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I.

Fundamentación Filosófica de las Garantías Individuales

1. La Persona Humana

Gabio Baso en su tratado “Del Origen de los Vocablos” explica la naturaleza


de su nacimiento con una historia muy interesante, comentando sobre ésta lo
siguiente: “no teniendo la máscara que cubre por completo el rostro más que
una abertura en el sitio de la boca, la voz, en vez de derramarse en todas
direcciones, se estrecha para escapar por una sola salida, y adquiere por ello
sonido más penetrante y fuerte. Así, pues, porque la máscara hace la voz
humana más sonora y vibrante, se le ha dado el nombre de persona y, por
consecuencia, de la forma de esta palabra, es larga la letra o en ella” 1 con el
pasar de los años se ha ido ampliando la significación de la palabra, hasta que
hoy en día encontramos definiciones de lo más variadas, siendo algunas de las
más importantes las que definen a la persona generalmente como un sinónimo
de un ser humano, o también la definición que da el Diccionario de la Real
Academia Española de la persona jurídica: “Organización de personas o de
personas y de bienes a la que el derecho reconoce capacidad unitaria para ser
sujeto de derechos y obligaciones, como las corporaciones, asociaciones,
sociedades y fundaciones”2
La persona humana es, pues, una suerte de actor que desempeña un papel, ya
no uno teatral donde representa aspectos mitológicos, épicos o cómicos frente
a un público, sino uno social donde se desenvuelve y da pie a acciones y
consecuencias variadas, siguiendo determinadas leyes aceptadas
directamente por él o por quienes están en el poder, de manera democrática o
no.
A lo largo de la historia, el ser humano se ha caracterizado por organizarse en
grupos, grandes o pequeños de quienes considera sus iguales o al menos con
quienes le es más sencillo convivir, y con los que comparte un mismo espacio

1Cortázar, J. (1963). Rayuela. Bogotáá: Oveja Negra, p.148.


2 Dle.rae.es. (2017). Diccionario de la Lengua Española. [online] Disponible en: http://dle.rae.es/?id=SjUIL8Z
[Ingresado el 19 Jan. 2018].
territorial, iguales tradiciones y similares costumbres, siempre con un objetivo
en particular, generalmente encaminado a la supervivencia de su mismo grupo
social. En el camino hacía el desarrollo de su civilización, el ser humano ha
creado instituciones que de alguna manera u otra le han llevado a la grandeza
a costa de otros, tenemos, por ejemplo, a los antiguos egipcios, grandes
inventores, constructores, con un imperio de tres milenios de antigüedad,
quienes en su historia usaron a esclavos como mano de obra para la
realización de sus obras, las mismas que hoy en día son producto de
admiración y misterio para nosotros. Podemos decir que desde que el ser
humano comenzó a establecerse en civilizaciones cada vez mayores hubo una
necesidad por dividirse en familias, clases, religiones, etc. De manera que
siempre hubo, salvo en contados ejemplos, oprimidos y opresores, los
primeros generalmente fueron la base de cualquier sociedad humana lo
suficientemente grande, especialmente en las culturas antiguas, que como ya
lo habíamos comentado, subsistían a base de la esclavitud.
No sería sino hasta el término de la segunda guerra mundial, con la creación
de la ONU y la Declaración Universal de los Derechos Humanos escrita por un
comité mundial presidido por Eleonor Eleanor Roosevelt que se establecerían
las bases de las normas modernas sobre los derechos humanos universales
que como principios fundamentales tienen que todos los seres humanos
nacemos libres en dignidad y derechos, dentro de la misma se establece el
derecho a la no discriminación, así como el derecho a la vida y a la libertad. La
persona humana ahí entonces tomaría un significado distinto, al menos en
teoría, sólo por nacer tendría acceso a derechos y libertades individuales que
más adelante veremos.

2 la libertad humana
Uno de los principales objetivos a perseguir por la declaración universal de
los derechos humanos es la libertad. La libertad de autonomía, de buscar la
felicidad dentro de los límites que señalan las leyes de acuerdo a la voluntad
propia. Sin embargo, voluntad y libertad no tienen por qué ir de la mano, Kant
ya definía a la libertad como una consecuencia de la racionalidad y a la
voluntad como una causalidad de los seres vivientes 3, esto es, la noción de
libertad surge a partir de la necesidad del ser humano por definir su capacidad
para actuar en virtud de su razonamiento y no de un mero instinto, como podría
ser el de cualquier otro animal que no pertenezca al género humano. El
hombre ha usado la libertad que le ha otorgado la naturaleza para crear
sistemas que no perviertan su significado, estableciendo parámetros entre lo
que es correcto y lo que no lo es, de una forma menos ambivalente, las leyes
son uno de esos sistemas, aunque podemos encontrar otra clase de normas,
por lo general menos coercitivas, como las religiosas, que su incumplimiento
trae como consecuencia un castigo divino y no uno terrenal (siempre que no se
trate de un país o comunidad socialmente atrasada), o las sociales, que su
violación conlleva a la marginación del individuo trasgresor.
La libertad también es uno de los medios fundamentales por los cuales se
llega a lo que el ser humano define como felicidad. No hay felicidad si existe
una imposición por parte de alguien más, y esto es algo que ha sido
históricamente desatendido o ignorado por el ser humano, por mucho tiempo
no se pudo escoger con quién pasar el resto de los días, incluso ahora en
algunos países y comunidades poco desarrolladas es común coartar esta clase
de libertades en pos de cumplir tradiciones, costumbres o preservar ciertos
parentescos, pero esto no es la única limitante sin sentido que el ser humano
ha impuesto sobre otros de su misma especie, es sólo uno de tantos ejemplos.
Sin libertad no somos más que un montón de seres actuando por la voluntad
de otros, sin oportunidad de encontrar destinos mejores, por ello es una de las
facultades humanas más importantes y la que debe ser defendida con mayor
fiereza.

3 Kant, I. (2017). Fundamentación de la metafísica de las costumbres. AUSTRAL, p.59.


3 el individuo la Sociedad y el derecho

El ser humano como ser social tiende a formar grupos en los que de manera
conjunta aporte junto con otros seguridad, confort y libertades que en el estado
natural no tendría de manera alguna. El individuo se sujeta a determinadas
condiciones de coexistencia por medio de un contrato social, a partir del mismo el
ser humano convive en armonía y adquiere protección contra la naturaleza misma
de otros hombres, las bestias y la naturaleza y sus inclemencias. El hombre ya no
se mantiene aislado de otros, sino que acepta su papel en la sociedad y disfruta (o
no) de las comodidades e incomodidades que ésta le aporta.
Desde los sofistas y los estoicos hasta nuestros días se ha distinguido dos tipos
de filosofía del Derecho: teorías iusnaturalistas, que fundan el Derecho en la
naturaleza, y teorías contractualistas, que lo fundan en el pacto o convención.
Spinoza, Rousseau y Hobbes identifican a la sociedad humana como un fruto del
consenso entre todos sus miembros, quienes aceptan la coercitividad,
imperatividad de las leyes y el monopolio del estado para la aplicación de la fuerza
bruta. El ser humano cede su capacidad de asesinar a cambio de las garantías
que pueda ofrecerle la sociedad civilizada.

4 individualismo y colectivismo (totalitarismo)

Frente al individuo se sitúa el grupo social; frente a los derechos de aquél existen
los derechos sociales. Estas dos realidades, estos dos tipos de intereses
aparentemente opuestos reclaman, por ende, una compatibilización, la cual debe
realizarse por el propio orden jurídico de manera atingente para no incidir en
extremismos peligrosos como los que han registrado en la historia humana
contemporánea diversos regímenes estatales.
A título de reacción contra el sistema absolutista, que consideraba al monarca
como el depositario omnímodo de la soberanía del Estado, como réplica a la
desigualdad social existente entre los hombres desde un punto de vista
estrictamente humano, los sociólogos y políticos del siglo XVIII en Francia
principalmente, tales como Rousseau, Voltaire, Diderot, etc., observando las
iniquidades de la realidad, elaboraron doctrinas que preconizaban la igualdad
humana. Como contestación a la insignificancia del individuo en un Estado
absolutista, surgió la corriente jurídico-filosófica del ius-naturalismo (aun cuando
en épocas anteriores, desde el mismo Aristóteles, a través de la filosofía
escolástica, y hasta los pensadores del siglo XVIII, ya se había hablado de un
derecho natural) que proclamó la existencia de derechos congénitos al hombre
superiores a la sociedad. Tales derechos deberían ser respetados por el orden
jurídico. y, es más, deberían constituir el objeto esencial de las instituciones
sociales, idea que prohijaron entre nosotros los Constituyentes de 1856-57. El ius-
naturalismo, por ende, exaltó a la persona humana basta el grado de reputada
como la entidad suprema en la sociedad, en aras de cuyos intereses debería
sacrificarse todo aquello que implicara una merma o menoscabo para los mismos. 4

5 el marxismo-leninismo:
a) Exposición sucinta
Marx y Engels conciben al Estado y al Derecho como la "maquinaria coercitiva
destinada a mantener la explotación de una clase por otra" La aspiración
comunista, sostienen, consiste en destruir el Estado y el Derecho "burgués" y

4 Burgoa O, I. (2015). Las garantías individuales. 5th ed. México: Porrúa, pp.24, 25, 26, 27.
substituirlos por la "dictadura del proletariado", como etapa política de transición,
para llegar finalmente a la "sociedad comunista". "En el Manifiesto Comunista se
lee, dice Kelsen, que el propósito inmediato de los comunistas es derrocar el
dominio de la burguesía, conquistar el poder político para el proletariado. El
proletariado utilizará
su predominio político para arrancar paso a paso todo el capital a la burguesía,
para concentrar todos los medíos de producción en manos del Estado, es decir,
del proletariado organizado como clase dominante."
La dictadura del proletariado, o sea, la concentración del poder político del Estado"
en la clase social de los "explotados", no es sino una situación "transitoria para
lograr la finalidad única o definitiva de la revolución comunista, que consiste en la
consecución de una sociedad "sin clases", o sea, de "una asociación en la cual el
libre desarrollo de cada uno es la condición del libre desarrollo de todos y cuyo
establecimiento significará la extinción del Estado, pues como afirmaba Engels:
"La sociedad que organice nuevamente la producción sobre la base de la
asociación libre e igualitaria de los productores, colocará toda la maquinaria del
Estado en el lugar que entonces le corresponderá: el museo de antigüedades, al
lado de la rueca y del hacha de bronce." En esa sociedad "sin clases", afirmaba
Marx, "podrá ser sobrepasado por completo el estrecho horizonte del derecho
burgués, y sólo entonces inscribirá la sociedad en su bandera: de cada uno según
su capacidad y a cada uno según sus necesidades."
La evolución gradual que, según Marx y Engels, · experimentará necesariamente
la sociedad humana a través de las tres etapas a que nos hemos referido, se
sustituye en el pensamiento de Lenin por la revolución violenta.
La clase social de los "explotados" (obreros y campesinos) debe arrebatar
cruentamente el poder político a los "explotadores" (dueños de los medios de
producción y de la tierra), para establecer la "dictadura del proletariado", dentro de
cuyo régimen deben adoptarse y practicarse medidas drásticas a efecto de
consolidarla y de preparar el advenimiento de la "sociedad perfecta", es decir, de
la sociedad comunista, en la que, por la desaparición de "las clases, ya no habrá
Estado, o sea, poder coactivo, pues la vida social se compondrá espontáneamente
mediante la observancia de "sus reglas elementales" surgidas de la costumbre.

b) Criterio material
El marxismo-leninismo es una teoría que se autocalifica como revolucionaria y que
afirma preconizar una política revolucionaria. Su móvil es la abolición de la
propiedad privada de los medios de producción, o sea, su socialización.
Por consiguiente, importa una ideología de contenido esencialmente económico,
para cuya implantación proclama dos objetivos: uno inmediato, a saber. el
establecimiento de la dictadura del proletariado, como situación política transitoria
y otro mediato, es decir, la creación de la sociedad comunista como finalidad
definitiva.
Para conseguir el ¡primero de estos objetivos adopta como táctica de lucha la
violencia, es decir, la conquista cruenta de! poder político para aniquilar a los
dueños o detentadores de los medios de producción; y para obtener e! segundo,
predice y fomenta la educaci6n psicológica de! Pueblo para vivir dentro de las
"reglas elementales de vida de la sociedad" (se entiende bajo la concepción
comunista), y cuya observancia será "natural y espontánea" y no requerirá de
poder coactivo alguno para hacerlas cumplir, vaticinando, por este motivo, la
desaparición del "Estado". Consiguientemente, para el marxismo-leninismo la
sociedad comunista o sociedad "perfecta", en que ya no existirá ninguna "clase",
ninguna explotación del hombre por el hombre, será una sociedad "sin Estado" y
quizá "sin Derecho", pues éste habrá sido reemplazado por esas "reglas
elementales" de la vida social.

6) La justicia Social
Las tesis extremistas que propugnan ideas orientadas de la finalidad de! Estado y
del orden jurídico, como el liberal-individualismo y el colectivismo
(transpersonalismo o totalitarismo), basadas en la observación parcial de la
realidad social, necesariamente incuban una ideología sintética a la manera
hegeliana que, admitiendo y rechazando respectivamente los aciertos y errores
radicales de la tesis y de la antítesis, se integra con un contenido ecléctico que
atingentemente explica y fundamenta la posición de. las entidades individual y
social como elementos que deben coexistir y ser respetados por el Derecho.
El concepto de Bien Común no es, sin embargo, de elaboración reciente.
Ya Aristóteles y Santo Tomás de Aquino lo empleaban en sus doctrinas políticas,
estimándolo el doctor Angélico como el fin a que debían tender todas las leyes
humanas. No obstante, el Bien Común se ha revelado como una idea inexplicada
en el pensamiento político de todos los tiempos, dándose por supuesto sin
definirse o, al menos, sin explicarse. Es cierto que el ilustre estagirita consideraba
como "bien" aquello que apetece el hombre; pero esta consideración, más
propiamente formulada en el terreno moral que en el social, no nos resuelve el
problema político que estriba en fijar el alcance de dicho concepto y de su
actualización como finalidad de la convivencia humana, El Bien Común, como idea
lógica y como meta .ética del orden jurídico estatal y de la política gubernativa,
puede ser ponderado partiendo de un doble punto de vista o adoptando un doble
criterio: el formal y el material.
II Breve Reseña Acerca de la Situación del Individuo como Gobernados de
los Principales Regímenes Político-Sociales Históricamente dados.

I. Tiempos Primitivos
En tiempos primitivos no existía regulación alguna con respecto a los
derechos del hombre, las tribus tenían un sistema comunal que se sometía
a la voluntad de un patriarca o matriarca. En estos, como en un principio
mencionamos, existía el esclavismo como algo normal y reconocido entre
los miembros de la tribu o comunidad. Es imposible hablar de un
ordenamiento jurídico en esta época.

II. Los Estados Orientales


El ejemplo de los países orientales corresponde a uno muy
interesante, la forma de ver el mundo que se tenía en ellos era bastante
peculiar, puesto que veían en los gobernantes, emperadores o los shogun
como una especie de enviados divinos junto con sus familias, estos solían
tener una serie de guerreros, quienes veían como un honor divino vivir y
morir por ellos, era una forma de ver a los gobernados como peones, pero
estos ultimo a su vez estaban en general felices de serlo, pues no existía en
ellos visión alguna sobre valores que en occidente vemos como
fundamentales, como protección a la vida o la libertad, estar sin un shogun
o un emperador era motivo de deshonra y en ocasiones del suicidio
ceremonial denominado seppuku, que consistía en atravesar el estómago
con una daga y para poco después ser decapitado por algún otro
compañero, generalmente escogido por el practicante ritual.
Las garantías individuales por lo anteriormente expuesto son
inexistentes, toda vez que no existía una visión del ser humano como ente
valioso siempre que no formara parte de la elite gobernante, sino como sólo
un instrumento que podía ser usado a voluntad para los fines del Estado.
Es importante mencionar a sabios como Confucio, Lao Tsé quienes
predicaban mejores tratos entre los seres humanos, así como la paz,
incluso Lao Tsé es considerado como el primer hippie de la historia por
algunos autores dado su discurso en pro de la paz y la fraternidad del ser
humano entre otros seres y la destrucción de las armas por ser un medio
para la destrucción del mismo ser humano (aunque el libro de Ignacio
Burgoa los maneja como filósofos, ellos no pueden ser considerados como
tales, dado que estos últimos no buscaban un sentido a la existencia, como
lo haría un filósofo como Platón, por ejemplo, sino que afirmaban conocer
ese sentido, un filósofo se caracteriza por siempre cuestionar la realidad por
más obvia que le parezca)

3 Grecia
En Grecia, el individuo' tampoco gozaba de sus derechos fundamentales
como persona reconocidos por la poli y oponibles a las autoridades, es
decir, no tenía derechos públicos individuales. Su esfera jurídica estaba
integrada casi exclusivamente por derechos políticos y civiles, en cuanto
que intervenía directamente en la constitución y funcionamiento de los
órganos del Estado y en cuanto que tenía una situación protegida por el
derecho en las relaciones Con sus semejantes, mas no gozaba de ninguna
prerrogativa frente al poder público.
en Esparta habla una verdadera desigualdad social, estando dividida la
población en tres capas, que eran: los ilotas o siervos que se dedicaban a
los trabajos agrícolas; los periecos o clase media, quienes desempeñaban
la industria y el comercio; y, por último, los espartanos propiamente dichos
que constituían la clase aristocrática y privilegiada. Ante esta jerarquía
social, es inútil hablar de la existencia de derechos del hombre o garantías
individuales como conjunto de potestades jurídicas oponibles
coercitivamente al poder público, en vista de que no existía la situación
igualitaria que presupone todo derecho público individual. Siendo el Estado
en Esparta una estructura super humana a la cual todo miembro de la
comunidad debía una natural sumisión, el gobernado como tal no tenía
ningún derecho frente. al poder público, frente a las autoridades. Su esfera
jurídica
se integraba exclusivamente por derechos políticos y civiles, como ya
dijimos,
esto es, por potestades que lo hadan participar activa o pasivamente en los
destinos sociales como elector o funcionario, y por factores jurídicos en las
relaciones de coordinación con sus semejantes.
4 Roma
En Roma, la situación del individuo y, por ende, de su libertad como
derecho exigible y oponible al poder público, · era parecida a la que privaba
en Grecia. Bien es verdad que el civis romanus tenía como elemento de su
personalidad jurídica el status libertatis, pero esta libertad se refería a sus
relaciones civiles y políticas, ya que, repetimos, no' se concebía como un
derecho intocable y reconocible por el orden jurídico. El status libertatis más
bien se reputaba como una cualidad en oposición a la condición del servus,
o sea, como una facultad de actuar y comportarse por propia voluntad y
determinación. Además, puede afirmarse que la libertad en el régimen
romano estaba reservada a cierta categoría de personas, como el pater-
familias, quien gozaba de amplio poder sobre los miembros de su familia y
sobre los esclavos.
En las relaciones de derecho privado, el ciudadano, romano estaba
plenamente garantizado como individuo, al grado que el Derecho Civil en
Roma alcanzó tal perfección, que aún hoy en día constituye la base jurídica
de gran parte de las legislaciones, principalmente en los pueblos de
extracción latina. Análogamente a lo que sucedía en Grecia, el romano, el
homo liber, disfrutaba también del derecho de votar y ser votado, de la
facultad de intervenir en la vida pública, integrando los órganos de autoridad
y teniendo injerencia en Su función amiento. Por esto, en el Derecho
Romano tanto la libertad civil como la libertad política alcanzaron gran
incremento, más en el campo de las relaciones entre el poder público y el
ciudadano romano, no como depositario de una cierta actividad política,
sino como mero particular, como simple individuo, la libertad humana como
derecho público era desconocida.

5 Edad Media

Al tratar de la situación del individuo en la Edad Media y, por ende, de su


libertad como derecho público subjetivo, excluiremos de las
consideraciones que hagamos en el presente apartado aquellas que
conciernen a los regímenes jurídicos medievales de España e Inglaterra, en
virtud de que hemos dedicado un estudio especial a ellos. En consecuencia,
nos referiremos de manera general a la Edad Media, en relación con el
tema propuesto.
La época de las invasiones, en la que los pueblos llamados bárbaros
no estaban aún delineados perfectamente en su formación, pues por lo
general estaban constituidos por tribus dispersas y _aisladas, se caracterizó
por el predominio de la arbitrariedad y el despotismo sobre la libertad
humana, que ni siquiera estaba reglamentada jurídicamente en sus
relaciones privadas, como sucedía en Grecia y Roma, pues existía lo que
se conoce con el nombre de "vindicta privata", en la que cada quien podía
hacerse justicia por su propia mano. En estas condiciones, es inútil hablar
de la existencia de la libertad del individuo como derecho público subjetivo y
mucho menos del medio de protección correspondiente.
La época feudal se caracteriza por el dominio del poseedor de la
tierra, dueño de ella respecto de aquellos que la cultivaban, cuyas
relaciones dieron origen a la institución medieval de la servidumbre, La
propiedad territorial confería a su titular un poder no sólo de hecho, sino de
derecho, sobre los que la trabajaban, quienes rendían homenaje y juraban
obediencia al terrateniente o señor feudal. El régimen de la servidumbre
·otorgaba a éste un poder soberano sobre los llamados siervos o vasallos,
pudiendo disponer de su persona casi ilimitadamente." e En esta virtud, no
fue posible concebir siquiera un orden de derecho que garantizara la
libertad del hombre como elemento o factor inherente a la personalidad
humana frente a los tratos arbitrarios y muchas veces despóticos del señor
feudal, quien no encontraba
otro límite a su actividad que su propia conciencia en relación con sus
servidores y un vasallaje, nada más simbólico la mayoría de las veces, en
cuanto al monarca o emperador.

6 España
La nación española, antes de su formación social y política definitiva, vivió
una larga etapa de su historia en periodos de acomodamiento y adaptación
entre los diferentes pueblos que habitaron su territorio, tanto durante la
dominación romana como después del desmembramiento del imperio
romano de Occidente en el siglo v de la era cristiana. A los celtas y latinos
asentados en la península ibérica, antigua provincia llamada Hispania, se
sumaron con la invasión de los bárbaros, los vándalos, suevos, alanos y
godos, de raza: germánica, que conservaron sus respectivas costumbres y
entre los cuales no existía ninguna unidad jurídica o política. De los diversos
pobladores de España antes de la integración de los distintos reinos que al
andar del tiempo debían constituirla, los más importantes desde el punto. de
vista de la historia jurídica de aquel país fueron sin duda los visigodos, es
decir, los godos de Occidente, pues de ellos surgieron las primeras
instituciones de derecho escrito o codificado que substituyeron a las viejas
costumbres jurídicas, considerándose a Eurico como el primer legislador de
aquel tiempo y de quien se afirma fue una especie de compilador de
antiguos hábitos y usos. Las llamadas "leyes de Eurico", que sólo regían a
los godos con exclusión de cualquier otro pueblo, fueron perfeccionadas y
ampliadas a los galos y españoles por el Breviario de Aniano, en el que se
adoptaron algunas leyes y principios del Derecho Romano. Posteriormente,
no faltaron intentos de algunos soberanos godos, cómo Recaredo,
Chindasvinto y Recesvinto, para establecer una legislación unificada; pero
el ordenamiento que mayor significación tiene en la historia jurídica de
España durante la época visigótica fue indudablemente el famoso fuero
Juzgo, también denominado Libro de los Jueces o Código de los Visigodos,
originariamente redactado en latín y algunos siglos después traducido al
antiguo castellano.
Acerca de la época en que dicho estatuto legal haya sido elaborado existen
entre los historiadores del Derecho Español profundas discrepancias, pues
mientras unos sostienen que fue expedido en el año 681 por el Cuarto
Concilio de Toledo ante la presencia del rey Sisenando, otros afirman que
se formó en los Concilios Séptimo y Octavo convocados respectivamente
por Chindasvinto y Recesvinto, no faltando quien asevere que fue creado
bajo los reinados de Egica y Witiza.

7. Inglaterra
Es en Inglaterra donde la consagración normativa de la libertad humana y
su protección jurídica alcanzaron admirable grado de desarrollo. El régimen
jurídico inglés evolucionando lentamente desde los más oscuros orígenes
de los pueblos que habitaron la Gran Bretaña, como los anglos y los
sajones, y es fruto de sus costumbres y de su vida misma. El derecho inglés
es la consecuencia de largos años de gestación social, de la sucesión
incesante de fenómenos y hechos que fueron surgiendo dentro de la
colectividad, basados en el espíritu y temperamento anglosajones, que
siempre se distinguieron por ser amantes y defensores vehementes de la
libertad del pueblo británico.
Como efecto paulatino de la costumbre social, de la práctica constante de la
libertad, de los acontecimientos históricos en los cuales se revelaron los
intentos de defensa de los derechos fundamentales del inglés, surgió la
constitución inglesa, no como un cuerpo conciso, unitario y escrito de
preceptos y disposiciones legales, sino como un conjunto normativo
consuetudinario, implicado en diversas legislaciones aisladas y en la
práctica jurídica realizada por los tribunales. Podemos decir que es
Inglaterra el Estado típico dotado de una constitución en el sentido lógico-
formal del concepto, o sea, como agrupación preceptiva creada y
consolidada por la costumbre social, fundamentada en la idiosincrasia
popular y que no tiene como antecedente ninguna norma legal, sino que se
produce espontáneamente. Por eso, don Emilio Rabasa ha dicho que la
constitución inglesa es el prototipo de la constitución espontánea, a
diferencia de la impuesta que no surge espontáneamente de la costumbre
jurídico-social, sino que su obligatoriedad depende de un acto legislativo.
8 Francia
El despotismo y la autocracia siguieron imperando principalmente en
Francia, cuyo régimen gubernamental se cimentaba en un sistema
teocrático, puesto que se consideraba que la autoridad monárquica tenía su
origen y fundamento en la voluntad divina, por lo que se reputaba a aquélla
como absoluta, esto es, sin ninguna limitación en su ejercicio. Los reyes
cometieron, bajo estas condiciones, arbitrariedades sin fin, gravando
inicuamente al pueblo con impuestos elevadísimos para poder mantener el
boato y subvenir a los gastos exorbitantes de la corte real y de la podrida y
degenerada nobleza, que contribuía a la extorsión popular.
Ante esta triste realidad, surgen en Francia importantísimas
corrientes políticas en el siglo XVIII, las cuales pretendían proponer
medidas y reformas para acabar con el régimen absolutista, pugnando por
el establecimiento de sistemas o formas de gobierno más pertinentes y
adecuadas para conjurar el mal público. Así aparecen en el pensamiento
político los fisiócratas, quienes abogaban por un marcado abstencionismo
del Estado en lo concerniente a las relaciones sociales, las cuales debcrian
entablarse y desarrollarse libremente, sin la injerencia oficial, obedeciendo
al ejercicio de los derechos naturales del gobernado (principio de "laissez
faire-laissez passer"). Por su parte, Voltaire, propugnando una monarquía
ilustrada y tolerante, proclama la igualdad de todos los hombres respecto a
los derechos naturales de libertad, propiedad y protección legal. Los
enciclopedistas, principalmente con Diderot y D'Alembert, pretendieron
reconstruir técnicamente el mundo, saneándolo de sus deficiencias, errores
y degradaciones, pretensión en la que pugnaban vehementemente por la
consagración definitiva de los derechos
naturales del hombre. Esta -última cuestión apenas se vislumbra en la
teoría de 'Montesquieu, cuya finalidad especulativa fundamentalmente
tiende a elaborar un sistema de gobierno que garantizara la legalidad y
descartara la arbitrariedad o despotismo de las autoridades, habiendo
formulado para ello su famosa teoría de la división de poderes, dotando a
cada uno de éstos de atribuciones específicas y distintas de las que
correspondiesen a los otros, para el efecto de que imperase un régimen de
frenos y contrapesos recíprocos.
9 Colonias Inglesas de América
Al fundarse las colonias inglesas en América, los emigrantes llevaron
consigo toda la tradición jurídica de Inglaterra, recogida en el common law,
y en la que sobresalía el espíritu de libertad. La opresión reinante en la
metrópoli hizo que los colonos vieran en tierras americanas el lugar propicio
para el desarrollo de la libertad humana. Sin embargo, no todos los
emigrantes eran perseguidos políticos; había quienes acudían a América en
busca de fortuna y con el propósito de fundar empresas explotadoras. Así,
una compañía obtuvo de la corona inglesa la autorización para fundar una
colonia en Virginia, habiéndose establecido posterior y sucesivamente otras
en la misma forma. Poco a poco, la colonización en Norteamérica se fue
extendiendo, y de esta manera surgieron las colonias de Massachusetts,
Rhode IsIand y Connecticut, y otras que se fueron creando después.
Las autorizaciones que otorgaba el rey para fundar y organizar colonias en
América recibieron el nombre de cartas, que eran documentos que fijaban
ciertas reglas de gobierno para las entidades por formarse, concediéndoles
amplia autoridad y autonomía en cuanto a su régimen interior. Dichas cartas
reconocían la supremacía de las leyes de Inglaterra y de su constitución
consuetudinaria, teniendo, sin embargo, el carácter de Ley Fundamental en
eada colonia (common laui), de tal suerte, que sus autoridades no podían
actuar sino ciñéndose estrictamente a sus disposiciones. En esta forma, el
constitucionalismo de Inglaterra se trasplantó a sus .colonias en América,
organizadas ya políticamente por sus cartas de fundación, otorgadas por la
corona.

9 Estados Unidos
Podemos decir que los Estados Unidos surgieron como nación unitaria, con
vida jurídica independiente, organizados en una federación, con la
promulgación de un documento importante: los Artículos de Confederación
y Unión perpetua. En su lucha por la independencia, las colonias inglesas
tuvieron que reunir sus pocos recursos y combinar sus esfuerzos en una
acción conjunta en contra de Inglaterra. Consumada ya la ruptura del
vínculo de dependencia entre la metrópoli y las colonias, éstas no se
sintieron lo suficientemente fuertes, por sí solas, aisladas unas de otras,
para defender su autonomía recién conquistada en caso de cualquier
intento de nueva conquista. Permanecieron, pues, unidas, atendiendo a los
dictados de la prudencia. Para que esa unión fuese más estable, se
expidieron los mencionados "Artículos", cuyas- signatarias eran trece
colonias, que más tarde fueron entidades federativas de la Unión
Americana.
El aludido cuerpo normativo no estableció aún la federación como entidad
jurídica y política distinta de los miembros componentes, aunque ya
consignaba una liga entre ellos, inspirada en la mutua defensa de sus
propios intereses, para lo cual cada Estado se despojó de ciertas facultades
inherentes a su soberanía, cuyo ejercicio depositó en un organismo que se
llamó "Congreso de los Estados Unidos", siendo su autoridad meramente
consultiva, pues como dice Rabasa, "no había un poder ejecutivo central
investido de fuerza para hacer cumplir los mandatos supremos”.
Como el sistema de unión entre los Estados norteamericanos fracasó, se
propuso una revisión de los "Artículos", para cuyo efecto se verificó una
convención en Filadelfia, encargada de reformarlos. Después de
prolongados debates y de la tenaz reticencia de los Estados a formar parte
de una federación, es decir, dc una entidad política superior, con facultades
y órganos gubernativos propios, se formuló el proyecto de Constitución
Federal, que fue sometido a la consideración de los Estados particulares en
convenciones locales, a las que concurrieron los delegados que por ellos
fueron nombrados.
Por fin se logró que la Constitución federal fuese aceptada por las entidades
particulares, que en número de trece fueron las que originariamente
integraron la nación norteamericana, no sin que durante mucho tiempo
después surgieran intentos separatistas, a los que el célebre "chief justice"
Marshall dio el golpe mortal, contribuyendo así a consolidar y robustecer el
régimen federal.

11 U.R.S.S
La Constitución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas acoge en
sus primordiales aspectos preceptivos las declaraciones básicas del
marxismo leninismo, contra cuyas tesis fundamentales en materia política
hemos enfocado nuestra crítica. El citado documento organiza a la U. R.
S.S. dentro de la segunda etapa qne previene dicha corriente ideol6gica, o
sea, la llamada "dictadura del proletariado", declarando que su "base
política" son
"los soviets de diputados de los trabajadores, que se han desarrollado y
fortalecido como consecuencia del derrocamiento del poder de los
terratenientes y capitalistas y de la conquista de la dictadura del
proletariado" (art. 2).
El régimen económico de dicho país, según el artículo 4 de su constituci6n,
es "el sistema socialista de economía y la propiedad socialista sobre los
instrumentos y medios de producción", reconociendo, sin embargo, la
propiedad privada o particular respecto de ciertos bienes de uso en favor de
los trabajadores del campo y de las empresas industriales, tales como "una
hacienda auxiliar, vivienda, ganado de renta, aves de corral, pequeños
aperos de labranza" (arts. 7 y 9), así como "los ingresos y ahorros
procedentes de su trabajo", "objetos de uso doméstico, de consumo y de
comodidad personal", estableciendo el derecho hereditario en relaci6n con
esas bienes (art. 10).
Considerando al trabajo como "un deber y una causa de honor", la
Constitución de la U. R. S. S. adopta la máxima de Marx que prescribe que:
"De cada cual según su capacidad y a cada cual según su trabajo" (art, 12),
disponiendo en su artículo 118, no sin cierta incongruencia con la anterior
declaración, que todo ciudadano tiene "derecho" a "obtener un trabajo
garantizado y remunerado según su cantidad y calidad".

12 República Popular de China


Es interesante observar que, pese a la opción muy generalizada que se
sustenta, la Constitución de la República Popular China expedida en 1954
(o China Roja o Comunista como suele también designarse a ese país), no
establecía un verdadero régimen dictatorial. Aunque se inspira en el
marxismo leninismo, que se estima en su exposición de motivos como una
"verdad universal", y a pesar de que instituía una situación económica y
política "de transición» entre la "sociedad capitalista" y la "sociedad
socialista" de que hablaran Marx y Lenin, en varios importantes aspectos
preceptivos presenta indudables similitudes con nuestra Ley Fundamental
de 1917 en 10 que a los derechos del gobernado atañe. Es más, dentro de
esa institución "transitoria" que consagraba y regulaba, se advierten claros
perfiles de los conceptos de "Bien Común" y "Justicia Social" de que hemos
precedentemente tratado.
Entre los tipos de propiedad: privada que conservaba, se encontraba la
de los trabajadores individuales y la de los "capitalistas" (art. 5),
reconociendo
a los campesinos y a los capitalistas el derecho respectivo sobre la tierra,
los medios de producción y "otros capitales" (arts. 8 y 10). Sin embargo,
estos tipos de propiedad particular no los acogía la Constitución China
como definitivos, puesto que los consideraba gradualmente transformables
en propiedad colectiva o "del pueblo" mediante la política que en forma
'paulatina fuese desplegando el Estado para lograr este objetivo. "Nuestra
experiencia ha confirmado ya -decía el Informe sobre el proyecto
constitucional- que en las transformaciones socialistas tanto en la
agricultura como en la industria artesana y en la industria y el comercio
capitalistas puede haber formas de transición y que la utilización de estas
formas transitorias, flexibles y variadas es absolutamente indispensable",
agregando "Daremos a los capitalistas el tiempo necesario para que, bajo la
dirección el Estado y de la clase obrera, acepten poco a poco las
transformaciones.

13 México (generalidades):
Los antecedentes mexicanos de nuestras actuales garantías individuales
los estudiaremos cuando analicemos cada una de ellas por separado. En
consecuencia, en esta ocasión sólo nos referiremos por modo general a la
situación del gobernado en nuestro país a través de las tres etapas
fundamentales en que suele dividirse su historia, a saber: la prehispánica, la
colonial y la independiente.
Época Precolombina: No es dable descubrir en la época precolombina y en
los pueblos que habitaron el territorio que comprende actualmente la
República Mexicana ninguna institución, consuetudinaria o de derecho
escrito, que acuse una antecedencia de las garantías individuales que se
consagraron, con diversas modalidades, en casi todas las Constituciones
que nos rigieron a partir de la consumación de la independencia. En efecto,
los regímenes sociales en que estaban estructurados los principales
pueblos prehispánicos se vaciaron en formas primitivas y. rudimentarias, y
conforme a las cuales la autoridad suprema, con facultades omnímodas,
era el rey o emperador, nombre que, por una especie de proyecci6n
conceptual política, se ha estilado adscribir a los jefes máximos de tales
pueblos. El derecho público, entendiendo por tal conjunto de normas que
organizan a un Estado y que definen y regulan las relaciones entre las.
diversas autoridades estatales y entre éstas.
b) Época colonial: En la Nueva España el derecho colonial se integró con el
derecho español propiamente dicho en sus formas legal y consuetudinaria,
y por las costumbres indígenas, principalmente. Al consumarse la conquista
de México y al iniciarse la colonización de las tierras recién dominadas, la
penetración jurídica española se encontró con un conjunto de hechos y
prácticas sociales aut6ctonas, las cuales, lejos de desaparecer y quedar
eliminadas por el derecho peninsular, fueron consolidadas por diversas
disposiciones reales y posteriormente por la Recopilación de Leyes de
Indias de 1681, que autorizaba su validez en todo aquello que no fuesen
incompatibles con los principios morales y religiosos que informaban al
derecho español." Así, pues, en la Nueva España estuvo vigente en primer
término la legislación dictada exclusivamente para las colonias de América,
dentro de la que ocupan un lugar preeminente las célebres Leyes de Indias,
verdadera síntesis del derecho hispánico y las costumbres jurídicas
aborígenes. Por otra parte, las Leyes de Castilla tenían también aplicación
en la Nueva España con un carácter supletorio, pues la Recopilaci6n de
1681 dispuso que en todo lo que no estuviere ordenado en particular para
las Indias, se aplicaran las leyes citadas.
c) Época independiente: La emancipación política de la Nueva España
comenzó a prepararse varios años antes de que don Miguel Hidalgo y
Costilla lanzara el grito de insurgencia en el pueblo de Dolores. La invasión
napoleónica de España y los sucesos políticos que ella produjo, entre los
que destaca la abdicación de Carlos IV, por una parte, y la indiscutible
influencia que sobre el pensamiento jurídico-filosófico de la época ejercieron
los principios que se sustentaban en el ideario de la Revolución francesa,
sobre todo los que conciernen a la soberanía popular, por otro lado,
suscitaron en la Nueva España la tendencia a establecer entre las colonias
españolas de América y la metrópoli una situación política igualitaria. Así,
bajo el gobierno del virrey Iturrigaray, en 1803, el -regidor del Consejo
Municipal de México, licenciado Francisco Primo Verdad, interpretando las
ambiciones políticas de la burguesía criolla, propugnó la reunión de las
Cortes españolas con la idea de que en ellas tuvieran representación
política las colonias americanas, principalmente la Nueva España,
Iturrigaray aceptó el plan que bajo los propósitos del licenciado Verdad le
propuso dicho Consejo y ordenó la reunión de una junta en la que.. se
discutiría la convocatoria de las Cortes.
14 La Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Basándose en la naturaleza inespacial e intemporal del hombre como ser
que ha sido y es la causa, el medio y el objeto del devenir histórico de todos
los países del orbe en sus múltiples manifestaciones, se concibió la
nobilísima idea de protegerlo en su calidad de persona y de ente socio-
político con independencia del Estado concreto a que pertenezca. Esa idea,
sustentada por la U.N.E.S.C.O. (Organización Educativa, Científica y
Cultural de las Naciones Unidas), cristalizó en el trascendental documento
internacional que se llama Declaración Universal de los Derechos
Humanos, aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas ello
de diciembre de 1948 en el Palacio de Chaillot de París.
La Comisión designada para elaborar las bases teóricas sobre las que
descansaría la referida Declaración, después de obtener las valiosas
opiniones de filósofos, escritores y juristas de prestigio internacional, tales
como Benedetto Croce, Harold Laski, Salvador de Madariaga y otros, dio
cima a su importante cometido en julio de 1947, En el estudio que al efecto
formuló se proclama la tesis de la universalidad de los derechos del hombre
sin diferencias de raza, sexo, idioma o religión, A estos derechos no sólo les
asigna un contenido puramente civil y político, sino económico y social,
entendiendo bajo el concepto de "derecho" "aquella condición de vida sin la
cual, en cualquier fase histórica dada de una sociedad, los hambres no
pueden dar de sí lo mejor que hay en ellos como miembros activos de la
comunidad, porque se ven privados de los medios para realizarse
plenamente como seres humanos".

III Las Garantías Individuales (aspecto general)


El contenido normativo del Derecho, bien plasmado en disposiciones
legislativas expedidas por órganos determinados, o bien como substratum
de una práctica social constante y con fuerza de obligatoriedad,
forzosamente debe estar garantizado, en cuanto a su imperatividad, por un
poder superior a la voluntad de cada individuo, de tal suerte que la
aplicación de lo jurídico no quede supeditada al arbitrio de éste. Ese poder,
que también recibe el nombre de autoridad, considerado este concepto no
en su acepción de órgano estatal dotado de funciones de ejecución y
decisión, sino como actuaci6n suprema, radica en la comunidad misma, en
el propio grupo social, y es ejercido por entidades creadas a posteriori, a las
cuales expresamente se les ha conferido esa facultad.
La autoridad de un Estado (el cual constituye la forma de organización
política y jurídica de una sociedad humana, pueblo o nación), implica, pues,
un poder, o sea, un conjunto de facultades y actos tendientes a garantizar el
orden de derecho mediante su idónea aplicación contra posibles
contravenciones por parte de los individuos de la comunidad, asegurando
así el orden social (aun cuando su atribución indebida en muchas hipótesis,
hist6ricamente dadas, sirva de medio a la arbitrariedad despótica).
2 Diversas excepciones del concepto “garantía”
La palabra "garantía" proviene del término anglosajón "warranty" o
"warantie", que significa la acción de asegurar, proteger, defender o
salvaguardar (to warrant), por lo que tiene una connotación muy amplia.
"Garantía" equivale, pues, en su sentido lato, a "aseguramiento" o
"afianzamiento", pudiendo denotar también "protección", "respaldo",
"defensa", "salvaguardia" o "apoyo". Jurídicamente, el vocablo y el concepto
"garantía" se originaron en el derecho privado, teniendo en él las
acepciones apuntadas.
En el derecho público, según afirmaci6n de Sánchez Viamonte "la palabra
garantía y el verbo garantizar son creaciones institucionales de los
franceses y de ellos las tomaron los demás pueblos en cuya legislación
aparece desde mediados del siglo XIX".
El concepto "garantía" en derecho público ha significado diversos tipos de
seguridades o protecciones en favor de los gobernados dentro de un estado
de derecho, es decir, dentro de una entidad política estructurada y
organizada jurídicamente, en que la actividad del gobierno está sometida a
normas preestablecidas que tienen como base de sustentaci6n el orden
constitucional. De esta guisa, se ha estimado, incluso por la doctrina, que el
principio de legalidad, el de divisi6n o. separaci6n de poderes, el de
responsabilidad oficial de los funcionarios públicos, etc., son garantías
jurídicas estatuidas en beneficio de los gobernados; afirmándose también
que el mismo concepto se extiende a los medios o recursos tendientes a
hacer efectivo el imperio de la ley y del derecho.
Suele hablarse, en efecto, de "garantías institucionales" como medios de
protecci6n de "ciertas instituciones" establecidos por la "regulación
constitucional" para hacer imposible su supresión en la vía legislativa
ordinaria.'" Esta idea identifica a la garantía con la Constitución misma o, al
menos, con los preceptos constitucionales protectores de "ciertas
instituciones", lo que es inadmisible, ya que no se trata de desentrañar lo
que es "garantía en general", sino de definir lo que denota el concepto
específico de "garantía individual o del gobernado".
Kelsen alude a "las garantías de la Constitución" y las identifica con los
procedimientos o medios para asegurar el imperio de la Ley Fundamental
frente a las normas· jurídicas secundarias, es decir, para "garantizar el que
una norma inferior se ajuste a la norma superior que determina su creaci6n
o su contenido". Huelga decir que tampoco la opinión del famoso jurista
vienés se dirige hacia la definici6n del tipo específico de garantía que nos
interesa, pues no habla de las garantías del gobernado sino de los medios o
sistemas para "garantizar" o asegurar la prevalencia de las normas jurídicas
superiores sobre las de menor categoría.

3 Elementos, conceptos y naturaleza de las garantías individuales


La autolimitaci6n y, por ende, las limitaciones o restricciones a la conducta
de las autoridades, se establecen por todo el orden jurídico del Estado,
independientemente de la índole jerárquica de las distintas normas que lo
integran, siguiendo diferentes criterios y frente a diversos factores que no
son del caso mencionar. Ahora bien, directa y primariamente, frente a los
miembros singulares del Estado o gobernados, la autolimitaci6n estatal y
las
limitaciones jurídicas a la actuaci6n de las autoridades se revelan en las
garantías individuales. Por tanto, éstas se traducen jurídicamente en una
relación de derecho existente entre el gobernado como persona Física o
moral y el Estado como entidad jurídica y política con personalidad propia y
sus autoridades, cuya actividad en todo caso se desempeña en ejercicio del
poder y en representaci6n de la entidad estatal. En realidad, los sujetos
inmediatos y directos de la relaci6n jurídica que implica la garantía
individual
están constituidos por el gobernador, por una parte, y las autoridades del
Estado, por la otra, puesto que es la conducta de estas mismas la que está
limitada o restringida de modo directo por dicho vinculo de derecho; sin
embargo, como una autoridad no debe ser reputada como entidad o
funcionario per se, esto es, que traduzca una voluntad propia en cuanto al
desempeño de su actuaci6n pública, sino que siempre se la debe
considerar
como representante del Estado, a quien se encomienda el ejercicio del
poder
de éste, hablando con propiedad las limitaciones que comprende la relación
jurídica que entraña la garantía individual, y que inmediata y directamente
se imputan a la conducta autoritaria, repercuten en la potestad del Estado,
ya que la primera no se traduce sino en el ejercicio o desempeño de ésta.

a) Consideraciones Generales
Es evidente que dentro de esa concepción, las garantías consignadas
constitucionalmente fueron establecidas para tutelar los derechos o la
esfera jurídica en general del individuo frente a los actos del poder
público. Atendiendo al sujeto que como único centro de imputación de
las citadas garantías se consideraba por los preceptos que las instituian,
la denominación o el adjetivo de "individuales" se justificó plenamente.
Sin embargo, y aun bajo la vigencia de la Constitución de 1857, surgió el
problema jurídico consistente en determinar si las llamadas personas
morales podrían ser titulares de las garantías individuales, que según se
dijo, se implantaron en el mencionado ordenamiento supremo para
asegurar los derechos del hombre.
El problema a que nos referimos se suscitó en torno a la cuestión de si
las personas morales o corporaciones, que evidentemente no son
"individuos" ni tienen "derechos del hombre", podían invocar, frente a
cualquier acto de autoridad, la violación que en su perjuicio éste
cometiera a los preceptos en que las multicitadas garantías se
consignaban. Se arguyó que de las garantías individuales sólo podía
gozar la persona física o individuo, pues las personas morales, por
carecer de sustantividad humana, no podían ser titulares de derechos
del hombre, que sólo a éste pertenecen, ni, por ende, ser protegidas por
los medios sustantivos de tutela de esos derechos.

b) Sujetos activo y pasivo


Sujeto activo: Este concepto está íntimamente ligado al de "acto de
autoridad". En efecto, frente a cualquier persona se pueden desempeñar
diferentes actividades tanto por los particulares como por los órganos
estatales, formándose en el primer caso las llamadas "relaciones de
coordinación" ajenas a la garantía individual.
Sujeto pasivo: El sujeto pasivo de la relación jurídica que implica la
garantía individual está integrado, por el Estado como entidad jurídica y
política en que se constituye el pueblo y por las autoridades del mismo.
Éstas, según también aseveramos, son las directamente limitadas en
cuanto a su actividad frente a los gobernados por las garantías
individuales como manifestaciones de la restricción jurídica del poder de
imperio, siendo el Estado el sujeto pasivo mediato relación de derecho
respectivo.
c) Objeto
La relación jurídica que existe entre los sujetos mencionados genera,
para éstos, derechos y obligaciones que tienen un contenido especial.
En efecto, las garantías individuales se han reputado históricamente
como aquellos elementos jurídicos que se traducen en medios de
salvaguarda de las prerrogativas fundamentales que el ser humano
debe tener para el cabal desenvolvimiento de su personalidad frente al
poder público.
En consecuencia, los derechos y obligaciones que implica que genera la
relación que existe entre gobernados y gobernantes o entre aquéllos y el
Estado (en los términos ya apuntados) tienen como esfera de
gravitación esas prerrogativas sustanciales del ser humano.
La potestad de reclamar al Estado y a sus autoridades el respeto a las
prerrogativas fundamentales del hombre, y que constituye la manera
como se traduce el derecho que para el sujeto activo de la relación
jurídica multicitada o gobernado genera o implica esta misma, tiene la
naturaleza de un derecho subjetivo público.
d) Concepto de garantía individual
Las Garantías Individuales son todas aquellas cuestiones de derecho,
que un individuo ya desde su nacimiento disfrutará y podrá exigir que se
cumplan y que tienen como objetivo final la consecución de la paz, la
armonía y el orden en la sociedad en la cual se encuentran vigentes.
también tienen alcances a la hora de asegurar la convivencia pacífica
entre los hombres que comparten y viven en el mismo territorio, en la
obtención de justicia y de bienestar social y de alcanzar el bien común.
e) Principios constitucionales de las garantías individuales
Siendo nuestra Constitución la fuente de las garantías individuales, o
sea el ordenamiento en el cual éstas se consagran, formando, por ende,
parte
de la Ley Fundamental, es lógico y evidente que están investidas de los
principios esenciales que caracterizan al cuerpo normativo supremo
respecto de la legislaci6n secundaria. Por consiguiente, las garantías
individuales participan del principio de supremacía constitucional
(consignado en el artículo 133 de la Ley Suprema), en cuanto que tienen
prevalencia sobre cualquier norma o ley secundaria que se les
contraponga y primacía de aplicación sobre la misma, por lo que las
autoridades todas deben observarlas preferentemente a cualquier
disposici6n ordinaria. Por otra parte, las garantías individuales, que
forman parte integrante de la Constitución, están, como ésta, investidas
del principio de rigidez constitucional, en el sentido de que no pueden
ser
modificadas o reformadas por el poder legislativo ordinario (o sea, por el
Congreso de la Unión como órgano legislativo federal y para el Distrito
Federal, y por las Legislaturas de los Estados), sino por un poder
extraordinario integrado en los términos del artículo 135 de la Ley
Fundamental.
f) Extensión de las garantías individuales en cuanto a su consagración por
el orden jurídico estatal.
La cuestión relativa a la extensión de las garantías individuales en
cuanto a su consagración constitucional equivale a la formulación de la
siguiente pregunta: ¿Las garantías individuales, sólo están
comprendidas por la Constitución en sus veintinueve primeros articulas
que integran el capítulo respectivo, o por el contrario, abarcan otros
preceptos constitucionales distintos? A don Ignacio L. Vallarta le
preocupó tal cuestión, habiéndola resuelto en el sentido de que por
garantías individuales no deben entenderse únicamente los, veintinueve
primeros artículos de la Constitución, sino que aquéllas podían hacerse
extensivas a otros preceptos de la Ley Fundamental que signifiquen una
explicación, ampliación o reglamentación de las normas que
expresamente las prevén.

4 Clasificación de las garantías individuales

Garantías de Igualdad: Tienen el objeto de evitar privilegios injustificados y


colocar a todos en las misma situación frente a la ley. Consiste en evitar las
distinciones: de raza, sexo, edad, religión, profesión, posición económica etc. Su
objetivo es proteger la condición de igualdad de la cual gozan todas los
ciudadanos mexicanos y que los hacen iguales ante las leyes autoridades.
Garantías de Libertad: La libertad del derecho de elegir aquello que más te
convenga y haga bien. Limita la actividad que el Estado realiza frente a los
ciudadanos evitando que se violen los derechos naturales del hombre.
Garantías de seguridad jurídica: Son derechos y principios de protección a
favor del gobernado. su intención es que las autoridades del Estado apliquen de
forma justa la disposiciones de carácter jurídico a los individuos, ya que los
derechos básicos de los individuos, estarán a salvo cuando las autoridades se
ajusten a los establecido por las leyes, especialmente atendiendo las formalidades
que deben observarse antes de privar a alguien de su libertad o propiedades.
Garantías de propiedad: La propiedad de las tierras y aguas nacionales
corresponde originalmente a la nación, la cual ha tenido y tiene el derecho de
transmitir el dominio de ella a los particulares constituyendo la propiedad privada.
Garantías Sociales: Las garantías sociales son el conjunto de normas
jurídicas que establecen y desarrollan diferentes principios, procedimientos e
instituciones orientados a proteger, tutelar y reivindicar a las personas, grupos y
sectores de la sociedad más desprotegidos y marginados.

5 La extensión de los derechos públicos subjetivos derivados de las


garantías individuales y la reglamentación de estas.
Las relaciones entre Estado y gobernados son reguladas jurídicamente por la
Constitución, se erigen en garantías del gobernado, es decir, en vínculos del
derecho que instituyen, a favor de éste, derechos públicos subjetivos y cargo de
las autoridades estatales las obligaciones públicas correlativas. Ahora bien, dentro
de la relación jurídica llamada garantía individual, tales derechos no son absolutos
en el sentido de estar consignados irrestrictamente en la norma constitucional
reguladora, pues ésta, al consagrarlos, les fija una determinada extensión.
Para plantearlo de forma más clara, la extensión de los derechos púbicos
subjetivos derivados de las garantías individuales esta sujeto a que cada garantía
no puede ser absoluta como se expresaba con anterioridad, ya que si observamos
la literalidad de la norma donde se encuentran plasmadas las mismas podremos
darnos cuenta que al consagrar una garantía, la misma es limita en sí misma, ya
que, verbigracia, al declarar el artículo 5 de nuestra Constitución que a nadie
podrá impedirse que se dedique a profesión, industria, comercio o trabajo que le
acomode, sujeta esta potestad o facultad jurídica libertaria a la condición de que la
actividad en la que se despliegue sea lícita, de lo cual se infiere que el derecho
público subjetivo correspondiente no comprende al trabajo ilícito, pues éste no
sólo entrañaría una lesión a la esfera de otro sujeto, sino una afectación al interés
social que radica precisamente en la conservación y defensa de la moralidad
pública.
La demarcación de los derechos públicos subjetivo, o sea la fijación de las
limitaciones que les impone la situación del gobernado como ente social,
únicamente debe consignarse en los preceptos constitucionales que establezcan o
regulen la garantía individual correspondiente o en otras disposiciones de la propia
Ley fundamental.
De tal manera que, el artículo primero constitucional, al otorgar garantías a todo
individuo, es decir, a todo sujeto moral o físico que esté en la situación de
gobernado, establece categóricamente que no podrán restringirse ni suspenderse,
sino con los casos y condiciones previstos en la misma Ley Fundamental. Esta
terminante declaración evidencia que ninguna autoridad estatal, incluyendo
obviamente a la legislativa, puede limitar el ámbito normativo de los preceptos
constitucionales en que las referidas garantías se contienen, sin perjuicio de
posibles reformas de acuerdo al 135, que sólo será legítima con un auténtico
interés social.

IV La Suspensión de las Garantías Individuales

I Introducción:

Un estado de derecho como es el nuestro, se caracteriza porque su organizaci6n


y funcionamiento como entidad política soberana se establecen y encauzan por
senderos normativos, por disposiciones jurídicas, cuyo conjunto constituye el
orden legal integro, emanado de las potestades de autodeterminación y
autolimitaci6n estatales.
"Toda comunidad en la que no esté estipulada la separación de poderes y la
seguridad de derechos necesita una Constitución".
Esta disposición contenida en el artículo 16 de la Déclaration des Droits de l
´Homme et du Citoyen otorgada en la Francia de 1789, constituye una premisa
indispensable sin la cual estaríamos impedidos para hablar de Estado de derecho.
Junto con otras características (división de poderes, imperio de la ley, y legalidad
de la administración), el establecimiento de garantías individuales (o derechos
fundamentales) constituye un elemento indispensable para el Estado
constitucional o de derecho. Así lo han advertido nuestros constituyentes desde
1824 hasta nuestros días.
El primer párrafo del artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos determina que las garantías individuales no pueden ser restringidas ni
suspendidas; salvo en aquellos casos en que la propia norma fundamental lo
permite.
El primer problema que plantea dicha disposición es el relativo al grado de
modificación que pueden sufrir las normas constitucionales que contienen las
garantías individuales. Parece claro que pueden ser objeto de adición o reforma la
ampliación de su ámbito de protección respecto del gobernado; pero ha sido más
discutida la posibilidad de reforma que limite el alcance de dichos preceptos o,
más aún, la derogación de los mismos.
Algunos autores consideran que dada la disposición indicada, las garantías
individuales no pueden derogarse. La totalidad de los derechos fundamentales no
pueden derogarse sustituyéndolos por un vacío normativo sin desquebrajar
nuestro Estado de derecho.
Además del discutible tema de modificación de garantías individuales mediante el
procedimiento establecido en el artículo 135 del pacto federal, la Constitución
establece en su artículo 29 un procedimiento tendiente a la suspensión de las
mismas. Es también a este procedimiento al que refiere el artículo 1o.
constitucional.
Como hemos indicado, las garantías individuales a que se refieren los artículos 1o.
y 29 constitucionales son, en primer término, normas constitucionales en virtud de
su pertenencia a la norma suprema. Sin embargo, se diferencian de otras normas
del mismo rango en virtud de ser consideradas como: a) derechos públicos
subjetivos, en la medida en que son otorgados a la persona en su calidad de
gobernado y oponibles al Estado; o, b) disposiciones que determinan los
contenidos necesarios, excluidos o potestativos de las normas jurídicas
secundarias.9 En este segundo caso, más que derechos del gobernado serán
normas que contienen obligaciones dirigidas a los órganos del Estado.
No obstante, aunque pueda parecer que ambas concepciones respecto de las
garantías individuales (como derechos del gobernado o como obligaciones y
límites a respetar por los órganos del Estado) se encuentran en una relación
bilateral, observamos que no es así, inclinándonos por considerar más apropiado
identificar a las garantías individuales como normas que establecen los límites del
poder.
Los criterios indicados adquieren relevancia teórica para el presente trabajo,
además, en virtud de que conforme al primero, el artículo 29 constitucional
suspende derechos de los gobernados, despojándolos (aunque temporalmente)
de lo ya otorgado; desde la segunda perspectiva, la suspensión de garantías es el
levantamiento de las limitantes establecidas a los órganos de gobierno,
permitiéndole con esto a los mismos una actuación más efectiva. 5
2 La suspensión de garantías individuales:
2 La suspensión de garantías individuales
En el ordenamiento constitucional se encuentra el establecimiento del
Estado como el principal sistema de organización social. Al organizar al Estado, el
derecho otorga al gobierno (como elemento del Estado) la rectoría básica de
conducta social mediante la obligatoria observancia y aplicación de las normas
jurídicas; sin embargo, como hemos indicado, la función gubernativa no es
ilimitada, sino que se encuentra restringida y orientada por los derechos
fundamentales consagrados en la norma creadora del Estado y constituyente del
gobierno.

5Gutiérrez, G. (2018). Suspensión de garantías. Análisis del artículo 29 constitucional. [online]


Revistas.juridicas.unam.mx. Disponible en: https://revistas.juridicas.unam.mx/index.php/cuestiones-
constitucionales/article/view/5845/7736 [Accesado el 21 Jan. 2018].
La suspensión de garantías individuales es un fenómeno jurídico-
constitucional que tiene lugar como antecedente necesario para que la actividad
gubernativa de emergencia pueda válidamente desarrollarse. Sin que previamente
se decrete la suspensión mencionada por los medios y autoridades a que alude la
Ley Fundamental, la labor del gobierno estatal tendiente a prevenir o remediar los
males públicos inherentes a la situación anormal, sería jurídicamente inválida,
teniendo el gobernado el derecho de oponerse a ella a través de los conductos
que, como el juicio de amparo, la Constitución le brinda.
a) Causas:
El artículo 29 de la Constitución menciona como causas específicas
que origina el estado de emergencia que provoca, a su vez, la suspensión
de derechos, las siguientes:
Invasión. La penetración en territorio nacional de fuerzas armadas
extranjeras.
Perturbación grave de la paz pública.
Cualquier caso que ponga a la sociedad mexicana en grave peligro de
conflicto (guerra, epidemias, etc.)
b) Autoridades:
-Poder Ejecutivo Federal
-Gabinete
-Procuraduría General de Justicia
-Suprema Corte de Justicia de la Nación
-Congreso de la Unión
c) Modalidades Jurídicas de la suspensión:
La suspensión de derechos se caracteriza por varias modalidades
jurídicas importantes. En primer lugar, el acto que instituye la mencionada
suspensión debe ser materialmente legislativo, conteniendo prevenciones
generales; sin que el fenómeno suspensivo se contraiga a ningún individuo
determinado. Consiguientemente un decreto o ley que no contenga dicha
característica de generalidad, sino que suspenda los derechos en relación
con una sola persona moral o física o con un grupo determinado de sujetos,
sería inconstitucional a todas luces.

3 El régimen suspensivo de las garantías individuales en la situación bélica


próxima pasada:

A fines del mes de mayo de 1942, el presidente Ávila Camacho convoco


para una sesión memorable con el fin de discutir y aprobar las medidas que
habrían de tomarse frente a la doble ofensa que se perpetro a nuestra soberanía,
habiéndose acordado tres puntos:
1.- Declarar el estado de guerra entre República Mexicana por una parte, y
Alemania, Italia y el Japón por la otra
2.- Suspender la vigencia de garantías individuales que fueren obstáculo
para hacer frente, rápida y fácilmente, a la situación.
3.- Solicitar en favor del Ejecutivo Federal facultades extraordinarias para
legislar.
Estando en receso el Congreso de la Unión, la Comisión Permanente
convoco a los miembros de este a un periodo extraordinario de sesiones
Por su parte el Congreso de la Unión en sesión extraordinaria el día
30 de mayo del propio año, hubo reforzado con sólidos y convincentes
argumentos su petición respecto de los tres puntos fundamentales anotados,
aprobó la ley que faculta al Ejecutivo conforme al artículo 89, fracción VIII, de la
Constitución, para declarar el estado de guerra entre nuestro país y las naciones
del eje.
El 2 de junio de 1942 salió publicado también el Decreto de Suspensión de
Garantías Individuales expedido por el Congreso de la Unión de acuerdo con los
artículos 29 y 1° Constitucionales.
a) Carácter y naturaleza del decreto de suspensión:
En primer lugar, el mencionado Decreto, así como su Ley
Reglamentaria, eran de carácter general. Se traducía en la circunstancia
de que la suspensión de garantías que establecían afectaba a todo
individuo o habitante de la República Mexicana.
En segundo lugar, la suspensión era de índole nacional, supuesto que
afectaba a todo el territorio del país.
Otra nota del aludido decreto era la transitoriedad, o sea, su vigencia
limitada en cuanto al tiempo. Esta vigencia perduraría siempre y cuando
subsistiesen los motivos que originaron la expedición del multicitado
decreto.
b) Alcance de dicho decreto:
La suspensión versara a aquellas garantías que “fueren obstáculo para
hacer frente rápida y fácilmente a la situación”
c) Aplicabilidad y vigencia del mismo:
De acuerdo con la amplitud con que el decreto consignaba la suspensión de
determinadas garantías, estas, en toda su extensión y sin salvedad alguna;
debieron haber sido relevadas de su vigencia, máxime si se atiende a la
declaración categórica del artículo 2 transitorio del decreto, que decía

“en esa misma fecha (2 de junio de 1942) empezara a surtir efectos en todo
el país y para todos sus habitantes la suspensión de garantías materia del
presente decreto, sin que se requiera la reglamentación a que se contrae el
artículo 3”

El 13 de junio de 1942, salió publicada en el Diario Oficial la Ley de


Prevenciones Generales relativas a la suspensión de garantías, que
contenía reglas muy atingentes reveladoras del criterio y capacidad
jurídicos de los autores del proyecto correspondiente. La ley vino a
especificar el alcance, sentido y aplicación práctica del Decreto de
Suspensión y como consecuencia de esta finalidad, a hacer renacer la
confianza y al tranquilidad públicas.

La Ley Reglamentaria del Decreto de Suspensión de Garantías Individuales


contenía declaraciones fundamentales:
A. El orden jurídico general del país no se vio alterado en sus
lineamientos abstractos; todo el sistema de derecho mexicano, en
sus distintos y variados aspectos, subsistió. Y solo en aquellos casos
especiales que requirieron acuerdos de emergencia operaba la
suspensión de garantías individuales.

La subsistencia del régimen jurídico general estaba corroborada por


el artículo 4 de dicha Ley Reglamentaria, que decía:
“todas las autoridades federales, locales y municipales conservan su
competencia y atribuciones que les corresponden, en los estrictos
términos de las leyes federales o locales que normen sus
actividades… ninguna autoridad federal, local o municipal puede
realizar acto alguno que no le esté permitido por las leyes ordinarias
expedidas con sujeción estricta a los mandatos de la Constitución”

Además de que, el sistema competencial de todas las autoridades


subsistió frente al estado de suspensión de garantías individuales,
estas siguieron vigentes.

B. La aplicación concreta y general de las limitaciones a las garantías


individuales que contenía la Ley de Prevenciones Generales, solo
pudo llevarse a cabo por el Ejecutivo Federal y únicamente a través
de sus colaboradores, como son los secretarios de Estado,
Procurador General de la Republica y jefes de Departamentos
autónomos.

A no ser que las facultades correspondientes le hayan sido


expresamente otorgadas por las leyes de emergencia o por la
legislación ordinaria.

La situación legal de emergencia que se desprendía de la Ley de


Prevenciones Generales, así como del ordenamiento reglamentario
de su artículo primero:
 Las garantías individuales, cuya suspensión fue instituida por
el decreto solo estuvieron limitadas en la forma, términos y
modalidades que mencionaba la Ley de Prevenciones
Generales de 13 de junio del propio año.

 Las limitaciones o restricciones a las garantías solo pudieron


crearse por el Ejecutivo Federal, y únicamente a través de sus
colaboradores, ninguna otra autoridad del Estado, local o
federal, pudo promover por si misma restricciones o
limitaciones a las garantías individuales.

 La aplicación concreta de las limitaciones o restricciones a las


garantías individuales que establecía la legislación de
emergencia en general, así como la de esta, solo incumbía a
las autoridades federales o locales que expresamente tuvieran
tal facultad conferida por la ley de que se tratara, cualquiera
autoridad del estado, la ley no otorgaba en forma expresa la
facultad de aplicar concretamente, las modalidades que
hemos no solo no infringieron el principio de legalidad en la
actuación de las autoridades estatales, sino que lo
corroboraron.

4 Las facultades extraordinarias


Una vez suspendidas las garantías individuales, el gobierno estatal tiene
que estar investido del cumulo necesario de facultades a fin de prevenir o
remediar los trastornos públicos y sociales propios de una situación anormal
provocada por los sucesos a que alude el artículo 29 constitucional.

Percatándose de la necesidad de que el gobierno del estado actué dentro


de un radio de actividad, el constituyente de 16-17 previo la posibilidad de
otorgamiento de facultades extraordinarias por parte del poder legislativo federal a
favor del ejecutivo de la unión.

Así, el artículo 49 constitucional, establecía, el supremo poder de la


federación se divide, para su ejercicio, en legislativo, ejecutivo y judicial. No
podrán reunirse dos o más de estos poderes en una sola persona o corporación,
ni depositarse el legislativo en un individuo, salvo el caso de facultades
extraordinarias al ejecutivo de la unión, conforme a lo dispuesto en el artículo 29.

Dicho precepto adicionado en agosto de 1938, en ningún otro caso se


otorgaran al ejecutivo facultades extraordinarias para legislar, obedeció al deseo
de corroborar la intención y espíritu de los autores de la constitución de 1917.

El otorgamiento de facultades extraordinarias al poder ejecutivo federal


implica una excepción, entre las varias que existen en nuestro sistema
constitucional, a la clásica división de poderes tal como la concibió Montesquieu.

De conformidad con el artículo 49 el poder legislativo federal no es


absolutamente libre para delegar parte de su protesta legislativa en el jefe de
ejecutivo, el de facultades extraordinarias para legislar a favor del presidente de la
república.

No solamente en los casos a que se refiere el artículo 29 constitucional


pueden otorgarse al ejecutivo federal facultades extraordinarias para legislar, sino
que dispone que dicho otorgamiento también es dable en el caso a que alude el
segundo párrafo de su artículo 131 de las facultades mencionadas debe
demarcarse mediante una recta y sana interpretación jurídica del invocado art. 49.

A. La que se refiere a la consagración del principio clásico de la división o


separación de poderes.

B. Alude a la prohibición de que se reúnan dos o más de los poderes en que


se desarrolla la actividad estatal en una sola persona o corporación

C. La de que el poder legislativo no puede depositarse en un solo individuo


D. La que estriba en que dicho poder legislativo puede depositarse en un solo
individuo en caso de facultades extraordinarias al ejecutivo de la unión

El concepto de poder legislativo, 4equivale al de potestad legislativa, a la


facultad de elaboración de leyes y no al organismo bicameral el poder se deposita
en un congreso general que se divide en dos cámaras una de diputados y otra de
senadores , entregar o confiar.

La prohibición de depositar tiene como materia la función, actividad o


potestad legislativa y no al organismo que dicha función, actividad o potestad se
deposita como erróneamente lo estimo don Ignacio L. Vallarta en una tesis que
más que jurídica es política

Vallarta confundió el concepto de poder, con la idea de órgano u organismo,


pretende que la prohibición contenida el articulo 50 solo se transgredía cuando
acaeciera, el fenómeno de la supresión del legislativo, para que las funciones de
este las asumiera íntegramente el ejecutivo, lo cual ya no solo supondría la
violación dicho precepto, el quebrantamiento total del orden constitucional.

La interpretación restrictiva del artículo 49, corrobora por las ideas


sustentadas en la exposición de motivos de la adición que en año de 1938 se
introdujo al mencionado precepto por iniciativa del presidente Cárdenas.

Sustentada no solo en las ideas que dominan la gestación parlamentaria


sino en la índole misma de nuestro orden normativo supremo que se peculiariza,
por el principio de división o separación de poderes, la jurisprudencia, la suprema
corte de justicia, como resultado posible de una indigna doblegacion ante el
ejecutivo federal, adopta la anti-jurídica de Vallarta para sostener que el
otorgamiento de facultades extraordinarias al presidente de la república.

5 Las leyes de emergencia


Las facultades extraordinarias que otorga el legislativo federal al ejecutivo
de la unión, versan sobre la protestad legislativa, en consecuencia, el presidente
de la república, expide lo que se llama leyes de emergencia cuando se ejercitan
en los casos señalados por el artículo 29 de la constitución, son creadoras,
modificativas o extintivas de situaciones jurídicas abstractas.

El ejecutivo federal no está autorizado constitucionalmente para crear


disposiciones legales de tal índole en forma irrestricta.

Las leyes de emergencia deben tener por objeto, exclusivamente, desde el


punto de vista constitucional, prevenir o remediar en forma directa o indirecta, y
previa la suspensión de las garantías individuales que tiendan a afectar, los males
y trastornos públicos y sociales propios de la situación anormal creada por los
acontecimientos a que alude el artículo 29.

6 Control jurisdiccional de la legislación de emergencia

La legislación de emergencia orden de excepción en el sentido de que solo


regia para aquellos casos expresamente comprendidos en ella, implicado en
relación a estos.

Con motivo de la violación o no observancia de cualquiera de las dos


condiciones apuntadas con antelación, pudieron surgir diversas hipótesis de
extralimitación autoritaria al orden jurídico que debe prevalecer en un estado de
emergencia planteándose en esa ocasión el problema de la intervención de la
justicia federal para controlar la actividad de las autoridades estatales productoras
de lesa transgresión se debe tener en cuenta que la competencia constitucional
de los jueces de distrito y de la suprema corte subsistió en términos generales
frente a la legislación de emergencia.

Sin embargo, para que un juez de distrito y, consiguientemente, la suprema


corte se hubieran visto inhibidos de conocer de un juicio de amparo dentro de su
respectivo grado jurisdiccional en los casos a que se refería el mencionado
artículo 18, el acto o los actos reclamados debieron ser, o una genuina y
constitucional ley o decreto de emergencia o un acto autoritario que por su
naturaleza misma haya estado comprendido dentro de sus disposiciones.
Para que un juicio de amparo fuese desechado o sobreseído según el
artículo 18 la autoridad judicial federal que de él hubiese conocido debió examinar
en forma previa estas dos situaciones.

 Si la ley que se reclamara era verdaderamente de emergencia

 Si el acto o los actos reclamados, encuadraban dentro de una verdadera ley


de emergencia concebida esta en las condiciones antes apuntadas.

Examinaremos diversas situaciones reales de expedición o aplicación de


leyes de emergencia.

A) Podía suceder que el presidente de la republica expidiese una ley,


atribuyéndole el carácter de ordenamiento de emergencia, pero
excediéndose de las facultades extraordinarias que conforme a los artículos
49 y 29 le fueron conferidas por el poder legislativo federal. Tal hipótesis
podía acaecer, verbigracia, en el caso de que la ley o el decreto expedidos
no tuvieran como finalidad defender la soberanía, integridad o dignidad de
México.

En este caso habrán cumplido con el requisito consistente en que su


creación fuese un acto que estuviera comprendido dentro del ámbito de las
facultades extraordinarias.

B) Que el presidente de la república, sin excederse de las facultades


extraordinarias que le fueron concedidas por el congreso de la unión
conforme a los artículos 29 y 49 constitucionales, expidiese una ley o un
decreto violatorios de algunas de las normas contenidas en la ley de
prevenciones generales

En la presente hipótesis, tal ley o decreto tampoco ostentaría el carácter de


ordenamiento o acto de emergencia, ya que esta calidad, se establece cuando
existe la circunstancia jurídica de que el conjunto regulador de que se trate no se
oponga ni contravenga la precitada legislación orgánica o reglamentaria del
artículo 29 del código supremo.
7 Inconstitucionalidad del derecho congresional de casación del estado
suspensivo de garantías individuales fechado el 28 de septiembre de 1945 :

a) Destino de las leyes de emergencia

Un problema jurídico que afecta a todos los habitantes del país en el que
concierne a la cesación de vigencia de las leyes de emergencia, el cual plantea,
entre otras, las siguientes cuestiones fundamentales, ¿Cómo opera dicha
cesación? ¿Las facultades estatales y autoritarias, los derechos y las obligaciones
de los gobernados y, en general, las situaciones creadas por los ordenamientos
extraordinarios dejaron de existir, de tener validez, por modo automático una vez
terminadas las hostilidades con el Japón, para que se hubiera realizado?

b) El decreto de casación:

El restablecimiento de todo el orden jurídico normal imperante con


anterioridad al estado bélico, se realizó el día 15 de septiembre de 1945.

Dicha conversión, tal como se operó en el indicado decreto, ¿fue constitucional?

 El artículo 29 constitucional previene la causación de dos fenómenos


jurídicos importantes, como son, la suspensión de garantías individuales y
el otorgamiento de las autorizaciones que el congreso de la unión estime
necesarias para que el ejecutivo federal haga frente a la situación de
emergencia

Como se desprende del texto y espíritu mismo del artículo 29 constitucional, las
mencionadas autorizaciones deben ir precedidas de la suspensión de garantías
individuales en la generalidad de los casos, cuando estas impliquen un óbice a la
adopción de las medidas extraordinarias de emergencia basadas en las
expresadas autorizaciones.

Felipe Tena Ramírez, asevera: dicha autorizaciones presuponen necesariamente


la existencia de la situación anormal que como premisa rige el contenido todo el
artículo 29.
 el decreto del 28 de septiembre de 1945, ratifico diferentes medidas
legislativas que el Presidente de la Republica adopto en sus autorizaciones
o facultades que se le confirieron en los artículos 4 y 5 del Decreto
Congresional de 1° de junio de 1042.

La ratificación no es sino la confirmación o corroboración por parte del Legislativo


Federal de los ordenamientos de emergencia.

A. El Congreso de la Unión, al ratificar las leyes de emergencia que en dicho


cuerpo normativo se expresan, infringió también

La garantía de competencia constitucional consagrada en la primera parte


del artículo 16 de la Ley Fundamental.

Una cosa es la expedición de una ley y otra la ratificación de la misma.

En el primer caso se crea, se da nacimiento, se elabora un ordenamiento, a


iniciativa de cualquiera de las autoridades o funcionarios, mientras que en el
segundo se confirma, se convalida un ordenamiento que vive ya jurídicamente,
que ya está investido de validez y fuerza obligatoria

Siendo la expedición y la ratificación de una ley dos actos jurídicos distintos y


diferentes, es evidente que el Congreso de la Unión carecía de facultades para
ratificar ordenamientos expedidos por el Ejecutivo en uso de las facultades
extraordinarias que le fueron conferidas durante la situación de emergencia.

B. No teniendo facultades para ratificar leyes de emergencia expedidas por el


Presidente de la Republica, el Congreso de la Unión no se fundamentó en
ley alguna, por lo que tal acto careció de causa legal, habiendo sido,
violatorio de la garantía individual de legalidad consignada en el artículo 16
constitucional.
C. Dicho decreto y los ordenamientos por él ratificados y convertidos, estos, en
leyes ordinarias tienen un notorio vicio de retroactividad, que alteran
fundamentalmente los derechos de los afectados, por lo que implican una
flagrante violación a la garantía correspondiente.

D. Las anteriores consideraciones demuestran diversos aspectos


inconstitucionales.

En consecuencia contra de dicho ordenamiento y de las leyes de


emergencia que este convirtió en cuerpos normativos ordinarios por virtud
de la aludida ratificación, procedía con evidencia el juicio de amparo, el cual
pudo haberse intentado con éxito contra tales conjuntos legales en su
aspecto auto-aplicativo y aun promoverse con análogo resultado en ocasión
a los actos concretos de aplicación respectivos, en caso contrario.

V Las Garantías Sociales

1 Introducción histórica

Como consecuencia del jus-naturalismo que proclama la


consubstancialidad de los derechos del hombre con su propia personalidad
y, por ende, su carácter supra-estatal, surgió a raíz de la Revolución
francesa y como derivación directa de la Declaración de 1789, el
individualismo, el cual constituyó el fin del Estado y de sus instituciones
jurídicas. En consecuencia, el individuo y sus derechos eran el primordial, si
no el único objeto de tutela de la organización estatal, postulado que acogió
plenamente el Constituyente mexicano de 1857 y que plasmó en el artículo
primero de la Ley Fundamental de ese año. Como consecuencia de la
postura individualista que normaba las relaciones entre gobernantes y
gobernados, imperó coetáneamente a ella el liberalismo, que implicaba una
completa abstención por parte del Estado en las relaciones sociales. Sólo
tenían injerencia en éstas las autoridades estatales, cuando el libre juego
de los derechos de cada gobernado originaba conflictos entre los
individuos.
En conclusión, el individualismo prohibió toda idea de asociacionismo, de
coalición de gobernados para defender sus intereses mutuos, pues se decía
que entre el Estado como suprema persona moral política y el individuo, no
debía haber entidades intermedias que no tuvieran como finalidad la
protección de los intereses particulares.
Chapelier en Francia, mediante la ley que lleva su nombre, prohibió la
formación de asociaciones profesionales, pues estimaba que la existencia y
el funcionamiento de éstas implicaba una seria oposición a la libertad de
trabajo. Por su parte, el liberalismo absoluto vedó al Estado toda injerencia
en las relaciones sociales que no tuviera como fin resolver los conflictos que
se suscitasen entre los gobernados con motivo del libre ejercicio de su
actividad.
Tanto el liberalismo como el individualismo tenían su soporte en el concepto
de igualdad legal. Todo hombre es igual a todos a los ojos de la ley, decían
los revolucionarios franceses. Consiguientemente, ningún Estado podía
quebrantar esa igualdad legal favoreciendo a unos o a otros. Sin embargo,
este "igualitarismo legal" correspondía realmente a una verdadera
desigualdad social, puesto que olvidaba las diferentes situaciones
materiales en que dos individuos pudieren encontrarse. La abstención por
parte del Estado en el sentido de no intervenir en las relaciones sociales,
con las salvedades indicadas, trajo tremendas consecuencias para las
clases desposeídas, lo que se palpaba principalmente en las relaciones
obrero-patronales.

2 Concepto y naturaleza de la garantía social:


Al igual que la garantía individual, la garantía social también se revela como una
relación jurídica, más los elementos distintivos de ambas difieren.
Las garantías sociales son por un lado, las clases sociales carentes de poder
económico o de los medios de producción y en general los grupos en condición
precaria, y por otro, las castas poseedoras de la riqueza o situada en bonancible
posición económica. De lo anterior se deduce, pues que esta relación jurídica solo
se entabla entre sujetos colocados en una determinada situación social,
económica, o jurídica, y entre los que existen lazos materiales determinados,
establecidos principalmente en cuanto al proceso productivo.
La diferencia entre las garantías individuales y las de garantía social es que las
primeras pueden entablarse entre cualquier persona física o moral mientras las
segundas, solamente puede existir entre sujetos cuya posición se caracteriza por
modalidades especiales.
Los elementos de la garantía social son los sujetos, objeto, principios
constitucionales, y funciones del estado.

a) Sujetos: los sujetos de la relación jurídica en que se traduce la garantía


social están constituidos, desde el punto de vista activo, por las clases
sociales desvalidas, esto es, carente de los medios de producción
b) Objetos: Tiene como objeto proteger, tutelar y reivindicar a las personas,
grupos y sectores de la sociedad más vulnerables ya sea, social cultural
o económicamente teniendo en cuenta criterios de justicia social y
bienestar colectivos para lograr su incorporación o acceso al bien común
y su convivencia con las demás clases sociales, dentro de un orden
jurídico.
c) Principios constitucionales de las garantías sociales: Estando
consagradas las garantías sociales por la Ley Fundamental, esto es,
formando parte del articulado de ésta, participan también de los
principios constitucionales de supremacía y rigidez.
d) Situación y función del Estado respecto a las garantías: Estas implican
una relación jurídica entre dos clases sociales distintas desde un punto
de vista económico, genéricamente hablando, o entre dos o más sujetos
individuales particularmente. Dichas garantías crean derechos y
obligaciones para los sujetos de la relación en que se manifiestan, cuya
consagración normativa constituye la regulación legislativa de las
actividades recíprocas de aquellos.

3 Las garantías Sociales y las garantías individuales nos se oponen ni son


compatibles
Nuestra Ley Fundamental es incongruente consigo misma, puesto que, por una
parte, consagra garantías individuales y, por la otra, establece garantías sociales,
conceptos ambos que muchas veces se oponen, según se asienta, hasta el grado
de que en varias ocasiones las segundas hacen nugatorias a las primeras. Se ha
dicho, en efecto, que el artículo 123 constitucional en sus fracciones II, V, etc.,
consigna no sólo restricciones a la libertad de trabajo que consagra el artículo 5°
de la Constitución como garantía individual, sino verdaderas prohibiciones para
desempeñar cualquier labor bajo las circunstancias y condiciones que las
mencionadas fracciones establecen. Pero generalmente, se acude al siguiente
caso para demostrar la aparente (para nosotros) contradicción u oposición entre
las garantías sociales y las individuales: la antinomia que existe entre la libertad de
trabajo como garantía individual y la Ley Federal del Trabajo ( arts. 49 de la de
1931
y 395 de la aprobada por el Congreso Federal en diciembre de 1969 y en vigor
desde el primero de mayo de 1970), reglamentaria del artículo 123 constitucional.
Se dice que de acuerdo con el artículo 5° de la Constitución todo hombre es libre
para dedicarse a la industria profesión comercio o trabajo que le acomode, siendo
lícito. Por su parte, la Ley Federal del Trabajo impone a los patrones la obligación
de no admitir como trabajadores a aquellas personas que no estén sindicalizadas,
si es que esta condición, que declara lícito tal ordenamiento, se ha concertado en
los contratos colectivos de trabajo. Esta prohibición se ha dicho que es una
garantía social, porque fortalece el sistema sindical al evitar que en una empresa
determinada presten sus servicios trabajadores libres cuya posible actuación
pudiera menoscabar la fuerza del sindicato y al impedir que en una negociación
haya obreros que no pertenezcan a ninguna organización sindical. Se concluye,
mediante la comparación de esas dos situaciones (libertad de trabajo por un lado
e imposibilidad de que éste lo preste un trabajador que no sea sindicalizado a una
empresa determinada, por el otro), que la mencionada garantía social implica una
notable restricción a la mencionada garantía individual en cuanto que la primera
impone como requisito insuperable para que una persona pueda laborar en una
negociación determinada, el consistente en la necesaria pertenencia al sindicato
respectivo.
4 Breve referencia a las garantías sociales en materia agraria
a) Síntesis Históricas:
El problema agrario en nuestro país se gestó paralelamente a la historia
económica de México. Se incubó en los albores de la época colonial al
transformarse los antiguos sistemas autóctonos de la propiedad rural o agraria
como consecuencia directa de la dominación española; habiendo alcanzado su
agudeza y gravedad culminantes al estallar la Revolución de 1910. Podemos
afirmar, sin temor a equivocarnos, que el citado problema económico-social,
secularmente padecido por nuestro país, reconoce como causa generatriz
primordial, la torpeza o la malevolencia de la política gubernativa anterior a 1910,
misma que se manifestó sobre todo, en medidas legislativas que empeoraron la
situación de la clase campesina en aras de grupos privilegiados, de la plutocracia
y del clero.
Entre los pueblos del Anáhuac había tres tipos de propiedad: la privada, que
correspondía al rey, a los nobles y guerreros; la comunal, esto es, la de los
calpulli, o "barrios de gente conocida o linaje antiguo", donde habitaban grupos
familiares que reconocían como jefe al miembro más antiguo; y la pública que se
destinaba a sufragar los gastos del culto y las que reclamaba el sostenimiento del
ejército.
Es inconcuso, que no sólo este régimen de propiedad, sino la propiedad
misma de las tierras de los indios, desapareció a virtud de la Conquista.
Fundándose en la famosa bula de Alejandro VI, los reyes españoles consideraron
como cosa propia todas las tierras descubiertas, y sus descubridores tomaban
posesión de ellas en nombre del monarca, tal como se ordenó en la ley XI, título II,
libro IV, de la Recopilación de Leyes de Indias. Ahora bien, para
recompensar a los conquistadores y descubridores de tierras, los reyes les
otorgaban determinadas extensiones, incluyendo en ellas a los grupos de indios
que las habitaban. El otorgamiento que los monarcas hacían en favor de sus
súbditos, que se habían distinguido en las campañas de conquista y
descubrimiento, recibían el nombre de mercedes reales, imponiendo, sin embargo,
a los favorecidos por ellas, la obligación de instruir en la fe católica a los
pobladores de las tierras mercedadas. Fue así como surgió la institución colonial
de la encomienda.
Independientemente de la propiedad rural privada existía en la época colonial una
especie de propiedad comunal de los pueblos españoles, compuesta por la
extensión de tierra suficiente destinada a cubrir los gastos comunes de la
población.
4.2. Breves comentarios críticos
Desde 1917 hasta la actualidad, la Reforma Agraria se ha enfocado hacia la
consecución de los siguientes objetivos:
a) El fraccionamiento de latifundios para el desarrollo de la pequeña propiedad
agrícola en explotación, para la creación de nuevos centros de población agrícola
y para el fomento de la agricultura;
b) Dotación de tierras y aguas en favor de los núcleos de población que carezcan
de ellas o no las tengan en cantidad suficiente para satisfacer sus necesidades;
c) Restitución de tierras y aguas en beneficio de los pueblos que hubiesen sido
privados de ellas;
d) Declaración de nulidad de derecho de todos los actos jurídicos, judiciales o
administrativos que hubiesen tenido como consecuencia dicha privación;
e) Nulificación de divisiones o repartos viciados o ilegítimos de tierras entre
vecinos
de algún núcleo de población;
f) Establecimiento de autoridades y órganos consultivos encargados de intervenir
en la realización de las citadas finalidades, teniendo como autoridad suprema al
Presidente de la República, y
g) Institución de procedimientos dotatorios y restitutorios de tierras y aguas. Estos
objetivos se encuentran previstos en el artículo 27 constitucional y se
desenvuelven preceptivamente por la legislación agraria.

VI Garantías de Igualdad

1. Idea jurídica de igualdad

Jurídicamente la igualdad se traduce en que varias personas, en número


indeterminado, que se encuentren en una determinada situación, tengan la
posibilidad y capacidad de ser titulares cualitativamente de los mismos derechos y
de contraer las mismas obligaciones que emanan de dicho estado.
La igualdad está, pues, demarcada por una situación determinada; por
ende, puede decirse que dicho fenómeno sólo tiene lugar en relación y en vista de
un estado particular y definido.
El individuo, como persona jurídica, es susceptible de ser estimado por el
orden de derecho bajo diferentes aspectos. Estas distintas maneras de estimación
del sujeto por el Derecho se establecen por una multitud de factores imputables a
relaciones de diversa índole, Así una persona, que entabla con otra una relación
jurídica a virtud de la cual la energía de esta última está bajo la dirección y
dependencia de la primera a cambio de una retribución determinada, será
considerada como patrón en esta situación especial.
En síntesis, la igualdad desde un punto de vista jurídico implica la
posibilidad
o capacidad que tiene una persona de adquirir derechos o contraer obligaciones,
cualitativamente, propios de todos aquellos sujetos que se encuentren en su
misma situación jurídica determinada.
2 La igualdad como garantía individual :

a) Concepto:
El concepto jurídico de igualdad, como contenido de una garantía individual, se
traduce en un elemento eminentemente negativo: la ausencia de distinciones y
diferencias entre los hombres en cuanto tales, provenientes de factor alguno.
Consiguientemente, la situación determinada en que opera la igualdad, como
substratum. de un derecho subjetivo público emanado de una garantía individual,
es muy amplia, pues no se establece ni se demarca por un cierto factor
contingente o accesorio, sino que se forma por un fenómeno negativo inherente a
la naturaleza del hombre en sí mismo considerado, en cuanto tal: ausencia de
diferencias en las posibilidades y capacidades jurídicas generales, debidas
aquéllas a particularidades
étnicas, religiosas, biológicas, etc., que puedan ostentar varios individuos o grupos
humanos. La igualdad como garantía individual es, por ende, un elemento
consubstancial al sujeto en su situaci6n de persona humana frente a sus
semejantes todos, independientemente de las condiciones jurídicas parciales y
particulares que aquél pudiese reunir. En conclusión, podemos decir que la
igualdad como garantía individual, traducida en esa situación negativa de toda
diferencia entre los hombres, proveniente de circunstancias y atributos originarios
emanados de la propia personalidad humana particular (raza, religión,
nacionalidad, etc.), es el fundamento de la igualdad jurídica que opera en cada
una de las posiciones determinadas v correlativas derivadas de los distintos
ordenamientos legales.

b) Antecedentes históricos de la igualdad como situación del individuo


En los antiguos regímenes político-sociales de la humanidad, hasta antes de los
distintos fueros españoles y de la primera Carta Magna inglesa de 1212, la
mayoría de los estudiosos de la doctrina constitucional afirma que formalmente no
existían los derechos del gobernado consagrados como garantías. Es en el Pacto
Político-Civil acordado en las Cortes del Reino de León, del año de 1188, en el
cual se contienen diversas disposiciones de materias distintas de carácter civil,
penal, político y administrativo, y entre ellas las concernientes a la inviolabilidad
del domicilio por el rey (artículo 6) y la garantía de audiencia (artículo 13).
Sin embargo, don Juventino V. Castro, al referirse a los antecedentes universales
de las garantías individuales y retomando a Víctor Fairén Guillén, nos recuerda un
importante texto del año 683, derivado del VIII Concilio de Toledo, en cuyo cánon 2
preceptuaba que nadie podía ser privado de sus honores, detenido, atormentado o
condenado por ninguna institución del Estado, sin tener pruebas claras y
evidentes. También se refiere a la protección contra el encarcelamiento, en los
Fueros de Nájera, Jaca (año 1064), Tudela, Zaragoza y Daroca (año 1142), en las
cuales se hallan disposiciones relativas a la libertad bajo fianza.
Al margen de esa discrepancia, a principios del siglo 13, los barones ingleses
obligaron al rey Juan Sin Tierra a firmar el documento político de los derechos y
libertades en Inglaterra, y que son origen remoto de varias garantías
constitucionales de diversos países, principalmente de América. Nos referimos a la
famosa Carta Magna del 15 de junio de 1212, cuyo precepto más importante es el
marcado con el número 46, el cual constituye un antecedente evidente de
nuestros artículos 14 y 16 constitucionales vigentes, y del correspondiente a la
quinta enmienda de la Constitución de Estados Unidos de América. Esta
disposición contenía una verdadera garantía de legalidad, pues establecía que
ningún hombre libre podía ser arrestado, expulsado o privado de sus propiedades,
sino mediante juicio de sus pares y por las leyes de la tierra.
Dicho documento contiene además compromisos aceptados por el soberano a los
nobles ingleses, en relación con su futuro gobierno por medio de un Gran Consejo,
y con respecto a la forma de recaudar tributos, pero muy especialmente por el
hecho de que promete respetar las libertades individuales de seguridad personal y
de libertad de comercio. El relieve fundamental de ese documento histórico está
puesto precisamente en el mencionado artículo 46, pues dispone que ningún
hombre podrá ser detenido en prisión, ni desposeído de su tenencia, de sus
libertades o libres usos, declarado fuera de la ley, exiliado o molestado de manera
alguna, sino en virtud de un juicio legal de sus pares y según la ley del país, en lo
cual encontramos referencias o elementos de lo que hoy conocemos como
garantías de audiencia y de legalidad.

3 Garantías específicas de igualdad:


Las garantías de igualdad tienen como objeto evitar los privilegios injustificados y
colocar a todos los gobernados en la misma situación frente a la ley. El hecho de
que un Estado respete esta garantía, implica que todos los ciudadanos deberán
ser tratados de la misma manera ante la misma situación jurídica concreta, por lo
que de igual forma deberán obtener en las mismas condiciones los derechos y
obligaciones que nacen los hechos y actos jurídicos.

En otras palabras la igualdad jurídica, es considerada el trato igual en


circunstancias iguales, consiste en evitar las distinciones que se hagan por raza,
sexo, edad, religión, profesión, posición económica es decir la prohibición de toda
decisión o norma legal de carácter discriminatorio por parte de los órganos
competentes.

En la Constitución mexicana las garantías de igualdad se encuentran consagradas


en los siguientes artículos:

 Art. 1º Goce para todo individuo de las garantías que otorga la constitución.

 Art. 2º Prohibición de la esclavitud.

 Art. 4º Igualdad de derechos sin distinción de sexo.

 Art. 12º Prohibición de títulos nobiliarios.

 Art. 13º Prohibición de fueros.

Articulo 1.- Establece textualmente “En los Estados Unidos Mexicanos todo
individuo gozará de las garantías que otorga ésta Constitución, los cuales no
podrán restringirse, ni suspenderse, sino en los casos y en las condiciones que
ella misma establece” Este artículo dispone una verdadera garantía de igualdad,
puesto que barca a todos los individuos que se encuentren en el territorio nacional,
tienen la protección absoluta de las leyes.

Articulo 2.- Se refiere a la prohibición de la esclavitud, esta garantía descansa en


que todos los hombres deben de ser iguales, sin importar raza, sexo, o condición
social. También le otorga facultad a los pueblos y comunidades indígenas para
organizarse bajo sus propias leyes, basando su normativas en sus usos y
costumbres.

Artículo 4.- Se refiere a la igualdad entre el hombre y la mujer. Al disponer que el


varón y la mujer son iguales ante la ley, queda plenamente establecida la igualdad
jurídica de las personas.

Articulo 5.- Le otorga libertad a los ciudadanos para elegir el trabajo u oficio que
consideren mejor, siempre y cuando este no sea contrario a las leyes, eliminando
de esta forma cualquier tipo de esclavitud o trabajo forzado.

Articulo 12.- Dispone que en los Estados Unidos Mexicanos no se concederán


títulos de nobleza, ni prerrogativas y honores hereditarios. En la gran familia
mexicana nadie es noble ni tampoco plebeyo, todos los hombres estamos
colocados en una misma situación de igualdad social.

Articulo 13.- Establece que nadie puede ser juzgado por leyes privadas ni por
tribunales especiales. Ninguna persona puede tener fuero, ni gozar más
emolumentos que los que sean compensación de servicios públicos. Esta garantía
consagra varias garantías de igualdad como son; el que nadie pude ser juzgado
por leyes privativas; la de que nadie pude ser juzgados por Tribunales especiales;
la de que ninguna persona o corporación pude tener fuero, etc. En este artículo
encontramos la máxima expresión en lo que se refiere a igualdad en la legislación
Mexicana.
Artículo 1º Constitucional
En los Estados Unidos Mexicanos todo individuo gozará de las garantías que
otorga esta Constitución, las cuales no podrán restringirse ni suspenderse, sino en
los casos y con las condiciones que ella misma establece.
Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos. Los esclavos del
extranjero que entren al territorio nacional alcanzarán, por este solo hecho, su
libertad y la protección de las leyes.
Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el
género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud,
la religión, las opiniones, las preferencias, el estado civil o cualquier otra que
atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los
derechos y libertades de las personas.

Artículo 2º Constitucional. Antecedentes históricos de la esclavitud


El contenido de este artículo es:
1) El reconocimiento de la composición pluricultural de la nación mexicana
sustentada originariamente en los pueblos indígenas.
2) El derecho a la libre determinación y autonomía de los pueblos indígenas y su
alcance dentro del marco constitucional.
3) Las obligaciones de los tres niveles de gobierno (federal, local y municipal)
respecto de los pueblos indígenas.

Artículo 4º Constitucional, igualdad jurídica de la mujer


La Nación mexicana tiene una composición pluricultural sustentada originalmente
en sus pueblos indígenas. La ley protegerá y promoverá el desarrollo de sus
lenguas, culturas, usos y costumbres recursos y formas específicas de
organización social y garantizará a sus integrantes el efectivo acceso a la
jurisdicción del Estado. En los juicios y procedimientos en que aquéllos sean parte,
se tomarán en cuenta sus prácticas y costumbres jurídicas en los términos que
establezca la ley.
El varón y la mujer son iguales ante la ley. Esta protegerá la organización y el
desarrollo de la familia.
Toda persona tiene derecho a decidir de manera libre, responsable e informada,
sobre el número y el espaciamiento de sus hijos.
Toda persona tiene derecho a la protección de la salud. La ley definirá las bases y
modalidades para el acceso a los servicios de salud y establecerá la concurrencia
de la Federación y las entidades federativas en materia de salubridad general,
conforme a lo que dispone la fracción XVI del artículo 73 de esta Constitución.
Toda persona tiene derecho a un medio ambiente adecuado para su desarrollo y
bienestar.
Toda familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa. La ley
establecerá los instrumentos y apoyos necesarios a fin de alcanzar tal objetivo.
Los niños y las niñas tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades de
alimentación, salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral.
Los ascendientes, tutores y custodios, tienen el deber de preservar estos
derechos. El Estado proveerá lo necesario para propiciar el respeto a la dignidad
de la niñez y el ejercicio pleno de sus derechos.
El Estado otorgará facilidades a los particulares para que se coadyuven al
cumplimiento de los derechos de la niñez.

Artículo 12:
En los Estados Unidos Mexicanos no se concederán títulos de
nobleza, ni prerrogativas y honores hereditarios, ni se dará efecto alguno a los
otorgados por cualquier otro país.

Artículo 13:
Nadie puede ser juzgado por leyes privativas ni por tribunales especiales.
Ninguna persona o corporación puede tener fuero, ni gozar más
emolumentos que los que sean compensación de servicios públicos y estén
fijados por la ley. Subsiste el fuero de guerra para los delitos y faltas contra la
disciplina militar; pero los tribunales militares en ningún caso y por ningún
motivo podrán extender su jurisdicción sobre personas que no pertenezcan
al Ejército. Cuando en un delito o falta del orden militar estuviese complicado
un paisano, conocerá del caso la autoridad civil que corresponda.

Las leyes privativas


Las leyes privativas se caracterizan porque se refieren a personas nominalmente
designadas, atendiendo a criterios subjetivos y por el hecho de que después de
aplicarse al caso previsto y determinado de antemano pierden su vigencia,
encontrándose prohibidas por el artículo 13 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, debido a que atentan contra el principio de igualdad
jurídica; mientras que las leyes especiales, aun cuando se aplican a una o a
varias categorías de personas relacionadas con hechos, situaciones o
actividades específicas, sí se encuentran investidas de las características de
generalidad, abstracción y permanencia, dado que se aplican a todas las personas
que se colocan dentro de las hipótesis que prevén y no están dirigidas a una
persona o grupo de ellas individualmente determinado, además de que su vigencia
jurídica pervive después de aplicarse a un caso concreto para regular los casos
posteriores en que se actualicen los supuestos contenidos en ellas, no
transgrediendo, por tanto, el citado precepto constitucional.

Los Tribunales Especiales:


son aquellos establecidos por la Constitución o las leyes para juzgar determinadas
personas o para resolver ciertas materias que, por circunstancias particulares
gozan, de este privilegio. Su carácter especial no altera su función como órgano
jurisdiccional ni su integración por jueces.

Los fueros:
Los fueros locales, fueros municipales o fueros eran los estatutos jurídicos
aplicables en una determinada localidad, cuya finalidad era, en general, regular la
vida local, estableciendo un conjunto de norma jurídica/normas, derechos y
privilegios, otorgados por el rey, el señor de la tierra o el propio concejo, es decir,
las leyes propias de un lugar. Fue un sistema de derecho local utilizado en la
Península Ibérica a partir de la Edad Media y constituyó la fuente más importante
del Derecho altomedieval español. También fue usado en ciertas zonas de
Francia.

El fuero de guerra
El fuero de guerra es el sistema de justicia de las Fuerzas Armadas mexicanas:
Marina y Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos.
Es un sistema de justicia porque amalgama a los tres órganos del sistema de
justicia; a saber: Procuraduría General de Justicia Militar, Supremo Tribunal Militar
y Cuerpo de Defensores de Oficio Militar, bajo el Mando del general Secretario de
la Defensa Nacional, en su calidad de alto mando del Ejército y Fuerza Aérea
Mexicanos.
No cuenta con reconocimiento del poder judicial Federal, ni de la Fiscalía Federal
de la nación (PGR), ni del Instituto Federal de Defensoría de Oficio. Además de
que los mencionados órganos del fuero de guerra están adscritos a los mandos
territoriales del Ejército Mexicano (Comandantes de Zonas y Regiones Militares)
quienes intervienen de manera directa y abierta en los "procesos penales".

Breve referencia histórica de los fueros personales en México


Los fueros personales fueron introducidos por Hernando de Cortes en el año 1520,
a nuestro país. Posteriormente, fueron reconocidos por las leyes de indias de la
colonia española, aproximadamente en el año 1680, conformando los tristemente
célebres fueros por estaban constituidos por leyes y tribunales especiales que
excluían a los altos mandos de esas instituciones de cualquier delito que
cometieran.
Estos tribunales especiales trascendieron la independencia de México (1821), y en
los años 1857 al 1860 el Lic. Benito Juárez, Lerdo y otros comprometidos políticos
y autoridades trataron de eliminarlos, siendo férreamente defendidos por los
conservadores al grado de provocar la Guerra de Reforma y la invasión francesa
del 1862.
Afortunadamente, Juárez abolió los tribunales eclesiásticos, pero dejo vigentes los
militares. Esto se debió sobre todo a que los militares fueron en brazo derecho de
su lucha en contra de los conservadores y, posteriormente, contra de los invasores
extranjeros.

Emolumentos por compensación de servicios públicos


El artículo 13 nos remite al mismo: Nadie puede ser juzgado por leyes privativas ni
por tribunales especiales. Ninguna persona o corporación puede tener fuero, ni
gozar más emolumentos que los que sean compensación de
servicios públicos y estén fijados por la ley. Subsiste el fuero de guerra para los
delitos y faltas contra la disciplina militar; pero los tribunales militares en ningún
caso y por ningún motivo podrán extender su jurisdicción sobre personas que no
pertenezcan al Ejército. Cuando en un delito o falta del orden militar estuviese
complicado un paisano, conocerá del caso la autoridad civil que corresponda.

VII Garantías de Libertad


1 La libertad. Generalidades
La libertad es un derecho sagrado e imprescriptible que todos los seres humanos
poseen. La libertad es la facultad de obrar según su voluntad, respetando la ley y
el derecho ajeno.
2 La libertad como garantía individual
Las garantías de libertad son un conjunto de derechos públicos subjetivos para
ejercer, sin vulnerar los derechos de terceros, libertades específicas que las
autoridades del Estado deben respetar, y que no pueden tener más restricciones
que las expresamente señaladas en la Constitución.
Las garantías de libertad están reconocidas en los artículos 1, segundo párrafo, 2,
apartado A, 3, 4, segundo párrafo, 5, 6, 7, 9, 10, 11, 15, 24, y 28 de la
Constitución.
3 Garantías específicas de libertad:
Libertad es considerada la capacidad del hombre para decidir por sí mismo sobre
las acciones de su vida, así como sus objetivos y sus metas a alcanzar. Las
garantías de libertad tutelan la capacidad jurídica para el actuar libre del hombre
que vive dentro de una sociedad, respetando la esfera jurídica en que se
encuentre, la cual debe garantizar su ejercicio pleno.
Las garantías de libertad son un conjunto de derechos públicos subjetivos para
ejercer sin vulnerar los derechos de otras personas, libertades específicas que las
autoridades del Estado deben respetar, y que no pueden tener más restricciones
que las expresamente señaladas en la Constitución.
La libertad se manifiesta como la capacidad que tiene un individuo para tomar de
manera voluntaria sus decisiones. Es un concepto muy complejo donde el Estado
debe ser una institución que tutele el cumplimiento del bien común y de esta
manera garantizar el ejercicio pleno de este derecho.

a) La libertad de trabajo, art. 5º Constitucional


La libertad del trabajo, consiste en el derecho que tiene el hombre de aplicar su
actividad a la producción de la riqueza.
Supone este derecho la facultad de poder escoger la profesión, arte u oficio a que
quiera dedicarse; la de elegir el objeto, la clase y el método de producción que
considere oportuno; la de emplear la forma, el tiempo y el sitio de trabajo que
estime conveniente; la de reunirse, asociarse o asalariarse con quien tenga a bien;
y la de ser dueño de las obras, productos o resultados que emanen de sus
esfuerzos.
El trabajador debe por lo tanto ser libre, sin más limitaciones que las determinadas
por, la naturaleza, la moral, el derecho y la prudencia.
El hombre es libre en su conciencia y debe sello también en su trabajo, puesto que
esas libertades se basan en el libre albedrío, que se funda a su vez en la
naturaleza humana.
Además de la libertad de trabajar, o sea la de poner en ejercicio útil nuestras
facultades, es un derecho que pertenece naturalmente a todos los seres humanos,
puesto que comprende la propiedad de nuestras aptitudes individuales, que son
por naturaleza, propias, exclusivas e intransmisibles, y no hay por lo tanto poder
capaz de despojarnos de lo que nos dio la naturaleza y forma parte de nuestro ser.

Extensión y limitaciones Constitucionales a dicha libertad


El trabajo debe ser libre y estimulador tan sólo por la concurrencia; pero
entendiéndose bien que esta libertad no ha de ser tan absoluta, completa y
omnímoda que degenere en licencia; pues estando en conjunto limitada la libertad
social por lo que a cada individuo corresponde en particular, no puede el hombre
realizar cuanto desea con perjuicio de la colectividad se lo veda la naturaleza, la
moral, el derecho y la prudencia. Lo que la libertad combate es la intervención
oficial, que sólo puede ser legítima y necesaria en asuntos de higiene, policía,
arreglo de pesos, fabricación de moneda u otros especiales.

Seguridades Constitucionales de la libertad del trabajo


Artículo 123: Toda persona tiene derecho al trabajo digno y socialmente útil; al
efecto, se promoverán la creación de empleos y la organización social de trabajo,
conforme a la ley.

El trabajo como obligación individual pública


La garantía específica de libertad de trabajo traduce la potestad o facultad jurídica
que tiene el gobernado de escoger la actividad que más le agrade, siendo lícita. La
obligación del Estado y de sus autoridades, que se deriva de dicha garantía
individual, estriba, pues, en no imponer al sujeto ninguna ocupación, en respetar la
que haya seleccionado libremente para el desarrollo de su personalidad, salvo los
casos de excepciones constitucionales de que hemos hablado.

En las épocas primitivas de la sociedad humana debió haber existido la libertad de


trabajo por razón de la situación de igualdad en que los hombres se encontraban.
Se ha postulado la hipótesis sociológica de que todos tenían a su disposición los
bienes que les ofrecía la naturaleza para poder subsistir; todos estaban en
condiciones de desempeñar el trabajo indicado para satisfacer sus necesidades
económicas, en virtud de que se supone que no habían aún surgido las diferencias
sociales. En los albores de la convivencia humana imperaba, pues, un comunismo
primitivo absoluto que colocaba a todos los miembros de la sociedad en una
completa situación de igualdad, haciéndolos participes, por ende, de los mismos
derechos y posibilidades.
Sin embargo, este comunismo primitivo dejó de existir a medida que evolucionaba
la sociedad humana. La situación hipotética de igualdad inicial o primaria fue
desapareciendo para dar lugar al advenimiento de distinciones sociales entre
ciertos grupos que se fueron creando. Las guerras y pugnas entre distintas tribus,
entre diversos conglomerados humanos, fueron el factor principal de la aparición
de la esclavitud. Los vencedores, al sojuzgar a los vencidos, los hacían incidir en
la situación de esclavos, la cual, por 10 general, se perpetuaba hereditariamente.
En esta forma surgen en-las sociedades humanas dos grupos de sujetos desde el
punto de vista de la titularidad de la libertad:
El de los esclavos y el de los hombres libres, el cual se subdividía a su vez en dos
o más esferas sociales. Al esclavo le estaban vedados todos los derechos;
desempeñaba su trabajo obligado por su amo, el cual era a su vez su dueño.

b) La libre expresión de las ideas, art. 6º Constitucional


Ésta es otra garantía específica de libertad que consagra nuestra Constitución
en el artículo 6', que dice: "La manifestación de las ideas no será objeto de
ninguna inquisición judicial o administrativa, sino en el caso de que ataque a la
moral, los derechos de tercero, provoque algún delito o perturbe el orden público."
'38 'Io La libre manifestación de las ideas, pensamientos, opiniones, etc.,
constituye uno de los factores indispensables para el progreso cultural y social. En
efecto, es mediante la emisión eidética como se impulsa la investigación científica,
descubriéndose nuevos principios, sustentándose teorías innovadoras, lagunas en
sistemas ya existentes, criticándose vicios, defectos y aberraciones de los
mismos, en una palabra, fincándose bases para la construcción cultural. Siendo
una derivación especifica de la libertad en general, la libre manifestación de las
ideas contribuye para el cabal desenvolvimiento de la personalidad humana,
estimulando su perfeccionamiento y elevación culturales. La degradación del
hombre proviene en gran parte del silencio obligatorio que se le impone, esto es,
de la prohibición de que externe sus sentimientos, ideas, opiniones, etc.,
constriñéndolo a conservarlos en su fuero íntimo. Y así un pueblo, integrado por
individuos condenados a no manifestar su pensamiento a sus semejantes, será
siempre servil y abyecto, incapaz de experimentar ningún progreso cultural. Los
regímenes en los que impere la libre emisión de las ideas, la libre discusión y la
sana crítica, estarán siempre en condiciones de brindar a la sociedad posibilidades
de elevación intelectual; por el contrario, cuando se coarta la manifestación del
pensamiento, vedándose las polémicas, conversaciones, los discursos, las
conferencias, etc., en los que suele traducirse, se prepara para la sociedad
humana el camino de la esclavitud espiritual que trae pareja su ruina moral.

Extensión jurídica de dicha libertad


La garantía individual consignada en el artículo 6 constitucional tutela la
manifestación de ideas. Puede haber dos formas de emitir o exteriorizar los
pensamientos: la forma escrita y la verbal. ¿A cuál de estas dos se refiere el
aludido precepto de nuestra Ley Fundamental? Armonizando los artículos 6 y 7,
que se relacionan expresamente con la libertad de publicar y escribir, se llega a la
conclusión de que la garantía individual contenida en el primero se contrae a la
manifestación o emisión verbal u oral de las ideas (pensamientos, opiniones, etc.),
la cual puede tener lugar concretamente en conversaciones, discursos, polémicas,
conferencias y, en general, en cualquier medio de exposición por conducto de la
palabra; refiriéndose dicha garantía igualmente a otros medios no escritos de
expresión eidética, tales como las obras de arte en sus diversas manifestaciones
musicales, pictóricas, esculturales, etc., así como a su difusión bajo cualquier
forma (por cinematografía, por televisión, por radiotransmisión, etc.).

Limitaciones Constitucionales a la misma


La manifestación del pensamiento tiene las siguientes limitaciones establecidas
por la propia Ley Fundamental, fuera de las cuales no debe existir ninguna y, en el
supuesto de que un ordenamiento secundaría instituya alguna otra hipótesis
limitativa, ésta sería inconstitucional. De acuerdo con las limitaciones que la Ley
Suprema consigna a la garantía de la libre emisión del pensamiento, ésta es
objeto de inquisición judicial o administrativa en los siguientes casos:
1. Cuando se ataque a la moral;
2. Cuando ataque los derechos de tercero;
3. Cuando provoque algún delito, y
4. Cuando perturbe el orden público.

Breve reseña histórica de la libertad de expresión de las ideas


Desde los más remotos tiempos de la humanidad, la expresión libre de las ideas
nunca tuvo consagración jurídica, sino hasta el advenimiento de la Revolución
francesa, salvo casos verdaderamente excepcionales. La manifestación del
pensamiento se traducía en un mero fenómeno de acto, cuya existencia y
desarrollo dependían de la tolerancia y condescendencia de los gobernantes.
Si durante las épocas históricas anteriores a dicha revolución al hombre le fue
dable emitir sus ideas bajo diversas formas, contribuyendo así al progreso cultural
universal, fue porque los gobiernos se mostraban indiferentes o tolerantes en lo
que toca a la expresión del pensamiento o interesados en la manera y sentido de
éste. Por el contrario, cuando la proclamación de un postulado, la formulación de
un principio, la sustentación de una crítica afectaba directa o indirectamente a la
estabilidad del gobernante en el poder, la expresión de ideas era acallada por una
multitud de procedimientos inicuos. Fruto de esta completa dependencia y
subordinación de la manifestación eidética a los gobiernos, a los detentadores del
poder público, fue la Inquisición, institución, que por anticristiana y antihumana,
constituye uno de los más graves baldones dc la Iglesia, habiendo contribuido no
poco a su desprestigio.

c) La libertad de imprenta, art. 7º Constitucional


Esta libertad específica es uno de los derechos más preciados del hombre, Por
medio de su ejercicio no sólo se divulga y propaga la cultura, se abren nuevos
horizontes a la actividad intelectual, sino se pretenden corregir errores y defectos
de gobierno dentro de un régimen jurídico. La libertad de imprenta es una
conquista netamente democrática; su desempeño tiende a formar una opinión
pública en lo tocante a la forma de realización de las actividades gubernativas; la
libertad de imprenta no sólo es un medio de depurar la administración pública para
sanearla de sus despropósitos y desaciertos mediante una crítica sana, sino un
estímulo para los gobernantes honestos y competentes que deben ver en ella el
conducto de la aquilatación justa de su gestión.

Su extensión jurídica
Esta garantía tutela la manifestación del pensamiento, de las ideas, de las
opiniones, de los juicios, etc., por medios escritos (libros, folletos, periódicos,
revistas, etc.), a diferencia del artículo 6' constitucional, que preserva la emisión
verbal, traducida en discursos, conferencias, conversaciones, radiotransmisiones,
así como cualquier expresión eidética, literaria o artística.

Sus limitaciones Constitucionales


En primer lugar, establece el artículo 7 constitucional, mediante su interpretación a
contrario sensu, que la libertad de imprenta se podrá coartar o impedir cuando su
ejercicio implique un ataque o falta de respeto a la vida privada. El criterio que
sirve de base para consignar esta restricción, nos parece demasiado vago,
impreciso y lato, opinión que también abrigaron los Constituyentes de 1857. En
efecto, la "vida privada" de una persona puede tener tantos matices, puede
extenderse a una tan variada gama de actos, que propiamente cualquier escrito
que criticase una de esas múltiples modalidades estaría vedado por e! artículo 7
constitucional. La opinión que una persona pueda sustentar sobre cualquier
materia, verbigracia, es un acto imputable a su vida privada en su aspecto
intelectual, por lo que, atendiendo al criterio mencionado, aquélla no podrá ser
objeto de crítica o censura, aun cuando estas impugnaciones no constituyan una
injuria, difamación o calumnia. En realidad, para evitar las prohibiciones a la
libertad de imprenta, que se derivarían prolijamente del criterio "ataques o falta de
respeto a la vida privada", se deberían precisar los aspectos de ésta que se
consideren como objetos vulnerables, impeditivos para el ejercicio del propio
derecho.
Antecedentes históricos de la libertad de imprenta
Esta ha corrido la misma suerte que la libre manifestaci6n de las ideas, con la
circunstancia de que ha sido víctima de mayores y más encarnizados ataques por
parte de los detentadores del poder, quienes, frente al ejercicio de tal derecho,
observaban un inminente peligro para la estabilidad de su situación como
gobernantes. La libertad de imprenta, hasta antes de la Declaración Francesa de
1789, que en su artículo 11 la consignaba como un derecho imprescriptible e
inalienable del ser humano, no se manifestaba sino como un mero fen6meno de
hecho, cuya existencia y realizaci6n dependían del arbitrio del poder público. :este
no estaba obligado a respetar la mencionada libertad especifica; simplemente
toleraba en forma graciosa su desempeño cuando juzgaba que no le afectaba o
que le era benéfico para su subsistencia.

d) El derecho de petición, art. 8º Constitucional


Otra garantía específica de libertad es la que se conoce con el nombre de derecho
de petición, y que está consagrada en el artículo 8 constitucional en los siguientes
términos: "Los funcionarios y empleados públicos respetarán el ejercicio del
derecho de petici6n, siempre que ésta se formule por escrito, de manera pacífica y
respetuosa; pero en materia política sólo podrán hacer uso de ese derecho los
ciudadanos de la República. A toda petición deberá recaer un acuerdo escrito de la
autoridad a quien se haya dirigido, la cual tiene obligaci6n de hacerlo conocer en
breve tiempo al peticionario.

e) Libertad de reunión y asociación art. 9º Constitucional


Este derecho está consagrado a título de garantía individual en. el artículo 9
constitucional, bajo los siguientes términos: "No se podrá coartar el derecho de
asociarse o reunirse pacíficamente con cualquier objeto lícito."

Extensión de dicha libertad


La garantía individual mencionada se refiere a dos especies de libertades:
la de reunión y la de asociación. Por ende, hay que delimitar a ambas, fijando sus
características y diferencias. Por derecho de asociación se entiende toda potestad
que tienen los individuos de unirse para constituir una entidad o persona moral,
con substantividad propia y distinta de los asociantes, y que tiende a la
consecución de determinados objetivos, cuya realización es constante y
permanente.

Sus limitaciones Constitucionales


La primera limitaci6n que establece la Ley Fundamental a la mencionada
libertad consiste en que "solamente los ciudadanos de la República
podrán ejercerla para tomar parte en los asuntos políticos del país". Esta limitación
se justifica plenamente. En efecto, las reuniones o asociaciones políticas (que
pueden o no ser partidos políticos, según veremos) tienden a integrar el gobierno
nacional con personas, que sean miembros de ellas, que sustenten determinada
ideología y que propugnen la realizaci6n de un cierto programa.

La libertad de asociación políticas y los partidos políticos


El artículo 54 de la Constitución, según qued6 concebido conforme a las
modificaciones que se le introdujeron en 1963 al crearse los llamados "diputados
de partido", aludía a los "partidos políticos nacionales" estructurados de acuerdo
con la Ley Federal Electoral, como únicos capacitados para acreditarlos ante la
Cámara respectiva del Congreso de la Uni6n. Esta remisi6n a dicho ordenamiento
legal secundario entrañaba una complementación que la propia Constitución
establecía a la libertad de asociación que instituye su artículo 9. La citada
complementación estriba en que, para que una agrupación política se conceptuara
como partido político nacional, era menester que se formara y organizara de
conformidad con lo dispuesto en la invocada ley. En otras palabras, todo
ciudadano de la República tiene el derecho de asociarse para tomar parte en los
asuntos políticos del país, pudiendo o no asumir las agrupaciones que al efecto se
formen la naturaleza de partido político nacional, según se estructuren o no de
acuerdo con los ordenamientos respectivos secundarios.
De ello se colige que, al amparo del artículo 9 constitucional, pueden crearse
múltiples asociaciones de tipo político, como de hecho sucede, posibilidad que no
restringía la Ley Federal Electoral. Es más, el invocado precepto únicamente
declara el derecho de los ciudadanos mexicanos para reunirse pacíficamente o
asociarse con el objeto de "tomar parte en los asuntos políticos del país", pero de
esta declaración no se infiere que el legislador ordinario no pueda, respetando ese
derecho, es decir, no impidiendo su ejercicio, establecer la forma, términos o
manera como deba desempeñarse en ciertos casos, o sea, a través de partidos
políticos nacionales cuya estructura se determina en la legislación que al efecto
rija.

f) Libertad de posesión y portación de armas art. 10º Constitucional


El precepto original. Este precepto disponía: "Los habitantes de los Estados
Unidos Mexicanos tienen libertad de poseer armas de cualquier clase, para su
seguridad y legítima defensa, hecha excepci6n de las expresamente prohibidas
por la ley y de las que la naci6n reserve para el uso exclusivo del Ejército, de la
Armada y Guardia Nacional, pero no podrán portarlas en las poblaciones sin
sujetarse a los reglamentos de policía. Como se puede colegir de la anterior
transcripci6n, tal disposición contenía dos garantías individuales distintas: la que
concierne a la libertad de posesión de armas y la que atañe a la libertad de
portaci6n de" las mismas.
La posesión, para los efectos del artículo 10 constitucional, equivale, jurídicamente
hablando, a un poder de hecho que un individuo tiene sobre ciertos objetos
denominados "armas" (art. 790 del Código Civil). Este poder
de hecho es de carácter continuo, en el sentido de que opera independientemente
de que su titular tenga o no, en un momento dado, la tenencia, captación o
aprehensión de la cosa. Así, verbigracia, un individuo es poseedor de un arma,
aun cuando en determinadas ocasiones no la lleve consigo, pues para
conceptuarlo como tal, es suficiente que tenga potestad de conducirse como
dueño de ella, con la facultad de disposici6n que le incumbe. La posesión jurídica
a que se refiere el artículo 790 del Código Civil, ejercida sobre un objeto mueble,
como es un arma, hace presumir en favor del poseedor de ésta la propiedad de la
misma, en atención a lo que estatuye el artículo 798 del propio ordenamiento
sustantivo civil.

g) Libertad de tránsito art. 11 Constitucional


Esta libertad específica está consagrada en el artículo 11 constitucional, que dice:
"Todo hombre tiene derecho para entrar en la República, salir de ella, viajar por su
territorio y mudar de residencia, sin necesidad de' carta de seguridad, pasaporte,
salvoconducto u otros requisitos semejantes. El ejercicio de este derecho estará
subordinado a las facultades de la autoridad judicial, en los casos de
responsabilidad penal o civil, y a las de la autoridad administrativa, por 10 que toca
a las limitaciones que impongan las leyes sobre emigraci6n, inmigraci6n y
salubridad general de la República, o sobre extranjeros perniciosos residentes en
el país."

h) Libertad religiosa art. 24 Constitucional


Una de las inquietudes más vehementes que desde los tiempos primitivos ha
experimentado el ser humano, consiste en el afán de explicarse el origen de su
propia vida y las causas determinantes del Universo. Y es que el hombre, por su
misma índole racional, no se conforma con percibir sensitivamente las cosas que
lo circundan o los fenómenos que en su presencia acaecen, sino que procura
indagar la motivación de unas y de otros. Si de manera diferente procediese, el
individuo desvirtuarla su condición de ensrationalis; si el conocimiento sensible
constituyese el único medio del saber humano, el hombre no habría rebasado los
límites de la animalidad, lo que equivale a decir que la actividad cultural en todas
sus manifestaciones no se habría registrado en el decurso de los siglos.

i) Libertad de circulación de correspondencia art. 25 Constitucional


Esta libertad está concebida por nuestra Constitución en los siguientes términos:
"La correspondencia que bajo cubierta circule por las estafetas estará libre de todo
registro, y su violaci6n será penada por la ley." Para que la correspondencia de
una persona esté exenta de todo registro o censura de parte de las autoridades,
se requiere que circule por las estafetas, es decir, por el correo ordinario, o sea, a
virtud del servicio público de correo.
De conformidad con esta garantía individual, toda autoridad tiene la obligación
negativa de no registrar, esto es, de no inspeccionar la correspondencia de
cualquier individuo y, por mayoría de raz6n, de no censurarla o prohibir su
circulación.
La disposición constitucional respectiva se encuentra corroborada por el articulo
442 de la Ley de Vías Generales de Comunicaci6n, que es el ordenamiento que
regula, entre otras, la materia de correos, y que derog6 al Código Postal. Dicho
precepto dispone: "La correspondencia que bajo cubierta cerrada circule por
correo, está libre de todo registro. La violación de esta garantía es un delito que se
castigará de acuerdo con las penas que establecen esta ley y el Código Penal." La
sanci6n que se impone cuando se viola una cubierta cerrada la consigna el
artículo 576 de la mencionada ley, respecto de aquellas personas ajenas al
servicio de correos, en los siguientes términos: "Se aplicará de un mes a un año
de prisión, o multa de cincuenta mil pesos, al que indebidamente abra, destruya o
sustraiga alguna pieza de correspondencia cerrada confiada al correo." En el caso
de que la violación o apertura de una cubierta cerrada se cometa por un empleado
o funcionario de correos, la pena respectiva es más grave, consistiendo en la
privación de la libertad de dos meses a dos años y destitución del cargo
correspondiente (art.577).

j) Libre Concurrencia art. 28 Constitucional


La libre concurrencia es un fenómeno económico a virtud del cual todo individuo
puede dedicarse a la misma actividad, perteneciente a un determinado ramo, que
aquella a cuyo desempeño se entregan otras personas. La idea de libre
concurrencia descarta la del exclusivismo en una función económica, esto es,
implica la prohibición de que una persona o un grupo de individuos determinados
tengan el privilegio o la prerrogativa de desplegar una cierta actividad, sin que ésta
sea susceptible de ejercitarse por otros sujetos.
En el terreno económico, la libre concurrencia es un hecho cuya realización trae
como consecuencia el estímulo, el afán de superación .y mejoramiento por parte
de los individuos que compiten. Además, es bien conocido el fenómeno de que, a
virtud de la libre competencia, los precios bajan a la vez que se intensifica la
actividad económica nacional y particular.
La libre concurrencia es el efecto natural de la libertad de trabajo, puesto que ésta,
estribando en la potestad que todo hombre tiene para dedicarse a la ocupación
lícita que más le agrade, coloca a todo sujeto en la situación de poder desempeñar
la misma función que otro u otros. Si se vedara la libre concurrencia, en el sentido
de prohibir a una persona que asuma una actividad económica ejecutada por un
grupo privilegiado, se haría nugatoria la libertad de trabajo, debido a que se
impediría que ésta se desplegara por aquellas personas que no tuvieran
prerrogativas exclusivistas.

Análisis del precepto


El artículo 28 constitucional, al consignar la libre concurrencia como derecho
público subjetivo individual, derivado de la relación jurídica que prevé y que existe
entre el Estado y sus autoridades por un lado y los gobernados por el otro, no
hace sino afirmar la libertad de trabajo. Por ende, dicho precepto constitucional
dispone que: "En los Estados Unidos Mexicanos no habrá monopolios ni estancos
de ninguna clase, ni exención de impuestos, ni prohibiciones a título de protección
a la industria; exceptuándose únicamente los relativos a la acuñación de moneda,
a los correos, telégrafos y radiotelegrafía, a la emisión de billetes por medio de un
solo banco que controlará el Gobierno Federal, y a los privilegios que por
determinado tiempo se concedan a los autores y artistas para la reproducción de
sus obras, y a los que, para el uso exclusivo de sus inventos, se otorguen a los
inventores y perfeccionadores de alguna mejora."

Los servicios públicos y el art. 28 Constitucional


Este precepto, según lo hemos afirmado, dispone que la ley castigará
severamente y las autoridades perseguirán con eficacia todo acto o procedimiento
que evite o tienda a evitar la libre concurrencia en los servicios al público. Se
presenta, pues, el problema de si la libre concurrencia debe operar jurídicamente
en los llamados servicios públicos, problema que, a su vez, plantea otra cuestión
presupuesta!, como es la consistente en determinar si es lo mismo "servicio
público" que "servicio al público".

Critica de dicho precepto


El artículo 28 constitucional es uno de los preceptos de nuestra Ley Fundamental
que con más urgencia requiere una reivindicación filosófica y una revisi6n desde el
punto de vista económico y social, pues su estricta observancia obstaculiza
cualquier actividad gubernativa que en el orden legislativo y administrativo pudiera
desplegarse para prevenir o remediar los trastornos económicos que, como
fenómenos naturales, produce la libre concurrencia cuando se desarrolla
irrestrictamente. Dicho precepto no se justifica desde el ángulo filosófico-jurídico
en los términos mismos en que está concebido; ni es idóneo, bajo el mismo
aspecto, para "constitucionalizar" -valga la expresión- o legitimar desde el punto
de vista constitucional la injerencia estatal en las actividades econ6micas de
diferente tipo que desplieguen los gobernados a prop6sito del ejercicio de la citada
libertad individual pública.

4 Breves Consideraciones sobre el art. 3º Constitucional:

a) Somera referencia histórica


La educación pública en México ha oscilado entre un régimen de libertad y un
sistema de control estatal. Dentro de la organización política y social de los
aztecas existían dos instituciones educativas, el Tepuchcali y el Calmecac; en las
que respectivamente se impartía enseñanza a los jóvenes pertenecientes a la
clase media y a los mancebos de la clase acomodada de la sociedad. Dichas
instituciones, cuya estructura, funcionamiento, métodos y formas educacionales no
nos incumbe tratar') 287 estaban bajo la autoridad del Estado y a ellas tenían la
obligación de ingresar los varones que hubiesen rebasado la niñez y la
adolescencia. Fácilmente se comprende que en el régimen azteca la educación
oficial era de tipo clasista, ya que, como afirma Octavio A. Hernández, "La clase
del pueblo, compuesta de los llamados matzehuales, tenía que permanecer en la
ignorancia, pues el Estado) si puede llamarse así a la organización política azteca,
les negaba las luces de la ilustración."

b) Apreciaciones generales
El estudio del artículo 3 de nuestra Ley Fundamental lo hemos colocado con toda
intención en un lugar aparte, debido a que, no obstante estar comprendido dentro
del capítulo denominado "De las ·Garantías Individuales", propiamente no
contiene ningún derecho subjetivo público en los términos asentados con
anterioridad. En realidad, el artículo 3 constitucional debe estar incluido en la Ley
Suprema a título de prevención general, como acontece, verbigracia, con el
artículo 130; y si actualmente permanece inserto dentro del referido capítulo, es
por un resabio histórico, pues efectivamente, bajo la Constitución de 57 y la de 17,
hasta antes de la reforma de diciembre de 1934, tal precepto contenía un derecho
público subjetivo individual, al consignar la libertad de enseñanza.

c) La reforma de 1934
En diciembre de 1934 se introdujo la reforma al artículo 3 constitucional, que
imprimió a la enseñanza pública un determinado contenido ideológico y una cierta
finalidad, concebidos en los siguientes términos: "La educación que imparta el
Estado será socialista, además de excluir toda doctrina religiosa, combatirá el
fanatismo y los prejuicios, para lo cual la escuela organizará sus enseñanzas y
actividades en forma que permita crear en la juventud un concepto racional y
exacto del universo y de la vida social."

d) La reforma de 1946
En diciembre de este año se reformó" el articulo 3 constitucional, suprimiendo el
calificativo de "socialista" que se había atribuido a la educación impartida por el
Estado. Puede afirmarse que el actual artículo 3 de nuestra Constitución establece
que la educaci6n estatal debe administrarse con base en los principios políticos,
sociales y econ6micos que sustentan al régimen implantado por nuestra Ley
Suprema. En consecuencia, es dable sostener que dicha educación es
eminentemente nacionalista o mexicanista; según se advierte de las diferentes
disposiciones que integran dicho precepto.

e) Somera referencia a la Ley Orgánica de la Educación


El artículo 3 constitucional sólo se refiere a la educación que imparte el Estado a
través de la Federación, de las entidades federativas y de los municipios, sin aludir
a la enseñanza universitaria que en nuestro país se desarrolla por instituciones
autónomas que jurídicamente asumen la forma de organismos públicos
descentralizados como la Universidad Nacional Autónoma de México. No sólo el
citado precepto deja de hacer mención a las instituciones universitarias, sino que
en ninguna otra disposición constitucional se alude a ellas. Esta omisión implica
una situación de desprotección en que se encuentran las universidades del país,
primordialmente nuestra Casa de Estudios, por carecer de tutela constitucional
para el ejercicio de sus trascendentales funciones en el campo de la cultura, de la
ciencia y de la tecnología. Consideramos .como una necesidad imperiosa el
establecimiento de un régimen normativo básico dentro de la Constitución que
garantice la autonomía universitaria, sin la cual las universidades dejarían de ser
tales para convertirse en centros al través de los males se desplegaría el
dogmatismo estatal, independientemente de la ideología política, social o
económica que sustente.
VIII Garantías de Propiedad
La fijación del concepto de propiedad en general ha sido una cuestión difícil de
solucionar. Las definiciones que al respecto se han formulado, realmente no han
tomado como base el elemento esencial de la propiedad en general, sino que han
partido de la estimación de las consecuencias jurídicas que de ella se derivan y de
las modalidades aparentes como se presenta en comparación con los derechos
personales o de crédito. En efecto, los tratadistas de Derecho Civil, cuyas
consideraciones pueden hacerse extensivas a la propiedad en general, o sea, a la
privada y a la pública, por ser ambas co-participes del mismo concepto genérico,
han reputado a aquélla como el prototipo del derecho real, opuesto al personal o
de crédito. La teoría tradicional establecía que el derecho real (jus in Te)
significaba una relación entre una persona y una cosa y que, en cambio, el
derecho personal (jus ali Rem)implica un vínculo entre dos sujetos singularmente
determinados, en virtud del cual uno de ellos, denominado acreedor, es titular de
la facultad de exigir
del otro, llamado deudor, el cumplimiento de una prestación cualquiera consistente
en hacer, dar o en no hacer (concepto de obligación). El derecho real, según la
teoría clásica o tradicional, se ejerce directamente sobre la cosa que constituye el
objeto del derecho, esto es, sin ningún intermediario. Por el contrario, en el
derecho personal, el titular de éste no ejerce ningún poder directo sobre una cosa
sino indirectamente sobre todo el patrimonio del deudor y cuya efectividad o
ejercicio positivos dependen del comportamiento de éste en el cumplimiento de su
obligación. Basándose en la circunstancia de que entre una persona y una cosa
no puede existir ninguna relación jurídica, sino que ésta ópera solamente entre
personas, se calificó de absurda la idea de derecho real elaborada por la doctrina
clásica. Para distinguir al derecho real del personal, se dijo que si bien ambos
consisten en un vínculo jurídico, los sujetos pasivos (obligados) en cada uno de
ellos
son diferentes. Así, la teoría moderna que reaccionó contra la clásica, asentó que
el derecho real (cuyo prototipo es el de propiedad) implica una relación entre un
individuo determinado (sujeto activo) y un sujeto pasivo universal integrado por
todos los hombres, el cual tiene el deber de respetar ese derecho, absteniéndose
de vulnerarlo o violarlo. Por el contrario, se afirmó, el derecho personal carece de
ese obligado universal individualmente indeterminado, puesto que se ejercita
únicamente frente a una persona cierta y concreta. Por ello se dedujo que el
derecho real es absoluto, a diferencia del personal, que es relativo.

1 Generalidades
La propiedad privada presenta primordialmente dos aspectos, a saber, como
derecho civil subjetivo y corno derecho público subjetivo. En el primer caso, la
propiedad se revela como un derecho que se ubica en las relaciones jurídicas
privadas, esto es, en las que se entablan entre los individuos como tales, como
gobernados, como elementos de vínculos de coordinación. La propiedad privada,
en estas condiciones, es exclusivamente oponible a las pretensiones de los
sujetos individuales, o mejor dicho, a las de las personas colocadas en el plano de
gobernados o de derecho privado. En su aspecto puramente civil, la propiedad es
un derecho subjetivo que se hace valer frente a personas situadas en la misma
posición jurídica que aquella en que se encuentra su titular. El Estado, en las
relaciones de imperio, de autoridad con los gobernados, es extraño a la propiedad
privada en su carácter de derecho civil; no forma parte de las relaciones jurídicas
en que ésta se puede debatir; simplemente se ostenta como mero regulador de las
mismas.

2 La propiedad privada
La propiedad privada presenta el carácter de derecho público subjetivo, cuando
pertenece al gobernado como tal y es oponible al Estado y sus autoridades, ya no
bajo su índole de personas no soberanas, sino como entidades de imperio, de
autoridad, En este sentido, la propiedad privada se erige en el contenido de una
potestad jurídica, fruto de una relación existente entre el gobernador, por un lado,
y el Estado y sus autoridades por el otro, consistente en exigir de la entidad
política y de sus órganos autoritarios su respeto y observancia. El Estado y sus
autoridades, ante ese derecho subjetivo público, cuyo contenido es la propiedad
privada, tienen a su cargo la obligación correlativa que estriba en una abstención,
es decir, en asumir una actitud de respeto, de no vulneración, de no ejecutar acto
lesivo alguno. Claro está que esta obligación pasiva que se deriva para el Estado y
sus autoridades de la garantía individual correspondiente, no excluye la posibilidad
de que la entidad política, en presencia de un interés colectivo, social o público
imponga a la propiedad privada restricciones y modalidades.

a) La propiedad como derecho subjetivo Civil


El derecho a disponer de una cosa no es absoluto, pues tiene limitaciones
establecidas por la ley, tal como lo declara el mencionado precepto. La idea
clásica de propiedad, que consideraba a ésta como un derecho absoluto que
originaba para su titular la facultad de "abusar de la cosa" (jus abutendi del
Derecho Romano), ha sido abandonada tanto por la doctrina como por la
legislación. Aparte de las limitaciones propiamente civiles de que adolece el
derecho de propiedad y que están consignadas en los artículos 839 y 840 del
Código Civil, existen restricciones de derecho público impuestas por el interés
social o estatal. En esta virtud, el Estado, por conducto de las autoridades que
corresponda, puede ocupar, limitar y
aun destruir una cosa en aras del interés colectivo, o como dice el artículo 836 del
ordenamiento civil, "para prevenir o remediar una calamidad pública, para salvar
de un riesgo inminente a una población o para ejecutar obras de evidente
beneficio colectivo". Es más, no sólo el Estado puede limitar la propiedad privada,
sino imponer a su titular la obligación pública de servirse de la cosa en interés
social, para cuyo cumplimiento tiene aquél la facultad expropiatoria. Este conjunto
de condiciones que se imponen a la propiedad privada, en el sentido de' que su
ejercicio no perjudique al interés social, o de que éste pueda preservarse o
satisfacerse mediante la imposición de modalidades 'e inclusive por conducto de la
expropiación, convierte a ese derecho en una función social.

b) La propiedad privada como derecho público subjetivo


Nos hemos referido a la propiedad privada como derecho oponible por su titular
ante las personas físicas o, morales, incluyendo al Estado en su aspecto de
entidad no soberana (jure gestionis), que están colocadas en su misma situación
jurídica de gobernado. Pues bien, la propiedad privada presenta el carácter de
derecho público subjetivo, cuando pertenece al gobernado como tal y es oponible
al Estado y sus autoridades, ya no bajo su índole de personas no soberanas, sino
como entidades de imperio, de autoridad, En este sentido, la propiedad privada se
erige en el contenido de una potestad jurídica, fruto de una relación existente entre
el gobernador, por un lado, y el Estado y sus autoridades por el otro, consistente
en exigir de la entidad política y de sus órganos autoritarios su respeto y
observancia. El Estado y sus autoridades, ante ese derecho subjetivo público,
cuyo contenido es la propiedad privada, tienen a su cargo la obligación correlativa
que estriba en una abstención, es decir, en asumir una actitud de respeto, de no
vulneración, de no ejecutar acto lesivo alguno. Claro está que esta obligación
pasiva que se deriva para el Estado y sus autoridades de la garantía individual
correspondiente, no excluye la posibilidad de que la entidad política, en presencia
de un interés colectivo, social o público imponga a la propiedad privada
restricciones y modalidades.

Consideraciones genérales

El concepto de propiedad originaria no debe tomarse como equivalente al de


propiedad en su connotación común, pues en realidad, el Estado o la nación no
usan, disfrutan o disponen de las tierras yaguas como lo hace un propietario
corriente. La entidad política soberana, en efecto, no desempeña en realidad
sobre éstas, actos de dominio, o sea, no las vende, grava, dona, etc. En un
correcto sentido conceptual la propiedad originaria implica el dominio eminente,
que tiene el Estado sobre su propio territorio, consistente en el imperio, autoridad
o soberanía que dentro de sus límites ejerce. La propiedad originaria de que habla
el párrafo primero del artículo 27 constitucional significa la pertenencia del territorio
nacional a la entidad estatal como elemento consubstancial e inseparable de la
naturaleza de ésta.

Limitaciones constitucionales a la propiedad privada

l. imposición de modalidades. El artículo 27 constitucional en su tercer párrafo


expresa que "la nación (o el Estado mexicano como persona moral de derecho
público en que ésta se organiza o estructura) tendrá en todo tiempo el derecho de
imponer a la propiedad privada las modalidades que dicte el interés público". La
imposición de estas modalidades se traduce, bien en restricciones o prohibiciones
respecto del uso, disfrute o disposición de las cosas (ocupación temporal, total o
parcial o simple limitación de los derechos de dominio de que habla el artículo 2 de
la Ley de Expropiación), o bien en el cumplimiento, por parte del dueño de éstas,
de verdaderos actos positivos con motivo del aprovechamiento de las mismas. El
establecimiento de limitaciones o prohibiciones a los derechos específicos
emanados de la propiedad, así como la obligación impuesta a su titular,
consistente en realizar actos positivos, deben tener como móvil, como causa final,
la satisfacción e interés público, esto es de un interés general personalmente
indeterminado. En vista de la prevención constitucional que acabamos de
transcribir, el Estado o la nación, por conducto de sus autoridades puede llevar a
cabo actos limitativos o prohibitivos de los derechos que de la propiedad se
derivan para su titular (uso, disfrute y disposición), así como imponer a éste el
cumplimiento obligatorio de un hecho positivo.

Imposición y modalidades
El alcance de la disposición constitucional que faculta a la nación para imponer a
la propiedad privada las modalidades que dicte el interés público es, sin embargo,
difícil de precisar. En otras palabras, para demarcar la extensión e índole misma
del derecho consagrado en favor de la nación, es indispensable determinar qué se
entiende por modalidades a la propiedad privada y, sobre todo, cuál es su
implicación. Es obvio que la imposición de modalidades a dicha propiedad no
equivale a la abolición absoluta de la misma en detrimento de su titular, pues ello
significaría el egreso definitivo del bien de que se trate de la esfera jurídica de una
persona, lo cual configuraría la expropiación como fenómeno diferente de aquél.

La expropiación
La utilidad pública. Otro fenómeno en que se manifiesta el carácter de función
social que ostenta la propiedad privada, está constituido por la expropiación por
causa de utilidad pública. La expropiación, pues, está vedada a los particulares. El
acto autoritario expropiatorio consiste en la supresión de los derechos de uso,
disfrute y disposición de un bien decretado por el Estado, el cual lo adquiere. Toda
expropiación, para que sea constitucional, requiere que tenga como causa final la
utilidad pública.

La expropiación agraria
El concepto de utilidad 'pública es eminentemente económico. La idea de utilidad
en general implica la relación entre una necesidad y un objeto satisfactor que a la
misma deba aplicarse. Se dice, por ende, que hay utilidad cuando el bien
satisfactor colma una necesidad preexistente, para cuyo efecto se requiere que
entre aquél y éste haya una cierta adecuación o idoneidad. Por tanto, para que
exista una causa o motivo de utilidad pública, se requiere que haya, por un lado,
una necesidad pública, esto es, estatal, social, o general, personalmente
indeterminada, y, por otro, un objeto susceptible económicamente de colmar o
satisfacer dicha necesidad.

c) Incapacidad Constitucional respecto a la titularidad de la propiedad


Esta incapacidad, a diferencia de la que concierne a las asociaciones religiosas,
es absoluta, pues no opera respecto de la adquisición de bienes raíces
indispensables para la consecución del objeto de las instituciones de beneficencia
pública o privada, sino que sólo atañe a los inmuebles que no tengan este destino.
Además, dichas ,instituciones de beneficencia tienen capacidad para poseer,
adquirir y administrar capitales impuestos sobre bienes raíces, siempre que los
plazos de imposición no excedan de diez años. (La organización y funcionamiento
de dichas instituciones están reguladas por la legislación especial
correspondiente.)

3 La Propiedad estatal
La propiedad estatal como rama de la clasificación antes citada no comprende la
propiedad originaria, puesto que el concepto de ambas es diferente. En efecto. la
propiedad originaria de las tierras yaguas a que se refiere el primer párrafo del
artículo 27 constitucional. es equivalente a dominio eminente, es decir, se concibe.
en cuanto a los bienes por ella comprendidos.
como un elemento del ser mismo del Estado (territorio) como el objeto sobre el
cual éste despliega su poder soberano (imperio) por el contrario, la propiedad
estatal, considerada como imputación que de determinados bienes se hace en
favor del Estado. equivale al dominio directo, traducido en la situación en que está
colocada la entidad política soberana para usar. disfrutar y disponer de ciertos
objetos con exclusión de cualquier persona moral o física. La propiedad estatal o
nacional está constituida por aquella atribución o afectación genérica que de
determinados bienes se hace al Estado o a la nación. quien tiene sobre ella la
facultad de uso disfrute y disposición con exclusión de cualquier sujeto. La
propiedad estatal o propiedad del Estado, dentro de un sistema jurídico federal
como el nuestro. puede referirse. bien a la Federación (nación), o bien a las
entidades federativas como personas morales de derecho público con
substantividad política y jurídica propia.

IX Garantías de Seguridad Jurídica

1 Ideas sobre la seguridad jurídica, Art. 14 Constitucional


En las relaciones entre gobernantes, como representantes del Estado, y
gobernados, se suceden múltiples actos, imputables a los primeros, que tienden a
afectar la esfera jurídica de los segundos. En otras palabras, el Estado, en
ejercicio del poder de imperio de que es titular como entidad jurídica y política
suprema con substantividad propia, desempeña dicho poder sobre y frente a los
gobernados por conducto de sus autoridades. El Estado, al desplegar su actividad
de imperio, al asumir su conducta autoritaria, imperativa y coercitiva,
necesariamente afecta la esfera o ámbito jurídico que se atribuye a cada sujeto
como gobernado, bien sea en su aspecto de persona física o de entidad moral.
Todo acto de autoridad, emanado por esencia del Estado y desempeñado por los
diferentes órganos autoritarios estatales creados por el orden de derecho, tiene
como finalidad inherente, imbíbita, imponerse a alguien de diversas maneras y por
distintas causas; es decir, todo acto de autoridad debe afectar a alguna persona
moral o física en sus múltiples derechos: vida, propiedad, libertad, etc.
Dentro de un régimen jurídico, esto es, dentro de un sistema en que impere el
derecho, bien bajo un carácter normativo legal o bajo un aspecto consuetudinario,
esa afectación de diferente índole y de múltiples y variadas consecuencias que
opera en el status de cada gobernado, debe obedecer a determinados principios
previos, llenar ciertos requisitos, en síntesis, debe estar sometida a un conjunto de
modalidades jurídicas, sin cuya observancia no sería válida desde el punto de
vista del derecho.
Ese conjunto de modalidades jurídicas a que tiene que sujetarse un acto de
cualquiera autoridad para producir válidamente, desde un punto de vista jurídico,
la afectación en la esfera del gobernado a los diversos derechos de éste, y que se
traduce en una serie de requisitos. condiciones, elementos, etc.,
es lo que constituye las garantías de seguridad jurídica. Estas implican, en
consecuencia, el conjunto general de condiciones, requisitos, elementos o
circunstancias previas a que debe sujetarse una cierta actividad estatal autoritaria
para generar una afectación válida de diferente índole en la esfera del gobernado,
integrada por el summum de sus derechos subjetivos. Por ende, un acto de
autoridad que afecte el ámbito jurídico particular de un individuo como gobernado,
sin observar dichos requisitos, condiciones, elementos o circunstancias previos, no
será válido a la luz del Derecho.

2 Garantías de la irretroactividad de las leyes:


Esta garantía está concebida en el primer párrafo del artículo 14 de la Ley
Suprema en los siguientes términos:
"A ninguna ley se dará efecto retroactivo en perjuicio de persona alguna."

a) Planteamiento del problema


El problema de la retroactividad legal se Conoce también como conflicto de leyes
en el tiempo, o sea, que se traduce en la cuestión consistente en determinar, en
presencia de dos leyes, una antigua, que se supone derogada o abrogada, y otra
nueva o vigente, actual, cuál de las dos debe regir a un hecho, acto, fenómeno,
estado, situación, etc. En otras palabras, la retroactividad legal importa por
necesidad lógica esta otra cuestión: la supervivencia de la ley derogada o
abrogada para regular la materia sobre la que la ley nueva o vigente pretende
operar. Por ende, la referencia hacia el pasado de una ley actual. no en todo caso
se ostenta como aplicación legal retroactiva, sino sólo cuando se elimina dicha
supervivencia de la norma jurídica que debe seguir conservando su validez
reguladora en determinadas hipótesis concretas, no obstante su derogación o
abrogación; o en ausencia de una norma positiva anterior, cuando se altera un
estado jurídico preexistente.

b) Distintas soluciones al problema


a) Teorla clásica
Para brindar un criterio con el fin de determinar
cuándo una ley es retroactiva en las hip6tesis en que no se trate de hechos o
actos simples (sin consecuencias jurídicas de realización constante y reiterada) y
ya consumados, la teorla clásica, que sobre el particular se ha elaborado y cuyo
principal exponente es Blondeau, parte de la distinción entre los derechos
adquiridos y las meras expectativas de derechos. Para esta teoría, "los derechos
adquiridos son los que han entrado en nuestro dominio formando parte de él, y
que no nos puede arrebatar aquel del que los tenernos".
De acuerdo con este criterio, "el hombre que goza de un derecho subjetivo
reconocido por la ley, no puede ser privado de él por una ley nueva; si no, la
confianza en la protección social se desvanecería, el orden público se vena
amenazado. El legislador debe, pues, respetar los derechos adquiridos a los
particulares, y en caso de duda, cuando no lo diga expresamente, hay que admitir
que lo ha querido. Por el contrario, las simples esperanzas (expectativas) no
transformadas 'aún en derechos, no merecen la misma protección y deben incidir
en el caso de modificación de la ley anterior" . La teoría de los derechos
adquiridos, más que resolver la cuestión de establecer cuándo una disposición
legal es o no retroactiva, desplaza el problema, como acertadamente observa
Capitaneo En efecto, no es tarea fácil determinar en cada hipótesis concreta
cuándo se está en presencia de una mera expectativa o de un derecho adquirido,
para inferir de ello si la ley que los afecta es o no retroactiva. Además, si para la
teoría clásica un derecho adquirido es aquel que ha entrado en nuestro patrimonio
y que, por ende, forma parte de él, ¿qué criterio debe sustentarse para precisar el
momento en que se efectúa tal ingreso al dominio jurídico del sujeto?
Generalmente dicha teoría acude a la ejemplificación para constatar si tal o cual
hipótesis entraña un derecho adquirido o una expectativa de derechos, método
que, por ser eminentemente casuista, no es idóneo para brindar bases sobre las
cuales fincar un criterio general y uniforme con el fin de resolver la cuestión de la
retroactividad de las leyes

Opinión de Savingny
En principio es partícipe de la teoría clásica, sostiene que las reglas aducidas por
ésta para resolver el problema de la retroactividad legal deben aplicarse con
distingos, debiéndose diferenciar, como él lo hace, entre reglas relativas a la
adquisición de derechos y reglas relativas a la existencia de derechos. Bajo el
nombre de "reglas relativas a la adquisición o pérdida de derechos", Savigny
entiende las reglas que conciernen "al vínculo que refiere un derecho a un
individuo, o la transformación de una institución de derecho abstracta en una
relación de derecho concreto". Para dicho autor, estas reglas no deben ser
retroactivas, como por ejemplo "la ley que decide que la tradición es necesaria (o
no es ya necesaria) para la transmisión de la propiedad; la ley que decide que una
donaci6n entre vivos debe ser hecha bajo ciertas formas o puede ser hecha, en
adelante, sin formalidad alguna. Por "reglas relativas a la existencia o modo de
existencia de derecho" Savigny entiende "las leyes que tienen por objeto el
reconocimiento de una institución en general o su reconocimiento bajo tal o cual
forma antes de que haya o surja la cuesti6n de su aplicaci6n a un individuo, o sea,
de la creación de una relación jurídica concreta.

Tesis de Aubry y Rau


Introducen nuevas modalidades a la teoría clásica de los derechos adquiridos.
Para ellos, los derechos que nacen por un hecho del hombre, por su voluntad, no
pueden ser afectados por una ley nueva, sin que ésta adolezca del vicio de
retroactividad. Por el contrario, afirman, cuando se trata de derechos derivados
inmediatamente de una ley, éstos son susceptibles. de ser modificados por una ley
nueva en sus efectos posteriores.
La crítica que a estas ideas hace Roubier consiste en patentizar la contradicción
en que incurren Aubry y Rau al aceptar, por un lado y en términos generales, la
tesis de los derechos adquiridos, y al considerar, por otro, que los derechos
legales pueden ser afectados por una ley nueva sin que ésta participe de! vicio de
retroactividad, no obstante ser derechos adquiridos conforme al criterio sustentado
por la teoría clásica.

Tesis de Bonnecsse
Aduce un criterio para resolver la cuestión de Ia retroactividad de las leyes,
partiendo de su tradicional distinción entre situaciones jurídicas abstractas y
situaciones jurídicas concretas. Las primeras, como meros estados de derecho
objetivo, pueden ser modificadas o suprimidas por una ley nueva, sin que, ésta
sea retroactiva; por e! contrario, las segundas, que se traducen en los estados
particulares de los individuos que se hubieren colocado dentro de los extremos o
hipótesis de las situaciones jurídicas abstractas, no pueden ser afectadas por una
ley posterior sin que ésta sea retroactiva. Bonnecasse pretende resolver e!
problema de la retroactividad legal por lo que respecta a los llamados "derechos
condicionales", que para la teoría clásica no eran sino meras expectativas,
afirmando que cuando una situación concreta está pendiente de formarse por e!
no cumplimiento de una condición, antes de que ésta se realice, la ley nueva,
modificativa o extintiva de la situación jurídica abstracta anterior, puede regir, o
inclusive impedir, la situación concreta por constituirse.

Tesis de Coviello
Estima que "toda ley nueva se presume mejor que aquella a la que reemplaza;
porque, cuando el legislador hace una innovación, no lo hace sino con e! propósito
de un mejoramiento y para corregir los abusos existentes. Por tanto, es natural
suponer que ha querido someter a su imperio no solamente los acontecimientos
que podrían realizarse en el futuro, sino aun los hechos anteriores, en lo que ve a
sus consecuencias que se producirán y se desarrollarán después de su
promulgación. Sería ilógico prolongar hacía el futuro los efectos de la ley abrogada
y mantener en vigor, en detrimento de la regla nueva, las disposiciones que el
legislador ha juzgado mejoradas. En consecuencia, se debe aplicar la ley reciente
a todas las situaciones jurídicas, a todas las relaciones de derecho existentes en
el momento de su promulgación y regular según sus disposiciones los efectos que
produzcan para lo futuro. Tal es el principio al cual, según creemos, se debe uno
adherir. Conduce, según lo vemos, a rehusar toda supervivencia' a la ley antigua".
Idea de Duguit y Jese
Distingue entre situaciones jurldicas individuales y situaciones legales u objetivas
para brindar un criterio a fin de resolver el problema de la retroactividad de las
leyes. Las primeras se constituyen mediante manifestaciones individuales de
voluntad y no pueden ser tocadas por la ley nueva. Las segundas derivan, afirma
Duguit, directamente de la norma jurídica, y si bien nacen por un acto de voluntad,
ésta no es la causa eficiente de su formación sino la condición de su
establecimiento. Estas situaciones legales u objetivas siguen las transformaciones
de la ley, por lo que pueden ser afectadas por ésta sin retroactividad.

Criterio de Roubier
Se expresa así el mencionado autor: "La base fundamental de la ciencia de los
conflictos de leyes en el tiempo, es la distinción entre efecto retroactivo y el efecto
inmediato de la ley. El efecto retroactivo es la aplicación al pasado; el efecto
inmediato es la aplicación a! presente. Si la ley pretende aplicarse a hechos
consumados (acta praeterita), es retroactiva; si pretende aplicarse a situaciones
en curso (jacta pendentia) es necesario establecer una separación entre las partes
anteriores a la fecha del cambio de legislación, que no pueden ser afectadas sin
retroactividad, y las partes posteriores, para las que la ley nueva, si debe
aplicarse, no tiene sino un efecto inmediato; en fin, frente a hechos futuros (facta
futura) es claro que la ley nunca puede ser retroactiva."

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