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CHUICACA un pedazo de cielo en la

tierra

Chuicacá, una pequeña aldea casi insignificante en el mapa geográfico de Guatemala,


enclavado en el filo de una de las altas cumbres del Departamento de Totonicapán.

Hablar de la hermosura de Chuicacá, es hablar de su silencio que se rasga únicamente


con el trinar de pajarillos en el despertar matinal, al compás del murmullo que a media
voz emiten sus montañas milenarias, montañas que parecen confundir su azul con el
limpio cielo.

Estar en Chuicacá es sentirse hermanando con picachos a la altura de las cordilleras, en


la honda contemplación de celajes que empurpuran las lejanías, justo antes del
aparecimiento de la estrella de la tarde, que embalsama con su luz blanca las altas
lomas. Estar en Chuicacá es gozar la melodiosa música que forman en su caída las gotas
diamantinas del rocío, que parecen resbalarse por los rayos apacibles de la luna, cual
faro de plata pródiga en riqueza de quietud a las casitas encaladas que se engarzan en las
laderas cual perlas ambarinas en el collar de los montes.

Hablar de Chuicacá es hablar de la libertad del espíritu, donde el alma se torna sensible
bajo la fuerza arrobadora de la naturaleza; donde el lenguaje místico se convierte en
himno de alabanza al Creador en los labios del creyente.

Chuicacá, habitada por gente humilde en su totalidad son de habla, costumbres y cultivo
Quiché, aparece en la agenda de Dios, como el lugar escogido, para ser escenario de un
Aposento Alto en Guatemala. Corría el año de 1922, cuando en el corazón de Dios plujo
hablar a n hombre de mediana edad, regular estatura, de tez morena y como bendición
de Dios, sabía leer y escribir, su nombre era Marcos Lux.
Un día terminada sus tareas cotidianas, sin pensar en lo que significaría esa noche, se
entregó al descanso y estando profundamente dormido, tuvo un sueño que le impresionó
muchísimo, sueño que cambió el curso de su vida e introdujo un gran cambio en su
comunidad. En su sueño vio y escuchó a una respetable persona que le dijo: “Tú eres
pobre pero hay una riqueza que debes poseer; si sigues el evangelio tendrás tesoros y
muchos frutos”.

Despertó muy impresionado y sólo esperó la claridad del nuevo día, para salir en busca
de la riqueza de que oyó; se dirigió a la Cabecera Departamental. Al llegar a la ciudad
deambúlo por las calles y avenidas a la expectativa, esperando de un momento a otro la
riqueza que se le refirió. No hallando indició de ello, dispuso retornar a su hogar.

El 15 de Abril de aquel memorable año, nuestro personaje vuelve a la ciudad de


Totonicapán, pero en su memoria traía la palabra “Evangelio” , que era la clave para
encontrar la riqueza prometida. Indagando diligentemente acerca de lo que era
evangelio.

Alguien le indicó que podría tener información del Evangelio en una casa rotulada:
MISIÓN EVANGELICA. Al hallar la casa se alegró muchísimo y más al ser recibido
amablemente por el misionero metodista, quien le explicó todo lo relacionado al Santo
Evangelio. Después de encontrar en las palabras de Albert Hines la respuesta de su
sueño, se entregó a los pies de Jesucristo sin ninguna reserva, el misionero le entregó la
Biblia para que se instruyera en los caminos de Dios.

Aquel rostro bronceado por el sol, las arrugas que empezaban a aparecer y los ojos de
aquel hombre, se conjugaban en una sonrisa de gran alegría que se cobijaba en aquel
corazón sencillo Lux. Lix Carrillo, acostumbrado a los desprecios y sufrimientos de la
vida, por primera vez siente que hay alguien que en vez de desprecios, le prodigaba un
amor profundo, exquisito y verdadero. Envuelto en esta nueva dimensión de vida, hace
su retorno al hogar; los caminos, veredas, montañas, el cielo mismo le parecía distinto y
el camino se le hizo mpas corto. Al llegar a su casa du familia notó el cambio; ya no era
la misma persona de antes, algo había pasado con Lux Carrillo; era la dulce experiencia
del amor de Jesucristo que había cambiado a aquel hombre.

Pasados tres meses más o menos: Lux Carrillo, vuelve a Totonicapán, trayendo consigo
a dos de sus amigos, Baltasar Chacaj y Marcos Carrillo Soc, quienes se entregaron a
Cristo esa mañana. Días después se hace acompañar de una familia entera encabezada
por el Padre, Lucas Chacaj quien se entrego al Señor también. Las visitas de Lux
Carrillo fueron más frecuentes trayendo a sus amigos y vecinos al conocimiento de la
verdad de Jesucristo.

Estas familiar formaban una pequeña comunidad evangélica en Chuicacá de tal manera
que fue necesario que el valiente y determinado pastor de la Iglesia don José María
Enríquez, empezará a instruirlos en la doctrina de Dios, haciendo dos viajes por semana
a la aldea.

La persecución no se hizo esperar y a medida que el grupo crecía, también aumentaron


las hostilidades en contra de los hermanos, de parte de los catequistas, brujos,
espiritistas, etc.., que a costa de cualquier sacrificio querían impedir el avance del
evangelio en la aldea. Los hermanos especialmente los líderes como Marcos Lux y
Baltasar sufrieron encarcelamientos por calumnias de los vecinos y muchas veces
fueron golpeados; sin embargo, aquellos hombres no flaquearon en su fe y siguieron
fieles en el camino de Dios.

El 21 de Enero de 1928, se celebró la primera Convención que presidieron los extintos


don José María Enríquez y Guillermo Oughteb; asistieron a esta primera Convención un
total de treinta hermanos; sin embargo, este reducido número fe la base sobre la que
prosperó en lo sucesivo. A partir de esa fecha, año con año se celebraron convenciones
hasta nuestros días.

Ese mismo año el hermano don Chema Enríquez y el hermano Furman, suscribieron
una carta de agradecimiento a la Iglesia Metodista por sus cuidados espirituales con
dicha Iglesia. Desde esa fecha la Iglesia de Chuicacá fue reconocida como parte de la
Iglesia de Dios.

Las convenciones bajo la dirección de la Iglesia de Dios, fueron en aumento y muy


pronto el primer templo resultó ser insuficiente para los convencionistas. Fue por eso
que los hermanos de Chuicacá, se esforzaron en construir un segundo templo de
mayores dimensiones que el primero.

Dado al maravilloso derramamiento del Espíritu Santo que tiene lugar en cada
convención, sanidades, mensajes inspirados y otras bendiciones más, hizo que la fama
de dichas convenciones traspasara las fronteras de El Salvador, México y los Estados
Unidos.

El segundo templo sirvió pocos años y los hermanos se vieron en la necesidad de


construir el tercer templo, siempre con la mira de dar cabida a más hermanos.

La historia se repite y hubo necesidad de levantar el cuarto templo que midoó 50 x 24


mts. Los trabajos se iniciaron en 1952 y se culminaron en 195, en el que se hizo una
inversión de Q.6.000.00 aproximadamente.

Llegar a Chuicacá en lso primeros años, representaba un verdadero sacrificio, porque de


cualquiera de sus dos entradas, Quiché o Totonicapán, tenía que ser a pie, recorriendo
una distancia considerable; pero cabe mencionar que en esos albores de la historia
Chuicaquenses, todos los hermanos viajaban con verdadero gozo, gran sentido de
adoración y unidad en el espíritu. Todas las congregaciones caminaban juntos y
mientras lo hacían iban cantando himnos y alabando a Dios. Los días miércoles en que
comenzaban las convenciones, se presenciaba un verdadero espectáculo espiritual, con
la entrada de las diferentes congregaciones portando estandartes con motivos bíblicos y
que identificaban el lugar de procedencia. Ver pasar este desfile, henchía de corazones
en un derroche de alegría, los ojos no sólo brillaban de regocijo al ver la plicrompia de
los diferentes trajes típicos de distintas regiones, sino que también al ver el rostro de
hermanos conocidos que año con año se daban cita allí. Los jóvenes de Chuicacá, eran
los encargados de dar la bienvenida a todos los convencionistas, con himnos que
entonados con sencillez, estimulaban a todos.

En muchas ocasiones sucedió que, mientras los hermanos caminaban rumbo a Chuicacá,
el Espíritu de Dios no se dejó esperar, sino allí junto al camino, a ríos, valles y montes,
allí muchos hermanos recibieron la promesa del Espíritu Santo, de manera que cuando
el desfile concluía en el altar de templo, todos estaban ardiendo ya en el Espíritu Santo.

Es digno de mencionar que des que las convenciones se iniciaron desde 1928, los
hermanos de Chuicacá han demostrado y han sido un verdadero ejemplo digno de
imitarse, pues en cada convención, ellos demuestran una colaboración extraordinaria,
coordinación completa y una responsabilidad a carta cabal, trabajando sin prejuicios de
ninguna naturaleza, pues con ellos trabaja desde el más pequeño hasta el más grande ,
todos con el ideal de hacer mejor la labor, y dar una grata impresión a todos los
convencionistas.

Chuicacá se ha convertido hoy, en la Iglesia más Floreciente del territoriode occidente


de la Iglesia de Dios, pues ha difundido el Evangelio en todo lugar circunvecino; aldeas,
caceríos, cantones, etc. En la actualidad la población cristiana evangélica, alcanza un
90% del índice poblacional de la aldea.

Además del gran beneficio espiritual que representa cada convención, la aldea ha
sufrido verdaderos cambios substanciales y mejoramientos en su desarrollo
socioeconómico, pues con motivo de las convenciones, la aldea cuenta con agua potable
desde el 19 de enero de 1966.

Inspirados nuestros hermanos de Chuicacá con ideales dignos de encomio, se estregaron


de lleno a construir la carretera que da acceso a la vía entre Quiché y Totonicapán. Esta
obra costó un verdadero capital; sin embargo, no escatimaron esfuerzos hasta ver
concluida dicha obra.

No conformes con esta entrada de carretera a la aldea, nuestros hermanos se trazaron la


meta de construir otra entrada que del lugar denominado Casa Blanca conduce a la
aldea, inaugurándose dicho tramo carretero, este año de 1982.

En este mismo año, también lograron la instalación de alumbrado eléctrico; todos estos
trabajos se deben a la valiosa colaboración o aporte que la Iglesia de a la comunidad.

Las últimas convenciones tienen una duración de cinco días a un costo aproximado de
tres a cinco mil quetzales, que en su mayor parte es aportado por los mismo hermanos
de la Iglesia local.

Lo que principió con un sueño, ahora a representado una reunión de cuatro a cinco mil
personas. Millares han recibido el bautismo del Espíritu Santo, el bautismo en agua,
sanidad para su cuerpo y también ha encontrado a Cristo como Salvador de sus vidas,

En la actualidad la Iglesia cuenta con una membresía que alcanza 500 miembros, no
contando las Iglesias hijas, que han salido de ella y del ministerio dedididamente
efectivo del pastor, hermano Miguel Tzoy Cortez. Sólo Dios sabe el grado de magnitud
a la que llegará este Iglesia.

POR: Rev. Marcos Son T.


Editor: Nicolás Ajucúm López

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