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Una visión articulada de los debates sobre la democracia

Es fundamental ordenar el debate que se genera en torno a la teoría de democracia. Es


decir, nos encontramos con la teoría clásica de democracia versus la "otra" teoría de
democracia.
La diferenciación permite en primer lugar tener en cuenta que una teoría de la democracia
incluye tanto el aspecto normativo como el descriptivo. Lo que la democracia "es", y ha
llegado a ser depende de lo que, en términos de ideales ha representado.

Democracia ideal y democracia real:

Una democracia real no puede ni debe ser una democracia ideal y la democracia resulta de,
y es conformada por las interacciones entre sus ideales y si realidad, el empuje del deber y
la resistencia del ser.

Análisis del cuadro

En el casillero ​I​ se comprende a los teóricos prescriptivos de la democracia Horizontal. Aquí


podemos ubicar a los clásicos, aquellos defensores de la democracia ideal Griega, teóricos
de la democracia directa, autores como Rousseau, y a Locke, ya que ambos presentan
proyectos futuros de democracia.
El casillero ​II​ comprende las dimensiones descriptiva y horizontal, es decir la democracia
electoral, la democracia de referéndum, autores que describen los momentos reales en que
toda la ciudadanía participa en la toma de decisiones colectivas: es la democracia
gobernante en la cual el pueblo es quien gobierna.
En el casillero ​III​ se encuentran agrupados los descriptores de la dimensión vertical, es decir
a la construcción empírica de la democracia representativa, en el que se encontrarán
autores como Schumpeter y Dahl.
En el último casillero; ​IV​ en el cual se colocan a los teóricos del deber ser de la democracia
Horizontal, por ejemplo los federalistas o la "poliarquía selectiva" de Sartori.

•Los prerrequisitos de la democracia

Unos tópicos arduamente debatidos dentro de la teoría de la democracia es definir cuáles


son los requisitos mínimos de la democracia.
Los valores y la cultura política​ cuentan como requisito recurrente entre varios autores,
fundamentalmente por el pluralismo clásico, y lo definen como lo determinante para el éxito
democrático.
Estos autores tratan de identificar algún conjunto de valores constitutivos de la cultura
política que fueran indispensables para la vida democrática.
Almond y Verba, fueron los autores más representativos, centrando su interés en más
creencias compartidas por la ciudadanía respecto de las estructuras formales e informales
de la vida política, y en las conductas de los individuos. Dichos autores, elaboran una
tipología de culturas políticas: ​la localista, la de súbdito, ma se participante, y los tipos
mixtos: la cultura localista de súbdito, la del súbdito participante y la localista
participante o cívica​.
Cada uno de estos tipos representa una forma particular de cómo los ciudadanos se
relacionan con el sistema político, tanto en términos de movilización hacia el sistema como
de reacción ante las acciones y decisiones implementadas por los órganos e instituciones
políticas en el nivel local y nacional.
Quién redacta este texto plantea que no es necesario realizar un análisis exhaustivo de
cada tipo anteriormente mencionado, ya que cree suficiente poner el núcleo en las
características que posee el tipo cívico, y las implicaciones que este trabajo tiene para la
teoría de la democracia:

"La cultura que mejor sostiene un sistema democrático es la llamada cultura cívica,
que se caracteriza por participación, por una actividad política viva, por un
compromiso civil moderado, por la ausencia de disensos profundos, por la confianza
en el propio ambiente social, por el respeto a la autoridad, pero también por un
sentido de independencia y actitudes favorables hacia las estructuras políticas"

En lo que refiere nuevamente a Almond y Verba, supone afirmar que las sociedades
democráticas necesitan para su estabilidad de un consenso sobre valores y normas, y que
sin cambios en los valores constitutivos de una sociedad hacia las características de una
cultura cívica, es inviable una democracia estable.

Por otro lado, si bien la relación entre cultura política y democracia ha sido atenuada, aún
continúa vigente dentro de la teoría política moderna. Sartori constituye el caso más
representativo cuando afirma que una cultura política basada en los valores del pluralismo,
la creencia en la diferencia, en el debate, en el disenso, en el diálogo, en el cambio, es una
condición necesaria para la vigencia de un sistema democrático, y que el consenso básico
sobre las cuestiones fundamentales es una condición que facilita, aunque no sea una
condición necesaria para la democracia.

Lijpahrt, en respuesta al trabajo de Almond y Verba, expone que percibe casos en los
cuales puede hablarse de una democracia estable siendo la nota característica de los
mismos la fragmentación cultural, y propone una serie de características:
- El gobierno de una gran coalición de líderes políticos de todos los sectores
significativos de la sociedad plural, todos los líderes cooperan en esta coalición para
gobernar el país.
- El veto mutuo l mando de la mayoría recurrente
- La proporcionalidad como norma principal de la representación política, convenios
de servicio civil y district de fondos públicos.
- Alto grado de autonomía de cada sector para que arregle sus propios asuntos
internos​.

En "​El hombre político"​ siguiendo la definición Schumpeteriana, Seymour Lipset enumera


una serie de condiciones para la posibilidad de un gobierno democrático, esto lo hace
combinando la cultura política con el desarrollo económico.
La premisa central que se maneja en cuanto al desarrollo económico, sostiene que a ​mayor
prosperidad de una nación, mayores son las posibilidades de que una democracia se
mantenga.

De todos modos, la ​estabilidad de un sistema democrático no depende solamente del


factor económico, sino que también de la eficiencia y la legitimidad del sistema
político.
Por eficiencia, el texto refiere a la verdadera actuación, el grado en que el sistema satisface
las funciones básicas de gobierno.

Por otro lado, la legitimidad implica la capacidad del sistema para engendrar y mantener la
creencia de que las instituciones políticas existen sin más más apropiadas para la sociedad.

Por su parte, Robert Dahl también identifica precondiciones para las poliarquías, estas son:
- Adoctrinamiento social:​ todos los ciudadanos, tanto líderes como no líderes deben
compartir normas, valores, hábitos pues son estos quienes en última instancia
definen cuáles usos del control son legítimos y cuáles ilegítimos, qué conducta es
aceptable y cuál no lo es.
- Acuerdo básico:​ Es requisito el acuerdo entre todos los actores políticos, líderes y
no líderes; acuerdo respecto de los planteos básicos, de los métodos para la
resolución pacífica de los conflictos y de la competencia política pacífica.
- Pluralismo social:​ debe darse la existencia de una gran diversidad de
organizaciones sociales mediante las cuales se ejerza la participación política y el
control tanto de líderes como de los no líderes sobre los liderazgos, y estos grupos
deben poseer autonomía.
- Actividad política:​ para que un régimen poliarquíco funcione es necesario un grado
relativamente alto de participación en la vida política y en el proceso gubernamental.
- Circulación o la constante renovación de los liderazgos:​ las élites políticas
deben reclutar continuamente nuevos miembros a fin de facilitar la inclusión y la
participación de todos los sectores sociales y asegurar la representación de
intereses y preferencias de distintos grupos.
- Sociedad con un considerable grado de seguridad psicológica, limitada
disparidad de riqueza y renta y por último, una educación difundida.

"Ante tanta variedad de requisitos lo que puede afirmarse es que no hay condiciones
suprahistoricas y supranacionales que favorezcan o perjudiquen a la democracia.
Sólo se tiende a sostener que una relativa district de la riqueza,la ausencia de
desigualdades extremas, el consenso respecto de las reglas de procedimiento para la
resolución pacífica de los conflictos, son factores que generalmente contribuyen al
éxito de un régimen democrático, pero lejos están de construir requisitos
indispensables​".

•El estado nación, estado de derecho

La democracia ha tenido siempre como base al estado nación, y esto impone dos
características base a esta forma de gobierno. La primera, es el límite territorial al alcance
de los mecanismos institucionales para la toma de decisiones políticas: los sistemas
democráticos están limitados a un determinado Estado, no son aún mecanismo decisionales
superestatales. En segundo lugar, el Estado-nación es el primer factor definitorio de la
ciudadanía. Determina quiénes son o no son ciudadanos.

•Estado keynesiano y estado de bienestar

Las democracias del mundo moderno en el presente siglo se desarrollaron junto a alguna
forma de estado keynesiano y/ o de bienestar que cambió las reglas de la política y la
economía permitiendo mayor equidad, crecimiento económico, redistribución y pacificación
del conflicto de clases. Este Estado asistencial es producto del compromiso de clases,
compromiso entre capital y trabajo para garantizar la existencia del mercado frente a las
amenazas revolucionarias provinientes del proletariado organizado y para amortiguar las
desventajas del capitalismo de libre mercado. ​Puede afirmarse, por lo tanto que el estado
es asistencial.

La crisis del estado de bienestar y el surgimiento de las nuevas características del mercado
cambiarán el escenario en el cual se desarrollaron estas democracias y pondrán a prueba
su capacidad de adaptación al cambio.

Eugenio Tironi y Ricardo Lagos, autores que sostienen que los procesos de ajuste
estructural que implementan las economías capitalistas, tanto desarrolladas como
subdesarrolladas, están reestructurando los patrones de acumulación y el modo de
regulación de la producción y dando así origen a un nuevo orden social.

En el nuevo orden social​; un sistema productivo incipiente se redefine la composición y las


características de las clases sociales, las características de la demanda de mano de obra, la
organización y localización de los obreros al ir desaparecido de la industria tradicional, y
están cambiando las pautas salariales y las formas en que estas se negocian. La tendencia
es hacia un proceso de reducción de los puestos de trabajo a la vez que un argumento de la
calificación de los mismos.
En este nuevo contexto las democracias deberán demostrar su capacidad para sobrevivir,
para adaptarse y dar puesta a los nuevos desafíos, económicos y sociales.

•¿El fin de un paradigma?


"La democracia misma está hoy soportando presiones evolutivas sin paralelos en las
sociedades postindustriales. Estás presiones de han vuelto tan intensas que el poder
explicativo de la noción misma de democracia representativa es en la actualidad,
seriamente cuestionado. La idea de democracia representativa ya no parece capaz de
describir con éxito los sistemas políticos de los sistemas de los países postindustriales y de
distinguir adecuadamente los democráticos de los no democráticos, el pluralismo
democrático va desde Schumpeter a, entre otros Lipset, Dahl, Plamenatz, Aron y Sartori. No
es en la actualidad menos rudimentario o irrealista que la doctrina clásica de la democracia,
a cuya falta de complejidad y realismo declararon originalmente oponerse.
He aquí una teoría más compleja que las anteriormente descritas; ​la teoría neoclásica.
Su punto de partida es la idea de la complejidad entendida como una situación cognitiva en
la cual se encuentran los agentes, ya sean individuos o grupos. Estos agentes se
encuentran en situaciones de complejidad social que se manifiesta de la siguiente manera:
- En la variedad de lenguajes, entendimientos, técnicas y valores que se
utilizan dentro de de cada subsistema de las sociedades postindustriales
caracterizadas por una gran división del trabajo y una alta diferenciación
funcional.
- En las múltiples interdependencias entre los diversos subsistemas.
- En la movilidad social ante los múltiples espacios sociales regulados por
criterios contingentes y flexibles que conduce a una marcada aceleración del
cambio social.
- En la despersonalización y abstracción de las relaciones sociales como
consecuencia de los procesos de diferenciación y especialización.
En consecuencia a la incertidumbre y a la complejidad creciente del medio ambiente que se
manifiesta en el desarrollo de tecnologías avanzadas, en las características del sistema
productivo, en la especialización funcional de todos los subsistemas sociales significan que
el proceso democrático de toma de desiciones está adquiriendo características nuevas de
más que la teoría dda democracia debe dar cuenta.

Lo mencionado anteriormente demuestra que, a pesar de la caída de los regímenes


comunistas y el triunfo indiscutido de la democracia como forma única de gobierno legítima
en las sociedades modernas contemporáneas, la democracia está lejos de ser un régimen
definido y de características establecidas, sino que por el contrario, nuevos debates, nuevos
cambios, nuevos problemas sin desafío que debe encarar la teoría democrática para
adaptarse a las nuevas sociedades del siglo XXI.

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