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La Agroecología como una

alternativa social
LA AGROECOLOGÍA COMO UNA
ALTERNATIVA SOCIAL 
En el desarrollo de modelos agropecuarios más sustentables
la Agroecología no se interesa únicamente por las técnicas y
prácticas agronómicas -que veremos en detalle en las
secuencias 3-, sino también por las formas de organización
social, de la producción, las formas de comercializar, las
políticas públicas e institucionales, en la búsqueda de mayor
inclusión social, en mejorar las condiciones de vida de los
pueblos y en transformar las estructuras de poder. 

La dimensión social ha tomado configuraciones


diferentes, tanto en el tiempo como en el espacio
Volveremos sobre su historia en las dos primeras partes de
este capítulo

1. Veremos cómo surgió la Agroecología en los


movimientos sociales y espacios de los Estados de
Latinoamérica y entre los actores europeos y del
desarrollo internacional.

2. Observaremos cómo la Agroecología apareció en la


opinión pública, con algunas ejemplificaciones.
¿Cuáles son los efectos socioeconómicos que nos empujan a buscar
una alternativa social? 

Desde fines de los años 80, los efectos socioeconómicos de la


agro industrialización no han dejado de acentuarse: nos
enfrentamos a nuevos acontecimientos como la
consolidación de la biotecnología en el campo de la
agricultura  y su tecnificación para el monocultivo, o a la
concentración de tierras y mercados en pocas manos como
nunca antes, generando expulsión de población rural hacia
los centros urbanos, consolidando barrios populosos, muchas
veces con dificultades para el acceso a los alimentos.

La modernización agrícola causó grandes transformaciones


en la estructura agraria. La tecnología incorporada intensiva
en capital y apropiada a una economía de escala -en la cual
disminuyen los costos unitarios a medida que se aumenta la
superficie en producción-, demandó superficies cultivables de
mayor tamaño que las tradicionales. Sus consecuencias han
sido diferentes según las regiones y países, y el tipo de
productores/as involucrados. En la región pampeana
argentina la tecnología utilizada favoreció a los grandes
productores que pudieron afrontar la compra del paquete
tecnológico de este modelo. Las unidades productivas de tipo
familiar al no tener la capacidad para acceder a las
inversiones necesarias, disminuyeron. En otras regiones
generó el empobrecimiento de las economías campesinas
regionales y el desalojo de muchos/as pobladores/as
tradicionales. Esto derivó en un sistema agroalimentario
concentrado, que tendió a desplazar o subordinar a actores
sociales. Sus consecuencias sociales negativas más
destacables son la concentración de la tierra y de la riqueza,
debido a la desigual distribución. La expulsión de una parte
importante de la población rural hacia los centros urbanos al
no poder subsistir dentro de un modelo altamente tecnificado
y capitalizado, con la consecuente generación de altos índices
de desocupación y pobreza. Además, la industrialización del
mundo rural demanda mucha menos mano de obra que otros
cultivos tradicionales que fueron desplazados.

Las corporaciones multinacionales y los hipermercados


aumentan su control sobre la producción y venta de
alimentos, situación que afecta tanto a agricultores familiares
como a las pequeñas y medianas empresas y a la población
en general.

Trabajar sobre estas problemáticas es parte del desafío para


lograr que las diferentes poblaciones del planeta se
alimentan correctamente, de forma independiente y
preservando el ambiente.

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