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5. Filosofía Práctica.
“Si un hombre pudiera escribir un libro de ética que realmente fuera un libro de
ética, este libro destruiría, como una explosión, todos los demás libros del
mundo.” Conferencia de Ética, Wittgenstein.
4 Ética normativa......................................................................................................................................... 8
11 Glosario....................................................................................................................................................25
1 Introducción a la ética
Una manera usual de salvar esta dificultad es acotar el campo de la ética a través de las
oraciones del lenguaje.
Enunciados como “la casa es de color verde”, “El Sol es una estrella”, “Juan es
alto”..., son enunciados acerca del mundo, acerca de lo que es. Sin embargo,
enunciados como “Se debería instaurar la pena de muerte en España para delitos
terroristas” es un enunciado que no describe cómo es la realidad, sino cómo debería
de ser; análogamente, el enunciado “EEUU no debió lanzar la bomba atómica en
Hiroshima” es un enunciado que aunque no dice cómo debería de ser la realidad
enuncia, hacia el pasado, que la realidad no debería de haber sido como fue.
Y así, definiremos un enunciado ético como aquel que contiene, o entraña, las
expresiones: “deber moral”, “moralmente bueno”, o expresiones sinónimas de éstas.
De hecho, dar significado a esas expresiones claves va a ser uno de los temas
favoritos de discusión de los filósofos morales.
Por moral entendemos el tipo de acciones, valores, actitudes..., que siendo susceptibles
de calificación moral, es decir de formar enunciados éticos, son adoptados por las
personas a lo largo de su vida.
Además de eso, la persona, puede realizar una reflexión racional sobre la moral, en
1
(Brandt 1982 (1959)) (Hospers 1984 (1967)) (Otfried Höffe. 1994 (1977)).
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la que ya no se plantee cómo es su vida moral, sino que reflexione, por ejemplo, en
qué significa “bueno moral”, o sobre si existe un principio capaz de unificar todas
esas conductas que a uno le parecen “moralmente buenas” de modo que tenga la
clave para que, en situaciones morales poco claras, pueda saber qué es lo moral...
La ética normativa, que intentaría establecer dos cosas; primero qué tipo de cosas son
moralmente buenas, y segundo cuáles sean los principios morales que se deben seguir
para realizar el bien moral.
Establecer qué cosa sea el bien moral ha sido una investigación, en general, muy
cercana a establecer cuál sea el objetivo, consciente o no, de las personas que hacen
el bien. Algunos pensarán que tal objetivo es el placer, otros pensarán que es
autorrealizarse como personas, o hacer real lo que es valioso en sí mismo...
La metaética realiza el examen más radical posible de los supuestos de cualquier ética
normativa. Ya que, cuando la ética normativa establezca que un cierto principio es
moral, la metaética deberá establecer qué significa “moral” para que tal principio sea,
realmente, moral.
2
Algunos filósofos incluyen dentro de la metaética la ocupación de establecer cómo se
produce el conocimiento moral; sin embargo, y en sentido estricto, esa labor pertenecería a
la gnoseología.
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3 Teorías metaéticas.
Hay una diferencia en decir que “bueno” significa “placentero para uno mismo”, a
decir que “bueno” debería significar “placentero para uno mismo”. En el segundo
caso no se está informando de qué significado tiene la palabra “bueno” para las
personas, sino que se señala con qué significado deberíamos utiliza la palabra bueno.
Es decir, se está proponiendo una estipulación, o reformulación, del significado de
“bueno”,
Para el naturalismo ético los términos y expresiones éticas serían traducibles, sin
ninguna pérdida en su significado, a enunciados empíricos, de la misma clase sobre los
que trabajan las ciencias naturales.
Respecto a qué signifiquen concretamente las expresiones éticas, eso depende del tipo
del naturalismo que se trate, ya que el naturalismo es una corriente que integra muy
diferentes filosofías éticas.
Una segunda teoría metaética se denomina intuicionismo, y señala que las expresiones
éticas no designan propiedades que puedan ser observadas a través de la experiencia; es
decir, a través de los órganos sensoriales.
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Es similar a cuando nos piden que definamos un color. Podemos hacerlo señalando
su longitud de onda, pero supongamos que nos piden que definamos la cualidad del
rojo, es decir, la “rojez”. Posiblemente no podamos decir nada, más que limitarnos
a señalar las cosas naturales que muestran esa cualidad de color. De igual manera
no se puede dar una definición verbal de las propiedades no naturales, sólo cabe
señalar la situación dónde se dan, y confiar en que la persona que observa sea capaz
de “captarlas”, con el añadido de dificultad de que, al menos el rojo es una cualidad
natural, pero una propiedad moral no lo es.
Por eso, no pueden ser definidas en términos que no contengan a su vez otros términos
éticos que, a su vez, no pueden definirse a través de propiedades naturales.
El intuicionismo piensa que los términos y expresiones éticas pueden ser definidos
utilizando otros términos y expresiones éticas. Por ejemplo, si definimos “X es
bueno” como “X es deseable”, tendríamos que “deseable” significaría “debe ser
deseado” y por tanto utilizaríamos la palabra “debe”, que es un término moral, para
definir “bueno”. Para el intuicionismo no es posible definir una expresión moral en
términos de seres naturales, por la justa razón de que la expresión moral designa
algo no natural.
Para diferenciar esas propiedades no naturales de las naturales muchos filósofos las
designan con el término “valor”.
La clave para darnos cuenta de que es así está en que después de aceptar la
estipulación aún tiene sentido preguntarnos si esa propiedad natural es buena.
En cualquier caso, si los términos éticos se refieren a propiedades no naturales, que son
propiedades que no podemos percibir a través de nuestros órganos sensoriales,
entonces se plantea la cuestión de cómo conocemos su existencia.
Piensan estos filósofos que la manera de conocer, por ejemplo, que matar es malo
no sería a través de un acto de la razón, o del entendimiento, ni por supuesto de la
percepción sensible, ya que “malo” no es un objeto natural, sino de una intuición
emocional; es decir, la comprensión de que se está matando a alguien produce en
nosotros una emoción que es la que nos da la seguridad de que tal acción es mala.
de las anteriores es que considera que los enunciados morales no son proposiciones, y
que, por tanto, no forman enunciados que puedan ser verdaderos o falsos.
Que los enunciados éticos no sean verdaderos o falsos no significa que no cumplan una
función. La función que se asigna a las oraciones morales varía dependiendo de la teoría
no cognoscitivista que se trate.
El emotivismo ético, por ejemplo, considera que las oraciones morales pretenden
expresar los sentimientos y actitudes del hablante, y, al hacerlo, influir en la conducta de
los demás. Por tanto los enunciados éticos serían, gramaticalmente hablando,
enunciados exclamativos.
Y así, una oración como “Matar es malo” no sería ni verdadera ni falsa, sólo se
limitaría a expresar que el que la enuncia siente un sentimiento de desagrado ante
los asesinatos. De forma similar a cuando decimos “¡Viva!” o “Hurra”!, que son
oraciones en las que expresamos nuestro sentimiento a través de una exclamación.
El prescriptivismo ético3 considera, por su parte, que los enunciados morales expresan
órdenes, que su función es la de prescribir un determinado curso de acción universal, y
que gramaticalmente el enunciado moral sería una oración imperativa.
Para esta teoría los enunciados morales son prescripciones universales. Es decir, la
afirmación que dice “Juan no debe matar a Pedro” vendría a significar “Si Juan mata
a Pedro desobedecía una prescripción universal en la que yo estoy de acuerdo”.
3
Formulado por R. M. Hare
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4 Ética normativa.
Con independencia de que tengamos una definición de qué signifique “bien” o “bueno”,
la teoría del bien tratará de indicar a qué cosas es aplicable esa definición; es decir, qué
cosas son buenas.
Las teorías del bien distinguen de modo claro entre bien intrínseco y bien instrumental.
Un bien instrumental es aquel que se desea como medio para conseguir un bien
intrínseco. El bien intrínseco no se desea como medio para otra cosa, sino por sí mismo.
Por ejemplo, alguien puede desear conseguir dinero como medio para ser feliz. El
dinero sería un bien instrumental, pero no un bien intrínseco, ya que no se desea por
sí mismo, y así, en el caso de un náufrago —Robinsón Crusoe— el dinero no serviría
para nada y no sería deseado.
En cambio, preguntar para qué se desea ser feliz parece que carece de sentido. Las
personas no desean ser felices para algo, simplemente desean ser felices porque serlo
es un bien en sí mismo.
Las éticas que han considerado que la felicidad es el único bien intrínseco se denominan
éticas de fines o de bienes.
Sin embargo existe diversidad de opiniones respecto a qué sea la felicidad, en qué
consista y como se llegue a ella. Esto ha dado lugar a distintas éticas de fines.
El hedonismo ético es la teoría que afirma que sólo el placer, y la ausencia de displacer4,
son bienes intrínsecos, y por tanto el placer, y la ausencia de dolor, sería el bien supremo
y en lo que consiste la felicidad. Y entonces, sólo una vida placentera será dichosa.
Sin embargo, es notorio que no todos los placeres son de la misma clase. Esto va a
producir que los hedonistas se dividan en escuelas.
Los cirenaicos consideran que el placer que lleva a la felicidad, el bien intrínseco, es el
placer sensible personal. Los epicúreos, sin embargo, lo identifican con el placer
negativo, entendiendo por tal el que acontece cuando se calman nuestras necesidades
primarias sin excesos innecesarios: es decir, cuando en la persona se da una ausencia
completa de dolor. Por su parte los utilitaristas consideran que, dado que somos
sociales por naturaleza, no es posible llegar a la felicidad propia sin ocuparnos de la
felicidad de los demás; y así una acción será buena sólo cuando produce la mayor
cantidad de placer al mayor número de personas.
Distintos a los hedonistas son los estoicos5. Para estos la felicidad no está en el placer,
4
La palabra “displacer” conlleva sensaciones que, aunque desagradables, no parece que
llegan a lo que denominamos “dolor”; por ejemplo, esperar una cola de gente es
displacentero, pero no doloroso.
5
Escuela iniciada en el siglo IV a. de C. por Zenón de Citio, en Chipre
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sino en la virtud.
La felicidad que puede conseguir una animal no es la felicidad a la que puede aspirar
una ser humano. El animal quizá sólo pueda alcanzar una felicidad basada en el
placer, pero si el ser humano busca sólo el placer para ser feliz obtendría, como
mucho, la felicidad del animal, pero es que el ser humano, que es más que el animal,
puede aspirar a una felicidad distinta de la animal: a la felicidad humana.
El ser humano presenta una serie de funciones que comparte con otros seres vivos.
Tiene funciones vegetativas; como crecer, nutrirse o reproducirse. Además tiene
funciones sensitivas, que comparte con los demás animales: sentir, moverse, desear. Por
además presenta funciones intelectuales que lo caracterizan como un ser diferente de
los demás seres naturales: entender, pensar, conocer.
Pues bien, la felicidad del ser humano consiste en que este autorrealice, lleve a su
plenitud, todas las funciones que tiene como ser vivo, tanto las vegetativas, como las
sensitivas e intelectivas.
Sobre la parte sensitiva sí tenemos la posibilidad de control. Ese control sobre los deseos
sentimientos y pasiones es la virtud ética. Aristóteles considera que esa virtud se
adquiere por el hábito de mantener esas pasiones y sentimientos en un término medio,
de manera que hay dos excesos o vicios, representados por los extremos de la pasión o
acción.
Con todo el ser humano aún tiene una tercera función que es justo la que lo caracteriza
como humano. Esa función es la función intelectiva. Realizar plenamente esa función
es lo que nos puede proporcionar una clase nueva de virtudes denominadas dianoéticas
que, sumadas a las virtudes éticas y a la buena disposición de la parte vegetativa,
proporciona una autorrealización completa en el ser humano y, con ello, la felicidad
humana.
Esas virtudes dianoéticas son dos: la prudencia y la sabiduría. La primera sirve para
aplicar la razón a las cosas del mundo, pero la segunda, aún más excelente, sirve para
contemplar la verdad de lo real.
Sin embargo, el hedonista ético mantiene que sólo el placer es el bien intrínseco, y que
otros bienes posibles, como el conocimiento, las cualidades morales, la fama o la
autorrealización, son meros instrumentos para conseguir el placer.
El ánimo de ser famoso después de muerto no parece indicar deseo de placer, ya que
después de muerto a uno nada le place. Sin embargo el hedonismo señala que quien
se sacrifica y muere para ser recordado obtiene el saldo de placer al hacerlo, al
pensar que será recordado; es eso lo que le proporciona placer, y por eso lo hace.
Una crítica general al hedonismo ha considerado que éste llega a convertirse en una
teoría psicológica que afirma que todo lo que el ser humano hace lo hace necesariamente
debido al placer. Pero al hacer esto se convierte en una teoría no falsable. Ya que, al ser
capaz de explicar toda conducta imaginable apelando al placer como fuente de
motivación, impide imaginar una situación en que pudiera demostrarse que el
hedonismo es falso.
Para la ética formal de Kant lo único bueno sin restricción, es decir el bien supremo,
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sería una buena voluntad, y entiende por “buena voluntad” aquella que quiere hacer la
ley por ella misma, sin buscar al hacerlo ninguna finalidad, interés o beneficio.
La moralidad consiste en el deber de cumplir la ley, y el motor que nos lleve a cumplir
la ley no puede ser la recompensa que pudiéramos obtener: placer, felicidad, autoestima,
fama…, cualquiera de esos motores viciaría el acto moral de cumplir la ley
convirtiéndole en un instrumento de nuestros intereses. La ley moral debe realizarse sin
interés, y el único motor legítimo para realizarlo es el respeto que nace en nosotros a la
propia ley moral.
Para Kant la felicidad, entendida como placer, autorrealización o cualquier otro modo,
es un fin legítimo pero secundario a realizar la moralidad. Y así, es justamente nuestro
deseo de ser feliz el que puede cruzarse y servir de tentación a la realización del deber
moral.
La buena
La felicidad
voluntad
Respeto a la ley
Hedonismo Estoicismo Eudemonismo
moral
Con independencia de qué cosas se consideren que son buenas intrínsecamente, cabe
preguntar qué principios y leyes morales deben seguirse para realizarlas; de esto se
encargan las teorías de la obligación.
Así, por ejemplo, se conoce que asesinar está mal sin tener que observar cuáles sean
los resultados del asesinato. Es decir, con independencia de que nos beneficiemos o
dejemos de beneficiarnos, con independencia de que matar tenga los resultados que
tenga, matar está mal. Y para conocerlo no es necesario, y hasta puede ser
perjudicial, comprobar los resultados de esa acción en la experiencia.
Del mismo modo que la ley de la gravedad al ser universal vale para todos los
graves: mesas, sillas, personas, piedras…., y en toda circunstancia posible: por la
mañana, los lunes, en China,…; las leyes morales deben de alcanzar a todos los seres
racionales en cualquier circunstancias en las que vida pudiera situarlos. Y así,
cualquier máxima de acción o norma subjetiva de actuación corresponde a una ley
moral si somos capaces de querer que esa norma se convierta en una ley moral; si
no somos capaces de quererlo no estamos frente a una norma moral.
6
En realidad existen distintas versiones de la regla. Una versión que intenta conjugar el
aspecto negativo y positivo dice: “Compórtate con los demás como si tú tuviera que vivir los
efectos de tu acción”
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Las críticas a los principios deontologistas van a intentar señalar que tales principios
sólo consiguen enunciar que hay que ser imparcial, pero no consiguen dar contenido a
las leyes.
Y así, por ejemplo, para conocer que matar está mal es necesario comprobar en la
experiencia que realizar tal norma no consigue hacer real el bien moral. Pero no se
puede conocer tal cosa sin acudir previamente a la experiencia.
Por ejemplo, si ese bien es el placer, uno sólo está moralmente obligado a conseguir
el máximo de placer para uno mismo. Y por tanto, para establecer las normas
morales hay que saber qué cosas proporcionan placer a la persona, y eso se conoce
a través de la experiencia.
Un egoísta ético podría considerar que “robar cuando piensa que no le observan” no
es una norma moral, pero no por los motivos usuales, sino porque calcule que el
riesgo de ir a la cárcel no compense el beneficio. En cualquier caso el egoísta ético
no tiene por qué ser necesariamente hedonista; pudiendo considerar que el bien
supremo es la fama, el conocimiento o cualquier otro bien posible.
La segunda, y más importante, clase de teorías éticas teleológicas son las utilitaristas.
Y así, una persona puede considerar si debe de mentir en un caso concreto en el que
parece que sería el acto que más bien intrínseco produciría. Por ejemplo, si ha habido
un accidente donde el conductor está cercano a morir y pregunta si sus seres queridos
han sobrevivido; en esas circunstancias, y si la realidad es que no lo han hecho,
parece que la mentira piadosa produciría una mayor cantidad de bien. Sin embargo,
si todo el mundo pudiera mentir en determinadas circunstancias, el efecto global
sobre la sociedad produciría menor bien intrínseco que el mantener la norma. Por
eso, y para este utilitarismo, una norma es moral cuando el saldo de bien intrínseco
de aplicarla de forma general es mayor que el no hacerlo.
Ética
Metaética Ética
Normativa
Naturalismo Intuicionismo
Teorías del Teorías de la
Bien Obligación
No Deontologismo Teleologismo
Intuición Éticas de fines
cognocitivismo
Racional
Hedonismo
ético Utilitarismo Egoísmo ético
Emotivismo
ético Intuición
Emocional
Cirenaicos
Prescriptivismo
ético Estoicismo De la regla.
Epicúreos
Las cuestiones que surgen al hilo de lo anterior son muchas y varias: si el hecho de que
nos organicemos políticamente tiene una finalidad ¿cuál es, o cuál debería ser?, ¿cuál es
el mejor modo de organizarse?, ¿por qué debemos obedecer las leyes que tal
organización produce?, ¿cuándo una organización es legítima?, ¿cómo deben repartirse,
si hay que hacerlo, los recursos disponibles?, ¿deben las leyes ser iguales para todos?,
¿tenemos derechos?, ¿deberes?, ¿los mismos?...
7
Son la forma de organización social más antigua y primitiva. Su origen está en los primeros
homínidos.
8
Siendo nómadas se dedicaban a recorrer un territorio no delimitado, de acuerdo a las condiciones
climáticas y con el fin de conseguir alimentos.
9
Las bandas contienen de 50 a 100 individuos, las aldeas se forman con unos 150.
10
Las bandas y aldeas las forman varias familias que, de una forma más o menos lejana, se hayan
unidas por el parentesco.
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Cazadores
Recolectores
Igualdad
Sin clases sociales Control social Poder político
económica
En cambio las sociedades con Estado tienen unas características diferentes. El Estado
administra un territorio delimitado por fronteras en el cuál es soberano, es decir, no hay
organismo superior. Por ello es el único que tiene el monopolio de la violencia, y
auxiliado por ella puede establecer la organización administrativa y jurídica de ese
territorio.
Esa violencia legítima, o poder político, que utiliza el Estado con el fin de mantener el
orden y hacer cumplir la ley se la denomina autoridad.
La característica esencial de ese poder del Estado que se denomina autoridad es que es
un poder institucionalizado –es decir que se ejerce en una serie de contextos que ya
están previamente acordados.
Ese acuerdo hace que haya un reconocimiento mutuo de quién manda y quien
obedece. Que la autoridad no tenga que aclarar ni explicar por qué puede ejercer el
mando, sino que sea, sin más, reconocido como autoridad por los demás que
actuarán de forma obediente a sus órdenes. Por ejemplo, un conductor obedece las
indicaciones de los agentes sin cuestionarles si tienen derecho a dirigir el tráfico; de
igual manera los contribuyentes acatan las leyes de tributación, o un alumno obedece
a un profesor.
11
(Águila s.f.)
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7 La legitimidad política.
La legitimidad política es la capacidad del poder político para obtener la obediencia sin
recurrir a la amenaza de la fuerza.
Es cuando ese poder se muestra ante el integrante de la sociedad como legítimo cuando
se le da la categoría de autoridad. En otro caso, el único elemento que puede utilizarse
para producir obediencia sería el miedo a la sanción que podría acarrear la
desobediencia.
Hay tres maneras de legitimar la autoridad, pudiendo ocurrir que esas tres maneras
coexistan juntas entre sí. La primera se denomina tradicional, y viene a ser una
legitimidad basada en el pasado, en el hecho de que hasta el presente ha sido la autoridad
que ha habido y que se ha practicado; esta autoridad se suele transmitir de modo
hereditario.
Es el tipo de legitimidad que han tenido las Monarquías absolutistas, los imperios
dinásticos, los faraones egipcios… En todos esos casos solía justificarse en la
creencia de que la divinidad permitía, favorecía, o incluso pertenecía a la familia
que ejercía el mando.
Los distintos modos de legitimación no suelen darse de modo puro, sino que pueden
mezclarse unos con otros.
Así Hitler, por ejemplo, tras un fallido intento de golpe de Estado se hace con el
poder a través de las urnas; o John Fitzgerald Kennedy, que ganó unas elecciones
democráticas en buena parte debido a una personalidad reconocidamente
carismática.
Legitimación
Tipos Maneras
No
Hereditario
hereditario
Legal
Fundamento Régimen
Ley democrático
12
MAX WEBER: La política como profesión. Biblioteca Nueva.
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La existencia del Estado, y la necesidad de plegarse a sus normas, han hecho que
distintos filósofos se pregunten por la justificación de su existencia.
Ha habido tres modos puros de responder a esa cuestión, además de las variantes que
las mezclas entre ellos puedan dar lugar. El primero de ellos explicaba la formación del
Estado a partir de la propia naturaleza humana que, sociable, nos lleva a agruparnos en
sociedades que deben de reglarse para poder funcionar; de ahí la justificación del Estado.
9 Planteamientos filosófico-políticos
Para Platón son las necesidades humanas las que llevan a la formación de la organización
política. Podemos dividir esas necesidades en tres grupos básicos: la necesidad natural
de obtener productos: alimentos, viviendas, instrumentos, etc.; la necesidad de
protegernos, tanto de las arbitrariedades e injusticias de las personas con las que
convivimos como del asalto de otras posibles sociedades; y la necesidad de tener un
gobierno sabio y justo que establezca en sus leyes lo que es conveniente para nuestra
sociedad. Además, es evidente, que no todas las personas tienen las mismas capacidades
y eficacia natural en orden a cumplir un papel social; es decir, hay personas que destacan
por su inteligencia, otras por su fuerza y valentía, y otras por sus habilidades técnicas.
Desde estas impresiones Platón considera que una sociedad justa será aquella en que las
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tres funciones sociales –producir, guardar y dirigir- sean realizas por las personas que
nacen con la predisposición necesaria, y así su sociedad tendrá tres estamentos: el de los
productores, el de los guardianes y el de los gobernantes.
Para conseguir esto Platón idea una serie de medidas férreas de control social; prohíbe
las críticas e incluso imagina mentiras legitimadoras para que las personas soporten la
pertenencia a la clase establecida; considera que los hijos deben ser criados por el Estado
y que no sepan quienes son sus padres, ni sus padres conozcan quienes son sus hijos,
para evitar así el favoritismo, etc.
Los sofistas son un grupo de personas que, en la Atenas del siglo V a. de C., se
plantearon el origen de las normas morales y de las instituciones sociales.
Frente a las ideas tradicionales que achacaban ambas a la naturaleza humana o a Dios,
consideraron inicialmente que el origen de ambas era la mera convención voluntaria de
los seres humanos que las creaban. Tanto las normas como las sociedades y su
organización no tienen más fundamento que el acuerdo de las personas que las adoptan.
Las teorías contractualistas tienen su desarrollo durante los siglos XVII y XVIII, y
quieren responder a las preguntas de cuál es la necesidad de que exista un estado y por
qué hay que obedecer su autoridad.
Para explicar ambas cuestiones parten de la hipótesis inicial del hombre viviendo en una
situación anterior a la aparición del estado, que denominan estado de naturaleza, y
que cada autor describe de un modo desigual. Para algunos contractualistas ese estado
de naturaleza no fue real. Sólo es considerado como una hipótesis inicial desde la que
analizar qué produjo, y porqué motivos, la firma del contrato que da paso a vivir en un
estado, y poder así explicar la legitimidad de ese estado y sus leyes.
“Porque en virtud de esta autoridad que se le confiere por cada hombre particular en el
Estado, posee y utiliza tanto poder y fortaleza, que por el terror que inspira es capaz de
conformar las voluntades de todos ellos para la paz, en su propio país, y para la mutua
ayuda contra sus enemigos, en el extranjero. Y en ello consiste la esencia del Estado, que
podemos definir así: una persona de cuyos actos una gran multitud, por pactos mutuos,
realizados entre sí, ha siso instituida por cada uno como autor, al objeto de que pueda
utilizar la fortaleza y medios de todos, como lo juzgue oportuno, para asegura la paz y
defensa común. El titular de esta persona se denomina soberano, y se dice que tiene
poder soberano; cada uno de los que le rodean en súbdito suyo.”13
John Locke (1632-1704), sin embargo, considera que en el estado de naturaleza el ser
humano mantiene una serie de derechos básicos inalienables: a la vida, a la propiedad, a
la libertad… Es justamente la posibilidad de que tales derechos no sean respetados por
los demás lo que lleva a la firma del contrato social. En ese contrato el ciudadano cede
su poder natural al Estado bajo la condición de que éste se comprometa a defender esos
derechos naturales básicos. Sólo en la medida en que el Estado cumpla este compromiso
se hace legítima su obediencia. Este es el origen del modelo de estado liberal.
Por su parte, Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), parte de una concepción del estado
13
Hobbes Thomas, LEVIATAN. Alianza Editorial.
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de naturaleza diferente, sobre todo a la de Hobbes. Mientras este venía a pensar que el
hombre es un lobo para el hombre, Rousseau pensará que el hombre es bueno por
naturaleza, y es la sociedad la que lo pervierte.
El problema es que esa firma se produce desde una situación original de desigualdad
económica, y así el Estado va a convertirse en un garante de la desigualdad entre las
personas. Por eso Rousseau propone la formación de un nuevo orden social basado en
un pacto social en el que las personas pongan su libertad natural bajo una voluntad
general, que es la suma de las voluntades de las personas que deciden asumir lo que tal
voluntad general disponga, pero sólo a condición de que los individuos puedan
participar en la formación de ésta.
Por tanto, el único orden social legítimo sería aquel en la que de forma directa los
ciudadanos produzcan las leyes, sin delegar en representante alguno. Frente a las leyes
elegidas es posible el desacuerdo, pero siendo la expresión de la voluntad mayoritaria, y
dado el pacto social, sólo cabe acatar lo expresado por la mayoría. Este es el origen del
modelo de estado socialdemócrata.
14
(Rousseau 1980).
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Locke y Rousseau son los antecedentes de las dos tradiciones democráticas actuales. La
de corte liberal, y la de corte socialdemocrática.
La tradición liberal está representada de forma actualizada por Robert Nozick. Al igual
que Locke, Nozick considera que disponemos de una serie de derechos que no pueden
ser vulnerados bajo ninguna consideración. Y así, cualquier ley que intente redistribuir
el dinero, o ajustar desequilibrios sociales, menoscabando el derecho a la vida, propiedad
y libertad de los demás, es injusta. El Estado no tendría aquí la finalidad de redistribuir
nada, sino garantizar que no se vulneren los derechos fundamentales de los individuos.
El tipo de estado que se deduce de lo anterior es un estado no intervencionista, un
estado mínimo, es decir un estado mínimamente necesario para garantizar los derechos
del individuo, fomentando la competencia y el mérito personal de sus ciudadanos.
Es desde la situación en la que nos pone ese velo de ignorancia desde donde tenemos
que decidir cuáles serán las futuras normas de nuestra sociedad. Para Rawls el velo de
ignorancia nos pone en una situación de igualdad que asegura la imparcialidad de
nuestras elecciones.
Según Rawls las decisiones que racionalmente adoptarán los futuros ciudadanos se
agruparán en tres pilares: garantizar la libertad, la igualdad de oportunidades y establecer
el principio de diferencia, que es por el que se redistribuyan los bienes básicos en favor
de las personas que en la futura sociedad se encuentren social y económicamente
necesitadas.
Esto hace que el estado sea intervencionista, tendiendo a lo que se denomina estado
de bienestar, ya que debe recaudar dinero para, en su redistribución, asegurarse la
igualdad de oportunidades –educación, sanidad- y evitar la pobreza de los ciudadanos
desfavorecidos.
15
En realidad el problema que Rawls se plantea es si una sociedad es justa o no lo es.
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10 Tipos de estado.
El estado democrático de derecho es aquel que se rige por las leyes, y no por la
voluntad del que lo manda. En el presente se organiza de acuerdo a un modelo de
democracia representativa, que se caracteriza por la división de poderes, la pluralidad de
partidos y la existencia de una Constitución.
No existe pluralidad de partidos. Eso es sustituido por un partido único que expresa
una única ideología, la de aquel que ejerce el poder de forma totalitaria.
16
Nacido en 1689 y muerto en 1755. Expresa este pensamiento en su obra titulada Del
Espíritu de las Leyes, escrita en 1747.
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11 Glosario
1. Introducción a la ética.
1.1. Acotación del campo de la ética:.
1.2. Definición de enunciado ético.
2. Las ramas de la ética.
2.1. Definición de moral: .
2.2. Definición de ética: .
2.2.1. Ética normativa: .
2.2.2. Metaética: .
2.2.3. Relación entre ética normativa y metaética: .
3. Teorías metaéticas.
3.1. Aclaración respecto a la tarea de la metaética: .
3.2. Posturas metaéticas.
3.2.1. Naturalismo: .
3.2.1.1. Consecuencia respecto al modo de verificación del valor de verdad de esos enunciados: .
3.2.1.2. Consecuencia respecto a la cantidad de teorías naturalistas: .
3.2.2. Intuicionismo:
3.2.2.1. Caracterización:
3.2.2.2. Crítica del intuicionista al naturalista: .
3.2.2.3. Conocimiento de las propiedades no naturales o valores:
3.2.2.3.1. Orientación racionalista: .
3.2.2.3.2. Orientación no racionalista: .
3.2.3. No cognoscitivismo:
3.2.3.1. Caracterización:
3.2.3.2. Teorías no cognocitivistas.
3.2.3.2.1. Emotivismo ético:
3.2.3.2.2. Prescriptivismo ético:
4. Ética normativa.
4.1. Teorías del bien.
4.1.1. Tarea: indicar qué cosas son buenas.
4.1.2. Distinción entre bien intrínseco e instrumental: .
4.1.3. Éticas de fines o bienes: .
4.1.3.1. Hedonismo: .
4.1.3.1.1. Cirenaicos: .
4.1.3.1.2. Epicúreos: .
4.1.3.1.3. Utilitaristas: .
4.1.3.2. Estoicismo: .
4.1.3.3. Eudemonismo: el bien supremo está en la autorrealización.
4.1.3.3.1. Función vegetativa: .Función sensitiva: .
4.1.3.3.3. Función intelectiva: .
4.1.3.3.4. Funciones y virtudes:
4.1.3.3.4.1. Vegetativa: .
4.1.3.3.4.2. Sensitiva: .
4.1.3.3.4.3. Intelectiva: .
4.1.3.4. Crítica hedonista a las éticas de fines no hedonistas: .
4.1.3.5. Crítica al hedonismo: .
4.1.4. Ética formal kantiana.
4.1.4.1. El bien supremo: .
4.1.4.1.1. Caracterización: .
4.1.4.1.2. La felicidad: .
4.2. Teorías de la obligación, o de la conducta, moral.
4.2.1. Tarea: .
5. Filosofía Práctica. Página 28 de 30
4.2.2. Deontologismo: .
4.2.2.1. Regla de Oro: .
4.2.2.2. Imperativo Categórico:
4.2.2.2.1. Enunciación: .
4.2.2.2.2. Forma de ley: .
4.2.2.3. Crítica al deontologismo: .
4.2.3. Teleologismo o consecuencialismo: la moralidad de una norma se establece por sus resultados.
4.2.3.1. Egoísmo ético: .
4.2.3.2. Utilitarismo: .
4.2.3.2.1. Del acto: .
4.2.3.2.2. De la regla: .
4.2.3.2.2.1. Relación con el deontologismo. .
5. Introducción a la filosofía política.
5.1. Tarea de la filosofía política: .
5.1.1. Ejemplos de esas tareas:
6. El origen del poder político.
6.1.
6.2.
6.2.1.
6.2.2.
6.3. Sociedades con Estado.
6.3.1. Características:
6.3.2. Autoridad.
6.3.2.1. Definición: .
6.3.2.2. Característica: .
7. La legitimidad política.
7.1. Definición de “legitimidad política”: .
7.2. Definición de “legitimación”: .
7.3. Tipos de legitimidad:
7.3.1. Origen: .
7.3.2. Ejercicio: .
7.4. Alternativa a la legitimidad: .
7.5. Maneras de legitimar la autoridad:
7.5.1. Tradicional: .
7.5.2. Carismática: .
7.5.3. Legal: .
8. La justificación del estado.
8.1. Explicación del problema: .
8.2. Teorías: .
8.2.1. Naturaleza humana: .
8.2.2. Divinidad: .
8.2.3. Contractualistas: .
9. Planteamientos filosófico-políticos.
9.1. El pensamiento político platónico.
9.1.1. Causa de la formación de la organización política:
9.1.2. Genética y predisposición natural: .
9.1.2.1. Consecuencia de lo anterior: .
9.1.2.2. Incentivación de los estamentos: .
9.1.2.3. Aparición de la justicia: .
9.1.3. Medidas de control social:
9.2. El convencionalismo sofista.
9.2.1. Sofistas: .
9.2.2. Teoría sofista y alternativas.
9.2.2.1. Alternativas: .
5. Filosofía Práctica. Página 29 de 30
9.2.2.2. Teoría: .
9.3. El realismo político de Maquiavelo.
9.3.1. Descripción del pensamiento político tradicional: .
9.3.2. Contexto de vida de Maquiavelo: .
9.3.3. Teoría explicativa para ese contexto: .
9.3.4. El gobierno según Maquiavelo.
9.3.4.1. Beneficio: .
9.3.4.2. Condición necesaria para conseguir ese beneficio: .
9.3.5. Relación entre ética y política: .
9.4. El contractualismo moderno.
9.4.1. Origen y propósito: .
9.4.2. Coincidencias y diferencias entre los contractualistas: .
9.4.3. Estado de naturaleza: .
9.4.4. Hobbes:
9.4.4.1. Estado de naturaleza:
9.4.4.2. Renuncia con la firma: .
9.4.4.3. Beneficio de la firma: .
9.4.4.4. Tipo de estado resultante: .
9.4.5. Locke:
9.4.5.1. Estado de naturaleza: .
9.4.5.2. Renuncia con la firma: .
9.4.5.3. Beneficio de la firma: la .
9.4.5.4. Tipo de estado: .
9.4.6. Rousseau:
9.4.6.1. Estado de naturaleza: .
9.4.6.1.1. Evolución:
9.4.6.1.2. Renuncia con su firma: .
9.4.6.1.3. Beneficio de la firma: .
9.4.6.1.4. Perjuicio de la firma: .
9.4.6.2. Nuevo orden social: .
9.4.6.2.1. Caracterización de la voluntad general: .
9.4.6.2.2. Consecuencias: .
9.4.6.2.3. Tipo de estado: .
9.5. El contractualismo actual
9.5.1. Antecedentes: .
9.5.2. Nozick:
9.5.2.1. Representa: .
9.5.2.2. Coincidencia con Locke: .
9.5.2.3. Consecuencia legal: .
9.5.2.4. Descripción del estado mínimo:
9.5.2.5. Rawls:
9.5.2.5.1. Representa: .
9.5.2.5.2. Necesidad del pacto por la justicia: .
9.5.2.5.3. Estado inicial: .
9.5.2.5.3.1. Velo de la ignorancia: .
9.5.2.5.3.2. Consecuencia del velo: .
9.5.2.5.3.3. Pilares de las decisiones racionales tomadas tras el velo: .
9.5.2.5.4. Descripción del estado de bienestar: .
10. Tipos de estado.
10.1. Características del estado democrático de derecho.
10.1.1. Se rige: .
10.1.2. Se organiza: :
10.1.2.1. División de poderes: .
10.1.2.1.1. Ejecutivo: .
5. Filosofía Práctica. Página 30 de 30
10.1.2.1.2. Legislativo: .
10.1.2.1.3. Judicial: .
10.1.2.2. Pluralidad de partidos: .
10.1.2.2.1. Sufragio universal: .
10.1.2.3. Constitución: .
10.2. Características del estado totalitario:
10.2.1. No se eligen representantes.
10.2.2. Los derechos y deberes dependen de la voluntad del dictador.
10.2.3. No hay pluralidad de partidos: partido único con única ideología.
10.2.4. Legitimidad democrática se sustituye por educación y propaganda.
10.2.5. Gran incremento del control social y policial.