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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE NUEVO LEON

FACULTAD DE DERECHO Y CRIMINOLOGIA

DERECHO DE USO DE LA TIERRA

“ANTECEDENTES DEL DERECHO AGRARIO”

ALUMNO: ELLIOTT JOAQUIN LOPEZ RODRIGUEZ

MATRICULA: 1655873

AULA: 213

CIUDAD UNIVERSITARIA, SAN NICOLAS DE LOS GARZA, NUEVO LEON

A 6 DE MAYO DE 2020
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Resumen

El objetivo principal del presente ensayo es analizar la evolución histórica del Derecho de

Uso de la Tierra en México a lo largo de su historia. Así, mediante un análisis de cada uno de los

antecedentes más importantes en la historia del país se podrá determinar la relevancia y situación

del citado derecho en la actualidad.

Los temas a analizar serán: el México Precortesiano, la Conquista, la Colonia, la época

Independiente, el Porfiriato y, por último, el Congreso Constituyente de 1917.

Summary

The main objective of this essay is to analyze the historical evolution of the Land Use

Law in Mexico throughout its history. Thus, through an analysis of each of the most important

antecedents in the history of the country, it will be able to determine the relevance and situation

of the refered law.

The topics to be analyzed will be: Pre-Cortesian Mexico, the Conquest, the Colony, the

Independent period, the Porfiriato and, finally, the Constituent Congress of 1917.
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Introducción

A lo largo de la historia, México ha atravesado diversos cambios en los aspectos

políticos, económicos y sociales. Analizar dichas épocas de la mano con el Derecho de Uso de la

Tierra nos permitirá comprender cada uno de los avances en la materia. Siendo lo anterior

sumamente necesario, ya que no sería imposible entender las instituciones que actualmente rigen

el Derecho sino se obtiene el conocimiento de sus orígenes dentro de nuestro país.

Iniciando por la época precortesiana (antes de la conquista española) se analizará la forma

en que la tierra se encontraba regulada en el antiguo derecho mesoamericano. En el mismo

sentido, con la Conquista española se permitió implementar en el país una amplia gama de leyes

en cuanto a la materia.

Por otra parte, si bien en cuanto a la época colonial y la etapa la post-independencia se

destacan algunos aspectos; será necesario analizar al país durante el Porfiriato, ya que si bien se

presentaron avances de igual forma existió un gran retroceso en los derechos agrarios.

Finalmente, se analizará el período constituyente de 1917 el cual es considerado como el

que más beneficios trajo a los campesinos debido al reconocimiento de una amplia gama de

derechos por los cuales lucharon desde antes del inicio de la Revolución Mexicana.

México Precortesiano

A dicho período histórico también se le conoce como prehispánico, el cual hace

referencia a las diversas comunidades indígenas que habitaron lo que hoy conocemos como

México. Dentro del análisis que nos ocupa, haremos referencia a la forma de organización y
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repartición de la tierra que poseían dichas comunidades, cabe mencionar que la principal

actividad e ingresos económicos de las mismas consistía en la agricultura, motivo por el cual se

vieron obligados a emitir leyes que regularan la materia.

En relación a lo anterior, según indica el autor Diego de Landa (s.f. [Propiedad]) hace

referencia a la forma en que se regulaba la propiedad y el aprovechamiento de la tierra por parte

de los aztecas, haciendo referencia a que:

“Al no haber propiedad exclusiva de los terrenos, éstos se conservaban en el dominio

público y su uso le correspondería al primer ocupante […], sin embargo, había vestigios de

figuras jurídicas que no se entendían la existencia de ciertas formas de apropiación individual, lo

cual hace suponer la existencia de ambos sistemas”.

De lo anterior se colige la existencia de no solo un sistema de regulación de la propiedad,

si no de diversas figuras que permitían a las personas la apropiación de una determinada zona de

tierra por el simple hecho de poseerla. Sin embargo, es necesario aclarar que, debido a la

existencia de diversas clases sociales entre las comunidades, la posesión de tierras se regulaba de

diversas formas.

Una de dichas figuras es la denominada como calpulli, reconocida como la base de la

sociedad azteca, la cual permitía asignar una parcela de tierra de pequeña extensión a una

comunidad. Así mismo, Chávez Padrón (1999) refiere que en raras ocasiones la gente del pueblo

podía poseer grandes extensiones de tierra, ya que la que era entregada a los calpullis debía

pertenecer a su vez a la comunidad, cuyo consejo de señores la distribuía entre los solicitantes

del barrio para su explotación y uso personal.

Por otro lado, cabe indicar que los calpullis al poseer sus tierras no se libraban de las

responsabilidades que tenían hacia sus gobernantes o señores, ya que, si bien podían disponer de
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las tierras para su uso personal, se encontraban obligados a explotar, de forma colectiva, las

tierras en beneficio económico de los referidos (entre ellos se encontraban los gobernantes,

jerarcas del culto y funcionarios destacados) los cuales poseían grandes extensiones de terreno y

recursos.

Así mismo, cabe mencionar que si bien la relevancia de determinados grupos étnicos

eclipsa a las demás sociedades cabe hacer mención de aquellas que optaron por dedicarse a la

caza de animales, recolección de frutos y pesca cuya consecuencia fue que no desarrollaron un

sistema como el indicado.

Finalmente, si bien los sistemas ejercidos por las distintas etnias que habitaban la zona

del actual México fueron productivos, todo llegó a cambiar con la conquista española. Ya que,

como refiere Molina (1984) el que algunos pueblos nómadas no desarrollaran un concepto de la

propiedad o posesión de tierra que determinara su arraigo a un área determinada, ocasiono que

las mismas no lograran prevalecer ante la llegada de los españoles al continente (p. 43).

La Conquista y la Colonia

A opinión personal, considero incluir ambos subtemas dentro de un mismo análisis bajo

una premisa consecuencial, ya que debido a su interdependencia resultaría extensivo e

innecesario tratar ambos como singulares.

Indicado lo anterior, tras la llegada de los españoles nuestro país pasó a formar parte de la

Corona Española, lo anterior conforme al decreto Bula Noverunt Universi (Bulas Alejandrinas

s.f.) emitido por el papa Alejandro VI en fecha 4 de mayo de 1493. Sin embargo, fue hasta la

caída de Tenochtitlán en 1521 que se inició con la emisión de ordenamientos tendientes a

organizar el sector político, económico y social de la Nueva España. Los ordenamientos


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facultaron a virreyes, gobernadores y cabildos para despojar las tierras de los indígenas, lo cual

los redujo a peones, provocando que grandes superficies de tierra pasaran a manos de los

conquistadores.

A pesar de lo anterior, la Corona Española en cierta medida fue “justa” al permitir

establecer la división de la propiedad. Ángel Caso (1950) indica que en el período Colonial se

reconocen 3 principales tipos de propiedad privada, a saber: la propiedad privada de los

españoles, la propiedad de los indígenas y la propiedad eclesiástica (p. 37). Si bien existieron

diferencias entre los derechos que poseían los españoles y los indígenas, personalmente

encuentro una disputa entre la propiedad española y la eclesiástica, si bien podría establecerse

que ambas poseían beneficios equitativos, ésta última recibió mayor atención por parte de la

Corona destacándose que la misma poseía mejores propiedades y mayores extensiones de terreno

en comparación a los españoles.

Considero hacer hincapié respecto de una figura que duró por mucho más tiempo en la

historia del país, con ello me refiero a las denominadas “haciendas”. El surgimiento de las

mismas pertenece al período que analizamos, las cuales eran otorgadas a soldados españoles de

alto rango. Si bien se les puede considerar como el pilar de la economía colonial, personalmente

encuentro a las mismas como un reflejo de los tantos beneficios que poseían los hacendados, los

cuales deseosos de demostrarlos ejercían su poder y crueldad sobre los cientos de peones bajo su

control, generalmente indígenas, a través de las excesivas extensiones de tierra que poseían.

Sin embargo, a pesar de las injusticias y desigualdades sociales que sufrieron los

indígenas de la época, cabe mencionar que los monarcas españoles a través de las Leyes de

Indias, emitidas en el año de 1542, optaron por regular diversos aspectos en la Nueva España

(especialmente en cuanto al buen trato y conservación de los indígenas), proveyendo a los


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nativos de derechos, entre los cuales se encontró el justo reparto y distribución de la tierra en

zonas colonizadas, evitando que fueran despojados de las mismas y negando todo intento de

españoles y eclesiásticos para quedarse con dichas tierras. A pesar del gran avance jurídico que

realizaron los Reyes, en cuanto a reconocer más derechos a los nativos, nada evitó que los

despojos contra ellos continuaran. Como indica Chávez Padrón (1999) si bien las ordenes

legislativas indianas positivas eran justas; en la realidad se acataban, pero no se cumplían (p.22,

23).

Época Independiente

A pesar de los intentos por parte de la Corona para regular las desigualdades entre las

clases sociales de la Nueva España diversas situaciones como el despojo de tierras, la

explotación laboral y las injusticias de españoles hacia nativos fueron las causales por las que,

tras 300 años de Conquista, se diera inicio a la Independencia de la Nueva España el 16 de

septiembre de 1810.

En la materia que nos ocupa, el personaje más relevante es José María Morelos y Pavón,

el cual propuso repartir los grandes latifundios entre los campesinos que los trabajaban. Como

analiza Schaffer (2004):

“Morelos planteó de alguna forma las bases para llevar a cabo una reforma agraria a la

legislación de la época, a través del fraccionamiento de las grandes propiedades, restitución de

las tierras a los pueblos despojados de ellas, dotación de tierras a quienes carecían de ellas y

podían explotarlas de manera personas, y el establecimiento del límite máximo de la propiedad

particular” (p. 353).


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Si bien la premisa de los caudillos insurgentes fue la de “devolver las tierras a los pueblos

indígenas”, la realidad fue distinta. Prueba de ello se encuentra en diversos hechos sucedidos

años después de iniciada la Independencia.

La primera de ellas, a la que denominaré primera etapa, es la referente a los meses

siguientes de que el Congreso llevara a cabo el análisis de la Ley de Colonización de 1822, la

cual en su artículo II estableció:

“Debiendo ser el principal objeto de las leyes en todo gobierno libre aproximarse en lo

posible a que las propiedades estén igualmente repartidas, tomará el gobierno en consideración

lo prevenido en esta ley, para procurar que aquellas tierras que se hallen acumuladas en

grandes porciones en una sola persona o corporación y que no puede cultivarlas, sean

repartidas entre otras”.

La segunda etapa consiste en la época de aprobación de la Constitución de 1824. No

existe mucho que se pueda comentar respecto al mismo, más que en este período se destaca el

inexistente avance en la materia. Si bien, se reconocieron derechos a la propiedad y la tierra en la

Constitución, la inestabilidad política, administrativa, económica y social del país provocó que

una vez más el tema agrario fuese irrelevante.

La última etapa de la época la encontramos en el Plan de Ayutla proclamado en 1854.

Igual que la etapa anterior, y como refiere Justo Sierra (s.f.) en dicho Plan no se mencionó ni una

palabra de federalismo o reformas (p. 187). Los avances de la materia agraria en este período son

más que claros.

A opinión personal, considero que este período histórico, en general, fue el más

avergonzante en materia legislativa, ya que la lucha por obtener el poder y control de la Nación

evitó que los políticos y legisladores se hicieran cargo de asuntos que poseían relevancia. Como
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es claro, el Congreso hizo caso omiso a los reclamos de los indígenas y pueblos en cuanto a la

repartición y adjudicación de las tierras que les fueron despojadas por los conquistadores siglos

antes.

El Porfiriato

A opinión personal, si bien es loable la labor ejercida por Don Porfirio Díaz en cuanto a

algunos avances económicos, tecnológicos y sociales derivados de su mandato en beneficio del

país, en materia agrícola la situación descrita en párrafos anteriores se mantuvo sin evolución

positiva alguna.

Y es que, durante su dictadura, Díaz re-conceptualizó la figura de la “enajenación” la cual

permitía, ahora, redistribuir las tierras públicas para convertirlas en grandes propiedades privadas

(haciendas) y, según él, permitir liberarlas para que fuesen productivas. Lo anterior, se realizó a

través de facultades otorgadas al Ejecutivo para contratar compañías cuyo objetivo sería

identificar tierras públicas y así reclamarlas a favor del Gobierno, obteniendo la compañía un

porcentaje de tierra por esa labor. Dicha situación provocó que se vieran afectados los derechos

de miles de campesinos e indígenas que poseían tierras, ya que, al no encontrarse reconocidos

por el Estado como propietarios, conllevó a la pérdida de las mismas por parte de las compañías

deslindadoras.

En el mismo sentido, la emisión de reformas por parte de Díaz en beneficio de los

particulares generó que, principalmente, las familias de alto nivel económico poseyeran grandes

cantidades de tierras y recursos, lo cual perjudicó a gran parte de la sociedad de clase baja. Así

mismo, el despojo de tierras y malos tratos a los indígenas no cesó. Los poderosos hacendados

continuaron ampliando sus tierras y obligando a los campesinos a trabajarlas para subsistir. Por
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otro lado, los beneficios económicos de los extranjeros conllevaron también al retroceso agrario

en el país. Lo anterior, debido a que se otorgaron miles de concesiones y contratos a una pequeña

cantidad de particulares a cambio de millones de hectáreas.

Como es notorio, la política agraria durante el Porfiriato dejó mucho que desear, ya que la

adquisición de grandes cantidades de tierra perjudicó en demasía a los campesinos mexicanos.

Puede decirse con certeza que fueron un fracaso los intentos del gobierno por mejorar la

situación agraria del país. Citando a Rouaix (1984) respecto de las decisiones en materia agraria

tomadas por Díaz, expresa que:

“Es inexplicable, no tuvo motivo, ni tiene disculpa […] cedía los terrenos […] pasando

por alto el peligro a que exponía a la Nación, al entregarles las costas, y las fronteras, sin tener

el menor provecho, pues no eran cultivadas las tierras, ni mejoradas, ni pobladas” (p. 23-27).

El Congreso Constituyente de 1917

Previo a lo que conocemos actualmente como la Constitución Política de 1917, la cual ha

sufrido una serie de reformas a lo largo de los más de 100 años de su vigencia, y en particular

respecto del artículo 27 Constitucional que regula el tema central de la materia que analizamos,

debemos hacer referencia a los proyectos de reforma a la Constitución de 1857, previa a la

actual.

El proyecto de Venustiano Carranza, presentado en diciembre de 1916, contempló dotar

al Estado de la facultad para adquirir tierras y repartirlas entre el pueblo para fundar la pequeña

propiedad, así mismo pretendía continuar la prohibición a la Iglesia para adquirir bienes e

imponer a los extranjeros la obligación de someterse a las leyes mexicanas en caso de


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controversia. El punto más relevante de su propuesta recayó en dotar de ejidos a los pueblos para

disfrutar sus tierras, regularizar el reparto y regular la propiedad del subsuelo.

A pesar de que dicho proyecto no fue aprobado en primera instancia, y tras una amplia

serie de debates en los meses consecuentes, fue hasta el día 5 de febrero de 1917 que el texto

final del artículo 27 fue aprobado por el Congreso. Y, en la materia que nos ocupa, el referido

refiere el reconocimiento de derechos de propiedad y la cuestión agraria, así como a la tenencia y

aprovechamiento de la tierra.

Conclusión

Llevar a cabo un análisis a fondo del tema principal del ensayo me permitió observar los

grandes avances no solo en la materia agraria, sino en la política y la sociedad mexicana. Y,

como referí en algún punto del desarrollo de la presente actividad, se me permitió descubrir

aspectos tanto increíbles como vergonzosos de nuestra historia.

Por una parte, tras haber analizado gran cantidad de información, y descubrir datos que

desconocía, considero necesario replantear mis ideas en cuanto a la materia agraria. Es

impresionante reconocer el fervor, el valor y la lucha incesante que se llevó a cabo a lo largo de

años por parte del sector campesino, todo con la finalidad de recuperar derechos que

originalmente pertenecían a nuestros antepasados y que, desgraciadamente, les fueron

despojados por terceros.

Sin embargo, considero triste reconocer el silencio que mantuvieron por muchos años los

políticos y legisladores mexicanos hacia el pueblo el cual; agitado y golpeado por una
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Independencia, una Revolución y un sinnúmero de conflictos y muertes, solamente buscaba una

solución. Una esperanza que les permitiera subsistir un día más, lo cual encontrarían a través del

trabajo a la tierra.

Simplemente el ponernos en el lugar de ellos, e imaginar la satisfacción que sintieron los

campesinos cuyos antepasados lucharon arduamente por recuperar lo que alguna vez fue suyo

me llena de satisfacción, y al final se obtuvo la mayor recompensa que se pudiera obtener, ya

que, sin el reconocimiento jurídico de sus derechos, hoy estaríamos hablando de simples

exigencias morales.

Bibliografía

 Bulas Alejandrinas. (sin fecha). Wikipedia. Recuperado de:

https://es.wikipedia.org/wiki/Bulas_Alejandrinas

 Caso, Angel. "Derecho Agrario", México, Porrúa, 1950, p. 37.

 Enriquez, M. Andrés. "Los grandes problemas nacionales", México, Consejo

Nacional de Recursos para la Atención de la Juventud/Centro de Estudios

Históricos del Agrarismo en México, 1984, pp. 43-49.

 Formato APA. (sin fecha). Obtenido de: https://normasapa.com/formato-apa-

presentacion-trabajos-escritos/comment-page-8/

 Moreno, D. y Carrillo, J. “Normas APA. Formato de citación y referenciación”.

Colombia, 2019, Obtenido de: https://www.ucentral.edu.co/sites/default/files/inline-

files/guia-normas-apa-7-ed-2019-11-6.pdf.
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 Padrón, Martha. "El Derecho Agrario en México", México, Porrúa, 1999, pp. 142-

145.

 Padrón, Martha. "El Derecho Agrario en México", México, Porrúa, 1999, pp. 22-

23.

 Rouaix, Pastor. "Génesis de los artículos 27 y 123 de la Constitución Política de

1917, México, Comisión Nacional Editorial del Cómite Ejecutivo del PRI, 1984,

pp. 23-27.

 Schaffer, Victor. "El drama de la tierra en México, del siglo XVI al siglo XXI",

México, Cámara de Diputados/Secretaría de la Reforma Agraria/UNAM/Porrúa,

2004, p. 353.

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