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Estrategias y Tecnicas de Estudio Efip R PDF
Estrategias y Tecnicas de Estudio Efip R PDF
Autores
Lic. Armeloni, Hernán
Lic. Kaplan, Damián
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Índice
Introducción........................................................................................................................................ 3
Encontrando aliados.................................................................................................................... 9
De memoria ............................................................................................................................... 19
Durante ..................................................................................................................................... 22
Después ..................................................................................................................................... 23
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Introducción
Para comenzar, será necesario tomar conciencia de que las acciones no sólo revelan la
forma de ser de las personas, sino que funcionan como grandes agentes de cambio y
desarrollo. Aprender a aprender es el gran desafío. Las situaciones nuevas suelen provocar
confusión, y ésta puede ser una buena señal. Significa que el alumno está preparado para
adquirir nuevos conocimientos. Para ello será crucial el modo en que éste pueda atravesar
el territorio de la confusión.
La motivación y el empeño que ponga al servicio de sus estudios serán necesarios, pero no
suficientes para alcanzar el éxito.
El leñador tenaz
Había una vez un leñador que se presentó a trabajar en una maderera. El sueldo
era bueno y las condiciones de trabajo mejores aún, así que el leñador se propuso
hacer un buen papel. El primer día se presentó al capataz, que le dio un hacha y le
asignó una zona del bosque. El hombre, entusiasmado, salió al bosque a talar. En
un solo día cortó dieciocho árboles.
-Te felicito -le dijo el capataz- Sigue así.
Animado por las palabras del capataz, el leñador se decidió a mejorar su propio
trabajo al día siguiente. Así que esa noche se acostó bien temprano.
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A la mañana siguiente, se levantó antes que nadie y se fue al bosque. A pesar de
todo su empeño, no consiguió cortar más de quince árboles. «Debo estar cansado»,
pensó. Y decidió acostarse con la puesta de sol. Al amanecer, se levantó decidido a
batir su marca de dieciocho árboles. Sin embargo, ese día no llegó ni a la mitad. Al
día siguiente fueron siete, luego cinco, y el último día estuvo toda la tarde tratando
de talar su segundo árbol. Inquieto por lo que diría el capataz, el leñador fue a
contarle lo que le estaba pasando y a jurarle y perjurarle que se estaba esforzando
hasta los límites del desfallecimiento.
El capataz le preguntó: -¿Cuándo afilaste tu hacha por última vez?
-¿Afilar? ¡No he tenido tiempo para afilar! he estado demasiado ocupado talando
árboles.
Como puede apreciarse, para que logres los mejores resultados de tu dedicación al
estudio para la instancia de EFIP, será necesario que puedas dedicar un tiempo para
preparar y revisar lo que estás haciendo. Hay muchos procesos que requieren de mejoras
y la excusa más empleada suele ser “no tengo tiempo”, y puede ser cierto, en la medida
en que quizás no estés utilizando las técnicas y estrategias necesarias para optimizarlo.
Constantemente se toman decisiones y se eligen caminos. Aunque no se seas consciente
de ello, todo el mundo realiza analogías, comparaciones y construye esquemas mentales
para operar sobre la realidad.
El objetivo del presente instructivo es esclarecer cuáles son esos hábitos y esas
herramientas que le permitirán al alumno que deba rendir tu examen EFIP, no sólo
alcanzar los objetivos académicos, sino además focalizar y optimizar la energía y el tiempo
invertido en el estudio.
Este colaborativo está dirigido a aquellos estudiantes que deseen adquirir hábitos de
estudio correctos o que habiendo obtenido buenos resultados desean potenciarlos aún
más, maximizando los resultados de la instancia EFIP 1 y 2.
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En el examen EFIP 1 y 2 se busca que seas capaz de:
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Optimizando el desempeño en el estudio
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El modo en que se articulan, en cada una de las materias, el programa con la
bibliografía. Incluso apuntar qué bibliografía remite a cada punto del programa, será
un excelente modo de comenzar el estudio de un modo claro y preciso.
Haciendo tiempo
Las personas conviven consigo mismas cantidad de horas, nadie puede saber mejor que
cada uno cuánto y cuándo le es posible estudiar, siempre y cuando logre sincerarse y
hacer una lectura realista de su situación. Registrar, más allá de cualquier pauta estándar,
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los propios ritmos, los momentos en los que le es posible concentrarse como para
sentarse a estudiar, será crucial a la hora de fijar los horarios en la agenda. Al establecer
los horarios, los objetivos deberán ser claros y específicos (Ej. “estudiar del capítulo 1 al 3)
mantiene el interés del alumno a lo largo del estudio. Aplicar en los mismos las técnicas
activas de estudio como notas al margen, esquemas, resúmenes, permite reconocer el
grado de avance que se ha logrado. Ello será clave para un correcto uso del tiempo.
En general, los estudios indican que por cada hora de estudio deberían tomarse al menos
unos minutos de descanso para luego volver al estudio.
Resulta más difícil concentrarse al inicio, cuando comienza el estudio. La curva de la
concentración durante los primeros minutos es baja, pero paulatinamente va llegando a
su grado máximo, para finalmente decaer a causa de la fatiga. Recompensa tu
concentración en el estudio otorgándote un premio durante los descansos. Diseña
actitudes para combatir a los distractores internos o externos que disminuyen tu grado de
atención y te alejan del estudio.
Hay dos situaciones en las que difícilmente se pueda encontrar el estado óptimo para
abocarse al estudio. La primera es fácilmente reconocible por la frase: “no sé que no sé”.
Estos son los casos en los que alguien cree saber y estar absolutamente listo para
presentarse a rendir, cuando en realidad no ha confrontado esa idea con ejercicios ni
prácticas. El polo opuesto estaría dado por el “no sé que sé” y son las situaciones en las
que la ansiedad por saberlo todo termina bloqueando la posibilidad de alcanzar una
comprensión de algo (sea un tema, un tipo de ejercicio, etc.).
El estado óptimo es el del actor antes de salir a escena, cierta activación corporal que
funciona como motor para ponerse en marcha.
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intento. El alumno podrá preguntarse: “¿Sé cuál es mi sitio? ¿Cuáles son las condiciones
que necesito para hacer que ese tiempo dedicado sea lo más provechoso posible? ¿La
temperatura, la ventilación y el ruido de éste lugar favorecen mi desempeño en el
estudio?”
Otras condiciones relevantes a tener en cuenta que no son específicas del espacio, pero
estarán íntimamente relacionadas, tienen que ver con el uso del celular y las redes
sociales. Las constantes interrupciones de esos u otros factores funcionan como
distractores poderosos que pueden disminuir considerablemente el rendimiento del
estudio.
Encontrando aliados
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Las técnicas específicas de estudio
De lectura.
De síntesis y relación.
De redacción y elaboración.
De memoria.
De ejercitación y resolución de problemas.
De dicción y oralidad.
Es necesario tener en cuenta que cada técnica tiene características particulares y sirve
para diferentes objetivos. De un modo gráfico se entiende que así como es posible clavar
un clavo con un destornillador, es claro que utilizar un martillo es infinitamente más fácil,
rápido y útil. En lo referente a las técnicas de estudio ocurre lo mismo, sólo que muchas
veces no se suele tener muy en claro qué se entiende por “comprender”, “analizar”,
“hacer una síntesis” o una “aplicación”. A continuación se detalla brevemente, para poder
reconocer luego con mayor facilidad qué herramienta (técnica de estudio) será la óptima
para abordar cada una de esas tareas.
Comprensión: Tener una idea clara sobre algo. Eso significa que se ha podido distinguir el
principio más general del que se ha extraído el ejemplo específico. Definición operativa:
“Alguien comprende algo cuando es capaz de explicarlo de un modo simple”.
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Síntesis: La unión de una serie de partes y elementos con el fin de formar un todo con
sentido. Ello requiere un previo análisis del cual podrá extraerse un modelo o una
estructura que resuma lo esencial del material de estudio.
Técnicas de lectura
La lectura con fines de aprendizaje tiene características que la diferencian de aquella que
se realiza por entretenimiento. El primer error en el que incurre una gran mayoría de
alumnos, es comenzar a leer de principio a fin sin tener en claro cómo está organizado el
texto ni el modo en que será conveniente leerlo.
Más allá del placer que se pueda encontrar en algunos textos de la bibliografía de cada
materia, lo cierto es que, al leer con fines de aprendizaje, se busca algo en ese texto. Ese
algo por el que el docente lo ha elegido. La primer tarea será entonces hallar las pistas
que con mayor velocidad y eficacia lleven a comprender el material. Necesitamos claves
para ir construyendo un mapa que nos guíe por el territorio del texto.
Algunos autores se refieren a éste paso previo como pre-lectura. Esta será fundamental
para no vernos inundados o perdidos en el texto.
Cabe aclarar aquí que nos referimos a la lectura de la bibliografía correspondiente a cada
una de las materias que componen el EFIP. Leer de resúmenes, conlleva el gran riesgo de
que hayan quedado desactualizados, que se hayan dejado por fuera elementos
fundamentales e incluso que impidan al alumno hacerse una idea acabada del tema.
Primer paso
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Formulación de preguntas. No es necesario que el alumno las escriba, sino simplemente
que se detenga un instante a pensar, por ejemplo: “¿Para qué leo este texto? ¿Por su
contenido? ¿Para comprender a un autor, a un tema? ¿Para memorizar leyes? ¿Para
entender procesos? ¿Para detectar momentos históricos?”. Responder a preguntas como
estas le darán la primer información acerca de qué estás buscando y qué técnica sería
conveniente poner en práctica.
Segundo paso
El índice nos indica no sólo las páginas sino el modo en que está estructurado el texto.
Luego, en la lectura párrafo a párrafo serán cruciales las notas al margen.
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De análisis, relación y síntesis
Se detallan aquí algunas de las técnicas más efectivas a la hora de realizar un estudio
activo, más elaborado y personal, que evita la mera memorización. Aunque son técnicas
de algún modo independientes entre sí, el esquema que presentamos, es una
continuación de la lectura del material y las notas al margen.
Notas al margen
A medida que se avanza en la lectura párrafo a párrafo, hacer breves notas sobre el
margen, permite reconocer y sintetizar rápidamente qué elementos se encuentran en los
mismos, sean estos: ideas principales, características, elementos, definiciones, ejemplos,
etc.
Es una técnica básica y muy importante, ya que facilita la comprensión de la estructura y
los contenidos del texto, a la vez que habilita a realizar correctamente muchas de las
otras técnicas, como el subrayado, el esquema conceptual y el resumen.
Subrayado
Aunque la definición es muy simple: “Destacar las palabras, frases o datos fundamentales
de un texto”, el verdadero secreto está en poder hacerlo de modo correcto. Es por eso
que se propone subrayar luego de que se ha detectado de qué va el párrafo o fragmento a
trabajar, y NO antes. Lo que permite reconocer más fácilmente qué se debe subrayar,
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evitando los tan conocidos textos de colores, donde se ha marcado tantas veces y con
tantos colores que finalmente no es posible distinguir a simple vista cuáles son las ideas
principales.
Por ejemplo, si en la nota al margen dice “clasificación”, probablemente sea necesario que
marcar aquellas palabras que indican los tipos comprendidos en ella. Así como si dice
“Ejemplos”, quizá sea posible marcar aquella frase que logra evocarnos lo que sea
necesario retener del mismo.
La forma clásica implica subrayar de modo que al leer sólo lo subrayado puedas
comprender lo que quiere decir el párrafo. Sin embargo si el alumno ha tomado notas al
margen, con sólo rescatar las palabras clave o alguna frase fundamental, será más que
suficiente a la hora de armar un buen resumen o esquema conceptual. Quizá esta imagen
sirva de ejemplo:
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Resumen clásico
Permite dar una visión de conjunto del tema, reconstruyendo su estructura, habiendo
analizado y seleccionado previamente los contenidos fundamentales del mismo. Resumir
es condensar un texto, de forma que no falte ninguna de las ideas importantes del mismo
y se mantenga la estructura argumentativa. Las ideas deben expresarse de forma breve,
pero sin perder la claridad expositiva, manteniendo un orden de relación entre sí.
El mapa conceptual o esquema es una técnica sencilla y clara que pretende dar cuenta,
con un solo golpe de vista, de la visión de conjunto y estructura del tema. Favoreciendo la
comprensión y el recuerdo.
Al igual que el resumen, se construye a partir de las notas al margen (estructura) y el
subrayado (contenido), organizando esos mismos datos de forma gráfica, haciendo más
visibles esos lazos lógicos de dependencia.
Pueden encontrarse una cantidad de programas tanto pagos como de software libre
diseñados específicamente para construirlos. En varios de ellos el alumno tendrá la
posibilidad de agregar imágenes, colores u otra información.
-Cuadro sinóptico: es una variante del esquema que se utiliza cuando existen datos muy
concretos como fechas, nombres, cantidades y cuando un texto habla de los mismos
elementos pero en distintas contextualizaciones. La ventaja que presenta es que es más
gráfico y con él funciona mejor la memoria visual.
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-Mapa conceptual: un esquema visual que tiene una estructura donde se organizan las
relaciones significativas entre conceptos.
Esta
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El alumno tendrá así la posibilidad de aplicar las leyes visuales de las imágenes, como el
color, la composición, los planos, la repetición, la profundidad, el volumen, la posición, la
recurrencia, etc. para estimular el “aprendizaje significativo” y la creatividad.
De redacción y elaboración
Nadie puede saber lo que otro piensa hasta que éste lo expresa. Por otro lado, esto no es
algo que se dé automáticamente, de hecho no es fácil conseguir el equilibrio entre tener
una idea en mente y su expresión en palabras. El proceso de selección y elaboración de las
palabras que reflejen con mayor precisión las ideas, es un ejercicio que será sumamente
necesario para el desempeño de todo profesional, más allá de las características de cada
disciplina.
Teniendo en cuenta que la modalidad de examen en muchos casos será a desarrollar, esto
implica no sólo estudiar el material, sino además hacer la prueba, desarrollarlo por
escrito. Si a nadar se aprende nadando, a escribir se aprende escribiendo.
Se espera que el alumno haya adquirido y pueda manejarse con el vocabulario técnico
adecuado. Desarrollar un tema “con mis palabras” puede ser válido hasta cierto punto,
pero parte de la construcción del conocimiento implica justamente reconocer esa
información que proviene de una cantidad de fuentes externas a cada uno. La propuesta
será entonces aprender cómo desarrollar y fundamentar las respuestas.
Citas textuales
Un primer modo de demostrar los conocimientos adquiridos será citando las fuentes –que
hemos extraído de la bibliografía correspondiente a cada materia-. La cita textual es
aquella que se toma directamente de un texto, transcribiendo literalmente lo encontrado
en otra fuente en el trabajo que se presenta. Ésta debe ir entre comillas y se debe
mencionar al autor y el año.
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Las citas de referencia o paráfrasis son aquellas que se incluyen cuando el estudiante está
redactando un párrafo tomando ideas de otro autor o autores, pero expresando estas
ideas en sus propias palabras. Aquí no es correcto el uso de comillas, pero sí la mención al
autor y año. Cabe destacar que es posible que al desarrollar la respuesta el alumno pueda
no recordar el año, sin embargo, la posibilidad de hacer mención a la las fuentes será un
aspecto clave para lograr respuestas bien fundamentadas.
Fundamentación
Fundamentar es hacer firme algo, asegurar, es colocar los cimientos sobre los que se
montará el edificio de argumentos que se expresan al respecto de algún tema.
Esos cimientos provienen de la bibliografía propuesta por cada materia que se incluya en
el EFIP.
En relación a este punto se podrá observar la efectividad de utilizar las técnicas anteriores
(palabras clave, resúmenes o cuadros), ya que sólo teniendo una clara idea del material
(autores, temas, períodos históricos, leyes, decretos, etc.) es que podremos organizar
nuestra producción de modo coherente y pertinente.
Elaborar a partir de palabras clave o esquemas, siguiendo el proceso contrario de análisis-
síntesis. Se trata de intentar preguntarse y responderse a sí mismo sobre el contenido del
tema en base al esquema sintetizado. Es decir, si anteriormente se ha de analizar un texto
y sintetizarlo en un esquema; ahora se pretende poner por escrito dicho tema a partir del
esquema sintetizado.
Puede ocurrir que una palabra no provoque las asociaciones con el tema que esperado.
Esto significa que dicha palabra no ha sido bien elegida o que el tema no ha sido
comprendido. Ello obligará a cambiar la palabra o a volver a estudiar el tema en la parte
donde no se ha captado debidamente.
En general, podría decirse que hay dos tipos de consignas:
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Primero e imprescindible, LEER ATENTAMENTE LA CONSIGNA, asegurarse de
comprender con claridad qué se está pidiendo. Este punto parece ridículo, pero es una
de las causas principales de errores y desaciertos.
Respetar cierta estructura, como: Introducción, Desarrollo y Conclusiones.
Usar vocabulario técnico o conceptos específicos.
No ser redundante.
Claridad, pertinencia y adecuación de la estructura (ten en cuenta ejercicios que
pudieren haber de práctica). Es necesaria la presencia de datos que demuestren el
manejo de la bibliografía, expresados en argumentos coherentes.
De memoria
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De ejercitación y casos prácticos
Los “casos prácticos” son una parte esencial a la hora de poner en práctica (aplicar) los
conocimientos que has adquirido a lo largo del cursado. Para ello puede ser necesario que
revises las técnicas de redacción y elaboración. Sin embargo, hay ciertas especificidades
relacionadas a “ejercicios o casos prácticos” que es conveniente tener en cuenta y pueden
marcar la diferencia:
Como primera medida, el estudio en éste caso implica precisión, orden, claridad,
método y conocimiento de los contenidos anteriores (más básicos o teóricos) en
los que se apoya.
Leer con atención la parte teórica en que se fundamenta el ejercicio o problema a
resolver hasta comprender la situación descrita. De este modo, la resolución de
problemas refuerza y consolida el aprendizaje de la teoría.
Reflexionar sobre cada uno de los términos. Intentar apreciar en su justo valor
cada dato en sí mismo y su relación con los demás.
Establecer conexiones entre los principios teóricos, lo que se pide en el problema y
lo que se ofrece como datos de los que dispones.
Plantear de manera ordenada los pasos a seguir para obtener los resultados que se
piden y comenzar a efectuar las operaciones con claridad, orden y precisión.
“Explicar a otro es a veces el mejor modo de entender uno”. Explicarse a sí mismo
de forma clara y comprensible cuanto se ha hecho, cómo se ha hecho y por qué ha
realizado cada operación.
Escribir con toda claridad la solución, tratando de hacer bien patente que es la
consecuencia lógica de la adecuada interpretación de los datos que se daban en el
planteamiento.
Se debe recordar que “la práctica hace al maestro”. No basta con realizar 1 sólo ejercicio 1
sola vez. La reiteración y variación de los casos o ejercicios le permitirán al alumno llegar
con mayor confianza en las habilidades que ha adquirido para resolverlos y dar cuenta de
ellos de modo correcto.
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Tips a la hora de rendir el examen
• Un alumno que cree poder “preparar” un examen unos días antes, es como un sujeto
que intentar prepararse físicamente para una maratón unos días antes. Si para casos
excepcionales es posible, sin duda para ninguno es recomendable. Por ello se hace
hincapié en la conveniencia de llevar al día la planificación desde el primer día, generando
hábitos de estudio y utilizando las técnicas de estudio.
• Prestar especial atención al repaso. En esta etapa se debe poder generar totalidades
con sentido, es decir, abandonar la búsqueda de nuevos detalles y concentrarse en
asentar los conocimientos ya generados a través de las técnicas. Lo mismo con los
ejercicios. Estudiar con anterioridad al examen y repasar para prepararlo. El repaso al día
siguiente de haber estudiado es muy eficaz.
• Repasar todo el material que haya podido producir sobre el tema. Al reunir todos esos
elementos se obtendrá una visión de conjunto que aumentará el nivel de comprensión.
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• El día del examen es recomendable llegar con un buen tiempo de anterioridad a la
facultad para familiarizarse con el lugar y encontrar el aula. Estar corriendo a último
momento por cualquier inconveniente o buscando el aula adecuada, sólo hará que
aumente la ansiedad innecesariamente.
Durante
• Examen escrito
- Leer las preguntas, prestando atención a lo que se pide, detenerse en las palabras clave
de la consigna: comparar, desarrollar, clasificar, definir, justificar, relacionar, etc.
- Distribuir el tiempo de que se dispone entre las preguntas y reservar unos minutos para
revisar el examen una vez terminado.
- Antes de comenzar a redactar es conveniente realizar un esquema de la respuesta, así
evitarás que se te olviden ideas y sabrás en cada momento el tiempo que te resta por
completar la misma.
- Comenzar a responder, si es posible, por la pregunta que mejor sepa el alumno le
permitirá avanzar con confianza.
- Si se dispone de poco tiempo para responder a una pregunta, lo último que debe hacerse
es dejarla en blanco. Es conveniente hacer un esquema, bosquejo o resumen para indicar
al profesor que se conoce la respuesta.
- Evitar caer en dos errores frecuentes: contestar telegráficamente o comenzar a divagar
en un punto y olvidarse de los demás.
- Si la mente se queda en blanco, uno no debe preocuparse. Relajarse, probar respirando
hondo y concentrándose puede bastar. Sino simplemente se debe continuar con las
siguientes consignas o ejercicios. Al poner la mente en tarea nuevamente, es posible que
esa información vuelva sola.
- Dejar espacio en blanco entre preguntas y entre los párrafos más importantes, hará
posible volver sobre ellos y anotar lo que quedó inconcluso.
- Procurar que la presentación del examen sea aceptable y que el texto esté escrito con
letra legible.
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• Examen oral
-Para algunos, es ésta una instancia que implica atravesar cierto estado de nervios. Esto
suele ocurrir sobre todo al inicio del examen. Para pasar este primer momento del mejor
modo posible se puede intentar:
-Tener preparado un tema, si fuese posible. Esto permitirá al alumno arrancar con
confianza para luego pasar a las preguntas. Transcurridos esos primeros momentos es
esperable que disminuya el nivel de ansiedad.
-Si el docente comienza preguntando, es posible reformular la pregunta para asegurase de
que se ha comprendido bien la consigna. Luego responder –con pertinencia- pero
brevemente, para pasar a desarrollarla, con ejemplos, etc. si fuese pertinente. Finalmente
algunos docentes y en algunas carreras, se valora que el futuro profesional pueda
posicionarse críticamente frente a lo que está respondiendo. Esto NO significa
simplemente dar una opinión sino tomar los autores y materiales trabajados para, a partir
de allí, acordar, diferir o elaborar una postura personal en relación al tema.
Después
El examen es una instancia más del proceso de aprendizaje y es de gran importancia la actitud que
el alumno tome en relación al resultado del mismo. En caso de no haber aprobado, tanto echarse
toda la culpa a sí mismo como desligarse de toda responsabilidad, son caminos que no llevan a un
verdadero enriquecimiento. Revisar los contenidos, las respuestas y los motivos por los que esto
ha ocurrido es una habilidad que le permitirá una reflexión crítica y la apertura a nuevas
posibilidades.
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Bibliografía
Torroella, G. G. (1984). Cómo estudiar con eficiencia. Cuba: Editorial de ciencias sociales.
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