DOSSIER

NÚMERO 68 ABRIL / JUNIO 2018

COLOMBIA
BUSCA LA PAZ
6 € España y Andorra. 9,50 € Europa.

Juan C. Villamizar, Gonzalo A. Vargas,

Hernando Zuleta, Gustavo Duncan,
Andrés M. Valdivieso, Patricia Guerrero,
Ariel Ávila, Javier García, Leopoldo Fergusson,
Eduardo Pastrana, Eugénie Richard,
Martha L. Márquez, Benjamín Herrera,
6 EUROS
Dorly Castañeda, Juana García, Juan D. Martínez
00068

9 771579 337002
“A Ciutat Vella,

paguen el servei
de l’aigua a €”
Núria Chimenis, de la
parada Josep del Mercat
de Santa Caterina.

Potser no ho sabies, però

tenim un Fons de Solidaritat
perquè ningú no es quedi
sense aigua si no la pot pagar.

Descobreix el que no saps de

la teva aigua a barriabarri.cat
o parlem-ne al
 EDITORIAL

No será fácil

E
l coronel Aureliano Buendía es unos de los personajes crea-
dos por el escritor colombiano Gabriel García Márquez, pre-
mio Nobel de Literatura. Libró guerras civiles y no ganó nin-
guna. El papa Francisco lo citó durante su viaje a Colombia
el pasado mes de septiembre. El coronel, dijo, aprendió en
sus propias carnes que es más fácil comenzar una guerra que
concluirla. Colombia busca la paz después de más de medio
siglo de conflicto armado, pero no será fácil. Vanguardia Dos-
sier dedica esta monografía a analizar los desafíos a los que se enfrenta este
país para superar un enfrentamiento que ha causado 7,1 millones de per-
sonas desplazadas –más de la mitad mujeres y niños (Guerrero)–, 260.000
muertos y más de 60.000 desaparecidos.
El acuerdo de paz firmado entre el Gobierno del presidente saliente
Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia
(FARC) el 24 de noviembre de 2016 contiene los cimientos sobre los que se
quiere edificar la paz: reforma rural integral, participación política, sustitu-
ción de cultivos ilícitos y reparación y justicia para las víctimas. Para finan-
ciarlo, el Gobierno espera destinar un 0,94% por año entre el 2017 y el 2031
de los 308.028 millones de dólares de su PIB. La tajada del león se la lleva
la reforma agraria y la sustitución de cultivos de coca (Villamizar-Vargas).
El éxito de los programas de restitución de tierras y de sustitución de
cultivos es vital para que haya una paz estable y duradera (Zuleta). Pero no
será fácil que las cerca de 230.000 familias que esperan poder recuperar sus
tierras lo hagan ni que se sustituyan los cultivos de coca, una ganancia es-
tratégica sin precedentes para la guerrilla (Dunca). Porque otras guerrillas,
como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), o paramilitares reconverti-
dos en bandas criminales (Ávila), se han dado prisa en ocupar los territorios
abandonados por las FARC. El narcotráfico ha estigmatizado también a los
pueblos indígenas (Valdivieso), otras de las grandes víctimas del conflicto.
Colombia, segundo país de América Latina después de Brasil en térmi-
nos demográficos y económicos, es también uno de los países más desigua-
les del planeta (García Estévez). Para revertir esta situación será necesario
realizar profundas transformaciones en su sistema político y estructura
económica: profundizar en la democracia para reforzar y dotar de legiti-
midad a un Estado hoy débil o crear, por ejemplo, un sistema fiscal más
progresivo y redistributivo (Fergusson y Pastrana).
Con unas relaciones dispares con sus vecinos, restablecidas con Ecua-
dor y deterioradas con Venezuela (Márquez), Colombia parece afectada por
el síndrome de Estocolmo con Estados Unidos (Herrera). La Unión Euro-
pea se ha convertido en un actor de peso en Colombia (Castañeda), para el
que España es un aliado con una relación cada vez más horizontal (García
Duque-Martínez).
Los colombianos eligen este mes a sus legisladores y votan en abril y
junio para elegir a su nuevo presidente (Richard). Votan por su futuro y el
del proceso de paz, que no será fácil.

ILUSTRACIONES DE VÉRONIQUE BOUR Álex Rodríguez

VANGUARDIA | DOSSIER 3
 SUMARIO
ABRIL / JUNIO 2018

6| El posconflicto en Colombia: retos

financieros y políticos
por Juan Carlos Villamizar y Gonzalo A. Vargas
Los cinco puntos del acuerdo de paz requieren una financiación de casi
el 0,89% del PIB hasta el 2031. El punto más complicado es el del
retorno de tierras a los desplazados. Las próximas elecciones
marcarán el ritmo de la implementación.

12| EN CAMINO HACIA EL CLUB DE LOS DESARROLLADOS

14| Paz, restitución de tierras y desarrollo:

riesgos y oportunidades de la
implementación del acuerdo de paz
por Hernando Zuleta
La lucha por la tierra es el mayor factor de inestabilidad. Las FARC han
desalojado sus tierras, pero han sido ocupadas por otras fuerzas, sobre
todo relacionadas con el narcotráfico o la minería ilegal.

20| Más cocaína, menos violencia

por Gustavo Duncan
Tras el acuerdo de paz, el cultivo de coca ha aumentado, aunque no las
muertes relacionadas con el narcotráfico. Esto se debe a que el Esta-
do ha ganado la partido al estado paralelo que guerrillas y paramilita-
res habían establecido. Pero una violencia más selectiva continúa.

26| Comunidades indígenas: víctimas históricas

del conflicto armado
por Andrés Mauricio Valdivieso Collazos
Los indígenas han sufrido desplazamientos, homicidios y despojos de
tierra por parte de los grupos armados. Tampoco el Estado los ha
respetado, a pesar de que la Constitución exige que sean consultados
en cualquier actividad económica o extractiva en sus tierras.

34| El desplazamiento forzado

por Patricia Guerrero
Entre los siete millones de víctimas del conflicto, las más perjudicadas
han sido las mujeres (la mitad de esa cifra) y los niños. La ayuda inter-
nacional a menudo no llega a sus destinatarios en un Estado débil y
corrupto. Los asesinatos de líderes sociales, el ELN aún movilizado y
el narcotráfico mundial no animan al optimismo.

40| Paramilitares, neoparamilitares y grupos

privados de seguridad ilegal
por Ariel Ávila
El periodo de máxima expansión del paramilitarismo se produce entre
mediados de los años noventa y el 2002, con la colaboración de políticos
de la órbita uribista. Disuelto el grupo principal en el 2006 (las AUC), el
relevo lo toman las llamadas BACRIM (bandas criminales).

4 VANGUARDIA | DOSSIER
46| La implacable desigualdad en Colombia 86| La Unión Europea y la paz
por Javier García Estévez por Dorly Castañeda
Colombia ha ocupado las primeras posiciones dentro de los países con La Unión Europea lleva veinte años cooperando por la paz en Colombia.
mayor desigualdad del mundo en los últimos años. Una élite política y Una de sus mejores iniciativas son los Laboratorios de Paz, con los que
económica controla el Estado y hace prevalecer sus intereses. El gasto intenta apoyar iniciativas lideradas por la sociedad civil .
para reducir la desigualdad es de los más bajos de Latinoamérica.
90| El posconflicto como oportunidad
52| LA RIQUEZA, EL DOLOR Y EL PROYECTO DE PAZ para las relaciones España-Colombia
por Juana García Duque y Juan David Martínez
54| Los retos de la economía colombiana España ha sido uno de los principales donantes bilaterales hacia
buscando la paz Colombia. Su ayuda prioriza cuatro sectores: construcción de la paz,
por Leopoldo Fergusson género en desarrollo, crecimiento económico , y agua y saneamiento.
Colombia tiene todos los recursos y potencial humano para ser un gran
motor económico. Pero la debilidad del Estado, frente a grupos de 94| PARAÍSO DE LA BIODIVERSIDAD
intereses que consiguen beneficios a cambio de apoyo político,
imposibilita que la política actúe de impulso y redistribución de riqueza. 97| LIBROS
100| LITERATURA
60| ¿Una potencia emergente? Pretensiones y 102| CINE
realidades 104| VIAJES
por Eduardo Pastrana Buelvas 106| WEBS
Con el segundo mandato de Santos, Colombia ha empezado proyectar
la imagen de un país confiable que ha dejado de ser fuente de
inseguridad para sus vecinos. Pero el conflicto sigue vivo en las zonas
rurales, y los planes de desarrollo no serán fáciles de implementar.

66| Colombia vota a la derecha en las

presidenciales: un análisis descriptivo
del mapa de partidos
por Eugénie Richard
Colombia no ha virado a la izquierda en el siglo XXI como tantos países VANGUARDIA DOSSIER Preimpresión:
www.vanguardiadossier.com La Vanguardia Ediciones, S.L.
de la región. La población asocia la izquierda a la violencia de las Número 68 / AÑO 2018 Impresión: Jiménez-Godoy, S.A.
guerrillas y a lo que llaman el ‘castrochavismo’. Editor: Javier Godó, Conde de Godó
© LA VANGUARDIA EDICIONES S.L.
Consejera editorial: Ana Godó
BARCELONA, 2007. TODOS LOS
70| UNA HISTORIA A SANGRE Y FUEGO DERECHOS RESERVADOS.
Director: Álex Rodríguez
Esta publicación no puede ser repro-
ducida; ni en todo ni en parte, ni
74| Colombia y sus vecinos continentales
Redacción: Toni Merigó,
registrada en, o transmitida por, un
Marc Bello (diseño e infografía)
sistema de recuperación de infor-
en el último tramo del Gobierno de Santos Edita La Vanguardia Ediciones, S.L.
mación, en ninguna forma ni por
ningún medio, sea mecánico, foto-
por Martha Lucía Márquez Restrepo Avenida Diagonal, 477, 9.ª planta. químico, electrónico, magnético,
08036 Barcelona.
Santos logró mejorar las relaciones con los países colindantes, lo que cartas@vanguardiadossier.com electroóptico, por fotocopia, o cual-
quier otro, sin el permiso previo por
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le sirvió para desarrollar las negociaciones de paz con las guerrillas. El Av. Diagonal 477, 1a planta.
escrito de la empresa editora.

artículo repasa las relaciones con los cinco estados fronterizos. 08036 Barcelona.
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aliado fiel a la potencia mundial, incluso perjudicando sus propios dyr@dyrsa.es
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intereses, lo que le ha valido el apelativo de ‘Caín de Latinoamérica’.
ISSN: 1579-3370

VANGUARDIA | DOSSIER 5
 El posconflicto
en Colombia
Retos financieros
y políticos

6 VANGUARDIA | DOSSIER
Juan Carlos Villamizar
DOCENTE DEPARTAMENTO DE HISTORIA,
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA.

Gonzalo A. Vargas
PROFESOR ASOCIADO Y DIRECTOR
DE INVESTIGACIONES DEL CENTRO
INTERDISCIPLINARIO DE ESTUDIOS
SOBRE DESARROLLO (CIDER),
UNIVERSIDAD DE LOS ANDES.

VANGUARDIA | DOSSIER 7

E
1. Departamento Nacional de Planea-
ción; Presidencia de la República.
“Fondo Colombia en Paz”. Conpes 3850.
Bogotá DC, 23 de noviembre del 2015.
2. Departamento Nacional de Planea-
ción; Presidencia de la República. “Es-
trategia de preparación institucional
para la paz y el posconflicto”. Conpes
3867. Bogotá DC, 23 de septiembre de
2016.
3. Ministerio de Hacienda y Crédito Pú-
blico. “Marco Fiscal de Mediano Pla-
zo”. Bogotá, junio de 2017.
4. De acuerdo con las estimaciones del
Gobierno, la tasa de cambio cerró en
2.976,74 pesos colombianos por dólar
americano, lo que nos arroja un valor
del PIB en pesos colombianos de 916,9
billones. Ver: www.dnp.gov.co/estudios-
y-publicaciones/estudios-economicos/
indicadores-de-coyuntura-economica/
Paginas/ice-mensual-cuadros-y-graficos.
aspx
8 VANGUARDIA | DOSSIER
EL POSCONFLICTO EN COLOMBIA: RETOS FINANCIEROS Y POLÍTICOS
L ACUERDO DE PAZ FIRMADO ENTRE acuerdo y sus opositores, se llegó a la segunda
el Gobierno colombiano de la firma del acuerdo con modificaciones el 24 de no-
Administración del presidente viembre del 2016 y refrendado el 1 de diciembre
Juan Manuel Santos y las Fuer- del mismo año por el Congreso de la República
zas Armadas Revolucionarias Colombiana; de allí en adelante, se inició un pro-
de Colombia (FARC) el pasado ceso de discusiones en el Congreso acerca de la
24 de noviembre del 2016, se forma en cómo debe hacerse la implementación
constituye en un paso funda- de los acuerdos. Desde entonces se han expedi-
mental en el proceso político do diversos decretos con el fin de dar cuerpo al
colombiano, cambiando la lógica de la confron- acuerdo firmado.
tación desde las armas hacia un escenario cons- El Ejecutivo, por su parte, que en el 2015
titucional. El acuerdo aprobó la creación del
implica una serie de Fondo Colombia en
reformas y compromi-
El acuerdo implica cinco puntos: Paz como una cuenta
sos entre las partes que reforma rural integral, del Ministerio de Ha-
fueron resumidas en participación política, fin del cienda,1 un año más
cinco puntos: reforma conflicto, solución al problema de tarde propuso una
rural integral, partici- estrategia de prepa-
pación política, fin del
cultivos ilícitos, y verdad y justicia ración institucional
conflicto, solución al para las víctimas para la paz y el pos-
problema de cultivos conflicto,2 mediante
ilícitos, y verdad y justicia para las víctimas. Tales documentos que diagnosticaron la situación del
aspectos implican una financiación en el curso de conflicto y buscaban la preparación institucional
quince años (del 2017 al 2031). para la implementación de los acuerdos. Pero
Es conveniente recordar que el proceso de no es hasta junio del 2017 cuando el Gobierno
negociaciones duró cuatro años desde el 23 de presenta, en el marco Fiscal de Mediano Plazo, la
febrero del 2012, cuando se iniciaron los diálo- proyección de la financiación del acuerdo de paz
gos exploratorios entre las partes en La Habana; para el periodo 2017 al 2031. En ese documento3 es
luego, se firmó un primer documento el 24 de donde se materializa, desde el punto de vista de la
agosto del 2016, el cual se llevó a las urnas el 2 de planeación, lo que este Gobierno está dispuesto a
octubre del mismo año; finalmente, después de gastar para evitar que la guerra vuelva a los cam-
intensas negociaciones entre los partidarios del pos y pequeñas y medianas ciudades de Colombia.
 EL POSCONFLICTO EN COLOMBIA: RETOS FINANCIEROS Y POLÍTICOS
La proyección del Gobierno
La economía colombiana al cierre del 2017
posee un Producto Interno Bruto (PIB) de 308.029
millones de dólares,4 de los cuales el Gobierno
espera destinar para el posconflicto un 0,94% por
año entre el 2017 y el 2031. La cifra se reparte en re-
forma rural integral (0,81% del PIB), participación
política (0,03%), fin del conflicto (0,01%), sustitu-
ción de cultivos ilícitos (0,06%) y verdad y justicia
a las victimas (0,03%). El peso por lo tanto recae en
la reforma rural integral, que representa un 85,5%
de los recursos, y en la sustitución de cultivos que
asciende a un 6,4% del total. Esta estimación es
bastante conservadora, si se tiene en cuenta que
existen otras mediciones: el centro de investiga-
ción privado Fedesarrollo estima un 1,14% del PIB
por año, y ANIF (gremio del sistema financiero), de
un 2,23% a un 3% del PIB.
También existen estimaciones sobre el efecto
que tendrá la paz en el crecimiento económico:
Planeación Nacional llegó a estimar un crecimien-
to económico adicional entre 1% y 1,9% del PIB;5
algunos investigadores calculan entre 0,3% y 8,3%
del PIB;6 ANIF cree que será de máximo 2% por año.
La referencia a una u otra medida no depende de
cuánto sea, sino de la economía política que lleva
implícita, es decir, si incluye todos los elementos
implicados y cómo va a ser su financiamiento.
¿Se incluye todo?
Los cálculos realizados del Gobierno incluyen
lo más importante, los asuntos rurales y de los
cultivos ilícitos. La Reforma Rural Integral acor-
dada entre las partes está lejos de ser una reforma
agraria, sólo se trata de que el Gobierno nacional
disponga de los recursos necesarios para cumplir
con el proceso de formalización y restitución de
tierras, es decir, crear las condiciones para que
la propiedad de la tierra en Colombia sea clara.
Para ello, el Gobierno propuso la creación de un
catastro multipropósito para valorar la tierra por
su extensión y por su uso; la constitución de un
Fondo de Tierras; la construcción de sistemas de
riego; lograr el cierre de la brecha de pobreza entre
campo y ciudad; y brindar seguridad alimentaria a
la población rural. El reto de la reforma rural esta-
blecida en el acuerdo es el de “adjudicar 3 millones
de hectáreas y formalizar otros 7 millones en un
periodo de 12 años”, lo que implica “empezar a
formalizar 70.000 hectáreas anuales”.7 La adju-
dicación es de tierras baldías, y la formalización
implica la restitución de tierras a aquellos que la
poseían y la perdieron durante el conflicto acla-
rando sus títulos. Aproximadamente, 8 millones
de hectáreas que fueron despojadas en los últimos
25 años. Desde el 2012, con la ley de Víctimas, se
inició el proceso de restitución de las tierras y, a la
fecha, hay 100.000 solicitudes de restitución, de las
cuales, se inició la indagación por un 52,4% y se ha
dado sentencia de restitución a un 3%.8 El proceso
como se ve es lento.
El plan de financiamiento del 2017 deja un
vacío en la forma como serán reparadas las víc-
timas del conflicto después del 2022 y que, a la
5. Departamento Nacional de Planea-
ción. 2015. Dividendo económico de la paz en
Colombia: Lecciones de la experiencia interna-
cional.
6. Villa, Edgar; et al. 2014. “Crecimiento
económico, conflicto armado y crimen
organizado, evidencia para Colombia”.
En Costos económicos y sociales del conflicto
en Colombia. ¿cómo construir un posconflicto
sostenible?, ed. María A Arias et al.: págs.
181-220. Bogotá DC: Universidad de los
Andes. Facultad de Economía
7. Ministerio de Agricultura; Ministerio
del Interior (29 de diciembre del 2017).
Decreto 902 por el cual se adoptan me-
didas para facilitar la implementación
de la Reforma Rural Integral contempla-
da en el acuerdo final en materia de
tierras, específicamente el procedi-
miento para el acceso y formalización y
el Fondo de Tierras. Decreto-ley. Bogotá
DC.
8. Contraloría General de la República
(2017). Informe de Actuación Especial a la
Unidad Administrativa Especial de Gestión de
Restitución de Tierras Despojadas.
VANGUARDIA | DOSSIER 9
 EL POSCONFLICTO EN COLOMBIA: RETOS FINANCIEROS Y POLÍTICOS

fecha, llegan a 8,6 millones de personas de los cuales, 12,6 puntos porcentuales un 0,6% del PIB en el 2014, que luego se
registradas. En el 2011 se expidieron una provienen de impuestos al consumo y al llamó impuesto a la riqueza, con un destino
serie de normas que permitieron iniciar trabajo (IVA, impuesto al consumo, aran- de gasto más general, pero que fue supri-
la reparación de dicha población, y se celes, gravamen a los movimientos finan- mido a partir del 2018.
suponía que en el 2021 un 100% de las cieros) y 1,8 puntos porcentuales gravan El posconflicto exige recuperar para
víctimas estaría reparada (indemnización a la propiedad. En medio del acuerdo de sectores pobres y medios de la población
administrativa, restitución de tierras y vi- Paz, fue aprobado un incremento de tres diez millones de hectáreas de tierra que
vienda, entre otras medidas). El Gobierno puntos en el impuesto al valor agregado el acuerdo de paz reconoce, reparar en-
actual, que termina en agosto del 2018, de 16% a 19%, el más alto en toda la his- tre ocho y nueve millones de personas y
se comprometió a reparar a un millón de toria reciente de Colombia. Esta fuente enfrentar con decisión el narcotráfico,
personas, quedando pendiente el resto, de recursos tiene una gran fisura que el además de garantizar la seguridad de
para el periodo 2019-2021. Es lógico que Gobierno llama beneficios tributarios, que los antiguos guerrilleros y, por supuesto,
no se cubrirán todas las víctimas en ese consisten en excepciones a la regla de la aplicar la Justicia Especial para la Paz. De
tiempo. En la actualidad, sin el acuerdo tributación y que se han ido acumulando no lograrse atender los puntos anteriores
de paz, el Gobierno gasta un punto del según la influencia de los actores econó- estaremos en una encrucijada. Esto nos
PIB anualmente. El acuerdo micos frente al Gobierno de lleva a considerar los factores políticos
no contempla una financia- El posconflicto turno; así, a 2015, el Gobier- que pueden incidir en la implementación
ción para las víctimas des- exige recuperar no reporta un total de 2,1% del acuerdo.
pués del 2022. Si se suma para sectores del PIB, entre rentas exen-
lo que se ha venido gastan- pobres y medios tas, descuentos e ingresos Retos políticos
do en las víctimas desde el
2011, con lo contemplado
de la población no constitutivos de renta,
recursos que no ingresan a
La Constitución colombiana reco-
noce la autonomía de las entidades sub-
en el acuerdo con las FARC diez millones de las arcas públicas. nacionales y su derecho a gobernarse por
estamos en una cifra de al- hectáreas de En cuanto a las medi- autoridades propias, pero también obliga
rededor de dos puntos del tierra que el das de política económica, a gobernadores y alcaldes a “cumplir y
PIB, para cubrir el poscon- acuerdo de paz el Gobierno se ha manteni- hacer cumplir” las normas, incluyendo
flicto hasta el 2031, aproxi- reconoce, do en la idea de respetar el los decretos expedidos por el Gobierno
madamente. reparar entre acuerdo con el Fondo Mo- nacional. Sin embargo, en la práctica, la
ocho y nueve netario Internacional de capacidad efectiva de este último para di-
¿Quién paga? millones de mantener un nivel de défi- rigir o al menos orientar a las autoridades
En la propuesta reali- cit fiscal (3% del PIB) y, por locales es limitada y, en últimas, la imple-
zada por el Gobierno en el
personas y lo tanto, de deuda, creando mentación de las políticas está sujeta a la
2017, un 65% será cubierto enfrentar con una barrera para la expan- negociación con los gobernantes locales.
por el presupuesto general decisión el sión del gasto y la adopción Esta es una de las características de la
de la nación, un 15,2% por narcotráfico de políticas expansivas. “frágil institucionalización”, tal como
los recursos de la explota- En el pasado reciente advertía Pedro Medellín hace ya varios
ción de hidrocarburos, un ha habido dos antecedentes años. Considerando que el acuerdo no
9% por la cooperación internacional, un que evidencian la necesidad de una volun- sólo consiste en desplegar unas políticas
6,4% por la inversión privada y un 4,2% tad política más decidida con respecto a sectoriales, sino que promete trastocar
por los gobiernos subnacionales. Este es- la paz, pensando en este año electoral que los equilibrios políticos locales y abrir la
cenario pone en evidencia que son los im- nos aguarda. El primero fue la crisis finan- puerta a nuevos movimientos políticos y
puestos nacionales la principal fuente de ciera de 1999, la cual implicó pérdidas sociales, es natural que el reto de la imple-
recursos, y se supone que se cuenta con la empresariales, pérdidas en las familias mentación se torne aún más contencioso
voluntad de los demás actores. Está claro que tuvieron que dejar sus viviendas y en la medida en que los partidos y mo-
que, si estos últimos (comunidad interna- pérdidas en el crecimiento económico; de vimientos políticos dominantes buscan
cional, políticos locales y empresarios) no ahí que el Congreso aprobara el impuesto mantener y reproducir su poder. En un
tienen compromiso directo con la paz, es a las transacciones financieras para pagar reciente estudio, Federico Pino examinó
el Gobierno central el que deberá asumir la crisis bancaria, recursos que hoy re- los resultados de las elecciones locales del
todo el financiamiento, a través de la presentan un 0,8% del PIB (cuando ya no 2015 en 58 municipios donde el Gobierno
estructura tributaria colombiana y de las hay deuda financiera). El segundo fue la nacional estaba implementando la política
medidas de política macroeconómica. llamada del Gobierno a los sectores más de consolidación, orientada justamente a
El sistema impositivo de Colombia pudientes de la sociedad colombiana para fortalecer la presencia del Estado, y en-
es por definición regresivo. Los impuestos pagar un impuesto para el fortalecimien- contró que en sus concejos municipales
representan un 14,3% del PIB en el 2018, to de las fuerzas armadas que alcanzó a predominaban partidos políticos que han

10 VANGUARDIA | DOSSIER
 EL POSCONFLICTO EN COLOMBIA: RETOS FINANCIEROS Y POLÍTICOS
venido apoyando el proceso de paz, y lo mismo ocu-
rre en la mayoría de alcaldías, con siete excepcio-
nes. Muchos de estos municipios forman parte de
las zonas priorizadas para la implementación del
acuerdo, por lo que este análisis ofrece augurios
optimistas. Sin embargo, surge la cuestión de si el
comportamiento de las autoridades locales estará
determinado por su afiliación partidista. Según
Fabio Velásquez, un estudioso de la participación
política local en Colombia, los dirigentes políticos
nacionales tienen un control muy limitado sobre
los líderes locales. En realidad, las élites y grupos
regionales y locales gozan de bastante autonomía
para gobernar en sus territorios debido al apoyo po-
lítico que dan a los dirigentes nacionales en época
electoral, el cual se materializa de diferentes ma-
neras, incluyendo la movilización de votantes. Se-
guramente la situación variará de un lugar a otro,
dependiendo de los intereses y recursos en juego
en cada municipio y es posible que en algunos
municipios la implementación tal vez transcurra
sin mayores contratiempos, mientras que en otros
los políticos y las élites locales busquen bloquear
cualquier medida que ponga en riesgo la posición
que han ganado y disfrutado por tantos años.
El segundo reto político es superar lo que
Mauricio Uribe denomina el “sesgo anticampesi-
no” de las políticas públicas en Colombia, el cual
es evidente tanto a escala local como nacional. Por
ejemplo, según Alejandro Reyes, experto en cues-
tiones agrarias, los presupuestos municipales se in-
vierten mayoritariamente en el casco urbano de los
municipios, los habitantes del campo tienen poca
influencia sobre las decisiones del gasto y, además,
la construcción de obras rurales a menudo se con-
trata con compadres y patrocinadores del alcalde
que producen obras defectuosas o inconclusas. El
sesgo anticampesino también es evidente en el ni-
vel nacional, por ejemplo en la debilidad de las po-
líticas y presupuestos para la educación rural, en
la insuficiente inversión en infraestructuras para
la atención en salud, en la asignación de recursos
para vivienda social y en la baja prioridad que se
ha dado a los catastros rurales. Este sesgo tiene un
origen complejo: en algunos casos es un resultado
lógico de las deseconomías de escala propias de la
dispersión de población rural, en otros obedece a
un modelo de desarrollo económico que apuesta
por la urbanización y, en otros más, es el resultado
de la influencia de élites regionales con la capaci-
dad de influir o controlar ministerios y agencias
en la capital.
Un tercer reto político tiene que ver con el
pacto entre élites nacionales y regionales en el
país. Según James Robinson, coautor del libro ¿Por
qué fallan las naciones? (Deusto Ediciones, 2012), el
conflicto armado en Colombia es consecuencia
del equilibrio político existente en el país, el cual
determina la coexistencia de instituciones extrac-
tivas e incluyentes y es también la raíz de la mise-
ria y la corrupción. Robinson es escéptico sobre
el efecto de las negociaciones con las FARC sobre
ese equilibrio, el cual resulta conveniente tanto
para las élites nacionales como para las regionales,
pero admite que podrían abrir la puerta a fuerzas
políticas progresivas. Sin embargo, es posible que
el equilibrio político impida implementar el acuer-
do y, en particular, algunas de sus provisiones, en
especial en los capítulos de tierras y participación
política, las cuales podrían perjudicar a algunas
élites. Esta posibilidad conlleva dos riesgos: que el
incumplimiento de esas disposiciones desencade-
ne el colapso del acuerdo y el retorno a la confron-
tación armada o que su aplicación provoque una
reacción violenta de las élites que buscan bloquear
su implementación.
Un último reto, no sólo territorial sino nacio-
nal, es avanzar en la implementación del acuerdo
en medio de una campaña electoral precedida por
una victoria del no en el plebiscito de octubre del
2016. El reto podría ser particularmente difícil en
los municipios priorizados donde triunfó el no y
en aquellos municipios donde gobiernan alcaldes
del partido Centro Democrático, uno de cuyos
líderes llamó a “hacer trizas ese maldito papel”,
refiriéndose al acuerdo de paz. A diferencia de los
retos políticos anteriores, este no es estructural
sino coyuntural pero al igual que los otros deter-
minará el futuro del acuerdo. Los comicios del
2018 ofrecen a sus defensores una posibilidad de
refrendación implícita en las urnas, y a sus oposito-
res, una oportunidad para frenarlo por completo.
El hecho mismo de que exista esta posibilidad re-
duce el riesgo de violencia pues da a los opositores
una opción real y pronta de revertir el acuerdo, de
renegociarlo o de hacerlo inviable. Precisamente
por esto, la implementación en medio de una cam-
paña electoral ofrece a los spoilers (es decir, quienes
buscan obstaculizarla) infinitas oportunidades
para bloquearla, para magnificar sus fracasos y
tergiversar sus victorias. A la vez pone una enorme
presión sobre las agencias encargadas de la imple-
mentación para que demuestren en apenas unos
meses que, en efecto, los beneficios del acuerdo
son superiores a sus costos, que los ganadores no
son sólo los insurgentes desmovilizados ni las
víctimas reparadas y que los beneficios pueden
percibirse más allá de los municipios priorizados.
VANGUARDIA | DOSSIER 11
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nativas en Colombia, de las cuales 65 AMAZONAS

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son lenguas indígenas y 2 criollas, B O G OT
además del rom (gitano). Las indígenas
pertenecen a 13 familias distintas (a parte
de 11 independientes). Indicamos en el mapa
las que tienen más de 10.000 hablantes.
DE 10.000 A Arhuaco (o ika, familia chibcha) Tucano (familia tucano oriental)
50.000 HAB. Guambiano (o moguez, familia chibcha) Piaroa (familia sáliba)
Kuna (familia chibcha) Inga (familia quechua) IL
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Sicuani (o guahibo, familia guahibo) Tikuna BR
MÁS DE Wayú Embera (familia chocó)
50.000 (o wayuunaiki, Paez (o nasa yuwe)
de la familia arawak)

LETICIA
14 VANGUARDIA | DOSSIER
Paz, restitución
de tierras y desarrollo
Riesgos y oportunidades
de la implementación del
acuerdo de paz
Hernando Zuleta
DIRECTOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS SOBRE SEGURIDAD
Y DROGAS DE LA UNIVERSIDAD DE LOS ANDES.

V
iolencia y desarrollo al promedio de África), y, finalmente, en Putumayo
En Colombia, la geo- (frontera sur) está en niveles cercanos a Camerún.
grafía de la violencia guarda En lo que respecta a las condiciones de po-
una estrecha relación con la breza, en el 2016 el porcentaje de personas en
geografía económica. Histó- situación de pobreza multidimensional fue de un
ricamente, las zonas rurales 17,8% para el país, pero en las zonas rurales este
han sido más pobres y más porcentaje asciende a un 37,6%.
castigadas por la violencia El conflicto interno y los cultivos ilícitos
que las zonas urbanas. Asi- han afectado principalmente a las zonas rurales
mismo, las ciudades localizadas en la zona andina y a departamentos pobres como Chocó, Nariño y
han sido más prósperas que el resto del país y, con Putumayo.
excepción de la violencia desatada por carteles El acuerdo de La Habana busca atacar los pro-
del narcotráfico en los blemas de violencia,
años ochenta, menos Históricamente, las zonas rurales desarrollo económico
afectadas por las vicisi- han sido más pobres y más y presencia del Estado
tudes del conflicto. de manera simultá-
Algunas compa- castigadas por la violencia que las nea. En este sentido,
raciones pueden ayu- zonas urbanas. Al contrario, las el acuerdo de paz debe
dar a ilustrar la magni- ciudades de la zona andina han conducir a una caída
tud de las desigualda- en la tasa de pobreza
des regionales que hay
sido las más prósperas rural, un incremento
en Colombia: mientras de las oportunidades
en Bogotá el ingreso por habitante es cercano al de generación de ingresos y, por supuesto, una
de Polonia, en el Chocó (Pacífico colombiano), caída sustancial en los índices de violencia. En par-
este es cercano al de Guatemala; el de Nariño (sur ticular, una adecuada implementación de los pun-
occidente del país) es similar al de Ghana (inferior tos uno, cuatro y cinco del acuerdo puede generar

VANGUARDIA | DOSSIER 15
 PA Z , R E S T I T U C I Ó N D E T I E R R A S Y D E S A R RO L L O
una transformación sin precedentes en
las zonas rurales de Colombia.
El primer punto del acuerdo, “Polí-
tica de desarrollo agrario integral”, sien-
ta las bases para la transformación del
campo. Incluye un fondo de tierras para
campesinos sin tierra, formalización de
la propiedad, actualización del catastro
rural, protección ambiental de estas zo-
nas y jurisdicción agraria para resolver
conflictos. También se planea la construc-
ción de infraestructuras que aumenten la
productividad de las actividades económi-
cas y el bienestar de los campesinos (vías
terciarias, distritos de riego y drenaje,
electrificación, acceso al agua potable
constante y conexión a internet).
El punto cuatro, “Solución al proble-
ma de las drogas ilícitas”, traza las líneas
de un plan de sustitución voluntaria de
cultivos ilícitos por actividades legales.
Este punto incluye la transformación de
los territorios afectados con un enfoque
de desarrollo, y se espera que las comuni-
dades participen en el diseño, ejecución y
seguimiento del programa de sustitución,
que es un capítulo especial dentro de la
Reforma Rural Integral.
El punto cinco, “Reparación de vícti-
mas”, observa la operación de diferentes
mecanismos judiciales y extrajudiciales
para alcanzar la convivencia pacífica,
la reconciliación, la no repetición y la
transición del conflicto armado a la paz.
Por supuesto, uno de los elementos fun-
damentales de la reparación es la restitu-
ción de tierras.
Además de conseguir la paz en los
territorios nacionales, uno de los retos
centrales de la implementación es acabar
las condiciones que dieron origen y faci-
litaron la persistencia del conflicto arma-
do. En este sentido hay varias metas espe-
cíficas como la erradicación de la pobreza
extrema y el desarrollo de la agricultura
campesina. Asimismo, el bienestar de las
comunidades campesinas y las opciones
legales de generación de ingresos deben
contribuir a redirigir los incentivos de los
campesinos para que abandonen los culti-
vos ilícitos. Por esto, dentro del acuerdo se
promueve la sustitución voluntaria de los
cultivos de uso ilícito y la transformación
de los territorios afectados.
16 VANGUARDIA | DOSSIER
El éxito del programa de sustitu-
ción de cultivos es crucial para que haya
una paz estable y duradera puesto que
los grupos que se lucran del negocio del
narcotráfico suelen utilizar mecanismos
violentos para dominar el mercado y
solucionar controversias. Este hecho re-
sulta preocupante a la luz de la evolución
reciente en el área cultivada con plantas
de coca, la cual se ha multiplicado por
tres desde el año 2012 hasta hoy.
Al cruzar la información de cultivos
ilícitos con la de presencia de grupos ar-
mados, se hace evidente que las regiones
en donde ha aumentado el área cultivada
tienen presencia de más de un grupo
armado. Infortunadamente, algunos gru-
pos violentos ya están ocupando las zonas
dejadas por las FARC, apropiándose de las
rutas de narcotráfico y atemorizando a la
población. En este orden de ideas, para
que la paz sea realmente sostenible se re-
quiere que, en lo que respecta al capítulo
de drogas, los acuerdos se implementen
a cabalidad.
Títulos, desarrollo
y legitimidad
Los títulos de propiedad son un ele-
mento central en la implementación
de los acuerdos. En un estado legítimo
un título define y delimita derechos de
propiedad. Asimismo, el derecho de pro-
piedad implica el derecho a usufructuar
o enajenar la propiedad.
En este orden de ideas, un título
de tierra legítimo es un activo que per-
mite al campesino emprender proyectos
agrícolas o ganaderos, que puede ser
usado como ayuda colateral para acceder
al crédito. Además de ser una fuente
de generación de ingresos, un título de
propiedad hace que la propiedad tenga
un valor de mercado y, en este sentido,
es un acervo de riqueza que permite
enfrentar choques negativos de ingresos
y que aumenta el poder de negociación
de los campesinos en el mercado laboral.
Existe amplia literatura económica que
demuestra que los títulos de propiedad
aumentan el bienestar, el acceso a mer-
cados y el nivel de desarrollo. Asimismo,
los programas de sustitución de cultivos
ilícitos tienen mayor probabilidad de
éxito cuando los miembros de las co-
munidades cocaleras tienen títulos de
propiedad.
Ahora, la legitimidad del Estado
requiere de un consenso amplio y sólido
entre las fuerzas políticas, los grupos
sociales y la ciudadanía acerca de la con-
veniencia de acatar el orden, las leyes y la
autoridad emanada de las instituciones.
En el caso de los títulos de propiedad, para
que este consenso emerja se requiere que
los individuos y las fuerzas sociales con-
fíen en la efectividad, la transparencia y
la imparcialidad de juzgados, notarías y,
en general, de las instituciones.
El conflicto armado surge, entre
otras cosas, porque un grupo social no
hace parte del consenso mencionado,
pues percibe que la distribución de la
tierra es arbitraria e injusta. La guerrilla
tiene como uno de sus objetivos redistri-
buir la tierra y, por esto, sus acciones le
quitan valor a los títulos de propiedad en
muchas regiones. Además de la actividad
guerrillera, la actividad paramilitar gene-
ra nuevas redistribuciones arbitrarias, en
ocasiones, avaladas por jueces y notarios,
lo cual terminó de destruir la legitimidad
de los títulos.
En estas circunstancias, el acuerdo
de La Habana aparece como una oportu-
nidad para redistribuir la propiedad legal
de manera legítima, procurando un con-
senso amplio y una acción institucional
transparente y efectiva.
Restitución de tierras
En Colombia el compromiso de res-
titución de tierras es anterior a los acuer-
dos de La Habana. La ley 1448 del 2011
reconoce la existencia de víctimas del
conflicto y es una clara manifestación de
la intención de reparación. Dentro de los
mecanismos de reparación, la restitución
de tierras juega un rol central.
En el punto 1 del acuerdo de La
Habana se establece que: “El Gobierno y
las FARC comparten el propósito de que
se reviertan los efectos del conflicto, que
se restituya a las víctimas del despojo y el
desplazamiento forzado y a las comuni-
dades sus derechos sobre la tierra y que
se produzca el retorno voluntario de los
desplazados”.
 PA Z , R E S T I T U C I Ó N D E T I E R R A S Y D E S A R RO L L O
Desde un punto de vista jurídico la ley 1448
obliga al Estado a restituir las tierras a quienes
fueron despojados. No obstante, la inclusión de
la restitución de tierras en el acuerdo tiene un
efecto sobre la legitimidad del mecanismo. Con
este acuerdo, las FARC reconocen el proceso de
restitución de tierras como uno de los mecanismos
para conseguir una distribución justa de la tierra
y, en este sentido, las FARC y las comunidades o
individuos cercanos a esta organización se hacen
partícipes del consenso acerca de la conveniencia
de acatar y obedecer las disposiciones de las au-
toridades encargadas de la restitución de tierras.
Ahora, en muchas regiones la tenencia de tie-
rra ha sido producto de la colonización de baldíos
de tal forma que, en ausencia de títulos de propie-
dad, lo que ha habido es derechos personales de
ocupación. En estas circunstancias, la restitución
cumple dos propósitos: devolver la tierra a quienes
fueron usurpados de sus derechos personales y
reconocer legalmente estos derechos.
Esta labor puede entonces aumentar la legiti-
midad del Estado, ayudar al desarrollo económico,
reducir el poder de la economía ilegal y prevenir
el despojo. No obstante, es una tarea compleja. En
primer lugar no hay consenso acerca del área de
las tierras que deben ser restituidas. El economista
Luis Jorge Garay calcula que en el 2010 las tierras
despojadas superaban 6,5 millones de hectáreas.
El Gobierno, en el 2011, estimaba el número de
hectáreas despojadas en cerca de 2 millones. Una
diferencia de más de cuatro millones de hectáreas
puede llevar a que cualquier resultado en restitu-
ción de tierras sea visto como un fracaso.
Según cifras del Gobierno, hay cerca de
230.000 familias afectadas y, después de seis años
de la expedición de la ley de Víctimas, más de la
mitad del camino ha sido recorrido. Se ha estudia-
do más de un 50% de las reclamaciones y se han
restituido más de 200.000 hectáreas. Además, se
han presentado casos ante la justicia por más de
medio millón de hectáreas.
La visión de Gerardo Vega, director de la
Fundación Forjando Futuros, es diametralmente
opuesta. Vega, basándose en la cifra de 6,5 millones
de hectáreas despojadas, afirma que la restitución
de 200.000 representa un 0,2% de la meta.
Ante la falta de claridad acerca del número de
hectáreas que deben ser restituidas, el compromi-
so del Gobierno es atender el 100% de las reclama-
ciones que se presenten. Utilizando esta métrica se
puede afirmar que el proceso avanza. No obstante,
aún falta iniciar el proceso de restitución en varias
zonas y agilizar el estudio de los casos que ya han
sido presentados a los jueces. La evolución de las En el 2017
condiciones de seguridad en las zonas tradicional- fueron
mente ocupadas por las FARC debería servir para asesinados
acelerar el proceso de restitución en el sur del 170 líderes
país. Sin embargo, se requiere un esfuerzo para
fortalecer al poder judicial y procurar que los jue-
sociales y
ces de restitución de tierras tengan instrumentos defensores de
suficientes para resolver con agilidad los procesos. la paz, debido
Entre estos esfuerzos, es fundamental la a distintos
actualización y modernización del catastro. En conflictos: por
esta dirección, el Gobierno ha manifestado que las tierras,
iniciará un catastro rural multipropósito que se por el control
realizará en municipios de once departamentos, del mercado de
incluidos Putumayo, Santander, Meta y Caquetá
(departamentos con presencia de cultivos ilícitos
coca o por la
y grupos violentos). La actualización arrojará luz
minería ilegal
sobre discusiones acerca de tamaño y ubicación
de predios y linderos y facilitará el diseño de pla-
nes de ordenamiento territorial. El plan piloto se
terminará en octubre y en los próximos seis años
se escalará a 300 municipios.
Actualmente, las sentencias emitidas por
varios jueces y magistrados han hecho evidente
que existe voluntad de reconocer los derechos de
las víctimas y trabajar por la restitución de tierras y
la reparación de las víctimas. En los casos de segun-
dos ocupantes, con base en estándares del derecho
internacional, han logrado proteger a quienes han
ocupado la tierra de buena voluntad. Las senten-
cias emitidas en estos casos beneficiarán tanto al
peticionario como a los segundos ocupantes.
Desafortunadamente, la voluntad y la capaci-
dad de gestión de las instituciones chocan contra
organizaciones ilegales que se oponen violenta-
mente al proceso.
Líderes asesinados
Según datos del Instituto de Estudios para
el Desarrollo y la Paz (Indepaz), en el 2017 fueron
asesinados 170 líderes sociales y defensores de la
paz. Los departamentos más castigados por este
flagelo fueron Cauca (32), Nariño (28), Antioquia
(23), Valle (14) y Chocó (12).
En general, los homicidios de líderes socia-
les obedecen a conflictos de tierras, a conflictos
relacionados con el control del mercado de coca
y a conflictos relacionados con la minería ilegal.
Aunque no toda la violencia es ejercida por bandas
criminales o reacomodos en las zonas abandona-
das por las FARC, las muertes de líderes sí parecen
responder a intereses económicos ilegales.
Lo sucedido en las zonas cocaleras sirve para
ilustrar este punto. Las regiones en donde aumen-
tó el área cultivada con coca desde el 2012 tenían,
VANGUARDIA | DOSSIER 17
ese año, presencia de más de un gru-
po armado. BACRIM (bandas criminales
emergentes) y FARC están en todas estas
zonas y el ELN en la mayoría. Durante el
tiempo de la negociación, los homicidios
en municipios productores de coca se
redujeron de manera casi sorpresiva,
pero desde la firma del acuerdo hubo un
rebote en la tasa de homicidios. Desafor-
tunadamente, algunos grupos violentos
ya están ocupando las zonas dejadas por
las FARC y atemorizando a la población.
18 VANGUARDIA | DOSSIER
En muchas de las zonas cocaleras
donde las comunidades están adelantan-
do acuerdos de sustitución voluntaria con
el Gobierno, los grupos violentos, para
mantener el negocio y el control territo-
rial, asesinan a los líderes comunales que
impulsan la sustitución. De modo similar,
en las zonas donde las comunidades están
impulsando los procesos de titularización
y de restitución de tierra, los grupos cri-
minales asesinan a los líderes con el fin
de mantener la propiedad de las tierras.
En este escenario, los homicidios
de líderes y, en general, las acciones de
los grupos criminales ponen en riesgo
la implementación de los acuerdos, la
posibilidad de resarcir a las víctimas del
conflicto y el sueño de un desarrollo in-
cluyente y sostenible.
El caso de Tumaco.
San Andrés de Tumaco, ubicado en
el suroccidente de Nariño, muy cerca de la
frontera con Ecuador, es conocido como

la Perla del Pacífico por la importancia
de su puerto. No obstante, Tumaco es un
ejemplo claro de la convergencia entre
pobreza, criminalidad y violencia: (i) El ín-
dice de necesidades básicas insatisfechas
es ligeramente inferior a un 50 por ciento,
y el índice de pobreza multidimensional
está cerca de un 80%. (ii) De acuerdo con
la Fiscalía existen varios grupos al mar-
gen de la ley que se disputan el control
de los mercados ilegales, que incluyen
drogas, vacunas, extorsión y contrabando.
PA Z , R E S T I T U C I Ó N D E T I E R R A S Y D E S A R RO L L O
(iii) El valor de la producción potencial de
hoja de coca es cercano a 140 mil millones
de pesos, cerca de un 12% de lo que pro-
duce legalmente el municipio. En otras
palabras, si desaparecieran totalmente
los cultivos de coca, los ingresos de los
habitantes de Tumaco se reducirían en
12%. Esto implica que, para muchas co-
munidades, los cultivos de uso ilícito son
la única opción segura.
Desafortunadamente, la implemen-
tación de los acuerdos en este municipio
ha tenido múltiples tropiezos, hay situa-
ciones confusas y actos de violencia y los
grupos armados tienen presencia y poder.
Ante esta situación, el Gobierno ha
respondido con tres medidas: (i) La crea-
ción de una fuerza de tarea conjunta con
2.500 policías y 4.000 integrantes de las
fuerzas militares. Esta fuerza tiene como
objetivo central atacar el problema del
narcotráfico, desde los cultivos, hasta la
exportación pasando por el control de los
ríos por los que se transporta la cocaína.
(ii) La búsqueda de un marco legal para
el sometimiento de bandas criminales.
Las instituciones han trabajado desde
hace meses para ofrecer una alternativa a
cerca de 7.000 personas que pertenecen a
organizaciones criminales. (iii) El fortale-
cimiento del sistema de alertas tempranas
de la Defensoría del Pueblo.
Los resultados de esta estrategia es-
tán por verse y, en cierto modo, el caso de
Tumaco puede servir como un laborato-
rio para evaluar la eficacia de las medidas
tomadas por el Gobierno. No obstante, no
parece haber dentro de la estrategia un
plan para proteger a los líderes sociales.
En Tumaco, como en muchos de los
municipios claves en el posconflicto, la
implementación de los acuerdos requiere
colaboración de las comunidades, unas
condiciones mínimas de seguridad y
presencia de las instituciones. Sin embar-
go, sin seguridad es difícil la presencia
institucional y la colaboración de la co-
munidad; sin presencia institucional es
difícil conseguir el apoyo de las comuni-
dades; y sin el apoyo de las comunidades
se desdibuja el espíritu de los acuerdo de
La Habana.
En este orden de ideas, una manera
de aumentar la probabilidad de éxito de
la estrategia del Gobierno es asignar parte
de la fuerza de tarea conjunta a labores de
construcción de infraestructuras útiles
para las comunidades. Asimismo, com-
plementar la presencia policial y militar
con una fuerza judicial especializada en
reclamación y restitución de tierras.
Coca y homicidios
El acuerdo de La Habana ayudó a
reducir significativamente el número de
muertes por razones del conflicto arma-
do. No obstante, desde mediados del 2016
han aumentado los asesinatos y las agre-
siones a líderes sociales y defensores de
derechos humanos debido a disputas por
el control territorial. El mayor número
de homicidios se ha presentado en zonas
cocaleras y en las regiones que tenían
presencia de las FARC.
Entre el año 2012 y el 2016 se pre-
senta un aumento en la concentración
geográfica de los cultivos de coca. En el
mismo periodo, los homicidios en los
municipios cocaleros se reducen. Este
hecho llama la atención porque hasta el
2012 existía una clara correlación entre
área cultivada y homicidios. Es difícil
identificar las razones que explican este
hecho. Posiblemente las FARC, aun con
presencia en estas zonas, eran percibidas
como una amenaza para otras organiza-
ciones armadas y, a su vez, para subrayar
los efectos positivos del cese al fuego esta-
ban trabajando para reducir la solución
violenta de conflictos.
Desafortunadamente, después de
la firma del acuerdo, hay un rebote en la
tasa de homicidios en municipios cocale-
ros. No obstante, en la mayoría de las re-
giones la tasa de homicidios sigue siendo
más baja que la del 2012, pero existe gran
preocupación por el número creciente de
líderes sociales asesinados y porque, hasta
el momento, la mayoría de estos crímenes
permanecen en la impunidad.
En este orden de ideas, la estrategia
de seguridad debe tener varios elementos:
(i) Un enfoque diferenciado por regiones,
puesto que los patrones de homicidio son
diferentes. (ii) Esquemas de protección
para líderes sociales. (iii) Una fuerza judi-
cial dedicada a esclarecer homicidios de
líderes sociales.
VANGUARDIA | DOSSIER 19
 Más cocaína,
menos violencia
Gustavo Duncan
DOCTOR EN CIENCIAS POLÍTICAS DE LA UNIVERSIDAD DE NORTHWESTERN (ILLINOIS, ESTADOS UNIDOS).
PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD EAFIT (MEDELLÍN), DONDE ENSEÑA ECONOMÍA POLÍTICA DEL CRIMEN
ORGANIZADO EN EL DEPARTAMENTO DE GOBIERNO Y CIENCIAS POLÍTICAS. FORMÓ PARTE DE LA COMISIÓN
HISTÓRICA DEL CONFLICTO Y SUS VÍCTIMAS EN LAS CONVERSACIONES DE PAZ EN LA HABANA. ES AUTOR DE
‘LOS SEÑORES DE LA GUERRA’ (2006) Y ‘MÁS QUE PLATA O PLOMO’ (2014).

E
L INCREMENTO EN COLOMBIA DEL los ochenta los narcotraficantes colombianos
número de hectáreas culti- desataron una despiadada guerra en las calles
vadas con hoja de coca y, por del condado de Miami-Dade, en Estados Unidos.
tanto, de cocaína para exporta- El baño de sangre llegó a la portada de la re-
ción podría hacer parecer que vista Times, que bautizó a los narcos colombia-
es apenas cuestión de tiempo nos como los cowboys de las cocaína. La ciudad
para que ocurra un incremen- pasó de 227 homicidios al año a mediados de
to afín de la violencia asociada los setenta a 602 en 1981. Pero esas cifras no
a las disputas por el control eran nada comparadas con otras guerras. En
del negocio. Ciertamente las organizaciones Medellín, cuando Escobar se embarcó en una
criminales e insurgentes que compiten por el guerra contra el Estado colombiano, se pasó de
acceso a las rentas del narcotráfico encuen- un poco más de mil muertes por año en 1983
tran una oportunidad de oro en las nuevas a 6.349 en 1991. Los incrementos en las cifras
zonas de cultivos, más ahora que las FARC, la de Ciudad Juárez fueron igual de estratosféri-
principal guerrilla del país, se han desmovili- cos cuando el Chapo Guzmán quiso apoderarse
zado. Sin embargo, la de la ciudad. De 173
realidad no funciona Colombia es considerada un caso casos anuales se pasó
tan simple como la exitoso, no por haber reducido la a más de tres mil en
ecuación que dicta un par de años. El ta-
a mayor cantidad de
oferta disponible de coca, sino por maño de la población
drogas más muertes haber evitado que unas en el condado y las
violentas. Otros fac- organizaciones criminales dos ciudades durante
tores pesan y marcan sus picos de violencia
gobiernen pedazos de la sociedad
la pauta de qué nivel eran similares, alre-
de violencia tendrá la dedor de 1,5 millones
situación. de habitantes, por lo que las cifras absolutas no
Quizá una comparación entre tres guerras esconden mayores diferencias relativas.
ocurridas en lugares y fechas distintas arroje ¿Por qué las guerras del narcotráfico son
una idea más clara del asunto. A principios de más letales en Colombia y México? Simple:

20 VANGUARDIA | DOSSIER
mientras en Miami-Dade el asunto era sólo en-
tre los narcotraficantes que se mataban entre
ellos, en Medellín y en Ciudad Juárez la violen-
cia involucraba a los civiles porque el resulta-
do de la guerra dependía del control de la po-
blación. Pablo Escobar pudo hacer una guerra
contra el Estado, desde la segunda ciudad de
Colombia, al disponer del control de las barria-
das. Las bandas de asesinos a sueldos eran los
policías y los jueces de la gente que allí habi-
taba. Cuando la policía entraba a las barriadas
cualquier joven del lugar era un verdugo en
potencia. Escobar, en ese entonces, daba una re-
compensa de varios miles de dólares por policía
asesinado. Nada de raro que la policía haya ase-
sinado, de manera extrajudicial, a numerosos
jóvenes por la sola sospecha de pertenecer a las
bandas que trabajaban para el cártel de Mede-
llín. Del mismo modo, los asesinos de Escobar
mataban a cualquier sospechoso de haber en-
tregado información a las autoridades o de ser
un infiltrado en las barriadas. Al final, fueron
más las víctimas inocentes que las que tenían
que ver directamente en la guerra.
De fondo, la gran diferencia era que el con-
trol del negocio en los casos de Colombia y Mé-
xico exigía el gobierno de una parte de la socie-
dad por organizaciones criminales. Si un cártel
necesitaba controlar un corredor estratégico
para almacenar y movilizar la droga o para cul-
tivar la materia prima, estaba obligado a admi-
nistrar justicia, vigilar a la población y proveer
servicios como lo haría un Estado en su versión
más primitiva. De hecho, el reciente cobro de
extorsiones que se ha difundido a lo largo de
muchos países latinoamericanos es sólo otra
faceta del papel de Estado que han adquirido
las organizaciones criminales: el cobro de un
impuesto para financiar los costos de provisión
de servicios como protección y la justicia que
prestan a las comunidades, al margen que todo
sea una imposición por la fuerza o que exista
alguna base de legitimidad entre la población.
Un caso exitoso a pesar
de tanta cocaína
Si se evalúan los resultados de la guerra con-
tra las drogas no como la capacidad de los esta-
dos de reducir la oferta disponible de una mer-
cancía sino de su capacidad de evitar que unas
organizaciones criminales gobiernen pedazos
de la sociedad, se entiende por qué Colombia
es considerada un caso exitoso. Tras tantas dé-
cadas de violencia insurgente y de narcotráfico,
el Estado ha logrado revertir una situación que
amenazaba con poner en riesgo su estabilidad
política. Bogotá y las principales ciudades del
país de seguro no iban a caer en manos de las
VANGUARDIA | DOSSIER 21

guerrillas, de los paramilitares o de los
cárteles narcotraficantes, sin embargo
numerosas regiones de la periferia y
las barriadas marginales de las ciuda-
des eran gobernadas por ellos. En mu-
chos casos la clase política y las auto-
ridades policiales en esos lugares eran
tan sólo intermediarios entre el Estado
y los poderes de facto. Acordaban hasta
dónde llegaban las instituciones for-
males y hasta dónde las instituciones
de los grupos armados ilegales.
Pero a día de hoy es el Estado el que
incursiona en los espacios, las transac-
ciones y las comunidades que estaban
fuera de su control. En barrios margi-
nales y poblados remotos donde antes
la regulación social era monopolizada
por organizaciones criminales o in-
surgentes, el Estado ha comenzado a
regular desde los asuntos más intras-
cendentes hasta los más importantes.
El éxito es tal que la naturaleza de la
guerra ha sufrido una transformación.
De una guerra contrainsurgente con-
tra un enemigo interesado en hacer
una revolución –una guerra en esen-
cia de soldados y paramilitares–, se
está dando el paso a una guerra contra
mafias, señores de la guerra y organi-
zaciones criminales especializadas en
la explotación de rentas ilegales y la
dominación de espacios periféricos o
marginales, lo que es ante todo una
guerra de policías.
¿Cómo logró el Estado revertir una
situación que en un momento dado
atrajo la atención del mundo entero?
¿Por qué crecieron los cultivos si el
Estado debilitó a sus competidores ar-
mados? Y ¿cuáles son los riesgos ahora
luego de que la desmovilización de las
FARC dejó el campo libre a nuevos acto-
res violentos? Es una historia larga.
El punto más bajo
En 1998, a finales del Gobierno
de Ernesto Samper, las guerrillas, en
especial las Fuerzas Armadas Revolu-
cionarias de Colombia (FARC), logra-
ron su mayor avance militar. Fueron
capaces de enfrentar con éxito al ejér-
cito nacional en combates abiertos y
tomar cientos de prisioneros. Si bien
22 VANGUARDIA | DOSSIER
MÁS COCAÍNA, MENOS VIOLENCIA
estos combates tenían lugar lejos de
los centros neurálgicos del poder, eran
una muestra de hasta donde habían
podido llegar las guerrillas, sobre todo
si se consideraba la coyuntura por la
que atravesaba el Estado. El presiden-
te Samper había perdido gran parte
de su legitimidad como consecuencia
del escándalo de la entrada de dinero
del cártel de Cali en su campaña. Era
muy difícil para él llevar a cabo algún
tipo de iniciativa dirigida a incremen-
tar el recaudo tributario para financiar
el aparato de seguridad del Estado.
También tenía graves problemas con
los mandos en el ejército, quienes re-
chazaban al Gobierno por corrupto. Se
alcanzó incluso a hablar de ruidos de
sables, en el sentido de la posibilidad
de un golpe militar.
Detrás del avance insurgente esta-
ba el narcotráfico. A principios de los
noventa los cultivos de coca comenza-
ron a crecer de manera exponencial, y
Colombia se convirtió en el principal
productor mundial. Ya no era necesa-
rio traer la base de coca desde Bolivia y
Perú como en la década anterior. Para
las guerrillas los cultivos fueron una
ganancia estratégica sin precedentes.
Por un lado, les permitió disponer de
cuantiosos recursos al cobrar un im-
puesto por cada gramo de base de coca
y de cocaína que se moviera en sus te-
rritorios. Y por otro lado, les permitió
disponer del control de cientos de mi-
les de familias que dependían de los
cultivos de coca. Era su base social y de
reclutamiento para hacer la guerra. No
se trataba de una relación fundada en
convicciones ideológicas, los cocaleros
estaban lejos de acoger una revolución
marxista leninista. Era simplemente
que el Estado, al criminalizar los cul-
tivos de coca, la principal fuente de
ingresos de estas comunidades, no po-
día ofrecerles ni justicia ni seguridad.
Quien hacía de Estado era la guerrilla.
Pero la guerrilla también tuvo que
pagar un precio muy alto por el auge
del narcotráfico. Los narcotraficantes
colombianos, al igual que los terrate-
nientes y campesinos en las regiones,
tuvieron que vivir en carne propia el
secuestro y la extorsión por las gue-
rrillas. Y si no querían verse subordi-
nados y expropiados no les quedaba
otra opción que organizar sus propios
ejércitos. A mediados de los noventa
la mayoría de los grupos paramilitares
en Colombia estaban vinculados de
una manera u otra con el narcotráfico.
Quien no se financiaba del narcotráfi-
co no disponía de recursos suficientes
para ser competitivo en la guerra. En
algunos casos no se trataba de nada dis-
tinto a ejércitos de señores de la guerra
que se disputaban a sangre y fuego los
espacios estratégicos para la produc-
ción y transporte de cocaína. Fue así
que la amenaza insurgente convirtió a
muchos narcotraficantes colombianos
en propietarios de pequeños estados
regionales. Y fueron sumamente efecti-
vos. En muchas regiones las guerrillas
fueron barridas por ellos.
El punto de inflexión
A mediados de 1998, Andrés Pastra-
na sucedió Samper en la presidencia.
Su principal apuesta fue un proceso de
paz con las FARC que implicaba el des-
peje de un área equivalente a un terri-
torio más grande que Suiza. La genero-
sidad de Pastrana, sin embargo, no fue
correspondida por las FARC, quienes
arreciaron los secuestros y sus ofensi-
vas militares en todos los frentes posi-
bles. En la propia zona de despeje man-
tenían secuestrados y cultivos de coca.
Lo peor era que las FARC eran reacias a
avanzar en los diálogos de paz. Luego
de cuatro años ni siquiera se pudo acor-
dar una agenda temática.
No obstante, Pastrana aprovechó
sus buenas relaciones con Estados Uni-
dos para sacar adelante el Plan Colom-
bia. Era una iniciativa del Gobierno
Clinton en ayuda militar y social que
en principio estaba dirigida exclusiva-
mente contra los cultivos de coca y el
narcotráfico pero que muy rápido, de-
bido al papel de las FARC en el negocio,
se convirtió también en una iniciativa
contrainsurgente. El Plan Colombia su-
puso un proceso de modernización y
reequipamiento del aparato militar, en
especial de la capacidad aérea. Aunque

los secuestros, los asesinatos y los abusos de las
guerrillas continuaron, dos cambios eran evi-
dentes en la dinámica de la guerra. En primer
lugar, el tamaño de los cultivos comenzaba a
disminuir y la erradicación por fumigación aé-
rea obligaba a que se localizaran en territorios
cada vez más recónditos. Y en segundo lugar, ni
las FARC y ni ninguna otra guerrilla volvieron a
estar en capacidad de plantear combates abier-
tos a las fuerzas armadas.
El equilibrio estratégico comenzaba a fa-
vorecer al Estado e, imposible ocultarlo, a los
grupos paramilitares, quienes comenzaron a
copar numerosas regiones que antes estaban
en manos de las guerrillas. El narcotráfico ha-
bía financiado la expansión de la guerrilla pero
también a un enemigo que al final de cuentas
le impidió consolidarse y expandirse hacia las
poblaciones más integradas a los circuitos eco-
nómicos y poblacionales del país. A principios
A mediados de
los noventa la
mayoría de
los grupos
paramilitares
estaban
vinculados con
el narcotráfico,
que les daba
recursos
suficientes para
ser competitivos
en la guerra.
En muchas
regiones
barrieron a las
guerrillas
del siglo XXI el narcotráfico en Colombia era
controlado por grupos paramilitares y el cártel
del Norte del Valle desde ciudades intermedias
y áreas rurales. El poder sobre el narcotráfico
había dado así un giro de la ciudad al campo
con el desmantelamiento de los cárteles de
Medellín y Cali. Y había más en ese giro, los
grupos paramilitares comenzaron a ejercer
control sobre el crimen organizado de las ciu-
dades. En Medellín, por ejemplo, subordinaron
a las bandas que antes trabajaban para Pablo
Escobar. La lógica era la misma, cobraban a los
narcotraficantes una parte de las ganancias
para poder operar y vivir en la ciudad, a cambio
les ofrecían protección. Si no pagaban tenían
que enfrentarse con las bandas locales que tra-
bajaban para los paramilitares. Los miembros
de las bandas a su vez recibían un pago de las
rentas que dejaban los narcotraficantes y de la
extorsión a negocios ilegales, informales o que
VANGUARDIA | DOSSIER 23

fueran vulnerables a su control. La dife-
rencia era que en vez de hacer la guerra
contra el Estado, debían mantener un
orden para evitar enfrentamientos con
las autoridades. En el futuro sería un
esquema criminal que se difundiría en
muchos lugares de Colombia.
El Estado se sacude
Los abusos de las FARC con la zona
de despeje y las negociaciones de paz
llevaron a que la sociedad apostara por
la guerra para resolver el problema de
la violencia insurgente. En el 2002 fue
elegido presidente Álvaro Uribe por
abrumadora mayoría. Su promesa de
mano dura contra el terrorismo fue
cumplida. Aprovechó la moderniza-
ción del aparato militar iniciada por
Pastrana para replegar a las FARC hacia
sus retaguardias en selvas y montañas.
La iniciativa que condujo a un de-
bilitamiento definitivo de las guerri-
llas no consistió en grandes combates
sino en el despliegue de la fuerza pú-
blica a lo largo del territorio para neu-
tralizar amenazas puntuales. La clave
estuvo en que Uribe tenía línea directa
con la clase política de los lugares más
apartados, lo que le permitía conocer
de primera mano tanto las amenazas
propias de una insurgencia como des-
de dónde extorsionaban, cómo transa-
ban la droga, dónde guardaban a los
secuestrados, etcétera. Con esa infor-
mación, podía exigir resultados con-
cretos al ejército y la policía, a los que
de paso apoyaba frente a las denuncias
de violaciones de derechos humanos
para que persistieran en la persecución
a la insurgencia. Los resultados se vie-
ron pronto en lo micro, la situación de
seguridad mejoró considerablemente
para los habitantes de las zonas rurales
y ciudades intermedias. La iniciativa
también tuvo sus costos. Se cometie-
ron muchos excesos por la presión de
resultados, en particular de asesinatos
de jóvenes inocentes que eran presen-
tados como guerrilleros para obtener
positivos frente a los superiores.
En un mediano plazo la sacudida
del Estado tuvo éxito en otros dos cam-
pos: la fumigación de los cultivos llevó
24 VANGUARDIA | DOSSIER
MÁS COCAÍNA, MENOS VIOLENCIA
a una reducción significativa del área vo incremento de los cultivos de coca.
sembrada de coca, y los avances en el En la práctica era imposible continuar
control territorial dieron paso a ope- las operaciones de erradicación mien-
raciones dirigidas a la eliminación de tras existía un cese al fuego bilateral.
los principales mandos de las FARC. En También es cierto que las FARC pro-
efecto, Colombia volvía a estar detrás movieron los cultivos para tener una
de Perú y de Bolivia en la producción población a la que representar cuan-
mundial de hoja de coca, y por prime- do hicieran política legal. Mediar para
ra vez los miembros del secretariado, que el Estado cumpla los compromisos
la máxima instancia de dirección de de sustitución de cultivos es un buen
las FARC, comenzaron a ser dados de negocio desde el punto de vista de los
baja. Sin cultivos ilícitos era viable para votos y de la movilización campesina.
el Estado imponer sus instituciones en En todo caso, la situación se plantea
comunidades campesinas que antes vi- con un nuevo escenario en que el país
vían de la coca. El problema de regula- está inundado de cultivos de coca y un
ción de las familias cocaleras se despla- sinnúmero de organizaciones crimina-
zó hacia áreas aún más remotas y en les que aspiran a controlar los espacios
menor cantidad. vacíos que deja la desmovilización de
Otro desafío que afrontó Uribe fue las FARC. Aunque podría parecer in-
el de los paramilitares. Una parte consi- cierto el futuro, se sabe que el desafío
derable de la clase política que apoyaba de las BACRIM obedecerá a la respuesta
su Gobierno estaba comprometida por del Estado, es decir a su capacidad de
vínculos con estos grupos. No obstan-
te, el avance de los paramilitares había
sido tal que se habían convertido en un
socio incómodo para la clase política
que ahora sentía que comenzaba a ser
subordinada. Además, la neutraliza-
ción de las guerrillas hacía innecesaria
su función contrainsurgente. La solu-
ción de Uribe fue un proceso de paz
en que, más allá de los problemas e in-
cumplimientos que se presentaron, se
logró una reducción significativa del
control paramilitar de la sociedad. Es
cierto que surgieron nuevos grupos, re-
bautizados por el Gobierno como ban-
das criminales emergentes (BACRIM) para
distinguirlos de los anteriores parami-
litares, que persistieron en la lógica del
gobierno de comunidades periféricas y
marginales, así como de la explotación
del narcotráfico y demás rentas crimi-
nales, pero su alcance territorial y el
número de transacciones que regula-
ban era mucho menor.
La paz y la nueva amenaza
Los reveses militares llevaron a las
FARC a firmar un proceso de paz que
condujo a su desmovilización e inser-
ción en la política legal. Fue una nego-
ciación ardua de varios años y que trajo
como consecuencia indeseada un nue-
 MÁS COCAÍNA, MENOS VIOLENCIA
plantear unos límites en cuanto a la capacidad
de los criminales de controlar comunidades,
explotar economías criminales y amedrentar
a civiles sin que se enfrenten a una represalia
efectiva. Se trata de todas maneras, y a pesar de
las limitaciones aún existentes, de un Estado
que ha desarrollado una amplia experiencia en
ese tipo de tareas. A diferencia de El Salvador
y demás países centroamericanos que, cuando
superaron las guerras civiles, se tropezaron con
la cruda realidad de los maras sin estar prepara-
dos para ese tipo de amenaza, Colombia a la vez
que se enfrentaba a las guerrillas tenía que re-
solver desafíos como la dimensión de Escobar,
el cártel de Cali y los paramilitares. De hecho,
no puede afirmarse que las BACRIM sean una
amenaza en expansión. Todo lo contrario, si
bien algunas BACRIM han logrado concentrar
territorios y acumular fuerzas, el Estado ha in-
fringido golpes contundentes al punto de dar
de baja líderes de primer orden y desmantelar
organizaciones enteras.
Eso no quiere decir que la amenaza haya
desaparecido. Como se advirtió antes, el solo
hecho que existan casi doscientas mil hectáreas
sembradas de coca es una oportunidad de oro
para las BACRIM. Lo que se quiere resaltar es
que la amenaza va a ser de otro tipo, muy cen-
trada en evitar que criminales actúen como la
autoridad de mercados informales, comunida-
des marginales y campesinos de apartadas vere-
das. Es la lucha por convertirse en el gobierno
de los excluidos lo que espera en los próximos
años al Estado colombiano. Y aunque la violen-
cia sea mucho menor a la de las décadas ante-
riores, habrá una enorme dosis de brutalidad.
Ya las cifras de asesinatos de humildes líderes
sociales de zonas apartadas, más de dos cente-
nares desde la firma de los acuerdos de paz, son
escalofriantes. La razón por la que los mataron
es porque se interpusieron a los intereses eco-
nómicos y políticos de las organizaciones cri-
minales que se disputan el control de facto de
muchas regiones colombianas.
VANGUARDIA | DOSSIER 25
26 VANGUARDIA | DOSSIER
Comunidades indígenas
Víctimas históricas
del conflicto armado
Andrés Mauricio Valdivieso Collazos
PROFESOR ADSCRITO AL DEPARTAMENTO DE RELACIONES
INTERNACIONALES DE LA FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS
Y RELACIONES INTERNACIONALES DE LA PONTIFICIA
UNIVERSIDAD JAVERIANA DE BOGOTÁ.

E
N EL CONFLICTO COLOMBIANO SE mizados por los enfrentamientos entre los actores
han involucrado varios actores involucrados en las hostilidades.
armados contraestatales, como Según el Departamento Nacional de Estadís-
las guerrillas, y paraestatales tica, entidad oficial encargada de censar y cifrar la
o paramilitares que han com- caracterización de la población colombiana en el
batido de forma ilegal a toda último Censo General en el 2005 (por cierto, obso-
amenaza que ponga en peligro leto), se estipuló que en Colombia existen 87 pue-
sus intereses económicos y terra- blos indígenas y una población total indígena de
tenientes. Por su parte, los gru- 1.378.884 personas. En contraste la Organización
pos insurgentes como Nacional Indígena sos-
las Fuerzas Armadas Según el Departamento Nacional tiene que actualmente
Revolucionarias (FARC) de Estadística existen en Colombia en Colombia hay 102
y el Ejército de Libe- pueblos indígenas.
ración Nacional (ELN) 87 pueblos indígenas (102 según la Además, afirma que
han ejercido un fuerte Organización Nacional Indígena) teniendo en cuenta
e intenso despliegue que suman 1.378.884 personas, de la información insti-
bélico contra el Estado tucional la población
colombiano durante
las cuales 933.800 en resguardos indígena asentada
más de sesenta años, en resguardos es de
lo cual ha generado la agudización y aberración de 933.800 personas, lo cual deja como resultado que
las lógicas y consecuencias de las acciones belige- en Colombia existen 445.084 indígenas que no
rantes. Ahora bien, las comunidades indígenas se poseen un territorio colectivo y reconocido, lo que
configuran como uno de los colectivos más victi- representa de entrada la extinción de un 27% de

VANGUARDIA | DOSSIER 27
 COMUNIDADES INDÍGENAS: VÍCTIMAS HISTÓRIC AS DEL CONFLICTO ARMADO
1. Según el auto 004/09 de la
Corte Constitucional están
en riesgo de amenaza de
desaparición de los pueblos
indígenas: Wiwa, Kankua-
mo, Arhuaco, Kogui, Wa-
yúu, Embera-Katío, Embera-
Dobidá, Embera-Chamí,
Wounaan, Awá, Nasa, Pijao,
Koreguaje, Kofán, Siona, Be-
toy, Sicuani, Nukak-Makú,
Guayabero, U’wa, Chimila,
Yukpa, Kuna, Eperara-
Siapidaara, Guambiano,
Zenú, Yanacona, Kokonuko,
Totoró, Huitoto, Inga, Ka-
mentzá, Kichwa y Kuiva.
28 VANGUARDIA | DOSSIER
la población indígena nacional. Esto deriva en un
problema institucional bastante complejo, pues
ciertamente, si el reconocimiento es ambiguo
e indeterminado, la protección de sus derechos
se comienza a limitar por falta de conocimiento
contextual.
En esa misma línea, el Registro Único de Vícti-
mas de Colombia constata que hay una población
indígena víctima con ocasión directa del conflicto
armado de 199.572 personas. Según el informe Fo-
rensis presentado por el Instituto de Medicina Legal
en el 2012, el reclutamiento de menores, desplaza-
miento forzado, violencia sexual, la persecución y
los asesinatos, son los delitos que principalmente
han impactado en el exterminio progresivo de los
102 pueblos indígenas; además, se sostiene que
estos crímenes no son hechos aislados, sino inscri-
tos en la lógica del conflicto armado como parte
de una estrategia para la apropiación violenta de
la tierra.
La secretaria técnica de la Comisión Nacional
de Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas en
su último informe sostuvo que entre el 2015 y el
2017 cada hora un indígena se desplazó de manera
forzada, cada día cuatro indígenas fueron confina-
dos y cada mes treinta y nueve lideres recibieron
amenazas. Lo que los llevo a concluir que “si las
cosas siguen igual, en menos de diez años, desa-
parecerían treinta y cuatro pueblos aborígenes”
(El Espectador).
En ese complejo contexto es preciso relacio-
nar las principales causas y procesos que denotan
la relación directa entre las dinámicas del conflic-
to armado y la aniquilación de las comunidades
indígenas. Por lo tanto, es relevante tener en cuen-
ta que tanto los grupos insurgentes (FARC y ELN)
como los paramilitares tienen fuertes intereses en
el acaparamiento de las tierras, en aras de consoli-
dar su dominio y consecución de sus pretensiones
económicas.
En ese sentido, según informe presentado por
la Organización Nacional Indígena de Colombia al
relator de Naciones Unidas para los derechos de los
pueblos indígenas (2009), la relación entre el con-
flicto armado y la amenaza de exterminio de las
comunidades indígenas se asocian principalmente
a los siguientes procesos:
• El control al acceso de los recursos natu-
rales disponibles en los territorios indígenas, los
cuales en algunos casos se convierten en rentas de
guerra que usufructúan directamente los actores
armados.
• La expansión de la frontera agrícola con
el establecimiento de cultivos de coca en áreas
de resguardos y la consecuente inserción de la
población en ese tipo de economía, pero también,
la presión sobre territorios indígenas asociados a
las zonas identificadas por el Gobierno como sitios
donde potencialmente se pueden establecer culti-
vos como palma aceitera u otros que sirvan para la
producción de agrocombustibles.
• La política extractiva de los dos últimos
gobiernos colombianos (Álvaro Uribe 2002-2010 y
Juan Manuel Santos 2010-2018) ha pasado encima
y sin darle ninguna relevancia al mandato consti-
tucional que indica la necesidad u obligatoriedad
de hacer un proceso de consulta previa con las co-
munidades indígenas que eventualmente se verán
afectados en la implementación de proyectos de
exploración, perforación, excavación y utilización
de los recursos naturales.
Dado lo anterior, es menester comprender la
relación entre los pueblos indígenas, su cultura,
la identidad y la tierra. El territorio es un concepto
complejo para las comunidades étnicas, en él se
contienen su existencia cotidiana, pero también,
implica la relación con sus deidades y sus antepa-
sados, de él derivan sus recursos de subsistencia
pero también su salud integral y la tradición que
le da sentido a su existencia. La Unidad para las
Víctimas reconoce que los conocimientos cosmo-
gónicos de los pueblos indígenas han sido la base
de la permanencia del concepto de territorio, en
el que se reconoce la tierra para la producción,
suficiencia de alimentos, terrenos extensos, don-
de el ordenamiento espacial incorpora no sólo los
elementos físicos del paisaje, como las montañas,
valles, árboles y campos de cultivos, o los poblados,
sino también la simbolización y la sacralización de
su cosmovisión. En consecuencia, tales procesos y
crímenes contra la posesión de la tierra por parte
de las comunidades indígenas impactan la identi-
dad y cohesión como minoría étnica, con lo que se
promueve su exterminio.
Ahora, tanto el homicidio como el desplaza-
miento forzado y despojo de tierras constituyen la
principal amenaza para la desaparición paulatina
de los pueblos y de la cultura indígena. Así pues,
la Corte Constitucional ya le había advertido al
Estado colombiano sobre esta situación a través
del auto 004 del 2009 donde establece que hay un
riesgo inminente de desaparición para 34 pueblos
indígenas.1
No obstante a lo anterior, el Gobierno del
presidente Juan Manuel Santos, con el propósito de
enfrentarse a este problema, diseñó e impulsó en el
Congreso la aprobación de la ley 1448 del 2011 más
conocida como la ley de Víctimas y Restitución de
 COMUNIDADES INDÍGENAS: VÍCTIMAS HISTÓRIC AS DEL CONFLICTO ARMADO
Tierras. Uno de los principales objetivos de la ley
era devolver y titular formalmente las tierras des-
pojadas por los grupos armados a las comunidades
indígenas en el marco de la reparación integral
que exige la negociación política para la termina-
ción del conflicto armado.
Sin embargo, la implementación de la ley ha
sido bastante infructuosa y, además, obstaculizada
por los intereses económicos de los grupos arma-
dos ilegales que aún operan en algunas zonas.
Fundamentalmente, se evidencian dos problemas
estructurales en el proceso de devolución de las
tierras colectivas pertenecientes a los pueblos
indígenas. Por su parte, como lo subraya Amnistía
Internacional, uno de los problemas es jurídico,
pues todo el régimen vigente aplicable a los proce-
sos de restitución y titulación de tierras colectivas
facilita la carga probatoria a quienes están en pose-
sión de la tierra adquirida ilegalmente y también
amenaza con menoscabar aún más el derecho de
las comunidades indígenas y afrodescendientes a
la propiedad colectiva de sus territorios.
En suma, la implementación del régimen de
restitución de tierras colectivas para los pueblos
indígenas en Colombia está fracasando por la debi-
lidad institucional, por la falta de correspondencia
entre las demandas de las comunidades étnicas
y la normatividad expedida para supuestamente
reconocer sus derechos, por la imposición de
cargas jurídicas, probatorias y políticas, que las
comunidades no deberían soportar tanto por des-
conocimiento del sistema legal ordinario como por
la especialidad cultural que, además, es reconocida
constitucionalmente. Y, por otro lado, los intereses
económicos de los actores armados al margen de
la ley, los cuales dependen del dominio de la tierra
dedicados al cultivo y comercialización de la coca,
extracción legal e ilegal de recursos naturales y
rutas de contrabando impactan de forma nefasta
las estructuras culturales de las comunidades.
La empresa privada y las
comunidades indígenas
Colombia posee un potencial minero-ener-
gético muy alto, el cuál ha sido aprovechado por
los distintos gobiernos para atraer la inversión ex-
tranjera y así acelerar la economía. Pero también,
los grupos al margen de la ley se interesan en las
tierras para poder mantener sus actividades ilíci-
tas. Debido a las características de estos lugares, las
poblaciones indígenas se han visto amenazadas
por el desarrollo de las industrias extractivas, los
megaproyectos, la agroindustria y el narcotráfico.
En relación a los proyectos extractivos, megapro-
yectos y agro, se han ocasionado conflictos entor-
no al control de la tierra, entre las comunidades
ancestrales y las multinacionales encargadas de
tales proyectos, según sostiene el Observatorio de
Pueblos Indígenas.
Los profesores Gonzaéz, Orsini e Indermühle
identificaron que las formas en que se desenvuel-
ven los conflictos que involucran a los pueblos
indígenas y las multinacionales, se pueden tipi-
ficar de dos formas: la primera, hace referencia
a la decisión del Estado de con-
ceder territorio indígena a estas Los intereses
organizaciones, con el objetivo
de extracción, de construcción
económicos
de obras de infraestructura o
de los actores
desarrollo del agro, generando armados al
el fenómeno de desplazamiento margen de la ley
involuntario por desarrollo, pues en las tierras
ostensiblemente la mayor parte de los indígenas
de estos proyectos no pueden (coca, extracción
realizarse si habitan personas de minerales,
allí, esto debido a que tales in-
rutas de
dustrias hacen uso de sustancias
químicas muy corrosivas que a
contrabando)
la larga destruyen el ecosistema. impactan de
La acidificación de los suelos los forma nefasta
inhibe de poder mantener los nu- las estructuras
trientes, destroza los iones y, en culturales
términos generales, imposibilita de sus
a cualquier planta de germinar. comunidades
Igualmente, utilizan ácidos va-
rios que incluyen el ácido sulfú-
rico y el cianuro con el objetivo de poder separar
la roca que cubre los metales. Dichos ácidos se
encuentran con ríos o fuentes hídricas, que son
un elemento fundamental para la supervivencia
de estas comunidades, las cuales beberán el agua
contaminada provocando cáncer, úlceras y proble-
mas vasculares, entre otros, que pueden llevar a
la muerte. También utilizan ammonium nitrate and
fuel oil (ANFO), que es un tipo de explosivo extre-
madamente potente que facilita la minería pero
expone al agua y la tierra a metales pesados y gases
extremadamente tóxicos, afectando directamente
el bienestar de las personas que allí habitan, según
sostiene el experto Ronald Woods.
No obstante, las industrias hoy en día están
buscando métodos que permitan la extracción sin
deteriorar el ecosistema y así reducir la huella eco-
lógica y las pérdidas culturales. Empero, mientras
no existan verdaderos incentivos o estímulos tribu-
tarios que se deriven de una política de Estado so-
bre la conservación del medio ambiente y sobre la
protección de las minorías indígenas, se seguirán
VANGUARDIA | DOSSIER 29
 COMUNIDADES INDÍGENAS: VÍCTIMAS HISTÓRIC AS DEL CONFLICTO ARMADO

30 VANGUARDIA | DOSSIER
COMUNIDADES INDÍGENAS: VÍCTIMAS HISTÓRIC AS DEL CONFLICTO ARMADO

priorizando los intereses económicos de

las empresas privadas sobre los derechos
culturales de las comunidades.
Para el Banco Mundial, el Banco
Interamericano de Desarrollo y la OCDE,
cuando sucede un “desplazamiento invo-
luntario por desarrollo”, existe una justi-
ficación y un plan de reasentamiento de
las poblaciones afectadas. Este plan se da
sólo si es inevitable el desplazamiento.
Aun así, las comunidades indígenas no
quieren ser reasentadas. Debido a esta
postura, los indígenas han sido expropia-
dos de sus tierras a través de la violencia,
caracterizada en el daño de bienes mue-
bles e inmuebles por parte de diversos
actores con intereses en sus tierras.
Asimismo, y según los expertos Gon-
zaéz, Orsini e Indermühle, el segundo
conflicto corresponde al desarrollo de las
actividades de las multinacionales, que –
aunque en la mayoría de ocasiones no in-
vaden su zona de hábitat– se encuentran
cercanas a esta, afectando el modo y cali-
dad de vida de los pueblos. En cualquiera
de estas situaciones, las organizaciones
internacionales expresan que deben res-
petarse los derechos de la participación,
consulta y consentimiento previo de las
poblaciones que se albergan en estos luga-
res, derechos que se han visto vulnerados
por parte de grupos armados ilegales y
del mismo Estado colombiano, lo cual ha
generado disgusto entre las comunidades
indígenas respecto al Estado y las multi-
nacionales, y de igual manera .disputas
entre los mismos indígenas, rompiendo
así su constructo social. Según el Minis-
terio de Salud, las regiones más afectadas
por estos fenómenos y conflictos entre
las comunidades indígenas, el Estado y
la empresa privada son el Cauca con un
15,34%, Nariño con un 10,93%, y Putuma-
yo con un 8,64%.
Además es relevante que las comu-
nidades indígenas son las encargadas de
decidir en sus territorios las políticas de
desarrollo social y económico, ajustadas
a las normas y costumbres propias de su
cultura. En estas políticas económicas
se encuentra el desarrollo de minería
indígena a pequeña escala, siendo esta
una actividad ancestral sujeta a unos
protocolos decididos por la comunidad.

VANGUARDIA | DOSSIER 31
 COMUNIDADES INDÍGENAS: VÍCTIMAS HISTÓRIC AS DEL CONFLICTO ARMADO

Debido a este creciente fenómeno de resisten-
cia, las relaciones entre las empresas, los grupos
ilegales, el Estado, las comunidades indígenas
y todos los intereses en conflicto han dejado a
dieciocho líderes indígenas asesinados, ya que los
representantes étnicos defienden y luchan por
los derechos de su territorio y sus comunidades,
para lo cual el Estado no les ha proporcionado una
debida protección, según afirmó ACNUR.
Los traficantes de droga y los
resguardos indígenas
La coca, materia prima de la cocaína, se cul-
tiva en territorios indígenas y ha sido un recurso

32 VANGUARDIA | DOSSIER
 COMUNIDADES INDÍGENAS: VÍCTIMAS HISTÓRIC AS DEL CONFLICTO ARMADO
natural con un rol ancestral propio de la cohesión
cultural indígena. Sin embargo, la coca se ha usado
para la creación de la cocaína, la cual ha desvirtua-
do la imagen de los indígenas y, en lugares como
Colombia, se han visto presionados por grupos
armados ilegales para la producción, movilización
y transformación de esta materia prima en cocaí-
na. Estas zonas son de interés para los traficantes,
ya que teniendo en cuenta su difícil acceso, son
territorios estratégicos por su proximidad a las
fronteras, la poca presencia del Estado y las caren-
cias que presentan, que los convierten en lugares
y poblaciones vulnerables al flagelo.
Los cultivos de coca en resguardos indígenas
se han incrementado desde 11.837 hectáreas en
2015 a 15.665 en 2016, lo que corresponde a un
significativo aumento de un 32%. Por otro lado,
el 49% de la coca se concentra en doce resguardos
indígenas, a saber: 1. Inda Zabaleta, 2. Gran Rosa-
rio, 3. La Turbia, 4. El Cedro-Las Peñas, 5. La Brava,
6. Pilví, 7. la Pintada, 8. La -Floresta, 9. Santa Rosa,
10. San Francisco y 11. El Gran Sábalo, todos perte-
necientes al departamento de Nariño (en la región
del Pacífico, donde se concentra el 68% del cultivo
actual), además del resguardo de Nukak-Maku (12)
del Departamento del Guaviare, teniendo en cuen-
ta las cifras de la Oficina de las Naciones Unidas
contra la Droga y el Delito (UNDOC).
Retos y amenazas en el posconflicto
Las comunidades indígenas se han visto
históricamente expulsados de sus territorios su-
brogados por intereses económicos de diferentes
actores. Actualmente, la expropiación de tierras
pertenecientes a los pueblos étnicos ha afectado su
cosmovisión acerca del mundo y en general de su
forma de vida. Este factor principal se ha agravado
con la violencia que ha emergido del conflicto
armado, pues ha puesto a las comunidades a mer-
ced de varios grupos armados ilegales. Asimismo,
el desarrollo del narcotráfico ha ocasionado la
pérdida de identidad y un estigma a nivel nacio-
nal e incluso internacional como narcoindígenas,
según ha sostenido el Observatorio de los Pueblos
Indígenas.
Otra notoria amenaza es el desarrollo eco-
nómico del país en manos de la economía de
explotación y exportación de recursos naturales,
ya que no respeta su autoridad territorial en sus
resguardos, ni se establece ningún tipo de extrac-
ción con responsabilidad de conservación cultural
indígena. Siendo así, las regiones con mayor riesgo
de extinción de las etnias indígenas se encuentran
en Chocó, Nariño, Antioquia y Cauca. Asimismo,
los resguardos indígenas tienen ciertas restriccio-
nes en relación al uso del suelo y su productividad,
pues sólo “32,2 millones de hectáreas pertenecien-
tes a resguardos indígenas, apenas 1,4% de esta
área tiene uso agrícola (454.782 hectáreas) y otro
1% tiene uso pecuario (300.950 hectáreas). Esto, sin
tener en cuenta la calidad de la tierra” (Ministerio
de Salud, 2016).
Por lo anterior, constituye un gran reto para
el Estado tutelar y proteger el derecho a la tierra de
las comunidades indígenas. Para el Estado es cardi-
nal facilitar los regímenes de protección y defensa
de sus derechos, es decir, crear las estructuras ju-
rídicas adecuadas para hacer efectivo los derechos
de sus pueblos. Además, velar por la protección
integral de los líderes indígenas que promueven
procesos de restitución de tierras. Igualmente, la
consulta previa debe constituirse como un canal
de consulta efectiva y no de mero trámite para la
adjudicación de títulos mineros que afecten la vida
de sus comunidades.
En la misma línea, el Estado colombiano tie-
ne un enorme reto frente a la reivindicación de los
derechos étnicos a través de modelos de reparación
colectiva que reconozcan las particularidades cul-
turales y políticas de las comunidades indígenas
en territorio nacional. Esto en la medida en que,
el acuerdo de paz firmado entre el Gobierno del
Presidente Santos y las FARC está soportado en un
modelo de justicia restaurativa, y la reparación
integral es pilar necesario para todo proceso de
reconciliación.
En ese sentido, es menester que el Estado
reconozca que las comunidades indígenas de
Colombia han sido uno de los colectivos más victi-
mizados por las dinámicas del conflicto armado.
Tanto es así que los homicidios, el desplazamiento
forzado, los crímenes sexuales, el reclutamiento
de menores, el narcotráfico, entre otros, han im-
pactado directamente en el exterminio paulatino
tanto de las características culturales propias de los
pueblos indígenas como de la vida y supervivencia
de las comunidades ancestrales.
Finalmente, el Estado debe reconocer y reivin-
dicar los pueblos indígenas desde el enunciado en-
foque diferencial, que está incluido en el acuerdo
de paz, porque es indispensable para involucrar a
las comunidades indígenas en el proceso de recon-
ciliación y de construcción de una paz sostenible.
Así, el enfoque diferencial debe permitir una repa-
ración colectiva que reconozca y reivindique los
derechos indígenas y, fundamentalmente, que se
restituyan las tierras y demás derechos vulnerados
en el marco del conflicto armado.
VANGUARDIA | DOSSIER 33

1. www.acnur.org/a-quien-ayuda/
desplazados-internos.
34 VANGUARDIA | DOSSIER
El desplazamiento
forzado
Patricia Guerrero
FUNDADORA DE LA LIGA DE MUJERES DESPLAZADAS 1999.
GESTORA DE LA CIUDAD DE LAS MUJERES 2006. WWW.
LIGADEMUJERES.ORG. MEJOR LÍDER DE CAMBIO 2017. ABA
HUMAN RIGHTS AWARD 2017. GENDER JUSTICE LEGACY WALL
HONOUREES 2017.
L
A TERRIBLE SITUACIÓN DE LOS DES- armados: “El número de los desplazados internos
terrados del mundo va saliendo alrededor del mundo es alto. Según los datos del
lánguidamente de las pantallas Observatorio sobre el Desplazamiento Interno del
televisivas. Los desterrados, pero Consejo Noruego para Refugiados (IDMC-NRC),
sobre todo las desterradas, los a finales de 2016, en todo el mundo, había 40,3
niños y las niñas náufragos de millones de personas desplazadas internamente
la vida, van dejando su despojos, por causa de conflictos armados y violencia en
sus lágrimas y destinos en cada 56 países y territorios. El número total de personas
puerto, en cada cerca alambrada, desplazadas internamente casi se ha duplicado
en cada muralla. No hay puerto seguro para ellas, desde el año 2000 y ha aumentado considerable-
pero tampoco habrá puerto seguro para nosotras mente en los últimos cinco años, a pesar de una
ni para la humanidad entera. Este es un mundo en leve disminución con respecto al 2015, cuando se
riesgo permanente de reportaron 40,8 millo-
guerra nuclear y efec- Alrededor de siete millones nes de desplazados in-
tivamente en guerra, de víctimas colombianas de ternos a nivel mundial.
sobre todo por recur- En el 2016, hubo 31,1
sos naturales, lo que desplazamiento forzado esperan millones de nuevos ca-
pasa por allá no va a aún que se les repare, retornar sos de desplazamiento
dejar de impactarnos a sus poblados y parcelas, interno provocados
por acá. La vergonzosa por los conflictos, la
respuesta de la UE y en
dignificar sus vidas violencia y los desas-
USA no deja dudas de tres. Esto equivale a
lo que les importa a los países ricos y poderosos los una persona obligada a huir de su hogar cada
empobrecidos de sus excolonias de mierda. segundo. Los países con mayor número de des-
Para solamente hablar de los desplazados plazamientos: República Democrática del Congo,
internos por los conflictos sociales, políticos y Siria, Irak, Afganistán y Nigeria”.1
 En Colombia, un país de casi cincuenta mi-
llones de habitantes, la guerra interna de sesenta
años que cobró un frenético ritmo en razón del
narcotráfico, y que no se detiene a pesar de la des-
movilización y el postacuerdo del actual Gobierno
de Santos con las ex Fuerzas Armadas Revolucio-
narias de Colombia, FARC, hoy Fuerza Armada
Revolucionaria del Común y partido político en
campaña para las elecciones presidenciales del
2018. Las víctimas de graves infracciones al dere-
cho internacional humanitario han sido como en
todas las guerras: las mujeres, los niños y las niñas.
El conflicto se regenera en las zonas ocupadas
por el Ejército de Liberación Nacional, ELN, y las
bandas criminales asociadas al narcotráfico y el
paramilitarismo que ocupan las zonas abandona-
das por las ex-FARC. El ELN continúa sus agresiones
a las infraestructuras petroleras, a la población
civil, particularmente a los indígenas, y mantiene
confinadas a comunidades enteras en las zonas
más ricas y vulneralizadas del país.2
Alrededor de siete millones de víctimas de
desplazamiento forzado esperan aún que se les re-
pare, retornar a sus poblados y parcelas, dignificar
sus vidas. Organizaciones de mujeres como la Liga
de Mujeres Desplazadas que han logrado por parte
del Estado un reconocimiento del daño colectivo
causado a su comunidad de mujeres, niños y ni-
ñas, gestoras de la Ciudad de las Mujeres; después
de veinte años de lucha y resistencia a la violencia
sociopolítica, persiste en que se le reconozca la
reparación colectiva que le adeuda el Estado y la
sociedad colombiana. Esa reparación aún no llega,
los niños que nacieron hace veinte años hoy están
cada vez más empobrecidos y con muy escasas
posibilidades de un futuro en condiciones de vida
dignas. El 100% de los crímenes cometidos contra
estas mujeres permanecen en la impunidad
“No hay cama pa’ tanta gente” como dice la
canción, y la respuesta del Estado es “pa’ afuera a
la calle” como dice la misma canción.3
Organizaciones de desplazados y de la socie-
dad civil han logrado en la Corte Constitucional de
nuestro país –la Liga de Mujeres Desplazadas en los
temas de protección de mujeres niños y niñas– un
extraordinario avance respecto de los derechos
de mujeres, niños y niñas, comunidades negras, 2. www.rcnradio.com/locales/300-
indígenas, tierras, derechos colectivos, reparación, familias-estan-confinadas-amenazas-
etcétera. Sin embargo y a pesar de estos extraordi- del-eln-carmen-del-darien-tras-fin-del-
narios avances, la situación de las personas despla- cese-fuego.
zadas forzadas, desterradas, desterritorializadas, 3. www.youtube.com/watch?v=
no mejora no, por el contrario empeora. kpHXfVSRRmI
VANGUARDIA | DOSSIER 35
 EL DESPLAZAMIENTO FORZADO
Las decisiones de los tribunales han obligado
al Estado a generar políticas públicas dirigidas
a superar un “estado de cosas inconstitucional”
respecto tanto a los distintos grupos poblacionales
como a la población rom, indígena y afro, a desa-
gregarlos por grupos de edad, de géneros, niños
niñas, y a incluir a la población LGBTI no visibles
como población civil en el conflicto, dándole a
todos estos el carácter de sujetos de especial protec-
ción constitucional con el único fin de que puedan
acceder al goce efectivo de sus derechos fundamen-
4. www.hchr.org.co tales. La población desplazada se ha organizado
36 VANGUARDIA | DOSSIER
para conseguir aunque sea un mínimo la resti-
tución de sus derechos, particularmente el que
afecta al acceso a la tierra; el costo han sido cientos
de líderes sociales desplazados, amenazados y
asesinados.4
“Durante este año (2017) y hasta hoy 20 de
diciembre, en el caso de defensores de derechos
humanos y líderes, un total de 105 homicidios, in-
cluidos: 73 asesinatos contra líderes y lideresas, 18
asesinatos de miembros de movimientos sociales
y políticos, y 14 víctimas durante movilizaciones
sociales. Además hay otros 11 casos más en proce-
 EL DESPLAZAMIENTO FORZADO
so de verificación”. En www.semana.com/nacion/
articulo/lideres-y-defensores-de-derechos-huma-
nos-asesinados-en-colombia-en-el-2017/551193
El Estado por su lado malinterpreta la norma-
tividad, constriñe el acceso a recursos, desarticula
la respuesta, arma “cajas negras”5 que como minas
antipersona se extienden a lo largo de las rutas de
atención que tan penosamente tiene que recorrer
la población desplazada para acceder a los benefi-
cios de la ley,6 empezando por la ayuda humanita-
ria y de emergencia y garantiza la impunidad de
los asesinos: ¿Cómo? mediante la IMPUNIDAD.7
Además de las leyes transicionales que per-
mitieron la desmovilización de más de treinta
mil paramilitares durante el Gobierno de Uribe
Vélez, otras leyes permitieron la participación
de la población desplazadas (como la ley 1448 del
2011 de Víctimas y restitución de tierras), con un
alta participación de las mujeres, en espacios en
donde aún hoy se definen los exiguos presupuestos
y las iniciativas de proyectos productivos, vivienda,
tierras, agua, educación, caminos, etcétera, en esas
pequeñas municipalidades de la Colombia profun-
da en donde se sufrió de manera desproporcionada
el conflicto armado. La reparación colectiva es
lenta en estas comunidades en donde los estragos
del conflicto aún esperan por la intervención del
Estado. Consejos territoriales de planeación, mesas
de víctimas, consejos de justicia transicional, etcé-
tera, son espacios en donde el pueblo desplazado
5. http://agendapublica.elperiodico.com/la-caja-negra-las-
politicas-publicas
6. En sus pronunciamientos la Corte ha sorteado el doble
imperativo de liberar a las personas desplazadas de requisi-
tos exagerados que impidan el acceso al goce de sus dere-
chos fundamentales... Estas pautas quedaron recogidas en
los pronunciamientos mediante los cuales la Corte reiteró
que las autoridades deben interpretar las normas relativas
al desplazamiento forzado de acuerdo con los principios de
legalidad, buena fe, favorabilidad, pro homine y veracidad.
Así, a manera ilustrativa, este tribunal encontró que las au-
toridades desconocen estos principios y, con ello, imponen
cargas desproporcionadas a las personas desplazadas, que
justifica acudir a la acción de tutela para así acceder a un
bien o servicio específico, cuando: (i) les exigen requisitos
adicionales a los consagrados en la ley o el reglamento para
acceder a sus derechos; (ii) la aplicación de los requisitos le-
gales se realiza de manera inflexible, de tal manera que se
exige una prueba específica o se busca “llegar a la certeza de
la ocurrencia de los hechos”, cuando en realidad se trata de
situaciones que pueden ser acreditadas de manera sumaria,
mediante indicios u otra actividad probatoria que sea sufi-
ciente para dar por ciertos, mediante la sana crítica, los he-
interlocuta con un Estado fantasmal que aparece
y desaparece con la misma facilidad.
En los últimos años a partir de la emisión de
la ley 1448 del 2011, la Liga de Mujeres Desplaza-
das, por ejemplo, ha tardado más de tres años en
avanzar apenas en el reconocimiento del daño
colectivo que se le causó; las municipalidades y
departamentos responsables no tienen recursos
para su reparación, las reuniones se dilatan, los
funcionarios son cambiados de manera constan-
te, la desarticulación interinstitucional es total.
ONU Mujeres hace esfuerzos por apoyar estas
organizaciones de mujeres como la Liga, sin resul-
tados visibles. Por el contrario, el resultado más
resonante ha sido el inicio de una indagación de la
Procuraduría General de la Nación para investigar
las razones de por qué no avanzan los esfuerzos
de esta comunidad en lograr su reparación. En
realidad a casi nadie le importa lo que le pase a
este grupo de 500 familias que fueron desplazadas
de manera forzada, algunas con crímenes conexos
como violación sexual, aborto forzado, esclavitud
sexual, desaparición forzada de familiares, otras
sobrevivientes de masacres en donde más de un
familiar fue asesinado, despojadas de sus bienes y
tierras, sin oportunidades de trabajo, educación o
acceso a una vivienda digna y con agua.
Veinte años he estado trabajando al lado
de las víctimas, todas mujeres que han sufrido
desplazamiento forzado y otros crímenes conexos
chos alegados por el accionante; (iii) las normas se interpre-
tan de una manera errónea, de tal modo que se excluye a las
personas desplazadas del acceso a ciertas prestaciones, a pe-
sar de tener derecho a las mismas bajo una interpretación
favorable; (iv) el Estado “se ampara en una presunta omisión
de la persona para impedir efectivamente el acceso a la asis-
tencia a que tiene derecho”; (v) las autoridades invocan cir-
cunstancias administrativas o judiciales que no provienen
de la omisión de los afectados para negar la protección de
sus derechos fundamentales; (vi) se les exige a las personas
desplazadas la interposición de “interminables solicitudes”
ante las autoridades, ya sean actuaciones administrativas o
legales, a pesar de haberse desplegado una actuación sufi-
ciente encaminada a cuestionar las decisiones de la Admi-
nistración (i.e. haber agotado la vía gubernativa); (vii) las au-
toridades se demoran de manera desproporcionada e injus-
tificada en responder las peticiones elevadas por las
personas desplazadas, entre otras. Sentencia T-488/17.
7. www.elcolombiano.com/colombia/paz-y-derechos-
humanos/impunidad-en-homicidios-de-defensores-de-
derechos-humanos-en-colombia-FI7291531. www.publico.es/
internacional/asesinatos-defensores-derechos-humanos-
colombia-impunidad-crece.html
VANGUARDIA | DOSSIER 37
El asesinato al mismo. Si hoy la situación es como la describo,
de lideresas imagínense hace veinte años lo que fue esto para
está al orden estas mujeres y sus familias.
del día, las Una de las cosas más interesantes de la gue-
rra, son los ríos de dinero que se dilapidan en nom-
amenazas no bre de las víctimas; las estructuras ineficientes que
se detienen, crean los gobiernos para instalar una burocracia
la respuesta inútil, que aunque quisiera hacer cosas, no lo
del Estado es logra, porque el sistema de esas estructuras es
totalmente inoperante, monolítico e inhumano, y raramente
insuficiente escucha a las víctimas.
y la impunidad La sociedad civil de los estados donantes, co-
es la garantía mo España, debería estar más atenta a estos temas
y exigir rendición de cuentas de los resultados
de los efectivos en términos del goce efectivo de derechos
criminales de las víctimas de la guerra en Colombia:8
“El ministro para el posconflicto, Rafael Par-
do, junto al embajador de España en Colombia,
Pablo Gómez de Olea, y la representante en Co-
lombia de la Unión Europea (UE), Rachel Brazier,
presentaron tres proyectos para el posconflicto
que tendrán una millonaria inversión con un im-
38 VANGUARDIA | DOSSIER
portante componente internacional, para ayudar
a los procesos de reincorporación, desminado
humanitario y consolidación de la paz en los te-
rritorios. Según explicó el ministró Pardo, ‘esos
tres proyectos suman alrededor de 12 millones de
euros y van orientados a reincorporación; la finan-
ciación principal es del Fondo Multidonante de
la Unión Europea pero también hay financiación
del Gobierno de España y una cofinanciación del
Fondo Colombia en Paz (...)’. El primer proyecto,
implementado por la Cooperativa Mondragón de
España, permitirá promover el emprendimiento y
el desarrollo de la actividad económica y empleos
en los territorios más afectados por el conflicto. (...)
Los beneficiarios serán organizaciones campesinas
y pequeñas empresas rurales que deseen integrarse
en esta forma de organización así como la coope-
rativa Ecomun que pretende integrar en su seno
excombatientes para propiciar su reincorporación.
8. Ultimas noticias para el tema en http://caracol.com.co/
radio/2018/01/25/nacional/1516902044_404402.html
 EL DESPLAZAMIENTO FORZADO
(...) A través de la Agencia Española de Cooperación
Internacional y Desarrollo (Aecid), se gestiona una
contrapartida de 300.000 euros”.
Los acuerdos de La Habana entre las ex-FARC
y el Gobierno de Santos pretendieron dignificar
a las víctimas, y todo el acuerdo dice que gira
en torno a ellas: participación política, justicia
transicional, restitución de tierras, sustitución de
cultivos etcétera, sin embargo, es el mismo Con-
greso de la república el que obstaculiza uno de los
instrumentos más importantes para las víctimas:
la participación política, desmontando dieciséis
curules para la paz, que serían integradas por
representantes de víctimas en el Congreso de la
República de Colombia:
“Al término de una reunión de la Comi-
sión de Seguimiento a la Implementación de los
Acuerdos de Paz (CSIVI), el portavoz de las FARC,
Iván Márquez, calificó la negativa del Senado de
promulgar el acto legislativo que crea las 16 curu-
les para la paz como un nuevo incumplimiento al
acuerdo de paz, por lo que anunció que acudirán
a instancias internacionales. Luego del encuentro
al que asistió el propio presidente, Juan Manuel
Santos, el ahora grupo político declaró: ‘queremos
que se respete el contenido de lo acordado en La
Habana, que se tenga en cuenta que el Gobierno
de Colombia ha adquirido unas obligaciones in-
ternacionales al depositar los acuerdos tanto en
la Confederación Suiza, como ante el Secretario
General de las Naciones Unidas en la forma de una
declaración unilateral de Estado’”.9
Sobra decir que esas curules eran para las
víctimas.10
En todo este fandango la participación de las
mujeres ha sido fundamental. Las mujeres des-
plazadas, conscientes de la tragedia que las sigue,
continúan luchando en sus territorios a pesar de
la existencia de cientos de oenegés que se dedican
fundamentalmente a la denuncia pública; sin
embargo son las organizaciones de mujeres de
base, las indígenas y comunidades negras, las que
continúan en su día a día abriéndose espacio a
codazos, estigmatizadas y perseguidas, sin pro-
tección efectiva para sus comunidades, asistiendo
con sus propios recursos a reuniones convocadas
a kilómetros de sus casas, sin refrigerio para las
largas jornadas, dejando sus hijos a cargo de las
vecinas, preparando los alimentos de madrugada
para cumplir a unos funcionarios que cancelan las
reuniones sin previo aviso y que francamente se
burlan de las necesidades de su comunidad.
El asesinato de lideresas está al orden del
día, las amenazas no se detienen, la respuesta del
Estado es totalmente insuficiente y la impunidad
es la garantía de los criminales.
La Liga de Mujeres Desplazadas, por ejemplo,
ha sido amenazada por las Águilas Negras, un
combo paramilitar que emerge cuando se agu-
diza la lucha social, lideresas han sido violadas,
nuestro centro comunitario fue incendiado en el
2007, nunca ha habido un solo detenido, nunca ha
habido justicia ni para la organización ni para las
mujeres. En razón de lo anterior, la Corte Constitu-
cional exigió una política de protección y la Comi-
sión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)
proveyó a la organización con medidas cautelares
desde el 2009, sin embargo el Gobierno en más de
diez años no ha desarrollado un programa de pro-
tección colectivo para las mujeres y sus familias.
Esa es la realidad de la población desplazada,
es la realidad de las mujeres desplazadas que son
más de la mitad de los siete millones de desplaza-
dos en Colombia. Esa ha sido mi experiencia en
los últimos veinte años al lado de las víctimas y de
una organización reconocida mundialmente por
los avances respecto de los derechos de las víctimas
y por la Ciudad de las Mujeres.11
Las mujeres de España se han hermanado
con las mujeres victimizadas por la guerra en
Colombia,12 con las desplazadas, con las madres
de los desaparecidos por el ejército en lo que se
llamó los falsos positivos, con las lideresas amena-
zadas, con las negras, las campesinas, en fin con
las mujeres; la periodista Lula Gómez escritora y
productora de cine,13 llegó hasta la Ciudad de las
Mujeres, conversó con las víctimas y lanzó al mun-
do Mujeres al frente, la ley de las más nobles.
Mientras el conflicto social y armado conti-
núe en Colombia, sin la desmovilización del ELN
y con el narcotráfico internacional asentado en
nuestros límites, el desplazamiento forzado no
se detendrá en Colombia, con los costos enormes
para las mujeres y los niños y las niñas, que no son
otra cosa más que el futuro de nuestro país.
9. http://caracol.com.co/radio/2017/12/13/nacional/
1513128565_847080.html
10. www.eltiempo.com/politica/congreso/asi-fue-como-se-
enredaron-las-16-curules-de-paz-157860
11. www.ligademujeres.org. https://files.prio.org/
Publication_files/Prio/Lemaitre%20et%20al%20(2014)%20
Sueno%20de%20Vida%20Digna%20Liga%20de%20
Mujeres%20Desplazadas%20JUSTICIA%20GLOBAL%207.pdf
12. http://blogs.publico.es/otrasmiradas/8566/la-ciudad-de-
las-mujeres-quiere-hermanarse-con-madrid
13. https://lulaink.com/portfolio/mujeres-al-frente-la-ley-de-
las-mas-nobles
VANGUARDIA | DOSSIER 39
 Paramilitares,
neoparamilitares
y grupos privados
de seguridad ilegal
Ariel Ávila
SUBDIRECTOR DE LA FUNDACIÓN PAZ Y RECONCILIACIÓN.
PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA.
COLUMNISTA DE LA REVISTA ‘SEMANA’ Y EL DIARO ‘EL PAÍS’.

L
AS ESTRUCTURAS PARAMILITARES
no han sido homogéneas a nivel
mundial; de hecho su naturaleza
varía de acuerdo a dos condicio-
nes. Por un lado, la dependencia
económica frente a las élites do-
minantes que auspician el na-
cimiento de estos grupos y, por
otro lado, el contexto de guerra,
Colombia ha pasado por una serie de etapas
en sus estructuras paramilitares. Lo que actual-
mente vive el país, no es una cuestión del azar
y tampoco son condiciones externas lo que lo
explican. El gráfico 1 muestra los tipos o modelos
paramilitares que se crearon en la región.
GRÁFICO 1
MODELOS PARAMILITARES
CERCANO AL ESTADO

ALEJADO AL ESTADO
ya sea generalizada o de baja intensidad, que se
vive en el territorio. AAA PAC RC AUC
Así por ejemplo, una cosa fue la Triple A
Argentina, que fue una estructura paramilitar PATRULLAS DE AUTODEFENSAS
compuesta mayoritariamente por militares argen- AUTODEFENSA CIVIL UNIDAS DE
GUATEMALA COLOMBIA
tinos, que se vestían de civil y en las noches asesi- ALIANZA
naban a la oposición. Nótese cómo eran militares, ANTICOMUNISTA RONDAS DE
ARGENTINA CAMPESINOS -PERÚ
es decir, sus armas, sueldos y centros de operación
dependían del Gobierno de turno, había muy baja Cómo se ve, se identifican cuatro grandes modelos.
independencia. Además en la medida en que no En el gráfico se puede ver que al extremo izquierdo
había una guerra generalizada, sino un contexto está el punto más cercano al Estado en términos
de impunidad, donde las acciones selectivas eran económicos y al extremo derecho el punto más
las que primaban. Otra cosa se dio por ejemplo en lejano al Estado. La explicación es la siguiente.
la República Democrática del Congo o antiguo
Zaire, donde los paramilitares, si bien tenían mu- · A) Alianza Anticomunista Argentina o la Triple AAA.
chas relaciones con agentes estatales, tenían una Su armamento, entrenamiento y cuartel general
estructura económica independiente y además eran administrados por el Estado. Además, al ser
había un contexto de guerra generalizada que les funcionarios estatales, dependían económicamen-
permitió realizar acciones de violencia masiva. te, casi que para todo, del dinero entregado por

40 VANGUARDIA | DOSSIER
la institucionalidad. Fueron estructuras
típicas de las dictaduras, que en gran
parte del continente recibían el nombre
de escuadrones de la muerte.
· B) PAC o Patrullas de Autodefensa Civil. Las
PAC era grupos de civiles que fueron
armados por la dictadura guatemalteca
para combatir los grupos guerrilleros.
En algunos casos fueron obligados y a
medida que pasó el tiempo se crearon
incentivos no necesariamente materiales
para lograr su permanencia. En muchos
casos debían cumplir cuotas de eficiencia
en el combate a las guerrillas, y pueblos
enteros fueron trasladados bajo la figura
de Aldeas Modelo. Esta estrategia puso a
pelear a hermanos, primos y vecinos, es
decir, causó una implosión de las comuni-
dades rurales. En todo caso se debe aclarar
que este modelo no es estrictamente
originario de Guatemala, algunos histo-
riadores lo ubican en Vietnam.
· C) Rondas Campesinas peruanas. Este mo-
delo está aún más alejado del Estado en
términos económicos. Lo que hizo el
Gobierno peruano fue armar una serie
de estructuras civiles rurales que nacie-
ron de forma autónoma al Estado. Los
ronderos ejercían un control territorial
en algunas zonas de Perú, y el Estado lo
que hizo fue utilizarlas para combatir
a Sendero Luminoso. En otras palabras
fueron estructuras de seguridad privada
que surgieron debido a la ausencia estatal
y luego fueron utilizadas en la guerra
contrainsurgente peruana. El Estado les
entregó armas, muchas de ellas viejas,
pero no había sueldo estable, ni campa-
mentos conjuntos.
· D) AUC colombianas. Las Autodefensas
Unidas de Colombia nacieron en 1997,
pero son el producto de dos expansiones
paramilitares previas ocurridas desde la
década de los setenta del siglo XX. Con
muchas relaciones con agentes estatales,
operaciones militares conjuntas con las
fuerzas militares colombianas, pero sin
dependencia económica del Estado. De
hecho eran las estructuras paramilitares
las que pagaban un sobresueldo a algunos
militares y no al revés.
El paramilitarismo en
Colombia
Se podría hablar de cuatro momen-
tos históricos del paramilitarismo. El pri-
mero cobija la década de los años setenta
y principios de los ochenta del siglo XX.
Básicamente durante esos años fue legal
construir estructuras paramilitares en
Colombia, y lo que hacía la fuerza pú-
blica era capacitar estructuras privadas
de seguridad al mando de ganaderos y
en general terratenientes en Colombia.
Eran algo así como estructuras privadas
de seguridad al mando de élites locales.
Las Autodefensas de Ortega y Cajíbio o
las Autodefensas Campesinas de Meta y
Vichada son un buen ejemplo.
Al igual que lo ocurrido en Perú,
algunos ganaderos y terratenientes ma-
nifestaban inseguridad en la ruralidad
–abigeato, atraco en carreteras...–, lo que
les permitió justificar la creación de estos
ejércitos privados. Al final, dichas estruc-
turas sirvieron para que estos ganaderos
y terratenientes despojaran de tierra a
pequeños y medianos campesinos en in-
mediaciones de sus propiedades.
A mediados de los años ochenta se
agregó un nuevo actor a estos ejércitos
privados, el narcotráfico. Algunos gru-
pos guerrilleros, vieron en estos nuevos
ricos que comenzaban a surgir en algu-
VANGUARDIA | DOSSIER 41
 PA R A M I L I T A R E S , N E O PA R A M I L I T A R E S Y G R U P O S P R I VA D O S D E S E G U R I DA D I L E G A L
nas regiones del país una oportunidad
para financiar sus estructuras armadas.
Un quiebre en esta relación se dio con
el secuestro de una de las hermanas de
los narcotraficantes Ochoa en Medellín,
miembros del cártel de Medellín. Luego
del secuestro los narcotraficantes crearon
el grupo MAS o Muerte a Secuestradores.
Un ejército privado que rápidamente
comenzó a perseguir no sólo a las guerri-
llas, sino también a los movimientos de
izquierda.
Para 1986, además de narcos y ga-
naderos, los paramilitares sumaron un
nuevo actor: las élites políticas y regiona-
les del país. Antes de 1986 en Colombia
no había elección popular de alcaldes y
gobernadores. Debido a un incremento
de la protesta y la conflictividad social, se
decidió democratizar lo local y regional.
Como era de esperarse fuerzas alternati-
vas o emergentes a los tradicionales par-
tidos Liberal y Conservador comenzaron
a ganar espacio político. Para finales de
los años ochenta lograron conquistar
MAPA 1, 2 Y 3
PRESENCIA PARAMILITAR
A NIVEL MUNICIPAL
1994
109
MUNICIPIOS
42 VANGUARDIA | DOSSIER
25 alcaldías, otras 123 por coalición y eli-
gieron representantes a la cámara y sena-
dores. La respuesta de las élites fue buscar
narcos y paramilitares para eliminar la
competencia política. A la vez sectores
del Estado colombiano comenzaron a
practicar el asesinato selectivo a líderes
de izquierda, entre los caídos habían
senadores, representantes a la Cámara,
periodistas y hasta candidatos presiden-
ciales. Obviamente, al final terminarían
aliados estos dos sectores y esta época fue
denominada en Colombia como la guerra
sucia y en documentos de inteligencia se le
denominó la operación Baile Rojo. Más de
cuatro mil militantes de izquierda fueron
asesinados por una alianza entre agentes
estatales, narcos y paramilitares.
De esta forma, para inicios de los
años noventa, la base social del paramili-
tarismo se componía de ganaderos, narco-
traficantes y políticos. Una increíble base
social. El mapa 1, construido con datos de
la Fiscalía Nacional, muestra la presencia
paramilitar en 1994.
No debe olvidarse que los paramili-
tares ayudaron en la cacería contra Pablo
Escobar, y como premio varios de sus ejérci-
tos fueron legalizados bajo la figura de las
Convivir, que sobre el papel eran civiles
que debían ayudar a prestar seguridad,
pero en la realidad fueron la forma para
legalizar ejércitos criminales en grandes
zonas del país.
Entre 1996 y 1997 se dio un gran
debate en torno a estas estructuras y
sobre todo se discutió un concepto que
promovió el entonces gobernador del
departamento de Antioquia, Álvaro Uribe
Vélez, quien años después sería presiden-
te. Se trataba de la “neutralidad activa”,
que buscaba justificar el involucramiento
de civiles en el conflicto armado. Luego
de esta discusión las Convivir fueron ile-
galizadas, y sólo unas semanas después
nacieron las AUC o Autodefensas Unidas
de Colombia. El mapa 2 muestra la pre-
sencia paramilitar en 1997.
Con la creación de las AUC comenzó
el más grande proceso de homogeneiza-
1997
311
MUNICIPIOS
 PA R A M I L I T A R E S , N E O PA R A M I L I T A R E S Y G R U P O S P R I VA D O S D E S E G U R I DA D I L E G A L

ción política en Colombia. Se desplazaron más de La alianza Pero no sólo eligieron el Congreso de la re-
cuatro millones de personas, se asesinaron casi entre políticos pública, los grupos paramilitares aportaron mu-
200.000 personas y el paramilitarismo llegó a con- y paramilitares chos votos para la elección de Uribe. El gráfico 2
trolar más de 700 municipios. Al final, políticos llegó a su muestra el número de desplazamientos forzados
locales y regionales se aliaron con paramilitares y por año. Nótese cómo entre el año 1997, fecha en
se destruyó toda oposición. El resultado de dicha
máxima que comienza la expansión paramilitar, y el 2006,
alianza fue la creación de dictaduras y autoritaris- expresión cuando las AUC desaparecen, se producen cerca
mos regionales, donde el disenso era castigado con en el año 2002, de cuatro millones de desplazamiento forzados.
la muerte, produciéndose la mayor homogeneiza- allí los GRÁFICO 2
ción política violenta de las regiones en la historia paramilitares DESPLAZAMIENTO (EXPULSIÓN)
del país. Las élites locales y regionales utilizaron a eligieron más 850.000

los grupos paramilitares como guardias pretoria- de un 30% del 800.000 764.523

nas y grupos privados de seguridad para eliminar Congreso de la 750.000

la oposición política y maximizar los intereses

económicos. Con ello se produjo la captura de la
república, es 700.000

representación política. Al final este proceso sería

decir, cerca de 650.000 660.500

conocido en Colombia como la parapolítica. 50 senadores y 600.000

588.281

NÚMERO DE DESPLAZADOS
La alianza entre políticos y paramilitares lle- representantes 550.000 488.084

gó a su máxima expresión en el año 2002, allí los a la Cámara 500.000

476.854

458.117
paramilitares eligieron más de un 30% del Congre- 450.000
462.029
438.715

so de la república, es decir, cerca de 50 senadores 400.000

421.243
y representantes a la cámara. Además de decenas 350.000 302.340

de alcaldes, gobernadores, concejales y diputados 300.000

280.696
301.594
departamentales. El mapa 3 muestra la presencia 250.000
272.542 264.542

de las AUC en el año 2002. 241.534

272.905
226.515
200.000 231.427
252.198
150.000
120.487
100.000
75.425
50.000

2002
97
98
99
00
01
02
03
04
05
06
07
08
09
10
11
12
13
14
15
16
17
19
19
19
20
20
20
20
20
20
20
20
20
20
20
20
20
20
20
20
20
20
FUENTE: Registro Único de Víctimas (RUV).

En el año 2006 se repite la historia, y a pesar

722 de que los paramilitares estaban en un proceso de
MUNICIPIOS negociación, apoyaron nuevamente a todo tipo de
políticos. El cuadro 1 muestra la relación de sena-
dores y representantes a la cámara investigados
que habían sido electos en el año 2006 (como se ve
la gran mayoría de la coalición de Gobierno).
En el 2002 gran parte de la clase política no
necesita al paramilitarismo, ya habían logrado el
control político casi que hegemónico en varias re-
giones colombianas. Así que entre el 2003 y el 2006
se dio el proceso de desmovilización paramilitar.
Sobre el papel se desmovilizaron más de 30.000
paramilitares y se entregaron cerca de 18.000
armas de fuego. Sin embargo, en el territorio las
comunidades tenían otra versión de los hechos.

El rearme paramilitar
Durante el proceso de desmovilización pa-
ramilitar, se creó por parte de la Organización de
Estados Americanos (OEA) una misión de apoyo y
verificación, cuyo fin era el de informar de forma
FUENTE: Fundación Paz & Reconciliación,
a partir datos de la Fiscalía Nacional. independiente el proceso de DDR o Desmoviliza-

VANGUARDIA | DOSSIER 43
 PA R A M I L I T A R E S , N E O PA R A M I L I T A R E S Y G R U P O S P R I VA D O S D E S E G U R I DA D I L E G A L
CUADRO 1
INVESTIGADOS EN PARAPOLÍTICA POR PARTIDO EN SENADO, 2006
TOTAL CURULES CURULES
SENADO
· COALICIÓN URIBISTA
· PARTIDO COLOMBIA DEMOCRÁTICA
· MOVIMIENTO COLOMBIA VIVA
· PARTIDO CONVERGENCIA CIUDADANA
· MOVIMIENTO ALAS EQUIPO COLOMBIA
· PARTIDO CAMBIO RADICAL
· PARTIDO CONSERVADOR COLOMBIANO
· PARTIDO SOCIAL DE UNIDAD NACIONAL
· DEJEN JUGAR AL MORENO
· MOVIMIENTO NACIONAL PROGRESISTA
· MOVIMIENTO CONSERVATISMO INDEPENDIENTE
· PARTIDO LIBERAL COLOMBIANO
· POLO DEMOCRÁTICO ALTERNATIVO
· MIRA
FUENTE: Registraduría Nacional del Estado Civil, cálculos totales: Claudia López.
ción, Desarme y Reincorporación. A esta
misión se la denominó MAPP/OEA (Misión
de Apoyo al Proceso de Paz/OEA).
En febrero del 2007, es decir, apenas
unos meses después de terminado el pro-
ceso de desmovilización, la MAPP/OEA
manifestaba en su octavo informe que
habían zonas donde prácticamente no
pasó nada. La población no sentía cambio
alguno, y se había producido un proceso
de rearme paramilitar. Dicho informe
decía: “Como resultado de las labores de
verificación, la Misión ha identificado
22 nuevas estructuras compuestas por
aproximadamente 3.000 integrantes, de
los cuales una parte fueron miembros
de las Autodefensas. Sobre 8 de estas es-
tructuras se tienen indicios de un posible
fenómeno de rearme, constituyéndose
estos casos como alertas. Los restantes 14
casos han sido plenamente verificados
por la Misión. Es relevante destacar que la
MAPP/OEA ha observado que las agrupa-
ciones que han surgido luego de las des-
movilizaciones de las AUC y los reductos
que no se desarticularon, han reclutado
personas que se encuentran en el proceso
de reinserción; no obstante, sólo una par-
te de sus miembros son desmovilizados”.
En total se puede decir que surgie-
ron tres tipos de grupos. Unos desmo-
vilizados que se rearmaron luego del
proceso. Principalmente eran mandos
medios que se sentían traicionados por
el proceso de reincorporación. También
habían grupos disidentes, es decir, que
nunca entraron en el proceso de desmo-
44 VANGUARDIA | DOSSIER
PORCENTAJE
(ESCAÑOS) INVESTIGADOS RESTANTES RIESGO
70 34 36 49
3 4 -1 133
2 4 -2 200
7 4 3 57
5 3 2 50
15 7 8 47
18 5 12 28
20 7 13 35
18 5 13 28 %
10
2
vilización y mantuvieron su actividad
armada. Por último, habían unos grupos
emergentes, que nacieron donde antes
habían operado las estructuras parami-
litares, pero que habían estado bajo su
dominio y luego de su desmovilización
lograron tener independencia, o grupos
que habían llegado de otras zonas que
buscaban copar el territorio dejado por
los paramilitares.
Al final se contabilizaban más de
120 estructuras, que comenzaron un pro-
ceso de cooptación. Fue una guerra que
desangró varias zonas del país. El Estado
colombiano comenzó a llamar a estos
grupos como BACRIM o Bandas Crimina-
les. Con ello pretendía quitarles cualquier
connotación política y sobre todo borrar
el concepto de paramilitarismo.
El discurso oficial fue vincular a
estos grupos con actividades únicamente
del narcotráfico, pero poco a poco su dis-
curso se fue derrumbando, ya que estas
estructuras criminales asesinaban líderes
sociales, intimidaban a la oposición po-
lítica y tenían comportamientos típicos
de estructuras paramilitares. El mapa 4
muestra los líderes reclamantes de tierra
que fueron asesinados entre 2011 y 2015.
A medida que estos grupos se fueron
cooptando, el número de estructuras
descendió, se pasó de 121 estructuras en
todo el país a 7 en 2014 y 5 en 2017. Pero
la presencia municipal se fue incremen-
tando. Las autoridades mostraban, como
resultado de la lucha contra el crimen,
el número de capturas, y si bien estas
MAPA 4
LÍDERES DE RESTITUCIÓN DE TIERRAS
ASESINADOS ENTRE 2011 Y 2015
30
NÚMERO ASESINATOS
LA GUAJIRA
% 14
% BOLÍVAR 4
%
SUCRE NORTE DE
% SANTANDER
3
% CÓRDOBA
2
%
% 1
SANTANDER
%
ANTIOQUIA
ARAUCA
RE
ANA
CAS
CHOCÓ
A
LIM
QUINDIO
TO
META
ILA
CAUCA
HU
NARIÑO
FUENTE: Fundación Paz
& Reconciliación.
aumentaban, sobre el terreno no pasaba
nada. El gráfico 3 muestra el número de
capturas contra estas organizaciones ver-
sus el incremento del pie de fuerza de la
Policía Nacional. En el margen izquierdo
se leen las capturas, y en el derecho, la
fuerza pública.
Entre el año 2011 y hasta el 2015
estalló la guerra que definió la presencia
de estos grupos neoparamilitares y que es
la raíz de lo que pasa actualmente en Co-
lombia. Los rastrojos por un lado, ligados
al cártel del Norte del Valle, y los urabeños
por el otro, más ligados al corazón de la
casa Castaño de las AUC: trece departa-
mentos del país entraron en guerra, y al
final los urabeños se impusieron. De esa
guerra surgieron tres grandes trasforma-
ciones en la operatividad de estos grupos.
1. Por un lado se produjo un fenó-
meno que se denomina subcontratación
criminal. Básicamente tanto urabeños
como rastrojos desarrollaron la guerra
sin grandes masacres, ni combates. Lo
que hacían era que contactaban grupos
juveniles violentos, llamados pandillas,
generalmente mataban al jefe y al resto
del grupo lo ponían a trabajar para la
organización criminal. Por ello, sólo con
 PA R A M I L I T A R E S , N E O PA R A M I L I T A R E S Y G R U P O S P R I VA D O S D E S E G U R I DA D I L E G A L

GRÁFICO 3 GRÁFICO 5
CAPTURAS BACRIM VERSUS EFECTIVOS POLICÍA NACIONAL VICTIMIZACIÓN CONTRA LÍDERES SOCIALES EN COLOMBIA.
POSTCONFLICTO DESDE EL 24 NOVIEMBRE DE 2019

163.959
5.000 200.000

159.582
· Agresiones contra líderes sociales y defensores
138.299

149.473
146.992

4.500 180.000 de derechos humanos.

· Homicidios a líderes sociales y defensores de derechos humanos.

183.859
4.000 160.000

EFECTIVOS FUERZA PÚBLICA

168.078
60

3.895
3.817
3.500 140.000 50
50
CAPTURAS

3.000 120.000
3.366

4.493

174.883
40 34 34
2.935

2.500 100.000
30 23 25

2.666
2.000 80.000 22
18 17 18 18
26
2.087

20
22 16
1.500 60.000 10 11
9
2.117

10 7 8 8 4 7
1.000 40.000 2 3
10
0
500 20.000

O
E

ZO

TO

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L

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RI
BR

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0 0

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M

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07

08

09

11
10

12

13

14

FE
VI

CI

PT
NO
20

20

20

20

20

20

20

20

DI

SE
algunos homicidios selectivos y de un día nominan organizaciones criminales de líderes sociales. El gráfico 5 muestra la
para otro, ciudades completas pasaban a nueva generación, tal como puede verse evolución de la victimización contra este
ser dominadas por urabeños o rastrojos. en el gráfico 4. tipo de personas.
2. También se dio un fenómeno de El mejor ejemplo de esto son los En la vida diaria estos grupos son
autonomía criminal, ya que estos grupos urabeños o conocidos como el clan del mercenarios, contratados para eliminar
juveniles violentos prestaban un servicio Golfo. En el centro tienen una mesa di- la oposición y el disenso. Así las cosas para
a la organización criminal, pero tenían rectiva de cinco personas, luego hay una muchos líderes regionales y locales la vio-
autonomía para desarrollar otras activi- especie de asamblea de socios, compuesta lencia es un instrumento de competencia
dades ilegales. De tal forma, que estos gru- por 51 mandos regionales. Cada uno de política. El mapa 5 muestra la presencia
pos locales incluso prestaban servicios de estos mandos, más los coordinadores, de estos grupos neoparamilitares.
sicariato o lo que se denomina homicidios contribuyen con dinero para una fuerza MAPA 5
por encargo, y también pueden manejar de élite de seguridad que se hacen llamar PRESENCIA DE GRUPOS
la extorsión de menor cuantía o la extor- Autodefensas Gaitanistas de Colombia, ARMADOS ORGANIZADOS
sión a locales comerciales. que son el brazo armado y en general sólo

2018
3. Por último, las BACRIM comen- obedecen las directrices de la organiza-
zaron a aplicar la violencia selectiva, y lo ción. Pero además cada mando regional
que ellos denominaron los homicidios y coordinador puede tener un ejército
ejemplarizantes, es decir, ya no mataban privado y subcontratar organizaciones 233
30 o 40 personas en una masacre, sino locales criminales. MUNICIPIOS
que asesinaban líderes comunitarios con Para sostener este emporio criminal,
gran sevicia, descuartizaban cuerpos o el clan del Golfo se ha convertido en un
se aplicaba una violencia degradada y lo gran holding empresarial, donde se ma-
mostraban como ejemplo a la comuni- nejan todo tipo de economías ilegales.
dad, para que nadie se rebelara contra la Una de ellas es la de los servicios privados
organización criminal. de seguridad ilegales. Uno de los ejemplos
Todos estos cambios llevaron a que es el siguiente:
en Colombia se diera aquello que se de- Desde la firma de los acuerdos de
GRÁFICO 4
paz entre el Gobierno colombiano y las
RUEDA DE BICICLETA FARC, han sido asesinados casi un cente-
ONAL ONAL nar de líderes sociales: personas que iban
GI GI
a participar en política o nuevas fuerzas
RE

RE
ES

ES

OS REGIO
emergentes, líderes reclamantes de tierra
ND o que buscaban la verdad y líderes comu-
NA
51 MA

nales son la mayoría de las víctimas. Todo

LES

5 parece indicar que hay personas en la le-

S
COO

RE

R
DIN AD
galidad, como políticos y empresarios que
O

GI
ONAL
GI
ONAL contratan a estos grupos, ya sean locales,
FUENTE: Fundación Paz & Reconciliación,
RE

RE
ES

ES

regionales o nacionales para que asesinen a partir datos de la Fiscalía Nacional.

VANGUARDIA | DOSSIER 45
La implacable desigualdad
en Colombia
‘La primera fuente del mal es la desigualdad’
Jean-Jacques Rousseau

46 VANGUARDIA | DOSSIER
Javier García Estévez
PROFESOR ASISTENTE DEL CENTRO
INTERDISCIPLINARIO DE ESTUDIOS
PARA EL DESARROLLO DE LA UNIVERSIDAD
DE LOS ANDES, COLOMBIA.

VANGUARDIA | DOSSIER 47

1. América Latina es una de
las regiones más desiguales
del mundo. En Perú, Boli-
via, Colombia y Paraguay,
el 20% de la población con
menor ingreso recibe sólo
5% de los ingresos totales.
CUADRO 1
COEFICIENTE DE GINI DE INGRESOS DE COLOMBIA Y POSICIÓN A NIVEL MUNDIAL DENTRO DE LOS PAÍSES CON MAYOR DESIGUALDAD
AÑO
2010
2011
2012
2013
2014
2015
· El coeficiente de Gini mide la distribución del ingreso entre individuos o hogares al interior de una economía. Un coeficiente de
Gini de 0 representa igualdad perfecta, mientras que un Gini de 1,00 implica desigualdad perfecta.
· Dentro de los países con menores niveles de desigualdad encontramos a Noruega (0,26), Finlandia (0,27), y Suecia (0,27).
FUENTE: Banco Mundial.
48 VANGUARDIA | DOSSIER
L A IMPL AC ABLE DESIGUALDAD EN COLOMBIA
C
OLOMBIA ES UNO DE LOS PAÍSES
más desiguales del planeta. Po-
see uno de los más altos niveles
de concentración del ingreso y
de la riqueza. Su sistema polí-
tico no cuenta con la apertura
democrática que asegure la
representación de los diversos
intereses políticos, sociales y
regionales. La estructura económica depende en
gran medida de sectores extractivos (petróleo y
carbón). El agro y la industria están sumidos en
una prolongada crisis. Son estos sectores los que
podrían generar empleos formales bien remu-
nerados, y enfrentar por esta vía la desigualdad.
El sistema tributario y fiscal tiene una escasa
capacidad redistributiva. Adicionalmente, el
Estado colombiano no posee un sólido sistema
de bienestar social que construya oportunidades
similares para todos los ciudadanos y que ofrezca
protecciones sociales a la población excluida.
Reducir la desigualdad en Colombia demanda
hondas transformaciones a su sistema político y
a la estructura económica.
COEFICIENTE DE GINI
DE INGRESOS
0,55
0,54
0,53
0,53
0,53
0,51
El cuadro 1 muestra que Colombia ha ocu-
pado las primeras posiciones dentro de los países
con mayor desigualdad en los últimos años. Y no
es un problema nuevo. Por varias décadas el coe-
ficiente de Gini de ingresos ha permanecido casi
inalterado. Dentro de la región latinoamericana,
Colombia es el país que concentró una mayor parte
del ingreso en el 1% más rico de la población, entre
1993 y el 2014 (Cepal, 2016).1
El ingreso de las cinco personas más ricas
de Colombia suma tanto dinero como el de 8,2
millones de personas, que representan el 55% de
la población más pobre de Colombia. El 20% más
rico de la población colombiana percibe 11 veces
más ingresos que el 20% más pobre.
Por su parte, si miramos la distribución de la
riqueza, es decir, la distribución de los activos de la
sociedad, la situación de desigualdad no es menos
desalentadora. El coeficiente de Gini de distribu-
ción de la tierra es de un 0,91 por ciento, y el Gini
de la propiedad accionaria es 0,95 por ciento.
La desigualdad tiene múltiples dimensiones
más allá de la económica; pueden mencionarse,
por ejemplo, las desigualdades sociales, étnicas,
POSICIÓN DENTRO DE LOS PAÍSES
CON MAYOR DESIGUALDAD
2
3
2
2
1
3
 L A IMPL AC ABLE DESIGUALDAD EN COLOMBIA
de género, urbano-rurales y territoriales. Describi-
remos a continuación algunas de las principales
manifestaciones de la desigualdad en Colombia.
Respecto de las desigualdades étnicas encontra-
mos que al nacer los ciudadanos tienen desiguales
probabilidades/oportunidades de sobrevivir. En
los territorios con población mayoritariamente
indígena2 y/o afrodescendiente, poblaciones que
históricamente han sido discriminadas, la tasa
de mortalidad infantil3 es de 34, mientras en el
conjunto de la nación es de 20. Estas desigualdades
se mantienen a lo largo de la vida. Por ejemplo, la
cobertura en educación media es de sólo 40% para
los adolescentes indígenas, mientras es del 80%
para el conjunto de la nación.
La desigualdad de género tiene también múlti-
ples aristas. Según ONU Mujeres, las mujeres co-
lombianas tienen una tasa más alta de educación
que los hombres. Sin embargo, ellas se enfrentan
aún a serias dificultades de acceso al empleo, y
cuando entran al mercado laboral, existen brechas
salariales respecto de los hombres y trabajan en al-
tos niveles de informalidad (sin protecciones socia-
les). La tasa de desempleo de las mujeres es casi el
doble de la de los hombres. En el último trimestre
del 2017, la tasa de desempleo de las mujeres fue
de un 11,3%, la de los hombres 6,7%.
Las desigualdades sociales son insondables. Una
muestra de ello es que 1 de cada 3 niñas tiene em-
barazo adolescente en los sectores de la población
más pobre. En contraste, sólo 1 de cada 15 en los
sectores sociales más ricos. En la vejez, un 48%
de las personas mayores de 60 años son pobres y
sólo un 30% tiene una pensión. Las desigualdades
son acumulativas. Las condiciones de vida serán
mucho peores si se es al mismo tiempo mujer, indí-
gena, de sectores rurales y víctima de la violencia.
Las desigualdades urbano-rurales son significa-
tivas y han persistido por décadas. Desigualdades
en términos de violencia, de ingresos, calidad de
vida, infraestructuras, etcétera. El analfabetismo
en las áreas rurales en personas mayores de 15 años
es de un 12,5%, casi cuatro veces más que los datos
nacionales para las zonas urbanas, que es de un
3,3% (DANE, 2015). Las pobreza en las zonas rurales
es de un 40,3%, en las urbanas 24,1%.
Existen también grandes desigualdades entre las
regiones de Colombia. En la región Caribe, formada
por 8 de los 32 departamentos del país y con cerca
de 10 millones de habitantes4 (casi una quinta
parte del total), la concentración espacial de la po-
breza escasamente ha cambiado en cuatro décadas
(Galvis y Meisel, 2010). La esperanza de vida de un
ciudadano en Bogotá y Antioquia es de 75 años, en
las regiones del sur del país es de 65.
Algunas causas de la desigualdad
en Colombia
La desigualdad tiene un carácter estructural y
por tanto sus causas también. No nos proponemos
aquí hacer un análisis exhaustivo de ellas, solo
abordaremos las fundamentales para comprender
el fenómeno y construir el diagnóstico.
El primer aspecto a analizar es de carácter
político. Aunque la desigualdad es una de las ban-
deras políticas predilectas de los gobiernos, poco o 2. Se estima que en Colom-
nada se avanza en la realidad. Hace cuarenta años, bia hay más de cinco millo-
el presidente López llamó a su plan de Gobierno nes de personas pertene-
Para cerrar la brecha. Se trató más de un conjunto cientes a un grupo étnico,
de postulados bien intencionados que de estra- representando al 13,7% de
tegias concretas para reducir la desigualdad. El la población colombiana,
presidente actual, Juan Manuel Santos se planteó de acuerdo con el censo de
como gran objetivo de su propuesta de Gobierno población del 2005 del De-
construir una Colombia en paz, equitativa y edu- partamento Nacional de Es-
cada. Una novedad interesante es que por primera tadística (DANE).
vez un presidente se comprometió con una meta 3. La tasa de mortalidad in-
concreta, en este caso reducir para el 2018 el coefi- fantil (TMI) es el número de
ciente de Gini de 0,54 a 0,52. defunciones de niños me-
Una de las principales causas de la desigual- nores de un año por cada
dad en Colombia es la concentración del poder po- 1.000 nacidos vivos en un
lítico y económico. Una élite política y económica determinado año.
controla el Estado y hace prevalecer sus intereses. 4. De ellos un 21,5% es afro-
La expresión de diversos actores sociales, regiona- descendiente, y un 8,7% es
les y sectoriales no logra representación política indígena.
VANGUARDIA | DOSSIER 49
 L A IMPL AC ABLE DESIGUALDAD EN COLOMBIA
en el Estado. De los 26 presidentes del
siglo XX, 11 fueron bogotanos y 6 paisas
(de Antioquia y el eje cafetero); sólo uno
del sur del país y ninguno de la costa
caribe. Si analizamos los departamentos,
vemos que 8 concentran un 60% de la
representación política en el Congreso de
la República; 11 departamentos no tienen
senadores. Esto significa que no todos los
territorios de la nación tienen participa-
ción en la decisión y distribución del pre-
supuesto del Estado, de las competencias,
de los contratos, etcétera.
La segunda causa de la desigualdad
es económica. La economía colombiana
ha crecido a muy buenas tasas en las
últimas décadas. De hecho, Colombia es
uno de los países latinoamericanos con
mejores indicadores económicos. No obs-
tante, su economía está sobre todo basada
en la exportación de petróleo y carbón,
que gracias a los buenos precios interna-
cionales gozó de una efímera bonanza. No
se ha cumplido la idea de los economistas
ortodoxos de primero crecer y luego dis-
tribuir. No existe una clara conexión entre
el dinamismo económico y el bienestar
social de la mayoría de los ciudadanos.
El agro y la industria colombiana
se encuentran sumidos en una honda
crisis. Uno de los principales problemas
de la economía colombiana es que no ha
logrado consolidar un proceso dinámico
industrial, que genere empleos bien re-
munerados5 y que por esta vía contribuya
a reducir la desigualdad.
GRÁFICO 1
IMPACTO DEL GASTO PÚBLICO DESTINADO A SUBSIDIOS EN LA MODIFICACIÓN DEL COEFICIENTE DE GINI
SIN SUBSIDIOS
CON SUBSIDIOS
COLOMBIA
0,6 0,56 0,55 0,54 0,54
COEFICIENTE DE GINI
0,56 0,55
0,5 0,54 0,54
0,4
0,3
0,2
0,1
2010 2011 2012 2013
FUENTE: “Exposición de motivos del proyecto de ley 186 por medio de la cual se regula la política de gasto público en subsidios”, Senado de Colombia, 2016, pág. 48.
50 VANGUARDIA | DOSSIER
La tercera causa es el funcionamien-
to del Estado y el no cumplimiento de su
misión redistributiva. En muchos países
la intervención del Estado disminuye la
desigualdad. En Colombia no. El gráfico
1 muestra el nulo impacto del gasto pú-
blico en la modificación del coeficiente
de Gini. En el caso británico (lado derecho
del gráfico 1), la intervención del Estado
redujo el coeficiente de Gini de 0,56 a 0,32
en el año 2015.
Adicionalmente, los impuestos lo-
gran una escasa redistribución, y por el
contrario los impuestos indirectos que
son regresivos han ganado mayor peso
en la estructura tributaria del país. El
impuesto a la renta de las personas na-
turales en Colombia es uno de los que
menos contribuyen en América Latina a
reducir la desigualdad. El 10% más rico
de la población paga por este impuesto
una proporción mucho menor de sus
ingresos que en el promedio de la región
(Cepal, 2017).
¿Cómo reducir la
desigualdad?
Las implicaciones del diagnóstico
planteado son claras. El primer aspecto
para reducir la desigualdad es una real
apertura democrática del sistema político co-
lombiano, que logre dar representación a la
diversidad étnica y cultural, a los diversos
sectores sociales, políticos y regionales, de
manera que el Estado pueda tramitar de
forma eficaz las expectativas ciudadanas.
0,55
0,53
COEFICIENTE DE GINI
0,54
0,52
2014 2015
En segundo lugar, es fundamental
la generación de empleo formal bien remu-
nerado. De acuerdo con el economista
Jose Antonio Ocampo, el empleo formal
es el principal mecanismo que encadena
lo económico con lo social, porque es la
fuente de ingreso de la mayoría de las
familias. Es importante poner en marcha
una buena política industrial que pro-
mueva el desarrollo productivo del agro
y la industria, y que logre diversificar la
estructura económica del país.
En tercer lugar, Colombia debe ro-
bustecer y consolidar su lánguido sistema
de bienestar social, con verdaderas políticas
de educación, de salud, de pensiones, y
con mecanismos específicos para apoyar
a los sectores más pobres.
Un aspecto crucial es el educativo.
La financiación de la educación por parte
del Estado y del sector privado/familias
alcanza un 5,8 % del PIB en Colombia. El
promedio de la OCDE es de 5,2%. Sin em-
bargo, el dato que llama la atención es la
proporción que asumen las familias: 32%
en el caso de Colombia, 15% en promedio
para la OCDE. Hacer que la educación
dependa en esa medida de la financiación
de las familias en un país con las caracte-
rísticas sociales aquí descritas pone en
riesgo el acceso a educación de calidad pa-
ra los sectores en condiciones de vulnera-
bilidad. En el ranking de los 300 mejores
colegios de Colombia, apenas aparecen
colegios públicos. Solo 6 colegios públicos
estuvieron dentro de los 300 colegios que
SIN SUBSIDIOS
CON SUBSIDIOS
REINO UNIDO
0,6 0,54 0,55 0,55 0,54 0,56
0,53
0,5
0,4
0,33 0,33 0,32 0,32
0,31 0,3
0,3
0,2
0,1
2010 2011 2012 2013 2014 2015
 L A IMPL AC ABLE DESIGUALDAD EN COLOMBIA

obtuvieron los mejores resultados en las pruebas resultados académicos, consumen menos drogas
Saber.6 Esto implica que el acceso a la educación de ilegales, tienen menos comportamientos crimi-
calidad para las familias está condicionado por su nales, disfrutan de más movilidad social, son más
capacidad de pago. La meta debe ser educación de confiados, experimentan menos violencia y tienen
calidad para todos. menos probabilidades de ser madres adolescentes
Cuarto, la forma de financiar el Estado debe en comparación con quienes viven en sociedades
ser reformada. La política fiscal debe ser verdaderamente menos equitativas (UNICEF, 2012)
redistributiva. Por tanto, el sistema de tributación Varios países latinoamericanos han logrado
debe incorporar mayor progresividad. Es impera- reducir la desigualdad en las últimas décadas, en-
tivo mejorar el recaudo de los que deben y pueden tre ellos Uruguay con un Gini de 0,38, Perú (0,44) y
pagar sus tributos. Así, la política fiscal logrará Ecuador (0,46). Es el momento para que Colombia
un carácter redistributivo y se convertirá en un se plantee en serio reducir la desigualdad que,
instrumento efectivo para reducir los niveles de como se ha visto, no es un tema menor.
desigualdad del país.
Las alternativas aquí sugeridas para reducir la Bibliografía
desigualdad ofrecen resultados a mediano y largo · CEPAL 2016, Panorama Social de América Latina.
plazo. Por esta razón, deben ser políticas de Estado · CEPAL 2017, Panorama Fiscal de América Latina y el Caribe 2017:
que sobrevivan al paso de diferentes gobiernos. la movilización de recursos para el financiamiento del desarrollo
A manera de comentario final, son bien sostenible
conocidas las consecuencias de la desigualdad. Sti- · Galvis, L. y Meisel, A. “Persistencia de las desigualdades en
glitz, el premio Nobel de Economía, afirma que la Colombia: Un análisis espacial”, documento de trabajo so-
desigualdad ralentiza el crecimiento económico, bre economía regional n.º 120, Banco de la República, 2010.
y muestra evidencia internacional según la cual · Senado de Colombia 2016, “Exposición de motivos del pro-
los países en desarrollo con una alta desigualdad yecto de ley 186 por medio de la cual se regula la política de
tienden a crecer más lentamente (Stiglitz, 2014). gasto público en subsidios, se expiden normas orgánicas
Asimismo, las consecuencias sociales y pa- presupuestales y de procedimiento para su aprobación y se
ra la salud son sustancialmente peores en las dictan otras disposiciones”.
sociedades más desiguales. Un estudio de Unicef · UNDP 2013, Humanity Divided: Confronting Inequality in Develo-
confirma que los individuos en las sociedades más ping Countries.
equitativas, entre otras cosas, disfrutan de mejor · Unicef 2012, Desigualdad global: La distribución del ingreso en
salud, viven más, tienen menos probabilidades de 141 países. 5. El salario mínimo en Co-
sufrir enfermedades mentales, obtienen mejores · Stiglitz, J., El precio de la desigualdad, 2014. lombia es muy bajo: 2 dóla-
res por hora. El de Estados
Unidos es 10 dólares/hora. El
de Europa 11 dólares/hora.
Un 54% de los trabajadores
en Colombia recibe un sala-
rio mínimo o menos que
eso cada mes. En Uruguay
sólo un 8,5 por ciento gana
hasta un salario mínimo.
6. Las pruebas Saber son
equivalentes a las pruebas
de selectividad realizadas
en España. Los resultados de
las pruebas Saber del 2016
se pueden consultar en
www.dinero.com/
contenidos-editoriales/
mejores-colegios-2016/
multimedia/ranking-de-
mejores-colegios-de-
colombia-segun-sa-
ber-11/239378

VANGUARDIA | DOSSIER 51
LA RIQUEZA, EL DOLOR
Y EL PROYECTO DE PAZ
La realidad dejada por el conflicto es compleja y puede ser analizada desde diversos puntos de vista. Aquí ofrecemos una visión
por departamentos, que permite observar el porcentaje de participación de cada uno de ellos en el PIB y su crecimiento en 2016,
al mismo tiempo que se contabilizan las víctimas del conflicto en su sentido más amplio, lo que nos dibuja las zonas donde las
guerrillas estaban más presentes y donde la paz será más difícil, unas zonas, sin embargo, donde el voto al sí en el plebiscito de
paz fue mayoritario. A la panorámica de los recursos naturales, a grandes trazos por regiones y con cifras en los productos más
exportados, añadimos dos actividades de gran importancia para la economía colombiana, el cultivo de coca y la minería ilegal,
ambas con estrechas relaciones con las guerrillas.
4.3
93
CAR
BÓ
· GRANDES REGIONES N
5
10.06
INSULAR EO
ÓL
Turismo, pesca, TR
PE
comercio. 2.46
3 CAF
CARIBE É
Ganadería (vacuno, caprino), cultivos
(banana, plátano, palma de aceite,
cacao, arroz...), minería (carbón, níquel, PRINCIPALES ORO 1.522
gas, sal). PRODUCTOS
PACÍFICO EXPORTADOS
Explotación forestal, Y PLÁTANOS FLORES CORT
915 BANANAS (MILLONES DE DÓLARES, 2016) ADAS 1.522
minería (oro, platino),
pesca y marinería.
Concentra alrededor
del 40% de la ÑA
CA A
producción de (DE TERÍ INS
ORINOQUIA AR FI Y R ECTI
UC ON OD CID
hoja de coca. AZ Y C EN
Ganadería 524 CHA) TIC AS
A IDA
extensiva, cultivos OL S
EM 434
(arroz, plátano YR
y palma de aceite),
petróleo.
· UNIDADES DE PRODUCCIÓN MINERA (UPM) FUENTES: DANE (Departamento
CENSADAS, 2011 Administrativo Nacional de
Estadística, Colombia); Registro
CON TÍTULO MINERO · 9.041 Único de Víctimas - RUV; Oficina de
las Naciones Unidas contra la Droga
63%
y el Delito (UNODC); Registraduría
Nacional del Estado Civil; 'Censo
SIN TÍTULO MINERO · 5.316
minero departamental 2010-2011' del
37% Ministerio de Minas y Energía; 'Atlas
Estadístico' de DANE; Organización
TOTAL NACIONAL · 14.357 Mundial del Comercio.
100%

· DEPARTAMENTOS CON MAYOR NÚMERO DE UPM

SIN TÍTULO MINERO O ILEGALES

845
1.601 1.346 696
BOYACÁ
CUNDINAMARCA

ANTIOQUÍA
BOLÍVAR

ANDINA
Principales asentamientos
urbanos e industriales, café 476
(Eje del Café), minería (petróleo, 394
esmerladas, sal...)
559 CAUCA
SANTANDER NORTE DE
AMAZONIA SANTANDER
Ganadería, agricultura de MAGDALENA
subsistencia, explotación forestal,
cultivo de la hoja de coca. 578
 1 | -2,4
ATLÁNTICO 154.543
4,2 | 4,1 1,79

· PIB DEL 2016 Y VÍCTIMAS DEL 192.198

2,23
1,3 | 1
400.535 RA · PL
PLEBISCITO
P
PLE
LEBISCITO SO
SOBRE LOS 49,78%
CONFLICTO POR DEPARTAMENTOS 4,64 AC
ACUERDOS
A
ACUE
C
CUEERDOS
OS DE
D PAZ
P DE
LA
LA HABANA
HA
HABANA DE 2
AB 2016
PIB
VICTIMAS REGISTRADAS* RESUL
RESULTADOS
LT
L POR
50,21%
1,8 | 1,3 DEPARTAMENTOS
PARTA
* Víctimas Registradas: Hace referencia al total 0,8 | 0,2
382.811 LAA PREGUNTA:
PREGUNUNTA:
de personas incluidas en el Registro Único de 302,995 4,44 "¿
"¿Apoya el acuerdo
accuerdo final
fin
Víctimas - RUV, aquí filtrada por departamento, 3,51 para la terminación
te del
teniendo en cuenta el último lugar de ubicación c
conflicto y construcción de
(desde antes de 1985 hasta 1 de enero 2018). CÉSAR
un
una estable y duradera?"
na paz e
1,7 | 3,3
% PIB
2016 0|0 % CRECIMIENTO
PIB 250.452
SII
1,8 | 2,3 4,2 | 11,4 2,90 Más
M de un 70%
VALOR
ABSOLUTO 0 336.141 444.978 NO
E
Entre 60%-70%
% 3,90 5,16 SANRTE D Entre
E 50%-60%
TA E
ND
E NO
PORCENTAJE CÓ
ÓRDOBA Más
M de un 70%

R
2
2.668 |2 Entre
E 60%-70%
4.094 | 17 Entre
E 50%-60%
50
0%-60%
13,9 | 2,6
1.581.856
18,34
0,5 | -4,3 · DEPARTAMENTOS
DEPAR CON MÁS
7,7 | 0,3
2,9 | -1,3 95.241
DE 100
1000 MIL HECTÁREAS DE
242.076
39.112 1,10 CULTIVO
CULTIV DE HOJA DE COCA
8.855|6 A
8.855
55 ANT
ANTIOQU
TIOQU
UIA
U IA 2,81
0,46 ARA
AUCA
AUCA HA 2016 | % DEL TOTAL NACIONAL

1,5 | 1,8
0,4 | 1,7
L NACION
TA
1,5 | 4,5
217.925 106.279 1,4 | -6,3
100.375 1,23 BO

TO
2,53 5,3 | 2,7

AL
75.973
282.463
1,16 0,1 | 0,4
164.713 0,88
CHOC
CÓ 1,91 7.729 MILLONES DE $
RISARALDA
RISARALD
DA 0,09
CASANA
ARE
1.803 | 1 8.625.631
0,8 | 2,7 VICHADA 10,1%
48.935 QUINDÍO
QUI
Q U NDÍO
N Í SIN DEPARTAMENTO
ASIGNADO
0,57 2,2 | 2,4
9,7 | 2,7 203.784
545.141 2,36
6,32 3,3 | 6,6
TOLIMA
A 246.949
2,86 0 | 1,2
5.464 | 4 8.274
M TA
MET
1,6 | 0,8 1,8 | 2,4 0,10
367.808 296.098 1,8 | 1,1
4,26 3,43 GUAINÍA
196.762 0,1 | -0,5
2,28
CA
AU
UCA 34.883
12 595|9
12.595
95 0,40
HUIL
LA
GUAVIARE 0 | -0,7
ÑO
4.354
0,4 | -6,2 0,5 | 4,8
6.838 | 5 0,05
42.627 | 29
146.985 202.948 0,2 | 3,6
1,70 2,35 VA
AUPÉ
ÉS
378
· HECHOS CAQ
QUETÁ
Á
0,01 IDE N CIA
VICTIMIZANTES 9.343 | 6
HECHO PERSONAS
OV

DESPLAZAMIENTO 7.671.124
PR

0,1 | 2 SA Y
HOMICIDIO 1.006.570 N A N D RÉS
2.501
AMENAZA 422.078 0,03
DESAPARICIÓN FORZADA 170.159
25,7 | 3
PERDIDA DE BIENES MUEBLES O INMUEBLES 115.016 AMAZ
ZONAS 352.873
ACTO TERRORISTA/ATENTADOS/COMBATES/ HOSTIGAMIENTOS 100.627 4,09
SECUESTRO 36.815
DELITOS CONTRA LA LIBERTAD Y LA INTEGRIDAD SEXUAL 25.598
MINAS ANTIPERSONAL/MUNICIÓN SIN EXPLOTAR/ARTEFACTO EXPLOSIVO 13.477
TORTURA 10.971
* La suma aquí de las personas afectadas por los hechos D.
C
.

VINCULACIÓN Y RECLUTAMIENTO DE NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES 8.632

victimizantes (9.587.332) supera al de personas del B O G OT
Á
ABANDONO O DESPOJO FORZADO DE TIERRAS 6.120 registro general de víctimas (8.625.631), ya que 853.171
SIN INFORMACIÓN 145 personas han sufrido dos o más hechos a 1/I/2018.
 Los retos de la economía
colombiana buscando la paz
L
1. Departamento Administrativo Na-
cional de Estadística, DANE (2018), Bole-
tín Técnico: Gran Encuesta Integrada de Ho-
gares. Medición de empleo informal y seguri-
dad social.
2. Programme for International Stu-
dent Assessment, PISA (2016). Results
from PISA 2015. Country Note: Colombia.
3. Datos disponibles en: http://reports.
weforum.org/global-competitiveness-
index-2017-2018/competitiveness-
rankings/#series=GCI.A.02.01
4. Datos disponibles en: https://data.
worldbank.org/indicator/SI.POV.
GINI?locations=CO-BR-MX-PA-EC-CL-
AR-PE-VE-BO-PY-UY
5. Alvaredo, Facundo y Londoño Vélez,
Juliana (2013). “High incomes and per-
sonal taxation in a developing eco-
nomy: Colombia 1993-2010”, Com-
mitment to Equity Working Paper,
Número 12.
54 VANGUARDIA | DOSSIER
Leopoldo Fergusson
PROFESOR ASOCIADO, FACULTAD DE ECONOMÍA, UNIVERSIDAD
DE LOS ANDES. PROFESOR VISITANTE, DEPARTAMENTO DE
ECONOMÍA, INSTITUTO DE TECNOLOGÍA DE MASSACHUSETTS.
@LEOPOLDOTWEETS
a economía colombiana tie- Competitiveness Index, por ejemplo, Colombia
ne problemas estructurales de obtiene una calificación promedio de 3,1 (sobre
fondo. Aproximadamente un 7), por debajo de muchos países de la región, como
50% del empleo (y esto, en las Argentina, Brasil, Ecuador, México o Panamá.3 En
áreas metropolitanas) lo mueve la región con mayor concentración del ingreso en
la economía informal.1 Cúcuta, el mundo, Colombia disputa con Brasil y Panamá
en la frontera con Venezuela, el premio a la economía más desigual según el
tiene apenas un 30% de empleo índice de Gini calculado por el Banco Mundial.4
formal. El rezago educativo es Como si fuera poco, según estimaciones de Alva-
notorio. En una región redo y Londoño Vélez,
que se destaca por sus El atraso en infraestructuras de el sistema tributario
pobres resultados en Colombia es conocido. En es tan poco progresi-
las pruebas PISA, Co- vo que los impuestos
lombia tiene un des- transporte, obtiene una nota de 3,1 al ingreso no reducen
empeño mediocre, (sobre 7), debajo de muchos países la desigualdad.5 Final-
siempre inferior al de la región, como Brasil, Ecuador, mente, el crecimiento
promedio de los países de las exportaciones
de la OCDE. Su puntaje
Argentina, México o Panamá mineras ha incremen-
promedio en matemá- tado la dependencia
ticas, por ejemplo, es menor al de México o Chile de su economía frente a los volátiles precios de
(aunque aventaja a Brasil).2 El atraso en infraestruc- las materias primas. Entre el 2004 y el 2014, las
turas físicas del país es bien conocido. En el compo- exportaciones de petróleo y carbón crecieron de
nente de infraestructuras de transporte del Global un 36% a un 65% del valor de las exportaciones.6
Los cambios en el precio del petróleo, par-
ticularmente, han generado volatilidad
en la tasa de cambio, y su descenso ha im-
pactado desfavorablemente los ingresos
fiscales, por la caída en los impuestos y las
transferencias por la producción de crudo
y los dividendos pagados al Gobierno por
la Empresa Colombiana de Petróleos,
Ecopetrol.
Sin embargo, avances recientes en
estos frentes dan motivos para el opti-
mismo. Aunque lentamente, los índices
de informalidad han cedido. Las mejoras
en las pruebas PISA han estado entre las
más altas para el conjunto de países con
mediciones desde el 2006 hasta el 2015.
Colombia registra el segundo repunte
más pronunciado en ciencias, el séptimo
6. Cifras del Departamento Administrativo Nacio-
nal de Estadística, DANE. Datos en: www.dane.gov.
co/files/investigaciones/comercio_exterior/
exportaciones/2017/expo_tra_notra_nov17.xls
en matemáticas y el cuarto en lectura. Un
ambicioso programa reciente de cons-
trucción de carreteras busca subsanar
el atraso en infraestructuras.7 La des-
igualdad del ingreso, aún si permanece
alta, ha descendido en los últimos años y,
como en gran parte de América Latina, la
pobreza ha descendido sostenidamente
durante más de una década.8
En medio de este panorama, la no-
ticia política más importante de las úl-
timas décadas en Colombia es la firma
del acuerdo de paz entre el Gobierno
nacional y las Fuerzas Armadas Revolu-
cionarias de Colombia (FARC), la guerrilla
más grande, destructiva y longeva del país
y de todo el continente. Un acontecimien-
to que, a primera vista, debería reforzar
7. Inter American Development Bank and World
Bank Group (2016), Multilateral Development Banks’
Collaboration: Infrastructure Investment Project Briefs.
Colombia: 4th Generation Toll Road Program.
la actitud optimista sobre la economía
colombiana. En efecto, un acuerdo de
paz no sólo podría resolver décadas de
un conflicto violento tremendamente
costoso para la economía, sino que este
acuerdo en particular contempla refor-
mas que deberían ser bienvenidas para el
desarrollo del país. El primer punto del
acuerdo exige compromisos del Gobierno
con el sector rural, donde ha imperado la
informalidad en la tenencia de la tierra,
así como una honda brecha de desarrollo
frente a las zonas urbanas. La ausencia
del Estado es notoria; baste decir que en
el 2014 Colombia hizo su tercer censo
nacional agropecuario, cinco décadas des-
pués de las primeras mediciones en 1960
y 1970. En un contexto político marcado
8. Datos disponibles en: https://data.worldbank.
org/topic/poverty?locations=CO-PE-MX-AR-BR-BO-
EC-VE-PY-UY-CL
VANGUARDIA | DOSSIER 55
 L O S R E T O S D E L A E C O N O M Í A C O L O M B I A N A B U S C A N D O L A PA Z
Colombia tiene por el clientelismo y la poca representatividad
un lío fiscal no de la democracia, se contemplan también herra-
resuelto. Su mientas para favorecer la participación política
de las comunidades y zonas del país más olvidadas
estructura durante décadas de conflicto.
tributaria no A estas razones para el optimismo se suman
sólo es los documentados costos del conflicto en Colom-
regresiva, sino bia. Desde la década de los noventa, decenas de
que está estudios han investigado los impactos de la violen-
repleta de cia sobre el crecimiento agregado en Colombia, así
exenciones como sus efectos en insumos fundamentales del
y beneficios desempeño económico. Aunque las estimaciones
varían, la mayoría de estudios sugiere que el con-
fruto de una flicto pudo costarle a Colombia al menos medio
debilidad punto porcentual de crecimiento de su PIB al año,
estatal y los números más optimistas llegan hasta dos
mediada por puntos adicionales de crecimiento como dividendo
un clientelismo de la paz. Para ser justos, estos estudios son meto-
imperante dológicamente débiles, y se apoyan en supuestos
poco convincentes. Marc Hofstetter, en un ejercicio
reciente de saludable escepticismo, muestra ade-
más que las estimaciones lucen poco realistas por
varias razones, incluyendo sus implicaciones en
el contexto latinoamericano y el peso relativo de
los sectores que pueden beneficiarse más con una
eventual reducción permanente de la violencia.9
Pero, aun si una reducción de la violencia
impacta sólo modestamente el crecimiento del
PIB en el corto plazo, estudios más cuidadosos de
los efectos a nivel microeconómico de la violencia
documentan efectos muy significativos que, de
evitarse, cambiarían sustancialmente la realidad
económica colombiana. La violencia ha afectado
la salud y capital humano de los colombianos,
con efectos sobre el peso al nacer de los bebés
cuyas madres estuvieron expuestas a explosiones
de minas terrestres10 y sobre la deserción escolar
de los niños en zonas de conflicto.11 También ha
reducido la actividad empresarial propiciando la
salida de plantas de producción,12 mientras que
el secuestro redujo la inversión de las empresas.13
Además, si bien los centros urbanos no verán cam-
bios tan significativos (nunca vivieron la violencia
9. Hofstetter, M. (2016). Paz y PIB. Documento Cede, 2016-19,
Universidad de los Andes-Cede.
10. Camacho, A. (2008). “Stress and birth weight: evidence
from terrorist attacks”. American Economic Review, 98(2), 511-515.
11. Rodríguez, C., y Sánchez, F. (2012). “Armed conflict expo-
sure, human capital investments, and child labor: Evidence
from Colombia”. Defence and peace economics, 23(2), 161-184.
12. Camacho, A., y Rodríguez, C. (2013). “Firm exit and armed
conflict in Colombia”. Journal of Conflict Resolution, 57(1), 89-116.
13. Pshisva, R. y Suarez, G.A. (2006). ‘Captive Markets’: The Impact
56 VANGUARDIA | DOSSIER
tan cerca como el campo), hay regiones y sectores
específicos para los que el cambio debe ser notorio.
Un documentalista me comentaba hace poco que,
en toda la costa pacífica latinoamericana, sólo la
colombiana no tiene una tradición de surfing. No
es difícil imaginar que esto es fruto del olvido esta-
tal y el conflicto violento en el Pacífico colombia-
no. En efecto, junto con la agricultura, el turismo
es una de las grandes apuestas de Colombia en el
posconflicto. El New York Times, listándolo como el
segundo destino a visitar en el 2018, invita a des-
cubrir el país y asegura que “ahora que el conflicto
armado por fin ha terminado, todo el país se está
abriendo”.14 De hecho, en algunas regiones del
país donde antes era imposible imaginar el turis-
mo, hoy se vive un verdadero boom. Es el caso del
Caquetá, un departamento de histórica presencia
de las FARC que hoy revela parte de la enorme
biodiversidad colombiana y su potencial para el
ecoturismo.15
Que Colombia sin conflicto crezca de un
día para otro al ritmo de China es entonces, más
que una incógnita, un sueño poco realista. En
cambio, que se detengan los costos de la violencia
que comprometen la productividad y el bienestar
económicos debería ser la gran esperanza del país.
El problema es que no es obvio que estos beneficios
se puedan materializar. La implementación de
los acuerdos de paz y la consecución de una paz
estable implican enormes desafíos que ocuparán
al país en los próximos años.
En primer lugar, no es obvio que con el acuer-
do de paz llegue el fin del conflicto. Es cierto que
el proceso y la firma de paz con las FARC ya han
arrojado resultados palpables en seguridad. Según
el Ministerio de Defensa, el número de militares
muertos en combate ha caído desde el 2011, desde
unos 480 por año, a 113 en el 2016. Los miembros
de la guerrilla también, cayendo de un pico de
más de 1.000 al año en el 2008 hasta 59 en el 2016.
Las víctimas de minas terrestres se redujeron de
859 en el 2008 a 84 en el 2016.16 Pero en Colombia
persisten otras violencias viejas, hay algunas reci-
of Kidnappings on Corporate Investment in Colombia. Finance and
Economics Discussion Series Divisions of Research & Statistics
and Monetary Affairs Federal Reserve Board, Washington, DC.
No. 2006-18.
14. The New York Times Travel, “52 places to go in 2018”.
15. Vélez, J. (2018). “El boom Turístico que se vive en Caquetá”.
En La Silla Vacía (www.lasillavacia.com), 28 de enero del 2018.
16. Ministerio de Defensa de Colombia (2017). Logros de la Polí-
tica de Defensa y Seguridad Todos Por un Nuevo País. República de
Colombia.
 L O S R E T O S D E L A E C O N O M Í A C O L O M B I A N A B U S C A N D O L A PA Z
cladas, y surgen nuevos retos. El Ejército
de Liberación Nacional (ELN), la otra gue-
rrilla importante, sigue vigente con pocos
avances en los esfuerzos de negociación
de un Gobierno al que se le acaba el tiem-
po. Las bandas criminales, herederas del
paramilitarismo, no sólo están vigentes
sino que aprovechan el vacío dejado por
las FARC en algunas áreas (que no ha sabi-
do copar un Estado paquidérmico) para
controlar las economías ilegales (sobre
todo cocaína y minería ilegal). La violen-
cia contra líderes sociales y miembros
de las FARC se ha recrudecido durante la
implementación del acuerdo.17 Todo esto
aumenta el temor a las disidencias en
las filas de las FARC, y agrava los retos en
seguridad ciudadana que suelen acompa-
ñar cualquier proceso de desarme.
En segundo lugar, y reflejando las
fisuras más estructurales del país y la ali-
neación de los distintos grupos con poder
político y económico, no todos le dan la
bienvenida a los cambios que promete el
acuerdo de paz. No en vano, en su primera
versión fue derrotado por un estrecho
margen en un plebiscito en las urnas.
La segunda versión procuró incorporar
algunas de las preocupaciones de los
promotores del no. Pero estos, liderados
por el expresidente Álvaro Uribe, no se
mostraron satisfechos pues las condicio-
nes para la participación política de las
FARC y la cárcel para los excombatientes
fueron dos aspectos (esenciales del trato)
que no se pudieron modificar.
Al final, el acuerdo fue ratificado
por un Congreso de cuestionable legiti-
midad en un país donde el clientelismo
domina las relaciones políticas.18
Tan es así (lo del clientelismo) que
quienes leales a un presidente del que reci-
17. “Asesinatos de líderes sociales se agravan con la
implementación de acuerdo de paz”. En Verdad
Abierta (www.verdadabierta.com), 17 de agosto del
2017.
18. Fergusson, L., Molina, C., y Riaño, J. F. (2017). I sell
my vote, and so what? A new database and evidence from
Colombia. Documento Cede, 2017-20, Universidad de
los Andes-Cede.
19. Arboleda Zárate, L. (2017). “¿Extorsión legislati-
va?: Las razones del escaso quórum para la paz po-
lítica”. En El Espectador (www.elespectador.com),
ben cuotas burocráticas y otros beneficios
y hace un tiempo ratificaron “la paz de
Santos” (como si no fuera para los demás
colombianos) son los que en el proceso de
regulación expedita para la implementa-
ción de lo pactado estuvieron dedicados
más a la extorsión legislativa (presionando
al Gobierno por beneficios a cambio del
apoyo) que a garantizar que todo fluyera
a la velocidad que las circunstancias exi-
gen.19 Y pusieron en el limbo una de las
medidas del acuerdo: la encaminada a
darle voz política a las víctimas de la vio-
lencia creando circunscripciones especia-
les de paz (para la elección de miembros
del legislativo) en zonas afectadas por la
violencia.20 No es suspicacia suponer que
una de las motivaciones de los senadores
es evitar ver comprometido su poder
político.
Más allá de que se pone en riesgo la
implementación eficaz de los acuerdos,
esta situación refleja los intereses que
podrían sufrir con su puesta en marcha.
Además de la puja política, está también
el temor por perder privilegios económi-
cos. La manifestación más obvia se da en
las zonas rurales, donde la informalidad
y ausencia estatal les permitió a élites
terratenientes adueñarse de tierras des-
plazando población y aprovechando la
precariedad de la legalidad rural.21 Uno de
los patrones en los recientes asesinatos de
líderes sociales es la persecución frente a
quienes han denunciado el despojo ilegal
de tierras y trabajan por su restitución.22
Estas élites, junto con quienes controlan
las economías ilegales, son los benefi-
ciarios más visibles de la Colombia en
conflicto, que posiblemente prefieren el
statu quo a los cambios con los que sueña
parte del país.
4 de noviembre del 2017.
20. “Continúa el vaivén de las 16 curules de paz
para las víctimas del conflicto armado”. En El País
(http://www.elpais.com.co), diciembre 19 del 2017.
21. Véase www.verdadabierta.com/despojo-de-
tierras
22. Osorio Granados, M. (2017), “Líderes sociales: los
silenciados y los que resisten”. En El Espectador
(www.elespectador.com), diciembre 2 del 2017.
23. Comisión de expertos para la equidad y la competitivi-
dad tributaria (2015), Informe final presentado al
Pero décadas de conflicto han crea-
do una debilidad endémica del Estado
en Colombia. Y de esta debilidad, causa
y consecuencia de la violencia, se lucran
muchos otros en la sociedad, aún si lo
hacen de forma más indirecta y soterrada.
La debilidad estatal es entonces la tercera
amenaza contra el éxito del acuerdo y la
posible realización de sus beneficios eco-
nómicos. Nada refleja mejor este tercer
problema que el reto fiscal.
Colombia tiene un lío fiscal no re-
suelto. Su estructura tributaria no sólo es
regresiva, sino que está repleta de exen-
ciones y beneficios23 fruto de esa debili-
dad estatal mediada por un clientelismo
imperante, donde los grupos poderosos
obtienen beneficios a cambio de un apo-
yo político. En su libro Por qué fracasan las
naciones, comparando a los Estados Uni-
dos y México, Daron Acemoglu y James
Robinson destacan que los americanos
más ricos son Bill Gates y Steve Jobs, dos
emprendedores innovadores. El mexi-
cano con mayor fortuna, Carlos Slim, se
lucra de un gran monopolio en teleco-
municaciones. En Colombia, tampoco
es la innovación el motor de las grandes
fortunas. Nuestros ricos son los dueños de
grandes monopolios en el sector financie-
ro, cervezas, y gaseosas. El poder de este
último quedó claro en el último esfuerzo
de implementar una reforma tributaria:
ni siquiera se pudo discutir una iniciativa
para establecer impuestos a las bebidas
azucaradas,24 a pesar de la evidencia in-
ternacional que la sustenta y el apoyo del
ministro de Salud.25
El acuerdo de paz podría ser la opor-
tunidad para resolver este tipo de pro-
blemas. Su énfasis en la equidad y en el
fortalecimiento del Estado (y la necesidad
ministro de Hacienda y Crédito Público. Disponible
en: http://site2015.afic.com.co/wp-content/
uploads/2016/03/IFMH2015.pdf
24. Jacobs, Andrew, y Richtel, Matt (2017). “‘Nos si-
lenciaron’: La lucha en Colombia por gravar las
bebidas azucaradas”. En The New York Times
(https://www.nytimes.com/es/), 13 de noviembre
del 2017.
25. Gaviria, Alejandro. (2016). “Impuesto a las bebi-
das azucaradas: la evidencia”. En http://agaviria.
blogspot.com
VANGUARDIA | DOSSIER 57
 L O S R E T O S D E L A E C O N O M Í A C O L O M B I A N A B U S C A N D O L A PA Z
de recursos para su implementación) po-
dría dar el impulso perfecto para que el
país adopte cambios fiscales más audaces.
Cambios que produzcan un sistema tribu-
tario más progresivo y donde la competiti-
vidad se logre, no con el reparto de bene-
ficios y exenciones para algunos, sino con
la sensatez de sus gravámenes para todos
y la provisión efectiva de bienes públicos
a cambio (para subsanar, entre otros, los
mencionados atrasos en infraestructuras
y educación). Contra esto conspiran, ade-
más de la polarización en torno al acuer-
do y la resistencia de los intereses que
podrían perder sus regalos, al menos dos
realidades: un problema clásico de acción
colectiva y años de consolidación de una
relación simbiótica entre el clientelismo
y la debilidad estatal.
El problema de acción colectiva con-
siste en que, aun cuando muchos puedan
estar de acuerdo en que se debe cambiar
la situación fiscal, ninguno quiere ser
el primero en perder sus privilegios. La
relación simbiótica entre clientelismo y
58 VANGUARDIA | DOSSIER
debilidad estatal indica, en esencia, que
el Estado es débil porque hay clientelismo
imperante, y el clientelismo es imperante
porque el Estado es débil.26 La debilidad
del Estado lo hace presa fácil de los grupos
de interés, que obtienen beneficios eco-
nómicos a cambio de apoyos particulares
a los políticos. Pero el Estado atrapado
no puede fortalecerse fácilmente. Para
empezar, no goza de la legitimidad en
la ciudadanía para fomentar una cultu-
ra de pago de impuestos. La evasión de
impuestos en Colombia es un fenómeno
generalizado.27 El Estado atrapado fomen-
ta con su ejemplo una cultura de la ilega-
lidad. El político clientelista, además, no
provee bienes públicos eficazmente, sino
pequeños beneficios particulares a sus
bases políticas. Esto reduce aún más la
legitimidad del Estado y su capacidad de
fortalecerse frente a la ciudadanía.
Otro gran desafío económico que
enfrenta Colombia –cómo explotar sus
recursos naturales hacia el futuro– re-
fleja dilemas similares y plantea nuevas
incógnitas.28 La minería en Colombia, a
pesar de su creciente importancia en años
recientes, no ha logrado contribuir de
forma decidida al desarrollo del país. Esto
no es sorprendente. La evidencia interna-
cional sugiere que, en países con institu-
ciones débiles, la abundancia de recursos
naturales es una maldición más que una
bendición.29 Cuando no explotamos nues-
tras riquezas ilegalmente (lo que deja un
daño ambiental notorio, violencia y no
arroja beneficios fiscales) lo hacemos
sin traducir la explotación en beneficios
económicos para las comunidades. En
Colombia, un peso de recursos obtenido
por la extracción minera no parece mejo-
rar los resultados socioeconómicos de los
municipios productores (contrario a un
peso de impuestos), y en cambio sí parece
corromper las prácticas políticas locales.30
Además, el boom en recursos naturales ha
sido causa documentada de la intensifica-
ción del conflicto social violento.31
Reflejando esta situación, en los úl-
timos meses se han promovido una serie
 L O S R E T O S D E L A E C O N O M Í A C O L O M B I A N A B U S C A N D O L A PA Z
de consultas locales para prohibir la explotación
en municipios mineros en Colombia. Las victorias
en las urnas de estas prohibiciones han generado
temor en algunos sectores por fijar un precedente
de falta de seriedad de las instituciones colombia-
nas, supuestamente comprometiendo el futuro
de la inversión minera. Una lectura más atinada,
a mi parecer, es que estos movimientos más bien
reflejan la debilidad histórica de las instituciones,
y podrían convertirse en un factor para su fortaleci-
miento. En efecto, si nuestras instituciones fueran
fuertes, la minería sería responsable y redundaría
en beneficios locales, evitando las motivaciones
de las consultas. En cambio, la explotación minera
en Colombia no ha escapado a la lógica del Estado
débil y atrapado entregando un exceso de benefi-
cios a grupos y compañías privadas, al punto que
según algunos cálculos las exenciones otorgadas
superan lo que estas empresas pagan por impuesto
de renta.32 Al conceder licencias ambientales, nues-
tra falta de seriedad la ejemplifica que el primer
permiso para el controvertido fracking lo otorgó
Colombia con muy poca transparencia.33
La resistencia democrática de los ciudadanos
desde los territorios se puede convertir en una
fuerza para la rendición de cuentas, la eliminación
de privilegios excesivos y la implementación de
una minería responsable que genere ganancias
palpables. Algo especialmente importante en Co-
lombia, una superpotencia en biodiversidad que
debería decidir con mucho recelo cuándo los bene-
ficios sociales de la explotación superan los costos.
Sobre todo que, cuando ocurra, la explotación de
recursos naturales no sólo armonice sus activida-
des con el medio ambiente sino que redunde en
la construcción de las capacidades que requieren
estas comunidades para competir en un mundo
donde la calificación es cada vez más importan-
te para sobrevivir en el mercado laboral.34 En el
posconflicto, ya se empiezan a vivir los dilemas
sobre los sectores que jalonarán el desarrollo en
los territorios. Uno de los temores sobre el desper-
26. Fergusson, L. (2017). Who wants violence? The political economy
of conflict and state building in Colombia. Documento Cede, 2017-
67, Universidad de los Andes-Cede.
27. Fergusson, L., Molina, C., y Riaño Rodríguez, J. (2017).
I evade taxes, and so what? A new database and evidence from Colom-
bia. Documento Cede, 2017-21, Universidad de los Andes-Cede.
28. Fergusson, L. (2017), “Bonito, democrático, y sabio”. En
Focoeconomico (http://focoeconomico.org), 4 de abril del 2017.
29. Mehlum, H., Moene, K., y Torvik, R. (2006). “Institutions
and the resource curse”. The economic journal, 116 (508), 1-20.
30. Martınez, L. R. (2016). Sources of revenue and government per-
tar turístico del Caquetá, por ejemplo, es si puede
hacerse compatible con la explotación petrolera,
en una región donde se han entregado bloques
petroleros (el primer paso para empezar a explorar)
por 65.000 kilómetros cuadrados. La democracia
colombiana estará a prueba, precisamente allí en
donde el Estado es más débil, en su esfuerzo por
tomar estas difíciles decisiones colectivas donde
convergen múltiples intereses distintos.
En resumen, Colombia es un país con proble-
mas económicos de fondo, reflejo de la configura-
ción de su organización social. Un país con enorme
desigualdad del ingreso entre grupos sociales y
regiones, donde muchos se benefician, directa
o indirectamente, de un Estado débil y atrapado
por el clientelismo. Un Estado que difícilmente
contribuye con bienes públicos abundantes y de
calidad para el desarrollo de las capacidades de sus
ciudadanos. A pesar de los avances, que se pueden
mostrar, el país carga con el lastre de un conflicto
costoso. Mientras lucha por dejarlo atrás, nuevas
y recicladas violencias plantean enormes desafíos.
La gran incógnita es si Colombia hará la tran-
sición hacia una sociedad más democrática, con
mayor voz política para sectores y regiones olvida-
das en medio del clientelismo y la violencia, y con
un Estado más capaz que provea bienes públicos y
llegue a zonas marginadas por décadas. El acuerdo
de paz tiene elementos en esta dirección, pero la
realidad política tiene fuerzas que se contraponen.
En mi opinión, si estas fuerzas ganan el pulso, Co-
lombia continuará siendo lo que ha sido por años.
Un mediocre país latinoamericano, con algunos
avances puntuales pero inmutable en su esencia:
un país donde la riqueza la disfrutan unos pocos,
y no necesariamente como consecuencia de su in-
geniosidad, y donde el Estado es consensualmente
débil y no logra contribuir a que todos puedan
desarrollar sus talentos. De lo contrario, se abre
la esperanza de una transición, no milagrosa pero
sí posible, hacia una economía verdaderamente
próspera e incluyente.
formance: Evidence from Colombia. Manuscrito disponible https://
sites.google.com/site/lrmartineza.
31. Dube, O., y Vargas, J. F. (2013). “Commodity price shocks
and civil conflict: Evidence from Colombia”. The Review of
Economic Studies, 80(4), 1384-1421.
32. “Lo que pierde el Estado por privilegios tributarios a la
minería”. En Dinero (www.dinero.com), 26/III/2013.
33. Prieto, J. y Hernández Osorio, C. (2017). “El miedo al frac-
king”. En La Silla Vacía (http://lasillavacia.com), 30/III/2017.
34. Autor, D. (2016), “Will automation take away our jobs?”.
En TED: Ideas Worh Spreading (www.ted.com).
VANGUARDIA | DOSSIER 59
 ¿Una potencia emergente?
Pretensiones y realidades

Eduardo Pastrana Buelvas

PROFESOR TITULAR DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
DE BOGOTÁ (PUJ). LÍDER DEL GRUPO DE INVESTIGACIÓN EN
RELACIONES INTERNACIONALES, AMÉRICA LATINA EN
INTEGRACIÓN (GRIALI). CONSULTOR DE LA ESCUELA SUPERIOR
DE GUERRA (ESDEGUE) Y DE LA FUNDACIÓN KONRAD
ADENAUER DE COLOMBIA (KAS). DOCTOR EN DERECHO
INTERNACIONAL DE LA UNIVERSIDAD DE LEIPZIG, ALEMANIA.

L
a proyección de un nuevo fico inmediato y asumir algunas responsabilidades
rol internacional en el mantenimiento del orden global y regional.
Colombia es un país con Especialmente, acompañando a las grandes poten-
capacidades económicas, milita- cias, lo que incluye una habilidad sostenida para
res y de influencia diplomática participar activamente de la construcción de algu-
en ascenso con respecto a los nos de los asuntos de la agenda global y regional.
demás estados latinoamericanos En este orden de ideas, Colombia, durante los
y aspira a proyectar un rol más dos períodos presidenciales de Juan Manuel Santos
activo en el orden global. Con (2010-2014 y 2014-2018), ha venido construyendo
respecto a la primera afirmación se debe destacar un rol internacional más autónomo y propositivo
que ha mejorado en varios de sus indicadores en los diversos escenarios globales donde participa.
internos y, a su vez, incrementa su posición rela- Su Gobierno ha proyectado, por medio de la polí-
tiva frente a los demás tica exterior, la imagen
países de Sudamérica, Con el proceso de paz, Santos ha de un país que ya no
particularmente por querido también mostrar la solidez representa un proble-
los reveses que han ex- ma para la comunidad
perimentado los tres del Estado y el desarrollo de internacional. Para
principales miembros Colombia, que la proyectan como ello, Santos, en primer
de Mercosur: Brasil, socio comercial y buen destino lugar, negoció y con-
Argentina y Venezue- cluyó con las FARC un
la. Por otro lado, con
para las inversiones conjunto de acuerdos
respecto a la idea de de paz entre el 2012
tener un rol más activo en el orden global, es una y el 2016 en La Habana, a fin de darle una salida
pretensión que suelen tener los países que cuentan política al conflicto interno. Asimismo, Colombia
con recursos económicos y militares significativos, buscó legitimar internacionalmente el proceso de
a fin de proyectarse más allá de su espacio geográ- paz, y la política exterior desempeñó un rol clave.

60 VANGUARDIA | DOSSIER
Como resultado, Colombia ha comenzado a pro-
yectar la imagen de un país confiable y que no es
más una fuente de inseguridad o una amenaza pa-
ra sus vecinos. En dicho proceso, Santos ha querido
también mostrar la solidez del Estado colombiano
por medio del proceso de paz, destacando que es
un indicador que refleja el desarrollo del país y un
paso definitivo en el proceso de modernización
que él impulsa. De la mano de esa idea se encuen-
tra la proyección de Colombia como un buen socio
comercial y un buen destino para las inversiones.
Segundo, Colombia fue catalogada desde el
2010, de acuerdo a la lista del Comité de Ayuda
al Desarrollo que construyen la OCDE y el Banco
Mundial, como un país de renta media alta, lo que
tiene como una de sus principales implicaciones
que ya no se encuentra en la lista de receptores
prioritarios de ayuda al desarrollo. En esencia,
esta clasificación, así como otros indicadores ma-
croeconómicos en los que el país ha ido teniendo
un buen desempeño, le ha permitido al Gobierno
de Santos mostrar que Colombia tiene las capaci-
dades financieras e institucionales para responder
–en gran medida– a los retos que se enfrenta.
Tercero, el Gobierno actual ha venido real-
zando el rol del Estado colombiano como oferente
de cooperación a nivel latinoamericano así como
para otras regiones del mundo por su know-how en
el ámbito de la seguridad. Por ejemplo, se ha brin-
dado cooperación por medio de diversas acciones
a los países del Triángulo Norte –Honduras, El Sal-
vador y Guatemala–, entre las que se encuentran
la Iniciativa Regional de Seguridad para América
Central, el Programa Regional de Cooperación
con Mesoamérica y la Estrategia de Cooperación
Internacional en Seguridad Integral de Colombia.
Al tiempo, se han desarrollado actividades como
el Plan de Cooperación Triangular en Seguridad
entre Colombia, Estados Unidos y Honduras, el
cual combina el financiamiento de Estados Uni-
dos con la experiencia de Colombia en seguridad,
principalmente en lucha contra la criminalidad
y el narcotráfico. Tal plan brinda, especialmente,
capacitaciones por parte de la Policía Nacional de
Colombia a las fuerzas armadas de esos estados.
El principal escenario para la proyección de
ese nuevo rol ha sido la ONU. Aquí se ha mostrado
mayor capacidad propositiva y una más amplia au-
tonomía con respecto a la dependencia tradicional
de las posiciones de Estados Unidos, principalmen-
te con la propuesta presentada junto con México y
Guatemala de realizar una revisión y modificación
VANGUARDIA | DOSSIER 61
 ¿UNA POTENCIA EMERGENTE?: PRETENSIONES Y REALIDADES
del enfoque de lucha contra las drogas, que ha sido
implementado durante décadas pasadas.
Por otro lado, la firma y ratificación del acuer-
do con la ONU para la contribución con personal
oficial y militar para las misiones de paz de esa
organización, con la posibilidad de destinar a largo
62 VANGUARDIA | DOSSIER
plazo hasta 5.000 efectivos, también respalda el
desempeño de ese rol. Así, Colombia ha anunciado
que, en el marco de la cooperación con la ONU,
militares colombianos desempeñarán la función
de cascos azules en Haití y también se ha mencio-
nado la posibilidad de que la ejerzan en Guinea
 ¿UNA POTENCIA EMERGENTE?: PRETENSIONES Y REALIDADES
Bissau. Esa participación se presenta destacando
el conocimiento y las capacidades acumuladas
por el Estado colombiano en cuestiones como ope-
raciones especiales y combate contra explosivos
improvisados, por mencionar algunas, saberes que
se han construido a lo largo del conflicto armado.
La construcción de un nuevo rol internacio-
nal también va vinculada a la participación en
otros dos escenarios: la OTAN y la OCDE. Con la
primera, se firmó un acuerdo de intercambio de
información y seguridad como parte del fortale-
cimiento del sector de seguridad y defensa y de la
lucha contra el narcotráfico. Además, se espera
que el acuerdo permita adquirir conocimiento y
buenas prácticas en materia de misiones de paz
y misiones humanitarias. En las diversas decla-
raciones en torno al acuerdo se reconoce que es
el primer pacto de este tipo que se firma con un
país latinoamericano y se destaca la experiencia
que puede ofrecer Colombia en la lucha contra el
terrorismo y contra el narcotráfico.
En cuanto a la OCDE, para el país, un exi-
toso proceso de adhesión podría contribuir a la
edificación de una imagen internacional más
favorable a la inversión y a la economía. No obs-
tante lo anterior, un ingreso definitivo a la OCDE
implica asumir a corto, mediano y largo plazo
numerosos retos en la agenda doméstica, entre
los que se han identificado: mejorar la calidad
de la educación; incrementar las inversiones no
minero-energéticas; disminuir la informalidad del
mercado laboral; invertir más en investigación y
desarrollo, especialmente empresarial; aumentar
la inversión en infraestructuras; incrementar el
aprovechamiento de las ventajas comparativas; im-
plementar numerosas recomendaciones fiscales
de la organización; profesionalizar el servicio pú-
blico; fortalecer sustancialmente la lucha contra la
corrupción y reducir notoriamente la desigualdad.
Por otra parte, Colombia tiene el reto de
afianzar en el escenario global su proyección como
país puente entre diversos referentes geográficos,
bloques ideológicos e intereses, el cual ha des-
empeñado en varios escenarios internacionales
(ONU, OEA, Cumbre de las Américas). Lo anterior
es particularmente importante en un contexto
donde las potencias emergentes están impulsando
propuestas encaminadas a transformar diversos
aspectos de la gobernanza global, así como inicia-
tivas que buscan fortalecer su posición estratégica
en diversas regiones, como es el caso de las cre-
cientes proyección y relaciones de China respecto
América Latina.
En síntesis, al país le esperan numerosos retos
en el proceso de profundización de su inserción
internacional. En el contexto global que se va de-
sarrollando, deberá enfrentar numerosos desafíos
internos al implementar las reformas necesarias
para lograr sus objetivos de hacer parte de las gran-
des ligas de los países desarrollados, desempeñar
VANGUARDIA | DOSSIER 63
 ¿UNA POTENCIA EMERGENTE?: PRETENSIONES Y REALIDADES
un nuevo rol a nivel internacional y movilizarse
diplomáticamente para lograr su incorporación a
los megabloques comerciales (como el TPP).
Retos económicos y sociales
Adicionalmente, Colombia se enfrenta a
dos grandes desafíos económicos en un escena-
rio de posconflicto y muchas debilidades en sus
capacidades materiales internas. Uno, de carácter
estructural, es lograr unos niveles de desarrollo
económico suficientes que le permitan garantizar
una base material sobre la cual superar el panora-
ma de inequidad y desigualdad que ha servido de
caldo de cultivo para la continuidad del conflicto.
El otro, que se presenta de forma coyuntural, tiene
que ver con cómo financiar los costos de imple-
mentar los acuerdos del fin del conflicto.
La construcción de paz pasa por llevar la
presencia estatal a lugares en los que nunca ha
estado, y esa presencia no debe ser únicamente
militar, como en los últimos años, sino sobre todo
de infraestructura social, política, jurídica y física.
Eso no parecía un problema tan grande cuando
comenzaron las negociaciones, pues la economía
crecía a buen ritmo y los precios de los productos
minero-energéticos, una de las principales fuentes
de ingresos del país, eran bastante elevados. Pero
el contexto ha sido otro en la etapa final de las ne-
gociaciones y el comienzo de la implementación.
El crecimiento económico se ha desacelerado, los
precios de las materias primas han alcanzado nive-
les bajos y los ahorros no son suficientes. Una de las
tareas que tiene por delante el Estado colombiano
es encontrar y asegurar fuentes de financiación
sólidas que den sostenibilidad al proceso a largo
plazo. Colombia tiene un Estado relativamente
fuerte y una economía suficientemente grande co-
mo para costear una parte significativa de la labor,
pero en este aspecto también será fundamental la
cooperación económica y técnica.
El otro gran desafío es el desarrollo económi-
co. Una de las razones que incentivó el inicio del
conflicto y su continuidad a través de las décadas
fue el bajo nivel de desarrollo económico: bajos
ingresos, falta de oportunidades, inequidad y
desigualdad en la distribución de la riqueza, entre
otros elementos. Más allá de la correcta implemen-
tación de los acuerdos de La Habana, terminar con
el conflicto pasa por concretar una transformación
del aparato productivo que aún resulta precario.
Para ello, vale anotar que las políticas comercial y
de atracción de inversión extranjera directa (IED)
requerirán de ajustes para lograr su cometido en
materia de desarrollo en el escenario venidero.
64 VANGUARDIA | DOSSIER
El auge en la exportación minero-energética
terminó concentrando en este sector una porción
importante de la inversión nacional y extranjera
directa, lo que limitó las posibilidades de trans-
formar la producción agropecuaria e industrial.
La concentración de la IED en la explotación de
recursos naturales no renovables, hidrocarburos,
minas y canteras durante los últimos diez años,
explica en buena medida que la balanza comercial
dé cuenta de un grave proceso de desindustrializa-
ción. A saber, exportaciones tradicionales signifi-
cativas, importaciones de bienes intermedios de
capital y balance negativo.
La transformación productiva es indispen-
sable dentro del capitalismo, porque con miras a
generar crecimiento económico y, por extensión,
para traducir dicho crecimiento en bienestar so-
cial, las economías deben evolucionar hacia activi-
dades más complejas que incrementen los ingresos
y el valor agregado de los productos, para lo que es
crucial el desarrollo industrial manufacturero y
tecnológico. Por tanto, es fundamental señalar que
las políticas de atracción de IED deben priorizar
la innovación en las actividades productivas y la
formación de encadenamientos productivos.
Pues bien: hay al menos cuatro factores con-
cretos que ayudan a explicar la incapacidad de di-
reccionar las inversiones a los sectores estratégicos.
Primero, que pese al aumento en la percepción de
seguridad, lo que va corrido del presente siglo trajo
consigo un recrudecimiento del conflicto armado
en las zonas rurales, acompañado de picos históri-
cos en el desplazamiento interno y en el despojo de
tierras. Segundo, que el déficit de infraestructuras
representa un cuello de botella para la comercia-
lización interna e internacional de bienes manu-
facturados, lo que supone un desincentivo a las
inversiones en ese sector. Tercero, que hay un défi-
cit en formación de personas en ciencias básicas,
en ingenierías y en niveles técnicos y tecnológicos,
todos estos requeridos por la industria. Y cuarto,
que, a nivel regional y local, no se cuenta con una
capacidad institucional definida en términos del
capital humano capacitado y la infraestructura
administrativa que pueda ejecutar regulaciones
de competitividad.
En fin, la élite gobernante actual colombiana
viene liderando un proyecto de modernización
que apunta a convertir al país en una potencia
emergente. Sin embargo, tales pretensiones dis-
cursivas, a pesar de los cambios arriba señalados,
contrastan con las debilidades estructurales actua-
les que evidencia el país y la transición política que
experimenta.
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Colombia vota a la derecha
en las presidenciales
Un análisis descriptivo
del mapa de partidos
1. Fuerzas Armadas Revolu-
cionarias de Colombia, aho-
ra desmovilizadas y reorga-
nizadas en un partido polí-
tico bautizado Fuerza
Alternativa Revolucionaria
del Común.
2. Ejército de Liberación Na-
cional, actualmente en pro-
ceso de negociación con el
gobierno de Juan Manuel
Santos en Quito, Ecuador,
para su desmovilización.
66 VANGUARDIA | DOSSIER
Eugénie Richard
DOCENTE-INVESTIGADORA DE LA UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA, EXPERTA EN COMUNICACIÓN
POLÍTICA Y CAMPAÑAS ELECTORALES. CONSULTORA EN MARKETING POLÍTICO PARA LA AGENCIA
CONSULTORES (WWW.AGENCIACONSULTORES.COM).
C
olombia vota a la derecha.
Considerando los últimos cien
años del país, resulta evidente
que un gobierno de izquierda
nunca ha podido imponerse
más allá del nivel local y que,
desde hace veinte años, Colom-
bia es considerada como una
excepción a nivel latinoamerica-
no. Mientras que una ola de gobiernos de izquier-
da de diferentes matices arropó a la región en la
primera década y media del siglo XXI, desde Vene-
zuela hasta Argentina, pasando por Chile, Brasil,
Ecuador Bolivia o Perú, sin olvidar Nicaragua,
Colombia fue uno de los pocos países que mantuvo
una línea discursiva y una política de derechas.
Varios elementos explican esta tendencia natural
y persistente en el país.
Colombia, un país naturalmente
inclinado hacia la derecha
El primer elemento se relaciona con la pre-
sencia de actores y grupos armados de extrema
izquierda en Colombia, quienes durante medio
siglo satanizaron toda reivindicación social prove-
niente de izquierda, quitándole voz y legitimidad a
los partidos y movimientos moderados y democrá-
ticos. Mientras las guerrillas de obediencia marxis-
ta, como las FARC1 o el ELN,2 cometían múltiples
exacciones (ataque a las infraestructuras en las
regiones, cobro de vacunas o pagos extorsivos a los
campesinos a cambio de garantizar su seguridad,
secuestro de civiles o reclutamiento de niños),
en la política colombiana quien se declaraba de
izquierda era inmediatamente sospechoso de ser
amigo de los guerrilleros y por tanto era difícil hacer
escuchar su voz en campaña y vencer en las urnas.
El segundo elemento se refiere a lo que po-
demos llamar el fenómeno Uribe. Elegido en el año
2002, después del fracaso de los diálogos de paz
del Caguán entre el presidente Pastrana y la gue-
rrilla de las FARC, y reelegido en el 2006 con unas
altísimas votaciones, el popular presidente enca-
minó el país durante ocho años hacia la derecha,
aplicando su doctrina de “seguridad democrática”.
Esta política de Gobierno consistía en una dura
lucha frontal en contra de las guerrillas, acompa-
ñada de un esfuerzo para recuperar la confianza
inversionista, así como la cohesión social. En este
punto hay que precisar que durante su Gobierno,
Uribe se benefició de una buena coyuntura eco-
nómica y de la impopularidad de las FARC, lo cual
le permitió asegurar una imagen positiva entre
los colombianos de un 85%, y desde entonces,
muchos políticos buscan identificarse como parte
de su movimiento, el uribismo, y se pelean por el
legado del líder que convirtió al país a su lema de
“mano firme, corazón grande”. Ser uribista es ser
de derechas, y el partido de Uribe representa hoy
la primera fuerza electoral en el país.
El tercer elemento tiene que ver con la cer-
canía geográfica de Colombia con Venezuela y el
terror que genera el chavismo del vecino país, su
política y su modelo económico cuyas repercusio-
nes suelen transcender los miles de kilómetros de
fronteras que separan los dos territorios. Desbor-
damientos sociales, represión violenta, penuria,
persecución política, matoneo en contra de la
sociedad civil, desgaste de la economía y política
exterior belicosa son algunos de los temas que pre-
ocupan a los colombianos que ven en la república
bolivariana el modelo a evitar a toda costa. Aprove-
chando este miedo, algunos políticos de la derecha
colombiana inventaron un nuevo concepto, el
castrochavismo, para ilustrar el futuro de Colombia
en caso de que un candidato de izquierda llegue al-
gún día a la presidencia o para designar el modelo
de gobierno que las FARC –desmovilizadas gracias
al acuerdo final para la terminación del conflicto
y el establecimiento de una paz estable y duradera,
firmado en Cuba– quieren imponer en el país.
Estas razones ayudan a explicar por qué votar
a la derecha es una opción que parece inscrita en
el ADN colombiano.
Las elecciones presidenciales,
donde la derecha manda
La derecha ha salido victoriosa de todas las
elecciones presidenciales en Colombia, a excep-
ción de la de Juan Manuel Santos en 2014. Quince
años antes, Andrés Pastrana era del Partido Con-
servador, Álvaro Uribe era de derechas –hasta de
extrema derecha según por donde se miraba– y
Juan Manuel Santos era su hijo espiritual (fue
cuatro años ministro de Defensa de Uribe) y fue
elegido en el 2010 gracias a los votos uribistas. Su
búsqueda de la paz con las FARC a partir del año
2012 fue interpretada por el clan de Uribe como
una traición a su causa y selló la ruptura entre el
presidente y su exmentor, quien fundó su propio
partido, el Centro Democrático.
El presidente Santos se apoyó sobre dos co-
sas. La primera, una coalición de partidos de
centroizquierda y centroderecha llamada Unidad
Nacional para asegurar su reelección y la segunda,
la promesa de que la paz era cercana y traería un
mejor futuro para el país. Venció con dificultad al
candidato de Uribe, Óscar Iván Zuluaga, pero dos
VANGUARDIA | DOSSIER 67
 COLOMBIA VOTA A L A DERECHA EN L AS PRESIDENCIALES
RESULTADOS DE LAS ELECCIONES
Y DEL PLEBISCITO
PRESIDENCIALES, 2014
FUENTE: Registraduría Nacional del Estado Civil.
JUAN MANUEL SANTOS
UNIDAD NACIONAL
50,75%
ÓSCAR IVÁN ZULUAGA
CENTRO DEMOCRÁTICO - MANO FIRME, CORAZÓN GRANDE VOTOS
45%
años más tarde, fue el Centro Democráti-
co quien se encargó, con los votos cristia-
nos, de asegurar la derrota de Santos en
su propio plebiscito por la paz, destinado
a ratificar por voto popular lo pactado
en los acuerdos de La Habana. La victoria
del no, aunque por unos pocos votos, evi-
denció la enorme polarización que vive
el país acerca del tema de paz y la fuerza
electoral que representa el uribismo al
nivel territorial. Por otro lado, resulta lla-
mativa la similitud en cuanto a la reparti-
ción territorial de votos de las elecciones
presidenciales y el plebiscito por la paz:
las mismas regiones que votaron por la
reelección de Santos también aprobaron
el plebiscito; mientras que las zonas que
prefirieron al candidato uribista en 2014
son también las que rechazaron los acuer-
dos de La Habana.
2018, ¿el regreso del
uribismo?
El 2018 será de nuevo un año de elec-
ciones para Colombia. En marzo, cerca de
36 millones de electores serán llamados a
68 VANGUARDIA | DOSSIER
PLEBISCITO POR LA PAZ, 2016
¿APOYA EL ACUERDO FINAL PARA TERMINACIÓN DEL CONFLICTO
VOTOS Y CONSTRUCCIÓN DE UNA PAZ ESTABLE Y DURADERA?
7.816.987
SI
6.905.001 NO
escoger a sus diputados repartidos entre
una decena de listas al Congreso y en
abril y junio tendrán lugar los comicios
para la elección del nuevo presidente de
la república. En el Congreso todo indica
que las fuerzas de derechas mandarán:
el partido de Uribe tiene la preferencia
de un 14% de los colombianos, seguido
por el Partido Liberal (centroizquierda),
Cambio Radical (derecha), la U (centro),
el Partido Conservador (derecha tradi-
cional), MIRA (cristianos de derecha), los
Verdes y el Polo Democrático (izquierda).
Las alianzas serán necesarias entre las
diferentes bancadas para poder confor-
mar una mayoría, forzando de nuevo la
conformación de dos bloques, que inevi-
tablemente se agruparán alrededor de los
desafíos que supone la implementación
de los acuerdos de paz y las nuevas nego-
ciaciones entre el Gobierno y la guerrilla
del ELN. Los resultados de estas elecciones
serán por otra parte determinantes para
los candidatos presidenciales: según el
número de diputados que obtenga cada
partido, los candidatos sabrán con que
VOTOS
49,78% 6.377. 482
VOTOS
50,21% 6.431.376
impulso empezará su carrera para los
comicios de abril.
Del lado de las presidenciales, la pro-
liferación de las candidaturas indepen-
dientes marca la tendencia; estas superan
incluso los candidatos por partidos. En
este sentido, incluso líderes políticos de
partidos tradicionales que cuentan con
listas inscritas para las elecciones legis-
lativas han decidido lanzarse por firmas,
dado el clima de desconfianza histórico
hacia los partidos políticos y el Congreso.
Solo cinco candidatos irán a las urnas en
nombre de partidos políticos mientras
que ocho prefirieron el camino de las
firmas, lo que resulta claro hasta ahora es
que por la cantidad de aspirantes deberán
reagruparse en coaliciones para poder
sobrevivir. Frente a esta multiplicidad
de candidaturas, parece inevitable que
la elección presidencial se juegue a dos
vueltas y que las alianzas sean necesarias.
Por un lado, la izquierda llega frag-
mentada ante la imposibilidad de escoger
un candidato único mediante una coali-
ción de distintas fuerzas. Dos candidatos
 COLOMBIA VOTA A L A DERECHA EN L AS PRESIDENCIALES

son fuertes: el primero, Sergio Fajardo, es de ahora gana en todos los escenarios que se prevén
centroizquierda, se declara como independiente, para la segunda vuelta.
ni uribista, ni antiuribista, ni de izquierda, ni de En todo caso, quien suceda a Santos tendrá
derecha, e intenta posicionar como tema central la difícil tarea de llevar a bien la implementación
de campaña la lucha contra la corrupción. Este de lo que fue pactado en La Habana y de tratar
discurso ha cuajado muy bien en el electorado nuevas temáticas que preocupan a los colombia-
más joven y urbano, cansado de los partidos y de la nos: corrupción, seguridad, empleo y salud. Sobre
política tradicional. Fajardo cuenta por otra parte todo, tendrá que llevar a buen puerto los nuevos
con la ventaja de no polarizar a la opinión pública acuerdos de paz que el Gobierno intenta sellar con
y tener una imagen positiva alta. Sin embargo, su las guerrillas del ELN en Quito. Hasta ahora, los
voto de opinión se limita a los centros urbanos múltiples tropiezos que ha sufrido el proceso han
y su falta de maquinaria podría ser un inconve- fortalecido el discurso de la derecha que hace de
niente para vencer en la segunda vuelta. El que le la desconfianza hacia la guerrilla un argumento
sigue es Gustavo Petro, candidato independiente, electoral fuerte. Todo parece indicar entonces que
exalcalde de Bogotá y guerrillero el próximo presidente de Colombia
desmovilizado del M-19, símbolo Mientras para
3 será el mandatario de un país nue-
de una reconversión exitosa de un la izquierda la vamente dividido en cuanto a cuál es
guerrillero a la política. Los otros dos paz significa el el precio que los colombianos están
candidatos de este grupo no pasan de dispuestos a pagar para vivir en paz.
un 10% de intención de voto: Clara
punto de partida
López y Humberto de la Calle, exjefe
de un futuro El ‘happy end’… o no
negociador del Gobierno Santos e mejor para Acerca de los mensajes de cam-
autor intelectual del acuerdo de paz, Colombia, con paña, y del uso que hacen los candi-
se presenta por el Partido Liberal. bienestar y datos de la popular herramienta del
La gran novedad de esta elección crecimiento, storytelling, observamos que, mien-
reside en que Rodrigo Londoño alias la derecha cree tras para los candidatos de izquierda,
Timochenko, exlíder de las FARC es que, tal como la paz significa el punto de partida
candidato a la presidencia y que, por
se ha implemen- de una historia nueva para Colom-
primera vez en su historia, las FARC
(rebautizadas Fuerza Alternativa
tado el acuerdo, bia, sinónimo de un mejor futuro
con bienestar, crecimiento y recon-
Revolucionaria del Común) presen- el país puede ciliación, los candidatos de derecha,
tan un candidato a una elección de terminar igual como Vargas Lleras, acuden a la tesis
cargo popular, quien compite en el o peor que de que, a causa de la forma en que
juego político por la vía democrática. Venezuela se implementó el proceso de paz, 3. El M-19 fue un movimien-
Su intención de voto no pasa hasta Colombia puede terminar en una to guerrillero colombiano
ahora de un 1%. situación igual o peor a la que atraviesa Venezue- surgido a raíz del presunto
Del otro lado del espectro ideológico se ubi- la. Esta visión está compartida por las fuerzas del fraude de las elecciones pre-
can las fuerzas políticas de derechas que no res- uribismo, para quienes el acuerdo sella la llegada sidenciales del 19 de abril de
paldaron abiertamente el proceso de paz. Es el del castrochavismo al país. 1970 que dieron como gana-
caso de Germán Vargas Lleras, de centroderecha y Aunque los candidatos intentan desmarcarse dor a Misael Pastrana Borre-
exvicepresidente de Santos; o abiertamente opues- cada vez más del tema de la paz, parece que sigue ro sobre el general Gustavo
to a las negociaciones, como lo es Iván Duque, presente (por el nuevo acuerdo con el ELN) y es el Rojas Pinilla. Tras su desmo-
precandidato uribista del Centro Democrático. que divide y orienta relatos y propuestas de campa- vilización en el año 1990, se
Estos candidatos son ambos fuertes, cuentan con ña. El desafío para quien quiera llegar al Palacio de convirtió en un movimiento
un gran respaldo partidista y tienen la particula- Nariño será por ende saber anticipar lo que pasará político de centroizquierda
ridad de atraer electores tanto de derecha como después de la llegada de la paz, que ha sido la na- conocido como AD-M19
de centro. Si ambos llegan en segunda vuelta, es rrativa sobre la que ha jugado el presidente Santos (Alianza Democrática M-19),
probable que Vargas Lleras gane gracias a los votos durante ocho años y la que le ha garantizado el que ganó cierto respaldo po-
de los antiuribistas, mientras que Iván Duque se muy apetecido premio Nobel de Paz en el 2016. En pular y fue uno de los cons-
beneficiará del respaldo de Uribe y de toda la ma- el 2018 llegó la hora de contar lo que viene después tituyentes de 1991; desapa-
quinaria del Centro Democrático, de su estatus de de esta historia, con o sin happy end, según el án- reció a mediados de la déca-
joven político y de su buena imagen. Si sólo alguno gulo por donde se mire. Es el momento de nuevas da de 1990 y algunos de sus
de ellos llega para los comicios de junio, deberán narrativas de campaña que ponen en escena la miembros se unieron a otras
aliarse para detener el paso a Fajardo, que hasta historia de un país que busca un nuevo rumbo. agrupaciones políticas.

VANGUARDIA | DOSSIER 69
UNA HISTORIA A SANGRE Y FUEGO
Desde la independencia Colombia ha vivido tensiones entre
sus polos opuestos, según el espíritu de cada tiempo. Primero,
entre independentistas y realistas, luego entre centralistas y
federalistas, más tarde entre liberales y conservadores y recien-
temente entre la izquierda y la derecha, con todos los matices
que pueden desplegarse entre los defensores de la revolución
armada y los de una democracia occidental más autoritaria.
Guerras, guerrillas, revueltas, golpes de estado y cambios de
Constitución son los hitos de una historia cruel con sus prota-
gonistas rasos, como tan bien retrató Gabriel García Márquez.

20 DE JULIO DE 1810

· EL GRITO DE INDEPENDENCIA
Colombia celebra cada año el 20 de julio su primera des-
conexión del imperio español. Los ideales de la Ilustración
ya seducían a las élites del país y dos grandes revoluciones
ocurridas entonces recientemente inspiraban sus ideales:
la francesa (1789) y sobre todo la norteamericana (1763), que
llevó aparejada la independencia y se erigió en modelo para el
Nuevo Continente. En 1808 España fue invadida por las tropas
napoleónicas y, tras la coronación del nuevo rey Alfonso VII
auspiciado por Napoleón, las nuevas autoridades enviaron
delegados a las colonias para que lo reconociesen. Así se hizo
en el virreinato de Nueva Granada, que incluía los actuales
territorios de Colombia, Panamá, Ecuador y Venezuela, pero
al cabo de dos años los notables de Bogotá embarcaban al
virrey español destino a España y, como Junta Suprema del
Nuevo Reino de Granada, proclamaban la independencia. Se • Firma del acta de independencia el 20 de julio de 1810 en Bogotá, según un óleo de Corio-
iniciaba el periodo de la patria boba tras el cual Colombia fue lano Leudo (1866-1957). Se cuenta que todo empezó porque un español no quiso prestar un
reconquistada por los españoles en 1816. florero a dos criollos. | Autor desconocido.

1819

• Con la victoria de Bolívar en Bocayá en 1819 (lienzo de Martín Tovar y
Tovar) se recupera la independencia y poco después se proclama la
República de la Gran Colombia, que incluía las actuales Colombia,
Ecuador, Panamá y Venezuela. | ‘Atlas Geográfico e Histórico de la República de Co-
lombia’ de 1890 y autor desconocido.
· LA GRAN COLOMBIA
Después de la victoria de los realistas en 1816, los independentistas fueron per-
seguidos. Simón Bolívar, primero huido a Jamaica y después rearmado desde
Venezuela, plantó cara y acabó ganando la decisiva batalla de Bocayá (7/VIII/1819).
Poco después, el 17 de diciembre, se proclamaba la República de la Gran Colombia.
Bolívar pudo gobernar hasta 1830, cuando las tensiones provocadas por su Gobier-
no autoritario le obligaron a renunciar. Las disputas entre centralistas (Bolívar) y
federalistas (Francisco de Paula Santander) se concretaron a favor de los últimos
con la división del país tres: Colombia (incluida Panamá), Ecuador y Venezuela.

70 VANGUARDIA | DOSSIER
1832-1903 1903

·DEDELOS1832MILADÍAS
LA GUERRA

La tensión entre centralistas, con

Bolívar a la cabeza, y federalistas
se resuelve a favor de los últimos,
lo que provoca la separación de
Ecuador y Venezuela. En 1832 se
aprueba una nueva Constitución,
que establece los tres poderes y
restituye el nombre de Nueva Gra-
nada, aunque el sufragio se limita
a propietarios y grandes contribu-
yentes. Se abre una larga época en
que el poder se disputa entre dos • El canal de Panamá en 1914, abierto un año antes con el patrocinio de
polos: el Partido Conservador, con directo de Estados Unidos. | Apic / Getty

• La Constitución de Rionegro fue una de las más
liberales de todos los tiempos. Abolía la pena de
muerte y establecía la educación laica, además de
garantizar todas las libertades. | Autor desconocido
terratenientes rurales y favorables
al clero, y el Partido Liberal, con
industriales y población de las
grandes ciudades, con sucesivos
cambios en el poder y constitu-
ciones, como la de 1863 (Estados
Unidos de Colombia) y la de 1886
(República de Colombia). Las pun-
tas de conflicto fueron las guerras
civiles de 1840-1841 y 1894-1895
y la guerra de los Mil Días (1899-
1903), que dejó exhausto al país.
· PÉRDIDA DE PANAMÁ
Estados Unidos había puesto el ojo en el istmo de Panamá con
la intención de abril un canal entre los dos océanos, a lo que se
mostraban contrarios los colombianos. De ahí que aprovechara
la debilidad del país tras la guerra de los Mil Días para propi-
ciar la independencia de la entonces provincia de Panamá.
Colombia se vio obligada en 1903 a someterse a la decisión de la
superpotencia y acabó reconociendo la independencia en 1914,
a cambio de compensaciones económicas que le permitieron
diversificar una economía entonces muy centrada en el café.

1928

· ‘MASACRE DE LAS BANANERAS’

En los años diez y veinte la economía colombiana gana dimensión, tanto en la explotación
agrícola como en la industria. Tras la revolución rusa, como sucedió también en Europa,
los trabajadores se vieron animados a retar a los propietarios con importantes huelgas y
protestas, iniciando unos años convulsos. Destaca la masacre de las bananeras, el 6 de diciem-
bre de 1928, cuando un regimiento abre fuego contra manifestantes que protestaban por
las condiciones de trabajo de la United Fruit Company. Después de la Gran Depresión de
1929, en los años treinta se vieron afectadas las exportaciones colombianas, lo que poco a
poco impulsó la creación de industrias para abastecimiento nacional que continuó duran-
te la Segunda Guerra Mundial. También en esa década, tras dominio conservador desde
principios de siglo, los liberales Enrique Olaya y Alfonso López realizaron reformas como
la entrega de tierras infrautilizadas por los terrenatientes a los campesinos, educación
primaria gratuita y obligatoria, y seguridad social.

• La antigua sede central en Nueva Orleans de la United Fruit Company, una gran empresa instalada
en diversos países latinoamericanos. Sus miles de trabajadores en Colombia iniciaron una huelga en
1928 que recibió una respuesta violenta del ejército en la ‘masacre de las bananeras’. | Infrogmation

VANGUARDIA | DOSSIER 71
1948

· EL ‘BOGOTAZO’ Y ‘LA VIOLENCIA’

En 1946, los liberales se presentaron divididos a las elecciones,
lo que contribuyó al triunfo del conservador Mariano Ospina.
El 9 de abril de 1948, Jorge Eliécer Gaitán, líder del ala izquierda
del Partido Liberal y del movimiento conocido como gaitanismo
(cuyo objetivo principal era el de mejorar las condiciones de vi-
da de obreros y campesinos), fue asesinado en de Bogotá, lo que
dio pie a graves desórdenes en todo el país (unos 1.500 muertos
y 20.000 heridos). El episodio se recuerda como el Bogotazo, y el
periodo 1948-1958 como la violencia, considerada la semilla del
conflicto colombiano. El general Gustavo Rojas Pinilla dio un
golpe de Estado en junio de 1953, que duró hasta 1957. Para
sosegar el país, liberales y conservadores formaron entonces
el Frente Nacional, con el que se repartieron los cargos por
turnos durante dieciséis años. La violencia, sin embargo, y el
malestar social no cesaron. En 1959 Fidel Castro era nombrado
presidente de Cuba y comandante de sus Fuerzas Armadas • Altercados en Bogotá tras el asesinato del líder izquierdista Jorge Eliécer Gaitán, que
Revolucionaras, y en 1964 se fundaban las FARC en Colombia. inician el periodo seminal del conflicto armado colombiano. | E.L. Alman / AP

1985 · TOMA DEL PALACIO DE JUSTICIA Y TRAGEDIA DE ARMERO

A la creciente desconfianza de los ciudadanos respecto a los partidos tradiciona-
les, con una alta abstención, se sumaron en los ochenta las consecuencias de la
crisis mundial desatada por el petróleo, que por un lado lastraron la economía
y el empleo y por otro dieron más argumentos a las guerrillas. Fundada en 1970
destacaba el Movimiento 19 de Abril (M-19) marxista y nacionalista, nacido tras el
presunto fraude en las elecciones de ese año. Entre sus acciones violentas, destacó
la toma del Palacio de Justicia en Bogotá, Un comando de 40 guerrilleros retuvo
a 350 rehenes, entre ellos magistrados de justicia, hasta que fue reducido por el
ejército y la policía, con el resultado de un centenar de muertos.

• El 13 de noviembre, unos días después de la toma del Palacio de Justicia (6 de noviembre),

la erupción del volcán Nevado del Ruiz provocaba la muerte de más de veinte mil personas
en lo que se conoció como la ‘tragedia de Armero’. | Bernard Diederich / Getty

1980-1993

· AUGE Y OCASO DE PABLO ESCOBAR
En los ochenta, el auge de la demanda internacional
de drogas propulsa en Colombia el negocio de cultivo y
producción de drogas, en especial cocaína, que se con-
vierte en fuente de financiación para todos los agentes
del conflicto, impulsa los cárteles y salpica la política. El
cártel de Medellín, con Pablo Escobar a la cabeza, llega a
controlar un 80% de la producción mundial de cocaína
y un 75% de su mercado en EE.UU. Se entabla una gue-
rra abierta contra el Estado, que termina con la muerte
de Pablo Escobar en 1993. Respecto a las guerrilla, se
logra la disolución del M-19 (1989), reconvertido a par-
tido (PRT), y de contingentes del EPL (1991). En cambio,
fracasan las negociaciones con las FARC, involucradas
en el narcotráfico y hegemónicas en la insurgencia
desde entonces. En 1991 se promulga la Constitución
que rige, con modificaciones posteriores, hasta hoy.
• Imagen de Pablo Escobar detenido cuando ya era una pieza
clave en el comercio internacional de cocaína, en 1977. | Policía
Nacional de Colombia

72 VANGUARDIA | DOSSIER
1999

· PLAN COLOMBIA
Después de unos años de escalada de la
violencia, en 1998 fue elegido presidente
el conservador Andrés Pastrana, que creó
una zona de distensión, abandonada por
el ejército y que ocuparon las FARC, para
iniciar unas conversaciones de paz. En 1999 • Dos guerrilleros de las FARC en el
Bill Clinton, dispuesto a atajar el problema departamento de Caquetá, al sudoeste
de la droga en su origen, llega a un acuer- del país, en 1998, cerca de la zona de
do con Pastrana, el Plan Colombia, para distensión que abandonó el ejército, a
revitalizar la economía, propulsar la paz y caballo entre Caquetá y Meta. | Pedro
acabar con el narcotráfico, que en principio • Bill Clinton y Andrés Patrana en la Casa Blanca el 25 de enero del Ugarte / Getty

consigue rebajar el conflicto y debilitar a 2000, cuando discutieron sobre la aportación económica de Estados
los poderosos cárteles. Unidos para ayudar a Colombia. | Mario Tama / Getty

2002-2010

· LA ‘SEGURIDAD DEMOCRÁTICA’ DE URIBE

La iniciativa pacificadora de Pastrana no prospera, y queda un Estado debilitado
frente a las guerrillas, a los paramilitares de derecha y a los narcotraficantes. Se
incrementan la inestabilidad y los secuestros. Álvaro Uribe llega a la presidencia e
inicia su política de seguridad democrática centrada en recuperar el control del terri-
torio por parte del Estado y en atacar las retaguardias de las guerrillas. Entre sus
éxitos está la muerte del líder de la FARC Raúl Reyes y la liberación de secuestrados
en el 2008, además de la desarticulación de los paramilitares de las AUC.

• Ingrid Betancourt fue liberada el 2008 por el ejército colombiano tras más de seis años de
secuestro en manos de las FARC. | EFE/Leonardo Muñoz

2016

· PEBLISCITO Y ACUERDO DE PAZ

El Gobierno del presidente liberal Juan Manuel Santos desarrolla entre 2012
y 2016 un proceso de paz con la guerrilla de las FARC en La Habana, que cul-
mina con la firma de un acuerdo que debía ser refrendado en un plebiscito
el 2 de octubre de 2016. La sorpresa, sin embargo, fue la ajustada victoria
del no (50,21%), que fue apoyado por el expresidente Álvaro Uribe. Tras ne-
gociaciones con los promotores del no, el Gobierno y las FARC acordaron un
nuevo texto que se firmó el 24 de noviembre 2016 y que solamente requería
la aprobación del Congreso. Su implementación es ahora el problema, con
grupos aún activos como el ELN y con numerosos asesinatos de activistas y
de receptores del reparto de tierras acogidos al acuerdo.

• Juan Manuel Santos y el líder de las FARC Rodrigo Londoño, ‘Timochenko’, firman el
acuerdo de paz en Cartagena el 26 de septiembre de 2016. | Presidencimx / Zuma Press

VANGUARDIA | DOSSIER 73
74 VANGUARDIA | DOSSIER
Colombia y sus vecinos
continentales
en el último tramo del Gobierno
de Juan Manuel Santos
Martha Lucía Márquez Restrepo
DOCTORA EN CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS. PROFESORA
ASOCIADA DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA DE
BOGOTÁ. DIRECTORA DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS SOCIALES
Y CULTURALES PENSAR.

D
ESDE LA LLEGADA DE JUAN MA- Este artículo pretende explicar las nuevas
nuel Santos a la presidencia relaciones de Colombia con el vecindario desde el
de Colombia en el 2010 se pu- llamado giro en la política exterior colombiana y tam-
sieron en marcha estrategias bién señalar algunos retos que deberá enfrentar
para allanar el camino al fin del el país en las relaciones con sus vecinos durante
conflicto armado, entre ellas la posconflicto.
política exterior. Esta se orientó
a construir un entorno interna- Mirando hacia el Norte.
cional favorable para el desa- Un presidente colombiano de los años veinte
rrollo de las negociaciones de paz y para la futura acuñó una expresión que resumía lo que era su
implementación de los acuerdos. visión de la política exterior: respice polum, es decir,
Gracias a eso, en casi ocho años se transfor- mirar hacia Estados Unidos, la estrella Polar.
mó la relación de Colombia con América Latina Aunque entre los años sesenta y ochenta
y particularmente con sus vecinos. Por ejemplo, hubo momentos en los que Colombia buscó cierta
se restablecieron las relaciones con Venezuela y autonomía frente a ese país, por ejemplo partici-
Ecuador, lo que posibi- pando en iniciativas de
litó que ambos países Desde la llegada de Santos en 2010, integración regional
facilitaran las negocia- se restablecieron relaciones con como la Comunidad
ciones con las FARC y el Andina de Naciones,
ELN, respectivamente. Venezuela y Ecuador, lo que lo cierto es que finali-
No obstante, las posibilitó que ambos países zando los años noventa
relaciones bilaterales facilitaran las negociaciones con y hasta el Gobierno Ál-
siguen teniendo que
afrontar varios retos,
las FARC y el ELN respectivamente varo Uribe (2002-2010)
primó la orientación
en especial los que se hacia el país del norte
derivan de fronteras porosas que se disputan acto- y prácticamente se le invitó a intervenir en la polí-
res armados que quieren controlar las economías tica colombiana.
ilegales del narcotráfico, la minería ilegal, la trata Esta intervención por invitación se produjo por
de personas y el tráfico de armas, entre otros. cuenta del Plan Colombia diseñado por el Gobier-

VANGUARDIA | DOSSIER 75
 no de Andrés Pastrana (1998-2002) y acordado con
el Gobierno Bill Clinton (Tickner, 2007). En ese
marco, el país recibió recursos para adelantar una
estrategia antidrogas que se utilizó también para
combatir las fuerzas guerrilleras, que ya por enton-
ces habían comenzado a financiarse con cobros a
los productores de hoja de coca y a los laboratorios
de cocaína.
El plan se continuó durante el Gobierno
de Uribe con el nombre de Plan Patriota, pero se
enfocó en vencer a las guerrillas calificadas como
“terroristas”. Este giro se produjo porque después
del atentado que las FARC hiciera a un reconocido
club social en Bogotá, el Gobierno logró que las
guerrillas fueran incluidas en la lista de organiza-
ciones terroristas del Departamento de Estado de
los Estados Unidos y de la Unión Europea. De esta
76 VANGUARDIA | DOSSIER
manera, Colombia alineó su política interna de
lucha contra las guerrillas con la política de segu-
ridad de los Estados Unidos tras el 11-S.
A mediados del 2010 la “política de seguridad
democrática” de Uribe había logrado que los gru-
pos guerrilleros se movieran del centro de país ha-
cia las fronteras, eso con un alto costo en términos
de derechos humanos pues más de cuatro millones
de colombianos fueron desplazados de sus tierras.
El desbordamiento del conflicto colombiano
hacia esas zonas impactó la relación de Colombia
con sus vecinos. El Gobierno de Ecuador, con el
presidente de izquierda Rafael Correa a la cabeza,
se quejó de las fumigaciones con glifosato y de la
incapacidad de Colombia para atender a su pobla-
ción desplazada; no obstante, reconoció a más de
60.000 refugiados.

Por su parte, el Gobierno de Vene-
zuela encabezado por Hugo Chávez adop-
tó una actitud más confrontativa frente
a Colombia: no reconoció a las FARC ni al
ELN como grupos terroristas, los acogió
en su país y lideró la oposición de los otros
países de la izquierda de la región en con-
tra de la intromisión de Estados Unidos a
través de su socio colombiano.
Las relaciones con estos vecinos se
rompieron después de una larga crisis
que se desató en el 2008 por cuenta de la
operación Fénix que, dirigida por Juan
Manuel Santos en calidad de ministro
de Defensa, dio muerte al miembro del
secretariado de las FARC Raúl Reyes, en
territorio ecuatoriano.
De esta manera, cuando Santos to-
mó posesión de su cargo, el país tenía
relaciones conflictivas con Venezuela,
Ecuador y también con Bolivia y Nica-
ragua, países que, por su ideología de
izquierda y por los subsidios económicos
que recibían de Venezuela a través de la
Alianza Bolivariana para los Pueblos de
Nuestra América, estaban alineados con
este bloque. Otros países de la región tam-
bién con gobiernos de izquierda como Ar-
gentina, Paraguay, Uruguay y Brasil, veían
con desconfianza la cercanía de Colombia
a los Estados Unidos.
El giro en la política exterior:
de regreso a la región
A pesar de que Juan Manuel Santos
ganó las elecciones prometiendo conti-
nuar la política de seguridad de Álvaro
Uribe, incluso antes de posesionarse dio
muestra de un distanciamiento frente a
su predecesor.
La primera gira internacional que
hizo Santos antes de asumir el poder fue
al Reino Unido, Francia y España, y no a
Estados Unido como era lo habitual. Esto
dejó ver su intención de construir una
relación más equilibrada con ese país.
Luego visitó México, Panamá, Chile, Perú,
Argentina, República Dominicana y Haití
dejando ver su interés por fortalecer las
relaciones con los países latinoamerica-
nos y del Caribe.
Adicionalmente, el día de su po-
sesión manifestó que uno de los propó-
sitos de su Gobierno era “reconstruir
COLOMBIA Y SUS VECINOS CONTINENTALES
las relaciones con Venezuela y Ecuador, Relaciones con el vecindario
restablecer la confianza y privilegiar la En los casi ocho años de Gobierno
diplomacia y la prudencia”. Para ello, de Juan Manuel Santos, las relaciones de
días después se reunió con el Gobierno Colombia con Venezuela oscilaron entre
venezolano con quien acordó reactivar los la cooperación y la confrontación.
mecanismos bilaterales de cooperación y Así, entre el 2010 y diciembre del
en noviembre del mismo año con el pre- 2016, mientras se desarrollaba el proceso
sidente ecuatoriano. de paz con las FARC en el que Venezuela
A esta estrategia de fue país facilitador, primó
regreso a la región que se con- En 2010 la la cooperación manifiesta
cretó en iniciativas como la “política de en la actitud de Colombia
participación en la Unasur seguridad de no confrontar situacio-
y la adhesión a Mercosur, se nes que llegaran a amena-
sumó la intención de cons-
democrática” zar la seguridad nacional
truir una nueva imagen del
de Uribe había y la de sus ciudadanos. Un
país en el escenario inter- logrado que las claro ejemplo de eso fue la
nacional. De esta manera, guerrillas se reacción del país a media-
mientras Pastrana y Uribe movieran del dos del 2015 cuando Vene-
habían proyectado a Colom- centro hacia zuela expulsó sin ningún
bia como una país proble- las fronteras, proceso administrativo a
ma necesitado de la ayuda provocando más de dos mil colombia-
internacional, Santos se nos que vivían en su territo-
más de cuatro
enfocó en mostrarla como rio y luego cerró unilateral-
un país de renta media que,
millones de mente la frontera más de
habiendo hecho grandes desplazados un año. Ante esto, la canci-
avances en cuestiones so- y un fuerte llería colombiana invitó al
ciales, podía promover me- impacto en los diálogo, a buscar una salida
canismos de cooperación países vecinos conjunta a los problemas de
Sur-Sur con sus vecinos y seguridad y llevó el caso de
con otros países del globo. los expulsados a la OEA.
Para ello el Gobierno creó en el 2011 En contraposición, después de la
la Agencia Presidencial de Cooperación firma del acuerdo de paz en noviembre de
Internacional que a día de hoy ha fir- 2016 y tras la “radicalización del proceso
mado convenios en los que Colombia es venezolano” que se inicia el 1 de mayo
oferente de cooperación en áreas como del 2017 cuando Nicolás Maduro anuncia
educación técnica, seguridad y justicia. su decisión de convocar la Asamblea Na-
Dicha cooperación se ha extendido a Perú, cional Constituyente, Colombia asume
Ecuador, México, Bolivia e incluso a varios una actitud claramente confrontativa.
países africanos (Agencia Presidencial de Esto es, desde la Cancillería –el Ministe-
Cooperación Internacional de Colombia, rio de Relaciones Exteriores– se emiten
2015). comunicados llamando al respeto de la
Santos también ha intentado posi- democracia y desde agosto de ese mismo
cionar a Colombia como una potencia año Colombia se suma al Grupo de Lima
media regional. Para ello ha liderado nue- que desconoce hasta hoy la Asamblea
vas agendas en los foros multilaterales, Nacional Constituyente y que declara roto
entre ellas la búsqueda de una solución el orden constitucional en el vecino país.
alternativa a la lucha antidroga (Pastrana La última semana de enero del 2018,
Buelvas, 2017). el embajador de Colombia en Caracas fue
Emprendió también una serie de trasladado a Costa Rica, y las deterioradas
acciones para mejorar los indicadores relaciones binacionales quedaron en ma-
de calidad en educación, investigación y nos del encargado de negocios.
empleo, con el fin de que Colombia pu- Contrario a esto, desde el restableci-
diera ingresar a la OCDE, lo que se espera miento de las relaciones entre Colombia
ocurra a mediados del 2018. y Ecuador se ha logrado un alto nivel
VANGUARDIA | DOSSIER 77
de cooperación y confianza, gracias a
las frecuentes reuniones de mandata-
rios, cancilleres y ministros. Dicha coo-
peración se ha ejecutado a través del
Plan Binacional de Integración Fronteriza
Ecuador-Colombia 2014-2022 que tiene el
mérito de apoyarse en la confluencia de
los planes de desarrollo de ambos países.
En este marco los dos países pusieron en
marcha planes para reducir la pobreza
extrema y para mejorar la cobertura en
salud, educación y seguridad, lo que creó
un escenario que dinamizó las relaciones
económicas. Actualmente Ecuador es el
segundo país destino de exportaciones
colombianas en América Latina, después
de México. De allí provienen un 8% de las
importaciones que hace Colombia (Pro
Ecuador, 2018).
Esta coexistencia cooperativa se ha
traducido en un apoyo del Gobierno de
Quito a los diálogos establecidos por el
Gobierno colombiano con el ELN que se
iniciaron en febrero del 2017 en esa ciu-
dad y que duraron hasta el 29 de enero
del 2018, cuando el Gobierno colombiano
se levantó de la mesa por cuenta de una
78 VANGUARDIA | DOSSIER
serie de atentados encabezados por el
grupo guerrillero.
En cuanto a Brasil, con quien las
relaciones han sido relativamente distantes
a lo largo de la historia, puede afirmarse
que, mientras Dilma Rousseff estuvo en
la presidencia, hubo cierta competencia
entre los países. Hoy en cambio, debido a
que la presidencia de Michel Temer se ha
enfocado en hacer frente a su problema
de ilegitimidad, se ha desdibujado la
figura de Brasil para Colombia y para la
región. Incluso la Unasur, que era una
de sus principales plataformas, está pa-
ralizada debido a que, con la llegada de
gobiernos de derecha, entre ellos el del
propio Temer y el de Mauricio Macri, los
países no se han podido poner de acuer-
do para nombrar por consenso al nuevo
secretario general.
La competencia entre los dos países
se remonta al Gobierno de Lula (2003-
2011) y se debió a la desconfianza que
le producía al Ministerio de Exteriores
brasilero y al Partido de los Trabajadores
la cercanía de Colombia a los Estados
Unidos. A esto se sumó la pretensión
de Colombia de ejercer como potencia
regional sumándose a un bloque como
la Alianza del Pacífico, que, junto con
México, Perú y Chile, pretende impulsar
un modelo de integración de corte liberal,
distinto a las iniciativas posneoliberales
apoyadas por los gobiernos de izquierda,
entre ellas el ALBA.
Esta desconfianza se hizo manifiesta
en la no aceptación por parte de Colombia
de los ofrecimientos que en reiteradas
ocasiones le ha hecho Brasil para ejercer
una participación más activa en el proce-
so de paz. El concurso se ha restringido a
actuar como mediador en algunas crisis
y a apoyar operativos de entrega de prisio-
neros por parte de las FARC.
Se espera no obstante que, como lo
ofreció el Gobierno brasilero cuando Dil-
ma Rousseff visitó Colombia en el 2015,
Brasil juegue un papel importante en el
posconflicto cooperando en áreas en las
que tiene experiencia como son el desmi-
nado o la transferencia de conocimientos
agrícolas.
En cuanto a Panamá, con quien
Colombia tiene una corta pero compleja
 COLOMBIA Y SUS VECINOS CONTINENTALES
frontera selvática, las relaciones binacionales
han estado mediadas por cuestiones financieras
y comerciales que en momentos han configurado
casi un conflicto comercial. Los problemas se han
centrado en los aranceles que Colombia pretende
ponerle a los productos que entran desde Panamá
que, por ser puerto libre, tienen precios más bajos
a los de la industria nacional. Por eso no ha entrado
en vigor el tratado de libre comercio que los dos
países firmaron en el 2012.
Los retos
Los dos principales retos para Colombia en
las relaciones con sus vecinos son el control y el
desarrollo de la frontera y la atención a la migra-
ción venezolana.
Las fronteras colombianas son ricas en recur-
sos medioambientales, en biodiversidad, concen-
tran población diversa étnica y culturalmente y
tienen una ubicación geoestratégica privilegiada,
pero también presentan atrasos en materia de
desarrollo social e institucional frente al resto del
país. Específicamente, la pobreza, la pobreza extre-
ma, la inequidad, el desempleo, la informalidad y
el analfabetismo son allí mayores, lo que las hace
territorio apropiado para las economías ilegales
(Departamento Nacional de Planeación, DNP, 2014)
De hecho, tras la firma de la paz y la desmo-
vilización de los efectivos de las FARC, muchos de
los territorios fronterizos que estas dejaron para
concentrarse en las zonas que les fueron asigna-
das, están siendo disputados por grupos armados
formados por exparamilitares, disidentes de las
FARC y por delincuencia común con el fin de con-
trolar las economías ilícitas
Particularmente en la frontera con el Ecua-
dor y en la región del Catatumbo, frontera con
Venezuela, se libra hoy una nueva guerra por el
control del narcotráfico, el tráfico de combusti-
bles, la minería ilegal y el tráfico de migrantes.
Estos fenómenos sólo pueden ser enfrentados
mediante una acción decidida del Estado colom-
biano invirtiendo en desarrollo y seguridad en las
zonas limítrofes, pero también tendiendo puentes
de cooperación con los vecinos. Lo primero lo ha
reconocido el Gobierno, por lo cual diseñó el Plan
Fronteras para la Prosperidad, pero ni las acciones
ni los recursos han sido suficientes para remediar
los problemas.
El otro gran reto es el de la migración venezo-
lana, que se aceleró durante el año 2017 y que debe
ser atendido mediante una estrategia concertada
con los países de la región. Según datos de migra-
ción de Colombia, el número de venezolanos en
el país se incrementó en medio año en un 62%, al-
canzando la cifra de medio millón. A esto se suman
los migrantes pendulares que pasan a territorio
colombiano para trabajar y luego regresan a Ve-
nezuela llevando dinero y productos. Por último,
por Colombia pasan migrantes en tránsito hacia
Ecuador, Perú y Chile.
La atención de esta población, que en toda
la región puede superar el millón y medio de ve-
nezolanos, debe ser abordada coordinadamente
por todos los involucrados desde un enfoque de
derechos humanos que garantice su protección.
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VANGUARDIA | DOSSIER 79
80 VANGUARDIA | DOSSIER
Vínculo con Estados Unidos
y síndrome de Estocolmo
Benjamín Herrera Chaves
PROFESOR DEL DEPARTAMENTO DE RELACIONES
INTERNACIONALES DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD
JAVERIANA DE BOGOTÁ DC.

E
N LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y del sistema internacional en consonancia con las
aun en revistas académicas dedi- orientaciones de los norteamericanos.
cadas al análisis de las problemá- Las relaciones entre Estados Unidos y el resto
ticas internacionales es común del continente han estado definidas fundamen-
encontrar la afirmación que el talmente por la denominada doctrina Monroe, ex-
Estado colombiano es el aliado presada en 1823 por el entonces presidente James
más fiable de Estados Unidos en Monroe en el sentido de considerar como un acto
el hemisferio occidental. Lo que bélico cualquier intento por parte de las potencias
oscurece esta afirmación es la europeas de controlar los países recién independi-
subordinación histórica desde los inicios del siglo zados del imperio español y la cual fue, al inicio del
XX de las élites que han gobernado a Colombia a siglo XX, complementada por el llamado corolario
los intereses y las determinaciones de la potencia Roosevelt, definido por Theodore Roosevelt, a partir
continental y mundial. del cual la potencia norteamericana justificaba
El síndrome de Estocolmo hace referencia el uso de la fuerza contra cualquier Estado del
a la dependencia afectiva y psicológica que se continente que en la percepción de los dirigentes
genera entre un secuestrado o una secuestrada estadounidenses pusiera en riesgo su seguridad.
y su secuestrador. Aquí se utiliza en un sentido Con este marco como referencia las relacio-
metafórico en la medida que la orientación de la nes políticas y económicas entre los estados del
política exterior colombiana, definida por el pre- hemisferio occidental han estado marcadas por
sidente conservador Marco Fidel Suárez en 1914 y la tensión entre la preponderancia y en algunos
conocida como la doctrina del respice polum (mirar casos una clara dominación de Estados Unidos
al norte) se da después que Estados Unidos apoya- sobre el continente y la búsqueda por parte de
ran con presencia mi- los demás estados de
litar la separación de Ha existido una subordinación un incremento de la
Colombia de la hoy Re- histórica, desde los inicios del autonomía a través de
pública de Panamá en la diversificación de
1903. Si no es factible siglo XX, de las élites que han las relaciones con po-
hablar de secuestro, la gobernado Colombia a los tencias extracontinen-
amputación del istmo intereses y las determinaciones tales y paralelamente
panameño mostró la incrementando las in-
incapacidad del Estado
de la potencia mundial terrelaciones con los
colombiano frente a la estados que se encuen-
agresión norteamericana, asumiendo que los inte- tran en situaciones similares de dependencia.
reses internacionales del país estarían más seguros Las relaciones de Colombia con Estados Uni-
aceptando la tutoría de la potencia y definiendo dos también han estado inscritas en esa dinámica
sus objetivos en relación con los otros actores pero, dadas las influencias mutuas entre las con-

VANGUARDIA | DOSSIER 81
diciones internas y las internacionales, en
particular durante la guerra fría y en el
período posterior, los gobiernos que han
estado al frente del país, independiente-
mente de la adscripción partidista, han
optado por conducir su política exterior
en una condición de dependencia bajo la
máscara de una supuesta alianza que im-
plicaría una relación entre iguales, lo que
está lejos de ser así. Se puede discutir si
es una definición consciente, que asume
racionalmente la posición de subordina-
ción considerando que los intereses del
Estado están mejor garantizados que si se
buscara un incremento de la autonomía
frente a la potencia mundial o si es el re-
sultado de las condiciones estructurales
de dependencia histórica que ha vivido
la sociedad colombiana desde la época
colonial y desde su independencia a co-
mienzos del siglo XIX. En la realidad es la
confluencia de estas dos determinantes,
cuya expresión institucional es la debili-
dad histórica del Estado colombiano, la
que manifiesta su particularidad frente a
las otras sociedades herederas del colonia-
lismo español o portugués.
82 VANGUARDIA | DOSSIER
Las manifestaciones instituciona-
les de las relaciones de dependencia de
América Latina con respecto a Estados
Unidos se van a manifestar primero en
las Conferencias Panamericanas que se
plantean, equivocadamente, como una
continuación de las conferencias hispa-
noamericanas las cuales tenían como
presupuesto la postura de Bolívar de lo-
grar una unión de las antiguas colonias
españolas con el fin de contrarrestar la
preponderancia de la potencia norteame-
ricana. Las conferencias panamericanas
expresaban bajo un discurso de igualdad
de los estados del continente la decisión
de los norteamericanos de sustentar su
consolidación teniendo como base la pe-
netración comercial y de sus inversiones
en las sociedades del resto del continente,
reemplazando a las potencias europeas,
particularmente Gran Bretaña y Francia,
quienes habían sustituido al imperio es-
pañol en el plano económico y comercial.
El panamericanismo se va a mate-
rializar en los años posteriores al fin de la
Segunda Guerra Mundial en dos organi-
zaciones: el TIAR (Tratado Interamericano
de Asistencia Recíproca) creado en 1947 y
que expresaba bajo el concepto de seguri-
dad colectiva una alianza militar contra
el nuevo enemigo del mundo libre, la Unión
Soviética y el comunismo internacional,
y la OEA (Organización de Estados Ame-
ricanos), expresión política de coordina-
ción bajo la tutela estadounidense de los
estados del hemisferio occidental y cuya
finalidad se inscribía, igualmente, como
un instrumento en la lucha contra la ex-
pansión del comunismo.
La élite dirigente colombiana jugó
un papel preponderante en la creación
de las dos organizaciones y en quien
posteriormente fue el primer presidente
del período del Frente Nacional, Alberto
Lleras Camargo, que ejerció el cargo de
secretario general de la OEA desde su
creación en Bogotá en 1948 hasta 1954.
La OEA como instrumento de la política
anticomunista de Estados Unidos que-
dó claramente expresado cuando, en
Caracas, durante la décima conferencia
de la organización, John Foster Dulles,
secretario de Estado, hizo aprobar una
declaración donde se manifestaba que
 VÍNCULO CON ESTADOS UNIDOS Y SÍNDROME DE ESTOCOLMO
la instauración de un gobierno orientado por los
comunistas conduciría a una acción conjunta de
los estados miembros.
La orientación anticomunista de la OEA con-
dujo a la justificación del derrocamiento de Juan
Jacobo Árbenz en Guatemala en 1954, la expulsión
de Cuba del sistema panamericano en 1962 y la in-
vasión de la República Dominicana en 1965. Estas
decisiones contaron con el apoyo de la dirigencia
colombiana. Si la expulsión y el rompimiento
de relaciones con Cuba fueron decisiones que
contaron con la aprobación de la totalidad de los
gobiernos de la época, con excepción de México, la
invasión a la República Dominicana condujo a la
reserva y crítica de las acciones de Estados Unidos
por parte de algunos gobiernos latinoamericanos
que comenzaban a buscar un incremento en su au-
tonomía frente a los norteamericanos a través de
la diversificación de sus relaciones y en posiciones
de política exterior alternativas.
Colombia, por otra parte, después del llama-
do período de la violencia (1948-1954) que condujo al
Gobierno militar de Gustavo Rojas Pinilla y una vez
derrocado éste a la formación del Frente Nacional,
vivió la formación de movimientos insurgentes,
herederos de las guerrillas liberales en un caso o
como manifestaciones que buscaban, siguiendo
el ejemplo cubano, derrotar el régimen político
e instaurar un sistema socialista. La proliferación
de estos movimientos en América Latina condujo a
que los distintos gobiernos asumieran la doctrina de
seguridad nacional propuesta por los estadouniden-
ses y que implicaba asumir que estos movimientos
o grupos armados eran una herramienta de la
expansión del comunismo.
La doctrina la seguridad nacional en el caso
colombiano tuvo y sigue teniendo fuertes implica-
ciones. En particular, al asumir que se enfrentaba
a un enemigo interno, punta de lanza del comunis-
mo internacional, las fuerza militares se dedicaron
antes que a la defensa del territorio o de la sobe-
ranía a labores de policía y de control del orden
público al tiempo que la policía se militarizaba. Por
otra parte dentro de la misma lógica del enemigo
interno toda manifestación política que cuestio-
nara el régimen político era considerada como un
instrumento del comunismo internacional, y esta
postura justificaba para las élites la aceptación in-
condicional a las orientaciones norteamericanas.
A comienzos de la década de los ochenta el
alineamiento de la dirigencia colombiana fue aún
más evidente con la crisis y la guerra de las Malvi-
nas que llevó por parte del resto del continente
a cuestionar la validez del TIAR. Independiente-
mente de las razones que llevaron a la dictadura La
militar argentina a recuperar su soberanía sobre proliferación
el archipiélago de las Malvinas por medio de la de los
ocupación armada de las islas, el hecho condujo movimientos
a una agresión militar por parte de una potencia
extracontinental, el Reino Unido, a un país del
insurgentes en
hemisferio. Los Estados Unidos decidieron des- América Latina
conocer los acuerdos del tratado de seguridad durante la
continental y apoyaron política y logísticamente guerra fría
a su aliado de la OTAN. El Gobierno colombiano, condujo a los
presidido por Julio César Turbay Ayala, aduciendo distintos
su contencioso con Nicaragua, dio las espaldas a gobiernos
los gobiernos latinoamericanos que apoyaron las a asumir la
acciones del Gobierno argentino (la otra excepción
fue el Gobierno de Pinochet en Chile quien en ese
doctrina de
momento tenía diferendos territoriales con Argen-
seguridad
tina). La postura del Gobierno colombiano implicó nacional
que Colombia fuese catalogada en ese momento propuesta por
como el Caín de Sudamérica. Estados Unidos
La política de alineamiento con Estados
Unidos presenta dos excepciones que por su au-
sencia de continuidad refuerzan la imagen de
dependencia de las élites gobernantes respecto a
Estados Unidos frente a los desafíos internos y su
confluencia con las dinámicas de la guerra fría.
La primera se expresa como contraposición a la
doctrina del respice polum y se va a denominar respice
similia, expresión de Alfonso López Michelsen, can-
ciller y posteriormente presidente de la república,
que se traduciría en abandonar la definición de
la política exterior siguiendo los parámetros esta-
blecidos por Estados Unidos y definirla “mirando
a los semejantes”, es decir, diversificarla en una
orientación sur-sur. Este intento se ve relativizado
por las primeras manifestaciones, ya durante la
guerra fría, de lo que vendría a ser la política de la
lucha contra el tráfico de estupefacientes.
La siguiente excepción se da durante el Go-
bierno de Belisario Betancur, paradójicamente un
conservador que había militado en las facciones
más radicales de ese partido, cuando Colombia rea-
lizó tres manifestaciones claras en la búsqueda de
una mayor autonomía y de plantear alternativas a
las orientaciones de Estados Unidos. La primera fue
el ingreso formal de Colombia en el Movimiento de
Países No alineados. La segunda, el desarrollo de
una política de presencia en el Caribe y en América
Central que va a plasmarse institucionalmente en
la creación del Grupo de los Tres (Colombia, Méxi-
co y Venezuela). La tercera, complementaria de la
segunda, fue plantear que el conflicto en América
Central (la Nicaragua bajo el Gobierno sandinista,
El Salvador confrontado al Frente Farabundo Mar-
tí, Guatemala confrontada al Ejército Guerrillero
VANGUARDIA | DOSSIER 83
 VÍNCULO CON ESTADOS UNIDOS Y SÍNDROME DE ESTOCOLMO
de los Pobres) debía resolverse a través de
medios pacíficos. Esta política condujo a
la creación del llamado Grupo de Contadora
y posteriormente al llamado Grupo de Río
que planteaban una política contraria
a las definiciones de la Administración
de Ronald Reagan para la región y para
los países donde habían triunfado movi-
mientos comunistas y que se basaba en
apoyar la creación de ejércitos locales,
los “luchadores por la libertad” que con-
tribuirían a derrocar esos regímenes (la
contra nicaragüense, los muyahidines
afganos, la Renamo mozambiqueña, la
Unita angoleña). La política de Betancur
fracasa ante la oposición conjunta por un
lado de las fuerzas militares colombianas
contrarias a sus esfuerzos por superar el
conflicto armado en el país a través de la
negociación y por otro de las acciones de
los grupos alzados en armas. La debilidad
interna de su Gobierno aunada a las accio-
nes de Estados Unidos en Centroamérica
conduce al abandono de la proyección de
Colombia hacia el Caribe y hacia el istmo
continental.
Terminada la guerra fría, Colombia
se va a ver inmersa en la dinámica de la
lucha contra el tráfico de estupefacien-
tes. En la sociedad colombiana se aúnan
procesos internos y externos que con-
tribuyen a profundizar la dependencia
del país frente a Estados Unidos. El fin
de la confrontación ideológica, política
y militar entre el campo bajo influencia
de Estados Unidos y el campo socialista
no implicó el fin del conflicto armado, y
varios grupos mantuvieron e incremen-
taron la presión sobre los gobiernos que
se han sucedido hasta el presente. Parale-
lamente al conflicto político armado, se
habían desarrollado grupos de población
que inicialmente habían realizado sus
prácticas marginales y criminales en el
sector del tráfico de esmeraldas y poste-
riormente en el de marihuana y que, fren-
te a la presión estadounidense en Bolivia
y en Perú, incursionaron en el tráfico de
cocaína. Como respuesta a la acción de
los grupos insurgentes, sectores de las
élites económicas y políticas apoyaron la
creación de grupos contrainsurgentes,
los denominados paramilitares. A estos
procesos se añadía la profunda crisis de
84 VANGUARDIA | DOSSIER
amplios sectores campesinos y la ausencia
casi total de las instituciones del Estado
colombiano en las zonas de frontera.
La conjunción de estos factores, en
particular el incremento de la partici-
pación de Colombia en el aprovisiona-
miento de cocaína, sirvió para aumentar
la capacidad logística y militar de los
grupos alzados en armas, insurgentes y
paramilitares, y evidenciar la debilidad
institucional del Estado colombiano.
La dependencia de Colombia de Es-
tados Unidos en la posguerra fría, el cual
había planteado que la lucha contra el
tráfico de estupefacientes era un objetivo
de seguridad nacional, se evidenció cuan-
do el Gobierno estadounidense retira el
visado a un presidente colombiano, Er-
nesto Samper, acusándolo de connivencia
con los narcotraficantes, y descertifica a
Colombia, es decir, le retira ciertos pri-
vilegios en sus relaciones comerciales,
dando como justificación que el país no
realizaba con eficiencia la lucha contra
el tráfico de drogas. Independientemente
de si Samper era o no culpable de haber
recibido dinero de un cártel de la droga,
Estados Unidos le pasaba cuentas por ha-
ber defendido, cuando era director de una
agencia financiera local, la necesidad de
avanzar hacia la legalización de la droga
como la única forma de combatir los efec-
tos negativos del tráfico ilegal.
La marginación de Colombia por
parte de Estados Unidos llega a su fin con
la presidencia de Andrés Pastrana. Si, en
los años anteriores, el Estado colombiano
había manifestado unos intentos de au-
tonomía, con Pastrana y posteriormente
con Álvaro Uribe, la orientación de la
política exterior se sube al carro nortea-
mericano conduciendo a un aislamiento
regional del país.
Bajo la Administración de Pastrana
se intenta por una parte una negociación
con el grupo armado insurgente más
consolidado, las FARC, cediéndoles el
control territorial de un área de 42.000
kilómetros al sur del territorio nacional
bajo la denominación de zona de distensión
y por el otro se desarrolla el Plan Colom-
bia, que, si bien tenía varios componentes,
y entre ellos estaba el apoyo que la Unión
Europea y varios países europeos ofrecían
a Colombia, fundamentalmente en el ám-
bito del fortalecimiento institucional del
Estado, el principal fue desarrollado con
el apoyo de Estados Unidos y constituía en
la ampliación numérica, logística y opera-
tiva de las fuerzas militares y de la policía
para que estuviesen en capacidad de de-
rrotar a los grupos guerrilleros. Si la mili-
tarización del conflicto político armado
en Colombia venía desde la guerra fría, y
en particular, como se mencionó arriba,
de la imposición e interiorización por
parte de la dirigencia política y militar,
de la doctrina de la seguridad nacional,
el Plan Colombia implicó un incremento
sustancial de los miembros de las fuerzas
militares, particularmente del ejército,
y la aceleración de la militarización de
la policía. Por otra parte, con el pretexto
que el Plan Colombia tenía como objetivo
el desarrollo de las capacidades contra el
tráfico de estupefacientes, en la práctica,
dadas las interrelaciones entre los grupos
armados y el narcotráfico, el plan se trans-
formó esencialmente en una herramienta
contrainsurgente.
Con la Administración de Álvaro
Uribe, el Gobierno colombiano dio un
paso más en la dependencia de Estados
Unidos. La llegada a la Casa Blanca de
George W. Bush y los atentados del 11 de
septiembre del 2001 sirvieron de pretexto
a la dirigencia colombiana para colgarse
de la llamada lucha contra el terrorismo
internacional. Si bien los grupos insur-
gentes colombianos se encontraban en
la lista de los grupos terroristas tanto en
Europa como en Estados Unidos nada
tenían que ver con las organizaciones de
fundamentalistas islámicos radicales que
habían desarrollado atentados antes, el 11
de septiembre y posteriormente contra
objetivos norteamericanos y de aliados
de Estados Unidos. A partir de la cercanía
ideológica de la Administración Uribe con
la Administración Bush, la ampliación del
Plan Colombia permitió el salto circense
de colocar en el mismo plano a los grupos
guerrilleros colombianos con la nebulosa
organizativa de Al Qaeda cuyos objetivos
eran y son radicalmente distintos de los
manifestados a través de varias décadas
por los dirigentes de la insurgencia co-
lombiana.
 Por otra parte, mientras Colombia estrechaba
más su dependencia de Estados Unidos, en diversos
países de América Latina triunfaban movimientos
alternativos en varios estados que se definían por
la instauración de regímenes políticos nacionales
y regionales que cuestionaban las opciones de
política internacional norteamericana y particu-
larmente el modelo económico auspiciado por
Estados Unidos. Esta circunstancia incrementó
el aislamiento regional de Colombia, el cual se
agravó con un bombardeo a un campamento de
las FARC en territorio ecuatoriano y la opción del
Gobierno de Uribe de permitir la utilización (la
cual fue negada posteriormente por la Corte Su-
prema) por parte de los norteamericanos de siete
bases militares en territorio colombiano. Una vez
más Colombia era acusada regionalmente de ser el
Caín de Sudamérica ya que se consideraba que el
uso de las bases militares sólo podía ser el puente
de avanzada de Estados Unidos para atacar a los re-
gímenes contrarios a su política, particularmente
Brasil, Venezuela y Ecuador.
Con la llegada de Juan Manuel Santos es
necesario reconocer que entre sus primeras medi-
das estuvo la de superar las suspicacias que había
generado la Administración Uribe, y se habló de
una reinserción de Colombia en la región y un su-
puesto alejamiento de Estados Unidos. Si es cierto
que esta Administración amplió las relaciones con
los países europeos y con la región con el fin parti-
cularmente de crear las condiciones de apoyo a las
negociaciones con las FARC, en los lineamientos
básicos Colombia mantiene su dependencia con
Estados Unidos evitando tomar decisiones que
puedan contrariar las orientaciones de la política
norteamericana.
Colombia, a lo largo de su historia como
sociedad independiente, no ha asumido la tarea
de plantearse cuál es su lugar en la región y en
el mundo y definir como proyecto estatal una
política clara de inserción internacional. La orien-
tación de la política exterior colombiana, con sus
vaivenes, poco pronunciados por lo demás, sigue
siendo la de acercarse a la potencia regional y
mundial a pesar del garrote que pueda recibir de
ella, ya sea como a inicios del siglo XX al auspiciar
la separación de Panamá por objetivos geopolíticos
o al asumir las consecuencias nefastas de la lucha
contra el tráfico de drogas. No es una relación afec-
tiva frente a un secuestro en el sentido estricto del
término pero es la aceptación de la dominación
con todas sus consecuencias negativas. Podría ser
una expresión en política internacional del síndro-
me de Estocolmo.
VANGUARDIA | DOSSIER 85
86 VANGUARDIA | DOSSIER
La Unión Europea
y la paz en Colombia
Dorly Castañeda
DOCTORA EN CIENCIA POLÍTICA DE SCIENCES PO (PARÍS) Y ECONOMISTA DE LA UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
(BOGOTÁ). TRABAJA COMO CONSULTORA E INVESTIGADORA EN TEMAS DE CONSTRUCCIÓN DE PAZ PARA
DIFERENTES ORGANISMOS INTERNACIONALES, ORGANIZACIONES DE LA SOCIEDAD CIVIL Y EL GOBIERNO
COLOMBIANO. HA SIDO INVESTIGADORA INVITADA EN COLUMBIA UNIVERSITY (NUEVA YORK) Y EN
GEORGETOWN UNIVERSITY (WASHINGTON DC). ES AUTORA DEL LIBRO ‘THE EUROPEAN APPROACH TO
PEACEBUILDING. CIVILIAN TOOLS FOR PEACE IN COLOMBIA AND BEYOND’ (PALGRAVE MACMILAN, 2014).

E
L MAL LLAMADO POSCONFLICTO Hay resistencia a implementar lo acordado.
en Colombia hace pensar que La sociedad colombiana está polarizada y muchos
la violencia desapareció con la no se sienten parte de la transición hacia la paz
firma del acuerdo de paz entre como lo demostró el plebiscito del 2 de octubre
el Gobierno y la guerrilla de las del 2016 que buscaba refrendar los acuerdos de paz
FARC en agosto del 2016. Pero firmados en Cartagena. La abstención fue de un
las FARC son sólo uno de los ac- 62%, su más alto nivel, y un 51% de los votantes no
tores armados presentes en las apoyó el acuerdo. Así pues, es de esperar que la im-
regiones rurales colombianas. plementación del nuevo acuerdo refrendado por el
Otros actores armados ilegales, incluyendo nue- Congreso a finales de noviembre del 2016 sea débil.
vos paramilitares, bandas criminales, disidencia Las grandes transformaciones pactadas en el acuer-
guerrillera y cárteles, intentan llenar el vacío de do como la integración del campo en la economía,
poder dejado por la guerrilla, controlar econo- la disminución de brechas sociales, el aumento
mías ilegales y redes clientelistas, y alimentar la de la participación política y la transparencia,
arraigada corrupción para afianzar su poder en las y el acceso a la tierra se tendrán que construir
zonas rurales. Si bien las estadísticas de violencia lentamente en la arena política; no serán el resul-
no se comparan con tado inmediato del pa-
las de los años 2000, La UE ha contribuido al esfuerzo quete de medidas que
la sociedad civil sigue por la paz en Colombia desde el ejecutivo realizará
siendo amenazada. En en los próximos años,
el 2017, 170 líderes so-
los noventa. Se ha convertido si es que el candidato
ciales, defensores de en un actor de peso que adopta elegido presidente en
derechos humanos, posiciones políticas, donante mayo 2018 se decide a
representantes de hacerlo. Hasta ahora,
de ayuda y socio comercial
víctimas que buscan la prioridad del nivel
recuperar sus tierras nacional han sido los
fueron asesinados impunemente, sembrando mínimos vitales de un acuerdo de paz, es decir, el
terror y enviando un mensaje claro a la sociedad cese de hostilidades, el desarme, la desmoviliza-
colombiana: los cambios acordados en La Habana ción y la transformación de las FARC en partido
no se harán fácilmente. político. Pero la arquitectura institucional para

VANGUARDIA | DOSSIER 87
 L A U N I Ó N E U RO P E A Y L A PA Z E N C O L O M B I A
hacer realidad lo acordado, incluida la
justicia transicional, aún está en obras.
El apoyo internacional ha sido esen-
cial para el proceso de paz con las FARC y
lo seguirá siendo tanto para implementar
lo acordado como para seguir los diálogos
con la guerrilla del ELN en Quito. Donde
mayor apoyo se requiere, sin duda, es en
hacer realidad la paz en las zonas rurales
más afectadas por la guerra. Esas regiones
donde el Estado no ha logrado construirse
y nuevos conflictos armados pueden em-
pezar y afectar la estabilidad de Colombia
y la región andina.
La UE ha contribuido al esfuerzo
de lograr la paz por medios pacíficos en
Colombia desde los noventa. Hoy en día,
se ha convertido en un actor de peso en el
país con su triple perfil de organización
internacional regida por valores e insti-
tuciones comunes que adopta posiciones
políticas, donante de ayuda al desarrollo y
socio comercial. Con este perfil, y su expe-
riencia de casi dos décadas en Colombia,
la UE tiene la capacidad de movilizar ins-
trumentos para apoyar la paz y mantener
su posición a favor de la resolución pacífi-
ca del conflicto armado y la inclusión de
las regiones más afectadas por la violen-
cia. Esta posición europea significó para
varios sectores de la sociedad colombiana
una alternativa a la guerra contra las dro-
gas y el terrorismo financiada por Estados
Unidos a través del Plan Colombia en los
años 2000. El contexto actual, con Donald
Trump en la Casa Blanca y un cambio de
Gobierno en Bogotá, ofrece a la UE una
nueva oportunidad para desplegarse co-
mo actor internacional de paz al tiempo
que protege sus intereses comerciales y
de seguridad.
El apoyo político y diplomático
de la UE a la búsqueda de
la paz
Los comunicados del Consejo Eu-
ropeo, el Parlamento y la Comisión han
mantenido la apuesta por la paz a través
de medios civiles, junto con la defensa
de los valores democráticos, los derechos
humanos y el derecho internacional hu-
manitario. El apoyo político a la paz se
mantuvo incluso en medio de la guerra
contra el terrorismo y la política de segu-
88 VANGUARDIA | DOSSIER
ridad democrática del Gobierno de Álvaro
Uribe que negaba la existencia del con-
flicto armado, y por ende la posibilidad
de diálogos de paz. Los estados miembros
y Bruselas han logrado mantener una
posición común por la paz, en parte por-
que Colombia no representa intereses
geoestratégicos elevados como el norte de
África o el Oriente Medio. En el contexto
post-11-S España e Inglaterra apoyaron
abiertamente la guerra contra el terroris-
mo en Colombia y buscaron transformar
la posición común. Pero la inercia institu-
cional favoreció la posición pacífica de la
mayoría de los estados miembros, aunque
se dieron transformaciones en el diálogo
UE-Colombia y se incluyeron las guerrillas
en la lista terrorista (disminuyendo las
posibilidades de un diálogo político), y se
le bajo el tono a las críticas contra las defi-
ciencias en el proceso de desmovilización
de los paramilitares.
Para apoyar el último proceso de paz
entre el Gobierno colombiano y las FARC,
la UE nombró a Eamon Gilmore enviado
especial de la alta representante de la UE,
Federica Mogherini. Gilmore no solo jugó
un papel proactivo en las negociaciones,
sino que posicionó políticamente a la UE
en un escenario en el que Colombia fue
cautelosa con la presencia internacional.
También, en la recta final del acuerdo
de paz en septiembre del 2016, Bruselas
manifestó su respaldo suspendiendo a las
FARC de la lista de organizaciones terro-
ristas y posteriormente eliminándolas de
la lista (noviembre del 2017).
La UE también ha reaccionado con
comunicados a las dificultades en la
mesa de negociaciones con la guerrilla
ELN invitándolos a parar los ataques, y
animando a las partes a reanudar las con-
versaciones. De igual manera, ha habido
comunicados comunes condenando la
violencia contra líderes sociales.
Ayuda al desarrollo y apuesta
de construcción de paz desde
las zonas rurales
La UE ha utilizado la ayuda oficial al
desarrollo (AOD) como una herramienta
de política exterior que materializa el
apoyo a la paz. En su conjunto, las contri-
buciones de la Comisión y de los estados
miembros representaron más de un 50%
del total de la ayuda al desarrollo para Co-
lombia en el 2016 (Estados Unidos figura
como el donante principal contribuyendo
con un 24% del total, según la OCDE).
Actualmente 19 países europeos
han aportado 95 millones de euros para
el Fondo Fiduciario Europeo para Colom-
bia, creado en el 2016 para respaldar la
implementación de los acuerdos hasta
el 2020. Estos recursos, si bien no repre-
sentan sino un porcentaje mínimo en los
37.000 millones de euros estimados por el
Ministerio de Hacienda colombiano para
financiar el postacuerdo (en los próximos
quince años), son recursos inmediata-
mente disponibles que pueden sentar
las bases para programas que tomará
tiempo estructurarlos en temas claves
de desarrollo rural y reintegración de
excombatientes.
· Los laboratorios de paz
El programa europeo de ayuda al
desarrollo que ha tenido mayor visibili-
dad ha sido el de Laboratorios de Paz, y su
continuación (el programa de Desarrollo
Paz y Estabilidad y el de Nuevos Territo-
rios de Paz). Los laboratorios se iniciaron
en el 2002 para apoyar iniciativas de paz
lideradas por la sociedad civil en las zonas
rurales más afectadas por el conflicto
armado. Estas iniciativas buscan no sólo
proteger la población rural de la violen-
cia, sino transformar las condiciones
locales que hacen que esa violencia exista.
En definitiva, su objetivo es evitar que
los miembros de una misma sociedad se
maten entre sí y lograr que los territorios
ofrezcan una vida digna a sus pobladores.
El alcance de los laboratorios fue
limitado por la difícil relación con los
gobiernos locales que los percibían como
una estructura paralela que les restaba
legitimidad, por la violencia contra las
organizaciones de la sociedad civil de
parte de actores armados, por la desmovi-
lización incompleta de grupos paramili-
tares, por los cambios de reglas en el uso
de los recursos de la ayuda al desarrollo
y la falta de flexibilidad del Gobierno y
de la UE que impusieron tiempos cortos.
Pero sobre todo, la gran limitante fue que
los programas apoyaban la paz a través
 L A U N I Ó N E U RO P E A Y L A PA Z E N C O L O M B I A
del diálogo en un contexto de guerra contrainsur-
gente en el que estas iniciativas no tenían cabida.
Sin embargo, llevar a cabo los laboratorios de paz
durante el conflicto armado (durante el Gobierno
de Álvaro Uribe 2002-2010) permitió que la UE
consolidase una apuesta de construcción de paz
independiente de las negociaciones a nivel nacio-
nal entre el Gobierno y las directivas guerrilleras
o paramilitares.
El gran aporte de los laboratorios de paz fue
acercar los dos principales actores claves para la
paz, y receptores de la ayuda europea al desarro-
llo, el Gobierno colombiano y la sociedad civil en
zonas de conflicto armado. La situación inicial pa-
recía de total antagonismo entre la sociedad civil
defensora de una resolución pacífica del conflicto
armado desde las regiones rurales y el Gobierno
de Álvaro Uribe. En las regiones de los laboratorios
de paz, la sociedad civil desconfiaba del Estado,
mientras que el Gobierno colombiano enfrentaba
el dilema de la guerra contra el terrorismo: las
organizaciones de la sociedad civil son necesarias
para legitimar al Estado y ofrecer los servicios que
éste es incapaz de proveer, pero también son sospe-
chosas de trabajar para los terroristas. Por lo tanto,
las instituciones públicas adoptaron distintos en-
foques oscilando entre el control y la cooptación
de la sociedad civil, y el apoyo a la autonomía de la
sociedad civil para que cumpla su papel de promo-
ver la democracia de abajo hacia arriba.
Los laboratorios de paz respaldaron sectores
del Gobierno afines con los principios de paz euro-
peos, al tiempo que fortalecieron la sociedad civil
e incentivaron multiplicidad de actores a trabajar
juntos con una perspectiva de construcción de
paz. Pero esta apuesta no fue bien recibida por el
presidente Uribe. Desde su perspectiva, la UE debía
alinearse a sus prioridades de seguridad. Se dio un
pulso constante entre la Comisión Europea y el
Gobierno colombiano. Al final los laboratorios se
transformaron y, aunque continuaron, disminuye-
ron poco a poco de envergadura. Hoy los recursos
de ayuda al desarrollo se usan en gran parte para
apoyo presupuestal (van directamente a las arcas
del Gobierno, quien lo ejecuta).
El Gobierno de Juan Manuel Santos ha reci-
bido con beneplácito el apoyo europeo a la paz,
tanto el político como el de ayuda al desarrollo.
Sin embargo, no es seguro que después de las elec-
ciones presidenciales de mayo del 2018 el enfoque
europeo se pueda alinear al nuevo Gobierno. En
cualquier caso, las iniciativas de paz en las re-
giones rurales pueden jugar un papel clave para
hacer realidad la transición hacia la paz; siempre
y cuando cuenten con el apoyo indicado (más allá
de ser beneficiarios o ejecutores de políticas pú-
blicas nacionales). La experiencia europea puede
mostrar un camino posible para que el nivel local
logre entrar en una transición política, económica
y de seguridad que permita reintegrar excomba-
tientes, reparar víctimas, transformar la economía
de guerra en economías legales de paz, lograr la
reconciliación y, finalmente, construir el Estado.
Relaciones comerciales: una palanca
para la paz aún por activar
Las relaciones económicas entre la UE y
Colombia se han consolidado en las dos últimas
décadas al punto que la UE es la primera fuente de
inversión extranjera directa de Colombia y su se-
gundo socio comercial (el primero es Estados Uni-
dos) con un volumen de transacciones de 13.300
millones de euros en 2015. A su vez, Colombia es el
quinto socio comercial de la UE en América Latina.
El comercio es definitivamente un punto de
entrada estratégico para que la UE apoye la paz
pues los principales productos de exportación
colombianos, petróleo, carbón, banano, aceite de
palma y café, son motores en la economía rural.
Sin embargo, el sector privado detrás de estas ex-
portaciones aún no se involucra plenamente en la
transición hacia la paz, a pesar de que el cultivo de
palma y banano se ha visto envuelto en despojo de
tierras, masacres, y asesinatos de líderes sociales.
Desde Europa se pueden encontrar mecanismos
que incentiven a estos sectores a apostar por la paz
al tiempo que suplen la demanda europea.
En conclusión, el apoyo político de la UE, el
Fondo Fiduciario y las relaciones económicas com-
binados pueden apalancar la implementación del
acuerdo de paz tanto desde el nivel nacional como
desde las regiones rurales en conflicto armado. La
UE es el único actor internacional de paz con un
abanico de instrumentos tan variado y con la expe-
riencia en Colombia para hacerlo. Por otra parte,
Colombia es un escenario que da visibilidad a la UE
y puede traer victorias tempranas, comparado con
otros países en conflicto. Además, la comunidad
internacional en su conjunto apoya la implemen-
tación de los acuerdos de paz y los diálogos con
la guerrilla ELN. Asimismo, consolidar la paz en
Colombia puede resultar estratégico para la segu-
ridad europea y el comercio. Si a la crisis actual de
Venezuela se suma una recaída de Colombia en
la violencia, la región andina se desestabilizaría,
afectando el comercio con la UE, dando espacio al
crimen organizado y el tráfico de drogas, y provo-
cando una nueva ola de migración hacia Europa.
VANGUARDIA | DOSSIER 89
El posconflicto como
oportunidad para las
relaciones España-Colombia
Juana García Duque
PROFESORA DE LA FACULTAD DE ADMINISTRACIÓN,
UNIVERSIDAD DE LOS ANDES.

Juan David Martínez

ASISTENTE DE INVESTIGACIÓN, FACULTAD DE ADMINISTRACIÓN
UNIVERSIDAD DE LOS ANDES.

L
OS LAZOS QUE UNEN A COLOMBIA Y además del vínculo histórico por medio del esta-
España son estrechos y se han blecimiento de relaciones diplomáticas en 1881,
traducido en vínculos políticos, el continuo diálogo bilateral potenciado por un
económicos, culturales e históri- Mecanismo de Consultas Políticas Bilaterales de
cos inquebrantables que hacen alto nivel ha permitido la construcción de una
de Colombia un aliado estraté- relación de confianza y respeto mutuo.
gico para España en América La- España también se ha consolidado como un
tina, del mismo modo que para aliado en los escenarios multilaterales, como pro-
Colombia España es un aliado motor de la Comunidad Iberoamericana de Nacio-
en la Unión Europea. El rol de cooperación que nes y principal interlocutor de nuestros intereses
desempeña la Agencia Española de Cooperación en la Unión Europea, no en vano ese país lideró el
Internacional para proceso para elimina-
el Desarrollo (AECID) La ayuda española está definida ción de visas y es socio
en Colombia ha sido en el Marco de Asociación País, clave para las aspiracio-
importante, llegando nes de Colombia para
a ser uno de los prin-
que prioriza cuatro sectores: entrar en la OCDE. Adi-
cipales donantes bila- construcción de la paz, género cionalmente, durante
terales en el país. La en desarrollo, crecimiento su presidencia en el
cooperación bilateral, Consejo de la UE, con-
económico, y agua y saneamiento
financiera, humanita- cluyeron formalmente
ria, triangular, apoyo las negociaciones del
a la cooperación sur sur, entre otros, ha resultado acuerdo comercial con la institución.
como un proceso de aprendizaje mutuo. Con el Frente a la cooperación internacional, España
proceso de paz de La Habana y el acuerdo de paz llegó a ser el tercer donante bilateral de Ayuda Ofi-
logrado con las FARC en el 2016, se abre la oportu- cial al Desarrollo (AOD) en Colombia, que, a pesar
nidad a revitalizar las relaciones de cooperación y de la reducción de recursos, continúa dentro de
económicas entre Colombia y España. sus prioridades de cooperación.
En efecto, España ha sido un aliado importan- Durante la presidencia de Rodríguez Zapate-
te para Colombia a nivel político, económico, de ro, el Gobierno español tuvo la meta de incremen-
cooperación y cultural. En los aspectos políticos, tar el volumen de AOD hasta lograr destinar un

90 VANGUARDIA | DOSSIER
0,5% del PIB, y muchos países clave en la estrategia
de cooperación internacional, entre ellos Colom-
bia, fueron beneficiados por este aumento en los
recursos. A pesar de la crisis financiera e inmo-
biliaria española y la correspondiente reducción
significativa de los recursos destinados para coope-
ración internacional, España ha mantenido su rol
protagonista en Colombia y ha buscado potenciar
la ayuda existente y crear nuevas formas de ayuda.
Tal continuidad en el protagonismo de la
ayuda española se halla definida en el Marco de
Asociación País, que prioriza cuatro sectores:
construcción de la paz, género en desarrollo, cre-
cimiento económico contra la pobreza, y agua y
saneamiento. Proyectos que se desarrollarán en los
departamentos de Nariño, Cauca, Valle del Cauca,
Chocó, Antioquia, Bolívar, al igual que en la Sierra
Nevada de Santa Marta y Bogotá DC.
La continuidad de la ayuda española en
Colombia se debe principalmente a dos factores.
El primero es el acompañamiento y apoyo que ha
brindado el Estado español a las diferentes iniciati-
vas de paz que ha emprendido el Estado colombia-
no desde los años ochenta. Esta situación lleva a la
segunda razón, la cual está vinculada al conflicto
armado que ha vivido el país.
El apoyo a la paz en Colombia no solamente
se prestó con el proceso más reciente con la guerri-
lla de las FARC-EP. Durante el Gobierno de Ernesto
Samper (1994-1998), España fue uno de los países
europeos que intermedió en los diálogos con el
ELN en Alemania. En los años del Gobierno de An-
drés Pastrana (1998-2002) hizo parte del grupo de
países amigos de los diálogos de paz con las FARC-
EP, conocido como el proceso del Caguán y tam-
bién del grupo de países que facilitó un inicio de
diálogo con el ELN en Cuba, todos procesos que no
llevaron a término la firma de un acuerdo de paz.
Con el proceso de paz con las FARC-EP en La
Habana, España manifestó en varias ocasiones su
apoyo al proceso y al Gobierno. Esos apoyos fueron
traducidos en gestiones en el interior de la UE
para la conformación del Fondo Fiduciario y el
rol activo en otros fondos como el Banco Mundial
y el apoyo a la misión política de la ONU para la
verificación del cese de fuego y hostilidades y la
dejación de armas, así como la segunda misión
que empezó en septiembre del 2017 con un segui-
miento al proceso de reincorporación y seguridad
a excombatientes y comunidades receptoras.
Marco de acción de AECID en el
mundo y en Colombia
Actualmente, la acción global de AECID se
encuentra definida en el Plan Director 2013-2016
y en el Plan Estratégico 2014-2017. Sus lineas es-
tratégicas reconocen la magnitud de otros flujos
financieros de los que se benefician los países
en desarrollo (remesas de emigrantes, comercio
o inversión) y la importancia de aunar esfuer-
VANGUARDIA | DOSSIER 91
 E L P O S C O N F L I C T O C O M O O P O R T U N I DA D PA R A L A S R E L AC I O N E S E S PA Ñ A - C O L O M B I A
zos con aquellos otorgados como Ayuda
Oficial al Desarrollo. El énfasis se dirige
entonces hacia el impulso de procesos de
gobernanza democrática, la participación
ciudadana, la promoción de los derechos
humanos, la seguridad alimentaria y
el desarrollo económico inclusivo. La
eficacia de la ayuda, la evaluación de su
impacto, la orientación hacia resultados y
las alianzas intersectoriales se alzan como
ejes transversales a esas áreas de trabajo.
Las prioridades de la agenda inter-
nacional para el desarrollo, expuestas en
los Objetivos de Desarrollo Sostenible, se
encuentran en armonía con los objetivos
de la ayuda española a nivel mundial, de
acuerdo al plan estratégico vigente, y a ni-
vel local según lo consignado en el Marco
de Asociación Colombia España 2015-2019
(MAP). El MAP es una estrategia compar-
tida por ambos países hacia objetivos y
visiones comunes de desarrollo humano,
reducción de desigualdades y construc-
ción de paz; es también el producto de los
esfuerzos conjuntos de las instituciones
del sistema colombiano de cooperación,
de sus contrapartes españolas y de otros
actores locales relevantes.
Como muestra de tal coordinación
de trabajo con las autoridades nacionales,
la gran mayoría de proyectos ejecutados
por AECID en Colombia encajan con los
ejes de la hoja de ruta de la cooperación
internacional definidos por la Agencia
Presidencial de Cooperación (APC-Co-
lombia). La construcción de paz, la con-
servación y la sostenibilidad ambiental
y el desarrollo rural sostenible han sido
designados como las áreas de trabajo en
las que deberían participar los cooperan-
tes internacionales presentes en el país.
Como ya se mencionó, las zonas
priorizadas por España se centran en los
departamentos de Nariño, Cauca, Valle
del Cauca, Chocó, Antioquia, Bolívar,
Bogotá y La Guajira. Entre las iniciativas
que ha financiado se destaca el fortaleci-
miento en gestión de negocios e inclusión
en cadenas productivas a cultivadores de
productos agropecuarios del sudoeste del
país, el apoyo brindado a las instituciones
nacionales en la creación de centros des-
centralizados de servicios judiciales en
zonas afectadas por el conflicto armado,
92 VANGUARDIA | DOSSIER
y la colaboración en la formulación de objetivos principales el desarrollo local,
políticas públicas a nivel departamental apoyar reformas del Estado colombiano
y local con enfoque de género, entre hacia la descentralización y la promo-
otros proyectos. ción de la participación ciudadana, de la
Deben resaltarse también las ac- sociedad civil y reforzar la resiliencia de
ciones humanitarias respaldadas por los nacionales más vulnerables en el pos-
la ayuda española en Colombia. Esta conflicto. El fondo busca también apoyar
forma de intervención se resumía en dos al Gobierno en la puesta en marcha de
modalidades. En primer lu- iniciativas para la sustitu-
gar, AECID realizó aportes La cooperación ción de cultivos ilícitos y
financieros al Fondo de Res- española a sus subsecuentes cadenas
puesta a Emergencias (ERF) Colombia de producción y comerciali-
coordinado por Oficina de cambiará de zación. Al igual que toda la
la ONU para la Coordina- ayuda ofrecida al Gobierno
ción de Asuntos Humanita-
óptica. De los colombiano para la etapa
rios, OCHA. Este ERF reunía fondos de ayuda posconflicto, el fondo tiene
a todos los actores humani- internacionales como mandato respaldar
tarios en el país para com- se pasará a las áreas de trabajo determi-
plementar los esfuerzos acciones para nadas por aquel. Por último,
estatales ante las situacio- fortalecer el y siguiendo las necesidades
nes de urgencia generadas sector privado de países en posconflicto, el
por el conflicto armado. colombiano fondo tiene como principio
En segundo lugar, AECID rector la ejecución y finan-
acompañaba a entidades
y a una ciamiento de proyectos que
locales, oenegés nacionales
consideración permitan la vinculación en-
e internacionales en la rea- del país como tre la ayuda de emergencia,
lización de campañas de destino de la rehabilitación y el desa-
prevención de accidentes inversión rrollo (VARD).
a causa de armas y minas Por otro lado, el apoyo
abandonadas en zonas rura- español en busca del desa-
les. Este tipo de acciones se acompañaba rrollo colombiano se centrará también en
de capacitaciones en derechos huma- los lazos comerciales y económicos que se
nos, en asistencia en necesidades básicas han gestado a lo largo de los años. Histó-
y en la resiliencia de los medios de vida ricamente, la primera ola de inversiones
al conflicto. españolas en Colombia se remonta a los
Desde 2015 y con ocasión de la firma años ochenta. Las más recientes datan de
del acuerdo de paz con la guerrilla de las finales de los noventa y principios de los
FARC-EP, la ayuda española ha replan- 2000. Sin embargo, a partir del 2011 se
teado su campo de acción en el país y presenta un crecimiento notable del nú-
las formas de intervención. Al igual que mero de empresas que llegan al país coin-
muchos otros donantes de cooperación cidiendo con la crisis que vivió España.
internacional presentes en Colombia a La forma de internacionalizarse las
causa del conflicto armado de varias dé- empresas españolas en Colombia ha teni-
cadas de duración, AECID ha reforzado el do ciertas particularidades, la inversión se
trabajo intersectorial con otras entidades ha hecho en un amplio rango de sectores,
públicas españolas para continuar el apo- entre ellos, telecomunicaciones, finan-
yo al desarrollo colombiano. cieros, servicios jurídicos, hoteles, líneas
La ayuda española hacia Colombia aéreas, TIC, infraestructuras, grandes em-
se perfila ahora en dos campos diferentes. presas, pequeñas empresas, autónomos.
El primero de ellos es a través de aportes La mayoría de las empresas españolas han
financieros al Fondo Fiduciario de la entrado al mercado colombiano de la ma-
Unión Europea. Recordemos que España no de un socio local. Mitigar riesgos eco-
fue uno de los principales países que im- nómicos y políticos se encuentra dentro
pulsó su creación. Este fondo tendrá como de las primeras razones para buscar un
 E L P O S C O N F L I C T O C O M O O P O R T U N I DA D PA R A L A S R E L AC I O N E S E S PA Ñ A - C O L O M B I A
aliado. Adicionalmente, se genera un intercambio
de capacidad entre la empresa extranjera y el socio
local. En la mayoría de las empresas españolas
presentes en Colombia, los empleados son locales,
lo que se traduce en generación de empleo formal.
A pesar de esto, la inversión privada española
todavía puede aumentar su presencia en el país y
especializarse en un sector que sirva de base para
la producción y el ofrecimiento de servicios a otros
países de la región, por ejemplo.
Además de la creación de empleo formal, se
pueden mencionar algunos ejemplos de proyectos
de responsabilidad social empresarial (RSE) de las
empresas españolas en Colombia. BBVA lidera
proyectos que promueven la educación de niños y
niñas en lugares vulnerables del país. Sacyr, por su
parte, ha invertido en la generación de comunida-
des sostenibles en torno a sus obras; mientras que
la Fundación Telefónica ha apoyado el programa
liderado por la Universidad de los Andes, que busca
la prevención de violencia en escuelas primarias en
entornos violentos, esto con el objetivo de romper
círculos de violencia. Otras empresas se destacan
también por la inclusión de personas en condición
de discapacidad, además de sus proyectos de RSE,
como es el caso de Ilumion, empresa española que
entrará al mercado colombiano en el 2018.
Además de los programas de responsabilidad
social, varias empresas españolas han apostado por
proyectos de negocios inclusivos en zonas vulne-
rables asociándose con productores locales para
suministro y generando capacidad en las regiones.
Este tipo de proyectos productivos se adecuan a las
necesidades de trabajo del Gobierno nacional en
las zonas más apartadas del campo colombiano,
ayudan a construir paz y le dan el espaldarazo
necesario que el sector privado puede brindar en
el periodo que vive Colombia ahora.
Con la apuesta de identificar las oportuni-
dades que brinda el posconflicto en Colombia, el
Instituto Español de Comercio Exterior (ICEX) defi-
nió sectores que han sido claves para su desarrollo
y sectores que podrán ser motor de crecimiento en
Colombia en el mediano plazo. La infraestructura,
la agricultura (intensiva en trabajo), el turismo
y las TIC fueron las áreas clave encontradas. Una
Colombia en paz es sin duda alguna más atrac-
tiva para la inversión extranjera y estos sectores
también han sido sectores estratégicos para el
desarrollo de España. La posibilidad de inversión
de estos sectores brinda una oportunidad adi-
cional a empresas españolas y nacionales y abre
una puerta para el aprendizaje mutuo. El sector
turístico español, que ha sido uno de sus grandes
motores de crecimiento, se ha replanteado recien-
temente y esas lecciones aprendidas son valiosas
para una Colombia que desea atraer cada vez más
turistas extranjeros.
De esta manera, la cooperación española para
los años a venir cambia de óptica al realizar una
transición desde el otorgamiento en fondos conce-
sionales de cooperación internacional para ayudar
a Colombia a fortalecer su sector privado y para
venderse como destino de inversión para empresas
españolas con ayuda de AECID e ICEX. Por ejemplo,
el ICEX ha analizado oportunidades puntuales
de negocio en los sectores de insumos agrícolas,
maquinaria y materiales agroindustriales, servi-
cios y tecnologías para el sector agrícola, seguros
agrícolas, en los cultivos de caña de azúcar, flores,
palma de aceite, café y sector forestal. También
en turismo, como se ha mencionado, y en obras
civiles. Adicionalmente sectores como cosméticos,
servicios, infraestructura (transporte intermodal
y masivo en algunas ciudades, aeropuertos y ca-
rreteras), cacao, lácteos y café, entre otros, ofrecen
alternativas de inversión para España.
En varios escenarios públicos, funcionarios
de ambos gobiernos han manifestado la oportu-
nidad que el fin del conflicto con las FARC brinda
para la relación bilateral, no solamente el incre-
mento de inversión extranjera, la cual se multipli-
có 5,5 veces entre el tercer trimestre del 2017 con
respecto al mismo periodo del año anterior. Para
la cooperación bilateral, Colombia puede empe-
zar una nueva relación con España, como socio
para cooperación triangular o como receptor de
otro tipo de cooperación como la financiera, que,
si bien a través del Fonprode (Fondo de Promo-
ción del Desarrollo) ha hecho algunos proyectos,
podría profundizarse.
España es un aliado, cada vez con una re-
lación más horizontal tanto en temas de coope-
ración como en aspectos económicos, donde no
solamente las empresas españolas han invertido
en Colombia, sino empresas colombianas tam-
bién están internacionalizándose e invirtiendo en
España. A pesar de que los fondos de cooperación
internacional de España se han reducido en los
últimos años, ese país sigue siendo un aliado es-
tratégico no sólo a nivel bilateral, sino dentro de la
Unión Europea. Su cooperación en años venideros
debe ser entendida como un apoyo integral en
el crecimiento económico de un país de ingreso
medio como Colombia, sin olvidar las necesidades
propias de un periodo posconflicto en el que Es-
paña ha demostrado un sostenido interés y apoyo
a Colombia.
VANGUARDIA | DOSSIER 93
 URALES
LES NAT
NA
CIO
PARAÍSO DE LA
A
SN
UE a
RQ
ad ta aribe 58 ÁREAS

BIODIVERSIDAD PA ev ar PROTEGIDAS
N M el C d
ra nta ra

DE
nu
MÁS DE UN 6,88% DEL
a

de ier
MA
TERRITORIO NACIONAL

a
Colombia puede alardear de ser un país único

Ll
S
TE
1,48 DE LA SUPERFICIE MARINA
11,27 DE LA SUPERFICIE CONTINENTAL

· SIS
en el mundo, en el cual convergen regiones 1.379.751 HECTÁREAS MARINO COSTERAS
12.874.394 HECTÁREAS TERRESTRES
biogeográficas radicalmente distintas. Resu- na

e
miendo, tiene dos costas en dos océanos, los

al
gd
CORDILLERAS

Ma
Andes, los valles de los ríos Cauca y Magdale- DE LOS ANDES

l
na, la Amazonia, la Orinoquia, y dos an-

Valle de
Occidental Orin
oq

fico
Oriental ui
tiguos sistemas montañosos: las sierras de Central
a

Pací
Macarena y la Nevada de Santa Marta. Están
Sierra de la
registrados 311 tipos de ecosistemas distintos Macarena

ura
en su territorio, del cual un 14% goza de diver-

an
sos niveles de protección. Es el segundo país

Ll
con más biodiversidad del mundo, después de
Brasil, cuyo territorio continental es ocho

ic a
veces superior.

on
az
SI CONTAMOS LOS PARQUES m
A
JUNTO AL RESTO DE ESPACIOS ra

62.829ESPECIES*
nu
NATURALES CON RESTRICCIONES:
L la
962 ESPACIOS PROTEGIDOS
MÁS DEL 13,97% DEL TERRITORIO NACIONAL

9.153 SON ENDÉMICAS

13,73% DE LA SUPERFICIE MARÍTIMA
14,16 DE LA SUPERFICIE TERRESTRE

53
12.750.004 HECTÁREAS MARINAS

%
16.168.589 HECTÁREAS TERRESTRES

311
ECOSISTEMAS
DEL TERRITORIO
CORRESPONDE
A BOSQUES · COLOMBIA RESPECTO AL RESTO DE PAÍSES DEL MUNDO
DISTINTOS NATURAES
* El número de especies registradas en el SIB se basa en el número de nombres
científicos binomiales registrados en GBIF (Global Biodiversity Information
Facility) y revisados haciendo uso del 'Catalogue of Life'. Se trata sólo de un
1º 2º 2º 3º 4º
estimativo y está en constante actualización respecto a las cifras estimadas en
literatura (abajo, que son superiores, en total 106.350). No incluye microorganis- DIVERSIDAD EN BIODIVERSIDAD DIVERSIDAD DE PLANTAS, DIVERSIDAD DE DIVERSIDAD
mos. El número mundial de especies ronda los dos millones, aunque hay AVES Y ORQUÍDEAS (después de Brasil, y seguida ANFIBIOS, PECES DE RÍO REPTILES Y PALMAS DE MAMÍFEROS
controversia en cuanto a la cifra. de Indonesia y China) Y MARIPOSAS

· MILLARES DE ESPECIES DISTINTAS ESPECIES PLANTAS

(Datos del Sistema de Información sobre Biodiversidad de Colombia, SIB)
ENDÉMICAS 6.383
ANIMALES · 76.304 PLANTAS ALGAS ORQUÍDEAS
INVERTEBRADOS · 70.082 VERTEBRADOS · 6.222 25.163 1.653 1.467
INSECTOS PECES ORQUÍDEAS FRAILEJONES MARINAS ANFIBIOS
65.000 2.425 4.270 87 905 367
MUSGOS
MOLUSCOS AVES Y AFINES CACTUS DULCEACUÍCOLAS MARIPOSAS
1.900 1.937 1.691 57 604 350
HELECHOS PECES DE
DECÁPODOS ANFIBIOS Y AFINES MADERABLES TERRESTRES AGUA DULCE
1.352 805 1.534 34 16 311
ARÁCNIDOS REPTILES
BROMELIAS PINOS
OTRAS
HONGOS REPTILES
Y OTRAS Y AFINES
1.089 537 992 22 128 1.766 115
ESPONJAS MACRO-
MARINAS MAMÍFEROS PALMAS ZAMIAS HONGOS AVES
306 518 288 21 1.239 79
EQUINODERMOS FANERÓGAMAS OTRAS
LÍQUENES ROYAS PALMAS
296 265 15.791 1.464 456 47
MAGNOLIAS
CORALES LÍQUENES CARBONES MAMÍFEROS
Y AFINES
139 111 1.464 71 34
 · ESPECIES AMENAZADAS FUENTES: SiB Colombia; Instituto
Humboldt; Parques Nacionales
Se estima que ya se perdió el 18% de la riqueza natural del país, de
debi
bido
do a ffac
acto
actoress co
como
moo esp
spec
ecie
ec iess in
ie nvaasos ra
r s, cam mbi
b os Naturales de Colombia; Sistema
en las condiciones climáticas, deforestación, la minería ilegal, cultivos ilícitos,, sobbre reex
exxpllot
otac
accióón dee esp
ació speccie
iess Nacional de Áreas Protegidas (SINAP);
Libros Rojos de Colombia; WWF.
silvestres, el tráfico, la caza, la depredación, la contaminación del agua y la exp pan nsiión
n urb
rban
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striial
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GRUPO TAXONÓMICO ESPECIES EN RIESGO DE EXTINCIÓN ESP
S ECIIES
SP S OBJ
OBJETO
E
ETO DE C
COME
OM
OME
M RCI
CIO*
CIO*
O
PLANTAS 798 833
3
VERTEBRADOS 313 527
27
27
INVERTEBRADOS 74 143
43
3
ABARCO
1.185 1.50
1.
.5
50
03
* Según los criterios de la Convención sobre el Comercio Árbol maderable de alta
Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES). calidad amenazado por

12ESPECIES
TITÍ la deforestación y uso
CABECIBLANCO comercial.
Perjudicado por la DELFÍN ROSADO
EMBLEMÁTICAS EN RIESGO destrucción de su Perjudicado por la pesca y
hábitat. la extracción ilegal de oro
DANTA O TAPIR que transforma su hábitat.
CENTROAMERICANO
MANATÍ Población escasa, en especial
DEL CARIBE en el parque natural Los Katíos.
Perjudicado
por la pesca.

CÓNDOR
DE LOS
ANDES
Con menos de 60
individuos, ubicados
por encima de los
tres mil metros,
perjudicados por la
comercialización OSO DE
de sus plumas ANTEOJOS
y la cacería. O ANDINO
Perjudicado por la
expansión de la
frontera agrícola.

ZAMIAS
Conocidas como ‘fósiles vivientes’ o
‘dinosaurios vegetales’, existen desde hace
230 millones de años. De las 21 especies,
13 son exclusivas del país. Más de un 50%
están amenazadas por destrucción y
degradación de su hábitat, y en algunos
casos por la sobreexplotación para usos
ornamentales
TORTUGAS MARINAS
(SEIS DE LAS OCHO ESPECIES)
Perjudicadas por la contami-
nación, utilización de carey,
consumo de huevos y destrucción
de su hábitat.
PUMA
Ha desaparecido en el 40% de
lo que eran sus hábitats en
Latinoamérica. En Colombia se
halla en la Amazonía, los
Llanos, el Chocó y los Andes
montañosos por encima de
2.000 metros de altura.
JAGUAR
El felino más grande del
continente americano, cuya
población en el mundo se ha
reducido en un 45% (en Estados
Unidos, El Salvador y Uruguay IGUANA
está declarado como extinto). Tercera especie más
En Colombia, se encuentran en traficada ilegalmente y
el Amazonas, la Orinoquia, perjudicada por la alta
Chocó y el Caribe. demanda de sus huevos.
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para saber más literatura
cine
viajes
webs

libros
COLOMBIA SE ENFRENTA AL GRAN RETO DE LA IMPLEMENTACIÓN
DE LO ACORDADO EN EL PROCESO DE PAZ. PREOCUPA QUE LAS
INICIATIVAS LEGISLATIVAS SE ESTÁN QUEDANDO TRUNCADAS EN
LOS DEBATES EN EL CONGRESO E QUE INCLUSO SE CUESTIONAN
PUNTOS CLAVE. PREOCUPA LA DEBILIDAD OPERATIVA, INSTITUCIO-
NAL Y PRESUPUESTARIA PARA GARANTIZAR LA REINCORPORACIÓN
EFECTIVA DE GRUPOS ARMADOS Y LA ALARMANTE CIFRA DE LÍDE-
RES SOCIALES, DEFENSORES DE DERECHOS HUMANOS Y ACTIVISTAS
ASESINADOS TRAS LA FIRMA DEL ACUERDO. EL AVANCE ES LENTO,
PERO NUNCA SE HABÍA LLEGADO TAN LEJOS. EN ESTA SECCIÓN SE
OFRECEN LECTURAS PARA AYUDAR A ENTENDER EL CONFLICTO
COLOMBIANO Y LA IMPORTANCIA DE SU RESOLUCIÓN.

Perdonar
lo imperdonable
CLAUDIA PALACIOS. EDITORIAL PLANETA, BOGOTÁ, 2015. 492 PÁGINAS.

Este libro es uno de los relatos más duros, sinceros, realistas y

sensatos sobre lo que ha sido el conflicto en Colombia y sobre lo
que implica conseguir la paz en el territorio. Claudia Palacios logra
reunir 126 testimonios de personas involucradas directamente
en el conflicto colombiano (víctimas, victimarios, funcionarios,
líderes sociales, asesores del Gobierno), estableciendo una narra-
tiva que deja de lado las afinidades políticas y pone al lector en
una situación difícil al pedirle que, sin pensar en si apoya o no
procesos de paz, guerrillas o gobiernos, se ponga en los zapatos de
quienes han vivido estas situaciones. Es un texto que invita, como
dice expresamente la autora, a definir el rol de cada persona en
su aporte para la paz. Son historias inspiradoras de personas que
han decidido perdonar, que demuestran que la paz es posible, y
que empieza desde el individuo, que la potencialidad, fortaleza y
esperanza de las comunidades y territorios afectados es inmensa.
Un llamado inequívoco a superar la indiferencia y evaluar nuestro
papel en el conflicto y en su resolución, independientemente de
nuestras creencias.

VANGUARDIA | DOSSIER 97
para saber más libros
L a gue
rr a
en el c inscr ita
Inform
e nacio
uer po
nal de
en el co violenc
nflicto ia se
ar mado xual
La guerra inscrita
en el cuerpo
Informe nacional de
violencia sexual en
el conflicto armado
CENTRO NACIONAL DE MEMORIA
HISTÓRICA. BOGOTÁ, 2017. INFORME,
DISPONIBLE EN PDF. 550 PÁGINAS.
Este informe es básico para
entender los efectos de la vio-
lencia sexual en el marco del
conflicto armado y la capaci-
dad transformadora de quienes
hoy sobreviven para contarlo.
En el informe se imprimen los
testimonios de 227 víctimas,
y se explican las modalidades
de este tipo de violencia y las
motivaciones por parte de to-
dos los grupos armados para
ejercerla. También publica las
cifras (teniendo en cuenta el
basto índice de subregistros)
para calcular la magnitud de
esta realidad, y visibiliza una
violencia silenciada por todos y
aún no reconocida por ninguno
de los actores armados del con-
flicto. Son de incalculable valor
las experiencias que este infor-
me nos deja sobre la capacidad
de resistencia y resiliencia de
las víctimas de violencia sexual
en el marco del conflicto en
Colombia.
98 VANGUARDIA | DOSSIER
Marcela Forero. Politóloga colombiana colaboradora de CIDOB (Barcelona
Center for International Affairs).
¡Basta ya!
Colombia:
Memorias de guerra
y dignidad
CENTRO NACIONAL DE MEMORIA
HISTÓRICA. BOGOTÁ, 2013. INFORME,
DISPONIBLE EN PDF. 431 PÁGINAS.
Este informe es una narrativa
básica y muy general, pero in-
dispensable, para conocer lo
que ha ocurrido en Colombia en
los últimos sesenta años. El in-
forme toma el periodo de 1958
como punto de partida para
analizar y exponer los principa-
les hechos, cifras, actores y diná-
micas del conflicto hasta el año
2012. Por primera vez se intenta
cifrar el impacto del conflicto
en la población civil de una
manera más global y concen-
trada, a partir de la selección de
casos y hechos emblemáticos.
Se destaca la centralidad de los
testimonios y relatos de violen-
cia y resistencia que reflejan la
multidimensionalidad del con-
flicto y dan un primer bofetón
de realidad sobre lo ocurrido en
el país. Es cierto que el informe
peca por sesgo, ya que es realiza-
do por entidades estatales, que
tienden a minimizar los efectos
y responsabilidades de la acción
estatal en el conflicto.
Guerreros
y Campesinos
Despojo y restitución
de tierras en
Colombia
ALEJANDRO REYES POSADA.
SEGUNDA EDICIÓN, EDITORIAL ARIEL,
BOGOTÁ, 2016. 416 PÁGINAS.
La distribución inequitativa y
el uso ineficiente de la tierra,
el despojo a manos de grupos
armados (legales e ilegales), la
lucha por el control territorial,
la falta de voluntad para lograr
o, al menos, plantear una refor-
ma rural efectiva, han sido ci-
tados como las principales cau-
sas del conflicto en Colombia.
Alejandro Posada se encamina
en este libro a mostrar cómo
la tierra ha sido el eje central
del conflicto colombiano y a
establecer la relación entre la
tierra y los diferentes tipos de
actores. Analiza el problema de
tierras y ruralidad en Colombia
desde la década de los ochenta
fundamentado en la informa-
ción recogida de consultas con
líderes sociales, campesinos,
indígenas, investigadores, bases
de datos gubernamentales so-
bre desplazamiento, abandono
y despojo, entrevistas con los
responsables de políticas públi-
cas relativas al tema de tierras y
restitución, entre otros.
Breve historia del
conflicto armado
en Colombia
JERÓNIMO RÍOS SIERRA. 2016.
CATARATA, MADRID, 2017. 200 PÁGINAS.
Este libro concentra de manera
clara y concisa la historia de la
violencia en Colombia, toman-
do como punto de partida la dé-
cada de 1940, periodo conocido
como la violencia, en el que se
desata una guerra civil entre los
partidos Liberal y Conservador
que para muchos sería el origen
de las guerrillas izquierdistas
en el país. Se abordan también
los diferentes intentos que ha
realizado el Gobierno colombia-
no para negociar la paz a través
del tiempo y cómo el conflicto
ha ido moldeando la política
interna y externa del país. Se
recogen los temas de propiedad
de la tierra, el abandono estatal,
seguridad nacional, descentra-
lización, la evolución de los
grupos armados, narcotráfico,
etcétera. Es un libro dinámico
y concreto que resume bien,
mediante análisis exhaustivos y
testimonios, la historia violenta
del país y su necesidad de paz.
No hay silencio
que no termine
INGRID BETANCOURT. EDITORIAL
AGUILAR, BARCELONA, 2010. 712
PÁGINAS.
Se trata de un libro escrito por
Ingrid Betancourt, exsecuestra-
da, candidata presidencial en
el momento de su rapto (2002)
y rescatada en la operación Ja-
que liderada por el Gobierno
(2008) casi 7 años después. Es
un relato personal de las condi-
ciones en las que se mantenían
a los prisioneros de las FARC-
EP, los dilemas éticos, morales,
políticos y reflexiones a las que
le lleva el encierro, las conse-
cuencias emocionales del juego
político del que hacían parte
los secuestrados en ese enton-
ces e incluso la organización y
funcionamiento de las FARC-EP
como grupo. Independiente-
mente de la veracidad de lo que
allí se plasma, de las críticas y
del sensacionalismo, es un libro
que vale la pena leer si se busca
comprender y empatizar con
las víctimas de este flagelo.
¡Adiós a las FARC!
¿Y ahora qué?
CLAUDIA LÓPEZ. DEBATE, BOGOTÁ,
2013. 654 PÁGINAS.
Claudia López hace un repaso
de los diez procesos de paz que
ha puesto en marcha Colombia
desde 1957 hasta el 2016, con el
fin de encontrar la manera de
que esta vez sí se pueda decir
que el país superó el conflic-
to armado. Hace un estudio
de los programas, iniciativas y
acciones establecidas en cada
uno de los gobiernos que desde
entonces han buscado el ca-
mino negociado hacia la paz.
Incluye un estudio sobre los
procesos de descentralización
política y administrativa para
ver su efectividad en términos
de presencia estatal en la totali-
dad del territorio, y finalmente
hace un balance de los desafíos
que plantea el posconflicto para
establecer qué debemos hacer
si en Colombia desaparecen,
finalmente, las guerrillas como
actores armados y se da fin al
conflicto.
La conspiración
catalana para la
paz de Colombia
VICENÇ FISAS. EDITORIAL ICARIA,
BARCELONA, 2016. 216 PÁGINAS.
El autor, un reconocido inves-
tigador de paz, de los más co-
nocedores e influyentes en los
estudios sobre el desarrollo y
resolución del conflicto en Co-
lombia, busca con este libro
enseñar al lector la labor cata-
lana para impulsar el proceso
de paz en Colombia a través
de los canales diplomáticos no
tradicionales. Muestra la impor-
tancia de la ciudadanía en los
aportes para la construcción de
iniciativas de paz relevantes, las
discusiones, reuniones, accio-
nes, y desvela el detrás del telón
de la cooperación catalana. Un
libro más anecdótico que otra
cosa, que revela el papel que ju-
gó la comunidad autónoma en
el logro efectivo de un acuerdo
de paz ejemplar para el mundo.
Reconciliación
El gran desafío de
Colombia
RECONCILIACIÓN COLOMBIA, EDITOR
ÁLVARO SIERRA. SEMANA LIBROS,
BOGOTÁ, 2015. 368 PÁGINAS.
Este libro surge como resultado
del proyecto Reconciliación Co-
lombia, en el cual se reunieron
un grupo de organizaciones pa-
ra impulsar iniciativas sociales,
comunitarias y productivas de
construcción de paz en las regio-
nes. Recoge las opiniones y ex-
periencias de reconciliación de
diversos sectores y regiones del
país, desde líderes internaciona-
les y funcionarios de Gobierno,
hasta excombatientes y repre-
sentantes de organizaciones de
la sociedad civil colombiana,
con el fin de enmarcar las dife-
rentes vivencias de la violencia
y el perdón y resaltar la impor-
tancia de establecer procesos e
iniciativas de reconciliación en
todos los niveles sociales.
¿Por qué
negociar con el
ELN?
VÍCTOR CORREA DE LUGO (COMPILA
DOR/EDITOR). EDITORIAL PONTIFICIA
UNIVERSIDAD JAVERIANA, BOGOTÁ,
2014. 256 PÁGINAS.
Los intentos por lograr la paz no
pueden ser fructíferos si no se
incluye un proceso de negocia-
ción con la segunda guerrilla
del país: el Ejército de Libera-
ción Nacional. El libro es una
compilación de ensayos que
surge tras la realización de di-
versos foros en los que se inclu-
yeron las voces de miembros del
ELN recluidos en las cárceles. Se
recogen temas como la caracte-
rización histórica del ELN y su
evolución, su fuerte rasgo iden-
titario y las propuestas para
conseguir su desmovilización y
paso a la política. También repa-
sa el tema ambiental y minero
energético y su relación con el
conflicto y la paz, relevante en
el proyecto político de esta gue-
rrilla (casi su bandera política)
y excluido de la agenda con las
FARC-EP. Otro libro destacado
sobre el ELN es Nuestra guerra sin
nombre, de Francisco Gutiérrez
(Norma, 2006), centrado en su
evolución histórica.
VANGUARDIA | DOSSIER 99
para saber más literatura
Mauricio Bach. Profesor, crítico literario y traductor.

El olvido que seremos

HECTOR ABAD FACIOLINCE. ALFAGUARA, MADRID, 2017. 328 PÁGINAS

A medio camino entre la novela y la biografía, El olvido que seremos parte de un hecho real relacionado
con la violencia en Colombia y que tocó de manera muy directa al autor: el 25 de agosto de 1987 su
padre, Héctor Abad Gómez, médico y activista en pro de los derechos humanos, murió asesinado en
pleno centro de Medellín a manos de un grupo paramilitar. Era un doctor humanista, consultor en
la OMS, promotor de la medicina social preventiva y de la extensión de la salud pública a todos los
rincones de la ciudad. En la Colombia de la época, planteamientos tan nobles y básicos como estos
podían colocarlo a uno en una lista de objetivos y costarle la vida. Pero el libro no es una hagiografía,
es un retrato de un ser humano con sus contradicciones y también sus errores, en un contexto de
violencia cotidiana. Y sobre todo, a través de esta figura, Abad Faciolince plantea una demoledora
radiografía de un país con desaparecidos, torturados, desplazados y asesinados por los conflictos con
la guerrilla, los cárteles de la droga, los grupos paramilitares y la corrupción política. El resultado
es uno de los retratos más complejos y desgarradores de la realidad colombiana, de un país durante
décadas al borde del colapso al que el tratado de Paz con la guerrilla parece empezar a dar solución.
Publicado originalmente en el 2006 por Seix Barral, el libro ha sido recuperado por Alfaguara y sigue
siendo la obra más aplaudida de su autor. Una gran novela que, conjugando la realidad social y la
intimidad familiar, se convierte en un relato imprescindible de la Colombia contemporánea.

anciano profesor jubilado y su dadanos alemanes en hoteles

Los ejércitos
EVELIO ROSERO. TUSQUETS,
BARCELONA, 2007. 203 PÁGINAS
Con esta novela que aborda el
tema de la violencia en Colom-
bia el autor ganó el II premio
de Novela convocado por la edi-
torial Tusquets. Sitúa la acción
en el ficticio pueblo de San Jo-
sé –asolado por el ejército, la
guerrilla y los paramilitares– y
toma como protagonistas a un
esposa. El libro plasma cómo
el ambiente del pueblo en el
que viven se va enrareciendo
cuando empiezan a producirse
desapariciones, unos soldados
se llevan a algunos vecinos y el
miedo crece. Cuando la violen-
cia se incrementa, muchos de-
ciden marcharse, pero el viejo
maestro opta por permanecer
en el pueblo. Rosero explora
el tema de la guerra en las zo-
nas rurales, con poblaciones
atrapadas en el fuego cruzado,
víctimas de la brutalidad de los
diversos bandos en conflicto, y
habla de desaparecidos y des-
plazados.
Los informantes
JUAN GABRIEL VÁSQUEZ.
ALFAGUARA, MADRID, 2016. 344
PÁGINAS
Este autor ha abordado la com-
pleja realidad de la Colombia
contemporánea en novelas co-
mo la espléndida El ruido de las
cosas al caer, con la que ganó el
premio Alfaguara en el 2011.
El interés de Los informantes, pu-
blicada en el 2004, explora la
complejidad del país yendo más
atrás, a partir de la indagación
del protagonista en la vida de
una emigrante judía alemana
durante los años de la Segunda
Guerra Mundial. La investiga-
ción llevará a descubrimientos
sorprendentes e inquietantes,
como el confinamiento de ciu-
entre 1941 y 1946 a instancias
del presidente Roosevelt. El au-
tor considera que es en aquellos
lejanos años cuarenta cuando
“se produjo la implantación en
el sistema político colombiano
del resentimiento, el odio y la
violencia que desembocan en
lo que estamos viviendo ahora.
Fue entonces cuando la clase
política colombiana enfermó
irrevocablemente”. Una novela
por tanto sobre las raíces de los
males que han asolado al país
durante las últimas décadas.
Perder es cuestión
de método
SANTIAGO GAMBOA. RANDOM
HOUSE, BARCELONA, 2014. 294
PÁGINAS
Con una estructura de novela
policiaca y un periodista como
protagonista, el autor deja de la-
do los males más conocidos de
la sociedad colombiana como

100 VANGUARDIA | DOSSIER

el narcotráfico y el terrorismo,
para centrarse en otra fuente de
podredumbre más soterrada,
pero igualmente preocupante.
Aquí las pesquisas que lleva a
cabo el personaje central des-
tapan la corrupción de guante
blanco en la capital del país y
los vínculos entre delincuencia
económica y poder político: es-
peculación inmobiliaria, tráfico
de favores, sobornos, comisio-
nes. Gamboa es un gran retra-
tista de la Colombia urbana y
en esta novela, que es la segunda
que escribió, publicada original-
mente en 1997 y recientemente
recuperada, demuestra ya su
talento narrativo para hurgar
en las miserias ocultas de una
sociedad.
Lady Masacre
MARIO MENDOZA. DESTINO,
BARCELONA, 2016. 288 PÁGINAS
El autor es uno de los mejores
cronistas de la ciudad de Bogo-
tá, que aquí aparece junto con la
Colombia rural más profunda.
Un periodista alcohólico y bipo-
lar, que ha perdido su trabajo
y se ha reciclado en detective
privado, recibe el encargo de
investigar un asesinato rodea-
do de elementos extraños. Ti-
rando del hilo del cadáver, la
indagación irá sacando a la luz
corrupción política, violencia
de los terratenientes, silencios
cómplices e injusticia social.
La novela plasma con solvencia
el contraste entre la Colombia
urbana y la rural, y realiza un
buen esbozo de las contradic-
ciones del país sirviéndose con
habilidad del género policiaco
para desarrollar la trama.
Noticia de un
secuestro
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ.
DEBOLSILLO, BARCELONA, 2016. 336
PÁGINAS
Imposible hablar de Colombia
sin mencionar a García Már-
quez. En su extensa obra ha
abordado la historia del país
desde ángulos diversos: con la
óptica faulkneriana de cons-
truir un mito literario a partir
de la realidad, desde el realismo
mágico... Noticia de un secuestro
narra, desde la crónica novela-
da, un secuestro llevado a cabo
por los narcos. Publicado por
primera vez en 1996, es uno
de los libros que conjugan al
García Márquez escritor con el
García Márquez periodista. Y
en este caso pone su envolvente
prosa al servicio de la denuncia
de la violencia en la que ha vivi-
do inmerso el país durante déca-
das por los largos tentáculos del
narcotráfico, capaz de poner en
jaque al Estado.
Delirio
LAURA RESTREPO. ALFAGUARA,
MADRID, 2004. 352 PÁGINAS
Tras un breve viaje al extran-
jero, al regresar a Colombia,
un exprofesor de literatura se
encuentra a su mujer en una
situación de delirio. Este es el
punto de partida de una novela
que retrata a la sociedad del país
a partir de la combinación de
cuatro voces –el profesor, la es-
posa enloquecida, y el examante
y el abuelo de esta–. Partiendo
de esta crisis familiar, la obra,
ambientada en la Colombia de
los años ochenta, escarba en los
motivos del enloquecimiento
de la esposa y presenta a una
sociedad enferma. Por sus pági-
nas van asomando los destrozos
del narcotráfico y la corrup-
ción, y el lector comprueba có-
mo afectan a la vida cotidiana.
Porque ese delirio que da título
a la novela tiene que ver con la
presencia de un intermediario
que recauda dinero para Pablo
Escobar entre las familias acau-
daladas y que hace una apuesta
de consecuencias funestas. Con
esta novela, Laura Restrepo, una
de las escritoras colombianas
contemporáneas más popula-
res, ganó en el 2004 el premio
Alfaguara de Novela.
Tres ataúdes
blancos
ANTONIO UNGAR. ANAGRAMA,
BARCELONA, 2010. 288 PÁGINAS
La novela, galardonada con el
premio Herralde en el año 2010,
está ambientada en un imagi-
nario país latinoamericano que
responde al nombre de Miran-
da, cuyos puntos de conexión
con determinadas etapas de la
historia de Colombia son evi-
dentes. Se trata de una novela
de tintes policiacos, con carga
política y toques de esperpento
y sátira, situada en un régimen
dictatorial, que habla de co-
rrupción, asesinatos, mentiras
políticas y traiciones. El autor,
Antonio Ungar, aborda el clima
de terror con un tono de tragico-
media desaforada.
VANGUARDIA | DOSSIER 101
para saber más Cine
Àngel Quintana. Profesor de Historia y Teoría del Cine en la Universitat de Girona.

Pablo Escobar y la atracción del mal

NARCOS. ESTADOS UNIDOS 2015-2017. TRES
TEMPORADAS. CREADORES: ERIC NEWMAN, CHRIS
BRANCATO Y CARLO BERNARD. INTÉRPRETES:
WAGNER MOURA, PEDRO PASCAL Y BOYD
HOLBROOK.

La figura de Pablo Emilio Escobar se ha

convertido en un auténtico icono audiovi-
sual, que en los últimos años ha despertado
la atención de numerosos productores. Todo
empezó el año 2012 cuando la productora
colombiana, Caracol Televisión, empezó a
emitir Escobar, patrón del mal. La serie está ins-
pirada en un libro del exalcalde de Medellín,
Alonso Salazar, donde se mezclan episodios
ficcionales, con otros sacados de testimo-
nios de la época. La cadena Netflix compró Wagner Moura encarna al narcotraficante Pablo Escobar en la serie ‘Narcos’.
sus derechos mientras pensaba en una serie
sobre la figura de Escobar y el narcotráfico. Control de Drogas) que llevan a cabo una in- que le permitía entrar en el interior de la
Narcos empezó a emitirse en 2015 y consta de vestigación para poder condenar a Escobar. organización y conocer algunos secretos.
tres temporadas. La primera está centrada Cuando parecía que la serie estaba gastada La trama gira en torno en la persecución
en el ascenso al poder de Pablo Escobar has- surgió una tercera temporada centrada en a muerte de los narcotraficantes contra el
ta que es hecho prisionero y le construyen la irrupción que tuvo el cártel de Cali como joven infiltrado. Escobar está interpretado
una cárcel particular. La temporada mezcla epicentro del narcotráfico. por Benicio del Toro. Más recientemente,
la historia de Escobar, con una crónica de la Más allá de la televisión, el personaje Fernando León de Aranoa ha filmado Loving
corrupción política en Colombia. El éxito de Escobar empezó a estar presente en el Pablo (2017), protagonizada por Javier Bar-
propició una segunda temporada centrada cine con la ficción, Escobar: paraíso perdido de dem y Penélope Cruz. El punto de partida
en su caída y muerte. En ambas temporadas, Andrea Di Stefano. La película parte de un es la novela Amando a Pablo, odiando a Escobar
el punto de vista es el de dos agentes ame- punto de vista ficticio. Un joven americano de la escritora Virginia Vallejo, que tuvo una
ricanos de la DEA (Administración para el se enamoraba de la sobrina de Escobar, lo relación con el narcotraficante.

Hacia el proceso de paz

EL SILENCIO DE LOS FUSILES. COLOMBIA/FRANCIA,
2016. DOCUMENTAL. DIRECTORA: NATALIA OROZCO
Las negociaciones de paz han dado
lugar a numerosa literatura y a cierta con-
troversia política. Consciente de su impor-
tancia y de la complicación que comportaba
buscar una objetivación, la periodista y
cineasta Natalia Orozco filmó El silencio de
los fusiles, un apasionante documental que
da voz tanto al Gobierno colombiano como
a la guerrilla. Uno de los protagonistas
indiscutibles de la película es el presidente
de Colombia, Juan Manuel Santos, premio
Nobel de la Paz. En una serie de reveladores
entrevistas explica como se gestó el proceso
de negociación y las dificultades que tuvo
que afrontar. En el otro lado está la figura
de Timochenko, líder de las FARC. Natalia
Orozco estuvo cinco años trabajando en el
documental, viviendo un proceso complejo,
sobre todo cuando veía que las negociacio-
nes que se llevaban a cabo en La Habana
se iban eternizando. La intención de su
trabajo fue clara: mostrar cómo dos visiones
del mundo y de la política podían llegar a
sentarse en una mesa de negociación y esta-
blecer un tratado que llevara al silencio de los
fusiles, después de muchos años de tensión
en Colombia. Todos estos hechos contrastan
con la voz de Álvaro Uribe y los opositores al
proceso de paz, que se hallan presentes en
el documental a pesar de ocupar un lugar
secundario. La película funciona de forma
perfecta como un documento fundamental
para entender cómo se establecen caminos
de mediación política. De todos modos, El
silencio de los fusiles cuenta con un hándicap:
haber finalizado el rodaje antes del refe-
réndum sobre el proceso de paz convocado
por el presidente Santos. El desconcertante
resultado podría dar un tono más complejo
al discurso general de esta valiosa y valiente
película, que ha circulado por diferentes fes-
tivales y cadenas de televisión del planeta.

102 VANGUARDIA | DOSSIER

Las sombras de la vida rural
LA TIERRA Y LA SOMBRA. COLOMBIA, 2015. DIRECTOR:
CÉSAR AUGUSTO ACEVEDO. INTÉRPRETES: HAIMER
LEAL, HILDA RUIZ.
La tierra es el Valle del Cauca, donde des-
de muchos años se cultiva la caña de azúcar.
Los protagonistas son una familia tradicional
de campesinos. Las sombras tienen que ver
con el pasado marcado por los expolios de la
guerrilla, la precariedad laboral a la que son
sometidos los campesinos, la quema de grandes
extensiones de caña con fines especulativos y
la transformación del campo en un territorio
para la explotación masiva, que han marcado
profundamente la vida de la familia. Sus miem-
bros se lanzan palabras duras y la inseguridad
se instala en el entorno. César Augusto Acevedo
ganó la Cámara de Oro a la mejor ópera prima
de la Semana de la Crítica del Festival de Can-
nes. Desde entonces, La tierra y la sombra se ha
convertido en una de las películas más premia-
das del cine colombiano y refleja cómo alguna El imponente samán o árbol de la lluvia simboliza el
cosa ha empezado a cambiar en el interior de hogar y la tradición, en un film cuyo protagonista es
la industria cinematográfica del país. una familia campesina del Valle del Cauca.

Los orígenes Cuando la libertad estaba en Cali

del narcotráfico
SUMAS Y RESTAS. COLOMBIA, 2005. DIRECTOR: VÍCTOR
GAVIRIA. INTÉRPRETES: JUAN CARLOS URIBE, JOSÉ
RINCÓN Y FABIO RESTREPO.
Víctor Gaviria, nacido en Medellín, se
dio a conocer en Cannes en 1990 con Rodrigo
D. No futuro, el retrato de un joven de Medellín
que para subsistir acaba participando del nar-
cotráfico. La violencia juvenil generada por el
tráfico de droga y la pobreza han marcado una
filmografía integrada por cuatro títulos, en que
la ficción se mezcla con el documental y los
intérpretes suelen ser actores no profesionales.
Sumas y restas ejemplifica el cine de Gaviria con
la historia de un rico arquitecto que establece
una especie de pacto diabólico para enrique-
cerse del narcotráfico, hasta que se da cuenta
que acaba siendo víctima del propio sistema. La
película transcurre en los ochenta en Medellín,
con el objetivo de mostrar cómo el narcotráfico
alimentó la violencia y la tensión social.
TODO COMENZÓ POR EL FIN. COLOMBIA, 2015. en el interior de Colombia, que esté alejada de
DOCUMENTAL. DIRECTOR: LUIS OSPINA. todos los tópicos posibles. Ospina empezó a
dirigir la película en un momento extremo de
A finales de los años setenta se generó su vida, cuando estaba a punto de sufrir una
en Cali un grupo artístico anticonformista, intervención quirúrgica para extirpar un cán-
experimental, contestatario y revulsivo que cer. A partir de su resurrección/supervivencia
acabó ocupando una página clave en la historia diseña un relato apasionante sobre música,
colombiana. Los líderes del grupo fueron los cine y literatura.
cineastas Luis Ospina y Carlos Mayolo, junto
con el escritor Andrés Caicedo, autor de una
de las obras de culto de la literatura colombia-
na, ¡Qué viva la música! El suicidio de Caicedo
en plena juventud representó un golpe duro
para el llamando grupo de Cali. A pesar de esto
Mayolo y Ospina dirigieron un documental
político, sobre la creación del imaginario de
la pobreza en América Latina, Agarrando pueblo
(1977). Actualmente, Luis Ospina es el único
superviviente del grupo y se ha convertido en
una figura esencial del cine colombiano. Su
último trabajo es un documental de tres horas
y media de duración donde reivindica la nece- Carlos Mayolo y Luis Ospina en una imagen de la
sidad de una auténtica creación contracultural película que este último estrenó en 2015.

Mitos indígenas
La región amazónica comprende un 50%
del territorio y es la menos poblada. En su in-
terior persisten algunas tribus indígenas y se
han forjado numerosas leyendas ancestrales
que han despertado una clara atracción en el
mundo del cine. En 2015 se estrenó, El abrazo
de la serpiente, tercer largometraje de Ciro Gue-
rra que exploraba los misterios de la región,
tomando como punto de partida la figura de
Karamakate, un chamán que acompañó a dos
científicos extranjeros en complicadas expedi-
ciones por al zona, en 1909 al alemán Theodor
Koch-Grünberg y en 1940 al estadounidense,
Richard Evans Shutles, para buscar el yakuma,
una misteriosa planta sagrada con poderes
alucinógenos. El cruce de las dos expediciones
permite a Ciro Guerra mostrar la explotación
de la vida en esos lugares, pero también pro-
fundizar en los mitos indígenas y en cómo han
pervivido a partir de enseñanzas ancestrales.
La película fue nominada entre las mejores de
habla no inglesa de los Oscars del 2016.

VANGUARDIA | DOSSIER 103

para saber más viajes
Josep Maria Palau Riberaygua. Periodista especializado en viajes y profesor de Comunicación
de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, del máster de la Organización Mundial del Turismo-UOC
y de Comunicación Turística en la European Communication School.
BOGOTÁ
Destino en auge a 2.700 m de altura
Monserrate con su panorámica privilegiada de Bogotá. ALFREDO SOSA | Getty
L os cambios vividos en Colombia en
los últimos tiempos han convertido
a Bogotá, la capital, en destino turístico de
primera magnitud: en el 2016 ya recibió
mas de 1,6 millones de visitantes, atraídos
por su cultura, gastronomía y una nueva
sensación de seguridad, si bien a los taxistas
aún les repele tomar la vía de circunvala-
ción para ir al norte por la noche. En todo
caso, ese es uno de los medios de transporte
esenciales para desplazarse por la extensa
superficie de la urbe, además del peculiar
transmilenio, mezcla de autobús articula-
do y tranvía sin raíles que aquí usan para
lo que denominan transporte masivo. Como
corresponde a tan inmensa ciudad, su plaza
Bolívar es gigantesca. En el centro se alza
104 VANGUARDIA | DOSSIER
la estatua del Libertador, en el mismo lugar
donde antes se hallaba la picota, y a su alre-
dedor se distribuyen el Palacio de Justicia,
el Capitolio, la catedral Primada… todo un
catálogo de edificios históricos entre las
carreras 7 y 8 y las calles 10 y 11. Para ubi-
carse, hay que hacerse pronto y rápido con
esta forma de indicar las direcciones dentro
del centro histórico, vestigio más que evi-
dente del trazado colonial primigenio: las
carreras van perpendiculares a los montes,
con el célebre mirador de Monserrate como
referencia, mientras las calles corren en
paralelo. También es colonial el sabor que
se palpa en el barrio de La Candelaria, con
su toque bohemio tan en contraste con la
Zona Rosa, el elegante distrito de las zonas
Para visitar…
Obtener la mejor vista de
la ciudad subiendo en el
teleférico de Monserrate.
Los domingos, la basílica del
Señor Caído se convierte en
centro de peregrinación.
Visitar el extenso Museo
del Oro, en realidad una
extensa y documentada
muestra etnográfica sobre
las civilizaciones que han
habitado el país.
Conocer el Observatorio
Astronómico Nacional, en
pleno centro. Fue el prime-
ro de América Latina.
Visitar el sector institucio-
nal de La Candelaria y la
catedral Primada, y luego
perderse por callejas y
plazas como la de Quevedo
o del Chorro, con sus
vendedores ambulantes.
El Centro Internacional,
donde se construyó el
primer centro financiero,
entre las calles 24 a la 32
y las carreras 5 a la 14.
peatonales, las tiendas de prestigio y los
más exclusivos bares, restaurantes y dis-
cotecas, instalados en una parte del barrio
llamada Zona T –negocios que en tiempos
no muy lejanos se sospechaba servían de
tapadera para el blanqueo de capitales–.
La manía de denominar a los lugares más
populares zona, añadiendo luego una letra
del abecedario, tiene su continuidad en la
Zona G, la más apreciada por los gourmets.
Pero si algo queda de Bogotá en el
recuerdo, muchas veces es la sensación
de mal de altura, los cielos grises y el frío;
se tiende a evocar a Colombia a través del
Caribe o la selva, bien distintos del clima de
una ciudad situada a casi 2.700 metros de
altura: una ciudad fría, de corazón caliente.
 CARTAGENA DE INDIAS
Sabor caribeño
L a ciudad de Cartagena de Indias es Caribe puro,
desde sus históricas defensas en piedra, al cli-
ma, pasando por la cadencia del hablar de sus gentes
y por el sonido de la rumba que vibra en el ambiente
–que a nadie se le ocurra hablar de salsa aquí, si no
quiere ser tachado de bicho raro o de extranjero–.
Fue fundada en el siglo XVI por el adelantado Pedro
de Heredia, que la bautizó como San Sebastián de
Kalamary, un nombre entre lo sacro y lo poético, ya
que hace referencia a la pesca del calamar que tanto
abundaba aquí. La ciudad creció sobre una península
que hoy ocupa el barrio de Bocagrande, de alto nivel,
donde los rascacielos salvan la escasez de espacio dis-
ponible. Enfrente, las baterías de Bocachica impedían
la entrada de los piratas en el puerto, protegido por
la isla de Tierrabomba. Otra defensa era la fortaleza
de Pastelillo, actual sede del Club Marítimo. Ninguna
de ellas es impedimento para que a día de hoy los
pescadores negros de Palenque desembarquen a los
pies de los gigantes de acero y cristal para vender su
MEDELLÍN
La ciudad de ‘Narcos’
N o hay nada más poderoso que el ocio globaliza-
do, tal y como están comprobando en Medellín
desde que se emite la popular serie de televisión
Narcos en un canal de pago. Y como siempre pasa con
las ciudades vinculadas con un pasado oscuro, sus
habitantes y autoridades reniegan de la fama que les
aporta visitas y un buen dinero, intentando cambiar
la imagen preconcebida que se ha transmitido al
mundo. Hoy Medellín se propone como meca de fes-
tivales culturales, de vida académica y universitaria.
Valga como muestra la plaza Botero, ubicada frente al
Museo de Antioquía; en ella se exhiben de forma per-
manente veintitrés esculturas de Fernando Botero,
cómo no, hijo ilustre de la ciudad. Medellín también
rinde homenaje a célebres personajes que murieron
aquí, como Carlos Gardel. Cada mes se realiza un
espectáculo callejero de tango por sus calles y plazas.
Pero la sombra del Nobel García Márquez es alargada,
y también hay quien aún hoy pasea por Medellín con
Noticia de un secuestro bajo el brazo, como si se tratara
de una guía turística en lugar de un reportaje novela-
mercancía a las mulatas del servicio. Y si se quiere
buscar otro contraste, basta salir del impecable
centro histórico y acercarse al mercado de Basurto
o a las docenas de casas improvisadas con latas más
allá de los baluartes: Cartagena también es uno de
los mayores polos de desplazados de América Latina.
La calle San Juan de Dios en la ciudad amurallada
de Cartagena, con la iglesia de San Pedro Claver a
la derecha. PAUL SMITH /Bloomberg
La plaza Botero reúne veintitrés esculturas del
célebre artista nacido en Medellín. SOEREN STACHE / AP
do. Y, sin embargo, Medellín es una ciudad moderna
y agradable, alejada del tópico por voluntad propia,
donde hasta es posible pasear sin zapatos por el par-
que de los Pies Descalzos, de inspiración zen.
Para visitar…
Pasear por la plaza Bolívar al atar-
decer, para contemplar a los jugado-
res de ajedrez y visitar la Casa de la
Inquisición, hoy Museo Histórico.
Explorar la oferta de artesanía de
Las Bóvedas, antiguas prisiones
cerca del monasterio de Santa Clara.
García Márquez vivió casi al lado.
Dar una vuelta por el mercado de
Getsemaní y las coloridas calles
adyacentes.
La iglesia de San Pedro Claver, el
apóstol de los negros, y la plaza de
los Coches, donde antes se vendían
los esclavos y hoy abundan las
tiendas de dulces.
Acercarse hasta alguna de las islas
del cinturón de coral de Rosario.
Muchas son de propiedad privada.
Para visitar…
Visitar el Pueblito Paisa, una
réplica de un pueblo tradicional, en
especial por las vistas que brinda el
cerro Nutibara sobre la ciudad.
Pasear por el ultramoderno parque
de los Deseos, concebido como un
amplio espacio público con
referencias al universo. Incluye la
Casa de la Música y el Planetario.
Dar un paseo relajado por El
Poblado, la autentica milla de oro de
la ciudad, con sus hoteles y tiendas
de lujo.
Recorrer el kilometro largo de
la carrera 70, un bulevar lleno
de bares, restaurantes y tiendas
atractivas.
Y no se pierda un paseo en chiva,
un vehículo tradicional, con el que
podrá visitar toda la ciudad.
VANGUARDIA | DOSSIER 105
para saber más webs
SEMANA
www.semana.com
Posiblemente la revista socio-
política más prestigiosa de Co-
lombia, Semana, ha destapado
importantes casos de corrup-
ción en el país, entre ellos el
escándalo de la Parapolítica,
que, a partir de 2006, salpicó a
una cuarta parte del Congreso
de la república y a miembros
importantes del Gobierno del
entonces presidente Álvaro Uri-
be. Su actual director es Alejan-
dro Santos Rubino. Además de
la edición impresa dispone de
esta página web muy completa
en la que destaca la sección
Especiales por su investigación
en profundidad sobre temas de
actualidad.
LA SILLA VACÍA
http://lasillavacia.com
El 7 de enero de 1999, recién
iniciado el proceso de paz entre
el Gobierno de Andrés Pastrana
y las FARC, estaba prevista la
primera reunión oficial en San
Vicente del Caguán, en el de-
partamento de Caquetá, entre
el presidente de Colombia y
el comandante guerrillero Ma-
nuel Marulanda, Tirofijo, pero
este último no acudió. A este
episodio de la historia reciente
del país se le conoce como la
106 VANGUARDIA | DOSSIER
José Manuel Rivas. Investigador de la Universidad de Salamanca.
silla vacía, el nombre que adoptó
este interesante medio infor-
mativo sobre la actualidad po-
lítica colombiana dirigido por
la periodista Juanita León. La
calidad de sus investigaciones,
sus novedosas secciones y su
diseño interactivo son algunos
de los aspectos más destacados
de la página web.
ALTO COMISIONADO
PARA LA PAZ
www.altocomisionadopara
lapaz.gov.co
La Oficina del Alto Comisiona-
do para la Paz (OACP) fue creada
por el Gobierno colombiano en
1994 en sustitución de la anti-
gua Consejería Presidencial pa-
ra la Paz y su función central es
la de asesorar al presidente de
la república en la formulación
y el desarrollo de las políticas
de paz. Actualmente está lide-
rada por Rodrigo Rivera Salazar.
Esta excelente página contiene
abundante información sobre
las conversaciones de paz con
los grupos armados, el acuerdo
final de paz con las FARC-EP y
el marco Jurídico para la Paz,
contenida en documentos, co-
municados, acuerdos, normas,
sentencias, noticias, presenta-
ciones, cartillas de instrucción,
infografías, vídeos y archivos
multimedia.
FARC-EP
www.farc-ep.co
Las Fuerzas Armadas Revolu-
cionarias de Colombia (FARC-
EP) fueron el grupo guerrillero
más antiguo de América Lati-
na hasta su transformación en
partido político en agosto del
2017 como Fuerza Alternati-
va Revolucionaria del Común
(FARC). Fundadas en Marqueta-
lia (Tolima), en 1964, estuvieron
comandadas por el guerrillero
Manuel Marulanda, hasta su
muerte en el 2008. Esta página
contiene información sobre la
organización y los diálogos de
paz con el Gobierno y aporta co-
mo elementos más destacados:
comunicados, conferencias,
cartillas de instrucción, libros,
vídeos y álbumes de música in-
terpretados por sus integrantes.
VERIFICACIÓN DE LA ONU
https://colombia.unmissions.
org/
La misión de verificación de las
Naciones Unidas, establecida
por la resolución 2366 (2017) del
Consejo de Seguridad, es la en-
cargada de verificar dos de los
puntos del acuerdo final de paz:
la reincorporación de los guerri-
lleros a la vida civil y la garantía
de seguridad para los integran-
tes de las FARC-EP, sus familias
y las comunidades. Su página
web alberga documentos ofi-
ciales y reportes de la misión así
como interesantes infografías y
material multimedia.
otras webs
http://pacifista.co
¡Pacifista!, “plataforma de con-
tenidos para la generación de
paz en Colombia”, impulsada
por la revista canadiense Vice,
ofrece información actual,
irreverente y variada sobre
el conflicto armado y la cons-
trucción de la paz.
http://es.presidencia.gov.
co
Una de las webs instituciona-
les más transparentes y com-
pletas de Latinoamérica, con
documentos y datos para los
estudiosos del proceso de paz
y para la ciudadanía.
www.centrodememoria
historica.gov.co
La web del Centro Nacional
de Memoria Histórica ofrece
materiales relacionados con
el derecho a la verdad y un
registro de las acciones e ini-
ciativas de memoria empren-
didas por la sociedad civil.
www.cinep.org.co
La página del Centro de Inves-
tigación y Educación Popular
- Programa por la Paz dispone
de una base de datos en la que
se pueden descargar publica-
ciones académicas de calidad,
algunas de ellas gratuitas.
www.ideaspaz.org
La Fundación Ideas para la
Paz (FIP) es un centro de pen-
samiento independiente cuyo
objetivo es contribuir a la paz
en Colombia. Su biblioteca
dispone actualmente de más
de 30.000 noticias, artículos
de opinión y publicaciones
académicas, algunas de las
cuales pueden ser descarga-
das gratuitamente.
 Kenzo Takada Diseñador libre y audaz, Kenzo Takada, «el más parisino de los diseñadores japoneses», ha imaginado
para Roche Bobois una colección única de telas y cerámicas.

viste Para vestir el sofá Mah Jong se inspiró en los antiguos kimonos del Teatro Nô reinterpretando los
patrones y colores, creando armonías a la vez delicadas y sofisticadas, que simbolizan las tres etapas
el Mah Jong del día: Asa (mañana), Hiru (mediodía) y Yoru (noche).
Foto Michel Gibert, no contractual. Agradecimientos: Stone Sculpture museum of the Fondation Kubach-Wilmsen.

Mah Jong. Sofá por elementos, diseño Hans Hopfer.

Revestido de telas Nô Gaku versión Yoru,
diseñadas por Kenzo Takada. French Art de Vivre
Barcelona - Muntaner, 266-268 - Tel. 932 404 055

www.roche-bobois.com