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LECTURA

MINERÍA Y DESARROLLO: UN NUEVO PARADIGMA

Las teorías tradicionales del desarrollo económico suelen ofrecer una perspectiva crítica de la
actividad minera. De acuerdo con estas visiones la minería no representaría aportes significativos
al proceso de desarrollo de un país, e incluso podría ir en detrimento de la expansión de otros
sectores de la economía.

Esta percepción negativa sobre la minería ha sido cuestionada en los últimos años con el
surgimiento de un paradigma alternativo, que parte de la revisión de la experiencia de países que
han logrado un sólido desarrollo de su minería y al mismo tiempo han alcanzado adecuados
niveles de crecimiento económico. El paradigma alternativo sugiere que no hay motivos para
afirmar que la actividad minera en sí misma sea favorable o desfavorable para el desarrollo, y que
su impacto final en el crecimiento económico depende de otros aspectos del país que se esté
evaluando, como la calidad de sus instituciones, la idoneidad de su política macroeconómica, y las
políticas que adopte en cuanto a la formación de capital humano y el desarrollo tecnológico.

El paradigma que propone que la minería puede tener un impacto positivo sobre el desarrollo, si
se acompaña de las políticas adecuadas, ha generado un inusitado interés en la medida en que ha
surgido en medio de dos circunstancias muy especiales. Por un lado, desde 2002 se ha registrado
un auge global de las materias primas, o commodities, que ha significado que los precios
internacionales de varios metales hayan crecido más del doble en ese lapso. Es importante
destacar que este auge ha durado más que el promedio de las bonanzas de commodities que se
han registrado en décadas pasadas, y que además es probable que se mantenga algunos años más
gracias a la expansión sostenida de China y a las perspectivas de crecimiento de la India.

La segunda circunstancia actual que resulta relevante para este análisis es resultado de la anterior
y consiste en que en los últimos años las compañías mineras internacionales han multiplicado sus
inversiones en exploración y explotación alrededor del mundo. En efecto, algunos estimativos
señalan que el gasto global en la exploración de minerales no ferrosos ha aumentado de 1.900
millones de dólares en 2002 a 5.000 millones de dólares en 2005. 1 Lo que hace más relevante
este auge internacional de la minería es que América Latina ha tenido un papel preponderante en
medio del dinamismo de los procesos de exploración, hasta el punto que de acuerdo con algunos
análisis figura como la región minera de mayor crecimiento en el mundo.

De esta manera, estamos ante una situación inédita: en medio del mayor auge internacional que
han tenido los productos mineros en mucho tiempo, ha surgido un nuevo paradigma que identifica
las condiciones que permitirían convertir la minería en un acicate del desarrollo económico. La
discusión y el análisis de estas nuevas ideas adquieren mayor importancia para economías como
las latinoamericanas, que se han beneficiado de los mayores precios internacionales y que tienen
la opción de aumentar su producción mineras gracias a la creciente actividad exploradora en la
región.

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