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Edad Antigua

Cristo entregando las llaves a San Pedro, fresco de la Capilla Sixtina


realizado por Pietro Perugino.

Según la doctrina católica, Jesús fundó una comunidad cristiana jerárquicamente


organizada y con autoridad, dirigida por los apóstoles (el primero de los cuales era San
Pedro). Posteriormente (según los Hechos de los apóstoles), los apóstoles y los primeros
seguidores de Jesús estructuraron una iglesia organizada. Una carta escrita poco después
del año 100 por san Ignacio de Antioquía a los de Esmirna (capítulo 8) es el texto más
antiguo que se conserva en el cual se usa el término ἡ καθολική ἐκκλησία (la Iglesia
católica o universal): "Allí donde aparezca el obispo, allí debe estar el pueblo; tal como
allí donde está Jesús, allí está la Iglesia católica." El mismo Ignacio de Antioquía
testimonia la existencia de una jerarquía de tres grados que consistía en obispos,
presbíteros (sacerdotes) y diáconos.nota 9 En el siglo III, san Cipriano, obispo de Cartago,
habla de una jerarquía monárquica de siete grados, en la cual la posición suprema la
ocupaba el obispo. En esta jerarquía el obispo de Roma ocupaba un lugar especial, en
cuanto sucesor de san Pedro.nota 1060

Además, el que el obispo de Roma llegara a tener una importancia particularmente


grande, se debió, según algunos, por motivos políticos: Roma fue la capital del Imperio
Romano hasta que el Emperador Constantino I el Grande hizo de Constantinopla la
nueva capital, el 11 de mayo de 330[cita requerida]. Otros atribuyen esta importancia al
hecho, reconocido entonces por todos[cita requerida], que el obispo de Roma era sucesor de
san Pedro, a quien, según el Evangelio de Lucas 22:32, Jesús le dijo:

"Pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú una vez vuelto, confirma a
tus hermanos".

(San Lucas 22:32, Reina-Valera 1960)

Más aún, hacia el año 95, Clemente de Roma (obispo de la Iglesia de Roma entre 89 y
97) escribió una carta a la comunidad cristiana de Corinto para resolver un problema
interno, sugiriendo su primacía sobre las Iglesias particulares. En efecto, habían surgido
levantamientos contra los presbíteros-epíscopos en Corinto y Clemente, como obispo de
la Iglesia de Roma, los llamó al orden y a la obediencia a sus respectivos pastores,
evocando el recuerdo de los apóstoles Pedro y Pablo.61 Esa carta es la primera obra de la
literatura cristiana fuera del Nuevo Testamento de la que consta históricamente el
nombre de su autor, la situación y la época en que se escribió, y cuyas palabras
manifiestan una dureza propia del lenguaje de aquel que es consciente de su autoridad.62

Algunos autores han afirmado que no hay argumentos suficientes para confirmar que
Pedro haya sido obispo en Roma.63nota 11 La tradición que afirma que Pedro fue a Roma
y ahí murió martirizado se basa también en esta carta de san Clemente, que menciona su
martirio (capítulo 5), en la Carta de san Ignacio de Antioquía a los Romanos ("No os
mando nada, cosa que hicieron Pedro y Pablo." – capítulo 4), y en la obra de c. 175-185
Contra las herejías (libro III, 1.3.1) de san Ireneo de Lyon, donde dice:

Como sería demasiado largo enumerar las sucesiones de todas las Iglesias
en este volumen, indicaremos sobre todo las de las más antiguas y de todos
conocidas, la de la Iglesia fundada y constituida en Roma por los dos
gloriosísimos Apóstoles Pedro y Pablo, la que desde los Apóstoles conserva
la Tradición y «la fe anunciada» (Rom. 1,8) a los hombres por los sucesores
de los Apóstoles que llegan hasta nosotros.

Ireneo de Lyon, Adversus haereses, Libro III, 1.3.1

El Concilio de Nicea I (325) condenó el Arrianismo excluyendo de la Iglesia los


seguidores de esta opinión teológica. Otros Concilios también definieron más
precisamente la fe católica y excluyeron a otros grupos, en particular los Concilios de
Éfeso (431) y de Calcedonia (451)[cita requerida]. La Iglesia oficialmente dejó de sufrir
persecución a los cristianos en el Imperio Romano a partir del 313, cuando el emperador
Constantino dio libertad de culto a toda religión con el Edicto de Milán, pero no llegó a
ser religión oficial del Estado hasta el 380, cuando Teodosio I el Grande, decretó el
Edicto de Tesalónica.

Véanse también: Cristianismo primitivo y Donación de Constantino.

Edad Media

La Iglesia católica, en el siglo V, se había extendido por casi todo el territorio del
Imperio romano (desde Hispania hasta Siria, con las zonas costeras del norte de África).
Posteriormente, se realizaron misiones hacia zonas del norte de Europa, que llegaron
hasta Irlanda, Gran Bretaña, Germania, y posteriormente zonas de Escandinavia,
Centroeuropa y las poblaciones eslavas del Este. Este largo proceso abarca de los siglos
V al XI. Buena parte de estas misiones, así como el trabajo de recristianizar los
territorios del antiguo Imperio romano de Occidente, fue posible gracias a los
monasterios, sobre todo a los benedictinos.
La expansión de poblaciones convertidas al islam llevó a un progresivo declive de las
poblaciones católicas del norte de África, que llegaría a ser casi completo en el mundo
moderno.

Un hecho posterior significó la división entre numerosas Iglesias: el Gran Cisma entre
sus porciones de Occidente y Oriente (cuya Iglesia, aún denominada como "católica
ortodoxa", pasaría a ser conocida solo por esta última palabra) ocurrido en el año 1054 a
causa de las rivalidades entre los patriarcados de Roma y Constantinopla y,
teológicamente, alrededor de la cláusula Filioque.

Durante los siglos XI y XIV se produce un gran desarrollo cultural gracias a la


institución de nuevas universidades eclesiásticas, centradas sobre todo en la teología,
pero también con facultades de artes, de derecho y, en algunos lugares, de medicina.

En el siglo XIII fueron fundadas y empezaron a desarrollarse las órdenes mendicantes,


que tuvieron un gran influjo en la vida religiosa de la sociedad.

Hacia finales del siglo XIV se produjo un cisma, conocido como Cisma de Occidente,
que afectó a la Iglesia católica desde 1378 hasta 1417, y que provocó fuertes tensiones y
el surgimientos de ideas de tipo conciliaristas, según las cuales un concilio podría tener
más autoridad que el papa en algunos puntos. El conciliarismo fue condenado en el
concilio V de Letrán en 1516.

Véanse también: Iglesia ortodoxa y Cruzadas, Órdenes mendicantes y Antipapa.

La Inquisición

El término Inquisición (latín: Inquisitio haereticae Pravitatis Sanctum Officium) hace


referencia a varias instituciones dedicadas a la supresión de la herejía en el seno de la
Iglesia católica. La Inquisición medieval, de la que derivan todas las demás, fue fundada
en 1184 en la zona de Languedoc (en el sur de Francia) para combatir las herejías de los
cátaros, albigenses y valdenses. En 1249, se implantó también en el reino de Aragón
(fue la primera Inquisición estatal). En la Edad Moderna, con la unión de Aragón con
Castilla, fue extendida a esta con el nombre de Inquisición Española (1478 - 1821), bajo
control directo de la monarquía hispánica, cuyo ámbito de acción se extendió después a
América. También fueron importantes la Inquisición portuguesa (1536 - 1821) y la
Inquisición romana (1542 - 1965), conocida también como Santo Oficio. El número de
ejecutados por autoridades civiles tras ser condenados no puede determinarse con
certeza, por la existencia de numerosas lagunas en la evidencia documental.
Extrapolando detallados estudios,nota 12 Pérez estima en menos de 10 000 las condenas a
muerte ejecutadas en España;.64 En Portugal, sobre alrededor de 23 000 casos
documentados, se registran 1454 condenas a muerte en la hoguera.65 Estas cifras no
toman en cuenta el número de muertes causadas por la tortura o por las condiciones de
encarcelamiento.
Edad Moderna

La Iglesia católica afronta profundos cambios en la Edad Moderna. Por una parte, se
inicia una expansión de las misiones hacia algunas zonas de África y Asia y hacia
América desde los viajes y conquistas de españoles y portugueses. Por otro lado, se
viven fuertes tensiones internas y un deseo profundo de reforma.

La invención de la imprenta permitió una mayor difusión de la Biblia y de sus


traducciones, que empezaron a circular entre los católicos en diversos lugares.

El rechazo de la autoridad papal por causas de independencia política y económica y el


rechazo de Martín Lutero al hecho de que se cobrara dinero por las indulgencias,
provocó el surgimiento del protestantismo en 1517. En el mismo siglo XVI, empezó a
desarrollarse el calvinismo en Suiza, y luego se extendió rápidamente en otros países
europeos. Un importante cisma siguió con el surgimiento de la Iglesia Anglicana
(nacida del Acta de Supremacía inglesa en 1534).

Contrarreforma

La contrarreforma fue la respuesta a la reforma protestante de Martín Lutero, que había


debilitado a la Iglesia católica. Denota el período de resurgimiento católico desde el
pontificado del papa Pío IV en 1560 hasta el fin de la Guerra de los Treinta Años, en
1648. Sus objetivos fueron renovar la Iglesia católica y evitar el avance de las doctrinas
protestantes.

Entre los años 1545 y 1563 se desarrolló el Concilio de Trento, con diversas etapas.
Antes y después del Concilio de Trento se fundaron diversas congregaciones religiosas
que buscaron promover una profunda renovación entre los católicos. Una de esas
congregaciones, que adquirió más tarde un gran desarrollo, fue la Compañía de Jesús.

Edad Contemporánea

Revolución francesa y secularización

Si bien en principio la revolución francesa no tuvo orientación hostil hacia la Iglesia, el


movimiento se mostró más radical a partir de la cuestión sobre los bienes
eclesiásticos.66La Asamblea Nacional Constituyente decidió expropiar todos los bienes
de la Iglesia,66 empeorándose desde entonces las relaciones hasta que en 1790 fueron
suprimidas las órdenes religiosas, a excepción de las dedicadas a obras de caridad. Dos
meses después se publicó la ley que expropiaba y secularizaba todo el patrimonio de la
Iglesia. Ese mismo año se aprobó la Constitución civil del clero, con la que se quería
separar de Roma a la Iglesia francesa, para lo que se obligó a todo el clero a prestar
juramento a dicha constitución. La negativa de dos tercios del clero se siguió de
sanguinarias persecuciones en las que 40.000 sacerdotes fueron encarcelados,
deportados o ejecutados,67 como parte de una serie de políticas para descristianizar
Francia. Los asesinatos de septiembre de 1792 iniciaron el gobierno del Terror, y en
1793 se prohibió el cristianismo en Francia, estableciendo el «culto a la Razón» en su
lugar mientras continuaban las persecuciones contra monárquicos y eclesiásticos.68 Este
acoso sólo terminaría tras el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte, el 9 de noviembre
de 1799, en el que derrocó al gobierno del Directorio.68 Durante su mandato se
restablecía la religión católica y se reconoció mediante concordato que la católica era la
fe de la mayoría de los franceses.69 En 1808 Napoleón, ya emperador de Francia, ocupó
Roma y los Estados pontificios, arrestando al papa y llevado después a Fontainebleau,
donde Napoleón intentó sin éxito forzarlo a renunciar al Estado pontificio.70

La expansión del Imperio francés llevó también a la propagación de las ideas


revolucionarias, y la secularización tuvo también consecuencias en Alemania, donde la
Iglesia sufrió también la expropiación de sus bienes.70 Sin embargo, la pérdida de
influencia y el empobrecimiento de la Iglesia propició tanto la reorganización material
como una renovación interior de la vida eclesial, con una mayor unión entre obispos,
sacerdotes y fieles laicos.71 Surgió así un movimiento católico que se extendió por los
demás países europeos, apoyado por el Romanticismo y su interés por el arte y la
literatura medieval, que trajeron consigo una mayor estima hacia la Iglesia y
conversiones al catolicismo.72 Nacieron numerosas organizaciones católicas y las
órdenes religiosas recibieron un nuevo impulso. Surgieron misiones populares, nuevas
formas de piedad y, poco a poco, también apareció una prensa católica.72 La
industrialización fue ocasión para que la Iglesia considerara la cuestión social, hecho
importante en una época en la que la legislación ignoraba los problemas sociales,
confiados de forma general a la caridad cristiana. En este sentido, fueron relevantes las
nuevas actividades caritativas y educativas de las congregaciones religiosas y las
órdenes dedicadas a la atención a los enfermos.72

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