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Derecho Canónico
Libro IV. De La Función de Santificar de La Iglesia
Parte I. De Los Sacramentos.
Título VII. DEL MATRIMONIO (Cann. 1055-1165)
Capítulo IV. Del Consentimiento Matrimonial.

Profesor: Padre Alvaro PACHECO


Carrera: Licenciatura en Teología
Ciclo Lectivo: 2018
Colegio Máximo de San Miguel – Universidad del Salvador
Facultad de Teología

Introducción

En el presente trabajo abordaremos el tema correspondiente al consentimiento


matrimonial que se encuentra en el c. 1057 del Código de Derecho Canónico y para
llevarlo a cabo utilizaremos el comentario exegético al Código de Derecho Canónico
volumen III/2, comentado por Juan Ignacio Bañares.

I. Concepción Jurídica Canónica.

“El capítulo VII, del Código de Derecho Canónico se refiere al matrimonio. El


capítulo sobre el matrimonio se sitúa en el libro IV, sobre la función de santificar de la
iglesia, en la parte primera de dicho capítulo. Este título ocupa los cánones 1055-1165.
En esta parte, se establece una visión dogmática de los sacramentos, instrumentos de
salvación, es importante tener también una consideración jurídica porque son
instrumentos de la iglesia que exigen una regulación externa positiva. En este trabajo el
canon que vamos a desarrollar es el c 1057 se ocupa de reunir la noción jurídica del
matrimonio, que a continuación exponemos”1.

1
EDUARDO EUSEBIO CÁZARES RANGEL, La exclusión del bonum fidei como causa de simulación
de consentimiento, Tesis para la Licenciatura en Derecho. Universidad Nacional autónoma de México
Facultad de derecho, México D. F. diciembre de 2004
1
IMA, p.1055.
2

§ 1. El matrimonio lo produce el consentimiento de las partes legítimamente


manifestado entre personas jurídicamente hábiles, consentimiento que ningún poder
humano puede suplir.

§ 2. El consentimiento matrimonial es el acto de la voluntad por el cual el varón


y la mujer se entregan y aceptan mutuamente en alianza irrevocable para constituir el
matrimonio

1. El consentimiento como acto fundante del matrimonio

Reuniendo textualmente el primer párrafo el § 1 del c. 10812 CIC 17 plantea 2


elementos esenciales en referencia al consentimiento requerido para asentar la sociedad
de la vida conyugal: se asegura que tal consentimiento “constituye el elemento causal
fundamental del matrimonio, y se establece quiénes pueden prestarlo eficazmente (las
partes), y quiénes no (cualquier otra voluntad ajena a ellas)”3.

Ponderando en primer lugar la afirmación central “«Matrimonium facit partium


consensum»”4.Esta afirmación a su vez puede ser desglosada en una sucesión de
presupuestos conexos entre sí:

a) Lo que «se produce» - el término de la «producción»- consiste en el


mismo matrimonio.
b) Puesto que se está considerando el matrimonio precisamente como
«término» producido, obviamente el texto codicial se está refiriendo al
matrimonioin facto esse.
c) La expresión latina facit tal vez revele mejor el carácter absoluto de la
afirmación que se realiza: pues el facere latino quizá subraya más
claramente la diferencia ente el «antes» y el «después» de la acción, ya
que «se hace» precisamente lo que antes no estaba hecho, no existía;
además, si la acción a la que se está refiriendo el texto, como es el caso,
es un acto de voluntad entonces significa que tal acto es inédito, nuevo,
específico para producir ese efecto.

2
Tanto el párroco como el sacerdote o el diácono.
3
INSTITUTO MARTIN DE AZPICULETA, Comentario exegético al código de derecho canónico,
Facultad de derecho canónico, Universidad de Navarra, Ediciones Universidad de Navarra S. A.
(Pamplona) España, Segunda edición, Volumen III/2, 1997 (en adelante IMA), p.1055.
4
IMA, p.1055.
3

d) El término facit («produce») manifiesta igualmente la radicalidad causal


de la acción, puesto que la causalidad en sí no presenta «compartida» con
otros elementos, aunque luego se especifiquen requisitos para la eficacia
de la acción consensual.
e) El sujeto propio de la acción no directamente las partes individualmente
consideradas, sino el consentimiento de ambas; este matiz deja de tener
importancia, porque remarca la unidad del acto de consentimiento: no
existen dos consentimientos autónomos que se suman generando un
tercero, que sería estrictamente el matrimonial, sino que, cuando las
partes consienten mutuamente en el objeto propio del pacto, tal
consentimiento es único y eficaz.
f) Por «las partes» se entiende a la vez a los contrayentes en cuanto se
constituyen como origen único del consentimiento matrimonial y en
cuanto se constituyen como término de la acción consensual.

2. Las personas «hábiles»

En segundo lugar es importante tener en cuenta la siguiente parte de la frese


«legítimamente manifestado entre personas jurídicamente hábiles» la cual indica:

a) Que el acto de consentimiento es un acto de la persona en cuanto tal.


b) Que se refiere a un número plural de sujetos, que vendrá especificado por
la remisión a la calificación de «jurídicamente hábiles».
c) Que cada una de las partes es origen y término del acto consensual.
d) Que existe una distinción entre el derecho a poner el acto fundante,
radicado en la persona, y la habilitación para el ejercicio de tal derecho,
que muestra una clara remisión del c.1055 al c. 1058 y a los cánones
referentes a los impedimentos.
e) Que ambos elementos (el derecho de la persona y su ejercicio)
constituyen una dimensión de justicia relacionada con la persona.
f) Que la habilitación deber ser regulada por el Derecho.
g) Que la dimensión de justicia del acto fundante se concreta en una
relación interpersonal cuya naturaleza, de momento, no se determina.

3. Manifestación legítima del consentimiento

La especificación legitime manifestatus se refiere primariamente:


4

“Como hemos indicado, a las personas que intercambian el consentimiento y no a la


«habilitación jurídica» que se le exige. Se trata de señalar un requisito formal, es decir,
referido al modo en que debe realizarse la emisión del acto de consentimiento” 5.

En sí mismo implica:
a) La necesidad que el acto consensual tenga alguna manifestación, o sea,
de lugar a una expresión externa.
b) Esta manifestación debe acomodarse, en su expresión formal, a la norma
establecida.
c) La Iglesia, y sólo ella, ostenta la competencia para establecer el modo
adecuado de la manifestación del consentimiento.
d) Se trata de un requisito extrínseco en su formalidad: que no contiene
causativa por sí mismo, ya que el sujeto del verbo «producir» (el
matrimonio) es solamente «el consentimiento».
e) Pero el requisito es necesario para la validez, pues sólo cuando este
consentimiento es «legítimamente manifestado» se produce su efecto
propio. Existe aquí, sin embargo, un soporte en la misma naturaleza
propia del acto de consentir y de los efectos que produce, pues siendo el
consentimiento un acto originado por la voluntad de dos partes (social en
su origen y en su término), su reconocimiento pasa necesariamente por
alguna forma inequívoca de manifestación.
4. Carácter singular del consentimiento
Teniendo en cuenta la última oración del texto de este parágrafo:

“«consentimiento que ningún poder humano puede suplir», actúa de enlace entre la
descripción del acto del consentimiento en cuanto humano y el desarrollo del objeto de tal
acto de consentimiento en cuanto acto humano y el desarrollo del objeto de tal acto que
vendrá expuesto a continuación del segundo parágrafo”6.

Al afirmar con respecto del consentimiento:

“«Que ningún poder humano puede suplirlo», el legislador está estableciendo, por tanto,
una afirmación declarativa7, no constitutiva… De ahí que qué el texto no tenga carácter
prohibitivo –por vía imperativa- sino que simplemente señala una imposibilidad a través de
una afirmación rotunda de presente: «ningún poder… puede»8.

En tal caso la expresión «ninguna potestad»9 está tomada como expresión de un


máximo: “El carácter insustituible se muestra del mejor modo posible si se recuerda
que, no sólo ninguna otra persona, sino tampoco ninguna otra forma de ejercicio de
poder tiene la facultad de realizar esa suplencia”10.

Queda claro que el contenido de un acto de la voluntad humana:


5
IMA, p.1057.
6
Ibid.
7
Que tiene por objeto la declaración de un derecho.
8
IMA, p.1058.
9
Potestad, o también recientemente aceptado podestad, es un término jurídico que contiene un concepto
híbrido entre poder, derecho y deber. La potestad supone una derivación de la soberanía y coloca a su
titular en una posición de superioridad, lleva implícita una capacidad de fuerza.
10
IMA, p.1058.
5

“Triplicado por el objeto del consentimiento matrimonial no puede “«ser suplido», porque
si no existe tal acto, no existe nada, no hay nada que pueda ser “«completado». Dicho otro
modo, la causa proviene estrictamente del acto voluntario de la persona, y ni aquél es
divisible ni ésta estrictamente del acto voluntario de la persona, y ni aquél es divisible ni
ésta puede ser sustituida, por su irrepetibilidad. Por esta misma razón, cuando el acto de
consentimiento es nulo por insuficiente, nada ni nadie puede hacerlo válido y viceversa”11.

Finalmente, es importante aclarar que la especificación «ninguna potestad


humana» puede reemplazar el consentimiento:

“Hace referencia expresa a cualquier forma de organización del poder – derivado del
Derecho natural o positivo- que pueda establecer la sociedad: estamos ante un principio
asentado en la estructura óntica del ser humano, y que consiguientemente no puede ser
desplazado por ninguna otra forma de decisión, aunque tuviese todo el apoyo social o
gozase de toda la protección del Derecho positivo. Como es lógico, el legislador se incluye
a sí mismo –como legislador eclesiástico- y reconoce su propia limitación, si incompetencia
absoluta, para modificar el principio consensual que está mostrando” 12.

El segundo párrafo habla sobre la naturaleza y el contenido del acto de voluntad


en que consiste el consentimiento en sí. Expresamente el legislador afirma lo que estaba
contenido en el primer párrafo: que el consentimiento matrimonial consiste en el acto de
la voluntad. En el CIC 17 el objeto del consentimiento esta descrito como un «ius»
primordial «ad actos per se aptos» para la generación de la prole; el Código contando
con el enriquecimiento del magisterio – especialmente del Concilio Vaticano II- de la
jurisprudencia y doctrina canónicas, y otras ciencias humanas, ha optado por lo
siguiente:

a) Iniciar el tratamiento del matrimonio con un canon de nueva factura –


inexistente en el CIC 17- que lo describe en su globalidad subrayando la
dimensión personal de lo conyugable (c. 1055).
b) Adelantar el antiguo canon que definía el consentimiento (c. 1081) desde
el lugar que ocupaba en el Código del 17 – al inicio del capítulo sobre el
consentimiento, justo antes de comenzar los cánones referentes a los
posibles vicios y defectos de éste- al lugar donde se encuentra este c.
1057, entre los que tratan el matrimonio en general e inmediatamente
después de la descripción del matrimonio y de señalar sus propiedades
esenciales. Se resalta así no sólo la dimensión personal del acto del
consentimiento y de su objeto, sino también el lugar que ocupa como
pieza fundamental en el sistema matrimonial canónico. Por otro lado, la

11
IMA, p.1058.
12
Ibid., 1058-1059.
6

cercanía de los textos de los cc. 1055 y 1057 hace más evidente la
referencia intrínseca existente entre ellos.
c) Sustituir el término «partes» por la explícita mención de la mujer y el
varón, lo cual muestra de inmediato la relación del consentimiento y de
su objeto con la dimensión sexual (conyugable) de la persona humana
(vide introducción al tit. VIII).
d) Explicar el carácter mutuo del consentimiento por la expresión «se
entregan y aceptan mutuamente».
e) Manifestar la relación entre el consentimiento «la alianza» - en la que
entregan y aceptan-, el carácter irrevocable de ésta y el efecto propio:
«para constituir el matrimonio», con una referencia casi explicita al
contenido del § 1 del c. 1055.

6. El consentimiento como acto de la voluntad

Por su parte, el hecho de que el consentimiento sea un «acto de la voluntad»


señala:

a) Que es propio y exclusivo del sujeto personal – fundamento de la


imposibilidad de suplirlo-.
b) Que es un acto de la voluntad, es decir que sólo puede ser originado por
ella; que es esta potencia - y no por otra, como el entendimiento, aunque
su intervención resulte imprescindible –la que tiene la fuerza actual
definitiva.
c) Que es un acto: debe ser por tanto expresión concreta y cierta de una
decisión, algo nuevo y «original» nacido desde la persona: no basta un
«estado de voluntad», o un hábito, sino que la fuerza causativa debe
dirigirse concretamente al objeto del consentimiento, aquí y ahora; por
tanto no sería eficaz si fuese revocado antes de su emisión, lo cual
exigiría otra precisa voluntad de la persona.
d) Debe ser un acto de la voluntad con una plenitud proporcionada a su
objeto, como se desarrollará por la vía «negativa», en los cánones que
tratan acerca de la patología del consentimiento.
7

e) De ahí que el fundamento de esos cánones (cc. 1095-1103) esté anclado


de alguna manera – aunque no siempre de modo inmediato - en la misma
naturaleza del acto de consentir en el matrimonio.

7. El objeto del consentimiento

La frase novedosa de este parágrafo «(el acto de la voluntad) por el cual el


varón y la mujer se entregan y aceptan mutuamente en alianza irrevocable para
constituir el matrimonio», contiene una secuencia de hondo contenido antropológico y
jurídico.

1. Hay que destacar la coherencia interna del texto. En este sentido así
como el parágrafo primero se hablaba de «las partes» - y era suficiente
porque el texto codicial se estaba refiriendo al acto de la voluntad en
relación con la persona originante, y con la dimensión social regulada
por el Derecho-, aquí sin embargo se necesita especificar la modalización
sexuada de las partes, nombrar a las personas por su ser femenino o
masculino, pues se dice que «se entregan y aceptan mutuamente», y el
objeto de tal entrega es justamente su dimensión conyugable: en palabras
de Hervada, «varón y mujer (…) en las potencias naturales del sexo en
cuanto se relacionan con los fines del matrimonio».
2. Puede hacerse notar que la preposición por, referida al acto de la
voluntad matrimonial, muestra adecuadamente la eficacia causativa del
acto consensual y la exclusividad de esta eficacia: en efecto, sólo a través
del acto de la voluntad que constituye el consentimiento se entregan y
aceptan como esposos la mujer y el varón.
3. Hay que añadir que esta expresión «se entregan y aceptan mutuamente
(…) para constituir matrimonio» se encuentra todo el núcleo del objeto
consensual: el «término» del acto de voluntad. Aquí se revela la
intrínseca relación entre el consentimiento como acto de voluntad de las
partes, las partes mismas como sujetos, el objeto del acto – también
constituido por las partes-, y el efecto resultante: la continuidad entre el
in fieri el in facto esse del matrimonio.
4. Al hablar de «alianza (fodeus) irrevocable» se destaca la continuidad
entre el momento fundante y la relación que se funda: pues el término
8

«alianza»evoca el contenido de ambos, tanto el hecho de constituir la


alianza como la relación establecida por tal hecho. Por un lado «alianza»
se refiere al pacto y su origen consensual, pero no se puede identificar
con el «acto de voluntad», pues el propio sentido del texto los diferencia:
por el acto de voluntad «el varón y la mujer se entrega y aceptan
mutuamente en alianza». Por eso puede decirse que, por otro lado, la
«alianza» se refiere también al modo en que las voluntades se unen para
dar origen a la relación vincular. A la vez la palabra «alianza» evoca la
expresión del c. 1055, que comienza justamente hablando del
«matrimoniale foedus» (vide comentario al c. 1055).

8. La irrevocabilidad del consentimiento

El término «irrevocable» se refiere indudablemente al acto de la voluntad en que


consiste el consentimiento matrimonial, pero va más allá:

“En el texto se presenta directamente vinculado, como adjetivo, a la palabra «alianza».


Puede verse ahí que no sólo sería ineficaz la revocación de la voluntad consensual, sino que
no es revocable tampoco el modo de constituirse el matrimonio, que es precisamente en
alianza «como un solo principio»13.

9. El consentimiento en el contexto del sistema matrimonial canónico


Para terminar, podemos encuadrar este canon en el marco general del sistema
matrimonial, indicando sus principales relaciones con los cánones que de alguna manera
le afectan o son afectados por él. Respecto al intinerario de las partes hasta el
matrimonio, hay que considerar especialmente el derecho a contraer (cc. 219, 1058), la
naturaleza y efecto de los esponsales (c. 1062) y la preparación para el matrimonio y los
agentes implicados en ella (c. 1063). Respecto a las condiciones concretas para la
celebración del matrimonio, es necesario tener en cuenta la regulación acerca de los
impedimentos (cc. 1073, 1083-1094), y la necesidad dela forma (c. 1108). Por lo que
concierne más directamente al consentimiento en sí, conviene tener presente los cánones
correspondientes a su posible defecto y vicios (cc. 1095-1099; 1101-1103), la relación
entre voluntad matrimonial y conocimiento acerca de la nulidad del matrimonio que se
pretende contraer (c. 1100), la necesidad de manifestación adecuada de la voluntad
consensual y sus características (1104), y la posibilidad de utilización de intérprete (c.
1106). Por último, a partir de la celebración del matrimonio, hay que contemplar lo
13
IMA, p.1062.
9

referente a sus efectos (c. 1134), la presunción de perseverancia del consentimiento


(1107) y las posibles formas de convalidación (simple: cc. 1156-1159, y sanación en la
raíz: cc. 1161-1163.

9. Conclusión

“El canon 1057 al definir el consentimiento matrimonial dice que " El


consentimiento matrimonial es el acto de la voluntad por el cual el varón y la mujer se
entregan y aceptan mutuamente en alianza irrevocable para constituir el matrimonio", el
cual, es resultado de la actuación conjunta de las facultades superiores del hombre,
inteligencia y voluntad. Ese consentimiento debe ser un acto humano, producto de su
facultad de autodeterminación, que implica el que la persona haya actuado con el
dominio pleno de su entendimiento y de su voluntad, para que le sea imputable a ella
moral y jurídicamente. De afectar cualquiera de sus facultades, excluye la
autodeterminación y conduce a la existencia de un acto viciado.

En el § 1° se recalca que el consentimiento de las partes es esencial al


matrimonio, para que exista. Es necesario el consentimiento por parte de las dos
personas, si estos no son hábiles jurídicamente no se da autentico consentimiento, y
menos aún si son otros los que suplen ese consentimiento.

En el § 2 se define el consentimiento matrimonial como un acto de la voluntad,


que debe ser racional y libre, si fallan estos elementos no hay consentimiento. Este acto
de la voluntad sella ese compromiso entre un hombre y una mujer, para entregarse
mutuamente para la constitución del matrimonio”14.

14
EDUARDO EUSEBIO CÁZARES RANGEL, La exclusión del bonum fidei como causa de simulación
de consentimiento, Tesis para la Licenciatura en Derecho. Universidad Nacional autónoma de México
Facultad de derecho, México D. F. diciembre de 2004
14
IMA, p.1055.

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