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MovimientosenmasaRegionAndina Páginas 29 60 PDF
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Tipos de Movimientos en Masa – Clasificaciones
1.1 Introducción
El término movimientos en masa incluye todos aquellos movimientos ladera abajo
de una masa de roca, de detritos o de tierras por efectos de la gravedad (Cruden,
1991). Algunos movimientos en masa, como la reptación de suelos, son lentos, a veces
imperceptibles y difusos, en tanto que otros, como algunos deslizamientos pueden
desarrollar velocidades altas y pueden definirse con límites claros, determinados por
superficies de rotura (Crozier, 1999a, en Glade y Crozier, 2005).
Es de gran utilidad para la comunicación de ideas en torno a los movimientos en
masa, en cualquier lenguaje, la definición formal que describa los aspectos únicos que
caracterizan a cada tipo de movimiento y que pueda emplearse para diferenciarlo de
los otros. En esta sección se incluyen definiciones de esa clase. El objetivo es presentar
los tipos de movimientos en masa de una manera simple, conservando los conceptos
establecidos en las clasificaciones mas usadas en el mundo de habla hispana y apor-
tando algunas definiciones.
En la literatura científica se encuentran muchas clasificaciones de movimientos en
masa; la mayoría de ellas se basan en el tipo de materiales, los mecanismos de movi-
miento, el grado de deformación del material y el grado de saturación.
Las clasificaciones de movimientos en masa de Varnes (1958, 1978) y Hutchinson
(1968, 1988) son, hoy en día, los sistemas más ampliamente aceptados en el mundo
de habla inglesa e hispana. Varnes (1958 y 1978) emplea como criterio principal en
la clasificación, el tipo de movimiento y en segundo lugar, el tipo de material. Así,
divide los movimientos en masa en cinco tipos: caídas, vuelcos, deslizamientos, pro-
pagaciones y flujos. Además, divide los materiales en dos clases: rocas y suelos, éstos
últimos subdivididos en detritos y tierra. De esta manera, presenta definiciones para
varias posibles combinaciones de tipo de movimiento y material.
Es común encontrar en la literatura terminología que no es consistente y defini-
ciones ambiguas para los distintos tipos de movimientos en masa. Como un ejemplo
de la ambigüedad resultante de usar el tipo de movimiento como atributo de clasifi-
cación, Hungr et al., (2001) mencionan los flujos de tierra en la clasificación de Varnes
los cuales son conocidos como deslizamientos de lodo en la clasificación de Hutchin-
son. Numerosas observaciones de campo han demostrado que tales movimientos en
masa se mueven predominantemente por deslizamiento a lo largo de superficies de
corte discretas, y no por flujo (Hutchinson, 1970; Brunsden, 1984).
Cruden y Varnes (1996) propusieron modificaciones a la clasificación de Varnes
(1978) que introducen un marco taxonómico multidimensional. No obstante, ciertos
términos básicos definidos en clasificaciones previas y sus equivalentes en otros idio-
mas se han arraigado en el vocabulario, tanto de especialistas, como del público y por
lo tanto es difícil que aquellos desaparezcan (Hungr et al., 2001). Cruden y Varnes
(1996) asignan términos específicos a cada fase de movimiento, sin embargo, dado
que la mayoría de los movimientos en masa son más o menos complejos y presen-
tan varias fases, sistemas como éste conducen a nombres largos y complicados. Un
ejemplo del uso de la clasificación de Cruden y Varnes (1996) sería “vuelco de rocas y
deslizamiento de roca complejo” empleado para designar a un movimiento denominado
por otros autores, vuelcos en bisagra (chevron). Para efectos de comunicación es más
apropiado asignar términos cortos y simples a cada evento. Hungr et al. (2001) pre-
sentan un ejemplo de este tipo de clasificación simple, aplicada a los movimientos en
masa particularmente del tipo flujo.
Es importante tener en cuenta que en la práctica es difícil asignar un movimiento
en masa a una clase en particular, debido a que la mayoría de los procesos son bas-
tante complejos y presentan diferentes comportamientos a lo largo de su trayectoria,
debido a las propiedades de los materiales involucrados, mencionadas antes. Además,
hay factores externos que influyen en el tipo de movimiento, por ejemplo, mientras
que una determinada ladera pudiera fallar como deslizamiento traslacional en condi-
ciones de humedad moderada, el mismo deslizamiento se puede transformar en una
avalancha o un flujo de detritos en condiciones de mayor humedad, aumentando la
longitud de su recorrido (Crozier y Glade, 2005).
Considerando lo anterior, y el hecho de que los sistemas de clasificación más
empleados, mencionados arriba, están conceptualmente relacionados, tratamos de
promover su uso ya que esto facilita la “traducción” entre los diferentes sistemas y
entre los términos prevalecientes en otros idiomas.
Los tipos de movimientos en masa descritos en este capítulo, se definen a su vez en
el Glosario (capítulo 5) y se incorporan en el formato para elaboración de inventarios
y la base de datos (capítulo 3) incluídos en esta publicación. En el capítulo 2, sobre
evaluación de amenazas por movimientos en masa, se discuten características de los
movimientos en masa como la intensidad y magnitud.
Tipo Subtipo
Caídas Caída de roca (detritos o suelo)
Volcamiento Volcamiento de roca (bloque)
Volcamiento flexural de roca o del macizo
rocoso
Deslizamiento de roca o suelo Deslizamiento traslacional, deslizamiento
en cuña
Deslizamiento rotacional
Propagación lateral Propagación lateral lenta
Propagación lateral por licuación (rápida)
Flujo Flujo de detritos
Crecida de detritos
Flujo de lodo
Flujo de tierra
Flujo de turba
Avalancha de detritos
Avalancha de rocas
Deslizamiento por flujo o deslizamiento por
licuación (de arena, limo, detritos, roca frac-
turada)
Reptación Reptación de suelos
Solifluxión, gelifluxión (en permafrost)
Deformaciones gravitacionales profundas
(a) (b)
(c) (d)
Figura 1.1 Caída de rocas (a) Comunidad Chullpa Khasa, Provincia de Ayopaya, Departamento de
Cochabamba, Bolivia (Fotografía G. Quenta) (b) Margen izquierda del río Huaura, provincia de Oyon,
Lima, Perú (Fotografía L. Fídel) (c) Costa Patagónica, Comodoro Rivadavia, Argentina (d) Carretera
Pativilca – Huaraz, Lima, Perú (Fotografía L. Fídel).
(a) (b)
(a) (b)
(a) (a)
(b) (c)
Figura 1.4 Vuelco de rocas (a) Vista general y detalle de volcamiento flexural en esquistos cuarzo
micáceos. Urbanización Macaracuay, Caracas, Venezuela (Fotografía D. Salcedo) (b) Vuelco flexural
carretera Bogotá – Villavicencio, Colombia (Fotografía M. García) (c) Esquema de vuelco por flexión
según Corominas y Yagué (1997).
El vuelco flexural del macizo rocoso es un movimiento de una ladera a gran escala
el cual involucra deformación flexural gradual de estratos densamente diaclasados,
con buzamientos altos, usualmente en rocas metamórficas como esquistos o filitas
(Nichol et al., 2002). Los vuelcos flexurales del macizo rocoso son con frecuencia
dúctiles, el movimiento es evidente y se auto estabiliza, sin embargo, pueden conducir
al desarrollo de un movimiento rotacional al formarse un plano de ruptura a lo largo
de la superficie de bisagra del vuelco. Este último tipo es denominado por Corominas
(1989), cabeceo (Figuras 1.5, 1.6 y 1.7).
(a) (b)
Figura 1.5 (a) Esquema de vuelco del macizo rocoso según Nichol et al. (2002) y (b) Esquema del
movimiento denominado cabeceo por Corominas (1989).
(a) (b)
Figura 1.6 Volcamiento flexural que se convirtió en un deslizamiento de roca, La Clapiére, Francia
(a) 1982 y (b) 1987 (Fotografías O. Hungr).
(a) (b)
(c)
(a) (b)
Figura 1.12 Deslizamiento en cuña (a) Cerro Partido, Lima, Perú (b) Carretera Loja-Zamora, sector
San Francisco, Loja, Ecuador.
Figura 1.14 Deslizamiento rotacional ocurrido en la Provincia de Chimborazo, Paccha, Ecuador, 2004
(Fotografía Kashypa Yada).
(a)
Figura 1.15 (a) Deslizamiento rotacional, Cara-
cas, Venezuela (Fotografía D. Salcedo) (b) Des-
lizamiento rotacional de Yauriquilla, margen
izquierda del río del mismo nombre; en rocas
intrusivas muy alteradas, Carretera Curasco –
Progreso, Apurímac, Perú (Fotografía B. Zavala).
(b)
Figura 1.17 (a) Fotografía del deslizamiento rotacional de Inti Huasi, Argentina (Tomado de Sales et
al., 2002).
Figura 1.17 (b) Perfil del deslizamiento mostrado en la Figura 1.17(a) (Tomado de Sales et al., 2002).
(a)
(b)
Figura 1.19 (a) Deslizamiento compuesto, zona urbana de Caracas, Venezuela (Fotografía Daniel
Salcedo) (b) Deslizamiento compuesto en rocas sedimentarias Cretáceas Valle Scatter, BC, Canadá
(Hungr et al., 1984).
Flujo secos
El término flujo trae naturalmente a la
mente la idea de contenido de agua, y de
hecho para la mayoría de los movimien-
tos de este tipo se requiere cierto conte-
nido de agua. Sin embargo, ocurren con
alguna frecuencia pequeños flujos secos
de material granular y se ha registrado
un número considerable de flujos gran-
des y catastróficos en materiales secos
(Varnes, 1978).
El flujo seco de arena es un proceso
fundamental en la migración de dunas
de arena (Figura 5.21). Los flujos secos
de talud son importantes en la forma-
ción de conos de talud (Evans y Hungr,
1993) (Figura 1.22). Los de limo a veces
son desencadenados por el fallamiento
de escarpes empinados o barrancos de Figura 1.22 Cono de detritos, quebrada Quis-
material limoso (Hungr et al., 2001). cas, Lima, Perú (Fotografía S. Núñez).
(a)
(b)
Figura 1.24 Flujos de detritos (a) Tambo de Viso, Departamento de Lima, Perú, enero 16 de 1998 y
(b) Quebrada Tapaya, río Andahua, Laguna de Chachas, Arequipa, Perú (Fotografía B. Zavala).
flujos de detritos. Entre otros, se pueden mencionar los casos de Vargas en Venezuela
(1999), Taiwán (1996) y el lahar detonado por el derretimiento de nieve del Volcán
Nevado del Ruiz, Colombia (1985). Además, una fracción significativa de muertes
durante desastres regionales, causados por tormentas o terremotos, se debe a la ocu-
rrencia de flujos y avalanchas de detritos en zonas de topografía abrupta (Jakob y
Hungr, 2005).
Figura 1.25 Esquema de flujos canalizados y no canalizados, según Cruden y Varnes (1996).
(a)
(b)
(a) (b)
Figura 1.27 (a) Secuencia que muestra depósitos de antiguos flujos de detritos en el río Colorado, Chile
(b) bloque de roca arrastrado 14 km por un flujo de detritos durante el evento de Parraguirre-Colorado,
ocurrido el 29 de noviembre de 1987. El peso estimado es de 3.000 toneladas. El volumen de material
involucrado en este evento se estimó en 20 millones de m³ (Hauser, 2002).
(a) (b)
Figura 1.31 Flujos de lodo (a) Carretera a Mendoza, Guardia Vieja, Chile, 1987 (Fotografía A. Hauser)
(b) Allpacoma, Bolivia, 2004.
(a)
(c)
Figura 1.34 Deslizamiento por flujo en tilita glacial, desencadenado por alta presión de poros en enero
de 2005. Cypress Road, West Vancouver, Canadá (Fotografía O. Hungr).
uno de los fenómenos más peligrosos. Por fortuna, su ocurrencia está limitada a cier-
tos materiales geológicos que son susceptibles de licuación durante su fallamiento.
También son características de este tipo de materiales la tendencia a reducir su volu-
men, y la pérdida de la resistencia durante la falla (Figura 1.34).
El movimiento de algunos deslizamientos por flujo está dominado por deforma-
ción interna del material y aquellos podrían denominarse mejor propagaciones latera-
les extremadamente rápidas.
(a) (b)
Figura 1.36 Depósitos de avalanchas (a) Campo del arenal, Argentina (b) Depósito de avalancha de
Tigre Dormido, Mendoza, Argentina (Fotografías IGRM-SEGEMAR).
(d) (e)
Figura 1.37 Esquemas de deformaciones gravitacionales profundas (Agliardi et al., 2001) (a) crestas
dobles (b) escarpes (c) contra-escarpes (d) trincheras naturales (e) combadura y pandeo.
Reptación
La reptación se refiere a aquellos movimientos lentos del terreno en donde no se dis-
tingue una superficie de falla. La reptación puede ser de tipo estacional, cuando se
asocia a cambios climáticos o de humedad del terreno, y verdadera cuando hay un
desplazamiento relativamente continuo en el tiempo (Figura 1.38).
Dentro de este movimiento se incluyen la solifluxión y la gelifluxión, este último
término reservado para ambientes periglaciales. Ambos procesos son causados por
cambios de volumen de carácter estacional en capas superficiales del orden de 1 a
2 metros de profundidad, combinados con el movimiento lento del material ladera
abajo.
La reptación de suelos y la solifluxión son importantes en la contribución a la
formación de delgadas capas de suelo coluvial a lo largo de laderas de alta pendiente.
Estas capas pueden ser subsecuentemente la fuente de deslizamientos de detritos
superficiales y de avalanchas de detritos.
(a) (b)
(c) (d)
Figura 1.38 Procesos de reptación (a) Ladera en reptación, esquistos cloríticos meteorizados (Grupo
Cajamarca) entre la carretera Ibagué – Armenia (esquina superior izquierda) y la quebrada Perales
(esquina inferior derecha), Sector Cajarmarca-La Línea, Tolima, Colombia (Fotografía M. García)
(b) Reptación de suelos, margen derecha del río Nupe, Lauricocha, Huánuco, Perú (Fotografía L. Fídel)
(c) y (d) Esquemas de reptación y solifluxión, según Corominas Dulcet y García Yagué, 1997.
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