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Pero esta semana nuevamente se tocó el tema en el 36° período de sesiones del
Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Los representantes del gobierno
de Nicolás Maduro en el ente internacional, Jorge Arreaza (canciller) y Jorge
Valero (embajador), aseguraron que en Venezuela no existen violaciones de
derechos humanos y que el informe del Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) es parte de un ataque en contra del
país.
Patrón sistemático
Briceño aclaró que el Estatuto de Roma establece dos criterios para el ataque
sistemático o generalizado contra una población civil. Estos son su carácter
cualitativo y cuantitativo. “Si un delito se repite con un patrón de difícil
repetición azarosa o si un delito muy grave (como genocidio) se repite una vez,
esto puede considerarse un crimen de lesa humanidad”, dijo.
-Todos los Estados tienen el deber de procesar o extraditar. Por lo tanto, ninguna
persona inculpada de un crimen contra la humanidad puede invocar la ‘excepción
para el delito político’ con el fin de evitar la extradición y que los estados tienen
el deber de prestarse asistencia mutua para reunir las pruebas necesarias para la
acusación.
CEPRID
En cualquier parte del mundo y, en especial, en nuestra América Latina, Estados Unidos tiene un
impresionante récord de políticas injerencistas, asesinatos selectivos de líderes políticos,
sindicales, sociales, magnicidios, agresiones militares, imposición de dictaduras fascistas,
violación cínica y artera de los derechos humanos, espionaje, subversión, terrorismo y con ellos
ha construido caminos de sangre, destrucción y muerte.
Con qué audacia, descaro y mala fe, el imperio, ha manipulado y manipula los valores esenciales
del humanismo para imponer su hegemonía en nombre de la libertad, la democracia y los
derechos humanos. Calumnia a países, denigra a gobiernos, agrede a los pueblos cuando,
anualmente, denuncia violaciones a los derechos humanos que jamás respeta ni dentro de los
mismos Estados Unidos y peor en los Estados a los que injuria. Ya es costumbre imperial calificar
a los países soberanos, según el parámetro de sus agencias de penetración que no vacilan en
endilgar violaciones de los derechos según paradigmas elaborados por su propia conveniencia y en
busca de alcanzar sus objetivos de dominación neocolonial.
Las inmensas mayorías, en todo el mundo, conocen que Estados Unidos es el país que usa y abusa
del tema de los derechos humanos para descalificar a los gobiernos que no son de su agrado o que
resultan molestos y peligrosos para sus fines imperiales. El imperio tiene una inmensa gama de
organizaciones estatales, gubernamentales y no gubernamentales para penetrar en nuestros
países e inmiscuirse en los asuntos internos con propósitos desestabilizadores y, además, cuenta
con la más grande red de agencias que conforman la “comunidad de inteligencia”, es decir de
espionaje, como la Agencia Central de Inteligencia, (CIA por sus siglas en inglés) “cuyo
involucramiento en una larga sucesión de conspiraciones, secuestros, asesinatos y actos de
terrorismo y de subversión está ampliamente demostrada. En términos de números, Washington
tiene ya desde hace un par de décadas el récord mundial absoluto de la actividad de inteligencia,
no solo entre sus enemigos o presuntos enemigos sino hasta en el aparato gubernamental y
empresarial de las naciones que más servilismo le enseñan, y que más apoyo le ofrecen”, sostiene
el periodista Jean-Guy Allard.
Informa que las fuentes más conocedoras del dispositivo de injerencia de Estados Unidos estiman
en un mínimo de 300 000 agentes activos el staff de las 16 (DIECISEIS) agencias que constituyen la
elegantemente llamada “comunidad de inteligencia” yanqui sin contar los cientos de miles de
informantes, colaboradores, políticos y funcionarios corruptos y traidores que recluta
ininterrumpidamente en el mundo entero En cuanto al presupuesto de esta gigantesca maquinaria
de injerencia universal, se valora de manera muy conservadora, en no menos de 30 mil millones
de dólares, una cantidad de dinero muy superior a los presupuestos anuales de muchos países del
tercer mundo
Si la Agencia Central de Inteligencia (CIA) es, evidentemente, el órgano más conocido del
mecanismo norteamericano de espionaje, la comunidad de inteligencia está ahora sometida -en
la medida que está dispuesta a someterse- a la Oficina del Director de la Inteligencia Nacional
(DNI), encabezada por Mike McConnell, un ex vicealmirante de la US Navy, puro producto fascista
de la Guerra Fría, que informa al presidente y maneja el conjunto del programa de inteligencia.
La presidenta argentina Cristian Fernández dijo estar sumamente molesta por las declaraciones
de la Agencia Central de Inteligencia –CIA- sobre la actualidad económica de algunos países del
mundo. La CIA señaló a Argentina como uno de los países más vulnerables ante la crisis
internacional. Incluso el presidente mexicano, Felipe Calderón, se sumó a la ola de repudio a las
acusaciones de Estados Unidos que señaló a México como un país que corre peligro de
transformarse en un estado fallido debido a la violencia relacionada con el narcotráfico. El
Presidente del Ecuador Rafael Correa expulsó al “diplomático” estadounidense Armando Astorga,
acusado de emplear ayuda oficial para someter a la Policía. Posteriormente expulsó Sullivan,
Director de la CIA en Quito.
No hay un sólo país de América Latina y del Caribe que, en algún momento de su historia, no haya
sido agredido militarmente o por medio de la CIA y sus agencias de fachada. Nadie debería
desconocer que, a más, de esas agresiones armadas, nunca faltaron ni faltan las insoportables
injerencias económicas, políticas y culturales.
• Reconocemos los derechos inalienables que protegen a la personas de las acciones arbitrarias
de abuso de poder.
• Creemos que todas las naciones de las Américas deben reconocer y respetar la libertad de sus
ciudadanos así como protegerlos.
Agrega que la Human Rights Foundation está “comprometida con los principios de coherencia,
igualdad y responsabilidad en materia de Derechos Humanos. La transparencia constituye el
elemento determinante, característico y diferenciador de todas nuestras decisiones, métodos y
principios.”
Pero, ¿qué hace esa Fundación en favor de sus principios y pomposas declaraciones? Criticar
duramente a los países de América Latina y del Caribe por las posibles y supuestas violaciones de
derechos humanos y nada hace ni dice respecto de las violaciones a los derechos humanos de los
ciudadanos estadounidenses.
Fuera de toda duda está que los derechos humanos y libertades son inalienables y que no son
dádivas de gobiernos ni de imperios, sino conquistas de la humanidad. Cuando Estados Unidos
agrede a América Latina y el Caribe, ¿en dónde ha estado la Human Rights? Cuando Estados
Unidos, con la complicidad del gobierno de Uribe se apodera de siete bases militares en Colombia
y amenaza con descarados intervencionismos en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua nada
dice la Human Rights. No exige a Estados Unidos que ponga fin al genocida bloqueo a Cuba que es
violador de todos los derechos, pero si critica a Cuba por supuestas violaciones a los derechos
humanos.
Dice que defiende la libertad, pero calla miserablemente cuando las transnacionales violan las
libertades de los pueblos y destruyen el derecho a vivir en un medio ambiente sano y
ecológicamente equilibrado. ¿Qué libertad defienden cuando los pueblos han sido condenados a
la esclavitud de la miseria-inidigencia, de la ignorancia e insalubridad?
Dice que defiende la existencia de Estados democráticos, pero debe defender la democracia al
estilo estadounidense, en tanto se opone y denuncia la democracia que se construye desde las
realidades económicas, sociales, culturales e históricas de los pueblos latinoamericanos y del
Caribe. Naturalmente que la Human Righs defiende el Estado de derecho nacido al socaire de la
Revolución Francesa, burguesa y liberal, pero desconoce el nuevo constitucionalismo
latinoamericano que proclama el derecho de los pueblos al buen vivir, a la armonía entre el ser
humano y la naturaleza, el derecho a la solidaridad, a la paz y el derecho al desarrollo en forma
libre y soberana, sin tutelas imperiales.
Cabría esperar algo útil de la Human Rights Foundation si practicara el principio de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos: “todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y
derechos.”, principio que paladinamente desconoce la HRF.
Si se quiere estudiar a una organización, a un partido o movimiento político, a un político o
financista, es indispensable estudiar sus orígenes, sus hojas de vida. La Human Rights se fundó en
el año 2005 y sus oficinas se abrieron en New York en agosto de 2006. Se considera que el
iniciador de esa organización fue Thor Halvorssen Mendoza que contó con la ayuda de su padre
Thor Halvorssen Hellum, un ex agente de la CIA que en la década de los 80 dejó una secuela de
negras y criminales acciones en Nicaragua y El Salvador. Se convirtió en el Zar Antidrogas de la
DEA y, además, presidió la Compañía Anónima de Teléfonos de Venezuela (CANTV), durante el
período de Carlos Andrés Pérez. Junto a Hilda Mendoza, Thor Halvorssen Hellum, conformó una
de las familias más poderosas de Venezuela y llegó a alcanzar una real y gran influencia política
en la patria del Libertador Simón Bolívar. De estos datos ya se pueden deducir los intereses que
defiende la famosa Human Rights.
La Human Rights Foundation es una fachada de los intereses ocultos de Halvorssen que tiene una
empresa dedicada a filmar documentales con la insana intencionalidad de desfigurar y
desacreditar a personajes de la izquierda estadounidense como Michael Moore o al demócrata
Clinton y su familia.
El círculo de amigos de Halvorssen está integrado por figuras de la talla del ex ministro británico
Tony Blair, por el “religioso” Pat Robertson que sugirió religiosamente asesinar a Hugo Chávez.
Entre los amigos y beneficiarios de la Human Rights consta por ejemplo, el “poeta” cubano
Armando Valladares, un ex oficial de policía del sanguinario grupo represor de Fulgencio Batista.
Valladares salió de la Isla en 1982, gracias a un acuerdo entre Francia y Cuba, en una acción
calificada por la propaganda imperial como “libertad de un poeta inválido, mártir de la prisión”.
Valladares fue encarcelado y condenado a 30 años de cárcel en Cuba junto a otros 16 terroristas
por cargos de sabotaje y homicidio que la Human Rights debería decir por violación de los
derechos humanos. La condición parapléjica del “poeta” Valladares fue una farsa para llamar la
atención de la opinión pública ya que una vez liberado en Paris bajó del avión por sus propios
pies. Posteriormente, la Human Rights colaboró con esa farsa para desprestigiar a la Revolución
Cubana.
Cabe recordar que el “inválido “poeta” Valladares, una vez liberado, fue nombrado por Ronald
Reagan, Embajador de Estados Unidos ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en
Ginebra. Tiempo después, ese sujeto fue Veedor Internacional de procesos electorales
patrocinados por Estados Unidos.
La famosa Human Rights no sólo ha dirigido sus acciones contra Venezuela sino que ha enfilado
sus ataques “para defender los derechos humanos”, contra los gobiernos considerados
progresistas y democráticos de Cuba, Nicaragua, Ecuador y Bolivia. Esta es una manera perversa
de utilizar los derechos humanos para propiciar el avance del dominio neocolonial del imperio
yanqui. Tanto es así que, a pesar de las pomposas y ruidosas declaraciones de Thor Halvorssen
Mendoza que proclaman a los cuatro vientos que la Human Rights es una organización “apolítica,
ni de derecha ni de izquierda” no vacila en unirse a la propaganda de la Casa Blanca y de la CIA
para afirmar que Estados Unidos es una “ejemplar democracia” que “respeta los derechos
humanos y defiende las libertades” Es un buen negocio la defensa a ultranza de la política
exterior del imperio.
Las actividades de la Human Rights Foundation se caracterizan por cuestionar fuertemente a los
gobiernos latinoamericanos con raigambre popular y democrático, pero considerados enemigos de
Estados Unidos. En Bolivia no se ha distinguido por defender los derechos humanos sino por atacar
al gobierno del presidente Evo Morales y por conducir al pueblo boliviano, conjuntamente con la
USAID y NED, al borde la guerra civil. Colaboró estrechamente con los sectores de oposición al
presidente Morales y apoyó las movilizaciones y violentas manifestaciones en contra del gobierno
democráticamente elegido. Respaldó y apoyó las acciones radicales del neofascismo separatista
de la Media Luna lideradas por los prefectos Fernández, Suárez y Cossio. Apoyó la desobediencia
civil para desacatar la Constitución votada por el pueblo que garantiza la vigencia democrática
para beneficio de las grandes mayorías bolivianas.
La Human Rights defiende los derechos humanos en América Latina mediante la difamación, la
calumnia y la siembra del descrédito de los gobiernos democráticos e izquierdistas que se han
declarado antiimperialistas o por lo menos que critican el tutelaje y el dictado de Washington.
La organización yanqui defensora de los derechos humanos, junto a la USAID desarrolla programas
de “asistencia” y “ayuda” en el Ecuador. Su accionar se dirige, especialmente, a las zonas
fronterizas con Colombia víctimas del Plan Colombia y Plan Patriota. En realidad esos programas
de “asistencia social” son fachadas para ejecutar acciones de espionaje e inteligencia
patrocinadas por la CIA con la intencionalidad de monitorear las acciones del gobierno de Correa
y para vigilar la “penetración” de las guerrillas colombianas en territorio ecuatoriano. Hoy se
sabe que las organizaciones imperiales estuvieron profundamente comprometidas con grupos de
estudiantes universitarios de las oligarquías guayaquileñas matriculados en la Universidad
Católica Santiago de Guayaquil que provocaron disturbios y manifestaciones en contra del
presidente Correa y para oponerse a la aprobación de la nueva Constitución por parte del pueblo.
USAID y Human Rights desarrollan varias estrategias para atraer la participación juvenil para la
ejecución de sus planes en el Ecuador. Buscan la adhesión de los grupos estudiantiles de las
universidades privadas a sus “causas humanitarias”. Organizan charlas, seminarios, talleres,
convivencias, ofrecen viajes y becas de estudio, pasantías en Estados Unidos o “intercambios
estudiantiles” en las vacaciones. Inician y desarrollan campañas de formación de líderes para
luego promoverlos como nuevos actores sociales y políticos, nuevos representantes del país que,
naturalmente, actúan como portavoces del sistema y como propagandistas del Estados Unidos del
“sueño americano” o “american way life” y, gustosamente, con plena conciencia o por afinidad
ideológica, son propensos a convertirse en agentes oficiosos o pagados de la CIA. Todo un modo
de vida burgués oligárquico y feudal.
La USAID tiene una larga y fructífera experiencia en el Ecuador. No sólo la frontera norte y el
Plan Ecuador emprendido por el presidente Correa para desarrollar la zona fronteriza han sido de
interés especial de la USAID, CIA, Human Rights y de otras agencias imperiales. Especial atención
han merecido los movimientos políticos y organizaciones sociales y así impulsaron el trabajo
político del grupo denominado Ruptura 25, que agrupa a las juventudes burguesas y con
Participación Ciudadana de la neoderecha que ha recibido más de un millón de dólares para
defender el sistema de la democracia formal al estilo estadounidense y la vigilancia de los
procesos electorales. Paradójicamente, los miembros de Ruptura 25 se aliaron al Presidente
Correa de la “Revolución Ciudadana” y, pese a su juventud, ostentan cargos de elevada
representación en el Ejecutivo y en la Asamblea Nacional.
La Human Rights se inauguró en la ciudad de Guayaquil, cuna de la más rancia oligarquía del
Ecuador. A ese acto estuvo invitada la derecha más tradicional y la oligarquía más representativa
agrupada en el denominado Partido Social Cristiano y en el reciclado Madera de Guerrero del
Social Cristiano alcalde de Guayaquil Jaime Nebot Velasco, a su vez, líder del movimiento
oligárquico y feudal separatista y autonomista de Guayaquil apoyado por la USAID. Esa derecha
que jamás respetó los derechos humanos del pueblo ecuatoriano como Blasco Peñaherrera o los
hijos de la oligarquía de la Universidad Católica Santiago de Guayaquil estuvieron en primear fila
de los invitados de la Human Rights Foundation.
Por sus siglas en inglés se llama NED y sus nombres y apellidos son: National Endowment for
Democracy y en castellano Fundación Nacional para la Democracia. Anualmente maneja miles de
millones de dólares, para según su presentación pública, “promover la democracia” conforme con
los paradigmas de la Casa Blanca y para cumplir órdenes de la CIA porque es su fachada “legal”
porque la NED fue fundada para hacer el trabajo que hacía la Agencia Central de Inteligencia
(CIA), pero con una imagen más legítima, afirma Eva Golinger al enumerar los grupos
beneficiados por este fondo norteamericano: Alianza Afrocubana (Afro-Cuban Alliance (ACA),
Asociación Encuentro de la Cultura Cubana, Centro para una Cuba Libre (Frank Calzón), Centro
para la Empresa Privada Internacional (CIPE), Comité para el Sindicalismo de Libre Comercio
(CFTU), Directorio Democrático de Cuba, CubaNet News, Disidente Universal de Puerto Rico,
Grupo Internacional para la Responsabilidad Social Corporativa en Cuba, People in Need (PIN),
People in Peril Association (PIPA).
Si sólo para desestabilizar a la Revolución Cubana gasta miles de millones de dólares y financia a
decenas de organizaciones mercenarias, es fácil suponer la cantidad de grupos y grupúsculos que
maneja a nivel mundial para tratar de imponer el sistema estadounidense imperial en sus
infinitas ansias de dominación global. Según documentos desclasificados por Estados Unidos, en la
actualidad, n o se puede siquiera dudar que la NED y sus innumerables organizaciones, grupos y
grupúsculos han sido vinculados a actividades de la CIA.
Todo sigue igual porque el imperio sigue siendo imperio y aquí nada pasa, a pesar de las promesas
del cambio de administración. Washington no deja de derrochar anualmente cientos de millones
de dólares del dinero del contribuyente estadounidense en esta guerra sucia contra América
Latina. "Hay una ofensiva imperial contra América Latina en marcha que se está intensificando en
estos momentos contra los países del ALBA", sentencia Eva Golinger y afirma que una de las
manifestaciones de esta agresión es esta llamada contrainsurgencia como táctica para penetrar e
infiltrar las comunidades y promover la desestabilización", a través de la USAID, DEA, Humam
Rights, NED y decenas de agencias de penetración imperial.
Estados Unidos descubrió que el papel de filántropo y defensor de los derechos humanos deja
réditos políticos entres los subdesarrollados países y pueblos encandilados por el poder del dólar
devaluado y por la vitrina de oropel del imperio y sus muestras materiales que esclavizan al ser
común y mortal desposeído por el injusto sistema de explotación de la persona humana y
depredación de los recursos naturales.
Joan Roelofs sostiene que en los últimos años ha habido naciones que han cuestionado las
actividades y la propia existencia de organizaciones no gubernamentales. Rusia, Zimbabwe y
Eritrea han promulgado nuevas medidas para el respectivo registro, la afiliación al ‘Instituto de la
Sociedad Abierta’ se ha cerrado en Europa Oriental, Venezuela ha incriminado por traición a los
líderes de la ONG ‘Súmate’ y en Iraq y Afganistán han repudiado a las ONG “benéficas”
occidentales (CARE y Médicos Sin Fronteras, por ejemplo).
Las agencias gubernamentales de Estados Unidos son fuente de financiación de decenas de ONGs
nacionales, pero a su vez, organizaciones como la NED son financiadas tanto por el gobierno
estadounidense como por la CIA. “La más notoria es la estadounidense Fundación Nacional para la
Democracia (NED, aparentemente una fundación no gubernamental), creada por el Congreso en
1983 para realizar abiertamente las actividades que había llevado a cabo de forma encubierta la
CIA en la guerra fría. Cuando estas operaciones se revelaron en 1967, hubo una conmoción, no
tanto porque Estados Unidos estaba financiando secretamente a grupos políticos y sindicales
extranjeros, como porque algunas organizaciones como la Asociación de Educación Nacional, El
Gremio Americano de Periódicos, la Federación Estatal Americana, Empleados Municipales y del
Condado, y la Asociación Nacional de Estudiantes fueron utilizadas en secreto como
intermediarias y todos, menos los funcionarios de la cúpula, lo ignoraban. Las fundaciones reales
y falsas también distribuyeron fondos de la CIA.”
La NED cambió esto, pero no mucho. Ahora distribuye fondos tanto directamente como a través
de otras organizaciones. Su "núcleo de donantes" son el Centro Internacional de la Empresa
Privada (Cámara de Comercio estadounidense), el Centro Americano para la Solidaridad Obrera
Internacional (del AFL-CIO) y, asociados con los partidos, el Instituto Demócrata Nacional para
Asuntos Internacionales y el Instituto Republicano Internacional. Algunas fundaciones privadas
recaudan dinero para las actividades de la NED como la Smith Richardson y Mellon-Scaife. Las
fundaciones también cofinancian directamente a los últimos beneficiarios de la NED. Así, Lilly
Endowment apoya al Instituto para la Libertad y la Democracia de Perú, encabezado por
Hernando de Soto, que ofrece los remedios del libre mercado para la pobreza. Otras democracias
capitalistas tienen ahora fundaciones gubernamentales similares a la NED, y trabajan en
colaboración, por ejemplo, Derechos Canadienses y Democracia y la británica Fundación
Westminster para la Democracia. Otras agencias estadounidenses se han unido a la NED y a la CIA
en este trabajo, entre las que destacan la Agencia Estadounidense para Desarrollo Internacional
(USAID) y la Agencia de Información de Estados Unidos (USIA), que apoyan y crean ONGs y medios
de comunicación extranjeros. Alemania, Francia, los Países Bajos, Grecia, Italia y Suecia
financian las fundaciones de sus partidos políticos. Los miembros europeos de la Internacional
Socialista financian el Foro Europeo para la Democracia y la Solidaridad, que distribuye la ayuda a
la "democratización".
La NED fue fundada el 14 de enero de 1983 mediante una Directiva secreta No. NSDD-77, firmada
por el entonces emperador de turno Rolnald Reagan. Ordenaba implementar una infraestructura
para “contribuir a la campaña global por la democracia” y precisaba que para ello “se requerirá
una fuerte colaboración entre los recursos de política extranjera, sean económicos, políticos o
militares, así como una estrecha relación con los siguientes sectores de la sociedad americana:
laborales, empresariales, universitarios, filantrópicos, partidos políticos y prensa…”
Cuatro son las corporaciones base de la NED: Una rama de la central sindical anticomunista AFL-
CIO, Free Trade Union Institute, FTUI, que pasó a llamarse American Center for International
Labor Solidarity, ACILS, que existía antes de la NED. Las demás, creadas ex profeso o ad hoc
fueron: The Center for International Private Enterprise, CIPE, de la Cámara de Comercio, el
International Republican Institute, IRI, del Partido Republicano y el National Democratic
Institute, NDI, del Partido Demócrata.
La NED, desde su fundación tiene un negro récord de tan sucias actividades como las de la propia
CIA. En octubre de 1986 estalló un enorme escándalo que hizo tambalear al dúo Reagan-Bush al
comprobar que desde la Casa Blanca se organizaba el financiamiento ilegal para liquidar a la
Revolución Sandinista en Nicaragua. Se produjo el negociado Irán-Contra que incluyó el
contrabando de armas y el tráfico de cocaína coordinado por el Coronel Oliver North, bajo la
Dirección del Consejo Nacional de Seguridad –NSC-. La estructura montada se llamaba “The
Democracy Program”. Aunque se conoció que la NED desempeñó un rol destacado en el affaire,
curiosamente las investigaciones se centraron en el financiamiento de la “contra” creada por la
CIA y apoyada por la NED, el Pentágono y el Departamento de Estado. Nadie se preocupó por
investigar a la NED y menos que esa “organización no gubernamental” haya estado supervisada
hasta 1987, por Walter Raymond, alto oficial de la CIA y miembro del Directorio de Inteligencia
de la NSC.
Podrida nació y podrida vive la NED. “Hija del Proyecto Democracia de Ronald Reagan, la NED…
puso recursos en manos de numerosos grupos latinoamericanos, entre ellos la Fundación Nacional
Cubano Americana, FNCA” aseguró Jorge Mas Canosa, en ese entonces presidente de la
organización mafiosa de extrema derecha con sede en Miami, naturalmente creada y patrocinada
por la NSC en el mismo período en que se fundó la NED. Bajo el slogan “La libertad de Cuba pasa
por Nicaragua”, la FNCA trabajó estrechamente con la CIA y la NED para impulsar las actividades
terrorista de la “contra”. Mas Canosa informaba que “los orígenes de esta colaboración se dieron
cuando Theodore Shackley, ex adjunto de operaciones es de la CIA y Jefe de Sección de Servicios
Clandestinos, pidió a los miembros de la FNCA apoyo a la política de Estados Unidos en Centro
América.
Hermanada con la CIA, la NED “trabajó” a gusto en los planes desestabilizadores del gobierno
Sandinista y distribuyó millones de dólares entre las organizaciones antisandinistas y, entre ellas,
la denominada Comisión Permanente de Derechos Humanos de Nicaragua. Con el respaldo de la
NED y la CIA, Violeta Chamorro, la candidata de Bush y Washington, además, propietaria del
“independiente” diario La Prensa, llegó a la Presidencia de Nicaragua en 1990. Así, los triunfos y
realizaciones de los sandinista en beneficio del pueblo se volatizaron. Hay que recordar que la
Chamorro implantó el neoliberalismo que, en Nicaragua, significó hambre y pobreza para el
pueblo del ”General de Hombres Libres”, César Augusto Sandino.
La NED se caracterizó por una extraordinaria habilidad para esparcir y distribuir millones de
dólares, crear ONGs, manipular procesos electorales y con los mismos métodos y sistemas de la
CIA, intoxicar a los pueblos mediante el uso del terrorismo mediático. La CIA estuvo y está
presente en la NED, razón por la cual usa de toda la experiencia acumulada por sus agentes en
sus correrías por el mundo.
“Con excepción del terrorismo, el gobierno de Reagan utilizó los mismos métodos y estrategias en
los países socialistas en Europa del Este. Las fisuras que tenían esos Estados y la distancia entre
gobernantes y gobernados, le hicieron la tarea fácil a la NED y a su red de organizaciones
desestabilizadoras. “Una cruzada no gubernamental por los derechos humanos y la democracia
con cara menos imperialista” produjo la novedad del surgimiento de miles de “disidentes” de
todo tipo creados y manipulados con dólares y propaganda, quienes al darse el cambio de
sistema, desaparecieron olvidados con más pena que con gloria.
Entre los triunfos históricos reivindicados por la NED consta su destacado papel en Polonia. Desde
1984 entregaba “asistencia directa” para crear sindicatos, publicaciones y grupos de derechos
humanos; todos “independientes”. Para la campaña presidencial de 1989, la NED entregó 2.5
millones de dólares al movimiento “Solidaridad” de Lech Walesa que llegó a la Presidencia como
un poderos aliado del imperio.
“Aunque la NED nació como parte del arsenal ideológico estadounidense para la “guerra fría”, el
derrumbe del bloque socialista europeo fue el preámbulo de su expansión planetaria. Desde
entonces, con dólares y algunos “especialistas”, ha sabido inmiscuirse en los procesos sociales,
económicos y políticos de unos 90 países en África, América Latina y Europa del Este. Como dice
el investigador Gerald Sussman, “intervenir en elecciones es demasiado importante para los
objetivos de política global de USA”. La NED y otros organismos estadounidenses se presentan
como participantes en la “construcción de la democracia”, pero como señala Sussman, “si ellos
actúan efectivamente de manera menos brutal que la CIA hasta los años setenta, las formas de
manipulación electoral a las que se dedican son demostrativas escénicas del drama moral y
dramaturgia política”.
En las elecciones de 1990 en Haití, la NED invirtió unos 36 millones de dólares en apoyo del
candidato Marc Bazin, quien había trabajado en el Banco Mundial. A pesar de tal ayuda perdió
ampliamente ante Jean-Bertrand Aristide, quien finalmente fue derrocado por Estados Unidos, su
Departamento de Estado y CIA, después de una furibunda y agresiva propaganda mediática
financiada por la NED. Desde el 29 de septiembre de 1991, la dictadura dejaría unos 4000
muertos.
Se calcula que durante los primeros 10 años de su existencia, “serían unos 200 millones de
dólares los que la NED distribuyó a través de 1500 proyectos para sostener a los amigos de
América”. Desde, 1998 , 1a NED se interesó mucho en Venezuela. "Es una operación silenciosa
contra la revolución bolivariana." Sostenía el ex agente Philipp Agee. "Empezó con el presidente
William Clinton, y se intensificó con George W. Bush hijo. Es algo idéntico a lo realizado contra
los sandinistas, pero sin terrorismo y embargo económico, hasta el momento se propone:
"promover la democracia, resolver conflictos, vigilar elecciones, y fortalecer la vida cívica"." La
abogada estadounidense Eva Golinger descubrió en documentos oficiales que entre el 2001 y 2006
más de 20 millones de dólares fueron entregados por la NED y la USAID a los grupos de oposición y
medios privados de comunicación en Venezuela. Ya The New York Times revelaba el 25 de abril
2002 -unos días después del fracasado golpe de Estado contra el presidente Hugo Chávez- que el
presupuesto de la NED destinado a ese país, había sido cuadriplicado algunos meses antes del
golpe, por parte del Congreso estadounidense.
“El luchar contra la revolución cubana es donde la NED ha demostrado una gran constancia. Se
calcula que en los últimos veinte años la NED ha invertido unos 20 millones, de dólares para
promover la llamada "transición democrática" en este país. Sin contar los 65 millones que desde
1996 ha entregado la USAID. Washington insiste en la utilidad suprema de elecciones
"democráticas", aunque en los textos oficiales de la Ley Torricelli (Cuban democracy Act, 1992),
la Ley Helms-Burton (Cuban liberty and democratic solidarity act, 1996) y hasta la Comisión de
Asistencia para una Cuba Libre (Commission for Assistance to a Free Cuba, mayo 2004), se dice
que los ganadores deberán ser de su agrado. La casi totalidad de ese dinero se queda en las
manos de organizaciones opositoras al gobierno cubano en Estados Unidos y Europa. Los gobiernos
de Polonia, Rumania y la República Checa, principalmente, reciben buena parte de tal
financiación al estar a la cabeza de las campañas mediáticas y de presión internacional contra
Cuba. Tan sólo en 2005 la NED entregó 2.4 millones de dólares para ese trabajo en Europa.
Como en los demás países, las organizaciones nativas se vuelven rápidamente dependientes del
financiamiento, y, bajo el credo de la "lucha por la democracia", pasan a “trabajar” para los
intereses de un sistema que casi nunca piensa en los de las mayorías de esas poblaciones.
Cada año, o cuando se le requiera, el presidente de la NED debe de rendir cuentas ante el Comité
de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense. Caso único para una "Organización No
Gubernamental". En su comparecencia del 8 de junio 2006, Gary Gershman -presidente de la NED
desde abril de 1984- insistió en la urgencia de aumentar el presupuesto para la "asistencia a la
Democracia". Sostuvo que las ONG en Rusia, Bielorusia, Uzbekistán, Venezuela y Egipto, necesitan
ampliar su trabajo pues enfrentan a gobiernos "semi-autoritarios". El 7 de diciembre casi utilizó el
mismo discurso ante el Parlamento Europeo, durante la conferencia "Democracy Promotion: The
European Way".
Según William Blum, la filosofía de la NED se basa en la idea de que las sociedades funcionan
mejor "con la libre empresa, la cooperación de clases, mínima intervención del Estado en la
economía (...) La economía de libre mercado es equiparada con democracia, reformas y
crecimiento, enfatizando en los méritos de la inversión extranjera (...) Los informes de la NED
insisten en la "democracia", pero ello se resume a la mecánica electoral, no a la democracia
económica, nada que amenace a los poderes establecidos (...) En resumen, los programas de la
NED están sincronizados con las necesidades y los objetivos fundamentales de la mundialización
económica y del Nuevo Orden Internacional."
En la Asamblea General de la ONU de septiembre 1989, el presidente George Bush expresó que el
reto del "mundo libre" era fortalecer las "fundaciones de la libertad". El año anterior, el
Parlamento canadiense, incentivado por Washington, había creado una fundación afín a la NED:
"Rights & Democracy". En 1992, sobre el mismo modelo, el parlamento británico oficializó la
Westminster Foundation for Democracy. Y así fueron llegando la Swedish International Liberal
Centre, de Suecia; la Alfred Mozer, de Holanda; y las Robert Schuman y Jean Jaurés, de Francia.
La red de fundaciones inspiradas y auspiciadas por la NED tomaba forma.
Con el mismo modelo fue creada la "Democracy Projects Database", que coordina "unos 6.000
proyectos" de ONG en el mundo. La NED también es el centro del Network of Democracy Research
Institutes, de la que participan "instituciones independientes relacionadas con partidos políticos,
universidades, sindicatos, y movimientos por la democracia y los derechos humanos." Su objetivo
es facilitar el contacto "entre eruditos y activistas de la democracia". En la NED también reposa el
secretariado de The Center for International Media Assistance, "proyecto que, se propone unir
una serie de expertos en medios de comunicación con el objetivo de reforzar el apoyo a los
medios libres e independientes en el mundo."
En la página Internet oficial del Departamento de Estado, Gary Gershman declara que todas estas
fundaciones, personas y organizaciones caminan hacia la "creación de un movimiento mundial pro
democracia". Es una "red de redes", cuyo centro es la NED. A este proyecto se han sumado otras
fundaciones como la Friedrich Ebert, Alemania; Olof Palme Internazionella Centrum, Suecia; Kari
Renner Instituí, Austria; y Pablo Iglesias, vinculada al Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
La NED financia a la organización "Reporteros sin Fronteras". Esta organización también tiene
financiamiento del Center For a Free Cuba (CFC, Centro para una Cuba Libre)", dirigida por Otto
Reich, personaje histórico de la NED, de la CIA y de la política estadounidense hacia América
Latina, es fideicomisario del CFC. Frank Calzón, fue el primer presidente de la Fundación
Nacional Cubana Americana en 1983. Calzón, en la década de los setenta fue dirigente de Abdala,
grupo ligado orgánicamente al Frente de Liberación Nacional de Cuba, en Estados Unidos y fue
calificado como "responsable de atentados terroristas en varios países, incluidos Francia y
Canadá”. De este tipo de gentes se nutren las organizaciones y agencias de penetración
imperial. . Reporteros sin Fronteras, al parecer por orden de sus patrones en la CIA, ha
cuestionado a los gobiernos de Bolivia, Venezuela y Ecuador, que son los mismos gobiernos
cuestionados por la NED y HRF.
Fundamedios está dirigida por: César Ricaurte (Director Ejecutivo), Paulina Paredes
(Subdirectora), Sandra Garcés (Secretaria), Verónica Manosalvas (Tesorera), y tiene como tarea
principal el apoyo a medios de comunicación y periodistas a través de cuatro áreas de acción
principales: La Red de Monitoreo de Amenazas a la Libertad de Prensa y Expresión, El
Observatorio de Medios del Ecuador (OME), el Premio de Periodismo- y los talleres y encuentros
destinados a la reflexión en torno a diversos aspectos del periodismo.
A pesar de esas agencias imperiales y por sobre ellas, los pueblos despiertan de su letargo y
comienzan a insurgir antiimperialistas y comienzan a luchar por sus patrias dignas y sobernas.
Correo electrónico: tribunalpazecuador@yahoo.com
2 Ibídem, p.288.
3 «Discurso de Fidel Castro en el Acto Central por el XXV aniversario del asalto al Cuartel
Moncada, celebrado en Santiago de Cuba el 26 de julio de 1978», Granma, La Habana, 27 de
julio de 1978.
4 Hillary Rodham Clinton, Decisiones Difíciles, Simon-Schuster, Nueva York, 2014, p.373.
5 Una concepción objetiva y justa de los derechos humanos, al tiempo que potencie y proteja
el disfrute individual de derechos y libertades –la más amplia realización del ser humano–,
debe tener presente que el individuo no puede desarrollar su personalidad y ejercer sus
derechos ajeno a las relaciones sociales y en detrimento de los intereses de la sociedad.
Situación de los derechos humanos en la Revolución Bolivariana
Con la Constitución de 1999 se transformó el Estado venezolano
que permitió garantizar los derechos humanos de los sectores
vulnerables en el país.
Los derechos humanos son el resultado de luchas históricas y sociales por parte de
aquellos grupos vulnerables por las grandes élites dominantes que controlan el poder
económico y político. Venezuela no se aparta de esta realidad. Con el triunfo y la
llegada al poder de Hugo Chávez se inició un proceso constituyente para adecuar el
marco constitucional e institucional y transformar el Estado y dar origen a una
constitución que consagró la preeminencia de los derechos humanos.
El texto constitucional concibe una estructura de cinco Poderes Públicos, entre ellos el
Poder Ciudadano integrado por la Defensoría del Pueblo, el Ministerio Público y la
Contraloría General de la República.
Rodríguez afirma que al "revuelco conceptual sobre los derechos humanos propuesto
por Chávez tuvo su anuncio cuando el líder bolivariano decidió el retiro de Venezuela
del Sistema Interamericano de Derechos Humanos en el año 2012".
Venezuela es integrante del CDH desde noviembre de 2012, cuando fue electa con
154 votos a favor para el período 2013-2015; sin embargo, el 28 de octubre de 2015
fue reelegida para el período 2016-2017 con 131 votos, permitiéndole al país
mantener su escaño.
Derechos humanos
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Para la declaración de la ONU de 1948, véase Declaración Universal de los Derechos
Humanos.
La Libertad guiando al pueblo, por Eugène Delacroix (1830). Los derechos humanos fueron recogidos
en las leyes —positivación— a raíz de las revoluciones burguesas de los siglos XVII y XVIII:
la Revolución inglesa, la Revolución Americana y la Revolución francesa; esta última promovió la
aprobación, en la Asamblea Nacional de 26 de agosto de 1789, de la Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano. La ONU aprobó, el 10 de diciembre de 1948, la Declaración Universal de los
Derechos Humanos que recoge en sus 30 artículos los derechos humanos considerados básicos.
Índice
1Marco teórico
o 1.1Histórico
2Origen cultural
3Evolución histórica
o 3.1Antecedentes remotos
3.1.1Sociedad grecorromana
3.1.2Influencia del cristianismo
o 3.2Conformación del concepto
o 3.3Revoluciones burguesas y positivación de los derechos humanos
o 3.4Nuevas demandas e internacionalización de los derechos
4Naturaleza y fundamento
o 4.1Iusnaturalismo
o 4.2Iuspositivismo
o 4.3Tesis realistas
o 4.4Utilitarismo
5Aspectos institucionales y jurídicos
o 5.1Derechos humanos y derechos constitucionales
6Clasificación generacional
o 6.1Tres generaciones de derechos humanos
o 6.2Pactos y convenciones de derechos humanos
o 6.3Otras propuestas
7Derechos Humanos del siglo XXI: la Declaración Universal de Derechos Humanos
Emergentes
8Derecho humano a la paz
9Véase también
10Referencias
11Bibliografía
12Bibliografía adicional
13Enlaces externos
Marco teórico[editar]
Se definen como facultades inherentes a la persona, irrevocables, inalienables,
intransmisibles e irrenunciables. Por definición, el concepto de derechos humanos
es universal (para todos los seres humanos) e igualitario, así como incompatible
con los sistemas basados en la superioridad de una casta, etnia, pueblo, grupo
o clase social determinados.7 Según la concepción iusnaturalista tradicional, son
además atemporales e independientes de los contextos sociales e históricos. 8
La doctrina teórica de tales derechos ha realizado un importante esfuerzo por
clasificar y sistematizar los derechos humanos. Normalmente se dividen en dos
categorías: derechos positivos y derechos negativos. Los derechos negativos,
como el derecho a la intimidad o a no sufrir tortura, se definen exclusivamente en
términos de obligaciones ajenas de no injerencia; los derechos positivos, por el
contrario, imponen a otros agentes, tradicionalmente —aunque ya no de manera
exclusiva— el Estado,9 la realización de determinadas actividades positivas. 10 Otra
clasificación muy extendida es la que ordena los derechos humanos en tres o más
generaciones, atendiendo por lo general al momento histórico en que se produjo o
produce su reivindicación.
Histórico[editar]
Los derechos humanos, herederos de la noción de derechos naturales, 11 son una
idea de gran fuerza moral12 y con un respaldo creciente.13 Legalmente, se
reconocen en el derecho interno de numerosos Estados y en tratados
internacionales. Para muchos, además, la doctrina de los derechos humanos se
extiende más allá del derecho y conforma una base ética y moral que debe
fundamentar la regulación del orden geopolítico contemporáneo. La Declaración
Universal de los Derechos Humanos se ha convertido en una referencia clave en
el debate ético-político actual, y el lenguaje de los derechos se ha incorporado a la
conciencia colectiva de muchas sociedades.13 Sin embargo, existe un permanente
debate en el ámbito de la filosofía y las ciencias políticas sobre la naturaleza,
fundamentación, contenido e incluso la existencia de los derechos humanos; 14 y
también claros problemas en cuanto a su eficacia, ya que existe una gran
desproporción entre lo violado y lo garantizado estatalmente. 15
De acuerdo con De Souza Santos, hoy es innegable la hegemonía de los
derechos humanos como lenguaje de la dignidad humana. Sin embargo, esta
hegemonía debe convivir en una realidad alarmante. La gran mayoría de la
población mundial no es sujeto de derechos humanos, sino el objeto de los
discursos de derechos humanos.16
Origen cultural[editar]
Existe un importante debate sobre el origen cultural de los derechos humanos.
Generalmente se considera que tienen su raíz en la cultura occidental moderna,
pero existen al menos dos posturas principales más. 17 Algunos afirman que todas
las culturas poseen visiones de dignidad que se plasman en forma de derechos
humanos, y hacen referencia a proclamaciones como la Carta de Mandén,
de 1222, declaración fundacional del Imperio de Malí. No obstante, ni en japonés18
ni en sánscrito clásico,19 por ejemplo, existió el término derecho hasta que se
produjeron contactos con la cultura occidental, ya que estas culturas han puesto
tradicionalmente el acento en los deberes. Existen también quienes consideran
que Occidente no ha creado la idea ni el concepto de derechos humanos, aunque
sí una manera concreta de sistematizarlos, una discusión progresiva y el proyecto
de una filosofía de los derechos humanos.20
De acuerdo a lo dispuesto en la Declaración adoptada por consenso de los 171
Estados reunidos en Viena en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos en
1993: “todos los derechos humanos son universales, indivisibles e
interdependientes y están relacionados entre sí”. “Entonces, la universalidad,
indivisibilidad e interdependencia son los pilares conceptuales en que trata de
sustentarse el reconocimiento y protección internacional de los derechos
humanos”21
La universalidad es “inherente a los derechos fundamentales del hombre porque
estos son expresiones de la dignidad de todo individuo” 22 y por lo tanto deberían
ser aceptados, respetados y garantizados por los Estados no importando el
sistema político-ideológico, económico y socio-cultural que expresen. Cuestión
que viene a ser un tanto ambigua y complicada debido a las distintas
cosmovisiones regionales y localistas.
Las teorías que defienden la universalidad de los derechos humanos se suelen
contraponer al relativismo cultural, que afirma la validez de todos los sistemas
culturales y la imposibilidad de cualquier valoración absoluta desde un marco
externo, que en este caso serían los derechos humanos universales. Entre estas
dos posturas extremas se sitúa una gama de posiciones intermedias. Muchas
declaraciones de derechos humanos emitidas por organizaciones internacionales
regionales ponen un acento mayor o menor en el aspecto cultural y dan más
importancia a determinados derechos de acuerdo con su trayectoria histórica.
La Organización para la Unidad Africana proclamó en 1981 la Carta Africana de
Derechos Humanos y de los Pueblos, que recogía principios de la Declaración
Universal de 1948 y añadía otros que tradicionalmente se habían negado en
África, como el derecho de libre determinación o el deber de los Estados de
eliminar todas las formas de explotación económica extranjera. Más tarde, los
Estados africanos que acordaron la Declaración de Túnez, el 6 de
noviembre de 1993, afirmaron que no puede prescribirse un modelo determinado a
nivel universal, ya que no pueden desatenderse las realidades históricas y
culturales de cada nación y las tradiciones, normas y valores de cada pueblo. 23 En
una línea similar se pronuncian la Declaración de Bangkok, emitida por países
asiáticos el 22 de abril de 1993, y la declaración de El Cairo, firmada por
la Organización de la Conferencia Islámica el 5 de agosto de 1990.24
Evolución histórica[editar]
Muchos filósofos e historiadores del derecho consideran que no puede hablarse
de derechos humanos hasta la modernidad en Occidente. Hasta entonces, las
normas de la comunidad, concebidas en relación con el orden cósmico, no
dejaban espacio para el ser humano como sujeto singular, 25 concibiéndose el
derecho primariamente como el orden objetivo de la sociedad. La sociedad
estamental tenía su centro en grupos como la familia, el linaje o las corporaciones
profesionales o laborales,26 lo que implica que no se concebían facultades propias
del ser humano en cuanto que tal, facultades de exigir o reclamar algo. Por el
contrario, todo poder atribuido al individuo derivaba de un doble Estatus: el del
sujeto en el seno de la familia y el de esta en la sociedad. Fuera del Estatus no
había derechos.27
La existencia de los derechos subjetivos, tal y como se piensan en la actualidad,
fue objeto de debate durante los siglos XVI, XVII y XVIII.28 Habitualmente se dice
que los derechos humanos son producto de la afirmación progresiva de la
individualidad29 y, de acuerdo con ello, que la idea de derechos del hombre
apareció por primera vez durante la lucha burguesa contra el sistema del Antiguo
Régimen.30Siendo esta la consideración más extendida, otros autores consideran
que los derechos humanos son una constante en la Historia y hunden sus raíces
en el mundo clásico.
Antecedentes remotos[editar]
Uno de los documentos más antiguos que se han vinculado con los derechos
humanos es el Cilindro de Ciro, que contiene una declaración del rey persa Ciro el
Grande tras su conquista de Babilonia en 539 a. C. Fue descubierto en 1879 y la
ONU lo tradujo en 1971 a todos sus idiomas oficiales. Puede enmarcarse en una
tradición mesopotámica centrada en la figura del rey justo, cuyo primer ejemplo
conocido es el rey Urukagina, de Lagash, que reinó durante el siglo XXIV a. C., y
donde cabe destacar también Hammurabi de Babilonia y su famoso Código, que
data del siglo XVIII a. C. No obstante, el Cilindro de Ciro presenta características
novedosas, especialmente en lo relativo a la religión. Ha sido valorado
positivamente por su sentido humanista e incluso se lo ha descrito como la
primera declaración de derechos humanos.31 Numerosos historiadores, sin
embargo, consideran que el término es ajeno a ese contexto histórico.
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, adoptada por la Asamblea Nacional francesa
el 26 de agosto de 1789.
Naturaleza y fundamento[editar]
Norberto Bobbio afirma la imposibilidad de encontrar un fundamento absoluto a los
derechos humanos y alega para ello cuatro razones. Primera, la ausencia de un
concepto inequívoco y claro de los mismos; segunda, su variabilidad en el tiempo;
tercera, su heterogeneidad; y, cuarta, las antinomias y conflictos que existen entre
distintos derechos, como entre los civiles y políticos, por un lado, y los sociales y
culturales, por otro. En el Coloquio del Instituto Internacional de Filosofía
celebrado en L'Aquila en 1964, Bobbio propuso sustituir la búsqueda de un
imposible fundamento absoluto por el estudio de las diversas fundamentaciones
posibles que las ciencias sociales avalaban.63 Y, en cualquier caso, para el jurista
italiano, el problema básico relativo a los derechos humanos no es su
fundamentación, sino su puesta en práctica y protección. 64 Pero son muchos los
juristas y filósofos que no comparten esta creencia sino que, por el contrario, la
fundamentación de los derechos humanos ha sido y es objeto de gran interés a lo
largo del tiempo, y la mayoría considera que es una labor teórica con gran
incidencia en la práctica.65
Cada una de las numerosas teorías que los pensadores han desarrollado está
influida por la Filosofía dominante en el momento histórico en que se gestó y parte
de muy diferentes cosmovisiones y concepciones del ser humano, al que atribuyen
o niegan determinadas características inmanentes.66 Para algunos, el eje de los
derechos humanos es una serie de derechos concretos (según Herbert Hart, el
derecho a la libertad; atendiendo a John Rawls, determinados derechos
fundamentales que corresponden a unos deberes fundamentales; de acuerdo
con Ronald Dworkin, el derecho a la igualdad ante la ley);67 para otros, los
derechos humanos son la traducción normativa de una serie de valores,
aprehendidos de la realidad o construidos socialmente. Un tercer grupo considera
que los derechos humanos son criterios o límites a los que debe adecuarse la
actividad de los poderes públicos o el mercado, tesis defendida tanto desde una
axiología iusnaturalista (Luis Recasens Siches)68 como desde un iuspositivismo
crítico (Luigi Ferrajoli).69 Finalmente, diversas teorías sostienen que los derechos
humanos son la codificación de la conducta moral que, de acuerdo con David
Hume, es un producto social y humano que se desarrolla en un proceso de
evolución biológica y social. Las teorías sociológicas del derecho y los trabajos
de Max Weber consideran que la conducta se desarrolla como un patrón
sociológico de fijación de normas.
En cuanto a su fundamentación, según qué tipo de concepción se tenga sobre el
derecho –iusnaturalista, iusracionalista, iuspositivista, vinculada al realismo
jurídico o al dualismo jurídico, entre otras– la categoría conceptual de derechos
humanos puede considerarse derivada de la divinidad, observable en
la naturaleza, asequible a través de la razón, determinada por los contextos en las
muchas maneras que es posible entender la Historia, una síntesis de ideas de
estas u otras posiciones ideológicas y filosóficas o un mero concepto inexistente y
sin validez.
Iusnaturalismo[editar]
Son tesis iusnaturalistas las que afirman la existencia del derecho natural. Aunque
en cada época se ha entendido este concepto de manera diferente, todas estas
doctrinas coinciden en afirmar la existencia de una juricidad previa y
fundamentadora del derecho positivo: la positivación, por lo tanto, se limitaría a
declarar derechos ya existentes. En las declaraciones de derechos del siglo
XVIII se refleja esta concepción, y el artículo 1 de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos afirma que "todos los seres humanos nacen libres e iguales
en dignidad y derechos", lo que es considerado por juristas como Hans
Kelsen una clara manifestación de la doctrina del iusnaturalismo. 70
Algunas teorías iusnaturalistas afirman que los derechos humanos se basan en
aspectos biológicos, tales como la conveniencia para la supervivencia de la
especie, en el contexto de la selección natural, de una conducta basada en
la empatía y el altruismo. Otras los sustentan en el orden moral natural tal y como
se deriva de determinados preceptos religiosos. Consideran que la conducta moral
es un conjunto de prescripciones objetivamente válidas y apelan a textos como
la Biblia o el Corán. Frente a estas, desde el siglo XVII, con Hugo Grocio, ha
cobrado fuerza el iusnaturalismo racionalista, de la mano de autores que se
desvinculan progresivamente de la idea de Dios, basándose únicamente en la
razón pura,71 aunque si bien existen en la actualidad diversas fundamentaciones
iusnaturalistas de carácter o inspiración religiosa. Entre ellas se encuentra la
Doctrina Social de la Iglesia, que retoma las ideas de los Padres de la
Iglesia y Tomás de Aquino. Llegar a lo realmente humano es una de las críticas
principales de las ponencias de Pablo VI en su encíclica "Humanae vitae". La vida
es un sentir desde una divinidad al bien común expreso en la realidad cristiana,
desde la moralidad del bienestar.
Según la Doctrina Social de la Iglesia, el fundamento sólido o inmediato de los
derechos se encuentra en la ley natural, la norma -de derecho natural- que es
fuente equilibrada de derechos y deberes de cada uno; a su vez, su fundamento
último es Dios mismo: el orden con que Dios gobierna el universo recibe el nombre
de ley eterna, del que la ley natural es una participación o derivación. Los
derechos humanos son objetivos en tanto que no dependen de la subjetividad de
quien es su titular o está obligado por ellos. Por tanto, no quedan sujetos a los
estados de ánimo, las opiniones o la voluntad de nadie; tampoco el consenso, ni
siquiera de la mayoría. Para la Iglesia Católica, además, otra característica de los
derechos humanos es su sociabilidad: siendo el hombre naturalmente social,
existen derechos naturales de la persona en cuanto individuo, pero también en
tanto miembro de diversos grupos sociales naturales; es decir, derechos naturales
de la familia, de las asociaciones o de las naciones. Por la misma razón, los
derechos se ordenan al bien común y están constitutivamente limitados.
Concretando más en cuanto su precisión y limitación, los derechos humanos
remiten a lo justo concreto, por lo que no significan el reconocimiento de una
libertad para realizar cualquier cosa, en cualquier momento o de cualquier
manera.72
Uno de los teóricos de derechos humanos más relevantes e influyentes fue John
Locke, que elevó la defensa de los derechos naturales a la categoría de principio
fundamental de legitimación del gobierno y fin básico de la sociedad civil. Locke
basó sus ideas en el concepto de propiedad, que utilizó en un sentido amplio y en
un sentido restringido. En sentido amplio, se refiere a un amplio conjunto de
intereses y aspiraciones humanas; más restrictivamente, alude a los bienes
materiales. Locke afirmó que la propiedad es un derecho natural y que se deriva
del trabajo. Además, dijo que la propiedad precede al Estado y que este no puede
disponer de la propiedad de los sujetos arbitrariamente. De acuerdo con Locke,
negar el derecho de propiedad es negar los derechos humanos. El filósofo
británico tuvo una gran influencia en el Reino Unido y fue decisivo en la filosofía en
que se basó la fundación de Estados Unidos.
Algunos filósofos han considerado que los derechos humanos se derivan de un
derecho o valor fundamental determinado. Para muchos autores, 73 entre los que
se encuentra Samuel Pufendorf,74 el sistema de derechos naturales del hombre se
deriva de su dignidad; otros, como Hegel o Kant, afirmaron que la libertad es
fundamento de los derechos humanos y, al mismo tiempo, el principal de estos.
Kant representó la culminación de un proceso encaminado a depurar las teorías
iusnaturalistas de elementos históricos o empíricos, al fundamentar su teoría del
derecho natural en principios a priori, entendidos como exigencias de la razón
práctica.
En la segunda mitad del siglo XX, y tras su decadencia en favor de las ideas
iuspositivistas, el derecho natural resurgió con fuerza con multitud de teorías muy
diversas. De ellas, algunas mantienen una fundamentación objetivista de los
derechos humanos, en tanto que afirman la existencia de un orden de valores o
principios con validez objetiva y universal, independiente de los individuos. Otras,
las subjetivistas, sitúan a la autonomía humana como fuente de todos los valores;
basan los derechos humanos en la autoconsciencia racional de la dignidad,
libertad e igualdad humanas.75 Finalmente, las llamadas tesis intersubjetivistas,
que surgen de un intento de síntesis entre las dos tendencias anteriores,
consideran los derechos humanos como valores radicados en necesidades
comunes y por lo tanto intrínsecamente comunicables.
Iuspositivismo[editar]
Las tesis positivistas se oponen frontalmente a las iusnaturalistas, ya que
consideran que el único conjunto de normas que tiene carácter jurídico es el
derecho positivo.76 Afirman, por tanto, que la positivización tiene carácter
constitutivo, al negar la juridicidad del derecho natural o incluso su
existencia. John Austin consideró que los derechos humanos forman parte de las
normas sociales que influyen en el derecho, pero no son derecho: 77 para muchos
positivistas, los derechos humanos son ideas morales, pero sin valor jurídico por sí
mismas. Para que tengan dicho valor, deben incorporarse al ordenamiento
jurídico: las leyes son la formulación jurídica de la voluntad soberana del pueblo y
obligan a su cumplimiento. No es necesario ni procedente acudir a otro sustento
que el legal.
La creciente aceptación del iuspositivismo a lo largo del siglo XIX produjo un
arrinconamiento del derecho natural y motivó la plasmación de los derechos
humanos, como derechos fundamentales, en las Constituciones de los países
occidentales.78 El proceso se apoyó en la categoría de los derechos públicos
subjetivos, que surgió como alternativa a la de derechos naturales, que los
iuspositivistas consideraban de carácter ideológica. La teoría de los derechos
públicos objetivos reconocía la personalidad jurídica del Estado, que adquiría así
la titularidad de derechos y deberes. 79 Tras el ascenso de regímenes totalitarios en
los años 1920 y 1930 y la Segunda Guerra Mundial se produjo un resurgimiento
del iusnaturalismo que hizo que autores como Hans Kelsen, Alf Ross, Herbert Hart
y Norberto Bobbio reaccionaran clarificando los conceptos fundamentales de las
teorías positivistas. Ello provocó una diversificación del iuspositivismo que produjo
tesis a veces incompatibles entre sí.80
Algunas de estas tesis recientes dan cabida a la defensa de los derechos
humanos. Una de ellas es la teoría dualista de los derechos, formulada
por Gregorio Peces-Barba y muy similar a la articulada por Eusebio Fernández,
que incorpora algunos elementos propios del iusnaturalismo, en tanto que solo los
derechos con un fundamento moral son fundamentales; pero al mismo tiempo
considera que la positivación es requisito necesario para que un derecho humano
lo sea. Por lo tanto, concibe los derechos como la encrucijada entre lo jurídico y
lo ético; y como traducción normativa de los valores de dignidad, libertad e
igualdad, al tiempo que legitimadores de los poderes públicos. 81 La teoría
del garantismo jurídico, defendida por Luigi Ferrajoli, afirma que el Estado de
derecho posee una legitimación formal y otra material. La legitimación formal hace
referencia al imperio de la ley; la material, a la vinculación de todos los poderes del
Estado a la satisfacción de los derechos fundamentales, 82 de los cuales, según el
jurista italiano, los derechos humanos son una subclase.
Ambas teorías superan un iuspositivismo puramente formal y, ciñéndose a los
mecanismos internos del ordenamiento jurídico, aportan criterios materiales para
garantizar la estabilización del orden jurídico y la garantía de los derechos
fundamentales. María de Lourdes Souza considera que es importante considerar
su contexto: el garantismo, que se basa en el estado de derecho, surge en un
contexto socio-jurídico democrático que, aunque presenta tendencias regresivas,
es más o menos igualitario y justo.83 De la misma manera, el dualismo jurídico se
inserta dentro de un marco jurídico-político determinado, el del Estado social y
democrático de derecho.81
Tesis realistas[editar]
Las tesis realistas pueden definirse como aquellas para las que la positivación es
un requisito más, junto con otros, que influye en la efectividad de los derechos
humanos. Engloba un conjunto de posiciones doctrinales muy diverso y
heterogéneo, que afirman que es la práctica de las personas los que dotan de
significación a los derechos humanos.84 Critican la concepción ideal que de estos
tiene el iusnaturalismo, así como la puramente formal del iuspositivismo,
afirmando que ambas corrientes son excesivamente abstractas y no tienen en
cuenta las condiciones económicas y sociales de las que depende el efectivo
disfrute de los derechos. Con carácter general, las tesis realistas insisten en
alguno de los siguientes ámbitos: en el plano político, en las condiciones de
democracia política y económica necesarias para el disfrute real de los derechos
humanos; en el jurídico, en los mecanismos de garantía y protección; y en
el sociológico, en la conciencia colectiva sobre derechos humanos.
La postura realista se relaciona, en gran medida, con el socialismo.85 Ya en La
cuestión judía, una de sus primeras obras, Karl Marx criticó la noción burguesa de
derechos humanos, que describió como derechos del individuo egoísta y basados
en una concepción abstracta de libertad y emancipación. Para el filósofo alemán,
los derechos humanos burgueses eran un conjunto de protecciones legales para
la defensa de la clase propietaria de los medios de producción. 86 Marx afirmó que
son las condiciones materiales las que determinan el alcance real de los derechos
humanos, y que para su realización efectiva es necesaria una auténtica
emancipación política.
Helio Gallardo o Joaquín Herrera Flores afirman que los derechos humanos se
sustentan en las tramas sociales, en las relaciones y experiencias
intersubjetivas.87 Helio Gallardo considera que el fundamento de los derechos
humanos son las transferencias de poder que se producen entre los grupos
sociales, así como las instituciones en que se articulan y las lógicas que inspiran
las relaciones sociales.88 Estas transferencias de poder pueden positivarse o no, y
ser más o menos precarias. Para Joaquín Herrera, en una línea similar, los
derechos humanos son las prácticas y medios por los que se abren espacios
de emancipación que incorporan a los seres humanos en los procesos de
reproducción y mantenimiento de la vida.89
La teoría consensual de la verdad, desarrollada por Jürgen
Habermas (perteneciente a la Escuela de Fráncfort), propone una fundamentación
intersubjetiva de los valores y derechos, a través de un acuerdo racional
alcanzado en unas condiciones ideales. 90 En una línea similar, para Chaïm
Perelman los derechos humanos se fundamentan en la experiencia y la conciencia
morales de un consenso que se alcanza a través de un proceso determinado. Se
trata de fundamentos en los que coincidan los que denomina «espíritus
razonables» y que serían asimismo aprobados por «audiencias universales», los
que se consideran interlocutores válidos para cada asunto. 91
Utilitarismo[editar]
En un principio, el utilitarismo surgió como una alternativa a la idea de los
derechos humanos, más que como una propuesta de fundamentación; aunque
posteriormente John Stuart Mill y otros autores han tratado de sustentar los
derechos humanos desde esta filosofía.92 El utilitarismo, como doctrina ética,
considera «la mayor felicidad para el mayor número como la medida de lo justo y
de lo injusto».93 Los utilitaristas parten del rechazo de la idea de derechos
humanos como derechos naturales: especialmente crítico con dicha idea
fue Jeremy Bentham, que calificó como un sinsentido la afirmación de que existen
derechos previos al Estado:94 los derechos, de existir, son un producto social que
se justifica desde el principio de la utilidad.95
Según John Stuart Mill, los derechos son reglas para la maximización de la
felicidad; pero añade que los derechos no son absolutos dado que, en
determinadas condiciones excepcionales, su cumplimiento nos aleja tanto del fin
(maximización de la utilidad social) que no cabe compensar la pérdida de felicidad
con el peso, importante, que tienen.96
Esta fundamentación utilitarista ha sido objeto de críticas que enfatizan la falta de
garantía de los derechos humanos, que podrían ser violados para la consecución
de la mayor felicidad para el mayor número. En esta línea han incidido
especialmente John Rawls92 o James Fishkin.97 Thomas Nagel y muchos otros han
denunciado el uso del enfoque utilitarista para justificar el uso de violencia a gran
escala contra la población civil o el uso de armas de destrucción
masiva entendidas como un mal menor, la forma más rápida de obtener la victoria
en una guerra y evitar, supuestamente, un mayor número de muertes. 98 La
reacción de los utilitaristas ante estas críticas hicieron surgir teorías como la del
utilitarismo de normas, el utilitarismo de normas ideales o la integración de un
principio de respeto a las personas. Richard Brandt define el utilitarismo de
normas como el que afirma que "un acto es obligatorio solo si la aceptación
uniforme de una regla correspondiente maximizará la utilidad esperable". 99 El
utilitarismo de normas, por lo tanto, no valora solo los efectos de un acto
específico, sino los efectos de su generalización.
Clasificación generacional[editar]
Aunque la mayoría de las doctrinas jurídicas distinguen varias generaciones de
derechos humanos, existen múltiples y diferentes clasificaciones. Todas suelen
coincidir al describir la primera generación, pero posteriormente se ramifican y se
vuelven más complejas. Además, existen al menos dos concepciones de esta
visión generacional. Para una de ellas, son expresión de una racionalidad que se
realiza progresivamente en el tiempo; para otras, cada generación de derechos
humanos es expresión de una racionalidad diferente y puede entrar en conflicto
con las demás. Por otra parte, existen posiciones que evitan pronunciarse acerca
de las categorías de derechos humanos y más bien tienden a enfocarlos como un
sistema unitario.
Cada nueva generación, que se clasifica cronológicamente en relación con las
anteriores, ha sido objeto de críticas. Si ya los derechos de la primera generación
fueron criticados, también sucedió con los derechos de la segunda durante el siglo
XX, si bien en la actualidad la casi totalidad de los juristas los aceptan. Hoy en día
es objeto de debate la existencia de una tercera generación de derechos humanos
ya que, tanto desde el punto de vista jurídico como político, se critica la
indeterminación de esta categoría y su difícil garantía. 104 No obstante estas
objeciones, existen teorías que hablan de cuatro e incluso cinco generaciones de
derechos humanos.105
Tres generaciones de derechos humanos[editar]
Artículos principales: Tres
generaciones de derechos humanos, Derechos civiles y
políticos y Derechos económicos, sociales y culturales.
Fecha de Número de
Fecha de
Evento entrada en países que lo
adopción
vigor ratificaron
16 de
Pacto Internacional de Derechos 3 de enero de
diciembre de 164110
Económicos, Sociales y Culturales 1976
1966
16 de
Pacto Internacional de Derechos Civiles y 23 de marzo de
diciembre de 167
Políticos 1976
1966
20 de
18 de enero de
Convención sobre los Derechos del Niño noviembre de 196
2002
1989
Fecha de Número de
Fecha de
Evento entrada en países que lo
adopción
vigor ratificaron
Otras propuestas[editar]
Autores como David Vallespín Pérez,111 Franz Matcher,112 Antonio Pérez
Luño,113 Augusto Mario Morello,114 Robert B. Gelman,115 Javier Bustamante
Donas116 y Juan Carlos Riofrío Martínez-Villalba117 afirman que está surgiendo una
cuarta generación de derechos humanos. No obstante, el contenido de la misma
no es claro, y estos autores no presentan una propuesta única. Normalmente
toman algunos derechos de la tercera generación y los incluyen en la cuarta, como
el derecho al medio ambiente o aspectos relacionados con la bioética. Javier
Bustamante afirma que la cuarta generación viene dada por los derechos
humanos en relación con las nuevas tecnologías,118 mientras Riofrío117 prefiere
hablar de derechos digitales, donde se encontrarían una nueva gama de
derechos, como:
Véase también[editar]
Portal:Derecho. Contenido relacionado Derechos individuales
con Derecho. Derechos reproductivos
Derecho natural Discriminación
Derechos civiles y políticos Emancipación de la mujer
Derechos constitucionales Fondo de las Naciones Unidas para las
Derechos del niño Mujeres UNIFEM
Doctrina Social de la Iglesia Hábeas corpus
Amnistía Internacional Justicia
Carta Internacional de Derechos Humanos Justicia social
Comisión Interamericana de Derechos Ley de derechos civiles de Estados
Humanos Unidos de 1871
Comisión Investigadora de Atentados a Libertad
Periodistas CIAP-FELAP Movimiento por los derechos civiles en
Controversia de Valladolid Estados Unidos
Convención Europea de Derechos Humanos Organización Internacional del Trabajo
Corte Interamericana de Derechos Humanos Organización Mundial Contra la Tortura
Corte Internacional de Justicia Principios de Tavistock
Corte Penal Internacional Recurso de amparo
Crítica social Secreto de la correspondencia
Declaración de Responsabilidades y Deberes Tribunal Europeo de Derechos Humanos
Humanos
Declaración Universal de los Derechos
Humanos
Referencias
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Resumen
Debido a su carácter ex novo y con motivo de la carencia de un tratado que los
definiera de forma consensada, los crímenes contra la humanidad han sido
definidos evolutivamente por diferentes instrumentos internacionales y por la
actividad jurisdiccional de los tribunales penales inter-nacionales creados a lo
largo de la historia hasta llegar a la Corte Penal Internacional. De esta manera, el
derecho penal internacional, tanto consuetudinario como positivo, ha
representado un medio cooperativo jurídico competente para combatir este tipo
de actos; primero, a través de desarrollar su paulatina conceptualización y final
codificación y, segundo, por medio de permitir el juzgamiento y la sanción de los
responsables de dichos crímenes. Por consiguiente, la evolución de la definición
del crimen contra la humanidad representa una importante herramienta jurídica
que ha ayudado a consolidar el derecho penal internacional.
Abstract
Las personas, sólo por el hecho de nacer, tenemos una serie de .derechos. Los mismos en
cualquier lugar del mundo, independientemente de nuestra posición económica, religión,
sexo, orientación sexual, color de piel, etc. Estos derechos están recogidos en
la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada y proclamada por la
Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 217 A (III), de 10 de diciembre
de 1948. Dicha declaración contiene los derechos y libertades inherentes al ser humano, al
tiempo que se define como la proclamación internacional básica de los derechos
fundamentales de todos los miembros de la familia humana. Estos derechos, que se
conocen como derechos humanos, se caracterizan:
por ser inalienables: nadie puede desposeer a una persona de sus derechos, ni una
persona, ni el estado ni otra organización o ente, puede ‘anular’, ‘arrebatar’ o
‘negociar’ los derechos a ninguna persona.
por ser inherentes, es decir, esenciales y propios de la persona, no se puede
concebir a la persona sin sus derechos.
por ser universales: son propios de todas las personas independientemente de su
nacionalidad, raza, sexo, lengua, religión, capacidad económica, etc)
son limitados, en tanto que los derechos de una persona alcanzan sólo hasta
donde empiezan los derechos de las otras personas.
ser inviolables: si entendemos que los derechos humanos son inherentes a la
persona, cualquier persona, estado, organización, ... que amenace, ataque y/o
vulnere cualquiera de esos derechos está cometiendo un acto injusto, que puede
ser penado por la ley.
Los Derechos Humanos, tal y como los conocemos hoy, nacen como reacción ante las
barbaridades que vivió la humanidad durante la primera mitad del siglo XX. El contexto
histórico en el que nace la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en 1948, es
precisamente, el del horror ante las dimensiones, crueldad y aberración del holocausto
nazi que afectó principalmente a personas de religión judía, pero que también tuvo entre
sus víctimas a otros colectivos (gitanos, librepensadores, comunistas), no siempre. Es
precisamente como reacción a estos hechos, que la comunidad internacional de la época,
es decir, la anterior a los procesos de descolonización, se dotó de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos y puso las bases para el posterior desarrollo de todo el cuerpo
jurídico del Derecho Internacional de los Derechos Humanos.
La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 establece entre
otros, los siguientes derechos del hombre:
Las Declaraciones anteriores establecen, tal y como se puede observar, una lista de
derechos y libertades fruto del proceso histórico de emancipación colonial –en el caso de
los Estados Unidos- y de cambio de paradigma político y social en el caso francés. Si bien
estos derechos y libertades se establecen sobre el papel, las personas que podían disfrutar
de ellos era muy reducido. En ambos casos se precisa la inexistencia de un sufragio
universal (los textos hacen referencia a las potestades de los hombres y no a las mujeres
ni a sus derechos y libertades). Tampoco se puede pasar por alto, la vigencia de la
esclavitud en los Estados Unidos, que dentro de su modelo de producción económica y de
estratificación social incorporaba al esclavo como un ser sin derechos de ningún tipo.
Con dichas Declaraciones se visualizaron toda una serie de derechos, cuyo desarrollo
conceptual evolucionará hasta la aparición y aprobación, en 1948, de la Declaración
Universal de los Derechos.
El camino que llevó a la DUDH desarrolló de forma paralela otros ámbitos ligados a la
justicia y a la dignidad de la personas, que más tarde pasarán a formar parte del cuerpo
jurídico del Derecho Internacional de los Derechos Humanos. En este sentido, en 1915
aparece el convenio contra la práctica de la esclavitud y a partir de la primera década del
siglo XX comienza a desarrollarse legislativamente el ámbito del derecho laboral. También
a principios del siglo pasado empiezan a formularse y aplicarse normativas relacionadas
con el Derecho Internacional Humanitario, etc. Pero es indudable que el mayor hito en
toda esta progresiva aparición de normativas internacionales es la Declaración Universal
de los Derechos Humanos.
La DUDH es una compilación de derechos de las personas con valor declarativo. En 1977,
la Asamblea General de Naciones Unidas estableció en su .resolución 32/130 sobre los
derechos humanos, las siguientes cuestiones:
El siguiente texto ilustra sobre la violación de algunos de los derechos civiles y políticos
en la época de la dictadura pinochetista en Chile.
El siguiente texto nos ilustra sobre algunas situaciones en las que se producen
violaciones de los Derechos económicos, sociales y culturales.
A finales de 1999, se realizó una prueba nacional para educación media, el 72% de
los y las estudiantes obtuvo una calificación menor a 5.3 (de una escala del 0 al 10,
en la que 6 es .aceptable.), reflejando un grave problema en materia de calidad del
sistema educativo.
(...)
A pesar de ser sólo una declaración, la Declaración Universal de los Derechos Humanos
tiene una base documental en la Carta de la Organización de Naciones Unidas. Dicha
Carta establece entre sus objetivos prioritarios, y los de la comunidad internacional en
general, el respeto, la defensa y la promoción de los derechos humanos.
Pese a ello, ni los mecanismos de protección de los Derechos Humanos ni la concepción
de esos mismos derechos están exentos de críticas.
Una de las críticas de la DUDH es la relativa a su obligatoriedad. Pese a que la DUDH no
contiene disposiciones jurídicamente obligatorias, debe tenerse en cuenta que:
@CarlosCalleja
Ricardo Izquierdo
I
Distintas autoridades, entre ellas el Secretario General de la Organización de
Estados Americanos, han presentado “denuncias” ante la Corte Penal
Internacional por la respuesta del gobierno a las protestas antigubernamentales.
Además, en variados discursos se oyen expresiones como “crimen de lesa
humanidad” o “genocidio” para referirse a la situación actual. Pero, ¿realmente
está ocurriendo un genocidio en Venezuela? ¿Altos funcionarios del gobierno de
Venezuela podrían ser juzgados en La Haya? A éstas y a otras preguntas
relacionadas pretendemos dar respuesta en una serie de breves artículos en
donde se analizaran las posibilidades reales de que lo que actualmente ocurre en
Venezuela sea sometido al conocimiento de la Corte Penal Internacional.
Lo primero que debemos saber es que los procedimientos ante la Corte Penal
Internacional pueden iniciar de distintas maneras y que, una vez iniciados,
distintas etapas procesales transcurren, usualmente a lo largo de varios años.
Debe entenderse, entonces, que la justicia en la Corte no representa, por lo
general, una vía rápida o sencilla.
II
Ahora bien, la Fiscalía, antes de iniciar cualquier investigación formal, realiza una
“búsqueda de carácter preliminar” para decidir si cuenta con información suficiente
para, al menos, suponer que se cometió un crimen “competencia de la Corte” . [1]
Aquí debe quedar claro que no toda violación de los derechos humanos
constituye un crimen enjuiciable por la Corte Penal Internacional. De manera
simplificada, la competencia de la Corte Penal Internacional está limitada al
enjuiciamiento de ciertas conductas, todas descritas en su Estatuto (denominadas
“crímenes”): el genocidio, el crimen de agresión, los crímenes de guerra y los
crímenes de lesa humanidad . Tales comportamientos, ciertamente, constituyen
[2]
violaciones de algunos derechos humanos, pero eso no quiere decir que toda
vulneración de cualquier derecho humano implique la comisión de un crimen
enjuiciable por la Corte.
III
A pesar de graves violaciones a los derechos humanos, la Fiscalía de la Corte
Penal Internacional decidió no abrir una investigación por lo ocurrido . Por las
[5]
Del elenco de crímenes que pueden ser castigados por la Corte Penal
Internacional, en este caso la Fiscalía se centró en analizar la posibilidad de que
se hubiesen cometido crímenes de lesa humanidad. Por lo tanto, desechó la
posibilidad de que fuesen crímenes de genocidio, crímenes de guerra o un caso
de crimen de agresión.
IV
¿Qué lección podemos tomar de esto para la situación que ocurre en Venezuela?
Primero debemos recordar la afirmación que hicimos más arriba: como todavía no
se ha iniciado una investigación, la información con la que normalmente la Fiscalía
toma una decisión está basada en la documentación que remiten distintas
entidades y personas. Esto revela cuán importante es tomar en cuenta la fase de
documentación y la selección de la información que se remite al Fiscal. En nuestra
opinión, deben tomarse en cuenta los comportamientos de los agentes, en
todos los niveles, y no solamente las violaciones a los derechos humanos,
pues no es suficiente con éstas para que se considere que existe un crimen
previsto en el Estatuto. Además, la documentación debe estar organizada y se
debe separar la narración de los hechos de cualquier juicio de valor que sobre
estos se haga .
[8]
V
Una última lección: creemos que es de fundamental importancia el manejo
adecuado de las expectativas en torno a lo que la Corte Penal Internacional puede
lograr, y en torno al tiempo que tomaría un juzgamiento de los supuestos
responsables.
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En este artículo: Cultura, Literatura
29 marzo 2005 | +
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Bajo la administración de Ronald Regan, Estados Unidos enfiló el tema de los derechos
humanos como su arma predilecta para justificar las agresiones Cuba
Capítulo 1 del libro "Cuba y los derechos humanos": A pesar del rechazo de los
pueblos y muchos gobiernos en el mundo, Estados Unidos insiste en la manipulación
de los trabajos de la comisión de Derechos Humanos como parte de su Política
Anticubana.
En los años 80 del pasado siglo, se produjo en Estados Unidos el ascenso de las fuerzas de
la ultraderecha conservadora al poder. El Documento de Santa Fé, que sirvió de plataforma
electoral y política a las fuerzas que acompañaron al entonces presidente Ronald Reagan,
anunciaba con relación a Cuba: "Un programa de derechos humanos vigoroso y
equitativamente aplicado, es el arma milagrosa de los Estados Unidos contra la Unión
Soviética y sus satélites y sustitutos. Curiosamente, la Administración actual[1] (...), no ha
intentado seriamente aplicar su doctrina de derechos humanos contra la Cuba de Castro
(...)"
En los años 1985 y 1986, se llevaron a cabo las primeras tentativas fallidas de imponer una
condena a Cuba en materia de derechos humanos, en el marco de la Tercera Comisión de la
Asamblea General de las Naciones Unidas.
El primer intento de lograr algo similar en la Comisión de Derechos Humanos tuvo lugar en
1987, cuando los Estados Unidos presentaron un proyecto de resolución que no fructificó,
al resultar aprobada una moción de no acción.
Estados Unidos tampoco pudo cumplir en 1989 su objetivo de imponer una condena a Cuba
en la Comisión. Fueron derrotadas varias enmiendas presentadas por los diplomáticos
estadounidenses al proyecto de resolución sometido a la consideración de la Comisión. El
texto adoptado se limitó a tomar nota del Informe elaborado por la Misión que visitara
Cuba e invitar al Gobierno cubano a trabajar en la aplicación de sus recomendaciones.
Cuba rechazó cualquier forma de cooperación con un engendro de tal naturaleza, viciado
desde su propio origen, motivado por ilegítimos intereses y resultado de brutales presiones
y chantajes.
Con este nuevo diseño y empeñándose siempre a fondo en sus habituales presiones y
chantajes, Estados Unidos logró hacer adoptar -siempre por un muy escaso margen de entre
uno y tres votos - el proyecto anticubano desde 1999 al 2001.
Ya para finales del año 2001, resultaba evidente que dicho esquema había entrado en una
profunda crisis. La superpotencia comprendió que necesitaba "refrescar" la imagen de su
ejercicio anticubano, cuestión que se convirtió en estratégica tras su bochornosa exclusión
de la membresía de la Comisión, como resultado de elecciones mediante el voto secreto
llevadas a cabo en el Consejo Económico y Social.
El 13 de diciembre del propio año, Ros-Lehtinen envió una nueva carta al Alto
Comisionado, conminándolo a que solicitara a Cuba la liberación de varios mercenarios
que habían sido justamente sancionados en la Isla, por delitos cometidos al servicio del
gobierno de Estados Unidos.
A principios de enero del 2003, el subsecretario del Departamento de Estado para Asuntos
Políticos, Marc Grossman, envió un mensaje al Alto Comisionado para recordarle que no
había nominado aún a su Representante Personal para Cuba y confirmarle que Estados
Unidos consideraba importante que esto se produjera en el más breve plazo.
Ante la reticencia del entonces gobierno de Uruguay a desempeñar nuevamente en el 2003
el papel de "primer actor" en el libreto anticubano preparado por Washington - a partir del
alto costo político que tuvo que pagar ante su pueblo -, la superpotencia tuvo que realizar
nuevas presiones sobre gobiernos latinoamericanos vulnerables a ello, con el objetivo de
encontrar un nuevo "protagonista".
A fines de ese propio mes, la subsecretaria de Estado para Asuntos Globales, Paula
Dobrianski, viajó a varios países latinoamericanos, reuniéndose con presidentes y
cancilleres con el objetivo de forzar un comprometimiento en la presentación del proyecto
anticubano en la 59 CDH.
Los embajadores de Estados Unidos en diversas capitales del mundo, como ha sido
tradicional, cumplieron paralelamente importantes tareas de apoyo al ejercicio anticubano.
Redoblaron sus actividades de desinformación y manipulación propagandística contra
Cuba, distribuyendo panfletos fabricados por el Departamento de Estado con mentiras y
tergiversaciones "actualizadas". Por otra parte, con mayor o menor sutileza y claridad - de
acuerdo al grado de dependencia del gobierno en cuestión a Estados Unidos -, se exigió
apoyo a lo que la superpotencia califica como su prioridad en los trabajos de la Comisión
de Derechos Humanos y se "recordaron" las bondades de una buena relación bilateral con
la potencia hegemónica.
Días antes de la votación, se reforzaron las gestiones de Estados Unidos para incluir en el
texto del proyecto anticubano una condena explícita a las justas sanciones judiciales
impuestas en Cuba, contra mercenarios al servicio de su política unilateral de hostilidad,
bloqueo y agresiones.
Nuevamente la superpotencia decidió trabajar tras bambalinas. Pero en esta ocasión, debió
enfrentar obstáculos más complejos. Algunos gobiernos latinoamericanos ya
comprometidos con la presentación o el apoyo al proyecto anticubano, acorralados por el
rechazo de sus opiniones públicas a la agresión imperialista contra Iraq y el temor de
explosiones populares si se hacían cómplices de una nueva escalada propagandística que
podría servir de pretexto a una agresión militar de la superpotencia contra el pueblo cubano,
optaron por no apoyar la nueva pretensión norteamericana contra Cuba.
Cuba radicó oficialmente el 16 de abril dos enmiendas al proyecto anticubano, bajo las
siglas E/CN.4/L.77, las cuales exigían el cese inmediato del bloqueo unilateral e ilegal a
Cuba y pedían al Alto Comisionado que realizara una evaluación de los efectos para el
pueblo cubano de los actos terroristas llevados a cabo contra la Isla desde el territorio de
Estados Unidos.
A pesar de las enormes presiones ejercidas por Estados Unidos, la enmienda que intentaba
condenar a Cuba fue derrotada en la Comisión, al ser rechazada por una aplastante mayoría
de países. Sólo 15 países apoyaron la enmienda, mientras 31, más del doble, la votaron en
contra.
Tras el rechazo de las enmiendas, fue votado el proyecto de resolución anticubano, con las
siglas E/CN.4/L.2, resultando aprobado por un escaso margen de 4 votos de diferencia (24
a favor, 20 en contra y 9 abstenciones), esto a pesar de que Estados Unidos contó con 24
horas adicionales para que sus brutales presiones surtieran efecto.
Con todo lo que pudiera alegarse, los gobiernos centroamericanos tienen la ventaja
comparativa de pertenecer al concierto latinoamericano; el protagonismo público de uno o
varios gobiernos centroamericanos contra Cuba en Ginebra, permitiría a la poderosa
maquinaria de desinformación estadounidense presentar la maniobra anticubana como una
preocupación surgida en el seno de su "propia región".
Más adelante será identificado el gobierno que cumplió el triste papel de presentador
principal del proyecto anticubano en la 60 CDH. Como resultaría lógico pensar, la tarea
recayó en un gobierno que cuenta con uno de los peores historiales en el hemisferio en
materia de derechos humanos. Sólo un adelanto, se trata de un gobierno que ni siquiera ha
sido capaz de poner fin a la impunidad de prácticas sistemáticas de ejecuciones
extrajudiciales de decenas de sus niños.
Como apoyo a las acciones de presión de la Casa Blanca y del Departamento del Estado, se
efectuó en el mes de marzo una reunión del Comité de Relaciones Internacionales del
Congreso, convocada por la representante de origen cubano en el poder legislativo
estadounidense, Ileana Ros-Lehtinen. Al evento fueron invitados diplomáticos de varios
países latinoamericanos, que debieron escuchar allí en la voz de Ros-Lehtinen los objetivos
que tendría que cumplir el proyecto contra Cuba en Ginebra. La mafiosa convertida en
congresista, dictaminó claramente que habría que agregar al texto adoptado el año anterior,
uno o dos párrafos con una condena más explícita a Cuba.
Mientras todo lo anterior ocurría tras bambalinas, había sido ya distribuido oficialmente el
informe de la llamada Representante Personal para Cuba del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
El documento resultó - y no podía ser de otra manera a partir de las fuentes de información
utilizadas, de las presiones ejercidas por Estados Unidos y los cómplices de su política
hostil contra el pueblo cubano y de las injustas motivaciones que sustentan su elaboración -
un nuevo libelo anticubano, carente de objetividad y que en lo fundamental, se limita a dar
crédito a las falsas alegaciones fabricadas por los expertos de la mentira en la plantilla de la
CIA, el Departamento de Estado y la mafia terrorista anticubana de Miami.
Su texto - si no fuera por la enorme amenaza derivada del avance de la motivación que lo
inspira - merecería convertirse en un caso de estudio para políticos y diplomáticos
interesados en desarrollar la retórica fútil y en expresar tan poco con tantas palabras.
Sin embargo, es importante comprender el peligro que plantea una trampa tan sutil. El
ejercicio anticubano en la Comisión de Derechos Humanos es ilegítimo e inaceptable para
nuestro pueblo y para todos aquellos en el mundo apegados a la verdad y la razón, no sólo
por la letra del proyecto que se impone para institucionalizarlo; sino especialmente porque
contribuye a fabricar un pretexto para dar continuidad a la política unilateral de hostilidad,
bloqueo y agresiones que por más de cuarenta años han impuesto sucesivas
administraciones estadounidenses contra la Isla, que ahora sume proporciones más
peligrosas cuando el "cambio de régimen" en todos aquellos países que no se someten al
imperialismo norteamericano se ha convertido en política oficial de Washington.
El texto impuesto contra Cuba en la 60 CDH, no incluye siquiera la más mínima o solapada
referencia a la política de bloqueo, hostilidad y agresiones de Estados Unidos contra su
pueblo, que es la única, masiva, sistemática, grave y sostenida fuente de violaciones de
derechos humanos a cubanos y cubanas. ¿Cómo podría esperarse entonces que reconozca o
suscriba el derecho del pueblo cubano a adoptar medidas establecidas por la Ley para
proteger su independencia, su libre determinación y garantizar la defensa del sistema
político, económico y social soberanamente decidido para edificar un futuro de bienestar,
justicia social y solidaridad para todos?
Nunca antes había sido tan claro el compromiso de una administración norteamericana con
los elementos más reaccionarios y agresivos de la mafia terrorista anticubana de Miami. En
el colmo de la desvergüenza y del desprecio a la credibilidad de la Comisión, Washington
acreditó como miembro de su delegación al 60 período de sesiones del Órgano a un
connotado terrorista de origen cubano, Luis Zúñiga Rey.
Zúñiga Rey fue detenido en agosto de 1974 y sancionado por los tribunales al ingresar
ilegalmente en Cuba procedente de Estados Unidos, cargado de explosivos y armas, como
parte de un operativo de la CIA que llevaría a cabo varias acciones terroristas. A su
liberación y retorno a Estados Unidos, como responsable del aparato de acciones
paramilitares de la Fundación Nacional Cubano Americana, se involucró en la organización
y el financiamiento de atentados con bombas en los años noventa contra hoteles de La
Habana y en otras acciones terroristas contra hospitales cubanos.
El terrorista Zúñiga Rey intervino en los debates del 60 período de sesiones de la CDH,
nada menos que utilizando el escaño del país que se dice comprometido y promotor del
combate al terrorismo.
Por los pasillos y salas de Ginebra anduvo cabildeando apoyo al proyecto anticubano y
amenazando con represalias a los que no lo hicieran, Chris Smith, congresista republicano
por Nueva Jersey, estado que junto a Florida cobijan a grupos de terroristas de origen
cubano como Alpha 66 y Comandos L. El señor Smith contó con el apoyo de la señora
Poblete, asistente de la congresista de origen cubano Ileana Ross-Lehtinen, notoria por su
complicidad en el secuestro del niño cubano Elián González y su activismo para recrudecer
el bloqueo genocida contra el pueblo cubano.
A varios centroamericanos les recordaron que podrían hacer regresar a cientos de miles de
sus emigrados que trabajan en Estados Unidos y poner fin al envío de remesas familiares a
sus países de origen.
A algunos países africanos se les amenazó con privarlos de los beneficios de la Ley para el
Crecimiento y las Oportunidades de Africa (AGOA), norma estadounidense que establece
facilidades para el acceso de algunas exportaciones africanas al mercado norteamericano.
Algunas de las presiones fueron realizadas de modo tan escandaloso que trascendieron a la
opinión pública. Uno de estos casos fue el de la República Dominicana bajo el gobierno del
entonces presidente Hipólito Mejía. Dicho presidente había comunicado a las autoridades
cubanas que se abstendría en la votación del proyecto anticubano. Ese compromiso se
mantuvo hasta el día 14 de abril en la tarde, cuando faltaban menos de 12 horas para el voto
en Ginebra, en que sorpresivamente el gobierno cubano se enteró de que República
Dominicana se sumaría al voto contra Cuba. [5]
Hipólito Mejía expresó públicamente en Miami que había estado recibiendo llamadas de
presión sobre el voto del proyecto anticubano en Ginebra del subsecretario de Estado
norteamericano, Roger Noriega y del entonces enviado especial del presidente Bush para
las Américas, el también anticubano Otto Reich.
Son los gobiernos de la región afectados por escándalos de corrupción, fraude y bajo nivel
de apoyo social, aquellos que asumen una dependencia extrema de Washington en materia
de asistencia financiera y de convalidación a la represión de sus sectores populares
descontentos y que representan los intereses egoístas de las oligarquías-clientes del capital
transnacional, los más propensos a plegarse a los dictados anticubanos de la superpotencia,
en desprecio de la voluntad de sus respectivos pueblos.
La lista de "estadistas" serviles en la región, incluiría a personajes de la "talla política" de
los ex presidentes Menem (convertido en multimillonario gracias al "honesto" desempeño
de su alta investidura) y Batlle (el ex presidente uruguayo que concluyó su período de
gobierno con el más bajo nivel de aceptación en la historia de su país y que extendió la
impunidad a los perpetradores de graves violaciones de derechos humanos, como
ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y torturas).
Mientras las sucesivas versiones del Informe en cuestión no incluyen un solo ejemplo de
violación grave y flagrante de derechos humanos en Cuba, documentan decenas y hasta
cientos y miles de casos de torturas, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales -
incluso de niños -, asesinatos políticos de periodistas y abogados, desalojos forzosos,
corrupción y fraude en las instancias de gobierno y los tribunales, desnutrición y
analfabetismo, y un cuadro de total impunidad y desesperanza que victimiza a los pueblos
gobernados por los que acompañan la agresión contra la dignidad de cubanas y cubanos en
Ginebra.
La Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH) declaró que "es irónico que
Honduras, donde no existe el más mínimo respeto a los derechos humanos de los pueblos
indígenas y negros y de la población en general, tenga capacidad para presentar una
denuncia internacional en contra de Cuba". Consideró que la acción de Honduras se había
realizado "siguiendo los lineamientos de los Estados Unidos".[9]
Estados Unidos fracasó una vez más en sus esfuerzos por cambiar la desprestigiada imagen
de su ejercicio anticubano en la Comisión de Derechos Humanos. La motivación ilegítima
de esta maniobra y las presiones y chantajes realizados directamente por la superpotencia
para su injusta imposición, no pueden ser ocultadas.
No resulta creíble, por mucho que se repita, la manida tesis de Washington de que el
ejercicio contra Cuba en Ginebra debe ser percibido como ajeno al intento de fabricar un
pretexto para la continuidad de su política de hostilidad y bloqueo contra la Isla. Los
acontecimientos se encargaron de demostrar lo contrario.
Desde la llegada al poder de la administración Bush, con el apoyo entusiasta de los sectores
más extremistas de Miami, Estados Unidos ha venido llevando a cabo nuevas agresiones y
redoblando la aplicación de medidas dirigidas a fabricar artificialmente una situación de
crisis en Cuba, que facilite un pretexto para una eventual agresión militar a la Isla. Se parte
del convencimiento de que sólo mediante una intervención armada directa y masiva, podría
detenerse el proceso de transformaciones revolucionarias emprendido por el pueblo cubano,
a partir del sólido apoyo que cuenta y el compromiso de defenderlo de la abrumadora
mayoría de cubanas y cubanos.
En el primer capítulo del Informe elaborado por la comisión creada por el presidente Bush
para acelerar el llamado "cambio de régimen" en Cuba, hecho público el pasado 6 de mayo,
se identifican dos tareas directamente vinculadas con la Comisión de Derechos Humanos:
la organización de una amplia campaña de desinformación en el exterior y el fomento del
aislamiento internacional de la Revolución mediante esfuerzos en los que se involucre a
otros actores y se manipulen los espacios que brindan las organizaciones multilaterales.
En el resumen ejecutivo del mismo capítulo del documento que hiciera suyo el presidente
Bush, se expresa sin ambages que la promoción de maniobras anticubanas en las
organizaciones internacionales, constituye una herramienta de especial importancia como
soporte a la "política de acelerar el fin del régimen de Castro". Se recomienda
específicamente "intensificar el apoyo para el monitoreo de los derechos humanos".
No debe sorprender por tanto que en la creciente agresividad anticubana de las fuerzas
imperialistas que controlan la administración Bush, las maniobras contra el símbolo de
resistencia y justicia social que representa la Revolución Cubana se hayan extendido más
allá del propio escenario de la Comisión de Derechos Humanos, hacia ámbitos tales como
la Organización Internacional del Trabajo.
Por otra parte, se ha incluido a Cuba en cuanta lista ha inventado el Departamento de
Estado con el objetivo de desacreditar a los países que no se someten a sus esquemas de
dominación hegemónica global. No importa que el pueblo cubano haya sido víctima por
más de cuatro décadas de las acciones terroristas de grupos que actúan con impunidad
desde el territorio de Estados Unidos; Cuba aparece identificada en el esquema de
certificación unilateral del Departamento de Estado como un estado que colabora con el
terrorismo. Tampoco interesa el estímulo y falta de respuesta de las autoridades
estadounidenses al tráfico ilegal de cubanos que llevan a cabo delincuentes que residen en
el estado de la Florida; Cuba aparece sin falta en la lista de países que no colaboran en el
control del tráfico de migrantes.
A todo lo anterior se añade el hecho de que el gobierno de los Estados Unidos ha rechazado
en varias ocasiones las propuestas cubanas de concluir Acuerdos de Cooperación en
materia de lucha conjunta contra el terrorismo, el narcotráfico y el tráfico ilegal de
personas.
Con esos fondos se han estado montando fastuosos espectáculos anticubanos en Praga y
otras ciudades europeas, pagando salarios, boletos de avión, habitaciones en lujosos hoteles
y altos viáticos a políticos defenestrados, cabecillas de la mafia terrorista de origen cubano,
agentes y colaboradores de la Agencia Central de Inteligencia y a cuanto sinvergüenza esté
dispuesto a apoyar la cruzada imperialista contra la nación cubana.
El objetivo básico de la administración Bush es proyectar la imagen de que el gobierno
cubano priva a sus ciudadanos de los más elementales derechos básicos y funciona al
margen del derecho internacional - calificándolo de "Rogue State" (Estado bribón) -,
creando así falsas percepciones que sirvan de pretexto a un escalamiento de su política de
hostilidad, bloqueo y agresiones contra el pueblo cubano.
El Departamento de Estado mintió descaradamente, una vez más. Los tribunales civiles
cubanos ordinarios sancionaron, en virtud de leyes existentes antes de la comisión de los
delitos, no a activistas, y mucho menos independientes, sino a mercenarios anexionistas
que recibían del gobierno estadounidense órdenes y dinero abundante para realizar acciones
ilegales dentro de Cuba al servicio de su política de bloqueo y agresiones contra nuestra
Patria. En cualquier país del mundo, incluido Estados Unidos, conspirar con una potencia
extranjera constituye también un delito.
El gobierno de Estados Unidos no tiene la más mínima autoridad moral para acusar a Cuba.
La actual administración norteamericana ha actuado como uno de los más groseros y
despiadados responsables de graves y masivas violaciones de derechos humanos en toda la
historia de la humanidad, cuestión agravada por el hecho de haber pisoteado y convertido
en letra muerta una parte significativa de los más importantes avances de la comunidad
internacional en materia de derecho internacional, en particular de derechos humanos y de
derecho internacional humanitario.
Alegando falsos pretextos, las fuerzas militares del Imperio han ocasionado al pueblo iraquí
más de 100 000 muertos civiles, entre ellos, en una elevada proporción, mujeres y niños.
Las dimensiones de la tragedia humanitaria en Iraq y las prácticas masivas de torturas,
ejecuciones extrajudiciales y castigos colectivos contra la población civil han conducido a
muchos a calificar esa guerra de conquista imperial como un verdadero genocidio.
Por otra parte, más de 600 seres humanos permanecen detenidos arbitrariamente en el
territorio ilegalmente ocupado por la base naval estadounidense en la bahía cubana de
Guantánamo, en condiciones infrahumanas, sin cargos ni juicios y por un período que ya
excede los tres años.
Al presidente Bush y a sus más íntimos asociados de la mafia anticubana les molesta el
ejemplo que Cuba representa en términos de justicia social, verdadera democracia y respeto
a los derechos humanos. El pueblo cubano ha edificado con su sacrifico, talento y
resistencia una alternativa política, económica y social viable y contrapuesta totalmente a
los ideales de dominación mundial y hegemonismo unilateral que tratan de imponer los
actuales dirigentes del gobierno estadounidense. Temen a la obra de la Revolución y por
eso sólo les queda el recurso de mentir.
Su estrategia anticubana incluye varias líneas de acción. Una de ellas, de carácter más
general - quizás la más peligrosa por establecer sus bases y enfoques en criterios de
confrontación, exclusión y manipulación política - sea la iniciativa de la llamada
"Comunidad de Democracias".
Una vez fracasados sus planes de manipular el Movimiento de Democracias Nuevas y
Restauradas con fines de ataque, condena y dominación - a partir de la acción
mancomunada de los países del Sur y algunos gobiernos en el Norte que comprendieron el
peligro que se derivaba de sacrificar la cooperación internacional en materia de
consolidación de la democracia por motivaciones políticas tan mezquinas -, Estados Unidos
decidió fabricar un nuevo mecanismo que respondiera a sus pretensiones imperiales.
Otra línea de acción anticubana más directa, son las presiones que ejercen los embajadores
estadounidenses en distintas capitales, el Departamento de Estado sobre los embajadores
acreditados en Washington y la Casa Blanca sobre las distintas delegaciones de alto nivel
que visitan Estados Unidos. Contamos con información al respecto, pero por razones
lógicas de discreción y oportunidad, los detalles serán brindados en el momento adecuado.
¿Cuál será el gobierno que sucumbirá en el 2005 bajo las presiones de Washington y
asumirá la ignominiosa tarea de presentar públicamente el proyecto de resolución
anticubano promovido por Estados Unidos en la CDH? En realidad no son muchos los
candidatos potenciales y todos saben que su factura y patrocinio verdadero llevará la
etiqueta "Made in USA".
[5] Entrevista concedida por el Excmo. Señor Felipe Pérez Roque, Ministro de
Relaciones Exteriores de la República de Cuba al programa de la radio
dominicana "El gobierno de la mañana" de la emisora Z-101, el 20 de abril de
2004. Ver en www.cubaminrex.cu
Civiles, bajo el control de militares y médicos estadounidenses, contemplan los cadáveres de mujeres
judías asesinadas por las SS durante el Holocausto en Checoslovaquia.
Índice
1Evolución histórica
2La imprescriptibilidad de los crímenes contra la humanidad
3Tipos de crímenes
4Protocolo de Minnesota
5Listado de crímenes de lesa humanidad por número de muertos
6Véase también
7Referencias
8Bibliografía
Evolución histórica[editar]
Artículo principal: Genocidio
Tipos de crímenes[editar]
Según el Estatuto de Roma, pueden constituir crímenes de lesa humanidad los 11
tipos de actos siguientes:
Protocolo de Minnesota[editar]
Artículo principal: Protocolo de Minnesota
Estima
ción
del
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fin de la nam, las Filipinas y la isla de Nueva 1876 1902
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soviética
36
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medio:
39
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Rojo Etiopía 1975 1985 225.00048
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1983
hasta
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negros.
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el 25 % de
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cuales 22
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de 16
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africanos
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(14 155,
aunque
algunos lo
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hasta los
20.000).
Revuelta
180.00
s en Irak Irak 1991 1991 25.000
0
de 1991
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de los
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miembros
de la
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25.000
de Bahía, Brasil 1893 1897 24.850 81 d de
Canudos Canudos
sobrevivie
ron a la
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del
gobierno.
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en
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a en las
décadas
de 1970
y 1980
Asesinat
os en
masa menos
18.000
bajo Has Malaui 1966 1994 de 90
tings 6.00089
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Banda
Violacion
es de los
derechos
humanos
Chile 1973 1990 2.125 3.227
de la
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(Chile)
Estima
ción
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onism
o)
febrero
de 1982
Véase también[editar]
Violencia política
Santuario Yasukuni
Corte Penal Internacional
Crímenes de guerra japoneses
Crímenes de guerra alemanes en Polonia
Genocidio
Crimen de guerra
Crimen económico
Juan Garcés
Querella argentina
Referencias
Arturo Villarreal Palos*
*
Doctor en Derecho por la UNAM; especialista en Derecho Penal. Profesor-investigador
en el Departamento de Derecho Público del Centro Universitario de Ciencias Sociales y
Humanidades de la Universidad de Guadalajara. Miembro del Sistema Nacional de
Investigadores, Nivel II, Conacyt, México.
RESUMEN:
De la firma del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional por parte de México,
derivan compromisos implícitos y explícitos que es necesario cumplir. De una parte, la
obligación de tipificar, en el ámbito interno, los delitos competencia de la Corte y, de la
otra, la obligación explícita de contar con disposiciones internas que permitan sancionar los
delitos cometidos contra la administración de justicia en procedimientos efectuados en la
Corte o en conexión con ella y que también permitan asegurar los procedimientos
aplicables a todas las formas de cooperación previstas en el Estatuto. El presente trabajo
explora las diversas formas en que los Estados han procurado cumplir con estas
obligaciones y propone las vías que serían más factibles en el caso de México, haciendo
especial referencia los crímenes de genocidio, lesa humanidad y de guerra.
ABSTRACT:
Mexico’s signature of the Rome Statute of the International Criminal Court, derive implicit
and explicit commitments that must be met. On the one hand, the obligation to define, in
the domestic sphere, crimes jurisdiction of the Court and, on the other, the obligation to
have in place provisions penalizing offenses against the administration of justice in
procedures performed at court or in connection with it and also allow secure procedures
applicable to all forms of cooperation envisaged in the Statute. This paper explores the
various ways in which States have sought to fulfill these obligations and proposes ways that
would be more feasible in the case of Mexico, with particular reference to the crime of
genocide, crimes against humanity and war crimes.
Key words: incorporation; crime of genocide; crimes against humanity and war crimes;
Mexico
RÉSUMÉ:
I. INTRODUCCIÓN
De la firma del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional (ER o Estatuto) por
1
parte de México, derivan obligaciones frente a la comunidad internacional que es
necesario cumplir. En el presente trabajo me refiero a esas obligaciones y a la forma
en que podríamos satisfacerlas de mejor manera.
Utilizo para ello una metodología basada en la comparación jurídica entre normas
internacionales y nacionales, la remisión a normas de nuestro propio sistema jurídico,
el análisis legal y de la doctrina existente, así como la síntesis, lo que da como
resultado la propuesta que arriba he enunciado. Si bien éste no es un tema urgente en
la agenda legislativa, indudablemente constituye un compromiso internacional que
México debe cumplir. De ahí la relevancia de la temática abordada.
Respecto a qué tipo de obligaciones se desprenden de la firma del ER, hay coincidencia
en que existen obligaciones que están implícitas y hay otras que se prevén
explícitamente.
b. El artículo 88 del Estatuto señala que los Estados parte se asegurarán de que
en el derecho interno existan procedimientos aplicables a todas las formas de
cooperación especificadas en su parte IX, como lo son, entre otras, la entrega
de personas a la Corte, la detención provisional y otras formas de cooperación,
tales como identificar y buscar personas u objetos, practicar pruebas,
dictámenes e informes periciales o interrogar a una persona.
Sobre cómo cumplir con estas obligaciones, las naciones han ensayado
fundamentalmente dos vías: a) la de expedir leyes especiales, que pueden o no incluir
las tres obligaciones antes enunciadas y b) la de realizar reformas en su codificación
penal para incluir los delitos competencia de la Corte, a la par de expedir leyes
especiales en materia de cooperación.
4 5
Tocante a Latinoamérica, Argentina y Uruguay han expedido leyes especiales que
contemplan los tres aspectos: los tipos penales del derecho internacional penal
(genocidio, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra), los delitos contra la
administración de justicia y las formas de cooperación. Argentina regula los tipos
penales del derecho internacional en un modelo que hace remisión directa al Estatuto,
mientras que Uruguay los describe en su propia ley. Chile también ha expedido una ley
especial, aunque en este caso limitada a la tipificación de los crímenes competencia de
6
la Corte.
Costa Rica modificó su Código Penal, a efecto de incorporar los crímenes de genocidio,
7
lesa humanidad y de guerra. El Código Penal Colombiano contiene disposiciones para
sancionar el genocidio, ciertos crímenes de lesa humanidad como la tortura y la
desaparición forzada, así como un capítulo sobre “Delitos contra personas y bienes
protegidos por el Derecho Internacional Humanitario” y, en su Código Procesal Penal,
tiene una cláusula general hacia la CPI en la sección correspondiente a mecanismos de
cooperación internacional, caso similar al de Perú, que en su legislación procesal penal
8
(libro VII, Sección VII), contempla los mecanismos de cooperación con la CPI.
En el caso de Alemania han sido dictadas dos leyes especiales tanto de naturaleza
material como también procesal: el Código Penal Internacional, que contiene los
delitos de genocidio, contra la humanidad y de guerra, regulando además la
responsabilidad de los jefes y otros superiores, y la Ley para la Implementación del
Estatuto de Roma de la CPI, que a su vez contiene la Ley sobre la Cooperación con la
9
CPI.
Finalmente, España expresamente incorporó en su Código Penal los delitos de
genocidio, de lesa humanidad, contra las personas y bienes protegidos en caso de
conflicto armado y el de contra la administración de justicia de la Corte Penal
10
Internacional, y adicionalmente, expidió la Ley Orgánica de Cooperación con la Corte
11
Penal Internacional.
A la fecha hemos conocido de tres iniciativas de ley que buscan incorporar los delitos
competencia de la CPI en el Código Penal Federal (CPF). La primera de ellas fue la que
presentaron, en enero de 2008, las entonces diputadas del Partido Acción Nacional
(PAN), Omeheira López Reyna y Esmeralda Cárdenas Sánchez, quienes elaboraron un
proyecto de decreto para reformar y adicionar diversas disposiciones del Código Penal
Federal, del Código de Justicia Militar, de la Ley General de Salud y del Código Federal
12
de Procedimientos Penales.
Respecto a los “Delitos contra las personas y bienes protegidos por el derecho
internacional humanitario”, igualmente se observa un problema con las remisiones a
diversos tipos penales que no forman parte del derecho internacional humanitario; por
ejemplo, las conductas relacionadas con el libre desarrollo de la personalidad de los
menores, además de que, en términos de la redacción del artículo, no se está creando
un delito o delitos, sino una agravante que aplica cuando el sujeto pasivo son personas
y bienes protegidos por el derecho internacional humanitario.
La segunda de las iniciativas comentadas, es la que presentó, en febrero de 2012, el
entonces diputado del Grupo Parlamentario del Partido del Trabajo (PT), Jaime
Fernando Cárdenas Gracia, para reformar y adicionar diversas disposiciones del Código
14
Penal Federal.
Esta iniciativa hace una transcripción completa en el CPF de los crímenes de genocidio
y de guerra contemplados en el ER y, tocante a los crímenes de lesa humanidad, hace
un traslado casi idéntico, pero también incurre en el error de hacer remisiones a
diversos tipos penales que no forman parte de los delitos de lesa humanidad
contemplados en el ER, como son las conductas relacionadas con el libre desarrollo de
la personalidad de los menores.
Finalmente, en mayo de 2015, las senadoras Gabriela Cuevas Barrón y María del Pilar
Ortega Martínez, del Grupo Parlamentario del PAN, presentaron también una iniciativa
con proyecto de decreto por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones del
15
Código Penal Federal en materia de delitos contra la humanidad.
Sobre esto, ya se ha adelantado que algunos de los tipos penales contenidos en el ER,
pueden ser contrarios al principio de legalidad, por la vía de la violación al principio de
taxatividad, según el cual al legislador le es exigible la emisión de normas claras,
precisas y exactas respecto de la conducta reprochable, así como de la consecuencia
16
jurídica por la comisión de un ilícito.
Al respecto, Alfredo Chirino ha señalado que los tipos penales o familias delictivas
contempladas en el ER tienen serios problemas de descripción, no sólo por la
existencia de fórmulas vagas que pretenden adelantarse a todos los posibles casos que
se puedan producir en la realidad, sino también por los aspectos subjetivos que
17
incluyen y que permiten una tarea muy amplia de interpretación para el juzgador.
De manera específica, podemos aludir al artículo 7o., párrafo 1, letra K (relativo a los
crímenes de lesa humanidad) del ER, que sanciona “otros actos inhumanos de carácter
similar que causen intencionalmente grandes sufrimientos o atenten gravemente
contra la integridad física o la salud mental o física”, cuya amplitud resulta opinable
18
desde el punto de vista del principio de legalidad, lo que también ocurre con la
referencia a los daños “claramente excesivos” en relación con la ventaja militar en los
19
crímenes de guerra (artículo 8.2, b, iv, del ER).
Ahora bien, antes de proseguir con el desarrollo de esta cuestión, es preciso comentar
que la inclusión de los tipos penales previstos en el ER en el CPF deja sin resolver el
problema del fuero aplicable.
De las trece hipótesis de competencia federal que contiene este artículo, sólo parece
tener aplicabilidad aquella que convierte en federal el asunto cuando el sujeto activo
del delito es un servidor público federal y, por tanto, todos los demás casos devendrían
en una cuestión de los estados de la República, lo que no es algo menor, habida
cuenta la disparidad existente en las legislaciones locales.
Dondé Matute considera que esto se puede hacer a través de una ley especial, con
base en las facultades implícitas que en materia de política exterior y celebración de
tratados internacionales se otorgan al presidente de la República y la Cámara de
22
Senadores. Dudo, sin embargo, que puede expedirse una ley penal con base en
facultades implícitas, pues conllevaría una violación al principio de legalidad, vía la
transgresión al principio derivado de “reserva de ley”, el cual prevé que la facultad
para fijar e imponer las penas por las faltas y delitos a nivel federal, corresponde en
exclusiva al Congreso de la Unión, conforme al artículo 73, fracción XXI, de la
23
Constitución general de la República, y si bien ese artículo y fracción establecen una
facultad, constituyen a la vez una limitante, pues el Congreso de la Unión no podría
expedir otras leyes penales que no sean las que expresamente le faculta la carta
magna.
Así que tal vez, lo más conveniente sea adicionar el artículo 50, fracción I, de la LOPJF,
al efecto de señalar que los casos que involucren genocidio, crímenes de lesa
humanidad y crímenes de guerra serán de la competencia federal. Esta es una vía que
ya se ha ensayado antes, como cuando en junio de 2000 se adicionaron los
incisos l y m a la fracción I del citado artículo 50, con el propósito de considerar delitos
federales los cometidos por o en contra de funcionarios electorales federales o de
funcionarios partidistas en los términos de la fracción II del artículo 401 del CPF (hoy
fracciones I y II) y los casos de tráfico de menores previstos en los artículos 366,
fracción III (ya derogado); 366 ter y 366 quáter del mismo código, cuando el delito
sea con el propósito de trasladar o entregar al menor fuera del territorio nacional.
Así que, pensando en una incorporación al CPF de los delitos competencia de la Corte,
realizaré el siguiente análisis respecto de los delitos de genocidio, lesa humanidad y de
guerra.
De conformidad con el artículo 6o. del ER, se entiende por genocidio cualquiera de los
actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o
parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal: a) matanza de
miembros del grupo; b) lesión grave a la integridad física o mental de los miembros
del grupo; c) sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que
hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial; d) medidas destinadas a
impedir los nacimientos en el seno del grupo, y e) traslado por fuerza de niños del
24
grupo a otro grupo.
En nuestro país, este delito se contempla en el artículo 149 Bis del CPF, adicionado por
decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 20 de enero de 1967.
Este ilícito sólo se contempla a nivel federal y es inexistente en las legislaciones
penales de los estados de la República.
Dondé Matute ya ha resaltado que al hacer una comparación entre este tipo penal y los
contemplados en la Convención Internacional contra el Genocidio de 1948 y el ER, se
detectan dos diferencias sustanciales: a) el CPF limita el impedir nacimientos sólo por
medio de la esterilización, cuando la definición internacional no hace tal distinción y b)
el traslado de menores de un grupo a otro grupo, en el CPF va dirigido a menores de
16 años, cuando las convenciones internacionales sólo hablan de “menores”, lo que
25
tiene una connotación más amplia. Concuerdo en la necesidad de que nuestra
legislación adopte textualmente la definición de la Convención de 1948 y el ER.
Los “Crímenes de lesa humanidad” se contienen en el artículo 7o. del ER. Se trata de
26
11 conductas sujetas a los llamados “elementos contextuales”; es decir,
27
condicionadas a que sean parte de un ataque generalizado o sistemático contra una
población civil y con conocimiento de dicho ataque (este elemento contextual es y
debe ser una parte del tipo penal).
En razón de ello, tomaré como referencia el tipo penal de tortura que propone la ley
general, cuya aprobación es previsible en el futuro cercano, para luego compararlo con
el tipo penal del ER.
El servidor público que siendo superior jerárquico de otros servidores públicos bajo su
inmediata autoridad y control efectivos, haya tenido conocimienmto de que sus
subordinados se proponían cometer o estuvieren cometiendo el delito tipificado en el
artículo anterior y conscientemente haya sido omiso en tomar las acciones necesarias
para prevenirlo o impedirlo.
Por otra parte, está la cuestión del sujeto activo, que en el derecho internacional penal
posibilita que los crímenes puedan ser cometidos tanto por servidores públicos (parte
de un Estado) como por ciudadanos (parte de una organización), derivado del artículo
7.2.a) del ER, que señala que por “ataque contra una población civil se entenderá una
línea de conducta que implique la comisión múltiple de actos mencionados en el
párrafo 1 contra una población civil, de conformidad con la política de un Estado o de
una organización de cometer ese ataque o para promover esa política” (este ha sido
28
denominado el “elemento político” de los delitos de lesa humanidad). De acuerdo con
29
los “Elementos de los Crímenes”, normativa derivada del artículo 9o. del ER, se
entiende que la “política de cometer ese ataque” requiere que el Estado o la
organización promueva o aliente activamente un ataque de esa índole contra una
población civil.
A fin de resolver estas discrepancias, se podría hacer una remisión al delito de tortura
previsto en el artículo 21 del ahora proyecto de ley general sobre tortura, con el
acotamiento de que las penas, dolores o sufrimientos físicos o psicológicos deben ser
graves y no estarán sujetas a ninguna de las finalidades previstas en ese artículo (el
adjetivo de “graves” sería el contrapeso a la ausencia de finalidad) y que, además, el
sujeto activo del delito podrá ser cualquier persona, tal y como sucede en la legislación
internacional.
g) Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado,
esterilización forzada o cualquier otra forma de violencia sexual de gravedad
comparable. El delito de violación se prevé en el artículo 265 del CPF, por lo que
bastaría hacer la remisión respectiva.
Por su parte, el artículo 11, segundo párrafo de la Ley General en Materia de Trata de
Personas, al que ya nos referimos antes, define a la esclavitud como “el dominio de
una persona sobre otra, dejándola sin capacidad de disponer libremente de su propia
persona ni de sus bienes y se ejerciten sobre ella, de hecho, atributos del derecho de
propiedad”.
En ese tenor, se puede señalar que por “esclavitud sexual” se entiende la conducta
referida en el artículo 11, segundo párrafo, de la ley arriba citada, cuando la misma
tenga por objeto la realización de actos de naturaleza sexual o la cópula.
Siguiendo lo señalado en los artículos 260, tercer párrafo, y 265, segundo párrafo, del
CPF, se deberá establecer que: a) por actos de naturaleza sexual se entienden los
tocamientos o manoseos corporales obscenos o los que representen actos
explícitamente sexuales u obliguen a la víctima a representarlos, y b) por cópula, la
introducción del miembro viril en el cuerpo de la víctima por vía vaginal, anal u oral,
independientemente de su sexo.
El crimen de “embarazo forzado” no existe en la legislación nacional. Únicamente se
sanciona la inseminación artificial sin consentimiento de la mujer o aún con éste, si
fuera menor o incapaz (artículo 466 de la Ley General de Salud), y el implantar a una
mujer un óvulo fecundado, cuando hubiere utilizado para ello un óvulo ajeno o
esperma de donante no autorizado, sin el consentimiento expreso de la paciente, del
donante o con el consentimiento de una menor de edad o de una incapaz (artículo
199 quáter del CPF).
Sin embargo, no son éstos los sentidos a los que se refiere la normativa internacional,
puesto que el artículo 7.2.f) del ER entiende por “embarazo forzado”, el confinamiento
ilícito de una mujer a la que se ha dejado embarazada por la fuerza, con la intención
de modificar la composición étnica de una población o de cometer otras violaciones
graves del derecho internacional.
Ahora bien, como ya lo señalé antes, por decreto publicado en el DOF el 10 de julio de
2015, se adicionó la fracción XXI del artículo 73 constitucional, a efecto de otorgar al
Congreso de la Unión la facultad de expedir la Ley General en Materia de Desaparición
Forzada de Personas, por lo que actualmente se discute en la Cámara de Senadores la
iniciativa de Ley General para Prevenir y Sancionar los Delitos en Materia de
Desaparición de Personas, que presentó el presidente de la República el 10 de
diciembre de 2015, por lo que en virtud de la inminencia de esta ley, tomaré como
referencia los tipos penales que propone la iniciativa, para luego compararlos con el
tipo penal del ER.
Esto se complementa con lo dispuesto por el artículo 21, el cual indica que también
comete el delito de desaparición forzada de personas:
I. El servidor público que siendo superior jerárquico de otros servidores públicos bajo
su inmediata autoridad y control efectivos, haya tenido conocimiento de que sus
subordinados se proponían cometer o estuvieren cometiendo el delito tipificado en el
artículo anterior y, conscientemente, haya sido omiso en tomar las acciones necesarias
para prevenirlo, impedirlo o hacerlo del conocimiento de las autoridades competentes
[y] II. El servidor público o persona que por orden, con autorización, consentimiento,
apoyo, aquiescencia o respaldo de un servidor público, a sabiendas de la comisión de
cualquiera de las conductas señaladas en el presente Capítulo y sin haber participado
directamente en las mismas, incinere, sepulte, desintegre o destruya total o
parcialmente el cadáver o restos de la persona desaparecida.
En cuanto al segundo de los tipos penales, la iniciativa indica, en su artículo 26, que
comete el delito de desaparición por particulares:
La persona o grupo de personas que sin la autorización, el apoyo o la aquiescencia de
un servidor público, priven de la libertad a una o mas personas con la finalidad de
ocultarlas, seguida de la negativa a reconocer dicha privación de la libertad o a
proporcionar la información disponible sobre su suerte o paradero, con lo cual, quien
fue privado de la libertad, queda sustraído a la protección del ordenamiento jurídico.
Como partícipe del delito de desaparición por particulares, para los efectos de la ley, a
la persona que a sabiendas de la comisión de cualquiera de las conductas señaladas en
el presente Capítulo, incinere, sepulte, desintegre o destruya total o parcialmente el
cadáver o restos de la persona desaparecida cuya muerte se haya producido durante la
desaparición.
j) El crimen de apartheid. El artículo 7.2.h) del Estatuto señala que por “el
crimen de apartheid” se entenderán los “actos inhumanos de carácter similar a
los mencionados en el párrafo 1 cometidos en el contexto de un régimen
institucionalizado de opresión y dominación sistemáticas de un grupo racial
sobre uno o más grupos raciales y con la intención de mantener ese régimen”.
Esto supondría que, de manera similar al crimen de persecución, la conducta base está
conectada a la comisión de un crimen competencia de la Corte, específicamente, en
este caso, cualquiera de los actos señalados en el parrafo 1 del artículo 7o., como
pueden ser asesinato, tortura, violación, esclavitud, etcétera.
Ahora bien, por otra parte tenemos la Convención Internacional sobre la Represión y el
Castigo del Crimen de Apartheid, firmada en Nueva York el 30 de noviembre de 1973
de la que México es parte, en donde se señala que la expresión “crimen de apartheid”
incluirá las políticas y prácticas análogas de segregación y discriminación racial tal
como se practican en el África meridional y denotará los siguientes actos inhumanos
cometidos con el fin de instituir y mantener la dominación de un grupo racial de
personas sobre cualquier otro grupo racial de personas y de oprimirlo
sistemáticamente, a saber:
a. La denegación a uno o más miembros de uno o más grupos raciales del derecho
a la vida y a la libertad de la persona: i) mediante el asesinato de miembros de
uno más grupos raciales; ii) mediante atentados graves contra la integridad
física o mental, la libertad o la dignidad de los miembros de uno o más grupos
raciales, o su sometimiento a torturas o a penas o tratos crueles, inhumanos o
degradantes; iii) mediante la detención arbitraria y la prisión ilegal de los
miembros de uno o más grupos raciales.
b. La imposición deliberada a uno o más grupos raciales de condiciones de
existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial.
Finalmente, es oportuno reflexionar sobre la pena que sería aplicable a los delitos de
lesa humanidad, que suponen una de las graves afrentas al género humano. El ER
sanciona los crímenes competencia de la Corte con penas que pueden ir de 1 a 30 años
de reclusión o bien reclusión a perpetuidad, cuando lo justifiquen la extrema gravedad
del crimen y las circunstancias personales del condenado (artículo 77). Pero, en
contrapartida, se contempla la posibilidad de un examen de reducción de la pena,
cuando el recluso haya cumplido las dos terceras partes de la pena o 25 años de
prisión en caso de reclusión perpetua (artículo 110).
Desde mi punto de vista, nuestro país necesita una reflexión muy seria sobre esta
cuestión, como lo hizo ver el reciente pronunciamiento de la Comisión Nacional de los
32
Derechos Humanos sobre la Racionalización de la Pena de Prisión pero,
desafortunadamente, no es éste el espacio para tratar tan delicado tema. No obstante,
puede considerarse que los crímenes de lesa humanidad pudieran tener una pena
estandarizada de 20 a 40 años de prisión con independencia de la pena aplicable al
delito cometido. No es lo deseable, pero es lo posible.
El referido artículo 8o. del Estatuto tiene tres apartados. El primero (8.1) establece la
competencia de la Corte respecto de los crímenes de guerra, en particular cuando se
cometan como parte de un plan o política o como parte de la comisión en gran escala
de tales crímenes.
Sin embargo, como con todo acierto se ha indicado, debido a la relación del Estatuto
con otros tratados internacionales, su implementación también representa “una
oportunidad para armonizar la legislación nacional con otras obligaciones
36
internacionales reconocidas y aceptadas por el Estado Mexicano”.
Por otra parte, es importante referir que no existe una definición de las armas,
proyectiles, materiales y métodos de guerra que, por su propia naturaleza, causen
daños superfluos o sufrimientos innecesarios o surtan efectos indiscriminados en
violación del derecho internacional de los conflictos armados, previstos en el artículo
8.2.b).xx) del Estatuto, pues no han sido objeto de una prohibición completa ni están
incluidos en un anexo en virtud de una enmienda aprobada por los Estados parte,
según se prevé en el mismo artículo.
Por otra parte, y en relación con este tema, me gustaría referirme al fuero aplicable a
los militares que cometan crímenes de guerra en el contexto de un conflicto armando.
La cuestión no es muy complicada, pues a raíz de la reforma de junio de 2014 al
artículo 57 del Código de Justicia Militar, motivada a su vez por la sentencia dictada
por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso de Rosendo Radilla,
cuando los afectados sean personas civiles (por ejemplo, un movimiento interno
armado), el fuero aplicable es el del orden común, pero sería aplicable el fuero militar
en caso de conflicto con un ejército enemigo.
VII. CONCLUSIONES
Hago votos porque esta cuestión pueda ser abordada a la brevedad y se de él paso
decisivo en esta materia.
Chirino Sánchez, Alfredo, “La reforma penal y los delitos competencia de la Corte Penal
Internacional”, en Boeglin, Nicolás et al. (eds.), La Corte Penal Internacional: una
perspectiva latinoamericana, Costa Rica, Universidad para la Paz de las Naciones
Unidas-University Press, 2012. [ Links ]
Pérez Caballero, Jesús, “Defensa de los elementos contextual y político de los crímenes
de lesa humanidad contra la expansión del tipo al terrorismo internacional”, Revista
Electrónica de Ciencia Penal y Criminología, España, núm. 15-15, 2013, disponible
en: http://criminet.ugr.es/recpc/15/recpc15-15.pdf (fecha de consulta 15 de
abril de 2016). [ Links ]
Werle, Gerhard, Tratado de derecho penal internacional, trad. del alemán por Claudia
Cárdenas Aravena, Jaime Cousi Salas y María Gutiérrez Rodríguez, 2a. ed., Valencia,
Tirant Lo Blanch, 2011. [ Links ]
Wolffhügel G., Christian, “El elemento contextual del crimen de lesa humanidad: una
visión en el marco de las decisiones de la Corte Penal Internacional”, en Boeglin,
Nicolás et al. (eds.), La Corte Penal Internacional: una perspectiva latinoamericana,
San José, Costa Rica, Universidad para la Paz de las Naciones Unidas-University Press,
2012. [ Links ]
1
México firmó el Estatuto de Roma el 7 de septiembre de 2000 y lo ratificó el 28 de
octubre de 2005, luego de agotar el proceso de reforma constitucional que se
consideró necesario para ese objeto.
2
Al respecto, véase, Ambos, Kai, “Implementación del Estatuto de Roma en la
legislación nacional”, en Ambos, Kai y Malarino, Ezequiel (eds.), Persecución penal
nacional de crímenes internacionales en América Latina y España, Uruguay, Fundación
Konrad-Adenauer-Stiftung, 2003, p. 25; Dondé Matute, Francisco Javier,
“Consideraciones en torno a la implementación de los crímenes que son competencia
de la Corte Penal Internacional”, Anuario Mexicano de Derecho Internacional, México,
vol. VII, 2007 p.117.
3
El artículo 70.1 del ER establece los delitos contra la administración de justicia que
pueden cometerse en los procedimientos seguidos en la Corte. A saber: dar falso
testimonio, presentar pruebas falsas, corromper a un testigo, obstruir su
comparecencia, tomar represalias contra el, destruir o alterar pruebas o interferir en
las diligencias de prueba, poner trabas, intimidar, corromper o tomar represalias
contra un funcionario de la Corte y solicitar o aceptar un soborno.
4
Véase la Ley 26.200 de Implementación del Estatuto de Roma, publicada en el Boletín
Oficial de la República Argentina el 9 de enero 5 de 2007, disponible
en: http://www.iccnow.org/documents/Ley_de_implementacion_argentin
a2.pdf (fecha de consulta: 20 de abril de 2016).
5
Véase la Ley núm. 18.026 de Cooperación con la Corte Penal Internacional en Materia
de Lucha contra el Genocidio, los Crímenes de Guerra y de Lesa Humanidad, publicada
en el Diario Oficial de la República Oriental del Uruguay el 4 de octubre de 2006,
disponible
en: http://www2.ohchr.org/english/bodies/cat/docs/AnexoI_Ley18026.p
df (fecha de consulta: 20 de abril de 2016).
6
Véase la Ley núm. 20.357. Tipifica Crímenes de Lesa Humanidad y Genocidio y
Crímenes y Delitos de Guerra, publicada en el Diario Oficial de la República de Chile el
18 de julio de 2009, disponible en: https://www.leychile.cl/Navegar?
idNorma=1004297 (fecha de consulta: 20 de abril de 2016).
7
Véase la Ley núm. 8272 del 2 de mayo de 2002 de Costa Rica. Represión Penal como
Castigo por los Crímenes de Guerra y de Lesa Humanidad, disponible
en: http://www.acnur.org/t3/fileadmin/Documentos/BDL/2002/1847.pdf
?view=1 (fecha de consulta: 20 de abril de 2016).
8
Sobre esto último, véase Herencia Carrasco, Salvador Martín, La implementación del
Estatuto de Roma en la Región Andina. Los casos de Bolivia, Colombia y Perú, Perú,
Comisión Andina de Juristas, 2015, pp. 24 y 26.
9
Sobre esta cuestión, véase Ambos, Kai, “La implementación del Estatuto de la Corte
Penal Internacional en Alemania”, Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología,
España, núm. 7, 2005, pp. 4 y 18, disponible
en: http://criminet.ugr.es/recpc/07/recpc07-17.pdf (fecha de consulta: 20 de
abril de 2016), y también la Ley de Introducción del Código Penal Internacional
(Alemania) del 26 de junio de 2002, disponible
en: https://www.mpicc.de/files/pdf1/vstgblspan1.pdf (fecha de consulta: 20
de abril de 2016).
10
Véase la Ley Orgánica 10/1995, del 23 de noviembre, del Código Penal Español,
publicado en el Boletín Oficial del Estado núm. 281, del 24 de noviembre de 1995,
artículos 471 bis, 607, 607 bis, 608 y subsiguientes, disponible
en: https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-1995-25444 (fecha de
consulta: 23 de abril de 2016).
11
Véase la Ley Orgánica 18/2003, de 10 de diciembre, de Cooperación con la Corte
Penal Internacional (España), publicada en el Boletín Oficial del Estado núm. 296 del
11 de diciembre de 2003, disponible
en: https://www.boe.es/buscar/pdf/2003/BOE-A-2003-22715-
consolidado.pdf (fecha de consulta: 23 de abril de 2016).
12
Véase la Iniciativa con proyecto de decreto, que reforma y adiciona diversas
disposiciones del Código Penal Federal, del Código de Justicia Militar, de la Ley General
de Salud y del Código Federal de Procedimientos Penales, a cargo de la diputada
Omeheira López Reyna, del Grupo Parlamentario del PAN, publicada en la Gaceta
Parlamentaria de la Cámara de Diputados, año XI, núm. 2417-I, 4 de enero de 2008.
13
En este sentido, Guerrero Rosales, Humberto Francisco y Sirvent Bravo Ahuja, María
(coords.), Manual para la Implementación del Estatuto de Roma en la Legislación
Mexicana, México, Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos
Humanos, 2008, p. 26.
14
Véase la Iniciativa que reforma y adiciona diversas disposiciones del Código Penal
Federal, a cargo del diputado Jaime Fernando Cárdenas Gracia, del Grupo
Parlamentario del PT, publicada en la Gaceta Parlamentaria de la Cámara de
Diputados, año XV, núm. 3452-IV, 16 de febrero de 2012.
15
Véase la Iniciativa con proyecto de decreto por el que se reforman y adicionan
diversas disposiciones del Código Penal Federal en materia de delitos contra la
humanidad, a cargo de las Senadoras Gabriela Cuevas Barrón y María del Pilar Ortega
Martínez, del Grupo Parlamentario del PAN, publicada en la Gaceta del Senado el 13 de
mayo de 2015, Gaceta LXII/3SPR-3.
16
Sobre este particular, véase la tesis de jurisprudencia bajo el rubro: “PrinciPio de
legalidad Penal en su vertiente de taxatividad. análisis del contexto en el cual se
desenvuelven las normas Penales, así como de sus PosiBles destinatarios”, Tesis 1a
CXCII/2011 (9a), Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época,
octubre de 2011, t. 2, p. 1094. Asimismo, y de acuerdo con Roxin, una de las
consecuencias del principio de legalidad en materia penal es la prohibición de las leyes
penales y penas indeterminadas. Véase Roxin, Claus, Derecho penal. Parte general.
Fundamentos. La estructura de la teoría del delito, trad. y notas de Diego Manuel
Luzón Peña, Miguel Díaz y García Conlledo y Javier de Vicente Remesal, España,
Civitas, 2000, p. 141.
17
Véase Chirino Sánchez, Alfredo, “La reforma penal y los delitos competencia de la
Corte Penal Internacional”, en Boeglin, Nicolás et al. (eds.), La Corte Penal
Internacional: una perspectiva latinoamericana, Costa Rica, Universidad para la Paz de
las Naciones Unidas-University Press, 2012, p. 71.
18
En este sentido, Cárdenas Aravena, Claudia, “La implementación de los crímenes
competencia de la Corte Penal Internacional en la Ley No. 20.357”, Revista de
Derecho, Chile, vol. XXIII, núm. 2, diciembre de 2010, p. 30.
19
Así la opinión de Ambos, Kai, “Implementación del Estatuto de Roma...”, cit., p. 28.
20
Véase Dondé Matute, Francisco Javier, op. cit., p. 118.
21
Así, Guerrero, Humberto Francisco y Sirvent, María, op. cit., p. 40.
22
Véase Dondé Matute, Francisco Javier, op. cit., p. 132.
23
Sobre el principio de reserva de ley, véase la tesis bajo el rubro: “delitos contra el
amBiente y la gestión amBiental. el artículo 420, fracción ii, del código Penal federal,
no viola el PrinciPio de reserva de ley”, Tesis 1a. CXCII/2011 (9a.), Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Décima Época, t. 1, noviembre de 2012, p. 908.
24
Esta definición es idéntica a la contenida en la Convención para la Prevención y
Sanción del Delito de Genocidio, adoptada en Nueva York el 9 de diciembre de 1948,
de la que México es parte.
25
Véase Dondé Matute, Francisco Javier, op. cit., p. 140.
26
Se les define como “elementos contextuales” en razón de que los delitos se cometen
en un contexto determinado, que es, precisamente, el ataque generalizado o
sistemático. Sobre esto véase: Pérez Caballero, Jesús, “Defensa de los elementos
contextual y político de los crímenes de lesa humanidad contra la expansión del tipo al
terrorismo internacional”, Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología, España,
núm. 15-15, 2013, p. 3, disponible
en: http://criminet.ugr.es/recpc/15/recpc15-15.pdf (fecha de consulta: 15 de
abril de 2016).
27
De acuerdo a la jurisprudencia de la CPI, por ataque generalizado se entiende aquel
realizado a gran escala y con un número significativo de víctimas, mientras que
sistemático será aquel que forma parte de un plan organizado, de forma tal que no
constituya una repetición accidental de conductas criminales similares. Sobre esto,
véase, Wolffhügel G., Christian, “El elemento contextual del crimen de lesa
humanidad: una visión en el marco de las decisiones de la Corte Penal Internacional”,
en Boeglin, Nicolás et al. (eds.), La Corte Penal Internacional: una perspectiva
latinoamericana, San José, Costa Rica, Universidad para la Paz de las Naciones Unidas-
University Press, 2012, p. 408.
28
Sobre esta cuestión, véase Werle, Gerhard, Tratado de derecho penal internacional,
trad. del alemán de Claudia Cárdenas Aravena, Jaime Cousi Salas y María Gutiérrez
Rodríguez, 2a. ed., Valencia, Tirant Lo Blanch, 2011, p. 475.
29
El artículo 9.1 del ER señala que los elementos de los crímenes ayudarán a la Corte a
interpretar y aplicar los artículos 6, 7 y 8 del Estatuto y serán aprobados por una
mayoría de dos tercios de los miembros de la Asamblea de los Estados partes.
30
El artículo 7.3 del ER señala que “a los efectos del mismo se entenderá que el
término «género» se refiere a los dos sexos, masculino y femenino, en el contexto de
la sociedad. El término «género» no tendrá más acepción que la que antecede”.
31
Cfr. Dondé Matute, Francisco Javier, op. cit., p.139.
32
Véase el documento: Comisión Nacional de los Derechos Humanos, Racionalización
de la pena de prisión. Pronunciamiento, México, 2016, disponible
en: http://www.cndh.org.mx/sites/all/doc/Informes/Especiales/Pronunci
amiento_20160331.pdf (fecha de consulta: 20 de junio de 2016).
Por Carlos Slepoy *
Una lamentable confusión interpretativa en los juicios que se celebran contra los integrantes de la
última dictadura militar está evitando que sus delitos sean calificados como genocidio. Con la
notable y pionera excepción de las sentencias dictadas contra Etchecolatz y Von Wernich por el
Tribunal Oral Federal Nº 1 de La Plata, presidido por el doctor Carlos Rozanski –confirmada la
primera por la Corte Suprema de Justicia– que señalan que los crímenes fueron cometidos en el
marco de un genocidio, el resto de las que hasta ahora han sido dictadas califican los hechos como
crímenes de lesa humanidad. Los tribunales que las dictan rechazan las peticiones de las
acusaciones que abogan por calificar el crimen, como lo ha hecho el tribunal platense. La
diferencia no es baladí y tiene profundas implicaciones jurídicas y sociales. No es igual calificar la
muerte intencionada de una persona como homicidio simple o asesinato: las notas de alevosía o
ensañamiento en este último determinan la existencia de una forma agravada de aquél, o un delito
distinto, según la legislación de que se trate. Tampoco es igual hurto o robo aunque sea la
sustracción ilegítima de un bien lo que caracteriza a ambos: el robo se produce con fuerza en las
cosas o violencia en las personas determinando en consecuencia la existencia de un delito
diferente del primero. Lo relevante no radica en que las penas sean o puedan ser distintas en uno u
otro caso; lo sustancial es que la sentencia, que califica los hechos antes de dictar su fallo,
establece la verdad judicial sobre los mismos y con ello califica la conducta del que comete el delito
y su intencionalidad. Es necesario aclarar por ello qué es lo que realmente ocurrió en nuestro país
y cómo debe ser calificado judicialmente.
Si algo claro existe en la conciencia social sobre los crímenes de la dictadura es que cometió un
genocidio. “Cárcel a los genocidas” no es una consigna intercambiable con ninguna otra, como
“cárcel a los asesinos” o a “los criminales”, sino la expresión de una convicción popular de que en
la Argentina hubo algo distinto a múltiples y generalizados crímenes. Esta convicción tiene
traducción jurídica, como se irá viendo.
Lo que separa a uno y otro delito no es la mayor o menor mortandad o número de ilícitos que
producen, sino su distinta naturaleza. Determinar la naturaleza del crimen no sólo es útil para
nombrar a los hechos por su nombre y la intención de quien lo comete sino, y fundamentalmente,
para develar sus causas y consecuencias.
El crimen de lesa humanidad en sentido genérico se define como el que se comete mediante un
ataque generalizado o sistemático contra una población civil en medio del cual se perpetran
múltiples delitos. El tipo penal no exige en este caso ninguna específica intencionalidad por parte
del represor. Basta acreditar, por un lado, que existió dicho ataque y, por otro, que durante el
mismo se cometieron asesinatos, secuestros, desapariciones, etc. El objetivo de la acción criminal
es provocar la destrucción de la población civil afectada de forma indiscriminada.
En enero de 1998 comparecieron en Madrid, ante el juez Baltasar Garzón, Rafael Veljanovich y
Pablo Javkin, entonces presidente y vicepresidente respectivamente de la Federación Universitaria
Argentina (FUA). Aportaron un extraordinario estudio dirigido por la socióloga e investigadora Inés
Izaguirre en el Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de
Buenos Aires. En el mismo se daba cuenta de que 3286 estudiantes universitarios, perfectamente
identificados, fueron víctimas de desaparición forzada.
Poco después, el 16 de marzo, lo hicieron Víctor De Gennaro, Víctor Mendibil, Alberto Morlachetti,
Marta Maffei, Alberto Piccinini y Juan Carlos Camaño, en representación de la Central de los
Trabajadores Argentinos (CTA). Entregaron un trabajo, acompañado en su análisis jurídico por los
abogados Juan Carlos Capurro y Horacio González, que movilizó a decenas de personas en todo
el país durante varios meses y que identificaba a más de 10.000 trabajadores desaparecidos.
Marta Maffei aportaría una concienzuda investigación realizada por la Confederación de
Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera) que indicaba que algo más de 600
docentes y estudiantes secundarios, igualmente señalados con sus nombres y apellidos, habían
desaparecido. En todos los casos fueron muchos más aunque, por distintas causas, no se los pudo
identificar con precisión. En el Juicio a las Juntas Militares unos detestables y supuestos dirigentes
del movimiento obrero argentino declararon que no les constaba que los trabajadores hubieran sido
perseguidos por la dictadura. Ahora, auténticos y honestos dirigentes sindicales, sobrevivientes
ellos mismos del genocidio, aportaban a un tribunal las pruebas del exterminio.
Estas presentaciones no fueron especialmente relevantes desde el punto de vista cuantitativo –ya
la Conadep había establecido cifras que, aunque inferiores a las señaladas, daban cuenta de la
dimensión del crimen–, ni porque en ellas se identificara a las víctimas y se especificara con mayor
precisión que hasta entonces la forma de operar de la dictadura.
Su excepcional importancia radicó en que demostraron quiénes fueron los eliminados: no los
estudiantes y trabajadores en general, sino los activistas y militantes obreros y estudiantiles que
por decenas de miles y en forma organizada cuestionaban entonces el poder constituido. A estos
grupos humanos se dirigió en forma fría y planificada la acción de la dictadura. Esta arrasó con
todo lo que encontró a su paso, impuso el terror generalizado y en su furia asesina provocó
múltiples víctimas que no estaban insertas en esos grupos. Pero su propósito fue erradicar a ese
inmenso grupo humano que portaba el ideal de una sociedad distinta de la que querían los
exterminadores. En esta intencionalidad de los represores de crear un país a su imagen y
semejanza está la causa del genocidio y su objetivo: destruir los grupos que lo impedían o podían
impedirlo.
La notoriedad de los hechos, o soflamas tales como “hay que destruir a quienes se oponen a la
civilización occidental y cristiana” o “hay que eliminar a los enemigos del alma argentina”, dan
cuenta de esa intención. Pero, más que éstos, los planes elaborados por los propios represores
revelan cristalinamente su propósito genocida. En el indispensable libro Genocidio en Argentina, de
la doctora Mirta Mántaras, se analizan con mayor extensión de la que es posible en este artículo
las distintas características e intenciones del proyecto de la dictadura y se recogen los distintos
documentos que elaboraron las fuerzas represivas como guía de acción. De todos ellos interesa
destacar ahora el Plan del Ejército elaborado en 1975, firmado por Videla como comandante
general del Ejército, fechado en febrero de 1976 y distribuido en ese mismo mes a los distintos
cuerpos de Ejército. En el Anexo 2 de dicho Plan se define al oponente del siguiente modo: “Se
considera oponente a todas las organizaciones o elementos integrados en ellas existentes en el
país o que pudieran surgir del proceso, que de cualquier forma se opongan a la toma del poder y/u
obstaculicen el normal desenvolvimiento del gobierno militar a establecer”. Las organizaciones
aludidas son detalladas en el Anexo 3 (Inteligencia) del Plan. Se incluyen las que se consideran
como oponentes activas y potenciales. Entre las primeras, además de las organizaciones político-
militares, una larga serie de organismos y asociaciones políticas, sindicales, estudiantiles,
religiosas y de derechos humanos, entre ellos la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, las
Juventudes Políticas Argentinas, la Unión de Mujeres Argentinas, los Sacerdotes para el Tercer
Mundo y un largo etcétera.
Los torturados, asesinados y desaparecidos, los hijos de las Madres, los padres de los niños
secuestrados, los sobrevivientes de los centros de exterminio, los presos políticos, los exiliados,
todos eran militantes sindicales, estudiantiles, políticos, sociales, culturales y estaban organizados.
La dictadura no dirigió un ataque generalizado o sistemático contra la población civil. Su propósito
fue destruir los grupos en que aquéllos se integraban y perpetró, en consecuencia, un genocidio.
La necesaria brevedad de este artículo impide profundizar, como se hará más adelante, sobre los
motivos que se alegan para no calificar judicialmente los hechos como genocidio, sus causas, las
implicaciones que tuvo para nuestro país este crimen y las consecuencias profundamente
negativas que tiene no reconocerlo judicialmente como tal.
* Abogado especializado en derechos humanos.