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Vol 208. - Personajes - Dominicanos - Tomo - 1. - Roberto - Cassa PDF
Vol 208. - Personajes - Dominicanos - Tomo - 1. - Roberto - Cassa PDF
DOMINICANOS
Archivo General de la Nación
Volumen CCVIII
Comisión Permanente de Efemérides Patrias
ROBERTO CASSÁ
PERSONAJES
DOMINICANOS
Tomo I
Santo Domingo
2014
Cuidado de la edición: Archivo General de la Nación
y Comisión Permanente de Efemérides Patrias
Diagramación: Eric Simó
Diseño de portada: Esteban Rimoli
Ilustración de portada: Composición que muestra, en el plano central, a Juan Pablo
Duarte; a su derecha, a Ulises Francisco Espaillat, y a su izquierda, a María Trinidad
Sánchez.
De esta edición
© Archivo General de la Nación (vol. CCVIII)
Departamento de Investigación y Divulgación
Área de Publicaciones
Calle Modesto Díaz, No. 2, Zona Universitaria,
Santo Domingo, República Dominicana
Tel. 809-362-1111, Fax. 809-362-1110
www.agn.gov.do
ISBN: 978-9945-586-03-9
Impresión: Editora Alfa y Omega
Todos los textos de este libro fueron escritos para la Colección Biografías
Dominicanas de la revista Tobogán. Los solicitó mi finado amigo Miguel
Cocco, en algunos casos con un interés especial suyo. Estas biografías se
concibieron para un lector joven, con el propósito de contribuir a motivar
el interés por el conocimiento y la valoración de las acciones de figuras
sobresalientes dominicanas. Traté de que fueran comprensibles para
cualquier persona; sin perder de vista el objetivo de retomar diversos
momentos del pasado nacional, como parte de la interpretación acerca
de determinantes, móviles y consecuencias de las acciones de los
personajes. Para ello, he procurado recuperar los contextos en los cuales
se insertaron los biografiados a fin de dar cuenta de su incidencia en el
decurso de los procesos históricos.
Cada biografía debe leerse como unidad separada de las restantes.
La obra no consta, por tanto, de una sucesión continua de capítulos,
sino de una discreta, cada una con peculiaridades. Esto hace inevitable
las repeticiones, y aunque se han eliminado párrafos innecesarios en esta
recopilación, en lo fundamental los textos quedaron como fueron
originalmente escritos. El orden en que están presentados responde a
una cronología aproximativa.
Todos los personajes pueden ser catalogados como dominicanos,
incluyendo aquellos que nunca creyeron en la autonomía nacional, como
Pedro Santana, y quienes no nacieron en esta tierra, como el
puertorriqueño Eugenio María de Hostos. Cierto hilo conductor explica
que no se escogieran figuras del período colonial, entre las cuales no
hubo atisbos de la intelección de conciencia nacional. Además, salvo
excepciones, la vida de los actores de la colonia no reviste el interés
actual de los republicanos. Por otra parte, de los incluidos, Antonio
9
10 PERSONAJES DOMINICANOS
ROBERTO CASSÁ
Marzo de 2012
CONTENIDO
ADVERTENCIA ......................................................................... 9
PRESENTACIÓN
Alejandro Paulino ....................................................................... 19
LOS PERSONAJES DOMINICANOS DE ROBERTO CASSÁ
Juan Daniel Balcácer ................................................................... 27
ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE
INTELECTUAL DEL CRIOLLISMO
La recuperación del siglo XVIII ............................................... 35
Entorno personal y social ......................................................... 38
Carrera sacerdotal accidentada .................................................. 40
El historiador .......................................................................... 44
El proyecto de revolución esclavista .......................................... 49
Bibliografía ............................................................................. 55
JUAN SÁNCHEZ RAMÍREZ
CAUDILLO DE LA RECONQUISTA
El inicio de la política nacional ................................................ 59
Orígenes hateros en Cotuí ....................................................... 62
Resistencia a los franceses ........................................................ 64
Gestiones conspirativas e inicios de la guerra ............................ 65
Palo Hincado .......................................................................... 69
Junta de Bondillo ................................................................... 70
Reorganización de la colonia .................................................... 74
Bibliografía ............................................................................. 78
11
12 PERSONAJES DOMINICANOS
TOMAS BOBADILLA
EL HOMBRE DE ESTADO
El saber del poder ................................................................. 161
La carrera del burócrata criollo ............................................... 164
CONTENIDO 13
PEDRO SANTANA
AUTÓCRATA Y ANEXIONISTA
Autócrata y anexionista ......................................................... 187
Inicios .................................................................................. 188
Preparación de la Independencia ............................................ 190
Jefe del Frente Sur ................................................................. 191
Conato de guerra civil con los trinitarios ................................ 193
Primera presidencia ............................................................... 194
Ruptura con Báez ................................................................. 196
Tercera Administración ......................................................... 198
Preparativos de la Anexión a España ...................................... 199
Capitán general ..................................................................... 201
La última batalla ................................................................... 202
Bibliografía ........................................................................... 205
ANTONIO DUVERGÉ
PRIMER GUERRERO DE LA INDEPENDENCIA
El jefe militar ........................................................................ 301
Orígenes y años formativos .................................................... 303
Ingreso a la tropa .................................................................. 305
Hacia la frontera .................................................................... 308
Derrotas sucesivas y El Número ............................................. 311
Persecución y juicio ............................................................... 315
Confinamiento y ejecución .................................................... 318
Bibliografía ........................................................................... 320
BUENAVENTURA BÁEZ
CINCO VECES PRESIDENTE
Cinco veces presidente ........................................................... 323
Antecedentes familiares ......................................................... 324
Los primeros pasos ................................................................ 324
En la constituyente haitiana de 1843 ..................................... 325
El Plan Levasseur .................................................................. 325
Bajo la sombra de Santana ..................................................... 326
Redactor de la Constitución de 1844 ..................................... 327
Primera presidencia ............................................................... 329
Nacimiento del baecismo ....................................................... 330
Devaluación monetaria y guerra civil ..................................... 331
Mariscal de Campo ................................................................ 333
Retorno a la presidencia ........................................................ 334
Guerra con los azules ............................................................. 336
Los Seis Años ........................................................................ 337
El declive .............................................................................. 340
Bibliografía ........................................................................... 342
GASPAR POLANCO
PRIMER JEFE DE LA RESTAURACIÓN
El final de la República ......................................................... 347
Contradicciones del orden anexionista .................................... 349
La formación del adalid nacional ............................................ 351
16 PERSONAJES DOMINICANOS
*
Palabras de presentación de Alejandro Paulino Ramos en la puesta en circulación
de la obra Personajes dominicanos, AGN, 6 de agosto de 2013.
19
20 PERSONAJES DOMINICANOS
Santo Domingo, D. N.
6 de agosto de 2013
LOS PERSONAJES DOMINICANOS
DE ROBERTO CASSÁ
1
Pedro Henríquez Ureña, “La utopía de América” en Obras Completas, 1921-
1925, tomo V, Santo Domingo, UNPHU, 1978.
27
28 PERSONAJES DOMINICANOS
2
Hay una reimpresión ampliada de Rasgos biográficos de dominicanos célebres.
Ver publicaciones de la Academia Dominicana de la Historia, Vol. XXIX, 1971,
compilación y notas de Vetilio Alfau Durán, con ocasión del centenario de la
muerte del trinitario Pedro Alejandrino Pina.
3
Joaquín Balaguer, Letras dominicanas, Santo Domingo, Editorial de la Cruz
Aybar, S.A., 1985, p. 77. La primera edición de esta obra fue en 1950 bajo el
título de Literatura dominicana, Buenos Aires, Argentina.
LOS PERSONAJES DOMINICANOS DE ROBERTO CASSÁ 29
4
Máximo Coiscou Henríquez, Historia de Santo Domingo. Contribución a su
estudio, Vol. II, Ciudad Trujillo, Editora Montalvo, p. 33.
5
Rufino Martínez, Hombres dominicanos (Deschamps, Heureaux, Luperón), tomo
I, Santo Domingo, 1936; Hombres dominicanos. Santana y Báez, tomo II, Santo
Domingo, 1943. Posteriormente publicó un tercer tomo Hombres dominicanos.
Rafael Leonidas Trujillo. Trujillo y Heureaux. Santo Domingo, Editora del
Caribe, 1965. El Diccionario biográfico-histórico dominicano, 1821-1930, tiene
dos ediciones, la primera incluida en la Colección Historia y Sociedad de la
Universidad Autónoma de Santo Domingo, 1971, y la segunda patrocinada por
Editora de Colores, Santo Domingo, 1997.
30 PERSONAJES DOMINICANOS
6
Una importante contribución al género biográfico nacional, también para uso
escolar, es el libro del historiador Euclides Gutiérrez Félix, Héroes y próceres
dominicanos, Santo Domingo, 1995.
LOS PERSONAJES DOMINICANOS DE ROBERTO CASSÁ 31
aconteció (para solo citar unos pocos ejemplos) con los trinitarios
fundadores de la República, con Ulises Francisco Espaillat, con los
defensores de la “pura y simple” durante la resistencia nacionalista frente
a la Ocupación Militar Norteamericana (1916-1924) y, muchos años
después, con el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó.
El historiador Roberto Cassá, al principio de esta obra, revela que
hace ya algunos años comenzó a escribir textos biográficos orientados a
un público juvenil. Esas biografías fueron originalmente publicadas en
la conocida revista infantil-juvenil Tobogán, que fundara el siempre
bien recordado Miguel Cocco (q.e.p.d.), presidente-fundador de la
prestigiosa editora Alfa y Omega. Para la presente edición el profesor
Cassá se ocupó de revisar cada uno de los textos biográficos, introduciendo
algunos cambios y adiciones que han contribuido a enriquecer
notablemente estas semblanzas, razón por la cual los jóvenes estudiantes
tienen en Personajes dominicanos un nuevo texto que les servirá de
orientación y de guía para ampliar sus conocimientos acerca de la
trayectoria pública de aquellos próceres y mártires que, con su noble
sacrificio, legaron a las generaciones del futuro una nación libre y soberana.
Antes de concluir quiero agradecer el apoyo brindado por la distinguida
amiga Minerva de Cocco, gerente general de Alfa y Omega, empresa
propietaria de los derechos de estas biografías, por haber permitido la presente
publicación bajo el sello de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias.
Asimismo, agradezco la gentileza del académico Roberto Cassá al autorizar
la inclusión de sus Personajes dominicanos dentro de la colección de
publicaciones de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias.
No cabe dudas de que, con la publicación de este valioso conjunto
de biografías de prominentes personajes dominicanos, Roberto Cassá
hace un aporte significativo al enriquecimiento tanto de los estudios
históricos nacionales como de la bibliografía dominicana en general.
Santo Domingo
15 de mayo de 2013
“Año del Bicentenario del Natalicio de Juan Pablo Duarte”.
ANTONIO SÁNCHEZ VALVERDE
INTELECTUAL DEL CRIOLLISMO
LA RECUPERACIÓN DEL SIGLO XVIII
35
36 PERSONAJES DOMINICANOS
Por tercera vez Sánchez Valverde optó por dirigirse a la corte para
obtener apoyo, con el visto bueno de su protector, el arzobispo. Le
interesaba también editar sus obras en Madrid, ya que en Santo Domingo
no había imprenta. Para burlar la vigilancia de las autoridades, se dirigió
hacia Cabo Francés, principal ciudad de la colonia francesa. Unos cinco
kilómetros antes de llegar fue detenido por la milicia de la ciudad, tras
haber sido advertidas las autoridades francesas por el presidente de la
Audiencia de Santo Domingo. Luego de ser encarcelado, lo despojaron
del dinero, los libros y papeles que llevaba, devuelto a Santo Domingo
y entregado a la instancia eclesiástica.
Al cabo de cierto tiempo, la Audiencia lo autorizó a dirigirse a la corte
para exponer su caso. Llegó a Madrid en 1782, y casi de inmediato comenzó
la publicación de obras, mientras argumentaba a favor suyo en los medios
cortesanos. Ganó amigos en ellos, al apreciarse la solidez de su cultura.
Tras numerosas audiencias, el tribunal del Consejo de Indias lo condenó
a la pérdida de su prebenda de racionero, como era el deseo de los
letrados de la Audiencia de Santo Domingo. El asunto cobró cierta
notoriedad en Madrid, por la demostración de saber que había brindado
el sacerdote dominicano. Se emitieron tantos papeles que tres legajos del
Archivo General de Indias (Santo Domingo 915, H44 y 117) contienen
abundante documentación sobre la causa y sus antecedentes.
Al poco tiempo, sus amigos de la corte lograron que se le restituyese
su cargo de racionero, aunque no podría volver a desempeñarlo en Santo
Domingo. Se adujo que así se evitarían confrontaciones que alteraran el
sosiego público. Para justificar la propuesta, el fiscal había indicado que
“las luces de su entendimiento las ha manifestado en el púlpito, y que
con la privación de la prebenda se verá reducido a un estado lastimoso
un sujeto que, corregido y enmendado, podrá ser útil a la Iglesia,
trasplantado a otro territorio; añadiéndose a ello que la desunión en que
están los tribunales de Santo Domingo y sus jefes tiene dividida la ciudad
en facciones y partidos, consternados sus habitantes”. En virtud de esta
sentencia, en 1789 Sánchez Valverde marchó a Nueva España (México),
donde se le concedió una ración en Guadalajara. Se sabe que antes de
llegar a esa ciudad pasó una temporada en Mérida, Yucatán, y tal vez
otra en la ciudad de México.
44 PERSONAJES DOMINICANOS
EL HISTORIADOR
BIBLIOGRAFÍA
59
60 PERSONAJES DOMINICANOS
contra los franceses cuando se declaró la guerra entre las potencias europeas
y la República Francesa, a consecuencia de la ejecución de los reyes
depuestos Luis XVI y María Antonieta.
PALO HINCADO
JUNTA DE BONDILLO
REORGANIZACIÓN DE LA COLONIA
Eran tan pocas las necesidades exigidas por la vida social a causa
de la miseria reinante, que no había pobres propiamente dichos,
teniendo todas las clases relativamente las mismas necesidades.
No se conocía la ostentación en el vestir, ni la moda variaba […],
en medio de la sencillez de sus costumbres, los más infelices de los
dominicanos vegetaban, más bien que vivían […], situación que
no llenaba de ninguna manera las aspiraciones de la gente
pensadora, ni ofrecía la perspectiva de un risueño porvenir.
JUAN SÁNCHEZ RAMÍREZ 77
BIBLIOGRAFÍA
81
82 PERSONAJES DOMINICANOS
RETORNO A LA PATRIA
Rogaréla se quite
la corona nacional de su cabeza,
y entretejida de olorosas flores
venga, y la deposite
por premio del valor y fortaleza
en la de estos heroicos vencedores,
88 PERSONAJES DOMINICANOS
PREPARACIÓN DE LA INDEPENDENCIA
BIBLIOGRAFÍA
105
106 PERSONAJES DOMINICANOS
LA LÓGICA
APOLOGISTA DE LA DEMOCRACIA
EL INDEPENDENTISTA
BIBLIOGRAFÍA
133
134 PERSONAJES DOMINICANOS
FUNDACIÓN DE LA TRINITARIA
Según la tradición, ese juramento fue firmado con sangre por cada
uno de los presentes. Ha habido criterios encontrados acerca de quiénes
fueron los fundadores de La Trinitaria. El tema ha sido dilucidado por
Vetilio Alfau Durán, en su artículo “Los fundadores de La Trinitaria”.
JUAN PABLO DUARTE 137
LA REFORMA
BIBLIOGRAFÍA
161
162 PERSONAJES DOMINICANOS
JEFE CONSERVADOR
CARRERA AZAROSA
DE ANEXIONISTA A NACIONALISTA
BIBLIOGRAFÍA
AUTÓCRATA Y ANEXIONISTA
187
188 PERSONAJES DOMINICANOS
INICIOS
PREPARACIÓN DE LA INDEPENDENCIA
PRIMERA PRESIDENCIA
TERCERA ADMINISTRACIÓN
CAPITÁN GENERAL
LA ÚLTIMA BATALLA
BIBLIOGRAFÍA
209
210 PERSONAJES DOMINICANOS
ORÍGENES FAMILIARES
INFANCIA Y JUVENTUD
PREPARACIÓN DE LA INDEPENDENCIA
Pese a que se sabe poco sobre los trabajos conspirativos de Duarte y sus
compañeros antes de 1843, desde temprano Sánchez sobresalió como
uno de los más activos y capaces. Tradicionalmente se ha considerado
que Sánchez no fue uno de los fundadores de La Trinitaria, pues no
figura entre los presentes de la toma de juramento hecha por Duarte el
16 de julio de 1838 que muchos años después, con ligeras divergencias,
recordaron dos de los presentes: Juan Nepomuceno Ravelo y José María
Serra. Sin embargo, el propio Duarte le testimonió a Emiliano Tejera
que Sánchez fue uno de sus compañeros desde el mismo inicio de las
tareas conspirativas. Eso llevó a Tejera a la conclusión de que aquel 16
de julio hubo dos reuniones constitutivas, aunque tal vez las cosas
pudieron acontecer de otra manera, como que, tras el juramento inicial,
ya no se requiriera tanta formalidad para el ingreso de otros conjurados,
entre los cuales se encontraban Sánchez y Matías Ramón Mella. La
composición de los nueve primeros integrantes no puede aclararse del
todo por divergencias entre los testimonios de los involucrados. Así,
uno de ellos, Félix María Ruiz, sí contaba a Sánchez entre los nueve
iniciadores juramentados, junto a Duarte, Mella, Pedro A. Bobea, el
mismo Ruiz, Pedro Alejandrino Pina, José María Serra, Juan Isidro
Pérez y Jacinto de la Concha.
El que Sánchez estuviera o no presente en el juramento tomado por
Duarte a los primeros ocho reclutados de la organización secreta
FRANCISCO DEL ROSARIO SÁNCHEZ 213
A los pocos días de la primera carta debió quedar claro para Sánchez
que al sector por él dirigido le resultaba imposible producir por sí solo
la independencia y que, por tanto, era imperativo llegar a un acuerdo
con personas de otras orientaciones. En tal sentido, a finales de 1843 se
216 PERSONAJES DOMINICANOS
EL 27 DE FEBRERO
EXILIO Y RETORNO
pero ninguno de los trinitarios perdió la vida. Tan pronto como fue
posible Sánchez retornó a América, pasando por Estados Unidos y
estableciéndose en Curazao hasta que el presidente Manuel Jiménes dictó
la amnistía, poco después de haber sucedido a Santana, en agosto de
1848. En el exilio recibió la infausta noticia del fusilamiento de su tía
María Trinidad Sánchez y de su hermano Andrés, acusados por el
Gobierno de conspiración.
En Curazao Sánchez se sostenía dando clases de español y de otras
asignaturas, protegido por amigos de su compañero venezolano Juan
José Illás. Estableció relaciones matrimoniales con Leoncia Rodríguez,
quien le dio una hija y falleció al poco tiempo. Al retornar al país, en
1848, Sánchez formalizó matrimonio con su antigua novia Balbina Peña,
su compañera hasta el final.
Desde que retornó al país, Sánchez se puso a las órdenes del
presidente Jiménes y fue designado comandante de armas de Santo
Domingo. Encontrándose en esa posición sobrevino la invasión de Faustin
Soulouque, presidente de Haití, en marzo y abril de 1849. El jefe del
ejército dominicano, Antonio Duvergé, sufrió algunas derrotas ante las
tropas haitianas, lo que fue aprovechado por los partidarios de Santana
para desacreditarlo y desobedecer sus órdenes. La población de la ciudad
de Santo Domingo cayó en el pánico por estimar que nada pararía a
Soulouque. En el Congreso, Buenaventura Báez promovió la designación
de Santana como jefe del ejército, contraviniendo la postura de Jiménes.
El intento que este hizo de ponerse al frente de las tropas también se
saldó en el fracaso, víctima del sabotaje de los fieles de Santana.
Sánchez acompañó a Santana durante unos días. Sin embargo, parece
que surgieron divergencias entre ellos por motivos desconocidos, y en el
momento en que se inició la batalla de Las Carreras, el 21 de abril,
Sánchez se había retirado hacia Santo Domingo. Aunque se devolvió al
teatro de los hechos tan pronto oyó las descargas de cañón, llegó después
de concluida la batalla.
A pesar de que cuatro años antes Santana había hecho asesinar a su
tía y a su hermano, en ese momento Sánchez tuvo cuidado en no
hostilizarlo. Se vio obligado a pactar con la política conservadora
prevaleciente como precio para poder mantenerse en el interior del país.
No obstante, se negó a secundar el golpe de Estado que dirigió Santana
FRANCISCO DEL ROSARIO SÁNCHEZ 225
CON BÁEZ
CONTRA LA ANEXIÓN
EXPEDICIÓN E INMOLACIÓN
BIBLIOGRAFÍA
Matías Ramón Mella fue una de las figuras de mayor relieve en las luchas
patrióticas del siglo XIX. Compañero temprano del padre de la patria
Juan Pablo Duarte en los afanes libertarios, se distinguió por una especial
capacidad para la acción, que lo llevó a brillar en todos los capítulos de
la lucha nacional de su tiempo. Combinó la compenetración con los
postulados nacionales y democráticos pregonados por Duarte con la
voluntad de hacerlos prevalecer.
Compelido por las circunstancias de su tiempo, y al igual que casi
todos sus compañeros de la sociedad La Trinitaria, desde cierto momento
transigió con el predominio conservador, ocupando funciones estatales
entre los años 1849 y 1859. Incluso estableció relaciones personales con
Pedro Santana, el prototipo del conservadurismo anexionista; pero no
se trató de una debilidad personal, sino del resultado de las circunstancias
de su época: para los liberales como Mella, resultaba más adecuado
insertarse en la situación política, pese al predominio conservador, que
mantenerse aislado. Al igual que otros, no estaba movido por aspiraciones
de carrera o por conveniencias, sino por el convencimiento de con su
participación en los asuntos públicos contribuía a que el proceso tomara
los mejores cauces dentro de lo posible. Puede juzgarse, sin embargo,
que esa alternativa dificultó la consolidación de una corriente liberal, lo
que retrasó la evolución política del país. Adicionalmente, se pueden
advertir fallas en determinadas actuaciones de Mella, quien se involucró
en episodios que no tenían relación con una finalidad patriótica.
Pero, al igual que para Francisco del Rosario Sánchez, había un
límite fundamental en esta cooperación con los conservadores: que
se respetara la independencia dominicana. Ese principio hizo que se
convirtiera en uno de los adalides de la soberanía dominicana y rompiera
relaciones con Santana cuando decidió anexar el país a España.
237
238 PERSONAJES DOMINICANOS
INICIACIÓN REVOLUCIONARIA
HACIA EL 27 DE FEBRERO
DE VUELTA AL CIBAO
CON SANTANA
Mella fue deportado a Europa junto a los otros trinitarios que habían
escenificado hasta el final el conflicto con los conservadores. Se estableció
en Puerto Rico, en espera el desarrollo de los acontecimientos. Al
igual que otros, retornó al país en ocasión de la amnistía del presidente
Manuel Jiménes, en 1848. Casi inmediatamente después de retornar,
Mella se incorporó a la administración pública, dado el deseo de Jiménes
de contar con el respaldo de sus antiguos compañeros de La Trinitaria.
Pero, por razones no claras, se mostró hostil con Manuel, anatematizado
en forma caricaturesca por supuesta ineptitud. Cuando el presidente
haitiano Soulouque inició su ofensiva, en marzo de 1849, Mella
encabezó una tropa enviada hacia la frontera para hacerle frente. Forzado
a retirarse hasta Azua, aconsejó a Antonio Duvergé continuar la retirada
hacia Baní. Dos semanas después, Santana ocupaba la jefatura del
ejército por imposición del Congreso. Mella tomó parte en el combate
de Las Carreras, en uno de los principales puestos de mando.
Tras propinar la célebre derrota a las tropas haitianas, Santana
desconoció al gobierno de Jiménez. Mella se vinculó a Santana, quien lo
nombró su secretario particular. Al igual que Sánchez, Mella visualizó
que no había posibilidad de reconstituir un agrupamiento liberal, por
lo que creyó necesario integrarse a la política vigente. Ahora bien, los
dos próceres tomaron posturas en gran medida divergentes en la política
de la época: mientras Sánchez se asoció con Buenaventura Báez, Mella
mantuvo una relación constante con Santana. Mella llegó al error de
secundar al autócrata en la orientación de asociar la suerte del país con
la protección de una potencia. Esa posición abre una etapa difícil de
evaluar de la vida de Mella, que como parte del equipo dirigente que
rodeaba a Santana, mantuvo silencio ante las actuaciones despóticas del
gobernante. Sin embargo, no renunció a sus concepciones liberales; aun
cuando llegó a aceptar el establecimiento de un protectorado, en todo
momento lo condicionó a que se respetara el status independiente del
Estado.
En la primera administración de Buenaventura Báez, Mella fue
designado secretario de Hacienda, posición en la que se mantuvo por
breve tiempo. Por razones que no están claras, no estableció buenas
MATÍAS RAMÓN MELLA 247
MISIÓN EN ESPAÑA
EN LA REVOLUCIÓN DE 1857
como Felipe Alfau. Fue designado Manuel de Regla Mota, pero tuvo
que renunciar al poco tiempo para cederle el paso a Báez.
Desde que volvió por segunda vez a la presidencia, Báez dispuso el
arresto y expulsión de Santana, mas permitió que casi todos sus partidarios
permanecieran en el país. Mella se mantuvo en Puerto Plata, alejado de
los asuntos públicos y concentrado en su corte de madera.
El 7 de julio de 1857, al año de que Báez volviera al poder, estalló
en Santiago una rebelión que desconoció su autoridad. Se estableció un
gobierno en Santiago y sus tropas avanzaron con rapidez por todo el
país. Uno de los escasos puntos donde los cibaeños pudieron ser
contenidos fue en Samaná, cuya defensa estuvo a cargo del general Emilio
Parmantier. Las fuerzas atacantes se mostraron impotentes para expulsar
a los baecistas. El cerco a la amurallada Santo Domingo y los combates
en Samaná fueron las acciones que concentraron la atención del gobierno
de Santiago. La dirección del cerco de Santo Domingo fue encomendada
a Santana, mientras Mella fue destinado a Samaná, tras ser designado
secretario de Guerra por el presidente José Desiderio Valverde en febrero
de 1858. En mayo Mella desalojó a los baecistas de Samaná. Aunque
no coincidieron en combate frontal, la Revolución de 1857, puso en
bandos contrarios a Mella y a Sánchez, este último con el cargo de
gobernador de Santo Domingo del gobierno de Báez.
VICEPRESIDENTE RESTAURADOR
BIBLIOGRAFÍA
257
258 PERSONAJES DOMINICANOS
LA MUJER EN LA HISTORIA
Acorde con los moldes sociales de la época, la que hoy se denomina vida
pública estaba reservada para un sector minúsculo de la población. Los
campesinos, jornaleros, libertos y esclavos llevaban una existencia al
margen de actividades de ese género. Las aspiraciones de esos grupos no
tenían connotaciones exactamente políticas, sino que se reducían en lo
fundamental a la búsqueda del libre albedrío, la autonomía social y la
igualdad jurídica. Los campesinos y, en general, las clases inferiores, en
la medida de lo posible tomaban distancia del poder con el fin de
salvaguardar un estilo de vida sustentado en la libertad personal.
Los regímenes republicanos, precisamente, tuvieron que ajustarse a
este talante social del campesinado, pues cada vez que se intentaba vul-
nerarlo sobrevenían conflictos, como aconteció en 1863. En consecuencia,
el poder era débil e interfería poco en el estilo consuetudinario de vida
de los humildes.
El universo social dominicano estaba segmentado entre un polo de
poder que acaparaba el espacio público, y la masa campesina, a la que se
veía como objeto pasivo y que se encontraba desconectada de la
260 PERSONAJES DOMINICANOS
LA MUJER DOMINICANA
LA FAMILIA SÁNCHEZ
FEBRERISTA
de la ruptura con Haití. Ahora bien, como lo destaca Vetilio Alfau Durán,
en la pléyade de las febreristas, Trinidad ocupó el lugar más destacado.
Otras mujeres que participaron en los preparativos del 27 de febrero o en
acciones posteriores fueron Concepción Bona, Manuela Diez, Rosa Duarte,
Baltasara de los Reyes, Josefa Pérez de la Paz, Ana Valverde, María de
Jesús Pina, las hermanas Villa y Juana Saltitopa.
Se puede llegar a la conclusión de que el protagonismo excepcional
de Trinidad se debió a la condición de tía de quien quedó al frente de los
afanes conspirativos de los jóvenes liberales demócratas de la antigua
sociedad La Trinitaria. Eso es indudablemente cierto, ya que Trinidad se
integró a los trabajos a través del sobrino, pero no lo explica todo, pues su
participación no puede reducirse a un apoyo accidental y pasivo. En
realidad, ella estaba exteriorizando las convicciones patrióticas que formaban
parte del acervo cultural que le permitió a Francisco del Rosario Sánchez
un papel político tan relevante.
Desde el mismo momento en que Francisco Sánchez fue objeto de
persecución por las autoridades haitianas, contó con la ayuda de su tía.
Poco después de abandonar su casa, tras un breve refugio donde las
hermanas Alfonseca, íntimas de sus padres, se ocultó en la morada de
Trinidad, donde se enfermó, circunstancia que le permitió difundir el
rumor de que había fallecido. Fue en esa casa donde el doctor Manuel
Guerrero curó al jefe de los trinitarios. El acosado conspirador aprovechó
un aljibe oculto en el patio para refugiarse cuando las autoridades
requisaban la vivienda. Pero decidió abandonar el hogar de Trinidad,
consciente de que sus perseguidores sospechaban que se encontraba en
él, y tuvo que cambiar de escondite en varias ocasiones. Eso no fue óbice
para que la tía siguiera visitándolo cuando resultaba factible, empeñada
en colaborar con la lucha patriótica.
Durante los meses previos a la independencia, cuando se puso en
claro para la generalidad de la población que estaba planteado tal objetivo,
Trinidad pasó a tener mayor peso en las actividades conspirativas,
momento en que de seguro ninguna otra mujer lo hacía de manera tan
activa y responsable. Se colige que, simplemente, formó parte del colectivo
como un comprometido más. Es lo que explica que después que el líder
trinitario cambió de escondite, la tía siguiera ocupada en llevar mensajes
y ayudar a moverlo de un sitio a otro.
272 PERSONAJES DOMINICANOS
CAMINO AL PATÍBULO
BIBLIOGRAFÍA
281
282 PERSONAJES DOMINICANOS
ASCENSO EN EL EJÉRCITO
JEFE DE LA GUARNICIÓN
ESTRELLETA
BIBLIOGRAFÍA
301
302 PERSONAJES DOMINICANOS
INGRESO A LA TROPA
por otra parte, que Hérard decidiera no avanzar más allá de los terrenos
abandonados por los dominicanos, en lo que incidían el temor a sufrir
una nueva derrota y la conciencia de que a su espaldas pululaban las
conspiraciones para derrocarlo.
A pesar de la parálisis que inutilizaba al ejército haitiano, Santana decidió
no moverse, actitud motivada tanto por consideraciones militares como de
cálculo político, para despejar el camino a una intervención francesa.
Sin embargo, se vio obligado a variar su inmovilismo cuando recibió
noticias de que el ejército enemigo perseguía envolver sus posiciones desde
el norte, tras el fracaso por el camino costero, sometido a fuego desde
varias goletas mercantes dominicanas que fueron artilladas. Hérard dispuso
que una tropa atacara El Maniel (hoy San José de Ocoa), y Santana desplegó
un contingente para enfrentarla, a cuyo frente designó a Duvergé. En
El Memiso, quebrada de las estribaciones bajas de la sierra, posiblemente
el 30 de abril, los dominicanos detuvieron el avance haitiano. Fue una
ocasión donde se puso de relieve la pericia de Duvergé cuando aprovechó
los accidentes del terreno para esperar a los haitianos en riscos desde los
cuales se les lanzaban piedras de gran tamaño. El triunfo de El Memiso
ratificó que los dominicanos tenían aptitud para vencer, contrariamente a
los temores de Santana, quien llegó a suponer que se había sufrido una
derrota. A Santana, carente de fe en la independencia nacional e imbuido
de rígidos criterios conservadores, le interesaba únicamente ganar tiempo
con el fin de que la Junta Gubernativa obtuviera el protectorado de Francia.
HACIA LA FRONTERA
PERSECUCIÓN Y JUICIO
CONFINAMIENTO Y EJECUCIÓN
BIBLIOGRAFÍA
323
324 PERSONAJES DOMINICANOS
ANTECEDENTES FAMILIARES
EL PLAN LEVASSEUR
de febrero chocaba con sus planes políticos, Báez intentó oponerse a ella
en Azua, razón por la cual fue apresado y enviado a Santo Domingo. A
los pocos días fue liberado y retornó a Azua con el cuerpo expedicionario,
al lado de su jefe Pedro Santana, con quien estableció buenas relaciones.
Haciendo uso de sus facultades de general en jefe del Frente Sur,
Santana designó a Báez con el rango de coronel, y como tal estuvo cerca
de los hechos que culminaron en la batalla del 19 de marzo. Terminada
la campaña, Báez se encontró con que las tropas haitianas, cuando pillaron
e incendiaron a Azua, provocaron la destrucción de gran parte de la
riqueza de su familia. En los años posteriores, el protagonismo político
de Báez le depararía pérdidas cuantiosas de sus bienes.
Santana y Báez coincidían en la conveniencia de buscar la protección
francesa, ambos convencidos de que el país carecía de los recursos para
enfrentar la amenaza militar haitiana. Cuando los trinitarios destituyeron
a los conservadores de la Junta Central Gubernativa –el gobierno
colegiado provisional instaurado el 27 de febrero– Báez fue uno de los
que tuvieron que ocultarse y pidió asilo en el consulado francés.
Durante los primeros años posteriores a la independencia, a pesar
de su capacidad, Báez fue una figura de segundo plano, posiblemente
debido a que quedó en el ánimo de muchos que había intentado oponerse
al nacimiento de la República. Algunas versiones propagadas con
posterioridad por sus enemigos ratificaron detalles de la delación a la
conspiración dirigida por los trinitarios. Aunque Santana lo consideró
uno de los suyos, parece que en esos años lo mantuvo a cierta distancia,
tal vez ponderándolo como un individuo con demasiada independencia
personal.
los trabajos. Por moción suya se acordó que las personas de los
constituyentes eran inviolables mientras desempeñaran sus funciones,
una forma de tomar distancias frente a la influencia avasalladora de
Santana. En esos días se desarrolló una situación de tensión entre los
integrantes de la Junta Central Gubernativa y los constituyentes, a pesar
de que ambas partes tenían posturas conservadoras. Varios de los
delegados a la asamblea mostraron reticencias al poder omnímodo al
que aspiraba Santana. Esto no hizo sino renovar la posible ojeriza que
Santana podía tener en esos días respecto a Báez.
Gracias a que Báez había tenido la experiencia en la asamblea
constituyente de Port-au-Prince, el año anterior, los delegados reunidos
en San Cristóbal acordaron que dirigiera la comisión encargada de redactar
el proyecto de constitución. El grueso del documento parece haber sido
obra de Báez. Entendiendo que procedía el establecimiento de un orden
político moderno, similar al existente en los países “civilizados”, Báez se
inspiró sobre todo en la constitución de Estados Unidos, aunque tomó en
cuenta también la constitución haitiana, que él conocía al dedillo. El
documento aprobado en noviembre de 1844 no llegaba a tener un carácter
exactamente liberal –por ejemplo, estatuía restricciones al derecho de elegir
y ser elegido–, pero contenía muchos aspectos de la concepción liberal,
como la separación de poderes. Esos conservadores dominicanos de 1844,
entre los cuales sobresalía Báez, aplicaban un criterio de acuerdo con l cual
el régimen conservador al que aspiraban, con el mandato de salvaguardar
los intereses tradicionales, debería estar regido por preceptos tomados de
la moderna corriente liberal.
Santana fue nombrado presidente para dos períodos consecutivos
en la constitución. Pero se negó a tomar posesión bajo las cláusulas
bastante liberales contenidas en la carta magna. Exigió, sin empacho,
que se le reconocieran potestades absolutas. Los constituyentes se vieron
forzados a incluir el famoso artículo 210, que otorgaba al presidente
facultades dictatoriales.
En 1846 Báez fue destinado para llevar a cabo una misión en Francia
e Inglaterra con el fin de obtener el reconocimiento de la República
Dominicana. Esa representación duró alrededor de dos años, tiempo
durante el cual Báez estuvo aislado de los asuntos del gobierno. Al
retornar al país fue designado miembro del Consejo Conservador, nombre
BUENAVENTURA BÁEZ 329
que entonces tenía la cámara alta, hoy conocida en nuestro país como
Senado. En los debates de ese organismo se distinguió como exponente
de propuestas tendentes a que el país adoptara preceptos que lo prepararan
para la vida moderna. Báez era entonces un conservador con fuertes
matices de liberalismo y sentido progresivo burgués.
PRIMERA PRESIDENCIA
Desde el exilio Báez preparó las bases para la confrontación abierta con
Santana. Afloraba así una división dentro del bando conservador, lo que
no tenía precedentes, pues hasta entonces Santana había sido reconocido
como su jefe indiscutible. Las contradicciones de Santana con algunos
conservadores no habían conllevado a la formación de una corriente rival.
Báez, en cambio, reunía una voluntad política férrea, inteligencia y dinero,
y gozaba del ascendiente de haber realizado una gestión gubernamental
muy superior a la de Santana. Por lo tanto, todos los que repudiaban las
actuaciones de Santana no tuvieron otra salida que alinearse detrás del
liderazgo de su enemigo.
Báez se preocupó por ampliar lo más posible la base de apoyo que le
debía permitir retornar al poder. Por una parte, cuestionó el dominio de la
reducida oligarquía que acompañaba a Santana. Tal vez por su condición
de mulato, hizo saber que se consideraba representante de los intereses de
la población de color, en contra del exclusivismo de los blancos, y se
proclamó abanderado de la mayoría pobre, sobre todo de los campesinos.
Lo cierto es que, pese a tales proclamas, nunca dejó de ser un conservador
que utilizaba la defensa de los humildes como un recurso demagógico. Él
no creía en la realización soberana del conglomerado nacional, sino en un
progreso llamado a beneficiar a la porción superior de la sociedad.
BUENAVENTURA BÁEZ 331
MARISCAL DE CAMPO
RETORNO A LA PRESIDENCIA
EL DECLIVE
BIBLIOGRAFÍA
347
348 PERSONAJES DOMINICANOS
prestigio tenía por principal punto de apoyo los círculos militares, que
lo consideraban el único jefe posible. De esta suerte, todos los intentos
que se fraguaron contra la anexión pudieron ser aplastados, algunos de
ellos con el fusilamiento de una parte de sus participantes, como ocurrió
en San Juan el 4 de julio, día en que Francisco del Rosario Sánchez y 20
de sus compañeros fueron fusilados.
Uno de los jefes militares que aceptaron, sin signos aparentes de reserva,
la reincorporación a España fue Gaspar Polanco, quien poco tiempo
antes había sido ascendido a general de brigada. Al cabo de dos años,
su fidelidad hacia Santana y la confianza que posiblemente albergaba
en el proyecto anexionista se habían trastocado en una animadversión
virulenta, que lo llevó a la conducción de la Guerra de la Restauración.
Cumplió esa misión gracias a haber sido un prototipo del ascenso
social a través de la carrera de las armas. Su posición de oficial superior,
coronel y luego general, lo asoció al desempeño de responsabilidades
en el seno del Estado y con una visión de los asuntos públicos distinta
a la habitual en los medios rurales de los cuales procedía.
352 PERSONAJES DOMINICANOS
INCORPORACIÓN A LA REBELIÓN
LA BATALLA DE SANTIAGO
EL PRÓCER SATANIZADO
Poco después todos los integrantes del gabinete fueron reducidos a prisión
y luego confinados a distintas localidades, bajo el cargo de complicidad
en la muerte de Salcedo. Pero cuando se celebraron los juicios, solo
Polanco y su secretario privado, Oquendo, fueron sentenciados a muerte.
Previendo ese veredicto, Polanco escapó de la cárcel y, para eludir la
persecución de Pimentel, se dirigió a Blanco, donde pretendió levantar
una insurrección contra el gobierno que lo había sustituido.
Varios autores han afirmado que el movimiento insurreccional de
Blanco se inició con cierta fuerza, gracias al apoyo que Polanco gozaba
en la zona. Pero –de acuerdo con las acusaciones del gobierno de
Pimentel, aceptadas por esos autores–, Polanco cometió la torpeza
de levantar un estandarte en el que se entrelazaban las banderas
dominicana y haitiana. De inmediato, según esos relatos, todo el mundo
desertó y Polanco tuvo que ocultarse. García Lluberes, acérrimo defensor
del prócer restaurador, niega que sucediese tal cosa, amparado en la
inexistencia de documentos originales y en las afirmaciones de Manuel
Ubaldo Gómez, quien entrevistó a participantes en la rebelión. El
historiador vegano acepta que la especie circuló en la época, pero que
carecía de toda veracidad. Con todo, resulta difícil pronunciarse sobre
la verdad de la acusación, puesto que, si bien es innegable la probidad
de Gómez y se autoriza la duda metodológica de García Lluberes, el
levantamiento de la bandera haitiana está afirmado por Rodríguez
Objío y Luperón, quienes no ocultan en sus textos simpatías por
Polanco. Rodríguez Objío sentencia que, producto de este acto
equivocado, Polanco perdió vigencia. A pesar de la negativa rotunda
de Gómez y García Lluberes, el hecho pudo haber sucedido como
expresión de la exaltación temperamental de Polanco y de su
nacionalismo radical que bien podía encontrar un ejemplo aleccionador
en Haití.
374 PERSONAJES DOMINICANOS
BIBLIOGRAFÍA
381
382 PERSONAJES DOMINICANOS
Son escasos los datos que han trascendido acerca de las dos primeras
décadas de vida de Cabral. Nació en Ingenio Nuevo, cerca de San Cris-
tóbal, el 12 de diciembre de 1816. Su familia, que tenía antecedentes
coloniales antiguos, probablemente portugueses y canarios, formaba parte
de los débiles estratos superiores que permanecieron en el país tras las
convulsiones ocasionadas por el tratado de Basilea de 1795, que estipu-
ló el traspaso a Francia.
La posición social de sus padres hizo posible que el joven Cabral mar-
chara a Inglaterra a estudiar. No logró una formación académica, sino que
se concentró en estudios comerciales. Pero el conocimiento del país más
desarrollado en la época penetró su carácter y sus concepciones políticas.
Su identificación con el liberalismo, como corriente que daba asidero a un
Estado independiente y democrático, no debió ser ajena a la experiencia
inglesa, el país donde por primera vez surgieron las instituciones políticas
modernas y donde se dieron cita los primeros pensadores liberales.
En 1844, Cabral tenía 27 años, edad en que se comienza a salir de
la juventud y se terminan de definir los rasgos de la personalidad. En-
tonces respondía ya a la caracterización magistral de su figura que, como
si lo estuviera pintando en vivo, hizo el historiador Sócrates Nolasco.
Era aún joven, pero estaba listo para entrar de lleno en la escena
histórica que se inauguraba. Como tantos otros, se propuso contribuir
a la consolidación de la independencia dominicana. El gran problema
a vencer en aquellos momentos radicaba en los intentos de los
gobernantes haitianos de anular la independencia y retrotraer el proceso
recién iniciado enero de 1822. En consecuencia, la carrera de las armas
estaba a la orden del día para quienes querían ayudar a la patria. Acorde
con su vocación, Cabral se enroló en el ejército dominicano, tomando
parte en la batalla del 19 de Marzo en Azua.
Sus dotes de guerrero le valieron ascensos; en 1845 fue ascendido a
coronel y pasó a formar parte del Estado Mayor del general Antonio
Duvergé, bajo cuya responsabilidad quedó la defensa del territorio
dominicano, y por ello tomó parte en todas las acciones militares
importantes que se produjeron en esos primeros años de vida
independiente en la frontera sur. Entre Duvergé y Cabral se anudaron
relaciones de amistad, lo que debió contribuir a culminar la formación
militar de nuestro héroe. Hay que tomar en consideración que Duvergé
era el estratega número uno del ejército dominicano. Le cupo sistematizar
la acción militar basada en el asalto con armas blancas, a fin de compensar
la inferioridad en número y en armamentos modernos. La doctrina militar
de Duvergé se inspiraba en una memoria de larga duración que provenía
del siglo XVII, cuando los nativos del país, agrupados en milicias, se
opusieron exitosamente a los ataques de los bucaneros.
Cabral no era en realidad un militar profesional, ya que entonces el
ejército no era una institución de carácter permanente, sino que estaba
compuesto por reclutas convocados a causa de los planes agresivos de los
gobernantes haitianos. Cuando el peligro cesaba, cada quien marchaba a
su casa a ocuparse de sus asuntos habituales. Y esto fue precisamente lo
384 PERSONAJES DOMINICANOS
que hizo Cabral, cuyas ideas liberales no eran del agrado del presidente
conservador Pedro Santana. Ahora bien, sus dotes militares comenzaban
a ser reconocidas, por lo que Santana lo ascendió a general en 1855.
EL HÉROE DE SANTOMÉ
Mientras en las tres primeras campañas contra los haitianos, entre 1844
y 1849, Cabral participó como un oficial de segunda categoría, se cubrió
de gloria en la cuarta campaña, entre diciembre de 1855 y enero del año
siguiente. Había sido designado uno de los jefes de la frontera sur cuando
se supo que el emperador de Haití, Faustin Soulouque, se disponía a
invadir el país por segunda vez. Tras el inicio de la ofensiva haitiana,
Santana no quiso otorgarle el mando de las tropas a Cabral, a pesar del
conocimiento que tenía de la zona, posiblemente por no inspirarle
confianza política. Los 12,000 hombres del ejército haitiano avanzaban
con rapidez y los dominicanos tuvieron que replegarse. La tropa que se
reagrupó en San Juan de la Maguana, compuesta de unos 3,000 efectivos,
quedó comandada por el general Juan Contreras, amigo personal de
Santana. A Cabral se le asignó la jefatura del ala derecha.
Santana amenazó con aplicar castigos terribles si los caballos de los
haitianos bebían agua en el río San Juan. El combate se entabló en la
Sabana de Santomé, a escasa distancia de San Juan de la Maguana. El
general Contreras perdió el seguimiento del conjunto de la batalla. Eso
ocasionó que una parte de la tropa del ala izquierda creyera que los
haitianos habían vencido, iniciando la retirada. Ante el vacío creado,
Cabral asumió el mando y logró infligir una derrota fulminante al ejército
haitiano, que dejó sobre el terreno cientos de muertos.
Por primera vez Cabral exhibía sus excepcionales dotes castrenses.
Representaba un ejemplo de jefe militar distinto al de Santana, quien
siempre se mantenía a distancia del teatro de operaciones. En Santomé la
figura de Cabral comenzó a adquirir tintes legendarios. Sus subordinados
se asombraron al verlo batirse como una fiera en la primera línea de fuego.
En medio del fragor del combate asomó otro de los rasgos de su
personalidad: la humanidad. Cuando el general en jefe de la tropa haitiana,
Antoine Pierre, duque de Tiburón, vio que la derrota era inminente,
JOSÉ MARÍA CABRAL 385
prefirió perder la vida y se abalanzó casi solo contra las líneas dominicanas.
Cabral calibró la intención de su enemigo y se dispuso a salvarle la vida, al
revelar un respetable sentido del honor. Pero llegó tarde donde el duque,
víctima del machete de un dominicano. Con el tiempo circuló una leyenda,
contraria a los hechos, según la cual el general dominicano le cercenó la
cabeza al duque haitiano en duelo de cuerpo a cuerpo.
La victoria de Santomé paró en seco los planes de Soulouque y ratificó
la capacidad de los dominicanos para mantener la independencia gracias
a sus propias fuerzas. También terminó de evidenciar la incapacidad del
ejército haitiano, pese a su ventaja numérica y en armamentos. Cabral
quedó cubierto de gloria, como una de las personificaciones señeras de
la patria, lo que le fue reconocido por el Congreso después que Santana
renunció de la presidencia.
CON BÁEZ
HÉROE DE LA CANELA
EL PROTECTOR
ENTREGA DE SALNAVE
alianza con los liberales haitianos, que resultaba vital para sostener la
resistencia guerrillera.
Así pues, la toma del poder por los azules, en 1879, implicó que
Cabral, su principal fundador, quedara apartado de los asuntos públicos.
Hasta su fallecimiento, en 1899, pasaba largos períodos en San Juan de
la Maguana. Todavía está en pie la casa que el prócer construyó en esa
ciudad, muestra elocuente de la pobreza en que vivía. Le quedaba la
satisfacción de haber contribuido al bien de la patria en lo que le fue
posible, sin perseguir riquezas, poder o gloria. Por eso, gozó de la
admiración de todos los que lo rodeaban, quienes veían en él a un símbolo
viviente de la libertad.
BIBLIOGRAFÍA
405
Quiso ser poeta, soldado, estadista, historiador, etc.:
quiso abarcarlo todo en la inmensidad de su espíritu.
Después tuvo la dicha de ver coronadas todas
sus ambiciones hasta llegar por último a la cumbre
de la gloria ceñido con la aureola del martirio.
SU RELIEVE
Manuel Rodríguez Objío es uno de los próceres que encarna con más
intensidad el lineamiento dominante de la historia dominicana del siglo
XIX : la formación de la nación a través de la aspiración a la
autodeterminación y la igualdad. Durante el proceso posterior a
la anexión de la República Dominicana a España, en 1861, Rodríguez
Objío fue el intelectual que con mayor radicalismo enarboló los principios
tendentes a la constitución de un pueblo libre y luchó por plasmarlos en
la realidad social mediante el compromiso político.
En el segundo lustro de la década de 1850 comenzó a incursionar
en la creación literaria y el periodismo, con la intención de exponer
principios que permitiesen una orientación renovadora de la vida del
país. Fue uno de los primeros poetas románticos dominicanos. Se dedicó
al periodismo y, aún muy joven, se dispuso a elaborar anotaciones
históricas que compiló bajo el epígrafe de Relaciones y que pueden
considerarse el primer tratado de historia escrito por un dominicano
bajo la perspectiva del ideal de un pueblo libre constituido en nación.
Su trascendencia en la historia no se deriva únicamente de su
condición de intelectual, sino de haber sido un hombre de acción que, a
pesar de las dudas interiores que lo asaltaban, decidió tomar parte en los
esfuerzos que se llevaban a cabo en pos de la libertad. Gracias a su
inquebrantable patriotismo y a su capacidad intelectual sobresalió en la
elaboración de propuestas políticas democráticas y revolucionarias. Por
eso desempeñó funciones de importancia durante la guerra de la
Restauración contra el dominio español, entre 1863 y 1865, y se proyectó
en los años posteriores como exponente del liberalismo democrático,
cuando los prohombres de esa gesta nacional se cohesionaron en
contraposición con el conservadurismo de Buenaventura Báez.
El protagonismo de Rodríguez Objío se resume en la intransigencia
frente a los enemigos de la libertad. Visualizaba la causa del pueblo
409
410 PERSONAJES DOMINICANOS
PRECOCIDAD
PALADÍN DE LA RESTAURACIÓN
1
Al igual que en citas posteriores de Rodríguez Objío, se han introducido ligeras
modificaciones para hacerlas más legibles.
416 PERSONAJES DOMINICANOS
EXILIADO EN HAITÍ
EL MARTIRIO
Ahora debo decir algo en descargo de mis errores. Ellos han tenido
por origen la persuasión en que he vivido siempre de que era
posible la existencia autonómica de la República Dominicana; de
que la ignorancia, mala fe o falsas apreciaciones de los gobiernos
que en ella se han sucedido desde el año 44 han sido los únicos
obstáculos que se han opuesto a la justificación de mi creencia,
razón porque he combatido algunos de ellos, acaso con demasiado
calor o acrimonia. Sin embargo, me hallaba en el ostracismo,
resignado a acatar todo hecho, en vista de que la mayoría de mis
compatriotas son de opinión contraria a la mía, cuando se me
anunció y se me persuadió por diferentes conductos y medios que
esa misma opinión del país había radicalmente cambiado, y que
llamaba a los expulsos en vía de paz y de fraternización. Bajo el
influjo de esta persuasión incalculada en mi espíritu no supe
conservar la indiferencia que me había impuesto por sistema: fui
débil ante el impulso siempre ciego del entusiasmo y he caído en
el último error de mi vida.
BIBLIOGRAFÍA
A lo largo del siglo XIX hubo tres grandes procesos en la lucha por la
independencia nacional de los dominicanos: la creación del Estado
dominicano de 1844 y las guerras con Haití, la Guerra de la Restauración
en 1863 contra España y la lucha contra la anexión a Estados Unidos
desde 1869. No fueron pocos los personajes que participaron en dos de
estas gestas, pero solo uno descuella por haber tomado parte en las tres:
Pedro Alejandrino Pina. Este inusual protagonismo provino de que se
inició en la lucha patriótica desde muy joven, en la sociedad secreta
fundada por Juan Pablo Duarte, al grado de ser reconocido como el
“Benjamín de los trinitarios”. Como rasgo relevante de su personalidad,
Pedro Alejandrino Pina se compenetró con la causa nacional y dio
muestras de una excepcional voluntad de lucha, por lo que le corresponde
el calificativo de patriota incansable.
Pina no fue solo un hombre de acción. Se nutrió de las enseñanzas
de Juan Pablo Duarte, padre de la patria, como uno de sus discípulos
más apreciados, y logró una comprensión profunda de los contenidos de
la causa nacional. Fue un pensador, aunque solo en algún momento
excepcional tuviera el respiro para sistematizar sus reflexiones. Destacan
entre ellas sus elucubraciones sobre cómo adaptar los preceptos de la
democracia a las condiciones del país.
ENTORNO FAMILIAR
433
434 PERSONAJES DOMINICANOS
EL BENJAMÍN
Cuando Duarte consideró que su prédica había prendido entre sus jóvenes
amigos y columbraba el desgaste del régimen haitiano, decidió fundar
la sociedad secreta La Trinitaria, el 16 de julio de 1838. Sobre este
acontecimiento se han ofrecido versiones no concordantes, pero se pueden
dar por sentados algunos hechos. Ese día varios conspiradores suscribieron
un juramento para ser fieles a la causa independentista y a la jefatura de
su caudillo, Juan Pablo Duarte. Todos eran jóvenes de los sectores
urbanos medios y superiores, posición que ponía a su alcance el acceso a
las doctrinas liberales que justificaban la causa nacional.
Dentro de ese conglomerado Pina fue el más joven, con dieciocho
años. Y lejos de ser un impedimento para tomar parte protagónica en
los acontecimientos, la juventud operó como un acicate para la acción.
El historiador García, bien enterado de los detalles de los hechos de
aquellos días, relata por ejemplo que el reclutamiento de Francisco del
Rosario Sánchez a La Trinitaria fue producto de las gestiones de Pina.
Tal disposición se puso de relieve con motivo del inicio de los procesos
que condujeron a la proclamación de la independencia nacional. A raíz
de la caída del dictador haitiano Jean Pierre Boyer, se produjo una
sublevación en la ciudad de Santo Domingo el 24 de marzo de 1843.
Los seguidores de Duarte se congregaron ese día en la plazoleta de la
436 PERSONAJES DOMINICANOS
iglesia del Carmen, enfrente de donde casi cinco años antes habían fundado
La Trinitaria. Desde ahí emprendieron una marcha hacia la sede de la
gobernación, en demanda de la deposición del titular, Alexis Carrié. Se les
unieron los liberales haitianos residentes en la ciudad de Santo Domingo,
dirigidos por Alcius Ponthieux, quienes al parecer tenían vínculos con el
sector opositor liberal haitiano originado en la ciudad de Les Cayes. Los
“reformistas”, tanto dominicanos como haitianos, perseguían la designación
como gobernador del comandante Etienne Desgrottes, del sector liberal,
a fin de que se extendiera el proceso de la Reforma.
La protesta fue atacada por las tropas gubernamentales con saldo de
varios muertos. Los manifestantes debieron abandonar la ciudad en
dirección a San Cristóbal, donde prepararon una ofensiva que obligó a
abdicar al gobernador Carrié. Se instaló un comité provisional compuesto
de tres dominicanos y dos haitianos. Uno de sus integrantes fue Pina
quien, con 22 años, saltaba al centro de la vida política. Pero lo más
interesante fue que se hizo el principal tribuno del sector dominicano y
adquirió fama por su elocuencia oratoria. Junto al joven trinitario
formaban parte de la Junta Popular, electa por una Asamblea Popular el
30 de marzo, su líder y amigo Juan Pablo Duarte, y otro trinitario,
Manuel Jiménes, quien también tendría importantes actuaciones en los
meses y años ulteriores.
Desde el principio de las sesiones de la Junta Popular, en la cual
Pina fungía como secretario y Ponthieux de presidente, se planteó el
estatuto nacional de los dominicanos. Esto provocó el enfrentamiento
entre los liberales dominicanos y los haitianos. Gracias a sus dotes
oratorias, Pina llevó la voz cantante en las sesiones del organismo, en
defensa de los derechos nacionales de los dominicanos. Dirigió sus
argumentos contra los de Jean Baptiste Morin, el otro haitiano que
pertenecía al organismo. Después de uno de los intercambios de
divergencias, Auguste Brouat sacó la conclusión de que todo estaba
perdido para Haití, pues la ruptura de los dominicanos era un hecho.
Los trinitarios, en control de la Junta Popular, propiciaron la
emisión de un documento que enunciaba reivindicaciones nacionales
tendentes a la autonomía del conglomerado dominicano y al respeto
de sus usos culturales. Ante esas señales, el presidente haitiano Charles
Hérard, quien había dirigido el movimiento de La Reforma, decidió
PEDRO ALEJANDRINO PINA 437
CONSTITUCIONALISTA
Limitar por la ley la acción del Ejecutivo hasta donde sea posible
para que no se encuentre coartada su acción en el gobierno del
país, ponerle en la impotencia de cercenar los derechos de los
ciudadanos y de perjudicar la nacionalidad, son cosas que la
Constituyente puede, si quiere, conseguir con mucha facilidad.
PEDRO ALEJANDRINO PINA 445
bienes que desea, necesita ofrecer ventajas positivas a los que muchas
veces inconsultamente, abandonan el lugar de sus afecciones […]
en pos de beneficios muchas veces ilusorios.
BIBLIOGRAFÍA
Vamos a tratar de probar que se puede ser tolerante sin ser débil,
que se puede ser fuerte sin ser déspota, que se puede establecer el
orden en la asociación sin incurrir
en la arbitrariedad, que se puede matar el vicio sin ser cruel,
que la Ley es más fuerte que todos los tiranos.
ULISES FRANCISCO ESPAILLAT
EL INTELECTUAL LIBERAL
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458 PERSONAJES DOMINICANOS
SOBRE EL REMOLINO
ELECCIÓN A LA PRESIDENCIA
PLANES GUBERNAMENTALES
que se garantizara la acción de todos los partidos. Llegó más lejos, al dar
instrucciones de que la prensa oficial recogiera escrupulosamente las
opiniones contrarias a su gobierno. Para evitar que los opositores tuvieran
que llegar a la revuelta, se ofrecieron las garantías de que todo el mundo
tenía el derecho de denunciar al presidente, así como a sus ministros y
gobernadores. El debate a través de la prensa debía sustituir la efusión
de sangre de las revoluciones. Se dictó un decreto de amnistía para todos
los perseguidos políticos, con excepción de quienes hubieran cometido
crímenes. El nuevo gobierno recogía el clamor de los círculos pensantes
sobre la necesidad de abolir el anacronismo que representaba la primacía
de los generales-caudillos en los asuntos públicos.
Espaillat y sus ministros estaban convencidos de que las dádivas a los
generales constituía la fuente primordial de la corrupción, acrecentada
durante el gobierno de González. Por tal razón, la segunda columna del
plan de Espaillat era la honradez. Dispuso que se eliminaran todas las
prebendas que se acordaban a los políticos y caudillos, a fin de hacer
prevalecer un régimen de austeridad en los gastos. En cumplimiento de
ese lineamiento, el ministro de Hacienda diseñó un plan de emergencia
basado en la disminución de los sueldos de los empleados y funcionarios
en 20 y 25%. De la misma manera, se trazó un plan financiero consistente
en aceptar solo un 25% del pago de los impuestos de aduanas en títulos
de deuda consolidados y, del 75% restante, reservar un máximo de 10%
para el pago de deudas contraídas por la propia administración.
Un tercer aspecto al que se le concedió prioridad fue el fomento del
agro, para lo cual se dispuso el levantamiento de una estadística que
pusiera en claro qué tierras eran propiedad del Estado, y con ellas fundar
granjas modelo y atraer inmigrantes. En todas las provincias fueron
designados Comisionados de Agricultura, que tendrían por función
extender las técnicas modernas entre los campesinos y contribuir al
fomento general de la instrucción y el desarrollo económico. Todos los
comisionados eran ciudadanos insignes, cuya autoridad moral podía
compararse con la de los integrantes del gabinete, como Pedro Francisco
Bonó en La Vega, Emiliano Tejera en Santo Domingo, Máximo Grullón
en Santiago y José María Cabral en Azua. Más adelante se dictó una ley
de concesión de terrenos del Estado para el cultivo de “frutos mayores”
de exportación, como azúcar, cacao y café. Tras un año de labores, los
476 PERSONAJES DOMINICANOS
se conformó una coalición entre caudillos que habían sido el soporte del
baecismo pero que habían pasado a ser partidarios de Ignacio González.
Encabezados por Gabino Crespo, incluían, entre otros, a Juan Gómez,
Juan Nuezit y Juan de Jesús Salcedo. La insurrección fue estimulada
por el ex presidente González a través de su amigo Carlos Nouel, quien
obtuvo apoyo del gobierno haitiano. Contra el Presidente también
conspiraron los comerciantes extranjeros, especialmente los catalanes,
quienes de seguro ponderaron la reforma financiera como contraria a sus
intereses. Marcos Cabral, baecista prominente, desplegó una campaña
sediciosa en la prensa, en la cual obtuvo el concurso del presbítero
Francisco Javier Billini, quien se sintió ofendido por los propósitos de
reforma del sistema educativo.
Para mediados de julio de 1876, se había generalizado la rebelión,
reforzada por el desconocimiento del gobierno que hizo el gobernador
de Azua, Valentín Pérez, a inicios de agosto. Se combatía en todo el
país, enfrentándose de un lado los partidarios de la legalidad,
generalmente jóvenes de las zonas urbanas, muchos de ellos
pertenecientes a familias de estratos superiores, y del otro los caudillos
seguidores de González y Báez, quienes arrastraban a los campesinos.
Luperón caracterizó el enfrentamiento entre el gobierno y la “revolución”
con la dureza propia de un militar:
CAÍDA DE LA PRESIDENCIA
BIBLIOGRAFÍA
483
484 PERSONAJES DOMINICANOS
Vol. XXXIV Cartas del Cabildo de Santo Domingo en el siglo XVII. Compilación de
Genaro Rodríguez Morel, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXV Memorias del Primer Encuentro Nacional de Archivos. Santo Domingo,
D. N., 2007.
Vol. XXXVI Actas de los primeros congresos obreros dominicanos, 1920 y 1922. Santo
Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXVII Documentos para la historia de la educación moderna en la República
Dominicana (1879-1894). Tomo I. Raymundo González, Santo
Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXVIII Documentos para la historia de la educación moderna en la República
Dominicana (1879-1894). Tomo II. Raymundo González, Santo
Domingo, D. N., 2007.
Vol. XXXIX Una carta a Maritain. Andrés Avelino, traducción al castellano e
introducción del P. Jesús Hernández, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XL Manual de indización para archivos, en coedición con el Archivo Nacional
de la República de Cuba. Marisol Mesa, Elvira Corbelle Sanjurjo,
Alba Gilda Dreke de Alfonso, Miriam Ruiz Meriño, Jorge Macle
Cruz, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XLI Apuntes históricos sobre Santo Domingo. Dr. Alejandro Llenas. Edición
de A. Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XLII Ensayos y apuntes diversos. Dr. Alejandro Llenas. Edición de A. Blanco
Díaz, Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. XLIII La educación científica de la mujer. Eugenio María de Hostos, Santo
Domingo, D. N., 2007.
Vol. XLIV Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1530-1546). Compilación de
Genaro Rodríguez Morel, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. XLV Américo Lugo en Patria. Selección. Compilación de Rafael Darío Herrera,
Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. XLVI Años imborrables. Rafael Alburquerque Zayas-Bazán, Santo Domingo,
D. N., 2008.
Vol. XLVII Censos municipales del siglo XIX y otras estadísticas de población. Alejandro
Paulino Ramos, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. XLVIII Documentos inéditos del arzobispo Adolfo Alejandro Nouel. Tomo I.
Compilación de José Luis Saez, S. J., Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. XLIX Documentos inéditos del arzobispo Adolfo Alejandro Nouel. Tomo II,
Compilación de José Luis Sáez, S. J., Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. L Documentos inéditos del arzobispo Adolfo Alejandro Nouel. Tomo III.
Compilación de José Luis Sáez, S. J., Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LI Prosas polémicas 1. Primeros escritos, textos marginales, Yanquilinarias.
Félix Evaristo Mejía. Edición de A. Blanco Díaz, Santo Domingo,
D. N., 2008.
486 PERSONAJES DOMINICANOS
Vol. LII Prosas polémicas 2. Textos educativos y Discursos. Félix Evaristo Mejía.
Edición de A. Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LIII Prosas polémicas 3. Ensayos. Félix Evaristo Mejía. Edición de A. Blanco
Díaz. Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LIV Autoridad para educar. La historia de la escuela católica dominicana. José
Luis Sáez, S. J., Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LV Relatos de Rodrigo de Bastidas. Antonio Sánchez Hernández, Santo
Domingo, D. N., 2008.
Vol. LVI Textos reunidos 1. Escritos políticos iniciales. Manuel de J. Galván.
Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LVII Textos reunidos 2. Ensayos. Manuel de J. Galván. Edición de Andrés
Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LVIII Textos reunidos 3. Artículos y Controversia histórica. Manuel de J. Galván.
Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LIX Textos reunidos 4. Cartas, Ministerios y misiones diplomáticas. Manuel de
J. Galván. Edición de Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N.,
2008.
Vol. LX La sumisión bien pagada. La iglesia dominicana bajo la Era de Trujillo
(1930-1961). Tomo I. José Luis Sáez, S. J., Santo Domingo, D. N.,
2008.
Vol. LXI La sumisión bien pagada. La iglesia dominicana bajo la Era de Trujillo (1930-
1961). Tomo II. José Luis Sáez, S. J., Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXII Legislación archivística dominicana, 1847-2007. Archivo General de la
Nación, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXIII Libro de bautismos de esclavos (1636-1670). Transcripción de José Luis
Sáez, S. J., Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXIV Los gavilleros (1904-1916). María Filomena González Canalda, Santo
Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXV El sur dominicano (1680-1795). Cambios sociales y transformaciones
económicas. Manuel Vicente Hernández González, Santo Domingo,
D. N., 2008.
Vol. LXVI Cuadros históricos dominicanos. César A. Herrera, Santo Domingo, D.
N., 2008.
Vol. LXVII Escritos 1. Cosas, cartas y... otras cosas. Hipólito Billini. Edición de
Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXVIII Escritos 2. Ensayos. Hipólito Billini. Edición de Andrés Blanco Díaz,
Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXIX Memorias, informes y noticias dominicanas. H. Thomasset. Edición de
Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXX Manual de procedimientos para el tratamiento documental. Olga Pedierro,
et. al., Santo Domingo, D. N., 2008.
PUBLICACIONES DEL ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN 487
Vol. LXXI Escritos desde aquí y desde allá. Juan Vicente Flores. Edición de Andrés
Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXXII De la calle a los estrados por justicia y libertad. Ramón Antonio Veras
(Negro), Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. LXXIII Escritos y apuntes históricos. Vetilio Alfau Durán, Santo Domingo,
D. N., 2009.
Vol. LXXIV Almoina, un exiliado gallego contra la dictadura trujillista. Salvador E.
Morales Pérez, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXV Escritos. 1. Cartas insurgentes y otras misivas. Mariano A. Cestero.
Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXVI Escritos. 2. Artículos y ensayos. Mariano A. Cestero. Edición de Andrés
Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXVII Más que un eco de la opinión. 1. Ensayos, y memorias ministeriales. Francisco
Gregorio Billini. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo,
D. N., 2009.
Vol. LXXVIII Más que un eco de la opinión. 2. Escritos, 1879-1885. Francisco Gregorio
Billini. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N.,
2009.
Vol. LXXIX Más que un eco de la opinión. 3. Escritos, 1886-1889. Francisco Gregorio
Billini. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N.,
2009.
Vol. LXXX Más que un eco de la opinión. 4. Escritos, 1890-1897. Francisco Gregorio
Billini. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N.,
2009.
Vol. LXXXI Capitalismo y descampesinización en el Suroeste dominicano. Angel Moreta,
Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXIII Perlas de la pluma de los Garrido. Emigdio Osvaldo Garrido, Víctor
Garrido y Edna Garrido de Boggs. Edición de Edgar Valenzuela,
Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXIV Gestión de riesgos para la prevención y mitigación de desastres en el patrimonio
documental. Sofía Borrego, Maritza Dorta, Ana Pérez, Maritza Mirabal,
Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXV Obras, tomo I. Guido Despradel Batista. Compilación de Alfredo
Rafael Hernández, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXVI Obras, tomo II. Guido Despradel Batista. Compilación de Alfredo
Rafael Hernández, Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXVII Historia de la Concepción de La Vega. Guido Despradel Batista, Santo
Domingo, D. N., 2009.
Vol. LXXXIX Una pluma en el exilio. Los artículos publicados por Constancio Bernaldo de
Quirós en República Dominicana. Compilación de Constancio Cassá
Bernaldo de Quirós, Santo Domingo, D. N., 2009.
488 PERSONAJES DOMINICANOS
Vol. CXLVII Rebelión de los capitanes: Viva el rey y muera el mal gobierno. Roberto
Cassá, Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXLVIII De esclavos a campesinos. Vida rural en Santo Domingo colonial. Raymundo
González, Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CXLIX Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1547-1575). Genaro
Rodríguez Morel, Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CL Ramón –Van Elder– Espinal. Una vida intelectual comprometida.
Compilación de Alfredo Rafael Hernández Figueroa, Santo
Domingo, D. N., 2011.
Vol. CLI El alzamiento de Neiba: Los acontecimientos y los documentos (febrero de
1863). José Abreu Cardet y Elia Sintes Gómez, Santo Domingo,
D. N., 2011.
Vol. CLII Meditaciones de cultura. Laberintos de la dominicanidad. Carlos Andújar
Persinal, Santo Domingo, D. N., 2011.
Vol. CLIII El Ecuador en la Historia (2da ed.) Jorge Núñez Sánchez, Santo
Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLIV Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe (1789-1854). José
Luciano Franco, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLV El Salvador: historia mínima. Varios autores, Santo Domingo, D. N.,
2012.
Vol. CLVI Didáctica de la geografía para profesores de Sociales. Amparo Chantada,
Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLVII La telaraña cubana de Trujillo. Tomo I. Eliades Acosta Matos, Santo
Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLVIII Cedulario de la isla de Santo Domingo, 1501-1509. Vol. II, Fray Vicente
Rubio, O. P., edición conjunta del Archivo General de la Nación y el
Centro de Altos Estudios Humanísticos y del Idioma Español,
Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLIX Tesoros ocultos del periódico El Cable. Compilación de Edgar Valenzuela,
Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLX Cuestiones políticas y sociales. Dr. Santiago Ponce de León, edición de
Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXI La telaraña cubana de Trujillo. Tomo II. Eliades Acosta Matos, Santo
Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXII El incidente del trasatlántico Cuba. Una historia del exilio republicano
español en la sociedad dominicana, 1938-1944. Juan B. Alfonseca Giner
de los Ríos, Santo Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXIII Historia de la caricatura dominicana. Tomo I. José Mercader, Santo
Domingo, D. N., 2012.
Vol. CLXIV Valle Nuevo: El Parque Juan B. Pérez Rancier y su altiplano. Constancio
Cassá, Santo Domingo, D. N., 2012.
492 PERSONAJES DOMINICANOS
Vol. CCI «Sociología aldeada» y otros materiales de Manuel de Jesús Rodríguez Varona.
Compilación de Angel Moreta, Santo Domingo, D. N., 2013.
Vol. CCII Álbum de un héroe. (A la augusta memoria de José Martí). 3ra edición.
Compilación de Federico Henríquez y Carvajal y edición de Diógenes
Céspedes, Santo Domingo, D. N., 2013.
COLECCIÓN JUVENIL
Vol. I Pedro Francisco Bonó. Textos selectos. Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. II Heroínas nacionales. Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2007.
Vol. III Vida y obra de Ercilia Pepín. Alejandro Paulino Ramos. Santo
Domingo, D. N., 2007.
Vol. IV Dictadores dominicanos del siglo XIX. Roberto Cassá. Santo Domingo,
D. N., 2008.
Vol. V Padres de la Patria. Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. VI Pensadores criollos. Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2008.
Vol. VII Héroes restauradores. Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2009.
Vol. VIII Dominicanos de pensamiento liberal: Espaillat, Bonó, Deschamps (siglo XIX).
Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2010.
COLECCIÓN REFERENCIAS