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Relato A: Hch 9,1-18 Relato B: Hch 22, 1-15 Relato C: Hch 26,9-18

Saulo, que todavía respiraba amenazas de «Hermanos y padres, les dijo, escuchen lo que Yo, por mi parte, consideraba que debía
muerte contra los discípulos del Señor, se hoy les voy a decir en mi defensa». 2 Al oír combatir por todos los medios el nombre de
presentó al Sumo Sacerdote 2 y le pidió cartas que hablaba en hebreo, el silencio se hizo aún Jesús de Nazaret. 10 Así lo hice en Jerusalén:
para las sinagogas de Damasco, a fin de traer más profundo. Pablo prosiguió: 3 «Yo soy yo mismo encarcelé a un gran número de
encadenados a Jerusalén a los seguidores del judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero me he santos con la autorización de los sumos
Camino del Señor que encontrara, hombres o criado en esta ciudad y he sido iniciado a los sacerdotes, y cuando se los condenaba a
mujeres. 3 Y mientras iba caminando, al pies de Gamaliel en la estricta observancia de muerte, mi voto era favorable. 11 Recorría
acercarse a Damasco, una luz que Saulo, que la Ley de nuestros padres. Estaba lleno de celo frecuentemente las sinagogas, y los castigaba
todavía respiraba amenazas de muerte contra por Dios, como ustedes lo están ahora. 4 para obligarlos a renegar de su fe. Lleno de
los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Perseguí a muerte a los que seguían este rabia contra ellos, los perseguía hasta en las
Sacerdote 2 y le pidió cartas para las sinagogas Camino, llevando encadenados a la prisión a ciudades extranjeras.
de Damasco, a fin de traer encadenados a 12 Una vez, cuando me dirigía a Damasco con
hombres y mujeres; 5 el Sumo Sacerdote y el
Jerusalén a los seguidores del Camino del Consejo de los ancianos son testigos de esto. plenos poderes y con la orden de los sumos
Señor que encontrara, hombres o mujeres. 3 Y Ellos mismos me dieron cartas para los sacerdotes, 13 en el camino, hacia el mediodía,
mientras iba caminando, al acercarse a hermanos de Damasco, y yo me dirigí allá con vi una luz más brillante que el sol, que venía
Damasco, una luz que venía del cielo lo el propósito de traer encadenados a Jerusalén a del cielo y me envolvía a mí y a los que me
envolvió de improviso con su resplandor. Y los que encontrara en esa ciudad, para que acompañaban. 14 Todos caímos en tierra, y yo
cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: fueran castigados. 6 En el camino y al oí una voz que me decía en hebreo: “Saulo,
«Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?». 5 Él acercarme a Damasco, hacia el mediodía, una Saulo, ¿por qué me persigues? Te lastimas al
preguntó: «¿Quién eres tú, Señor?». «Yo soy intensa luz que venía del cielo brilló de pronto dar coces contra el aguijón”. 15 Yo respondí:
Jesús, a quien tú persigues, le respondió la voz. a mi alrededor. 7 Caí en tierra y oí una voz que “¿Quién eres, Señor?”. Él me dijo: “Soy Jesús,
6 Ahora levántate, y entra en la ciudad: allí te me decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me a quien tú persigues. 16 Levántate y permanece
dirán qué debes hacer». 7 Los que lo persigues?”. 8 Le respondí: “¿Quién eres, de pie, porque me he aparecido a ti para hacerte
acompañaban quedaron sin palabra, porque Señor?”, y la voz me dijo: “Yo soy Jesús de ministro y testigo de las cosas que has visto y
oían la voz, pero no veían a nadie. 8 Saulo se Nazaret, a quien tú persigues”. 9 Los que me de aquellas en que yo me manifestaré a ti. 17
levantó del suelo y, aunque tenía los ojos acompañaban vieron la luz, pero no oyeron la Te libraré de los judíos y de las naciones
abiertos, no veía nada. Lo tomaron de la mano voz del que me hablaba. 10 Yo le pregunté: paganas. A ellas te envío 18 para que les abras
y lo llevaron a Damasco. 9 Allí estuvo tres días “¿Qué debo hacer, Señor?”. El Señor me dijo: los ojos, y se conviertan de las tinieblas a la
sin ver, y sin comer ni beber. “Levántate y ve a Damasco donde se te dirá lo luz y del imperio de Satanás al verdadero Dios,
10 Vivía entonces en Damasco un discípulo que debes hacer”. 11 Pero como yo no podía y por la fe en mí, obtengan el perdón de los
llamado Ananías, a quien el Señor dijo en una ver, a causa del resplandor de esa luz, los que pecados y su parte en la herencia de los
visión: «¡Ananías!». me acompañaban me llevaron de la mano hasta santos”.
Él respondió: «Aquí estoy, Señor». 11 El Señor Damasco. 12 Un hombre llamado Ananías, fiel
le dijo: «Ve a la calle llamada Recta, y busca cumplidor de la Ley, que gozaba de gran
en casa de Judas a un tal Saulo de Tarso. 12 Él prestigio entre los judíos del lugar, 13 vino a
está orando, y ha visto en una visión a un verme y, acercándose a mí, me dijo: “Hermano
hombre llamado Ananías, que entraba y le Saulo, recobra la vista”. Y en ese mismo
imponía las manos para devolverle la vista». 13 instante, pude verlo. 14 Él siguió diciendo: “El
Ananías respondió: «Señor, oí decir a muchos Dios de nuestros padres te ha destinado para
que este hombre hizo un gran daño a tus santos conocer su voluntad, para ver al Justo y
en Jerusalén. 14 Y ahora está aquí con plenos escuchar su Palabra, 15 porque tú darás
poderes de los jefes de los sacerdotes para testimonio ante todos los hombres de lo que
llevar presos a todos los que invocan tu has visto y oído.
Nombre ». 15 El Señor le respondió: «Ve a
buscarlo, porque es un instrumento elegido por
mí para llevar mi Nombre a todas las naciones,
a los reyes y al pueblo de Israel. 16 Yo le haré
ver cuánto tendrá que padecer por mi
Nombre». 17 Ananías fue a la casa, le impuso
las manos y le dijo: «Saulo, hermano mío, el
Señor Jesús –el mismo que se te apareció en el
camino– me envió a ti para que recobres la
vista y quedes lleno del Espíritu Santo». 18 En
ese momento, cayeron de sus ojos una especie
de escamas y recobró la vista. Se levantó y fue
bautizado.

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