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Presidencia  de Alfonsín

 
Raúl Ricardo Alfonsín fue el primer mandatario de la Nación desde el 10
de diciembre de 1983 hasta el 8 de julio de 1989, elegido después de ocho
años de gobierno militar, con casi el 52 por ciento de los votos, el candidato
presidencial de la Unión Cívica Radical triunfó en las elecciones presidenciales
del 30 de octubre de 1983, tras un histórico y multitudinario cierre de campaña
en la avenida 9 de Julio, en el que Alfonsín llamó a terminar con la violencia y
bregó por la libertad, la justicia social y la democracia.
Al asumir como trigésimo tercer presidente constitucional de la
Argentina, el flamante mandatario advirtió que la transición sería convulsionada
y no se equivocó.
Durante su mandato, debió afrontar dos grandes desafíos: la
consolidación de la democracia y un gobierno condicionado por la crisis
económica y una escalada inflacionaria, desatadas luego de que recibiera un
país quebrado debido a una desastrosa administración llevada a cabo por los
jefes militares.
Aspecto político:
Luego de casi ocho años de interrupción democrática a manos de la
dictadura militar, la cual había provocado una profunda fractura entre la
sociedad y las  Fuerzas Armadas, y que también implantó el terrorismo de
Estado, el cual generó que los ciudadanos se sintieran y realmente estuvieran
indefensos y sujetos a la voluntad autoritaria de quienes se apropiaron
ilegalmente de la autoridad, sumándose a estos sucesos el vuelco total de la
economía nacional, desde los sectores de la producción y la industria a los de
las finanzas y los servicios.  Luego de la guerra de Malvinas, Argentina
reiniciaba el camino de la normalización institucional.
En las elecciones de 1983, Raúl Alfonsín se adjudicó el 51.7% de los
votos contra el 40,1% de Italo Argentino Luder. Convirtiéndose así en el primer
presidente después del mandato militar.
Durante su campaña, Alfonsín fue el candidato que más claramente
habló sobre el futuro papel de las Fuerzas Armadas como institución
subordinada al poder civil, y en particular a él como Comandante en Jefe en su
carácter de Presidente de La Nación. Propuso recortar en un tercio el
presupuesto militar y que la lucha antisubversiva quedará en manos de la
policía dentro del marco de la ley y el respeto a los Derechos Humanos.
Anunció además un reordenamiento de los sindicatos, hasta entonces
mayoritariamente en manos peronistas. Indicó que el objetivo era democratizar
las instituciones gremiales y hacerlas representativas de la mayoría de los
trabajadores. Señaló la existencia de un pacto militar-sindical que atentaba
contra la democracia argentina y se propuso desbaratarlo apenas asumiera la
Presidencia de a Nación.
Después de asumir la presidencia su gobierno estuvo signado por tres
hechos o temas fundamentales relacionados a la temática militar: el juicio a los
ex comandantes, la política de derechos humanos y el problema militar en sí
mismo, no sólo con temas relacionados con las fuerzas en forma interna, sino
también con los diversos levantamientos que tuvo que afrontar.
Alguna de las leyes que dictó durante su mandato fueron:
 Ley de Obediencia Debida: la misma dictaba que la
responsabilidad de los crímenes cometidos durante la dictadura
recaía sólo en los altos mandos de las Fuerzas Armadas.
 Leyes de punto final: ésta fijaba un plazo de 30
días para receptar las acusaciones contra militares en la Justicia
por violación de los derechos humanos.

 
Aspecto económico 
El problema de los derechos humanos y la conflictiva relación con las
Fuerzas Armadas no fue el único que el gobierno radical tuvo que encarar. El
poder económico, formado por los grandes grupos financieros internacionales y
por los grandes grupos económicos locales, había logrado hacerse del control
de todo el proceso productivo y financiero sobre la base de la explotación de
los trabajadores y la subordinación del Estado a sus intereses particulares.
Una inflación mensual del 20%, una deuda externa que rondaba los
45.000 millones de dólares el 70% de ésta había sido contraído por los grupos
privados y estatizada por el entonces presidente del Banco Central Domingo
Felipe Cavallo. En 1932 una tasa de desocupación que ascendía al 7%, fueron
las secuelas que la dictadura había dejado en el campo económico. Para paliar
la situación de aquellas familias que no podían satisfacer sus necesidades
básicas se lanzó el Plan Alimentario Nacional (PAN).
En junio de 1985 se anunció el Plan Austral. Nuestra moneda cambió el
nombre de peso argentino por el de austral. El austral equivalía a 1.000 pesos
argentinos y nació cotizando con un tipo de cambio fijo de 0,80 centavos de
austral por dólar. A fines de 1986, el Plan Austral dio muestras de agotamiento.
Comenzó la desvalorización del austral con respecto al dólar en el mercado de
cambio. La inflación volvió a trepar mientras que la recesión y los conflictos
sociales se agravaba cada vez más. Ante esta situación, se optó por el
abandono de los estrictos controles y por la liberalización económica. Lo cual
significó el rompimiento con el modelo de economía semi cerrada puesto en
marcha desde hacía medio siglo y la apertura del mercado a los productos
extranjeros, acompañada por la reforma del Estado.
Durante su gobierno, Alfonsín trató de dar impulso a la política exterior,
abandonada por la dictadura y fue el canciller Dante Caputo el encargado de
esa tarea. Se resolvió con Chile el conflicto por la demarcación fronteriza en el
Canal de Beagle, y también con la mediación del Vaticano, los dos países
australes suscribieron en 1984 primero una declaración de paz y fraternidad y
luego un acuerdo sobre el canal, que fuera ratificado por la sociedad argentina
con un devotos favorables en una consulta popular convocada al efecto. En
1985 el Vaticano rubricó el tratado bilateral, en relación a las negociaciones con
el Reino Unido por las Malvinas, sólo consiguió de Londres la reanudación del
diálogo bilateral, excluyendo lo relativo a la soberanía de las islas.
Alfonsín inició también tratativas para alcanzar la integración regional
con Brasil y Uruguay y firmé en 1988, junto a los mandatarios de ambos
países, el Tratado de Integración, Cooperación y Desarrollo, que sería la piedra
angular del Mercado Común del Sur (MERCOSUR). El tratado comprometía la
creación de un espacio comercial común en diez años, mediante la eliminación
dejas barreras arancelarias y no arancelarias y armonización de políticas
comerciales.

Aspecto cultural: Educación 


El alfonsinismo consideró a la educación como “un factor de gran
incidencia” en la solución de conflictos y recurrió la misma como una
herramienta fundamental para la profunda necesidad de generar consenso y
legitimidad. La educación fue fundamental en el proceso de recomposición
hegemónica del bloque dominante, y se la pensó y ejecutó en estrecha relación
con las políticas económicas y sociales. Para el gobierno electo en 1983, el
“retorno de la vida democrática” supuso la tarea de “poner en pleno
funcionamiento las instituciones del país y de transformar” la educación de
acuerdo a los “requerimientos de esta etapa de la vida nacional”.
A lo largo de la administración alfonsinista fueron cuatro los ministros de
educación y Justicia: Carlos Alconada Aramburu, Julio Rajneri, Jorge sábato y
José Dumón. y tres los secretarios de educación Bernardo Solá, Francisco
Delich y Adolfo Stubrin. Durante cada una de la estas administraciones, el
ministro produjo y publicó distintos documentos que incluyen los diagnósticos, 
principios, fundamentos, objetivos, prioridades, estrategias y
conceptualizaciones del denominado "Proyecto Educativo Democrático". 
Antes de asumir su presidencia lo integrantes de este partido se 
planteaban pensar en la venidera política educativa, para ello resultaba
necesario conocer cuál era la realidad y a partir de ella ver cómo y por dónde
inicia el proceso de cambio deseado dada la gravedad de la situación actual en
materia educativa. La caracterización y clasificación que se realizaba sobre la
política educativa heredada era que había sido nefasta y se diagnosticada que
el sistema educativo se encontraba en un estado de calamidad, la igualdad de
oportunidades era un mito el desgranamiento era alto, la autoridad estaba
vacía de contenido y legitimidad, se reproducía constantemente los valores de
obediencia y perduraba una transmisión de conocimientos insuficientes y de la
realidad.
Los objetivos y principios del Proyecto Educativo Democrático eran
tendientes a revertir la situación heredada y a eliminar el autoritarismo, a la par
que pensó a la educación como una estrategia fundamental y central para la
formación y conformación de sujetos que contactaran con los valores políticos y
morales del gobierno, asentados en la democracia representativa y
republicana. Para el alfonsinismo, la escuela era la democracia y había que
hacer de toda la República una escuela. “Difundir nuestras creencias y eso es
lo que nos interesa. Lo fundamental es hacer docencia con nuestras ideas e
informar al pueblo acerca de lo que pensamos y queremos para el país”, decía
alfonsín.
Para el logro de los objetivos propuestos, el proyecto educativo
alfonsinista se propuso y elaboró un conjunto de estrategias que fueron desde
la configuración de un programa de emergencia educativa a la implementación
de políticas asistencialistas, pasando por la realización del Congreso
Pedagógico Nacional. La idea para crear este programa era  que se lo
implementaría para dar respuestas a los problemas más urgentes "para sentar
las bases para iniciar las modificaciones profundas que requiere el sistema
educativo, mientras se formulaba un “nuevo Proyecto educativo” para el país”.
Con esto en mente, el Ministro de Educación y Justicia junto con el Secretario
de Educación Bernardo Solá formularon el proyecto de convocatoria al
congreso que posteriormente fue enviado al parlamento Nacional por el poder
ejecutivo y convertido en ley tras el voto unánime de los diputados y
senadores. 

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