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Si empezamos a hablar del trabajo colaborativo, tendríamos que remontarnos a la historia

misma de la humanidad, donde la destreza de una comunidad se media por su capacidad de


desarrollo y conquista, donde personajes tan relevantes como caballeros no solo tenían la
tarea de liderar numerosas conquistar si no representaban lo mejor de su comunidad.

Enfrentando diversos retos y adversarios los cuales no solo demandaban habilidades y


destrezas individuales si no colectivas.

Maniobrar con un ejército es ventajoso. Maniobrar con una multitud indisciplinada, es


peligroso.

Por ello, personajes como Arturo y sus caballeros, los 3 mosqueteros, Leónidas y sus 300
espartanos y otros, no solo fueron icono del trabajo en equipo sino además representaciones
de lo mejor de sus naciones y tiempos. Es allí donde palabras como comunicación interna,
empatía, motivación y liderazgo. Cobran un significado más que glorioso.

Cualidades que estrategas y líderes como Sun Tzu, entendieron con tal claridad.

Palabras como (meta en común, normas claras). Tomaron vital relevancia en conquistas tan
espectaculares como las de las Termopilas, donde pocos fueron muchos, donde la sed de
conquista de un imperio tan imponente como el persa fue eclipsado por una meta en común y
el ejercicio de una estratégica clara e inamovible.

Gritos de batalla que mostraban una estructura simbiótica, una columna vertebral
comunicativa y lógica

// ¡Aquí es donde les contendremos! ¡Aquí es donde nosotros lucharemos! ¡Y aquí es donde
ellos morirán! //

Donde las habilidades individuales, solo convergen en una sinergia colectiva que apalancan la
victoria en cualquier escenario. Por mas aterrador y desolador que se visualice.

Tienes muchos esclavos, Jerjes, pero pocos guerreros.

La primera ley de del juego deportivo de alto rendimiento; es que la victoria se mide por el
componente de comunicación e interdependencia positiva, la cual es el apoyo incondicional en
tu compañero la que determina la armonía, donde tu debilidad es cubierta por su fortaleza,
donde una sola mirada es suficiente para interpretar una jugada, su lenguaje y conexión es tan
profunda que podríamos afirmar que existe en el campo de juego una sinapsis intuitiva basada
en la confianza y la comunicación.

Prácticas como desechas los niños más débiles después de un parto o en los primeros meses
de vida en una civilización designada para la guerra, fueron acciones barbáricas que
demostraban la clara convicción de una nación por comprometer desde el nacimiento a cada
ciudadano a la conducta de sacrificio individual por un bien colectivo.

Esto llevo a que naciones enteras escribieran, cantaran y narraran por generaciones acciones
tan loables como la del 11 de septiembre de 1297, Wallace arrasó por completo al ejército
inglés comandado por el conde de Surrey en la batalla del Puente de Stirling. El ejército inglés
estaba formado por 300 caballeros pesados y 10 000 hombres de infantería ligera. Cuando
regresó de Stirling, Wallace fue nombrado «Guardián de Escocia».
Pero no hay que atraparnos en el mítico y maravilloso pasado que es cuna de innumerables
historias, mitos y leyendas de hombre que entendieron que el trabajo colaborativo es mas que
conciliar en un bien común. Es crecer en un pensamiento armonioso y enriquecido, en cual el
intercambio de propuestas e ideas contribuyen en el progreso y desarrollo.

Solo basta ver personajes tan emblemáticos como bill gates, mark Zuckerberg, Jeff Bezos. Que
han basado su éxito en las ideas y el desarrollo cooperativista en un escenario que alimenta la
creatividad colectiva a través de la crítica y el pensamiento libre, integrado en una estructura
que respeta y motiva al desarrollo del pensamiento.

Pero todo esto no puede dejar atrás un conectivo lógico entre la estructura y el desarrollo,
aporte que materializo de manera clara y dinámica un fabricante de autos en el año 1903 la
Ford Motor Company en la ciudad Detroit, Michigan, Estados Unidos. HENRRY FORD, quien
nos mostró que una línea de ensamblaje no es mas que miembros individuales con tareas
individuales y responsabilidades individuales sumadas en una organización inteligente es un
resultado colectivo con una meta clara y específica, lo cual puede llevar ideas pequeñas a
proyectos colosales.

Aunque la oposición y los múltiples retos que enfrenta cualquier proyecto ambicioso, sean
crueles y despiadados, nunca vencerán la idea compartida y alimentada por un colectivo. Ya
que la caída de un miembro solo es la invitación a que otro se sume.

Y dando un conducto de alimentación y desarrollo al tema no podemos dejar a un lado al


psicólogo y educador F. Herbart, considerado el padre de pedagogía científica, quien de
manera elocuente nos llevó a entender que la autocapacitación no solo es la invitación a
mejorar nuestro conocimiento y nivel intelectual sino además una obligación como ciudadanos
y miembros funcionales de una sociedad, los cuales no solo debemos contribuir con el impulso
de las ideas sino formar un pensamiento crítico e individual que apalanque la construcción de
una sinergia colectiva en pro del desarrollo y crecimiento de nuestra comunidad.

Les dejo las palabras de un personaje que admiro.

La unida forme de tener un gran trabajo es amando lo que haces.

Solo le sumaria, // busca personas que amen el trabajo como tu y tendrás una organización
imparable//

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