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COLECCIÓN ECONÓMICO-FINANCIERA

Cuentas Nacionales
de Venezuela
1915-1935

Concepción, dirección y conducción


de la investigación

Tomás Enrique Carrillo Batalla

Caracas, 2003
Cuentas Nacionales de Venezuela

Cuentas Nacionales de Venezuela, 1915-1935 Consejo de Desarrollo Científico


Primera edición: agosto 2003 y Humanístico de la Universidad
© Tomás Enrique Carrillo Batalla Central de Venezuela
© de esta edición: Banco Central de Venezuela, 2003
Proyecto
Cuentas Nacionales de Venezuela
Hecho el Depósito de Ley
Soportes Estadísticos
Depósito legal: lf3522003330779
ISBN: 980-6479-72-6 Concepción, Dirección y
Conducción de la Investigación
Tomás Enrique Carrillo Batalla
Catalogación previa Biblioteca Ernesto Peltzer
Asistente del Director
Banco Central de Venezuela. y Coordinador del Equipo
Cuentas Nacionales de Venezuela 1915-1935. -Caracas: de Investigación
BCV, 2003. -796 p. Bernardino Herrera
VENEZUELA-CONDICIONES ECONOMICAS-
Departamento de Computación
1915-1935 2. RENTAS NACIONALES-
y Estadísticas
VENEZUELA-1915-1935 I. Título
Bernardino Herrera
Clasificación Dewey: 338.7/C341 Asistentes: Gabriel Herrera
Clasificación JEL: H00; H60; E58; E52 Asdrúbal Becerra
Solange Orta

Concepción gráfica de carátula: Luis Giraldo


Diseño y diagramación de textos: Estela Aganchul
Impresión:
Printed in Venezuela - Impreso en Venezuela

Producción Editorial
Gerencia de Comunicaciones Institucionales
Departamento de Publicaciones
© Banco Central de Venezuela, 2003
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Las ideas y opiniones contenidas en la presente publicación son de la exclusiva responsabilidad del autor.
Se prohíbe la reproducción total o parcial sin la autorización previa del Banco Central de Venezuela.

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Cuentas Nacionales, 1915-1935

ÍNDICE

Cuentas Nacionales de Venezuela, 1915-1935

Parte I

CAPÍTULO I
Análisis introductorio del período, 1915-1935

Las etapas del régimen gomecista ................................................. 17


Las determinantes políticas ..................................................... 19
Las determinantes de la economía .......................................... 21
Visión histórica sobre el origen y evolución del sistema
de Cuentas Nacionales ................................................................. 25
Introducción ............................................................................ 27
La creación del sistema de cuentas nacionales en el pasado
histórico europeo y americano ................................................ 27
Contabilidad nacional y previsión: El presupuesto
económico en Francia .............................................................. 30
Tipos de presupuestos económicos: el exploratorio y
el provisional ........................................................................... 30
La racionalización del gasto público en los Estados Unidos
de América y en Francia .......................................................... 31
El modelo comparativo Fifi (modelo Físico-financiero)
es de tipo estático .................................................................... 32

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Cuentas Nacionales de Venezuela

CAPÍTULO II
Análisis político del período, 1915-1935
La evolución política, institucional y el acontecer militar

Subperíodo 1915-1917 ............................................................... 35


Estructura institucional ........................................................... 45
Contexto internacional ............................................................ 52
Relaciones con Colombia ........................................................ 54
Subperíodo 1918-1919 ............................................................... 57
Funcionamiento en la administración .................................... 63
Subperíodo 1920-1921 ............................................................... 65
Subperíodo 1922-1923 ............................................................... 73
Estructura institucional ........................................................... 80
Subperíodo 1924-1925 ............................................................... 83
Estructura institucional ........................................................... 92
Funcionamiento de la administración .................................... 93
Subperíodo 1926-1927 ............................................................... 97
Conspiraciones, movimientos en el exterior, invasiones
y actividades para desestabilizar el gobierno del general
J. V. Gómez ............................................................................. 99
Apéndice documental .............................................................. 103
Subperíodo 1928-1929 ............................................................... 111
Conmociones sociales y protestas de diversos sectores
y grupos del país ..................................................................... 113
El movimiento del 7 de abril .................................................. 123
Las secuelas del 7 de abril ....................................................... 124
Constitución del Tribunal Militar que juzgó a los sublevados 125
Otras cuestiones relativas a los sucesos del 7 de abril ............. 126
Toma del cuartel de Miraflores y marcha hacia el San Carlos 128
Prisión de los estudiantes en octubre de 1928 ....................... 132
El papel de la mujer contra la dictadura y la masacre
del 17 de diciembre de 1928 .................................................. 139
Análisis, significado y trascendencia del 28 ............................ 141
Conclusiones sobre el significado y consecuencias del 28 ...... 154
El alzamiento del general Gabaldón ....................................... 155
El alzamiento del general Norberto Borges en el
estado Miranda ........................................................................ 158
La invasión del general Peñaloza por la frontera del Táchira .. 158
El alzamiento de Urbina y Fossi en La Vela de Coro .............. 158
La toma de Curazao por Urbina y Machado ........................... 159

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Cuentas Nacionales, 1915-1935

La toma del vapor Superior por Urbina ................................... 160


La invasión del Falke. Los dos caudillos de la Batalla
de Cumaná .............................................................................. 160
Silueta biográfica del general Emilio Fernández ..................... 160
Reseña biográfica del almirante Román Delgado Chalbaud .. 162
Introducción sumaria de la invasión del Falke ........................ 164
Planificación y ejecución del proyecto, acciones de guerra
y epílogo de la fracasada expedición del Falke ........................ 165
La planificación de la expedición del Falke ............................. 165
El segundo ataque a Cumaná .................................................. 176
La última acción militar de Arévalo Cedeño
a finales de 1929 ..................................................................... 180
La reacción de Gómez ante los hechos militares en el
seno del ejército ....................................................................... 180
Las reformas constitucionales de 1928 y 1929 ....................... 181
Subperíodo 1931 .......................................................................... 187
Los problemas con la Iglesia .................................................... 198
Causas de la caída de Juan Bautista Pérez ............................... 205
Subperíodo 1932-1933 ............................................................... 209
Subperíodo 1934-1935 ............................................................... 217
Ámbito sociopolítico general ................................................... 219
Factores que determinan la consolidación del régimen
de Juan Vicente Gómez ........................................................... 219
Sobre el Ejército Nacional ....................................................... 231
Algunos aspectos positivos del régimen gomecista ................. 241
Lo negativo del régimen gomecista ......................................... 243
Semblanza de Gómez .............................................................. 252
Atraso cultural en el que Gómez sumergió al país .................. 254
1935-Anexos ........................................................................... 267
Ámbito político del gobierno de Gómez en algunos de
sus más importantes documentos ........................................... 269

CAPÍTULO III
Análisis económico del período 1915-1935

Subperíodo 1915-1917 ............................................................... 291


El ámbito económico .............................................................. 293
La aparición del petróleo como fuente de ingresos en la
economía fiscal de Venezuela .................................................. 294

9
Cuentas Nacionales de Venezuela

El régimen jurídico ................................................................. 295


Las concesiones en el siglo XIX .................................................. 297
La New York and Bermúdez Company y su rompimiento
con Cipriano Castro ................................................................ 297
Las concesiones petroleras otorgadas por Castro ..................... 298
Las concesiones en la época de Gómez .................................... 298
La iniciación de la explotación petrolera ................................. 299
El Zumaque 1 y sus consecuencias ......................................... 299
Las bases de la gran expansión ................................................ 302
La vida fiscal, evolución del gasto, y el ingreso público,
impuestos, otros ingresos, desarrollo ....................................... 308
Documentos más importantes en los años 1915-1917 .......... 312
Anexo estadístico ..................................................................... 315
Subperíodo 1918-1919 ............................................................... 327
Ámbito económico .................................................................. 329
Ámbito fiscal ........................................................................... 337
Vida fiscal, 1918-1919 ........................................................... 340
Anexo estadístico ..................................................................... 345
Subperíodo 1920-1921 ............................................................... 349
Reafirmación del impacto petrolero en la época de transición 351
La crisis coyuntural ................................................................. 352
Vida fiscal 1920-1921 ............................................................ 355
La memorias y otros documentos en los años 1920-1921 ..... 357
Anexo estadístico ..................................................................... 363
Subperíodo 1922-1923 ............................................................... 369
Ámbito económico .................................................................. 371
La vida fiscal ............................................................................ 373
Los textos documentales en la memorias de Hacienda. .......... 377
Subperíodo 1924-1925 ............................................................... 391
Vida fiscal ................................................................................ 395
Documentos más importantes de la vida fiscal del país. ........ 397
Anexo estadístico ..................................................................... 399
Subperíodo 1926-1927 ............................................................... 407
Situación económica general y su evolución ........................... 409
Vida fiscal ................................................................................ 415
Los documentos de la vida fiscal ............................................. 417
Subperíodo 1928-1929 ............................................................... 423
Situación económica general y su evolución ........................... 425
Vida fiscal ................................................................................ 435
Subperíodo 1930-1931 ............................................................... 439

10
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Vida fiscal ................................................................................ 455


Documentos más importantes ................................................ 460
Subperíodo 1932-1933 ............................................................... 463
Vida fiscal ................................................................................ 474
Documentos más importantes en los años 1932-33 .............. 477
Anexo estadístico ..................................................................... 481
Subperíodo 1934-1935 ............................................................... 493
Créditos ................................................................................... 504
El impacto petrolero sobre la economía del país .................... 506
Relaciones comerciales de Venezuela ...................................... 519
La gestión del doctor Pedro Tinoco ante las consecuencias
socioeconómicas de la crisis del 29 ......................................... 522
Inversiones extranjeras ............................................................. 527
Documentos más importantes de los años 1934 y 1935 ....... 528
Vida fiscal ................................................................................ 530

Parte II
Explicación sobre la metodología de esta obra

Soportes estadísticos I ................................................................... 540


Soportes estadísticos II ................................................................. 540
Justificación del período histórico ................................................ 541
A continuación comentarios respecto a cada capítulo .................. 545
La población en Venezuela ........................................................... 551
Análisis del comportamiento demográfico .............................. 553
Cuadros y gráficos ................................................................... 555
El consumo en Venezuela ............................................................. 559
Consideraciones sobre el consumo .......................................... 561
Cuadros y gráficos ................................................................... 563
La inversión ................................................................................... 571
Análisis sobre la inversión ........................................................ 573
Cuadros y gráficos ................................................................... 575
El gasto público en Venezuela ...................................................... 585
Análisis sobre el gasto público ................................................ 587
Cuadros y gráficos ................................................................... 589
El producto interno bruto en Venezuela ...................................... 593
Análisis estadísticos del PIB .................................................... 595
Cuadros y gráficos ................................................................... 597
La dimensión del Estado: Relación de ingresos y egresos
fiscales respecto al PIB .................................................................. 605

11
Cuentas Nacionales de Venezuela

Análisis sobre el tamaño del Estado respecto a la


economía nacional ................................................................... 607
Cuadros y gráficos ........................................................................ 609

Parte III
Soportes estadísticos

Soportes estadísticos I
Muestras de importaciones y su clasificación ...................................... 617
Explicación metodológica ............................................................. 619
Breve análisis de la balanza comercial .......................................... 620
Cuadros de clasificación de importaciones ................................... 623
Soportes estadísticos II ......................................................................... 673
Serie de precios y sueldos ............................................................. 673
Serie de precios de consumo interno ............................................ 675
Metodología del índice general de precios .............................. 677
Sector: Alimentos y bebidas ......................................................... 678
Sector: Farmacia y químicos ......................................................... 679
Grupo: Herramientas y materiales .......................................... 679
Sector: Textiles .............................................................................. 679
Breve análisis ........................................................................... 680
Serie de precios ............................................................................ 683
Índices generales y sectoriales de precios ................................ 683
Sector: Alimentos y bebidas .................................................... 691
Sector: Farmacia y químicos .................................................... 715
Sector: Herramientas y materiales ........................................... 723
Sector: Textiles ......................................................................... 741
Serie de precios de los principales productos de exportación ...... 749
Breve análisis ........................................................................... 751
Lista total de una docena de productos de exportación .......... 751
Cuadros y gráficos ................................................................... 755
Serie de sueldos ............................................................................. 769
Metodología de reconstrucción de sueldos ............................. 771
Análisis estadístico de la estructura de los sueldos de la
Administración Pública ........................................................... 772
Cuadros y gráficos ................................................................... 775

FUENTES ........................................................................................... 791

12
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Cuentas Nacionales
de Venezuela
1915-1935
Parte I

13
Cuentas Nacionales de Venezuela

14
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Capítulo I
ANÁLISIS INTRODUCTORIO DEL PERÍODO, 1915-1935

15
Las etapas del régimen gomecista
Cuentas Nacionales de Venezuela

18
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Las determinantes políticas

Ya hemos revisado la situación del general Juan Vicente Gómez en la


primera etapa de su mando 1908-1914; ya dijimos que esa inicial gestión
se diferenciaba radicalmente de todos los sucesivos lapsos componentes de
los años de su larga dictadura. Fue, dijimos, un gobierno de coalición con
los caudillos de los partidos tradicionales. La prensa, aunque no todo lo
libre que fue durante los gobiernos de Rojas Paúl, Andueza y Crespo-An-
drade, sí funcionó dentro de márgenes de relativa libertad de expresión y
publicación del pensamiento.
La actitud de los intelectuales adulantes a quienes en posteriores años
Gómez les premió dejándolos solos en el patio de los encorvados genu-
flexos, no se había producido en esa primera división de sus veintisiete años
de ininterrumpido mando.
Las ideas de Leopoldo Baptista aprobadas por Gómez de hacer un go-
bierno conciliador, alternativo y democrático, tal como lo planteó el propio
general Gómez en su primer mensaje a la nación, fueron la oferta del nuevo
equipo y la esperanza del pueblo y de los intelectuales anhelantes de vivir
en libertad, pero lamentablemente, estas fueron barridas por otro grupo de
hombres cultos quienes convencieron al jefe del país, de la conveniencia de
violar el juramento de no reelegirse consagrado en la Constitución de 1909
y de pisotear el compromiso de elecciones libres, igualmente estampado en
la mencionada carta magna.
La aceptación de Gómez de los consejos de Francisco González Guinán,
Victorino Márquez Bustillos, José Ladislao Andara, Pedro Manuel Arcaya,
José Gil Fortoul, sepultó el corto período democrático y abrió el segundo

19
Cuentas Nacionales de Venezuela

tramo caracterizado por el proceso de consolidación del gobierno dictato-


rial, para cuyo propósito se separó nominalmente de la Presidencia, rete-
niendo la Comandancia en Jefe del Ejército y situando en el sitio presiden-
cial al doctor Márquez Bustillos, en la más larga interinaria de la historia
nacional.
Esa interinaria sirvió para destruir el poder del partido de los Araujo y
Baptista en el estado Trujillo y para hacer frente a las pocas y débiles mani-
festaciones guerrilleras y a los intentos frustrados de golpes de Estado del
estamento académico militar en 1919 y 1922-23; así como las manifesta-
ciones y protestas de la sociedad civil de estudiantes, profesionales y mo-
destos empleados.
Hacia 1922, el país pareció declararse vencido por los crueles métodos
de gobierno autoritario, lo cual aprovechó el general Gómez para volver a la
presidencia, previa nueva y acomodaticia reforma de la Constitución.
En esa fecha comienza el tercer tramo que podríase denominar la monar-
quía familiar, con la institución de las dos Vicepresidencias para su hermano
y para su hijo. Esa tercera jornada se debilita por el asesinato de don Juancho
y la caída en desgracia de su hijo José Vicente, lo cual lo obliga a deportarlo al
exilio.
El remate del subperíodo lo complican la explosión estudiantil de febre-
ro de 1928, la rebelión cívico-militar del 7 de abril del mismo año, la
segunda prisión de los estudiantes desde octubre de ese año hasta noviem-
bre de 1929 y las sucesivas conspiraciones frustradas del general Gabaldón;
del general Borges; de Rafael Simón Urbina; Gustavo Machado y otros en
Curazao, del vapor Superior desde México hasta Coro; del general Manuel
Urbina y finalmente la expedición del Falke, coronada con el fracaso en la
ciudad de Cumaná.
Todos esos hechos llevan al ánimo de Gómez a concluir en la necesidad
de una nueva maroma de reforma constitucional. Juan Bautista Pérez es
nombrado presidente y Gómez junto con la separación de la Comandancia
en Jefe del Ejército, se reserva intervenir en el nombramiento del gabinete y
del gobernador del Distrito Federal.
Dos años duró ese cuarto tramo. En 1931 hacen renunciar al doctor
Pérez, vuelven a reformar la Constitución y Gómez acepta la presidencia.
Con ese episodio se inicia la quinta jornada del gobierno del general Gómez
que concluye el 17 de diciembre de 1935 con su muerte y el fin de los
veintisiete años de su larga gestión autoritaria.

20
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Las determinantes de la economía

En el primer escalón 1908-1914, la economía fue manejada por Abel


Santos, y al final y comienzo del siguiente tramo, Román Cárdenas estuvo
frente al despacho de Hacienda hasta 1922.
Abel Santos y Román Cárdenas son los dos más importantes ministros
que se ocupan de la cuestión económica, de las reformas necesarias para
superar problemas de imperiosa necesidad. Santos fue más un diseñador de
reformas que un ejecutor, Cárdenas, toma e instrumenta la aplicación de
los planes de Santos y a la vez, va haciendo todo un programa de reformas
que sacan al país del atolladero derivado de la Primera Guerra Mundial. En
la mayor parte de su gestión discurre el segundo tramo del gobierno go-
mecista.
El tercer tramo corresponde al doctor Centeno Grau.
El cuarto a Rafael María Velasco, José María García y Efraín González.
El quinto a Efraín González.

El primer escalón 1908-1914 en lo económico, se caracterizó por en-


frentar problemas puntuales: los pagos derivados de la deuda de los proto-
colos de Washington, cubrir las partidas presupuestarias procurando no
incurrir en déficit fiscal, investigar la realidad de la mala organización de la
administración tributaria y fiscal y diseñar reformas para estabilizar esas
variables.

El segundo tramo, se puede dividir:


1. Las reformas de Cárdenas.
a) Eliminación del remate de la recaudación tributaria lo cual produjo
economías administrativas.
b) Eliminación de multiplicidad de tesoros y reducirlos a uno.
c) Reajuste del gasto corriente. Recorte de la nómina de servidores y
empleados públicos y reducción de sueldos.
d) Reforma tributaria.

2. La apertura a la actividad petrolera, con los hallazgos de petróleo


comercial en 1914, fruto de las investigaciones en las concesiones regulari-
zadas por el régimen de Gómez, después de la parálisis, durante el derroca-
do gobierno de Castro, de raíz en su acendrado nacionalismo.
Ya en 1918 se hace el primer embarque al exterior y de ahí en adelante,
el petróleo abre una nueva avenida de recursos al Estado que Gómez apro-

21
Cuentas Nacionales de Venezuela

vecha para consolidar su ejército nacional, para soporte del gobierno y guar-
dián contra los alzamientos regionales, aplastarlos por la nueva maquinaria
de guerra del gomecismo.
Otro renglón de gastos del ingreso petrolero se concreta en la construc-
ción de alguna carretera principalmente la trasandina; la pavimentación de
la Caracas-Valencia-Puerto Cabello, así como la de Caracas-La Guaira.
La educación y salud recibieron menor atención. El estudio del doctor
Uslar Pietri en su Memoria de Educación presentada al Congreso en 1940,
que se detalla más adelante, en este trabajo, revela que lo gastado por López
Contreras en los años 1936-37-38, generó un mayor número de escuelas y
servicios educacionales que lo realizado en todo el gobierno de Gómez. La
comparación es aún más contundente si se limita a los años 17, años de
ingreso petrolero en el gomecismo y los tres años de López Contreras.
Por lo que se refiere a la salud, el doctor Tomás Polanco en su biografía de
López Contreras afirma que el país recibido por su biografiado en 1936,
presentaba características de tremendo atraso, pobre alimentación, palu-
dismo, anquilostomiasis, alto índice de mortalidad infantil y bajo índice de
crecimiento vegetativo de la población, no obstante haberse roto el estanca-
miento poblacional de que dan cuenta los últimos censos del siglo pasado.
El petróleo apareció en las estadísticas de exportación en el segundo tra-
mo del gobierno gomecista. En el tercero se consolida y supera el valor de la
exportación del café en 1925. En el cuarto se empieza a hundir la produc-
ción ganadera y agrícola tradicional, golpeada por la crisis de 1929 y la
acentuada competencia en materia de costos y salarios por parte del petróleo.
El petróleo bajó algo con motivo de la crisis de 1929 en adelante aunque
el golpe para Venezuela se amortiguó parcialmente por la presencia del
petróleo entre sus fuentes de ingresos.
El quinto y último tramo marca la secuencia de la crisis. Ante ella, el
gobierno hizo poco para contrarrestar sus maléficos efectos. En 1934 se
decretó un magro subsidio para los frutos exportables.
En toda la época gomecista no se fundó ningún establecimiento de in-
vestigaciones agropecuarias ni tampoco de extensión para hacer frente a la
competencia del Brasil, Colombia y Centro América, donde sí funcionaron
esos organismos, cuyo efecto fue desplazar a Venezuela de los niveles alcan-
zados como exportador de esos productos, tal como lo veremos en la rela-
ción detallada y cronológica de la actividad económica en las siguientes
páginas de esta investigación.
En el último tramo hubo algunas medidas positivas. La inestabilidad
cambiaria generada por la crisis fue superada merced al convenio Tinoco

22
Cuentas Nacionales, 1915-1935

con las empresas petroleras por cuya virtud se estableció un tipo de cambio
fijo para determinar el contravalor en bolívares de las divisas traídas al país
por las empresas petroleras.
En las siguientes páginas se da el detalle de esa operación, junto con las
opiniones de Adriani, Uslar Pietri y otros autores sobre esa interesante
cuestión.
Con la muerte del general Gómez y la inauguración del gobierno de
López Contreras se abren nuevos horizontes en la administración pública
para enfrentar los problemas económicos del país. El detalle de tan intere-
sante asunto se verá en la exposición cronológica que sigue sobre el desen-
volvimiento de la economía en esos interesantísimos años de la historia
nacional.
La exposición detallada de los jalones de la evolución política del gobier-
no de Gómez y de las determinantes de la economía se hará en dos alas
expositivas. La política y la económica. Cada una se hará siguiendo la crono-
logía de los acontecimientos.

23
Visión histórica sobre el origen y evolución
del sistema de Cuentas Nacionales
Cuentas Nacionales de Venezuela

26
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Introducción

Con la investigación y publicación del presente cuarto tramo de las Cuen-


tas Nacionales de Venezuela (1915-1935), se completa la serie que arranca
desde comienzos del siglo XIX y culmina en la mitad de la cuarta década del
siglo XX. Los anteriores escalones son los siguientes 1800-1830, 1831-1873,
1874-1914, 1915-1935. De 1935 en adelante se enlaza con el trabajo de
Gerald Alter, Ingreso Nacional de 1936, con su proyección con datos hasta
1940. Entre 1945 y 1950, Celso Furtado construyó una serie con los datos
de las dos fechas indicadas. A partir de 1950, el Banco Central de Venezue-
la viene publicando en sus Informes Anuales, los resultados de sus investi-
gaciones sobre las Cuentas Nacionales en cada uno de los períodos cubier-
tos por el mencionado documento.

La creación del sistema de Cuentas Nacionales en el pasado histórico europeo


y americano

El análisis de la actividad económica nacional reposa actualmente sobre


las técnicas de la contabilidad nacional. Esta contabilidad, a diferencia de
la privada, trata de englobar la totalidad de los recursos y gastos de los
elementos constitutivos de una comunidad.
El desarrollo de la contabilidad nacional se originó en el estudio del
Ingreso nacional. Este estudio es muy antiguo. Gregory King en 1696
calculó el Ingreso nacional inglés. Boisguilebert hizo lo mismo para Francia
en esa misma fecha. Quesnay con su Cuadro Económico registró los flujos
que caracterizan una economía con sus famosos “zig-zag” y Lavoisier en
1791 publicó una evaluación de la riqueza nacional de Francia y del Ingre-

27
Cuentas Nacionales de Venezuela

so nacional. Los análisis de Karl Marx crearon una visión distinta –ma-
croeconómica– en lugar de la visión de la Escuela clásica microeconómica.
Lord Keynes contribuyó igualmente a la creación de la contabilidad na-
cional, tal como la conocemos hoy en día, en los distintos sistemas elabora-
dos por las Naciones Unidas y la comunidad europea. Las principales rela-
ciones macroeconómicas derivadas del análisis keynesiano pueden resumir-
se en los agregados de la contabilidad nacional.
El análisis keynesiano demostró que el equilibrio presupuestario no es
un objetivo en sí, sino que éste puede servir como un medio de acción
esencial para estabilizar la coyuntura.
A la concepción ortodoxa de “finanzas sanas”, Keynes introdujo el con-
cepto de “finanzas funcionales”. Tal como se ha interpretado en el modelo
keynesiano, el presupuesto quedó integrado en el mecanismo del circuito.
Este último en su versión simplificada, hace intervenir a dos agentes prima-
rios, a las Familias (Consumo, C y Ahorro, S) y a las Empresas (Inversiones,
I) a través de las ecuaciones siguientes:

Y = C+ I
Y = C+S

De donde se deduce que I = S.

En el análisis keynesiano interviene un tercer agente, el Estado, el cual


ejerce su acción mediante la recaudación de una masa de Impuestos (T) y
en el Gasto (G) dividido entre Gasto público de consumo e Inversión pú-
blica. De allí se derivan las identidades siguientes:

Y = C+I+G
Y= C+S+T;

De donde se deduce que el equilibrio entre el Gasto nacional y el Ingreso


nacional es:

Y + G = S+ T

Al agregar el Intercambio exterior, Exportaciones (X) e Importaciones


(M) se deduce:

I + G + X= S+T+M

28
Cuentas Nacionales, 1915-1935

De todo lo dicho puede verse que el incremento del gasto público es una
necesidad en economías depresivas y su reducción se impone en economías
sujetas a inflación. La intervención del Estado aparece así evidente, en con-
tradicción con la teoría clásica que sostenía la necesidad de la no intervención.
No obstante todo lo dicho, Vassily Leontieff, en 1941 publicó The Struc-
ture of the American Economy, “1913-1939”, donde se presenta por primera
vez un sistema empírico de interrelaciones existentes entre las diferentes
partes de una economía nacional.
El sistema de Leontieff consiste en lograr el equilibrio (Walras) mediante
un cuadro económico (Quesnay) donde aparecen los ingresos y gastos de
un conjunto de Industrias (Input-Output) y los ingresos y gastos de los
particulares, del gobierno y del resto del mundo.
Las cifras horizontales muestran cómo la producción de cada sector eco-
nómico se reparte entre los otros sectores. Las columnas verticales indican
los bienes y la mano de obra que reciben de los otros sectores. Puesto que
cada cifra de una línea horizontal coincide junto con una línea vertical, la
“salida” de un sector es al mismo tiempo “la entrada” de otro sector.
El primer cuadro de Leontieff contenía 44 sectores, de los cuales 35
grupos industriales, un grupo agrícola, uno de comercio interior, otro de
comercio exterior, uno del estado, otro para las familias, uno de inventarios,
uno de bienes de equipamiento, uno no atribuido y una “cuenta global de
gastos e ingresos”.
El cuadro Input-Output ofrece resultados diferentes a los de la contabili-
dad Nacional del Producto y del Ingreso. El cuadro de Leontieff destaca las
relaciones interindustriales, relaciones que la contabilidad nacional trata
como “intermediarias” y las elimina.
La contabilidad nacional trata de tres aspectos de la economía: el pro-
ducto, el gasto y el ingreso. La visión de Leontieff se limita a la producción,
a la transformación de bienes.
El cuadro de Leontieff demuestra cómo la acción sobre cualquiera de los
sectores modifica a todos los demás. La contabilidad nacional y la de Leon-
tieff no son alternativas sino complementarias.
Leontieff muestra cómo en $1.000 de producción neta de la industria
del automóvil, los metales ferrosos representan $133,50 del total; $29,20
de equipos eléctricos; $39,79 de metales no ferrosos; $22,30 de productos
textiles... Estos coeficientes de Input definen la estructura tecnológica de la
industria del automóvil. Al cuadro de Input-Output en dólares le correspon-
de otro cuadro en volúmenes. Relacionando ambos, se obtienen los coefi-
cientes técnicos para cada industria o grupo económico.

29
Cuentas Nacionales de Venezuela

A partir de esos coeficientes se pueden establecer sistemas de ecuaciones


y modelos estructurales y funcionales de las diferentes economías del mun-
do, siempre que se disponga de la base estadística adecuada.

Contabilidad nacional y previsión: El presupuesto económico en Francia

El presupuesto económico es una proyección de las cuentas nacionales


de Francia, cuyo objeto es presentar la evolución probable de la economía y
de garantizar la coherencia de la política económica con el fin de alcanzar
los objetivos a corto y mediano plazo previstos en el plan de la nación.
La elaboración del presupuesto económico se hace cada año, conjunta-
mente con la Ley de Finanzas (Presupuesto anual) y se inserta dentro de los
trabajos de planificación a mediano plazo.
La responsabilidad del presupuesto económico le incumbe a la Direc-
ción de Previsión del Ministerio de Economía y Finanzas. Dos veces al año,
en mayo y en octubre, se somete el presupuesto económico a la Comisión
de cuentas y de Presupuestos económicos de la nación, integrada por miem-
bros de la administración, representantes del consejo y personalidades es-
cogidas. La comisión es presidida por el ministro de Economía y Finanzas.

Tipos de presupuestos económicos: el exploratorio y el provisional

En el mes de mayo de un año cualquiera, la Comisión de cuentas de la


nación examina el Presupuesto exploratorio para el año siguiente. En ese
mismo momento se está elaborando la Ley de Finanzas para el año siguien-
te. El presupuesto exploratorio no puede entonces apoyarse en un conoci-
miento preciso y detallado de la acción del Estado para el año en estudio.
Se procede a hacer los cálculos con base en ciertas hipótesis conocidas y
relacionadas con la ejecución del plan de la nación para ese año. Y para
apoyar a las hipótesis se elaboran modelos probabilísticos, los cuales son
examinados por especialistas antes de ser presentados a la Comisión de cuen-
tas de la nación.
En el mes de octubre del año en consideración, la Comisión de cuentas
examina el presupuesto económico provisional teniendo en cuenta la Ley
de Finanzas ya elaborada para el año en cuestión. Además de la Ley de
Finanzas, el presupuesto económico contiene numerosas informaciones de
tipo coyuntural. Si para la elaboración del presupuesto económico explora-

30
Cuentas Nacionales, 1915-1935

torio, los expertos, trabajan sobre modelos; para el presupuesto provisional


se apela a un procedimiento descentralizado de colecta y análisis de la in-
formación.
En los presupuestos económicos se equilibran todas las cuentas y el Esta-
do sabe exactamente cuánto puede gastar, tratando siempre que los ingre-
sos presupuestados coincidan con los ingresos estimados reales. Si por algu-
na circunstancia se ha de incurrir en un déficit fiscal, ya se tiene programa-
da la forma de financiamiento; deuda interna o externa, incremento de los
impuestos, venta de activos nacionales o privatizaciones, etc. Jamás se incu-
rre en el desbarajuste administrativo de Venezuela donde se gasta alegre-
mente lo que no se tiene y luego, al azar de los precios del petróleo se cubre
o no lo gastado, se incurre o no en deuda pública o se elevan los impuestos
indirectos ¡como ocurrió con el IVA y el débito bancario en momentos de
grave recesión económica!

La racionalización del gasto público en los Estados Unidos de América y en


Francia

Así como consideramos importante adecuar los ingresos reales a las nece-
sidades de la nación, mediante el empleo de presupuestos económicos que
no limitan la acción del Estado al simple cálculo del presupuesto del go-
bierno, sino que lo armonizan con la política económica, también es im-
portante que el gasto público se someta a normas de racionalidad y rendi-
miento económico en función de los intereses de la nación.
En los Estados Unidos de América, a partir de 1961, se adoptaron los
métodos conocidos como PBS, (Planning programming, budgeting system) y
luego en Francia fueron incorporados bajo el nombre de RCB (Rationalité
des choix budgétaires).
La técnica de RCB ha sido aplicada en Francia para la elaboración de
Leyes-Programa y Estudios piloto, tales la seguridad en las carreteras, la
política industrial, etc., donde las ventajas se relacionan con los costos y se
establece un orden de prioridades de ejecución.
En un sentido lato, la adecuación de los presupuestos del gobierno a la
totalidad de la economía se hace mediante un proceso de planificación a
corto y mediano plazo así como a estudios de previsión. Previsión y planifi-
cación exigen la formalización, es decir, la construcción de modelos.
Estos modelos son de diversos tipos: de simulación, (de previsión y de
decisión) de optimización, integrados o dicotómicos, cerrados, estáticos y

31
Cuentas Nacionales de Venezuela

dinámicos. Los modelos franceses conocidos como Star (modelo teórico de


acumulación y de repartición), Deca (modelo de demanda y de comporta-
miento del autofinanciamiento) Metric (modelo econométrico trimestral
de la coyuntura), Dms (modelo de evolución de variables) son dinámicos.

El modelo comparativo Fifi (modelo Físico-financiero) es de tipo estático

El empleo de estas técnicas de elaboración presupuestaria están estrecha-


mente ligadas a la modernización de los servicios públicos en Francia y los
Estados Unidos y a la obtención de mayores rendimientos en beneficio de
la nación. Su empleo en Venezuela podría ser muy recomendable pues allí
podrían integrarse, por ejemplo –en un programa de gastos para una infra-
estructura– las diversas participaciones de los distintos ministerios, gober-
naciones, entidades del sector descentralizado y alcaldías así como la distri-
bución funcional de estas diversas participaciones para la realización de la
obra en cuestión.

32
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Capítulo II
ANÁLISIS POLÍTICO DEL PERÍODO, 1915-1935
La evolución política, institucional y el acontecer militar

33
Subperíodo 1915-1917
Cuentas Nacionales de Venezuela

36
Cuentas Nacionales, 1915-1935

En el capítulo anterior vimos cómo culminó el movimiento que desco-


noció la Constitución de 1909, aprobando finalmente un nuevo texto fun-
damental que eliminó el obstáculo para la reelección del general Juan Vi-
cente Gómez a la Presidencia de la República, el cual alarga el período y
estableció otra serie de disposiciones que muy someramente analizamos en
el referido volumen.
De ahí en adelante, la actividad del gobierno del general Gómez se cen-
tra en dos áreas principales, por una parte: el orden público y seguridad del
gobierno, y por otra la administración.
En cuanto a la primera, ésta se concentra a su vez en dos actividades
primordiales; una, el control, la neutralización y el combate contra los
movimientos guerrilleros y las sublevaciones que se verificaron o que po-
dían darse en todo el territorio nacional; la otra; la represión, que se hizo
presente en las prisiones contra aquellas personas que manifestaron opinio-
nes contrarias a la política del gobierno, o que sencillamente exponían pun-
tos de vista que no estaban en línea con las direcciones trazadas por aquél.
Nos vamos a referir, antes que nada, a la cuestión de las guerrillas.
La primera sublevación es la de un antiguo telegrafista, llamado Emilio
Arévalo Cedeño, en el año 1914, quien dice lo siguiente: “A las 8 de la
noche del 19 de mayo de 1914 a la cabeza de 40 hombres de a caballo y en
la Plaza de Cazorla, di el grito: ¡Viva la Libertad! ¡Muera el tirano Gómez! Y
enseguida de ese grito marchamos a galope tendido, para castigar con las
descargas de nuestros fusiles, en un asalto formidable, a los salteadores del
tirano, que, capitaneados por un coronel Julio Robles, se encontraban por
esa noche en La Rubiera”.1

1. Arévalo Cedeño, Emilio, El libro de mis luchas. Caracas, Tipografía Americana, 1936, p. 15.

37
Cuentas Nacionales de Venezuela

Arévalo Cedeño entró a varias poblaciones del Guárico, como lo reseña


en su obra, tales como Chaguaramas, Libertad, Lezama, Altagracia de Ori-
tuco, San Rafael, Barbacoas y El Sombrero. Pero en definitiva se compro-
metió en combate el 16 de junio de ese mismo año, en el paso del Caño del
Medio, habiendo sido derrotado. De ahí en adelante dispersó su guerrilla y
marchó al exterior, después de vivir múltiples peripecias en el camino de su
fuga y de haber escapado de las fuerzas del gobierno del general Gómez.
Esa fue su primera manifestación en contra de ese gobierno. La segunda la
llevó a cabo el 29 de abril de 1915, habiendo sido apoyado por el doctor
Carmelo París. Éste le dio una carta para don Mariano Molina quien, según
el mismo Arévalo Cedeño, “en compañía de su hermano don Felipe y de su
sobrino Felipe Aristiguieta, se había establecido en la población colombia-
na del Viento, situada en las costas del Arauca y fronteriza con Venezuela,
donde operaban con importantes negocios mercantiles y de ganado”. 2 La
carta de París abría la posibilidad de que “ese amigo le entregara unos fusiles
y municiones para que Arévalo invadiera el territorio venezolano”.3 Efectiva-
mente obtuvo las municiones y los máuseres de Mariano Molina e invadió
a Venezuela, pero, después de tres meses de recorrer cuatro estados y agota-
dos los pertrechos, tuvo que salir de nuevo del territorio nacional.
El tercer intento de invasión no se llevó a cabo por cuanto Arévalo Cede-
ño se fue a la zona fronteriza del Arauca para preparar su nuevo intento,
pero las autoridades colombianas no permitieron su permanencia en aquel
territorio y tuvo por ende que irse a Orocué, donde el Prefecto de Casanare
le manifestó que debía ser internado en Santa Rosa de Viterbo, pequeña
población de los Andes colombianos, “en donde la nieve entumecería mi
alma de llanero, en donde, si hubiera ido, no hubiera podido resistir ni un
mes, por el estado de salud precario en que me encontraba”.4
La conclusión que se saca de las actividades guerrilleras de Arévalo Cede-
ño es que ni siquiera pudo invadir en 1917. Y las dos invasiones anteriores,
la de octubre del año 14 y la del año 15, terminaron en fracaso, habiendo
tenido que salir al exterior para ponerse a salvo de la persecución de las
fuerzas del gobierno.
El otro movimiento guerrillero fue el del general Horacio Ducharne,
quien desembarcó por Yaguaraparo en agosto de 1914 con 16 hombres.
Hasta 1915 se mantuvo viva la antorcha de la revolución en tierras orienta-
les hasta que “una noche lo asesinaron a balazos en la choza donde pernoc-

2 Arévalo Cedeño, Emilio, Ob. cit., p. 47.


3 Ídem.
4 Arévalo Cedeño, Emilio, ob. cit., p. 84.

38
Cuentas Nacionales, 1915-1935

taba. Su blanca barba fue cortada a filo de cuchillo y llevada a Maturín


como trofeo de guerra”.5
Tales fueron los movimientos guerrilleros o las principales sublevaciones
ocurridas entre 1914 y 1917.
Como se puede ver, no hubo ningún pronunciamiento por parte de los
caudillos de los partidos tradicionales. Éstos y sus jefes, tanto el liberal
como el conservador y el liberal nacionalista del Mocho Hernández, eran
los principales partidos que en la historia se habían alzado en armas. Tenían
un ala militar que les permitió acceder al poder en distintas oportunidades
durante el curso de buena parte del siglo XIX, en el cual se desarrolló la
mayoría de las guerras civiles en Venezuela. Esta situación se mantuvo hasta
que recibieron un golpe mortal en la Batalla de La Victoria en 1902. Esta
derrota, que significó el fin de la denominada Revolución Libertadora, re-
presentó históricamente la sepultura del ala militar de esos partidos. Por
tanto, no fue el general Gómez el que destruyó el caudillismo regional de
carácter feudal o semifeudal, que imperó en Venezuela desde mediados del
siglo pasado en adelante, sino esta decisiva batalla. Después de ella dismi-
nuyó la influencia determinante que habían ejercido los personeros de esos
partidos en el curso de la historia nacional. Ello es tan cierto que el movi-
miento que encabezó el general Gómez, el cual culminó el 19 de diciembre
de 1908, se caracterizó por una alianza nacional con los distintos jefes de
los partidos liberal, conservador y mochista, resaltándose el hecho de que
esa alianza y el movimiento en sí tuvieron un carácter más político que
militar, por cuanto la capacidad bélica de esos partidos estaba muy dismi-
nuida. Esta realidad explica el hecho de que después de la Batalla de La
Victoria no hubo ningún movimiento importante que amenazara la estabi-
lidad del gobierno del general Castro. Naturalmente, el movimiento enca-
bezado por el general Gómez y por el doctor y general Leopoldo Baptista,
del 19 de diciembre de 1908, fue apoyado por la fuerza de las armas y por
el influjo que ambos tenían en los cuadros militares activos, pero lo que se
quiere apuntar aquí es el carácter predominantemente político de su alian-
za con los partidos tradicionales, que a todas luces demostró la ausencia del
ala militar de dichos movimientos, perdida en la Batalla de La Victoria de
1902.
Gómez establece, pues, un pacto político con los jefes de los partidos
tradicionales, el cual se concreta en un gabinete de unidad, y después se
consolida aún más con un Consejo de gobierno a cuyo frente se ponen esos

5 Arellano Moreno, Antonio, Breve historia de Venezuela, (1492-1950). Caracas, Italgráfica, p.


437.

39
Cuentas Nacionales de Venezuela

altos dirigentes políticos, cuerpo éste que tenía, por la Constitución de


1909, algunas facultades de carácter presidencial. De ahí en adelante, hasta
1913, el gobierno del general Gómez se desenvuelve dentro de un clima
democrático y deliberativo, a pesar de una que otra medida de fuerza que
en general no alteró el contexto del pacto político puesto en práctica a raíz
del 19 de diciembre de 1908. Esa alianza nunca tuvo las características de
lo pactado por el general Guzmán Blanco con los caudillos regionales que
conformaban una suerte de sistema feudal, por el cual Guzmán daba apoyo
y robustecía el poder local de los caudillos; éstos, a su vez, reconocían la
jefatura nacional de Guzmán. Crespo, cuando se ve con el dominio total
del poder después de la mal llamada Revolución Legalista, también pone
en práctica este pacto, que sobrevive hasta que el general Castro resuelve
crear un ejército nacional para no depender de la alianza militar con los
caudillos regionales.
Castro había pactado en el orden fundamentalmente político con esos
caudillos, pero no para depender militarmente de las mutuas lealtades como
hizo Guzmán. Para ello, Castro organiza un ente militar, a cuyo frente pone
gente de toda su confianza y sobre cuya base él logró dominar las explosio-
nes de esos caudillos regionales y la gran revolución que vino a culminar en
la Batalla de La Victoria, la cual consolidó el poderío del general Castro al
frente del gobierno nacional. Gómez no ignoraba esa realidad, y tampoco
desconocía que la fuerza militar de los jefes y de los partidos tradicionales
no había desaparecido de un todo sino que se había reducido enormemen-
te. Por tanto, Gómez no buscó en su alianza con esos partidos ningún tipo
de apoyo militar sino un soporte político. Esa fue la idea de Leopoldo Bap-
tista, quien al concebirla, convenció a Gómez de llevarla a la práctica, cosa
que se hizo en el planteamiento conspirativo y después se puso en ejecución
a raíz del triunfo del 19 de diciembre de 1908.
Gómez, al aplastar a los jefes de los partidos tradicionales en 1913, y al
pisotear y fracturar la Constitución de 1909, lo que hizo fue frustrar una
vez más un proyecto que había sido, en sucesivas oportunidades, el anhelo
de los sectores cultos de la sociedad venezolana y de los hombres que ha-
bían sostenido la bandera idealista de la democracia y de la libertad en el
curso de la historia nacional. Frustrada la presidencia de José María Vargas
en 1835, el país siempre clamó, por boca y por pluma de sus más distin-
guidos y eminentes representantes de los sectores juveniles e intelectuales
por un sistema institucional estable, por virtud de la cual se accediera al
poder y se transmitiera el mismo en virtud de elecciones libremente practi-
cadas y de normas democráticas que respetaran los derechos de los distintos

40
Cuentas Nacionales, 1915-1935

miembros de la sociedad venezolana. Ese anhelo vuelve a reaparecer al final


del gobierno del general Guzmán Blanco; en 1888, Rojas Paúl responde a
ese ideal y resuelve reaccionar contra la dictadura de Guzmán.
Lamentablemente, en el año 1892 se frustra ese nuevo ensayo tanto por
errores del gobierno como de la oposición y ello resulta en el drama de una
guerra civil y de la fractura del interesante ensayo democrático iniciado por
Rojas Paúl.
El doctor y general Leopoldo Baptista, era un hombre culto y a la vez un
caudillo militar, comprende que el país clamaba por un sistema institucional
civilizado donde la alternabilidad no fuera obra de las armas sino de un me-
canismo electoral establecido en la Constitución. Al efecto, el gobierno de
coalición lo propone al general Gómez y éste lo acepta llevándolo a la práctica.
Estando destruida el ala militar de los partidos tradicionales, a Gómez le
fue fácil, desde el punto de vista de la fuerza, consolidar su poder. La prue-
ba del derrumbe de esa ala militar la ofrece el hecho de que en estos primeros
años, a raíz de la consolidación de la dictadura, no hubo un solo pronuncia-
miento militar ni ningún levantamiento en armas de los partidos tradicionales.
Las protestas fueron puramente cívicas, de carácter declarativo y delibe-
rativo, es decir, los caudillos se limitaron a expresar por escrito su repudio
contra el atropello llevado a cabo por el general Gómez. Pero no registra la
historia de estos tres años ni en los inmediatamente sucesivos ningún movi-
miento concreto, ninguna invasión, ningún levantamiento, tan solo aisla-
dos, esporádicos, encabezados por hombres hasta entonces desconocidos
como Arévalo Cedeño o gestas casi suicidas como la aventura del general
Ducharne.
Las circunstancias habían cambiado; la economía se transformó en el
curso del gobierno del general Gómez, quien formó la nueva estructura y
dio mayor poder al gobierno para consolidar lo que ya había iniciado el
general Castro, que era un fuerte y poderoso ejército nacional. Contra esta
realidad, los jefes de los partidos tradicionales no estaban en condiciones de
insurgir; se había producido un cambio en la dinámica de la vida política,
social y económica del país que había puesto fin a los pronunciamientos
militares de esas milicias caudillescas, las cuales habían escenificado las gue-
rras civiles en el siglo pasado. Ante ese cuadro, esos acontecimientos y esa
nueva dinámica social que se puso de manifiesto en el país, le fue fácil al
general Gómez consolidar su poder basado en las armas.
En todo caso y para los efectos de este subperíodo, que va desde los fines
del año 1914 hasta 1917, se puede reafirmar que no hubo ningún pronun-
ciamiento militar de los jefes de los partidos tradicionales, porque éstos

41
Cuentas Nacionales de Venezuela

estuvieron sencillamente en la imposibilidad de actuar militarmente por


cuanto habían perdido, como ya hemos señalado, su fuerza militar en la
Batalla de La Victoria.
En cuanto a las represiones, que fue la otra forma de actuar en función de
la seguridad y estabilidad del nuevo gobierno, fueron bastante extensas y
profundas, pero antes nos vamos a referir a las medidas tomadas en este
período por el gobierno del general Gómez para desarmar a la población y
para asegurarse, por esa vía, de la imposibilidad de pronunciamientos en el
interior del país en contra de su gobierno. El 25 de mayo de 1915, fechada
en Cumaná, José Silverio González envía una comunicación al general Juan
Vicente Gómez donde le dice lo siguiente: “Por los telegramas cruzados
entre los Jefes Civiles de Distrito de este Estado, que como jefes de fuerzas
operan en el interior, y yo, se habrá impuesto Ud., del plan últimamente
adoptado para perseguir a los bandoleros y recoger las armas y cápsulas que
hayan abandonados o escondidos en los montes.
Con dicho plan, el mismo indicado por Ud., hemos apresado algunos
cabecillas y el resto de los facciosos, si no se ha destruido todavía, ha sido
más por falta de valor y pericia de los perseguidores que por falta de ele-
mentos para hacerlo; pues casi toda la oficialidad que dejó por aquí el doc-
tor Gabaldón está como corrida y no me inspira fe ni confianza, de aquí que
continúe yo mi propósito de cambiarlos por elementos de orden de decidi-
dos amigos de Ud., también para desvirtuar las malas impresiones que en el
interior del país produjeron desórdenes cometidos por muchos de esos ofi-
ciales contra gente pacífica y laboriosa que esperaba, como era natural, que
las fuerzas del gobierno garantizaran sus personas e intereses”.6
El doctor Ramón J. Velásquez, en el Boletín del Archivo Histórico de Mira-
flores, consigna la siguiente nota referente a la represión que se llevó a cabo
en el estado Trujillo por parte de Timoleón Omaña en estos años de 1914,
1915 y 1916. Al efecto la nota dice: “Al general Timoleón Omaña, desig-
nado presidente del Estado Trujillo, le tocó desempeñar la misión más difí-
cil de las encomendadas a presidente de Estado alguno, durante los años
1914-1915-1916. Se trataba de desarmar a los caudillos trujillanos. Era la
última del país donde era posible iniciar una acción armada en manos de
los jefes distritales y de aldeas que le respondían a Baptista y a los Araujo. El
27 de agosto de 1915, Omaña informa a Juan Vicente Gómez: El asunto
de recolección y entrega de armas al que se han comprometido los generales

6 Boletín del Archivo Histórico de Miraflores, N° 127-129. Caracas, junio de 1989, p. 162.

42
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Gabaldón, Araujo y Francisco Delgado va marchando muy lentamente, y


observo que se recorre mucho territorio para recoger muy pocas armas, es-
pecialmente cápsulas. Yo tengo una lista detallada de lo que han ido entre-
gando, con especificaciones de los individuos y del lugar donde lo van ha-
ciendo, para el día que manifiesten estar cumplidas la misión darle aviso a
usted de las entregas hechas y de lo que cada uno de esos señores retenían
en su poder, según la lista que reposa en mi poder y de la cual tiene usted
copia.7
Al informar a Gómez acerca de las armas en poder del general Juan Bau-
tista Araujo le dice que son más o menos 500, pero que “no las he recolec-
tado porque usted todavía no me ha dado la orden de hacerlo...”.8
El presidente del estado Trujillo, Timoleón Omaña, cumpliendo órde-
nes del presidente Gómez, redujo a prisión a aquellos jefes trujillanos que
se negaban a entregar las armas que poseían en número apreciable. Entre-
gadas las armas, Gómez dio la orden de poner en libertad a los trujillanos
presos en el Castillo de San Carlos y en la cárcel de Trujillo.
Hay otra comunicación de Omaña para el general Gómez, del 6 de abril
del año 1915, que dice lo siguiente:

Hace algún tiempo que se viene hablando de una entendedera de los Baptista con
el coronel Araujo, y tuvo más acentuación en los días del período provisional. Como
aquí son tantas las conversaciones y las alusiones de unos y otros, me abstuve de
comunicarlo a Ud., porque eran conversaciones callejeras si se quiere, no merecía el
asunto llamar su atención. Pero hoy, que he recibido esta carta del general Araujo,
que le adjunto, es mi deber llevarlo al conocimiento de Ud., para lo que estime
conveniente. Dicen que “explicación dada, acusación manifiesta”.9

Acerca del alzamiento del general Gabaldón en el estado Portuguesa, el


doctor Heredia dice lo siguiente:

Tras el ejercicio de tres años de gobierno en el estado Portuguesa, se quebrantaron


las relaciones de Gabaldón con el régimen al cual servía. Ello, en razón de que, a su
vez, ya se había quebrantado la posición del general Baptista con Gómez. Y Gabal-
dón, en actitud que le honra, se negó a participar en actuaciones dirigidas contra

7 Boletín del Archivo Histórico de Miraflores, N° 127-128-129, Caracas, junio de 1989, pp.
150-151.
8 Ídem.
9 Boletín del Archivo Histórico de Miraflores, N° 127-128-129, Caracas, junio de 1989, p. 154.

43
Cuentas Nacionales de Venezuela

Baptista. Luego, requerido a trasladarse a Caracas, ante la certeza de que sería


reducido a prisión, dejó el general Gabaldón la Presidencia del Estado. 10

Sólo el propio doctor Márquez Bustillos logró conseguir un indulto para


el general Gabaldón, y al respecto el doctor Heredia señala: “Como Gabal-
dón permanece dentro de la ya citada situación de clandestinidad, el doc-
tor Márquez Bustillos sigue tratando lo relativo a su pariente. Advertido lo
conveniente que es convencer a José Rafael Gabaldón y sus compañeros
para que se acojan a la clemencia de Ud. Con buena fe, ya que ellos han
visto lo inútil que es pensar en revoluciones contra usted...”. Y en la misma
tónica, al contestar una carta de la Sra. madre del general Gabaldón, le
dice:

...Debo advertirle que todos los baptisteros de por allá están pidiendo cacao, y ya
hay cartas en ese sentido. Para el general Gómez, entre ellas, una del supremo
director del baptistismo, doctor Rafael García González, y otra de Pancho, Gusta-
vo, Manuel Durán, Julio Troconis y algunos más porque... en Venezuela, no hay más
prestigio ni más espada que la del general Gómez, y quien se le atraviese es necesario
castigarlo...11

En cuanto a las otras represiones que el gobierno consideró necesario


llevar a cabo para su consolidación, pasamos a referirnos inmediatamente.
Al efecto nos dice José Rafael Pocaterra que la terrible represión iniciada en
el año 1913 no finalizó en 1914. En 1915 se persiguió e hizo preso al
presbítero Evaristo Ramírez, a su cuñado José María Franco, al señor Fran-
cisco Rivero Saldivia, al señor Eduardo Porras Bello, ex director de El Tiem-
po de Caracas, al presbítero Tomás Monteverde, al doctor Carlos García
Carballo, al señor Dionisio Borges, al doctor Arnaldo Morales, ex ministro
de Hacienda. En el año 1917, fue capturado el presbítero Régulo L. Frán-
quiz en una playa del litoral tratando de salir del país en una embarcación.
“Amarrósele con una cuerda, fue apaleado y se le trajo a pie por el cerro,
descalzo hasta La Rotunda”.

Los presbíteros Fránquiz y Ramírez murieron envenenados, uno el 16 de diciembre


de 1917 tras meses de su prisión; el otro, días más tarde, el 23 de enero de 1918.12

10. Heredia Angulo, Cipriano. El año 29. Caracas, 1974, p. 49.


11. Carta citada por Heredia Angulo, Cipriano, ob. cit., tomada del Boletín del Archivo Histórico de
Miraflores, N° 61-63, Caracas, diciembre de 1969, pp. 229-230.
12. Pocaterra, José Rafael, Memorias de un venezolano de la decadencia. La Venezuela de América,
1919-1922, Caracas Ediciones Edime, 1966, pp. 32-33.

44
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Las transcripciones que hemos hecho anteriormente, así como las men-
ciones de algunas personas que sufrieron los efectos de la represión en esos
años, son apenas unos ejemplos del sufrimiento experimentado por mu-
chos venezolanos durante aquellos luctuosos años de la historia nacional.
Como ocurre en todas estas situaciones en que desde la cúspide del poder se
pone en marcha un proceso represivo, éste desata una cadena de atropellos
en los derechos humanos y a las libertades ciudadanas, en toda la escala del
funcionariado público. Se aplicó la misma norma y se tomó el mismo tipo
de medidas en contra de la ciudadanía. Tal fue el caso de lo que ocurrió en
Venezuela en toda la época de la larga dictadura del general Gómez. Los
jefes civiles, los comisarios de aldeas y hasta los simples agentes del orden
público, cometían atropellos en contra de los ciudadanos y esto ocurría en
toda la República. Los vejámenes iban contra la dignidad de las personas,
contra su libertad, contra sus derechos elementales. En todos los munici-
pios existían monopolios que eran otorgados por el general Gómez. Había
jefaturas civiles más ambicionadas que un ministerio, por cuanto el volu-
men de negocios y de ingresos derivados de los monopolios de que disfruta-
ba el Jefe Civil eran tan grandes que era mejor negocio, para ese tipo de
funcionario corrupto, ejercer una jefatura civil o un gobierno local que estar
al frente de un despacho en la capital de la República. La armazón de
sostenimiento del poder y de los monopolios radicaban en la arbitrariedad
y la fuerza bruta.
De la trama de irregularidades y atropellos hay poca huella en los archi-
vos ministeriales, en los papeles que han sido manejados y en los documen-
tos que se han publicado por los diversos historiadores que han incursiona-
do en esta etapa de la vida nacional. Por tanto este aspecto de la generaliza-
ción de los abusos es poco conocido y se encuentra poca evidencia en los
documentos oficiales. Pero los testimonios de muchos ciudadanos que su-
frieron aquellas adversidades están en pie y revelan efectivamente que esta
era la vida de Venezuela en la mayor parte de los municipios o distritos del
país.

Estructura institucional

Tal como dije en mi Historia de la legislación venezolana: “por virtud del


Artículo 27 del Estatuto Constitucional Provisorio de 1914 se creó la Pre-
sidencia Provisional. El nombramiento del Presidente Provisional se rigió
por el artículo 33, así como su duración hasta que fuere sancionado el nue-

45
Cuentas Nacionales de Venezuela

vo pacto federal de los estados, y tomen posesión de sus puestos los nuevos
funcionarios constitucionales”. En los hechos la Presidencia Provisional se
extendió hasta 1922, es decir, 8 años.13
Asimismo, se incorporaron posteriormente en la Constitución de 1914
ciertas disposiciones transitorias. En virtud del artículo 138, el Comandan-
te en Jefe del Ejército Nacional “durará en sus funciones hasta que tome
posesión de su cargo el Presidente Constitucional de la República, y, entre
tanto, el Presidente Provisional de la República ejercerá, de acuerdo con el
Comandante en Jefe, las atribuciones 22, 23, 24 y 25 del artículo 79 de la
Constitución y dictará, del propio modo, las medidas que requieran la con-
servación del orden público”.14
Debe apreciarse, de los textos citados, que el Estatuto Constitucional
provisorio creó la Presidencia Provisional y separó del ámbito del cargo la
función de Comandante en Jefe del Ejército. Pero en la Constitución del
mismo año 1914 se vuelve al Presidente Constitucional, con poderes de
Comandante en Jefe del Ejército, hasta tanto se juramente el Presidente
Constitucional electo.
La Constitución de 1914 contiene otras innovaciones. En este sentido
cabe anotar la siguiente: eliminó el Consejo de gobierno e igualmente esta-
bleció, como se dijo antes, que el Comandante en Jefe del Ejército, así
como el Presidente Provisional y los dos vicepresidentes provisionales cesa-
rían en sus funciones tan pronto como fuese nombrado el Presidente Cons-
titucional de la República y éste se juramentara ante el Congreso y tomara
posesión de su cargo.
Estableció además que el período constitucional duraría 7 años, y que el
presidente de la Corte Federal y de Casación o un ministro del despacho
supliría las ausencias, temporales o absolutas, del Presidente Constitucio-
nal de la República. Otra innovación de la Constitución se concretó en el
levantamiento de la prohibición a ser reelegido el Presidente de la Repúbli-
ca, o sea que, en otras palabras, se permitió la reelección.
Tal era el sistema referente a la estructura de las altas instituciones del
Estado. En cuanto a su funcionamiento, es interesante leer al doctor Ra-
món J. Velásquez, quien en sus notas, que aparecen en el Boletín del Archivo
Histórico de Miraflores, analiza cuestiones concernientes a éste y otros perío-
dos de la historia contemporánea de Venezuela. Sobre este particular dice el
referido Boletín:

13 Carrillo Batalla, Tomás E. Historia de la legislación venezolana (Serie Estudios Biblioteca de la


Academia de Ciencias Políticas y Sociales) Caracas, 1985, t. II, p. 32.
14 Ídem.

46
Cuentas Nacionales, 1915-1935

El presidente Márquez Bustillos realizaba labores de Primer Ministro y en Miraflo-


res recibía a los ministros del gabinete, a los embajadores y a quien quería utilizar
Márquez Bustillos como intermediario ante Gómez. Los Consejos de Ministros se
realizaban todas las semanas presididos por el Presidente Provisional y aquellos se
sometieron a exponer todos los problemas de la administración. De todas estas
labores daba cuenta semanalmente el doctor Márquez Bustillos al presidente Gó-
mez en su residencia de Maracay, a donde también viajaban los ministros, quienes
además informaban diariamente a Gómez las decisiones de sus respectivos despa-
chos.15

Institucionalmente existían dos presidencias: la presidencia constitucio-


nal, a la cual estaba designado el general Gómez para desempeñarla pero
que no se había juramentado y que tampoco la estaba aparentemente ejer-
ciendo, y la presidencia provisional que la ejercía el doctor Victorino Már-
quez Bustillos.
El Presidente Provisional era una especie de Primer Ministro administra-
tivo. Se ocupaba de reunirse con los demás ministros para estudiar las ma-
terias de la marcha de la administración pública; recibía a los embajadores
así como también a cualquier planteamiento que le hiciera cualquier ciuda-
dano para ser llevado a conocimiento y resolución del general Gómez en
Maracay. De modo que estamos en presencia del nuevo cuadro institucio-
nal en que, de hecho el general Gómez sigue siendo el jefe absoluto del
Estado; de él dependen los nombramientos de los ministros y el nombra-
miento de todos los funcionarios, no sólo los de mayor jerarquía, sino aún
los menos importantes en el escalafón administrativo de la República.
En cuanto a la razón por cuya virtud Gómez mantuvo tanto tiempo este
régimen, con un presidente provisional y él ejerciendo la Comandancia en
Jefe del Ejército, que en realidad era la Jefatura del Estado en todo sentido,
es interesante leer las observaciones y los documentos que el doctor Tomás
Polanco Alcántara trae a colación en su reciente obra sobre el general Juan
Vicente Gómez. Al efecto, en el análisis de las comunicaciones de la lega-
ción de los EE UU de Norte América en Venezuela para el Departamento
de Estado, se pone de manifiesto que en toda esta época, sobre todo, en los
primeros años y todavía hasta 1920, la legación expuso, ante el Presidente
de ese país y su secretario de Estado, que el de Gómez era un régimen que
no estaba apoyado en elecciones que se habían violado las normas jurídicas

15 Boletín del Archivo Histórico de Miraflores (Junio a diciembre de 1988, Año XXVII, Nº 126),
Caracas, p. 3.

47
Cuentas Nacionales de Venezuela

y constantemente se formulaban críticas a ese estado de cosas; inclusive el


doctor Polanco se refiere a expresiones escritas del presidente Wilson donde
francamente señala que él le enseñará a los latinoamericanos cómo escoger
buenos presidentes.
Igualmente hay otras transcripciones documentales que usa el doctor
Polanco y que son reveladoras del concepto de la legación y de las altas
autoridades del gobierno de los EE UU, sobre la administración de Gómez.
Sobre ello hay que hacer varias observaciones: un representante diplomáti-
co de los EE UU, tiene que informar a su gobierno sobre la legalidad del
gobierno ante el cual él está acreditado. Por tanto, el hecho de que Preston
McGoodwing, Enviado Extraordinario y ministro Plenipotenciario de los
EE UU, ante el gobierno de Caracas, consignara todas esas críticas al go-
bierno de Gómez no indica que EE UU estuviera tramando una conspira-
ción, ni estuviera planeando deponer al general Gómez. Lo que se estaba
consignando en esos documentos son cuestiones lógicas, máxime de un
hombre que procedía de un país en cuya sociedad existía un estado de dere-
cho desde su independencia, a fines del siglo XVIII, y que no había tenido
fracturas en su Constitución sino que se le habían hecho enmiendas en el
curso de la historia norteamericana. Por tanto la maniobra realizada por Gó-
mez y su gobierno en contra de la Constitución del año 1909, era cosa que
tenía que impresionar a ese representante de la diplomacia norteamericana.
Por otra parte, ¿Por qué los Estados Unidos no tomaron una medida más
enérgica frente a ese gobierno de facto, que había violado la Constitución y
que había cometido tantos atropellos a los derechos humanos y violentado
las normas jurídicas vigentes en aquella época? El historiador Juan Bautista
Fuenmayor sostiene que el gobierno de los Estados Unidos era favorable a
Gómez. Aquí vemos dos posiciones: por una parte, la que surgiría del exa-
men documental que tendería a concluir que el gobierno de los Estados
Unidos era contrario a Gómez, y por la otra, esta posición del historiador
Fuenmayor en la que dice que como Gómez era un sumiso de los intereses
del imperialismo norteamericano, es por ello por lo que el gobierno de los
Estados Unidos era favorable a Gómez.
Nosotros creemos lo siguiente: Las expresiones contenidas en la corres-
pondencia de la legación norteamericana para su Departamento del Exte-
rior en Washington, y las expresiones del alto funcionario de los Estados
Unidos sobre la situación latinoamericana que envolvía naturalmente el caso
de Venezuela, era fruto del análisis jurídico proyectado sobre la realidad de
los hechos. Ahora bien, los Estados Unidos no hicieron nada para derrocar
a Gómez porque en ese sentido funcionaban los intereses del coloso del

48
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Norte. Ese país había sostenido tremendas controversias con Venezuela con
relación a los intereses norteamericanos afectados por el régimen de Cipria-
no Castro. Los Estados Unidos auspiciaron el cambio de mando, y a reque-
rimiento del gobierno de Gómez una flotilla de guerra vino a La Guaira
para respaldar a Gómez en los momentos críticos del movimiento contra
Castro. Naturalmente, ante esta situación no era ilógico que ese gobierno
sintiera temor en propiciar un cambio que levantaría la interrogante en
cuanto a la posición del futuro gobierno de Venezuela, que surgiera al de-
rrocamiento de Gómez, frente a los intereses de los Estados Unidos. Por tanto
la lógica dice que no obstante esas críticas de carácter legal, que desde la
óptica norteamericana eran legítimas, en cambio desde el punto de vista prác-
tico trazaron, en función de sus intereses, una política que no estaba destina-
da a derrumbar al general Gómez y a sustituirlo en el ejercicio del poder.
Más adelante veremos algo sobre este particular con relación a la conspi-
ración militar de 1919. No queremos adelantarnos a los acontecimientos,
pero en todo caso sí queremos expresar que esa es la opinión que nos merece
el examen de la interesante documentación que transcribe el doctor Polan-
co en su comentada obra.16
Sobre la actuación misma de Márquez Bustillos se ha tejido una serie de
comentarios y de análisis críticos, condenatorios en su mayor parte de la
gestión del Presidente Provisional. En este sentido, Pocaterra tiene frases
como la siguiente:

...y jamás hombre alguno estuvo en alguna situación ni más vil ni más azarosa, ni
más delicada formando el centro de un triángulo: el ojo de Gómez, las instrucciones
alevosas de Cárdenas –señor de la hacienda– la implacable y desdeñosa mayordomía
de Vivas:17

Otros historiadores, como Yolanda Segnini, ponen de manifiesto la acti-


tud de Márquez Bustillos quien tenía que consultar con el presidente de la
República hasta inclusive el nombramiento de los más modestos funciona-
rios de su propio despacho presidencial en Miraflores, dándose el caso de
que inclusive la designación de personas de su más íntima relación era con-
sultada con el general Gómez. Fuenmayor también anatematiza a Márquez

16. Ver: Polanco Alcántara, Tomás, Juan Vicente Gómez, aproximación a una biografía. Caracas,
Editorial Grijalbo-Academia Nacional de la Historia, 1990.
17. Pocaterra, José Rafael, Memorias de un venezolano de la decadencia. Gómez, 1909-1918.
Caracas, 1966, v. 2, p. 76.

49
Cuentas Nacionales de Venezuela

Bustillos sobre su conducta frente al Presidente y el desempeño del impor-


tante cargo que ejerció durante los ocho años que van desde su toma de
posesión hasta 1922.
No obstante esas críticas, nosotros creemos que el gobierno de Márquez
Bustillos, a pesar de haber acusado algunos rasgos negativos, tiene algunos
aspectos que no se puede eludir que fueron positivos. En este último orden
cabe mencionar lo siguiente:

1. La reforma de los códigos impulsada por su ministro Arcaya, quien cons-


tituyó importantes comisiones para reformar sobre todo el Código de
Procedimiento Civil y el Código de Enjuiciamiento Criminal; el grupo
de juristas que reunió Arcaya en esas comisiones está constituido por lo
más granado y lo más distinguido del foro venezolano. Los textos que
salieron de esas comisiones mejoraron notablemente la legislación, espe-
cialmente en materia procesal.
2. La reforma del sistema educacional al haber eliminado el Código de Ins-
trucción Pública y haber aprobado en su lugar una legislación más mo-
derna por virtud de la Ley Orgánica de Instrucción y otras leyes que
eliminaron una serie de aspectos gravosos y atrasados de la legislación de-
rogada. Esa reforma fue indudablemente positiva, siendo resultado de las
ideas e innovaciones introducidas por Samuel Darío Maldonado, a su paso
por el Ministerio de Instrucción Pública, y complementada por Gil For-
toul y Guevara Rojas. El hecho es que la reforma de la legislación educacio-
nal fue un paso positivo en aquellos momentos en la vida del país.
3. Las reformas legales llevadas a cabo por la administración de Márquez
Bustillos en materia de hacienda cuando la cartera respectiva era desem-
peñada por Román Cárdenas. En este caso, igualmente, se derogó el
Código de Hacienda que estaba constituido por una aglomeración inco-
nexa de leyes relativas al campo fiscal y se lo sistematizó en lo que se
denominó la Ley Orgánica de la Hacienda Nacional, y, además, se apro-
baron otras leyes tendentes a regular adecuadamente la renta interna.
Este fue uno de los objetivos, como veremos más adelante en otro capítu-
lo, de la política de reformas, llevadas a cabo por el ministro Cárdenas.
4. Otra cuestión muy importante fue realizada por el doctor Samuel Darío
Maldonado en materia de Sanidad Nacional. Prácticamente todo el Mi-
nisterio de Sanidad fue estructurado sobre la base de la Oficina de Sani-
dad Nacional, de concepción moderna, cuyas campañas dieron lugar a la
erradicación del Aedes Egiptus el vehículo de transmisión de la fiebre
amarilla. Los estudios y las investigaciones impulsados por el doctor

50
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Maldonado libraron al país de uno de los más grandes flagelos que ha-
bían diezmado a la población.

En el lado negativo, indudablemente, estaba el método represivo, las


violaciones de la Constitución Nacional, antes referidas, las terribles perse-
cuciones contra los adversarios del régimen –especialmente en zonas a las
cuales estaba vinculado el Presidente Provisional– y la situación irregular
que vivió el país a raíz de la fractura de la Constitución de 1909. Las críticas
hechas a la actitud de sumisión del Presidente Provisional a los dictados del
Comandante en Jefe del Ejército, son cuestiones que sin duda alguna se
refieren al estilo usado por el doctor Márquez Bustillos, que revelan en
verdad que él no era un Presidente Provisional sino un Primer Ministro. En
este sentido las expresiones del doctor Velásquez están afincadas en la reali-
dad, por cuanto el Presidente de la República, el Jefe del Estado, era el
general Gómez y quien además ostentaba el título de Presidente Constitu-
cional electo y reunía todos los poderes bajo su férrea mano, tanto en lo
político como en lo militar y administrativo.
No queremos con estas observaciones eludir las críticas que se le hacen al
doctor Márquez Bustillos. Tampoco queremos constituirnos en defensores
de su gestión. Tan sólo hemos señalado aspectos negativos y también posi-
tivos de la misma, como corresponde a toda obra histórica que debe carac-
terizarse por su imparcialidad.
En cuanto a la sucesiva composición de los gabinetes ministeriales a raíz
del 19 de abril de 1914, en que se inicia formalmente la dictadura, el
doctor Márquez Bustillos, en su condición de Presidente Provisional, orga-
nizó su equipo y nombró ministro de Relaciones Interiores a César Zume-
ta, de Exteriores a Manuel Díaz Rodríguez; Hacienda a Román Cárdenas,
Guerra y Marina al general M.V. Castro Zavala, de Obras Públicas a Luis
Vélez, de Fomento a Pedro Emilio Coll, y de Instrucción Pública al doctor
Felipe Guevara Rojas; actuaba Rafael Bracamonte como secretario general
del Presidente.
Para el 19 de enero del año 1915, el equipo ejecutivo estaba integrado
por los ciudadanos que se acaban de mencionar. Este gabinete fue reforma-
do en octubre, y el 22 de ese mes se designó ministro de Relaciones Interio-
res al doctor Pedro Manuel Arcaya; Exteriores al general Ignacio Andrade,
que había desempeñado la Presidencia de la República hasta fines del siglo
pasado al ser derrocado por la Revolución Liberal Restauradora de Cipriano
Castro; de Hacienda al doctor Román Cárdenas, Guerra y Marina ratifica a
Castro Zavala, de Fomento a Santiago Fontiveros, se ratifica a Luis Vélez en

51
Cuentas Nacionales de Venezuela

Obras Públicas y al doctor Felipe Guevara Rojas en Instrucción Pública,


continuando Bracamonte como secretario. El 13 de junio de 1916 se nom-
bra ministro de Fomento al doctor Manuel Díaz Rodríguez en sustitución
del doctor Santiago Fontiveros, quien había renunciado al cargo, y el 5 de
septiembre de 1916 se designa Encargado del Despacho de Instrucción
Pública al doctor Carlos Aristimuño Coll, director de Instrucción Especial,
por la muerte del titular del despacho doctor Felipe Guevara Rojas. El 7 de
septiembre de 1917 el doctor Márquez Bustillos acepta la renuncia de todo
el gabinete y nombra ministro de Relaciones Interiores al general Ignacio
Andrade; de Relaciones Exteriores al doctor Bernardino Mosquera; conti-
núa en Hacienda, Román Cárdenas; nombra ministro de Guerra al distin-
guido abogado doctor Carlos Jiménez Rebolledo; ministro de Fomento al
doctor Gumersindo Torres; de Obras Públicas al doctor Luis Vélez, y de
Instrucción Pública es nombrado titular el doctor Rafael González Rincones;
continúa de secretario general, Rafael Bracamonte. Luego, en el mismo año
17, se nombra al doctor Elías Rodríguez, secretario de la Presidencia y al
doctor Ezequiel Vivas, secretario del Comandante en Jefe del Ejército. Este
gabinete, antes mencionado, dura prácticamente hasta 1922, año en que
termina el período constitucional ejercido por Márquez Bustillos como Presi-
dente Provisional y el general Gómez como Comandante en Jefe del Ejército.

Contexto internacional

El 3 de agosto de 1914 estalló la Primera Guerra Mundial. Los docu-


mentos oficiales revelan que en principio Venezuela fue formalmente un
país neutral. Sin embargo, algunos historiadores afirman que Gómez en el
fondo era progermano, y otros se han acogido a los papeles emanados de los
archivos del Estado para sostener que Gómez fue neutral.
El ilustre historiador Ramón J. Velásquez afirma que el gobierno de Ve-
nezuela fue neutral y que ello le causó no pocas fracturas, al verse presiona-
do por las cancillerías y por representantes diplomáticos de los países inte-
grantes de ambos grupos contendientes en el curso de la desencadenada
conflagración universal.18
José Rafael Pocaterra sostiene más bien que Gómez se inclinaba por la
causa de Alemania y de los estados centrales. Ese escritor se pregunta

18 Ver: Velásquez, Ramón J., Venezuela moderna. Fundación Eugenio Mendoza, p. 16.

52
Cuentas Nacionales, 1915-1935

¿Qué iba a significar el estado absurdo, grotesco y anormal en una republiquita


hispanoamericana? (en medio de aquel gran conflicto). Las cancillerías aliadas
aceptaban todo, reconocían todo con tal de no tener más preocupaciones que las
gravísimas circunstancias determinadas.19

Luego más adelante, en la misma obra afirma Pocaterra que

el gobierno venezolano declaró oficialmente su neutralidad. Ante el entusiasmo que


la causa de los aliados despertara en los venezolanos, sedientos de nobles empresas,
anhelantes del ideal que jamás acariciarían cerca de sí, Gómez prohibió a todo
ciudadano alistarse bajo bandera alguna beligerante.20

Por su lado Juan Bautista Fuenmayor afirma que

la mayor parte de los venezolanos tomaron partido por la causa de los aliados, en
tanto que Juan Vicente Gómez lo hizo por la de los imperios centrales; los primeros
creían ver en los objetivos de esa guerra, la realización de sus ideales de libertad e
independencia. Gómez creía verse retratado en la augusta persona de Guillermo
II...21

Sea lo que fuere de las intenciones de Gómez que, como se ha afirmado


por algunos historiadores, solapadamente era partidario del Kaiser pero apa-
rentemente adoptaba en los documentos oficiales una posición de neutrali-
dad, lo cierto es que con el correr del conflicto, y a pesar de la alegada
imparcialidad que se manifestaba en el órgano oficioso del gobierno, El
Nuevo Diario, se difundían y se publicaban en mejor sitio las noticias favo-
rables a la causa de los germanos, en tanto que se hostilizaban y hasta se
suprimían órganos de prensa favorables a la causa aliada como El Fonógrafo de
Maracaibo y asimismo se ordenaba suprimir la información en el periódico El
Luchador de Ciudad Bolívar, y se tomaban medidas represivas contra otros
órganos de publicidad de aquella época. Lo cierto es que hacia el año 1917, y
en vista de la franca intervención de los EE UU como beligerante al participar
en la conflagración por parte de los aliados, y al verse con mayor claridad que
la guerra se inclinaba en contra de Alemania y otros países que formaban con
ella el frente opositor a Inglaterra, Francia, Italia y Estados Unidos, el mismo

19 Pocaterra, José Rafael, ob. cit. p. 76.


20. Pocaterra, José Rafael, ob. cit., p. 78.
21. Fuenmayor, Juan Bautista, Historia política contemporánea de Venezuela. Caracas, Tipografía
Miguel Ángel García e Hijo, 1975, t. I., p. 283.

53
Cuentas Nacionales de Venezuela

Presidente Provisional, el doctor Victorino Márquez Bustillos, se dirigió en


mensaje al Congreso y condenó el hundimiento del Lusitania.
Por cierto ese buque fue hundido por virtud de una maniobra del 1er
Lord del Almirantazgo británico, Winston Churchill, quien hizo llegar a
los alemanes información de que el barco conducía material bélico de gran
importancia para los aliados. Los alemanes al tener conocimiento de lo de-
jado filtrar por el Almirantazgo británico, resolvieron torpedear el Lusita-
nia. Ocurrido el hecho, los ingleses se aprovecharon del mismo para desta-
car el ataque de Alemania contra un barco pacífico de una nación neutral,
que llevaba muchos ciudadanos que pertenecían a familias importantes de
los EE UU. Este acontecimiento fue uno de los factores determinantes en el
viraje norteamericano a favor de la intervención de ese país en la guerra, la
cual ocurrió pocos meses después de haber sido reelecto Woodrow Wilson
como presidente de los EE UU. Historiadores británicos imparciales, con
la apertura de los papeles secretos del Foreign Office después de haber trans-
currido el número de años para admitir el acceso del público a esos legajos,
han llegado a la conclusión de que fue Inglaterra la que provocó el desenca-
denamiento de la guerra y no Alemania. Véase al efecto la obra del profesor
británico Taylor sobre esta materia.
Si partimos del supuesto a que se han referido algunos historiadores ve-
nezolanos de que Gómez era germanófilo, no hay duda que en ese caso
Gómez fue extremadamente hábil en manejarse frente a las potencias beli-
gerantes. Su declaratoria de neutralidad fue sin duda un acto de habilidad
política que le permitió, cuando las cosas se observaron firmemente a favor
de los aliados, manifestarse, por boca del Presidente Provisional, inclinado
hacia las naciones occidentales y condenar, como hemos visto, la actitud de
Alemania en el hundimiento del Lusitania.

Relaciones con Colombia

En 1916, después de todas las incidencias ocurridas en las relaciones con


Colombia con motivo del pronunciamiento del Laudo Español, que despo-
jó a Venezuela de más de 400.000 km2 de territorio que venía dominando
nuestro país desde la época colonial, se firmó un pacto por el cual se confió
al arbitraje de la Confederación Suiza para decidir un punto que estaba
pendiente entre las altas partes contratantes, es decir, Colombia y Venezue-
la. Se trataba del hecho de que el laudo fue manifiestamente opuesto a los
legítimos derechos de Venezuela, lo cual dio lugar a la frase del presidente

54
Cuentas Nacionales, 1915-1935

de Colombia José Vicente Concha, cuando afirmó que se había causado


una herida en el “costado de la hermana República de Venezuela”.
Todo ello dio lugar al surgimiento en Venezuela y Colombia de una
corriente de opinión según la cual debía darse una compensación a Vene-
zuela a cambio de que ésta se aviniese a la ejecución del laudo. Colombia
presionó a nuestro país en este sentido, lo que consta en documentos oficia-
les de ambas cancillerías. Sobre este particular se llegó a firmar un tratado
en virtud del cual otorgaban ciertas concesiones a Venezuela en La Guajira
y se rectificaba la frontera del Laudo en ese sector en los linderos existentes
entre ambos países. Pero esos convenios no fueron aprobados por el parla-
mento colombiano. Posteriormente, cuando Cipriano Castro estaba en el
ejercicio de la Presidencia, hubo ruptura de relaciones entre los dos países y
se prolongó la discusión de puntos cruciales; no obstante, a principios de
siglo hubo la comisión mixta que fue a practicar la demarcación, la cual no
encontró el mogote de Los Frailes y resolvió identificarlo en forma arbitra-
ria, inapropiada, como Castilletes. Pero el hecho es que de allí en adelante
continuaron las conversaciones, sobre todo después de la toma del gobierno
por parte del general Gómez.
Inclusive hubo protocolos como los Sanabria-Borda, y siempre se habla-
ba en la prensa, se comentaba que a Venezuela había que darle una com-
pensación que nunca se concretó.
En 1916, la cancillería venezolana suscribió con Colombia el tratado que
sometía a arbitramiento el punto siguiente: Venezuela venía sosteniendo la
tesis de que no debería entregar los territorios que eran venezolanos, pero
que habían sido declarados de Colombia por el laudo español, hasta tanto
no se hicieran las demarcaciones de la frontera; Colombia sostenía que de-
bía hacerse la entrega de inmediato y que la demarcación podría hacerse
posteriormente. Tal era la materia para la decisión del árbitro suizo. En
1916 el punto se discutió en el seno de la cancillería y dentro del gobierno,
al extremo que el doctor José Gil Fortoul, que era incondicional al general
Gómez, le manifestó a éste que era preferible no ir a un nuevo arbitraje y
más bien conversar con Colombia y tratar de llegar a un acuerdo bilateral
para lograr las compensaciones de que se había hablado desde el pronuncia-
miento del laudo español.
Sin embargo, el general Gómez no apoyó la tesis de Gil Fortoul y se
sometió la materia al arbitramiento suizo. Cuando lleguemos al año 1922 y
a las ocurrencias de ese año, nos referiremos a la sentencia del árbitro suizo
y a las decisiones inmediatamente posteriores tomadas por el general Gó-
mez con relación a esa materia.

55
Subperíodo 1918-1919
Cuentas Nacionales de Venezuela

58
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Hemos señalado que en el año 1917-1918 hubo un intento de invasión


por parte de Arévalo Cedeño, que no se produjo por virtud de haber sido
confinado su cabecilla por las autoridades colombianas; otra intentona se
dará en el año 1918, “invade por la frontera del Táchira el general Juan
Pablo Peñaloza, que había sido de los integrantes del famoso Consejo de
gobierno hasta 1913. Eustoquio Gómez, presidente de ese estado, rechaza
a las fuerzas de Peñaloza, quien tuvo que retirarse de nuevo a Colombia. El
famoso Eustoquio hizo asesinar a un grupo de prisioneros, cuyos cuerpos
fueron colgados en garfios, de los utilizados en los mataderos, en una plaza
pública de San Cristóbal, para infundir terror y espanto en la población.
Allí se pudrieron y fueron pasto de los buitres, hasta que el obispo de la
localidad logró permiso para darles sepultura. El vecindario no resistía ya la
fetidez de los cadáveres. Tan horrendo crimen fue perpetrado directa y per-
sonalmente por sus dos hermanos Fernando y Simón Gómez, dignos ému-
los de Zuazola y Antoñanzas.22
En 1918, y como desarrollaremos a continuación también en 1919, se
dieron importantes manifestaciones contra la dictadura del general J.V. Gó-
mez. Una de las más reseñadas es la que se suscita con motivo del natalicio del
rey Alberto de Bélgica, quien había tenido una actitud muy valiente en la
defensa de su pueblo en contra de la invasión de que había sido objeto por
parte de las armas germanas; en Caracas marcharon hacia la embajada de
Bélgica donde participaron Andrés Eloy Blanco, Gonzalo Carnevali (hijo del
general Ángel Carnevali Monreal), Rodolfo Moleiro, Jorge Luciani y otros

22 Fuenmayor, Juan Bautista, Historia de Venezuela política contemporánea, 1969. Caracas, s/e.
1976. T. I., p. 291.

59
Cuentas Nacionales de Venezuela

estudiantes de la UCV. Luciani acusó a Gómez de haber abandonado cobar-


demente al pueblo de Caracas durante los peores momentos de la pandemia,
y su oración fue recibida con grandes aplausos”.23 La manifestación continuó
hacia la embajada de Francia, pero en lo que llegaron a la Plaza Bolívar, el jefe
de la policía, Pedro García, la disolvió y se llevó presos a algunos de los mani-
festantes, de los cuales, entre otros, estaba Alberto Egea López.
Sin embargo, en 1919 ocurre un hecho aún más grave y digno de men-
ción, como lo fue la conspiración en la cual participaron oficiales en servicio
activo, en combinación con civiles, especialmente estudiantes universita-
rios; entre estos últimos figuraron Gustavo Machado, Pedro Zuloaga, Sal-
vador de la Plaza y otros que lograron escapar al exterior. Algunas reseñas de
cómo y dónde se urdió el complot las encontraremos en el relato familiar
Bajo la tiranía, de Cecilia Pimentel:

Mientras tanto, se sucedían los acontecimientos ya mencionados y resurgía en los


ánimos la esperanza de que Venezuela pudiera incorporarse a la vida de las naciones
libres y civilizadas. En la redacción de Pitorreos, Antonio José Calcaño, Leo, mi
hermano Francisco, Pocaterra y muchos otros, entre ellos Pedro Manuel Ruiz,
Torres Abandero, en cuya sastrería se concertaban citas, Avelino Martínez, mi
hermano Tancredo, Jorge Luciani, Ramón Feo Calcaño, Hernando de Castro,
Rafael Mercado, Federico Wulff, Gustavo Machado, Salvador de la Plaza, Pedro
Zuloaga, y muchos estudiantes y patriotas, abordaban ya francamente el asunto de
la necesidad de proceder. Jóvenes militares, compañeros de Luis que, como él,
tascaban el freno, pero tenían conciencia del estado deprimente a que había llegado
el ejército bajo el régimen de barbarie de Juan Vicente Gómez y se sentían respon-
sables por su pasividad, urgieron de común acuerdo a Luis para que asumiera la
dirección de un complot militar, secundado por los civiles...
...llegadas las cosas a este punto, se formalizó el golpe militar, y para llevarlo a cabo,
se fijó la madrugada del día 16 de enero.24

“Sin embargo, llegado el momento, la conspiración fue abortada por


delación de un miembro de las Fuerzas Armadas de nombre J. A. Piñero”25,
y así, uno a uno los autores civiles y militares de la intentona fueron lleva-
dos a prisión, iniciándose una de las épocas más deprimentes en lo referente
a la historia de las torturas en la tristemente célebre cárcel de La Rotunda
en nuestro país”.

23 Fuenmayor, Juan Bautista, ob. cit., p. 292.


24 Pimentel, Cecilia, Bajo la tiranía, 1919-1935. Caracas, s/e, 1970, p. 19.
25 Ibídem, pp. 24-25.

60
Cuentas Nacionales, 1915-1935

El historiador norteamericano Thomas Rourke dice lo siguiente sobre


esta conspiración:

En enero de 1919, los espías de Gómez descubrieron un complot que habría estado
urdiéndose entre algunos oficiales jóvenes del ejército, entre los cuales los había en
los cuarteles de Maracay y en varios cuarteles de Caracas. Catorce hombres fueron
arrestados y llevados a la antigua residencia de Castro, Villa Zoila, en el burgo
residencial de Caracas llamado El Paraíso, ...Entre los presos estaban el doctor
Pedro Manuel Ruiz y un muchacho de 14 años de nombre Manuel Andrade Mora.
Este muchacho nada había hecho, pero su padre era tenido por sospechoso y, por tal
motivo, lo habían arrestado. Los oficiales fueron los capitanes Julio Hernández,
José y Jorge Ramírez y Aníbal Moreno; los subtenientes Ricardo Corredor, Arturo
Lara, José Agustín Badaracco, Domingo Mujica, Luis Aranguren, Pedro Betancourt
Grillet y Cristóbal Parra. De ellos, Badaracco, Aranguren y Parra no contaban más
de 20 años de edad.26

Lo más interesante de la conspiración de Pimentel y sus compañeros es


que se manifestaban en el seno mismo del ejército organizado por el general
Gómez; otra característica importante fue que innovó los medios que se
conocían en el país para el derrocamiento del gobierno, pues por primera
vez se presentaba un golpe fomentado por militares salidos de una Acade-
mia Militar, y en sociedad con estudiantes e intelectuales. Tal como puede
apreciarse, se trataba de una expresión de las Fuerzas Armadas en contra del
régimen imperante, a su vez rompía con la tradición de las guerras civiles,
las cuales eran el mecanismo aplicado en el siglo pasado y en los anteriores
alzamientos por los caudillos opositores al gobierno de turno.
Lo más terrible de esa conspiración fue la secuela de las torturas que,
retomando el hilo de anteriores párrafos, dejó un saldo de 8 muertos entre
los 16 (dieciséis) militares que ingresaron fatídicamente en los calabozos de
La Rotunda. El general José Vicente Gómez, hijo del dictador, fue el encar-
gado, en su carácter de Inspector general del Ejército, de interrogar a los
detenidos y de aplicarles los más atroces e inhumanos procedimientos para
tratar de obtener de ellos confesiones de toda la trama de la conspiración.
Pimentel fue varias veces torturado con mayor saña que el resto de los con-
jurados por ser supuestamente el cabecilla militar. Aún así, todos los demás
detenidos fueron también sometidos a tormentos, en vista de que no conse-
guían declaraciones satisfactorias. De esta manera los militares, en su ma-

26. Rourke, Thomas, Gómez, tirano de los Andes. Caracas, Ediciones Edime, 1952, p. 218.

61
Cuentas Nacionales de Venezuela

yoría, perecieron por medio de los horrores el mismo año 1919. “Comenzó
entonces la tragedia de saber cómo, día tras día, iban desapareciendo los
compañeros de mis hermanos. Con la avidez e impaciencia que tenían de
liquidarlos, ya que su juventud robusta, contra toda lógica, sobrevivía aún a
pesar del hambre atroz a que los tenían sometidos, decidieron aligerar su
proceso ayudándolos con veneno y vidrio molido. El primero en desapare-
cer había sido el capitán Félix Andrade Mora, que apareció ahorcado con
los tirantes de sus pantalones en su calabozo del Cuartel San Carlos, des-
pués de la primera tortura a que fue sometido.
El primero que pereció en La Rotunda fue el capitán Domínguez Muji-
ca. Siguióle el subteniente Luis Aranguren Moreno. Luego tocóles el turno
a los Capitanes Jorge Ramírez y Aníbal Molina.
Les siguieron, envenenados también, José Agustín Badaracco, en la mis-
ma forma: cosidos en la cobija; desenyugados después de muertos. El único
cuyo cadáver fue entregado a su familia por influencias que movieron sus
parientes, fue Badaracco. Los demás eran llevados al Hospital Vargas, don-
de expedían la partida de defunción como acaecidas en ese instituto.
Con el trágico balance del asesinato de ocho militares en once meses,
saldo de un 50% de los dieciséis que habían ingresado en enero, finalizó el
fatídico año de 1919.27
Por otra parte, en abril de 1919 invaden por la frontera entre Venezuela
y Colombia, en la región de Ureña, los Generales Matías Peñuela, Constan-
tino Pérez, Jesús Matamoros y otros que se decían seguidores del Mocho
Hernández, “Atacaron la guarnición de San Antonio del Táchira, donde
había 75 soldados acantonados del ejército nacional y que estaban al servi-
cio del resguardo de la aduana, además de la mitad de una compañía de
guardia civil a cuyo frente se encontraba el Jefe Militar de la frontera, gene-
ral Manuel Rugeles. La pelea fue sumamente dura y reñida, en las afueras
del cuartel hubo muchos heridos y muertos; entre otros cayó el propio Ru-
geles. Después de 5 horas de duro batallar se retiraron los sublevados, pero no
fueron perseguidos por las fuerzas del gobierno en vista de que estaban ex-
haustos por la dura jornada cumplida”.28 Esta fue una de las tantas invasiones
que se produjeron en ese tiempo.
Todas estas sublevaciones se producen en un país donde todo el ámbito
militar estaba formado dentro de los requerimientos del régimen; así, desde

27 Pimentel, Cecilia, ob. cit., pp. 56-59.


28 República de Venezuela, Boletín del Archivo Histórico de Miraflores, Nº 31, julio-agosto, 1964,
pp. 140-141.

62
Cuentas Nacionales, 1915-1935

su infraestructura técnica, como el personal, el ejército estaba expedita-


mente dispuesto por el propio general J.V. Gómez. “Será una maquinaria
aplastante e integrada por tachirenses que acaparen todas las jerarquías en
su vertebración piramidal”.29 De esta manera se comprueba el por qué de
tanta saña contra los militares insurrectos que, sin embargo, no hemos de
negar que su actitud y su empeño por reivindicar el nombre del ejército
venezolano, fue, más que un acto heroico, un suicidio en masa; sublevarse
contra semejante poder no tiene otro nombre. “Hacia 1918,... el aparato
militar tiene una intendencia, un poder de concentración y de fuego y una
elasticidad de despliegue que no admiten desafíos en la Venezuela que ha
perdido sus caudillos, y no tiene otra organización comparable”.30

Funcionamiento en la administración

Por decreto del 2 de enero de 1919, se nombra ministro de Relaciones


Exteriores al doctor Esteban Gil Borges en sustitución del doctor Bernardi-
no Mosquera; por otra parte, el 2 de junio de 1919 aparece un decreto del
Presidente Provisional, por virtud del cual, por la licencia temporal del
ministro de Relaciones Interiores, general Ignacio Andrade, se designa en-
cargado de dicha cartera al ciudadano doctor Juan de Dios Méndez y
Mendoza, hasta ese momento director de la Sección Administrativa de di-
cho despacho.
Los anteriores nombramientos no tuvieron mayor significación aparte de
la posterior importancia que cobró la gestión pública de Gil Borges, con
motivo de la inauguración de la estatua del Libertador en Nueva York. Para
el momento de su nombramiento como ministro de Relaciones Exteriores,
Esteban Gil Borges tenía como antecedente el haber sido un funcionario
con varios años de servicio en ese cargo, años en los cuales no se había
caracterizado por ser una figura política, prerrequisito para ser nombrado
funcionario del gobierno con alta investidura. “En 1918, Márquez Busti-
llos designa a Rafael Bracamonte como secretario general de la Presidencia
Provisional de la República y, en 1919, al doctor Esteban Gil Borges, mi-
nistro de Relaciones Exteriores, quien durará en su cargo hasta el 22 de
marzo de 1921, en que es reemplazado por el doctor Pedro Itriago Chacín.
La causa de la caída de Gil Borges es atribuida al hecho de no haber men-

29 Rangel, Domingo Alberto, Gómez, el amo del poder. Valencia, Vadell Hermanos, 1975, p. 200.
30. Ibídem, p. 20.

63
Cuentas Nacionales de Venezuela

cionado el nombre de Juan Vicente Gómez, ni su obra rehabilitadora, en su


discurso de inauguración de la estatua del Libertador Simón Bolívar en la
ciudad de Nueva York.

64
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Subperíodo 1920-1921

65
Cuentas Nacionales de Venezuela

66
Cuentas Nacionales, 1915-1935

En la noche del 31 de diciembre de 1920, prácticamente ya al comienzo


de 1921, el general Emilio Arévalo Cedeño intenta su tercera invasión a
Venezuela. Esta fue la que culminó con la derrota y detención del bandido
Tomás Funes, quien había sido designado gobernador del Territorio Federal
Amazonas por el general Gómez y había cometido los más tremendos crí-
menes en la región, habiendo asesinado a 420 ciudadanos, entre comer-
ciantes y trabajadores pacíficos de la zona en 1913. Al respecto, Arévalo
Cedeño dice:

420 compatriotas sacrificados por este monstruo del averno, que en connivencia
con Juan Vicente Gómez, llevó la ruina y desolación al Territorio Federal Amazo-
nas, fue capturado después de un combate de 28 horas en la ciudad de San Fernando
de Atabapo, juzgado en Consejo de Guerra, fusilado el 30 de enero de 1921 a las 9
de la mañana, en la plaza pública de aquella ciudad, en presencia de todo el ejército
vencedor y de todos los habitantes de la población que con gran alborozo pedían la
cabeza del tirano.31

El desarrollo del combate lo describe Arévalo Cedeño en los siguientes


términos:

Funes se defendía con bravura desde su cuartel en donde estaba acorralado por
nosotros; hacía un fuego nutrido sobre mi ejército, confiando en la gran cantidad de
parque de que disponía. Nosotros apenas con unos cinco mil tiros, debíamos
economizar nuestras municiones, pegarnos a la pared del cuartel y disponernos al

31 Arévalo Cedeño, Emilio, El libro de mis luchas, Caracas, Tipografía Americana, 1936, p. 94.

67
Cuentas Nacionales de Venezuela

sitio de una manera rigurosa. Al siguiente día y a las veintiocho horas de lucha,
ordené petrolizar todas las puertas y los aleros del cuartel, desde el cual el fuego nos
hacía un daño terrible. Estaba resuelto a incendiar la posición y destruir al mons-
truo en medio del fuego de ella, antes que retirarme con la vergüenza y con el
fracaso. Comprendiendo Funes lo difícil de su situación y que estaba irremisible-
mente perdido, ordenó salir a un parlamentario, para anunciarme que estaba rendi-
do y deseaba entregarse, pero que necesitaba ser protegido al salir por temor a las
iras populares, que invariablemente despiertan furiosas e incontenibles a la caída de
los tiranos. En aquel momento fue que vino a acordarse Funes de que es mal negocio
ser malo, y que lo bueno y lo práctico es ser bueno. Inmediatamente ordené una
comisión para ir al cuartel y recibir a Funes como prisionero y desarmar la guarni-
ción que lo acompañaba, comisión compuesta del general Fermín Toro, quien era
mi jefe de Estado Mayor, del coronel Luis Felipe Hernández, quien era mi segundo
jefe, del general Marcial Azuaje, quien era jefe del Cuerpo Anzoátegui, y varios
ayudantes que los acompañaban.
Nuestras pérdidas fueron de alguna consideración, contando entre los heridos al
general Asisclo Ramírez y al coronel Napoleón Manuitt, Jefe de los Cuerpos “Arau-
ca” y “Horacio Ducharne”, respectivamente.
En aquella jornada que fue bastante gloriosa para nuestros soldados, todos mis
compañeros supieron cumplir con su deber, como buenos, y quiero tributar un
recuerdo de gratitud y de cariño y a mis queridos amigos, hermanos por la abnega-
ción y el valor de los patriotas, entre los cuales se distinguieron los Generales
Fermín Toro, Ricardo Arria Ruiz, Asisclo Ramírez, coroneles Luis Felipe Hernán-
dez, Napoleón Manuitt, Francisco Teodoro Rodríguez, Joaquín Palencia, Cornelio
Oliveros, Lino Luzardo, Julio Delgado y todos, todos a quienes la patria y yo
debemos la realización de un hecho de armas, que tuvo por consecuencia feliz que
la impunidad de los grandes crímenes cometidos en aquel territorio no sirviera para
estimular a los sucesores de Funes, a continuar por la senda de éste, sembrando por
doquiera el terror y la desolación.32

Después de esta jornada exitosa de Arévalo Cedeño, que tuvo por efecto
limpiar al Territorio Amazonas de la funesta actuación de Funes, su guerri-
lla terminó disolviéndose, regresando al exterior el jefe de la expedición.
En 1921 se organiza una conspiración por parte de los generales liberales
Francisco Linares Alcántara y J.M. Ortega Martínez, la cual tenía por obje-
to comprar un buque en Europa. Embarcar un lote importante de armas y

32 Arévalo Cedeño, Emilio, ob. cit., pp. 104-106.

68
Cuentas Nacionales, 1915-1935

pertrechos e invadir la costa venezolana. Los altibajos de la frustrada cons-


piración nos lo relata Juan Bautista Fuenmayor en los siguientes términos.

En 1921, el doctor José Ignacio Cárdenas, para entonces agente diplomático de


Gómez en el exterior, descubre una conspiración que se tramaba en los países
europeos por los generales Francisco Linares Alcántara (Panchito Alcántara) y J.M.
Ortega Martínez. Estos conocidos caudillos venezolanos, habían logrado comprar
un barco, el Odin para invadir a Venezuela con el consiguiente cargamento de
armas; luego, fracasada esta operación, intentaron otra mediante la proyectada
adquisición de un buque inglés conocido, el Harrier, que también fracasa a merced
de la actividad, intriga y espionaje que desplegó el famoso agente diplomático,
doblado de espía, José Ignacio Cárdenas, quien disponía de suficiente dinero, co-
nexiones personales, y otros recursos para interponerse en los planes invasionistas
forjados en Europa contra el gobierno tiránico de Gómez.33

Otro hecho importante, que expresa el descontento existente en el seno


de la población y también los conflictos latentes que bullían en determina-
dos sectores nacionales, se opera en abril de 1921, al estallar la huelga de
los trabajadores de la empresa inglesa denominada “Compañía Anónima
Tranvías Eléctricos de Caracas”, por cuya virtud los trabajadores se lanzaron
a la calle en apoyo de sus reivindicaciones. Estos tuvieron el apoyo de los
estudiantes de Caracas que hicieron causa común con los manifestantes.
En cuanto a la estructura constitucional, en esos dos años no hubo refor-
mas que cambiaran las instituciones del Estado.
En lo relativo al funcionamiento de la administración hay que hacer no-
tar que por decreto del 26 de agosto de 1920 se concedió licencia temporal
para separarse del cargo al titular de la cartera de Instrucción Pública, doc-
tor Rubén González, y en su lugar se nombró encargado de la misma al
director de Estadística y Contabilidad del despacho, doctor José Antonio
Linares. Este cambio no tuvo ninguna significación especial.
Por lo que se refiere a la conducta del gobierno con los sectores intelec-
tuales, es interesante lo que dice Thomas Rourke, quien afirma “que cual-
quier persona que escribiese sobre Gómez recibiría premios, ya fuese poeta
o escritor, extranjero o nacional, de la misma manera que el artista que
pintase retratos suyos o de su familia, adulándoles así por medio de la pale-
ta o del pincel. Hubo alcahuetes que escribieron para él, como también

33 Fuenmayor, Juan Bautista, Historia de la Venezuela política contemporánea. Caracas, s/e, 1975,
t. I, p. 294.

69
Cuentas Nacionales de Venezuela

biografías ridículas y aquellos pintores que como ya dijimos hicieron retra-


tos suyos y llegaron hasta a pintarlo en retratos como si fuese un noble
caballero”.34
En contraste con la bondad y la largueza que se tenía frente a esos plu-
marios de alquiler y artistas de encargo, habían escritores y poetas que no
estaban de acuerdo con la línea política del gobierno. De esta manera, los
intelectuales tenían tres alternativas; quedarse callados, polemizar o bien ir
presos a La Rotunda o huir al exterior. Los que escogieron esta última op-
ción llevaron una vida bastante sacrificada, además de que les era altamente
difícil realizar una labor divulgadora de sus ideas en vista de la adversidad
derivada, en general, de su propia condición económica y a la persecución
que los agentes diplomáticos del gobierno practicaban en los diversos países
con los cuales Venezuela mantenía relaciones. Sobre este particular dice
Rourke que “...hubo pocos entre los escritores y poetas sinceros que tuvie-
ron necesidad de huir del país, no obstante su devoción a la causa de su
patria, que pudiesen lograr algún resultado práctico. Unos cuantos escri-
bían en cualquier idioma, con excepción del español. Constantemente bajo
vigilancia, se encontraban también en tela de descrédito de parte de los
representantes de su propio país, y muy poco o nada de los que escribían
podía aparecer impreso, y aquellos que lograron imprimir a sus propias
expensas probablemente circularía cuando más dentro del propio grupo de
adversarios proscritos. Algunos entre ellos se hallaban en países de habla
española donde disfrutaban liberalidades en lo tocante a libertad de prensa,
como España, Colombia o México, cuando mandaban Álvaro Obregón, en
este último país lo mismo que antes y después de Gerardo Machado en
Cuba, pero sus palabras no llegaban a oídos del público y tampoco nada de
aquello podía entrar en Venezuela para producir algún efecto favorable a
sus designios, ya que todo lo más mínimo era vigilado por los espías de
Gómez. 35
Lo que acabamos de decir se refiere a la doble conducta que tenía el
gobierno frente a los intelectuales, poetas y artistas. A unos se les daba
dinero y se les premiaban sus elogios o sus loas a Gómez, a su familia o al
gobierno, mientras que a los que eran adversarios se les mandaba a La Ro-
tunda, al Castillo Libertador o al Castillo San Carlos, a menos que lograsen
huir al extranjero. De este modo, la doble conducta revela que no había en

34 Rourke, Thomas, Gómez, tirano de los Andes. Caracas Ediciones Edime, 1952, p. 225.
35 Rourke, Thomas, ob. cit., p. 227.

70
Cuentas Nacionales, 1915-1935

verdad de parte de Gómez una política definida a favor de los intelectuales,


sino más bien una línea de acción con respecto a amigos y adversarios.
El 31 de diciembre de 1921 ocurrió un hecho inusitado en el régimen
del general Gómez: se ordenó la libertad de los presos y se aceptó el regreso
de los exiliados. Thomas Rourke dice lo siguiente sobre el particular:

Sea que se tratase de un medio para probar el temple de los enemigos de la causa y
ver si las prisiones los habían corregido o bien simplemente se trataba que las cosas
durante algún tiempo hubiesen marchado bien, y que Gómez viese que podía ser
magnánimo, nadie pudo decirlo, acaso se dio cuenta o creyó que algunos hechos de
su conducta estaban haciendo mucho ruido en el exterior y que debía tomar alguna
medida para contrarrestar la mala impresión que produjeran. Gómez dio orden de
libertad a todos los presos políticos. Los presos que se encontraban de regreso a sus
hogares, descansaron, y sus escuálidos organismos recibieron una nutrición de la
cual por mucho tiempo habían carecido, como también pudieron sanar la estropea-
da laceración de sus tobillos.36

36 Rourke, Thomas, ob. cit., pp. 229-230.

71
Subperíodo 1922-1923
Cuentas Nacionales de Venezuela

74
Cuentas Nacionales, 1915-1935

En cuanto a las guerrillas, los intentos de golpes de Estado y las activida-


des de los exiliados, cabe decir que en 1922 fue descubierta una conspira-
ción de los oficiales Alejandro Rescaniere y Francisco Angarita Arvelo; ese
movimiento según se dijo, se disponía a colocar en el poder a José Vicente
Gómez y ponerle fin de esa manera al gobierno de su padre el general Juan
Vicente Gómez. Sin embargo, se ha dicho –esto lo han hecho constar dis-
tintas personas– que esa era una coartada de los oficiales para vincular al
general José Vicente Gómez a fin de evitar que les ocurriera a ellos lo que
pasó en 1919 con los militares que fueron descubiertos en la conspiración
del capitán Pimentel, sufriendo tremendas y dolorosas torturas. Lo cierto es
que estos militares surgen, con esta aparente vinculación con el general José
Vicente Gómez, en sus anhelos de cambios bruscos de la situación que
existía en el país. Resulta interesante, en este nuevo pronunciamiento en el
seno de las Fuerzas Armadas, el hecho de que el tipo de sublevación del
siglo pasado cambia al presente; empiezan a surgir manifestaciones en las
propias fuerzas armadas por parte de oficiales que habían seguido cursos, y
por lo tanto eran profesionales de la actividad militar.
En 1923 ocurren hechos muy importantes que, si bien no se materiali-
zan en invasiones ni en pronunciamientos internos en ningún cuartel, son
graves para el gobierno nacional. Tales hechos se concretan en las relaciones
entre Venezuela y México.
Como se sabe, en México había estallado una revolución desde 1911.
Para el año 1923 ya había triunfado, y se encontraba al frente del gobierno
Álvaro Obregón. Su ministro de Educación era el licenciado José Vasconce-
los, quien se había vinculado a un grupo de venezolanos que vivían en ese
país y eran exiliados del gobierno gomecista. Entre ellos se destacaban el

75
Cuentas Nacionales de Venezuela

doctor Carlos León, antiguo gobernador de Caracas, profesor de la Univer-


sidad Central, el doctor Miguel Zúñiga Cisneros, distinguido médico que
estuvo muchos años en actividades de oposición contra el general Gómez y
el conocido dirigente político de filiación marxista, fundador del Partido
Comunista de Venezuela, Gustavo Machado. El brazo militar de ese grupo
se cubrió bajo el nombre de Partido Revolucionario Venezolano, comanda-
do por Emilio Arévalo Cedeño.
El gobierno de México dio protección a esos venezolanos, y las críticas
que se hacían en la prensa de dicho país al régimen de Gómez fueron agriando
las relaciones entre ambas naciones, hasta que el enviado extraordinario y
ministro Plenipotenciario de los Estados Unidos de Norteamérica en Cara-
cas le comunicó al ministro de Relaciones Exteriores que el Cónsul de México
le había entregado los asuntos de México al cónsul de los Estados Unidos
de Norteamérica. Era la culminación de un proceso de enfriamiento ya
después de la aspereza en las relaciones entre Venezuela y México. Esto dio
lugar a una serie de incidencias, y el director de El Nuevo Diario, Laureano
Vallenilla Lanz, publicó artículos editoriales donde defendió la posición de
Venezuela y atacó la de México en una carta dirigida al secretario de la
Presidencia de la República; le sugiere el nombre de un mejicano para que
le habilitara de modo que pudiera hacer publicaciones en defensa de la
posición venezolana y apareciera como imparcial en virtud de su nacionali-
dad. En su campaña de prensa, el gobierno también contrató espacios en el
The Washington Post, por conducto del embajador venezolano, para publi-
car artículos en defensa de la posición de la administración gomecista. El
doctor Simón Planas Suárez, un funcionario de la legación de Venezuela en
Washington, pone de manifiesto en carta al doctor José Rosario García, tío
del general Gómez, la decisión del doctor Arcaya de asignarle 3.000 dólares
al The Washington Post para asegurar espacio con el objetivo de hacer publi-
caciones en defensa del gobierno de Gómez. Además figuran cartas del doc-
tor Pedro Manuel Arcaya sobre la conveniencia, para Venezuela, del ascenso
al poder en México de Plutarco Elías Calles, quien no era protector de
Vasconcelos en lugar de Adolfo de la Huerta que sí lo era. Resulta obvio el
regocijo de Arcaya ante la noticia de la presidencia de Plutarco Elías Calles.
Asimismo, el doctor Arcaya se refiere a una decisión, de la Federación Obrera
de los Estados Unidos, de condenar al gobierno de Gómez y aprobar una
resolución para pedir que se abriera una investigación in situ de los atrope-
llos y de las imputaciones que se le hacían a ese régimen por parte de los
exiliados venezolanos. Arcaya se movió para sugerirle al general Gómez que
se organizara una unión obrera en Venezuela, y así este gremio asumiría

76
Cuentas Nacionales, 1915-1935

una posición en defensa del gobierno nacional. En relación con esos movi-
mientos de Arcaya, además de las imputaciones que él hacía a los exiliados
venezolanos, concretamente al doctor Leopoldo Baptista y al general Régulo
Olivares, acerca del apoyo que les brindaba el gobierno de México –clasificado
por Arcaya de “Socialista”–, tuvo lugar una solidaria protesta por parte de los
exiliados en Nueva York encabezada por Olivares, Baptista, Francisco Her-
mógenes Rivero, Luis Loreto Biaumont y Rafael María Carabaño, quienes
enérgicamente condenaron la posición de Arcaya e incluso señalaron que
este representante gomecista, en una reunión panamericana, había sido cues-
tionado por el secretario de Estado norteamericano, cuando planteaba la
inconveniencia de hacer la reunión en México.*
Estos documentos demuestran que el gobierno del general Gómez no se
detenía en hacer propaganda, lo cual podía perfectamente hacerlo y es com-
prensible. Lo que no es legítimo es que se compraran plumas, como los
casos que se citan en esta sección, para aparentar una imparcialidad inexis-
tente, alterar la verdad, sobornar conciencias y crear hechos falsos como la
constitución de una unión obrera en Venezuela que no tenía ningún funda-
mento en la realidad. Todos estos hechos son altamente condenables como
procedimientos que no están en línea con la ética política, que debe ser uno
de los requisitos fundamentales en el ejercicio de la función de gobierno.
Otro hecho que conmovió al país fue el asesinato de don Juancho Gómez
el 30 de junio de 1923. ¿Quién era el asesino? Juan Vicente Gómez, en
mensaje al Congreso el 6 julio, afirma que son los enemigos que se encon-
traban en el exterior los autores del crimen, cuando dice:

Yo vengo ante vosotros, los genuinos representantes de la soberanía popular, y lleno


de enojo, con mi conciencia en Dios en mi destino y la satisfacción de mi propia
obra, a delatar ante el Congreso Nacional a los infames asesinos que en la noche,
acribillaron a puñaladas en su propio lecho, en la residencia oficial de los presiden-
tes de la República, a mi muy querido hermano y compañero y amigo vuestro
general Juan C. Gómez, Primer vicepresidente de la República y gobernante del
Distrito Federal.
Yo me sobrepongo a mi propio dolor, a la honda herida de mi corazón y, en
cumplimiento a los sagrados deberes que ante vosotros juré cumplir fielmente y
declaro con firmeza, como primer mandatario de la República, que los autores de

* Tales documentos fueron publicados en el Boletín del Archivo Histórico de Miraflores por el
doctor Ramón J. Velásquez. Las referencias sobre las cartas y documentos que se hace en esta
edición proceden del Boletín del Archivo Histórico de Miraflores, Tomo LXVII, pp. 308, 310,
311, 314, 315, 316, 318, 322, 326, 334 y 339.

77
Cuentas Nacionales de Venezuela

este crimen horrendo, sin precedentes en nuestra historia política, son los mismos
descontentos que se han marchado de Venezuela para ir a formar sus planes en el
extranjero: son ellos mismos, porque constantemente, por medio de la prensa, del
libro, de la palabra y de su correspondencia interceptada muchas veces y el puñal, es
como podrían librarse de mí mismo, de todos y cada uno de los Gómez y de los que
leal y decididamente me acompañan y a quienes ellos clasifican temerariamente de
bandidos.
Ellos armaron la mano homicida, ellos la descargaron en el pecho de mi noble
hermano, y ellos son ¡Oh, ciudadanos senadores y ciudadanos diputados! ¡Los que
tienen el proyecto de regenerar y hacer la felicidad de nuestra cara patria!
Con la bandera de la patria en la diestra, la defenderé hasta el último momento,
pues es mil veces preferible el sacrificio, antes que ver la República dirigida por una
pandilla de miserables ambiciosos, cuyas manos tintas en sangre manchan la historia
contemporánea y serán el asombro de las generaciones que contemplarán atónitas
tan perverso y réprobo delito.37

En este horroroso proceso se hacen imputaciones a Barrientos, habitante


del Palacio de Miraflores y hombre que estaba al servicio de don Juancho;
además, se acusa a un antiguo sargento del ejército, Rafael Andara, a otro
de nombre Juan Araguinamo, a Custodio Prieto y a Encarnación Mujica; lo
cierto es que habiendo sido presos y torturados ferozmente, no dijeron por
cuenta de quién habían actuado; tan solo hubo una declaración a la cual se
refiere Juan Bautista Fuenmayor en su condición de escribiente del Juzgado
del Crimen del Distrito Federal. El relato es el siguiente:

Cuando fue cometido el crimen de don Juancho, hacía poco más de un mes que,
quien esto escribe, había entrado a trabajar como escribiente en el Juzgado del
Crimen del Distrito Federal. El hecho narrado en el texto me fue referido por el
propio secretario del Tribunal, después que regresaron de La Rotunda, donde
hicieron firmar la declaración que yo había visto traer en la mano por el juez,
después de que él hablara con el gobernador Hidalgo. El juez había ordenado al
secretario copiar dicha declaración en el mencionado papel florete, ya que todas las
diligencias procesales penales se hacían en papel común de esa calidad. Luego me
ordenaron que llamara por teléfono a La Rotunda pidiendo que tuvieran listo al
detenido cuya declaración iban a tomar.
Cuando pedí a la central telefónica que me comunicara con el 1324, número de La

37 El Nuevo Diario, 6 de julio de 1923, en Fuenmayor, Juan Bautista, ob. cit., p. 29.

78
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Rotunda, me contestó como invariablemente lo hacía cada vez que pedía ese
número:
¡Lagarto, lagarto!
Una vez hecha la comunicación al tenebroso penal, el juez pidió un coche y ambos
funcionarios (juez y secretario) se dirigieron a la cárcel pública. La narración que,
horrorizado, me hiciera Armando Mendoza, que así se llamaba el secretario del
Tribunal, es la siguiente: Que, ante su presencia, fue traído, arrastrado por las
manos, un hombre horriblemente ensangrentado que no podía tenerse en pie. Lo
dejaron en el suelo a los pies del tribunal, exigiéndole que firmara la declaración,
desfalleciente de hambre y tormentos espantosos, suplicante y con voz lastimera,
pronunció las palabras que están en el texto: ¡yo le firmo lo que quiera, coronel pero
que no me maltraten más! Ni siquiera se tomaron el trabajo de leerle la declaración,
que firmó en el suelo como pudo y, acto seguido, lo volvieron a llevar a rastras por
el suelo hasta su calabozo. El tribunal no supo más de la suerte del detenido hasta
el momento en que fue consignada la partida de defunción para agregarla al expe-
diente. Es, por ello, que conozco lo acontecido en esa trágica prisión gomecista con
los implicados en los hechos materiales del asesinato de don Juancho.38

Se ha especulado sobre la posibilidad de ser José Vicente Gómez el autor


del crimen o su madre Dionisia Bello e inclusive se ha conjeturado que
pudo haber sido el mismo general Juan Vicente Gómez. Lo cierto es que la
incógnita no se ha despejado. Lo que si hay de verdad es que, siendo don
Juancho, primer vicepresidente de la República, en la línea de sucesión
presidencial, surge incuestionablemente un interesado: el general José Vi-
cente Gómez, pues desapareciendo don Juancho, él pasaba al primer plano
en caso de falta absoluta de su padre, el general Juan Vicente Gómez. Se ha
hablado de cuestiones de faldas en lo que se refiere a una hija de Doña
Dionisia, y en una última revelación de Julio Hidalgo, hecha en París a su
íntimo amigo don Casimiro Vegas, inculpó al general Juan Vicente Gómez.

De una entrevista practicada por el autor con el conocido abogado venezolano,


doctor Nicolás Rolando, nieto del gran caudillo oriental, del mismo nombre y
apellido y de don Casimiro Vegas, enemigos irreconciliables de Juan Vicente Gó-
mez, se desprende una versión que coincide plenamente con nuestro punto de vista.
En efecto, expresa el doctor Rolando que don Casimiro Vegas le había comunicado,
hace ya mucho tiempo, que, encontrándose en París, hubo de entrevistarse con el
general Julio Hidalgo, sucesor de don Juancho Gómez en la Gobernación del

38 Fuenmayor, Juan Bautista, ob. cit., pp. 32-33.

79
Cuentas Nacionales de Venezuela

Distrito Federal y a quien cupo en suerte manejar todo el proceso seguido contra
Barrientos y demás autores materiales del asesinato del vicepresidente, y en la
mayor intimidad, le comunicó lo que para la inmensa mayoría de los venezolanos
era una sospecha, y que para él tenía el carácter de una verdad comprobada. El autor
intelectual del asesinato del primer vicepresidente de la República fue su propio
hermano Juan Vicente Gómez, movido por razones que no han llegado hasta
nosotros, que debían estar íntimamente ligadas por el problema del poder. Si en la
intriga palaciega misia Dionisia Bello jugó un papel preponderante o no, es cuestión
que pertenece al campo de la hipótesis y de los comentarios callejeros. Posiblemen-
te tuvo mucha participación en las hablillas y chismes del Palacio de Miraflores, de
los cuchicheos en los oídos del presidente para convencerlo de que don Juancho
había conspirado en octubre de 1921 para alzarse con el poder, y que vivía pendien-
te del más mínimo avance de la enfermedad de su hermano para dar el golpe de
Estado que habría de llevarlo eventualmente al comando supremo de la República.
Misia Dionisia aspiraba a la presidencia para su hijo Vicentico, y estaba interesada
en barrer del escenario al único estorbo que se atravesaba en su camino. Quizás
pudo también tener otros motivos, como la venganza personal por daño inferido a
una hija suya, con quien pretendía contraer matrimonio don Santos Matute Gó-
mez, y no lo hizo porque don Juancho le relató una versión deshonrosa para la joven
novia. Todo ello es posible, pero la orden de eliminar al Vicepresidente emanó, con
casi toda seguridad del propio Juan Vicente Gómez.39

Sea cual fuere el autor intelectual del espantoso crimen, se puede decir
que, desde el punto de vista político, este hecho conmocionó profunda-
mente a la sociedad venezolana, siendo uno de los acontecimientos más
importantes del año 1923.

Estructura institucional

En cuanto a la estructura institucional, el general Gómez preparó una


reforma constitucional que fue aprobada en 1922, la cual consistió en vol-
ver a crear las dos Vicepresidencias y en fusionar nuevamente la Presidencia
de la República y la Comandancia General del Ejército. Cumplidos estos
dos objetivos fundamentales, Gómez resolvió aceptar directa y personal-
mente la Presidencia de la República para el período 1922-1929, nombró

39 Ibídem, pp. 34-35

80
Cuentas Nacionales, 1915-1935

a don Juancho Gómez para la primera Vicepresidencia y a su hijo José


Vicente Gómez para la segunda.
El último gabinete ejecutivo del doctor Victorino Márquez Bustillos es-
tuvo integrado por el general Ignacio Andrade como ministro de Relacio-
nes Interiores; Pedro Itriago Chacín, Exteriores; Carlos Jiménez Rebolledo,
Guerra y Marina; Gumersindo Torres, Fomento; Luis Vélez, Obras Públi-
cas; Hacienda Román Cárdenas. Al posesionarse el general Gómez de la
Presidencia de la República nuevamente, designó el siguiente gabinete:
Francisco Baptista Galindo, Relaciones Interiores; Pedro Itriago Chacín,
Exteriores; Melchor Centeno Grau, Hacienda; Carlos Jiménez Rebolledo,
Guerra y Marina, Antonio Álamo, Fomento, Tomás Bueno, Obras Públi-
cas; José Ladislao Andara, Instrucción Pública; don Juancho Gómez, gober-
nador del Distrito Federal y Enrique Urdaneta Maya, como secretario de la
Presidencia de la República. Posteriormente, en el curso del mismo perío-
do, el doctor Rubén González sucedió al doctor José Ladislao Andara en el
Ministerio de Instrucción Pública.
Este gabinete, por lo que se refiere a algunos de sus miembros, tuvo una
gran significación política. Baptista Galindo se caracterizó por ser el hom-
bre que llevó al ánimo del general Gómez la necesidad de poner en libertad
a los presos y darle amnistía a los exiliados, argumentando que tal medida
significaba una demostración de fortaleza del gobierno, que estaba en con-
diciones de darle libertad a quienes lo habían adversado y de permitirle el
regreso al país a quienes se habían opuesto a su política. Además, Gómez
quería demostrar, al permitir el regreso al grupo de exiliados, que su mando
estaba tan fuerte que no le tenía miedo a los enemigos en la calle. En todo
caso, el efecto de la gestión de Baptista Galindo fue de alivio, constituyen-
do una tregua en el giro de medidas terriblemente duras, represivas y dolo-
rosas que habían sido la base de sustentación del régimen. Un aspecto in-
cuestionable fue la sustitución de Gumersindo Torres, quien había sido el
ministro que había puesto el dedo en la llaga en las relaciones con las em-
presas petroleras y su proceso de exportación para medir la obligación de las
compañías, y había hecho una reforma legal que tenía una serie de disposi-
ciones de carácter nacionalista, como la Ley de 1920, la cual fue sustituida
por la Ley de 1922, que, como se ha visto en la sección correspondiente a
las concesiones petroleras, fue redactada con la colaboración jurídica de
abogados de las compañías explotadoras de petróleo, lo cual fue, pues, un
acto de complacencia del general Gómez con las empresas extranjeras que
tanto se habían resentido y se habían opuesto a la conducta nacionalista del
ministro Gumersindo Torres.

81
Subperíodo 1924-1925
Cuentas Nacionales de Venezuela

84
Cuentas Nacionales, 1915-1935

En lo que se refiere a las guerrillas, invasiones, golpes de Estado y mani-


festaciones contra el gobierno del general Gómez, hay que hacer notar que,
en 1924 ocurre la quinta invasión del general Emilio Arévalo Cedeño, quien
después del fusilamiento de Funes se fue al exterior, atravesó Colombia,
Panamá y de ahí se dirigió a Nueva York, donde tuvo varias reuniones con
los caudillos de la oposición los generales Baptista, Carabaño y Olivares y
hombres de la importancia del doctor Francisco Hermógenes Rivero, Luis
Loreto Biaumont y otros. Después de muchas reuniones, el doctor Leopol-
do Baptista le entregó (US$ 5.000) cinco mil dólares para que fuera a alzar-
se a la frontera de Colombia con Venezuela. El doctor Baptista había recibi-
do treinta mil dólares que le había remitido Spinetti, por lo que había
dispuesto darle la suma mencionada a Arévalo Cedeño y distribuir el resto
entre otros enemigos de Gómez para iniciar una acción conjunta, por dis-
tintas partes que pudiera, en definitiva, concretarse en un gran movimiento
para derrocar al dictador.
Arévalo Cedeño se manifestó partidario de que la suma entera fuese des-
tinada a la invasión por la frontera colombiana donde él decía tener escon-
didos 400 fusiles y suficientes tropas que se habían exiliado junto con él.
Podía completar con ese dinero 1.000 fusiles junto con sus correspondien-
tes dotaciones para atacar y tomar a San Fernando de Apure, capital de ese
estado y, desde allí, aprovisionarse de recursos suficientes para intentar una
marcha más contundente hacia el centro de la República. El doctor Baptis-
ta no creyó conveniente aceptar el programa de Arévalo Cedeño y se limitó
a darle la cantidad susodicha; con esto se marchó a la frontera colombiana.
Atravesando los ríos caudalosos que se interponían entre Colombia y San
Fernando de Atabapo, tomó a esta última ciudad el 27 de mayo de 1924,

85
Cuentas Nacionales de Venezuela

donde logró rendir la guarnición que comandaba el coronel Domingo Apon-


te, gobernador de aquel territorio. Desde allí envió diversas comunicacio-
nes a los compatriotas que estaban en el exterior pidiéndoles auxilio para
robustecer su naciente movimiento. Ninguna ayuda material concreta reci-
bió del exterior, habiendo podido resistir siete meses en el Territorio Federal
Amazonas, donde estuvo bloqueado por las fuerzas contrarias y, según hace
constar en su memoria, las tropas del ejército del general Gómez obtuvie-
ron la cooperación del gobierno de Colombia, ejercido por el presidente
Pedro Nel Ospina, habiéndole permitido a esas fuerzas atravesar territorio
colombiano para completar el cerco que se le hizo a las tropas revoluciona-
rias. Lo único que arribó del exterior –28 días antes de la retirada hacia el
Brasil– fue la llegada del doctor Carlos León acompañado de Alejo Ramírez
Astier, Ernesto López Laguado, Arturo García López, Manuel Pino y el
teniente colombiano Rafael Mejías; por cierto que el doctor Carlos León
había intensificado sus gestiones ante el presidente de México, general Álvaro
Obregón y, éste había dado 16.000 pesos para que le fueran enviados a ese
movimiento, los cuales nunca llegaron a su destino; Arévalo Cedeño dice al
respecto lo siguiente:

La llegada del doctor León nos animó al momento, pues creíamos que nos traía
provisiones u elementos. Pero, aquel entusiasmo se vino abajo, media hora después
de la llegada del referido compatriota. El doctor León no traía un centavo, un saco
de harina, y yo tuve que pagar a los indios salivas que lo trajeron desde el Alto
Guaviare, lo que costaba su viaje y el de los compatriotas que lo acompañaban. El
doctor León me dijo, que el dinero dado por el general Álvaro Obregón, presidente
de México, se había perdido en malas operaciones de la revolución, y que nada
podía esperarse ya del exterior. Aquello era concluyente, de nuevo quedaba yo
burlado, y no había más remedio que pensar en el destierro.

Es interesante observar que en el periódico Venezuela Libre, Nº 9 publi-


cado en La Habana, el 29 de julio de 1924, ante el conocimiento de la
toma del Territorio Federal Amazonas y de su capital San Fernando de Ata-
bapo, por Arévalo Cedeño, un grupo de jóvenes enemigos del general Gó-
mez entre los cuales estaban Francisco Laguado Jaime, Alberto Ravell, Gil-
berto Gil, Juan Montes y Pío Tamayo, se dirigieron a los generales Leopol-
do Baptista, Régulo Olivares, J. M. Ortega Martínez, Rafael María Caraba-
ño, Arístides Tellería y Francisco Linares Alcántara en una carta que dice lo
siguiente:

86
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Compatriotas:
El primer disparo contra la tiranía se ha dejado oír en el territorio patrio. Sois
vosotros, militares distinguidos de la oposición contra Juan Vicente Gómez, los
primeros que debéis secundar el gesto altivo del general Arévalo Cedeño; porque
vuestro deber es entregar a la generación que os sigue, la República libre de toda la
tiranía, si no queréis que en el mañana se os exijan responsabilidades. Se os presenta
el momento de mostraros hombres y patriotas ante la Venezuela que ha esperado
tanto de vosotros. Tenéis amigos y algunos de vosotros, recursos económicos,
agrupadlos y sin discusiones de jefaturas ni prejuicios por banderías, unid vuestros
esfuerzos en la obra de libertar a la patria. Representamos a la joven Venezuela, la
que no tiene lazos con el pasado y que espera ansiosa el momento de ir a los campos
de batalla para luchar cuanto antes, sin armas, si es preciso, pero pleno de entusias-
mo el corazón, contra los esbirros de la tiranía, y dispuestos a sacrificar nuestras
vidas, límpidas aún de responsabilidades.
¿Queréis aceptar el concurso de la juventud de Venezuela para juntos contribuir a
su liberación? Contestad afirmativamente de lo contrario, una dolorosa experiencia
nos demostrará palpablemente que la juventud no debe esperar nada de vosotros.”40

La intentona de Arévalo Cedeño terminó en una retirada que hizo hacia


el Brasil, en la cual enfrentaron una serie de peligros, además del acoso de
las fuerzas del gobierno de Gómez.
En los años 1924 y 1925 no hubo manifestaciones estudiantiles en Ve-
nezuela. Como se sabe, la universidad estuvo cerrada desde el año 1912
hasta 1921, año en que fue reabierta, pero, motivado por los acontecimien-
tos arriba mencionados, se había vuelto a clausurar en ese año. Estuvo ce-
rrada hasta el año 1925, cuando se volvieron a reanudar las clases.
Otro intento interesante fue la expedición de la Angelita, organizada en
1924, cuyo pacto firmaron los generales Leopoldo Baptista, Régulo Oliva-
res, Rafael María Carabaño, Arístides Tellería y Néstor Luis Pérez, exiliados
venezolanos. En esta expedición se logró un acuerdo entre la Unión Revolu-
cionaria Venezolana constituida en Nueva York y el Partido Republicano
que se había organizado en 1922 en México, del cual formaban parte los
doctores Carlos León, Manuel Antonio Pulido Méndez, Miguel Zúñiga
Cisneros, el general Emilio Arévalo Cedeño, Pedro José Lugo Delgado,
Horacio Blanco Fombona, Luis Felipe Navas, Guevara Travieso y Humber-
to Tejera; este partido había auspiciado la invasión de Arévalo Cedeño del
año 1924 al que ya nos hemos referido, pero a la unión de éstos surgió la

40 Ver: Carta citada por Arévalo Cedeño, Emilio en ob. cit., p. 211.

87
Cuentas Nacionales de Venezuela

expedición del Angelita; a este efecto dice Manuel Vicente Magallanes lo


siguiente: “A pesar de los muchos tropiezos que tuvo, por las divergencias
que existían entre los exiliados, la Unión Revolucionaria Venezolana se echó
a marchar, consiguiendo concertar una alianza con los integrantes del Parti-
do Republicano. Fue así como los dos sectores pudieron comprar el buque
Angelita y negociar un armamento en Alemania. Con estos dos elementos
disponíanse a traer la revolución a Venezuela.
El Angelita era un viejo barco cansado ya de trajinar los mares. Año y
medio permaneció amarrado.41
También José Rafael Pocaterra, en sus Memorias de un venezolano en la
decadencia, se refiere con detalle al Angelita. Este buque fue reparado para
negociarlo. Llevado a La Habana donde las autoridades lo detuvieron y
finalmente fue liberado y vendido por el doctor Alejandro Rivas Vásquez.
La expedición del Angelita, dice J. B. Fuenmayor

... fue organizada en 1924 y su arribo a La Habana fue el mismo año, siendo
presidente de Cuba el conocido intelectual y periodista señor Alfredo Zayas, a
quien cupo el poco honroso trabajo de detenerlo e impedir que los enemigos de
Juan Vicente Gómez pudieran arribar con sus armas al territorio de Venezuela. El
armamento, según José Rafael Pocaterra, no fue adquirido en Alemania sino sumi-
nistrado por el gobierno de México, pero el Angelita jamás pudo llegar al puerto
mexicano donde le sería entregado.42

Por su parte, Diego Córdoba en su libro dedicado a las memorias de


Pedro Elías Aristeguieta, hace el siguiente análisis de este singular aconteci-
miento:

Planeado el movimiento armado contra Gómez, el doctor Leopoldo Baptista ad-


quirió un parque en Alemania, el cual debía recibirse en América en un punto
determinado y, luego, un viejo barco, Angelita, propiedad de una compañía judeo-
norteamericana, que fue necesario reparar y en cuya compra intervinieron los vene-
zolanos Antonio Gelhard y A.H. Dubuc. Esa expedición parecía ya lista a surcar las
aguas del Caribe, pero la secreta intervención de Gómez, a través de sus agentes
diplomáticos, entorpeció los pasos de sus enemigos políticos.

41 Magallanes, Manuel Vicente. Los partidos políticos en la evolución histórica venezolana, Madrid,
Editorial Mediterránea, pp. 235 y 236.
42 Fuenmayor, Juan Bautista, Historia de Venezuela política contemporánea, 1899-1969, Caracas
s/e, 1975t. 11, p. 77.

88
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Interesantísimo es el episodio del Angelita. Meses y meses estuvieron los


conspiradores disputándose la jefatura de la expedición. Se distanciaban
después de las encendidas polémicas personalistas y volvían a reunirse en
paz, pero cuando quisieron disponer del barco, aun cuando el doctor Bap-
tista pagaba a un vigilante para que lo cuidara, hubo que mandar a hacerle
nuevas reparaciones, no obstante haber estado amarrado más de un año en
los muelles de Brooklyn.
Por otra parte, los oficiales alemanes comprometidos a entregar el par-
que, tras de cuatro meses de urgentes comunicaciones cablegráficas con
quien lo había vendido, éste no respondía, por lo que el directorio revolu-
cionario comisionó al doctor Alberto Smith, que residía en Europa, para
que investigara lo ocurrido... Los pícaros oficiales del Kaiser habían timado
a nuestros compatriotas. Sin embargo, el doctor Baptista, de retorno en
Nueva York, en compañía de su íntimo amigo el general Arístides Tellería,
del coronel Manuel Ayala y los doctores Néstor Luis Pérez y Rafael Ernesto
López, también asilados en los Estados Unidos, logró adquirir otro parque,
que procedería de México. Enderezadas un poco las cosas, a fines de 1924,
el flamante directorio dispuso acondicionar el Angelita que lo trasportaría,
y el barco, por fin, se dio a la mar, pero a las 24 horas de viaje hubo de
entrar en arribada forzosa en New Port News. Se necesitó entonces un santo
del exilio “para que se echara encima aquel cadáver marítimo” y brindóse
valientemente Pedro Elías Aristiguieta, como él mismo lo ha contado en sus
memorias. Sacó el barco de dicho puerto y tuvo que paralizarse a poco
también de arribada forzosa en Key West. Una firma responsable se encargó
por contrato, de esa tercera reparación, pero fue ya inútil que el Angelita
siguiera a su destino, porque había fenecido el plazo para recoger el parque
en las costas de México. Gómez, “el gran brujo”, desde lejos frustraba la
expedición.
Escribió Pedro Elías Aristeguieta:

Despaché el buque para La Habana y yo me embarqué por otro rumbo a la misma


dirección. Preso dicho buque en la bahía cubana obtuve su libertad debido a la
protesta vibrante de la prensa habanera y a gestiones eficaces del doctor Alejandro
Rivas Vásquez, quien entonces residía ahí.
Ya en La Habana entré en conversación con Rivas Vásquez, quien optimista y
lisonjero me informó que tenía ofrecido 300.000 dólares y facilidades para obtener
en abundancia armas y demás elementos para la revolución”. Pero es mejor copiar
de seguida y textualmente el siguiente párrafo del mismo Aristeguieta en sus memo-
rias “para completar su poderío conseguí que Rivas Vásquez recibiera el Angelita.

89
Cuentas Nacionales de Venezuela

Condiciones de la entrega: en el evento de un fracaso y mientras estuviera de


servicio, Rivas Vásquez quedaba comprometido a darles de comer a los oficiales y a
la marinería del buque, a pagarles sus sueldos y a repatriarlos a sus diferentes
destinos. En caso de la venta del barco, le pagaría al general venezolano Blas María
España radicado en Cuba, tres mil dólares para que cubriera los gastos de repara-
ción y salvara el buque y nuestro decoro revolucionario. Con esto se había impedido
el escándalo, amparado a los compañeros en desgracia y correspondido dignamente
a la dignísima conducta del general Blas María España”. 43

Anexo Documental. Pacto revolucionario antigomecista del Angelita (19 de no-


viembre de 1924).

Los suscritos constituidos en Comité Revolucionario para acordar las bases políti-
cas del movimiento armado contra la tiranía actualmente imperante en Venezuela,
hacemos ante nosotros mismos y ante la patria, las siguientes manifestaciones:
enemigos de la guerra por principio y por sistema, las conceptuamos como un mal
necesario y sólo la justificamos como una medida de suprema defensa, como en el
caso concreto en que urgentes e inaplazables necesidades patrias la hacen cada día
más necesaria y perentoria. En la historia de las diversas revoluciones que registra el
país contra las tiranías se encuentra de manifiesto que cada revolución no ha hecho
sino entronizar una nueva dictadura que ha continuado en grado más opresivo que
la tiranía anterior, porque hasta ahora nuestras revoluciones aun aquellas que han
halagado al pueblo con promesas de ideales y principios, han faltado a la lealtad de
sus programas por el degradante personalismo a que se han entregado, resolviéndo-
se a la postre, en la práctica, en una mera sustitución de hombres y no en cambio de
sistema. Reconociendo, pues, como honradamente reconocemos, que es el invete-
rado sistema de gobierno personal una de las principales causas del mal que de
mucho tiempo atrás viene afligiendo a nuestra patria hasta traerla al grado de
postración moral en que hoy se encuentra, al ponernos al frente de este movimiento
cumplimos con el deber de hacer formal declaración de que una de las característi-
cas de esta revolución es destruir y desarraigar inequívocamente aquel funesto
sistema, y que bajo este común acuerdo venimos a mancomunar todos nuestros
esfuerzos y todos nuestros sacrificios a objeto de procurar de una vez y para siempre
a nuestra patria, el triunfo de un programa de gobierno impersonal en que el
régimen de los intereses públicos sobre los particulares sea el que en lo sucesivo,
informe todos y cada uno de los actos de nuestra vida republicana. Como prenda

43 Córdoba, Diego, Los desterrados y Juan Vicente Gómez, memorias de Pedro Elías Aristeguieta,
s/c. Caracas, 1968.

90
Cuentas Nacionales, 1915-1935

anticipada al país de la sinceridad de nuestro propósito, nos comprometemos


solemnemente desde ahora, constituyéndonos de este compromiso en garantes los unos de
los otros, a que tanto el Director Supremo de la guerra como los demás jefes con
mando de armas, no podrán por ningún respecto ni bajo ningún pretexto, ser
elegidos para la Presidencia de la República en el gobierno interino que ha de
establecerse inmediatamente de ocupada la capital de la República o antes si las
circunstancias lo requiriesen. A este efecto, los suscritos y los demás compatriotas
que posteriormente firmen este convenio, designarán un Ejecutivo Nacional interi-
no el cual desde este mismo momento ejercerá todas las atribuciones que le corres-
ponden, bien entendido que para hacer las designaciones de los presidentes interi-
nos de los estados y aquellos otros nombramientos no atribuidos al ejecutivo por la
Constitución, se requerirá indefectiblemente, para cada caso, el voto de la mayoría
del ejecutivo. Al llevar a la práctica los propósitos e ideas que en síntesis quedan
anotados y que se expresarán más explícitamente en el manifiesto que ha de darse al
país, dedicamos todas nuestras energías y buena voluntad, obligándonos en com-
promiso por nuestro honor de hombres y de ciudadanos. Nueva York, noviembre
19 de 1924.
(firmado) Leopoldo Baptista, Rafael María Carabaño, Arístides Tellería, Régulo L.
Olivares, Néstor Luis Pérez.*

Un hecho importante altera la vida normal de la sociedad y fue en 1925,


cuando se produjo la primera huelga petrolera en Venezuela. El resumen
de este acontecimiento lo trae Fuenmayor, quien se basa en el texto El
Movimiento Obrero Venezolano de Hemmy Croes y en el testimonio escrito
del obrero Jesús Correa.
Se multaba a los trabajadores por cualquier falta, y el Jefe Civil estaba
encargado de hacerla efectiva en dinero o en arresto proporcional.
En Mene Grande –nos dice también Correa– fue establecida la Morato-
ria una de dos y medio metros, sobre cuyo piso había una capa de cal viva.
En ella se tiraban los cadáveres de los obreros hasta su traslado a Piedrita
Blanca donde se les enterraba. Cada día morían por lo menos dos obreros.44
El día 6 de diciembre de 1924, en San Juan de Puerto Rico, fallece el
general Cipriano Castro. Este hecho eliminaba a uno de los enemigos que
Gómez más respetaba como hombre audaz y a quien él más temía. Al efecto
es de recordar el día que le dijeron al general Gómez que Castro había

* Suárez Figueroa, Naudy. Programas políticos venezolanos de la primera mitad del siglo XX, tomo
I. Colegio Universitario Francisco de Miranda. Caracas, 1977, pp. 35-51 y 107-117.
44 Correa Jesús, “40 años de vida del PCV”, 1971, en Fuemayor, Juan Bautista, ob. cit., p. 69.

91
Cuentas Nacionales de Venezuela

embarcado en un vapor francés rumbo a Venezuela, por virtud de un cable


que le mandó el ministro Plenipotenciario en Alemania; el general Gómez
verdaderamente contrariado recibió el cable cuando estaba presidiendo un
Consejo de Ministros. El doctor Arcaya, a su lado, le manifestó que eso se
podía arreglar hablando con el ministro representante de Francia en Vene-
zuela para lograr que, al llegar el barco a Martinica, se aislara al general
Castro una vez que bajara a tierra y se hiciera partir el vapor antes de tiempo
para que no viniera con los pasajeros hasta el puerto de La Guaira, en Vene-
zuela. Cosa que efectivamente se llevó a cabo con la cooperación del gobier-
no francés y del gobernador de esa colonia francesa en el Caribe. Esto revela
que Gómez temía mucho a Castro, ya que éste era un hombre audaz, tenía
un valor a toda prueba, además de que había demostrado ser un gran mili-
tar y jamás fue derrotado en ninguna de sus campañas.

Estructura institucional

En cuanto a la estructura institucional hubo un cambio importante en


1925, con la reforma de la Constitución. Como se sabe, con el asesinato de
don Juancho Gómez, había quedado vacante la primera vicepresidencia; la
reforma consistió en eliminar la segunda vicepresidencia y dejar en el des-
empeño de la primera al general José Vicente Gómez, hijo del dictador.
Otra innovación importante fue lo concerniente a la facultad de otorgar
créditos adicionales por parte del presidente de la República en Consejo de
Ministros.
En este período se siguió la práctica de establecer veto presidencial con-
tra aquellas leyes que fueran aprobadas por el parlamento. Al establecer las
facultades del Presidente de ejecutar y cuidar que se cumpla la Constitu-
ción y las leyes y hacerlas públicas en la Gaceta Oficial tan pronto sea
posible después de haberlas recibido, con ello prácticamente se establecía
un veto inapelable en manos del jefe del poder ejecutivo y de su gabinete.
Ello era así por cuanto no se fijaba un plazo para que el Presidente publica-
ra en la Gaceta Oficial las leyes aprobadas por el Congreso. Por tanto, al no
haber plazo, el Presidente podía indefinidamente no ponerle el ejecútese a
las leyes respectivas.
Otra de las reformas estuvo concretada en darle una delegación perma-
nente al presidente de la República para nombrar a los presidentes de los
estados.
En los anteriores textos constitucionales, las Asambleas Legislativas te-

92
Cuentas Nacionales, 1915-1935

nían derecho para hacer las designaciones; de aquí en adelante se hizo más
amplia la facultad otorgada en lo Constitucional al Ejecutivo Nacional,
consagrándose así un principio en contra de los restos del nominal federa-
lismo que aún quedaba en los textos constitucionales. También se le dieron
nuevas facultades al Presidente de la República para la suspensión de las
garantías constitucionales, lo que naturalmente favorecía la labor del régi-
men para, en cuanto lo creyere conveniente, hacerle frente a las actividades
de los adversarios del gobierno.
Hay que hacer notar que en esta Constitución del año 1925 se estable-
cieron facultades para que el Estado pudiera controlar y proteger los recur-
sos naturales del país, las explotaciones forestales, etc. También se repiten
las disposiciones concernientes a la vigilancia y fiscalización de las condicio-
nes sanitarias, practicadas por los fiscales de la Oficina de Sanidad Nacional.

Funcionamiento de la administración

Composición de los gabinetes ejecutivos y significación de los cambios ministeriales

El 13 de enero de 1925, el general Gómez nombró el siguiente gabinete:


El doctor Pedro Manuel Arcaya, Relaciones Interiores; Pedro Itriago Cha-
cín en Exteriores; Centeno Grau continuaba en Hacienda; Carlos Jiménez
Rebolledo en Guerra y Marina; Antonio Álamo en Fomento; Tomás Bueno
en Obras Públicas; Rubén González, quien había sustituido al doctor
Ladislao Andara en Instrucción Pública; Francisco Baptista Galindo había
pasado del Ministerio de Relaciones Interiores a la Secretaría de la Presi-
dencia, y Rafael María Velasco gobernador del Distrito Federal.
La nota resaltante sigue siendo la presencia del doctor Baptista Galindo
en el gobierno, pues, en el año 1925, éste había logrado ante el general
Gómez la libertad de un grupo de prisioneros y el regreso de los exiliados.
Baptista Galindo representó la corriente humanitaria dentro del gobierno.
Él, junto con hombres como Samuel Darío Maldonado o como el coronel
José María Márquez Iragorry, encarnaron ante el general Gómez la voz para
aliviar los problemas de los presos políticos o también para abogar por el
regreso de exiliados al seno del territorio nacional. Cuando desempeñaba el
Ministerio del Interior se solidarizó con obras bondadosas, tales como do-
naciones a personas necesitadas, distribución de alimentos para sectores
pobres y ayuda a corporaciones de beneficencia y religiosas. El número de

93
Cuentas Nacionales de Venezuela

exiliados que volvieron en julio del año 1925 al país fue de 25.000 perso-
nas, específicamente por la frontera del Táchira.
Había otros personajes en el gabinete que representaban otra tendencia,
por ejemplo Rafael María Velasco, quien desde la Gobernación de Caracas
puso en ejecución actividades de carácter represivo que estaban en línea con
su naturaleza y con su modo de proceder. En cuanto al doctor Pedro Ma-
nuel Arcaya, quien en verdad fue un leal servidor de la dictadura, introdu-
jo, en épocas posteriores a las que estamos analizando, normas de carácter
limitativo a la libertad de pensamiento con el inciso séptimo del artículo
32 de la Constitución de 1929; indudablemente eso fue muy negativo, y
esa posición del doctor Arcaya es definida, pero incluso después de la muer-
te del general Gómez tuvo el valor de asumir sus responsabilidades a pleni-
tud. Pero, por otra parte, su trato personal y sentimientos personales de-
muestran que no era un hombre de naturaleza represiva. Era un hombre
leal al general Gómez y consideraba sinceramente que ese régimen le conve-
nía al país y lo servía con devoción. Pero en el fondo no estaba de acuerdo
con los procedimientos represivos, si se toman en cuenta diligencias en
distintas oportunidades para suavizarlo. Por ejemplo, en fecha posterior a
ésta, enterado de la orden para encarcelar a un grupo de damas, vinculadas
a la sociedad capitalina, que hacían circular volantes en contra del gobierno
emanados de los estudiantes del año 1928, procedió a intervenir. Rafael
María Velasco había llevado la noticia al general Gómez de la actividad de
estas damas, obteniendo la orden de encerrarlas en el manicomio. El doctor
Arcaya se trasladó a la residencia del general Gómez sugiriéndole la incon-
veniencia de esta acción, pues traería mayores disgustos y protestas, además
del desprestigio para el gobierno. Gómez le contestó que había tenido no-
ticias acerca del estado mental de dichas damas, pero el doctor Arcaya des-
mintió tal información y sugirió que las dejaran detenidas en sus propios
hogares, a lo cual accedió el dictador.
Este hecho revela que Arcaya era indudablemente un hombre defensor
de la dictadura y asumía la responsabilidad plena de todos sus actos, pero
en cuanto podía intervenir en forma humanitaria lo hacía, pues no era dado
a torturas y hechos feroces como eran otros propios de personajes dentro
del régimen.
La corriente del doctor Baptista Galindo de liberalizar y humanizar el
gobierno del general Gómez tenía ciertos antecedentes que ya hemos men-
cionado en la sección sobre 1922-1923. El 1º de enero de 1922, todavía en
ejercicio de la Presidencia Provisional el doctor Victorino Márquez Busti-
llos, le anunció al país junto con la noticia sobre el mejoramiento del que-

94
Cuentas Nacionales, 1915-1935

branto de salud de Gómez, la orden de libertad de los presos políticos.


Naturalmente en aquella oportunidad no todos los presos fueron puestos
en libertad, pues quedaron algunos todavía detenidos en los principales
centros carcelarios del país, de los cuales destacan La Rotunda, el Castillo
Libertador en Puerto Cabello y el Castillo de San Carlos en el Zulia. Las
medidas del año 1925, tomadas bajo el influjo de Baptista Galindo, vinie-
ron a acentuar esa corriente humanitaria, en principio cuando se desempe-
ñaba en el Ministerio de Relaciones Interiores y finalmente en la Secretaría
General de la Presidencia.

95
Subperíodo 1926-1927
Cuentas Nacionales de Venezuela

98
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Conspiraciones, movimientos en el exterior, invasiones y actividades para


desestabilizar el gobierno del general J. V. Gómez

En los años 1926-1927, la prosperidad económica existente no dejaba


margen para que florecieran movimientos de oposición al gobierno; la acti-
vidad político estudiantil apenas se había reiniciado en el año 1925, con la
reorganización de la Federación de Estudiantes de Venezuela (virtualmente
disuelta en 1912) por la política de apertura llevada adelante por Baptista
Galindo. El estudiantado universitario venezolano pudo nuevamente orien-
tarse hacia todo tipo de actividades culturales, las cuales los llevaron hasta
los actos que marcarán históricamente a los que hoy conocemos como miem-
bros de “la Generación del 28”. En cuanto a las posibles invasiones de los
distintos grupos existentes en el exterior, mantenían sus recelos, prejuicios
y divisiones, factor este, sin duda, muy importante para el mantenimiento
de la estabilidad del gobierno del general Gómez.
En 1926 se organiza en México el Partido Revolucionario Venezolano y
entre los fundadores figuran: Salvador de La Plaza, Gustavo Machado, Ri-
cardo Martínez, Julio Martínez, J.A. Silva Márquez, Pedro Brito y otros
venezolanos que estaban en el exterior. Este partido va a auspiciar el movi-
miento de la toma de Curazao, que es capitaneado por Gustavo Machado y
Rafael Simón Urbina, hechos que analizaremos en la próxima sección. En
cuanto al programa de este partido es interesante transcribirlo, debido a
que contiene una serie de aspectos programáticos que constituyen un impor-
tante antecedente de la organización de los partidos políticos en Venezuela.
El programa del Partido Revolucionario Venezolano fue dado a conocer
sólo en 1928, y en junio de 1929, el doctor Gustavo Machado, junto a
Rafael Simón Urbina, realiza el asalto a la isla de Curazao.

99
Cuentas Nacionales de Venezuela

He aquí el Programa del Partido Revolucionario Venezolano.


Emancipación del campesino; distribución de los latifundios improduc-
tivos; confiscación de los bienes de Juan Vicente Gómez y de sus asocia-
dos en el poder, organización de los campesinos en sus ligas de defensa
de sus intereses.
Organización de los obreros en sus sindicatos propios.
– Incorporación de la mujer a la vida política.
– Protección a la madre y al niño.
– Control del capital extranjero para que no amenace la soberanía nacio-
nal y para que no tenga más ventaja que el capital nacional.
– Nacionalización o municipalización de las empresas de servicio públi-
co, tales como electricidad, telégrafos, correos y ferrocarriles.
– Creación del Banco Central de Emisión.
– Nacionalización de todas las fuentes de energía tales como caídas de
aguas, etc.
– Monetización de la tierra mediante lo cual el propietario de fundo
tendrá un documento, especie de billete de banco, equivalente al valor
del terreno y con el cual puede operar como si fuera dinero.
– Participación considerable de la nación en todas las concesiones que
otorgue.
– Educación industrial agrícola.
– Educación cívica y artística. Fundación de universidades populares
para la difusión de la educación cívica.
– Organización de un ejército revolucionario en el cual los jefes sean
miembros del partido.
– Persecución del peculado.
– Representación gremial o funcional (agricultores, comerciantes, pro-
fesionales e industriales) en los Congresos y Concejos Municipales.
– Separación de la iglesia y del Estado.45

Al dejar constancia aquí de que en 1926 se organizó el Partido Revolu-


cionario Venezolano, germen del Partido Comunista (1931), lo hacemos
por tratarse de un antecedente el cual debe de tomarse en cuenta.
Otros movimientos se habían organizado en años anteriores, por ejem-
plo, el de 1918, en la ciudad de Nueva York, “La Nueva Venezuela” en la
cual figuraron José María Ortega, Rafael Ernesto López, Rodolfo Rojas,

45 Fuenmayor, J. B. Historia política contemporánea, 1899-1869. Caracas, s/e, 1976, t. II. pp.
78-79.

100
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Martín Feo, Pedro Felipe Rojas, Francisco Calcaño y otros”.46 Igualmente se


creó otra organización llamada Unión Patriótica, integrada por Bernardo
Suárez, Sergio Ruiz y otros; así como también la Sociedad Patriótica, orga-
nizada en Nueva York por Régulo Olivares, Arístides Tellería, Leopoldo
Baptista, Rafael María Carabaño y otros.
Siguiendo con el ámbito político, también es pertinente señalar algunas
de las medidas tomadas por el gobierno de Gómez. En esta época y en años
anteriores y posteriores se concreta la censura, no sólo de prensa sino de
algo todavía más abominable que es la de correos, es decir, de todas las
comunicaciones y cartas que se distribuían por la vía de los estafetas oficia-
les. En este sentido es interesante transcribir lo que dice Thomas Rourke
sobre el particular:

El servicio oficial de correo en Venezuela tenía un formidable sistema de censura,


pues sostenía como empleados en la oficina principal de Caracas, a personas de
distintas nacionalidades, como también a venezolanos que hablaban diversas len-
guas. Cada periódico, folleto, revista o libro que llegase al país era leído por ellos, y
a veces había ya disponible información por anticipado sobre este tipo de material:
información que procedía del espionaje que funcionaba en el exterior. Si se encon-
traba algún escrito en el material mencionado que se refiriese en forma adversa al
gobierno de Gómez o aun a las de personas del régimen, que, a juicio de la censura,
se conceptuase como incendiaria o agitadora, tales como descripciones de levanta-
mientos armados en otros países, al punto era destruido.47

Otro aspecto notable es el relativo a la “política social” dirigida al área


“educativa”. En su mensaje presidencial, el general J.V. Gómez informa al
congreso la creación de 242 nuevas escuelas para impartir educación pri-
maria. Sobre este particular es bueno observar lo que dice Sullivan:

Un importante sector de la vida nacional que no se benefició con el programa


financiero de gobierno fue el de la educación pública. Debido que esta, al parecer,
no desempeñaba papel alguno en el movimiento de su dictadura, el caudillo tachi-
rense, dotado de una mentalidad pragmática, no hizo esfuerzo alguno para impul-
sarla; de hecho, durante 25 años hasta 1933, solamente bolívares 128.399.363
fueron destinados al presupuesto de la educación, y al finalizar el régimen de
Gómez, más del 70 por ciento de la población adulta era analfabeta, los programas

46 Ibídem, p. 80.
47 Rourke, Thomas, Gómez, tirano de los Andes. Caracas, Edime, 1952, pp. 227-228.

101
Cuentas Nacionales de Venezuela

para la formación del magisterio eran insignificantes y sólo 150.000 personas (11
por ciento de la población), entre 7 y 24 años asistían a instituciones educativas. La
Universidad Central permaneció cerrada entre 1912 y 1925 y a partir de ese año
reinició sus actividades con un cupo muy limitado de estudiantes.48

Esta afirmación de Sullivan, aparte de la imprecisión de la cifra que él


menciona sobre lo gastado en educación en la época de Gómez, el resto es
estrictamente verídico. Gómez le dio muy poca atención a la instrucción
pública. Tan sólo queda de positivo en materia de educación las ideas y
gestiones de Samuel Darío Maldonado, de Guevara Rojas, y algunas de
Rubén González.
Haciendo una revisión de la fracción de los presupuestos públicos asig-
nados a la Instrucción Pública en el período que nos ocupa, encontramos
que entre 1909 y 1935, el porcentaje oscila entre el 8.54 por ciento en
1909-10 y 5.76 por ciento en 1935-36; habiendo sido del 4.73 por ciento
en 1928-29 y 4.83 por ciento en 1929-30 y 5.34 por ciento en el año
siguiente. Estuvo en torno al 7 por ciento entre 1920-21 al 1924-25.
En cuanto al monto bruto de lo gastado en Instrucción Pública en sus
27 años de mando, apenas alcanza a 202 millones de bolívares. Lo que es
más grave, entre 1909-10 y 1919-20, lo gastado en Instrucción Pública va
de 4.273.604 en 1909-10 a algo más de 3 millones en los dos años si-
guientes; sube a 4.3 millones en 1912-13 y se mantiene en algo más en los
tres años siguientes y bajó cerca de 2 millones en los cuatro años sucesivos.
Si comparamos estas cifras con la de los gobiernos de Andueza y Crespo,
vemos que en 1890-91; 1893-94; 1894-95 y 1895-96, lo erogado en ins-
trucción superó los 3 millones de bolívares. En el período de Castro, osciló
entre 2 y 3 millones de bolívares por año.
Por tanto, la época de predominio de la economía de ingresos agrícolas
(1909-20) es comparable en cuanto a fuente de ingreso a la de Andueza y
Crespo; Gómez gastó en varios de estos años menos en educación que lo
erogado en algunos ejercicios por esos otros gobiernos. Tampoco varió mu-
cho con relación a su antecesor Cipriano Castro.49

48 Sullivan, Williams M., “Situación económica y política durante el período de Juan Vicente
Gómez”, Política y economía en Venezuela. Caracas, fundación John Boulton, 1976, p. 263.
49 Ver Rafael Fernández Heres: Memoria de 100 años. Tomo V, p. 501 y ss.; véase igualmente
Recopilación de Leyes y Decretos de Venezuela, años 1890-91,1893-94,1894-95,1895-
96.1900-1919-20. Asimismo, Tomás Enrique Carrillo Batalla, Historia de las finanzas públi-
cas en Venezuela, volúmenes correspondientes a los años 1890-1940.

102
Cuentas Nacionales, 1915-1935

La comparación entre lo gastado y lo logrado en educación por el general


Gómez en los años de ingresos petroleros, con lo gastado por López Contre-
ras en los tres primeros años de su gobierno la haremos al terminar el aná-
lisis correspondiente a 1935.

Apéndice documental

Principios básicos de la revolución venezolana enunciados por el Partido Revolucionario


Venezolano (5 de julio de 1926)
No obstante ser conocidos de todos los miembros de nuestro partido los PRINCI-
PIOS BÁSICOS que sintetizan las aspiraciones de los verdaderos revolucionarios
venezolanos, los publicamos hoy para que lleguen al conocimiento de todos aque-
llos que por diferentes motivos se mantienen aún alejados de las filas del partido, sin
ellos lograr dar una explicación clara de los motivos que los mantienen todavía, ya
sea a la cola de algún caudillo o en actitud de espectadores ante el desarrollo de los
acontecimientos políticos de Venezuela. La realización de estos principios será la
obra de la revolución. No será derrocando solamente a Gómez que ellos triunfarán,
para su desarrollo y su éxito, la revolución tendrá que luchar durante muchos años,
contra factores internos y externos. La tarea es ardua, implica la dedicación a la
lucha, la renunciación de toda aspiración bastarda de tranquilidad personal. Luchar
por esos principios, sacrificar a esa lucha todos los momentos de nuestra vida, es la
tarea de los miembros del P.R.V., y es por ello, que el estudio de los mismos, el
familiarizarnos con la complejidad del problema que abarcan, debe merecer nuestra
atención inmediata al mismo tiempo que se prepara la sublevación y la lucha
armada contra la tiranía. Desde estas mismas columnas y desde el número próximo,
daremos la interpretación oficial sobre cada uno de sus postulados e invitamos a
todos los miembros del partido a hacer lo mismo, de manera que logremos unificar el
criterio del partido y formar un núcleo compacto para la defensa de los mismos tan
pronto hayamos logrado la entrada a territorio venezolano, previa discusión en células
y asambleas locales, enviar, para su publicación, los puntos de vista colectivos.
Los medios de que se valdrá la revolución, y al frente de ella el PARTIDO REVO-
LUCIONARIO VENEZOLANO, para la realización de estos principios, deben
ser discutidos ampliamente de acuerdo con los conocimientos que cada cual tenga
de la situación económica, política y social de Venezuela.
Cada miembro del partido está en la obligación de realizar este estudio, de cooperar
al trabajo común.
Esperamos que en los números sucesivos de “LIBERTAD”, aparecerán razonados
artículos provenientes de la masa de nuestro partido.

103
Cuentas Nacionales de Venezuela

Emancipación del campesino del tutelaje del hacendado.


Emancipación del obrero de la arbitrariedad del capitalista.
Emancipación del soldado del despotismo del jefe.

Problema campesino
Establecimiento de las cooperativas agrícolas.
Distribución equitativa de las tierras.
Establecimiento del cultivo técnico.
Creación de un comité central agrícola y de comités locales.

Problema indígena
Organización y cultura de los indígenas.
Distribución de tierras entre sus diversas familias y de los implementos necesa-
rios para el cultivo.
Enseñanza del cultivo técnico.

Problema Obrero
Organización de las clases proletarias a fin de impedir la explotación del hom-
bre por el hombre.
Sindicalización de las clases obreras.
Creación de un comité central de todos los sindicatos que existan en el país.

Problema social
Igualdad de derechos para los dos sexos.
Protección de la madre y del niño.

Economía nacional
Intensificación de la producción.
Estatización y municipalización de las industrias y empresas que por su natura-
leza constituyan monopolios.
Creación de un consejo económico.
Fundación del Banco Nacional Único y de las diversas clases de cooperativas.
Nacionalización de las caídas de agua a fin de proceder a la electrificación del
país.
Participación de la nación en todas las concesiones que otorgue.

Educación
Establecimiento de las Escuelas Agrícolas e Industriales y de las Universidades
Populares.

104
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Ejército
Sólo los elementos revolucionarios podrán tener mando directo en el ejército.

Defensa
Creación de un Consejo de Defensa.
Defensa de la revolución por los medios que requiera el momento.
Efectividad del Sufragio para lo cual se prepararán y educarán convenientemen-
te las masas.
Prohibición de la reelección.
Nacionalización de los bienes del tirano, de sus familiares y de sus sostenedores,
los cuales se dedicarán a la fundación del Banco Nacional Único y de las
diversas clases de cooperativas.
Persecución y castigo, con las penas más severas, del peculado.
Centralización política del país, bajo el sistema de la autonomía municipal.
Establecimiento de la representación por gremios y del mandato revocable.
Separación de la iglesia y el Estado.
Higienización del país.
Establecimiento y estrechamiento de relaciones con todas las naciones revolu-
cionarias del mundo.
Fundación de un partido sostenedor de estos principios y del gobierno que surja
de la revolución, el cual será elegido por aquél.

Gobierno Preconstitucional
Un presidente de la República y un consejo de Ministros que organizarán
provisionalmente al país de acuerdo con los principios básicos de la revolución.
México, D.F., cinco de julio de 1926. *

“Explicación de algunos de los puntos de los principios básicos de la revolución venezolana”


publicados en 1926 por el Partido Revolucionario Venezolano en México (1928)

Objeto del Partido Revolucionario Venezolano (PRV). Ser una organización de fuerzas
humanas disciplinadas y sinceras, que logren hacer efectivo los principios básicos de
la revolución venciendo al gomecismo, y en la paz; el caudillaje y el politicastro, es
decir, los malos patriotas que piensan que el poder se logra no para “servir al
pueblo”, sino “para vivir a costilla del pueblo”.

* Fuente: Suárez Figueroa, Naudy.


Programas venezolanos de la primera mitad del siglo XX . (Tomo I), Colegio de Miranda.
Caracas, 1977, pp. 56-59.

105
Cuentas Nacionales de Venezuela

Problema campesino. Emancipación del campesino del tutelaje del hacendado. Esto
no quiere decir que se van a robar las tierras, sino que se procurará que los hacen-
dados no traten a los peones como esclavos; que se impedirá la existencia de tierras
no cultivadas, y que las tierras baldías se dividirán y repartirán entre quienes no
poseen y desean cultivar. Para esta equitativa distribución, puede ser necesario que
el gobierno expropie tierras en algunas regiones, pero en ningún caso hará despojos
ilegales, salvo en las propiedades del tirano y sus secuaces, ya que éstos las ha robado
a los particulares o al país.

Problema indígena. En Venezuela no se ha hecho nada a favor de los indios a los


cuales se les ha considerado inferiores y como es un deber humano abolir la diferen-
cia de razas y colocar a éstas al mismo nivel de las otras del país, el PRV acepta aquel
deber y se propone cumplirlo.

Problema obrero. Emancipación del obrero de la arbitrariedad del capitalista. En


todas las regiones del país, los obreros, como los campesinos en algunas partes, son
maltratados por los dueños de talleres y fábricas; por eso, la revolución que es
nacional y no para algunos venezolanos solamente, procura que los trabajadores
venezolanos gocen de los derechos de defensa y de las mejoras que le sea posible
dentro de las condiciones de la nación y el estado de su industria. En todo el mundo,
en efecto, los trabajadores han logrado participar de las ventajas de la civilización,
y no sería justo que no obtuviesen lo mismo en Venezuela. Para evitar que tanto los
obreros como los campesinos sean explotados y engañados por los politicastros o
“líderes” traficantes, el PRV los organizará y dirigirá, defendiéndolos de sus explo-
tadores naturales “los patronos” o de sus explotadores hipócritas “los líderes trafi-
cantes”.

Problema social. La mujer venezolana como la de todo el mundo tiene derecho


natural a participar de las cosas que interesan a todas las naciones, a su ciudad o a
su gremio. Hasta ahora todos los derechos eran para los hombres y para la mujer
más obligaciones que derechos. El PRV se propone levantar el valor y la condición
de la mujer venezolana. La mujer embarazada y recién parida no debe trabajar, pero
sí recibir su salario. La madre y el niño deben ser vistos con el mismo interés y
cuidado en todo país culto.

Economía nacional. El PRV sabe que en las actuales condiciones del mundo no se
puede ni mantener ningún progreso material ni moral, ni es efectiva la independen-
cia de una nación, si ésta no es rica y fuerte; hoy las naciones débiles y pobres son
prácticamente colonias de las grandes y fuertes, Por otra parte, el capital extranjero,

106
Cuentas Nacionales, 1915-1935

en tanto permanece extranjero, no es instituido en realidad riqueza nacional, sino


que antes es una amenaza para la independencia de los pueblos débiles, porque es
pretexto para que a cada momento los gobiernos de los países de donde proceden
quieran intervenir en las cuestiones políticas internas del pueblo pobre. El PRV, en
consecuencia procurará que el capital extranjero que en adelante llegue a Venezuela,
no se convierta en una amenaza para la independencia, que no tenga ni más ni
menos ventajas que el capital nacional. Pero sobre todo se esforzará por crear
verdadera riqueza nacional, es decir, que protegerá la riqueza venezolana dentro de
la nueva forma económica y tratará a la vez de establecer industrias oficiales.

Hay empresas cuyo funcionamiento es de absoluta necesidad no sólo para los


habitantes de una ciudad, de una región o de un país entero, sino para todos.
Por ejemplo: el alumbrado, los acueductos, los tranvías, etc., en las ciudades; los
telégrafos y correos, los ferrocarriles, los ríos para toda la nación. Estas empresas
deben ser de las ciudades o del país, es lo que se entiende por estatización o
municipalización de las industrias, etc. La emisión de los billetes de banco que
implica un verdadero préstamo de la nación al banco emisor, no debe aprovechar
sino al país mismo, por tanto, el banco emisor no debe ser sino un banco de la
nación. A los bancos privados no debe admitírseles emitir billetes, aunque pueden
existir para las demás operaciones del ramo. Las fuentes de riqueza que tienen un
valor para la nación, y no sólo para un individuo o ciudad como los ríos, las caídas
de agua, etc., deben nacionalizarse, es decir, convertirse en bienes nacionales, y el
PRV busca intensificar la producción de energía lo más barato y útil a la industria en
general. La monetización de la tierra consiste en que el propietario de un terreno
tendrá un documento, especie de billete de banco, equivalente al valor de su
terreno, y con el cual podrá operar como si fuese dinero. La nación al hacer alguna
concesión a alguna empresa nacional o extranjera, debe recibir algún provecho de
ello, de lo contrario sólo beneficia a un grupo, sin embargo, que lo que le pertenece
da derecho a todos los venezolanos, por lo tanto, en toda concesión debe conservar
su parte. En fin, como las cuestiones económicas no son para ser tratadas por
cualquiera sino por especialistas financieros, el PRV se propone que tales cuestiones
estén a cargo de un grupo técnico de expertos, que será el Consejo Económico.

Educación. La educación pública en Venezuela, ha sido en general hasta ahora


teórica, libresca, inútil para ganarse la vida. La única útil es la profesional, medicina,
abogacía, etc., que sólo los ricos o los que disponen de alguna influencia, traducida
en pensiones pueden lograr. El PRV se propone que se dé la instrucción pública,
útil, la que sirve para ganarse la vida y aumentar la riqueza del país, es decir, la
instrucción industrial y agrícola, la primera para hacer obreros, artesanos, oficiales

107
Cuentas Nacionales de Venezuela

capataces, etc., etc., la segunda para sacar a la tierra todo el jugo que pueda dar. Para
que la ganadería dé en Venezuela todo lo que da en Argentina o Estados Unidos, por
ejemplo, no basta con acabar con los abusos del gomecismo, es necesario, además,
que los llaneros sepan cuánto y cómo se le puede sacar al ganado. La instrucción del
pueblo, por otra parte, no debe ser absolutamente técnica, utilitaria, sino completa;
debe comprender también de ciencia y de artes, y especialmente de derechos popu-
lares, que son, como quien dice, prolongaciones de la universidad antigua hasta el
verdadero pueblo; que los sabios y los estudiantes de la universidad no formen un
reinado aparte, sino que se enlacen y acerquen al pueblo, que es quien la sostiene.
En fin, se impulsará la instrucción profesional y de alta ciencia, pues éstas son
indispensables para el progreso verdadero, son acreedores del progreso.
Defensa y emancipación del soldado del despotismo del jefe. El ejército de incons-
cientes ha sido el mejor instrumento de dominio de todos los tiranos. El PRV
necesita soldados para acabar con los Gómez y para la defensa nacional, pues contra
las naciones fuertes y absorbentes el argumento utilizable no es el gobierno sino la
revolución. Necesita que el ejército que lo forme no lo vaya a él mismo a asesinar
convirtiéndose ese en instrumento para la nueva tiranía de un nuevo caudillo o jefe
único. Por eso se mantendrá desde el primer momento una propaganda entre los
soldados de la revolución, inculcándoles principios haciéndoles comprender que
luchan, no por un hombre o grupo de hombres, sino por ciertas ideas y principios.
Por lo mismo, los que manden ese ejército tendrán que ser puros, revolucionarios
sinceros y miembros del PRV.

Persecución y castigo del peculado. Robar los fondos públicos es un mal terriblemente
arraigado en Venezuela, en donde cualquier jefe civil cree que su puesto se le da para
que se haga rico con las rentas y cuantos negocitos pueda explotar desde su puesto,
es el empleo que dan los presidentes de Estado, el presidente de la República, etc.,
etc. El PRV se propone acabar con ese vicio, pues él necesita honradez en los
hombres públicos, ya que no pretende realizar un simple cambio de hombres ni
siquiera un simple cambio político, sino una transformación económica con que se
promete acrecentar la riqueza del país. Hacer que todos los venezolanos puedan
vivir holgadamente y que la nación sea fuerte. Las costumbres de los miembros del
partido tendrán que ser en consecuencia, sencillas y el manejo de los fondos minu-
ciosamente controlado.

Representación por gremios y mandatos revocables. Los concejos municipales, legislatu-


ra y el congreso actuarán cuando sus miembros fueren electos por el pueblo; repre-
sentarán a un número de habitantes dado, diferentes profesiones y oficios. Con este
sistema el diputado o munícipe puede desempeñar una misión útil, pues es imposi-

108
Cuentas Nacionales, 1915-1935

ble que un solo hombre pueda saber lo que necesitan los ganaderos, los azucareros,
los zapateros, los médicos, los comerciantes, etc., de su respectiva zona. En cambio,
si cada gremio, ganaderos, agricultores, comerciantes, profesionales, obreros de
fábricas de hilo, etc., etc., los gremios afines envían un munícipe o diputado de su
gremio, sus intereses estarán realmente bien representados, y los acuerdos a que
lleguen los congresos o asambleas así constituidos serán verdaderamente provecho-
sos para todos, eso es, lo que se entiende por representación gremial o funcional. En
la actualidad, según la ley el municipio dará por un tiempo fijo un cargo; dos años
por los diputados federales. Durante ese tiempo no puede ser removido aunque su
comportamiento así lo exija, por no velar, por ejemplo, en bien de los intereses que
representa; si se fija tiempo al diputado o munícipe, pero, además, en cuanto deja de
cumplir con su deber o no trabaje en lo que se le recomendó, se le puede quitar por
sus electores y reemplazar por otro ciudadano. Cada diputado se preocupará de
aprovechar bien su cometido. Este poder para remover en cualquier momento a los
diputados o representantes en general, es lo que se llama el mandato revocable.

Separación de la iglesia y el Estado. En Venezuela, en efecto, todas las iglesias son


libres, menos la católica romana, la cual está supeditada al gobierno en virtud del
Concordato. Prácticamente el gobierno venezolano es quien nombra a los Obispos
y altos dignatarios de la iglesia. Ahora bien, esta es una situación injusta: que todos
sean iguales ante la ley. Para esto el Estado no debe tener religión ni conexión con
ninguna religión, ni en su favor ni en su contra. Por tanto, el PRV procurará que
separen completamente las iglesias y el Estado.
A todos los venezolanos. Trabajemos por el Partido Revolucionario Venezolano.
Que aumente el número de sus miembros y penetre al país. Mientras más fuerte y
disciplinada sea esta organización, más probabilidades habrá de que en Venezuela se
establezca un gobierno de principios y no un gobierno de jefes únicos. Sólo un
partido nacional fuerte y bien organizado puede acabar con el imperio de los
individuos y reemplazarlos con el imperio de las ideas. Luchemos contra los jefes,
los caudillos y los politicastros o líderes traficantes, uniéndonos y dando fuerza a la
organización venezolana que no lucha por un hombre ni un cuerpo de hombres,
sino por el progreso y engrandecimiento de Venezuela y la paz del mundo. El PRV
es el partido de la juventud venezolana y los veteranos honorables. Es el partido de
la ¡Nueva Venezuela! ¡A sus filas, compatriotas!
México, mayo 21, 1928. Miguel Zúñiga Cisneros. Autorizada su publicación por el
Comité Central Ejecutivo del Partido Revolucionario Venezolano. México, junio,
10 de 1928. El secretario general, Gustavo Machado.

109
Subperíodo 1928-1929
Cuentas Nacionales de Venezuela

112
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Conmociones sociales y protestas de diversos sectores y grupos del país

1928 y 1929, son años de acontecimientos de gran trascendencia en la


vida de Venezuela; sucesos que, uno tras otro, se fueron articulando hasta
armar un tejido de hechos, sin precedentes en lo que iba de siglo, por ser
movimientos sociales, expresiones de protesta colectiva y novedosas mani-
festaciones de posiciones que se salían de las que había enfrentado tradicio-
nalmente la dictadura. Lo más resaltante fue que el gobierno mismo ayudó
a desencadenar los acontecimientos.
Desde 1925, cuando se reabrió la Universidad Central de Venezuela,
hasta comienzos de 1928, los sectores estudiantiles e intelectuales se refu-
giaron en la literatura, las artes, la poesía y en tertulias de carácter general
siendo la revista Élite dirigida por el pintoresco e inteligente periodista Raúl
Carrasquel y Valverde, donde aparecían frecuentemente versos, comenta-
rios literarios y ensayos de ficción firmados por quienes más tarde se convir-
tieron en líderes del movimiento de 1928 y, posteriormente, en conducto-
res de la opinión pública y del país.
Después de todos los fracasos en que culminaron las intentonas contra el
gobierno (ya éste consolidado y robustecido); luego de la crisis de 1920-
21, gracias al ingreso petrolero, que dio la comodidad al fisco tanto para
atender sus gastos ordinarios de administración como para acometer su
plan de construcción de carreteras y mantener al día el pago de la deuda
interna y externa –en fin, tras toda esta bonanza que creó un clima no
propicio para nuevos pronunciamientos y manifestaciones de ningún sec-
tor–, los estudiantes se reincorporaron a clases. Ellos, inicialmente, perci-
bieron en el ambiente la falta de condiciones mínimas para promover pro-

113
Cuentas Nacionales de Venezuela

testas como las de 1913, 1918, 1919 ó 1921, que dieron lugar a la repre-
sión, seguida de un largo silencio. 1925, llegó con la concesión de un poco
de libertad de parte del régimen, por influencias del doctor Baptista Galin-
do, quien permitió el regreso de un buen contingente de exiliados por la
frontera del estado Táchira así como la libertad de algunos presos; el am-
biente era de paz de sepulcros, pero de paz a fin de cuentas.
Es en el clima descrito anteriormente, bajo esas circunstancias, que la
intelectualidad estudiantil orientó sus esfuerzos hacia tareas más literarias
que políticas. Las cosas marcharon de esta manera hasta que a comienzos de
1928 se organizó la Semana del Estudiante, celebración destinada a reunir
fondos para construir la Casa del Estudiante, albergue para aquéllos que
venían sin recursos del interior, el programa era, en buena parte, literario,
artístico y social. La coronación de la reina Beatriz I, se llevó a cabo en el
Teatro Municipal con la intervención de poetas, cantantes y músicos, todo
rodeado de un festivo ambiente juvenil que por ninguna parte denotaba
alguna orientación política, de sublevación o manifestación contra el go-
bierno.
Entre los distintos oradores intervino Pío Tamayo, quien leyó unos versos
alusivos a la libertad, de los que reproducimos algunos fragmentos.

Agotarse llamándola en los senderos mudos


y perderse en las noches, solitario y rendido,
¡Y sentirla que sufre y que se está muriendo!
¡Ah! Ya no puedo más, Reina Beatriz
¡No puedo!
Vuelve a llorar el indio con canto agorero...

Pero no majestad
que he llegado hasta hoy.
Vos sonriente promesa de encendidos anhelos
y el nombre de esa novia se me parece a vos:
Se llama ¡LIBERTAD!

–Tan jóvenes que aún no pueden conocerla–


que salgan a buscarla.
Vuestra justicia ordene,
y yo, enhiesto otra vez,
–vibrante el junco en silbo de indígena romero–
continuaré en marcha

114
Cuentas Nacionales, 1915-1935

con la confianza altiva de los de antigua raza.


Pues con vos, Reina nuestra,
juvenil, en su trono, se instala el ¡porvenir!
Pío Tamayo
Caracas, 6 de febrero de 192850

Como se puede apreciar, hay una referencia indirecta al papel de los


estudiantes en el rescate de la libertad, genéricamente, sin mencionar espe-
cíficamente al gobierno o la situación que vivía el país. El estudiante Jóvito
Villalba en el acto de ofrenda ante el sarcófago del Libertador, pronunció
un discurso que ha hecho historia.

Ante la conciencia libre de América surge íntegro, encendido de fuerza, en el grito


de una protesta unánime, el mismo ideal de fraternidad latinoamericana, que cien
años atrás cupo holgado en la mirada visionaria del Libertador; y en todos los
espíritus de esta América española nuestra, ese ideal es lo bastante generoso para
servir de causa, donde se sostiene y donde se llena de horizonte, frente a la
absurda pretensión imperialista de otra raza, el destino altísimo de nuestra raza
sudamericana.

Y en otro párrafo, Villalba, continuó en estos términos:

Habla, ¡Oh, Padre! Ante la Universidad donde se forjó la patria hace años. Puede
oírse otra vez tu voz rebelde de San Jacinto. En este sitio cuando Beatriz I de
Venezuela te haya ofrendado la nueva ternura de estas flores, dinos el secreto de tu
orgullo, que es el mismo secreto de 300 años, revelado ayer por el Ávila, por el viejo
monte caraqueño, a María en 1783.
Padre Nuestro, Simón Bolívar.
Padre Nuestro Libertador, cómo han puesto los esbirros tu Santiago de León.51

La intervención de Villalba es más directa, aun cuando no menciona al


régimen ni a sus hombres; pero, naturalmente, para buen entendedor bas-
tan pocas palabras. Pero la verdad es que no se trataba de una confronta-
ción, sino más bien –igual que los versos de Tamayo– una invocación a la
libertad, a los ideales de Bolívar, que contrastaba con el asfixiante y negativo

50 Pereira, Pedro N. En la prisión. Caracas, Ávila Gráfica, 1952, p. 215.


51 Fuenmayor, Juan Bautista. Historia de la Venezuela política contemporánea, 1899-1969. Cara-
cas, s/ed., 1975, t. II, p. 106.

115
Cuentas Nacionales de Venezuela

clima de privaciones, pero no significaba un abierto llamamiento a la rebe-


lión ni un enfrentamiento directo contra el gobierno por parte de la masa
estudiantil.

Simplemente era una respuesta ante la apatía creada por la prosperidad


petrolera:

En la época gomecista, los no incorporados a la próspera tribu alzada con el poder,


simple y llanamente, se arruinaban; y sufrían el rigor de un régimen que para el
desmán no se ponía a sí mismo frontera alguna. No existían partidos políticos, ni
sindicatos, ni opinión pública visible. Esporádicos alardes de rebeldía estallaban, en
forma de montoneras de viejo estilo, que eran abatidas por los fusiles de repetición
que junto con los dólares y las libras esterlinas habían llegado de los Estados Unidos
e Inglaterra. El pueblo trabajador, indefenso, analfabeto, humillado con su paludis-
mo y su sífilis, era siervo de la gleba en las haciendas gomeras, artesanos explotándo-
se a sí mimos, esclavos asalariados de los campamentos mineros. Y mientras tanto la
única prensa que en el país podía leerse, la regimentada por la dictadura, reproducía
los elogios panegíricos prodigados a Gómez y su administración por estadistas y
escritores en periódicos de todas las naciones y todas las lenguas. Los hombres que
por su cultura e inteligencia debieron descubrir y encausar la soterrada marea
colectiva de resistencia al despotismo, no podían hacerlo porque estaban a su
servicio (...) Esa conjunción de factores nacionales e internacionales a favor de la
tiranía crearon en Venezuela un enrarecido ambiente de opresión y angustias colec-
tivas. Fue bajo este signo y dentro de este clima que actuó la generación del 28 (...)
De la entraña misma del binomio Gómez-petróleo, resultado de la alianza del
caudillismo militar con el imperialismo colonizante, como consecuencia y negación
dialéctica, surgió el equipo de hombres que iba a dotar al pueblo venezolano de la
herramienta política y del repertorio de ideas capaces de conducir el rescate paula-
tino de nuestro patrimonio minero, y de la soberanía nacional con ella. De manos
del capital monopolista y de redimir al país del atraso institucional y del despotismo
crónico.

Será el gobierno mismo quien sopló los carbones encendidos por el verbo
de estos jóvenes oradores cuando, arremetió contra quienes habían interve-
nido en aquella Semana del Estudiante.
En tal sentido resulta interesante la exposición del doctor Carlos Siso, a
la sazón secretario de gobierno del Distrito Federal para el momento que se
inicia este acontecimiento histórico. Dice al efecto lo siguiente:

116
Cuentas Nacionales, 1915-1935

El lunes seis de febrero de 1928, comenzó la Semana de los Estudiantes. No tuve


conocimiento de que el Gobernador les concediera permiso para ello; sólo sé que a
las tres de la tarde del mismo día seis estuvo en mi oficina el Prefecto, general
Lorenzo R. Carballo, a comunicarme la novedad de que grupos de estudiantes
recorrían la ciudad en coche, gritando, advirtiéndome que estaban tomando licor;
se lamentó que no se le hubiera consultado en su carácter de Prefecto del Departa-
mento, pues les habría negado el permiso para la referida fiesta, agregándome que en
20 años que había desempeñado el cargo siempre que se habían celebrado fiestas
estudiantiles, habían terminado en conflictos entre la autoridad y ellos, pero que
desgraciadamente el Gobernador se entrometía en las atribuciones de sus funciones
y a él, resentido, no le quedaba más camino que dejarle hacer. Realmente era así: el
general Velasco se tomaba atribuciones de sus subalternos, y como consecuencia de
su injustificado celo el día del conflicto, alterada la jerarquía se encontró sin el
concurso de algunos de sus subalternos, los cuales conocían mejor que él el medio
en que actuaban. Momentos después de haber tenido con el general Carballo la
larga conferencia a que me he referido, en la cual nos paseamos por todo lo que
considerábamos iba a suceder y sucedió, me trajo el mismo Prefecto el periódico
Mundial donde estaba publicado un discurso pronunciado por el joven Jóvito
Villalba Gutiérrez en una romería al Panteón Nacional y en el acto en que depositó
una ofrenda la reina de los estudiantes, Srta. Beatriz Peña. Leí el discurso en el
escritorio del doctor José Rosario García, a quien me dijo le había consultado,
tanto sobre la Semana del Estudiante como sobre el discurso del joven Villalba y
que su opinión era “lo mejor era dejar esos muchachos quietos, pues en todas partes
ellos tenían fiestas y se tomaban esas libertades: que recientemente en Colombia había
sucedido algo por el estilo, y que el gobierno se hacía el indiferente; que lo mejor era
observar esa misma conducta en nosotros y con respecto al discurso que no tenía nada
de particular”. Le contesté al general Velasco que me parecía una magnífica línea de
conducta la trazada por el doctor García, pero le sugerí la conveniencia de trasladar-
me yo inmediatamente a Maracay a imponer al general Gómez de los sucesos con el
objeto que no lo sorprendieran con un chisme y lo hicieran tomar medidas contrarias,
como sucedió. Me respondió que no lo creía necesario a lo cual le argüí, que entonces
seríamos nosotros los responsables de los acontecimientos cuya magnitud no podía-
mos apreciar desde el primer momento.52

El doctor Siso comenta que Velasco obró así, porque ese era el criterio de
José Rosario García, Consejero del general Gómez. También apunta que el
doctor García, quería tener a la mano al general José María García, como

52 Siso, Carlos. Castro y Gómez, Caracas, Editorial Arte, 1985, pp. 353-354.

117
Cuentas Nacionales de Venezuela

posible sucesor de Gómez. Ello explica también que José María García tra-
tara de hacerse de buen ambiente entre los estudiantes.
Luego el doctor Siso prosigue en su relato:

el jueves cuando llegué a la gobernación encontré al general Velasco muy alarmado


y me informó que en la noche anterior, miércoles, se había efectuado en el Teatro
Rívoli un recital poético, en donde se habían pronunciado discursos violentos
atacando al gobierno y directamente a la personalidad de Gómez. Una información
más exacta nos comprobó que en verdad los poemas recitados por los jóvenes
Fombona Pachano, Otero Silva, Pío Tamayo, Fernando Paz Castillo, Andrés Eloy
Blanco, Joaquín Gabaldón Márquez y Gonzalo Carnevali, y los discursos de Agus-
tín Aveledo Urbaneja, nada decían que pudieran afectar al gobierno; una que otra
palabra, dicha en sentido figurado, y que un público numeroso ya excitado y ansioso
de darle carácter político, las coreaba y entre aplausos calurosos le daban un signi-
ficado que en realidad no tenían.

Sólo el discurso del señor Rómulo Betancourt fue en realidad subversivo


y constituyó un ataque verdadero contra el gobierno y contra la persona del
general Gómez.
El mismo día, jueves en la noche, supe que se había detenido el tiraje de
la “Gaceta Oficial” esperando una resolución del Ministerio de Instrucción
Pública, nombrando al doctor Juan Iturbe, Rector de la Universidad Cen-
tral, en reemplazo del doctor Diego Carbonell, lo que se hizo el 9 de febre-
ro de 1928, y que el general Gómez, quien se encontraba en San Juan de los
Morros, al ordenar, desde su automóvil, a la Secretaría hacer ese nombra-
miento había dicho “Esto es para alertar a Rafael María”.53
El doctor Siso relata que puso a Velasco en conocimiento de estos he-
chos, quien al fin lo autorizó a trasladarse a Maracay para informar al gene-
ral Gómez y le dijo:

Defienda a todo trance a estos niños para evitar prisiones: dígale de mi parte al
general que aquí no ha pasado nada que en realidad pueda considerarse ofensivo
para el gobierno en sus discursos y mucho menos que constituye un ataque contra
su persona: que la falta que cometan y que han cometido escandalizando en los
bailes públicos ha sido castigada con faltas de policía y así se seguirán castigando. 54

53 Ídem.
54 Ibídem.

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Cuentas Nacionales, 1915-1935

Al ser recibido por el general Gómez comprendí que los intrigantes ha-
bían aprovechado el error de Velasco, de no informarle lo ocurrido y habían
logrado formarle un criterio tergiversado de las cosas. Sin embargo, después
de haberle informado larga y minuciosamente los sucesos, logré dejarlo
mejor impresionado y me regresé a Caracas bajo la impresión de que podía
considerarse pasado el peligro que corríamos de un conflicto entre las auto-
ridades y los jóvenes estudiantes.
Al llegar transmití mis impresiones al general Velasco, y le manifesté la
satisfacción que experimentaba porque creía haber dejado tranquilo y satis-
fecho al general Gómez.
Luego prosigue el doctor Siso en su relato:

Durante el sábado no ocurrió nada de particular: lo mismo el domingo, pero el


lunes, al llegar al despacho de la gobernación, encontré al ministro de Instrucción
conversando con el general Velasco y al momento me llamaron y me dijeron que en
el Instituto Anatómico los estudiantes habían quebrado el mármol que indicaba
haber sido construido bajo la administración del general Gómez, y resolvió el
general Velasco enviarme de nuevo donde el general Gómez a ponerlo en cuenta de
lo sucedido, recomendándome, tanto el ministro de Instrucción, doctor Rubén
González, como el general Velasco, tratar de presentar los hechos de la manera
menos alarmante posible, pues ya podíamos considerar pasada la semana estudiantil
y, al despedirme, se dirigió al doctor González y le dijo: “No tenga cuidado que Siso
toma mucho interés, sabe tratarle al general los asuntos y él está muy bien compe-
netrado de la situación.55

Cuando las dificultades parecían haberse superado, el doctor Siso dice,


que en ese momento llegó a la Gobernación de Caracas, la orden del general
Gómez de hacer presos “a los que habían pronunciado discursos”. Siso afir-
ma: “la orden vino directamente y fue obra de medidas tomadas allá, sin
previa información directa de Caracas”. Esa expresión de Siso pone en claro
que el origen de la torpe medida que desencadenó la ola de protestas es de
la absoluta responsabilidad del general José Vicente Gómez, luego el doc-
tor Siso agrega y relata su visita a Gómez:

Llegué a Maracay y después de larga conferencia comprendí que el general estaba


profundamente indignado; no obstante le expuse la situación con la mayor lealtad
y llegué a decirle; “que si nos metíamos en un conflicto con esos muchachos no

55 Ibídem.

119
Cuentas Nacionales de Venezuela

íbamos a salir jamás de él, y quien sabe a dónde podría conducirnos, pudiendo hasta
encontrarse comprometida su obra de concordia y su bello gesto en el sentido de
llegar a abolir La Rotunda”. Me oyó con calma, pero comprendí que nada lograba;
sin embargo, como me dijera que averiguáramos para saber quién estaba por detrás
de esos jóvenes, azuzándolos, aproveché y le dije que si esperábamos a después que
estuviera hecha la averiguación para hacer las detenciones, de manera de ir con paso
firme y no cometer un error, me contestó que no, porque después se nos olvidaba y
que me regresara inmediatamente a Caracas.56

Tal como se puede apreciar, Gómez reafirma sus procederes basados en la


violencia para solventar una actitud al principio extraña a la política, y
luego envuelta más bien en expresiones indirectas, no frontalmente oposi-
tora al gobierno. El conclave gomecista de Velasco, Rubén González y Siso,
calificó de inofensivos esos discursos. Sin embargo, Gómez resolvió dar el
golpe de rigor, reducirlos a prisión y someterlos a trabajos forzados en sitios
insalubres.
Sobre la imputación de “comunistas”, a los estudiantes del 28, el propio
Siso, personaje del régimen, la descarta en los siguientes términos:

El movimiento estudiantil no tuvo ninguna raigambre comunista, fue una cosa


estrictamente local, que tiene que preverse en todos los gobiernos dictatoriales
cuando duran demasiado en el poder.
En Venezuela siempre se ha querido usar los calificativos con relación a las personas.
Por ejemplo, los que estaban contra Gómez eran comunistas y los que servían con
él eran anticomunistas. Nada más falso.57

El 13 de febrero de 1928, un día después de clausuradas las ceremonias


estudiantiles, el gobierno ordenó y practicó las detenciones de Jóvito Villal-
ba, Rómulo Betancourt, Pío Tamayo y Guillermo Prince Lara; este último
acusado de romper la placa fijada en la Escuela de Medicina que decía que
ésta se construyó durante la administración del general Juan Vicente Gó-
mez. El gobierno, al apresar a los estudiantes, planteaba una situación con-
flictiva. Los compañeros de los detenidos procedieron, con prudencia, a
solicitar audiencia con el gobernador de Caracas, quien finalmente les dijo
que no había nada que hacer.

56 Ídem, pp. 253-257.


57 Ibídem, p. 257.

120
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Los días que siguieron a este suceso fueron de una gran actividad para el grupo
directivo de la Federación de Estudiantes. Varias comisiones fueron a tratar con el
gobernador acerca de una posible libertad de los detenidos. Finalmente, la primera
autoridad del Distrito Federal les hizo saber –después de repetidas e infructuosas
visitas– que lo mejor y más conveniente era dejar ‘las cosas’ como se encontraban;
no intentar ninguna alteración del orden público, porque la situación estaba ‘muy
delicada’ y se habían dado instrucciones a la policía de disparar sobre ‘cualquier
grupo’ que se hiciera sospechoso.58

Los estudiantes, ante el rechazo del gobernador a sus pacíficas gestiones


por la libertad de sus compañeros, se vieron en la necesidad de enviarle una
comunicación al general Gómez:

TELEGRAMA ABIERTO
Caracas, 22 de febrero de 1928
Señor general Juan Vicente Gómez. Maracay.
En esta misma fecha los estudiantes universitarios nos hemos dirigido a la primera
autoridad de este distrito en los términos siguientes:
Los estudiantes universitarios, agotados todos los recursos para el logro de la
libertad de las personas detenidas con motivo de la Semana del Estudiante, y
animados del más ardiente espíritu de confraternidad, excitamos a las autoridades
del Distrito Federal a reducirnos a prisión en el término de la distancia, para
compartir con nuestros compañeros su dolorosa situación.
Los estudiantes que no estén de acuerdo con la presente determinación, depondrán
la boina azul y la insignia de la F.E.V.
Tal irrevocable determinación desmiente de la manera más elocuente la falsa acusa-
ción que pesa sobre nosotros de que nuestros festejos encubrían planes políticos.59

Los estudiantes, de acuerdo con lo expuesto en el telegrama, empezaron


a entregarse a la policía; otros fueron apresados en sus casas o en las cerca-
nías de la universidad. Trasladados en grupos al Cuartel del Cuño, salieron
después en autobús rumbo al Castillo Libertador, en Puerto Cabello.

Por orden de Gómez, 220 estudiantes, miembros de la Federación de Estudiantes


fueron arrestados y llevados al Castillo Libertador sin ser oídos en forma alguna. Se
vio el espectáculo de aquella juventud conducida por unos mocetones andinos que

58 Pereira Pedro, N., ob. cit., p. 25.


59 Ídem, p. 26.

121
Cuentas Nacionales de Venezuela

constituían una especie de guardias sui generis que existían en Caracas a las órdenes
del gobernador Velasco y varios cuarteles, y a quienes se daba el irónico título de ‘La
Sagrada’. Antes de ser trasladados al Castillo de Puerto Cabello, muchos de aquellos
infelices habían sido sometidos a tormentos inquisitoriales en el cuartel del Cuño en
Caracas. La universidad fue cerrada por orden de Gómez, y el Colegio de Abogados
disuelto.60

En esas mazmorras, los estudiantes fueron retenidos primero, maltrata-


dos y puestos a realizar trabajos forzados en la prisión. Luego las medidas se
relajaron y, después de dormir en el suelo los días siguientes, les permitie-
ron pasar frazadas, colchones y comida y, al llegar los primeros días de
marzo, fueron puestos en libertad. Pero la torpe acción del gobierno, de
responder con represión y agresión física a los discursos y poemas de estos
jóvenes que expresaban sus sentimientos de libertad metafórica y pacífica-
mente, fue el detonante que echó a andar un proceso que tuvo consecuen-
cias graves en el curso de ese año y el siguiente.
Sobre Rafael María Velasco, Carlos Emilio Fernández, se expresó en las
siguientes líneas: “Velasco era hombre de bastante cultura y se complacía
en lucir conocimientos gramaticales, adquiridos cuando era profesor en una
escuela de su pueblo natal y en Cúcuta”.
La actuación de José María García en la gobernación de Caracas la relata
Carlos Emilio Fernández en estos términos: “El general García gozaba de
gran simpatía en los círculos sociales de la capital, por su trato cordial, por
su merecida fama de valiente y, sobre todo, por la gentileza de su distingui-
da esposa doña Magdalena Dávila de García, hermana del historiador Vi-
cente Dávila. El nuevo gobernador, en contraste con su predecesor, retira
los numerosos espalderos que acompañaban a aquél, entre los cuales esta-
ban Rafael Simón Urbina y Roberto Fossi; con frecuencia se viene a pie
desde su casa a la gobernación y asiste solo a las funciones cinematográficas.
Todo ello impresiona favorablemente al pueblo de Caracas; pero lamenta-
blemente comete el desacierto de nombrar Jefe de la Policía al negro Víctor
Romero, personaje sombrío, que se jactaba públicamente de haber castiga-
do a un preso muy peligroso, que se encontraba aherrojado, fracturándole
ambas piernas con un culatazo de fusil que le dio en la barra de los “grillos”.
Ese maleante, durante el corto tiempo que desempeñó ese cargo, entre
otros atropellos, hizo apalear inmisericordemente a un pobre negro antilla-
no, que había sido arrestado y conducido al “rastrillo” por ebrio. El antilla-

60 Rourke Thomas, Gómez, tirano de los Andes. Caracas, Edime, 1952, pp. 263-264.

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Cuentas Nacionales, 1915-1935

no falleció días después a consecuencia de los golpes recibidos en el cráneo


y el hecho originó una reclamación del representante diplomático inglés; el
gobierno pudo comprobar, mediante certificado médico, la “muerte natu-
ral” del súbdito inglés, lo cual puso fin al caso.
El general García se conduce con habilidad al frente de su difícil posi-
ción; pero la simpatía de que gozaba y sus frecuentes promesas de ayuda a
los familiares de los presos políticos, motivan su traslado, a mediados de
1930, al despacho de Hacienda y la vuelta a la Gobernación de Rafael
María Velasco.61

El movimiento del 7 de abril

Dice Francisco Betancourt Sosa, quien participa en el movimiento, que


los estudiantes comisionados para ocupar las oficinas de telégrafos y teléfo-
nos, y para tomar las esquinas de acceso a las casas de habitación del general
López Contreras y otros factores relevantes del régimen, no cumplieron con
las tareas a ellos asignados. Este hecho y la vacilación del capitán Alvarado
al pasar de largo y no entrar al cuartel San Carlos, explican el fracaso de la
rebelión.
Los torturados por el levantamiento del 7 de abril de 1928. Al efecto,
Carlos Emilio Fernández dice:

Según relato del entonces estudiante de derecho, Fidel Rotondaro, en las primeras
horas del mismo 7 de abril, fueron sacando los prisioneros para ser llevados a la
presencia del gobernador Rafael María Velasco y del secretario de la Gobernación,
Rafael Cayama Martínez, quienes estaban acompañados de un escribiente que
debía asentar las declaraciones. En la sala se encontraban además, el Jefe Civil de la
Parroquia y numerosos ayudantes, expertos en torturas. Por sus manos pasaron
Fidel Rotondaro, Jesús Miralles, Germán Tortoza, Francisco Rivas Lázaro, Antonio
Arráiz y algunos otros. A todos les fue aplicado el llamado “cepo de campaña”,
suplicio militar que consiste en colocar a la víctima agachada en el suelo, atándole
luego ambos brazos alrededor de las piernas, con una cuerda que une dos pulgares
de las manos; al mismo tiempo, une las muñecas al cuello, para que no pueda
levantarse. Ya en esta posición, comienzan a pasar fusiles por entre los brazos y las
rodillas, dejándolos atravesados. A medida que aumentan el número de fusiles
colocados en aquel espacio, el cuerpo se va doblando y los pulgares casi no resisten
la tensión. Si el torturado se niega a declarar y siguen aumentando el número de

61 Ídem, pp. 223-224.

123
Cuentas Nacionales de Venezuela

fusiles, corre el riesgo de perder los pulgares o fracturarse la columna vertebral.


Generalmente, perdía el conocimiento antes de llegar a tal extremo.
Todos soportaron estoicamente el tormento sin hacer ninguna declaración com-
prometedora para sus amigos de afuera y el hecho de hallarse entre los primeros un
extranjero, el capitán Dubornais, de nacionalidad chilena, obligó a las autoridades
a seguirle un juicio militar.

Las secuelas del 7 de abril

Reapertura de La Rotunda y aumento del número de presos. El siguien-


te párrafo en la obra de Carlos Emilio Fernández así lo especifica:

Pocos meses después, por haber aumentado el número de presos políticos, la Rotunda
fue habilitada de nuevo como prisión y trasladados a ella los prisioneros del Cuartel
“El Cuño”. Todos los acusados de haber tomado parte en el asalto al cuartel de
Miraflores, como pena de muerte de los oficiales en esa madrugada, permanecieron
en la terrible prisión hasta el fallecimiento del dictador. Algunos fueron trasladados
al cabo de algún tiempo al Castillo de Puerto Cabello, entre ellos el capitán Alvara-
do, quien debido a la avitaminosis producida por la pobreza de su alimentación,
adquirió la enfermedad conocida con el nombre de “beri-beri”, que le paralizó
totalmente el cuerpo. El capitán Alvarado falleció el 12 de diciembre de 1933. 62

Otros presos sepultados ese año en La Rotunda, fueron los siguientes:

...Don Carlos J. Ponce, don Casimiro Vegas, don Ramón León, los doctores Ramón
Parpacén, Guillermo López, Antonio J. Silva, Miguel Angel Páez Pumar, Germán
Stelling, Carlos Punceles Salias, Germán Herrera Umérez, Francisco Manuel Már-
mol, Antonio Landaeta, Augusto Jiménez Arráiz, Porfirio Díaz Ron, el capitán
Enrique L. Mercado, don Joaquín Gabaldón, don José Antonio Gallegos Rivero y
los escritores y poetas, Andrés Eloy Blanco, Ramón Hurtado, José Tadeo Arreaza
Calatrava, Francisco Pimentel (Job-Pim) y Raúl Carrasquel y Valverde, entre mu-
chos otros como el general Elbano Mibelli y Rolando Anzola, que habían sido
encarcelados anteriormente.63

62 Ídem, pp. 200-201.


63 Ídem, p. 202.

124
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Otros detenidos, pertenecientes a la ola de presos que desencadenaron


los sucesos del 28, fueron el doctor Carlos Irazábal Pérez y el doctor Salva-
dor Córdoba.
La segunda medida derivada del frustrado golpe fue el traslado del par-
que a Maracay:

Los sucesos del 28 hicieron cambiar, sin duda la táctica de Gómez, quien ordenó
retirar apresuradamente el cuantioso parque que estaba depositado en el “Cuartel
San Carlos”, para concentrar todo su poder militar en Maracay. La mañana siguien-
te al frustrado cuartelazo o sea el 8 de abril, Caracas fue despertada con el ruido que
hacían numerosos camiones militares que transportaban el parque a la residencia
del dictador.64

El tercer efecto se hizo sentir en la eliminación o cierre de la Escuela


Militar:

La Escuela Militar de Caracas fue eliminada y se estableció una Escuela de Forma-


ción de Oficiales, en la ciudad de La Victoria, controlada desde Maracay, para
ingresar a la cual se requería una investigación a fondo del origen del aspirante,
dándose preferencia a aquellos procedentes de las regiones andinas, siempre que no
tuvieran vinculación alguna con los enemigos de la causa de diciembre.65

Constitución del Tribunal Militar que juzgó a los sublevados

El tribunal militar estaba formado por el coronel Carlos Sánchez, Presi-


dente; el coronel Delfín Becerra y el capitán Juan Jones Parra. El Auditor de
Guerra fue primero el doctor Ángel Vicente Rivero, sustituido más tarde
por el doctor Ovidio Pérez Ágreda. Según declaraciones posteriores de los
que fueron sometidos a juicio, los miembros del tribunal militar se condu-
jeron con gran cultura y trataron de ser lo más benignos que les fue posible,
dentro de las circunstancias.66

64 Ídem, p. 201.
65 Ibídem.
66 Ídem, pp. 199-200

125
Cuentas Nacionales de Venezuela

Otras cuestiones relativas a los sucesos del 7 de abril

Acerca de los hechos del 7 de abril y su fracaso, que en parte se debió a las
vacilaciones del capitán Alvarado, es interesante el relato que hace Acosta
Silva sobre la inexplicable vacilación de Alvarado quien no tomó la decisión
acordada de entrar y posesionarse del cuartel San Carlos...
¿Por qué vaciló el capitán Alvarado y no tomó el cuartel San Carlos?
La pregunta se deriva de los siguientes hechos: el capitán Alvarado llega
al cuartel San Carlos y el Jefe de la guardia de prevención, teniente Agustín
Fernández le hace la señal convenida y Alvarado en vez de entrar y tomar el
cuartel cuyos mandos estaban en poder de los comprometidos, sigue al
Panteón y dice va a buscar a los estudiantes para entrar con ellos al cuartel.
Ya en el Panteón el estudiante Juan José Palacios lo apura para tomar el
cuartel y el capitán Alvarado sigue esperando, llega el estudiante Gustavo
Ponte en su carro con la noticia de haber sido tomado el cuartel de Miraflo-
res por el teniente Barrios y otros militares y estudiantes, el capitán Alvara-
do sigue esperando. Todo eso da tiempo al general López Contreras para
llegar al cuartel San Carlos, imponer su autoridad y dominar la situación,
cambiar las guardias y empezar el plomo contra los insurrectos militares y
estudiantes.
Juan José Palacios en varias oportunidades ofreció dar su versión sobre la
conducta del capitán Alvarado y nunca lo hizo, a pesar de un largo relato de
los sucesos del 7 de abril de 1928, que tituló “Mi verdad sobre el 7 de abril”.
Manifesté en varias oportunidades al teniente Barrios si no había pensa-
do que el capitán Alvarado casi realizado el punto clave de tomar el San
Carlos, depósito del parque nacional, y armar el pueblo, se horrorizó ante la
magnitud de lo que iba a ocurrir con un pueblo vejado, torturado, explota-
do y ahora armado para tomar venganza de un régimen de oprobio, lo que
iba a determinar una matazón sin precedentes.
El capitán Alvarado ante la disyuntiva de la hecatombe o sacrificarse,
prefirió este último camino, sabiendo que su vida desde ese momento no
valía nada por las torturas hasta la muerte que iba a sufrir.
El teniente Barrios manifestaba que efectivamente era la versión más acep-
table. El teniente Leffmans comparte la opinión del teniente Barrios y con-
sidera que las vacilaciones del capitán Alvarado sólo tienen esa posible ex-
plicación.67

67 Acosta Silva, Manuel. Historias del 28, Caracas, 1976, pp. 273-274.

126
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Las consecuencias de este fracaso en la humanidad de algunos de sus


protagonistas nos las dibuja así Acosta Silva.

Recuerda que en medio de las torturas admiraba el valor de Antonio Arráiz, quien
en los interrogatorios de tortura les decía ‘algún día caerán ustedes’. También
admiraba a Fidel Rotondaro con sus contestaciones –no sé nada–, afrontando con
gran valor las torturas. Entre sus compañeros de prisión desde luego el capitán
Alvarado y el teniente Barrios, teniente Fernández, estaban Jesús Miralles, Julio
Naranjo, los cadetes López Volckmer Olavarría, Benjamín Delgado Leffmans, Ar-
mando Chávez y civiles Aurelio Esparragoza, Germán Tortoza y muchos más que en
el momento no recuerda.
Lo que sí se recuerda con horror es la figura sacrificada y torturada del capitán
Alvarado, lo que es expuesto por el teniente Barrios y es confirmado por el teniente
Leffmans. Las torturas que sufrió el capitán Alvarado fueron las más terribles que se
recuerdan: sus órganos vitales monstruosos, su cráneo roto con un ojo que se salía
de la órbita, la columna fracturada y a pesar de todo eso le colocaron un par de
grillos setentones que lo mantenían anclado al suelo, sólo podría medio moverse
con la ayuda que alguien le proporcionara (...).68

En cuanto a los antecedentes de la conspiración del 7 de abril...“cuenta


el teniente Leonardo Leffmans que fue su hermano Augusto quien hizo
contactos con el capitán Alvarado para que los hermanos Leffmans secunda-
ran los planes insurreccionales”. El teniente Leonardo Leffmans prestaba
sus servicios en la Escuela Militar con el cargo de Comandante del curso
general que comprendía los 1º, 2º y 3º años. El teniente Néstor Angola era
el Comandante del Curso Militar que correspondía al 4º año, formado por
alfereces. El capitán Celis Paredes era el Comandante de la Compañía y
director de la Escuela Militar.
Recuerda el teniente Leffmans que días antes del alzamiento estando en
el patio de la Escuela Militar, le comentó al capitán Celis Paredes las ocu-
rrencias del teniente Agustín Fernández, de palabrearlo para formar parte
de una insurrección, siendo la opinión de Celis Paredes, sus ideas van a
fracasar.
El 6 de abril de 1928 a las 11 pm estaban concentrados en la casa de los
Leffmans –de Pastor a Torrero 61-1– los militares y estudiantes listos para
dirigirse al cuartel de Miraflores, en donde los esperaba el teniente Barrios,
de guardia en el nombrado cuartel. El traslado lo hicieron en el carro de

68 Ídem, pp. 272-273.

127
Cuentas Nacionales de Venezuela

Gustavo Ponte y llegaron puntualmente a las 12 pm hora convenida a las


puertas del cuartel.
Sobre los prolegómenos del movimiento...

Le tocó a Cecilia Núñez Sucre comunicarle a Juan José Palacios, finalizando la


mañana del 6 de abril de 1928, que el capitán Alvarado lo esperaba con gran
impaciencia. Alvarado informó que esa noche se efectuaría el movimiento revolu-
cionario, por circunstancias apremiantes que no permitían dilación, por lo cual esa
noche debía efectuarse la inauguración de la Casa del Estudiante, lo que permitiría
congregar el mayor número de estudiantes, para la acción que se avecinaba.

En cuanto al desarrollo de los acontecimientos...


Lo planeado comprendía que el capitán Alvarado con Juan José Palacios y
otros líderes estudiantes tomarían el cuartel San Carlos donde estaría de guar-
dia el teniente Agustín Fernández comprometido con los insurrectos, quien
abriría las puertas para la toma del San Carlos y luego armar a los estudiantes.

Toma del cuartel de Miraflores y marcha hacia el San Carlos

A las 12 pm, estaba de guardia el teniente Rafael Antonio Barrios y con


exactitud matemática llegaron los estudiantes: Jesús Miralles, Augusto
Leffmans, Carlos Rovatti, Aurelio Esparragoza, Antonio Escobar, Gustavo
Tejera, el chileno Pedro Dubournet, todos a la orden del teniente Leffmans.
Barrios cuando divisó que se acercaba el grupo ordenó al centinela que
fuera a buscar a su relevo para que no diera voz de alerta al automóvil y
recibió personalmente al grupo. Jesús Miralles compañero de los 8 estu-
diantes del 5º año de Medicina sometidos a trabajos forzados en la carrete-
ra, fue detenido tratando de tomar el cuartel San Carlos y salvó la vida
cuando el general López Contreras detuvo la mano asesina de un chácharo
que iba atravesarle con la bayoneta. El teniente Barrios al frente del grupo
marchó a las habitaciones de los jefes del cuartel para detenerlos, pero al
llegar al cuarto donde dormía el capitán Ramón González, comandante de
la segunda compañía del Batallón Girardot, repicaba incesantemente el
teléfono oficial, el capitán González tomó el auricular y se adivinaba la voz
del general López Contreras dándole instrucciones de poner en pie de gue-
rra el batallón y detener al teniente Barrios.
Barrios pidió al capitán que se rindiera, la respuesta fue un disparo que
alcanzó al estudiante Augusto Leffmans, quien quedó mal herido. El te-

128
Cuentas Nacionales, 1915-1935

niente en un pie y su hermano en el muslo. El teniente Leffmans, a pesar de


su herida se trasladó con sus hombres hacia el San Carlos, caminaba con
tanta dificultad que un estudiante, Rómulo Betancourt, trató de ayudarlo
en la caminata y Leffmans le agradeció su ayuda, pero la rehusó diciéndole
yo muero en mi puesto. El teniente Barrios con el sable que lo tenía a mano
hirió al capitán González y lo mismo hicieron los estudiantes. En cuarto
inmediato dormía el coronel Aníbal García, jefe del batallón quien se apa-
reció disparando arma en mano y cayendo abatido de certero disparo de
Barrios. En el cuartel cundió la alarma y el teniente Barrios con gran auto-
ridad ordenó a los sargentos Cornelio Istúriz y Pedro Pacheco formar las
compañías en pie de guerra, marcharon al trote hacia el cuartel San Carlos.
En la esquina de Torrero se incorporaron después de haber dado el santo
y seña ‘Por la patria hasta la muerte’ muchos estudiantes entre ellos Rómulo
Betancourt, quien después hizo un relato en folleto publicado en 1929 en
Santo Domingo con el título ‘Huella de Pezuña’. Mientras este grupo baja-
ba de Torrero, otro en el cual estaba Jóvito Villalba se dirigía del Panteón al
San Carlos como lo relató en el artículo el 7 de abril.
Cuando el grupo que bajaba de Torrero llegó a Dos Pilitas empezó el
fuego del San Carlos contra los revolucionarios, el Batallón Girardot se di-
vidió en dos filas indias para avanzar pegados a la pared y parapeteados en
edificios ruinosos, frente al cuartel se entabló feroz lucha llegando hasta la
puerta y a través de ventanillas pudieron distinguir al general López Contre-
ras quien sable en mano daba vivas al gobierno, mientras las garitas del cuar-
tel desde todos los puntos hacían fuego especialmente concentrado en la puerta
principal. Barrios y sus fuerzas tuvieron que retroceder y uno de sus oficiales
informó: estamos cercados. En efecto, la caballería de chácharos bloqueaba
una salida mientras un destacamento había tomado la plaza del Panteón. En
la desesperación el teniente Barrios gritó a sus hombres ‘que me sigan los
audaces, vamos a forzar una salida’, diciendo y haciendo llegaron a la bocaca-
lle del San Carlos vía parte atrás del Panteón, encontrándose frente a un gru-
po de caballería militar, se prepararon para hacer fuego cuando una voz le
dijo alto, reconociendo que era la del teniente coronel Ulpiano Varela, quien
en medio de la confusión preguntó ¿Qué es lo que pasa teniente Barrios?
Éste aprovechó la ocasión que se le daba para eludir el cerco y gritó para
confundir: ese cuartel está sublevado y hemos concurrido a someterlo. El
comandante Varela en medio de la confusión y desconociendo lo que sucedía
le dijo: coja por la izquierda, obstruya la calle que da al Panteón y detenga a
los estudiantes y a todo sospechoso, oportunidad que aprovecharon Barrios y
sus huestes para dirigirse hacia el cerro del Ávila desde donde se dispersaron.

129
Cuentas Nacionales de Venezuela

Despojado del uniforme y vestido de civil el teniente Barrios se refugió


en la casa de Herman Nass, de Coliseo a Peinero, Nº 57.69
La señorita Aurora Leffmans, relata en Anexo a este capítulo que al ser
descubierto Barrios en esta casa, fue reducida a prisión junto con su hués-
ped, Nass.
Sobre el 7 de abril de 1928 y la sublevación en el seno del ejército, destaca
Rourke que: “Fue el resultado de un complot en que estaban envueltos cua-
tro clases de elementos jóvenes: Oficiales del ejército, cadetes recién gradua-
dos de la Escuela Militar, estudiantes de la misma escuela, estudiantes de la
Universidad Central y también un núcleo de empleados jóvenes y de hijos de
comerciantes de Caracas. La mayoría pertenecía a las mejores familias del
país. El plan de acción fue el siguiente: Alvarado y Barrios se apoderarían de
los barrios principales. Distribuirían las armas entre los ciudadanos que en-
contrasen fuera de los cuarteles a la hora convenida, y entonces el bloque
íntegro se dirigiría en marcha hacia el Palacio de Miraflores para continuar
hacia el cuartel San Carlos, donde Fernández daría la señal de ataque y abriría
las puertas. Un pequeño grupo tenía la comisión de ir a la casa del jefe del
Ejército, general Eleazar López Contreras, y arrestarlo, mientras que otros
grupos cortarían los alambres del telégrafo y el teléfono par aislar la comuni-
cación con Maracay. Entre los participantes activos del movimiento se encon-
traba el hijo de López Contreras, como estudiante de la Escuela Militar. El
general López Contreras había recibido aviso antes que el destacamento llega-
se a su casa a arrestarlo. Salió de prisa para el cuartel San Carlos, arrestó al
teniente Fernández y a varios otros, tomó el mando de las tropas y las apostó
a la ventana para esperar la llegada de los revolucionarios. Al acercarse aquella
masa humana hacia el cuartel llovió un terrible huracán de ametralladoras y
fusiles, así pereció el movimiento revolucionario del 7 de abril”.70
El movimiento militar que encabezó esta sublevación, Alvarado, Barrios,
Fernández, Leffmans, algunos capitanes más, tenientes cadetes, como Ben-
jamín Delgado, Chávez y otros, se conectan con los estudiantes de la FEV
–no con todos, sino con un pequeño grupo– a través de Juan José Palacios.
En principio se deduce que fueron los hechos posteriores al 13 de febrero
de 1928 lo que motorizó el movimiento militar. Naturalmente, existía un
malestar en el seno de las clases en la Academia Militar, al que sirvió de
aglutinante la situación que padecieron los estudiantes después de la cele-
bración de su semana, por lo brutal y violento de la respuesta gubernamental.

69 Ídem, pp. 74-77.


70 Rourke, Thomas, ob. cit., p. 254.

130
Cuentas Nacionales, 1915-1935

El programa estudiantil para unirse a la sublevación militar consistía en


reunirse en su nuevo local, en Maderero, y desde allí espiar los aconteci-
mientos para, una vez que el movimiento triunfara en los cuarteles, tomar
las armas para robustecer la acción militar. Sin embargo, el capitán Alvara-
do, después de lo ocurrido en el cuartel de Miraflores, pasó frente a la
puerta del cuartel San Carlos y no entró; parece que ese fue el error que dio
tiempo al Jefe de la Guarnición de Caracas, general Eleazar López Contre-
ras, para presentarse a ese cuartel, tomarlo y acomodarse con sus tropas a
esperar la llegada de los insurrectos que venían de Miraflores. La recepción
que les dio –como se dijo antes– fue a sangre y fuego: hubo muertos y
heridos. Alvarado después de huir, fue capturado; también Barrios y los
demás militares involucrados.
El propio general Eleazar López Contreras no presidió el Tribunal Mili-
tar que comenzó a instruir el expediente correspondiente, por el hecho de
que su hijo estaba entre los comprometidos en el movimiento. Pero, al
parecer, tomó las medidas del caso para que a los militares acusados no les
repitiera el ominoso caso de las torturas de 1919. Sin embargo, Velasco y
Cayama Martínez, antes de que cayeran bajo la jurisdicción tribunalicia ya
los habían sometido al cepo de campaña.
Pero esta acción militar no fue la única respuesta a los sucesos protagoni-
zados en febrero por los estudiantes. Desde entonces el movimiento estu-
diantil despertó sentimientos de solidaridad y se hizo evidente que no lu-
chaban aislados; los telegrafistas y los empleados de farmacias enviaron un
telegrama al general Gómez.

Caracas, febrero de 1928


Señor general Juan Vicente Gómez. Maracay
Los empleados de Farmacia nos declaramos solidarios de la digna actitud asumida
por los estudiantes de la Universidad Central y por lo tanto pedimos a Ud. se nos
reduzca a prisión.
Los empleados de Farmacia.71

Esta reacción no sólo ocurrió en Caracas, sino también en una serie de


ciudades del interior. Al respecto, Fuenmayor, dice:

La clase obrera, que ninguna participación activa había tenido en la historia de


Venezuela en el pasado, hizo allí sus primeras armas, realizando sus primeras huel-

71 Pereira Pedro, N., ob. cit., p. 27.

131
Cuentas Nacionales de Venezuela

gas de protesta en Valencia, Caracas y otros lugares. Todo el extenso frente de


oposición al gobierno, representado en los terratenientes semiarruinados, en la
clase obrera, en la naciente burguesía industrial y en las amplias capas de las clases
medias y rurales, se puso en movimiento con el objeto de derribar la dictadura. El
papel principal lo representaban las clases medias y los terratenientes en graves crisis
por el descenso de la producción agropecuaria.72

En el archivo de Rómulo Betancourt –que la Fundación la cual lleva su


nombre ha comenzado a publicar– hay un buen número de telegramas y
comunicaciones de diversos sectores del gobierno al general Gómez, envia-
dos los días de los acontecimientos de febrero y abril de 1928. De su exa-
men se concluye que el movimiento de presión, y la reacción de las masas
populares, fue mayor aún: durante todo el tiempo, a partir del inicio de la
violencia del gobierno contra los estudiantes, se ve una respuesta vigorosa
de la población.

Prisión de los estudiantes en octubre de 1928

En octubre fueron recluidos en prisión un grupo de estudiantes por ha-


ber remitido una carta al general Gómez, pidiendo la libertad de unos
presos. La carta está fechada el 12 de octubre, es la siguiente:

Señor general, Juan Vicente Gómez. Maracay.


LA FEDERACIÓN DE ESTUDIANTES DE VENEZUELA, y en su nombre los
miembros que suscriben, guiados por la firmeza de nuestras convicciones, nacidas
de un ferviente anhelo de justicia y patriotismo, procediendo como ciudadanos
libres y hombres de honor, y amparados por el precepto constitucional que nos
otorga la libertad de pensamiento, expresado por escrito o por medio de la palabra, ante
Ud., alzamos nuestra enérgica protesta contra los atropellos que se están cometien-
do por su gobierno en multitud de ciudadanos decorosos y patriotas.
Rafael Arévalo González “el abanderado del civismo en Venezuela” preso en el
castillo de Puerto Cabello desde los sucesos de febrero, porque convencido de su
deber indeclinable e inspirado por su auténtico patriotismo, alzó de nuevo la voz
para pedir nuestra libertad.
Nuestros queridos compañeros: Juan Bautista Oropeza, Carlos Enrique Irázabal,
Manuel José Arreaza y Julio Simón Castro, detenidos en Barquisimeto a raíz de los

72 Fuenmayor, J.B., ob. cit., t. 11, p. 107.

132
Cuentas Nacionales, 1915-1935

sucesos de abril, sin que hubiera contra ellos nada que justificara tal proceder,
Ernesto Silva Tellería, aprehendido en Caracas, en el mismo mes de abril, por el solo
hecho de haber penetrado en el local de la Federación de Estudiantes, lo cual no
estaba prohibido ni puede estarlo por ley ni reglamento alguno: Jóvito Villalba
Gutiérrez, apresado igualmente en Caracas el mes de junio sin que hasta la fecha
haya podido saberse el motivo de tal prisión; todo esto agravado si se considera que
a nuestros compañeros se les ha cortado su carrera, pues a pesar de repetidas
promesas de liberación no les fue dado rendir sus exámenes ni en el mes de junio ni
en el de septiembre.
Siebletz, Loynaz, Rendiles, Alemán, García Arocha, Díaz y Benítez, Johnson, Bor-
ges y Fernández, empleados del Banco de Venezuela y reducidos a prisión en el mes
de agosto, sin que en ellos hubiese otros delitos que su juvenil y valiente protesta
contra los desmanes cometidos por su gobierno en la persona de la Federación de
Estudiantes.
Pío Tamayo, Wallis Pérez, Alfonso Cuenca, Winckelman, Valderrama, Carlos Co-
rao, José Valle, García Maldonado, Pimentel y otros que, formando legiones en las
cárceles, sobrepasan la abrumadora cifra de mil.
Nuevamente rompemos el silencio en que ha condensado el pueblo venezolano su
temor, y con toda la premeditada resolución de personas hondamente penetradas
de su deber, lanzamos el grito de nuestra integridad, que está de acuerdo con el que,
sofocado, no puede actualmente salir del corazón, de la garganta de algunos compa-
ñeros y de la mayoría de los venezolanos.
En tal virtud, y haciendo uso de nuestra constitucional facultad de petición, exigi-
mos la inmediata libertad a la cual tienen indisputable derecho cuantos hemos
mencionado.73

Con este documento el en ese entonces, rector de la Universidad Central


de Venezuela, doctor Plácido Daniel Rodríguez Rivero, se dirige a cada uno
de los firmantes invitándoles a retractarse de haberlo suscrito. Pero, de acuerdo
con Pedro N. Pereira, este intento fracasa ya que todos los firmantes al pie
del texto en cuestión ratificaron su postura. Pero es el mismo Gómez quien
ordena tal procedimiento a seguir para con estos estudiantes como bien lo
demuestra elocuentemente la siguiente carta:

GENERAL JUAN VICENTE GÓMEZ.


PRESIDENTE DE LOS ESTADOS UNIDOS DE VENEZUELA.
SALUDA MUY CORDIALMENTE A SU DISTINGUIDO AMIGO SEÑOR GENERAL RAFAEL MARÍA

73 Pedro N. Pereira, ob. cit., pp. 50-51.

133
Cuentas Nacionales de Venezuela

VELASCO B., GOBERNADOR DEL DISTRITO FEDERAL: Y LE ACOMPAÑA LA CARTA ORIGINAL QUE
HA RECIBIDO DE LOS ESTUDIANTES CON EL FIN DE QUE LLAME AL DOCTOR RODRÍGUEZ RIVERO,

PARA QUE ÉSTE, EN LA UNIVERSIDAD, LA PRESENTE A CADA UNO DE LOS QUE LA SUSCRIBEN Y

SOLICITE LA CONFORMIDAD DE LAS FIRMAS.

Todo aquél que apruebe su solidaridad a ese escrito, debe ser arrestado y agregado
al grupo que ya está confeso de su responsabilidad y esta misma tarde despacharlos,
a pie, a dormir a Los Dos Caminos o Petare, bajo la custodia de los 50 hombres
mandados por dos oficiales que le sean entregados al general López Contreras y los
15 sagrados a que se refiere en su telegrama de esta fecha, mandados éstos por un
buen oficial que podría ser Higinio Sandoval, a los trabajos de carretera que se
construye hacia Barlovento. Al oficial de las sagradas se le advertirá que estos
jóvenes van a trabajar y que interesa que éstos aprendan a ser útiles. Más tarde irá
el doctor González Cárdenas a arreglarles campamentos, y mientras tanto, podrán
ser acomodados en una casa cercana al lugar donde vayan los trabajos o en la Casa
de gobierno de cualquier pueblo que quede más inmediato; la fuerza nacional que
los conduzca quedará custodiándolos, junto con los sagrados hasta nueva disposición.
Maracay: octubre de 1928.74

Es así como el mismo rector encabezando a un grupo escoltado por la


policía aprehenden a estos estudiantes y los entrega a la comandancia poli-
cial del centro de Caracas el día 5 de octubre a la una y media de la tarde.
Esa noche los estudiantes durmieron en el suelo y, al día siguiente, fueron
obligados a marchar a pie hasta Petare. Este pasaje nos lo relata Pedro N. Pereira:

A nuestra salida (5.30 pm) se aglomeró en las esquinas próximas a la comandancia


de policía una inmensa multitud; muchas caras revelaban sorpresa e indignación por
el atropello de que éramos objeto. Otras, sólo curiosidad o indiferencia. Muchísima
gente nos hizo compañía hasta los pueblos circunvecinos (Sabana Grande, etc.), y
no pocas personas se adelantaron hasta Los Dos Caminos, de donde no pudieron
proseguir por habérselo impedido las autoridades policiales. Poco después de haber
abandonado a Chacao, fuimos sorprendidos por un fuerte e intempestivo aguacero
que se prolongó hasta nuestra llegada a Petare. En este pueblo hicimos un alto;
nuestra jornada fue de doce kilómetros. Nos encierran en la Casa de Policía. Por
segunda noche dormimos sobre el suelo, esta vez con la circunstancia desfavorable
de encontrarnos completamente mojados y sin ropas para cambiarnos. Alguien me
obsequió un par de alpargatas.75

74 Ídem, pp. 58-59.


75 Ídem, p. 53.

134
Cuentas Nacionales, 1915-1935

De Petare marcharon a Guarenas donde pernoctaron hasta el día 29 de


octubre cuando, en horas de la madrugada fueron llevados a las Colonias de
Araira, llegando ese mismo día. De este grupo de dieciséis de ellos fueron
remitidos a Palenque y uno puesto en libertad,76 el resto del grupo, que
ascendía a 155 jóvenes permanece en las colonias sometidos a trabajos for-
zados hasta que el 20 de marzo de 1929 son trasladados al castillo de Puer-
to Cabello.
De inmediato a su llegada al Castillo Libertador le es aplicado a cada
estudiante un par de grillos. Al respecto, la descripción hecha por Acosta
Silva sobre esta forma de castigo es interesante, por ello procedemos a trans-
cribirla:

Cada grillo se compone de una barra de hierro (generalmente de 60 a 70 libras de


peso) que se coloca detrás de las piernas, una argolla rodea cada pierna, está perforada
por detrás y por ahí pasa la barra de hierro que tiene de un lado un tope grueso que no
pasa por las argollas y el otro extremo es remachado para quedar fija permanentemen-
te. El peso y la presión sobre los talones obligan a colocar mecates en cada extremos
de los grillos. Ya engrillados los estudiantes fuimos ubicados en los calabozos.77

En cuanto a la insalubridad de este penal, también nos expresa Acosta


Silva:

Las condiciones higiénicas y sanitarias en el penal eran deplorables. El agua era la


misma agua de río en donde se lavaba la ropa de civiles y militares y donde iban a
parar toda clase de inmundicias.78

Mas adelante dice Acosta Silva:

(...) las enfermedades de origen hídrico eran frecuentes, lo mismo la parasitosis


sobre todo la disentería que agobiaba a gran número de estudiantes. Las enfermeda-
des de la piel por la suciedad y por el afán represivo que en muchas ocasiones como
medida punitiva prohibían bañarse determinaba gran número de enfermedades de
la piel en otras: sarna, eritrasma, eritema marinado de Ebra y otras, todas las cuales
podíamos ver en diversas etapas de su evolución. Las fiebres eruptivas nos atacaban

76 Se trata del estudiante Braulio Booy, que fue liberado por encontrarse en peligro de muerte al
padecer de pleuresía adquirida en el medio carcelario. Fue entregado a sus familiares según nos
lo confirma Manuel Acosta Silva en su Historia del 28, página 37.
77 Acosta Silva, Manuel, ob. cit., p. 49.
78 Ídem, p. 51

135
Cuentas Nacionales de Venezuela

en forma epidémica sobre todo a los estudiantes de bachillerato: sarampión, rubéo-


la, lechina. Hubo casos muy graves por las condiciones ya descritas: el caso más
grave fue el de Luis Emilio Gómez Ruiz. El paludismo azotaba por igual a estudiantes
y carcelarios, era corriente ver tiritando con el frío al comienzo del ataque palúdico a
un estudiante o a un soldado antes de que la fiebre subiese a 40 y más grados.79

Asimismo, Acosta Silva, refiriéndose al tema de la insalubridad afirma


que la prisión de las colonias la formaban

(...) cuartos destartalados de un viejo caserón con pisos de tierra, paredes encaladas,
descarcaladas en varios sitios, dejando al descubierto el burdo material de bahare-
que, con sus cañas y su tierra cayéndose en pedazos. Ni pensar en tener armario para
la ropa, ni mesas ni sillas, si acaso algún cajón servía para estos menesteres. 80

La descripción que hace Acosta Silva del traslado de los 16 estudiantes


del directorio estudiantil de la FEV a Palenque es la siguiente:

Después de un prólogo de prisión llevadera, a partir de noviembre de 1928 la


situación empeoró para todos los estudiantes, en las colonias fue mucho el plan de
machete que hubo que soportar y los que fueron llevados a Palenque después de un
viaje agotador por la carretera de los llanos pasando por Ortiz y El Sombrero, eran
muchas las penalidades que le esperaban. En El Sombrero se encuentran repentina-
mente con Ricardo Montilla, quien había dejado los estudios, brevemente se le
dice: vamos a La China. Se pone sombrío, sabía lo que eso significaba. Procuraré
enviarles algo, adiós, adiós.
Llegan frente al río Guárico, las lluvias han aumentado su volumen, suben a una
balsa, el balsero apoya una palanca en la orilla y empuja con fuerza, poco después
está la balsa en el centro del río y por fin llega a la otra orilla. La balsa regresa para
transportar el autobús.
Los abruma el llano con su espantosa miseria que brota por todas partes, con la
muerte pintada en los rostros, sin médicos que los asistan, sin hospital donde
exhalar el último suspiro. Se siguen viendo hombres, mujeres, niños, todos palúdi-
cos que apenas tienen fuerzas para caminar, se ven también caballos flacos, sucios,
Varela (Ampico) da la orden de detenerse, baja del autobús para hablar con el
coronel Roberto Torres Velasco, jefe del presidio La China, sigue la marcha del bus,
llegan a otro río, el Orituco, en la orilla hay varios hombres semidesnudos, cada uno

79 Ídem, p. 51-52.
80 Ídem, p. 246.

136
Cuentas Nacionales, 1915-1935

con un pie aprisionado con un hierro en forma de U con los extremos huecos que
dan paso a una barra recta que en una de sus puntas tiene una argolla de donde sale
una gruesa cadena muy larga y en la otra punta le remachan una chaveta. Para poder
caminar los hombres necesitan sostener el peso que representan tales hierros con el
cordón que sostienen los pantalones. Estos hombres son flacos, de facciones hundi-
das, descalzos, de color indefinido, las quemadas del sol los han igualado. Apenas
pueden distinguirse los negros tintos, por las narices achatadas y los gruesos labios
(negro bembón).
Al fin llegan a Palenque. El destino es La China, 15 Kmts., más adelante, donde
trabajarán en la carretera dice Ampico. Los hombres que han dejado atrás son los
que ayudan al coronel en trabajos del hato. El Orituco se pasa en piraguas.
A uno de ellos le preguntan: ¿Cómo se llama lo que llevan en las piernas? Grilletes,
contestan. Uno pregunta a los estudiantes ¿Por qué los han traído? Marturet res-
ponde: porque nos comimos un queso. El preso grita: así sería ese queso.
A las seis pm, llegan a La China caminando, porque el autobús se accidentó. De
muchos ranchos salen presos con grilletes y taparrabos. La perspectiva es alojarse en
ranchos llenos de piojos, pulgas, chinches, ratas y hasta serpientes.
Un oficial “valet” del coronel Tovar recibe la lista de estudiantes y dice: son unos
pájaros raros, les ordena vaciar los bolsillos, caen dinero, cigarrillos, pedazos de
queso, trozos de pan, etc. Dice: los remedios y la comida pueden quedarlos. El
oficialote recoge un pequeño botín, deposita el dinero en manos del jefe del presidio
y dice que les sigan. Los mete en un corral-calabozo con los presos comunes, cuenta
uno de ellos, tan llenos de presos que sólo a empujones logran meternos. Un olor
nauseabundo inunda el ambiente. Poco después aparece “el cabo de presos” verga
en mano, pregunta si son los estudiantes. Al saber que sí, con la verga obliga a los
presos comunes a abrir lugar para dejar sitio libre cerca de la puerta, son unos 4
metros cuadrados. La sed es intensa y el agua que se toma es de barro diluido y
hediondo. Todos ante la sed imperiosa necesitan beber. Poco después el cansancio
los sume en profundo sueño”.81

Hemos transcrito la exposición de Acosta Silva por cuanto describe en


forma clara el traslado de los estudiantes de los campos de Araira a Palen-
que. Era por cierto una de las zonas más aisladas de la civilización y fuerte-
mente azotada por el paludismo. Se comentaba en los medios allegados a
los profesores y profesionales de la medicina de aquella época que los mis-
mos monos se caían de los árboles muertos por los ataques de hematuria y
malaria.

81 Ídem, pp. 249-251.

137
Cuentas Nacionales de Venezuela

Por lo expresivo, insertamos un párrafo escrito por Luis Villalba Villalba,


uno de los protagonistas supervivientes de tan abominable lugar:

Gracias, decimos al unísono los 16 estudiantes de Palenque –los que están en carne
y hueso y los que son presencia viva, no sólo para el espíritu inextinguible, sino
porque viven en nuestras almas y porque florecen aquí en los hijos de sus madres y
de sus viudas, de sus hermanos y de sus hijos, en el amor de su pueblo–, por
habernos hecho revivir una gesta de civismo ejemplar, que muchos anhelan ver
perdida para siempre en el olvido. Gracias –y la palabra sale del corazón– por una
placa que dice a las generaciones presentes, y dirá a las futuras, que Venezuela no es
feudo de tiranuelos, sino patria de hombres libres; y que unos estudiantes, que se
dieron puros y enteros, fueron enviados a trabajos forzados con grilletes al tobillo y
trajes de rayas y pico entre las manos, hechas para abrazar el libro y no para la lidia
afanosa, por no decir enervante, con el pico y la pala, por el hermoso gesto de haber
amado la libertad.82

Los estudiantes del castillo Libertador fueron puestos en libertad el 19


de noviembre de 1929, es decir, algo más de un año después de haber sido
detenidos en Caracas, el 5 de octubre de 1928. Del castillo los llevaron a
Puerto Cabello y de allí en tren a Maracay haciendo un transbordo en
Valencia. En esta ciudad fueron vitoreados y muy bien recibidos a su paso
por numerosos grupos de personas sobre todo del sexo femenino que se
congregaban al paso de los estudiantes. Llegados a Maracay son puestos en
libertad. Ciertamente coincidió esta liberación con la llegada de nuevas
remesas de presos a dicho penal, trasladados de otros sitios especialmente
un primer grupo desde La Rotunda que estaba integrado por:

(...) Jóvito Villaba, el capitán Alvarado, teniente Barrios, general Elbano Mibelli,
cmandante Rafael Viloria, Germán Herrera Umérez, Herman Nass, Ernesto Silva
Tellería, Andrés Eloy Blanco, Manuel Silveira, Joaquín Quintero Q., Blanco Sosa
con dos hijos, los presos atrapados después del alzamiento de Gabaldón, entre otros
Julio Alvarado Silva, Enrique Arapé, Alcides Lozada, Carlos Sequera Cardot, Suá-
rez del Tocuyo, el general José Rafael Gabaldón y su oficialidad. De Cumaná fueron
trasladados a Puerto Cabello, Luis Rafael Pimentel con una pierna fracturada,
Pancho Angarita, Carlos Julio Rojas, Edmundo Urdaneta Aubert, los estudiantes
Julio Mc Gil Sarría y Gustavo Ponte.83

82 Villalba Villalba, Luis. Ricardo Montilla y los estudiantes de Palenque. S/d, pp. 12-13.
83 Acosta Silva, Manuel, ob. cit., pp. 254-255.

138
Cuentas Nacionales, 1915-1935

El papel de la mujer contra la dictadura y la masacre del 17 de diciembre


de 1928

Uno de los hechos más abominables fue la masacre del 17-12-28; un


episodio de aquel histórico año de 1928, cuyo relato vamos a tomar presta-
do de la buena pluma de otro perseguido, José Heriberto López, helo aquí:

El 17 de diciembre. Día de triste recordación en que el alma, el espíritu y el cuerpo


de los venezolanos, sentíanse sobrecogidos de dolor tanto por la muerte de su Padre
Libertador, como por el sentir sobre sus espaldas la fusta de un bárbaro cruel y
sanguinario.
En momentos en que el hombre que le sirve de maniquí al dictador, asistía al Tedeum,
homenaje que la hipocresía y la mentira ofrecían al dios de América, las esposas, las
madres, las hermanas, las novias y las amigas de los miles de presos que sucumben en
La Rotunda, se le acercaron a Juan Bautista Pérez y le dijeron: –¡Señor! Venimos en
nombre de la memoria del que nos dio patria a pediros la libertad de los presos
políticos.
El asustadizo Juan Bobo, faltando a la natural consideración que merecen las damas
y aún a su propio decoro presidencial, les dio la espalda sin responder.
Las señoras se dirigieron entonces a la ‘Casa del Libertador’; iban a orar. Se postra-
ron de rodillas ante el grande espíritu de Bolívar que en aquellos momentos ronda-
ría por el ambiente entristecido de Caracas, y como un desagravio a su memoria
envilecida por la canalla, entonaron el Tedeum del patriotismo...
La maldad no tiene límites; ni tiene compasión el alma abyecta y baja de los esbirros
de una tiranía. Mientras las damas oraban, la mente enferma de los secuaces de
Gómez concibió un plan diabólico, sanguinario.
...Los sicarios, después de organizar el plan, mandaron a uno de sus más viles, con
la consigna de interrumpir la oración de las damas, a los gritos de ¡Los presos están en
libertad! ¡En este momento salen de La Rotunda!
Llegó la confusión, la alegría, la emoción, el trastorno, el deseo de abrazar a sus
deudos macilentos, y la multitud salió al encuentro de aquellos seres queridos que
el tiempo y la crueldad habrían aniquilado ya, pero ¡Oh, infame traición!. Al llegar
frente a la horrorosa prisión las damas y los niños, con algunos hombres que se
habían agregado en el tránsito, fueron sorprendidos por una descarga de fusilería
que un esbirro cobarde, al frente de una compañía de asesinos les dirigió, para
premiar, su amor a la libertad, ¡Cuatro muertos y cerca de cuarenta heridos! He aquí
el cómputo de víctimas que la tiranía ofrendaba aquel día a los manes sagrados del
Libertador...!
El autor de esa valiente hazaña, un tal Sayago o quizás Esallaga, para mejor designar

139
Cuentas Nacionales de Venezuela

su papel de lacra social, ¿no sintió, siquiera por un instante, el latigazo con que la
vergüenza fustiga a los cobardes...?
Encabezaba la manifestación la señora Dolores de Blanco, madre del poeta encar-
celado, Andrés Eloy; luego seguían en estrecha sucesión de compañerismo: las
señoras Adelina de Silva Pérez y Carmen de Leoni*, la esposa del general Mibeli,** la
señora de Ponte, la de Silveira, la de Casimiro Vegas, la de Arráiz y la de Gabaldón,
acompañadas de mucho pueblo y de las señoritas Blanco, Silva Pérez, López Vegas
y muchas más cuyos nombres me ha sido imposible obtener, pero que mañana
sabrán presentarse ante el Tribunal que pedirá cuentas al asesino Sayago y a sus
cómplices.
Días más tarde, el 22 de enero, se efectuaba el entierro de una de las víctimas: el
niño de 12 años, Yorense, herido el aciago 17 de diciembre.***

Torrealba Lossi destaca el papel de la mujer en el 28, al efecto, dice:

No hubo menos de cien muchachas activistas, que hacían pasquines, repartían


hojas, se movilizaban de casa en casa, llamaban en clave por teléfono, le hacían
muecas al Prefecto y hasta les daban bríos a sus compañeros. Cuando culminó la
noche del 24 de febrero la entrega de los doscientos estudiantes que se solidarizan
con Villalba, Betancourt, Tamayo y Prince Lara, las jóvenes activistas son las prime-
ras en protestar el gesto de súplica de algunas madres a favor de la libertad de sus
hijos. A estas muchachas jamás se las vio claudicantes. Sanoja Hernández ponía
énfasis, en el reportaje aludido, a la referencia que Betancourt hace en el panfleto En
las huellas de la pezuña, publicado, poco después en el exterior (1929), respecto al
comportamiento de aquellas muchachas. “Beatriz Primera –escribe R.B.– fue con
su corte a exigir de Velasco nuestra libertad. Lilina Iturbe renunció a su cetro (era
la Reina de Carnaval de Valencia) en señal de protesta. Mary Calcaño se dio el lujo
de mofarse del prefecto Willet en sus propias barbas; los estudiantes todos –con
excepción de “tres pollitos bien”– se declararon en riguroso duelo”. Y agregaba más
adelante, en su recargado estilo: “las mujeres –¡oh piadosa Verónica del Nazareno!
¡oh mozas del partido, comprensivas de la cuerda de locura de Alonso Quijano!–

* Leoni.
** Mibelli.
*** “Veinte años sin patria”, Imp. P. Fernández y Cía. S. En Caracas. Pi y Margall 17, La Habana,
1933.
López, José Heriberto, Veinte años sin patria . Imprenta P. Fernández y Cía, S. C.P. y Margall,
17, La Habana, 1933. En Rodolfo Luzardo, Notas histórico-económicas, 1928, Editorial. Sucre.
Caracas,1963, pp. 26-27.

140
Cuentas Nacionales, 1915-1935

nos bendecían trazando al aire con una mano el signo simbólico de la religión de los
humildes...”84

En cuanto al surgimiento de mujeres dirigentes, Torrealba Lossi se refie-


re a Carmen Clemente Travieso, Isabelita Jiménez Arráiz, Aurora Leffmans,
María Teresa Álvarez de Lugo, Beatriz Peña, Carmen Delgado, Luisa Velu-
tini, Cecilia Núñez Sucre, Emilia y Margot Silva Pérez, Lola Morales Lara,
Nieves Villegas de Córdova y Cecilia Pimentel, entre otras, respecto a la
destacada participación de las jóvenes durante aquellas cuatro semanas cru-
ciales que mediaron del 6 de febrero al 5 de marzo del veintiocho, Emilia
Silva, escribe Sanoja Hernández, dejó innumerables papeles, que alguna
vez deberán ser ordenados y publicados, sobre la actuación de la mujer
caraqueña y venezolana en estas ya lejanas jornadas.

Fue ella –dice– quien sacó de Venezuela al chino Montilla. Fue ella quien reveló que
lo de la boina azul había sido idea de su sobrino Miguel, que compró una pieza de
lanilla en la Casa Blohm. Fue ella quien recordó el gesto de Josefina Juliac y Carmen
Gil en la catedral de Caracas llamando desde el púlpito, a la “rebelión de concien-
cia”. Y al lado de estas improvisadas lideresas, descollaban, así mismo, Luisa Angeli,
Cristobalina Segovia, Filomena y Margot García Maldonado, Panchita Soublette
Saluzzo, María Teresa Fortoul, Luisa Amelia Santos, Victoria Corao, Luisa López
Gallegos, Totoña y Lola Blanco, Alicia López, María Morales Rojas, Carola Ravell,
María Teresa Castillo, Sarita Franceschi, Nieves Villegas, Carmen Corao, Concha
Velásquez, las hermanas Vegas León, Josefina Morales, las hermanas Benedetti y
algunas de menor edad, que se incorporaron después a la lucha. La gallardía de estas
venezolanas del veintiocho fue como el eco, la vibración de otras que en 1916 y
1918 respondieron, con dignidad, las urgencias del momento histórico.85

Análisis, significado y trascendencia del 28

Hasta ahora ha proliferado la narrativa descriptiva, es decir, ‘echar el cuen-


to’, como decía Ranke. La técnica braudeliana y de la escuela histórica de
los anales, ha brillado en general por su ausencia.
Una notable excepción la constituye la obra Los años de la ira de Mario
Torrealba Lossi. En ella se va al fondo, se analiza el significado del 28 y se lo

84 Ídem, p. 79. Torrealba Lossi, Mario, Los años de la ira.


85 Ídem, p. 80.

141
Cuentas Nacionales de Venezuela

enjuicia a la luz de la teoría filosófica y de su significación social, y en


consecuencia, de su novedad dentro de la historia política nacional.

El veintiocho no es un año, sino más bien un ciclo iracundo. Tiene su período


intrauterino en el breve tiempo de reapertura y funcionamiento de la Universidad.
Irrumpe, violento, durante los días de la coronación de Beatriz Primera y culmina
en noviembre del veintinueve, cuando sale de Puerto Cabello el último contingente
de presos. El trayecto que va desde el treinta al treinta y seis se parece –vaya la
mostrenca imagen– a la cola de un cometa desintegrado en la búsqueda de aquel
firmamento político.86
Aunque hubiéramos querido tratar con mayor profundidad analítica y crítica los
sucesos de la Semana del Estudiante, el levantamiento militar del Siete de Abril y los
que ocurren durante el año veintinueve, preferimos no apartarnos del relato sucinto
de los hechos, porque entendemos que no existe nada orgánico al respecto. Pero en
vez de relacionarlos con el providencialismo y, en menor valía con el azar, compren-
dimos que éstos aparecen enmarcados dentro de la factibilidad sociológica e histó-
rica, pues, vistos con mayor atención, ellos constituyen, ciertamente eslabones que
habrían de producirse, quisiéramos o no, a su debido tiempo.87

Es decir, Torrealba cree, que lo ocurrido habría sucedido inexorablemen-


te. En este orden de ideas cabe considerar la afirmación de algunos dirigen-
tes estudiantiles e historiadores, quienes sostienen, que al inicio de la ‘Se-
mana del Estudiante’ no abrigaban más que una ingenua idea hacia las
libertades públicas. Hacia los derechos humanos, hacia una democracia
formal. Además la prudencia fue la nota que tonificó las primeras manifes-
taciones, al punto que Torrealba Lossi señala las coincidencias en las exposi-
ciones de Jóvito Villalba, Rómulo Betancourt, Gabaldón Márquez y Anga-
rita Arvelo.
Es muy probable que los jóvenes, Betancourt, Villalba, Gabaldón Már-
quez y Angarita Arvelo se hayan puesto de acuerdo previamente al desarro-
llo de los diversos actos, a fin de establecer planteamientos de orden general
sobre la situación venezolana de entonces, sin mencionar directamente a
Gómez y a su gobierno despótico. Leídos ahora, con atención, esos discur-
sos, el exegeta se halla con que todos ellos coincidan en: a) exaltación de la
época de la independencia y de sus figuras, tanto de la gesta militar, como
las de la civil y política; b) establecimiento de un clima de contraste entre

86 Torrealba Lossi, Mario, ob. cit., p. 8.


87 Ídem, p. 9.

142
Cuentas Nacionales, 1915-1935

aquellos tiempos y el que les toca vivir a los protagonistas de dicha Semana.
(si los evocados, son de luz y de coraje, éstos se desenvuelven en medio de la
oscuridad y de la hipoteca moral; c) uso de un lenguaje metafórico, que, a
través de las palabras y los pensamientos, profundiza en la antítesis enun-
ciada, pero que se cuida de no aludir abiertamente a la tiranía; d) exaltación
de la mujer y la juventud, exponentes casi aherrojados y marchitos en un
país a cuya cabeza había sólo hombres e ideas viejas que sostenían criterios
medievales sobre la importancia del género femenino en la sociedad moder-
na y contemporánea; e) predominio del tono melancólico sobre el de la
prepotencia y la autosuficiencia, y mayor abundancia de los recursos litera-
rios que de otra naturaleza; f ) constantes alusiones del ideal, como Simón
Bolívar, José Martí, Don Quijote, la bíblica Dulcinea del Toboso, y como
contraposición, un ambiente espacial y temporal, lleno de absurdos y de
dolorosas claudicaciones; g) cierta tímida anunciación de un tiempo nuevo,
en una “nueva alborada” que sustituye al “silencio grávido” y a la “senectud
del mundo”; h) un sostenido principio de que la universidad constituye el
valor fundamental de nuestras naciones y que es superior a cualesquiera
formas de gobierno y de ideologías; i) el romanticismo e iconoclasta prejui-
cio de sentirse ellos –los del veintiocho– como grupo de predestinados que
habrían de seguir el curso trunco de nuestra historia.88
Otra interesante apreciación de este autor, se contrae al análisis del tér-
mino ‘generación’, que se dio al grupo de jóvenes que tomaron parte en los
acontecimientos del 28. Se trata, dice, de un movimiento, no de una gene-
ración. Refuta los conceptos de Ortega y Gasset sobre esta denominación y
cita en apoyo, la opinión de Miguel Otero Silva, quien hizo un inventario y
balance.
Inventario y balance de los aportes que su grupo político-intelectual le
había dado al país. Quería Otero Silva, con ello, adelantarse al examen que,
tarde o temprano, habrá de producirse entre nosotros respecto a la impor-
tancia que este acontecimiento hubo de tener dentro de nuestro propio
proceso cultural e histórico y particularmente sobre la vigencia o no del
ideario, si así pudiera llamarse, que animara a aquellos doscientos cincuenta
y dos jóvenes románticos que él integrara y desintegrara en riguroso cuadro
aritmético”.89

En otro párrafo, Torrealba Lossi, dice:

88 Ídem, p. 84-85.
89 Ídem, p. 171.

143
Cuentas Nacionales de Venezuela

El estallido del veintiocho fue abrupto y romántico en sus primeros momentos y su


mayor impacto en la voluntad y conciencia aletargada del país se produce, precisa-
mente, en esos quince días que median entre el 20 de febrero y el 5 de marzo del
citado año. A quienes nos gusta ver con objetividad las cosas, nos parece que se
miente o desnaturaliza intencionalmente dicho suceso histórico cuando se le ha
querido señalar como una “segunda independencia” nacional y –lo más grave– como
exclusivo patrimonio de la parcialidad política que en las últimas décadas ha jugado
un papel preponderante –si no hegemónico– en el destino venezolano. Pensar de
esa manera o juzgar así los hechos no sólo constituye una afrenta para los centenares
de jóvenes cuyo valiente gesto fue a parar a Araira, al Castillo y a Palenque, sino que
es aceptar indirectamente la tesis del mesianismo, del providencialismo y hasta del
personalismo como las únicas fuerzas propulsoras de nuestra historia. En otros
términos, desde esta perspectiva se le da validez, no ya al “gendarme” de peinilla que
quisieron imponernos los positivistas, sino al nuevo cacique cuyas armas son las
palabras y la demagogia y cuyos ámbitos no tienen como centro al cuartel y a la
soldadesca, sino a la plaza pública.90

Luego, agrega:

Desde el instante en que los jóvenes universitarios supieron las detenciones poli-
ciales de Pío Tamayo, Rómulo Betancourt, Guillermo Prince Lara y Jóvito Villa-
ba y de su inmediato traslado al cuartel de El Cuño, un estado de agitación febril
invadió todos los ámbitos. Esa misma noche de carnaval y el miércoles de ceniza
se organizaron comisiones para hablar con el Gobernador y con el ministro de
Relaciones Interiores. La Federación de Estudiantes se declara en emergencia.
Cunde la expectativa general. En la F.E.V., se discute sobre cuáles deben ser las
alternativas para obtener la libertad de los detenidos, pero sin que se mancille la
dignidad de los jóvenes, sin que se les obligue a pedir perdón ante el tirano.
Alguien propone ir a Maracay y cuando la moción está a punto de votarse, es
rechazada en forma unánime. Como contrapartida, triunfa la de entregarse todos
como presos voluntarios en solidaridad con sus camaradas secuestrados. Al atar-
decer de aquel 22 de febrero de 1928 habían ingresado al cuartel de Las Monjas
más de un centenar de muchachos, algunos con una simple frazada debajo del
brazo u otro objeto de uso personal. Por la noche, al filo de las once, eran
doscientos diez los detenidos. Casi toda la Universidad estaba allí. Nunca antes
en la historia nacional se había producido un espectáculo como este. En la
madrugada, ya reseñados como enemigos de la paz, del orden y del Benemérito,

90 Ídem, p. 172.

144
Cuentas Nacionales, 1915-1935

aquellos estudiantes fueron organizados en grupos, metidos, luego, en varios


autobuses y llevados al castillo de Puerto Cabello. “Caracas –escribía Joaquín
Gabaldón Márquez, protagonista de las jornadas– se puso espontáneamente en
huelga. Valencia, Maracaibo y otras ciudades dieron pruebas de solidaridad. El gobier-
no se asustó. Nuevos estudiantes habían ido a engrosar el número de detenidos volun-
tarios, en señal de solidaridad y protesta.91

Torrealba, no obstante que contradice el concepto de ‘generación’ con el


cual concuerdan la mayoría de los ‘inventariados’ por Miguel Otero Silva,
encuentra en ellos conceptos, que arrojan varias conclusiones que sí lucen
válidas dentro de cualquier análisis. Son a nuestro modo de ver los siguien-
tes:
1º Fue un movimiento de carácter emocional, con evocaciones románti-
cas de la gesta independentista, cuya evolución habría de orientarse,
luego hacia la actividad política de sus líderes más conspicuos;
2º Observado este hecho en sentido figurado, se parece a un abanico
cuyo eje sólo se mantiene en sus comienzos, pues al transcurrir el
tiempo las diversas aristas se van abriendo y dispersando debido a la
fuerza centrífuga del fenómeno, hasta llegar a la extinción del mis-
mo;
3º Si en la política y las ciencias muchos de sus componentes han teni-
do la más destacada figuración, no así puede decirse en lo cultural y
artístico, camino trajinado por unos pocos cuya obra ha trascendido
los límites del país, pero sin que en ello tuviese nada que ver el “halo
generacional” de que algunos se vanaglorian: Carlos Eduardo Frías
señalaba a Otero Silva que la “cosecha literaria” del veintiocho era
exigua, en comparación con la “caudalosa de los exegetas, sociólogos
y políticos” que el conjunto le ha dado al país;
4º El nexo que une a la totalidad de los integrantes del grupo es, indu-
dablemente, la lucha antigomecista y el empeño de establecer en
Venezuela un régimen de libre juego de opiniones, de libertades
públicas y de alternabilidad democrática;
5º Aunque se le ha bautizado como “generación universitaria”, paradó-
jicamente ha sido una “generación” de autodidácticos, con abultada
tendencia hacia el empirismo. Es más, la formación universitaria y
sistemática que posteriormente han adquirido muchos de sus miem-
bros siempre ha estado en un segundo término si se la compara con

91 Ídem, p. 72.

145
Cuentas Nacionales de Venezuela

la gran ascendencia que el autodidactismo ha encontrado entre sus


más destacados líderes (esta ha sido otra de las características con las
cuales se ha pretendido vincular al veintiocho y a las personalidades
de nuestra independencia);
6º En cuanto a las orientaciones político-económicas del grupo, las mis-
mas han variado entre el marxismo y el reformismo keynesiano. Con
algunas excepciones individuales, el veintiocho no fue una tendencia
esencialmente humanista, en su expresión clásica o romántica, sino
más bien una modalidad, idealista en sus comienzos, que hubo de
orientar sus pasos hacia el pragmatismo. El lema del hombre por
encima de las cosas, devino con el curso de los años en sentido con-
trario;
7º Si lo anterior pudiese conducir al establecimiento de un cartabón
filosófico para el movimiento, éste podría tener en Pío Tamayo a la
figura que pretendió insuflar a la lucha un contenido teórico. Acosta
Saignes piensa que las ideas materialistas de la Venezuela del treinta
y seis son de legítima procedencia veintiochesca. En el fondo, ellos
fueron la continuación de Guzmán Blanco y de la línea ortodoxa del
positivismo;
8º En el plano de las corrientes continentales del pensamiento, el vein-
tiocho simboliza tardíamente, en Venezuela, el enfrentamiento entre
civilización y barbarie que en Argentina hizo clímax a fines del siglo
XIX. Cuando en 1929 aparece Doña Bárbara y separa al país en dos
grandes tipologías –los Santos Luzardo y las devoradoras de hom-
bres–, no pocos de aquellos jóvenes se sintieron personificados en el
primero;
9º Debido a la ausencia de organizaciones políticas, sindicales y gre-
miales durante la época de Gómez, al veintiocho le correspondió
iniciar históricamente las luchas en tal sentido. El politicismo, el
sindicalismo y el gremialismo que comienzan el treinta y seis fueron
una de las evidencias del pragmatismo de aquel grupo;
10º En el aspecto del origen del conjunto, sus componentes procedían
de la mediana o pequeña burguesía fundamentalmente. En el fondo
La Semana del Estudiante constituyó una reacción de la idiosincrasia
y refinamiento caraqueños de la tradición sociocultural capitalina,
en contra de la palurdez y tosquedad del caudillismo montaraz y
bárbaro;
11º El concepto de masificación de la cultura y del cambio en la orienta-
ción y técnicas del periodismo fue otro de los aportes del grupo. Es

146
Cuentas Nacionales, 1915-1935

justicia reconocerlo: la prensa venezolana contemporánea halla sus


fundamentos inmediatos en las directrices y la labor desarrollada por
los hombres del veintiocho. “Si alguien recogiera –escribe, no en
actitud “catatímico”, Miguel Acosta Saignes– el material escrito en
periódicos por la gente de la generación no podrá publicarlo en volú-
menes; debería acudir a los microfilm”;
12º Aun cuando Isaac J. Pardo opina que el veintiocho surgió de manera
accidental y debido a “las torpezas” del dictador Gómez, precisa es-
tablecer que con toda su “accidentalidad” el hecho se produciría de
cualquier forma, porque tanto la liberación de los presos, efectuada
poco antes, como la reapertura de la universidad, el cansancio que ya
provocaba en el pueblo el régimen despótico del Benemérito y la si-
tuación de crisis económica que se vislumbraba por todos los horizon-
tes no dejarían de ejercer presión para que, tarde o temprano, hubiera
el estallido protestatario;
13º Como derivación de su gran importancia política, le cupo también al
citado movimiento la feliz circunstancia de ser el primero en abor-
dar, aunque no por todos sus miembros, el tema del imperialismo,
de la lucha de clases, de la justicia social, de la urgencia de una na-
ción nueva. “Ellos fueron también –reconoce Carlos Irazábal– los
que organizaron sindicatos y partidos políticos diferentes a los tradi-
cionales, que estaban bien muertos: fueron, en fin, hombres de esa
generación los que iniciaron la transformación del Estado venezola-
no, los que impulsaron el régimen liberal de López y Medina al régi-
men democrático-burgués de Betancourt, de Leoni y de Caldera.
14º Respecto a lo que algunos teóricos califican de promociones históri-
cas de cierre y de arranque o de horizontalidad y establecimiento, el
veintiocho está entre las primeras. Ella irrumpe en contra del largo
ciclo del caudillismo andino y se coloca en lo que Juan Oropeza lla-
maba “generación de corte”, es decir, la que rompe con el pasado y
establece un nuevo orden de ideas y de comportamiento colectivo, y
15º Finalmente, si en la creación artística –en literatura, concretamente–
la “cosecha” no fue tan copiosa como en otros campos, justo es reco-
nocer que las letras contemporáneas recibieron de influyentes perso-
nalidades de esa época un renovador impulso. La novela del petróleo,
el teatro social que se cultiva en Venezuela a partir del treinta y seis,
la corriente psicológica de nuestra cuentística opuesta al ruralismo y
al ambiente urbano precedentes, así como la poesía antirretórica y

147
Cuentas Nacionales de Venezuela

antisentimental que se escribe a partir de 1928 fueron específicos y


significativos aportes del grupo”.92

Otra cuestión fundamental, es la coincidencia de la renovación cultural


con la insurgencia política. Torrealba Lossi vuelve su mirada hacia la inno-
vación cultural, literaria y artística, que en el 28 hace también su aparición,
situando su génesis en el único número de la revista Válvula. Torrealba
escarba e indaga en la inspiración del movimiento y al efecto nos dice:

No resulta complicado establecer la ubicación de Válvula en el panorama literario


de principios de siglo. Si está en la verdad Isaac J. Pardo en lo que respecta a que
ellos tendieron la mirada hacia los españoles del veintitantos –Alberti, García
Lorca, Chabás, Bacarisse, Cuillén, Bergamín, Aleixandre, Salinas–, también es cier-
to que hubo en el firmamento latinoamericano manifestaciones y credos artísticos
que guardan un parentesco bastante cercano con los jóvenes venezolanos de enton-
ces. Internamente, se produce una fusión que reúne en un solo bloque a los poetas
del dieciocho con los escritores del veintiocho, hasta el punto de que existe cierta
comunidad de intereses estéticos, ciertos lineamientos básicos en donde uno y otro
grupo se identifican plenamente, por ejemplo, ambos reaccionan en contra del
modernismo y particularmente en contra de Darío. Ambos le decretan guerra a
muerte al criollismo y se pronuncian por lo que Octavio Paz llamaba, en cierta
ocasión, la obra artística abierta, en donde la forma no encierra un solo significado,
sino “que es un mecanismo de significación que el lector pone en movimiento”. En
contraposición al clasicismo, al barroco, al neoromanticismo tradicional y al mo-
dernismo, el dieciocho y el veintiocho, juntos, pugnan por sustituir los moldes y los
temas de inspiración de sus antecesores –Cosmópolis, El Cojo Ilustrado, Alborada,
Cultura Venezolana–, porque entienden que la única condición de ser poeta es –según
el credo de Huidobro– la de crear, crear y crear y que cada criatura poética tiene una
naturaleza propia que no se preocupa en absoluto “ni de la realidad ni de la veraci-
dad anteriores al acto de la creación”. Quizás sin proponérselo, los jóvenes de
Válvula buscaban establecer nexos desconocidos entre la vida y la poesía, pero no
por la única ruta significante de la creación tradicional sino “abriendo las puertas del
poema” para que entren en él las luces y las tinieblas que constantemente pueblan
el alma humana. Esta nueva manera de concebir y plasmar el arte no provenía del
naturalismo, ni del realismo, ni mucho menos del clasicismo, sino de maestros
como el Mallarmé de Un Coup de dés; de José Juan Tablada, iniciador del estriden-
tismo mexicano; de Lautréamont; de Apollinaire; de Paul Valéry; de Guillaume, de

92 Ídem, pp. 173-174-175.

148
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Marinetti, de Max Jacob; de todos los “ismos” que surgen en Europa en las tres
primeras décadas del veinte y cuyos distintos credos –a veces más que distintos,
puestos– inundan nuestro continente de revistas, manifiestos y hasta de proclamas
artísticas”.93

Luego se extiende en las coincidencias de los jóvenes literatos del 28 con


los del 18:

Y si en el plano eminentemente político el veintiocho en particular pretende ser


trasunto de los Luzardo de Gallegos, los novelistas del grupo, –Uslar, Otero Silva,
Arráiz, Padrón, Meneses y Croce– no siguen la tendencia galleguiana de los polos
opuestos –Santos-Doña Bárbara, sabiduría, ignorancia, democracia-tiranía, cultu-
ra-anticultura– sino que, sin salirse de los temas de nuestra realidad social e histó-
rica, se preocupan por ensayar nuevas formas de lenguaje y de estilo en las cuales se
materialice esa ruptura aludida por Octavio Paz entre la tradición y la vanguardia.94
Las diferencias también las apunta nuestro autor, en estos términos: “Fácil es
establecer a través de las novelas y cuentos que los criterios del veintiocho producen
en su primera juventud como hay en ellos un verdadero derroche de luces, de
coloridos y de juegos metafóricos e imaginíficos. En este aspecto conviene asentar
que superan a sus coetáneos del dieciocho. En estos –poetas en su mayoría–
predominan los tonos vagos y tenues, los reflejos que se diluyen y pierden por
entre las hojas de los árboles. Podría decirse que la sensorialidad en Planchart, Paz
Castillo, Moleiro y Fombona Pachano conlleva algo de melancolía, algo de lírica
tristeza. Pero al trasladarnos a un cuento de juventud de Uslar, a una descripción
de Las Lanzas Coloradas o a cualquier página de las iniciales de Nelson Himiob y
de Meneses se observará cómo al ámbito de lo creado se libera de su artífice y
adquiere cierta independencia que no la hay en Paz Castillo, Planchart, Fombona
y en ninguno de los integrantes del dieciocho, “El sol de la mañana –escribe Uslar
al comienzo del Capítulo VII de Las Lanzas– presidía el cielo con sus barbas de
vidrio rubio”. Y en otra parte: “El ambiente fue blanco, verde, cárdeno, rojo
sangre. Luego, todo azuleó y se hizo aéreo. Los colores se fueron madurando de
sombras. Volaba el canto penetrante de los pájaros de la tarde. En el resplandor
azul el primer lucero enhebraba escamas de sardina” ¿No se nota que, además del
derroche metafórico, lo creado es independiente anímicamente del autor y se
inflama de una fuerza y un policroísmo impresionista del que no se sabía en
nuestra literatura?95

93 Ídem, pp. 178-180.


94 Ídem, pp. 180-181.
95 Ídem, pp. 181-182.

149
Cuentas Nacionales de Venezuela

Sus preferencias del grupo literario del 28 las puntualiza Mario Torreal-
ba Lossi haciendo uso del análisis de Juan Liscano en su Panorama de la
literatura venezolana actual, quien pone de relieve la inclinación por el cuento
y el poema breve respecto a la novela. Torrealba señala:

En verdad, la contextura novelística no se presta para la pirotecnia metafórica ni


para los saltos bruscos y desconcertantes que abundan tanto en la lírica como en la
narrativa aludidas. Los cuentos de Uslar Pietri (Barrabás y otros relatos, 1928), de
José Salazar Domínguez (Santelmo, 1936), de Carlos Eduardo Frías (Canícula,
1930), de Nelson Himiob (Giros de mi hélice, 1930), de Guillermo Meneses (La
balandra Isabel llegó esta tarde, 1934) y los poemas de Ramos Sucre, Queremel, Luis
Castro, Rafael Ángel Berroeta y hasta los de Antonio Arráiz y Gonzalo Carnevali sí
respondían, en cambio, a esa situación metafórica, a esta tensión y clima señalados
por Liscano. Se trata de pequeñas piezas narrativas sin trama o de breves poesías, en
las cuales no hay complicaciones argumentales si se abusa de la anécdota, sino que,
por lo general, lo decorativo y armonioso predomina sobre lo sustantivo y melódi-
co. Como diría Octavio Paz de los mexicanos de la misma época, “no se trata de
formas que encierren significado alguno, sino de formas en busca de significación”.96

Torrealba Lossi señala aspectos coincidentes, entre lo que ocurrió al grupo


literario vanguardista del 28 y el de la insurgencia política. Al efecto dice:

Veintiañeros, Válvula conlleva cierta orientación a preferir colaboradores experi-


mentales, que le dieran calidad y prestancia, en vez de recurrir a artículos, relatos y
poemas de principiantes. El propio hecho de advertir sus redactores que el arte de
protesta no basta si no está bien escrito, hubo de influir para que los más duchos
desplazaran a los bisoños.
La identidad de Válvula con la vanguardia es fácil auscultarla a través del pequeño
manifiesto inicial y también mediante algunas de las diversas colaboraciones inclui-
das en su único número. La revista era de Juan de Guruceaga, el mismo editor y
propietario de Élite. La publicación se anunciaba como un mensuario y entre sus
páginas de avisos prefería ventas de libros, de máquinas de escribir y algunas que
otras propagandas para artículos de caballeros. Como cosa extraña, su admiración
incluyó la oferta de un antirreumático que estaba de moda en la época.97

Torrealba luego analiza el manifiesto de Válvula, y de seguida se adentra

96 Ídem, p. 182.
97 Ídem, pp. 191-192.

150
Cuentas Nacionales, 1915-1935

en los trabajos aparecidos en la revista que sí estaban en línea con la corrien-


te innovadora y tales eran:

De la treintena de colaboraciones cabe referirnos someramente a aquellas que


guardan alguna identidad de propósito con el breve auto de fe inicial. Vanguardistas
y encauzados dentro de una creatividad “nueva” y “abierta” nos parecen los relatos.
En el principio (Uslar Pietri), Agua sorda (Carlos Eduardo Frías), La única víctima del
incendio (Juan Oropeza), Vástago (Jose Salazar Domínguez) y El círculo (Nelson
Himiob). Igual juicio podría darse sobre poemas como Los caminos (Israel Peña
Arreaza), Vocales (Pedro Rivero), Variaciones (Vicente Fuentes), Bronce (Miguel Ote-
ro Silva), La mujer que no vimos (Fernando Paz Castillo), Yo soy América (Luis Rafael
Castro), Elegía a un Ford desafortunado (Hernando Chaparro Albarracín), El hom-
bre de los caminos (Rafael Angel Berroeta) y El regreso de la hermana (Antonio
Arráiz).98

También revisa la obra de Arturo Uslar Pietri, Carlos Eduardo Frías, José
Salazar Domínguez y Nelson Himiob, que:

Daban muestras de haber encontrado la ruta de la nueva narrativa venezolana. El


relato de Carlos Eduardo Frías, de ambiente marino, indicaba ya el éxito que
tendría su libro gemelo Canícula, escrito al alimón con Los giros de mi hélice, de
Himiob. Además de la tendencia excesiva al uso de imágenes en las cuales hay un
predominio de los colores fuertes –el rojo, el ocre y el lila por encima de las gamas
azules y rosas– los relatos y poesías incluidos en Válvula se desplazan en un nuevo
escenario telúrico. Antes fue el paisajismo localista, en donde la fauna y la flora,
regionales o nacionales constituyen la fuente principal de inspiración. Ahora, en
cambio, el tema marítimo e insular aparece situado en un primer plano. Frías,
Salazar Domínguez, Uslar Pietri, Guillermo Meneses, Pedro Rivero, Vicente Fuen-
tes, Luis Rafael Castro y narradores y poetas que no participaron en el grupo o que
se incorporaron más tarde a nuestra literatura, como Pablo Domínguez, Julián
Padrón, Gustavo Díaz Solís, Lares Granados y otros de no menor importancia
tuvieron el privilegio de ser los indicadores del relato y del poema cuyo escenario
está en la costa o en los litorales del centro y del oriente venezolano. Aunque
pareciera un disparate, la literatura vanguardista del veintiocho representa una
reacción de la intelectualidad del centro y del oriente del país en contra de los viejos
que habían filosofado y sociologizado a favor de la autarquía andina y en contra
también de los criollistas, costumbristas y localistas tradicionales, para quienes

98 Ídem, p. 195.

151
Cuentas Nacionales de Venezuela

Palmarote, Pantaleón, El Mulatero, Amaro Bruno, y hasta los personajes de Galle-


gos y de Teresa de la Parra representaban los arquetipos sin parangón alguno en las
letras y el arte nacionales. No mostrarían interés los cuentistas de la década del
treinta por crear tipos, ni por denunciar la barbarie recurriendo a un Santos Luzar-
do. Sus personajes no poseen los rasgos de la novelística galleguiana, ni se prestan
tanto para una literatura de los pro y los anti. Es más, lo humano, lo conflictivo, lo
fatalista, es en ellos, secundario. Su preocupación reside en el logro de un hallazgo,
en la caza de una metáfora, en aprisionar los reflejos del sol al atardecer o en decir
que la luna bosteza sobre cocoteros a orillas de la dársena. Los poetas y narradores
del veintiocho superan a sus antecesores –inclusive a los del propio dieciocho– en
eso de que el arte es una multiplicación de los sentidos. Para ellos, ningún tipo de
sensaciones le es ignoto. Desde las visuales, pasando por las auditivas, táctiles,
gustativas, olfativas, hasta llegar a las kinestésicas y cenestésicas, todas se hallan en
la estructura estética de sus obras. Uslar Pietri, por ejemplo, en el relato S. S. San
Juan de Dios –uno de los de ambientes marinos de Barrabás– se deleita, al igual que
en la mayoría de las páginas de su primer libro, mostrándole al lector un acuarelismo
diferente al de sus antecesores. “El mar –escribe– está color de ladrillos. En el
horizonte el cielo es una llaga roja que chorrea sangre sobre el agua. La máquina va
mugiendo como un animal que se ahoga. En las bordas se ha puesto a saltar la
lejanía”...
De igual tonalidad son estos fragmentos de Agua sorda con los que Carlos Eduardo
Frías le rinde tributo a la ficción marinera. No se trata de largos relatos, sino de una
sucesión de pinceladas en las cuales el efectismo cromático y el descriptivísimo tiene
mayor importancia que la propia trama: “por entre los pilastrones carcomidos en las
noches corrían las luces lejanas del puerto. El chapoteo manso de las oleadas lograban
los desperdicios de los veleros de velas remendadas, que regresaban por las tardes,
cansados, aporreados de viento y embadurnados con la brea roja del crepúsculo”...

Por su parte, Nelson Himiob, quien desde los diecisiete años escribía en
Fantoches y en Caricaturas, iniciaba, a través de El Círculo, el tema del
hombre citadino cuya vida está circunscrita a metas establecidas, a ciclos: la
bicicleta, a los quince años; la mujer, a los veinticinco; el lujo, a los treinta;
ser millonario, por el azar, a los cuarenta. Cuatro arcos azules –dice él– que
se quedan en las fantasías.

Completé mi círculo –expresa ese raro personaje. He vivido mi círculo. El fin del
hombre es alargar el pequeño arco formado en la inconsciencia de la niñez hasta
hacerlo círculo. Casi todos se quedan en arco; unos, a su pesar, otros, porque
queriendo hacer un círculo más grande ensanchan el arco alejando los extremos. Y

152
Cuentas Nacionales, 1915-1935

los que llegan al círculo y desean seguir viviendo, los repelos por el mundo, tienen
que resignarse a la tangente, a la recta aislada, a la recta que se extiende más, sin
meta, a la recta infinita, estúpida, cobarde...” Pero, ¿no aparecen en este breve
cuento de Himiob aquellas categorías humanas, que van del éxito al fracaso, seña-
ladas en La locura del otro, de Luis Enrique Mármol?99

Los tres poetas por antonomasia de aquel momento fueron Carlos Au-
gusto León, Luis Castro y Pablo Rojas Guardia. Torrealba Lossi concluye
que así como se dispersó por diversos caminos el grupo político del 28,
igual diáspora se presentó en el grupo literario la renovación literaria:

La renovación literaria que se opera en la actual centuria venezolana tiene en


Válvula su génesis, así como la realidad político-social de hoy día encuentra origen
en los sucesos de febrero de 1928. Unos y otros –pragmáticos y estetas, juntaron sus
nombres en una eclosión súbita que habría de distenderse, luego, por rutas diferen-
tes, por credos distantes y hasta desavenidos. Lo que al comienzo surgió como
necesidad colectiva, como impulso de grupo o masa, iríase separando y diluyendo
con el paso del tiempo. Para 1936 y 1940, las diferencias superan a las afinidades:100

Lo importante del trabajo de Torrealba Lossi es la profundidad analítica


y su visión de conjunto a enlazar ambos fenómenos, el político y literario,
dentro de una época caracterizada por la ruptura con la acción y la expre-
sión del pasado. La insurgencia política de los universitarios encarcelados y
la presencia literaria de los jóvenes que levantaron la bandera de ‘vanguar-
dia’, son expresiones de una ruptura común, por una parte con los métodos
caudillescos de la oposición militar, de la montonera armada y por la otra,
con las formas y contenidos de los clásicos y aún de los modernistas y los
costumbristas y criollistas, que les habían antecedido en la historia literaria
de Venezuela.
Los jóvenes del segmento político innovan con la acción cívica de oposi-
ción, llegando su impacto inclusive a sectores populares que los secundan
con huelgas y manifestaciones. La acción llega a los cuarteles y de ahí surge
el 7 de abril.
En todo caso, lo que queda y lo que se proyecta al porvenir, es la innova-
ción de la lucha de masas, la organización de grupos civiles, la Federación
de Estudiantes, sindicatos y después al área abierta de las campañas públi-

99 Ídem, pp. 195-196-197.


100 Ídem, p. 201.

153
Cuentas Nacionales de Venezuela

cas, a la luz del sol, a raíz de la muerte del general Gómez. También se
proyectó al horizonte del futuro, la innovación literaria de la ‘vanguardia’,
que refresca y estimula a las nuevas generaciones hacia la labor creativa y
original. Ese doble movimiento es lo original y trascendente del 28. Su
aparición en la escena nacional, trae consigo un cambio en lo político, en lo
social y en lo literario.
También Escovar Salom, formula un revelador análisis sobre el significa-
do y consecuencias del 28. Las observaciones de E. S., son altamente inte-
resantes.

Conclusiones sobre el significado y consecuencias del 28

El movimiento universitario no tiene ideología coherente, no es un programa, es


una rebelión, un estado de ánimo, un instante de la conciencia nacional de una
minoría que aspira a sacudir con sus sentimientos y con sus palabras a una nación
dormida. La dictadura los persigue y encarcela; pero allí estaba el germen de futuros
procesos que conducirían gradualmente a configurar los capítulos más importantes
de la historia política contemporánea de Venezuela. Al exilio van muchos de los
líderes estudiantiles de 1928. Muy pocos se dirigen a Europa. Los más vinculados a
la acción permanecen en países vecinos o cercanos, con la aspiración de formar
parte de proyectos destinados a derrocar la dictadura. Se forman intelectuales con
las limitaciones propias de esas circunstancias.101

En este interesante trabajo es necesario además, resaltar el papel de la


universidad y de sus estudiantes con referencia a estos sucesos de 1928.
Escovar pone de manifiesto que el aire innovador surge de la masa estudian-
til, que refrescan el ambiente tradicional, con nuevos libros, presagio del
inexorable cambio, que habría necesariamente de venir.

En Venezuela como en Argentina en 1928 y en otros países de nuestro continente,


la Universidad sustituye a los partidos y a los sindicatos, y es el ambiente normal de
una clase media que apenas adquiere los primeros signos de su configuración. Los
Estudiantes son los únicos que leen los nuevos libros. Las viejas clases dirigentes
entretienen su vocación intelectual con los estudios jurídicos o contando por cen-
tésima vez las batallas de la independencia. Países de historiadores y juristas han

101 Escovar Salom, Ramón. Revolución política de Venezuela, p. 128. Monte Ávila Editores-Cara-
cas, 1975, (3ra. edición).

154
Cuentas Nacionales, 1915-1935

sido muchos de nuestra América Latina, porque casi todos los que tenían alguna
vocación intelectual no disponían de otro medio para ejercerla. Los estudiantes
tenían otra sensibilidad y estaban más abiertos para las nuevas lecturas.102

El alzamiento del general José Rafael Gabaldón

El general Gabaldón sintetiza el último acto del drama iniciado con el


alzamiento de “Santo Cristo”:

Caballerosamente por dos de los generales del ejército, quienes fueron a buscarnos
personalmente ‘para mayor seguridad de mi personalidad’ como dijeron en contes-
tación a mi nota de entrega, fuimos amarrados por el cuello y los brazos, como
miserables criminales, en presencia de los mismos generales que para mi mayor
seguridad habían ido a buscarme como buenos caballeros. Fuimos llevados a Bar-
quisimeto en aquella forma, como reos de monstruoso delito y se ha dicho que la
fuerza conductora tuvo orden de asesinarnos por la noche, simulando haber sido
asaltados, pero que momentos antes de consumar el crimen recibió el Comandante
de dicha fuerza la contraorden –también recuerdo haber oído decir, que los genera-
les que me hicieron amarrar han dicho que a ellos debo la vida... Según parece, cada
uno de ellos por su cuenta y acaso queriendo echar al otro la responsabilidad, han
hablado de haberme salvado la vida. Ya en Barquisimeto, solitario y engrillado en un
calabozo de Las Tres Torres, el general Eustoquio Gómez hizo formar un expedien-
te, llevando a muchos de mis amigos presos para que declarasen sobre la índole del
movimiento y sus conexiones. Mi declaración fue solicitada personalmente por el
mismo don Eustoquio, quien fue a mi prisión con tal objeto. En presencia de su
secretario Eloy Montenegro y su hijo Josué Gómez, me dijo más o menos: “Tengo
orden del general Gómez, para hacerlo declarar quiénes eran los comprometidos en
la revolución”. Yo le respondí: “A los hombres de mi condición se les fusila o sacrifica
en cualquier otra forma, pero nunca se les obliga a hacer tales declaraciones”.
Entonces el rudo y valiente señor, con gesto de caballero, sin más decir, llamó a su
hijo, robusto hombre de varonil aspecto, para presentarlo conmigo, diciéndome:
“Mi hijo Josué”, y cambiando en redondo la conversación, después de un rato, se
despidió con estas palabras: “Tenga paciencia general Gabaldón”. Cinco años y
medio más tarde, cuando el dictador me puso en libertad, fui donde don Eustoquio
a darle las gracias por su conducta para con mis familiares. Ordenó a don Eloy
Montenegro que me presentase una colección de revólveres que en su escritorio

102 Ídem, p. 127.

155
Cuentas Nacionales de Venezuela

tenía, para que yo escogiera uno y no fuese inerme para mi hacienda. En aquella
ocasión me dijo. “usted no quiso declarar nada, pero yo mandé al general el expe-
diente con las otras declaraciones”.103

Los supuestos que determinaron el alzamiento de Gabaldón

Gabaldón fue acremente criticado por tirios y troyanos, por haberse lan-
zado a una aventura sin los apoyos necesarios en pertrechos, transporte,
recursos logísticos, etc., que brillaron por su ausencia en el desenvolvimien-
to de su acción revolucionaria.
Para evaluar la decisión del viejo guerrero hay que mirar hacia los antece-
dentes de su romántico gesto.
Gabaldón fue abordado por el eximio poeta Alfredo Arvelo Larriva a nom-
bre de la Junta de Liberación Nacional, motorizada por el almirante Ro-
mán Delgado Chalbaud para que se pronunciara al tiempo que la primera
expedición europea tocara la costa oriental de Venezuela. Arévalo Cedeño
en el llano, Olivares y Peñaloza en occidente, el general Norberto Borges en
Miranda, rematarían los cuatro frentes complementarios cuya función era
obligar al gobierno a distraer fuerzas hacia esos extremos y evitar una mayor
concentración contra la invasión principal a acometerse por el Este del país.
En armonía con esos proyectos se constituyó un comité en Caracas, pre-
sidido por Enrique González Gorrondona, quien ante la demora de la inva-
sión de Delgado resolvió contactar al doctor y general Hernán Febres Cor-
dero y, por su conducto, según hizo constar en una publicación de 1936, a
los generales Eleazar López Contreras y Emilio Fernández. Según este tex-
to, estos últimos dieron una respuesta favorable. Al parecer ‘un amigo muerto’
fue la clave del asunto, según lo afirma López Contreras en su “Proceso
económico social”. Éste niega haberse comprometido con los agentes de
Delgado Chalbaud y tampoco con los de Gabaldón.
El doctor Hugo Parra Pérez, en un escrito posterior a la muerte del gene-
ral Gómez certificó que siendo de la intimidad de Hernán Febres Cordero y
habiendo presenciado el encuentro entre éste y González Gorrondona, nunca
se produjo tal acuerdo. Afirma que Febres Cordero y el general Massini,
expresamente se pronunciaron contra el alzamiento de Gabaldón por no
contar con los elementos necesarios para su éxito y que así se lo hicieron
saber por correos intermediarios al valiente guerrero.

103 Ídem, pp. 218-219-220.

156
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Carlos Emilio Fernández corrobora la posición negativa por lo que se


refiere a su padre, quien nunca, dice asumió tal compromiso.
Lo cierto es que Gabaldón creyó a los correos de González Gorrondona.
Hubo una contraorden de no lanzarse el 28 de abril, sino aguardar hasta el
5 de mayo, que llegó tardíamente a su conocimiento.
Lo cierto es que el movimiento de Gabaldón en Portuguesa y el del gene-
ral Norberto Borges en Miranda se convirtieron en dos terribles sacrificios
de los cuales quedó limpia la entidad moral de ambos venezolanos pero sin
haber obtenido los resultados anhelados por sus actores.
En el anexo a este estudio preliminar publicamos todos los documentos
que sirven para esclarecer la cuestión, emanados de Gabaldón, González
Gorrondona, Parra Pérez, los seudónimos Martín Fierro y Mora y unos
trabajos críticos de Julio Ramos.
De todo ello queda en claro que Gabaldón, de buena fe se alzó contando
con la acción coincidente de López Contreras y Emilio Fernández, quienes
negaron la existencia de tal compromiso.
Volviendo a la campaña al día siguiente de tomada Guanare por Gabal-
dón, llegó en viaje hacia su hato ‘Lagunas’, en Barinas el general Francisco
Batalla. Gabaldón lo fue a visitar y le preguntó qué había ocurrido en el
centro; nada, le respondió el general Batalla y le recomendó huir a Colom-
bia, antes que las tropas gubernamentales lo rodearan y le obligaran a ren-
dirse en malas condiciones, habida cuenta que Gabaldón carecía de ele-
mentos para combatir al enemigo con posibilidades de triunfar. Esta con-
versación coincide con lo declarado por el general Gandica.
Gabaldón optó por dispersar sus fuerzas y replegarse a la zona montaño-
sa, donde al fin se entregó, siendo maniatado hasta “Las Tres Torres” de
Barquisimeto y luego trasladado al castillo Libertador. Allí fue liberado por
gestión de su hijo Joaquín ante el general Gómez, por conducto de su pri-
mo el secretario de la Presidencia, doctor Enrique Urdaneta Carrillo.
Gabaldón tuvo el noble gesto de no querer su libertad si antes no se
extendía la medida a sus acompañantes en la acción de “Santo Cristo” que
estaban detenidos con él en las bóvedas de Puerto Cabello. Ante argumen-
tos de terceros y de sus propios lugartenientes, accedió a marcharse a Bar-
quisimeto donde lo aguardaban en su hogar su esposa y sus hijos. No fue
maltratado por Eustoquio Gómez durante su paso por “Las Tres Torres” ni
a su regreso del castillo Libertador, tal como consta de su propia exposición
que hemos transcrito en anteriores líneas de este capítulo.

157
Cuentas Nacionales de Venezuela

El alzamiento del general Norberto Borges en el estado Miranda

También el 5 de mayo, se alzó el general Norberto Borges, de acuerdo


con González Gorrondona y, en el exterior, con Román Delgado Chalbaud;
con él estuvieron el general Ramón Dorta, quien contaba con seguidores en
los Valles del Tuy y Barlovento, el doctor Manuel Silveira, Luis Bigott,
Antonio J. Silva, los Silva Pérez, Francisco Pacheco, Rafael Carabaño, Mi-
guel Valle, el capitán Francisco Briceño Casas, Clemente Leoni, Efigenio
Jimeno, Pedro Borrego, dueño de la hacienda “La Peña”, el coronel Tadeo
Sardi Carvallo y José Dáger. Derrotados, fueron trasladados a La Rotunda y
recibieron los más terribles tratamientos, según consta en la obra de Alejan-
dro Trujillo.

La invasión del general Peñaloza por la frontera del Táchira

El otro alzamiento ocurrido en la frontera colombiana, encabezado por


el general Juan Pablo Peñaloza, también fracasó al caer éste prisionero en
manos del general Juan Fernández Amparan y ser recluido en el castillo
Libertador, hasta su muerte en 1931.

El alzamiento de Urbina y Fossi en La Vela de Coro

La trayectoria vital de Rafael Simón Urbina la traza en breves líneas Car-


los Emilio Fernández, quien refiere que:

En el año 1928 aparece por vez primera en Caracas un personaje llamado a alcanzar
gran notoriedad en el país; su nombre es Rafael Simón Urbina, natural de Coro.
Junto con Roberto Fossi, de la región andina, se pone a las órdenes del gobernador
Rafael María Velasco y ambos saben ganarse rápidamente su confianza hasta el
punto de acompañarle en su automóvil como “espalderos”, cada vez que salía de la
gobernación. En esos días Roberto Fossi fue designado para prender a Jesús Corao
en la fábrica de vidrio, por haber tomado éste, parte activa en las manifestaciones
contra el gobierno, motivadas por la prisión de los estudiantes; entre otros, le
acompañó Urbina. Poco después de los sucesos del 7 de abril, Roberto Fossi fue
nombrado Administrador de la Aduana de La Vela de Coro, en premio a sus
“servicios”. Una vez que hubo tomado posesión de su cargo, Urbina le hizo colocar
en la Aduana a varios hombres de su confianza, con los cuales esperaba dar un golpe

158
Cuentas Nacionales, 1915-1935

llegado el momento propicio. Se fijó el día 24 de julio para el alzamiento y en la


mañana sorprendieron a los Jefes Civiles en La Vela de Cumarebo, aprehendiéndo-
les. De Cumarebo pasó Urbina al caserío de Uria, donde hizo preso al Comisario,
llamado Raimundo Ortiz Sandoval a quien ordenó fusilar enseguida, para vengar
los vejámenes hechos a una tía suya el año 22, así como también la muerte de varios
oficiales urbinistas y el atropello de sus mujeres e hijas. Luego continuó hacia las
serranías, en busca de refugio, pero hasta allí le siguieron las fuerzas del gobierno al
mando del coronel Agustín Graterol. Urbina y su gente lograron contener la acome-
tida de Graterol y los suyos, aprovecharon las escarpadas posiciones en donde se
encontraban y después de una breve tregua, resolvieron dispersarse, dando por
fracasada la aventura. Urbina logró salir para Aruba, embarcándose en Adícora y
llevó consigo a Fossi, con quien ya estaba desagradado, según dice él, debido a su
conducta cobarde y a sus intentos de robo. Antes de llegar a tierra, echaron al mar
todas las armas que tenían, para evitar inconvenientes con las autoridades, pero a
pesar de las precauciones, fue hecho preso junto con sus compañeros y enviado dos
días después a Curazao, donde les encerraron en la fortaleza.104

La toma de Curazao por Urbina y Machado

En mayo ocurrieron otros hechos importantes desde el punto de vista de


la oposición armada al régimen. El 5 llegó a Curazao el doctor Gustavo
Machado, fundador del Partido Revolucionario Venezolano en México –junto
a Salvador de La Plaza y otros adversarios de Gómez–. Sus miembros eran de
ideología marxista y contrarios al caudillismo, cualquiera que fuese su ban-
dera. Su misión en Curazao era articular un sindicato entre los obreros de
las unidades petroleras, organización que se llamará Unión de Trabajadores.
Para la acción militar se aceptó la cooperación de Rafael Simón Urbina,
quien estaba en Panamá. Una vez que éste llegó, prepararon el movimiento,
y tomaron la fortaleza de la isla, capturando al jefe de su guarnición y
gobernador. Luego de requisar los escasos pertrechos que hallaron en el
arsenal, toman el barco Maracaibo, de bandera estadounidense, y parten
con sus prisioneros hacia La Vela de Coro. Allí organizan un plan de guerra
y marchan a la capital. Al encontrarse con las fuerzas del gobierno, mueren
el general Laclé y Ramón Torres, quien comandaba la compañía que iba a la
vanguardia; y, después de varios incidentes, resuelven retirarse a la sierra,
donde se van disgregando. En este intento participaron otras personas que

104 Ob. cit., pp. 206-207.

159
Cuentas Nacionales de Venezuela

tuvieron figuración de primer orden en la vida nacional, entre ellos Ponte,


Guillermo Prince Lara, Gustavo Tejera, el capitán Alcalá, Miguel Otero
Silva, José Tomás Jiménez Arráiz, Pablo González Méndez, el general Ma-
nuel Angulo.
El detalle de la toma de la fortaleza de Curazao, del vapor Maracaibo de
la Red-D Line, de la llegada y escaramuzas en la costa coriana, de la retirada
a la sierra y de la fuga a Colombia, vía Mérida, lo expone pormenorizada-
mente Carlos Emilio Fernández en Anexo que hemos incorporado al final
del presente capítulo.

La toma del vapor Superior por Urbina

Urbina, por su parte, marcha a México, donde asalta el vapor Superior y


junto al doctor Carlos León y otros exiliados, vuelve a las costas del estado
Falcón para también ser derrotado; con él vino el doctor Miguel Zúñiga
Cisneros, quien se distanció de Urbina y, después, en precario estado de
salud, pudo regresar a Venezuela.
Fue en esta oportunidad que se remitió un telegrama a Gómez por el
jefe de las fuerzas del gobierno en que se le informó de la comida de “carne
mexicana”, por los zamuros corianos.

La invasión del Falke. Los dos caudillos de la batalla de Cumaná

La más importante operación militar contra el gobierno de Gómez, la


concibe, planea, financia y encabeza en lo militar, el almirante Román
Delgado Chalbaud. La acción culmina con la batalla de Cumaná en que
perecen el general Emilio Fernández, jefe de las fuerzas del gobierno y el
almirante Delgado, cuyas siluetas biográficas pasamos a diseñar como pri-
mer punto de este histórico acontecimiento.

Silueta biográfica del general Emilio Fernández

Para 1888, ya el joven Emilio Fernández se incorpora voluntariamente al


Ejército Liberal (Colombia), durante las campañas por el Magdalena, obte-
niendo por su arrojo y valentía el grado de teniente y luego el de capitán.
Contaba apenas 18 años de edad.

160
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Inquieto, lector insaciable y copartícipe del sentimiento regional andino


que soportaba los abusos del poder central, Fernández funda El Prestigio de
Occidente. Este impreso es clausurado y apresado su fundador por su oposi-
ción al régimen.
Participa junto con Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez en las campa-
ñas de 1892, contra las fuerzas legalistas y en la de 1899, que lleva final-
mente a Castro al poder. En este intermedio entre ambos acontecimientos
compartió también el exilio en Cúcuta; allí Fernández se mantuvo con el
oficio de fontanero.
Durante esta última travesía militar obtiene el grado de coronel y, luego
del estratégico e ‘insólito’ triunfo del combate en Parapara, que dirige Fer-
nández, hace que Castro lo ascienda a general.
En septiembre de 1899, cae herido en la cabeza durante la batalla de
Tocuyito pero la oportuna intervención de Gómez lo rescata de la muerte.
Ya restablecido y finalizada la “Campaña Restauradora” ocupa el cargo de
gobernador del Distrito Federal. Allí destacó por su llamado al orden en
una ciudad que como Caracas padecía de mucha violencia.
Tal era su capacidad de mando y arrojo que logra él solo dominar un
alzamiento en el cuartel El Hoyo; pero este suceso, lejos de beneficiarlo
trajo consigo la desconfianza de Castro.
Realizó diversas obras en beneficio de la ciudad aún con el bajo presu-
puesto proveniente de las escasas rentas públicas de ese entonces. También
se caracterizó durante todo su desempeño en distintos cargos por combatir
el juego de azar. Atendió con gran dedicación los desastres causados por el
terremoto que azotó a Caracas en octubre de 1900.
Pese a la desconfianza que el presidente Castro ya le profesaba fue reinte-
grado al ejército como comandante de Armas de Valencia, en la que tiene
como misión develar un complot militar contra el gobierno. Cumplida esta
labor solicita su retiro del ejército y ocupa el cargo de Administrador de la
aduana de La Guaira, pero debe huir al exilio al enterarse de la orden de
detención que en su contra había ordenado Castro por “sospechoso”.
En Curazao, jura vengarse de Castro y con este propósito intenta partici-
par en la “Revolución Libertadora” que dirigen Matos y Monagas pero no
se lo permiten por desconfianza a su pasado al lado del régimen castrista. Se
traslada a Colombia para continuar insistiendo en su promesa de venganza
anticastrista. Participa en la incursión militar de los “nacionalistas”, en te-

161
Cuentas Nacionales de Venezuela

rritorio tachirense, en 1902. Fracasa este intento por disputas internas en-
tre los líderes en plena batalla, teniendo que regresar a Colombia.
El exilio de Fernández transcurre en Colombia, Estados Unidos y Puerto
Rico, donde la estrechez económica lo obliga a trabajar duramente para
sostener a su familia.
Desalojado Castro del poder, regresa Emilio Fernández del exilio en 1909
y dada su vieja amistad con el general Gómez, ocupa casi inmediatamente
la Presidencia del estado Monagas. Según afirma su hijo Carlos Emilio Fer-
nández logra al poco tiempo ganarse la aceptación de la población, pacifica la
región y realiza obras de interés público, llevando una avenida su nombre por
decisión del Concejo Municipal de la época de Medina Angarita.
Para 1913, regresa al ejército como Jefe de la Brigada Combinada Nú-
mero 1 y más tarde, se le designa presidente del estado Carabobo, región
caracterizada por su alta hostilidad contra el régimen, tomando posesión el
14 de febrero de 1914.
Logra hacerse acompañar en el gobierno de personajes claves de la región
y, con una mezcla de autoridad y condescendencia consigue un equilibrio
que le permite gobernar en medio de las dificultades de la época.
Gómez pone a prueba su lealtad, enviándole agentes que le proponen
conspiraciones pero siempre las rechazó.
Al vencimiento de su período de gobierno en el estado Carabobo en
febrero de 1921 gozaba de gran popularidad, que según Carlos Emilio
Fernández le fue manifestada por el pueblo en las calles en varias oportuni-
dades.
En el año 1925, se encontraba residenciado en Caracas y rechaza el ofre-
cimiento de Gómez para el cargo de presidente del estado Lara.
Fue llamado nuevamente por Gómez en 1929 para enfrentar la invasión
de Delgado Chalbaud. Allí resulta gravemente herido en el puente de Cu-
maná, el 11 de agosto de 1929, y muere a consecuencia de estas lesiones.105

Reseña biográfica del almirante Román Delgado Chalbaud

Román Delgado Chalbaud llega a Caracas a fines del gobierno del gene-
ral Joaquín Crespo, recomendado a éste por su tío, el general Esteban Chal-
baud. Para 1901, ya era capitán de un viejo navío de la armada nacional.

105 Este resumen se ha elaborado con base en la obra “Hombres y sucesos de mi tierra”, de Carlos
Emilio Fernández.

162
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Aquí realiza labores de defensa en contra de los frecuentes desembarcos de


los rebeldes de la “Revolución Libertadora” que recién comenzaron.
Pese a las dificultades para maniobrar el viejo vapor que conducía, Delga-
do Chalbaud prestó grandes servicios al gobierno de entonces. Fue por ello
que se le nombró comandante del vapor Restaurador, el más moderno que
poseía el Estado, para vigilar y defender la costa oriental de Venezuela. En
ese tiempo, logró el prestigio, que en 1903, le lleva a ser nombrado Jefe de
la Armada Nacional, para apoyar las tropas de Juan Vicente Gómez en la
derrota definitiva de la “Revolución Libertadora” en Ciudad Bolívar.
En 1906, es nombrado Jefe del dique astillero y al año siguiente contrae
nupcias con doña Luisa Helena Gómez Velutini.
Delgado Chalbaud llega a establecer estrechos lazos con Gómez; llegan
ambos a ser compadres (Gómez apadrina a sus dos hijos); y llega el 19 de
diciembre de 1908, cuando Gómez desplaza a Castro del poder. Delgado
Chalbaud manifiesta su adhesión al primero.
En este mismo año funda Delgado Chalbaud la Compañía Anónima
Nacional de Navegación Fluvial y Costanera, con la que controla el mono-
polio de este tipo de transporte. Contó esta empresa, entre sus accionistas
principales, al mismo general Gómez. En este ramo de las negociaciones,
Delgado Chalbaud también se dedicó a explotar el contrato del remate de
ventas de estampillas y más tarde el monopolio de la sal. Estas actividades
proporcionaron al joven Delgado Chalbaud una enorme fortuna y con ello
crece su prestigio en la cúpula social venezolana.
En 1911, es enviado de negocios del gobierno a Europa y a su regreso es
duramente atacado por sus enemigos quienes lo acusan de haber participa-
do en tratos turbios. Esto motivó que escribiera su Por mi jefe, por mi causa
y por mi nombre, texto donde se defiende de tales ataques y declara su leal-
tad a Gómez. Sin embargo, ya estaba iniciándose en él, la idea de un lide-
razgo propio, llamado a salvar al país, eliminando a Gómez, tal como se lo
había vaticinado una adivina en París.
Comienza Delgado Chalbaud a moverse en este sentido, preparando una
conspiración pero con “mucha indiscreción y torpeza” ya que hasta su pro-
pia empresa servía de sede. Financiaba y protegía a los conspiradores que se
le adherían. Gómez se entera fácilmente de sus movimientos y le envía a La
Rotunda donde padecerá catorce años de encierro.
No obstante, enfrentó su confinamiento con entereza, aprovechando el
tiempo para adquirir una buena base cultural.
A partir de 1925, Gómez bajo la influencia de Baptista Galindo, afloja
un poco la mano y permite una amnistía de más de trescientos presos, que

163
Cuentas Nacionales de Venezuela

luego se amplió, hasta cubrir en 1927 a Delgado Chalbaud. De inmediato


se exilia en París, desde donde se pone en contacto con la oposición, para la
preparación de su famosa invasión por las costas orientales a bordo del Falke.
Muere en esta acción en el puente “Guzmán Blanco” de Cumaná en 1929.

Introducción sumaria de la invasión del Falke

El almirante Delgado Chalbaud llegó a Francia, donde se dedicó a unifi-


car la oposición y a financiar una expedición con dinero de su propio pecu-
lio. También trató largamente de conseguir dinero de Antonio Aranguren,
quien según José Rafael Pocaterra, acordó financiar una segunda expedi-
ción, que seguiría a la de Delgado una vez que éste consolidara la zona de
donde comenzaría la invasión. De todos modos, Delgado Chalbaud unificó
grandes núcleos de la oposición: Francisco Linares Alcántara, era el jefe del
Estado Mayor de la primera expedición. Antes había enviado al poeta Arve-
lo Larriva para provocar alzamientos de distracción en varias direcciones, tal
como hemos visto en anteriores líneas de este trabajo. Delgado, además,
contrató un barco en Alemania, el Falke, que llenó de armamentos y pertre-
chos, el cual llegó a La Blanquilla en agosto donde había concertado entre-
vistas con ciertos personajes –entre ellos Rómulo Betancourt– y encuentros
con otros grupos opositores. De ellos, sin embargo, sólo se incorporó Doro-
teo Flores. Luego Delgado se dirigió a “Peñas Negras”, en la costa del estado
Sucre, donde encontró a Pedro Elías Aristeguieta, con quien acordó detalles
sobre distribución y uso del armamento y un plan según el cual este último
marcharía por tierra para amanecer al día siguiente ante Cumaná mientras
Delgado atracaría allí en la madrugada para atrapar entre dos fuegos al
general Emilio Fernández, presidente del Estado. Pero Delgado tuvo que
atacar sólo y lo hizo a la cabeza de sus hombres cayendo muerto antes de
llegar al puente “Guzmán Blanco”. También murió el general Emilio Fer-
nández en esta acción. El grupo expedicionario fue derrotado y algunos de
ellos, como Linares Alcántara, lograron llegar meses después y tras muchas
penalidades a Trinidad. Pocaterra huyó en el Falke a Barbados. Entre tanto,
Pedro Elías Aristeguieta llegó tarde a la cita; sin embargo, tomó Cumaná, a
la que tuvo que evacuar ante el ataque de las tropas gubernamentales. Lue-
go fue herido en la batalla de Santana, siendo llevado a Carúpano, donde
murió.

164
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Planificación y ejecución del proyecto, acciones de guerra y epílogo de la


fracasada expedición del Falke

Los siguientes párrafos, se contraen a los acápites señalados en el subtítu-


lo de esta sección. La narrativa se basa en fuentes idóneas de ambos lados de
la contienda. Buena parte de estas referencias se encuentran en la obra de
Carlos Emilio Fernández Hombres y sucesos de mi tierra, el cual no obstante
haber combatido en el ejército del gobierno, guarda una encomiable im-
parcialidad en toda su exposición y en el uso que hace de documentos y
narraciones de personajes de la revolución.

La planificación de la expedición del Falke

Según las memorias del coronel Mc Gill

El resumen que hace Carlos Emilio Fernández, de esta parte de “Las


memorias”, es de sumo interés para el cabal conocimiento de la planifica-
ción y ejecución de la misma en el curso de la invasión acaudillada por el
almirante Delgado Chalbaud. Dice al efecto:

En las memorias inéditas de este militar chileno aparecen detalles poco conocidos
sobre la primera y segunda expedición. Se acordó el ataque a Cumaná y la ocupa-
ción de la zona oriental del país, como base o cabeza de puente para el levantamien-
to general.
El avance a Cumaná debería iniciarlo Pedro Elías Aristeguieta, partiendo con sus
fuerzas de “Peñas Negras” y atacando a la ciudad por Santa Inés. Una vez empeñada
la acción y enfrentadas sus fuerzas a las del general Emilio Fernández que defendía
la plaza de parte del gobierno –continúa relatando el coronel Mc Gill– el general
Román Delgado Chalbaud llegaría al Manzanares, desembarcaría sus tropas y ocu-
paría la plaza sin mayor esfuerzo, atacando por Altagracia, ya que las tropas del
general Fernández estarían comprometidas combatiendo por el otro lado. En tal
situación, a este general no le hubiese quedado otro recurso que rendirse o exponer-
se a un sacrifico inútil.
Ocupada la región oriental, saldría de Europa la segunda expedición, con armamen-
tos y fuerzas muy superiores, incluyendo artillería, aviones, etc. En ella vendrían
todos los miembros de la Junta Revolucionaria y un grupo de mercenarios alema-
nes, expertos en el manejo de las diferentes armas, que más tarde servirían de
instructores. Esta expedición debería ser conducida hasta Venezuela por el jefe que

165
Cuentas Nacionales de Venezuela

se designó en París, coronel Samuel Mc Gill y sólo requería que se pagasen total-
mente las sumas necesarias para cubrir ambas operaciones, cosa fácil de hacer si
tenía éxito la primera invasión.
Fue designado el general Régulo Olivares como Jefe de Operaciones en Occidente
y se le enviaron instrucciones para que se pusiese de acuerdo en Cúcuta con el
general Juan Pablo Peñaloza y ambos invadieran por la frontera colombiana del 9 al
10 de agosto, con toda precisión.106

El general Olivares, al decir de Carlos Emilio Fernández, no asumió la


Jefatura del frente occidental “porque no le gustaba la junta”.
La Junta despachó a Jugo Delgado el 23 de julio de 1829 para Nueva
York “(...) en preparativos para la segunda expedición” y al doctor Atilano
Carnevali para Santo Domingo para que preparara la expedición con miem-
bros del grupo ARDI, para esperar en La Blanquilla del 1 al 8 de agosto.
La partida de París rumbo a Danzig se verificó el 14 de julio día de la
fiesta nacional de Francia. El 13 se habían reunido en Fontainebleau:

... el general Delgado Chalbaud, José Rafael Pocaterrra, el coronel Samuel Mc Gill,
el general Francisco Linares Alcántara, el general Doroteo Flores, el Comandante
de Marina Guillermo Egea Mier, el capitán de Artillería Luis Rafael Pimentel, el
capitán de Infantería Francisco Angarita Arvelo, el capitán de Caballería Carlos
Mendoza. Además estaban Luis López Méndez, Edmundo Urdaneta, Carlos Julio
Rojas, Rafael Vegas, Juan Colmenares, Armando Zuloaga Blanco, Julio Mc Gill,
Carlos Delgado Chalbaud y Julián Grafticux. Al día siguiente, 14 de julio, fiesta
nacional de Francia, Alejandro Ibarra condujo a todo el grupo en un autobús de
turismo, desde Fontainebleau hasta la estación del Norte de París, de donde fueron
despachados a las 12m., para Danzig, vía Berlín, permaneciendo únicamente en
París el general Román Delgado Chalbaud y José Rafael Pocaterra, ultimando los
preparativos con el coronel Mc Gill, tomando el expreso París-Berlín a las 3 pm. El
lector se dará cuenta de que todo era hasta entonces propicio a los expedicionarios,
pues del 14 de julio en adelante salen de París a veranear cuantos tienen medios para
hacerlo y tal había ocurrido con los representantes diplomáticos de Venezuela. El
ministro César Zumeta y el Primer secretario habían salido para Vichy, y en cuanto
a otros miembros de la legación, y familiares del general Gómez, casi nunca iban a
la cancillería y se encontraban en playas elegantes. Por otra parte, el grupo que salió
con Alejandro Ibarra, no despertaba sospecha alguna, por ser éste agente de turis-

106 Ídem, pp. 303-304.

166
Cuentas Nacionales, 1915-1935

mo. El último informe que recibió el gobierno de Gómez de la legación en París


aseguraba que Delgado Chalbaud permanecía en la ciudad.
Armando Zuloaga Blanco, nieto del autor de Venezuela Heroica, abandona su cómo-
da posición de estudiante rico en París y, animado de los más puros ideales de
juventud, se une a sus camaradas universitarios Rafael Vegas, Juan Colmenares y
Julio McGill.107

En Danzig se reunieron los expedicionarios con el general Delgado:

En la ciudad libre de Danzig aguardaban en calidad de turistas, conducidos por


Alejandro Ibarra, a visitar la exposición de Polonia que para esos días se celebraba en
Varsovia. Delgado Chalbaud y Pocaterra llegaron a poco, acompañados de Félix
Kramarsky, socio representante de la firma que les había suministrado los fondos de la
expedición, y el teniente instructor alemán Frank Zucal, quien se haría cargo de las
ametralladoras. Todos permanecieron en la ciudad de Danzig hasta el 18 en la noche,
saliendo separados en varios grupos para no llamar la atención, el 19 en la mañana.108

El 19 de julio ya estaban todos a bordo del Falke. Zarparon a las nueve y


media y ya estaban en el mar del Norte el 21 de julio:

A pesar del mal tiempo se dio la orden general de celebrar el 24 de julio a bordo,
siendo bautizado ese día el barco con el nombre de “General Anzoátegui”. El 25
dejan atrás a Europa y el 28 están frente a las Azores. Una vez pasadas las Azores, se
dedican a inspeccionar y limpiar. Bajo la dirección del teniente Frank Zucal se
fabricaron trípodes para las ametralladoras, a las cuales por imperdonable descuido
faltaban piezas y se procedió a dar instrucción militar a los civiles que carecían de
experiencia.109

Muy temprano, el 7 de agosto, avistaron La Blanquilla:

Destacada una comisión a tierra, hizo preso al celador Fernando Rodríguez, quien
interrogado por los generales Delgado y Alcántara, declaró que el último guardacos-
tas del gobierno le llevó provisiones hacía más de un mes y que tres días antes había
visto una goleta dando bordadas, que a poco se había internado en el mar. Se ordenó
traer a bordo provisiones frescas y comprar unos cuantos chivos de los que había en

107 Ídem, p. 305.


108 Ídem, pp. 307-309.
109 Ídem, pp. 309.

167
Cuentas Nacionales de Venezuela

la isla e inutilizar cualquier embarcación que se encontrara, a fin de que nadie


pudiera escapar y dar aviso a las autoridades en Margarita o en tierra firme. Final-
mente hallaron oculto un bote cuyos tripulantes no se atrevían a acercarse, hasta
haber identificado el barco, por temor a que pudiera ser del gobierno.
En él estaban los comisionados de Aristeguieta con correspondencia. En su carta
Aristeguieta indicaba que la plaza más propicia para atacar era Cumaná, pues aun
cuando allí había un jefe como el general Emilio Fernández, él podía caerle por
retaguardia, con sus 300 hombres bien armados, mientras Delgado Chalbaud lo
atacaba por el frente, conforme a lo planeado en París, contando además con
numerosas conexiones dentro de la misma plaza de Cumaná, la cual, una vez
dominada, proporcionará recursos morales y materiales suficientes para ocupar a
Barcelona y proceder a la toma de Carúpano.
Todo el día 8 se empleó en aprovisionar el barco, hasta que a eso de las 5 de la tarde
se anunció una vela; resultó ser una goleta con motor auxiliar, la Ponemah cuyo
capitán, Roselino Pérez, conducía desde Puerto Rico al coronel David López, al
doctor Andrés Gutiérrez y a los oficiales Morales-Carabaño y Frontado.
A la media noche fueron despachados los comisionados de Aristeguieta en la misma
embarcación en que habían llegado a la isla. Dándole cita para el 10 de agosto, al
amanecer, en “Peñas Negras”, al arribo de la Península de Araya. A bordo del Falke
quedó un práctico margariteño para evitar perder la ruta. El día 9 fue despachada la
goleta Ponemah, que había traído al general Carabaño y a sus ocupantes, con 200
fusiles “Máuser” debidamente arreglados, con correajes, cartucheras, etc., y 50.000
cartuchos en peines de 5 tiros, destinados este armamento al general Francisco
Gutiérrez, quien se levantaría en Güiria.
Tomada Cumaná caerían fácilmente Barcelona y Carúpano, y el Falke se aprovisio-
naría de carbón en Guanta, utilizándolo para incorporar al ejército todos los secto-
res de la costa oriental, a fin de hacerse fuerte en los puertos ocupados, los cuales
serían de base para el desembarco de la segunda expedición. Se contaba también
con que los Generales de Occidente, Baptista y Peñaloza, al invadir, atraerían la
atención del enemigo facilitando la organización de las tropas en Oriente.110

De La Banquilla, el Falke fue a “Peñas Negras”. Allí, el capitán Luis Ra-


fael Pimentel, adiestró a los guaiqueríes de Pedro Elías y Francisco de Paula
Aristeguieta en el manejo de los fusiles “Máuser” entregados en número de
305, con 40.000 cartuchos en las respectivas 305 cartucheras.
120 hombres (hay otra versión de tan sólo 75 fueron embarcados en el
Falke). A las cinco de la mañana del 11 de agosto, atracó el Falke en el

110 Ídem, pp. 311-312.

168
Cuentas Nacionales, 1915-1935

muelle de Cumaná. La fuerza expedicionaria se dividió en cuatro columnas,


cuyos jefes fueron Doroteo Flores, Francisco Linares Alcántara, el general
Carabaño y la comandada por el propio almirante Delgado Chalbaud.
Del lado del gobierno, Carlos Emilio Fernández da cuenta de los prepa-
rativos y la acción militar de su padre en esa mañana del 11 de agosto de
1929.
Gómez, el día 7, había remitido un telegrama circular a los presidentes
de los estados orientales advirtiéndoles de la posibilidad de un desembar-
que revolucionario, comandado por Delgado Chalbaud, en algún punto de
las costas de oriente.
Carlos Emilio Fernández, dice que:

La guarnición de Cumaná, mutilada por las bajas del reciente terremoto y las
‘imaginarias’ que acostumbraban tener los jefes militares de la época, contaba para
agosto de 1929 con solo cien hombres, jóvenes reclutas en su mayor parte. Descon-
tada la guardia que permaneció en el Castillo de San Antonio y los retenes que
guardaban las bocacalles, en el Puente Guzmán Blanco únicamente había sesenta
hombres de tropa.111

Fernández afirma igualmente que el armamento era viejo e inferior en


calidad al de los invasores.
El 10 de agosto el general Fernández es alertado por Luis Rodríguez,
dueño de un tren de pesquería de trescientos hombres, quien informa que
sus hombres habían sido reclutados por gente armada para atacar al gobier-
no. Las medidas tomadas por el general Fernández son relatadas por su
hijo.
“No teniendo ya la menor duda de que algo se fraguaba y de que podía
ser sorprendido, ordenó mi padre regresar a la ciudad para prepararse a
cualquier evento. De paso se detuvo en la aduana de Puerto Sucre”.
La posición de combate la toma el general Emilio Fernández y afirma:
“(...) tenemos que batirnos al detal, pues no puedo creer que sean tan tor-
pes para atacarnos por un solo frente”.
Carlos Emilio Fernández relata:

El general Emilio Fernández da la orden de no disparar hasta que el enemigo esté a


menos de trescientos metros. Comienzan a verse los pelotones de los atacantes, que

111 Ídem, p. 314.

169
Cuentas Nacionales de Venezuela

avanzan por la llamada Calle Larga o Avenida Bermúdez, hacia el puente, pudiendo
ahora notarse que sus banderas tienen los colores diagonales en vez de horizontales.
Daban la impresión, por la manera de avanzar en filas cerradas, de que creían
encontrar ninguna o muy poca resistencia, como hasta entonces les había ocurrido
en la aduana y en la planicie de “El Salado”.
Tan pronto como nos divisaron comenzaron a abrir un fuego nutrido que hacía
saltar el cemento de las barandas del puente y caer muchas hojas de un gran
tamarindo que se encontraba detrás.
Desde nuestras filas no salió un solo disparo, pues no había cartuchos para desper-
diciar. Los bisoños soldados permanecían con los rostros contraídos detrás de las
miras de sus fusiles, lanzando de vez en cuando miradas nerviosas a mi padre que
ocupaba el centro de la barricada. Cuando estuvieron a menos de trescientos
metros de nosotros, se oyó su voz potente dar el grito de ¡Fuego! Generalizándose
entonces el combate. A las pocas descargas, observé que muchos de nuestros solda-
dos abandonaban el fusil en el suelo y se retiraban a guarecerse en la acera lateral.
Examiné rápidamente uno de aquellos fusiles abandonados y pude entonces darme
cuenta que estaban ‘enconchados’, o sea inutilizados por haberse roto el cartucho
dentro de la recámara. En nuestras filas había ya varios heridos, pero la moral de la
exigua tropa se mantenía alta ante la actitud de mi padre y de algunos oficiales que
no cesaban de animarla con sus voces de mando. Muchos de los atacantes se
escudaban con los salientes de las ventanas o en los zaguanes, mientras otros caían.
Sin embargo, un numeroso grupo seguía avanzando detrás de un abanderado que a
pesar de la distancia se distinguía por su uniforme. Este grupo logró llegar casi al
otro extremos del puente, protegidos por su curvatura, escasamente a unos ochenta
metros de nosotros, sitio donde cayó el abanderado, disolviéndose a poco el grupo.
Mi padre que siempre esperaba ser atacado por alguno de los flancos, quiso aprove-
char el momento de flaqueza en los contrarios para batirnos rápidamente y quedar
en condiciones de enfrentarse a un nuevo ataque. En esos instantes recibió su
primera herida, cuando se encontraba fuera de la barricada, ordenando cargar sobre
el enemigo.
Al verle con el hombro teñido de sangre, sin que intentara retirarse del fuego, corrí
hacía él, abandonando la posición al lado del capitán Emiro Hernández, desde
donde disparábamos sobre los contrarios y al descubierto me lancé al centro del
puente, sin otra idea que auxiliarle y hacerle retirar de tan expuesto sitio. No lo
logré. Apenas puse mi mano en su espalda, sentí que su sangre corría por mi brazo,
cuando una bala de fusil me atravesó el pecho, derribándome a sus pies.112

112 Ídem, pp. 334-335-336-337.

170
Cuentas Nacionales, 1915-1935

El general Emilio Fernández recibió dos heridas, la segunda le partió los


vasos del corazón, muriendo poco después, Carlos E. Fernández estampa
los relatos de algunos que tomaron parte en el ataque revolucionario, los
cuales transcribimos de seguida, para terminar de cuadrar los distintos pun-
tos de vista sobre el desarrollo de la acción.

Relato del coronel Carlos Mendoza

Carlos Mendoza y Raúl Gómez, en informe que extractamos presentado


a bordo del Falke y entregado a Pocaterra momentos antes de la huida,
dicen lo siguiente:

Embarcamos las columnas en sus respectivas chalupas y botes, fueron remolcados


hasta cien metros de distancia del muelle de Cumaná, donde fondeó el barco,
siguiendo a remo a cumplir sus misiones. Delgado Chalbaud, con la columna de
reserva y dos ametralladoras, desembarcó a las 5 am en la punta del muelle. Dio
orden de avanzar sin disparar un tiro, la columna Nº 1, que constituía la vanguardia,
bajo las órdenes del general Doroteo Flores, vióse precisada a lanzarse con el agua
al pecho, para avanzar con mayor rapidez, lográndolo así. En ese momento rompie-
ron los fuegos las fuerzas enemigas apostadas en el edificio del Resguardo. La
columna Flores por el flanco izquierdo y la del general Román Delgado, que iba por
la mitad del muelle, respondieron. A poco el Resguardo quedó silenciado, huyendo
los supervivientes. Concentradas las columnas, el general Delgado Chalbaud orde-
nó internarnos en la ciudad. Al empezar a practicar la operación, descendieron por
la calle real varios automóviles cargados de tropa enemiga, que a distancia de una
cuadra rompieron los fuegos. Emplazadas las ametralladoras al mando del capitán
Frank Zucal, eficazmente barrieron al enemigo.113

Relato del general Doroteo Flores

El general Doroteo Flores, hace un relato muy interesante, en carta


dirigida desde Trinidad a José Rafael Pocaterra:

En el trayecto de la aduana al pueblo, hay unas ruinas donde yo coloqué algunos


hombres. Detrás de mí llegaba Alcántara y le dije: “Vamos a hacernos fuertes aquí”.
Cuando le decía estas palabras oía la voz de Delgado que venía en esta misma
dirección y me decía: “¡Flores! No hay que cambiar tiros”. A lo cual contesté

113 Ídem, pp. 341-343.

171
Cuentas Nacionales de Venezuela

invitándole a quedarnos allí, pues no hacía diez minutos que nos estábamos batien-
do, y que yo creía discreto esperar en aquella posición a que Aristeguieta rompiera
sus fuegos, de acuerdo con lo convenido. Delgado no tomó en cuenta mi indicación,
sino que dirigiéndose a Alcántara le dijo: “Tome esta bandera”, a lo cual respondió
Alcántara: “Yo no cojo bandera”, y entonces Delgado, quien llevaba la bandera, me
mandó otra con un abanderado, diciéndome de nuevo: “No hay que cambiar tiros.
¡Vámonos al puente!”. Avanzamos pues, en el orden siguiente: Delgado en el centro;
Mendoza a su izquierda, acompañado de Urdaneta, Rojas, Zuloaga y otros más. A
la derecha marchaba yo, seguido de Castro quien estaba un poco a mi izquierda. Ya
Angarita había sido herido en el trayecto de las ruinas del pueblo. El fuego del
enemigo no cesaba, haciéndonos bastantes bajas en los que marchaban siguiéndo-
nos como a una cuadra. Ya en el puente me gritaba Delgado: “es Pedro Elías” y yo
le contesté: “No, general, es el enemigo atrincherado en el otro lado del puente el
que nos hace fuego”. A poco me tumbaron, diciéndome Delgado: “! Lo han tumba-
do General!” y parándome como pude, contesté “Lo que siento es que mis heridas
son de las ametralladoras nuestras”. Entonces Delgado ordenó al capitán Urdaneta
que fueran a buscar las ametralladoras. Éste salió enseguida a cumplir la orden.
Instantes después caía Delgado y oí la voz de Mendoza que decía: “ Lo han matado,
mi general!”. Herido como estaba, me retiré hacia la esquina próxima y en la otra
cuadra encontré a Carabaño y Alcántara, a quienes les dije: “Vamos con las ametra-
lladoras a sacar al general Delgado”. A lo que contestó Carabaño: “Las ametrallado-
ras no sirven”; las vi entonces con las fajas cortadas, sobre las aceras. Pregunté por
el jefe de ellas, a lo que contestó Alcántara: “Está herido, pero éste va a...” señalando
con el revólver al tercer oficial de a bordo. Me interpuse entre ambos para impedir
una violencia inútil. En ese momento venía Zuloaga por la acera opuesta y, al tratar
de atravesar la calle, cayó en la misma acera, muerto de un tiro en la parte posterior
de la cabeza. Entonces grité: “!Vamos a coger el cementerio!”. Tratamos de organi-
zar un grupo con que hacerlo entre los hombres que estaban con nosotros, pero
vista la imposibilidad, fuimos desarmándolos y dando los fusiles a los hombres del
pueblo que voluntariamente estaban de nuestro lado. Al fin salieron organizados
Alcántara, Vegas, el tercer oficial a bordo, Colmenares y Urdaneta, quien estaba
herido desde el ataque al puente y quedó en una de las casitas del trayecto. Se
prescindió de la ocupación del cementerio y emprendimos la marcha hacia donde
creíamos que venía Aristeguieta, a quien ya habíamos despachado dos comisarios
para que nos dijera que vía traía. En esta marcha nos salió al encuentro un Jefe Civil,
con quien nos hicimos unos tiros; allí se dispersó el tercer oficial de a bordo y se
quedaron las ametralladoras. Atravesamos el Manzanares y seguimos la marcha por
la otra parte de pueblo, viendo las tropas del gobierno que nos perseguían. Ya en las
afueras de la ciudad mandó Alcántara un propio a Pedro Elías, diciéndole que yo

172
Cuentas Nacionales, 1915-1935

estaba herido y que necesitábamos bestias. Serían más o menos las 11 del domingo;
allí nos quedamos; me pusieron un poco de yodo en mis heridas y como a las 12
oímos unos tiros salteados. Hacia las 6 de la tarde salimos con rumbo a Caigüire
pero no llegamos sino a El Peñón, por ser más inmediato, donde estuvimos hasta las
10 pm. Embarcándonos entonces para el lugar (no recuerdo el nombre) donde se
embarcó Pedro Elías cuando venía para Cumaná. En dicho punto dormimos, dis-
puestos para seguir al día siguiente para “Peñas Negras”, porque suponíamos que el
vapor estaría allí. (Ahora recuerdo el nombre del lugar donde se embarcó Pedro
Elías: La Angoleta). De este sitio, La Angoleta, seguimos hacia Taguapire. Ya no
éramos sino cuatro: Alcántara, Vegas, Colmenares y yo. No habíamos recibido
ninguna contestación de Pedro Elías y ninguna información del vapor. En la noche
tomamos un bote de remos y desembarcamos en Puerto Nuevo, donde permaneci-
mos cuatro días. Estando en Puerto Nuevo supimos que el martes 13 de agosto fue
tomada la plaza de Cumaná por fuerzas del general Agustín Rodríguez y que más
tarde llegó Pedro Elías a dicha plaza. Entonces resolvimos regresar a Taguapire, para
incorporarnos a la revolución, pero en Taguapire tuvimos la noticia de que ya la
plaza estaba ocupada de nuevo por el gobierno, por lo que seguimos buscando la vía
de Cariaco. En el trayecto encontramos la casa del general Ricardo Fuentes y allí se
nos incorporó Francisco de Paula Aristeguieta, quien nos fue en lo sucesivo muy
útil, pues debido a sus amistades encontró baquianos, comida y dinero, hasta el
punto de ponernos en capacidad de abandonar aquellas regiones donde se nos
perseguía con actividad. En aquellas regiones vivimos, si esto puede decirse vivir,
cuatro largos meses”. Hasta aquí el relato de Doroteo Flores.114

La descripción de Urdaneta Auvert

En la marcha a Cumaná, la noche del 10 al 11 de agosto, Urdaneta dice:

A las tres de la mañana una franja de oro rutila en el horizonte. ¡Es Cumaná, la
primogénita! Los pechos se ensanchan. Se distribuye la “orden de desembarco”: La
Vanguardia, al mando del general Flores, teniente coronel Aristeguieta Arvelo, y
teniente Raúl Castro; el centro, comandado por los generales Linares Alcántara,
jefe del Estado Mayor y Rafael María Carabaño, teniente coronel López Méndez,
capitanes Rafael Vegas y Pérez Frontado y teniente Julio McGill Sarría y Frontado;
y la Reserva, al inmediato mando del general Román Delgado Chalbaud, teniente
coronel Carlos Mendoza, capitanes Carlos Julio Rojas y Urdaneta Auvert, teniente

114 Ídem, pp. 341-345-346-347.

173
Cuentas Nacionales de Venezuela

Armando Zuloaga Blanco y el suboficial alemán Frank Zucal, encargado de las


ametralladoras. Las 4.30 am serían poco más o menos cuando el vapor ancló en la
rada de Cumaná. Luego partirían las lanchas conduciendo las columnas de Flores y
de Linares Alcántara. Después el bote con Delgado Chalbaud y compañeros, a los
cuales se habían unido espontáneamente el Tercer Oficial y dos mesoneros: alemán
el primero, polacos los otros. Antes de llegar nuestro bote al muelle comenzó el
tiroteo. Tropas del gobierno situadas en la aduana atacaban a la vanguardia y centro
revolucionarios. El joven Frontado, abanderado de la segunda columna paga con la
vida su amor a la libertad. Se generaliza el combate; el gobierno es desalojado de sus
posiciones y el cuerpo de reserva, por la impetuosidad del director de la Guerra, se
confunde con los otros cuerpos y entraba al fuego seguidamente. Acaloradas pala-
bras entre los generales Delgado Chalbaud y Doroteo Flores. Intrepidez de este
guerrillero venezolano... Continúa la lucha. ¡Y en los mil seiscientos metros de la
‘Calle Larga’ van quedando, cara al cielo o de bruces contra la tierra nuestra los
infelices ‘soldados desconocidos’ de todas las guerras! Cerca ya del puente, y casi
simultáneamente son heridos Angarita, Carlos Julio Rojas, Rafael María Carabaño,
Luis López Méndez, Pérez Frontado y Julio McGill, Delgado Chalbaud al tomar de
manos de Angarita herido el pabellón de la patria y caminar un poco más, ¡cae
siempre envuelto en los pliegues de nuestra bandera y en su propia gloria!... El
general Emilio Fernández, presidente del estado Sucre y jefe de las tropas del
gobierno, es mortalmente herido al brincar, temerariamente, fuera de la trinchera,
Doroteo Flores, en la extremidad derecha del puente, combate serena y valiente-
mente... Flores ordena el avance de las ametralladoras. En cumplimiento a tal
orden, regreso al sitio donde se encontraban aquéllas. En el trayecto, algo menos de
una cuadra, tropiezo con Armando Zuloaga que, impávido, las manos sobre el fusil,
contemplaba el desarrollo del combate. Lo empujé hacia una bocacalle. Hablamos
brevemente, para continuar juntos la marcha. En dos saltos cruzó la calle peligrosa,
y el bueno de Armando, al tratar de hacer lo mismo, es alcanzado por una de las
últimas balas, regando con su sangre generosa y joven el fatal sitio donde ya habían
sido heridos la mayoría de nuestros compañeros. Mientras comunico al Jefe del
Estado Mayor lo ordenado por Doroteo Flores, el suboficial alemán encargado de
las ametralladoras, es herido en un hombro. Linares Alcántara se dirige al general
Carabaño, quien aconseja la retirada. Llega Flores, y dándose cuenta de la situación,
me ordena tomar diez hombres y dirigirme al cementerio. Al efectuar esto, encuen-
tro a Francisco Angarita y al doctor Carlos Julio Rojas heridos; el primero con una
pierna rota; el otro con un balazo en el abdomen. Éste, sediento me pide agua.
Vacilo, pero le entrego mi cantimplora. No pudiéndose ayudar personalmente,
ruego a un grupo de cumaneses que se encontraban en la esquina opuesta, les
presente los cuidados del caso. Llego al cementerio con el pelotón. A poco se

174
Cuentas Nacionales, 1915-1935

incorporan los generales Alcántara y Flores con los oficiales Vegas y Colmenares.
Insinúo la conveniencia de ir a bordo, Flores se encapricha en hacer la “guerra de
guerrillas” y después de perder el tiempo en inútiles charlas al respecto, el exFalke, que
hasta entonces estaba fondeado y a cuyo bordo hemos podido ir, sale del puerto.115

Carlos E. Fernández relata que después de la muerte de su padre, el


capitán Emiro Hernández:

Se pone a la cabeza de un pelotón y abandona las posiciones del Puente Guzmán


Blanco, donde permanecían las fuerzas del gobierno después de la muerte de su
padre, cruza el ‘Manzanares’ hacia el barrio de ‘Altagracia’ y dispersa a los pocos
combatientes que aún quedaban.116

Luego señala el estado en que, quedaron las calles después del combate:

Al otro extremo del puente, a menos de cien metros de donde cayó mi padre, fue
hallado el cadáver de un hombre uniformado, con anclas de marina al cuello de la
guerrera, tendido de cara al cielo; al cinto llevaba una pistola Parabellum de campa-
ña y a su lado la bandera tricolor. Al ser examinado, presentaba una herida de fusil
en el costado derecho, a la altura del cinturón. El teniente Arturo Briceño Delgado,
de las fuerzas del gobierno, reconoció inmediatamente a su primo, el general Ro-
mán Delgado Chalbaud.
A todo lo largo de la avenida Bermúdez se encontraron muchos muertos y heridos,
así como también numerosos pertrechos de guerra y algunas banderas tricolores,
lujosamente bordadas, con las siguientes leyendas: ‘Honor y Patria’ de una cara y al
reverso ‘Libertad y Justicia’; debajo, el número del batallón. Los colores diagonales,
en vez de horizontales.
Más tarde recibí la triste noticia de que entre los cadáveres había sido identificado
por su carnet de estudiante de la Soborna, el de aquel excelente amigo y compañero
universitario que se llamó Armando Zuloaga Blanco, caído como los mejores y a
quien sólo habían lanzado en aquella aventura nobles sentimientos ajenos a toda
ambición personal. Otro estudiante que recibió una herida combatiendo valiente-
mente, fue Julio McGill Sarría, el hijo mayor del coronel McGill, a quien los
compañeros universitarios apodaban cariñosamente “La Paraulata”, por sus largas
piernas y su figura un tanto desgarbada. Lo trasladaron a la Cruz Roja junto con
otros heridos, donde todos recibieron esmerada atención por parte de los médicos

115 Ídem, pp. 347-348-349.


116 Emilio Fernández, ob. cit., pp. 350.

175
Cuentas Nacionales de Venezuela

y de algunas damas de la sociedad cumanesa, ¡Jamás pasó por mi mente, durante el


calor del combate, que en las filas contrarias pudieran encontrarse viejos compañe-
ros universitarios!.117

La causa de la demora de Pedro Elías Aristeguieta y Luis Rafael Pimentel:


Muchas son las conjeturas hechas acerca del retardo de Pedro Elías Ariste-
guieta y los suyos, ya que se trataba de gente del lugar, muy conocedora del
terreno, circunstancia que hace difícil creer que pudieran extraviarse en una
estrecha faja del terreno como era la que tenían que cruzar. Algunos llegan
hasta atribuirlo a la rivalidad regionalista, muy acentuada en la época, que
hacía mirar con desconfianza la jefatura de Román Delgado Chalbaud, por
ser éste andino, resultando mejor dejar que se estrellara sólo contra Emilio
Fernández
Francisco de Paula Aristeguieta y Luis Rafael Pimentel, en sus declaracio-
nes posteriores, justifican esta grave falta militar, explicando que los “ba-
quianos” encargados de guiarlos hasta Caigüire, se extraviaron y perdieron
varias horas en encontrar de nuevo el camino.

El segundo ataque a Cumaná

A la una del día revientan los fuegos de Aristeguieta y Pimentel, el cual


fracasa por caer herido este último con una pierna partida. Los refuerzos de
los generales Agustín Rodríguez y Pánfilo Castro, llegan el 1º en la tarde a
auxiliar a los rebeldes. Las tropas del gobierno, estaban diezmadas. Lo que
permitió la toma de Cumaná por Rodríguez y Castro, y luego por Ariste-
guieta. El general Tovar Díaz, que se había refugiado en el castillo de San
Antonio, partió de noche hacia Barcelona al abrigo de la oscuridad.

Los hechos posteriores los relata Urdaneta Auvert:

En la tarde del martes 13 de agosto, cuando las tropas comandadas por Agustín
Rodríguez y Pánfilo Castro ocuparon a Cumaná, Urdaneta Auvert, el francés Graf-
tieux y el oficial alemán resolvieron abandonar su escondite y bajar a la ciudad,
donde fueron recibidos por Pedro Elías Aristeguieta. A las once de la noche, las
tropas revolucionarias evacuan la población, uniéndose a ellas todos los heridos
leves de la mañana del 11 de agosto, entre ellos el general Carabaño; doctor Carlos

117 Ídem, pp. 350-353.

176
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Julio Rojas, Julio McGill Sarría, López Méndez y Roseliano Pérez Frontado. Los
heridos de gravedad, entre ellos Pancho Angarita y Luis Rafael Pimentel, ambos con
una pierna destrozada, imposibilitados para moverse, tuvieron que permanecer en
la Cruz Roja.

Marigüitar fue el punto de reunión de todas las tropas rebeldes, de don-


de se dirigieron enseguida a San Antonio del Golfo, a la mayor velocidad
posible de las piraguas donde se embarcaron. Una vez en tierra se reorgani-
zaron formando tres cuerpos: vanguardia, al mando del coronel Faustino
Abreu; centro, al mando de los generales Agustín Rodríguez y Pánfilo Cas-
tro; Impedimenta y retaguardia, al de Pedro Elías Aristeguieta y el coronel
Guzmán. En esta formación continuaron la marcha hacia Santa Ana, adon-
de llegaron el 21 de agosto.

El cansancio y el hambre nos rindieron –continúa relatándonos Urdaneta Auvert–


a poco nos despiertan fuertes detonaciones, cerradas descargas. ¡El enemigo! ¡El
enemigo! ¡Doble sorpresa! Ni ellos sabían que nosotros acampábamos allí, ni que
fuerzas del gobierno venían pisándonos los talones. Pedro Elías Aristeguieta salta de
la hamaca y marcha al lugar del fuego. Carabaño, de pie en el corredor de la casa,
impávido, dirige el combate. Minutos después Lorenzo Rodríguez y otro traen a
Pedro Elías herido. Una bala habíale penetrado por la ingle. La hemorragia es
inextinguible. Juan de Dios Gómez Rubio y yo, hicimos cuanto se nos ocurrió y
estaba a la mano para detener la efusión de sangre. ¡Nada! Con unas pequeñas
tablas, por último, ligamos la parte herida, logrando así detener la hemorragia.
Entre tanto arreciaba la lucha, nuestros hombres caían unos tras de otro. Los
“guaiqueríes” en este día demostraron valor a toda prueba y una adhesión por Pedro
Elías Aristeguieta digna de todo encomio. Después de más de tres horas de furioso
combatir, empezamos a perder terreno, a ceder. Carlos Julio Rojas y Morales
Carabaño abandonan la casa; lo mismo hacemos luego Mc Gill y yo, deslizándonos
hacia una hondonada, desde donde oíamos el tiroteo y los gritos de los combatien-
tes. Una hora más tarde y cuando todo lo creíamos perdido, intensas descargas de
nuestros fusiles –conocidos por la diferencia en la detonación– nos hace cobrar
esperanzas. Es el ataque de los coroneles Guzmán y Matheus. Éstos, en la mañana,
habían sido destinados a despejar el campo de un cuerpo volante enemigo que nos
quitaba en los poblados comida y agua. Debido a esta circunstancia, las fuerzas del
gobierno, comandadas por los generales José del Rosario González y Espinoza, son
completamente batidas. En nuestro poder cayeron todos los pabellones –insignias
del Batallón “Sucre”–; los de Las Sagradas “Gómez” y “Maracay”; las ametrallado-
ras; el cañón; las cajas y cornetas, y considerable número de “máuseres”. También

177
Cuentas Nacionales de Venezuela

gran cantidad de prisioneros. Los numerosos heridos y muertos –doscientos o más


de estos últimos– demuestran, por los efectivos que entraron en fuego, la intensidad
y fiereza de la lucha. A las cinco de la tarde todo estaba concluido. Carabaño ordenó
recorrer el campo y como a las seis y media marchamos en dirección a “El Pilar”.
Noche horrible que pasamos a lomo de mula y cuyo recuerdo jamás se borrará de mi
memoria. Después de mil penalidades y sobresaltos llegamos por la madrugada al
nombrado pueblo... Por la mañana fuimos informados que el Falke había sido
aprehendido en Trinidad, después que los que permanecieron a bordo y la tripula-
ción botaron el parque. Además, que considerables fuerzas del gobierno, al mando
del general Pedro Alcántara Leal, bloqueaban todas las costas orientales. La fuga era
imposible. En vista de ello, el general Carabaño y demás oficialidad revolucionaria,
resolvieron pedir una capitulación, a cuyo objeto fueron destinados como “parla-
mentarios” Juan de Dios Gómez Rubio y yo (Urdaneta Auvert) en compañía del
cura español Venancio Fenosa fuimos en automóvil a entrevistarnos con los jefes de
las tropas del gobierno. En “El Rincón” nos damos cuenta de que el destacamento
gubernamental allí colocado, había marchado a cercarnos, dejando sólo y a merced
nuestra al general Espinoza. El pueblo, todo de nuestra parte, nos indica esa cir-
cunstancia; pero nosotros, ¡qué podíamos hacer! Junto con Espinoza, quien iba
vuelto un energúmeno contra su jefe y sus tropas, seguimos en solicitud del general
José Rosario González. A éste lo encontramos en otro pueblecito muy cercano a
Carúpano... Le impusimos de nuestra misión, rogándole enviar un comisionado a
tratar con el general Carabaño... Después de algunas consideraciones y a los reite-
rados ofrecimientos del coronel Conde, accedió que este oficial nos acompañara a
nuestro campamento. Conde fue atendido debidamente, recibiendo de manos de
Carabaño el pliego de la capitulación, redactado por el doctor Carlos Julio Rojas.
Por la tarde y en mi compañía, regresó al cuartel general de José Rosario González.
Dos días más tarde, como a las 2 pm, licenciadas la mayoría de nuestras tropas,
fuimos sorprendidos por un tropel confuso de gritos, imprecaciones y tiros... !Era la
entrada triunfal de las fuerzas del gobierno al pueblo de “El Pilar”! ¡Qué diferencia
entre nosotros y ellos! Los jefes oficiales se instalaron en la casa del cura. Hicimos
entrega de fusiles y del dinero que llevábamos: 230 250.000 mil bolívares, no
recuerdo bien.
Llegaron médicos y practicantes: el doctor Millán, Puro Benedetti y otros. Ya
presos, fuimos bien tratados. A la mañana siguiente se nos condujo en automóvil a
Carúpano. Llegados a esta ciudad se nos alojó en la casa de la Cruz Roja. A poco
llega Pedro Elías. Venía en una hamaca, gravísimo; la bala le había interesado la
vejiga. La gangrena era inminente. Varias señoritas, de la mejor sociedad de Carúpa-
no, con el uniforme de enfermeras de la “Cruz Roja”, acudieron para atender a los
heridos y a los que no lo estábamos.

178
Cuentas Nacionales, 1915-1935

En la noche se agravó Pedro Elías y Juan de Dios Gómez Rubio, Anselmo Valerio y
yo (Urdaneta Auvert), conseguimos permiso para permanecer en la pieza donde se
moría nuestro hermano Aristeguieta. En el cuarto del herido encontramos a Bene-
detti y a José Rafael Carrera. En la mañana del día 23, como a las siete y media, dejó
de ser el que en vida fue modelo de caballeros hombre de acrisolada honradez y
patriota eminente...
El entierro de Pedro Elías Aristeguieta –al cual no se nos permitió asistir – fue, según
nos informaron, una soberbia manifestación de duelo público. ¡Todo Carúpano
concurrió a acompañar el cadáver del bravo soldado cumanés y esclarecido ciudada-
no venezolano!
Se preguntará el lector cómo había llegado el general José Rosario González hasta
las inmediaciones de Carúpano.
En el combate de Santa Ana, ante la temeraria acometida de un destacamento
rebelde, abandonó a los suyos a galope tendido y no paró hasta llegar muy cerca del
mar. Sin embargo, lejos de desmoralizarse, algunos oficiales aguerridos del batallón
que iba bajo su mando, salvaron la situación, parapeteándose detrás de sus caballos
muertos y las cajas del parque, desde donde sostuvieron los fuegos, manteniendo a
raya a los contrarios, que, desafiando la muerte, trataban de adueñarse de las
municiones. Por desgracia para la revolución, la herida de Pedro Elías Aristeguieta
hizo perder moral a los suyos.
Entretanto, su hermano Francisco de Paula, quien había optado por separarse de él
en Cumaná, logró ponerse en contacto con los abandonados del primer ataque,
Pancho Alcántara, Doroteo Flores y los estudiantes Rafael Vegas y Juan Colmenares
a quienes encontró en casa de un señor llamado Ricardo Fuentes, camino de
Cariaco. Todos permanecieron ocultos por espacio de cuatro meses, hasta que
finalmente pudieron escapar en bote a la vecina isla de Trinidad.118

Las reflexiones de Carlos Emilio Fernández, son sin duda interesantes,


máximo si se toma en cuenta que se trataba del análisis de un combatiente
del lado del gobierno, en una acción donde su padre perdió la vida: Si los
que quedaron a bordo del Falke, en vez de huir precipitadamente y arrojar
al fondo de mar las armas y municiones, permanecen en expectativa cerca
de la costa para desembarcar el parque en un momento oportuno, los acon-
tecimientos se hubieran desarrollado de manera diferente. No obstante la
muerte de Delgado Chalbaud, todo no estaba perdido, pues quedaban
militares veteranos como Alcántara, Carabaño y Doroteo Flores, capacita-
dos para asumir el mando. Eso, unido al prestigio de Pedro Elías Ariste-

118 Ídem, pp. 357- 361.

179
Cuentas Nacionales de Venezuela

guieta y el odio de los orientales hacia la dictadura, muy probablemente


hubiera permitido a los rebeldes hacerse fuertes hasta la llegada de la se-
gunda expedición.119
Pocaterra defendió a capa y espada su acción, criticada acerbamente por
quienes quedaron en tierra y por las plumas de Jorge Luciani y otros fogosos
escritores, entre el grupo de exiliados en diversos países de América y Europa.

La última acción militar de Arévalo Cedeño a finales de 1929

Después del fracaso del Falke, hacia fines de año, hubo otra asonada de
Emilio Arévalo Cedeño, quien en París se había entrevistado con Delgado.
El mismo Arévalo afirmó:

El 4 de febrero “Entramos a territorio venezolano bajando las aguas del Orinoco,


ocupando La Urbana, en donde el jefe de espionaje coronel Álvarez Veitía desbandó
la guarnición de aquel pequeño poblado, cumpliendo mis órdenes, para luego salir
a incorporarse a la Boca de Arauquita, desde donde seguimos navegando día y
noche, activamente, para desembarcar en Manapire, tomar ahí bestias y acometer
nuestro destino militar: la liberación de los estudiantes en la carretera de Palen-
que.120

Después de muchas peripecias, Arévalo Cedeño, perseguido por cinco


presidentes de Estado, diezmadas sus fuerzas, atravesando montañas y ríos
a nado o en canoa, alcanzó la frontera colombiana. Según él mismo, fue sólo
después de llegar a las sabanas de Arauca cuando se enteró, en marzo de
1930, de la pérdida de la expedición de Cumaná, de la entrega de Gabal-
dón y del fracaso de Urbina en las costas de Falcón.

La reacción de Gómez ante los hechos militares en el seno del ejército

El general Juan Vicente Gómez había sufrido la embestida de varias cons-


piraciones, acciones militares provenientes del exterior y desde el seno de su
propio ejército. Había advertido el tremendo descontento que bullía en el
país gracias a las manifestaciones de los estudiantes y sus amplios ecos, que

119 Ídem, p. 356.


120 Arévalo Cedeño, Emilio. El libro de mis luchas, p. 161, Caracas, Tipografía Americana.

180
Cuentas Nacionales, 1915-1935

arrastraron a trabajadores, empleados bancarios, farmacéuticos, de telégra-


fos y productores rurales en una actitud de franca rebeldía frente al gobier-
no. Ante aquellos hechos, Gómez reunió en Maracay a los jefes de sus tro-
pas, con quienes habló, uno por uno, y dijo que él sabía que había conspi-
raciones en el ejército y que estaba dispuesto a jugarse la vida para hacerles
frente; tendrían que matarlo para derrocarlo.*

Las reformas constitucionales de 1928 y 1929

Ante los sucesos de 1928, Gómez maniobró en varios frentes y entre


estos en el plano institucional, con una reforma de la Constitución. Uno de
los puntos más importantes de esta reforma de 1928, fue la eliminación del
cargo de vicepresidente de la República, que detentaba su hijo, el general
José Vicente Gómez. Como se sabe, Gómez jugaba con los textos constitu-
cionales a su antojo y conveniencia; dividía las funciones de Comandante y
Jefe del Ejército y las separaba de la Presidencia de la República o las fusio-
naba, según creyera que lo aconsejaban las circunstancias. En esta ocasión,
su propósito era eliminar la vicepresidencia y la inspectoría general del Ejér-
cito, que desempeñaba también su hijo José Vicente. Así, en su mensaje
especial al Congreso, de abril de 1928, se expresaba del siguiente modo:

Cuando este alto cuerpo, representante de la soberanía nacional eligió, hace algu-
nos años, vicepresidente de la República a mi hijo el general José Vicente Gómez,
estimé que con tal elección quería el Congreso robustecer mi autoridad en el cargo
de presidente de la República con que al mismo tiempo me invistió.
Mas aquel nombramiento ha venido dando pretexto a una pertinaz propaganda de
los mal avenidos con la paz y el orden, que tratan de agitar a la opinión tachándome
de que aspiro a convertir la nación en patrimonio de mi familia, imponiendo a mi
citado hijo como sucesor mío en la primera magistratura, calumnia que hiere en lo
más vivo mis sentimientos y convicciones.
No puedo por otra parte, anhelar que un hijo mío llegue a sucederme en la presiden-
cia de la República, posición llena de dificultades, no exenta de peligros y en la cual,
si es verdad que se goza en las grandes satisfacciones que proporciona hacer el bien
de la patria, recíbense en cambio desengaños y súfrense amarguras, gaje habitual de

* La referencia es del doctor Enrique Urdaneta Carrillo, secretario del general Juan Vicente
Gómez, quien presenció la escena.

181
Cuentas Nacionales de Venezuela

la política, por lo cual he aconsejado a todos mis hijos que procuren mantenerse
alejados de ella y se dediquen exclusivamente al trabajo.
El general José Vicente Gómez, que tiene mi plena confianza y mi cariño paternal,
le aceptó al Congreso el nombramiento de vicepresidente de la República, y a mí el
de inspector general del Ejército, movido solamente por elevadas consideraciones
de adhesión a la causa política que represento y de afecto a mi persona; pero ahora
al darse cuenta de que con la propaganda a que he aludido se está tergiversando la
verdad ante el pueblo, me hizo saber su decisión de separarse de ambos cargos.
Respecto a la Inspectoría general del Ejército resolví eliminarla por estar en mis
atribuciones hacerlo. En cuanto a la vicepresidencia de la República, juzgo que no
es menester que subsista este destino.
Mientras el presidente de la República conserve su investidura podría suplir sus
fallas temporales cualquiera de los ministros del despacho que él designe y, en caso
de falta absoluta, tocaría al Congreso Nacional hacer el nombramiento de nuevo
presidente por el resto del período.
La importancia del asunto me ha movido a dirigiros el presente mensaje, a fin de que
si acogéis las ideas que dejo expuesta y creyeréis conveniente traducirlas en precep-
tos constitucionales iniciéis la reforma de nuestra actual carta fundamental.121

Rómulo Betancourt en su obra Venezuela, política y petróleo, incluye en


una nota, un mensaje de Juan Vicente Gómez que plantea el mismo asunto
sin los adornos de la alocución al Congreso:

Gómez llegó a apreciar, en vista de la experiencia hecha, que ese nepotismo exage-
rado era estímulo para crímenes de palacio y aún ponía en peligro su sistema
unipersonal de gobierno. Ese criterio lo indujo a separar a sus hijos de altos cargos
políticos y a hacer suprimir las Vicepresidencias de la República por su Congreso
amaestrado. El documento en el cual resumió el criterio a que había arribado no lo
conocía el país, hasta que en 1955 lo publicó el ex-presidente López Contreras, en
un libro suyo (Proceso político-social, 1928-1936). El curioso documento, retrato fiel
de un hombre y de una época, dice así: ‘Maracay, abril, 1929. Señores congresantes:
Viendo las ingratitudes que se reciben de la política, resuelvo que ninguno de mis hijos
sean políticos y doy la orden para que se acabe la Inspectoría del Ejército y la Escuela
Militar. A ustedes les toca acabar con las Vicepresidencias. Su amigo, J.V. Gómez”.122

121 Fuenmayor, J.B., ob. cit., tomo II, pp. 114-115.


122 Betancourt, Rómulo. Venezuela, política y petróleo. Barcelona, Seix-Barral, 1979, p. 65, nota
12.

182
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Esta reforma de 1928 incluyó, también, una nueva norma, la del inciso
6º de artículo 32, que prohibió la propaganda del comunismo. Este era
precisamente el punto en el que la Constitución establecía la garantía de la
libertad del pensamiento manifestado de palabra, por escrito y por medio
de la imprenta. El inciso 6º fue eliminado por la reforma constitucional de
1945, durante la presidencia del general Isaías Medina Angarita.
El 23 de mayo de 1928, se puso el ejecútese a la nueva reforma constitu-
cional de Gómez y, poco después, éste designó a José Ignacio Cárdenas
ministro de Obras Públicas para sustituir a Tomás Bueno. Esta Constitu-
ción eliminó también la facultad del Presidente de nombrar secretario ge-
neral, restituida a partir de la época de López Contreras.
Un año después, en mayo de 1929, otra reforma constitucional fue la
que precisamente separó la Comandancia y Jefatura del Ejército de la Presi-
dencia de la República, consagrada en las disposiciones transitorias estable-
cidas en los artículos 128 y 129. El primero estipula que el Congreso elegi-
rá para ese período constitucional un comandante y jefe del Ejército Nacio-
nal, quien mandará Ejército, Marina y Aviación y fija el número de las
fuerzas de tierra de mar, y determina que el presidente de la República
ejercerá, de acuerdo con éste, las atribuciones 1, 4, 7, 18, 23, 25 y 27 del
artículo 100 de la Constitución. El artículo 129 establece que la elección
del presidente de la República y la del Comandante en Jefe del Ejército se
realizarán una vez sancionada la Constitución. Las atribuciones conjuntas
de ambos eran las siguientes: 1ª) el nombramiento o remoción de los mi-
nistros del despacho, la mutilación de una facultad fundamental del Jefe de
Estado: el presidente no podía designar sus ministros sin el asentimiento
del Comandante en Jefe del Ejército; 4ª), la administración del Distrito
Federal; 7ª), convocatoria al Congreso a sesiones extraordinarias; 18ª) de-
claración de la guerra; 25ª) empleo de la fuerza pública para zanjar la coli-
sión armada entre dos o más Estados de la República, y 27ª) concesión de
indultos. El presidente de la República no podía ejercer ninguno de estos
poderes sin la anuencia del Comandante en Jefe del Ejército.
Los motivos que tuvo Gómez para llevar a cabo estas dos reformas cons-
titucionales tienen que ver, el primero, con la suerte del general José Vicen-
te Gómez, quien, después de la muerte de don Juancho, se convirtió en el
único vicepresidente porque la segunda vicepresidencia fue eliminada; el
segundo que provocó la comedia de Gómez contestándole al Congreso que
no aceptaba la Presidencia, éste insistiéndole y designándolo para el perío-
do 1929-1936, aquél renunciando desde El Trompillo –revela que Gó-
mez–, además de cruel, era un hombre astuto y un político de incuestiona-

183
Cuentas Nacionales de Venezuela

ble habilidad. Gómez se dio cuenta del malestar que había en Venezuela
contra su gobierno, por la quiebra de la agricultura y la ganadería en con-
traste con la inmensa prosperidad de la explotación petrolera; se dio cuenta
del fondo de las manifestaciones de los estudiantes, empleados de farmacia,
tranviarios, agricultores, ganaderos y hasta militares. Comprendió entonces
que tenía que tomar una medida política para enfrentar la situación: sepa-
rarse, aparentemente, de la Presidencia de la República; separar de nuevo la
cúspide militar de la administrativa, reservándose –de hecho y de derecho,
en la Constitución– la facultad de seguir gobernando como un auténtico
jefe de Estado.
Para esta maniobra, Gómez escogió a Juan Bautista Pérez, quien no era
un político, no tenía la práctica ni las experiencias de las luchas políticas,
sino sencillamente un abogado que tenía una vieja amistad con Gómez,
resultado de las visitas de éste a unas fincas situadas a orillas del río Guaire,
propiedad del padre del doctor Pérez; era en fin, un hombre tranquilo y sin
ambiciones políticas que cuadraba muy bien con las necesidades del mo-
mento de Juan Vicente Gómez. Se dice que, al tomar la decisión de desig-
narlo presidente de la República, comentó que los caraqueños y los centra-
les no tenían por qué quejarse porque les había nombrado un Presidente de
la capital.
Dos años más tarde, una nueva maniobra en el Congreso tuvo por fin
que éste le pidiera al doctor Pérez su renuncia, una reforma constitucional
más –que reunía de nuevo la conducción militar y la política en manos del
presidente– y un Gómez que esa vez sí aceptó volver a la Presidencia y
acudió al Congreso a prestar el juramento de rigor. En 1931 el desprestigio
del gobierno tomó cuerpo en el renunciante doctor Pérez y, naturalmente,
los partidarios de Gómez echaron a volar la consigna de que con su regreso
al poder los problemas que agobiaban al país se superarían. El pueblo de
Caracas aplaudió jubilosamente la llegada del general Gómez al Congreso.
Después de juramentado, su compadre Pimentel le acotó: “compadre, us-
ted se las sabe todas, hace dos años tuvo los problemas graves de los estu-
diantes y de los alzamientos y ahora el pueblo lo lleva en gloria al Congre-
so”. El general Gómez contestó: “unas se ganan de para alante y otras se
ganan de para atrás”.
Como puede verse, el nombramiento del doctor Pérez no se fundamenta
–como dice mi buen amigo el historiador y rector Juan Bautista Fuenma-
yor– en la previsión de Gómez de que venía una crisis económica que esta-
lló a fines de 1929, es decir, varios meses después de reformar la Constitu-
ción y designar al doctor Pérez, y que Gómez no quería cargar con el enor-

184
Cuentas Nacionales, 1915-1935

me desprestigio que la crisis traería para el gobierno y le habría echado el


fardo encima a ese presidente que insinuó que se nombrara. No creo que esa
fuera la razón: Gómez no fue hombre capaz de prever con varios meses de
anticipación la crisis que sacudió al mundo entero a partir de 1929.
Ni siquiera economistas muy expertos ni hombres de Estado de las prin-
cipales naciones de Europa previeron lo que pasaría a fines de 1929. La
razón fue que Gómez adoptó esta maniobra política para responder al ma-
lestar y al enfrentamiento que percibió en la población. Y ésta, indudable-
mente, le dio bastante buenos resultados, como pudo comprobarse por el
hecho de la recepción jubilosa del pueblo de Caracas cuando volvió a asu-
mir nominalmente la jefatura de Estado, de la cual nunca en los hechos se
había separado.

185
Subperíodo 1931
Cuentas Nacionales de Venezuela

188
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Al abrirse la cronología de los hechos políticos del país a partir de 1920, una ola de
pesimismo flotaba en el ambiente de la oposición al gobierno del general Juan
Vicente Gómez, según lo apunta con acierto el doctor Marco Tulio Bruni Celli,
quien nos dice que ésta se componía de varios grupos, pero acusaba fisuras internas
“no obstante, de muchos esfuerzos unitarios, había desconfianza entre los integran-
tes en que podían entonces formarse los tres sectores que integraban el frente anti-
dictatorial: los jóvenes intelectuales y estudiantes de la Generación del 28, mante-
nían una franca posición democrática, con programas e ideas orientadas específica-
mente a las realidades venezolanas, y que creían en la organización del pueblo como
medio de lucha; los viejos caudillos, empeñados en la acción armada sin programas,
ideas o propósitos definidos, y el naciente pensamiento comunista, que con base en
sus prejuicios dogmáticos actuaba con estrategias inadecuadas para nuestra realidad
social y descartaba para la lucha y para el frente antidictatorial a sectores fundamen-
tales del país.123

Este análisis de Bruni Celli es confirmado por Juan Bautista Fuenmayor


cuando, al formular la crítica al primer manifiesto del Partido Comunista
de Venezuela en 1930, expresó que a su juicio seguía las líneas de lucha que
había sostenido el Partido Comunista en Europa, pero que era un enfoque
inadecuado para un país en desarrollo como era el caso venezolano por
cuanto en este manifiesto se descartaba una serie de factores que estaban en
actitud de oposición a la dictadura. “El contenido de este primer Manifies-
to no está, desde luego, exento de errores sectarios muy en boga entonces

123 Bruni Celli, Marco Tulio, Introducción al archivo de Rómulo Betancourt. Caracas, Editorial
Rómulo Betancourt, 1990, tomo. II, p. XXXV.

189
Cuentas Nacionales de Venezuela

en la totalidad de los partidos comunistas de los países atrasados, colonia-


les, semicoloniales o dependientes del imperialismo. Tales errores, origina-
dos en concepciones trotskistas que se inculcaban a los alumnos de la escue-
la leninista para que surtieran efectos nocivos y contrarrevolucionarios en
los países bajo el dominio imperialista, tenían su asiento fundamental en el
propio Secretariado Latinoamericano Comunista que dirigía Sinani. * He
aquí por qué, en este primer Manifiesto, hay todo un capítulo, dedicado a
la pequeña burguesía (clases medias), cuya finalidad aislacionista no puede
ser más clara. Allí dice lo siguiente:

Hay gentes como los pequeños comerciantes, los dueños de talleres pequeños y
otros no son ni trabajadores ni ricos. Ellos son también perjudicados por el régimen
de Gómez y por la competencia que les hacen los ricos extranjeros y nacionales en
sus negocios, ...hablan mucho de revolución, pero como ellos también quieren ser
ricos mediante la explotación del pueblo trabajador, casi siempre se van con los
caudillos de la burguesía, ...Entre ellos se encuentran políticos muy peligrosos para
los trabajadores porque, con sus pretensiones de revolucionarios y su contacto
directo con el pueblo en sus negocios, tienen facilidad para engañarlos e inducirlos
a seguir a los caudillos en contra de sus propios intereses de clase. Hay solamente
dos campos; los explotados y los explotadores; los que no están con los explotados
están con nuestros enemigos. No hay un terreno intermedio en la lucha entre estas
dos clases. Trabajadores, alerta, contra los traidores.124

El mismo Fuenmayor señala que en el seno de la juventud que reconocía


raíces marxistas, había dos posiciones, de las cuales una era la de los invasio-
nistas, es decir, aquellas que estaban de acuerdo con llegar a un programa
mínimo con los caudillos para invadir a Venezuela, y relata en este sentido
los planes invasionistas de Gustavo Machado con Rafael Simón Urbina en
la toma de Curazao; puede decirse que dentro de esta línea de acción figu-

* “Sinani, era agente británico infiltrado en los altos rangos de la Internacional Comunista. El
imperialimo inglés era, para entonces, el principal inversionista en América Latina y tenía
interés en impedir el desarrollo de las actividades revolucionarias en esta parte del globo. La
mejor manera de hacer fracasar dichas actividades era lanzarlas por caminos y tácticas equivoca-
das, como sería el aislamiento de la clase obrera respecto de todos sus posibles aliados. De allí
la política del trotskismo cuyos nefastos resultados están a la vista de todos”.
124 Fuenmayor, Juan Bautista, Historia de la Venezuela política contemporánea, 1899-1969, s/e,
1976, t. II, pp.169-170. La cita que hace el autor fue tomada de Documentos que hicieron
historia, Caracas, Ediciones Conmemorativas del Sesquicentenario de la Independencia, 1962,
t. II, pp. 172-173.

190
Cuentas Nacionales, 1915-1935

raba el grupo que dirigió Rómulo Betancourt al llegar a ciertos acuerdos de


colaboración en la invasión de Delgado Chalbaud en el Falke a Cumaná.
La tesis de Betancourt se concretaba en el documento que se formuló en
1931 en el denominado Plan de Barranquilla, inspirado en las concepcio-
nes de Víctor Raúl Haya de la Torre, jefe del APRA (Asociación Política
Revolucionaria Americana) de Perú, que tenía una orientación socialista,
pero independiente de la línea de Moscú.
Este grupo dirigido por Betancourt, se organizó bajo la denominación
del grupo ARDI (Asociación Revolucionaria de Izquierda) que, según el
propio Fuenmayor, es el “primer intento de organización partidista con
proyecciones inmediatas hacia Venezuela, que se realizaba en el exterior,
bajo el influjo de las nuevas ideas político-sociales que habían hecho irrup-
ción en América Latina, a impulsos de la revolución socialista de octubre.
Sin embargo, el grupo Ardi era eminentemente pequeño-burgués, nacio-
nal-revolucionario y no propiamente un partido de la clase obrera”.125
En el Plan de Barranquilla, en su parte analítica, define el carácter que,
en opinión de sus redactores, debía revestir la revolución venezolana. Al
efecto, asentaba lo siguiente:

Nuestra revolución debe ser social y no meramente política. Liquidar a Gómez y


con él al gomecismo, vale decir, al régimen latifundista-caudillista, entraña la nece-
sidad de destruir en su fundamento económico y social un orden de cosas profunda-
mente enraizado en una sociedad donde la cuestión de la injusticia esencial no se ha
planteado jamás. Protección efectiva para el proletariado urbano, mejorando y
elevando su standard de vida; un pedazo de tierra, sin capataces y sin amos, para el
campesino desposeído por la voracidad de los terratenientes; educación popular
intensiva, primaria y técnica para ambos estratos sociales, lucha abierta contra los
vicios que minan la contextura moral y física de nuestros hombres, son conquistas
primordiales, inaplazables, sin las cuales nuestra próxima revolución será una de las
“clásicas danzas de espadas” venezolanas, sin trascendentales repercusiones en el
organismo del poder de todo hombre o partido de raíces militaristas y latifundistas,
pues como lo tienen demostrado cien años de fracaso de los ideales democráticos,
terratenientes y generales son enemigos históricos de la cultura y mejoramiento de
las masas.

Y ante el cuadro de la penetración del capital extranjero, y la casta lati-


fundista-caudillista criolla ha habido una alianza tácita en toda época. El

125 Fuenmayor, Juan Bautista, ob. cit., p. 179.

191
Cuentas Nacionales de Venezuela

antiguo capitalismo exportador de mercancías como el de la etapa imperia-


lista, exportador de capitales, han hallado siempre en Venezuela una zona
fácil de dominio por la ausencia de previsión nacionalista en nuestros go-
bernantes. La alianza tácita de los explotadores extranjeros con los explota-
dores criollos se transforma en expresa obligación contractual cuando Gó-
mez, en los días de la reacción, pide ayuda a Estados Unidos contra posibles
movimientos de orden internacional con las grandes potencias, vale decir,
ofreciéndole a los capitanes de industria de esas potencias protección y apo-
yo para que realizasen en nuestro país sus calculados planes de conquista
económica. Gómez ha sido consecuente con ese compromiso. Las indus-
trias no afectadas directamente por su monopolio personal han sido entre-
gadas sucesivamente, sin control de ninguna clase, a la explotación capita-
lista extranjera.126
Este plan contenía un programa máximo y un programa mínimo; en el
segundo concretaba que había “de constituir un gobierno de civiles, para
poner término a la inveterada costumbre de mantener en el poder a caudi-
llos militares. Se incluía también el establecimiento de amplias garantías
para la expresión del pensamiento escrito o hablado, así como el más com-
pleto disfrute de los derechos políticos del ciudadano. Se planteaba, igual-
mente, la confiscación de los bienes de Juan Vicente Gómez, de su parente-
la y de sus más cercanos colaboradores, enriquecidos sobre la base del pecu-
lado, el tráfico de influencias, la venta de concesiones petrolíferas, los mo-
nopolios y otras fuentes no menos ilícitas o inmorales”.
No menos importantes eran las reivindicaciones relativas a la protección
de las clases laboriosas, fuertemente oprimidas y explotadas durante la tira-
nía; la enseñanza técnica industrial y agrícola; la autonomía universitaria; el
establecimiento de un Tribunal de Salud Pública para castigar los crímenes
de la época del despotismo(*); la revisión de los contratos y concesiones
hechas al capital extranjero; y, principalmente, la convocatoria a una Asam-
blea Constituyente que eligiese al gobierno provisorio y, al mismo tiempo,
dictase una verdadera constitución para la República, al mismo tiempo que
derogase las dictadas por los tiranos contra los intereses del pueblo.127
Los firmantes del Plan Barranquilla fueron “Rómulo Betancourt, Raúl

126 Fuenmayor, Juan Bautista, ob. cit., pp. 180-181. La cita que hace el autor proviene del Libro
Rojo 1936, Servicio Secreto de Investigaciones, Caracas, pp. 286 y siguientes.
(*) “Este Tribunal de Salud Pública sería al estilo de los que organizó Robespierre durante la Gran
Revolución burguesa de Francia, para depurar a los enemigos de la revolución y no para
preservar la salubridad de las poblaciones”.
127 Ibídem, pp. 181-182.

192
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Leoni, Pedro Juliac, Valmore Rodríguez, Ricardo Montilla, Cesar Camejo,


Pedro Rodríguez Berroeta, Simón Betancourt, Rafael Ángel Castillo, Juan
José Palacios, Carlos Peña Uslar y Mario Plaza Ponte. Poco después, se adhi-
rieron otros exiliados como Carlos D’Ascoli, Jóvito Villalba, Gonzalo Car-
nevali, Alberto Ravell, Luis Villalba, Mariano Picón Salas, Germán Herrera
Umérez, Herman Nass, Carlos Irazábal, Joaquín Gabaldón Márquez, J. C.
Sotillo Picornell, Antonio García, Manuel Felipe Rugeles, Isaac Pardo
Soublette, Héctor de León y otros más, que residían en distintos lugares del
globo”. 128
Como se puede ver, los integrantes de este grupo posteriormente toma-
ron distintos rumbos en la vida política nacional.
Los comunistas propiamente hablando, eran partidarios de organizar el
P.C. y sostenían una tesis polémica con el grupo Ardi; así lo consideró Mi-
guel Otero Silva, quien planteó que el programa era paupérrimo porque no
incluía la expropiación de los grandes terratenientes y el reparto de las tie-
rras entre los campesinos pobres; tampoco se refería a la disminución de la
jornada de trabajo (que era de 12 a 14 horas en aquella época), al derecho a
huelga de los trabajadores, ni a la expropiación y nacionalización de las
empresas de capital imperialista. Eso se consigna en carta de Otero Silva a
Betancourt que aparece en el Libro Rojo (pp. 174 y siguientes). También
hay una carta de Betancourt a Valmore Rodríguez, en la cual el primero
delinea una estrategia donde se ve claramente que su grupo se va a diferen-
ciar del Partido Comunista, que seguía los lineamientos de Moscú y que,
como hemos visto en los párrafos transcritos del primer Manifiesto, seguía
una táctica que tenía un aspecto completamente inadecuado para la socie-
dad venezolana en aquel momento. Al efecto, dice Betancourt lo siguiente:

Presumo que los ultraizquierdistas se nos vendrán otra vez encima, a propósito del
folleto. En el capítulo final, titulado ‘con quién estamos y contra quién estamos’, se
habla de la necesidad de que sea la clase ‘trabajadora’ la que asuma el poder; mas,
detallando que entendemos por ella –peonadas, proletariado propiamente dicho,
pequeño propietario arruinado por el monopolio en la ciudad y por el latifundio en
el campo, sectores intelectuales explotados– en bloque opuesto al que surgirá de la
alianza de los sectores burgueses criollos con el imperialismo extranjero. ¿Traición
al marxismo? ¿Regeneración de la ortodoxia revolucionaria? Estoy plenamente,
marxistamente, convencido de lo contrario. Renegación de los más elementales
postulados del materialismo histórico es importar, para realidades distintas de la

128 Ibídem.
129 Libro Rojo, Edición facsimilar, pp. 140-141.

193
Cuentas Nacionales de Venezuela

industria europea, lo que para esa realidad fue escrito por Marx. Si nuestra realidad
es distinta debe ser nuestra táctica de lucha. Otra cosa no sería poner los pies en
tierra, andar por las nebulosas.129

Como se podrá apreciar, Betancourt aún en esta época se diferenciaba del


marxismo ortodoxo.
Luego, Betancourt concreta su idea al decir:

Dada la exigüidad de nuestro proletariado industrial, es de pensarse que ese partido


netamente clasista que piden los radicales no contaría sino unos pocos centenares
de militantes, incapaces de impedir, por su debilidad numérica y clasista, que la
reacción destruya al partido y destierre o encarcele a sus dirigentes, y se salgan de
éstos de nuevo al exterior, a pendejear por las avenidas del exilio, escribiendo
artículos hipotéticos sobre un hipotético Partido Comunista venezolano. En cam-
bio, una campaña como la nuestra, capaz de apasionar no solamente al proletariado
strictuc sensu, sino también a las capas medias de la población, que contemple las
aspiraciones de todos los sectores explotados de la población; sí será capaz de
compactar alrededor de nuestras palabras de orden a grandes masas de la población,
que si disciplinariamente las organizamos nos respaldarán al punto de impedir que
la reacción se afiance.130

En carta a Mariano Picón Salas, Betancourt sigue puntualizando su pen-


samiento cuando dice lo siguiente al desmentir que él sea uno

de esos incapaces de discutirle ni una coma a los ukases de la Internacional. Ya ve


como soy, felizmente, a mucha distancia de ese sectarismo que no analiza, sino
obedece. ‘...Los radicales, criticándonos, dicen que pretendemos constituir una
‘izquierda autóctona’; a lo cual nosotros no tenemos sino que responder que somos
demasiado realistas para importar el socialismo marxista con el mismo criterio servil
y colonialista de los abuelos del año 10, cuando transplantaron a América las
constituciones jacobinas, sin previamente adaptarlas a nuestra realidad, distinta de
la europea.131

Ahora lo interesante es que se abrieron dos posiciones en el exterior por


parte de los grupos juveniles que decían tener raíces socialistas marxistas.
Por una parte el grupo ortodoxo comunista, que quería mantener la vincu-

130 Ídem.
131 Ibídem, p. 151.

194
Cuentas Nacionales, 1915-1935

lación con la Internacional Comunista y que quería organizar en Venezuela


un Partido Comunista y luchar de acuerdo con las normas de esa ortodoxia.
Por otra parte existía otra corriente que se concretó en Ardi (Asociación
Revolucionaria Socialista de Izquierda) y que encabezaba Betancourt, que
se decía también socialista, pero que mantenía una posición de indepen-
dencia con respecto a la Internacional Comunista y al movimiento comu-
nista mundial. Estas dos corrientes llegan a estructurarse y concretarse como
partidos políticos en el país, cuando muere el general Gómez.
El Partido Comunista que seguía la tesis radical se constituye en 1931 y
se organiza en células. “En abril de 1931, llegó a Caracas, Joseph Kornfeder,
enviado para ayudar en la constitución del P.C. Ya se encontraban también
aquí Aurelio y Mariano Fortoul, procedentes de París y Nueva York, respec-
tivamente, enviados también con los mismos fines. Grupos de estudiantes
se adhirieron a estos personajes y dieron comienzo a la constitución de célu-
las y comités dirigentes. La primera célula se constituyó el 5 de marzo, pero
el 29 de mayo la policía descubrió al grupo de dirigentes y lo redujo a pri-
sión. Cayeron Aurelio y Mariano Fortoul, Kotepa Delgado, Juan Bautista
Fuenmayor, Raúl Osorio, Víctor García Maldonado, Ramón Abad León, Ma-
nuel Simoza y Felipe Escobar.
Para el 29 de mayo, fecha del primer zarpazo de la policía gomecista
contra el naciente Partido Comunista, había ya 52 militantes. De ellos,
unos eran estudiantes y cuarenta obreros o artesanos.
Los estudiantes eran Víctor García Maldonado, Raúl Osorio Lazo, José
Antonio Mayobre, Francisco José Delgado (Kotepa), Juan Bautista Fuema-
yor, Rodolfo Quintero, Fernando Key Sánchez, Ángel Márquez, Víctor J.
Lara, un estudiante de medicina de apellido Manzano, otro cuyo seudóni-
mo era Gil Blas y uno apodado ‘El Teniente’. Entre los obreros y artesanos
figuraban Felipe Escobar, Pedro Rodríguez, Horacio Mena, Ramón Abad,
León Manuel Simoza, Lilia Medina, un tal Bellorín, otro apellidado Pereira
y Mariano Fortoul, hermano de Aurelio y recién llegado de Nueva York,
militante del Partido Comunista de Estados Unidos”.132
El Partido Comunista, por las sucesivas acciones de la policía, fue reduci-
do a su mínima expresión; en las siguientes páginas detallaremos el destino
que sufrió esta organización posteriormente en manos de las acciones poli-
cíacas.
Sin embargo, lo que consideramos de mayor importancia y queremos

132 Fuenmayor, Juan Bautista, ob. cit., pp. 165-167.

195
Cuentas Nacionales de Venezuela

dejar en claro es que entre el mismo grupo de jóvenes que sostenían ideas
socialistas y nuevos planteamientos para luchar contra la dictadura, había
una división (a la cual ya hemos hecho referencia): por una parte los comu-
nistas, que seguían los lineamientos de la Internacional Comunista entre
los cuales estaban Fuenmayor, Otero Silva, Machado, etc.; y por otra parte,
el grupo que encabezaba Rómulo Betancourt que sostenía la tesis de una
política independiente de la Internacional Comunista a base de alianzas
con las clases medias y con sectores profesionales, etc., para combatir exitosa-
mente al gobierno del general Gómez.
Después de los hechos ocurridos en los años 28 y 29, el año 30 el pano-
rama se presenta con nubarrones de pesimismo; es interesante sobre este
particular examinar una carta que aparece en el Archivo de Betancourt diri-
gida a “Malacho” (Jóvito Villalba) el 29 de agosto de 1930 y que dice lo
siguiente:

No me refiero a la masa, al pueblo, a la gente de abajo. Ellos siempre tuvieron un


‘cabezazo’ oportuno para el esbirro, y en Los Colorados, con el grillete al tobillo,
supieron morir como buenos. Son los otros, los burgueses y aspirantes a burgueses...
los que se sitúan ‘bajo el ala’ y profesan un cómodo revolucionarismo confidencial,
y los titulan a ustedes de ‘pendejos’ y a nosotros de ‘vividores de la revolución’. Estos
canallas serán los primeros que, a la hora del triunfo, que llegará, cueste lo que
cueste, agitarán banderas y recitarán sonetos ... En todos nosotros se afirma cada día
el propósito que causaba risa cuando yo te lo esbozaba: a plan de machete les
cobramos a esos patiquincitos infelices sus ambiguas actitudes... el deslinde ideoló-
gico se hará cuando el compromiso más urgente: derrocar al despotismo, sea cum-
plido...133

En conclusión, los dos grupos, tanto el de Betancourt como el del Parti-


do Comunista ortodoxo, se manifestaban contrarios a los caudillos, entre
quienes veían pocas diferencias con el caudillismo gomecista.
Los caudillos de la oposición, a su vez, sostenían una posición democrá-
tica burguesa; ello se desprende del análisis de los documentos de las Juntas
de Liberación Nacional de París, suscrito por Delgado Chalbaud, el doctor
Dominici, Alberto Smith, Blanco Fombona, Pocaterra, Leopoldo Baptista,
el general Olivares, el doctor Néstor Luis Pérez, Jugo Delgado, etc. Estos

133 Betancourt, Rómulo, “Carta a Jóvito Villalba (Malacho), 29 de agosto de 1930” en Archivo de
Rómulo Betancourt, Caracas, Editorial Fundación Rómulo Betancourt, 1990, t. II, pp. 376-
377.

196
Cuentas Nacionales, 1915-1935

señores sostenían la tesis de que no era posible reeditar las viejas revolucio-
nes venezolanas y que había que ir bajo la dirección de una junta presidida
por un civil (en este caso se postulaba a Dominici), cuyo objetivo inmedia-
to después del triunfo de la revolución era convocar a elecciones y entregar
el poder al ganador en la contienda; en los manifiestos de estos mismos
caudillos también se invoca la democracia como forma de gobierno, la li-
bertad como el ideal y se repudia el gobierno caudillista tradicional.
En estos documentos de los diversos grupos caudillistas no se lee, ni de
ellos se desprende un lenguaje o el espíritu de la lucha moderna planteada
como una cuestión social basada en la organización de las masas para gene-
rar, en función de ello, un movimiento que pueda derribar la dictadura y
fundar un sistema distinto apoyado, precisamente, en las masas populares.
En otro sentido, el lenguaje de los caudillos era la expresión de unos gru-
pos, que las nuevas circunstancias y la dinámica sociopolítica de Venezuela
habían prácticamente sepultado. Ello se demostró después con el tipo de
organizaciones políticas que se formaron en Venezuela a raíz de la muerte
del general Gómez.
A pesar de la decepción del pueblo venezolano en su lucha contra la dicta-
dura, y a pesar del pesimismo que quedó como secuela el fracaso de los movi-
mientos de 1928 y 1929, el 17 de diciembre de 1930 estalla una fuerte
manifestación en contra del gobierno; este movimiento popular es conducido
por estudiantes, quienes se trasladan desde las gradas del Panteón Nacional
hasta las afueras de La Rotunda para pedir la libertad de los presos, en el
camino recogen las banderas que estaban en las ventanas de las casas de habi-
tación (ya ese día era de recogimiento nacional por ser el centenario de la
muerte del Libertador Simón Bolívar en San Pedro Alejandrino).
Los estudiantes y el pueblo en general al llegar a las afueras de La Rotun-
da fueron recibidos con descargas hechas desde las almenas de la vieja ergás-
tula de la dictadura y producto de ellos fueron los numerosos muertos y
heridos; entre los segundos se encontraban Eduardo López de Ceballos, y
otros. López de Ceballos fue curado en la clínica del doctor Luis Razetti y
luego su padre, el doctor Bartolomé López de Ceballos, lo llevó al Valle de
Chirgua, a la hacienda Cariaprima donde lo recluyó por varios meses para
ocultarlo de una posible acción policial. Posteriormente regresó a Caracas y
se reintegró a sus actividades estudiantiles normales. Por su parte, Francisco
Carrillo Batalla, otro de los jóvenes protestarios fue recluido en la hacienda
Agua Fría por su padre el doctor José Tomás Carrillo Márquez y gracias a la
intervención del coronel Julio Velasco Castro ante su tío Rafael María Ve-
lasco, gobernador de Caracas, no fue reducido a prisión.

197
Cuentas Nacionales de Venezuela

En estos mismos años se producen algunas bajas en el frente de la oposi-


ción: fallece el general Zoilo Vidal, quien había sido recluido en el manico-
mio, y después mueren también el general Juan Pablo Peñaloza en el casti-
llo Libertador de Puerto Cabello, y el general Manuel Urbina en la misma
fortaleza.*

Los problemas con la Iglesia

Aparentemente pudiera creerse que las relaciones entre Gómez y la igle-


sia se mantuvieron en el plano cordial y pacífico, dado el hecho de su buena
amistad con el arzobispo de Caracas, monseñor Rincón González. Sin em-
bargo, en los hechos las cosas no fueron así, puesto que hubo casos indivi-
duales de sacerdotes que por tener convicciones democráticas y por repu-
diar los procedimientos de la dictadura fueron a parar a las ergástulas del
gobierno y perecieron en las mismas.
Entre estos últimos sacerdotes se cuentan el padre Frankiz y el padre
Mendoza, quienes murieron en La Rotunda.
Además de estas actitudes individuales, también hubo algunos encon-
tronazos, que revistieron bastante gravedad, entre las autoridades eclesiásti-
cas y el gobierno del general Gómez. Un ejemplo que ilustra a plenitud este
hecho fue la controversia que hubo entre el arzobispo Rincón González y el
ministro de Instrucción Pública, Rubén González, pues a este último se le
calificaba como un libre pensador, es decir, dotado de ideas antireligiosas.
En 1924 planteó el Ministerio de Instrucción Pública, regentado por el
doctor Rubén González, la reforma de un conjunto de leyes, entre las cua-
les estaba la de certificados y títulos oficiales. La tesis del ministro era de

(*) Con respecto al general Manuel Urbina el doctor Ignacio Luis Arcaya, poco antes de morir, me
expuso lo siguiente: que una vez hecho preso el general Manuel Urbina, el general Gómez le
encomendó al doctor Francisco J. Parra, a la sazón secretario general de Gobierno, en el estado
Aragua, visitar al general Urbina y preguntarle si Eustoquio Gómez, Rafael María Velasco y
otros personajes del régimen estaban o no comprometidos con él, en esa intentona revoluciona-
ria. El doctor Parra, al llegar al castillo Libertador, manifestó su misión al jefe del establecimien-
to y acto seguido fue puesto en comunicación con el general Urbina. Este último le contestó al
doctor Parra que él asumía la plena responsabilidad de sus actos y que los señores señalados por
Gómez no estaban comprometidos con él y que si lo hubieran estado él no era hombre para
hacer delaciones. El doctor Parra regresó a Maracay y le dio cuenta a Gómez quien contestó que:
“él sabía que Urbina iba a decir la verdad”. La reláfica se la hizo el propio doctor Parra al doctor
Ignacio Luis Arcaya cuando éste estaba exiliado en Nueva York y Parra mantenía buenas
relaciones con varios de los exiliados que vivíamos en esa ciudad.

198
Cuentas Nacionales, 1915-1935

que debía impartirse la enseñanza gratuita en todas las instituciones del


Estado, y que la enseñanza religiosa tan sólo se impartiera a aquellos jóvenes
cuyos padres y representantes así lo solicitaran.
A propósito de estas reformas, el arzobispo Rincón González se entrevis-
tó con el ministro para plantearle que era conveniente que se estableciera en
los planteles oficiales la enseñanza religiosa. Además, el arzobispo sostenía
que, para mantener incólume el principio de la libertad religiosa, se permi-
tiera a los padres que, por una razón u otra, se opusiesen a que sus hijos
recibieran dicha instrucción, solicitar y lograr que estos últimos no cursa-
ran esta materia. Planteada las cosas en estos términos, hubo una primera
entrevista entre el arzobispo y el ministro donde, aparentemente, llegaron a
un acuerdo; más en época posterior y consultadas las cuestiones entre el
Arzobispo y sus asesores jurídicos, éste se dirigió al señor ministro aducien-
do que, no obstante que lo convenido se basaba en la creencia de que la
Constitución prohíbe la dicha enseñanza, “... he leído varias veces la garan-
tía 13 del Artículo 22, en la cual cree usted ver la prohibición y me encuen-
tro con que esta garantía no se refiere a la enseñanza, sino a la religión en
cuanto al culto, y, por consiguiente, yo continúo en el propósito de conse-
guir que se coloque la enseñanza religiosa en las horas de labor de acuerdo
con el espíritu de la ley emanada últimamente del Congreso”.134
El asunto estaba entre las disposiciones sobre la libertad de enseñanza
que consagraba la Constitución y que había sido el resultado de un largo
proceso de discusiones y de debates en el curso de la historia nacional, y la
garantía constitucional referente a la libertad religiosa, o sea que había aquí
dos disposiciones: una relativa a la libertad de enseñanza, que se consagraba
sin ningún tipo de limitaciones, y la garantía de la libertad religiosa, que
también se consagraba en la Constitución Nacional. Planteadas las cosas en
esos términos, el ministro Rubén González le contestó al arzobispo lo si-
guiente: “Nadie ha prohibido ni prohíbe la enseñanza religiosa en las es-
cuelas. La enseñanza religiosa está permitida y establecida en la ley y en los
reglamentos, en la única forma que puede admitirla la Constitución Nacio-
nal, esto es, sin hacerla obligatoria”.135
Lo que planteaba aquí el ministro en su tesis es que la enseñanza religiosa
estaba permitida, pero que no podía ser obligatoria. El ministro sustancia
su posición, diciendo lo siguiente: “El concepto de la libertad religiosa

134 González, César, Rubén González, una vida al servicio de Venezuela, Caracas, Imprenta Nacio-
nal, 1972, p. 63.
135 Ibídem, p. 64.

199
Cuentas Nacionales de Venezuela

garantizada en el numeral 13 del artículo 22, no admite la restricción que


su señoría cree encontrar”.136
Luego agrega el ministro: “Para poder garantizar la libertad que cada
cual tiene de profesar la religión que quiera y rendirle culto, es de todo
punto imposible imponer la enseñanza de ninguna religión”.137
Como quiera que el asunto no fue resuelto por el gobierno, y no pudo
monseñor Rincón González convencer a su amigo, el general Gómez, de su
aspiración, ocurrió a la Corte Federal y de Casación, hoy Suprema de Justi-
cia, para plantear su tesis, solicitando la declaratoria de inconstitucionali-
dad de las normas jurídicas que eran materia de controversia entre la auto-
ridad eclesiástica y el ministro de Instrucción Pública. Ante el problema
planteado en estas circunstancias, el general Gómez intervino y convenció
al prelado de que se formara un tribunal arbitral para decidir el caso y al
efecto, el Ejecutivo nombró a los juristas doctores Carlos F. Grisanti, Armi-
nio Borjas y Gustavo Manrique Pacanins, y el arzobispo a José Ramón Aya-
la, Juan José Mendoza y Manuel Octavio Romero Sánchez, quienes deci-
dieron a favor del Ejecutivo y en contra de la tesis del arzobispo.138
Mucho más grave y con consecuencias más profundas se plantea el con-
flicto durante la presidencia del doctor Juan Bautista Pérez. Siendo minis-
tro de Relaciones Interiores el doctor Rubén González, monseñor Montes
de Oca, obispo de Valencia, adopta una posición condenatoria con motivo
del divorcio y subsiguiente matrimonio del gobernador o jefe civil de Va-
lencia, coronel Hugo Fonseca Rivas.
Montes de Oca condena el matrimonio civil y dice que no tiene efectos si
no puramente jurídicos en la sociedad, pero el verdadero matrimonio es el
religioso y que, de acuerdo con los cánones y con los evangelios, el que se
divorció y después vuelve a casarse civilmente, desde el punto de vista reli-
gioso vive en concubinato y, por tanto, tiene que ser excluido de la iglesia
en vista de su infame conducta.
Como quiera que, de acuerdo con la Ley de Patronato Eclesiástico, los
obispos y los altos prelados eran nombrados por el Sumo Pontífice, escogi-
dos de ternas presentadas por el Ejecutivo, tenían que jurar respeto a la
Constitución y leyes de la República, existiendo desde la época del general
Castro la institución del divorcio, vigente en las leyes del país, esto plantea-
ba ante los altos prelados un grave problema de conciencia, en tanto que los

136 Ídem.
137 Ibídem, pp. 63-64.
138 Fuenmayor, Juan Bautista, ob. cit., pp. 57-60.

200
Cuentas Nacionales, 1915-1935

altos personeros del Estado exigían el cumplimiento de la Constitución y


leyes vigentes.
Amparado en este dispositivo legal, el ministro Rubén González plantea
la expulsión de monseñor Montes de Oca en el gabinete, cosa que es apro-
bada en un decreto ejecutivo en Consejo de Ministros.139
Dadas las circunstancias que estaba viviendo el país en aquel momento,
es claro que el fondo del documento suscrito por Montes de Oca no sólo se
limitaba al caso específico del divorcio, sino que era aún más extenso en
relación con lo desgraciado de los tiempos y la situación general del país.
En la referida carta, monseñor Montes de Oca señala textualmente lo
siguiente:

Por lo desgraciado de los tiempos, por la general superficialidad que va invadiendo


los espíritus, por la poca fortaleza de muchos católicos firmemente en los grandes
principios de su credo, se hace necesario repetir... la doctrina católica sobre deter-
minados asuntos que rozan esencialmente con los dogmas cristianos y por lo tanto
con la vida práctica de las sociedades que se precian de católicas.
Entre todos los errores que van tomando posesión de muchos entendimientos
ninguno como los que se refieren al santo sacramento del matrimonio a sus propie-
dades y efectos, a los delitos que contra él pueden cometerse.
Por eso conviene recordar principalmente la doctrina relativa a este sacramento...
El matrimonio fue instituido por Dios en el paraíso y fue elevado a la dignidad de
sacramento por Jesucristo, nuestro Señor. Sus dos notas principales son UNIDAD
y la INDISOLUBILIDAD... Él dijo, el que se divorcia de su mujer y toma otra es
un ADÚLTERO, y si una mujer se divorcia de su marido y toma otro, es una
ADÚLTERA.
El único matrimonio válido ENTRE CATÓLICOS, es el matrimonio eclesiástico.
El matrimonio civil, que en algunas partes se celebra después del eclesiástico, y en
otras, como en nuestra República, antes, es UNA SIMPLE FORMALIDAD LE-
GAL, que asegura a los esposos los privilegios establecidos en las leyes civiles. SIN
EL MATRIMONIO ECLESIÁSTICO el matrimonio civil es un vergonzoso con-
cubinato. Los dos cónyuges viven habitualmente en pecado mortal, y sus hijos, ante
la iglesia y las sociedades cristianas, son ilegítimos.
Siendo el matrimonio uno de los siete sacramentos instituidos por Jesucristo, se
sigue de aquí que entre los fieles no pueda darse matrimonio que al mismo tiempo
no sea sacramento, y que por lo mismo, cualquier otra unión entre hombre y mujer,
no es más que un TORPE Y PERNICIOSO CONCUBINATO.

139 Cardenal Quintero, José Humberto, Para la historia.

201
Cuentas Nacionales de Venezuela

Los bígamos, es decir, los que, obstando el vínculo conyugal intentan otro matrimo-
nio, aunque sea llamado matrimonio civil, son ipso facto, infames; y si habiendo
despreciado la amonestación del ordinario, persisten en su ilícito contubernio,
según la gravedad del delito, sean excomulgados o castíguese con entredicho perso-
nal, ...por lo mismo toda sentencia de separación de cónyuges, unidos en matrimo-
nio legítimo ante la iglesia, pronunciada por la potestad laica, es nula y de ningún
valor (por lo que a los efectos de la conciencia se refiere) y el cónyuge que, abusando
de tal sentencia, se atreviera a unirse con otra persona, será un VERDADERO
ADÚLTERO.
Los que han cometido el delito de que habla el canon que hemos copiado, quedan,
pues, fuera del seno de la iglesia. Ésta los considera como paganos y excomulgados.
No pueden recibir ningún sacramento, y si mueren en tal estado, sus cadáveres no
pueden ser llevados al templo cristiano. ¡Justa pena de los que queriendo llamarse
católicos, apostólicos, romanos, pisotean las leyes de la iglesia, se burlan práctica-
mente de sus sacratísimas instituciones, y dan a las sociedades católicas el escándalo
y el mal ejemplo de un hecho verdaderamente nefando!
¡Tomen horror los fieles de nuestra diócesis de semejantes hechos, baldón y ver-
güenza de las sociedades cristianas!”.140

Por su parte, Laureano Vallenilla Lanz, en El Nuevo Diario, al arremeter


contra los obispos que apoyaron en documento público a monseñor Mon-
tes de Oca, se pregunta: “¿Desde cuándo y de dónde saca fuerzas el episco-
pado para estos arrestos?”.141 El doctor Fuenmayor también transcribe pá-
rrafos de una carta de César Zumeta para Rubén González, que aparece en
la citada obra de César González: “Juzgan abonado el campo a una propa-
ganda hostil, en razón de los disturbios de este 1928 y de los largos años de
intensa catequización espiritual que llevan en el país y les permite influir en
lo íntimo de la conciencia”.142
En este aspecto se refiere a la influencia de los jesuitas en Venezuela,
quienes habían sido admitidos pocos años antes por el propio gobierno del
general Gómez, a quienes anteriormente se les tenía prohibido su acceso al
país, en su condición de sacerdotes extranjeros. Zumeta vincula la actitud
de protesta de los obispos con la actividad comunista; para ello afirma que
estas desavenencias entre la iglesia y el Estado sería aprovechada por “los
comunistas y demás perturbadores del orden, ansiosos de fomentar luchas

140 González, César, Una vida al servicio de Venezuela, Caracas, Imprenta Nacional, 1972, pp.
197-200. En Fuenmayor, Juan Bautista, ob. cit., pp. 145-147.
141 Vallenilla Lanz, Laureano, Campañas de El Nuevo Diario, Caracas, t. II.
142 González, César, ob. cit., p. 219.

202
Cuentas Nacionales, 1915-1935

de clases y de razas, en donde jamás las hemos tenido, que la Santa Sede no
podía aparecer aliada a tales elementos, ni lograría repetir en Venezuela la
trayectoria mexicana”.143
En tal sentido, Zumeta inclusive llega a proponerle a Rubén González la
creación de una iglesia venezolana independiente de Roma, a lo que Gon-
zález le contesta que no cree que sea el momento para ello, pero que si fuera
el caso estaría dispuesto a apoyar dicha iniciativa.
Ante todos estos acontecimientos se reunieron en Caracas, el 4 de marzo
de 1930, los obispos de todo el país, como Felipe Rincón González, arzo-
bispo de Caracas, Acacio Chacón, de Mérida, Arturo Celestino Álvarez,
obispo de Calabozo, Marco Sergio Godoy, del Zulia, así como de otras
diócesis existentes en el país, los cuales redactaron un documento público
dirigido al presidente Juan Bautista Pérez para que suspendiera el decreto
de expulsión del Ilustrísimo señor Salvador Montes de Oca, dignísimo obispo
de Valencia. Este documento fue contestado a su vez por Rubén González,
en su condición de ministro del Interior, quien en términos categóricos
dejaba abiertas las hostilidades entre la iglesia y el Estado.
“El Ejecutivo Federal –dice el ministro– ha visto con extrañeza que para
el episcopado venezolano la paz y la armonía entre el Estado y la iglesia
quedan subordinados a la suspensión, sin condición, del decreto de expul-
sión de monseñor Montes de Oca... El Estado ha querido, fomentado y
cultivado en todo tiempo, no relaciones de simple cortesía, sino de sincera
y benéfica cordialidad...
Esta disposición del gobierno no ha sido menguada ni aun con motivo
del incidente de monseñor Montes de Oca. En efecto, cumplido el impe-
rioso e inaplazable deber, ante el acto inexplicable de dicho prelado, atenta-
torio contra las leyes y violatorio del grave y solemne juramento por él
prestado, el gobierno manifestó la mejor voluntad de levantar los efectos
del decreto de expulsión, sobre la base del reconocimiento de su falta por
parte de aquel prelado. Esta condición fue aceptada en principio por el
Ilustrísimo arzobispo de Caracas, en entrevistas habidas con el ciudadano
gobernador del Distrito Federal; y, al efecto, según manifestación del pro-
pio arzobispo, al referido funcionario, fue enviado, con la previa anuencia
de la Santa Sede por conducto del vicario general de la diócesis de Valencia,
al Ilustrísimo señor Montes de Oca, el proyecto de la manifestación que
debía publicar el obispo.
En este estado el asunto, esto es, en espera de la manifestación de mon-

143 Ibídem, p. 229.

203
Cuentas Nacionales de Venezuela

señor Montes de Oca que satisficiera al gobierno... ustedes abandonan in-


tempestivamente este procedimiento en que el gobierno ha puesto espíritu
de conciliación y de buena fe, para asumir una actitud a la cual no puede
prestarse el gobierno sin rendir a los pies de ustedes la independencia y la
soberanía de la nación.
El Ejecutivo Federal ha sido puesto en el preciso e indeclinable deber de
decirles que no puede admitir por ningún respecto ni por ningún motivo,
la forma intempestiva en que ustedes obvian de conservar con él la paz y la
armonía; y que se ve obligado a aceptar el estado de cosas con que ustedes lo
han amenazado”.144
Por su parte, los obispos contestaron, según dice Fuenmayor:

La respuesta de los obispos fue firme y contundente, rechazando la interpretación


que el gobierno daba a la actitud de los obispos, tomándola como un reto al
subordinar la paz y la armonía entre la iglesia y el Estado a la suspensión del decreto
de expulsión comentado. Los prelados acuden a la Constitución para demostrar la
ilegalidad de la medida que estaba reservada, en todo caso, a la Corte Suprema de
Justicia. Reafirman todo lo dicho por Montes de Oca sobre el divorcio, como
doctrina oficial de la iglesia a través de los siglos, y como diciendo: ¡si él es reo por
haber dicho eso, también nosotros lo seremos. Expúlsenos a todos...!
La opinión pública esperaba que se produciría realmente, una expulsión en masa de
los obispos. Nada ocurrió.145

Por lo demás, Montes de Oca ratificó en el exterior su posición, la cual


dejó ver bien clara en una comunicación al Nuncio Apostólico:

... yo seré el mismo de siempre; que si mil veces se presentan las circunstancias que
motivaron mi instrucción, mil veces, diré lo mismo. Precisamente cuando la herida
duele, necesita cura: el alboroto que han formado con mi sencilla instrucción
confirma lo que yo he dicho tantas veces: es necesario hablar claro en Venezuela
sobre ciertos asuntos.
Estoy dispuesto a ser triturado por Cristo y su iglesia. Ojalá que mis huesos sean
molidos y mi sangre corra para dar testimonio de la verdad...
Escribo hoy mismo a mi vicario dándole instrucciones sobre el gobierno de mi
diócesis; mía a pesar de que digan las potestades de la tierra que no tengo ya ninguna
jurisdicción en ella.146

144 Ibídem, pp. 111-112.


145 Fuenmayor, Juan Bautista, ob. cit., pp. 151-152.
146 González, César, ob. cit., p. 219.

204
Cuentas Nacionales, 1915-1935

El caso viene a cerrarse en 1931 cuando es obligado a renunciar Juan


Bautista Pérez y se vuelve a reformar la Constitución para nombrar, nueva-
mente, presidente de la República al general Juan Vicente Gómez, para
terminar el período que había comenzado en 1929 y finalizaría en 1936.
El doctor Pedro Tinoco, nombrado ministro de Relaciones Interiores por
el general Gómez, adoptó una posición conciliatoria y puso fin al conflicto
con la iglesia. Sin embargo, monseñor Montes de Oca no regresó a Vene-
zuela. Se encerró en vida en un monasterio en Monte Cassino, donde mu-
rió a consecuencia de una acción militar durante la II Guerra Mundial.

Causas de la caída de Juan Bautista Pérez

Se ha discutido en alguna medida, así como también se ha especulado,


acerca de lo que determinó el descenso de su posición del doctor Juan Bau-
tista Pérez. No creemos en la opinión, de la cual se hace eco, aun cuando la
rechaza Juan Bautista Fuenmayor, que sostiene que el doctor José Rosario
García, por su cuenta y riesgo, y aún desconociéndolo el general Gómez,
promovió el movimiento en el Congreso con el fin de elegir Presidente al
general José María García, sobrino de él y primo de Gómez. Tal como dice
Fuenmayor, esta explicación no tiene una base lógica, más tampoco creo a
pie de juntillas en la tesis que sostiene este último sobre la caída de Pérez,
según la cual se debió a que cumplió la misión, que íntimamente le había
fijado el general Gómez, de afrontar lo peor de la crisis económica, de tal
manera que Gómez, cuando regresara nuevamente a la presidencia, lo hi-
ciera como el “salvador del país”. Analizando esto vemos que el nombra-
miento de Pérez fue anterior al desencadenamiento de la depresión del año
29, y por tanto, no creemos que Gómez hubiera previsto la terrible fractura
que iba a ocurrir en los países capitalistas industriales, y los efectos que ello
traería consecuencialmente en la periferia de estos últimos como lo era el
área latinoamericana. Creemos, contrariamente a Fuenmayor, en las siguien-
tes razones:
1) El general Gómez designó a Juan Bautista Pérez, presidente civil de la
República ante las protestas generalizadas que se sucedieron en apoyo a las
manifestaciones estudiantiles de 1928-29, así como por la ola de repudio
que se sentía caer sobre la administración gomecista dentro de amplios
sectores de Venezuela, especialmente en el centro del país. Así que, luego
de la designación del mandatario civil, Juan Bautista Pérez, Gómez, en
diversos comentarios verbales ante sus allegados, asintió que “ahí les pongo

205
Cuentas Nacionales de Venezuela

a los centrales a un hombre de Caracas para que no se quejen”; por lo tanto


la razón determinante de la designación de Juan Bautista Pérez fue de or-
den político, para enfrentar el malestar que existía en aquellos momentos y
que había tenido resonancia en las referidas manifestaciones estudiantiles
adversas al régimen con el respaldo por parte de diversos gremios popula-
res, clases medias e incluso entre algunas familias de clase alta (terratenien-
tes, comerciantes e intelectuales). El malestar, incluso se había manifestado
en el seno del ejército.
Gómez, que era un político sumamente hábil, que nunca rehuía actuar
frente a hechos políticos concretos y que tomaba medidas para neutralizar-
los, resolvió el caso hacia un repliegue personal (en lo que se refería al ejer-
cicio vistoso de la Presidencia) pero conservando el poder y, lo que es más,
hasta constitucionalmente manteniendo las mismas facultades presidencia-
les de acuerdo con la reforma hecha en 1929.
2) Posteriormente a la designación de Pérez se desencadena la crisis eco-
nómica y la depresión de fines del año 1929, que golpea también a Vene-
zuela en el año siguiente y que se presenta como un factor adverso al gobier-
no presidido por el doctor Juan Bautista Pérez. De esta situación económi-
ca se desprenden las críticas que se hicieron a esa administración en el Con-
greso Nacional, a la cual se le imputa ser la causante de todos los aconteci-
mientos políticos internos y de la crisis económica. Igualmente surgieron
los cargos de que Pérez era culpable de la entrada del comunismo en el país,
cosa que no era cierta, por cuanto la ideología y el movimiento comunista
constituía un hecho real que estaba penetrando el mundo y se estaba orga-
nizando en todos los países, por lo que Venezuela no podía ser la excepción
a aquella corriente general.
En líneas generales, estas fueron las causas que afloraron en el Congreso
con motivo del proceso seguido para hacer efectiva la destitución del doctor
Juan Bautista Pérez. Sin embargo, hubo otras razones de fondo, pero según
nuestro punto de vista la determinación fue la superación (a juicio de Gó-
mez) del problema de opinión pública y molestias, inclusive en las filas del
ejército, para cuyo propósito designó a un presidente civil. El doctor Pérez
además en corto tiempo hubo de sufrir la situación económica del país, de
la cual se quiso echar el fardo de esas nuevas dificultades sobre el presidente
constitucional en ejercicio. A ello se agregó el problema con la iglesia.
Una vez decidida la remoción del doctor Juan Bautista Pérez, se inició
una propaganda en los medios allegados al gobierno que circuló profusa-
mente, y donde se ensalzaba a Gómez como el hombre que podía enfrentar
la crisis fomentando las obras públicas para solventar los problemas de des-

206
Cuentas Nacionales, 1915-1935

empleo, y hasta podía abrir el camino a una nueva amnistía para dar liber-
tad a los presos y admitir el regreso de los exiliados.
Todos estos hechos circulaban en torno a ese proceso, pero ninguno de
ellos fue causa determinante en la caída del presidente Juan Bautista Pérez;
pero ello no era más que la preparación del terreno en lo político y social
para el regreso de Gómez a la presidencia. Con ello se forma en el país un
ambiente favorable a la nueva elección del general Gómez y en tal coyuntu-
ra los sectores populares, concurren en masa a las afueras del capitolio a
vitorear al viejo dictador con motivo de su nuevo ascenso a la presidencia
constitucional. Así, como se demuestra en líneas anteriores, las cosas no
ocurren solas, como por encantamiento o generación espontánea, sino que
fueron el resultado de una preparación y de hechos concretos.
En cuanto al proceso de la salida del doctor Pérez de la Presidencia de la
República, motivada por el acuerdo del Congreso Nacional de 12 de junio
pidiendo su renuncia y que éste accede a presentar el día 13, el Congreso
mira hacia el general Gómez. Sin embargo, planteada la situación en tales
términos, este último resuelve que sea el doctor Pedro Itriago Chacín, mi-
nistro de Relaciones Exteriores, quien asuma la posición de Encargado de la
Presidencia de la República, y, acto seguido, éste nombra el nuevo gabinete
y se procede (en conjunto) a redactar y a iniciar el curso de la reforma de la
Constitución.
El gabinete electo quedó integrado de la siguiente manera: doctor Rubén
González, ministro de Relaciones Interiores; general Eleazar López Contre-
ras, Encargado de la cartera de Guerra y Marina; doctor Gumersindo To-
rres, ministro de Fomento; Federico Álvarez Feo, ministro de Obras Públi-
cas; Samuel Niño, ministro de Instrucción Pública; el doctor Toledo Truji-
llo en Salubridad, Agricultura y Cría, y el general José María García, minis-
tro de Hacienda.
Una vez juramentado para el nuevo ejercicio de la Presidencia de la Re-
pública, el general Gómez nombra el siguiente gabinete; sustituye a Rubén
González, que había sido la persona que había movilizado y personificado
el conflicto con la iglesia, en el caso de la expulsión de Montes de Oca, y en
su lugar nombra al doctor Pedro Rafael Tinoco. Éste era un abogado que
había desarrollado su actividad profesional con éxito en Caracas; había esta-
do preso en La Rotunda, de cuya prisión fue liberado por gestión del coro-
nel José María Márquez Iragorri, edecán del general Gómez. El coronel
Márquez lo había dado a conocer a Gómez, quien había abierto la oportu-
nidad para que demostrara su competencia como abogado con motivo de
unas gestiones en que estaba interesado el dictador, quien apreció la capaci-

207
Cuentas Nacionales de Venezuela

dad del doctor Tinoco, y en vista de ello le concede la cartera de Relaciones


Interiores, en donde éste desarrolla interesantes actividades en materia rela-
cionada con el salvamento del sistema bancario y financiero durante el des-
envolvimiento de la crisis e igualmente llevó a cabo un acuerdo que estabi-
lizó el tipo de cambio. Continúa Itriago Chacín en Exteriores; Efraín Gon-
zález como ministro de Hacienda; continuó el general López Contreras en
Guerra y Marina; el doctor Rafael Cayama Martínez, que había estado pre-
so en la época del general Castro y que además había demostrado ser un
fervoroso gomecista, fue designado ministro de Fomento; el doctor Mel-
chor Centeno Grau fue transferido al Ministerio de Obras Públicas, Rafael
González Rincones como ministro de Instrucción Pública; en Salubridad,
Agricultura y Cría el doctor Toledo Trujillo fue sustituido por don Juan E.
París, quien era un importante personaje de las fuerzas económicas del esta-
do Zulia; por último, para la Gobernación del Distrito Federal fue nom-
brado Rafael María Velasco.

208
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Subperíodo 1932-1933

209
Cuentas Nacionales de Venezuela

210
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Entrando el año 1932, el general Juan Vicente Gómez revisa el regla-


mento de la Ley de Residencia y de Extranjeros anterior y se preparó una
nueva ley que fue aprobada en el Congreso.
La finalidad era: tener expedito el camino para contrarrestar la visita o la
venida al país de posibles agentes del comunismo internacional. Este punto
lo reseña Fuenmayor:

Para 1933, ya había sido dictada una Ley de Extranjeros, con las mismas finalidades
de la famosa Ley de Residencia que Márquez Bustillos pidió al Congreso, el 30 de
abril de 1919, para imposibilitar la infiltración de extranjeros adheridos a las nuevas
ideologías revolucionarias, provenientes de Europa. Nos referimos, naturalmente, a
las ideas marxistas. El Ejecutivo dictó, en 1933, el Reglamento de la referida ley,
promulgada en el año 1932, y sobre cuya aplicación el ‘Ministerio de Relaciones
Interiores, puso especial empeño en darle estricto cumplimiento. El objeto era
lograr una ‘cuidadosa selección inmigratoria’, ‘indispensable’ en aquella época. Al
efecto, se estableció por primera vez la llamada Matrícula General de Extranjeros
residentes en el país, a fin de poder realizar sobre ellos una constante y eficaz
vigilancia.147

En cuanto a la controversia con la iglesia referida en las anteriores pági-


nas de este capítulo, el doctor Zumeta arrimó la brasa para su sardina y
quiso convertir a los comunistas en cabeza de turco en relación al debate
entre la iglesia y el Estado, desencadenado a raíz de la expulsión de monse-

147 Fuenmayor, J.B., Historia de la Venezuela política contemporánea, 1899-1969, s/e, p. 204.

211
Cuentas Nacionales de Venezuela

ñor Montes de Oca. Otra ley que se aprobó en esta época fue la concernien-
te al Porte de Armas. Por virtud de ella se hicieron requisas a fondo en todo
el país para recoger las armas...

(...) dictó también el Ejecutivo un nuevo Reglamento de la Ley de Porte de Armas,


que databa del año 1918, y cuyo objeto era desarmar completamente a la población
venezolana, con el pretexto de prevenir la delincuencia.148

Ya anteriormente se habían practicado estos procedimientos cuando a


raíz del golpe de Estado de 1914, se ordenó hacer una política de tierra
arrasada en varios estados y específicamente en el estado Trujillo donde se
incautaron muchas armas pertenecientes a la antigua oficialidad de los Araujo
y los Baptista. El doctor Arcaya se refiere a esta materia “sobre una ley de
prohibición de importación, el comercio y el porte de armas que ha dismi-
nuido enormemente los homicidios y las lesiones que generalmente prove-
nían de lances personales, convertidos por el uso del revólver, en duelo a
muerte”. 149
Entre 1932-33 no hubo invasiones al país y las alteraciones del orden
público se redujeron a su mínima expresión.
Ya para entonces el despotismo de Gómez disponía no sólo de cárceles,
de bayonetas, de renta petrolera, de complicidad y apoyo internacionales.
También disfrutaba de los beneficios de una filosofía política, cortada a la
medida. En 1929, una pulcra y cuantiosa edición oficial, circuló de Cesa-
rismo Democrático, de Vallenilla Lanz, sicofante clínico e inteligente. Con
citas fragmentarias de Bolívar y argamasa suministradas por historiadores y
sociólogos reaccionarios –Hipólito Taine, Spencer, Le Bon– fabricó Valleni-
lla una tesis de circunstancia. Gómez era un producto telúrico, intransferi-
ble, de un medio físico tórrido, de una raza mezclada y primitiva de una
economía atrasada y pastoril. Era el ‘buen tirano’, expresión fatal de ‘la
necesidad de los gobiernos fuertes, para proteger la sociedad, para restable-
cer el orden, para amparar el hogar y la patria, contra los demagogos, contra
los jacobinos, contra los anarquistas, contra los bolcheviques’ (Laureano
Vallenilla Lanz, Cesarismo democrático, p.347). En un tiempo imprevisible,
acaso el destino sería más benévolo, y para ayudar a las inexorables leyes de
la historia señalaba el cortesano en plan de sociólogo una sola vía trajinable;
‘inmigración europea y norteamericana (sangre blanca) y oro’, mucho oro

148 Fuenmayor, J.B., ob. cit., p. 204.


149 Arcaya, Pedro M., Venezuela y su actual régimen, Washington, 1935, p. 188.

212
Cuentas Nacionales, 1915-1935

para explotar nuestra riqueza” (Ídem, página 316). Traducido a fórmulas


concretas este esquema teórico, podía resumirse así: para ese momento, sin
alternativa posible, Gómez, el gendarme necesario, de ‘ojo avizor, de mano
dura, que por las vías de hecho inspira el terror y por el terror impone la
paz’, según una frase de Taine citada por Vallenilla; y en preparación de un
futuro acaso distinto, dinero extranjero invertido sin condiciones para ace-
lerar el proceso de colonización de una nación con supuesta incapacidad
para regir su vida económica; y torrentes de linfa caucásica, de ‘sangre blan-
ca’ a fin de que los orgullosos británicos de la Shell y los texanos de la
Standard, imbuidos de prejuicios raciales puedan sentirse más a gusto en
un país donde ya hubiera desaparecido de la piel de los nacionales los ras-
tros de pigmentación mestiza... Y para confirmar las tesis de Vallenilla so-
bre la irredimible vocación de desorden del ‘populacho’ criollo, el 17 de
diciembre de 1930, en el centenario de la muerte de Bolívar, de su Bolívar,
los obreros y artesanos y estudiantes de Caracas se echaron a la calle, sin
líderes y sin consigna, guiados sólo por una bandera de Venezuela, en sui-
cida intento de abrirle las puertas de sus calabozos en La Rotunda a los
secuestradores políticos. Allí mismo quedaron tendidos docenas de mani-
festantes, diezmados por el plomo gomero, otras tantas víctimas de la re-
cóndita e inextinguible pasión de libertad del pueblo. De un pueblo incul-
to en letras, pero ansioso de adquirirlas y de vivir con dignidad. Y de esta
generalizada ignorancia colectiva había sido promotor el gomezalato. Algu-
nos despotismos se han preciado de ‘ilustrados’. El de Gómez, no. Era la
bruta tiranía en su más desnuda y primitiva forma. Desde los años 1908-
09 a 1925-26, el presupuesto de educación estuvo siempre por debajo de
los cinco millones de bolívares (menos de un millón de dólares, al cambio
de entonces). El porcentaje dentro de los gastos generales del Estado de lo
que se aplicaba a educación pública osciló entre el 3.3 por ciento (1925-
26) y el 6 por ciento (1933-34). En la solitaria Escuela Normal que funcio-
naba en la República la promoción de maestros graduados en 1932 alcanzó
a una cifra trágica memorable: sólo uno. El balance de un 80 por ciento de
analfabetos dentro de la población adulta que dejó esta etapa sombría de la
vida nacional, es el más elocuente testimonio de su labor, devastadora del
hombre venezolano.
El nivel de la clase trabajadora era tan bajo como el de los habitantes de
las colonias europeas en el Caribe. No podía estimarse en cifras estadísticas,
porque los servicios especializados para esta clase de investigaciones, no exis-
tieron en Venezuela sino hasta 1936, después de iniciado el gobierno suce-
sor del de Gómez. Pero son fáciles de presumir recordando que el Anuario

213
Cuentas Nacionales de Venezuela

Estadístico de Venezuela (Caracas, 1940) daba como promedio de salarios


diarios en 1937 los de 2,38 y 2,90 bolívares, para el peón agrícola y gana-
dero, respectivamente. En esa época, ya se había operado un tímido au-
mento en el jornal campesino, de donde resulta razonable afirmar que du-
rante casi tres décadas de despotismo el salario medio de la mayoría de la
población trabajadora osciló alrededor de 50 centavos de dólar.
Mientras Venezuela era así humillada, oprimida, expoliada, traicionada,
ganaba por obra y gracia de su fabulosa riqueza del subsuelo el rango de
país importante; y Juan Vicente Gómez adquiría perfiles de personaje del
mundo. 150
En lo referente a la opinión de los prohombres del régimen como el
doctor Pedro Manuel Arcaya, Vallenilla Lanz, el doctor Gil Fortoul y otros
defensores connotados de lo que se ha denominado ‘la consolidación de la
paz’, el régimen de Gómez es defendible por sus obras públicas. Al respecto
dice el primero lo siguiente:

El general Gómez hizo de nuevo la carretera La Guaira-Caracas-Valencia; la pavi-


mentó de concreto, la rodeó de fuertes cercas de rieles en los puntos peligrosos; la
prolongó en iguales condiciones hasta Puerto Cabello; de ahí la continuó, con
pavimento de macadan (piedra triturada), hasta la frontera de Colombia, pasando
por las importantes ciudades de Coro, San Felipe, Yaritagua, Barquisimeto, Carora,
Valera, Mérida y San Cristóbal.
Esta es hoy la gran carretera trasandina que cruza por los ríos caudalosos y cuyas
atrevidas curvas ascienden los Andes venezolanos, hasta alturas de más de 14.000
pies. Quizás dentro de poco habrá de ser una de las rutas favoritas del turismo por
sus magníficos paisajes, pues a poco de dejar los fértiles valles de Aragua, el jardín de
Venezuela, al cruzar las áridas llanuras de Barquisimeto, se pasa luego por la feraz
selva tropical, y en rápida marcha se asciende a ventisqueros de frigidísima tempe-
ratura, tenía en todos lados, a lo alto, las sierras perpetuamente cubiertas de nieve,
y al otro, hacia abajo, la selva virgen que cubre las laderas de la cordillera en su
descenso hacia el lago de Maracaibo.151

No hay duda que la política de obras públicas y específicamente la de


carreteras, arrojó un saldo favorable, desde el punto de vista en que ayudó a
integrar zonas que estaban aisladas a una mayor actividad económica y po-
lítica, en el centro del país. No hay que olvidar, sin embargo, que en parte

150 Betancourt, Rómulo, Venezuela, política y petróleo, Ed. Senderos de Bogotá. 1969, pp. 92-94.
151 Arcaya, Pedro M., ob. cit., p. 130.

214
Cuentas Nacionales, 1915-1935

esas carreteras fueron finalizadas con fondos del tesoro público y, por otro
lado, del sacrificio que impusieron a los detenidos, algunos por causas co-
munes, otros por razones políticas a quienes se les forzaba a trabajar en las
carreteras. Personalmente, siendo yo un niño, pude ver en un viaje con mis
padres desde el centro hasta Trujillo, en una curva donde se detuvo el
vehículo, a un grupo de hombres trabajando con picos y palas que realiza-
ban labores al margen de la carretera. Todos llevaban cadenas y bolas de
hierro al final de las mismas. Esta circunstancia la hizo notar el chofer con
gran consternación para mis padres, al ver a esos infelices.
Esta Venezuela encadenada a grillos, ve como se apaga la llama de la vida
del dictador y, bajo esa sombra, va creciendo el relevo agazapado, en espera
para tomar las riendas del poder. Vemos que de 1931 a 1935 se van fo-
gueando en la práctica política y militar, dos nombres que serán claves en el
proceso de sucesión: Eleazar López Contreras y el doctor Pedro R. Tinoco:

Hay a partir del 13 de julio de 1933 una doble regencia en Venezuela. Para el
Gómez ya valetudinario se prevén dos sustitutos que vayan tomando en sus manos
las responsabilidades efectivas de gobierno. Eleazar López Contreras asume el
mando del Ejército para que consolide la organización militar. Y el doctor Pedro
Tinoco en el Ministerio de Relaciones Interiores asumirá las vastas cuestiones de la
política y la economía. Son dos ministros universales que darán al Estado esa
consistencia y reciedumbre casi trascendental que pedía Guillermo Federico Hegel
en la Filosofía del Derecho. Toda la obra que se viene realizando desde 1899, cuando
de invasores trae argamasa de violencia y represión para la albañilería del Estado
culmina en esos años de 1931 a 1935. Ahora la historia no va a trabajar sólo con las
rústicas manos de Juan Vicente Gómez. El Estado necesita hombres de Academia
Militar y de universidad para adaptarse a los nuevos tiempos y remeter sus muros.152
¡Anjá!, el doctor Tinoco para ministro del Interior. No está mal. Yo lo conozco. Fue
apoderado de Vicentico. No lo hizo mal. Con estas expresiones acepta Gómez
designar a Tinoco para aquel cargo clave que ya no tiene misión más importante que
la de preparar la sucesión del general. En Tinoco se juntan tres vertientes de la clase
que va emergiendo como la dominadora de la nueva Venezuela. Es un aguijón del
imperialismo petrolero. Tinoco, una ficha del patriciado comercial y bancario al
cual ha servido. Y ha tendido nexos, a través de José Vicente Gómez, con las clases
gomecistas en cuyas manos está esa argamasa suprema que es el Estado cuando la
historia quiere realizar trabajos de mampostería. Las tres vertientes que desembo-

152 Rangel, Domingo A., Gómez, el amo del poder. Editores, Vadell Hermanos, Valencia, 1975, pp.
359-366.

215
Cuentas Nacionales de Venezuela

can en Pedro R. Tinoco harán de este ministro una especie de Premier en la corte
civil a la que Juan Vicente Gómez va transfiriendo las riendas del poder. Y el doctor
Tinoco cumple el encargo de quienes lo han llevado al ministerio con cuidadosa
exactitud.
Eleazar López Contreras es el otro polo del gobierno. La administración nacional
va a tener, entre 1931 y 1935, dos factores de equilibrio sobre el abismo de la
incertidumbre del futuro. El ejército por un lado y las clases dirigentes del exterior
y del país por otro, serán los extremos de contrapeso y apoyo para la edificación de
calicanto del Estado. López Contreras desarrolla su gobierno militar con segura
eficacia. Su primer objetivo consiste en eliminar, definitivamente cualquier otra
organización armada que haya en el país. Sabe que el tránsito más allá de Gómez sin
sacudidas de guerra civil exige un ejército que no tenga rivales. Y para ello es preciso
barrer los últimos ecos del caudillismo bronco de los macheteros.153

Así, dentro de este marco político administrativo van transcurriendo los


últimos días de la nefasta dictadura.

153 Rangel, Domingo A., ob. cit., pp. 359-366.

216
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Subperíodo 1934-1935

217
Cuentas Nacionales de Venezuela

218
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Ámbito sociopolítico general

A manera de introducción y al referirnos al régimen autocrático del ge-


neral J. V. Gómez que llega a su fin el 17 de diciembre de 1935, intentare-
mos un tratamiento evolutivo de este gobierno, como síntesis y conclusión
de los análisis parciales que hemos realizado en los estudios preliminares
que preceden a este capítulo, preciso empezar por los factores que operan
en la consolidación de tan larga dictadura. Seguiremos con el esbozo de un
balance objetivo, indicando los aspectos positivos y negativos de dicha
gestión.

Factores que determinan la consolidación del régimen de Juan Vicente


Gómez

En conclusión estos factores objetivamente pueden sintetizarse en los


siguientes términos:
1º) La región económica más próspera de Venezuela hacia fines del siglo
pasado y hasta la segunda década del siglo XX, fue sin duda la andina y
dentro de ésta la sección más importante económicamente fue el Táchira.
Esta prosperidad del Táchira y de los Andes en general, dentro del conjun-
to de la economía nacional, tenía su raíz en el hecho de no haberse visto
mayormente afectada esta zona por la devastación producida durante la
guerra de independencia y las guerras civiles que azotaron a Venezuela des-
pués de su organización como República independiente y, sobre todo, des-
pués de la segunda mitad del siglo pasado. Este fue un factor importante.

219
Cuentas Nacionales de Venezuela

El otro fue la estructura de la propiedad de la tierra; en los Andes no proli-


feró el latifundio sino las medianas y sobre todo pequeñas propiedades, que
crearon una clase media rural sumamente interesante, la cual impulsó el
proceso de ahorro e inversión, de expansión de las plantaciones, sobre todo
de café, situando a los Andes, principalmente al Táchira, con una cuota
importante de la exportación cafetera en lo que se refiere a su participación
dentro del global nacional de producción y exportación de este fruto. Esta
clase mediana y pequeña rural, dio estabilidad a la comunidad andina.
Cuando empieza a operarse la decadencia de las unidades de producción
cafetera con motivo de la competencia petrolera de los primeros tiempos,
los propietarios de estas fincas –hábilmente trasladaron recursos a la gana-
dería–, crearon un sector de vacunos de ceba, y también se movieron hacia
la actividad mercantil. De modo, pues, que lograron equilibrar la situación.
Y esto dura hasta que en Venezuela se consolida la actividad petrolera, la
que hace no depender al gobierno –del general Gómez– del apoyo de la
economía andina sino que lo transforma en un régimen totalmente sopor-
tado por el ingreso petrolero que no tenía origen local, en razón de la es-
tructura de la propiedad del subsuelo que había heredado la República,
(después de la independencia) del régimen jurídico español. Por ello afir-
mamos que el apoyo regional es un factor muy importante, hasta el surgi-
miento del petróleo.
2º) Castro tiene la habilidad –que continúa y reafirma Gómez– de crear
y mantener un ejército nacional no sólo para destrucción de los caudillos de
otras zonas sino para sostener al nuevo gobierno y a la nueva situación.
Gómez sigue la misma política y después de la consolidación del ingreso
petrolero, robustece todavía más a este ejército.
3º) Uno de los elementos favorables a este proceso fueron los cambios
tecnológicos que se operaron en las armas y en los medios de combate exis-
tentes en el siglo XX, que se traduce en la incorporación a Venezuela de
armas automáticas (en la vuelta del siglo) para sustituir la célebre carabina
de piñón. A ello hay que agregar la modernización de la artillería y lo que es
más importante: la concurrencia de la Primera Guerra Mundial al traer
consigo el perfeccionamiento de los medios de fuego del ejército con las
armas, cosa que genera un desbalance muy grande entre los medios de que
podían disponer los que se pronunciaran contra el gobierno, frente a los
equipos militares oficiales, que con recursos importantes se habían ido com-
prando en el exterior. Los soldados se fueron adiestrando en el manejo de
estos equipos: ametralladoras, cañones de mayor alcance y diámetro, luego,
ocurre la incorporación de la aviación y de los medios mecanizados de trans-

220
Cuentas Nacionales, 1915-1935

porte, de ataque, de defensa y movilización que se desarrollaron después de


la primera conflagración universal, los cuales el gobierno puso a disposición
de sus fuerzas armadas gracias al ingreso petrolero.
4º) Un cuarto elemento fue la cohesión que se formó en los distintos
medios andinos y especialmente tachirenses, en torno al gobierno, primero
de Castro y después de Gómez. Esta cohesión tuvo su razón de ser no en el
hecho de que los andinos fueran sectarios o regionalistas, sino que por fuer-
za de las circunstancias, cuando llegaron los ejércitos de Castro al centro de
la República, y especialmente a Caracas, esto creó conflictos individuales
que dieron lugar a hechos de sangre que frecuentemente tenían su raíz en el
licor y en controversias de tipo personal, estos hechos arrancaron de Castro
la célebre frase “ni cobro andino ni pago caraqueño”.
Era lógico que este ejército de ocupación en el centro encontrara resis-
tencia en la población y sus oficiales. Todo esto fue creando un ambiente
donde la integración se hizo difícil. A ello se agregó la reacción de los cau-
dillos, y la movilización del país en la Campaña Libertadora que culminó
en la batalla de La Victoria; tales acontecimientos fueron creando un am-
biente de controversia entre los Andes y el resto del país.
Este clima tiende a suavizarse, cuando el general Castro organizó sus
primeros gobiernos e incorporó a los viejos caudillos liberales inclusive al
“mochismo”, a su gabinete. Después de la batalla de La Victoria quedan
agriadas estas relaciones; sin embargo, Castro, a pesar de haber condenado
fuertemente la acción de los caudillos en La Victoria y de haberlos perse-
guido, no llevó su política hacia extremos de excepcional dureza, no obs-
tante que hombres como Pocaterra revelan que en las cárceles de Castro
existían condiciones sumamente precarias para los presos.
Pero Castro no era un hombre que tuviera saña de persecución contra sus
enemigos. Naturalmente, los había derrotado y esto creaba un fondo de
resentimiento en estos hombres que tenían muchas vinculaciones con el
resto del país, este trasfondo de descontento, lógicamente, se traducía en
abismos y en recelos entre las colectividades de los Andes y las del resto del
país, especialmente el centro de la República.
Esta situación trata de ser resuelta por el general Gómez, a insinuación
del doctor Leopoldo Baptista, cuando se organiza el gobierno en 1908, a
raíz del golpe contra Castro, al integrar un gabinete de unidad nacional y al
incorporar a jefes políticos de todas las regiones del país en su recién inau-
gurado gobierno. Pero luego, con la ruptura que se opera el año 13, vuelven
a abrirse las heridas del resentimiento y vuelve a producirse una renovación
de estas reservas que había entre ambas colectividades.

221
Cuentas Nacionales de Venezuela

Sin embargo, ello no era suficiente para crear una muralla que se opusie-
ra definitivamente a la integración, por cuanto la venida de los andinos al
centro del país y a muchas otras regiones de Venezuela, fue creando paula-
tinamente una interacción entre ellos y el resto de la nación, al punto de
que se operan uniones matrimoniales o concubinarias entre miembros de
ambas colectividades que fueron limando estas asperezas. Naturalmente,
este fue un proceso que duró varios años, el cual vino a superarse en firme,
tan sólo después de la muerte del general Gómez.
Pero, en todo caso, en la época de Gómez se agrava la contradicción entre
los andinos y el resto del país, por cuanto el doctor Ezequiel Vivas, desde la
Secretaría de la Presidencia de la República, se concentra en una política
orientada a poner a hombres de los Andes y especialmente del Táchira al
frente de, prácticamente, todos los cargos del país. Da instrucciones de que
se nombren andinos al frente de las jefaturas civiles, resguardos de aduanas,
comisarías, cargos burocráticos en el gobierno central y en los gobiernos
regionales; en fin, en toda Venezuela. Ello naturalmente crea en parte de la
comunidad andina, específicamente del Táchira, una conciencia de apoyo y
de identificación con aquel gobierno que les daba tan liberal y expedita cabi-
da en su seno. Por otra parte, genera, en el resto de las colectividades, donde
estos hombres iban a ejercer el gobierno, la sensación de que tratábase de un
gobierno de ocupación como dice Rangel en su obra Los andinos en el poder,
y esto naturalmente también agria y retarda el proceso de integración social
entre ambos núcleos humanos, que con el tiempo llegó a operarse para bien
de la comunidad venezolana.
Pero en todo caso, éste es un elemento que, desde el punto de vista de la
cohesión, genera el Táchira en torno al gobierno, en las clases modestas y en
las clases medias y altas, un apoyo muy importante para el gobierno de
Gómez.
No estamos de acuerdo en que esta pugnacidad entre las comunidades
de los Andes y del centro fuera obra de los caudillos opositores de Gómez,
quienes, pusieran el dedo en la llaga en el sentido de imputar ser, el de
Gómez, un gobierno de los andinos. No estamos de acuerdo en ello, por
cuanto había enemigos de Gómez que eran andinos, como el general Oliva-
res y el general Peñaloza que eran dos figuras militares prominentes en el
Táchira, del mismo estado procede Pío Gil (Pedro María Morantes); el
doctor Leopoldo Baptista, el doctor Trino Baptista, Maximiliano Durán, el
doctor Carlos León, que eran hombres de Trujillo y destacadas figuras de la
oposición; y los merideños almirante Román Delgado Chalbaud, Mariano
Picón Salas, etc.

222
Cuentas Nacionales, 1915-1935

De modo pues, que no se compadece esta concepción con la realidad,


mal podían estos hombres, los más importantes caudillos de la oposición,
sustentar sus tesis contra Gómez en la lucha contra los andinos siendo ellos
andinos. Esto no tiene sentido.
Esta concepción antiandinista parte de algunos periodistas, como por
ejemplo, Pocaterra, quien la expresa en sus Memorias de un venezolano de la
decadencia. Ello fue un grave error de este autor y, además una injusticia
con los Andes si se toma en cuenta que hubo muchos andinos intelectuales
que fueron enemigos de Gómez, así como muchos militares y viejos caudi-
llos que también lucharon contra él. Así que la afirmación de Pocaterra es
históricamente inexacta y políticamente errada.
La labor que hizo el doctor Ezequiel Vivas la puntualiza Domingo Alberto
Rangel cuando afirma lo siguiente:

Pero el doctor Vivas no es un Vallenilla Lanz que años después reunirá en su


biblioteca a los positivistas más eminentes para apoyar en sus teorías la satrapía casi
animal de Juan Vicente Gómez. Con menor jerarquía intelectual pero utilizando
instrumentos de acción inmediata, el pintoresco doctor se lanza a una política de
discriminación agresiva. Siendo secretario de la Presidencia de la República –nada
menos imparte instrucciones de que sólo se coloque a los tachirenses, y se ayude
exclusivamente a los oriundos de esta región. Cuando alguien llega a Maracay, Vivas
le pregunta:
–¿De dónde sos vos?
Y así el interpelado contesta que es de Santa Ana, de San Antonio, el secretario
apunta, sin retardo: ¡Ah!, vos sos de allá. Y “Los de allá, como entran a llamarse los
tachirenses, disfrutan entonces de todos los privilegios. Cargos, honores y recom-
pensas que el diligente secretario reparte entre la vasta grey tachirense, corren
presurosos a llenar vacíos y a colmar ambiciones”.154

Apunta el doctor Rangel:

No hay ley ni conveniencia que los frene (se refiere a los funcionarios por él nombra-
dos y recomendados) porque Vivas con el cargo les otorga la patente de corso. Es la
época de los jefes civiles semianalfabetos, ladrones y viciosos, que llenan de humilla-
ción páginas en la historia de las regiones que los sufrieron. El tachirense a quien
Vivas le entrega el nombramiento, el revólver y el pliego de instrucciones, obra
como los conquistadores españoles cuando venían a América. Su destino era explo-

154 Rangel, Domingo Alberto. Los andinos en el poder. S/e. Caracas, 1964, pp. 181-182.

223
Cuentas Nacionales de Venezuela

tar una tierra conquistada en la cual resulta lícito el enriquecimiento acelerado. Y


para lograrlo esta legión de jefes civiles apelan a la arbitrariedad más cruda cuyos
torniquetes, al girar, producen pingües ganancias. Nadie ha sido tan rapaz como
este civil, obtuso y quisquilloso, que ponía ley en la boca de su revólver y la
administración al alcance de su sed de riqueza:
En la consolidación del gomecismo, el intelectual más eficiente fue Ezequiel Vivas,
si es que puede dársele tal título a un sujeto de su limitada cultura. Él creó una casta
de funcionarios que formarán el ejército civil de la Rehabilitación, unidos todos por
Gómez por un cordón umbilical de fechorías.155

5º) El impacto de la producción petrolera sobre la economía nacional, se


analiza en diversas partes de nuestro trabajo, y al respecto transcribimos las
siguientes opiniones de Domingo Alberto Rangel:

El petróleo imparte a la economía de Venezuela un carácter importador que jamás


asumió en los tiempos del café. Como consecuencia de la alta productividad de
petróleo nuestra moneda adquiere, cuando la industria se consolida en los años de
1930, una dureza excepcional. Con ello se le entrega a las mercaderías extranjeras
una auténtica prima. Nos convertimos en compradores de trabajo extranjero, con-
vertido en artículos. Como los beneficios de las compañías siempre han sido altísi-
mos –alrededor de 40 por ciento de sus capitales– ha mediado tradicionalmente
una enorme diferencia entre el valor de las exportaciones y de las importaciones. A
pesar de la vocación importadora creada por el dólar barato, la capacidad produc-
tiva de la industria petrolera es tan formidable que sus pozos han enviado al merca-
do exterior contingentes superiores, en valor, a los que ha podido reintegrar nuestra
economía mediante las importaciones. Para franquear el obstáculo que interponen
los dividendos de las compañías, elevando las importaciones más allá de este límite
objetivo, el país ha utilizado los capitales extranjeros. El flujo de las inversiones ha
permitido financiar, en parte, el gasto corriente en el extranjero. Así, hemos cambia-
do riqueza nuestra, que estos capitales explotan irreparablemente por chucherías
europeas o norteamericanas. Venezuela lleva cincuenta años transformando su
subsuelo en automóviles, refrigeradoras y radios. Porque financiamos nuestras im-
portaciones con la cuenta de capital de la balanza de pagos, la economía nacional se
ha tornado en algo movediza y frágil y su futuro se ha recargado con las tintas de lo
trágico. Esta monstruosa deformación comenzó en los años de Juan Vicente Gómez
y aún persiste en nuestra vida.156

155 Rangel, Domingo Alberto, ob. cit., p. 183.


156 Ídem, pp. 284-285.

224
Cuentas Nacionales, 1915-1935

La alianza tácita que surge entre Gómez y los intereses imperialistas re-
presentados por la creciente participación en Venezuela de la inversión ex-
tranjera en los procesos de exploración y explotación petrolera, y también el
apoyo que los gobiernos de los países de origen de estos inversionistas le
dan a estas empresas, son hechos que forman parte del hilo de la historia en
los del gobierno dictatorial.
Por su parte, el doctor Ramón Escovar Salom, afirma que el petróleo es
una de las razones de la duración de la larga dictadura.

El hecho político y económico más importante de Venezuela en el siglo XX es el de


la explotación petrolera. La dictadura de Gómez se fortalece y asegura su continui-
dad en el mando, porque por primera vez el estado indigente, sin rentas ni fisco
estable, que era en el siglo XIX, el poder deriva ahora ingresos permanentes y el
Estado, desde el punto de vista fiscal, se convierte en un fenómeno continuo y no en
un hecho accidental, precario y circunstancial, como era en el siglo pasado. 157

Al surgir el gobierno de Gómez había un elemento favorable a la pos-


tura benevolente y de cooperación de los Estados Unidos hacia el nuevo
gobierno. Este consistió en el hecho de que el general Castro, con su
nacionalismo radical, su defensa definida de los intereses venezolanos,
había llegado hasta romper relaciones con EE UU. Por tanto, la instaura-
ción de un gobierno que derrocara a Castro y que le pusiera fin a esta
política intransigente de los intereses venezolanos, al punto de no dete-
nerse en romper relaciones con una potencia mundial como era los Esta-
dos Unidos, tenía que excitar en el seno de las cancillerías de Estados
Unidos y europeas –que también se habían enfrentado a Castro en la
época del bloqueo– una posición proclive al buen entendimiento con el
nuevo gobierno. Ello se manifiesta en la presencia del almirante Bucha-
nan con naves de guerra de la flota norteamericana en La Guaira, a peti-
ción del nuevo gobierno venezolano presidido por el general Gómez en
los días concomitantes con el golpe de Estado de 1908, (materia que
hemos visto en otra parte de este trabajo).
La consolidación del proceso de la inversión extranjera en Venezuela,
mediante los descubrimientos de ricos yacimientos petroleros, vendrá des-
pués a afianzar todavía más la posición favorable de los intereses imperialis-
tas, y de los gobiernos de estos países hacia el del general Gómez. Ello

157 Escovar Salom, Ramón. Evolución política de Venezuela. Monte Ávila Editores, Caracas, 1975,
(3ra. edición), p. 126.

225
Cuentas Nacionales de Venezuela

explica la aparente contradicción que surge entre la correspondencia de la


embajada de los Estados Unidos en Caracas con el Departamento de Esta-
do donde califican los acontecimientos de abril y meses siguientes de 1914
como un golpe de Estado, lo cual da lugar a críticas de carácter jurídico y
político por parte de estos funcionarios. Tal es la posición de hombres sali-
dos de universidades que tenían que condenar la acción autocrática contra
la constitución. Pero tal no pasaba de ser sino una actitud académica ante
los fríos intereses económicos de la gran potencia del Norte.
6º) Es verdad que el caudillismo estaba muy estropeado, igualmente que
el poderío del gobierno se había afianzado con la constitución del ejército
nacional. Este cuerpo se había robustecido con la incorporación de nuevas
armas con un poder de fuego mayor a las que tradicionalmente se habían
usado en nuestras guerras civiles. Es también el aumento del ingreso en
poder del Estado con la explotación petrolera lo que vino a significar un
factor decisivo en la consolidación del gobierno de Gómez. Pero no hay que
olvidar que el grupo de los caudillos tradicionales que fueron a la cárcel o al
exilio no tuvo cohesión ni unidad. De ello dan fe, libros de los propios
opositores a Gómez, como La dictadura perpetua de Gómez y sus adversarios
escrito por Jorge Luciani; el de Diego Córdova, sobre Los desterrados en la
época de Gómez; las memorias mismas de Pedro Elías Aristeguieta, y mu-
chos otros trabajos publicados por los órganos del Partido Revolucionario
Venezolano, artículos de Salvador de La Plaza y de Gustavo Machado, don-
de condenaban la actitud de los caudillos. Todo ello revela que la falta de
cohesión por parte de estos dirigentes de los partidos tradicionales fue un
factor también favorable a Gómez.
7º) Otro factor favorable fue que, hubo una división en la intelectuali-
dad, unos fueron a servir a Gómez y otros le hicieron oposición.
Pero estos últimos tuvieron más bien una actitud romántica en su con-
ducta opositora a Gómez. No se ve en ellos una disposición ni una expre-
sión cohesionada tendiente a presentar una alternativa global, integral, frente
a aquella dictadura que existía en el país. Actuaron individualmente; tal
división operó en beneficio de la consolidación del régimen.
No es que Gómez y la gente que lo defendía fueran plenamente coheren-
tes desde el punto de vista teórico y de las concepciones políticas. Pero la
verdad es que las teorías de Vallenilla Lanz, de Arcaya y de Gil Fortoul,
lograron una cierta conformación dialéctica que tenía una presentación aca-
démica que pretendía darle un soporte intelectual al régimen en un medio
donde no había posibilidades de un debate sobre la materia; pero, aun
desde el exterior, escaseó una doctrina alternativa aparte de la defensa de las

226
Cuentas Nacionales, 1915-1935

libertades y una interpretación que pudiera significar una apertura nueva


frente a aquel cuadro que presentaban estos intelectuales.
Esta alternativa vino a surgir a raíz de los movimientos de 1928 con las
corrientes marxistas socialistas; por tanto éstas si presentaban una fórmula
diferente a las concepciones de los sociólogos e intelectuales gomecistas.
–La división ideológica de los opositores al régimen gomecista.
–Las dos corrientes doctrinarias (económicas).
El doctor Maza Zavala se refiere al marco teórico de las corrientes que
pugnaban por dominar la economía venezolana así como la que ha prevale-
cido en los últimos treinta años, división esta que arranca de los últimos
años de Gómez.

Pueden distinguirse dos principales corrientes doctrinarias en el seno de los lucha-


dores antigomecistas más avanzados: una marxistaleninista, centrada en el proble-
ma de la dominación imperialista de la economía venezolana y, por ende, en la
necesidad de la liberación económica nacional con respecto a esta denominación, lo
que implica naturalmente el cambio de régimen político; otra reformista, populista,
centrada en el problema de la transformación política inmediata, en la democrati-
zación de la vida pública, lo que implicaba desde luego la realización de reformas
socioeconómicas dentro del marco de la economía capitalista para difundir en lo
posible el bienestar y disminuir los más graves desequilibrios de la sociedad econó-
mica. Estas dos corrientes se perfilarán con alguna claridad en la segunda mitad de
la cuarta década, es decir, entre 1936 y 1940, luego de la muerte física del dictador
Gómez, y se proyectarán en la vida venezolana durante los últimos treinta años, con
modificaciones importantes. Es conveniente destacar, en todo caso, la característica
de que los grupos dirigentes de estas corrientes estaban formados en su mayoría por
personas de origen clasista no obrero ni campesino, con el disfrute de un nivel de
educación entre media superior y en algunos casos con holgura económica.158

En la mayor parte del trayecto del régimen gomecista no hubo un


nuevo planteamiento, lo cual habría sido muy interesante, pues a los
mismos caudillos los habría puesto en camino de tener que tomar una
decisión frente a una alternativa distinta. Y ello, a la larga, habría sido
sumamente importante en cohesionar una posición lógica que pudiera
contribuir a la formación de un frente distinto al que existió entre los
opositores al general Gómez.

158 Maza Zavala, D.F. Los procesos económicos y sus perspectivas. Academia Nacional de la Historia.
Estudios, Monografías y Ensayos, Caracas, 1991, p. 162.

227
Cuentas Nacionales de Venezuela

8º) No hay que descartar tampoco la habilidad de Gómez para manejar


todos estos factores favorables a él; unos en el sentido positivo y otros en el
negativo, es decir, en su propio frente, en su propio gobierno, así como en
el frente contrario, de sus enemigos. Gómez fue en general un hombre
hábil al manejar las cartas de este juego en que él se mostró muy competen-
te; era un hombre vivo, no culto, pero sí de gran inteligencia natural. Este
fue un elemento que hay que tener en cuenta en este proceso.
Naturalmente, los factores objetivos y materiales señalados son determi-
nantes. Gómez los supo utilizar con mucha destreza.
Como se ve, nuestro análisis difiere de muchos que superficialmente se han
hecho sobre esta materia. Difiere, naturalmente, del de Vallenilla Lanz, de Arcaya
y de Gil Fortoul, quienes, con base en teorías sociológicas e históricas, tratan de
llegar a la conclusión de que Gómez era una fatalidad en la historia nacional.
Difiere también de las concepciones simplistas de quienes dicen que la
reforma financiera y tributaria hecha por el ministro Cárdenas fue lo que
logró salvar a Gómez en el disfrute del poder los años de la Primera Guerra
Mundial y su inmediata terminación proyectada a 1922, hasta que el pe-
tróleo se hizo presente en cantidades importantes, representó un paso de
avance en la estructura administrativa hacendaria del país, y fue sin duda
muy valiosa y dio sus frutos positivos para el gobierno. Pero esta reforma
tuvo más bien un carácter burocrático, administrativo, sin las consecuen-
cias tan importantes como para determinar la estabilidad o no del régimen.
Naturalmente que un caos financiero habría deteriorado más la situación,
lo cual ha podido influir en contra de la estabilidad del cuadro político
existente. Pero los factores determinantes de la consolidación del régimen
de Gómez son otros, sin negar los aspectos positivos y lo que en este sentido
logró la reforma de Cárdenas en sus verdaderos alcances.
Es propicio por tanto hacer un balance de lo positivo y de lo negativo de
esta gestión, para con objetividad dejar en el lector una impresión clara de
la actuación de este largo gobierno en la vida pública nacional. Este balance
se basa en documentos y testimonios, tal como se desprende del análisis
que hemos hecho en las distintas secciones introductorias a los años cubier-
tos por cada uno de los tramos de esta exposición.
Algunas de las ejecutorias del general Gómez no pueden separarse de lo
iniciado por el general Castro. Por esto decimos que entre las cosas positivas
de la gestión Castro-Gómez, hay que anotar dos de especial trascendencia
histórica:
1º) La incorporación de los andinos al poder nacional, por cuanto ello
completó el proceso de integración venezolana. Antes los llaneros, centra-

228
Cuentas Nacionales, 1915-1935

les, y orientales habían gerenciado la cosa pública. El inmenso caudal de la


aportación humana de los Andes no había sido aprovechado en la conduc-
ción de la República, lo cual además de consagrar una injusticia, era perju-
dicial para los supremos intereses nacionales.
Además, hay que tener en cuenta la circunstancia del crecimiento econó-
mico de los Andes, en contraste con el empobrecimiento del llano, por
efecto de las guerras civiles y el paludismo.
Otras regiones fueron también afectadas por las conflagraciones intesti-
nas, al paso que los Andes se mantuvieron en buena medida al margen de
las más graves confrontaciones de carácter nacional.
La fuerza económica de los Andes, con sus embarques crecientes de café
al exterior, fue el soporte para pagar gran parte de las importaciones a nivel
nacional. Ello hacía inexorable su incorporación, cruenta o incruenta al
poder nacional –Castro, primero y Gómez después–, siguieron este curso y
fueron los agentes del destino para llevar a cabo este proceso, que como he
dicho resultó altamente positivo para la unidad nacional.
2º) El equilibrio del nuevo poder andinista, desbarató el sistema guz-
mancista de “alianzas con caudillos regionales”, para robustecer a estos a
cambio del reconocimiento del jefe y caudillo nacional al frente del poder
en la cúspide del mando. La sustitución del método guzmancista la inicia
Castro y luego la consolida Gómez con la formación de un ejército nacional.
Para lograr su cometido, Gómez aplicó la política de tierra arrasada en los
diferentes estados del país en los cuales los caudillos regionales aún mante-
nían un ejército armado.
En secciones anteriores a ésta, dedicada al balance de la administración
del general Juan Vicente Gómez encontramos referencias hacia el modo
como este último reprimió a los jefes de los partidos Liberal y Conservador
que aún quedaban en el país para 1914.
En la sección correspondiente a los sucesos de 1913 a 1915-16, se da
cuenta de la terrible represión llevada a cabo contra los oficiales del partido
de los Araujo y Baptista, al punto que el período hasta 1921-1922, fue
denominado en el lenguaje popular, como el del septenio rojo.159
Igualmente hemos transcrito notas del doctor Ramón J. Velásquez, co-
rrespondientes a los horrores de los años 1914-15-16, sufridos por los par-
tidarios del partido de los Baptista y Araujo, los cuales aparecen en los

159 Carrillo Batalla, Tomás Enrique. Historia de las finanzas públicas, Siglo XX, Nº 53, año 1913-
1914, tomo XII, 1989, p. IX.

229
Cuentas Nacionales de Venezuela

números 127,128 y 129 del Boletín del Archivo Histórico de Miraflores, diri-
gido por el ya mencionado doctor Ramón J. Velásquez.
Este punto referido a la eliminación de los caudillos, y a la consecuente
pacificación del país por el general Gómez, crea una profunda divergencia
entre la generación castrista y las anteriores atrapadas en el caos sociopolíti-
co, la ruina económica generada por diversas causas, agravada por la enorme
deuda externa que pesaba sobre la nación, constituida por el saldo aún no
pagado de lo heredado de la guerra de independencia, y las que se agrega-
ron por las continuas guerras civiles que le sucedieron.
Sobre el tema de la pacificación del país y la eliminación de los caudillos,
por una parte, efecto positivo del régimen de Gómez, frente a lo negativo
del atraso que significó durante tantos años de estancamiento, Miguel Án-
gel Capriles recuerda las discusiones que tuvo con su padre sobre el particu-
lar y al efecto dice:

Estábamos en desacuerdo, porque él consideraba que había sido una necesidad


poner coto a la anarquía de los caudillos y las guerras civiles, y yo pensaba ya desde
entonces que lo malo de estos hombres providenciales que llenan la necesidad de un
momento en la historia de sus países, es que no saben retirarse cumplida su misión,
y se perpetúan trabajando unas largas horas extras, excesivamente bien pagadas por
regla general. En el caso de Gómez, eran para entonces demasiadas esas horas
extras, en su trabajo que costaba ya tanto a la esquilmada nación venezolana, en
dolor y en retardo de su desarrollo. Interminables eran estas discusiones entre el
padre, que traumatizado por el recuerdo de las guerras civiles y de la anarquía que
presidió su infancia y juventud y que arruinó a mi abuelo, veía en Gómez al hombre
que pacificó al país; y el hijo joven, lleno de ideas de rebeldía y de perfeccionismo,
que soñaba desde entonces con utópicos gobiernos, en que la libertad y la prospe-
ridad campearan para el beneficio de una tierra que ya amaba apasionadamente, y
que sentía aversión instintiva hacia aquel régimen petrificado que paralizaba todas
las iniciativas.160

Sin embargo, el costo de la paz, para casi todos, fue demasiado alto;
proyectó al país en la noche de una larga autocracia.

Porque soy de los que creen que Venezuela pagó muy alto precio –cárceles llenas,
supresión de las libertades y de elecciones, renuncia de los derechos cívicos, sumi-

160 Capriles, Miguel Ángel. Memorias de la inconformidad. s/e, 2ª Edición. Caracas, 1973, pp.
152-153.

230
Cuentas Nacionales, 1915-1935

sión total y régimen de terror– la paz, larga paz pretoriana de Gómez basada en el
miedo y en el atropello; no la paz constructiva y progresista de la Roma de Augusto
y de los Antoninos, ni siquiera la paz renovadora de Porfirio Díaz en México o de
Napoleón III en Francia, sino una paz asiática, dura, implacable y sórdida, a sangre
y fuego, en que estranguló conciencias, y donde el que no se rindió, pereció, fue
expatriado o vivió al margen, en el angustioso y trágico espectáculo de la inacción.
Llevó la paz entre los caudillos al estilo del propietario que impone la concordia
entre los capataces rivales de una hacienda. Los métodos, los del latifundista retró-
gado y vivo: la dureza inexorable, la amenaza, la corrupción, el despotismo sistemá-
tico. 161

En el lugar de estas alianzas caudillescas se creó un ejército nacional


integrado por andinos en su mayoría, el cual consolidó Gómez con dinero
petrolero. La secuela fue la destrucción del caudillismo regional, la dismi-
nución de las guerras civiles, y por tanto la consolidación de la paz. En este
aspecto sí puede decirse, que el hecho, consolidó las bases de una nueva
sociedad donde el hombre civil estaba destinado a subsistir gradualmente
bajo el predominio militar. Es curioso, que el establecimiento de un pode-
roso ejército nacional, fuese el punto de partida, para fundar a la larga una
sociedad con participación importante de los sectores civiles en la discusión
pública, como mecanismo de acceso al poder y a la conducción del país.
Sobre este punto vamos a extendernos por considerar que es, la pieza
fundamental para la formación de hombres disciplinados y conscientes que,
más tarde, darán pie para la estructuración y consolidación del sistema de
gobierno democrático. Al respecto, Domingo Alberto Rangel y Angel Ziems
(especialmente este último en su obra El gomecismo y la formación del ejército
nacional) nos muestran un excelente panorama sobre este tema.

Sobre el ejército nacional

Sobre este particular, son interesantes los siguientes párrafos de Domin-


go Alberto Rangel, en su obra Los andinos en el poder.

El ejército que crea Cipriano Castro –fue él quien decretó la fundación de la Escuela
Militar– acaba inmediatamente con las organizaciones cuasiprivadas de los caudi-

161 Pareja y Paz Soldán, José. Gómez, un fenómeno telúrico. Editorial Ávila Gráfica, S.A. Venezuela,
1951, p. 92.

231
Cuentas Nacionales de Venezuela

llos. Los viejos batallones de 1899 y de 1902 se distribuyen por todo el país, y en
cada región secuestran las armas y liquidan los grupos de todos los caudillos.
Desaparecen aquellas jerarquías intangibles que eran los generales de pueblo. Sólo
el batallón apostado en la capital del Estado, a las órdenes del Estado Mayor y del
Ministerio de Guerra y Marina, retiene y maneja elementos bélicos. Y ese batallón
está adscrito a un sistema vertical que concluye en las altas esferas del mando
militar. Las unidades castrenses, de arriba abajo, obedecen a una misma dirección y
responden a un plan común. Los caudillos de cada localidad tienen dos alternativas.
Rendirse, convirtiéndose en burócratas para las aduanas o para el Congreso o
sublevarse y ser cazados en sus montes. Cuando el régimen andino llega a los quince
años de existencia, bajo la dictadura de Juan Vicente Gómez, esta es la situación del
país. Los caudillos regionales que pierden sus armas y dejan de controlar sus feudos
comprobarán cuán profundo es el cambio en la organización castrense. Cabizbajos,
camino del San Carlos o de Puerto Cabello, entre una fila de soldados con uniforme
verde, medirán el abismo de ruina en que se ha hundido su casta. Con un regimiento
en cada Estado, eslabón de una cadena militar tendida a lo largo del país, el antiguo
caudillo ya no tiene fuerza ni para nombrar a un jefe civil...

La anterior transcripción revela el drama de un estamento que perdió su


último hálito de vigor en La Victoria. Rangel comentó la andinización del
ejército en las siguientes líneas.

El ejército creado en 1910 –la fecha simbólica más que exacta– se forma con una
oficialidad casi exclusivamente “andina”... “La primera explicación que encuentra el
investigador –y en este libro quiero serlo hasta los extremos de la objetividad
científica– es que aquella preferencia constituía una necesidad política para el
régimen”. Los andinos dependieron, desde 1902, de su región natal. Fueron los
Andes quienes salvaron a Castro contra casi todo el país. En La Victoria comproba-
ron los restauradores –y dejaron esta ley a sus sucesores– que tres estados cordille-
ranos eran suficiente base para sostenerse en el poder. El apoyo que la región
prodigara en hombres y en recursos podía significar un escudo de permanente
vigencia. En el ejército quisieron materializar los andinos aquella creencia en las
posibilidades de su comarca. El razonamiento era lógico. Si el ejército entraba a
convertirse en el principal custodio del orden –porque ya los ejércitos privados de
los caudillos estaban liquidados– coparlo con oficiales andinos prometía una cum-
plida sensación de seguridad.

Los siguientes párrafos, señalan interesantes rasgos de este nuevo ejército


nacional, formado por andinos.

232
Cuentas Nacionales, 1915-1935

...Era un cuerpo de oficiales menos inestables, adicto y solvente a los fines de la


perseverancia del régimen. En la Venezuela que va de 1900 a 1935, aquel sistema de
escogencia de oficiales era el único que podía permitirse el régimen...
...Un ejército nacional, por sus alcances y por su configuración y disciplina, con un
cuerpo de oficiales que se seleccionaba en una de las regiones de la patria será una
paradoja –no la única– muy característica de aquel régimen.
... Los andinos que vienen a la Escuela Militar no salen de las clases privilegiadas. Su
gran semillero es la clase media urbana del Táchira.
...Sin el ejército, con la Escuela Militar y el Estado Mayor, el régimen andino no
hubiera podido prolongarse por el medio siglo que, formalmente, abarca su existen-
cia en la historia nacional.

Sobre las conspiraciones que surgieran del nuevo ejército gomecista, co-
menta el mismo autor:

...Sin embargo, aquel ejército no es, durante la travesía gomecista, un mar de aceite.
Juan Vicente Gómez tiene que enfrentarse a algunas conspiraciones que tienen el
epicentro en el cuerpo de oficiales. En 1919 y 1928, el complot rondará las inme-
diaciones de Miraflores. Oficiales de la Escuela Militar –y ciertamente, algunos de
ellos provenientes de los Andes– fraguan conjuras que no llegan a culminar. Hom-
bres como Félix Andrade Mora, Argimiro Arellano y otros, participan y dirigen estos
intentos. Gómez empieza a profesarle miedo a la Escuela Militar.

Se instaura el freno a la formación académica, como arma para hacer


frente a las conspiraciones de los oficiales de escuela.

El régimen Rehabilitador es la etiqueta que lleva entonces el grupo que ejerce el


poder, frena la evolución de la Escuela Militar y crea, dentro del ejército, dos
núcleos perfectamente diferenciados. El número de alumnos que se admiten en la
Escuela Militar sufre estancamiento durante mucho tiempo. Y hasta sus aulas son
cerradas, como si fuese la Universidad Central, cuando hasta los cadetes manifies-
tan cierto contagio peligroso. En 1928, uno de ellos, Eleazar López Wollmer, irá a
La Rotunda conducido por su propio padre. Y allí agonizará...
...“Los militares de escuela dejan de crecer en los elencos de dirección militar. Y se
eternizan en los rangos inferiores”... “El ascenso estaba vedado para ellos. Entre
tanto, los viejos generales de la guerra del 99 y de las batallas del 1902 acaparaban
los mandos superiores y medios. Esta diferenciación entre los oficiales de escuela, a
quienes Gómez no deja pasar del escalafón inferior, y oficiales de vieja data será
fuente de sacudidas que a la postre minarán al ejército de Gómez”.

233
Cuentas Nacionales de Venezuela

Luego agrega lo siguiente: “En el golpe del 18 de octubre de 1945 –que


formalmente cierra un período en la evolución militar– actuará decisiva-
mente la baja oficialidad”.
En 1903, después de finalizada la denominada Revolución Libertadora,
con la derrota del viejo régimen en La Victoria y la liquidación de los restos
de estas milicias regionales que fueron el soporte de sus gobiernos y que
fueron substituidas por el nuevo ejército de casta y que liquidara en forma
definitiva el sistema con caudillos regionales, inaugurado por Guzmán Blanco
luego de la Guerra Federal.
De acuerdo con este sistema, Guzmán Blanco hacía pactos bilaterales
con cada uno de los caudillos regionales distribuidos por todo el país.
En los acuerdos daba apoyo a éstos a cambio de que a su vez reconocie-
ran a Guzmán como el único caudillo nacional. Esta especie de pacto
con reminiscencias de tipo feudal fue finalmente erradicado por Cipria-
no Castro. Comprendiendo la inestabilidad de dicho sistema se con-
venció de la necesidad de una fuerza autónoma, alimentada principal-
mente por soldados y contingentes de origen andino para así construir
un fiel ejército e ir desplazando con éste el sistema de pactos que preva-
lecía anteriormente.
La administración de Gómez se inicia bajo un ambiente de reforma mi-
litar que contiene normas que tienden a consolidar dicho ejército nacional.
En dicho texto se le asignan como funciones al ejército de velar por el respe-
to a la constitución y las leyes de la República así como la defensa del
territorio y la soberanía nacional.
Durante su régimen, Cipriano Castro va constituyendo su ejército per-
manente en una forma natural, es decir, comandado por una oficialidad
formada empíricamente en los campos de batalla; dicha oficialidad a su vez
conformada por gente vinculada a su persona, por lo que este ejército ad-
quiere un carácter eminentemente personalista.
A este ejército empírico formado en la práctica cotidiana de las batallas
internas lo llamaban ‘chopos de piedra’. Utilizaban un armamento más
moderno, sobre la base de armas automáticas que Castro compró en canti-
dades abundantes. Se encontraban distribuidos en diversos cuarteles de la
capital de la República y en algunas ciudades del interior pero principal-
mente concentrados en nuestra capital.
Sin embargo, no puede considerarse a éste un ejército moderno, pues no
tenía en sus filas oficiales de escuela. Era sólo un cuerpo de montoneras
fraguado en los campos de batalla, acantonado en sus cuarteles y manteni-
do con los recursos del presupuesto público nacional.

234
Cuentas Nacionales, 1915-1935

A partir del movimiento del 19 de diciembre de 1908, donde Juan Vi-


cente Gómez asume el poder, se da continuidad a esta política militar con
la que Gómez se dispone a ahondar aún más el proceso de robustecimiento
y organización del ejército nacional iniciado por Castro.
Ya Castro había decretado la creación de la Academia Militar y había
iniciado las construcciones de lo que fue después el asiento de esta institu-
ción por muchos años ubicada en La Planicie de Caracas.
En 1911, Gómez pone en vigor una serie de leyes militares que constitu-
yen el punto de partida de la reforma militar de su gobierno. En los textos
relativos a estas leyes se consagra una corriente de modernización de la
fuerza militar en Venezuela.
Es así como se organizan los cursos militares de formación profesional a
los oficiales en la Academia Militar, como los cursos para la preparación de
las clases, para los montoneros y para mejorar sus conocimientos y su entre-
namiento en las funciones militares. Comienzan a reflejarse en las publica-
ciones de revistas del tema militar de esta época un diálogo y debate impor-
tante que pone de manifiesto diversas concepciones sobre lo que debe ser la
función de un ejército nacional y las obligaciones de los que la conforman
así como los objetivos fundamentales de este cuerpo.
No obstante, este proceso que marchaba altamente alentador en vías de
modernizar aceleradamente la fuerza militar en Venezuela y con tenden-
cia a la verdadera constitución de un ejército nacional de formación pro-
fesional, se debilita a partir de 1913, cuando Gómez establece su dicta-
dura.
Los objetivos institucionales recogidos en los textos legales y las discusio-
nes que se desarrollaban comienzan a perder fuerza aceleradamente a partir
de ese año. Desde ese momento va a retornar una corriente francamente
personalista que va convirtiendo al ejército en una especie de guardia preto-
riana al estricto servicio del presidente de la República en sus funciones de
dictador.
Esta situación frenó de golpe el proceso modernizador que se puede ubi-
car cronológicamente desde 1911 hasta 1913, regresándose desde este últi-
mo año a aquel inicial ejército salido de montoneras y formado por oficiales
formados en las guerras civiles. Casi todos ellos de origen andino.
Este ejército comienza a abandonar los altos objetivos institucionales de
defensa de la Constitución, del territorio y la soberanía nacional para dedi-
carse a ejercer como una fuerza de acción interna consagrada al manteni-
miento del orden público y al sostenimiento de la estabilidad del régimen
presidido por el dictador. Pasa entonces de ser una fuerza externa a una

235
Cuentas Nacionales de Venezuela

fuerza interna exclusivamente apuntaladora del orden. Esta es la profunda


transformación que empieza a operarse a partir del inicio de la dictadura.
Este proceso llevado por Gómez en el ejército trae consigo cambios inter-
nos en la estructura del mismo. En primer lugar, se empieza a crear un
abismo entre los oficiales de montonera y los oficiales profesionales de aca-
demia que venían formándose en el período 1911-1913.
Estos cambios internos se manifestaban en que la mayor parte de la alta
y media oficialidad del ejército lo constituían oficiales sin formación profe-
sional. En cambio, la minoría formada por oficiales académicos estaban
destinados a cumplir cargos inferiores y por tanto sometidos al mando de
los montoneros, ignorantes de los modernos conocimientos militares, pues,
sólo debían su jerarquía más por lealtad de incondicionalismo con el dicta-
dor que por méritos y conocimientos propiamente militares.
Contrario a esta realidad las leyes que surgieron con la reforma del año
1911, preveían que fuesen precisamente los méritos los que empujaran a
los oficiales hacia los grados inmediatamente superiores. Así se aspiraba en
estos textos a la conformación de un sistema de renovación de cuadros fun-
damentado en el conocimiento y las credenciales de los oficiales.
Este sistema legal no funcionó en la práctica pues, como ya dijimos,
venía condenando a los oficiales salidos de las escuelas a los cargos más
subalternos, muy por debajo de los oficiales montoneros que ocupaban los
cargos medianos y altos de la jerarquía.
Esta situación trajo consigo el enfrentamiento entre los dos grupos de
oficiales. Los de escuela, se veían disminuidos y discriminados en sus posi-
bilidades de ascenso. Por otra parte, estos no se regían de acuerdo con la ley
que llegó a fijar un número de años mínimos que hasta el rango de capitán
era de cuatro años, cinco para tenientes coroneles y luego, en función de
méritos señalados y de ejecutorias cumplidas para el grado de general.
Como se ve este sistema establecido jurídicamente no era el que se cum-
plía en los hechos y hubo casos, como por ejemplo, el del mismo Isaías
Medina Angarita, quien tuvo que esperar 10 años para obtener el ascenso a
capitán y de este modo, muchos otros oficiales de escuela encontraban pos-
tergados sus derechos, mientras que los premiados con rápidos ascensos no
habían hecho curso alguno pero sí estaban cerca de la confianza del dictador.
Al margen de este problema de disciplina, se otorgaban dentro de este
cuerpo privilegios especiales que estaban totalmente al margen de la ley a
esta oficialidad media y alta que era propiamente aquélla sobre cuyos hom-
bros descansaba la marcha del ejército nacional. Estos privilegios consistían
en permitirles facilidades en cuanto a beneficiarse de monopolios que ha-

236
Cuentas Nacionales, 1915-1935

cían aumentar sus ingresos. Así mismo, también se desempeñaban tareas


militares asumidas con cargos en las carreteras pagándose un sobresueldo u
otro sueldo adicional, lo cual contrariaba abiertamente los principios lega-
les teóricamente vigentes. Además, el propio dictador utilizaba el ejército
para los fines totalmente extraños a su propia función militar; ordenándoles
la limpieza de las fincas de su propiedad y la realización de labores en ellas
y en las de sus parientes, allegados y favoritos.
Toda esta situación causaba molestia e indignación a los oficiales de es-
cuela que se veían convertidos en un ejército de peones del campo, cum-
pliendo propósitos ajenos a su función militar y utilizados en el enriqueci-
miento ilícito del presidente de la República y sus allegados. Esta situación
constituía una de las formas de corrupción más irritantes que existía en esta
época.
El proceso de degradación de la función del oficial causó rebeldía en los
estamentos académicos, motorizando sublevaciones militares liderizadas por
los egresados de las escuelas militares.
El movimiento militar encabezado por el capitán Pimentel y otros oficia-
les que lo acompañaron y a quienes nos hemos referido en otras partes de
este trabajo, responde precisamente a estas motivaciones. Igual ocurre en
los movimientos de sublevación del año 1921 en los que aparecen compro-
metidos Alejandro Rescaniere, Francisco Angarita Arvelo y otros oficiales. Y
así sucede del mismo modo con los alzamientos del 28, dirigidos por el
capitán Alvarado, el teniente Barrios y otros oficiales y cadetes de la Acade-
mia Militar.
Ante esta serie de sublevaciones militares se fue reforzando la corriente
de los oficiales “montoneros” y “chopos de piedra”, que se vieron robusteci-
dos a costa del fracaso de los oficiales académicos en sus intentos golpistas.
Otro aspecto importante que se desprende de estos acontecimientos y de
esta dicotomía que se operó en las fuerzas armadas, es que el Presidente
concentró al ejército en el eje Caracas-Maracay y principalmente en esta
última ciudad. Efectivamente, esta urbe fue convertida en una verdadera
ciudadela militar con el fin de proteger al Presidente que residía allí. Tal
concentración estableció un desbalance militar territorial sobre todo con
Caracas, que aunque tenía cierta tropa, era inferior en potencialidad y acan-
tonamiento de fuerza con relación a Maracay. Había otras ciudades dotadas
en algo de efectivos del ejército como Maracaibo, pero prácticamente el
resto del país se encontraba desguarnecido.
Esta disparidad de la distribución del ejército nacional, este desguarne-
cimiento provinciano se pone de manifiesto en las pocas sublevaciones e

237
Cuentas Nacionales de Venezuela

invasiones que ocurrieron en el período gomecista. La invasión de Delgado


Chalbaud a Cumaná, por ejemplo y la ocupación realizada por Pedro Elías
Aristeguieta demuestra que era relativamente fácil una toma por sorpresa
de las regiones alejadas. El gobierno hacia esta parte del país condujo efec-
tivos a la reconquista de la ciudad y posteriormente a la derrota de las
fuerzas de Aristeguieta. Los rebeldes se vieron inclusive sin pertrechos por
cuanto los recursos que traía el Falke fueron lanzados al agua por quienes
levaron ancla después de la intentona del Delgado Chalbaud en esta ciudad
del oriente del país.
Igual cosa se puede decir de la toma de Guanare por las fuerzas de Gabal-
dón. Después de las escaramuzas que allí se dieron, se revela que las fuerzas
del legendario rebelde estaban mal pertrechadas para enfrentar esta contin-
gencia. Posteriormente, Gómez ordenó la movilización de Juan Fernández
Amparan, Silverio González, Eustoquio Gómez, Pedro María Cárdenas, etc.,
para combatir a Gabaldón. Esta medida dio al traste con la rebelión demos-
trándose que el resto del país estaba en una posición mucho más débil que
Maracay, ciudad fortificada que protegía al general Gómez. Además, allí se
habían construidos los mejores edificios y dotaciones del ejército nacional.
Esta serie de invasiones y sublevaciones nos demuestran cómo, a pesar del
ejército y de la represión, la conciencia nacional no había muerto. Sobre
este punto el doctor Guillermo Morón, nos resume un poco el panorama
vivido en la época:

En la clandestinidad se movió una corriente que deseaba el término de la dictadura,


con la aspiración de una libertad política. Siempre la ha habido en todo el pueblo
sojuzgado por las circunstancias históricas, ya que el espíritu del hombre cuenta con
una dosis de voluntad inclinada hacia el anhelo de vivir normalmente dentro del
Estado.
Los militares hicieron algunos intentos por derrocar la dictadura, fracasando siem-
pre; la mayoría de los militares eran leales al régimen, que en ese aspecto –el militar
-ejecutivo– era regionalista, ya que el 65 por ciento de los jefes del ejército proce-
dían del Táchira.
Los levantamientos más importantes fueron los de Emilio Arévalo Cedeño (1914 en
Guárico, 1918 por el Arauca, 1921 hacia el Territorio Amazonas) y José Rafael
Gabaldón en Portuguesa en septiembre de 1928.162

162 Morón, Guillermo. Historia de Venezuela. t. V. Italgráfica Editores, Caracas, 1971, p. 321.

238
Cuentas Nacionales, 1915-1935

El desbalance no era solamente regional sino también en armas. El cuer-


po fundamental de este ejército, convertido en guardia pretoriana del pre-
sidente de la República, era precisamente la infantería, que resultaba más
útil para enfrentar una invasión que pudiese llevar a cabo la oposición ar-
mada. Los otros cuerpos fueron relativamente descuidados por que la infan-
tería tuvo un mayor desarrollo y un mejor entrenamiento. Por ejemplo, la
aviación nunca llegó a desarrollarse plenamente sino que estaba en una
situación incipiente, después de haber constituido una de las innovaciones
incorporada al ejército nacional una vez terminada la Primera Guerra Mun-
dial cuando vinieron pilotos franceses a instruir a oficiales venezolanos en el
manejo de aviones; algunos oficiales viajaron también a Francia para los
mismos fines.
En general, el ejército venezolano se empezó a reorganizar, desde el año
once hasta el trece, cuando se llevó a cabo la reforma militar consignada en
los textos legales correspondientes y que prometía una efectiva transforma-
ción y modernización del ejército nacional. Dicho ejército, ya modernizado
estaría al servicio de las instituciones y garantizaría la defensa nacional. Esto
ocurrió hasta 1913; a partir de esta fecha el ejército se desvía convirtiéndose
en fuerza pretoriana al servicio del dictador y su régimen. De está forma el
ejército se transforma en una institución más para mantener la estabilidad
del gobierno que para defender la soberanía y la integridad territorial del
país, que no se vio por cierto, agredida por naciones vecinas durante esta
época.
Precisamente en vista de estos hechos y de la política de paz adoptada
por Gómez hacia sus vecinos y las potencias que habían tenido problemas
con el general Castro, fue que disminuyeron los peligros externos y, por
ende, la función externa del ejército. Es así como el ejército se concentra en
su tarea de garantizar la seguridad del régimen. Como consecuencia la mo-
dernización se estanca y el envío de oficiales al exterior disminuye sensible-
mente.
En el año 1914, el oficial Manuel Morán quien posteriormente alcanzará
el grado de general fue enviado al exterior. Al regresar pronuncia una confe-
rencia sobre la función del ejército para la defensa de un régimen democrá-
tico. Por esta razón se vio obligado a salir violentamente del país para evitar
ser encarcelado. Luego altos oficiales fueron mandados en misión al exte-
rior, como el capitán Pimentel quien se sublevó posteriormente en 1918,
igualmente el capitán Alvarado que viajó a Chile y se sublevó en 1928.
Todos estos hechos obligaron al régimen a reducir el envío de militares al
exterior y a rechazar becas para que sus oficiales recibieran cursos de perfec-

239
Cuentas Nacionales de Venezuela

cionamiento en países extranjeros más avanzados en la organización de sus


respectivas fuerzas armadas. Fueron pocos los oficiales que viajaron al exte-
rior. Entre éstos se puede contar a José Joaquín Giménez Velásquez, hijo del
doctor Carlos Giménez Rebolledo, ministro de Guerra y Marina, quien
hizo un curso brillante en West Point, donde se graduó y vino en el año
1930 a incorporarse al ejército nacional. Eran casos esporádicos muy limi-
tados por cuanto el régimen tomó un rumbo de autodefensa reduciendo al
mínimo posible el envío de oficiales fuera de sus fronteras y disminuyendo
también la misma instrucción militar de academia.
A raíz del cambio sucedido en 1913, cuando se pasó de un régimen
constitucional a una dictadura, la Academia Militar fue cerrada temporal-
mente. En el año 1928, con motivo del alzamiento ocurrido el 7 de abril se
cierra nuevamente la academia y fueron trasladados a La Victoria y Maracay
los cursos ligeros que logró el general López Contreras que se continuaran
dictando. Después fueron trasladados a Ocumare de la Costa y más tarde a
Maracay, donde funcionaban los cursos en el Cuartel Páez.
La misma instrucción profesional académica no fue muy estimulada a
raíz de la imposición de la dictadura ni mucho menos después que empeza-
ron a ocurrir movimientos militares dirigidos por egresados de la escuela de
formación académica. Esta situación consolidó un ejército de montonera
donde la oficialidad profesional que ocupaba posiciones inferiores era diri-
gida por superiores no académicos que ocupaban los cuadros medio y supe-
riores.
Los procedimientos internos para mantener la disciplina siguieron sien-
do bárbaros y semibárbaros. Esto consistía en castigos corporales vejatorios
que iban desde los planazos hasta el humillante “cepo de campaña” que en
algunos casos dejaban prácticamente inútiles o camino a la muerte a los
oficiales que eran víctimas de este indignante procedimiento disciplinario.
Ángel Ziems, a quien hemos seguido en buena parte de esta exposición,
en su magnífica obra El gomecismo en la formación del ejército nacional, dice
que sí era un ejército nacional aunque al servicio del dictador para el man-
tenimiento del orden interno y garantizar la estabilidad del régimen dicta-
torial. No era un ejército nacional orientado a la defensa de la Constitución
y la soberanía nacional por cuanto el gobierno prefirió más bien, en este
orden de ideas proseguir políticas de conversaciones con los países con los
cuales tuvo problemas, a fin de no tener necesidad de utilizar contingentes
armados para la defensa del país afectado por factores externos.
Este es el desenvolvimiento que toma el ejército en esta época y es tam-
bién el mismo ejército que utiliza el general López Contreras en 1936 para

240
Cuentas Nacionales, 1915-1935

asegurar la transición de la dictadura al régimen de apertura hacia las liber-


tades que se inaugura durante su período gubernamental en 1935 a raíz de
la muerte del general Gómez. De modo que este ejército, de soporte, tam-
bién servirá para enfrentar al sector gomecista-dictactorialista que quería
continuar la dictadura. Le hace frente también a los movimientos popula-
res que querían abrir al gobierno hacia más libertades públicas y un mayor
ejercicio democrático.
Frente a ambas corrientes, López Contreras usa al ejército como factor
estabilizante.
Veremos después la evolución de este ejército durante la época de López
Contreras y Medina Angarita hasta llegar al movimiento de octubre del 45
y las sucesivas transformaciones para llegar a lo que son hoy, las cuatro
fuerzas y al modo como se desenvuelven en la época actual.

Algunos aspectos positivos del régimen gomecista

En otro orden de ideas veremos como Gómez, por conducto de algunos


ministros, también alcanzó logros positivos:
Román Cárdenas modernizó la administración de la Hacienda Pública;
Gumersindo Torres, diseñó normas de políticas de control de las empresas
petroleras extranjeras y formuló críticas a la conducta de las mismas, que a
la larga protegieron los intereses nacionales frente a esta actividad, a pesar
de haber sido removido de su cargo en dos oportunidades por el presidente
de la República; Pedro Manuel Arcaya, introdujo reformas legislativas im-
portantes en varios códigos nacionales y en varios textos constitucionales
aportó normas de protección de la naturaleza, actividades de control sanita-
rio, etc., Samuel Darío Maldonado, incorporó ideas valiosas en Instrucción
Pública y en la organización de la Oficina de Sanidad Nacional.
Sobre este último e interesante personaje, hay que tener en cuenta no
sólo las labores positivas que cumplió en los cargos que desempeñó en aque-
llos años, sino también sus gestiones de carácter eminentemente humanos,
en beneficio de los perseguidos de la dictadura, habiendo logrado en no
pocas oportunidades, la libertad de algunos de los detenidos. Una sem-
blanza interesante de este valioso y singular venezolano nos la da Jorge
Luciani, indomable opositor del general Gómez, quien dice lo siguiente:

El doctor Samuel Darío Maldonado, fue un espíritu eminentemente original. Sus


palabras, sus gestos, sus obras, eran la franca exteriorización de una psiquis propia,

241
Cuentas Nacionales de Venezuela

inconfundible, algunas veces inquietantes. Su temperamento dinámico, ponía una


nota pintoresca, en medio de la horrorosa chatedad cotidiana. Ni artificios, ni
alardes. En él todo era espontáneo, natural, y por eso conservó hasta la muerte los
rasgos distintivos de su carácter.
Ajeno a burdos convencionalismos, refractario al qué dirán, él jamás necesitó ocul-
tarse bajo la retórica manida de los farsantes de virtud y de los simuladores de
talento, porque tenía, claro, fecundo ingenio, y lo que yo considero más plausible
aún, esa valiente sinceridad que es el mejor de los atributos de los seres másculos, de
las almas recias, de cuantos nacen en fin para la lucha y la victoria.163

También en materia de obras públicas contó con ministros como el doc-


tor Vélez, quien realizó una labor importante en el diseño y construcción
de carreteras en diversas partes del territorio nacional, destacándose entre
éstas la Trasandina.
En materia de ferrocarriles el general Gómez prácticamente no hizo nada,
y es lamentable porque una red ferroviaria había empezado a instalarse en la
época de Guzmán, y luego se reafirmó en los años de predominio del gene-
ral Crespo. Ello condujo en aquella oportunidad a problemas con los cons-
tructores financistas extranjeros a quienes se les otorgó la garantía de un
interés mínimo sobre sus capitales, aunque el movimiento de pasajeros y el
rendimiento de las respectivas empresas, no llegare a ese nivel, lo cual dio
lugar a la acumulación de una deuda importante que se cargó sobre los
hombros del Fisco Nacional.
La terminación y articulación de una red ferroviaria que cruzara todo el
Territorio de Venezuela habría dado un impulso decisivo para el desarrollo
de muchas regiones del interior del país, en las cuales sí se producía, pero
no había medios de transporte hacia los mercados, lo cual hacía que las
respectivas explotaciones languidecieran por falta de medios de comunica-
ción.
En todo caso hay que asignar, entre los elementos positivos de la gestión
del general Gómez, la construcción de carreteras. Sin embargo, en este as-
pecto hay que tener en cuenta que en las mismas se empleaba, no sólo
dinero procedente del tesoro, para cancelar los salarios de los trabajadores,
que en ellas laboraron, sino también presos tanto comunes como políticos.
En las páginas anteriores se da cuenta de este hecho, lo cual es una man-
cha para el gobierno del general Gómez. Frente a ello lo negativo es elevado.

163 Luciani, Jorge. Abajo las caretas. Tipografía Garrido. Caracas, 1948, p. 21.

242
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Lo negativo del régimen gomecista

En lo referente a la política represiva sobre la que el doctor Tomás Polan-


co Alcántara denomina “La crueldad innecesaria”, me permitiré transcribir,
algunos párrafos de la obra del doctor Alejandro E. Trujillo, La repuesta del
destino, quien estuvo preso y escribió, sin estar animado de odios, ni de
pasión o de la animosidad del rencor, con respecto al gobierno, que lo man-
tuvo secuestrado en La Rotunda.
La posición del doctor Trujillo, es bastante imparcial, pues inclusive sos-
tuvo una polémica con Luis Esteban Rey, sobre algunos aspectos positivos,
a su juicio, del gobierno del general Gómez. Frente a los hechos expuestos,
por un hombre que a pesar de haber sufrido cárceles en la época del general
Gómez, mantuvo bastante equilibrio para enjuiciar el tratamiento dado a
los presos en aquellas circunstancias, dice lo siguiente refiriéndose a La
Rotunda. “Efectivamente, en mitad de Caracas, era una vorágine que engu-
llía hombres. Hombres que sólo después de muchos años, volvían a la vida
transformados en despojos humanos”.164
Sobre la política represiva de Gómez da cuenta el doctor Siso, en los
siguientes términos:

Al lado de un Baptista Galindo generoso, y un Itriago circunspecto, de un Arcaya


sereno, figuraban algunas veces hombres que se extralimitaban en sus funciones, no
por obligaciones oficiales, sino por espíritu de adulancia extrema...165

Un ejemplo de este tipo de hombres es el doctor José Rosario García, de


quien dice el doctor Siso lo siguiente:

Nadie puede imaginar el daño que hizo el doctor José Rosario García, especialmen-
te entre 1927 y 1931, por ejemplo, a él y a su grupo se debieron el alejamiento del
doctor Leopoldo Baptista, la caída de Arcaya y otras medidas que perjudicaron al
gobierno.166

Cuando se habla de la crueldad innecesaria, el doctor Siso, cuenta lo


siguiente sobre la injusticia de Gómez, con el general Zoilo Vidal.

164 Trujillo, Alejandro E. La respuesta del destino. Caracas, 1954, ediciones Garrido, p. 20.
165 Siso, Carlos, Castro y Gómez. Editorial Arte. Caracas, 1985, p. 391.
166 Ídem.

243
Cuentas Nacionales de Venezuela

El general Vidal fue víctima, ante todo, del valor extraordinario que había demos-
trado en los campos de batalla y de sus convicciones políticas, que defendía con
sinceridad. Relacionado el hecho con la materia de nuestro estudio, resulta que el
general Gómez lo mantuvo preso después de estar convencido de su inocencia.167

El doctor Carlos Siso, quien desempeñó la Secretaría de la Gobernación


de Caracas, durante la época del general Gómez, consigna lo siguiente:

Al general Gómez lo han acusado de cruel con sus adversarios políticos. Las largas
prisiones a que sometió a los adversarios contra su gobierno (cuando se le compro-
baban los hechos), en algunos casos, es uno de los más serios cargos que le hará la
historia.168

En otro párrafo dice el doctor Siso lo siguiente:

Para Gómez el que iba en su contra iba contra la patria, era un elemento malo que
se debía aislar para que no perjudicara a la sociedad.
De ahí la división, muy cómoda por cierto, que en realidad ha sido tradicional en la
política venezolana, es de buenos y de malos; los buenos son los que sirven a un
hombre o a un gobierno; y los malos son los que están contra él; igualmente para el
que está contra el gobierno, todo aquél que lo sirve o forma parte de él, es malo.169

En otro párrafo, precisa el doctor Siso, sobre el sentido del castigo en el


general Gómez, y dice, que no había gradación. Bastaba que hubiera una
acción responsable en contra de él o de su gobierno, para que la persona
responsable se hiciera merecedora del castigo y esto no se medía por la
magnitud de la acción realizada por el responsable del acto referido, pues
sencillamente el castigo era algo que se aplicaba independientemente de la
magnitud del acto de la persona castigada. Podía ser una simple caricatura,
según dice el doctor Siso o un complot para matar al dictador. En ambos
casos se aplicaba el castigo, el cual no era mayor en un caso o en otro, sino
que se desencadenaba una acción represiva y esta no tenía medida.170
Sobre “La Sagrada” que operaba en la cárcel, el doctor Trujillo la califica
así:

167 Ibídem, p. 380.


168 Ibídem, p 373.
169 Ibídem, pp. 373-374.
170 Ídem.

244
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Cuerpo de formación anómala, que de puro fuera de la ley era lo que caracterizaba
la época y lo que mejor representaba al gobierno. Algo así como policía o gendarme-
ría a la vez o hablando en propiedad, algo menos, sobre todo cuando actuaban en La
Rotunda, pues allí hacían de espías y, de verdugos, alternativamente.171

Respecto a la comida que le enviaban los familiares a los presos, describe


lo siguiente:

Al principio, los cabos miraban aquello con cierto respeto, pero el oficial, se les
acercaba entre mohíno y segijunto, con el espadín entre los brazos y un cigarrillo
habano a medio terminar, prendido en los labios. Como desprendido se fingía
displicente y hasta enojado, pero cada vez más activo, iba hurgando todo, acabando
con toda la limpieza e higiene que pusieran en esos platos las manos delicadas de
mujer.
Con la daga que sacaban del cinto apuñalaban el pan, hogaza dura del francés, la
hogaza blanca y suave el andino, todo lo despedazaban los militares, en sus funcio-
nes de requisa. Y cuando les surgía el apetito de la fritura y la boca se les venía agua
por tantos aromas de manjares suculentos, de tan variados y diversos condimentos,
sin miramiento alguno, allí mismo los iban sacrificando a su mal contenida voraci-
dad. Y de ello se reían y comentaban plácidos, mientras comían o se limpiaban con
el dorso de la mano la comisura de los labios. Hacían chistes y risas, mal intencio-
nadas, para reparar las fallas en estas o aquellas cestas, tomaban de una o de otra. En
muchas ocasiones, cuando se agotaban las porciones, mandaban a decir al preso que
su familia no le había mandado nada, “seguramente se les había olvidado”. Dejaban
pues pasar, sólo el despojo de un regocijado festín, a manos de los presos que al otro
lado de la reja, allá en el patio o la carcelita, los pensamientos en congoja de tanto
pensar y volver a pensar, “porque se habían olvidado de uno, los de la casa, que le
mandan tan tarde las vianderas del almuerzo”.
Después de larga y fatigante espera llegaba la comida, convertida en algo perfecta-
mente distinto de como había salido de manos de los familiares, y ellos, los presos,
los pobres ¡qué podían hacer! El hambre suya tenía menos miramientos y remilgos,
y con rabia y dolor mal reprimido, todo se lo comían, mientras recordando los seres
armados, entre dientes maldecían del alcaide de cárcel y también del gobierno.172

En la descripción que hace Alejandro Trujillo, testigo de La Rotunda,


dice lo siguiente:

171 Trujillo, Alejandro E., ob. cit., p. 23.


172 Ibídem, pp. 24-25-26.

245
Cuentas Nacionales de Venezuela

Como era natural, una construcción rectangular, adosada a dos construcciones


circulares (se refiere en este caso a las dos “Rotundas”, la vieja y la nueva) daban
ocasión a cuatro espacios triangulares, precisamente en los extremos del patio, eran
los famosos calabozos de ‘El Silencio’, ‘El Reloj’, ‘El Olvido’, ‘La Serpiente’. Los
miembros son por sí mismo de una elocuencia rotundaria.
En ‘El Silencio’, encerraban a ciertos presos para quienes no había piedad, ni el más
leve sentimiento de humanidad. Cuando ‘El Silencio’ estaba cerrado, cuando la reja
tenía candado echado y la puerta estaba cubierta por doble cortina de tela burda de
coleta, por donde no se filtraba sino la luz tamizada y por la cual apenas si salía el
aire viciado de las respiraciones y emanaciones, hubiera podido bien creerse que ‘El
silencio’ estaba allí en perecedera forma humana, vivo y humanizado en la silueta de
unos cuerpos aherrojados con grillos, diez o quince, adosados unos a otros, estira-
dos en el suelo como cadáveres en un depósito.
Al frente precisamente estaba “El Olvido”, llamado así porque el infortunado preso
recluido allí era olvidado del todo y para siempre o por muchos años, hasta que le
sacaban para el cementerio o para vivir muriendo en un no interrumpido arrastre de
vida. Allí se encerraban para matar a hambre y sed. Allí estuvieron 14 compañeros
oscilando entre la vida y la muerte. Un día les suspendieron el trágico castigo y
extenuados y casi moribundos, los sacaron en brazos.
“El Reloj” y “La Serpiente” quedaban más cerca de la calle o de la puerta de
entrada. Eran para castigos menores. “El Reloj” se llamaba aquel, porque alguna
vez, por la parte de afuera, hubo allí un reloj. En él murió en desesperada y lenta
agonía –hambre y de sed– un preso enjuiciado, a quienes sus compañeros llamaban
por apodo “El Torito”.
El calabozo de “La Serpiente”, también se llamaba el del rancho, porque estaba
muy cerca del rincón donde estaba situado este establecimiento.
“Reloj”, “Serpiente”, “Silencio” y “Olvido”, cuatro nombres que por sí sólo repre-
sentan, simbolizan aquella época. El tiempo que para entonces parecía marchar
muy despacio, desesperadamente lento, ondulante, precavido y como atemorizado,
realmente cauteloso antes de asestar el golpe. Luego silencio y olvido para el
crimen, y también para la virtud.
Los presos dentro de tales calabozos, estaban incomunicados con el mundo, y aún
separados de los otros compañeros de presidio. Oían en las puertas de sus calabozos
a otros presos guardianes, cuando repartían entre sí la fritanga o escanciaban las
tazas de caldo que para ellos tenían de seguro aromas de ambrosía, era el suplicio de
Tántalo.173

173 Ibídem, pp. 5-36-37.

246
Cuentas Nacionales, 1915-1935

En la descripción que hace el testigo y escritor, pone de manifiesto algo


verdaderamente impresionante, aunque todo en realidad conmociona el
alma ante esta tétrica imagen que os dejan los párrafos transcritos. Al efecto
dice, “los presos del patio podrían ser los mejores narradores de lo que
ocurrió en La Rotunda. Precisamente porque en su presencia se fue desarro-
llando en sucesivas etapas todo el drama y la tragedia de aquellos días.

Uno por uno vieron ellos desfilar a los militares, jóvenes oficiales de la conspiración
de abril 8 (se refiere a la conspiración del 7 de abril de 1928).
Aquello era insólito y de una tremenda originalidad. Cuando los llevaban al tribunal
o a platicar con sus defensores, les quitaban los grillos. Cruzaban entonces por el
patio con paso vacilante, llena la mirada de asombro y esperanza. Hay quien afirma
que les vieron sonreír y hasta guiñar los ojos de modo picaresco.
Para el regreso, nostálgico y sin esperanzas, impresionaban mucho por su serena y
fría dignidad.174

En otros párrafos se refiere Alejandro E. Trujillo, a las flagelaciones a que


eran sometidos frecuentemente los detenidos.
Al efecto dice lo siguiente:

El 28 de febrero del año 29, el coronel salió de La Rotunda intensamente pálido,


sobrecogido todo él de enorme agitación.
Blandía en sus manos, temblorosas por la rabia mal contenida, una peinilla con la
que acababa de vapulear a los presos engrillados, dándoles de cintarazos.
Aquella noche fueron dos especialmente las víctimas que atrajeron hacia sí la mayor
atención.
‘Manuel Ramón Oyón fue uno de ellos’ asevera alguien que estaba en el patio
aquella noche.
‘Le rodearon los chácharos, amenazándole de despedazarlo y desgarrarlo con las
bayonetas que caladas tenían en sus fusiles, mientras le cercaban’.
El alcaide entre tanto personalmente, sin que el otro pudiera huir, lo castigaba con
una peinilla que con destreza y furia descargaba sobre él.
“Manuel Ramón Oyón, víctima en aquel instante de una venganza personal, curva-
do el dorso defendía con sus brazos la cara, no podía ni moverse por el cerco de
bayonetas, como por el peso de los grillos y a duras penas con singular entereza se
quejaba”.

174 Ibídem, pp. 38-39.

247
Cuentas Nacionales de Venezuela

El otro fue el alférez Eleazar López Wolkmer, hijo del general Eleazar López
Contreras, comandante de las fuerzas militares de Caracas.
“A éstos hay que castigarlos porque son unos traidores, como su padre...” y descar-
gaba el arma con crueldad feroz, quedando el pijama hecho jirones sobre el cuer-
po. 175

Luego escribe en otro capítulo, sobre el “rastrillo” o la “carcelita” que


“estaba a la derecha, entrando por la puerta grande de prevención. Esta
parte no tenía sino tres calabozos”.

Allí iban entrando los presos y permanecían incomunicados, mientras declaraban,


durante un lapso de tiempo que en ocasiones solía ser de algunos días y a veces de
algún mes largo.176

En otro párrafo sigue exponiendo el autor lo siguiente:

El gobernador trataba de intimidar amenazando a los presos, diciéndoles que los iba
a sacrificar. Y seguramente así lo realizaría en ocasiones, presenciando como se
curvaba el preso al peso del cepo de campaña...
El rastrillo era duro, de crueldad terrible, crueldad obsequiosa y llena de amabilidades.
Se dejaba al preso las puertas del calabozo abiertas, se le fingía una vida de incalcu-
lada atención, en busca de que comprometiera algún compañero o a algunos ino-
centes en su declaración, y luego que fracasaba la infamia, se le iban recortando
todos los favores en el sentido inverso, uno por uno, en que se les habían proporcio-
nado. Les cerraban las puertas, le quitaban los libros que antes le entregaban para
leer, y empezaba la incertidumbre del que lentamente “como que se iba agravando”.
Alcaide y gobernador, obraban en esto, en perfecto acuerdo. Iba éste a Maracay y
llevaba al ‘General’ las declaraciones y luego, regresaba el lunes, malhumorado,
‘porque el preso le había engañado’. ‘No le había dicho la verdad’. Era preciso
ampliar y decir más, porque el mismo ‘General’ así lo había exigido.177

Tal como se puede apreciar de la anterior transcripción, el general Gó-


mez era enterado minuciosamente de todo el proceso de torturas y de ma-
los tratos dados a los presos en las cárceles. Y él mismo ordenaba, lo que
debía seguirse haciendo con los hombres, ahí secuestrados.
Sobre otro aspecto donde se confirma la intervención personal del gene-

175 Ibídem, pp. 39-40.


176 Ibídem, p. 43.
177 Ibídem, pp. 44-45.

248
Cuentas Nacionales, 1915-1935

ral Gómez, en esta materia, nos vamos a permitir transcribir los siguientes
párrafos que son verdaderamente de un dramatismo digno de las plumas de
Emilio Zolá o de Víctor Hugo, donde señalaban las tragedias y horrores,
por los cuales atravesaron algunos de sus personajes.
Pero en este caso no se trata de personajes de novelas, sino de hombres de
carne y hueso, que vivieron una dolorosa realidad, en la historia nacional,
de aquellos años.
Al efecto dice este autor lo siguiente:

A Carmelo Medina, alcaide sombrío y bárbaro. Lo fue ganando poco a poco para
sí y para sus compañeros, el padre Ramírez. Ya no era el dignísimo sacerdote sino un
esqueleto que se movía. Con grillos setentones, extenuado, aquella sotana había
llegado a ser sólo una sombra, que lentamente se estaba borrando. Un día cualquie-
ra, la brisa, sólo un poco de viento la iría a desparramar...
Intercede con el general Gómez, Medina, a ver si me manda a quitar estos grillos,
...Para poder siquiera morir sin ellos...
Carmelo Medina estuvo en Miraflores, y cuando comprendió que “el hombre”
estaba contento y quizás fácil para conceder lo que le iba a pedir, se lo exigió:
“El Padre Ramírez, general, está flaco, extenuado, y ya miserable, que como no
tiene ya ni talones, los grillos se le salen”. “Si usted ordena, general, se los quitamos,
para que pueda por fin morir sin ellos...”.
Cuenta que Gómez, frío e impasible le contestó, mientras en jarras enarcaba los
brazos y se afianzaba de la mejor manera, de las piernas bien abiertas:
“¡Ajá! Ponéselos más arriba de la rodilla que de allí no se le salen...”.178

Personalmente he oído la referencia que me hizo un personaje muy cer-


cano al general Gómez, en labores de ayudantía, durante muchos años,
hasta el propio día de su muerte. Éste me refirió que llegado el alcaide en
cierta oportunidad, el general Gómez le preguntó, cómo estaban los presos.
Este le contestó: “general están flacos, ya están raspando las paredes, los tengo
a pan y agua”. El general Gómez le contestó entonces; “Apriételos”. 178-1
Semejante crueldad nunca antes se había manifestado en forma tan fría,
impasible y tan sensible como las reflejadas en los testimonios y referencias
transcritos. El general Castro mantuvo presos en los castillos de Puerto
Cabello y de San Carlos, no siendo blando con sus adversarios secuestrados
en esas mazmorras. Pero tuvo gestos donde expresaba una sensibilidad hu-

178 Ibídem, p. 47.


178-1 El informante es el coronel José María Márquez Iragorry.

249
Cuentas Nacionales de Venezuela

mana, de la cual Gómez estaba totalmente desprovisto. Igualmente los go-


bernantes del siglo pasado, a pesar de lo duro que fueron en algunos casos
con sus adversarios encarcelados, ninguno de éstos lo iguala, en la fría dure-
za de corazón y falta de sensibilidad humana tan característica del general
Gómez, frente a los detenidos políticos. Este rasgo de su gobierno fue indu-
dablemente negativo y francamente condenable.
Ninguno en el país, que se atreviera a oponerse era exonerado del feroz
tratamiento, ni aún en el caso de los ministros de la Iglesia.
Dice Pareja y Paz Soldán, refiriéndose a los sacerdotes, que “cuando éstos
intervenían en política era implacable”. En su libro La época del terror, Car-
los Brandt afirma “que envenenó a los sacerdotes Ramírez y Fránquiz y
cargó con pesados grillos a los padres Mendoza y Monteverde”.

Un sacerdote que administró el sacramento de la confesión a un preso en La


Rotunda, fue envenenado con arsénico. El padre Régulo Fránquiz, por dirigir al
Papa una carta denunciando al tirano como indigno de recibir una condecoración
papal: la órden Piana, injustificada e inmerecidamente otorgada, fue recluido en
prisión por largos años y, como hemos dicho, se asegura que fue envenenado allí.179

La descripción que hace D.A. Rangel de la prisión está, también, pene-


trada de un gran dramatismo, al efecto dice lo siguiente:

Y los años interminables en el calabozo. El dominio absoluto de la sombra. Diez


años, catorce años... El cuerpo amarillento, como vela de la Candelaria, enflaqueci-
do hasta el hueso. La barba de palúdico, amarillenta también de olvido, los ojos, los
terribles ojos que han perdido la noción de las cosas porque la penumbra los cerca
sin cuartel. Diez años... sin ver la luz ni escuchar un ruido, sin conversar con un ser
humano ni sentir una caricia. ¡¡¡Todo el día –que no se distingue de la noche–
jugando con las cucarachas que tienen, siquiera, la virtud de hacer ruido al cami-
nar!!! El pensamiento rodando como perro, el hueso ya mondo del pasado. Hace
veinte años conocí a mi novia. ¿Dónde andará ahora? Y una lagrima rueda por las
mejillas que no se humedecieron en la tortura!!!. La Escuela Militar, de frente,
march...!!! los papelitos de la conspiración, el calor de los estudiantes, la incitación
de los políticos. Liquidaríamos a Gómez. Todo listo. Pero falló el detalle culminan-
te: Ahora, domesticar cucarachas. En la cabeza se deslizan los diablos. Mira hacia la
pared, el ojo puede distinguirla a pesar de las sombras, para que veas el rostro de tu
novia. Si puedes bailar con ella y besarla. Tómala de las manos y sale de paseo.

179 Pareja y Paz Soldán, José, ob. cit., pp. 73-74.

250
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Nereo, el brujo cuyo cuello se mete por la rendija diminuta de la puerta. Él me


impide salir, ¿por qué Bolívar? ¿O sería otra persona? Aquí estuvo con un manojo de
papeles y una espada. Luego la sensación del naufragio. Se está hundiendo el piso
del calabozo. Entran las aguas y llegan a la garganta, a la boca, a los ojos. Son aguas
cargadas de garfios que punzan y bailan al compás de la “Juana Bautista”. Hasta que
se hace el silencio. Ha llegado la muerte detrás de la locura: La muerte, gran
libertadora de los venezolanos cautivos y la locura, empujada por el hambre, son las
dos aliadas del dolor que vienen a emancipar de su pesadilla a los enterrados en vida.
Unos concluyen allí sus días como Badaracco, ‘encortinado’ años y años hasta que
la piedad de la muerte le libre la boleta de excarcelación. Otros saldrán a vomitar
sus pulmones, como el gran Pío Tamayo. Siempre la muerte, epílogo del terror”.180

Sobre el dolor que sufrían las madres y esposas, es también sumamente


expresiva la literatura del doctor Rangel, quien afirma lo siguiente:

Y afuera, el espectáculo de las madres, de las esposas y de las hijas. Macarenas del
dolor, arrastran su calvario de decenios detrás de un recuerdo. Unas llegan jóvenes
al retén de La Rotunda o al embarcadero –o malecón– de Puerto Cabello. Tienen
la frescura de la juventud y la palpitación del amor infortunado. Las sostiene la
firmeza de la esperanza y el calor del recuerdo. Y pasan los años. La nieve va
amaneciendo sobre los cabellos y la arruga es el cangilón para la lluvia de las lágrimas
irredentas. Cuántas canas produce Venezuela y cuántas lágrimas salpican la tersura
de su cutis en aquellos años malditos ¡! Viejas prematuras, un poco corvadas por el
peso del sufrimiento, con su atado de alimentos en la mano que los guardias no
dejan pasar. La humillación soportada frente al arrogante carcelero que las golpea
con la culata. El insulto que duele como moretón. Se les toma el atado después de
ultrajarlas como se perdona a un perro demasiado flaco para darle un puntapié.
Años y más años sin saber del esposo o del hijo. Hasta que un día, en Puerto
Cabello, algún marinero compasivo que lleva algo de humano dentro del pecho, les
da la trágica noticia. Ayer lanzamos al mar el cuerpo de su esposo. Lloran otra vez
los ojos, pero lloran pura sal porque, ya el agua se secó en aquella fuente castigada.
El regreso al hogar ya sin esperanzas, con la cabellera retoñada de flores de café, el
cuerpo seco y las manos temblorosas. A enfrentar el hambre de una vejez sin apoyo.
Jamás podrá pagarle Juan Vicente Gómez a Venezuela esta deuda de inocencia
sacrificada, de virtudes inmoladas, de lágrimas baldías. Desde el fondo de la historia
un coro de madres, de esposas y de hijas, se levantará siempre para maldecirlo.181

180 Rangel, Domingo Alberto, ob. cit., p. 210.


181 Ibídem, p. 211.

251
Cuentas Nacionales de Venezuela

Sobre este punto apunta Pareja y Paz Soldán: “Gómez era implacable, sin
misericordia ni atenuantes, cuando su voluntad era contrariada. Se compla-
cía en sentirse omnipotente y dispensador de todos los bienes”.182
En este punto es interesante reproducir la opinión que sobre este asunto
recoge el doctor Guillermo Morón es su obra Historia de Venezuela.

La dictadura de Gómez es, ciertamente, toda una época histórica en la cual se


produce desarticulación social y deformación moral en las generaciones que hubie-
ren de convivirla. El concepto de libertad política, y el concepto de dignidad
ciudadana carecieron de sentido, roma la sensibilidad pública. Las voces que insi-
nuaron una observación fueron perseguidas; la cárcel o el destierro fueron las
medidas tomadas como seguridad para la ‘Paz’ pregonada. En el castillo Libertador
de Puerto Cabello, en el de San Carlos en Maracaibo, en las Tres Torres de Barqui-
simeto y en La Rotunda de Caracas fueron reducidos a prisión “unos treinta y ocho
mil venezolanos” en calidad de presos políticos, es decir, que no habían cometido
delito algunos contra las leyes, sino que eran contrarios al régimen de hierro estable-
cido durante veintisiete años.
“En las carreteras trabajan estos presos, con grillos y bajo severa vigilancia. Las
carreteras venezolanas construidas durante el gomecismo fueron hechas a bajo
precio precisamente por eso; además de la ley de 1926 –Ley de Tareas–, según la
cual los obreros campesinos debían prestar dos días de servicio gratuito al Estado a
cambio de exoneración del servicio militar, los presos políticos pusieron su obligada
colaboración de infortunio”.183
Además: “fue duro e implacable, con una crueldad lenta y disimulada, pero refinada
y persistente, que no mataba al enemigo, pero que lo dejaba sufrir, pudrirse, angus-
tiarse y morir lentamente en las fétidas celdas de La Rotunda, Puerto Cabello y el
castillo de San Carlos”.184

Semblanza de Gómez

El doctor Ramón J. Velásquez dice lo siguiente respecto a lo que venimos


tratando:

Impasible y despiadado, sus métodos de persecución y de castigo no tienen prece-


dentes en la historia venezolana. Pero si esta impasibilidad y esta crueldad eran

182 Pareja y Paz Soldán, José, ob. cit., p. 82.


183 Morón, Guillermo, ob. cit., pp. 319-320.
184 Pareja y Paz Soldán, José, ob. cit., p. 91.

252
Cuentas Nacionales, 1915-1935

soportes fundamentales de su poderío, no es menos cierto que la sencillez austera de


su vida y su permanente consecuencia hacia quienes le servían de buena fe, también
eran base de su dominio incontrolable.185

En el breve análisis consignado en esta frase del doctor Velásquez se reve-


la con una transparencia extraordinaria la realidad en la conducta de aquel
hombre. Expresa que su política de terror indudablemente fue un apoyo
fundamental a la larga extensión de su gobierno. Pero también lo fue, por
otra parte, su consecuencia con sus amigos y su lealtad con ellos.
Sobre los intelectuales, los doctores, Velásquez tiene también otro lumi-
noso párrafo, que pone en evidencia su conocimiento de la psicología del
general Juan Vicente Gómez. Dice al efecto:

Por los doctores, ‘los mismos doctores’ siente no menos desconfianza, pero los
utiliza en sus congresos, en las Secretarías Generales, en los consulados, en donde
van a ejercer funciones de espionaje contra otros venezolanos. Quieren hacer carre-
ra, se creen hábiles en argucias legalistas y le escriben largas cartas, pulidas y adulo-
nas. Ellos se creen consumados políticos. Gómez no los considera políticos y los
llama ‘buscadores de puestos’. Y cuando el secretario termina de leerle alguna de
estas cartas, Gómez la toma en la mano y por todo comentario dice ‘estos buscado-
res de puestos están creyendo que yo me duermo’.186

En otro pasaje, el doctor Velásquez, con su conocido estilo y su penetra-


ción analítica, nos dice lo siguiente sobre el drama que vivieron Venezuela y
sus clases dirigentes, así como las sucesivas generaciones de relevo, durante
la época del general Gómez:

Frente a este hombre no hubo en el país ninguna fuerza de control. Y así, a lo largo de
tres décadas, Gómez fue conformando una nación a su imagen y semejanza. Las
generaciones ya maduras para la hora de su aparición, se borran sin dejar huella. Y las
que van surgiendo, encuentran frente a sí este dilema: el dolor o la venta. Porque a la
gran división que ha hecho de los venezolanos en buenos o amigos y en malos o
enemigos, corresponden dos situaciones: la cárcel, el destierro y la persecución para
los malos; y la privanza, el auge social y el éxito económico para los buenos. Existe un
tercer camino: convertirse en espectador sordo y mudo de la tragedia nacional.187

185 Velásquez, Ramón J., Introducción a la obra de Pareja y Paz Soldán, José: Gómez, un fenómeno
telúrico, p. 18.
186 Velásquez, Ramón J., ob. cit., pp. 20-21.
187 Velásquez, R. J., ob. cit., p. 21.

253
Cuentas Nacionales de Venezuela

Tal como puede verse, el drama de las generaciones era realmente terri-
ble. O postrarse y renunciar a toda dignidad o someterse a la peregrinación
con múltiples dificultades y sufrimientos en el exilio o aceptar la cárcel
como otra de las alternativas. En cuanto a las nuevas generaciones de relevo,
Velásquez dice con expresiva manifestación literaria, que no les quedaba
frente a sí sino el dilema del dolor o de la venta.

Atraso cultural en el que Gómez sumergió al país

Sobre la cuestión cultural y el desenvolvimiento político y social del país,


Velásquez es claro y categórico al afirmar lo siguiente:

Aisló al país de todo contacto con las corrientes de la cultura universal y evitó el
conocimiento, estudio y discusión de los grandes temas sociales y políticos, dando
ocasión así a la formación de una clase directora de mentalidad aldeana, pacata,
asustadiza, incapacitada para comprender y resolver las necesidades de Venezuela,
en los nuevos tiempos.188

Una de las cuestiones que más dificultan el análisis histórico del régimen
del general Gómez lo es sin duda que la imagen que se presenta de los
acontecimientos en los documentos oficiales, en la mayoría de los casos no
refleja la verdad, y en cuanto a la prensa, ésta era laudatoria y genuflexa ante
todas las actuaciones del gobierno. Las críticas que se hacían por parte de la
prensa de oposición eran hojas clandestinas de poca o casi ninguna circula-
ción o eran formuladas en periódicos del exterior o en hojas sueltas también
de escaso o limitado conocimiento público. De modo, pues, que el cuadro
era sumamente difícil en este aspecto.
En este sentido, el doctor Velásquez dice lo siguiente:

Los documentos oficiales reflejan siempre una realidad acomodaticia, y en los


periódicos de la época, apenas si cobran interés las reseñas de los grandes festejos de
la Rehabilitación, en las cuales se ve desfilar a quienes se cuidan mucho de figurar en
la nómina oficial, pero son siempre los verdaderos usufructuarios de las situaciones
de fuerza.189

188 Ibídem, p. 22.


189 Ibídem, p. 23.

254
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Por cierto que en las citas que hemos insertado del doctor Velásquez, nos
hemos tomado la libertad de colocar su nombre no obstante que en el
prólogo aparecen suscritas por el seudónimo de José Anselmo Coronado.
Con respecto a esta época, y específicamente los últimos quince años de
la gestión del general Gómez, corridos desde 1920 hasta 1935, le concede-
mos la palabra a un hombre también imparcial en el enfoque de la gestión
considerada, habida cuenta de su condición de amigo de la familia Gómez,
además es una alta mentalidad nacional y está desprovisto de ideas precon-
cebidas contrarias, a priori a la gestión analizada. Se trata del doctor Arturo
Uslar Pietri, quien dice lo siguiente al comparar el estado de la educación
entre fines de 1935 y fines de 1939, según consta de la Memoria de Edu-
cación presentada por el mismo personaje a quien nos referimos, al Congre-
so Nacional en 1940:

En 1935, existían en Venezuela 2.161 escuelas primarias, de las cuales 1.372 eran
federales, para el año de la cuenta existen 5.499 de las cuales 2.325 son Federales;
por lo que representa un incremento total de doscientos cincuenta y cuatro por
ciento. Para la población escolar señaladas por el Censo Nacional de 1936, que era
de 689.288 personas, la inscripción escolar alcanzaba a 137.126, alumnos o sea el
19.9 por ciento de la población escolar. Para 1939, tomando en cuenta que por
virtud del crecimiento vegetativo, la población escolar puede estimarse en 720.000,
la inscripción alcanzó a 295.462 alumnos o sea el 41.03 por ciento de dicha
población, lo que representa haber más que duplicado la capacidad de inscripción
en tan corto plazo. Del presupuesto del Dto. Que invertían en educación primaria,
en 1935, Bs. 5.812.206, mientras la apropiación correspondiente en el presupuesto
vigente alcanza a Bs. 13.898.820. Teniendo en cuenta que el situado constitucional
constituye la casi totalidad de la renta de los estados, y que las sumas que éstos
destinan a educación son casi exclusivamente para primaria no sería ilógico añadir
a esta cifra los Bs. 8.372.790 a que asciende el total de las partidas de educación en
los presupuestos estatales, lo que elevaría la suma total invertida por el erario en
esta rama a más de veintidós millones de bolívares.190

Los datos de 1935, fueron el producto de una evolución de 15 años de


ingresos crecientes provenientes del petróleo. En cuanto a fuentes de ingre-
sos es perfectamente comparable a los del gobierno del general López Con-
treras. Las cifras referentes al gasto educacional, también revelan que en los

190 Fernández Heres, Rafael. Memoria de cien años. T. V; Ministerio de Educación. Memoria de
1941. Caracas, 1981, p. 195.

255
Cuentas Nacionales de Venezuela

tres primeros años de López Contreras se hizo más que en los últimos 15
años de gasto educacional gomecista.
Lo que es todavía más contundente para juzgar los resultados del sistema
educacional gomecista, es que para 1935, el índice de analfabetismo, era
uno de los más altos del continente, con apenas el 10 por ciento de alfabetos.
Las universidades, de ellas, tan sólo subsistían dos que se abrían única-
mente en años pares, para cursar tres carreras, Derecho, Ingeniería Civil y
Medicina. La Universidad Central de Venezuela estuvo cerrada más de 10
años, a partir de la consolidación de la dictadura.
La Academia Militar fue cerrada a raíz de los sucesos del 7 de abril de
1928, habiéndose abierto unos cursos sucedáneos algún tiempo después
por insistencia del general López Contreras.
Según me informara personalmente el general Jesús María Castro León.
A él se le hizo preso y luego se lo sacó del ejército, por haber expresado su
disconformidad con la vejación a que se sometía a los oficiales al obligarlos
a ir en calidad de caporales a vigilar que la tropa limpiara las haciendas del
general Gómez, habiendo sido reintegrado a filas en 1936 por el general
López Contreras.
Los datos procedentes de fuentes oficiales prueban que Gómez no man-
tuvo ninguna predilección por la instrucción pública ni fue un protector de
la cultura. El precario estado de la enseñanza estatal en 1935, la ignorancia
de mayoritarios y densos sectores de la población y la pobre cosecha de
egresados universitarios durante el gomecismo demuestra cuanto aquí afir-
mamos.
Lo antes transcrito, pone en claro, ser falso, que el general Gómez fuera
protector o sostuviera una política educacional de transformación del país y
hubiera hecho una labor en este campo. Al contrario, Venezuela al término
del gobierno de Gómez presentaba una situación deplorable desde el pun-
to de vista educacional.
Siguiendo en la cuestión cultural en general, también es necesario despe-
jar algunas apreciaciones. En este sentido, no hay duda lo sostenido en la
monografía de la muy apreciada investigadora Yolanda Segnini, Consolida-
ción del régimen de Juan Vicente Gómez, la cual es una aportación valiosa al
conocimiento histórico de esta época, por cuanto ella se basa en documen-
tos manejados con bastante habilidad y destreza. Ahora bien, en lo referido
en su obra Luces del gomecismo, no estamos de acuerdo con la amplitud del
concepto que se tiene para usar la expresión que sirve de título a la obra al
punto de asignarle prácticamente al gomecismo toda manifestación cultu-
ral de la época. En el caso de la cultura, lo que hicieron las clases intelectua-

256
Cuentas Nacionales, 1915-1935

les, no surge por obra y gracia del régimen del general Juan Vicente Gómez.
La cultura registrada en estos años era producto de un proceso de sedimen-
tación, de desarrollo habido no sólo en el siglo XIX sino también inclusive a
partir de la época colonial. Por tanto, la cultura de un pueblo manifestada
por las distintas generaciones, no es obra de un solo grupo humano, sino
que es la expresión de una acumulación y evolución cultural generada des-
de mucho tiempo atrás.
Naturalmente, hay épocas donde se le da impulso a este proceso y ello
representa un avance positivo, como hay otras en donde ocurre lo contrario,
se lo frena. En la época del general Gómez no se puede decir que toda
manifestación cultural fuera obra del régimen. Muchas de estas expresiones
eran producto de la tradición y de la evolución del país. Por otra parte, en
cuanto a la frase empleada insistentemente sobre Gómez por el hecho de
haberse rodeado de las clases cultas y haber caracterizado su gestión, por ser
de un gobierno de intelectuales elevados a las más altas posiciones del Esta-
do, en este sentido, no se puede negar que en el del general Gómez figuró
una serie de representantes muy distinguidos de nuestras letras y de nues-
tra ciencia. En este orden de ideas cabe mencionar los nombres de Manuel
Díaz Rodríguez, César Zumeta, Pedro Emilio Coll, Pedro Manuel Arcaya,
Rubén González, Melchor Centeno Grau, Román Cárdenas, José Ladislao
Andara, Francisco González Guinand, Pedro Rafael Tinoco, Rafael Reque-
na, Luis Vélez, José Gil Fortoul, Enrique Urdaneta Maya, quienes ocupa-
ron importantes posiciones en su gobierno y pusieron su intelecto en el
desempeño de sus respectivas funciones.
No hay duda, que ello representa un aspecto positivo de la gestión del
general Gómez. Pero debe tenerse en cuenta lo siguiente: el general Gómez
no fue a buscar a estos hombres del mundo intelectual los cuales él incor-
poró a su gobierno, sino todo lo contrario éstos se caracterizaron y demos-
traron al presidente Gómez ser partidarios de su gobierno y estar identifica-
dos con su gestión. Por tanto, el general Gómez los designó por haberse
ganado su confianza. Era inconcebible en un personaje de las características
del general Gómez, con su conocimiento de los hombres, que solamente
por el hecho de ser intelectuales él los incorporaría a su gabinete o les hu-
biera de dar grandes posiciones en Venezuela o en la representación diplo-
mática del país en el exterior. Gómez, por encima de todo, seleccionaba su
personal entre gente de confianza, entre incondicionales a su gobierno. En
este sentido al escoger a este grupo de intelectuales, él tuvo un buen acierto
para situarlos en posiciones relevantes.
Pero hay que tener en cuenta también, que en la oposición había hom-

257
Cuentas Nacionales de Venezuela

bres muy distinguidos de la intelectualidad venezolana; al efecto cabe men-


cionar periodistas destacados como José Rafael Pocaterra, Rafael Arévalo
González, Leoncio Martínez, Julio Ramos, Eduardo Porras Bello y otros
que desempeñaron actividades muy importantes al frente de órganos rele-
vantes de comunicación social en aquellos años hasta que fueron silenciados
por la acción de la dictadura. Igualmente, en la oposición figuraron y estu-
vieron en las cárceles, así como en el exilio, distinguidos profesores univer-
sitarios, profesionales liberales, entre los cuales cabe mencionar al doctor
Guillermo López, quien fue un brillante abogado y además, profesor de
Historia de la Legislación en la Universidad Central de Venezuela donde
adquirió una muy sólida reputación; otro fue el doctor Néstor Luis Pérez,
autor de diversos textos sobre Derecho Mercantil, estuvo largos años preso,
como así mismo el doctor López antes mencionado. Otro fue el doctor
Carlos León, profesor de Sociología en la Universidad Central, el cual había
sido gobernador de Caracas y que estuvo largos años preso y exiliado; el
doctor Nicomedes Zuloaga, un brillante abogado y prominente jurista,
inclusive llegó a formar parte de la comisión de legislación organizada por
el doctor Arcaya en 1916, posteriormente fue hecho preso; el doctor Páez
Pumar, también corrió igual suerte; el doctor Alberto Smith, había sido
ministro de Instrucción Pública; el doctor Juan José Abreu, tuvo una actua-
ción muy valiente y responsable en su condición de juez, en el juicio segui-
do a Eustoquio Gómez con motivo del asesinato de Luis Mata Illas; el
doctor Carnevali Monreal, quien murió en La Rotunda; el doctor Manuel
Antonio Pulido Méndez, distinguido escritor estuvo muchos años en el
exilio; el doctor Miguel Zúñiga Cisneros; el doctor Santos Dominici, mé-
dico eminente presidió la Junta de Liberación Nacional cuando se organizó
la expedición de Delgado Chalbaud en 1928.
Respecto de la condición de los intelectuales al servicio del gomecismo,
apunta Mariano Picón Salas que su deber era “poner en la mejor prosa a los
caprichos del jefe”. Y la crítica política fue durante estos veintisiete años
una página en blanco.

No fue impresa, ni preservada en los archivos públicos una sola línea de opinión
libre, ni se pronunció jamás, en público, una palabra de crítica independiente.
Todos aquellos que aventuraban una opinión disidente, no conformista o peor aún
si era de desagrado del jefe, firmaban al mismo tiempo la sentencia a una larga
prisión indeterminada.191

191 Pareja y Paz Soldán, José, op. cit., p. 68.

258
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Entre los poetas y escritores opositores al gomecismo, cabe mencionar a


Rufino Blanco Fombona, uno de los más grandes aedas y ensayistas en la
historia de Venezuela; el gran poeta, escritor Jacinto Fombona Pachano, Pío
Tamayo, poeta mártir, quien no sobrevivió los horrores del castillo Liberta-
dor, Andrés Eloy Blanco, el más grande poeta de los últimos tiempos, Al-
fredo Arvelo Larriva, el representante del modernismo en Venezuela, quien
sufrió en las cárceles de Gómez y murió en el exilio; historiadores como el
propio Rufino Blanco Fombona y Jacinto López, que fue autor de una so-
bresaliente obra sobre la guerra del Pacífico entre Perú y Chile, y que fue
director por muchos años de una revista muy importante denominada “La
Reforma Social”. No hay que olvidar en este recuento al “Beato de la Liber-
tad”, insigne defensor de la ética política o adversario irreductible de la
violencia y la corrupción administrativa; me refiero a (Pío Gil) Pedro María
Morantes autor de varios libros y panfletos henchidos de su desbordante
pasión por la libertad y por la recta conducción de los negocios públicos.
No hay que olvidar al probo historiador y escritor muy distinguido Ma-
riano Picón Salas, quien estuvo también varios años exiliado en Chile en la
época bajo consideración.
El gran novelista Rómulo Gallegos, permaneció varios años en el exilio,
donde lo sorprendió la muerte del tirano en 1935. Diego Córdoba, escritor
y periodista, quien dejó una obra sobre los exiliados, Venezuela agonizante,
1936; Alejandro Trujillo, quien escribió sobre los horrores de La Rotunda
donde estuvo preso. Siendo muchos los otros intelectuales que formaron
legión opuesta a Gómez. Entre los más jóvenes cabe mencionar a Joaquín
Gabaldón, profesor universitario y magistrado de la Corte Suprema, Pedro
N. Pereira, Miguel Acosta Silva, Iván Darío Maldonado, Leopoldo Briceño
Iragorry, ilustre sabio y especialista en enfermedades tropicales; Juan Bau-
tista Fuenmayor, rector universitario e historiador; Antonio Arráiz, poeta,
novelista y periodista; Isaac Pardo, historiador y ensayista y los jóvenes po-
líticos Jóvito Villalba, Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Gonzalo Barrios,
etc., quienes han ocupado los más altos cargos en la conducción del país.
Por tanto, la intelectualidad venezolana no fue absorbida en su totalidad
al servicio del general Gómez. La intelectualidad se dividió; una parte se
puso a la orden del régimen y fue utilizada por Gómez en importantes
cargos públicos; la otra, no resistió la acción de la dictadura y se manifestó
en contra, en escritos y en diversas ejecutorias; unos fueron a la cárcel y
otros fueron al exilio, pero esta es la realidad cultural del país.
En síntesis, hubo una división de los hombres de la cultura. Unos estuvie-
ron con Gómez; otros en contra. Por tanto, no se puede generalizar y hacer la

259
Cuentas Nacionales de Venezuela

afirmación de que la intelectualidad estuvo con Gómez. Esto no es cierto.


También estuvieron con Gómez algunos que no desempeñaban cargos im-
portantes, pero estaban al frente de medios de comunicación, como Laurea-
no Vallenilla Lanz, quien fue por muchos años director de El Nuevo Diario.
Por otra parte, los hombres que gozaban del respaldo del gobierno tenían
las instituciones a su disposición, y por ende, poseían las mayores posibili-
dades de brillar en las actividades culturales que se realizaban en el país y de
pertenecer a academias y a otras entidades de la cúspide cultural y científica
de la Venezuela de la época. Pero al regresar aquellos exiliados pertenecien-
tes precisamente a los núcleos culturales de Venezuela, también fueron re-
conocidos por las academias. El doctor Néstor Luis Pérez, fue nombrado
miembro de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, y al doctor Félix
Montes –quien había sido profesor universitario y estuvo exiliado muchos
años– también se le eligió en la misma academia donde no llegó a incorpo-
rarse. En la Academia Nacional de la Historia, el doctor Mariano Picón
Salas y Rufino Blanco Fombona, fueron nombrados Individuos de Núme-
ro, y sí se incorporaron a la institución. De este modo, el mundo cultural
refleja, en la época de Gómez, como algunos de sus más distinguidos repre-
sentantes estuvieron a las órdenes de este régimen y otros ocuparon posicio-
nes de vanguardia en la oposición.
Sobre los órganos culturales y la función de las letras nos refleja un pano-
rama de la época, el doctor Guillermo Morón:

En 1892, José María Herrera Irigoyen, funda la revista El Cojo Ilustrado, y en 1894
aparece Cosmópolis. Estas dos publicaciones centralizan un movimiento literario
que supera intentos o ensayos, y avanza hacia el modernismo, sobre todo la segun-
da, menos heterogénea, aunque también abrió sus páginas a firmas diversas naciona-
les y extranjeras. Junto a los positivistas, que intentan esbozar una ciencia, comien-
zan los modernistas, que son puramente literatos, aunque a veces se reúnen en una
sola persona la ciencia y la literatura. Los modernistas Rufino Blanco Fombona,
Manuel Díaz Rodríguez, Pedro Emilio Coll, Luis Manuel Urbaneja Achelpohl,
Pedro César Dominici, esto es, los escritores que al comenzar el siglo XX, están
dirigiendo la cultura intelectual. Los escritores de Cosmópolis forman la llamada
generación del 95: Coll, ensayista de finezas; Díaz Rodríguez, novelista; Blanco
Fombona, novelista, poeta y ensayista.192

Con respecto a El Cojo Ilustrado, encontramos que marca un hito en

192 Morón, Guillermo, ob. cit., p. 328.

260
Cuentas Nacionales, 1915-1935

cuanto a las publicaciones periodísticas del país, sin embargo, su estilo no


es soportado por la política represiva del gobierno dictatorial y ello es una
de las causas de su desaparición, junto a Alborada, publicada posteriormen-
te por un grupo de jóvenes intelectuales de la época. Sobre este particular
en la obra Crítica literaria del magnífico crítico Jesús Semprún, (prologada
por Pedro Díaz Seijas) director de El Cojo Ilustrado encontramos la siguien-
te reláfica del periodista Julio Planchart:

Con el cambio del gobierno se produce un renacer de esperanzas en el ánimo, espe-


cialmente, de las jóvenes generaciones. Hay manifiestos. Se planifican empresas cultu-
rales, en las que predomina la creación de periódicos y revistas, que servirían de
voceros a las inquietudes espirituales de los nuevos escritores del país. Pero pronto
llegaría el desengaño. El ejemplo más patente, fue la muerte prematura de la revista La
Alborada, que con tanto entusiasmo juvenil, había puesto a circular Rómulo Gallegos.

Julio Planchart, refiriéndose a la revista ha escrito “El alma de ‘La Albora-


da’, estaba formada por lo que el gran poeta portugués Abilio Manuel Guerra
Junqueiro llamó ‘dolor de patria’. El estado de atraso del pueblo de Venezue-
la, su pobreza y su ignorancia nos llenaba de congoja el corazón; no sabíamos
cómo se había de curar tanto mal, pero veíamos las cosas con honestidad y era
nuestro dolor lo que deseábamos expresar en La Alborada. A todos estos in-
tentos de hacer uso de la libertad de expresión en el nuevo gobierno, después
del desastre protagonizado por Castro, se les respondió con la prohibición.
La prensa y por tanto la expresión de los ideales de los jóvenes, eran
detonantes, que un gobierno espurio, ajeno a la opinión del pueblo, no
podía tolerar. Por esto explica el mismo Planchart:

Entonces, el gobernador citó a los periodistas, los reunió y los increpó y les dijo
cuáles eran las normas a que debían sujetarse en sus publicaciones, y hasta uno de
ellos, Leoncio Martínez, fue enviado a la cárcel. A la reunión convocada por el
gobernador asistimos Enrique Soublette y el que esto escribe y al salir de la reunión
ambos nos dijimos: La Alborada ha muerto. Toda esta treta contra la libertad de
prensa formaba parte del “ingenioso plan” del país. Los años que corren desde 1909
hasta la muerte del dictador, se van a caracterizar por el control, casi absoluto, de las
publicaciones y de toda actividad que implicara libre opinión colectiva.193

193 Semprúm, Jesús, Crítica literaria. Introducción, selección y títulos; Pedro Díaz Seijas. Clásicos
Venezolanos, Nº 16. Academia Venezolana correspondiente de la Real Española, Caracas,
1986, pp. 25-26.

261
Cuentas Nacionales de Venezuela

Sobre este mismo punto de la gestión del general Gómez se bifurcan en


áreas como:
Las causas del estancamiento demográfico, se pueden referir a: la pobreza
generada por los bajos ingresos reales que percibía la población campesina;
el lamentable estado de su alimentación; las pésimas condiciones sanitarias,
generando la propagación del paludismo en gran parte del territorio nacio-
nal, y de otras enfermedades que hemos mencionado en otros párrafos de
este trabajo. Es decir, que se combinaron una serie de hechos que vinieron
a traducirse en el estancamiento de la población. Esta empezó a mejorar ya
bien avanzada la década del 20 o sea, hacia finales del largo período de
gobierno del general Gómez. El ingreso petrolero fue el factor que determi-
nó el aumento general del ingreso de la ciudadanía rural y urbana, en espe-
cial y señaladamente por esta materia, aunque dicho mejoramiento se vio
en parte neutralizado por la crisis desencadenada a fines de 1929, que en
Venezuela se hizo sentir a partir de 1930.
Sobre el estancamiento demográfico en la época de Gómez nos dice Do-
mingo Alberto Rangel en los siguientes párrafos, como no solamente se
estanca sino que disminuye nuestra tasa poblacional:

En los veintisiete años del gomecismo se estanca el desarrollo de la población


venezolana. Como lo apuntaron algunos de los estudiosos de esta época, el incre-
mento vegetativo neto jamás excedió del nueve por mil. Era en la América Latina de
aquellos tiempos uno de los más bajos. Si se exceptúa el Paraguay, aún afectado por
el desastre de la guerra contra la Triple Alianza que diezmó a sus hombres, no existía
otro país en el continente que exhibiera tan pobre tasa de crecimiento demográfico.
A lo largo de la etapa gomecista la población nacional aumenta apenas en cuatro-
cientos mil habitantes. Cuando se efectúa el censo de 1936, Venezuela tiene la
misma tasa demográfica que en los tiempos de los últimos censos del siglo XIX. El
fenómeno resulta claro, para doblar la población se necesitaba, a la tasa indicada, un
período de ochenta y tantos años. La magnitud de este estancamiento puede no
apreciarse recordando, simplemente, que según la ciencia social se considera nor-
mal la duplicación del acervo demográfico de un país en un lapso de veinticinco a
treinta años. Venezuela debía tardar un espacio de tiempo dos veces y media más
dilatado en el esfuerzo de alcanzar el doblamiento de su población. La consecuencia
era el retardo de nuestro país en la América Latina. Países casi despoblados cuando
estalla la guerra de independencia –como Chile y Argentina– encierran dos veces
más pobladores que Venezuela en 1936. Hasta en los tiempos de la oligarquía
conservadora nuestra población creció con mayor intensidad que en este paréntesis
del gomecismo. Entre el amanecer del siglo XX y 1936, Venezuela desciende en la

262
Cuentas Nacionales, 1915-1935

escala continental como corolario del estancamiento demográfico del gomecismo.


Hacia 1900, nuestro país se parangonaba con Colombia, el Perú o Chile. El día en
que entierran a Gómez casi le hacemos compañía a Bolivia en el foso de las naciones
densas. Si en términos absolutos la población se estancó, en el plano de las realida-
des relativas, ella retrocedió, pues otras naciones latinoamericanas al progresar nos
arrojaron a la retaguardia demográfica.194

El doctor Amenodoro Rangel Lamus, hombre equilibrado y sereno, y


que no puede ser calificado de enemigo irrevocable del régimen del general
Gómez, por cuanto hasta inclusive llegó a desempeñar algunos cargos, que
aunque no tenían carácter político, revelan que el doctor Rangel, tenía no
una actitud opositora, ni subversiva, sino una que se desprendía de su crite-
rio civilizado, porque le permitía realizar ciertas labores útiles siempre y
cuando no comprometieran su dignidad en las funciones de tipo netamen-
te político. Esta referencia la hacemos para poner de manifiesto que las
siguientes transcripciones proceden de un hombre imparcial y objetivo.
Al efecto, nos dice sobre el estado de salud del pueblo venezolano, en la
época del general Gómez, lo siguiente:

Yo pude apreciar lo que era la salud del hombre en esos lugares donde reinaban estos
flagelos, porque tuve la imprudencia allá por los años del 30 al 34, de dedicarme a
fundar una finca agropecuaria en la confluencia de los ríos Uribante y Chururú.
Viajando hacia aquélla, solía decirme mi hermano Carlos: “Estas gentes construyen
sus ranchos, de acuerdo con el breve tiempo que calculan van a vivir”.195
En mi hacienda, vi caer en estado de coma a más de un muchacho, los que llevaban
de inmediato al hospital de San Cristóbal, al cabo de 2 ó 3 días dejaban de existir.
La Atebrina, que con tan buen resultado se aplicaba para combatir cada crisis de la
enfermedad, no dio ningún resultado en estos casos. Úlceras en las piernas y rostros
tristes y de mortal palidez era lo que veía en los ranchos donde moraba aquella
pobre gente. El rendimiento del obrero estaba en relación con su capacidad de
trabajo, y ya se puede suponer lo que sería ésta, en un cuerpo minado por el
anquilostoma y el paludismo. Recuerdo que semanalmente veía pasar por mi ha-
cienda camiones llenos de obreros que iban a trabajar en la construcción de un

194 Rangel, Domingo Alberto, ob. cit., pp. 279-280.


195 Rangel Lamus, Amenodoro. Los problemas de la tierra y otros temas. Biblioteca de Autores y
Temas Tachirenses, 1975, p. 77.

263
Cuentas Nacionales de Venezuela

camino ganadero que conducía a Guasdualito y semanalmente se veía regresar estos


vehículos cargados de enfermos, cuyo aspecto revelaba bien el mal que padecían. 196

Además, agrega que:

La nación estaba paralizada en su desarrollo, oprimida en su vida. El jefe se iba


tornando de año en año más desconfiado, creando nuevas separaciones con la
nación. Excluidas las corrientes extranjeras y cosmopolitas, se profundizaba el cerco
y el aislamiento material y espiritual de Venezuela. Recelaba Gómez de los extran-
jeros, de los ‘musiúes’, cuya psicología e ideas no comprendía. Prohibió a sus hijos
viajar al extranjero. Escéptico, dudaba de los progresos de la civilización. Carecía de
conciencia universal, y era muy débil su sentido americanista o continental, que
sentía sólo a través de la obra de Bolívar. La única tierra extranjera que conocía era
Cúcuta, a diferencia de Bolívar, viajero del mundo. Había levantado un muro de
silencio. Las fronteras separaban más que nunca, aislando a los venezolanos del
drama contemporáneo, encerrando a Venezuela entre sus cerros y su terror, perma-
neciendo estacionaria dentro de una economía rutinaria y una existencia simple.197

Para un personaje de la época y actualmente incontrovertido hombre


público en nuestro país, como lo es el doctor Arturo Uslar Pietri, el atraso
en que el general Gómez dejó al país fue verdaderamente deplorable:

Al efecto, dice:

Cuando murió el general Gómez, los contemporáneos que vivimos esa hora tuvi-
mos la sensación de que se alzaba un telón sobre un panorama desconocido, sobre
un país del que teníamos informaciones inconexas o incompletas, y a veces falsas.
Descubrimos de pronto que éramos un país atrasado, que teníamos inmensas caren-
cias, que teníamos un cúmulo de expectativas insatisfechas cuya magnitud sobrepa-
saba toda posibilidad de enfrentarlas siquiera.
Ha podido ocurrir que una reacción de desánimo hubiera abatido a todos y les
hubiera hecho decir: es inútil, no podemos hacer nada con estos medios despropor-
cionalmente escasos para enfrentar este gigantesco monstruo de atraso que domina
al país.
Había cosas que hoy hacen sonreír. Nuestras universidades no tenían una escuela de
Economía, pero tampoco la tenían de Filosofía y Letras, tampoco formaban inge-

196 Rangel Lamus, Amenodoro, ob. cit., p. 78.


197 Ibídem, p. 89.

264
Cuentas Nacionales, 1915-1935

nieros petroleros. Teníamos, como con mucho acierto dijo López Contreras, ‘crisis
de hombres’; esta carencia de hombres no era sino sencillamente eso, no había gente
capacitada.
Yo recuerdo cuando, siendo un joven funcionario del Ministerio de Hacienda,
llegaron a Venezuela los primeros técnicos extranjeros en materia económica. Eran
economistas franceses. Yo fui uno de los encargados para comunicarse con ellos. Lo
primero que pidieron fue un índice de precios y una balanza de pagos. Tuve que
decirles que no existían. Cualquier estudiante de primer año de economía de hoy se
reirá y pensará que exagero. Hubo necesidad de pedirle a las viejas casas de comer-
cio que permitieran que funcionarios públicos fueran a revisar sus libros en los que
constaban los precios a que habían exportado e importado durante años, para poder
fabricar sobre estos datos la aproximación de un índice de precios.198

Sobre el estado en que se encontraba la población venezolana en 1936,


Miguel Ángel Capriles, dice lo siguiente:

El ochenta por ciento de ellos iniciaba aquella era en las peores condiciones físicas
y mentales que pueblo alguno de América haya conocido. Desnutridos, entecos y
enfermos por más de un siglo de explotación, tiranías, guerras civiles y miseria, eran
casi todos los nacidos en el país, porque no habían llegado todavía los inmigrantes
a quienes no atraía una tierra tan depauperizada, a pesar de que el petróleo brotaba
ya de ella con relativa abundancia desde casi veinte años. Y en cuanto a las condicio-
nes mentales, el mismo trágico ciclo había marcado con el hierro ardiente de la
mediocridad y la decadencia, a los ex libertadores de seis países.199

198 Uslar Pietri, Arturo. Homenaje de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, pp. 37, 38,
39. Caracas, 1991.
199 Capriles, Miguel Ángel. Memorias de la inconfomidad. Caracas.

265
1935-Anexos
Cuentas Nacionales de Venezuela

268
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Ámbito político del gobierno de Gómez en algunos de sus más importantes


documentos

Documento I

1. “Programa de diciembre del general Juan Vicente Gómez (20 de diciembre


de 1908)

JUAN VICENTE GÓMEZ


Encargado de la Presidencia de la República.
A los venezolanos:

¡Compatriotas!
Ya sabéis que vine a desempeñar el Poder Ejecutivo Nacional, en virtud del título
legal que invisto, sin ser empujado por ninguna ambición personal. La ley me llamó
al puesto, y desde el primer momento me di a conciliar las aspiraciones populares
con mis deberes públicos, procurando establecer un régimen de garantías en conso-
nancia con nuestras instituciones. He querido y quiero para cada venezolano la
efectividad de sus derechos, sin ser esta aspiración concesión o merced sino única-
mente la imposición de la ley.
Pero mis mejores intenciones y deseos han encontrado desgraciadamente, un inex-
plicable obstáculo en algunos pocos ciudadanos que llamándose íntimos amigos del
ciudadano general Cipriano Castro, no sólo se han atravesado en el camino de mis
deberes legales, sino que han bajado al antro de la conjuración y fraguado contra mi
vida en el plan diabólico que hice abortar en la mañana de ayer, enfrentándome a los
mismos conjurados y reduciéndolos a prisión.

269
Cuentas Nacionales de Venezuela

Al proceder así, conciudadanos, no sólo he defendido mi vida, sino algo que vale
más que mi existencia personal, porque he procurado salvar el decoro y el prestigio
de la magistratura de bienes para todos los venezolanos.
Después de los sucesos que acabo de narrar, he constituido un nuevo gabinete, en el
cual juzgo representada la opinión pública de Venezuela. Con tales colaboradores
pretendo dar a mi gobierno el carácter nacional que reviste, hacer efectivas las
garantías constitucionales, practicar la libertad en el seno del orden, respetar la
soberanía de los Estados, amparar las industrias contra odiosas confabulaciones,
buscar una decorosa y pacífica solución para todas las contiendas internacionales,
vivir vida de paz y armonía y dejar que sólo la ley impere con su indiscutible
soberanía.
¡Venezolanos!
Tales son mis propósitos y los fines que aspiro a desarrollar al frente del gobierno; y
como creo que ésta es la más solemne imposición del patriotismo, pido y reclamo a
todos los círculos políticos su apoyo moral y material para que el acierto sea
completo y universales los beneficios.
El régimen legal que impera nos da derechos y nos impone deberes: ejerzamos
aquellos con la moderación que reclama la austera democracia, y cumplamos éstos
con inquebrantable resolución. Tengamos presente que las violencias que inspiran
las pasiones desbordadas son el contrasentido de la civilización y que la mejor
fórmula de la República es la que se encierra entre la modestia y el ardiente
patriotismo.
Caracas, 20 de diciembre de 1908.
J. V. Gómez

2. Telegrama-circular del ministro de Relaciones Interiores de Gómez, ex-


plicativo de la orientación del nuevo régimen (21 de diciembre de 1908).

Telegrama del ministro de Relaciones Interiores a los presidentes de los


Estados y gobernadores del Distrito Federal.

BOLETÍN OFICIAL
Conciudadano:
Hoy ha celebrado su primera reunión el nuevo gabinete, bajo la suprema dirección
del ciudadano general J. V. Gómez, encargado de la Presidencia de la República.
Previa y francamente orientados por éste en sus rumbos políticos y en su pensa-
miento administrativo, los hombres llamados esta vez a colaborar en las funciones
del Ejecutivo Federal asumen con plena conciencia la responsabilidad individual

270
Cuentas Nacionales, 1915-1935

y colectiva de sus deberes con el país y de sus compromisos con el Jefe actual de
la nación.
El gobierno así constituido conceptúa solamente críticas las presentes circunstan-
cias capitales de la vida nacional: él conoce la honda postración que afecta a la
mayor suma de grandes intereses públicos: él está bien advertido de las necesidades
generales que piden justamente pronto y eficaz remedio; él comprende, en síntesis,
los acerbos dolores que aceleran el alma de las clases proletarias y trabajadoras –esas
de cuya sangre magnánima y heroica deriva la patria su subsistencia– y los medios
positivos de cultura y de progreso. Y porque está bien al tanto de tales conflictivos
accidentes, atribuye una importancia excepcional al presente momento histórico;
de suerte que, con tan graves motivos de carácter y trascendencia nacionales,
acumula en primer término todas sus condiciones esenciales de mandatario de un
pueblo soberano y libre, para sentirse digno de que éste le abra los brazos y se le
asocie esforzadamente en el empeño de salvación común a que nos llaman de
consumo la honra de la patria y el porvenir de la República.
Ahora o nunca ya puede y debe Venezuela comprobar que posee, como toda
sociedad humana de tradiciones viriles, la virtud intrínseca de gobernarse bien por
sí misma y mejorar indefinidamente.
El supremo magistrado de la nación, y su actual Consejo de Ministros, se ufanan de
que estas apreciaciones de simple buen sentido son las mismas en que abunda el
sano criterio de la gran mayoría del país. Basta, pues, aplicar sencillamente este
criterio al estado de cosas evidente, caracterizado por necesidades imperiosas y
vehementes aspiraciones legítimas, para decidir enseguida cómo y de que manera ha
de propenderse a la justa satisfacción gradual de unas y de otras. Hay circunstancias
fatales en que las voluntades más firmes y bien intencionadas se ven constreñidas a
no proceder de acuerdo con la opinión pública: cuestión de sagrados compromisos
irremisibles en un momento dado, que hasta en sus condiciones de preexistencia
comportan fueros de linaje superior a toda exigencia en contrario. Pero afortunada-
mente, ni este eventual embarazo se presenta hoy, porque el gobierno, con profun-
do examen de conciencia, cree firmemente que todos sus deberes y obligaciones son
con la suerte de la sociedad venezolana. Por tanto, ésta y los sabios preceptos de la
Constitución y de las leyes serán de ahora en adelante las constantes normas únicas
de la iniciativa oficial.
En consecuencia, hoy mismo han sido libertados, de orden del primer magistrado,
todos los ciudadanos detenidos por causas políticas. Y para complementar este acto
de justicia necesaria, se hace un encarecido llamamiento a cuantos venezolanos
permanecen ausentes del país por las mismas causas. Tenemos en pie el conflicto
internacional que ya conoce el país, por reciente información del gobierno, y el cual
exige imperiosamente a los venezolanos el deber de la unión, para mostrarnos

271
Cuentas Nacionales de Venezuela

dignos y fuertes en resguardo del honor de nuestra bandera. Los compatriotas


proscritos pueden, además, venir seguros de que no es éste un llamamiento de añeja
táctica política, sino invocación de patriotismo ferviente en nombre de los sacrifi-
cios –venerado legado de gloria– a que debe su ilustre personería el hogar amado de
nuestros padres y de nuestros hijos.
De acuerdo con lo preceptuado en el pacto de unión se reivindicará para los Estados
el concepto fundamental de su derecho a la renta propia que ellos mismos se
asignaron. Lo que se les ha venido distribuyendo será elevado a la íntegra propor-
ción del respectivo canon constitucional, con los saldos favorables que arrojen las
liquidaciones semestrales de los correspondientes ingresos; saldos que, conforme a
la anterior práctica consuetudinaria, aplicarán directamente los gobiernos seccio-
nales al fomento local, sin más restricciones que las que ellos mismos estimen
ajustadas a principios de equidad o a positivas conveniencias generales.
Las municipalidades recuperarán cuantos recursos y prerrogativas les corresponden
a fin de que, dueñas así de los medios y atributos inherentes a la alta razón de su
existencia, puedan constituir libre, holgada y poderosamente, la piedra angular del
edificio de la República.
El gobierno, como ya lo ha insinuado en su notable alocución de ayer el ciudadano
Encargado de la Presidencia de la República, estudiará con especial interés todos
los asuntos económicos afectados por privilegios ilegales, para ir resolviendo con
prudencia y justicia cuanto sea de arbitrio en obsequio del trabajo libre y de las
abatidas industrias nacionales. A este estudio capital asociará otro no menos
importante y de inmediata urgencia, cual es el de procurar a nuestras industrias
madres –la agricultura y la cría– fuentes de recursos fáciles y cómodos, propicios
a su desenvolvimiento productor.
Nuestro crédito en punto de contratos de interés público debe ser y será restable-
cido sobre la base de una constante y recíproca buena fe. El país sabe a qué se debe
en gran parte el malestar que sienten la mayoría de los gremios y la totalidad de las
clases trabajadoras; y el gobierno, al consignar sin rebozo en este documento tan
abrumadora verdad, lo hace justamente para que se aprecie como testimonio ade-
lantado del deliberado y firme propósito de hacer a este respecto debidas e indis-
pensables rectificaciones. Corresponderá a este orden de cosas el honor bien simple
en verdad, pues antes que materia de rectitud loable, el asunto apenas sí principia y
concluye en una elemental reflexión sobre conveniencias nacionales de crédito,
fundado en la regularidad administrativa.
Esta labor económica tendrá el necesario auxilio eficaz de la mayor circunspección
en nuestras relaciones diplomáticas y comerciales que a conservarlas y fomentarlas,
dentro de los justos términos del decoro, todo será conducente, menos la obceca-
ción reacia (sic) so color del patriotismo. Venezuela necesita y desea una franca y

272
Cuentas Nacionales, 1915-1935

continua amistad con todos los pueblos cultos de la tierra y, por tanto, debemos
propender a este fin, con cuantos medios aconsejen las necesidades de la nación, en
consulta con su dignidad y sus inalienables derechos.
Gobernar es servir y trabajar. Imbuidos en este concepto, el austero Jefe del poder
ejecutivo y su gabinete, no se darán treguas en el múltiple esfuerzo de hacer amable
la paz, fecundo el orden y fructífera, también, en toda suerte de bienes, la alianza del
poder con la opinión pública.
El gobierno, conforme al sencillo plan ligeramente expuesto aquí, será el abandera-
do de la saludable transformación que anhela el país. Lo que más pide a los ciuda-
danos es prudencia y cordura, y a sus agentes constitucionales la mayor consagra-
ción al cumplimiento del deber.
Sírvase dar inmediata y extensa circulación a este oficio en los pueblos de su mando.
Caracas, 21 de diciembre de 1908.
Dios y Federación.
F. L. Alcántara
Para los presidentes de los Estados, gobernadores del Distrito Federal y de los
Territorios Federales.

3. Gómez resume por sí mismo, a un corresponsal extranjero, sus propósi-


tos gubernamentales (abril de 1909)

UNA ENTREVISTA CON EL GENERAL GÓMEZ

Programa en pocas palabras.


El diario parisién Le Journal nos proporciona los pormenores de una entrevista que
uno de sus corresponsales, señor Miziere, tuvo en Caracas con el señor general
Gómez, el 25 de abril próximo pasado.
Vamos a reproducir aquí los conceptos con que se expresó en aquella ocasión el
magistrado nacional. Juzgamos que tienen especial interés para el público venezo-
lano, aun cuando fueron dedicados a una publicación extranjera; pues encierran
importantes capítulos del programa administrativo que está desarrollando el encar-
gado de la Presidencia, tanto por lo que respecta a los intereses del país, cuanto a lo
que toca al desarrollo económico de nuestra riqueza doméstica.
“Tuve ayer (dice el corresponsal el día 24 de abril) una larga entrevista con el presiden-
te Gómez, a quien benévolamente me presentó el señor Lorena, ministro del Brasil.
“El Presidente no me ocultó que si había accedido a recibirme en momentos en que
estaba agobiado con gran número de atenciones, era porque se complacía en comu-
nicarse con el representante de un diario francés, y que desearía que en París se

273
Cuentas Nacionales de Venezuela

conociesen sus sentimientos y los propósitos de gobierno que, habiéndolos ya


madurado durante largo tiempo, está decidido a realizarlos ahora.
–Estoy firmemente resuelto, me ha dicho el presidente Gómez, a seguir una política
radicalmente opuesta a la de Castro. Él lo destruyó todo; a mí me corresponde
reconstruir. Él acabó con todas las relaciones del país con las grandes potencias; y mi
mayor deseo es restablecer con ellas, y especialmente con Francia, lazos de amistad
y de mutua confianza.
“Es necesario que Venezuela olvide a Castro, que es el genio malo, y agradezca a las
potencias que no hayan confundido al país con aquel hombre nefasto. El país quiere la
paz y la estabilidad de sus relaciones exteriores. Me he decidido a ciertas medidas que
serán prenda positiva de la buena voluntad con que procede el gobierno venezolano.
“Al Congreso, que se reunirá el 23 de mayo, se someterá a un plan de revisión de la
Constitución en un sentido genuinamente liberal. El Congreso se ocupará también
en el estudio de un conjunto de nuevas leyes que modifiquen la condición de los
extranjeros en el país, facilitando la inmigración, y por consiguiente, dando valor a
los recursos de Venezuela.
“Precisando mi pensamiento y la nueva orientación que sufrirá nuestra política,
diré, que no solamente no seré como Castro, hostil a los extranjeros, sino que, por
el contrario, creo que su concurso es indispensable para la prosperidad de Venezue-
la, cuya población no es suficiente para cultivar su suelo y explotar conveniente-
mente sus minas.
“Así pues, se dictará una ley que ofrezca a los inmigrados extranjeros la propiedad,
por concesiones gratuitas oficialmente reconocidas, de terrenos de cultivo. De esta
manera el extranjero se podrá hacer en lo adelante propietario de tierras bajo el
mismo título que los venezolanos. Estoy igualmente resuelto a favorecer la explota-
ción de nuestras riquezas minerales, con capitales extranjeros, y también a darle
impulso a nuestro comercio.
“Ya he hecho informar estas intenciones a los gobiernos alemán, belga, español,
italiano, americano e inglés. Después se comunicarán a Holanda y a Francia con
quienes van a reanudarse muy en breve las relaciones diplomáticas. He hecho saber a
todos esos gobiernos que deseo crear una comisión técnica internacional que estudie
las mejores condiciones para desarrollar las riquezas de Venezuela. Italia puede desig-
nar un agrónomo que explore e indique las regiones más adecuadas para la inmigra-
ción europea. Alemania delegaría un selvicultor encargado de estudiar la explotación
racional de nuestros inmensos bosques. Francia estaría representada por un geólogo y
un ingeniero que organizasen la explotación de nuestras minas, etc., etc.
“Los autorizados informes de estos especialistas guiarían útilmente nuestros esfuer-
zos en el sentido de un magnífico ensayo para dar valor a nuestra riqueza natural con
la colaboración extranjera.

274
Cuentas Nacionales, 1915-1935

“En síntesis, lejos de querer, como Castro, aislar a Venezuela, mi propósito es


abrirla al trabajo extranjero en las condiciones más favorables y con las garantías que
dan la paz, la seguridad y la propiedad estable.
“Pienso al mismo tiempo facilitar en grande el comercio de exportación. Desde
luego puede usted anunciar que los derechos de exportación que pesan actualmente
sobre el café y el cacao, serán suprimidos. Esto es una reforma capital, pues estas
producciones son un elemento importante para todo el comercio venezolano de
exportación, y si pudieran salir libremente, se sentiría un enorme alivio mercantil.
“Tales son mis proyectos y a ellos encaminaré mis esfuerzos”.
Y el presidente Gómez añadió, al exponer esta clara exposición de principios:
–Deseo, señor, que usted se dé cuenta de las increíbles riquezas de Venezuela y que
usted mismo pueda hablar de los admirables tesoros que esperan en este país una
explotación tranquila por la proverbial actividad europea, y eso, en beneficio co-
mún de los capitalistas extranjeros y de la progresiva prosperidad de Venezuela”.

4. El escritor Rufino Blanco Fombona apunta en su diario personal, las


circunstancias, bases y final término de un nonato Partido Radical.

(1909)
4 de septiembre. Hay que hacer un esfuerzo para redimirnos de la barbarie, represen-
tada hoy por Gómez, sus consejeros, sus camarillas y sus secuaces. Esta mañana nos
hemos reunido, en un salón de la Casa Amarilla, cinco de los hombres que represen-
tamos la mejor intención política, patriótica e intelectual en Venezuela: Ladislao
Andara, autor de La evolución social y política de Venezuela; Pedro María Arcaya,
hombre equilibrado, sesudo psicólogo, que ha estudiado a Bolívar, a Páez, y a las razas
indígenas de esta porción americana; César Zumeta, analista de El continente enfermo;
Manuel Díaz-Rodríguez, excelente novelador de nuestro país; y yo, que llevo a falta
de otras virtudes, entusiasmo y buena fe. Nos hemos reunido con el propósito de
echar las bases de un nuevo partido político, radical, civilista, civilizador, sano, hon-
rado, que luche contra la barbarie soldadesca, instaure una severa moral política,
reforme la economía nacional, plantee una nueva justicia social, despierte en el país la
confianza en sí, en sus fuerzas, en su porvenir, se oponga a la farsa de los viejos liberales
y al estancamiento del pétreo conservatismo anacrónico; y sea dique, sobre todo, a la
barbarie militar y militarista de Gómez y compañía.200

200 Todos estos hombres, sin excepción –incluso muchos simpatizantes con nuestro proyecto–
sirvieron después a Gómez, en las peores épocas de su feroz tiranía. Todos ellos, menos Díaz
Rodríguez y Andara, que murieron en servicio de la autocracia gomera, la continúan sirviendo;

275
Cuentas Nacionales de Venezuela

8 de septiembre. Seguimos con fe y actividad en el propósito de fundar un nuevo


partido, de lucha y capaz de crear ideales en nuestro país. Lo que existe huele a
podrido; no puede continuar. Hay que hacer de todo esto tabla rasa. El momento
es propicio; los dos viejos partidos están en disolución; el uno por su propio espíritu
en contradicción con el carácter de los tiempos, que son de febriles transformacio-
nes; y el otro por el largo ejercicio del poder que desgastando los resortes de lucha
y entusiasmo, hace de sus elementos sibaritas que quieren el poder para satisfacción,
sin escrúpulos, de meros apetitos personales. En suma, que los liberales de Venezue-
la se han convertido en conservadores; que los conservadores se evaporan como
partido; y, por último, que amenaza levantarse y prevalecer, como en la época de
Castro y con un hombre inferior a Castro en todo, el personalismo más rastrero y
peligroso.
¿Llegaremos a realizar nuestro ideal? ¿Lograremos presentarnos a las próximas
elecciones con un núcleo compacto y luchador? ¡Quién sabe! Entre nosotros se ha
llegado al más triste estado: aquél en que los hombres carecen de fe unos en otros;
y en que, unos y otros, carecen de fe en el esfuerzo, ya personal, ya colectivo.

5. Gómez expone al Congreso un “Plan económico-social” de gobierno


(15 de octubre de 1911).

Ciudadanos Senadores. Ciudadanos Diputados:


“Recibid el testimonio de mi agradecimiento por haber atendido con tanta eficacia
como buena voluntad el llamamiento que os hice para congregaros en sesiones
extraordinarias.
“Mi excitación no ha sido otra cosa que el llamamiento al patriotismo.
“La paz que impera en Venezuela desde 1903 necesita, para ser fecunda en benefi-
cios, del complemento de la prosperidad nacional; prosperidad que sólo podemos
alcanzar desarrollando en el mayor grado las industrias, fomentando el trabajo,
atrayendo al país capitales e inmigración, abaratando el interés del dinero, cultivan-
do los campos, colonizando nuestros desiertos territorios, higienizando nuestras
poblaciones, saneando nuestros puertos y ciudades y llevando a los hogares el
contento que proporciona el bienestar económico y la tranquilidad moral.
“Quiso la providencia divina escogerme como un instrumento para que en 1903
cerrara el espantoso período de nuestras guerras civiles, y no me cansaré de agrade-

y todos ellos, incluso los afines a nuestro grupo, se han prostituido al déspota, traicionando a la
libertad, traicionando a la civilización y traicionando nuestros ideales. Creo haber sido el único
fiel a nuestro propósito de entonces. Entre mi generación y yo media un abismo. Soy el mirlo
blanco (Nota de 1932).

276
Cuentas Nacionales, 1915-1935

cérselo; porque es la más inefable de las satisfacciones restituir a la patria el goce de


la tranquilidad. Me tocó entonces recorrer casi todo el territorio de la República, y
saben todos mis compatriotas que ajusté mi conducta al deber y al patriotismo.
Más, luego, me trajo a presidir los destinos de la República, y me inspiró el Progra-
ma de diciembre de 1908, amplio, expansivo y democrático, que, como obra de
apaciguamiento y de equidad, era el complemento de la victoria armada. Entre
hermanos, liberales y demócratas, no puede ni debe haber vencidos ni vencedores,
porque siendo todos hijos de una misma patria, tenemos, por propia filiación,
perfecto derecho a gozar de unas mismas prerrogativas.
“De como he cumplido y cumplo aquel programa, lo sabe la República entera,
porque en el regazo de mi gobierno han cabido y caben todos los venezolanos; y si,
por excepción, ha habido reacios a la voz de armonía, dejo a ellos la total responsa-
bilidad de sus maquinaciones antipatrióticas y retiro para mí el amargo disgusto de
cualquier represión, porque tales medidas, por inevitables que sean, repugnan a mi
espíritu e intuitivamente las rechaza mi corazón.
“He cumplido, pues, en lo bélico y en lo político los anhelos más fervientes de mi
alma, puesto que puse término a la guerra y abrí a todos mis compatriotas el
luminoso palenque de la verdadera República; pero como creo que las conquistas
morales son de duración efímera cuando no tienen por base la posesión de los bienes
materiales, he meditado profundamente sobre la manera de adquirir esos bienes y
he puesto en actividad mis influencias dentro y fuera del país, a fin de abrir a éste los
dilatados horizontes de su prosperidad.
“Para llevar a efecto ese plan que llamaré económico-social, no bastan mis influen-
cias, ni mi autoridad, porque es necesario que vuestras grandes influencias y vuestra
autoridad suprema, vengan a complementar mis propósitos patrióticos; y ese es
precisamente el motivo del llamamiento que os he hecho, porque tengo proposicio-
nes de algunos proyectos que pueden cambiar favorablemente la faz económica de
la República, los cuales quiero someter a vuestro estudio, consideración y final
resolución.
“Necesitamos capitales, bancos y experiencia para nuestro desarrollo industrial; y
como no tenemos tan indispensables factores, es preciso recibirlos del extranjero
que nos lo ofrece de buena voluntad. Tenemos riquezas naturales, pero poco explo-
tadas; tierras feraces, pero en parte incultas; territorios inmensos, pero desiertos.
Nuestras industrias carecen de los recursos necesarios para su completo desarrollo.
Nuestros tesoros metálicos yacen en el fondo de la tierra, porque no hay capitales
para sacarlos a la superficie: Nuestras inmensas pampas apenas presentan escasos
rebaños de animales, porque la industria pecuaria requiere selección y cruzamiento
de razas, que no le hemos podido proporcionar. Nuestra agricultura reclama el
establecimiento de los centrales cañeros y el intensivo desarrollo de los otros culti-

277
Cuentas Nacionales de Venezuela

vos. Tenemos posibilidad de proporcionarnos nuestros propios consumos, pero por


falta de desarrollo industrial pedimos a los mercados extranjeros infinidad de artícu-
los que podríamos producir, excelentes por su sabor y pureza.
“Para llevar a la República a un alto grado de prosperidad es menester comenzar por
crear los grandes institutos bancarios nacionales, en análogas condiciones que los
tienen otros países civilizados, a los cuales se opone nuestra legislación; institutos
que se encarguen de las operaciones fiscales que el gobierno les encomiende, le
abran créditos a un interés de cinco por ciento anual, presten a los industriales a una
rata de ocho por ciento y tomen bajo su responsabilidad la ejecución de ciertas
obras de fomento que son de incuestionable necesidad y conveniencia.
“Revisar, pues, esa legislación y armonizarla con la de esos países de que os he
hablado, tiene que ser vuestra primera obra en estas sesiones extraordinarias, y
luego conocer y decidir de los proyectos de orden económico y administrativo, de
que antes he hecho mención.
“Lejos de alarmarse por las tan útiles reformas económicas, creo que el patrio-
tismo debe estar de plácemes, porque los necesitados industriales van a encontrar
recursos abundantes a interés equitativo; y por lo que hace a los capitalistas, no
hallarán, es verdad, una crecida ganancia al colocar su numerario, pero en cambio
tendrán mayores seguridades para la estabilidad de sus riquezas, porque es muy
cierta la ley económica de que el bajo interés aumenta el valor de la propiedad.
“Con institutos de la naturaleza de los que os hablo no tendrían luchas las
industrias nacionales, sino que encontrarían en ellos la anhelada protección: los
institutos actuales, que tanto se han señalado por sus buenos servicios al gobierno
y a la industria, encontrarán campo donde emplear sus capitales: los billetes que se
emitiesen tendrían circulación fácil en toda la República y estarían garantizados de
conformidad con la ley: no habrá Estado de la Unión que no contase con una
sucursal; los institutos no tendrían otra preponderancia que la que tienen en otros
países los bancos nacionales; y Venezuela se incorporará con resolución y firmeza al
movimiento financiero que promete a esas naciones el amplio goce de la felicidad,
a la sombra de una paz perfecta y de gobiernos cumplidores de sus graves deberes.
“Yo espero que la divina providencia me conceda la realización de estos proyectos
como complemento de los grandes beneficios que hasta ahora nos ha dispensado,
para todo lo cual cuento con el valioso concurso de vuestra sabiduría y vuestro
comprobado patriotismo. Vamos, ciudadanos Senadores y Diputados, a inaugurar
los grandes progresos de Venezuela: inspirémonos en el más puro patriotismo; y
cuando veamos a nuestras industrias florecientes, a Caracas saneada, a nuestra
región del Orinoco enviando al mundo sus incalculables tesoros, a nuestra pobla-
ción multiplicada, a los hogares felices y a cada venezolano fuerte por su derecho y

278
Cuentas Nacionales, 1915-1935

noble por el cumplimiento del deber, podremos descansar tranquilos con la satisfac-
ción de haber correspondido a la confianza de los pueblos.
“Ciudadanos Senadores, ciudadanos Diputados, al desearos el mejor acierto en
vuestras labores, os presento el más vivo testimonio de mi alta estimación.
J. V. Gómez
Caracas, 15 de octubre de 1911”.

6. Cancelada la deuda proveniente de los “Protocolos de Washington”.


Gómez a través del ministro de Relaciones Interiores, esclarece al Congreso
las futuras pautas de acción (29 de mayo de 1912)

El ministro de Relaciones Interiores:


Ciudadano Presidente: He sido honrado por el Supremo Magistrado de la Repúbli-
ca para presentar al Congreso un mensaje especial.

El Presidente:
El Ciudadano ministro de Relaciones Interiores tiene la palabra, y en consecuencia,
puede ocupar la tribuna.
El ministro ocupó la tribuna y dio lectura al siguiente Mensaje.

Ciudadanos Senadores:

Ciudadano Diputados:
Complázcome en anunciaros, aunque hayáis podido ya deducirlo de la memoria
respectiva, que en el curso del presente año quedará cancelada la deuda proveniente
de los protocolos de Washington.
Satisfecha esa deuda, se abre a nuestra acción una más amplia y segura perspectiva
de progreso. Mantenida la paz, gracias a la armoniosa colaboración de gobierno y
ciudadanos; votados, como espero de vosotros que lo haréis, los créditos adiciona-
les necesarios a la obra iniciada de organización y perfeccionamiento del ejército,
que ha de ser siempre escuela de civismo e instrumento de cultura; creo de oportu-
nidad recordaros que es la aspiración unánime del país vernos a todos empeñados en
concebir y ejecutar un vasto plan de mejor explotación y administración de nuestros
inmensos recursos naturales, como la única manera de ir aumentando cada día la
riqueza pública, lo que al mismo tiempo equivale a fundar sobre una base definitiva
nuestra seguridad política.
La presente época de paz, la más larga y firme de que ha disfrutado Venezuela, el
consiguiente auge de nuestro crédito y la afortunada ocasión de estar a punto de

279
Cuentas Nacionales de Venezuela

darse cabal cumplimiento a un compromiso que fue a todas luces gravoso para el
país, son circunstancias propicias a satisfacer la aspiración unánime de que os hablo,
por lo que ellas me mueven a someter a vuestra consideración y criterio la conve-
niencia de mantener el impuesto nacional de 30 por ciento sobre los derechos de
importación, destinado hasta ahora a cubrir la deuda proveniente de los Protocolos
de Washington, para invertirlo de hoy en adelante en aquel género de obras de
fomento que son de utilidad primordial, incalculablemente productiva y fundamen-
to indispensable a un racional desarrollo económico.
Una parte del producto de la recaudación de ese impuesto pudiera aplicarse a vías
de comunicación, cuya enorme importancia a nuestro país no necesito encarecer,
porque además de su papel pasivo de cauce abierto a la circulación de la riqueza,
activo de ser por sí misma el mejor y más constante estímulo a la riqueza y produc-
ción.
El capítulo que inmediatamente después del anterior pudiéramos atender, sería el
de la inmigración, cuidándonos, de un aparte, de organizar una propaganda metó-
dica, justa y completa de nuestras posibilidades económicas y disponiendo, de otra
parte, aquí mismo en el país lo preciso para que todo hombre de buena voluntad
que a título de inmigrante se dirija a Venezuela, encuentre desde su arribo a nuestras
playas acogida cordial, seguridad de trabajo y hasta la promesa y el amor de una
nueva patria. Simultáneamente con estas medidas, y merced al mismo apartado,
pudiera procederse a practicar serios ensayos de colonización.
Otra parte pudiera atribuirse a un capítulo de tanto interés primordial como lo es
saneamiento, complementándose lo ya asignado a este servicio, para que se puedan
ejecutar cuanto antes las obras que por circunstancias locales y universales bien
conocidas de todos vosotros, se imponen con urgencia.
Por último, fuera oportuno que otra parte del producto de esa misma renta se
aplicase a la cancelación de la acreencia que en definitiva resulte tener el Ferrocarril
de Puerto Cabello a Valencia, en la forma que se convenga entre el gobierno y la
compañía, siendo una de las bases principales del arreglo el rescate de su garantía.
El plan que me permito proponeros contribuirá sin duda a perfeccionar la obra
de progreso iniciada en la presente administración.
(¡¡¡Grandes aplausos!!!)
Caracas, 29 de mayo de 1912.
J. V. Gómez

280
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Documentos II

Los primeros documentos de la sociedad civil a raíz de la muerte de Gómez.

1. Llamamiento y proyecto de plataforma para un “Frente Popular Venezo-


lano” (1935)

COPIA
Anexo Nº 1
Comité Pro-Frente Popular Venezolano
Compatriotas:
Nosotros: doctor Luciano Mendible, Manuel Felipe Rugeles, coronel Luis Rafael
Pimentel, Raúl Leoni, general Maximiliano Durán, Ángel J. Márquez, doctor Fran-
cisco Aristeguieta, doctor Germán Herrera Umérez, Isidro Carrillo, Leonidas Cres-
po, Luis María Carrasquero, José Antonio Manzaneda, Rodolfo Quintero, José
Antonio Sánchez Martínez, Luis Fernández, Jesús Zamudio, constituidos en Comi-
té Pro-Frente Popular Venezolano, nos dirigimos a Ud., con el siguiente llamamiento:
Compenetrados de la urgente necesidad de unificar todas aquellas fuerzas que
luchan contra el actual sistema gomecista, que oprime y explota a Venezuela, nos
hemos empeñado en el propósito de unificar y de integrar con esas fuerzas apartan-
do toda bandería política un amplio y basto (sic) Frente Popular Venezolano que
luche por el derrocamiento de la dictadura gomecista y por el establecimiento de
una verdadera República democrática que defienda los supremos intereses de la
nacionalidad, borre el recuerdo doloroso de nuestra pasada vergüenza y cobije y
proteja a las amplias mayorías populares.
Interpretando este anhelo general y común en todo buen venezolano, el Comité
Pro-Frente Popular Venezolano ha aprobado una plataforma que por su amplio
espíritu democrático es suficiente para realizar esta deseada unificación.
Adjunto encontrará Ud., la plataforma en cuestión que le rogamos estudiar deteni-
damente al igual que el propósito de unificación que más arriba hemos enunciado
con el fin de que vaya Ud., preparado para emitir su opinión en la amplia asamblea
de venezolanos radicados en Barranquilla que tendrá lugar el día 08-12-35 en el
local situado en San Juan Progreso, 20 de julio, en la cual se estudiará la definitiva
constitución del Frente Popular Venezolano.
Dada la enorme trascendencia que ha de tener la constitución de dicho frente en el
desarrollo de los cercanos sucesos políticos de Venezuela, le rogamos puntual
asistencia a la asamblea citada, para lo cual hacemos un enérgico llamamiento a su
buen sentido revolucionario. Con saludo antigomecistas.
El Comité Pro-Frente Popular Venezolano.

281
Cuentas Nacionales de Venezuela

COPIA
Anexo Nº 2
Señor Don...
Hora: 1 pm
Proyecto de plataforma para el Frente Popular Venezolano.
1. Por el derrocamiento de la tiranía de Juan Vicente Gómez y por la lucha contra
la dictadura.
Por la inmediata convocatoria de una Asamblea constituyente que eche las bases de
la verdadera República democrática, y revise y reforme aquellas leyes que más
urgentemente lo reclamen.
Por la no-reelección presidencial.
Por la confiscación de todos los bienes y propiedades de Juan Vicente Gómez, sus
familiares y servidores, en provecho del patrimonio nacional.
Por el mejoramiento de la condición económica y social del campesinado. Por la
abolición del pago a los campesinos y peones agrícolas en fichas y vales y por la
obligatoriedad de esos pagos en moneda metálica.
Por la nacionalización de las empresas imperialistas que no se sometan a la nueva
legislación económica de República Democrática.
Por la jornada de ocho horas.
Por las libertades democráticas (libertad de prensa, de palabra, de reunión, de
asociación, de huelga, etc.).
Por las leyes de mejoramiento y defensa de las condiciones económicas del obrero.
Por la libertad absoluta para la organización de partidos políticos. Cualquiera que
sea su ideología.
Por la abolición del reclutamiento forzoso, por el mejoramiento de las condiciones
del soldado y la abolición de los castigos corporales, fundamento para la creación de
un verdadero Ejército Popular que garantice la defensa y estabilidad de la República
democrática.
Por urgentes y activas campañas y verdaderas medidas de saneamiento nacional
(lucha contra el paludismo, la anquilostomiasis, la tuberculosis, la sífilis, el alcoho-
lismo, etc.). Por la creación de la sanidad nacional.
Por la autonomía universitaria, económica y funcional. Porque la educación pública
sea función del Estado. Por la creación de escuelas técnicas para la enseñanza de
artes y oficios. Por la escuela y bibliotecas rurales. Por el mantenimiento por parte
del Estado de los estudiantes pobres. Por una intensa campaña y enérgicas medidas
gubernamentales para la liquidación del analfabetismo.
Por la creación de tribunales revolucionarios o de salud pública para que investi-
guen, juzguen y sancionen los crímenes de la dictadura.

282
Cuentas Nacionales, 1915-1935

2. “Manifiesto” puesto a circular a la muerte de Gómez (diciembre de


1935).

Venezolanos de buena fe, conscientes de las responsabilidades que el actual mo-


mento político impone a los hombres de pensamiento, obligado por imperativos de
cultura y de patria y en cumplimiento de los compromisos que envuelve para
nosotros la identificación con el pueblo de nuestra patria, nos dirigimos al país por
el presente Manifiesto que expresa y comprende lo más entrañable y vital del
sentimiento colectivo.
Ni finalidades partidistas, ni interés individual o de grupos, ni propósitos subversi-
vos contrarios al orden público, ni codicia de sitio o lugar inmediatos en el gobierno
nacional, ni efectos de pasiones o resquemores, presionan nuestra actitud actual.
Actuamos dentro de nuestro pueblo, en función cívica, como manifestación histó-
rica y honrada de las aspiraciones contemporáneas de este pueblo que encontrará
siempre en nosotros reflejo y guía de su vocación civilista. Tenemos un entendido
dominio de nuestra función social y política y por sobre todas las cosas, tenemos el
convencimiento de una nueva realidad venezolana, en la cual se animen y estimulen
potenciadas por renovados alientos las diversas representaciones de la vida ciudadana.
El momento reclama de nosotros para el país, una solemne recomendación de
reflexiva serenidad y firme resolución. Es necesario comprender las solicitudes y
urgencias de la hora. Es necesario que cada venezolano se dé cuenta de este momen-
to y de los deberes ineludibles a observar cuando se trata de establecer con su
actitud de hoy sus verdades del porvenir. De otro modo, faltaría objeto a este
Manifiesto que es una presencia de patria y de cultura.
Al natural desconcierto que producen acontecimientos decisivos ha de oponerse la
atención consciente de un pueblo seguro de sí mismo. Para resguardar esa atención
existe el Ejército Nacional, representación armada del pueblo. Por sobre cuales-
quiera encontradas aspiraciones políticas, por sobre controversias de opinión y
disputas localistas, por sobre todo interés de unos y otros, y por sobre toda impre-
vista anormalidad, en la defensa de los intereses colectivos, confiamos decididamen-
te en que nuestro ejército, garantía del orden, corresponda a la confianza en él
depositada por el pueblo venezolano. Una mutua comprensión entre el pueblo y el
Ejército, hará firme desde ahora el camino para las próximas realizaciones venezo-
lanas. Siempre bajo la equilibrada armonía que determinan en los pueblos la fun-
ción apolítica resguardadora del ejército y la función social colectiva.
Dentro de un democracia en evolución como la nuestra, parte de nuestras activida-
des y previsiones están en atisbar y captar el sentido vocacional del pueblo. El
pueblo venezolano aspira a la realidad de su democracia específica, mediante un
método escogitivo, una preparación cuidada y edificante –obra de las preocupacio-

283
Cuentas Nacionales de Venezuela

nes dirigentes– y un orden progresivo de cosas que definen las aptitudes de cada uno
en donde deben utilizarse y no en donde la fortuna o el azar lo sitúen. Cada
ciudadano mida en lo justo sus deberes nacionales, sienta las preocupaciones vene-
zolanas como su definitivo oriente y conozca su propia capacidad de trabajo eficien-
te para la utilidad general. Justas aspiraciones del pueblo venezolano están caracte-
rizadas hoy por su anhelo de encontrarse a sí mismo en los organismos que lo
caracterizan y le dan fisonomía política; por encontrar su intención electiva segura-
mente en el sufragio universal; por encontrar sus industrias y comercios libres la
medida normal de su vigor productivo y emprendedor; por encontrar en su agricul-
tura y su cría –sus riquezas puras y naturales– sus fuentes tradicionales de bienestar
y energía, equivalencia hermosa del sudor que da a la tierra; por encontrar su íntima
voz, en el eco libérrimo de su pensamiento escrito o hablado; por encontrar su
justicia en la justicia de sus tribunales; por encontrar lo mejor y lo más entendido,
lo técnico o lo competente, en la administración pública, personificando en los más
aptos y no en los más afortunados; por encontrar sus sistemas de educación y de
higiene, concebidos de modo científico, enérgica y defensivo, y por encontrar el
panorama general del país reforzado con la intervención de aquellos que por juven-
tud, capacidad y circunspección, están en condiciones de aportar sus entusiasmos y
actividades a la legítima y nueva realidad venezolana.
Estamos frente a esta nueva realidad venezolana. Antes que todo y por sobre todo,
está el porvenir de nuestro país. Por lo cual, condensando la intención de este
manifiesto al pueblo que a la vez interpreta las aspiraciones de ese pueblo, y con
examen ecuánime y discreto de nuestra actualidad política, los venezolanos de
buena fe esperamos que la personalidad del general Eleazar López Contreras, como
representante del Ejército Nacional y como Encargado de la Presidencia de la
República sea en los actuales momentos la de mayores garantías y seguridades para
obtener de su actuación política directiva, la preparación de cuanto es necesario y
urgente para llevar al pueblo venezolano a la consecución de sus más elementales
aspiraciones.
Andrés Eloy Blanco, abogado, Julio Morales Lara, periodista; Rafael Angarita Arve-
lo, abogado; Jacinto Fombona Pachano, abogado; Elías Toro, médico; Miguel Acos-
ta Saignes, periodista; Ramón E. Feo Calcaño, comerciante; Adolfo Salvi, periodis-
ta; Carlos Eduardo Frías, abogado; Luis Fernando Álvarez, escritor; José Antonio
Marturet, abogado; Manuel Rodríguez Cárdenas, escritor; Nelson Himiob, aboga-
do; Salvador Córdoba, médico; Domingo Luciani, médico; J.J. Abreu, abogado;
Guillermo López, abogado; Juan de Guruceaga, impresor; Luis Álvarez Marcano,
escritor; Guillermo López Gallegos, abogado; Germán Suárez Flamerich, abogado;
Julio García Álvarez, médico; Mario García Arocha, publicista; Cecilio de Castro,
comerciante; Gustavo Machado, médico; Martín Vegas, médico; Bernardo Gómez,

284
Cuentas Nacionales, 1915-1935

médico; Héctor Landaeta Payares, médico; Rafael Chirinos Lares, abogado; Julio
Toro, comerciante; Jacinto Gutiérrez, comerciante; Ramón Ricardo Ball, bacterió-
logo; Eduardo Escobar, comerciante; Federico Wulff, comerciante; Gustavo Rame-
lla, mecánico; Elías Delgado Casanova, comerciante; Rafael Lorenzo Araujo, médi-
co; Raimundo Martínez Centeno, pedagogo; Francisco Flamerich, médico; Eduar-
do Berrizbeitia Kerdel, comerciante; José Antonio Olavarría, hijo, comerciante;
Carlos Mendoza, abogado; Carlos Corao, industrial; Federico Winckelmann, co-
merciante; Ignacio Pérez, comerciante; Manuel Tello Berrizbeitia, ingeniero; Ra-
món Armando León, abogado; Gabriel Ángel Lovera, periodista; Leopoldo D’Alta
M., abogado; Roberto Machado Morales, abogado; Carlos Enrique Machado,
comerciante; Jorge Hernández W., comerciante; Manuel Pardo, comerciante; R.A.
García, comerciante; Rodolfo Rojas, comerciante; Luis Paz Salazar, comerciante;
Francisco Pimentel, comerciante; Jesús Corao, industrial; Miguel A. Key, comer-
ciante; Elbano Mibelli, hijo, agricultor; Manuel Aponte, comerciante; José de Jesús
Vera, comerciante; Jesús Rhode, médico; H. Vera García, comerciante; Ángel Ma-
ría Corao, periodista; Alberto Fernández, médico; Martín Tovar, ingeniero; Mauro
Tovar, abogado; Luis Felipe Urbaneja, abogado; Delfín Sarmiento, comerciante,
Luis Gómez Curra, comerciante; Eduardo Michelena, comerciante; Florencio Ro-
bles, abogado; Eduardo Mibelli agricultor; Luis Loreto, abogado, Gustavo Medina,
agricultor; Lope Medina, agricultor; Alfredo Herrera, ingeniero; Henrique Otero
Vizcarrondo, industrial; René Medina Guardia, agricultor; E. Chapellín, comer-
ciante; A. López Itriago, comerciante; Asdrúbal Fuenmayor Rivera, abogado; Gus-
tavo Fuenmayor Rivera, ingeniero; Andrés Himiob, hijo, farmaceuta; Tancredo
Pimentel, comerciante; Carlos Lugo Escobar, escultor, Francisco Meaño, abogado;
Eloy Lares Martínez, abogado; José Ramón Barboza, agricultor; Francisco Landa-
eta Payares, comerciante; Víctor Alvarado Franco; dentista; Graciliano Cabrera,
comerciante; Rafael Carabaño, comerciante; Miguel Chapellín Palacios, comer-
ciante, José A. López Borges, abogado; Ángel D. Aguerrevere, abogado, José Pérez
García, industrial; Oscar Hurtado, comerciante, Pedro Guindo R., comerciante;
Ramón Abad, hijo, dibujante; Manuel Benítez, comerciante; R. H. Ojeda, comer-
ciante; Oscar Rojas Jiménez, escritor; Pedro F. Lara Peña, comerciante; Luis Emilio
Monsanto, comerciante; José Fabbiani Ruiz, escritor; Manuel Martínez Álvarez,
periodista; Alberto Arvelo Torrealba, abogado, Eloy Escobar Áñez, abogado; Ale-
jandro F. Huizi, comerciante; Avelino Martínez, periodista, Pedro José Rojas, inge-
niero; Nemesio Arturo López, abogado, Francisco Mendoza Fernández, comer-
ciante; Rafael Pardo Becerra, comerciante; Tulio Brigé, comerciante; Salvador Her-
nández, comerciante; Rolando Anzola, escritor; Miguel A. Gordills M., comercian-
te; Julio H. Carvajal, comerciante; Miguel Villasana, comerciante; Fernando Gar-
cía de la Concha, agricultor; Carlos A. Chapellín, comerciante; Ernesto D. Guardia,

285
Cuentas Nacionales de Venezuela

comerciante; Alfredo Zuloaga Blanco, comerciante; Octavio Jelambi, comerciante;


Silvestre Tovar Lange, abogado; Rafael Carabaño, comerciante; Juan Myers, co-
merciante; Rodolfo E. López Méndez, comerciante; Fausto Celis; comerciante; G.
Landaeta Payares, comerciante; I. Plaza Ponte, comerciante; J. Penso Yánez, co-
merciante; Lope Cobeña, criador; R. A. Carrillo, comerciante; José R. Mena,
pedagogo; César Rengifo, comerciante; Luciano Medina Gamboa, comerciante;
Hugo Oliveros, periodista; Luis Gil, comerciante; Humberto Rojas, comerciante;
Juan José Lazo, comerciante; Guillermo Meneses, abogado; Felipe Massiani, escri-
tor; Carlos Rojas Guardia, abogado; Luis Esteban Rey, periodista; José H. Poleo,
periodista; A. Rivas Sosa, comerciante, Vicente Fabbiani, dibujante, J.V. Arévalo,
comerciante; Walter Dupuy, comerciante; Eleuterio Casado, abogado, Rafael Ro-
dríguez Méndez, abogado, Martín Pérez Guevara, abogado; Pedro Bajares, aboga-
do; Luis A. Benedetti, abogado; J. B. González Ros, abogado; Manuel Aristeguieta,
comerciante; Manuel Felipe Jaime, abogado; Rafael M. Simoza, comerciante; J.M.
Barreto Coll, comerciante; Padrón & Co.; Ramón León, comerciante; Oscar Au-
gusto Machado, ingeniero; Carlos M. Ríos, comerciante; Juan Röhl, comerciante;
M. A. Suniaga, pedagogo; S. Pérez R., abogado; Simeón E. Torres, comerciante;
Columbo Silva Bolívar, abogado; Marco T. Piñango, comerciante; Domingo C.
Fersaca, dentista; Julio E. Hoffmann, dentista; Francisco Ramos Peña, comercian-
te; Tarcisio Silva Bolívar, abogado, Jesús Pérez, comerciante; Juan Carratú, comer-
ciante; R. Domínguez, médico, Carlos Augusto León, escritor; Manuel Cabré,
escultor; Carlos Mendoza, abogado; Luis Felipe López, abogado; Francisco Rober-
to Mac Gregor, pintor; Ramón Imery, comerciante; C. Alcántara Castro, comer-
ciante; Temístocles Carballo, médico; F. De Giulio Sánchez, agricultor; Rafael
Ángel Carrasquel, comerciante; Alberto Reyna; comerciante; Pedro Vallenilla Eche-
verría, comerciante; León Carabaño, comerciante Juan Almaral Chacín, comer-
ciante; Raúl Ramos Calles, estudiante; Martín Feo Calcaño, comerciante; Régulo
Campos, estudiante; M. B. Pocaterra E., comerciante; Félix Martínez R., comer-
ciante; Carlos Ortiz, comerciante; Carlos Paradisi; comerciante Teófilo Trujillo,
comerciante; Gustavo Ponce R., comerciante; Antonio Ponte R., comerciante;
Raúl Torres Gámez, periodista; Rafael Vargas, comerciante; Pascual Venegas Filar-
do, periodista; Juan Ravell, comerciante; Eduardo Feo Calcaño, periodista; José
Ramírez, escritor; César Villalba Gutiérrez, comerciante.

286
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Documentos III

La palabra del nuevo gobierno

Alocución del general Eleazar López Contreras, luego de la prestación del


Juramento Presidencial (31 de enero de 1935)

¡Venezolanos!
Elevado al cargo supremo de la República en absoluta conformidad a lo estatuido
en el pacto fundamental que nos rige y luego de prestar el juramento legal que
cumpliré rigurosamente, juzgo mi primer deber dirigiros la palabra, palabra que
inspira un sentimiento profundo y altísimo de amor a la patria.
¡Compatriotas!
Cada uno de vosotros, así sea el más humilde o el extraviado por pasiones políticas,
tiene que confiar en esta palabra porque mi fe jamás vacilante en los destinos de la
República y mi honor militar la garantizan.
Ninguno debe desatender este llamamiento que le hago de venir a aportar su
colaboración ordenada y de buena intención en la obra renovadora que emprendí
hace quince días y que en el de hoy augural y espléndido, empezará a recibir más
potentes y definitivos impulsos.
Considero un deber en mi gobierno pedir esa colaboración amplia, y aún como
ineludible obligación, pues, de conformidad con las ideas del Libertador los hom-
bres honrados, útiles y de mayor capacidad deben ser obligados a servir a la causa
pública.
Quien no quiera escuchar se quedará atrás, pero conviene advertirle que el orden de
cosas vigoroso y consciente que presido deplorará que haya indiferentes y condena-
rá toda tendencia anárquica en interés de la ingente labor de salud pública empren-
dida. Pero yo presumo la buena fe en todos, yo les abro los brazos animado de fervor
patriótico y les invito a venir a rodear el gobierno en esta hora de reconstrucción y
de acatamiento al derecho, a la libertad y al deber magnificados y guiados por la
justicia.
Como principio no queda en pie ningún personalismo: no existe más causa política
que la de la patria.
Mi preferente atención es movilizar las fuerzas fiscales y económicas de la Nación
con medidas prácticas e inmediatas que lleven el pan y el bienestar a todos los
hogares; y en este sentido la fatiga no rendirá mi mente ni debilitará mi brazo. Esta
promesa complementa la que he prestado ante el Congreso y la cumpliré también
sin vacilaciones ni retardos porque ella encarna el problema vital que se nos encara
y que debemos y tenemos que solucionar.

287
Cuentas Nacionales de Venezuela

Que la memoria venerísima invocada, también os inspire a todos para que la


vatídica admonición de Santa Marta nos sirva de pauta y no nos deje errar ni
fracasar en esta jornada decisiva de la consolidación nacional.
Al finalizar el año juzgo propicio el momento para saludar a todas las naciones que
están vinculadas a Venezuela por lazos de amistad o de estrecha solidaridad interna-
cional y formulo augurios muy sinceros por la paz, la prosperidad y la dicha de ellas
en el nuevo año, formulando a la vez votos muy sinceros por la dicha del hogar
venezolano.
E. López Contreras
Caracas, diciembre 31 de 1935

288
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Capítulo III
ANÁLISIS ECONÓMICO DEL PERÍODO 1915-1935

289
Subperíodo 1915-1917
Cuentas Nacionales de Venezuela

292
Cuentas Nacionales, 1915-1935

El ámbito económico

Medidas que afectaron la estructura; medidas que afectaron el funcionamiento del aparato
del Estado en materia económica.

En la época que va desde 1913 hasta 1917 e incluso en los años siguien-
tes, comienza a operarse un fenómeno trascendental para la economía vene-
zolana. Como se sabe, nuestra economía desde la época colonial se venía
sustentando fundamentalmente sobre actividades agrícolas y pecuarias. Así,
pues, el primer producto que se cultivó en Venezuela durante la colonia fue
el tabaco, después tuvieron cierta importancia los cueros y luego, a finales
del siglo XVIII, cobra gran relevancia el cacao, y luego, no sólo por el proceso
que puso de manifiesto la Compañía Guipuzcoana en sus exportaciones
legales sino también por los datos que acerca del contrabando han extraído
y utilizado diversos historiadores. Por último, cabe destacar el cultivo del
café, que hacia fines del siglo XVIII empieza a tomar importancia el cual,
después de la independencia, viene a robustecer su posición hasta conver-
tirse en el primer renglón de producción para la exportación en Venezuela.
Además, se busca la optimización de esta explotación, y respecto a esto:
“Los economistas y técnicos agrícolas que han estudiado la industria cafete-
ra, opinan que en el porvenir su prosperidad dependerá principalmente de
su organización científica, que permita mayor economía en la producción y
mayor rendimiento por mata y hectárea. La organización científica que se
propone consistiría en la localización del cultivo del café en los terrenos más
apropiados; la selección de variedades de mejor calidad y de mayor rendi-
miento; la prevención y lucha contra los insectos y enfermedades de la

293
Cuentas Nacionales de Venezuela

planta; la mejora de los métodos de cultivo y de beneficio; la utilización de


los productos secundarios como el salvado, la pulpa; y, en fin, la diversifica-
ción de la producción agrícola en las zonas cafeteras, para regularizar la
demanda del trabajo, aumentar el rendimiento de la hacienda y disminuir
el costo del producto principal. Estas medidas permitirían, se asegura,
mejorar la calidad del café y al mismo tiempo aumentar la producción,
disminuir los costos actuales, mantener una retribución suficiente y acrecer
el consumo mundial”.201
Sin embargo, el café mantiene su primera posición sólo hasta 1926, año
en que es superado por el petróleo desde el punto de vista del valor de la
exportación de nuestros productos.
Ya entrando en materia petrolera, a partir del año 1907, se empiezan a
otorgar concesiones importantes, como veremos en la sección respectiva y
éstas comienzan a dar su resultado práctico en 1913, con el descubrimien-
to de petróleo comercializable en el subsuelo de Venezuela. Sobre este
particular, en dicha sección haremos una exposición de todo lo que ocurrió
en este proceso acerca de las primeras concesiones y de los antecedentes
relacionados con esta materia, tanto en la época especifica de Cipriano Cas-
tro como en el siglo pasado. Hemos puesto aparte este punto, en vista de la
inmensa importancia que el petróleo comienza a cobrar en la época en cues-
tión de la historia de Venezuela. Seguidamente pasaremos a estudiar otros
aspectos de este cambio de estructura que se inicia en aquellos años, así
como también los efectos que el mismo tiene sobre el funcionamiento del
aparato del Estado y sobre la economía nacional en general; es decir, las
consecuencias que se presentan en la producción, el consumo, la exporta-
ción y las inversiones. Dicho esto, nos dedicaremos entonces a la sección
consagrada a las concesiones.

La aparición del petróleo como fuente de ingresos en la economía fiscal de


Venezuela

Aunque el petróleo y el asfalto eran conocidos desde hace años atrás,


incluso en la época colonial, en que los buques españoles, y aún los de
algunos piratas, penetraban al Lago de Maracaibo para calafatear las naves,
lo cierto es que entre los años 1913 y 1917, se intensifica la investigación y

201. Adriani, Alberto, Labor venezolanista. Caracas, Academia Nacional de Ciencias Económicas y
Consejo de Profesores Jubilados, UCV.

294
Cuentas Nacionales, 1915-1935

los trabajos exploratorios con el fin de localizar petróleo en el subsuelo


venezolano.
Por ello, es pertinente que nos demoremos en analizar algunos aspectos
básicos sobre la historia de la explotación y aprovechamiento del petróleo,
como fuente de ingresos de la economía pública venezolana.*

El régimen jurídico

Lo primero que debemos abordar es lo concerniente al régimen jurídico


que hace fluir hacia el Estado el producto de la venta del petróleo.
Como es lógico, ello nos lleva a considerar el sistema de propiedad del
subsuelo.
Existen básicamente cuatro sistemas; el regalista puro, el regalista domi-
nial, el de accesión y el de la cosa de nadie o res nullius.
El primero tiene su origen en el derecho español antiguo, el cual a su vez
se fundó en fuentes anteriores y, aún más atrás, en el Egipto de los faraones;
este sistema mantuvo en vigencia el “Quinto Real”, que fue no sólo aplica-
ble a las minas sino también a toda actividad productiva, como la agricul-
tura de regadío que se practicaba en tierras de la corona.
En el derecho indiano –español– americano, la corona era propietaria de
las minas, por lo que podía explotarlas directamente u otorgar concesión a
terceros, siempre y cuando éstos llenasen determinados requerimientos; aquí
es donde nace la regalía. Cuando el rey otorgaba una concesión a terceros,
como los minerales no son renovables, el concesionario, al explotar las mi-
nas producía un menoscabo en el patrimonio del monarca y entonces por
vía de compensación le pagaba, del mineral extraído, un porcentaje que fue
lo que se llamó la regalía.
En cuanto al sistema regalista, hay que distinguir entre el puro explicado
anteriormente, y el dominial que es aplicado en Venezuela en materia de
hidrocarburos, el cual es una variante del sistema regalista. En el sistema
regalista puro, cuando una persona se dirige al monarca, solicita concesión
y llena las condiciones exigidas; había obligación de otorgar la concesión, y,
cuando ello ocurría a título temporal o permanente, había además traspaso
de propiedad de la mina. En el sistema dominial aunque el solicitante llene

* En la preparación de esta sección, hemos contado con la valiosa cooperación del doctor José
Giacopini Zárraga, quien nos facilitó valiosa información que hemos utilizado en la narrativa
sobre este importante trabajo.

295
Cuentas Nacionales de Venezuela

todos los extremos exigidos, es potestativo del Estado otorgar o no la conce-


sión, y si la otorga no hay traspaso de propiedad, sino del usufructo de la
mina a título temporal.
El sistema de accesión es derivado del derecho romano y es el que rige en
los EE UU: el propietario de un terreno lo es también de los yacimientos en
el subsuelo y, para que no haya confusión, en los EE UU se pueden encon-
trar minas que son propiedad del gobierno federal o del estadal, pero no es
por desconocimiento del sistema accesión, sino porque están en tierras que
son propiedad del gobierno del Estado o de la Unión.
El sistema que se llama de res nullius o de cosa de nadie es aquel por
virtud del cual un individuo se hace propietario de una mina abandonada o
de una mina desconocida, en el caso de que éste sea el descubridor.
En el siglo XVI se aplicó en Venezuela el derecho español antiguo, al
punto que los explotadores de los ostrales de perlas pagaban el Quinto
Real, cuyos beneficios se guardaban en las cajas de la corona. Hacia fines de
la época colonial entraron en vigor las ordenanzas de Nueva España, las
cuales dejaron de estar vigentes en Venezuela cuando nuestro país promul-
gó su primer Código de Minas, en 1854, que derogó la legislación colonial.
Se introdujeron reformas, en materia de propiedad de las minas en la
Constitución Federal de 13 de abril de 1864. También hubo modificacio-
nes a esa situación en la Constitución de Guzmán Blanco de 27 de abril de
1881. Igualmente las hubo en la Constitución de 1901 de Cipriano Castro.
Aunque en el derecho minero venezolano hemos estado adheridos siem-
pre al principio regalista o sea que es el Estado el propietario de las minas,
en nuestra legislación de minas y en nuestras primeras leyes de hidrocarbu-
ros se filtraron elementos de otros sistemas, pero siempre eran privativos los
derechos del Estado y el individuo tenía que recurrir a éste para que le
otorgasen el derecho a explorar y explotar. Por ejemplo, el dispositivo de
denuncio minero que existe en Venezuela le da una prioridad, pero no le da
derecho de explotar, de recibir la concesión del Estado.
Esto significa que se hizo presente, en las primeras leyes de hidrocarbu-
ros, un elemento distinto en el sentido de acordarle al propietario del terre-
no un derecho prioritario especial. Como puede apreciarse, se deslizó un
poco el concepto del principio de accesión, pero siempre el Estado tiene la
última palabra. Gumersindo Torres defendía, entre otras cosas, el derecho
de los propietarios de las tierras, de manera que obtenida una concesión, la
compañía tenía que negociar con ellos. Gumersindo Torres, sin abdicar el
derecho del Estado a ser propietario de las minas, defiende mucho los inte-
reses de los propietarios de la tierra, y en esas primeras leyes se les da un

296
Cuentas Nacionales, 1915-1935

derecho para que éstos puedan obtener concesiones. De ahí es que surge un
número considerable de particulares que en su condición de dueños de
terrenos obtuvieron concesiones, luego las negociaron a intereses extranje-
ros y siguieron recibiendo una regalía.

Las concesiones en el siglo XIX

En Venezuela, las concesiones más importantes que se otorgaron en la


2ª. mitad del siglo XIX se iniciaron con la Petrolia del Táchira, que tiene
carácter más emocional que histórico para los venezolanos. Se trata de una
compañía de estructura familiar, cuyas operaciones fueron prácticamente
artesanales. Luego es pertinente recordar la concesión del Lago de asfalto de
Guanoco, otorgada a George Phillips y a Horacio Hamilton en 1885, bajo
el Código de Minas de Guzmán Blanco de 1883, y traspasada por estos
señores en 1889 a la New York and Bermúdez Company, una subsidiaria
de la General Asphalt de Filadelfia. La New York and Bermúdez Company
comenzó a explotar el Lago de asfalto de Guanoco y a exportar asfalto en el
año 1900, al extremo de que se dice que muchas calles del viejo Nueva
York, del viejo Boston y del viejo Río de Janeiro, fueron pavimentadas con
asfalto de Guanoco.

La New York and Bermúdez Company y su rompimiento con Cipriano Castro

Tiene importancia la concesión de Guanoco por la implicación de la


New York Bermúdez Company con Manuel Antonio Matos, principal fi-
nanciador de la denominada “Revolución Libertadora”. Ello provocó el rom-
pimiento con Cipriano Castro; de ahí las instrucciones al Procurador de la
República para cobrarles 29 millones de bolívares, alegando incumplimiento
de algunas cláusulas contractuales. Luego en 1906, cuando ya tuvo prue-
bas del traspaso de fondos de esta empresa a Manuel Antonio Matos, se le
libraron al mismo funcionario otras instrucciones para anular la concesión
del Lago de asfalto de Guanoco, cosa que en efecto ocurrió. Posteriormente
la New York and Bermúdez Company regresó a operar en Venezuela bajo el
régimen del general Juan Vicente Gómez.

297
Cuentas Nacionales de Venezuela

Las concesiones petroleras otorgadas por Castro

En el período de Cipriano Castro, por la personalidad de él mismo, y por


sus enfrentamientos con las naciones extranjeras, derivados del hecho de
que los intereses foráneos existentes en Venezuela apoyaron a Matos, y del
hecho del boqueo del año 1902, cosas estas que exacerbaron el nacionalis-
mo del Presidente, no existió un clima propicio para que grandes intereses
petroleros internacionales, que ya existían para la época, intentasen obtener
concesiones en Venezuela.
Pero sí es importante señalar que en el penúltimo año del gobierno de
Cipriano Castro o sea en 1907, y bajo el imperio de la Ley de Minas de
1905, se otorgaron 4 grandes lotes de concesiones a venezolanos que luego
pasaron a ser asientos de actividades de grandes compañías extranjeras en
Venezuela.
Las primeras fueron: la concesión Vigas, otorgada al periodista de Cuma-
ná Andrés Jorge Vigas, que fue de 2 millones de hectáreas ubicadas en el
distrito Colón del estado Zulia. La concesión Aranguren, de un millón de
hectáreas ubicada en los distritos Maracaibo y Bolívar del estado Zulia,
otorgada al general Antonio Aranguren; ésta fue originalmente una conce-
sión de asfalto y luego se le adicionó petróleo. La concesión Planas, otorga-
da al general Bernabé Planas en el distrito Buchivacoa del estado Falcón;
por último, la concesión de Francisco Jiménez Arráiz en los distritos Zamo-
ra y Acosta en la parte oriental del estado Falcón, y en el distrito Silva, que
para entonces era del estado Lara y ahora forma parte de aquél. Las concesio-
nes Planas y Jiménez Arráiz fueron de medio millón de hectáreas cada una.

Las concesiones en la época de Gómez

Como es sabido, el 19 de diciembre de 1908, asume el poder en Vene-


zuela el general Juan Vicente Gómez. En el año 1909, se promulga un
Código de Minas que representó un paso de progreso con respecto a lo que
existía anteriormente. Se le mejora todavía en el año 1910, de ahí en ade-
lante se van a producir los contratos Valladares, que son muy importantes
en este período inicial de las concesiones petroleras. El doctor Rafael Max
Valladares, abogado relevante de esa época, nativo de Aragua de Barcelona y
miembro del escritorio Bance, obtuvo un primer contrato de concesión que
abarcaba, en el año 1911, la península de Paria, en el distrito Benítez del
estado Sucre, incluyendo además el lago de asfalto de Guanoco, el munici-

298
Cuentas Nacionales, 1915-1935

pio Pedernales en el Territorio Federal Delta Amacuro y las islas adyacentes.


Tan pronto el doctor Valladares obtuvo esta concesión, la vendió y, por
tanto, traspasó nuevamente a la New York and Bermúdez Company la con-
cesión de Guanoco; por ello, esta empresa regresa a Venezuela y opera hasta
el año 1934, cuando se extinguió la concesión.
La General Asphalt, que era la compañía matriz de la New York and
Bermúdez Company, crea en Nueva York la Caribbean Petroleum para ma-
nejar sus intereses petroleros en Venezuela.
En el año 1911 es otorgada una concesión muy extensa a Tregelles-Burch,
que comprendía aproximadamente 40 millones de hectáreas. Esta concesión
caducó el 12 de diciembre de 1912 ó 1913, adquiriéndola luego el doctor
Rafael Max Valladares y traspasándola a la General Asphalt en Venezuela.
Esta concesión, dada su gran magnitud, amerita ser analizada; compren-
día los territorios de los estados Táchira, Lara, Yaracuy, Carabobo, Sucre,
Monagas, Anzoátegui, Nueva Esparta, Falcón, Zulia y del Territorio Delta
Amacuro, incluyendo los que ya estuviesen otorgados en concesión.
Este contrato Valladares, dice el doctor José Antonio Giacopini Zárraga:
“visto con la óptica de hoy, parece una monstruosidad”. Por ello requiere de
una explicación.
Se trataba de concesiones de exploración por dos años nada más, a cuyo
término el concesionario tenía que seleccionar los lotes de explotación de
400 hectáreas con los cuales se iba a quedar, en una época en que la perfo-
ración petrolera no contaba con una tecnología avanzada sino que más que
todo se guiaba por los manaderos superficiales del petróleo o también por
la geología de la superficie. Realmente había que recurrir al cálculo de pro-
balidades de éxito. Además, cabe aclarar que esta gente recibía una enorme
concesión de exploración para seleccionar, a su término, los lotes de explo-
tación y, consecuencialmente, revertir al gobierno nacional el resto de lo no
seleccionado, que consistía en enormes extensiones con una exploración ya
realizada, aunque fuese elemental, pero enriquecidas aquellas tierras de la
primera etapa de exploración; de manera que era ésta una situación real-
mente lesiva para los intereses nacionales.

La iniciación de la explotación petrolera


El Zumaque 1 y sus consecuencias

Así las cosas, la New York and Bermúdez Company crea una compañía
petrolera llamada la Bermúdez Company, ya que la concesión de ellos era

299
Cuentas Nacionales de Venezuela

solamente de asfalto. Perfora hasta 16 pozos en los alrededores del Lago de


asfalto de Guanoco, siendo el Bababui-1, el primero en ser terminado como
productor en el año de 1913; pero su petróleo era tan pesado que no tuvo
valor comercial para la época. Por eso es que el pozo que se considera real-
mente como el inicio de la producción comercial en Venezuela es el Zuma-
que-1, terminado el 31 de julio de 1914 por la Caribbean Petroleum en el
campo de Mene Grande. Terminado como productor comercial, produjo la
rata de 250 barriles diarios de petróleo de 19,90.
Si observamos la década que va del año 10 al año 20, vemos que los
operadores en Venezuela son intereses angloholandeses representados por
la Royal Dutch Shell, esto debido a cuanto explicaremos a continuación.
La General Asphalt contrató los servicios de un ingeniero geólogo muy
famoso, Ralph Arnold, quien con 50 técnicos, realizó una exploración de
las tierras otorgadas a esta compañía aquí en Venezuela. Para noviembre de
1913, se presentó un informe preliminar, y es basado en este borrador que
la Caribbean Petroleum, representante aquí de la General Asphalt, perfora
el Zumaque-1, en uno de los sitios indicados por el mencionado ingeniero.
Aunque estos intereses eran norteamericanos, no permanecieron en Vene-
zuela, porque la General Asphalt se encontró en un momento dado incapa-
citada financieramente para manejar sus grandes intereses petroleros en
Venezuela. Por tanto, se fueron con el Informe Arnold a Londres y vendie-
ron a Sir Henry Deterding, la gran figura de la Royal Dutch Shell, la
Caribbean Petroleum y sus intereses petroleros en Venezuela. Por eso es
que, en la década de 1910 a 1920, lo que existe en Venezuela son compa-
ñías británicas, por lo que las concesiones Vigas, Aranguren, Planas y Jimé-
nez Arráiz, les fueron vendidas en esta década. La concesión Aranguren la
adquirió la Venezuelan Oil Concessions, también del grupo Shell; la conce-
sión Planas la adquirió la Venezuelan Falcon Oil Syndicate, que a su vez la
vendió luego a la British Controlled Oilfields. Éstas eran compañías britá-
nicas, así como la concesión North en Venezuela y la de Tocuyo Oil, fueron
compañías de intereses británicos.
Las compañías americanas llegan después del año 20. El descubrimiento
del Zumaque-1 y su inauguración como productor comercial tuvo una gran
importancia por varias razones: 1º) Al revelar que en la cuenca de Maracaibo
había petróleo en escala comercial, estimuló a las otras compañías a abrir
rápidamente operaciones sobre las concesiones que iban a obtener, así como
el Zumaque-1 descubre yacimientos en el campo Mene Grande en 1914,
la Colon Development en 1915 descubre en la concesión Vigas el yaci-
miento de Río de Oro. La Venezuelan Oil Concessions, en el año 16, des-

300
Cuentas Nacionales, 1915-1935

cubre el yacimiento de La Rosa, cerca de Cabimas, y la British Oilfields el


campo de Mene de Mauroa en la concesión Planas en el año 1917. 2º) El
Zumaque-1 continúa influyendo de manera importante en el sentido si-
guiente: después del pozo que inicia, pues, la producción comercial, se
comenzó a llevar a cabo lo que se llama perforación de desarrollo o sea, los
pozos que van partiendo del original alejándose hasta buscar los límites
finales del yacimiento. Esta perforación de desarrollo, por supuesto, generó
petróleo que había que disponerlo de alguna manera. Para ello se tiró un
doble oleoducto del campo de Mene Grande a San Lorenzo, en la ribera
oriental del lago, donde se empezó a construir una refinería que se terminó
en el año 1917. Ésta empezó a operar con una capacidad de procesamiento
de 2 mil barriles diarios; con el tiempo llegó a procesar hasta 35 mil barriles
diarios. 3º) Además, hay que hacer notar que desde allí se iniciaron las
exportaciones de petróleo en gabarras de madera tiradas por remolcadores
para llevarlo a Curazao. Este es un aspecto en que el Zumaque-1 influye
desde el punto de vista operativo. 4º) Desde el punto de vista de la legisla-
ción petrolera de Venezuela y del tratamiento específico del petróleo, pri-
mero a través de los reglamentos del 18 al 20 y luego a través de las leyes
subsiguientes de hidrocarburos, se dividió la vieja legislación de minas en
hidrocarburos y minas. El Zumaque-1 hizo realidad la riqueza petrolera de
Venezuela y aunque Venezuela, para el año 18, produciría algunos miles de
barriles diarios, con bastante previsión el ministro de Fomento, Gumersin-
do Torres y su equipo, y los otros asesores que pudo tener en ese momento
el gobierno, fueron diseñando pues la dicotomía entre leyes de minas y
leyes de hidrocarburos que se materializaría posteriormente.
Una de las cosas que hace el doctor Gumersindo Torres, en su primera
gestión como ministro de Fomento, es crear la Dirección de Minas, que no
existía y crear la Dirección de Tierras Baldías, que tampoco existía.
Posteriormente, en su segundo ejercicio al frente del ministerio, creará la
Dirección del Servicio Técnico de Hidrocarburos o sea, que es el anteceden-
te de ésta, anteriormente nombrada Unidad Administrativa. Para organizar
a los inspectores de campo encargados de fiscalizar el petróleo producido,
reúne a un grupo de jóvenes ingenieros civiles que fueron becados por el
gobierno nacional para especializarse como ingenieros de petróleo. De ahí
surgió una pléyade de hombres de la más grande importancia. Uno de ellos
(Siro Vásquez), llegó a ser vicepresidente mundial de la Standard Oil de
Nueva York.
Gumersindo Torres fue ministro de Fomento en dos oportunidades; des-
de 1917 hasta 1921 y desde 1929 hasta 1931.

301
Cuentas Nacionales de Venezuela

Para el año de 1920 no hay compañías norteamericanas importantes en


Venezuela. Es entonces cuando viene la Standard Oil of Venezuela en el
año 22 y la Lago Petroleum. Ya para esta época el gobierno norteamericano
muestra preocupación por la no presencia en Venezuela de las grandes com-
pañías petroleras norteamericanas. Ello va a estimular que estas compañías
vayan llegando sucesivamente a realizar trabajos de exploración, produc-
ción y exportación, previa adquisición de concesiones.

Las bases de la gran expansión

Los principales factores que van dando a conocer a Venezuela como un


país con gran potencial petrolero son, en primer lugar, el informe de Ralph
Arnold, que tal como dijimos antes, lo entrega éste a la Caribbean Petro-
leum y a la General Asphalt en noviembre de 1913, y con este documento
esta última vende la primera a Sir Henry Deterding, ya que ellos se consi-
deraron incapacitados para manejar los grandes intereses petroleros que te-
nían en perspectiva, después que el Zumaque-1 reveló la riqueza petrolífera
de la cuenca de Maracaibo. Después, en segundo lugar, siguieron otras
compañías con perforaciones exitosas. Luego, en tercer lugar, lo más sensa-
cional, viene el reventón de La Rosa el 14-01-1922, cuando perforando en
el campo La Rosa, cerca de Cabimas, con los métodos de la época que no
permitían el control de una formación rica en gas bajo alta presión, el pozo,
que en el léxico petrolero se denominó Los Barrosos-2, estalló, como ya se
dijo, por alta presión de gas, y produjo la rata estimada de 100 mil barriles
diarios durante 10 días, al cabo de los cuales la formación se cegó y se
obstruyó el pozo, siendo aquello, sin embargo, una campanada de alerta
que trascendió en el área petrolera internacional, al extremo de que al año
siguiente, más de 70 compañías de todas partes, americanas, europeas, etc.,
estaban aspirando a obtener concesiones en Venezuela.
El traspaso y adquisición de las concesiones por parte de las compañías
norteamericanas ocurrió en la década del 20. Eran concesiones nuevas que
no pertenecían al contrato Valladares ni a las concesiones de Cipriano Cas-
tro. Se trataba de áreas nuevas en las cuales se fueron otorgando otras con-
cesiones adicionales.
Habían sido otorgadas a intereses británicos anteriormente, por ejem-
plo, la concesión submarina o sublacustre de la Lago Petroleum, adquirida
de la British Equatorial. Eran compañías del grupo Standard. Para el año
45, la Standard de Venezuela y la Lago Petroleum se unieron, para formar

302
Cuentas Nacionales, 1915-1935

la Creole Petroleum Corporation. Durante los días de la primera guerra


europea, del 14 al 18, era representante de los EE UU en Venezuela el
ministro americano, Preston McGoodwing. Éste hizo muchas objeciones y
fue uno de los que discutió la legislación de hidrocarburos que se inició a
comienzos de la década del 20, luego regresó de EE UU como una figura
fundamental de la Lago Petroleum, ya retirado del servicio diplomático.
Estudiado todo lo relativo a concesiones pasamos a ver los efectos de las
medidas que afectaron la estructura y, luego, los efectos sobre la economía
general del país; es decir, sobre la producción, los precios del consumo y el
desarrollo económico.
Puede decirse que el petróleo, en el período que estamos considerando
(1913 a 1917), no tiene efectos importantes en el resto de la economía del
país; no afecta el volumen de producción agrícola, ni el consumo ni tampo-
co el crecimiento de la población o las migraciones internas. Todavía el
petróleo no ejerce impacto sobre las variables económicas internas más im-
portantes. Esta es la conclusión que podemos sacar en esta sección. Vere-
mos después en sucesivas secciones que el petróleo empieza a ejercer in-
fluencia sobre estas variables, pero sería inapropiado adelantarnos desde
ahora a considerar esta materia. Lo que sí es importante a tomar en cuenta
en esta sección y en este período es todo lo relativo al impacto de la Primera
Guerra Mundial sobre la actividad productiva petrolera de Venezuela, es-
pecíficamente en los volúmenes de exportación, en los precios y en el consumo.
En este orden de ideas, la Primera Guerra Mundial dejó sentir un efecto
paralizante en las actividades del comercio exterior de Venezuela. En pri-
mer lugar, las exportaciones se redujeron drásticamente. Los barcos de los
países beligerantes disminuyeron sus visitas a los puertos venezolanos y esto
trajo como consecuencia que nuestros productos tuvieran dificultad para
salir al exterior. En segundo lugar, las importaciones de materias primas,
necesarias para la muy incipiente industria y para el consumo, se vieron
fundamentalmente limitadas. Estas consecuencias fueron adversas y delica-
das. Sin embargo, los efectos sobre la economía fueron, en el curso de la
guerra, más bien beneficiosos en el sentido de que Venezuela se vio obliga-
da a producir aquello que no se podía importar o por lo menos producir
sustitutivamente, dando lugar al fomento de ciertas actividades producti-
vas, como por ejemplo, el cultivo de la caña de azúcar, que tuvo un incre-
mento en aquella época, y especialmente la molienda y el proceso de refina-
ción, y asimismo algunos otros procesos que también fueron de interés e
importancia para el desarrollo de la economía del país. Por otra parte, Vene-
zuela, más bien exportó ciertos artículos que eran necesarios para los belige-

303
Cuentas Nacionales de Venezuela

rantes, los cuales mandaban sus barcos al exterior (aún corriendo el riesgo
de ser torpedeados por la flota submarina alemana, en el caso de los buques
de la entente). El petróleo fue algo significativo en las cifras de exportación
desde el año de 1910 hasta el año de 1917; más lo fue el asfalto, según las
cantidades que registran las estadísticas venezolanas. Así, pues, vemos que
en 1912 1.573.002 bolívares, en 1914 2.959.356 bolívares, en 1915
1.703.510 bolívares y en 1916, 1.422.399 bolívares. En 1917 se exporta
petróleo y asfalto por valor de 2,063.054 bolívares.202
Para el análisis del comercio exterior en los años cubiertos para este capí-
tulo, así como para la revisión de las estadísticas existentes, tanto de las
exportaciones de los principales productos venezolanos como de las impor-
taciones, hemos elaborado un anexo estadístico ubicado al final del presen-
te trabajo. En este anexo se podrá observar que la exportación total para
1913 es de 152.765.749 bolívares, en 1914 baja a 111.506.354 bolívares,
sube levemente en el año 1915 a 121.266.458 bolívares, vuelve a bajar en
1916 a 117.652.8545 bolívares y en 1917 se sitúa en 119.998.466 bolí-
vares. Como se ve hay una baja de 152.000.000 bolívares a 119.000.000
bolívares entre el año 1913 y el año 1917. Veremos en el próximo capítulo,
en dónde la baja se acentúa aún más.
En cuanto al movimiento total del comercio exterior vemos que en 1913
es de 246.185.974 bolívares, luego en 1914 baja a 183.979.267 bolívares,
en 1915 es de 191.060.429 bolívares, en 1916 sube a 227.973.239 bolí-
vares y se sitúa en 1917 en 238.681.986 bolívares. Estas cifras están in-
fluenciadas por los precios más que por el volumen. Si tomamos por un
lado sólo la importación y por otro la exportación sin el petróleo, apreciare-
mos que, para el primer caso, en el año 1913 ésta fue de 93.429.225 bolí-
vares, en 1914 de 72.473.912 bolívares, en 1915 de 69.793.970 bolíva-
res, en 1916 sube, a más de lo que fue en 1913, a 110.320.385 bolívares y
en 1917 se sitúa en 118.683.519 bolívares; es decir, que en términos de
bolívares, existe una disminución en los años de 1913, 1914 y 1915, pero
en los años 1916 y 1917, hay un aumento considerable. En cuanto a las
exportaciones sin petróleo, pues prácticamente este producto era irrelevan-
te en estos años, en 1913 eran de 149.806.393 bolívares, bajan a
110.006.619 bolívares en 1914, en 1915 son de 119.562.948 bolívares,
en 1916 de 116.230.455 bolívares y en 1917 se sitúan en 117.935.411
bolívares. De modo pues, que hay que comparar las cifras del volumen en
peso con relación al valor en dinero y esto nos revelará cuál es la naturaleza

202 República de Venezuela. Anuario Estadístico de Venezuela. 1938, p. 165.

304
Cuentas Nacionales, 1915-1935

del movimiento del comercio exterior en Venezuela y también nos dará una
idea del movimiento de los términos del intercambio.
Si analizamos individualmente las exportaciones venezolanas vemos, en
el caso del café, que éste continúa a la cabeza dentro del rubro de la expor-
tación, aunque entre los años 1913 y 1917 el índice del valor de las expor-
taciones cafeteras baja de 100 a 68,4, lo cual indica un descenso importan-
te. Hubo también fluctuaciones en este período en cuanto a las cantidades
de café exportado de año en año. Pero lo importante es ver que el precio de
dicho producto sufrió en el curso de la contienda una merma en el precio
de cada kilo exportado.
Del análisis se puede sacar en claro que durante los años de la guerra
hubo un descenso en el ingreso procedente de las exportaciones venezola-
nas, y esto afectó naturalmente no sólo toda la economía, como habremos
de verlo, empezando por la economía pública en la próxima sección, sino
también los niveles de disponibilidad de la población tanto de mayores
como de medianos y de pequeños ingresos, lo cual creó dificultades en el
desenvolvimiento del país de aquellos años. Esto se pone de manifiesto en
el análisis del movimiento de los términos de intercambio y en el análisis
del valor de las exportaciones e importaciones por unidad (kilogramo) y
observamos que mientras el precio de las exportaciones por kilogramo dis-
minuye, la evolución de los años de la guerra revela, en cambio, un aumen-
to del precio por kilogramo de las importaciones entre el año 13 y el año
17. Así es que se puede ver que en el año 13 hubo una importación de
136.384.128 kg a un costo de 93.420.225 bolívares, resultando así un
costo unitario de 0,68 Bs./kg, y una exportación de 285.944.594 kg a un
costo de 152.165.49 bolívares, obteniéndose un precio unitario de 0,53
Bs./kg En el año 17, en cambio, hubo una importación de 92.018.832 kg
a un costo de 118.683.519 bolívares, aumentando el precio unitario a 1,29
Bs./kg, mientras que la exportación fue de 245.359.038 kg a un costo de
119.998.466 bolívares, disminuyendo así el costo unitario a 0,49 Bs./kg.
Por tanto, este aumento en el costo unitario de las importaciones y el des-
censo en el costo unitario por kilogramo en el valor de las exportaciones, se
tradujeron en las dificultades a que nos hemos referido: la disminución del
ingreso per cápita del venezolano, la disminución de los salarios, la dismi-
nución de las remuneraciones de todos los empleados públicos y privados y
el desenvolvimiento del país en medio de una gran estrechez en aquellos
momentos.
Los salarios experimentaron una disminución del 75 por ciento en el
sector público, y, si partimos de la base de que igual disminución se operó

305
Cuentas Nacionales de Venezuela

en el sector privado y en los campos, tendríamos que el peón rural, por


ejemplo, que ganaba dos bolívares diarios habría quedado reducido a 0,50
o sea un real, lo cual era incuestionablemente un salario de hambre. En el
sector público se hicieron dos disminuciones, una del 50 por ciento de las
remuneraciones, que luego fue seguida por otra del 50 por ciento nuevamen-
te, lo cual vino a representar una disminución neta del 75 por ciento del
sueldo de los empleados públicos.
En cuanto a la reducción del consumo podrá pensarse que éste fue sus-
tancial. Indudablemente que en las ciudades debe haber guardado relación
directa con la disminución de los ingresos de los trabajadores y de los em-
pleados y también de las diversas actividades de las personas dedicadas a
trabajar por su propia cuenta. En el campo, sin embargo, la disminución
del consumo en aquella época puede haber sido menor, puesto que la in-
fluencia de la reducción del salario en dinero no fue tan importante, ya que
los trabajadores rurales disponían de conucos en torno a sus casas, de los
cuales extraían la mayor parte de los artículos para su consumo diario. Com-
plementaban esta dieta con algunos artículos que compraban en las pulpe-
rías cercanas y los pagaban con el dinero que ganaban a la finca a la cual
pertenecían. Por tanto, el salario en dinero era parte de todo lo que ellos
ganaban en esa época. Con este dinero del salario, que percibían trabajando
no toda la semana sino sólo algunos días, compraban la sal, el papelón
(cuando no lo producían ellos mismos en sus conucos), los aliños, la man-
teca (cuando no tenían sus propios cerdos para proveerse de ella) y algunos
otros productos indispensables para la preparación de su comida. Con todo
y ello han debido experimentar incuestionablemente una disminución en
el consumo. Quizás la parte o la fracción del consumo que fue más afectada
a estos niveles puede haber sido el consumo de artículos durables como las
telas y otros productos que se suplían con importaciones del exterior, prin-
cipalmente antes de la conflagración mundial.
Seguramente experimentaron alzas en los costos de los implementos de
trabajo, las maquinarias e igualmente los artículos para el transporte, aun-
que las vías de comunicación, en general, eran todavía, en buena medida,
de recuas y el transporte automotor no había experimentado ningún (o
mínimo) desarrollo en aquella época de la historia nacional.
Uno de los problemas está en la escasez de estadísticas. Las internas prác-
ticamente no existían. No se publicaban estadísticas sobre precios, ni esta-
dísticas sobre producción interna, ni estadísticas sobre consumo. Las úni-
cas estadísticas que se venían publicando desde antes del gobierno del ge-
neral Gómez eran los anuarios, que aparecían en lapsos de varios años. El

306
Cuentas Nacionales, 1915-1935

último se publicó en 1912 y luego se reprodujo y amplió un poco en el año


15 y de ahí en adelante hasta 1938 no salió ningún otro anuario estadístico
de Venezuela. La Cámara de Comercio publicaba en su boletín algunos
datos sobre precios, importaciones y exportaciones, mas no era publicación
sistemática; y el Boletín del Ministerio de Fomento salía con alguna infor-
mación estadística, pero escasa; pero como dije, el anuario estadístico no se
publicó en ese largo lapso que va desde el año 1915 hasta 1938.
En cuanto a la actividad bancaria, en 1913, los depósitos se sitúan en
10,3 millones de bolívares, en el 14 bajan a 8, 5 millones, en el 15 bajan a
7,7 millones, en 1916, experimentan una ligera recuperación a 8,8 millo-
nes y en el 17 vuelven a subir a 10,8 millones de bolívares. En cuanto a las
colocaciones, estaban de 13,3 millones en 1913, 13,2 millones en 1914,
bajan a 11,7 millones en 1915, luego vuelven a subir a 13,5 millones en
1916 y se sitúan en 14,3 millones en 1917. En cuanto a la banca extranje-
ra, ésta anuncia su presencia estadística a partir de 1916 con depósitos de
0,6 millones y en el 17 de 2,8 millones, y colocaciones en el 16 de 1,7
millones y en el 17 de 6,5 millones. En el siglo XX, y específicamente en la
época que estamos estudiando, se instalaron en Venezuela bancos de origen
inglés, canadiense y norteamericano. Así tenemos que el Commercial Bank
of Spanish América, que más tarde se afilió a la Anglo South American
Banking Corporation, se estableció en Venezuela en el período que estamos
analizando; el Royal Bank of Canada abrió sus oficinas en Caracas, el 2 de
octubre de 1916; posteriormente el National City Bank of New York, el 10
de noviembre de 1917, abrió sus operaciones y empezó a operar en la capi-
tal de la República, y, por último, el American Mercantile Bank of Caracas
en 1917. Todos estos eran bancos comerciales.203
Anteriormente se habían instalado bancos de vida efímera, como por
ejemplo en 1839, cuando se fundó el primer Banco de Venezuela, denomi-
nado Banco Colonial Británico, autorizado para extender préstamos al 12
por ciento anual, recibir depósitos, descuentos, letras del tesoro y compra y
venta de giros. Su capital montaba a 330.000 pesos; este banco estaba
dirigido por Leandro Miranda, hijo del precursor Francisco de Miranda. La
derogación de la Ley de Libertad de Contrato en 1834 y la aprobación de la
reforma en 1849 de la Ley de Espera y Quita de 1841, equivalían en la
práctica a una moratoria general de las deudas contraídas, y llevó al banco a
cerrar sus puertas teniendo como base una cartera de 350.000 pesos de crédi-

203 Carrillo Batalla, Tomás E., Moneda, crédito y banca en Venezuela. Caracas, BCV, 1964, t. 1, p.
26.

307
Cuentas Nacionales de Venezuela

tos morosos. En 1850, el jefe de la escuadra británica en Trinidad obligó al


gobierno de Monagas a un reconocimiento a su cargo de las deudas privadas
con el banco, lo que constituyó una afrenta al honor nacional.204
En 1865 se fundó el Banco de Londres y Venezuela con capital de 500.000
libras esterlinas. Su vida fue efímera.205
En 1888 se planteó el establecimiento de un “Banco Nacional”, filial del
Disconto Gesellschaft de Berlín. Este proyecto fue rechazado por el Banco
de Venezuela, cuando le fue presentado bajo los auspicios del general Anto-
nio Guzmán Blanco.206
En 1911 se elaboró otro proyecto para crear un banco con capital fran-
cés. Llevado al Congreso fue aprobado en primera discusión, aunque poste-
riormente no siguió su curso hasta su aprobación definitiva, por virtud de
una gestión realizada ante el ejecutivo por el doctor Vicente Lecuna.207
De las referencias que hemos hecho anteriormente se saca en claro que en
realidad la banca extranjera se inicia en firme en Venezuela a partir del año
1916 o sea dentro del período que estamos estudiando en esta sección. Su
importancia no fue grande en este lapso de tiempo, aunque vino a representar
una cierta competencia con la banca nacional que venía operando desde fines
del siglo pasado, en particular el Banco de Venezuela, el Banco de Maracaibo
y el Banco Caracas y empezó a desarrollarse en aquellos años en que el gobier-
no tenía una actitud más bien de puertas abiertas para el capital extranjero.

La vida fiscal, evolución del gasto y el ingreso público, impuestos, otros


ingresos, desarrollo

En este lapso que estamos estudiando continúa el proceso de reforma


iniciado por el ministro Román Cárdenas al frente del despacho de Hacien-
da. Las reformas no se contraen sólo al aspecto administrativo, es decir, a la
centralización de la recaudación de rentas en oficinas del Estado, la elimi-
nación de los arrendamientos de rentas que venían haciéndose desde hacía
muchas décadas en el pasado histórico nacional, la separación de las ofici-
nas de recaudación e ingresos con respecto a las oficinas de erogación del

204 Carrillo Batalla, Tomás E., La evolución y regulación estatal de la economía, 1780-1846.
Caracas, 1889, p. 598.
205 Carrillo Batalla, Tomás E., Moneda, crédito y banca en Venezuela. Caracas, BCV, 1964, t. I, p, 27.
206 Carrillo Batalla, Tomás E., ob. cit., p. 15.
207 Ídem.

308
Cuentas Nacionales, 1915-1935

gasto público, y la unificación del tesoro por virtud del cual se estableció la
norma de que todos los ingresos deben de ir a un fondo común –que todas
las partidas aprobadas por el parlamento en los respectivos presupuestos,
debían ser extraídas del tesoro único–. Todos estos tópicos, que eran los
concernientes a la administración, los sigue aplicando y extendiendo el
ministro Román Cárdenas en su proceso de reforma.
Para el 31 de diciembre de 1913 se había firmado un contrato con la
Compañía Anónima Fluvial y Costanera, por virtud del cual le fueron arren-
dadas las salinas de la República. En cuanto a la renta de licores, ésta estaba
arrendada a diversos contratistas del sector privado, y respecto a la renta de
cigarrillos y estampillas, la arrendataria era la compañía anónima Fabril
Cigarrillera por contrato que venía desde 1910. El impuesto del fósforo
estaba administrado por el Ministerio de Fomento y el papel sellado estaba
bajo administración directa. Por tanto, la reforma, desde el punto de vista
administrativo, se orienta a eliminar todos estos arrendamientos y a centra-
lizarlos en la administración fiscal dependiente del Ministerio de Hacien-
da. La centralización de las rentas se lleva a cabo mediante la eliminación
del sistema de arrendamiento, y así la de cigarrillos y estampillas pasa a la
administración central el 1º de julio de 1914, la de licores el 1º de enero de
1915 y la de salinas el 1º de enero de 1916.
A los problemas concernientes a la propia administración fiscal se agre-
gan en esta época lo relativo a la drástica disminución de los ingresos fisca-
les por virtud de las restricciones que trajo aparejadas consigo la Primera
Guerra Mundial. En toda esta época, Venezuela venía dependiendo prin-
cipalmente del ingreso aduanero, y ello había ocurrido desde los albores
de la República. Tal como lo hemos visto en esta colección, la renta adua-
nera gobernó siempre los ingresos fiscales. En épocas de bonanza, de au-
mento de las exportaciones en peso y valor y por tanto del ingreso exterior
del país, los ingresos aduaneros del fisco aumentaban enormemente lo reci-
bido por éste, por el aumento de las importaciones y éstas pagaban impues-
to. Desde el siglo pasado existía el impuesto de exportación que había sido
eliminado al comienzo de la presente centuria. Pero en todo caso esta era
la situación. Ante ello, el doctor Cárdenas tenía que enfrentar la drástica
disminución de los ingresos y las dificultades para balancear el Presupuesto
Nacional.
Conocido el problema por el general Juan Vicente Gómez, éste le dijo al
doctor Cárdenas, cuando en alguna finca de su propiedad le disminuían los
ingresos por virtud de problemas de mercadeo de los productos que esta
unidad generaba, él procedía inmediatamente a recortar los gastos para

309
Cuentas Nacionales de Venezuela

balancearlos con los disminuidos ingresos, y consideraba que lo mismo ha-


bía que hacer en el campo de la administración pública. El doctor Cárde-
nas, que había viajado al exterior antes de posesionarse del despacho, ha-
biendo pasado algún tiempo en Europa, enterándose del manejo de las
finanzas públicas en los países de dicho continente, comprendía que efecti-
vamente había que reducir los gastos, pero también le planteó al general
Gómez la necesidad de aumentar la renta interna para equilibrar mejor la
estructura de los ingresos públicos y enfrentar la emergencia derivada de la
Primera Guerra Mundial. El general Gómez aprobó este procedimiento y
el ministro Cárdenas procedió en consecuencia.
La estructura de los ingresos para 1915, en que había un presupuesto de
50,6 millones de bolívares, estaba representado en un 58 por ciento en los
ingresos aduaneros y en un 36 por ciento por la renta interna. En ese año el
descenso de la renta aduanera fue del 31 por ciento.
La reforma de las leyes que regulaban los impuestos que integraban la
renta interna compuesta por los ingresos sobre cigarrillos, licores, estampi-
llas, papel sellado, salinas y fósforos, resulta en un aumento sustancial en
los años que van desde 1915 hasta 1920, por cuanto en estos cinco años se
duplica el producto de estos impuestos hasta alcanzar los 35 millones de
bolívares. Esto determina un cambio en la estructura de los ingresos tribu-
tarios, a lo cual se agrega el hecho de que al haberse derogado el Código de
Instrucción Pública, donde figuraban las estampillas de instrucción, se abrió
la puerta para legislar directamente sobre sucesiones y donaciones y al efec-
to se promulga el 28 de junio de 1915 la “Ley de Sucesiones y otros Ramos
de la Renta Nacional” que establece la imposición sobre herencias; esta
tributación es limitada, pues no se aplica a las dejadas a descendientes y
ascendientes sino sólo a los colaterales o a terceros no familiares, debiendo
caer para los colaterales el 3 por ciento sobre la cantidad heredada y los
últimos el 20 por ciento. Sin embargo esta reforma es interesante porque es
el inicio en forma ya autónoma de la imposición directa sobre sucesiones en
Venezuela. La ley que derogó a ésta que estamos comentando, se aprobó y
entró en vigor ya en época posterior al régimen gomecista.
Al final de esta exposición, en el anexo estadístico insertamos un cuadro
con un resumen de los ingresos y de los egresos presupuestarios en estos
años, y, asimismo, se insertan los datos correspondientes a los ingresos por
las distintas partidas de los tributos que integraban el conjunto de los in-
gresos tributarios del país. De su análisis resulta que por una parte el minis-
tro Cárdenas redujo drásticamente los gastos al situar el pago del funciona-
riado público en un 25 por ciento de lo que era en 1913, con las dos rebajas

310
Cuentas Nacionales, 1915-1935

del 50 por ciento aprobadas sucesivamente a partir de la apertura de las


hostilidades de la Primera Guerra Mundial y de haberse empezado a sentir
sus efectos en el medio venezolano: pero no se quedó el ministro en ese solo
aspecto de la reducción del gasto, sino que procedió también a reformar y
transformar la administración, eliminando los contratos de arrendamiento
y centralizándola en las dependencias del despacho a su cargo.**
El doctor Melchor Centeno Grau, en su Bosquejo histórico de la vida fiscal
de Venezuela, dice lo siguiente sobre las reformas iniciadas por Cárdenas y
que para 1917, él apunta, ya estaban precisados los detalles de cuanto se
había iniciado en 1915:

Para el 4 de junio de 1918, el Código de Hacienda, híbrida compilación de leyes


diversas, que había regido la hacienda por espacio de medio siglo, dejó de ser poco
manuable, considerado ideológicamente sin la unidad que su título daba derecho a
esperar, el Código de Hacienda era rémora antes que auxiliar para una organización
científica del ramo. Se le sustituyó por cuatro leyes: la fundamental que es la Ley
Orgánica de la Renta de Salinas y la Ley de Papel Sellado Nacional. Se reformaron
al mismo tiempo otras leyes que no eran parte del código: tales, la de Crédito
Público, Renta de Licores, Cigarrillos y Estampillas; la de Impuesto sobre Sucesio-
nes y otros Ramos de la Renta Nacional. Todas las reformas fueron inspiradas por el
criterio de adaptación a los métodos más modernos, de aprovechamiento de la
experiencia por medio de una centralización de la renta que no permite fraude”. 208

** Ver:
– Recopilación de leyes y decretos de Venezuela. Tomos correspondientes a los años 1913-1917.
– Anuario Estadístico de Venezuela, Caracas, Ministerio de Fomento, 1938.
– Iván Pulido Mora, Iván Centeno y Rafael Durán, “Finanzas Públicas de Venezuela en el siglo
XX”. Publicada en El Nacional, edición 36 aniversario, Caracas, 3 de agosto de 1979, Nº 4,
p. 2.
– Segnini, Yolanda, La consolidación del Régimen de Juan Vicente Gómez. Caracas, Academia
Nacional de la Historia.
– Centeno Grau, Melchor, Bosquejo histórico de la vida fiscal de Venezuela. Caracas, 1924.
208 Centeno Grau, Melchor, Bosquejo histórico de la vida fiscal de Venezuela. Caracas, 1924, pp.
113-115.

311
Cuentas Nacionales de Venezuela

Documentos más importantes en los años 1915-1917

Exposición de Motivos del Ministerio de Hacienda en el año 1915


El año 1915, se perfila mayoritariamente como un año de proyectos, en
cuanto a lo que será la transformación del Ministerio de Hacienda bajo la
dirección de Román Cárdenas. Por ello, esta memoria será, en líneas gene-
rales, un anteproyecto de los muchos cambios que sufrirá en años sucesivos
este despacho:

Relatados y documentados en la memoria, conforme a la ley, la actuación del


despacho en el año administrativo que terminó el 19 de marzo de 1915 y los
proyectos ideados para la acertada gestión y el perfeccionamiento de la hacienda
pública... siguiendo el plan administrativo expuesto el año anterior, la labor de este
despacho se ha dirigido especialmente a reorganizar la renta interna.
Al asumir el gobierno la administración directa de alguna de estas rentas, fue
necesario decretar la norma legal, para su administración, pues ningún ramo tenía
legislación especial, y dictar disposiciones tendentes a regularizar el producto y a
reparar los inconvenientes ocasionados por el arrendamiento.

Además de explicar la necesidad de reorganizar todos los puntos antes


señalados, también encontramos que en el año referido fue fundamental
pedir la aprobación de una serie de partidas especiales para créditos adicio-
nales, ello dadas las condiciones de crisis interna que ocasionó la guerra
europea desde 1914.

Dirección General de Administración

Estos documentos (relativos a esta dirección) son sumamente ricos en


datos generales sobre el movimiento del ministerio en todo el país. Entre
otros muchos puntos que se ubican en toda esta memoria destacan: 1º) Un
decreto de 29 de enero de 1915 para ordenar una emisión de 11 millones
de bolívares en timbres fiscales y postales. 2º) Información detallada sobre
la edición de la Deuda Nacional Interna Consolidada del 3 por ciento anual
(renovación quinquenal).
Sobre el servicio de la renta interna de cigarrillos, se encuentra un cuadro
estadístico que expresa todos los datos relativos al producto bruto de dicha
renta por semestres, desde el 1º de julio de 1914, fecha en que el gobierno
nacional asumió su administración directa (al levantar los ordenamientos),
hasta el 31 de diciembre de 1915.

312
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Dirección del Tesoro

Esta dirección mueve y organiza anualmente todo lo relativo al movi-


miento de la moneda nacional, así como lo referido a la deuda externa
nacional. Por ello dirige las relaciones con el Banco de Venezuela (banco
auxiliar de la tesorería). “Todas las operaciones del banco como agente de
la tesorería vienen ya registradas en una sola cuenta que se denomina
Gobierno Renta Nacional, a excepción únicamente de las operaciones
consiguientes al pago de las cuotas para el servicio de la Deuda Diplomá-
tica de Venezuela emisión de 1905, que figuraron en dos cuentas de ca-
rácter transitorio, ‘cuotas correspondientes al Council of Foreign Bondhol-
ders de Londres’, por el servicio de la deuda diplomática de 1905. Las
otras dos cuentas que llevaba el banco para el 1º de enero de 1915, pues
corresponde a la Tesorería Nacional llevarla; y la segunda en octubre del
propio año incorporando las operaciones del servicio de la reacuñación de
plata al régimen ordinario de pagos, de modo que las erogaciones por este
respecto figuran en la cuenta del Banco “Gobierno Renta Nacional” con
la debida especificación...”.
Este año, con respecto a la ordenación de pagos, se encuentra la siguiente
situación: “aplazadas las remesas a Europa de las cuotas para el servicio de la
deuda diplomática de Venezuela, emisión de 1905, a causa de la situación
monetaria anormal creada por la guerra europea, se hallaban depositadas
estas cuotas en el Banco de Venezuela, en espera de condiciones favorables
para su envío”.

Exposición del ministro de Hacienda en el año 1916

Según la propia declaración del ministro, este año se presenta como la


continuidad del anterior. “Las labores del despacho se han dirigido todas a
desarrollar las ideas y propósitos expuestos en la Memoria de Hacienda de
1914, que determinaron entonces el criterio que habría de guiar la marcha
de la administración financiera para lograr dos fines de inmediata necesi-
dad: 1º) ensanchar y robustecer la actividad del Ministerio de Hacienda
con la gerencia directa de los ramos de Renta Interna que permanecían
estancados por el sistema de remate, y 2º) fundar el servicio de caja en una
organización independiente de las demás funciones fiscales”.
En lo concerniente al ordenamiento legislativo se encuentra una sufi-
ciente normativa legal sobre las rentas de cigarrillos, licores y estampillas,
después de levantada la Ley de Arrendamiento.

313
Cuentas Nacionales de Venezuela

También hay: una nueva Ley de Crédito Público desde el 1º de julio de


1915, otra nueva Ley de Arancel Aduanero y otra Ley Orgánica de Renta
de Licores de 1º de julio de 1915.

Exposición de Motivos del ministro de Hacienda al presentar la Memoria de 1917

Este documento, en líneas generales, aborda todo lo concerniente a la


organización de la Renta Interna (iniciada en 1914), pero sobre todo, se
dedica a analizar lo que atañe a vicios y desventajas relativos al arrenda-
miento. “El arrendamiento no se arraiga sino cuando falta al gobierno el
conocimiento justo de los principios administrativos o sobre la indiferencia
por el supremo bien de los pueblos. Porque desde su iniciación produce el
arrendamiento inminentes males”.
Sin embargo, no se limita sólo al análisis negativo por sí, sin pruebas,
sino que además nos demuestra con números el aumento productivo que
representó para el país la supresión de dicho vicio en las rentas de cigarri-
llos, estampillas, licores y salinas.

314
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Anexo estadístico

315
Cuentas Nacionales de Venezuela

316
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 1
COMERCIO EXTERIOR DE VENEZUELA DESDE 1906 HASTA 1938

Exportación Importación
Años
Kilogramos Bolívares Kilogramos Bolívares

1906 146.378.626 81.940.205 68.806.552 50.151.579


1907 159.097.509 81.282.386 69.537.296 53.858.184
1908 130.806.876 75.716.292 67.062.238 50.849.880
1909 136.213.085 83.049.922 56.340.293 50.601.977
1910 150.987.996 92.997.777 86.380.614 61.184.237
1911 177.068.739 117.535.666 103.196.794 95.310.108
1912 186.552.230 130.885.534 133.880.648 166.574.817
1913 295.944.594 152.765.749 136.381.128 93.420.221
1914 188.358.632 111.535.354 114.042.262 72.473.911
1915 169.535.925 121.266.458 105.932.615 69.793.976
1916 189.875.108 117.652.854 113.386.737 110.320.386
1917 245.359.038 119.998.466 92.018.832 118.683.519
1918 218.410.618 102.659.153 44.881.587 79.968.927
1919 254.585.157 258.668.750 72.406.793 186.030.101
1920 212.313.037 170.644.156 124.382.903 315.172.738
1921 381.453.382 13.555.988 72.910.726 95.508.364
1922 458.960.755 137.844.353 93.820.180 100.816.362
1923 723.853.358 156.704.196 133.545.173 152.692.315
1924 1.463.418.900 213.486.434 196.518.269 215.924.687
1925 2.906.554.798 329.999.019 282.106.459 301.672.813
1926 5.092.971.520 395.403.253 494.526.263 412.382.176
1927 8.645.972.699 444.114.804 439.414.066 363.589.028
1928 14.922.517.893 609.554.962 556.227.215 416.612.512
1929 19.421.765.718 778.560.087 572.904.690 452.831.910
1930 20.622.105.255 762.494.232 474.614.837 363.858.455
1931 17.495.216.011 651.618.047 276.699.196 210.755.402
1932 17.003.661.956 628.259.172 223.963.710 153.458.091
1933 17.645.491.087 617.546.684 222.940.883 143.587.574
1934 19.781.685.631 671.942.836 251.306.254 159.685.860
1935 21.594.792.878 711.729.501 268.541.360 225.193.711
1936 23.439.533.611 768.462.868 364.810.574 211.590.300
1937 26.071.285.083 871.462.781 582.544.662 304.633.681
1938 27.597.451.656 888.240.443 598.355.709 311.871.006

Fuente: Anuario Estadístico de Venezuela de 1938.

317
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº 2
COMERCIO EXTERIOR EXCLUYENDO EL PETRÓLEO, Y SIN EXCLUIRLO
DESDE 1906 HASTA1938 (EN BOLÍVARES)

Años Importación Exportación Comercio Asfalto, Comercio


sin petróleo Exterior Petróleo Exportación Exterior
sin petróleo y Derivados total total

1906 50.191.579 81.345.362 181.536.941 594.843* 81.940.205 132.131.784


1907 53.858.199 80.286.196 134.144.395 996.640* 81.282.836 135.141.035
1908 50.849.880 75.280.592 126.130.472 435.700 75.716.292 126.566.172
1909 50.601.977 82.322.616 132.924.593 727.306* 83.049.922 133.651.899
1910 64.184.206 92.048.901 156.233.107 948.876* 92.997.777 157.181.983
1911 95.310.108 116.149.492 211.459.600 1.386.174* 117.535.666 212.845.974
1912 106.574.817 129.312.532 235.887.349 1.573.002* 130.885.534 237.460.351
1913 93.420.225 149.806.393 243.226.618 2.959.356* 152.765.749 246.185.974
1914 72.473.912 110.006.619 182.480.531 1.498.735* 111.505.354 183.979.266
1915 69.793.970 11.952.948 189.356.918 1.703.510* 121.266.458 191.060.428
1916 110.320.385 116.230.455 226.550.840 1.422.399* 117.652.854 227.973.239
1917 118.683.519 117.935.411 236.618.930 2.063.054* 119.998.465 238.681.984
1918 79.968.937 9.998.477 179.953.710 2.674.380 102.659.153 182.628.090
1919 186.030.106 256.077.278 442.107.384 2.591.471 258.668.749 444.698.865
1920 315.172.788 167.364.480 482.537.218 3.279.676 170.641.156 485.816.894
1921 95.508.366 121.807.918 217.316.284 11.751.965 133.559.883 229.068.249
1922 152.692.315 127.991.129 280.683.444 28.713.067 156.704.196 238.660.715
1923 215.924.667 147.972.565 363.897.232 65.513.869 213.486.434 309.396.511
1924 215.924.667 147.972.565 363.897.232 65.513.869 213.486.434 429.411.101
1925 303.672.813 192.502.230 496.175.043 137.496.789 329.999.019 633.671.832
1926 412.382.176 148.799.585 561.181.761 246.603.668 395.403.253 807.785.429
1927 363.589.028 163.299.610 526.888.638 280.815.193 444.114.803 807.703.831
1928 416.612.512 142.612.714 559.225.226 466.942.248 609.554.962 1.026.167.474
1929 452.851.990 184.950.191 637.802.181 593.609.896 778.560.087 1.231.412.077
1930 363.858.455 128.439.012 492.297.467 634.055.220 762.494.232 1.126.352.687
1931 210.758.492 103.846.184 314.604.676 547.771.863 651.618.047 862.376.539
1932 153.458.091 96.623.705 250.081.796 531.635.466 628.259.171 781.717.262
1933 143.587.574 64.337.065 207.924.639 553.209.618 617.546.683 761.134.257
1934 15.968.860 62.447.780 223.123.590 508.495.108 671.842.338 831.628.669
1935 225.193.717 62.384.165 287.587.896 649.335.346 711.729.591 536.923.233
1936 211.590.300 81.236.972 293.827.274 684.235.394 768.482.863 980.053.168
1937 304.633.681 101.420.679 406.034.390 770.042.102 871.462.781 1.176.096.482
1938 311.871.006 59.973.563 371.846.869 828.264.330 888.240.430 1.200.111.449

Fuente: Anuario Estadístico de Venezuela, 1944. Ministerio de Fomento.


*Asfalto únicamente.

318
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 3
RELACIÓN ENTRE LOS GASTOS PÚBLICOS DE VENEZUELA Y LOS GASTOS DE CAPITAL
1917-1964
(MILLONES DE BOLÍVARES)

Años Gastos Gastos públicos % Gastos de capital


públicos de capital sobre gastos públicos

1917 58,0 7.3 12,6


1918 52,9 5,1 9,6
1919 58,2 8,7 14,9
1920 68,1 3,3 4,9
1921 102,7 15,9 15,5
1922 80,8 7,5 9,3
1923 72 8,6 11,9
1924 6,7 18,2 21
1925 155,7 14,3 9,2
1926 163,1 57,2 35,1
1927 178,8 21,5 12
1928 155,7 14,3 9,2
1929 244,7 15,6 6,4
1930 263,8 65,5 24,8
1931 260,9 19,9 7,6
1932 166,4 19,4 11,7
1933 161,9 18,3 11,3
1934 153,9 16,1 10,5
1935 178,9 19,1 10,7
1936 233,2 53,2 22,8
1937 285,3 66,7 23,4
1938 313,1 55,4 17,7
1939 361,4 64,3 17,8
1940 382,5 64,4 16,8
1941 347,3 43,6 12,6
1942 320,1 41,8 13,1
1943 306,6 51,1 16,7
1944 363,3 91,5 25,2
1945 487,7 103,2 21,2
1946 754,7 185 24,5
1947 1.065,30 242,1 22,7
1948 1.437,80 329,9 22,9
1949 1.945,90 385,7 19,8
1950 1.928,10 598,1 31
1951 2.156,30 732,5 33,9
1952 2.408,00 749,1 31,1
1953 2.534,00 672,2 26,5
1954 2.632,00 1.295,10 49,2
1955 2.992,00 1.386,50 46,3
1956 2.380,00 2.106,70 66,7

(continúa)

319
Cuentas Nacionales de Venezuela

(continuación)

Años Gastos Gastos públicos % Gastos de capital


públicos de capital sobre gastos públicos

1958 6.260,00 3.373,20 53,9


1959 6.313,00 2.692,30 42,6
1960 6.147,00 1.924,90 31,3
1961 7.075,00 2.187,90 39,8
1962 6.258,00 2.330,30 37,2
1963 6.590,00 1.975,90 29,9
1964 7.078,00 2.222,00 31,3

Fuente: Anuario Estadístico de Venezuela de 1955-56, Ministerio de Fomento, Caracas.


Evolución de los gastos del gobierno nacional, 1954-55, 1958-59. C.E.F.A. Ministerio de Hacienda.
Desarrollo Económico de Venezuela, Tomás E. Carrillo Batalla. Caracas, 1963.
Memorias e Informes Económicos. B.C.V. Varios años.
Ley de Presupuesto, 1954, Ministerio de Hacienda, Caracas.
Hasta 1953 comprende la construcción de carreteras, edificios, acueductos, cloacas, defensas,
puentes, navegación, aérea, ferrocarriles, obras portuarias y de riego. A partir de 1954 se tomaron
cifras presupuestarias correspondiente al rubro “gastos de capital”.

320
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 4
RELACIONES ENTRE EL GASTO PÚBLICO TOTAL Y LOS GASTOS PÚBLICOS
CORRIENTES Y DE CAPITAL
1917-1963 (MILLONES DE BOLÍVARES)

Años Gasto púb. Gastos púb. % de 2/1 Gast. públicos % de 4/1


Total de capital corrientes
-1 -2 -3 -4 -5

1917 58 17,3 12,6 50,7 87,4


1918 52,9 5,1 9,6 47,8 90,4
1919 58,2 8,7 14,9 49,5 85,1
1920 68,1 5,3 4,9 64,8 95,1
1921 102,7 15,9 15,5 86,8 84,5
1922 80,8 7,5 9,3 73,3 90,7
1923 72 8,6 11,9 63,4 88,1
1924 86,7 18,2 21 68,5 79
1925 115,5 34,4 29,8 81,1 70,2
1926 163,1 57,2 35,1 105,9 64,9
1927 178,8 21,5 12,0 157,3 88
1928 155,7 14,3 9,7 141,4 90,8
1929 244,7 15,6 6,4 229,1 93,6
1930 263,8 65,5 24,8 198,3 75,2
1931 260,9 19,9 7,6 241 92,4
1932 166,4 19,4 11,7 147 88,3
1933 161,9 18,3 11,3 143,6 88,7
1934 153,9 16,1 10,5 137,8 89,5
1935 178,9 19,1 10,7 159,8 89,3
1936 233,2 53,2 22,8 180 77,2
1937 285,3 66,7 23,4 218,6 76,6
1938 313,1 55,4 17,7 257,7 82,3
1939 361,4 64,3 17,8 297,1 82,2
1940 382,5 64,4 16,8 318,1 83,2
1941 347,3 43,6 12,6 303,7 87,4
1942 320,1 41,8 13,1 278,3 86,9
1943 306,6 51,1 16,7 255,5 83,3
1944 363,3 91,5 25,2 271,8 74,8
1945 487,7 109,2 21,2 384,5 78,8
1946 754,7 185 24,5 569,7 75,5
1947 1.065,30 242,1 22,7 833,2 77,3
1948 1.457,80 329,9 22,9 1.107,90 77,1
1949 1.945,90 385,7 19,8 1.560,20 80,2
1950 1.928,10 398,1 31,0 1.330,00 69
1951 2.156,30 732,5 33,9 1.433,40 66,1
1952 2.408,00 749,1 31,1 1.658,90 68,9
(continúa)

321
Cuentas Nacionales de Venezuela

(continuación)
Años Gasto púb. Gastos púb. % de 2/1 Gast. públicos % de 4/1
Total de capital corrientes

1953 2.534,00 672,20 26,5 1.861,80 73,5


1954 2.632,00 1.295,10 49,2 1.336,90 50,8
1955 2.992,00 1.386,50 46,3 1.605,50 53,7
1956 4.380,00 2.106,30 48,1 2.273,70 51,9
1957 5.405,00 3.607,70 66,7 1.797,30 35,5
1958 6.260,00 3.373,20 53,9 2.886,80 46,3
1959 6.313,00 2.692,30 42,6 3.620,70 57,4
1960 6.147,00 1.929,90 31,3 422,80 68,7
1961 7.075,00 2.817,90 39,8 4.257,30 60,2
1962 6.258,00 2.330,30 37,2 3.927,70 61,8
1963 6.590,00 1.975,90 29,9 4.614,10 70,1

Totales 74.126,80 28.415,80 38,3 45.711,0 61,7

Fuente: Cuadro Nº 3.

322
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 5
RELACIÓN ENTRE GASTO PÚBLICO DE CAPITAL E INGRESOS
FISCALES PETROLEROS
1917–1964
(MILLONES DE BOLÍVARES)

Años Gastos Ingresos Variación % de los ingresos


públicos fiscales petroleros sobre
de capital 1 petroleros 2 interanual los gastos de capital

1917 7,3 0,16 -7,14 2,2


1918 5,1 0,69 -4,41 11,9
1919 8,7 1,31 -6,69 15,1
1920 3,3 1,46 -1,84 44,2
1921 15,9 2,21 -13,69 13,9
1922 7,5 7,5 — 100
1923 8,6 3,78 -4,82 43,9
1924 18,2 5,91 -12,29 32,5
1925 34,4 20,87 -13,53 60,6
1926 57,2 17,88 -39,32 51,2
1927 21,5 21,43 -0,07 99,6
1928 14,3 46,19 31,89 323
1929 15,6 50,54 34,94 323,9
1930 65,5 47,33 18,17 72,2
1931 19,9 46,98 27,08 256
1932 19,4 45,15 25,75 232,7
1933 18,3 44,78 26,48 244,6
1934 16,1 52,05 35,95 323,2
1935 19,1 59,3 40,2 310,4
1936 53,2 63,61 10,41 119,6
1937 66,7 81,78 13,08 122,6
1938 55,4 118,61 63,21 214
1939 64,3 109,47 45,17 170,2
1940 64,4 97,71 33,31 151,7
1941 43,6 121,45 77,85 278,5
1942 41,8 87,75 45,95 209,9
1943 51,1 139,3 88,2 272,6
1944 91,5 269,39 177,89 294
1945 103,2 353,5 250,3 342,5
1946 425 489,01 64,01 115
1947 630,1 689,48 59,38 109,4
1948 849,7 1.158,10 308,4 136,3
1949 650,1 1.269,35 719,25 230,8
1950 431,2 901,06 469,86 208,9
1951 732,5 1.317,10 584,6 179,8
1952 749,1 1.475,82 726,72 197
1953 672,2 1.889,07 1.216,87 236,4
1954 1.295,20 1.497,90 202,7 115,7

(continúa)

323
Cuentas Nacionales de Venezuela

(continuación)

Años Gastos Ingresos Variación % de los ingresos


públicos fiscales petroleros sobre
de capital 1 petroleros 2 interanual los gastos de capital

1955 1.386,50 1.714,29 327,79 123,6


1956 2.106,30 3.108,31 1.002,01 147,6
1957 3.607,70 3.821,85 214,15 5,9
1958 3.373,20 2.713,01 -660,19 80,4
1959 2.692,30 3.255,02 532,72 119,7
1960 1.924,90 3.001,63 1.076,73 155.9
1961 2.817,90 3.236,10 418,2 114,8
1962 2.330,30 3.224,02 893,72 138,3
1963 1.975,90 3.597,95 1.622,05 182,1
1964 2.222,00 4.791,92 2.569,92 215,6

Fuente: Anuario Estadístico de 1955-56, Ministerio de Fomento, Caracas.


Evolución de los gastos del gobierno, 1954-55, 1958-59. CEFA. Ministerio de Hacienda, Caracas.
Desarrollo económico de Venezuela, Tomás E. Carrillo Batalla, Caracas, 1963.
Algunos aspectos de las actividades petroleras venezolanas y mundiales, 1964, y Apéndice Estadístico,
Ministerio de Minas e Hidrocarburos, Caracas, 1965.
Aspectos de la industria petrolera en Venezuela, Primer Congreso Venezolano de Petróleo, 1962.
Trabajo de la Sociedad Venezolana de Ingenieros de Petróleo.
La industria petrolera y sus obligaciones fiscales en Venezuela, anexo D. Cuadro D-5, Alirio Parra, Caracas,
1962.
Ley de Presupuesto, 1964, Ministerio de Hacienda, Caracas.
Introducción a las Finanzas Públicas, Tomás E. Carrillo Batalla. Caracas, 1961.
1 Hasta 1953 comprende la construcción de carreteras, edificios, acueductos, cloacas, defensas,
puentes, navegación, aéreas, ferrocarriles, obras portuarias y de riego. A partir de 1954 se
tomaron cifras presupuestarias correspondiente al rubro “gastos de capital”.
2 Los datos hasta 1938 fueron tomados del estudio: La industria petrolera y fiscal en Venezuela,
Anexo D. Cuadro D5, Alirio Parra.

324
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 6
RELACIÓN ENTRE LOS INGRESOS FISCALES PETROLEROS
Y EL VALOR DE LA PRODUCCIÓN PETROLERA
1917-1964
(MILLONES DE BOLÍVARES)

Años Ingresos Valor de la % de los ingresos


fiscales producción petroleros sobre el
petroleros 1 petrolera 2 valor de la producción

1917 0,16 0,78 20,5


1918 0,69 3,34 19,4
1919 1,31 3,49 37,5
1920 1,46 7,14 20,4
1921 2,21 9,8 22,5
1922 7,5 15,3 49
1923 3,78 33,28 11,4
1924 5,91 82,2 7,2
1925 20,87 186,27 11,2
1926 17,88 334,28 3,3
1927 21,43 338,42 6,3
1928 46,19 563,64 8,2
1929 50,54 829,25 6,1
1930 47,33 864,01 5,5
1931 46,98 568,05 8,3
1932 45,15 612,2 7,4
1933 44,78 284,3 15,7
1934 52,05 380,02 13,7
1935 59,3 428,07 13,8
1936 63,61 531,84 12
1937 81,78 589,05 13,7
1938 118,61 542,73 21,8
1939 109,47 507,33 21,5
1940 97,71 528,91 18,5
1941 121,45 684,72 17,7
1942 87,75 462,89 18,9
1943 139,3 569,32 24,5
1944 269,39 833,66 32,3
1945 353,5 1.056,11 33,5
1946 489,01 1.515,67 32,3
1947 689,48 2.394,00 28,8
1948 1.158,10 3.534,00 32,8
1949 1.269,35 3.124,00 40,6
1950 901,06 3.748,00 24
1951 1.317,10 4.405,00 29,9
1952 1.475,82 4.677,00 31,5
1953 1.589,07 4.892,00 32,5
1954 1.497,90 5.337,00 28,1
(continúa)

325
Cuentas Nacionales de Venezuela

(continuación)

Años Ingresos Valor de la % de los ingresos


fiscales producción petroleros sobre el
petroleros 1 petrolera 2 valor de la producción

1955 1.714,29 5.875,00 29,2


1956 3.108,31 6.829,00 45,5
1957 3.821,85 8.463,00 45,2
1958 2.713,01 7.662,00 35,4
1959 3.225,02 7.289,00 44,2
1960 3.001,63 7.287,00 41,2
1961 3.236,10 7.477,00 43,3
1962 3.224,02 7.915,00 40,7
1963 3.597,95 7.902,00 45,5
1964 4.791,92 11.062,00 43,3

FUENTE: Aspectos de la industria petrolera en Venezuela. Primer Congreso Venezolano de Petróleo.


La industria petrolera y sus obligaciones fiscales en Venezuela, anexo D. Cuadro D-5,
Alirio Parra, Caracas, 1962.
Algunos aspectos de las actividades petroleras venezolanas y mundiales, 1964, y
Apéndice Estadístico, Ministerio de Minas e Hidrocarburos, Caracas, 1965.
1. Los datos hasta 1938 fueron tomados del estudio La industria petrolera y sus obligaciones fiscales en
Venezuela, Anexo D, Cuadro D-5, doctor Alirio Parra.
2. Los datos hasta 1947 fueron tomados del estudio arriba citado.

326
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Subperíodo 1918-1919

327
Cuentas Nacionales de Venezuela

328
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Ámbito económico

El fin de la Primera Guerra Mundial representó la apertura al inicio de una


época de bonanza, después de las grandes dificultades que se habían experi-
mentado durante el curso de la conflagración; concretamente en Venezuela, se
puede apreciar por el examen de los cuadros estadísticos que las exportaciones
en el año 1917, en general, experimentaron una recuperación en su volumen y
en su valor global; en cuanto a las importaciones, hubo una baja sustancial en
ese mismo año, aun cuando se registró el fenómeno de aumento en los precios
de los artículos importados. Respecto al movimiento de los términos de inter-
cambio, el saldo es contrario a los intereses económicos de Venezuela.
En 1918 baja la exportación total de Venezuela, así como también el
valor global de la misma. Asimismo, la importación sigue bajando a menos
de la mitad en volumen y cantidad en peso, descendiendo también el mon-
to a pagar, aunque manteniendo siempre la situación de los términos de
intercambio, como en 1917, negativos en Venezuela.
En 1919 sí se nota un aumento en el volumen de las exportaciones. Así,
pues, vemos que en el 17 es de 245,3 millones de kg. En el 18 baja, como
se dijo anteriormente, a 218,4 millones y en el 19 sube a 254,5 millones,
para un pago por dichas exportaciones de Bs. 120 millones en el 17, de Bs.
102 millones en el 18 y de 258 millones de bolívares en el 19.
En cuanto a las importaciones, éstas bajaron de 113,3 millones de kg, en
el 16 a 92,0 en el 17, siguen bajando a 44,3 en el 18 y luego suben a 72,4
en el 19. El valor de dichas importaciones es, para el año 1916, de 110,3
millones de bolívares, en el 17 de 118,6 millones de bolívares, en el 18 de
79,9 millones de bolívares y en el 19 de 186,6 millones de bolívares.

329
Cuentas Nacionales de Venezuela

De modo pues que podemos apreciar, desde un punto de vista global,


que para el año 18, el movimiento de las exportaciones e importaciones no
sufrió un cambio sustancial, sino sólo una reducción en el volumen, lo cual
hace pensar que no se había restablecido la normalidad en ese año.
En cuanto a los principales productos de exportación, que eran los que
gobernaban tanto el ingreso per cápita de los venezolanos como el ingreso
global, y por tanto generaban prosperidad, depresión o estabilidad en la eco-
nomía, vemos que el café exportado sufre un descenso que va de 44,0 millo-
nes de kg en el año 17, a un costo de 42,7 millones de bolívares, a 39,9
millones de kg con un precio de 38,0 millones de bolívares en el 18, aun
cuando se recupera en el 19 al llegar a 81,5 millones de kg. A un costo de
151,4 millones de bolívares. Asimismo, podemos ver que el índice, de acuer-
do al Anuario Estadístico de 1938, sobre la evolución de las exportaciones de
café y tomando como base a 100,0 del año 13, viene bajando en los años de
la guerra, situándose en el 17 a 68,4 y en el 18 a 62,1, hasta que en el 19
experimenta una amplia recuperación que llega a 126,6.
Con respecto al cacao, su exportación para 1917 es de 20 millones de kg
a un costo de 24,2 millones de bolívares y con un índice de 112,0. En
1918 baja a 19,7 millones de kg a un precio de 19,7 millones de bolívares
y un índice de 110,4; en 1919 es de 19,8 millones de kg a un precio de 39
millones y un índice de 110,8. De esta forma, en el cacao se opera más bien
un aumento en el valor unitario del producto exportado, contrariamente a
lo ocurrido en el caso del café y de la mayor parte de las exportaciones
venezolanas.
El comportamiento de la exportación de cueros sigue la misma pauta del
café. En el año 17 se exportan 4,7 millones de kg bajando en el 18 a 2,2
millones y subiendo en el 19 a 7,1 millones. En cuanto al valor de la expor-
tación de dicho producto, vemos que en el 17 es de 13,2 millones de bolí-
vares, en el 18 baja enormemente a 4,6 millones y en el 19 se ubica en 25,8
millones. El índice correspondiente a cada uno de esos años es de 120,4 en
1917, de 58,1 en el 1918 y sube a 182,7 en el 19.
Las cifras señaladas revelan que en 1918, todavía seguían las restricciones
de la guerra, por cuanto hay un gran descenso en las exportaciones, y que la
verdadera recuperación del comercio exterior ocurre en 1919.
En relación a las exportaciones de ganado vacuno, éstas mantienen más o
menos el nivel en el año 1918 con respecto al 1917 y suben sustancialmen-
te en volumen y valor en 1919; esto queda demostrado al observar que el
índice para el año 1917 es de 57,2, en 1918 se sitúa con una levísima
recuperación en 58,7 y en 1919 sube sustancialmente a 86,5.

330
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Las exportaciones de madera bajan también en peso y valor en el 18 con


respecto a 1917 y aumentan en 1919, es decir, que según lo indica el
índice, de 31,7 en 1917 baja a 26,0 en el año 1918 y vuelve a subir en
1919 a 32,4.
Lo mismo sucede con la sarrapia, cuyo índice para el año 1917 es de 53,3,
baja enormemente a 1,5 en el 1918 y se recupera en 1919 al llegar a 14,2.
El oro, en cambio, desciende en volumen y precio en el año 1918 con
respecto a 1917, pero sigue descendiendo en 1919, aunque con una pe-
queña recuperación de su valor, con respecto a 1918, siendo en los años 20
cuando este producto comienza a recobrarse. Así tenemos que el índice en
1917 es de 237,1, en 1918 baja a 133,7 y sigue bajando en 1919 a 129,7.
Al igual que el oro, el dividive y el papelón también siguen una pauta
distinta de las demás exportaciones. El dividive más bien sube en el 18 con
respecto a 1917, y sigue subiendo significativamente en 1919. De esta
forma vemos que el índice se mueve desde 94,2 en el año 1917 hasta 131,3
en 1918 y luego a 164,6 en 1919. La panela o papelón también sube en los
años que se están considerando. Prácticamente en el año 1918 este produc-
to dobla su volumen con respecto a 1917, y, aun cuando en 1919 descien-
de un poco, siempre se mantiene en alto. En cuanto a su volumen de ingre-
so en bolívares, es decir, su valor, éste aumenta tanto en 1918 como en
1919. De esta manera, observaremos que el índice se mueve de 188,7 en
1917 a 274,9 en 1918 y después a 254,5 en 1919.
El dividive y el papelón fueron los productos que se incrementaron en el
comercio exterior durante la conflagración mundial y por ello es que expe-
rimentaron un comportamiento distinto al de los grandes renglones de la
exportación venezolana, encabezados por el café, el cual fue precisamente el
principal producto que se exportaba durante buena parte del siglo pasado y
las dos primeras décadas y media del presente siglo.
Analizando las cifras de las exportaciones venezolanas (no petroleras) po-
demos concluir que la recuperación de las mismas no se inicia en el año
1918 sino en 1919, y, por tanto, es este último año el que se caracteriza por
el aumento de los ingresos de los venezolanos y en el cual empieza a respi-
rarse una relativa prosperidad.
Los problemas económicos que se vislumbran en nuestro país por el fin
de la guerra, a partir de 1918 y que se siguen sintiendo en 1919, son
relativos a la atención, que empiezan a prestar los países comprometidos
en el conflicto, a las solicitudes de importación del comercio venezolano,
las cuales venían siendo demoradas y pospuestas con motivo de las dismi-
nución del tráfico marítimo transoceánico. Las naciones beligerantes, al

331
Cuentas Nacionales de Venezuela

verse libres del conflicto y al empezar a transformar sus industrias bélicas


en productores de bienes para época de paz, atendieron masivamente las
solicitudes acumuladas, lo que trajo como consecuencia problemas del
almacenamiento en el país, y los importadores debieron pagar una gran
cantidad de bolívares en muy corto tiempo y a un monto mucho mayor
de lo usual y de lo normal, dando lugar al financiamiento de esas opera-
ciones y a la necesidad de búsqueda y de creación de sitios para depósito
de la enorme cantidad de importaciones que llegaron al término de la
guerra.
Por su parte, la recuperación de las exportaciones no fue cosa inmediata
al término de la conflagración, sino que tomó cierto tiempo y vino a operar-
se en 1919, por lo tanto hubo un lapso que afectó el proceso del comercio
exterior de Venezuela; en todo caso se puede decir que el fin de la guerra
significó la reapertura de los mercados europeos y la consolidación de los
mercados norteamericanos para sus exportaciones, así como la reanudación
del abastecimiento de artículos y materiales que necesitábamos del exterior
para nuestra incipiente industria así como para el consumo final por parte
de la población.

Consecuencias sociales e ideológicas de la guerra y sus efectos en la legislación venezolana

Mundialmente la guerra tuvo consecuencias, políticas e ideológicas; qui-


zás, la más trascendental fue la organización de los estados socialistas en el
mundo a raíz del pronunciamiento de octubre de 1917 en la antigua Rusia
imperial. Los comunistas ascendieron al poder encabezados por Lenin, Trots-
ky, Kamenev, Zinoviev, Bujarin, etc., a raíz de la revolución, ello tuvo su
efecto en toda Europa, pues inmediatamente después del triunfo de los
soviéticos hubo pronunciamientos y movimientos en Hungría, Alemania y
otros países que se vieron sacudidos por esta vigorosa corriente ideológica y
política.
En Venezuela, el gobierno previó que a raíz de la Primera Guerra Mun-
dial vendría un movimiento inmigratorio importante, y, temiendo que la
corriente ideológica, política y social desencadenada en la Unión Soviética
pudiera llegar a playas venezolanas, procedió a discriminar a los extranjeros
que quisieran venir al país. El doctor Márquez Bustillos, en su mensaje al
Congreso dijo que en algunos sitios de Europa había aflorado el “azote de la
anarquía que... se agita en crispaduras monstruosas y tiende a supervivir
esparciendo sus gérmenes letales en la savia juvenil que, si no padecen la
tiranía del capital sobre el trabajo, ni los achaques del pauperismo, son más

332
Cuentas Nacionales, 1915-1935

susceptibles que las naciones adultas a confundir la libertad de la licencia...


agentes audaces de ese linaje de anarquismo andan por el mundo y ocurren
desde el engaño hasta el descaro en su proselitismo nefasto.209
Como secuela de la exposición anterior, el Presidente provisional propo-
ne ante el Congreso una ley de Residencia sobre admisión y expulsión de
extranjeros. Puede decirse que esta Ley de Residencia es el primer efecto legis-
lativo en Venezuela del triunfo de la revolución soviética en la antigua Rusia
de los zares.

Efectos sociales de la explotación extranjera en Venezuela

Thomas Rourke, dice que

...al concluir la guerra gentes de todas clases llegaron por montones. Los campos de
petróleo mexicanos habían pasado al agua salada, los Estados Unidos habían pasado
por el máximum de su período de perforación, y los trabajadores petroleros y los
desechos humanos que les siguieron fueron a dar a Maracaibo. Los salarios eran
altos y corría el dinero para favorecer los medios de vida al mismo tiempo, lo que dio
motivo a ciertas interrogaciones al respecto. Jugadores bien conocidos de Alaska y
de México abrieron grandes casas de juego. Había ruletas, faro, fichas y toda clase
de juegos de envite y de azar. Llegaron mujeres públicas de Panamá, de Londres, de
Nueva York, en competencia con el numeroso contingente de sus émulas locales, de
suyo en pleno florecimiento. En las lluviosas noches tropicales, podían verse chicas
francesas solicitando candidatos por calles enlodadas y sucias o yendo de un salón
de baile a otro.210

Lo que se desprende de lo transcrito anteriormente es que Venezuela se vio


envuelta en la locura derivada del dinero fácil del petróleo. Este rapto de
demencia trajo consigo una serie de consecuencias sumamente importantes
para la sociedad y para la economía. Desde el punto de vista social, por
ejemplo, la corrupción, que se derivó del carnaval de dinero circulante moti-
vado por la iniciación en escala comercial de las actividades petroleras en
Venezuela; la prostitución proliferó en torno a los campos petroleros, y no
fueron sólo las muchachas campesinas el pasto de estas llamas prendidas al
calor del dinero fácil obtenido de las actividades petroleras, sino que se recu-

209 “Mensaje presidencial de Márquez Bustillos al Congreso” del 30 de abril de 1919 en Mensajes
presidenciales, pp. 102-103, citado por Fuenmayor, Juan Bautista, ob. cit., t. I, p. 315.
210 Rourke, Thomas, ob. cit., p. 197.

333
Cuentas Nacionales de Venezuela

rrió a la importación de prostitutas procedentes de centros conocidos de Eu-


ropa y América dedicados a este oficio; por supuesto que el daño causado al
conglomerado campesino, a las clases humildes en Venezuela fue muy grande.
Rodolfo Quintero ha dedicado un libro y muchos otros trabajos para el
estudio de la cultura y la antropología del petróleo, donde examina las
consecuencias sociales derivadas de la actividad petrolera.
Lo más irritante es que los campos petroleros crearon un abismo entre la
zona donde se residenciaban los extranjeros, que vivían en cómodas casas y
realizaban una vida social en los clubes de las compañías, que eran una
especie de transplante a Venezuela del género de vida que ellos tenían en
sus propios países, y los alrededores de esos mismos campos, donde crecían
cinturones de miseria y proliferaban la prostitución, la promiscuidad, las
enfermedades venéreas, etc.
El gobierno debió tomar medidas desde el primer momento para prote-
ger a la sociedad venezolana, sobre todo a los sectores más pobres, es decir,
los campesinos, y los segmentos más humildes de la población urbana,
pero no lo hizo, y ello dio lugar a esta lacra que se fue formando en torno a
los campos petroleros, provocando gran daño a la sociedad venezolana.211

Programa de César Zumeta para enfrentar la crisis

En el Boletín del Archivo Histórico de Miraflores, el doctor Ramón J.


Velásquez inserta un importante trabajo de César Zumeta denominado
“Plan para la defensa de la economía de Venezuela”, el cual fue elaborado
por ese ex ministro de Relaciones Interiores del régimen de Juan Vicente
Gómez. Zumeta se encontraba en octubre de 1918 en Nueva York y su
plan fue remitido a dicho mandatario para su consideración. El historia-
dor Juan Bautista Fuenmayor utiliza este material y hace interesantes
observaciones al respecto. El plan Zumeta se refiere a la prohibición es-
tampada en el ordinal 2º del Artículo 22 de la Constitución del año
1914, sobre la concesión de establecer monopolios en el país. A este efec-
to, dice lo siguiente:

El capital extranjero, tan deseable y útil cuando entra por las vías francas de la
competencia y del crédito, abiertas como tuvo las encrucijadas de monopolio hasta
que, a instancias de usted las cerró el último constituyente. Entró por éstas en el
mayor número de casos y adquirió a precio ruin la mayor parte de patrimonio

211 Ver: Quintero, Rodolfo, Antropología y cultura del petróleo, Caracas, UCV.

334
Cuentas Nacionales, 1915-1935

nacional explotable, hoy visibles: vías y medios de comunicación y transporte urba-


no, ferroviarios y telefónico; servicios municipales de agua y luz; fuentes de produc-
tos naturales; de fuerza motriz, de arbitrios rentísticos y muchos más. Como adqui-
rió esto bajo el viejo régimen de privilegios otorgados por la nación en condiciones
desusadas o prohibidas en países cultos, quedó exento del pago de derechos adua-
neros, de impuestos públicos, de contribuciones municipales y hasta de remunera-
ción adecuada o siquiera apreciable al Tesoro”.
Las consecuencias, materiales entre las cuales no se cuenta la antipatriótica forma
de especulación y peculado con que vició a las esferas oficiales, ni las deudas y
humillaciones con que abrumó a la República, son: que lejos de contribuir al erario,
a las cajas distritales o al incremento de la riqueza pública, aquellas empresas privile-
giadas, sobre haber despojado de sus mejores fuentes de rentas y progreso al Munici-
pio, funcionaron como bombas de succión en la más ruinosa forma parasitaria cono-
cida, y ocasionaron un cuantioso egreso anual de oro, verdadero tributo de nuestras
fuerzas económicas y de la iniciativa industrial y mercantil por falta de aquellos
capitales de reserva y de fomento restados a diario de la circulación y a nuestra
riqueza.

Las medidas recomendadas por Zumeta, eran:

1º) Conservar y aumentar las reservas de oro y de productos nativos indis-


pensables a la vida industrial de cada país.

2º) Proveer el mercado interior con los frutos del propio suelo y la propia
industria.

3º) Combatir toda tendencia del capital extranjero a constituir tutela o a


predominar en cualquier ramo de la actividad nacional.

4º) Ensanchar su comercio de exportación y extender su influencia financiera.

Los varios Estados –continúa Zumeta– que durante estos tiempos anormales han
asumido funciones administrativas o reguladoras de servicios privados o semipúbli-
cos, se reservarán el gobierno de esos negocios mientras lo requiera el período de
organización y lo transmitirán a los nuevos organismos directores. En suma, el proceso
de fusión o absorción que han producido las gigantescas compañías, cuyo tipo más
conocido es el trust estadounidense y cuyo objeto es suprimir de grado o por fuerza,
toda competencia, hasta monopolizar determinado ramo de negocios y fijar a volun-

335
Cuentas Nacionales de Venezuela

tad, precios y tarifas, viene a ser despojado de sus caracteres rapaces o de presa, por el
medio necesario para defenderse cada Estado de la concurrencia de los demás.212

Parecía ignorar el doctor César Zumeta las inmensas concesiones petrolí-


feras otorgadas por Gómez desde el momento mismo en que subió al poder,
que colocaron todas las riquezas nacionales a merced de los trust norteame-
ricanos y británicos, convirtiéndolos en árbitros de nuestra política y mo-
deladores de nuestra manera de pensar, de nuestra cultura y de nuestras
costumbres.
Como era inevitable, Juan Vicente Gómez hizo caso omiso del famoso
Plan de defensa económica de Venezuela. Sus miras estaban puestas en otro
lado, y hacia allá había enfilado desde el comienzo sus pasos, sin vacilaciones.

El Plan Zumeta parecía más bien una advertencia a Gómez, de los peligros que
amenazaban la República a causa del petróleo. En forma indirecta, amistosa, de
buen colaborador, leal y sincero, ponía a Gómez en conocimiento de la naturaleza
del capital imperialista y del avasallamiento en que caería Venezuela. pero todo fue
en vano.213

William M. Sullivan, en una publicación de la Editorial Fundación John


Boulton hecha en 1976, dice lo siguiente sobre la inclinación monopólica
del general Gómez y sobre la relación de ésta con el “Plan para la defensa
económica de Venezuela” de César Zumeta:

La inclinación monopolista del dictador no se limitó a su codicia de tierras, a pesar


de haber condenado santurronamente al general Castro por las restricciones que
éste había impuesto al comercio, el general Gómez pronto asumió el control exclu-
sivo de las industrias del jabón, papel, algodón, leche, mantequilla y fósforos; se
convirtió en el único proveedor autorizado de carne para Puerto Cabello y otros
mercados urbanos, y era el accionista mayoritario de la Compañía Anónima Vene-
zolana de Navegación. Inclusive usurpó las acciones que poseía el general Castro en
el Ferrocarril del Táchira y en la Compañía del Lago de Maracaibo y Río Catatum-
bo. Sin embargo, el general Gómez no era el único beneficiado de los monopolios.214

212 Boletín del Archivo Histórico de Miraflores, Nos. 17-18, p. 283.


213 Fuenmayor, Juan Bautista. ob. cit., pp. 317-318.
214 Sullivan, William M. “Situación económica y política durante el período de Juan Vicente Gómez”
en Política y economía en Venezuela. Caracas, Editorial Fundación John Boulton, 1976, p. 266.

336
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Política y económicamente, en Venezuela, como puede verse en las dos


últimas citas, poco le interesaron a Gómez las observaciones antimonopo-
listas de César Zumeta; sin embargo, no deja de ser una ironía del ministro
hacia el dictador quien era el que ejercía grandes monopolios en el país,
siendo beneficiario de los mismos y habiendo autorizado a otros servidores
suyos para que se enriquecieran a la sombra de los grandes beneficios de los
monopolios que se extendieron por todo el territorio nacional. Por tanto, el
Plan Zumeta no sólo no iba a ser aplicado, sino que ni siquiera sería consi-
derado en vista de las razones antes señaladas.

Ámbito fiscal

El 1º de julio de 1918 entra en vigor la Ley Orgánica de la Hacienda


Nacional. Con este instrumento jurídico se consolida la obra del doctor Ro-
mán Cárdenas, en el sentido de darle una base moderna a la vida fiscal del
país.
Como habíamos señalado en anteriores estudios preliminares de esta misma
serie, con el advenimiento del ministro Cárdenas ya desde 1913, existe la pre-
ocupación de la administración gomecista de adecuar el manejo de las finanzas
públicas al momento histórico. Nuestro sistema fiscal arrastraba rémoras del
pasado colonial que lo hacían inoperante, como bien lo señala Melchor Cente-
no Grau en su obra Bosquejo histórico de la vida fiscal en Venezuela.

...desconfianza general y desorden en la administración habían traído a menos los


ingresos. La indisciplina y la introducción de elementos mal preparados minaban la
eficacia del personal fiscal, aun cuando hubiere aisladamente funcionarios probos y
expertos diseminados en las oficinas de recaudación y administración de los distin-
tos ramos de la hacienda. Ante el descenso cada vez más acentuado de los productos
y la desconfianza que inspiraban los procedimientos de muchos empleados, se había
apelado al triste recurso de los remates de ramos, suponiendo que el particular
interesado había de tener más acierto en la elección de sus agentes, más vigilancia y
mayor eficacia. Por descontado que en presencia de las estadísticas de recaudación
los rematadores no podían arriesgarse en ofrecer sumas considerablemente mayo-
res, sino que yendo sobre seguro, remataban el producto de los ramos a precios en
verdad irrisorios y realizaban a costa del erario enormes y fáciles ganancias.215

215 Centeno Grau, Melchor, Bosquejo histórico de la vida fiscal en Venezuela. Caracas, Tipografía
Vargas, 1924, p. XI.

337
Cuentas Nacionales de Venezuela

Obviamente se hacía imperativo reformas administrativas estructurales.


Pero el inicio de estas reformas coincidió con el conflictivo bélico europeo
(1914), en consecuencia

Nuestros puertos fueron quedando casi desiertos. De las banderas beligerantes unas
abandonaron del todo nuestros mares; otras espaciaron más aún sus visitas. El
comercio exterior languideció hasta convertirse en triste sombra de lo que había
sido. Debimos volvernos a nosotros mismos. Improvisar algunas industrias y antes
que importadores nos hicimos exportadores de muchos productos.216

De modo que era urgente sortear las dificultades causadas por la drástica
baja de la renta aduanera y consular, además de hacer frente a la deuda
externa comprometida en los protocolos de Washington.
Las reformas iniciadas tenían como objetivo elevar la cantidad de recur-
sos para el presupuesto anual del Estado, sin tener necesidad de crear ma-
yores impuestos, ni aumentar la renta aduanera, pues la elevación de ambos
gravámenes podría conducir a un desequilibrio de la economía nacional.
Estas reformas se dirigían hacia tres direcciones fundamentales, primero,
constituir un sistema organizativo dentro del Ministerio de Hacienda, ca-
paz de convertirlo en un instrumento que esté a la altura de la complejidad
de la empresa propuesta. En tal sentido, se creó la Dirección General de
Administración, cuya tarea reside en la coordinación, registro y estudio de
los aspectos relacionados con la práctica administrativa fiscal.
El segundo aspecto, se orientó en crear un cuerpo de legislación fiscal
que regulen el proceso administrativo; componen este cuerpo la

...Ley Orgánica de la Hacienda Nacional, esencia de los principios más avanzados


en la ciencia fiscal, adaptados a nuestro medio, la Ley de Crédito Público, que
sometió este ramo a un régimen de estricta regularidad, con el cual las operaciones
de mayor trascendencia para el crédito de la nación estarán siempre bajo la guarda
de la ley y podrán ser examinadas y juzgadas rectamente; la Ley de Aduanas, que
vino a modificar rígidas pautas del antiguo régimen aduanero y a introducir elemen-
tos renovadores, eficaces al más vasto desarrollo de nuestro comercio; las leyes que
rigen las Rentas de Licores, Cigarrillos, Estampillas y Salinas, que han permitido
fundar sólidamente la administración directa de esas rentas y su creciente auge; la
Ley de Impuesto de Papel Sellado Nacional, con la cual se incluyó en el novísimo
orden fiscal en este ramo que venía regido por una ley inadecuada para administrar-

216 Ibídem, p. XIII.

338
Cuentas Nacionales, 1915-1935

lo eficazmente y que no había sufrido modificaciones esenciales desde los primeros


tiempos de la República y la Ley del Impuesto sobre Sucesiones y otros ramos de la
renta nacional.217

Un tercer aspecto se vincula a la creación de la Dirección del Tesoro


Nacional constituida por cuatro servicios: el de Recaudación y Centraliza-
ción de la Renta, el de Gerencia de la Renta, el de Ordenación de Pagos y el
de Contabilidad.

Nuestro servicio de tesorería es igual en su estructura al de los países más adelanta-


dos. Todos los ingresos se consideran reunidos para formar la masa común del
tesoro, en la oficina central y única del gobierno llamada Tesorería Nacional...218

Todas estas reformas fueron saludables para nuestras finanzas públicas;


como bien se puede evidenciar en el cuadro comparativo del presupuesto
nacional desde el mismo año 1914.

Años Sumas Gastos Aumento del gasto


del presupuesto efectivo en relación con las sumas
Bs. Bs. presupuestadas (Bs.)

1914-15 38.035.050 44.830.054,91 6.795.004,91


1915-16 39.594.500 57.930.228,17 18.335.728,17
1916-17 44.180.000 58.043.627,29 13.863.627,29
1917-18 44.120.000 52.948.924,48 8.828.924,48

Fuente: Memoria de Hacienda, 1919.

Igualmente se puede evidenciar cambios en la estructura de la renta pública


recaudada en los años 1918 y 1919 con monto de 50.171.534 bolívares y
73.653.713 bolívares, respectivamente, acusándose un aumento de
23.482.178 bolívares para el año 1919 y una superación de la renta inter-
na en comparación con la renta aduanera y consular en estos años, como se
observa en el siguiente cuadro:

217 Memoria de Hacienda, 1919. Exposición de motivos del ministro Román Cárdenas.
218 Centeno Grau, Melchor, ob. cit., p. 13.

339
Cuentas Nacionales de Venezuela

Rentas 1918 (Bs.) 1919 (Bs.) Más en 1919 (Bs.)

Renta Aduanera
y Consular 20.635.771,98 35.396.345,81 14.670.573,83
Renta de Licores 7.351.639,50 8.943.891,04 1.592.251,54
Renta de Cigarrillos 6.735.327,89 9.852.112,70 3.116.784,81
Renta de Salinas 6.641.300,45 7.233.619,05 592.318,60
Renta de Estampillas 4.253.661,85 6.895.322,50 2.641.660,65
Diversos Ramos 4.553.832,41 5.422.421,90 868.589,49

50.171.534,08 73.653.713,00 23.482.178,92

Fuente: Memoria de Hacienda, 1920.

A partir del año 1919, la importación recobra su magnitud lo cual hace


duplicar los derechos de aduanas; la exportación se conduce de tal forma
que alcanza altos precios en el mercado internacional; se disminuyó el tipo
de interés; se abrieron nuevos bancos y comercios. Este conjunto de hechos
son el efecto de los siguientes factores:

1) El fin de la Primera Guerra Mundial, que trajo consigo el restableci-


miento del comercio exterior.
2) El inicio de la explotación y exportación comercial del petróleo, lo
cual empezó a oxigenar todas las demás actividades nacionales.
3) La reforma Cárdenas, que encontró en el fin de la guerra una mejor
perspectiva, para cuajar y obtener aún mayores frutos que los previamente
alcanzados.

Vida fiscal, 1918-1919

Diez documentos conforman en su totalidad la opinión oficial del go-


bierno del general Juan Vicente Gómez en el área de hacienda pública para
los años 1918-1919, en los cuales se lleva a cabo un importante adelanto
en cuanto a la modernización de todo lo concerniente a política fiscal, todo
ello dirigido por el ministro de Hacienda, quien para ese momento era el
doctor Román Cárdenas.

Exposición de Motivos del ministro de Hacienda dirigida al Congreso Nacional, al presentar


la Memoria del Ministerio en el año 1918
Este documento consta de dos separatas perfectamente diferenciales: una
nos da una idea bastante clara del panorama vivido entre 1916-1919 acerca

340
Cuentas Nacionales, 1915-1935

de la depresión fiscal que sufrió el país como consecuencia de la disminu-


ción de la renta aduanera en un 40 por ciento motivado por causas exter-
nas. “Este descenso se debió a las medidas restrictivas que a causa de su
participación en el conflicto tomó el gobierno de los EE UU de América
respecto a su comercio internacional”. Aclarando todas las consecuencias a
las cuales lleva esta coyuntura internacional, entre ellas la reestructuración
del presupuesto nacional, también se encuentran todos los puntos referen-
tes al plan de renovación del organismo fiscal y de la hacienda pública.

Informe de la Dirección General de Administración


Este documento sigue la línea trazada para la búsqueda de la moderniza-
ción del Ministerio de Hacienda Nacional.
Sobresalen en este informe:

1) El documento de la sección venezolana de la Alta Comisión Interna-


cional, dirigida por el ciudadano ministro y asesorada directamente por el
señor Mc Adoo, secretario del Tesoro de los Estados Unidos y en el cual se
discuten asuntos referentes a áreas económicas específicas, tales como el
Proyecto de Tratado sobre un Fondo Internacional de Oro en Custodia, la
legislación sobre documentos negociados, y el arbitraje sobre controversias
mercantiles, derechos de autor y patentes (con respecto a esta comisión, en
sucesivos documentos de este mismo tomo, se encontrará el seguimiento
sobre su actuación en nuestro país).

2) Otro punto de importancia es referido a la guerra europea, en donde un


comunicado del administrador del puerto de La Guaira, presenta aspectos acer-
ca de la posición oficial de Venezuela, de neutralidad, en torno a dicho conflic-
to, así como también el temor de nuestras autoridades por la presencia en ese
puerto de barcos mercantes armados provenientes de los países beligerantes.

Informe de la Dirección de Aduanas


Este documento nos presenta una relación detallada de este despacho
sobre tópicos tales como: el incumplimiento de la normativa legal por parte
de los importadores, cancelación de derechos de importación, litigios en
tribunales de hacienda, datos sobre exportación, etc.

Informe de la Dirección de la Renta Interna


Para efectos de estadística sobre las rentas nacionales en el período en
cuestión encontramos: renta de estampillas, cigarrillos, licores, papel sella-

341
Cuentas Nacionales de Venezuela

do nacional, derechos sobre sucesiones, derechos de registro y demás ramos


de las rentas internas adscritos al Ministerio de Hacienda, con excepción de
la renta de salinas.

Informe de la Administración General de la Renta de Estampillas


No solamente es un informe sobre datos superfluos, sino que da fe del
grado de organización que logró imprimirle Román Cárdenas al Ministerio
de Hacienda durante su administración.

Exposición de Motivos del ministro de Hacienda, ante el Congreso Nacional, al presentar


la Memoria en 1919
El balance sobre la reforma de Hacienda Pública comprende desde 1914
hasta 1919. “Dedico el despacho, los primeros meses del año, a finalizar los
proyectos de leyes que recomendaba el Congreso de 1918, las cuales, ajus-
tadas a las ideas expuestas, vinieron a constituir, junto con las leyes que
desde 1915 iniciaron el nuevo cuerpo de leyes de Hacienda, un todo ho-
mogéneo, cuyas diversas partes han sido elaboradas a la luz de unos mismos
principios desarrollados con estricta lógica y escogidos con el fin invariable
de dar eficaz y sólida unidad a nuestra legislación fiscal.
Llevadas a cabo las respectivas leyes, el siguiente paso es reglamentar su
viabilidad, organizar la contabilidad fiscal “y por último la preparación cua-
litativa del personal que ha de hacer efectivo dicho proyecto, pues de él
depende el éxito o el fracaso”.
¿Cómo llevar a cabo esta administración, que en tiempo de crisis no
afecte la economía general de la nación?
“Con sereno criterio desechó el gobierno los planes ilusorios y adoptó la
fórmula más sencilla y natural, que fue la organización del presupuesto
sobre la base de los recursos con que se podría contar manteniendo, así,
inalterables los gastos del crédito público.
Pero este plan de economías no tenía por objeto dar vida precaria a la
hacienda y dejar que vegetaran las más importantes ramas de la administra-
ción pública (...) y así, manteniendo una prudente correlación entre las
variaciones de la renta y los gastos efectivos, se pudo gastar en la mayor
actividad de los servicios públicos y en el fomento del país una cantidad
superior siempre en millones a la presupuestada”.

Informe de la Dirección de Aduanas


Los informes de aduanas son el termómetro representativo de la activi-
dad en materia de hacienda que se estaba llevando a cabo en el país. En

342
Cuentas Nacionales, 1915-1935

cada uno de estos informes se encuentran, de manera detallada, todos los


movimientos concernientes a importación, reimportación (dato curioso, pues
muchos productos deben ser devueltos por falta de mercado, como conse-
cuencia de la crisis derivada de la guerra europea) y exportación, así como
los informes referentes a los servicios de salinas, timbres y sucesiones y lico-
res, y las rentas de cigarrillos, estampillas, papel sellado nacional y circula-
ción monetaria y acuñación de monedas.

Informe de la Dirección de Crédito Público


Este documento se refiere específicamente al movimiento que han teni-
do durante el año civil de 1919 las diversas deudas relacionadas al crédito
externo e interno, es decir, Deuda Nacional Interna y Crédito Exterior.
Según el presente informe encontramos que las relaciones de créditos
externos de Venezuela con Alemania se llevaron a cabo por medio de los
Sres. H.L. Boulton & Cía., con Londres, por medio del Consejo de Tenedo-
res de Bonos Extranjeros de Londres (señor Lippmann Rosenthal & Cía.,
de Amsterdam); y con Francia, directamente con su legación en Venezuela.

Informe de la Contaduría General de Hacienda. Sala de Centralización


La siguiente cita refiere, en resumidas cuentas, la finalidad de este infor-
me: “... fue el trabajo más importante de esta oficina en el año, la edición
del libro Instrucciones y Modelos para la Contabilidad Fiscal, publicado por
Resolución de 28 de octubre de 1919, y en el cual se sancionan las refor-
mas de nuestra contabilidad fiscal que hasta el año 1914 tenía por norma
las reglas iniciadas por Juan Bautista Vidal en 1866, mejoradas y ampliadas
en el Reglamento de Contabilidad, elaboradas por el mismo Vidal y que
Guzmán Blanco decretó el 28 de febrero de 1873”.

Informe de Aduanas
Estos informes sobre la administración de aduanas de los puertos de La
Guaira, Puerto Cabello, Ciudad Bolívar, Puerto Sucre y Maracaibo, nos
presentan una serie de cuadros estadísticos que nos ilustran los aportes de
las mismas a las finanzas públicas, aparte éste que era fundamental para el
momento histórico que se vivía en todo el mundo.

343
Anexo estadístico
Cuentas Nacionales de Venezuela

346
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 1
COMERCIO EXTERIOR DE VENEZUELA, 1917-1920
(MILLONES DE BOLÍVARES)

Años Importación Exportación Exportación total


sin petróleo

1917 119 2,1 120


1918 80 2,6 103
1919 186 2,6 259
1920 315 3,3 171

Fuente: Anuario Estadístico de Venezuela, 1955-1956.


Ministerio de Fomento, Caracas.

PRINCIPALES EXPORTACIONES DESDE 1913-1919

CUADRO Nº 2

Café

Años Cantidad kg Valor Bs. Índice

1913 64.417.885 83.920.501 100,0


1914 55.043.909 63.958.085 85,4
1915 62.581.398 60.868.907 97,1
1916 50.813.527 54.676.387 78,9
1917 44.080.203 42.779.722 68,4
1918 39.987.041 38.568.176 62,1
1919 81.552.189 151.428.568 126,6

CUADRO Nº 3

Cacao

Años Cantidad kg Valor Bs. Índice

1913 17.896.977 25.154.061 100.0


1914 16.886.527 20.301.831 94,4
1915 18.280.983 25.077.146 102,1
1916 15.182.649 22.043.489 84,8
1917 20.044.153 24.290.825 112,0
1918 19.762.179 19.798.054 110,4
1919 19.833.945 39.056.569 110,8

347
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº 4
Balatá

Años Cantidad kg Valor Bs. Índice

1913 2.219.045 10.532.993 100,0


1914 893.886 3.619.811 40,0
1915 1.026.681 4.089.762 46,2
1916 626.265 2.936.696 28,2
1917 1.172.030 6.641.839 52,8
1918 1.243.082 6.801.556 56,0
1919 1.119.605 6.504.484 50,4

CUADRO Nº 5

Cueros de chivo y cueros de res

Años Cantidad kg Valor Bs. Índice

1913 3.909.911 9.195.409 100,0


1914 3.913.699 9.081.926 100,1
1915 4.198.412 9.854.217 107,4
1916 4.291.471 11.582.313 109,8
1917 4.709.061 13.224.969 120,4
1918 2.270.737 4.603.858 58,1
1919 7.141.595 25.818.643 182,7

Fuente: Anuario Estadístico de Venezuela, 1938.

348
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Subperíodo 1920-1921

349
Cuentas Nacionales de Venezuela

350
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Reafirmación del impacto petrolero en la época de transición

No obstante que la actividad petrolera se concretó a la extracción de una


materia prima para la exportación, así como lo eran los productos agrícolas
de la época anterior, la de la economía venezolana. a) Por una parte, la
cantidad de trabajadores empleados por la industria petrolera, en su proce-
so de extracción, transporte y exportación, era relativamente pequeña. En
las actividades del cultivo del café, cacao, caña de azúcar, etc., así como el de
la cría, ello tuvo una influencia muy importante para el mantenimiento de
la actividad productiva de grandes sectores de la población. b) El otro fac-
tor principal es el café, que, por cultivarse en laderas tropicales, no consti-
tuía una actividad que se prestase a ser mecanizada y por tanto a ser incor-
porada en ella una tecnología de capital intensivo que aumentara funda-
mentalmente la productividad y que modernizase la explotación. c) En los
mismos otros cultivos que se practicaban en zonas planas, como el cacao y
la caña de azúcar, el avance tecnológico y la incorporación de prácticas que
arrojaran una mayor productividad no se habían verificado en Venezuela.
Ha tomado muchos años el mejoramiento de los procedimientos del culti-
vo de la caña de azúcar en el país, aún los mismos métodos que habían sido
tradicionales, desde el siglo pasado, en el cultivo de dicho producto. Sergio
Aranda afirma que en Venezuela la competencia que hacían estos productos
agrícolas en el mercado internacional a los mismos renglones rurales proce-
dentes de otros continentes aún más atrasados que nosotros, facilitó y esti-
muló la opción de forma precapitalista en las relaciones de producción.
Estas implicaron bajos niveles de vida, escaso desarrollo de la productivi-
dad, cultivos extensivos, lenta monetarización de la economía y escaso desa-

351
Cuentas Nacionales de Venezuela

rrollo del mercado interno. La conclusión que extrae el mencionado econo-


mista es que la tasa de crecimiento, la tasa de acumulación y de desarrollo
de la economía tenía que ser necesariamente muy baja.*
Hay que agregar a las consideraciones de Aranda, en cuanto al atraso de
la agricultura venezolana y en general de nuestra economía, lo siguiente: las
guerras civiles que azotaron al país durante buena parte del siglo pasado, en
especial en su segunda mitad. Esto se vino a complicar con la generaliza-
ción del paludismo en las zonas planas, especialmente en el llano venezola-
no. Esta circunstancia arruinó e hizo prácticamente imposible el desenvol-
vimiento económico y el progreso de vastas regiones del país, al punto que
puede decirse que gran parte de Venezuela era territorio nacional teórico,
por cuanto las antiguas poblaciones que florecieron en la colonia, en años
posteriores a la independencia languidecieron por la destrucción causada
por las guerras civiles y posteriormente por las fiebres palúdicas –que hizo
huir a la gente de estas regiones hacia tierras más altas y más sanas– donde
la vida no estaba sujeta al azar y contagio y donde los medios de combatir la
enfermedad eran muy escasos en aquellos tiempos. Grandes ciudades que
compitieron en belleza con Caracas, como Barinas, Guanare y otros pue-
blos más de la zona plana del país, quedan convertidas en cementerios. Un
país arrasado por la epidemia de paludismo y destruido por las guerras
civiles experimentó un factor más de atraso y estancamiento en su desenvol-
vimiento económico.
Aunque estamos de acuerdo con las observaciones de Aranda, creemos
que el caso venezolano se agravó aún más por las circunstancias que acaba-
mos de señalar.

La crisis coyuntural

A mediados de 1920, se hace sentir en Venezuela una crisis económica


que había sacudido a Europa y los Estados Unidos. En 1919 las exportacio-
nes habían aumentado tanto en volumen como en dinero, mientras que en
el año 1920 disminuyen de 254, 5 millones de kg, a 212,3 millones de kg,
y en dinero de 258,6 millones a 170 millones de bolívares. Por su parte, las
importaciones se comportaron de la siguiente forma:

* Ver Aranda, Sergio, La economía venezolana, (una interpretación de su modo de funcionamien-


to), México, Editorial Siglo XXI, 1978, p. 41.

352
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Tenemos, en primer lugar, que las importaciones habían subido de 44,3


millones de kg, en el 18, con un costo de 79,9 millones de bolívares a 72,4
millones de kg, en el 19, por la suma de 186 millones de bolívares.
Para 1920, se había producido una reducción en volumen y en el valor
de las exportaciones totales, se generó en un aumento bastante importante
en las importaciones al situarse el volumen en 124,3 millones de kilogra-
mos y en 315,1 millones de bolívares su valor.
En el año 1921 hay un vertical aumento en el volumen de las exportacio-
nes, el cual llega a 338,4 millones de kg, no siendo así en el caso del valor
de las mismas, que drásticamente baja a 133,5 millones de bolívares. Por su
parte, las importaciones bajaron de 124,3 a 72,9 millones de kg y de 315,1
a 95,5 millones de bolívares. Como puede verse, lo que ocurrió en aquel
momento fue un movimiento en contra de Venezuela en los términos de
intercambio, pues nuestras exportaciones bajaron de precio sustancialmen-
te. Aunque en las importaciones también se nota una baja en el precio
unitario, sin embargo, en el año anterior o sea el año 1920, se registró un
aumento sumamente elevado en el volumen y en el valor, siendo éste, en
aquella oportunidad, de 2,5 bolívares por cada kg importado aproximada-
mente, precio que baja sustancialmente en lo que se refiere a la compara-
ción del volumen y del pago a efectuar por las importaciones en el año
1921; este último desarrollo, relativo al precio de las importaciones, tiene
que ver con la crisis económica que ha estado ocurriendo en los países de lo
cuales nosotros importábamos los artículos para nuestra economía y nues-
tro consumo. A pesar de que hubo también una baja en el precio de las
importaciones, el efecto adverso sobre la economía venezolana fue mucho
mayor, por cuanto la cantidad en que bajó el precio de nuestra exportación
fue más grande que la experimentada por el precio de las importaciones.
Al recurrir a los números índices, tomando como base a 100 del año
1913, éstos nos indican que la exportación de café se habían situado en
126,6 en 1919, baja en 1920 a 51,9 y en el 21 se recupera al llegar al 85,9
y en el 22 se mantiene en 80,9. En cambio, el cacao en el año 1919 se sitúa
en 110,8 en el 20 baja a 98,3 y en 1921 sube a 122,4. De esta manera, se
ve que el cacao fue mucho menos afectado por la crisis que el café, pero, en
todo caso, este último tenía un peso mucho mayor que el del cacao en
nuestras exportaciones agrícolas de esa época.
Asimismo, cabe mencionar a otros productos, tales como el dividive,
cuyo índice en el año 19 había llegado a 164,6 bajando en el 20 a 79,9 y en
el 21 a 60,5. El ganado vacuno, que en el año 19 había llegado a 86,5 sube
a 113,8 en el 20, pero baja a 83,0 en el 21 e incluso se ubica en 75,1 en

353
Cuentas Nacionales de Venezuela

1922. Las maderas se situaron en 32,4 en el 19, luego suben a 73,6 en el


20 y bajan a 57,3 en el 21. El papelón, que se ubica en 254,5 en el año 19,
sube en 1920 a 280,0 y en el 21 baja a 103,6. La sarrapia se sitúa en 14,2
en el 19, sube a 53,8 en el 20 y baja a 11,0 en el año 21. Finalmente, el
balatá, que ubicado en 50,4 en 1919 sube a 63,6 en el 20 pero baja a 44,1
en el 21. Como se puede observar, todos los indicadores señalan que Vene-
zuela experimentó una crisis de vastas proporciones a partir de la segunda
mitad del año 1920 y en todo el año 1921. Esto se refleja en una cita que
hace el historiador Fuenmayor de la Memoria de Hacienda del año 1921
que se llevaba al Congreso en ese mismo año, correspondiente al año fiscal
1920:

... los precios del café, cacao, los cueros y demás productos nuestros empezaron a
bajar rápidamente y su demanda fue escasísima, al mismo tiempo que los centros
productores de Europa y Estados Unidos, despacharon para Venezuela todos los
pedidos que habían rehusado cumplir durante la guerra y los que les hicieron al
firmar el armisticio, el comercio venezolano tuvo entonces que apretar depósitos
para almacenar la gran cantidad de mercancías que lo esperaba y buscar fondos para
pagar derechos de aduanas y giros para el extranjero.219

Otra cita que hace Fuenmayor, procedente de la misma Memoria, es la


siguiente:

... en la situación mercantil ese año llegó a predominar el comercio de los Estados
Unidos, porque de allí vino la mitad de la importación y ellos nos compraron parte
menor de nuestra exportación, ocasionando desde luego el alza fabulosa del dólar y
la depreciación de las demás monedas, pues, los Estados Unidos, además de ser hoy
acreedor de Europa lo son de nuestro comercio, han llegado a ser también los
liquidadores de nuestros negocios bancarios y tal vez de los de toda la América
española.220

La baja en el contravalor de las exportaciones cafeteras que se manifiesta


en los años 20 con respecto a 1919, que fue bastante drástica porque bajó
de 126,6 a 51,9, se recupera en 1921 al llegar el índice a 85,9, situándose
luego en el 22 en 80,9. En todo caso, en cuanto al contravalor, que se sitúa
en 151,4 millones de bolívares en el año 1919, este baja a 65,7 millones el

219 Fuenmayor, Juan Bautista, ob. cit., p. 319.


220 Fuenmayor, Juan Bautista, ob. cit., p. 320.

354
Cuentas Nacionales, 1915-1935

año 20, se sitúa en 64,4 millones en el 21 y llega a 69,6 millones en 1922;


como se puede ver, la fluctuación fue bastante acentuada. En materia de
exportación de cueros, en 1919 el valor de la misma fue de 25,8 millones,
el 20 bajó a 11,6 y en 1921 desciende, aún más, a 3,4 millones de bolíva-
res. En cuanto al balatá, éste se ubica en 1919 en 6,5 millones de bolívares,
en 1920 en 8,6 en 1921 baja a 5,2 y aún sigue bajando en el 22 a 4,4,
siendo en 1923 cuando se recupera al llegar a 8 millones de bolívares. El
valor del ganado alcanzó 2,6 millones de bolívares en su exportación del
año 1919, sube a 4,8 en 1920, baja a 2,9 en el 21 y en el año 22 a 2,5.
Como se puede apreciar, fue una crisis bastante pronunciada la que afec-
tó la economía venezolana. Como era de esperarse de los ingresos públicos,
la renta aduanera tuvo que bajar drásticamente en los años de la crisis y, de
no haber existido el petróleo como nueva fuente de ingreso, la situación
habría sido sumamente estrecha para el Estado venezolano; pero el petróleo
reforzó las variables fiscales especialmente los ingresos, y más bien los volú-
menes generales de ingresos se comportaron en una forma satisfactoria.

Vida fiscal 1920–1921

El 26 de junio de 1920 fue sancionada por el Congreso Nacional la Ley


de Servicio Consular. Con este instrumento jurídico se vincula la renta con-
sular al nuevo régimen de las rentas nacionales, adoptando así el moderno
sistema de recaudación. Este método moderno exceptúa las rentas proce-
dentes de Telégrafos Nacionales que operan con el mismo sistema arcaico
de recaudación por vía de oficina administradora.
La suma a que alcanza la renta consular más la renta originada por los
impuestos de aduana revelan un aumento sustancial si se compara con la
del año 1918. Una vez allanada la dificultad en el comercio internacional
generado por la conflagración mundial se experimentó un nuevo incremen-
to del intercambio en las naciones europeas y los Estados Unidos, como
bien puede observarse en el siguiente cuadro que refleja la importación.

355
Cuentas Nacionales de Venezuela

IMPORTACIÓN

En el año de 1919 Bs. 131,578.152,41


En el año 1920

De los Estados Unidos Bs. 152.313.228,66

De los demás países 156.438.735,28 308.751.963,91

Aumento de la importación en 1920 177.171.811,53

Fuente: Memoria de Hacienda, 1921.

El monto recaudado de la renta aduanera consular, en el año 1920 alcan-


za la suma de 64.491.135 bolívares, superior a la suma de la renta interna
que se situó en 40.396.194 bolívares.
Paralelamente a la organización de esta renta, se eleva el nivel administra-
tivo de la Tesorería.
“Por contrato celebrado el 7 de junio de 1920 entre el Gobierno Nacio-
nal y el Banco de Venezuela, este instituto quedó constituido en Banco
Auxiliar y Agente de la Tesorería Nacional, bajo las siguientes estipulacio-
nes principales: el banco efectúa las operaciones de recepción de fondos y
de pagos por cuenta del gobierno, centralizándolas en una cuenta llamada
Gobierno Nacional, que se lleva en un departamento destinado exclusiva-
mente a este objeto; el ministro de Hacienda puede enviar al banco un em-
pleado de la Contaduría General para que examine los libros, documentos y
registros de aquella contabilidad y haga las observaciones necesarias; el banco
pasa diariamente al ministerio una relación provisional de los ingresos, egre-
sos y existencias de fondos nacionales, quincenalmente las relaciones de in-
gresos y egresos correspondientes a cada oficina, expresando en ellas los ramos
de productos y de gastos y los días en que se efectuaron las operaciones; y
sesenta días después de la expiración de cada mes, el estado mensual de la
cuenta con el Gobierno Nacional; los ingresos y egresos en el exterior se co-
munican al ministerio por relaciones mensuales que especifican el lugar, la
fecha, la persona que entregó o recibió sumas por cuenta del Gobierno
Nacional, la cantidad en moneda extranjera, el cambio del día, las equiva-
lencias en bolívares, el número y fecha de la orden de pago y los departa-
mentos del ejecutivo a que corresponden las erogaciones. El banco tiene el
deber de procurar la regularización de la circulación monetaria en el país
conforme el sistema del patrón de oro, y, al efecto, comunica al Ministerio
las observaciones que cree oportunas y le propone los medios que juzga

356
Cuentas Nacionales, 1915-1935

convenientes. Goza el banco, en virtud del servicio fiscal que presta, de las
franquicias y prerrogativas necesarias para el mejor cumplimiento de su
cometido, y por el carácter oficial de que está investido, rigen respecto de
sus miembros, acciones y funcionamiento, disposiciones especiales”.221
El repunte del año fiscal de 1920 contrasta con el del año 1921, período
en donde la depresión mundial se siente en nuestra economía y consecuen-
cialmente se observa un movimiento comercial descendente. “En Venezue-
la se hace sentir la crisis americana de los años 1921 y 1922; al igual que las
restricciones impuestas con los países europeos para las mercancías venezo-
lanas. Disminuyen las recaudaciones por renta aduanera y es apenas en
1925 cuando alcanzan niveles superiores a los registrados en 1919. Su im-
portancia porcentual baja hasta el 41 por ciento de los ingresos fiscales
ordinarios en 1921 y es del 52 por ciento en 1924, años en el cual se
registran ingresos fiscales internos en el financiamiento del presupuesto
aumenta hasta el 46 por ciento en 1922, y la regresividad del sistema tri-
butario expresada por la importancia relativa de los impuestos indirectos se
evidencia similar a la de comienzo de siglo, pues apenas ha disminuido
hasta el 87 por ciento en 1924. Son años de utilización de las reservas del
tesoro para financiar una política deficitaria de gastos, bajando la existencia
de tesorería hasta los Bs. 35 millones para fines de 1922.222
En el año se asiste a un déficit. “Los ingresos fueron en el orden de
65.305.897 bolívares, y los egresos de 107.117.079 bolívares, reflejando
una deficiencia de 36.811.182 bolívares, monto soportado por el Fondo de
Reserva del Tesoro.

Las memorias y otros documentos en los años 1920-1921

Son siete los que conforman la totalidad de los documentos más impor-
tantes de este volumen.

Exposición de Motivos que dirige al Congreso Nacional el ciudadano ministro de Hacienda


en el año 1920.

Este documento expresa, desde un principio, el movimiento de las fi-

221 Centeno Grau, Melchor. Bosquejo histórico de la vida fiscal de Venezuela, Tipografía Vargas.
Caracas, 1924, p. 14-15.
222 Pulido Mora, Iván-Durán, Rafael. “Finanzas Públicas” en Venezuela en el Siglo XX. El Nacional,
Caracas, 3 de agosto de 1979, Cuerpo 4.

357
Cuentas Nacionales de Venezuela

nanzas públicas y del Tesoro Nacional, demostrada en estadísticas que nos


revelan el incremento de la renta global, sobre el cual oscilará toda la retó-
rica de los documentos oficiales que contiene este volumen;... “el total de la
Renta Pública recaudado en el año de 1919 fue de 78.953.713 bolívares, y
en el año de 1918 fue de 50.171.534,08 bolívares, es decir, aumentó
28.782.178,92 bolívares.
Si de esta suma se sustrae el ingreso accidental de 5.300.000 bolívares
por acuñación de plata, que en el año 1919 aumentó los fondos del Tesoro
en un producto líquido de 1.660.115,88 bolívares, el aumento de
23.482.178,92 bolívares se reparte entre las diversas rentas como sigue:

Rentas 1918 1919 Superávit en 1919

Renta aduanera
y consular Bs. 20.635.771,98 Bs. 35.306.345,81 Bs.14.670.573,83
Renta de licores 7.351.639,50 8.943.891,04 1.592.251,54
Renta de cigarrillos 6.735.327,89 9.852.112,70 3.116.784,81
Renta de salinas 6.641.300,45 7.233.619,05 592.318,60
Renta de estampillas 4.553.832,41 6.895.322,50 2.641.660,65
Diversos ramos 4.553.832,41 5.422.421,90 868.589,49

Bs. 50.171.534,08 Bs. 73.653.713 Bs. 23.482.178,92

También hay que tomar en cuenta la Ley Orgánica de Hacienda Nacio-


nal, que entró en vigor el 1º de julio de 1918, y ratificó las reformas en un
título que constituye hoy su estudio, reglamentación y ejecución, y un
resumen de los pasos que llevó la reforma de la Hacienda Nacional.
Además, este documento contiene el decreto del 22 de septiembre de
1915 sobre cuentas de administración y de gastos que en virtud de la Ley
de Ministerios deben llevar los departamentos del ejecutivo, así como tam-
bién las instrucciones y modelos para la contabilidad fiscal de 28 de octu-
bre de 1919.
El impulso que se dio a las rentas internas, cuyo producto en este año fue
del 55 por ciento de la renta general, mientras que antes se reducían a sólo
el 25 por ciento, exigió crear una oficina autónoma que se denominaría
Administración General de la Renta Interna. En este documento se deta-
llan las atribuciones de esta oficina.

358
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Exposición de Motivos que dirige al Congreso Nacional el ciudadano ministro de Hacienda


en 1920

Ciudadano
Presidente del Congreso

Tengo a honra presentar al Congreso la Memoria y Cuenta anuales


del Ministerio de Hacienda, como lo ordena la Constitución y en la forma
que preceptúa la Ley de Ministerios. Exponentes de la brillante situación
fiscal y económica del país, revelan esos documentos con sus datos irrefuta-
bles que, a virtud de la política de paz y trabajo dictada a la nación por el
general Juan Vicente Gómez con la autoridad moral de que le ha investido
la gratitud pública como fundador de la paz y firme defensor de los intere-
ses nacionales, Venezuela pudo vencer las dificultades del conflicto que
quebrantó a todas las naciones y surgir en la época presente a un grado de
prosperidad que jamás había alcanzado la República.
La armonía de todos los elementos del gobierno en la acertada y patrió-
tica interpretación que el doctor V. Márquez Bustillos, Presidente Provisio-
nal de la República, ha dado a los principios de esa política rehabilitadora,
ha contribuido a facilitar la realidad de esta obra de engrandecimiento na-
cional.
Caracas, 19 de abril de 1920
Román Cárdenas

Exposición de Motivos que dirige al Congreso Nacional el ciudadano ministro de Hacienda


en el año 1921

Este informe destaca por ser, en definitiva, el balance del Ministerio de


Hacienda en los últimos once años (1910-1921) de ajustes, reajustes, mo-
dernización, en fin, de organización de nuestro país en el área financiera del
sector público. “Las bruscas fluctuaciones en la renta aduanera, en cuyas
alternativas tiene más influencia el comercio extranjero que el venezolano,
aunque éste paga exclusivamente los derechos de importación (...), en el
propósito exclusivamente desde 1914 de hacer de la renta interna el más
considerable y seguro ingreso del tesoro. Este propósito se ha logrado en
gran parte de las rentas internas”, como se observa en los cuadros estadísti-
cos que se encuentran en dicho documento.
Además, este documento se hace eco del pago, casi en su totalidad, del
servicio de la deuda externa nacional.

359
Cuentas Nacionales de Venezuela

El funcionamiento de la hacienda pública según las diferentes direcciones

En este documento se encuentra un balance positivo que se expresa en


los siguientes puntos:

1) Acuñación de 200 mil bolívares en piezas de níquel.


2) Firma de contrato con el Banco de Venezuela, donde éste será el agente y
banco auxiliar de la Tesorería Nacional, aprobado por el congreso el día 7
de junio de 1920.
3) Nueva Ley Orgánica del Servicio Consular de 26 de junio de 1920
4) Producto de la renta consular
5) Ley de Presupuestos para 1920-1921: Presupuesto General de Rentas y
Gastos Públicos.

Sobre concesiones privilegiadas otorgadas con intervención del Ministerio de Obras Públicas

Este documento contiene informaciones detalladas sobre el otorgamien-


to a la cesión de concesiones para la construcción de ferrocarriles en todo el
país.
Tesorería Nacional: Informe anual que presenta el Tesorero Nacional al
ciudadano ministro de Hacienda el 31 de diciembre de 1920, de confor-
midad con el artículo de la Ley Orgánica de la Hacienda Nacional.
El presente documento detalla datos sobre la inauguración de 339 ofici-
nas para el servicio de la Tesorería, así que de esta manera se ordena todo lo
concerniente a recaudación y contabilidad de la renta sobre impuestos na-
cionales.
En este documento también son de notar los datos sobre el inventario
del Estado y movimiento de las cuentas que forman la cartera del Tesoro,
tales como: efectos por cobrar; títulos pertenecientes al Tesoro, Deuda Na-
cional Interna Consolidada de 3 por ciento anual, Deuda Diplomática (emi-
sión de 1905); acciones de la Compañía de Energía y Luz Eléctrica de
Rubio, acciones de la Compañía Anónima minera “La Increíble”, acciones
de “La Guaira Harbor Corporation Limited”, títulos en depósito pertene-
cientes a terceros; actas por depósitos de garantía consignados en el Banco
de Venezuela por contratos para la exploración y explotación de carbón,
petróleo y sustancias similares, actas por depósito en Deuda Nacional In-
terna Consolidada del 3 por ciento anual, etc.
Anexo: Informe del Tesoro Nacional sobre créditos adicionales acordados
para el Departamento de Relaciones Exteriores, Departamento de Hacien-

360
Cuentas Nacionales, 1915-1935

da, Departamento de Obras Públicas, Departamento de Instrucción Pú-


blica, etc., para los años 1919-1920 y 1920-1921.

Administración General de la Renta Nacional y de Estampillas.


1) Movimiento general de la especie.
2) Movimiento de la especie en la administración general en los años
1919-1920.
3) Administraciones fiscales en los años 1919-1920.
4) Demostración de las emisiones de estampillas que han sido puestas
en circulación desde el 1º de julio de 1914 hasta el 30 de junio de 1920.
5) Demostración comparativa entre el promedio anual del producto de
la renta de estampillas, correspondientes a los años de 1914 a 1918, y los
productos obtenidos en los años 1918 a 1920; y, asimismo, entre los pro-
medios mensuales equivalentes a los años indicados.
También se encuentran en este documento los datos anteriores, pero
equivalentes al rubro del papel sellado.

Informe de aduanas

En todos los informes de aduanas, correspondientes a cada uno de los años


analizados anteriormente, en éste podemos observar, al detalle, los movimientos
generales de aduana, no sólo en cuanto a recaudación de los impuestos co-
rrespondientes se refiere, sino también en todo lo concerniente a su movi-
miento en general. Por ejemplo: liquidación sobre derechos de importación,
valor de mercancías importadas y exportadas, y entrada y salida de cabotaje
en total (no sólo movilizado en kg, sino también en bolívares).

361
Anexo estadístico
Cuentas Nacionales de Venezuela

364
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 1
CRECIMIENTO HISTÓRICO DE INGRESOS Y GASTOS FISCALES
(MILES DE BS.)
(1905-1921)

Años Ingresos Egresos Superávit Saldo reservas


del tesoro déficit

1905 49.335 50.345 -1.010 1.543


1906 49.929 61.146 -11.217 1.351
1907 50.803 49.375 1.428 616
1908 50.410 47.669 2.741 1.627
1909 48.553 52.337 -3.784 213
1910 69.862 61.640 8.222 531
1911 82.794 64.069 18.725 7.502
1912 65.463 62.384 3.079 10.521
1913 60.371 64.874 -4.503 6.043
1914 50.598 44.830 5.758 11.811
1915 65.674 57.930 7.744 19.555
1916 72.127 58.004 14.083 33.639
1917 53.254 52.949 305 33.943
1918 57.102 58.161 -1.059 32.884
1919 101.134 68.066 33.068 65.953
1920 81.562 102.656 -21.095 44.858
1921 70.927 80.836 -9.909 34.949

Fuente: Anuario Estadístico de Venezuela. Varios años.


Ministerio de Fomento. Caracas.

365
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº 2
COMERCIO EXTERIOR DE VENEZUELA
1917-1921
(MILLONES DE BOLÍVARES)

Años Importación Exportación Exportación


petróleo y derivados total

1917 119 2,1 120


1918 80 2,6 103
1919 186 2,6 259
1920 315 3,3 171
1921 96 11,7 134

Fuente: Anuario Estadístico de Venezuela, 1955-56.


Ministerio de Fomento. Caracas.

CUADRO Nº 3
PRINCIPALES EXPORTACIONES VNEZOLANAS DESDE 1913-1921
(CAFÉ)

Años Cantidad kg Valor Bs. Índice

1913 64.417.885 83.920.501 100,0


1914 55.043.909 63.958.085 85,4
1915 62.581.398 60.868.907 97,1
1916 50.813.527 54.676.387 78,9
1917 44.080.203 42.779.722 68,4
1918 39.987.041 38.568.176 62,1
1919 81.552.189 151.428.568 126,6
1920 33.442.181 65.794.019 51,9
1921 55.323.059 64.099.021 85,9

366
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 4
CACAO

Años Cantidad kg Valor Bs. Índice

1913 17,896.977 25.154.061 100,0


1914 16.886.527 20.301.831 94,4
1915 18.280.983 25.077.146 102,1
1916 15.182.649 22.043.489 84,8
1917 20.044.153 24.290.825 112,0
1918 19.762.179 19.798.054 110,4
1919 19.833.945 39.086.569 110,8
1920 17.598.327 34.879.197 98,3
1921 21.890.058 20.576.865 122,4

CUADRO Nº5
DIVIDIVE

Años Cantidad kg Valor Bs. Índice

1913 5.371.740 563.954 100,0


1914 5.203.840 636.045 96,9
1915 5.668.375 473.819 105,5
1916 7.758.438 684.164 144,4
1917 5.061.850 487.182 94,2
1918 7.055.174 731.834 131,3
1919 8.842.189 1.714.996 164,6
1920 4.293.556 741.148 79,9
1921 3.248.355 342.233 60,5

367
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº 6
BALATÁ

Años Cantidad kg Valor Bs. Índice

1913 2.219.045 10.532.993 100,0


1914 893.886 3.619.811 40,2
1915 1.026.681 4.089.762 46,2
1916 626.265 2.936.696 28,2
1917 1.172.030 6.641.839 52,8
1918 1.243.082 6.801.556 56,0
1919 1.119.605 6.504.484 50,4
1920 1.412.882 8.651.447 63,6
1921 979.004 5.121.448 44,1

CUADRO Nº 7
GANADO VACUNO

Años Cantidad kg Valor Bs. Índice

1913 9.351.182 3.119.193 100,0


1914 5.125.490 1.422.014 54,8
1915 4.778.937 1.299.450 51,1
1916 5.115.540 1.430.100 54,7
1917 5.352.020 1.580.560 57,2
1918 5.492.338 1.580.850 58,7
1919 8.090.321 2.623.010 86,5
1920 10.642.514 4.827.210 113,8
1921 7.761.283 2.965.330 83,0

368
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Subperíodo 1922-1923

369
Cuentas Nacionales de Venezuela

370
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Ámbito económico

Una interesante apreciación la da Williams M. Sullivan sobre la impor-


tancia que todavía, para el comienzo de la década del 20, tenían los produc-
tos agrícolas en la economía venezolana. Al efecto, dice el mencionado au-
tor “además del café y el cacao, Venezuela exportaba, en cantidades consi-
derables, ganado, azúcar, tabaco, añil y productos forestales. Naturalmente
que aquí se refiere a los primeros años de este siglo XIX. Luego continúa
diciendo que entre los más importantes de estos renglones figuraba el ganado

...criado principalmente en Guayana, los estados centrales y los Llanos. Sus pro-
ductos eran embarcados para Colombia, Cuba y países del Caribe, bien fuera en pie,
bien en forma de carne salada o congelada y como cueros secos. Se estima que
durante la década de 1920, 40.000 cabezas de ganado vacuno eran conducidas
anualmente desde Apure, Barinas y Guárico hacia el Táchira, en donde eran engor-
dadas para su venta en Cúcuta. Sin embargo, la ganadería, como actividad económi-
ca, también se hallaba expuesta a numerosos riesgos. Debido a las interminables
guerras civiles, a sequías repetidas y epizootias, la producción bajó considerable-
mente, y durante el período 1888-1910, el número de cabezas de ganado pasó de
8.476.291 a 1.461.557. En 1922 había aumentado algo, para situarse en 2.777.689,
pero esta cantidad era sólo un 33 por ciento superior a la registrada por Agustín
Codazzi.223

223 Sullivan, Williams M., “Situación económica y política durante el período de Juan Vicente
Gómez”, en Política y economía de Venezuela, Caracas, Editorial Fundación Boulton, 1976, p.
255.

371
Cuentas Nacionales de Venezuela

En cuanto a las fluctuaciones económicas y, específicamente, la crisis que


sufrió el país en el segundo semestre del año 1920 y en todo el año 1921,
en 1922 empieza una lenta y muy pequeña recuperación. Si se mide desde
el punto de la exportación no petrolera, ésta había estado en 1919 en el
tope de 256 millones de bolívares y la exportación total para ese mismo año
había llegado a 258,6 millones de bolívares; en el año 1920 baja la expor-
tación no petrolera a 167,3 millones de bolívares y aumenta la total, lle-
gando a 179,6 millones; es decir, con o sin petróleo, 1921, es un año don-
de continúa la crisis y se acentúa, pero aumentando los hidrocarburos de
2,5 millones en el año 1919 a 3,2 en el año 1920, y en el año 1921 sube a
11,7 millones de bolívares; este último aumento, por demás formidable,
neutraliza un poco el descenso de la exportación, cuyo total se sitúa en
133,5 millones de bolívares, y los hidrocarburos suben de 11,7 a 15,7
millones de bolívares, por lo que la exportación total se sitúa en la recupe-
ración, situándose la exportación sin petróleo en 127,9 millones de bolíva-
res; el petróleo sube a 28,7 millones, así que la exportación total se sitúa en
156,7 millones de bolívares.
Para el año de 1919, año de recuperación (año de postguerra), la expor-
tación había llegado a 254,5 millones de kilogramos a un costo de 258,6
millones de bolívares o sea que era algo más de un (1) bolívar el kilogramo
exportado. En el año 1920 la exportación se sitúa en 212,3 millones de
kilogramos y el valor de esa exportación llega a 170,6 millones de bolívares
o sea que la baja fue de 42 millones de kilogramos, para una baja de 88
millones de bolívares; es decir; el descenso de bolívares es el doble del des-
censo en kilogramos, lo cual revela una baja en el ingreso unitario de la
exportación. Todavía es peor la situación en el año 1921, en que sube la
exportación en kilogramos a 381,4 millones de kilogramos para 133,5 mi-
llones de bolívares o sea que hubo un aumento en la exportación de kilogra-
mos de 169 millones mientras hubo un descenso en el ingreso de 37 millo-
nes de bolívares, lo cual revela que el descenso del precio de nuestras expor-
taciones se hizo aún más drástica. En el año 1922 las exportaciones experi-
mentan un aumento de 77,5 millones de kilogramos, para un incremento
de apenas 4,3 millones de bolívares. En el año 1923 hubo un aumento en
la exportación de 264,9 millones de kilogramos con respecto al año ante-
rior, exceso éste que se vendió con un aumento de sólo 19 millones de
bolívares, lo cual revela el tremendo deterioro por haberse venido abajo el
precio de nuestros productos de exportación.
En cuanto al comportamiento del café vemos que, en el año 1922 este
producto alcanza a 52,0 millones de kilogramos por 69,6 millones de bolí-

372
Cuentas Nacionales, 1915-1935

vares, que vienen a situarnos en 80,9 en el índice con respecto a 1913. En


el año 1923, la cantidad de kilos exportados de café fue de 46,4 millones de
kilos a un costo de 68,9 millones de bolívares, bajando el índice a 72,1, es
decir, baja en 8 puntos con respecto al año anterior.
En el año de 1922, el índice del cacao se coloca en 116,7 el cual revela
un descenso con respecto al índice del año 1921, que era de 122,4; en el
año 1922 hay un aumento de más de 4 millones de bolívares en el valor de
la exportación y un aumento de 1 millón de kg en el volumen exportado.
En el año 1923 el índice del cacao sube a 125,3, baja un poco en el valor en
bolívares a 23,9 millones y sube en kilogramos a 22,4 millones.
Las exportaciones de ganado, en el año 1922, descienden a 75,1 en el
índice, para un total en bolívares de 2,5 millones y en peso de 7,0 millones
de kilogramos. En 1923 desciende el índice a 68,4 y disminuye el valor de
la exportación a 1,9 millones de bolívares, y en kilogramos se sitúa en 6,3
millones. De esta forma vemos que en 1923, todavía sigue el descenso con
respecto a los dos años anteriores.
En panela o papelón, el índice de 1922 se sitúa en 104,8 para un valor
de 502.745 bolívares y una cantidad de 1,6 millones de kilogramos. En
1923 sube el índice a 381,5, a 2,1 millones de bolívares el valor de la
exportación y el volumen a 5,9 millones de kilos. Se ve, pues, una recupe-
ración bastante importante en este producto.
En 1922, la sarrapia se situó en 7,1 en el índice, perdiendo éste 3,9
unidades con respecto al año anterior, para un valor de 173,525 bolívares y
para un volumen de 36.556 kg. En el año siguiente, el índice sube a 33,2
para una remuneración en bolívares de 899.870 y una cantidad en kg de
170.716, observándose una recuperación de este producto en este año.
En conjunto, sin embargo, puede decirse que la economía no había reac-
cionado en cuanto a su producción y en cuanto a su exportación no petrolera;
lo que compensa algo el balance de nuestro comercio exterior es la creciente
producción y exportación de petróleo, como lo revelan las respectivas cifras.

La vida fiscal

En materia fiscal las cosas marchan mejor para el gobierno que para la
economía general del país. El factor determinante del mejoramiento y del
aumento de los ingresos del Tesoro Público es el petróleo. La diferencia
entre las cifras comerciales de la exportación del petróleo en cantidad, volu-
men y valor con relación a los ingresos del Fisco está en que, naturalmente,

373
Cuentas Nacionales de Venezuela

en éste ingresa una fracción pequeña del valor mercantil total del petróleo
exportado, pues lo que entra en realidad es el producto de la liquidación de
un activo, propiedad del Estado, que se encuentra en el subsuelo por virtud
del régimen legal que, en otra sección de este trabajo, hemos estudiado que
venía desde la época colonial. Este hecho se manifiesta en los ingresos del
Fisco en los años 1922-1923 que estamos estudiando. Estos ingresos se
sitúan en una posición creciente en vista del papel, gradualmente más im-
portante, que va tomando el petróleo en la economía fiscal del país.
En el año económico 1921-1922 en lo que se refiere a los ingresos y los
egresos aprobados por el Congreso Nacional, tenemos el monto de
63.234.000 de bolívares para ambos.
De acuerdo a estos datos el presupuesto nacional estaba virtualmente
equilibrado.
En el año económico 1922-1923 bajan los ingresos ubicándose en
61.706.000 de bolívares y los egresos autorizados se fijan en la misma mag-
nitud. Esto revela que no exista ningún desequilibrio en el balance presu-
puestario.
En 1923-1924 suben los ingresos previstos a 62.845.000 de bolívares y
también los egresos, de esta manera también queda el presupuesto equili-
brado.
En lo que se refiere al presupuesto consuntivo del año 1921-1922 el
ingreso, efectivamente recaudado, ascendió hasta el monto de 70.926.950
de bolívares y el egreso se situó en 80.836.154 de bolívares, arrojando un
déficit de 9.909.204 de bolívares. En el año económico 1922-1923 a este
respecto los ingresos se situaron en 87.691.319 de bolívares y los egresos
en 72.014,31 de bolívares arrojando esta vez dichos montos un superávit
de 15.677.018 de bolívares.
Como se puede apreciar hubo un déficit de resultado para el año econó-
mico 1921-1922 y el año siguiente, superávit de resultado (año económico
1922-1923).
Ahora vamos a examinar de qué modo se logró fundamentar estos presu-
puestos tanto con los ingresos provenientes de las actividades tradicionales
no petroleras como los ingresos producto de las actividades de hidrocarburos.
En 1921 los ingresos fiscales totales de Venezuela, en este caso compu-
tados por años civiles tal como aparecen en la fuente en que nos fundamen-
tamos –PETRÓLEO Y OTROS DATOS ESTADÍSTICOS*–, alcanzan a

* Ministro de Minas e Hidrocarburos, 1964, Cuadro Nº 7.

374
Cuentas Nacionales, 1915-1935

la cifra de 82.000.000 de bolívares. Los ingresos fiscales por concepto de


petróleo dentro de ese gran total suman 2.210.000 bolívares. Esto corres-
ponde un porcentaje de 2,7 por ciento que representa el ingreso petrolero
en la totalidad de los ingresos fiscales de ese año.
El volumen de la producción petrolera para este mismo período de 1921
se sitúa en 1,45 millones de barriles diarios y el valor de la producción
petrolera es de 9,80 millones de bolívares. Esto representa una proporción
del orden de 22,5 por ciento que nos revela que el valor de la explotación
petrolera en nuestro país va a parar a las arcas de las compañías extranjeras
(un monto de 87,5 por ciento) mientras que el estado venezolano sólo
percibe 22,5 por ciento siendo este último el propietario del petróleo
extraído.
En lo que respecta al año 1922 los ingresos fiscales venezolanos descienden
a 71.000.000 de bolívares. Los ingresos fiscales petroleros dentro de este gran
total ascienden, por el contrario, en una proporción del 2,75 del año anterior
al 10,65; que implica un notable aumento de cantidades y porcentajes de ese
renglón en el conjunto del ejercicio fiscal venezolano de ese año.
El volumen de la producción petrolera continúa aumentando de 1,4 a
2,4 millones de barriles, mientras que también se eleva el valor de esta
producción de 9,5 millones de bolívares.
Para este año de 1922, el porcentaje de ingreso fiscal petrolero, dentro
del valor mercantil del petróleo exportado sube a 49 por ciento.
En el año de 1923, el fisco venezolano se recupera elevándose a
88.000.000 bolívares pero por otra parte, el ingreso fiscal petrolero des-
ciende a 3.780.000 bolívares. Aquí la participación del ingreso fiscal petro-
lero en el conjunto de los ingresos fiscales totales del país baja a un 4 por
ciento.
Analizaremos la composición de la renta nacional. Dicha renta se divide
en los renglones: renta interna, renta aduanera y renta consular.
La renta interna está compuesta por los impuestos internos, como el
impuesto al cigarrillo, licores, sucesiones y algunos gravámenes al consumo
interno de los productos petroleros.
La renta aduanera y consular proviene de las actividades de importación.
En el año 1922, el ingreso no petrolero se ubicó en 80.883.148 bolíva-
res en total. De este monto, corresponde a la renta interna la suma de
46.068.421 bolívares que en términos de porcentaje expresado en número
índice tomando al año 1928 como base fue de 46,02.
Al discriminar esta renta interna observamos el comportamiento de los
siguientes renglones (tomando igualmente el año 1928 como base), tene-
mos que:

375
Cuentas Nacionales de Venezuela

Cigarrillos 54,4
Salinas 85,7
Sucesiones 35,3
Papel sellado y estampillas 48,7
Licores 83,1
Telégrafo, radio y cables 34,9
Fósforo 68,1

Para el año de 1923, el índice general para esta variable interna asciende.
Descomponiendo este total en los renglones anteriormente señalados tenemos:

Cigarrillos 59,4
Salinas 86,0
Sucesiones 112,5
Papel sellado y estampillas 51,7
Licores 88,5
Telégrafo, radio y cables 44,5
Fósforo 69,5

Como se puede apreciar hubo un movimiento en el año 1923, porque el


índice sube en buena parte de los renglones citados.
En lo que se refiere al uso que hizo Venezuela del ingreso petrolero du-
rante estos años, del gasto total y del gasto público de capital vemos que, en
1921, los gastos públicos de capital ascendieron a un monto de 15,9 millo-
nes de bolívares. El ingreso petrolero de ese año fue de 2.210.000 bolívares
y el porcentaje de los ingresos petroleros sobre estos gastos del capital fue
de 13,9 por ciento.
Como se ve, en este año, la mayor parte del gasto público de capital
provino de fuentes no petroleras.
Para el año de 1922, los gastos de capital ascienden a 7.500.000 bolíva-
res y el ingreso fiscal petrolero en 7.500.000 bolívares; por lo tanto el por-
centaje del ingreso petrolero en el gasto público de capital es igual, es decir,
se gastó el total de los ingresos petroleros.
En el año de 1923, los gastos de capital suman 8.600.000 bolívares
mientras los ingresos fiscales petroleros son de 3.780.000 bolívares, con
una variación interanual de 4.82 millones de bolívares y el porcentaje del
ingreso petrolero en el gasto fiscal es de 43,9 por ciento.
Comparando, el gasto de capital y el gasto corriente en relación al gasto
público total de Venezuela en el año 1921, tenemos que el gasto público

376
Cuentas Nacionales, 1915-1935

total es de 102.700.000 bolívares, y el gasto de capital de 15.900.000


bolívares, siendo el porcentaje del gasto de capital en el gasto público total
de 15,5 por ciento. Los gastos corrientes llegan a la suma de 86.800.000
bolívares, mientras que el porcentaje del gasto corriente dentro del gasto
público total es de 84,5 por ciento.
En 1922, el gasto público total llega al monto de 80.800.000 bolívares
mientras que el gasto de capital es de 7.500.000 bolívares, por lo que el
porcentaje del gasto de capital en el gasto público para ese mismo año es de
9,3 por ciento. Por otro lado, el gasto corriente totaliza 73.300.000 bolíva-
res y el porcentaje del mismo en el gasto público total llega a 90,7 por
ciento.
Para 1923, el gasto público total suma la cifra de 72.000.000 de bolíva-
res. El gasto público de capital en ese año alcanza a 8.600.000 bolívares y
su porcentaje dentro del gasto público total es de un 11,9 por ciento. Mien-
tras los gastos públicos corrientes son de 63.400.000 bolívares siendo su
porcentaje dentro del gasto público de 88,1 por ciento.

Los textos documentales en las memorias de Hacienda

Hay dos cuerpos documentales perfectamente diferenciables, represen-


tados en: 1) siete documentos de interés relativos a opinión oficial y 2) dos
importantes artículos de prensa, ubicados en la segunda parte de este anexo,
que conforman la visión conjunta de lo que fue la vida económica venezola-
na en los años 1921-1922. A continuación los referidos documentos:

Exposición de Motivos que dirige el ministro de Hacienda al Congreso Nacional en el año


1922

“El año 1921 transcurrió en Venezuela bajo la transacción de las depre-


siones mercantiles, resultado de la acción de la crisis comercial que se inició
en el país y continuó desarrollándose como reflejo de la crisis universal,
desde mediados de 1920”.
Aquí el ministro hace gala de lo que ha mejorado en escala la Renta
Interna Nacional desde que se cambió el antiguo Régimen de Arrenda-
miento. Así vemos gráficamente (en el mismo documento Nº 631) un cua-
dro que demuestra por meses los productos y la recaudación de la Renta
Nacional en los años 1920 y 1921, todos ellos clasificados en dos partes
fundamentales: 1) Renta Aduanera y Consular, y 2) Renta Interna. Tam-

377
Cuentas Nacionales de Venezuela

bién se encuentra en el referido documento el movimiento que ha tenido la


Renta Interna desde el año 1914 hasta el año 1921.
Este documento finaliza en consideraciones acerca de los cambios en gene-
ral que deben hacerse a las leyes concernientes a Hacienda Nacional, como
por ejemplo: Ley Arancel del Derecho de Importación, Ley de Estampillas,
reforma de la disposición que crea el impuesto del 20 por ciento sobre las
donaciones hechas a extraños. Con respecto a la discriminación de las atribu-
ciones de los capitanes de Puerto, este cargo fue creado por las Ordenanzas
Generales de la Armada Naval de España en 1793 y funcionó en la República
hasta 1881, año en que fue eliminado por decreto del Ejecutivo Federal. Sin
embargo, la mayor parte de sus funciones fue incorporada a la Ley de Adua-
nas, sancionada en el año 1918, lo cual crea un conflicto en cuanto a la
jurisdicción de los Ministerios de Hacienda y de Guerra y Marina.

Informe de la Dirección del Tesoro (1922)

Este documento nos traslada a una parte de lo relativo a las relaciones


entre el Banco de Venezuela (como Banco auxiliar de la Tesorería) y el Go-
bierno Nacional.
Se refiere a la acuñación de Monedas de Filadelfia, como se dispuso por
decreto de 20 de agosto de 1920 en ejecución de la Ley de 20 de junio del
mismo año.
“Por decreto del 29 de abril de 1924, se dispuso llevar a cabo en la Casa
de la Moneda de Filadelfia la acuñación de seis millones de bolívares (Bs.
6.000.000) en plata, autorizada por la Ley de 27 de junio de 1919.
También se encuentra en este documento un cuadro en el cual se especi-
fican los créditos adicionales del Presupuesto del Departamento de Ha-
cienda, los cuales alcanzaron en conjunto a Bs. 46.393.984,21.

Informe de la Dirección de Crédito Público

Trata de una manera general el movimiento que han tenido durante el


año civil de 1921 las diversas deudas relativas al Crédito Interior y Exterior.

Informe de las Aduanas

Lo más resaltante en este tipo de informe es la manera tan detallada


como nos suministran las cifras en redondo del movimiento general de
aduanas.

378
Cuentas Nacionales, 1915-1935

–Aduana de La Guaira
Valor de las mercancías importadas: Bs. 46.681.114,98.
Valor de las mercancías y frutos exportados: Bs. 26.375.876,35.

–Aduana de Maracaibo
Mercancías importadas: en esta aduana se hace el balance en bolívares /
peso (kg) por cada mes. Por tanto, para estudiar todo lo referente o en su
defecto, para realizar cualquier aproximación a las cifras, encontraremos
su procedencia por país (en consumo y tráfico) en cada uno de los meses
del año 1921.
Lo mismo se hará para el caso de los bultos postales, en tanto que para las
mercancías exportadas también se suministra el destino de éstas.

–Aduana de Puerto Cabello

Monto de los derechos liquidados


en el año 1921 Total: Bs. 5.924.497,80

Monto de los derechos recaudados


en el año 1921 Total: Bs. 5.419.140,75

Monto de los derechos exonerados


en el año 1921 Total: Bs. 603.884,00

Monto de los derechos anulados


en el año 1921 Total: Bs. 171.879,10

Valor de las mercancías importadas


durante el año 1921, especificado
por países de destino Total: Bs. 15.780.963,42

Valor de los frutos y mercancías


exportadas, especificado por
países de destino Total: Bs. 30.908.896,90

Informe de la Tesorería Nacional

Este informe en líneas generales presenta todas las cuentas de la tesore-


ría en lo referente a sus respectivas atribuciones, como los ingresos recau-

379
Cuentas Nacionales de Venezuela

dados en los diferentes ramos más el servicio relativo a la acuñación de


monedas, etc.
Este documento se hace, para los efectos de esta compilación, por un
Informe Anexo del Tesoro Nacional, en el cual se encuentran todos los da-
tos sobre créditos adicionales acordados en los semestres Enero-Junio y Ju-
lio-Diciembre de 1921, para los correspondientes departamentos de Rela-
ciones Exteriores, de Hacienda, de Guerra y Marina, de Fomento, de Obras
Públicas y de Instrucción Pública.

Exposición de Motivos del ministro de Hacienda en la Memoria y Cuenta presentada en


1923

La presente memoria no fue dirigida en su totalidad por el doctor Ro-


mán Cárdenas (ministro de Hacienda hasta el 24 de junio de 1922). Sin
embargo, se reseña su gestión hasta la fecha de entrega de cuentas del mi-
nisterio.
La renta interna, aduanera y consular, base sobre la cual se sustentaban
las finanzas nacionales, es pormenorizadamente detallada en un cuadro cor-
porativo de los años 1921-1922.
La Renta Aduanera y Consular, que en el año 1921 descendió a Bs.
26.127.543,46, se elevó en el año 1922 a Bs. 34.814.727,10, es decir,
aumentó en algo más de un 33 por ciento.
La Renta Interna alcanzó un rendimiento bruto de Bs. 46.068.421,20
de los cuales se deducen Bs. 3.500.000,00 ingresados como saldo de la
acuñación de Bs. 6.000.000,00 en plata, ordenada por Decreto de 29 de
abril de 1921, quedando un rendimiento obtenido hasta la fecha, y que
supera en Bs. 5.990.067,52 al líquido de dicha renta en el año de 1921,
pues del producto bruto que para este indica el cuadro deben deducirse Bs.
2.600.000,00 que ingresaron en aquel año por acuñación de monedas.
Con respecto al rubro de Crédito Público, en este documento se pueden
apreciar de una manera detallada cuatro cuadros (A, B, C, D,) en los cuales
se especifican todas las operaciones efectuadas por el gobierno de la Repú-
blica en el período de los catorce años comprendidos desde el 1º de enero
de 1909 hasta el 31 de diciembre de 1922, referentes a las deudas de
Venezuela, reclamaciones y demás acreencias.

380
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Informe de la Dirección de la Renta Interna (1923)

Algunos puntos de interés en este documento son:

1. Un grabado contentivo de los nuevos diseños de timbre fiscales, con sus


respectivas indicaciones.
2. Gráfico demostrativo del producto bruto de la Renta Nacional de ciga-
rrillos, desde el año 1914 hasta 1922.
3. Gráfico demostrativo del producto bruto de la Renta Nacional de Es-
tampillas, desde el año 1917 hasta 1922.
4. Gráfico demostrativo del producto bruto de la Renta Nacional del Papel
Sellado, desde el año 1918 hasta 1922
5. Gráfico demostrativo del producto de la venta de publicaciones oficiales,
desde el año 1918 hasta 1922.
6. Gráfico demostrativo del producto de los derechos de registro, desde el
año 1915 hasta 1922.
7. Gráfico demostrativo del producto bruto, del impuesto sobre sucesio-
nes, desde el año 1915 hasta 1922.
8. Gráfico demostrativo del producto bruto de la Renta Nacional de Lico-
res, desde el año 1915 hasta 1922.

Los documentos que analizaremos a partir de aquí pertenecen a la sub-


sección de opinión pública y son, en su mayoría, artículos periodísticos de
los diarios de la época. Como ya no estamos en el ámbito oficial, hemos de
observar como la óptica sobre la situación económica del país es otra.

Situación general de Venezuela. Información de la sucursal en Caracas del Banco Holandés


de las Indias Occidentales (El Universal, 02 de enero de 1922, p.4)

“Durante los nueve primeros meses del año 1921, el malestar económico
que afecta indistintamente a todos los pueblos se acentuó también en Ve-
nezuela. Causas del carácter general unas, y otras peculiares de este país
contribuyeron a acrecentar la crisis que se inició a mediados de 1920”.
“... contribuyó a intensificar tal penoso estado de cosas, la baja de los
principales productos exportables como son el café, cacao, cueros, ganado
en pie, azúcar, tabaco, etc., y como consecuencia natural del desequilibrio
de la balanza comercial, el alza del dólar que, si impidió una mayor depre-

381
Cuentas Nacionales de Venezuela

sión de los artículos que exporta Venezuela, entrabó las operaciones de todo
orden con los Estados Unidos, centro actual de las finanzas mundiales”.
“Sin embargo, la situación comenzó a mejorar desde fines de 1921. A
ello contribuye principalmente, la reacción del precio de los cafés venezola-
nos y también el alza de las manufacturas de algodón, que valoriza un tanto
las grandes existencias de telas que existen en el país.
Una vez fuente de riqueza pública ha comenzado a desarrollarse en gran
escala. Nos referimos a la explotación de varias minas de petróleo, cuyos
rendimientos crecen de año en año.
En resumen, puede decirse que el año de 1921 ha sido para Venezuela
un año de estancamiento, de paralización más bien que de irremediables
pérdidas o graves trastornos económicos. Que ese alto en el camino de su
espléndido desarrollo sirva a la nación para cobrar aliento y recuperar con
mejor caudal de experiencia la ruta de su prosperidad...”.
Estas son algunas de las opiniones de expertos financistas europeos sobre
la situación económica de Venezuela en 1921.

La deuda pública de Venezuela

“Para el 1º de enero de 1911 la Deuda Pública de Venezuela montaba a


Bs. 192.930.898,10. Desde entonces y hasta el 31 de diciembre de 1920,
o sea en un período de diez años, se han pagado puntualmente los intereses
de la deuda sino algo más por la cantidad de Bs. 61.303.547,07.
En consecuencia, la deuda quedó reducida, para diciembre de 1921, a la
cantidad de Bs. 124.859.319,89”.
Este artículo, en su totalidad, hace un balance en cuanto a la forma de
cómo el gobierno de Venezuela ha cumplido con los compromisos econó-
micos, no sólo en lo relativo a la Deuda Nacional Interna, sino también a la
Deuda Nacional Externa (convenios diplomáticos internacionales).

382
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Anexo estadístico

383
Cuentas Nacionales de Venezuela

384
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 1
COMERCIO EXTERIOR DE VENEZUELA
1917-1923
(MILLONES DE BOLÍVARES)

Años Importación Exportación Exportación


petróleo y derivados total

1917 119 2,1 120


1918 80 2,6 103
1919 186 2,6 259
1920 315 3,3 171
1921 96 11,7 134
1922 101 15,7 138
1923 153 28,7 157

Fuente: Anuario Estadístico de Venezuela, Ministerio de Fomento, Caracas.


Memorias e Informes económicos del BCV. Varios años.

385
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº 2
BALANCE PRESUPUESTARIO APROBADO, 1900-1924

Años Ingresos Egresos Diferencias


económicos presupuestados autorizados superávit o déficit
Bs. Bs. Bs.

1900-1901 37.000.000 37.000.000 “


1901-1902 37.000.000 37.000.000
1902-1903 37.000.000 37.000.000 “
1903-1904 37.000.000 37.000.000
1904-1905 37.000.000 37.000.000 “
1905-1906 55.000.000 55.000.000
1906-1907 55.000.000 55.000.000 “
1907-1908 55.000.000 55.000.000
1908-1909 50.000.000 50.000.000 “
1909-1910 50.000.000 50.000.000
1910-1911 48.000.000 48.000.000 “
1911-1912 51.131.250 51.131.250
1912-1913 52.500.000 52.500.000 “
1913-1914 52.227.930 52.227.930
1914-1915 51.809.540 51.809.540 “
1915-1916 39.549.500 39.549.500
1916-1917 44.180.000 44.180.000 “
1917-1918 44.120.000 44.120.000
1918-1919 44.714.000 44.714.000 “
1919-1920 49.153.000 49.153.000 “
1920-1921 59.612.000 58.538.600 1.073.400
1921-1922 63.234.000 63.234.000 “
1922-1923 61.706.000 61.706.000 “
1923-1924 62.845.000 62.845.000 “

Fuente: Anuario Estadístico de Venezuela, Ministerio de Fomento, 1944.

386
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 3
RESULTADOS DE LA ACTIVIDAD FINANCIERA DEL ESTADO POR AÑOS
ECONÓMICOS, DESDE 1900-1901 HASTA 1923-1924.

Años Ingresos Egresos


económicos recaudados registrados Superávit o déficit
Bs. Bs. Bs.

1900-1901 44.650.765 37.984.405 6.960.856


1901-1902 31.945.261 32.421.783 771.018
1902-1903 25.738.595 23.536.673 2.901.922
1903-1904 56.523.976 38.369.428 18.154.548
1904-1905 46.877.852 51.356.228 4.478.376
1905-1906 49.334.668 50.345.140 1.010.472
1906-1907 49.929.301 61.146.394 11.217.093
1907-1908 50.803.153 49.375.202 1.427.951
1908-1909 50.410.132 47.668.809 2.741.323
1909-1910 48.552.856 52.337.175 3.784.309
1910-1911 69.862.183 61.640.009 8.222.174
1911-1912 82.793.513 64.069.251 18.724.262
1912-1913 65.462.539 62.384.023 3.078.516
1913-1914 60.370.993 64.873.597 4.502.604
1914-1915 50.598.450 44.830.228 7.744.157
1915-1916 65.674.385 57.930.228 7.144.157
1916-1917 72.126.667 58.043.627 14.083.040
1917-1918 53.253.686 52.948.924 304.762
1918-1919 57.102.117 68.065.520 32.068.920
1919-1920 101.134.440 68.065.520 32.068.920
1921-1922 70.926.950 80.936.154 9.909.204
1922-1923 87.691.319 72.014.301 15.677.018
1923-1924 102.249.051 86.744.504 15.504.547

Fuente: Anuario Estadístico de Venezuela, Ministerio de Fomento, 1944

387
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº 4
RELACIONES ENTRE EL GASTO PÚBLICO TOTAL Y LOS GASTOS PÚBLICOS CORRIENTES Y DE
CAPITAL
1917-1923
(MILLONES DE BOLÍVARES)

Años Gastos púb. Gastos púb. % de Gastos % de


total de capital 2.1 públicos 4.1
-1 2 3 corrientes 4 5

1917 58,0 7,3 12,6 50,7 87,4


1918 52,9 5,1 9,6 48,8 90,4
1919 58,2 8,7 14,9 49,5 85,1
1920 68,1 3,3 4,9 64,8 95,1
1921 102,7 15,9 15,5 86,8 84,5
1922 80,8 7,5 9,3 73,3 90,7
1923 72,0 8,6 11,9 63,4 38,1

Fuente: Anuarios Estadísticos de Venezuela, Ministerio de Fomento, 1955-1956.


Desarrollo Económico de Venezuela. Tomás E. Carrillo Batalla, Caracas, 1963.

CUADRO Nº 5
RELACIÓN ENTRE EL GASTO PÚBLICO DE CAPITAL E INGRESOS FISCALES PETROLEROS
1917-1923
(MILLONES DE BOLÍVARES)

Años Gastos púb. Ingresos Variación % de los ingresos


de capital 1 fiscales interanual petroleros sobre los
-1 petroleros gastos de capital

1917 7,3 0,16 _ 7,14 50,7


1918 5,1 0,69 _ 4,41 47,8
1919 8,7 1,31 _ 6,69 49,5
1920 3,3 1,46 _ 1,84 64,8
1921 15,9 2,21 _ 13,69 86,8
1922 7,5 7,5 _ _ 73,3
1923 8,6 3,78 _ 4,82 63,4

Fuente: Anuarios Estadísticos de Venezuela, Ministerio de Fomento, 1955-1956.


Desarrollo Económico de Venezuela. Tomás E. Carrillo Batalla, Caracas, 1963.

388
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 6
RELACIONES ENTRE LOS INGRESOS FISCALES PETROLEROS
Y EL VALOR DE LA PRODUCCIÓN PETROLERA
1917-1923
(MILLONES DE BOLÍVARES)

Años Ingresos Valor de la % de los ingresos


fiscales producción petroleros sobre el
petroleros petrolera valor de la producción

1917 0,16 0,78 20,5


1918 0,69 3,54 19,4
1919 1,31 3,49 37,5
1920 1,46 7,14 20,4
1921 2,21 9,80 22,5
1922 7,50 15,30 49,0
1923 3,78 33,28 11,4

Fuente: Aspectos de la industria petrolera en Venezuela, Primer Congreso de Petróleo.


La industria petrolera y sus obligaciones fiscales en Venezuela, Alirio Parra.

389
CUADRO Nº 7
ÍNDICES ECONÓMICOS
390

1928 = 100
INGRESOS DEL TESORO POR RAMOS DESDE 1914 HASTA 1944

Índice parcial
Años índice Derechos Muelles Faros Cigarrillos Salinas Suce- Papel Minas Licores Tele- Fósforos Consu- Varios
Gral. importa- y caletas y y estam- ciones Sellado grafo lares
ción boyas pillas Radio
y Cable

1914 24,5 32,3 12,5 1,1 47,9 61 _ 20,4 4,3 32,4 17,3 52,0 10,5 36,1
1915 27,5 37,5 29,5 1,3 36,2 50,6 33,5 24,7 6,6 50,1 14,5 48,0 13,2 55,4
1916 34,8 48,2 31,6 1,3 37,2 85,1 38,1 32,1 6,4 965,9 15,7 61,8 18,6 37,3
1917 31,2 38,0 27,9 1,2 38,2 88,6 24,5 33,0 4,8 72,1 22,1 61,8 18,0 52,4
1918 24,6 21,4 19,1 1,2 40,5 86,9 34,5 32,1 7,7 71,4 24,5 60,1 14,6 62,5
1919 38,6 36,4 31,4 1,8 59,3 94,4 21,7 51,7 3,3 85,4 35,3 65,0 26,9 198,3
1920 51,3 69,2 38,1 2,5 51,0 80,2 43,5 63,2 3,5 92,8 51,9 70,7 41,9 112,7
1921 32,0 26,1 31,6 3,5 51,9 87,8 32,7 46,6 5,4 75,2 43,5 55,8 21,0 144,7
1922 39,8 35,8 38,6 4,0 54,4 85,7 35,3 48,7 16,3 83,1 32,9 68,1 22,0 162,6
1923 43,7 50,4 45,5 6,8 59,4 86,0 112,5 51,7 8,8 88,5 44,5 69,5 32,6 73,4
1924 54,9 60,8 61,8 14,2 66,1 87,6 51,4 60,7 13,0 87,1 44,4 70,7 55,5 233,2
1925 72,6 82,3 70,7 32,8 75,2 92,5 57,5 75,1 46,1 98,4 44,4 80,9 73,3 124,6
1926 87,8 104,7 94,3 50,0 84,0 89,6 44,3 91,5 39,5 105,8 73,8 86,6 102,5 258,0
1927 85,4 100,5 100,1 64,4 87,0 97,6 71,3 95,6 47,2 101,3 83,0 85,5 102,4 93,4
1928 110,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
1929 125,5 124,1 129,7 170,0 100,9 102,6 101,0 115,7 109,2 90,9 150,0 194,7 103,8 462,6
1930 119,2 110,8 99,3 154,7 104,1 104,2 165,8 110,4 124,7 93,8 156,3 297,0 103,4 316,1
1931 92,5 86,3 69,7 117,0 90,8 92,6 55,5 84,4 133,1 80,8 114,8 234,1 68,7 116,4

Cuentas Nacionales de Venezuela


1932 85,8 69,7 152,7 111,0 97,2 94,8 84,7 88,7 99,1 140,2 104,9 221,1 49,6 94,6
1933 83,0 65,3 44,1 117,9 105,7 92,5 48,6 75,2 96,2 125,0 93,9 248,0 47,1 92,2
1934 87,4 69,4 38,8 118,3 100,5 100,9 67,0 75,8 114,9 111,4 90,9 246,5 44,6 96,2
1935 101,0 73,6 38,4 126,3 93,1 95,4 57,7 75,9 130,6 106,0 85,6 212,0 51,0 498,8
1936 108,0 92,7 43,9 135,7 120,8 52,5 62,8 104,0 139,4 136,3 27,2 353,1 63,3 170,2
1937 152,7 138,3 106,1 147,5 140,7 46,5 227,4 122,9 179,5 159,9 7,2 393,3 128,6 519,3
1938 166,5 135,7 154,3 165,5 147,8 63,5 167,4 147,2 211,2 172,1 7,3 431,9 136,4 692,7
1939 171,7 158,3 198,6 148,9 164,8 63,1 161,4 161,4 201,2 218,5 8,9 466,7 126,0 374,7
1940 160,9 146,3 177,8 110,4 158,9 67,9 246,6 152,8 182,9 210,0 8,3 463,4 130,9 425,3
1941 175,8 180,7 169,3 125,5 150,2 61,6 329,4 159,3 288,8 249,0 16,9 440,5 124,1 68,1
1942 141,1 128,8 131,2 99,9 152,0 67,0 283,7 156,7 161,7 286,8 24,1 488,3 96,8 118,6
1943 166,5 154,4 163,1 26,1 177,1 71,4 181,7 288,8 23,3 719,7 99,6 129,6
1944 264,5 41,7 150,8

Fuente: Anuario Estadístico de Venezuela Ministerio de Fomento 1944.


Cuentas Nacionales, 1915-1935

Subperíodo 1924-1925

391
Cuentas Nacionales de Venezuela

392
Cuentas Nacionales, 1915-1935

En 1924, prosigue la recuperación del comercio exterior. Es así que las


exportaciones sin petróleo, en bolívares, suben de 127,9 millones en 1923
a 147,9 millones; el petróleo sube de 28,7 millones de bolívares en 1923 a
65,5 millones de bolívares en el año 1924, y la exportación total tiene un
valor que va de 156,7 millones en 1923 a 213,4 millones en el año 1924.
En 1925 la exportación sin petróleo sube a 192,5 millones de bolívares,
incrementándose en algo más de 44 millones de bolívares; la exportación
con petróleo, asfalto y derivados sube de 213,4 millones a 329,9 millones,
y el aumento del petróleo va de 65,5 millones en 1924 a 137,4 millones en
1925. Como se puede ver, el aumento del petróleo, asfalto y derivados es
sustancial y supera los 71 millones de bolívares de un año a otro. Además,
el comercio exterior, en términos totales (tanto la parte no petrolera como
la petrolera), reflejaba que el país estaba ya en la franca recuperación con
respecto a la crisis de los años 1920-1921. En el año 1924, desde el punto
de vista del volumen es también importante el aumento de la exportación
total, la cual pasa de 723,8 millones de kilos en 1923 a 1.463,4 millones
de kilos o sea prácticamente se dobla en términos de volumen; en términos
monetarios, esa exportación sube de 156,7 millones de bolívares del año
anterior a 213,4 en el año 1924 o sea que está lejos de doblarse.
Los términos de intercambio siguen en una posición baja con respecto a
aquellos años en que la relación era más satisfactoria para Venezuela; en
cuanto al movimiento de la importación, ésta sube de 133,5 millones de
kilogramos a 195,5 en el año 1924, y el valor de la importación sube de
152,6 millones de bolívares a 215,9 millones. En cuanto al año 1925, el
movimiento de la exportación en kg se dobla nuevamente al pasar a 2.906,5
millones de kilogramos para 329,9 millones de bolívares; sigue siempre el

393
Cuentas Nacionales de Venezuela

aumento en volumen sin ser correspondido por el aumento en dinero, tal


como aparece en las cifras anteriores, y en cuanto a la importación ésta sube
de 196,5 millones de kilogramos a 282,1 millones de kilogramos y en
bolívares sube de 215,9 millones a 303,6 millones.
En lo relativo a la exportación de los principales productos individuales
de la época, sobre todo el café que era el líder de la producción y exporta-
ción tradicional, ésta sube de 46,4 millones de bolívares a 54,5 millones en
1924 y de 68,9 millones de kg, a 100,3 millones de kg, y el índice pasa de
72,1 (con respecto a 1.000 del año 1913) a 84,7 en el año 1924. En 1925
el volumen del café exportado llega a 53,6 millones de kilos, bajando alre-
dedor de 900.000 kilos y, lo que es más saludable, es que el valor de este
café exportado, llega a 125,6 millones de bolívares, por lo que se ve pues
que, habiendo más bien bajado en algo en torno a 1 millón de kg, subió
cerca de 24 millones de bolívares el valor de la cosecha exportada; este fue
un hecho refrescante como elemento influyente en los términos de inter-
cambios; en cuanto al índice, éste se sitúa en 83,3 con respecto a 100,0 del
año 1913; el cacao baja ligeramente en volumen y valor y el índice se sitúa
en 96,8 con respecto a 125,3 del año anterior (nos estamos refiriendo al
año 1924) y en el año 1925 vuelve a subir en términos de volumen y valor,
y se sitúa el índice en 128,2, de modo que se ve que en 1925 es un año de
franca recuperación, inclusive para el cacao.
En lo referente a la exportación de cueros, que era un renglón así mismo
importante, en el año 1924, el índice se sitúa en 85,0 con respecto a 77,9
del año anterior; el volumen de kg, sube a 4,9 millones, que es virtualmen-
te igual a la cifra del año anterior; con respecto al año 1925, el volumen se
sitúa en 3,0 millones, el valor en 5,8 millones y el índice en 79,2.
En lo concerniente al balatá, en el año 1924, el índice baja a 48,3, el
volumen se sitúa en 1,0 millón de kg, y el valor en 6,4 millones de bolívares
y en 1925, el índice sube a 56,7, el volumen se sitúa en 1,2 millones de kg,
y el valor en 7,1 millones de bolívares.
En relación al ganado vacuno, que era otro renglón importante, tenemos
que en 1924 el índice se sitúa en 95,7, y la exportación en cantidad va a 8,9
millones de kg, y en bolívares a 2,6 millones, habiendo alcanzado el año
anterior 1,9 millones de bolívares; y en cuanto al año 1925, 10,8 millones
de kg, en volumen, en bolívares 3,1 millones, y el índice se sitúa en 115,6;
o sea que estábamos en plena recuperación, en período de auge con respec-
to a la crisis, ya superada, que había estallado en los años 1920-1921.
Siguiendo con el dividive, encontramos que éste muestra en el año 1924
un índice de 66,9 y en 1925 de 67,8; en 1924 baja un poco el valor, pero

394
Cuentas Nacionales, 1915-1935

en 1925 sube el volumen y sube el valor; sin embargo, el dividive no era un


renglón importante en las exportaciones venezolanas. Por último, la panela
o papelón exporta en 1924, 4,9 millones de kg en volumen para un valor
de 1,9 millones de bolívares situándose en 313,4 el índice; al año siguien-
te, baja el volumen a 3,8 millones de kg, y el valor a 1,2 millones de bolí-
vares, situándose el índice en 246,0.
Como puede verse, en estos años se va acentuando el proceso de recupe-
ración de la economía, y la crisis, se puede decir que aún con respecto a la
producción tradicional, estaba ya en franco estado de solventación. Si a esto
se agrega el refuerzo oxigenante con respecto a la producción tradicional,
representado por la producción y exportación de petróleo, se verá pues que
el país estaba en plena prosperidad.

Vida fiscal 1924-1925

Analizaremos la vida fiscal de los años económicos 1923-1924 y 1924-


1925. Hay que advertir que la fuente que es aquí utilizada es el Anuario
Estadístico de 1944. Cuando usamos las cifras presupuestarias nos basamos
en el año económico. En cambio, cuando acudimos a las cifras de otras
fuentes en las tablas elaboradas por mí en los trabajos Política fiscal 226 y la
Evolución de la inversión del ingreso fiscal petrolero en Venezuela227, las cifras
aparecen en años civiles. Por tanto, hay una diferencia entre ambas cifras.
En todo caso, para efectos de los análisis, el lector puede apreciar que lo
importante es la tendencia, la composición de los ingresos totales, la parti-
cipación de los ingresos petroleros, los gastos totales, la parte de los gastos
aplicados a los gastos de capital, el gasto corriente, el valor de la producción
en los ingresos totales. En general, son variables que al ser utilizados se
refieren a la cifra total bien sea esta el año económico o el año civil.
En relación al año 1923-1924, el ingreso presupuestado fue de
64.845.000 bolívares. Lo mismo se presupuestó para gastos.
En el año 1924-1925, se presupuestó la cifra de 66.167.000 bolívares
en ingresos y la de 63.354.000 de bolívares en egresos. Es decir, se progra-
mó en este caso un superávit.

226 Tomás E. Carrillo Batalla, Política fiscal. Ediciones del Concejo Municipal del D. F. Caracas.
1978.
227 Tomás E. Carrillo Batalla, La evolución de la inversión del ingreso fiscal petrolero en Venezuela.
Edición, Dirección de Cultura de la UCV. Caracas, 1968.

395
Cuentas Nacionales de Venezuela

Ahora bien, en cuanto a los ingresos efectivos del año 1923-1924, tene-
mos que el ingreso recaudado fue de 102.249.051 bolívares y el egreso
alcanzó a 86.744.504 bolívares. De esta forma, vemos que la cifra de ingre-
sos fue bastante superior a la prevista.
Analizando la composición de los ingresos petroleros y los no petroleros
vemos que para 1923, las entradas fiscales venezolanas se situaron en
88.000.000 de bolívares. Los ingresos fiscales petroleros alcanzaron a
3.780.000 bolívares, y el porcentaje de estos en los ingresos totales fue de
4,3 por ciento.
En 1924, mientras los ingresos fiscales venezolanos fueron de
102.000.000 de bolívares y los ingresos fiscales petroleros totalizaron
5.910.000 bolívares, el porcentaje de éstos en los ingresos totales fueron:
5,8 por ciento.
Con relación a la renta nacional, si examinamos los índices tomando el
año 1928 como año base, tenemos que en el año 1924 el índice general se
situó en 54,9 y en 1925 asciende a 72,6, al descomponer estos totales por
sectores tenemos por derechos de importación:

1924 1925
60,8 82,3

1925 1925

Muelles y caleta 61,8 70,7


Faros y boya 14,2 32,8

En cuanto a los componentes de la renta interna:

1924 1925
Cigarrillos 66,1 72,5
Salinas 87,6 92,5
Sucesiones 51,4 57,5
Papel Sellado y Estampillas 60,7 75,1
Licores 87,1 98,4
Telégrafo, radio y cables 44,3 44,4
Fósforo 70,7 80,9
Derechos Consulares 55,5 73,3

Como se puede ver, los ingresos por aduanas y derechos consulares se


incrementan en la medida en que las importaciones productoras del petró-
leo asciende.
En cuanto al gasto tenemos que en 1924, el gasto público fue de 86.700
bolívares, el ingreso fiscal petrolero de 5.910.000 bolívares.

396
Cuentas Nacionales, 1915-1935

El porcentaje de los ingresos petroleros sobre los gastos de capital fue de


12,29 bolívares.
En 1925, el gasto público de capital se situó en la cantidad de 34.400.000
bolívares y los ingresos petroleros alcanzaron a 20.870.000 bolívares. De
esta forma se produjo una variación interanual de 13,53 y el porcentaje de
los ingresos petroleros sobre el gasto de capital fue de 60,6 por ciento.
En 1924, el gasto público total se situó en 86.700.000 bolívares y el
gasto de capital es de 34.400.000 bolívares; el porcentaje del gasto de capi-
tal en el gasto público total es de 29,8 por ciento.
En 1925, el gasto público total es de 115.500.000 de bolívares y el
gasto público de capital alcanzó a 34.400.000 bolívares. El porcentaje del
gasto de capital en relación al gasto total es, por tanto de 29,8 por ciento.

Documentos más importantes de la vida fiscal del país

Los siguientes documentos conforman lo más resaltante de su momento


histórico en el ámbito económico y fiscal de nuestro país.

Exposición de motivos que presenta el ministro de Hacienda al Congreso Nacional en 1924

Nos muestra un balance del año económico: 22 de junio de 1922 al 30


de junio de 1923, y en sus datos estadísticos sobre ingresos y egresos se
demuestra un superávit de 15.670.018,16 bolívares. Además de ello en un
cuadro comparativo de los últimos siete años fiscales (que son los de mayor
producción) en donde demuestra que los años 1922-1923, ocupan el se-
gundo lugar en los anales financieros de la República, hasta el año de la
cuenta.
En estos años, la amortización de la deuda en 8.665.691,51 bolívares
quedó reducida a 106.178.400,16 bolívares para el primero de enero de
1924, en esta cuenta se encuentran cuadros demostrativos de este hecho,
donde se discriminan por renglones los diferentes servicios hechos a la deuda.

Informe de la Contaduría General de Hacienda, 1923

Contiene información sobre el saneamiento administrativo, reparos a di-


ferentes entes administrativos públicos y privados, para el cobro de deudas
adquiridas por omisión, error o falta en el pago de algún impuesto.

397
Cuentas Nacionales de Venezuela

Exposición que dirige al Congreso Nacional el ministro de Hacienda en el año 1925

El ministro para el momento de presentar la cuenta era el doctor Mel-


chor Centeno Grau.
La exposición sigue de manera general, la misma línea trazada en la ante-
rior cuenta sobre los avances en la recaudación de impuestos y amortización
al presentar un balance en documentos y cifras de la vida fiscal entre 1923-
1924.

398
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Anexo estadístico

399
Cuentas Nacionales de Venezuela

400
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 1
COMERCIO EXTERIOR DE VENEZUELA
1917-1925

Años Importación Exportación Exportación


petróleo y derivados total

1917 119 2,1 120


1918 80 2,6 103
1919 186 2,6 259
1920 315 3,3 171
1921 96 11,7 134
1922 101 15,7 138
1923 153 28,7 157
1924 216 65,5 213
1925 304 137,5 330

Fuente: Anuario Estadístico de Venezuela, Ministerio de Fomento, Caracas.


Memorias e informes económicos del BCV. Varios años.

401
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº 2
BALANCES PRESUPUESTARIOS APROBADOS, 1900-1925-26

Años Ingresos Egresos Diferencias


económicos presupuestados autorizados superávit o déficit
Bs. Bs. Bs.

1900-1901 37.000.000 37.000.000 _________


1901-1902 37.000.000 37.000.000 _________
1902-1903 37.000.000 37.000.000 _________
1903-1904 37.000.000 37.000.000 _________
1904-1905 37.000.000 37.000.000 _________
1905-1906 55.000.000 55.000.000 _________
1906-1907 55.000.000 55.000.000 _________
1907-1908 55.000.000 55.000.000 _________
1908-1909 50.000.000 50.000.000 _________
1909-1910 50.000.000 50.000.000 _________
1910-1911 48.000.000 48.000.000 _________
1911-1912 51.131.250 51.131.250 _________
1912-1913 52.500.000 52.500.000 _________
1913-1914 52.227.930 52.227.930 _________
1914-1915 51.809.540 51.809.540 _________
1915-1916 39.549.000 39.549.000 _________
1916-1917 44.180.000 44.180.000 _________
1917-1918 44.120.000 44.120.000 _________
1918-1919 44.714.000 44.714.000 _________
1919-1920 49.153.000 49.153.000
1920-1921 59.612.000 59.538.000 1.073.400
1921-1922 63.234.000 63.234.000 _________
1922-1923 61.706.000 61.706.000 _________
1923-1924 62.845.000 62.845.000 _________
1924-1925 66.167.000 63.354.500 2.812.500
1925-1926 69.147.500 66.280.350 2.867.150

Fuente: Anuario Estadístico de Venezuela, Ministerio de Fomento, 1944.

402
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 3
RESULTADOS DE LA ACTIVIDAD FINANCIERA DEL ESTADO,
POR AÑOS ECONÓMICOS DESDE 1900-1901 HASTA 1924

Años Ingresos Egresos Diferencias


económicos recaudados registrados superávit
Bs. Bs Bs.

1900-1901 44.650.765 37.984.405 6.960.856


1901-1902 31.945.261 32.421.783 771.018
1902-1903 25.738.595 23.536.673 2.201.922
1903-1904 56.523.976 38.369.428 18.154.548
1904-1905 46.877.852 51.356.228 4.478.376
1905-1906 49.334.668 50.345.140 1.010.472
1906-1907 49.929.301 61.146.394 11.217.093
1907-1908 50.803.153 49.375.202 1.427.951
1908-1909 50.410.132 47.668.809 2.741.323
1909-1910 48.552.856 52.337.175 3.784.309
1910-1911 69.862.183 61.640.009 8.222.174
1911-1912 82.793.513 64.069.251 18.724.262
1912-1913 65.462.539 62.384.023 3.078.516
1913-1914 60.370.993 64.873.597 4.502.604
1914-1915 50.598.450 44.830.054 5.768.396
1915-1916 65.674.385 57.930.228 7.744.157
1916-1917 72.126.667 58.043.627 14.083.040
1917-1918 53.253.686 52.948.924 304.762
1918-1919 57.102.117 58.161.025 1.058.908
1919-1920 101.134.440 68.065.520 32.068.920
1920-1921 81.560.716 102.665.742 21.095.026
1921-1922 70.926.950 80.836.154 9.909.204
1922-1923 87.691.319 72.014.301 15.677.018
1923-1924 102.249.051 86.744.504 15.504.547

Fuente: Anuario Estadístico de Venezuela, Ministerio de Fomento, 1944.

403
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº 4
RELACIONES ENTRE EL GASTO PÚBLICO TOTAL Y LOS GASTOS PÚBLICOS CORRIENTES
Y DE CAPITAL1917-1925
(MILLONES DE BOLÍVARES)

Años Gastos púb. Gastos púb. % de Gastos % de


total de capital 2.1 públicos corrientes 4.1
1 2 3 4 5

1917 58,0 7,3 12,6 50,7 87,4


1918 52,9 5,1 9,6 48,8 90,4
1919 58,2 8,7 14,9 49,5 85,1
1920 68,1 3,3 4,9 64,8 95,1
1921 102,7 15,9 15,5 86,8 84,5
1922 80,8 7,5 9,3 73,3 90,7
1923 72,0 8,6 11,9 63,4 88,1
1924 86,7 18,2 21,0 68,5 79,0
1925 115,5 34,4 29,8 81,1 70,2

Fuente: Anuarios Estadísticos de Venezuela, Ministerio de Fomento, 1955-1956.


Desarrollo económico de Venezuela. Tomás Enrique Carrillo Batalla, 1963.

CUADRO Nº 5
RELACIONES ENTRE EL GASTO PÚBLICO DE CAPITAL E INGRESOS FISCALES
PETROLEROS 1917-1925
(MILLONES DE BOLÍVARES)

Años Gastos púb. Ingresos Variación % de los ingresos


de capital fiscales Interanual petroleros sobre los
petroleros gastos de capital

1917 7,3 0,16 _ 7,14 2,2


1918 5,1 0,69 _ 4,41 11,9
1919 8,7 1,31 _ 6,69 15,1
1920 3,3 1,46 _ 1,84 44,2
1921 15,9 2,21 _ 13,69 13,9
1922 7,5 7,5 _ _ 100
1923 8,6 3,78 _ 4,82 43,9
1924 18,2 5,91 - 12,29 32,5
1925 34,4 20,87 - 13,53 60,6

Fuente: Anuarios Estadísticos de Venezuela, Ministerio de Fomento, 1955-1956.


Desarrollo económico de Venezuela. Tomás Enrique Carrillo Batalla, Caracas, 1963.

404
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 6
RELACIÓN ENTRE LOS INGRESOS FISCALES PETROLEROS
Y EL VALOR DE LA PRODUCCION PETROLERO
1917-1925
(MILLONES DE BOLÍVARES)

Años Ingresos Valor de la % de los ingresos


fiscales producción petroleros sobre el
petroleros petrolera valor de la producción

1917 0,16 0,78 20,5


1918 0,69 3,54 19,4
1919 1,31 3,49 37,5
1920 1,46 7,14 20,4
1921 2,21 9,8 22,5
1922 7,5 15,30 49
1923 3,78 33,28 11,4
1924 5,91 82,2 7,2
1925 20,87 186,27 11,2

Fuente. Aspectos de la Industria petrolera en Venezuela, Primer congreso de Petróleo.


La industria petrolera y sus obligaciones fiscales en Venezuela, Alirio Parra.

CUADRO Nº 7
RELACIONES ENTRE LOS INGRESOS FISCALES VENEZOLANOS
LOS INGRESOS FISCALES PETROLEROS Y EL VALOR DE LA PRODUCCIÓN PETROLERA

Años Ingresos Ingresos % de 2/1 Volumen de Valor de % de 2/5 Volumen de


fiscales fiscales producción producción reservas
venezolanos petroleros petrolera petrolera probadas
(millones de (millones de (millones de (millones de (millones de
Bs.) Bs.) barriles) Bs.) barriles)
(1) (2) -3 (4) (5) -6 (7)

1917 72 0,16 0,2 0,12 0,78 20,5 ________


1918 53 0,69 1,3 0,32 3,54 19,4 ________
1919 57 1,31 2,3 0,3 3,49 37,5 ________
1920 101 1,46 1,4 0,46 7,14 20,4 ________
1921 82 2,21 2,7 1,45 9.80 22,5 ________
1922 71 7,50 10,6 2,24 15,30 49,0 ________
1923 88 3,78 4,3 4,32 33,28 11,4 ________
1924 102 5,91 5,8 9,13 82,2 7,2 ________
1925 120 20,87 17,4 19,93 186,27 11,2 ________
1926 172 18,88 10,4 36,65 334,28 5,3 ________

Fuente. Petróleo y otros datos estadísticos. Ministerio de Minas e Hidrocarburos, 1964.

405
CUADRO Nº 8
406

ÍNDICES ECONÓMICOS
1928 = 100
INGRESOS DEL TESORO POR RAMOS DESDE 1914 HASTA 1934

Índice parcial
Años Índice Dere- Muelles Faros Cigarri- Salinas Suce- Papel Minas Lico- Tele- Fósfo- Con- Varios
Gen. chos y cale- y llos ciones sellado res grafo, ros sula-
importa- tas boyas y Estam- Radio res
ción pillas y Cable

1914 24,5 32,3 12,5 1,1 47,9 61 _ 20,4 4,3 32,4 17,3 52,0 10,5 36,1
1915 27,5 37,5 29,5 1,3 36,2 50,6 33,5 24,7 6,6 50,1 14,5 48,0 13,2 55,4
1916 34,8 48,2 31,6 1,3 37,2 85,1 38,1 32,1 6,4 965,9 15,7 61,8 18,6 37,3
1917 31,2 38,0 27,9 1,2 38,2 88,6 24,5 33,0 4,8 72,1 22,1 61,8 18,0 52,4
1918 24,6 21,4 19,1 1,2 40,5 86,9 34,5 32,1 7,7 71,4 24,5 60,1 14,6 62,5
1919 38,6 36,4 31,4 1,8 59,3 94,4 21,7 51,7 3,3 85,4 35,3 65,0 26,9 198,3
1920 51,3 69,2 38,1 2,5 51,0 80,2 43,5 63,2 3,5 92,8 51,9 70,7 41,9 112,7
1921 32,0 26,1 31,6 3,5 51,9 87,8 32,7 46,6 5,4 75,2 43,5 55,8 21,0 144,7
1922 39,8 35,8 38,6 4,0 54,4 85,7 35,3 48,7 16,3 83,1 32,9 68,1 22,0 162,6
1923 43,7 50,4 45,5 6,8 59,4 86,0 112,5 51,7 8,8 88,5 44,5 69,5 32,6 73,4
1924 54,9 60,8 61,8 14,2 66,1 87,6 51,4 60,7 13,0 87,1 44,4 70,7 55,5 233,2
1925 72,6 82,3 70,7 32,8 75,2 92,5 57,5 75,1 46,1 98,4 44,4 80,9 73,3 124,6
1926 87,8 104,7 94,3 50,0 84,0 89,6 44,3 91,5 39,5 105,8 73,8 86,6 102,5 258,0
1927 85,4 100,5 100,1 64,4 87,0 97,6 71,3 95,6 47,2 101,3 83,0 85,5 102,4 93,4

Cuentas Nacionales de Venezuela


1928 110,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
1929 125,5 124,1 129,7 170,0 100,9 102,6 101,0 115,7 109,2 90,9 150,0 194,7 103,8 462,6
1930 119,2 110,8 99,3 154,7 104,1 104,2 165,8 110,4 124,7 93,8 156,3 297,0 103,4 316,1
1931 92,5 86,3 69,7 117,0 90,8 92,6 55,5 84,4 133,1 80,8 114,8 234,1 68,7 116,4
1932 85,8 69,7 152,7 111,0 97,2 94,8 84,7 88,7 99,1 140,2 104,9 221,1 49,6 94,6
1933 83,0 65,3 44,1 117,9 105,7 92,5 48,6 75,2 96,2 125,0 93,9 248,0 47,1 92,2
1934 87,4 69,4 38,8 118,3 100,5 100,9 67,0 75,8 114,9 111,4 90,9 246,5 44,6 96,2

Fuente: Anuario Estadístico de Venezuela. Ministerio de Fomento. 1944.


Cuentas Nacionales, 1915-1935

Subperíodo 1926-1927

407
Cuentas Nacionales de Venezuela

408
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Situación económica general y su evolución

Para 1926, la exportación en bolívares se sitúa en 148,7 millones, hubo


pues, un descenso en el valor de las exportaciones sin petróleo de 192,5 en
1925 a 148,7 en 1926. En cuanto a la exportación de petróleo, asfalto y
derivados, sube a 246,6 millones de bolívares comparado con 137,4 millo-
nes en 1925, para un total de la exportación con petróleo de 395,4 millo-
nes de bolívares en relación a 329,9 millones de bolívares del año anterior.
En 1927, la exportación sin petróleo sube en bolívares 163,2 millones.
El petróleo, asfalto y derivados aumenta a 280,8 millones de bolívares y la
suma total con petróleo llega a 444,1 millones de bolívares. Yendo ahora a
los volúmenes de exportación y a su valor, en kilogramos alcanza a 5.092,9
millones en total, para el valor que hemos indicado anteriormente de 395,4
millones de bolívares, en relación a esta cifra, la importación es del orden de
493,5 millones de kilogramos, por un valor de 412,3 millones de bolívares.
En cuanto al año 1927, hubo una exportación total de 8.645.9 millones de
kilos por un valor, como dijimos antes, de 444,1 millones de bolívares. La
importación se sitúa en 439,4 millones de kilogramos por 363,5 millones
de bolívares. La balanza comercial en 1926 es ligeramente desfavorable por
cuanto la exportación produce 395,4 millones de bolívares y la importa-
ción cuesta 412,3 millones de bolívares, por lo que se observa un déficit de
unos 17 millones de bolívares aproximadamente.
En el año 1927 hay un superávit si comparamos 444,1 millones de bo-
lívares que produjo la exportación, con 363,5 millones de bolívares que
costó la importación o sea, que hubo un superávit de aproximadamente 80
millones de bolívares.

409
Cuentas Nacionales de Venezuela

La exportación de café en 1926 es de 43 millones de kilogramos por una


valor de 99 millones de bolívares, que representó el 66,8 del índice de
1913 igual a 100 y que para el año anterior era de 83,3; de modo que hubo
un descenso en la cantidad exportada y el valor percibido. En 1927, la
exportación del café se recupera y la cantidad de kilos exportados sube a 51
millones por un valor de 103.000.006 bolívares y en el índice con relación
a 100, año 13, se sitúa al 79,3 y de 63,8 que lo había registrado en el año
anterior.
El distinguido colega Domingo Felipe Maza Zavala, en su obra Venezue-
la, una economía dependiente, refleja en porcentaje del valor total, los cam-
bios en la composición de las importaciones venezolanas del año 1913 a
1926, como una especie de fotografía del corte económico de ambos años:

1913 1926
Bienes de consumo 57,6 57,6
Bienes de consumo no durables 51,4 26,7
Materias primas 15,9 11,1
Lubricantes y combustibles s/infor. 0,6
Bienes de capital fijo 26,5 45,0
Bienes de consumo durable 6,8 16,6

Datos: Maza Zavala, D. F., Venezuela, una economía dependiente. Caracas, Ed. FACES-UCV, p. 32.

Por su parte, en el trabajo publicado por Iván Pulido Mora y Rafael


Durán en 1979, hacen anotaciones en los diez primeros años de explota-
ción petrolera, ésto significó el 6 por ciento del total de los ingresos del
fisco. En cambio, de 1927 a 1936, la proporción de los ingresos se eleva al
22 por ciento y en 1935 se sitúa en casi 28 por ciento, además, agregan que

Se revelan las primeras características de una economía petrolera que va a estar


signada por el consumo creciente de importaciones, agudizado en los momentos en
que aumenta la capacidad de compra externa por divisas obtenidas en la venta del
petróleo. Así las importaciones crecen más de 5 veces cuando pasan de Bs. 93
millones en 1913 a Bs. 495 millones (Bs. 1,672 millones ) en 1926, los bienes de
consumo básico suben de 9 millones de dólares a 24 millones de dólares, dos veces
y medio, mientras las de consumo suntuario se multiplica seis veces.228

228 Pulido Mora, Iván y Rafel Durán, “Finanzas públicas de Venezuela en el S. XX”, en El Nacional,
Edición XXXVI Aniversario, Caracas, 3 de agosto de 1979. Nº 4, p. 4.

410
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Lo más relevante de 1926, es que el valor registrado en la exportación del


café (Bs. 99.005.884) es superado por el valor de la exportación petrolera
(y de asfalto) que llega a 246.000.006 bolívares. Puede verse claramente
que el café, producto puntero en las exportaciones venezolanas por casi un
siglo, cede su puesto al petróleo, revelándonos que ha ocurrido un cambio
económico trascendental, empieza a verse claramente en las estadísticas de
exportación y en el contravalor en bolívares de esas exportaciones.
Sin embargo, este asunto no es tan color de rosa como pareciera a pri-
mera vista, por cuanto el valor del petróleo exportado no regresa en dine-
ro o divisas íntegramente a Venezuela: el contravalor de la exportación no
reingresa al país en el monto de las divisas que pagaban los compradores
del petróleo en el exterior por el producto. Lo que regresaba era una frac-
ción, representada por lo que pagaban las compañías petroleras al Estado
por los llamados impuestos: inicial de explotación, y los demás, que cons-
tituían el conjunto de impuestos y tasas petroleras más el royalty, que era
el acumulado del petróleo, el cual oscilaba entre 10 y 15 por ciento en
aquella época. Ese monto aproximado era lo que entraba al país por estas
exportaciones. A ello se sumaban los gastos que hacían para pagar bienes
y servicios sobre la actividad que desarrollaban. Apartando todas estas
bagatelas, el resto del valor del petróleo se quedaba en el exterior. En
cambio, en el caso del café, el precio, el contravalor en bolívares regresaba
íntegramente a Venezuela.
Este es el cambio fundamental y ello tiene que ver con las empresas que
explotaban el petróleo en contraposición con las que explotaban el café.
Este último era explotado por venezolanos, pequeños, medianos y grandes
productores de la Cordillera de la Costa, de los Andes, en Oriente y en el
resto de las áreas del país donde se concentraban los cultivos cafeteros; en
cambio, el petróleo era explotado por extranjeros y éstos lo trataban como
un producto extraño al concreto de sus actividades nacionales. Una vez que
el producto se ponía en un barco para mandarlo al exterior, se le daba un
tratamiento distinto al del resto de los productos nacionales.
Lo que hemos analizado para el café, vale igualmente para el cacao, el
ganado, sus subproductos como los cueros, el balatá, el dividive, la caña de
azúcar, el papelón y la panela, la sarrapia, las maderas, en fin, todos los
productos que Venezuela exportaba.
A partir del aumento de la actividad petrolera, se empezó a sentir en las
áreas de exportación agrícolas y pecuarias los efectos de esa explotación.
Sobre este particular, vamos a transcribir las opiniones de algunos colegas
economistas que son pertinentes al caso. Nos dice Salvador de la Plaza como

411
Cuentas Nacionales de Venezuela

...fueron abandonando las haciendas y convirtiéndose en comerciantes importado-


res, contratistas de obras públicas, banqueros, especuladores, al amparo de la distri-
bución que entre ellos y la alta burocracia, y a través del presupuesto nacional se
realizaban de los ingresos provenientes del petróleo.229

Otra opinión sumamente interesante sobre este particular nos la ofrece


el colega Francisco Mieres, quien dice lo siguiente:

Mientras en la ciudad y campamentos hay reanimación comercial, colocaciones


burocráticas, especulación de terrenos, construcciones, etc., los latifundistas trasla-
dan su centro de gravedad a las ciudades especialmente aquellas que empiezan a
disfrutar del petróleo. El fundo pasa a segundo plano en manos de un capataz que
cobra las rentas y dirige la recolección y el envío del café o el cacao al comerciante.
La ganadería que venía siendo golpeada directamente por la crisis del latifundio o
por su derivación política, –guerras civiles durante décadas– encuentra en este
proceso el acta de defunción como actividad exportadora. Los hatos son abandona-
dos casi por completo. El absentismo de los terratenientes y la realización de las
actividades económicas urbanas los va convirtiendo poco a poco en grupos distintos
de burguesía y les va borrando su fisonomía original de su clase terrateniente. 230

Lo que afirman Salvador de la Plaza y Francisco Mieres, es una expresión


de la realidad. Hasta la aparición del petróleo, como principal fuente ener-
gética del mundo, en Venezuela, los productores agrícolas y pecuarios vi-
vían generalmente en sus fincas y generaban recursos suficientes para pagar
los costos de producción, como cubrir los salarios de los trabajadores y
demás adquisiciones necesarias para el proceso productivo. Esto valía tanto
para el pequeño, mediano o gran propietario terrateniente; naturalmente
que la eficiencia productiva era mayor en las unidades medianas y peque-
ñas, pues en relación con las grandes, estas últimas no utilizaban extensas
porciones de sus tierras, por tanto, operaban de manera ineficiente; sin
embargo, todos fueron golpeados por los efectos de la explotación petrole-
ra. Una de las consecuencias inmediatas fue el desequilibrio que se presentó
entre el campo y la ciudad.

229 De la Plaza, Salvador, “La economía minera y petrolera de Venezuela”. Perfiles de la economía
venezolana. Caracas, Edición Especial Boletín Bibliográfico, FACES-UCV. Jul-sep. 1963, año
1, Nº 3, 2da. Epoca.
230 Mieres, Francisco, “Los efectos de la explotación petrolera sobre la agricultura en Venezuela”.
Apéndice del libro de Héctor Malavé Mata, Petróleo y desarrollo económico de Venezuela, Ed.
Pensamiento Zuliano, s.a. Caracas, 1962, p. 360.

412
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Durante 1926 ( ... ) la demanda de trabajo se desplazó de la agricultura hacia los


campos petroleros, obras públicas y otros sectores causando congestión en las
ciudades y un notable incremento del costo de vida.
La demanda de trabajo incrementó los salarios hasta un nivel sin precedentes,
especialmente en los campos petroleros. La partida de los trabajadores de las
haciendas ha sido tan extensiva que ha comenzado la agitación por parte de los
propietarios de la tierra para lograr que el gobierno detenga los programas de
construcción de carreteras y devuelva a los trabajadores a las labores agrícolas.231

En igual sentido se manifiesta la historiadora Rosalba Méndez, cuando


afirma lo siguiente:

Durante el período 1920-1926, se produjeron importantes cambios en el contexto


social del país, como consecuencia de la evidente superación de la exportación de
hidrocarburos respecto a la tradicional exportación de bienes agrícolas. Por una
parte se aceleró el éxodo rural, que ya había comenzado, hacia actividades no
agrícolas. Este se orienta en dos sentidos: hacia los tradicionales centros urbanos,
donde engendró una población depauperada e improductiva que encontró funda-
mentalmente ocupación en obras públicas, y hacia los nuevos centros petroleros. Se
estima en 60.000 u 80.000 personas el flujo de población hacia los centros petrole-
ros y urbanos en dicho período.232

El éxodo rural incrementado por el petróleo, va despoblando las unida-


des productivas tradicionales, dejándolas sin los brazos necesarios para lle-
var a cabo su actividad normal; ello creó una escasez verdaderamente crítica
en dichas unidades de producción, lo cual empieza a manifestarse en la
necesidad que tienen éstos de buscar fuera de sus límites la mano de obra
faltante. En época de cosecha se suplía esta carencia contratando mujeres e
inclusive niños de las aldeas y pueblos cercanos, que contribuían al proceso
de recolección, pero, en el caso presente de que había que buscar hombres
para los trabajos de limpia, poda de matas, siembra, transporte, que eran
rudos y no podían ser encomendados a las mujeres y a los niños, la situa-
ción se tornó diferente y se empieza de este modo a abandonar parcelas,
cortes y secciones o a cultivarlos mal. Con ello se va deteriorando la activi-

231 Córdova, Armando y Héctor Silva Michelena, Aspectos teóricos del subdesarrollo. Caracas, Edi-
ciones FACES-UCV, 1974, p.137.
232 Méndez, Rosalba, “Gómez ¿Un período histórico?”. Juan Vicente Gómez y su época. Coordina-
dor Elías Pino Iturrieta. Caracas, Monte Ávila Editores, 1985, p. 41.

413
Cuentas Nacionales de Venezuela

dad productiva y por ende, las posibilidades de invertir lo necesario para


mantener las tierras en actividad.

El resultado de este proceso se refleja en pérdidas netas para el productor, condu-


ciendo a su vez, a la crisis que en este caso no es ya coyuntural como la que vivían
estas áreas productivas en el curso del siglo XIX y principios del XX; ello se trataba más
de una crisis estructural que en todo era mucho más profunda y grave, que apuntaba
hacia el languidecimiento y en definitiva hacia la extinción de la actividad agrope-
cuaria tradicional.
Así es que, mientras nuestros gobernantes encabezados por el “Jefe de Estado” y sus
privilegiados acompañantes, se enriquecieron con la manipulación de concesiones
petroleras, de los negocios surgidos a la sombra de las mismas, y de los nuevos
sectores especulativos de la actividad privada urbana, los campos iban gradualmen-
te hundiéndose en la ruina, gracias a la desaparición de la actividad agrícola, que
durante siglos había sido soporte económico del país.

Un gobierno responsable, estaba en la obligación ineludible de enfrentar


aquella situación no con dádivas, donaciones, ni con subsidios artificiales,
sino, con un programa económico previamente elaborado, donde se llevara
la agricultura tradicional, poco productiva atrasada, hacia una agricultura
moderna, de mayor productividad y con incorporación de los métodos que
se habían puesto en práctica en otros países, llegando en esa área a niveles
de desarrollo mucho más elevados.
Lo más grave de las faltas del gobierno, se puede apreciar en: 1) Inexis-
tencia de un verdadero Ministerio de Agricultura y Cría; de Centros de
Investigación, divulgación y extensión del área agrícola. Por razón de estas
carencias, no había manera de conocer las diferentes plagas que azotaban
los cultivos y como consecuencia, nos atacaban y se desconocía el modo de
hacerlo, mientras que en otros países, inclusive de América Latina, ya se
incorporaban procesos modernos para conocer las Epizootias, así como las
plagas y consecuencialmente las podían combatir eficazmente; 2) la necesi-
dad que tenía la población rural en esta etapa de transición, de ir ajustán-
dose a tiempos más prósperos como una de las bases fundamentales para el
sostenimiento de la economía interna del país, pues la alimentación del
pueblo, la generación de fuentes de empleos, y la seguridad del total y
abundante abastecimiento de alimentos es parte de las medidas de seguri-
dad nacional que un gobierno debe asumir; 3) la situación derivada de la
formación de cinturones de miseria en torno a las ciudades, constituidos
por campesinos que llegaban a los centros urbanos en busca de mejores

414
Cuentas Nacionales, 1915-1935

condiciones de vida y fuentes de empleos, sin tener ninguna capacitación


para desempeñarse ni siquiera en calidad de obreros, menos aún, en espe-
cialistas en algunas áreas, como era la exigencia de la gran industria. El
Estado apenas mantenía escuelas de Artes y Oficios, cuando ha debido usar
los recursos del petróleo –entre otras cosas– para recibir y adiestrar esa
población inexperta en las labores necesarias para una economía moderna
en proceso de desarrollo; 4) creció la burocracia tanto pública como priva-
da, sobre todo, aquella que estaba vinculada con negocios de importación,
donde el producto de esas transacciones era gastado indiscriminadamente
en artículos suntuarios y en erogaciones poco productivas, por ejemplo, la
compra de automóviles de lujo se incrementó notablemente con el aumen-
to del ingreso petrolero.
Todo daba la impresión que los hombres que gobernaban al país no en-
tendieron el fenómeno que se estaba operando, no se detuvieron a exami-
narlo y considerarlo en sí mismo con las consecuencias sociales y económi-
cas que traería para Venezuela. Por ello, dejaron que la fuerza de la inercia
nos llevara, cegados por una prosperidad artificial, hacia la generación de
nuevos problemas de carácter socioeconómicos.
Al final de la dictadura del general Gómez, se creó el Ministerio de
Agricultura y Cría, como apéndice del Ministerio de Salubridad, el cual
cumplía muy pocas funciones en cuanto a las verdaderas tareas que co-
rrespondía a un ministerio de su especificidad. En materia de salubridad
y sanidad, vemos que aparte de lo que hizo Samuel Darío Maldonado en
la reorganización y mejoramiento de los servicios sanitarios y de la Ofici-
na de Sanidad Nacional, muy poco añadió el gobierno a esa tarea. De ahí
que al término de la administración del general Gómez se separaron am-
bos ministerios que por su índole no podían estar en una misma depen-
dencia.

Vida fiscal

En cuanto al presupuesto público vamos a utilizar la fuente del Anuario


Estadístico de 1938233 que nos revela el presupuesto tal como fue aprobado,
por años económicos. En lo que se refiere a los resultados de la actividad
financiera, usaremos la fuente por años civiles. En todo caso, no resulta
difícil apreciar la diferencia entre una y otra cifra.

233 Anuario Estadístico, Ministerio de Fomento, 1938.

415
Cuentas Nacionales de Venezuela

En 1925-26, el presupuesto de ingresos se situó en 69.145.500 bolíva-


res y el de egresos en 66.280.350 bolívares para un superávit planeado de
2.867.150 bolívares.
El presupuesto del año económico 1926-27 es de 94.992.000 bolívares
y el de gastos es de Bs. 92.785.600,oo, de modo que se planeó un superávit
de 2.206.400 bolívares.
El presupuesto consuntivo, es decir, el que realmente pudo recaudarse
en el año económico 1925-26 es de 172.098.216 bolívares y el egreso
registrado es de Bs. 163.118.152 para un superávit real de Bs. 8.980.064
y el presupuesto consuntivo del año 1926-27 es de 178.796.976 bolívares
lográndose un superávit de 3.351.549 bolívares.
Veamos ahora la composición entre ingresos petroleros e ingresos no pe-
troleros, estas últimas para el año 1926 en 17.880.000 bolívares y los in-
gresos fiscales venezolanos obtuvieron un monto de 172.000.000 bolívares.
Para el año 1927, los ingresos fiscales petroleros se elevaron a 21.430.000
bolívares, al mismo tiempo, la totalidad de los ingresos fiscales venezolanos
alcanzan a 182.000.000 bolívares.
En lo relativo a la Renta Nacional, observamos que para el año 1926, la
Renta Interna se situó en 68.414.117 bolívares y el año 1927 ascendió a
70.992.629 bolívares. La suma de la Renta Aduanera y Consular para el año
1926 se ubicó en 104.030.850 bolívares. Para el año 1927 tiene un ligero
descenso colocándose en 102.708.827 bolívares pero si el monto del año 1926
se compara con el monto alcanzado en el año 1925 (en este mismo renglón),
cuya cifra alcanzó a 81.019.034 bolívares, se observa un enorme incremento.
El año 1926, fue especialmente importante en materia de importación.
Si discriminamos los renglones de la Renta Interna en sus índices parcia-
les y ubicando el año 1928 para la base de tal medida, obtenemos que en:

Salinas se obtuvo para 1926 un nivel de 89,5 y 97,6 para el año 1927.
Sucesiones: 44,3 para el año 1926 y 71,3 para 1927.
Papel sellado y estampillas: 91,5 para 1926 y 95,6 para 1927.
Licores: 105,8 para 1926 y 101,3 para 1927, es uno de los pocos reglo-
nes donde se observa un descenso.
Telégrafo, radio y cables: 73,8 para 1926 y 83,0 para 1927.
Fósforo: 86,6 para 1926 y 85,5 para 1927.
Cigarrillos: 84,0 para 1926 y 87,0 para 1927.

Con relación a los gastos podemos decir lo siguiente: los gastos públicos
totales para el año 1926 alcanzan a Bs. 163.100.000, los gastos públicos

416
Cuentas Nacionales, 1915-1935

de capital son de 57,2, esto representa el 35,1 por ciento de los gastos
totales.
Los gastos públicos corrientes son de 105.900.000 bolívares, el porcen-
taje de éstos sobre los gastos públicos totales es de 64,9 por ciento.
En 1927, los gastos públicos totales alcanzan a 178.800.000 bolívares,
los gastos de capital son de 21.500.000 bolívares, el porcentaje de éstos
sobre la totalidad de los gastos es de 12 por ciento.
Los gastos públicos corrientes para el mismo año alcanzan a 157.300.000
bolívares éstos representan al 88 por ciento del total del gasto público.
Veamos ahora, como fueron alimentados estos gastos con el ingreso fiscal
petrolero. En el año 1926, los ingresos fiscales obtenidos de la explotación
petrolera alcanzaron a 17.880.000 bolívares, el porcentaje de éstos sobre
los gastos de capital fue de 10,4 por ciento con una variación interanual de
39,33 por ciento. En el año 1927, los ingresos fiscales petroleros alcanzan
a 21.430.000 bolívares con una variación interanual de 0,00 por ciento y
el porcentaje de estos ingresos sobre el gasto público de capital es de 99,6
por ciento.
Como se ve hubo un descenso drástico del año 1926 al año 1927 en el
gasto público de capital al punto que el total de éste fue virtualmente cu-
bierto por los ingresos fiscales petroleros.
En cuanto a la participación de los ingresos fiscales petroleros en el valor
de la producción, observamos lo siguiente:
Para el año 1926, el valor de la producción petrolera fue de 334.280.000
bolívares, la participación de los ingresos petroleros en el valor de la pro-
ducción fue de 10,4 por ciento.
En el año 1927, el ingreso fiscal petrolero alcanza a 21.430.000 bolívares,
el valor de la producción petrolera es de 338.420.000 bolívares, el porcentaje
del ingreso petrolero sobre el valor de la producción es de 11,8 por ciento.
Esto nos revela que la participación de Venezuela en el valor comercial del
petróleo, en realidad, es sumamente pequeño y el mayor porcentaje del valor
de la producción era retenido en el exterior por las empresas explotadoras del
petróleo. Esto es un hecho que está revelado por las cifras.

Los documentos de la vida fiscal

Estos nueve documentos, referentes a la opinión oficial y, la opinión


pública en los años de la dictadura gomecista, reflejan los puntos más resal-
tantes de la vida económica y fiscal, específicamente entre 1926-1927.

417
Cuentas Nacionales de Venezuela

1. Exposición de motivos del ministro de Hacienda de la Memoria y Cuenta de 1926

El ministro para el momento de entregar la cuenta era el doctor Melchor


Centeno Grau.
Esta exposición sigue, de manera general, la misma línea trazada en cada
una de las cuentas entregadas por este ministerio, las cuales constan de
cinco informes correspondientes a igual número de direcciones, sin embar-
go, y sin menospreciar los documentos contentivos en este volumen (Sec-
ción doctrinal), les recomendaría que para un estudio más profundo de
determinados puntos, como por ejemplo: pago de la deuda; renta interna;
acuñación de moneda; Banco de la Tesorería; importaciones y exportacio-
nes, etc., es menester revisar a fondo todos los documentos de la memoria
para recabar datos específicos.

2. Administración General de la Renta Nacional de estampillas

En este documento se encuentra un cuadro con los datos específicos sobre:


a) Demostración por administración y por tipos de las especies vendidas y
su producto bruto.
b) Certificados del año civil 1926.
c) Especificaciones por:
–Oficinas en los diferentes estados
–Timbres fiscales
–Timbres postales
–Papel sellado
–Total del producto
La sección Oficial del presente volumen consta de una serie de docu-
mentos, que si bien son de gran valor histórico para el estudio de las finan-
zas públicas en Venezuela, no es menester separarlos, pues su valor aumen-
ta cuando se presentan como un cuerpo documental.
En la subsección Opinión Pública, por su parte, se desprenden por su
valor intrínseco, algunos documentos como para individualizarlos en el pre-
sente anexo.

3. El Universal, 1926, artículo que remite el señor J. H. Wall, administrador del Puerto de La
Guaira donde éste informa sobre el movimiento de importación y exportación en el citado año

“Remitidos por el señor J. H. Wall, administrador de la Corporación del


Puerto de La Guaira, hemos recibido los cuadros estadísticos correspon-

418
Cuentas Nacionales, 1915-1935

dientes a las importaciones y exportaciones del exterior (sic) y movimiento


de cabotaje efectuado durante el año 1925, con la demostración de sus
respectivas procedencias y destinos.
–Por artículos
–Vapores y buques de vela
–Procedencia por nacionalidades y kilogramos
–Exportaciones de Venezuela (sic) producciones y cantidades
–Movimiento de cabotaje”.
“Por los datos que dejamos apuntados puede juzgarse del creciente desa-
rrollo del comercio venezolano por nuestro puerto principal”...

4. La memoria de Hacienda

Artículo de El Nuevo Diario, 1926.


En este artículo se insertan en cuadros estadísticos los datos relativos a
ingresos y egresos, que son específicamente elocuentes. Ejemplo:
a) Cuadro que demuestra la amortización o extinción, en billetes o títu-
los, por un valor de Bs. 7.044.288,35, que han tenido las deudas venezola-
nas durante el año civil de 1925.
b) Cuadro que demuestra las erogaciones en dinero efectivo que han sido
efectuadas por el gobierno nacional, por atenuaciones del servicio de las
deudas de Venezuela durante el año civil de 1925.
Comparación de este año y el anterior en los principales ramos de ingresos.
Ingresos efectivos en los años comprendidos desde el 1 de julio de 1908
hasta el 30 de junio de 1925, cuyo estudio es útil para poder apreciar el
aumento progresivo de sus totales y las fluctuaciones de las diversas rentas
que lo forman.
Cuadro comparativo por departamentos (Ministerios) de los gastos ero-
gados durante 1925.

5. La nueva Ley de Aduanas

Artículo publicado en El Universal el 16 de agosto de 1926, el cual


tomamos en consideración, pues representa parte de las reformas que se
efectuaron en el aparato estatal durante la administración gomecista.

419
Cuentas Nacionales de Venezuela

6. Importancia universal del petróleo

Llama la atención de este artículo, la importancia que se le concedía para


la fecha, a las relaciones comerciales entre Venezuela y Argentina (1926),
siendo el petróleo el catalizador de dichos intercambios.
“Posteriormente los hechos han confirmado el criterio del mandatario
argentino, pues el año 1925, las importaciones argentinas de petróleo
venezolano ascendieron a 16.000 toneladas, siendo la primera vez que se
efectuaban operaciones de esta naturaleza lo que es verdaderamente
halagador”.

7. Las finanzas en Venezuela

El artículo realizado por el ministro Plenipotenciario de los Estados Uni-


dos de Venezuela en París, nos muestra una visión de conjunto (si bien es
parcializada) sobre el área financiera de Venezuela.
“La Ley Orgánica de la Hacienda Nacional de 1918, ha establecido un
verdadero código de las finanzas públicas. Ha dado al Presidente poderes
supremos en materia de gestión financiera precedido del ministro de Ha-
cienda por simple delegación de autoridad. Ha fijado las reglas de presenta-
ción y de ejecución del presupuesto, según los principios rigurosos de la
unidad, de la universalidad y de la sinceridad del presupuesto”.
“Los métodos adaptados por Venezuela se asemejan mucho a los méto-
dos administrativos franceses”.

8. Las finanzas de Venezuela, El Nuevo Diario, 1926

Este artículo publicado por El Nuevo Diario, reproduce un informe del


número extraordinario del Boletín del Ministerio de Hacienda:
“Se destaca en el texto de la importante publicación un brillante trabajo
del doctor Melchor Centeno Grau, ministro de Hacienda, en el cual se
hacen evidentes la solidez y la prosperidad que presentan al mundo las
finanzas de Venezuela”.
Según este documento, y presentada de manera estadística, con cuadros
específicos, Venezuela superó la crisis mundial, suscitada por la Primera Gue-
rra Mundial sin mayores apremios financieros. El primer cuadro nos demues-
tra las cifras de exportación, importación y sus totales de 1908 a 1925.
Sobre el incremento de las plazas bancarias en el país, en este documento
se revela (en parte) como fueron abriéndose caminos los bancos internacio-

420
Cuentas Nacionales, 1915-1935

nales en Venezuela, lo que a su vez representó un estímulo para los inversio-


nistas nacionales.

9. Venezuela siente por primera vez un “slump” o depresión petrolera

En El Universal, 9 de junio de 1927 (p. 1) del Boletín de la Cámara de


Comercio de Caracas, correspondiente al presente mes.
Como información general, sobre todo como un antecedente de lo que
luego serían las grandes crisis que ya en diferentes momentos históricos
hemos vivido, consideramos que este documento debe ser revisado y toma-
do en consideración.
“Periódicamente, como todos los artículos, ya sea café o azúcar, acero o
madera, el mercado mundial del petróleo tiene sus alternativas. Estas de-
presiones se presentan, casi siempre, cada vez que los explotadores (wild
cats) dan con un buen campo de petróleo en Estados Unidos. En los últi-
mos años, los nuevos campos de California, luego los de Texas, y ahora el
nuevo campo de Seminole, en Oklahoma, han inundado el mercado ameri-
cano, produciendo una baja en el precio del petróleo y sus derivados, lo
cual trae siempre por resultado la paralización de nuevos taladros, hasta que
el consumo o los tanques de reserva de las grandes compañías hayan absor-
bido ese sobrante”.

421
Subperíodo 1928-1929
Cuentas Nacionales de Venezuela

424
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Situación económica general y su evolución

La estructura económica, sus cambios y los derivados de las fluctuaciones económicas

Sobre el impacto del petróleo en las actividades agrícolas tradicionales de


Venezuela y la acción y responsabilidades del gobierno al respecto, es inte-
resante examinar la opinión de William Sullivan; éste dice lo siguiente:

Un análisis del cultivo del café durante el período de Gómez exige examinar y
discutir el punto de vista de los historiadores y economistas que deploran la dismi-
nución del porcentaje del café dentro del volumen total de las exportaciones de
Venezuela en esos años.
En realidad después de 1920, se presenta una dicotomía, que tiene una relativa
disminución de los ingresos debidos al café, coincidían con un aumento en la
prosperidad del país; en efecto, en 1929, la nación recibió más de 133 millones
ochocientos noventa y dos mil bolívares por exportaciones de café, lo cual represen-
ta una suma cuatro veces mayor que la correspondiente a 1909. Al mismo tiempo,
los ingresos provenientes del café habían bajado a menos de ¼ de los ingresos totales
de Venezuela por exportaciones. Es cierto que las ventas sufrieron un abrupto
descenso durante la gran depresión, pero esto es explicable debido a que el consumo
del grano no era necesario para la supervivencia humana. El general Gómez no
debe, por lo tanto, ser criticado por haberle negado ayuda a los productores de café,
cuyos equipos eran arcaicos, debido a su negligencia y falta de previsión, cuyas
negativas a economizar en diversas ocasiones los habían mantenido a merced de las
casas comerciales extranjeras y cuya ciega ambición de expandirse los llevó a cultivar
tierras marginales.

425
Cuentas Nacionales de Venezuela

Si el dictador debe cargar con alguna responsabilidad, es por no haber establecido


un programa educativo que se especializara en la horticultura del café, ni concedido
créditos a los hacendados durante las epidemias, sequías y plagas de langosta, ni
alentado a las industrias a establecerse en las áreas de producción cafetaleras.
Cualquiera que sea el caso, los desalentados productores de café se convirtieron en
unos de los elementos más desafectos al régimen de Gómez.234

Estamos, en líneas generales, de acuerdo con el planteamiento global de


Sullivan, al que, sin embargo, debemos hacer algunas observaciones. Estamos
de acuerdo en que, durante la explosión de plagas en la agricultura, épocas de
sequías y otras emergencias y epidemias sufridas entonces, el gobierno debió
extender créditos a los agricultores. También tiene cierta razón sobre la reno-
vación de equipos para el beneficio del café. Es cierto, además, que había
regiones donde, sobre todo, estaban extendidos los minifundios cafetaleros y
existía un sistema de arrendamiento y aparcería; y, en esa pequeña escala de
operaciones, a los respectivos productores les era difícil mejorar sus equipos
para aumentar la productividad. En este sentido, cabe notar que había mu-
chos patios para secar el café en los que se echaban los granos sin descerezarlos
ni lavarlos y, por tanto, resultaba un café de menor categoría y de precio
inferior respecto al que se procesaba mediante el descerezo, lavado y secado
correspondiente. Había también patios de tierra en los que se secaba el pro-
ducto y esto, naturalmente, tenía efectos sobre su calidad. Pero en otras zonas
y fincas de escala mediana e incluso grande, había descerezadoras mecánicas,
máquinas de lavar y de secado, lo que aceleraba el proceso y se traducía en
economía y en aumento del rendimiento y la productividad. Y había otro
aspecto quizás más importante, relativo a la productividad de los cortes o de
los tablones de café, es decir, el rendimiento de las plantas.
En este aspecto, Venezuela, estaba clausurada, amurallada respecto al exte-
rior por obra de la dictadura. Este aislamiento se originaba fundamentalmen-
te por razones políticas: se trataba de un aislamiento respecto a innovaciones
tecnológicas e industriales. Esto traía efectos graves para el país y en eso sí
tenía responsabilidad el gobierno. Por ejemplo, en contraste, Brasil –aun en
la época de Gómez y, especialmente en la década de 1920– venía desarro-
llando un programa interesante de incorporación de variedades africanas de
café como el “caturra” y otros tipos, que producían más por mata sembrada

234 Sullivan, William M. “Situación económica y política de Juan Vicente Gómez”, en Política y
economía en Venezuela. Caracas. Fundación John Boulton, 1976, p. 254.

426
Cuentas Nacionales, 1915-1935

y cultivada y, lo que es más importante, permitían hacer la siembra sin


necesidad de levantamiento previo de árboles de sombra, como los de buca-
re, que toman muchos años para llegar a la madurez y cumplir con su
función específica en las plantaciones de los tablones de café. Esto represen-
taba economía y mayor productividad. Pero, en Venezuela, fue sólo des-
pués de la muerte de Gómez, en la época de la Presidencia del general
Eleazar López Contreras, cuando, constituido el Ministerio de Agricultura
y Cría –no ya como un apéndice pegado artificialmente al de Sanidad,
donde no le correspondía estar–. Se organizó en él una dependencia de
investigación y divulgación de nuevas prácticas y cultivos cafetaleros.
También hay que decir que, en esta misma época, se realizaba la defensa
del suelo en otros países, cosa que en Venezuela no se hacía. En Colombia y
Centroamérica se ponían en ejecución terrazas y zanjas antierosivas en las
laderas; y, en Venezuela, esto sólo se hizo después de la muerte de Gómez.
Sin embargo, es verdad que hubo, en algunos casos, pero no en forma
generalizada, cierto atraso de los agricultores caficultores en mejorar sus
equipos y hacer inversiones que condujeran a elevar la reproductividad; y se
trataba, en estos casos, de zonas de extendidos minifundio, arrendamiento
de cultivos o aparcería.
Ahora, en cuanto a la expansión horizontal del cultivo de café, incluso al
llegar a tierras marginales, este fenómeno afectó no sólo a los caficultores
venezolanos sino a los de todo el mundo; fue general, tanto en Latinoamé-
rica como en otras zonas productoras de otros continentes. El café se some-
tía a unas fluctuaciones económicas de, aproximadamente, 10 o 12 años.
En la época próspera, los caficultores, en vista de los altos precios y las
elevadas utilidades, se sentían estimulados para expandir sus cultivos. Pero,
el café arábigo, por ejemplo, tomaba alrededor de siete años entre el mo-
mento de sembrar la semilla y cuando se podía empezar a recolectar sus
frutos con fines comerciales; es decir, las inversiones se acumulaban y daban
resultados económicos sólo siete años después de iniciadas. Y a ello se añade
la circunstancia de que el aumento consiguiente del volumen del producto
en el mercado internacional traía como consecuencia la baja de los precios y
desencadenaba una depresión que se extendía de 10 a 12 años, en los cuales
había aumentado de capacidad y volumen en los mercados mundiales. El
café, entonces, pasaba por una larga época de depresión sucedida por una
de prosperidad, altos precios y creciente demanda, que animaba de nuevo a
los caficultores a expandir sus cultivos.
Pero la enseñanza que cabía recoger de este vaivén de prosperidad a de-
presión, y viceversa, no era aprovechada, en general, por los caficultores de

427
Cuentas Nacionales de Venezuela

Venezuela ni de ninguna otra parte del mundo, con las consecuencias ya


consignadas en el presente análisis.
Brasil, aun en aquellos años que estamos considerando, inició la política
de comprar y destruir parte de su propia cosecha para evitar la caída de los
precios; esto pudo ser soportado por un tiempo, pero no era posible que
esta práctica anticíclica tuviese resultados definitivos, y los altibajos de la
producción y rendimiento del café siguieron manifestándose en el mundo.
La gran depresión de 1929, hundió el café venezolano en una situación
de grandes dificultades, de las que no se recuperó, quizás apenas parcial-
mente después de la Segunda Guerra Mundial. El gobierno venezolano,
después de la gran depresión de 1929, en la siguiente década tomó, natu-
ralmente, algunas medidas para paliar la crisis agrícola, entre éstas estuvo el
otorgamiento de créditos, a través del Banco Agrícola y Pecuario, institu-
ción creada por el general Gómez en 1928-1929, y de subsidios e incluso
hubo remisión de créditos, lo que se verá más adelante, en tiempos del
general Eleazar López Contreras.
Estamos de acuerdo en que la situación depresiva que venían enfrentan-
do los agricultores venezolanos –por virtud, en parte, de los efectos del
incremento de la explotación petrolera, que trajo las consecuencias que he-
mos analizado en este trabajo; el éxodo rural, que privaba de los brazos al
campo; el salario superior que pagaban las empresas petroleras en sus campa-
mentos y las actividades de las ciudades, y la depresión mundial de 1929–
puso en tremendas dificultades a una estructura agrícola tradicional, atrasa-
da, y que ya no soportaba el aumento de los costos de producción tal como se
incrementaron en esa época.
Lo más grave fue que la numerosa población que vivía del café, no sólo los
propietarios de fincas cafetaleras, sino los campesinos que trabajaban en
ellas, los transportistas que llevaban el producto a las ciudades, los que los
manufacturaban para el consumo interno, fueron afectados de una forma u
otra por la crisis. Muchas unidades productivas fueron abandonadas o en
todo caso, redujeron sus áreas de cultivos.
El gobierno de Gómez no sólo incurrió en errores políticos ya referidos
anteriormente y en omisiones como las que se refiere Sullivan, sino que los
administradores públicos no advirtieron el impacto que el petróleo tendría
sobre las actividades productivas tradicionales de Venezuela y, en conse-
cuencia, no tomaron las necesarias medidas técnicas a que nos hemos refe-
rido ni otras de tipo social, que habrían tenido implicaciones económicas y
políticas. Ante aquel reto, al aparato productivo venezolano, planteado por
el petróleo, era pertinente tomar medidas de cambios estructurales de la

428
Cuentas Nacionales, 1915-1935

propiedad y de la producción tradicional. Había que incorporar a los traba-


jadores del campo a la actividad productiva afianzándolos en el trabajo me-
diante una política de desconcentración de la propiedad territorial. Esto
había sido tratado incluso por el Libertador, cuando abogaba por repartir
tierras a los soldados licenciados una vez finalizadas las guerras de indepen-
dencia. Esta materia era fundamental y constituye los antecedentes de la
reforma agraria. En este sentido, las grandes propiedades, a su vez con gran-
des extensiones de tierra no cultivada, debieron adjudicarse al campesina-
do, junto a la conveniente asistencia técnica y crediticia, para liberar fuerzas
productivas adicionales y enfrentar así la situación incorporando a esos seg-
mentos de población rural a una mayor productividad y modernización
gradual de los métodos productivos.
Esto, que habría sido uno de los antídotos para salir airosamente del reto
que nos planteaba el petróleo, no se hizo, y no sólo no se llevó a cabo nada
de ello, sino que, por el contrario, el dictador, con su ilimitada ambición de
acaparar tierras y aumentar su gran patrimonio personal, contribuyó a la
concentración de la tierra, en lugar de su difusión y mejor distribución, y
estimuló a sus colaboradores a que hicieran otro tanto. De este modo, la
política económica que se siguió fue contraria a los requerimientos del mo-
mento, cuando se planteaba la necesidad de un cambio estructural en la
agricultura para enfrentar el reto al petróleo.
Podría alegarse que, para entonces, el atraso en la agricultura era general.
Pero eso no es cierto: un concepto tan simple no está respaldado por la
historia. En Brasil, en aquella época, se llevaban a cabo estudios e investiga-
ciones de gran envergadura que arrojaban resultados importantes. En Cen-
tro América había un índice de cultivo, y de mejora de las explotaciones
agrícolas, especialmente del café, que, a pesar de la pobreza de esa región,
revelaban una mayor preocupación que la existente en Venezuela, y otro
tanto podría decirse en Colombia. Venezuela iba a la cola de los otros países
cultivadores de café de la región. Asimismo, la desconcentración de la pro-
piedad de la tierra había sido ya una de las banderas de la Revolución
Mexicana, extendida a partir de 1911 y que trajo consecuencias trascen-
dentales para la sociedad de ese país. Los hombres que gobernaban enton-
ces a Venezuela no podían ignorar lo sucedido en México y las razones en
que se apoyaban los revolucionarios mexicanos para impulsar su movimien-
to con pleno respaldo de las masas campesinas.
Venezuela, tenía entonces algunos sociólogos meritorios, pero sociólogos
historiadores, especializados en sociología histórica, a disposición del go-
bierno, como Laureano Vallenilla Lanz, Pedro Manuel Arcaya, José Ladis-

429
Cuentas Nacionales de Venezuela

lao Andara, Ángel César Rivas y José Gil Fortoul; no eran verdaderos inves-
tigadores sociales, de la dinámica de la sociedad en que vivían, a la que
estudiaban y trataban más como políticos, concentrándose más en defen-
der el régimen que en investigar sus posibles cambios sociales estructurales
generados por la dinámica que había desencadenado el petróleo. Esos hom-
bres no estudiaron estas materias. Tampoco contábamos con escuelas de
sociología ni con investigadores sociales, ni con escuelas universitarias de
agronomía y veterinaria. El atraso educacional era sumamente grande lo
que era otra más de las fallas del gobierno porque, por ejemplo, en Argenti-
na, desde hacía muchos años se habían establecido estudios técnicos agríco-
las y veterinarios, igual que en Brasil y en otros países latinoamericanos.
Nuestra primera escuela de Economía a nivel universitario no se fundó sino
en 1938. Así, el gobierno de Gómez, que mantuvo cerrada la Universidad
por largos períodos y vigilada cuando estuvo abierta no amplió los estudios
hacia ramas que eran vitales para el desarrollo del país.
Irene Rodríguez Gallad trata muy bien el punto de la concentración de
la propiedad territorial en la época de Gómez en los términos siguientes:

La estructura agraria continuó bajo un régimen de apropiación latifundista que en


aquel gobierno adquirió dimensiones más regresivas, con una explotación extensiva
de los suelos en la que gran parte de las tierras cultivables permanecían ociosas o casi
improductivas. El proceso de reconcentración de la propiedad territorial agraria
continuaba de manera irrefrenable por los constantes traspasos de bienes y patrimo-
nio, de los productores nacionales a las corporaciones mercantiles, que actuaban
como prestamistas terrófagos o los nuevos jerarcas gubernamentales, que concebían
la propiedad de la tierra como un factor importante de su enriquecimiento.235

Otro aspecto que afectó a la agricultura está relacionado con un punto


tratado anteriormente concerniente con los monopolios que Gómez y sus
favoritos practicaban desde el gobierno. Esta red monopólica no sólo bene-
ficiaba a los altos personeros del gobierno sino que se extendía prácticamen-
te a casi todos los jefes civiles y los comisarios de aldeas del país. Había
jefaturas civiles que producían mucho más dinero que un ministerio no
sólo porque el monopolio de la pesa de la carne de cerdo y de ganado
vacuno era una verdadera mina, sino por otros privilegios que constituían
factores deprimentes y negativos para las actividades productivas que las

235 Rodríguez Gallad, Irene. “Perfil de la economía venezolana durante el régimen de Gómez”, en:
Pino Iturrieta, Elías (coord.), Juan Vicente Gómez y su época. Caracas, Monte Ávila, 1985, p. 83.

430
Cuentas Nacionales, 1915-1935

limitaban severamente. Había casos de personas que se iban al interior del


país, y, después de cinco o seis años, volvían ricas a la capital, y ello a pesar
de que la zona donde se habían instalado fuese sumamente pobre. Sullivan
dice al respecto lo siguiente:

Uno de los problemas más graves confrontado por la industria ganadera era el hecho
de que podía ser controlada fácilmente y durante el período de Gómez la venta de
carne fue monopolizada por el dictador y por miembros de su camarilla.236

Gómez no sólo practicaba la adquisición por vías legales o ilegales,


como afirma Sullivan respecto a tierras y fincas ganaderas, sino que, echaba
mano de expedientes terriblemente desalentadores para los productores
agropecuarios. Cuando los precios del ganado subían a niveles que el dicta-
dor o sus allegados monopolistas consideraban poco satisfactorios, para las
grandes ganancias a que estaban acostumbrados, declaraban artificialmente
la peste. Y los llaneros que entonces movilizaban miles de cabezas hasta los
centros de ventas, como Villa de Cura o las afueras de Valencia, quedaban
en el disparadero de regresar a sus tierras con grandes pérdidas o de vender
a un precio vil, lo que era casi obligado por las circunstancias.
Es interesante transcribir lo que dice Sullivan sobre esto:

De hecho, el General y sus amigos habían adquirido las tierras de cultivo y las partes
mejores valiéndose ya de los medios legales o de las fuerzas, y habían declarado ilegal
la competencia de la industria láctea y productos derivados exclusivos para la
exportación de productos ganaderos, y a la vez desalentaban toda iniciativa ten-
diente a la expansión de esa industria o las inversiones externas. El dictador llegó
inclusive a extremos de ordenar a unidades del ejército que trabajaran en sus
propiedades sin remuneración alguna. En 1935, la ganadería se hallaba estancada
debido a que cualquier intento para introducirse en ese mercado era considerado
como políticamente peligroso.237

En este mismo período se acentúa la concentración de trabajadores en las


actividades petroleras. Al efecto, es interesante transcribir el cuadro siguiente,
de las obra de Félix Soublette hijo y José Agustín Silva Michelena, Nacio-
nalización petrolera y recursos humanos, en la que se pone de manifiesto el
número de personas empleadas por la industria petrolera de 1922 a 1929 y

236 Sullivan, Williams M., ob. cit., pp. 255-256.


237 Sullivan, Williams M., ob. cit., pp. 255-256.

431
Cuentas Nacionales de Venezuela

los sueldos en millones de bolívares devengados. En ese cuadro se ve que en


1922 había 3.464 trabajadores del petróleo que recibían 10,3 millones de
bolívares; en 1928, el número de trabajadores subía a 21.240 y sus salarios
a 61,8 millones, lo que significa un aumento de casi 18.000 trabajadores y
más de 50 millones de bolívares. En 1929, los trabajadores son 27.221 que
devengan 80,4 millones. Volviendo al comienzo de la serie, en 1923 los
trabajadores subieron a 5.158 y sus sueldos a 15,1 millones; en 1924, a
8.126 y 24 millones; en 1925, a más de 12 mil y más de 35 millones; en
1926, son más de 16.000 trabajadores y 47,8 millones; en 1927, son 21.174
y 62,8 millones. Como se observa a partir del cuadro, la industria petrolera
absorbió un número creciente de mano de obra así como de pagos a ellos en
sueldos y salarios.238
La defensa del gobierno y de su conducta económica fue consignada por
el doctor Pedro Manuel Arcaya en su libro Venezuela y su actual régimen,
publicado en Washington en 1935, donde afirma los siguiente:

El resultado de la paz, del orden, la buena administración y la protección dispensa-


da al trabajo se traduce en cifras por demás elocuentes; el volumen total de las
exportaciones e importaciones de Venezuela, es decir, de su comercio extranjero
apenas llegaba en 1908 a 126 millones de bolívares, esto es, subió el 700 por ciento.
Del 1º de julio de 1933 al 30 de junio de 1934, a pesar de la gran crisis por la que
atravesó el mundo, el volumen de nuestro comercio extranjero alcanza a
763.963.387,36 bolívares. Ahora especialmente en cuanto a la exportación de
petróleo, está subiendo otra vez y pronto como en 1929, volvemos a pasar de los
1.000 millones.239

Este aumento de 700 por ciento en 21 años, comparado con el que en


71 años había tenido el volumen general de nuestro comercio de exporta-
ción e importación, que en 1838 era de 29.383.443,76 de bolívares –
hecha la reducción de los pesos macuquinos de aquella época a bolívares–,
y para alcanzar en 1908 la mencionada suma de 126 millones de bolívares.
La defensa del doctor Arcaya se basó en la utilización de cifras muy super-
ficiales.
Además, el doctor Arcaya no analiza el comportamiento del comercio
exterior respecto a los rubros agrícolas. Su defensa está hecha con base en

238 Soublette (h), Félix y Silva Michelena, J. A. Nacionalización petrolera y recursos humanos.
Caracas, EBUCV, 1976, pp. 28-29.
239 Arcaya, Pedro Manuel. Venezuela y su actual régimen. Washington, 1935, pp. 333-334.

432
Cuentas Nacionales, 1915-1935

cifras muy simples, sin tomar en cuenta que ese enorme crecimiento que
apunta se debe al petróleo. Si comparamos la exportación total de 1908, de
83.049.922 bolívares, con la de 1918, cuando se inicia la explotación pe-
trolera, de 102.659.153 bolívares, ese aumento, que escasamente llega al
25 por ciento, es un crecimiento del cual se puede decir que es meramente
vegetativo. En cambio, en 1919 se dobla la exportación total, que pasa a
más de 258 millones de bolívares, pero se debe fundamentalmente al au-
mento de la producción petrolera unida a la prosperidad que sobrevino tras
el fin de la Primera Guerra Mundial. Luego, aumenta considerablemente el
monto total de las exportaciones venezolanas en los años siguientes, natu-
ralmente gracias al petróleo. En cambio, si tomamos en cuenta la exporta-
ción venezolana propiamente hablando, sin el petróleo, se tiene que su
crecimiento se mantuvo en unos niveles muy moderados. En 1908, la ex-
portación sin petróleo, es decir, sin asfalto, fue de 75,2 millones de bolíva-
res; en 1918, llegó a 99,9 millones. Para una diferencia escasa, de apenas
29 millones; en 1929, a 184,9 millones, y en 1930 descendió a 128,4
millones. El aumento es, mucho más moderado de lo que afirmaba el doc-
tor Arcaya.
Ahora en 1928 la exportación de petróleo, asfalto y derivados alcanzó a
466,9 millones de bolívares, cifra que más que triplicó, cómodamente, al
resto de la exportación venezolana, a la no petrolera, de 142,6 millones. Y,
en total, incluyendo las importaciones, se situaba en 1.026.167.747 bolí-
vares, y la exportación total en 6.009.554.962 bolívares. En 1928, la ex-
portación total en kilos, fue de 14.922.517.893 millones de kilos. El año
anterior había sido de 8,6 millones de kilos y 444,1 millones de bolívares.
Y en 1929, 19.421.765.718 kilos y 778.560.870 bolívares, de los cuales
184.950.151, correspondió a la exportación sin petróleo y 593.609.896 a
la de petróleo y derivados; y el comercio exterior total alcanzó a
1.231.412,77 bolívares. En cuanto a las importaciones, en 1928, son en
kilos de 556.227.215, correspondientes a 416.612.512 bolívares; en 1929
suben a 572.904.609 kilos y 452.851.990 bolívares respectivamente. En
cuanto al café, en 1928, su exportación alcanzó los 38.284.167 kilos, por
83.764.616 bolívares; en 1929, es de 64.368.575 kilos y 133.792.413
bolívares. En números índice, el café fluctúa así: 1927, 79,13; 1928, 59,4;
1929, 99,9, prácticamente al mismo nivel de 1923 y subiendo sustancial-
mente respecto al año anterior.
En 1930, como se verá en el próximo capítulo, vuelve a bajar la exporta-
ción del café, tanto en volumen como en precios. El cacao sigue en auge: en
1928, su índice se situó en 11,6; en 1929, 118,09. En 1928 se exportaron

433
Cuentas Nacionales de Venezuela

19,9 millones de kilos de cacao, por valor de 26,6 millones de bolívares; en


1929, 21,1 millones de kilos, para 24,1 millones de bolívares. En cuanto al
balatá, en 1929, tenemos una exportación de 460.374 kilos, 1.473.900
bolívares y un índice de 20,7, en 1929 disminuyó a 368.745 kilos,
1.119.296 bolívares y un índice de 16,6. De los cueros que son un subpro-
ducto de la ganadería, en 1928 se exportó un volumen de 4 millones, por
valor de 10 millones y su índice ascendió a 102,6; en 1929 bajan a 2,7
millones, 6 millones y 71,1 los valores respectivos que siguen bajando al
año siguiente, por los efectos de la crisis de 1929.
En cuanto al ganado propiamente hablando, en 1928 tenemos una can-
tidad de 9.700.671, un valor de 3,2 millones y un índice de 103,7; en
1929, 8 millones, 2,5 millones y 86,6, respectivamente, bajando. La pane-
la o papelón, se exportan 1.675.546 kilos, por un valor de 690.645 bolíva-
res y un índice ascendente de 106,8; en 1929, baja a 679.396 kilos, 299.300
bolívares y el índice a 43,3. La sarrapia en 1928 dio un volumen de 31.143
kilos, por valor de 156.385 bolívares y un índice de 6,1. El dividive en 1928,
un volumen de 3,4 millones, para 574.820 bolívares e índice de 6,6; en
1929, 1,7 millones, 233.305 bolívares y 32, 6. Las maderas arrojan, en 1928
un volumen de 7.632.582, por 473.614 bolívares e índice de 56,8; en
1929, bajan a 5.430.717, 380.184 bolívares y 40,4. El oro sigue un com-
portamiento distinto al de los productos agrícolas; en 1928, se exportó
3.300 kilos, por valor de 5,3 millones de bolívares e índice de 282,8, en los
años siguientes estos valores vuelven a elevarse.
Como puede apreciarse, la producción agrícola tendía a bajar tanto en
valores absolutos como relativos y tanto en las exportaciones como en el
volumen de producción, por lo demás y, naturalmente, más aún respecto a
las exportaciones petroleras. Desde 1929 comenzó a sentirse el factor co-
yuntural de la gran depresión de 1929, Eduardo Machado, en su obra
Petróleo en Venezuela, toca este aspecto de la contradicción en que cayó el
país a partir de la explotación petrolera, entre la prosperidad que ésta trajo
y el destino de la producción agrícola tradicional.

Adaptada la legislación sobre hidrocarburos a las necesidades de los inversionistas


comienzan a volcarse millones de dólares sobre Venezuela e inician exploraciones
que llevan a dominar millones de hectáreas de las mejores tierras de cultivo y
producción agrícola, transformadas entonces en zonas de exploración y reservas

240 Machado, Eduardo. Petróleo en Venezuela. Caracas, b.d., p. 49

434
Cuentas Nacionales, 1915-1935

petrolíferas. Es una verdadera desgracia nacional el que la gran riqueza de nuestro


subsuelo ha provocado la miseria y ruina de nuestro suelo.240

Vida fiscal

Respecto a la deuda existe un buen resumen de Iván Pulido Mora y


Rafael Durán, un trabajo publicado en la edición conmemorativa del 26
aniversario de El Nacional, en el que afirman lo siguiente:

La mayor angustia gubernamental de Gómez es organizar la hacienda pública tanto por


interés político interno como por tranquilidad de los acreedores foráneos. Logra encon-
trar en Román Cárdenas, el hombre que organiza las finanzas públicas de Venezuela
entre 1913 y 1922. Se comienza por normalizar los pagos externos del estado venezo-
lano y ya para 1922 se había cubierto el 83,3 por ciento de los compromisos asumidos
en Washington en 1903, de los cuales 14 millones 222 mil bolívares corresponden al
resto de los países cuyas reclamaciones no se extinguieron en septiembre de 1907. En
1909 y 1915, se agregan a las liquidaciones de los protocolos de febrero de 1903, las
reclamaciones de los cuales 14 millones 222 mil bolívares, corresponden al resto de los
países cuyas reclamaciones no se extinguieron en septiembre de 1907. En 1909 las
reclamaciones norteamericanas y francesas. Las primeras por United States and Vene-
zuelan Company (475.000 dólares) y Manoa Company Ltd. (385.000 dólares). La
reclamación francesa por tres millones se formalizó en los protocolos del arreglo reduci-
da hasta los bolívares 155,7 millones de los cuales el 70 por ciento es deuda externa. Ha
disminuido en un 26 por ciento en relación con el saldo registrado a fines del gobierno
del presidente Castro, que era de 210,3 millones.
En relación a la deuda pública se sanciona la Ley de Crédito Público el 11 de junio
de 1925, la cual tiene carácter principalmente administrativo, pues fija las normas
de emisión, remate y servicios de los compromisos contraídos; suprime la Junta de
Crédito Público creada por la Ley de 1874 y dentro del Ministerio de Hacienda se
establece la Dirección de Crédito Público. Asimismo, dispone esta ley el saneamiento
de algunas situaciones de la Deuda Nacional Interna y establece un procedimiento
especial motivado por la guerra mundial a favor de aquellos tenedores de títulos que
por tales circunstancias no pudieron presentarlos al cobro y rescate extendiendo los
plazos de prescripción dispuestos en la ley anterior. La Ley de Crédito Público de
1925 había sido objeto de reforma el año de 1923 y posteriormente en 1928, previén-

241 Pulido Mora, Iván y Rafael Durán. “Finanzas públicas de Venezuela en el siglo XX”, en El
Nacional, Caracas, 3 de agosto de 1979, cuerpo 4, p. 3.

435
Cuentas Nacionales de Venezuela

dose una unificación del financiamiento de la deuda pública con los recursos del
tesoro nacional y modificándose el procedimiento de renovación de billetes de la
Deuda Interna Nacional Consolidada del 35.241

En lo tocante a los ingresos presupuestados para el año económico 1927-


1928, observamos que se planificó con base en la cantidad de 112.000.000
bolívares. Los egresos igualmente planificados se situaron en 11.457.000
bolívares, lo que arroja un pequeño superávit de 543.000 bolívares.
En el año económico de 1928-1929, el ingreso presupuestado es de
195.450.000 bolívares, los egresos autorizados alcanzan la misma canti-
dad, por tanto, se programó un balance absoluto.
Veamos ahora, el presupuesto consuntivo. Para el año económico 1927-
1928, lo realmente recaudado se ubicó en 186.752.017 bolívares y los
egresos reales en 155.709.648 bolívares, para un superávit de 31.042.369
bolívares.
En el año económico 1928-1929, el ingreso recaudado es de 230.415.294
bolívares y el egreso es de 244.757.836 para un déficit de 14.342.542.
Como se puede apreciar en los dos años hubo una sustancial diferencia
entre los ingresos programados y los ingresos recaudados.
En cuanto a los Ingresos Fiscales venezolanos tenemos que para 1928 fue
de 187.000.000 bolívares, de esta cantidad los Ingresos Fiscales Petroleros
aportan 46.190.000 bolívares para representar un 24,7 por ciento de par-
ticipación en el ingreso fiscal total.
La producción petrolera en millones de barriles alcanzó a 105.950.000
y el valor de la producción petrolera ese año es de 563.640.000 bolívares.
El porcentaje de los Ingresos Fiscales Petroleros en el valor de la producción
es de 8,2 por ciento.
Para el año 1929, los ingresos fiscales totales alcanzan 230.000.000 bo-
lívares, el Ingreso Fiscal Petrolero llega a 50.540.000 bolívares. Para una
participación de éstos, en el ingreso total, de 21,9 por ciento. El volumen
de barriles se sitúa en 136.070.000 millones de barriles. El valor de la
producción petrolera es de 829.250.000 bolívares para un 6,1 por ciento
de los Ingresos Fiscales Petroleros en el valor de la producción.
La Renta Interna no petrolera para el año 1928 es de 100.000.262 bo-
lívares y sube vertiginosamente a 152.194.360. La suma de la Renta Adua-
nera y Consular para ambos años es de 104.245.698 bolívares.
Analizando los gastos tenemos que para el año 1928, el Gasto Público
Total es de 155.700.000 bolívares, el Gasto Público de Capital, es decir, el
porcentaje estos últimos del gasto total es de 9,2 por ciento.

436
Cuentas Nacionales, 1915-1935

El Gasto Público corriente es de 141.400.000 bolívares, para una parti-


cipación dentro del gasto total de 90,8 por ciento.
En el año 1929, el Gasto Público total, ascendió a 244.700.000 bolíva-
res, el Gasto Público de capital se sitúa en 15.600.000 bolívares para una
participación dentro del gasto total de 6,4 por ciento.
Los gastos corrientes, se elevan a 229.100.000 bolívares, teniendo una
participación de 93,6 por ciento dentro del gasto total.
A finales del año 1929 ocurre la gran crisis de la quiebra violenta de la
Bolsa de Nueva York, esto trae tremendas consecuencias, no sólo en los
EE UU y los países industriales de Europa, sino en todo el mundo. Sin
embargo, los efectos de la crisis se transmiten con cierto retardo en el resto
del mundo, en el año 1929, prácticamente no se sintieron estos efectos en
Venezuela. Empiezan a sentirse en el año 1930, más en 1931, como lo
podemos apreciar en los siguientes estudios preliminares de esta serie.

437
Subperíodo 1930-1931
Cuentas Nacionales de Venezuela

440
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Todo el proceso que se viene desarrollando en el campo económico, des-


de la iniciación de la explotación y exportación del petróleo como artículo
importante dentro de la economía venezolana y dentro de los registros esta-
dísticos de la historia económica de Venezuela, es interesante concretarlo
en un resumen por lo que se refiere a la década que culmina en 1930, años
a que se contrae este capítulo. En este orden de ideas es pertinente estudiar
los efectos sobre la estructura de la economía tradicional que genera el pe-
tróleo en esta década. Luego, en segundo término, como quiera que a fines
de 1929 se había desencadenado la más grande crisis que había sacudido a
los países industriales capitalistas del mundo, que había tenido efectos no
sólo sobre ellos sino sobre el resto de los otros países del orbe, inclusive los
países en desarrollo, entonces es necesario observar cuáles son las conse-
cuencias del petróleo sobre la estructura y luego analizar en qué forma se
manifiestan derivaciones de la crisis mundial sobre Venezuela además del
resultado que ello tiene en definitiva; en los años 1930 y 1931, sobre la
marcha de la economía interna del país, Sergio Aranda hace un buen resu-
men de lo acontecido en esa década, y al efecto dice que: Un intento de
caracterizar en forma sumaria las transformaciones más importantes acaeci-
das en ese lapso (1920-1930) podría resumirlas como sigue:

a) La lenta, penosa y parcial recuperación que había venido experimen-


tando la agricultura después de la debacle de 1920-21 llega a su tér-
mino. La crisis mundial que comienza en 1929 pone fin a toda una
etapa histórica. Mientras que en la primera etapa de la expansión pe-
trolera logró sortear con éxito las limitaciones impuestas por el drenaje
de fuerza de trabajo y la presión al alza de los salarios en las regiones

441
Cuentas Nacionales de Venezuela

petroleras y en las zonas aledañas, no puede resistir, en cambio, las


modificaciones que provoca la crisis. La baja de los precios externos y
de la demanda mundial arruina a grandes y pequeños agricultores y
lanza a la cesantía a decenas de miles de obreros agrícolas, de campesi-
nos. En algunos productos agrícolas fundamentales, como el café, la
crisis se prolongaría más de 15 años. Los esfuerzos de sucesivos gobier-
nos para ayudar a los productores no son suficientes para evitar el
colapso de la agricultura y la propagación de los efectos depresivos al
conjunto de la economía del país.

b) La explotación petrolera se desarrolla vertiginosamente durante la dé-


cada de los veinte. Las exportaciones crecen sin cesar ya en 1926 ha-
bían sobrepasado en términos de valor al conjunto de las exportacio-
nes agropecuarias, aunque su significación era mucho menor en tér-
minos de la economía interna.

El monto de las remuneraciones que pagan las petroleras a los trabajado-


res se multiplica varias veces en el curso de esos años y en 1929 equivale ya
al valor de las exportaciones de café de ese mismo año. Aunque muy impor-
tante, la explotación petrolera no se compara todavía con la agricultura.
Sin embargo, en 1930, se invierte la situación. En efecto, Maza Zavala
dice lo siguiente:

El producto petrolero representaba para ese año el 33 por ciento del producto total
del país, contra 21 por ciento de la agricultura, 16 por ciento de la industria, el
artesanado y la construcción y 30 por ciento de los servicios. Si restringimos el
concepto a la producción material (bienes únicamente), el producto petrolero
significaba el 47 por ciento contra el 30 por ciento de la agricultura y el 23 por
ciento de las industrias manufactureras y el artesanado. Estas proporciones indican
que para 1930, el sector económico principal del país era la explotación de petró-
leo, estando situada en segundo término la agricultura.242

En realidad, los acontecimientos de la década van significando un creci-


miento paulatino de la actividad petrolera, de su exportación y el conse-
cuencial aumento del ingreso petrolero en el país, que se canalizó por varias
vías: el tesoro público, los pagos a los trabajadores y de las compras en el

242 Maza Zavala, Domingo Felipe, Los procesos económicos y su perspectiva (Estudios, monografías y
ensayos), Caracas, Academia Nacional de la Historia, pp. 147-148.

442
Cuentas Nacionales, 1915-1935

país por parte de las compañías, los pagos que hacían a los intermediarios
que recibieron concesiones por la venta de las mismas y por los royalty de las
mismas concesiones que esos particulares siguieron recibiendo después de
traspasadas las concesiones a las compañías extranjeras. De ese modo que
por esas tres vías penetró en el país y se difundió el ingreso petrolero.
Por otra parte, la actividad petrolera significó un aumento general de
salarios por el pago que hacía a sus trabajadores, lo cual afectó la actividad
agrícola y pecuaria tradicional, donde el nivel de salarios estaba gobernado
por el monto de los ingresos derivados de la venta de los productos agríco-
las. Al establecerse unos salarios superiores al determinado por ese mecanis-
mo costo-precio propiamente agrícola, ello rompió el equilibrio y determi-
nó en los campos un aumento de los costos que puso en graves dificultades
a la agricultura. Otro problema se presentó en ciertas zonas del país más o
menos próximas a la actividad petrolera: los estados de Los Andes, quizás
Falcón, Lara y el propio estado Zulia, se vieron afectados por la atracción
que los campos petroleros hacían de la mano de obra para sus propias acti-
vidades. Tal como golpeó a la agricultura. Se ha dicho en este sentido que la
mayor parte de los trabajadores petroleros no provenían de esas zonas, sino
que venían de la Isla de Margarita y de otros lugares, pero la verdad es que
en torno de la actividad petrolera se ejerció una atracción, no sólo de los
trabajadores mismos que iban a incorporarse a las actividades de las compa-
ñías, sino que el gasto que hacía ese personal fue creando una población
marginal en torno a los campos petroleros que se alimentaba del traslado de
los campesinos de las fincas agrícolas hacia esos campos. El fenómeno generó
verdaderos cinturones de miseria, pero la realidad fue que las fincas agrí-
colas sintieron el efecto de la succión, del desplazamiento y de las migra-
ciones de sus trabajadores hacia las zonas petroleras. Otro movimiento de
desplazamiento fue hacia la ciudad, así que, con motivo del ingreso pe-
trolero, se inicia una importante actividad de urbanización, y esto atrae
hacia la periferia de las ciudades a los campesinos en busca de mejores
condiciones de vida. Ello crea barrios miserables en torno a las ciudades.
Algunos de esos trabajadores se incorporaron a las actividades urbanas, a
la construcción y a algunas industrias incipientes o en los aledaños de las
urbes y todos provenían de las zonas agrícolas. Todo este proceso va pro-
vocando una fractura en la estabilidad y en la buena marcha de las activi-
dades agrícolas y pecuarias.
A lo antes dicho se agrega la crisis, primero la de los años 1920-21, de la
cual se recupera, como dice la cita del autor Aranda que hemos transcrito
anteriormente, y luego el segundo golpe que fue la coyuntura de 1929. Es

443
Cuentas Nacionales de Venezuela

interesante lo que nos dice la profesora Rosalba Méndez sobre este mismo
decenio cuando afirma que:

...entre 1920 y 1930 la Standard Oil centrará su atención en Venezuela y a ella


dirigirán todos sus esfuerzos sus compañías la Lago Petroleum Corporation, la
Creole Petroleum Company, la Vacuum Oil Company, la Richmond Petroleum
Company y la Standard Oil of Venezuela. La incorporación del capital norteameri-
cano a nuestro país, si bien tardía, contribuirá a afianzar en lo externo la condición
del país periférico, tributario del capitalismo neocolonial, así como en lo interno a
dividir al país en dos áreas geográficas de explotación; el Occidente (Zulia y Falcón),
donde privaba el capital británico, y el Oriente, donde centró sus actividades la
Standard Oil of Venezuela.
Las cifras en dólares relativas a los capitales invertidos son sumamente elocuentes.
En 1924, 11 millones; en 1925, 25 millones; en 1926, 128 millones; en 1928, 157
millones.
Entre las características de la explotación petrolera, cabe anotar lo relativo al
aparato jurídico que normaba esta actividad. Será en 1920 cuando se dicte la
primera Ley de Hidrocarburos, reformada dos años después porque no satisfacía a
las compañías extranjeras. Anteriormente la legislación era bastante ambigua; regía
tanto para la explotación de minerales como para la de hidrocarburos.243

Tal como se puede apreciar, la actividad petrolera se desenvuelve en Ve-


nezuela por efectos de inversiones extranjeras, y la acción en el país concreta
una actividad manejada por empresas extranjeras que tenían un arraigo
importante en sus países de origen, y, además, que representaban manifes-
taciones de las penetración del capital extranjero y de empresas de los países
industriales (en el caso concreto venezolano, de los Estados Unidos y de
Inglaterra); venían a desarrollar una producción creciente que, con el tiem-
po, constituyó la fuente principal para el sostenimiento e impulso de la
economía venezolana y que también se tradujo en efectos deprimentes so-
bre la actividad agrícola tradicional. Lo más grave en esta etapa es que el
petróleo iba subiendo y consecuencialmente aumenta toda su importancia
en inyección de recursos, pero, desde el punto de vista de la cantidad de
gente empleada en actividades económicas tradicionales o sea, a la produc-
ción agrícola y pecuaria, es decir, café, caña de azúcar, balatá, dividive, ma-
dera, etc., y los ramos de producción y consumo interno para satisfacer la

243 Méndez, Rosalba, “Gómez”, ¿Un período histórico?” en Juan Vicente Gómez y su época, coordi-
nado por Elías Pino Iturrieta, Caracas, Monte Ávila Editores, C.A., 1985, p. 40.

444
Cuentas Nacionales, 1915-1935

mayor parte de la dieta del venezolano, aparte de lo que se importaba del


exterior. Este es el cuadro de la economía: una fuerza poderosa irrumpe
dentro de ella, genera recursos, emplea una cantidad de trabajadores, pero
que es minoritaria en relación a la que continuaba en la agricultura y gana-
dería. Por tanto, desencadena el quebrantamiento de la estabilidad y de la
estructura misma de la agricultura y de la ganadería, lo cual lleva consigo
problemas muy serios, porque afecta a esos sectores de la sociedad venezola-
na, sobre todo los de menores recursos o sea, los campesinos y los trabaja-
dores agrícolas y pecuarios. En esas circunstancias se presenta, a fines de
1929, la crisis que explota en Europa y en los Estados Unidos y después se
traslada a los demás países del mundo.
El primer síntoma de la crisis se hizo presente con la quiebra de una
importante institución con sede en Viena, el Kredit Anstalt, con una com-
posición accionaria en que intereses ingleses eran muy importantes.
La institución era una de las más importantes de Alemania y del centro
europeo. Su quiebra arrastra, como hemos dicho, grandes intereses ingleses
y siembra el pánico en los medios financieros británicos. Luego, el proceso
sacude aún más a Inglaterra y se agudiza cuando, hacia fines del año 1929,
ocurre el derrumbe de los valores de la bolsa de Nueva York. Esta institu-
ción jugaba un papel fundamental en el mecanismo de levantamiento de
fondos para la renovación, para la expansión de las empresas norteamerica-
nas. El crédito para actividades del ciclo productivo normal lo facilitaba la
banca comercial, pero para inversiones se levantaba mediante colocaciones
de valores en la bolsa por medio de intermediarios, quienes presentaban
estudios de factibilidad y los colocaban en el medio bursátil.
Los intermediarios o sea los corredores, las empresas de corretaje, opera-
ban fundamentalmente con dinero bancario y por tanto compraban las
acciones con dinero prestado luego las revendían y con ello pagaban su
crédito. Cuando viene la fractura de los valores y éstos se hunden, se llevan
consigo no sólo a los corredores, sino también a los bancos que eran sus
financiadores en un cien por ciento, en la mayor parte de lo casos. Por
tanto, cuando los bancos llaman a los intermediarios o corredores al pago
de sus obligaciones, éstos no pueden hacerlo y ello trae consigo la quiebra
de los bancos, lo cual ocurre después de un proceso muy penoso de grandes
dificultades que se inicia en 1929. En 1933, aconteció en Estados Unidos
lo que se ha conocido en la historia bancaria y financiera de ese país como el
Bank Holyday o sea, el día en que los bancos no pudieron abrir sus puertas,
porque no tenían cómo atender la demanda de dinero por parte de sus
depositantes. Tales hechos sacuden profundamente las raíces de la estabili-

445
Cuentas Nacionales de Venezuela

dad de esos países. En los Estados Unidos se desencadena un índice de


desocupación sumamente elevado, pues no existiendo el Seguro Social, ni
otras instituciones de amortiguación de ese tipo de golpe, todo recayó so-
bre los hombros mismos de los trabajadores desempleados. Ello fue crean-
do un estado de malestar tan grande que se creyó, en un momento dado,
que podía venir un derrumbe de las instituciones constitucionales de los
Estados Unidos. Fue entonces que surgió el gobierno del presidente
Roosevelt, el cual tomó medidas que no estaban de acuerdo con la ortodo-
xia de la teoría económica neoclásica que sostiene que el gobierno se debía
mantener fuera de todo lo que se refería a la actividad económica, al proceso
de producción y distribución de bienes y servicios. Esa teoría, que venía
desde la época de los clásicos, sostenía, por boca de Smith, de Ricardo, de
Mill, de Marshall y de los grandes economistas clásicos, el proceso por
virtud del cual no se rompía el equilibrio si se caía en fluctuaciones econó-
micas. El enfoque de Marx señalaba que la distribución de la propiedad
industrial, que era acaparada por capitalistas, propietarios de la industria y
de las empresas, determinaba que éstos se apropiaran de parte del producto
del trabajo de los trabajadores y, por tanto, esto era lo que venía a constituir
la plusvalía. La plusvalía, era apropiada por los capitalistas y, por ende, al
restársele parte de su ingreso a los trabajadores, aquéllos (los capitalistas)
invertían esos fondos en ampliar la capacidad productiva de las empresas, lo
cual traía por consecuencia el aumento de la producción y como quiera que
se había reducido la capacidad de compra de los trabajadores, ello determi-
naba un deficiencia en la demanda con respecto a la oferta incrementada, lo
cual generaba la crisis.
Este era el planteamiento que hacía Marx, quien era contrario a la tesis
de Ricardo de que las fuerzas de la economía, solas, mantenían el equilibrio
y que cuando ocurría un pequeño desajuste ello era cosa temporal, que sería
corregido por el propio funcionamiento de las fuerzas de mercado, Marx
sostenía que esa situación era generada por la estructura de la propiedad
capitalista de las empresas y que, por tanto esto iría llevando al mundo a
sucesivas crisis, hasta que por fin el sistema explotaría y sería sucedido por
una sociedad socialista. Ese era el pronóstico que hacía Marx sobre el fun-
cionamiento de la sociedad capitalista. Keynes aunque no era marxista, acep-
taba y defendía el análisis del desequilibrio que se generaba con motivo de
la deficiencia de la demanda efectiva. Naturalmente, Keynes no enfocaba el
proceso desde el punto de vista que lo hacía Marx, que lo situaba en la
estructura de la propiedad, la cual era la causa de que la plusvalía de los
trabajadores se las apropiaran los empresarios, y que, por tanto, esto fuera la

446
Cuentas Nacionales, 1915-1935

causa del desequilibrio, Keynes, señala, contrariamente a Marx, los reme-


dios, a la acción del Estado; Marx dice que el sistema capitalista no tiene
remedio y que inexorable y fatalmente, en su propio desenvolvimiento,
lleva el germen de su propia destrucción. Por su parte, Keynes dice que el
Estado mismo puede y debe intervenir para suplementar la demanda efec-
tiva para volver a llevar las cosas al punto de equilibrio.
Este debate teórico planteado por Keynes tuvo un efecto práctico en la
política económica fiscal. Al efecto, el presidente Roosevelt aplica, a partir
de su toma de posesión, la política recomendada por Keynes. Pone en prác-
tica su política del déficit fiscal mediante gastos aumentados que generaban
una deuda pública creciente y que estaban destinados, según las concepcio-
nes del profeta norteamericano de la teoría keynesiana, Alvin Hansen, a
jugar el papel del Pump Priming, o sea el cebado de la bomba. Los gastos los
llevaba a cabo el Estado para desencadenar un proceso de recuperación auto
sostenido. La política fiscal se guía con base en la teoría keynesiana y a sus
recomendaciones para los Estados Unidos. Provocó una recuperación, no
hay duda, en la década del 30, la cual tuvo un parpadeo en 1937, que
luego fue superado prontamente, y para 1939, que se inicia la Segunda
Guerra Mundial, los Estados Unidos estaban siguiendo una trayectoria ha-
cia la recuperación. Ese proceso no había conducido a una recuperación
plena, pero sí representaba un curso de mejoría con respecto a la depresión.
Tan es así que no se había recuperado plenamente la economía, que para
1939, todavía los niveles de producción y de empleo no habían alcanzado
los de 1929, según los clásicos ortodoxos.
El Estado no debía intervenir en la vida económica, según los clásicos, no
debía convertirse en productor de bienes y servicios, porque lo que hacía
con ello era competir con la actividad privada en lo que se refería a la de-
manda por los factores de la producción, y ello lo que iba producir era, en
definitiva, la inflación. Por tanto, el Estado debía limitarse a actividades
muy sencillas de defensa exterior, mantenimiento del aparato administrati-
vo, justicia y orden público, es decir, el Estado gendarme administrativo,
pero no el Estado productor de bienes y servicios, que se ha conocido en
épocas más recientes de la historia contemporánea. Esta tesis de la no inter-
vención, esta tesis clásica, fue la que influyó en la política económica de
Herber Hoover, la cual determinó, lejos de haber tomado medidas neutra-
lizadas al estallar la crisis de 1929, dejar más bien que las cosas tomaran su
curso espontáneo, conducidas por las solas fuerzas del mercado. Pero el
equilibrio, lejos de restablecerse, se fue agravando hasta llegar a tomar ca-
racterísticas, muy delicadas ya, en los primeros años de la década de los 30.

447
Cuentas Nacionales de Venezuela

En 1933, conjuntamente con la profundización de la crisis mundial, apa-


rece un libro que fue un jalón importante en la historia de la teoría económica
y de la política económica. Es el texto de John Maynard Keynes, titulado La
Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero. Este libro presentó una
teoría totalmente contraria a la de los clásicos ortodoxos, al afirmar que el
Estado, en caso de una crisis, ante una baja de la demanda efectiva, tenía el
deber de intervenir para suplementarla y provocar la recuperación.
Los clásicos sostuvieron, desde la época de Ricardo en adelante, que las fluc-
tuaciones económicas eran simplemente alteraciones en el nivel de la actividad
económica, que podían presentarse en uno o más sectores, pero que las fuerzas
del mercado, dejándolas actuar libremente, volverían a llevar las cosas al punto
de equilibrio por sí solas, es decir, sin intervención ninguna por parte del Esta-
do. Esa fue la política que aplicó el gobierno de Hoover y los principales gobier-
nos de Europa ante la crisis que afectó al mundo, en aquellos momentos.
La tesis Keynes es distinta. Éste sostiene que no existía de por sí un
estado de equilibrio creado por las fuerzas del mercado, sino que podía
haber un equilibrio en un punto inferior a pleno empleo y que por tanto
había que empujar la economía, por parte de una fuerza exógena, al funcio-
namiento del mercado al nivel de pleno empleo, y que el llamado a hacerlo
era el Estado por la vía del gasto público y también ayudado por otras
medidas que podían ser de tipo monetario y fiscal, pero, fundamentalmen-
te, Keynes se apoyaba en el gasto público. Decía que el punto de vista que
condenaba como un hecho altamente criticable al déficit fiscal había que
removerlo, porque en caso de elevada desocupación de mano de obra, en
que había un margen de capacidad no usada, era pertinente que el Estado
incurriera en déficit fiscal para robustecer la demanda efectiva y provocar
que las industrias y las empresas apreciaran que aumentaba la demanda por
sus productos y entonces engancharan mayor cantidad de trabajadores para
atender a esa demanda incrementada, proceso que marcaría el punto de
viraje hacia la recuperación.
Ya desde la época misma de los clásicos, había habido disidentes de la
doctrina principal, que profesaban la que pudiéramos llamar oficial, acadé-
mica, prevaleciente. Entre esos disidentes estuvo Malthus, Lauderdale y
otros, pero entre todos el más notable fue Marx, quien expuso, en sus lumi-
nosas investigaciones sobre la economía lo que realmente ocurrió con el
derrumbe de 1929, antes del estallido de la crisis.
Pero sí había ocurrido una tendencia hacia la recuperación suave, pero
sostenida durante el resto de la década, salvo la inflexión a que nos hemos
referido de 1937, ello se debió a la aplicación de la política keynesiana.

448
Cuentas Nacionales, 1915-1935

La etapa posterior a la guerra fue la que se calificó por un distinguido


economista norteamericano, George Stigler, como la época de oro de la
economía, y se llegó a afirmar que las fluctuaciones eran cosas del pasado y
de la historia. Sin embargo, los hechos posteriores, sobre todo hacia finales
de la década del 60, y de ahí en adelante, el surgimiento de la estanflación,
comprobaron que no era cierta esa risueña afirmación. Pero ello no es lo que
nos interesa en el presente; lo que atrae nuestra atención es lo que ocurrió
con motivo de la fractura de 1929, luego el proceso y por último los efectos
en Venezuela, pero antes de eso algo hay que decir de la teoría de la política
fiscal, de la llamada teoría o política del Pump Priming. En vista de que
posteriormente no demostró ser plenamente eficaz, otros autores norte-
americanos e ingleses, entre ellos Williams, dijeron que había que llegar a
una situación de déficit crónico y que no había que temerle a ese dispositi-
vo. La verdad es que los fenómenos contrarios y negativos de fines de la
década del 60 en adelante han sido referidos, por distinguidos economistas
de orientación socialista, al exceso abusivo del gasto público deficitario, lo
cual llevó a convertir ese instrumento en ineficaz.
Volviendo ahora a los efectos en Venezuela de la crisis y a las medidas que
se tomaron, vamos a pasar seguidamente a hacer un análisis del comporta-
miento del comercio exterior en los años 1930 y 1931. En 1930, la expor-
tación sin petróleo baja a 128 millones. El año anterior había estado en
184,9, por lo que se ve pues que es sustancial la baja ocurrida en 1930. Sin
embargo, en este año la exportación de petróleo, asfalto y derivados sube de
593,6 millones a 634,0 millones de modo, pues, que el volumen total del
comercio exterior pasa de 1.231,4 millones a 1,125,3 millones, y la expor-
tación total con petróleo baja levemente de 778,5 millones a 762,4 millo-
nes. Como se puede ver, el petróleo sirvió de amortiguador en este primer
año de los efectos de la crisis, según revelan las estadísticas del comercio
exterior de Venezuela. En 1931, la exportación sin petróleo baja todavía
más drásticamente a 103,8 millones, y la exportación de petróleo y asfalto
baja de 634,0 millones a 547,7 millones o sea que aún la exportación total
(incluida la petrolera) sufrió una disminución, al ubicarse ésta en 862,3
millones de bolívares; o sea pues, que en el año 1930 empiezan a sentirse
los efectos de la crisis mundial y en 1931 se agravan todavía más. En cuanto
a la comparación de los valores y el volumen de las exportaciones, vemos
que en 1930, el volumen de lo exportado en kilogramos sube a 20.622,1
millones de kilogramos, de 19.421,7 millones en el año anterior, y se sitúa
en 762,4 millones de bolívares la exportación total, en relación a 1929 que
es de 778,5 millones de bolívares. Con respecto a la importación, en 1929

449
Cuentas Nacionales de Venezuela

ésta registra 572,9 millones de kilogramos, por un valor de 452,8 millones


de bolívares, y baja en el año 1930 a 474,6 millones de kilogramos y en
bolívares a 363,8 millones. En el año 1931, la exportación total en kilogra-
mos se sitúa en 495,2 millones, para un valor de 651,6 millones de bolíva-
res, y la importación de ese año se sitúa en 276,6 millones de kilos para
210,7 millones de bolívares.
En cuanto a los productos agrícolas de exportación, en 1930, el volumen
del café exportado baja a 47,1 millones de kilos, con respecto a 64,3 millo-
nes de kilos exportados en el año anterior, y en cuanto al valor, el descenso
es todavía más abrupto, desde 133,7 millones de bolívares, que produjo la
exportación en el año 1929, a 68,0 millones de bolívares en 1930, y en el
índice baja de 99 en el año 1929 a 73,2. En el año 1931 la exportación en
kilogramos sube a 56,0 millones, pero el valor del café, que se había depre-
ciado, que había bajado tremendamente en los mercados mundiales, baja a
65,4 millones de bolívares, situándose en 87,0 el índice. Con respecto al
cacao, baja la exportación en kilos desde 21,1 millones en 1929 a 16,1
millones en 1930, y en bolívares el valor de lo exportado baja de 21,1 a
17,2 millones en dichos años; el índice baja de 118,0 a 90,0. En el año
1931, la situación se mantiene en 16,1 millones de kilos exportados, pero
baja el valor a 15,0 millones de bolívares y el índice se sitúa en 90,1.
En materia de cueros exportados de res y de chivo, en el año 1930, la
cantidad en kilogramos es de 2,2 millones por 1,7 millones de bolívares, y
el índice baja de 71,1 en 1929 a 58,0 en 1930. En 1931, la cantidad
exportada es de 1,8 millones de kilos, por un valor de 2,4 millones de
bolívares, y el índice se sitúa en 48,3. En cuanto al ganado vacuno exporta-
do, en el año 1930 se sitúa en 5,6 millones de kilos con relación a 8,0 del
año anterior y por un valor de 1,6 millones de bolívares cuando en el año
anterior había sido de 2,5 millones de bolívares. Con respecto al año 1931,
la cantidad de kilos se coloca en 5,0 millones (la baja es pequeña), su valor
es de 1,6 millones de bolívares y el índice se sitúa en 54,2.
En cuanto al dividive, en 1930 se exportan 1,5 millones de kilos, por un
valor de 220,6 mil bolívares, bajando el índice de 32,6 en 1929 a 28,4 en
1930, y en 1931 sube a 42,0. La cantidad exportada sube a 2,2 millones
de kilos y el valor sube a 307,5 millones de bolívares.
En lo referente a la caña de azúcar, el papelón y la panela, en 1930, la
cantidad exportada es de 239.141 kilos por un valor de 77.473 bolívares,
el índice baja de 43,3 a 12,2; el descenso con respecto al año 1929 en
bolívares es bastante grande, porque la exportación en ese año fue de 299.300
bolívares y en cantidad también fue grande, porque había sido de 679.396

450
Cuentas Nacionales, 1915-1935

kilos en el año 1929, recuperándose un poco en el año 1931 al llegar a


393.070 kilos a un costo de 202.257 bolívares, y el índice, que había baja-
do a 15,2 en 1930, llega a 25,1 en 1931.
La sarrapia en el año 1930 baja en el índice de 37,3 en 1929 a 3,8 y de
961,221 bolívares en el año anterior, baja a 91.070 bolívares; con respecto
a los kilogramos baja de 191,894 a 19.439 en el año 1930. En 1931 hay
una recuperación, pues el índice sube a 49,6, el valor a 1.252.961 bolívares
y en kilos 254.841.
En cuanto a las maderas, estas en 1930 suben más bien con respecto a
1929, pero bajan drásticamente en 1931. En 1930 suben a 7,3 millones de
kilos exportados, con respecto a 5,4 del año anterior. En bolívares, éstas se
ubican en 635.807 con respecto a 380.184, y en 1931 bajan en volumen a
2,2 millones de kilos y en bolívares a 155.961; el índice baja de 55,0 en
1930 a 16,5 en 1931.
En cuanto al balatá, en 1930 aumenta el índice de 16,6 a 21,1; el valor
en bolívares sube de 1,1 millones en 1929 a 1,4 en 1930, y el peso sube de
368,745 en 1929 a 467.281 en 1930. En 1931 sí hay una baja a 148.180
kilos y a 300.664 bolívares la exportación y el índice baja a 6,7; es decir,
que la baja fue catastrófica.
En relación al oro, en 1930 sube ligeramente en cuanto a kilos a 2.659
kilos, por un valor de 5.845.006 bolívares y el índice sube de 282,8 en
1929 a 363,7 en 1930. En 1931 la cantidad en kilos sube a 3.173 kilos
por 8.735.225 bolívares, y el índice sube a 434,1. Como se ve, la actividad
minera funciona en sentido neutralizante de las bajas ocurridas en la activi-
dad agrícola y pecuaria.
La suma de los factores estructurales en movimiento y de la catástrofe
coyuntural de 1929 en adelante, que se aprecia en las cifras venezolanas en
1930 y 1931, producen una situación sumamente grave en la economía.
Esta se traduce en que el quintal de café, que llegó a cifras muy elevadas, no
lejos de 200 bolívares en 1928 y en la primera parte del año 1929 baja
drásticamente, en el curso de la crisis llega hasta 30 bolívares o algo menos
el quintal, y lo que es peor, la res, el novillo que se vendía a buen precio
antes de la crisis llegó también a alrededor de 20 a 25 bolívares la cabeza.
Otro impacto que complicó aún más la situación fue que con motivo del
derrumbe ocurrido en las economías de Europa y Estados Unidos, Inglate-
rra resolvió empezar un proceso de devaluación de la libra esterlina. Los
Estados Unidos, luego, respondieron también devaluando. La oscilación
del bolívar con respecto al dólar se materializó desde un tope de 12 bolíva-
res por dólar, hasta 2,50 bolívares por dólar en el período 1933-1934,

451
Cuentas Nacionales de Venezuela

antes del acuerdo cambiario del doctor Pedro Tinoco. El efecto que esta
fluctuación tuvo sobre la agricultura de exportación fue catastrófico, ya que
los agricultores vendían sus embarques en moneda extranjera (libras esterli-
nas para los ingleses, dólares para los norteamericanos, y marcos alemanes
para la exportaciones vía Hamburgo). Esto se puede vislumbrar con el he-
cho de que el agricultor, que recibía 12 bolívares por cada dólar obtenido
por su venta de embarque de café, llegó a percibir nada más que 2,50 bolí-
vares por dólar en esa misma operación, lo cual llevaba a ese agricultor a una
situación apremiante.
Sobre el desastre de la agricultura en la época del general Gómez produ-
cido, en parte, por la crisis mundial, afirma Alberto Adriani, lo siguiente:

Es claro que la agricultura ha decaído en los últimos años, pero es una decadencia
catastrófica, si continúa la actual situación y los precios actuales. Por aquí hay ya
muchas propiedades abandonadas y todas están más o menos descuidadas y por
fuerza se abandonarán más y más si los precios del café y del cacao para la próxima
cosecha fueran lo de hoy. Puede afirmarse que con los precios actuales no se
recolectará sino el 50 por ciento de la cosecha más o menos. En este caso, es claro
que disminuirán todas las entradas que no provienen del petróleo y se contraerán
todas las rentas que no se basan en el petróleo. Hay que pensar en esta posibilidad
infinitamente más grave que la que se quiere impedir. En todo caso, tomará impul-
so, la decadencia de nuestras industrias agrícolas, que viene poniéndose en eviden-
cia desde hace ya muchos años. Durante el período 1909-1913, Venezuela ocupaba
el segundo puesto entre los exportadores de café, contribuyendo con el 4,6 por
ciento de las exportaciones mundiales. En 1933, Venezuela ocupó el séptimo pues-
to, y sus exportaciones sólo compusieron el 3,8 por ciento aproximadamente, del
total mundial...244

La realidad de esta catástrofe se plasma en este otro párrafo de Adriani:

Desde hace algunos años nuestra industria cafetera muestra una tendencia visible
hacia la declinación ...Hoy somos al mismo tiempo espectadores y víctimas de su
decadencia. Su adversa suerte acarreará la de toda la zona cafetera de Venezuela.
Cada descenso de los precios, cada nuevo paso en la carrera hacia el abismo,
aumentará el número de cafeteros desnutridos, mal vestidos, macilentos, cabizba-

244 Adriani, Alberto, Labor venezolanista, Caracas, Academia Nacional de Ciencias Económicas y
Consejo de Profesores Universitarios Jubilados, UCV,1984, pp. 336-337.

452
Cuentas Nacionales, 1915-1935

jos, pasto de las enfermedades, sin asidero para ninguna esperanza. Habrá en nues-
tros campos más y más escasas las comodidades, el instrumental y, sobre todo, la
cultura, que el café nos había permitido adquirir. Nos irá invadiendo el desierto y su
cortejo de miserias y de males.245

¿Qué hizo el gobierno ante ello en los años 1930 y 1931? Bien poco. Se
limitó a ser un espectador mientras la crisis ahondaba en Venezuela. Adriani,
señaló oportunamente lo siguiente:

Si Venezuela dispusiera como otros países, de instituciones de investigación y


experimentación agrícola que impulsaran la organización científica de tal cultivo
[en este caso el autor habla del cacao, pero esta afirmación se extiende a otros
cultivos], la producción se podría aumentar considerablemente.246

Si se hubiera atendido esa voz por parte del gobierno, se hubieran creado
las estaciones experimentales y se hubiera organizado la agricultura sobre
una base científica, indudablemente la situación de Venezuela habría sido
muy diferente. El hambre que vivieron grandes masas de venezolanos en
aquellos años no la habrían experimentado o la habrían sufrido en menor
medida.
En 1928, el gobierno había organizado el Banco Agrícola y Pecuario, y el
Banco Obrero. El primero fue para atender las necesidades de la agricultura
y de la ganadería, y el segundo las de vivienda, teóricamente, para las clases
medias y trabajadoras. La política del Banco Agrícola y Pecuario fue la de
dar crédito principalmente a los amigos del régimen y a los recomendados
del general Gómez. Ello agotó muy prontamente el capital del Banco; hubo
que reforzarlo entonces con una cifra adicional, la cual poco tiempo des-
pués también fue agotada. Fueron pocos los agricultores y ganaderos que,
sin tener el padriznago del general Gómez, obtuvieron créditos en ese ins-
tituto. En todo caso, la política de dicho instituto no fue la de estimular la
renovación de la tecnología y la modernización de los métodos de cultivo y
procesamiento de los productos de la agricultura y la ganadería venezola-
nas. Nada para prepararse para enfrentar los problemas que se estaban pre-
sentando con motivo del impacto del petróleo en toda la economía venezo-
lana, sino que sencillamente el Banco se limitó a otorgar hipotecas para los

245 Ibídem, p. 240.


246 Ibídem, p. 188.

453
Cuentas Nacionales de Venezuela

solicitantes. Algunos de éstos, los que no eran políticos o no estaban bajo la


sombra del gobierno, utilizaron los fondos en sus propias fincas, pero prin-
cipalmente en expansión extensiva de las facilidades de producción; en poca
medida se aplicaron esos recursos para innovaciones de los métodos y pro-
cedimientos productivos, para la renovación de maquinarias más modernas
y para la utilización de variedades de cultivos más productivos por árbol o
por matas o de especies o de razas que mezcladas con las nuestras podrían
aumentar la productividad.
No fue a eso hacia donde dirigieron los fondos en sus fincas, sino que
fueron, en términos generales, para realizar inversiones de carácter extensi-
vos. Otros, que se encontraban bajo el paraguas del gobierno, favoritos o
apoyados por favoritos o por el propio general Gómez, inclusive llegaron a
utilizar esos fondos en áreas fuera de la agricultura y hasta para cuestiones
extravagante, gastos de lujo, mejoramiento de sus casas de habitación en las
ciudades o incluso viajes al exterior.
El impacto de la depresión sobre las clases trabajadoras y campesinas fue
bastante severo; se tradujo en una baja en los salarios urbanos y también en
una baja en los salarios agrícolas. De tres bolívares que se pagaba antes de la
depresión por jornal de trabajo diario, en las actividades cafeteras en los
alrededores de Caracas se llegó a pagar tres reales, en el momento más cul-
minante de la crisis.
La crisis fue más grave, a pesar de la composición estructural de la pobla-
ción en Venezuela y su distribución, siendo mayoritariamente agrícola, y
habida cuenta de que una parte de la misma población trabajadora de las
ciudades, que fue afectada por el aumento de los índices de desocupación
con motivo de la crisis, pudo trasladarse al campo en vista de que tenía
todavía vínculos con algunos parientes que habían quedado aún en las zo-
nas rurales, de las cuales ellos procedían o que en todo caso pudo volver a las
antiguas fincas para trabajar sus conucos y para sobrevivir en medio de
aquella hecatombe. Este fenómeno del regreso al campo durante las épocas
de crisis no era exclusivo de Venezuela. Se presentó en todas las zonas rura-
les de la América Latina que fueron afectadas por esta terrible depresión.
Ello no fue solución para los trabajadores ya que tuvieron que ir a vivir en
una situación sumamente estrecha, arrimándose a familiares que habían
dejado en los campos, volviendo al cultivo de los conucos y llevando una
vida vegetativa durante lo más agudo de las dificultades. Sin embargo, esa
situación fue menos grave para ese tipo de trabajadores, en términos relati-
vos, que para aquellos en las zonas industriales que perdieron su trabajo y
no consiguieron otro, y que como quiera que en esos países, cuando estalló

454
Cuentas Nacionales, 1915-1935

la crisis de 1929, no existían instituciones, tales como el seguro social, se


vieron en la calle, sin tener ningún tipo de recurso al cual ocurrir. Ello dio
lugar, en los países industriales, a la creación de la institución del Seguro
Social, como se hizo en Estados Unidos bajo el gobierno de Roosevelt, y a
otras instituciones de salvamento, como por ejemplo, ante la quiebra del
sistema financiero de 1933, que en los Estados Unidos dio lugar a la crea-
ción de la Reconstruction Financial Corporation. Otras instituciones que
después se organizaron fueron la Federal Housing Agency, para el problema
de la vivienda, el Land Bank, para el problema de la tierra, y en general,
todas las entidades y medidas de la política fiscal, el aumento de las obras
públicas y del gasto deficitario, con las cuales los Estados Unidos pudo
alcanzar el punto de viraje en el proceso de la crisis.
De haber dejado que las cosas siguieran su curso, sin la intervención del
Estado, la catástrofe habría sido muchísimo mayor en los países industria-
lizados y aún en el resto del mundo.

Vida fiscal

Con respecto a la evolución de la vida fiscal y al ingreso petrolero, en esa


década y concretamente en el año de 1930, es interesante lo que nos dice
Thomas Rourke:

La riqueza fue cayendo dentro del Tesoro Nacional y en Venezuela se vio más dinero
que en ninguna otra época, no en manos del público, pero sí en las arcas nacionales.
En 1930, las rentas nacionales procedentes de derechos de aduanas y de la explota-
ción de minerales, alcanzaron a 190 millones de bolívares, lo que equivalía a cuatro
veces el monto total de la renta nacional para 1915, y a dos veces el monto de sus
gastos para 1921.247

Lo que nos expresa la frase transcrita de Rourke, es la realidad que hemos


analizado antes con respecto a la economía general que mientras bajaban
los productos tradicionales, y ello traía consecuencias graves para el ingreso
de los venezolanos, aumentó el petróleo, el cual sirvió de neutralizante del
balance exterior, tal como lo vimos en el capítulo relativo a la situación
económica general. Ahora su reflejo en la situación fiscal, es decir, en las
arcas públicas, es todavía más importante, tal como se desprende de la

247 Rourke, Thomas, Gómez, tirano de los Andes, Caracas, Ediciones Edime, 1952, p. 207.

455
Cuentas Nacionales de Venezuela

anterior transcripción, ya que mientras el país se debatía en una crisis muy


grave, las arcas públicas recibían más dinero con motivo de la liquidación
de los activos petroleros propiedad de la nación.
Iván Pulido Mora y Rafael Durán, en su artículo del aniversario de 1979
de El Nacional, nos traen también un buen resumen conductivo al pago de
la deuda pública. Al respecto, dicen lo siguiente:

Para 1930, las reservas del tesoro son del orden de $ 91,5 millones (Bs. 360
millones) y la deuda pública externa representa el 48 por ciento de la deuda total
registrada en 50 millones de bolívares. En ese año, el día 23 de mayo, con motivo de
la conmemoración del centenario de la muerte del Libertador, Gómez sugiere al
presidente Juan Bautista Pérez ruegue al Congreso Nacional considere la posibili-
dad de cancelar totalmente los saldos pendientes de la deuda externa, contraída por
la Ley de 1905, como refinanciamientos tendentes a unificar las deudas de 1881 y
1896 y por los protocolos de Washington. El Congreso aprueba unánimemente la
idea el mismo día. En la operación se obtienen economías cercanas al millón de
bolívares, aun cuando el rescate se hace a la par. Los títulos de la deuda de 1905 se
cotizan en 99,95 sobre el valor nominal, dado el esfuerzo manifiesto del gobierno en
la regularización de sus servicios. Con los 3,1 millones de dólares en oro, desembol-
sados para tal propósito, se alcanza a recoger títulos por 629.074 libras esterlinas,
pues la conversión de esos dólares a libras esterlinas, en la plaza de Nueva York,
arroja una diferencia favorable de cambio de Bs. 1.676 con relación a Caracas.
Venezuela, atiende y cancela sus compromisos de deuda externa en momentos de
práctica suspensión de pagos internacionales como consecuencia de la crisis de los
años treinta. Salda anticipadamente sus compromisos poco antes de la devaluación
general que afecta al sistema internacional. Los mecanismos de Crédito Público no
se vuelven a utilizar por unos cuantos años: el interno en 1943 y el externo en
1957.248

Con respecto a este interesante resumen que hacen los apreciados cole-
gas citados, es necesario apuntar que en época del gobierno de la dictadu-
ra de Pérez Jiménez sí se contrajo deuda pública antes de 1957. Desde
1952 en adelante, el gobierno impulsó unos programas de obras públicas
que eran en la práctica deficitarios o sea, que una parte se cubría con el
presupuesto y otra se hacía mediante créditos adicionales que se libraban,
al principio, contra fondos que estaban en el tesoro público; pero después

248 Pulido Mora, Iván y Rafael Durán, “Finanzas públicas de Venezuela en el siglo XX ” en El
Nacional. Edición XXXVI Aniversario, Caracas, 3 de agosto de 1979, Nº 4, p. 5.

456
Cuentas Nacionales, 1915-1935

se siguió un procedimiento irregular, mediante el cual se contrataban


obras sin tener los fondos y se pagaban con pagarés o letras de cambio,
librados por varios organismos a diversos niveles e inclusive por certifica-
dos de obras completas que emitía el propio Ministerio de Obras Públi-
cas. En otros casos se trataba de corporaciones del Estado o de Institutos
Autónomos. Esa deuda se fue acumulando y para el 23 de enero de 1958,
cambió el gobierno de Pérez Jiménez y toma posesión del mismo por
parte del Contralmirante Wolfgang Larrazábal, la deuda pública pasaba
de los 4.000 millones de bolívares. Por haberse contratado esa deuda en
forma irregular, el Contralor General de la República, doctor Luis A. Pie-
tri, puso reparos a su pago. No obstante, durante los primeros tiempos
del ejercicio del poder por la Junta, se pagaron más de 2.000 millones de
bolívares, y ello trajo como consecuencia que se agotaran las reservas del
tesoro público.
Este procedimiento irregular, por cierto que luego se convirtió en prácti-
ca corriente de los gobiernos que vinieron después de la dictadura, con
excepción del primer período constitucional, quedó de manifiesto durante
las negociaciones llevadas a cabo por el doctor Arturo Sosa en su condición
de ministro de Hacienda del gobierno de Luis Herrera Campíns, quien al
reunirse con la banca acreedora confrontó que los volúmenes que él llevaba
de deuda fueron rectificados por los banqueros con base en los documentos
suscritos por los distintos organismos de la administración central y des-
centralizada de Venezuela, que arrojaba montos mayores. Fue ello lo que
llevó a la Comisión de Estudio y Reforma Fiscal a estudiar a fondo y reco-
mendar una reforma de la Ley de Crédito Público, para someter a la centra-
lización del Ministerio de Hacienda y de trámites que se señalan en esos
proyectos todo lo que se refiere a la deuda pública.
La finalidad es evitar que esas irregularidades que ocurrieron en la época
de la dictadura y que después volvieron a presentarse en gobiernos más
recientes, vuelvan a repetirse, por cuanto son funestas para la buena y sana
administración de los recursos fiscales del Estado.
Volviendo a los años 1930-1931, observamos que frente a la catástrofe
económica y fiscal que afligía a Venezuela, los personeros del gobierno si-
guieron sosteniendo que éste había realizado una gran labor en materia
económica y fiscal, y de ahí que el doctor Pedro Manuel Arcaya dijera lo
siguiente:

El presupuesto general de rentas y gastos públicos de 1909 fue de 50 millones de


bolívares apenas con un aumento de menos del 20 por ciento con respecto a 1888,

457
Cuentas Nacionales de Venezuela

que fue de Bs. 34.542.000. Pues bien, en 1930, el presupuesto ya había ascendido
a Bs. 202.598.500. Así pues, en un período igual, de 21 años, había aumentado a
más del 400 por ciento.249

Con respecto a esa defensa que hace el doctor Arcaya de la eficacia admi-
nistrativa y fiscal del régimen del general Gómez, cabe hacer la siguiente
observación: El sólo aumento del presupuesto de por sí no indica que la
gestión sea buena o mala. El presupuesto puede aumentar astronómica-
mente, pero si la distribución del mismo se orienta a gastos de poco o
ningún valor económico y sus efectos económicos generales sobre la econo-
mía del país y sobre la sociedad son menguados, en ese caso la administra-
ción es negativa, no obstante que el presupuesto haya aumentado mucho.
En cambio, un presupuesto que no aumente o que aumente poco, si se carac-
teriza por una nueva distribución donde las erogaciones sean más producti-
vas y más beneficiosas para la economía y para la sociedad, en ese caso
indudablemente que la gestión es positiva. Por tanto, el sólo hecho en sí
mismo del aumento del presupuesto nada dice en cuanto a la calidad de la
administración.
El doctor Arcaya, en cambio, no se refiere a estos aspectos negativos que
hemos apuntado sobre las dificultades que estaba sufriendo la población,
con motivo de la disminución de los ingresos de la economía tradicional y
de la baja de los productos agrícolas de exportación y las consecuencias que
tuvo sobre toda la sociedad y especialmente sobre la clase trabajadora y el
campesinado. Nada hizo el gobierno que fuera verdaderamente eficaz para
prever, primero, situaciones como esas y, segundo, para enfrentarlas y supe-
rarlas. Se limitó, como se dijo antes, a la creación del Banco Agrícola y
Pecuario y del Banco Obrero, cuyos fondos no fueron precisamente hacia
las áreas estratégicamente más importantes. Posteriormente, el gobierno
tomará otra medidas, las cuales veremos en los períodos que estudiaremos
más adelante, aunque éstas tampoco fueron plenamente eficaces para resol-
ver la situación.
En el año económico 1929-1930, el presupuesto planeado fue de
193.189.750 bolívares. Los egresos fueron 192.450.000 bolívares, para un
superávit de 793.750 bolívares.
En el presupuesto de 1930-1931, se planificó con base en 202.598.500
bolívares y en gastos 201.800.000 bolívares, reincidiendo el superávit pla-
neado de 798.500 bolívares.

249 Arcaya, Pedro Manuel, Venezuela y su actual régimen. Washington, s/e, 1935, p. 188.

458
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Ahora, en cuanto a los del presupuesto realmente recaudado tenemos


que para el año 1929-1930, se logró la suma de 255.444.883 bolívares
mientras que el presupuesto de gasto el monto alcanzó a 263.771.397
bolívares para arrojar esta vez un saldo negativo de 8.326.574 bolívares.
En el año 1930-1931, el presupuesto recaudado alcanzó la suma de
210.258.842 bolívares y el egreso registrado 260.900.843 bolívares con
un déficit de 50.642.001 bolívares.
En cuanto a la composición de estos ingresos tenemos que para 1930, los
ingresos fiscales petroleros arriban a la cantidad de 47.330.000 bolívares
que representa una proporción del 18,5 por ciento de participación en la
totalidad de estos ingresos.
El volumen de producción petrolera para ese entonces significó 135.240.000
millones de barriles que alcanzan un valor de 864.010.000 bolívares.
En el año de 1931, los ingresos fiscales de origen en la explotación petro-
lera descienden levemente a 46.980.000 bolívares, ubicándose sin embar-
go con un 22,4 por ciento en la proporción de participación en el conjunto
de los ingresos fiscales venezolanos. El volumen de producción para este
año se redujo a 116,87 millones de barriles que lograron un valor de
568.050.000 bolívares.
Con respecto a la renta no petrolera observamos que para el año de 1930,
el rubro Renta Interna alcanzó la cifra de 119.57.717 bolívares y, para el
año de 1931, se produce un descenso que lo ubicó en 90.068.088 bolívares.
Para el mismo año 30, el ingreso fiscal venezolano totalizó 256.000.000
bolívares donde los ingresos fiscales petroleros, con base en un monto de
47.333.000 bolívares logra una participación del 18,5 por ciento propor-
cional. El volumen se ubicó en 135.240.000 millones de barriles.
En el año de 1931, los ingresos fiscales venezolanos sumaron
210.000.000 bolívares, donde los ingresos fiscales petroleros logran la cifra
de 46.980.000 bolívares para aumentar su proporcionalidad dentro del
total a un 22,4 por ciento. Pero en este año baja considerablemente el valor
de la producción petrolera de 864.010.000 bolívares que había alcanzado
en el año anterior a 568.050.000 bolívares. Igualmente se observa una baja
en los ingresos fiscales venezolanos comparando ambos años, 30 y 31. En
cambio, el ingreso fiscal petrolero no ha disminuido.
En cuanto a los gastos tenemos que para este año de 1930, el gasto
público total fue de 263.800.000 bolívares el gasto público de capital de
65.500.000 bolívares y el porcentaje de ambos en el gasto público total de
un 24,8 por ciento.

459
Cuentas Nacionales de Venezuela

El gasto público corriente obtuvo la cifra de 198.300.000 bolívares con


una participación del gasto total de un 75,2 por ciento.
En el año de 1931, el gasto público total desciende tímidamente con
respecto al año 30, colocándose en 260.900.000 bolívares. El gasto públi-
co de capital bajó drásticamente de 65,5 millones, alcanzando en el año
30, a 189,9 millones, logrando con esta cifra una participación de propor-
ción del 7,6 por ciento en la totalidad del gasto.
En cuanto al gasto público corriente para el mismo año 31, se eleva a
241.000.000 bolívares logrando aumentar su participación a un 92,4 por
ciento del gasto público total.

Documentos más importantes

Seis documentos nos recrean en el ámbito económico y fiscal del año


1930-31, pues ellos resumen el espíritu que imperaban en esa fecha, en
cuanto a la opinión pública y oficial.

Exposición de motivos que dirige el ministro de Hacienda al Congreso Nacional en el año de 1930.
Ministro Rafael María Velasco B. Año civil de la cuenta 1929. Las actuaciones de esta memoria
corresponden al doctor Melchor Centeno Grau que entregó el cargo el 19 de abril de 1929

Dadas ciertas particularidades, se encuentra que esta memoria hace un


balance suscinto del movimiento económico, ya que es, en sí misma, la
continuación de la labor de ordenación administrativa de la Hacienda Na-
cional. Por ello, para efectos de conocimiento en números de los alcances en
esta materia, es menester hacer la revisión de los veinte cuadros estadísticos
que comprenden dicha memoria.

Exposición de motivos que dirige el ministro de Hacienda al Congreso Nacional en 1931

Año 1930, centenario de la muerte del Libertador, por lo tanto y para


‘celebrar’ dicho acontecimiento se ordena el pago total de la deuda exterior.
Para ello se requirió un crédito adicional de 23.757.634,06 bolívares.
Crisis mundial del petróleo y otros productos.
Celebración de nuevo contrato con el Banco de Venezuela, que había
vencido el 30 de junio de 1930.
Acuñación de monedas conmemorativas del centenario de la muerte de
Bolívar.

460
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Expresiones documentales de la opinión pública.


3. Los artículos Nos.564, 455, 568, 569, 572, 573, 574, 575, 576,
577, 578, 581, 582, sobre el pago de la deuda pública de Venezuela ante
el centenario de la muerte de Bolívar.
Mensaje del presidente de la República.
Cancelación total de la deuda externa. 19 millones de bolívares. Serán
incluidos en la nueva Ley de Presupuesto.
La emancipación económica.
Una república sin deuda.
Emancipación económica y fiscal de Venezuela.
Mensaje que el ciudadano doctor Juan Bautista Pérez, presidente de los
Estados Unidos de Venezuela, presenta al Congreso Nacional en sus sesio-
nes ordinarias de 1930.
Sobre la situación económica del país.
La Memoria de Hacienda. Reproducción de la introducción de esa me-
moria. Sobre la exoneración de derechos de importación apoyo que presta
el gobierno a las empresas industriales.
Los intereses nacionales. La reclamación Lonzoni, Noctini y Cía. Rela-
ciones Exteriores de Venezuela en el citado conflicto en tribunales.

461
Subperíodo 1932-1933
Cuentas Nacionales de Venezuela

464
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Son años de dualidad entre la bonanza petrolera y la miseria creciente


del agro. La crisis del café ha llegado a un punto que denota su muerte
como industria productiva y rentable.

Todos los países cafeteros pasan hoy por una crisis de excepcional gravedad. Quizás
por primera vez el consumo mundial ha dejado de coincidir, durante un largo
período de tiempo, con la producción desde el día del siglo XIV. En que de Abisinia
pasó al Yemen, y del Yemen, por Egipto, Siria y Constantinopla, al mundo occiden-
tal. Durante los últimos años se han acumulado stock enormes, que ascendían en
noviembre de 1934 a 19.050.000 sacos, a pesar de que el Brasil ha incinerado,
durante los últimos cuatro años, 34.899.000 sacos. En opinión de F. Eugene Noriz,
reconocida autoridad en estas cuestiones para el 1º de julio del corriente año habría
un total de existencias visibles de 23.000.000 de sacos, o sea, exactamente, el
consumo de un año. En el próximo año estima Noriz que la producción se elevará
a 29 ó 30.000.000, de la cual quedaba un sobrante de 6 a 7.000.000, y elevará el
total de existencia visible acumuladas a 30.000.000 para el 1º de julio de 1936. La
tendencia es a la disminución del consumo. De 1931 a 1934 declinó en un 125,
como resultado de la crisis económica y de la consiguiente disminución del poder
adquisitivo de los consumidores, de las restricciones impuestas a su comercio y de
los pesados impuestos en muchos países consumidores. Los precios, como resulta-
do de todo esto, son los más bajos de su historia. En espera de los años de las “vacas
gordas” –que habrán de volver un día, aun cuando no es posible adivinar su llegada–
la mayor parte de los países se han puesto en condiciones de resguardar su industria,
de mantenerla en vida, mediante la desvalorización monetaria, que reduce los
gastos, alivia el peso de las deudas y equilibra, en general la vida económica; el
perfeccionamiento de la técnica, con la mira de reducir el costo de producción y

465
Cuentas Nacionales de Venezuela

mejorar el producto, y las organizaciones cooperativas, que multiplican las posibi-


lidades del productor individual, y facilitan de muchas maneras la solución de sus
problemas.
Nuestra industria cafetera y nuestros cafeteros esperan mucho para poder sobrevi-
vir, de la intervención providente del Gobierno Nacional, presidido por el general J.
V. Gómez, que le prestó su ayuda, el año pasado, con el subsidio, y muy particular-
mente, con el alza del cambio, y de la labor de la Asociación de Cafeteros, que acaba
de establecerse bajo el alto patronato del mismo general J. V. Gómez, que ha
suscitado en el país, grandes esperanzas.250

Alberto Adriani, fue la persona más preocupada en esta época por de-
nunciar las consecuencias que esta crisis de la industria cafetalera podría
acarrear al país.

La baja del dólar es un golpe para los exportadores venezolanos de café y cacao
porque el signo monetario del país sufre una revolución instantánea. Ya los artículos
de Alberto Adriani han provocado un cierto escándalo cuando los inserta la prensa
de Caracas. De los cuadernos donde Adriani escribe sus trabajos pasan a la máquina
en las manos milagrosas de Lola Rondón y el correo los deja en San Cristóbal y
Caracas. Ese mozo dice alguien en la corte de Gómez, está escribiendo cosas muy
graves. Usted General sostiene en sus mensajes al Congreso que el país prospera. Y
el joven Adriani le responde en los periódicos pintando un panorama ruinoso. ¿No
le parece que hay un desafío a su autoridad? Quizás, contesta Gómez, un poco
perdido en ese mundo de precios y de devaluaciones que él entiende en el instinto
del comerciante. Pero hay que hacer algo, General, apunta otra voz alegando de
Adriani y sus escandalosas gacetillas la mirada de un General que cae como plomo
contra los que impugnen su autoridad casi monárquica.
Vienen otros artículos. Ya 1934 avanza por el túnel de sus días. El Táchira está
quebrado. El cónsul colombiano otorgó 12.000 permisos para emigrar a aquel país.
En San Cristóbal hay más de 300 casas desocupadas. En Ureña una sola calle tiene
sesenta casas deshabitadas. Cada descenso en los precios, cada nuevo paso en la
carretera hacia el macilento, cabizbajo, pasto de las enfermedades, sin asideros para
ninguna esperanza. Habrá en nuestros campos más y más casas derruidas, desman-
teladas, solitarias. Se irán haciendo más escasas nuestras comodidades, el instru-
mental y sobre todo la cultura que el café nos ha permitido adquirir.

250 Adriani Alberto, Labor venezolanista, Venezuela, la crisis y los cambios. Academia Nacional de
Ciencias Económicas, Consejo de Profesores Universitarios Jubilados, UCV. Cuarta Edición.
Caracas, 1984, pp. 233-234.

466
Cuentas Nacionales, 1915-1935

La voz que deja esos artículos clama en el desierto. Le contestan diciendo que el
petróleo ya reina sobre la economía venezolana. Pero cuando el petróleo prevalezca
sobre nuestra fuente de riquezas perecerá la independencia económica de Venezue-
la, apunta Adriani en esa polémica sobre la crisis mundial y sus repercusiones en
Venezuela, que de 1932 a 1935 anima él desde su finca. De ‘Bejuqueros’ los
artículos pasan por las aguas del amor de Lola Rondón y desembocan en el mar de
una persona que a ratos diluye las penumbras. Las réplicas vienen de Caracas donde
los doctores del petróleo tienen ya desdén por aquella producción cafetera que
Adriani defiende como el último mohicano. Es la batalla de una Venezuela rural
contra el nuevo país cuyas deidades son Deterding y Doyle.251

Toda esta crisis económica que clama Adriani, se hace patente en las
estadísticas de comercio exterior, en 1932, descendió todavía más la expor-
tación sin petróleo; bajó a 96,6 millones de bolívares, y en 1933 a 64,3
millones de bolívares, el petróleo en 1932 bajó a 531,6 millones de bolíva-
res, y en 1933 a 553,2 millones de bolívares, el comercio exterior total en
1932, bajó a 781,7 millones de bolívares y en 1933 se situó en 761,1
millones de bolívares, la exportación total en el 32, se situó en 628,2 millo-
nes de bolívares y en el 33 en 617,5 millones de bolívares. Se puede ver
claramente que el descenso de la producción no petrolera, fue catastrófico y
que el neutralizante fue el petróleo que salvaguardó la economía del comer-
cio exterior, de una situación que habría sido muchísimo más grave de no
haber concurrido el ingreso petrolero en la forma que lo atestiguan las ante-
riores estadísticas. En cuanto a la exportación total en kilos, con relación a
su valor en 1932, la exportación total baja ligerísimamente a 17.003,6
millones de kilos y en bolívares, representó 618,2 millones de bolívares, y
la importación ese año se situó en 223,9 millones de kilogramos, para un
valor de 153,4 millones de bolívares, en el año 33 la exportación en kilogra-
mos se sitúa en 17,6 millones de kilos en 617,5 millones de bolívares y la
importación en 22,9 millones de bolívares y la importación en 22,9 millo-
nes de kilos, para un valor de 143,5 millones de bolívares.
En cuanto al café, en 1922, baja a 49,2 millones de kilos, a 58,3 millo-
nes de bolívares y a 76,4 en el índice. En 1933, baja aún más a 34,1 millones
de kilos, y el valor a 33,5 millones de bolívares y el índice baja a 53,0.
En cuanto al cacao, baja a 15,9 millones de kilos para un valor de 12,1
millones de bolívares, bajando el índice a 89,0. El año 33, sube la cantidad
a 17,5 millones de kilos, pero baja el valor a 9,3 millones de bolívares. Se ve

251 Rangel, Domingo A., ob. cit., pp. 353-354.

467
Cuentas Nacionales de Venezuela

que el valor del cacao en las mercados exteriores se vino abajo y se situó el
índice a 68,3.
En cuanto a los cueros de res y de chivo, en 1932, se sitúa la cantidad en
kilos en 1.570.371. En cuanto a su valor 1,3 millones de bolívares, bajan-
do en el índice a 40,2. En 1933, la exportación sube a 1,7 millones de kilos
y en bolívares se queda en 1,3 millones, el índice se sitúa en 44,0.
En cuanto al ganado vacuno exportado en el 32, las cantidades bajan
moderadamente con respecto al 31 y se sitúa en 4,5 millones de kilos y su
valor en bolívares a 1,1 millones, produciendo una diferencia negativa por
un monto absoluto de 500.000, con el índice evolucionando hacia la baja,
de 52,2 a 48,3. En 1933, este renglón se ubica en 5,5 millones de kilos
para 1,3 millones de bolívares y un índice más alto, 59,4.
El dividivi, obtiene un índice de 26,0 en el año de 1932, el valor 151.681
bolívares, y su peso llega a 1.396.923. El 33, la cantidad se sitúa en 1,5
millones de kilos, 127.000,4 bolívares y 28,0 su índice.
En las maderas diversas el índice de 26,0 en el año de 1932, de 4.022.000
kilos, para un valor de 175.231 bolívares y el índice en 22,15. En 1933 el
renglón sufre una baja a 2,8 millones de kilos con un valor de 211.157
bolívares con el índice en 22,3.
En el renglón papelón, en 1932, obtiene un índice en 31,0, el valor
146.917 bolívares con lo que baja, habiendo aumentado el volumen de la
exportación de 393.000 a 487.586 de kilogramos. En el 33, sube la canti-
dad exportada a 661.470 kilos, que producen un valor de 133.397 bolíva-
res. Bajó el valor, es decir, disminuye el precio y el índice se ubica en 42,2.
La sarrapia, en 1932, se ubica con un índice de 19,0, su valor en 480.389
bolívares y su peso en 97.907.
El balatá, se sitúa en 113.276 kilos, en 1932, es decir, 144.633 bolíva-
res y 5,1 en el índice. Continúa bajando así este producto con respecto al
año anterior.
El oro se exporta, en 1932, 3.195 kilos, con un valor de 10.485.154
bolívares y el índice se sitúa en 535,6, habiendo sido de 434,1 en el año
anterior.
La economía venezolana sigue profundamente deprimida y, salvo casos
excepcionales el descenso es sumamente grave, sobre todo en rubros impor-
tantes que habían sostenido a Venezuela cerca de cien años como es el caso
del café.
A partir de esta década se empieza a producir un fenómeno de movilidad
socioeconómica que aún en nuestros días no ha logrado paralizarse como lo
es el cambio estructural de país agrícola a minero. Todo ello conlleva a la

468
Cuentas Nacionales, 1915-1935

desintegración de toda vieja estructura económica y política que de por sí


ya resultaba excesivamente arcaica e insuficiente, para dar paso a otro tipo
de sistema. Se puede decir que ya se estaban sentando las primeras bases, de
manos de las grandes transnacionales holandesas y norteamericanas, para
formar nuestra actual sociedad burguesa.
Betancourt hace un análisis de todo este panorama con una precisión
que no podemos dejar pasar por alto:

El empírico catastro de la tierra realizado en 1932, reveló que un promedio del 84


por ciento del área entonces laborable estaba en manos de grandes propietarios. El
campesino sin tierras acentuó su nomadismo y las dos terceras partes de la pobla-
ción, la rural, dejó de arraigarse y fijarse en núcleos estables. Las migraciones
internas cobraron una intensidad y ritmo acelerados.

Se comenzó a acuñar desde entonces la tesis de que el petróleo era el


único culpable de esa distorsión de la economía venezolana. Es fórmula que
luego esgrimieron los defensores póstumos y vergonzantes del gomecismo.
La verdad es otra. Existía en Venezuela una crisis estructural crónica, que se
acentuó durante el régimen de Gómez, en el sistema de producción agro-
pecuaria, por la persistencia del latifundio, los métodos empíricos de culti-
var, la falta de riego artificial en un país mal dotado por la naturaleza, todo
lo cual hace exclamar al patético Vogt: ‘En pocas partes del hemisferio han
sido tan mal usados como en Venezuela, la tierra y los recursos que de ella
se derivan: las aguas, los bosques, las praderas, la fauna y la flora’.
De haberse utilizado el producto fiscal del petróleo como riqueza instru-
mental, esa industria minera lejos de entrabar más bien habría estimulado
el desarrollo de una economía campesina próspera. Falso es también que el
gran número de brazos fueran sustraídos de la agricultura por los campa-
mentos del oro negro. Ni el medio por ciento de la población económica-
mente activa encontró ocupación al pie de los taladros. Lo que sucedió fue
que la avalancha de dólares y de libras esterlinas afluyó a un país que no
había democratizado ni modernizado sus sistemas de producción; que en el
siglo XX producía dentro de módulos del siglo XVIII y gobernado por una
tiranía zafia y rapaz, incapacitada para reformar la estructura económica y
para utilizar el petróleo, siquiera fuera la precaria participación entonces
recibida, como palanca para impulsar el progreso colectivo, para distribuir
entre la población, bienestar y cultura.
Operó la presencia avasallante del petróleo pero indirectamente, como
factor deformativo de la economía y de la vida nacional en su conjunto.

469
Cuentas Nacionales de Venezuela

Mentalidad minera, de nuevos ricos manirrotos, comenzaron a adquirir los


sectores privilegiados de la población. El interrumpido fluir de dólares esti-
muló las importaciones, se hipertrofió el comercio y se configuró, para años
esa fisonomía de nación principalmente consumidora de mercancías ex-
tranjeras que por muchos años tuvo Venezuela. Y comenzamos a parecernos
demasiado a esa California desarticulada y movediza, paraíso de aventure-
ros de pícaros de los años de la ‘locura del oro’.
Estas disquisiciones teóricas no estaban en la gente venezolana de la épo-
ca gomecista, de esa determinada mayoría de la población no incorporada a
la próspera tribu alzada con el poder. Se arruinaba, simple y llanamente, y
sufría el rigor de un régimen que para el desmán no se ponía a sí mismo
frontera alguna. No existían partidos políticos, ni sindicatos, ni opinión
pública visible. Esporádicos alardes de rebeldía estallaban, en forma de
montonera de viejo estilo, que eran abatidas por los fusiles de repetición
que junto con los dólares y las libras esterlinas habían llegado de Inglaterra
y de los Estados Unidos. El pueblo trabajador, indefenso, analfabeto, hu-
millado, con su paludismo y su sífilis, era siervo de la gleba de las haciendas
gomeras, artesano explotándose a sí mismo, esclavo asalariado en los cam-
pamentos mineros. Mientras tanto, la única prensa que en el país podía
leerse –la regimentada por la dictadura– reproducía los elogios y panegíri-
cos prodigados a Gómez a sus administraciones por estadistas y escritores,
en periódicos y revistas de todas las naciones y de todas las lenguas. Los
hombres que por su cultura e inteligencia debieron descubrir y encausar la
soterrada marea colectiva de resistencia al despotismo, no podían hacerlo,
porque estaban a su servicio. En Venezuela también puede hablarse de una
‘generación perdida’. Intelectuales y profesionales, escritores y científicos
de la generación del 900, con señeras excepciones, estaban al frente de los
ministerios, en los cargos diplomáticos, en las redacciones de los periódicos
oficiales, galeotes bien remunerados del bongo dictatorial”.252
Los años de 1932-33, son época dura de transición en la que solamente
destaca la miseria de un país que a pasos agigantados se desplegaba hacia el
pináculo del crudo, más a pesar de inundar el mundo con el producto de
sus entrañas no habría de sentir en toda su extensión poblacional el pro-
ducto en divisas.
En aquellos años, Venezuela fue tomada por el capital norteamericano:
“La agresiva incorporación de capital norteamericano a la industria petrole-

252 Betancourt, R., ob. cit., pp. 86-87.

470
Cuentas Nacionales, 1915-1935

ra de Venezuela fue pintada en rápidos y gráficos brochazos por la revista


Fortune (abril de 1949):
‘La producción comercial venezolana no era más que un hilo hasta me-
diados del período de 1920 a 30, cuando las compañías americanas, que
habían apostado todo en México, empezaron a buscar mejores fuentes al
sur de la frontera mexicana. Alentadas por las concesiones liberales de Ve-
nezuela y descorazonados por la merma en la producción y el creciente
movimiento de expropiación en México, unas 35 compañías norteamerica-
nas entraron con bastante dinero en el juego del petróleo venezolano.
Lo cierto es que después de ser adaptada la legislación del país a los
propios fines de los inversionistas –como más adelante se leerá– abrió la
marcha la Standard Oil, a tambor batiente y banderas desplegadas. Volcó
sobre Venezuela sus millones de dólares, unos cuantos expertos en intrigas
de palacio y varias docenas de geólogos. En el curso de escasos años, en sus
manos estaban concentradas excelentes tierras petrolíferas, trabajadas a tra-
vés de varias compañías operantes: Lago Petroleum Corporation, Creole
Petroleum Company, Vacuum Oil Company, Standard Oil of Venezuela,
Richmond Petroleum Company y otras.
La Lago Petroleum Corporation, la Creole Petroleum Corporation y la
Standard Oil of Venezuela, fueron las filiales más favorecidas en el reparto
de concesiones.
La Lago fue organizada en 1932. Diez años después controlaba más de
3,5 millones de acres (alrededor de 1,4 millones de hectáreas) en los esta-
dos Monagas, Sucre, Zulia. Entre sus mejores concesiones obtuvo la que
abarca la totalidad del lecho del Lago de Maracaibo rico ‘criadero’ de petró-
leo, con la sola excepción de la llamada ‘concesión marítima’, consistente en
una faja de un kilómetro de ancho que bordea la costa del lago.
La Creole Petroleum Corporation (que en la actualidad centraliza todas
las actividades de la Standard Oil en Venezuela) fue organizada en 1920.
Inicialmente explotó la ‘concesión marítima’ a que se hizo referencia. Ya
para 1932, la Creole había evolucionado hacia la modalidad del holding
company (compañía tenedora de acciones), poseyendo el 100 por ciento de
las acciones de la Standard Oil of Venezuela, el 51 por ciento de las accio-
nes de la Río Palma Land & Timber Co., y el 70,65 por ciento de las
acciones de la Mérida Oil Co. De acuerdo con los arreglos internos realiza-
dos por el trust de Rockefeller, la Creole llegó a controlar 6,5 por ciento
millones de acres (alrededor de 2,6 millones de hectáreas) de territorio,
extensión reducida progresivamente al ser devueltas a la nación las tierras
que se habían demostrado improductivas.

471
Cuentas Nacionales de Venezuela

‘El toque final en la forma de organización actual de la Creole lleva la


fecha de 1932, cuando la Standard of New Jersey, en lo que ha resultado ser
la ganga del siglo, compró todas las propiedades extranjeras de la Standard
of Indiana por 135 millones. Éstas incluían a la Lago Petroleum, que en ese
tiempo producía 100.000 barriles diarios, y la Lago Oil Transport Com-
pany, que operaba una gran refinería en Aruba. Se puede decir que la pro-
ducción de la Lago en los campos de Maracaibo ha pagado hace tiempo la
inversión total’. (Creole Petroleum: Business Embassy, Fortune Magazine,
Vol. 39, Núm. 2, febrero de 1949). En 1943, la Creole fue transformada,
después de liquidarse a la Lago y a la Standard Oil of Venezuela, de holding
company en compañía operadora. Desde entonces mantiene la supremacía
como primera productora individual del mundo, con cerca de un millón de
barriles diarios. Su capital es la sexta parte de los 3 mil millones de dólares
de capital total de la Standard Oil of New Jersey, pero le aporta anualmente
la mitad de sus ganancias. Sus reservas comprobadas se acercan a los 5 mil
millones de barriles. En 1949, la Standard preveía que sus reinversiones en
Venezuela, para expandir las actividades de la filial bien amada, llegarían a
los 1.200 millones de dólares para 1953. Y agrega Fortune: ‘Esta generosi-
dad de la Jersey destaca la importancia no sólo de la Creole, sino del petró-
leo venezolano en la satisfacción de la creciente demanda mundial y en los
planes estratégicos de defensa del hemisferio Occidental... No hay duda de
que la Standard Oil of New Jersey podría existir sin la Creole, pero no
existirá con su actual nivel de ganancias ni como el imperio mundial inte-
grado de producción, refinación y venta, que es hoy’”.253
Lo más asombroso de toda esta loca danza de concesiones y de saqueo es
que solamente una voz se alzó para defender los intereses de la nación ante
la masa depredadora (de propios y extraños): Gumersindo Torres, es el nom-
bre de este ministro de Fomento que merecidamente ha de pasar a la histo-
ria de nuestro país como un pionero en la lucha por la defensa de nuestra
riqueza minera:
“Gumersindo Torres no se limitó a presentar ese trajinado Memorándum
a las compañías petroleras. Quiso hacer más en defensa del país y es de
justicia recordarlo, porque fue el único Ministro de esa etapa vergonzosa de
historia venezolana en quien se apreció patriótica preocupación. Dictó tam-
bién, el 1 de agosto de 1930, un Reglamento de la Ley de Hidrocarburos,
orientada a sentar las bases de un cierto control estatal sobre la industria.
Pretendió hacer más. Cuando se discutió en el Congreso de los Estados

253 Ibídem, pp. 55-56.

472
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Unidos la cuestión de los precios de petróleos extranjeros, las compañías


operantes en Venezuela dieron estimaciones sobre costos de transporte por
barril absolutamente distintas de la que suministraban a las autoridades ve-
nezolanas, Standard of Indiana, por ejemplo, daba en Venezuela como costos
de transporte por barril $ 0,68 y a la comisión de tarifas del Senado de los
Estados Unidos dio como estimación de ese mismo gasto apenas $ 0,33.
Torres hizo el cálculo fácil de que en 4 años (1927-1931), la Standard
había defraudado al fisco en 26.000.000 bolívares y la Gulf en 30.000.000
bolívares. Esas compañías fueron entonces demandadas por el Procurador
General, ante la Corte Federal, para que pagaran esos adeudos. Las compa-
ñías afectadas presionaron a Gómez. El doctor Gumersindo Torres fue des-
tituido por segunda vez. De las demandas que cursaban ante la Corte no se
volvió a hablar más.
La insólita situación que con respecto a la explotación del petróleo existía
en Venezuela no sólo significaba sobrebeneficios para las compañías, sino
competencia ‘desleal’ para los productores independientes de los Estados
Unidos. Fue seguramente bajo la presión de éstos y con base en el informe
de la Comisión de Tarifas del Senado, que presentó su proyecto el senador
Capper.
En él se prohibía por 3 años la importación a territorio estadounidense
de aceites refinados y se fijaban cuotas de importación de ‘crudos’ para los
varios países productores. De haberse promulgado esa ley, a Venezuela, que
en 1928 exportó para los Estados Unidos, 21,9 millones de barriles, le
hubiera correspondido una cuota de apenas, 4,4 millones de barriles de
‘crudo’ para los 3 años siguientes, y no hubiera podido exportar ni un solo
barril de productos refinados.
Como era lógico esperar, la dictadura se alarmó. Esa restricción, de ha-
berse cumplido, hubiera significado la bancarrota de las finanzas públicas y
de la vida económica de Venezuela, que ya para entonces estaba girando
alrededor del pivote petrolero. Las agencias de noticias internacionales es-
tuvieron afirmando por aquellos días de constantes visitas del ministro de
Gómez en Washington –Pedro Manuel Arcaya– al secretario de Estado,
Stinson. Al propio tiempo, los consorcios con inversiones en Venezuela mo-
vilizaban clientela parlamentaria. La presión ejercida sobre el Senado dio su
resultado; la Ley Capper se archivó y a los productores independientes no
les quedó otro camino sino el de rumiar, entre aspavientos de prensa, la
derrota sufrida.
Pero volvieron a la carga, algún tiempo después. Obtuvieron sino todo lo
que pedía el proyecto del senador Capper, cuando menos la fijación de un

473
Cuentas Nacionales de Venezuela

impuesto de importación de 112 centavos de dólar por cada galón de aceite


crudo o de fuel oil; 2,5 centavos por galón de gasolina y 4 centavos por
galón de lubricante que pasaran por las aduanas de la Unión norteamerica-
na. La dictadura venezolana, previendo la disminución de ingresos fiscales
derivada de la aplicación de esa medida, redujo, en 1932 su presupuesto de
gastos 144,8 millones de bolívares, contra 200 millones que había erogado
el año anterior”.254

Vida fiscal

Para el año económico 1931-1932 tenemos que el presupuesto público se


planeó con un ingreso de 150.000.000 bolívares y un egreso autorizado de
144.800.000 bolívares para un superávit planeado de 5.200.000 bolívares.
Comparando estas cifras con las correspondientes al presupuesto con-
suntivo, observamos que lo recaudado alcanzó a 185.095.582 bolívares y
los egresos registrados para este año se ubican en 166.312.607 bolívares
que arrojan un superávit de 18.722.975 bolívares.
Observamos que los ingresos y egresos efectivamente obtenidos se ubica-
ron por encima de lo planeado en ambos renglones.
En lo que se refiere al año económico 1932-1933, en el presupuesto de
ingreso se repite el plan de 150.000.000 bolívares, pero el ingreso recauda-
do alcanza a 171.889.094 bolívares. Vemos que hay un excedente de
21.889.094 bolívares por encima de lo planeado.
En cuanto al gasto que estaba planeado en 142.963.513 bolívares alcanzó
161.899.071 bolívares, de modo que hubo un exceso de gasto de 18.935.558
bolívares por encima de lo planeado. En todo caso, hubo un superávit de
9.990.023 bolívares en el balance de la actividad financiera en ese año.
Con respecto a la composición de los ingresos fiscales, observamos que en
el año de 1932, los ingresos fiscales petroleros alcanzan a 185.000.000
bolívares lo que representa un 24,4 por ciento sobre los ingresos fiscales
venezolanos.
En el año 1933, los ingresos fiscales petroleros suman la cantidad de
44.780.000 bolívares, lo que representa para el fisco nacional una partici-
pación del 26 por ciento que ascendió a 172.000.000 bolívares. Como se
puede apreciar el petróleo compensa la baja registrada en otras áreas. En
otras palabras, es el ingreso petrolero el que conserva para el fisco un impor-

254 Ibídem.

474
Cuentas Nacionales, 1915-1935

tante nivel de ingresos en áreas fiscales reducidas por los efectos desencade-
nados por la crisis mundial de 1929.
En cuanto al valor de la producción petrolera, ésta se situó para 1932, en
116.730.000 bolívares, que representa un 24,4 por ciento de lo recibido
por el fisco que totaliza 185.000.000 bolívares. El volumen de la produc-
ción petrolera se sitúa en 116.730.000 bolívares. Para el año de 1933, el
valor de la producción petrolera es de 284.300.000 bolívares lo que repre-
senta un 26 por ciento del ingreso fiscal que esta vez asciende a 172.000.000
bolívares. El volumen de producción petrolera de este año se sitúa en
118.200.000 bolívares.
Como vemos, en el año 1933 ocurre una baja considerable en los in-
gresos fiscales, por cuanto aumentó el volumen de la producción si se
compara con el año anterior. Los ingresos fiscales petroleros aumentaron
ese año, de modo pues que hubo un desembolso en el valor de retorno del
petróleo, pero aumentó el porcentaje de los ingresos al fisco. Era lógico
que, al disminuir el valor del petróleo y al mantenerse los mismos contra-
tos de participación en la explotación petrolera, se provocara el alza, aun-
que no se haya alterado en absoluto el régimen, sino la producción de
petróleo.
Mirando hacia el gasto público total, observamos que en el año de 1932
se situó en 166.400.000 bolívares, el año anterior se elevó a 260.900.000
bolívares. De esta forma se registra un descenso bastante elevado de
94.500.000 bolívares, el gasto público de capital se situó en 166.400.000
bolívares y el año anterior había totalizado 260.900.000 bolívares. Prácti-
camente, los gastos de capital no llegaron a esto debido a la disminución de
94.500.000 bolívares ocurrida durante el año en el gasto público total. El
gasto público de capital determinó un alza en el gasto público total de 7,6
por ciento a 11,7 por ciento.
En cuanto al gasto público corriente que había sido en 1931 de
241.000.000 bolívares en el año de 1932 fue de 147.000.000 bolívares.
El porcentaje del gasto corriente en el gasto público total se ubicó en
92,4 por ciento en 1931 y en 88,3 por ciento en el año 1932.
En el año 1933, el gasto público desciende a 161.200.000 bolívares y el
gasto de capital se situó en 18.300.000 bolívares. El porcentaje del gasto
de capital en el gasto público total alcanzó el 11,3 por ciento. El gasto
corriente se sitúa en 143.600.000 bolívares para un porcentaje de gasto
corriente en gasto público de 88,7.
Los ingresos fiscales petroleros en 1931 suman 46.098.000 bolívares, en
1932, 45.150.000 bolívares y en el año 1933, 44.780.000 bolívares. La

475
Cuentas Nacionales de Venezuela

variación interanual va en positivo de 27,08 en el año 1931; 25,75 por


ciento en 1932 a 26,48 el año 1933.
La participación de los ingresos petroleros con respecto a los gastos de
capital, que estos ingresos duplican con creces los gastos de capital.
El excedente de los ingresos petroleros sobre los gastos de capital, se
aplicó al gasto corriente.
En lo relativo a la renta nacional no petrolera tenemos que, para 1932,
alcanzó el monto de 175.366.378 bolívares, y para 1933, 169.642.512
bolívares. Si discriminamos esta renta nacional en sus diferentes rentas par-
ciales obtenemos, en renta interna, para 1932, la cifra de 102.174.618 bolí-
vares, para 1933, se ubica en 100.114.874 bolívares. Como se ve, en este
último año se acentúa la crisis, por tanto disminuyen los ingresos.
La suma de los ingresos aduaneros y consulares en el año 1932, alcanza
la cifra de 73.191.766 bolívares y, en 1933, se sitúa en 69.527.638 bolívares.
En 1932 sólo en ingresos consulares se obtiene la cifra de 3.262.857
bolívares y, en 1933, se notó un descenso colocándose en Bs. 2.695.334,00.
En cuanto a la renta aduanera baja de 69.928.909 bolívares, en 1932, a
66.593.972 bolívares en el año 1933.
Con respecto al índice general de los ingresos del tesoro por ramo, to-
mando el año de 1928 como base para el número índice, vemos que en
1932 alcanza al 85,8 por ciento y en 1933 a 83,0 por ciento.
Vemos pues que desciende el índice general, como consecuencia de la
crisis que está viviendo el país. Este descenso se sintió menos en los ingre-
sos, desde el punto de vista fiscal, por razones del refuerzo que representó
para la economía el ingreso petrolero, a pesar de que también descendió en
los años analizados.
En cuanto a los derechos de importación, en el año 1932, bajaron en su
índice 85,8 por ciento* en comparación con el año anterior, en 1933 se
situó en 83 por ciento.
En cuanto a muelles y caleta, sube sorprendentemente en el año 1932,
el índice de 69,7 por ciento en 1931 a 152,7 en este año, pero baja consi-
derablemente a 44,1 en el año de 1933.
En lo relativo a faros y boyas, este rubro se situó en 11,0 por ciento en el
año 1932, habiendo estado en 117,0 por ciento en el año anterior y de
nuevo 117 por ciento en el año 1933.

* En todos los números índices, se usa el año 1928, como año base.

476
Cuentas Nacionales, 1915-1935

En cuanto a los renglones de la renta interna tenemos

1931 1932 1933


Cigarrillos 90,8 97,2 105,00
Salinas 92,6 94,8 92,50
Sucesiones 55,5 84,7 48,60
Papel sellado y estampillas 84,4 83,7 76,20
Licores 60,8 140,0 125,00
Telégrafo, radio, cables 114,8 140,0 93,39
Fósforos 234,1 221,1 248
Derecho consular 68,7 49,6 47,1

Estos son los índices de los ingresos del tesoro público.

Documentos más importantes en los años 1932-33

Nueve documentos conforman lo más resaltante de la opinión pública y


oficial en el ámbito económico y fiscal del año 1932-1933. Entre ellos
destacan.

1. Exposición de motivos que dirige el ministro de Hacienda al Congreso Nacional en


1932. Ministro, Efraín González

Inestabilidad económica mundial, después de la crisis del 29.


Estabilidad fiscal en Venezuela. “El desarreglo económico a que me he
referido necesariamente tiene que influir sobre nuestras actividades, ocasio-
nando una disminución anormal en la demanda de nuestros frutos y pro-
ductos exportables y, en consecuencia, una disminución de nuestra capaci-
dad de consumo de mercaderías extranjeras. Estas alteraciones causaron en
el año civil de 1931 una depresión de la Renta Aduanera y también de la
Renta Interna, inevitablemente independiente del movimiento general de
nuestro comercio. El producto de la Renta Nacional ha sido en este año de
Bs. 188.932.746,43, bastante menor que el año de 1930, aunque todavía
suficiente para atender los gastos públicos”.
La crisis del petróleo no se ha modificado y esta exportación acusa una dismi-
nución de Bs. 37.552.580,55 con respecto al año económico 1929-30. En
cambio ha habido un pequeño aumento en la exportación de otros productos.
La medida más trascendental adoptada en el ramo de hacienda, ha sido
el decreto ejecutivo por el cual se dispone asumir la administración directa
de la renta de licores. Con respecto a los informes de la dirección de adua-

477
Cuentas Nacionales de Venezuela

nas, servicio de salinas, Renta Interna, Tesoro, Contaduría General de Ha-


cienda, sala de centralización, sala de examen, aduanas nacionales, admi-
nistración de la renta de estampillas. Todas las informaciones contenidas en
puntos generales en la exposición de motivos del ministro.

2. Exposición de motivos que dirige el ministro de Hacienda al Congreso Nacional en 1933

“El producto de los ingresos durante el año se nota la desfavorable in-


fluencia que naturalmente produce en nuestro erario el estado de crisis cada
vez más acentuado y desarrollado que sufre la economía mundial. El pro-
ducto de la Renta Nacional durante el año fue de Bs. 175.366.378,27,
todavía inferior al producto de 1931 y que está representada así”.

Renta Aduanera Bs. 69.928.902,09


Renta Consular Bs. 3.262.857,51
Renta Interna Bs. 102.174.618,67
Renta Total Bs. 175.366.378,27

La depresión de la Renta Aduanera y Consular es el resultado patente de


una disminución apreciable del movimiento de nuestro comercio exterior.
El estado general de la crisis que atraviesan todos los mercados del mundo
ha ocasionado depresión de nuestros frutos exportables, disminuyendo la
cifra de nuestra exportación y como consecuencia automática, de tal dismi-
nución, las importaciones han rebajado también cerca de Bs. 121.000.000
durante el año de 1932.
Organización de la Renta de Licores a partir del 1º de enero de 1931.

3. Las expresiones de la opinión pública

La prensa mundial y la situación de Venezuela, por Aníbal Lisandro Alva-


rado. El Nuevo Diario, 1932. Se trata de la visión que se da sobre Venezuela
en la prensa internacional, ejemplos: The New York Herald Tribune, La Volonté
de París, El Tiempo de Bogotá, América de París, La Estrella de Panamá.

4. Documentos Nº S 586/587/588/589

Venezuela. Porvenir del capital y del trabajo.


I. Ferrocarriles.
II. Bancos

478
Cuentas Nacionales, 1915-1935

III. Inmigración y Ley Inmigratoria.


IV. Elementos agrícolas: (café/III); cacao; algodón; maíz, azúcar; made-
ras. Elementos mineros: diamante; oro; carbón; petróleo. Elementos pe-
cuarios.

5. Las inversiones británicas en Venezuela


Las inversiones durante los últimos nueve años (1923-1931), el capital
británico invertido en Venezuela se ha más que duplicado.
Empresas mineras y de ferrocarriles.

479
Anexo estadístico
Cuentas Nacionales de Venezuela

482
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 1
COMERCIO EXTERIOR DE VENEZUELA DESDE 1906 HASTA 1933

Exportaciones Importación
Años
Kilogramos Bolívares Kilogramos Bolívares

1906 146.378.626 81.940.205 68.806.552 50.151.579


1907 159.097.509 81.282.836 69.537.296 53.858.199
1908 130.866.876 75.716.292 67.062.238 50.849.880
1909 136.213.085 83.049.922 56.340.293 50.601.977
1910 150.987.996 92.997.777 86.360.614 64.184.206
1911 177.068.739 117.535.666 103.196.794 95.310.108
1912 186.552.230 130.885.534 137.880.648 106.574.817
1913 285.944.594 152.765.749 136.384.128 93.420.225
1914 188.358.632 111.505.354 114.042.262 72.473.912
1915 169.535.925 121.266.458 105.932.615 69.793.970
1916 189.875.108 117.652.854 113.386.737 110.320.385
1917 245.359.038 119.998.465 92.018.832 118.683.519
1918 218.410.618 102.659.153 44.659.153 79.968.937
1919 254.585.157 258.668.749 72.406.793 186.030.106
1920 212.313.037 170.644.156 124.382.903 315.172.788
1921 381.453.382 133.559.883 72.910.726 95.508.366
1922 458.960.755 137.844.353 93.820.180 100.816.862
1923 723.853.358 156.704.196 133.545.173 152.692.315
1924 1.463.418.900 213.486.434 196.518.269 215.924.667
1925 2.906.554.798 329.999.019 282.106.459 303.672.818
1926 5.092.971.520 395.403.253 494.526.263 412.382.176
1927 8.645.972.699 444.114.803 439.414.066 368.589.028
1928 14.922.517.893 609.554.962 556.227.215 416.612.512
1929 19.421.765.718 778.560.087 572.904.690 452.851.990
1930 20.622.105.255 762.494.232 474.614.837 363.858.455
1931 17.495.216.011 651.618.047 276.699.196 210.758.492
1932 17.003.661.956 628.259.171 223.963.710 153.458.091
1933 17.645.491.087 617.546.683 222.940.883 143.587.574

Fuente: Anuario Estadístico de Venezuela, 1944. Ministerio de Fomento.

483
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº 2
COMERCIO EXTERIOR EXCLUYENDO EL PETRÓLEO, Y SIN EXCLUIRLO
DESDE 1906 HASTA1938 (EN BOLÍVARES)

Años Importación Exportación Comercio Asfalto, Comercio


sin petróleo exterior petróleo Exportación exterior
sin petróleo y derivados total total

1906 50.191.579 81.345.362 181.536.941 594.843* 81.940.205 132.131.784


1907 53.858.199 80.286.196 134.144.395 996.640* 81.282.836 135.141.035
1908 50.849.880 75.280.592 126.130.472 435.700 75.716.292 126.566.172
1909 50.601.977 82.322.616 132.924.593 727.306* 83.049.922 133.651.899
1910 64.184.206 92.048.901 156.233.107 948.876* 92.997.777 157.181.983
1911 95.310.108 116.149.492 211.459.600 1.386.174* 117.535.666 212.845.974
1912 106.574.817 129.312.532 235.887.349 1.573.002* 130.885.534 237.460.351
1913 93.420.225 149.806.393 243.226.618 2.959.356* 152.765.749 246.185.974
1914 72.473.912 110.006.619 182.480.531 1.498.735* 111.505.354 183.979.266
1915 69.793.970 11.952.948 189.356.918 1.703.510* 121.266.458 191.060.428
1916 110.320.385 116.230.455 226.550.840 1.422.399* 117.652.854 227.973.239
1917 118.683.519 117.935.411 236.618.930 2.063.054* 119.998.465 238.681.984
1918 79.968.937 9.998.477 179.953.710 2.674.380 102.659.153 182.628.090
1919 186.030.106 256.077.278 442.107.384 2.591.471 258.668.749 444.698.865
1920 315.172.788 167.364.480 482.537.218 3.279.676 170.641.156 485.816.894
1921 95.508.366 121.807.918 217.316.284 11.751.965 133.559.883 229.068.249
1922 152.692.315 127.991.129 280.683.444 28.713.067 156.704.196 238.660.715
1923 215.924.667 147.972.565 363.897.232 65.513.869 213.486.434 309.396.511
1924 215.924.667 147.972.565 363.897.232 65.513.869 213.486.434 429.411.101
1925 303.672.813 192.502.230 496.175.043 137.496.789 329.999.019 633.671.832
1926 412.382.176 148.799.585 561.181.761 246.603.668 395.403.253 807.785.429
1927 363.589.028 163.299.610 526.888.638 280.815.193 444.114.803 807.703.831
1928 416.612.512 142.612.714 559.225.226 466.942.248 609.554.962 1.026.167.474
1929 452.851.990 184.950.191 637.802.181 593.609.896 778.560.087 1.231.412.077
1930 363.858.455 128.439.012 492.297.467 634.055.220 762.494.232 1.126.352.687
1931 210.758.492 103.846.184 314.604.676 547.771.863 651.618.047 862.376.539
1932 153.458.091 96.623.705 250.081.796 531.635.466 628.259.171 781.717.262
1933 143.587.574 64.337.065 207.924.639 553.209.618 617.546.683 761.134.257
1934 15.968.860 62.447.780 223.123.590 508.495.108 671.842.338 831.628.669
1935 225.193.717 62.384.165 287.587.896 649.335.346 711.729.591 536.923.233
1936 211.590.300 81.236.972 293.827.274 6.842.353.947 768.482.863 980.053.168
1937 304.633.681 101.420.679 406.034.390 770.042.102 871.462.781 1.176.096.482
1938 311.871.006 59.973.563 371.846.869 828.264.330 888.240.430 1.200.111.449

Fuente: Anuario Estadístico de Venezuela, 1944. Ministerio de Fomento.


*Asfalto únicamente.

484
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 3
PRESUPUESTOS DEL ESTADO
DESDE 1900-1901 HASTA 1933-1934

Años Ingresos Egresos Diferencias


económicos presupuestados autorizados superávit o déficit
Bs. Bs. Bs.

1900-1901 37.000.000 37.000.000 _________


1901-1902 37.000.000 37.000.000 _________
1902-1903 37.000.000 37.000.000 _________
1903-1904 37.000.000 37.000.000 _________
1904-1905 37.000.000 37.000.000 _________
1905-1906 55.000.000 55.000.000 _________
1906-1907 55.000.000 55.000.000 _________
1907-1908 55.000.000 55.000.000 _________
1908-1909 50.000.000 50.000.000 _________
1909-1910 50.000.000 50.000.000 _________
1910-1911 48.000.000 48.000.000 _________
1911-1912 51.131.250 51.131.250 _________
1912-1913 52.500.000 52.500.000 _________
1913-1914 52.227.930 52.227.930 _________
1914-1915 51.809.540 51.809.540 _________
1915-1916 39.549.500 39.549.500 _________
1916-1917 44.180.000 44.180.000 _________
1917-1918 44.120.000 44.120.000 _________
1918-1919 44.714.000 44.714.000 _________
1919-1920 49.153.000 49.153.000
1920-1921 59.612.000 59.538.600 1.073.400
1921-1922 63.234.000 63.234.000 _________
1922-1923 61.706.000 61.706.000 _________
1923-1924 62.845.000 62.845.000 _________
1924-1925 66.167.000 63.354.000 2.812.500
1925-1926 69.147.500 66.280.350 2.867.150
1926-1927 94.992.000 92.785.600 2.206.400
1927-1928 112.000.000 111.457.000 543.000
1928-1929 195.450.000 195.450.000 _________
1929-1930 193.189.750 192.450.000 739.750
1930-1931 202.598.500 201.800.000 798.500
1931-1932 150.000.000 144.800.000 5.200.000
1932-1933 150.000.000 142.963.513 7.036.487
1933-1934 150.000.000 141.596.120 8.403.880

Fuente: Anuario Estadístico de Venezuela, Ministerio de Fomento, 1944.

485
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº 4
RESULTADOS DE LA ACTIVIDAD FINANCIERA DEL ESTADO,
POR AÑOS ECONÓMICOS DESDE 1900-1901 HASTA 1933-1934

Años Ingresos Egresos Diferencias


económicos recaudados registrados superávit
Bs. Bs Bs.

1900-1901 44.650.765 37.984.405 6.960.856


1901-1902 31.945.261 32.421.783 771.018
1902-1903 25.738.595 23.536.673 2.201.922
1903-1904 56.523.976 38.369.428 18.154.548
1904-1905 46.877.852 51.356.228 4.478.376
1905-1906 49.334.668 50.345.140 1.010.472
1906-1907 49.929.301 61.146.394 11.217.093
1907-1908 50.803.153 49.375.202 1.427.951
1908-1909 50.410.132 47.668.809 2.741.323
1909-1910 48.552.856 52.337.175 3.784.309
1910-1911 69.862.183 61.640.009 8.222.174
1911-1912 82.793.513 64.069.251 18.724.262
1912-1913 65.462.539 62.384.023 3.078.516
1913-1914 60.370.993 64.873.597 4.502.604
1914-1915 50.598.450 44.830.054 5.768.396
1915-1916 65.674.385 57.930.228 7.744.157
1916-1917 72.126.667 58.043.627 14.083.040
1917-1918 53.253.686 52.948.924 304.762
1918-1919 57.102.117 581.610.025 1.058.908
1919-1920 101.134.440 68.065.520 32.068.920
1920-1921 81.560.716 102.655.742 21.095.026
1921-1922 70.926.950 80.836.154 9.909.204
1922-1923 87.691.319 72.014.301 15.677.018
1923-1924 102.249.051 86.744.504 15.504.547
1924-1925 120.165.139 115.489.164 4.675.975
1925-1926 172.098.216 163.118.152 8.980.064
1926-1927 182.148.438 178.796.979 3.351.459
1927-1928 186.752.017 155.709.648 31.042.369
1928-1929 230.415.294 244.757.836 14.342.542
1929-1930 255.444.823 263.771.397 8.326.574
1930-1931 210.258.842 260.900.843 50.642.001
1931-1932 185.095.582 166.372.607 18.722.975
1932-1933 171.889.094 161.899.071 9.990.023
1933-1934 171.829.139 153.924.973 17.904.166

Fuente: Anuario Estadístico de Venezuela, Ministerio de Fomento, 1944.

486
CUADRO Nº 5

Cuentas Nacionales, 1915-1935


ÍNDICES ECONÓMICOS
1928 = 100
INGRESOS DEL TESORO POR RAMOS DESDE 1914 HASTA 1933

Años Índice Derechos Muelles Faros Cigarrillos Salinas Suce- Papel Minas Licores Telé- Fósforos Con- Varios
general de y caletas y ciones sellado grafo, sula-
importa- boyas y estam- radio res
ción pillas y cable

1914 24,5 32,3 12,5 1,1 47,8 61 _ 20,4 4,3 32,4 17,3 52,0 10,5 36,1
1915 27,5 37,5 29,5 1,3 36,2 50,6 33,5 24,7 6,6 50,1 14,5 48,0 13,2 55,4
1916 34,8 48,2 31,6 1,3 37,2 85,1 38,1 32,1 6,4 65,9 15,7 61,8 18,6 37,3
1917 31,2 38,0 27,9 1,2 38,2 88,6 24,5 33,0 4,8 72,1 22,1 61,8 18,0 52,4
1918 24,6 21,4 19,1 1,2 40,5 86,9 34,5 32,1 7,7 71,4 24,5 60,1 14,6 62,5
1919 38,6 36,4 31,4 1,8 59,3 94,4 21,7 51,7 3,3 85,4 35,3 65,0 26,9 193,3
1920 51,3 69,2 38,1 2,5 51,0 80,2 43,5 63,2 3,5 92,8 51,9 70,7 41,9 112,7
1921 32,0 26,1 31,6 3,5 51,9 87,8 32,7 46,6 5,4 75,2 43,5 55,8 21,0 144,7
1922 39,8 35,8 38,6 4,0 54,4 85,7 35,3 48,7 16,3 83,1 32,9 68,1 22,0 162,6
1923 43,7 50,4 45,5 6,8 59,4 86,0 112,5 51,7 8,8 88,5 44,5 69,5 32,6 73,4
1924 54,9 60,8 61,8 14,2 66,1 87,6 51,4 60,7 13,0 87,1 44,4 70,7 55,5 233,2
1925 72,6 82,3 70,7 32,8 75,2 92,5 57,5 75,1 46,1 98,4 44,4 80,9 73,3 124,6
1926 87,8 104,7 94,3 50,0 84,0 89,6 44,3 91,5 39,5 105,8 73,8 86,6 102,5 258,0
1927 85,4 100,5 100,1 64,4 87,0 96,6 71,3 95,6 47,2 101,3 83,0 85,5 102,4 93,4
1928 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
1929 125,5 124,1 123,7 170,0 103,9 102,6 101,0 115,7 109,2 93,9 130,0 194,7 130,8 452,6
1930 119,2 110,8 99,3 154,7 104,1 104,2 165,8 110,4 124,7 93,8 156,3 297,0 103,4 316,1
1931 92,5 86,3 69,7 117,0 90,8 92,6 55,5 84,4 103,1 90,8 114,8 234,1 68,7 116,4
1932 85,8 69,7 152,7 111,0 97,2 94,8 84,7 83,7 99,1 140,2 104,9 221,1 49,6 94,6
1933 83,0 65,3 44,1 117,9 92,5 48,6 76,2 76,2 98,9 125,0 93,3 248,0 47,1 92,2

Fuente: Anuario Estadístico de Venezuela. Ministerio de Fomento, 1944.


487
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº 6
RENTA NACIONAL
1922-1933
(MILLONES DE BOLÍVARES)

Años A B A+B C A=B=C


Renta aduanera Renta consular R. adua. + Renta interna Renta nacional
cons

1922 33.364.908 1.445.630 34.810.421 46.068.421 80.885.148


1923 46.062.242 2.143.310 48.205.553 41.192.124 89.397.677
1924 56.235.060 3.647.752 59.882.812 45.280.791 105.163.603
1925 76.194.428 4.824.603 81.019.034 67.254.722 148.273.754
1926 97.354.066 6.676.784 104.030.850 68.414.117 172.444.967
1927 95.943.280 6.765.547 102.708.827 70.992.629 175.023.479
1928 97.666.323 6.579.374 104.245.698 100.100.262 204.345.960
1929 95.637.229 8.607.969 104.245.698 152.194.360 256.440.058
1930 112.578.887 6.703.051 118.281.938 119.527.717 237.809.655
1931 85.594.114 4.473.974 90.068.088 98.864.657 188.932.746
1932 69.928.909 3.262.857 73.191.766 104.174.610 175.366.378
1933 66.593.972 2.695.334 69.527.630 100.114.874 169.642.512

Fuente: Memoria de Hacienda. Varios años.

488
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 7
RELACIÓN ENTRE LOS INGRESOS FISCALES PETROLEROS
Y EL VALOR DE LA PRODUCCIÓN PETROLERA
1917-1933
(MILLONES DE BOLÍVARES)

Años Ingresos Valor de la % de los ingresos


fiscales producción petroleros sobre el
petroleros petrolera valor de la producción

1917 0,16 0,78 20,5


1918 0,69 3,34 19,4
1919 1,31 3,49 37,5
1920 1,46 7,14 20,4
1921 2,21 9,8 22,5
1922 7,5 15,3 49,0
1923 3,78 33,28 11,4
1924 5,91 82,2 7,2
1925 20,87 186,27 11,2
1926 17,88 334,28 5,3
1927 21,43 338,42 6,3
1928 46,9 563,64 8,2
1929 50,54 829,25 6,1
1930 47,33 864,01 5,5
1931 46,98 568,05 8,3
1932 45,15 612,2 7,4

Fuente: Aspectos de la industria petrolera en Venezuela, Primer Congreso Venezolano de Petróleo. La


industria petrolera y sus obligaciones fiscales en Venezuela, Anexo D, Cuadro D-5. Alirio Parra, Caracas,
1962.
Algunos aspectos de las actividades petroleras venezolanas y mundiales,1954, y Apéndice Estadístico,
Ministerio de Minas e Hidrocarburos, Caracas, 1965.

489
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº 8
RELACIONES ENTRE LOS INGRESOS FISCALES VENEZOLANOS LOS INGRESOS FISCALES PETROLEROS
Y EL VALOR DE LA PRODUCCIÓN PETROLERA

Ingresos Ingresos Volumen de Valor de


Años fiscales fiscales producción producción
venezolanos petroleros petrolera petrolera
(millones (millones % de millones (millones % de
de Bs.) de Bs.) 0,4 de barriles de Bs.) 0,4
-1 2 3 4 5 6

1917 72 0,16 0,2 0,12 0,78 20,5


1918 53 0,69 1,3 0,32 3,54 19,4
1919 57 1,31 2,3 0,3 3,49 37,5
1920 101 1,46 1,4 0,46 7,14 20,4
1921 82 2,21 2,7 1,45 9,8 22,5
1922 71 7,5 10,6 2,24 15,3 49
1923 88 3,78 4,3 4,32 33,28 11,4
1924 102 5,91 5,8 9,13 82,2 7,2
1925 120 20,87 17,4 19,93 186,27 11,2
1926 172 17,88 10,4 36,65 334,28 5,3
1927 182 21,43 11,8 60,41 338,42 6,3
1928 187 46,19 24,7 105,95 563,64 8,2
1929 230 50,54 21,9 136,07 829,25 6,1
1930 256 47,33 18,5 135,24 864,01 5,5
1931 210 46,98 22,4 116,87 568,05 8,3
1932 185 45,15 24,4 116,73 612,2 7,4
1933 172 44,78 26 118,2 184,3 15,7

Fuente: Petróleo y otros datos estadísticos.


Ministerio de Minas e Hidrocarburos, 1964.

490
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 9
RELACIONES ENTRE EL GASTO PÚBLICO TOTAL Y LOS GASTOS PÚBLICOS CORRIENTES
Y DE CAPITAL
1917-1933
(MILLONES DE BOLÍVARES)

Años Gastos púb. Gastos púb. % de Gastos púb. % de


total de capital 2/1 corrientes 4/1
(1) (2) (3) (4) (5)

1917 58,0 7,3 12,6 50,7 87,4


1918 52,9 5,1 9,6 47,8 90,4
1919 58,2 8,7 14,9 49,5 85,1
1920 68,1 3,3 4,9 64,8 95,1
1921 192,7 15,9 15,5 86,8 84,5
1922 80,8 7,5 9,3 73,3 90,7
1923 72,0 8,6 11,9 63,4 88,1
1924 86,7 18,2 21,0 68,5 79,0
1925 115,5 34,4 29,8 81,1 70,2
1926 163,1 57,2 35,4 105,9 64,9
1927 178,8 21,5 12,0 157,3 88,0
1928 155,7 14,3 9,2 141,4 90,8
1929 244,7 15,6 6,4 229,1 93,6
1930 263,8 62,5 24,8 198,3 75,2
1931 260,9 19,9 7,6 24,10 92,4
1932 166,4 19,4 11,7 147,0 88,3
1933 161,9 18,3 11,3 143,6 88,7

Fuente: Anuario Estadístico de Venezuela, 1955-56. Ministerio de Fomento. Evolución de los gastos
del gobierno nacional 1954-55 - 1958-59.CEFA, Ministerio de Hacienda, Caracas.
Desarrollo Económico de Venezuela. Tomás E. Carrillo Batalla, Caracas. 1963.
Memorias e Informes Económicos. BCV. Varios años.

491
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº 10
RELACIÓN ENTRE EL GASTO PÚBLICO DE CAPITAL E INGRESOS FISCALES PETROLEROS, 1917-1933

(MILLONES DE BOLÍVARES)

Años Gastos Ingresos Variación % de los ingresos


públicos fiscales interanual petroleros sobre
de capital petroleros los gastos de capital

1917 7,3 0,16 -7,14 2,2


1918 5,1 0,69 -4,41 11,9
1919 8,7 1,31 -6,69 15,1
1920 63,3 1,46 -1,84 44,2
1921 15,9 2,21 -13,69 13,9
1922 7,5 7,50 — 100
1923 8,6 3,78 -4,82 43,9
1924 18,2 5,91 -12,29 32,5
1925 34,4 20,87 -13,53 60,6
1926 57,2 17,88 -39,32 53,2
1927 21,5 21,43 -0,07 99,6
1928 14,3 46,19 31,89 323,0
1929 15,6 50,54 34,94 323,9
1930 65,5 47,33 18,17 72,2
1931 19,9 46,98 27,08 236,0
1932 19,4 45,15 25,75 232,7
1933 18,3 44,78 26,48 244,6

Fuente: Anuarios Estadísticos de Venezuela, 1955-56. Ministerio de Fomento. Caracas.


Evolución de los gastos del gobierno nacional, 1954-55,1958-59. CEFA, Ministerio de Hacienda.
Caracas.
Desarrollo Económico de Venezuela. Tomás E. Carrillo Batalla. Caracas. 1963.
Algunos aspectos de las actividades petroleras venezolanas y mundiales, 1964, y Apéndice Estadístico,
Ministerio de Minas e Hidrocarburos, Caracas, 1965.
Aspectos de la industria petrolera en Venezuela, Primer Congreso Venezolano de Petróleo, 1962.
Trabajo de la Sociedad Venezolana de Ingenieros de Petróleo.
La industria petrolera y sus obligaciones fiscales en Venezeula, anexo D, Cuadro D-5, doctor Alirio
Parra, Caracas, 1962.
Ley de Presupuesto, 1964, Ministerio de Hacienda, Caracas.
Introducción a las Finanzas Públicas, doctor Tomás E. Carrillo Batalla, Caracas.

492
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Subperíodo 1934-1935

493
Cuentas Nacionales de Venezuela

494
Cuentas Nacionales, 1915-1935

En materia económica, el general Gómez, cuando tomó el poder, encon-


tró una Venezuela apoyada en una economía agrícola tradicional estructu-
rada desde la época colonial, la cual había sobrevivido a través de la guerra
de independencia, recuperándose después de consolidada ésa y, en medio
de los altibajos y fluctuaciones de las guerras civiles, las pestes y las epide-
mias, fue soporte de Venezuela durante varios siglos. Esa agricultura tradi-
cional, con todas sus características bien conocidas, no fue alterada por la
política del gobierno del general Gómez quien conservó, afianzó y amplió
la estructura feudal.
Ramón Escovar Salom ha tenido el acierto de describir una interesante
visión global de lo que fue la economía venezolana durante la época del
general Gómez.

Tuvo a la mano Gómez el recurso más extraordinario de nuestro suelo. Si en lugar


de Gómez hubiese sido Guzmán Blanco el receptor de estos recursos, la historia
venezolana habría dado un salto hacia adelante y habríamos promovido más tem-
prano el desarrollo. Gómez conservó, por su mentalidad y por sus hábitos campe-
sinos, la estructura feudal, y él mismo se convirtió en el propietario más próspero
del país. Venezuela era una hacienda y el régimen político, patriarcal.255

El párrafo anterior pinta en forma elocuente la realidad. Guzmán Blanco


progresista y un buen organizador de la administración pública. Promovió
la primera red ferrocarrilera nacional a un costo elevado para el país, para

255 Escovar Salom, Ramón, ob. cit., p. 126.

495
Cuentas Nacionales de Venezuela

asegurar la inversión extranjera en esa área. Dada la penuria de los recursos


estadales no encontró otra mejor alternativa.
Gómez en cambio, con la plétora de recursos de que dispuso a partir de
1918, nada hizo para continuar la red de Guzmán y Crespo. Es verdad que
construyó la trasandina, pero ésta representó un porcentaje ínfimo del in-
greso petrolero de la época.
Por otra parte, está en lo cierto Escovar Salom, cuando afirma que Gómez
conservó la estructura feudal, y hasta la amplió convirtiéndose, en el primer
terrateniente, consolidando la concentración de la propiedad en manos de
sus allegados y protegidos.
Éste actuó frente a esa estructura económica como un dato dado que no
trató de modificar. Al efecto, inclusive al surgir el petróleo como un factor
nuevo de generación de producción y de ingresos para el Tesoro Público –y
como tal se constituyó en un elemento que desencadenó fuerzas que vinie-
ron a afectar la agricultura tradicional– el gobierno no hizo prácticamente
nada para proveerlo y evitar el impacto negativo de esos elementos sobre la
agricultura y por tanto no la modernizó, ni la hizo más eficiente, utilizando
los ingresos del petróleo para que pudiera responder al reto de esa nueva
actividad que se estaba desarrollando en el país. En materia técnica no se
tomaron medidas como las siguientes:
1º. No se constituyeron unidades de investigación agrícola y pecuaria
para desentrañar el conocimiento de nuestros problemas y consecuencial-
mente buscarles solución.
2º. No se investigó sobre las plagas que azotaban a la producción agrícola
vegetal, las epidemias, pestes que diezmaban a la producción agrícola animal.
3º. Como no había investigación ni tampoco importaban los resultados
de los logros de la investigación en países vecinos, o en zonas tropicales
semejantes a la nuestra, tampoco había extensión ni divulgación de los avances
en la lucha contra las enfermedades, contra las plagas que se venían logran-
do en distintas latitudes comparables a la nuestra.
Tampoco se enfrentó el problema de hacer más eficientes las unidades
productivas mediante la incorporación de métodos de producción más
modernos y la utilización de semillas de plantas de mayor productividad,
como había ocurrido en Brasil con la importación de variedades de África
que significaban un rendimiento muchísimo mayor en el caso de las plan-
taciones de café y además se podían hacer éstas sin la sombra, lo cual bajaba
enormemente los costos de la explotación. Nada de eso se hizo. En materia
de café ni siquiera se importó lo que se estaba haciendo en países vecinos
como Colombia. Al punto de que fue al morir el general Gómez cuando se

496
Cuentas Nacionales, 1915-1935

abrió una unidad de mejoramiento cafetero en el Ministerio de Agricultura


y Cría, llegándose a constituir el Instituto Nacional del Café, y trayéndose
un técnico colombiano, el doctor Jaime Henao Jaramillo, quien vino a Ve-
nezuela a implantar lo que hacía ya muchos años estaba haciendo nuestro
vecino occidental.
4º. Nada se hizo en materia de crédito agrícola, aparte de la fundación
en 1928 del Banco Agrícola y Pecuario, que no orientó su actividad hacia el
estímulo de las inversiones innovadoras en el campo agrícola y pecuario,
sino al otorgamiento de hipotecas para, principalmente, amigos del régi-
men y en una pequeña medida, una minoría de verdaderos agricultores y
criadores que utilizaron los recursos en el fomento de sus unidades de pro-
ducción. Pero estos mismos los usaron para ampliar sus unidades en forma
extensiva, no en forma intensiva ni para lograr cambios tecnológicos ni
metodológicos que aumentaran la eficiencia productiva de sus respectivas
fincas.
5º. El petróleo planteaba el reto de aumentar la eficiencia al incorporar
factores dormidos al proceso productivo. Como es bien sabido, uno de los
elementos de atraso de nuestra agricultura estaba vinculado a la existencia
de grandes unidades extensivas, donde una parte tan sólo había sido objeto
de desarrollo por sus respectivos dueños, los cuales carecían de capacidad
económica para incorporar el resto de su área a la actividad productiva. En
lugar de facilitar, estimular y echar a andar una política de otorgamiento de
tierras al campesinado de modo que se fomentara la propiedad mediana y
pequeña, más manejable por parte de estos productores, de estimular la
liberación de fuerzas productivas de quienes ofrecían tan sólo parte de su
trabajo a las labores del cultivo, lo que se hizo más bien fue conducir una
política de mayor concentración de la propiedad de la tierra en la cual el
primer beneficiario fue el propio general Gómez, quien fue acaparando enor-
mes cantidades de tierras para su propio peculio en toda la extensión del
territorio nacional.
La opinión, al respecto, del doctor Guillermo Morón, es sumamente
interesante:

Gómez mismo tiene mentalidad campesina. De allí que se encierre en Maracay y se


haga dueño de las tierras de sus alrededores para convertirlas en potreros que se
consideraban granjas modelo. Un párrafo de un editorial de El Nuevo Diario pone
de manifiesto el interés gomecista por la ganadería, teniendo en cuenta que se trata
de una justificación interesada de Laureano Vallenilla Lanz, teórico del régimen ‘El
general Gómez comenzó por sanear los llanos persiguiendo a los ladrones, impo-

497
Cuentas Nacionales de Venezuela

niendo penas severas y prestando el apoyo más completo a los propietarios’. La


ganadería fue una cuestión de propietarios, y por eso el mismo dictador dio el
ejemplo de incrementarla haciéndose propietario de enormes fundos.256

La terrofagia del general Gómez, lo condujo a la concentración de pro-


piedad territorial en niveles nunca antes conocidos por la historia nacional.
Sobre este particular, el doctor Domingo Alberto Rangel se expresa en los
términos siguientes:

El propio Benemérito se convierte en el primer latifundista del país. La ganadería


tiene en él un acaparador insaciable de tierras y de rebaños. Entre San Fernando de
Apure y Caracas, los potreros de engorde y las pesas pertenecían casi exclusivamente
al General y a sus familiares y amigos. Los Valles de Aragua y de Carabobo pasarán
a ser la gran reserva del clan Gómez. Hasta Cojedes y Portuguesa llegan las perte-
nencias del trágico terrateniente. Miles de propietarios –algunos de ellos encum-
brados hasta el cogollo del feudalismo– verán perder sus tierras cuando les intime a
la venta el Presidente acaparador. Debajo de Gómez –como costo inferior– se
extenderá la legión de presidentes de Estado y de jefes civiles que también se lanzan
sobre las haciendas como gusanos ávidos. No hay mandatario regional –casi todos
procedentes del Táchira– que no adorne su título de general con unas miles de
hectáreas y con el monopolio de determinados negocios. Los jefes civiles concluyen
aquella jauría haciéndose, con métodos de extorsión, de las mejores fincas de sus
contornos.257

Sobre la persecución a los campesinos, los monopolios y los grandes ne-


gocios de Gómez y de la gente privilegiada de su gobierno, dice el doctor
Rangel lo siguiente:

El campesino raso –llamémoslo así– sufrirá obviamente con la tiranía de Gómez. El


sistema de la Rehabilitación Nacional –el régimen lleva este pomposo nombre– lo
explota en la renta de la tierra que ha de pagarse al presidente de la República, a los
presidentes de Estado y a los jefes civiles, vasta constelación dirigida desde la casona
de Maracay. Posiblemente, la casta gomecista recoge anualmente unos ochenta millo-
nes de bolívares –el veinte por ciento del producto agrícola en la Venezuela de 1925–
a título de renta, producida por los siervos de la gleba. Es el régimen más latifundista

256 Morón, Guillermo. Ob. cit., p. 318.


257 Rangel, Domingo Alberto. Ob. cit., pp. 200-201.

498
Cuentas Nacionales, 1915-1935

que haya visto el país, pues ninguno de sus funcionarios deja de tragar tierras. Mientras
Castro y sus andinos se abstienen de esta injerencia en la riqueza agraria, Gómez y los
suyos son una banda de langostas. Así se produce la última gran usurpación de la
propiedad rural hecha desde el poder. El latifundista cambia de hombres, aumentando
hasta lo inverosímil la magnitud económica y social. Sobre la masa campesina gravita-
rá también la arbitrariedad de aquellos jefes civiles, que son las divinidades menores
pero no por eso menos sedientas en el firmamento gomecista. Impuestos caprichosos
que el jefe civil arranca a sus municipalidades, reclutamientos que se perdonan a
condición de trabajarle al coronel, no hay jefe civil gomero que no lleve ese grado y
arrestos a granel que se suspenden si la víctima entrega unas pesetas. En ese vía crucis
de servicios personales, tributos antojadizos y carcelazos pasan su vida los campesinos
venezolanos durante el régimen gomecista.258

Sobre los aspectos más negativos del régimen de Gómez, es interesante el


testimonio del doctor Siso, quien dice lo siguiente:

... Las que él quería sin límites eran tierras agrícolas y pecuarias para verlas cubiertas
de ricas hierbas donde pastaran enorme rebaños, grandes fundos de café, centrales
de caña, y especialmente ganado, mucho ganado, bestias, muchas bestias ... Estaba
dominado por la pasión que los franceses llaman faim de terre; en verdad, é1 quería
adquirir cuanto predio veía, poseer la mayor cantidad de tierra posible. Era un avaro
de tierras, en ese sentido su ambición era ilimitada. Era un mandato de su vida
campesina que le acariciaba el alma con la savia de la tierra o el fuego fecundante del
sol. Llegó a adquirir un número de predios extraordinarios, especialmente en los
estados Aragua y Carabobo, en los Llanos y en los Andes.259

El doctor Carlos Siso, a quien hemos citado como a una persona impar-
cial por cuanto habiendo prestado servicios en el gobierno del general Gó-
mez, formula juicios sobre aspectos negativos del gobierno del dictador,
que están desprovistos de toda apreciación parcial, nos dice lo siguiente
sobre la negativa conducta de Gómez para la ganadería:

El general Gómez fue para los criadores de la República un competidor terrible, les
acarreó pérdidas y estancó por otros aspectos, los progresos de la cría. Un sistema
que se llamó la playa, es decir, que las autoridades municipales sólo permitían

258 Rangel, Domingo Alberto. Ob. cit., pp. 201-202.


259 Siso, Carlos. Ob. cit., p. 382.
260 Ibídem, pp. 384-385.

499
Cuentas Nacionales de Venezuela

vender a él y a las personas a quien él quisiera favorecer en ciertas ciudades, ganado


necesario para el consumo. Este monopolio cerró los principales mercados a los
criadores, que se veían obligados a vender su ganado a menor precio y a conservarlo,
cuando no encontraban comprador, pasándose la época oportuna de hacerlo por
tener la edad y gordura requerida.260

Con respecto a la inmensa riqueza del general Gómez y la absorción de


las propiedades de las pocas fábricas e industrias que existieron en el país en
su largo período, es interesante lo que dice José Pareja y Paz Soldán:

En cuanto comprendió la importancia de la explotación industrial, se hizo dueño de


concesiones petroleras, ingenios de azúcar, fábricas de papel y aceite, telares, un
matadero y una fábrica de lecticinios en Maracay, centrales de electricidad y de
explotación de salinas. Para intensificar el consumo de carne que le producía una
pingüe renta, entorpeció el ingreso de pescado a Caracas, gravándole con fuerte
alcabala...261

Sobre la concentración de la propiedad de la tierra en manos del general


Gómez, nos dice Pareja y Paz Soldán lo siguiente:

Pero la mayor parte de su riqueza estaba en la tierra. Tenía la pasión incontrolada


morbosa de poseer haciendas, muchas, todas las que pudiera, extendidas en todas
las regiones del país, en oriente y occidente, en los llanos y en las mesetas andinas,
aunque muchas de ellas no alcanzará a explotarlas.262

Dice Pareja y Paz Soldán que Gómez “ponía más énfasis en hablar de sus
haciendas y de su ganado que en examinar los problemas del Estado”.
Agrega que “todos los métodos, legales, arbitrarios, eran buenos para
incrementar sus tierras”. Arévalo Cedeño, en su libro Mis Luchas, cuenta
que tuvo que convertirse en revolucionario porque en Apure, un general de
Gómez se había reservado el monopolio de la compra de reses, y el general
Benicio Sánchez fue expatriado por negarse a vender al dictador su famosa
hacienda de cacao “Aroa”, en la costa marítima de Choroní”.263
En cuanto al análisis agrícola, una de las cuestiones que hemos puesto de
manifiesto es lo relativo a la tendencia funesta en aquellos años, de concen-

261 Pareja y Soldán, José. Ob. cit., p. 51.


262 Ídem.
263 Ibídem, p. 77.

500
Cuentas Nacionales, 1915-1935

trar aún más la propiedad de la tierra, que ya venía sufriendo de ese mal
desde la época colonial. En lugar de desconcentrar y distribuir la tierra en
forma más justa y eficiente, en el gobierno del general Gómez se concentró
aún más. Al efecto es pertinente transcribir los siguientes párrafos que son
elocuentes sobre el particular:
El uso ilícito de los caudales de la nación, el desconocimiento del dere-
cho y de las garantías, el disfrute del monopolio y otras consecuencias del
régimen, permitieron al dictador y a muchos de los lugartenientes crear
gigantescas fortunas inmobiliarias, predominantemente rurales.

Diligencias judiciales practicadas en 1936, ubicaron y justipreciaron los


bienes inmuebles del general Gómez, así:

Aragua Bs. 54.321.885,74


Apure 1.829.388,05
Bolívar 1.318.200,00
Carabobo 53.015.856,00
Cojedes 1.944.845,71
Distrito Federal 2.346.240,00
Guárico 3.395.363,00
Miranda 1.000.000,00
Monagas 442.200,00
Sucre 16.090,00
Táchira 5.628.659,25
Yaracuy 260.981,35
Zulia 802.333,50
República de Colombia 240.000,00
Bs. 126.302.042,00

La concentración entre las propiedades de Gómez y la anterior enumera-


ción permite juzgar adecuadamente el hipertrófico dominio territorial del
dictador. Pero él no era el único gran terrateniente. Entre las figuras de su
régimen hubo otras que también poseían vastas y valiosas extensiones: el ge-
neral Vicencio Pérez Soto (quien fue presidente de los estados Portuguesa,
Apure, Bolívar, Trujillo y Zulia), era propietario de las haciendas San Este-
ban, ubicada en Puerto Cabello; Ramo Verde, cercana a Los Teques; La Es-
tancia, en jurisdicción de La Victoria y de algunos fundos de menores dimen-
siones situados en Zulia y Carabobo. El general José María García (quien
desempeñó las presidencias de Trujillo, Zulia y Carabobo, la Gobernación

501
Cuentas Nacionales de Venezuela

del Distrito Federal y el Ministerio de Hacienda), fue dueño de las haciendas


Santo Domingo y Coche, limítrofes con la población de El Valle. El general
José Antonio González (hasta 1935 fue presidente del Táchira), adquirió gran-
des fundos agrícolas y pecuarios en jurisdicción del Distrito Uribante del
Táchira y del Municipio Encontrados del Zulia. El general José Antonio
Baldó (sucesivamente fue presidente de Carabobo, Trujillo y Portuguesa),
poseía grandes haciendas en el estado Yaracuy, en cuyo Municipio Veroes
tenía, adicionalmente, 12.000 hectáreas de tierras ociosas. El general Félix
Galavís (presidente del Yaracuy durante un septenio) era propietario de la
famosa finca “Urama”, avaluada en varios millones de bolívares y establecida
sobre tierras jurisdiccionales de Puerto Cabello y Bejuma, del hato “Palen-
que” en el Guárico y de otras haciendas enclavadas en Apure, Yaracuy y Cara-
bobo. El inventario de los bienes del general León Jurado (inamovible presi-
dente de Falcón) incluía cuarenta y un fundos agrícolas o pecuarios en varios
distritos falconianos. Otros colaboradores del general Gómez y algunos de
sus hijos aparecen en documentos oficiales como grandes terratenientes cuyas
fortunas se hicieron en el lapso 1909-1935, a lo largo del cual hubo asfixiante
concentración de la propiedad territorial de que dan fe datos y cifras de ori-
gen gubernamental, no siempre exactos, los únicos que permiten examinar el
proceso público del latifundio en este siglo venezolano.264
La estructura económico-política la describe Luis Troconis Guerrero en
los siguientes términos:

Puede usarse un símil para explicar, para describir, la estructura político-económica


del poder de Gómez: la rueda de la bicicleta. En el más remoto rincón venezolano
había un hombre que representaba a Gómez, que mandaba en su nombre, que
estaba apoyado en cada caso por toda su fuerza. Esos agentes eran estultos, crueles,
avarientos, lúbricos, despóticos y gobernaban en sus jurisdicciones (Estados, distri-
tos, municipios, aldeas, caseríos) a la manera que Gómez lo hacía nacionalmente.
Cada uno de tales lugartenientes, cualesquiera categorías tuviesen, obra al igual que
los otros y ninguna de sus tropelías les acarreaba responsabilidad, pues si alguna vez
las conoció el Dictador, desestimó el informe cuando el correctivo no convenía a sus
particulares fines.
Por otra parte, el dictador no modificaba sensiblemente sus equipos humanos. Una
tribu, reducida y prepotente, campeaba sobre la nación en funciones de presidentes
de estados, ministros, secretarios generales, jefes civiles, diputados y senadores.

264 Troconis Guerrero, Luis. La cuestión agraria en la historia nacional, Biblioteca de Temas y
Autores Tachirenses, 1962, pp. 138-139.

502
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Así no se renovaban los métodos sino que se estratificaban. Permanencia en el


mando significaba crecimiento de la fortuna privada hecha con ilicitud. El robo
descarado de fondos públicos, las violentas exacciones al común, el usufructo par-
cial de los monopolios de juego, beneficio de ganados, transportes, etc., etc., el
despojo a particulares, eran los manaderos que alimentaban la codicia insaciable de
los mayorales de Gómez, cada uno de los cuales inventaba en su jurisdicción, así
fuese la más pequeña, algún modo de aumentar sus bienes. En muchos de tales
gobernantes había adhesión ciega al general Gómez; en otros obraba la rapacidad y,
a no pocos influenciaba el terror, pues si ellos lo imponían también eran susceptibles
de padecerlo.265

Rodolfo Luzardo nos suministra en obra citada, documentos muy valio-


sos de la Cámara de Comercio de Caracas y del Banco de Venezuela, en los
cuales se detalla claramente la situación económica venezolana en 1935,
donde se ponen de manifiesto los abusos, corrupción y prácticas monopo-
listas durante el gobierno del general Gómez, practicadas en beneficio del
dictador y del círculo de sus parásitos.
Del Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas, Nº 286, enero 1936,
transcribimos:

1936
En el año pasado y en el comienzo del presente ha continuado la crisis mundial y la
nuestra por consiguiente... Pero entre los males subsistían dos factores importantí-
simos para la situación económica: las trabas al libre movimiento económico y la
incertidumbre respecto al porvenir político del país. Las trabas provenían del mo-
nopolio, por ciertos políticos, de las industrias de navegación, de la pecuaria, de la
exportación de ciertos productos; del establecimiento de industrias manufactureras
que oprimían y competían con las industrias similares y al mismo tiempo desorga-
nizaban el mercado; de la exceptuación de los impuestos legales de las industrias
pertenecientes a políticos, de imposiciones legales para el provecho de ellos y sus
ayudantes; y en general de la intromisión en los negocios, las industrias y la agricul-
tura, de los que disponían del poder y de las ventajas inescrupulosas que él da. Esto
era parte muy poderosa para dificultar el movimiento mercantil, establecer descon-
fianza y desaliento y para aumentar considerablemente la crisis, la cual sin ese factor
no se hubiese sentido con tanta intensidad como se está sintiendo.266

265 Troconis Guerrero, Luis, ob. cit., pp. 119-120.


266 Rodolfo Luzardo. Notas histórico-económicas 1928-1936, Editorial Sucre. Caracas, 1936. p.
34.

503
Cuentas Nacionales de Venezuela

El directorio del Banco de Venezuela en su Informe a la Asamblea Gene-


ral Ordinaria del 14 de marzo de 1936, trae las siguientes anotaciones que
tampoco podemos dejar de lado:

Créditos

En informes anteriores hemos expuesto el descenso en que vienen nuestras


colocaciones. A los efectos de la crisis se unían los de monopolios e impuestos
ilegales en las localidades, que han mantenido estancados los negocios de
ganados y algunas industrias tradicionales de nuestro pueblo, como la de la
manteca y otras similares, gravadas con impuestos de tránsito y de consumo.
La supresión de estos abusos con el nuevo régimen debe producir un resurgi-
miento que influirá notablemente en el comercio y en los negocios bancarios,
pero sus efectos requieren tiempo para sentirse y naturalmente en los nego-
cios bancarios todavía no se ha tornado ninguna mejora.267
Es impresionante la lista de inmuebles rurales los cuales fueron del general
Gómez y al morir éste formaron parte de los bienes restituidos a la nación.
Ahora bien, ese proceso de concentración no sólo agravó el problema existen-
te de la mala distribución de la tierra en el país, sino que también dejó de
abrir una posibilidad para ir constituyendo unidades pequeñas y medianas,
que con base en una acción racional del Estado mediante créditos y enseñan-
zas de mejor tecnología, más eficientes métodos productivos, se hubiera po-
dido ir formando una agricultura que pudiera competir con el reto planteado
por la secuela que el oro negro trajo para el país. Porque no fue sólo el petróleo
en sí mismo y directamente lo que acaparó brazos originarios de zonas rura-
les, familias enteras trasladadas a vivir en zonas aledañas a los campos petrole-
ros, el aumento de los ingresos estimuló la demanda de sectores de las clases
media y alta urbanas, y éstas orientaron sus gastos hacia las importaciones,
beneficiando no a la economía nacional sino más bien a extrañas, a países de
los cuales nosotros importábamos esos artículos que constituían bienes de
consumo inmediato y bienes de consumo durables.
Esta política perjudicó, en lugar de favorecer e ir moldeando una estruc-
tura de la propiedad territorial para organizar mejor a las masas campesi-
nas, no solamente haciéndoles justicia en el sentido de darles tierras para
trabajarlas, y liberar fuerzas productivas que se tradujeran en un aumento

267 Ibídem.

504
Cuentas Nacionales, 1915-1935

de la producción, y sobre todo, en un aumento a la productividad, por ello


vemos como se empobrece el campesinado y para 1936, prácticamente el
60 por ciento de la población vivía en el campo y/o del campo. El producto
agrícola, sin embargo, representaba sólo el 23 por ciento del producto total
del país, lo que debe interpretarse en el sentido de que el ingreso agrícola
promedio (por habitante) era sensiblemente más bajo que el promedio na-
cional. La agricultura, a pesar de que continuaba siendo una actividad sus-
tancial para el sostenimiento de la población, era de una pobreza producti-
va evidente, por lo que se infiere que el nivel económico de la población
dependiente del campo era muy bajo; si se considera que la distribución
del ingreso ha debido ser muy regresiva por la alta concentración de la
población y la elevada exacción del trabajo por los propietarios se concluirá
que la gran mayoría de la población campesina tenía un nivel de vida casi al
ras de la subsistencia física. La figura del peón agrícola se extendía tanto en
las plantaciones tradicionales de café, cacao, caña, etcétera, como en las
explotaciones modernas o modernizadas. El número de propietarios con
respecto al total de la población rural era inferior al 10 por ciento.268
En los siguientes párrafos que procedemos a transcribir, Luzardo se refie-
re a la ruina de los agricultores y ganaderos para el momento de la muerte
de Gómez.

Con todo ello, la situación del agricultor y del ganadero venezolano era siempre
apremiante, por una primordial razón: la deuda hipotecaria y sus elevados intereses,
sumada a la deuda por créditos de suministros. Las haciendas estaban, una y todas,
fuertemente hipotecadas; y las cosechas, en razón de la necesidad de recurrir a
créditos de suministros que generalmente provenían de las casas fuertes exportado-
ras de los frutos o de los grandes cebadores y negociantes en ganado, también
estaban comprometidas. Quien financiaba cosechas, fijaba precio. Esto significaba
situación de perenne ruina para el productor. La magnitud del problema, por otra
parte, era superior a los recursos de los moderados presupuestos de la Venezuela de
aquel entonces; y como quiera que toda la mención de empréstitos era expresión
sacrílega, hacer más de lo que se hacía con aquellos flacos recursos era imposible. 269

Todo ello ocurría porque como hemos afirmado anteriormente no ha-


bían verdaderos organismos encargados de impulsar la investigación y la

268 Maza Zavala, Domingo Felipe. Ob. cit., p. 167.


269 Luzardo, Rodolfo. Notas histórico-económicas, 1928-1936. Editorial Sucre. Caracas, 1936, p.
74.

505
Cuentas Nacionales de Venezuela

extensión agrícola y pecuaria. El Ministerio de Agricultura y Cría práctica-


mente no existía. Hacia fines del gobierno del general Gómez, se le agregó
ese nombre al de Sanidad, se lo bautizó de Salubridad, Agricultura y Cría;
pero era prácticamente inexistente, y no vino a organizarse en realidad sino
después de la muerte del general Gómez.
Tampoco existían cursos de formación de técnicos agrícolas, de médicos
veterinarios, de ingenieros agrónomos y pecuarios, administradores de fin-
cas. Ello no existía en el país y constituía una rémora, sobre todo enfrentán-
dose un reto tan grande como el desencadenado por el petróleo y sus efec-
tos secundarios para la agricultura tradicional.

El impacto petrolero sobre la economía del país

En la misma actividad petrolera, la posición del gobierno merece un


análisis concienzudo y detenido. En este orden de ideas, hay dos posiciones
que se han manifestado entre los escritores nacionales y extranjeros. En su
mayor parte los técnicos y analistas de la economía petrolera venezolana
han considerado que las condiciones de las concesiones petroleras otorgadas
por el general Gómez fueron demasiado liberales. Betancourt afirma lo si-
guiente sobre este particular:

Concesiones
“El 20 de abril de 1926 fue registrado en un Juzgado de Caracas, un documento
petrolero. Eloy María Pérez cedía y traspasaba a Josefina Revenga de Gómez,
esposa de José Vicente Gómez, los derechos y acciones que le correspondían del
5 por ciento del royalty de la producción bruta de petróleo, gas o sus derivados que
se obtuvieren de las concesiones cedidas al señor Charles E. Hermann y que éste
traspasó a Cía. Minera Texas Petroleum Company. El precio de la operación
registrada fue de siete millones doscientos ochenta mil bolívares (Bs. 7.280.000,oo).
El señor Pérez, testimoniado ante el Tribunal de Responsabilidad Civil y Admi-
nistrativa creado en 1946 por la Junta Revolucionaria de Gobierno, que presidió,
dijo que él personalmente no había recibido dinero en esa transacción “hecha con
el objeto de buscarle comprador en Europa al conjunto de concesiones, propie-
dad de la familia del general José Vicente Gómez”. El mismo declarante explica
cómo obtuvo su propia parcela de hidrocarburos: “El doctor Elías Rodríguez,
quien era mi amigo íntimo, me ofreció en el Club Venezuela conseguirme una
parcela para la explotación del petróleo, ya que en ese entonces todos mis amigos
tenían parcelas menos yo”. (Recopilación de sentencias del Tribunal de Respon-

506
Cuentas Nacionales, 1915-1935

sabilidad Civil y Administrativa. Imprenta Nacional. Caracas, 1946. Tomo 11,


pág. 182,186 y187).

‘La lista de concesionarios originales demuestra que Gómez regalaba las


concesiones a sus favoritos, y el más favorecido solicitante fue su yerno Julio
F. Méndez, quien recibió 17 concesiones de 15.000 hectáreas cada una’,
escribe Lieuwen (Petroleum in Venezuela, ob. cit., p. 30). A renglón seguido
escribe el mismo autor lo que le oyó contar en Caracas al señor Leonard W.
Henry, de la Richmond Petroleum Corporation, un veterano de la indus-
tria, con más de treinta años de residencia en Venezuela acerca de la manera
de operar las empresas a través de esos inescrupulosos traficantes con la
riqueza y el destino económico de su país. ‘Los petroleros dice Lieuwen
rápidamente descubrieron quiénes estaban en condiciones, y quiénes no,
de obtener concesiones; y los intermediarios más favorecidos llegaron a ser,
prácticamente agentes de las compañías. Un representante de la compañía
se acercaba a alguno de los políticos favoritos de Gómez y le indicaba el
número de concesiones que deseaba; el venezolano las obtenía y se las tras-
pasaba a las compañías. A menudo los intermediarios retenían un gran
número de concesiones sin registrarlas, ya que el registro de ellas significaba
pago de impuestos. Al encontrar un comprador, el intermediario registraba
la concesión y la transfería de inmediato al adquiriente, quien asumía el
pago de los impuestos. Como corolario del análisis de esos enjuagues y
trapisondas afiliables sin dificultades en el gigangsterismo, afirma el autor:
‘La Ley era una farsa. Servía exclusivamente como una treta para que Gó-
mez y sus asociados obtuvieran dinero de las compañías y defraudaran al
tesoro público. Las 15.000 hectáreas de concesiones otorgadas bajo la ley
de 1919 aportaron a los afortunados agentes más de $30.000 por hectárea’.
Santos Matute Gómez, pariente y asociado de Juan Vicente, apeló a mé-
todos fraudulentos para apropiarse de una faja petrolífera en la costa del
Lago de Maracaibo y la vendió a una compañía petrolera por 8.000.000
bolívares (Recopilación de Sentencias del Tribunal de Responsabilidad Ci-
vil y Administrativa. Tomo 1, pp. 250-256). El doctor Adolfo Bueno, mé-
dico de Gómez y su secretario durante algunos años, hizo que le otorgaran
tres concesiones sobre reservas nacionales, en la hoya del Lago de Maracai-
bo, a su asociado Gustavo Escobar Llamozas. Las solicitó el 15 de junio de
1922 y al día siguiente ya le habían sido otorgadas. Las vendió seis meses
después a la British Equatorial Oil Company, (que a su vez las vendió a la
Lago Petroleum Corporation), reservándose un royalty del 5 por ciento, dos
tercios del cual traspasó a Adolfo Bueno. En 1938, Bueno vendió su parte

507
Cuentas Nacionales de Venezuela

en ese royalty a la Falcón Oil Corporation por 9.126.000 bolívares, después


de haberle extraído ya una ganancia neta de más de 2.000.000 bolívares
(Recopilación de Sentencias. Tomo 1, pp. 103-106). Vicencio Pérez Soto,
cuando fue presidente del Estado Zulia, obtuvo más de 10.000.000 bolí-
vares de la venta de terrenos petrolíferos a compañías, utilizando a terceros
como presta-nombres para la ilícita adquisición de tierras en petróleo que
eran del dominio público. (Recopilación de Sentencia. Tomo 1, pp. 144-
145).
Dentro de la inarticulada e inconexa política de la dictadura –que sólo
revelaba unidad en su perfil represivo– despuntaban de pronto actitudes
nacionalistas. Eran aislados gestos individuales de algún funcionario civil
del régimen. Así puede explicarse la resolución dictada el 27 de noviembre
de 1917, que de haberse mantenido hubiera tenido significación extraordi-
naria para el país. Por ella se reserva el Estado la administración directa de
los yacimientos ubicados en los Estados Mérida, Trujillo y Zulia, que no
estuvieren arrendados o que no pertenecieren a personas o empresas particu-
lares. Al año de ser dictada esa resolución fue derogada por otra, fecha 12 de
diciembre de 1918, en la cual, de paso, se destituía al administrador desig-
nado por “extralimitación en el ejercicio de sus funciones”, cuando en reali-
dad no había realizado ninguna.270
Sobre los movimientos políticos que se tejían en torno a las concesiones
petroleras, Rómulo Betancourt nos analiza detalladamente algunos de los
tratos de los que él tenía conocimiento, por estar perfectamente documen-
tado al respecto:

En 1923, la oficina de Nueva York ofreció en venta 100.000 hectáreas de Reservas


Nacionales. Estas ofertas cayeron en el vacío. Las compañías petroleras estaban
perfectamente informadas del origen ilícito de esas concesiones y no ignoraban que
de acuerdo con los términos de la legislación de petróleos vigente en Venezuela,
redactada por sus propios abogados, estaban expuestas a ser anuladas por un futuro
Ggbierno.

Lieuwen precisa este aspecto de la situación que se creó, en su libro Petro-


leum in Venezuela (ob. cit., p. 35):

...era bien conocido de la fraternidad del petróleo que la compañía venezolana era
una empresa simulada que creó el dictador. Los petroleros la designaban como lo

270 Memoria del Ministerio de Fomento al Congreso Nacional, 1919, Docs. 128-129, p. 68.

508
Cuentas Nacionales, 1915-1935

que realmente era: la compañía del general Gómez. No era negociar con la empresa
impostora porque la Ley de 1922 prohibía específicamente la adquisición de conce-
siones por el Presidente (presidente de la República) y otros altos funcionarios
oficiales. Temían que cuando terminara la dictadura, y Gómez tenía alrededor de
sesenta años entonces, el próximo gobierno cancelara esas concesiones fraudulen-
tas. Iba a ser fácil demostrar que el dictador y los tres asociados suyos habían
cometido un robo. La compañía venezolana se encontró al fin con compradores.

Pero la clique de traficantes tenía cartas en las manos, y las jugó. Sus
agentes financieros en el extranjero se ligaron con los intereses alemanes de
Stinner, uno de los más poderosos magnates de los días de la República de
Weimar. En febrero de 1924, las compañías norteamericanas se enteraron
de que Stinner y su grupo habían obtenido una opción de compra por
200.000 hectáreas de Reservas Nacionales. Cook, funcionario de la lega-
ción de los Estados Unidos en Caracas, transmitió la inquietante nueva al
Departamento de Estado, en nota del 24 de marzo de 1924. En notas
sucesivas, la legación de los Estados Unidos en Venezuela (la de Chabot del
15 de abril de 1924), recordaba los antecedentes germanófilos de Gómez y
la conocida simpatía suya hacia los imperios centrales durante la Primera
Guerra Mundial. Las compañías norteamericanas, a su vez, pidieron respal-
do a Washington. No se hizo esperar. En nota del 26 de marzo de 1924, el
Departamento de Estado instruyó a su legación en Caracas. Debía ‘infor-
mar a los funcionarios del gobierno (de Venezuela) que este gobierno (el de
los Estados Unidos) vería con alarma cualquiera medida sugeridora de: con-
fiscación o que excluya a los intereses de los Estados Unidos de la oportuni-
dad de competir sobre bases de igualdad con otros intereses extranjeros
para la adquisición de concesiones en el desarrollo futuro de zonas que
constituyen Reservas Nacionales’. Itriago Chacín, el Canciller de Gómez,
debió experimentar sorpresa insólita cuando vio acusar a un gobierno tan
dócil a la tutela de Washington de supuestos planes “confiscatorios” de
intereses que tenían el cabal respaldo del Departamento de Estado. El 31
de marzo 1924, la Casa Amarilla contestó la nota de la legación de los
Estados Unidos afirmando que ‘cualquier sospecha de confiscación en el
sentido que se ha insinuado, carece, de fundamento’.
La Operación Stinner le dio a Gómez, sin embargo, el resultado que
apetecía. La opción a los alemanes fue por sólo una parte de la enorme área
que abarcaban las Reservas Nacionales. Sobre el vasto saldo se lanzó la ávida
jauría. Standard of New Jersey abrió la marcha comenzó a comprarle conce-
siones a la Venezolana de Petróleos, ‘a despecho de la cuestionable legalidad

509
Cuentas Nacionales de Venezuela

de esos contratos’, como apunta Lieuwen (Petroleum in Venezuela, ob. cit.,


p. 36). Agrega el escritor: ‘Se hizo el razonamiento (la Standard) de que si
fuese eventualmente probado que Gómez era realmente el poseedor de esas
concesiones, sería dificultada la nulificación si se invoca la ‘doctrina del
adquiriente inocente’. Además, si Gómez no había anulado las concesiones
otorgadas también aceptaría la validez de esos títulos’. Esta última opinión
fue transmitida al Departamento de Estado por el señor Chabot, de la
legación suya en Caracas, en nota del 15 de abril de 1924.
Gómez y sus asociados continuaron la maniobra. Para forzar el pago de
un mayor precio sobre las Reservas Nacionales y aumentar los proventos
personales que perseguían, pusieron a circular el rumor de que todas las
concesiones serían otorgadas a la Standard of New Jersey. Las demás com-
pañías norteamericanas se alarmaron.271 Las compañías discriminadas en-
traron en la puja y se apresuraron a competir, repartiendo dádivas y cohe-
chos, pagando también los precios, que entonces se consideraron altos, fija-
dos por Venezolana de Petróleos a las concesiones.272 Esas sumas, según
verificaciones hechas en los libros de la extinta compañía por el tribunal
investigador, excedieron de los 20 millones de bolívares (Bs. 20.641.086,
para dar la cifra exacta), equivalentes a $ 4.000.000, al cambio de entonces.
(Recopilación de sentencia del Tribunal de Responsabilidad Civil y Admi-
nistrativa, tomo III, pp. 270 ss. Imprenta Nacional, 1946).
Tales fueron los métodos bajo los cuales se otorgaron las concesiones en
los días de Gómez. Fraude y corrupción, chicanería y dobles arreglos fueron
las reglas del juego. Las compañías más aptas para adaptarse a los sistemas
de un gobierno corrompido tomaron la delantera; como cómplices del cri-
men, recibieron la parte del león de las mejores tierras petrolíferas. Las
grandes compañías norteamericanas (Standard of New Jersey, Standard of
Indiana y Gulf ) obtuvieron sus contratos por los sistemas corrompidos de
la era de Gómez (Petroleum in Venezuela, ob. cit., p. 38)”.273
El control de la explotación de las empresas extranjeras fue prácticamen-
te inexistente en los primeros tiempos.
En el capítulo referente a los años 1915-17 de esta serie, se ahonda aún
más sobre este particular punto de la política de concesiones petroleras.
Maza Zavala se refiere a la plusvalía, exceso de excedente económico para
las compañías, y subutilización de la fuerza de trabajo.

271 Betancourt, Rómulo. Venezuela, política y petróleo. Editorial Senderos, Bogota, 1969, pp. 66 a
la 72.
272 Ibídem.
273 Ibídem.

510
Cuentas Nacionales, 1915-1935

En la combinación técnica de producción el capital es utilizado intensivamente, y la


proporción de fuerza de trabajo es comparativamente bastante escasa (apenas un 2
por ciento de la población activa de entonces); si se agrega la estrecha dimensión del
salario, se encontrará que la tasa del excedente económico era considerablemente
alta. La acelerada expansión de las operaciones petroleras entre 1917 y 1936,
apenas disminuida en los primeros años de la gran depresión, se explica por las
excepcionales condiciones favorables de Venezuela para la explotación del mencio-
nado recurso por las compañías extranjeras, de modo tal que la reproductividad del
capital ha debido alcanzar entre 1925 y 1936 un 50 por ciento o más; esto significa
que cada dos años revertía al capital extranjero la totalidad de la inversión. El
mercado mundial de hidrocarburos estaba en esa época en auge secular, en virtud
del desarrollo del automovilismo y de la mecanización basada en el motor Diesel.
Aunque en el interior de los Estados Unidos existían grandes recursos petrolíferos,
la lucratividad de la explotación en Venezuela la joya más preciada de la Standard
Oil excedía varias veces la razón media prevaleciente en la economía petrolera
norteamericana.274

El mismo autor, ahonda en el papel que tocó jugar a las masas de traba-
jadores empleados por las compañías petroleras, dice:

El aprovechamiento de fuerza de trabajo venezolana por el capital extranjero en la


industria petrolera, aunque modesto en términos absolutos y relativos, tenía –y
tiene– un significado fundamental múltiple. El grupo de esos trabajadores se cons-
tituyen en núcleo primigenio de la clase obrera venezolana, con la especial caracte-
rística de que mantienen relaciones antagónicas con una clase capitalista no nacio-
nal, y desde luego, la más poderosa del mundo. La elevada productividad de esta
fuerza de trabajo no tenía punto de contacto con la del resto del país y tendía a
aumentar en el transcurso del tiempo, mediante la acumulación de experiencia
productiva la dinámica tecnología del sector. Por otra parte, la tasa media de salario
obtenida en la industria petrolera por los trabajadores del país, impulsaban hacia
arriba la tasa de salarios en el sector no petrolero de la economía, y específicamente
en el subsector neocapitalista interno. No es de extrañar, por tanto, que el proleta-
riado petrolero, en buena parte de origen campesino, representara en el período
1936-40 la vanguardia más consciente y activa en la lucha sindical y política.275

274 Maza Zavala, Domingo F., ob. cit., p. 165.


275 Maza Zavala, Domingo F., ob. cit., p. 165-166.

511
Cuentas Nacionales de Venezuela

Al efecto en el estudio del año 1920-21, de este tramo encontramos en


detalle la narración sobre los hechos que desencadenaron la primera huelga
petrolera en Venezuela, por la falta de condiciones humanas de vida en los
campos petroleros.
Sobre precios de la gasolina, dice Betancourt, lo siguiente:

Según cuadros sobre costos insertos en esta misma memoria, las empresas produ-
cían gasolina al precio de 7 céntimos por litro: y su sola venta en el mercado
nacional les reportaba anualmente 32,4 millones de bolívares de ganancias. Y el
excedente no colocado de un producto que se expendía a precios prohibitivos
dentro del país, era exportado para ser vendido a precios de dumping en los merca-
dos exteriores: El boicoteo de la gasolina venezolana en México –decía el mismo
ministro de Fomento, Gumersindo Torres, en el Memorándum del año 30– adonde
se llevaron muchos millones de litros, es también demostración evidente de lo bajo
del costo de producción de nuestra gasolina.276

Betancourt suministra los siguientes datos sobre las utilidades que pro-
ducían las grandes compañías petroleras:

Las utilidades crecen, a pesar de los gastos de transporte –comentaba ese autor–. La
Venezuela Oil Concessions, subsidiaria de la Dutch Shell, pagó 55 1/2 de dividendo
en 1927, a más del 15 por ciento de los bonos de la compañía: ganó $3,4 millones
sobre $10 millones de capital invertido. La General Asphalt, una compañía de
Trinidad, vendiendo su producción venezolana a la Dutch-Shell en el año 26-27,
ganó $2 millones sobre un capital invertido de $6,5 millones. Apex Trinidad Oilfield
pagó un 80 por ciento de dividendo en 1927-1928. La Lago Petroleum Corpora-
tion subsidiaria de la Standard Oil, ganó en el año de 1927 cerca de $8 millones,
sobre un capital de trabajo de $3,5 millones. Las acciones de las compañías operan-
tes, norteamericanas o inglesas, han incrementado su valor en alrededor de un 600
por ciento de 1924 a 1927 (we fight for oil, ob. cit., p. 114).277

Fue tan sólo a partir de la llegada de Gumersindo Torres al Ministerio de


Fomento cuando se plantearon los problemas fundamentales de crear un
cuerpo de vigilantes y de inspectores controladores de la medida del petró-
leo explotado y exportado al exterior, ‘se planteó también objetivamente la
necesidad de aumentar los impuestos pagados por las compañías y de eli-

276 Betancourt, Rómulo, ob. cit., p. 74.


277 Ídem, p. 81.

512
Cuentas Nacionales, 1915-1935

minarles las exoneraciones. Este señalamiento lo repitió el doctor Néstor


Luis Pérez en su Ministerio, y lo ratificó el doctor Manuel Egaña’, era me-
jor para el país regalarles el petróleo pero cobrar lo que se exoneraba, lo cual
da una idea de la miseria que se cobraba por nuestro petróleo. Contra esos
procederes están además de Torres, Néstor Luis Pérez, Manuel Egaña y
Juan Pablo Pérez Alfonzo. Todos ellos sostienen una línea condenatoria al
tratamiento que le dio el gobierno de Gómez a las concesiones petroleras y
a la forma débil de defender los intereses del país frente a esos consorcios
extranjeros, el tratamiento de esa política en el gran negocio del general
Gómez y de sus colaboradores inmediatos favorecidos con concesiones por
ellos revendidas a las compañías extranjeras, percibiendo además los royal-
ties y una serie de beneficios derivados. También hay, varios escritores ex-
tranjeros como Tomás Rourke, Edwin Lieuwen y otros, quienes sostuvieron
también posiciones críticas en lo tocante a la política mencionada.
En el frente opuesto se ha levantado una voz, la de Mc Beth, quien
defiende el tratamiento dado por Gómez a las concesiones y empresas del
exterior, dice, haber sido satisfactorio para los intereses del país, porque con
ello se aseguró la venida de estas corporaciones a Venezuela, hicieran inver-
siones en el país y desarrollaran la industria petrolera venezolana. Había
que darles esas condiciones para atraerlas y además, dada la situación de la
época, esas concesiones no eran excepcionales sino más bien razonables.
La dinámica del capitalismo, había llegado a su etapa de madurez en esa
época, en Estados Unidos y, lo cual impuso la necesidad a algunos países de
Europa, de ampliar los mercados hacia el exterior, y buscar sitios donde
realizar inversiones fuera de sus fronteras. En este sentido era una necesidad
inaplazable, ante la crisis ocurrida en México, con motivo de la revolución
mexicana. Por ello buscaron otras áreas en el mundo donde dirigir la activi-
dad petrolera. Estando Venezuela como una zona prospectiva importante,
donde inclusive ya se habían hecho exploraciones con resultados positivos
desde el año de 1913, era evidente para esas empresas, lo necesario de con-
seguir zonas donde llevar a cabo sus inversiones. Por tanto, su venida a
Venezuela no fue un acto de condescendencia o misericordia hacia un país
atrasado sino por el contrario, un negocio con factibilidad muy halagüeña.
Venezuela, al abrirles las posibilidades de llevar adelante su negocio, ha
debido hacerlo sobre bases de defensa irrenunciable de nuestros intereses,
lo cual no se hizo, por cuanto se otorgaron concesiones con términos tan
amplios y favorables para las empresas, sin tomar las previsiones para con-
trolar y medir la producción y la exportación, dejando en manos de la
compañía explotadora el derecho de hacer lo más conveniente a sus intere-

513
Cuentas Nacionales de Venezuela

ses y a la ampliación ilimitada de sus utilidades. Podría decirse que hubo


falta de experiencia, pero después que el ministro Torres puso en claro las
cosas, por ningún respecto ha debido echarse marcha atrás, destituyendo a
Torres, en reformar la ley del año 20 en 1922 a gusto de las empresas
petroleras extranjeras y en mantener las exoneraciones para todas las impor-
taciones de las empresas, situación sostenida hasta ya bien entrado el régi-
men del general López Contreras, como lo testifican las memorias de Fo-
mento de Néstor Luis Pérez y de Manuel Egaña, y posteriormente de Juan
Pablo Pérez Alfonzo. Por tanto, sin haber alejado la inversión extranjera de
las empresas petroleras, Venezuela ha podido actuar con más prudencia y
firmeza en defensa de sus propios intereses a partir de aquella época. En los
estudios que hemos hecho, en mi libro Evaluación de la inversión del ingreso
fiscal petrolero en Venezuela, y lo consignado en uno de los capítulos de este
tramo, se puede leer sobre la menguada participación del país en los rendi-
mientos de la explotación petrolera en los años del general Gómez. Tan sólo
una cuota muy pequeña del valor comercial del producto exportado fue lo
pagado a Venezuela, la mayor parte quedó apropiada por los intereses ex-
tranjeros al hacer los embarques al exterior. Esta materia debe ser objetiva-
mente reconocida como una de las fallas más graves del gobierno del gene-
ral Gómez.
Con esto no estamos negando las cosas positivas logradas con el ingreso
petróleo, como el inicio del saneamiento del país, la ampliación del proceso
de urbanización, el mejoramiento del nivel de vida de la población, sobre
todo de las clases mejor situadas en la escala social, demostrando un ligero
aumento en el cambio de la tasa de crecimiento vegetativo de la población
venezolana, estancada desde fines del siglo pasado por obra de las guerras
civiles y del paludismo, factores que afectaron gran parte del desarrollo de
la población nacional. Estos moderados logros hay que reconocerlo de ma-
nera objetiva, pero también se debe analizar los hechos históricos con frial-
dad e imparcialidad.
En cuanto a la distribución socioeconómica de la población en 1936 año
en que muere Gómez, Maza Zavala, nos dice:

Las fuerzas dominantes de la economía y la sociedad eran: el capital extranjero, la


burguesía comercial y financiera, los grandes terratenientes y la que se ha convenido
en llamar “burguesía burocrática”, formada en los cuadros superiores del gobierno.
Estas fuerzas dominantes, de cuyo ejercicio se beneficiaba territorialmente alrede-
dor de un 30 por ciento de la población y extraterritorialmente grupos de población
de otros países, habían quedado intactas en el tránsito circunstancial del gomecis-

514
Cuentas Nacionales, 1915-1935

mo al régimen presidido por López Contreras. Las clases dominadas eran: el cam-
pesinado pobre, no propietario; los obreros de la producción material (agrícolas,
industriales, petroleras, de construcción); los trabajadores de servicios y los emplea-
dos públicos y privados de los niveles medio e inferior. Estos comprendían estima-
tivamente un 82 por ciento de la población. Existían otros grupos socioeconómicos
compuestos por pequeños propietarios rurales, artesanos, profesionales indepen-
dientes y otros no bien definidos, que formaban una categoría intermedia, no sujeta
a la explotación directa, pero tampoco identificada con el sector dominante y que
comprendía alrededor del 15 por ciento de la población.278

Sobre el ingreso per cápita a la muerte de Gómez y la distribución de la


población, Maza Zavala, afirma:

La Venezuela que emergió del gomecismo y de la etapa de establecimiento de la


industria petrolera tenía características eminentemente rurales y estaba en una fase
de pre urbanización. Su ingreso por habitante apenas alcanzaba Bs. 455 anuales,
(US $ 127 al tipo de cambio de entonces). La población total se cifraba en 5.364.000
personas, de las cuales eran para el trabajo 1.084.000, o sea un 32 por ciento.279

Sobre estos mismos particulares, dice Maza Zavala:

El sector interno de la economía no era homogéneo en su composición. Existía un


subsector precapitalista, formado por una agricultura de plantaciones para la explo-
tación (café, cacao, etcétera), una agricultura de minifundios (conucos) para el
mercado interno, un artesanado bastante extendido y relativamente numeroso que
suministraba parte considerable de los bienes manufacturados consumidos por la
población y un conjunto de servicios de consumo (servidumbre doméstica, servicios
personales directos, etcétera) que absorbía una proporción significativa de la pobla-
ción, activa. Por otra parte, estaba en proceso de formación un subsector capitalista
–que he denominado antes “neocapitalista”–, compuesto por una incipiente agri-
cultura de explotaciones relativamente moderna, mecanizada o semimecanizada,
una industria manufacturera que daba sus primeros pasos en la producción de
artículos de consumo, una industria de construcción de escala moderada y un
conjunto de servicios, algunos de los cuales estaban relacionados con la producción
material (transporte, almacenaje, comercio, financiamiento, etcétera) y otros no. El
sector interno estaba vinculado al mercado internacional mediante diferentes cana-

278 Maza Zavala, Domingo F., ob. cit., p. 169.


279 Ídem, p. 168.

515
Cuentas Nacionales de Venezuela

les; la agricultura de exportación, por su propia índole económica, colocaba la casi


totalidad de su producción en el mercado exterior; la agricultura incipientemente
capitalista producía para el mercado interno, pero obtenía la parte sustancial de sus
insumos materiales por la vía de la importación; la manufacturera, la construcción,
el comercio y otros servicios utilizaban bienes procedentes de importación en
proporción considerable. La economía territorial en su conjunto, incluida la extrac-
ción de petróleo, sostenía estrechos vínculos con el mercado capitalista extranjero
y funcionaba como una periferia del capitalismo.280

También analiza el mismo autor, la movilidad poblacional, debido a los


cambios drásticos en la estructura económica.

La población urbana se había estado formando merced a un proceso sostenido de


migración interna, desde el campo a las ciudades y demás agrupaciones. Se despla-
zaban los campesinos sin tierras y también los propietarios incrementándose así el
fenómeno del absentismo. Los campos petroleros y los suburbios formados a su
alrededor atraían numerosa gente. El aumento del gasto público aplicado a las
ciudades, a pesar de su lentitud, inducía al asentamiento en las mismas. La prolife-
ración de los servicios ofrecía una salida de empleo improductivo a esa nueva
población. Así, el sector terciario se expandía a costa del sector primario, sin que las
actividades secundarias crearan el soporte económico para aquella expansión. El
artesano también aumentaba en las ciudades, así como el pequeño comercio y el
ejercicio de las profesiones llamadas liberales. Algunas fábricas de mediana y peque-
ña dimensión se establecían en ciudades importantes, como Caracas, Maracaibo,
Valencia, Maracay, Barquisimeto, Puerto Cabello, proporcionando ocupación a un
contingente moderado de trabajadores. Las ciudades eran, sin embargo, todavía
pequeñas, provincianas, recogidas en sí mismas.281

Por otra parte, el sustituto de la agricultura y la ganadería, no fue la


industria, tan poco desarrollada. Tan sólo se fundó una que otra empresa,
pero no se llegó a estructurar un verdadero sector industrial con proyección
de desarrollo hacia el futuro. En cuanto a la misma actividad petrolera,
sustitutiva de la agricultura, estaba en manos extranjeras y funcionaba en
forma poco protectora de los intereses del país con deficiencias advertidas
por su propio ministro Gumersindo Torres, en las respectivas memoria de

280 Ídem, pp. 166-167.


281 Ídem, pp. 167-168.

516
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Fomento, monumento a la honorabilidad y a la eficiencia de ese alto fun-


cionario, genuino defensor de los intereses nacionales.
Tampoco intentó Venezuela en la época de Gómez el procesamiento del
petróleo, la refinación dentro de nuestras fronteras, pues las principales
refinerías, se instalaron en la isla de Curazao. Ello obedeció según se dijo, a
temores eventuales de la concentración humana de trabajadores petroleros,
en contra del gobierno. Sea ello cierto o no, lo verídico es que una de las
condiciones a plantearse a las petroleras ha debido ser la obligación de ins-
talar en Venezuela las refinerías, además de observar el desarrollo logrado
por la industria petroquímica en Estados Unidos y en otras partes en los
años cuando esta industria se estaba desenvolviendo como una derivación
de la actividad petrolera. Nada de eso se hizo, y naturalmente eso fue nega-
tivo para los intereses del país. Lo firme es el paso a manos extranjeras de la
principal industria nacional y la puesta en trance de desaparición a la agri-
cultura y la ganadería, siendo que el sustituto productivo era manejado por
factores extraños al interés nacional.
Un buen análisis de la economía dual de Venezuela, a la muerte de Gó-
mez nos lo ofrece Maza Zavala en las siguientes líneas:

El fenómeno fundamental de la economía que puede observarse, según el análisis


estático, en 1936, era el de la dicotomía estructural, consistente en la existencia
simultánea, de dos regímenes de producción en el país: i) el sector extractivo
exportador bajo el dominio absoluto del capital extranjero, con la aplicación de
avanzada tecnología, y en general de prácticas capitalistas de alto desarrollo; ii) el
sector interno, dentro del cual podía distinguirse un subsector típicamente precapi-
talista y uno que podría denominarse ‘neocapitalista’ siguiendo la terminología de
Ernesto Wageman. Venezuela era entonces una economía dependiente, en el senti-
do inferior del subdesarrollo, supeditada al capitalismo extranjero, principalmente
anglonorteamericano. A juzgar por la proporción del empleo y del ingreso nacional
relativo a la agricultura, esta economía descansaba sobre una base agraria; pero si se
atiende a la significación de la actividad petrolera en el producto bruto interno, en
el aporte de divisas, en la inversión territorial y otras variables importantes, la
economía se fundamentaba también en la explotación del petróleo. La decadencia
de la agricultura y la expansión de la actividad extractiva hacían pensar en la
existencia de una fase de transición que conduciría bajo las condiciones prevalecien-
tes al dominio entero de la economía por el negocio petrolero. La fuerza dominante
interna, adyacente a la petrolera, era la burguesía comercial y financiera cuyo
crecimiento era determinado por la evolución de la capacidad para importar en
función de la exportación petrolera en primer lugar. Aunque la agricultura estaba en

517
Cuentas Nacionales de Venezuela

decadencia y el valor de la propiedad rural había sido severamente golpeado por la


depresión económica, los grandes terratenientes, constituían todavía una fuerza
considerable.

Comparto las apreciaciones del doctor Maza Zavala respecto a los


terratenientes, estos estaban en franca decadencia al punto que pocos años
después, en 1945 nada hicieron contra la Ley de Reforma Agraria de Medi-
na Angarita y menos contra la de 1959.
Sobre los efectos socioeconómicos planteados por el impacto petrolero,
como producción sustitutiva de la agricultura en el país, nos referimos de-
talladamente en cada uno de sus causales y consecuencias en los capítulos,
de esta misma investigación, de los años 1915 en adelante.
Sobre la situación económica general es interesante la siguiente aprecia-
ción de Sullivan:

Durante la primera década de su mando, Gómez mantuvo un presupuesto que


aumentaba paulatina y modestamente, libre de las agudas oscilaciones que se
habían manifestado en la época de Castro. Sin embargo, después de 1921 hubo
un impresionante aumento en los gastos, debido a que los beneficios proceden-
tes del petróleo multiplicaron por seis los ingresos del gobierno en sólo diez
años. Una buena parte del dinero obtenido por las exportaciones fue empleado
en la adquisición de productos extranjeros. Una indicación sobre los intereses
de la naciente clase media urbana la proporcionan las estadísticas de 1936,
donde las ventas de automóviles ocupan el segundo lugar en el volumen total de
ventas comerciales. Esta predilección de la nueva élite hacia los productos
importados tuvo un efecto negativo sobre el desarrollo de la industria manufac-
turera en Venezuela.282

En pleno auge de esta plétora en los años 1918-1919, referimos en capí-


tulos anteriores de esta misma investigación los efectos sociales de la explo-
tación petrolera en Venezuela.
Sullivan sintetiza en los siguientes términos, la actividad entre 1912 y
1936, fecha inicial y culminante del gobierno de Gómez en el área petrolera:

113.177 pozos de explotación y 211 de exploración fueron perforados en Venezuela


entre 1912 y 1936, con una extracción total de 168.525.387 miles de toneladas

282 Sullivan, William. “Situación económica y política en el período de Juan Vicente Gómez,
1908-1935”. En Política y economía en Venezuela, 1810-1976. Edición de la Fundación John
Boulton. Caracas, 1976, p. 216.

518
Cuentas Nacionales, 1915-1935

métricas de petróleo. Hasta el año fiscal 1935-36 se exportó petróleo por un valor
total de Bs. 5.697.830.642. El dinero procedente de una producción y unas ventas
en constante expansión permitió que el general Gómez y sus amigos se enriquecie-
ran extremadamente, hizo posible que algunas empresas extranjeras obtuviesen un
margen de beneficios de por lo menos el 1.000 por ciento, proporcionó empleo a
miles de venezolanos y propició la formación de una incipiente clase media. Además
los crecientes ingresos fiscales le permitieron a la República liquidar su Deuda
Interna y Exterior, y financiar un amplio programa de obras públicas. Sin embargo,
el venezolano promedio no se benefició mucho con este flujo de capital petrolero.
Las corporaciones internacionales además de degradar el medio ambiente y de
provocar un aumento en alquileres y alimentos, hicieron todo lo posible para
asegurar la permanencia del dictador en el poder.283

Efectivamente, ello revela que esa orientación a comprar artículos del


exterior, a sobrecargarse de vehículos y a variar hacia la ostentación y el
gasto superfluo, fue funesto, desde el punto de vista del uso que se dio al
creciente ingreso petrolero. En ello tuvo no poca responsabilidad el gobier-
no que ha debido reorientar y estimular la dirección de los recursos hacia
fines productivos. No hubo tal estímulo. El gobierno estuvo de brazos cru-
zados en ese aspecto y la prosperidad que experimentó el país, no fue otra
cosa que un bienestar artificialmente sostenido, como lo ha demostrado
recientemente la baja de ingresos petroleros en el mundo, y sus efectos
internos en Venezuela.

Relaciones comerciales de Venezuela

Respecto a las cifras sobre el comercio exterior, en bolívares la exporta-


ción sin petróleo siguió bajando, en el año 34. Llegó a 63,4 millones de
bolívares, y en el año 1935, último del general Gómez, llegó a 62,3 millo-
nes de bolívares. En cuanto al petróleo, asfalto y, derivados en el año 34,
llegó a 608,4 millones de bolívares, de modo pues que había una recupera-
ción con respecto al año anterior que había llegado a 553,2 millones.
En el año de 1935, la recuperación se acentúa porque llega a 649,3
millones de bolívares, la explotación de petróleo y asfalto. En el año 34 la
exportación total alcanza a 671,9 millones de bolívares, y en el año 35 a
711,7 millones de bolívares.

283 Sullivan, William, ob. cit., p. 260.

519
Cuentas Nacionales de Venezuela

El comercio exterior total o sea, exportación e importación en 1934,


alcanza a 831,6 millones de bolívares y en el año 35, a 936,9 millones de
bolívares. Como se ve pues el petróleo, es el neutralizante de la crisis aun-
que ésta sigue manifestándose en la exportación tradicional no petrolera.
En el año de 1934, la exportación en kilogramos llega a 19.781,6 millo-
nes de kilogramos, en el 35 llega a 21.594,7 millones de kilogramos: el
valor de esa exportación total es de 671,9 millones de bolívares, en el 34, y
de 711,7 millones de bolívares, en el 35, como dijimos antes, y en cuanto
a la importación en el 34, es de 251,3 millones de kilos, y en el 35, es de
268,5 millones de kilos, por un valor de la importación en el 34, de 159,6
millones de bolívares, y en el 35 de 225,1 millones de bolívares. Como se
aprecia las cifras en general revelan una franca recuperación en términos
generales y globales de las estadísticas del comercio exterior, pero todavía
sigue fuertemente deprimida la economía no petrolera. Es el petróleo el
neutralizante de la depresión interna, no de la actividad no petrolera y es el
petróleo el que genera recursos importantes para el Tesoro Público, como lo
veremos en la sección relativa a la vida fiscal.
Por el momento veamos el comportamiento de los principales productos
de la exportación tradicional, en 1934, el volumen total, de cantidad ex-
portada de café sube a 45,6 millones de kilos, pero lo que es más grave, el
valor baja a 32,7 millones de bolívares, habiendo tenido en cuenta que en
el año 33, el volumen exportado fue de 34,1 millones de kilos, y la remune-
ración o retorno fue de 33,5 millones de bolívares. En el índice subimos de
53,0 a 70,8 pero en 1935 sigue subiendo la exportación en volumen y se
sitúa en 53,6 millones de kilos y sigue bajando el valor del retorno en
bolívares, y se sitúa en 30,8 millones de bolívares.
Como se puede apreciar el precio del quintal de café sigue bajando, y por
tanto las exportaciones reciben un valor de retorno inferior o sea que en el
caso del café los términos de intercambios se tornan en contra de Venezuela.
En cuanto al cacao, en 1934, baja el volumen a 14,0 millones de kilos de
exportación, y baja también el valor de retorno a 6,3 millones de bolívares,
para situarse en 72,5 el índice, y con relación al 98,3, el año anterior. En el
año 35, sube ligeramente el volumen a 15,0 millones de kilos exportados,
para situarse el valor en 6,7 millones de bolívares, y situarse el índice en 84,0.
En cuanto al ganado, la exportación, en el año 34, es de 5,0 millones de
kilos por 1,1 millones de bolívares, y el índice se sitúa en 54,3 habiendo
sido de 59,4 en años anteriores. El año 35, la exportación es de 6,1 millo-
nes de kilos por un valor de 1,4 millones de bolívares y el índice de 2,8 a
18,7.

520
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Por lo que se refiere a las maderas, éstas en el 34 se exportan 5,3 millones


de kilos por un valor de 322,2 bolívares y el índice se sitúa en 40,1; en el
35, la exportación es de 5,1 millones de kilos por un valor de 275.814
bolívares, y el índice baja en 4,4.
El papelón o la panela en el 34, la cantidad de kilos exportados es de
574.806 kilogramos por 114.534 el valor, y el índice se sitúa en 36,6, en el
35 baja abruptamente a 68.413 kilos de exportación por un valor de 22.478
bolívares, y el índice baja en 4,4.
Respecto a la sarrapia en el 1934, se sitúa en 424.181 kilos por 2.113.934
bolívares, y el índice se sitúa en 82,5. El año 35, tal baja es abrupta a
30.615 kilos por un valor de 181.297, y el índice se sitúa en 5,9.
En cuanto al balatá en 1934, la exportación es de 34.104 kilos, por un
valor de 63.466 bolívares, y el índice se sitúa en 1,6 habiendo sido de 2,4
en el año anterior. En el 35 la exportación es de 331.345 kilos por un valor
de 46.273 bolívares. El índice baja a 1,4.
Respecto a los cueros, el año 34, se sitúan en 1,5 millones de kilogramos,
por un valor de 1,1 millones de bolívares y el índice se sitúa en 110.06, y en
el año 35, en 351.8 millones de kilos por 1,3 millones de bolívares, por 46,9,
el índice.
Como se puede apreciar, toda la explotación tradicional sigue deprimida
y golpeada por la crisis. Lo que se recupera es el petróleo que nunca bajó
catastróficamente, se mantuvo dentro de unos niveles muy satisfactorios
para el estado venezolano y sobre todo para el fisco. En cambio, los produc-
tos agrícolas, salvo que uno u otro caso en particular, en líneas generales,
baja en volumen y mucho más en el contravalor en bolívares, ello se operó
principalmente, en los artículos líderes, como lo revelan los datos concer-
nientes al café.
En cuanto al oro lo hemos dejado para tratarlo aparte de los agrícolas, en
el año 34, se situó en 4.571 millones de kilos por 12.493.624 bolívares, y
el índice se situó en 621,3 habiendo sido 543 el año anterior. En el año 35,
sube la exportación a 5.056 kilos por un valor de 14.261.465 bolívares, y
el índice se sitúa en 691,6 con respecto a 100 del año 13. Como se ve el
comportamiento de los productos mineros y petroleros es distinto al com-
portamiento de la exportación de los productos agrícolas.

521
Cuentas Nacionales de Venezuela

La gestión del doctor Pedro Tinoco ante las consecuencias socioeconómicas


de la crisis del 29

Dos medidas importantes toma el gobierno en 1934, en materia econó-


mica. La agricultura tradicional, especialmente de los productores de café y
cacao, y no se excluían de eso los otros productores, había llegado a una
situación caótica. No tenían con qué limpiar sus fincas, ni mucho menos
cómo recoger sus respectivas cosechas.
Juan Vicente Gómez, había recibido una agricultura con problemas. Pero
marchaba, era el soporte del país; al finalizar su gobierno, dejó esa agricul-
tura en medio de un proceso de deterioro tremendo y en trance de desapa-
rición por efecto de fuerzas unas estructurales y otras coyunturales, las cua-
les no enfrentó Gómez con las medidas neutralizantes a tiempo, para supe-
rar las dificultades, tampoco afrontó el reto planteado por la dinámica de
las fuerzas económicas y sociales en marcha. Tan sólo a última hora se toma-
ron algunos paliativos como la creación del Banco Agrícola y Pecuario, el
cual no funcionó como debía, y el otorgamiento de subsidios en 1934,
apenas un paño caliente ante un proceso de tremendo descenso y deterioro.
Uslar Pietri sobre los subsidios, plantea lo siguiente:

En los años finales del gobierno del general Gómez se tomaron dos medidas que
fueron el anuncio de que empezaba un cambio. Una fue los subsidios al café y al
cacao decretados por el Estado. Venezuela había vivido del café y del cacao toda su
vida, y esa era la primera vez que el café y el cacao no sostenían a Venezuela, sino que
el gobierno de Venezuela sostenía, al café y al cacao.

Ante ello, el gobierno del general Gómez, por decreto del 24 de julio de
1934, ordena repartir entre los caficultores y los productores de cacao, la
suma de 10 millones de bolívares, que fue un subsidio para permitirles
seguir operando. Esta medida efectivamente representó un auxilio muy
importante, por que sin ella las fincas de café y cacao concretamente no
habrían podido llevar al mercado los productos de la cosecha de ese año.
Otra medida importante fue la recomendada por el ministro doctor Pe-
dro Rafael Tinoco con las empresas productoras y exportadoras de hidrocar-
buros. Por virtud de un acuerdo con dichas empresas, se logró estabilizar el
tipo de cambio del bolívar dentro de un nivel que subsanara las fluctuacio-
nes del dólar, inestabilidad que había afectado seriamente a los productores
venezolanos en lo relativo al contravalor por sus respectivas exportaciones.
El acuerdo logrado por el doctor Tinoco, con las empresas, permitió aislar

522
Cuentas Nacionales, 1915-1935

el bolívar de saltos bruscos, no sólo en aquel año, sino que fue la base de su
estabilidad hasta fines de 1960, en que ocurrió la crisis cambiaria de no-
viembre de ese año que dio lugar al establecimiento de un sistema modera-
do y suave de control de cambio, y en definitiva en 1964 a la consagración
de una devaluación del bolívar, en un 30 por ciento, aproximadamente. En
todo caso, la gestión del doctor Tinoco con las empresas petroleras y la
estabilización del bolívar fue algo muy positivo para aquella situación en
que el mercado cambiario fluctuaba constantemente y había evolucionado
en forma contraria a las operaciones económicas normales, no sólo de la
economía tradicional, sino a toda la economía de Venezuela en aquellos
momentos.
Sobre la fijación del tipo de cambio, la alternativa cuando viene el conve-
nio Tinoco, en 3,09 que es el punto oro conforme la relación del patrón oro
monetario, estaba en vigor hasta 1931, o llevar una devaluación hasta más
de 4 bolívares para ajustes con la devaluación norteamericana y proteger así
al café y cacao. El Convenio Tinoco fija un cambio de 3,90. A las petroleras
no les convenía a 3,09, porque eleva sus costos en el país en la medida que
se veían obligadas a traer más dólares a Venezuela. Con un tipo de cambio
bajo, sus obligaciones de costo se recargaban. Pero Adriani decía que esto se
compensaba con el beneficio que recibían los caficultores y los agricultores.
La cotización del dólar en 3.90 redujo los costos de las compañías, en 23
por ciento. Pero por otra parte hubo un alivio para los caficultores.
“Sobre el Convenio Tinoco”, dice Uslar Pietri:

El establecimiento de un sistema de cambios diferenciales que fue lo que se llamó


“Convenio Tinoco”, porque, ante la plétora de dólares que la actividad petrolera
lanzaba sobre el país y la incapacidad de la economía venezolana de absorberlos se
corría el riesgo de que el bolívar se fuera valorizando cada vez más frente al dólar
hasta llegar a unos niveles que harían totalmente imposible las exportaciones tradi-
cionales. Se hizo ese primer convenio por el cual no ingresaba al mercado de divisas
del país sino la parte que la actividad normal podía absorber y el resto se esterilizaba
en el Tesoro Nacional en forma de oro.284

En aquella época se acentúa la oposición de intereses entre lo que las


petroleras gastaban en bolívares dentro del país para pagar los salarios de su
personal y las compras que hacían dentro de Venezuela y el contravalor en
bolívares que los productores agrícolas recibían por sus embarques al exterior.

284 Uslar Pietri, ob. cit., p. 41.

523
Cuentas Nacionales de Venezuela

Entre ambos factores, Adriani se inclina por los agricultores y aboga por
la devaluación del bolívar.
Otra gestión del doctor Pedro Rafael Tinoco en materia económica fue
en lo relativo al salvamento del Banco Mercantil y Agrícola. Esta institu-
ción había extendido créditos hipotecarios durante la época próspera a
productores agrícolas, principalmente de cacao y también de café, y con
motivo de la crisis, éstos se encontraban imposibilitados de pagarle al
Instituto.
No existía ninguna institución que dentro de sus funciones y atribucio-
nes normales pudieren auxiliar un instituto bancario que entrara en dificul-
tades. El doctor Tinoco, convenció al general Gómez, de la conveniencia de
evitar el derrumbe de esa organización, y efectivamente ello se llevó a cabo,
con el auxilio prestado por el gobierno. Ello evitó el agravamiento de la
crisis que estaba viviendo el país, por cuanto esta había afectado seriamente
el aparato financiero. Otras instituciones que sufrieron con motivo de esta
crisis eran las casas comerciales, que extendían créditos durante el año, a los
agricultores y luego adquirían y exportaban sus cosechas al exterior.
Algunas de esas instituciones estuvieron en situación de colapso. Con
motivo de esas dificultades experimentadas por las casas comerciales, algu-
nos de los clientes de esas organizaciones se vieron igualmente afectados.
Hay que recordar que en esa época, no existía un sistema fluido de crédito
agrícola, para financiar las cosechas, esta función la cumplían algunas casas
comerciales importantes. Ello venía ocurriendo desde el siglo pasado, y era
la razón por la cual muchas de las propiedades privadas, dedicadas a activi-
dades agrícolas y pecuarias, habían pasado, en momentos de crisis o de
dificultades, al patrimonio de esas casas comerciales, las cuales posterior-
mente las vendían.
Esas casas operaban verdaderamente como bancos, por cuanto recibían
depósitos y extendían créditos, a los productores agrícolas y pecuarios, con
la condición generalmente de que éstos les vendieran las cosechas y luego
ellos mismos las exportaban al exterior. Esa función se trató, teóricamente,
que fuera cumplida, a partir de 1928 por el Banco Agrícola y Pecuario,
creado por el gobierno del general Gómez en aquella oportunidad. Ese
instituto, agotó sus recursos en créditos hipotecarios dados en las condicio-
nes que ya hemos señalado. Una investigación que debe cumplirse es la
concerniente a la historia de esas casas comerciales en su función bancaria,
los volúmenes de recursos manejados, los auxilios crediticios dados, los vo-
lúmenes de cosechas que exportaron al exterior, los depósitos recibidos de
su clientela. Esa sería una interesante investigación, y respecto a la cual, al

524
Cuentas Nacionales, 1915-1935

parecer, existen documentos suficientes y libros de contabilidad, en algu-


nas de las viejas casas que operaban en ese campo.
En cuanto al desenvolvimiento de la crisis, la situación sigue agravándo-
se. Rangel señala que en el Táchira no soportan la crisis, y que por tanto eso
empuja al gobierno a otorgar un subsidio. En 1934, dice Rangel,

...el Táchira está quebrado. El cónsul colombiano otorgó doce mil permisos para
emigrar a Colombia. Y en San Cristóbal hay más de trescientas casas desocupadas”.
Rangel dice que “el café falleció entre 1929 y 1935, y Adriani hizo de médico de
cabecera.285

Sobre la crisis de 1929 y sus efectos sobre la economía agrícola venezola-


na, es interesante apuntar lo que dice el doctor Rangel:

El café recibía más que cualquier otro producto el impacto de la caída de los
precios. La carga de doscientas libras que se cotizó a 320 bolívares en 1928-80
pesos de ocho reales, llegó a valer apenas, 32 bolívares en 1933. Con la excepción
del trigo y del cacao, muy azotados también, no hubo un artículo que fuese tan
lesionado como el café. Noventa por ciento de disminución es algo catastrófico para
una mercancía. Entre tanto, ninguno de los productores industriales que se impor-
tan acusó tan marcado descenso. La resultante fue un saldo de pobreza en las zonas
cafeteras del mundo como jamás lo había registrado la historia. Una hora de trabajo
en las plantaciones de café llegó a reducirse virtualmente a cero medida en poder
adquisitivo, pues las mercancías industriales, al descender más lentamente, evapo-
raban el valor del esfuerzo agrícola. En esas condiciones se desenvuelve para los
productores del grano la crisis de 1929.286

El proceso descrito revela que la crisis movió los términos de intercambio


en contra de los países productores de café y otros frutos agrícolas y mate-
rias primas.
Sobre la actitud del gobierno de Gómez frente a la crisis del 29, cabe
citar lo que afirma al respecto el doctor Domingo Alberto Rangel:

La crisis descubrió, al trasluz de los hechos, el profundo divorcio existente entre una
Venezuela minera más o menos apta para enfrentarse a las dificultades del mercado

285 Rangel, Domingo Alberto. Gómez el amo del poder. Vadell Hermanos. Caracas, 1975, pp. 350-
358.
286 Rangel, Domingo Alberto. Los andinos en el poder, pp. 259-270.

525
Cuentas Nacionales de Venezuela

mundial, y una Venezuela agrícola a cuyo desamparo contribuirían la inepcia y la


voracidad del gomecismo. Esa contradicción aplastaría al Táchira sin que el dedo
del Benemérito se moviera para aliviar siquiera el calvario de una región en nombre
de la cual gobernaban y despotizaban sus hombres al país. Como toda crisis econó-
mica, la de 1929 castigó con mayor intensidad a los productores agrícolas.287

Sobre el mismo tema de la crisis en Venezuela, cita Rangel datos de


Adriani y dice que:

..el 2 por ciento del valor del café había caído y el 19 por ciento del cacao. La carne
salada ha caído de 19 a 12 bolívares, el maíz de 33 a 16, la caraota de 36 a 6, el
papelón de 40 bolívares el ciento se desplomó hasta 15 bolívares solamente.

Rangel realiza diálogo de Gómez consigo mismo, donde él dice que lo


que está ocurriendo a raíz de la crisis del 29, era lo mismo que había ocurri-
do en el 96, en que el café bajó de 100 a 48 bolívares la carga y que después
volvió a subir, y por tanto la gente que en aquella época esperó no se arrui-
nó. Por tanto había que esperar.
A Juan Vicente Gómez, ya retirado del ejercicio cotidiano del poder, la
crisis lo sumerge en un pantano de reflexiones retrospectivas. Frente a la
baja de los precios recuerda que en otras ocasiones ha ocurrido lo mismo.
Son martingalas de los musiúes que hacen descender los precios para apro-
vecharse mejor del trabajo ajeno. Allá por el 96, y la memoria de Gómez
soporta el asalto de la necesidad, sucedió algo muy semejante. La carga de
café cayó de 100 a 48 bolívares. Dicen que Breuer en Cúcuta hizo fortunas
comprando casi regalado el café que le ofrecían. Ahora, la situación es la
misma. El café estará bajo por un tiempo. Pero volverá a subir y entonces
los que hoy se quejan reirán de alegría. Anjá, concluye Gómez presidente
ese diálogo con Gómez hacendado, hay que esperar. Como lo hicimos hace
treinta años como lo hemos hecho siempre. Mientras manden los musiúes
en el mundo estaremos en este sube y baja de los precios del café y el cacao.
Pero general, las cosas tienen ahora otro aspecto ¿A ver amigo, donde está la
diferencia? En la magnitud de la baja general. Nunca los precios habían
caído de sesenta a diez pesos la carga de café. Y en la duración de la crisis.
Fíjese que las bajas comenzaron en 1929, siguen produciéndose cuando ya
1933 está para dejar este valle de lágrimas.288

287 Ídem, p. 257.


288 Ídem, p. 350.

526
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Sobre esa importante coyuntura, Maza Zavala, es igualmente claro en el


análisis:

La crisis económica se dejó sentir con cierta intensidad en los medios petroleros, a
través de la disminución del empleo y de las compras locales de bienes y servicios
por parte de las compañías extranjeras. En los medios rurales dependientes de la
exportación de café y cacao también golpeó duramente la crisis, particularmente
acentuada en ese sector de la actividad. En los medios urbanos dependientes del
gasto público el malestar fue sensible, sobre todo en la construcción y la menos que
incipiente industria manufacturera de la época. El malestar por la depresión económi-
ca no llegó a significar un fermento de descontento suficiente para poner en peligro la
estabilidad del régimen gobernante. La ausencia de información verídica sobre el
proceso económico –la libertad de prensa estaba completamente suprimida y lo
mismo la libertad de difusión por cualquier otro medio– y el temor casi orgánico
que inspiraba el régimen, impedía la formación de conciencia sobre los sucesos.289

Inversiones extranjeras

Sobre las inversiones extranjeras, encontramos los siguientes datos consi-


derados como fuentes confiables fidedignas durante el período de Juan Vi-
cente Gómez.
Dice Fuenmayor, que para el término de la dictadura de Gómez, las
inversiones norteamericanas excedían en mucho los 255.000.000 de bolí-
vares y los ingresos los 100 millones. Dice que tomados en cuenta los ale-
manes, franceses y de otras nacionalidades, el total de las inversiones ex-
tranjeras pasaban de los 400 millones.
Juan Pablo Pérez Alfonzo, en su obra Petróleo y dependencia, publicada en
1971, hace unos cálculos interesantes sobre el ingreso nacional de 1920 y
los compara con 1935. Estima que el ingreso nacional es de 899 millones
de bolívares en el año 20 y dice lo siguiente: “suponiendo un coeficiente de
28 más reducido que el de 1936, se podría redondear el capital existente
para 1920, antes del petróleo, en unos 3.000 millones de bolívares. Se
entendía así, una acumulación de unos 1.000 millones de bolívares, en los
14 años que siguieron hasta 1935”.290

289 Maza Zavala, Domingo F. ob. cit. Pp. 162-163.


290 Pérez Alfonzo, Juan Pablo. Petróleo y dependencia. Síntesis 2.000, pág. 233, Caracas, 1971.
Citado por Fuenmayor, Juan Bautista, ob. cit., tomo II, pp. 240-241.

527
Cuentas Nacionales de Venezuela

Conforme a los cálculos de Pérez Alfonzo para 1936, el capital llegaría a


unos 5.000 millones de bolívares, de ello 1.000 millones, correspondían al
petróleo y el saldo o sea 4.000 al resto de la economía, es decir, de acuerdo
con ello en 14 años de explotación petrolera, apenas pudo incrementarse el
capital del país en 1.000 en bolívares.
Respecto a la participación fiscal ha sido en el lapso de 475 millones, lo
cual quiere decir que al efecto multiplicador producido por este ingreso fue
solamente de 2,11, cantidad que califica Fuenmayor de “irrisoria”, si se
compara con las grandes ganancias de los consorcios internacionales. Tales
eran las consecuencias del sometimiento al capital extranjero realizado por
la dictadura gomecista.291
Si comparamos este rendimiento que produjo el petróleo para el Estado
venezolano con el que se desprende de la transcripción que hemos hecho de
Sullivan, se podrá ver el contraste entre el 100 por ciento de la utilidad
obtenida por las empresas petroleras, con el 2,11 coeficiente del que tan
sólo produce para el Estado la actividad petrolera en la época del general
Gómez. Esto echa por tierra completamente el argumento de Mc Beth de
que la industria petrolera organizada por Gómez, lo fue con un criterio
favorable a los intereses del país.

Documentos más importantes de los años 1934 y 1935

1. Exposición de motivos que dirige el ministro de Hacienda al Congreso Nacional en 1934

“El estudio de las labores de este departamento, no pondrá de manifiesto


seguramente aquellos resultados que pudieran esperarse de la hacienda pú-
blica en épocas de prosperidad económica general, porque todavía está asen-
tada en todo el mundo la crisis económica que desde hace ya algunos años
tiende a desquiciar los más sólidos y bien fundamentados organismos fi-
nancieros”.
“Durante el año de 1933 han producido las rentas nacionales la canti-
dad de 19.642.512,36, de los respectos siguientes:

Renta aduanera y consular Bs. 69.527.638,24


Renta interna Bs. 100.114.874,32
Total Bs. 169.642.512,56

291 Fuenmayor, Juan Bautista, ob. cit., p. 241.

528
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Comparando este producto con el de años anteriores se hallará una con-


siderable disminución en el rendimiento de las rentas nacionales pero com-
parando con el año 1932 la disminución sólo es de Bs. 5.723.865,71, por
esta comparación que aun persistiendo la disminución de ingresos estíticos
no llega a proporciones alarmantes y puede considerarse que ya las rentas
han llegado a un límite inferior de producción normal y constante (...)”.

2. Exposición de motivo que dirige el ministro de Hacienda al Congreso Nacional en


1935. Ministro Efraín González

La producción de las rentas nacionales alcanzó a la suma de


178.666.240,48 bolívares, así:

Renta aduanera Bs. 69.699.661,94


Renta consular 2.933.666,01 Bs. 72.633.327,95
Renta interna Bs.106.032.912,53
Total de ingresos Bs.178.666.240,48

El ingreso en el año civil de 1933, fue de Bs.169.642.512,56


y el aumento durante el año de 1934, es de Bs. 9.023.727,92

Este aumento en el producto de las rentas demuestra que la situación


fiscal tiende lenta, pero seguramente a la normalidad y que ha sido conju-
rada la disminución progresiva que la crisis produjo en los ingresos del
tesoro. En efecto, la producción de la Renta aduanera y consular casi alcan-
zó la cifra del año civil de 1932; la Renta interna superó la producción del
año de 1932; en el total de ingreso se nota un aumento de Bs. 9.023.727,92,
con respecto al año de 1933 y de 3.299.862,21 bolívares sobre el producto
del año de 1932.
Al mismo tiempo que se observa este aumento de las rentas en el año, se
nota un satisfactorio incremento en el movimiento de nuestro comercio
exterior que hace nacer las esperanzas de que pueda llegar a alcanzar nueva-
mente las cifras de las épocas anteriores a la crisis. El volumen de importa-
ciones y de exportaciones durante el año, fue:

Importación Bs. 159.685.860,20


Exportación Bs. 671.942.838,89
Total Bs. 831.628.699 09

529
Cuentas Nacionales de Venezuela

Incluido en las exportaciones está el valor del petróleo y sus derivados,


explotados en el país para el exterior durante el año, que alcanzó a
608.431.508,85 bolívares, cifra que excede la de los años 1932 y 1933.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que del valor de la exportación de
petróleo, tan sólo regresaba al país una pequeña fracción, pues la mayor
parte quedaba en las arcas de las compañías explotadoras extranjeras.

Vida fiscal

En lo relativo al presupuesto del año económico 1933-1934, vemos que


el ingreso presupuestado fue de 150.000.000 de bolívares y el ingreso re-
caudado de 171.829.189 bolívares, hubo pues un superávit algo superior a
lo planeado.
En cuanto a egresos, el gasto autorizado fue de 141.596.12 bolívares
para un superávit de 8.403.880 bolívares.
El gasto real alcanzó 153.924.973 bolívares, éste arrojó un superávit en
las cuentas del presupuesto consuntivo de 17.904.166 bolívares, es decir,
que hubo un exceso de ingreso sobre gasto en aquella época. Resulta curio-
so que en este año tan difícil y de crisis se hubiera generado un superávit, lo
esperado era, desde el punto de vista de la política fiscal, haber utilizado ese
excedente para aliviar los efectos de la crisis, lo cual no se hizo.
En cuanto al año civil 1934-1935, la situación se presenta en los si-
guientes términos: los ingresos planeados fueron de 148.650.000 bolívares
lo recaudado es de 202.980.448 bolívares, vemos pues una cifra que está
por encima de lo recaudado con respecto a lo presupuestado.
En cuanto a los egresos autorizados fueron de 141.666.819 bolívares, y
lo que se gastó efectivamente fue de 178.917.55 bolívares, hubo por lo
tanto un excedente de gasto efectivo con respecto a lo planeado, es decir,
entre lo efectivamente recaudado y efectivamente pagado. Esta es la situa-
ción general del presupuesto. Ahora pasando a la composición de los ingre-
sos y egresos para observar la marcha del Estado en aquella oportunidad,
vemos que la composición de los ingresos-egresos en el año 1934 es la si-
guiente: los egresos públicos totales se situaron en 153.900.000 bolívares,
los gastos de capital se situaron en 16.100.000, los gastos públicos corrien-
tes fueron de 137.800.000 para totalizar un 89,5 por ciento de los gastos
públicos totales.
Se observa que la conducta del Estado es utilizar gran parte del ingreso
presupuestario en gastos corrientes y una pequeña parte en gastos de inversión.

530
Cuentas Nacionales, 1915-1935

En cuanto al año 1935, la situación se presenta de esta forma: gastos


públicos totales: 178.900.000 bolívares, gastos capitales sobre gastos pú-
blicos totales: 10,7, gastos públicos corrientes: 159.800.000 bolívares por-
centajes de gastos corrientes sobre gastos públicos totales 89,3 por ciento.
Sigue la conducta del Estado inclinándose a gastar la mayor parte de los
ingresos en gastos corrientes y una menor parte en gastos de inversión.
Veamos cómo contribuyó el ingreso petrolero al gasto de capital. En el
año 1934, los gastos públicos de capital fueron de: 16,1 millones de bolí-
vares, y los ingresos fiscales petroleros alcanzaron a 52,05 millones de bolí-
vares, el porcentaje del ingreso petrolero sobre gastos de capital es de 323,2
por ciento, triplicado.
Se observa, como hemos dicho, que la mayor parte de los ingresos públi-
cos fueron drenados en gastos corrientes, en este caso fueron financiados en
buena parte por el ingreso petrolero, es decir, que ya se venía liquidando el
ingreso petrolero para fines de gastos corrientes. Este procedimiento em-
pieza en esta época. En el año de 1935, el gasto de capital alcanza 19.100.000
bolívares, el ingreso petrolero 59,30, el porcentaje del ingreso petrolero
sobre gastos capitales es de 310,4 por ciento, es decir, se vuelve a triplicar el
ingreso petrolero con respecto a los gastos de capital, se sigue utilizando
buena parte del ingreso petrolero en gastos corrientes, lo que no va a ingre-
sar a las reservas del Tesoro.
El volumen de la producción petrolera fue de 136.900.000 barriles, el
valor de la producción petrolera fue de 380.020.000 bolívares; y el porcen-
taje de lo percibido por el fisco en el valor de la producción petrolera de
13,7 por ciento.
En el año 1935, el ingreso fiscal venezolano sube a 203.000.000 de
bolívares, el ingreso fiscal petrolero a 59.300.000 bolívares, el porcentaje
del ingreso fiscal petrolero en el ingreso total es de 29,2, el volumen de la
producción petrolera es de 148.510.000 barriles, el valor de la producción
petrolera es de 428.070.000 de bolívares y el porcentaje de los ingresos al
fisco por parte del valor de la producción petrolera es de 13,8 por ciento.
Ahora en cuanto a la participación el ingreso aduanero, consular y renta
interna es la formación del volumen total de los ingresos venezolanos en
1934, vemos lo siguiente en la sumatoria de ingreso aduanero, consular y
renta interna que es de 178.666.240 bolívares, suben en el año 1935 a
186.376.168 bolívares.
La renta interna se situó en 16.032.912 bolívares en 1934, sube a
109.561.682 bolívares en 1935, la renta aduanera y consular se situó en
72.633.327 bolívares en 1934 y sube a 76.874.485 bolívares en 1935.

531
Cuentas Nacionales de Venezuela

Ese es el comportamiento general por parte de los ingresos totales y por


otra parte la contribución de la renta nacional que hemos citado.

1. Mensaje del Presidente de la República al Congreso Nacional


El Universal, 29 de abril de 1934; pp. 1-5.

“La situación general a pesar de las influencias indirectas en las transac-


ciones comerciales, a las que no ha sido dable sustraernos como miembro
de la gran familia de las naciones, de este año bajo mejores auspicios, se
inicia con una reacción favorable a los productos que constituyen la base de
nuestra economía”.
“Las relaciones entre el poder federal y los gobiernos de los Estados de la
Unión se han mantenido en un ambiente de amplia cordialidad. Así mis-
mo, las relaciones entre el gobierno nacional y la iglesia han continuado
cultivándose dentro de las serenas normas de mutua comprensión”.
“Han venido cumpliéndose estrictamente las disposiciones de la reciente
Ley de Extranjeros y de su Decreto-Reglamento, encaminados a seleccionar
la inmigración”.
“No obstante la crisis mundial que afecta de modo principal a la indus-
tria del petróleo, es oportuno poner de relieve la favorable circunstancia de
que nuestra renta de minas, cuya entrada principal proviene de los impues-
tos sobre exploración y explotación de aquel mineral, se ha mantenido equi-
librada en relación con los tres años anteriores. En efecto, la explotación de
petróleo en 1933 alcanzó a alrededor de 208.000 toneladas sobre la explo-
tación de 1932. La exportación del mismo mineral alcanzó a 16.586.650
toneladas, lo que acusa un aumento de poco más o menos 415.000 tonela-
das, sobre la exportación del año anterior”.

2. Séptima Edición de la Deuda Interna Consolidada

“De conformidad con lo dispuesto en los artículos 22 y 29 de la Ley de


Crédito Público de 23 de junio de 1928, el señor presidente de la Repúbli-
ca ha dictado con fecha de ayer un decreto con el siguiente articulado:
‘Artículo 1º) Procédase a la ejecución de la Séptima Edición de la Deuda
Nacional Interna Consolidada de 3 por ciento anual, destinado a la renova-
ción de los títulos de la Sexta Edición de la misma deuda, que se efectuará
desde el 1º de octubre de 1935.
Serán 5.414 billetes que representarán un total en bolívares 81.000 en
10 series’”.

532
Cuentas Nacionales, 1915-1935

3. Presupuesto General de Rentas y Gastos Públicos

El Número Extraordinario de la Gaceta Oficial de los Estados Unidos de


Venezuela, especifica por renglón y cantidad en bolívares el presupuesto de
rentas que regirá en el año económico de 1º de julio de 1935 a 30 de junio
de 1936.
Como se puede apreciar de los documentos transcritos, queda en claro
que había un divorcio entre la realidad social y económica del país, entre el
sufrido productor y campesino agropecuario, que integraban la inmensa
mayoría de la población de aquellos años, y el lenguaje oficial, el cual pintó
el cuadro con tintes color rosas. La misma crisis que no puede ignorar, la
trata de amortiguar con los resultados de la actividad petrolera, sin darse
cuenta que ese efecto estadístico no le mata el hambre al campesino ni le
resuelve el problema al productor de café, cacao, ganados y otros frutos,
arruinado por la coyuntura.
La falta de sensibilidad social del gobierno lo hace incurrir en tan tre-
mendos errores que vistos en la perspectiva histórica no pueden menos que
recibir la condena del análisis más objetivo e imparcial.
Consideramos que es comprensible que todo gobierno trate de presentar
la adversidad, con argumentos que suavicen su responsabilidad pero no
hasta el extremo de manipular los hechos para hacerlos ver como no fueron
en la realidad.

533
Parte II
EXPLICACIÓN SOBRE LA
METODOLOGÍA DE ESTA OBRA
Cuentas Nacionales de Venezuela

536
Cuentas Nacionales, 1915-1935

La presente obra constituye la última fase de un proyecto iniciado hace


varias décadas. En suma, nos propusimos construir un conjunto de estadís-
ticas fundamentales, armar las cuentas nacionales de las cuales carecía Ve-
nezuela. En efecto, las cuentas nacionales oficiales más antiguas que se dis-
ponían se remontaba a 1936. El Banco Central de Venezuela, constituido
en 1942, convocó al economista Gerald Alter para hacer un estudio ten-
diente a dotar a Venezuela de las cuentas nacionales del año 1936. Con la
entrega de esta última fase, algunas de estas variables ya se encuentran dis-
ponibles desde el año 1800, es decir, período que abarca la totalidad de
nuestro tiempo republicano, incluyendo la última década del régimen co-
lonial.
El primer paso consistió en definir conjuntos cronológicos, con base en
una lógica que facilitara la construcción coherente de las cuentas nacionales
y atendiera a denominadores comunes de tal modo que los años bases de las
series constituyeran una referencia coherente respecto a los años enésimos
del subconjunto temporal. Aparecen así cuatro grandes períodos que cu-
bren los 135 años que abarca esta investigación, descritos como siguen:

1) El segmento 1800-1830, 30 años, que une la última década del


régimen colonial junto con la guerra de independencia y el tránsito
del país como provincia de Colombia junto a Nueva Granada y Quito.
2) El tramo 1831-1873, cuarenta y dos años durante los cuales se ini-
cia la lenta construcción de la República que es interrumpida por la
crisis de la Guerra Federal seguido por varios años de inestabilidad
política hasta el ascenso al poder de Antonio Guzmán Blanco, quien
inicia un nuevo período de nuestra organización republicana; es tam-

537
Cuentas Nacionales de Venezuela

bién la etapa que llamamos previa a la organización institucional de


las estadísticas, por cuanto hasta entonces no se habían consolidado
los modernos sistemas contables demográficos, ni se habían creado
las instituciones para realizar esas labores.
3) El lapso 1874-1914, de 40 años, durante los cuales se consolidan las
instituciones modernas en Venezuela, se pacifica el país de su etapa
de guerras civiles y se anuncia el epílogo de la Venezuela agrícola con
el advenimiento del petróleo; este último año sirve igualmente para
separar el tiempo de la preguerra previo a la Primera Guerra Mun-
dial; también cabe añadir que se trata de la primera fase de la Vene-
zuela estadística, pues durante este lapso se llevaron a cabo los pri-
meros censos de población, así como de una mejor organización en el
campo de las estadísticas de contabilidad estatal.
4) Por último, el segmento 1915-1935, veinte años, que transcurre en su
totalidad con el régimen de Juan Vicente Gómez y cuando aparece la
Venezuela petrolera, iniciándose progresivamente la transformación de
nuestra economía agraria hacia la economía de su mayor recurso pro-
cedente del subsuelo. Con esta última fase se completa un vacío de
base cuantitativa que se ofrece ahora en forma ordenada y sistemática.

En el período se cumplieron tres tareas: una, la construcción de estadís-


ticas sobre las cuentas nacionales; dos, Soportes Estadísticos I, y II; el prime-
ro trata de la importación de bienes, que sirvieron para fundamentar parte
de los cálculos de dichas cuentas nacionales; y tres, la construcción de los
Soportes Estadísticos II, series de precios de un conjunto de bienes de alto
consumo, acompañado por la serie de sueldos de la administración pública.
El objetivo básico de la obra es la construcción de las cuentas nacionales,
las cuales comprenden: las del consumo de la inversión, las del ingreso o el
producto interno bruto, particularmente en el cálculo del PIB, definido, en
sus términos más elementales y para los efectos de esta investigación, como
la suma de los gastos de consumo y de formación de capital. En otras pala-
bras el PIB es igual a la suma del consumo total y la inversión total estima-
dos a lo largo de un año.
Remitimos al lector a la ecuación que aparece en la página 28 donde se
expone la evolución del sistema de Cuentas Nacionales con incorporación
del gasto público y las exportaciones e importaciones.
Dicha ecuación incluye, además de estos factores básicos, consumo e
inversión, el “gasto público en cuenta corriente”. Contrario a los períodos
precedentes, en este lapso 1915-1935, se ha incluido la variable del gasto

538
Cuentas Nacionales, 1915-1935

público en los cálculos, a partir del año 1917, cuando se encuentra dispo-
nible en las estadísticas oficiales del Ministerio de Hacienda. Dicho gasto
público se descompone a su vez en gastos de capital y gasto corriente, y
todas estas cifras se incluyen a beneficio del lector en el cuadro respectivo.
Para obtener los componentes fundamentales del PIB fue preciso esta-
blecer una metodología específica para este último lapso del estudio. Pre-
viamente se resuelven y calculan un conjunto de datos como: la serie de la
población total de Venezuela; las series del consumo per cápita; el cálculo y
diferencia entre el consumo total del país respecto de su consumo interno,
para lo cual fue preciso estimar el porcentaje del consumo importado; sigue
el cálculo de la inversión interna y la inversión importada sobre la base del
total de exportaciones e importaciones.
Las Cuentas Nacionales en la actualidad se levantan con base en datos
derivados de la marcha de la economía cuyas transacciones son tomadas por
quienes las calculan, así como de informaciones de personas vivas, las cuales
generalmente se obtienen en encuestas. El lector de estas páginas podrá ima-
ginar los penosos trabajos que hemos tenido que realizar para superar y así
construir las Cuentas Nacionales de períodos pasados, donde los documentos
son escasos o no lo suficientemente elocuentes sobre los datos indispensables
y además los actores y posibles informantes están muertos en función de
nuestro trabajo, en relación a aspectos fundamentales de la economía.
Para calcular las Cuentas Nacionales se procedió a: 1) indagar y llegar al
conocimiento del consumo; 2) igual tarea con respecto a la inversión. Se
empezó, por tanto, por esos componentes.
Para llegar al conocimiento del consumo, estudiamos ante todo la pobla-
ción total, lo cual comportó un gran esfuerzo. En el período 1800-1830,
hubo que examinar los registros eclesiásticos, las estimaciones de Humbol-
dt, Codazzi, De Pons, obispo Martí, etc. Para ello se procedió en el período
1800-1830 a indagar las raciones y su costo en dinero. En el período 1831-
1873 utilizamos las estimaciones de Codazzi.
En el período 1874-1914, hemos ajustado el monto de las raciones con
nuevos datos logrados para hacer más realistas el cálculo. El monto alcanza-
do se multiplicó por la población y el resultado es el consumo total. Esta
cifra está compuesta por dos partes: una producida en el país, otra importada.
Para obtener la producida en Venezuela hay que deducir la importada.
Ello comportó un inmenso trabajo de discriminación de las importaciones,
lo cual se realizó a cabalidad.
Por otra parte, hay un consumo que se produce en Venezuela y se expor-
ta. Hubo por tanto que deducir el consumo importado. Ello nos dejó con

539
Cuentas Nacionales de Venezuela

el neto del consumo entre el exportado y el importado. Si de la operación


indicada, el exportado es igual al importado, en ese caso no hay que dedu-
cirlo del consumo total calculado con base en la población y su multiplica-
ción por el coeficiente del consumo per cápita.
Si el exportado es mayor que el importado, tampoco hay que deducir
nada. Tal fue el método seguido en este punto. La deducción habría que
hacerla si el importado era mayor que el exportado, supuesto que no se
realizó. Para calcular la inversión se procedió así:
Se partió del consumo producido en Venezuela, monto que se obtuvo de
la producción de ese segmento. A ello hay que añadir, la producción de ese
monto exportado. A esa suma hay que añadir, unida a la producción inter-
na del consumo, se multiplica por un coeficiente que no está lejos del tipo
de interés. El resultado de esa operación es igual a la inversión. La metodo-
logía 1915-1935 se basó en los mismos pasos para obtener el consumo, la
inversión y el producto interno.

Soportes estadísticos I

Hechos los cálculos y estimaciones integrantes de las Cuentas Nacionales se


insertan a continuación los soportes estadísticos. Tales son los que nos sirvieron
para discriminar las importaciones. Los Soportes I, son las contenidas en él o
sea las partidas de importación de bienes que fueron útiles para la clasificación
de todo lo que ingresaba a la economía nacional. La clasificación se basó en
identificar a dos tipos de bienes; los bienes de consumo final, por un lado, y los
bienes de capital y materia prima, por otro. Estas listas de artículos importados
fueron necesarias para nuestro trabajo sobre las Cuentas Nacionales y además
pueden resultar sumamente útiles para aquellos investigadores especializados o
no en historia económica de Venezuela, sobre todo para el seguimiento y com-
portamiento de muchos bienes de consumo o inversión. Además, orienta a
dichos investigadores hacia la búsqueda documental específica, toda vez que ya
han sido construidas las series estadísticas fundamentales que funcionan como
marco general para los objetivos específicos de nuestro trabajo.

Soportes estadísticos II

Los Soportes II conciernen a la serie de precios y sueldos; se persigue: por


un lado, estimar el índice general de precios del período de años que ocupa

540
Cuentas Nacionales, 1915-1935

esta parte del proyecto, mediante la construcción de serie de precios de


productos de comprobado consumo masivo, y por tanto representativos del
comportamiento del mercado venezolano.Por otro, establecer un marco de
referencia acerca de la remuneración de trabajo en Venezuela, tomando
como esquema básico la oferta de sueldos ofrecidos por la administración
pública, y que supone para la economía del siglo XX, la indicación elemental
de la remuneración para el resto de la economía.

Justificación del período histórico

El lapso comprendido entre los años 1915 y 1935 se muestra sumamen-


te complejo. Como evento más relevante en el ámbito nacional, ocurre la
sustitución del papel fundamental de la economía agrícola por la economía
petrolera. En términos internacionales se viven sucesivamente la Primera
Guerra Mundial, las crisis al término de la guerra, de 1921-22 y la Gran
Depresión de 1929 y su proyección en la década de 1930.
Estos hechos nacionales e internacionales afectan de muchas maneras a la
economía nacional, y en consecuencia se convierten en causas que explican
el comportamiento de las estadísticas. Al mismo tiempo, inciden en la
metodología de construcción de estas estadísticas.
En consecuencia, hemos detectado tres subperíodos de considerables
diferencias entre sí y que modifican la metodología de los cálculos, pues
implican la inclusión de nuevas variables. Estos subperíodos son:

1915-1925, últimos diez años de la economía netamente agrícola


Sin mayores alteraciones en la estructura de nuestro aparato productivo
nacional, nuestra metodología de cálculo se mantiene similar al aplicado en
el período precedente (1875-1914). Sin embargo, este rango de tiempo
transcurre en tres fases de relevante significación. El primero entre 1915 y
1918, en plena guerra europea, durante el cual la balanza comercial vene-
zolana se mantiene favorable, pues mientras el promedio anual de las ex-
portaciones en dicho trienio es de 113 millones de bolívares, las importa-
ciones promediaron 87 millones. A pesar de una moderada caída en las
exportaciones de café, principal producto de exportación, que de 57 millo-
nes en los años anteriores baja a 51 millones, se produce, en contraste, una
temporal expansión en las exportaciones de azúcar y cueros, entre otros
rubros, lo que compensa la baja cafetera, con precios relativamente estables,
en 1,08 bolívares por kilogramo promedio. Con esta situación el presu-

541
Cuentas Nacionales de Venezuela

puesto nacional pasa de equilibrado a superavitario, con la característica de


una reducción de la dependencia aduanera, que pasa a representar el 56 por
ciento de los ingresos totales, gracias a que a partir de 1913 se introduce la
unificación de los tributos de la renta interna que comienza a recaudar 12
millones de bolívares y alcanza en 1918 a 33 millones. A partir de 1915 se
empieza a diseñar y a implantar una gran reforma tributaria y fiscal impul-
sada por el ministro de Hacienda, Román Cárdenas, que consistió en los
siguientes aspectos:

1) Unificación del Tesoro con la eliminación de los varios tesoros que


venían funcionando de épocas anteriores, siendo un ejemplo el de re-
caudación para financiar la educación con base en las estampillas de
Instrucción Pública instaurado por Guzmán Blanco, las reformas de
Román Cárdenas en asociación con Guevara Rojas, ministro de Instruc-
ción Pública, eliminaron las estampillas de Instrucción y de ahí en ade-
lante la educación se financió por la correspondiente partida de Presu-
puesto del Estado.
2) Eliminación del sistema de administración con base en el arrenda-
miento de los distintos tributos, fomentado en épocas anteriores cuando a
falta de recursos, los beneficiarios pagaban por adelantado lo que supuesta-
mente irían a recaudar, lo cual se concretaba en una suma inferior a aquello
que cobrarían para cubrir con ello los gastos de administración. La investi-
gación del ministro Cárdenas llegó a la conclusión de que el sistema se
prestaba a reducir los montos que los contribuyentes cancelaban por sus
tributos en beneficio del rematador por adelantado de las cantidades a pa-
gar al fisco. La centralización del cobro a los contribuyentes por la adminis-
tración tributaria del Ministerio de Hacienda reportó un sensible aumento
de la recaudación.
3) Como resultado del análisis de los distintos tributos se confirma que
el mayor volumen se originaba en los derechos aduaneros. Cárdenas unificó
estos con los derechos consulares. Por otra parte reunió la administración
de los impuestos pertenecientes a la denominada “Renta Interna”, la cual
llegó a constituir un importante volumen, especial y señaladamente duran-
te la Primera Guerra Mundial en que por los efectos de la conflagración se
redujo el tráfico marítimo entre los países europeos y aun de Estados Uni-
dos, después de 1915, cuando este último se incorporó a la alianza contra
Alemania. En aquellas difíciles circunstancias, la unificación y robusteci-
miento de la Renta Interna jugaron un papel importante para compensar la
disminución de los derechos aduaneros y consulares.

542
Cuentas Nacionales, 1915-1935

4) Viendo la materia desde el punto de vista de la organización interna


del Ministerio de Hacienda, quedó en la forma siguiente:
a) Dirección y Administración de Aduanas, la cual además se ocupó del
arancel y sus reformas.
b) Dirección y Administración de la Renta Interna. Bajo esta dirección
se situó la administración del tributo hereditario. Cárdenas revisó
igualmente las tarifas de cada uno de los tributos integrantes de la
Renta Interna.
5) La reforma de Cárdenas se orientó asimismo a revisar y reducir el gasto
público, pues los efectos de la guerra así lo requirieron. Hizo dos cortes uno de
50 por ciento de los sueldos y salarios, junto con una reducción del personal. El
segundo corte fue de 50 por ciento sobre los salarios ya reducidos, lo cual vino
a concretar una general reducción del 75 por ciento. La existencia de un régi-
men dictatorial hizo posible esas dos medidas, en forma tan drástica y profun-
da. Sin embargo, bajo el gobierno democrático de Rómulo Betancourt se im-
plantó una reducción de sueldos, no tan profunda como la de Cárdenas, pero
sí, de incuestionable efectividad. También en esa época se redujo el personal
sobrante en la administración pública siendo trasladado al sector privado que
había obtenido contratos de obras públicas. A esos trabajadores se les pagaron
sus prestaciones y ni en un día dejaron de percibir su salario de modo que sus
familias nada sufrieron con motivo de ese reajuste de personal.
Esta estabilidad económica fue propicia para que iniciaran operaciones
algunos bancos extranjeros para aumentar a ocho el número de institucio-
nes financieras del país.
El siguiente bienio 1919-1920, cesa la guerra europea y sobreviene el
alza general de precios a nivel mundial. Las exportaciones venezolanas de
cacao, azúcar, cuero, ganado en pie y otros se elevan en esta coyuntura. El
valor de las exportaciones de café se triplica, pasando a 151 millones con un
precio promedio de esos dos años de Bs. 1,90 el kilo, aun cuando el volu-
men de la producción nacional no difiere de años anteriores. En suma, las
exportaciones crecen a un tope récord de 250 millones de bolívares. En
contraparte, las importaciones también aumentan, tal vez por el “efecto
resorte” de la contracción de los mercados de oferta, sufrida durante la
guerra vaciando los inventarios nacionales, hasta el punto de colocar la ba-
lanza comercial en negativa para 1920. Sin embargo, el gasto público se
mantiene estable, si acaso con un aumento de los egresos a fines de este
último año, pero el presupuesto se hace considerablemente superavitario,
ya que aumentan los ingresos aduaneros y mejora la recaudación de los
impuestos, en especial los de la renta interna.

543
Cuentas Nacionales de Venezuela

Siguen un par de años depresivos, entre 1921 y 1922. Los precios


mundiales caen junto con la demanda. Las exportaciones promedian 131
millones, una fuerte caída respecto a los 250 millones promedio-año del
bienio anterior. El café es la principal víctima, pues de 151 baja a 67
millones en el valor de sus exportaciones totales, pese a que su precio
resiste y se ubica en 1,30 bolívares por kilo, por encima de los años inicia-
les del período. Las importaciones por su parte suman 110 millones, lo
que implica el balance favorable pero inferior a los años anteriores. Por
otra parte, la industria petrolera comenzó a hacer su debut desde 1918.
En 1921, las exportaciones de crudo alcanzan los 9 millones de bolívares,
pasando el siguiente año a 14 millones y a 19 millones en 1923. De este
modo, el equilibrio de la balanza comercial se ve intempestivamente auxi-
liado por el nuevo rubro.
Entre 1923 y 1925, Venezuela acusa recibo de la crisis inflacionaria
mundial, que la afecta en una proporción similar al sublapso 1919-1920,
arriba descrito. Todos los rubros agrícolas sienten su efecto y el petróleo
continúa su ascenso exponencial. Pese a que el gasto público asume una
pendiente ascendente, la continua mejoría de los ingresos fiscales mantiene
las cuentas, sino superavitarias, equilibradas.
El promedio de las exportaciones agrícolas se mantiene en 166 millones
de bolívares, de los cuales 107 millones los representa el café, que a la
postre mantuvo un precio promedio de 2 bolívares el kilogramo. Pero el
factor esencial del desarrollo fue el petróleo, que mantuvo una pendiente de
tal ángulo que, entre 1924 y 1929, se multiplicó por diez, alcanzando un
valor de exportación de 594 millones en 1929.

1925-26: Es una fecha clave en la historia económica nacional. El café es


superado por el petróleo en los ingresos procedentes de la exportación.

1926-1929: El petróleo asume el papel de recurso fiscal y dinamizador


de la economía nacional.
Las importaciones se ven contagiadas por el crecimiento petrolero, pues
de 210 millones en 1925 pasan a 466 millones en 1929, lo que implica un
promedio de 352 millones en estos cuatro años. Por primera vez, las impor-
taciones más que duplican el valor de las exportaciones agrícolas, y aún así
la balanza comercial se mantiene en récord superavitario.
Asimismo, pese a que las cifras del gasto público aumentan considerable-
mente hasta lograr un promedio (1926-1929) de 154 millones de bolíva-
res, el presupuesto no deja de acusar excedentes, gracias al rendimiento

544
Cuentas Nacionales, 1915-1935

extraordinario que el impuesto sobre hidrocarburos acusa a expensas del


boom petrolero. Así, para 1929, el Tesoro muestra un saldo positivo de 111
millones.
A partir de 1930, se produce una caída brusca en los precios mundiales.
Las exportaciones agrícolas sufren el impacto, ubicándose en promedio has-
ta 1933 en 82 millones de bolívares, el peor rendimiento desde 1915. El
café absorbe 56 millones promedio a un precio medio de 1,2 bolívares el
kilo. El petróleo revierte por primera vez la pendiente de crecimiento desde
su aparición en la economía venezolana. El promedio de las exportaciones
de crudo alcanza los 204 millones de bolívares.
En 1930, el fisco nacional se ve sorprendido por la caída abrupta de los
ingresos. De entrada, ese año el déficit alcanzó los 78 millones. Entre 1931
y 1933, el equilibrio presupuestario se restablece. Pero en 1934, los precios
mundiales continúan bajando, lo cual presiona la baja aún mayor en el
valor de las exportaciones no petroleras, que cayeron a 63 millones de bolí-
vares, las del café a la dramática suma de 31 millones con el peor de sus
precios: 0,63 bolívares por kilo. Esta cuenta se mantiene gracias al aumento
de las exportaciones de oro de la región de Guayana.
Pero el petróleo recupera su senda de crecimiento alcanzando un valor de
exportación de 546 millones, año 1933, con lo cual se hace frente a un
volumen de importaciones de 144 millones de bolívares. Una vez reajusta-
do el presupuesto público, su balanza se hace nuevamente superavitaria.
Esto permitió al gobierno nacional enfrentar la crisis agrícola con planes de
compra de cosecha y política de subsidios a los agricultores en el año 1934-
35. Evento sin precedentes en la vida pública nacional desde que fracasaron
los intentos de crear bancos agrícolas estatales en la década de 1840, pues
en 1928 se crearon el Banco Agrícola y Pecuario y el Banco Obrero.

A continuación comentarios respecto a cada capítulo

1. Población:

La base del cálculo demográfico pasa en este lapso a fundamentarse sobre


los censos de población que se efectuaron entre 1915 y 1936, particular-
mente el IV, V y VI realizados en 1920, 1926 y 1936, respectivamente.
Pero además, para construir la serie anual, se toman diferentes estimaciones
intercensales publicadas por el Poder Ejecutivo como parte de sus estadísticas
promocionales. Dichas estimaciones ministeriales, cónsonas con las materias

545
Cuentas Nacionales de Venezuela

que trata, centraron su interés en la época de J. V. Gómez, en ofrecer cifras


para su difusión nacional e internacional para atraer capitales e inversiones.
Como el propósito de la construcción de la serie anual de población no
es otro que el de la estimación del consumo per cápita, hemos tomado los
datos más cautos de la autoría oficial para complementar la totalidad del
rango de la serie, estimándose los años “vacíos” con cálculos a través de, o
bien de crecimiento geométrico, o bien con recta de ajuste, cuidando evitar
“saltos bruscos” en la débil pendiente que al final nos arroja la serie completa.

2. Consumo

A cada habitante de la República asignamos un monto mínimo indis-


pensable para su sustento. De esto resulta el consumo per cápita, y mul-
tiplicando este coeficiente por el total de la población, arribaremos al
consumo total, en un escenario conservador y por tanto altamente proba-
ble. Este consumo total se descompone a su vez en consumo interno, es
decir, el consumo total menos el consumo de bienes que se importan por
los principales puertos de la República, en consecuencia, el consumo
importado. Tal desagregación es necesaria a efectos de evitar la doble con-
tabilidad en el cálculo del PIB. El porcentaje del consumo importado fue
a su vez producto del proceso de clasificación de importaciones, que per-
mitió diferenciar a los bienes de consumo final de los bienes de capital y
materia prima.
Para estimar el consumo individual continuamos utilizando el modelo
confeccionado por Agustín Codazzi a mediados del siglo XIX, que venimos
aplicando a partir de los cálculos que hicieron posible el período 1831-
1873. El modelo indicado hubo de ajustarlo para situarnos en la realidad
de los años 1915-1935. Dicho estudio expresaba que el consumo prome-
dio del venezolano alcanzaba 1,13 reales diarios, que convertidos a bolíva-
res de nuestro período en estudio equivalen a 0,57 bolívares diarios. La base
de esta equivalencia la tomamos de nuestras propias corroboraciones docu-
mentales, las cuales coinciden con la de otros autores, de la siguiente forma:
1 peso fuerte = 8 reales = 4 bolívares.
La estructura de este consumo se distribuye en tres grandes renglones:
alimentos y bebidas, que absorbe casi 56 por ciento; textiles y calzados, con
poco más de 12 por ciento; y el de los bienes diversos con el resto porcen-
tual, 32 por ciento. Esta proporción la hemos podido contrastar en algunas
“tomas” análogas, como la de algunas partidas de importación, las cuales
ofrecen viabilidad del modelo.

546
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Tomando como referencia la relación del consumo individual arriba


indicada, establecimos una correlación con los sueldos mínimos del Es-
tado durante los años de la década 1850, que arrojaron un promedio
estimado del 40 por ciento del ingreso inferior de la administración
pública. Esto implica que un salario mínimo podía sostener al menos a
dos personas adultas y a dos niños, afirmación nada descabellada al de-
cir del riguroso estudio de Codazzi. Dicho porcentaje fue aplicado lue-
go a los sueldos mínimos que pagó la nómina oficial durante los años
1915-1935, teniendo como resultado el consumo per cápita anual, tan-
to en bolívares diarios como en bolívares anuales. De este modo, nos
alejamos de la rigidez de un sólo coeficiente para todo este lapso, flexi-
bilizándolo de acuerdo con el nivel de los ingresos más bajos para cada
año en particular.

3. Clasificación de importaciones

Se trata de la ruta más dificultosa del procedimiento que hizo posible


esta obra. En esta oportunidad, logramos profundizar con una muestra de
siete de los 20 años que compone nuestra cronología, a saber los años 1915,
1916, 1917, 1920, 1923, 1926 y 1928. A partir de este último año no
hallamos estadísticas detalladas de importaciones, en consecuencia, el resto
de las desagregaciones de importación la tomamos de los informes de Ha-
cienda Pública. Así, pues, nos basamos en los años de mayor abundancia de
datos, para calcular una base porcentual inicial, que luego se contrastaba
con algunas muestras parciales para el resto de los años, y así sucesivamen-
te, hasta completar la serie completa, utilizando una razón porcentual cuya
base es el total de los bienes importados.
El criterio para clasificar es relativamente sencillo. A cada bien impor-
tado se le asigna una condición entre dos: la condición de bienes de capi-
tal y materia prima y la de bienes de consumo final. Cuando se presenta-
ba una duda sobre si determinado bien se clasificase en una u otra condi-
ción, optamos siempre por considerarlo bien de consumo en vez de bien
de capital. Esta decisión obedece a la mayor probabilidad en la condición
de consumo final, toda vez que nuestra industria nacional no se hallaba
desarrollada por esa época, y porque la actividad artesanal no representa-
ba un peso considerable que distorsionara considerablemente nuestro
modelo. En todo caso, esta clasificación se expone en los cuadros de los
soportes estadísticos de esta obra, permitiendo al lector formular un jui-
cio crítico al respecto.

547
Cuentas Nacionales de Venezuela

4. Inversión

Por inversión se entiende la adquisición de los bienes de capital y materia


prima que pasarán a engrosar los activos productivos de la actividad econó-
mica en forma general. La simplicidad descrita está lejos de los actuales
métodos aplicados para la confección de las cuentas nacionales de hoy día.
Los términos de las construcciones del pasado se han tomado en su acep-
ción más básica, a efectos del cálculo de las Cuentas Nacionales del siglo
XIX.
El primer paso consistió en calcular el producto interno sin inversión,
resultado de la suma del producto para atender el consumo interno ya
estimado y del total del producto para las exportaciones. A este PIB sin
inversión se le aplica un “coeficiente” calculado sobre la base del tipo de
interés, el cual en el siglo XIX fue en líneas generales una cifra más o menos
estable. Estimamos este coeficiente en un 6 por ciento para todos los años.
De su aplicación al producto sin inversión se obtiene la inversión interna, la
cual representa la capacidad de ahorro más moderada posible con la cual
contó el país a efectos de su inversión.
Por otra parte, se estima también la inversión importada, que resulta de
la aplicación de nuestro modelo de clasificación de importaciones, particu-
larmente los que cumplen la condición de bienes de inversión y materia
prima expresado en porcentajes, extrayendo de éste su proporción respecto
de las importaciones totales. Finalmente, la suma de la inversión interna
más la inversión importada nos lleva a obtener la inversión total, siendo éste
el segundo componente del producto que requerimos para su cálculo.

5. Producto interno bruto y el tamaño del Estado

La suma del consumo total deslastrada de posibles duplicaciones y la


inversión total da en consecuencia el PIB. Con el comportamiento de estas
cifras anuales construimos su evolución a través de la variación porcentual,
tomando como año base a 1915.
Asimismo, con base en los ingresos y egresos fiscales declarados en la
“memoria y cuenta” del Ministerio de Hacienda, establecemos el “tamaño
del Estado” con respecto al PIB, tanto en lo que tiene que ver con los ingre-
sos fiscales, como en sus egresos. Aprovechando además contar con el índice
general de precios de toda la cronología, introducimos la novedad de con-
feccionar un cuadro y gráfico comparativo conteniendo las respectivas va-
riaciones porcentuales del PIB, de los ingresos fiscales y del índice general

548
Cuentas Nacionales, 1915-1935

de precios. La intención es construir unos cuadros en términos nominales y


en términos reales.
Una vez que el usuario de esta obra se introduzca en los respectivos capí-
tulos, se irá orientando en término de los análisis del comportamiento esta-
dístico de todas las variables en juego, posibilitando de esta manera una
mayor comprensión de los fenómenos económicos que aluden todas estas
cuentas. Sin duda, un valioso aporte a nuestra historiografía económica,
que posibilita más y mejores estudios de la fenomenología económica na-
cional.

549
La población en Venezuela
Cuentas Nacionales de Venezuela

552
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Análisis del comportamiento demográfico

Tomados los sucesivos censos que abarcan el período 1915-1935, a sa-


ber, el IV, V y VI Censo Nacional de Población, levantados en 1920, 1926
y 1936, respectivamente, además de las estimaciones oficiales intercensales
que de año en año se publicaban en las memorias de los ministerios de
Hacienda y Fomento, se construyó la siguiente serie de población, cuyos
años vacíos se completan mediante cálculos, más específicamente, por pro-
gresión geométrica, interpolando los datos de los extremos de cada segmento
de la serie. Observemos el siguiente comportamiento que ofrecen estas cifras:
En términos absolutos, el período experimenta un crecimiento de 967.877
habitantes. Esto representa una mejoría considerable en comparación con el
pobre avance demográfico precedente, toda vez que en el lapso de 20 años
este crecimiento representó 40,4 por ciento, contrastando con el 34 por cien-
to del período anterior de 40 años. Se trata de una media interanual de 2,02
por ciento, el cual más que duplica la media de 0,85 por ciento que caracte-
rizó al lapso 1874-1914. Dicha tasa interanual supera finalmente, y por pri-
mera vez desde la constitución de la República, las bajísimas tasas que carac-
terizaron al crecimiento secular de la población venezolana.
Las guerras civiles, la malaria, la fiebre amarilla, la anquilostomiasis,
los parásitos internos y externos, la alimentación poco nutritiva, el atraso
sanitario asistencial tienen mucho que ver con esos resultados demográficos.
La dinámica demográfica registra tres movimientos de pendientes a lo
largo de todo este lapso:
Entre 1915 y 1920, cuando mantiene el rendimiento más bajo en la varia-
ción porcentual interanual con un promedio de 0,13 por ciento. Durante ese

553
Cuentas Nacionales de Venezuela

quinquenio la población apenas creció en 15.482 habitantes, por lo que la


población total del país no alcanzó los dos millones y medio de personas.
Entre 1921 y 1926, se produce lo que podríamos denominar el primer
boom demográfico en la historia de Venezuela. De 2,4 millones se logra reba-
sar la cifra de 3 millones de habitantes. Un diferencial absoluto de 521.886
individuos. Se ha dicho que las estimaciones del IV Censo Nacional de Pobla-
ción de 1920 no cumplió con las medidas de la época, lo cual sí logró el V
Censo de 1926. Sin embargo, también se puede referir ese crecimiento a los
primeros efectos de la iniciación de la producción y exportación de petróleo a
partir de 1917*. La variación porcentual poblacional, si se asume, se ubica en
3,86 por ciento, pero la hipótesis de la corrección del frágil empadronamien-
to anterior ello podría conducir a un porcentaje algo superior al 2 por ciento.
Un tercer subperíodo de diez años entre 1927 y 1936, que avanza a un
promedio de 1,06 por ciento interanual, con el cual el número de habitan-
tes cierra este período en 3,4 millones de habitantes. Se trata de un diferen-
cial de poco más de 300 mil personas para este segmento.
En suma, estamos ante un balance demográfico positivo, si consideramos las
enormes adversidades que, sabemos, se padecieron a todo lo largo de esta época.
Hablamos en primer lugar de una muy pobre política de inmigración que
empeoró cuando el temor del régimen gomecista hacia las ideologías “foráneas”
se acrecentaba**. La misma situación de persecución política interna, que ca-
racterizó el régimen, desestimuló el flujo inmigratorio. Se agregaba el trágico
cuadro de la situación sanitaria nacional, que por esta época fue particularmen-
te cruel con la población rural, llegándose el caso de ocurrir verdaderas estampi-
das migratorias por temor a los contagios en ciertas zonas del país. Se suman
también recurrentes ciclos de depresión económica, sobre todo en el área agrí-
cola, la situación bélica mundial, la existencia de otros polos de inmigración
más atractivos que el nuestro y la escasa preocupación estatal por la inversión
social que mejorara el nivel de vida, con sus variables implícitas de fecundidad
y morbilidad. En todo caso el despertar de la vida urbana y la aparición de la
economía petrolera pudieron ser los factores que neutralizaron tales adversida-
des con los resultados positivos de crecimiento demográfico de que hablan las
estadísticas oficiales utilizadas en el presente trabajo.

* En efecto, la nueva economía petrolera atrajo de inmediato mucha población dispersa por todo
el territorio, facilitando así su empadronamiento en 1926.
** Sobre este particular, cabe mencionar las recomendaciones del doctor César Zumeta, desde su
posición diplomática en Europa, sobre el “peligro” de aceptar inmigrantes después del triunfo
del comunismo en el extremo este europeo, a finales de la Primera Guerra Mundial.

554
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Cuadros y gráficos

555
Cuentas Nacionales de Venezuela

556
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 1.1
POBLACIÓN DE VENEZUELA
EN HABITANTES

Años Población Variación % interanual Variación % 0 =1915


1915 2.396.470 0,00 0,00
1916 2.399.558 0,13 0,13
1917 2.402.651 0,13 0,26
1918 2.405.747 0,13 0,39
1919 2.408.848 0,13 0,52
1920 2.411.952 0,13 0,65
1921 2.504.992 3,86 4,53
1922 2.601.621 3,86 8,56
1923 2.701.978 3,86 12,75
1924 2.806.206 3,86 17,10
1925 2.914.454 3,86 21,61
1926 3.026.878 3,86 26,31
1927 3.059.042 1,06 27,65
1928 3.091.549 1,06 29,00
1929 3.124.400 1,06 30,38
1930 3.157.601 1,06 31,76
1931 3.191.155 1,06 33,16
1932 3.225.065 1,06 34,58
1933 3.259.335 1,06 36,01
1934 3.293.970 1,06 37,45
1935 3.328.972 1,06 38,91
1936 3.364.347 1,06 40,39

Fuente: Primer, Segundo y Tercer Censo Nacional de Población, 1873, 1881 y 1891, respectivamente.
Proyección hacia 1914 obtenidos de las Memorias de Interior y Justicia de todos los años comprendidos por el período, y de las
Memorias de Fomento.

557
El consumo en Venezuela
Cuentas Nacionales de Venezuela

560
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Consideraciones sobre el consumo

Referíamos en la introducción metodológica general que al asignarle a


cada habitante del país un valor base, indispensable para garantizar su sus-
tento diario, podemos obtener el consumo per cápita nacional, es decir, una
cantidad de dinero bajo el supuesto de que, al menos, cada persona dentro
de nuestras fronteras estaba en condiciones a consumir a fin de garantizar
su existencia, aun considerando los niveles de economía de subsistencia
que, hasta muy adentrado el siglo XX, caracterizaba la bucólica vida de la
cotidianidad venezolana.
Pese a esta realidad, este estudio revela que el proceso de aumento de
bienes de capital con base industrial continúa consolidándose en forma
lenta pero progresiva. Así, las obras ferrocarrileras se detienen y desestimu-
lan para ser sustituidas por la importación de parque automotor y la cons-
trucción de una frágil vialidad que la propaganda hizo famosa al régimen
gomecista. Asimismo, se opera una mayor expansión de servicios telegráfi-
cos y telefónicos así como más rápidamente los servicios de electricidad,
etc., y que continuaron presionando, sin duda, sobre este grupo, los bienes
importados.
En consecuencia, ante este escenario, esta investigación optó por sujetar
las variaciones del consumo por habitante a las posibilidades del ingreso
mínimo, entendiendo por éste, a los más bajos sueldos que ofrecía la admi-
nistración pública, que debieron ser sino inferiores, al menos nunca mayor
que las remuneraciones ofrecidas por el sector privado.
Como en términos de población general, el país continuó manteniendo
casi inalterados sus modos de vida y por ende la de su consumo, proyectado

561
Cuentas Nacionales de Venezuela

hacia este período, se decide asumir esa estructura de consumo como esta-
ble a lo largo de la serie. En consecuencia, el valor del consumo per cápita
variará conforme lo hace el sueldo mínimo promedio pagado por el Estado.
Una vez hallado dicho consumo por habitante de cada año en particular,
mediando de antemano el cálculo del sueldo mínimo promedio tomado de
las diferentes entidades del sector público, el Consumo Total sería igual a
este consumo per cápita anual por el total de población en el año respectivo.
Luego, para evitar la doble contabilidad en el cálculo del Producto Interno
Bruto (PIB), este consumo será dividido entre Consumo Interno, y el Con-
sumo Importado, procedimiento ya explicado en las páginas introductorias
de este trabajo y con más detalles en los capítulos siguientes.
El resultado de estos cálculos se dibuja en los gráficos respectivos siguien-
tes a este análisis. Éste indica que el período se inicia con un consumo per
cápita diario de Bs. 2,15 (casi inalterado respecto al período anterior que fue
de Bs. 2,10) y termina en algo más, Bs. 2,19, lo cual revela un estancamiento
en la capacidad potencial de compra, sobre todo si incorporamos al análisis
los resultados de la serie de precios, que indican la continuación de la escalada
inflacionaria que detectáramos en los últimos tres quinquenios del período
anterior. Este estancamiento del consumo debió incidir sin duda en las con-
diciones de vida que afectaron sobre todo a la población rural venezolana, a la
postre, más de 70 por ciento de la población.
El comportamiento del consumo per cápita diario incide directamente
sobre el Consumo Total, pero las pendientes negativas que se observara en
aquella variable fue contrarrestada por la pendiente positiva de la pobla-
ción, que en este período sorprende por su recuperación. En efecto, como
puede verse en los cuadros respectivos, el Consumo Total osciló entre 1,9
millardos de bolívares en 1915, hasta 2,7 millardos en 1935, un saldo
considerable de 0,8 millardos para todo el período.
No obstante representar apenas un promedio de 66,7 millones de bo-
lívares, el Consumo Importado alcanzó un diferencial positivo de casi 40
millones de bolívares a lo largo de toda la serie, lo que supera el ritmo del
Consumo Total. Aun observando algunos picos hacia arriba y hacia abajo,
el Consumo Importado en Venezuela llegó apenas a 2,5 por ciento del
total del consumo. Así pues, es abrumador el peso del consumo interno,
que más bien aumentó en esta fase de la investigación, con un abrumador
peso que no bajó de 95 por ciento en la serie del Consumo Total. Todo lo
cual revela una Venezuela bastante distante de la realidad actual, cuando
la mayor parte de lo que consumimos los venezolanos entra por los puer-
tos nacionales.

562
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Cuadros y gráficos

563
Cuentas Nacionales de Venezuela

564
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 2.1
SUELDO MÍNIMO PROMEDIO ANUAL DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

Años Bs/anuales Bs/diarios


1915 1.960 5,37
1916 1.960 5,37
1917 1.960 5,37
1918 1.960 5,37
1919 1.960 5,37
1920 1.960 5,37
1921 1.960 5,37
1922 1.960 5,37
1923 1.960 5,37
1924 1.960 5,37
1925 1.960 5,37
1926 1.968 5,39
1927 1.976 5,41
1928 1.984 5,44
1929 1.992 5,46
1930 2.000 5,48
1931 2.000 5,48
1932 2.000 5,48
1933 2.000 5,48
1934 2.000 5,48
1935 2.000 5,48

Fuente: Cálculos propios sobre la base de información de las leyes de presupuestos de los años.

565
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº 2.2
CONSUMO PER CÁPITA

Años Bs/diarios Bs/anuales


1915 2,15 784
1916 2,15 784
1917 2,15 784
1918 2,15 784
1919 2,15 784
1920 2,15 784
1921 2,15 784
1922 2,15 784
1923 2,15 784
1924 2,15 784
1925 2,15 784
1926 2,16 787
1927 2,17 790
1928 2,17 794
1929 2,18 797
1930 2,19 800
1931 2,19 800
1932 2,19 800
1933 2,19 800
1934 2,19 800
1935 2,19 800

Fuente: Cálculos propios sobre la base de información de las leyes de presupuestos de los años respectivos.
Nota: Se ha tomado como consumo per cápita el 40% del sueldo mínimo promedio de la administración pública.

566
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 2.3
CONSUMO TOTAL

Años Población Consumo per cápita Consumo total


en Bs/año en Bs.
1915 2.396.470 784 1.878.832.320
1916 2.399.558 784 1.881.253.693
1917 2.402.651 784 1.883.678.187
1918 2.405.747 784 1.886.105.806
1919 2.408.848 784 1.888.536.553
1920 2.411.952 784 1.890.970.368
1921 2.504.992 784 1.963.913.848
1922 2.601.621 784 2.039.671.096
1923 2.701.978 784 2.118.350.652
1924 2.806.206 784 2.200.065.243
1925 2.914.454 784 2.284.931.943
1926 3.026.878 787 2.382.680.234
1927 3.059.042 790 2.417.748.549
1928 3.091.549 794 2.453.333.001
1929 3.124.400 797 2.489.441.185
1930 3.157.601 800 2.526.080.878
1931 3.191.155 800 2.552.923.718
1932 3.225.065 800 2.580.051.798
1933 3.259.335 800 2.607.468.148
1934 3.293.970 800 2.635.175.832
1935 3.328.972 800 2.663.177.946

Fuente: Cálculos propios sobre la base de información de las leyes de presupuestos de los años respectivos.
Nota: Se ha tomado como consumo per cápita el 40% del sueldo mínimo promedio de la administración pública.

567
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº 2.4
CLASIFICACIÓN DE IMPORTACIONES
EN PROPORCIONES PORCENTUALES

Años Bienes de capital Bienes de


y materia prima consumo
1915 55,07 44,93
1916 64,15 35,85
1917 68,66 31,34
1918 68,55 31,45
1919 68,88 31,12
1920 68,99 31,01
1921 69,09 30,91
1922 69,20 30,80
1923 69,31 30,69
1924 69,42 30,58
1925 69,52 30,48
1926 69,63 30,37
1927 69,73 30,27
1928 69,84 30,16
1929 69,95 30,05
1930 70,05 29,95
1931 70,15 29,85
1932 70,26 29,74
1933 70,36 29,64
1934 70,46 29,54
1935 70,57 29,43

Fuente: Cálculos propios sobre la base de los expedientes de importación publicados por el Ministerio de Hacienda en sus Memorias
anuales.

568
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 2.5
CONSUMO IMPORTADO

Años Importaciones Bienes de consumo Consumo Importado


totales en Bs. importados (%) en Bs.
1915 59.000.759 44,93 26.509.041
1916 90.557.964 35,85 32.465.030
1917 129.916.594 31,34 40.715.861
1918 80.948.894 31,45 25.458.051
1919 107.705.586 31,12 33.520.209
1920 284.003.070 31,01 88.079.792
1921 194.002.020 30,91 59.957.603
1922 89.392.924 30,80 27.531.249
1923 125.636.130 30,69 38.558.673
1924 181.277.907 30,58 55.441.781
1925 266.409.549 30,48 81.194.543
1926 343.088.792 30,37 104.200.150
1927 443.258.318 30,27 134.153.952
1928 358.458.314 30,16 108.111.027
1929 457.354.271 30,05 137.457.625
1930 401.323.389 29,95 120.197.471
1931 290.508.431 29,85 86.705.044
1932 169.363.430 29,74 50.372.096
1933 150.540.029 29,64 44.617.696
1934 126.827.253 29,54 37.458.682
1935 225.344.342 29,43 66.324.093

Fuente: Las importaciones totales se obtienen de las Memorias del Ministerio de Hacienda.
Notas: Los % de bienes de consumo importados resultan de cálculos propios sobre una muestra de listas de importación por artículos
publicados por los ministerios de Hacienda y Fomento en diversos documentos oficiales (ver fuentes).
Cálculo: El Consumo Importado se obtiene extrayendo de las importaciones totales la proporción porcentual que abarca los bienes
destinados para el consumo final.

569
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº 2.6
CONSUMO INTERNO

Años Consumo total Consumo % Consumo Consumo Interno


en Bs. Importado en Bs. Importado sobre en Bs.
el Consumo total
1915 1.878.832.320 26.509.041 1,41 1.852.323.279
1916 1.881.253.693 32.465.030 1,73 1.848.788.663
1917 1.883.678.187 40.715.861 2,16 1.842.962.326
1918 1.886.105.806 25.458.051 1,35 1.860.647.755
1919 1.888.536.553 33.520.209 1,77 1.855.016.344
1920 1.890.970.368 88.079.792 4,66 1.802.890.576
1921 1.963.913.848 59.957.603 3,05 1.903.956.245
1922 2.039.671.096 27.531.249 1,35 2.012.139.848
1923 2.118.350.652 38.558.673 1,82 2.079.791.979
1924 2.200.065.243 55.441.781 2,52 2.144.623.462
1925 2.284.931.943 81.194.543 3,55 2.203.737.400
1926 2.382.680.234 104.200.150 4,37 2.278.480.083
1927 2.417.748.549 134.153.952 5,55 2.283.594.598
1928 2.453.333.001 108.111.027 4,41 2.345.221.973
1929 2.489.441.185 137.457.625 5,52 2.351.983.559
1930 2.526.080.878 120.197.471 4,76 2.405.883.407
1931 2.552.923.718 86.705.044 3,40 2.466.218.674
1932 2.580.051.798 50.372.096 1,95 2.529.679.702
1933 2.607.468.148 44.617.696 1,71 2.562.850.452
1934 2.635.175.832 37.458.682 1,42 2.597.717.150
1935 2.663.177.946 66.324.093 2,49 2.596.853.852

Fuente: Las importaciones totales se obtienen de las Memorias del Ministerio de Hacienda.
Cálculo: El Consumo Importado se obtiene extrayendo de las importaciones totales la proporción porcentual que abarca los bienes
destinados para el consumo final de la administración pública.
El Consumo Interno resulta de la diferencia entre el Consumo Total y el Consumo Importado.

570
Cuentas Nacionales, 1915-1935

La inversión

571
Cuentas Nacionales de Venezuela

572
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Análisis sobre la inversión

La primera ruta que nos conduce al cálculo de la inversión es la estimación


del Producto Interno Sin Inversión, resultado de la suma del producto para
generar el consumo interno ya estimado y del total del producto para generar
las exportaciones. Así tenemos que las exportaciones venezolanas crecieron de
103,6 millones de bolívares en 1915 a 686,3 millones en 1935. Se trata de
un diferencial del período de 582,7 millones de bolívares, el mejor balance
de crecimiento de exportación experimentado por el país.
A este producto sin inversión se le aplica un “coeficiente” que se calcula a
partir del tipo de interés ajustado para los fines de alcanzar una cifra razona-
ble que represente el monto mínimo de la inversión, es decir, un porcentaje
mínimo indispensable que requiere cualquier actividad económica para fines
de su desenvolvimiento, el cual es estable en el período del análisis. Estima-
mos este coeficiente en 6 por ciento para todos los años. De la aplicación de
este coeficiente al producto sin inversión se obtiene la Inversión Interna, la
cual representa la capacidad de ahorro más moderada posible con que cuenta
el país a efectos de su inversión. De este modo fluctúa con similar ritmo al de
las exportaciones que ya comentamos en las líneas anteriores.
Paralelamente, también se estima la Inversión Importada, que resulta de
la aplicación de nuestro modelo de clasificación de importaciones, arrojan-
do cifras de menor magnitud: 59 millones de bolívares a partir de 1915
hasta llegar a 225,3 millones de bolívares en 1935. Sin embargo, es de
hacer notar que a lo interno de la serie la Inversión Importada llegó más que
duplicar este último monto. Es el caso de 1927 con 443,3 millones de
bolívares y de 1929, cuando asciende levemente a 457,4 el pico más alto en

573
Cuentas Nacionales de Venezuela

el valor de las importaciones de todo el período. El crecimiento de las im-


portaciones se vio alimentado por el contravalor de las exportaciones agríco-
las robustecidas por la bonanza de los precios en los mercados del exterior y
por el crecimiento de la producción y exportación petrolera.
Finalmente, la suma de la inversión interna más la inversión importada
nos lleva a obtener la inversión total, siendo éste el segundo componente
del PIB que requerimos para su cálculo. La agregación de estas dos variables
ajustan el comportamiento irregular de ambas por separado. De 149,8
millones de bolívares de 1915, la serie cierra en 356 millones, a pesar de
que en su ínterin había alcanzado montos por encima de 500 millones de
bolívares, como ocurrió en 1929.

574
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Cuadros y gráficos

575
Cuentas Nacionales de Venezuela

576
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 3.1
PRODUCTO INTERNO SIN INVERSIÓN

Años Consumo Interno Exportaciones totales Producto Interno


en Bs. en Bs. sin inversión en Bs.
1915 1.852.323.279 121.266.458 1.973.589.737
1916 1.848.788.663 117.652.854 1.966.441.517
1917 1.842.962.326 119.998.465 1.962.960.791
1918 1.860.647.755 102.659.153 1.963.306.908
1919 1.855.016.344 258.668.749 2.113.685.093
1920 1.802.890.576 170.641.156 1.973.531.732
1921 1.903.956.245 133.559.833 2.037.516.078
1922 2.012.139.848 137.844.353 2.149.984.201
1923 2.079.791.979 156.704.196 2.236.496.175
1924 2.144.623.462 213.486.434 2.358.109.896
1925 2.203.737.400 329.999.019 2.533.736.419
1926 2.278.480.083 395.403.253 2.673.883.336
1927 2.283.594.598 444.114.803 2.727.709.401
1928 2.345.221.973 609.554.962 2.954.776.935
1929 2.351.983.559 778.560.087 3.130.543.646
1930 2.405.883.407 762.494.232 3.168.377.639
1931 2.466.218.674 651.618.047 3.117.836.721
1932 2.529.679.702 628.259.171 3.157.938.873
1933 2.562.850.452 617.546.683 3.180.397.135
1934 2.597.717.150 637.136.135 3.234.853.285
1935 2.596.853.852 686.323.009 3.283.176.861

Fuente: Las exportaciones totales se obtienen de las Memorias del Ministerio de Hacienda.
Cálculo: El Producto Interno sin inversión resulta de adicionar al Consumo Interno el total de las exportaciones totales.

577
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº 3.2
COMPOSICIÓN DE LAS EXPORTACIONES

Años Exportaciones Exportaciones % de Exportaciones Exportaciones


totales en Bs. petroleras petroleras no petroleras
en Bs. sobre el total en Bs.
1915 121.266.458 1.703.510 1,4 119.562.948
1916 117.652.854 1.422.399 1,2 116.230.455
1917 119.998.465 2.063.054 1,7 117.935.411
1918 102.659.153 2.674.380 2,6 99.984.773
1919 258.668.749 2.591.471 1,0 256.077.278
1920 170.641.156 3.279.676 1,9 167.361.480
1921 133.559.833 11.751.965 8,8 121.807.868
1922 137.844.353 15.714.676 11,4 122.129.677
1923 156.704.196 28.713.067 18,3 127.991.129
1924 213.486.434 65.513.869 30,7 147.972.565
1925 329.999.019 137.496.789 41,7 192.502.230
1926 395.403.253 246.603.668 62,4 148.799.585
1927 444.114.803 280.815.193 63,2 163.299.610
1928 609.554.962 466.942.248 76,6 142.612.714
1929 778.560.087 593.609.896 76,2 184.950.191
1930 762.494.232 634.055.220 83,2 128.439.012
1931 651.618.047 574.711.863 88,2 76.906.184
1932 628.259.171 531.635.466 84,6 96.623.705
1933 617.546.683 553.209.618 89,6 64.337.065
1934 637.136.135 570.758.207 89,6 66.377.927
1935 686.323.009 614.820.709 89,6 71.502.300

Fuente: Anuario Estadístico de Venezuela, 1944. Ministerio de Fomento.


Nota: Hasta 1917, a las exportaciones petroleras se les sumaban las exportaciones de asfalto y demás derivados.

578
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 3.3
PRODUCTO INTERNO SIN INVERSIÓN (PI S/INV) NO PETROLERO

Años PI s/Inv. Exportaciones PI s/Inv


Petroleras en Bs. no petrolero
1915 1.973.589.737 1.703.510 1.971.886.227
1916 1.966.441.517 1.422.399 1.965.019.118
1917 1.962.960.791 2.063.054 1.960.897.737
1918 1.963.306.908 2.674.380 1.960.632.528
1919 2.113.685.093 2.591.471 2.111.093.622
1920 1.973.531.732 3.279.676 1.970.252.056
1921 2.037.516.078 11.751.965 2.025.764.113
1922 2.149.984.201 15.714.676 2.134.269.525
1923 2.236.496.175 28.713.067 2.207.783.108
1924 2.358.109.896 65.513.869 2.292.596.027
1925 2.533.736.419 137.496.789 2.396.239.630
1926 2.673.883.336 246.603.668 2.427.279.668
1927 2.727.709.401 280.815.193 2.446.894.208
1928 2.954.776.935 466.942.248 2.487.834.687
1929 3.130.543.646 593.609.896 2.536.933.750
1930 3.168.377.639 634.055.220 2.534.322.419
1931 3.117.836.721 574.711.863 2.543.124.858
1932 3.157.938.873 531.635.466 2.626.303.407
1933 3.180.397.135 553.209.618 2.627.187.517
1934 3.234.853.285 570.758.207 2.664.095.078
1935 3.283.176.861 614.820.709 2.668.356.152

Fuente: Las exportaciones totales se obtienen de las Memorias del Ministerio de Hacienda.
Las exportaciones petroleras se obtienen del Anuario Estadístico, 1944. Ministerio de Fomento.
Cálculo: El Producto Interno sin Inversión No Petrolero resulta de sustraer al Producto Interno sin Inversión el valor de las exportaciones
por concepto de petróleo.

579
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº 3.4
INVERSIÓN INTERNA

Años Producto Interno Inversión Interna


sin inversión en Bs. en Bs.
1915 1.973.589.737 118.415.384
1916 1.966.441.517 117.986.491
1917 1.962.960.791 117.777.647
1918 1.963.306.908 117.798.414
1919 2.113.685.093 126.821.106
1920 1.973.531.732 118.411.904
1921 2.037.516.078 122.250.965
1922 2.149.984.201 128.999.052
1923 2.236.496.175 134.189.771
1924 2.358.109.896 141.486.594
1925 2.533.736.419 152.024.185
1926 2.673.883.336 160.433.000
1927 2.727.709.401 163.662.564
1928 2.954.776.935 177.286.616
1929 3.130.543.646 187.832.619
1930 3.168.377.639 190.102.658
1931 3.117.836.721 187.070.203
1932 3.157.938.873 189.476.332
1933 3.180.397.135 190.823.828
1934 3.234.853.285 194.091.197
1935 3.283.176.861 196.990.612

Fuente: Cálculos propios.


La Inversión Interna resulta de aplicar al Producto Interno sin inversión un factor de rentabilidad mínima que esta investigación ha
convenido en establecerla en 6%.

580
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 3.5
INVERSIÓN INTERNA NO PETROLERA

Años PI s/Inv. Inversión Interna


no-petrolero no petrolera en Bs.
1915 1.971.886.227 118.313.174
1916 1.965.019.118 117.901.147
1917 1.960.897.737 117.653.864
1918 1.960.632.528 117.637.952
1919 2.111.093.622 126.665.617
1920 1.970.252.056 118.215.123
1921 2.025.764.113 121.545.847
1922 2.134.269.525 128.056.171
1923 2.207.783.108 132.466.986
1924 2.292.596.027 137.555.762
1925 2.396.239.630 143.774.378
1926 2.427.279.668 145.636.780
1927 2.446.894.208 146.813.652
1928 2.487.834.687 149.270.081
1929 2.536.933.750 152.216.025
1930 2.534.322.419 152.059.345
1931 2.543.124.858 152.587.492
1932 2.626.303.407 157.578.204
1933 2.627.187.517 157.631.251
1934 2.664.095.078 159.845.705
1935 2.668.356.152 160.101.369

Fuente: Cálculos propios.


La Inversión Interna No Petrolera resulta de aplicar al Producto Interno sin inversión un factor de rentabilidad mínima que esta
investigación ha convenido en establecerla en 6 por ciento.

581
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº 3.6
INVERSIÓN IMPORTADA

Años Importaciones Bienes de capital Inversión Importada


totales en Bs. importados ( %) en Bs.
1915 59.000.759 55,07 32.491.718
1916 90.557.964 64,15 58.092.934
1917 129.916.594 68,66 89.200.733
1918 80.948.894 68,55 55.490.843
1919 107.705.586 68,88 74.185.377
1920 284.003.070 68,99 195.923.277
1921 194.002.020 69,09 134.044.417
1922 89.392.924 69,20 61.861.675
1923 125.636.130 69,31 87.077.457
1924 181.277.907 69,42 125.836.126
1925 266.409.549 69,52 185.215.006
1926 343.088.792 69,63 238.888.641
1927 443.258.318 69,73 309.104.366
1928 358.458.314 69,84 250.347.286
1929 457.354.271 69,95 319.896.645
1930 401.323.389 70,05 281.125.918
1931 290.508.431 70,15 203.803.387
1932 169.363.430 70,26 118.991.334
1933 150.540.029 70,36 105.922.333
1934 126.827.253 70,46 89.368.571
1935 225.344.342 70,57 159.020.248

Fuente: Las importaciones totales se obtienen de las Memorias del Ministerio de Hacienda.
Los % de bienes de consumo importados resultan de cálculos propios sobre una muestra de listas de importación por artículos
publicados por los ministerios de Hacienda y Fomento en diversos documentos oficiales (ver fuentes).
Cálculo: El Consumo Importado se obtiene extrayendo de las importaciones totales la proporción porcentual que abarca los bienes
destinados para el consumo final.

582
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 3.7
INVERSIÓN TOTAL

Años Inversión Interna Inversión Importada Inversión total


en Bs. en Bs. en Bs.
1915 118.415.384 38.435.539 156.850.923
1916 117.986.491 70.770.527 188.757.018
1917 117.777.647 81.488.104 199.265.752
1918 117.798.414 54.819.078 172.617.492
1919 126.821.106 128.133.685 254.954.790
1920 118.411.904 217.426.120 335.838.024
1921 122.250.965 65.990.876 188.241.841
1922 128.999.052 69.767.267 198.766.319
1923 134.189.771 105.829.895 240.019.666
1924 141.486.594 149.886.570 291.373.164
1925 152.024.185 211.121.422 363.145.607
1926 160.433.000 287.136.800 447.569.800
1927 163.662.564 257.034.044 420.696.608
1928 177.286.616 290.962.178 468.248.795
1929 187.832.619 316.747.523 504.580.142
1930 190.102.658 254.881.836 444.984.494
1931 187.070.203 147.855.587 334.925.790
1932 189.476.332 107.816.563 297.292.896
1933 190.823.828 101.030.476 291.854.305
1934 194.091.197 89.368.571 283.459.768
1935 196.990.612 159.020.248 356.010.860

Fuente: La Inversión Interna e Importada se han obtenido por cálculos propios según fuentes
especificadas en los cuadros respectivos.
Cálculo: La Inversión total resulta de agregar la Inversión Interna con la Inversión Importada.

583
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº 3.8
INVERSIÓN TOTAL NO PETROLERA

Años Inversión Interna Inversión Importada Inversión Total


no petrolera en Bs. en Bs. no petrolera en Bs.
1915 118.313.174 38.435.539 156.748.713
1916 117.901.147 70.770.527 188.671.674
1917 117.653.864 81.488.104 199.141.968
1918 117.637.952 54.819.078 172.457.030
1919 126.665.617 128.133.685 254.799.302
1920 118.215.123 217.426.120 335.641.243
1921 121.545.847 65.990.876 187.536.723
1922 128.056.171 69.767.267 197.823.438
1923 132.466.986 105.829.895 238.296.882
1924 137.555.762 149.886.570 287.442.331
1925 143.774.378 211.121.422 354.895.800
1926 145.636.780 287.136.800 432.773.580
1927 146.813.652 257.034.044 403.847.696
1928 149.270.081 290.962.178 440.232.260
1929 152.216.025 316.747.523 468.963.548
1930 152.059.345 254.881.836 406.941.181
1931 152.587.492 147.855.587 300.443.078
1932 157.578.204 107.816.563 265.394.768
1933 157.631.251 101.030.476 258.661.728
1934 159.845.705 89.368.571 249.214.276
1935 160.101.369 159.020.248 319.121.617

Fuente: La Inversión Interna no petrolera e Importada se han obtenido por cálculos propios según fuentes especificadas en los cuadros
respectivos.
Cálculo: La Inversión Total no petrolera resulta de agregar la Inversión Interna con la Inversión Importada.

584
Cuentas Nacionales, 1915-1935

El gasto público en Venezuela

585
Cuentas Nacionales de Venezuela

586
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Análisis sobre el gasto público

Contando este período 1915-1935, con la ventaja de disponer datos


sobre el gasto público, optamos por incluir esta variable en cálculo del PIB.
Los montos en valores del gasto son relativamente pequeños frente al pro-
ducto, pero se trata de una cuenta que se revela como un indicador indis-
pensable a efectos de observar la participación del Estado como agente di-
namizador de la economía. En especial durante este período, que en con-
traste con el tiempo republicano precedente, expone a la hacienda pública
fortalecida con los ingresos petroleros.

Observamos en el Cuadro 4.1 que el gasto público tuvo en este lapso


cuatro movimientos de pendiente, a saber:

1) Entre 1915 y 1921: lenta expansión. Una fase que arranca en


71,5 millones de bolívares y alcanza los 100 millones en seis años.
Un par de picos en baja no logran frenar este crecimiento, que
suele superar los montos del presupuesto de ingresos. El gasto
capital no supera la barra de 16 por ciento frente al gasto corrien-
te, y hasta tiene en 1920 su punto más bajo de la serie al descen-
der a 4,85 por ciento. Ello supone que en estos años aumentó la
estructura empleadora pública que consume la mayor parte del
gasto corriente.
2) Entre 1922 y 1924: breve retroceso. Luego de haber alcanzado el
nivel de 100 millones, el gasto público cae por un trienio hasta 72
millones. Sin embargo, el gasto capital recupera terreno frente al

587
Cuentas Nacionales de Venezuela

gasto corriente, pues en 1924 logra abarcar casi 40 por ciento. Ello
indica el efecto del ingreso petrolero sobre el gasto de inversión.
3) Entre 1925 y 1930: rápida expansión. En este quinquenio el gasto
público más que se duplica, ya que logra alcanzar, en 1930, el punto
más alto de la serie con 263,8 millones de bolívares. No obstante,
pese a alcanzar en 1925 la mayor proporción de la serie con 49,52
por ciento, el gasto productivo promedio baja a poco menos de vein-
te puntos porcentuales en 1930.
4) Entre 1931 y 1935: lento retroceso. A partir de 1931, el gasto pú-
blico retrocede hacia un punto bajo de 161,9 millones de bolívares,
es decir, a menos de 100 millones respecto del punto más alto. Esto
ocurre mientras el gasto capital del Estado se estabiliza en un prome-
dio de 15 por ciento, pese a que el último año de la serie logra expan-
dirse hasta casi 30 por ciento.
5) Las fluctuaciones del gasto público en la década de los 20, son el
resultado:
a) Del aumento del ingreso petrolero hasta 1929.
b) De la crisis mundial a partir de 1929, que se refleja en las cifras de
1930 a 1935.

588
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Cuadros y gráficos

589
Cuentas Nacionales de Venezuela

590
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 4.1
GASTO PÚBLICO
EN BS.

Años Presupuesto Gasto público Gasto público % Gasto público Gasto público
público de capital capital sobre corriente
de ingresos el gasto público
1915 65.674.385 71.527.736 9.002.629 12,59 62.525.108
1916 72.126.667 78.555.090 9.887.106 12,59 68.667.984
1917 53.253.668 58.000.000 7.300.000 12,59 50.700.000
1918 57.102.118 52.900.000 5.100.000 9,64 47.800.000
1919 101.134.440 58.200.000 8.700.000 14,95 49.500.000
1920 81.560.716 68.100.000 3.300.000 4,85 64.800.000
1921 70.926.950 102.700.000 15.900.000 15,48 86.800.000
1922 87.691.320 80.800.000 8.600.000 10,64 72.200.000
1923 102.249.052 72.000.000 18.200.000 25,28 53.800.000
1924 120.165.140 86.700.000 34.400.000 39,68 52.300.000
1925 172.098.217 115.500.000 57.200.000 49,52 58.300.000
1926 182.148.439 163.100.000 21.500.000 13,18 141.600.000
1927 186.752.017 178.800.000 14.300.000 8,00 164.500.000
1928 230.415.294 155.700.000 15.600.000 10,02 140.100.000
1929 255.444.824 244.700.000 65.500.000 26,77 179.200.000
1930 210.258.842 263.800.000 19.900.000 7,54 243.900.000
1931 185.095.583 260.900.000 19.400.000 7,44 241.500.000
1932 171.889.094 166.400.000 18.300.000 11,00 148.100.000
1933 171.829.139 161.900.000 16.100.000 9,94 145.800.000
1934 202.980.149 153.900.000 19.100.000 12,41 134.800.000
1935 189.125.135 178.900.000 53.200.000 29,74 125.700.000

Fuente: Anuario Estadísticos de Venezuela, Ministerio de Fomento y Memorias e informes económicos, BCV, varios años.
Carrillo Batalla, T. E. Evaluación de la Inversión del Ingreso Fiscal Petrolero-UCV.

591
El Producto Interno Bruto en Venezuela
Cuentas Nacionales de Venezuela

594
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Análisis estadísticos del PIB

El Producto Interno Bruto se obtiene como resultante agregado del Con-


sumo Total y la Inversión Total. La mayor proporción de dichas variables la
absorbe como es lógico el consumo; en promedio, el volumen del consumo
para este período representa 87,8 por ciento del PIB, mientras que la inver-
sión concentra apenas 12,2 por ciento restante. Sin embargo, se trata de un
avance considerable si lo comparamos con el tramo 1874-1914, cuando el
consumo ocupó 92,5 por ciento del producto. Este aumento en la propor-
ción de la inversión como componente del PIB habla del inicial impacto de
la economía petrolera.
En términos constantes, el PIB registró tres pendientes, todas positivas.
La primera transcurre entre 1915 y 1919, lapso en el cual el PIB acumuló
apenas un saldo de 53 millones de bolívares, para una variación porcentual
en 1919, de 2,53 por ciento respecto de 1915. A partir de 1920 y hasta
1930, el PIB observa una elevadísima pendiente, cerrando en 43,6 por
ciento respecto de 1915, es decir, un absoluto acumulado de más de 870
millones de bolívares en quince años. El resto del período que abarca el
último quinquenio se aminora la pendiente, y hasta retrocede, para apenas
recuperarse cerrando con cinco puntos porcentuales más que el subperíodo
anterior, es decir, alrededor de 100 millones de bolívares. Este último refle-
ja los efectos de la crisis mundial desencadenada en 1929, sobre la econo-
mía venezolana. El golpe sobre nuestra economía no fue mayor por virtud
del papel de amortiguador que jugó el petróleo en esos años, no obstante
haber sentido este producto el impacto del descenso, aunque en menor
escala que la exportación agrícola tradicional.

595
Cuentas Nacionales de Venezuela

Por su parte, la variación porcentual interanual es más susceptible a los


cambios. Sin prestar mucha atención a los “picos” coyunturales de algunos
años en particular, esta estadística refleja que, luego de 1918, el PIB au-
mentó año a año hasta 1926, año cuando registra ascensos por encima del
5 por ciento interanual, cerrando este ciclo en 1929 con 3,3 por ciento. En
adelante, salvo el último año de la serie en el que se recupera a 2,5 por
ciento, los saldos interanuales descienden por debajo de 1 por ciento, in-
cluso se tornan negativos como ocurre en 1931 y 1932, no más allá de 1
por ciento.

596
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Cuadros y gráficos

597
Cuentas Nacionales de Venezuela

598
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 5.1
PRODUCTO INTERNO BRUTO
EN BS.

Años Consumo total Inversión total PIB


1915 1.852.323.279 156.850.923 2.009.176.117
1916 1.848.788.663 188.757.018 2.005.641.503
1917 1.842.962.326 199.265.752 2.031.721.262
1918 1.860.647.755 172.617.492 2.059.915.424
1919 1.855.016.344 254.954.790 2.027.635.755
1920 1.802.890.576 335.838.024 2.057.847.286
1921 1.903.956.245 188.241.841 2.239.796.190
1922 2.012.139.848 198.766.319 2.200.383.610
1923 2.079.791.979 240.019.666 2.278.560.221
1924 2.144.623.462 291.373.164 2.384.645.052
1925 2.203.737.400 363.145.607 2.495.112.489
1926 2.278.480.083 447.569.800 2.641.627.617
1927 2.283.594.598 420.696.608 2.731.166.325
1928 2.345.221.973 468.248.795 2.765.920.509
1929 2.351.983.559 504.580.142 2.820.234.283
1930 2.405.883.407 444.984.494 2.910.465.479
1931 2.466.218.674 334.925.790 2.911.205.100
1932 2.529.679.702 297.292.896 2.864.607.424
1933 2.562.850.452 291.854.305 2.860.145.281
1934 2.597.717.150 283.459.768 2.889.573.389
1935 2.596.853.852 356.010.860 2.753.706.711

Fuente: El consumo total y la Inversión total se han obtenido por cálculos propios según fuentes especificadas en los cuadros
respectivos
Cálculo: El Producto Interno Bruto resulta de agregar el Consumo total y la Inversión total.

GRÁFICO Nº 5.1
EVOLUCIÓN DE LOS COMPONENTES DEL PIB

3.000.000.000

2.500.000.000

2.000.000.000
Bolívares

1.500.000.000

1.000.000.000

500.000.000

0
1915 1916 1917 1918 1919 1920 1921 1922 1923 1924 1925 1926 1927 1928 1929 1930 1931 1932 1933 1934 1935
Años
Consumo total Inversión total
599
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº 5.2
PRODUCTO INTERNO BRUTO NO PETROLERO
EN BS.

Años Consumo total Inversión total Gasto público PIB no petrolero


no petrolera
1915 1.852.323.279 156.748.713 71.527.736 2.080.599.728
1916 1.848.788.663 188.671.674 78.555.090 2.108.988.074
1917 1.842.962.326 199.141.968 58.000.000 2.120.659.385
1918 1.860.647.755 172.457.030 52.900.000 2.091.104.784
1919 1.855.016.344 254.799.302 58.200.000 2.162.715.646
1920 1.802.890.576 335.641.243 68.100.000 2.196.731.819
1921 1.903.956.245 187.536.723 102.700.000 2.159.592.968
1922 2.012.139.848 197.823.438 80.800.000 2.312.663.286
1923 2.079.791.979 238.296.882 72.000.000 2.398.888.861
1924 2.144.623.462 287.442.331 86.700.000 2.504.065.794
1925 2.203.737.400 354.895.800 115.500.000 2.645.333.200
1926 2.278.480.083 432.773.580 163.100.000 2.826.753.664
1927 2.283.594.598 403.847.696 178.800.000 2.850.542.294
1928 2.345.221.973 440.232.260 155.700.000 2.964.254.233
1929 2.351.983.559 468.963.548 244.700.000 2.976.647.107
1930 2.405.883.407 406.941.181 263.800.000 3.057.524.588
1931 2.466.218.674 300.443.078 260.900.000 3.030.461.753
1932 2.529.679.702 265.394.768 166.400.000 3.055.974.470
1933 2.562.850.452 258.661.728 161.900.000 2.987.912.180
1934 2.597.717.150 249.214.276 153.900.000 3.008.831.426
1935 2.596.853.852 319.121.617 178.900.000 2.987.503.206

Fuente: El Consumo total y la Inversión total se han obtenido por cálculos propios según fuentes especificadas en los cuadros
respectivos.
Cálculo: El Producto Interno Bruto resulta de agregar el Consumo total y la Inversión total.

600
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 5.3
COMPARACIÓN ENTRE EL PIB Y EL PIB NO PETROLERO
EN BS.

Años PIB PIB no petrolero Diferencia % del PIB


(A) (B) (A)-(B) petrolero
sobre el PIB
1915 2.080.701.939 2.080.599.728 102.211 0,0
1916 2.109.073.418 2.108.988.074 85.344 0,0
1917 2.120.783.168 2.120.659.385 123.783 0,0
1918 2.091.265.247 2.091.104.784 160.463 0,0
1919 2.162.871.134 2.162.715.646 155.488 0,0
1920 2.196.928.599 2.196.731.819 196.781 0,0
1921 2.160.298.086 2.159.592.968 705.118 0,0
1922 2.313.606.166 2.312.663.286 942.881 0,0
1923 2.400.611.645 2.398.888.861 1.722.784 0,1
1924 2.507.996.626 2.504.065.794 3.930.832 0,2
1925 2.653.583.008 2.645.333.200 8.249.807 0,3
1926 2.841.549.884 2.826.753.664 14.796.220 0,5
1927 2.867.391.205 2.850.542.294 16.848.912 0,6
1928 2.992.270.768 2.964.254.233 28.016.535 0,9
1929 3.012.263.701 2.976.647.107 35.616.594 1,2
1930 3.095.567.901 3.057.524.588 38.043.313 1,2
1931 3.064.944.465 3.030.461.753 34.482.712 1,1
1932 3.087.872.598 3.055.974.470 31.898.128 1,0
1933 3.021.104.757 2.987.912.180 33.192.577 1,1
1934 3.043.076.918 3.008.831.426 34.245.492 1,1
1935 3.024.392.449 2.987.503.206 36.889.243 1,2

Fuente: Cálculos propios según fuentes especificadas en los cuadros anteriores.

601
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº 5.4
VARIACIÓN PORCENTUAL DEL PIB
EN BS.

Años PIB Variación % interanual Variación % 0=1915


1915 2.080.701.939 0,00 0,00
1916 2.109.073.418 1,36 1,36
1917 2.120.783.168 0,56 1,93
1918 2.091.265.247 -1,39 0,51
1919 2.162.871.134 3,42 3,95
1920 2.196.928.599 1,57 5,59
1921 2.160.298.086 -1,67 3,83
1922 2.313.606.166 7,10 11,19
1923 2.400.611.645 3,76 15,38
1924 2.507.996.626 4,47 20,54
1925 2.653.583.008 5,80 27,53
1926 2.841.549.884 7,08 36,57
1927 2.867.391.205 0,91 37,81
1928 2.992.270.768 4,36 43,81
1929 3.012.263.701 0,67 44,77
1930 3.095.567.901 2,77 48,78
1931 3.064.944.465 -0,99 47,30
1932 3.087.872.598 0,75 48,41
1933 3.021.104.757 -2,16 45,20
1934 3.043.076.918 0,73 46,25
1935 3.024.392.449 -0,61 45,35

Fuente: Cálculos propios sobre la base de los procedimientos señalados en los cuadros precedentes.

602
Cuentas Nacionales, 1915-1935

GRÁFICO Nº 5.4.1
VARIACIÓN % INTERANUAL DEL PIB

50,00
45,00
40,00
35,00
30,00
Variación %

25,00
20,00
15,00
10,00
5,00
0,00
1915 1916 1917 1918 1919 1920 1921 1922 1923 1924 1925 1926 1927 1928 1929 1930 1931 1932 1933 1934 1935
Años

603
La dimensión del Estado: Relación de ingresos
y egresos fiscales respecto al PIB
Cuentas Nacionales de Venezuela

606
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Análisis sobre el tamaño del Estado respecto a la economía nacional

Con base en los ingresos y egresos fiscales declarados en las “memorias y


cuentas” del Ministerio de Hacienda, se puede inferir el “tamaño del Esta-
do” con respecto al PIB, tanto en lo que tiene que ver con los ingresos
fiscales, como en sus egresos. Así, por tamaño del Estado entenderemos la
proporción porcentual resultante entre el valor del PIB y el valor total de
los ingresos y egresos del Estado, que a la postre es el resultado de sus
recaudaciones tributarias y no tributarias sobre esa misma economía.
A partir de 1915, la tendencia general del balance fiscal se caracteriza
por las estrechas diferencias entre los ingresos y los egresos. Se observan
varios de años deficitarios: 7 de los 20 años de la serie, siendo los más graves
el de 1930 y 1935 con –50,6 y –44 millones de bolívares, respectivamen-
te. En contrapartida, los años superavitarios tocaron techo en 1927 con un
positivo de 31 millones. Así, el balance fiscal promedio del período se incli-
na ligeramente al superávit en 2,7 millones de bolívares. De este modo, el
período 1915-1935 rompe con la tradición decimonónica en punto al ba-
lance fiscal, pues los ingresos petroleros permiten pagar la deuda externa
que venía arrastrando la República desde la anterior centuria y amortiguar
los efectos de la crisis mundial.
Por otra parte, la proporción de los ingresos fiscales respecto al monto del
PIB, que esta investigación denomina “tamaño del Estado”, logra superar la
barrera de 5 por ciento proporcional que caracterizó los 40 años anteriores
al período, cuyo promedio apenas logró 2,35 por ciento. Esta vez, el pro-
medio general se ubicó en 5,46 por ciento, con años que llegaron a rebasar
8 por ciento, con el cual este período puede considerarse como el inicio de

607
Cuentas Nacionales de Venezuela

un nuevo gran Estado venezolano que caracterizó el resto del siglo XX, o al
menos de un Estado más grande al que precedió de vida republicana.
Por otra parte, aprovechando contar con el índice general de precios, se
confeccionó un cuadro y gráfico comparativo conteniendo las respectivas
variaciones porcentuales con año base en 1915, del PIB, la proporción por-
centual anual de los ingresos fiscales con respecto al PIB y del índice gene-
ral de precios (IGP). Al respecto puede destacarse:
La velocidad en el crecimiento de los precios continúa con pendiente
elevada a lo largo de toda la serie, aunque con retroceso entre 1920 y 1928,
cuando vuelve a dispararse su pendiente. Por su parte, el PIB toma un
sendero similar a la inflación pero con pendientes menores; justo en el
lapso en que retrocede la ojiva del índice de precios, el PIB acelera y vicever-
sa, lo cual puede indicar una correlación inversamente proporcional entre
el PIB y el IGP. El tamaño del Estado no parece afectarse ni estar sujeto a la
variable de los precios, sino que tiende a obedecer en alguna medida el
crecimiento del PIB.

608
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Cuadros y gráficos

609
Cuentas Nacionales de Venezuela

610
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 6.1
ESTRUCTURA FISCAL
EN BOLÍVARES

Años Fiscal INGRESOS EGRESOS BALANCE


1915 1916 65.674.385 57.930.228 7.744.157
1916 1917 72.126.667 58.043.627 14.083.040
1917 1918 53.253.668 52.948.924 304.744
1918 1919 57.102.118 58.161.026 -1.058.908
1919 1920 101.134.440 68.065.521 33.068.919
1920 1921 81.560.716 101.655.743 -20.095.027
1921 1922 70.926.950 80.836.154 -9.909.204
1922 1923 87.691.320 72.014.302 15.677.018
1923 1924 102.249.052 86.744.504 15.504.548
1924 1925 120.165.140 115.489.165 4.675.975
1925 1926 172.098.217 163.118.152 8.980.065
1926 1927 182.148.439 178.796.979 3.351.460
1927 1928 186.752.017 155.709.648 31.042.369
1928 1929 230.415.294 244.757.837 -14.342.543
1929 1930 255.444.824 263.771.397 -8.326.573
1930 1931 210.258.842 260.900.843 -50.642.001
1931 1932 185.095.583 166.372.608 18.722.975
1932 1933 171.889.094 161.899.071 9.990.023
1933 1934 171.829.139 153.924.974 17.904.165
1934 1935 202.980.149 178.917.656 24.062.493
1935 1936 189.125.135 233.186.446 -44.061.311

Fuente: Leyes de Presupuesto y Memorias de Hacienda de cada uno de los años respectivos.
Cálculos del PIB propios sobre la base de los procedimientos señalados en los cuadros precedentes.

GRÁFICO Nº 6.1.1
INGRESOS Y EGRESOS FISCALES

300.000.000

250.000.000

200.000.000
Bolívares

150.000.000

100.000.000

50.000.000

0
1915 1916 1917 1918 1919 1920 1921 1922 1923 1924 1925 1926 1927 1928 1929 1930 1931 1932 1933 1934 1935
Años
Ingresos Egresos

611
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº 6.2
ESTRUCTURA DEL INGRESO Y EL INGRESO FISCAL PETROLERO
EN BOLÍVARES

Años Fiscal INGRESOS Ingresos fiscales % Ingresos


petroleros petroleros
1915 1916 65.674.385 191.621 0,29
1916 1917 72.126.667 160.000 0,22
1917 1918 53.253.668 690.000 1,30
1918 1919 57.102.118 1.310.000 2,29
1919 1920 101.134.440 1.460.000 1,44
1920 1921 81.560.716 2.210.000 2,71
1921 1922 70.926.950 7.500.000 10,57
1922 1923 87.691.320 3.780.000 4,31
1923 1924 102.249.052 5.910.000 5,78
1924 1925 120.165.140 20.870.000 17,37
1925 1926 172.098.217 17.880.000 10,39
1926 1927 182.148.439 21.430.000 11,77
1927 1928 186.752.017 46.190.000 24,73
1928 1929 230.415.294 50.540.000 21,93
1929 1930 255.444.824 47.330.000 18,53
1930 1931 210.258.842 46.980.000 22,34
1931 1932 185.095.583 45.150.000 24,39
1932 1933 171.889.094 43.460.760 25,28
1933 1934 171.829.139 46.659.012 27,15
1934 1935 202.980.149 51.855.437 25,55
1935 1936 189.125.135 55.858.674 29,54

Fuente: Leyes de Presupuesto y Memorias de Hacienda de cada uno de los años respectivos.
Cálculos del PIB propios sobre la base de los procedimientos señalados en los cuadros precedentes.

GRÁFICO Nº 6.2.1
INGRESOS FISCALES E INGRESOS FISCALES PETROLEROS

300.000.000

250.000.000

200.000.000
Bolívares

150.000.000

100.000.000

50.000.000

0
1915 1916 1917 1918 1919 1920 1921 1922 1923 1924 1925 1926 1927 1928 1929 1930 1931 1932 1933 1934 1935
Años
Ingresos fiscales Ingresos fiscales petroleros
612
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº 6.3
TAMAÑO DEL ESTADO RESPECTO DEL PIB
EN Bs. Y PROPORCIONES PORCENTUALES

Años INGRESOS EGRESOS BALANCE PIB % Ingreso % Egreso


s/PIB s/PIB
1915 65.674.385 57.930.228 7.744.157 2.073.699.671 3,17 2,79
1916 72.126.667 58.043.627 14.083.040 2.096.827.273 3,44 2,77
1917 53.253.668 52.948.924 304.744 2.128.487.896 2,50 2,49
1918 57.102.118 58.161.026 -1.058.908 2.091.658.762 2,73 2,78
1919 101.134.440 68.065.521 33.068.919 2.105.678.562 4,80 3,23
1920 81.560.716 101.655.743 -20.095.027 2.178.708.950 3,74 4,67
1921 70.926.950 80.836.154 -9.909.204 2.227.401.479 3,18 3,63
1922 87.691.320 72.014.302 15.677.018 2.306.326.757 3,80 3,12
1923 102.249.052 86.744.504 15.504.548 2.381.126.776 4,29 3,64
1924 120.165.140 115.489.165 4.675.975 2.482.135.252 4,84 4,65
1925 172.098.217 163.118.152 8.980.065 2.624.425.120 6,56 6,22
1926 182.148.439 178.796.979 3.351.460 2.791.358.391 6,53 6,41
1927 186.752.017 155.709.648 31.042.369 2.917.480.205 6,40 5,34
1928 230.415.294 244.757.837 -14.342.543 2.945.581.070 7,82 8,31
1929 255.444.824 263.771.397 -8.326.573 3.012.642.186 8,48 8,76
1930 210.258.842 260.900.843 -50.642.001 3.119.552.296 6,74 8,36
1931 185.095.583 166.372.608 18.722.975 3.125.137.950 5,92 5,32
1932 171.889.094 161.899.071 9.990.023 3.100.917.495 5,54 5,22
1933 171.829.139 153.924.974 17.904.165 3.024.037.240 5,68 5,09
1934 202.980.149 178.917.656 24.062.493 3.043.076.918 6,67 5,88
1935 189.125.135 233.186.446 -44.061.311 3.024.392.449 6,25 7,71

Fuente: Leyes de Presupuesto y Memorias de Hacienda de cada uno de los años respectivos.

GRÁFICO Nº 6.3.1
TAMAÑO DEL ESTADO RESPECTO AL PIB

10,00
9,00
8,00
7,00
Proporción %

6,00
5,00
4,00
3,00
2,00
1,00
0,00
1915 1916 1917 1918 1919 1920 1921 1922 1923 1924 1925 1926 1927 1928 1929 1930 1931 1932 1933 1934 1935
Años
Ingreso/PIB Egreso sobre el PIB

613
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº 6.4
COMPARACIÓN ENTRE PIB, INGRESOS FISCALES E ÍNDICE DE PRECIOS
VARIACIONES PORCENTUALES 0 = 1915

Años V % interanual del PIB % Ingreso s/PIB V % IP


1915 0,00 0,00 0
1916 1,12 8,61 35
1917 2,64 -21,00 50
1918 0,87 -13,80 56
1919 1,54 51,66 68
1920 5,06 18,20 83
1921 7,41 0,55 77
1922 11,22 20,06 75
1923 14,83 35,59 80
1924 19,70 52,86 75
1925 26,56 107,06 72
1926 34,61 106,04 74
1927 40,69 102,12 72
1928 42,04 147,00 75
1929 45,28 167,73 83
1930 50,43 112,82 101
1931 50,70 87,02 124
1932 49,54 75,03 127
1933 45,83 79,42 141
1934 46,75 110,62 150
1935 45,85 97,45 144

GRÁFICO Nº 6.4.1
EVOLUCIÓN PORCENTUAL DEL PIB,
EL TAMAÑO DEL ESTADO Y EL ÍNDICE GENERAL DE PRECIOS

200,00
Variaciones porcentuales 0 = 1915

150,00

100,00

50,00

0,00
1915 1916 1917 1918 1919 1920 1921 1922 1923 1924 1925 1926 1927 1928 1929 1930 1931 1932 1933 1934 1935

-50,00

V % PIB V % ingresos públicos s/PIB IGP

614
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Parte III
SOPORTES ESTADÍSTICOS

615
Soportes estadísticos I
Muestras de importaciones y su clasificación
Cuentas Nacionales de Venezuela

618
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Explicación metodológica

El análisis de las importaciones constituye un componente esencial de la


presente investigación, toda vez que permite el cálculo del Producto Inter-
no Bruto (PIB), en los términos ya expuestos a lo largo del trabajo prece-
dente I, impidiendo la doble contabilidad tanto en el consumo como para
la inversión. A esta parte la hemos denominado “clasificación de importa-
ciones”. Implica descomponer el valor total de los bienes importados en dos
grandes grupos: uno, el grupo de los bienes de consumo final; y dos, el
grupo de los bienes de capital y materia prima.
Por bienes de consumo final entendemos la condición de todos aquellos
productos que una vez puestos en la circulación mercantil, no requieren de
ningún proceso productivo adicional, pues ya se encuentran en el último
eslabón de la cadena económica. Por bienes de capital y materia prima conce-
bimos a aquellos productos, que si bien se encuentran en el mercado, son o
partes agregadas de un bien productor de otros bienes o que están destinados
a ser incorporados o a formar parte de equipos o artículos productores de
otros bienes o a ser transformados en objetos o materiales listos para el consu-
mo después del proceso industrial correspondiente. Descompuestos de este
modo, obtenemos los componentes esenciales del PIB: consumo e inversión.
Para la presente investigación, se han tomado “muestras” de listas de
bienes de importación que se encuentran disponibles en forma documen-
tal, pero dispersas en los documentos anexos de las “memoria y cuenta” de
los ministerios de Hacienda y Fomento o bien dispersos en esporádicas
publicaciones, como Estadísticas mercantiles, serie que vio luz editorial entre
los años 1913 hasta 1928, y con los cuales el público tenía acceso a cifras

619
Cuentas Nacionales de Venezuela

públicas con profundidad de detalles. Lamentablemente en el último men-


cionado año, esta iniciativa se interrumpe y no se retoma hasta bien entra-
do el año 1936.
Sólo para efectos de “clasificar” en detalle los bienes importados, proce-
dimos con una metodología similar a la aplicada en los períodos anteriores:
la técnica del muestreo. A continuación exponemos un cuadro síntesis es-
pecificando el año de la muestra, los valores de la muestra y del total de
exportaciones y la proporción porcentual del valor de la muestra respecto
del valor total de importación, cuyo promedio se ubica en 61 por ciento,
con lo cual nos consideramos satisfechos por cuanto la muestra representa
un considerable universo de bienes importados, si acaso los más consumi-
dos en el país.

Años Valor Valor total Proporción


de muestra de importación de importaciones porcentual de
de muestra la muestra

1915 37.235.355 59.000.759 63,1


1916 57.491.093 90.557.964 63,5
1917 73.994.141 129.916.594 57,0
1920 164.721.781 284.003.070 58,0
1923 75.381.678 125.636.130 60,0
1926 233.643.793 343.088.792 68,1
1928 203.966.149 358.458.314 56,9

Como puede observarse en los cuadros de partidas de importación exten-


sos que siguen a estos comentarios, el siguiente paso consistió en clasificar
dichos bienes importados. Se muestra en primer lugar todos los bienes de
consumo final, seguido de los bienes de capital y materia prima, que conve-
nimos en presentarlos en franjas oscuras para su diferenciación lógica y
visual. Luego, con base en el total de la muestra, se obtienen las diferentes
proporciones porcentuales para cada tipo.
Consideramos, asimismo, oportuno iniciar esta parte con un breve análi-
sis sobre nuestra balanza comercial, para lo cual adjuntamos cuadro y dos
gráficos, con el propósito de contribuir en lo posible al análisis de los lectores.

Breve análisis de la balanza comercial

Entendemos por la balanza comercial como la diferencia entre el valor de


las exportaciones respecto al valor de las importaciones. Este aspecto impor-
tante de nuestra economía fue incluido en los tomos respectivos correspon-

620
Cuentas Nacionales, 1915-1935

dientes a los períodos 1800-1830, 1831-1873 y 1874-1914, estos últimos


en imprenta al momento de escribir estas notas. De un análisis interno de la
información podemos concluir en las siguientes consideraciones:

• En términos seculares, la balanza comercial fue ampliamente positi-


va, es decir, el valor de las exportaciones fueron siempre mayores que
el valor de las importaciones. Durante los 40 años anteriores, el spread,
o diferencia absoluta entre exportaciones e importaciones, resultó en
promedio muy amplia a favor de las exportaciones.
• Para el período 1915-1920, el promedio de las exportaciones fue de
387,4 millones de bolívares, frente 216,4 millones de importacio-
nes, para una balanza comercial favorable de 171 millones de bolíva-
res.
• Hasta 1921 la balanza comercial anual resultó negativa; ese mismo
año resultó el peor de la serie con –76,8 millones, mientras que el
resto de los años la diferencia no fue muy amplia a favor de las expor-
taciones.
• Entre 1922 y 1926, tanto las exportaciones como las importaciones
crecen a un mismo ritmo, con balanza leve a favor de las exportacio-
nes y en consecuencia con muy bajo spread.
• A partir de 1927 y hasta el fin de la serie, la pendiente de las exporta-
ciones marcha contra su ritmo ascendente mientras que las importa-
ciones caen en similar ángulo negativo; así pues, el spread de la balanza
retorna a sus amplias brechas como las vistas durante el siglo XIX.

621
Cuadros de clasificación de importaciones
Cuentas Nacionales de Venezuela

624
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº I.1
CLASIFICACIÓN DE IMPORTACIONES
1915

Artículos Valores %
Abanicos de cartón 646 0,002
Abanicos de seda 140 0,000
Abonos 2.274 0,006
Aceite de almendra 3.809 0,010
Aceite de coco 275 0,001
Aceite de colaza 788 0,002
Aceite de kerosén 408.675 1,098
Aceite de linaza 59.042 0,159
Aceite de oliva 485.769 1,305
Aceite de palma 1.474 0,004
Aceite de semillas de algodón 4.600 0,012
Aceite de sésamo 419 0,001
Aceitunas y alcaparras 52.081 0,140
Agua de azahares 4.340 0,012
Aguas minerales 23.255 0,062
Agujas y alfileres 8.643 0,023
Alfombras 9.315 0,025
Algodón medicinal 15.042 0,040
Alhucema 985 0,003
Alimentos preparados 115.833 0,311
Almanaques y anuncios 78.289 0,210
Almendras mondadas 3.967 0,011
Almillas y medias de algodón 562.282 1,510
Almillas y medias de lana 4.120 0,011
Alpiste 3.633 0,010
Alumbre 5.057 0,014
Amargos 400 0,001
Aparatos de calefacción eléctrica 1.123 0,003
Aparatos eléctricos y accesorios 298.937 0,803
Aparatos extintores de incendio 1.161 0,003
Armas de fuego y accesorios 39.415 0,106
Arrow root 597 0,002
Arroz en grano 1.234.421 3,315
Arroz molido 285 0,001
Artículos de escritorio 51.969 0,140
Artículos de tocador 67.117 0,180
Automóviles y accesorios 820.423 2,203
Avena quebrantada 15.213 0,041
Azúcar 13.861 0,037
Bebidas alcohólicas 397.061 1,066
Bebidas gaseosas 412 0,001
Betún para el calzado 14.398 0,039
Biberones y sus picos 7.563 0,020
Bicicletas y accesorios 7.526 0,020
(continúa)

625
Cuentas Nacionales de Venezuela

(viene)

Billares accesorios 1.512 0,004


Blankit 2.210 0,006
Boquillas y pipas 260 0,001
Bórax 2.203 0,006
Botellas “Thermos” 2.790 0,007
Broches 2.751 0,007
Bruzas para bestias 245 0,001
Cápsula para revólver 128.154 0,344
Carne salada y fresca 3.599 0,010
Cartón manufacturado 8.297 0,022
Casupos 10.144 0,027
Catálogos y muestras 1.681 0,005
Cebada malteada 84.034 0,226
Cebada mondada 6.369 0,017
Cebollas y ajos 2.398 0,006
Cenizas de huesos 25 0,000
Centeno en grano 65 0,000
Cepillos 9.627 0,026
Cerote para zapatos 235 0,001
Cerveza 30.361 0,082
Cigarrillos 6.384 0,017
Clean surface 203 0,001
Cochecitos para niños 2.476 0,007
Cola ordinaria 4.489 0,012
Colchones 1.069 0,003
Colmenas 100 0,000
Conservas alimenticias 494.774 1,329
Copiadores de cartas 2.787 0,007
Corales 294 0,001
Crisoles 1.598 0,004
Cromos 4.535 0,012
Cubiertos de plata alemana 4.184 0,011
Cuchillos ordinarios 36.399 0,098
Cuchillos y tenedores 10.013 0,027
Cuerdas y entorchados 22.220 0,060
Desinfectantes 73.076 0,196
Dulces 245.549 0,659
Efectos personales 4.045 0,011
Encurtidos 22.104 0,059
Escobas y escobillones de cerda animal 1.897 0,005
Especias 242.487 0,651
Estearina 973.412 2,614
Etiquetas litografiadas 3.394 0,009
Extractos de campeche 2.678 0,007
Extractos de cuajo 2.173 0,006
Extractos de quebracho 1.092 0,003
Felpudos 290 0,001
Fieltros para agua 5.970 0,016
Flores artificiales 1.865 0,005
Frutas frescas 58.302 0,157

(continúa)

626
Cuentas Nacionales, 1915-1935

(viene)

Frutas pasadas y secas 77.775 0,209


Galletas con dulce 70.841 0,190
Galletas sin dulce 185.256 0,498
Gelatina 2.570 0,007
Harina de avena 3.126 0,008
Harina de cebada 974 0,003
Harina de maíz 1.273 0,003
Harina de trigo 2.432.321 6,532
Harina lacteada 2.755 0,007
Hielo 25 0,000
Hilo para coser, tejer y bordar 562.845 1,512
Horquilla para el cabello 149 0,000
Huevos de aves 9.040 0,024
Imágenes 7.787 0,021
Incienso 1.181 0,003
Jabón 5.943 0,016
Jabón para sastre 467 0,001
Jarabes 337 0,001
Jeringas 4.769 0,013
Juegos de deportes 6.665 0,018
Juegos de salón 1.259 0,003
Jugo de frutas 6.406 0,017
Juguetes 51.348 0,138
Ladrillos para limpiar cubiertos 133 0,000
Lámparas y linternas 52.015 0,140
Leche condensada 33.817 0,091
Legumbres preparadas 19.067 0,051
Legumbres sin preparar 193 0,001
Libros a la rústica 19.745 0,053
Libros científicos 15.959 0,043
Libros empastados 7.361 0,020
Linaza en grano 1.310 0,004
Loza ordinaria 17.008 0,046
Lúpulo 11.429 0,031
Maicena 523 0,001
Maíz 4.662 0,013
Maletas 1.274 0,003
Mangueras 11.402 0,031
Maní 811 0,002
Manígrafos 567 0,002
Manteca 952.080 2,557
Mantequilla 450.100 1,209
Mantequilla (imitación) 19.664 0,053
Mechas para lámparas 1.399 0,004
Medicinas y drogas 1.848.900 4,965
Menestra 25.215 0,068
Monturas 609 0,002
Motas para polvo 8.466 0,023
Muebles de hierro 17.632 0,047
Muebles de madera fina 30.599 0,082

(continúa)

627
Cuentas Nacionales de Venezuela

(viene)

Municiones 93.570 0,251


Música escrita 1.308 0,004
Naipes 17.182 0,046
Navajas y tijeras 14.379 0,039
Objetos de fantasía 16.290 0,044
Órganos 4.172 0,011
Ornamentos para iglesias 2.072 0,006
Papas 3.600 0,010
Papas greladas 44.284 0,119
Papel dorado y plateado 155 0,000
Papel manufacturado 13.835 0,037
Papel para cigarrillos 15.450 0,041
Parafina 132.179 0,355
Paraguas de algodón 6.970 0,019
Paraguas de seda 1.754 0,005
Pasta para lustrar 2.391 0,006
Pasta para sopas 453 0,001
Peines y peinetas 12.125 0,033
Perfumadores 55.617 0,149
Perfumería para el tocador 362.144 0,973
Petate 6.848 0,018
Pez rubia 85.683 0,230
Pianos 49.474 0,133
Piedra pómez 168 0,000
Pizarras y lápices 1.287 0,003
Plumeros 376 0,001
Polvos para hornear 241 0,001
Prendas falsas 33.498 0,090
Prendas finas 5.155 0,014
Quesos 92.685 0,249
Quina 103.200 0,277
Regaliz 893 0,002
Relojes de bolsillo 94 0,000
Relojes de mesa y pared 8.248 0,022
Ropa hecha 4.198 0,011
Sagú 3.016 0,008
Sal de Epsom y Glauber 16.148 0,043
Sal de nitro 12.572 0,034
Sal gema 30 0,000
Sardinas 234.844 0,631
Sémola 2.556 0,007
Sobres 235 0,001
Soda y potasa 142.974 0,384
Sombreros adornados 21.276 0,057
Sombreros sin adornar 57.211 0,154
Tabaco elaborado 5.551 0,015
Talco en polvo 4.859 0,013
Té 3.857 0,010
Termómetros 1.815 0,005
Tiza 2.438 0,007

(continúa)

628
Cuentas Nacionales, 1915-1935

(viene)

Tocino 302 0,001


Trampas para roedores 1.747 0,005
Trigo quebrantado 3.173 0,009
Triquitraques 5.478 0,015
Valores 45.000 0,121
Velas de esteáricas 175 0,000
Velocípedo 1.929 0,005
Veneno para roedores 242 0,001
Vinagre 1.549 0,004
Vino en botellas 121.721 0,327
Vinos 517.081 1,389
Yesqueros 250 0,001
Aparatos para alumbrado 22 0,000
Accesorios para máquinas 329.134 0,884
Aceite bituminoso 195 0,001
Aceite para máquinas 124.129 0,333
Acero en barras 102.672 0,276
Acero manufacturado 42.327 0,114
Ácido acético 6.932 0,019
Ácido sulfúrico 3.383 0,009
Ácidos 21.718 0,058
Adornos funerarios 8.387 0,023
Afrecho 341 0,001
Alambre de hierro 188.927 0,507
Alambre de púas y grapas 380.391 1,022
Alambre manufacturado 3.252 0,009
Algodón en rama 435.313 1,169
Alquitrán mineral 5.149 0,014
Aluminio y níquel manufacturado 4.990 0,013
Animales vivos 5.657 0,015
Anzuelos 8.068 0,022
Aparatos de óptica 687 0,002
Arneses 3.912 0,011
Artículos para dentistas 2.311 0,006
Artículos para el calzado 20.779 0,056
Artículos para fabricar sombreros 39.020 0,105
Asbestos 4.078 0,011
Aserrín de corcho 1.128 0,003
Asfalto 455 0,001
Azogue 9.110 0,024
Azulillo 1.122 0,003
Balanzas 27.270 0,073
Baldosas para pisos 375 0,001
Bandas para máquinas 47.994 0,129
Barnices charoles 15.178 0,041
Bencina y gasolina 324.245 0,871
Bicarbonato de soda 13.175 0,035
Bicromato de potasio 5.052 0,014
Bombas hidráulicas 64.045 0,172
Botellas para aguas gaseosas 5.776 0,016

(continúa)

629
Cuentas Nacionales de Venezuela

(viene)

Botellas vacías 41.867 0,112


Botes y embarcaciones 27.510 0,074
Botones 49.849 0,134
Brochas y pinceles 6.788 0,018
Bronce manufacturado 30.682 0,082
Cables de alambre 13.373 0,036
Cadenas y anclas 9.814 0,026
Cajas fuertes y registradora 68.662 0,184
Cañuelas y marcos 4.732 0,013
Carbón mineral 335.103 0,900
Carbón vegetal 36 0,000
Carboncillo para luz eléctrica 4.638 0,012
Carburo de calcio 114.816 0,308
Carretillas de mano 3.197 0,009
Carrocería 11.591 0,031
Cartón (R 50% específico) 127 0,000
Cartón en pasta 4.633 0,012
Cartón fino 17.160 0,046
Caucho manufacturado 64.407 0,173
Celuloide manufacturado 11.872 0,032
Cemento blanco 5.949 0,016
Cemento romano 226.794 0,609
Cera sin labrar 822 0,002
Cerda animal 692 0,002
Cerda vegetal 1.098 0,003
Cianuro de potasio 18.716 0,050
Cinematógrafos y accesorios 21.282 0,057
Clavazón de hierro 70.370 0,189
Cloruro de cal 853 0,002
Cobre 49.560 0,133
Cobre manufacturado 109.546 0,294
Corchos 34.462 0,093
Cordelería 272.052 0,731
Corsé y artículos para fabricarlos 5.107 0,014
Creta 216 0,001
Crudo N° 3 685.226 1,840
Dinamita 13.138 0,035
Efectos para el Gobierno Nacional 635 0,002
Ejes resortes para carro 4.312 0,012
Elásticas y ligas 3.772 0,010
Empacadura para máquinas 14.943 0,040
Encerados 8.639 0,023
Esmeril 721 0,002
Espejos 11.895 0,032
Esperma de ballena 208 0,001
Esponjas 1.968 0,005
Estambre en rama 675 0,002
Estaño en barra 8.438 0,023
Estaño manufacturado 26.163 0,070
Estopa 22.877 0,061

(continúa)

630
Cuentas Nacionales, 1915-1935

(viene)

Fécula para planchar 535 0,001


Fibras vegetales 42.228 0,113
Fieltros sin fular 14.846 0,040
Flejes de hierro 1.619 0,004
Fonógrafo y accesorios 48.853 0,131
Fotografía y útiles 20.116 0,054
Fuelles y fraguas 5.343 0,014
Fuetes para montura 149 0,000
Garrafones vacíos 2.195 0,006
Gas ácido carbónico 40.767 0,109
Gas amoníaco anhídrido 17.793 0,048
Goma arábiga 30.590 0,082
Grasa para máquinas 11.552 0,031
Guarales 40.095 0,108
Herramientas y maquinaria para agricultura 694.076 1,864
Hidrolina 250 0,001
Hierro en bruto 233.688 0,628
Hierro manufacturado 218.816 0,588
Hierro para edificios 172.113 0,462
Hierro para uso doméstico 117.349 0,315
Hilo acarreto e hilacha 251.004 0,674
Hilo de oro falso 12.040 0,032
Hiposulfito de sodio 296 0,001
Hojalata 15.292 0,041
Hojalata manufacturada 15.762 0,042
Hule 20.243 0,054
Incubadoras 218 0,001
Inodoros 3.565 0,010
Instrumentos científicos 14.347 0,039
Instrumentos para arte y oficios 87.186 0,234
Instrumentos para música 10.809 0,029
Jarcias 1.014 0,003
Juncos y mimbre manufacturado 22.550 0,061
Ladrillos refractarios 18.794 0,050
Láminas para fabricar papel 15.000 0,040
Lana animal 708 0,002
Lápices de plomo 99 0,000
Lata-papel 2.059 0,006
Letrinas 10.026 0,027
Libritos con hojas de oro fino 1.250 0,003
Libros en blancos 21.920 0,059
Lija 4.803 0,013
Llantas de caucho 133.969 0,360
Madera manufacturada 83.212 0,223
Madera sin manufacturar 144.390 0,388
Magnesita 442 0,001
Maniquíes 2.119 0,006
Mapa 35 0,000
Maquinarias 1.520.614 4,084
Maquinarias (R 80% específico) 182.132 0,489

(continúa)

631
Cuentas Nacionales de Venezuela

(viene)

Máquinas para aguas gaseosas 1.717 0,005


Máquinas para minas 6.840 0,018
Máquinas para telares 70.975 0,191
Máquinas y útiles para imprentas 116.744 0,314
Mármol en polvo 312 0,001
Mármol labrado 12.375 0,033
Mármol sin labrar 9.686 0,026
Masa filtrante 273 0,001
Materiales para caminos de hierro 535.221 1,437
Materias tintóreas 520 0,001
Mechas para minas 21.417 0,058
Mechas para velas 35.187 0,095
Mimbre y junco manufacturado 5.761 0,015
Molinos 25.822 0,069
Mollejones 1.368 0,004
Moneda acuñada de níquel 75.000 0,201
Mosaicos 3.968 0,011
Motocicletas 3.169 0,009
Motores y accesorios 174.873 0,470
Musgo artificial 35 0,000
Nácar y marfil manufacturado 239 0,001
Oro acuñado 423.308 1,137
Oro manufacturado 92 0,000
Pábilo 369 0,001
Paja sin manufacturar 3.360 0,009
Papel de imprenta 127.657 0,343
Papel de tapicería 10.359 0,028
Papel no especificado 385.494 1,035
Pasta para rodillos 2.723 0,007
Petróleo crudo 3.850 0,010
Piedras litográficas 2.640 0,007
Pieles curtidas 290.335 0,780
Pinturas finas 74.517 0,200
Pinturas ordinarias 165.348 0,444
Plantas vivas 2.161 0,006
Plata alemana manufacturada 16.148 0,043
Plata manufacturada 7.090 0,019
Plomo en barras 3.231 0,009
Plomo manufacturado 120 0,000
Plumas para adornos 615 0,002
Pólvora 47.169 0,127
Porcelana manufacturada 8.810 0,024
Preparaciones de petróleo 1.489 0,004
Rasuras de madera 2.742 0,007
Refrigeradoras 9.930 0,027
Resinas no especificada 7.301 0,020
Romanas y pesas 6.232 0,017
Sacos vacíos 309.495 0,831
Sanguijuelas 808 0,002
Sebo 26.951 0,072

(continúa)

632
Cuentas Nacionales, 1915-1935

(viene)

Semillas 5.994 0,016


Silicato de aluminio 100 0,000
Silicato de soda 18.601 0,050
Suela 414 0,001
Suela de cáñamo 11.600 0,031
Sulú 264 0,001
Tapioca 70 0,000
Tapones de hojalata 5.835 0,016
Tejido de alambre de hierro 22.342 0,060
Tela pelo de camello 2.150 0,006
Telas de algodón (R 25% específico) 464.034 1,246
Telas de algodón (R 50% específico) 90.903 0,244
Telas de cerda 3.372 0,009
Telas de lana 347.762 0,934
Telas de lino 44.321 0,119
Telas de lino (R 50% específico) 1.695 0,005
Telas de seda artificial (R 25% específico 6.000 0,016
Telas de seda mezclada (R 15% ad valorem) 33.543 0,090
Telas de seda pura (R 15% ad valorem) 30.332 0,081
Telas y tejidos de algodón 6.552.915 17,599
Tierra para limpiar 176 0,000
Tornillos para herreros 1.831 0,005
Trementina 22.678 0,061
Tripas secas 639 0,002
Tubería de hierro 481.691 1,294
Túmulos 1.015 0,003
Veneno contra insectos 3.825 0,010
Veneno para pieles 4.569 0,012
Vidrios manufacturado 124.138 0,333
Vidrios planos 12.433 0,033
Yeso en polvo 1.825 0,005
Zinc en láminas 14.730 0,040
Zinc manufacturado 2.404 0,006

Totales 37.235.085 100


Bienes de consumo 16.740.513 44,96
Bienes de capital y materia prima 20.494.573 55,04

Nota: La parte sombreada representa a los bienes de capital.

633
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº I.2
CLASIFICACIÓN DE IMPORTACIONES
1916

Artículos Valores %
Abalorios 1.353 0,00
Abanicos de cartón 1.536 0,00
Abanicos de madera y papel 1.297 0,00
Abonos 6.217 0,01
Aceite de algodón 4.390 0,01
Aceite de almendra 4.555 0,01
Aceite de colaza 2.576 0,00
Aceite de kerosén 344.823 0,60
Aceite de linaza 59.756 0,10
Aceite de oliva 524.751 0,91
Aceite de palma 2.776 0,00
Aceite de sésamo 9.947 0,02
Aceite esenciales 16.099 0,03
Aceite imitación de oliva 1.005 0,00
Aceite minerales 10.847 0,02
Aceitunas y alcaparras 50.880 0,09
Agua de azahares 2.934 0,01
Agua oxigenada 1.379 0,00
Aguas minerales 17.341 0,03
Agujas y alfileres 45.190 0,08
Alfombras 15.924 0,03
Algodón medicinal 14.428 0,03
Alhucema 1.890 0,00
Alimentos preparados 72.434 0,13
Almagre 334 0,00
Almanaques exfoliadores 10.876 0,02
Almanaques exfoliadores con anuncios 23.846 0,04
Almendras mondadas 36 0,00
Almillas y medias de algodón 1.181.439 2,06
Almillas y medias de lana 10.263 0,02
Almohada y colchones 327 0,00
Alpiste 9.865 0,02
Alumbre 2.226 0,00
Amargos 4.017 0,01
Aparatos extintores de incendio 2.397 0,00
Armas de fuego y accesorios 9.893 0,02
Arrow root 1.986 0,00
Arroz en grano 2.885 0,01
Arroz molido 1.447.193 2,52
Artefactos de cuernos, huesos y carey 32.894 0,06
Artículos con baño de plata 10.916 0,02
Artículos de escritorio 99.949 0,17
Artículos de plata alemana 3.601 0,01
Artículos de seda 7.714 0,01

(continúa)

634
Cuentas Nacionales, 1915-1935

(viene)

Artículos de seda artificial 7.716 0,01


Automóviles y accesorios 1.307.567 2,28
Avena en concha 2.867 0,00
Avena quebrantada 19.800 0,03
Azúcar 10.095 0,02
Barro manufacturado 6.336 0,01
Bastones y fuetes 3.380 0,01
Bayeta 136.450 0,24
Betún para el calzado 13.128 0,02
Biberones y sus picos 3.997 0,01
Bicicletas y accesorios 13.617 0,02
Billares accesorios 2.108 0,00
Bocinas de hierro para carros 2.924 0,01
Bolsas de hielo y agua caliente 1.707 0,00
Bolsas de mano 1.535 0,00
Bombillos para alumbrados eléctricos 55.124 0,10
Bórax 4.716 0,01
Botellas “Thermos” 6.334 0,01
Bragueros 1.635 0,00
Broches 71.583 0,12
Bruzas para bestias 700 0,00
Calendario 315 0,00
Calzado 913 0,00
Cápsula para revólver 108.704 0,19
Carpetas y cobertores de algodón 38.105 0,07
Cartón manufacturado 17.699 0,03
Cartucho para escopeta 2.731 0,00
Casupos 83 0,00
Catálogos y muestras 9.417 0,02
Cebada malteada 122.128 0,21
Cebada mondada 9.954 0,02
Centeno en grano 146 0,00
Cepillos 17.700 0,03
Cera manufacturada 265 0,00
Cerote para zapatos 307 0,00
Cerveza 71.726 0,13
Cigarrillos 12.673 0,02
Cintas de algodón 15.020 0,03
Cintas para máquinas de escribir 1.278 0,00
Clean surface 254 0,00
Corbata 2.242 0,00
Cochecitos para niños 4.355 0,01
Cocinas y cocinillas 8.311 0,01
Cojines 133 0,00
Cola ordinaria 8.675 0,02
Colmenas 161 0,00
Conservas alimenticias 435.401 0,76
Copiadores de cartas 11.111 0,02
Cortinas de algodón 9.787 0,02
Crisoles 785 0,00
Cromos 11.626 0,02

(continúa)

635
Cuentas Nacionales de Venezuela

(viene)

Cuadernos de instrucción primaria 15.839 0,03


Cubiertos de mesa con baño de plata 10.222 0,02
Cubiertos de plata alemana 5.343 0,01
Cubiertos no especificado 62.988 0,11
Cuchillos de punta, ordinarios 48.578 0,08
Cuerdas y entorchados 28.859 0,05
Desinfectantes 108.496 0,19
Drogas y medicinas 1.808.871 3,15
Duelas 4.951 0,01
Dulces 194.333 0,34
Efectos personales 25.501 0,04
Encurtidos 23.667 0,04
Escobas y escobillones de cerda animal 2.488 0,00
Escobas y escobillones de cerda vegetal 1.602 0,00
Escopetas ordinarias 5.180 0,01
Especias 179.971 0,31
Estatuas de hierro 550 0,00
Estearina 537.734 0,94
Etiquetas litografiadas 42.683 0,07
Extractos curtientes 12.351 0,02
Felpudos 1.351 0,00
Filtros para agua 15.461 0,03
Flores artificiales 1.745 0,00
Frutas en jugos 32.598 0,06
Frutas frescas 62.645 0,11
Frutas pasadas y secas 64.042 0,11
Galletas con dulce 79.836 0,14
Galletas sin dulce 183.375 0,32
Gelatina 6.120 0,01
Granos y alimento no especificado 31.334 0,05
Grasa no especificada 4.867 0,01
Guantes 15.843 0,03
Hamacas de algodón 2.738 0,00
Harina de avena 5.432 0,01
Harina de cebada 1.441 0,00
Harina de centeno 143 0,00
Harina de maíz 235 0,00
Harina de trigo 3.049.201 5,32
Hielo 10 0,00
Hilo para coser, tejer y bordar 605.678 1,06
Hojilla falsa 388 0,00
Horquilla para el cabello 10.714 0,02
Huevos de aves 24.305 0,04
Imágenes 9.237 0,02
Incienso 2.520 0,00
Jabón 2.799 0,00
Jabón de piedra 1.894 0,00
Jarabes 6.945 0,01
Juegos de deportes 4.000 0,01
Juegos de salón 1.206 0,00
Jugo de frutas 5.226 0,01

(continúa)

636
Cuentas Nacionales, 1915-1935

(viene)

Juguetes 139.943 0,24


Ladrillos para limpiar cubiertos 388 0,00
Lámparas y linternas 33.299 0,06
Leche condensada 36.072 0,06
Legumbres preparadas 36.132 0,06
Legumbres sin preparar 150 0,00
Libros a la rústica 8.960 0,02
Libros científicos 6.730 0,01
Libros empastados 123.969 0,22
Licores 765.140 1,33
Limpia dientes de pluma 300 0,00
Linaza en grano 694 0,00
Litargirio 612 0,00
Loza ordinaria 77.203 0,13
Lúpulo 11.747 0,02
Maicena 223 0,00
Maíz 84.073 0,15
Maletas 19.609 0,03
Maní 78 0,00
Manígrafos 461 0,00
Manteca 1.077.412 1,88
Manteles y servilletas 13.828 0,02
Mantequilla 530.152 0,92
Mantequilla (imitación) 1.239 0,00
Mariposas para luz 990 0,00
Mechas para lámparas 4.913 0,01
Miel 21 0,00
Mosquiteros 8.252 0,01
Motas para polvo 7.675 0,01
Muebles de hierro 22.870 0,04
Muebles de madera fina 42.594 0,07
Muebles de madera ordinaria 84.695 0,15
Muebles de paja 50 0,00
Muestras 1.176 0,00
Municiones 91.877 0,16
Música escrita 235 0,00
Naftalina 192 0,00
Naipes 18.085 0,03
Navajas y tijeras 38.625 0,07
Necesarios 3.859 0,01
Objetos de fantasía 74.676 0,13
Órganos 2.381 0,00
Ornamentos para iglesias 3.675 0,01
Pañoles y pañoletas 2.080 0,00
Paños de algodón o de lino 53.637 0,09
Pañuelos de algodón con dobladillo 223.649 0,39
Pañuelos de algodón sin dobladillo 49.403 0,09
Papas 334 0,00
Papas graladas 29.326 0,05
Papel de música 588 0,00
Papel dorado y plateado 248 0,00

(continúa)

637
Cuentas Nacionales de Venezuela

(viene)

Papel manufacturado 28.355 0,05


Papel para cigarrillos 133.645 0,23
Parafina 144.862 0,25
Paraguas de algodón 27.093 0,05
Paraguas de seda 2.357 0,00
Pasta para lustrar 464 0,00
Pasta para sopas 76 0,00
Perfumadores 860 0,00
Perfumería 431.585 0,75
Petate 4.284 0,01
Pez rubia 94.734 0,17
Pianos 88.284 0,15
Picos para teteros 9.976 0,02
Piedra pómez 145 0,00
Pizarras y lápices 2.685 0,00
Plantas artificiales 200 0,00
Plumas de aves 125 0,00
Plumas para adornos 1.230 0,00
Plumeros 1.120 0,00
Pólvora 83.672 0,15
Polvos contra insectos 7.836 0,01
Polvos para hornear 812 0,00
Porcelana manufacturada 17.357 0,03
Prendas falsas 31.867 0,06
Prendas finas 5.350 0,01
Preparaciones para limpiar o pulimentar 1.506 0,00
Quesos 136.421 0,24
Quinina 78.751 0,14
Refrigeradoras 3.865 0,01
Regaliz 714 0,00
Relojes de bolsillo 743 0,00
Relojes de mesa y pared 19.688 0,03
Revólveres 10.270 0,02
Ropa de algodón o de lino 29.964 0,05
Ropa de lana 4.070 0,01
Ropa de seda animal 5.928 0,01
Sagú 2.338 0,00
Sal de Epsom y Glauber 13.755 0,02
Salsas 9.454 0,02
Sardinas 299.993 0,52
Semillas y alimentos 9.620 0,02
Sillas para montar 789 0,00
Sobres 4.569 0,01
Sombreros adornados 25.516 0,04
Sombreros sin adornos 94.194 0,16
Sulú 203 0,00
Suspensorio 600 0,00
Tabaco 4.930 0,01
Tabaco en polvo y picado 386 0,00
Tabaco manufacturado 223 0,00
Tapioca 730 0,00

(continúa)

638
Cuentas Nacionales, 1915-1935

(viene)

Tarjetas en blanco 993 0,00


Té 6.536 0,01
Tela para limpiar metales 145 0,00
Telas crudas de lino puro o mezclado con algodón 89.857 0,16
Termómetros 3.869 0,01
Timbres para fósforos 35.100 0,06
Tiza 2.509 0,00
Tiza para billares 291 0,00
Trampa para cazar ratones 1.131 0,00
Trigo en grano o empaquetado 2.093 0,00
Triquitraques 5.451 0,01
Útiles de cacería 31 0,00
Valores 16.430 0,03
Velas de estearina 150 0,00
Velas de sebo 18.765 0,03
Velocípedo 3.625 0,01
Veneno contra insectos 1.187 0,00
Vinagre 5.139 0,01
Vino blanco en botellas 151.142 0,26
Vino en barriles 569.463 0,99
Vino medicinales 12.111 0,02
Accesorios para instalaciones eléctricas 419.660 0,73
Aceite lubricantes 114.355 0,20
Acero manufacturado 45.697 0,08
Acero para construcción 83.817 0,15
Acero redondo o cuadrado 39.011 0,07
Ácido acético 13.336 0,02
Ácido bórico 2.926 0,01
Ácido esteárico 24.588 0,04
Ácido hidroclórico 182 0,00
Ácido láctico 1.180 0,00
Ácido muriático 2.368 0,00
Ácido nítrico 1.027 0,00
Ácido olético 919 0,00
Ácido sulfúrico 5.836 0,01
Ácido tartárico 4.478 0,01
Ácidos 7.542 0,01
Adornos funerarios 19.885 0,03
Afrecho 1.061 0,00
Alambiques 114 0,00
Alambre de hierro 183.495 0,32
Alambre de púas y grapas 417.446 0,73
Alambre manufacturado 5.479 0,01
Algodón en rama 929.936 1,62
Algodón planchado 2.395 0,00
Alimentos para ganado 816 0,00
Alquitrán mineral 2.156 0,00
Alquitrán vegetal 5.197 0,01
Aluminio y níquel manufacturado 10.263 0,02
Amoníaco líquido 1.366 0,00
Anclas de hierro 2.549 0,00

(continúa)

639
Cuentas Nacionales de Venezuela

(viene)

Añil 2.640 0,00


Animales vivos 16.292 0,03
Anuncios 13.154 0,02
Anzuelos 8.545 0,01
Aparatos de desinfección 3.067 0,01
Aparatos de óptica 1.769 0,00
Aparatos insecticida 667 0,00
Aparatos no especificado 234 0,00
Aparatos para incubar huevos 172 0,00
Aparatos telefónicos y accesorios 20.038 0,03
Arena refractaria y arcilla 3.727 0,01
Armas blancas 381 0,00
Arneses 5.376 0,01
Artículos para dentistas 25.802 0,04
Asbestina 1.037 0,00
Asbestos 16.910 0,03
Aserrín en corcho 166 0,00
Asfalto 653 0,00
Azogue 3.786 0,01
Azufre 4.972 0,01
Balanzas 27.532 0,05
Bandas para máquinas 94.924 0,17
Baños de hierro enlozado 2.741 0,00
Barba de ballena 450 0,00
Barnices charoles 21.545 0,04
Barrenas para perforar piedras 73 0,00
Barriles vacíos 325 0,00
Bencina y gasolina 564.450 0,98
Bicarbonato de sodio 18.699 0,03
Bisulfito de sodio 286 0,00
Blanco de zinc 38.435 0,07
Blanco España 464 0,00
Bombas hidráulicas 53.507 0,09
Botellas para aguas gaseosas 3.140 0,01
Botellas vacías 107.150 0,19
Botes y embarcaciones 3.974 0,01
Botones 183.881 0,32
Brochas y pinceles 16.921 0,03
Bronce manufacturado 14.429 0,03
Cables de alambre 7.900 0,01
Cachimbo 909 0,00
Cadenas y anclas 4.798 0,01
Cajas fuertes y registradora 74.473 0,13
Cal hidráulica y cal común 1.295 0,00
Calderas de vapor 68.247 0,12
Cañamazo empapelado 4.465 0,01
Cañuelas y marcos 6.588 0,01
Cápsula para botellas 744 0,00
Carbón mineral 461.995 0,81
Carbón vegetal 26 0,00
Carboncillo para luz eléctrica 3.533 0,01

(continúa)

640
Cuentas Nacionales, 1915-1935

(viene)

Carburo de calcio 129.895 0,23


Carretas 61.412 0,11
Carretillas de mano 6.216 0,01
Carrocería 260 0,00
Carruajes 78.285 0,14
Cartón en pasta 25.446 0,04
Cartón fino 5.064 0,01
Cartón impermeable 728 0,00
Caucho manufacturado 106.342 0,19
Celuloide manufacturado 131.458 0,23
Cemento aglutinado 1.773 0,00
Cemento blanco 1.863 0,00
Cemento romano 372.453 0,65
Cera sin manufacturar 920 0,00
Cerda animal 1.114 0,00
Cerda vegetal 442 0,00
Cianuro de potasio 8.779 0,02
Cianuro de sodio 56.944 0,10
Cinematógrafos y accesorios 22.018 0,04
Cintas para empaquetar 1.700 0,00
Clavazón de hierro 185.388 0,32
Cloro magnesio 547 0,00
Cloruro de cal 2.261 0,00
Cobre manufacturado 89.944 0,16
Cobre no manufacturado 32.216 0,06
Colores y pintura no especificado 106.494 0,19
Corcho en tabla y manufacturado 22.514 0,04
Cordelería 268.149 0,47
Corsé y artículos para fabricarlos 5.593 0,01
Cotonía 14.638 0,03
Creta 242 0,00
Crudo N° 3 211.301 0,37
Cubiertas impermeables para techos 1.020 0,00
Cuchillos para artes y oficios 11.870 0,02
Damesana y garrafones 10.892 0,02
Desperdicios de algodón 8.574 0,01
Despojos de animales 133.337 0,23
Dextrina 630 0,00
Dinamita 8.320 0,01
Ejes resortes para carro 16.114 0,03
Elásticas y ligas 6.350 0,01
Empacadura para máquinas 48.755 0,08
Encajes de algodón 383.265 0,67
Encerados 2.641 0,00
Esmeril 557 0,00
Espejos 32.995 0,06
Esperma de ballena 302 0,00
Espoleta 120 0,00
Esponjas 2.318 0,00
Estambre en rama 3.226 0,01
Estaño en barra 20.332 0,04

(continúa)

641
Cuentas Nacionales de Venezuela

(viene)

Estaño manufacturado 10.032 0,02


Estanque de hierro 1.571 0,00
Estopa 30.800 0,05
Estuches vacíos 2.102 0,00
Fibras vegetales 100 0,00
Fieltros para fabricación de sombreros 42.208 0,07
Fieltros para máquinas de litografía 1.600 0,00
Fieltros para sudaderos 582 0,00
Flejes de hierro 5.564 0,01
Fondo de hierro para usos industriales 880 0,00
Fonógrafo y accesorios 56.958 0,10
Fotografía y útiles 21.402 0,04
Frazadas de algodón 329.527 0,57
Fuelles y fraguas 4.232 0,01
Fuetes para montura 1.410 0,00
Fulminante 37.393 0,07
Gas ácido carbónico 31.310 0,05
Gas amoníaco anhídrido 58.340 0,10
Goma arábiga 18.346 0,03
Goma no especificada 5.673 0,01
Guarales 79.410 0,14
Hebillas para talabartería 353 0,00
Hierro en bruto 83.501 0,15
Hierro en plancha 616.838 1,08
Hierro manufacturado 411.718 0,72
Hierro manufacturado no especificado 13.265 0,02
Hierro nativo para fundiciones 94.052 0,16
Hierro para edificios 122.560 0,21
Hierro para uso doméstico 45.319 0,08
Hierro redondo 341.339 0,60
Hilo acarreto e hilacha 559.531 0,98
Hilo para tejidos mecánicos 268 0,00
Hiposulfito de sodio 38.837 0,07
Hojalata manufacturada 59.970 0,10
Hojalata sin manufacturar 47 0,00
Hule 1.999 0,00
Incubadoras 28 0,00
Instrumentos científicos 3.510 0,01
Instrumentos para arte y oficios 131.791 0,23
Instrumentos para música 8.455 0,01
Irrigadoras 26.753 0,05
Jarcias 3.100 0,01
Ladrillos refractarios 5.016 0,01
Láminas para fabricar papel 20.127 0,04
Lana en bruto 884 0,00
Lata-papel 1.494 0,00
Lavabos 1.349 0,00
Letrinas 191.722 0,33
Levadura alcohólica 146 0,00
Libros en blancos 46.978 0,08
Lija 6.972 0,01

(continúa)

642
Cuentas Nacionales, 1915-1935

(viene)

Llantas de caucho 234.151 0,41


Llantas de hierro para carruaje 7.763 0,01
Lona cruda de algodón 396.875 0,69
Machetes ordinarios de rozar 6.650 0,01
Madera acepillada 17.603 0,03
Madera en trozas, tablas y cuartones 54.108 0,09
Madera manufacturada 67.595 0,12
Madera sin manufacturar 8.885 0,02
Magnesia calcinada 115 0,00
Manganeso 812 0,00
Maniquíes 200 0,00
Mapa 1.560 0,00
Maquinarias cuyo peso exceda 1.000 kgs 949.853 1,66
Maquinarias cuyo peso no exceda de los 100 kgs 77.275 0,13
Maquinarias cuyo peso no exceda
entre 100 y 1.000 kgs 222.719 0,39
Máquinas no especificada 375.285 0,65
Máquinas para aguas gaseosas 293.281 0,51
Máquinas para minas 154.258 0,27
Máquinas para telares 7.950 0,01
Marfil y nácar manufacturado 925 0,00
Mármol en polvo 338 0,00
Mármol manufacturado 7.666 0,01
Masa filtrante 286 0,00
Materiales para caminos de hierro 524.130 0,91
Materiales para el calzado 23.249 0,04
Materiales para hacer flores 160 0,00
Materiales para hacer sombreros 82.110 0,14
Materias tintóreas 550 0,00
Mechas para minas 2.009 0,00
Mechas para velas 42.301 0,07
Mercurio 3.610 0,01
Mimbre y junco manufacturado 8.534 0,01
Mineral de lápiz-plomo 1.089 0,00
Minio 6.628 0,01
Molinos de vientos 9.168 0,02
Mollejones 328 0,00
Mosaicos 10.731 0,02
Motocicletas 4.257 0,01
Motores y accesorios 123.985 0,22
Musgo natural, seco o pintado 720 0,00
Navajas de caucho para beneficio del café 52 0,00
Negro de cromo 4.825 0,01
Negro de humo 2.741 0,00
Níquel manufacturado 1.331 0,00
Ocre 270 0,00
Ojetes 8.605 0,02
Oro acuñado 3.821.108 6,66
Pábilo 2.161 0,00
Paja no especificada 10.784 0,02
Palma 4.800 0,01

(continúa)

643
Cuentas Nacionales de Venezuela

(viene)

Papel de imprenta 248.034 0,43


Papel de tapicería 8.861 0,02
Papel no especificado 468.443 0,82
Pasamanería de algodón 365.636 0,64
Pasta para manígrafos 88 0,00
Pasta para rodillos 2.266 0,00
Películas cinematográficas 2.364 0,00
Pesas para romanas 2.042 0,00
Pesa licores 52 0,00
Petróleo crudo 40 0,00
Piedras para pulir 43 0,00
Pieles curtidas 929.801 1,62
Pinturas ordinarias 1.576.974 2,75
Pinturas para agua 20.180 0,04
Pinturas para esmaltes 21.634 0,04
Pinturas para pisos 354 0,00
Plantas vivas 2.937 0,01
Plata alemana manufacturada 2.362 0,00
Plata manufacturada 14.067 0,02
Plomo manufacturado 2.465 0,00
Plomo sin manufacturar 4.827 0,01
Preparaciones de petróleo 8.578 0,01
Preparaciones para limpiar calderas 638 0,00
Preparaciones para soldadura 7.758 0,01
Puentes de hierro 54.080 0,09
Rasuras de madera 1.275 0,00
Repuestos para calderas 21.460 0,04
Repuestos para máquinas no especificadas 277.189 0,48
Resina 1.216 0,00
Romanas 12.694 0,02
Sacos de liencillo, loneta 61.000 0,11
Sacos vacíos 317.902 0,55
Sal de gema para lamederos de animales 800 0,00
Sal de nitro 47.535 0,08
Sebo prensado en rama 4.095 0,01
Seda animal pura o mezclada 710 0,00
Silicato de soda 16.557 0,03
Sisal de fibras 62.922 0,11
Soda y potasa 118.563 0,21
Suela 11.592 0,02
Sulfato de aluminio 40 0,00
Sulfato de sodio 120 0,00
Tapones de hojalata y corcho 9.496 0,02
Tejido de alambre de hierro (Clasificado bajo el N° 3) 16.187 0,03
Tejido de alambre de hierro (Clasificado bajo el N° 402) 8.531 0,01
Tela para encuadernar libros 536 0,00
Tela para pintar al óleo 100 0,00
Tela pelo de camello 1.414 0,00
Telas cuyo peso por m2 esté comprendido
entre 155 y 185 gramos 3.697 0,01

(continúa)

644
Cuentas Nacionales, 1915-1935

(viene)

Telas cuyo peso por m2 esté comprendido


entre 155 y 185 gramos 45.627 0,08
Telas de algodón de alta calidad 12.225 0,02
Telas de algodón de color 1.300 0,00
Telas de algodón de mediana calidad 1.010.633 1,76
Telas de algodón ordinarias 10.251.080 17,87
Telas de algodón y caucho 5.530 0,01
Telas de cáñamo 1.249.991 2,18
Telas de cemento y asbestos 20.800 0,04
Telas de cerda 5.750 0,01
Telas de lana no especificada 129.922 0,23
Telas de lana pura 237.479 0,41
Telas de lino 785 0,00
Telas de lino 1.015 0,00
Telas de lino 5.738 0,01
Telas de lino 6.175 0,01
Telas de lino 9.498 0,02
Telas de lino 16.175 0,03
Telas de lino 42.256 0,07
Telas de lino 68.035 0,12
Telas de seda 3.088 0,01
Telas de seda 7.754 0,01
Telas de seda 15.022 0,03
Telas de seda 62.912 0,11
Tierra refractaria 682 0,00
Tierra siena 341 0,00
Tinta para imprenta 11.929 0,02
Tornillos para herreros 3.587 0,01
Trapiches y accesorios 84.033 0,15
Trementina 15.442 0,03
Tubería de caucho 6.820 0,01
Tubería de caucho 23.128 0,04
Tubería de hierro 359.170 0,63
Útiles para imprenta 52.993 0,09
Veneno para pieles 5.308 0,01
Vestido para buzo 13.488 0,02
Vidrios manufacturado 127.523 0,22
Vidrios planos 46.059 0,08
Vidrios planos biselados 1.080 0,00
Yeso en polvo 1.600 0,00
Yeso manufacturado 550 0,00
Zapatos de cauchos 1.258 0,00
Zinc en láminas 18.283 0,03
Zinc manufacturado 1.390 0,00

Totales 57.362.319 100


Bienes de consumo 20.564.576 35,85
Bienes de capital y materia prima 36.797.743 64,15

Nota: La parte sombreada representa a los bienes de capital.

645
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº I.3
CLASIFICACIÓN DE IMPORTACIÓN POR ARTÍCULOS
1917

Artículos Valor en Bs. %


Abalorios 1.781 0,002
Abanicos de algodón 1.200 0,002
Abanicos de cartón 494 0,001
Abanicos de madera y papel 612 0,001
Aceite de algodón 3.178 0,004
Aceite de kerosén 687.573 0,929
Aceite de linaza 95.510 0,129
Aceite de maíz 156 0,000
Aceite de oliva 348.724 0,471
Aceite de palma 2.272 0,003
Aceite de sésamo 1.231 0,002
Aceite esenciales 34.454 0,047
Aceite imitación de oliva 1.695 0,002
Aceite no especificado 1.555 0,002
Aceitunas y alcaparras 37.281 0,050
Acido bórico 5.235 0,007
Acido cítrico 374 0,001
Agua de azahares 2.306 0,003
Agua oxigenada 7.821 0,011
Aguas minerales 12.198 0,016
Agujas y alfileres 20.855 0,028
Albayalde 1.605 0,002
Álbumes 90 0,000
Alfombras 17.135 0,023
Algodón medicinal 15.895 0,021
Alhucema 623 0,001
Alimentos preparados 43.236 0,058
Almagre 1.724 0,002
Almanaques exfoliadores 38.802 0,052
Almendras con cáscaras 60 0,000
Almendras mondadas 125 0,000
Almillas y medias de algodón 1.208.026 1,633
Almillas y medias de lana 15.386 0,021
Almohada y colchones 160 0,000
Alpiste 10.677 0,014
Alumbre 2.981 0,004
Amargos 906 0,001
Aparatos extintores de incendio 1.598 0,002
Armas de fuego y accesorios 35.538 0,048
Artefactos de cuernos, huesos e imitación de carey 41.746 0,056
Artículos con baño de plata 25.612 0,035
Artículos de escritorio 97.564 0,132
Artículos de metal plateado 36 0,000
Artículos de plata 3.850 0,005
(continúa)

646
Cuentas Nacionales, 1915-1935

(viene)

Artículos de plata alemana 13.395 0,018


Artículos de seda animal 17.032 0,023
Artículos de seda artificial 2.016 0,003
Artículos para tocador 66.831 0,090
Arrow root 1.155 0,002
Arroz en grano 2.343.081 3,167
Arroz molido 469 0,001
Automóviles y accesorios 1.211.759 1,638
Avena en concha 73 0,000
Avena quebrantada 12.458 0,017
Azúcar 7.423 0,010
Bastones y fuetes 7.682 0,010
Bayeta 172.739 0,233
Bencina y gasolina 1.092.521 1,476
Betún para el calzado 13.006 0,018
Biberones y sus picos 3.518 0,005
Bicicletas y motocicletas 8.447 0,011
Billares y accesorios 296 0,000
Blanco España 952 0,001
Blanco de zinc 32.993 0,045
Bocinas de hierro para carros 1.831 0,002
Bolsas de hielo y agua caliente 2.853 0,004
Bórax 3.121 0,004
Botellas “Thermos” 15.288 0,021
Calzado 2.115 0,003
Canecas de barro 100 0,000
Cápsula para revólver 107.958 0,146
Cartón manufacturado 36.842 0,050
Casupos 203 0,000
Catálogos y muestras 672 0,001
Cebada malteada 295.410 0,399
Cebada mondada 34.344 0,046
Cepillos 20.372 0,028
Cerveza 55.593 0,075
Cigarrillos 17.698 0,024
Clean-surface 442 0,001
Cochecitos para niños 60 0,000
Cojines 4.532 0,006
Cola ordinaria 29 0,000
Copiadores para cartas 21.967 0,030
Corbata 2.230 0,003
Cortinas de algodón 275 0,000
Cromos 8.712 0,012
Cuadernos de instrucción primaria 14.866 0,020
Cubiertos de mesa con baño de plata 11.459 0,015
Cubiertos de plata alemana 8.027 0,011
Cubiertos no especificado 55.686 0,075
Cuchillos de punta, ordinarios 81.351 0,110
Cuchillos finos de monte 27.067 0,037
Cuchillos para artes y oficios 731 0,001

(continúa)

647
Cuentas Nacionales de Venezuela

(viene)

Cuerdas para instrumentos de músicas 44.550 0,060


Desinfectantes 129.477 0,175
Drogas y medicinas 2.724.973 3,683
Dulces 174.986 0,236
Encurtidos en mostaza 31.993 0,043
Escobas y escobillones de cerda vegetal 180 0,000
Escobas y escobillones de cerda animal 2.356 0,003
Escopetas ordinarias 3.493 0,005
Especias 314.778 0,425
Esponjas 99 0,000
Etiquetas litografiadas 5.113 0,007
Extractos de campeche 5.522 0,007
Extractos de cuajo 1.456 0,002
Extractos curtientes 550 0,001
Féculas alimenticias 262 0,000
Felpudos 82 0,000
Fibras vegetales 279 0,000
Flores artificiales 465 0,001
Fonógrafo y accesorios 73.142 0,099
Fotografía y útiles 30.196 0,041
Frazadas de algodón 478.172 0,646
Frazadas de lana 5.289 0,007
Frutas en jugos 25.054 0,034
Frutas frescas 43.311 0,059
Frutas pasadas y secas 41.427 0,056
Fuelles y fraguas 3.494 0,005
Fuelles para montura 321 0,000
Galletas con dulce 35.851 0,048
Galletas sin dulce 200.098 0,270
Gatos para levantar peso 426 0,001
Gelatina 4.148 0,006
Granos 19.958 0,027
Grasa animal 2.238 0,003
Grasa no especificada 7.377 0,010
Guantes 1.160 0,002
Hamacas de algodón 2.135 0,003
Harina de avena 388 0,001
Harina de cebada 386 0,001
Harina de centeno 48 0,000
Harina de gluten 16 0,000
Harina de maíz 1.024 0,001
Harina de trigo 4.205.858 5,684
Hilo para coser, tejer y bordar 816.406 1,103
Hojilla de oro falso 200 0,000
Horquilla para el cabello 889 0,001
Imágenes 7.662 0,010
Incienso 1.112 0,002
Instrumentos para música 14.179 0,019
Jabón 1.396 0,002
Jabón de piedra 68 0,000

(continúa)

648
Cuentas Nacionales, 1915-1935

(viene)

Jarabes 4.759 0,006


Juegos de deportes 5.548 0,007
Juegos de salón 1.066 0,001
Jugo de frutas 9.172 0,012
Juguetes 58.423 0,079
Ladrillos para limpiar cubiertos 564 0,001
Lámparas y linternas 61.505 0,083
Lámparas para alambrado eléctrico 15.455 0,021
Lavabos 240 0,000
Leche condensada 33.962 0,046
Legumbres preparadas 20.137 0,027
Legumbres sin preparar 52 0,000
Libros científicos 30.996 0,042
Libros impresos a la rústica 27.385 0,037
Libros impresos empastado 38.488 0,052
Licores dulces 1.568 0,002
Licores no especificado 627.451 0,848
Linaza en grano 1.185 0,002
Litargirio 908 0,001
Loza ordinaria 139.679 0,189
Lúpulo 31.088 0,042
Maicena 16 0,000
Maíz en grano 68 0,000
Maíz en virutas 4.420 0,006
Maletas 361 0,000
Maní 114 0,000
Manígrafos 65 0,000
Manteca 216.448 0,293
Manteles y servilletas 3.095 0,004
Mantequilla 171.322 0,232
Mantequilla (imitación) 94 0,000
Mariposas para luz 743 0,001
Mechas para lámparas 20.994 0,028
Monturas 47 0,000
Mosquiteros 4.396 0,006
Motas para polvo 7.626 0,010
Motocicletas 11.912 0,016
Muebles de hierro 13.710 0,019
Muebles de madera finos 14.059 0,019
Muebles de madera ordinaria 174.592 0,236
Muestras 1.333 0,002
Municiones 114.141 0,154
Música escrita 710 0,001
Naipes 9.979 0,013
Navajas y tijeras 44.704 0,060
Necesarios 1.853 0,003
Negro de humo 2.129 0,003
Órganos 1.295 0,002
Ornamentos para iglesias 14.182 0,019
Paños de algodón o de lino 43.060 0,058

(continúa)

649
Cuentas Nacionales de Venezuela

(viene)

Pañuelos de algodón con dobladillo 114.229 0,154


Pañuelos de algodón sin dobladillo 81.660 0,110
Papas 459 0,001
Papas greladas 45.103 0,061
Papel para cigarrillos 111.360 0,150
Paraguas de algodón 52.395 0,071
Paraguas de seda 5.677 0,008
Pasta para lustrar 322 0,000
Perfumadores 977 0,001
Perfumería 543.148 0,734
Perfumería no especificada 72.694 0,098
Petate 6.212 0,008
Pez rubia 188.075 0,254
Pianos 44.364 0,060
Picos para teteros 12.079 0,016
Piedra pómez 212 0,000
Piedras para amolar 1.661 0,002
Pizarras y lápices 2.981 0,004
Plumas de aves 13.650 0,018
Plumas fuentes 9.079 0,012
Pólvora 57.019 0,077
Polvos para hornear 1.499 0,002
Porcelana manufacturada 39.427 0,053
Prendas falsas 32.506 0,044
Prendas finas 33.805 0,046
Preparaciones de petróleo 4.601 0,006
Preparaciones para limpiar o pulimentar 5.208 0,007
Quesos 41.368 0,056
Quinina 193.478 0,261
Regaliz 1.231 0,002
Refrigeradoras 2.523 0,003
Relojes de bolsillo 2.243 0,003
Relojes de mesa y pared 10.832 0,015
Revólveres 8.747 0,012
Ropa hecha de algodón 8.063 0,011
Ropa hecha de lana 2.250 0,003
Sagú 2.465 0,003
Sal amoníaco 78 0,000
Sal de Epsom y Glauber 24.428 0,033
Sal de nitro 28.481 0,038
Sardinas 274.330 0,371
Sémola 13.962 0,019
Serpentinas de papel 1.859 0,003
Sillas para montar 200 0,000
Sobres 279 0,000
Sobretodos impermeables 8.383 0,011
Sombreros adornados 31.860 0,043
Sombreros sin adornar 69.280 0,094
Sulú 382 0,001
Tabaco 2.656 0,004

(continúa)

650
Cuentas Nacionales, 1915-1935

(viene)

Tabaco en rama 92.364 0,125


Talco en polvo 1.101 0,001
Tapioca 99 0,000
Tarjetas en blancos 1.042 0,001
Té 4.829 0,007
Termómetros 7.252 0,010
Tiza para billares 449 0,001
Trampa para cazar ratones 2.048 0,003
Trigo quebrantado 6.139 0,008
Triquitraques 5.622 0,008
Útiles de cacería 30 0,000
Velas de sebo 16.034 0,022
Velocípedo 2.178 0,003
Veneno contra insectos 3.563 0,005
Veneno para pieles 6.221 0,008
Vinagre 3.496 0,005
Vino blanco en botellas 180.750 0,244
Vino en barriles 527.425 0,713
Yesqueros 530 0,001
Accesorios para instalaciones eléctricas 476.905 0,645
Aceite de almendra 2.198 0,003
Aceite lubricantes 134.630 0,182
Aceite minerales 31.761 0,043
Aceite secante no especificado 70 0,000
Acero redondo o cuadrado 45.551 0,062
Acero para construcción 37.102 0,050
Acero manufacturado 109.182 0,148
Acero sin manufacturar 125.118 0,169
Acetato de plomo 313 0,000
Ácido acético 18.449 0,025
Ácido hidroclórico 11 0,000
Ácido láctico 699 0,001
Ácido muriático 4.622 0,006
Ácido nítrico 2.606 0,004
Ácido olético 380 0,001
Ácido oxálico 1.197 0,002
Ácido sulfúrico 26.006 0,035
Ácido tartárico 985 0,001
Ácidos 7.834 0,011
Adornos funerarios 2.991 0,004
Afrecho 4.659 0,006
Trementina 29.009 0,039
Alambre de púas y grapas 189.452 0,256
Alambre de hierro 150.690 0,204
Alambre manufacturado no especificado 2.365 0,003
Alambre para instalaciones eléctricas 10.176 0,014
Aleaciones para dentistería 312 0,000
Algodón planchado 395 0,001
Algodón en rama 866.833 1,171
Alimentos para ganado 2.502 0,003

(continúa)

651
Cuentas Nacionales de Venezuela

(viene)
Alquitrán 4.685 0,006
Alquitrán mineral 4.965 0,007
Alquitrán vegetal 1.604 0,002
Aluminio y níquel manufacturado 5.240 0,007
Amoníaco líquido 3.183 0,004
Anclas de hierro 1.092 0,001
Animales vivos 28.225 0,038
Aparatos de óptica 370 0,001
Anzuelos 7.040 0,010
Aparatos de desinfección 1.860 0,003
Armenda de hierro 5.458 0,007
Arena refractaria y arcilla 3.754 0,005
Armazones para paraguas 520 0,001
Arneses 6.641 0,009
Asbestina 104 0,000
Asbestos 9.675 0,013
Asfalto 1.200 0,002
Azogue 169 0,000
Azufre 9.859 0,013
Balanzas 43.127 0,058
Bandas para máquinas 83.628 0,113
Barnices y charoles 33.694 0,046
Barriles vacíos 20.996 0,028
Barro manufacturado 2.432 0,003
Bicarbonato de potasio 5.465 0,007
Bicarbonato de sodio 14.411 0,019
Bicromato de potasio 218 0,000
Bolsas de mano 298 0,000
Bombas hidráulicas 36.629 0,050
Bombillos para alumbrados eléctricos 100.880 0,136
Cachimbo 11.483 0,016
Botellas vacías 269.170 0,364
Botellas para aguas gaseosas 12.437 0,017
Botes y embarcaciones 75.224 0,102
Botones 161.712 0,219
Bragueros 1.123 0,002
Brochas y pinceles 28.933 0,039
Broches 78.564 0,106
Bronce en polvo 1.902 0,003
Bronce manufacturado 50.679 0,068
Bronce no especificado 970 0,001
Bronce sin manufacturar 11.872 0,016
Bruzas para bestias 659 0,001
Cables de alambre 11.015 0,015
Cadenas y anclas 10.195 0,014
Cajas fuertes y registradora 55.777 0,075
Cañamazo empapelado 937 0,001
Cañuelas y marcos 5.518 0,007
Cápsula para botellas 2.451 0,003
Carbón animal 21 0,000
Carbón mineral 671.990 0,908
(continúa)

652
Cuentas Nacionales, 1915-1935

(viene)
Carboncillo para luz eléctrica 1.320 0,002
Carbón vegetal 21 0,000
Carburo de calcio 36.360 0,049
Carpetas y cobertores de algodón 70.670 0,096
Carretillas 13.747 0,019
Carretas 107.973 0,146
Carruajes 33.074 0,045
Cartón en pasta 77.666 0,105
Cartón fino 16.773 0,023
Cartón impermeable 7.927 0,011
Cartón impermeable para techos 480 0,001
Caucho manufacturado 247.364 0,334
Celuloide manufacturado 58.065 0,078
Cemento aglutinado 1.952 0,003
Cemento blanco 3.964 0,005
Cemento de hierro 1.879 0,003
Cemento romano 350.999 0,474
Centeno en grano 194 0,000
Cera animal 192 0,000
Cera manufacturada 1.060 0,001
Cera sin manufacturar 231 0,000
Cerda animal 645 0,001
Cerda vegetal 296 0,000
Cerote para zapatos 157 0,000
Cianuro de potasio 512 0,001
Cianuro de sodio 53.075 0,072
Cintas de algodón 5.241 0,007
Cintas para empaquetar 2.855 0,004
Clavazón de hierro 149.881 0,203
Cloro magnesio 11.983 0,016
Cloruro de cal 107.084 0,145
Cobre manufacturado 40.899 0,055
Cobre no manufacturado 1.370 0,002
Colmena y accesorio 300.833 0,407
Corcho en tabla y manufacturado 119.044 0,161
Cordones de algodón 85.056 0,115
Cordones de algodón 5.881 0,008
Cordones de algodón no especificado 15.681 0,021
Cordelería 585.019 0,791
Corsét y artículos para fabricarlos 3.401 0,005
Cotonía 5.320 0,007
Creta 21 0,000
Crisoles 12.239 0,017
Cubiertas impermeables para techos 2.105 0,003
Cueros de res 27.243 0,037
Cueros de venado 700 0,001
Damesana y garrafones 4.360 0,006
Degras para suelas 936 0,001
Desperdicios de algodón 29.986 0,041
Despojos de animales 415.688 0,562
Dinamita 3.215 0,004
(continúa)

653
Cuentas Nacionales de Venezuela

(viene)
Ejes resortes para carro 8.231 0,011
Elásticas y ligas 12.011 0,016
Empacadura 64.315 0,087
Encajes de algodón 330.752 0,447
Encerados 1.930 0,003
Esencias para usos industriales 5.610 0,008
Esmeril 445 0,001
Espejos 39.883 0,054
Esperma de ballena 105 0,000
Esqueletos para libranzas 5.460 0,007
Estambre en rama 16.404 0,022
Estaño manufacturado 6.159 0,008
Estaño sin manufacturar 16.525 0,022
Estearina 967.617 1,308
Estopa 30.341 0,041
Estuches vacíos 2.015 0,003
Fieltros en plancha 3.075 0,004
Fieltros manufacturado 416 0,001
Fieltros para máquinas 16.340 0,022
Fieltros para fabricación de sombreros 3.055 0,004
Fieltros sin fular 13.038 0,018
Filtros para agua 6.347 0,009
Flejes de hierro 3.601 0,005
Fondo de hierro para usos industriales 1.472 0,002
Gas acetileno 395 0,001
Gas ácido carbónico 41.027 0,055
Gas amoníaco anhídrido 26.726 0,036
Goma arábiga 21.859 0,030
Goma no especificada 2.847 0,004
Guarales 32.781 0,044
Hierro acanalado para techos 65.321 0,088
Hierro cuadrado o redondo 287.544 0,389
Hierro en platino 7.210 0,010
Hierro para uso doméstico 432.937 0,585
Hierro estructural para construcciones 20.280 0,027
Hierro manufacturado no especificado 864.575 1,168
Hierro para edificios 10.504 0,014
Hilo acarreto e hilacha 350.224 0,473
Hilo de cáñamo para pesquería 24.700 0,033
Hiposulfito de sodio 998 0,001
Hojalata manufacturada 114.112 0,154
Hojalata sin manufacturar 78.384 0,106
Hule 33.725 0,046
Hule para pisos 413 0,001
Instrumentos científicos 5.561 0,008
Instrumentos para cirugía 30.866 0,042
Instrumentos para arte y oficios 218.873 0,296
Instrumentos para usos agrícolas 223.523 0,302
Irrigadoras 27.513 0,037
Jarcias de alambre 2.252 0,003

(continúa)

654
Cuentas Nacionales, 1915-1935

(viene)
Ladrillos refractarios 29.549 0,040
Lana en bruto 1.144 0,002
Lata-papel 1.198 0,002
Lavabos de hierro 925 0,001
Lavabos de loza ordinaria 85 0,000
Letrinas 26.056 0,035
Levadura alcohólicas 6 0,000
Libros en blancos 45.589 0,062
Lija 9.914 0,013
Linóleo 697 0,001
Lona cruda de algodón 561.468 0,759
Llantas de hierro para carruaje 1.050 0,001
Llantas de caucho 114.773 0,155
Madera acepillada 105.446 0,143
Madera en trozas, tablas y cuartones 422.781 0,571
Madera manufacturada 72.256 0,098
Madera sin acepillar 48.419 0,065
Magnesia calcinada 806 0,001
Manganeso en polvo 83 0,000
Maniquíes 125 0,000
Mapas 26 0,000
Máquinas no especificada 96.468 0,130
Máquinas para minas 3.380 0,005
Máquinas para telares 36.855 0,050
Máquinas para agricultura 80.892 0,109
Maquinarias cuyo peso no exceda
entre 100 y 1.000 kgs 336.736 0,455
Maquinarias cuyo peso exceda 1.000 kgs 508.149 0,687
Maquinarias cuyo peso no exceda de los 100 kgs 235.791 0,319
Mármol en polvo 156 0,000
Mármol manufacturado 5.183 0,007
Materiales para caminos de hierro 424.073 0,573
Materiales para el calzado 68.325 0,092
Materiales para hacer sombreros 64.685 0,087
Mechas para minas 336 0,000
Mechas para velas 19.723 0,027
Metal Babbitt 530 0,001
Miembros artificiales 2.012 0,003
Mimbre y junco manufacturado 26.229 0,035
Mineral de lápiz-plomo 232 0,000
Minio 4.483 0,006
Molinos de vientos 3.643 0,005
Mollejones 3.136 0,004
Mosaicos 3.021 0,004
Motores y accesorios 375.948 0,508
Níquel manufacturado 8.729 0,012
Ocre 253 0,000
Oro acuñado 15.840.511 21,408
Oro manufacturado 1.019 0,001
Pábilo 1.124 0,002

(continúa)

655
Cuentas Nacionales de Venezuela

(viene)

Palma 15.710 0,021


Papel de imprenta 551.440 0,745
Papel dorado y plateado 307 0,000
Papel impermeable para prensas 13 0,000
Papel manufacturado 14.039 0,019
Papel no especificado 1.079.312 1,459
Papel de tapicería 13.366 0,018
Parafina 382.589 0,517
Pasamanería de algodón 32.510 0,044
Pasta imitación de mármol 208 0,000
Pasta para fabricar papel 26.779 0,036
Pasta para manígrafos 385 0,001
Pasta para rodillos 476 0,001
Pasta para sopas 309 0,000
Películas cinematográficas 56.635 0,077
Petróleo crudo 3.608 0,005
Piedras para litografía 1.633 0,002
Pieles curtidas manufacturada 167.769 0,227
Pieles curtidas sin manufacturar 806.922 1,091
Pinturas finas y colores 96.920 0,131
Pinturas ordinarias 162.938 0,220
Pinturas para agua 30.765 0,042
Pinturas para esmaltes 19.719 0,027
Pinturas para pisos 271 0,000
Plantas vivas 985 0,001
Plata alemana manufacturada 791 0,001
Plata manufacturada 5.472 0,007
Platino manufacturado 119 0,000
Plomo manufacturado 1.019 0,001
Plomo sin manufacturar 32.936 0,045
Polvos de vidrio 83 0,000
Preparaciones para soldadura 432 0,001
Puentes de hierro 55.315 0,075
Puntas de suelas de tacos para billar 106 0,000
Rasuras de cobre 78 0,000
Rasuras de madera 293 0,000
Repuestos para máquinas 274.661 0,371
Resina de pino 24 0,000
Resina no especificada 4.281 0,006
Romanas 24.498 0,033
Sacos vacíos 372.038 0,503
Sebo en rama 1.570 0,002
Sebo prensado 2.742 0,004
Semillas y alimentos 36.208 0,049
Silicato de aluminio 525 0,001
Silicato de sodio 28.094 0,038
Sisal de fibras 18.400 0,025
Soda y potasa 235.194 0,318
Suela 260 0,000
Suela de cáñamo para alpargatas 18.900 0,026

(continúa)

656
Cuentas Nacionales, 1915-1935

(viene)

Sulfato de sodio 313 0,000


Tapones de hojalata y corcho 11.480 0,016
Tejido de alambre de hierro no especificado 26.848 0,036
Tela pelo de camello 2.033 0,003
Telas crudas algodón no especificado 12.664 0,017
Telas cuyo peso por m2 esté comprendido
entre 155 y 185 gramos 5.897 0,008
Telas de algodón 11.976.514 16,186
Telas de cerda 990 0,001
Telas de lana no especificada 561.031 0,758
Telas de lana pura y caucho 29.881 0,040
Telas de lana pura y caucho 2.142 0,003
Telas de lino 93.811 0,127
Telas de seda animal 63.935 0,086
Telas de seda artificial 140.356 0,190
Telas de cáñamo 1.193.718 1,613
Tela para encuadernar libros 3.591 0,005
Tela para pintar al óleo 1.210 0,002
Timbres fiscales 34.785 0,047
Tinta para imprenta 2.454 0,003
Tinta en pedazos o en polvo 2.111 0,003
Tornillos para herreros 260 0,000
Trapiches y accesorios 102.938 0,139
Tubería de caucho 7.838 0,011
Tubería de caucho 1.728 0,002
Tubería de hierro 398.190 0,538
Útiles de metal para imprenta 8.343 0,011
Útiles para imprenta 35.349 0,048
Vestidos para buzos 2.280 0,003
Vidrios manufacturado 155.381 0,210
Vidrios planos 48.397 0,065
Yeso en polvo 945 0,001
Yeso manufacturado 4.529 0,006
Zapatos de cauchos 793 0,001
Zinc 8.096 0,011

Totales 73.994.141 100


Bienes de consumo 23.191.654 31,34
Bienes de capital y materia prima 50.802.487 68,66

Nota: La parte sombreada representa a los bienes de capital.

657
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº I.4
IMPORTACIÓN POR ARTÍCULOS
1920

Artículos Valor en Bs. %


Abalorios 7.528 0,206
Abanicos de algodón 820 0,022
Abanicos de seda 344 0,009
Abanicos de cartón 8.144 0,223
Abanicos de madera y papel 3.603 0,099
Aceite de almendra 40.426 1,107
Aceite de coco 248 0,007
Aceite de kerosén 583.023 15,972
Aceite de linaza 203.207 5,567
Aceite de oliva 800.616 21,933
Aceite de palma 6.203 0,170
Aceites esenciales 176.212 4,827
Aceite de tártago 494 0,014
Aceite imitación de oliva 2.426 0,066
Aceite lubricantes 580.563 15,904
Aceites no especificados 89.182 2,443
Aceitunas y alcaparras 128.648 3,524
Accesorios para instalaciones eléctricas 221.739 6,074
Accesorios para automóviles 332.956 9,121
Acero redondo o cuadrado 147.088 4,029
Acero para construcción 109.447 2,998
Acero manufacturado 138.315 3,789
Acetato de plomo 2.643 0,072
Ácido acético 24.777 0,679
Ácido bórico 19.831 0,543
Ácido cítrico 5.675 0,155
Ácidos 16.196 0,444

Totales 3.650.353 100


Bienes de consumo 2.631.686 72,09
Bienes de capital y materia prima 1.018.666 27,91

Nota: La parte sombreada representa a los bienes de capital.

658
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº I.5
IMPORTACIÓN POR ARTÍCULOS
1923

Artículos Valor en Bs. %


Abalorios 1.136 0,002
Abanicos de madera y papel 461 0,001
Abanicos plegadizos 2.324 0,004
Abrigos de piel 8.318 0,014
Abrigos de lana pura 1.463 0,002
Aceite de sésamo 62 0,000
Aceite de almendra 444 0,001
Aceite de coco 199 0,000
Aceite de kerosén 218.495 0,360
Aceite de linaza 135.763 0,224
Aceite de oliva 201.070 0,331
Aceite de palma 2.090 0,003
Aceite de tártago 517 0,001
Aceite imitación de oliva 1.001 0,002
Aceite para máquinas 62.777 0,103
Aceite lubricante no especificado 214.599 0,354
Aceites medicinales 17.070 0,028
Aceites minerales no especificado 155.321 0,256
Aceite perfumado 1.111 0,002
Aceitunas 53.588 0,088
Agua de azahares 624 0,001
Agua oxigenada 50.254 0,083
Aguas y lociones para el tocador 519.967 0,857
Aguas minerales 26.338 0,043
Agujas y alfileres 16.322 0,027
Agujas para tejer 3.444 0,006
Álbumes 875 0,001
Alfombras 24.864 0,041
Alhucema 1.037 0,002
Alimentos preparados 97.348 0,160
Alimentos preparados en polvo y pasta 14.207 0,023
Almanaques y anuncios 712 0,001
Almendras mondadas 3.295 0,005
Almillas y medias de algodón 454.264 0,748
Almillas y medias de lana 3.123 0,005
Almohada, cojines y colchones 9.115 0,015
Amargos 4.044 0,007
Anís en grano 8.169 0,013
Arrow root 145 0,000
Arroz en grano 1.417.097 2,335
Artículos con baño de plata no especificado 37.037 0,061
Atomizadores y perfumadores 997 0,002
Avena en concha 8.230 0,014
Avena quebrantada 34.210 0,056
(continúa)

659
Cuentas Nacionales de Venezuela

(viene)

Azúcar 7.586 0,012


Banderas 589 0,001
Bastones y fuetes 3.375 0,006
Batas de baños 993 0,002
Biberones de vidrios 2.129 0,004
Bicicletas y motocicletas 42.935 0,071
Botellas “Thermos” 3.693 0,006
Botones 83.819 0,138
Botones de hueso o de naca 47.427 0,078
Bragueros 1.417 0,002
Brandy o cognac 1.008.710 1,662
Calendarios 479 0,001
Calzado 550 0,001
Cápsula vacía de gelatina 3.521 0,006
Carpetas y cobertores de algodón o de lino 132.467 0,218
Carteras 3.687 0,006
Casimires de lana 589.939 0,972
Catálogos y muestras 2.282 0,004
Cebada malteada 353.262 0,582
Cebada mondada 6.335 0,010
Cepillos 23.831 0,039
Cerda vegetal 398 0,001
Cerda animal 1.881 0,003
Cerda vegetal 705 0,001
Cerote para zapatos 194 0,000
Cerveza 50.411 0,083
Cigarrillos 4.403 0,007
Cigarrillos puros 5.285 0,009
Conservas alimenticias 327.338 0,539
Corbatas de seda animal 14.850 0,024
Insumo para la piel 25.089 0,041
Cuadernos y folletos para la enseñanza 7.829 0,013
Cubiertos de mesa con baño de plata 3.967 0,007
Cubiertos de plata alemana 2.545 0,004
Cuchillos y tenedores 6.094 0,010
Cuchillas para máquinas de afeitar 2.169 0,004
Cuchillos 9.008 0,015
Chocolate 14.894 0,025
Damesanas o garrafones 4.842 0,008
Dedales 660 0,001
Diccionarios castellanos 825 0,001
Discos para fonógrafos 2.716 0,004
Drogas y medicinas 1.850.523 3,049
Dulces 204.627 0,337
Efectos personales 1.817 0,003
Encajes algodón o de lana 556.062 0,916
Encurtidos 38.891 0,064
Escobas y escobillones de cerda animal 1.967 0,003
Escobas y escobillones de cerda vegetal 979 0,002
Especias 321.915 0,530

(continúa)

660
Cuentas Nacionales, 1915-1935

(viene)

Espejos 64.035 0,106


Esponjas 999 0,002
Estuches vacíos 2.450 0,004
Etiquetas litografiadas 6.807 0,011
Fajas 6.496 0,011
Fonógrafo y accesorios 66.498 0,110
Forrajes para bestias 6.555 0,011
Frazadas de algodón 251.328 0,414
Frazadas de lana 33.871 0,056
Frutas en su jugo o en almíbar 77.493 0,128
Frutas frescas 36.256 0,060
Frutas pasadas y secas 33.207 0,055
Fuegos artificiales 121 0,000
Fulminante para escopeta de cacería 10.754 0,018
Galletas con dulce 83.146 0,137
Galletas sin dulce 194.937 0,321
Gelatina 16.059 0,026
Ginebra 10.061 0,017
Granos preparados 13.479 0,022
Granos sin preparar 24.630 0,041
Grasa animal 5.519 0,009
Grasa vegetal 1.424 0,002
Guantes 554 0,001
Guantes de pieles no especificado 44 0,000
Hamacas 128 0,000
Harina de avena 2.241 0,004
Harina de cebada 8.660 0,014
Harina de centeno 111 0,000
Harina de maíz 1.090 0,002
Harina de papas 13 0,000
Harina de trigo 3.332.619 5,491
Hilo para coser, tejer y bordar 1.484.448 2,446
Hilo flojos para coser y bordar 306.853 0,506
Hojilla falsa 127 0,000
Horquilla para el cabello 7.144 0,012
Imágenes 19.277 0,032
Incienso 24.787 0,041
Inodoros 1.263 0,002
Instrumentos para música 13.788 0,023
Instrumentos para artes y oficios 421.024 0,694
Jabón 5.106 0,008
Jabón de sastre 149 0,000
Jabones perfumados 214.767 0,354
Jarabes 9.795 0,016
Jeringas 3.460 0,006
Jeringas para inyecciones 8.939 0,015
Juegos de salón 6.375 0,011
Jugo de frutas 16.278 0,027
Juguetes 140.515 0,232
Lámparas y linternas 24.670 0,041

(continúa)

661
Cuentas Nacionales de Venezuela

(viene)

Lápices de pizarras 1.776 0,003


Lápices de tizas 224 0,000
Lápices 38.013 0,063
Leche condensada 100.914 0,166
Legumbres preparadas 58.642 0,097
Legumbres sin preparar 105 0,000
Libros de texto para enseñanza 17.035 0,028
Libros en blancos 75.617 0,125
Libros a la rústica 29.472 0,049
Libros empastados 34.191 0,056
Licores dulces 38.671 0,064
Limonadas gaseosas 3.187 0,005
Linaza en grano 830 0,001
Loza ordinaria 270.747 0,446
Machete ordinario de rozar 261.737 0,431
Maicena 722 0,001
Maíz 187 0,000
Maíz en viruta 2.747 0,005
Maletas 11.302 0,019
Manteca fundida de cerdo 1.066.616 1,757
Manteles servilletas 4.412 0,007
Mantequilla 506.720 0,835
Medias de algodón 612.924 1,010
Medias de algodón y seda 2.247 0,004
Mollejones 989 0,002
Mosquiteros de algodón con armadura 13.892 0,023
Mosquiteros de algodón sin armadura 3.381 0,006
Mostaza en grano o molida 1.771 0,003
Municiones 18.281 0,030
Navajas y tijeras 13.453 0,022
Necesarios para uñas 3.415 0,006
Necesarios para viajes 6.088 0,010
Nuez moscada 2.862 0,005
Pábilo 4.277 0,007
Palilleros y lapiceros 683 0,001
Paños de algodón o lino 114.181 0,188
Pañuelos de algodón o lino 313.258 0,516
Papas 91.540 0,151
Papel de imprenta 79.014 0,130
Papel carbón 3.731 0,006
Papel con membrete 2.657 0,004
Papel de música 2.800 0,005
Papel dorado y plateado 5.855 0,010
Papel impermeable 459 0,001
Papel manufacturado 209.591 0,345
Papel no especificado 552.854 0,911
Papel para cigarrillos 148.448 0,245
Papel para fotografías 1.972 0,003
Papel de tapicería 41.106 0,068
Papel perforado para instrumentos de música 15.478 0,026

(continúa)

662
Cuentas Nacionales, 1915-1935

(viene)

Papel secante 7.561 0,012


Paraguas de algodón 45.064 0,074
Paraguas de seda 6.725 0,011
Pastas alimenticias de harina 10.978 0,018
Pasta para libros 42 0,000
Pastillas perfumadas 11.643 0,019
Peines y peinetas 51.107 0,084
Perfumería 101.237 0,167
Perlas falsas 117 0,000
Pescado preparado 144.120 0,237
Pez rubia 97.470 0,161
Picos para biberones 5.453 0,009
Pilas eléctricas 35.406 0,058
Polvos contra insectos 13.615 0,022
Polvos para el tocador 150.214 0,248
Polvos para hornear 6.833 0,011
Prendas de oro y platinos con perlas 281 0,000
Prendas con baño de oro 2.025 0,003
Prendas falsas 5.570 0,009
Quesos 235.045 0,387
Relojes no especificado 17.528 0,029
Ropa hecha de algodón 6.656 0,011
Ropa hecha de lana 6.429 0,011
Ropa de seda animal o artificial 1.602 0,003
Rosarios de vidrios 864 0,001
Salmones en conservas 112.472 0,185
Salsas 16.525 0,027
Sardinas 335.587 0,553
Sebo 2.550 0,004
Semillas 2.687 0,004
Semillas 4.953 0,008
Sémola 4.585 0,008
Serpentinas y papelillos 9.981 0,016
Sobres 3.171 0,005
Sobretodos impermeables 21.399 0,035
Soda y potasa 166.845 0,275
Sombreros adornados 172.114 0,284
Sombreros sin adornados 86.968 0,143
Suspensorios 1.042 0,002
Tabaco elaborado 13.227 0,022
Tacones de madera 27.641 0,046
Tacones forrados en celuloide 28.784 0,047
Talco en polvo 958 0,002
Tarjetas en blancos 937 0,002
Tarjetas impresas o litografías en blancos 2.212 0,004
Tarjetas postales 9.431 0,016
Té 14.003 0,023
Abonos 15.220 0,025
Accesorios no especificados 656 0,001
Accesorios para máquinas 485.529 0,800

(continúa)

663
Cuentas Nacionales de Venezuela

(viene)

Accesorios no especificados para instalación eléctrica 352.353 0,581


Acero acanalado para techos 18.410 0,030
Acero en barras 21.722 0,036
Acero estructurado 114.405 0,189
Acero manufacturado 398.980 0,657
Acetato de plomo 815 0,001
Ácido acético 19.207 0,032
Ácido bórico 10.744 0,018
Ácido cítrico 986 0,002
Ácido esteárico 7.071 0,012
Ácido fénico 552 0,001
Ácido hidroclórico o muriático 9.006 0,015
Ácido láctico 866 0,001
Ácido nítrico 1.580 0,003
Ácido olético 280 0,000
Ácido oxálico 1.869 0,003
Ácido sulfúrico 10.438 0,017
Ácido tartárico 4.880 0,008
Adornos funerarios 7.731 0,013
Afrecho 2.939 0,005
Trementina 58.640 0,097
Alambiques 199 0,000
Alambre de hierro 373.420 0,615
Alambre de hierro galvanizado 129.319 0,213
Alambre en manufactura, no especificada 6.427 0,011
Alambre forrado y sin forrar para electricidad 70.603 0,116
Alambre forrado, sombreros y trajes 1.623 0,003
Albayalde o carbonato de plomo 1.503 0,002
Algodón planchado 2.410 0,004
Algodón medicinal 27.560 0,045
Almagre 7.585 0,012
Alpiste 6.943 0,011
Alquitrán animal 5.296 0,009
Alquitrán vegetal 4.057 0,007
Alumbre en piedra o en polvo 2.367 0,004
Aluminio y níquel manufacturado 50.171 0,083
Amoníaco líquido 3.245 0,005
Anclas de hierro 1.937 0,003
Anilinas 74.553 0,123
Animales vivos 40.788 0,067
Aparatos de óptica 5.943 0,010
Anuncio y folletos 19.409 0,032
Anuncio no especificado 29.443 0,049
Anzuelos 12.913 0,021
Añil 116 0,000
Aparatos atrapamoscas 201 0,000
Aparatos con capacidad para pesar hasta 1kg 2.411 0,004
Aparatos con capacidad para pesar más de 1kg 26.277 0,043
Aparatos con capacidad para pesar más de 30 kg 18.067 0,030
Aparatos con capacidad para pesar más de 100 kg 13.900 0,023

(continúa)

664
Cuentas Nacionales, 1915-1935

(viene)

Aparatos con capacidad para pesar más de 1.000 kgs 9.394 0,015
Artículos para dentistas 48.822 0,080
Aparatos eléctricos para masajes 5.993 0,010
Aparatos extintores de incendios 16.370 0,027
Aparatos fotográficos 50.123 0,083
Aparatos y artículo gimnástico 18.394 0,030
Aparatos y máquinas para telégrafos eléctricos 2.579 0,004
Aparatos insecticida y las sustancias para cargarlos 3.730 0,006
Aparatos para desinfección 641 0,001
Aparatos para la perforación de los pozos 46.651 0,077
Aparatos para la perforación de los pozos artesianos 5.734 0,009
Aparatos para raspar hielo 110 0,000
Aparatos radiotelegráfico 2.103 0,003
Aparatos telefónicos y accesorios 149.788 0,247
Arandelas de hierro 449 0,001
Arena, piedra y tierras refractarias 8.288 0,014
Arneses 7.648 0,013
Artículos de carey, marfil y naca 3.481 0,006
Artículos de cuernos de hueso 22.381 0,037
Artículos de metal con baño de oro no especificado 3.094 0,005
Artículos de plata alemana 29.812 0,049
Artículos de plata no especificado 4.782 0,008
Artículos de seda 1.987 0,003
Artículos de seda 29.200 0,048
Artículos de seda artificial 175.857 0,290
Artículos de escritorio 101.744 0,168
Asbestina 7.887 0,013
Asbestos 644 0,001
Asbestos manufacturados 8.553 0,014
Asentadores para navajas 145 0,000
Asfalto 4.060 0,007
Asfalto para grabadores 2.141 0,004
Atlas 1.736 0,003
Automóviles y accesorios 1.802.726 2,970
Azufre 13.829 0,023
Bandas para máquinas 108.895 0,179
Baños de hierro 27.196 0,045
Barnices charoles 49.581 0,082
Barriles bocoyes y pipas de hierro 40.701 0,067
Barriles bocoyes y pipas de madera 9 0,000
Barro manufacturado 4.158 0,007
Baúles y cofres de madera 5.030 0,008
Bayeta 222.016 0,366
Bencina y gasolina 331 0,001
Betún para el calzado 27.461 0,045
Bicarbonato de sodio 29.425 0,048
Bicarbonato de potasio 2.004 0,003
Billares y accesorios 15.018 0,025
Binóculos 1.813 0,003
Bisulfito de sodio 556 0,001

(continúa)

665
Cuentas Nacionales de Venezuela

(viene)

Blanco España 1.588 0,003


Blanco de zinc 62.761 0,103
Bocinas de hierro para carros 3.293 0,005
Bolsas de mano 4.259 0,007
Bolsas para hielo y agua caliente 7.800 0,013
Bombas hidráulicas 276.490 0,456
Bombillo para alumbrado eléctrico 158.523 0,261
Boquillas y cachimbo 6.333 0,010
Bórax 2.006 0,003
Botellas de vidrios 53.884 0,089
Botellas para aguas gaseosas 7.260 0,012
Botes y embarcaciones 75.542 0,124
Brea negra o rubia 9.798 0,016
Brochas y pinceles 22.277 0,037
Broches 8.596 0,014
Bronce en polvo o en láminas 3.490 0,006
Bronce manufacturado 60.200 0,099
Brújulas sin anteojos 57 0,000
Bulbos y tubérculos para el cultivo 70 0,000
Cables de hierro 110.996 0,183
Cadenas de hierro para buques 15.538 0,026
Cajas fuertes y registradora 46.362 0,076
Cajas fuertes y registradora 38.609 0,064
Cal 56 0,000
Calderas de vapor 193.814 0,319
Calentadores para baños 3.149 0,005
Cañamazo 1.366 0,002
Cáñamo 749 0,001
Cañuelas y marcos 17.870 0,029
Cápsula metálica para botellas 6.251 0,010
Caput-mortum 411 0,001
Carbonato de sodio 79.591 0,131
Carbón para luz eléctrica 9.446 0,016
Carbón mineral 343.715 0,566
Carbón vegetal 10.711 0,018
Carburo de calcio 171.594 0,283
Caretas y máscaras 7.661 0,013
Carretillas de mano 20.131 0,033
Carros y carretas 82.167 0,135
Carruseles 53.880 0,089
Cartón fino 18.310 0,030
Cartón impermeable 2.901 0,005
Cartón manufacturado 25.689 0,042
Cartón ordinario en pasta 79.375 0,131
Cartón para fotografías 2.176 0,004
Cápsula para revólver 3.952 0,007
Casupos 24 0,000
Caucho líquido 63 0,000
Caucho manufacturado 157.280 0,259
Celuloide manufacturado 30.748 0,051

(continúa)

666
Cuentas Nacionales, 1915-1935

(viene)

Cemento aglutinante de caucho 2.589 0,004


Cemento blanco 3.738 0,006
Cemento de hierro 1.408 0,002
Cemento romano 457.877 0,754
Cepillos para pisos 95 0,000
Cera animal manufacturada 1.316 0,002
Cera animal sin manufacturar 1.455 0,002
Cerraduras y llaves 25.218 0,042
Cestas de junco o mimbre 7.912 0,013
Cianuro de potasio 2.686 0,004
Cianuro de sodio 12.636 0,021
Cinematógrafos y accesorios 26.012 0,043
Cintas de algodón, lana o lino 23.745 0,039
Cintas y papel atrapamoscas 2.398 0,004
Cintas para empaquetar 3.483 0,006
Cintas para máquinas de escribir 12.876 0,021
Cintas para medir 1.116 0,002
Clavos de hierro 197.155 0,325
Clean surface 732 0,001
Cloroformo 227 0,000
Cloruro de calcio 7.266 0,012
Cobre manufacturado 244.263 0,402
Cobre sin manufacturado 18.600 0,031
Cocinas eléctricas 167 0,000
Cochecitos para niños 3.752 0,006
Cola ordinaria 13.083 0,022
Colodión 233 0,000
Colores y pintura no especificados 74.654 0,123
Conexiones de hierro 148.732 0,245
Copiadores para cartas 20.868 0,034
Corcho manufacturado 6.983 0,012
Cordelería 255.043 0,420
Corsé y artículos para fabricarlos 5.805 0,010
Corteza de cuillay o panamá 705 0,001
Cortinas de algodón y de hilo 24.520 0,040
Cortinas de canutillo o de vidrio 489 0,001
Creolina 21.139 0,035
Creta 164 0,000
Crisoles 1.621 0,003
Cromos 18.698 0,031
Cubiertos para techos 2.725 0,004
Cuellos y puños 5.861 0,010
Cuentas y canutillos de vidrios 232 0,000
Cuerdas y entorchados 49.010 0,081
Cuerdas y entorchados metálicos 7.322 0,012
Chales 3.958 0,007
Desinfectantes 6.026 0,010
Desperdicios de algodón 17.858 0,029
Despojos de animales preparados 303.944 0,501
Despojos de animales sin preparar 7.538 0,012

(continúa)

667
Cuentas Nacionales de Venezuela

(viene)

Dextrinas y féculas 519 0,001


Dinamita 28.448 0,047
Duelas 10.694 0,018
Edificios desarmados 268.894 0,443
Ejes de hierro para maquinaria 3.904 0,006
Ejes resortes para carro 53.143 0,088
Elásticas y ligas 17.840 0,029
Empacadura 83.165 0,137
Escopetas finas 3.437 0,006
Esmeril 995 0,002
Esperma de ballena 194 0,000
Esqueletos para libranza 2.383 0,004
Estambre en rama 27.777 0,046
Estanques de hierro 313.149 0,516
Estaño manufacturado 5.444 0,009
Estaño puro o ligado 23.935 0,039
Estatuas 763 0,001
Estearina 251.723 0,415
Estopa 14.639 0,024
Extractos de campeche 367 0,001
Extractos de cuajo 455 0,001
Extractos curtientes no especificado 3.470 0,006
Felpudos para pisos 8.339 0,014
Fibras vegetales textiles 1.392 0,002
Fieltros para máquinas 15.523 0,026
Fieltros para sombreros 11.636 0,019
Fieltros para sudaderos 472 0,001
Fieltros para usos industriales 56 0,000
Filtro para aguas 16.054 0,026
Flejes de hierro 15.414 0,025
Fondos de hierro para usos industriales 6.106 0,010
Fuelles y fraguas 2.147 0,004
Gas acetileno 7.180 0,012
Gas ácido carbónico líquido 27.795 0,046
Gas amoníaco anhídrido 18.500 0,030
Gasolina 331.131 0,546
Gatos para levantar peso 768 0,001
Glicerina 8.716 0,014
Goma arábiga 26.309 0,043
Goma no especificada 9.102 0,015
Grapas de hierro 30.945 0,051
Guarales de 10 o más hilos 152.759 0,252
Guarales con menos de 10 hilos 20.885 0,034
Hebillas 27.211 0,045
Hierro acanalado para techos 145.272 0,239
Hierro en barras 225.886 0,372
Hierro para edificios 30.990 0,051
Hierro galvanizado en láminas 149.801 0,247
Hierro manufacturado 4.932 0,008
Hierro para uso doméstico 964.058 1,588

(continúa)

668
Cuentas Nacionales, 1915-1935

(viene)

Hierro manufacturado no especificado 1.392.261 2,294


Hilados de seda animal pura 1.411 0,002
Hilados de seda artificial 398 0,001
Hilaza 77.796 0,128
Hilo acarreto e hilacha 203.382 0,335
Hiposulfito de sodio 1.418 0,002
Hojalata manufacturada 61.963 0,102
Hojalata para forrar baúles 2.748 0,005
Hojalata sin manufacturar 119.069 0,196
Hule 101.806 0,168
Incubadoras 301 0,000
Instrumentos topográficos, geodésicos e irrigadores 13.490 0,022
Junco, mimbre, palma y paja 14.633 0,024
Lacre 115 0,000
Laptoso 939 0,002
Ladrillos para limpiar cubiertos 631 0,001
Ladrillos refractarios 24.230 0,040
Lámparas y aparatos para alcohol 14.309 0,024
Lámparas para alumbrado eléctrico 88.688 0,146
Lana en bruto 31.524 0,052
Lanolina 79 0,000
Latón manufacturado 5.449 0,009
Lavamanos de hierros 11.774 0,019
Lavamanos de loza 2.531 0,004
Letrinas y urinarios y accesorios 62.714 0,103
Lija 14.568 0,024
Linóleo 11.970 0,020
Litargirio 340 0,001
Lona cruda de algodón o de lino 259.636 0,428
Lunas azojadas 12.385 0,020
Lúpulo 42.088 0,069
Llantas de hierro 8.189 0,013
Llantas de caucho 384.569 0,634
Madera acepillada 8.385 0,014
Madera de trozas de más de 25 cm de espesor 21.332 0,035
Madera fina manufacturada 4.931 0,008
Madera ordinaria manufacturada 326.456 0,538
Madera sin acepillar ni machihembrar con más
de 25 cm de espesor 23.189 0,038
Madera sin acepillar ni machihembrar con menos
de 25 cm de espesor 105.661 0,174
Manganeso en polvo 18 0,000
Mangueras de cauchos 16.231 0,027
Manígrafo 80 0,000
Maniquíes mecánicos 852 0,001
Manómetros 5.214 0,009
Máquinas agrícolas 432.671 0,713
Maquinarias industriales 1.364.050 2,248
Máquinas para afeitarse 7.801 0,013
Máquinas para cortar el cabello 3.420 0,006

(continúa)

669
Cuentas Nacionales de Venezuela

(viene)

Máquinas para escribir 202.876 0,334


Máquinas para esquilar bestias 1.426 0,002
Máquinas para minas 36.944 0,061
Máquinas para la perforación de pozos 530.873 0,875
Máquinas para la perforación de pozos artesianos 915 0,002
Máquinas para telares 330.919 0,545
Mariposas para luz 2.865 0,005
Mármol manufacturado 33.075 0,054
Masa filtrante 508 0,001
Masillas 1.029 0,002
Mástique asfáltico 31 0,000
Materiales de construcción 108 0,000
Materiales para caminos de hierro 294.981 0,486
Materiales no especificado para la fabricación
de sombreros 72.112 0,119
Materiales para dentistería 782 0,001
Mechas para minas 4.468 0,007
Mechas para velas 89.816 0,148
Mechas para lámparas 6.705 0,011
Mercurio 3.782 0,006
Metal antifricción 2.092 0,003
Microscopio 6.099 0,010
Mineral de lápiz-plomo 547 0,001
Minio 6.902 0,011
Molinos de vientos 18.354 0,030
Molinos 90.138 0,149
Mosaicos 23.475 0,039
Motas para polvo 7.823 0,013
Motocicletas 12.357 0,020
Motores de gas 10.026 0,017
Motores de petróleo 64.311 0,106
Motores de vapor 589 0,001
Motores eléctricos 24.842 0,041
Motores hidráulicos 22.489 0,037
Muebles de hierro 99.101 0,163
Muebles de madera finos 58.260 0,096
Muebles de madera ordinaria 142.282 0,234
Muestras con valor 5.995 0,010
Muestras sin valor 0 0,000
Música escrita 573 0,001
Naftalina 508 0,001
Naipes 24.761 0,041
Negro humo y negro de cromo 2.665 0,004
Níquel manufacturado 5.147 0,008
Ocres 4.045 0,007
Ojetes y ganchos para el calzado 15.269 0,025
Órganos 749 0,001
Ornamentos para iglesias 16.044 0,026
Orozuz 1.175 0,002
Ostiones en conservas 12.781 0,021

(continúa)

670
Cuentas Nacionales, 1915-1935

(viene)

Oxígeno 9.345 0,015


Paja y palma 128.446 0,212
Paja para tejer sillas 5.311 0,009
Pana y panilla 42.331 0,070
Pantalla de metal para lámparas eléctricas 930 0,002
Pantalla de vidrio o porcelana para lámparas eléctricas 6.711 0,011
Pantalla no especificada 4.958 0,008
Parafina 325.356 0,536
Pasamanería y artículos para la confección 21.100 0,035
Pasta para fabricar papel 1.422 0,002
Pasta para rodillos 4.488 0,007
Patines 906 0,001
Películas cinematográficas 105.044 0,173
Peltre manufacturado 1.496 0,002
Pellones 4.492 0,007
Pesas licores y toda clase de aerómetro 2.099 0,003
Pesas de hierro 1.105 0,002
Petate 2.213 0,004
Petróleo crudo 56 0,000
Pianos 56.845 0,094
Pianos automáticos 170.822 0,281
Piedra caliza 9.621 0,016
Piedras para litografía 2.408 0,004
Piedra pómez 799 0,001
Piedras para amolar 3.714 0,006
Pieles curtidas manufacturadas 20.376 0,034
Pieles curtidas sin manufacturar 643.477 1,060
Pinturas ordinarias 159.429 0,263
Pinturas para aguas no especificadas 23.179 0,038
Pinturas para esmaltes 49.206 0,081
Pinturas para pisos, techos y obras de hierro 15.986 0,026
Pizarras 9.710 0,016
Plantas vivas 3.002 0,005
Plomo manufacturado 5.315 0,009
Plomo sin manufacturar 1.681 0,003
Plumas de acero para escribir 5.351 0,009
Poleas de hierro 6.525 0,011
Pólvora 25.067 0,041
Porcelana manufacturada 70.671 0,116
Postes de hierro 50.002 0,082
Potasa común 810 0,001
Prensas para copiar 2.073 0,003
Prensas para imprimir 32.457 0,053
Preparaciones dentríficas 26.048 0,043
Preparaciones de petróleo 26.450 0,044
Preparaciones para limpiar o pulimentar 12.881 0,021
Preparaciones para soldaduras 1.111 0,002
Puntas de suelas para tacos de billar 1.385 0,002
Quinina 70.286 0,116
Regaliz 1.353 0,002

(continúa)

671
Cuentas Nacionales de Venezuela

(viene)

Rasuras de madera 26 0,000


Refrigeradoras 18.192 0,030
Remos para embarcaciones 5.731 0,009
Repuestos para maquinarias 634.090 1,045
Resina 4.046 0,007
Rodillo para imprenta 240 0,000
Ruedas para coches, carros y carretas 5.045 0,008
Sacos vacíos 309.805 0,510
Sagú 1.590 0,003
Sal de Epsom y Glauber 27.670 0,046
Sal de nitro 18.860 0,031
Sal gema para lamederos de ganado 5 0,000
Serafina 84 0,000
Silicato de sodio 23.831 0,039
Sillas de montar 2.728 0,004
Sillas para barberos y dentistas 11.999 0,020
Suela 839 0,001
Sulfato de cobre 292 0,000
Sulfito de soda 168 0,000
Sustancias para extintores de incendio 3.538 0,006
Tanino 399 0,001
Tapaderas de alambre para viandas 141 0,000
Tapioca 720 0,001
Tapones de hojalata y corcho 75.796 0,125
Tejido de alambre de hierro 14.355 0,024
Tela pelo de camello 5.292 0,009
Tela para sacar copias heliográficas 2.314 0,004
Tela cruda de algodón 298.434 0,492
Telas de algodón 12.155.214 20,028
Telas de cerda 3.994 0,007
Telas de lana 320.598 0,528
Telas de lino 36.833 0,061
Telas de ramio 10.994 0,018
Telas de seda animal mezclada 48.833 0,080
Telas de seda animal pura 151.532 0,250
Telas de seda artificial mezclada 12.845 0,021

Totales 60.690.834 100


Bienes de consumo 23.388.515 38,54
Bienes de capital y materia prima 37.302.319 61,46

Nota: La parte sombreada representa a los bienes de capital.

672
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Soportes estadísticos II
Serie de precios y sueldos

673
Serie de precios de consumo interno
Cuentas Nacionales de Venezuela

676
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Metodología del índice general de precios

El objetivo de este soporte consiste en el cálculo del índice general de


precios (IGP) representativo de la economía nacional durante este período,
así como establecer una estructura referencial de los sueldos, tomando como
referente los que ofertaba la administración pública, bajo el supuesto de
que estos sueldos nunca serían mayor del vigente, en promedio en el resto
de la economía nacional.
En el caso de los precios, la tarea consistió en construir en lo posible una
serie representativa con un grupo de productos de gran consumo. Estos bie-
nes se sitúan en la lista al iniciarse la exposición de los cuadros particulares
con el comportamiento individual de los precios a lo largo de la cronología.
La construcción de las series individuales de precios fue posible gracias a
una meticulosa búsqueda de sus valores ofrecidos al público, que la prensa
especializada publicaba ocasionalmente. Para este período en particular, la
publicidad en prensa fue más abundante que en los lapsos anteriores, lo
cual facilitó datos precisos y comparables. Cuando se agotaba la búsqueda
de datos en la prensa local, recurríamos a los precios de importación, me-
diante un cociente resultante de las cantidades y valores declarados por
cada bien que entraba por nuestros puertos. A estos “precios de puerto” se
añadía un porcentaje que representaba el margen de comercialización, que
implicaba el costo de llevar dicho bien hasta el consumidor final. Cada
producto poseía un porcentaje que se estimaba mediante la comparación
de las diferencias “precios de puerto” respecto de los precios de venta al
público, en aquellos años de la serie en la que coincidieran ambos niveles de
precios en determinado bien. Así, conseguimos un rango pendular entre

677
Cuentas Nacionales de Venezuela

20 por ciento hasta 50 por ciento. Probablemente, muchos comerciantes


ampliaban sus márgenes más allá de esas fronteras, cuando tenían ocasión
de hacerlo, no obstante, nos pareció suficiente esta metodología para obte-
ner una referencia confiable de la evolución de los precios.
Asimismo, homologamos todos los bienes a bolívares por cada kilogra-
mo, sirviéndonos de las equivalencias del Diccionario de Pesas y Medidas y
de los mismos datos suministrados por las respectivas fuentes.
Para esta serie en particular, se logró la reagrupación de los distintos
bienes representativos en cuatro grupos, que se incorporan en la lista:

Sector: Alimentos y bebidas

1 Aceite de coco
2 Aceite de oliva
3 Arroz
4 Azúcar
5 Cerveza
6 Frutas secas
7 Frutas frescas
8 Granos
9 Harina de trigo
10 Legumbres preparadas
11 Maíz
12 Malta
13 Manteca
14 Mantequilla
15 Papas
16 Queso
17 Quina
18 Sal
19 Soda
20 Tabaco
21 Vinagre
22 Vino tinto

678
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Sector: Farmacia y químicos

1 Ácidos
2 Alquitrán mineral
3 Cera
4 Drogas y medicinas
5 Jabón
6 Parafina
7 Trementina

Grupo: Herramientas y materiales

1 Alambre de hierro
2 Asfalto
3 Automóviles
4 Balanzas
5 Bayeta
6 Cal
7 Carbón mineral
8 Cobre manufacturado
9 Hierro
10 Hule
11 Madera sin manufacturar
12 Motores y accesorios
13 Pólvora
14 Sacos vacíos
15 Sillas de montar
16 Velas

Sector: Textiles

1 Cordelería
2 Lana
3 Lino
4 Pábilo
5 Pieles curtidas

Seguidamente incluimos el índice de precios de los principales produc-


tos de exportación, tal como lo hiciéramos en el período 1874-1914. Así

679
Cuentas Nacionales de Venezuela

tenemos, por una parte, el IGP representativo del consumo interno de nuestro
mercado, y por otro, el índice de precios de los rubros más exportados por
Venezuela durante el período.
El procedimiento matemático es el mismo que el utilizado en los ante-
riores períodos. Cada producto se expresa en una serie anual donde apare-
cen la unidad en que se mide, su precio absoluto año a año y su índice de
precio particular; luego se hace un cuadro resumen con los precios prome-
dios quinquenales y sus índices de precios particulares también quinquena-
les; y finalmente dos gráficas, una con los precios quinquenales absolutos y
otra similar con los quinquenales relativos.

Breve análisis

Hasta finales del siglo XIX, el fenómeno inflacionario en Venezuela era


prácticamente desconocido, pues las pendientes del IGP que hemos cons-
truido en los tramos temporales precedentes de esta investigación mos-
traban pocos saltos seculares, con ligeras variaciones de baja gradación
en sus ángulos. En el período 1874-1914, la condición de precios esta-
bles con IGP inferiores al 10 por ciento, se mantuvo hasta 1898. A
partir de entonces la economía venezolana registró una considerable ex-
pansión inflacionaria que cerraría la serie en 1914 con el 120,8 por
ciento respecto a 1874, pero que continuaría, con mayor aceleración
inclusive, para el resto de las dos décadas siguientes que ocupa esta par-
te de la investigación.
Así, durante los quinquenios 1915-1920 y 1921-1925, el IGP fluctuó
entre el 35 por ciento al 83 por ciento, promediando 48,6 por ciento y
75,7 por ciento en cada uno, respectivamente. Sigue un breve quinquenio
de desaceleración, pues el IGP acumulado desde 1915 baja ligeramente a
niveles del 70 por ciento, cerrando el lustro 1926-1930 en 81,08 por cien-
to. A partir de 1930 y hasta 1935 la pendiente inflacionaria se hace más
virulenta alcanzando ángulos de más de 60º, para IGP anuales que pendu-
lan entre 100 por ciento y 150 por ciento, cerrando este último quinque-
nio con promedio de 137,1 por ciento. No obstante el promedio general
de la serie quedó en 85,6 por ciento.
El sector Alimentos y bebidas mantiene similar tendencia, salvo en el ínte-
rin de la serie, por cuanto el retroceso inflacionario es más acentuado en el
quinquenio 1926-1930, cuando de 72,6 por ciento pasa a 55 por ciento,
para luego retomar la espiral al 95 por ciento. Sin embargo, el promedio de

680
Cuentas Nacionales, 1915-1935

este sector para toda la serie, fue de 71,4 por ciento, o sea más de 10 puntos
por debajo del promedio del IGP.
El sector Farmacia y químicos cerró la serie con un promedio de 73,2 por
ciento, teniendo su ojiva un comportamiento acelerado a fines de la serie.
De 22,05 por ciento que obtuvo en el quinquenio 1915-1920, concluye
en 1935 con el 152,8 por ciento, aunque es preciso apuntar que este salto
brusco ocurre justo en el último lustro.
El sector Herramientas y materiales constituye el grupo con el más alto
promedio del conjunto, 140 por ciento, sólo que su pendiente se distribu-
ye a lo largo de toda la serie. Así que en los cuatro quinquenios de 72 por
ciento pasa a 100,5 por ciento, luego salta a 130 por ciento y en el último
quinquenio da el extraordinario salto a 256,6 por ciento. Este encareci-
miento súbito de los materiales y las herramientas, bienes básicamente de
inversión capital puede contarse entre las razones de caída del componente
de inversión del PIB que apuntáramos en las páginas fundamentales de este
trabajo.
El sector Textiles se presenta como el único grupo que rompe con la ten-
dencia inflacionaria mostrada por los tres sectores anteriormente analiza-
dos. Su pendiente traza una campana que comienza en el promedio del
primer quinquenio en 37,6 por ciento, se suspende durante dos quinque-
nios siguientes en 76,7 por ciento y 73,5 por ciento para descender y cerrar
la serie en 44 por ciento. Como todos los productos de la lista para la
construcción de este índice son bienes de capital para la industria manufac-
turera, cabe comentar que este sector de la industria no parece haber sido
afectado por la coyuntura, aunque el escenario, en comparación con perío-
dos anteriores se caracterizó por ser inflacionario de todos modos.

681
Serie de precios:
Índices generales y sectoriales de precios
Cuentas Nacionales de Venezuela

684
Cuentas Nacionales, 1915-1935

ÍNDICE GENERAL DE PRECIOS


CUADRO Nº II.1.1
SERIE DE PRECIOS
1915-1935

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años IP %* Quinquenio IP promedio
1915 0 1915-1920 48,60
1916 35 1921-1925 75,70
1917 50 1926-1930 80,56
1918 56 1931-1935 125,29
1919 68
1920 83
1921 77
1922 75
1923 80 ÍNDICE GENERAL DE PRECIOS
1924 75 140,00
1925 72
120,00
1926 74
1927 72 100,00
1928 75 80,00
1929 101
1930 124 60,00
1931 127 40,00

Año base 0 = 1915. 20,00

0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

685
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: ALIMENTOS Y BEBIDAS


CUADRO Nº II.1.2
SERIE DE PRECIOS
1915-1935

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años IP %* Quinquenio IP promedio
1915 0 1915-1920 62,73
1916 57 1921-1925 72,59
1917 68 1926-1930 54,99
1918 72 1931-1935 95,11
1919 82
1920 98
1921 82
1922 78 ÍNDICE DE PRECIOS
1923 77 ALIMENTOS Y BEBIDAS
1924 67 100,00
1925 59 90,00
1926 53 80,00
1927 51 70,00
1928 51 60,00
1929 54 50,00
1930 65 40,00
1931 84 30,00
1932 95 20,00
1933 90 10,00
1934 102 0,00
1935 104 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

Año base 0 = 1915.

686
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: FARMACIA Y QUÍMICOS


CUADRO Nº II.1.3
SERIE DE PRECIOS
1915-1935

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años IP %* Quinquenio IP promedio
1915 0 1915-1920 22,05
1916 28 1921-1925 53,01
1917 2 1926-1930 64,95
1918 13 1931-1935 152,78
1919 32
1920 57
1921 51
1922 54 ÍNDICE DE PRECIOS
1923 72 FARMACIA Y QUÍMICOS
1924 49 180,00
1925 40 160,00
1926 40 140,00
1927 51
120,00
1928 61
100,00
1929 77
80,00
1930 96
1931 111 60,00

1932 130 40,00


1933 156 20,00
1934 174 0,00
1935 193 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

Año base 0 = 1915.

687
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: MATERIALES Y HERRAMIENTAS


CUADRO Nº II.1.4
SERIE DE PRECIOS
1915-1935

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años IP %* Quinquenio IP promedio
1915 0 1915-1920 72,06
1916 31 1921-1925 100,49
1917 88 1926-1930 130,87
1918 94 1931-1935 256,61
1919 105
1920 115
1921 109
1922 102 ÍNDICE DE PRECIOS
1923 99 MATERIALES Y HERRAMIENTAS
1924 96 300,00
1925 96
1926 101 250,00

1927 104
200,00
1928 118
1929 145 150,00
1930 186
1931 251 100,00

1932 238
50,00
1933 275
1934 282 0,00
1935 237 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

Año base 0 = 1915.

688
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: TEXTILES
CUADRO Nº II.1.5
SERIE DE PRECIOS
1915-1935

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años IP %* Quinquenio IP promedio
1915 0 1915-1920 37,57
1916 23 1921-1925 76,72
1917 41 1926-1930 73,53
1918 45 1931-1935 44,06
1919 52
1920 63
1921 65
1922 68 ÍNDICE DE PRECIOS
1923 72 TEXTILES
1924 86 90,00
1925 92 80,00
1926 101 70,00
1927 83
60,00
1928 71
50,00
1929 56
40,00
1930 57
1931 49 30,00

1932 44 20,00
1933 43 10,00
1934 44 0,00
1935 41 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

Año base 0 = 1915.

689
Cuentas Nacionales de Venezuela

690
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Sector: Alimentos y bebidas

691
Cuentas Nacionales de Venezuela

692
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: ALIMENTOS Y BEBIDAS


CUADRO Nº II.1.A.1
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
ACEITE DE COCO
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 1,57 0,00 1915-1920 2,33 47,99
1916 1,82 15,59 1921-1925 2,36 50,29
1917 2,10 33,62 1926-1930 1,15 -26,75
1918 2,43 54,45 1931-1935 1,44 -8,45
1919 2,81 78,53
1920 3,24 105,77
1921 2,74 74,08
1922 2,31 46,97
1923 1,95 24,09 PRECIO PROMEDIO
1924 2,68 70,17 2,50

1925 2,14 36,15


1926 1,71 8,93 2,00
1927 1,37 -12,84
1928 1,10 -30,27 1,50
Precio Bs/kg

1929 0,88 -44,21


1930 0,70 -55,36 1,00
1931 0,88 -44,21
1932 1,10 -30,27 0,50
1933 1,37 -12,84
1934 1,71 8,93 0,00
1935 2,14 36,15 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 60,00
y Fomento. 50,00
40,00
30,00
20,00
10,00
0,00
-10,00
-20,00
-30,00
-40,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

693
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: ALIMENTOS Y BEBIDAS


CUADRO Nº II.1.A.2
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
ACEITE DE OLIVA
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 1,24 0,00 1915-1920 2,07 67,28
1916 1,42 15,14 1921-1925 1,95 57,78
1917 1,35 9,33 1926-1930 1,72 39,40
1918 1,91 54,28 1931-1935 3,15 154,61
1919 2,69 117,71
1920 3,80 207,22
1921 2,87 132,03
1922 2,17 75,27
1923 1,64 32,40 PRECIO PROMEDIO
1924 1,57 27,13 3,50

1925 1,51 22,05 3,00


1926 1,45 17,18
2,50
1927 1,12 -9,87
1928 1,80 45,77
Precio Bs/kg

2,00
1929 2,01 62,58
1,50
1930 2,24 81,34
1931 2,50 102,26 1,00
1932 2,79 125,58 0,50
1933 3,11 151,61
1934 3,47 180,63 0,00
1935 3,87 213,00 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 180,00
y Fomento. 160,00
140,00
120,00
100,00
80,00
60,00
40,00
20,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

694
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: ALIMENTOS Y BEBIDAS


CUADRO Nº II.1.A.3
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
ARROZ
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,45 0,00 1915-1920 1,03 129,44
1916 2,45 445,71 1921-1925 0,56 24,27
1917 0,60 32,95 1926-1930 0,42 -7,26
1918 0,73 61,72 1931-1935 0,47 5,62
1919 0,88 96,72
1920 1,08 139,54
1921 0,77 71,70
1922 0,55 23,00
1923 0,40 -11,88 PRECIO PROMEDIO
1924 0,57 26,08 1,20

1925 0,50 12,44


1,00
1926 0,45 0,27
1927 0,42 -7,09 0,80
1928 0,38 -14,44
Precio Bs/kg

1929 0,40 -10,87 0,60


1930 0,43 -4,19
0,40
1931 0,41 -8,64
1932 0,49 9,18 0,20
1933 0,50 11,41
1934 0,52 15,87 0,00
1935 0,45 0,27 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 140,00
y Fomento. 120,00

100,00

80,00

60,00

40,00

20,00

0,00

-20,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

695
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: ALIMENTOS Y BEBIDAS


CUADRO Nº II.1.A.4
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
AZÚCAR
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,67 0,00 1915-1920 1,11 66,07
1916 0,72 7,63 1921-1925 0,88 32,18
1917 0,91 36,13 1926-1930 0,70 4,97
1918 1,13 68,73 1931-1935 0,54 -19,24
1919 1,43 113,58
1920 1,81 170,35
1921 0,91 36,03
1922 1,04 56,35
1923 1,20 79,72 PRECIO PROMEDIO
1924 0,59 -12,17 1,20
1925 0,67 0,96
1,00
1926 0,78 16,05
1927 0,74 10,39 0,80
1928 0,70 4,74
Precio Bs/kg

1929 0,66 -0,62 0,60


1930 0,63 -5,71
0,40
1931 0,60 -10,54
1932 0,57 -15,12 0,20
1933 0,54 -19,46
1934 0,51 -23,59 0,00
1935 0,48 -27,50 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 80,00
y Fomento. 70,00
60,00
50,00
40,00
30,00
20,00
10,00
0,00
-10,00
-20,00
-30,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

696
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: ALIMENTOS Y BEBIDAS


CUADRO Nº II.1.A.5
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
CERVEZA
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,40 0,00 1915-1920 0,75 88,87
1916 0,64 60,94 1921-1925 0,71 79,17
1917 0,96 140,87 1926-1930 0,72 80,40
1918 0,90 124,99 1931-1935 1,63 310,15
1919 0,84 110,15
1920 0,78 96,30
1921 0,78 96,30
1922 0,77 92,82
1923 0,77 92,82 PRECIO PROMEDIO
1924 0,65 63,23 1,80

1925 0,60 50,67 1,60


1926 0,49 23,26 1,40
1927 0,60 49,86 1,20
1928 0,70 76,46
Precio Bs/kg

1,00
1929 0,83 107,78 0,80
1930 0,97 144,66
0,60
1931 1,15 188,08
0,40
1932 1,35 239,21
1933 1,59 299,41 0,20

1934 1,87 370,30 0,00


1935 2,21 453,77 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 350,00
y Fomento.
300,00

250,00

200,00

150,00

100,00

50,00

0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

697
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: ALIMENTOS Y BEBIDAS


CUADRO Nº II.1.A.6
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
FRUTAS SECAS
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,99 0,00 1915-1920 1,40 41,30
1916 1,17 17,78 1921-1925 1,66 67,08
1917 1,30 31,23 1926-1930 1,14 15,01
1918 1,46 47,38 1931-1935 0,90 -8,80
1919 1,64 65,51
1920 1,84 85,87
1921 1,76 77,08
1922 1,67 68,70
1923 1,59 60,72 PRECIO PROMEDIO
1924 1,62 63,44 1,80

1925 1,64 65,46 1,60


1926 1,66 67,14 1,40
1927 1,38 38,89 1,20
1928 1,10 10,65
Precio Bs/kg

1,00
1929 0,87 -11,85 0,80
1930 0,70 -29,78
0,60
1931 0,72 -27,36
0,40
1932 0,81 -18,28
1933 0,95 -4,15 0,20

1934 0,99 -0,12 0,00


1935 1,05 5,93 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 80,00
y Fomento. 70,00
60,00
50,00
40,00
30,00
20,00
10,00
0,00
-10,00
-20,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

698
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: ALIMENTOS Y BEBIDAS


CUADRO Nº II.1.A.7
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
FRUTAS FRESCAS
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,73 0,00 1915-1920 0,79 9,23
1916 0,70 -2,97 1921-1925 0,84 15,58
1917 0,85 17,30 1926-1930 1,10 50,87
1918 0,87 20,17 1931-1935 2,11 190,54
1919 0,81 11,77
1920 0,79 9,10
1921 0,81 11,57
1922 0,87 19,83
1923 0,85 16,50 PRECIO PROMEDIO
1924 0,84 15,70 2,50

1925 0,83 14,32


1926 0,81 11,36 2,00
1927 0,95 30,85
1928 1,08 49,04 1,50
Precio Bs/kg

1929 1,23 69,75


1930 1,40 93,34 1,00
1931 1,60 120,22
1932 1,82 150,82 0,50
1933 2,07 185,68
1934 2,36 225,39 0,00
1935 2,69 270,61 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 250,00
y Fomento.
200,00

150,00

100,00

50,00

0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

699
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: ALIMENTOS Y BEBIDAS


CUADRO Nº II.1.A.8
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
GRANOS
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,90 0,00 1915-1920 1,01 12,15
1916 0,79 -12,05 1921-1925 1,38 53,33
1917 1,27 41,30 1926-1930 1,05 16,36
1918 1,14 27,06 1931-1935 0,74 -17,48
1919 1,03 14,12
1920 0,92 2,49
1921 1,12 24,27
1922 1,36 50,68
1923 1,64 81,86 PRECIO PROMEDIO
1924 1,47 63,20 1,60

1925 1,32 46,65 1,40


1926 1,19 31,78 1,20
1927 1,12 24,44
1,00
1928 1,05 16,12
Precio Bs/kg

1929 0,98 8,35 0,80


1930 0,91 1,10 0,60
1931 0,85 -5,67 0,40
1932 0,79 -11,98
0,20
1933 0,74 -17,87
1934 0,69 -23,37 0,00
1935 0,64 -28,49 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 60,00
y Fomento. 50,00
40,00
30,00
20,00
10,00
0,00
-10,00
-20,00
-30,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

700
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: ALIMENTOS Y BEBIDAS


CUADRO Nº II.1.A.9
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
HARINA DE TRIGO
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,64 0,00 1915-1920 0,67 4,25
1916 0,40 -37,06 1921-1925 0,50 -22,59
1917 0,65 1,27 1926-1930 0,37 -41,84
1918 0,71 10,31 1931-1935 0,31 -50,92
1919 0,77 20,15
1920 0,84 30,85
1921 0,63 -0,90
1922 0,48 -24,59
1923 0,37 -42,63 PRECIO PROMEDIO
1924 0,50 -21,41 0,80

1925 0,49 -23,42 0,70


1926 0,48 -25,39 0,60
1927 0,42 -34,05
0,50
1928 0,37 -42,72
Precio Bs/kg

1929 0,32 -50,25 0,40


1930 0,28 -56,79 0,30
1931 0,30 -53,13 0,20
1932 0,32 -50,00
0,10
1933 0,28 -56,57
1934 0,36 -43,75 0,00
1935 0,31 -51,14 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 10,00
y Fomento.
0,00

-10,00

-20,00

-30,00

-40,00

-50,00

-60,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

701
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: ALIMENTOS Y BEBIDAS


CUADRO Nº II.1.A.10
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
LEGUMBRES PREPARADAS
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 1,27 0,00 1915-1920 1,55 22,48
1916 1,71 34,68 1921-1925 1,43 12,58
1917 1,28 1,01 1926-1930 1,23 -3,31
1918 1,47 15,62 1931-1935 1,36 7,61
1919 1,68 32,36
1920 1,92 51,22
1921 1,73 36,35
1922 1,55 22,43
1923 1,39 9,94 PRECIO PROMEDIO
1924 1,25 -1,72 1,80

1925 1,22 -4,13 1,60


1926 1,19 -6,49 1,40
1927 1,20 -5,72 1,20
1928 1,20 -5,50
Precio Bs/kg

1,00
1929 1,25 -1,39 0,80
1930 1,30 2,56
0,60
1931 1,29 1,77
0,40
1932 1,36 7,29
1933 1,45 14,39 0,20

1934 1,39 9,66 0,00


1935 1,33 4,93 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 25,00
y Fomento.
20,00

15,00

10,00

5,00

0,00

-5,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

702
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: ALIMENTOS Y BEBIDAS


CUADRO Nº II.1.A.11
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
MAÍZ
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,29 0,00 1915-1920 0,41 38,96
1916 0,16 -44,43 1921-1925 0,60 104,65
1917 0,71 140,31 1926-1930 0,70 139,11
1918 0,55 85,96 1931-1935 2,06 597,96
1919 0,42 42,58
1920 0,32 9,32
1921 0,45 54,31
1922 0,64 117,81
1923 0,90 204,04 PRECIO PROMEDIO
1924 0,61 106,90 2,50

1925 0,41 40,20


1926 0,28 -5,00 2,00

1927 0,47 59,45


1928 0,65 119,87 1,50
Precio Bs/kg

1929 0,89 203,18


1930 1,23 318,07 1,00
1931 1,70 476,48
1932 2,34 694,92 0,50
1933 1,70 476,74
1934 2,34 695,28 0,00
1935 2,20 646,37 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 700,00
y Fomento.
600,00

500,00

400,00

300,00

200,00

100,00

0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

703
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: ALIMENTOS Y BEBIDAS


CUADRO Nº II.1.A.12
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
MALTA
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,24 0,00 1915-1920 0,54 130,16
1916 0,35 49,10 1921-1925 0,68 186,97
1917 0,53 125,05 1926-1930 0,46 92,69
1918 0,62 160,29 1931-1935 0,33 37,90
1919 0,71 201,05
1920 0,82 245,49
1921 0,78 227,72
1922 0,74 210,88
1923 0,70 194,91 PRECIO PROMEDIO
1924 0,62 163,89 0,80

1925 0,56 137,45 0,70


1926 0,51 113,67 0,60
1927 0,49 107,15
0,50
1928 0,46 93,42
Precio Bs/kg

1929 0,43 80,59 0,40


1930 0,40 68,62 0,30
1931 0,37 57,44 0,20
1932 0,35 47,00
0,10
1933 0,32 37,26
1934 0,30 28,16 0,00
1935 0,28 19,66 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 200,00
y Fomento. 180,00
160,00
140,00
120,00
100,00
80,00
60,00
40,00
20,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

704
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: ALIMENTOS Y BEBIDAS


CUADRO Nº II.1.A.13
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
MANTECA
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 1,06 0,00 1915-1920 1,91 79,31
1916 1,66 56,31 1921-1925 1,81 70,16
1917 1,67 56,82 1926-1930 1,51 41,98
1918 1,97 85,19 1931-1935 1,17 10,06
1919 2,32 118,68
1920 2,75 158,89
1921 2,21 107,93
1922 1,78 67,59
1923 1,44 35,08 PRECIO PROMEDIO
1924 1,67 57,21 2,50

1925 1,95 82,97


1926 2,27 113,66 2,00

1927 1,77 66,50


1928 1,26 18,09 1,50
Precio Bs/kg

1929 1,05 -1,23


1930 1,20 12,88 1,00
1931 1,15 8,18
1932 1,32 24,17 0,50
1933 1,10 3,47
1934 1,12 5,36 0,00
1935 1,16 9,12 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 90,00
y Fomento. 80,00
70,00
60,00
50,00
40,00
30,00
20,00
10,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

705
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: ALIMENTOS Y BEBIDAS


CUADRO Nº II.1.A.14
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
MANTEQUILLA
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 2,81 0,00 1915-1920 5,01 78,40
1916 3,54 26,16 1921-1925 5,11 82,17
1917 5,28 88,21 1926-1930 4,18 48,94
1918 5,71 103,48 1931-1935 4,50 60,48
1919 6,17 119,99
1920 6,53 132,57
1921 5,99 113,41
1922 5,49 95,76
1923 5,04 79,56 PRECIO PROMEDIO
1924 4,69 66,93 6,00

1925 4,36 55,19


5,00
1926 4,05 44,28
1927 4,12 46,79 4,00
1928 4,18 48,98
Precio Bs/kg

1929 4,24 51,20 3,00

1930 4,31 53,46


2,00
1931 4,37 55,76
1932 4,44 58,08 1,00
1933 4,50 60,44
1934 4,57 62,84 0,00
1935 4,64 65,27 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 90,00
y Fomento. 80,00
70,00
60,00
50,00
40,00
30,00
20,00
10,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

706
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: ALIMENTOS Y BEBIDAS


CUADRO Nº II.1.A.15
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
PAPAS
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,25 0,00 1915-1920 0,37 44,15
1916 0,43 68,20 1921-1925 0,19 -26,84
1917 0,64 153,81 1926-1930 0,61 142,78
1918 0,42 64,49 1931-1935 1,38 444,56
1919 0,27 7,77
1920 0,18 -29,39
1921 0,18 -29,39
1922 0,18 -29,39
1923 0,18 -29,39 PRECIO PROMEDIO
1924 0,19 -24,99 1,60

1925 0,20 -21,04 1,40


1926 0,21 -18,74 1,20
1927 0,38 50,03
1,00
1928 0,55 116,78
Precio Bs/kg

1929 0,79 213,23 0,80


1930 1,15 352,59 0,60
1931 1,66 553,97 0,40
1932 1,50 492,22
0,20
1933 1,45 472,48
1934 1,20 373,77 0,00
1935 1,09 330,34 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 500,00
y Fomento.
400,00

300,00

200,00

100,00

0,00

-100,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

707
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: ALIMENTOS Y BEBIDAS


CUADRO Nº II.1.A.16
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
QUESO
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 2,11 0,00 1915-1920 3,01 42,96
1916 3,11 47,62 1921-1925 3,08 46,01
1917 3,37 59,99 1926-1930 2,41 14,46
1918 3,26 54,91 1931-1935 2,21 5,11
1919 3,16 50,00
1920 3,06 45,26
1921 3,06 45,26
1922 3,06 45,26
1923 3,06 45,26 PRECIO PROMEDIO
1924 3,09 46,51 3,50

1925 3,11 47,78 3,00


1926 3,14 48,95
2,50
1927 2,62 24,39
1928 2,10 -0,44
Precio Bs/kg

2,00
1929 2,05 -2,67
1,50
1930 2,15 2,07
1931 2,22 5,40 1,00
1932 2,29 8,72 0,50
1933 2,26 7,30
1934 2,14 1,60 0,00
1935 2,16 2,55 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 50,00
y Fomento. 45,00
40,00
35,00
30,00
25,00
20,00
15,00
10,00
5,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

708
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: ALIMENTOS Y BEBIDAS


CUADRO Nº II.1.A.17
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
SAL
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,22 0,00 1915-1920 0,29 31,60
1916 0,25 11,33 1921-1925 0,54 144,61
1917 0,34 51,10 1926-1930 0,56 154,22
1918 0,33 48,70 1931-1935 0,20 -10,85
1919 0,32 44,20
1920 0,30 34,30
1921 0,36 61,32
1922 0,43 93,79
1923 0,52 136,34 PRECIO PROMEDIO
1924 0,63 185,85 0,60

1925 0,77 245,73


0,50
1926 0,92 313,47
1927 0,72 224,45 0,40
1928 0,52 136,16
Precio Bs/kg

1929 0,38 71,90 0,30


1930 0,28 25,12
0,20
1931 0,20 -8,92
1932 0,15 -33,71 0,10
1933 0,18 -18,89
1934 0,22 -0,86 0,00
1935 0,24 8,15 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 180,00
y Fomento. 160,00
140,00
120,00
100,00
80,00
60,00
40,00
20,00
0,00
-20,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

709
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: ALIMENTOS Y BEBIDAS


CUADRO Nº II.1.A.18
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
SODA
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,28 0,00 1915-1920 0,39 35,94
1916 0,46 61,83 1921-1925 0,32 13,92
1917 0,48 69,92 1926-1930 0,32 11,78
1918 0,41 45,59 1931-1935 0,30 7,47
1919 0,36 27,18
1920 0,32 11,11
1921 0,32 11,11
1922 0,32 11,11
1923 0,32 11,11 PRECIO PROMEDIO
1924 0,33 16,37 0,45

1925 0,34 19,90 0,40


1926 0,35 21,76 0,35
1927 0,34 19,90 0,30
1928 0,32 12,53
Precio Bs/kg

0,25
1929 0,30 5,61 0,20
1930 0,28 -0,88
0,15
1931 0,26 -6,97
0,10
1932 0,28 -1,26
1933 0,30 5,79 0,05

1934 0,32 12,84 0,00


1935 0,36 26,95 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 40,00
y Fomento. 35,00

30,00

25,00

20,00

15,00

10,00

5,00

0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

710
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: ALIMENTOS Y BEBIDAS


CUADRO Nº II.1.A.19
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
TABACO
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 15,64 0,00 1915-1920 23,10 47,72
1916 19,72 26,11 1921-1925 31,73 102,91
1917 17,83 14,00 1926-1930 17,03 8,91
1918 22,34 42,85 1931-1935 19,17 22,60
1919 27,99 78,99
1920 35,08 124,37
1921 35,08 124,37
1922 35,08 124,37
1923 35,08 124,37 PRECIO PROMEDIO
1924 29,16 86,45 35,00

1925 24,23 54,97 30,00


1926 20,14 28,80
25,00
1927 17,98 14,99
1928 15,82 1,15
Precio Bs/kg

20,00
1929 15,69 0,34
15,00
1930 15,52 -0,75
1931 19,54 24,96 10,00
1932 20,32 29,95
5,00
1933 19,98 27,78
1934 18,46 18,06 0,00
1935 17,55 12,24 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 120,00
y Fomento.
100,00

80,00

60,00

40,00

20,00

0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

711
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: ALIMENTOS Y BEBIDAS


CUADRO Nº II.1.A.20
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
VELAS
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 1,59 0,00 1915-1920 0,98 -38,61
1916 1,44 -9,70 1921-1925 0,15 -90,38
1917 1,72 8,05 1926-1930 1,36 -14,57
1918 0,71 -55,73 1931-1935 1,71 7,09
1919 0,29 -81,78
1920 0,12 -92,50
1921 0,12 -92,48
1922 0,13 -91,85
1923 0,14 -91,46 PRECIO PROMEDIO
1924 0,17 -89,37 1,80

1925 0,21 -86,77 1,60


1926 0,27 -83,07 1,40
1927 1,11 -30,40 1,20
1928 1,95 22,46
Precio Bs/kg

1,00
1929 1,75 9,72 0,80
1930 1,73 8,47
0,60
1931 1,62 1,57
0,40
1932 1,64 2,83
1933 1,78 11,61 0,20

1934 1,75 9,72 0,00


1935 1,75 9,72 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 20,00
y Fomento.
0,00

-20,00

-40,00

-60,00

-80,00

-100,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

712
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: ALIMENTOS Y BEBIDAS


CUADRO Nº II.1.A.21
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
VINAGRE
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,11 0,00 1915-1920 0,56 398,19
1916 0,56 398,81 1921-1925 0,74 566,69
1917 0,57 411,33 1926-1930 0,57 413,56
1918 0,63 465,25 1931-1935 0,42 273,37
1919 0,70 524,86
1920 0,77 588,90
1921 0,77 588,90
1922 0,77 588,90
1923 0,77 588,90 PRECIO PROMEDIO
1924 0,73 552,90 0,80

1925 0,69 513,87 0,70


1926 0,64 477,17 0,60
1927 0,61 446,56
0,50
1928 0,57 412,57
Precio Bs/kg

1929 0,54 380,70 0,40


1930 0,50 350,81 0,30
1931 0,47 322,78 0,20
1932 0,44 296,49
0,10
1933 0,41 271,84
1934 0,39 248,72 0,00
1935 0,36 227,03 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 600,00
y Fomento.
500,00

400,00

300,00

200,00

100,00

0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

713
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: ALIMENTOS Y BEBIDAS


CUADRO Nº II.1.A.22
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
VINO TINTO
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,56 0,00 1915-1920 0,87 53,88
1916 0,68 20,71 1921-1925 1,16 104,63
1917 0,76 33,70 1926-1930 1,03 81,52
1918 0,89 58,25 1931-1935 1,35 139,00
1919 1,06 87,29
1920 1,26 123,30
1921 1,26 123,30
1922 1,26 123,30
1923 1,26 123,30 PRECIO PROMEDIO
1924 1,08 90,73 1,60

1925 0,92 62,55 1,40


1926 0,78 38,54 1,20
1927 0,90 59,30
1,00
1928 1,01 79,51
Precio Bs/kg

1929 1,14 102,29 0,80


1930 1,29 127,96 0,60
1931 1,45 156,88 0,40
1932 1,40 147,80
0,20
1933 1,35 138,95
1934 1,30 130,10 0,00
1935 1,25 121,25 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía PRECIO PROMEDIO
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 160,00
y Fomento. 140,00

120,00

100,00

80,00

60,00

40,00

20,00

0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

714
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Sector: Farmacia y químicos

715
Cuentas Nacionales de Venezuela

716
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: FARMACIA Y QUÍMICOS


CUADRO Nº II.1.B.1
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
ÁCIDOS
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,88 0,00 1915-1920 1,87 111,93
1916 2,18 147,48 1921-1925 2,04 131,03
1917 1,12 27,47 1926-1930 1,59 80,10
1918 1,59 80,50 1931-1935 1,45 64,25
1919 2,25 155,60
1920 3,18 260,55
1921 2,65 200,23
1922 2,21 150,63
1923 1,85 109,22 PRECIO PROMEDIO
1924 1,78 101,50 2,50
1925 1,71 93,56
1926 1,64 85,94 2,00
1927 1,62 83,68
1928 1,59 80,28 1,50
Precio Bs/kg

1929 1,56 76,94


1930 1,53 73,66 1,00
1931 1,50 70,44
1932 1,48 67,29 0,50
1933 1,45 64,19
1934 1,42 61,15 0,00
1935 1,39 58,17 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 140,00
y Fomento.
120,00

100,00

80,00

60,00

40,00

20,00

0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

717
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: FARMACIA Y QUÍMICOS


CUADRO Nº II.1.B.2
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
ALQUITRÁN MINERAL
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,15 0,00 1915-1920 0,21 40,30
1916 0,14 -7,79 1921-1925 0,23 58,15
1917 0,18 24,95 1926-1930 0,32 116,71
1918 0,22 48,15 1931-1935 0,77 422,31
1919 0,26 75,65
1920 0,30 100,84
1921 0,27 81,46
1922 0,24 63,64
1923 0,22 47,57 PRECIO PROMEDIO
1924 0,22 49,05 0,90

1925 0,22 49,05 0,80


1926 0,22 48,18 0,70
1927 0,26 76,15 0,60
1928 0,31 110,06
Precio Bs/kg

0,50
1929 0,37 150,48 0,40
1930 0,44 198,69
0,30
1931 0,53 256,18
0,20
1932 0,63 324,73
1933 0,75 406,48 0,10

1934 0,89 503,96 0,00


1935 1,06 620,20 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 450,00
y Fomento. 400,00
350,00
300,00
250,00
200,00
150,00
100,00
50,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

718
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: FARMACIA Y QUÍMICOS


CUADRO Nº II.1.B.3
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
CERA
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 2,22 0,00 1915-1920 1,79 -19,21
1916 2,62 18,42 1921-1925 5,21 134,98
1917 1,35 -38,97 1926-1930 3,62 63,48
1918 1,43 -35,41 1931-1935 8,17 268,90
1919 1,51 -31,65
1920 1,60 -27,66
1921 2,84 28,08
1922 5,02 126,76
1923 8,89 301,33 PRECIO PROMEDIO
1924 5,67 155,72 9,00

1925 3,61 63,02 8,00


1926 2,30 3,92 7,00
1927 2,91 31,30 6,00
1928 3,52 58,68
Precio Bs/kg

5,00
1929 4,25 91,77 4,00
1930 5,13 131,75
3,00
1931 6,21 180,07
2,00
1932 7,50 238,47
1933 9,06 309,05 1,00

1934 9,05 308,46 0,00


1935 9,05 308,46 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 300,00
y Fomento.
250,00

200,00

150,00

100,00

50,00

0,00

-50,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

719
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: FARMACIA Y QUÍMICOS


CUADRO Nº II.1.B.4
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
DROGAS Y MEDICINAS
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 5,34 0,00 1915-1920 5,81 8,76
1916 5,57 4,35 1921-1925 5,10 -4,52
1917 4,51 -15,55 1926-1930 4,06 -23,96
1918 5,38 0,68 1931-1935 4,54 -15,02
1919 6,41 20,01
1920 7,64 43,08
1921 6,42 20,22
1922 5,39 0,93
1923 4,49 -15,94 PRECIO PROMEDIO
1924 4,56 -14,59 7,00

1925 4,63 -13,22 6,00


1926 4,71 -11,79
5,00
1927 4,17 -21,92
1928 3,63 -31,98
Precio Bs/kg

4,00
1929 3,84 -28,09
3,00
1930 3,95 -26,03
1931 4,02 -24,72 2,00
1932 3,99 -25,29
1,00
1933 4,55 -14,80
1934 4,98 -6,75 0,00
1935 5,15 -3,56 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 15,00
y Fomento. 10,00
5,00
0,00
-5,00
-10,00
-15,00
-20,00
-25,00
-30,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

720
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: FARMACIA Y QUÍMICOS


CUADRO Nº II.1.B.5
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
JABÓN
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 2,06 0,00 1915-1920 1,38 -32,91
1916 1,29 -37,03 1921-1925 1,77 -14,03
1917 0,86 -58,31 1926-1930 1,72 -16,19
1918 1,07 -47,99 1931-1935 2,14 4,10
1919 1,33 -35,12
1920 1,67 -18,99
1921 1,81 -12,15
1922 1,96 -4,73
1923 2,13 3,74 PRECIO PROMEDIO
1924 1,66 -19,44 2,50

1925 1,28 -37,60


1926 0,99 -51,66 2,00
1927 1,33 -35,30
1928 1,66 -19,41 1,50
Precio Bs/kg

1929 2,06 0,38


1930 2,57 25,04 1,00
1931 2,30 11,88
1932 2,10 2,15 0,50
1933 2,05 -0,28
1934 2,10 2,15 0,00
1935 2,15 4,58 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 10,00
y Fomento. 5,00
0,00
-5,00
-10,00
-15,00
-20,00
-25,00
-30,00
-35,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

721
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: FARMACIA Y QUÍMICOS


CUADRO Nº II.1.B.6
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
PARAFINA
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,63 0,00 1915-1920 0,78 23,44
1916 0,91 44,23 1921-1925 0,71 12,47
1917 1,07 69,86 1926-1930 1,70 169,56
1918 0,85 34,37 1931-1935 1,71 172,12
1919 0,67 6,98
1920 0,54 -14,83
1921 0,54 -14,83
1922 0,54 -14,83
1923 0,54 -14,83 PRECIO PROMEDIO
1924 0,78 24,59 1,80

1925 1,15 82,24 1,60


1926 1,69 168,33 1,40
1927 1,70 169,12 1,20
1928 1,70 169,62
Precio Bs/kg

1,00
1929 1,70 170,12 0,80
1930 1,70 170,61
0,60
1931 1,71 171,11
0,40
1932 1,71 171,61
1933 1,71 172,12 0,20

1934 1,72 172,62 0,00


1935 1,72 173,12 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 200,00
y Fomento. 180,00
160,00
140,00
120,00
100,00
80,00
60,00
40,00
20,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

722
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Sector: Herramientas y materiales

723
Cuentas Nacionales de Venezuela

724
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: HERRAMIENTAS Y MATERIALES


CUADRO Nº II.1.C.1
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
ALAMBRE DE HIERRO
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,36 0,00 1915-1920 0,52 44,97
1916 0,47 31,66 1921-1925 0,48 34,42
1917 0,51 43,58 1926-1930 0,35 -2,39
1918 0,55 54,06 1931-1935 0,43 19,79
1919 0,59 65,30
1920 0,63 75,21
1921 0,57 59,11
1922 0,51 43,27
1923 0,46 29,01 PRECIO PROMEDIO
1924 0,44 23,14 0,60
1925 0,42 17,55
0,50
1926 0,43 19,22
1927 0,39 9,15 0,40
1928 0,34 -5,71
Precio Bs/kg

1929 0,29 -18,55 0,30


1930 0,30 -16,04
0,20
1931 0,34 -4,84
1932 0,36 0,75 0,10
1933 0,45 25,94
1934 0,49 37,14 0,00
1935 0,50 39,94 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 50,00
y Fomento.
40,00

30,00

20,00

10,00

0,00

-10,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

725
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: HERRAMIENTAS Y MATERIALES


CUADRO Nº II.1.C.2
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
ASFALTO
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,11 0,00 1915-1920 0,24 117,69
1916 0,27 143,61 1921-1925 0,21 87,12
1917 0,35 210,05 1926-1930 0,31 179,22
1918 0,29 162,96 1931-1935 0,23 103,62
1919 0,24 114,51
1920 0,19 74,99
1921 0,19 70,54
1922 0,18 61,56
1923 0,17 55,12 PRECIO PROMEDIO
1924 0,22 97,33 0,35

1925 0,28 151,04 0,30


1926 0,35 215,64
0,25
1927 0,33 196,20
1928 0,31 178,08
Precio Bs/kg

0,20
1929 0,29 161,07
0,15
1930 0,27 145,10
1931 0,26 130,10 0,10
1932 0,24 116,03
0,05
1933 0,23 102,81
1934 0,21 90,40 0,00
1935 0,20 78,76 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 200,00
y Fomento. 180,00
160,00
140,00
120,00
100,00
80,00
60,00
40,00
20,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

726
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: HERRAMIENTAS Y MATERIALES


CUADRO Nº II.1.C.3
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
AUTOMÓVILES
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 2,44 0,00 1915-1920 2,75 12,49
1916 2,24 -8,12 1921-1925 2,70 10,42
1917 2,37 -3,10 1926-1930 2,59 6,23
1918 2,72 11,28 1931-1935 2,44 -0,19
1919 3,12 27,81
1920 3,59 47,09
1921 3,16 29,49
1922 2,78 13,85
1923 2,44 0,10 PRECIO PROMEDIO
1924 2,51 2,89 2,80
2,75
1925 2,58 5,77
2,70
1926 2,65 8,43
2,65
1927 2,63 7,71
2,60
1928 2,60 6,35
Precio Bs/kg

2,55
1929 2,56 5,00 2,50
1930 2,53 3,68 2,45
1931 2,50 2,37 2,40
1932 2,47 1,07 2,35
1933 2,44 -0,21 2,30
1934 2,41 -1,47 2,25
1935 2,38 -2,71 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 14,00
y Fomento. 12,00

10,00

8,00

6,00

4,00

2,00

0,00

-2,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

727
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: HERRAMIENTAS Y MATERIALES


CUADRO Nº II.1.C.4
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
BALANZAS
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 1,53 0,00 1915-1920 2,95 93,29
1916 1,94 27,27 1921-1925 5,17 238,10
1917 3,10 102,66 1926-1930 5,37 251,32
1918 3,39 121,73 1931-1935 6,07 297,47
1919 3,71 142,60
1920 4,06 165,48
1921 4,44 190,52
1922 4,86 217,93
1923 5,32 247,92 PRECIO PROMEDIO
1924 5,82 280,74 7,00

1925 5,40 253,38 6,00


1926 5,30 246,84
5,00
1927 5,32 247,92
1928 5,82 280,74
Precio Bs/kg

4,00
1929 5,55 263,20
3,00
1930 4,86 217,93
1931 5,32 247,92 2,00
1932 5,82 280,74
1,00
1933 6,37 316,65
1934 6,97 355,95 0,00
1935 5,90 286,10 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 350,00
y Fomento.
300,00

250,00

200,00

150,00

100,00

50,00

0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

728
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: HERRAMIENTAS Y MATERIALES


CUADRO Nº II.1.C.5
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
BAYETA
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 6,58 0,00 1915-1920 8,23 25,02
1916 7,43 12,89 1921-1925 8,79 33,62
1917 7,77 18,13 1926-1930 9,07 37,86
1918 8,44 28,32 1931-1935 12,94 96,59
1919 9,17 39,39
1920 9,96 51,40
1921 9,54 44,98
1922 9,14 38,91
1923 8,76 33,09 PRECIO PROMEDIO
1924 8,42 28,02 14,00

1925 8,10 23,11 12,00


1926 7,79 18,39
10,00
1927 8,42 27,96
1928 9,04 37,34
Precio Bs/kg

8,00
1929 9,70 47,40
6,00
1930 10,41 58,21
1931 11,17 69,80 4,00
1932 11,99 82,25
2,00
1933 12,87 95,61
1934 13,81 109,94 0,00
1935 14,83 125,33 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 120,00
y Fomento.
100,00

80,00

60,00

40,00

20,00

0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

729
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: HERRAMIENTAS Y MATERIALES


CUADRO Nº II.1.C.6
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
CAL
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,18 0,00 1915-1920 0,27 51,50
1916 0,11 -36,72 1921-1925 0,19 7,42
1917 0,40 127,58 1926-1930 0,88 402,74
1918 0,34 96,14 1931-1935 2,71 1444,08
1919 0,30 71,70
1920 0,26 50,30
1921 0,23 31,57
1922 0,20 15,18
1923 0,18 0,83 PRECIO PROMEDIO
1924 0,17 -2,35 3,00

1925 0,16 -8,11


2,50
1926 0,15 -13,53
1927 0,44 150,34 2,00
1928 0,72 309,64
Precio Bs/kg

1929 1,18 570,33 1,50


1930 1,93 996,90
1,00
1931 3,15 1694,92
1932 2,18 1140,31 0,50
1933 2,93 1567,02
1934 3,15 1694,92 0,00
1935 2,15 1123,24 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 1600,00
y Fomento. 1400,00

1200,00

1000,00

800,00

600,00

400,00

200,00

0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

730
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: HERRAMIENTAS Y MATERIALES


CUADRO Nº II.1.C.7
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
CARBÓN MINERAL
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,03 0,00 1915-1920 0,06 133,52
1916 0,04 57,05 1921-1925 0,06 119,84
1917 0,07 163,71 1926-1930 0,05 96,71
1918 0,07 173,65 1931-1935 0,07 181,47
1919 0,08 212,74
1920 0,08 193,95
1921 0,07 173,65
1922 0,05 95,46
1923 0,04 60,97 PRECIO PROMEDIO
1924 0,05 95,46 0,08

1925 0,07 173,65 0,07


1926 0,08 207,23 0,06
1927 0,05 95,46
0,05
1928 0,03 29,01
Precio Bs/kg

1929 0,04 56,37 0,04

1930 0,05 95,46 0,03


1931 0,06 134,56 0,02
1932 0,08 212,74
0,01
1933 0,09 251,84
1934 0,07 173,65 0,00
1935 0,06 134,56 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 200,00
y Fomento. 180,00
160,00
140,00
120,00
100,00
80,00
60,00
40,00
20,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

731
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: HERRAMIENTAS Y MATERIALES


CUADRO Nº II.1.C.8
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
COBRE MANUFACTURADO
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 3,41 0,00 1915-1920 4,16 21,97
1916 4,86 42,51 1921-1925 4,21 23,52
1917 4,17 22,32 1926-1930 4,57 33,99
1918 4,34 27,15 1931-1935 5,74 68,31
1919 4,17 22,27
1920 4,01 17,58
1921 4,09 19,79
1922 4,16 22,04
1923 4,24 24,29 PRECIO PROMEDIO
1924 4,33 27,08 7,00

1925 4,24 24,38 6,00


1926 4,15 21,74
5,00
1927 4,36 27,85
1928 4,56 33,80
Precio Bs/kg

4,00
1929 4,78 40,03
3,00
1930 5,00 46,54
1931 5,23 53,36 2,00
1932 5,47 60,50
1,00
1933 5,73 67,97
1934 5,99 75,78 0,00
1935 6,27 83,96 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 80,00
y Fomento. 70,00

60,00

50,00

40,00

30,00

20,00

10,00

0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

732
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: HERRAMIENTAS Y MATERIALES


CUADRO Nº II.1.C.9
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
HIERRO
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,78 0,00 1915-1920 1,23 58,90
1916 0,81 4,28 1921-1925 1,61 107,18
1917 1,03 32,75 1926-1930 1,53 97,23
1918 1,27 63,94 1931-1935 2,01 158,55
1919 1,57 102,46
1920 1,94 149,98
1921 1,82 133,92
1922 1,70 118,91
1923 1,59 104,86 PRECIO PROMEDIO
1924 1,51 94,03 2,50
1925 1,43 84,18
1926 1,36 74,83 2,00
1927 1,45 86,79
1928 1,53 97,10 1,50
Precio Bs/kg

1929 1,61 107,97


1930 1,70 119,44 1,00
1931 1,80 131,55
1932 1,90 144,33 0,50
1933 2,00 157,81
1934 2,11 172,03 0,00
1935 2,23 187,04 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 180,00
y Fomento. 160,00
140,00
120,00
100,00
80,00
60,00
40,00
20,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

733
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: HERRAMIENTAS Y MATERIALES


CUADRO Nº II.1.C.10
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
HULE
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 2,29 0,00 1915-1920 3,72 62,29
1916 1,65 -27,99 1921-1925 5,42 136,70
1917 3,64 59,09 1926-1930 4,90 113,82
1918 4,21 83,99 1931-1935 6,19 170,42
1919 4,87 112,78
1920 5,63 145,87
1921 5,76 151,28
1922 5,88 156,82
1923 6,01 162,23 PRECIO PROMEDIO
1924 5,11 123,16 7,00

1925 4,35 90,01 6,00


1926 3,71 61,79
5,00
1927 4,28 86,86
1928 4,84 111,30
Precio Bs/kg

4,00
1929 5,47 138,95
3,00
1930 6,19 170,20
1931 6,15 168,50 2,00
1932 6,23 172,00
1,00
1933 6,20 170,69
1934 6,19 170,25 0,00
1935 6,20 170,69 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 180,00
y Fomento. 160,00
140,00
120,00
100,00
80,00
60,00
40,00
20,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

734
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: HERRAMIENTAS Y MATERIALES


CUADRO Nº II.1.C.11
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
MADERA SIN MANUFACTURAR
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,10 0,00 1915-1920 0,39 300,19
1916 0,15 51,20 1921-1925 0,46 372,27
1917 0,42 332,99 1926-1930 0,54 457,05
1918 0,48 395,65 1931-1935 0,96 884,17
1919 0,55 467,38
1920 0,63 553,94
1921 0,55 466,71
1922 0,48 394,59
1923 0,41 324,21 PRECIO PROMEDIO
1924 0,42 332,76 1,20

1925 0,43 343,07


1,00
1926 0,44 357,73
1927 0,42 332,76 0,80
1928 0,50 419,89
Precio Bs/kg

1929 0,61 524,57 0,60


1930 0,73 650,32
0,40
1931 0,87 801,38
1932 1,05 982,86 0,20
1933 1,00 930,39
1934 0,95 878,87 0,00
1935 0,90 827,35 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 1000,00
y Fomento. 900,00
800,00
700,00
600,00
500,00
400,00
300,00
200,00
100,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

735
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: HERRAMIENTAS Y MATERIALES


CUADRO Nº II.1.C.12
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
MOTORES Y ACCESORIOS
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 1,15 0,00 1915-1920 2,24 94,16
1916 2,33 101,69 1921-1925 4,52 291,82
1917 1,78 54,45 1926-1930 2,75 138,47
1918 2,19 89,74 1931-1935 4,34 275,57
1919 2,69 133,09
1920 3,30 185,97
1921 4,05 250,76
1922 4,97 330,25
1923 6,09 427,76 PRECIO PROMEDIO
1924 4,37 278,40 5,00

1925 3,14 171,93 4,50

1926 2,26 95,41 4,00

1927 2,50 116,50 3,50

1928 2,74 137,00 3,00


Precio Bs/kg

1929 3,00 159,43 2,50


1930 3,28 183,99 2,00
1931 3,59 210,87 1,50
1932 3,93 240,30 1,00
1933 4,30 272,51 0,50
1934 4,71 307,77 0,00
1935 5,15 346,38 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 350,00
y Fomento.
300,00

250,00

200,00

150,00

100,00

50,00

0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

736
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: HERRAMIENTAS Y MATERIALES


CUADRO Nº II.1.C.13
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
PÓLVORA
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 1,84 0,00 1915-1920 2,91 58,19
1916 2,56 39,32 1921-1925 2,70 47,07
1917 3,97 115,82 1926-1930 3,32 80,60
1918 3,45 87,93 1931-1935 4,03 119,55
1919 3,01 63,62
1920 2,62 42,45
1921 2,62 42,45
1922 2,62 42,45
1923 2,62 42,45 PRECIO PROMEDIO
1924 2,76 50,02 4,50
1925 2,90 57,99 4,00
1926 3,06 66,26 3,50
1927 3,19 73,58 3,00
1928 3,32 80,46
Precio Bs/kg

2,50
1929 3,45 87,62
2,00
1930 3,58 95,07
1,50
1931 3,73 102,81
1932 3,88 110,85 1,00

1933 4,03 119,22 0,50


1934 4,19 127,92 0,00
1935 4,35 136,96 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 140,00
y Fomento.
120,00

100,00

80,00

60,00

40,00

20,00

0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

737
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: HERRAMIENTAS Y MATERIALES


CUADRO Nº II.1.C.14
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
SACOS VACÍOS
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 1,27 0,00 1915-1920 1,30 2,39
1916 1,54 20,77 1921-1925 1,22 -4,24
1917 1,67 31,47 1926-1930 2,05 61,13
1918 1,35 6,53 1931-1935 0,52 -59,41
1919 1,09 -13,96
1920 0,88 -30,50
1921 0,88 -30,50
1922 0,88 -30,50
1923 0,88 -30,50 PRECIO PROMEDIO
1924 1,36 6,65 2,50
1925 2,08 63,66
1926 3,18 150,15 2,00
1927 2,56 101,29
1928 1,94 52,18 1,50
Precio Bs/kg

1929 1,46 15,05


1930 1,11 -13,02 1,00
1931 0,84 -34,24
1932 0,63 -50,28 0,50
1933 0,48 -62,41
1934 0,36 -71,58 0,00
1935 0,27 -78,52 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 80,00
y Fomento. 60,00

40,00

20,00

0,00

-20,00

-40,00

-60,00

-80,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

738
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: HERRAMIENTAS Y MATERIALES


CUADRO Nº II.1.C.15
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
SILLAS DE MONTAR
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 7,25 0,00 1915-1920 7,56 4,27
1916 7,17 -1,07 1921-1925 7,40 2,11
1917 7,67 5,79 1926-1930 7,90 9,02
1918 7,71 6,39 1931-1935 13,71 89,14
1919 7,76 6,99
1920 7,80 7,53
1921 7,80 7,53
1922 7,80 7,53
1923 7,80 7,53 PRECIO PROMEDIO
1924 7,12 -1,74 16,00
1925 6,51 -10,27 14,00
1926 5,94 -18,06 12,00
1927 6,87 -5,24
10,00
1928 7,80 7,59
Precio Bs/kg

1929 8,86 22,15 8,00


1930 10,05 38,69 6,00
1931 11,42 57,46 4,00
1932 12,96 78,78
2,00
1933 14,72 102,98
1934 14,73 103,17 0,00
1935 14,74 103,31 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 100,00
y Fomento. 90,00
80,00
70,00
60,00
50,00
40,00
30,00
20,00
10,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

739
Sector: Textiles
Cuentas Nacionales de Venezuela

742
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: TEXTILES
CUADRO Nº II.1.D.1
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
CORDELERÍA
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 1,21 0,00 1915-1920 1,86 54,24
1916 1,61 33,28 1921-1925 1,76 45,67
1917 2,48 105,82 1926-1930 1,67 38,33
1918 2,20 82,24 1931-1935 1,44 19,30
1919 1,95 61,32
1920 1,72 42,79
1921 1,73 43,42
1922 1,75 45,07
1923 1,77 46,95 PRECIO PROMEDIO
1924 1,77 46,95 2,00

1925 1,76 45,97 1,80

1926 1,76 45,97 1,60

1927 1,72 42,59 1,40

1928 1,67 38,39 1,20


Precio Bs/kg

1929 1,62 34,32 1,00


1930 1,57 30,36 0,80
1931 1,53 26,53 0,60
1932 1,48 22,80 0,40
1933 1,44 19,19 0,20
1934 1,40 15,68 0,00
1935 1,35 12,28 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 60,00
y Fomento.
50,00

40,00

30,00

20,00

0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

743
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: TEXTILES
CUADRO Nº II.1.D.2
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
LANA
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 14,99 0,00 1915-1920 8,15 -45,64
1916 2,89 -80,73 1921-1925 10,84 -27,68
1917 3,86 -74,22 1926-1930 15,69 4,65
1918 5,76 -61,56 1931-1935 9,72 -35,14
1919 8,59 -42,68
1920 12,80 -14,62
1921 11,09 -26,05
1922 9,61 -35,92
1923 8,33 -44,47 PRECIO PROMEDIO
1924 10,91 -27,26 18,00

1925 14,29 -4,72 16,00


1926 18,72 24,85 14,00
1927 17,15 14,38 12,00
1928 15,58 3,90
Precio Bs/kg

10,00
1929 14,15 -5,62 8,00
1930 12,86 -14,26
6,00
1931 11,68 -22,12
4,00
1932 10,61 -29,25
1933 9,64 -35,74 2,00

1934 8,75 -41,62 0,00


1935 7,95 -46,97 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 10,00
y Fomento.
0,00

-10,00

-20,00

-30,00

-40,00

-50,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

744
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: TEXTILES
CUADRO Nº II.1.D.3
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
LINO
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 8,06 0,00 1915-1920 9,05 12,28
1916 9,10 12,86 1921-1925 12,55 55,68
1917 7,63 -5,42 1926-1930 12,49 54,83
1918 8,64 7,16 1931-1935 8,54 5,87
1919 9,79 21,43
1920 11,10 37,66
1921 11,10 37,66
1922 11,10 37,66
1923 11,10 37,66 PRECIO PROMEDIO
1924 13,37 65,79 14,00

1925 16,10 99,66 12,00


1926 19,39 140,44
10,00
1927 15,59 93,32
1928 11,79 46,20
Precio Bs/kg

8,00
1929 8,92 10,57
6,00
1930 6,74 -16,38
1931 7,10 -11,96 4,00
1932 7,37 -8,61
2,00
1933 8,57 6,27
1934 9,48 17,56 0,00
1935 10,17 26,11 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 60,00
y Fomento.
50,00

40,00

30,00

20,00

10,00

0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

745
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: TEXTILES
CUADRO Nº II.1.D.4
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
PÁBILO
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 2,93 0,00 1915-1920 4,31 47,17
1916 5,15 75,88 1921-1925 6,95 137,67
1917 3,99 36,25 1926-1930 6,17 110,91
1918 4,27 46,10 1931-1935 6,11 108,93
1919 4,58 56,67
1920 4,92 68,12
1921 5,60 91,40
1922 6,37 117,90
1923 7,26 148,19 PRECIO PROMEDIO
1924 8,27 182,69 8,00

1925 7,26 148,17 7,00


1926 6,25 113,65 6,00
1927 5,90 101,68
5,00
1928 6,12 109,20
Precio Bs/kg

1929 5,43 85,62 4,00


1930 7,15 144,41 3,00
1931 6,31 115,70 2,00
1932 6,01 105,44
1,00
1933 5,89 101,34
1934 6,30 115,36 0,00
1935 6,05 106,81 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 160,00
y Fomento. 140,00

120,00

100,00

80,00

60,00

40,00

20,00

0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

746
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: TEXTILES
CUADRO Nº II.1.D.5
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
PIELES CURTIDAS
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 6,97 0,00 1915-1920 14,01 101,08
1916 14,19 103,66 1921-1925 15,20 118,15
1917 17,72 154,27 1926-1930 20,29 191,12
1918 16,32 134,21 1931-1935 19,87 185,10
1919 15,03 115,69
1920 13,84 98,63
1921 13,84 98,63
1922 13,84 98,63
1923 13,84 98,63 PRECIO PROMEDIO
1924 16,00 129,55 25,00

1925 18,49 165,28


1926 21,36 206,49 20,00

1927 20,07 188,00


1928 20,04 187,52 15,00
Precio Bs/kg

1929 20,00 187,03


1930 19,97 186,55 10,00
1931 19,94 186,07
1932 19,90 185,58 5,00
1933 19,87 185,10
1934 19,83 184,62 0,00
1935 19,80 184,14 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 250,00
y Fomento.
200,00

150,00

100,00

50,00

0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

747
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: TEXTILES
CUADRO Nº II.1.D.6
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
TREMENTINA
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,71 0,00 1915-1920 1,12 56,29
1916 0,68 -5,09 1921-1925 1,65 130,84
1917 0,94 32,08 1926-1930 1,01 41,33
1918 1,16 62,79 1931-1935 0,57 -19,70
1919 1,43 100,64
1920 1,77 147,30
1921 1,76 146,21
1922 1,76 146,21
1923 1,76 146,54 PRECIO PROMEDIO
1924 1,57 119,34 1,80

1925 1,40 95,89 1,60


1926 1,25 74,95 1,40
1927 1,12 56,25 1,20
1928 1,00 39,54
Precio Bs/kg

1,00
1929 0,89 24,62 0,80
1930 0,80 11,30
0,60
1931 0,71 -0,60
0,40
1932 0,63 -11,22
1933 0,57 -20,71 0,20

1934 0,51 -29,19 0,00


1935 0,45 -36,76 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 140,00
y Fomento. 120,00
100,00
80,00
60,00
40,00
20,00
0,00
-20,00
-40,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

748
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Serie de precios de los principales productos


de exportación

749
Cuentas Nacionales de Venezuela

750
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Breve análisis
Lista total de una docena de productos de exportación:

1. Algodón
2. Azúcar
3. Balatá
4. Cacao
5. Café
6. Cueros de res
7. Ganado vacuno
8. Madera
9. Oro
10. Papelón
11. Petróleo
12 Sarrapia

El comportamiento de sus precios en general puede observarse en el


Cuadro III.2.1. Índice General de Precios de Exportación, el cual nos revela
un desenvolvimiento diferente al del IGP. Observamos la presencia de tres
ciclos bien definidos:
1. Un primer quinquenio con precios que promediaron el 45 por ciento
con tendencia a bajar hacia el segundo quinquenio de la serie, cuyo
promedio fue de 16,7 por ciento.
2. Recuperación en el tercer quinquenio. El IP se eleva a 24,4 por cien-
to en cuyos años se mantuvieron relativamente estables.

751
Cuentas Nacionales de Venezuela

3. Fuerte caída en el último quinquenio de la serie. Hasta 1930, los


precios de exportación habían logrado mantenerse por encima de los
niveles de 1915, pero a partir de ese año los índices se revelan nega-
tivos, promediando este último lustro en -10,4 por ciento.
4. El petróleo no fue la excepción del comportamiento en caída que
experimentaron los precios de exportación. Aunque bien es cierto
que el precio del barril se mantuvo relativamente estable entre 1917
y 1926, fluctuando entre 40 y 50 Bs., el resto del período declina
hasta cerrar retrocediendo 10 Bs.

Pasemos a analizar muy brevemente el comportamiento de cada uno de


los productos.

Algodón: inicia la serie en 9 centésimas de bolívar por kilo y cierra en 7


centésimas. Su precio máximo lo alcanza en 1926 con Bs. 0,34 por kilo,
para lograr un promedio de serie de 0,12 Bs./kg.

Azúcar: parte en 0,32 Bs./kg en 1915 para cerrar serie en 0,22 Bs./kg.
Su más alto precio lo alcanzó en 1919 y 1930 con 0,75 y 0,66 Bs./kg,
respectivamente. Su promedio de serie se ubicó en 0,42 Bs./kg.

Balatá: es uno de los productos que más decae en sus precios. Comienza
la saga en 3,98 Bs./kg, para cerrar en 1,71 Bs./kg. No obstante, en 1920 y
1923 alcanzó sus mejores precios por encima de 1915 con 6,23 y 6,49 Bs./
kg, respectivamente. Su promedio general fue de 3,96 Bs./kg.

Cacao: pasa a ser en este período del segundo al tercer bien de exporta-
ción más importante del país. Inicia la serie en 0,36 Bs./kg, y cierra en 0,26
Bs./kg. Su precio máximo lo alcanza en 1917 con Bs. 0,72 por kilo, para
lograr un promedio de serie de 0,31 Bs./kg.

Café: fue superado como principal producto de exportación por el petró-


leo, a partir de 1926. Parte con 1,02 Bs./kg, en 1915 para cerrar la serie en
0,55 Bs./kg, casi menos del doble más bajo. Su más alto precio lo alcanzó
en 1925 con 2,39 Bs./kg. En el último lustro los precios del café cayeron
por debajo del nivel de 1915. Su promedio de serie se ubicó en 1,35 Bs./
kg.

Cueros de res: es el bien de exportación venezolano que mayor caída

752
Cuentas Nacionales, 1915-1935

sufrió durante esta cronología, en contraste con una larga tradición de esta-
bilidad desde los inicios de la era republicana. Comienza la serie 24,74 Bs./
pieza para cerrar en 5,85 Bs./pieza. Durante esos años jamás superó el pre-
cio alcanzado en 1915. Su promedio general se situó en 15,27 Bs./pieza.

Ganado vacuno: parte en 93,44 Bs./cabeza en 1915 para caer ligera-


mente al cierre de la serie en 73,94 Bs./cabeza. Su más alto precio lo alcan-
za en 1920 con 162 Bs./cabeza. Su precio promedio de serie se ubicó en
107,63 Bs./cabeza.

Madera: si bien este producto inicia la serie con 0,03 Bs./kg, y la termi-
na en 0,05 Bs./kg, sus índices revelan un descenso, aunque positivo respec-
to de 1915. Su mejor precio lo alcanza en 1920 con 19 centésimas y su
promedio de toda la cronología fue de 8 centésimas de bolívar el kilogramo.

Oro: muestra un comportamiento atípico al del resto de los bienes de la


serie, pues mientras recorre la cronología con índices en negativo cierra
ligeramente al alza. Comienza en 2.686 Bs./kg, y culmina con 2.824 Bs./
kg. Su promedio de serie fue de todos modos negativo respecto a 1915 con
2.463,82 Bs./kg.

Papelón: pese a que inicia serie en 0,29 Bs./kg, y la termina en 0,39 Bs./
kg, sus promedios quinquenales de índices indican caída de 86 por ciento
hasta 8,13 por ciento. Su más alto precio lo registra en 1920 con 1,29 Bs./
kg, y su promedio de serie fue de 0,41 Bs./kg.

Petróleo: se estrena en este tramo temporal a partir de 1917 cuando


empieza a aparecer en las estadísticas. Comienza con altos precios, 42,45
Bs./barril en 1915, motivado fundamentalmente a la situación bélica mun-
dial, pero cae al finalizar la serie hasta 29,92 Bs./barril. En 1919, sin em-
bargo, rebasa el precio inicial para elevarse a 57,49 Bs./barril. Su precio
promedio de serie fue de 40,48 bolívares por cada barril. A partir de 1930
hasta 1935 los precios se mantuvieron en la línea de los Bs. 30 por barril,
con moderada tendencia hacia la baja.

Sarrapia: es el producto más favorecido en su precio de puerto. Comien-


za en 3,61 Bs./kg. para cerrar en 5 Bs./kg. Su mejor precio se eleva a 6,74
Bs./kg en 1920. Su promedio general fue de 4,61 Bs./kg.

753
Cuadros y gráficos
Cuentas Nacionales de Venezuela

756
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: BIENES DE EXPORTACIÓN


CUADRO Nº II.2.1
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
ALGODÓN
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,09 0,00 1915-1920 0,11 21,30
1916 0,09 -0,30 1921-1925 0,10 15,27
1917 0,10 10,33 1926-1930 0,18 101,26
1918 0,11 20,96 1931-1935 0,09 0,53
1919 0,12 33,83
1920 0,15 62,98
1921 0,09 -1,54
1922 0,09 -1,16
1923 0,09 -0,21 PRECIO PROMEDIO
1924 0,11 18,68 0,20

1925 0,14 60,58 0,18


1926 0,34 276,04 0,16
1927 0,17 85,33 0,14
1928 0,14 53,05 0,12
Precio Bs/kg

1929 0,12 34,44 0,10


1930 0,14 57,41 0,08
1931 0,15 64,93 0,06
1932 0,08 -8,55 0,04
1933 0,08 -13,82 0,02
1934 0,08 -14,97 0,00
1935 0,07 -24,95 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 120,00
y Fomento.
100,00

80,00

60,00

40,00

20,00

0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

757
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: BIENES DE EXPORTACIÓN


CUADRO Nº II.2.2
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
AZÚCAR
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,32 0,00 1915-1920 0,51 58,60
1916 0,53 65,24 1921-1925 0,29 -10,21
1917 0,42 28,77 1926-1930 0,62 91,40
1918 0,42 28,66 1931-1935 0,25 -22,49
1919 0,75 130,52
1920 0,64 98,38
1921 0,25 -22,66
1922 0,26 -18,92
1923 0,22 -30,66 PRECIO PROMEDIO
1924 0,27 -16,11 0,70
1925 0,44 37,29 0,60
1926 0,60 84,09
0,50
1927 0,60 86,23
1928 0,60 85,04
Precio Bs/kg

0,40
1929 0,64 97,71
0,30
1930 0,66 103,92
1931 0,35 8,14 0,20
1932 0,24 -27,25
0,10
1933 0,23 -30,42
1934 0,22 -30,91 0,00
1935 0,22 -32,03 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 100,00
y Fomento.
80,00

60,00

40,00

20,00

0,00

-20,00

-40,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

758
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: BIENES DE EXPORTACIÓN


CUADRO Nº II.2.3
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
BALATÁ
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 3,98 0,00 1915-1920 5,27 32,38
1916 5,21 31,10 1921-1925 5,67 42,49
1917 5,77 45,04 1926-1930 3,21 -19,40
1918 4,74 19,06 1931-1935 1,44 -63,68
1919 5,67 42,55
1920 6,23 56,54
1921 4,77 20,03
1922 5,70 43,43
1923 6,49 63,07 PRECIO PROMEDIO
1924 5,85 47,14 6,00
1925 5,52 38,80
5,00
1926 3,77 -5,33
1927 3,37 -15,38 4,00
1928 3,04 -23,49
Precio Bs/kg

1929 3,19 -19,82 3,00


1930 2,67 -32,99
2,00
1931 1,50 -62,26
1932 1,15 -71,21 1,00
1933 1,16 -70,94
1934 1,71 -57,01 0,00
1935 1,71 -57,00 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 60,00
y Fomento.
40,00

20,00

0,00

-20,00

-40,00

-60,00

-80,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

759
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: BIENES DE EXPORTACIÓN


CUADRO Nº II.2.4
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
CACAO
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,36 0,00 1915-1920 0,44 22,58
1916 0,50 37,32 1921-1925 0,28 -22,10
1917 0,72 98,86 1926-1930 0,25 -32,02
1918 0,24 -34,52 1931-1935 0,24 -35,06
1919 0,45 25,33
1920 0,39 8,47
1921 0,39 7,23
1922 0,38 6,00
1923 0,21 -40,91 PRECIO PROMEDIO
1924 0,22 -38,63 0,50

1925 0,20 -44,18 0,45


1926 0,25 -31,60 0,40
1927 0,29 -19,10 0,35
1928 0,19 -48,31
Precio Bs/kg

0,30
1929 0,26 -29,30
0,25
1930 0,25 -31,78
0,20
1931 0,21 -41,13
1932 0,23 -36,75 0,15
1933 0,27 -26,25 0,10
1934 0,21 -42,64 0,05
1935 0,26 -28,54 0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

Año base 0 = 1915. Quinquenios


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda
y Fomento. ÍNDICE DE PRECIOS
30,00

20,00

10,00

0,00

-10,00

-20,00

-30,00

-40,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

760
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: BIENES DE EXPORTACIÓN


CUADRO Nº II.2.5
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
CAFÉ
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 1,02 0,00 1915-1920 1,30 27,24
1916 1,03 0,85 1921-1925 1,42 38,91
1917 0,86 -16,46 1926-1930 1,85 80,22
1918 1,40 36,44 1931-1935 0,85 -17,05
1919 2,29 123,98
1920 1,21 18,60
1921 0,68 -33,91
1922 0,14 -86,43
1923 1,66 61,85 PRECIO PROMEDIO
1924 2,25 119,93 2,00

1925 2,39 133,13 1,80


1926 2,16 110,52 1,60
1927 2,03 98,68 1,40
1928 2,17 111,56 1,20
Precio Bs/kg

1929 1,63 59,15 1,00


1930 1,24 21,16 0,80
1931 1,11 8,73 0,60
1932 1,15 12,28 0,40
1933 0,80 -22,27 0,20
1934 0,64 -37,83 0,00
1935 0,55 -46,16 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 100,00
y Fomento.
80,00

60,00

40,00

20,00

0,00

-20,00

-40,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

761
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: BIENES DE EXPORTACIÓN


CUADRO Nº II.2.6
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
CUEROS DE RES
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 24,74 0,00 1915-1920 23,02 -6,95
1916 23,13 -6,51 1921-1925 12,48 -49,57
1917 21,52 -13,02 1926-1930 17,58 -28,95
1918 17,79 -28,08 1931-1935 6,46 -73,90
1919 31,84 28,71
1920 19,10 -22,80
1921 8,03 -67,55
1922 11,70 -52,73
1923 12,07 -51,21 PRECIO PROMEDIO
1924 13,22 -46,56 25,00
1925 17,37 -29,78
1926 16,70 -32,50 20,00
1927 22,02 -11,01
1928 24,26 -1,96 15,00
Precio Bs/kg

1929 14,85 -39,99


1930 10,07 -59,28 10,00
1931 8,39 -66,10
1932 6,64 -73,16 5,00
1933 6,13 -75,23
1934 5,29 -78,63 0,00
1935 5,85 -76,37 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 0,00
y Fomento. -10,00

-20,00

-30,00

-40,00

-50,00

-60,00

-70,00

-80,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

762
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: BIENES DE EXPORTACIÓN


CUADRO Nº II.2.7
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
GANADO VACUNO
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 93,44 0,00 1915-1920 115,29 23,39
1916 106,12 13,57 1921-1925 116,01 24,16
1917 100,93 8,01 1926-1930 112,01 19,87
1918 101,17 8,28 1931-1935 85,67 -8,31
1919 128,08 37,07
1920 162,01 73,39
1921 126,09 34,94
1922 119,60 27,99
1923 124,05 32,76 PRECIO PROMEDIO
1924 106,59 14,07 140,00

1925 103,73 11,02 120,00


1926 116,45 24,63
100,00
1927 116,18 24,34
1928 116,03 24,18
Precio Bs/kg

80,00
1929 103,79 11,08
60,00
1930 107,59 15,14
1931 102,68 9,89 40,00
1932 91,83 -1,72
20,00
1933 78,02 -16,50
1934 81,87 -12,38 0,00
1935 73,94 -20,86 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 30,00
y Fomento. 25,00

20,00

15,00

10,00

5,00

0,00

-5,00

-10,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

763
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: BIENES DE EXPORTACIÓN


CUADRO Nº II.2.8
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
MADERA
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,03 0,00 1915-1920 0,11 262,92
1916 0,07 111,71 1921-1925 0,08 171,29
1917 0,07 121,18 1926-1930 0,08 157,93
1918 0,14 339,24 1931-1935 0,06 92,10
1919 0,18 494,10
1920 0,19 511,30
1921 0,17 452,23
1922 0,07 129,75
1923 0,06 102,19 PRECIO PROMEDIO
1924 0,05 76,29 0,12
1925 0,06 95,99
0,10
1926 0,06 87,94
1927 0,06 98,92 0,08
1928 0,07 132,40
Precio Bs/kg

1929 0,08 172,07 0,06


1930 0,12 298,34
0,04
1931 0,06 85,12
1932 0,06 98,89 0,02
1933 0,07 121,32
1934 0,06 93,45 0,00
1935 0,05 61,71 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 300,00
y Fomento.
250,00

200,00

150,00

100,00

50,00

0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

764
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: BIENES DE EXPORTACIÓN


CUADRO Nº II.2.9
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
ORO
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 2.686,29 0,00 1915-1920 2593,88 -3,44
1916 2.607,67 -2,93 1921-1925 2400,52 -10,64
1917 2.695,56 0,35 1926-1930 2093,47 -22,07
1918 2.401,75 -10,59 1931-1935 2741,42 2,05
1919 2.635,68 -1,88
1920 2.536,31 -5,58
1921 2.479,87 -7,68
1922 2.480,94 -7,64
1923 2.937,63 9,36 PRECIO PROMEDIO
1924 2.938,20 9,38 3000,00

1925 1.165,94 -56,60


2500,00
1926 2.668,09 -0,68
1927 1.560,36 -41,91 2000,00
1928 1.625,28 -39,50
Precio Bs/kg

1929 2.414,60 -10,11 1500,00


1930 2.199,02 -18,14
1000,00
1931 2.752,99 2,48
1932 2.678,20 -0,30 500,00
1933 2.718,63 1,20
1934 2.733,24 1,75 0,00
1935 2.824,05 5,13 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 5,00
y Fomento.
0,00

-5,00

-10,00

-15,00

-20,00

-25,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

765
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: BIENES DE EXPORTACIÓN


CUADRO Nº II.2.10
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
PAPELÓN
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 0,29 0,00 1915-1920 0,54 86,44
1916 0,28 -3,25 1921-1925 0,35 20,17
1917 0,26 -9,01 1926-1930 0,43 48,15
1918 0,35 20,06 1931-1935 0,31 8,13
1919 0,75 161,85
1920 1,29 348,99
1921 0,33 14,10
1922 0,30 4,96
1923 0,42 45,99 PRECIO PROMEDIO
1924 0,35 22,84 0,60
1925 0,33 12,97
0,50
1926 0,45 56,36
1927 0,42 46,77 0,40
1928 0,42 47,01
Precio Bs/kg

1929 0,33 14,26 0,30


1930 0,51 76,35
0,20
1931 0,36 26,40
1932 0,22 -23,73 0,10
1933 0,19 -32,67
1934 0,39 35,38 0,00
1935 0,39 35,27 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 100,00
y Fomento. 90,00
80,00
70,00
60,00
50,00
40,00
30,00
20,00
10,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

766
Cuentas Nacionales, 1915-1935

SECTOR: BIENES DE EXPORTACIÓN


CUADRO Nº II.2.11
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
PETRÓLEO
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 - - 1915-1920 48,86 15,11
1916 - - 1921-1925 50,36 18,65
1917 42,45 0,00 1926-1930 33,28 -21,61
1918 43,39 2,22 1931-1935 31,08 -26,78
1919 57,49 35,44
1920 52,11 22,76
1921 51,49 21,29
1922 50,15 18,14
1923 50,06 17,92 PRECIO PROMEDIO
1924 50,13 18,09 60,00

1925 50,00 17,80


50,00
1926 42,30 -0,36
1927 31,06 -26,82 40,00
1928 31,14 -26,63
Precio Bs/kg

1929 30,82 -27,39 30,00


1930 31,05 -26,85
20,00
1931 31,20 -26,51
1932 31,83 -25,02 10,00
1933 31,28 -26,31
1934 31,17 -26,56 0,00
1935 29,92 -29,51 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 25,00
y Fomento. 20,00
15,00
10,00
5,00
0,00
-5,00
-10,00
-15,00
-20,00
-25,00
-30,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

767
Cuentas Nacionales de Venezuela

SECTOR: BIENES DE EXPORTACIÓN


CUADRO Nº II.2.12
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
SARRAPIA
BS./KG

SERIE ANUAL PROMEDIOS QUINQUENALES


Años Precio IP %* Quinquenio Precio promedio IP promedio
1915 3,61 0,00 1915-1920 4,20 16,44
1916 2,15 -40,39 1921-1925 4,42 22,59
1917 2,44 -32,24 1926-1930 4,95 37,06
1918 5,22 44,64 1931-1935 4,96 37,47
1919 5,05 39,91
1920 6,74 86,72
1921 5,79 60,45
1922 5,28 46,44
1923 5,27 46,16 PRECIO PROMEDIO
1924 0,47 -86,86 5,20

1925 5,29 46,73 5,00


1926 4,99 38,19
4,80
1927 4,82 33,70
1928 4,96 37,43
Precio Bs/kg

4,60
1929 5,03 39,43
4,40
1930 4,93 36,56
1931 4,92 36,23 4,20
1932 4,71 30,40
4,00
1933 5,14 42,50
1934 5,04 39,68 3,80
1935 5,00 38,53 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios

Año base 0 = 1915.


Fuentes: Elaboración propia sobre la base de hemerografía ÍNDICE DE PRECIOS
diversa y partidas de importación en las estadísticas de Hacienda 40,00
y Fomento. 35,00

30,00

25,00

20,00

15,00

10,00

5,00

0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935

768
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Serie de sueldos

769
Cuentas Nacionales de Venezuela

770
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Metodología de reconstrucción de sueldos

La reconstrucción de los sueldos de la administración pública para este


período es útil en dos aplicaciones: la primera, para obtener sueldos míni-
mos anuales de referencia que posteriormente se incluyen en el modelo de
análisis del consumo, tal como se explica y se expresa en la parte fundamen-
tal de esta obra. Se infiere que dichos sueldos mínimos representan el “esce-
nario más bajo” en cuanto a la remuneración del trabajo de nuestra econo-
mía, puesto que es relativamente lógico suponer que los sueldos públicos
fueron, si no más bajos, al menos similares a los que regían pagados por los
patronos en el sector privado a sus empleados y obreros.
La segunda aplicación tiene que ver con las estadísticas históricas mis-
mas, el cual es un interesante objetivo de esta investigación. La reconstruc-
ción de las series de sueldos constituye un referente invalorable para el
análisis económico que se desprende del conjunto de variables aquí trabajadas.
El comportamiento de los sueldos se ofrece más lento que en el caso de
los precios de los bienes de consumo y capital. En consecuencia, a diferen-
cia de los últimos, hemos construido la serie por períodos quinquenales. En
esta oportunidad nos sirven de referencia la estructura de sueldos de la
administración pública que se pagaron de forma oficial en los años quin-
quenales 1915, 1920, 1925, 1930 y 1935.
Asimismo, se tomaron sólo los cargos públicos más representativos, obviando
aquellos que se repiten y redundan a todo lo largo de los distintos entes del
Estado. Así como se tomaron sólo las instituciones más consolidadas y que per-
maneció en el tiempo, lo cual supone un seguimiento del sueldo de un mismo
oficio específico, el cual no diera lugar a saltos bruscos y sospechosos en la serie.

771
Cuentas Nacionales de Venezuela

Se promedian el conjunto de sueldos de cada ente estatal y se ordenan en


orden descendente la escala salarial. Así tenemos que la primera fila repre-
senta los sueldos más altos, la última, los sueldos mínimos y la fila especial
de promedios, pues es punto intermedio entre ambos extremos, tomando
en cuenta la considerable cantidad de sueldos intermedios que mediaban
entre uno y otro. Estos tres niveles salariales se toman para construir gráfi-
cas por cada institución. El orden en que aparecen los sueldos por institu-
ciones obedece a la escala de valor descendente, por lo que el Ministerio de
Relaciones Exteriores será el primero en el orden, toda vez que ostenta los
mayores sueldos promedios, mientras que el Poder Legislativo se le asigna el
último peldaño en la lista, por ser quien más bajos sueldos promedios paga-
ba a sus empleados.
Finalmente, se construye un cuadro síntesis donde se promedia a su vez
los respectivos promedios de cada ente estatal, resultando una media de
todo el conjunto del público, acompañado en una gráfica con todos los
promedios incluyendo la media general. Para culminar se ofrece otro cua-
dro donde se compara la evolución, expresada en variaciones porcentuales,
de los sueldos y el Índice General de Precios, lo cual da una idea de la
fortaleza o deterioro de los sueldos respecto del costo del consumo

Análisis estadístico de la estructura de los sueldos de la Administración Pública

Para el período 1915-1935, los sueldos de la administración pública


terminaron en una proporción mayor equivalente al 154 por ciento respec-
to al promedio del año inicial de la serie. Los tres primeros lustros, los
sueldos se estancaron o movieron hacia arriba muy lentamente. Al inicio
hubo dos bajas sucesivas de sueldos acordadas por Román Cardenas con
respaldo del presidente Gómez. La razón: hacer frente a la baja del ingreso
con motivo de la Primera Guerra Mundial. Así lo indican sus promedios los
cuales se mantuvieron en el 40 por ciento quinquenal, aproximadamente.
En los dos últimos quinquenios la pendiente de los sueldos se eleva consi-
derablemente hasta el 132 por ciento en el año 1930 y 54 puntos más para
1935.
En términos absolutos, el sueldo promedio general fluctuó entre casi Bs.
3.750 anuales de 1915 para cerrar en 9.052 Bs./año. El mayor sueldo
promedio lo ofertó la oficina de la Presidencia de la República, la cual inicia
la serie con Bs. 7.451 anuales para cerrarlo a la nada despreciable cifra de
19.742 Bs./año en 1935. Por el contrario, el peor sueldo promedio fue el

772
Cuentas Nacionales, 1915-1935

del Poder Legislativo cuyo sueldo anual fluctuó entre 901 hasta 1.591 en-
tre ambos extremos de la serie.
Respecto a la evaluación comparativa entre sueldos promedios y el Índi-
ce General de Precios, la serie continúa favoreciendo al crecimiento de los
sueldos por encima de la inflación. Los dos primeros quinquenios, la dispa-
rada inflación agarró de sorpresa a los sueldos, y éstos se rezagaron. Pero la
última década premió a la remuneración al trabajo ya que los sueldos llega-
ron a superar en 50 y 20 puntos a la velocidad de los precios. Una situación
muy distinta a la de la Venezuela moderna en el que los sueldos permane-
cen por lo general muy rezagados con respecto a la inflación.

773
Cuadros y gráficos
Cuentas Nacionales de Venezuela

776
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº II.3.1
SUELDOS ANUALES PROMEDIO DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
1915-1935
EVOLUCIÓN DE SUELDOS PROMEDIO

Instituciones 1915 1920 1925 1930 1935


Presidencia de la República 7.451 11.177 11.269 15.925 19.742
Ministerio Público 5.051 6.600 6.680 11.575 15.100
Servicio de Correos Nacionales 4.299 4.543 4.856 6.924 6.924
Ministerios 4.181 6.271 6.843 10.634 10.936
Ministerio de Hacienda 4.035 5.773 5.773 8.850 8.850
Sanidad Nacional 3.844 5.765 6.431 8.751 8.854
Alta Corte Federal 3.598 4.886 5.060 11.700 11.700
Ministerio de Guerra y Marina 2.687 4.279 4.279 9.753 9.753
Hospital Militar 2.204 2.777 2.684 2.941 3.824
Poder Legislativo 1.018 1.465 1.632 2.301 2.301
Asignaciones Eclesiásticas 901 1.245 1.279 1.577 1.591
PROMEDIO 3.570 4.980 5.162 8.267 9.052
VARIACIÓN % 0 40 45 132 154

Fuentes: Elaboración propia sobre la base de las leyes de presupuesto de gastos de los años respectivos.

GRÁFICO Nº II.3.1
SUELDOS PROMEDIO ANUALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA

20.000

15.000

10.000

5.000

0
Presidencia Ministerio Correos Diversos Hacienda Sanidad Alta Corte Guerra y Hospital Poder Asignaciones
Público Ministerios Marina Militar Legislativo eclesiásticas

1935 1930 1925 1920 1915

777
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº II.3.2
COMPARACIÓN DE VARIACIACIÓN PORCENTUAL
ENTRE SUELDOS PROMEDIO Y EL ÍNDICE GENERAL DE PRECIOS

PROMEDIOS QUINQUENALES
Quinquenio Sueldos promedios IP promedio
1915-1920 39,5 48,6
1921-1925 44,6 75,7
1926-1930 131,6 81,1
1931-1935 153,6 137,1
Fuente: Elaboración propia, ver fuentes de cuadros de precios y sueldos.

GRÁFICO Nº II.3.2
EVOLUCIÓN ENTRE SUELDOS Y EL ÍNDICE GENERAL DE PRECIOS

180,0

160,0

140,0
Variaciones % 0 = 1915

120,0

100,0

80,0

60,0

40,0

20,0

0,0
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios
Sueldos promedios IPG

778
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº II.3.3
SUELDOS ANUALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA
BS./ MES

Instituciones 1915 1920 1925 1930 1935


Presidente 30.000 45.000 45.000 84.000 84.000
Secretario general 18.000 27.000 27.000 18.000 48.000
Consultor jurídico 9.600 14.400 14.400 18.000 18.000
Jefe de servicio 7.680 11.520 11.520 14.400 14.400
Capellán 1.800 2.700 2.700 4.200 7.200
Director 4.800 7.200 7.200 10.500 18.000
Corresponsal 4.800 7.200 7.200 7.200 10.800
Mecanógrafos 3.200 4.800 4.800 6.240 6.240
Habilitado 7.385 11.077 11.077 14.400 14.400
Taquígrafo 2.400 3.600 3.600 14.000 14.000
Adjunto al corresponsal 3.600 5.400 5.400 7.200 7.200
Archivero 2.400 3.600 4.320 5.400 9.600
Portero 1.200 1.800 2.280 3.480 4.800
PROMEDIO 7.451 11.177 11.269 15.925 19.742
VARIACIÓN % 0 50 51 114 165

Fuentes: Elaboración propia sobre la base de las leyes de presupuesto de gastos de los años respectivos.

779
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº II.3.4
SUELDOS ANUALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
MINISTERIO PÚBLICO

Instituciones 1915 1920 1925 1930 1935


Procurador general 11.021 14.400 14.400 28.800 36.000
Defensor general 5.510 7.200 7.200 12.000 18.000
Fiscal general 5.510 7.200 7.200 12.000 18.000
Jefe de servicio 4.959 6.480 6.480 9.450 10.800
Escribiente 2.204 2.880 2.880 4.200 4.800
Portero 1.102 1.440 1.920 3.000 3.000
PROMEDIO 5.051 6.600 6.680 11.575 15.100
VARIACIÓN % 0 31 32 129 199

Fuentes: Elaboración propia sobre la base de las leyes de presupuesto de gastos de los años respectivos.

780
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº II.3.5
SUELDOS ANUALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
CORREOS NACIONALES

Instituciones 1915 1920 1925 1930 1935


Subdirector 18.000 18.000 18.000 18.000 18.000
Cajero-contador 12.000 12.000 12.000 12.000 12.000
Primer inspector 7.800 7.800 7.800 7.800 7.800
Director 7.200 10.800 1.200 24.000 24.000
Primer oficial 7.200 7.200 7.200 7.200 7.200
Inspector 7.200 7.200 7.200 7.200 7.200
Oficial 6.000 6.000 6.000 6.000 6.000
Jefe de servicio y de la estadística 5.400 5.400 8.400 12.000 12.000
Liquidador 5.250 5.250 5.250 5.250 5.250
Interventor 4.200 6.300 8.400 9.600 9.600
Intérprete con la Unión Postal 3.600 3.600 4.800 4.800 4.800
Oficial Mayor de correspondencia exterior 3.600 3.600 4.800 4.800 4.800
Receptor de correos 3.600 3.600 6.000 7.200 7.200
Oficial corresponsal 3.120 3.120 3.600 4.320 4.320
Tenedor de libros 2.917 2.917 3.241 11.343 11.343
Guardas almacén 2.880 2.880 3.600 5.400 5.400
Oficial contador de bulto 2.880 2.880 6.000 9.000 9.000
Escribiente 2.304 2.400 2.400 3.000 3.000
Fiscal contador de valijas 2.160 2.160 3.600 4.320 4.320
Jefe de cartas en depósitos 2.160 2.160 2.400 8.400 8.400
Oficial de correspondencia 1.920 2.400 2.400 2.880 2.880
Archivero 1.920 2.160 2.400 7.200 7.200
Empaquetador 1.920 2.000 2.000 2.500 2.500
Cartero primero 1.200 1.440 2.160 2.700 2.700
Repartidor de planillas de bultos postales 1.080 1.080 1.200 1.440 1.440
Cartero segundo 1.000 1.000 1.111 1.333 1.333
Portero 960 960 1.800 3.000 3.000
Sirviente 900 900 1.000 1.200 1.200
PROMEDIO 4.299 4.543 4.856 6.924 6.924
VARIACIÓN % 0 6 13 61 61

Fuentes: Elaboración propia sobre la base de las leyes de presupuesto de gastos de los años respectivos.

781
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº II.3.6
SUELDOS ANUALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
DIVERSOS MINISTERIOS

Instituciones 1915 1920 1925 1930 1935


Ministro 24.000 36.000 36.000 60.000 60.000
Consultor jurídico 7.680 11.520 11.520 19.200 18.000
Director 5.400 8.100 12.000 18.000 18.000
Jefe de servicio 3.600 5.400 7.200 10.800 10.800
Tenedor de libros 3.231 4.846 4.846 6.623 8.400
Maestro de ceremonia 3.200 4.800 4.800 6.720 6.720
Oficial mayor 2.400 3.600 4.320 6.000 6.000
Recopilador de leyes y decretos 2.400 3.600 3.600 4.920 6.240
Oficial 1.920 2.880 2.880 4.920 6.240
Repartidor de Gaceta Oficial 1.920 2.880 2.880 3.960 3.960
Archivero 1.600 2.400 3.600 4.920 6.240
Guardián de Palacio Federal 1.600 2.400 2.400 3.480 3.480
Guardián de Panteón Nacional 1.600 2.400 2.400 3.480 3.480
Portero principal 1.200 1.800 2.280 3.480 3.480
Portero 960 1.440 1.920 3.000 3.000
PROMEDIO 4.181 6.271 6.843 10.634 10.936
VARIACIÓN % 0 50 64 154 162

Fuentes: Elaboración propia sobre la base de las leyes de presupuesto de gastos de los años respectivos.

782
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº II.3.7
SUELDOS ANUALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
MINISTERIO DE HACIENDA

Instituciones 1915 1920 1925 1930 1935


Ministro 24.000 36.000 36.000 60.000 60.000
Copista de cuenta 14.400 28.800 28.800 50.400 50.400
Tesorero 10.667 9.000 9.000 10.750 10.750
Fiscal de Hacienda 8.000 10.800 10.800 12.900 12.900
Director 7.600 8.100 8.100 9.675 9.675
Consultor jurídico 7.200 10.800 10.800 10.800 10.800
Administrador de aduana 7.200 1.200 1.200 12.000 12.000
Inspector 6.173 10.800 10.800 16.800 16.800
Jefe de estadística 5.760 4.941 4.941 8.400 8.400
Cajero 4.800 7.200 7.200 12.240 12.240
Contador 4.300 7.200 7.200 8.600 8.600
Interventor 4.000 4.800 4.800 8.160 8.160
Tenedor de libros 3.600 5.400 5.400 4.920 4.920
Reconocedor 3.600 5.400 5.400 4.920 4.920
Jefe de servicio 3.200 4.800 4.800 8.160 8.160
Primer liquidador 3.000 5.400 5.400 9.180 9.180
Liquidador 3.000 5.400 5.400 4.920 4.920
Guarda almacén 3.000 4.500 4.500 5.400 5.400
Jefe de cabotaje 3.000 5.400 5.400 4.800 4.800
Adjunto de caja 2.880 5.760 5.760 10.080 10.080
Segundo liquidador 2.778 4.167 4.167 3.796 3.796
Fiel de peso 2.667 4.000 4.000 6.000 6.000
Motorista 2.541 3.049 3.049 5.400 5.400
Encargado de correspondencia 2.400 4.320 4.320 7.344 7.344
Archivero 2.400 3.600 3.600 5.400 5.400
Oficial mayor 2.400 3.600 3.600 3.280 3.280
Oficial de estadística 2.400 2.400 2.400 2.133 2.133
Oficial 2.400 2.400 2.400 4.200 4.200
Secretario 2.400 4.286 4.286 8.929 8.929
Oficial de tránsito 1.800 3.600 3.600 6.300 6.300
Oficial de cabotaje 1.680 3.000 3.000 6.250 6.250
Celador 1.412 1.694 1.694 3.000 3.000
Expendedor de estampillas 1.406 2.813 2.813 4.922 4.922
Intérprete 1.200 2.880 2.880 6.000 6.000
Portero 1.200 1.440 1.440 2.550 2.550
Oficial de correspondencia 1.067 1.905 1.905 3.968 3.968
Bogador 984 1.152 1.152 2.040 2.040
Sirviente 960 1.152 1.152 2.040 2.040
Distribuidor de planillas 857 1.714 1.714 3.000 3.000
Anunciador de buques 651 1.303 1.303 2.280 2.280
Jefe de caleta 444 521 521 922 922
PROMEDIO 4.035 5.773 5.773 8.850 8.850
VARIACIÓN % 0 43 43 119 119

Fuentes: Elaboración propia sobre la base de las leyes de presupuesto de gastos de los años respectivos.

783
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº II.3.8
SUELDOS ANUALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
SANIDAD NACIONAL

Instituciones 1915 1920 1925 1930 1935


Ministro 24.000 36.000 36.000 60.000 60.000
Médico director 11.520 17.280 17.280 10.800 10.800
Director general 8.000 12.000 15.000 28.800 18.000
Inspector general 6.400 9.600 12.000 14.400 12.000
Ingeniero 6.400 9.600 12.000 14.400 14.400
Director sectorial 6.400 9.600 9.600 11.520 11.520
Médico 6.400 9.600 9.600 6.000 7.800
Jefe de laboratorios 5.760 8.640 10.800 14.400 14.400
Abogado consultor 5.120 7.680 9.600 10.800 18.000
Médico epidemiólogo 4.800 7.200 7.200 14.400 12.000
Habilitado 4.551 6.827 8.533 9.600 16.000
Bacteriólogo 4.533 6.800 6.800 8.160 8.160
Médicos radiólogos 3.938 5.908 5.908 3.692 4.800
Secretario 3.200 4.800 6.000 9.600 6.240
Jefe de servicio 3.200 4.800 6.000 10.800 10.800
Oficial 3.200 4.800 6.000 9.600 6.240
Vacunador público 3.200 4.800 6.000 6.000 6.000
Cirujano bucal 2.560 3.840 4.800 4.800 6.000
Inspector de higiene pecuaria 2.560 3.840 4.800 4.800 5.400
Médico otorrinoralingólogo 2.000 3.000 3.000 6.000 6.000
Jefe de depósitos y económo 1.920 2.880 3.600 4.800 6.000
Archivero 1.920 2.880 3.600 4.800 6.240
Mecánico 1.800 2.700 2.700 5.400 7.200
Oficial 1.664 2.496 3.120 5.400 5.400
Inspector sanitario 1.600 2.400 2.400 4.800 6.000
Enfermera 1.536 2.304 2.880 2.880 3.600
Chofer 1.400 2.100 2.100 4.200 3.600
Vigilante 1.200 1.800 1.800 3.600 4.500
Subinspector 1.024 1.536 1.920 1.920 2.400
Practicante 1.024 1.536 1.920 1.920 2.400
Caporal 1.000 1.500 1.500 3.000 3.000
Portero 960 1.440 1.680 3.000 3.000
Sirvientes 960 1.440 1.440 2.880 2.440
Obrero 920 1.380 1.380 2.760 1.800
Portero principal 900 1.350 1.350 2.700 3.600
Telefonista 800 1.200 1.200 2.400 3.000
PROMEDIO 3.844 5.765 6.431 8.751 8.854
VARIACIÓN % 0 50 67 128 130

Fuentes: Elaboración propia sobre la base de las leyes de presupuesto de gastos de los años respectivos.

784
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº II.3.9
SUELDOS ANUALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
ALTA CORTE FEDERAL/ ASIGNACIONES ECLESIÁSTICAS

Instituciones 1915 1920 1925 1930 1935


Vocal 8.000 14.400 14.400 36.000 36.000
Secretario 4.000 7.200 7.200 18.000 18.000
Archivero 2.965 2.118 2.400 4.800 4.800
Alguacil 2.520 1.800 2.040 3.600 3.600
Amanuense 2.143 2.400 2.400 4.800 4.800
Portero 1.960 1.400 1.920 3.000 3.000
PROMEDIO 3.598 4.886 5.060 11.700 11.700
VARIACIÓN % 0 36 41 225 225

Fuentes: Elaboración propia sobre la base de las leyes de presupuesto de gastos de los años respectivos.

785
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº II.3.10
SUELDOS ANUALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
MINISTERIO DE GUERRA Y MARINA

Instituciones 1915 1920 1925 1930 1935


Ministro de Guerra y Marina 24.000 36.000 36.000 60.000 60.000
Capitán de correspondencia 6.366 9.549 9.549 19.098 19.098
Inspector general 6.159 18.250 18.250 40.556 40.556
Auditor militar 5.600 8.400 8.400 14.000 14.000
Coronel habilitado 5.547 8.321 8.321 16.642 16.642
Primer comandante 5.475 6.000 6.000 12.000 12.000
Director 5.400 8.100 8.100 18.000 18.000
Subdirector de guerra 5.400 8.100 8.100 18.000 18.000
Primer ingeniero 5.400 10.125 10.125 23.288 23.288
Jefe de artillería 5.250 6.000 6.000 13.800 13.800
Comandante de fortaleza 4.928 14.600 14.600 32.444 32.444
Talabartero 4.745 5.582 5.582 14.514 14.514
Médico cirujano 3.937 5.475 5.475 10.950 10.950
Segundo comandante 3.600 6.000 6.000 15.600 15.600
Segundo ingeniero 3.600 3.600 3.600 12.960 12.960
General de Brigada 3.499 7.885 7.885 17.521 17.521
General Comandante de armas 3.240 7.300 7.300 16.222 16.222
Comandante segundo 2.800 8.296 8.296 18.436 18.436
Contador 2.700 3.000 3.000 10.800 10.800
Jefe de contabilidad 2.448 5.400 5.400 10.800 10.800
Capellán 2.400 1.825 1.825 3.650 3.650
Primer oficial 2.400 3.600 3.600 7.200 7.200
Archivero 2.400 3.600 3.600 7.200 7.200
Mecánico 2.395 3.270 3.270 6.540 6.540
Guarda parque 2.190 2.990 2.990 5.980 5.980
Intérprete corresponsal 2.186 3.000 3.000 10.800 10.800
Tercer ingeniero 2.100 2.100 2.100 7.560 7.560
Tenedor de libros 2.040 4.500 4.500 9.000 9.000
Segundo oficial 2.040 2.400 2.400 6.240 6.240
Capitán ayudante 1.900 3.563 3.563 8.194 8.194
Teniente escribiente 1.642 3.000 3.000 6.900 6.900
Farmacéutico 1.530 2.880 2.880 6.624 6.624
Primer piloto 1.503 2.190 2.190 5.037 5.037
Primer contramaestre 1.440 2.099 2.099 4.827 4.827
Sargento primero 1.368 1.520 1.520 5.472 5.472
Practicante mayor 1.289 1.433 1.433 5.157 5.157
Practicante ordinario 1.289 1.433 1.433 5.157 5.157
Oficial habilitado 1.263 1.733 1.733 6.240 6.240
Oficial de contabilidad 1.229 3.600 3.600 7.200 7.200
Teniente ayudante 1.168 2.190 2.190 5.037 5.037
Sargento segundo 1.095 1.095 1.095 3.942 3.942
Segundo piloto 1.002 1.002 1.002 3.606 3.606
Portero 960 1.200 1.200 2.760 2.760
Segundo contramaestre 960 1.269 1.269 4.570 4.570
(continúa)

786
Cuentas Nacionales, 1915-1935

(viene)
Cabo primero 958 1.000 1.000 3.600 3.600
Sargento primero 958 958 958 3.449 3.449
Enfermero 952 994 994 3.579 3.579
Aceitero 900 900 900 3.240 3.240
Cabo segundo 889 1.220 1.220 4.392 4.392
Fogonero 810 810 810 2.916 2.916
Celador 788 788 788 2.835 2.835
Alférez 730 1.368 1.368 3.146 3.146
Cocinero 720 960 960 2.208 2.208
Carpintero 720 952 952 3.427 3.427
Sargento portero 669 669 669 2.410 2.410
Sirviente 480 480 480 1.728 1.728
Despensero 480 659 659 2.371 2.371
Sargento mayor 470 522 522 1.878 1.878
Corneta de orden 450 450 450 1.620 1.620
Grumete 380 521 521 1.876 1.876
PROMEDIO 2.687 4.279 4.279 9.753 9.753
VARIACIÓN % 0 59 59 263 263

Fuentes: Elaboración propia sobre la base de las leyes de presupuesto de gastos de los años respectivos.

787
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº II.3.11
SUELDOS ANUALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
HOSPITAL MILITAR

Instituciones 1915 1920 1925 1930 1935


General en jefe 6.039 9.059 7.300 8.000 10.400
Contador 3.968 3.968 3.968 4.348 5.653
Médico director 3.650 5.475 5.475 6.000 7.800
Médico cirujano 3.650 5.475 5.475 6.000 7.800
Médico de sección 3.650 3.650 3.650 4.000 5.200
Mayordomo 2.832 2.832 2.832 3.104 4.035
Ecónomo 2.485 2.485 2.485 2.723 3.540
Médico 2.433 3.650 3.650 4.000 5.200
Farmacéutico 2.190 3.650 3.650 4.000 5.200
Escribiente 2.190 1.759 1.759 1.928 2.506
Cabo de sala 1.699 2.832 2.832 3.104 4.035
Practicante de número 1.653 2.190 2.190 2.400 3.120
Practicante mayor 1.600 2.400 2.400 2.630 3.419
Sirviente 1.416 1.095 1.095 1.200 1.560
Enfermero 1.363 1.095 1.095 1.200 1.560
Hermanas de caridad 1.095 1.825 1.825 2.000 2.600
Ayudante de cocina 730 564 564 619 804
Lavanderos 548 600 548 601 781
Galopines 522 572 522 572 744
Cocinero 365 365 365 400 520
PROMEDIO 2.204 2.777 2.684 2.941 3.824
VARIACIÓN % 0 26 22 33 73

Fuentes: Elaboración propia sobre la base de las leyes de presupuesto de gastos de los años respectivos.

788
Cuentas Nacionales, 1915-1935

CUADRO Nº II.3.12
SUELDOS ANUALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
PODER LEGISLATIVO

Instituciones 1915 1920 1925 1930 1935


Director 5.555 4.365 4.864 7.015 7.015
Secretario 1.400 2.800 3.120 4.500 4.500
Subsecretario 925 2.100 2.340 3.240 3.240
Segundo taquígrafo 788 1.260 1.404 1.800 1.800
Oficial mayor 700 1.400 1.560 2.160 2.160
Jefe de sección 630 1.190 1.326 1.800 1.800
Taquígrafo 512 1.610 1.794 2.340 2.340
Oficial menor 452 723 806 1.163 1.163
Archivero 403 700 780 1.200 1.200
Escribiente 350 560 624 900 900
Sirviente 300 522 581 894 894
Portero 201 350 390 600 600
PROMEDIO 1.018 1.465 1.632 2.301 2.301
VARIACIÓN % 0 44 11 41 126

Fuentes: Elaboración propia sobre la base de las leyes de presupuesto de gastos de los años respectivos.

789
Cuentas Nacionales de Venezuela

CUADRO Nº II.3.13
SUELDOS ANUALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
ASIGNACIONES ECLESIÁSTICAS

Instituciones 1915 1920 1925 1930 1935


Deán 2.220 3.600 3.336 4.200 4.200
Tesorero 1.977 2.928 2.928 3.793 3.793
Chantre 1.977 2.694 2.694 3.490 3.490
Arcediano 1.977 2.694 2.964 3.840 3.840
Prior 1.975 2.694 2.928 3.793 3.793
Teologal 1.915 2.610 2.871 3.720 3.720
Penitenciario 1.915 2.610 2.871 3.720 3.720
Doctoral 1.915 2.610 2.871 3.720 3.720
Racionero 1.772 2.661 2.664 3.220 3.480
Capellán de erección 1.610 2.016 2.016 450 450
Medios-racioneros 1.598 2.400 2.400 3.120 3.240
Maestre escuela 1.099 1.650 1.650 2.145 2.227
Cura de parroquia 1.006 1.260 1.260 1.680 1.680
Cura de sagrario 687 860 860 1.147 1.147
Maestro de capilla 538 672 672 900 900
Sacristán mayor 404 504 504 675 675
Capellán de extraerección 399 504 504 325 325
Secretario de cabildo 353 444 444 675 675
Organista 336 420 420 540 540
Campanero 320 408 408 540 540
Maestro de ceremonia 270 336 336 420 420
Relojero 250 316 316 204 204
Sochante 247 307 307 384 384
Pertiguero 242 300 300 420 420
Apuntador de fallas 192 180 180 300 300
Fuellero 189 240 240 360 360
Acólitos 180 228 228 342 342
Sacristán menor 135 168 168 252 252
Bajonista 135 168 168 280 252
1er monaguillo 67 84 84 168 168
Monaguillo menor 34 42 42 75 75
PROMEDIO 901 1.245 1.279 1.577 1.591
VARIACIÓN % 0 38 42 75 77

Fuentes: Elaboración propia sobre la base de las leyes de presupuesto de gastos de los años respectivos.

790
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Fuentes

791
Cuentas Nacionales de Venezuela

792
Cuentas Nacionales, 1915-1935

Oficiales

Memorias del Ministerio de Fomento, años 1915 a 1935.


Memorias del Ministerio de Hacienda, años 1915 a 1935.
Serie Leyes y Decretos de Venezuela, 1915-1935.
Estadísticas Mercantiles, Ministerios de Fomento, años 1913 al 1928.

Hemerográficas

Periódicos de circulación nacional entre los años 1915 y 1935.

Bibliográficas

ARANDA, Sergio. La economía venezolana. Bogotá, Siglo XXI, 1979.


ARDAD, Alicia. El café y las ciudades de los Andes venezolanos (1870-1930).
Caracas, ANH, 1984.
CARRILLO BATALLA, Tomas E. Análisis cuantitativo y cualitativo de la
economía de la población venezolana. Caracas, 1967.
CODAZZI, Agustín. Resumen de la Geografía de Venezuela. París, Imp. Her-
manas Fournier, 1841.
PELLEGRINA, Adela. Historia de la inmigración en Venezuela, siglos XIX y XX.
Caracas, Academia Nacional de Ciencias Económicas, 1989.
RAMÍREZ, Erasmo. Demografía general: teoría, métodos y comportamientos.
Caracas, Academia Nacional de Ciencias Económicas, 1994.

793
Cuentas Nacionales de Venezuela

VILLEGAS PULIDO, G. T. Leyes y decretos reglamentarios de los Estados Uni-


dos de Venezuela. Caracas, 1984.
UCV. Materiales para el estudio de la cuestión agraria en Venezuela. Caracas,
UCV, 1989.
VELOZ, Ramón. Economía y finanzas públicas de Venezuela, 1830-1944.
Caracas. Academia Nacional de la Historia, 1984.
Leyes y Decretos de Venezuela. Academia de Ciencias Políticas y Sociales, 47
tomos.
Historia de las Finanzas Públicas de Venezuela, 172 tomos. Publicados; 33
tomos en proceso de publicación, y Rafael José Crazut, El pensa-
miento económico de Juan Pablo Rojas Paúl – A.N.C.E, 4 tomos. Leyes
Económicas de la República aristocrática. Régimen del general José Anto-
nio Páez, 6 tomos.

794
Cuentas Nacionales, 1915-1935

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