Está en la página 1de 5

TEXTO 1 Juan 2.

1-2

Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no pequen. Si alguno ha pecado, tenemos
un abogado ante el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros
pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.

TEMA: Jesús nuestro abogado-Jesucristo el justo

TITULO Radical

TESIS Que pueda acercarse confiadamente a Jesucristo que es nuestro abogado


justo.

INTRODUCCION

Dinámica El Abogado
 Reunir en pareja a los chicos, uno es el abogado defensor y el otro es el acusado. El
acusado no debe hablar en ningún momento, el papel del abogado es defender al
acusado en todo el tiempo de la dinámica, es decir el coordinador le hará repentinas
preguntas a los acusados y los abogados son los únicos que deben hablar si el abogado
se queda callado o el acusado habla esa pareja pierde.

Jesús es nuestro abogado.


Preguntas del texto
 ¿Según el 1 Juan 2:1, porque fue una de las razones porque Juan escribió su
carta?
 ¿Si Juan le estaba escribiendo a creyentes, es posible que un creyente peque
después de su conversión a Cristo?
 ¿Es posible que un creyente peque, si anda en el Espíritu?
 ¿Si Jesús es nuestro abogado, que pelea nuestro caso ante el Padre si pecamos,
¿nos da la excusa de pecar si nos place?

DESARROLLO
Juan nos enseña cuál es la relación entre el cristiano y el pecado.
El llamado a no pecar – Vs 1

 El apóstol Juan nos dice que el propósito del evangelio es llevarnos a no pecar. 

 Cristo Jesús vino al mundo para salvarnos, no con nuestros pecados sino, de
nuestros pecados. 

 Juan nos dice que el propósito de él escribir esta epístola es para que no
pequemos más.
 Que, aunque él usa frases radicales y fuertes en toda la epístola, él lo hace
porque les ama y punto.

 Hermanos, Dios nos salva para una vida de santidad y no de pecado.

 Jesús no vino para que nuestros pecados fueran perdonados y nada más. Jesús
vino para que nuestra vida se apartara del pecado y se consagrara a Dios. Por
tanto, Dios nos llama a no pecar.

 Es nuestro deber como creyentes, bajo el poder del Espíritu Santo, evitar todo
tipo de pecado. 

 En Juan 8:11 “vete, y no peques más.” Jesús no le dice: “hija trata de evitar


caer en adulterio”

 Lo mismo le enseñó Pablo a Timoteo en 2 Timoteo 2:18

 Sea de pensamiento, palabra y obras.

 Así que es nuestro deber apartarnos de todo pecado.

 Pero también debemos evitar todo aquello que nos lleve a pecar. Así de radical
Dios nos llama a hacer.Mateo 5:27-30

 Debemos cortar con todo aquello que nos lleve a pecar

 Muchas de estas cosas no son malas en sí mismo, pero pueden ser instrumentos
o medios para pecar y si eso es así en nuestras vidas entonces Dios demanda una
separación radical. 

 Su meta evitar todo pecado

 El cristiano es el desea y buscar vivir en obediencia a Dios. Y él busca vivir una


vida que le agrade a Dios. Y tan pronto como descubre que ha estado haciendo
algo mal busca con rapidez enmendar sus caminos.

Pero, aunque ese es nuestro objetivo sabemos que somos pecadores. La perfección solo
se logrará en los cielos. ¿Cuál debe ser nuestra reacción ante la triste realidad de que
todavía pecamos?

II. El llamado a buscar a Cristo

 Juan sabe que todos pecamos todos los días. No hay un día en el cual no
pequemos. Pero, si te das cuenta, Juan presenta el pecado como un caso
hipotético.
 El no quiere dar la idea de que tenemos libertad para pecar. Nadie tiene libertad
para pecar. Nadie tiene libertad para hacer lo malo. 1 Corintios 7 22 Por eso él
dice “y si alguno hubiere pecado”. ¿Qué debe hacer?  Debemos tratar con el
pecado bíblicamente.

 Ninguno de nosotros debe actuar como si nunca pecara, como si ya no caminara


sino flotara.

 La tendencia es a esconder el pecado y decir aquí no ha pasado nada. Eso no es


correcto.. Debemos ser lo suficientemente honestos y humildes para reconocer
nuestros pecados. Dios espera eso. Debemos tener una actitud de no justificar
nuestro pecado sino confesarlo y apartarnos de Él. 

 El pecado nos hunde, pero nos hunde más cuando lo justificamos y no lo


confesamos ni nos apartamos. Y si hemos ofendido a alguien, es nuestro deber
pedirle perdón, buscar la reconciliación y estar preparados para asumir las
consecuencias del pecado.

 Pero Juan nos dice algo más. Si hemos pecado, Dios ha provisto un remedio
para tratar con el mismo: Busca a Jesucristo porque Él es tu abogado.  

            Jesucristo es nuestro abogado. Esto implica varias cosas.

 En primer lugar, Él es nuestro representante. Dios Padre lo escogió para


ser nuestro representante. Isaías 42:1

 No solo eso. El mismo se identificó como nuestro representante en su


bautismo. Mateo 3:15 Jesús en quien no había pecado se sometió al
bautismo de arrepentimiento de Juan. El no tenía ningún pecado que
confesar. Pero al someterse al ritual del bautismo Jesús se identificaba
con los pecadores. El es nuestro representante ante el Padre.

 Y como nuestro abogado El defiende nuestras personas. El defiende


nuestro testimonio. Y aunque como pecadores somos acusados: por
Satanás, por nuestra conciencia, por nuestro prójimo y por Dios mismo,
según consta en el libro de las memorias de Dios, libro de las obras,
Cristo Jesús, como nuestro abogado defiende nuestro estatus delante de
Dios.

¿Cómo El lo hace? Vs. 2

 Juan nos dice presentando delante del Padre su propia justicia. “abogado


tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.” Jesús presenta su defensa
en primer lugar, señalando que Él es el único cualificado para presentarse
delante del Juez de toda la tierra.  Un ejemplo: “si yo como abogado me presento
en la corte a defender un criminal, yo necesito tener unos requisitos. Y un
requisito fundamental es que yo no sea un criminal. Que yo no esté en violación
a la ley. De lo contrario tanto mi cliente como yo seremos lanzados a la cárcel”.
Ahora bien, ¿quién podrá presentarse delante de Dios y defenderse delante de
Dios? Solo el que esté libre de pecados. Ni tú ni yo podemos defendernos de
nuestros pecados delante del Juez justo de toda la tierra. De ese Juez que lo ve
todo, lo sabe todo y aborrece el más mínimo pecado. Pero hay alguien que
hacerlo. ¿Quién? “Jesucristo el justo”. ¿Cómo Jesús presenta su defensa?
Presentándose delante del Padre como el único cualificado para defendernos. El
único justo en toda la tierra. El único que no tiene pecado. El único digno de
delante del Padre. El único que puede abogar nuestra causa. “Jesucristo el
justo”.

 Pero no solo eso. Jesús presenta su defensa, en segundo lugar, presentando la


eficacia de su sacrificio ante el Padre. V. 2 “Y él es la propiciación por
nuestros pecados”. Esa palabra propiciación es sumamente importante. ¿Sabes
lo que significa? Significa que Jesús, con el sacrificio de su muerte, apaciguó la
ira de Dios sobre nosotros. En su defensa Jesús presenta ante El Padre que la
deuda por nuestros pecados ha sido saldada. Que los pecados han sido
cubiertos.. Que ahora hay paz entre Dios y nosotros. Que jamás la ira de Dios se
encenderá sobre nosotros. Que todos los creyentes estamos vestidos con la ropa
de la justicia de Cristo. Isaías 61:10. Así intercede Jesús por nosotros.

            Y esto que Jesús hace, no solo los hace por nosotros quienes hemos creído. Juan
nos dice, está salvación lo es para todo aquel en el mundo que cree en Jesucristo. “y no
solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.”

III. El llamado a proclamarlo al mundo

 Es cierto que Juan no habla directamente de ir por todo el mundo y predicar el


evangelio en este mismo pasaje. Pero la idea está presente.

 La iglesia tiene la encomienda de decir al mundo, solo Jesucristo el justo es la


propiciación para tus pecados.

 No hay nada que puedas hacer para evitar que la ira de Dios te alcance, sino
poner tu fe en Jesús.

 No hay salvador en el mundo que te reconcilie con Dios excepto al poner tu fe


en Señor Jesucristo.

 No hay santidad, bondad, justicia de nuestra parte que logre apaciguar la ira de
Dios solo la justicia de Cristo. Ese es el evangelio.
APLICACIONES:

Dios no llama a vivir una vida apartada de todo pecado. Hay una realidad en nuestras
vidas: el pecado sigue presente. Si pecamos tenemos delante del Padre al único abogado
que puede defendernos: a “Jesucristo el justo”. Ve a Él, en fe y arrepentimiento, y
alcanza perdón y consuelo para tu vida.

También podría gustarte