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LA DANZA EN EL RENACIMIENTO

Afines del siglo XII se produce una revitalización económica en toda Europa.
Surgen nuevas ciudades y renacen las antiguas.
Aparece una nueva clase social, la burguesía, cuyo racionalismo económico se
anticipa a la evolución capitalista de Occidente y que en Italia alcanza su madurez
en el siglo XV. Se impone una nueva concepción del mundo de cariz naturalista y
científico, la cual compren del interés por la individualidad, la investigación de las
leyes naturales, la fidelidad a la naturaleza en el arte, etc. La rígida ortodoxia de la
Iglesia empieza a perder su absoluta autoridad, al tiempo que nace un interés
intelectual por la antigüedad clásica.
El público del arte del Renacimiento está compuesto por la burguesía ciudadana y
la sociedad de las cortes principescas. Ambas se influenciarán recíprocamente.
En las cortes de estos príncipes se desarrolló una sociedad de salón
esencialmente intelectual, precedente de los salones literarios de los siglos XVII y
XVIII.
El cariz científico que predominó en los estudios renacentistas produjo un
reencuentro con la representación plástica del movimiento del cuerpo humano,
perdido desde la Antigüedad.

LA DANZA EN EL ARTE DEL RENACIMIENTO ITALIANO


Es imprescindible destacar la gran importancia de Lorenzo de Médicis concedida a
estas disciplinas. El mundo grecorromano era consciente de que los
conocimientos de anatomía son necesarios para obtener un mínimo de elocuencia
expresiva. Durante la Edad Media, bajo el severo control de la Iglesia, la anatomía
perdió interés y la figura humana estereotipada fue representada de forma
esquemática e idealizada. En el Renacimiento se sientan las bases modernas de
la anatomía. La gran figura es Andreas Veselius (1514 1564), cuya obra se basa
en la observación directa del cuerpo humano. Así mismo, la mayoría de artistas
del Renacimiento realizaron sus propias investigaciones, para acercar cada día
más la figura humana a la representación plástica (a Leonardo se le atribuyen los
primeros estudios de anatomía comparada entre los animales y el hombre).
En lo referente a la proporción, cuya finalidad esencial es la de producir armonía,
cabe remarcar que debido al gran número de tratados parecidos cada artista
escogió su propio sistema o el que más le convenciera.
Por último, el movimiento, por el que existió también una notable preocupación. El
platonismo florentino, encabezado por Marsilio Ficino, contribuyó a dar importancia
a la representación del movimiento en la figura humana. Su filosofía cree que toda
forma visible es viva, animada, dotada de movimiento, y el principio de este
movimiento es el alma misma. Dicho en otras palabras, el movimiento sería el
lenguaje del alma. Ficino hace elogios de la danza, sobre todo de las danzas
violentas, dionisíacas. En realidad, esta filosofía, es un reflejo del interés de los
artistas toscanos del momento por reproducir el ritmo vital en sus composiciones.
Si se han comentado someramente estos tres aspectos es porque es fácil
suponer, sobre todo para los que están relacionados con la danza, que los artistas
estaban predispuestos favorablemente a representar el movimiento de sus figuras
con un cierto aire coreográfico. Naturalmente, pueden distinguirse varios niveles.
Las figuras de Pollaiolo y Signorelli, por ejemplo, dan la sensación de querer
reflejar la instantaneidad y fugacidad de un movimiento vigoroso y expresivo. Por
otro lado, Botticelli representa figuras que se mueven siguiendo cadencias más
suaves.
En los últimos tiempos, el llamado "arte total" es el objetivo de gran cantidad de
autores. El norteamericano AI win Nicolais, por ejemplo, a quien se debe una
profunda renovación del ballet contemporáneo, intenta unir pintura, escultura,
música y danza. Un poco antes, Eisenstein habló apasionadamente del cine como
compendio de todas las artes. En la mente de todos está el gran promotor Sergei
Diaghilev, que a principios de siglo coordinó a los más interesantes artistas de
vanguardia de diversas disciplinas, pero el precedente esencial está precisamente
en el Renacimiento, cuando gran número de pintores, como Piero di Cosimo o
Botticelli, tomaron parte activa en la organización y decoración de fiestas y
mascaradas.
El período renacentista, como podremos constatar más adelante con el "ballet de
cour", ha supuesto prácticamente el inicio del arte moderno, ya sea por crear una
tradición o por reaccionar contra ésta. Y no sólo en el campo artístico.

RELACIÓN DE DANZAS RENACENTISTAS


La danza en el Quattrocento requerirá no sólo el conocimiento de su ritmo sino
también el de sus pasos, es decir, se habrá convertido en una danza culta. En las
pequeñas cortes Visconti, Sforza, Médici y también en las cortes papales se
organizan festines, banquetes, giras campestres, mascaradas, cabalgatas, bailes
y conciertos.
Para el estudioso actual, acostumbrado a otro sistema de cosas, es difícil
comprender el sentimiento primordial del Renacimiento: la unidad. Todo es uno, el
arte necesita de la matemática para crear la ilusión que supone la perspectiva, con
la que se llega a la consecución de la belleza, es decir, de la verdad, porque lo
bello es lo verdadero y la belleza física sinónimo de la espiritual. Un hombre como
Alberti era arquitecto, pintor, escultor, poeta, músico... En este contexto no debe
extrañarnos, pues, que las lecciones de danza se compusiera de: equilibrio, física,
geometría, moral, civismo y honestidad. La enseñanza de los nobles utilizaba de la
equitación, la esgrima y la danza para desarrollar las cualidades entonces
consideradas más sobresalientes: la fuerza, la gracia y la destreza.
Será en este ambiente donde aparecerá por primera vez el profesionalismo, con
los danzarines de oficio y los maestros de, llegando incluso a ser embajador de su
señor en otras cortes.
El gran maestro del Quattrocento es Domenico de Piacenza. De él se conserva el
manuscrito del primer tratado de danza: "Arte de danzar y de dirigir las danzas".
También deberíamos recordar a dos de sus alumnos, Guglielmo Ebreo y Antonio
Comazzano. En gran medida, estos maestros son los primeros en mejorar y
codificar la técnica de la danza.
En los festines, que eran inacabables, aparecieron los intermezzi (entremeses), en
los que la música y la danza jugaban un importante papel. En el siglo XV los
intermezzi adquieren una gran fastuosidad y una de las danzas más corrientes era
la llamada "danza de la espadas", conocida también con el nombre de "moresca".
Junto a ella, estaba la denominada "brando", donde se intercalaban acciones de
pantomima. En Francia se la llamaba "branles", y en España simplemente "bran".

Danzas de parejas sueltas


Pavana: Danza de ritmo binario y pausado. Se le atribuye origen español, aunque
también podría ser de Padua (padoane).
Passemezzo, o paso medio: Antecesor de la pavana.
Gallarda: Puede ser originaria de Lombardía (s. XV). En el XVI es muy importante
en Francia. Comprendía saltos y cabriola y era una danza de elevación. La pavana
y la gallarda son las dos danzas más bailadas en esta época.
Corranda o courante: Danza corrida. En un principio era de ritmo binario y
movimiento rápido; más tarde, se convirtió en ternario, de forma más lenta.
Zarabanda: Danza lenta de posible origen oriental. Fue prohibida durante el
reinado de Felipe II por su carácter lascivo o lujurioso.
Chacona: Danza animada de probable origen americano, unida frecuente mente a
la zarabanda.

Danzas de parejas unidas


Volta: Danza en la que el caballero se enlaza con su compañero y gira sobre sí
mismo haciéndole saltar. Los moralistas de la época la condenaron por licenciosa.
EL "BALLET DE COUR"
A lo largo del Renacimiento, italianos y franceses mantienen numerosos
intercambios culturales. Las danzas italianas, una vez llegan a la corte de los
Valois, adquieren paulatinamente nuevas características, formándose lo que se ha
dado en llamar "Baller de Cour". Los precedentes de esta nueva forma se dan ya
en 1548, cuando Enrique II hace su entrada en París y se organizan uno festejos
donde los participantes intercalaban una pequeña acción dramática junto a la
danza. En 1564, con ocasión de una visita de Carlos IX a BarleDuc, encontramos
el primer "ballet de cour" Con todos sus elementos característicos: danza, música,
poesía, decorados con máquinas y acción dramática.
Los elementos más importantes del "ballet de cour" son:
Las evoluciones geométricas de los bailarines sobre el suelo, pues la Coreografía
estaba concebida para ser vista desde arriba.
El entrés o aires, reservados a temas específicos o tradicionales: entrés de furias,
diablos, combatientes que recurrían, frecuentemente, a la música ya la acrobacia.
En un principio estos ballets fueron ejecutados por cortesanos del más alto
exceptuando los pasos más rápidos que se recurría a los bailarines de oficio.
El "ballet de cour" llega a su apogeo durante el reinado de Luis XIII. Es imitado en
todas las cortes europeas, pero donde la influencia resulta más fuerte y duradera
fue en la corte de Turín, cuando reinaba la duquesa de Saboya, hermana de Luis
XIII. También hay que señalar que este tipo de ballet salió del ambiente cortesano
para ser ejecutado en las casas particulares de grandes burgueses, con motivo de
bodas o fiestas. Asimismo, es curioso resaltar que los jesuitas copian estos ballets
y los hacen bailar en sus colegios, siendo los únicos que los practicarán en el siglo
XVII.
La llegada al poder de Luis XIV significa la apertura de nuevos caminos para la
danza. En 1661 se crea la "Academia Royale de la Danse", que implica la
reglamentación de la técnica. Es el principio del clasicismo de la danza.

Danzas plurales
Moresca, ya mencionada. Podía ser bailada por una sola persona, por parejas o
por grupos más o menos numerosos, generalmente enmascarados. Era de ritmo
binario y se zapateaba con los pies, saltando en el octavo movimiento sobre loS
talones.
[CITATION Bib \l 9226 ]

Bibliografía

Tratados interesantes: "Nuove invenzione di Balli" (Milán, 1604), de Cesare


Negri. / "n Ballerino" (Venecia, 1591), de Marco Fabrizio Caroso.
Chaster, André. "Art et humanisme a Florence au temps de Lurent le Mag nifique".
P.U.P. París. 1961. /Berges, Ignacio. "Historia de la danza". Ed. Vives. Barcelona,
1946
Bibliodanza. (2015). La danza en el renacimiento. Obtenido de La Bibliodanza.
Ciudad de la danza: http://www.ciudaddeladanza.com/bibliodanza/danzas-
antiguas/la-danza-en-el-renacimiento.html

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