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PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

FACULTAD DE FILOSOFÍA
SEMINARIO HEIDEGGER. SER Y TIEMPO
PROFESOR: LUÍS FERNANDO CARDONA
PROTOCOLANTE: VÍCTOR MANUEL ALARCÓN

ACERCA DEL MÉTODO FENOMENOLÓGICO. UNA APROXIMACIÓN.

A instancias de la interpretación de los términos “fenómeno” y “logos” Heidegger, en la parte

C del numeral 7, se da a la tarea de presentar “El concepto preliminar de la fenomenología”.

Expuesta la necesidad y posibilidad de la analítica existencial, Heidegger procede a su

desarrollo, exponiéndonos lo tocante al método fenomenológico. La intención de este escrito

pretende abordar algunas de las consideraciones expuestas por Heidegger referentes a la

máxima metodológica de la fenomenología.

Fenomenología significará, según Heidegger, “hacer ver desde sí mismo aquello que se

muestra, y hacerlo ver tal como se muestra desde sí mismo”. Éste es el sentido formal de la

investigación que nuestro autor denominará fenomenología. De este modo se expresa la

máxima formulada por el método fenomenológico: ir “¡A las cosas mismas!” (Heidegger,

2012, p. 44)

Ante el equívoco de la concepción corriente de “fenómeno”, que supone aquello que se

revela o manifiesta a sí mismo en forma directa; el fenómeno, en sentido fenomenológico, es

aquello que, a pesar de ser ignorado (no tematizado) u oculto, acompaña y posibilita todo lo

que se muestra; aquello que inmediata y regularmente no se muestra, que está oculto pero, a

la par, es algo que pertenece por esencia a lo que inmediata y regularmente se muestra, de tal

suerte que constituye su sentido y fundamento.

Pero lo que en un señalado sentido permanece oculto, o vuelve a quedar encubierto, o sólo se

muestra “desfigurado”, no es tal o cual ente, sino, el ser de los entes. Hasta tal punto puede

estar encubierto, que se olvida y no se pregunta por él ni por su sentido.


Si el nombre fenomenología y nombres como teología, biología, sociología, tienen una

semejanza de composición y significación aparente, éstos últimos mientan los entes del logos,

del mostrarse o dejar o hacer que se muestre respectivo: Dios, los seres vivos o la vida o los

“fenómenos” biológicos, la sociedad o los “fenómenos” sociales; el nombre fenomenología,

en cambio, se limita a mentar la manera de mostrarse o dejar o hacer que se muestre lo que

sea; aunque la verdad sería que hay un fenómeno por excelencia, algo que necesita y puede

mostrarse tal como es en sí o en sí mismo y por sí mismo: el ser precisamente. “El ser no se

muestra tal como es en sí mismo y por sí mismo de buenas a primeras, por decirlo así” (Gaos,

2017, p.25).

El concepto fenomenológico de fenómeno, se entiende como aquello que se muestra, el ser

del ente, su sentido, sus modificaciones y derivados. Y este mostrarse no es un mostrarse

cualquiera, ni tampoco algo así como un manifestarse. El ser del ente es lo que menos puede

ser concebido como algo “detrás” de lo cual aún habría otra cosa que “no aparece”

(Heidegger, 2012, p. 45).

El ser de los fenómenos no aparece ordinariamente a primera vista, aunque pertenece a lo que

se manifiesta de manera tan estrecha y capital que constituye su sentido y fundamento, el ser;

sin embargo, permanece generalmente oculto a una primera mirada. Por regla general, el ser

del existente que se manifiesta no es por sí mismo inmediatamente patente. Heidegger

consagrará precisamente todos sus esfuerzos por medio de la fenomenología a " descubrir (en

el sentido etimológico de des-cubrir) el ser del existente.

El objeto de la descripción fenomenológica consistirá en sacar a luz los elementos menos

aparentes de los fenómenos, los cuales son, a su vez, aquello que esos fenómenos tienen de

más fundamental: su ser. La fenomenología heideggeriana concede a estas estructuras

primitivamente ocultas una atención privilegiada, por no decir exclusiva.

El ser necesita, de manera especial, mostrarse o que se le haga o deje mostrarse tal como es
en sí o en sí mismo y por sí mismo en la constitución existencial del “ser ahí”, en la real o

efectiva comprensión preontológica del ser, que es un real o efectivo mostrarse el ser o hacer

o dejar que se lo muestre tal como es en sí mismo y por sí mismo, aunque no sea todavía en

forma que quepa “ver a través” de él plenamente (Gaos, p. 26).

Si ha de ser posible la ontología esta descansa, en su condición y necesidad, en la

constitución existencial del Dasein; la ontología no es posible con otro método que el de la

fenomenología, ni ésta tiene un objeto más propio que el de la ontología, y ambas, ontología

y fenomenología, no son sino la filosofía misma definida respectivamente por su objeto y por

su método. Si bien, como comenta A. Waelhens, Heidegger es –todo lo contrario de Husserl–

más que escéptico sobre la omnipotencia de la descripción pura, advirtiendo así que la

fenomenología es, no la fuente de toda filosofía, sino, más modestamente, el instrumento de

una doctrina previamente existente, aunque todavía implícita.

De este modo, Heidegger consideraría que la fenomenología es la ciencia del ser del ente. Es

a propósito de la clarificación por el objeto de la ontología, que surge la necesidad de una

ontología fundamental; ésta tiene como tema el ente óntico‐ontológicamente privilegiado (el

Dasein) y, de esta suerte, se ve enfrentada al problema cardinal, esto es, a la pregunta por el

sentido del ser en cuanto tal. De la investigación misma se desprenderá que el sentido de la

descripción fenomenológica, en cuanto método, es el de la interpretación.

La comprensión preontológica del ser, consustancial al “ser-ahí”, sería, esencialmente,

interpretativa; La fenomenología del Dasein es hermenéutica, en la significación originaria de

la palabra, significación en la que designa el quehacer de la interpretación.

La función de la hermenéutica del Dasein consiste en explicitar ese Dasein; en primer lugar,

para destruir los diferentes estratos de esa ocultación pero, también, para sacar a luz el Dasein

tal como puede ser en sí mismo y para sí mismo; es decir, para que cada Dasein pueda ser

propiamente sí mismo.
En el cuidado del Dasein por su propio ser arraigan las preguntas fundamentales de la

filosofía; por lo tanto, la hermenéutica del Dasein retorna o repercute sobre el Dasein mismo,

añadiendo, por otra parte, que la existencia propia o auténtica del Dasein repercute, a su vez,

sobre el planteamiento adecuado de las preguntas filosóficas.

Ahora bien, en tanto que, por el descubrimiento del sentido del ser y de las estructuras

fundamentales del Dasein, se abre el horizonte para toda ulterior investigación ontológica de

los entes que no son el Dasein, esta hermenéutica se convierte también en una

“hermenéutica” en el sentido de la elaboración de las condiciones de posibilidad de toda

investigación ontológica.

Y puesto, por último, que el Dasein tiene una primacía ontológica frente a todo

otro ente —como el ente que es en la posibilidad de la existencia— la

hermenéutica cobra, en cuanto interpretación del ser del Dasein, un tercer sentido

específico, filosóficamente hablando el primario: el sentido de una analítica de la

existencialidad de la existencia. En cuanto esta hermenéutica elabora

ontológicamente la historicidad del Dasein como condición óntica de la

posibilidad del saber histórico, ella sirve, en seguida, de terreno de arraigo para

aquello que sólo derivadamente puede ser llamado “hermenéutica”: la

metodología de las ciencias históricas del espíritu (Heidegger, p. 47).

Para Heidegger, cabe aclarar, ontología y fenomenología no son dos disciplinas diferentes

junto a otras disciplinas de la filosofía. Los dos términos caracterizan a la filosofía misma en

su objeto y en su modo de tratarlo. La filosofía es una ontología fenomenológica universal,

que tiene su punto de partida en la hermenéutica del Dasein, la cual, como analítica de la

existencia, ha fijado el término del hilo conductor de todo cuestionamiento filosófico en el

punto de donde éste surge y en el que, a su vez, repercute (p. 47).


Para finalizar, el método de la analítica existenciaria es “trascendental”, el ser es lo pura y

simplemente trascendente, pues es lo único distinto de todo ente, lo trascendente a todo ente,

por lo mismo, toda comprensión del ser, pero eminentemente la existenciaria, es

trascendental.

Retomando la relatoría de Luís Eduardo, y a manera de conclusión, cabría la especificidad de

la fenomenología que ocupa a Heidegger, en tanto tiene que ver con la fenomenología del

Dasein. En la medida de que esta se ocupa del ser del ente que puede preguntarse por lo que

él mismo es, esta fenomenología además de ser eminentemente interpretativa, es aquella que

se ve enfrentada al problema cardinal, esto es, a la pregunta por el sentido del ser en cuanto

tal.

BIBLIOGRAFÍA

Gaos, J. (2017). Introducción a El Ser y el Tiempo de Martín Heidegger. México: FCE.

Heidegger, M. (2012). Ser y tiempo. Madrid: Editorial Trotta.

___________ (2014). Ser y tiempo. México: FCE.

Waelhens, A. (1982). El problema y el método. Madrid: CSI.

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