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Perspectiva Temporal Futura y Estados Modificados de Consciencia

Evaluación de los cambios producidos en la Perspectiva Temporal Futura


tras participar en un “Taller de Integración Vivencial de la Propia Muerte”.

Iker Puente Vigiola


Proyectos personales en situaciones vitales de cambio
Prof. Eulalia Hernandez
Doctorado en Percepción, Comunicación y Tiempo
Departamento de Psicología Básica, Evolutiva y de la Educación
Facultad de Psicología
Universidad Autónoma de Barcelona

1
ÍNDICE

I.- INTRODUCCIÓN......................................................................................................3

II.- MARCO TEÓRICO.................................................................................................5


II.1. La Psicología Transpersonal y los Estados Modificados de Consciencia......5
II.2. TIVPM, ritos de paso y adultez emergente..................................................12
II.3. La Perspectiva Temporal Futura.................................................................18

III.- PROPUESTA DE EVALUACIÓN......................................................................32

4.- BIBLIOGRAFÍA.....................................................................................................36

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I.- INTRODUCCIÓN

La propuesta de evaluación que presento en este trabajo pretende evaluar los


cambios que se producen en la Perspectiva Temporal Futura en personas de edades
comprendidas entre los 18 y los 30 años tras pasar por un Taller de Integración
Vivencial de la Propia Muerte. Esto implica que nos encontramos ante un doble
momento vital de cambio.
En primer lugar, la propia franja de edad del presente estudio supone un
momento vital de cambio, una época de transición entre el final de la adolescencia y la
entrada a la madurez. Recientemente el psicólogo norteamericano Jeffrey Arnett
(Arnett, 2000) ha propuesto el concepto de emergent adulthood o adultez emergente
para señalar la distintividad de este periodo en relación a la adolescencia y a la etapa
propiamente adulta denominada de adultos jóvenes. Es precisamente este concepto en el
que me baso para justificar la franja de edad seleccionada para el presente estudio.
En segundo lugar se podría considerar el Taller de Integración Vivencial de la
Propia Muerte (TIVPM, a partir de ahora) como un acontecimiento vital no normativo,
como una experiencia que puede suponer y/o generar por si misma un momento vital de
cambio en la persona que lo atraviesa, independientemente de cual sea su edad. En mi
hipótesis defiendo que el TIVPM puede generar cambios importantes en la Perspectiva
Temporal Futura.
El TIVPM es un taller experiencial de tres días de duración que se estructura
alrededor de una técnica de respiración rápida, la Respiración Holorénica.. La
respiración holorénica es una técnica de hiperventilación desarrollada por el doctor
Josep Maria Fericgla a partir de varias fuentes. Para elaborarla se basó en el
Kapalabhati, técnica que forma parte de los métodos de respiración yóguicas del
Pranayamá; en técnicas chamánicas que aparecen entre los indígenas americanos y los
innuit, y especialmente en la Respiración Holotrópica, creada por el psiquiatra Stanislav
Grof, autor pionero en introducir este tipo de técnicas de respiración dentro del contexto
occidental. Además de las fuentes citadas, Fericgla realizó algunas aportaciones propias
y específicas (Fericgla, 2000; 2003; 2004).
Grof, uno de los principales representantes de la psicología transpersonal,
desarrolló en los años setenta una técnica de hiperventilación para inducir estados
modificados de conciencia: la respiración holotrópica. (Grof, 1988; 1989; 1994; 2002).
Esta técnica se ha convertido en la principal herramienta que emplean los

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psicoterapeutas de orientación transpersonal. Grof lleva 20 años ofreciendo un
programa de formación en terapia holotrópica, y actualmente alrededor de 1000
personas certificadas trabajan con ella en varios países.
En Europa, el doctor Fericgla es una de las personas que más se ha dedicado a
estudiar los estados modificados de consciencia (Fericgla, 1989; 1997; 1998; 2000;
2001; 2003; 2004; 2006a). En los años noventa desarrolló la técnica de la respiración
holorénica y lleva años empleándola en el contexto de diferentes talleres experienciales.
Uno de estos talleres, el Taller de Integración Vivencial de la Propia Muerte (TIVPM),
tiene como núcleo el tema de la muerte y se realiza periódicamente en Cataluña, así
como en otras comunidades autonómicas y diversos países latinoamericanos.
La justificación para haber elegido este tema, además de mi interés personal, se
debe al creciente número de personas que buscan y participan en esta clase de terapias y
experiencias (talleres de desarrollo personal, terapias experienciales de orientación
humanista y transpersonal, retiros de meditación etc.) constituyendo un fenómeno social
novedoso y emergente.

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II.- MARCO TEÓRICO
II.1.- LA PSICOLOGÍA TRANSPERSONAL Y LOS ESTADOS MODIFICADOS DE
CONCIENCIA
La emergencia de la psicología transpersonal
La psicología transpersonal nace a mediados de los años sesenta en los EEUU a
raíz del interés de un grupo de psicólogos y psiquiatras (entre los que encontramos a
Anthony Sutich y Abraham Maslow, fundadores de la psicología humanista, y a S.Grof)
en expandir el marco de la psicología humanista más allá de su centro de atención sobre
el yo individual, interesándose por el estudio de la dimensión espiritual del ser humano
y los estados modificados de consciencia.
Según Ferrer (2003), la orientación transpersonal emerge del encuentro entre la
psicología occidental (en particular de las escuelas psicoanalítica, jungiana, humanista y
existencial), las tradiciones contemplativas de Oriente (en especial el Zen, el taoísmo y
el Vedanta) y el movimiento contracultural de los años sesenta. Sus raíces dentro de la
tradición psicológica occidental se encuentran en el empirismo radical y los estudios
sobre la experiencia religiosa de W. James (James, 1986); en los conceptos de
inconsciente colectivo, arquetipo y proceso de individuación acuñados por Jung (Jung,
1970; 2001; 2004); en la psicosíntesis y el concepto de supraconsciente de Assagioli
(Assagioli, 2004); en los estudios sobre la autorrealización y las experiencias cumbre de
Maslow (Maslow, 1979; 1994) y en la pionera investigación psicodélica de Grof (Grof,
1988; 2002; 2005). También recibió la influencia de la fenomenología de Husserl, la
dialéctica de Hegel y las investigaciones de Heidegger sobre el ser, entre otras.
La influencia oriental proviene de diversas fuentes. Cabe destacar la
introducción de la filosofía y la meditación Zen en occidente por parte de D.T. Suzuki;
la introducción del hinduísmo por Muktananda y Yogananda, y del budismo por parte
de maestros como Chögyam Trungpa. La llegada de estas tradiciones (y prácticas)
orientales, unido al interés por los estados modificados de conciencia existente en
aquella época, propiciaron el nacimiento de la psicología transpersonal (Ferrer, 2003).
Esta corriente tuvo buena acogida en EEUU. En poco tiempo comenzó a
publicarse el Journal of Transpersonal Psychology y se creó la Asociatión of
Transpersonal Psychology. En 1993 la psicología transpersonal consigue ser aceptada
como subdivisión por la APA dentro de la división de psicología humanista. En el año
1994, el DSM IV incluyó una categoría denominada “problemas religiosos”,

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reconociendo explícitamente que esta dimensión es un factor a tener en cuenta en el
ámbito de la salud mental (Haque, 2001).
En el ámbito europeo esta corriente se ha desarrollado en diversos países,
especialmente en Inglaterra, Irlanda, Francia, Portugal, Suiza, Hungría y España. A
nivel estatal, los representantes más destacados de esta orientación son Manuel
Almendro, quien ha escrito varios libros sobre la misma (Almendro, 1995; 1998; 2002;
2004) y Fernando Rodríguez Bornaetxea, director de una colección de libros sobre
psicología transpersonal y profesor de esta materia en la Universidad Pública Vasca.
Psicología existencial, humanista y transpersonal
Existe una estrecha relación entre la psicología existencial, la humanista y la
transpersonal. Algunos de los fundadores de la psicología humanista, como Maslow y
Sutich, participaron en el nacimiento de la psicología transpersonal. Autores
existencialistas, como Rollo May y Victor Frankl, fueron publicando sus trabajos en el
Journal of Transpersonal Psychology, ya que también reconocían la importancia de la
dimensión espiritual en el ser humano (Frankl, 1987; 2000; May, 1988).
La génesis de estas tres escuelas de psicología se produjo a principios de la
segunda mitad del siglo XX. En aquella época la psicología y la psiquiatría
Norteamericanas estaban dominadas por dos influyentes teorías: el psicoanálisis y el
conductismo. Sin embargo, tras la 2ª Guerra Mundial, un creciente número de
destacados experimentadores, investigadores y pensadores se sentían profundamente
insatisfechos por la orientación mecanicista y los presupuestos teóricos de ambas
escuelas. Como consecuencia de esta tendencia, R. May introdujo la psicología
existencial en EEUU, y paralelamente se fueron desarrollando la psicología humanista y
la corriente sistémica. Las escuelas humanista y existencial hacen especial hincapié en
la libertad e importancia individual de los seres humanos, por lo que a menudo aparecen
superpuestas (Grof, 1988).
Las raíces históricas de la psicología existencial se encuentran en la filosofía de
Kierkegaard y en la fenomenología de Husserl, entre otras. Esta corriente afirma que
cada individuo es único y posee libertad de elección. Esto hace que el futuro sea
imprevisible, lo que genera angustia en los seres humanos. Dentro de la corriente de la
psicología existencial encontramos la obra que Rollo May desarrolló en los EEUU
(May, 1988) y el análisis existencial o logoterapia de Victor Frankl en Europa. Frankl
hizo especial hincapié en el sentido o significado de la vida (Frankl, 1980; 1987; 2000).

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Pero esta insatisfacción con la orientación mecanicista y reduccionista de la
psicología y la psicoterapia halló su máxima expresión en el desarrollo de la psicología
humanista, y la psicología transpersonal. El representante más destacado de este
malestar fue Abraham Maslow, quien realizó una profunda crítica del psicoanálisis y del
conductismo, participando activamente en el desarrollo y fundación de estas nuevas
corrientes (Maslow, 1979).
Maslow propuso que la psicología combinara las observaciones objetivas con la
introspección e hizo hincapié en el uso de datos humanos como fuente de la psicología
humana. Su contribución esencial consistió en concentrarse en el estudio de individuos
psicológicamente sanos, y de su amplio estudio con personas que habían experimentado
estados místicos espontáneos o experiencias cumbre1, concluyó que éstas no debían
considerarse fenómenos patológicos, sino que estaban relacionados con una tendencia a
la autorrealización. También afirmaba que los seres humanos están dotados de una
jerarquía innata de valores y necesidades superiores, y de sus correspondientes
tendencias a alcanzarlos (Maslow, 1979).
Las ideas de Maslow fueron muy influyentes en el desarrollo de la psicología
humanista o Tercera Fuerza, como él la denominó (llamó primera y segunda fuerza al
conductismo y al psicoanálisis, respectivamente). Este movimiento, nacido en EEUU a
finales de los 50, hace hincapié en la importancia central de los seres humanos como
objeto de estudio y subraya su libertad y potencial para el desarrollo. El enfoque
humanista es holístico, estudia a los individuos como organismos unificados, en lugar
de considerarlos como una serie de partes independientes. Cualquier acontecimiento que
afecte al sistema afecta a la totalidad de la persona. Esta corriente rechazó el modelo del
hombre como máquina y el mecanicismo determinista y recibió la influencia de la teoría
general de sistemas (Bertalanffy, 1976), el holismo de Smuts, la teoría de campo y la
psicología de la gestalt alemana (Peñarrubia, 2003).
La psicología humanista aglutina a partir de los años sesenta una serie de
terapias vivénciales que hacen hincapié en la experiencia directa y la expresión de las
emociones, incorporando algunas de ellas el trabajo corporal. Enfatizaban los métodos
experienciales, no verbales y físicos, y aspiraban al crecimiento personal y la
autorrealización. Este enfoque sirvió de plataforma para el desarrollo de nuevas terapias

1
Término que él acuñó y que supuso uno de los gérmenes del nacimiento de la
psicología transpersonal.

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y el redescubrimiento de antiguas técnicas2. Otro aspecto significativo fue el
alejamiento de la orientación intrapsíquica exclusiva, reconociendo la importancia de
las relaciones interpersonales, la interacción familiar o los factores socioculturales
(Grof, 1988).
La gama de psicoterapias humanistas es de una gran amplitud y heterogeneidad.
Incluye enfoques corporales neoreichianos como la bioenergética de Lowen y Pierrakos,
el Rolfing, la psicoterapia Gestalt de Fritz Perls, el análisis transaccional, el psicodrama,
los grupos T y los grupos de encuentro y la terapia centrada en el cliente de Rogers.
Muchas de estas escuelas utilizaran la dinámica de grupo como una de sus herramientas.
Por otro lado, a lo largo de los años 60, se produjo una proliferación dentro de la
cultura occidental de toda una serie de técnicas orientales y occidentales capaces de
modificar el estado habitual de la conciencia, lo que hizo que un gran número de
personas tuviese experiencias que no encajaban dentro de la cosmovisión occidental.
Entre estas técnicas encontramos la meditación, la hiperventilación, el aislamiento
sensorial y las substancias psiquedélicas (cuyo significado etimológico se traduce como
“desveladoras de la mente”, y que fueron usadas en primer lugar en contextos
psicoterapéuticos para luego pasar al consumo masivo) (Yensen, 1998; Obiols, 1999).
Muchas personas que participaban en psicoterapias experienciales de corte humanista
también empezaron a tener experiencias que no se podían explicar a través de los
modelos propuestos desde esta escuela. Todo ello, unido a los trabajos que Maslow
realizó sobre las experiencias cumbre, hizo que en 1968 éste declarara: “considero que
la Psicología Humanista, la tercera fuerza, es un movimiento de transición hacia una
cuarta psicología aún más elevada, transpersonal… centrada en el cosmos más que en
las necesidades e intereses humanos, una psicología que irá mas allá de la humanidad,
de la identidad, de la autorrealización y cosas semejantes” (Maslow, 1979:12).
Es así como a finales de la década de los sesenta se origina la psicología
transpersonal, a raíz del interés de un grupo de psicólogos y psiquiatras en expandir el
campo de la psicología humanista más allá de su centro de atención sobre el yo
individual. Esta corriente estudia la dimensión transpersonal y espiritual de la naturaleza
humana y de la existencia. Etimológicamente el término transpersonal significa “más
allá” o “a través” de lo personal, y en la literatura transpersonal se suele utilizar para

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En esta época se comenzaron a introducir la meditación y las filosofías orientales
dentro de occidente y de la psicoterapia particularmente, como en el caso de la
psicoterapia Gestalt de Perls (Perls, 1976).

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hacer referencia a inquietudes, motivaciones, experiencias, estadios evolutivos, modos
de ser y otros fenómenos que incluyen pero trascienden la esfera de la individualidad y
el yo (Ferrer, 2002). Entre sus intereses centrales se encuentran “los procesos, valores y
estados transpersonales, la conciencia unitiva, las experiencias cumbre, el éxtasis, la
experiencia mística, la trascendencia, las teorías y prácticas de la meditación, los
caminos espirituales, la realización (...) y los conceptos, experiencias y actividades con
ellas relacionados” (Walsh y Vaughan, 1982:14). Entre sus objetivos principales se
encuentra la delimitación de las fronteras y las variedades de la experiencia humana
consciente (Rowan, 1996).
Otra característica de esta orientación es que no pretende ser otro enfoque más
que se sume a los ya existentes, sino que se plantea como una metaperspectiva que
pretende “llegar a establecer la contribución e integración de las diferentes escuelas”
(Almendro, 1995: 65). En esta línea, Wilber (1990) plantea la existencia de un “espectro
de la consciencia”. Afirma que cada escuela de psicología se ocupa principalmente de
una banda diferente de ese espectro, es decir, cada una de ellas se corresponde con un
determinado nivel de la experiencia consciente. Posteriormente Wilber (1994; 1996;
2000) ha desarrollado una psicología integral, situando los diferentes modelos
psicológicos en una concepción extendida del desarrollo humano.
Experiencias transpersonales y estados modificados de consciencia
En cuanto a las vivencias transpersonales, a pesar de su diversidad, algunos
autores han establecido un conjunto de características que comparten todas ellas. Walsh
y Vaughman (1982) destacan las siguientes: la sensación de que escapan a toda
descripción (inefabilidad), una sensación aumentada de lucidez y entendimiento, una
percepción de las dimensiones del espacio y tiempo que se aleja de lo habitual, intensos
afectos positivos y la apreciación de la naturaleza unitiva e integrada del universo y sus
componentes, y del lugar que a uno le corresponde en él. Posteriormente Grof dio una
definición más acotada. Las define como experiencias que implican una expansión de la
consciencia mas allá de las fronteras habituales del ego, y/o mas allá de las limitaciones
del tiempo y/o espacio (Grof, 1994).
Estas vivencias se pueden producir espontáneamente o inducir a través de toda
una serie de técnicas que “el ser humano conoce y ha empleado desde la más remota
antigüedad” (Rubia, 2003: 13). La clasificación de estas técnicas difiere según los
autores: técnicas activas y pasivas, individuales y colectivas, inducidas por métodos
naturales o artificiales etc. (Poveda, 2001; Rubia, 2003). Entre estas técnicas están la

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práctica de la meditación, el ayuno, la música, la danza, la hipnosis, la ingestión de
substancias psicoactivas, la deprivación sensorial y la hiperventilación. La psicología
transpersonal ha empleado principalmente la deprivación sensorial, el biofeedback, la
terapia psiquedélica, la meditación y la respiración holotrópica, atribuyéndoles el
potencial de producir profundos cambios en la personalidad.
La psicología transpersonal considera que, a través de estas técnicas, se accede a
lo que denominan estados alterados de consciencia (Tart, 1969; 1979), estados no
ordinarios de consciencia (Grof, 1988; Almendro, 2004) o estados modificados de
consciencia (Fericgla, 1997). Ludwing definió un estado modificado de consciencia
como cualquier estado mental, inducido por varios fisiológicos, psicológicos o
farmacológicos, que puede ser reconocido subjetivamente por el propio individuo (o por
un observador objetivo) por presentar una desviación suficiente, en la experiencia
subjetiva o funcionamiento psicológico, de ciertas normas generales que funcionan para
la consciencia despierta, alerta, del individuo (Tart, 1979).
Los estados holotrópicos
Grof empleó durante mucho tiempo el término estado no ordinario de
consciencia (ENOC a partir de ahora) (Grof, 1988; 1989; Grof, S y Grof, C, 1992), pero
se dio cuenta de que este es un término demasiado amplio y general, que incluye
fenómenos que no ofrecen ningún interés desde la perspectiva de la psicología
transpersonal (por ejemplo, traumas cerebrales, enfermedades degenerativas o la
intoxicación alcohólica). De modo que, en la década de los noventa, acuño el término de
estados holotrópicos para referirse a un tipo de ENOC que presentan características
diferentes del resto (Grof, 1994). Holotrópico es una palabra compuesta que significa
“orientado hacia la totalidad” o “que se mueve en dirección a la totalidad” (Grof,
2002:22).
Los estados holotrópicos engloban experiencias de catarsis y, sobre todo, una
clase de experiencia que tradicionalmente se ha denominado experiencia extática,
mística, religiosa o trascendente, y a la que posteriormente otros autores se han referido
como experiencia cumbre (Maslow, 1979), numinosa (Jung, 2001) o transpersonal
(Grof, 1988). Este es el tipo de experiencias cuyo estudio Grof considera interesante,
dado el potencial que presentan para transformar el pensamiento, emociones y conducta
de las personas (Assagioli, 2004; Grof, 1988; 1994; 2002; James, 1986; Jung, 2001;
Maslow, 1979).

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En cuanto a los posibles efectos beneficiosos que producen, Grof afirma que
“dichos estados transpersonales pueden tener una influencia transformadora muy
positiva en las vidas de sus receptores. Pueden aliviar distintas formas de trastornos
psicosomáticos y emocionales, así como allanar dificultades en las relaciones
interpersonales. Pueden también reducir las tendencias agresivas, mejorar la
autoimagen, aumentar la tolerancia hacia los demás y mejorar la calidad general de
vida...y en ocasiones, (facilitar) una profunda conexión con las otras personas y la
naturaleza” (Grof, S y Grof, C, 1995:68-69).
Grof (2002) señala que la actitud de la cultura occidental y las sociedades
preindustriales respecto a los estados holotrópicos es muy diferente. Todas las culturas
indígenas y no occidentales sienten un gran respeto por esos estados, dedicando
considerables esfuerzos y tiempo a crear modos seguros de inducirlos. Las técnicas que
utilizan las diferentes culturas para producirlos son muy diversas y se les atribuyen
diferentes funciones y objetivos3.
Sin embargo, la civilización occidental muestra una actitud confusa y ambigua
hacia estos estados. Grof se centra en la historia de la psicoterapia y afirma que jugaron
un papel fundamental en sus comienzos. Muchos manuales de psiquiatría atribuyen los
inicios de la psicoterapia a las sesiones de hipnosis que Charcot llevó a cabo con
pacientes histéricos. El propio Freud aprendió y aplicó la técnica de hipnosis en un
primer momento, pero más adelante la sustituyó por el método de asociaciones libres.
Trasladó el énfasis desde la vivencia emocional a la terapia verbal basada en el análisis
de la transferencia. Durante toda la primera mitad del siglo XX se llevó a cabo un tipo
de psicoterapia principalmente verbal y los estados holotrópicos, que en un primer
momento se habían considerado una técnica eficaz, se empezaron a considerar
patológicos (Grof, 2002).
Esta situación cambió en la década de los 50 con la fundación de la corriente de
la psicología humanista, que comenzó a desarrollar y emplear terapias vivenciales que
hacían hincapié en la experiencia directa y la expresión de las emociones. Se puede
considerar que la psicología humanista reintrodujo la catarsis dentro de la psicoterapia.

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Un ejemplo de estado holotrópico asociado a procesos de transformación se encuentra en los rituales
que los antropólogos denominan ritos de paso, que “conllevan procedimientos que alteran poderosamente
la consciencia e inducen experiencias que desorganizan psicológicamente y desembocan en un nivel de
integración más elevado” (Grof, 2002:32). Se trataría de una muerte y renacimiento psicoespiritual en el
que uno muere al antiguo rol para volver a nacer a uno nuevo (Grof, 2002).

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Pero las innovaciones más radicales dentro del terreno terapéutico provienen de
la psicología transpersonal, que comenzó a emplear técnicas que inducían profundos
estados modificados de consciencia en sus pacientes (Grof, 2002). En este sentido, la
psicología transpersonal introdujo las experiencias cumbre o transpersonales dentro de
la psicoterapia. Entre estas técnicas se encuentran la terapia psicodélica, la terapia
primal, el rebirthing y la respiración holotrópica. La respiración holorénica,
desarrollada por el doctor Fericgla, también se encuentra entre estas técnicas.

II.2.- TIVPM, RITOS DE PASO Y ADULTEZ EMERGENTE


Con formación en las disciplinas de antropología social y en psicología, el
doctor Fericgla se ha dedicado a tender un puente entre ambos campos a lo largo de su
carrera. Su interés principal se ha centrado en el estudio de los estados modificados de
consciencia (EMC a partir de ahora). Su trayectoria se puede dividir en tres etapas. Tras
una primera etapa más teórica (Fericgla, 1984; 1989) realizo un extenso trabajo de
campo entre los shuar de la amazonia ecuatoriana, estudiando las sustancias que esta
comunidad utiliza en contextos rituales para alcanzar estados modificados de
consciencia, y centrando sus esfuerzos en analizar el uso que hacen de la ayahuasca
(Fericgla, 1994; 1997). Cuando finalizó su trabajo de campo entre los shuar, comenzó a
plantearse la posibilidad de adaptar el empleo de técnicas de sanación y/o
psicoterapéuticas provenientes de otras culturas (y basadas en la modificación de
consciencia) para su aplicación en el contexto de las sociedades occidentales. De este
interés nacen una serie de talleres y seminarios que lleva realizando desde hace una
década, entre los que se encuentra el taller objeto de estudio de este trabajo.
Estados modificados de consciencia, ritos de paso e industrialización
Fericgla señala que los EMC siempre se dan en contextos rituales, menos en la
sociedad occidental. Aunque señala que la definición del término rito ha sido un tema
muy discutido dentro de la antropología y que existen múltiples acepciones y
definiciones, propone una definición. Según este autor, las características principales de
un rito son las siguientes: 1) siempre producen una transformación, una transición, un
cambio en los participantes; 2) se da una gran carga emocional; 3) se producen
experiencias de catarsis y éxtasis, que constituyen su núcleo; 4) ayudan a dar sentido a
las experiencias que se viven durante el mismo, las estructuran, les dan un orden y un
contenido; 6) son un marco para actualizarse, para poner al día la organización del
sujeto y/o la comunidad.

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“El rito es la estructura o recipiente simbólico, humano y emocional para contener
los estados de catarsis. La humanidad crea ritos para orientarse en la vida, para ubicarse
en el mundo. Un rito es una puerta simbólica que indica al sujeto donde esta en cada
momento de su existencia, sus derechos y deberes, sus límites” (Fericgla, 2006: 181).
Fericgla adopta la propuesta de Gennep sobre la estructura de los rituales. Según Arnold
van Gennep (1986), los rituales siguen siempre un mismo esquema, con 3 partes o
periodos. Estas fases no aparecen en el mismo grado ni tienen la misma duración en
todas las sociedades ni en todas las ceremonias, variando desde unas pocas horas a
varios días o semanas en función de la importancia de las ceremonias o la transición4.
a) Desarraigo o separación: separación del individuo o grupo de su anterior
situación dentro de la estructura social; fase en la que se produce un alejamiento o
ruptura con la situación anterior (con la identidad, rol etc.).
b) Liminaridad: implica estar al margen, fuera de las estructuras sociales; es una
etapa de caos, una “situación inestructural” en la que el sujeto se convierte en un ser
transicional o “persona liminar” (Turner, 1980); su duración es variable en función de la
sociedad y del rito, pero en este periodo la persona se transforma.
c) Reintegración o agregación en la sociedad, pero siendo consciente de sus nuevos
derechos y deberes, roles etc.
Los ritos de paso, como los denomina van Gennep, indican y establecen
transiciones entre estados distintos, entendiendo por estado cualquier situación
relativamente estable o fija, culturalmente reconocida. Por lo tanto, los ritos de paso son
“ritos que acompañan a cualquier tipo de cambio de lugar, de posición social, de estado
o de edad” (Gennep, 1986).
Este tipo de ceremonias han existido en todas las culturas indígenas conocidas y
aún hoy siguen celebrándose en numerosas sociedades preindustriales. Estos ritos se
llevan a cabo en épocas de cambios críticos tanto en la vida de un individuo como de
una cultura y coinciden con importantes transiciones fisiológicas y sociales, como el
nacimiento, la entrada a la vida adulta, el matrimonio o la muerte (Gennep, 1986).
Una función importante de los ritos de paso es sacudir las rigideces de la
percepción del rol establecido, por lo que es necesario que tanto el individuo como los
que le rodean reconozcan abiertamente los cambios de estatus y/o de rol. Por tanto, los
4
Como veremos más adelante, con la desaparición de los ritos de paso en la crisis de
transición a la etapa adulta en las sociedades industrializadas, esta fase de transición
pasa a convertirse en todo un periodo caracterizado por la falta de normatividad y de
roles definidos.

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ritos de paso empujan tanto al protagonista como a quienes le rodean a pensar en el
como perteneciente a un nuevo estatus, facilitando el paso y la adecuada realización de
nuevos y definidos roles.
Devos señala 3 características que acompañan a estas transiciones: (a) la
sociedad puede acompañar las crisis de transición de rituales sociales; (b) la transición
implica un cambio radical en la percepción de uno mismo, del mundo exterior y de las
responsabilidades que uno debe asumir; (c) frecuentemente aparecen conflictos
subjetivos con relación a la deseabilidad de pasar al nuevo rol social, que tienden a
resolverse en favor del nuevo estatus debido a las compensaciones sociales que lo
acompañan. (Devos, 1981).
Devos (1981) también afirma que ritos de paso se encuentran y mantienen
principalmente en las sociedades preindustriales. La situación en las sociedades
occidentales industriales y postindustriales es totalmente diferente. En las sociedades
modernas estas transiciones no se producen de forma abrupta ni aparecen ritos de paso
que cumplan estas características, sino que se producen de forma gradual. En las
sociedades industrializadas y tecnológicamente avanzadas se hace necesario un largo
periodo de instrucción antes de poder acceder a la etapa adulta debido al alto grado de
especialización que las acompaña. El prolongado periodo de transición de la
adolescencia ha emergido en estas sociedades para dar respuesta a las exigencias de
conocimientos que las acompañan, debido a que exigen una experiencia mucho mayor
para la toma de decisiones independiente.
Muerte y renacimiento en los ritos de paso.
Grof (2002) plantea (al igual que Fericgla) que en los ritos de paso se emplean
técnicas que producen estados modificados de consciencia, induciendo en los
participantes experiencias de desorganización psicológica que desembocan en un nivel
de integración más elevado. Defiende que en estos ritos los participantes viven una
experiencia de muerte y renacimiento, en el que la persona muere al antiguo rol para
volver a nacer a uno nuevo.
La idea de la secuencia de muerte y renacimiento asociada a los rituales de
iniciación o ritos de paso fue inicialmente propuesta y desarrollada extensamente por
Mircea Eliade (2001) en su obra Nacimiento y Renacimiento. En ella señala que todas
las sociedades premodernas otorgaban gran importancia a los rituales y las técnicas
iniciáticas, en los que se buscaba producir una “muerte iniciática” para poder renacer en
una dimensión más elevada del ser, produciéndose una alteración decisiva en la

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situación social y religiosa de la persona iniciada. Eliade afirma que se alcanza “otro
modo de existencia”, siendo “indispensable para el inicio de la vida espiritual” (Eliade,
2001:15). Por otro lado, Eliade señalaba que la desaparición de ritos significativos de
iniciación es una de las características principales del mundo moderno.
Fericgla (2000; 2006) comparte esta afirmación sobre la desaparición de los ritos
en el mundo moderno, y se planea la posibilidad de aplicar los rituales de otras culturas
en las sociedades occidentales y a la psicoterapia contemporánea. Fericgla considera
que se puede realizar el salto cultural, a pesar de las dificultades y la necesaria
adaptación a un contexto diferente. En este sentido apunta que, en las sociedades
occidentales, las técnicas para inducir estados modificados de consciencia se habían
perdido durante mucho tiempo y hasta hace unas décadas (cuando comenzaron a
reaparecer de la mano de la psicología humanista y transpersonal), señalando que “es
importante que cada sociedad disponga de espacios donde vivir (estos) estados... cuando
ello se hace necesario... las sociedades occidentales necesitamos recrear ritos propios y
adecuados al mundo postindustrializado” (Fericgla, 2006: 181).
Asimismo, Fercigla adopta la propuesta de Eliade sobre la secuencia de muerte y
renacimiento que se produce en estos ritos. Reflexiona sobre la muerte y encuentra que
existe una estrecha relación que une los ritos de paso o iniciáticos, el fenómeno de la
muerte y el comienzo de la vida adulta. “En muchas sociedades primitivas, y en casi
todos los procesos iniciáticos chamánicos o místicos, enfrentarse a la muerte es un paso
esencial para ser admitido en el mundo de los adultos o de los iniciados. La consciencia
de la muerte es la principal fuente de ansiedad y de miedo a vivir que tenemos los seres
humanos. Por ello, enfrentarla…es un paso que permite también asumir las
responsabilidades profundas del mundo adulto y maduro” (Fericgla, 2006: 168).
La muerte a la que se refiere Fericgla es una muerte simbólica, y el aspecto más
importante de esa muerte es la muerte del ego, experiencia que considera
potencialmente curativa. “La muerte es la disolución del ego en un triple sentido: del
ego psicológico (me gusta, yo soy, me llamo), del ego social (títulos, posesiones) y del
ego físico (el cuerpo) (Fericgla, 2006: 180). Según este autor, si se soporta esa
disolución, se puede “acceder a un estado cognitivo y emocional superior o más ágil,
más adaptable, estable y sensible a los cambios del entorno y del mundo interno”
(Fericgla, 2006: 180).

15
Los Talleres de Integración Vivencial de la Propia Muerte.
A partir de sus observaciones, experiencias y reflexiones el doctor Fericgla se
decide a diseñar un taller experiencial, seleccionando el tema de la muerte como núcleo
del mismo5. El taller se comenzó a realizar en el año 1996 y actualmente se denomina
Taller de Integración Vivencial de la Propia Muerte. En Los Chamanismos a Revisión,
Fericgla se refiere a ellos como ritos de paso contemporáneos y occidentales. “Son
talleres experienciales, de 3 días de duración, en los que por medio de respiraciones
holórenicas… se induce una experiencia catártica, de disolución profunda y de limpieza
del ego cotidiano, que permite a los participantes visitar los límites de su vida y conocer
los bloqueos que les impiden crecer como seres humanos” (Fericgla, 2006: 167). El
objetivo de los talleres se orienta a “facilitar a los participantes una experiencia
psicológica similar a la de su propia muerte, en el sentido de disolución pasajera de los
procesos y estados cognitivos y emocionales cotidianos, apoyado por la labor de la
psicoterapia para ayudar a aquellas personas que necesiten resolver los conflictos que
puedan aparecer durante la experiencia” (Fericgla, 2006).
Aplicando la teoría general de sistemas de Bertanlaffy al campo de la psicología,
Fericgla afirma que las experiencias que se producen en estos talleres (a las que
denomina experiencias activadoras de estructuras) “permiten ascender a un nivel
sistémico superior” (Fericgla, 2004: XXIV). Cuando la persona toma consciencia de sus
automatismos, se produce una desestructuración del orden establecido, atravesándose
una crisis. Si el proceso resulta adecuado, al final se asciende a un nivel sistémico
superior, pero para que se produzca el ascenso de un nivel de consciencia a otro superior
se debe atravesar una crisis de crecimiento.
Fericgla también recibe la influencia de la psicología existencial y transpersonal,
resaltando la importancia de buscar un sentido a la propia vida y aceptando la existencia
de una dimensión espiritual en el ser humano. En este sentido señala que las
experiencias activadoras de estructuras “ayudan a las personas a edificar el sentido
profundo y el propósito de su vida promoviendo un nivel creciente de consciencia sobre
sí mismas y sobre el entorno. En resumen… activan el proceso de estructuración
existencial en el ámbito emocional, cognitivo, social y espiritual” (Fericgla, 2004). Y
afirma que las preguntas sobre el sentido de la vida surgen de forma espontánea y con
gran intensidad vivencial durante y después de los talleres.

5
Encontramos el mismo énfasis en la muerte y la muerte del ego en autores de la
psicología transpersonal, como Grof (1988; 2002) y Wilber (1996¸1998).

16
La adultez emergente.
Si ya a principios de los 80 Devos defendía que en las sociedades
industrializadas y tecnológicamente avanzadas se hace necesario un largo periodo de
instrucción antes de poder acceder a la etapa adulta debido al alto grado de
especialización que las acompaña, desapareciendo los ritos de iniciación, en las dos
últimas décadas estas sociedades han evolucionado de tal manera que la situación se ha
hecho aun más compleja, debido a toda una serie de factores (mayor exigencia de
conocimientos y especialización, dificultades para acceder al mundo laboral e
independizarse económicamente, crisis de la institución matrimonial y de la familia,
retraso en la edad de matrimonio y paternidad, descenso de la natalidad etc), dilatándose
aun más el periodo de transición entre el inicio de la adolescencia y la entrada a la etapa
adulta. En respuesta a esta nueva situación el psicólogo norteamericano Jeffrey Arnett a
propuesto el concepto de emergent adulthood o adultez emergente. Como he señalado
antes, es precisamente este concepto en el que me baso para justificar la franja de edad
seleccionada para el presente estudio.
Arnett propone este concepto como una nueva concepción del desarrollo para el
periodo comprendido entre los 18 y el final de la veintena, con el foco en la franja
comprendida entre los 18 y 25 años. Para ello presenta evidencia teórica a favor de la
existencia de un periodo distintivo demográficamente, subjetivamente y en términos de
exploración personal diferente de la adolescencia y de la etapa adulta joven. Por otro
lado, señala que este periodo aparece en un contexto cultural determinado, el de las
sociedades altamente industrializadas y postindustrializadas, que permiten a la gente
joven un periodo prolongado de exploración independiente de roles.
Este periodo se distingue por su relativa independencia de los roles sociales y de
las expectativas normativas. Habiendo dejado de depender de los padres como en la
adolescencia y no habiendo tomado aun las responsabilidades que son normativas en la
etapa adulta, los adultos emergentes exploran diversas posibilidades en la afectividad, el
trabajo y otras áreas. Es una época en la vida en que siguen abiertos muchos caminos y
en la que pocas decisiones sobre el futuro han sido aun tomadas, siendo muy amplio el
marco para la exploración independiente de diferentes posibilidades (Arnett, 2000).
Arnett señala como precedentes de su propuesta los conceptos de adolescencia
prolongada y moratoria psicosocial de Erickson, la novice phase planteada por Levinon,
la theory of youth de Keniston. Arnett defiende que actualmente existe soporte empírico
suficiente para concebir esta franja de edad como un periodo distintivo en la vida. En

17
concreto, afirma que es un periodo distinto a la adolescencia y la adultez joven
demográficamente, subjetivamente y a nivel de la exploración de la identidad (Arnett,
2000).
En resumen, las sociedades preindustriales disponían (y disponen aun) de
diversos ritos de paso (o iniciaticos) socialmente reconocidos que marcaban las
transiciones de un estadio o etapa del ciclo vital al siguiente, siendo especialmente
significativo los rituales que señalaban la transición a la vida adulta. Una de las
características definitorias de estos rituales era (y es) el uso de diversas técnicas para
inducir estados modificados de consciencia en los participantes, en los cuales se
producen experiencias de catarsis, éxtasis y de muerte y renacimiento simbólico, las
cuales facilitan la transición de una etapa del ciclo vital y sus correspondientes roles a la
siguiente. Estos rituales han ido desapareciendo gradualmente en las sociedades
occidentales, tal y como señalan diversos autores (Devos ; Eliade, 2001; Fericgla, 2006;
Grof, 2002; Zoja, 2003).
La desaparición de los ritos de paso ha producido, entre otras cosas, que la
transición a la etapa adulta se difumine, lo que ha dado paso a un periodo de
adolescencia cada vez más prolongada y a la etapa que Arnett denomina adultez
emergente. En respuesta a esta situación, investigadores como Grof y Fericgla han
desarrollado técnicas para inducir estados modificados de consciencia y han diseñado
contextos adaptados a la sociedad occidental para facilitar esta clase de experiencias, a
las que atribuyen el potencial de producir profundas transformaciones en los individuos
que las atraviesan. Señalan que estas experiencias pueden cambiar la imagen que las
personas tienen de si mismas, de las demás personas y del mundo, así como cambios en
su escala de valores y en su estilo de vida. Teniendo en cuenta que pueden influir en la
imagen que las personas tienen sobre si mismas y el mundo que les rodea, se puede
suponer que también afectaran a la perspectiva temporal y la orientación futura de los
sujetos.

II.3.- LA PERSPECTIVA TEMPORAL FUTURA


La perspectiva temporal y la perspectiva temporal futura
Existen múltiples teorías y definiciones en relación a la perspectiva temporal. Es
un campo en el que existe una gran confusión terminológica. Diferentes autores han
empleado el mismo concepto para referirse a fenómenos distintos y, en ocasiones, se
han empleado conceptos diferentes para referirse al mismo fenómeno.

18
Según Nuttin (1980), la perspectiva temporal es una noción confusa y mal
integrada en la psicología del comportamiento. Afirma que diferentes autores reúnen
bajo la rubrica de perspectiva tres aspectos diferentes del tiempo psicológico, y propone
una distinción entre la perspectiva temporal (que se compone de diversos atributos:
extensión, densidad, estructura, grado de realismo etc), la actitud temporal y la
orientación temporal (dirigida hacia el presente, el pasado y/o el futuro). En relación a
esta última señala que cada persona presenta una orientación temporal dominante.
Nuttin señala que la psicología del comportamiento ha estudiado la influencia de
la dimensión temporal sobre el comportamiento de forma unilateral, reconociendo que
el acto comportamental lleva las huellas del pasado, pero sin tener en cuenta la
influencia del futuro. Para este autor, además de cómo aprendizaje, el pasado y el futuro
se hacen presentes como contenidos de actos cognitivos, formando la perspectiva
temporal. La presencia actual del futuro se produce a nivel cognitivo, formando la
perspectiva temporal futura.
Sin embargo, el interés por la perspectiva temporal futura aparece dentro de la
psicología del comportamiento en la década de los 30 con la obra de Tolman, que
introduce los conceptos de anticipación y expectativa. Tolman consideraba que la
anticipación se construye sobre la base de una sucesión de acontecimientos que se
producen en el pasado, en términos de memoria y condicionamiento. Es decir, para este
autor el futuro se construye a partir del pasado. Nuttin considera que este es un punto de
vista insuficiente, defendiendo que la orientación hacia el futuro es un fenómeno
primario, fruto del desarrollo superior de las funciones cognitivas en los seres humanos.
Gracias a estas funciones superiores, aparece la elaboración de planes y objetivos y la
anticipación, términos asociados a la perspectiva temporal.
Según Nuttin (1980), la noción de perspectiva temporal (a partir de ahora, PT)
aparece en la década de los años 30 en las obras de Lewin, que comenzó a hablar de la
extensión temporal en relación a la conducta, y Frank, que se refirió a las perspectivas
temporales en un articulo sobre filosofía cultural. En la década de los 40 Lewin retoma
el término, dándole un estatus teórico en su sistema, y en la década de los 50 se
convierte en un objeto autónomo de investigaciones diferenciales y cuantitativas. Nuttin
señala que ya en esta época se comenzó a producir una confusión terminológica,
empleándose este término para fenómenos de actitud y de orientación temporal. Se
llevaron a cabo una gran heterogeneidad de investigaciones a través de diversos
métodos bajo la misma denominación.

19
El termino perspectiva se fue popularizando y, ante la confusión terminológica
reinante, algunos autores propusieron abandonar el término por su ambigüedad,
sugiriendo reemplazarlo por “personal time”, un concepto todavía más amplio que el de
perspectiva. En los años 80, Nuttin propone restablecer la noción de perspectiva
temporal en sentido estricto, distinguiéndolo de los conceptos de actitud temporal y
orientación temporal.

La propuesta de Nuttin
Nuttin (1980) señala que el termino perspectiva proviene del dominio espacial,
haciendo referencia a la impresión de profundidad. Este es un elemento que el autor
considera esencial, y la confusión terminológica proviene de perderlo de vista. En el
dominio espacial, la perspectiva de refiere a distancias objetivas. Mientras que, en el
dominio temporal, las distancias se refieren a intervalos temporales. La diferencia
esencial entre ambos dominios radica en que la perspectiva temporal no se construye
por un proceso de percepción, sino por la representación mental, a nivel cognitivo, de
los acontecimientos, que viene posibilitada por las funciones cognitivas superiores. La
representación mental hace presentes en el momento actual los acontecimientos, y está
en la base del impacto de las metas y objetivos sobre el comportamiento actual, y del
retraso que separa la acción de la consecución de resultados.
La perspectiva temporal se refiere tanto al pasado como al futuro. Como hemos
señalado antes, Nuttin diferencia la perspectiva temporal de la actitud temporal (que se
refiere al afecto positivo o negativo que la persona puede mostrar) y la orientación
temporal (que se puede dirigir hacia el pasado, el presente o el futuro). Este autor define
la PT como la configuración de localizaciones temporales de los objetos que, con un
signo temporal, ocupan virtualmente la vida mental del sujeto en una unidad
situacional dada.
El termino perspectiva implica una situación en el que diferentes objetos están
presentes al mismo tiempo a nivel cognitivo, no focalizados. Nuttin emplea una
metáfora espacial y habla del radio de acción de la PT del sujeto en un momento dado.
A pesar de coexistir, los objetos se localizan en diferentes momentos de tiempo, porque
llevan un signo temporal, que permite precisar su origen y localización.
En la perspectiva futura (a partir de ahora, PF), Nuttin separa dos componentes.
La localización genérica en el futuro y una localización más precisa. La elaboración

20
cognitiva de necesidades en términos de objetivos y proyectos crea la orientación futura,
y estas metas llevan el signo temporal de un acontecimiento temporal no realizado
todavía, es decir, futuro. La localización precisa es el resultado de la experiencia general
del sujeto a la hora de realizar elecciones. El individuo aprende que toda elección lleva
su tiempo y también que lleva su tiempo realizarla (el componente de duración). La
localización temporal de los objetos dentro de la PT y la PF es una decisión delicada y
aproximada, variando con la edad.
Los objetos que motivan a la persona también pueden cambiar en función de la
situación y de las condiciones de vida. Para Nuttin, el contexto periférico e
intermediario es esencial. En periodos de peligro y estrés, la PT se limita a los objetos
que conciernen directamente a la situación. En periodos de reflexión, la PT se puede
abrir a un pasado y futuro mas amplios (Nuttin, 1980).
En relación a esta distinción, los estados modificados de consciencia suponen en
si mismos momentos de reflexión, y suelen generar periodos posteriores de reflexión en
las personas que los atraviesan, por lo que en este trabajo hipotetizo que pueden dar
lugar a una PT más amplia y extensa en el sujeto, lo que abriría la posibilidad de
elaborar proyectos a largo plazo.
Según Nuttin, el impacto de la PT sobre la conducta es doble. La presencia
virtual de objetos crea una apertura en el sujeto hacia el pasado o el futuro, y esta
presencia virtual se convierte en una presencia afectiva. De forma que los objetos de la
PT forman parte de la situación global a la que responde el sujeto. Por otro lado, la
extensión de la PT juega un rol importante en la elaboración de proyectos de acción.
Para este autor, una PT extendida, realista y activa es un factor importante en la
planificación y realización de proyectos. Y es necesaria una PT profunda para elaborar
proyectos a largo plazo.
Nuttin desarrollo el Método de Inducción Motivacional (MIM) para medir la PT.
El MIM es una técnica verbal que presenta una serie de frases que permiten que el
sujeto exprese libremente sus deseos y temores. El MIM permite medir los objetos
motivacionales, su localización temporal, la extensión total de la PT y su densidad. Las
respuestas se clasifican en 10 categorías de objetos y relaciones: Self, Autorrealización,
Realización, Contacto, Exploración, Trascendencia, Propiedades, Diversión, Test e
Inclasificable. A pesar de que la orientación de Nuttin es principalmente cognitiva y
motivacional, en estas categorías encontramos influencias conceptuales de la psicología

21
humanista (autorrealización) y transpersonal (la categoría de trascendencia, objeto de
estudio principal de esta corriente).
A partir de los años 80 el estudio de la PT se retoma con fuerza, sobre todo
desde la psicología coginitiva y motivacional, campo en el que podríamos situar a
Nuttin. Otros autores que han trabajado la PT son Nurmi (1993), Zimbardo y Boyd
(1999), Seginer (2003), Lens y Moreas (1994), Shell y Husman (2001) y Thiebaut
(1998). Voy a pararme a repasar las propuestas de Nurmi y Thiebaut.

El modelo de Nurmi
Nurmi (1993) se centra en la Perspectiva Futura, enmarcándola en el contexto
del desarrollo humano, relacionándola con los diferentes momentos evolutivos y
teniendo en cuenta el contexto sociocultural en el que tiene lugar. Este autor señala que
cada etapa del ciclo vital lleva asociados unas roles y unas tareas de desarrollo, las
cuales influyen en las metas que elaboran y planifican los sujetos.
Nurmi plantea que la perspectiva futura es un proceso psicológico complejo,
multidimensional y compuesto por diferentes etapas. Basándose en la psicología
cognitiva y la teoría de la acción, propone tres procesos diferentes: 1) la motivación y la
elaboración de metas; 2) la planificación y 3) la evaluación prospectiva. Cada uno de
estos procesos esta influido por las creencias personales y el contexto sociocultural.
El modelo de Nurmi es de una gran complejidad e introduce conceptos
provenientes de diversos autores y teorías. Entre estas influencias encontramos a
Bandura, Erickson, Neugarten, Havighurst, Leontjeu y Weiner.
La primera fase propuesta por Nurmi es la de la motivación. En esta fase se
produce la elaboración de metas realistas a partir de la motivación individual y en
función de la anticipación de acontecimientos futuros. Las metas se elaboran
comparando las necesidades y valores individuales con el conocimiento y la
anticipación del futuro. En esta etapa juegan un rol importante las tareas de desarrollo,
que nos detendremos a considerar más adelante.
Nurmi plantea que en el ser humano existe un sistema de motivación jerárquico
con diferentes niveles de complejidad, en función del grado de generalidad y
abstracción de las metas. La organización e integración de las metas se realizaría a partir
de este sistema jerárquico.

22
En la segunda fase se realiza la planificación, que el autor descompone en tres
fases, basándose en la psicología cognitiva y la teoría de la acción: 1) la representación
de las metas y del contexto; 2) inventar un plan, proyecto o estrategia para alcanzar la
meta y 3) la ejecución del plan. Además, el individuo realiza una comparación constante
entre la representación de la meta y la situación personal actual, que le sirve de feedback
para modificar la estrategia en caso de no estar alcanzando la meta.
En la tercera fase el individuo evalúa si puede realizar las metas que se ha
propuesto en función del contexto sociocultural, las creencias relativas al dominio
personal y la concepción que el individuo tiene de si mismo. Es decir, la evaluación se
realiza en función de la percepción de sus capacidades y de la capacidad de dominio que
percibe sobre las áreas de la vida relacionadas con sus metas. Resultado de esta
evaluación el individuo realiza atribuciones causales (concepto que extrae de la teoría
de Weiner) y se produce una respuesta afectiva en relación a las metas y
acontecimientos futuros. Según la teoría de Weiner, la atribución de un suceso a unas
causas particulares genera unas emociones especificas. Por ejemplo, atribuir un
resultado positivo futuro a causas internas genera una sensación de optimismo y facilita
la acción6.
Nurmi plantea una aproximación metodológica coherente con la teoría que
propone, adoptando como técnicas de medida una entrevista, la Hopes and Fears
Interview, y un cuestionario, el Hope and Fears Questionary, en los que se les pregunta
a los sujetos por sus miedos y esperanzas en relación al futuro. Estos instrumentos
recogen información sobre siete dimensiones de la PF: extensión temporal, nivel de
realización, complejidad, nivel de conocimiento, nivel de dominio, probabilidad de
realización y actitud ante el futuro. La corrección se realiza teniendo en cuenta 10
categorías: ocupación, educación, familia, hijos, ocio, propiedades, salud, salud-muerte
de otros y guerra. Además, estas categorías se clasifican según la extensión temporal, el
nivel de realización y el nivel de conocimiento.
Por último, voy a detenerme a considerar la relación entre tareas de desarrollo y
PF que establece Nutin. Según este autor, existen diferentes sistemas sociales asociados
a la edad a lo largo del desarrollo, lo que implica determinados roles y un estatus

6
En la línea de este planteamiento, otros autores han explorado la relación entre la
perspectiva futura a los conceptos de locus de control y autoeficacia (Shell & Husman,
2001).

23
particular. Estos sistemas sociales asociados a la edad implican determinadas tareas de
desarrollo, que implican una serie de normas y exigencias relacionadas con la edad.
Cuando se produce un cambio en las exigencias y normas impuestas por el
sistema social en un momento vital determinado, esto afecta a la orientación del
desarrollo. Por lo tanto, las tareas de desarrollo influyen en la motivación y en la
elaboración de metas. Nuttin plantea una Teoría Relacional de la Motivación, que
afirma que la motivación individual está influida por la anticipación de acontecimientos
futuros y, por tanto, de las tareas de desarrollo. Por otro lado, este autor plantea que con
la edad cambia la extensión temporal de la PF, y relaciona este cambio a las tareas de
desarrollo propias de cada etapa de la vida.
Si asociamos esta idea al objeto de estudio de la presente investigación surgen
varias preguntas. ¿Qué tareas de desarrollo son propias de la adultez emergente, si esta
se caracteriza precisamente por la falta de normatividad?; ¿qué sistemas sociales,
instituciones y/o experiencias han venido a substituir en las sociedades industrializadas
los ritos de paso de las sociedades preindustriales, que marcaban el paso de una etapa
vital a otra y a los roles que correspondían a cada etapa?. ¿Es el concepto de tareas del
desarrollo adecuado para los adultos emergentes de las sociedades industriales y
postindustriales?. ¿Qué caracteriza la perspectiva futura en esta franja de edad?.
Erikson ya abordo estos problemas en su libro Sociedad y Adolescencia (1986)
hace más de tres décadas (y mucho tiempo antes de que Arnett acuñase el termino
adultez emergente), adelantando algunas respuestas. “La carencia de significado de las
convenciones existentes... muestran la necesidad de encontrar formas completamente
nuevas de significado ritual dentro de una tecnología tan rápidamente cambiante que el
cambio mismo se vuelve el ethos de la época” (Erikson, 1986: 105). “El cambio
tecnológico hace imposible para cualquier forma tradicional de ser mayor... quedar
nuevamente institucionalizada en forma tal que la generación mas joven pudiera
<acomodarse> a ella...la adultez joven se vera dividida en adultos jóvenes mayores y
menores... Pero también la generación joven se vera (o ya lo esta) dividida más
claramente en la generación joven mayor y menor. (Erikson, 1986: 177). Y en otro
punto afirma: “la sociedad impone formas nuevas de entrenamiento prolongado, de
jerarquías y organizaciones nuevas. Por lo tanto, encontramos un divorcio entre la
cultura y la sociedad. Y todo indica que tal separación irá en aumento” (Erickson, 1986:
166).

24
He recogido extensamente el modelo de Nutin, ya que, en la investigación
preliminar realizada por Puente (2007) sobre los efectos que produce la participación en
un TIVPM en personas de edades comprendidas entre los 18 y 35 años, encontró
diferencias significativas entre la medida Pre y Post2 (un mes después del taller) en la
dimensión de autodirección del TCI-R de Cloninger (Cloninger, C. R., Przybeck, T. R.,
Svrakic, D. M., Wetzel, R. D, 1994) dimensión que este autor construyo basándose en
los conceptos de locus de control de Rotter, la autoeficacia de Bandura y la atribución
causal de Weiner. Puente también encontró diferencias significativas entre el Pre y el
Post2 en el Test de Sentido de la Vida (PLT) de Crumbaugh y Maholik (1969),
instrumento que considera todo el ciclo vital y mide el sentido que los sujetos atribuyen
a su vida, recogiendo la idea de proyecto vital como significado global de la vida, desde
un planteamiento cercano a la psicología humanista y existencial.
Por lo tanto, como la posesión de un concepto positivo de uno mismo puede
facilitar la ejecución de las metas elaboradas y planificadas por el sujeto, facilitando el
desarrollo de la perspectiva futura, y el TIVPM parece mejorar la autodirección de las
personas (que engloba el concepto que las personas tiene de si mismas), se podría
hipotetizar que la participación en el TIVPM facilita el desarrollo de la PF.
Además, Nurmi señala que la PF influye en la vida posterior de múltiples
formas: en el desarrollo del individuo como agente activo y en la construcción de
nuevas definiciones sobre unos mismo, lo que favorece la formación de la identidad. Es
decir, la PF puede promover la formación de la identidad a través de la elaboración y
planificación de metas y su ejecución, lo que implica la adquisición de nuevos roles. De
forma que un concepto positivo de uno mismo favorece el desarrollo de la PF que, a su
vez, favorece la formación de la identidad, creándose un bucle que realimenta a si
mismo. Esta idea ha sido desarrollada por Seginer (2003) en un articulo sobre
orientación futura en adolescentes. En el subraya la afinidad teórica entre el concepto de
orientación futura y el concepto de ego identity (extraído del modelo de identidad de
Marcia). Afirmaa que durante la adolescencia y la transición al periodo adulto, la
orientación futura precede a la creación de la identidad, y que a lo largo del ciclo vital la
orientación futura y la formación de identidad se influyen mutuamente.
A continuación voy a repasar la propuesta teórica de Thiebaut, antes de pasar a
la parte empírica.
La propuesta de Thibaut

25
A finales de la década de los 90 este autor realizo una revisión de las diferentes
teorías y métodos de medida sobre la PT. La propuesta que Thiebaut (1998) realiza
persigue dos objetivos fundamentales. Por un lado pretende analizar los contenidos
principales que el concepto de Perspectiva Temporal recoge. Por otra parte pretende
medir la validez convergente de los diferentes instrumentos de medida de la Perspectiva
Temporal que se han creado. Finalmente presenta una propuesta de definición
operacional del concepto que engloba los componentes esenciales (el universo de
contenido) de la Perspectiva Temporal, partiendo de un análisis estructural del
contenido de los instrumentos de medida del concepto.
Thiebaut comienza señalando que se han realizado múltiples estudios desde
diferentes líneas de investigación, desarrollándose diferentes métodos de medida de la
PT. Las diferencias en la PT observadas de acuerdo con variables genéticas, de
desarrollo, de Personalidad, sociales y culturales son expresadas y explicadas desde
diferentes marcos teóricos, entre los que se encuentran teorías de socialización,
piagetianas, ericksonianas, teorías de la motivación y teorías de acción.
El autor señala que se encuentran frecuentes divergencias entre los resultados de
las diferentes investigaciones. Estas divergencias las atribuye a dificultades
metodológicas de los métodos de medida, que no son equivalentes. Solo en algunos
casos la información sobre la validez de estos instrumentos de medida esta disponible.
Thiebaut se propone como objetivo principal medir la validez convergente de los
diferentes instrumentos de medida, viendo la relevancia y el modo en que los items de
los instrumentos son representativos del concepto.
En primer lugar Thiebaut repasa las diferentes definiciones que los diversos
autores han dado del concepto de Perspectiva Temporal. El autor concluye es un objeto
de estudio que presenta dificultades debido, entre otras cosas, a que falta una definición
precisa y operacional del concepto. La forma en que se operacionaliza el concepto son
raramente definidas por los autores, a excepción de Nuttin. Esto hace que exista una
confusión relativa en la literatura sobre Perspectiva Temporal, ya que los autores
definen y confunden diferentes objetos de investigación, algo ya señalado por otros
autores (Nuttin, 1980). Por otra parte, en muchas ocasiones la PT es considerado un
concepto unidimensional, sin tener en cuenta que esta compuesto por diferentes
dimensiones y contenidos.
El autor destaca una revisión realizada por Hoornaert en los años setenta, donde
proponía una definición de las dimensiones de PT consideradas más frecuentemente.

26
Estas serían 4: la orientación temporal o direccionalidad, la densidad, la extensión
temporal y la coherencia o realismo (esta última de 3 formas diferentes: grado de
realismo, coherencia entre objetos y anclaje contextual).
En segundo lugar Thiebaut se propone analizar precisamente los contenidos
principales del concepto. La síntesis de los resultados de las diferentes propuestas le
resulta difícil, ya que aparecen disparidades conceptuales y metodológicas. El autor
reagrupa los diferentes estudios por los diferentes dominios que estudian, que abarcan
variables sociales y de personalidad, diferencias interculturales, trastornos de conducta y
el desempeño cognitivo y escolar, entre otros. El autor observa que aparecen diferencias
importantes entre los diferentes estudios y que se emplean diferentes métodos en un
mismo dominio. También se encuentra con que hay una gran disparidad de propuestas
en cuanto a la dimensionalidad de la PT. Esta disparidad se explica en gran parte por la
confusión que se da entre la PT y otros conceptos, lo que dificulta determinar cuales son
los contenidos principales del concepto. Esta confusión también conlleva que las
medidas producidas por los diferentes instrumentos no sean equivalentes.
En tercer lugar el autor mide la validez convergente de los diferentes
instrumentos de medida realizando un análisis de matrices con el multitraits-
multimethodes. De este análisis concluye que no hay equivalencia entre los diferentes
instrumentos de medida.
A la hora de clasificar los instrumentos de medida se pueden emplear diversos
criterios. El autor decide colocarlos a lo largo de un continuum, en función de las
constricciones que condicionan las respuestas de los sujetos que presenta cada uno de
ellos, desde los que permiten respuestas totalmente abiertas hasta los mas directivos con
respuestas cerradas. Este continuum resume además la historia del concepto, ya que
Thiebaut señala que existe una relación entre el desarrollo conceptual y el tipo de
instrumento utilizado. Esto permite ver como los dispositivos metodológicos usados
constriñen progresivamente la interpretación de la medida.
A continuación pasa a analizar las dimensiones que tienen en cuenta los
diferentes instrumentos de medida, encontrando una gran disparidad entre ellos.
Además, en la mayoría de estos cuestionarios, los autores no mencionan las reglas de
construcción ni las teorías en que se apoyan.
Thiebaut dedica una atención particular al Método de Inducción Motivacional
(MIM) de Nuttin, ya que este autor especifica las proposiciones teóricas en las que se
funda, presenta de forma transparente los principios de construcción del instrumento y

27
ofrece garantías de objetividad, fiabilidad y validez. Lo único que le objeta Thiebaut es
que considere la extensión temporal como la dimensión esencial de la perspectiva
temporal, señalando que es una dimensión no validada y que sería necesario
demostrarlo. Como veremos más adelante, para Thiebaut la extensión temporal no
formaría parte de los componentes esenciales de la PT, y lo considera como una
característica de la tarea, no de la persona.
Otra investigación que le parece especialmente acertada es la realizada por
Daltrey en los años 80. El instrumento, denominado Daltrey Future Time Perspective,
esta construido teniendo en cuenta la teoría según la cual la PT presenta 5 dimensiones:
extensión, direccionalidad, coherencia, densidad y afectividad. El análisis estructural de
las respuestas de los sujetos a los items permite señalar la adecuación entre el sistema
teórico y el sistema empírico. De todas formas también le encuentra dos limitaciones: la
imposibilidad de saber si los items miden las dimensiones señaladas y la ausencia de
argumentos que confirmen la exaustividad de las dimensiones señaladas.
Desde la aproximación estructural de la medida del concepto, el estudio que le
parece más satisfactorio por la inteligibilidad de la teoría es el modelo de Nurmi.,
modelo que hemos presentado a lo largo de este trabajo. Sin embargo, el autor señala
nuevamente varias limitaciones.
A nivel de la medida, Nurmi tiene en cuenta las dimensiones de afectividad,
claridad y densidad. Para Thiebaut estas 3 dimensiones son correctas, pero considera
que habría que añadir una cuarta dimensión que el incluye en su teoría definitoria de la
PT y que denomina continuidad temporal.
Finalmente, Thiebaut presenta una propuesta de definición operacional del
concepto, que engloba los componentes esenciales (el universo de contenido) de la PT,
partiendo de un análisis estructural del contenido de los items de los instrumentos de
medida del concepto.
El análisis que Thiebaut realiza para la validación de las medidas de la PT, la
validación intraconcepto, muestra las insuficiencias de estas medidas. Esta validación
intraconcepto requiere de una teoría definitoria. Según este autor, el método general
para ello consiste en construir un sistema formal, definiendo los factores de variación de
las respuestas a los items, y de testar las hipótesis relativas a la estructura del concepto.
La hipótesis del autor parte de un análisis estructural del contenido de los instrumentos
de medida del concepto (el autor afirma que la historia de un fenómeno es exactamente
la historia de su medida). La definición del universo de contenido del concepto que

28
realiza el autor se funda principalmente en la estructura observada de los elementos
constitutivos de los items de PT, aunque tiene en cuenta otras informaciones
adicionales.
El modelo que el autor valido, presentando una adecuación entre el sistema
teórico y empírico, propone la existencia de 4 componentes o dimensiones esenciales: la
afectividad, densidad, claridad y continuidad temporal. El autor considera la extensión
temporal futura como una característica de la tarea más que de la persona, por lo que no
la recoge como dimensión esencial.
Thiebaut señala que el rol de la PT sería el tener disponible a nivel de la vida
mental del sujeto contenidos que no tienen realidad inmediata y externa al sujeto, ya que
estos son futuros, probables, posibles, imposibles o imaginarios.
También plantea que existen diferencias interindividuales. Estas diferencias
responderían a diferencias en los estilos generales de adaptación de las personas. Según
Thiebaut, estas diferencias dan lugar a diez modos de adaptación diferentes, que se
derivan de las nociones piagetianas de asimilación y acomodación. De esta forma, su
propuesta recoge también la importancia del anclaje contextual, cuya importancia puede
variar en función del estilo de adaptación de la persona.
La propuesta de definición que plantea define la Perspectiva Futura en términos
de optimismo, de confianza en cuanto a la riqueza y diversidad de acontecimientos, de
discernimiento de esos acontecimientos, y en términos de esfuerzo de y de construcción.
El autor señala que la perspectiva futura juega un rol sobre la acción, a través de su
influencia sobre la construcción de intenciones comportamentales. Sin embargo,
diferencia este concepto del de planificación futura, que implica un anclaje contextual y
está relacionado con el desarrollo temporal de las acciones (es decir, con el componente
de extensión temporal).
La aportación principal de Thiebaut es el análisis crítico que realiza de la
literatura en torno a la perspectiva temporal. Realiza un esfuerzo considerable en dar
claridad a este campo: (a) repasando las diferentes definiciones del concepto y la forma
en que están operacionalizadas; (b) intentando sintetizar los contenidos o dimensiones
principales que el concepto engloba, realizando para ello (c) un análisis de la validez
convergente de los diferentes instrumentos de medida para finalmente (d) presentar una
propuesta de definición operacional del concepto que recoja sus componentes
esenciales.

29
A pesar de no haber encontrado ninguna valoración critica de su propuesta en los
diversos artículos trabajados a lo largo de la asignatura, a nivel personal no estoy de
acuerdo con algunas de sus afirmaciones, y encuentro algunas lagunas en su propuesta.
Por un lado, encuentro que la propuesta de Nuttin de separar la PT de la
orientación temporal y de la actitud temporal (es decir, de la afectividad), proponiendo
que son aspectos diferentes, es bastante acertada. Sin embargo Thiebaut, al proponer las
dimensiones esenciales de la PT, incluye la afectividad como una de las 4 dimensiones
que la definen. Por lo demás, las otras 3 dimensiones que propone ya se encontraban
presenten en la propuesta de Nuttin. Tampoco entiendo del todo las razones que da para
no considerar la extensión temporal como una de las dimensiones esenciales de la PT, y
considero que la razón que da (considerarla como una característica de la tarea) es
bastante criticable.
Particularmente creo que la extensión temporal no es exclusivamente una
característica de la tarea, sino que están en juego otros factores que Thiebaut parece no
tomar en cuenta, y que se podrían extraer de la propuesta de Nurmi que este mismo
autor repasa. Por ejemplo, una persona puede estar motivada y elaborar como meta el
realizar un doctorado. Esta persona puede planificar la realización de esa meta,
ejecutarla e ir evaluando los resultados. Pero, como explica Nurmi, en la fase de
evaluación entran en juego elementos relacionados con el autoconcepto y con las
creencias relativas al dominio, a través de las cuales el sujeto realiza atribuciones
causales. Estos elementos, que no son características de la tarea, sino de la persona, van
a afectar a la hora de que ese individuo finalice el doctorado en 4 años o en 10,
extensión temporal real en la que se suele mover la realización de un doctorado. Y, al
mismo tiempo, también ejerce una gran influencia a la hora de valorar la extensión
temporal que conllevara una tarea el contexto sociocultural y las circunstancias
personales (por ejemplo, la extensión temporal de la meta “emanciparse” variara en
función de el sueldo que se tenga, o de la clase social a la que se pertenezca).
Thiebaut parece olvidar estos elementos recogidos por Nurmi (1993) y otros
autores. En este sentido, Shell y Husman (2001) relacionan la perspectiva te,mporal con
la autoeficacia de Bandura y el locus of control de Rotter. Seginer (2003) señala la
afinidad del concepto de perspectiva futura con el de ego identity, y subraya la
especificidad cultural de la PF. Seginer relaciona la PF con el modelo ecológico de
Bronfenbrener, y considera fundamental considerar el contexto a la hora de estudiar la
PF, elemento que Thiebaut tampoco recoge.

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En relación a la extensión temporal, también es curioso que recoja la revisión de
Hoornaert y el instrumento desarrollado por Daltrey y los considere bastante acertados,
cuando ambos recogen la extensión temporal como una de las dimensiones de la PT.
En cuanto al método que emplea para validar su modelo, ignoro hasta que punto
es un método acertado o fiable, pero da la sensación de que hay cierto componente de
arbitrariedad y gusto personal a la hora de determinar las dimensiones de la PT que
considera esenciales. Contrasta asimismo la rigurosidad con la que parece llevar a cabo
su análisis crítico de la PT, con las definiciones de PT y PF que termina dando al final
de su artículo. Estas definiciones me parecen bastante ambiguas, y no aportan claridad
ni nada nuevo a lo ya expresado por otros autores. Personalmente, considero más claras
las propuestas de Nuttin y Nurmi que la del propio Thiebaut, más allá del valor que
considero tiene la crítica que realiza al campo de estudio de la PT.

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III.- PROPUESTA DE EVALUACIÓN
III.1. OBJETIVO DEL ESTUDIO E HIPÓTESIS
El objetivo general de este estudio es analizar los cambios producidos en la
Perspectiva Temporal Futura (PTF) de los sujetos de entre 18 y 29 años que participan
por primera vez en un Taller de Integración Vivencial de la Propia Muerte (o TIVPM)
en el que se utiliza la técnica de la respiración holorénica, y su duración o estabilidad
temporal.
Las hipótesis que se quieren poner a prueba son las siguientes:
1. Se producirá un aumento en la extensión temporal de la PTF de los sujetos de
entre 18 y 29 años que participan por primera vez en el TIVPM, medido a través del
Metodo de Inducción Motivacional (MIM) de Nurmi.
2. Se producirá un aumento en el numero de respuestas y/o contenidos
relacionados con la categoría de Autotrascendencia del MIM en los sujetos de entre 18 y
29 años que participan por primera vez en el TIVPM.
3.- Los sujetos de entre 18 y 29 años que participan por primera vez en el
TIVPM presentaran metas y propósitos personales más claros y un aumento en la
percepción de que la vida tiene sentido, medidos a través del Test del Sentido de la Vida
o PLT (Purpose in Life Test).

III.2. DISEÑO
En la presente investigación se empleará un diseño cuasi experimental, en
concreto un diseño Pre-Post con medidas repetidas. La investigación estará compuesta
por dos grupos. Un grupo cuasi experimental, formado por los sujetos de edades
comprendidas entre los 18 y 29 años que participan por primera vez en un TIVPM y que
nunca antes habían experimentado con la técnica de respiración holorénica, y un grupo
de control no equivalente o grupo de contraste. Los sujetos del grupo control se
seleccionaran por aparejamiento, intentando que ambos grupos presenten las mismas
características en una serie de variables (edad, género, nivel de estudios, procedencia, y
en los niveles iniciales de las variables dependientes del estudio). En el estudio se
empleara metodología cuantitativa y cualitativa. Se realizaran medidas a través de una
prueba psicométrica (el PLT) y el Método de Inducción Motivacional (MIM) de Nurmi
a los sujetos de cada grupo en cuatro momentos diferentes. Se realizara una medida
previa al TIVPM y tres medidas posteriores al tratamiento, una semana, un mes y seis
meses después de que éste tenga lugar. El estudio se divide en cuatro fases:

32
Fase 1: Medidas PreTaller
En esta fase los sujetos del grupo experimental y el grupo control rellenaran el PLT
y el MIM los días previos a la participación en el TIVPM. .
Fase 2: TIVPM
En esta fase los sujetos del grupo experimental realizaran un TIVPM, taller
residencial de un fin de semana de duración en el que se emplea la técnica de la
respiración holorénica. El grupo control realizara un taller con la misma estructura que
el TIVPM, pero excluyendo del mismo la técnica de la respiración holorénica y
sustituyéndolo por otra técnica aún por determinar.
Fase 3: Medidas Post Taller
Los sujetos del grupo experimental volverán a rellenar el PLT y el MIM en varias
ocasiones después de la realización del TIVPM. El grupo control rellenará el MIM y el
PLT en los mismos momentos que el grupo experimental. Las medidas se realizaran en
2 momentos diferentes:
a. una semana después de la realización del taller; medida Post1.
b.- tres meses después de la realización del taller; medida Post2.
Fase 4: Análisis de los datos
En esta fase se procederá al análisis de los datos. Se analizaran y contrastaran los
datos obtenidos a través de los dos instrumentos empleados.

III.3. SUJETOS
Grupo experimental.
Los sujetos se seleccionaran a través de un muestreo no probabilístico. La
muestra se extraerá de las personas de entre 18 y 35 años que participen por primera vez
en el TIVPM y que cumplan con los requisitos preestablecidos. Se trata, por lo tanto, de
una muestra accidental. Los criterios de inclusión y exclusión que se aplicaran son los
siguientes:

(1) Criterios de inclusión:


-tener entre los 18 y los 35 años en el momento de realizar el TIVPM;
-no haber experimentado con anterioridad al TIVPM con la técnica de
respiración holorénica ni otras técnicas de hiperventilación;
-querer participar de forma voluntaria en la investigación;
-haber nacido o estar residiendo en el estado español;

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(2) Criterios de exclusión:
-estar tomando medicación psiquiátrica en el momento de realizar el taller;
-tener diagnosticado un trastorno psiquiátrico severo;
-no tener un dominio suficiente del idioma castellano a nivel de lectura;
Grupo control.
Los sujetos de este grupo se seleccionaran por aparejamiento. Se intentará
construir una muestra lo más similar posible a la del grupo experimental en relación a
una serie de variables: edad, género, nivel de estudio, procedencia, y en relación a los
niveles iniciales de las variables dependientes del estudio. El tamaño de ambas muestras
será de N=30.

III.4. INSTRUMENTOS DE MEDIDA


(1) Método de Inducción Motivacional (MIM) de Nuttin.
Técnica verbal que presenta una serie de frases que permiten que el sujeto
exprese libremente sus deseos y temores. El MIM permite medir los objetos
motivacionales, su localización temporal, la extensión total de la PT y su densidad. Las
respuestas se clasifican en 10 categorías de objetos y relaciones: Self, Autorrealización,
Realización, Contacto, Exploración, Trascendencia, Propiedades, Diversión, Test e
Inclasificable.
(2) Purpose in Life Test (PLT) o Test de Sentido de la Vida, Maholik y
J.C.Crumbaugh (1968).
Cuestionario autoaplicado desarrollado para detectar vació existencial, que V.
Frankl (1980) definió como lo opuesto a una vida con propósito(s) y significado. Está
desarrollado para medir el grado en el que una persona ha encontrado metas
significativas alrededor de las cuales poder integrar su vida. El instrumento consiste en
20 items con una escala de respuesta tipo Lickert con opciones del 1 al 7. El rango de
puntuaciones oscila entre 20 y 140. El PLT ha sido traducido a diferentes idiomas y
usado extensamente a lo largo de las tres últimas décadas (Noblejas, M., 1994). Los
autores señalan que puntuaciones menores a 90 indican que el sujeto presenta una falta
de sentido y de propósitos en la vida. Puntuaciones intermedias, entre 90 y 105 puntos,
señalan una zona de indiferenciación con respecto al sentido de la vida. Y puntuaciones
superiores a 105 indican presencia de metas, propósitos y sentido en la vida (Maholik y
Crumbaugh, 1969). Este cuestionario ha sido validado en población española por

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Noblejas (1994), obteniendo una consistencia interna de 0,879 (coeficiente alfa)
(Noblejas, 2000).

III.5.- VARIABLES
Variable independiente
-TIVPM. La participación en el Taller de Integración Vivencia de la Propia
Muerte (o TIVPM) será la única variable independiente que se contemplara en el
estudio.
Variables dependientes.
-Extensión Temporal del la Perspectiva Temporal. Se medirá a través de los
resultados obtenidos por el sujeto en el MIM.
-Autotrascendencia. Se medirá a través del número de contenidos de la
categoría de Autotrascendencia del MIM de Nuttin.
-Sentido de la vida: grado en que la persona encuentra que su vida tiene un
sentido, un propósito y unas metas significativas que orientan su vida. Se medirá a
través de la puntuación total del PLT de Nuttin.

Los instrumentos de medida que emplearía, siendo coherente con la propuesta de


Thiebaut, podrían ser 2 para complementar los deficits que cada uno de ellos por
separado muestran, y teniendo en cuenta y sin perder de vista sus limitaciones. Por un
lado, el MIM de Nuttin, propuesta que Thiebaut encuentra destacable dentro de sus
limitaciones. En segundo lugar, alguno de los instrumentos elaborados por Nurmi, ya
que su propuesta teórica es correcta y su traducción en la práctica recoge 3 de las 4
dimensiones que Thiebaut ve como esenciales del concepto. Sin embargo, en la
propuesta de evaluación que he realizado, solo he introducido el MIM, ya que considero
que introducir junto con el MIM alguno de los instrumentos de Nurmi (bien elHopes
and Fears Interview, o bien el cuestionario, el Hope and Fears Questionary) alargaría
enormemente el tiempo necesario para el análisis de los datos. Por otro lado, tampoco
me he ceñido del todo a la propuesta de Thiebaut a la hora de desarrollar mi propuesta
de evaluación, por las lagunas y críticas que he presentado al final del punto anterior.

35
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