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El show del “nuevo Congreso colaborador” ya terminó.

Vizcarra tiene el mismo


Congreso que tenía Fujimori en el 92: sumiso, temeroso, manejable y solo con
capacidad para aprobar sus reformas. Si no lo hace los que se opongan
pasarán por la DIVIAC, saldrán sus “audios” en Cuarto Poder enviados por
Gorriti y el IDL y serán acusados por los “fiscales héroes” quienes les darán, sin
lugar a dudas, una prisión preventiva de “36 meses”. Si no han entendido el
mensaje de cómo se trata a Keiko Fujimori (el “ejemplo” que todos tienen que
ver) entonces allá ellos. Y como nadie quiere ver su vida privada en las
pantallas de América los domingos desnudando su corrupción lo lógico será
que “apoyen con todo al gobierno” que es “lo que todo Congreso debe hacer”
(demostrando la ignorancia en política de los peruanos que desconocen las
funciones del Legislativo).

Y ahora ¿qué viene? La segunda parte del show: las elecciones del 2021.
¿Ustedes creen que Vizcarra no va a hacer nada para intervenir en ellas? Sería
ingenuo: la excusa será que “debe evitar que los corruptos sigan pretendiendo
tomar el poder en el Perú”, y como ese es su deber, entonces tendrá que hacer
lo posible para que tal cosa no suceda. ¿Quiénes son los corruptos: Acción
Popular, Alianza para el Progreso, los Morados, los amigos de Vizcarra? Por
supuesto que no: los corruptos son los fujimoristas y apristas, y estos, a pesar
que están golpeados y agónicos, aún no han muerto y "pueden resucitar". Hay
que aplastarlos lo más posible para no vuelvan jamás.

¿Y cómo hacer para que los corruptos no vuelvan en el 2021 y nunca jamás?
Pues dando las respectivas “reformas políticas” que así lo garanticen. De lo
que se trata entonces es de configurar un Estado que se adecúe a los intereses
de Vizcarra y sus socios de Lava Jato para que sigan operando sin problemas
y sin acusaciones ni molestias. Vizcarra sabe que, el día que salga del poder,
penden sobre él serias acusaciones de corrupción, por lo que, como hacen
todos los dictadores, tendrá que asegurarse que el gobierno que venga no lo
haga. Para eso hay varias fórmulas.

La primera es “la de Fujimori”, o sea, arreglar las leyes “a pedido del pueblo”
que quiere que sea elegido ya que él solo fue el reemplazo de PPK. O sea, una
“interpretación auténtica” como la que le permitió a Fujimori reelegirse en 1995
y querer hacerlo en el 2000. Pero como esta trae malos recuerdos la segunda
opción sería la de elegir a un “títere”, al estilo Putin con Medvedev, alguien de
su entera confianza que haga todo lo que se quiere que haga: un Del Solar o
un Forsyth, quienes podrían ir o en Acción Popular o en el Partido Morado. Con
una buena campaña de prensa, como la que le hicieron a Muñoz, el triunfo está
asegurado. El único rival será Urresti, pero con las denuncias que tiene será
fácilmente derrotado.

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