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2. El pecado original
b) "Pero ¿por qué Dios no impidió que el primer hombre pecara?. San
León Magno responde: «La gracia inefable de Cristo nos ha dado bienes
mejores que los que nos quitó la envidia del demonio»109. Y Santo Tomás
de Aquino110: «Nada se opone a que la naturaleza humana haya sido
destinada a un fin más alto después del pecado. Dios, en efecto, permite
que los males se hagan para sacar de ellos un mayor bien. De ahí las
palabras de S. Pablo: Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia
(Rom 5,20). Y el canto del Exultet: Oh feliz culpa que mereció tal y tan
grande Redentor!»" (Catecismo, 412).
saber que hemos salido de las manos de Dios, que somos objeto de la
predilección de la Trinidad Beatísima, que somos hijos de tan gran Padre.
Yo pido a mi Señor que nos decidamos a damos cuenta de eso, a
saborearlo día a día: así obraremos como personas libres. No lo olvidéis: el
que no se sabe hijo de Dios, desconoce su verdad más íntima, y carece en
su actuación del dominio y del señorío propios de los que aman al Señor
por encuna de todas la cosas"113.
Citas:
105 CONCILIO VATICANO II, Const. Lumen gentium, 2.
106 SANTO TOMAS DE AQUINO, De malo, q.4, a. 1.
107 Cfr. CONCILIO DE TRENTO: DS 1511-1512.
108 Cfr. CONCILIO DE TRENTO: DS 1513.
109 Sermo 73,4.
110 Summa Theologiae, III, q.l, a.3, ad 3.
111 En el tema 28, n. 5, se estudian específicamente estas virtudes, y su
relación con las virtudes humanas del mismo nombre.
112 Cfr. también tema 28, n. 7.
Mortal:
Venial
El Hombre Nuevo
Este hombre nuevo tiene unas nuevas fuerzas, puede vivir la ley de la
caridad, Puede conocer a Dios por la fe y esperar su ayuda. Pero, estas
fuerzas nuevas no le privan de tener que luchar contra el demonio y las
tentaciones. En él persiste la inclinación al mal (la concupiscencia) como
un residuo del pecado. De hecho los protestantes lo igualan al pecado.
Necesidad de la gracia
Clasificación de la gracia
La gracia actual es ese don sobrenatural, pasajero, otorgado por Dios, que
ilumina la inteligencia y mueve la voluntad para que el hombre sea capaz
de realizar acciones sobrenaturales. Es un don de Dios concedido
temporalmente en una circunstancia precisa.
Los carismas son gracias especiales del Espíritu Santo, están ordenados a
la gracia santificante y son para el bien común de la Iglesia.
Otras ayudas que se reciben son los dones del Espíritu Santo. Estos dones
permiten adquirir el gusto por las cosas de Dios, conocer profundamente
las verdades de fe, apreciar en su justa dimensión las cosas de este
mundo, poder hacer juicios con rectitud, otorga las fuerzas para hacer el
bien, una mayor relación con Dios, rechazar el pecado por amor a Dios.
Estos dones son:
Sabiduría: comunica el gusto por las cosas de Dios.
Inteligencia: que comunica el conocimiento profundo de las verdades de
fe, dando la capacidad para entenderlas.
Ciencia: que enseña la recta apreciación de las cosas terrenas.
Consejo: que ayuda a formar un juicio sensato sobre las cosas prácticas de
la vida.
Fortaleza: da las fuerzas necesarias para trabajar con alegría por Cristo.
Piedad: relaciona con Dios como Padre y Creador.
Temor de Dios: hace que se tenga temor de ofender a Dios, rechazando el
pecado para mantener la unión con Él, siempre por amor a Dios.
Conclusión
La vida espiritual del hombre es superior a la vida material, de ahí la
necesidad de todas estas ayudas. El hombre debe armonizar la vida
material y la espiritual. Cuando hay conflicto debe escogerse siempre el
bien mayor.
Para profundizar:
Gaudium et spes n 17
Los pecados o vicios capitales son aquellos a los que la naturaleza humana
caída está principalmente inclinada. Es por eso muy importante para todo
el que desee avanzar en la santidad aprender a detectar estas tendencias
en su propio corazón y examinarse sobre estos pecados.
Los pecados capitales son enumerados por Santo Tomás (I-II:84:4) como
siete:
Orgullo
Avaricia
Gula
Lujuria
Pereza
Envidia
Ira.
San Buenaventura (Brevil., III,ix) enumera los mismos. El número siete fue
dado por San Gregorio el Grande (Lib. mor. in Job. XXXI, xvii), y se
mantuvo por la mayoría de los teólogos de la Edad Media. Escritores
anteriores enumeraban 8 pecados capitales: San Cipriano (De mort., iv);
Cassian (De instit. cænob., v, coll. 5, de octo principalibus vitiis);
Columbanus ("Instr. de octo vitiis princip." in "Bibl. max. vet. patr.", XII,
23); Alcuin (De virtut. et vitiis, xxvii y sgtes.)
1. Soberbia u Orgullo
Virtud a vencer:
Humildad
La virtud moral por la que el hombre reconoce que de si mismo solo tiene
la nada y el pecado. Todo es un don de Dios de quien todos dependemos y
a quien se debe toda la gloria. El hombre humilde no aspira a la grandeza
personal que el mundo admira porque ha descubierto que ser hijo de Dios
es un valor muy superior. Va tras otros tesoros. No está en competencia.
Se ve a sí mismo y al prójimo ante Dios. Es así libre para estimar y
dedicarse al amor y al servicio.
2. La Avaricia
Virtud a vencer:
Generosidad
3. La Lujuria
Virtud a vencer:
Castidad
Es la virtud que gobierna y modera el deseo del placer sexual según los
principios de la fe y la razón. Por la castidad la persona adquiere dominio
de su sexualidad y es capaz de integrarla en una sana personalidad, en la
que el amor de Dios reina sobre todo.
4. La Ira
El sentido emocional de desagrado y, generalmente, antagonismo,
suscitado por un daño real o aparente. La ira puede llegar a ser pasional
cuando las emociones se excitan fuertemente.
Virtud a vencer:
Paciencia
5. La Gula
Virtud a vencer:
Templanza
6. La Envidia
Virtud a vencer:
Caridad
7. La Pereza
Virtud a vencer:
Diligencia