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UNIDAD PSICOMOTORA

El concepto de unidad psicomotora según Josefa Lora Risco, hace referencia a


la articulación de cuerpo, espacio y tiempo que al aparecer en el niño,
conforma el individuo psicomotor.
 
CONCIENCIA CORPORAL.

 
Quiros define la conciencia corporal como el proceso por el cual el sujeto
vivencia y experimenta su propio cuerpo21. Es un proceso básico, que a través
de actividades reflejas, motores, reacciones y propuestas permite al niño
reconocer su yo corporal. Este reconocimiento permite la interacción con el
medio de una manera coordinada para organizar los estímulos del entorno y
aprovecharlos.
Para definir conciencia corporal, se tiene en cuenta el proceso por el cual se
es capaz de reconocer el propio cuerpo, depende directamente de los procesos
de neurodesarrollo, maduración y plasticidad neuronal, además de la
interacción con los otros.
Se entiende por neurodesarrollo, el proceso de maduración del sistema
nervioso central mediante el cual el ser humano como hombre se estructura
con respecto al entorno y este a su vez sé retroalimenta a partir de los
individuos (estructuración recíproca entre el sujeto y el medio).
La maduración correspondiente al proceso por el cual las estructuras
anatómicas se vuelven funcionales a través de la integración de subsistemas
como el vestíbulo- propioceptivo, vestíbulo -ocular, músculo esquelético, y
otros.
 
La plasticidad neuronal es la capacidad que tiene el sistema nervioso para
realizar adaptaciones duraderas funcionales o no funcionales, según las
necesidades y características del entorno.
 
Elementos de la conciencia corporal.

Según Quiros la conciencia corporal consta de cinco elementos: esquema,


imagen, captación, concepto y potencialidad corporal.
 
Esquema corporal.
El esquema corporal ha sido definido desde diferentes escuelas. Según Ponty
(1975): "Mi cuerpo se revela como postura en vista de una tarea actual y
posible. El cuerpo siempre está en disponibilidad de la acción que le impone el
hombre, posibilidad de aprovecharlo para las diferentes acciones.

Rossell (1975): " Toma de conciencia de sí mismo que como idea abstracta y
subjetiva se puede situar pero no analizar". El esquema corporal resume la
experiencia cognoscitiva y efectiva del hombre, es la historia de los vínculos
con el mundo de los seres y objetos, constituido con base en las percepciones
y acciones.

Schílder (1983): “Aquella representación que nos formamos mentalmente de


nuestro propio cuerpo, es decir la forma como este se nos parece". “Es la visión
tridimensional que todo el mundo tiene de sí mismo”. El esquema corporal se
estructura sobre la sensopercepción del cuerpo y se reafirma en la acción
motora, ya que a través de la propiocepción, interocepción y la exterocepción
siento mi cuerpo y en la medida en que se integra me facilita establecer
relaciones con el entorno. 
De Ajuriaguerra (1974): Toma de conciencia del cuerpo en su totalidad y en sus
partes íntimamente ligadas e interrelacionadas, como realidad vivida y
conocida. Primero reconoce el cuerpo como unidad integral pero al mismo
tiempo la vivencia como la unión de los diferentes segmentos corporales que
actúan íntimamente de forma coordinada.
 
Bucher: Toma de conciencia de sí, el sentimiento de unidad y pertenencia del
cuerpo, que son en efecto los elementos esenciales que permitirán más tarde
al niño, el aprendizaje y el dominio de los elementos en cuestión y de sus
diferentes relaciones.
 
Pieron: “Conjunto de sensaciones relativas del propio cuerpo en relación con
los datos del mundo exterior". Las sensaciones del cuerpo son relativas a ese
mundo exterior.
 
Le Boulch (1978): Asume el esquema corporal como integración de cuerpo
vivido e imagen corporal. "Es la estructura central de la conformación de la
personalidad que se organiza en el intercambio entre el organismo y el medio" 23
. Es decir, cuando no es capaz de reconocer el cuerpo, apropiarlo, vivido y
manejado, lo que se hace es explorar el medio. Para esto necesita realizar
procesos de memoria, pensamiento, atención y permitir una estructura del
lenguaje, además, a través del movimiento el niño puede comunicarse y
establecer relaciones interpersonales.
Por tal razón se dice que reconocer el cuerpo es la parte central de la
personalidad porque realiza intercambios entre el Hery Head - Gordon Holmes
(1985): “Modelo Postural. Información a nivel cortical del propio cuerpo,
registro y almacenamiento de información. El esquema corporal es la huella
cortical de nuestro cuerpo a nivel de corteza cerebral. El homúnculo motor y el
homúnculo sensitivo se estructura con base en la interocepción, exterocepción,
la propiocepción, pero tiene que dejar una huella cortical para poder reconocer
el cuerpo, por eso es el registro y almacenamiento de las informaciones del
cuerpo a nivel cortical.
 
La estructuración del esquema corporal no termina en el reconocimiento
topológico de las diferentes estructuras, que el niño que reconoce los brazos,
las piernas, las manos, entre otros no significa que tiene estructurado el
esquema corporal. En conclusión, el esquema corporal se refiere al
reconocimiento de los segmentos corporales y la unidad corporal a través de la
vivencia de su propio cuerpo. Tiene implícito la huella cortical que le permite la
estructuración de la personalidad y otros sistemas de conciencia. El niño
empieza a vivenciar su esquema corporal desde el día que nace y se estructura
a lo largo de la vida mientras el cuerpo tenga que irse adaptando y
transformando según las circunstancias y se constituye en patrón de
movimiento.
 
Desarrollo del esquema corporal
 La actividad motriz del niño al nacer esta determinada por los reflejos, los
cuales van desapareciendo a medida que va ganando control gradual sobre
sus movimientos, es decir durante sus dos primeros años de vida de acuerdo
con su nivel de maduración neurológica.
 
Al respecto Mussen y Col. (1980) afirman que el niño llegue a gatear, sentarse,
ponerse de pie, construyen ejemplos claros de desarrollo por maduración,
estas acciones aparecen durante los dos primeros años como consecuencia de
las oportunidades que tenga el niño de usar su cuerpo, sumado a la
maduración del sistema nervioso central, periférico y al crecimiento del sistema
músculo esquelético, entre otros.
 
A los dos años el niño delimita su cuerpo del mundo de los objetos, reconoce
los nombres de las partes, comienza a hacer la coordinación oculo-manual, es
la forma como se inicia la estructuración del esquema corporal. Durante esta
etapa la delimitación de su cuerpo con el mundo de los objetos, está
determinada por partes, las cuales se ajustan a las leyes cefalocaudales y
proximodistales, vale decir, que el niño domina en primer lugar los segmentos
más anteriores del cuerpo y con relación a las extremidades el dominio crece
de lo proximal a lo distal (Le Boulch 1980). Así se van dando progresivamente
los elementos necesarios para lograr un pequeño ajuste.
 
Según Ajuriaguerra (1983) hasta los cuatro años los elementos motores y
cinestésicos prevalecen sobre los elementos visual y topográfico. Esta
prevalencia se relaciona con el predominio lateral de su cuerpo.
 
De los cinco a los siete años asistimos a la progresiva integración del esquema
corporal dirigida hacia la representación y conciencia del propio cuerpo con la
posibilidad de una transposición de sí mismo a los demás y de los demás a sí
mismo. En condiciones normales el proceso de concientización del esquema
corporal llega a su término aproximadamente hacia los siete años aunque su
estructuración siga a lo largo de la vida.
 
En el caso contrario los desajustes que se den son grandes y graves, al niño se
le dificulta el aprendizaje al sentirse torpe y poco capaz, surgen también
sentimientos de frustración y agresividad que llevan al pequeño a crear un
conflicto tanto a nivel motor, afectivo y cognoscitivo. Cuando no se logra
estructurar el esquema corporal, el niño no mira su cuerpo como algo propio
sino como una cosa que es incapaz de manejar y reconocer.
 

Imagen corporal.

La imagen corporal es la capacidad que tiene el hombre de darle una carga


emocional y afectiva a su propio cuerpo, es el significado o el sentir de uno con
respecto a su cuerpo. La imagen corporal tiene dos componentes, el
componente biológico (gestalt biológico) y el componente evolutivo (gestalt
evolutivo). El primero, se refiere a todas las características estables,
hereditarias, genéticas que marcan nuestro desarrollo corporal. El segundo,
reconoce lo que siente del cuerpo, lo que aprendió del medio. Está
determinado por factores ambientales, culturales e históricos y desde esta
perspectiva es componente del acto motor.
 
Captación corporal.

 La captación corporal es el reconocimiento no verbal del cuerpo. Se expresa a


través de diferentes actividades como la música, el dibujo, la danza, el juego y
las artes plásticas. Se evalúa por medio del dibujo de su propio cuerpo.
 
La captación del cuerpo esta relacionada con la imagen y el esquema corporal,
ya que la representación de nuestro cuerpo contribuye eficazmente a su
captación.
 

Concepto corporal.
 El concepto corporal es la expresión verbal de nuestro cuerpo, es decir,
cuando se puede comprender o expresar oralmente el conocimiento que sobre
el cuerpo tenemos: Tengo dos brazos, dos piernas, una cabeza, entre otros.
El concepto se construye entre los tres y los siete años.
 
Potencialidad corporal

La disponibilidad corporal llega a su nivel máximo cuando el sujeto tiene la


capacidad de excluir el cuerpo para realizar aprendizaje de tipo cognoscitivo,
esto también es llamado potencialidad corporal el cual se construye con base
en el sistema postural. Facilita el desarrollo simbólico y del lenguaje.
El hombre logra la integración cuerpo-espacio con base en el sistema postural
y los componentes ojo-visión, vestibular, táctil, posición y movimiento de las
extremidades.
El componente ojo-visión permite al individuo establecer relación especial entre
él y el objeto fijado visualmente. El hombre fija su mirada en un objeto y
establece la distancia a la que se encuentra, esto permite que se prepare para
alcanzarlo o actuar sobre él por medio del acto motor.
 
El componente vestibular permite al individuo orientar su cuerpo en el espacio,
hace conocer la aceleración o desaceleración a la que se ve sujeto el cuerpo,
además de proporcionar información direccional.
 
Por otro lado el componente táctil es importante la orientación espacial de todo
el cuerpo, ya que los receptores táctiles ubicados en el tejido cutáneo se
activan en las zonas que están en contacto, así como en la zona glútea cuando
la persona se encuentra en posición sedente y en las plantas de los pies
cuando permanece el cuerpo en posición bípeda. Estas zonas de contacto
corporal envían información sensorial, la cual se une a la percepción que el
sujeto tiene de sí mismo y de lo que lo rodea.
 
Por último el componente posición y movimiento de las extremidades ayudan al
individuo a vincular su imagen corporal en el medio. De este modo el ser es
capaz de determinar las diferentes posiciones del cuerpo y las extremidades
cuando se mueve en el espacio.
 
El espacio puede ser visto desde lo físico y lo vivenciado. El primero, permite
al hombre un desplazamiento corporal para establecer relaciones con el mundo
exterior de los seres y los objetos y el segundo, representado por los diferentes
espacios en el cual el hombre puede desenvolverse intencionalmente de
acuerdo a intereses, deseos y posibilidades individuales.
 
La espacialidad se relaciona con la conciencia corporal porque el primer
espacio que reconoce el hombre es el propio (espacio corporal). Según Quiros
la espacialidad se divide en espacialidad corporal (control del propio cuerpo),
espacialidad circundante (control del espacio) y en nociones del yo corporal.
Se construye primero con relación al propio cuerpo (estoy lejos o cerca de tal
objeto) y después ocurre un proceso de descentración donde el hombre
aprende las nociones espaciales con respecto a los objetos entre sí.
 

Piaget (1979) propone la construcción del espacio, como, espacio euclidiano


(de los 3 a 7 años se configura el espacio) que tiene en cuenta la organización
de las relaciones espaciales proyectando su cuerpo en este espacio, es decir,
reconoce primero las nociones espaciales en este orden, arriba, abajo,
adelante, atrás, cerca y lejos. Este reconocimiento se realiza teniendo en
cuenta como eje el cuerpo, luego se descentra y se toma con respecto a los
objetos para entender las relaciones de los objetos independientemente de su
propio cuerpo.

 TEMPORALIDAD 
Al igual que la orientación espacial, la temporalidad presenta dos niveles, el de
la percepción inmediata no susceptible de ser reducida a otro mecanismo y
refiere a la organización espontánea de fenómenos sucesivos y el nivel cuya
representación es mental. El sujeto al realizar un ejercicio físico estimula la
unidad motora del músculo que forma parte de la percepción y representación
del tiempo. Al realizar por segunda vez un movimiento elemental, se obtiene
una representación de la prolongación en el espacio, pero si tal movimiento se
realiza periódicamente se podrá tener también representación del tiempo. Por
este motivo algunos ejercicios que tienen un ritmo de movimiento, se
constituyen en un excelente medio para desarrollar el sentido del tiempo.
 
La percepción de la temporalidad tiene que ver con la realización de los
ejercicios, pues a menudo se debe recurrir a una exacta apreciación de la
duración de los ejercicios por la necesidad de distribuir correctamente las
fuerzas.
Todo movimiento coordinado requiere un sentido del espacio y del tiempo, por
tanto un individuo incoordinado gasta energía innecesaria para la ejecución de
una tarea determinada.
 
La temporalidad es estudiada de dos maneras diferentes como: tiempo
subjetivo que es característica de cada ser viviente y está representado en el
pasado, presente y en el futuro. Se desarrolla progresivamente desde el inicio
de la memoria y con los acontecimientos del vivir diario, al dejar una huella en
la vida de cada individuo, por ende lleva implícito, un ritmo temporal de
actitudes, expectativas, deseos y exigencias.
 
El tiempo objetivo se refiere al tiempo concreto y cuantificable, determinado por
un período de duración en el cual se lleva a cabo una acción determinada.
 
Mannoon (1967) dice que el tiempo se da en tres momentos de la vida, el
primero es el estadio del tiempo vivido (el niño vive el tiempo a través de la
acción motora), el segundo es el estadio del tiempo percibido (el niño percibe el
tiempo y aprecia las nociones temporales como antes, durante y después) y
por último el estadio del tiempo concebido que es lo cognitivo.

RELACIÓN CUERPO - ESPACIO - TIEMPO


Cuando inicia la estructuración de conciencia corporal, el sujeto toma como
punto de referencia su propio cuerpo, el cual lo vive y lo experimenta para
reconocer su yo corporal e interactuar con el entorno. De tal manera, el
individuo abre posibilidades de salir de él y elegir otros puntos, en el espacio y
el tiempo, que sirven de referencia, el cual supone la adquisición progresiva de
una estructura espaciotemporal. En primer lugar el niño necesita orientarse en
el espacio y a medida que amplía su campo de desplazamiento entra en
contacto con espacios nuevos para él. Para dominar este espacio necesitará ir
realizando experiencias personales, que le permitan establecer sencillas
relaciones espaciales entre los objetos, así como localizarse en el espacio él
mismo y ubicar a las personas y objetos que tiene alrededor. Esta percepción
espacial no es innata, sino que se adquiere gradualmente.

A medida que el niño evoluciona en sus capacidades afectivas, motrices e


intelectuales, abandona progresivamente el egocentrismo y proyecta la
orientación de su esquema corporal al mundo que lo rodea. El sistema de
referencia puede ser múltiple y estar centrado en objetos o seres vivos, la
orientación del espacio y en el espacio supone la facilidad de situarse en
relación con los elementos del mundo circundante para orientar sus acciones,
situar las acciones de los demás compañeros y de cuantos lo rodean.
 
Aunque espacio y tiempo forman un todo indisoluble, de modo que uno y otro
se entrelazan en una cadena de relaciones, mientras la noción de espacio es
fácil de aprender, el tiempo sólo existe en sus manifestaciones: la coordinación
de movimientos, ya sea en el espacio, con desplazamiento físico, o en la mente
que reconstruye o imagina acciones sucesivas, es lo que define el tiempo.
Los fenómenos temporales siguen una estructura y orden determinados, un
ritmo que puede percibiese de modo particular en el movimiento humano,
porque el individuo no se mueve en bloque sino de manera discontinua, pero
sucesiva. Los movimientos revelan, en cada individuo, el grado de
organización y estructuración de los elementos temporales. El factor tiempo,
junto a la noción de espacio, son los que permiten una adecuada estructuración
del esquema corporal, pero a su vez estas dos nociones forman la base sobre
la que se construye el esquema, y aseguran una mayor y mejor disponibilidad
del cuerpo con miras a la adaptación al medio que rodea al individuo, puesto
que una vez definidos, ya no es el cuerpo el punto de referencia orientador de
las acciones, sino el espacio y el tiempo. 

El reconocimiento de la lenta evolución de la conciencia corporal y del


movimiento, desde las reacciones expresivas espontáneas hasta la
disponibilidad consciente del propio cuerpo, pone de manifiesto la continuidad
de los aspectos afectivo-motor, perceptivo y conceptual. Esta organización
progresiva depende no solamente de la maduración y desarrollo de estructuras
corporales, sino de la interacción con el medio.

COORDINACIÓN. 

La Integración de la unidad psicomotora se expresa en la coordinación, la cual


se construye sobre el sistema postural y se refleja como proceso básico desde
el recién nacido hasta los 15 años cuando adquiere su proceso definitivo.
Según Josefa Lora Risco (1987), la coordinación es la capacidad que tienen los
músculos de actuar conjuntamente de manera armónica, eficaz y con el mínimo
gasto energético durante la actividad motora.
 
Existen diferentes tipos de coordinación, la coordinación psico-orgánico motriz,
la sensorio motriz, la perceptivo motriz y por último la coordinación global que
es el resultado de la integración de las tres anteriores.

COORDINACIÓN SENSORIO-MOTRIZ 

La coordinación sensorio motriz , se caracteriza por la relación que existe entre


el movimiento y cada uno de los canales sensoriales : visión, audición, tacto y
propiocepción. Según Kiphard (1976), todos los sentidos sirven para brindar
información al cerebro sobre el éxito o fracaso de nuestras actividades
motoras.24 Con respecto a esto, la coordinación se subdivide en: visomotriz,
audiomotriz, sensoriomotriz general y cinestésico-motriz y velocidad de
reacción.
 
La coordinación viso-motriz depende de las vivencias y experiencias corporales
que tiene el niño al relacionarse con los objetos. Además se pone en juego las
regulaciones propioceptivas que se ejercitan en el acto de coger y soltar y que
con la repetición van adquiriendo eficiencia y seguridad.
La coordinación audiomotriz, se cumple al aprender a ubicar el lugar de donde
proviene el estímulo sonoro y a reconocer los símbolos que implican la
realización de determinados movimientos o posiciones en relación con el
tiempo y sus variaciones.
 
La coordinación sensoriomotriz general, está representada por los movimientos
que se realizan al percibir un estímulo sensorial en cualquier parte del cuerpo
con o sin la Intervención de la visión o la mano. En la coordinación cinestésico
motriz , el cuerpo actúa como un todo el igual que en la velocidad de reacción.
En ésta coordinación se establece la relación entre el cuerpo y el tiempo en
que éste reacciona ente cualquier estímulo. Además se tiene en cuente la
capacidad que tiene el niño de sentir su cuerpo y reaccionar rápidamente ente
cualquier situación.

COORDINACIÓN PERCEPTIVO MOTRIZ

El sentido propioceptivo corresponde a la capacidad de enviar las


informaciones al cerebro para ser elaborados. El proceso perceptivo-motriz
depende igualmente del nivel de coordinación que cada uno posee para
relacionar los campos perceptual y motor. Dicha coordinación se desarrolla de
acuerdo el nivel de maduración nerviosa, el ajuste sinérgico y complementario
de los músculos que intervienen en el movimiento y en especial a su ejercicio
constante.
 
Según Josefa Lora Risco, existen coordinaciones simples y complejas. Las
simples, requieren de la participación de todo el cuerpo, son espontáneas y se
ajustan al proceso de maduración nerviosa; mientras que las coordinaciones
complejas, exigen precisión de los movimientos y de la intervención del espacio
y el tiempo. A partir de éstas coordinaciones, se adquieren las destrezas que
son un conjunto de movimientos, secuenciados en un orden especifico, con
armonía y un mínimo esfuerzo.
 

Las capacidades perceptual y sensorial, integradas a la motricidad conforman

la unidad corporal, lo que brinda al hombre la posibilidad del ser, frente a si

mismo y frente al mundo de manera individual, lo que lo diferencia de los

demás.

COORDINACIÓN GLOBAL
Por último tenemos la coordinación global o general, necesaria de la perfecta
armonía de grupos musculares en reposo y en movimiento. Este adquiere su
desarrollo definitivo hasta los quince años, lo que facilita su educación
temprana y progresiva. La coordinación general presenta dos aspectos bien
diferenciados: la coordinación estática y la coordinación dinámica. La primera
está dada por el equilibrio entre diversos grupos musculares antagonistas, se
establece en función del tono y permite la conservación voluntaria de las
actitudes. La segunda es puesta en acción simultánea de grupos musculares
diferentes en vista a la ejecución de movimientos voluntarios más o menos
complejos.

Los dos tipos de coordinación están regidos por las vías neuromotrices
cerebelosas que dominan el funcionamiento estático - equilibrio estático - y el
cinético - equilibrio y sinergia de movimientos automáticos y no automatizados.
De acuerdo al tipo de movimiento que se realiza, la coordinación dinámica será
: general, cuando se refiere a acciones donde solamente intervienen miembros
inferiores o en conjunto con miembros superiores; son generalmente
actividades que requieren el desplazamiento corporal, como trepar, correr,
saltar, lanzar balones, entre otros. La coordinación dinámica será de tipo
manual cuando se establece por el juego de movimientos de ambas manos.
 

La coordinación está subordinada a la madurez del sistema nervioso, a la edad,


a la fatiga y al ejercicio. El entrenamiento deberá ser repetido, condición
esencial para el niño con retardo del desarrollo psicomotor, pero al mismo
tiempo variado y exigir un aporte intelectual para determinar un esfuerzo de
atención.
 

La música es un poderoso auxiliar que facilita en gran parte la reeducación,


pues ayuda a crear verdaderos reflejos condicionados de tipo auditivo motor.
Estas asociaciones requieren de esfuerzo voluntario y de atención para poder
mantenerse, lo que se traduce por una adecuación motora a las variaciones del
ritmo.

 
Para que el plan de reeducación psicomotríz cumpla sus fines, deberá seguir la
evolución psicomotora normal. Esta se traduce por la independencia
progresiva de los grupos musculares, y por la aparición del freno inhibitorio que
ejerce de más en más el control de la actividad voluntaria; el nido pasa del
movimiento espontáneo al movimiento consciente. Si se observan los
movimientos del adolescente y el adulto, ya sean simultáneos o independientes
se verá que están adaptados a un fin y coordinados, los gestos son precisos y
pueden mantenerse aún si el ritmo de trabajo o la fuerza muscular puesta en
fuego varía. La actitud en general es elástica; dicha cualidad está dado por el
equilibrio entre la contracción y la relajación muscular.

La evolución de los movimientos del recién nacido y los movimientos del adulto
resultan de la gran maduración del sistema nervioso y de la integración
progresiva de sus funciones. La maduración paulatina normal se traduce en
modos de comportamiento también normales, las diversas manifestaciones de
la conducta evolucionan dependiendo del desarrollo normal del sistema
psicomotor.

COORDINACIÓN DINÁMICA GENERAL 


Los ejercicios de coordinación dinámica general son un medio, entre otros, de
educar los automatismos y de “dominar” las anarquías endocrinas,
neurovegetativas o motrices.
 

Todo ejercicio motor global, aún el más simple, es así mismo un ejercicio
kinestésico, táctil, laberíntico, visual, espacio temporal, etc. Los ejercicios
dinámicos globales juegan un importante papel en el mejoramiento de los
mandos nerviosos y en el afinamiento de las sensaciones y percepciones.
 
LATERALIDAD

Desde tiempos muy remotos, es decir, desde que el hombre adquirió


conciencia de su condición y su comportamiento, se conoció que los lados de
nuestro cuerpo no podían ser considerados equivalentes.
 
El hemicuerpo derecho no es idéntico al hemicuerpo izquierdo, sino que una es
la imagen en espejo de la otra. Se reconoce entonces que todos los órganos
del cuerpo se desarrollan según su eje vertical en forma simétrica.
 

Para hablar de lateralidad y sus aplicaciones es necesario aclarar algunos


términos: se llama dominancia el dominio de un lado del cuerpo sobre otro en
la realización de actividades (dominancia motora), la dominancia cerebral
(dominancia simbólica) se relaciona con el desarrollo de las capacidades
simbólicas de uno u otro hemisferio, no siempre el hemisferio dominante para
los símbolos es el mismo para la lateralidad motora. Direccionalidad es el
conocimiento de derecha e izquierda en el espacio. La lateralidad y
direccionalidad, tienen un efecto importante en la capacidad de aprendizaje,
puesto que la derecha e izquierda en un libro o en un papel, son indispensables
para leer, trazar las letras y escribir números.

RELACIÓN DOMINANCIA - LATERALIDAD 

Según Quiros (1987), en los recién nacidos, ambos hemisferios son en


apariencia genéticamente equipotenciales y durante el período comprendido
entre el final del primer año de vida postnatal y el comienzo del segundo año
aparecen juntas algunas manifestaciones claras como la del habla y la de la
mano. Sin embargo no es posible establecer diferencias entre ambos
hemicuerpos, pero dan paso para la adquisición del esbozo de la lateralidad.

Hacia los 4 meses, el niño es capaz de seguir el desplazamiento de su mano


con los ojos, creando un esbozo de prevalencia manual y a partir de los 7
meses la prevalencia se concreta cuando en el transcurso de las
manipulaciones, una de las manos se revela más hábil que la otra y en que el
niño tiende a utilizarla con preferencia.

RELACIÓN DIRECCIONALIDAD – LATERALIDAD

La lateralidad y la direccionalidad parten de la experiencia del movimiento en


las dos mitades del cuerpo y de la observación y confrontación de la diferencia
que existe entre dos o más movimientos. Dada su naturaleza bilateral
simétrica, el organismo está anatómica y neurológicamente diseñado para
constituirse en punto de referencia para el desarrollo de las nociones
especiales. El concepto de direccionalidad es la proyección de la lateralidad
hacia afuera a partir del cuerpo, en el espacio, es decir, que cuando el niño ha
tomado conciencia de sus lados derecho e izquierdo, esta listo para proyectar
estos conceptos direccionales hacia el espacio externo.
 
Se acepta cada vez más que el hemisferio dominante es casi siempre
(alrededor del 90% de los individuos) el izquierdo. Así mismo se ha señalado
que el hemisferio izquierdo se relaciona con el manejo de la información
procedente del cuerpo del sujeto mismo y que lesiones del hemisferio izquierdo
conllevan a alteraciones del esquema corporal y de las funciones motores.
Con relación a las funciones motores, Luria (1977) permite demostrar que
cierto lado del cuerpo es comandado por el hemisferio cerebral opuesto. Así,
por ejemplo, los movimientos del lado derecho del cuerpo son comandados por
el lado izquierdo del cerebro y viceversa.
 

Naturalmente, es posible que uno de los hemisferios se vuelve dominante en


relación con el otro, es decir, que uno de los lados del cerebro envíe con mayor
rapidez un mensaje motor a la mano correspondiente. Es por ello que la
predisposición diestra se destaca como «normal" en la mayoría de los casos.
 

Debido a la especialización cerebral se empieza a dar mayor significado a la


preferencia y la prevalencia que tiene cada sujeto para utilizar y reconocer la
parte derecha o izquierda del cuerpo. A dicha predilección se le denomina
lateralidad.
 
Quiros y Schrager (1.987) afirman que la dominancia es un fenómeno propio
del sistema nervioso central, por el cual un hemisferio desempeña el principal
papel en la coordinación de funciones especificas. De igual forma, consideran
que la prevalencia es impuesta por códigos genéticos (neuromusculares), en
tanto que las preferencias se adquieren por influencias medioambientales y
socioculturales sobre la utilización de un hemicuerpo, siendo estas los
elementos de la lateralidad.

Con la adquisición de la conciencia corporal el niño divide su cuerpo en dos


mitades (hacia el tercer año y es una manifestación externa de la integración
del sistema postular): puede realizar movimientos de habilidad con una mano
(prueba de oposición digital) sin imitativos de la otra, también puede actuar en
forma independiente con cada hemicuerpo, lo cual indica un paso en la
ontogenia de la lateralidad.

Entre los 4 y los 6 años de edad, las funciones conductoras del habla
comienzan a regir las acciones, y la simbolización empieza a dominar en el
hemisferio cerebral izquierdo. De tal manera que el niño puede indicar su
mano izquierda y derecha alrededor de los 7 años de edad.

Según Piaget (1.979), la adquisición de nociones relativas, pasa por 3 etapas


que corresponden a 3 de subjetivaciones (3 socializaciones progresivas del
pensamiento):

 La primera etapa (5-8 años), en cuyo transcurso izquierda y derecha se


consideran únicamente desde el punto de vista del niño.

 La segunda etapa (8-11 años) se considera desde el punto de vista de


los otros y del examinador.

 La tercera etapa (11-12 años) marca el momento en que derecha e


izquierda se consideran cada vez más desde el punto de vista de las
cosas mismas.

En conclusión el sentido de izquierda y derecha aparece entre los 6 y los 7


años de edad. Entre los 7 y los 9 años de edad, el niño puede reconocerlas no
sólo en sí mismo sino frente a los demás, sin recurrir como antes a la
proyección de su lateralidad en un espejo y hacia los 11 años reconocer su
lateralidad izquierda y derecha con respecto a los objetos.

 Por otra parte la estructuración de la lateralidad se establece con base en la


conciencia corporal (esquema corporal), después de la integración del sistema
postural.

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