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La mayoría de los países exige algún tipo de autorización para la caza y, en algunos
casos, la ley establece diversos tipos de licencias. No hay uniformidad por lo que respecta
a las categorías: algunas se basan en los distintos grados de la protección que se
concede a los animales de que se trate, o en los distintos tipos o tamaños de los
animales; asimismo, pueden existir diferentes licencias según el propósito de la caza (de
recreación, tradicional o de subsistencia), así como licencias para visitantes, distintas de
las de los residentes.
En Guinea se hace una distinción entre los «permisos de caza menor», que se requieren
para la caza recreativa y tradicional (arts. 81-84) y los «permisos de caza mayor», que
deben conseguirse para cazar animales parcialmente protegidos (arts. 85-88). En
Botswana se distingue entre las «licencias para aves», las «licencias para un único
animal», las «licencias para animales pequeños» y las «licencias especiales de caza»
(arts. 26-38), esta última pudiendo concederse a los ciudadanos que dependen
principalmente de la caza y la recolección de los productos de los veld para su
alimentación (art. 30). En Malawi se hace una distinción entre las «licencias para aves»
(art. 50) y las «licencias para animales de caza» (art. 51), si bien los visitantes deben
obtener una específica «licencia de visitante» ya sea para capturar aves o cazar animales
(art. 52), y las licencias de «caza» se refieren únicamente a la caza de especies
protegidas en zonas que se hallan bajo protección en condiciones determinadas (art. 54).
La mayoría de los países requiere asimismo algún tipo de permiso o licencia para llevar
armas de caza. Sin embargo, las reglas y condiciones para la expedición de ese tipo de
permiso raramente se hallan incluidas en la legislación relativa a la ordenación de la fauna
o a la caza, puesto que la posesión de ese tipo de permiso a menudo se considera un
requisito indispensable para el otorgamiento de las licencias de caza. En Guinea, por
ejemplo, se pide que los solicitantes de las licencias adjunten a la solicitud el permiso de
porte de armas (art. 77), y en Botswana los oficiales encargados de la concesión de
licencias están autorizados a pedir al solicitante pruebas de la posesión de certificados o
permisos de porte de armas antes de conceder una licencia (art. 31(2)).
A veces el comercio de animales salvajes, capturados con o sin permiso, está prohibido,
como sucede en Italia por lo que respecta a la caza mayor, o requiere una autorización
separada, como en Botswana (art. 39(1)(c)) y en Guinea (arts. 89-98), donde hay además
una ulterior distinción por lo que concierne a la captura de aves vivas (licencia
de oisellerie).
Cuando se requiere un seguro para cubrir los daños que pueden ocasionar los
cazadores, la ley puede exigir que se consiga en el momento de presentar la solicitud o
de conceder una licencia específica. Son ejemplo de ello la ley de Guinea, que requiere
que los solicitantes de algunos permisos de caza demuestren que han obtenido el seguro
por conducto del Director de bosques y fauna (art. 78), así como la ley italiana de 1992
(art. 12(8)). En Guinea también los guías de caza deben estar cubiertos por un seguro
específico contra los daños que pueden causar sus clientes a terceros durante la caza
(arts. 110-120).
Por último, casi en todas partes y en cualquier sector las licencias representan una fuente
de ingresos ya que normalmente se cobran derechos cuando se expiden o renuevan. A
menudo se cobran derechos más altos a los extranjeros por los safaris fotográficos o de
caza. Además, con frecuencia hay que pagar una entrada para la admisión a las áreas
protegidas.
En Burkina Faso, tanto la cría como la reproducción de los animales están sujetas a una
autorización. El reproductor o la administración encargada de la fauna deben vigilar las
poblaciones de animales dentro de las explotaciones (ranches) con miras a un manejo
racional de las capturas. Las zonas utilizadas para la reproducción de los animales
silvestres en cautiverio o semicautiverio deben cercarse. Los animales no son objeto de
las restricciones establecidas para la caza y son considerados propiedad del reproductor.
En cuanto a las especies que se hallan bajo protección total, su captura y venta están
subordinadas a condiciones específicas que deben indicarse en disposiciones
reglamentarias (arts. 142-152).
En el Camerún se necesita una licencia tanto para criar los animales en fincas, es decir en
áreas protegidas sometidas a ordenación con la finalidad de la repoblación y el posible
aprovechamiento para alimentos u otros fines (art. 2(11)), como para la explotación de
animales capturados del medio silvestre y colocados en un área controlada con fines
comerciales (arts. 2(12) y 53).
La ley de Albania requiere una autorización para la reproducción de los animales salvajes
ya sea en tierra pública o privada. Además, se debe proporcionar el 10 por ciento de la
producción anual de animales para repoblar las zonas forestales, sin recibir
compensación (art. 15).
Siempre y cuando esas necesidades se aborden en modo adecuado, sería útil que los
marcos jurídicos fueran más favorables en general a las iniciativas privadas o
comunitarias referentes a la cría y la reproducción de animales salvajes, evitando
prohibiciones innecesarias. Quizá deban establecerse exenciones apropiadas para los
animales procedentes de la cría y la reproducción, ya que someterlos a las mismas reglas
aplicadas a los que se encuentran en estado salvaje resultaría fácilmente en un freno. La
ley también podría prever incentivos para la utilización de las tierras del Estado a estos
fines, así como incentivos financieros y de otro tipo. La ley de Burkina Faso presenta uno
de los raros ejemplos de disposiciones favorables, pues exime los animales procedentes
de la cría y reproducción de las restricciones establecidas para la caza y los convierte en
propiedad del reproductor. Disposiciones análogas se hallan también en Botswana.
fauna silvestre:
7. ¿Qué sanción puede ser aplicada a aquella persona que no cuente con
licencia al momento de practicar la caza deportiva?
Se podrá sancionar con el equivalente de 20 a 5000 veces de salario mínimo a
quien realice actividades de aprovechamiento que impliquen dar muerte a
ejemplares de la vida silvestre, sin la autorización correspondiente o en
contravención a los términos en que ésta hubiera sido otorgada.