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Los preadolescentes son, sin duda, el próximo gran reto que la iglesia

cristiana deberá afrontar. En este artículo se nos habla acerca de la


necesidad de un ministerio a este grupo de edad y las características
que el mismo ha de tener.

MINISTERIO
ENTRE
PREADOLESCENTES

I. JUSTIFICACIÓN

Estados Unidos es el único país del mundo occidental donde la población


evangélica es lo suficientemente significativa para poder hacer encuestas y
sondeos que tengan un mínimo valor. Barna Research Group, una empresa
dedicada a sondear el estado sociológico de la comunidad cristiana en los
Estados Unidos, en uno de sus últimos estudios, titulado: Third Millennium
Kids, hacia la sorprendente afirmación, de que a menos que un muchacho o
muchacha acepten a Cristo antes de cumplir los trece años de edad, las
posibilidades de que lo haga posteriormente, son mínimas.

Sin duda, esta afirmación merece algunos comentarios. En primer lugar, no


es una negación del trabajo del Espíritu Santo. Sabemos que Dios, en su
soberanía puede cambiar la vida de una persona en cualquier momento de
su trayectoria vital. Cierto. Pero también sabemos que conforme uno va
creciendo el corazón puede hacerse más refractario al Señor. De todos
modos, el estudio, lo único que hace es constatar una realidad sociológica,
no hacer una interpretación teológica. No obstante, muchos estudios
llevados a cabo durante años, ponían de manifiesto la realidad de que la
mayoría de las conversiones se producían en los años de la adolescencia.
Algunos de estos estudios constataban que ocho de cada diez personas que
aceptaban a Cristo lo hacían durante los años cruciales de la adolescencia.

En segundo lugar estamos de acuerdo en que Estados Unidos y España son


muy diferentes ¡Naturalmente! Sin embargo, la diferencia no debe
ocultarnos o hacernos perder de vista las similitudes entre ambos países.
Las dos naciones pertenecen a la cultura occidental y, durante años, hemos
comprobado que lo que acontece en los Estados Unidos, es tan sólo
cuestión de tiempo que acontezca en España. De hecho, en muchas cosas
América puede ser considerada como un espejo para Europa, si observamos
lo que sucede allí, podemos prepararnos y desarrollar con tiempo las
estrategias para afrontarlo aquí. Más y más todos los expertos en el estudio
de la cultura indican que el proceso de globalización cultural se da primero,
y principalmente entre los adolescentes. Es cierto. Adolescentes urbanos de
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todo el mundo ven las mismas series de televisión, se entusiasman con las
mismas películas, escuchan la misma música y cada vez visten de un modo
más similar. Si alguien sufre y experimenta los efectos de la creciente
globalización cultural son los adolescentes.

En tercer lugar, cualquier que trabaje en el mundo juvenil se da cuenta de


cómo las nuevas generaciones de chicas y chicos son bastante, por no decir
completamente, diferentes de las previas. No es una noticia para nadie el
hecho de que todos los fenómenos relacionados con la adolescencia se dan
en una fecha cada vez más temprana. Esto sucede, no únicamente con los
fenómenos de tipo físico, tales como la menstruación o las primeras
poluciones nocturnas, sino también los de tipo emocional y social.

De hecho, la edad de introducción en ciertas conductas, hasta hace poco


patrimonio de los adultos, no para de adelantarse. Cada año, los estudios
sociológicos nos indican que los adolescentes se introducen en edades más
tempranas en el consumo de alcohol, tabaco y drogas. La edad de iniciación
sexual también avanza inexorablemente.

Consecuencia de todo ello es que ciertos fenómenos que antes no se


producían hasta los 16 ó 18 años, en estos momentos se están dando entre
chicas y chicos de 12, 13 ó 14 años. Naturalmente, otros fenómenos, tales
como la pérdida de interés por la vida religiosa, o el abandono de la
creencia en Dios, se dan también en fechas cada vez más prístinas.

La omnipresencia de los medios masivos de comunicación en la vida de los


preadolescentes y los adolescentes, así como el creciente acceso a Internet
les permite vivir de forma vicaria experiencias que hasta hace muy poco
estaban única y exclusivamente reservadas a los adultos. Una rápida y
superficial lectura de las revistas dedicadas a estos grupos de edad nos dará
una clara comprensión de la forma en que se acelera su introducción a las
conductas propias de la vida adulta.

¿Cuáles son las implicaciones que todo esto tiene para la pastoral juvenil?
Nos parece que son evidentes, hemos de adelantar la edad en que
comenzamos a intervenir en la vida de los chicos y las chicas, es tiempo
para empezar, no sólo a hablar, sino a desarrollar ministerios dirigidos a los
preadolescentes. No podemos permitirnos el lujo de ignorar y no tomar en
consideración los increíbles cambios sociológicos que se están produciendo
entre los chicos y chicas de nuestras iglesias locales. A menos que
comencemos a tomar conciencia de la situación y desarrollar estrategias
prácticas, cuando intentemos reaccionar puede llegar a ser demasiado tarde
para muchos de ellos.

II. CARÁCTER ESTRATEGICO DE UN MINISTERIO CON


PREADOLESCENTES

Hay varios factores que hacen tremendamente estratégico el trabajo con


este grupo de edad, vamos a considerar algunos de ellos.

A. Adelanto de los fenómenos relacionados con la adolescencia


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Ya hemos hablado anteriormente de ello, por tanto, no vamos a


extendernos demasiado en este punto. Como ya se ha indicado
anteriormente la presencia masiva de los medios de comunicación en
nuestros hogares hace que los chicos y las chicas vivan de forma
vicaria, a través de los medios, muchas experiencias que antes
estaban reservadas únicamente a los mayores. Pensemos por un
momento que estas nuevas generaciones ven en directo desde
guerras y matanzas hasta violaciones y asesinatos. Además, muchos
de los productos culturales dirigidos y creados para ellos platean
estilos y formas de vida que son antagónicas con la fe cristiana.

Mientras nosotros pensamos que nuestros niñitos o niñitas de doce


años no se enteran de nada, ellos están hartos de ver en los medios,
desde relaciones pre y extra matrimoniales, hasta series que
consideran ser lesbiana o gay como la cosa más normal, natural y
divertida del mundo. Los medios de comunicación aceleran su
crecimiento y maduración exponiéndolos más y más a situaciones y
estilos de vida propios de los adultos. Por tanto, nosotros, como
agentes de la pastoral juvenil hemos de ser conscientes de esa
realidad y actuar en consecuencia, lo que significa ministrarlos a
partir de la realidad de la que viven, realidad, de la que en muchas
ocasiones sus padres ni siquiera son conscientes.

B. Carácter gregario

Los adolescentes también participan de este carácter gregario en


cierta manera, sin embargo, cuando los muchachos y las muchachas
llegan a la edad de los 15 ó 16 años sus gustos comienzan a
diversificarse y, por tanto, los grupos comienzan a dividirse.
Conforme van desarrollando su identidad propia los adolescentes van
perfilando sus diferencias con el resto de los adolescentes de su
grupo. La música, los tipos de lectura, la orientación vital (algunos
dejan la escuela e incluso la iglesia), el desarrollo de amigos fuera de
la iglesia, etc., van abriendo brechas entre ellos. Conforme estas
diferencias se van haciendo más notable, la capacidad que tenemos
para movilizarlos disminuye. Aunque no imposible, cada vez se hace
más complicado el encontrar actividades que sean válidas y atractivas
para todos ellos.

No sucede lo mismo con los "pre". Estos todavía tiene un carácter


marcadamente gregario [El diccionario define como gregario a aquel
que sigue de forma ciega al grupo o que tiene la tendencia a
agruparse] y todavía es fácil dirigirlos, entre otras cosas, porque ellos
se dejan llevar. En esta edad el grupo tiene una fuerza de
movilización mucho mayor que la que posee el grupo entre los
adolescentes. Para los "pre" asistir al grupo es la oportunidad de salir
de casa, de ser mayores, de no tener que acudir a actividades donde
los padres estén presentes, es un paso más en su iniciación en esa
vida adulta que a esta edad, muchos ya empiezan a desear.
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El tipo de actividades que pueden satisfacer sus necesidades y


hacerles sentir a gusto son más fáciles de hallar. Sus gustos, a
diferencia de los adolescentes, todavía no están tan formados ni
definidos y, también a diferencia de los anteriores, los "pre" tienen
una vertiente infantil que hace que disfruten del juego.

C. Capacidad para la movilización

De nuevo, en este aspecto, las diferencias con los adolescentes se


hacen patentes. Estos, comienzan a manifestar ese miedo a que sus
amigos y compañeros sepan que son cristianos. Comienzan a
desarrollar las artes de la doble vida y, salvo raras excepciones,
difícilmente van a invitar a sus amigos no cristianos, ni siquiera, a las
actividades más neutras y sofisticadas que podamos preparar para
ellos.

El miedo a ser diferentes, a lo que puedan pensar de ellos sus


amigos, a la opinión que se pueda formar la gente por el hecho de
que creen, hace que se refrenen de invitar y movilizar a sus amigos
no creyentes. Incluso aquellas chicas y chicos que tienen las ideas
claras con respecto a su fe, se retraen a la hora de invitar a sus
amigos de fuera de la iglesia a participar en actividades, aunque
estas estén pensadas y diseñadas para ellos.

No sucede, afortunadamente, lo mismo con los "pre" Ellos todavía


consideran el creer como algo bueno y positivo, disfrutan de las
actividades y si se les anima a ello, en muchas ocasiones se pueden
mostrar favorables a invitar a sus amigos y amigas no cristianos. Esto
último es especialmente verdad cuando se trata de actividades
lúdicas y recreativas.

De este modo, los "pre" pueden tener un increíble potencial


evangelístico, ya que gracias a ellos vamos a poder entrar en
contacto con chicas y chicos que de otro modo estarían totalmente
fuera del alcance de la iglesia local.

D. Sensibilidad espiritual

En muchos aspectos, es cierto que los "pre" viven acelerados, pero en


otros, todavía tienen una sensibilidad espiritual muy propia de la
niñez, una candidez y genuinidad que no debemos despreciar ni
infravalorar en absoluto.

Estos muchachos y muchachos están en condiciones de entender


perfectamente las grandes verdades de la fe cristiana. Pueden
entender conceptos complicados y de gran contenido tales como, la
gracia, el pecado, el arrepentimiento y la necesidad de un cambio de
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vida. Es cierto, que deberán ser explicados en su propio lenguaje, de


modo que puedan entenderlos, pero sus mentes ya son lo
suficientemente inquisitivas para poder procesar una información,
que no es tan sólo intelectual, sino también vital.

Los "pre" pueden entender y responder de manera genuina al amor y


el perdón de Dios y pueden aprender a desarrollar una amistad
auténtica y sincera con el Señor. Despreciar su sensibilidad espiritual,
no solamente es ofensivo para ellos, sino también una desgraciada
falta de visión por nuestra parte del potencial espiritual de esta nueva
generación.

E. Son una posibilidad para ministrar a los padres

El trabajo con los "pre" puede darnos oportunidades de ministerio con


sus padres, tanto si estos son creyentes como si no lo son. La
necesidad que estas chicas y chicos tienen de sus progenitores para
desplazarse y asistir a las actividades puede ser una desventaja, pero
también una posibilidad para animar a los padres a participar en el
ministerio hacia este grupo de edad.

Del mismo modo, actividades preevangelísticas pueden ser


organizadas para dar a los padres de los "pre" no cristianos
involucrados en nuestras actividades, la oportunidad de entrar en
contacto con personas creyentes y, eventualmente, tener la
oportunidad de compartir a Cristo con ellos.

III. CARACTERÍSTICAS DE UN MINISTERIO DIRIGIDO A LOS


PREADOLESCENTES

Cualquier trabajo orientado y dirigido a este grupo de edad debería de tener


en cuenta ciertas características y asegurarse que están incorporadas en
todo aquello que se lleva a cabo con las chicas y chicos.

A. Acción y ocio

En esta edad se posee una increíble cantidad de energía que necesita


ser canalizada, por tanto, un ministerio dirigido a estos personajes no
debería de tener como principal eje actividades de tipo intelectual, es
decir, del tipo de estudios bíblicos, charlas, etc.

No estamos afirmando que no deban existir, más bien que deben


hacerse en el contexto de actividades de tipo lúdico, tales como
salidas, juegos, deportes, gincanas, etc.

El aspecto de ocio y lúdico, así como el desarrollo de amistades, será


el gancho y el atractivo para que los "pre" se involucren en el
ministerio. En conjunción con ello, debemos ofrecerles tiempos y
oportunidades para la reflexión y el estudio de la Palabra. Una buena
mañana de juegos, seguida de una tiempo de aprender de Dios y su
Palabra serían un complemento perfecto.
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Si el aprendizaje de los principios espirituales puede llevarse a cabo


por medio del juego, entonces, mejor que mejor. Esto nos lleva a la
siguiente característica que ha de tener el ministerio con estos chicos
y chicas.

B. Creatividad

Los "pre" son tremendamente exigentes, y si nuestras actividades no


les gustan y las consideran aburridas no vendrán. Recordemos que
están en transición desde la niñez a la adolescencia, todavía no
tienen la madurez para comprender la importancia de desarrollar una
amistad con Dios y que la misma, no debe estar condicionada por sí
nos aburrimos o divertimos. De todos modos, tengamos en cuenta
que muchos adultos tampoco son capaces de hacer semejante
distinción.

Hemos de planificar y desarrollar las actividades con gran derroche de


creatividad. Han de ser actividades que cuando terminen y los
personajes regresen a casa, sientan auténticas ganas de volver la
próxima vez que sean convocados.

Eso implica que no podemos dejar las cosas a la improvisación y


prepararlas en el último momento. Una mentalidad de ese tipo es una
clara invitación al fracaso en el ministerio. No seamos estúpidos de
pensar que su tierna edad les priva de la capacidad de evaluar y
juzgar cuando hay calidad y no la hay. Tiene esta capacidad y,
podemos asegurarte, que la usarán sin la menor piedad.

Esta misma creatividad debería aplicarse al estudio de la Biblia y al


compartir con ellos principios de tipo espiritual. Recordemos que la
experimentación y la participación activa siempre facilitan el
aprendizaje, y si esto es cierto en cualquier edad, aún lo es más en
esta.

C. Movilización

Una de las cosas importantes en esta edad es la oportunidad de


poder encontrarse con otras chicas y chicos. Es mucho más divertido
poder asistir a actividades donde hay un buen grupo de gente, que
estar siempre con el mismo tipo de personas. Juntarse con un grupo
grande tiene muchas ventajas. En primer lugar es más fácil crear un
impacto positivo sobre sus vidas. En segundo lugar, les permite un
sentido de grupo, de ser más, que es importante en esta edad. En
tercer lugar, les da la oportunidad de desarrollar amistades fuera del
contexto de la iglesia. Finalmente, les permite tener algo de calidad e
interesante para poder invitar a sus amigos no cristianos.
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Dada la situación de nuestro país, donde muchas iglesias son muy


pequeñas y tienen un número reducido de preadolescentes, algunas
de estas características pueden ser difíciles de conseguir. Esto
plantea el reto de la necesidad de la colaboración entre varias iglesias
para poder llevar a cabo un buen ministerio orientado a este grupo de
edad. Más y más la realidad no va a llevar ante la necesidad de este
tipo de trabajo conjunto. Los prejuicios y la falta de visión pueden ser
un obstáculo para ello. Sin embargo, cada vez más, nos será
imposible permitirnos el lujo de no trabajar de forma conjunta con
otros creyentes.

IV. UNA PROPUESTA DE TRABAJO CON PREADOLESCENTES

El gráfico adjuntado al final de este trabajo muestra el proceso del trabajo


con preadolescentes. Vamos a dedicar este último apartado a explicar el
gráfico y a través de esta explicación presentar un modelo para el trabajo
con los preadolescentes.

A. Actividad de lanzamiento o comienzo del curso

Se trata de una actividad grande. Puede ser un campamento, un día


de actividades lúdicas y deportivas (Del estilo de la Olimpiada
Evangélica, etc.). Esta actividad puede ser llevada a cabo durante el
verano, lo cual, es lo más apropiado para un campamento. También
puede ser llevada a cabo al principio del curso escolar, una vez que
las clases han comenzado y, por tanto, los chavales ya han
comenzado a desarrollar la rutina propia del año escolar. No importa
tanto si esta actividad se hace durante el verano o al principio del año
escolar, lo más importante y crucial es que tenga ciertas
características:

1. Ha de ser una actividad de movilización

¿Qué significa esto? Bien, queremos que se trate de una


actividad que convoque al mayor número posible de chicos y
chicas, del mayor número posible de iglesias. Se trata de que
los preadolescentes reciban la sensación de que son muchos,
de que no están solos, de que existen muchos otros como ellos
en otras iglesias.

2. Ha de crear "momentum"

Se trata de crear un ambiente propicio, único y especial. Un


ambiente que hace que los asistentes sientan que están
tomando parte en algo realmente singular y dirigido y pensado
para ellos. Una actividad con "momentum" crea motivación,
ánimo y excitación para participar en las próximas.

3. Ha de servir para presentar el programa de actividades para


el curso entero
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Una de las cosas más necesarias en un ministerio con


preadolescentes es la continuidad. La actividad de lanzamiento
debe de hacer una presentación creativa de las próximas
actividades. La presentación servirá para dar visión y
perspectiva de cómo se desarrollará el año escolar, no sólo a
los chavales, sino también a los padres. Todo ello, debe
desarrollar un sentido de expectación entre los asistentes.
Siempre que sea posible, y uno ha de esforzarse para ello, el
programa de actividades del curso debería darse impreso en un
folleto creativo.

4. Ha de ser la plataforma para la próxima actividad

Como el gráfico muestra, la actividad de lanzamiento es


simplemente la primera en una cadena de actividades masivas
que tendrán lugar durante todo el año escolar. La actividad de
lanzamiento debe de servir de plataforma para la próxima
actividad. Por tanto, todo debe estar planificado con antelación,
de modo que pueda ser presentada y sea posible dar la
información básica acerca del contenido, lugar, hora y precio si
lo hubiere.

B. Actividades intermedias

Hemos mencionado anteriormente que el trabajo con los


preadolescentes debería de caracterizarse por la creatividad, la
movilización y el ocio. Pues bien, estas características deberían de
estar presentes en este tipo de actividades intermedias. La finalidad
de las mismas es mantener el "momentum" creado con la actividad
de lanzamiento del curso y también la movilización. Estas actividades,
por tanto, implican la participación de chavales de varias iglesias y
pretenden crear ese ambiente de "grupo grande" que no puede crear
una sola iglesia. A lo largo del año escolar debería de haber cuatro o
cinco de estas actividades, dosificadas a lo largo del calendario para
asegurar que el objetivo de las mismas se cumple.

C. Grupos de estudio y actividades en la iglesia local

¿Qué sucede mientras tanto entre actividad y actividad? La iglesia


local desarrolla un trabajo continuado, semanal a ser posible, entre
los chavales de la congregación.

Las actividades masivas, todo y ser importantes, no son suficientes.


El ministerio hacia el preadolescentes estará cojo e incompleto a
menos que entre actividad y actividad se haga un trabajo fuerte,
sistemático y continuado con los chicos y chicas.

La meta es ayudar a cada iglesia local a desarrollar grupos de


preadolescentes. Al frente de monitores locales estos grupos
trabajarían el día a día de la fe con los chicos y chicas de una iglesia
local dada. El propósito de estos grupos sería el siguiente:
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1. Ayudar a los preadolescentes a conocer al Señor en el


ámbito personal.
2. Ayudar a los preadolescentes a crecer en su fe y desarrollar
una amistad con el Señor genuina y profunda.
3. Ayudar a los preadolescentes a aplicar la fe en las
situaciones de la vida cotidiana.

La base de un ministerio con preadolescentes debe estar en la iglesia


local. Es allí donde se hace el trabajo más duro y profundo. No
debemos olvidar que la esencia del trabajo con los chavales no son
las actividades masivas. ¡En absoluto! Estas únicamente sirven como
complemento y ayuda al ministerio sistemático hecho en grupos
pequeños en cada iglesia local. Las actividades, no lo olvidemos ni
perdamos de vista, son un complemento, nunca un substituto.

Desarrollar este tipo de ministerio dirigido a los preadolescentes nos plantea


ciertos requisitos que deben ser tomados en cuenta si deseamos que el
ministerio sea serio y consistente.

A. Se precisan monitores preparados

El punto más crítico y más importante del ministerio no es la


actividad, sino los grupos pequeños que se desarrollen en las iglesias
locales. Si tenemos la capacidad de generar grandes actividades de
movilización que entusiasmen y atraigan a los chavales, pero después
no existe una continuación en la iglesia local, las cosas no
funcionarán. Es como si tenemos una gran cosecha y carecemos de
silos. Una gran pesca y no tenemos congeladores. El trabajo, sino en
vano, si que perderá una buena parte de su eficacia.

Naturalmente, para poder tener buenos grupos en las iglesias locales


necesitamos monitores con visión, dedicación y capacitación. Gente
que tenga una comprensión de la importancia de este tipo de
ministerio y, a la vez, sientan una auténtica pasión y preocupación
por los chicos y las chicas que tendrán bajo su responsabilidad. El
trabajo en la iglesia local fallará si carecemos de este tipo de
personas.

B. Se precisa la colaboración de varias iglesias

El "momentum" y la movilización que precisan estas actividades no


puede conseguirse sin la participación de varias iglesias. Será un
trabajo lento, y en ocasiones costoso, el ayudar a las comunidades
locales a comprender y asumir la importancia y prioridad de un
ministerio con preadolescentes.

C. Será necesario capacitar a las personas que deseen colaborar en


un ministerio de este tipo

Habrá que proveer capacitación en áreas tales como la dinámica de


los grupos pequeños, la planificación de actividades, la comprensión
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de la preadolescencia, el acompañamiento espiritual de los chavales,


etc.

D. Una buena planificación es fundamental

Todo lo anteriormente señalado pone de manifiesto lo básico y


fundamental que resulta llevar a cabo una buena planificación del
ministerio. Hemos de trabajar con todo un curso escolar planificado
con antelación. Eso no significa que todos los detalles deben estar
listos al comienzo del curso escolar. Ahora bien, no olvidemos que
hemos estado hablando de presentar todo el programa del año en la
actividad de lanzamiento. Eso significa que cuando el año escolar se
pone en marcha hemos de tener claros, no solamente los objetivos,
sino también el programa que llevaremos a cabo.
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El proceso del trabajo con preadolescentes

Grupos de estudio y
actividades en la iglesia
Actividad local
lanzamiento
Comienzo curso

1. Movilización
2. Momentum
3. Presentación de
actividades

Actividades Actividades
intermedias intermedias

Mantiene la
movilización y el
momentum

Actividades Actividades
intermedias intermedias

Actividades
intermedias

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