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Continuar construyendo el

socialismo bolivariano del siglo


XXI
23/07/2012

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JESSE CHACÓN*| En la propuesta Para la gestión Bolivariana


socialista 2013-2019, el presidente Hugo Chávez ha colocado como
primer objetivo histórico la independencia nacional, pero a renglón
seguido, en el objetivo histórico número dos, retoma el proyecto y
apuesta socialista para Venezuela como el eje estructurante del
ciclo de transición que vive la nación en su conjunto.

Al respecto planteó:

“Continuar construyendo el socialismo bolivariano del siglo XXI, en


Venezuela, como alternativa al sistema destructivo y salvaje del capitalismo
y con ello asegurar la “mayor suma de seguridad social, mayor suma de
estabilidad política y la mayor suma de felicidad” para nuestro pueblo”.

Este propósito, viene a ratificar la búsqueda de un modelo de sociedad


alternativo al capitalismo, esto queda suficientemente claro cuando
describe el trazo que ha seguido la revolución Bolivariana:

“En el año 2004, la Revolución Bolivariana proclamó su carácter


antimperialista y en el 2006 se definió como socialista. La prédica de la
Revolución ha sido continua: no queremos permanecer en el ámbito del
capitalismo, es indispensable que en Venezuela encarne el socialismo como
el ancho y abierto camino hacia la suprema felicidad social”.
La apuesta socialista hace parte de una coherente visión y práctica política
que entiende el impacto catastrófico del capitalismo para la pervivencia de
la humanidad, el socialismo bolivariano ha sabido desenmascarar los
diversos rostros del capitalismo, el cual se nos presenta unas veces como
modelo liberal de capitalismo y otras como capitalismo con rostro humano,
terceras vías o socialdemocracia.

Pero en la mirada Bolivariana, el socialismo no es entendido como la


sociedad utópica a alcanzar, como ese cielo que nos espera, donde no
habrán conflictos, ni sufrimientos, por el contrario el socialismo es
entendido como lucha, como práctica social desde donde se configuran día
a día, nuevas relaciones de vínculo, solidaridad y cooperación. El socialismo
no está puesto en el futuro, el socialismo es ya, está presente en cada
experiencia de desestructuración del capitalismo.

La tarea de construcción de la igualdad social y superación de la exclusión,


realizada en los últimos 12 años en Venezuela, hace parte de la gesta del
socialismo, no hay un valor más propio del socialismo que la igualdad. El
abatimiento de las cifras de analfabetismo, elevación de la matricula
escolar y universitaria, de incremento del acceso a los servicios de salud,
dan cuenta de ello.
Las tareas de la igualdad y la inclusión sin embargo, han requerido de una
fuerza social que las realice, porque no hay socialismo sin acumulación de
poder, esta tarea histórica requería y requiere de fuerzas populares
constituidas en sujeto, sujeto que emergió en el período de final del siglo
XX, en la movilización los levantamientos del caracazo en 1989, las
insubordinaciones cívico militares de 1992, la insurgencia electoral de 1998
que lleva a Hugo Chávez a la presidencia y en la insurrección de retoma y
preservación del poder en febrero y diciembre de 2002.

Pero el socialismo no se agota en la realización de la igualdad, por el


contrario es necesario construir nuevas relaciones productivas capaces de
activar formas de economía que le den sostenibilidad a la expansión de los
derechos sociales, en el contexto venezolano, este reto ha significado la
identificación del rentismo petrolero como un problema a superar, pues el
socialismo es la sociedad del trabajo, no la sociedad de la renta.

 
 

En este ámbito, el socialismo bolivariano ha tenido uno de sus retos más


complejos y polivalentes, pues la productividad, si bien requiere otro
modelo diferente al del crecimiento depredador y la productividad burguesa
de disminución de salarios y extensión del tiempo de trabajo para aumentar
los márgenes financieros de ganancia, es un problema de producción social
de la riqueza, no solo de distribución o redistribución, la producción social
exige, como la igualdad, un sujeto histórico que la encarne, que le de
viabilidad concreta.

Muchas revoluciones han intentado encontrar en la burguesía nacional, este


sujeto capaz de apalancar este propósito, dado el poco nivel de desarrollo
tecnológico y de los trabajadores en los ámbitos ideológicos y científicos,
esto limita el avance socialista en la eliminación de las relaciones de
explotación, pero permite la construcción de fases de desarrollo nacional
previas al desarrollo de otras formas de propiedad social indirecta o directa.

Sin embargo en el contexto venezolano, el supuesto de una burguesía


productiva y nacional no se dio, ni se dará, por el contrario la burguesía ha
mostrado mezquina y desnacionalizada. Desde años atrás, los capitalistas
habían abandonado cualquier esfuerzo productivo, cualquier vocación de
emprendimiento, todo su esfuerzo lo concentraron en la captura de la renta
petrolera, la cual no surge del trabajo humano, o el emprendimiento
burgués, surge de manera súbita de las condiciones de los mercados
internacionales.

La burguesía Venezolana dejó el esfuerzo de invertir desde la década del


70, este esfuerzo de manera tendencial se lo fue dejando al estado, para
1950 la inversión pública era del 31.9 % y la privada del 68.1%, para 1960
esta condición se mantiene, siendo de 27.9% la inversión pública y de
72.1% la privada, esta relación varía para 1980, cuando la inversión
pública asciende a 48.6% y la privada decrece, situándose en 51.4%, para
1990 la privada fue de 31.6% y la pública de 68.4%, en el 2000, ya en el
inicio del ciclo Bolivariano, si bien la inversión privada se ubica en 46.4%,
la pública seguía siendo superior con un 53.6%.

Los Capitalistas Venezolanos optaron por el modelo rentístico, pues todas


sus industrias se reducían a empresas que buscaban contratar con la
industria petrolera, esto se daba siempre a través de mafias y
otorgamientos de contratos por medio de su influencia clientelista en el
aparato estatal, ellos usufructuaron la riqueza petrolera mientras en el
pueblo crecía la pobreza.

Aun en el 2004, el presidente buscaba afanosamente la existencia de una


burguesía nacional capaz de activar el desarrollo productivo independiente:

“ Nosotros, independientemente incluso de que estamos en funciones de


gobierno, desde hace tiempo defendemos la tesis de la necesidad de
potenciar el sector privado nacional, de impulsar un modelo de acumulación
de capital nacional, de potenciar la fuerza productiva nacional y allí está
nuestro proyecto, está sentado sobre esa idea, un modelo endógeno de
desarrollo, un modelo desde dentro, un modelo que se afinque sobre las
raíces, sobre el inmenso potencial que tienen nuestros países para crear un
modelo de desarrollo integral que genere, a través de una distribución
equitativa del ingreso y de la riqueza, una situación de igualdad, de
estabilidad y de desarrollo humano integral.” (El presidente habla con los
empresarios. Julio de 2004. Ministerio de Producción y Comercio)

Ya para el 2006 era claro que la burguesía parasitaria no se configuraría


como un sujeto histórico fundamental capaz de desestructurar el rentismo,
por el contrario los rasgos rentísticos continuaban y se profundizaban en un
contexto de recuperación de la renta petrolera, la respuesta burguesa a un
modelo de desarrollo nacional fue el golpismo, el robo de créditos de
fomento económico, la mayoría financiados por la banca de desarrollo sin
una garantía de recobro, el rentismo se consolidaba.
En este contexto llega la campaña presidencial del 2006 y el presidente
Hugo Chávez presenta a la sociedad Venezolana el horizonte socialista, el
cual no puede tener otro sujeto protagónico que no sean los trabajadores,
es aquí donde están el reto que hoy es refundado hacia los próximos 7
años, continuar profundizando la activación productiva y la transformación
de la fuerza laboral del sector servicios y comercio, hacia una fuerza laboral
manufacturera capaz de asumir la ruptura económica y política del
rentismo a la par que teje nuevas formas de gestión y relaciones sociales
solidarias y de cooperación.

El programa para la sociedad venezolana en estos próximos años tiene


como eje estructurante, continuar construyendo el socialismo,
desestructura el capitalismo en sus múltiples lógicas y formas de
reproducción, tanto económicas, políticas como culturales, hoy el
socialismo venezolano instaura una nueva perspectiva, si el capitalismo es
un sistema de dominación múltiple, así mismo, el socialismo es un sistema
cotidiano de emancipación múltiple.

El próximo 07 de Octubre los venezolanos escogeremos entre el viejo


modelo del capitalismo neoliberal de la exclusión de grandes sectores
sociales que hoy deja en el abandono a millones de europeos o la
construcción de un nuevo modelo incluyente en construcción que pretende
reivindicar el trabajo y que ha logrado grandes realizaciones sociales,
llamado socialismo del Siglo XXI.

Jesse Chacón es Director de GISXXI

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