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LA MISA SOLEMNE DE CHARLES GOUNOD.

VARIACIONES TEXTUALES DEL


ORDINARIO. ESTUDIO TEOLÓGICO LITÚRGICO A PARTIR
DE UNA FORMA MUSICAL ROMÁNTICA

P. Jordi-Agustí Piqué i Collado OSB


Preside del Pontificio Istituto Liturgico (Roma)

La Misa Solemne dedicada a Santa Cecilia (1855) de Charles Gounod (1818-


1893) ha tenido más suerte que otras misas de gusto romántico caídas en el olvido.
Esta obra todavía hoy puede escucharse, de vez en cuando, como repertorio de
concierto.
La música romántica, en general, ha sido víctima de la pasión por la música
antigua, especialmente barroca, que se ha desarrollado durante los últimos cuarenta
años del siglo XX. Ciertas formas románticas, especialmente la música religiosa del
siglo XIX, han quedado olvidadas esperando una justa revalorización y recuperación.
El homenaje merecido a Don Julián López Martin, Obispo de León, es un
momento precioso para redescubrir las riquezas musicales de la tradición litúrgica, en
este caso del romanticismo francés a partir de un análisis comprensivo de la obra de
Gounod. El tema que centra este artículo son las modificaciones textuales del
ordinario de la misa ahora analizada y la compresión teológica del tema de la
solemnidad litúrgica. Todo ello nos servirá para apreciar la belleza, musical,
teológica y litúrgica de esta página de Gounod.

1. CHARLES GOUNOD: ROMANTICISMO EN ACTO


Ch. Gounod1 nació en París el 17 de junio de 1818. Su madre fue su primera
profesora de piano y su padre era un reconocido pintor. El joven Gounod realizó sus
estudios musicales en el Conservatorio de París y en 1839 ganó el prestigioso
galardón musical Grand Prix de Rome con una cantata titulada «Fernand». Este
galardón le permitió ir a Roma y allí entró en contacto con la música sacra y religiosa
romana, pudiendo estudiar las fuentes de la escuela de los polifonistas romanos,
especialmente P. Palestrina.
En 1855 Gounod escribe la Misa Solemne de Santa Cecilia. Los grandes éxitos
musicales y la fama le llegarían un poco más tarde. En 1859 estrena «Faust» en el
Théâtre Lyrique, siendo su ópera más famosa. En 1867 publica «Roméo et Juliette»
adaptción del drama homónimo de W. Shakespeare. Gounod escribió, también, dos
sinfonías y una «Petite symphonie pour dix instruments à vent» (1885)2.
El compositor, con fama internacional, murió el 18 de octubre de 1893. La
mayor parte de su obra cayó en el olvido, pero actualmente se está redescubriendo su
valor e interés.

2. MESSE SOLENNELLE DE SAINTE CÉCILE: ROMANTICISMO EN LITURGIA

1 Cf. P-L. HILLEMACHER, Charles Gounod, Librairie Renouard, Paris. Hay, también, numerosas webs sobre el tema:

http://www.musimem.com/gounod.htm; www.charles-gounod.com [2018.11.06]


2 Pero su obra más conocida y popular es, sin duda, la célebre «Ave Maria» que el mismo Gounod improvisó a partir

del Primer Preludio en Do Mayor del Clave bien Temperado de J.S. Bach y que el pianista Zimmermann, su futuro
suegro, transcribió. Más tarde se publicó con el nombre de «Méditation». Después se adaptó a ella el texto del Ave
Maria, aunque todo ello sin la intervención directa de Gounod.
Durante los primeros años del siglo XIX, la música litúrgica francesa estuvo
marcada por el gran éxito y fuerte impresión que causaron la ejecución (el 5 de
diciembre de 1837) de la Grand Messe des Morts de Hector Berlioz (1803-1869) y
por la de su Te Deum (ejecutado el 30 de abril 1855). Estas dos obras establecieron la
pauta de las que llamo Misas románticas, especialmente el ámbito de la música
francesa y en gran parte de Europa. La característica principal de estas obras es, por
una parte, la utilización de grandes medios orquestales junto a grandes masas corales
alternados con solistas vocales y, por otra, la trascripción musical dramática –
algunas veces teatral operística – de los textos litúrgicos. Todos estos elementos los
hallamos, también, en la música operística de Gounod, pero con grandes matices de
atención a la finalidad litúrgica de la música cuando hablamos de su obra religiosa.ro
Gounod había podido estudiar a fondo la música de P. Palestrina y de los grandes
maestros de la Escuela Romana, y estos le causaron una gran impresión.
Gounod intentó en su producción religiosa reproducir el efecto vocal de la
sobria polifonía palestriniana. Los recursos vocales propios de la polifonía severa son
a menudo utilizados homófonamente en sus obras, intentando así crear un clima
«eclesiástico». Las alusiones al canto gregoriano y a la modalidad serán frecuentes,
anticipándose a la recuperación del gregoriano que se desarrolló principalmente a
partir de la reconstrucción de la abadía francesa de Solesmes (1833, 1837).
La Messe Solennelle en l’honneur de Sainte-Cécilie3 es un exponente
privilegiado de la producción «eclesiástica» de Gounod. El autor consigue sintetizar
en ella sus ideales palestrinianos con su condición de música romántico. La
utilización de un gran orgánico orquestal, solistas y coros se amalgama plenamente
con el ideal «eclesiástico» del estilo «Palestrina» tal y como era concebido por el
espíritu romántico de Gounod. Algunos aspectos de esta comprensión se concretan en
la utilización monódica de las voces y por una imitación de la modalidad gregoriana.
Gounod escribía al respecto en su obra Mémoires d’un artiste4:

«Esta música, severa, ascética, horizontal y calmada como la línea del océano, monótona a
fuerza de serenidad, anti-sensual y, sin embargo, de una intensidad de contemplación que
conduce quizás hasta el éxtasis. Se podría decir que aquello que uno escucha es el eco de
aquello que uno contempla»5.

La Messe Solennelle en l’honneur de Sainte-Cécilie fue ejecutada por primera


vez en Saint-Eustache el 22 de noviembre de 1855. La dedicó a su suegro
Zimmermann con la significativa dedicatoria: «a la memoria de J. Zimmermann, mi
padre». La Misa fue todo un éxito y conoció muchas adaptaciones y versiones. La
obra presenta, pero, algunos aspectos singulares, sea a nivel musical que a nivel
textual: la utilización efectistas del coro al unísono; la utilización repetida del coro
cantando con la boca cerrada (sotto voce); la caracterización instrumental de ciertos
temas – por ejemplo la utilización de las arpas en temas relacionados con el cielo o la

3 CH. GOUNOD, Messe Solennelle en l’honneur de Sainte-Cécilie, Edition Peters, Frankfurt 1990.
4 CH. GOUNOD, Mémoires d’un artiste, I vol., Paris, Calmann-Lévy.
5 «Cette musique, sévère, ascétique, horizontale et calme comme la ligne de l’océan, monotone à force de sérénité, anti-

sensuelle et néanmoins d'une intensité de contemplation qui va parfois jusqu'à l’extase. On dirait que ce qu'on entend est
l’écho de ce qu’on regarde». Cf. C. BELLAIGUE, Gounod, Libraire Félix Alcan, Paris 1919, p. 17. La traducción, como
todas las que siguen, es nuestra.
vida eterna –; y muy significativamente la modificación de los textos litúrgicos del
ordinario, concretamente en el Gloria, el Credo y especialmente en el Agnus Dei6.
La Misa terminaba con las tres plegarias preceptivas (plegarias hechas después
de la comunión en las misas más solemnes, por las autoridades publicas a partir del
último versículo del salmo 19): por el emperador -Domine salvum fac Imperatorem
nostrum Napoleonem, et exaudi nos in dies, qua invocaverimus te - que normalmente
no se ejecutan o se ejecutan con el texto modificado - Domine salvam fac
republicam,[…].
La rica instrumentación proporciona a esta obra una grandiosidad y solemnidad
de gran efectismo. Pero, ¿dónde radica su actualidad y la fuerza impactante y
empática de esta música que todavía hoy nos impresiona?
El mismo Gounod dejó escritos algunos comentarios que permiten entrever la
profunda dimensión teológica de esta obra. Comentando en una carta a su madre los
añadidos al texto del Agnus Dei de su Misa, escribía:

«En cada uno de los tres Agnus que son cantados por el coro, he incluido una frase para un
solo con las palabras Domine, non sum dignus, que yo he pensado poder intercalar como lo
están las palabras del oficio en el momento de la comunión. La primera vez, esta frase es
dicha por la voz de un tenor, que representa al hombre, del cual su consciencia más cargada
se traduce por un acento más imbuido de penitencia; la segunda vez, se confía, con una
actuación un poco modificada, a la voz de una soprano, emblema del niño, del cual su temor
es menor y la confianza más grande, gracias a la serenidad que proporciona la inocencia. Por
lo que se refiere a la instrumentalización, el fragmento se basa en una composición para
violines dulces, con referencia a la misericordia y, en el momento del Da nobis pacem, al
recogimiento que conduce a la comunión»7.

Este ejemplo nos permite observar la atención con que Gounod escogía cada
detalle de su Misa. Este hecho creo que nos proporciona la clave de interpretación y
de comprensión de esta obra. Intentaremos evidenciar el sentido de la «sollemnitas»
que acompaña el título de esta obra y, a través del análisis musical-teológico,
intentaremos profundizar en el sentido de la música en la Misa de Gounod y de los
cambios textuales que introduce en su obra.

3. LA «SOLLEMNITAS»: THEOLOGIA IN MUSICA


«Solemne», en la tradición litúrgica, es la denotación que recibe la celebración
litúrgica que tiene lugar una vez al año, de manera cíclica y regulada. Es decir, es el
hecho que se celebra de una manera única y singular, pero dentro de una periodicidad
establecida y reconocida. La solemnidad litúrgica encuentra su fundamento en las

6 Las modificaciones textuales responden a una interpretación particular del texto, a partir de la comprensión litúrgica

personal de Ch. Gounod. Analizaremos los pormenores de estas variaciones textuales en el análisis de las distintas
partes de la misa.
7 «Entre chacun des trois Agnus qui sont chantés par le choeur, j’ai placé una phrase de chant solo sur les mots: Domine,

non sum dignus, que j’ai pensé pouvoir intercaler comme étant les paroles de l’office même au moment de la
communion. La première fois, cette phrase est dite par une voix de ténor, représente l’homme, dont la conscience plus
chargée se traduit par un accent plus pénétré de pénitence; la seconde fois, elle est confiée, avec un tour un peu modifié,
à la voix de soprano, emblème de l’enfant, dont la crainte est moindre et la confidance plus grande, en raison de la
sérénité que donne l’innocence. Quant à l’instrumentation, le morceau est basé sur un desin de violons doux, quei
regarde du côté de la miséricorde, et au moment du Da nobis pacem de recueillement qui mène à la communion». Cf.
C. BELLAIGUE, Gounod, Libraire Félix Alcan, Paris 1919, pp. 57-58.
celebraciones determinadas por los ritmos agrícolas que estructuraban las fiestas
hebreas y los rituales del Pueblo Judío (Pascua, Pentecostés, Tabernáculos). La
misma cena pascual que el propio Jesús celebró solemnemente con sus discípulos es
el máximo exponente de la solemnidad. Esta solemnidad exige una preparación
intensa, tanto exterior como interior, y conlleva una comprensión efectiva del
acontecimiento celebrado. A la vez, también, tiene un carácter de recuerdo,
anamnético. El acontecimiento celebrado, con la periodicidad establecida, mezcla el
recuerdo – memoria – y la actualidad – actualización – operando en el momento
presente.
La música de Gounod, participa en esta Misa de la doble condición de
«solemnidad», que he descrito hasta ahora. Esta «sollemnitas» no es tan solo un
hecho ornamental y de volumen orgánico. Esta «sollemnitas» tiene algo de
anamnético y de performante.
La Misa de Gounod toma con propiedad el epíteto de «solemne» porque está
dedicada a Santa Cecilia, patrona de la música, la fiesta de la cual celebramos
litúrgicamente «cada año» el 22 de noviembre. Por lo tanto, esta música se asocia a
un acontecimiento celebrativo: la protección de una santa mártir hacia el arte de los
sonidos y de sus servidores, los músicos. Tiene, por lo tanto, un aspecto de recuerdo
de la vida de una santa y de su martirio. Por otra parte, tiene un carácter performativo
porque actualiza el recuerdo y la protección hacia los músicos y lo hace
singularmente, precisamente con la música, y se puede decir que con una música muy
característica y «solemne»: solistas, coro, orquesta y órgano, que son elementos que
no se pueden unir muy a menudo. Así pues, de una parte, el recuerdo y la
actualización del martirio de Santa Cecilia; por otra parte, la preparación que requiere
la ejecución de una obra gran obra y orgánicamente compleja.
Hay otro elemento que caracteriza la «solemnidad» de esta Misa. El texto
ordinario de la Misa es interpretado hermenéuticamente e ilustrado musicalmente. Es
decir, un elemento habitual – el llamado ordinario de la misa – es tratado
solemnemente, de manera única y singular. Los coros, la orquesta se ponen al
servicio de texto, conocido por todos los fieles, y hacen de él una traducción sonora y
actualizadora. La música lleva a cabo una interpretación concreta, dando volumen,
sonido y perspectiva a la plegaría litúrgica de la Iglesia. La música se funde con los
textos y les proporciona esta «solemnidad» musical que los caracteriza de manera
singular y los actualiza en el acto dinámico-musical – que puede devenir plegaria –
de aquellos que escuchan o ejecutan esta música. Estos elementos, me parece que son
analizables musicológicamente y teológicamente.

4. LA MESSE SOLENNELLE DE GOUNOD: ELEMENTOS ROMÁNTICOS DE TEOLOGÍA EN


MÚSICA
Tres elementos de la música de Gounod deben tenerse en cuenta al estudiar el
texto musical de la Misa de Santa Cecilia8: el uso del texto; los recursos retóricos
musicales; y el uso de la instrumentalización con un marcado cariz romántico. Todos
estos elementos, al menos por lo que se refiere a la música litúrgica de Gounod,
deben ser interpretados a la luz del movimiento saint-sulpiciano (grupo entorno a la
iglesia parisina de Saint Sulpice). Propongo leer estas características de forma
concreta en cada una de las partes de la Misa Solemne – que coinciden con la división
clásica del ordinario de la Misa latina – para llegar a comprender mejor la grandeza
compositiva de Gounod.

Kyrie: aclamación al Señor vencedor de la muerte


El Kyrie es presentado como una gran obertura al acto sacro de la Misa que se
inicia con la aclamación al Cristo que vence la muerte. La música toma como base el
7º modo gregoriano a manera de entonación de una antífona. El arcaísmo de esta
forma presentada al unísono se ve caracterizado románticamente por la
instrumentación (cuerda y madera) y por la armonización que presentan las voces. La
célula neo-gregoriana se convierte por medio de la armonía en la tonalidad del Sol M.
A partir de este momento empieza la forma propiamente más romántica de este
fragmento. Las invocaciones del Kyrie, Christe, Kyrie son enunciadas por los solistas
y retomadas por el coro con modulaciones ascendentes de gran belleza y serenidad.
Al final del fragmento aparece de nuevo la melodía gregorianizante y las voces,
homófonamente definen el carácter sereno y gozoso de esta aclamación.

Incipit del Kyrie de la Misa Solemne de Ch. Gounod

Gloria: Cristo encarnado, gloria del Padre


Aparece por primera vez la caracterización instrumental de las regiones
celestiales: las arpas dan un color etéreo y anuncian un tema de gran belleza que
introduce el canto de la soprano acompañada por la cuerda y el coro a bocca chiusa.
Los violines con trémolo y en tesituras agudas glosando el acorde en Re Mayor,
envuelven el canto de los ángeles que se maravillan ante la encarnación del Verbo
eterno que revela en la carne la gloria del Padre.

8 Para la audición de la Messe Solennelle de Sainte Cécilie de Ch. Gounod, recomiendo la bella versión de Pilar

Lorengar, Heinz Hoppe, Fran Crass; Choeurs Réne Duclos; Orchestre de la Société des Concerts du Conservatoire;
Henriette Puig-Robet, órgano; Director: Sir John Barbirolli, 1963. Referencia: Emi Classics 7243 5 74565 2 4.
Gloria de la Misa Solemne de Ch. Gounod: coro a bocca chiusa

Dios se hace hombre y, como decían los Padres de la Iglesia, el hombre se


diviniza. Estalla la alabanza a Dios Padre, creador y dador del Hijo Jesucristo, centro
del Gloria. Las progresiones armónicas se suceden hasta la nueva sección: Gratias
que toma la forma responsorial entre los solistas y las voces. Esta parte es una
sección más calmada y con un ritmo armónico más lento. El Domine Deus, vocativo,
alterna el modo mayor/menor con la alternancia de coro y solistas. Esta sección halla
la culminación en la confesión de la divinidad: Dominie Deus, rex coelestis, Deus
Pater omnipotens.
La segunda parte, cristológica, marcada por un cambio de textura, más lírica, y
en la región de Sol M, aclama al Hijo, Domine Filius con el diálogo del solo con el
oboe (quizás imagen del Espíritu de amor entre el Padre y el Hijo), el Cordero de
Dios que lleva el pecado del mundo y termina con el nombre del Hijo: Jesús.

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Gloria: la proclamación del nombre de Jesús

Es una de las modificaciones más significativas del texto que lleva a cabo
Gounod en esta misa. Después de las tres deprecaciones dirigidas al Hijo, Gounod
hace repetir en pianísimo el epíteto del Señor (Domine, la confesión más evidente del
©
Nuevo Testamento), y el nombre de Jesús con una dinámica de adagio y pasando del
fuerte al pianísimo. Cabe destacar el tratamiento de las palabras miserere, con el
unísono del coro y de las formulaciones melódicas en sentido cromático
descendiente. La sección termina en el tono Re M y repitiendo la dinámica y los
temas de la primera parte del Gloria.
La tercera sección culmina la alabanza a Cristo: con la misma formulación
temática y armónica inicial del bajo y de la orquesta se aclama al Cristo como a
Santo, Señor, Altísimo e Ungido. Las atribuciones que Israel sólo reservaba a Dios,
nosotros, por la encarnación, muerte y resurrección de Jesucristo, las cantamos al
Hijo. Gounod las canta con las mismas formas musicales que al inicio de Gloria
cantaba la alabanza al Padre9.

Credo: confesión de la fe

Nos hallamos realmente ante la profesión del dogma cristiano plasmado en


música. La unidad de la fe y de la fuerza de la confesión, con el texto del Credo de
Nicea-Constantinopla, hallan aires de marcha casi militar en la Misa de Gounod.
Pero, aparecen muchos elementos que hacen evidente la visión teológica que tiene el
compositor del Símbolo de la fe.

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Credo de la Misa Solemne de Ch. Gounod: unísono confesante

9 Quiero remarcar que en el compás 174, cuando se inicia la doxología, aparece una fórmula fugada sobre el pedal de la

tónica que se repite hasta concluir con el triple Amén final que anticipa enormemente el final del Réquiem Alemán de J.
Brahms (1868).
La unidad y consubstancialidad del Padre con el Hijo son cantadas al unísono
por el coro, mientras el bajo hace el tema obstinado que ha sido enunciado en la
introducción instrumental del Credo. Las voces cantan el tema preparado para el
metal en la misma introducción, subrayando la identificación del Padre y del Hijo,
creador y generador el primero; engendrado y unigénito el segundo. La confesión de
esta unidad nos lleva a considerar el gran misterio de la encarnación del Hijo: Pro
nobis descendit de coelis.
El Incarnatus es un austero pasaje armónico con alternancia de solistas y coro.
Se presenta una cierta divagación tonal que hace enlazar tonalidades alejadas de
manera enarmónica: es el momento de la máxima separación entre el Padre y el Hijo.
El Cruxifixus y el Passus reciben una caracterización rítmica y una declamación
dramática pero donde se vislumbra, al final, justo antes del resurrexit, el tono mayor.

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Tempo I.

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Credo: itinerantica tonal y ambigüedad armónica

Las voces femeninas anuncian la resurrección (En el Evangelio son las mujeres
las que reciben el anuncio del ángel): un estallido del tono inicial, Do Mayor, pero
que juega con la ambigüedad de ser interpretado con mi menor, y que se levanta en
una progresión de terceras ascendientes, prepara una gran cadencia para la entrada
definitiva en Do M. Con las palabras Ascendit los bajos regresan al tema inicial. El
regreso del Hijo al Padre supone un retorno a los temas conocidos. Será con la
confesión del Espíritu cuando el coro retomará, otra vez al unísono, el tema del
Credo.
La confesión de la Iglesia recibe un tratamiento triunfante con una ampliación
armónica muy significativa y de gran efecto.

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Credo: Tema inicial; transporte al II grado
El tema et expecto es presentado con la novedad formal de la superposición de
las voces en forma de cluster que prepara la resolución brillante en Do M cuando
aparecen las arpas que caracterizan, de nuevo, la parte que habla de la esperanza en la
vida eterna del cielo.
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Soprano 1

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Tenor 2
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Bass 2 We ex -pect the res - ur - rec - - - - of
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Et ex - pe - cto re - sur - re - cti - o - nem, et ex

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Credo: clúster sobre la esperanza de la resurrección

Sanctus: la liturgia de la tierra se une a la del cielo


El canto del Sanctus, situado entre el prefacio de la Misa y la consagración es
el elemento que hace referencia a la unión entre la liturgia del cielo y la que
celebramos en la tierra. El Sanctus halla su composición en el texto de Isaías 6,5; es
la visión del Apocalipsis donde los cuatro vivientes loan el Dios omnipotente (Ap
4,8). La voz del tenor que anuncia el tema recuerda al Sanctus del Réquiem de H.
Berlioz. El coro responde en pianísimo: son los querubines que cantan los unos a los
otros sanctus, sanctus, sanctus ante el tres veces santo. Una progresión acumulativa
canta el Pleni sunt para estallar en una nueva exclamación del sanctus y el coro
realiza una progresión armónica que culmina en el hosanna con el retorno a la
tonalidad de Fa M. El texto del hosanna se ve ratificado con un triple amén, que
muchas versiones omiten.

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Sanctus de la Misa Solemne de Ch. Gounod: Amen

De hecho, Hosanna, es una exclamación que quiere decir «sálvanos, danos la


victoria, tu que estás en lo más alto del cielo». La afirmación amén vendría a ratificar
esta exclamación, pero se pierde así la relación con el Benedictus y, también, se
pierde la relación con el episodio del Domingo de Ramos, donde dentro de la Fiesta
de los Tabernáculos, la exclamación toma un cariz mesiánico. Mientras la flauta nos
recuerda el tema inicial.
La soprano canta el bellísimo y simple Benedictus: confesión eucarístico-
cristológica.

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Adagio

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Soprano
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Be - ne - dic - tus qui ve - nit in no - mi - ne Do

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Piano

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Organ.

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Ι
Benedictus: estilo
© “palestriniano”
El coro lo repite y lo armoniza. Al final se repite un simple hosanna que presenta
elementos arcaizantes en la armonización y toma un tono muy palestriniano. Es el
momento de la adoración confiada y sincera.
Agnus: la misericordia (Dominum non sum dignus)
Score De toda la obra, ésta es quizás la parte con un carácter más concertístico. Toma
un aire de danza y hace alternar el texto litúrgico con un añadido de cariz pietista:
Dominen non sum dignus ut intres sub tectum meum, sed tantum dic verbum et
sanabitur annima mea.

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bis.

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sion.

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Solo

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bis. A - gnus De - i, A - gnus De - i, qui

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sion. Gra - cious Lord, I am all too un
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bis. Do mi ne non sum di gnus ut

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Ι
Agnus Dei: modificaciones textuales

Este contraste se ve subrayado por la alternancia coro-solista y, también, por las


relaciones tonales contrapuestas. Las modulaciones de este pasaje son muy
significativas y trabajadas, llegando a ser casi brucknerianas. Los amenes finales
ratifican, no tan sólo esta parte, sino toda la misa.
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cem. A - men, A - men,

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tion. A - men, A - men,

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cem. A - men, A - men,

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tion. A - men, A - men,

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Ι
Agnus Dei: modificaciones textuales

Domie Salvum fac: Plegarias finales o inculturación


La Misa termina, como ya he señalado, con la tres plegarías (Prière de
l’Eglise; Prière de l’Armée; Prière de la Nation) para el emperador (Domine salvum
fac Imperatorem nostrum Napoleonem, et exaudi nos in dies, qua invocaverimus te)
que normalmente no se ejecutan o se ejecutan con el texto modificado (Domine
salvam fac rempublicam, nostram...). La primera presenta, atestada a la Iglesia, un
cariz homófono y solemne, cantada a capella después de unos acordes introductorios;
la segunda, atestada a la armada, presenta una estructura de carácter militar y es
cantada sólo por voces masculinas; y la tercera, atestada a la nación, presenta un cariz
solemne y totalmente envolvente y es cantada al unísono por todo el coro con una
conclusión que recuerda el repique solemne de las campanas sobre el llamado «ton
royal».
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∀ ε SopraniI œ− œ ˙
% œ −− œ ˙ œ œ ˙ œ œ œ œ œ ˙ ˙ Ι ˙ œ Œ
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∀ ε Τ
Do - mi - ne sal- vam fac, Do-mi-ne sal-vam fac rem pu - bli - cam no - stram
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Soprani II (Alti)

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∀ ε œTenori ˙ Τœ Œ
Do - mi - ne sal- vam fac, Do-mi-ne sal-vam fac rem pu - bli - cam no - stram

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Do - mi - ne sal- vam fac, Do-mi-ne sal-vam fac rem pu - bli - cam no - stram
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∀ θ ι Τ
Do - mi - ne sal- vam fac, Do-mi-ne sal-vam fac rem pu - bli - cam no - stram

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Plegarias finales

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œ œ œ− œ œ œ œ ˙ œ‰œ œ œ ˙ ˙ ˙− œ Œ
7

5.%
CONCLUSIÓN œ ˙
Hemos realizado un análisis qua de inlos elementos que conforman la Messe
∀ Τ
et ex - au - di nos in di - e, - vo - ca - ve - ri - mus te.

ι ι ι ι
Solennelle en l’honneur de Sainte-Cécilie de Charles Gounod para poder apreciar
% œ deœ sus
algunas
œ − œ œ œ œ ˙ œ
dimensiones descriptivas ‰ œ œ musicales
œ ˙ ˙y significados
˙ − ˙ œ Œ Esta
œ litúrgicos.
obra, por el lugar central que ocupa en catálogo del compositor, podemos calificarla
Τ̇
como un bello
et ex - au - exponente
di nos in di -del
e, movimiento
qua in - vomusical
- ca - veromántico
- ri - mus en el te.
ámbito de la
∀ œlitúrgica.
œ œ − œ Gounod
œ œ œ ˙ œ œ œ œ ˙ ˙ ˙ −
− œ œœ ŒLatina
Ι ‰ del texto del ordinario de œ la ˙ Misa
música aplica todas sus habilidades compositivas, ciertamente
Υ
románticas, para Ιponerlas Ι Ι al servicio
logrando una obra de gran calidad estética y de profunda emotividad.
Τ̇
et ex - au - di nos in di - e, qua in - vo - ca - ve - ri - mus te.
Hemos podido situar, después de un breve perfil biográfico, la forma musical
> ∀ œdentro
“Misa”
œ œ − delœ contexto
œ œ œ ˙ œ ‰ œ œ
romántico francés œ del
˙ ˙ XIX.
siglo
˙ œ
−− Puesto queœ la Misa
Œ
analizada recibeΙ el calificativo
Ι Ι Ι de «Solemne» hemos precisado œ ˙ el œprofundo
significado
et ex -de
au -este epíteto
in di - e,que recuerda la -excepcionalidad
ca - ve - ri - de mus su te.función para
∀ ι ι ι ι ‰ todavía Τ
di nos qua in - vo

œ œ œ œ ˙˙ Cecilia
œ ˙˙ que Œ
conmemorar un acontecimiento que es presente en la actualidad y que
œ œ œ œ œ œ œ ˙ œ œ œ ˙˙ −− cada
7


% œ œ œ− œ œ œ œ ˙ œœ año˙˙ seœœrecuerda
œ se ˙identifica
œ
evocamos con esta música: el recuerdo de Santa
litúrgicamente el 22 de noviembre. Hemos señalado como la música con
œ œy œles − œproporciona œ œ œ ˙ musical
œ œ œ ˙ esta œ«solemnidad» ˙ ˙ − los caracteriza y los
œ ˙ œ ˙plegaria œ Œ – en
los textos que
> ∀ œ Se − œ œ este
œ œproduce œ œacto˙ dinámico-musical
œ‰œ œ ˙ – que puede˙ − devenir
la identificación sonora.œEstos˙ elementos œ
actualiza.
los que escuchan Ιo ejecutan Ι Ι esta música:
Ι
τ

el uso del texto, los recursos retóricos musicales y el uso romántico de la
instrumentación – decíamos, son analizables musicológicamente y teológicamente.
©
Hemos estudiado en cada parte de la Misa como el compositor trata el texto y
subraya, musicalmente, su significación teológica más profunda ya sea
caracterizándolos o bien dándoles un color instrumental particular, pero siempre
dentro el profundo espíritu de la música romántica, que Gounod tiene como lenguaje
propio, aportando incluso modificaciones textuales al ordinario que pueden
entenderse dentro de esta interpretación retorica, a veces pietista, del testo de la Misa.
A pesar de estas modificaciones, nunca son traicionados los textos ni sus contextos,
más bien se subrrayan algunos aspectos teológicos que el autor quiere evidenciar.
Como conclusión, podemos decir que la audición de esta obra nos ha hecho
experimentar empáticamente, impresionando nuestros sentidos y nuestro
pensamiento, el profundo sentido teológico de cada parte de la Misa. El conjunto de
la obra consigue cautivar y conducir al oyente a la profunda interiorización del
Misterio de Cristo celebrado en la Eucaristía. Dejar resonar estas armonías, melodías,
sonidos y efectos será contemplar el Cristo encarnado, muerto y resucitado para
nosotros, hecho que se hace presente para nosotros y para todos los hombres en cada
Eucaristía. La dinámica de la música de Gounod nos hace penetrar, desde la fe, más
emocionantemente este misterio, también litúrgicamente.

Roma, 22 Noviembre 2018, Fiesta de santa Cecilia

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