Las erupciones volcánicas son muy difíciles de predecir, ya que prácticamente
no obedecen regla alguna y aún hasta nuestros días no ha sido posible encontrar un método eficaz para conocer exactamente cuándo se producirán. Básicamente, llamamos erupción volcánica a la expulsión violenta de material procedente del interior de un planeta (la Tierra) sobre la superficie del mismo.
En el caso de nuestro planeta, ésta expulsión se produce como consecuencia del
acumulamiento de gases, rocas calientes, ceniza y material incandescente en el interior de la Tierra a lo largo de años. La consiguiente presión hace que todo ese acumulamiento sea liberado hacia la superficie, la presión dentro de la Tierra puede acumularse durante muchos años (hasta cientos, o incluso miles) y el mencionado material incandescente es lo que conocemos como magma.
¿Cómo hace erupción un volcán?
Un volcán puede ser activo o inactivo, esto depende de si se encuentra
en una zona con movimientos tectónicos o no. Como ya hemos visto en oportunidades anteriores, los volcanes se forman a lo largo de miles de años por la acumulación de materiales que no encuentran la forma de ser expulsados. Estos son los que se conocen como volcanes inactivos pero, aun así, pueden experimentar una erupción de forma sorpresiva.
Las erupciones volcánicas están relacionadas al movimiento de las
placas tectónicas, las placas que se encuentran bajo la litosfera y que se mueven de forma constante, chocando entre sí y fundiéndose para formar magma. Estos cambios en las placas tectónicas producen grandes movimientos de magma y generan presión hacia la corteza, la capa terrestre más externa.