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La capa de ozono es una zona de la parte superior de la estratosfera que contiene unos

niveles de ozono (O3) superiores a los del resto de la atmósfera. Mientras la


concentración media de ozono en la atmósfera es de 0.3 ppm, en la capa de ozono
se pueden alcanzar las 10 ppm, lo que hace que contenga el 90% de todo el ozono
atmosférico.

Además del ozono, la estratosfera también contiene altas cantidades de oxígeno gaseoso
(O2), vapor de agua y otros gases inorgánicos, principalmente óxidos de nitrógeno,
óxido de halógenos, colorofluorocarbonos (CFCs), metano y gases de azufre, todos
ellos gases de larga vida provenientes de la troposfera.

La radiación que nos llega del Sol abarca un amplio rango de longitudes de onda.
Además de la luz visible, también incluye radiación infrarroja y radiación ultravioleta
(UV). Aunque la radiación ultravioleta es necesaria para muchos procesos biológicos,
por ejemplo el ser humano la utiliza para sintetizar vitamina D, también es muy nociva.

Si la superficie terrestre recibiera la radiación UV total que llega al planeta, la mayoría


de seres vivos probablemente morirían. Afortunadamente, la capa de ozono hace de
pantalla y filtra la mayor parte de la radiación UV.

La radiación UV se divide en varios tipos según su longitud de onda. Los más


dañinos, el ultravioleta extremo y el UV-C, son absorbidos por la atmósfera casi
totalmente:

1. UV-A: 315 – 400 nm. No es absorbido en la capa de ozono


2. UV-B: 280 – 315 nm. Es absorbido por el ozono en gran cantidad.
3. UV-C: 100 – 280 nm. Es absorbido prácticamente en su totalidad por el oxígeno
molecular y el ozono.
4. Ultravioleta extremo: 10 – 100 nm. Es absorbido prácticamente en su totalidad
por el nitrógeno atmosférico.

Ciclo ozono-oxígeno y la protección UV

Las condiciones que se dan en la zona superior de la estratosfera hacen posible que se
cree un proceso cíclico de interconversión ozono-oxígeno que absorbe gran parte de
la radiación UV. En este proceso podemos distinguir tres etapas:

1. Creación de ozono
2. Ciclo ozono-oxígeno
3. Retirada de ozono

1 Creación de ozono
En la zona superior de la estratosfera, la radiación ultravioleta procedente del Sol rompe
las moléculas de oxígeno molecular (fotolisis) y se obtienen dos átomos de oxígeno
separados. El oxígeno atómico es muy reactivo y se une rápidamente a moléculas de
oxígeno molecular (O2) para formar ozono.

O2 + ℎνuv → 2 O·

O· + O2 → O3
2 Ciclo ozono-oxígeno
Las moléculas de O3 son bastante inestables y la radiación ultravioleta las descomponen
rápidamente de nuevo en oxígeno atómico y O2:

O3 + ℎνuv → O2 + O·

El oxígeno atómico producido reacciona rápidamente con una molécula de O2 para


producir otra vez O3:

O· + O2 → O3 + EK

Dónde EK es el exceso de energía que se libera en forma de calor. Debido a la


inestabilidad del O3 y la reactividad del oxígeno atómico, el ciclo se da mucho más
rápido que las etapas de creación y retirada de O3. Así se mantiene la capa de ozono en
unas condiciones estables y es capaz de proteger a la superficie terrestre de la mayor
parte de la radiación UV y calentar la estratosfera.

3 Retirada de ozono
La retirada de ozono se produce mediante la formación de oxígeno molecular, que se
puede dar por varias vías:

O3 + O· → 2 O2

2 O· → O2

La concentración de ozono en la estratosfera depende de la tasa de creación por la


radiación ultravioleta y la tasa de retirada. Dado que la concentración de oxígeno
atómico es muy baja, la retirada es un proceso muy lento, lo que permite que se
alcancen las altas concentraciones de ozono que se dan en la estratosfera.

Algunos radicales libres, como el hidroxilo (OH), óxido nítrico (NO) y halógenos como
el cloro (Cl) o el bromo (Br), catalizan la reacción y pueden aumentar la tasa de
retirada.

El hidroxilo y el óxido nítrico están presentes en la estratosfera de forma natural pero


algunas actividades humanas pueden aumentar su concentración. Uno de los peores
contaminantes para la capa de ozono son los hidrocarburos halogenados, como
los clorofluorucarbonos (CFCs), que también catalizan la reacción de retirada y son
una de las principales causas de la reducción de la capa de ozono.

El deterioro de la capa de ozono


Una parte del deterioro de la capa de ozono es un proceso natural de desgaste, la otra
parte es directamente culpa de la actividad humana.
Desde las últimas décadas del siglo XX los científicos se han dedicado más fuertemente
a los estudios ambientales, y han descubierto lo que se conoce como «agujero de la capa
de ozono», una región de la atmósfera terrestre donde la densidad de la ozonósfera se
reduce drásticamente.
A pesar de que la mayor parte de las emisiones contaminantes se producen en el
hemisferio norte del planeta, dado que es donde están los países más urbanizados e
industrializados, el agujero de la capa de ozono se encuentra sobre la región de la
Antártida, en el hemisferio sur.
Por mucho tiempo esto fue un verdadero misterio para los científicos, pero finalmente
descubrieron que se debe a que en esa región se dan las condiciones para la formación
de un tipo particular de nubes en la estratósfera.
El agujero de ozono se produce por la emisión desmedida de clorofluorocarbonos
(CFCs) —por ejemplo aerosoles o refrigerantes industriales— y fungicidas del suelo,
los cuales son capaces de destruir la ozonosfera 50 veces más rápido que los CFCs.

Protección de la capa de ozono

Convenio de Viena sobre la protección de la capa de ozono


La confirmación científica del agotamiento de la capa de ozono impulsó a la comunidad
internacional a establecer un mecanismo de cooperación para tomar medidas para
proteger la capa de ozono. Esto se formalizó en el Convenio de Viena para la protección
de la capa de ozono, que fue aprobado y firmado por 28 países, el 22 de marzo de 1985.
En septiembre de 1987, esto condujo a la redacción del Protocolo de Montreal relativo a
las sustancias que agotan la capa de ozono.
Protocolo de Montreal
El objetivo principal del Protocolo de Montreal es la protección de la capa de ozono
mediante la toma de medidas para controlar la producción total mundial y el consumo
de sustancias que la agotan, con el objetivo final de eliminarlas, sobre la base del
progreso de los conocimientos científicos e información tecnológica.
El Protocolo de Montreal se estructura en torno a varios grupos de sustancias
destructoras del ozono. Los grupos de sustancias químicas se clasifican de acuerdo a la
familia química y se enumeran en los anexos al texto del Protocolo de Montreal.
El Protocolo de Montreal exige el control de casi 100 sustancias químicas en varias
categorías. Para cada grupo o anexo de sustancias químicas, el Tratado establece un
calendario para la eliminación gradual de la producción y el consumo de esas
sustancias, con el objetivo de eventualmente eliminarlas por completo.
El calendario establecido por el Protocolo de Montreal se aplica al consumo de
sustancias destructoras del ozono. El consumo se define como las cantidades
producidas, más importadas, menos las cantidades exportadas en un año determinado.
También existe una deducción por la destrucción verificada.
Las reducciones porcentuales se refieren al año designado como referencia para la
sustancia. El Protocolo no prohíbe el uso de sustancias controladas o recicladas
existentes más allá de las fechas de eliminación.
Hay algunas excepciones para usos esenciales cuando no se encuentren sustitutos
aceptables, por ejemplo, en los inhaladores de dosis medidas (IDM) comúnmente
utilizados para tratar el asma y otros problemas respiratorios o sistemas de supresión de
incendios de halón utilizados en los submarinos y aviones.
En 1994, la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó el 16 de septiembre Día
internacional de la preservación de la capa de ozono, en conmemoración de la fecha de
la firma, en 1987, del Protocolo de Montreal sobre sustancias que agotan la capa de
ozono (resolución 49/114  ).
Aplicación del Protocolo de Montreal
La aplicación del Protocolo de Montreal ha progresado bien en los países desarrollados
y países en desarrollo. Todos los calendarios de eliminación se han respetado en la
mayoría de los casos, algunos incluso antes de lo previsto. En vista del progreso
constante realizado en el marco del Protocolo, ya en 2003, ex Secretario General Kofi
Annan declaró: «Tal vez el acuerdo internacional más exitoso hasta la fecha ha sido
el Protocolo de Montreal». Sus puntos de vista son compartidos ampliamente en la
comunidad internacional.
La atención se centró inicialmente en los productos químicos con mayor potencial de
agotamiento del ozono, incluidos los CFC y halones. El calendario de eliminación de
los HCFC era más relajado, debido a su menor potencial de agotamiento de la capa de
ozono y porque también se han utilizado como sustitutos de transición de los CFC.
El calendario de eliminación de los HCFC se creó en 1992 para los países desarrollados
y países en desarrollo, este último con una congelación en 2015, con eliminación
completa en 2030 en los países desarrollados y en 2040 en los países en desarrollo.
En 2007, las Partes en el Protocolo de Montreal decidieron acelerar el calendario de
eliminación de los HCFC para los países tanto desarrollados como en desarrollo.

Lluvia acida

1. Qué es la lluvia ácida?

Se conoce como lluvia ácida a un fenómeno ambiental de carácter nocivo, que ocurre


cuando, en lugar de agua, se precipitan de la atmósfera diversas formas de
ácidos orgánicos, producto de la reacción química entre algunos tipos de óxidos
gaseosos presentes en ella y el vapor de agua condensada en las nubes. Estos óxidos
orgánicos representan una fuente importante de contaminación atmosférica.

La lluvia ácida no suele ser estrictamente ácido, sino diversas diluciones en agua de


ácido carbónico, ácido nítrico, ácido sulfúrico o ácido sulfuroso, dependiendo de los
contaminantes que abunden en una región, dado que los vientos pueden movilizar estos
gases a lo largo de kilómetros de distancia. Dicha reacción química suele producirse de
la siguiente manera, por ejemplo:

SO2 (dióxido de azufre gaseoso) + OH (hidroxilo presente en la atmósfera) =


HOSO2, que a su vez reacciona con el oxígeno ambiental: HOSO2 + O2 = H2O (agua)
+ SO3 (trióxido de azufre), y este último compuesto, altamente contaminante, reacciona
con el agua para producir H2SO4 (ácido sulfúrico).
El resultado de dicha mezcla suele rondar niveles de pH de 3 (semejante al vinagre), lo
cual es mucho más ácido que el normal de la lluvia de 5,65 (debido a la presencia
regular de CO2 atmosférico que da origen a cantidades mínimas de ácido carbónico).

Además, este tipo de precipitaciones suelen verse afectadas por las temperaturas y
el clima, pudiendo darse bajo forma de rocío, neblina, granizo, lloviznas o incluso
nieve. Del modo que sea, su presencia en los diversos ecosistemas suele ser perniciosa,
ya que alteran el balance químico de la tierra, el agua y deterioran la vida.

2. Causas de la lluvia ácida

Como hemos visto, la principal causa directa de la lluvia ácida es la presencia en la


atmósfera de diversas sustancias orgánicas contaminantes, como los óxidos de
azufre y de nitrógeno, los cuales suelen ser subproductos frecuentes de diversos
procesos humanos e industriales como:

 Combustión de combustibles fósiles. Típica de automóviles y vehículos que


consumen hidrocarburos como el carbón, o derivados del petróleo.
 Calderas industriales. Como las presentes en plantas de generación de energía
(sobre todo de carbón), fábricas, centrales metalúrgicas y otras plantas
industriales.
 Calefacciones. Muchos aparatos de calefacción liberan este tipo de gases a
la atmósfera durante su funcionamiento.

3. Efectos de la lluvia ácida

La lluvia ácida tiene diversos efectos medioambientales, que van desde el paulatino
deterioro de la vida vegetal, cuyas hojas no soportan la acidez del rocío o de la lluvia,
hasta la acidificación de los grandes cuerpos de agua como ríos o lagos, lo cual a
menudo los hace inhabitables por las formas de vida más débiles, ocasionando
desbalances químicos y tróficos que pueden llevar a extinciones o a sobrepoblaciones.

Otro efecto conocido en este sentido es el deterioro de los suelos, ya que


las moléculas de ácido aportan protones al suelo (H+), forzando a la producción de
ciertos iones (cationes de hierro, calcio, aluminio, zinc o plomo) y empobreciendo la
química del suelo, que se hace menos fértil y menos apto para el cultivo.

Además, la lluvia ácida es corrosiva, por lo que deteriora edificaciones y deteriora los
materiales, disolviendo el mármol o la caliza de estatuas, iglesias y edificaciones de
época.

¿Cómo detener la lluvia ácida?

Las medidas para impedir la formación de lluvia ácida pasan siempre por una mayor
conciencia de los efectos contaminantes del mundo industrial, y por ende medidas
efectivas de control sobre los gases que echamos a la atmósfera. Algunas medidas
usuales son:

 Reducir el azufre que hay en los combustibles fósiles y obligar a los conductores


a emplear convertidores catalíticos en sus vehículos (públicos y privados).
 Migrar hacia tecnologías verdes, o al menos más seguras para el medio
ambiente, sobre todo en materia de obtención de energía eléctrica.
 Agregar compuestos alcalinos a los lagos y ríos para neutralizar el pH cuando se
detecta la presencia de lluvia ácida.
 Velar por un modelo industrial que controle la emisión de gases de óxido de
azufre o de nitrógeno, o en todo caso ofrecer alternativas de neutralización de
dichos gases antes de su vertido a la atmósfera.
 Fomentar el transporte público y las alternativas ecosaludables al uso del
vehículo automotor.

La lluvia acida llega a Colombia

En Colombia la lluvia ácida está afectando cada vez más los cultivos y los recursos
naturales que requieren directamente del agua lluvia para desarrollarse.

Según estudios realizados para la evaluación de los niveles de contaminación en las


zonas del Valle de Aburrá, convenio entre el Área metropolitana y la Universidad
Nacional en Medellín en el 2008, se han identificado distintas repercusiones negativas
para el bienestar de las plantas o cultivos. Por ejemplo en la ciudad los arboles se están
viendo afectados por la lluvia ácida pues esta les esta generando la disminución de
color, hojas y de la capa de grasa protectora, la cual se va degradando por el
almacenamiento seco de dióxido de azufre. Otro ejemplo en donde se observa el
impacto negativo es cuando se afecta la capa de grasa protectora en las plantas que
absorben el agua directamente de sus hojas, pues al dañar esta capa quedan más
expuestas a enfermedades.

Los suelos también se ven afectados puesto que al recibir directamente el agua de lluvia
se están acidificando, por lo tanto las plantas o cultivos que crecen sobre estas contienen
una mayor dosis de metales pesados, y por si fuera poco, ésta lluvia ácida remueve los
nutrientes del suelo. Esta contaminación de suelos y aguas también afecta a los seres
vivos que dependen de estas, y en ecosistemas acuáticos de plantas y animales, también
reducen sus poblaciones y en ocasiones desaparecen.

Una de las zonas que entre mayo del 2006 y noviembre del 2007 se identificó como las
de mayor presencia de lluvia ácida fue Medellín, y al analizar su origen, se identifica
que está sufriendo una gran contaminación generada por la presencia de factores
contaminados como los mencionados, es decir, centrales eléctricas y vehículos que
queman carbón o productos derivados del petróleo.

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