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FAMILIA

RAUL

Aquí radica todo mi drama: en la conciencia que tengo y que vosotros nunca habeis comprendido.
Cualquiera de nosotros, se cree «único», pero eso no es cierto. Somos «muchos en el mundo y muy
iguales a veces», «Muchos» según las posibilidades de ser que tenemos en nosotros: «uno» con éste,
«uno» con aquél. ¡Muy diversos! Y con la ilusión, mientras tanto, de ser siempre «el mismo para
todos», y siempre el mismo para cada uno en todos nuestros actos. ¡Y eso no es verdad! ¡No es
verdad! Sabemos muy bien que en cualquiera de nuestros actos, por alguna circunstancia
desafortunada, nos quedamos sorprendidos y como en suspenso. ¡Y es que nos percatamos de no
estar completos en ese acto, y que por lo tanto es una injusticia que se nos juzgue sólo por ese acto,
que nuestra vida quede reducida a ese acto, como si nada más se debiera a él! Por eso intento evitar
ir al hospital Hay que evitar ir a los hospitales y explicar a desconocidos los asuntos familiares que son
lo más importante de tu vida y lo que más amas en este mundo. Porque es lamentable y degradante
andar de hospital en hospital aireando tu vida privada ya sea porque te has pasado contigo mismo o
porque te has pasado pegando hostias a diestro y siniestro. Odio los hospitales, odio ver a mi padre
postrado en una cama esperando a que lo desenchufen. Odio que este en mis manos la vida o la
muerte… Y cada vez que hay que poner datos en un papel tiemblo, lloro y babeo y mojo y arrugo
el papel en vez de rellenarlo y me sacan de la habitación como si fuera un fantasma… odio todo lo
que esta pasando………. Quisiera ser yo el que esta postrado en esa cama y poder desaparecer.

CRISTINA

Esta mañana he visto gotas de rocío atrapadas en una fina telaraña, en el monte Como perlas
suspendidas en el aire. Toqué con cuidado la telaraña y vi las gotas temblar y brillar Igual que
lágrimas que se niegan a saltar al vacío. He pensado en ciertos amigos y en ciertas personas que he
amado y en gente que quiero y en gente que me ha hecho daño mientras miraba, en mis hermanos, en mi
madre, extasiada, esas gotas de rocío temblando en aquella red que una araña había tejido entre
hierbajos, en el monte. Y luego he pensado en aquellos que no tienen siquiera el mérito de  dejarse
caer como una gota de rocío sobre una fina telaraña y desaparecen torpemente delante de nuestros
ojos…Y los absorbe la tierra. Es gente que no se lo ha trabajado.

AHINOA
Los días que estoy loca no como ni hago nada apenas. Si me entran ganas lo soluciono con la mayor rapidez
posible para volver a internarme en mi templo y entregarme por entero al disfrute de mi patología. ¿Hay algo
más divertido que un cerebro infectado? Puedo destruir a la humanidad con un solo golpe de tinta o de tecla.
¿Entendéis ahora mi vocación, cerdos? ¿Entendéis mi desgracia? El mundo se acaba pero yo no he elegido
la palabra correcta. Elijo, entre una frase y otra, un nombre, un principio, un final, mi oficio consiste en elegir
palabras y a pesar de las horas y de los años siempre me quedo con la peor, la más defectuosa, y saber que esa
puede ser la última palabra, la palabra con la que me entierren, la que recen todos al pie de la tumba. Soy una
mendiga de mí misma. Sólo puedo buscar en la basura. ¿No hueles el hedor de los desperdicios? Qué extraño.
Tengo los bolsillos rebosando. Nunca tiro nada. De qué iba a rellenar sino esos días blancos como el mármol de
la morgue. Soy el único barro que me atrevo a usar, más que barro cieno. Soy una cobarde. No pienses que
escogí el camino más fácil. Es que no sé hacerlo mejor. Estoy condenada a repetir siempre la misma historia.
Soy una estafadora que garabatea sus tripas intentando disimular su falta absoluta de talento. El héroe de una
hazaña patética. Y a veces disfruto porque no tengo otra cosa que hacer. De vez en cuando cojo las tijeras y
recorto unas cuantas páginas para ver si brota sangre o algo así. Después lo tiro al cubo de la basura y lo miro,
allí, rodeado de latas vacías, cáscaras, compresas... Hoy en día lo único que cuenta es el punto de vista de los
sueños. Ojalá pudiera destruirme. Se empeñan en conservar las cosas de los muertos y las llaman almas.
Necesitan de un simulacro de eternidad. Y las conservan cada vez más y mejor, porque el fin del mundo cada
vez está más cerca, porque mi cuerpo se parece cada vez más a un pantano apestoso, cada vez más, cada vez
más. El alma no existe. Sólo cuerpos que se pudren. Morir es absurdo si luego no vuelves a estar vivo. Los
viernes y los sábados son los días más divertidos de la semana. Me ingresarán un viernes o un sábado.
Hermanos míos, cuánto anhelo encontrarme ya a vuestro lado. Cuanto deseo que me contagiéis cada una de
vuestras benditas infecciones. Os envidio. Ambiciono todas las locuras. Vosotros me ayudaréis a desterrar esta
lucidez intermitente que aún padezco. Jamás regresaré a mi casa…

MARGA

Hubo un tiempo en el que todo me hacía sentir vergüenza. El Ser me hacía sentir vergüenza. Respirar, ocupar
un espacio en una mesa de un bar, un asiento vacío en el último metro, me ruboriza ba. Sentía el latido de
millones de ojos sobre mí, como golpes desquiciados contra un niño. Entonces me lanzaba a la calle, loca. En la
calle, las baldosas me ponían vértigo en el cuerpo. Ofrecer mi sombra me acaloraba. Así llegaba a mi casa,
llevándome puertas por delante. Y me escondía en la cama, con abrigo, faldas y zapatos. Así pasé muchos
años, aún huyendo de esta casa no consegui escapar de lo que hice. Ahora escuchadme, escuchadme y prestad
atención. ¿Cuál es el obstáculo hacia el triunfo? ¿Un padre cruel, pusilánime, un perdedor, un borracho?

Ó ¿ Una madre histérica y posesiva? ¿Una madre egoísta que vosotros nunca conocistéis? Desde pequeña,
decia que tenia que llevar el pelo corto, como las locas, decia que estaba loca, decia que me cortaba el pelo
para que todos se burlaran de mí, decia que las locas tienen la fuerza en el pelo, y que por eso me lo cortaba,
para que no le hciera daño a nadie, también decia que soy mala, pero sobre todo decia que mi padre bebía por
mi culpa, porque estaba loca y que a ella la quería volver loca…Decia que nadie me querria nunca… Un día no
pude aguantarlo mas y mis manos se volvieron locas…….. yo me volvi loca, entonces si me volví loca y estrelle
toda mi rabia contra su nuca, le arranque el pelo a manojos, con la destreza de una asesina… Ahora, no puedo
dormir porque escucho crecer su pelo dentro de mi por las noches. Y se rie y me dice que no le duele, que no
le duele… simplemente le asusta. En mi sueño le crece pelo por dentro y yo ya no puede llorar más… porque
ella dice que si lloro, no me volverá a crecer el pelo. Entonces salgo corriendo por las calles, miro al cielo y
escupo sobre la máscara de Dios. Y sigo lenta, por encima de las calles, hasta dar con algún sitio donde me
sienta tranquila…
Me encontraba con mi olor; en las sábanas, en el aire viciado. Y si mi ropa, mi pelo, mis manos, traían algún
olor extraño, llenaba la bañera con agua y con vinagre. Permanecía dentro algunas horas. Y volvía a meterme
en la cama, sin quitarme la ropa mojada. Tres horas más tarde, el despertador. Una gran taza de café. Y la
sonrisa ensayada en el espejo de un ascensor que sube por una torre de oficinas. Decidí salir. Pasé bastante
tiempo arreglándome. En vez de mirar los pocos objetos que abandonaba, cerré los ojos. O tal vez los tenía
abiertos y veía, pero sin distinguir. Caminé muy rápido por el pasillo. No me llevé nada por delante. No sé si
abrí la puerta, no sé si había puertas delante de mí. Ya en la calle, no paseaba, corría. Esa era la impresión que
llevaba en las piernas y en el cuello. De pronto sentí un calor que me acunaba. Levanté la cara: era un día de
sol. En un instante mi cuerpo pesó lo que una pluma. No pensaba yo en nada. Mis movimientos se hicieron
lentos. ¡Una brisa frenaba mi andar! Tuve que elegir: desesperarme y morir o disfrutar de aquella lentitud.
Qué sorprendente visión de los balcones, de las caravanas de coches. Me sentía capaz de perdonar. Qué
sorprendente visión... de mí. Llevaba recuerdos en los oídos y en los puños. Palabras, ¡frases enteras! Estaba
tan entusiasmada que intenté, en una esquina, un saludo. No importa, en la próxima calle lo conseguirás.
Reconocí perfiles bondadosos. En mi lentitud tuve de repente un sentimiento disparatado: que yo formaba
parte del paisaje.

Decia que le crecen pelos en todas

aquellas partes donde los pelos no existen, en el paladar, en el

hígado, en las plantas de los pies, en el estómago le crecen pelos. No

duerme.

Le preguntaron de qué color era el

pelo que le crecía por dentro, y dijo que era negro, del mismo color

que el pelo del hombre que la había abandonado.

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