Estado Parte remita una situación en la que se presuma la comisión de


crímenes internacionales, a la Corte Penal Internacional;
2. El Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas remita
una situación similar a la Corte; o
3. La Fiscalía de la Corte, luego de realizado el llamado examen preliminar de
una situación, solicite por iniciativa propia la autorización para iniciar una
investigación formal, a los jueces de la Corte (Artículo 15 del Estatuto de Roma).

La situación en Venezuela no ha sido remitida a la Corte ni por algún Estado Parte


del Estatuto de Roma, ni por el Consejo de Seguridad de la ONU. Por ello, nos
concentraremos de momento en explicar el inicio de una investigación por
iniciativa propia de la Fiscalía de la Corte Penal Internacional.

II
Ahora bien, la Fiscalía, antes de iniciar cualquier investigación formal, realiza una
“búsqueda de carácter preliminar” para decidir si cuenta con información suficiente
para, al menos, suponer que se cometió un crimen “competencia de la Corte” . [1]

Aquí debe quedar claro que no toda violación de los derechos humanos
constituye un crimen enjuiciable por la Corte Penal Internacional. De manera
simplificada, la competencia de la Corte Penal Internacional está limitada al
enjuiciamiento de ciertas conductas, todas descritas en su Estatuto (denominadas
“crímenes”): el genocidio, el crimen de agresión, los crímenes de guerra y los
crímenes de lesa humanidad . Tales comportamientos, ciertamente, constituyen
[2]

violaciones de algunos derechos humanos, pero eso no quiere decir que toda
vulneración de cualquier derecho humano implique la comisión de un crimen
enjuiciable por la Corte.

Es muy importante notar que la decisión de abrir una investigación, en la


práctica, es tomada por la Fiscalía con base en la información que
suministran organizaciones no-gubernamentales, organismos
internacionales, el propio Estado y, en general, cualquier persona. En efecto,
comoquiera que en esta etapa no se ha abierto una investigación formal, la
Fiscalía cuenta con facultades limitadas y esto lo obliga a basarse en la
información proveniente de aquellas fuentes para tomar su decisión . [3]
Veamos qué decidió la Fiscalía en un caso bastante similar al de Venezuela:
estamos hablando del famoso caso de la Plaza de la Independencia de Kiev, en
Ucrania. Para quienes no lo conocen, se trata de un caso en donde las fuerzas de
seguridad de Ucrania, actuando en conjunto con grupos de civiles, reprimieron una
serie de protestas en contra de quien, para ese momento, era el Presidente del
país.

En este caso la Fiscalía determinó que las fuerzas de seguridad de Ucrania


respondieron a estas manifestaciones con un uso excesivo e indiscriminado de la
fuerza, provocándole la muerte a, al menos, 75 personas y lesiones a otras 500.
Además, existía evidencia de que las fuerzas de seguridad actuaron de manera
coordinada con grupos de civiles progubernamentales. La misma evidencia revela
que estos grupos y las fuerzas de seguridad contaban con el apoyo expreso de las
autoridades ucranianas en todos sus niveles, pues éstas no tomaron ninguna
medida para prevenir o castigar los actos de violencia, sino que por el contrario
hicieron esfuerzos por ocultar lo ocurrido .
[4]

III
A pesar de graves violaciones a los derechos humanos, la Fiscalía de la Corte
Penal Internacional decidió no abrir una investigación por lo ocurrido . Por las
[5]

similitudes entre la situación en Ucrania y lo que ocurre actualmente en Venezuela


es importante que veamos cuáles fueron las razones de la Fiscalía e intentemos
extraer algunas lecciones para nuestra situación.

Del elenco de crímenes que pueden ser castigados por la Corte Penal
Internacional, en este caso la Fiscalía se centró en analizar la posibilidad de que
se hubiesen cometido crímenes de lesa humanidad. Por lo tanto, desechó la
posibilidad de que fuesen crímenes de genocidio, crímenes de guerra o un caso
de crimen de agresión.

Ahora bien, recuerde el lector que la competencia de la Corte Penal Internacional


está limitada al enjuiciamiento de ciertas conductas específicamente descritas en
su Estatuto. Pues bien, el Estatuto exige para que haya un crimen de lesa
humanidad una conducta que debe cumplir con requisitos previamente
determinados. Tal conducta debe, al menos, ser de carácter “sistemático” (de
manera simplificada, que sea un acto organizado) o “generalizado” (que sea a
gran escala). Justamente, la razón para no abrir una investigación por lo ocurrido
en Ucrania fue que la evidencia disponible para ese momento revelaba que
los actos no contaban con ninguna de estas características . [6]
En efecto, se consideró que los actos eran desorganizados porque la información
disponible evidenciaba que los ataques fueron una reacción a las protestas y no
un comportamiento organizado con el propósito de atacar a los manifestantes o a
la disidencia política. Esta conclusión se basó en la observación de que la
información disponible no evidenciaba que la disidencia política hubiese sido
atacada por las fuerzas de seguridad fuera del contexto de las protestas. Pero
tampoco fueron actos de carácter generalizado por la escasa cantidad de víctimas,
el reducido espacio geográfico y lo esporádico de los ataques. Lo más relevante
de esta consideración es que, para determinar la cantidad de ataques, no se
tomaron en cuenta todos los atentados en contra de las víctimas, sino únicamente
aquellos hechos que implicaron la comisión de crímenes establecidos en el
Estatuto.
[7]

IV
¿Qué lección podemos tomar de esto para la situación que ocurre en Venezuela?

Primero debemos recordar la afirmación que hicimos más arriba: como todavía no
se ha iniciado una investigación, la información con la que normalmente la Fiscalía
toma una decisión está basada en la documentación que remiten distintas
entidades y personas. Esto revela cuán importante es tomar en cuenta la fase de
documentación y la selección de la información que se remite al Fiscal. En nuestra
opinión, deben tomarse en cuenta los comportamientos de los agentes, en
todos los niveles, y no solamente las violaciones a los derechos humanos,
pues no es suficiente con éstas para que se considere que existe un crimen
previsto en el Estatuto. Además, la documentación debe estar organizada y se
debe separar la narración de los hechos de cualquier juicio de valor que sobre
estos se haga .
[8]

Pero, además, es sumamente recomendable no centrar la atención


exclusivamente en las protestas ocurridas durante 2017. Puede que otros
hechos, como la detenciones de la disidencia política durante los años de
gobierno chavista y la contribución a la formación de grupos armados
progubernamentales permitan demostrar que la violencia no se limitó a ser
una reacción en contra de quienes protestaron durante parte del año 2017,
sino que aquella forma parte de un ataque de mayor envergadura en contra
de la oposición política.

Por otro lado, recordemos que solamente se toman en cuenta, a efectos de


calcular si los actos son “generalizados”, aquellos que constituyen crímenes
establecidos en el Estatuto. Por eso, es importante que, de antemano, se separen
aquellos hechos que posiblemente sean crímenes de los que evidentemente no lo
son. Para esto es importante conocer cuáles son las conductas descritas en el
Estatuto, de manera tal que se pueda juzgar si lo ocurrido coincide con el
comportamiento descrito, o no.

Si en el proceso de documentación se siguen estas tres recomendaciones, se


podrá recopilar adecuadamente la información de lo que ocurre en Venezuela.
Esto tendrá como primer efecto favorable que se incrementaran las probabilidades
de que la Fiscalía de la Corte Penal Internacional decida iniciar una investigación.
Pero, en caso de que no sea así, una adecuada documentación proveerá la
información necesaria para que jueces venezolanos, o de otros países,
eventualmente lleven a cabo investigaciones exitosas y logren determinar la
responsabilidad de quienes hayan cometido hechos reprochables durante la actual
situación venezolana.

V
Una última lección: creemos que es de fundamental importancia el manejo
adecuado de las expectativas en torno a lo que la Corte Penal Internacional puede
lograr, y en torno al tiempo que tomaría un juzgamiento de los supuestos
responsables.

Los hechos en Ucrania ocurrieron a partir de noviembre de 2013, y transcurridos


más tres años desde entonces, la Fiscalía de la Corte todavía no ha decidido aún
si solicitar autorización para iniciar una investigación formal en la situación. Y es
sólo cuando tal solicitud sea aceptada por la Corte, que podrá apenas iniciarse el
enjuiciamiento de los supuestos responsables.

En términos procedimentales, actualmente la situación en Venezuela no se


encuentra siquiera bajo examen preliminar, y no hay motivos para pensar que el
procedimiento será más expedito en nuestro caso. Esto, entre otras cosas, debe
ser tenido en cuenta especialmente por quienes, sin mayor cuidado, dan por
hecho que los responsables de los crímenes de lesa humanidad cometidos en
Venezuela serán juzgados en La Haya.

 
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La manipulación Yanky de los Derechos Humanos


como arma contra Cuba
Publicado en: Cuba y los derechos humanos (Libro)

En este artículo: Cultura, Literatura

29 marzo 2005 | +

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Bajo la administración de Ronald Regan, Estados Unidos enfiló el tema de los derechos
humanos como su arma predilecta para justificar las agresiones Cuba

Capítulo 1 del libro "Cuba y los derechos humanos": A pesar del rechazo de los
pueblos y muchos gobiernos en el mundo, Estados Unidos insiste en la manipulación
de los trabajos de la comisión de Derechos Humanos como parte de su Política
Anticubana.
En los años 80 del pasado siglo, se produjo en Estados Unidos el ascenso de las fuerzas de
la ultraderecha conservadora al poder. El Documento de Santa Fé, que sirvió de plataforma
electoral y política a las fuerzas que acompañaron al entonces presidente Ronald Reagan,
anunciaba con relación a Cuba: "Un programa de derechos humanos vigoroso y
equitativamente aplicado, es el arma milagrosa de los Estados Unidos contra la Unión
Soviética y sus satélites y sustitutos. Curiosamente, la Administración actual[1] (...), no ha
intentado seriamente aplicar su doctrina de derechos humanos contra la Cuba de Castro
(...)"

En el marco de la nueva estrategia anticubana, la administración Reagan instruyó a


connotados terroristas cubanoamericanos, dirigidos y financiados por la CIA, cambiar su
fachada y "convertirse" en supuestos grupos de oposición política pacífica y de defensa de
los derechos humanos. En el interior de Cuba, con fondos oficiales estadounidenses,  se
crearon varios pequeños grupos subversivos de este tipo, reclutando a personas antes
implicadas en actividades violentas de carácter contrarrevolucionario, e incluso, a antiguos
funcionarios y agentes de la policía del régimen dictatorial de Fulgencio Batista. La labor
de reclutamiento se hizo extensiva a lumpens, oportunistas, resentidos, y a los anexionistas
de siempre.

En los años 1985 y 1986, se llevaron a cabo las primeras tentativas fallidas de imponer una
condena a Cuba en materia de derechos humanos, en el marco de la Tercera Comisión de la
Asamblea General de las Naciones Unidas.

El primer intento de lograr algo similar en la Comisión de Derechos Humanos tuvo lugar en
1987, cuando los Estados Unidos presentaron un proyecto de resolución que no fructificó,
al resultar aprobada una moción de no acción.

Estados Unidos presentó en 1988 un nuevo proyecto de resolución dirigido a singularizar


de modo condenatorio a Cuba, que también fracasó, a partir de la positiva acogida que tuvo
la iniciativa cubana de invitar una misión integrada por el Presidente de la Comisión y otros
cinco representantes de Estados miembros, a realizar una visita al país.

Estados Unidos tampoco pudo cumplir en 1989 su objetivo de imponer una condena a Cuba
en la Comisión. Fueron derrotadas varias enmiendas presentadas por los diplomáticos
estadounidenses al proyecto de resolución sometido a la consideración de la Comisión. El
texto adoptado se limitó a tomar nota del Informe elaborado por la Misión que visitara
Cuba e invitar al Gobierno cubano a trabajar en la aplicación de sus recomendaciones.

Al emerger como única superpotencia, tras la desintegración de la Unión Soviética y la


desaparición del socialismo en Europa Oriental, Estados Unidos logró en 1990 por primera
vez la adopción en la Comisión de Derechos Humanos de un proyecto de resolución contra
Cuba.

Cuba rechazó cualquier forma de cooperación con un engendro de tal naturaleza, viciado
desde su propio origen, motivado por ilegítimos intereses y resultado de brutales presiones
y chantajes.

La posición de principios del pueblo cubano, su digna resistencia frente a la infamia y la


mentira, fue ganando poco a poco el reconocimiento y apoyo de los miembros de la
Comisión, hasta llegar a 1998, año en que el proyecto anticubano presentado por Estados
Unidos fue derrotado de manera incuestionable, en votación de 16 a favor y 19 en contra.
Tras la inesperada derrota, el gobierno estadounidense se dio a la tarea de crear una nueva
imagen a su maniobra anticubana en la CDH. Utilizando sus tradicionales métodos,
"convenció" al gobierno de turno en la República Checa, país que necesitaba entonces el
apoyo de Washington en su objetivo de ingresar a la OTAN, para que asumiera la cara
pública del proyecto contra Cuba en la Comisión. No resultó difícil al equipo de
oportunistas encabezados por el ex presidente Havel, que durante años aprendió
obedientemente a cumplir las instrucciones y a disfrutar el dinero de Washington, asumir
tan denigrante tarea.

Con este nuevo diseño y empeñándose siempre a fondo en sus habituales presiones y
chantajes, Estados Unidos logró hacer adoptar -siempre por un muy escaso margen de entre
uno y tres votos - el proyecto anticubano desde 1999 al 2001.

Ya para finales del año 2001, resultaba evidente que dicho esquema había entrado en una
profunda crisis. La superpotencia comprendió que necesitaba "refrescar" la imagen de su
ejercicio anticubano, cuestión que se convirtió en estratégica tras su bochornosa exclusión
de la membresía de la Comisión, como resultado de elecciones mediante el voto secreto
llevadas a cabo en el Consejo Económico y Social.

Se recrudecieron entonces las gestiones de altos funcionarios de la administración Bush


para imponer a uno o a varios países de América Latina la presentación del proyecto
anticubano en el 58º período de sesiones de la Comisión en el 2002.

La intensidad de las presiones ejercidas por altos personeros de Estados Unidos y la


profundización de la vulnerabilidad y dependencia hacia la política hegemónica
norteamericana en la región de varios gobiernos latinoamericanos, con muy bajos niveles
de aceptación de sus pueblos, facilitó la cristalización de su objetivo. Fue el entonces
presidente Jorge Batlle, del Uruguay, el que asumiera el papel de marioneta de guiñol en la
presentación pública del guión anticubano, redactado hasta el detalle de sus comas y puntos
en Washington, acomodando únicamente el parecer de la mafia terrorista de Miami.

En contraste con la posición sumisa de unos pocos gobiernos latinoamericanos, de modo


unánime los pueblos de la región condenaron la maniobra anticubana. No sólo se lanzaron a
las calles a protestar en varias capitales, sino también en países como Argentina, Perú,
México y Guatemala, los parlamentos reclamaron a sus Gobiernos que no acompañaran tal
acción y mantuvieran una posición de independencia y decoro en Ginebra.

El texto anticubano impuesto en el 58º período de sesiones de la Comisión en el año 2002,


que sus mercachifles por encargo intentaron sin éxito presentar como un producto
"novedoso" y con un enfoque "constructivo", no hacía otra cosa que restablecer un
mecanismo injusto de monitoreo a una inexistente situación de derechos humanos en Cuba.
Lo peor en este caso, es que concurría como factor agravante en la manipulación
anticubana, concebida por y para satisfacer los intereses de dominación de Washington, la
decisión de involucrar en el sucio procedimiento nada menos que al Alto Comisionado de
las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

Los representantes de la mafia terrorista cubanoamericana, cumplieron en este proceso un


importante papel en apoyo a las acciones anticubanas del gobierno de Estados Unidos.
Aprovechando la presencia de sus representantes en el Congreso estadounidense, se
involucraron directamente en las acciones de presión y chantaje contra varios gobiernos.
Por otra parte, cumplieron misiones de propaganda con el objetivo de vender la imagen de
que tras las acciones de la administración Bush contra Cuba, estaba el "reclamo" de un
llamado "exilio cubano".

El 18 de septiembre de 2002, once congresistas al servicio de la mafia terrorista de Miami,


encabezados por Ileana Ros-Lehtinen y Lincoln Díaz-Balart, enviaron una carta al entonces
Alto Comisionado de las Naciones Unidas, urgiéndolo a involucrarse personalmente en las
acciones contra Cuba.

El 13 de diciembre del propio año, Ros-Lehtinen envió una nueva carta al Alto
Comisionado, conminándolo a que solicitara a Cuba la liberación de varios mercenarios
que habían sido justamente sancionados en la Isla, por delitos cometidos al servicio del
gobierno de Estados Unidos.

A principios de enero del 2003, el subsecretario del Departamento de Estado para Asuntos
Políticos, Marc Grossman, envió un mensaje al Alto Comisionado para recordarle que no
había nominado aún a su Representante Personal para Cuba y confirmarle que Estados
Unidos consideraba importante que esto se produjera en el más breve plazo.
Ante la reticencia del entonces gobierno de Uruguay a desempeñar nuevamente en el 2003
el papel de "primer actor" en el libreto anticubano preparado por Washington - a partir del
alto costo político que tuvo que pagar ante su pueblo -, la superpotencia tuvo que realizar
nuevas presiones sobre gobiernos latinoamericanos vulnerables a ello, con el objetivo de
encontrar un nuevo "protagonista".

La señora Poblete - asistente de la congresista anticubana Ileana Ross-Lehtinen - viajó a


Ginebra a principios de enero del 2003 y se reunió por separado con algunos representantes
diplomáticos latinoamericanos con el objetivo de explorar sus respectivas percepciones con
relación al ejercicio anticubano que promueve Estados Unidos, calibrar las áreas y temas
específicos de mayor vulnerabilidad de cada uno de esos gobiernos latinoamericanos y
preparar recomendaciones concretas para incrementar el impacto del chantaje y los
condicionamientos que serían instrumentados ulteriormente, tanto por el congreso como
por la administración norteamericanos.

A fines de ese propio mes, la subsecretaria de Estado para Asuntos Globales, Paula
Dobrianski, viajó a varios países latinoamericanos, reuniéndose con presidentes y
cancilleres con el objetivo de forzar un comprometimiento en la presentación del proyecto
anticubano en la 59 CDH.

Los embajadores de Estados Unidos en diversas capitales del mundo, como ha sido
tradicional, cumplieron paralelamente importantes tareas de apoyo al ejercicio anticubano.
Redoblaron sus actividades de desinformación y manipulación propagandística contra
Cuba, distribuyendo panfletos fabricados por el Departamento de Estado con mentiras y
tergiversaciones "actualizadas". Por otra parte, con mayor o menor sutileza y claridad - de
acuerdo al grado de dependencia del gobierno en cuestión a Estados Unidos -, se exigió
apoyo a lo que la superpotencia califica como su prioridad en los trabajos de la Comisión
de Derechos Humanos y se "recordaron" las bondades de una buena relación bilateral con
la potencia hegemónica.

Con el cinismo y oportunismo que la caracterizan, la administración  del Presidente George


W. Bush intentó infructuosamente aprovechar la coordinación de turno que ejercía Perú en
el Grupo de Río, para tratar de imponer a este mecanismo de concertación política de los
países latinoamericanos la presentación del proyecto de resolución anticubano en la 59
CDH.
Tras el fracaso en sus pretensiones de "socializar" en un espectro político más amplio su
servicio al Imperio, el presidente Toledo de Perú tuvo que cargar directamente con la
"responsabilidad" de la presentación pública del proyecto de resolución anticubano en la 59
CDH, con el acompañamiento del obediente gobierno de Costa Rica y del ex presidente
Batlle de Uruguay.

A medida que se fue acercando el inicio de la Comisión, se recrudecieron las presiones de


Estados Unidos, que contaron en sus gestiones anticubanas con la complicidad
incondicional de gobiernos que actuaban como aliados-clientes de Washington, en
particular, del entonces presidente José María Aznar, personero fascista defenestrado por el
pueblo español por su servilismo a Bush y su permanente manipulación y tergiversación de
la verdad.

Para garantizar los votos necesarios a la imposición del proyecto anticubano, la


administración Bush no reparó en límites éticos o legales. Desde Washington fueron
anunciadas promesas de "ayuda" financiera y otros beneficios para los que entregaran su
voto. Sin embargo, la práctica más común no fue la de nuevas ofertas; prevalecieron las
amenazas directas o veladas de bloqueos de préstamos y asignaciones en las instituciones
financieras internacionales que controla - como el Fondo Monetario Internacional, el Banco
Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo -, el retiro de facilidades concedidas
bilateralmente en materia comercial y migratoria, e incluso, el condicionamiento de la
conducta de Estados Unidos en el tratamiento de temas políticos de importancia vital para
los países objetos del chantaje.

Días antes de la votación, se reforzaron las gestiones de Estados Unidos para incluir en el
texto del proyecto anticubano una condena explícita a las justas sanciones judiciales
impuestas en Cuba, contra mercenarios al servicio de su política unilateral de hostilidad,
bloqueo y agresiones.

El 18 de marzo de 2003, el vocero del Departamento de Estado, Richard Boucher, realizó


una declaración llamando a la Comisión a condenar la detención de sus mercenarios en la
Isla, en los términos más enérgicos.

Nuevamente la superpotencia decidió trabajar tras bambalinas. Pero en esta ocasión, debió
enfrentar obstáculos más complejos. Algunos gobiernos latinoamericanos ya
comprometidos con la presentación o el apoyo al proyecto anticubano,  acorralados por el
rechazo de sus opiniones públicas a la agresión imperialista contra Iraq y el temor de
explosiones populares si se hacían cómplices de una nueva escalada propagandística que
podría servir de pretexto a una agresión militar de la superpotencia contra el pueblo cubano,
optaron por no apoyar la nueva pretensión norteamericana contra Cuba.

Fue al Gobierno de Costa Rica a quien correspondió la indigna misión de presentar la


enmienda concebida por Estados Unidos para fabricar las condiciones que le facilitasen la
agresión militar contra el pueblo cubano y así intentar poner fin a su Revolución. Fue el de
Costa Rica el único gobierno latinoamericano y del Tercer Mundo que votó a favor de esa
enmienda. ¿Resulta necesario algún comentario adicional?

Cuba radicó oficialmente el 16 de abril dos enmiendas al proyecto anticubano, bajo las
siglas E/CN.4/L.77, las cuales exigían el cese inmediato del bloqueo unilateral e ilegal a
Cuba y pedían al Alto Comisionado que realizara una evaluación de los efectos para el
pueblo cubano de los actos terroristas llevados a cabo contra la Isla desde el territorio de
Estados Unidos.

La consideración de estas enmiendas suscitó un largo debate procesal y, como


consecuencia de ello, se postergó por 24 horas la consideración y adopción del proyecto
anticubano. En ese debate, totalmente descolocado y desenmascarada la autoría
estadounidense de la enmienda presentada por Costa Rica, al embajador de la superpotencia
en Ginebra no le quedó otra alternativa que declarar que su delegación "apoyaba cualquier
cosa contra Cuba".

A pesar de las enormes presiones ejercidas por Estados Unidos, la enmienda que intentaba
condenar a Cuba fue derrotada en la Comisión, al ser rechazada por una aplastante mayoría
de países. Sólo 15 países apoyaron la enmienda, mientras 31, más del doble, la votaron en
contra.

Con ese resultado, se asestó un duro golpe a Washington y a la mafia anexionista y


terrorista de origen cubano, que al iniciarse la agresión unilateral del Imperio
estadounidense contra Iraq, en la única manifestación pública de apoyo a esa guerra ilegal
en una ciudad del mundo - no podría ser otra que Miami -, vociferó una verdadera proclama
de aliento a la agresión: "Iraq ahora, Cuba después".
La enmienda cubana condenando el bloqueo norteamericano como grave violación de los
derechos humanos no fue aprobada. El mismo grupo de gobiernos europeos y
latinoamericanos que con cinismo e hipocresía alegan una supuesta preocupación sobre una
inexistente situación de derechos humanos en Cuba - votando a favor y copatrocinando el
texto anticubano en Ginebra -, demostraron no contar con la dignidad y el apego a la
justicia suficiente para condenar el bloqueo genocida que impone Estados Unidos al pueblo
cubano, en violación de sus derechos más elementales, incluyendo el propio derecho a la
vida.

Los gobiernos cómplices y subordinados al Imperio en su maniobra anticubana en la CDH,


quedaron al desnudo en su doble moral, hipocresía y sumisión a Washington y a sus
pretensiones de dominación a la nación cubana.

Tras el rechazo de las enmiendas, fue votado el proyecto de resolución anticubano, con las
siglas E/CN.4/L.2, resultando aprobado por un escaso margen de 4 votos de diferencia (24
a favor, 20 en contra y 9 abstenciones), esto a pesar de que Estados Unidos contó con 24
horas adicionales para que sus brutales presiones surtieran efecto.

La resolución anticubana (E/CN.4/RES/2003/13), aunque no cumplió todas sus


expectativas, garantizó al Gobierno de los Estados Unidos la continuidad de su ejercicio
anticubano en los trabajos de la Comisión. Además de mantener el tema en la agenda del
órgano, logró consolidar el mecanismo de la llamada Representante Personal del Alto
Comisionado, garantizando a su cruzada anticubana los servicios de un funcionario que
compilaría y reproduciría las mentiras elaboradas en Washington y Miami y por qué no,
también aquellas fabricadas con el dinero del Tío Sam en otras plazas como Praga y
Varsovia.

Con vista al 60 período de sesiones de la Comisión, efectuado en el 2004, Estados Unidos


aprovechó cada oportunidad desde fecha temprana para presionar a los gobiernos en
función del ejercicio anticubano, lo que incluyó, entre  otras acciones, visitas de varios
subsecretarios de Estado a capitales latinoamericanas y de Europa Oriental, en particular, la
subsecretaria para Asuntos Globales del Departamento de Estado, Paula Dobrianski. Fueron
despachadas también a esas latitudes con igual fin, dos delegaciones de congresistas, en una
de las cuales se incluyó la mafiosa de origen cubano, Ileana Ros-Lehtinen, republicana por
la Florida. Las acciones anteriores fueron complementadas con varias giras y visitas a
países latinoamericanos del ex Embajador Especial de la Casa Blanca para América Latina,
el protector de terroristas y anticubano Otto Reich y del ex colaborador de Jesse Helms y
también anticubano Roger Noriega,  subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio
Occidental.

Cumplida esta primera fase de presiones político-diplomáticas, los personeros de


Washington se convencieron de que sólo podrían imponer la presentación pública del texto
anticubano en la 60 CDH a uno o varios países centroamericanos o de Europa Central y
Oriental. Aunque ambas opciones les resultaban poco atractivas en cuanto a imagen - varios
gobiernos centroamericanos y de Europa Central y Oriental son percibidos por gran parte
de la opinión pública mundial como clientes del Imperio - optaron por la variante
centroamericana.

Con todo lo que pudiera alegarse, los gobiernos centroamericanos tienen la ventaja
comparativa de pertenecer al concierto latinoamericano; el protagonismo público de uno o
varios gobiernos centroamericanos contra Cuba en Ginebra, permitiría a la poderosa
maquinaria de desinformación estadounidense presentar la maniobra anticubana como una
preocupación surgida en el seno de su "propia región".

Estados Unidos se empeñó entonces en la tarea de imponer a los gobiernos


centroamericanos como grupo, la presentación pública del texto anticubano en la 60 CDH.
Sin embargo, además de la resistencia desde un principio de uno que otro gobierno,
sabiendo que tal escalada anticubana concitaría el más profundo repudio popular y afectaría
gravemente las relaciones bilaterales con Cuba, Washington encontró un escollo que no
pudo superar, a pesar de sus presiones y chantajes.

El gobierno estadounidense, tras la derrota de la enmienda presentada por encargo por


Costa Rica en la 59 CDH, necesitaba asegurar la inclusión desde la primera versión del
texto anticubano en la 60 CDH, de una referencia crítica a Cuba por la justa sanción
impuesta a varias decenas de mercenarios en la nómina de la Sección de Intereses de
Estados Unidos en La Habana. Algunos gobiernos centroamericanos objetaron sumarse a la
presentación pública de un texto anticubano si tenía ese añadido.

Frente a ese estado de cosas, Washington desechó la estrategia del involucramiento


colectivo de la subregión en la presentación del proyecto anticubano y concentró sus
presiones sobre los gobiernos centroamericanos más vulnerables y dependientes. La
estrategia sería sacrificar inicialmente el prestigio y la credibilidad pública de un gobierno -
que sería condenado a interpretar el papel de "autor principal" - al que luego se le sumarían
como copatrocinadores aquellos que sucumbieran bajo la amenaza del garrote de la
superpotencia.

Más adelante será identificado el gobierno que cumplió el triste papel de presentador
principal del proyecto anticubano en la 60 CDH. Como resultaría lógico pensar, la tarea
recayó en un gobierno que cuenta con uno de los peores historiales en el hemisferio en
materia de derechos humanos. Sólo un adelanto, se trata de un gobierno que ni siquiera ha
sido capaz de poner fin a la impunidad de prácticas sistemáticas de ejecuciones
extrajudiciales de decenas de sus niños.

Como apoyo a las acciones de presión de la Casa Blanca y del Departamento del Estado, se
efectuó en el mes de marzo una reunión del Comité de Relaciones Internacionales del
Congreso, convocada por  la representante de origen cubano en el poder legislativo
estadounidense, Ileana Ros-Lehtinen. Al evento fueron invitados diplomáticos de varios
países latinoamericanos, que debieron escuchar allí en la voz de Ros-Lehtinen los objetivos
que tendría que cumplir el proyecto contra Cuba en Ginebra. La mafiosa convertida en
congresista, dictaminó claramente que habría que agregar al texto adoptado el año anterior,
uno o dos párrafos con una condena más explícita a Cuba.

El régimen-cliente del Imperio establecido en Praga, cumplió nuevamente su papel de


buhonero en el lucrativo negocio de la contrarrevolución cubana. Personeros políticos y de
la diplomacia por encargo de la República Checa recorrieron diversas capitales del mundo -
aprovechando las bondades de las finanzas de la superpotencia -, repitiendo cual pésimos
actores de reparto el libreto anticubano escrito en Washington, con la complicidad de
algunos en Miami. Debe tenerse presente que el ex presidente Havel tuvo el alto "honor" de
haber sido "homenajeado" en esa ciudad de la Florida por los más altos representantes de la
mafia terrorista anticubana.  El Vicecanciller Vosalik, uno de los empleados subcontratados
para la tarea, cumplió en los meses de febrero y marzo gestiones contra la Revolución
Cubana, en visitas a países latinoamericanos, e incluso, a algunos africanos.

Conociendo la exactitud y efectividad de la labor de denuncia cubana, Estados Unidos afinó


sus acciones y exigió a sus cómplices el mayor hermetismo y secreto en los preparativos
del ejercicio anticubano en Ginebra. Pretendía un imposible: fabricar la percepción de que
el proyecto anticubano en la Comisión de Derechos Humanos era el resultado de una
preocupación genuina de la comunidad internacional.

La realidad fue nuevamente dura para Washington en el 60 período de sesiones de la


Comisión. Nunca antes se hizo tan evidente la factura estadounidense del proyecto
anticubano, a cuyo texto no permitieron que se le cambiara siquiera una coma. Nunca había
sido tan público el involucramiento de los diplomáticos estadounidenses ejerciendo
presiones para conseguir los votos necesarios a su adopción y las firmas cómplices de
países arrastrados al copatrocinio.

Con el fin de garantizar la compartimentación total de la información sobre el proceso de


gestación del engendro anticubano y para facilitar la efectividad de la torcedura de brazos -
no se admitió la más mínima opinión discordante el acerca del producto final -, la redacción
del texto del proyecto de resolución anticubano se realizó bajo el más estricto secreto en
Washington.

La tarea de designar al presentador público del proyecto anticubano en la 60 CDH, había


sido facilitada al Imperio por uno de sus más incondicionales servidores.  José María Aznar
había cumplido una vez más el papel de celestina de los intereses de Washington en su
maniobra anticubana. El 5 de marzo, pidió directamente en Madrid al presidente de
Honduras, Ricardo Maduro, durante la Cumbre de Jefes de Estado centroamericanos y
España, que fuera su país el presentador del proyecto anticubano en Ginebra, como un
gesto especial que el presidente Bush le pedía. [2]

El 9 de marzo el secretario de Estado, Colin Powell, exigió directamente en Washington al


presidente hondureño que asumiera la responsabilidad de registrar oficialmente el proyecto
contra Cuba en la 60 CDH. A cambio, Powell prometió en esa ocasión que Estados Unidos
consideraría a Honduras entre los países a ser incluidos en las migajas de asistencia
financiera que ha prometido distribuir en el marco de una llamada Iniciativa del Milenio.

El presidente Maduro a su regreso a Honduras, anunció la mencionada promesa de


asistencia estadounidense, pero ocultó la condición que le habían impuesto: renunciar a la
determinación soberana de las acciones que emprende el Estado hondureño en Naciones
Unidas, y peor aún, asumir el indigno papel de cómplice principal de la agresión en
Ginebra a la verdad y la justicia que reivindica el pueblo cubano.[3]

El 24 de marzo tuvo lugar en Washington una reunión convocada en la sede del


Departamento de Estado, donde Marc Grossman, subsecretario de Asuntos Políticos del
Departamento de Estado, anunció a los diplomáticos de un grupo de países invitados para la
ocasión, que sería Honduras el "patrocinador principal" del proyecto anticubano en la 60
CDH. Los asistentes de Grossman procedieron seguidamente a distribuir el texto en inglés
y sólo después se le concedió el uso de la palabra al embajador hondureño en Washington,
que con timidez se limitó a confirmar el anuncio que había sido realizado. El embajador
hondureño, visiblemente nervioso y colocado frente a una situación de humillación y
embarazo, balbuceó algunas palabras incoherentes y pidió apoyo al proyecto.

Mientras todo lo anterior ocurría tras bambalinas, había sido ya distribuido oficialmente el
informe de la llamada Representante Personal para Cuba del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

La señora Christine Chanet, quien ha desempeñado hasta el presente el espurio mandato


creado en virtud de la resolución anticubana impuesta al 58 período de sesiones de la CDH
bajo las siglas E/CN.4/RES/2002/18, presentó a la 60 CDH su primer informe escrito.

El documento resultó - y no podía ser de otra manera a partir de las fuentes de información
utilizadas, de las presiones ejercidas por Estados Unidos y los cómplices de su política
hostil contra el pueblo cubano y de las injustas motivaciones que sustentan su elaboración -
un nuevo libelo anticubano, carente de objetividad y que en lo fundamental, se limita a dar
crédito a las falsas alegaciones fabricadas por los expertos de la mentira en la plantilla de la
CIA, el Departamento de Estado y la mafia terrorista anticubana de Miami.

La llamada Representante Personal terminó interpretando el triste libreto anticubano


concebido para su mandato por Estados Unidos y sus cómplices. En un sistema
internacional de derechos humanos claramente sometido a una profunda manipulación
política con fines de dominación mundial, un experto que valore su crediblidad e
imparcialidad debe evaluar cuidadosamente la naturaleza y las circunstancias de la
responsabilidad que se le propone antes de asumirla o ejercitarla - aunque nunca es tarde
para recapacitar y actuar honestamente.
Y es que quien acepte desempeñar el mandato anticubano impuesto por la resolución
2002/18 de la Comisión, mecanismo ideado por la superpotencia para fabricar pretextos a la
continuidad de su política de hostilidad, bloqueo genocida y agresiones contra el pueblo
cubano, no debe esperar jamás de los cubanos y cubanas aprecio o consideración.

Las conclusiones y recomendaciones del informe de la llamada Representante Personal, son


calcos y reproducciones miméticas de las exigencias planteadas por la superpotencia
hegemónica al pueblo cubano con el objetivo de destruir su proceso de transformaciones
revolucionarias y retrotraerlo a la abyecta condición de vasallaje neocolonial que le fuera
impuesto por más de cinco décadas, tras la ocupación militar de la Isla por las fuerzas del
entonces naciente imperialismo estadounidense.

La llamada Representante Personal coincidió con los personeros de la administración Bush


y la mafia de Miami al solicitar a Cuba: que su gobierno interfiera y suspenda justas
decisiones adoptadas por tribunales respetando el debido proceso y en virtud de leyes
existentes antes de la perpetración de actos tipificados como delitos graves; que libere y
extienda impunidad de facto a un grupo de mercenarios que actuaron bajo el pago y en
cumplimiento de misiones asignadas por la superpotencia que agrede a su pueblo; que
modifique leyes y preceptos constitucionales refrendados por la abrumadora mayoría del
pueblo en ejercicio de su derechos de soberanía y libre determinación; que facilite la
entrada al país a elementos internacionales al servicio de la política de hostilidad
anticubana de los círculos de poder imperial estadounidense y de la mafia terrorista y
anexionista de Miami, que cumplen misiones financiadas - entre otras partidas -, por los 59
millones que están siendo destinados por Washington al fomento de acciones dirigidas al
aniquilamiento del sistema constitucional cubano.

La administración Bush, cumplida la tarea del sucio comprometimiento de un presentador


público del texto anticubano en la 61 CDH, no abandonó ni por un segundo la conducción
de la maniobra. Sus representantes desplegaron un fuerte activismo anticubano desde el
inicio mismo de la Comisión en Ginebra.

Estados Unidos negó toda posibilidad de negociación al texto anticubano elaborado en


Washington y obligó a los representantes hondureños a registrarlo oficialmente con
premura ante la Secretaría de la 60 CDH. Se impidió incluso a los países que actúan de
modo cómplice con su apoyo o copatrocinio al proyecto anticubano, la más mínima
posibilidad  de proponer siquiera un cambio de puntuación al proyecto anticubano.

A pesar de no haberlos consultado ni tomado en cuenta, la superpotencia hegemónica fue


arrastrando, uno a uno, a los miembros de su cohorte al copatrocinio del proyecto contra
Cuba. A la lista se fueron sumando los mismos de siempre: antiguas potencias coloniales
venidas a menos y colocadas hoy en un triste plano de obedientes "socios" de segunda
clase; "aliados" serviles y subimperialismos que sustentan sus apetencias de dominación
cumpliendo funciones de cancerberos subregionales de la política agresiva de Washington;
algunos regímenes clientes que aún subsisten contra la voluntad de sus pueblos en lo que la
superpotencia considera como su traspatio; y otros que simplemente no tuvieron el coraje
de resistir las presiones de Washington.

El 2 de abril de 2004, a las 6:00 pm hora de Ginebra, la delegación de Honduras radicó el


proyecto de resolución anticubano. Los representantes estadounidenses dirigieron cada
detalle de la operación. Para "compartir" y hacer más llevadera la humillación pública que
le había impuesto al gobierno hondureño - país que nunca había demostrado interés en
presentar proyecto de resolución alguno a la consideración de la CDH -, Washington
garantizó a las autoridades de Tegucigalpa las firmas de acompañamiento de gobiernos tan
"independientes" y "comprometidos" con la causa de los derechos humanos como los de
Nicaragua, El Salvador, Perú, República Checa y Australia.

Haciendo gala de su larga experiencia en la materia, y a pesar de su activismo en la


búsqueda de copatrocinios y apoyos, el protagonista  decidió mantenerse trabajando desde
la sombra. En el colmo del cinismo y la desfachatez, Washington optó por no aparecer
identificado en la lista de autores iniciales del proyecto anticubano.

Su texto - si no fuera por la enorme amenaza derivada del avance de la motivación que lo
inspira - merecería convertirse en un caso de estudio para políticos y diplomáticos
interesados en desarrollar la retórica fútil y en expresar tan poco con tantas palabras.

Sin embargo, es importante comprender el peligro que plantea una trampa tan sutil. El
ejercicio anticubano en la Comisión de Derechos Humanos es ilegítimo e inaceptable para
nuestro pueblo y para todos aquellos en el mundo apegados a la verdad y la razón, no sólo
por la letra del proyecto que se impone para institucionalizarlo; sino especialmente porque
contribuye a fabricar un pretexto para dar continuidad a la política unilateral de hostilidad,
bloqueo y agresiones que por más de cuarenta años han impuesto sucesivas
administraciones estadounidenses contra la Isla, que ahora sume proporciones más
peligrosas cuando el "cambio de régimen" en todos aquellos países que no se someten al
imperialismo norteamericano se ha convertido en política oficial de Washington.

El texto impuesto contra Cuba en la 60 CDH, no incluye siquiera la más mínima o solapada
referencia a la política de bloqueo, hostilidad y agresiones de Estados Unidos contra su
pueblo, que es la única, masiva, sistemática, grave y sostenida fuente de violaciones de
derechos humanos a cubanos y cubanas. ¿Cómo podría esperarse entonces que reconozca o
suscriba el derecho del pueblo cubano a adoptar medidas establecidas por la Ley para
proteger su independencia, su libre determinación y garantizar la defensa del sistema
político, económico y social soberanamente decidido para edificar un futuro de bienestar,
justicia social y solidaridad para todos?

El proyecto anticubano fue adoptado por el ridículo margen de un voto de diferencia, en


votación de 22 a favor, 21 en contra y 10 abstenciones. Dicho resultado constituyó una
victoria pírrica para la superpotencia, cuyos personeros se empeñaron en las más colosales
y brutales presiones contra los gobiernos de países en desarrollo.  Corroborando el creciente
desgaste y desprestigio del ejercicio anticubano en Ginebra, la resolución recibió más votos
de rechazo que nunca antes y contó con 2 votos de apoyo menos que en el año 2003.

Honduras cumplió un papel lamentable. Sus representantes, que fueron notoriamente


obligados a registrar un proyecto de resolución al que no pudieron cambiar una coma,
daban cada paso en la Sala de la Comisión siguiendo las instrucciones que les dictaba la
delegación estadounidense. Estos últimos les indicaban los escaños donde debían recoger
las firmas para el copatrocinio y los animaban en el cumplimiento de su "misión",
presentándoles cifras "infladas" acerca de los supuestos votos de apoyo que habrían
asegurado tras las presiones ejercidas en Washington y capitales. Por supuesto, Honduras
no consiguió ni un solo voto para "su" proyecto.

Para asegurar la adopción del proyecto anticubano en Ginebra, la delegación gubernamental


de Estados Unidos a la 60 CDH fue "reforzada" con personal de larga experiencia en la
ejecución de la política de hostilidad anticubana y en el uso del garrote contra gobiernos del
Sur, entre ellos Frank Almaguer, tenebroso personaje de origen cubano.
Almaguer sirvió como Embajador de Washington en Tegucigalpa desde 1999 al año 2002.
Anteriormente, había cumplido otras tareas de injerencia e intervencionismo en
Centroamérica y otros países de América Latina, desarrollando sus misiones tras la fachada
"humanitaria" de los llamados Cuerpos de Paz y de la USAID.

Nunca antes había sido tan claro el compromiso de una administración norteamericana con
los elementos más reaccionarios y agresivos de la mafia terrorista anticubana de Miami. En
el colmo de la desvergüenza y del desprecio a la credibilidad de la Comisión, Washington
acreditó como miembro de su delegación al 60 período de sesiones del Órgano a un
connotado terrorista de origen cubano, Luis Zúñiga Rey.

Zúñiga Rey fue detenido en agosto de 1974 y sancionado por los tribunales al ingresar
ilegalmente en Cuba procedente de Estados Unidos, cargado de explosivos y armas, como
parte de un operativo de la CIA que llevaría a cabo varias acciones terroristas. A su
liberación y retorno a Estados Unidos, como responsable del aparato de acciones
paramilitares de la Fundación Nacional Cubano Americana, se involucró en la organización
y el financiamiento de atentados con bombas en los años noventa contra hoteles de La
Habana y en otras acciones terroristas contra hospitales cubanos.

El informe del Relator Especial sobre el uso de mercenarios al 56 período de sesiones de la


CDH, reveló que Zúñiga Rey reclutó al ciudadano guatemalteco Percy Francisco Alvarado
Godoy, para realizar estudios sobre puntos vulnerables y susceptibles de atentados
terroristas en Cuba, tales como hoteles, termoeléctricas y refinerías de petróleo.

El terrorista Zúñiga Rey intervino en los debates del 60 período de sesiones de la CDH,
nada menos que utilizando el escaño del país  que se dice comprometido y promotor del
combate al terrorismo.

La mafia terrorista de origen cubano asentada en Estados Unidos, en contubernio con la


administración Bush que los cobija y aúpa, movió las cuerdas de su telaraña de influencias
para sumar al espectáculo de la farsa anticubana en Ginebra a congresistas norteamericanos
beneficiados por sus "generosas" contribuciones financieras.

Por los pasillos y salas de Ginebra anduvo cabildeando apoyo al proyecto anticubano y
amenazando con represalias a los que no lo hicieran, Chris Smith, congresista republicano
por Nueva Jersey, estado que junto a Florida cobijan a grupos de terroristas de origen
cubano como Alpha 66 y Comandos L. El señor Smith contó con el apoyo de la señora
Poblete, asistente de la congresista de origen cubano Ileana Ross-Lehtinen, notoria por su
complicidad en el secuestro del niño cubano Elián González y su activismo para recrudecer
el bloqueo genocida contra el pueblo cubano.

En su pretensión de imponer el proyecto de resolución contra Cuba a cualquier costo, los


personeros del poder imperial acudieron a las amenazas más mezquinas.

A varios centroamericanos les recordaron que podrían hacer regresar a cientos de miles de
sus emigrados que trabajan en Estados Unidos y poner fin al envío de remesas familiares a
sus países de origen.

A algunos países africanos se les amenazó con privarlos de los beneficios de la Ley para el
Crecimiento y las Oportunidades de Africa (AGOA), norma estadounidense que establece
facilidades para el acceso de algunas exportaciones africanas al mercado norteamericano.

A otros países de varias regiones se les pretendió intimidar, sometiéndolos a un típico


cuadro de chantaje. Se les dijo que su rechazo al proyecto anticubano, podría hacer realidad
la posibilidad que fueran ellos mismos objeto de un proyecto condenatorio. El gobierno
imperial llegó a prometer para aquellos que se plegaran a su demanda anticubana, el
ejercicio de "buenos oficios" desestimulando cualquier iniciativa dirigida a condenar al país
en cuestión, conociendo que estas maniobras condenatorias siempre son iniciadas en la
Comisión en virtud de intereses de potencias industrializadas.

A varios países de diferentes regiones se les solicitó el voto anticubano o al menos la


abstención, a cambio de no bloquear algún préstamo del Fondo Monetario Internacional,
donde Estados Unidos tiene de facto el derecho de veto.

El 14 de abril de 2004, el subsecretario de Estado, Roger Noriega, confirmó que la Casa


Blanca había mantenido contactos con países de América Latina y Europa solicitando el
apoyo al proyecto anticubano.  Dijo que incluso el propio presidente Bush estaría
encargándose en forma personal del tema a través de llamadas telefónicas y señaló como
ejemplo la conversación sostenida con el presidente Fox.[4]
El secretario asistente para organismos internacionales en el Departamento de Estado, Kim
Holmes, dijo públicamente que Estados Unidos estaba batallando arduamente, realizando
gestiones con varios países para que apoyaran el proyecto anticubano.

El vocero del Departamento de Estado confirmó por su parte, que el presidente, el


Secretario de Estado y otros funcionarios del Departamento de Estado, habían estado
realizando llamadas telefónicas a los países miembros de la Comisión, identificando los
intereses prioritarios de Estados Unidos con relación a las situaciones de derechos humanos
e instando a que se votara en esa dirección

Algunas de las presiones fueron realizadas de modo tan escandaloso que trascendieron a la
opinión pública. Uno de estos casos fue el de la República Dominicana bajo el gobierno del
entonces presidente Hipólito Mejía. Dicho presidente había comunicado a las autoridades
cubanas que se abstendría en la votación del proyecto anticubano. Ese compromiso se
mantuvo hasta el día 14 de abril en la tarde, cuando faltaban menos de 12 horas para el voto
en Ginebra, en que sorpresivamente el gobierno cubano se enteró de que República
Dominicana se sumaría al voto contra Cuba. [5]

Hipólito Mejía expresó públicamente en Miami que había estado recibiendo llamadas de
presión sobre el voto del proyecto anticubano en Ginebra del subsecretario de Estado
norteamericano, Roger Noriega y del entonces enviado especial del presidente Bush para
las Américas, el también anticubano Otto Reich.

En América Latina en particular, existe una clara correspondencia entre el grado de


soberanía, dignidad y popularidad de un gobierno y las posibilidades de éxito de las
presiones y chantajes de Washington para comprometer el apoyo o copatrocinio al proyecto
anticubano.

Son los gobiernos de la región afectados por escándalos de corrupción, fraude y bajo nivel
de apoyo social, aquellos que asumen una dependencia extrema de Washington en materia
de asistencia financiera y de convalidación a la represión de sus sectores populares
descontentos y que representan los intereses egoístas de las oligarquías-clientes del capital
transnacional, los más propensos a plegarse a los dictados anticubanos de la superpotencia,
en desprecio de la voluntad de sus respectivos pueblos.
La lista de "estadistas" serviles en la región, incluiría a personajes de la "talla política" de
los ex presidentes Menem (convertido en multimillonario gracias al "honesto" desempeño
de su alta investidura) y Batlle (el ex presidente uruguayo que concluyó su período de
gobierno con el más bajo nivel de aceptación en la historia de su país y que extendió la
impunidad a los perpetradores de graves violaciones de derechos humanos, como
ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y torturas).

Si Estados Unidos actuara en Ginebra realmente inspirado en la promoción de los derechos


humanos en América Latina, no impondría al Órgano la adopción de su espurio e
injustificado proyecto de resolución contra Cuba. Por el contrario, sometería a la
consideración de la Comisión sendos proyectos de resolución precisamente contra aquellos
gobiernos latinoamericanos que suman su copatrocinio y apoyo al proyecto anticubano.

Y lo anterior no es mera retórica. Dicha tesis se sustenta en el propio contenido de los


informes que anualmente prepara el Departamento de Estado sobre la situación de los
derechos humanos en todo el mundo, con la excepción, por supuesto, del propio Estados
Unidos. Sobre los gobiernos que actúan como cómplices de la maniobra anticubana en
materia de derechos humanos, se incluyen en el documento de referencia datos concretos y
juicios de valor que superan con creces la gravedad de las falsas alegaciones que se
expresan con relación a Cuba.

Mientras las sucesivas versiones del Informe en cuestión no incluyen un solo ejemplo de
violación grave y flagrante de derechos humanos en Cuba, documentan decenas y hasta
cientos y miles de casos de torturas, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales -
incluso de niños -, asesinatos políticos de periodistas y abogados, desalojos forzosos,
corrupción y fraude en las instancias de gobierno y los tribunales, desnutrición y
analfabetismo, y un cuadro de total impunidad y desesperanza que victimiza a los pueblos
gobernados por los que acompañan la agresión contra la dignidad de cubanas y cubanos en
Ginebra.

La presentación pública del proyecto anticubano en la 60 CDH, fue asumida por el


gobierno hondureño siguiendo las órdenes de la administración Bush, en franca afrenta a la
voluntad de su pueblo.
Numerosas e importantes personalidades políticas, artísticas, intelectuales y parlamentarias
hondureñas, organizaciones no gubernamentales,   asociaciones de amistad de diferentes
regiones del país e incluso, algunos de los más importantes medios de prensa, como los
diarios La Prensa, La Tribuna, Tiempo y El Heraldo, publicaron numerosos comunicados,
declaraciones, artículos y cartas condenando la decisión anticubana adoptada por el
presidente Maduro y denunciando su actuación al servicio de Estados Unidos.

Entre los comunicados y declaraciones públicas de condena a la actitud del gobierno


hondureño se cuentan las realizadas por: el Cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga,
la Asociación de Organismos No Gubernamentales (ASONOG), la VII Asamblea Nacional
Ordinaria del Partido  Unificación Democrática,  el Bloque Popular, la Organización
Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH), la Junta Directiva del Consejo Coordinador de
Organizaciones Campesinas de Honduras y  Consejo Cívico de Organizaciones Populares e
Indígenas de Honduras (COPINH) en nombre de varias  ONGs, centrales sindicales y
sindicatos ramales, organizaciones de estudiantes, indígenas y de base de la iglesia católica,
etc.[6]

El Comité de Familiares de Detenidos-Desaparecidos en Honduras (COFADEH) calificó de


"injusta, indigna y moralmente incompetente la posición de Honduras contra Cuba en
Ginebra" y sentenció que "el Gobierno del presidente Ricardo Maduro es jurídicamente
inhábil para promover internacionalmente lo que es incapaz de hacer en su propio país".
Concluyó finalmente que "el acceso a supuestos beneficios de la Cuenta del Milenio a
cambio de una condena contra Cuba, no es un negocio que nos haga sentir honrados a los
hondureños".[7]

La Asociación de Organismos No Gubernamentales (ASONOG) expresó en un comunicado


publicado que "el Estado hondureño no tiene autorización moral para pronunciarse en
materia de respeto a los derechos humanos" y que a Honduras "no le consta que existan
violaciones de los derechos humanos en la Isla". En el mismo se concluye: "solo estaríamos
obedeciendo a una petición deshonesta, reñida con la moral y la ética, de parte del Estado
más poderoso del mundo".[8]

La Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH) declaró que "es irónico que
Honduras, donde no existe el más mínimo respeto a los derechos humanos de los pueblos
indígenas y negros y de la población en general, tenga capacidad para presentar una
denuncia internacional en contra de Cuba". Consideró que la acción de Honduras se había
realizado "siguiendo los lineamientos de los Estados Unidos".[9]

El Colectivo de más de 600 estudiantes hondureños de la


Escuela                                                                                                                  
Latinoamericana de Medicina en Cuba, donde cursan gratuitamente sus estudios como
futuros galenos cerca de 10 mil jóvenes pobres, afrodescendientes e indígenas
latinoamericanos y norteamericanos, condenó por "servil y bochornoso" el acto mediante el
cual "el señor Maduro decía: ¡yes Sir!, ¡yes Sir!, a las órdenes del Norte revuelto y brutal" y
manifestó que "esta acción representa una traición para el pueblo hondureño, vendiendo la
dignidad popular por unos dólares más".[10]

La Junta Directiva Nacional de la Asociación de Amistad Honduras-Cuba (AHC) protestó


porque "el presidente Maduro, como fiel servidor de la política intervencionista de Bush, se
ha arrogado el ignominioso papel de acusador." Añadió que "no estamos de acuerdo con la
política del gobierno de nuestro país" ya que, según expresara la Junta de la AHC: "además
de reflejar una conducta amoral, no es el sentir y pensar del pueblo hondureño, ya que está
claro que es un dictado expreso de la política exterior del gobierno Bush". La propia Junta
concluyó que "la posición de parte del presidente Maduro nos llena de vergüenza,
colocando al gobierno de Honduras como cómplice de las agresiones y el bloqueo del
gobierno Bush contra Cuba. [11]

El Comisionado Nacional de Derechos Humanos de Honduras, Ramón Custodio, alzó su


voz en nombre del pueblo hondureño en el curso de los debates del propio 60 período de
sesiones de la Comisión de Derechos Humanos, para condenar la actitud de su gobierno y
desasociar al pueblo de su país de tan infame maniobra anticubana.

Estados Unidos fracasó una vez más en sus esfuerzos por cambiar la desprestigiada imagen
de su ejercicio anticubano en la Comisión de Derechos Humanos. La motivación ilegítima
de esta maniobra y las presiones y chantajes realizados directamente por la superpotencia
para su injusta imposición, no pueden ser ocultadas.

No resulta creíble, por mucho que se repita, la manida tesis de Washington de que el
ejercicio contra Cuba en Ginebra debe ser percibido como ajeno al intento de fabricar un
pretexto para la continuidad de su política de hostilidad y bloqueo contra la Isla. Los
acontecimientos se encargaron de demostrar lo contrario.

Sólo unos días después de concluido el 60 período de sesiones de la Comisión de Derechos


Humanos, concretamente el 6 de mayo de 2004, el presidente Bush anunció la puesta en
práctica de nuevas medidas dirigidas al recrudecimiento del bloqueo y a la destrucción del
orden constitucional refrendado por el pueblo cubano en ejercicio de su soberanía.

Desde la llegada al poder de la administración Bush, con el apoyo entusiasta de los sectores
más extremistas de Miami, Estados Unidos ha venido llevando a cabo nuevas agresiones y
redoblando la aplicación de medidas dirigidas a fabricar artificialmente una situación de
crisis en Cuba,  que facilite un pretexto para una eventual agresión militar a la Isla. Se parte
del convencimiento de que sólo mediante una intervención armada directa y masiva, podría
detenerse el proceso de transformaciones revolucionarias emprendido por el pueblo cubano,
a partir del sólido apoyo que cuenta y el compromiso de defenderlo de la abrumadora
mayoría de cubanas y cubanos.

En el primer capítulo del Informe elaborado por la comisión creada por el presidente Bush
para acelerar el llamado "cambio de régimen" en Cuba, hecho público el pasado 6 de mayo,
se identifican dos tareas directamente vinculadas con la Comisión de Derechos Humanos:
la organización de una amplia campaña de desinformación en el exterior y el fomento del
aislamiento internacional de la Revolución mediante esfuerzos en los que se involucre a
otros actores y se manipulen los espacios que brindan las organizaciones multilaterales.

En el resumen ejecutivo del mismo capítulo del documento que hiciera suyo el presidente
Bush, se expresa sin ambages que la promoción de maniobras anticubanas en las
organizaciones internacionales, constituye una herramienta de especial importancia como
soporte a la "política de acelerar el fin del régimen de Castro". Se recomienda
específicamente "intensificar el apoyo para el monitoreo de los derechos humanos".

No debe sorprender por tanto que en la creciente agresividad anticubana de las fuerzas
imperialistas que controlan la administración Bush, las maniobras contra el símbolo de
resistencia y justicia social que representa la Revolución Cubana se hayan extendido más
allá del propio escenario de la Comisión de Derechos Humanos, hacia ámbitos tales como
la Organización Internacional del Trabajo.
Por otra parte, se ha incluido a Cuba en cuanta lista ha inventado el Departamento de
Estado con el objetivo de desacreditar a los países que no se someten a sus esquemas de
dominación hegemónica global. No importa que el pueblo cubano haya sido víctima por
más de cuatro décadas de las acciones terroristas de grupos que actúan con impunidad
desde el territorio de Estados Unidos; Cuba aparece identificada en el esquema de
certificación unilateral del Departamento de Estado como un estado que colabora con el
terrorismo. Tampoco interesa el estímulo y falta de respuesta de las autoridades
estadounidenses al tráfico ilegal de cubanos que llevan a cabo delincuentes que residen en
el estado de la Florida; Cuba aparece sin falta en la lista de países que no colaboran en el
control del tráfico de migrantes.

El patrón de conducta permanente en el diseño de la política de hostilidad anticubana de


Estados Unidos es la mentira, lo que permite de modo hipócrita y oportunista, transferir a la
Isla - y a otros - la responsabilidad por culpas propias. Si se comprueba que Estados Unidos
constituye la principal fuente de demanda para el turismo sexual - lo cual es un hecho -,
automáticamente serán fabricadas en Washington falsas alegaciones declarando entonces a
Cuba como el "principal destino del turismo sexual"

A todo lo anterior se añade el hecho de que el gobierno de los Estados Unidos ha rechazado
en varias ocasiones las propuestas cubanas de concluir Acuerdos de Cooperación en
materia de lucha conjunta contra el terrorismo, el narcotráfico y el tráfico ilegal de
personas.

El gobierno norteamericano está destinando al financiamiento de sus iniciativas de


"diplomacia pública" anticubana, fondos adicionales por un monto de cinco millones de
dólares, que se unen a otras partidas millonarias asignadas a presupuestos públicos y de
inteligencia estadounidenses que permiten "comprar adeptos" y "premiar a aliados", en lo
que Washington ha dado en llamar una "campaña de solidaridad internacional" con la
"causa" de la "transición democrática" en Cuba.[12]

Con esos fondos se han estado montando fastuosos espectáculos anticubanos en Praga y
otras ciudades europeas, pagando salarios, boletos de avión, habitaciones en lujosos hoteles
y altos viáticos a políticos defenestrados, cabecillas de la mafia terrorista de origen cubano,
agentes y colaboradores de la Agencia Central de Inteligencia y a cuanto sinvergüenza esté
dispuesto a apoyar la cruzada imperialista contra la nación cubana.
El objetivo básico de la administración Bush es proyectar la imagen de que el gobierno
cubano priva a sus ciudadanos de los más elementales derechos básicos y funciona al
margen del derecho internacional - calificándolo de  "Rogue State" (Estado bribón) -,
creando así falsas percepciones que sirvan de pretexto a un escalamiento de su política de
hostilidad, bloqueo y agresiones contra el pueblo cubano.

Transcurridas apenas 48 horas de la reelección del presidente Bush, la camarilla agresiva y


militarista cuyo poder recibió un sorpresivo espaldarazo en las recién celebradas elecciones
imperiales, se apresuró en confirmar que su política de bloqueo y hostilidad contra Cuba
permanecería inalterable.

El 4 de noviembre de 2004,  el Departamento de Estado emitió una Nota de Prensa titulada


"Cuba: Situación de los Derechos Humanos", en la que se repitieron varias de las mentiras,
calumnias y falsas acusaciones que han sido la base de la campaña anticubana que
promueve Estados Unidos en materia de derechos humanos.  [13]

En dicha nota, se recurre nuevamente a la tergiversación de lo ocurrido en marzo del 2003,


fecha en que el gobierno y los tribunales cubanos se vieron obligados a actuar y hacer
cumplir la Ley para neutralizar los actos delictivos de mercenarios que financiados y
dirigidos por la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, pretendían destruir
el orden constitucional decidido por el pueblo cubano. El fin de la impunidad para los
transgresores de la Ley es descrito en el edicto anticubano de Washington  como "una
redada total contra los activistas independientes de la sociedad civil".

El Departamento de Estado mintió descaradamente, una vez más. Los tribunales civiles
cubanos ordinarios sancionaron, en virtud de  leyes existentes antes de la comisión de los
delitos, no a activistas, y mucho menos independientes,  sino a mercenarios anexionistas
que recibían del gobierno estadounidense órdenes y dinero abundante para realizar acciones
ilegales dentro de Cuba al servicio de su política de bloqueo y agresiones contra nuestra
Patria. En cualquier país del mundo, incluido Estados Unidos, conspirar con una potencia
extranjera constituye también un delito.

La mentira - tal vez sólo igualada por la soberbia, la arrogancia, la agresividad y el


desprecio al derecho, los intereses y las aspiraciones de los demás - será la característica
que hará trascender en la historia a la actual administración neofascista estadounidense. ¿Y
por cierto, que hubo de verdad en los tan "peligrosos arsenales" de armas de exterminio en
masa de Sadam Hussein?

El gobierno de Estados Unidos no tiene la más mínima autoridad moral para acusar a Cuba.
La actual administración norteamericana ha actuado como uno de los más groseros y
despiadados responsables de graves y masivas violaciones de derechos humanos en toda la
historia de la humanidad, cuestión agravada por el hecho de haber pisoteado y convertido
en letra muerta una parte significativa de los más importantes avances de la comunidad
internacional en materia de derecho internacional, en particular de derechos humanos y de
derecho internacional humanitario.

Alegando falsos pretextos, las fuerzas militares del Imperio han ocasionado al pueblo iraquí
más de 100 000 muertos civiles, entre ellos, en una elevada proporción, mujeres y niños.
Las dimensiones de la tragedia humanitaria en Iraq y las prácticas masivas de torturas,
ejecuciones extrajudiciales y castigos colectivos contra la población civil han conducido a
muchos a calificar esa guerra de conquista imperial como un verdadero genocidio.

Por otra parte, más de 600 seres humanos permanecen detenidos arbitrariamente en el
territorio ilegalmente ocupado por la base naval estadounidense en la bahía cubana de
Guantánamo, en condiciones infrahumanas, sin cargos ni juicios y por un período que ya
excede los tres años.

Es Estados Unidos el que a través de un cruel, inhumano y genocida bloqueo ha violado


durante más de cuatro décadas los derechos humanos de todo el pueblo cubano.

Es la administración norteamericana la que, en flagrante violación de los principios del


Derecho Internacional fabrica, instruye y financia a grupúsculos de mercenarios sin
escrúpulos y con vocación anexionista, para que conducidos por su Sección de Intereses en
La Habana, realicen actividades dirigidas a destruir el orden constitucional de la República
de Cuba.

Es la Administración estadounidense la que viola los derechos de millones de ciudadanos


norteamericanos, al prohibirles que viajen a Cuba.

Al presidente Bush y a sus más íntimos asociados de la mafia anticubana les molesta el
ejemplo que Cuba representa en términos de justicia social, verdadera democracia y respeto
a los derechos humanos. El pueblo cubano ha edificado con su sacrifico, talento y
resistencia una alternativa política, económica y social viable y contrapuesta totalmente a
los ideales de dominación mundial y hegemonismo unilateral que tratan de imponer los
actuales dirigentes del gobierno estadounidense. Temen a la obra de la Revolución y por
eso sólo les queda el recurso de mentir.

La administración norteamericana ya ha iniciado su trabajo de presiones y


"comprometimiento" con vista a mantener con vida su maniobra anticubana en Ginebra.
Están preocupados en Washington por el significativo desgaste sufrido por este tipo de
acciones contra países en desarrollo y otros que se oponen a sus patrones de dominación
global.

Su estrategia anticubana incluye varias líneas de acción. Una de ellas, de carácter más
general - quizás la más peligrosa por establecer sus bases y enfoques en criterios de
confrontación, exclusión y manipulación política - sea la iniciativa de la llamada
"Comunidad de Democracias".

¿En qué consiste la farsa de la "Comunidad de Democracias"?

Una vez fracasados sus planes de manipular el Movimiento de  Democracias Nuevas y
Restauradas con fines de ataque, condena y dominación - a partir de la acción
mancomunada de los países del Sur y algunos gobiernos en el Norte que comprendieron el
peligro que se derivaba de sacrificar la cooperación internacional en materia de
consolidación de la democracia por motivaciones políticas tan mezquinas -, Estados Unidos
decidió fabricar un nuevo mecanismo que respondiera a sus pretensiones imperiales.

Creó entonces la llamada "Comunidad de Democracias", en una reunión organizada,


dirigida y financiada por Estados Unidos en Varsovia. La supuesta "comunidad" carece de
universalidad, legitimidad y credibilidad, pero cuenta, eso sí, con el abundante dinero de
Washington y recurre a las sucias prácticas desarrolladas en los peores momentos de la
Guerra Fría.

Mediante la manipulación de la "comunidad" que Washington tutela y controla a través de


mecanismos que no tienen nada de "democráticos", el gobierno del Imperio pretende
cumplir varios objetivos:
 Garantizarse una presencia permanente en órganos como la CDH, evitando someterse a
procesos periódicos electivos, y con ello, eliminar el riesgo de que pueda repetirse su amarga y
humillante experiencia cuando quedara excluido de la membresía de la Comisión de Derechos
Humanos.

 Controlar la composición de órganos "útiles" en la condena a gobiernos y en la imposición


de sus patrones ideológicos - con especial énfasis en la Comisión de Derechos Humanos -,
mediante el estímulo de la membresía de países vulnerables a sus presiones y bloqueando el
acceso a aquellos que se oponen a sus políticas de dominación hegemónica.

 Fabricación e imposición de falsos "consensos" que complementen y consoliden en el


terreno ideológico su incontestable hegemonía militar.

En los últimos meses ha sido común encontrar al Embajador de la superpotencia ante el


Consejo Económico y Social o a la mismísima señora Dobriansky, lo mismo en Nueva
York, que en Ginebra o el Medio Oriente, realizando proselitismo a favor de su secta
antidemocrática, a la que llaman eufemísticamente "Comunidad de Democracias" e
instando a cerrar las puertas de la CDH a países que disienten frente a sus pretensiones de
dominación imperial, entre ellos, en primera fila, Cuba.

Otra línea de acción anticubana más directa, son las presiones que ejercen los embajadores
estadounidenses en distintas capitales, el Departamento de Estado sobre los embajadores
acreditados en Washington y la Casa Blanca sobre las distintas delegaciones de alto nivel
que visitan Estados Unidos. Contamos con información al respecto, pero por razones
lógicas de discreción y oportunidad, los detalles serán brindados en el momento adecuado.

¿Cuál será el gobierno que sucumbirá en el 2005 bajo las presiones de Washington y
asumirá la ignominiosa tarea de presentar públicamente el proyecto de resolución
anticubano promovido por Estados Unidos en la CDH? En realidad no son muchos los
candidatos potenciales y todos saben que su factura y patrocinio verdadero llevará la
etiqueta "Made in USA".

Aquellos gobiernos que se sumen al copatrocinio y apoyo a la resolución contra Cuba en


Ginebra, serán cómplices del plan imperialista que viene aplicando la administración Bush
con el objetivo de destruir por cualquier medio - sin descartar la intervención militar directa
-, el sistema político, económico y social decidido por el pueblo cubano. Esos gobiernos
estarán contribuyendo a la fabricación del pretexto que utiliza Washington para el
recrudecimiento de la política de bloqueo, hostilidad y agresiones contra el pueblo cubano.

[1] Se refería al Presidente Carter

[2] Despacho de Europa Press del 31 de marzo y Entrevista concedida por el


Canciller cubano, Felipe Pérez Roque a Mayra Navarro, del canal 11 de
Honduras, el 13 de abril de 2004 en www.cubaminrex.cu

[3]  Basado en datos de un despacho de Europa Press del 31 de marzo de 2004.

[4] Despacho de prensa de la agencia DPA.

[5] Entrevista concedida por el Excmo. Señor Felipe Pérez Roque, Ministro de
Relaciones Exteriores de la República de Cuba al programa de la radio
dominicana "El gobierno de la mañana" de la emisora Z-101, el 20 de abril de
2004. Ver en  www.cubaminrex.cu

[6] Pueblo Hondureño y Pueblo Cubano, Pueblos Hermanos. Recopilación de


documentos relacionados con la posición del Gobierno de Honduras contra Cuba
en la Comisión de Derechos Humanos. Asociación de Amistad Honduras-Cuba.
Impreso por Ediciones Guardabarranco. Honduras.

[7] Diario Tiempo. 3 de abril del


2004.www.granma.cubaweb.cu/secciones/cdh60/
[8] Diario Tiempo. 3 de abril de 2004. La Tribuna.  4 de abril de 2004

[9] Diario Tiempo 5 de abril de 2004

[10] Diario Granma. La Habana. 3 de abril 2004

[11] diario La Prensa, miércoles 31 de marzo de 2004, publicado en Granma el


06-04-2004

[12] Un desglose del financiamiento público estaunidense para reclutar y sostener


las actividades de grupos anticubano, se realiza en la Parte 2 de este documento
titulada "Recrudecimiento de la política de hostilidad y agresiones contra el
pueblo cubano aplicada por la administración de George W. Bush: grave
amenaza a los derechos humanos de los cubanos."; concretamente en el capítulo:
"Estados Unidos intensifica el reclutamiento, financiación y utilización de
mercenarios en sus pretensiones de socavar la libre determinación del pueblo
cubano."

[13] Ver Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de


Cuba de fecha 5 de noviembre de 2004. Publicada en el diario Granma. Órgano
oficial del Partido Comunista de Cuba del 6 de noviembre de 2004.

Crimen de lesa humanidad


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Civiles, bajo el control de militares y médicos estadounidenses, contemplan los cadáveres de mujeres
judías asesinadas por las SS durante el Holocausto en Checoslovaquia.

Se considera crímenes de lesa humanidad —o contra la humanidad— a


aquellos delitos especialmente atroces y de carácter inhumano, que forman parte
de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil, cometidos
para aplicar las políticas de un Estado o una organización. 123 Los crímenes de lesa
humanidad son una de las cuatro clases de crímenes que las Naciones Unidas
consideran de mayor trascendencia para la comunidad internacional, junto al
crimen de genocidio, los crímenes de guerra y el crimen de agresión. Los delitos
de lesa humanidad cometidos contra poblaciones civiles, incluyen una gama de
delitos contra las personas, como el homicidio, la esclavitud, la violación y demás
actos de violencia sexual grave, el traslado forzoso de población, la tortura,
las detenciones arbitrarias, la desaparición forzada, la persecución de
determinados grupos de la población, la segregación racial, y en general todos
aquellos actos cometidos con la intención de causar grandes sufrimientos o
atentar gravemente contra la integridad física o la salud mental o física de las
víctimas. En 1968 se aprobó la Convención Internacional estableciendo
la imprescriptibilidad de los crímenes de lesa humanidad, mientras que varios
países han establecido que los mismos tampoco pueden ser objeto de amnistía, u
otras formas de atenuación de las responsabilidades establecidas por ley. 4
Para el enjuiciamiento de los crímenes de lesa humanidad existe el principio de
jurisdicción universal según el cual cualquier Estado puede enjuiciar y condenar
penalmente a sus autores, independientemente del lugar donde los mismos hayan
sido cometidos, debido a que por su propia naturaleza la afectada es la comunidad
internacional y la humanidad como tal.5 Pese a ello en muchos casos los acusados
y los países a los que pertenecen, han invocado con éxito la inaplicabilidad del
principio a su caso. En 1998 se creó la Corte Penal Internacional (CPI), con la
función de enjuiciar los crímenes de lesa humanidad, el genocidio, los crímenes de
guerra y el crimen de agresión. Según el principio de complementariedad, la
competencia de la CPI es concurrente con la de los Estados nacionales. La CPI no
cuenta con la adhesión de las principales potencias militares del mundo, como
Estados Unidos, Rusia y China.

Índice

 1Evolución histórica
 2La imprescriptibilidad de los crímenes contra la humanidad
 3Tipos de crímenes
 4Protocolo de Minnesota
 5Listado de crímenes de lesa humanidad por número de muertos
 6Véase también
 7Referencias
 8Bibliografía

Evolución histórica[editar]
Artículo principal: Genocidio

Resulta inescindible del delito de genocidio, que también es considerado de lesa


humanidad.
El Acuerdo de Londres de 8 de agosto de 1945, que estableció el Estatuto
del Tribunal de Núremberg, definió como "crímenes contra la humanidad" el
"asesinato, exterminio, esclavitud, deportación y cualquier otro acto inhumano
contra la población civil, o persecución por motivos religiosos, raciales o políticos,
cuando dichos actos o persecuciones se hacen en conexión con cualquier crimen
contra la paz o en cualquier crimen de guerra".
En 1946, la Asamblea General de las Naciones Unidas confirmó los principios
de Derecho internacional reconocidos por el Estatuto del Tribunal y proclamó la
resolución 96 (I) sobre el crimen de genocidio, que define como "una negación del
derecho de existencia a grupos humanos enteros", entre ellos los "raciales,
religiosos o políticos", instando a tomar las medidas necesarias para la prevención
y sanción de este crimen.
Esta resolución cristalizó en la Convención para la Prevención y la Sanción del
Delito de Genocidio, adoptada por la Asamblea General de las Naciones
Unidas en su resolución 260 A (III), de 9 de diciembre de 1948, y que entró en
vigor en 1951.
La definición de genocidio plasmada en la Convención de 1948 ha sido acogida en
el artículo 4 del Estatuto del Tribunal Penal Internacional para la antigua
Yugoslavia, de 1993, el artículo 2 del Estatuto del Tribunal Penal Internacional
para Ruanda, de 1994, y el artículo 7 del Estatuto de Roma de 1998, por el que se
creó la Corte Penal Internacional.
La imprescriptibilidad de los crímenes contra la humanidad [editar]
La prescripción en derecho penal es el instrumento jurídico por medio del cual se
produce la extinción de la persecución de los delincuentes en razón del transcurso
del tiempo.
Los crímenes contra la humanidad tienen la especial característica de ser
imprescriptibles, es decir que pueden ser perseguidos en todo tiempo. 6

Tipos de crímenes[editar]
Según el Estatuto de Roma, pueden constituir crímenes de lesa humanidad los 11
tipos de actos siguientes:

 Asesinato: homicidio intencionado.


 Exterminio: imposición intencional de condiciones de vida, entre otras la privación
del acceso a alimentos o medicinas, encaminadas a causar la destrucción de parte de
una población.
 Esclavitud: ejercicio de derechos de propiedad sobre una persona, incluido el
tráfico de personas, en particular de mujeres y niños.
 Deportación o traslado forzoso de población: expulsión de personas de la zona
donde están presentes legítimamente sin motivos autorizados por el derecho
internacional, entendiéndose que la deportación supone cruzar fronteras nacionales,
mientras que el traslado forzoso ocurre dentro de ellas.
 Encarcelamiento u otra privación grave de la libertad física en violación de normas
fundamentales de derecho internacional.
 Tortura: dolor o sufrimientos graves, físicos o mentales, causados
intencionadamente a una persona que el acusado tenía bajo su custodia o control.
Dentro de estos se contempla los casos de tortura médica, siendo un ejemplo de esta
los experimentos humanos forzosos.
 Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización
forzosa u otros abusos sexuales de gravedad comparable. La violación y otros abusos
sexuales también pueden constituirse en crímenes de competencia de la Corte como
tortura, en tanto que este es un crimen de lesa humanidad o un crimen de guerra.
 Persecución de un grupo o colectividad con identidad propia por motivos
políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos o de género o por otros
motivos universalmente reconocidos como inaceptables con arreglo al derecho
internacional, en conexión con cualquier crimen comprendido en el Estatuto. Por
persecución se entiende la privación intencionada y grave de derechos fundamentales
en violación del derecho internacional en razón de la identidad de un grupo o
colectividad. Se castiga en relación con otro acto que constituya un crimen de lesa
humanidad, un crimen de guerra o un genocidio.
 Desaparición forzada de personas: detención o secuestro de personas por
un Estado o una organización política, o con su autorización, consentimiento o
aquiescencia, junto con la negativa a reconocer la privación de libertad o a
proporcionar información sobre la suerte que han corrido los «desaparecidos» con la
intención de privarlos de la protección de la ley durante un largo periodo.
 Crimen de apartheid: actos inhumanos cometidos en el contexto de un régimen
institucionalizado de opresión y dominación sistemáticas de un grupo racial por otro
con la intención de mantener ese régimen.
 Otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionadamente grandes
sufrimientos o atenten contra la integridad física o la salud mental o física: actos
inhumanos de gravedad similar a otros crímenes contra la humanidad.

Protocolo de Minnesota[editar]
Artículo principal: Protocolo de Minnesota

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos elaboró


el llamado Protocolo de Minnesota para investigar crímenes de lesa humanidad en
los que se hubieran cometido ejecuciones ilegales, con el fin de evitar que los
funcionarios del Estado sospechado de haber cometido crímenes de lesa
humanidad puedan actuar o influir en la investigación.

Listado de crímenes de lesa humanidad por número de


muertos[editar]

Lista de crímenes de lesa humanidad

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30.000.0 60.000.
fin de la nam, las Filipinas y la isla de Nueva 1876 1902
00 000
era Caledonia
victorian
a

El Holoca Terriorio ocupados del III Reich durante 1941  1945 6.000.00 18.653. Se estima
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serbios,
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homosex
uales,
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etc.

Vease
también 
Victimas
del
Holocaust
o

Gran República Popular China 1958 1961 11.600.0 55.000. Frank


Salto 0011 00012 Dikötter
Adelante estima
10
que al
menos
2,5
millones
de
personas
fueron
golpeadas
o
torturada
s hasta la
muerte y
de 1 a 3
millones
adicionale
Lista de crímenes de lesa humanidad

Estima
ción
del
númer El
Instan Fe
o de may
cia de ch Fe
muert or
críme a ch Otras
os más esti
nes de Ubicación de a estadís
bajo mad
lesa ini fin ticas
(exclu o de
huma ci al
yendo mue
nidad o
el rtes
negaci
onism
o)

s se
suicidaro
n.13 El
Gran
Salto
Adelante
también
condujo a
la mayor
destrucci
ón de
bienes
raíces en
la historia
de la
humanida
d,
superand
o
cualquier
a de las
campañas
de
bombard
eos
durante la
Segunda
Lista de crímenes de lesa humanidad

Estima
ción
del
númer El
Instan Fe
o de may
cia de ch Fe
muert or
críme a ch Otras
os más esti
nes de Ubicación de a estadís
bajo mad
lesa ini fin ticas
(exclu o de
huma ci al
yendo mue
nidad o
el rtes
negaci
onism
o)

Guerra
Mundial.1
4

Aproxima
damente
del 30 al
40 por
ciento de
todas las
casas
fueron
demolida
s.15 Frank
Dikötter
afirma
que "las
casas
fueron
derribada
s para
hacer
fertilizant
es,
construir
cantinas,
reubicar a
los
Lista de crímenes de lesa humanidad

Estima
ción
del
númer El
Instan Fe
o de may
cia de ch Fe
muert or
críme a ch Otras
os más esti
nes de Ubicación de a estadís
bajo mad
lesa ini fin ticas
(exclu o de
huma ci al
yendo mue
nidad o
el rtes
negaci
onism
o)

aldeanos,
enderezar
las
carreteras
, hacer un
lugar para
un futuro
mejor
haciendo
señas o
simpleme
nte
castigar
su
propietari
os ".14

Comerci 7.545.00 70.000.


o árabe Asia occidental, norte de África, este 0 000
700s 1899
de de África, India y Europa -(1500 - -(700s-
esclavos 1899)16 1899)17

Asesinat República de China 1928 1946 5.965.00 18.522.


os en 018 00018
masa
bajo Chia
ng Kai-
Lista de crímenes de lesa humanidad

Estima
ción
del
númer El
Instan Fe
o de may
cia de ch Fe
muert or
críme a ch Otras
os más esti
nes de Ubicación de a estadís
bajo mad
lesa ini fin ticas
(exclu o de
huma ci al
yendo mue
nidad o
el rtes
negaci
onism
o)

shek

en
medio:20
Holocaus
3.000.00 30.000.
to Asia oriental y el pacífico 1931 1945
0y 00021
asiático19
10.000.0
00

Comerci en
o medio:22
atlántico Océano Atlántico, Nuevo Mundo- 1500 1700 60.000.
2.000.00
de (América), África s s 00023
0y
esclavos  5.000.00
(Maafa) 0

50
en
millones
medio:24
pasaron
27.000.
Laogai República Popular China 1950 1979 1.500.00 por los
00025
0y campos
5.000.00 de
0 Laogai26

Política China 1941 1945 2.700.00 2.700.0


de los 0 00
Tres
Lista de crímenes de lesa humanidad

Estima
ción
del
númer El
Instan Fe
o de may
cia de ch Fe
muert or
críme a ch Otras
os más esti
nes de Ubicación de a estadís
bajo mad
lesa ini fin ticas
(exclu o de
huma ci al
yendo mue
nidad o
el rtes
negaci
onism
o)

Todos

La mitad
Asesinat de la
os en población
2.500.00 2.500.0
masa Madagascar 1833 1839 de
027 00
bajo Ran Madagasc
avalona I ar
pereció27

18
millones
en
en que
medio:
medio:28 fueron
293031 enviados
Gulag Unión Soviética 1930 1953 1.500.00
5.000.0 al Gulag
0y
00 y desde
1.700.00
6.000.0 1930
0
00
hasta
1953.

África
Ecuatori 50% de la
al 1.000.00 13.000. población
África Ecuatorial Francesa 1899 1940
Francesa 032 00033 indígena
Atrocida pereció33
des32
Lista de crímenes de lesa humanidad

Estima
ción
del
númer El
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bajo mad
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(exclu o de
huma ci al
yendo mue
nidad o
el rtes
negaci
onism
o)

Gran 1.704.2
Unión Soviética 1936 1938 681.69234
Purga 3035

Crímene
s de
guerra
durante 2.000.0
Afganistán 1979 1989 562.00037
el Guerra 0036
afgano-
soviética
36

en
medio:
39
Revoluci
ón China 1966 1976 400.00038 5.000.0
Cultural 00 y
10.000.
000

Masacre
en
Indonesi 3.000.0
Indonesia 1965 1966 400.000
a de 00
1965-
1966
Lista de crímenes de lesa humanidad

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ción
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bajo mad
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(exclu o de
huma ci al
yendo mue
nidad o
el rtes
negaci
onism
o)

Campos
de
concentr año
1.500.0
ación en Corea del Norte 1950 corri 400.00042
0043
Corea ente
del
Norte4041

Agente Vietnam 1962 año 400.00044 400.00 Casi 4,8


Naranja corri 0 millones
ente de
vietnamit
as han
estado
expuestos
al
químico.44

500.000
niños
vietnamit
as nacidos
con
deformida
des.45
1.000.000
vietnamit
as
contrajero
Lista de crímenes de lesa humanidad

Estima
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bajo mad
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huma ci al
yendo mue
nidad o
el rtes
negaci
onism
o)

n
enfermed
ades del
químico.46

Asesinat
os en
masa
bajo Me
ngistu
Haile
Mariam47

(Terror
2.000.0
Rojo Etiopía 1975 1985 225.00048
(Etiopía) 0049
,
Reasenta
miento y
villagiza
ción,
1983
hasta
1985
hambrun
a)

Escuadró Harbin, Manchukuo (China ocupada 1935 1945 210.000 440.00 Entre 10


n 731 por Japón) 0 000 y 40
Lista de crímenes de lesa humanidad

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ción
del
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bajo mad
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huma ci al
yendo mue
nidad o
el rtes
negaci
onism
o)

000
dentro de
las
clínicas

200 000 -
400 000
en
exteriores

Atrocida
des
50.000
contra
civiles
civiles Óblast de Tambov, Vorónezh, Sarátov y  160.00
1920 1922 160.00050 internado
durante Penza 0
s en
la Rebeli
campos.51
ón de
Tambov

Masacre Principalmente el oeste de Francia: 1793 1796 127.500 160.00 Habitante


s de Vendée, norte de Deux-Sèvres (Poitou), 0 s de la
monárqu sur de Maine y Loira (Condado de Vandea:
icos y Anjou) y sur de Loira Atlántico aproxima
católicos (Bretaña) damente
durante 170.000
el Guerra muertos
de la en total
Vendée (75-80%
Lista de crímenes de lesa humanidad

Estima
ción
del
númer El
Instan Fe
o de may
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bajo mad
lesa ini fin ticas
(exclu o de
huma ci al
yendo mue
nidad o
el rtes
negaci
onism
o)

monárqui
cos y 20-
25%
republica
nos).5253

En total,
unos
170.000-
200.000
muertos.54

El 50% de
los chinos
en Nankín
Masacre
300.00 y sus
de República de China, Nankín 1937 1938 100.000
0 alrededor
Nankín
es fueron
asesinado
s.

Masacre
240.00
de Manila, Filipinas 1945 1945 100.000
055
Manila

Asesinat Uganda 1971 1979 100.000 500.00


os en 0
masa
Lista de crímenes de lesa humanidad

Estima
ción
del
númer El
Instan Fe
o de may
cia de ch Fe
muert or
críme a ch Otras
os más esti
nes de Ubicación de a estadís
bajo mad
lesa ini fin ticas
(exclu o de
huma ci al
yendo mue
nidad o
el rtes
negaci
onism
o)

bajo Idi
Amin56

En 2006,
UNICEF
estimó
que el
Asesinat LRA había
os en secuestra
masa do al
bajo Ejér prese 100.00 menos a
Uganda 1987 100.00057
cito de nte 0 25,000
Resisten niños
cia del desde
Señor que
comenzó
el
conflicto.5
8

Crímene Yemen 2015 año 92.701 93.000 84.70159 -


s de corri 85.000
guerra ente niños
Saudíes yemeníes
durante murieron
el Guerra de
civil hambre60
Lista de crímenes de lesa humanidad

Estima
ción
del
númer El
Instan Fe
o de may
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muert or
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os más esti
nes de Ubicación de a estadís
bajo mad
lesa ini fin ticas
(exclu o de
huma ci al
yendo mue
nidad o
el rtes
negaci
onism
o)

8,000
muertos
yemení
por
(2015- campañas
presente de
) bombarde
os
saudíes61

30.00066 a
300.00067 
Represió
Niños
n 58.00062 400.00
España 1936 1945 63 robados
franquist 06465
por el
a
franquism
o

Masacre May Mayo 


100.00
de Frontera Austro-eslovena o de de 70.00068
069
Bleiburg 1945 1945

Matanza
de
Perú 1980 2000 69.000 82.000
Ayacuch
o

Crímene Etiopía 1935 1936 62.00070 485.00


s de 070
Lista de crímenes de lesa humanidad

Estima
ción
del
númer El
Instan Fe
o de may
cia de ch Fe
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os más esti
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bajo mad
lesa ini fin ticas
(exclu o de
huma ci al
yendo mue
nidad o
el rtes
negaci
onism
o)

guerra
durante
el Segun
da
guerra
ítalo-
etíope

Asesinat
Un tercio
os en
de la
masa
80.000 población
bajo Guinea Ecuatorial 1968 1979 50.00071 71
de Guinea
Francisc
Ecuatorial
o Macías
pereció.
Nguema

Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Urug
400.000
Plan uay, Bolivia y 80.000
1968 1989 50.00072 73 encarcela
Cóndor esporádicamente, Perú, Ecuador, Colo
das73
mbia, Venezuela

Asesinat 200,000
os en donde
masa fueron
Chad 1982 1990 40.00074 40.000
bajo Hiss torturado
ène s
Habré también75
Lista de crímenes de lesa humanidad

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huma ci al
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nidad o
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negaci
onism
o)

en
Operació medio: 200.00
Hyderabad (estado) 1948 1948
n Polo 077
30.000 y
40.00076

Represio
nes en
estalinist 1921 medio:78 100.00
Mongolia 78 1939
as en 079
30.000 y
Mongoli 35.000
a

Asesinat
os en
masa 60.000
Haití 1957 1971 30.00080 80
bajo Fra
nçois
Duvalier

Campos Sudáfrica y Suazilandia 1899 1902 26.000 40.000 Las tropas


de inglesas
concentr devastaro
ación de ny
los Segu quemaro
nda n todo
Guerra tipo de
Bóer propiedad
Lista de crímenes de lesa humanidad

Estima
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el rtes
negaci
onism
o)

es
durante la
guerra.
Los
bóeres
capturado
s
(hombres,
mujeres y
niños)
fueron
desplazad
os a
campos
de
concentra
ción,
donde
murieron
cerca de
20.000
personas.
Las
noticias
sobre el
tratamien
to
Lista de crímenes de lesa humanidad

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negaci
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o)

inhumano
dado por
los
británicos
a los
prisionero
s
intensifica
ron la
imagen
negativa
de Reino
Unido
ante la
comunida
d
internacio
nal. Unos
116 572
hombres,
mujeres y
niños
bóeres
fueron
desplazad
os a
campos
Lista de crímenes de lesa humanidad

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el rtes
negaci
onism
o)

de
concentra
ción, más
unos 120
000
africanos
negros.
Debido a
las duras
condicion
es de los
campos,
aproxima
damente
el 25 % de
los bóeres
(27 927
bóeres,
de los
cuales 22
074 eran
niños
menores
de 16
años) y el
12 % de
los
Lista de crímenes de lesa humanidad

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negaci
onism
o)

africanos
presos
murieron
(14 155,
aunque
algunos lo
elevan
hasta los
20.000).

Revuelta
180.00
s en Irak Irak 1991 1991 25.000
0
de 1991

Solo 150
de los
25,000
miembros
de la
Guerra comunida
25.000
de Bahía, Brasil 1893 1897 24.850 81 d de
Canudos Canudos
sobrevivie
ron a la
represión
del
gobierno.
Lista de crímenes de lesa humanidad

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o)

El
extermin
io
disidente
en los año
65.000
centros Siria 2011 corri 11.00083 84
de ente
detenció
n
estatales
sirios82

El Terror Francia 1792 1794 16.59485 16.594

Sacrificio 5.000.0
Imperio azteca 1400 1521 20.00086
s aztecas 0087

Levanta
miento
campesi 40.000
El Salvador 1932 1932 10.00088 88
no en El
Salvador
de 1932

Terroris Argentina 1970 1980 8.000 30.000


mo de
Estado
Lista de crímenes de lesa humanidad

Estima
ción
del
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negaci
onism
o)

en
Argentin
a en las
décadas
de 1970
y 1980

Asesinat
os en
masa menos
18.000
bajo Has Malaui 1966 1994 de 90
tings 6.00089
Kamuzu
Banda

Violacion
es de los
derechos
humanos
Chile 1973 1990 2.125 3.227
de la
dictadur
a militar
(Chile)

Masacre Hama, Siria 1982 1982 2.000 10.000


de Hama
de
Lista de crímenes de lesa humanidad

Estima
ción
del
númer El
Instan Fe
o de may
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nidad o
el rtes
negaci
onism
o)

febrero
de 1982

Véase también[editar]

 Violencia política
 Santuario Yasukuni
 Corte Penal Internacional
 Crímenes de guerra japoneses
 Crímenes de guerra alemanes en Polonia
 Genocidio
 Crimen de guerra
 Crimen económico
 Juan Garcés
 Querella argentina

Referencias

Los crímenes de genocidio, lesa humanidad y de


guerra. Notas para su incorporación a la legislación
mexicana
Crime of Genocide, Crimes Against Humanity and War Crimes.
Notes for Incorporation Into Mexican Law

Arturo Villarreal Palos* 

*
 Doctor en Derecho por la UNAM; especialista en Derecho Penal. Profesor-investigador
en el Departamento de Derecho Público del Centro Universitario de Ciencias Sociales y
Humanidades de la Universidad de Guadalajara. Miembro del Sistema Nacional de
Investigadores, Nivel II, Conacyt, México.

RESUMEN:

De la firma del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional por parte de México,
derivan compromisos implícitos y explícitos que es necesario cumplir. De una parte, la
obligación de tipificar, en el ámbito interno, los delitos competencia de la Corte y, de la
otra, la obligación explícita de contar con disposiciones internas que permitan sancionar los
delitos cometidos contra la administración de justicia en procedimientos efectuados en la
Corte o en conexión con ella y que también permitan asegurar los procedimientos
aplicables a todas las formas de cooperación previstas en el Estatuto. El presente trabajo
explora las diversas formas en que los Estados han procurado cumplir con estas
obligaciones y propone las vías que serían más factibles en el caso de México, haciendo
especial referencia los crímenes de genocidio, lesa humanidad y de guerra.

Palabras clave: incorporación; crímenes de genocidio; lesa humanidad y de guerra;


México

ABSTRACT:

Mexico’s signature of the Rome Statute of the International Criminal Court, derive implicit
and explicit commitments that must be met. On the one hand, the obligation to define, in
the domestic sphere, crimes jurisdiction of the Court and, on the other, the obligation to
have in place provisions penalizing offenses against the administration of justice in
procedures performed at court or in connection with it and also allow secure procedures
applicable to all forms of cooperation envisaged in the Statute. This paper explores the
various ways in which States have sought to fulfill these obligations and proposes ways that
would be more feasible in the case of Mexico, with particular reference to the crime of
genocide, crimes against humanity and war crimes.

Key words: incorporation; crime of genocide; crimes against humanity and war crimes;
Mexico

RÉSUMÉ:

De la signature du Mexique du Statut de Rome de la Cour pénale internationale, tirent des


engagements implicites et explicites qui doivent être respectées. D’une part, l’obligation de
définir, dans la sphère domestique, les crimes compétence de la Cour et l’autre, l’obligation
explicite d’avoir des dispositions internes qui pénalisent les infractions contre
l’administration de la justice dans les procédures effectuées à la cour ou en relation avec
elle et aussi permettre l’existence de procédures applicables à toutes les formes de
coopération prévues dans le Statut. Cet article explore les différentes façons dont les États
ont cherché à répondre à ces obligations et propose des moyens qui seraient plus possible
dans le cas du Mexique, avec une référence particulière aux crimes de génocide, crimes
contre l’humanité et crimes de guerre.

Mots-clés: incorporation; crimes de génocide; crimes contre l’humanité et crimes de


guerre; Mexique

Sumario: I. Introducción. II. Obligaciones contenidas en el Estatuto de Roma de la


Corte Penal Internacional. III. Tentativas de incorporación de los tipos penales del
derecho internacional penal en la legislación nacional. IV. El delito de genocidio. V. Los
crímenes de lesa humanidad. VI. Los crímenes de guerra. VII. Conclusiones.

I. INTRODUCCIÓN

De la firma del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (ER o Estatuto) por
1
parte de México,  derivan obligaciones frente a la comunidad internacional que es
necesario cumplir. En el presente trabajo me refiero a esas obligaciones y a la forma
en que podríamos satisfacerlas de mejor manera.

A esos efectos, analizo, en primer término, algunas de las experiencias internacionales


en materia de implementación del Estatuto, para luego pasar a realizar una revisión de
las tentativas de incorporación de los tipos penales del derecho internacional penal en
la legislación nacional, finalizando con una propuesta sobre cómo incorporar en nuestra
ley penal el delito de genocidio, los crímenes de lesa humanidad y los crímenes de
guerra.

Utilizo para ello una metodología basada en la comparación jurídica entre normas
internacionales y nacionales, la remisión a normas de nuestro propio sistema jurídico,
el análisis legal y de la doctrina existente, así como la síntesis, lo que da como
resultado la propuesta que arriba he enunciado. Si bien éste no es un tema urgente en
la agenda legislativa, indudablemente constituye un compromiso internacional que
México debe cumplir. De ahí la relevancia de la temática abordada.

II. Obligaciones contenidas en el Estatuto de Roma de la Corte Penal


Internacional

Respecto a qué tipo de obligaciones se desprenden de la firma del ER, hay coincidencia
en que existen obligaciones que están implícitas y hay otras que se prevén
explícitamente.

En cuanto a la primera de estas obligaciones, existe consenso en que del Estatuto no


deriva una expresa obligación para tipificar, en el ámbito interno, los delitos que son
competencia de la Corte Penal Internacional (CPI o la Corte). Sin embargo, esta
obligación se estima implícita desde el momento en que la Corte, al tenor de los
artículos 1o. y 17 del Estatuto, se considera complementaria de las jurisdicciones
penales nacionales, siendo éstas a quienes compete juzgar, en primera instancia, los
2
crímenes más graves de trascendencia internacional.
Además, de manera expresa, en el Preámbulo del Estatuto se señala que los crímenes
más graves de trascendencia para la comunidad internacional no deben quedar sin
castigo y que para tal fin, hay que adoptar medidas en el plano nacional, además de
que es deber de todo Estado ejercer su jurisdicción penal contra los responsables de
crímenes internacionales.

Ahora bien, frente a esta obligación implícita, existen dos explícitas:

a. La señalada en el artículo 70.4. a del Estatuto, según la cual todo Estado parte


hará extensivas sus leyes penales que castiguen los delitos contra la integridad
de su propio procedimiento de investigación o enjuiciamiento a los delitos
contra la administración de justicia a que se hace referencia en el artículo 70.1
3
y sean cometidos en su territorio o por uno de sus nacionales,  y

b. El artículo 88 del Estatuto señala que los Estados parte se asegurarán de que
en el derecho interno existan procedimientos aplicables a todas las formas de
cooperación especificadas en su parte IX, como lo son, entre otras, la entrega
de personas a la Corte, la detención provisional y otras formas de cooperación,
tales como identificar y buscar personas u objetos, practicar pruebas,
dictámenes e informes periciales o interrogar a una persona.

Sobre cómo cumplir con estas obligaciones, las naciones han ensayado
fundamentalmente dos vías: a) la de expedir leyes especiales, que pueden o no incluir
las tres obligaciones antes enunciadas y b) la de realizar reformas en su codificación
penal para incluir los delitos competencia de la Corte, a la par de expedir leyes
especiales en materia de cooperación.

4 5
Tocante a Latinoamérica, Argentina  y Uruguay  han expedido leyes especiales que
contemplan los tres aspectos: los tipos penales del derecho internacional penal
(genocidio, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra), los delitos contra la
administración de justicia y las formas de cooperación. Argentina regula los tipos
penales del derecho internacional en un modelo que hace remisión directa al Estatuto,
mientras que Uruguay los describe en su propia ley. Chile también ha expedido una ley
especial, aunque en este caso limitada a la tipificación de los crímenes competencia de
6
la Corte.

Costa Rica modificó su Código Penal, a efecto de incorporar los crímenes de genocidio,
7
lesa humanidad y de guerra.  El Código Penal Colombiano contiene disposiciones para
sancionar el genocidio, ciertos crímenes de lesa humanidad como la tortura y la
desaparición forzada, así como un capítulo sobre “Delitos contra personas y bienes
protegidos por el Derecho Internacional Humanitario” y, en su Código Procesal Penal,
tiene una cláusula general hacia la CPI en la sección correspondiente a mecanismos de
cooperación internacional, caso similar al de Perú, que en su legislación procesal penal
8
(libro VII, Sección VII), contempla los mecanismos de cooperación con la CPI.

En el caso de Alemania han sido dictadas dos leyes especiales tanto de naturaleza
material como también procesal: el Código Penal Internacional, que contiene los
delitos de genocidio, contra la humanidad y de guerra, regulando además la
responsabilidad de los jefes y otros superiores, y la Ley para la Implementación del
Estatuto de Roma de la CPI, que a su vez contiene la Ley sobre la Cooperación con la
9
CPI.
Finalmente, España expresamente incorporó en su Código Penal los delitos de
genocidio, de lesa humanidad, contra las personas y bienes protegidos en caso de
conflicto armado y el de contra la administración de justicia de la Corte Penal
10
Internacional,  y adicionalmente, expidió la Ley Orgánica de Cooperación con la Corte
11
Penal Internacional.

Conforme a lo anterior, en los sucesivos apartados analizaremos cuál de estos modelos


podría ser el más conveniente para nuestro país, haciendo la aclaración de que, en
esta primera aproximación me voy a referir únicamente a los crímenes de genocidio,
lesa humanidad y de guerra, quedando pendiente, para una segunda entrega, la
cuestión relacionada con el crímen de agresión, los delitos contra la administración de
justicia y la cooperación con la Corte Penal Internacional.

II. Tentativas de incorporación de los tipos penales del derecho internacional


penal en la legislación nacional

A la fecha hemos conocido de tres iniciativas de ley que buscan incorporar los delitos
competencia de la CPI en el Código Penal Federal (CPF). La primera de ellas fue la que
presentaron, en enero de 2008, las entonces diputadas del Partido Acción Nacional
(PAN), Omeheira López Reyna y Esmeralda Cárdenas Sánchez, quienes elaboraron un
proyecto de decreto para reformar y adicionar diversas disposiciones del Código Penal
Federal, del Código de Justicia Militar, de la Ley General de Salud y del Código Federal
12
de Procedimientos Penales.

En términos generales, esta iniciativa planteó leves modificaciones al delito de


genocidio, ya contemplado en el CPF, y la inclusión de un capítulo relativo a los
“Delitos de lesa humanidad” y otro dedicado a “Delitos contra las personas y bienes
protegidos por el derecho internacional humanitario”.

La principal crítica que se puede hacer a este proyecto es su deficiente


13
sistematicidad,  pues, tocante a los delitos de lesa humanidad, si bien plantea una
definición genérica que toma los elementos contextuales básicos de este delito acorde
al ER -como lo son los actos cometidos como parte de un ataque generalizado o
sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque-, hace
remisiones inadecuadas a diversos articulos del CPF que no se relacionan con los
delitos de lesa humanidad reconocidos por el Estatuto; por ejemplo, los relacionados
con la pornografía infantil, el abuso sexual, el estupro y el hostigamiento sexual y, en
lo tocante a las remisiones a los delitos que sí se relacionan con el Estatuto, por
ejemplo, homicidio, privación ilegal de la libertad, desaparición forzada y tortura, hay
una falta de técnica, pues los reenvíos incluyen las penas para cada delito, que se
supone quedan ya comprendidas en la sanción genérica prevista para el delito de lesa
humanidad. Asimismo, el genocidio, que tiene identidad propia es, a la vez,
considerado como delito de lesa humanidad.

Respecto a los “Delitos contra las personas y bienes protegidos por el derecho
internacional humanitario”, igualmente se observa un problema con las remisiones a
diversos tipos penales que no forman parte del derecho internacional humanitario; por
ejemplo, las conductas relacionadas con el libre desarrollo de la personalidad de los
menores, además de que, en términos de la redacción del artículo, no se está creando
un delito o delitos, sino una agravante que aplica cuando el sujeto pasivo son personas
y bienes protegidos por el derecho internacional humanitario.
La segunda de las iniciativas comentadas, es la que presentó, en febrero de 2012, el
entonces diputado del Grupo Parlamentario del Partido del Trabajo (PT), Jaime
Fernando Cárdenas Gracia, para reformar y adicionar diversas disposiciones del Código
14
Penal Federal.

Esta iniciativa hace una transcripción completa en el CPF de los crímenes de genocidio
y de guerra contemplados en el ER y, tocante a los crímenes de lesa humanidad, hace
un traslado casi idéntico, pero también incurre en el error de hacer remisiones a
diversos tipos penales que no forman parte de los delitos de lesa humanidad
contemplados en el ER, como son las conductas relacionadas con el libre desarrollo de
la personalidad de los menores.

Finalmente, en mayo de 2015, las senadoras Gabriela Cuevas Barrón y María del Pilar
Ortega Martínez, del Grupo Parlamentario del PAN, presentaron también una iniciativa
con proyecto de decreto por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones del
15
Código Penal Federal en materia de delitos contra la humanidad.

La propuesta de las senadoras del PAN fue en el sentido de trasladar integramente al


CPF los delitos de genocidio, lesa humanidad y de guerra previstos en el ER.

Sobre esto, ya se ha adelantado que algunos de los tipos penales contenidos en el ER,
pueden ser contrarios al principio de legalidad, por la vía de la violación al principio de
taxatividad, según el cual al legislador le es exigible la emisión de normas claras,
precisas y exactas respecto de la conducta reprochable, así como de la consecuencia
16
jurídica por la comisión de un ilícito.

Al respecto, Alfredo Chirino ha señalado que los tipos penales o familias delictivas
contempladas en el ER tienen serios problemas de descripción, no sólo por la
existencia de fórmulas vagas que pretenden adelantarse a todos los posibles casos que
se puedan producir en la realidad, sino también por los aspectos subjetivos que
17
incluyen y que permiten una tarea muy amplia de interpretación para el juzgador.

De manera específica, podemos aludir al artículo 7o., párrafo 1, letra K (relativo a los
crímenes de lesa humanidad) del ER, que sanciona “otros actos inhumanos de carácter
similar que causen intencionalmente grandes sufrimientos o atenten gravemente
contra la integridad física o la salud mental o física”, cuya amplitud resulta opinable
18
desde el punto de vista del principio de legalidad,  lo que también ocurre con la
referencia a los daños “claramente excesivos” en relación con la ventaja militar en los
19
crímenes de guerra (artículo 8.2, b, iv, del ER).

En ese tenor, no parece aconsejable un traslado automático a la legislación nacional de


los tipos penales del Estatuto, sin un previo análisis a la luz del principio de legalidad
en materia penal. Además, ya se ha observado que no hay una exigibilidad para que
las legislaciones nacionales tipifiquen de forma exacta los crímenes competencia de la
Corte, en tanto el artículo 20.3 del ER, que establece los principios de la “cosa
juzgada”, indica que “la Corte no procesará a nadie que haya sido procesado por otro
tribunal en razón de hechos también prohibidos en virtud de los artículos 6, 7 u 8...”
(es decir, los crímenes competencia de la Corte). Al aludir a “hechos” y no a “delitos”
20
queda sobreentendido que no es exigible una tipificación idéntica.
De otra parte, varios de los crímenes que prevé el ER se sancionan en la legislación
nacional, ya por tratarse de figuras típicas que atentan contra bienes jurídicos básicos,
homicidio o violación, por ejemplo, o bien porque han sido incorporados a la legislación
penal en cumplimiento a compromisos internacionales (genocidio, esclavitud,
prostitución forzada, tortura, desaparición forzada, algunos crímenes de guerra). En
consecuencia, el sobreponer las figuras típicas del ER, sin analizar su impacto sobre las
preexistentes en el CPF y la legislación especial, puede generar confusión y doble
regulación.

Ahora bien, antes de proseguir con el desarrollo de esta cuestión, es preciso comentar
que la inclusión de los tipos penales previstos en el ER en el CPF deja sin resolver el
problema del fuero aplicable.

Recordemos que en México impera un sistema dual de competencias en materia penal


y no por el hecho de que el genocidio, los crímenes de lesa humanidad y los crímenes
de guerra se encuentren previstos en el CPF, todos los casos serán de la competencia
automática de los tribunales federales, pues para que ello ocurra, es preciso que se
surta alguna de las hipótesis previstas en el artículo 50, fracción I, de la Ley Orgánica
del Poder Judicial de la Federación (LOPJF), que justamente señala cuáles son los
delitos del orden federal.

De las trece hipótesis de competencia federal que contiene este artículo, sólo parece
tener aplicabilidad aquella que convierte en federal el asunto cuando el sujeto activo
del delito es un servidor público federal y, por tanto, todos los demás casos devendrían
en una cuestión de los estados de la República, lo que no es algo menor, habida
cuenta la disparidad existente en las legislaciones locales.

Por ello, hay un consenso en que, para asegurar la homogeniedad y coherencia de la


legislación en esta materia, es importante que se considere de manera seria la opción
21
de reservar a la Federación la implementación del Estatuto de Roma.

Dondé Matute considera que esto se puede hacer a través de una ley especial, con
base en las facultades implícitas que en materia de política exterior y celebración de
tratados internacionales se otorgan al presidente de la República y la Cámara de
22
Senadores.  Dudo, sin embargo, que puede expedirse una ley penal con base en
facultades implícitas, pues conllevaría una violación al principio de legalidad, vía la
transgresión al principio derivado de “reserva de ley”, el cual prevé que la facultad
para fijar e imponer las penas por las faltas y delitos a nivel federal, corresponde en
exclusiva al Congreso de la Unión, conforme al artículo 73, fracción XXI, de la
23
Constitución general de la República,  y si bien ese artículo y fracción establecen una
facultad, constituyen a la vez una limitante, pues el Congreso de la Unión no podría
expedir otras leyes penales que no sean las que expresamente le faculta la carta
magna.

Así que tal vez, lo más conveniente sea adicionar el artículo 50, fracción I, de la LOPJF,
al efecto de señalar que los casos que involucren genocidio, crímenes de lesa
humanidad y crímenes de guerra serán de la competencia federal. Esta es una vía que
ya se ha ensayado antes, como cuando en junio de 2000 se adicionaron los
incisos l y m a la fracción I del citado artículo 50, con el propósito de considerar delitos
federales los cometidos por o en contra de funcionarios electorales federales o de
funcionarios partidistas en los términos de la fracción II del artículo 401 del CPF (hoy
fracciones I y II) y los casos de tráfico de menores previstos en los artículos 366,
fracción III (ya derogado); 366 ter y 366 quáter del mismo código, cuando el delito
sea con el propósito de trasladar o entregar al menor fuera del territorio nacional.

Otra vía, probablemente más complicada en atención al proceso de reforma, es


adicionar nuevamente la fracción XXI del artículo 73 de la Constitución federal,
facultando al Congreso de la Unión para expedir una ley de aplicación federal en
materia de los delitos de genocidio, lesa humanidad y de guerra. Nótese que se alude
a una ley federal y no a una ley general, como las que ya existen o existirán en
materia de secuestro, desaparición forzada de personas, otras formas de privación de
la libertad contrarias a la ley, trata de personas, tortura y otros tratos o penas crueles,
inhumanos o degradantes, así como electoral, pues de lo que se trata es de asegurar
el cumplimiento de esta obligación internacional por parte de la Federación y no diluir
su control entre todos los estados.

Así que, pensando en una incorporación al CPF de los delitos competencia de la Corte,
realizaré el siguiente análisis respecto de los delitos de genocidio, lesa humanidad y de
guerra.

IV. El delito de genocidio

De conformidad con el artículo 6o. del ER, se entiende por genocidio cualquiera de los
actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o
parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal: a) matanza de
miembros del grupo; b) lesión grave a la integridad física o mental de los miembros
del grupo; c) sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que
hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; d) medidas destinadas a
impedir los nacimientos en el seno del grupo, y e) traslado por fuerza de niños del
24
grupo a otro grupo.

En nuestro país, este delito se contempla en el artículo 149 Bis del CPF, adicionado por
decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 20 de enero de 1967.
Este ilícito sólo se contempla a nivel federal y es inexistente en las legislaciones
penales de los estados de la República.

Dondé Matute ya ha resaltado que al hacer una comparación entre este tipo penal y los
contemplados en la Convención Internacional contra el Genocidio de 1948 y el ER, se
detectan dos diferencias sustanciales: a) el CPF limita el impedir nacimientos sólo por
medio de la esterilización, cuando la definición internacional no hace tal distinción y b)
el traslado de menores de un grupo a otro grupo, en el CPF va dirigido a menores de
16 años, cuando las convenciones internacionales sólo hablan de “menores”, lo que
25
tiene una connotación más amplia.  Concuerdo en la necesidad de que nuestra
legislación adopte textualmente la definición de la Convención de 1948 y el ER.

Finalmente, es importante mencionar que la Convención citada, entre otras de sus


hipótesis, contempla el compromiso de sancionar la instigación directa y pública a
cometer genocidio, lo que claramente se establece en el artículo 25.3.e) del Estatuto y
que si bien queda cubierta por el artículo 208, primera hipótesis, del CPF (provocar
públicamente a cometer un delito), habría que ponderar su autonomía en razón de ese
compromiso internacional y la cuantía de la pena, que ahora es mínima (diez a ciento
ochenta jornadas de trabajo en favor de la comunidad), salvo que se consume el delito
provocado.
V. Los crímenes de lesa humanidad

Los “Crímenes de lesa humanidad” se contienen en el artículo 7o. del ER. Se trata de
26
11 conductas sujetas a los llamados “elementos contextuales”;  es decir,
27
condicionadas a que sean parte de un ataque generalizado o sistemático   contra una
población civil y con conocimiento de dicho ataque (este elemento contextual es y
debe ser una parte del tipo penal).

Enseguida, me referiré a cada una de estas conductas y su correspondencia o no con el


catálogo de delitos existente en la normativa nacional:

 a) Asesinato. Sin ningún problema, esta conducta encuadra en el delito de


homicidio previsto en el artículo 302 del CPF. Lo procedente aquí es hacer el
reenvío correspondiente.

 b) Exterminio. Esta conducta no aparece regulada en el ordenamiento penal. El


artículo 7.2.b), del ER, señala que el “exterminio comprenderá la imposición
intencional de condiciones de vida, entre otras, la privación del acceso a
alimentos o medicinas, entre otras, encaminadas a causar la destrucción de
parte de una población”. Esta definición tendría que adoptarse en la ley penal,
eliminando las palabras “entre otras”, a fin de no violar el principio de
taxatividad.

 c) Esclavitud. Acorde al artículo 7.2.c) del Estatuto, por “esclavitud” se entiende


el ejercicio de los atributos del derecho de propiedad sobre una persona, o de
algunos de ellos, incluido el ejercicio de esos atributos en el tráfico de personas,
en particular mujeres y niños.

 En el caso de nuestro país, este delito se define y sanciona en el artículo 11 de


la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de
Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos
Delitos, según el cual la esclavitud consiste en “el dominio de una persona
sobre otra, dejándola sin capacidad de disponer libremente de su propia
persona ni de sus bienes y se ejerciten sobre ella, de hecho, atributos del
derecho de propiedad”. Al existir este tipo penal en nuestra legislación, bastaría
con hacer la remisión al artículo 11, segundo párrafo de la ley antes citada.

 d) Deportación o traslado forzoso de población. No hay una definición legal para


esta conducta. El artículo 7.2.d), del ER, indica que por “deportación o traslado
forzoso de población se entenderá el desplazamiento forzoso de las personas
afectadas, por expulsión u otros actos coactivos, de la zona en que estén
legítimamente presentes, sin motivos autorizados por el derecho internacional”.
Aunque las palabras “deportación o traslado forzoso” se explican por sí mismas,
no se observa inconveniente en que se adopte la definición contemplada en el
ER.

 e) Encarcelación u otra privación grave de la libertad física en violación de


normas fundamentales de derecho internacional. No hay una definición exacta
para esta conducta. El artículo 225, fracción XX, del CPF, sanciona al servidor
público que ordene la aprehensión de un individuo por delito que no amerite
pena privativa de libertad o en casos en que no preceda denuncia, acusación o
querella o realice la aprehensión sin poner al detenido a disposición del juez en
el término señalado por el párrafo tercero del artículo 16 de la Constitución;
mientras que el artículo 364 del mismo código sanciona al particular que prive a
otro de su libertad (privación ilegal de la libertad).

 Atento a lo anterior, parecería preferible adoptar una definición propia en el


código. Tal vez: “encarcelación u otra privación de la libertad (cualquiera que
sea y no sólo “grave”), fuera de los casos permitidos por la ley o sin sujetarse a
los procedimientos legales”.

 f) Tortura. Respecto al delito de tortura, es pertinente señalar que México ha


sido suscribiente, tanto de la Convención contra la Tortura y Otros Tratos o
Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes de las Naciones Unidas de 1984,
como de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura de
1985 y que a la fecha este delito se encuentra tipificado en la legislación federal
y en las legislaciones de los estados.

La Ley Federal para Prevenir y Sancionar la Tortura, publicada en el DOF el 27 de


mayo de 1986, adoptó una definición cercana a la Convención Internacional de 1984,
pero dejó fuera algunos aspectos contemplados en la Convención Interamericana de
1985 y a nivel estatal también pueden observarse esas disparidades.

Sin embargo, por decreto publicado en el DOF el 10 de julio de 2015, se adicionó la


fracción XXI del artículo 73 constitucional, a efecto de otorgar al Congreso de la Unión
la facultad de expedir las leyes generales en materia de desaparición forzada de
personas y otras formas de privación de la libertad contrarias a la ley y de tortura y
otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, por lo que actualmente se
discute en la Cámara de Senadores la iniciativa de Ley General para Prevenir,
Investigar y Sancionar los Delitos de Tortura y otros Tratos o Penas Crueles,
Inhumanos o Degradantes, que presentó el presidente de la República el 10 de
diciembre de 2015.

En razón de ello, tomaré como referencia el tipo penal de tortura que propone la ley
general, cuya aprobación es previsible en el futuro cercano, para luego compararlo con
el tipo penal del ER.

Conforme al artículo 21 de la iniciativa señalada:

Comete el delito de tortura el servidor publico o el particular que con la autorización, el


apoyo o la aquiescencia de un servidor público, mediante acto u omisión inflija
dolosamente penas, dolores o sufrimientos físicos o psicológicos a una persona, con el
fin de obtener de la persona torturada o de un tercero información o una confesión;
coaccionarla para que realice o deje de realizar una conducta determinada; como
medio intimidatorio o castigo personal por un acto que haya cometido o se sospeche
haya cometido; como una medida preventiva o por razones basadas en discriminación
o cualquier otro fin determinado.

De acuerdo a la fracción I del artículo 22 de la misma iniciativa, también comete el


delito de tortura:

El servidor publico o el particular que con la autorización, el apoyo o la aquiescencia de


un servidor público, dolosamente y con los fines establecidos en el artículo anterior
aplique métodos tendientes a anular la personalidad o a disminuir la capacidad física o
psicológica de la víctima, aunque no causen dolor físico o angustia psicológica.

Y, conforme a la fracción II:

El servidor público que siendo superior jerárquico de otros servidores públicos bajo su
inmediata autoridad y control efectivos, haya tenido conocimienmto de que sus
subordinados se proponían cometer o estuvieren cometiendo el delito tipificado en el
artículo anterior y conscientemente haya sido omiso en tomar las acciones necesarias
para prevenirlo o impedirlo.

Por su parte, el ER, en el artículo 7.2.e), señala que por:

Tortura se entenderá causar intencionalmente dolor o sufrimientos graves, ya sean


físicos o mentales, a una persona que el acusado tenga bajo su custodia o control; sin
embargo, no se entenderá por tortura el dolor o los sufrimientos que se deriven
únicamente de sanciones lícitas o que sean consecuencia normal o fortuita de ellas.

Como vemos, asoman diferencias sustanciales, pues mientras en el proyecto legislativo


no se exige que los dolores o sufrimientos sean graves, en la legislación internacional
sí, pero en ésta los dolores o sufrimientos no tienen un fin o propósito específico (basta
que se causen) y en la legislación nacional sí tienen una finalidad determinada
(obtener información o una confesión, etcétera).

Por otra parte, está la cuestión del sujeto activo, que en el derecho internacional penal
posibilita que los crímenes puedan ser cometidos tanto por servidores públicos (parte
de un Estado) como por ciudadanos (parte de una organización), derivado del artículo
7.2.a) del ER, que señala que por “ataque contra una población civil se entenderá una
línea de conducta que implique la comisión múltiple de actos mencionados en el
párrafo 1 contra una población civil, de conformidad con la política de un Estado o de
una organización de cometer ese ataque o para promover esa política” (este ha sido
28
denominado el “elemento político” de los delitos de lesa humanidad).  De acuerdo con
29
los “Elementos de los Crímenes”, normativa derivada del artículo 9o. del ER,  se
entiende que la “política de cometer ese ataque” requiere que el Estado o la
organización promueva o aliente activamente un ataque de esa índole contra una
población civil.

En términos de la legislación nacional, los particulares sí podrían cometer tortura, pero


sólo cuando obren con la autorización, el apoyo o la aquiescencia de un servidor
público y no cuando actúen por sí mismos, lo que sabemos, sí es posible en términos
del ER.

A fin de resolver estas discrepancias, se podría hacer una remisión al delito de tortura
previsto en el artículo 21 del ahora proyecto de ley general sobre tortura, con el
acotamiento de que las penas, dolores o sufrimientos físicos o psicológicos deben ser
graves y no estarán sujetas a ninguna de las finalidades previstas en ese artículo (el
adjetivo de “graves” sería el contrapeso a la ausencia de finalidad) y que, además, el
sujeto activo del delito podrá ser cualquier persona, tal y como sucede en la legislación
internacional.
 g) Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado,
esterilización forzada o cualquier otra forma de violencia sexual de gravedad
comparable. El delito de violación se prevé en el artículo 265 del CPF, por lo que
bastaría hacer la remisión respectiva.

En cuanto a la “esterilización forzada” tiene aplicabilidad el artículo 199 Quintus del


CPF, según el cual comete el delito de “esterilidad provocada” quien sin el
consentimiento de una persona practique en ella procedimientos quirúrgicos, químicos
o de cualquier otra índole para hacerla estéril. Aquí también cabría el reenvío
correspondiente.

Respecto a la “prostitución forzada”, el artículo 13 de la Ley General en Materia de


Trata de Personas, sanciona al que se beneficie de la explotación de una o más
personas a través de la prostitución, la pornografía, las exhibiciones públicas o
privadas de orden sexual, el turismo sexual o cualquier otra actividad sexual
remunerada mediante: I) el engaño; II) la violencia física o moral; III) el abuso de
poder; IV) el aprovechamiento de una situación de vulnerabilidad; V) daño grave o
amenaza de daño grave, o VI) la amenaza de denunciarle ante autoridades respecto a
su situación migratoria en el país o cualquier otro abuso de la utilización de la ley o
procedimientos legales, que provoque que el sujeto pasivo se someta a las exigencias
del activo. Tratándose de personas menores de edad o personas que no tiene la
capacidad de comprender el significado del hecho no se requerirá la comprobación de
los medios arriba señalados.

Aquí también podría hacerse la remisión, únicamente respecto de la prostitución, con


la aclaración de que no es necesario que el sujeto activo obtenga algún beneficio.

En cuanto a la conducta de “esclavitud sexual”, la misma no aparece como sancionada


en el orden jurídico mexicano. De acuerdo al artículo 7, 1), g)-2 de los “Elementos de
los Crímenes”, la esclavitud sexual requiere que el autor haya ejercido uno de los
atributos del derecho de propiedad sobre una o más personas, como comprarlas,
venderlas, prestarlas o darlas en trueque, o todos ellos, o les haya impuesto algún tipo
similar de privación de libertad y que el autor haya hecho que esa o esas personas
realizaran uno o más actos de naturaleza sexual.

Por su parte, el artículo 11, segundo párrafo de la Ley General en Materia de Trata de
Personas, al que ya nos referimos antes, define a la esclavitud como “el dominio de
una persona sobre otra, dejándola sin capacidad de disponer libremente de su propia
persona ni de sus bienes y se ejerciten sobre ella, de hecho, atributos del derecho de
propiedad”.

En ese tenor, se puede señalar que por “esclavitud sexual” se entiende la conducta
referida en el artículo 11, segundo párrafo, de la ley arriba citada, cuando la misma
tenga por objeto la realización de actos de naturaleza sexual o la cópula.

Siguiendo lo señalado en los artículos 260, tercer párrafo, y 265, segundo párrafo, del
CPF, se deberá establecer que: a) por actos de naturaleza sexual se entienden los
tocamientos o manoseos corporales obscenos o los que representen actos
explícitamente sexuales u obliguen a la víctima a representarlos, y b) por cópula, la
introducción del miembro viril en el cuerpo de la víctima por vía vaginal, anal u oral,
independientemente de su sexo.
El crimen de “embarazo forzado” no existe en la legislación nacional. Únicamente se
sanciona la inseminación artificial sin consentimiento de la mujer o aún con éste, si
fuera menor o incapaz (artículo 466 de la Ley General de Salud), y el implantar a una
mujer un óvulo fecundado, cuando hubiere utilizado para ello un óvulo ajeno o
esperma de donante no autorizado, sin el consentimiento expreso de la paciente, del
donante o con el consentimiento de una menor de edad o de una incapaz (artículo
199 quáter del CPF).

Sin embargo, no son éstos los sentidos a los que se refiere la normativa internacional,
puesto que el artículo 7.2.f) del ER entiende por “embarazo forzado”, el confinamiento
ilícito de una mujer a la que se ha dejado embarazada por la fuerza, con la intención
de modificar la composición étnica de una población o de cometer otras violaciones
graves del derecho internacional.

Habría que hacer la tipificación correspondiente, pero dejando fuera el elemento


subjetivo de “cometer otras violaciones graves del derecho internacional”, a fin de no
afectar el principio de taxatividad.

En cuanto a la conducta de cometer “cualquier otra forma de violencia sexual de


gravedad comparable”, debe quedar fuera con el propósito de no lesionar el principio
de legalidad.

 h) Persecución de un grupo o colectividad con identidad propia fundada en


motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género
30
definido en el párrafo 3,  u otros motivos universalmente reconocidos como
inaceptables con arreglo al derecho internacional, en conexión con cualquier
acto mencionado en el presente párrafo o con cualquier crimen de la
competencia de la Corte. Esta conducta es complementada por el artículo 7.2.g)
del Estatuto, al señalar que por “persecución” se entenderá la privación
intencional y grave de derechos fundamentales en contravención del derecho
internacional en razón de la identidad del grupo o de la colectividad.

Se trata de un tipo de formulación compleja, pues la persecución debe realizarse en


conexión con cualquiera de los actos constitutivos del crimen de lesa humanidad
(asesinato, violación, esclavitud, etcétera) o con cualquier otro crimen competencia de
la Corte, lo que no encuentra paralelo en la legislación nacional. No obstante ello,
estimo que el delito puede ser tipificado de la manera más concreta posible y acorde al
principio de legalidad, eliminando, por ejemplo, referencias genéricas, como “otros
motivos universalmente reconocidos como inaceptables”.

 i) Desaparición forzada de personas. El artículo 7.2 i) del Estatuto señala que


por “desaparición forzada de personas” se entenderá:

La aprehensión, la detención o el secuestro de personas por un Estado o una


organización política, o con su autorización, apoyo o aquiescencia, seguido de la
negativa a admitir tal privación de libertad o dar información sobre la suerte o el
paradero de esas personas, con la intención de dejarlas fuera del amparo de la ley por
un período prolongado.

Esta definición es similar a la establecida, tanto en la Convención Internacional para la


Protección de Todas las Personas Contra las Desapariciones Forzadas de las Naciones
Unidas, firmada en París el 6 de febrero de 2007, como en la Convención
Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas, firmada en Belem do Para,
Brasil, el 9 de junio de 1994, y de las cuales México es parte; las diferencias radican en
que el tipo penal del Estatuto contempla la participación de particulares (“una
organización política”), mientras que las convenciones internacionales la limitan a
agentes del Estado o personas bajo su autorización o aquiescencia; asimismo, el ER
señala que la desaparición debe tener por fin dejar a la persona fuera del amparo de la
ley por “un periodo prolongado”, cuando las convenciones internacionales no
establecen tal limitante.

En el plano nacional, el delito de desaparición forzada de personas aparece regulado en


el artículo 215-A del CPF y se contempla prácticamente en todas las legislaciones
penales estatales, exceptuando Baja California Sur, Estado de México, Quintana Roo,
Tabasco y Yucatán.

Ahora bien, como ya lo señalé antes, por decreto publicado en el DOF el 10 de julio de
2015, se adicionó la fracción XXI del artículo 73 constitucional, a efecto de otorgar al
Congreso de la Unión la facultad de expedir la Ley General en Materia de Desaparición
Forzada de Personas, por lo que actualmente se discute en la Cámara de Senadores la
iniciativa de Ley General para Prevenir y Sancionar los Delitos en Materia de
Desaparición de Personas, que presentó el presidente de la República el 10 de
diciembre de 2015, por lo que en virtud de la inminencia de esta ley, tomaré como
referencia los tipos penales que propone la iniciativa, para luego compararlos con el
tipo penal del ER.

El proyecto distingue entre la desaparición forzada de personas y la desaparición por


particulares. En cuanto al primero de los delitos, el artículo 20 indica que:

Comete el delito de desaparición forzada de personas, el o los servidores públicos o el


particular o grupo de particulares que con la autorización, el apoyo o la aquiescencia
de un servidor público, priven de la libertad a una o más personas, seguida de la
negativa a reconocer dicha privación de la libertad, o a proporcionar la información
disponible sobre la misma o su suerte o paradero, con lo cual, quien fue privado de la
libertad, queda sustraído a la protección del ordenamiento jurídico.

Esto se complementa con lo dispuesto por el artículo 21, el cual indica que también
comete el delito de desaparición forzada de personas:

I. El servidor público que siendo superior jerárquico de otros servidores públicos bajo
su inmediata autoridad y control efectivos, haya tenido conocimiento de que sus
subordinados se proponían cometer o estuvieren cometiendo el delito tipificado en el
artículo anterior y, conscientemente, haya sido omiso en tomar las acciones necesarias
para prevenirlo, impedirlo o hacerlo del conocimiento de las autoridades competentes
[y] II. El servidor público o persona que por orden, con autorización, consentimiento,
apoyo, aquiescencia o respaldo de un servidor público, a sabiendas de la comisión de
cualquiera de las conductas señaladas en el presente Capítulo y sin haber participado
directamente en las mismas, incinere, sepulte, desintegre o destruya total o
parcialmente el cadáver o restos de la persona desaparecida.

En cuanto al segundo de los tipos penales, la iniciativa indica, en su artículo 26, que
comete el delito de desaparición por particulares:
La persona o grupo de personas que sin la autorización, el apoyo o la aquiescencia de
un servidor público, priven de la libertad a una o mas personas con la finalidad de
ocultarlas, seguida de la negativa a reconocer dicha privación de la libertad o a
proporcionar la información disponible sobre su suerte o paradero, con lo cual, quien
fue privado de la libertad, queda sustraído a la protección del ordenamiento jurídico.

Y, asimismo, conforme al artículo 27, se considerará:

Como partícipe del delito de desaparición por particulares, para los efectos de la ley, a
la persona que a sabiendas de la comisión de cualquiera de las conductas señaladas en
el presente Capítulo, incinere, sepulte, desintegre o destruya total o parcialmente el
cadáver o restos de la persona desaparecida cuya muerte se haya producido durante la
desaparición.

Se estima que la redacción propuesta para los delitos de desaparición de personas no


se contrapone esencialmente con la contenida en el Estatuto e incluso el tipo penal de
desaparición por particulares permite la sanción de los crímenes cometidos por “una
organización política”. Se evidencia, sin embargo, que el tipo penal del ER alude a la
intención del sujeto activo del delito de dejar a la persona fuera del amparo de la ley
“por un periodo prolongado”, lo que, como ya se ha observado antes, reduce el ámbito
31
de aplicación de la norma,  pero no se observa problema alguno para la remisión a los
artículos correspondientes, ya que los tipos penales de nuestro país, en ese sentido,
otorgan un mayor ámbito de protección.

 j) El crimen de apartheid. El artículo 7.2.h) del Estatuto señala que por “el
crimen de apartheid” se entenderán los “actos inhumanos de carácter similar a
los mencionados en el párrafo 1 cometidos en el contexto de un régimen
institucionalizado de opresión y dominación sistemáticas de un grupo racial
sobre uno o más grupos raciales y con la intención de mantener ese régimen”.

Esto supondría que, de manera similar al crimen de persecución, la conducta base está
conectada a la comisión de un crimen competencia de la Corte, específicamente, en
este caso, cualquiera de los actos señalados en el parrafo 1 del artículo 7o., como
pueden ser asesinato, tortura, violación, esclavitud, etcétera.

Ahora bien, por otra parte tenemos la Convención Internacional sobre la Represión y el
Castigo del Crimen de Apartheid, firmada en Nueva York el 30 de noviembre de 1973
de la que México es parte, en donde se señala que la expresión “crimen de apartheid”
incluirá las políticas y prácticas análogas de segregación y discriminación racial tal
como se practican en el África meridional y denotará los siguientes actos inhumanos
cometidos con el fin de instituir y mantener la dominación de un grupo racial de
personas sobre cualquier otro grupo racial de personas y de oprimirlo
sistemáticamente, a saber:

a. La denegación a uno o más miembros de uno o más grupos raciales del derecho
a la vida y a la libertad de la persona: i) mediante el asesinato de miembros de
uno más grupos raciales; ii) mediante atentados graves contra la integridad
física o mental, la libertad o la dignidad de los miembros de uno o más grupos
raciales, o su sometimiento a torturas o a penas o tratos crueles, inhumanos o
degradantes; iii) mediante la detención arbitraria y la prisión ilegal de los
miembros de uno o más grupos raciales.
b. La imposición deliberada a uno o más grupos raciales de condiciones de
existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial.

c. Cualesquiera medidas legislativas o de otro orden destinadas a impedir a uno o


más grupos raciales la participación en la vida política, social, económica y
cultural del país y a crear deliberadamente condiciones que impidan el pleno
desarrollo de tal o tales grupos, en especial denegando a los miembros de uno
o más grupos raciales los derechos humanos y libertades fundamentales, entre
ellos, el derecho al trabajo, el derecho a formar asociaciones sindicales
reconocidas, el derecho a la educación, el derecho a salir de su país y a
regresar al mismo, el derecho a una nacionalidad, el derecho a la libertad de
circulación y de residencia, el derecho a la libertad de opinión y de expresión y
el derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas.

d. Cualesquiera medidas, incluidas las de carácter legislativo, destinadas a dividir


la población según criterios raciales, creando reservas y ghettos separados para
los miembros de uno o más grupos raciales, prohibiendo los matrimonios
mixtos entre miembros de distintos grupos raciales y expropiando los bienes
raíces pertenecientes a uno o más grupos raciales miembros de los mismos.

e. La explotación del trabajo de los miembros de uno o más grupos raciales, en


especial sometiéndolos a trabajo forzoso.

f. La persecución de las organizaciones y personas que se oponen al apartheid


privándolas de derechos y libertades fundamentales.

Como puede verse, el crimen de apartheid se da en un contexto determinado, como lo


es un régimen institucionalizado de opresión y dominación sistemáticas de un grupo
racial sobre uno o más grupos raciales, en conexión con un crimen o conducta
específica, por lo que se puede adoptar sin problema la definición contenida en el ER,
que frente a la definición de la Convención, es más económica en palabras. De paso,
se aprovecha para que México cumpla con el compromiso internacional de sancionar el
crimen de apartheid, lo cual no ha hecho hasta el momento.

 g) Otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente


grandes sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la salud
mental o física. Esta hipótesis, que permite la aplicación análogica de la ley
penal, debe quedar fuera a la luz de la prohición expresa del tercer párrafo del
artículo 14 constitucional.

Finalmente, es oportuno reflexionar sobre la pena que sería aplicable a los delitos de
lesa humanidad, que suponen una de las graves afrentas al género humano. El ER
sanciona los crímenes competencia de la Corte con penas que pueden ir de 1 a 30 años
de reclusión o bien reclusión a perpetuidad, cuando lo justifiquen la extrema gravedad
del crimen y las circunstancias personales del condenado (artículo 77). Pero, en
contrapartida, se contempla la posibilidad de un examen de reducción de la pena,
cuando el recluso haya cumplido las dos terceras partes de la pena o 25 años de
prisión en caso de reclusión perpetua (artículo 110).

En el caso de nuestro país, algunos delitos, individualmente considerados, pueden


alcanzar penas exhorbitantes y aun sin posibilidad de reducción; por ejemplo, el delito
de secuestro tiene una pena estándar de 40 a 80 años de prisión, pero con agravantes
puede llegar a los 110 y si se priva de la vida al secuestrado, hasta los 140, mientras
que para el delito de desaparición de personas, se proponen penas de hasta 100 años
de prisión. ¿Habríamos de sancionar nosotros los crímenes de lesa humanidad con
penas aún más elevadas o sería necesario entrar en un caminio de racionalidad?

Desde mi punto de vista, nuestro país necesita una reflexión muy seria sobre esta
cuestión, como lo hizo ver el reciente pronunciamiento de la Comisión Nacional de los
32
Derechos Humanos sobre la Racionalización de la Pena de Prisión  pero,
desafortunadamente, no es éste el espacio para tratar tan delicado tema. No obstante,
puede considerarse que los crímenes de lesa humanidad pudieran tener una pena
estandarizada de 20 a 40 años de prisión con independencia de la pena aplicable al
delito cometido. No es lo deseable, pero es lo posible.

VI. Los crímenes de guerra

Los crímenes de guerra se contemplan en al artículo 8o. del Estatuto. Se trata de un


catálogo extenso de conductas que sancionan tanto las infracciones graves de los
Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, como otras violaciones graves de las
leyes y usos aplicables en los conflictos armados internacionales y no internacionales.

En otras palabras, estas normas sancionan las transgresiones al derecho internacional


humanitario (DIH), entendido como el conjunto de normas que: a) tienden a dar
protección a las víctimas de los conflictos armados (internacionales o no
internacionales) y b) que restringen el uso de la fuerza por parte de los Estados a
33
partir de la regulación de los métodos y medios de hacer la guerra.

El referido artículo 8o. del Estatuto tiene tres apartados. El primero (8.1) establece la
competencia de la Corte respecto de los crímenes de guerra, en particular cuando se
cometan como parte de un plan o política o como parte de la comisión en gran escala
de tales crímenes.

El segundo (8.2) señala qué se entiende por “crímenes de guerra”, a saber: a)


infracciones graves de los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, para lo cual
se enlistan ocho conductas cometidas contra personas o bienes protegidos por las
disposiciones del Convenio de Ginebra pertinente; b) otras violaciones graves de las
leyes y usos aplicables en los conflictos armados internacionales dentro del marco
establecido de derecho internacional, enlistando las 26 conductas aplicables; c) en
caso de conflicto armado que no sea de índole internacional, las violaciones graves del
artículo 3o. común a los cuatro Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949,
enlistando cuatro actos cometidos contra personas que no participen directamente en
las hostilidades, incluidos los miembros de las fuerzas armadas que hayan depuesto las
armas y las personas puestas fuera de combate por enfermedad, herida, detención o
por cualquier otra causa, y d) otras violaciones graves de las leyes y los usos
aplicables en los conflictos armados que no sean de índole internacional, dentro del
marco establecido de derecho internacional, enumerando 15 actos punibles.

Finalmente, el tercer apartado (8.3), indica que nada de lo dispuesto en el párrafo 2,


incisos c y e del artículo 8o. afectará a la responsabilidad que incumbe a todo gobierno
de mantener o restablecer el orden público en el Estado o de defender la unidad e
integridad territorial del Estado por cualquier medio legítimo.
Ahora bien, las disposiciones de los Convenios de Ginebra se captan parcialmente en la
legislación nacional a través de los delitos de: a) “violación de los deberes de
humanidad” de heridos y prisioneros de guerra, y b) de homicidio y lesiones de
prisioneros de guerra o fuera de los combates, este último dentro del rubro del delito
de Rebelión (artículos 136, 137 y 149 del CPF y sus similares en las legislaciones
estatales).

Asimismo, el Código de Justicia Militar acusa la misma fragmentaria recepción de los


Convenios de Ginebra y otras violaciones graves a las leyes o costumbres de guerra, a
través de los “delitos contra el derecho de gentes” (artículos 209 y 215) y algunas de
las hipótesis de los delitos de “maltrato a prisioneros, detenidos o presos y heridos” y
de “pillaje, devastación, merodeo, apropiación de botín, contrabando, saqueo y
violencias contra las personas” (artículos 324 y 325).

En resumen, las regulaciones respecto a los crímenes de guerra contemplados en los


Convenios de Ginebra de 1949 y en sus Protocolos Adicionales I y II de 1977, se
captan parcial y deficientemente por el orden jurídico mexicano, siendo necesaria una
reingeniería de los tipos penales correspondientes. De otra parte, resalta que
prácticamente la tercera parte de las legislaciones penales de los estados no contienen
previsiones al respecto.

Concerniente al denominado “derecho de La Haya”, que como sabemos restringe los


34
métodos y los medios de combate,  existen alrededor de 20 instrumentos
internacionales que acusan igual recepción fragmentaria o incompleta.

En conclusión, y como ya se ha señalado antes, la regulación en nuestro país respecto


35
a los crímenes de guerra es incipiente  y parcial, lo que nos imposibilita para hacer un
examen comparado con los tipos del ER.

Sin embargo, como con todo acierto se ha indicado, debido a la relación del Estatuto
con otros tratados internacionales, su implementación también representa “una
oportunidad para armonizar la legislación nacional con otras obligaciones
36
internacionales reconocidas y aceptadas por el Estado Mexicano”.

México ha suscrito los cuatro Convenios de Ginebra de 1949 y el Protocolo adicional I


de 1977 relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados
internacionales, así como al menos 20 convenciones y protocolos en materia de
regulación de los métodos y medios de hacer la guerra, de todos los cuales derivan
compromisos internacionales que no se han cumplido o se han cumplido
37
parcialmente,  por lo que la regulación y definición de los crímenes de guerra en el
CPF sería una excelente oportunidad para saldar estos compromisos.

Ahora bien, respecto a cómo incorporar estos crímenes a nuestra legislación,


probablemente la mejor solución no sea la transcripción literal del artículo 8o. del ER.
En primer lugar, porque la división entre crímenes de guerra de carácter internacional
y los de carácter no internacional es innecesaria y, además, resulta anticuada,
tomando en consideración la amplia asimilación del derecho aplicable a ambos tipos de
38
conflictos   y, en segundo lugar, porque el artículo 8o. deja de contemplar algunos
crímenes de guerra. Al respecto, en una comparación realizada por la Cruz Roja
39
Internacional,  se detectó que las siguientes infracciones graves al Protocolo adicional
I de los Convenios de Ginebra, no están incluidas en el ER:
a. Lanzar un ataque contra obras o instalaciones que contengan fuerzas peligrosas
a sabiendas de que ese ataque causará muertos o heridos entre la población
civil o daños a bienes de carácter civil, que sean excesivos.

b. Demorar injustificablemente la repatriación de prisioneros de guerra o de


personas civiles.

c. Las prácticas del apartheid y demás prácticas inhumanas y degradantes,


basadas en la discriminación racial que entrañen un ultraje contra la dignidad
personal, cuando se cometan intencionalmente y en violación de los Convenios
de Ginebra o del Protocolo I.

Por otra parte, es importante referir que no existe una definición de las armas,
proyectiles, materiales y métodos de guerra que, por su propia naturaleza, causen
daños superfluos o sufrimientos innecesarios o surtan efectos indiscriminados en
violación del derecho internacional de los conflictos armados, previstos en el artículo
8.2.b).xx) del Estatuto, pues no han sido objeto de una prohibición completa ni están
incluidos en un anexo en virtud de una enmienda aprobada por los Estados parte,
según se prevé en el mismo artículo.

Por ello, y siguiendo la recomendación de la Comisión Andina de Juristas, se propone la


creación de un capítulo único sobre estos crímenes, siguiendo una clasificación de
orden material como la siguiente: (I) protección de personas protegidas por el DIH,
(II) protección de bienes protegidos por el DIH, (III) protección de misiones
humanitarias, (IV) proscripción de ciertos medios para la conducción de las
hostilidades, y (V) proscripción del uso, producción y distribución de ciertas armas en
40
los combates.

Por otra parte, y en relación con este tema, me gustaría referirme al fuero aplicable a
los militares que cometan crímenes de guerra en el contexto de un conflicto armando.
La cuestión no es muy complicada, pues a raíz de la reforma de junio de 2014 al
artículo 57 del Código de Justicia Militar, motivada a su vez por la sentencia dictada
por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso de Rosendo Radilla,
cuando los afectados sean personas civiles (por ejemplo, un movimiento interno
armado), el fuero aplicable es el del orden común, pero sería aplicable el fuero militar
en caso de conflicto con un ejército enemigo.

Por último, y respecto de los crímenes de guerra, sí habría oportunidad de meditar


sobre la cuantía de la pena en un marco de racionalidad y de acuerdo a los fines del
derecho penal.

VII. CONCLUSIONES

Con esto terminamos el análisis comparado entre el ER y la legislación penal nacional


en materia de los delitos de genocidio, lesa humanidad y de guerra. Observamos, a
través de este proceso, que es posible incorporar las disposiciones del Estatuto sin
mayores dificultades técnicas, por lo que concluimos que lo que hace falta es la
voluntad política de hacerlo.
Algunas cuestiones importantes a considerar en esta implementación son, en primer
término, la incorporación al CPF de los tipos penales del derecho internacional penal y
el aprovechamiento de las figuras preexistentes en la legislación nacional a fin de
evitar antinomias y, en segundo, asegurar la aplicación federal en los procedimientos
que resulten, lo que garantiza un manejo uniforme y puntual.

Probablemente éste no sea un punto urgente de la agenda nacional, pero sí representa


un compromiso internacional que México debe cumplir, no sólo a la luz del Estatuto,
sino de otros convenios internacionales. Además, es una oportunidad para demostrar
el interés de nuestro país en la persecución de los crímenes más graves contra la
humanidad y la defensa de los derechos humanos.

Hago votos porque esta cuestión pueda ser abordada a la brevedad y se de él paso
decisivo en esta materia.

VIII. FUENTES DE INFORMACIÓN

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Roma. Lima, Perú, Comisión Andina de Juristas, 2008. [ Links ]

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Roma de la Corte Penal Internacional y su base en el derecho internacional
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San José, Costa Rica, Universidad para la Paz de las Naciones Unidas-University Press,
2012. [ Links ]

1
México firmó el Estatuto de Roma el 7 de septiembre de 2000 y lo ratificó el 28 de
octubre de 2005, luego de agotar el proceso de reforma constitucional que se
consideró necesario para ese objeto.

2
Al respecto, véase, Ambos, Kai, “Implementación del Estatuto de Roma en la
legislación nacional”, en Ambos, Kai y Malarino, Ezequiel (eds.), Persecución penal
nacional de crímenes internacionales en América Latina y España, Uruguay, Fundación
Konrad-Adenauer-Stiftung, 2003, p. 25; Dondé Matute, Francisco Javier,
“Consideraciones en torno a la implementación de los crímenes que son competencia
de la Corte Penal Internacional”, Anuario Mexicano de Derecho Internacional, México,
vol. VII, 2007 p.117.

3
El artículo 70.1 del ER establece los delitos contra la administración de justicia que
pueden cometerse en los procedimientos seguidos en la Corte. A saber: dar falso
testimonio, presentar pruebas falsas, corromper a un testigo, obstruir su
comparecencia, tomar represalias contra el, destruir o alterar pruebas o interferir en
las diligencias de prueba, poner trabas, intimidar, corromper o tomar represalias
contra un funcionario de la Corte y solicitar o aceptar un soborno.

4
Véase la Ley 26.200 de Implementación del Estatuto de Roma, publicada en el Boletín
Oficial de la República Argentina el 9 de enero 5 de 2007, disponible
en: http://www.iccnow.org/documents/Ley_de_implementacion_argentin
a2.pdf (fecha de consulta: 20 de abril de 2016).
5
Véase la Ley núm. 18.026 de Cooperación con la Corte Penal Internacional en Materia
de Lucha contra el Genocidio, los Crímenes de Guerra y de Lesa Humanidad, publicada
en el Diario Oficial de la República Oriental del Uruguay el 4 de octubre de 2006,
disponible
en: http://www2.ohchr.org/english/bodies/cat/docs/AnexoI_Ley18026.p
df (fecha de consulta: 20 de abril de 2016).
6
Véase la Ley núm. 20.357. Tipifica Crímenes de Lesa Humanidad y Genocidio y
Crímenes y Delitos de Guerra, publicada en el Diario Oficial de la República de Chile el
18 de julio de 2009, disponible en: https://www.leychile.cl/Navegar?
idNorma=1004297 (fecha de consulta: 20 de abril de 2016).
7
Véase la Ley núm. 8272 del 2 de mayo de 2002 de Costa Rica. Represión Penal como
Castigo por los Crímenes de Guerra y de Lesa Humanidad, disponible
en: http://www.acnur.org/t3/fileadmin/Documentos/BDL/2002/1847.pdf
?view=1 (fecha de consulta: 20 de abril de 2016).
8
Sobre esto último, véase Herencia Carrasco, Salvador Martín, La implementación del
Estatuto de Roma en la Región Andina. Los casos de Bolivia, Colombia y Perú, Perú,
Comisión Andina de Juristas, 2015, pp. 24 y 26.
9
Sobre esta cuestión, véase Ambos, Kai, “La implementación del Estatuto de la Corte
Penal Internacional en Alemania”, Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología,
España, núm. 7, 2005, pp. 4 y 18, disponible
en: http://criminet.ugr.es/recpc/07/recpc07-17.pdf (fecha de consulta: 20 de
abril de 2016), y también la Ley de Introducción del Código Penal Internacional
(Alemania) del 26 de junio de 2002, disponible
en: https://www.mpicc.de/files/pdf1/vstgblspan1.pdf (fecha de consulta: 20
de abril de 2016).

10
Véase la Ley Orgánica 10/1995, del 23 de noviembre, del Código Penal Español,
publicado en el Boletín Oficial del Estado núm. 281, del 24 de noviembre de 1995,
artículos 471 bis, 607, 607 bis, 608 y subsiguientes, disponible
en: https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-1995-25444  (fecha de
consulta: 23 de abril de 2016).

11
Véase la Ley Orgánica 18/2003, de 10 de diciembre, de Cooperación con la Corte
Penal Internacional (España), publicada en el Boletín Oficial del Estado núm. 296 del
11 de diciembre de 2003, disponible
en: https://www.boe.es/buscar/pdf/2003/BOE-A-2003-22715-
consolidado.pdf (fecha de consulta: 23 de abril de 2016).
12
Véase la Iniciativa con proyecto de decreto, que reforma y adiciona diversas
disposiciones del Código Penal Federal, del Código de Justicia Militar, de la Ley General
de Salud y del Código Federal de Procedimientos Penales, a cargo de la diputada
Omeheira López Reyna, del Grupo Parlamentario del PAN, publicada en la Gaceta
Parlamentaria de la Cámara de Diputados, año XI, núm. 2417-I, 4 de enero de 2008.

13
En este sentido, Guerrero Rosales, Humberto Francisco y Sirvent Bravo Ahuja, María
(coords.), Manual para la Implementación del Estatuto de Roma en la Legislación
Mexicana, México, Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos
Humanos, 2008, p. 26.

14
Véase la Iniciativa que reforma y adiciona diversas disposiciones del Código Penal
Federal, a cargo del diputado Jaime Fernando Cárdenas Gracia, del Grupo
Parlamentario del PT, publicada en la Gaceta Parlamentaria de la Cámara de
Diputados, año XV, núm. 3452-IV, 16 de febrero de 2012.

15
Véase la Iniciativa con proyecto de decreto por el que se reforman y adicionan
diversas disposiciones del Código Penal Federal en materia de delitos contra la
humanidad, a cargo de las Senadoras Gabriela Cuevas Barrón y María del Pilar Ortega
Martínez, del Grupo Parlamentario del PAN, publicada en la Gaceta del Senado el 13 de
mayo de 2015, Gaceta LXII/3SPR-3.

16
Sobre este particular, véase la tesis de jurisprudencia bajo el rubro: “PrinciPio de
legalidad Penal en su vertiente de taxatividad. análisis del contexto en el cual se
desenvuelven las normas Penales, así como de sus PosiBles destinatarios”, Tesis 1a
CXCII/2011 (9a), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época,
octubre de 2011, t. 2, p. 1094. Asimismo, y de acuerdo con Roxin, una de las
consecuencias del principio de legalidad en materia penal es la prohibición de las leyes
penales y penas indeterminadas. Véase Roxin, Claus, Derecho penal. Parte general.
Fundamentos. La estructura de la teoría del delito, trad. y notas de Diego Manuel
Luzón Peña, Miguel Díaz y García Conlledo y Javier de Vicente Remesal, España,
Civitas, 2000, p. 141.

17
Véase Chirino Sánchez, Alfredo, “La reforma penal y los delitos competencia de la
Corte Penal Internacional”, en Boeglin, Nicolás et al. (eds.), La Corte Penal
Internacional: una perspectiva latinoamericana, Costa Rica, Universidad para la Paz de
las Naciones Unidas-University Press, 2012, p. 71.

18
En este sentido, Cárdenas Aravena, Claudia, “La implementación de los crímenes
competencia de la Corte Penal Internacional en la Ley No. 20.357”, Revista de
Derecho, Chile, vol. XXIII, núm. 2, diciembre de 2010, p. 30.

19
Así la opinión de Ambos, Kai, “Implementación del Estatuto de Roma...”, cit., p. 28.

20
Véase Dondé Matute, Francisco Javier, op. cit., p. 118.

21
Así, Guerrero, Humberto Francisco y Sirvent, María, op. cit., p. 40.

22
Véase Dondé Matute, Francisco Javier, op. cit., p. 132.

23
Sobre el principio de reserva de ley, véase la tesis bajo el rubro: “delitos contra el
amBiente y la gestión amBiental. el artículo 420, fracción ii, del código Penal federal,
no viola el PrinciPio de reserva de ley”, Tesis 1a. CXCII/2011 (9a.), Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Décima Época, t. 1, noviembre de 2012, p. 908.

24
Esta definición es idéntica a la contenida en la Convención para la Prevención y
Sanción del Delito de Genocidio, adoptada en Nueva York el 9 de diciembre de 1948,
de la que México es parte.

25
Véase Dondé Matute, Francisco Javier, op. cit., p. 140.

26
Se les define como “elementos contextuales” en razón de que los delitos se cometen
en un contexto determinado, que es, precisamente, el ataque generalizado o
sistemático. Sobre esto véase: Pérez Caballero, Jesús, “Defensa de los elementos
contextual y político de los crímenes de lesa humanidad contra la expansión del tipo al
terrorismo internacional”, Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología, España,
núm. 15-15, 2013, p. 3, disponible
en: http://criminet.ugr.es/recpc/15/recpc15-15.pdf (fecha de consulta: 15 de
abril de 2016).

27
De acuerdo a la jurisprudencia de la CPI, por ataque generalizado se entiende aquel
realizado a gran escala y con un número significativo de víctimas, mientras que
sistemático será aquel que forma parte de un plan organizado, de forma tal que no
constituya una repetición accidental de conductas criminales similares. Sobre esto,
véase, Wolffhügel G., Christian, “El elemento contextual del crimen de lesa
humanidad: una visión en el marco de las decisiones de la Corte Penal Internacional”,
en Boeglin, Nicolás et al. (eds.), La Corte Penal Internacional: una perspectiva
latinoamericana, San José, Costa Rica, Universidad para la Paz de las Naciones Unidas-
University Press, 2012, p. 408.
28
Sobre esta cuestión, véase Werle, Gerhard, Tratado de derecho penal internacional,
trad. del alemán de Claudia Cárdenas Aravena, Jaime Cousi Salas y María Gutiérrez
Rodríguez, 2a. ed., Valencia, Tirant Lo Blanch, 2011, p. 475.

29
El artículo 9.1 del ER señala que los elementos de los crímenes ayudarán a la Corte a
interpretar y aplicar los artículos 6, 7 y 8 del Estatuto y serán aprobados por una
mayoría de dos tercios de los miembros de la Asamblea de los Estados partes.

30
El artículo 7.3 del ER señala que “a los efectos del mismo se entenderá que el
término «género» se refiere a los dos sexos, masculino y femenino, en el contexto de
la sociedad. El término «género» no tendrá más acepción que la que antecede”.

31
Cfr. Dondé Matute, Francisco Javier, op. cit., p.139.

32
Véase el documento: Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Racionalización
de la pena de prisión. Pronunciamiento, México, 2016, disponible
en: http://www.cndh.org.mx/sites/all/doc/Informes/Especiales/Pronunci
amiento_20160331.pdf (fecha de consulta: 20 de junio de 2016).

¿Crímenes de lesa humanidad o


genocidio?

 Por Carlos Slepoy *

Una lamentable confusión interpretativa en los juicios que se celebran contra los integrantes de la
última dictadura militar está evitando que sus delitos sean calificados como genocidio. Con la
notable y pionera excepción de las sentencias dictadas contra Etchecolatz y Von Wernich por el
Tribunal Oral Federal Nº 1 de La Plata, presidido por el doctor Carlos Rozanski –confirmada la
primera por la Corte Suprema de Justicia– que señalan que los crímenes fueron cometidos en el
marco de un genocidio, el resto de las que hasta ahora han sido dictadas califican los hechos como
crímenes de lesa humanidad. Los tribunales que las dictan rechazan las peticiones de las
acusaciones que abogan por calificar el crimen, como lo ha hecho el tribunal platense. La
diferencia no es baladí y tiene profundas implicaciones jurídicas y sociales. No es igual calificar la
muerte intencionada de una persona como homicidio simple o asesinato: las notas de alevosía o
ensañamiento en este último determinan la existencia de una forma agravada de aquél, o un delito
distinto, según la legislación de que se trate. Tampoco es igual hurto o robo aunque sea la
sustracción ilegítima de un bien lo que caracteriza a ambos: el robo se produce con fuerza en las
cosas o violencia en las personas determinando en consecuencia la existencia de un delito
diferente del primero. Lo relevante no radica en que las penas sean o puedan ser distintas en uno u
otro caso; lo sustancial es que la sentencia, que califica los hechos antes de dictar su fallo,
establece la verdad judicial sobre los mismos y con ello califica la conducta del que comete el delito
y su intencionalidad. Es necesario aclarar por ello qué es lo que realmente ocurrió en nuestro país
y cómo debe ser calificado judicialmente.

Si algo claro existe en la conciencia social sobre los crímenes de la dictadura es que cometió un
genocidio. “Cárcel a los genocidas” no es una consigna intercambiable con ninguna otra, como
“cárcel a los asesinos” o a “los criminales”, sino la expresión de una convicción popular de que en
la Argentina hubo algo distinto a múltiples y generalizados crímenes. Esta convicción tiene
traducción jurídica, como se irá viendo.

Lo que separa a uno y otro delito no es la mayor o menor mortandad o número de ilícitos que
producen, sino su distinta naturaleza. Determinar la naturaleza del crimen no sólo es útil para
nombrar a los hechos por su nombre y la intención de quien lo comete sino, y fundamentalmente,
para develar sus causas y consecuencias.

El crimen de lesa humanidad en sentido genérico se define como el que se comete mediante un
ataque generalizado o sistemático contra una población civil en medio del cual se perpetran
múltiples delitos. El tipo penal no exige en este caso ninguna específica intencionalidad por parte
del represor. Basta acreditar, por un lado, que existió dicho ataque y, por otro, que durante el
mismo se cometieron asesinatos, secuestros, desapariciones, etc. El objetivo de la acción criminal
es provocar la destrucción de la población civil afectada de forma indiscriminada.

El genocidio, en cambio, difiere radicalmente de esta situación. Con su comisión el represor


pretende la destrucción, total o parcial, de grupos humanos. Aquí sí el tipo penal exige una
intencionalidad específica: el propósito de destrucción de alguno o algunos de los grupos
existentes en una sociedad o sociedades. La acción criminal va dirigida a la destrucción del grupo
aunque para ello, y como modo de destruirlo, se ataque a los individuos que lo conforman. En
términos jurídicos se diría que los sujetos pasivos de la acción son los individuos, pero el sujeto
pasivo del delito es el grupo en que éstos se integran. Se reprime a las personas con el objetivo de
destruir sus grupos de pertenencia. La conformación del grupo puede venir dada por la voluntad de
quienes lo componen o ser por completo ajena a la misma. El grupo en este último caso es
formado por la decisión del represor. Este estigmatiza a determinados sectores y decide su
eliminación, aunque quienes son parte del grupo así constituido no tengan conciencia de
pertenecer al mismo. La célebre y aterradora frase del general Ibérico Saint-Jean lo patentiza de
este modo: “Primero mataremos a todos los subversivos, luego mataremos a sus colaboradores,
después... a sus simpatizantes, enseguida... a aquellos que permanecen indiferentes, y finalmente
a los tímidos”.

En enero de 1998 comparecieron en Madrid, ante el juez Baltasar Garzón, Rafael Veljanovich y
Pablo Javkin, entonces presidente y vicepresidente respectivamente de la Federación Universitaria
Argentina (FUA). Aportaron un extraordinario estudio dirigido por la socióloga e investigadora Inés
Izaguirre en el Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de
Buenos Aires. En el mismo se daba cuenta de que 3286 estudiantes universitarios, perfectamente
identificados, fueron víctimas de desaparición forzada.

Poco después, el 16 de marzo, lo hicieron Víctor De Gennaro, Víctor Mendibil, Alberto Morlachetti,
Marta Maffei, Alberto Piccinini y Juan Carlos Camaño, en representación de la Central de los
Trabajadores Argentinos (CTA). Entregaron un trabajo, acompañado en su análisis jurídico por los
abogados Juan Carlos Capurro y Horacio González, que movilizó a decenas de personas en todo
el país durante varios meses y que identificaba a más de 10.000 trabajadores desaparecidos.
Marta Maffei aportaría una concienzuda investigación realizada por la Confederación de
Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera) que indicaba que algo más de 600
docentes y estudiantes secundarios, igualmente señalados con sus nombres y apellidos, habían
desaparecido. En todos los casos fueron muchos más aunque, por distintas causas, no se los pudo
identificar con precisión. En el Juicio a las Juntas Militares unos detestables y supuestos dirigentes
del movimiento obrero argentino declararon que no les constaba que los trabajadores hubieran sido
perseguidos por la dictadura. Ahora, auténticos y honestos dirigentes sindicales, sobrevivientes
ellos mismos del genocidio, aportaban a un tribunal las pruebas del exterminio.

Estas presentaciones no fueron especialmente relevantes desde el punto de vista cuantitativo –ya
la Conadep había establecido cifras que, aunque inferiores a las señaladas, daban cuenta de la
dimensión del crimen–, ni porque en ellas se identificara a las víctimas y se especificara con mayor
precisión que hasta entonces la forma de operar de la dictadura.

Su excepcional importancia radicó en que demostraron quiénes fueron los eliminados: no los
estudiantes y trabajadores en general, sino los activistas y militantes obreros y estudiantiles que
por decenas de miles y en forma organizada cuestionaban entonces el poder constituido. A estos
grupos humanos se dirigió en forma fría y planificada la acción de la dictadura. Esta arrasó con
todo lo que encontró a su paso, impuso el terror generalizado y en su furia asesina provocó
múltiples víctimas que no estaban insertas en esos grupos. Pero su propósito fue erradicar a ese
inmenso grupo humano que portaba el ideal de una sociedad distinta de la que querían los
exterminadores. En esta intencionalidad de los represores de crear un país a su imagen y
semejanza está la causa del genocidio y su objetivo: destruir los grupos que lo impedían o podían
impedirlo.

La notoriedad de los hechos, o soflamas tales como “hay que destruir a quienes se oponen a la
civilización occidental y cristiana” o “hay que eliminar a los enemigos del alma argentina”, dan
cuenta de esa intención. Pero, más que éstos, los planes elaborados por los propios represores
revelan cristalinamente su propósito genocida. En el indispensable libro Genocidio en Argentina, de
la doctora Mirta Mántaras, se analizan con mayor extensión de la que es posible en este artículo
las distintas características e intenciones del proyecto de la dictadura y se recogen los distintos
documentos que elaboraron las fuerzas represivas como guía de acción. De todos ellos interesa
destacar ahora el Plan del Ejército elaborado en 1975, firmado por Videla como comandante
general del Ejército, fechado en febrero de 1976 y distribuido en ese mismo mes a los distintos
cuerpos de Ejército. En el Anexo 2 de dicho Plan se define al oponente del siguiente modo: “Se
considera oponente a todas las organizaciones o elementos integrados en ellas existentes en el
país o que pudieran surgir del proceso, que de cualquier forma se opongan a la toma del poder y/u
obstaculicen el normal desenvolvimiento del gobierno militar a establecer”. Las organizaciones
aludidas son detalladas en el Anexo 3 (Inteligencia) del Plan. Se incluyen las que se consideran
como oponentes activas y potenciales. Entre las primeras, además de las organizaciones político-
militares, una larga serie de organismos y asociaciones políticas, sindicales, estudiantiles,
religiosas y de derechos humanos, entre ellos la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, las
Juventudes Políticas Argentinas, la Unión de Mujeres Argentinas, los Sacerdotes para el Tercer
Mundo y un largo etcétera.

Los torturados, asesinados y desaparecidos, los hijos de las Madres, los padres de los niños
secuestrados, los sobrevivientes de los centros de exterminio, los presos políticos, los exiliados,
todos eran militantes sindicales, estudiantiles, políticos, sociales, culturales y estaban organizados.
La dictadura no dirigió un ataque generalizado o sistemático contra la población civil. Su propósito
fue destruir los grupos en que aquéllos se integraban y perpetró, en consecuencia, un genocidio.

La necesaria brevedad de este artículo impide profundizar, como se hará más adelante, sobre los
motivos que se alegan para no calificar judicialmente los hechos como genocidio, sus causas, las
implicaciones que tuvo para nuestro país este crimen y las consecuencias profundamente
negativas que tiene no reconocerlo judicialmente como tal.
* Abogado especializado en derechos humanos.

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