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1856
1858
1860
1887
Desde 1840
Recordemos que este conflicto tiene sus antecedentes más cercanos
desde el año 1840, cuando se iniciaron gestiones de reclamo ante el
gobierno británico debido al trabajo realizado por el científico prusiano,
Robert Schomburgk, quien fue comisionado para trazar una línea
divisoria entre nuestro país y las posesiones inglesas, lo que trajo como
resultado la imposición de una frontera arbitraria que va desde la
desembocadura de Delta Amacuro en el Orinoco, llegando hasta el
Roraima y la sierra de Pacaraima.
Según el gobierno inglés, esta región pasaba a ser parte del Esequibo y
por consecuencia una porción de nuestro territorio era usurpado. Para el
año 1850, se había llegado a un acuerdo que culminaba el cese de la
disputa, sin embargo, el gobierno británico siguió penetrando nuestro
territorio exigiendo derechos de conquista.
El presidente Guzmán había intentado años atrás detener esa invasión
de los colonos de la Guayana Británica, quienes embelesados con el oro,
diamantes, madera, asfalto, entre otros productos, estaban cada vez
más cerca del control de las bocas del Orinoco, dominio que se haría
efectivo a partir de la penetración que se daba desde el Esequibo.
Hasta la fecha no existen relaciones entre ambos gobiernos y según
informaciones de última hora, el gobierno venezolano se encuentra
1892 (alemanes)
1897 (alemanes)
Para el final del siglo, Venezuela estaba en una abierta crisis financiera.
Al ferrocarril se le debía más de medio millón de bolívares en costos de
transporte para las tropas del gobierno; desde abril de 1898 no se había
hecho ningún pago a cuenta del préstamo de 1896; y Caracas había
interrumpido también el pago por las reclamaciones derivadas de la
guerra civil de 1892. En total, Venezuela debía alrededor de 208
millones de bolívares en préstamos extranjeros, reclamaciones por
daños revolucionarios y obligaciones internas. El clima comercial estaba
en tal depresión que los financistas preferían o bien invertir su dinero
fuera del país, o despilfarrarlo en artículos de lujo. El gobierno era
incapaz de suministrar algún activo líquido para inversiones a fin de
estimular la economía, ya que necesitaba cada céntimo que poseía para
afrontar los intereses y los pagos atrasados.