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Cuentas Nacionales
de Venezuela
1915-1935
Caracas, 2003
Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
ÍNDICE
Parte I
CAPÍTULO I
Análisis introductorio del período, 1915-1935
7
Cuentas Nacionales de Venezuela
CAPÍTULO II
Análisis político del período, 1915-1935
La evolución política, institucional y el acontecer militar
8
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CAPÍTULO III
Análisis económico del período 1915-1935
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Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
Parte II
Explicación sobre la metodología de esta obra
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Cuentas Nacionales de Venezuela
Parte III
Soportes estadísticos
Soportes estadísticos I
Muestras de importaciones y su clasificación ...................................... 617
Explicación metodológica ............................................................. 619
Breve análisis de la balanza comercial .......................................... 620
Cuadros de clasificación de importaciones ................................... 623
Soportes estadísticos II ......................................................................... 673
Serie de precios y sueldos ............................................................. 673
Serie de precios de consumo interno ............................................ 675
Metodología del índice general de precios .............................. 677
Sector: Alimentos y bebidas ......................................................... 678
Sector: Farmacia y químicos ......................................................... 679
Grupo: Herramientas y materiales .......................................... 679
Sector: Textiles .............................................................................. 679
Breve análisis ........................................................................... 680
Serie de precios ............................................................................ 683
Índices generales y sectoriales de precios ................................ 683
Sector: Alimentos y bebidas .................................................... 691
Sector: Farmacia y químicos .................................................... 715
Sector: Herramientas y materiales ........................................... 723
Sector: Textiles ......................................................................... 741
Serie de precios de los principales productos de exportación ...... 749
Breve análisis ........................................................................... 751
Lista total de una docena de productos de exportación .......... 751
Cuadros y gráficos ................................................................... 755
Serie de sueldos ............................................................................. 769
Metodología de reconstrucción de sueldos ............................. 771
Análisis estadístico de la estructura de los sueldos de la
Administración Pública ........................................................... 772
Cuadros y gráficos ................................................................... 775
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
Cuentas Nacionales
de Venezuela
1915-1935
Parte I
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Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
Capítulo I
ANÁLISIS INTRODUCTORIO DEL PERÍODO, 1915-1935
15
Las etapas del régimen gomecista
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
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Cuentas Nacionales de Venezuela
vecha para consolidar su ejército nacional, para soporte del gobierno y guar-
dián contra los alzamientos regionales, aplastarlos por la nueva maquinaria
de guerra del gomecismo.
Otro renglón de gastos del ingreso petrolero se concreta en la construc-
ción de alguna carretera principalmente la trasandina; la pavimentación de
la Caracas-Valencia-Puerto Cabello, así como la de Caracas-La Guaira.
La educación y salud recibieron menor atención. El estudio del doctor
Uslar Pietri en su Memoria de Educación presentada al Congreso en 1940,
que se detalla más adelante, en este trabajo, revela que lo gastado por López
Contreras en los años 1936-37-38, generó un mayor número de escuelas y
servicios educacionales que lo realizado en todo el gobierno de Gómez. La
comparación es aún más contundente si se limita a los años 17, años de
ingreso petrolero en el gomecismo y los tres años de López Contreras.
Por lo que se refiere a la salud, el doctor Tomás Polanco en su biografía de
López Contreras afirma que el país recibido por su biografiado en 1936,
presentaba características de tremendo atraso, pobre alimentación, palu-
dismo, anquilostomiasis, alto índice de mortalidad infantil y bajo índice de
crecimiento vegetativo de la población, no obstante haberse roto el estanca-
miento poblacional de que dan cuenta los últimos censos del siglo pasado.
El petróleo apareció en las estadísticas de exportación en el segundo tra-
mo del gobierno gomecista. En el tercero se consolida y supera el valor de la
exportación del café en 1925. En el cuarto se empieza a hundir la produc-
ción ganadera y agrícola tradicional, golpeada por la crisis de 1929 y la
acentuada competencia en materia de costos y salarios por parte del petróleo.
El petróleo bajó algo con motivo de la crisis de 1929 en adelante aunque
el golpe para Venezuela se amortiguó parcialmente por la presencia del
petróleo entre sus fuentes de ingresos.
El quinto y último tramo marca la secuencia de la crisis. Ante ella, el
gobierno hizo poco para contrarrestar sus maléficos efectos. En 1934 se
decretó un magro subsidio para los frutos exportables.
En toda la época gomecista no se fundó ningún establecimiento de in-
vestigaciones agropecuarias ni tampoco de extensión para hacer frente a la
competencia del Brasil, Colombia y Centro América, donde sí funcionaron
esos organismos, cuyo efecto fue desplazar a Venezuela de los niveles alcan-
zados como exportador de esos productos, tal como lo veremos en la rela-
ción detallada y cronológica de la actividad económica en las siguientes
páginas de esta investigación.
En el último tramo hubo algunas medidas positivas. La inestabilidad
cambiaria generada por la crisis fue superada merced al convenio Tinoco
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
con las empresas petroleras por cuya virtud se estableció un tipo de cambio
fijo para determinar el contravalor en bolívares de las divisas traídas al país
por las empresas petroleras.
En las siguientes páginas se da el detalle de esa operación, junto con las
opiniones de Adriani, Uslar Pietri y otros autores sobre esa interesante
cuestión.
Con la muerte del general Gómez y la inauguración del gobierno de
López Contreras se abren nuevos horizontes en la administración pública
para enfrentar los problemas económicos del país. El detalle de tan intere-
sante asunto se verá en la exposición cronológica que sigue sobre el desen-
volvimiento de la economía en esos interesantísimos años de la historia
nacional.
La exposición detallada de los jalones de la evolución política del gobier-
no de Gómez y de las determinantes de la economía se hará en dos alas
expositivas. La política y la económica. Cada una se hará siguiendo la crono-
logía de los acontecimientos.
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Visión histórica sobre el origen y evolución
del sistema de Cuentas Nacionales
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Introducción
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Cuentas Nacionales de Venezuela
so nacional. Los análisis de Karl Marx crearon una visión distinta –ma-
croeconómica– en lugar de la visión de la Escuela clásica microeconómica.
Lord Keynes contribuyó igualmente a la creación de la contabilidad na-
cional, tal como la conocemos hoy en día, en los distintos sistemas elabora-
dos por las Naciones Unidas y la comunidad europea. Las principales rela-
ciones macroeconómicas derivadas del análisis keynesiano pueden resumir-
se en los agregados de la contabilidad nacional.
El análisis keynesiano demostró que el equilibrio presupuestario no es
un objetivo en sí, sino que éste puede servir como un medio de acción
esencial para estabilizar la coyuntura.
A la concepción ortodoxa de “finanzas sanas”, Keynes introdujo el con-
cepto de “finanzas funcionales”. Tal como se ha interpretado en el modelo
keynesiano, el presupuesto quedó integrado en el mecanismo del circuito.
Este último en su versión simplificada, hace intervenir a dos agentes prima-
rios, a las Familias (Consumo, C y Ahorro, S) y a las Empresas (Inversiones,
I) a través de las ecuaciones siguientes:
Y = C+ I
Y = C+S
Y = C+I+G
Y= C+S+T;
Y + G = S+ T
I + G + X= S+T+M
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
De todo lo dicho puede verse que el incremento del gasto público es una
necesidad en economías depresivas y su reducción se impone en economías
sujetas a inflación. La intervención del Estado aparece así evidente, en con-
tradicción con la teoría clásica que sostenía la necesidad de la no intervención.
No obstante todo lo dicho, Vassily Leontieff, en 1941 publicó The Struc-
ture of the American Economy, “1913-1939”, donde se presenta por primera
vez un sistema empírico de interrelaciones existentes entre las diferentes
partes de una economía nacional.
El sistema de Leontieff consiste en lograr el equilibrio (Walras) mediante
un cuadro económico (Quesnay) donde aparecen los ingresos y gastos de
un conjunto de Industrias (Input-Output) y los ingresos y gastos de los
particulares, del gobierno y del resto del mundo.
Las cifras horizontales muestran cómo la producción de cada sector eco-
nómico se reparte entre los otros sectores. Las columnas verticales indican
los bienes y la mano de obra que reciben de los otros sectores. Puesto que
cada cifra de una línea horizontal coincide junto con una línea vertical, la
“salida” de un sector es al mismo tiempo “la entrada” de otro sector.
El primer cuadro de Leontieff contenía 44 sectores, de los cuales 35
grupos industriales, un grupo agrícola, uno de comercio interior, otro de
comercio exterior, uno del estado, otro para las familias, uno de inventarios,
uno de bienes de equipamiento, uno no atribuido y una “cuenta global de
gastos e ingresos”.
El cuadro Input-Output ofrece resultados diferentes a los de la contabili-
dad Nacional del Producto y del Ingreso. El cuadro de Leontieff destaca las
relaciones interindustriales, relaciones que la contabilidad nacional trata
como “intermediarias” y las elimina.
La contabilidad nacional trata de tres aspectos de la economía: el pro-
ducto, el gasto y el ingreso. La visión de Leontieff se limita a la producción,
a la transformación de bienes.
El cuadro de Leontieff demuestra cómo la acción sobre cualquiera de los
sectores modifica a todos los demás. La contabilidad nacional y la de Leon-
tieff no son alternativas sino complementarias.
Leontieff muestra cómo en $1.000 de producción neta de la industria
del automóvil, los metales ferrosos representan $133,50 del total; $29,20
de equipos eléctricos; $39,79 de metales no ferrosos; $22,30 de productos
textiles... Estos coeficientes de Input definen la estructura tecnológica de la
industria del automóvil. Al cuadro de Input-Output en dólares le correspon-
de otro cuadro en volúmenes. Relacionando ambos, se obtienen los coefi-
cientes técnicos para cada industria o grupo económico.
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Así como consideramos importante adecuar los ingresos reales a las nece-
sidades de la nación, mediante el empleo de presupuestos económicos que
no limitan la acción del Estado al simple cálculo del presupuesto del go-
bierno, sino que lo armonizan con la política económica, también es im-
portante que el gasto público se someta a normas de racionalidad y rendi-
miento económico en función de los intereses de la nación.
En los Estados Unidos de América, a partir de 1961, se adoptaron los
métodos conocidos como PBS, (Planning programming, budgeting system) y
luego en Francia fueron incorporados bajo el nombre de RCB (Rationalité
des choix budgétaires).
La técnica de RCB ha sido aplicada en Francia para la elaboración de
Leyes-Programa y Estudios piloto, tales la seguridad en las carreteras, la
política industrial, etc., donde las ventajas se relacionan con los costos y se
establece un orden de prioridades de ejecución.
En un sentido lato, la adecuación de los presupuestos del gobierno a la
totalidad de la economía se hace mediante un proceso de planificación a
corto y mediano plazo así como a estudios de previsión. Previsión y planifi-
cación exigen la formalización, es decir, la construcción de modelos.
Estos modelos son de diversos tipos: de simulación, (de previsión y de
decisión) de optimización, integrados o dicotómicos, cerrados, estáticos y
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Capítulo II
ANÁLISIS POLÍTICO DEL PERÍODO, 1915-1935
La evolución política, institucional y el acontecer militar
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Subperíodo 1915-1917
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1. Arévalo Cedeño, Emilio, El libro de mis luchas. Caracas, Tipografía Americana, 1936, p. 15.
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6 Boletín del Archivo Histórico de Miraflores, N° 127-129. Caracas, junio de 1989, p. 162.
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Hace algún tiempo que se viene hablando de una entendedera de los Baptista con
el coronel Araujo, y tuvo más acentuación en los días del período provisional. Como
aquí son tantas las conversaciones y las alusiones de unos y otros, me abstuve de
comunicarlo a Ud., porque eran conversaciones callejeras si se quiere, no merecía el
asunto llamar su atención. Pero hoy, que he recibido esta carta del general Araujo,
que le adjunto, es mi deber llevarlo al conocimiento de Ud., para lo que estime
conveniente. Dicen que “explicación dada, acusación manifiesta”.9
7 Boletín del Archivo Histórico de Miraflores, N° 127-128-129, Caracas, junio de 1989, pp.
150-151.
8 Ídem.
9 Boletín del Archivo Histórico de Miraflores, N° 127-128-129, Caracas, junio de 1989, p. 154.
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...Debo advertirle que todos los baptisteros de por allá están pidiendo cacao, y ya
hay cartas en ese sentido. Para el general Gómez, entre ellas, una del supremo
director del baptistismo, doctor Rafael García González, y otra de Pancho, Gusta-
vo, Manuel Durán, Julio Troconis y algunos más porque... en Venezuela, no hay más
prestigio ni más espada que la del general Gómez, y quien se le atraviese es necesario
castigarlo...11
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Las transcripciones que hemos hecho anteriormente, así como las men-
ciones de algunas personas que sufrieron los efectos de la represión en esos
años, son apenas unos ejemplos del sufrimiento experimentado por mu-
chos venezolanos durante aquellos luctuosos años de la historia nacional.
Como ocurre en todas estas situaciones en que desde la cúspide del poder se
pone en marcha un proceso represivo, éste desata una cadena de atropellos
en los derechos humanos y a las libertades ciudadanas, en toda la escala del
funcionariado público. Se aplicó la misma norma y se tomó el mismo tipo
de medidas en contra de la ciudadanía. Tal fue el caso de lo que ocurrió en
Venezuela en toda la época de la larga dictadura del general Gómez. Los
jefes civiles, los comisarios de aldeas y hasta los simples agentes del orden
público, cometían atropellos en contra de los ciudadanos y esto ocurría en
toda la República. Los vejámenes iban contra la dignidad de las personas,
contra su libertad, contra sus derechos elementales. En todos los munici-
pios existían monopolios que eran otorgados por el general Gómez. Había
jefaturas civiles más ambicionadas que un ministerio, por cuanto el volu-
men de negocios y de ingresos derivados de los monopolios de que disfruta-
ba el Jefe Civil eran tan grandes que era mejor negocio, para ese tipo de
funcionario corrupto, ejercer una jefatura civil o un gobierno local que estar
al frente de un despacho en la capital de la República. La armazón de
sostenimiento del poder y de los monopolios radicaban en la arbitrariedad
y la fuerza bruta.
De la trama de irregularidades y atropellos hay poca huella en los archi-
vos ministeriales, en los papeles que han sido manejados y en los documen-
tos que se han publicado por los diversos historiadores que han incursiona-
do en esta etapa de la vida nacional. Por tanto este aspecto de la generaliza-
ción de los abusos es poco conocido y se encuentra poca evidencia en los
documentos oficiales. Pero los testimonios de muchos ciudadanos que su-
frieron aquellas adversidades están en pie y revelan efectivamente que esta
era la vida de Venezuela en la mayor parte de los municipios o distritos del
país.
Estructura institucional
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Cuentas Nacionales de Venezuela
vo pacto federal de los estados, y tomen posesión de sus puestos los nuevos
funcionarios constitucionales”. En los hechos la Presidencia Provisional se
extendió hasta 1922, es decir, 8 años.13
Asimismo, se incorporaron posteriormente en la Constitución de 1914
ciertas disposiciones transitorias. En virtud del artículo 138, el Comandan-
te en Jefe del Ejército Nacional “durará en sus funciones hasta que tome
posesión de su cargo el Presidente Constitucional de la República, y, entre
tanto, el Presidente Provisional de la República ejercerá, de acuerdo con el
Comandante en Jefe, las atribuciones 22, 23, 24 y 25 del artículo 79 de la
Constitución y dictará, del propio modo, las medidas que requieran la con-
servación del orden público”.14
Debe apreciarse, de los textos citados, que el Estatuto Constitucional
provisorio creó la Presidencia Provisional y separó del ámbito del cargo la
función de Comandante en Jefe del Ejército. Pero en la Constitución del
mismo año 1914 se vuelve al Presidente Constitucional, con poderes de
Comandante en Jefe del Ejército, hasta tanto se juramente el Presidente
Constitucional electo.
La Constitución de 1914 contiene otras innovaciones. En este sentido
cabe anotar la siguiente: eliminó el Consejo de gobierno e igualmente esta-
bleció, como se dijo antes, que el Comandante en Jefe del Ejército, así
como el Presidente Provisional y los dos vicepresidentes provisionales cesa-
rían en sus funciones tan pronto como fuese nombrado el Presidente Cons-
titucional de la República y éste se juramentara ante el Congreso y tomara
posesión de su cargo.
Estableció además que el período constitucional duraría 7 años, y que el
presidente de la Corte Federal y de Casación o un ministro del despacho
supliría las ausencias, temporales o absolutas, del Presidente Constitucio-
nal de la República. Otra innovación de la Constitución se concretó en el
levantamiento de la prohibición a ser reelegido el Presidente de la Repúbli-
ca, o sea que, en otras palabras, se permitió la reelección.
Tal era el sistema referente a la estructura de las altas instituciones del
Estado. En cuanto a su funcionamiento, es interesante leer al doctor Ra-
món J. Velásquez, quien en sus notas, que aparecen en el Boletín del Archivo
Histórico de Miraflores, analiza cuestiones concernientes a éste y otros perío-
dos de la historia contemporánea de Venezuela. Sobre este particular dice el
referido Boletín:
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15 Boletín del Archivo Histórico de Miraflores (Junio a diciembre de 1988, Año XXVII, Nº 126),
Caracas, p. 3.
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Norte. Ese país había sostenido tremendas controversias con Venezuela con
relación a los intereses norteamericanos afectados por el régimen de Cipria-
no Castro. Los Estados Unidos auspiciaron el cambio de mando, y a reque-
rimiento del gobierno de Gómez una flotilla de guerra vino a La Guaira
para respaldar a Gómez en los momentos críticos del movimiento contra
Castro. Naturalmente, ante esta situación no era ilógico que ese gobierno
sintiera temor en propiciar un cambio que levantaría la interrogante en
cuanto a la posición del futuro gobierno de Venezuela, que surgiera al de-
rrocamiento de Gómez, frente a los intereses de los Estados Unidos. Por tanto
la lógica dice que no obstante esas críticas de carácter legal, que desde la
óptica norteamericana eran legítimas, en cambio desde el punto de vista prác-
tico trazaron, en función de sus intereses, una política que no estaba destina-
da a derrumbar al general Gómez y a sustituirlo en el ejercicio del poder.
Más adelante veremos algo sobre este particular con relación a la conspi-
ración militar de 1919. No queremos adelantarnos a los acontecimientos,
pero en todo caso sí queremos expresar que esa es la opinión que nos merece
el examen de la interesante documentación que transcribe el doctor Polan-
co en su comentada obra.16
Sobre la actuación misma de Márquez Bustillos se ha tejido una serie de
comentarios y de análisis críticos, condenatorios en su mayor parte de la
gestión del Presidente Provisional. En este sentido, Pocaterra tiene frases
como la siguiente:
...y jamás hombre alguno estuvo en alguna situación ni más vil ni más azarosa, ni
más delicada formando el centro de un triángulo: el ojo de Gómez, las instrucciones
alevosas de Cárdenas –señor de la hacienda– la implacable y desdeñosa mayordomía
de Vivas:17
16. Ver: Polanco Alcántara, Tomás, Juan Vicente Gómez, aproximación a una biografía. Caracas,
Editorial Grijalbo-Academia Nacional de la Historia, 1990.
17. Pocaterra, José Rafael, Memorias de un venezolano de la decadencia. Gómez, 1909-1918.
Caracas, 1966, v. 2, p. 76.
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Maldonado libraron al país de uno de los más grandes flagelos que ha-
bían diezmado a la población.
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Contexto internacional
18 Ver: Velásquez, Ramón J., Venezuela moderna. Fundación Eugenio Mendoza, p. 16.
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la mayor parte de los venezolanos tomaron partido por la causa de los aliados, en
tanto que Juan Vicente Gómez lo hizo por la de los imperios centrales; los primeros
creían ver en los objetivos de esa guerra, la realización de sus ideales de libertad e
independencia. Gómez creía verse retratado en la augusta persona de Guillermo
II...21
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Subperíodo 1918-1919
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22 Fuenmayor, Juan Bautista, Historia de Venezuela política contemporánea, 1969. Caracas, s/e.
1976. T. I., p. 291.
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En enero de 1919, los espías de Gómez descubrieron un complot que habría estado
urdiéndose entre algunos oficiales jóvenes del ejército, entre los cuales los había en
los cuarteles de Maracay y en varios cuarteles de Caracas. Catorce hombres fueron
arrestados y llevados a la antigua residencia de Castro, Villa Zoila, en el burgo
residencial de Caracas llamado El Paraíso, ...Entre los presos estaban el doctor
Pedro Manuel Ruiz y un muchacho de 14 años de nombre Manuel Andrade Mora.
Este muchacho nada había hecho, pero su padre era tenido por sospechoso y, por tal
motivo, lo habían arrestado. Los oficiales fueron los capitanes Julio Hernández,
José y Jorge Ramírez y Aníbal Moreno; los subtenientes Ricardo Corredor, Arturo
Lara, José Agustín Badaracco, Domingo Mujica, Luis Aranguren, Pedro Betancourt
Grillet y Cristóbal Parra. De ellos, Badaracco, Aranguren y Parra no contaban más
de 20 años de edad.26
26. Rourke, Thomas, Gómez, tirano de los Andes. Caracas, Ediciones Edime, 1952, p. 218.
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yoría, perecieron por medio de los horrores el mismo año 1919. “Comenzó
entonces la tragedia de saber cómo, día tras día, iban desapareciendo los
compañeros de mis hermanos. Con la avidez e impaciencia que tenían de
liquidarlos, ya que su juventud robusta, contra toda lógica, sobrevivía aún a
pesar del hambre atroz a que los tenían sometidos, decidieron aligerar su
proceso ayudándolos con veneno y vidrio molido. El primero en desapare-
cer había sido el capitán Félix Andrade Mora, que apareció ahorcado con
los tirantes de sus pantalones en su calabozo del Cuartel San Carlos, des-
pués de la primera tortura a que fue sometido.
El primero que pereció en La Rotunda fue el capitán Domínguez Muji-
ca. Siguióle el subteniente Luis Aranguren Moreno. Luego tocóles el turno
a los Capitanes Jorge Ramírez y Aníbal Molina.
Les siguieron, envenenados también, José Agustín Badaracco, en la mis-
ma forma: cosidos en la cobija; desenyugados después de muertos. El único
cuyo cadáver fue entregado a su familia por influencias que movieron sus
parientes, fue Badaracco. Los demás eran llevados al Hospital Vargas, don-
de expedían la partida de defunción como acaecidas en ese instituto.
Con el trágico balance del asesinato de ocho militares en once meses,
saldo de un 50% de los dieciséis que habían ingresado en enero, finalizó el
fatídico año de 1919.27
Por otra parte, en abril de 1919 invaden por la frontera entre Venezuela
y Colombia, en la región de Ureña, los Generales Matías Peñuela, Constan-
tino Pérez, Jesús Matamoros y otros que se decían seguidores del Mocho
Hernández, “Atacaron la guarnición de San Antonio del Táchira, donde
había 75 soldados acantonados del ejército nacional y que estaban al servi-
cio del resguardo de la aduana, además de la mitad de una compañía de
guardia civil a cuyo frente se encontraba el Jefe Militar de la frontera, gene-
ral Manuel Rugeles. La pelea fue sumamente dura y reñida, en las afueras
del cuartel hubo muchos heridos y muertos; entre otros cayó el propio Ru-
geles. Después de 5 horas de duro batallar se retiraron los sublevados, pero no
fueron perseguidos por las fuerzas del gobierno en vista de que estaban ex-
haustos por la dura jornada cumplida”.28 Esta fue una de las tantas invasiones
que se produjeron en ese tiempo.
Todas estas sublevaciones se producen en un país donde todo el ámbito
militar estaba formado dentro de los requerimientos del régimen; así, desde
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
Funcionamiento en la administración
29 Rangel, Domingo Alberto, Gómez, el amo del poder. Valencia, Vadell Hermanos, 1975, p. 200.
30. Ibídem, p. 20.
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Subperíodo 1920-1921
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420 compatriotas sacrificados por este monstruo del averno, que en connivencia
con Juan Vicente Gómez, llevó la ruina y desolación al Territorio Federal Amazo-
nas, fue capturado después de un combate de 28 horas en la ciudad de San Fernando
de Atabapo, juzgado en Consejo de Guerra, fusilado el 30 de enero de 1921 a las 9
de la mañana, en la plaza pública de aquella ciudad, en presencia de todo el ejército
vencedor y de todos los habitantes de la población que con gran alborozo pedían la
cabeza del tirano.31
Funes se defendía con bravura desde su cuartel en donde estaba acorralado por
nosotros; hacía un fuego nutrido sobre mi ejército, confiando en la gran cantidad de
parque de que disponía. Nosotros apenas con unos cinco mil tiros, debíamos
economizar nuestras municiones, pegarnos a la pared del cuartel y disponernos al
31 Arévalo Cedeño, Emilio, El libro de mis luchas, Caracas, Tipografía Americana, 1936, p. 94.
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Cuentas Nacionales de Venezuela
sitio de una manera rigurosa. Al siguiente día y a las veintiocho horas de lucha,
ordené petrolizar todas las puertas y los aleros del cuartel, desde el cual el fuego nos
hacía un daño terrible. Estaba resuelto a incendiar la posición y destruir al mons-
truo en medio del fuego de ella, antes que retirarme con la vergüenza y con el
fracaso. Comprendiendo Funes lo difícil de su situación y que estaba irremisible-
mente perdido, ordenó salir a un parlamentario, para anunciarme que estaba rendi-
do y deseaba entregarse, pero que necesitaba ser protegido al salir por temor a las
iras populares, que invariablemente despiertan furiosas e incontenibles a la caída de
los tiranos. En aquel momento fue que vino a acordarse Funes de que es mal negocio
ser malo, y que lo bueno y lo práctico es ser bueno. Inmediatamente ordené una
comisión para ir al cuartel y recibir a Funes como prisionero y desarmar la guarni-
ción que lo acompañaba, comisión compuesta del general Fermín Toro, quien era
mi jefe de Estado Mayor, del coronel Luis Felipe Hernández, quien era mi segundo
jefe, del general Marcial Azuaje, quien era jefe del Cuerpo Anzoátegui, y varios
ayudantes que los acompañaban.
Nuestras pérdidas fueron de alguna consideración, contando entre los heridos al
general Asisclo Ramírez y al coronel Napoleón Manuitt, Jefe de los Cuerpos “Arau-
ca” y “Horacio Ducharne”, respectivamente.
En aquella jornada que fue bastante gloriosa para nuestros soldados, todos mis
compañeros supieron cumplir con su deber, como buenos, y quiero tributar un
recuerdo de gratitud y de cariño y a mis queridos amigos, hermanos por la abnega-
ción y el valor de los patriotas, entre los cuales se distinguieron los Generales
Fermín Toro, Ricardo Arria Ruiz, Asisclo Ramírez, coroneles Luis Felipe Hernán-
dez, Napoleón Manuitt, Francisco Teodoro Rodríguez, Joaquín Palencia, Cornelio
Oliveros, Lino Luzardo, Julio Delgado y todos, todos a quienes la patria y yo
debemos la realización de un hecho de armas, que tuvo por consecuencia feliz que
la impunidad de los grandes crímenes cometidos en aquel territorio no sirviera para
estimular a los sucesores de Funes, a continuar por la senda de éste, sembrando por
doquiera el terror y la desolación.32
Después de esta jornada exitosa de Arévalo Cedeño, que tuvo por efecto
limpiar al Territorio Amazonas de la funesta actuación de Funes, su guerri-
lla terminó disolviéndose, regresando al exterior el jefe de la expedición.
En 1921 se organiza una conspiración por parte de los generales liberales
Francisco Linares Alcántara y J.M. Ortega Martínez, la cual tenía por obje-
to comprar un buque en Europa. Embarcar un lote importante de armas y
68
Cuentas Nacionales, 1915-1935
33 Fuenmayor, Juan Bautista, Historia de la Venezuela política contemporánea. Caracas, s/e, 1975,
t. I, p. 294.
69
Cuentas Nacionales de Venezuela
34 Rourke, Thomas, Gómez, tirano de los Andes. Caracas Ediciones Edime, 1952, p. 225.
35 Rourke, Thomas, ob. cit., p. 227.
70
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Sea que se tratase de un medio para probar el temple de los enemigos de la causa y
ver si las prisiones los habían corregido o bien simplemente se trataba que las cosas
durante algún tiempo hubiesen marchado bien, y que Gómez viese que podía ser
magnánimo, nadie pudo decirlo, acaso se dio cuenta o creyó que algunos hechos de
su conducta estaban haciendo mucho ruido en el exterior y que debía tomar alguna
medida para contrarrestar la mala impresión que produjeran. Gómez dio orden de
libertad a todos los presos políticos. Los presos que se encontraban de regreso a sus
hogares, descansaron, y sus escuálidos organismos recibieron una nutrición de la
cual por mucho tiempo habían carecido, como también pudieron sanar la estropea-
da laceración de sus tobillos.36
71
Subperíodo 1922-1923
Cuentas Nacionales de Venezuela
74
Cuentas Nacionales, 1915-1935
75
Cuentas Nacionales de Venezuela
76
Cuentas Nacionales, 1915-1935
una posición en defensa del gobierno nacional. En relación con esos movi-
mientos de Arcaya, además de las imputaciones que él hacía a los exiliados
venezolanos, concretamente al doctor Leopoldo Baptista y al general Régulo
Olivares, acerca del apoyo que les brindaba el gobierno de México –clasificado
por Arcaya de “Socialista”–, tuvo lugar una solidaria protesta por parte de los
exiliados en Nueva York encabezada por Olivares, Baptista, Francisco Her-
mógenes Rivero, Luis Loreto Biaumont y Rafael María Carabaño, quienes
enérgicamente condenaron la posición de Arcaya e incluso señalaron que
este representante gomecista, en una reunión panamericana, había sido cues-
tionado por el secretario de Estado norteamericano, cuando planteaba la
inconveniencia de hacer la reunión en México.*
Estos documentos demuestran que el gobierno del general Gómez no se
detenía en hacer propaganda, lo cual podía perfectamente hacerlo y es com-
prensible. Lo que no es legítimo es que se compraran plumas, como los
casos que se citan en esta sección, para aparentar una imparcialidad inexis-
tente, alterar la verdad, sobornar conciencias y crear hechos falsos como la
constitución de una unión obrera en Venezuela que no tenía ningún funda-
mento en la realidad. Todos estos hechos son altamente condenables como
procedimientos que no están en línea con la ética política, que debe ser uno
de los requisitos fundamentales en el ejercicio de la función de gobierno.
Otro hecho que conmovió al país fue el asesinato de don Juancho Gómez
el 30 de junio de 1923. ¿Quién era el asesino? Juan Vicente Gómez, en
mensaje al Congreso el 6 julio, afirma que son los enemigos que se encon-
traban en el exterior los autores del crimen, cuando dice:
* Tales documentos fueron publicados en el Boletín del Archivo Histórico de Miraflores por el
doctor Ramón J. Velásquez. Las referencias sobre las cartas y documentos que se hace en esta
edición proceden del Boletín del Archivo Histórico de Miraflores, Tomo LXVII, pp. 308, 310,
311, 314, 315, 316, 318, 322, 326, 334 y 339.
77
Cuentas Nacionales de Venezuela
este crimen horrendo, sin precedentes en nuestra historia política, son los mismos
descontentos que se han marchado de Venezuela para ir a formar sus planes en el
extranjero: son ellos mismos, porque constantemente, por medio de la prensa, del
libro, de la palabra y de su correspondencia interceptada muchas veces y el puñal, es
como podrían librarse de mí mismo, de todos y cada uno de los Gómez y de los que
leal y decididamente me acompañan y a quienes ellos clasifican temerariamente de
bandidos.
Ellos armaron la mano homicida, ellos la descargaron en el pecho de mi noble
hermano, y ellos son ¡Oh, ciudadanos senadores y ciudadanos diputados! ¡Los que
tienen el proyecto de regenerar y hacer la felicidad de nuestra cara patria!
Con la bandera de la patria en la diestra, la defenderé hasta el último momento,
pues es mil veces preferible el sacrificio, antes que ver la República dirigida por una
pandilla de miserables ambiciosos, cuyas manos tintas en sangre manchan la historia
contemporánea y serán el asombro de las generaciones que contemplarán atónitas
tan perverso y réprobo delito.37
Cuando fue cometido el crimen de don Juancho, hacía poco más de un mes que,
quien esto escribe, había entrado a trabajar como escribiente en el Juzgado del
Crimen del Distrito Federal. El hecho narrado en el texto me fue referido por el
propio secretario del Tribunal, después que regresaron de La Rotunda, donde
hicieron firmar la declaración que yo había visto traer en la mano por el juez,
después de que él hablara con el gobernador Hidalgo. El juez había ordenado al
secretario copiar dicha declaración en el mencionado papel florete, ya que todas las
diligencias procesales penales se hacían en papel común de esa calidad. Luego me
ordenaron que llamara por teléfono a La Rotunda pidiendo que tuvieran listo al
detenido cuya declaración iban a tomar.
Cuando pedí a la central telefónica que me comunicara con el 1324, número de La
37 El Nuevo Diario, 6 de julio de 1923, en Fuenmayor, Juan Bautista, ob. cit., p. 29.
78
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Rotunda, me contestó como invariablemente lo hacía cada vez que pedía ese
número:
¡Lagarto, lagarto!
Una vez hecha la comunicación al tenebroso penal, el juez pidió un coche y ambos
funcionarios (juez y secretario) se dirigieron a la cárcel pública. La narración que,
horrorizado, me hiciera Armando Mendoza, que así se llamaba el secretario del
Tribunal, es la siguiente: Que, ante su presencia, fue traído, arrastrado por las
manos, un hombre horriblemente ensangrentado que no podía tenerse en pie. Lo
dejaron en el suelo a los pies del tribunal, exigiéndole que firmara la declaración,
desfalleciente de hambre y tormentos espantosos, suplicante y con voz lastimera,
pronunció las palabras que están en el texto: ¡yo le firmo lo que quiera, coronel pero
que no me maltraten más! Ni siquiera se tomaron el trabajo de leerle la declaración,
que firmó en el suelo como pudo y, acto seguido, lo volvieron a llevar a rastras por
el suelo hasta su calabozo. El tribunal no supo más de la suerte del detenido hasta
el momento en que fue consignada la partida de defunción para agregarla al expe-
diente. Es, por ello, que conozco lo acontecido en esa trágica prisión gomecista con
los implicados en los hechos materiales del asesinato de don Juancho.38
79
Cuentas Nacionales de Venezuela
Distrito Federal y a quien cupo en suerte manejar todo el proceso seguido contra
Barrientos y demás autores materiales del asesinato del vicepresidente, y en la
mayor intimidad, le comunicó lo que para la inmensa mayoría de los venezolanos
era una sospecha, y que para él tenía el carácter de una verdad comprobada. El autor
intelectual del asesinato del primer vicepresidente de la República fue su propio
hermano Juan Vicente Gómez, movido por razones que no han llegado hasta
nosotros, que debían estar íntimamente ligadas por el problema del poder. Si en la
intriga palaciega misia Dionisia Bello jugó un papel preponderante o no, es cuestión
que pertenece al campo de la hipótesis y de los comentarios callejeros. Posiblemen-
te tuvo mucha participación en las hablillas y chismes del Palacio de Miraflores, de
los cuchicheos en los oídos del presidente para convencerlo de que don Juancho
había conspirado en octubre de 1921 para alzarse con el poder, y que vivía pendien-
te del más mínimo avance de la enfermedad de su hermano para dar el golpe de
Estado que habría de llevarlo eventualmente al comando supremo de la República.
Misia Dionisia aspiraba a la presidencia para su hijo Vicentico, y estaba interesada
en barrer del escenario al único estorbo que se atravesaba en su camino. Quizás
pudo también tener otros motivos, como la venganza personal por daño inferido a
una hija suya, con quien pretendía contraer matrimonio don Santos Matute Gó-
mez, y no lo hizo porque don Juancho le relató una versión deshonrosa para la joven
novia. Todo ello es posible, pero la orden de eliminar al Vicepresidente emanó, con
casi toda seguridad del propio Juan Vicente Gómez.39
Sea cual fuere el autor intelectual del espantoso crimen, se puede decir
que, desde el punto de vista político, este hecho conmocionó profunda-
mente a la sociedad venezolana, siendo uno de los acontecimientos más
importantes del año 1923.
Estructura institucional
80
Cuentas Nacionales, 1915-1935
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Subperíodo 1924-1925
Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
85
Cuentas Nacionales de Venezuela
La llegada del doctor León nos animó al momento, pues creíamos que nos traía
provisiones u elementos. Pero, aquel entusiasmo se vino abajo, media hora después
de la llegada del referido compatriota. El doctor León no traía un centavo, un saco
de harina, y yo tuve que pagar a los indios salivas que lo trajeron desde el Alto
Guaviare, lo que costaba su viaje y el de los compatriotas que lo acompañaban. El
doctor León me dijo, que el dinero dado por el general Álvaro Obregón, presidente
de México, se había perdido en malas operaciones de la revolución, y que nada
podía esperarse ya del exterior. Aquello era concluyente, de nuevo quedaba yo
burlado, y no había más remedio que pensar en el destierro.
86
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Compatriotas:
El primer disparo contra la tiranía se ha dejado oír en el territorio patrio. Sois
vosotros, militares distinguidos de la oposición contra Juan Vicente Gómez, los
primeros que debéis secundar el gesto altivo del general Arévalo Cedeño; porque
vuestro deber es entregar a la generación que os sigue, la República libre de toda la
tiranía, si no queréis que en el mañana se os exijan responsabilidades. Se os presenta
el momento de mostraros hombres y patriotas ante la Venezuela que ha esperado
tanto de vosotros. Tenéis amigos y algunos de vosotros, recursos económicos,
agrupadlos y sin discusiones de jefaturas ni prejuicios por banderías, unid vuestros
esfuerzos en la obra de libertar a la patria. Representamos a la joven Venezuela, la
que no tiene lazos con el pasado y que espera ansiosa el momento de ir a los campos
de batalla para luchar cuanto antes, sin armas, si es preciso, pero pleno de entusias-
mo el corazón, contra los esbirros de la tiranía, y dispuestos a sacrificar nuestras
vidas, límpidas aún de responsabilidades.
¿Queréis aceptar el concurso de la juventud de Venezuela para juntos contribuir a
su liberación? Contestad afirmativamente de lo contrario, una dolorosa experiencia
nos demostrará palpablemente que la juventud no debe esperar nada de vosotros.”40
40 Ver: Carta citada por Arévalo Cedeño, Emilio en ob. cit., p. 211.
87
Cuentas Nacionales de Venezuela
... fue organizada en 1924 y su arribo a La Habana fue el mismo año, siendo
presidente de Cuba el conocido intelectual y periodista señor Alfredo Zayas, a
quien cupo el poco honroso trabajo de detenerlo e impedir que los enemigos de
Juan Vicente Gómez pudieran arribar con sus armas al territorio de Venezuela. El
armamento, según José Rafael Pocaterra, no fue adquirido en Alemania sino sumi-
nistrado por el gobierno de México, pero el Angelita jamás pudo llegar al puerto
mexicano donde le sería entregado.42
41 Magallanes, Manuel Vicente. Los partidos políticos en la evolución histórica venezolana, Madrid,
Editorial Mediterránea, pp. 235 y 236.
42 Fuenmayor, Juan Bautista, Historia de Venezuela política contemporánea, 1899-1969, Caracas
s/e, 1975t. 11, p. 77.
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
89
Cuentas Nacionales de Venezuela
Los suscritos constituidos en Comité Revolucionario para acordar las bases políti-
cas del movimiento armado contra la tiranía actualmente imperante en Venezuela,
hacemos ante nosotros mismos y ante la patria, las siguientes manifestaciones:
enemigos de la guerra por principio y por sistema, las conceptuamos como un mal
necesario y sólo la justificamos como una medida de suprema defensa, como en el
caso concreto en que urgentes e inaplazables necesidades patrias la hacen cada día
más necesaria y perentoria. En la historia de las diversas revoluciones que registra el
país contra las tiranías se encuentra de manifiesto que cada revolución no ha hecho
sino entronizar una nueva dictadura que ha continuado en grado más opresivo que
la tiranía anterior, porque hasta ahora nuestras revoluciones aun aquellas que han
halagado al pueblo con promesas de ideales y principios, han faltado a la lealtad de
sus programas por el degradante personalismo a que se han entregado, resolviéndo-
se a la postre, en la práctica, en una mera sustitución de hombres y no en cambio de
sistema. Reconociendo, pues, como honradamente reconocemos, que es el invete-
rado sistema de gobierno personal una de las principales causas del mal que de
mucho tiempo atrás viene afligiendo a nuestra patria hasta traerla al grado de
postración moral en que hoy se encuentra, al ponernos al frente de este movimiento
cumplimos con el deber de hacer formal declaración de que una de las característi-
cas de esta revolución es destruir y desarraigar inequívocamente aquel funesto
sistema, y que bajo este común acuerdo venimos a mancomunar todos nuestros
esfuerzos y todos nuestros sacrificios a objeto de procurar de una vez y para siempre
a nuestra patria, el triunfo de un programa de gobierno impersonal en que el
régimen de los intereses públicos sobre los particulares sea el que en lo sucesivo,
informe todos y cada uno de los actos de nuestra vida republicana. Como prenda
43 Córdoba, Diego, Los desterrados y Juan Vicente Gómez, memorias de Pedro Elías Aristeguieta,
s/c. Caracas, 1968.
90
Cuentas Nacionales, 1915-1935
* Suárez Figueroa, Naudy. Programas políticos venezolanos de la primera mitad del siglo XX, tomo
I. Colegio Universitario Francisco de Miranda. Caracas, 1977, pp. 35-51 y 107-117.
44 Correa Jesús, “40 años de vida del PCV”, 1971, en Fuemayor, Juan Bautista, ob. cit., p. 69.
91
Cuentas Nacionales de Venezuela
Estructura institucional
92
Cuentas Nacionales, 1915-1935
nían derecho para hacer las designaciones; de aquí en adelante se hizo más
amplia la facultad otorgada en lo Constitucional al Ejecutivo Nacional,
consagrándose así un principio en contra de los restos del nominal federa-
lismo que aún quedaba en los textos constitucionales. También se le dieron
nuevas facultades al Presidente de la República para la suspensión de las
garantías constitucionales, lo que naturalmente favorecía la labor del régi-
men para, en cuanto lo creyere conveniente, hacerle frente a las actividades
de los adversarios del gobierno.
Hay que hacer notar que en esta Constitución del año 1925 se estable-
cieron facultades para que el Estado pudiera controlar y proteger los recur-
sos naturales del país, las explotaciones forestales, etc. También se repiten
las disposiciones concernientes a la vigilancia y fiscalización de las condicio-
nes sanitarias, practicadas por los fiscales de la Oficina de Sanidad Nacional.
Funcionamiento de la administración
93
Cuentas Nacionales de Venezuela
exiliados que volvieron en julio del año 1925 al país fue de 25.000 perso-
nas, específicamente por la frontera del Táchira.
Había otros personajes en el gabinete que representaban otra tendencia,
por ejemplo Rafael María Velasco, quien desde la Gobernación de Caracas
puso en ejecución actividades de carácter represivo que estaban en línea con
su naturaleza y con su modo de proceder. En cuanto al doctor Pedro Ma-
nuel Arcaya, quien en verdad fue un leal servidor de la dictadura, introdu-
jo, en épocas posteriores a las que estamos analizando, normas de carácter
limitativo a la libertad de pensamiento con el inciso séptimo del artículo
32 de la Constitución de 1929; indudablemente eso fue muy negativo, y
esa posición del doctor Arcaya es definida, pero incluso después de la muer-
te del general Gómez tuvo el valor de asumir sus responsabilidades a pleni-
tud. Pero, por otra parte, su trato personal y sentimientos personales de-
muestran que no era un hombre de naturaleza represiva. Era un hombre
leal al general Gómez y consideraba sinceramente que ese régimen le conve-
nía al país y lo servía con devoción. Pero en el fondo no estaba de acuerdo
con los procedimientos represivos, si se toman en cuenta diligencias en
distintas oportunidades para suavizarlo. Por ejemplo, en fecha posterior a
ésta, enterado de la orden para encarcelar a un grupo de damas, vinculadas
a la sociedad capitalina, que hacían circular volantes en contra del gobierno
emanados de los estudiantes del año 1928, procedió a intervenir. Rafael
María Velasco había llevado la noticia al general Gómez de la actividad de
estas damas, obteniendo la orden de encerrarlas en el manicomio. El doctor
Arcaya se trasladó a la residencia del general Gómez sugiriéndole la incon-
veniencia de esta acción, pues traería mayores disgustos y protestas, además
del desprestigio para el gobierno. Gómez le contestó que había tenido no-
ticias acerca del estado mental de dichas damas, pero el doctor Arcaya des-
mintió tal información y sugirió que las dejaran detenidas en sus propios
hogares, a lo cual accedió el dictador.
Este hecho revela que Arcaya era indudablemente un hombre defensor
de la dictadura y asumía la responsabilidad plena de todos sus actos, pero
en cuanto podía intervenir en forma humanitaria lo hacía, pues no era dado
a torturas y hechos feroces como eran otros propios de personajes dentro
del régimen.
La corriente del doctor Baptista Galindo de liberalizar y humanizar el
gobierno del general Gómez tenía ciertos antecedentes que ya hemos men-
cionado en la sección sobre 1922-1923. El 1º de enero de 1922, todavía en
ejercicio de la Presidencia Provisional el doctor Victorino Márquez Busti-
llos, le anunció al país junto con la noticia sobre el mejoramiento del que-
94
Cuentas Nacionales, 1915-1935
95
Subperíodo 1926-1927
Cuentas Nacionales de Venezuela
98
Cuentas Nacionales, 1915-1935
99
Cuentas Nacionales de Venezuela
45 Fuenmayor, J. B. Historia política contemporánea, 1899-1869. Caracas, s/e, 1976, t. II. pp.
78-79.
100
Cuentas Nacionales, 1915-1935
46 Ibídem, p. 80.
47 Rourke, Thomas, Gómez, tirano de los Andes. Caracas, Edime, 1952, pp. 227-228.
101
Cuentas Nacionales de Venezuela
para la formación del magisterio eran insignificantes y sólo 150.000 personas (11
por ciento de la población), entre 7 y 24 años asistían a instituciones educativas. La
Universidad Central permaneció cerrada entre 1912 y 1925 y a partir de ese año
reinició sus actividades con un cupo muy limitado de estudiantes.48
48 Sullivan, Williams M., “Situación económica y política durante el período de Juan Vicente
Gómez”, Política y economía en Venezuela. Caracas, fundación John Boulton, 1976, p. 263.
49 Ver Rafael Fernández Heres: Memoria de 100 años. Tomo V, p. 501 y ss.; véase igualmente
Recopilación de Leyes y Decretos de Venezuela, años 1890-91,1893-94,1894-95,1895-
96.1900-1919-20. Asimismo, Tomás Enrique Carrillo Batalla, Historia de las finanzas públi-
cas en Venezuela, volúmenes correspondientes a los años 1890-1940.
102
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Apéndice documental
103
Cuentas Nacionales de Venezuela
Problema campesino
Establecimiento de las cooperativas agrícolas.
Distribución equitativa de las tierras.
Establecimiento del cultivo técnico.
Creación de un comité central agrícola y de comités locales.
Problema indígena
Organización y cultura de los indígenas.
Distribución de tierras entre sus diversas familias y de los implementos necesa-
rios para el cultivo.
Enseñanza del cultivo técnico.
Problema Obrero
Organización de las clases proletarias a fin de impedir la explotación del hom-
bre por el hombre.
Sindicalización de las clases obreras.
Creación de un comité central de todos los sindicatos que existan en el país.
Problema social
Igualdad de derechos para los dos sexos.
Protección de la madre y del niño.
Economía nacional
Intensificación de la producción.
Estatización y municipalización de las industrias y empresas que por su natura-
leza constituyan monopolios.
Creación de un consejo económico.
Fundación del Banco Nacional Único y de las diversas clases de cooperativas.
Nacionalización de las caídas de agua a fin de proceder a la electrificación del
país.
Participación de la nación en todas las concesiones que otorgue.
Educación
Establecimiento de las Escuelas Agrícolas e Industriales y de las Universidades
Populares.
104
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Ejército
Sólo los elementos revolucionarios podrán tener mando directo en el ejército.
Defensa
Creación de un Consejo de Defensa.
Defensa de la revolución por los medios que requiera el momento.
Efectividad del Sufragio para lo cual se prepararán y educarán convenientemen-
te las masas.
Prohibición de la reelección.
Nacionalización de los bienes del tirano, de sus familiares y de sus sostenedores,
los cuales se dedicarán a la fundación del Banco Nacional Único y de las
diversas clases de cooperativas.
Persecución y castigo, con las penas más severas, del peculado.
Centralización política del país, bajo el sistema de la autonomía municipal.
Establecimiento de la representación por gremios y del mandato revocable.
Separación de la iglesia y el Estado.
Higienización del país.
Establecimiento y estrechamiento de relaciones con todas las naciones revolu-
cionarias del mundo.
Fundación de un partido sostenedor de estos principios y del gobierno que surja
de la revolución, el cual será elegido por aquél.
Gobierno Preconstitucional
Un presidente de la República y un consejo de Ministros que organizarán
provisionalmente al país de acuerdo con los principios básicos de la revolución.
México, D.F., cinco de julio de 1926. *
Objeto del Partido Revolucionario Venezolano (PRV). Ser una organización de fuerzas
humanas disciplinadas y sinceras, que logren hacer efectivo los principios básicos de
la revolución venciendo al gomecismo, y en la paz; el caudillaje y el politicastro, es
decir, los malos patriotas que piensan que el poder se logra no para “servir al
pueblo”, sino “para vivir a costilla del pueblo”.
105
Cuentas Nacionales de Venezuela
Problema campesino. Emancipación del campesino del tutelaje del hacendado. Esto
no quiere decir que se van a robar las tierras, sino que se procurará que los hacen-
dados no traten a los peones como esclavos; que se impedirá la existencia de tierras
no cultivadas, y que las tierras baldías se dividirán y repartirán entre quienes no
poseen y desean cultivar. Para esta equitativa distribución, puede ser necesario que
el gobierno expropie tierras en algunas regiones, pero en ningún caso hará despojos
ilegales, salvo en las propiedades del tirano y sus secuaces, ya que éstos las ha robado
a los particulares o al país.
Economía nacional. El PRV sabe que en las actuales condiciones del mundo no se
puede ni mantener ningún progreso material ni moral, ni es efectiva la independen-
cia de una nación, si ésta no es rica y fuerte; hoy las naciones débiles y pobres son
prácticamente colonias de las grandes y fuertes, Por otra parte, el capital extranjero,
106
Cuentas Nacionales, 1915-1935
107
Cuentas Nacionales de Venezuela
capataces, etc., etc., la segunda para sacar a la tierra todo el jugo que pueda dar. Para
que la ganadería dé en Venezuela todo lo que da en Argentina o Estados Unidos, por
ejemplo, no basta con acabar con los abusos del gomecismo, es necesario, además,
que los llaneros sepan cuánto y cómo se le puede sacar al ganado. La instrucción del
pueblo, por otra parte, no debe ser absolutamente técnica, utilitaria, sino completa;
debe comprender también de ciencia y de artes, y especialmente de derechos popu-
lares, que son, como quien dice, prolongaciones de la universidad antigua hasta el
verdadero pueblo; que los sabios y los estudiantes de la universidad no formen un
reinado aparte, sino que se enlacen y acerquen al pueblo, que es quien la sostiene.
En fin, se impulsará la instrucción profesional y de alta ciencia, pues éstas son
indispensables para el progreso verdadero, son acreedores del progreso.
Defensa y emancipación del soldado del despotismo del jefe. El ejército de incons-
cientes ha sido el mejor instrumento de dominio de todos los tiranos. El PRV
necesita soldados para acabar con los Gómez y para la defensa nacional, pues contra
las naciones fuertes y absorbentes el argumento utilizable no es el gobierno sino la
revolución. Necesita que el ejército que lo forme no lo vaya a él mismo a asesinar
convirtiéndose ese en instrumento para la nueva tiranía de un nuevo caudillo o jefe
único. Por eso se mantendrá desde el primer momento una propaganda entre los
soldados de la revolución, inculcándoles principios haciéndoles comprender que
luchan, no por un hombre o grupo de hombres, sino por ciertas ideas y principios.
Por lo mismo, los que manden ese ejército tendrán que ser puros, revolucionarios
sinceros y miembros del PRV.
Persecución y castigo del peculado. Robar los fondos públicos es un mal terriblemente
arraigado en Venezuela, en donde cualquier jefe civil cree que su puesto se le da para
que se haga rico con las rentas y cuantos negocitos pueda explotar desde su puesto,
es el empleo que dan los presidentes de Estado, el presidente de la República, etc.,
etc. El PRV se propone acabar con ese vicio, pues él necesita honradez en los
hombres públicos, ya que no pretende realizar un simple cambio de hombres ni
siquiera un simple cambio político, sino una transformación económica con que se
promete acrecentar la riqueza del país. Hacer que todos los venezolanos puedan
vivir holgadamente y que la nación sea fuerte. Las costumbres de los miembros del
partido tendrán que ser en consecuencia, sencillas y el manejo de los fondos minu-
ciosamente controlado.
108
Cuentas Nacionales, 1915-1935
ble que un solo hombre pueda saber lo que necesitan los ganaderos, los azucareros,
los zapateros, los médicos, los comerciantes, etc., de su respectiva zona. En cambio,
si cada gremio, ganaderos, agricultores, comerciantes, profesionales, obreros de
fábricas de hilo, etc., etc., los gremios afines envían un munícipe o diputado de su
gremio, sus intereses estarán realmente bien representados, y los acuerdos a que
lleguen los congresos o asambleas así constituidos serán verdaderamente provecho-
sos para todos, eso es, lo que se entiende por representación gremial o funcional. En
la actualidad, según la ley el municipio dará por un tiempo fijo un cargo; dos años
por los diputados federales. Durante ese tiempo no puede ser removido aunque su
comportamiento así lo exija, por no velar, por ejemplo, en bien de los intereses que
representa; si se fija tiempo al diputado o munícipe, pero, además, en cuanto deja de
cumplir con su deber o no trabaje en lo que se le recomendó, se le puede quitar por
sus electores y reemplazar por otro ciudadano. Cada diputado se preocupará de
aprovechar bien su cometido. Este poder para remover en cualquier momento a los
diputados o representantes en general, es lo que se llama el mandato revocable.
109
Subperíodo 1928-1929
Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
113
Cuentas Nacionales de Venezuela
testas como las de 1913, 1918, 1919 ó 1921, que dieron lugar a la repre-
sión, seguida de un largo silencio. 1925, llegó con la concesión de un poco
de libertad de parte del régimen, por influencias del doctor Baptista Galin-
do, quien permitió el regreso de un buen contingente de exiliados por la
frontera del estado Táchira así como la libertad de algunos presos; el am-
biente era de paz de sepulcros, pero de paz a fin de cuentas.
Es en el clima descrito anteriormente, bajo esas circunstancias, que la
intelectualidad estudiantil orientó sus esfuerzos hacia tareas más literarias
que políticas. Las cosas marcharon de esta manera hasta que a comienzos de
1928 se organizó la Semana del Estudiante, celebración destinada a reunir
fondos para construir la Casa del Estudiante, albergue para aquéllos que
venían sin recursos del interior, el programa era, en buena parte, literario,
artístico y social. La coronación de la reina Beatriz I, se llevó a cabo en el
Teatro Municipal con la intervención de poetas, cantantes y músicos, todo
rodeado de un festivo ambiente juvenil que por ninguna parte denotaba
alguna orientación política, de sublevación o manifestación contra el go-
bierno.
Entre los distintos oradores intervino Pío Tamayo, quien leyó unos versos
alusivos a la libertad, de los que reproducimos algunos fragmentos.
Pero no majestad
que he llegado hasta hoy.
Vos sonriente promesa de encendidos anhelos
y el nombre de esa novia se me parece a vos:
Se llama ¡LIBERTAD!
114
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Habla, ¡Oh, Padre! Ante la Universidad donde se forjó la patria hace años. Puede
oírse otra vez tu voz rebelde de San Jacinto. En este sitio cuando Beatriz I de
Venezuela te haya ofrendado la nueva ternura de estas flores, dinos el secreto de tu
orgullo, que es el mismo secreto de 300 años, revelado ayer por el Ávila, por el viejo
monte caraqueño, a María en 1783.
Padre Nuestro, Simón Bolívar.
Padre Nuestro Libertador, cómo han puesto los esbirros tu Santiago de León.51
115
Cuentas Nacionales de Venezuela
Será el gobierno mismo quien sopló los carbones encendidos por el verbo
de estos jóvenes oradores cuando, arremetió contra quienes habían interve-
nido en aquella Semana del Estudiante.
En tal sentido resulta interesante la exposición del doctor Carlos Siso, a
la sazón secretario de gobierno del Distrito Federal para el momento que se
inicia este acontecimiento histórico. Dice al efecto lo siguiente:
116
Cuentas Nacionales, 1915-1935
El doctor Siso comenta que Velasco obró así, porque ese era el criterio de
José Rosario García, Consejero del general Gómez. También apunta que el
doctor García, quería tener a la mano al general José María García, como
52 Siso, Carlos. Castro y Gómez, Caracas, Editorial Arte, 1985, pp. 353-354.
117
Cuentas Nacionales de Venezuela
posible sucesor de Gómez. Ello explica también que José María García tra-
tara de hacerse de buen ambiente entre los estudiantes.
Luego el doctor Siso prosigue en su relato:
Defienda a todo trance a estos niños para evitar prisiones: dígale de mi parte al
general que aquí no ha pasado nada que en realidad pueda considerarse ofensivo
para el gobierno en sus discursos y mucho menos que constituye un ataque contra
su persona: que la falta que cometan y que han cometido escandalizando en los
bailes públicos ha sido castigada con faltas de policía y así se seguirán castigando. 54
53 Ídem.
54 Ibídem.
118
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Al ser recibido por el general Gómez comprendí que los intrigantes ha-
bían aprovechado el error de Velasco, de no informarle lo ocurrido y habían
logrado formarle un criterio tergiversado de las cosas. Sin embargo, después
de haberle informado larga y minuciosamente los sucesos, logré dejarlo
mejor impresionado y me regresé a Caracas bajo la impresión de que podía
considerarse pasado el peligro que corríamos de un conflicto entre las auto-
ridades y los jóvenes estudiantes.
Al llegar transmití mis impresiones al general Velasco, y le manifesté la
satisfacción que experimentaba porque creía haber dejado tranquilo y satis-
fecho al general Gómez.
Luego prosigue el doctor Siso en su relato:
55 Ibídem.
119
Cuentas Nacionales de Venezuela
íbamos a salir jamás de él, y quien sabe a dónde podría conducirnos, pudiendo hasta
encontrarse comprometida su obra de concordia y su bello gesto en el sentido de
llegar a abolir La Rotunda”. Me oyó con calma, pero comprendí que nada lograba;
sin embargo, como me dijera que averiguáramos para saber quién estaba por detrás
de esos jóvenes, azuzándolos, aproveché y le dije que si esperábamos a después que
estuviera hecha la averiguación para hacer las detenciones, de manera de ir con paso
firme y no cometer un error, me contestó que no, porque después se nos olvidaba y
que me regresara inmediatamente a Caracas.56
120
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Los días que siguieron a este suceso fueron de una gran actividad para el grupo
directivo de la Federación de Estudiantes. Varias comisiones fueron a tratar con el
gobernador acerca de una posible libertad de los detenidos. Finalmente, la primera
autoridad del Distrito Federal les hizo saber –después de repetidas e infructuosas
visitas– que lo mejor y más conveniente era dejar ‘las cosas’ como se encontraban;
no intentar ninguna alteración del orden público, porque la situación estaba ‘muy
delicada’ y se habían dado instrucciones a la policía de disparar sobre ‘cualquier
grupo’ que se hiciera sospechoso.58
TELEGRAMA ABIERTO
Caracas, 22 de febrero de 1928
Señor general Juan Vicente Gómez. Maracay.
En esta misma fecha los estudiantes universitarios nos hemos dirigido a la primera
autoridad de este distrito en los términos siguientes:
Los estudiantes universitarios, agotados todos los recursos para el logro de la
libertad de las personas detenidas con motivo de la Semana del Estudiante, y
animados del más ardiente espíritu de confraternidad, excitamos a las autoridades
del Distrito Federal a reducirnos a prisión en el término de la distancia, para
compartir con nuestros compañeros su dolorosa situación.
Los estudiantes que no estén de acuerdo con la presente determinación, depondrán
la boina azul y la insignia de la F.E.V.
Tal irrevocable determinación desmiente de la manera más elocuente la falsa acusa-
ción que pesa sobre nosotros de que nuestros festejos encubrían planes políticos.59
121
Cuentas Nacionales de Venezuela
constituían una especie de guardias sui generis que existían en Caracas a las órdenes
del gobernador Velasco y varios cuarteles, y a quienes se daba el irónico título de ‘La
Sagrada’. Antes de ser trasladados al Castillo de Puerto Cabello, muchos de aquellos
infelices habían sido sometidos a tormentos inquisitoriales en el cuartel del Cuño en
Caracas. La universidad fue cerrada por orden de Gómez, y el Colegio de Abogados
disuelto.60
60 Rourke Thomas, Gómez, tirano de los Andes. Caracas, Edime, 1952, pp. 263-264.
122
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Según relato del entonces estudiante de derecho, Fidel Rotondaro, en las primeras
horas del mismo 7 de abril, fueron sacando los prisioneros para ser llevados a la
presencia del gobernador Rafael María Velasco y del secretario de la Gobernación,
Rafael Cayama Martínez, quienes estaban acompañados de un escribiente que
debía asentar las declaraciones. En la sala se encontraban además, el Jefe Civil de la
Parroquia y numerosos ayudantes, expertos en torturas. Por sus manos pasaron
Fidel Rotondaro, Jesús Miralles, Germán Tortoza, Francisco Rivas Lázaro, Antonio
Arráiz y algunos otros. A todos les fue aplicado el llamado “cepo de campaña”,
suplicio militar que consiste en colocar a la víctima agachada en el suelo, atándole
luego ambos brazos alrededor de las piernas, con una cuerda que une dos pulgares
de las manos; al mismo tiempo, une las muñecas al cuello, para que no pueda
levantarse. Ya en esta posición, comienzan a pasar fusiles por entre los brazos y las
rodillas, dejándolos atravesados. A medida que aumentan el número de fusiles
colocados en aquel espacio, el cuerpo se va doblando y los pulgares casi no resisten
la tensión. Si el torturado se niega a declarar y siguen aumentando el número de
123
Cuentas Nacionales de Venezuela
Pocos meses después, por haber aumentado el número de presos políticos, la Rotunda
fue habilitada de nuevo como prisión y trasladados a ella los prisioneros del Cuartel
“El Cuño”. Todos los acusados de haber tomado parte en el asalto al cuartel de
Miraflores, como pena de muerte de los oficiales en esa madrugada, permanecieron
en la terrible prisión hasta el fallecimiento del dictador. Algunos fueron trasladados
al cabo de algún tiempo al Castillo de Puerto Cabello, entre ellos el capitán Alvara-
do, quien debido a la avitaminosis producida por la pobreza de su alimentación,
adquirió la enfermedad conocida con el nombre de “beri-beri”, que le paralizó
totalmente el cuerpo. El capitán Alvarado falleció el 12 de diciembre de 1933. 62
...Don Carlos J. Ponce, don Casimiro Vegas, don Ramón León, los doctores Ramón
Parpacén, Guillermo López, Antonio J. Silva, Miguel Angel Páez Pumar, Germán
Stelling, Carlos Punceles Salias, Germán Herrera Umérez, Francisco Manuel Már-
mol, Antonio Landaeta, Augusto Jiménez Arráiz, Porfirio Díaz Ron, el capitán
Enrique L. Mercado, don Joaquín Gabaldón, don José Antonio Gallegos Rivero y
los escritores y poetas, Andrés Eloy Blanco, Ramón Hurtado, José Tadeo Arreaza
Calatrava, Francisco Pimentel (Job-Pim) y Raúl Carrasquel y Valverde, entre mu-
chos otros como el general Elbano Mibelli y Rolando Anzola, que habían sido
encarcelados anteriormente.63
124
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Los sucesos del 28 hicieron cambiar, sin duda la táctica de Gómez, quien ordenó
retirar apresuradamente el cuantioso parque que estaba depositado en el “Cuartel
San Carlos”, para concentrar todo su poder militar en Maracay. La mañana siguien-
te al frustrado cuartelazo o sea el 8 de abril, Caracas fue despertada con el ruido que
hacían numerosos camiones militares que transportaban el parque a la residencia
del dictador.64
64 Ídem, p. 201.
65 Ibídem.
66 Ídem, pp. 199-200
125
Cuentas Nacionales de Venezuela
Acerca de los hechos del 7 de abril y su fracaso, que en parte se debió a las
vacilaciones del capitán Alvarado, es interesante el relato que hace Acosta
Silva sobre la inexplicable vacilación de Alvarado quien no tomó la decisión
acordada de entrar y posesionarse del cuartel San Carlos...
¿Por qué vaciló el capitán Alvarado y no tomó el cuartel San Carlos?
La pregunta se deriva de los siguientes hechos: el capitán Alvarado llega
al cuartel San Carlos y el Jefe de la guardia de prevención, teniente Agustín
Fernández le hace la señal convenida y Alvarado en vez de entrar y tomar el
cuartel cuyos mandos estaban en poder de los comprometidos, sigue al
Panteón y dice va a buscar a los estudiantes para entrar con ellos al cuartel.
Ya en el Panteón el estudiante Juan José Palacios lo apura para tomar el
cuartel y el capitán Alvarado sigue esperando, llega el estudiante Gustavo
Ponte en su carro con la noticia de haber sido tomado el cuartel de Miraflo-
res por el teniente Barrios y otros militares y estudiantes, el capitán Alvara-
do sigue esperando. Todo eso da tiempo al general López Contreras para
llegar al cuartel San Carlos, imponer su autoridad y dominar la situación,
cambiar las guardias y empezar el plomo contra los insurrectos militares y
estudiantes.
Juan José Palacios en varias oportunidades ofreció dar su versión sobre la
conducta del capitán Alvarado y nunca lo hizo, a pesar de un largo relato de
los sucesos del 7 de abril de 1928, que tituló “Mi verdad sobre el 7 de abril”.
Manifesté en varias oportunidades al teniente Barrios si no había pensa-
do que el capitán Alvarado casi realizado el punto clave de tomar el San
Carlos, depósito del parque nacional, y armar el pueblo, se horrorizó ante la
magnitud de lo que iba a ocurrir con un pueblo vejado, torturado, explota-
do y ahora armado para tomar venganza de un régimen de oprobio, lo que
iba a determinar una matazón sin precedentes.
El capitán Alvarado ante la disyuntiva de la hecatombe o sacrificarse,
prefirió este último camino, sabiendo que su vida desde ese momento no
valía nada por las torturas hasta la muerte que iba a sufrir.
El teniente Barrios manifestaba que efectivamente era la versión más acep-
table. El teniente Leffmans comparte la opinión del teniente Barrios y con-
sidera que las vacilaciones del capitán Alvarado sólo tienen esa posible ex-
plicación.67
67 Acosta Silva, Manuel. Historias del 28, Caracas, 1976, pp. 273-274.
126
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Recuerda que en medio de las torturas admiraba el valor de Antonio Arráiz, quien
en los interrogatorios de tortura les decía ‘algún día caerán ustedes’. También
admiraba a Fidel Rotondaro con sus contestaciones –no sé nada–, afrontando con
gran valor las torturas. Entre sus compañeros de prisión desde luego el capitán
Alvarado y el teniente Barrios, teniente Fernández, estaban Jesús Miralles, Julio
Naranjo, los cadetes López Volckmer Olavarría, Benjamín Delgado Leffmans, Ar-
mando Chávez y civiles Aurelio Esparragoza, Germán Tortoza y muchos más que en
el momento no recuerda.
Lo que sí se recuerda con horror es la figura sacrificada y torturada del capitán
Alvarado, lo que es expuesto por el teniente Barrios y es confirmado por el teniente
Leffmans. Las torturas que sufrió el capitán Alvarado fueron las más terribles que se
recuerdan: sus órganos vitales monstruosos, su cráneo roto con un ojo que se salía
de la órbita, la columna fracturada y a pesar de todo eso le colocaron un par de
grillos setentones que lo mantenían anclado al suelo, sólo podría medio moverse
con la ayuda que alguien le proporcionara (...).68
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sucesos de abril, sin que hubiera contra ellos nada que justificara tal proceder,
Ernesto Silva Tellería, aprehendido en Caracas, en el mismo mes de abril, por el solo
hecho de haber penetrado en el local de la Federación de Estudiantes, lo cual no
estaba prohibido ni puede estarlo por ley ni reglamento alguno: Jóvito Villalba
Gutiérrez, apresado igualmente en Caracas el mes de junio sin que hasta la fecha
haya podido saberse el motivo de tal prisión; todo esto agravado si se considera que
a nuestros compañeros se les ha cortado su carrera, pues a pesar de repetidas
promesas de liberación no les fue dado rendir sus exámenes ni en el mes de junio ni
en el de septiembre.
Siebletz, Loynaz, Rendiles, Alemán, García Arocha, Díaz y Benítez, Johnson, Bor-
ges y Fernández, empleados del Banco de Venezuela y reducidos a prisión en el mes
de agosto, sin que en ellos hubiese otros delitos que su juvenil y valiente protesta
contra los desmanes cometidos por su gobierno en la persona de la Federación de
Estudiantes.
Pío Tamayo, Wallis Pérez, Alfonso Cuenca, Winckelman, Valderrama, Carlos Co-
rao, José Valle, García Maldonado, Pimentel y otros que, formando legiones en las
cárceles, sobrepasan la abrumadora cifra de mil.
Nuevamente rompemos el silencio en que ha condensado el pueblo venezolano su
temor, y con toda la premeditada resolución de personas hondamente penetradas
de su deber, lanzamos el grito de nuestra integridad, que está de acuerdo con el que,
sofocado, no puede actualmente salir del corazón, de la garganta de algunos compa-
ñeros y de la mayoría de los venezolanos.
En tal virtud, y haciendo uso de nuestra constitucional facultad de petición, exigi-
mos la inmediata libertad a la cual tienen indisputable derecho cuantos hemos
mencionado.73
133
Cuentas Nacionales de Venezuela
VELASCO B., GOBERNADOR DEL DISTRITO FEDERAL: Y LE ACOMPAÑA LA CARTA ORIGINAL QUE
HA RECIBIDO DE LOS ESTUDIANTES CON EL FIN DE QUE LLAME AL DOCTOR RODRÍGUEZ RIVERO,
PARA QUE ÉSTE, EN LA UNIVERSIDAD, LA PRESENTE A CADA UNO DE LOS QUE LA SUSCRIBEN Y
Todo aquél que apruebe su solidaridad a ese escrito, debe ser arrestado y agregado
al grupo que ya está confeso de su responsabilidad y esta misma tarde despacharlos,
a pie, a dormir a Los Dos Caminos o Petare, bajo la custodia de los 50 hombres
mandados por dos oficiales que le sean entregados al general López Contreras y los
15 sagrados a que se refiere en su telegrama de esta fecha, mandados éstos por un
buen oficial que podría ser Higinio Sandoval, a los trabajos de carretera que se
construye hacia Barlovento. Al oficial de las sagradas se le advertirá que estos
jóvenes van a trabajar y que interesa que éstos aprendan a ser útiles. Más tarde irá
el doctor González Cárdenas a arreglarles campamentos, y mientras tanto, podrán
ser acomodados en una casa cercana al lugar donde vayan los trabajos o en la Casa
de gobierno de cualquier pueblo que quede más inmediato; la fuerza nacional que
los conduzca quedará custodiándolos, junto con los sagrados hasta nueva disposición.
Maracay: octubre de 1928.74
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
76 Se trata del estudiante Braulio Booy, que fue liberado por encontrarse en peligro de muerte al
padecer de pleuresía adquirida en el medio carcelario. Fue entregado a sus familiares según nos
lo confirma Manuel Acosta Silva en su Historia del 28, página 37.
77 Acosta Silva, Manuel, ob. cit., p. 49.
78 Ídem, p. 51
135
Cuentas Nacionales de Venezuela
(...) cuartos destartalados de un viejo caserón con pisos de tierra, paredes encaladas,
descarcaladas en varios sitios, dejando al descubierto el burdo material de bahare-
que, con sus cañas y su tierra cayéndose en pedazos. Ni pensar en tener armario para
la ropa, ni mesas ni sillas, si acaso algún cajón servía para estos menesteres. 80
79 Ídem, p. 51-52.
80 Ídem, p. 246.
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
con un pie aprisionado con un hierro en forma de U con los extremos huecos que
dan paso a una barra recta que en una de sus puntas tiene una argolla de donde sale
una gruesa cadena muy larga y en la otra punta le remachan una chaveta. Para poder
caminar los hombres necesitan sostener el peso que representan tales hierros con el
cordón que sostienen los pantalones. Estos hombres son flacos, de facciones hundi-
das, descalzos, de color indefinido, las quemadas del sol los han igualado. Apenas
pueden distinguirse los negros tintos, por las narices achatadas y los gruesos labios
(negro bembón).
Al fin llegan a Palenque. El destino es La China, 15 Kmts., más adelante, donde
trabajarán en la carretera dice Ampico. Los hombres que han dejado atrás son los
que ayudan al coronel en trabajos del hato. El Orituco se pasa en piraguas.
A uno de ellos le preguntan: ¿Cómo se llama lo que llevan en las piernas? Grilletes,
contestan. Uno pregunta a los estudiantes ¿Por qué los han traído? Marturet res-
ponde: porque nos comimos un queso. El preso grita: así sería ese queso.
A las seis pm, llegan a La China caminando, porque el autobús se accidentó. De
muchos ranchos salen presos con grilletes y taparrabos. La perspectiva es alojarse en
ranchos llenos de piojos, pulgas, chinches, ratas y hasta serpientes.
Un oficial “valet” del coronel Tovar recibe la lista de estudiantes y dice: son unos
pájaros raros, les ordena vaciar los bolsillos, caen dinero, cigarrillos, pedazos de
queso, trozos de pan, etc. Dice: los remedios y la comida pueden quedarlos. El
oficialote recoge un pequeño botín, deposita el dinero en manos del jefe del presidio
y dice que les sigan. Los mete en un corral-calabozo con los presos comunes, cuenta
uno de ellos, tan llenos de presos que sólo a empujones logran meternos. Un olor
nauseabundo inunda el ambiente. Poco después aparece “el cabo de presos” verga
en mano, pregunta si son los estudiantes. Al saber que sí, con la verga obliga a los
presos comunes a abrir lugar para dejar sitio libre cerca de la puerta, son unos 4
metros cuadrados. La sed es intensa y el agua que se toma es de barro diluido y
hediondo. Todos ante la sed imperiosa necesitan beber. Poco después el cansancio
los sume en profundo sueño”.81
137
Cuentas Nacionales de Venezuela
Gracias, decimos al unísono los 16 estudiantes de Palenque –los que están en carne
y hueso y los que son presencia viva, no sólo para el espíritu inextinguible, sino
porque viven en nuestras almas y porque florecen aquí en los hijos de sus madres y
de sus viudas, de sus hermanos y de sus hijos, en el amor de su pueblo–, por
habernos hecho revivir una gesta de civismo ejemplar, que muchos anhelan ver
perdida para siempre en el olvido. Gracias –y la palabra sale del corazón– por una
placa que dice a las generaciones presentes, y dirá a las futuras, que Venezuela no es
feudo de tiranuelos, sino patria de hombres libres; y que unos estudiantes, que se
dieron puros y enteros, fueron enviados a trabajos forzados con grilletes al tobillo y
trajes de rayas y pico entre las manos, hechas para abrazar el libro y no para la lidia
afanosa, por no decir enervante, con el pico y la pala, por el hermoso gesto de haber
amado la libertad.82
(...) Jóvito Villaba, el capitán Alvarado, teniente Barrios, general Elbano Mibelli,
cmandante Rafael Viloria, Germán Herrera Umérez, Herman Nass, Ernesto Silva
Tellería, Andrés Eloy Blanco, Manuel Silveira, Joaquín Quintero Q., Blanco Sosa
con dos hijos, los presos atrapados después del alzamiento de Gabaldón, entre otros
Julio Alvarado Silva, Enrique Arapé, Alcides Lozada, Carlos Sequera Cardot, Suá-
rez del Tocuyo, el general José Rafael Gabaldón y su oficialidad. De Cumaná fueron
trasladados a Puerto Cabello, Luis Rafael Pimentel con una pierna fracturada,
Pancho Angarita, Carlos Julio Rojas, Edmundo Urdaneta Aubert, los estudiantes
Julio Mc Gil Sarría y Gustavo Ponte.83
82 Villalba Villalba, Luis. Ricardo Montilla y los estudiantes de Palenque. S/d, pp. 12-13.
83 Acosta Silva, Manuel, ob. cit., pp. 254-255.
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Cuentas Nacionales de Venezuela
su papel de lacra social, ¿no sintió, siquiera por un instante, el latigazo con que la
vergüenza fustiga a los cobardes...?
Encabezaba la manifestación la señora Dolores de Blanco, madre del poeta encar-
celado, Andrés Eloy; luego seguían en estrecha sucesión de compañerismo: las
señoras Adelina de Silva Pérez y Carmen de Leoni*, la esposa del general Mibeli,** la
señora de Ponte, la de Silveira, la de Casimiro Vegas, la de Arráiz y la de Gabaldón,
acompañadas de mucho pueblo y de las señoritas Blanco, Silva Pérez, López Vegas
y muchas más cuyos nombres me ha sido imposible obtener, pero que mañana
sabrán presentarse ante el Tribunal que pedirá cuentas al asesino Sayago y a sus
cómplices.
Días más tarde, el 22 de enero, se efectuaba el entierro de una de las víctimas: el
niño de 12 años, Yorense, herido el aciago 17 de diciembre.***
* Leoni.
** Mibelli.
*** “Veinte años sin patria”, Imp. P. Fernández y Cía. S. En Caracas. Pi y Margall 17, La Habana,
1933.
López, José Heriberto, Veinte años sin patria . Imprenta P. Fernández y Cía, S. C.P. y Margall,
17, La Habana, 1933. En Rodolfo Luzardo, Notas histórico-económicas, 1928, Editorial. Sucre.
Caracas,1963, pp. 26-27.
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nos bendecían trazando al aire con una mano el signo simbólico de la religión de los
humildes...”84
Fue ella –dice– quien sacó de Venezuela al chino Montilla. Fue ella quien reveló que
lo de la boina azul había sido idea de su sobrino Miguel, que compró una pieza de
lanilla en la Casa Blohm. Fue ella quien recordó el gesto de Josefina Juliac y Carmen
Gil en la catedral de Caracas llamando desde el púlpito, a la “rebelión de concien-
cia”. Y al lado de estas improvisadas lideresas, descollaban, así mismo, Luisa Angeli,
Cristobalina Segovia, Filomena y Margot García Maldonado, Panchita Soublette
Saluzzo, María Teresa Fortoul, Luisa Amelia Santos, Victoria Corao, Luisa López
Gallegos, Totoña y Lola Blanco, Alicia López, María Morales Rojas, Carola Ravell,
María Teresa Castillo, Sarita Franceschi, Nieves Villegas, Carmen Corao, Concha
Velásquez, las hermanas Vegas León, Josefina Morales, las hermanas Benedetti y
algunas de menor edad, que se incorporaron después a la lucha. La gallardía de estas
venezolanas del veintiocho fue como el eco, la vibración de otras que en 1916 y
1918 respondieron, con dignidad, las urgencias del momento histórico.85
141
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aquellos tiempos y el que les toca vivir a los protagonistas de dicha Semana.
(si los evocados, son de luz y de coraje, éstos se desenvuelven en medio de la
oscuridad y de la hipoteca moral; c) uso de un lenguaje metafórico, que, a
través de las palabras y los pensamientos, profundiza en la antítesis enun-
ciada, pero que se cuida de no aludir abiertamente a la tiranía; d) exaltación
de la mujer y la juventud, exponentes casi aherrojados y marchitos en un
país a cuya cabeza había sólo hombres e ideas viejas que sostenían criterios
medievales sobre la importancia del género femenino en la sociedad moder-
na y contemporánea; e) predominio del tono melancólico sobre el de la
prepotencia y la autosuficiencia, y mayor abundancia de los recursos litera-
rios que de otra naturaleza; f ) constantes alusiones del ideal, como Simón
Bolívar, José Martí, Don Quijote, la bíblica Dulcinea del Toboso, y como
contraposición, un ambiente espacial y temporal, lleno de absurdos y de
dolorosas claudicaciones; g) cierta tímida anunciación de un tiempo nuevo,
en una “nueva alborada” que sustituye al “silencio grávido” y a la “senectud
del mundo”; h) un sostenido principio de que la universidad constituye el
valor fundamental de nuestras naciones y que es superior a cualesquiera
formas de gobierno y de ideologías; i) el romanticismo e iconoclasta prejui-
cio de sentirse ellos –los del veintiocho– como grupo de predestinados que
habrían de seguir el curso trunco de nuestra historia.88
Otra interesante apreciación de este autor, se contrae al análisis del tér-
mino ‘generación’, que se dio al grupo de jóvenes que tomaron parte en los
acontecimientos del 28. Se trata, dice, de un movimiento, no de una gene-
ración. Refuta los conceptos de Ortega y Gasset sobre esta denominación y
cita en apoyo, la opinión de Miguel Otero Silva, quien hizo un inventario y
balance.
Inventario y balance de los aportes que su grupo político-intelectual le
había dado al país. Quería Otero Silva, con ello, adelantarse al examen que,
tarde o temprano, habrá de producirse entre nosotros respecto a la impor-
tancia que este acontecimiento hubo de tener dentro de nuestro propio
proceso cultural e histórico y particularmente sobre la vigencia o no del
ideario, si así pudiera llamarse, que animara a aquellos doscientos cincuenta
y dos jóvenes románticos que él integrara y desintegrara en riguroso cuadro
aritmético”.89
88 Ídem, p. 84-85.
89 Ídem, p. 171.
143
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Luego, agrega:
Desde el instante en que los jóvenes universitarios supieron las detenciones poli-
ciales de Pío Tamayo, Rómulo Betancourt, Guillermo Prince Lara y Jóvito Villa-
ba y de su inmediato traslado al cuartel de El Cuño, un estado de agitación febril
invadió todos los ámbitos. Esa misma noche de carnaval y el miércoles de ceniza
se organizaron comisiones para hablar con el Gobernador y con el ministro de
Relaciones Interiores. La Federación de Estudiantes se declara en emergencia.
Cunde la expectativa general. En la F.E.V., se discute sobre cuáles deben ser las
alternativas para obtener la libertad de los detenidos, pero sin que se mancille la
dignidad de los jóvenes, sin que se les obligue a pedir perdón ante el tirano.
Alguien propone ir a Maracay y cuando la moción está a punto de votarse, es
rechazada en forma unánime. Como contrapartida, triunfa la de entregarse todos
como presos voluntarios en solidaridad con sus camaradas secuestrados. Al atar-
decer de aquel 22 de febrero de 1928 habían ingresado al cuartel de Las Monjas
más de un centenar de muchachos, algunos con una simple frazada debajo del
brazo u otro objeto de uso personal. Por la noche, al filo de las once, eran
doscientos diez los detenidos. Casi toda la Universidad estaba allí. Nunca antes
en la historia nacional se había producido un espectáculo como este. En la
madrugada, ya reseñados como enemigos de la paz, del orden y del Benemérito,
90 Ídem, p. 172.
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91 Ídem, p. 72.
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Marinetti, de Max Jacob; de todos los “ismos” que surgen en Europa en las tres
primeras décadas del veinte y cuyos distintos credos –a veces más que distintos,
puestos– inundan nuestro continente de revistas, manifiestos y hasta de proclamas
artísticas”.93
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Sus preferencias del grupo literario del 28 las puntualiza Mario Torreal-
ba Lossi haciendo uso del análisis de Juan Liscano en su Panorama de la
literatura venezolana actual, quien pone de relieve la inclinación por el cuento
y el poema breve respecto a la novela. Torrealba señala:
96 Ídem, p. 182.
97 Ídem, pp. 191-192.
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También revisa la obra de Arturo Uslar Pietri, Carlos Eduardo Frías, José
Salazar Domínguez y Nelson Himiob, que:
98 Ídem, p. 195.
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Por su parte, Nelson Himiob, quien desde los diecisiete años escribía en
Fantoches y en Caricaturas, iniciaba, a través de El Círculo, el tema del
hombre citadino cuya vida está circunscrita a metas establecidas, a ciclos: la
bicicleta, a los quince años; la mujer, a los veinticinco; el lujo, a los treinta;
ser millonario, por el azar, a los cuarenta. Cuatro arcos azules –dice él– que
se quedan en las fantasías.
Completé mi círculo –expresa ese raro personaje. He vivido mi círculo. El fin del
hombre es alargar el pequeño arco formado en la inconsciencia de la niñez hasta
hacerlo círculo. Casi todos se quedan en arco; unos, a su pesar, otros, porque
queriendo hacer un círculo más grande ensanchan el arco alejando los extremos. Y
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los que llegan al círculo y desean seguir viviendo, los repelos por el mundo, tienen
que resignarse a la tangente, a la recta aislada, a la recta que se extiende más, sin
meta, a la recta infinita, estúpida, cobarde...” Pero, ¿no aparecen en este breve
cuento de Himiob aquellas categorías humanas, que van del éxito al fracaso, seña-
ladas en La locura del otro, de Luis Enrique Mármol?99
Los tres poetas por antonomasia de aquel momento fueron Carlos Au-
gusto León, Luis Castro y Pablo Rojas Guardia. Torrealba Lossi concluye
que así como se dispersó por diversos caminos el grupo político del 28,
igual diáspora se presentó en el grupo literario la renovación literaria:
153
Cuentas Nacionales de Venezuela
cas, a la luz del sol, a raíz de la muerte del general Gómez. También se
proyectó al horizonte del futuro, la innovación literaria de la ‘vanguardia’,
que refresca y estimula a las nuevas generaciones hacia la labor creativa y
original. Ese doble movimiento es lo original y trascendente del 28. Su
aparición en la escena nacional, trae consigo un cambio en lo político, en lo
social y en lo literario.
También Escovar Salom, formula un revelador análisis sobre el significa-
do y consecuencias del 28. Las observaciones de E. S., son altamente inte-
resantes.
101 Escovar Salom, Ramón. Revolución política de Venezuela, p. 128. Monte Ávila Editores-Cara-
cas, 1975, (3ra. edición).
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sido muchos de nuestra América Latina, porque casi todos los que tenían alguna
vocación intelectual no disponían de otro medio para ejercerla. Los estudiantes
tenían otra sensibilidad y estaban más abiertos para las nuevas lecturas.102
Caballerosamente por dos de los generales del ejército, quienes fueron a buscarnos
personalmente ‘para mayor seguridad de mi personalidad’ como dijeron en contes-
tación a mi nota de entrega, fuimos amarrados por el cuello y los brazos, como
miserables criminales, en presencia de los mismos generales que para mi mayor
seguridad habían ido a buscarme como buenos caballeros. Fuimos llevados a Bar-
quisimeto en aquella forma, como reos de monstruoso delito y se ha dicho que la
fuerza conductora tuvo orden de asesinarnos por la noche, simulando haber sido
asaltados, pero que momentos antes de consumar el crimen recibió el Comandante
de dicha fuerza la contraorden –también recuerdo haber oído decir, que los genera-
les que me hicieron amarrar han dicho que a ellos debo la vida... Según parece, cada
uno de ellos por su cuenta y acaso queriendo echar al otro la responsabilidad, han
hablado de haberme salvado la vida. Ya en Barquisimeto, solitario y engrillado en un
calabozo de Las Tres Torres, el general Eustoquio Gómez hizo formar un expedien-
te, llevando a muchos de mis amigos presos para que declarasen sobre la índole del
movimiento y sus conexiones. Mi declaración fue solicitada personalmente por el
mismo don Eustoquio, quien fue a mi prisión con tal objeto. En presencia de su
secretario Eloy Montenegro y su hijo Josué Gómez, me dijo más o menos: “Tengo
orden del general Gómez, para hacerlo declarar quiénes eran los comprometidos en
la revolución”. Yo le respondí: “A los hombres de mi condición se les fusila o sacrifica
en cualquier otra forma, pero nunca se les obliga a hacer tales declaraciones”.
Entonces el rudo y valiente señor, con gesto de caballero, sin más decir, llamó a su
hijo, robusto hombre de varonil aspecto, para presentarlo conmigo, diciéndome:
“Mi hijo Josué”, y cambiando en redondo la conversación, después de un rato, se
despidió con estas palabras: “Tenga paciencia general Gabaldón”. Cinco años y
medio más tarde, cuando el dictador me puso en libertad, fui donde don Eustoquio
a darle las gracias por su conducta para con mis familiares. Ordenó a don Eloy
Montenegro que me presentase una colección de revólveres que en su escritorio
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tenía, para que yo escogiera uno y no fuese inerme para mi hacienda. En aquella
ocasión me dijo. “usted no quiso declarar nada, pero yo mandé al general el expe-
diente con las otras declaraciones”.103
Gabaldón fue acremente criticado por tirios y troyanos, por haberse lan-
zado a una aventura sin los apoyos necesarios en pertrechos, transporte,
recursos logísticos, etc., que brillaron por su ausencia en el desenvolvimien-
to de su acción revolucionaria.
Para evaluar la decisión del viejo guerrero hay que mirar hacia los antece-
dentes de su romántico gesto.
Gabaldón fue abordado por el eximio poeta Alfredo Arvelo Larriva a nom-
bre de la Junta de Liberación Nacional, motorizada por el almirante Ro-
mán Delgado Chalbaud para que se pronunciara al tiempo que la primera
expedición europea tocara la costa oriental de Venezuela. Arévalo Cedeño
en el llano, Olivares y Peñaloza en occidente, el general Norberto Borges en
Miranda, rematarían los cuatro frentes complementarios cuya función era
obligar al gobierno a distraer fuerzas hacia esos extremos y evitar una mayor
concentración contra la invasión principal a acometerse por el Este del país.
En armonía con esos proyectos se constituyó un comité en Caracas, pre-
sidido por Enrique González Gorrondona, quien ante la demora de la inva-
sión de Delgado resolvió contactar al doctor y general Hernán Febres Cor-
dero y, por su conducto, según hizo constar en una publicación de 1936, a
los generales Eleazar López Contreras y Emilio Fernández. Según este tex-
to, estos últimos dieron una respuesta favorable. Al parecer ‘un amigo muerto’
fue la clave del asunto, según lo afirma López Contreras en su “Proceso
económico social”. Éste niega haberse comprometido con los agentes de
Delgado Chalbaud y tampoco con los de Gabaldón.
El doctor Hugo Parra Pérez, en un escrito posterior a la muerte del gene-
ral Gómez certificó que siendo de la intimidad de Hernán Febres Cordero y
habiendo presenciado el encuentro entre éste y González Gorrondona, nunca
se produjo tal acuerdo. Afirma que Febres Cordero y el general Massini,
expresamente se pronunciaron contra el alzamiento de Gabaldón por no
contar con los elementos necesarios para su éxito y que así se lo hicieron
saber por correos intermediarios al valiente guerrero.
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En el año 1928 aparece por vez primera en Caracas un personaje llamado a alcanzar
gran notoriedad en el país; su nombre es Rafael Simón Urbina, natural de Coro.
Junto con Roberto Fossi, de la región andina, se pone a las órdenes del gobernador
Rafael María Velasco y ambos saben ganarse rápidamente su confianza hasta el
punto de acompañarle en su automóvil como “espalderos”, cada vez que salía de la
gobernación. En esos días Roberto Fossi fue designado para prender a Jesús Corao
en la fábrica de vidrio, por haber tomado éste, parte activa en las manifestaciones
contra el gobierno, motivadas por la prisión de los estudiantes; entre otros, le
acompañó Urbina. Poco después de los sucesos del 7 de abril, Roberto Fossi fue
nombrado Administrador de la Aduana de La Vela de Coro, en premio a sus
“servicios”. Una vez que hubo tomado posesión de su cargo, Urbina le hizo colocar
en la Aduana a varios hombres de su confianza, con los cuales esperaba dar un golpe
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rritorio tachirense, en 1902. Fracasa este intento por disputas internas en-
tre los líderes en plena batalla, teniendo que regresar a Colombia.
El exilio de Fernández transcurre en Colombia, Estados Unidos y Puerto
Rico, donde la estrechez económica lo obliga a trabajar duramente para
sostener a su familia.
Desalojado Castro del poder, regresa Emilio Fernández del exilio en 1909
y dada su vieja amistad con el general Gómez, ocupa casi inmediatamente
la Presidencia del estado Monagas. Según afirma su hijo Carlos Emilio Fer-
nández logra al poco tiempo ganarse la aceptación de la población, pacifica la
región y realiza obras de interés público, llevando una avenida su nombre por
decisión del Concejo Municipal de la época de Medina Angarita.
Para 1913, regresa al ejército como Jefe de la Brigada Combinada Nú-
mero 1 y más tarde, se le designa presidente del estado Carabobo, región
caracterizada por su alta hostilidad contra el régimen, tomando posesión el
14 de febrero de 1914.
Logra hacerse acompañar en el gobierno de personajes claves de la región
y, con una mezcla de autoridad y condescendencia consigue un equilibrio
que le permite gobernar en medio de las dificultades de la época.
Gómez pone a prueba su lealtad, enviándole agentes que le proponen
conspiraciones pero siempre las rechazó.
Al vencimiento de su período de gobierno en el estado Carabobo en
febrero de 1921 gozaba de gran popularidad, que según Carlos Emilio
Fernández le fue manifestada por el pueblo en las calles en varias oportuni-
dades.
En el año 1925, se encontraba residenciado en Caracas y rechaza el ofre-
cimiento de Gómez para el cargo de presidente del estado Lara.
Fue llamado nuevamente por Gómez en 1929 para enfrentar la invasión
de Delgado Chalbaud. Allí resulta gravemente herido en el puente de Cu-
maná, el 11 de agosto de 1929, y muere a consecuencia de estas lesiones.105
Román Delgado Chalbaud llega a Caracas a fines del gobierno del gene-
ral Joaquín Crespo, recomendado a éste por su tío, el general Esteban Chal-
baud. Para 1901, ya era capitán de un viejo navío de la armada nacional.
105 Este resumen se ha elaborado con base en la obra “Hombres y sucesos de mi tierra”, de Carlos
Emilio Fernández.
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En las memorias inéditas de este militar chileno aparecen detalles poco conocidos
sobre la primera y segunda expedición. Se acordó el ataque a Cumaná y la ocupa-
ción de la zona oriental del país, como base o cabeza de puente para el levantamien-
to general.
El avance a Cumaná debería iniciarlo Pedro Elías Aristeguieta, partiendo con sus
fuerzas de “Peñas Negras” y atacando a la ciudad por Santa Inés. Una vez empeñada
la acción y enfrentadas sus fuerzas a las del general Emilio Fernández que defendía
la plaza de parte del gobierno –continúa relatando el coronel Mc Gill– el general
Román Delgado Chalbaud llegaría al Manzanares, desembarcaría sus tropas y ocu-
paría la plaza sin mayor esfuerzo, atacando por Altagracia, ya que las tropas del
general Fernández estarían comprometidas combatiendo por el otro lado. En tal
situación, a este general no le hubiese quedado otro recurso que rendirse o exponer-
se a un sacrifico inútil.
Ocupada la región oriental, saldría de Europa la segunda expedición, con armamen-
tos y fuerzas muy superiores, incluyendo artillería, aviones, etc. En ella vendrían
todos los miembros de la Junta Revolucionaria y un grupo de mercenarios alema-
nes, expertos en el manejo de las diferentes armas, que más tarde servirían de
instructores. Esta expedición debería ser conducida hasta Venezuela por el jefe que
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se designó en París, coronel Samuel Mc Gill y sólo requería que se pagasen total-
mente las sumas necesarias para cubrir ambas operaciones, cosa fácil de hacer si
tenía éxito la primera invasión.
Fue designado el general Régulo Olivares como Jefe de Operaciones en Occidente
y se le enviaron instrucciones para que se pusiese de acuerdo en Cúcuta con el
general Juan Pablo Peñaloza y ambos invadieran por la frontera colombiana del 9 al
10 de agosto, con toda precisión.106
... el general Delgado Chalbaud, José Rafael Pocaterrra, el coronel Samuel Mc Gill,
el general Francisco Linares Alcántara, el general Doroteo Flores, el Comandante
de Marina Guillermo Egea Mier, el capitán de Artillería Luis Rafael Pimentel, el
capitán de Infantería Francisco Angarita Arvelo, el capitán de Caballería Carlos
Mendoza. Además estaban Luis López Méndez, Edmundo Urdaneta, Carlos Julio
Rojas, Rafael Vegas, Juan Colmenares, Armando Zuloaga Blanco, Julio Mc Gill,
Carlos Delgado Chalbaud y Julián Grafticux. Al día siguiente, 14 de julio, fiesta
nacional de Francia, Alejandro Ibarra condujo a todo el grupo en un autobús de
turismo, desde Fontainebleau hasta la estación del Norte de París, de donde fueron
despachados a las 12m., para Danzig, vía Berlín, permaneciendo únicamente en
París el general Román Delgado Chalbaud y José Rafael Pocaterra, ultimando los
preparativos con el coronel Mc Gill, tomando el expreso París-Berlín a las 3 pm. El
lector se dará cuenta de que todo era hasta entonces propicio a los expedicionarios,
pues del 14 de julio en adelante salen de París a veranear cuantos tienen medios para
hacerlo y tal había ocurrido con los representantes diplomáticos de Venezuela. El
ministro César Zumeta y el Primer secretario habían salido para Vichy, y en cuanto
a otros miembros de la legación, y familiares del general Gómez, casi nunca iban a
la cancillería y se encontraban en playas elegantes. Por otra parte, el grupo que salió
con Alejandro Ibarra, no despertaba sospecha alguna, por ser éste agente de turis-
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A pesar del mal tiempo se dio la orden general de celebrar el 24 de julio a bordo,
siendo bautizado ese día el barco con el nombre de “General Anzoátegui”. El 25
dejan atrás a Europa y el 28 están frente a las Azores. Una vez pasadas las Azores, se
dedican a inspeccionar y limpiar. Bajo la dirección del teniente Frank Zucal se
fabricaron trípodes para las ametralladoras, a las cuales por imperdonable descuido
faltaban piezas y se procedió a dar instrucción militar a los civiles que carecían de
experiencia.109
Destacada una comisión a tierra, hizo preso al celador Fernando Rodríguez, quien
interrogado por los generales Delgado y Alcántara, declaró que el último guardacos-
tas del gobierno le llevó provisiones hacía más de un mes y que tres días antes había
visto una goleta dando bordadas, que a poco se había internado en el mar. Se ordenó
traer a bordo provisiones frescas y comprar unos cuantos chivos de los que había en
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La guarnición de Cumaná, mutilada por las bajas del reciente terremoto y las
‘imaginarias’ que acostumbraban tener los jefes militares de la época, contaba para
agosto de 1929 con solo cien hombres, jóvenes reclutas en su mayor parte. Descon-
tada la guardia que permaneció en el Castillo de San Antonio y los retenes que
guardaban las bocacalles, en el Puente Guzmán Blanco únicamente había sesenta
hombres de tropa.111
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avanzan por la llamada Calle Larga o Avenida Bermúdez, hacia el puente, pudiendo
ahora notarse que sus banderas tienen los colores diagonales en vez de horizontales.
Daban la impresión, por la manera de avanzar en filas cerradas, de que creían
encontrar ninguna o muy poca resistencia, como hasta entonces les había ocurrido
en la aduana y en la planicie de “El Salado”.
Tan pronto como nos divisaron comenzaron a abrir un fuego nutrido que hacía
saltar el cemento de las barandas del puente y caer muchas hojas de un gran
tamarindo que se encontraba detrás.
Desde nuestras filas no salió un solo disparo, pues no había cartuchos para desper-
diciar. Los bisoños soldados permanecían con los rostros contraídos detrás de las
miras de sus fusiles, lanzando de vez en cuando miradas nerviosas a mi padre que
ocupaba el centro de la barricada. Cuando estuvieron a menos de trescientos
metros de nosotros, se oyó su voz potente dar el grito de ¡Fuego! Generalizándose
entonces el combate. A las pocas descargas, observé que muchos de nuestros solda-
dos abandonaban el fusil en el suelo y se retiraban a guarecerse en la acera lateral.
Examiné rápidamente uno de aquellos fusiles abandonados y pude entonces darme
cuenta que estaban ‘enconchados’, o sea inutilizados por haberse roto el cartucho
dentro de la recámara. En nuestras filas había ya varios heridos, pero la moral de la
exigua tropa se mantenía alta ante la actitud de mi padre y de algunos oficiales que
no cesaban de animarla con sus voces de mando. Muchos de los atacantes se
escudaban con los salientes de las ventanas o en los zaguanes, mientras otros caían.
Sin embargo, un numeroso grupo seguía avanzando detrás de un abanderado que a
pesar de la distancia se distinguía por su uniforme. Este grupo logró llegar casi al
otro extremos del puente, protegidos por su curvatura, escasamente a unos ochenta
metros de nosotros, sitio donde cayó el abanderado, disolviéndose a poco el grupo.
Mi padre que siempre esperaba ser atacado por alguno de los flancos, quiso aprove-
char el momento de flaqueza en los contrarios para batirnos rápidamente y quedar
en condiciones de enfrentarse a un nuevo ataque. En esos instantes recibió su
primera herida, cuando se encontraba fuera de la barricada, ordenando cargar sobre
el enemigo.
Al verle con el hombro teñido de sangre, sin que intentara retirarse del fuego, corrí
hacía él, abandonando la posición al lado del capitán Emiro Hernández, desde
donde disparábamos sobre los contrarios y al descubierto me lancé al centro del
puente, sin otra idea que auxiliarle y hacerle retirar de tan expuesto sitio. No lo
logré. Apenas puse mi mano en su espalda, sentí que su sangre corría por mi brazo,
cuando una bala de fusil me atravesó el pecho, derribándome a sus pies.112
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invitándole a quedarnos allí, pues no hacía diez minutos que nos estábamos batien-
do, y que yo creía discreto esperar en aquella posición a que Aristeguieta rompiera
sus fuegos, de acuerdo con lo convenido. Delgado no tomó en cuenta mi indicación,
sino que dirigiéndose a Alcántara le dijo: “Tome esta bandera”, a lo cual respondió
Alcántara: “Yo no cojo bandera”, y entonces Delgado, quien llevaba la bandera, me
mandó otra con un abanderado, diciéndome de nuevo: “No hay que cambiar tiros.
¡Vámonos al puente!”. Avanzamos pues, en el orden siguiente: Delgado en el centro;
Mendoza a su izquierda, acompañado de Urdaneta, Rojas, Zuloaga y otros más. A
la derecha marchaba yo, seguido de Castro quien estaba un poco a mi izquierda. Ya
Angarita había sido herido en el trayecto de las ruinas del pueblo. El fuego del
enemigo no cesaba, haciéndonos bastantes bajas en los que marchaban siguiéndo-
nos como a una cuadra. Ya en el puente me gritaba Delgado: “es Pedro Elías” y yo
le contesté: “No, general, es el enemigo atrincherado en el otro lado del puente el
que nos hace fuego”. A poco me tumbaron, diciéndome Delgado: “! Lo han tumba-
do General!” y parándome como pude, contesté “Lo que siento es que mis heridas
son de las ametralladoras nuestras”. Entonces Delgado ordenó al capitán Urdaneta
que fueran a buscar las ametralladoras. Éste salió enseguida a cumplir la orden.
Instantes después caía Delgado y oí la voz de Mendoza que decía: “ Lo han matado,
mi general!”. Herido como estaba, me retiré hacia la esquina próxima y en la otra
cuadra encontré a Carabaño y Alcántara, a quienes les dije: “Vamos con las ametra-
lladoras a sacar al general Delgado”. A lo que contestó Carabaño: “Las ametrallado-
ras no sirven”; las vi entonces con las fajas cortadas, sobre las aceras. Pregunté por
el jefe de ellas, a lo que contestó Alcántara: “Está herido, pero éste va a...” señalando
con el revólver al tercer oficial de a bordo. Me interpuse entre ambos para impedir
una violencia inútil. En ese momento venía Zuloaga por la acera opuesta y, al tratar
de atravesar la calle, cayó en la misma acera, muerto de un tiro en la parte posterior
de la cabeza. Entonces grité: “!Vamos a coger el cementerio!”. Tratamos de organi-
zar un grupo con que hacerlo entre los hombres que estaban con nosotros, pero
vista la imposibilidad, fuimos desarmándolos y dando los fusiles a los hombres del
pueblo que voluntariamente estaban de nuestro lado. Al fin salieron organizados
Alcántara, Vegas, el tercer oficial a bordo, Colmenares y Urdaneta, quien estaba
herido desde el ataque al puente y quedó en una de las casitas del trayecto. Se
prescindió de la ocupación del cementerio y emprendimos la marcha hacia donde
creíamos que venía Aristeguieta, a quien ya habíamos despachado dos comisarios
para que nos dijera que vía traía. En esta marcha nos salió al encuentro un Jefe Civil,
con quien nos hicimos unos tiros; allí se dispersó el tercer oficial de a bordo y se
quedaron las ametralladoras. Atravesamos el Manzanares y seguimos la marcha por
la otra parte de pueblo, viendo las tropas del gobierno que nos perseguían. Ya en las
afueras de la ciudad mandó Alcántara un propio a Pedro Elías, diciéndole que yo
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estaba herido y que necesitábamos bestias. Serían más o menos las 11 del domingo;
allí nos quedamos; me pusieron un poco de yodo en mis heridas y como a las 12
oímos unos tiros salteados. Hacia las 6 de la tarde salimos con rumbo a Caigüire
pero no llegamos sino a El Peñón, por ser más inmediato, donde estuvimos hasta las
10 pm. Embarcándonos entonces para el lugar (no recuerdo el nombre) donde se
embarcó Pedro Elías cuando venía para Cumaná. En dicho punto dormimos, dis-
puestos para seguir al día siguiente para “Peñas Negras”, porque suponíamos que el
vapor estaría allí. (Ahora recuerdo el nombre del lugar donde se embarcó Pedro
Elías: La Angoleta). De este sitio, La Angoleta, seguimos hacia Taguapire. Ya no
éramos sino cuatro: Alcántara, Vegas, Colmenares y yo. No habíamos recibido
ninguna contestación de Pedro Elías y ninguna información del vapor. En la noche
tomamos un bote de remos y desembarcamos en Puerto Nuevo, donde permaneci-
mos cuatro días. Estando en Puerto Nuevo supimos que el martes 13 de agosto fue
tomada la plaza de Cumaná por fuerzas del general Agustín Rodríguez y que más
tarde llegó Pedro Elías a dicha plaza. Entonces resolvimos regresar a Taguapire, para
incorporarnos a la revolución, pero en Taguapire tuvimos la noticia de que ya la
plaza estaba ocupada de nuevo por el gobierno, por lo que seguimos buscando la vía
de Cariaco. En el trayecto encontramos la casa del general Ricardo Fuentes y allí se
nos incorporó Francisco de Paula Aristeguieta, quien nos fue en lo sucesivo muy
útil, pues debido a sus amistades encontró baquianos, comida y dinero, hasta el
punto de ponernos en capacidad de abandonar aquellas regiones donde se nos
perseguía con actividad. En aquellas regiones vivimos, si esto puede decirse vivir,
cuatro largos meses”. Hasta aquí el relato de Doroteo Flores.114
A las tres de la mañana una franja de oro rutila en el horizonte. ¡Es Cumaná, la
primogénita! Los pechos se ensanchan. Se distribuye la “orden de desembarco”: La
Vanguardia, al mando del general Flores, teniente coronel Aristeguieta Arvelo, y
teniente Raúl Castro; el centro, comandado por los generales Linares Alcántara,
jefe del Estado Mayor y Rafael María Carabaño, teniente coronel López Méndez,
capitanes Rafael Vegas y Pérez Frontado y teniente Julio McGill Sarría y Frontado;
y la Reserva, al inmediato mando del general Román Delgado Chalbaud, teniente
coronel Carlos Mendoza, capitanes Carlos Julio Rojas y Urdaneta Auvert, teniente
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incorporan los generales Alcántara y Flores con los oficiales Vegas y Colmenares.
Insinúo la conveniencia de ir a bordo, Flores se encapricha en hacer la “guerra de
guerrillas” y después de perder el tiempo en inútiles charlas al respecto, el exFalke, que
hasta entonces estaba fondeado y a cuyo bordo hemos podido ir, sale del puerto.115
Luego señala el estado en que, quedaron las calles después del combate:
Al otro extremo del puente, a menos de cien metros de donde cayó mi padre, fue
hallado el cadáver de un hombre uniformado, con anclas de marina al cuello de la
guerrera, tendido de cara al cielo; al cinto llevaba una pistola Parabellum de campa-
ña y a su lado la bandera tricolor. Al ser examinado, presentaba una herida de fusil
en el costado derecho, a la altura del cinturón. El teniente Arturo Briceño Delgado,
de las fuerzas del gobierno, reconoció inmediatamente a su primo, el general Ro-
mán Delgado Chalbaud.
A todo lo largo de la avenida Bermúdez se encontraron muchos muertos y heridos,
así como también numerosos pertrechos de guerra y algunas banderas tricolores,
lujosamente bordadas, con las siguientes leyendas: ‘Honor y Patria’ de una cara y al
reverso ‘Libertad y Justicia’; debajo, el número del batallón. Los colores diagonales,
en vez de horizontales.
Más tarde recibí la triste noticia de que entre los cadáveres había sido identificado
por su carnet de estudiante de la Soborna, el de aquel excelente amigo y compañero
universitario que se llamó Armando Zuloaga Blanco, caído como los mejores y a
quien sólo habían lanzado en aquella aventura nobles sentimientos ajenos a toda
ambición personal. Otro estudiante que recibió una herida combatiendo valiente-
mente, fue Julio McGill Sarría, el hijo mayor del coronel McGill, a quien los
compañeros universitarios apodaban cariñosamente “La Paraulata”, por sus largas
piernas y su figura un tanto desgarbada. Lo trasladaron a la Cruz Roja junto con
otros heridos, donde todos recibieron esmerada atención por parte de los médicos
175
Cuentas Nacionales de Venezuela
En la tarde del martes 13 de agosto, cuando las tropas comandadas por Agustín
Rodríguez y Pánfilo Castro ocuparon a Cumaná, Urdaneta Auvert, el francés Graf-
tieux y el oficial alemán resolvieron abandonar su escondite y bajar a la ciudad,
donde fueron recibidos por Pedro Elías Aristeguieta. A las once de la noche, las
tropas revolucionarias evacuan la población, uniéndose a ellas todos los heridos
leves de la mañana del 11 de agosto, entre ellos el general Carabaño; doctor Carlos
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Julio Rojas, Julio McGill Sarría, López Méndez y Roseliano Pérez Frontado. Los
heridos de gravedad, entre ellos Pancho Angarita y Luis Rafael Pimentel, ambos con
una pierna destrozada, imposibilitados para moverse, tuvieron que permanecer en
la Cruz Roja.
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En la noche se agravó Pedro Elías y Juan de Dios Gómez Rubio, Anselmo Valerio y
yo (Urdaneta Auvert), conseguimos permiso para permanecer en la pieza donde se
moría nuestro hermano Aristeguieta. En el cuarto del herido encontramos a Bene-
detti y a José Rafael Carrera. En la mañana del día 23, como a las siete y media, dejó
de ser el que en vida fue modelo de caballeros hombre de acrisolada honradez y
patriota eminente...
El entierro de Pedro Elías Aristeguieta –al cual no se nos permitió asistir – fue, según
nos informaron, una soberbia manifestación de duelo público. ¡Todo Carúpano
concurrió a acompañar el cadáver del bravo soldado cumanés y esclarecido ciudada-
no venezolano!
Se preguntará el lector cómo había llegado el general José Rosario González hasta
las inmediaciones de Carúpano.
En el combate de Santa Ana, ante la temeraria acometida de un destacamento
rebelde, abandonó a los suyos a galope tendido y no paró hasta llegar muy cerca del
mar. Sin embargo, lejos de desmoralizarse, algunos oficiales aguerridos del batallón
que iba bajo su mando, salvaron la situación, parapeteándose detrás de sus caballos
muertos y las cajas del parque, desde donde sostuvieron los fuegos, manteniendo a
raya a los contrarios, que, desafiando la muerte, trataban de adueñarse de las
municiones. Por desgracia para la revolución, la herida de Pedro Elías Aristeguieta
hizo perder moral a los suyos.
Entretanto, su hermano Francisco de Paula, quien había optado por separarse de él
en Cumaná, logró ponerse en contacto con los abandonados del primer ataque,
Pancho Alcántara, Doroteo Flores y los estudiantes Rafael Vegas y Juan Colmenares
a quienes encontró en casa de un señor llamado Ricardo Fuentes, camino de
Cariaco. Todos permanecieron ocultos por espacio de cuatro meses, hasta que
finalmente pudieron escapar en bote a la vecina isla de Trinidad.118
179
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Después del fracaso del Falke, hacia fines de año, hubo otra asonada de
Emilio Arévalo Cedeño, quien en París se había entrevistado con Delgado.
El mismo Arévalo afirmó:
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Cuando este alto cuerpo, representante de la soberanía nacional eligió, hace algu-
nos años, vicepresidente de la República a mi hijo el general José Vicente Gómez,
estimé que con tal elección quería el Congreso robustecer mi autoridad en el cargo
de presidente de la República con que al mismo tiempo me invistió.
Mas aquel nombramiento ha venido dando pretexto a una pertinaz propaganda de
los mal avenidos con la paz y el orden, que tratan de agitar a la opinión tachándome
de que aspiro a convertir la nación en patrimonio de mi familia, imponiendo a mi
citado hijo como sucesor mío en la primera magistratura, calumnia que hiere en lo
más vivo mis sentimientos y convicciones.
No puedo por otra parte, anhelar que un hijo mío llegue a sucederme en la presiden-
cia de la República, posición llena de dificultades, no exenta de peligros y en la cual,
si es verdad que se goza en las grandes satisfacciones que proporciona hacer el bien
de la patria, recíbense en cambio desengaños y súfrense amarguras, gaje habitual de
* La referencia es del doctor Enrique Urdaneta Carrillo, secretario del general Juan Vicente
Gómez, quien presenció la escena.
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Cuentas Nacionales de Venezuela
la política, por lo cual he aconsejado a todos mis hijos que procuren mantenerse
alejados de ella y se dediquen exclusivamente al trabajo.
El general José Vicente Gómez, que tiene mi plena confianza y mi cariño paternal,
le aceptó al Congreso el nombramiento de vicepresidente de la República, y a mí el
de inspector general del Ejército, movido solamente por elevadas consideraciones
de adhesión a la causa política que represento y de afecto a mi persona; pero ahora
al darse cuenta de que con la propaganda a que he aludido se está tergiversando la
verdad ante el pueblo, me hizo saber su decisión de separarse de ambos cargos.
Respecto a la Inspectoría general del Ejército resolví eliminarla por estar en mis
atribuciones hacerlo. En cuanto a la vicepresidencia de la República, juzgo que no
es menester que subsista este destino.
Mientras el presidente de la República conserve su investidura podría suplir sus
fallas temporales cualquiera de los ministros del despacho que él designe y, en caso
de falta absoluta, tocaría al Congreso Nacional hacer el nombramiento de nuevo
presidente por el resto del período.
La importancia del asunto me ha movido a dirigiros el presente mensaje, a fin de que
si acogéis las ideas que dejo expuesta y creyeréis conveniente traducirlas en precep-
tos constitucionales iniciéis la reforma de nuestra actual carta fundamental.121
Gómez llegó a apreciar, en vista de la experiencia hecha, que ese nepotismo exage-
rado era estímulo para crímenes de palacio y aún ponía en peligro su sistema
unipersonal de gobierno. Ese criterio lo indujo a separar a sus hijos de altos cargos
políticos y a hacer suprimir las Vicepresidencias de la República por su Congreso
amaestrado. El documento en el cual resumió el criterio a que había arribado no lo
conocía el país, hasta que en 1955 lo publicó el ex-presidente López Contreras, en
un libro suyo (Proceso político-social, 1928-1936). El curioso documento, retrato fiel
de un hombre y de una época, dice así: ‘Maracay, abril, 1929. Señores congresantes:
Viendo las ingratitudes que se reciben de la política, resuelvo que ninguno de mis hijos
sean políticos y doy la orden para que se acabe la Inspectoría del Ejército y la Escuela
Militar. A ustedes les toca acabar con las Vicepresidencias. Su amigo, J.V. Gómez”.122
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
Esta reforma de 1928 incluyó, también, una nueva norma, la del inciso
6º de artículo 32, que prohibió la propaganda del comunismo. Este era
precisamente el punto en el que la Constitución establecía la garantía de la
libertad del pensamiento manifestado de palabra, por escrito y por medio
de la imprenta. El inciso 6º fue eliminado por la reforma constitucional de
1945, durante la presidencia del general Isaías Medina Angarita.
El 23 de mayo de 1928, se puso el ejecútese a la nueva reforma constitu-
cional de Gómez y, poco después, éste designó a José Ignacio Cárdenas
ministro de Obras Públicas para sustituir a Tomás Bueno. Esta Constitu-
ción eliminó también la facultad del Presidente de nombrar secretario ge-
neral, restituida a partir de la época de López Contreras.
Un año después, en mayo de 1929, otra reforma constitucional fue la
que precisamente separó la Comandancia y Jefatura del Ejército de la Presi-
dencia de la República, consagrada en las disposiciones transitorias estable-
cidas en los artículos 128 y 129. El primero estipula que el Congreso elegi-
rá para ese período constitucional un comandante y jefe del Ejército Nacio-
nal, quien mandará Ejército, Marina y Aviación y fija el número de las
fuerzas de tierra de mar, y determina que el presidente de la República
ejercerá, de acuerdo con éste, las atribuciones 1, 4, 7, 18, 23, 25 y 27 del
artículo 100 de la Constitución. El artículo 129 establece que la elección
del presidente de la República y la del Comandante en Jefe del Ejército se
realizarán una vez sancionada la Constitución. Las atribuciones conjuntas
de ambos eran las siguientes: 1ª) el nombramiento o remoción de los mi-
nistros del despacho, la mutilación de una facultad fundamental del Jefe de
Estado: el presidente no podía designar sus ministros sin el asentimiento
del Comandante en Jefe del Ejército; 4ª), la administración del Distrito
Federal; 7ª), convocatoria al Congreso a sesiones extraordinarias; 18ª) de-
claración de la guerra; 25ª) empleo de la fuerza pública para zanjar la coli-
sión armada entre dos o más Estados de la República, y 27ª) concesión de
indultos. El presidente de la República no podía ejercer ninguno de estos
poderes sin la anuencia del Comandante en Jefe del Ejército.
Los motivos que tuvo Gómez para llevar a cabo estas dos reformas cons-
titucionales tienen que ver, el primero, con la suerte del general José Vicen-
te Gómez, quien, después de la muerte de don Juancho, se convirtió en el
único vicepresidente porque la segunda vicepresidencia fue eliminada; el
segundo que provocó la comedia de Gómez contestándole al Congreso que
no aceptaba la Presidencia, éste insistiéndole y designándolo para el perío-
do 1929-1936, aquél renunciando desde El Trompillo –revela que Gó-
mez–, además de cruel, era un hombre astuto y un político de incuestiona-
183
Cuentas Nacionales de Venezuela
ble habilidad. Gómez se dio cuenta del malestar que había en Venezuela
contra su gobierno, por la quiebra de la agricultura y la ganadería en con-
traste con la inmensa prosperidad de la explotación petrolera; se dio cuenta
del fondo de las manifestaciones de los estudiantes, empleados de farmacia,
tranviarios, agricultores, ganaderos y hasta militares. Comprendió entonces
que tenía que tomar una medida política para enfrentar la situación: sepa-
rarse, aparentemente, de la Presidencia de la República; separar de nuevo la
cúspide militar de la administrativa, reservándose –de hecho y de derecho,
en la Constitución– la facultad de seguir gobernando como un auténtico
jefe de Estado.
Para esta maniobra, Gómez escogió a Juan Bautista Pérez, quien no era
un político, no tenía la práctica ni las experiencias de las luchas políticas,
sino sencillamente un abogado que tenía una vieja amistad con Gómez,
resultado de las visitas de éste a unas fincas situadas a orillas del río Guaire,
propiedad del padre del doctor Pérez; era en fin, un hombre tranquilo y sin
ambiciones políticas que cuadraba muy bien con las necesidades del mo-
mento de Juan Vicente Gómez. Se dice que, al tomar la decisión de desig-
narlo presidente de la República, comentó que los caraqueños y los centra-
les no tenían por qué quejarse porque les había nombrado un Presidente de
la capital.
Dos años más tarde, una nueva maniobra en el Congreso tuvo por fin
que éste le pidiera al doctor Pérez su renuncia, una reforma constitucional
más –que reunía de nuevo la conducción militar y la política en manos del
presidente– y un Gómez que esa vez sí aceptó volver a la Presidencia y
acudió al Congreso a prestar el juramento de rigor. En 1931 el desprestigio
del gobierno tomó cuerpo en el renunciante doctor Pérez y, naturalmente,
los partidarios de Gómez echaron a volar la consigna de que con su regreso
al poder los problemas que agobiaban al país se superarían. El pueblo de
Caracas aplaudió jubilosamente la llegada del general Gómez al Congreso.
Después de juramentado, su compadre Pimentel le acotó: “compadre, us-
ted se las sabe todas, hace dos años tuvo los problemas graves de los estu-
diantes y de los alzamientos y ahora el pueblo lo lleva en gloria al Congre-
so”. El general Gómez contestó: “unas se ganan de para alante y otras se
ganan de para atrás”.
Como puede verse, el nombramiento del doctor Pérez no se fundamenta
–como dice mi buen amigo el historiador y rector Juan Bautista Fuenma-
yor– en la previsión de Gómez de que venía una crisis económica que esta-
lló a fines de 1929, es decir, varios meses después de reformar la Constitu-
ción y designar al doctor Pérez, y que Gómez no quería cargar con el enor-
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
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Subperíodo 1931
Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
Al abrirse la cronología de los hechos políticos del país a partir de 1920, una ola de
pesimismo flotaba en el ambiente de la oposición al gobierno del general Juan
Vicente Gómez, según lo apunta con acierto el doctor Marco Tulio Bruni Celli,
quien nos dice que ésta se componía de varios grupos, pero acusaba fisuras internas
“no obstante, de muchos esfuerzos unitarios, había desconfianza entre los integran-
tes en que podían entonces formarse los tres sectores que integraban el frente anti-
dictatorial: los jóvenes intelectuales y estudiantes de la Generación del 28, mante-
nían una franca posición democrática, con programas e ideas orientadas específica-
mente a las realidades venezolanas, y que creían en la organización del pueblo como
medio de lucha; los viejos caudillos, empeñados en la acción armada sin programas,
ideas o propósitos definidos, y el naciente pensamiento comunista, que con base en
sus prejuicios dogmáticos actuaba con estrategias inadecuadas para nuestra realidad
social y descartaba para la lucha y para el frente antidictatorial a sectores fundamen-
tales del país.123
123 Bruni Celli, Marco Tulio, Introducción al archivo de Rómulo Betancourt. Caracas, Editorial
Rómulo Betancourt, 1990, tomo. II, p. XXXV.
189
Cuentas Nacionales de Venezuela
Hay gentes como los pequeños comerciantes, los dueños de talleres pequeños y
otros no son ni trabajadores ni ricos. Ellos son también perjudicados por el régimen
de Gómez y por la competencia que les hacen los ricos extranjeros y nacionales en
sus negocios, ...hablan mucho de revolución, pero como ellos también quieren ser
ricos mediante la explotación del pueblo trabajador, casi siempre se van con los
caudillos de la burguesía, ...Entre ellos se encuentran políticos muy peligrosos para
los trabajadores porque, con sus pretensiones de revolucionarios y su contacto
directo con el pueblo en sus negocios, tienen facilidad para engañarlos e inducirlos
a seguir a los caudillos en contra de sus propios intereses de clase. Hay solamente
dos campos; los explotados y los explotadores; los que no están con los explotados
están con nuestros enemigos. No hay un terreno intermedio en la lucha entre estas
dos clases. Trabajadores, alerta, contra los traidores.124
* “Sinani, era agente británico infiltrado en los altos rangos de la Internacional Comunista. El
imperialimo inglés era, para entonces, el principal inversionista en América Latina y tenía
interés en impedir el desarrollo de las actividades revolucionarias en esta parte del globo. La
mejor manera de hacer fracasar dichas actividades era lanzarlas por caminos y tácticas equivoca-
das, como sería el aislamiento de la clase obrera respecto de todos sus posibles aliados. De allí
la política del trotskismo cuyos nefastos resultados están a la vista de todos”.
124 Fuenmayor, Juan Bautista, Historia de la Venezuela política contemporánea, 1899-1969, s/e,
1976, t. II, pp.169-170. La cita que hace el autor fue tomada de Documentos que hicieron
historia, Caracas, Ediciones Conmemorativas del Sesquicentenario de la Independencia, 1962,
t. II, pp. 172-173.
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Cuentas Nacionales de Venezuela
126 Fuenmayor, Juan Bautista, ob. cit., pp. 180-181. La cita que hace el autor proviene del Libro
Rojo 1936, Servicio Secreto de Investigaciones, Caracas, pp. 286 y siguientes.
(*) “Este Tribunal de Salud Pública sería al estilo de los que organizó Robespierre durante la Gran
Revolución burguesa de Francia, para depurar a los enemigos de la revolución y no para
preservar la salubridad de las poblaciones”.
127 Ibídem, pp. 181-182.
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
Presumo que los ultraizquierdistas se nos vendrán otra vez encima, a propósito del
folleto. En el capítulo final, titulado ‘con quién estamos y contra quién estamos’, se
habla de la necesidad de que sea la clase ‘trabajadora’ la que asuma el poder; mas,
detallando que entendemos por ella –peonadas, proletariado propiamente dicho,
pequeño propietario arruinado por el monopolio en la ciudad y por el latifundio en
el campo, sectores intelectuales explotados– en bloque opuesto al que surgirá de la
alianza de los sectores burgueses criollos con el imperialismo extranjero. ¿Traición
al marxismo? ¿Regeneración de la ortodoxia revolucionaria? Estoy plenamente,
marxistamente, convencido de lo contrario. Renegación de los más elementales
postulados del materialismo histórico es importar, para realidades distintas de la
128 Ibídem.
129 Libro Rojo, Edición facsimilar, pp. 140-141.
193
Cuentas Nacionales de Venezuela
industria europea, lo que para esa realidad fue escrito por Marx. Si nuestra realidad
es distinta debe ser nuestra táctica de lucha. Otra cosa no sería poner los pies en
tierra, andar por las nebulosas.129
130 Ídem.
131 Ibídem, p. 151.
194
Cuentas Nacionales, 1915-1935
195
Cuentas Nacionales de Venezuela
dejar en claro es que entre el mismo grupo de jóvenes que sostenían ideas
socialistas y nuevos planteamientos para luchar contra la dictadura, había
una división (a la cual ya hemos hecho referencia): por una parte los comu-
nistas, que seguían los lineamientos de la Internacional Comunista entre
los cuales estaban Fuenmayor, Otero Silva, Machado, etc.; y por otra parte,
el grupo que encabezaba Rómulo Betancourt que sostenía la tesis de una
política independiente de la Internacional Comunista a base de alianzas
con las clases medias y con sectores profesionales, etc., para combatir exitosa-
mente al gobierno del general Gómez.
Después de los hechos ocurridos en los años 28 y 29, el año 30 el pano-
rama se presenta con nubarrones de pesimismo; es interesante sobre este
particular examinar una carta que aparece en el Archivo de Betancourt diri-
gida a “Malacho” (Jóvito Villalba) el 29 de agosto de 1930 y que dice lo
siguiente:
133 Betancourt, Rómulo, “Carta a Jóvito Villalba (Malacho), 29 de agosto de 1930” en Archivo de
Rómulo Betancourt, Caracas, Editorial Fundación Rómulo Betancourt, 1990, t. II, pp. 376-
377.
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
señores sostenían la tesis de que no era posible reeditar las viejas revolucio-
nes venezolanas y que había que ir bajo la dirección de una junta presidida
por un civil (en este caso se postulaba a Dominici), cuyo objetivo inmedia-
to después del triunfo de la revolución era convocar a elecciones y entregar
el poder al ganador en la contienda; en los manifiestos de estos mismos
caudillos también se invoca la democracia como forma de gobierno, la li-
bertad como el ideal y se repudia el gobierno caudillista tradicional.
En estos documentos de los diversos grupos caudillistas no se lee, ni de
ellos se desprende un lenguaje o el espíritu de la lucha moderna planteada
como una cuestión social basada en la organización de las masas para gene-
rar, en función de ello, un movimiento que pueda derribar la dictadura y
fundar un sistema distinto apoyado, precisamente, en las masas populares.
En otro sentido, el lenguaje de los caudillos era la expresión de unos gru-
pos, que las nuevas circunstancias y la dinámica sociopolítica de Venezuela
habían prácticamente sepultado. Ello se demostró después con el tipo de
organizaciones políticas que se formaron en Venezuela a raíz de la muerte
del general Gómez.
A pesar de la decepción del pueblo venezolano en su lucha contra la dicta-
dura, y a pesar del pesimismo que quedó como secuela el fracaso de los movi-
mientos de 1928 y 1929, el 17 de diciembre de 1930 estalla una fuerte
manifestación en contra del gobierno; este movimiento popular es conducido
por estudiantes, quienes se trasladan desde las gradas del Panteón Nacional
hasta las afueras de La Rotunda para pedir la libertad de los presos, en el
camino recogen las banderas que estaban en las ventanas de las casas de habi-
tación (ya ese día era de recogimiento nacional por ser el centenario de la
muerte del Libertador Simón Bolívar en San Pedro Alejandrino).
Los estudiantes y el pueblo en general al llegar a las afueras de La Rotun-
da fueron recibidos con descargas hechas desde las almenas de la vieja ergás-
tula de la dictadura y producto de ellos fueron los numerosos muertos y
heridos; entre los segundos se encontraban Eduardo López de Ceballos, y
otros. López de Ceballos fue curado en la clínica del doctor Luis Razetti y
luego su padre, el doctor Bartolomé López de Ceballos, lo llevó al Valle de
Chirgua, a la hacienda Cariaprima donde lo recluyó por varios meses para
ocultarlo de una posible acción policial. Posteriormente regresó a Caracas y
se reintegró a sus actividades estudiantiles normales. Por su parte, Francisco
Carrillo Batalla, otro de los jóvenes protestarios fue recluido en la hacienda
Agua Fría por su padre el doctor José Tomás Carrillo Márquez y gracias a la
intervención del coronel Julio Velasco Castro ante su tío Rafael María Ve-
lasco, gobernador de Caracas, no fue reducido a prisión.
197
Cuentas Nacionales de Venezuela
(*) Con respecto al general Manuel Urbina el doctor Ignacio Luis Arcaya, poco antes de morir, me
expuso lo siguiente: que una vez hecho preso el general Manuel Urbina, el general Gómez le
encomendó al doctor Francisco J. Parra, a la sazón secretario general de Gobierno, en el estado
Aragua, visitar al general Urbina y preguntarle si Eustoquio Gómez, Rafael María Velasco y
otros personajes del régimen estaban o no comprometidos con él, en esa intentona revoluciona-
ria. El doctor Parra, al llegar al castillo Libertador, manifestó su misión al jefe del establecimien-
to y acto seguido fue puesto en comunicación con el general Urbina. Este último le contestó al
doctor Parra que él asumía la plena responsabilidad de sus actos y que los señores señalados por
Gómez no estaban comprometidos con él y que si lo hubieran estado él no era hombre para
hacer delaciones. El doctor Parra regresó a Maracay y le dio cuenta a Gómez quien contestó que:
“él sabía que Urbina iba a decir la verdad”. La reláfica se la hizo el propio doctor Parra al doctor
Ignacio Luis Arcaya cuando éste estaba exiliado en Nueva York y Parra mantenía buenas
relaciones con varios de los exiliados que vivíamos en esa ciudad.
198
Cuentas Nacionales, 1915-1935
134 González, César, Rubén González, una vida al servicio de Venezuela, Caracas, Imprenta Nacio-
nal, 1972, p. 63.
135 Ibídem, p. 64.
199
Cuentas Nacionales de Venezuela
136 Ídem.
137 Ibídem, pp. 63-64.
138 Fuenmayor, Juan Bautista, ob. cit., pp. 57-60.
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
201
Cuentas Nacionales de Venezuela
Los bígamos, es decir, los que, obstando el vínculo conyugal intentan otro matrimo-
nio, aunque sea llamado matrimonio civil, son ipso facto, infames; y si habiendo
despreciado la amonestación del ordinario, persisten en su ilícito contubernio,
según la gravedad del delito, sean excomulgados o castíguese con entredicho perso-
nal, ...por lo mismo toda sentencia de separación de cónyuges, unidos en matrimo-
nio legítimo ante la iglesia, pronunciada por la potestad laica, es nula y de ningún
valor (por lo que a los efectos de la conciencia se refiere) y el cónyuge que, abusando
de tal sentencia, se atreviera a unirse con otra persona, será un VERDADERO
ADÚLTERO.
Los que han cometido el delito de que habla el canon que hemos copiado, quedan,
pues, fuera del seno de la iglesia. Ésta los considera como paganos y excomulgados.
No pueden recibir ningún sacramento, y si mueren en tal estado, sus cadáveres no
pueden ser llevados al templo cristiano. ¡Justa pena de los que queriendo llamarse
católicos, apostólicos, romanos, pisotean las leyes de la iglesia, se burlan práctica-
mente de sus sacratísimas instituciones, y dan a las sociedades católicas el escándalo
y el mal ejemplo de un hecho verdaderamente nefando!
¡Tomen horror los fieles de nuestra diócesis de semejantes hechos, baldón y ver-
güenza de las sociedades cristianas!”.140
140 González, César, Una vida al servicio de Venezuela, Caracas, Imprenta Nacional, 1972, pp.
197-200. En Fuenmayor, Juan Bautista, ob. cit., pp. 145-147.
141 Vallenilla Lanz, Laureano, Campañas de El Nuevo Diario, Caracas, t. II.
142 González, César, ob. cit., p. 219.
202
Cuentas Nacionales, 1915-1935
de clases y de razas, en donde jamás las hemos tenido, que la Santa Sede no
podía aparecer aliada a tales elementos, ni lograría repetir en Venezuela la
trayectoria mexicana”.143
En tal sentido, Zumeta inclusive llega a proponerle a Rubén González la
creación de una iglesia venezolana independiente de Roma, a lo que Gon-
zález le contesta que no cree que sea el momento para ello, pero que si fuera
el caso estaría dispuesto a apoyar dicha iniciativa.
Ante todos estos acontecimientos se reunieron en Caracas, el 4 de marzo
de 1930, los obispos de todo el país, como Felipe Rincón González, arzo-
bispo de Caracas, Acacio Chacón, de Mérida, Arturo Celestino Álvarez,
obispo de Calabozo, Marco Sergio Godoy, del Zulia, así como de otras
diócesis existentes en el país, los cuales redactaron un documento público
dirigido al presidente Juan Bautista Pérez para que suspendiera el decreto
de expulsión del Ilustrísimo señor Salvador Montes de Oca, dignísimo obispo
de Valencia. Este documento fue contestado a su vez por Rubén González,
en su condición de ministro del Interior, quien en términos categóricos
dejaba abiertas las hostilidades entre la iglesia y el Estado.
“El Ejecutivo Federal –dice el ministro– ha visto con extrañeza que para
el episcopado venezolano la paz y la armonía entre el Estado y la iglesia
quedan subordinados a la suspensión, sin condición, del decreto de expul-
sión de monseñor Montes de Oca... El Estado ha querido, fomentado y
cultivado en todo tiempo, no relaciones de simple cortesía, sino de sincera
y benéfica cordialidad...
Esta disposición del gobierno no ha sido menguada ni aun con motivo
del incidente de monseñor Montes de Oca. En efecto, cumplido el impe-
rioso e inaplazable deber, ante el acto inexplicable de dicho prelado, atenta-
torio contra las leyes y violatorio del grave y solemne juramento por él
prestado, el gobierno manifestó la mejor voluntad de levantar los efectos
del decreto de expulsión, sobre la base del reconocimiento de su falta por
parte de aquel prelado. Esta condición fue aceptada en principio por el
Ilustrísimo arzobispo de Caracas, en entrevistas habidas con el ciudadano
gobernador del Distrito Federal; y, al efecto, según manifestación del pro-
pio arzobispo, al referido funcionario, fue enviado, con la previa anuencia
de la Santa Sede por conducto del vicario general de la diócesis de Valencia,
al Ilustrísimo señor Montes de Oca, el proyecto de la manifestación que
debía publicar el obispo.
En este estado el asunto, esto es, en espera de la manifestación de mon-
203
Cuentas Nacionales de Venezuela
... yo seré el mismo de siempre; que si mil veces se presentan las circunstancias que
motivaron mi instrucción, mil veces, diré lo mismo. Precisamente cuando la herida
duele, necesita cura: el alboroto que han formado con mi sencilla instrucción
confirma lo que yo he dicho tantas veces: es necesario hablar claro en Venezuela
sobre ciertos asuntos.
Estoy dispuesto a ser triturado por Cristo y su iglesia. Ojalá que mis huesos sean
molidos y mi sangre corra para dar testimonio de la verdad...
Escribo hoy mismo a mi vicario dándole instrucciones sobre el gobierno de mi
diócesis; mía a pesar de que digan las potestades de la tierra que no tengo ya ninguna
jurisdicción en ella.146
204
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205
Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
empleo, y hasta podía abrir el camino a una nueva amnistía para dar liber-
tad a los presos y admitir el regreso de los exiliados.
Todos estos hechos circulaban en torno a ese proceso, pero ninguno de
ellos fue causa determinante en la caída del presidente Juan Bautista Pérez;
pero ello no era más que la preparación del terreno en lo político y social
para el regreso de Gómez a la presidencia. Con ello se forma en el país un
ambiente favorable a la nueva elección del general Gómez y en tal coyuntu-
ra los sectores populares, concurren en masa a las afueras del capitolio a
vitorear al viejo dictador con motivo de su nuevo ascenso a la presidencia
constitucional. Así, como se demuestra en líneas anteriores, las cosas no
ocurren solas, como por encantamiento o generación espontánea, sino que
fueron el resultado de una preparación y de hechos concretos.
En cuanto al proceso de la salida del doctor Pérez de la Presidencia de la
República, motivada por el acuerdo del Congreso Nacional de 12 de junio
pidiendo su renuncia y que éste accede a presentar el día 13, el Congreso
mira hacia el general Gómez. Sin embargo, planteada la situación en tales
términos, este último resuelve que sea el doctor Pedro Itriago Chacín, mi-
nistro de Relaciones Exteriores, quien asuma la posición de Encargado de la
Presidencia de la República, y, acto seguido, éste nombra el nuevo gabinete
y se procede (en conjunto) a redactar y a iniciar el curso de la reforma de la
Constitución.
El gabinete electo quedó integrado de la siguiente manera: doctor Rubén
González, ministro de Relaciones Interiores; general Eleazar López Contre-
ras, Encargado de la cartera de Guerra y Marina; doctor Gumersindo To-
rres, ministro de Fomento; Federico Álvarez Feo, ministro de Obras Públi-
cas; Samuel Niño, ministro de Instrucción Pública; el doctor Toledo Truji-
llo en Salubridad, Agricultura y Cría, y el general José María García, minis-
tro de Hacienda.
Una vez juramentado para el nuevo ejercicio de la Presidencia de la Re-
pública, el general Gómez nombra el siguiente gabinete; sustituye a Rubén
González, que había sido la persona que había movilizado y personificado
el conflicto con la iglesia, en el caso de la expulsión de Montes de Oca, y en
su lugar nombra al doctor Pedro Rafael Tinoco. Éste era un abogado que
había desarrollado su actividad profesional con éxito en Caracas; había esta-
do preso en La Rotunda, de cuya prisión fue liberado por gestión del coro-
nel José María Márquez Iragorri, edecán del general Gómez. El coronel
Márquez lo había dado a conocer a Gómez, quien había abierto la oportu-
nidad para que demostrara su competencia como abogado con motivo de
unas gestiones en que estaba interesado el dictador, quien apreció la capaci-
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Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
Subperíodo 1932-1933
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Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
Para 1933, ya había sido dictada una Ley de Extranjeros, con las mismas finalidades
de la famosa Ley de Residencia que Márquez Bustillos pidió al Congreso, el 30 de
abril de 1919, para imposibilitar la infiltración de extranjeros adheridos a las nuevas
ideologías revolucionarias, provenientes de Europa. Nos referimos, naturalmente, a
las ideas marxistas. El Ejecutivo dictó, en 1933, el Reglamento de la referida ley,
promulgada en el año 1932, y sobre cuya aplicación el ‘Ministerio de Relaciones
Interiores, puso especial empeño en darle estricto cumplimiento. El objeto era
lograr una ‘cuidadosa selección inmigratoria’, ‘indispensable’ en aquella época. Al
efecto, se estableció por primera vez la llamada Matrícula General de Extranjeros
residentes en el país, a fin de poder realizar sobre ellos una constante y eficaz
vigilancia.147
147 Fuenmayor, J.B., Historia de la Venezuela política contemporánea, 1899-1969, s/e, p. 204.
211
Cuentas Nacionales de Venezuela
ñor Montes de Oca. Otra ley que se aprobó en esta época fue la concernien-
te al Porte de Armas. Por virtud de ella se hicieron requisas a fondo en todo
el país para recoger las armas...
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
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Cuentas Nacionales de Venezuela
150 Betancourt, Rómulo, Venezuela, política y petróleo, Ed. Senderos de Bogotá. 1969, pp. 92-94.
151 Arcaya, Pedro M., ob. cit., p. 130.
214
Cuentas Nacionales, 1915-1935
esas carreteras fueron finalizadas con fondos del tesoro público y, por otro
lado, del sacrificio que impusieron a los detenidos, algunos por causas co-
munes, otros por razones políticas a quienes se les forzaba a trabajar en las
carreteras. Personalmente, siendo yo un niño, pude ver en un viaje con mis
padres desde el centro hasta Trujillo, en una curva donde se detuvo el
vehículo, a un grupo de hombres trabajando con picos y palas que realiza-
ban labores al margen de la carretera. Todos llevaban cadenas y bolas de
hierro al final de las mismas. Esta circunstancia la hizo notar el chofer con
gran consternación para mis padres, al ver a esos infelices.
Esta Venezuela encadenada a grillos, ve como se apaga la llama de la vida
del dictador y, bajo esa sombra, va creciendo el relevo agazapado, en espera
para tomar las riendas del poder. Vemos que de 1931 a 1935 se van fo-
gueando en la práctica política y militar, dos nombres que serán claves en el
proceso de sucesión: Eleazar López Contreras y el doctor Pedro R. Tinoco:
Hay a partir del 13 de julio de 1933 una doble regencia en Venezuela. Para el
Gómez ya valetudinario se prevén dos sustitutos que vayan tomando en sus manos
las responsabilidades efectivas de gobierno. Eleazar López Contreras asume el
mando del Ejército para que consolide la organización militar. Y el doctor Pedro
Tinoco en el Ministerio de Relaciones Interiores asumirá las vastas cuestiones de la
política y la economía. Son dos ministros universales que darán al Estado esa
consistencia y reciedumbre casi trascendental que pedía Guillermo Federico Hegel
en la Filosofía del Derecho. Toda la obra que se viene realizando desde 1899, cuando
de invasores trae argamasa de violencia y represión para la albañilería del Estado
culmina en esos años de 1931 a 1935. Ahora la historia no va a trabajar sólo con las
rústicas manos de Juan Vicente Gómez. El Estado necesita hombres de Academia
Militar y de universidad para adaptarse a los nuevos tiempos y remeter sus muros.152
¡Anjá!, el doctor Tinoco para ministro del Interior. No está mal. Yo lo conozco. Fue
apoderado de Vicentico. No lo hizo mal. Con estas expresiones acepta Gómez
designar a Tinoco para aquel cargo clave que ya no tiene misión más importante que
la de preparar la sucesión del general. En Tinoco se juntan tres vertientes de la clase
que va emergiendo como la dominadora de la nueva Venezuela. Es un aguijón del
imperialismo petrolero. Tinoco, una ficha del patriciado comercial y bancario al
cual ha servido. Y ha tendido nexos, a través de José Vicente Gómez, con las clases
gomecistas en cuyas manos está esa argamasa suprema que es el Estado cuando la
historia quiere realizar trabajos de mampostería. Las tres vertientes que desembo-
152 Rangel, Domingo A., Gómez, el amo del poder. Editores, Vadell Hermanos, Valencia, 1975, pp.
359-366.
215
Cuentas Nacionales de Venezuela
can en Pedro R. Tinoco harán de este ministro una especie de Premier en la corte
civil a la que Juan Vicente Gómez va transfiriendo las riendas del poder. Y el doctor
Tinoco cumple el encargo de quienes lo han llevado al ministerio con cuidadosa
exactitud.
Eleazar López Contreras es el otro polo del gobierno. La administración nacional
va a tener, entre 1931 y 1935, dos factores de equilibrio sobre el abismo de la
incertidumbre del futuro. El ejército por un lado y las clases dirigentes del exterior
y del país por otro, serán los extremos de contrapeso y apoyo para la edificación de
calicanto del Estado. López Contreras desarrolla su gobierno militar con segura
eficacia. Su primer objetivo consiste en eliminar, definitivamente cualquier otra
organización armada que haya en el país. Sabe que el tránsito más allá de Gómez sin
sacudidas de guerra civil exige un ejército que no tenga rivales. Y para ello es preciso
barrer los últimos ecos del caudillismo bronco de los macheteros.153
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Subperíodo 1934-1935
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Sin embargo, ello no era suficiente para crear una muralla que se opusie-
ra definitivamente a la integración, por cuanto la venida de los andinos al
centro del país y a muchas otras regiones de Venezuela, fue creando paula-
tinamente una interacción entre ellos y el resto de la nación, al punto de
que se operan uniones matrimoniales o concubinarias entre miembros de
ambas colectividades que fueron limando estas asperezas. Naturalmente,
este fue un proceso que duró varios años, el cual vino a superarse en firme,
tan sólo después de la muerte del general Gómez.
Pero, en todo caso, en la época de Gómez se agrava la contradicción entre
los andinos y el resto del país, por cuanto el doctor Ezequiel Vivas, desde la
Secretaría de la Presidencia de la República, se concentra en una política
orientada a poner a hombres de los Andes y especialmente del Táchira al
frente de, prácticamente, todos los cargos del país. Da instrucciones de que
se nombren andinos al frente de las jefaturas civiles, resguardos de aduanas,
comisarías, cargos burocráticos en el gobierno central y en los gobiernos
regionales; en fin, en toda Venezuela. Ello naturalmente crea en parte de la
comunidad andina, específicamente del Táchira, una conciencia de apoyo y
de identificación con aquel gobierno que les daba tan liberal y expedita cabi-
da en su seno. Por otra parte, genera, en el resto de las colectividades, donde
estos hombres iban a ejercer el gobierno, la sensación de que tratábase de un
gobierno de ocupación como dice Rangel en su obra Los andinos en el poder,
y esto naturalmente también agria y retarda el proceso de integración social
entre ambos núcleos humanos, que con el tiempo llegó a operarse para bien
de la comunidad venezolana.
Pero en todo caso, éste es un elemento que, desde el punto de vista de la
cohesión, genera el Táchira en torno al gobierno, en las clases modestas y en
las clases medias y altas, un apoyo muy importante para el gobierno de
Gómez.
No estamos de acuerdo en que esta pugnacidad entre las comunidades
de los Andes y del centro fuera obra de los caudillos opositores de Gómez,
quienes, pusieran el dedo en la llaga en el sentido de imputar ser, el de
Gómez, un gobierno de los andinos. No estamos de acuerdo en ello, por
cuanto había enemigos de Gómez que eran andinos, como el general Oliva-
res y el general Peñaloza que eran dos figuras militares prominentes en el
Táchira, del mismo estado procede Pío Gil (Pedro María Morantes); el
doctor Leopoldo Baptista, el doctor Trino Baptista, Maximiliano Durán, el
doctor Carlos León, que eran hombres de Trujillo y destacadas figuras de la
oposición; y los merideños almirante Román Delgado Chalbaud, Mariano
Picón Salas, etc.
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No hay ley ni conveniencia que los frene (se refiere a los funcionarios por él nombra-
dos y recomendados) porque Vivas con el cargo les otorga la patente de corso. Es la
época de los jefes civiles semianalfabetos, ladrones y viciosos, que llenan de humilla-
ción páginas en la historia de las regiones que los sufrieron. El tachirense a quien
Vivas le entrega el nombramiento, el revólver y el pliego de instrucciones, obra
como los conquistadores españoles cuando venían a América. Su destino era explo-
154 Rangel, Domingo Alberto. Los andinos en el poder. S/e. Caracas, 1964, pp. 181-182.
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La alianza tácita que surge entre Gómez y los intereses imperialistas re-
presentados por la creciente participación en Venezuela de la inversión ex-
tranjera en los procesos de exploración y explotación petrolera, y también el
apoyo que los gobiernos de los países de origen de estos inversionistas le
dan a estas empresas, son hechos que forman parte del hilo de la historia en
los del gobierno dictatorial.
Por su parte, el doctor Ramón Escovar Salom, afirma que el petróleo es
una de las razones de la duración de la larga dictadura.
157 Escovar Salom, Ramón. Evolución política de Venezuela. Monte Ávila Editores, Caracas, 1975,
(3ra. edición), p. 126.
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158 Maza Zavala, D.F. Los procesos económicos y sus perspectivas. Academia Nacional de la Historia.
Estudios, Monografías y Ensayos, Caracas, 1991, p. 162.
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159 Carrillo Batalla, Tomás Enrique. Historia de las finanzas públicas, Siglo XX, Nº 53, año 1913-
1914, tomo XII, 1989, p. IX.
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números 127,128 y 129 del Boletín del Archivo Histórico de Miraflores, diri-
gido por el ya mencionado doctor Ramón J. Velásquez.
Este punto referido a la eliminación de los caudillos, y a la consecuente
pacificación del país por el general Gómez, crea una profunda divergencia
entre la generación castrista y las anteriores atrapadas en el caos sociopolíti-
co, la ruina económica generada por diversas causas, agravada por la enorme
deuda externa que pesaba sobre la nación, constituida por el saldo aún no
pagado de lo heredado de la guerra de independencia, y las que se agrega-
ron por las continuas guerras civiles que le sucedieron.
Sobre el tema de la pacificación del país y la eliminación de los caudillos,
por una parte, efecto positivo del régimen de Gómez, frente a lo negativo
del atraso que significó durante tantos años de estancamiento, Miguel Án-
gel Capriles recuerda las discusiones que tuvo con su padre sobre el particu-
lar y al efecto dice:
Sin embargo, el costo de la paz, para casi todos, fue demasiado alto;
proyectó al país en la noche de una larga autocracia.
Porque soy de los que creen que Venezuela pagó muy alto precio –cárceles llenas,
supresión de las libertades y de elecciones, renuncia de los derechos cívicos, sumi-
160 Capriles, Miguel Ángel. Memorias de la inconformidad. s/e, 2ª Edición. Caracas, 1973, pp.
152-153.
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sión total y régimen de terror– la paz, larga paz pretoriana de Gómez basada en el
miedo y en el atropello; no la paz constructiva y progresista de la Roma de Augusto
y de los Antoninos, ni siquiera la paz renovadora de Porfirio Díaz en México o de
Napoleón III en Francia, sino una paz asiática, dura, implacable y sórdida, a sangre
y fuego, en que estranguló conciencias, y donde el que no se rindió, pereció, fue
expatriado o vivió al margen, en el angustioso y trágico espectáculo de la inacción.
Llevó la paz entre los caudillos al estilo del propietario que impone la concordia
entre los capataces rivales de una hacienda. Los métodos, los del latifundista retró-
gado y vivo: la dureza inexorable, la amenaza, la corrupción, el despotismo sistemá-
tico. 161
El ejército que crea Cipriano Castro –fue él quien decretó la fundación de la Escuela
Militar– acaba inmediatamente con las organizaciones cuasiprivadas de los caudi-
161 Pareja y Paz Soldán, José. Gómez, un fenómeno telúrico. Editorial Ávila Gráfica, S.A. Venezuela,
1951, p. 92.
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llos. Los viejos batallones de 1899 y de 1902 se distribuyen por todo el país, y en
cada región secuestran las armas y liquidan los grupos de todos los caudillos.
Desaparecen aquellas jerarquías intangibles que eran los generales de pueblo. Sólo
el batallón apostado en la capital del Estado, a las órdenes del Estado Mayor y del
Ministerio de Guerra y Marina, retiene y maneja elementos bélicos. Y ese batallón
está adscrito a un sistema vertical que concluye en las altas esferas del mando
militar. Las unidades castrenses, de arriba abajo, obedecen a una misma dirección y
responden a un plan común. Los caudillos de cada localidad tienen dos alternativas.
Rendirse, convirtiéndose en burócratas para las aduanas o para el Congreso o
sublevarse y ser cazados en sus montes. Cuando el régimen andino llega a los quince
años de existencia, bajo la dictadura de Juan Vicente Gómez, esta es la situación del
país. Los caudillos regionales que pierden sus armas y dejan de controlar sus feudos
comprobarán cuán profundo es el cambio en la organización castrense. Cabizbajos,
camino del San Carlos o de Puerto Cabello, entre una fila de soldados con uniforme
verde, medirán el abismo de ruina en que se ha hundido su casta. Con un regimiento
en cada Estado, eslabón de una cadena militar tendida a lo largo del país, el antiguo
caudillo ya no tiene fuerza ni para nombrar a un jefe civil...
El ejército creado en 1910 –la fecha simbólica más que exacta– se forma con una
oficialidad casi exclusivamente “andina”... “La primera explicación que encuentra el
investigador –y en este libro quiero serlo hasta los extremos de la objetividad
científica– es que aquella preferencia constituía una necesidad política para el
régimen”. Los andinos dependieron, desde 1902, de su región natal. Fueron los
Andes quienes salvaron a Castro contra casi todo el país. En La Victoria comproba-
ron los restauradores –y dejaron esta ley a sus sucesores– que tres estados cordille-
ranos eran suficiente base para sostenerse en el poder. El apoyo que la región
prodigara en hombres y en recursos podía significar un escudo de permanente
vigencia. En el ejército quisieron materializar los andinos aquella creencia en las
posibilidades de su comarca. El razonamiento era lógico. Si el ejército entraba a
convertirse en el principal custodio del orden –porque ya los ejércitos privados de
los caudillos estaban liquidados– coparlo con oficiales andinos prometía una cum-
plida sensación de seguridad.
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Sobre las conspiraciones que surgieran del nuevo ejército gomecista, co-
menta el mismo autor:
...Sin embargo, aquel ejército no es, durante la travesía gomecista, un mar de aceite.
Juan Vicente Gómez tiene que enfrentarse a algunas conspiraciones que tienen el
epicentro en el cuerpo de oficiales. En 1919 y 1928, el complot rondará las inme-
diaciones de Miraflores. Oficiales de la Escuela Militar –y ciertamente, algunos de
ellos provenientes de los Andes– fraguan conjuras que no llegan a culminar. Hom-
bres como Félix Andrade Mora, Argimiro Arellano y otros, participan y dirigen estos
intentos. Gómez empieza a profesarle miedo a la Escuela Militar.
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162 Morón, Guillermo. Historia de Venezuela. t. V. Italgráfica Editores, Caracas, 1971, p. 321.
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163 Luciani, Jorge. Abajo las caretas. Tipografía Garrido. Caracas, 1948, p. 21.
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Nadie puede imaginar el daño que hizo el doctor José Rosario García, especialmen-
te entre 1927 y 1931, por ejemplo, a él y a su grupo se debieron el alejamiento del
doctor Leopoldo Baptista, la caída de Arcaya y otras medidas que perjudicaron al
gobierno.166
164 Trujillo, Alejandro E. La respuesta del destino. Caracas, 1954, ediciones Garrido, p. 20.
165 Siso, Carlos, Castro y Gómez. Editorial Arte. Caracas, 1985, p. 391.
166 Ídem.
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El general Vidal fue víctima, ante todo, del valor extraordinario que había demos-
trado en los campos de batalla y de sus convicciones políticas, que defendía con
sinceridad. Relacionado el hecho con la materia de nuestro estudio, resulta que el
general Gómez lo mantuvo preso después de estar convencido de su inocencia.167
Al general Gómez lo han acusado de cruel con sus adversarios políticos. Las largas
prisiones a que sometió a los adversarios contra su gobierno (cuando se le compro-
baban los hechos), en algunos casos, es uno de los más serios cargos que le hará la
historia.168
Para Gómez el que iba en su contra iba contra la patria, era un elemento malo que
se debía aislar para que no perjudicara a la sociedad.
De ahí la división, muy cómoda por cierto, que en realidad ha sido tradicional en la
política venezolana, es de buenos y de malos; los buenos son los que sirven a un
hombre o a un gobierno; y los malos son los que están contra él; igualmente para el
que está contra el gobierno, todo aquél que lo sirve o forma parte de él, es malo.169
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Cuerpo de formación anómala, que de puro fuera de la ley era lo que caracterizaba
la época y lo que mejor representaba al gobierno. Algo así como policía o gendarme-
ría a la vez o hablando en propiedad, algo menos, sobre todo cuando actuaban en La
Rotunda, pues allí hacían de espías y, de verdugos, alternativamente.171
Al principio, los cabos miraban aquello con cierto respeto, pero el oficial, se les
acercaba entre mohíno y segijunto, con el espadín entre los brazos y un cigarrillo
habano a medio terminar, prendido en los labios. Como desprendido se fingía
displicente y hasta enojado, pero cada vez más activo, iba hurgando todo, acabando
con toda la limpieza e higiene que pusieran en esos platos las manos delicadas de
mujer.
Con la daga que sacaban del cinto apuñalaban el pan, hogaza dura del francés, la
hogaza blanca y suave el andino, todo lo despedazaban los militares, en sus funcio-
nes de requisa. Y cuando les surgía el apetito de la fritura y la boca se les venía agua
por tantos aromas de manjares suculentos, de tan variados y diversos condimentos,
sin miramiento alguno, allí mismo los iban sacrificando a su mal contenida voraci-
dad. Y de ello se reían y comentaban plácidos, mientras comían o se limpiaban con
el dorso de la mano la comisura de los labios. Hacían chistes y risas, mal intencio-
nadas, para reparar las fallas en estas o aquellas cestas, tomaban de una o de otra. En
muchas ocasiones, cuando se agotaban las porciones, mandaban a decir al preso que
su familia no le había mandado nada, “seguramente se les había olvidado”. Dejaban
pues pasar, sólo el despojo de un regocijado festín, a manos de los presos que al otro
lado de la reja, allá en el patio o la carcelita, los pensamientos en congoja de tanto
pensar y volver a pensar, “porque se habían olvidado de uno, los de la casa, que le
mandan tan tarde las vianderas del almuerzo”.
Después de larga y fatigante espera llegaba la comida, convertida en algo perfecta-
mente distinto de como había salido de manos de los familiares, y ellos, los presos,
los pobres ¡qué podían hacer! El hambre suya tenía menos miramientos y remilgos,
y con rabia y dolor mal reprimido, todo se lo comían, mientras recordando los seres
armados, entre dientes maldecían del alcaide de cárcel y también del gobierno.172
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Uno por uno vieron ellos desfilar a los militares, jóvenes oficiales de la conspiración
de abril 8 (se refiere a la conspiración del 7 de abril de 1928).
Aquello era insólito y de una tremenda originalidad. Cuando los llevaban al tribunal
o a platicar con sus defensores, les quitaban los grillos. Cruzaban entonces por el
patio con paso vacilante, llena la mirada de asombro y esperanza. Hay quien afirma
que les vieron sonreír y hasta guiñar los ojos de modo picaresco.
Para el regreso, nostálgico y sin esperanzas, impresionaban mucho por su serena y
fría dignidad.174
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El otro fue el alférez Eleazar López Wolkmer, hijo del general Eleazar López
Contreras, comandante de las fuerzas militares de Caracas.
“A éstos hay que castigarlos porque son unos traidores, como su padre...” y descar-
gaba el arma con crueldad feroz, quedando el pijama hecho jirones sobre el cuer-
po. 175
El gobernador trataba de intimidar amenazando a los presos, diciéndoles que los iba
a sacrificar. Y seguramente así lo realizaría en ocasiones, presenciando como se
curvaba el preso al peso del cepo de campaña...
El rastrillo era duro, de crueldad terrible, crueldad obsequiosa y llena de amabilidades.
Se dejaba al preso las puertas del calabozo abiertas, se le fingía una vida de incalcu-
lada atención, en busca de que comprometiera algún compañero o a algunos ino-
centes en su declaración, y luego que fracasaba la infamia, se le iban recortando
todos los favores en el sentido inverso, uno por uno, en que se les habían proporcio-
nado. Les cerraban las puertas, le quitaban los libros que antes le entregaban para
leer, y empezaba la incertidumbre del que lentamente “como que se iba agravando”.
Alcaide y gobernador, obraban en esto, en perfecto acuerdo. Iba éste a Maracay y
llevaba al ‘General’ las declaraciones y luego, regresaba el lunes, malhumorado,
‘porque el preso le había engañado’. ‘No le había dicho la verdad’. Era preciso
ampliar y decir más, porque el mismo ‘General’ así lo había exigido.177
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ral Gómez, en esta materia, nos vamos a permitir transcribir los siguientes
párrafos que son verdaderamente de un dramatismo digno de las plumas de
Emilio Zolá o de Víctor Hugo, donde señalaban las tragedias y horrores,
por los cuales atravesaron algunos de sus personajes.
Pero en este caso no se trata de personajes de novelas, sino de hombres de
carne y hueso, que vivieron una dolorosa realidad, en la historia nacional,
de aquellos años.
Al efecto dice este autor lo siguiente:
A Carmelo Medina, alcaide sombrío y bárbaro. Lo fue ganando poco a poco para
sí y para sus compañeros, el padre Ramírez. Ya no era el dignísimo sacerdote sino un
esqueleto que se movía. Con grillos setentones, extenuado, aquella sotana había
llegado a ser sólo una sombra, que lentamente se estaba borrando. Un día cualquie-
ra, la brisa, sólo un poco de viento la iría a desparramar...
Intercede con el general Gómez, Medina, a ver si me manda a quitar estos grillos,
...Para poder siquiera morir sin ellos...
Carmelo Medina estuvo en Miraflores, y cuando comprendió que “el hombre”
estaba contento y quizás fácil para conceder lo que le iba a pedir, se lo exigió:
“El Padre Ramírez, general, está flaco, extenuado, y ya miserable, que como no
tiene ya ni talones, los grillos se le salen”. “Si usted ordena, general, se los quitamos,
para que pueda por fin morir sin ellos...”.
Cuenta que Gómez, frío e impasible le contestó, mientras en jarras enarcaba los
brazos y se afianzaba de la mejor manera, de las piernas bien abiertas:
“¡Ajá! Ponéselos más arriba de la rodilla que de allí no se le salen...”.178
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Y afuera, el espectáculo de las madres, de las esposas y de las hijas. Macarenas del
dolor, arrastran su calvario de decenios detrás de un recuerdo. Unas llegan jóvenes
al retén de La Rotunda o al embarcadero –o malecón– de Puerto Cabello. Tienen
la frescura de la juventud y la palpitación del amor infortunado. Las sostiene la
firmeza de la esperanza y el calor del recuerdo. Y pasan los años. La nieve va
amaneciendo sobre los cabellos y la arruga es el cangilón para la lluvia de las lágrimas
irredentas. Cuántas canas produce Venezuela y cuántas lágrimas salpican la tersura
de su cutis en aquellos años malditos ¡! Viejas prematuras, un poco corvadas por el
peso del sufrimiento, con su atado de alimentos en la mano que los guardias no
dejan pasar. La humillación soportada frente al arrogante carcelero que las golpea
con la culata. El insulto que duele como moretón. Se les toma el atado después de
ultrajarlas como se perdona a un perro demasiado flaco para darle un puntapié.
Años y más años sin saber del esposo o del hijo. Hasta que un día, en Puerto
Cabello, algún marinero compasivo que lleva algo de humano dentro del pecho, les
da la trágica noticia. Ayer lanzamos al mar el cuerpo de su esposo. Lloran otra vez
los ojos, pero lloran pura sal porque, ya el agua se secó en aquella fuente castigada.
El regreso al hogar ya sin esperanzas, con la cabellera retoñada de flores de café, el
cuerpo seco y las manos temblorosas. A enfrentar el hambre de una vejez sin apoyo.
Jamás podrá pagarle Juan Vicente Gómez a Venezuela esta deuda de inocencia
sacrificada, de virtudes inmoladas, de lágrimas baldías. Desde el fondo de la historia
un coro de madres, de esposas y de hijas, se levantará siempre para maldecirlo.181
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Cuentas Nacionales de Venezuela
Sobre este punto apunta Pareja y Paz Soldán: “Gómez era implacable, sin
misericordia ni atenuantes, cuando su voluntad era contrariada. Se compla-
cía en sentirse omnipotente y dispensador de todos los bienes”.182
En este punto es interesante reproducir la opinión que sobre este asunto
recoge el doctor Guillermo Morón es su obra Historia de Venezuela.
Semblanza de Gómez
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
Por los doctores, ‘los mismos doctores’ siente no menos desconfianza, pero los
utiliza en sus congresos, en las Secretarías Generales, en los consulados, en donde
van a ejercer funciones de espionaje contra otros venezolanos. Quieren hacer carre-
ra, se creen hábiles en argucias legalistas y le escriben largas cartas, pulidas y adulo-
nas. Ellos se creen consumados políticos. Gómez no los considera políticos y los
llama ‘buscadores de puestos’. Y cuando el secretario termina de leerle alguna de
estas cartas, Gómez la toma en la mano y por todo comentario dice ‘estos buscado-
res de puestos están creyendo que yo me duermo’.186
Frente a este hombre no hubo en el país ninguna fuerza de control. Y así, a lo largo de
tres décadas, Gómez fue conformando una nación a su imagen y semejanza. Las
generaciones ya maduras para la hora de su aparición, se borran sin dejar huella. Y las
que van surgiendo, encuentran frente a sí este dilema: el dolor o la venta. Porque a la
gran división que ha hecho de los venezolanos en buenos o amigos y en malos o
enemigos, corresponden dos situaciones: la cárcel, el destierro y la persecución para
los malos; y la privanza, el auge social y el éxito económico para los buenos. Existe un
tercer camino: convertirse en espectador sordo y mudo de la tragedia nacional.187
185 Velásquez, Ramón J., Introducción a la obra de Pareja y Paz Soldán, José: Gómez, un fenómeno
telúrico, p. 18.
186 Velásquez, Ramón J., ob. cit., pp. 20-21.
187 Velásquez, R. J., ob. cit., p. 21.
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Cuentas Nacionales de Venezuela
Tal como puede verse, el drama de las generaciones era realmente terri-
ble. O postrarse y renunciar a toda dignidad o someterse a la peregrinación
con múltiples dificultades y sufrimientos en el exilio o aceptar la cárcel
como otra de las alternativas. En cuanto a las nuevas generaciones de relevo,
Velásquez dice con expresiva manifestación literaria, que no les quedaba
frente a sí sino el dilema del dolor o de la venta.
Aisló al país de todo contacto con las corrientes de la cultura universal y evitó el
conocimiento, estudio y discusión de los grandes temas sociales y políticos, dando
ocasión así a la formación de una clase directora de mentalidad aldeana, pacata,
asustadiza, incapacitada para comprender y resolver las necesidades de Venezuela,
en los nuevos tiempos.188
Una de las cuestiones que más dificultan el análisis histórico del régimen
del general Gómez lo es sin duda que la imagen que se presenta de los
acontecimientos en los documentos oficiales, en la mayoría de los casos no
refleja la verdad, y en cuanto a la prensa, ésta era laudatoria y genuflexa ante
todas las actuaciones del gobierno. Las críticas que se hacían por parte de la
prensa de oposición eran hojas clandestinas de poca o casi ninguna circula-
ción o eran formuladas en periódicos del exterior o en hojas sueltas también
de escaso o limitado conocimiento público. De modo, pues, que el cuadro
era sumamente difícil en este aspecto.
En este sentido, el doctor Velásquez dice lo siguiente:
254
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Por cierto que en las citas que hemos insertado del doctor Velásquez, nos
hemos tomado la libertad de colocar su nombre no obstante que en el
prólogo aparecen suscritas por el seudónimo de José Anselmo Coronado.
Con respecto a esta época, y específicamente los últimos quince años de
la gestión del general Gómez, corridos desde 1920 hasta 1935, le concede-
mos la palabra a un hombre también imparcial en el enfoque de la gestión
considerada, habida cuenta de su condición de amigo de la familia Gómez,
además es una alta mentalidad nacional y está desprovisto de ideas precon-
cebidas contrarias, a priori a la gestión analizada. Se trata del doctor Arturo
Uslar Pietri, quien dice lo siguiente al comparar el estado de la educación
entre fines de 1935 y fines de 1939, según consta de la Memoria de Edu-
cación presentada por el mismo personaje a quien nos referimos, al Congre-
so Nacional en 1940:
En 1935, existían en Venezuela 2.161 escuelas primarias, de las cuales 1.372 eran
federales, para el año de la cuenta existen 5.499 de las cuales 2.325 son Federales;
por lo que representa un incremento total de doscientos cincuenta y cuatro por
ciento. Para la población escolar señaladas por el Censo Nacional de 1936, que era
de 689.288 personas, la inscripción escolar alcanzaba a 137.126, alumnos o sea el
19.9 por ciento de la población escolar. Para 1939, tomando en cuenta que por
virtud del crecimiento vegetativo, la población escolar puede estimarse en 720.000,
la inscripción alcanzó a 295.462 alumnos o sea el 41.03 por ciento de dicha
población, lo que representa haber más que duplicado la capacidad de inscripción
en tan corto plazo. Del presupuesto del Dto. Que invertían en educación primaria,
en 1935, Bs. 5.812.206, mientras la apropiación correspondiente en el presupuesto
vigente alcanza a Bs. 13.898.820. Teniendo en cuenta que el situado constitucional
constituye la casi totalidad de la renta de los estados, y que las sumas que éstos
destinan a educación son casi exclusivamente para primaria no sería ilógico añadir
a esta cifra los Bs. 8.372.790 a que asciende el total de las partidas de educación en
los presupuestos estatales, lo que elevaría la suma total invertida por el erario en
esta rama a más de veintidós millones de bolívares.190
190 Fernández Heres, Rafael. Memoria de cien años. T. V; Ministerio de Educación. Memoria de
1941. Caracas, 1981, p. 195.
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Cuentas Nacionales de Venezuela
tres primeros años de López Contreras se hizo más que en los últimos 15
años de gasto educacional gomecista.
Lo que es todavía más contundente para juzgar los resultados del sistema
educacional gomecista, es que para 1935, el índice de analfabetismo, era
uno de los más altos del continente, con apenas el 10 por ciento de alfabetos.
Las universidades, de ellas, tan sólo subsistían dos que se abrían única-
mente en años pares, para cursar tres carreras, Derecho, Ingeniería Civil y
Medicina. La Universidad Central de Venezuela estuvo cerrada más de 10
años, a partir de la consolidación de la dictadura.
La Academia Militar fue cerrada a raíz de los sucesos del 7 de abril de
1928, habiéndose abierto unos cursos sucedáneos algún tiempo después
por insistencia del general López Contreras.
Según me informara personalmente el general Jesús María Castro León.
A él se le hizo preso y luego se lo sacó del ejército, por haber expresado su
disconformidad con la vejación a que se sometía a los oficiales al obligarlos
a ir en calidad de caporales a vigilar que la tropa limpiara las haciendas del
general Gómez, habiendo sido reintegrado a filas en 1936 por el general
López Contreras.
Los datos procedentes de fuentes oficiales prueban que Gómez no man-
tuvo ninguna predilección por la instrucción pública ni fue un protector de
la cultura. El precario estado de la enseñanza estatal en 1935, la ignorancia
de mayoritarios y densos sectores de la población y la pobre cosecha de
egresados universitarios durante el gomecismo demuestra cuanto aquí afir-
mamos.
Lo antes transcrito, pone en claro, ser falso, que el general Gómez fuera
protector o sostuviera una política educacional de transformación del país y
hubiera hecho una labor en este campo. Al contrario, Venezuela al término
del gobierno de Gómez presentaba una situación deplorable desde el pun-
to de vista educacional.
Siguiendo en la cuestión cultural en general, también es necesario despe-
jar algunas apreciaciones. En este sentido, no hay duda lo sostenido en la
monografía de la muy apreciada investigadora Yolanda Segnini, Consolida-
ción del régimen de Juan Vicente Gómez, la cual es una aportación valiosa al
conocimiento histórico de esta época, por cuanto ella se basa en documen-
tos manejados con bastante habilidad y destreza. Ahora bien, en lo referido
en su obra Luces del gomecismo, no estamos de acuerdo con la amplitud del
concepto que se tiene para usar la expresión que sirve de título a la obra al
punto de asignarle prácticamente al gomecismo toda manifestación cultu-
ral de la época. En el caso de la cultura, lo que hicieron las clases intelectua-
256
Cuentas Nacionales, 1915-1935
les, no surge por obra y gracia del régimen del general Juan Vicente Gómez.
La cultura registrada en estos años era producto de un proceso de sedimen-
tación, de desarrollo habido no sólo en el siglo XIX sino también inclusive a
partir de la época colonial. Por tanto, la cultura de un pueblo manifestada
por las distintas generaciones, no es obra de un solo grupo humano, sino
que es la expresión de una acumulación y evolución cultural generada des-
de mucho tiempo atrás.
Naturalmente, hay épocas donde se le da impulso a este proceso y ello
representa un avance positivo, como hay otras en donde ocurre lo contrario,
se lo frena. En la época del general Gómez no se puede decir que toda
manifestación cultural fuera obra del régimen. Muchas de estas expresiones
eran producto de la tradición y de la evolución del país. Por otra parte, en
cuanto a la frase empleada insistentemente sobre Gómez por el hecho de
haberse rodeado de las clases cultas y haber caracterizado su gestión, por ser
de un gobierno de intelectuales elevados a las más altas posiciones del Esta-
do, en este sentido, no se puede negar que en el del general Gómez figuró
una serie de representantes muy distinguidos de nuestras letras y de nues-
tra ciencia. En este orden de ideas cabe mencionar los nombres de Manuel
Díaz Rodríguez, César Zumeta, Pedro Emilio Coll, Pedro Manuel Arcaya,
Rubén González, Melchor Centeno Grau, Román Cárdenas, José Ladislao
Andara, Francisco González Guinand, Pedro Rafael Tinoco, Rafael Reque-
na, Luis Vélez, José Gil Fortoul, Enrique Urdaneta Maya, quienes ocupa-
ron importantes posiciones en su gobierno y pusieron su intelecto en el
desempeño de sus respectivas funciones.
No hay duda, que ello representa un aspecto positivo de la gestión del
general Gómez. Pero debe tenerse en cuenta lo siguiente: el general Gómez
no fue a buscar a estos hombres del mundo intelectual los cuales él incor-
poró a su gobierno, sino todo lo contrario éstos se caracterizaron y demos-
traron al presidente Gómez ser partidarios de su gobierno y estar identifica-
dos con su gestión. Por tanto, el general Gómez los designó por haberse
ganado su confianza. Era inconcebible en un personaje de las características
del general Gómez, con su conocimiento de los hombres, que solamente
por el hecho de ser intelectuales él los incorporaría a su gabinete o les hu-
biera de dar grandes posiciones en Venezuela o en la representación diplo-
mática del país en el exterior. Gómez, por encima de todo, seleccionaba su
personal entre gente de confianza, entre incondicionales a su gobierno. En
este sentido al escoger a este grupo de intelectuales, él tuvo un buen acierto
para situarlos en posiciones relevantes.
Pero hay que tener en cuenta también, que en la oposición había hom-
257
Cuentas Nacionales de Venezuela
No fue impresa, ni preservada en los archivos públicos una sola línea de opinión
libre, ni se pronunció jamás, en público, una palabra de crítica independiente.
Todos aquellos que aventuraban una opinión disidente, no conformista o peor aún
si era de desagrado del jefe, firmaban al mismo tiempo la sentencia a una larga
prisión indeterminada.191
258
Cuentas Nacionales, 1915-1935
259
Cuentas Nacionales de Venezuela
En 1892, José María Herrera Irigoyen, funda la revista El Cojo Ilustrado, y en 1894
aparece Cosmópolis. Estas dos publicaciones centralizan un movimiento literario
que supera intentos o ensayos, y avanza hacia el modernismo, sobre todo la segun-
da, menos heterogénea, aunque también abrió sus páginas a firmas diversas naciona-
les y extranjeras. Junto a los positivistas, que intentan esbozar una ciencia, comien-
zan los modernistas, que son puramente literatos, aunque a veces se reúnen en una
sola persona la ciencia y la literatura. Los modernistas Rufino Blanco Fombona,
Manuel Díaz Rodríguez, Pedro Emilio Coll, Luis Manuel Urbaneja Achelpohl,
Pedro César Dominici, esto es, los escritores que al comenzar el siglo XX, están
dirigiendo la cultura intelectual. Los escritores de Cosmópolis forman la llamada
generación del 95: Coll, ensayista de finezas; Díaz Rodríguez, novelista; Blanco
Fombona, novelista, poeta y ensayista.192
260
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Entonces, el gobernador citó a los periodistas, los reunió y los increpó y les dijo
cuáles eran las normas a que debían sujetarse en sus publicaciones, y hasta uno de
ellos, Leoncio Martínez, fue enviado a la cárcel. A la reunión convocada por el
gobernador asistimos Enrique Soublette y el que esto escribe y al salir de la reunión
ambos nos dijimos: La Alborada ha muerto. Toda esta treta contra la libertad de
prensa formaba parte del “ingenioso plan” del país. Los años que corren desde 1909
hasta la muerte del dictador, se van a caracterizar por el control, casi absoluto, de las
publicaciones y de toda actividad que implicara libre opinión colectiva.193
193 Semprúm, Jesús, Crítica literaria. Introducción, selección y títulos; Pedro Díaz Seijas. Clásicos
Venezolanos, Nº 16. Academia Venezolana correspondiente de la Real Española, Caracas,
1986, pp. 25-26.
261
Cuentas Nacionales de Venezuela
262
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Yo pude apreciar lo que era la salud del hombre en esos lugares donde reinaban estos
flagelos, porque tuve la imprudencia allá por los años del 30 al 34, de dedicarme a
fundar una finca agropecuaria en la confluencia de los ríos Uribante y Chururú.
Viajando hacia aquélla, solía decirme mi hermano Carlos: “Estas gentes construyen
sus ranchos, de acuerdo con el breve tiempo que calculan van a vivir”.195
En mi hacienda, vi caer en estado de coma a más de un muchacho, los que llevaban
de inmediato al hospital de San Cristóbal, al cabo de 2 ó 3 días dejaban de existir.
La Atebrina, que con tan buen resultado se aplicaba para combatir cada crisis de la
enfermedad, no dio ningún resultado en estos casos. Úlceras en las piernas y rostros
tristes y de mortal palidez era lo que veía en los ranchos donde moraba aquella
pobre gente. El rendimiento del obrero estaba en relación con su capacidad de
trabajo, y ya se puede suponer lo que sería ésta, en un cuerpo minado por el
anquilostoma y el paludismo. Recuerdo que semanalmente veía pasar por mi ha-
cienda camiones llenos de obreros que iban a trabajar en la construcción de un
263
Cuentas Nacionales de Venezuela
Al efecto, dice:
Cuando murió el general Gómez, los contemporáneos que vivimos esa hora tuvi-
mos la sensación de que se alzaba un telón sobre un panorama desconocido, sobre
un país del que teníamos informaciones inconexas o incompletas, y a veces falsas.
Descubrimos de pronto que éramos un país atrasado, que teníamos inmensas caren-
cias, que teníamos un cúmulo de expectativas insatisfechas cuya magnitud sobrepa-
saba toda posibilidad de enfrentarlas siquiera.
Ha podido ocurrir que una reacción de desánimo hubiera abatido a todos y les
hubiera hecho decir: es inútil, no podemos hacer nada con estos medios despropor-
cionalmente escasos para enfrentar este gigantesco monstruo de atraso que domina
al país.
Había cosas que hoy hacen sonreír. Nuestras universidades no tenían una escuela de
Economía, pero tampoco la tenían de Filosofía y Letras, tampoco formaban inge-
264
Cuentas Nacionales, 1915-1935
nieros petroleros. Teníamos, como con mucho acierto dijo López Contreras, ‘crisis
de hombres’; esta carencia de hombres no era sino sencillamente eso, no había gente
capacitada.
Yo recuerdo cuando, siendo un joven funcionario del Ministerio de Hacienda,
llegaron a Venezuela los primeros técnicos extranjeros en materia económica. Eran
economistas franceses. Yo fui uno de los encargados para comunicarse con ellos. Lo
primero que pidieron fue un índice de precios y una balanza de pagos. Tuve que
decirles que no existían. Cualquier estudiante de primer año de economía de hoy se
reirá y pensará que exagero. Hubo necesidad de pedirle a las viejas casas de comer-
cio que permitieran que funcionarios públicos fueran a revisar sus libros en los que
constaban los precios a que habían exportado e importado durante años, para poder
fabricar sobre estos datos la aproximación de un índice de precios.198
El ochenta por ciento de ellos iniciaba aquella era en las peores condiciones físicas
y mentales que pueblo alguno de América haya conocido. Desnutridos, entecos y
enfermos por más de un siglo de explotación, tiranías, guerras civiles y miseria, eran
casi todos los nacidos en el país, porque no habían llegado todavía los inmigrantes
a quienes no atraía una tierra tan depauperizada, a pesar de que el petróleo brotaba
ya de ella con relativa abundancia desde casi veinte años. Y en cuanto a las condicio-
nes mentales, el mismo trágico ciclo había marcado con el hierro ardiente de la
mediocridad y la decadencia, a los ex libertadores de seis países.199
198 Uslar Pietri, Arturo. Homenaje de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, pp. 37, 38,
39. Caracas, 1991.
199 Capriles, Miguel Ángel. Memorias de la inconfomidad. Caracas.
265
1935-Anexos
Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
Documento I
¡Compatriotas!
Ya sabéis que vine a desempeñar el Poder Ejecutivo Nacional, en virtud del título
legal que invisto, sin ser empujado por ninguna ambición personal. La ley me llamó
al puesto, y desde el primer momento me di a conciliar las aspiraciones populares
con mis deberes públicos, procurando establecer un régimen de garantías en conso-
nancia con nuestras instituciones. He querido y quiero para cada venezolano la
efectividad de sus derechos, sin ser esta aspiración concesión o merced sino única-
mente la imposición de la ley.
Pero mis mejores intenciones y deseos han encontrado desgraciadamente, un inex-
plicable obstáculo en algunos pocos ciudadanos que llamándose íntimos amigos del
ciudadano general Cipriano Castro, no sólo se han atravesado en el camino de mis
deberes legales, sino que han bajado al antro de la conjuración y fraguado contra mi
vida en el plan diabólico que hice abortar en la mañana de ayer, enfrentándome a los
mismos conjurados y reduciéndolos a prisión.
269
Cuentas Nacionales de Venezuela
Al proceder así, conciudadanos, no sólo he defendido mi vida, sino algo que vale
más que mi existencia personal, porque he procurado salvar el decoro y el prestigio
de la magistratura de bienes para todos los venezolanos.
Después de los sucesos que acabo de narrar, he constituido un nuevo gabinete, en el
cual juzgo representada la opinión pública de Venezuela. Con tales colaboradores
pretendo dar a mi gobierno el carácter nacional que reviste, hacer efectivas las
garantías constitucionales, practicar la libertad en el seno del orden, respetar la
soberanía de los Estados, amparar las industrias contra odiosas confabulaciones,
buscar una decorosa y pacífica solución para todas las contiendas internacionales,
vivir vida de paz y armonía y dejar que sólo la ley impere con su indiscutible
soberanía.
¡Venezolanos!
Tales son mis propósitos y los fines que aspiro a desarrollar al frente del gobierno; y
como creo que ésta es la más solemne imposición del patriotismo, pido y reclamo a
todos los círculos políticos su apoyo moral y material para que el acierto sea
completo y universales los beneficios.
El régimen legal que impera nos da derechos y nos impone deberes: ejerzamos
aquellos con la moderación que reclama la austera democracia, y cumplamos éstos
con inquebrantable resolución. Tengamos presente que las violencias que inspiran
las pasiones desbordadas son el contrasentido de la civilización y que la mejor
fórmula de la República es la que se encierra entre la modestia y el ardiente
patriotismo.
Caracas, 20 de diciembre de 1908.
J. V. Gómez
BOLETÍN OFICIAL
Conciudadano:
Hoy ha celebrado su primera reunión el nuevo gabinete, bajo la suprema dirección
del ciudadano general J. V. Gómez, encargado de la Presidencia de la República.
Previa y francamente orientados por éste en sus rumbos políticos y en su pensa-
miento administrativo, los hombres llamados esta vez a colaborar en las funciones
del Ejecutivo Federal asumen con plena conciencia la responsabilidad individual
270
Cuentas Nacionales, 1915-1935
y colectiva de sus deberes con el país y de sus compromisos con el Jefe actual de
la nación.
El gobierno así constituido conceptúa solamente críticas las presentes circunstan-
cias capitales de la vida nacional: él conoce la honda postración que afecta a la
mayor suma de grandes intereses públicos: él está bien advertido de las necesidades
generales que piden justamente pronto y eficaz remedio; él comprende, en síntesis,
los acerbos dolores que aceleran el alma de las clases proletarias y trabajadoras –esas
de cuya sangre magnánima y heroica deriva la patria su subsistencia– y los medios
positivos de cultura y de progreso. Y porque está bien al tanto de tales conflictivos
accidentes, atribuye una importancia excepcional al presente momento histórico;
de suerte que, con tan graves motivos de carácter y trascendencia nacionales,
acumula en primer término todas sus condiciones esenciales de mandatario de un
pueblo soberano y libre, para sentirse digno de que éste le abra los brazos y se le
asocie esforzadamente en el empeño de salvación común a que nos llaman de
consumo la honra de la patria y el porvenir de la República.
Ahora o nunca ya puede y debe Venezuela comprobar que posee, como toda
sociedad humana de tradiciones viriles, la virtud intrínseca de gobernarse bien por
sí misma y mejorar indefinidamente.
El supremo magistrado de la nación, y su actual Consejo de Ministros, se ufanan de
que estas apreciaciones de simple buen sentido son las mismas en que abunda el
sano criterio de la gran mayoría del país. Basta, pues, aplicar sencillamente este
criterio al estado de cosas evidente, caracterizado por necesidades imperiosas y
vehementes aspiraciones legítimas, para decidir enseguida cómo y de que manera ha
de propenderse a la justa satisfacción gradual de unas y de otras. Hay circunstancias
fatales en que las voluntades más firmes y bien intencionadas se ven constreñidas a
no proceder de acuerdo con la opinión pública: cuestión de sagrados compromisos
irremisibles en un momento dado, que hasta en sus condiciones de preexistencia
comportan fueros de linaje superior a toda exigencia en contrario. Pero afortunada-
mente, ni este eventual embarazo se presenta hoy, porque el gobierno, con profun-
do examen de conciencia, cree firmemente que todos sus deberes y obligaciones son
con la suerte de la sociedad venezolana. Por tanto, ésta y los sabios preceptos de la
Constitución y de las leyes serán de ahora en adelante las constantes normas únicas
de la iniciativa oficial.
En consecuencia, hoy mismo han sido libertados, de orden del primer magistrado,
todos los ciudadanos detenidos por causas políticas. Y para complementar este acto
de justicia necesaria, se hace un encarecido llamamiento a cuantos venezolanos
permanecen ausentes del país por las mismas causas. Tenemos en pie el conflicto
internacional que ya conoce el país, por reciente información del gobierno, y el cual
exige imperiosamente a los venezolanos el deber de la unión, para mostrarnos
271
Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
continua amistad con todos los pueblos cultos de la tierra y, por tanto, debemos
propender a este fin, con cuantos medios aconsejen las necesidades de la nación, en
consulta con su dignidad y sus inalienables derechos.
Gobernar es servir y trabajar. Imbuidos en este concepto, el austero Jefe del poder
ejecutivo y su gabinete, no se darán treguas en el múltiple esfuerzo de hacer amable
la paz, fecundo el orden y fructífera, también, en toda suerte de bienes, la alianza del
poder con la opinión pública.
El gobierno, conforme al sencillo plan ligeramente expuesto aquí, será el abandera-
do de la saludable transformación que anhela el país. Lo que más pide a los ciuda-
danos es prudencia y cordura, y a sus agentes constitucionales la mayor consagra-
ción al cumplimiento del deber.
Sírvase dar inmediata y extensa circulación a este oficio en los pueblos de su mando.
Caracas, 21 de diciembre de 1908.
Dios y Federación.
F. L. Alcántara
Para los presidentes de los Estados, gobernadores del Distrito Federal y de los
Territorios Federales.
273
Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
(1909)
4 de septiembre. Hay que hacer un esfuerzo para redimirnos de la barbarie, represen-
tada hoy por Gómez, sus consejeros, sus camarillas y sus secuaces. Esta mañana nos
hemos reunido, en un salón de la Casa Amarilla, cinco de los hombres que represen-
tamos la mejor intención política, patriótica e intelectual en Venezuela: Ladislao
Andara, autor de La evolución social y política de Venezuela; Pedro María Arcaya,
hombre equilibrado, sesudo psicólogo, que ha estudiado a Bolívar, a Páez, y a las razas
indígenas de esta porción americana; César Zumeta, analista de El continente enfermo;
Manuel Díaz-Rodríguez, excelente novelador de nuestro país; y yo, que llevo a falta
de otras virtudes, entusiasmo y buena fe. Nos hemos reunido con el propósito de
echar las bases de un nuevo partido político, radical, civilista, civilizador, sano, hon-
rado, que luche contra la barbarie soldadesca, instaure una severa moral política,
reforme la economía nacional, plantee una nueva justicia social, despierte en el país la
confianza en sí, en sus fuerzas, en su porvenir, se oponga a la farsa de los viejos liberales
y al estancamiento del pétreo conservatismo anacrónico; y sea dique, sobre todo, a la
barbarie militar y militarista de Gómez y compañía.200
200 Todos estos hombres, sin excepción –incluso muchos simpatizantes con nuestro proyecto–
sirvieron después a Gómez, en las peores épocas de su feroz tiranía. Todos ellos, menos Díaz
Rodríguez y Andara, que murieron en servicio de la autocracia gomera, la continúan sirviendo;
275
Cuentas Nacionales de Venezuela
y todos ellos, incluso los afines a nuestro grupo, se han prostituido al déspota, traicionando a la
libertad, traicionando a la civilización y traicionando nuestros ideales. Creo haber sido el único
fiel a nuestro propósito de entonces. Entre mi generación y yo media un abismo. Soy el mirlo
blanco (Nota de 1932).
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Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
noble por el cumplimiento del deber, podremos descansar tranquilos con la satisfac-
ción de haber correspondido a la confianza de los pueblos.
“Ciudadanos Senadores, ciudadanos Diputados, al desearos el mejor acierto en
vuestras labores, os presento el más vivo testimonio de mi alta estimación.
J. V. Gómez
Caracas, 15 de octubre de 1911”.
El Presidente:
El Ciudadano ministro de Relaciones Interiores tiene la palabra, y en consecuencia,
puede ocupar la tribuna.
El ministro ocupó la tribuna y dio lectura al siguiente Mensaje.
Ciudadanos Senadores:
Ciudadano Diputados:
Complázcome en anunciaros, aunque hayáis podido ya deducirlo de la memoria
respectiva, que en el curso del presente año quedará cancelada la deuda proveniente
de los protocolos de Washington.
Satisfecha esa deuda, se abre a nuestra acción una más amplia y segura perspectiva
de progreso. Mantenida la paz, gracias a la armoniosa colaboración de gobierno y
ciudadanos; votados, como espero de vosotros que lo haréis, los créditos adiciona-
les necesarios a la obra iniciada de organización y perfeccionamiento del ejército,
que ha de ser siempre escuela de civismo e instrumento de cultura; creo de oportu-
nidad recordaros que es la aspiración unánime del país vernos a todos empeñados en
concebir y ejecutar un vasto plan de mejor explotación y administración de nuestros
inmensos recursos naturales, como la única manera de ir aumentando cada día la
riqueza pública, lo que al mismo tiempo equivale a fundar sobre una base definitiva
nuestra seguridad política.
La presente época de paz, la más larga y firme de que ha disfrutado Venezuela, el
consiguiente auge de nuestro crédito y la afortunada ocasión de estar a punto de
279
Cuentas Nacionales de Venezuela
darse cabal cumplimiento a un compromiso que fue a todas luces gravoso para el
país, son circunstancias propicias a satisfacer la aspiración unánime de que os hablo,
por lo que ellas me mueven a someter a vuestra consideración y criterio la conve-
niencia de mantener el impuesto nacional de 30 por ciento sobre los derechos de
importación, destinado hasta ahora a cubrir la deuda proveniente de los Protocolos
de Washington, para invertirlo de hoy en adelante en aquel género de obras de
fomento que son de utilidad primordial, incalculablemente productiva y fundamen-
to indispensable a un racional desarrollo económico.
Una parte del producto de la recaudación de ese impuesto pudiera aplicarse a vías
de comunicación, cuya enorme importancia a nuestro país no necesito encarecer,
porque además de su papel pasivo de cauce abierto a la circulación de la riqueza,
activo de ser por sí misma el mejor y más constante estímulo a la riqueza y produc-
ción.
El capítulo que inmediatamente después del anterior pudiéramos atender, sería el
de la inmigración, cuidándonos, de un aparte, de organizar una propaganda metó-
dica, justa y completa de nuestras posibilidades económicas y disponiendo, de otra
parte, aquí mismo en el país lo preciso para que todo hombre de buena voluntad
que a título de inmigrante se dirija a Venezuela, encuentre desde su arribo a nuestras
playas acogida cordial, seguridad de trabajo y hasta la promesa y el amor de una
nueva patria. Simultáneamente con estas medidas, y merced al mismo apartado,
pudiera procederse a practicar serios ensayos de colonización.
Otra parte pudiera atribuirse a un capítulo de tanto interés primordial como lo es
saneamiento, complementándose lo ya asignado a este servicio, para que se puedan
ejecutar cuanto antes las obras que por circunstancias locales y universales bien
conocidas de todos vosotros, se imponen con urgencia.
Por último, fuera oportuno que otra parte del producto de esa misma renta se
aplicase a la cancelación de la acreencia que en definitiva resulte tener el Ferrocarril
de Puerto Cabello a Valencia, en la forma que se convenga entre el gobierno y la
compañía, siendo una de las bases principales del arreglo el rescate de su garantía.
El plan que me permito proponeros contribuirá sin duda a perfeccionar la obra
de progreso iniciada en la presente administración.
(¡¡¡Grandes aplausos!!!)
Caracas, 29 de mayo de 1912.
J. V. Gómez
280
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Documentos II
COPIA
Anexo Nº 1
Comité Pro-Frente Popular Venezolano
Compatriotas:
Nosotros: doctor Luciano Mendible, Manuel Felipe Rugeles, coronel Luis Rafael
Pimentel, Raúl Leoni, general Maximiliano Durán, Ángel J. Márquez, doctor Fran-
cisco Aristeguieta, doctor Germán Herrera Umérez, Isidro Carrillo, Leonidas Cres-
po, Luis María Carrasquero, José Antonio Manzaneda, Rodolfo Quintero, José
Antonio Sánchez Martínez, Luis Fernández, Jesús Zamudio, constituidos en Comi-
té Pro-Frente Popular Venezolano, nos dirigimos a Ud., con el siguiente llamamiento:
Compenetrados de la urgente necesidad de unificar todas aquellas fuerzas que
luchan contra el actual sistema gomecista, que oprime y explota a Venezuela, nos
hemos empeñado en el propósito de unificar y de integrar con esas fuerzas apartan-
do toda bandería política un amplio y basto (sic) Frente Popular Venezolano que
luche por el derrocamiento de la dictadura gomecista y por el establecimiento de
una verdadera República democrática que defienda los supremos intereses de la
nacionalidad, borre el recuerdo doloroso de nuestra pasada vergüenza y cobije y
proteja a las amplias mayorías populares.
Interpretando este anhelo general y común en todo buen venezolano, el Comité
Pro-Frente Popular Venezolano ha aprobado una plataforma que por su amplio
espíritu democrático es suficiente para realizar esta deseada unificación.
Adjunto encontrará Ud., la plataforma en cuestión que le rogamos estudiar deteni-
damente al igual que el propósito de unificación que más arriba hemos enunciado
con el fin de que vaya Ud., preparado para emitir su opinión en la amplia asamblea
de venezolanos radicados en Barranquilla que tendrá lugar el día 08-12-35 en el
local situado en San Juan Progreso, 20 de julio, en la cual se estudiará la definitiva
constitución del Frente Popular Venezolano.
Dada la enorme trascendencia que ha de tener la constitución de dicho frente en el
desarrollo de los cercanos sucesos políticos de Venezuela, le rogamos puntual
asistencia a la asamblea citada, para lo cual hacemos un enérgico llamamiento a su
buen sentido revolucionario. Con saludo antigomecistas.
El Comité Pro-Frente Popular Venezolano.
281
Cuentas Nacionales de Venezuela
COPIA
Anexo Nº 2
Señor Don...
Hora: 1 pm
Proyecto de plataforma para el Frente Popular Venezolano.
1. Por el derrocamiento de la tiranía de Juan Vicente Gómez y por la lucha contra
la dictadura.
Por la inmediata convocatoria de una Asamblea constituyente que eche las bases de
la verdadera República democrática, y revise y reforme aquellas leyes que más
urgentemente lo reclamen.
Por la no-reelección presidencial.
Por la confiscación de todos los bienes y propiedades de Juan Vicente Gómez, sus
familiares y servidores, en provecho del patrimonio nacional.
Por el mejoramiento de la condición económica y social del campesinado. Por la
abolición del pago a los campesinos y peones agrícolas en fichas y vales y por la
obligatoriedad de esos pagos en moneda metálica.
Por la nacionalización de las empresas imperialistas que no se sometan a la nueva
legislación económica de República Democrática.
Por la jornada de ocho horas.
Por las libertades democráticas (libertad de prensa, de palabra, de reunión, de
asociación, de huelga, etc.).
Por las leyes de mejoramiento y defensa de las condiciones económicas del obrero.
Por la libertad absoluta para la organización de partidos políticos. Cualquiera que
sea su ideología.
Por la abolición del reclutamiento forzoso, por el mejoramiento de las condiciones
del soldado y la abolición de los castigos corporales, fundamento para la creación de
un verdadero Ejército Popular que garantice la defensa y estabilidad de la República
democrática.
Por urgentes y activas campañas y verdaderas medidas de saneamiento nacional
(lucha contra el paludismo, la anquilostomiasis, la tuberculosis, la sífilis, el alcoho-
lismo, etc.). Por la creación de la sanidad nacional.
Por la autonomía universitaria, económica y funcional. Porque la educación pública
sea función del Estado. Por la creación de escuelas técnicas para la enseñanza de
artes y oficios. Por la escuela y bibliotecas rurales. Por el mantenimiento por parte
del Estado de los estudiantes pobres. Por una intensa campaña y enérgicas medidas
gubernamentales para la liquidación del analfabetismo.
Por la creación de tribunales revolucionarios o de salud pública para que investi-
guen, juzguen y sancionen los crímenes de la dictadura.
282
Cuentas Nacionales, 1915-1935
283
Cuentas Nacionales de Venezuela
nes dirigentes– y un orden progresivo de cosas que definen las aptitudes de cada uno
en donde deben utilizarse y no en donde la fortuna o el azar lo sitúen. Cada
ciudadano mida en lo justo sus deberes nacionales, sienta las preocupaciones vene-
zolanas como su definitivo oriente y conozca su propia capacidad de trabajo eficien-
te para la utilidad general. Justas aspiraciones del pueblo venezolano están caracte-
rizadas hoy por su anhelo de encontrarse a sí mismo en los organismos que lo
caracterizan y le dan fisonomía política; por encontrar su intención electiva segura-
mente en el sufragio universal; por encontrar sus industrias y comercios libres la
medida normal de su vigor productivo y emprendedor; por encontrar en su agricul-
tura y su cría –sus riquezas puras y naturales– sus fuentes tradicionales de bienestar
y energía, equivalencia hermosa del sudor que da a la tierra; por encontrar su íntima
voz, en el eco libérrimo de su pensamiento escrito o hablado; por encontrar su
justicia en la justicia de sus tribunales; por encontrar lo mejor y lo más entendido,
lo técnico o lo competente, en la administración pública, personificando en los más
aptos y no en los más afortunados; por encontrar sus sistemas de educación y de
higiene, concebidos de modo científico, enérgica y defensivo, y por encontrar el
panorama general del país reforzado con la intervención de aquellos que por juven-
tud, capacidad y circunspección, están en condiciones de aportar sus entusiasmos y
actividades a la legítima y nueva realidad venezolana.
Estamos frente a esta nueva realidad venezolana. Antes que todo y por sobre todo,
está el porvenir de nuestro país. Por lo cual, condensando la intención de este
manifiesto al pueblo que a la vez interpreta las aspiraciones de ese pueblo, y con
examen ecuánime y discreto de nuestra actualidad política, los venezolanos de
buena fe esperamos que la personalidad del general Eleazar López Contreras, como
representante del Ejército Nacional y como Encargado de la Presidencia de la
República sea en los actuales momentos la de mayores garantías y seguridades para
obtener de su actuación política directiva, la preparación de cuanto es necesario y
urgente para llevar al pueblo venezolano a la consecución de sus más elementales
aspiraciones.
Andrés Eloy Blanco, abogado, Julio Morales Lara, periodista; Rafael Angarita Arve-
lo, abogado; Jacinto Fombona Pachano, abogado; Elías Toro, médico; Miguel Acos-
ta Saignes, periodista; Ramón E. Feo Calcaño, comerciante; Adolfo Salvi, periodis-
ta; Carlos Eduardo Frías, abogado; Luis Fernando Álvarez, escritor; José Antonio
Marturet, abogado; Manuel Rodríguez Cárdenas, escritor; Nelson Himiob, aboga-
do; Salvador Córdoba, médico; Domingo Luciani, médico; J.J. Abreu, abogado;
Guillermo López, abogado; Juan de Guruceaga, impresor; Luis Álvarez Marcano,
escritor; Guillermo López Gallegos, abogado; Germán Suárez Flamerich, abogado;
Julio García Álvarez, médico; Mario García Arocha, publicista; Cecilio de Castro,
comerciante; Gustavo Machado, médico; Martín Vegas, médico; Bernardo Gómez,
284
Cuentas Nacionales, 1915-1935
médico; Héctor Landaeta Payares, médico; Rafael Chirinos Lares, abogado; Julio
Toro, comerciante; Jacinto Gutiérrez, comerciante; Ramón Ricardo Ball, bacterió-
logo; Eduardo Escobar, comerciante; Federico Wulff, comerciante; Gustavo Rame-
lla, mecánico; Elías Delgado Casanova, comerciante; Rafael Lorenzo Araujo, médi-
co; Raimundo Martínez Centeno, pedagogo; Francisco Flamerich, médico; Eduar-
do Berrizbeitia Kerdel, comerciante; José Antonio Olavarría, hijo, comerciante;
Carlos Mendoza, abogado; Carlos Corao, industrial; Federico Winckelmann, co-
merciante; Ignacio Pérez, comerciante; Manuel Tello Berrizbeitia, ingeniero; Ra-
món Armando León, abogado; Gabriel Ángel Lovera, periodista; Leopoldo D’Alta
M., abogado; Roberto Machado Morales, abogado; Carlos Enrique Machado,
comerciante; Jorge Hernández W., comerciante; Manuel Pardo, comerciante; R.A.
García, comerciante; Rodolfo Rojas, comerciante; Luis Paz Salazar, comerciante;
Francisco Pimentel, comerciante; Jesús Corao, industrial; Miguel A. Key, comer-
ciante; Elbano Mibelli, hijo, agricultor; Manuel Aponte, comerciante; José de Jesús
Vera, comerciante; Jesús Rhode, médico; H. Vera García, comerciante; Ángel Ma-
ría Corao, periodista; Alberto Fernández, médico; Martín Tovar, ingeniero; Mauro
Tovar, abogado; Luis Felipe Urbaneja, abogado; Delfín Sarmiento, comerciante,
Luis Gómez Curra, comerciante; Eduardo Michelena, comerciante; Florencio Ro-
bles, abogado; Eduardo Mibelli agricultor; Luis Loreto, abogado, Gustavo Medina,
agricultor; Lope Medina, agricultor; Alfredo Herrera, ingeniero; Henrique Otero
Vizcarrondo, industrial; René Medina Guardia, agricultor; E. Chapellín, comer-
ciante; A. López Itriago, comerciante; Asdrúbal Fuenmayor Rivera, abogado; Gus-
tavo Fuenmayor Rivera, ingeniero; Andrés Himiob, hijo, farmaceuta; Tancredo
Pimentel, comerciante; Carlos Lugo Escobar, escultor, Francisco Meaño, abogado;
Eloy Lares Martínez, abogado; José Ramón Barboza, agricultor; Francisco Landa-
eta Payares, comerciante; Víctor Alvarado Franco; dentista; Graciliano Cabrera,
comerciante; Rafael Carabaño, comerciante; Miguel Chapellín Palacios, comer-
ciante, José A. López Borges, abogado; Ángel D. Aguerrevere, abogado, José Pérez
García, industrial; Oscar Hurtado, comerciante, Pedro Guindo R., comerciante;
Ramón Abad, hijo, dibujante; Manuel Benítez, comerciante; R. H. Ojeda, comer-
ciante; Oscar Rojas Jiménez, escritor; Pedro F. Lara Peña, comerciante; Luis Emilio
Monsanto, comerciante; José Fabbiani Ruiz, escritor; Manuel Martínez Álvarez,
periodista; Alberto Arvelo Torrealba, abogado, Eloy Escobar Áñez, abogado; Ale-
jandro F. Huizi, comerciante; Avelino Martínez, periodista, Pedro José Rojas, inge-
niero; Nemesio Arturo López, abogado, Francisco Mendoza Fernández, comer-
ciante; Rafael Pardo Becerra, comerciante; Tulio Brigé, comerciante; Salvador Her-
nández, comerciante; Rolando Anzola, escritor; Miguel A. Gordills M., comercian-
te; Julio H. Carvajal, comerciante; Miguel Villasana, comerciante; Fernando Gar-
cía de la Concha, agricultor; Carlos A. Chapellín, comerciante; Ernesto D. Guardia,
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Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
Documentos III
¡Venezolanos!
Elevado al cargo supremo de la República en absoluta conformidad a lo estatuido
en el pacto fundamental que nos rige y luego de prestar el juramento legal que
cumpliré rigurosamente, juzgo mi primer deber dirigiros la palabra, palabra que
inspira un sentimiento profundo y altísimo de amor a la patria.
¡Compatriotas!
Cada uno de vosotros, así sea el más humilde o el extraviado por pasiones políticas,
tiene que confiar en esta palabra porque mi fe jamás vacilante en los destinos de la
República y mi honor militar la garantizan.
Ninguno debe desatender este llamamiento que le hago de venir a aportar su
colaboración ordenada y de buena intención en la obra renovadora que emprendí
hace quince días y que en el de hoy augural y espléndido, empezará a recibir más
potentes y definitivos impulsos.
Considero un deber en mi gobierno pedir esa colaboración amplia, y aún como
ineludible obligación, pues, de conformidad con las ideas del Libertador los hom-
bres honrados, útiles y de mayor capacidad deben ser obligados a servir a la causa
pública.
Quien no quiera escuchar se quedará atrás, pero conviene advertirle que el orden de
cosas vigoroso y consciente que presido deplorará que haya indiferentes y condena-
rá toda tendencia anárquica en interés de la ingente labor de salud pública empren-
dida. Pero yo presumo la buena fe en todos, yo les abro los brazos animado de fervor
patriótico y les invito a venir a rodear el gobierno en esta hora de reconstrucción y
de acatamiento al derecho, a la libertad y al deber magnificados y guiados por la
justicia.
Como principio no queda en pie ningún personalismo: no existe más causa política
que la de la patria.
Mi preferente atención es movilizar las fuerzas fiscales y económicas de la Nación
con medidas prácticas e inmediatas que lleven el pan y el bienestar a todos los
hogares; y en este sentido la fatiga no rendirá mi mente ni debilitará mi brazo. Esta
promesa complementa la que he prestado ante el Congreso y la cumpliré también
sin vacilaciones ni retardos porque ella encarna el problema vital que se nos encara
y que debemos y tenemos que solucionar.
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Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
Capítulo III
ANÁLISIS ECONÓMICO DEL PERÍODO 1915-1935
289
Subperíodo 1915-1917
Cuentas Nacionales de Venezuela
292
Cuentas Nacionales, 1915-1935
El ámbito económico
Medidas que afectaron la estructura; medidas que afectaron el funcionamiento del aparato
del Estado en materia económica.
En la época que va desde 1913 hasta 1917 e incluso en los años siguien-
tes, comienza a operarse un fenómeno trascendental para la economía vene-
zolana. Como se sabe, nuestra economía desde la época colonial se venía
sustentando fundamentalmente sobre actividades agrícolas y pecuarias. Así,
pues, el primer producto que se cultivó en Venezuela durante la colonia fue
el tabaco, después tuvieron cierta importancia los cueros y luego, a finales
del siglo XVIII, cobra gran relevancia el cacao, y luego, no sólo por el proceso
que puso de manifiesto la Compañía Guipuzcoana en sus exportaciones
legales sino también por los datos que acerca del contrabando han extraído
y utilizado diversos historiadores. Por último, cabe destacar el cultivo del
café, que hacia fines del siglo XVIII empieza a tomar importancia el cual,
después de la independencia, viene a robustecer su posición hasta conver-
tirse en el primer renglón de producción para la exportación en Venezuela.
Además, se busca la optimización de esta explotación, y respecto a esto:
“Los economistas y técnicos agrícolas que han estudiado la industria cafete-
ra, opinan que en el porvenir su prosperidad dependerá principalmente de
su organización científica, que permita mayor economía en la producción y
mayor rendimiento por mata y hectárea. La organización científica que se
propone consistiría en la localización del cultivo del café en los terrenos más
apropiados; la selección de variedades de mejor calidad y de mayor rendi-
miento; la prevención y lucha contra los insectos y enfermedades de la
293
Cuentas Nacionales de Venezuela
201. Adriani, Alberto, Labor venezolanista. Caracas, Academia Nacional de Ciencias Económicas y
Consejo de Profesores Jubilados, UCV.
294
Cuentas Nacionales, 1915-1935
El régimen jurídico
* En la preparación de esta sección, hemos contado con la valiosa cooperación del doctor José
Giacopini Zárraga, quien nos facilitó valiosa información que hemos utilizado en la narrativa
sobre este importante trabajo.
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Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
derecho para que éstos puedan obtener concesiones. De ahí es que surge un
número considerable de particulares que en su condición de dueños de
terrenos obtuvieron concesiones, luego las negociaron a intereses extranje-
ros y siguieron recibiendo una regalía.
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Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
Así las cosas, la New York and Bermúdez Company crea una compañía
petrolera llamada la Bermúdez Company, ya que la concesión de ellos era
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Cuentas Nacionales de Venezuela
rantes, los cuales mandaban sus barcos al exterior (aún corriendo el riesgo
de ser torpedeados por la flota submarina alemana, en el caso de los buques
de la entente). El petróleo fue algo significativo en las cifras de exportación
desde el año de 1910 hasta el año de 1917; más lo fue el asfalto, según las
cantidades que registran las estadísticas venezolanas. Así, pues, vemos que
en 1912 1.573.002 bolívares, en 1914 2.959.356 bolívares, en 1915
1.703.510 bolívares y en 1916, 1.422.399 bolívares. En 1917 se exporta
petróleo y asfalto por valor de 2,063.054 bolívares.202
Para el análisis del comercio exterior en los años cubiertos para este capí-
tulo, así como para la revisión de las estadísticas existentes, tanto de las
exportaciones de los principales productos venezolanos como de las impor-
taciones, hemos elaborado un anexo estadístico ubicado al final del presen-
te trabajo. En este anexo se podrá observar que la exportación total para
1913 es de 152.765.749 bolívares, en 1914 baja a 111.506.354 bolívares,
sube levemente en el año 1915 a 121.266.458 bolívares, vuelve a bajar en
1916 a 117.652.8545 bolívares y en 1917 se sitúa en 119.998.466 bolí-
vares. Como se ve hay una baja de 152.000.000 bolívares a 119.000.000
bolívares entre el año 1913 y el año 1917. Veremos en el próximo capítulo,
en dónde la baja se acentúa aún más.
En cuanto al movimiento total del comercio exterior vemos que en 1913
es de 246.185.974 bolívares, luego en 1914 baja a 183.979.267 bolívares,
en 1915 es de 191.060.429 bolívares, en 1916 sube a 227.973.239 bolí-
vares y se sitúa en 1917 en 238.681.986 bolívares. Estas cifras están in-
fluenciadas por los precios más que por el volumen. Si tomamos por un
lado sólo la importación y por otro la exportación sin el petróleo, apreciare-
mos que, para el primer caso, en el año 1913 ésta fue de 93.429.225 bolí-
vares, en 1914 de 72.473.912 bolívares, en 1915 de 69.793.970 bolíva-
res, en 1916 sube, a más de lo que fue en 1913, a 110.320.385 bolívares y
en 1917 se sitúa en 118.683.519 bolívares; es decir, que en términos de
bolívares, existe una disminución en los años de 1913, 1914 y 1915, pero
en los años 1916 y 1917, hay un aumento considerable. En cuanto a las
exportaciones sin petróleo, pues prácticamente este producto era irrelevan-
te en estos años, en 1913 eran de 149.806.393 bolívares, bajan a
110.006.619 bolívares en 1914, en 1915 son de 119.562.948 bolívares,
en 1916 de 116.230.455 bolívares y en 1917 se sitúan en 117.935.411
bolívares. De modo pues, que hay que comparar las cifras del volumen en
peso con relación al valor en dinero y esto nos revelará cuál es la naturaleza
304
Cuentas Nacionales, 1915-1935
del movimiento del comercio exterior en Venezuela y también nos dará una
idea del movimiento de los términos del intercambio.
Si analizamos individualmente las exportaciones venezolanas vemos, en
el caso del café, que éste continúa a la cabeza dentro del rubro de la expor-
tación, aunque entre los años 1913 y 1917 el índice del valor de las expor-
taciones cafeteras baja de 100 a 68,4, lo cual indica un descenso importan-
te. Hubo también fluctuaciones en este período en cuanto a las cantidades
de café exportado de año en año. Pero lo importante es ver que el precio de
dicho producto sufrió en el curso de la contienda una merma en el precio
de cada kilo exportado.
Del análisis se puede sacar en claro que durante los años de la guerra
hubo un descenso en el ingreso procedente de las exportaciones venezola-
nas, y esto afectó naturalmente no sólo toda la economía, como habremos
de verlo, empezando por la economía pública en la próxima sección, sino
también los niveles de disponibilidad de la población tanto de mayores
como de medianos y de pequeños ingresos, lo cual creó dificultades en el
desenvolvimiento del país de aquellos años. Esto se pone de manifiesto en
el análisis del movimiento de los términos de intercambio y en el análisis
del valor de las exportaciones e importaciones por unidad (kilogramo) y
observamos que mientras el precio de las exportaciones por kilogramo dis-
minuye, la evolución de los años de la guerra revela, en cambio, un aumen-
to del precio por kilogramo de las importaciones entre el año 13 y el año
17. Así es que se puede ver que en el año 13 hubo una importación de
136.384.128 kg a un costo de 93.420.225 bolívares, resultando así un
costo unitario de 0,68 Bs./kg, y una exportación de 285.944.594 kg a un
costo de 152.165.49 bolívares, obteniéndose un precio unitario de 0,53
Bs./kg En el año 17, en cambio, hubo una importación de 92.018.832 kg
a un costo de 118.683.519 bolívares, aumentando el precio unitario a 1,29
Bs./kg, mientras que la exportación fue de 245.359.038 kg a un costo de
119.998.466 bolívares, disminuyendo así el costo unitario a 0,49 Bs./kg.
Por tanto, este aumento en el costo unitario de las importaciones y el des-
censo en el costo unitario por kilogramo en el valor de las exportaciones, se
tradujeron en las dificultades a que nos hemos referido: la disminución del
ingreso per cápita del venezolano, la disminución de los salarios, la dismi-
nución de las remuneraciones de todos los empleados públicos y privados y
el desenvolvimiento del país en medio de una gran estrechez en aquellos
momentos.
Los salarios experimentaron una disminución del 75 por ciento en el
sector público, y, si partimos de la base de que igual disminución se operó
305
Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
203 Carrillo Batalla, Tomás E., Moneda, crédito y banca en Venezuela. Caracas, BCV, 1964, t. 1, p.
26.
307
Cuentas Nacionales de Venezuela
204 Carrillo Batalla, Tomás E., La evolución y regulación estatal de la economía, 1780-1846.
Caracas, 1889, p. 598.
205 Carrillo Batalla, Tomás E., Moneda, crédito y banca en Venezuela. Caracas, BCV, 1964, t. I, p, 27.
206 Carrillo Batalla, Tomás E., ob. cit., p. 15.
207 Ídem.
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
gasto público, y la unificación del tesoro por virtud del cual se estableció la
norma de que todos los ingresos deben de ir a un fondo común –que todas
las partidas aprobadas por el parlamento en los respectivos presupuestos,
debían ser extraídas del tesoro único–. Todos estos tópicos, que eran los
concernientes a la administración, los sigue aplicando y extendiendo el
ministro Román Cárdenas en su proceso de reforma.
Para el 31 de diciembre de 1913 se había firmado un contrato con la
Compañía Anónima Fluvial y Costanera, por virtud del cual le fueron arren-
dadas las salinas de la República. En cuanto a la renta de licores, ésta estaba
arrendada a diversos contratistas del sector privado, y respecto a la renta de
cigarrillos y estampillas, la arrendataria era la compañía anónima Fabril
Cigarrillera por contrato que venía desde 1910. El impuesto del fósforo
estaba administrado por el Ministerio de Fomento y el papel sellado estaba
bajo administración directa. Por tanto, la reforma, desde el punto de vista
administrativo, se orienta a eliminar todos estos arrendamientos y a centra-
lizarlos en la administración fiscal dependiente del Ministerio de Hacien-
da. La centralización de las rentas se lleva a cabo mediante la eliminación
del sistema de arrendamiento, y así la de cigarrillos y estampillas pasa a la
administración central el 1º de julio de 1914, la de licores el 1º de enero de
1915 y la de salinas el 1º de enero de 1916.
A los problemas concernientes a la propia administración fiscal se agre-
gan en esta época lo relativo a la drástica disminución de los ingresos fisca-
les por virtud de las restricciones que trajo aparejadas consigo la Primera
Guerra Mundial. En toda esta época, Venezuela venía dependiendo prin-
cipalmente del ingreso aduanero, y ello había ocurrido desde los albores
de la República. Tal como lo hemos visto en esta colección, la renta adua-
nera gobernó siempre los ingresos fiscales. En épocas de bonanza, de au-
mento de las exportaciones en peso y valor y por tanto del ingreso exterior
del país, los ingresos aduaneros del fisco aumentaban enormemente lo reci-
bido por éste, por el aumento de las importaciones y éstas pagaban impues-
to. Desde el siglo pasado existía el impuesto de exportación que había sido
eliminado al comienzo de la presente centuria. Pero en todo caso esta era
la situación. Ante ello, el doctor Cárdenas tenía que enfrentar la drástica
disminución de los ingresos y las dificultades para balancear el Presupuesto
Nacional.
Conocido el problema por el general Juan Vicente Gómez, éste le dijo al
doctor Cárdenas, cuando en alguna finca de su propiedad le disminuían los
ingresos por virtud de problemas de mercadeo de los productos que esta
unidad generaba, él procedía inmediatamente a recortar los gastos para
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Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
** Ver:
– Recopilación de leyes y decretos de Venezuela. Tomos correspondientes a los años 1913-1917.
– Anuario Estadístico de Venezuela, Caracas, Ministerio de Fomento, 1938.
– Iván Pulido Mora, Iván Centeno y Rafael Durán, “Finanzas Públicas de Venezuela en el siglo
XX”. Publicada en El Nacional, edición 36 aniversario, Caracas, 3 de agosto de 1979, Nº 4,
p. 2.
– Segnini, Yolanda, La consolidación del Régimen de Juan Vicente Gómez. Caracas, Academia
Nacional de la Historia.
– Centeno Grau, Melchor, Bosquejo histórico de la vida fiscal de Venezuela. Caracas, 1924.
208 Centeno Grau, Melchor, Bosquejo histórico de la vida fiscal de Venezuela. Caracas, 1924, pp.
113-115.
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Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
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Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
Anexo estadístico
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Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº 1
COMERCIO EXTERIOR DE VENEZUELA DESDE 1906 HASTA 1938
Exportación Importación
Años
Kilogramos Bolívares Kilogramos Bolívares
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Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº 2
COMERCIO EXTERIOR EXCLUYENDO EL PETRÓLEO, Y SIN EXCLUIRLO
DESDE 1906 HASTA1938 (EN BOLÍVARES)
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº 3
RELACIÓN ENTRE LOS GASTOS PÚBLICOS DE VENEZUELA Y LOS GASTOS DE CAPITAL
1917-1964
(MILLONES DE BOLÍVARES)
(continúa)
319
Cuentas Nacionales de Venezuela
(continuación)
320
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº 4
RELACIONES ENTRE EL GASTO PÚBLICO TOTAL Y LOS GASTOS PÚBLICOS
CORRIENTES Y DE CAPITAL
1917-1963 (MILLONES DE BOLÍVARES)
321
Cuentas Nacionales de Venezuela
(continuación)
Años Gasto púb. Gastos púb. % de 2/1 Gast. públicos % de 4/1
Total de capital corrientes
Fuente: Cuadro Nº 3.
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº 5
RELACIÓN ENTRE GASTO PÚBLICO DE CAPITAL E INGRESOS
FISCALES PETROLEROS
1917–1964
(MILLONES DE BOLÍVARES)
(continúa)
323
Cuentas Nacionales de Venezuela
(continuación)
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº 6
RELACIÓN ENTRE LOS INGRESOS FISCALES PETROLEROS
Y EL VALOR DE LA PRODUCCIÓN PETROLERA
1917-1964
(MILLONES DE BOLÍVARES)
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Cuentas Nacionales de Venezuela
(continuación)
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
Subperíodo 1918-1919
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Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
Ámbito económico
329
Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
...al concluir la guerra gentes de todas clases llegaron por montones. Los campos de
petróleo mexicanos habían pasado al agua salada, los Estados Unidos habían pasado
por el máximum de su período de perforación, y los trabajadores petroleros y los
desechos humanos que les siguieron fueron a dar a Maracaibo. Los salarios eran
altos y corría el dinero para favorecer los medios de vida al mismo tiempo, lo que dio
motivo a ciertas interrogaciones al respecto. Jugadores bien conocidos de Alaska y
de México abrieron grandes casas de juego. Había ruletas, faro, fichas y toda clase
de juegos de envite y de azar. Llegaron mujeres públicas de Panamá, de Londres, de
Nueva York, en competencia con el numeroso contingente de sus émulas locales, de
suyo en pleno florecimiento. En las lluviosas noches tropicales, podían verse chicas
francesas solicitando candidatos por calles enlodadas y sucias o yendo de un salón
de baile a otro.210
209 “Mensaje presidencial de Márquez Bustillos al Congreso” del 30 de abril de 1919 en Mensajes
presidenciales, pp. 102-103, citado por Fuenmayor, Juan Bautista, ob. cit., t. I, p. 315.
210 Rourke, Thomas, ob. cit., p. 197.
333
Cuentas Nacionales de Venezuela
El capital extranjero, tan deseable y útil cuando entra por las vías francas de la
competencia y del crédito, abiertas como tuvo las encrucijadas de monopolio hasta
que, a instancias de usted las cerró el último constituyente. Entró por éstas en el
mayor número de casos y adquirió a precio ruin la mayor parte de patrimonio
211 Ver: Quintero, Rodolfo, Antropología y cultura del petróleo, Caracas, UCV.
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
2º) Proveer el mercado interior con los frutos del propio suelo y la propia
industria.
Los varios Estados –continúa Zumeta– que durante estos tiempos anormales han
asumido funciones administrativas o reguladoras de servicios privados o semipúbli-
cos, se reservarán el gobierno de esos negocios mientras lo requiera el período de
organización y lo transmitirán a los nuevos organismos directores. En suma, el proceso
de fusión o absorción que han producido las gigantescas compañías, cuyo tipo más
conocido es el trust estadounidense y cuyo objeto es suprimir de grado o por fuerza,
toda competencia, hasta monopolizar determinado ramo de negocios y fijar a volun-
335
Cuentas Nacionales de Venezuela
tad, precios y tarifas, viene a ser despojado de sus caracteres rapaces o de presa, por el
medio necesario para defenderse cada Estado de la concurrencia de los demás.212
El Plan Zumeta parecía más bien una advertencia a Gómez, de los peligros que
amenazaban la República a causa del petróleo. En forma indirecta, amistosa, de
buen colaborador, leal y sincero, ponía a Gómez en conocimiento de la naturaleza
del capital imperialista y del avasallamiento en que caería Venezuela. pero todo fue
en vano.213
336
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Ámbito fiscal
215 Centeno Grau, Melchor, Bosquejo histórico de la vida fiscal en Venezuela. Caracas, Tipografía
Vargas, 1924, p. XI.
337
Cuentas Nacionales de Venezuela
Nuestros puertos fueron quedando casi desiertos. De las banderas beligerantes unas
abandonaron del todo nuestros mares; otras espaciaron más aún sus visitas. El
comercio exterior languideció hasta convertirse en triste sombra de lo que había
sido. Debimos volvernos a nosotros mismos. Improvisar algunas industrias y antes
que importadores nos hicimos exportadores de muchos productos.216
De modo que era urgente sortear las dificultades causadas por la drástica
baja de la renta aduanera y consular, además de hacer frente a la deuda
externa comprometida en los protocolos de Washington.
Las reformas iniciadas tenían como objetivo elevar la cantidad de recur-
sos para el presupuesto anual del Estado, sin tener necesidad de crear ma-
yores impuestos, ni aumentar la renta aduanera, pues la elevación de ambos
gravámenes podría conducir a un desequilibrio de la economía nacional.
Estas reformas se dirigían hacia tres direcciones fundamentales, primero,
constituir un sistema organizativo dentro del Ministerio de Hacienda, ca-
paz de convertirlo en un instrumento que esté a la altura de la complejidad
de la empresa propuesta. En tal sentido, se creó la Dirección General de
Administración, cuya tarea reside en la coordinación, registro y estudio de
los aspectos relacionados con la práctica administrativa fiscal.
El segundo aspecto, se orientó en crear un cuerpo de legislación fiscal
que regulen el proceso administrativo; componen este cuerpo la
338
Cuentas Nacionales, 1915-1935
217 Memoria de Hacienda, 1919. Exposición de motivos del ministro Román Cárdenas.
218 Centeno Grau, Melchor, ob. cit., p. 13.
339
Cuentas Nacionales de Venezuela
Renta Aduanera
y Consular 20.635.771,98 35.396.345,81 14.670.573,83
Renta de Licores 7.351.639,50 8.943.891,04 1.592.251,54
Renta de Cigarrillos 6.735.327,89 9.852.112,70 3.116.784,81
Renta de Salinas 6.641.300,45 7.233.619,05 592.318,60
Renta de Estampillas 4.253.661,85 6.895.322,50 2.641.660,65
Diversos Ramos 4.553.832,41 5.422.421,90 868.589,49
340
Cuentas Nacionales, 1915-1935
341
Cuentas Nacionales de Venezuela
342
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Informe de Aduanas
Estos informes sobre la administración de aduanas de los puertos de La
Guaira, Puerto Cabello, Ciudad Bolívar, Puerto Sucre y Maracaibo, nos
presentan una serie de cuadros estadísticos que nos ilustran los aportes de
las mismas a las finanzas públicas, aparte éste que era fundamental para el
momento histórico que se vivía en todo el mundo.
343
Anexo estadístico
Cuentas Nacionales de Venezuela
346
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº 1
COMERCIO EXTERIOR DE VENEZUELA, 1917-1920
(MILLONES DE BOLÍVARES)
CUADRO Nº 2
Café
CUADRO Nº 3
Cacao
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Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº 4
Balatá
CUADRO Nº 5
348
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Subperíodo 1920-1921
349
Cuentas Nacionales de Venezuela
350
Cuentas Nacionales, 1915-1935
351
Cuentas Nacionales de Venezuela
La crisis coyuntural
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
353
Cuentas Nacionales de Venezuela
... los precios del café, cacao, los cueros y demás productos nuestros empezaron a
bajar rápidamente y su demanda fue escasísima, al mismo tiempo que los centros
productores de Europa y Estados Unidos, despacharon para Venezuela todos los
pedidos que habían rehusado cumplir durante la guerra y los que les hicieron al
firmar el armisticio, el comercio venezolano tuvo entonces que apretar depósitos
para almacenar la gran cantidad de mercancías que lo esperaba y buscar fondos para
pagar derechos de aduanas y giros para el extranjero.219
... en la situación mercantil ese año llegó a predominar el comercio de los Estados
Unidos, porque de allí vino la mitad de la importación y ellos nos compraron parte
menor de nuestra exportación, ocasionando desde luego el alza fabulosa del dólar y
la depreciación de las demás monedas, pues, los Estados Unidos, además de ser hoy
acreedor de Europa lo son de nuestro comercio, han llegado a ser también los
liquidadores de nuestros negocios bancarios y tal vez de los de toda la América
española.220
354
Cuentas Nacionales, 1915-1935
355
Cuentas Nacionales de Venezuela
IMPORTACIÓN
356
Cuentas Nacionales, 1915-1935
convenientes. Goza el banco, en virtud del servicio fiscal que presta, de las
franquicias y prerrogativas necesarias para el mejor cumplimiento de su
cometido, y por el carácter oficial de que está investido, rigen respecto de
sus miembros, acciones y funcionamiento, disposiciones especiales”.221
El repunte del año fiscal de 1920 contrasta con el del año 1921, período
en donde la depresión mundial se siente en nuestra economía y consecuen-
cialmente se observa un movimiento comercial descendente. “En Venezue-
la se hace sentir la crisis americana de los años 1921 y 1922; al igual que las
restricciones impuestas con los países europeos para las mercancías venezo-
lanas. Disminuyen las recaudaciones por renta aduanera y es apenas en
1925 cuando alcanzan niveles superiores a los registrados en 1919. Su im-
portancia porcentual baja hasta el 41 por ciento de los ingresos fiscales
ordinarios en 1921 y es del 52 por ciento en 1924, años en el cual se
registran ingresos fiscales internos en el financiamiento del presupuesto
aumenta hasta el 46 por ciento en 1922, y la regresividad del sistema tri-
butario expresada por la importancia relativa de los impuestos indirectos se
evidencia similar a la de comienzo de siglo, pues apenas ha disminuido
hasta el 87 por ciento en 1924. Son años de utilización de las reservas del
tesoro para financiar una política deficitaria de gastos, bajando la existencia
de tesorería hasta los Bs. 35 millones para fines de 1922.222
En el año se asiste a un déficit. “Los ingresos fueron en el orden de
65.305.897 bolívares, y los egresos de 107.117.079 bolívares, reflejando
una deficiencia de 36.811.182 bolívares, monto soportado por el Fondo de
Reserva del Tesoro.
Son siete los que conforman la totalidad de los documentos más impor-
tantes de este volumen.
221 Centeno Grau, Melchor. Bosquejo histórico de la vida fiscal de Venezuela, Tipografía Vargas.
Caracas, 1924, p. 14-15.
222 Pulido Mora, Iván-Durán, Rafael. “Finanzas Públicas” en Venezuela en el Siglo XX. El Nacional,
Caracas, 3 de agosto de 1979, Cuerpo 4.
357
Cuentas Nacionales de Venezuela
Renta aduanera
y consular Bs. 20.635.771,98 Bs. 35.306.345,81 Bs.14.670.573,83
Renta de licores 7.351.639,50 8.943.891,04 1.592.251,54
Renta de cigarrillos 6.735.327,89 9.852.112,70 3.116.784,81
Renta de salinas 6.641.300,45 7.233.619,05 592.318,60
Renta de estampillas 4.553.832,41 6.895.322,50 2.641.660,65
Diversos ramos 4.553.832,41 5.422.421,90 868.589,49
358
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Ciudadano
Presidente del Congreso
359
Cuentas Nacionales de Venezuela
Sobre concesiones privilegiadas otorgadas con intervención del Ministerio de Obras Públicas
360
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Informe de aduanas
361
Anexo estadístico
Cuentas Nacionales de Venezuela
364
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº 1
CRECIMIENTO HISTÓRICO DE INGRESOS Y GASTOS FISCALES
(MILES DE BS.)
(1905-1921)
365
Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº 2
COMERCIO EXTERIOR DE VENEZUELA
1917-1921
(MILLONES DE BOLÍVARES)
CUADRO Nº 3
PRINCIPALES EXPORTACIONES VNEZOLANAS DESDE 1913-1921
(CAFÉ)
366
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº 4
CACAO
CUADRO Nº5
DIVIDIVE
367
Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº 6
BALATÁ
CUADRO Nº 7
GANADO VACUNO
368
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Subperíodo 1922-1923
369
Cuentas Nacionales de Venezuela
370
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Ámbito económico
...criado principalmente en Guayana, los estados centrales y los Llanos. Sus pro-
ductos eran embarcados para Colombia, Cuba y países del Caribe, bien fuera en pie,
bien en forma de carne salada o congelada y como cueros secos. Se estima que
durante la década de 1920, 40.000 cabezas de ganado vacuno eran conducidas
anualmente desde Apure, Barinas y Guárico hacia el Táchira, en donde eran engor-
dadas para su venta en Cúcuta. Sin embargo, la ganadería, como actividad económi-
ca, también se hallaba expuesta a numerosos riesgos. Debido a las interminables
guerras civiles, a sequías repetidas y epizootias, la producción bajó considerable-
mente, y durante el período 1888-1910, el número de cabezas de ganado pasó de
8.476.291 a 1.461.557. En 1922 había aumentado algo, para situarse en 2.777.689,
pero esta cantidad era sólo un 33 por ciento superior a la registrada por Agustín
Codazzi.223
223 Sullivan, Williams M., “Situación económica y política durante el período de Juan Vicente
Gómez”, en Política y economía de Venezuela, Caracas, Editorial Fundación Boulton, 1976, p.
255.
371
Cuentas Nacionales de Venezuela
372
Cuentas Nacionales, 1915-1935
La vida fiscal
En materia fiscal las cosas marchan mejor para el gobierno que para la
economía general del país. El factor determinante del mejoramiento y del
aumento de los ingresos del Tesoro Público es el petróleo. La diferencia
entre las cifras comerciales de la exportación del petróleo en cantidad, volu-
men y valor con relación a los ingresos del Fisco está en que, naturalmente,
373
Cuentas Nacionales de Venezuela
en éste ingresa una fracción pequeña del valor mercantil total del petróleo
exportado, pues lo que entra en realidad es el producto de la liquidación de
un activo, propiedad del Estado, que se encuentra en el subsuelo por virtud
del régimen legal que, en otra sección de este trabajo, hemos estudiado que
venía desde la época colonial. Este hecho se manifiesta en los ingresos del
Fisco en los años 1922-1923 que estamos estudiando. Estos ingresos se
sitúan en una posición creciente en vista del papel, gradualmente más im-
portante, que va tomando el petróleo en la economía fiscal del país.
En el año económico 1921-1922 en lo que se refiere a los ingresos y los
egresos aprobados por el Congreso Nacional, tenemos el monto de
63.234.000 de bolívares para ambos.
De acuerdo a estos datos el presupuesto nacional estaba virtualmente
equilibrado.
En el año económico 1922-1923 bajan los ingresos ubicándose en
61.706.000 de bolívares y los egresos autorizados se fijan en la misma mag-
nitud. Esto revela que no exista ningún desequilibrio en el balance presu-
puestario.
En 1923-1924 suben los ingresos previstos a 62.845.000 de bolívares y
también los egresos, de esta manera también queda el presupuesto equili-
brado.
En lo que se refiere al presupuesto consuntivo del año 1921-1922 el
ingreso, efectivamente recaudado, ascendió hasta el monto de 70.926.950
de bolívares y el egreso se situó en 80.836.154 de bolívares, arrojando un
déficit de 9.909.204 de bolívares. En el año económico 1922-1923 a este
respecto los ingresos se situaron en 87.691.319 de bolívares y los egresos
en 72.014,31 de bolívares arrojando esta vez dichos montos un superávit
de 15.677.018 de bolívares.
Como se puede apreciar hubo un déficit de resultado para el año econó-
mico 1921-1922 y el año siguiente, superávit de resultado (año económico
1922-1923).
Ahora vamos a examinar de qué modo se logró fundamentar estos presu-
puestos tanto con los ingresos provenientes de las actividades tradicionales
no petroleras como los ingresos producto de las actividades de hidrocarburos.
En 1921 los ingresos fiscales totales de Venezuela, en este caso compu-
tados por años civiles tal como aparecen en la fuente en que nos fundamen-
tamos –PETRÓLEO Y OTROS DATOS ESTADÍSTICOS*–, alcanzan a
374
Cuentas Nacionales, 1915-1935
375
Cuentas Nacionales de Venezuela
Cigarrillos 54,4
Salinas 85,7
Sucesiones 35,3
Papel sellado y estampillas 48,7
Licores 83,1
Telégrafo, radio y cables 34,9
Fósforo 68,1
Para el año de 1923, el índice general para esta variable interna asciende.
Descomponiendo este total en los renglones anteriormente señalados tenemos:
Cigarrillos 59,4
Salinas 86,0
Sucesiones 112,5
Papel sellado y estampillas 51,7
Licores 88,5
Telégrafo, radio y cables 44,5
Fósforo 69,5
376
Cuentas Nacionales, 1915-1935
377
Cuentas Nacionales de Venezuela
378
Cuentas Nacionales, 1915-1935
–Aduana de La Guaira
Valor de las mercancías importadas: Bs. 46.681.114,98.
Valor de las mercancías y frutos exportados: Bs. 26.375.876,35.
–Aduana de Maracaibo
Mercancías importadas: en esta aduana se hace el balance en bolívares /
peso (kg) por cada mes. Por tanto, para estudiar todo lo referente o en su
defecto, para realizar cualquier aproximación a las cifras, encontraremos
su procedencia por país (en consumo y tráfico) en cada uno de los meses
del año 1921.
Lo mismo se hará para el caso de los bultos postales, en tanto que para las
mercancías exportadas también se suministra el destino de éstas.
379
Cuentas Nacionales de Venezuela
380
Cuentas Nacionales, 1915-1935
“Durante los nueve primeros meses del año 1921, el malestar económico
que afecta indistintamente a todos los pueblos se acentuó también en Ve-
nezuela. Causas del carácter general unas, y otras peculiares de este país
contribuyeron a acrecentar la crisis que se inició a mediados de 1920”.
“... contribuyó a intensificar tal penoso estado de cosas, la baja de los
principales productos exportables como son el café, cacao, cueros, ganado
en pie, azúcar, tabaco, etc., y como consecuencia natural del desequilibrio
de la balanza comercial, el alza del dólar que, si impidió una mayor depre-
381
Cuentas Nacionales de Venezuela
sión de los artículos que exporta Venezuela, entrabó las operaciones de todo
orden con los Estados Unidos, centro actual de las finanzas mundiales”.
“Sin embargo, la situación comenzó a mejorar desde fines de 1921. A
ello contribuye principalmente, la reacción del precio de los cafés venezola-
nos y también el alza de las manufacturas de algodón, que valoriza un tanto
las grandes existencias de telas que existen en el país.
Una vez fuente de riqueza pública ha comenzado a desarrollarse en gran
escala. Nos referimos a la explotación de varias minas de petróleo, cuyos
rendimientos crecen de año en año.
En resumen, puede decirse que el año de 1921 ha sido para Venezuela
un año de estancamiento, de paralización más bien que de irremediables
pérdidas o graves trastornos económicos. Que ese alto en el camino de su
espléndido desarrollo sirva a la nación para cobrar aliento y recuperar con
mejor caudal de experiencia la ruta de su prosperidad...”.
Estas son algunas de las opiniones de expertos financistas europeos sobre
la situación económica de Venezuela en 1921.
382
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Anexo estadístico
383
Cuentas Nacionales de Venezuela
384
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº 1
COMERCIO EXTERIOR DE VENEZUELA
1917-1923
(MILLONES DE BOLÍVARES)
385
Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº 2
BALANCE PRESUPUESTARIO APROBADO, 1900-1924
386
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº 3
RESULTADOS DE LA ACTIVIDAD FINANCIERA DEL ESTADO POR AÑOS
ECONÓMICOS, DESDE 1900-1901 HASTA 1923-1924.
387
Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº 4
RELACIONES ENTRE EL GASTO PÚBLICO TOTAL Y LOS GASTOS PÚBLICOS CORRIENTES Y DE
CAPITAL
1917-1923
(MILLONES DE BOLÍVARES)
CUADRO Nº 5
RELACIÓN ENTRE EL GASTO PÚBLICO DE CAPITAL E INGRESOS FISCALES PETROLEROS
1917-1923
(MILLONES DE BOLÍVARES)
388
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº 6
RELACIONES ENTRE LOS INGRESOS FISCALES PETROLEROS
Y EL VALOR DE LA PRODUCCIÓN PETROLERA
1917-1923
(MILLONES DE BOLÍVARES)
389
CUADRO Nº 7
ÍNDICES ECONÓMICOS
390
1928 = 100
INGRESOS DEL TESORO POR RAMOS DESDE 1914 HASTA 1944
Índice parcial
Años índice Derechos Muelles Faros Cigarrillos Salinas Suce- Papel Minas Licores Tele- Fósforos Consu- Varios
Gral. importa- y caletas y y estam- ciones Sellado grafo lares
ción boyas pillas Radio
y Cable
1914 24,5 32,3 12,5 1,1 47,9 61 _ 20,4 4,3 32,4 17,3 52,0 10,5 36,1
1915 27,5 37,5 29,5 1,3 36,2 50,6 33,5 24,7 6,6 50,1 14,5 48,0 13,2 55,4
1916 34,8 48,2 31,6 1,3 37,2 85,1 38,1 32,1 6,4 965,9 15,7 61,8 18,6 37,3
1917 31,2 38,0 27,9 1,2 38,2 88,6 24,5 33,0 4,8 72,1 22,1 61,8 18,0 52,4
1918 24,6 21,4 19,1 1,2 40,5 86,9 34,5 32,1 7,7 71,4 24,5 60,1 14,6 62,5
1919 38,6 36,4 31,4 1,8 59,3 94,4 21,7 51,7 3,3 85,4 35,3 65,0 26,9 198,3
1920 51,3 69,2 38,1 2,5 51,0 80,2 43,5 63,2 3,5 92,8 51,9 70,7 41,9 112,7
1921 32,0 26,1 31,6 3,5 51,9 87,8 32,7 46,6 5,4 75,2 43,5 55,8 21,0 144,7
1922 39,8 35,8 38,6 4,0 54,4 85,7 35,3 48,7 16,3 83,1 32,9 68,1 22,0 162,6
1923 43,7 50,4 45,5 6,8 59,4 86,0 112,5 51,7 8,8 88,5 44,5 69,5 32,6 73,4
1924 54,9 60,8 61,8 14,2 66,1 87,6 51,4 60,7 13,0 87,1 44,4 70,7 55,5 233,2
1925 72,6 82,3 70,7 32,8 75,2 92,5 57,5 75,1 46,1 98,4 44,4 80,9 73,3 124,6
1926 87,8 104,7 94,3 50,0 84,0 89,6 44,3 91,5 39,5 105,8 73,8 86,6 102,5 258,0
1927 85,4 100,5 100,1 64,4 87,0 97,6 71,3 95,6 47,2 101,3 83,0 85,5 102,4 93,4
1928 110,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
1929 125,5 124,1 129,7 170,0 100,9 102,6 101,0 115,7 109,2 90,9 150,0 194,7 103,8 462,6
1930 119,2 110,8 99,3 154,7 104,1 104,2 165,8 110,4 124,7 93,8 156,3 297,0 103,4 316,1
1931 92,5 86,3 69,7 117,0 90,8 92,6 55,5 84,4 133,1 80,8 114,8 234,1 68,7 116,4
Subperíodo 1924-1925
391
Cuentas Nacionales de Venezuela
392
Cuentas Nacionales, 1915-1935
393
Cuentas Nacionales de Venezuela
394
Cuentas Nacionales, 1915-1935
226 Tomás E. Carrillo Batalla, Política fiscal. Ediciones del Concejo Municipal del D. F. Caracas.
1978.
227 Tomás E. Carrillo Batalla, La evolución de la inversión del ingreso fiscal petrolero en Venezuela.
Edición, Dirección de Cultura de la UCV. Caracas, 1968.
395
Cuentas Nacionales de Venezuela
Ahora bien, en cuanto a los ingresos efectivos del año 1923-1924, tene-
mos que el ingreso recaudado fue de 102.249.051 bolívares y el egreso
alcanzó a 86.744.504 bolívares. De esta forma, vemos que la cifra de ingre-
sos fue bastante superior a la prevista.
Analizando la composición de los ingresos petroleros y los no petroleros
vemos que para 1923, las entradas fiscales venezolanas se situaron en
88.000.000 de bolívares. Los ingresos fiscales petroleros alcanzaron a
3.780.000 bolívares, y el porcentaje de estos en los ingresos totales fue de
4,3 por ciento.
En 1924, mientras los ingresos fiscales venezolanos fueron de
102.000.000 de bolívares y los ingresos fiscales petroleros totalizaron
5.910.000 bolívares, el porcentaje de éstos en los ingresos totales fueron:
5,8 por ciento.
Con relación a la renta nacional, si examinamos los índices tomando el
año 1928 como año base, tenemos que en el año 1924 el índice general se
situó en 54,9 y en 1925 asciende a 72,6, al descomponer estos totales por
sectores tenemos por derechos de importación:
1924 1925
60,8 82,3
1925 1925
1924 1925
Cigarrillos 66,1 72,5
Salinas 87,6 92,5
Sucesiones 51,4 57,5
Papel Sellado y Estampillas 60,7 75,1
Licores 87,1 98,4
Telégrafo, radio y cables 44,3 44,4
Fósforo 70,7 80,9
Derechos Consulares 55,5 73,3
396
Cuentas Nacionales, 1915-1935
397
Cuentas Nacionales de Venezuela
398
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Anexo estadístico
399
Cuentas Nacionales de Venezuela
400
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº 1
COMERCIO EXTERIOR DE VENEZUELA
1917-1925
401
Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº 2
BALANCES PRESUPUESTARIOS APROBADOS, 1900-1925-26
402
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº 3
RESULTADOS DE LA ACTIVIDAD FINANCIERA DEL ESTADO,
POR AÑOS ECONÓMICOS DESDE 1900-1901 HASTA 1924
403
Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº 4
RELACIONES ENTRE EL GASTO PÚBLICO TOTAL Y LOS GASTOS PÚBLICOS CORRIENTES
Y DE CAPITAL1917-1925
(MILLONES DE BOLÍVARES)
CUADRO Nº 5
RELACIONES ENTRE EL GASTO PÚBLICO DE CAPITAL E INGRESOS FISCALES
PETROLEROS 1917-1925
(MILLONES DE BOLÍVARES)
404
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº 6
RELACIÓN ENTRE LOS INGRESOS FISCALES PETROLEROS
Y EL VALOR DE LA PRODUCCION PETROLERO
1917-1925
(MILLONES DE BOLÍVARES)
CUADRO Nº 7
RELACIONES ENTRE LOS INGRESOS FISCALES VENEZOLANOS
LOS INGRESOS FISCALES PETROLEROS Y EL VALOR DE LA PRODUCCIÓN PETROLERA
405
CUADRO Nº 8
406
ÍNDICES ECONÓMICOS
1928 = 100
INGRESOS DEL TESORO POR RAMOS DESDE 1914 HASTA 1934
Índice parcial
Años Índice Dere- Muelles Faros Cigarri- Salinas Suce- Papel Minas Lico- Tele- Fósfo- Con- Varios
Gen. chos y cale- y llos ciones sellado res grafo, ros sula-
importa- tas boyas y Estam- Radio res
ción pillas y Cable
1914 24,5 32,3 12,5 1,1 47,9 61 _ 20,4 4,3 32,4 17,3 52,0 10,5 36,1
1915 27,5 37,5 29,5 1,3 36,2 50,6 33,5 24,7 6,6 50,1 14,5 48,0 13,2 55,4
1916 34,8 48,2 31,6 1,3 37,2 85,1 38,1 32,1 6,4 965,9 15,7 61,8 18,6 37,3
1917 31,2 38,0 27,9 1,2 38,2 88,6 24,5 33,0 4,8 72,1 22,1 61,8 18,0 52,4
1918 24,6 21,4 19,1 1,2 40,5 86,9 34,5 32,1 7,7 71,4 24,5 60,1 14,6 62,5
1919 38,6 36,4 31,4 1,8 59,3 94,4 21,7 51,7 3,3 85,4 35,3 65,0 26,9 198,3
1920 51,3 69,2 38,1 2,5 51,0 80,2 43,5 63,2 3,5 92,8 51,9 70,7 41,9 112,7
1921 32,0 26,1 31,6 3,5 51,9 87,8 32,7 46,6 5,4 75,2 43,5 55,8 21,0 144,7
1922 39,8 35,8 38,6 4,0 54,4 85,7 35,3 48,7 16,3 83,1 32,9 68,1 22,0 162,6
1923 43,7 50,4 45,5 6,8 59,4 86,0 112,5 51,7 8,8 88,5 44,5 69,5 32,6 73,4
1924 54,9 60,8 61,8 14,2 66,1 87,6 51,4 60,7 13,0 87,1 44,4 70,7 55,5 233,2
1925 72,6 82,3 70,7 32,8 75,2 92,5 57,5 75,1 46,1 98,4 44,4 80,9 73,3 124,6
1926 87,8 104,7 94,3 50,0 84,0 89,6 44,3 91,5 39,5 105,8 73,8 86,6 102,5 258,0
1927 85,4 100,5 100,1 64,4 87,0 97,6 71,3 95,6 47,2 101,3 83,0 85,5 102,4 93,4
Subperíodo 1926-1927
407
Cuentas Nacionales de Venezuela
408
Cuentas Nacionales, 1915-1935
409
Cuentas Nacionales de Venezuela
1913 1926
Bienes de consumo 57,6 57,6
Bienes de consumo no durables 51,4 26,7
Materias primas 15,9 11,1
Lubricantes y combustibles s/infor. 0,6
Bienes de capital fijo 26,5 45,0
Bienes de consumo durable 6,8 16,6
Datos: Maza Zavala, D. F., Venezuela, una economía dependiente. Caracas, Ed. FACES-UCV, p. 32.
228 Pulido Mora, Iván y Rafel Durán, “Finanzas públicas de Venezuela en el S. XX”, en El Nacional,
Edición XXXVI Aniversario, Caracas, 3 de agosto de 1979. Nº 4, p. 4.
410
Cuentas Nacionales, 1915-1935
411
Cuentas Nacionales de Venezuela
229 De la Plaza, Salvador, “La economía minera y petrolera de Venezuela”. Perfiles de la economía
venezolana. Caracas, Edición Especial Boletín Bibliográfico, FACES-UCV. Jul-sep. 1963, año
1, Nº 3, 2da. Epoca.
230 Mieres, Francisco, “Los efectos de la explotación petrolera sobre la agricultura en Venezuela”.
Apéndice del libro de Héctor Malavé Mata, Petróleo y desarrollo económico de Venezuela, Ed.
Pensamiento Zuliano, s.a. Caracas, 1962, p. 360.
412
Cuentas Nacionales, 1915-1935
231 Córdova, Armando y Héctor Silva Michelena, Aspectos teóricos del subdesarrollo. Caracas, Edi-
ciones FACES-UCV, 1974, p.137.
232 Méndez, Rosalba, “Gómez ¿Un período histórico?”. Juan Vicente Gómez y su época. Coordina-
dor Elías Pino Iturrieta. Caracas, Monte Ávila Editores, 1985, p. 41.
413
Cuentas Nacionales de Venezuela
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Vida fiscal
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Salinas se obtuvo para 1926 un nivel de 89,5 y 97,6 para el año 1927.
Sucesiones: 44,3 para el año 1926 y 71,3 para 1927.
Papel sellado y estampillas: 91,5 para 1926 y 95,6 para 1927.
Licores: 105,8 para 1926 y 101,3 para 1927, es uno de los pocos reglo-
nes donde se observa un descenso.
Telégrafo, radio y cables: 73,8 para 1926 y 83,0 para 1927.
Fósforo: 86,6 para 1926 y 85,5 para 1927.
Cigarrillos: 84,0 para 1926 y 87,0 para 1927.
Con relación a los gastos podemos decir lo siguiente: los gastos públicos
totales para el año 1926 alcanzan a Bs. 163.100.000, los gastos públicos
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de capital son de 57,2, esto representa el 35,1 por ciento de los gastos
totales.
Los gastos públicos corrientes son de 105.900.000 bolívares, el porcen-
taje de éstos sobre los gastos públicos totales es de 64,9 por ciento.
En 1927, los gastos públicos totales alcanzan a 178.800.000 bolívares,
los gastos de capital son de 21.500.000 bolívares, el porcentaje de éstos
sobre la totalidad de los gastos es de 12 por ciento.
Los gastos públicos corrientes para el mismo año alcanzan a 157.300.000
bolívares éstos representan al 88 por ciento del total del gasto público.
Veamos ahora, como fueron alimentados estos gastos con el ingreso fiscal
petrolero. En el año 1926, los ingresos fiscales obtenidos de la explotación
petrolera alcanzaron a 17.880.000 bolívares, el porcentaje de éstos sobre
los gastos de capital fue de 10,4 por ciento con una variación interanual de
39,33 por ciento. En el año 1927, los ingresos fiscales petroleros alcanzan
a 21.430.000 bolívares con una variación interanual de 0,00 por ciento y
el porcentaje de estos ingresos sobre el gasto público de capital es de 99,6
por ciento.
Como se ve hubo un descenso drástico del año 1926 al año 1927 en el
gasto público de capital al punto que el total de éste fue virtualmente cu-
bierto por los ingresos fiscales petroleros.
En cuanto a la participación de los ingresos fiscales petroleros en el valor
de la producción, observamos lo siguiente:
Para el año 1926, el valor de la producción petrolera fue de 334.280.000
bolívares, la participación de los ingresos petroleros en el valor de la pro-
ducción fue de 10,4 por ciento.
En el año 1927, el ingreso fiscal petrolero alcanza a 21.430.000 bolívares,
el valor de la producción petrolera es de 338.420.000 bolívares, el porcentaje
del ingreso petrolero sobre el valor de la producción es de 11,8 por ciento.
Esto nos revela que la participación de Venezuela en el valor comercial del
petróleo, en realidad, es sumamente pequeño y el mayor porcentaje del valor
de la producción era retenido en el exterior por las empresas explotadoras del
petróleo. Esto es un hecho que está revelado por las cifras.
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3. El Universal, 1926, artículo que remite el señor J. H. Wall, administrador del Puerto de La
Guaira donde éste informa sobre el movimiento de importación y exportación en el citado año
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4. La memoria de Hacienda
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Subperíodo 1928-1929
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Un análisis del cultivo del café durante el período de Gómez exige examinar y
discutir el punto de vista de los historiadores y economistas que deploran la dismi-
nución del porcentaje del café dentro del volumen total de las exportaciones de
Venezuela en esos años.
En realidad después de 1920, se presenta una dicotomía, que tiene una relativa
disminución de los ingresos debidos al café, coincidían con un aumento en la
prosperidad del país; en efecto, en 1929, la nación recibió más de 133 millones
ochocientos noventa y dos mil bolívares por exportaciones de café, lo cual represen-
ta una suma cuatro veces mayor que la correspondiente a 1909. Al mismo tiempo,
los ingresos provenientes del café habían bajado a menos de ¼ de los ingresos totales
de Venezuela por exportaciones. Es cierto que las ventas sufrieron un abrupto
descenso durante la gran depresión, pero esto es explicable debido a que el consumo
del grano no era necesario para la supervivencia humana. El general Gómez no
debe, por lo tanto, ser criticado por haberle negado ayuda a los productores de café,
cuyos equipos eran arcaicos, debido a su negligencia y falta de previsión, cuyas
negativas a economizar en diversas ocasiones los habían mantenido a merced de las
casas comerciales extranjeras y cuya ciega ambición de expandirse los llevó a cultivar
tierras marginales.
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234 Sullivan, William M. “Situación económica y política de Juan Vicente Gómez”, en Política y
economía en Venezuela. Caracas. Fundación John Boulton, 1976, p. 254.
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lao Andara, Ángel César Rivas y José Gil Fortoul; no eran verdaderos inves-
tigadores sociales, de la dinámica de la sociedad en que vivían, a la que
estudiaban y trataban más como políticos, concentrándose más en defen-
der el régimen que en investigar sus posibles cambios sociales estructurales
generados por la dinámica que había desencadenado el petróleo. Esos hom-
bres no estudiaron estas materias. Tampoco contábamos con escuelas de
sociología ni con investigadores sociales, ni con escuelas universitarias de
agronomía y veterinaria. El atraso educacional era sumamente grande lo
que era otra más de las fallas del gobierno porque, por ejemplo, en Argenti-
na, desde hacía muchos años se habían establecido estudios técnicos agríco-
las y veterinarios, igual que en Brasil y en otros países latinoamericanos.
Nuestra primera escuela de Economía a nivel universitario no se fundó sino
en 1938. Así, el gobierno de Gómez, que mantuvo cerrada la Universidad
por largos períodos y vigilada cuando estuvo abierta no amplió los estudios
hacia ramas que eran vitales para el desarrollo del país.
Irene Rodríguez Gallad trata muy bien el punto de la concentración de
la propiedad territorial en la época de Gómez en los términos siguientes:
235 Rodríguez Gallad, Irene. “Perfil de la economía venezolana durante el régimen de Gómez”, en:
Pino Iturrieta, Elías (coord.), Juan Vicente Gómez y su época. Caracas, Monte Ávila, 1985, p. 83.
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Uno de los problemas más graves confrontado por la industria ganadera era el hecho
de que podía ser controlada fácilmente y durante el período de Gómez la venta de
carne fue monopolizada por el dictador y por miembros de su camarilla.236
De hecho, el General y sus amigos habían adquirido las tierras de cultivo y las partes
mejores valiéndose ya de los medios legales o de las fuerzas, y habían declarado ilegal
la competencia de la industria láctea y productos derivados exclusivos para la
exportación de productos ganaderos, y a la vez desalentaban toda iniciativa ten-
diente a la expansión de esa industria o las inversiones externas. El dictador llegó
inclusive a extremos de ordenar a unidades del ejército que trabajaran en sus
propiedades sin remuneración alguna. En 1935, la ganadería se hallaba estancada
debido a que cualquier intento para introducirse en ese mercado era considerado
como políticamente peligroso.237
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238 Soublette (h), Félix y Silva Michelena, J. A. Nacionalización petrolera y recursos humanos.
Caracas, EBUCV, 1976, pp. 28-29.
239 Arcaya, Pedro Manuel. Venezuela y su actual régimen. Washington, 1935, pp. 333-334.
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cifras muy simples, sin tomar en cuenta que ese enorme crecimiento que
apunta se debe al petróleo. Si comparamos la exportación total de 1908, de
83.049.922 bolívares, con la de 1918, cuando se inicia la explotación pe-
trolera, de 102.659.153 bolívares, ese aumento, que escasamente llega al
25 por ciento, es un crecimiento del cual se puede decir que es meramente
vegetativo. En cambio, en 1919 se dobla la exportación total, que pasa a
más de 258 millones de bolívares, pero se debe fundamentalmente al au-
mento de la producción petrolera unida a la prosperidad que sobrevino tras
el fin de la Primera Guerra Mundial. Luego, aumenta considerablemente el
monto total de las exportaciones venezolanas en los años siguientes, natu-
ralmente gracias al petróleo. En cambio, si tomamos en cuenta la exporta-
ción venezolana propiamente hablando, sin el petróleo, se tiene que su
crecimiento se mantuvo en unos niveles muy moderados. En 1908, la ex-
portación sin petróleo, es decir, sin asfalto, fue de 75,2 millones de bolíva-
res; en 1918, llegó a 99,9 millones. Para una diferencia escasa, de apenas
29 millones; en 1929, a 184,9 millones, y en 1930 descendió a 128,4
millones. El aumento es, mucho más moderado de lo que afirmaba el doc-
tor Arcaya.
Ahora en 1928 la exportación de petróleo, asfalto y derivados alcanzó a
466,9 millones de bolívares, cifra que más que triplicó, cómodamente, al
resto de la exportación venezolana, a la no petrolera, de 142,6 millones. Y,
en total, incluyendo las importaciones, se situaba en 1.026.167.747 bolí-
vares, y la exportación total en 6.009.554.962 bolívares. En 1928, la ex-
portación total en kilos, fue de 14.922.517.893 millones de kilos. El año
anterior había sido de 8,6 millones de kilos y 444,1 millones de bolívares.
Y en 1929, 19.421.765.718 kilos y 778.560.870 bolívares, de los cuales
184.950.151, correspondió a la exportación sin petróleo y 593.609.896 a
la de petróleo y derivados; y el comercio exterior total alcanzó a
1.231.412,77 bolívares. En cuanto a las importaciones, en 1928, son en
kilos de 556.227.215, correspondientes a 416.612.512 bolívares; en 1929
suben a 572.904.609 kilos y 452.851.990 bolívares respectivamente. En
cuanto al café, en 1928, su exportación alcanzó los 38.284.167 kilos, por
83.764.616 bolívares; en 1929, es de 64.368.575 kilos y 133.792.413
bolívares. En números índice, el café fluctúa así: 1927, 79,13; 1928, 59,4;
1929, 99,9, prácticamente al mismo nivel de 1923 y subiendo sustancial-
mente respecto al año anterior.
En 1930, como se verá en el próximo capítulo, vuelve a bajar la exporta-
ción del café, tanto en volumen como en precios. El cacao sigue en auge: en
1928, su índice se situó en 11,6; en 1929, 118,09. En 1928 se exportaron
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241 Pulido Mora, Iván y Rafael Durán. “Finanzas públicas de Venezuela en el siglo XX”, en El
Nacional, Caracas, 3 de agosto de 1979, cuerpo 4, p. 3.
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dose una unificación del financiamiento de la deuda pública con los recursos del
tesoro nacional y modificándose el procedimiento de renovación de billetes de la
Deuda Interna Nacional Consolidada del 35.241
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El producto petrolero representaba para ese año el 33 por ciento del producto total
del país, contra 21 por ciento de la agricultura, 16 por ciento de la industria, el
artesanado y la construcción y 30 por ciento de los servicios. Si restringimos el
concepto a la producción material (bienes únicamente), el producto petrolero
significaba el 47 por ciento contra el 30 por ciento de la agricultura y el 23 por
ciento de las industrias manufactureras y el artesanado. Estas proporciones indican
que para 1930, el sector económico principal del país era la explotación de petró-
leo, estando situada en segundo término la agricultura.242
242 Maza Zavala, Domingo Felipe, Los procesos económicos y su perspectiva (Estudios, monografías y
ensayos), Caracas, Academia Nacional de la Historia, pp. 147-148.
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país por parte de las compañías, los pagos que hacían a los intermediarios
que recibieron concesiones por la venta de las mismas y por los royalty de las
mismas concesiones que esos particulares siguieron recibiendo después de
traspasadas las concesiones a las compañías extranjeras. De ese modo que
por esas tres vías penetró en el país y se difundió el ingreso petrolero.
Por otra parte, la actividad petrolera significó un aumento general de
salarios por el pago que hacía a sus trabajadores, lo cual afectó la actividad
agrícola y pecuaria tradicional, donde el nivel de salarios estaba gobernado
por el monto de los ingresos derivados de la venta de los productos agríco-
las. Al establecerse unos salarios superiores al determinado por ese mecanis-
mo costo-precio propiamente agrícola, ello rompió el equilibrio y determi-
nó en los campos un aumento de los costos que puso en graves dificultades
a la agricultura. Otro problema se presentó en ciertas zonas del país más o
menos próximas a la actividad petrolera: los estados de Los Andes, quizás
Falcón, Lara y el propio estado Zulia, se vieron afectados por la atracción
que los campos petroleros hacían de la mano de obra para sus propias acti-
vidades. Tal como golpeó a la agricultura. Se ha dicho en este sentido que la
mayor parte de los trabajadores petroleros no provenían de esas zonas, sino
que venían de la Isla de Margarita y de otros lugares, pero la verdad es que
en torno de la actividad petrolera se ejerció una atracción, no sólo de los
trabajadores mismos que iban a incorporarse a las actividades de las compa-
ñías, sino que el gasto que hacía ese personal fue creando una población
marginal en torno a los campos petroleros que se alimentaba del traslado de
los campesinos de las fincas agrícolas hacia esos campos. El fenómeno generó
verdaderos cinturones de miseria, pero la realidad fue que las fincas agrí-
colas sintieron el efecto de la succión, del desplazamiento y de las migra-
ciones de sus trabajadores hacia las zonas petroleras. Otro movimiento de
desplazamiento fue hacia la ciudad, así que, con motivo del ingreso pe-
trolero, se inicia una importante actividad de urbanización, y esto atrae
hacia la periferia de las ciudades a los campesinos en busca de mejores
condiciones de vida. Ello crea barrios miserables en torno a las ciudades.
Algunos de esos trabajadores se incorporaron a las actividades urbanas, a
la construcción y a algunas industrias incipientes o en los aledaños de las
urbes y todos provenían de las zonas agrícolas. Todo este proceso va pro-
vocando una fractura en la estabilidad y en la buena marcha de las activi-
dades agrícolas y pecuarias.
A lo antes dicho se agrega la crisis, primero la de los años 1920-21, de la
cual se recupera, como dice la cita del autor Aranda que hemos transcrito
anteriormente, y luego el segundo golpe que fue la coyuntura de 1929. Es
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interesante lo que nos dice la profesora Rosalba Méndez sobre este mismo
decenio cuando afirma que:
243 Méndez, Rosalba, “Gómez”, ¿Un período histórico?” en Juan Vicente Gómez y su época, coordi-
nado por Elías Pino Iturrieta, Caracas, Monte Ávila Editores, C.A., 1985, p. 40.
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antes del acuerdo cambiario del doctor Pedro Tinoco. El efecto que esta
fluctuación tuvo sobre la agricultura de exportación fue catastrófico, ya que
los agricultores vendían sus embarques en moneda extranjera (libras esterli-
nas para los ingleses, dólares para los norteamericanos, y marcos alemanes
para la exportaciones vía Hamburgo). Esto se puede vislumbrar con el he-
cho de que el agricultor, que recibía 12 bolívares por cada dólar obtenido
por su venta de embarque de café, llegó a percibir nada más que 2,50 bolí-
vares por dólar en esa misma operación, lo cual llevaba a ese agricultor a una
situación apremiante.
Sobre el desastre de la agricultura en la época del general Gómez produ-
cido, en parte, por la crisis mundial, afirma Alberto Adriani, lo siguiente:
Es claro que la agricultura ha decaído en los últimos años, pero es una decadencia
catastrófica, si continúa la actual situación y los precios actuales. Por aquí hay ya
muchas propiedades abandonadas y todas están más o menos descuidadas y por
fuerza se abandonarán más y más si los precios del café y del cacao para la próxima
cosecha fueran lo de hoy. Puede afirmarse que con los precios actuales no se
recolectará sino el 50 por ciento de la cosecha más o menos. En este caso, es claro
que disminuirán todas las entradas que no provienen del petróleo y se contraerán
todas las rentas que no se basan en el petróleo. Hay que pensar en esta posibilidad
infinitamente más grave que la que se quiere impedir. En todo caso, tomará impul-
so, la decadencia de nuestras industrias agrícolas, que viene poniéndose en eviden-
cia desde hace ya muchos años. Durante el período 1909-1913, Venezuela ocupaba
el segundo puesto entre los exportadores de café, contribuyendo con el 4,6 por
ciento de las exportaciones mundiales. En 1933, Venezuela ocupó el séptimo pues-
to, y sus exportaciones sólo compusieron el 3,8 por ciento aproximadamente, del
total mundial...244
Desde hace algunos años nuestra industria cafetera muestra una tendencia visible
hacia la declinación ...Hoy somos al mismo tiempo espectadores y víctimas de su
decadencia. Su adversa suerte acarreará la de toda la zona cafetera de Venezuela.
Cada descenso de los precios, cada nuevo paso en la carrera hacia el abismo,
aumentará el número de cafeteros desnutridos, mal vestidos, macilentos, cabizba-
244 Adriani, Alberto, Labor venezolanista, Caracas, Academia Nacional de Ciencias Económicas y
Consejo de Profesores Universitarios Jubilados, UCV,1984, pp. 336-337.
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jos, pasto de las enfermedades, sin asidero para ninguna esperanza. Habrá en nues-
tros campos más y más escasas las comodidades, el instrumental y, sobre todo, la
cultura, que el café nos había permitido adquirir. Nos irá invadiendo el desierto y su
cortejo de miserias y de males.245
¿Qué hizo el gobierno ante ello en los años 1930 y 1931? Bien poco. Se
limitó a ser un espectador mientras la crisis ahondaba en Venezuela. Adriani,
señaló oportunamente lo siguiente:
Si se hubiera atendido esa voz por parte del gobierno, se hubieran creado
las estaciones experimentales y se hubiera organizado la agricultura sobre
una base científica, indudablemente la situación de Venezuela habría sido
muy diferente. El hambre que vivieron grandes masas de venezolanos en
aquellos años no la habrían experimentado o la habrían sufrido en menor
medida.
En 1928, el gobierno había organizado el Banco Agrícola y Pecuario, y el
Banco Obrero. El primero fue para atender las necesidades de la agricultura
y de la ganadería, y el segundo las de vivienda, teóricamente, para las clases
medias y trabajadoras. La política del Banco Agrícola y Pecuario fue la de
dar crédito principalmente a los amigos del régimen y a los recomendados
del general Gómez. Ello agotó muy prontamente el capital del Banco; hubo
que reforzarlo entonces con una cifra adicional, la cual poco tiempo des-
pués también fue agotada. Fueron pocos los agricultores y ganaderos que,
sin tener el padriznago del general Gómez, obtuvieron créditos en ese ins-
tituto. En todo caso, la política de dicho instituto no fue la de estimular la
renovación de la tecnología y la modernización de los métodos de cultivo y
procesamiento de los productos de la agricultura y la ganadería venezola-
nas. Nada para prepararse para enfrentar los problemas que se estaban pre-
sentando con motivo del impacto del petróleo en toda la economía venezo-
lana, sino que sencillamente el Banco se limitó a otorgar hipotecas para los
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La riqueza fue cayendo dentro del Tesoro Nacional y en Venezuela se vio más dinero
que en ninguna otra época, no en manos del público, pero sí en las arcas nacionales.
En 1930, las rentas nacionales procedentes de derechos de aduanas y de la explota-
ción de minerales, alcanzaron a 190 millones de bolívares, lo que equivalía a cuatro
veces el monto total de la renta nacional para 1915, y a dos veces el monto de sus
gastos para 1921.247
247 Rourke, Thomas, Gómez, tirano de los Andes, Caracas, Ediciones Edime, 1952, p. 207.
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Para 1930, las reservas del tesoro son del orden de $ 91,5 millones (Bs. 360
millones) y la deuda pública externa representa el 48 por ciento de la deuda total
registrada en 50 millones de bolívares. En ese año, el día 23 de mayo, con motivo de
la conmemoración del centenario de la muerte del Libertador, Gómez sugiere al
presidente Juan Bautista Pérez ruegue al Congreso Nacional considere la posibili-
dad de cancelar totalmente los saldos pendientes de la deuda externa, contraída por
la Ley de 1905, como refinanciamientos tendentes a unificar las deudas de 1881 y
1896 y por los protocolos de Washington. El Congreso aprueba unánimemente la
idea el mismo día. En la operación se obtienen economías cercanas al millón de
bolívares, aun cuando el rescate se hace a la par. Los títulos de la deuda de 1905 se
cotizan en 99,95 sobre el valor nominal, dado el esfuerzo manifiesto del gobierno en
la regularización de sus servicios. Con los 3,1 millones de dólares en oro, desembol-
sados para tal propósito, se alcanza a recoger títulos por 629.074 libras esterlinas,
pues la conversión de esos dólares a libras esterlinas, en la plaza de Nueva York,
arroja una diferencia favorable de cambio de Bs. 1.676 con relación a Caracas.
Venezuela, atiende y cancela sus compromisos de deuda externa en momentos de
práctica suspensión de pagos internacionales como consecuencia de la crisis de los
años treinta. Salda anticipadamente sus compromisos poco antes de la devaluación
general que afecta al sistema internacional. Los mecanismos de Crédito Público no
se vuelven a utilizar por unos cuantos años: el interno en 1943 y el externo en
1957.248
Con respecto a este interesante resumen que hacen los apreciados cole-
gas citados, es necesario apuntar que en época del gobierno de la dictadu-
ra de Pérez Jiménez sí se contrajo deuda pública antes de 1957. Desde
1952 en adelante, el gobierno impulsó unos programas de obras públicas
que eran en la práctica deficitarios o sea, que una parte se cubría con el
presupuesto y otra se hacía mediante créditos adicionales que se libraban,
al principio, contra fondos que estaban en el tesoro público; pero después
248 Pulido Mora, Iván y Rafael Durán, “Finanzas públicas de Venezuela en el siglo XX ” en El
Nacional. Edición XXXVI Aniversario, Caracas, 3 de agosto de 1979, Nº 4, p. 5.
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que fue de Bs. 34.542.000. Pues bien, en 1930, el presupuesto ya había ascendido
a Bs. 202.598.500. Así pues, en un período igual, de 21 años, había aumentado a
más del 400 por ciento.249
Con respecto a esa defensa que hace el doctor Arcaya de la eficacia admi-
nistrativa y fiscal del régimen del general Gómez, cabe hacer la siguiente
observación: El sólo aumento del presupuesto de por sí no indica que la
gestión sea buena o mala. El presupuesto puede aumentar astronómica-
mente, pero si la distribución del mismo se orienta a gastos de poco o
ningún valor económico y sus efectos económicos generales sobre la econo-
mía del país y sobre la sociedad son menguados, en ese caso la administra-
ción es negativa, no obstante que el presupuesto haya aumentado mucho.
En cambio, un presupuesto que no aumente o que aumente poco, si se carac-
teriza por una nueva distribución donde las erogaciones sean más producti-
vas y más beneficiosas para la economía y para la sociedad, en ese caso
indudablemente que la gestión es positiva. Por tanto, el sólo hecho en sí
mismo del aumento del presupuesto nada dice en cuanto a la calidad de la
administración.
El doctor Arcaya, en cambio, no se refiere a estos aspectos negativos que
hemos apuntado sobre las dificultades que estaba sufriendo la población,
con motivo de la disminución de los ingresos de la economía tradicional y
de la baja de los productos agrícolas de exportación y las consecuencias que
tuvo sobre toda la sociedad y especialmente sobre la clase trabajadora y el
campesinado. Nada hizo el gobierno que fuera verdaderamente eficaz para
prever, primero, situaciones como esas y, segundo, para enfrentarlas y supe-
rarlas. Se limitó, como se dijo antes, a la creación del Banco Agrícola y
Pecuario y del Banco Obrero, cuyos fondos no fueron precisamente hacia
las áreas estratégicamente más importantes. Posteriormente, el gobierno
tomará otra medidas, las cuales veremos en los períodos que estudiaremos
más adelante, aunque éstas tampoco fueron plenamente eficaces para resol-
ver la situación.
En el año económico 1929-1930, el presupuesto planeado fue de
193.189.750 bolívares. Los egresos fueron 192.450.000 bolívares, para un
superávit de 793.750 bolívares.
En el presupuesto de 1930-1931, se planificó con base en 202.598.500
bolívares y en gastos 201.800.000 bolívares, reincidiendo el superávit pla-
neado de 798.500 bolívares.
249 Arcaya, Pedro Manuel, Venezuela y su actual régimen. Washington, s/e, 1935, p. 188.
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Exposición de motivos que dirige el ministro de Hacienda al Congreso Nacional en el año de 1930.
Ministro Rafael María Velasco B. Año civil de la cuenta 1929. Las actuaciones de esta memoria
corresponden al doctor Melchor Centeno Grau que entregó el cargo el 19 de abril de 1929
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Subperíodo 1932-1933
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Todos los países cafeteros pasan hoy por una crisis de excepcional gravedad. Quizás
por primera vez el consumo mundial ha dejado de coincidir, durante un largo
período de tiempo, con la producción desde el día del siglo XIV. En que de Abisinia
pasó al Yemen, y del Yemen, por Egipto, Siria y Constantinopla, al mundo occiden-
tal. Durante los últimos años se han acumulado stock enormes, que ascendían en
noviembre de 1934 a 19.050.000 sacos, a pesar de que el Brasil ha incinerado,
durante los últimos cuatro años, 34.899.000 sacos. En opinión de F. Eugene Noriz,
reconocida autoridad en estas cuestiones para el 1º de julio del corriente año habría
un total de existencias visibles de 23.000.000 de sacos, o sea, exactamente, el
consumo de un año. En el próximo año estima Noriz que la producción se elevará
a 29 ó 30.000.000, de la cual quedaba un sobrante de 6 a 7.000.000, y elevará el
total de existencia visible acumuladas a 30.000.000 para el 1º de julio de 1936. La
tendencia es a la disminución del consumo. De 1931 a 1934 declinó en un 125,
como resultado de la crisis económica y de la consiguiente disminución del poder
adquisitivo de los consumidores, de las restricciones impuestas a su comercio y de
los pesados impuestos en muchos países consumidores. Los precios, como resulta-
do de todo esto, son los más bajos de su historia. En espera de los años de las “vacas
gordas” –que habrán de volver un día, aun cuando no es posible adivinar su llegada–
la mayor parte de los países se han puesto en condiciones de resguardar su industria,
de mantenerla en vida, mediante la desvalorización monetaria, que reduce los
gastos, alivia el peso de las deudas y equilibra, en general la vida económica; el
perfeccionamiento de la técnica, con la mira de reducir el costo de producción y
465
Cuentas Nacionales de Venezuela
Alberto Adriani, fue la persona más preocupada en esta época por de-
nunciar las consecuencias que esta crisis de la industria cafetalera podría
acarrear al país.
La baja del dólar es un golpe para los exportadores venezolanos de café y cacao
porque el signo monetario del país sufre una revolución instantánea. Ya los artículos
de Alberto Adriani han provocado un cierto escándalo cuando los inserta la prensa
de Caracas. De los cuadernos donde Adriani escribe sus trabajos pasan a la máquina
en las manos milagrosas de Lola Rondón y el correo los deja en San Cristóbal y
Caracas. Ese mozo dice alguien en la corte de Gómez, está escribiendo cosas muy
graves. Usted General sostiene en sus mensajes al Congreso que el país prospera. Y
el joven Adriani le responde en los periódicos pintando un panorama ruinoso. ¿No
le parece que hay un desafío a su autoridad? Quizás, contesta Gómez, un poco
perdido en ese mundo de precios y de devaluaciones que él entiende en el instinto
del comerciante. Pero hay que hacer algo, General, apunta otra voz alegando de
Adriani y sus escandalosas gacetillas la mirada de un General que cae como plomo
contra los que impugnen su autoridad casi monárquica.
Vienen otros artículos. Ya 1934 avanza por el túnel de sus días. El Táchira está
quebrado. El cónsul colombiano otorgó 12.000 permisos para emigrar a aquel país.
En San Cristóbal hay más de 300 casas desocupadas. En Ureña una sola calle tiene
sesenta casas deshabitadas. Cada descenso en los precios, cada nuevo paso en la
carretera hacia el macilento, cabizbajo, pasto de las enfermedades, sin asideros para
ninguna esperanza. Habrá en nuestros campos más y más casas derruidas, desman-
teladas, solitarias. Se irán haciendo más escasas nuestras comodidades, el instru-
mental y sobre todo la cultura que el café nos ha permitido adquirir.
250 Adriani Alberto, Labor venezolanista, Venezuela, la crisis y los cambios. Academia Nacional de
Ciencias Económicas, Consejo de Profesores Universitarios Jubilados, UCV. Cuarta Edición.
Caracas, 1984, pp. 233-234.
466
Cuentas Nacionales, 1915-1935
La voz que deja esos artículos clama en el desierto. Le contestan diciendo que el
petróleo ya reina sobre la economía venezolana. Pero cuando el petróleo prevalezca
sobre nuestra fuente de riquezas perecerá la independencia económica de Venezue-
la, apunta Adriani en esa polémica sobre la crisis mundial y sus repercusiones en
Venezuela, que de 1932 a 1935 anima él desde su finca. De ‘Bejuqueros’ los
artículos pasan por las aguas del amor de Lola Rondón y desembocan en el mar de
una persona que a ratos diluye las penumbras. Las réplicas vienen de Caracas donde
los doctores del petróleo tienen ya desdén por aquella producción cafetera que
Adriani defiende como el último mohicano. Es la batalla de una Venezuela rural
contra el nuevo país cuyas deidades son Deterding y Doyle.251
Toda esta crisis económica que clama Adriani, se hace patente en las
estadísticas de comercio exterior, en 1932, descendió todavía más la expor-
tación sin petróleo; bajó a 96,6 millones de bolívares, y en 1933 a 64,3
millones de bolívares, el petróleo en 1932 bajó a 531,6 millones de bolíva-
res, y en 1933 a 553,2 millones de bolívares, el comercio exterior total en
1932, bajó a 781,7 millones de bolívares y en 1933 se situó en 761,1
millones de bolívares, la exportación total en el 32, se situó en 628,2 millo-
nes de bolívares y en el 33 en 617,5 millones de bolívares. Se puede ver
claramente que el descenso de la producción no petrolera, fue catastrófico y
que el neutralizante fue el petróleo que salvaguardó la economía del comer-
cio exterior, de una situación que habría sido muchísimo más grave de no
haber concurrido el ingreso petrolero en la forma que lo atestiguan las ante-
riores estadísticas. En cuanto a la exportación total en kilos, con relación a
su valor en 1932, la exportación total baja ligerísimamente a 17.003,6
millones de kilos y en bolívares, representó 618,2 millones de bolívares, y
la importación ese año se situó en 223,9 millones de kilogramos, para un
valor de 153,4 millones de bolívares, en el año 33 la exportación en kilogra-
mos se sitúa en 17,6 millones de kilos en 617,5 millones de bolívares y la
importación en 22,9 millones de bolívares y la importación en 22,9 millo-
nes de kilos, para un valor de 143,5 millones de bolívares.
En cuanto al café, en 1922, baja a 49,2 millones de kilos, a 58,3 millo-
nes de bolívares y a 76,4 en el índice. En 1933, baja aún más a 34,1 millones
de kilos, y el valor a 33,5 millones de bolívares y el índice baja a 53,0.
En cuanto al cacao, baja a 15,9 millones de kilos para un valor de 12,1
millones de bolívares, bajando el índice a 89,0. El año 33, sube la cantidad
a 17,5 millones de kilos, pero baja el valor a 9,3 millones de bolívares. Se ve
467
Cuentas Nacionales de Venezuela
que el valor del cacao en las mercados exteriores se vino abajo y se situó el
índice a 68,3.
En cuanto a los cueros de res y de chivo, en 1932, se sitúa la cantidad en
kilos en 1.570.371. En cuanto a su valor 1,3 millones de bolívares, bajan-
do en el índice a 40,2. En 1933, la exportación sube a 1,7 millones de kilos
y en bolívares se queda en 1,3 millones, el índice se sitúa en 44,0.
En cuanto al ganado vacuno exportado en el 32, las cantidades bajan
moderadamente con respecto al 31 y se sitúa en 4,5 millones de kilos y su
valor en bolívares a 1,1 millones, produciendo una diferencia negativa por
un monto absoluto de 500.000, con el índice evolucionando hacia la baja,
de 52,2 a 48,3. En 1933, este renglón se ubica en 5,5 millones de kilos
para 1,3 millones de bolívares y un índice más alto, 59,4.
El dividivi, obtiene un índice de 26,0 en el año de 1932, el valor 151.681
bolívares, y su peso llega a 1.396.923. El 33, la cantidad se sitúa en 1,5
millones de kilos, 127.000,4 bolívares y 28,0 su índice.
En las maderas diversas el índice de 26,0 en el año de 1932, de 4.022.000
kilos, para un valor de 175.231 bolívares y el índice en 22,15. En 1933 el
renglón sufre una baja a 2,8 millones de kilos con un valor de 211.157
bolívares con el índice en 22,3.
En el renglón papelón, en 1932, obtiene un índice en 31,0, el valor
146.917 bolívares con lo que baja, habiendo aumentado el volumen de la
exportación de 393.000 a 487.586 de kilogramos. En el 33, sube la canti-
dad exportada a 661.470 kilos, que producen un valor de 133.397 bolíva-
res. Bajó el valor, es decir, disminuye el precio y el índice se ubica en 42,2.
La sarrapia, en 1932, se ubica con un índice de 19,0, su valor en 480.389
bolívares y su peso en 97.907.
El balatá, se sitúa en 113.276 kilos, en 1932, es decir, 144.633 bolíva-
res y 5,1 en el índice. Continúa bajando así este producto con respecto al
año anterior.
El oro se exporta, en 1932, 3.195 kilos, con un valor de 10.485.154
bolívares y el índice se sitúa en 535,6, habiendo sido de 434,1 en el año
anterior.
La economía venezolana sigue profundamente deprimida y, salvo casos
excepcionales el descenso es sumamente grave, sobre todo en rubros impor-
tantes que habían sostenido a Venezuela cerca de cien años como es el caso
del café.
A partir de esta década se empieza a producir un fenómeno de movilidad
socioeconómica que aún en nuestros días no ha logrado paralizarse como lo
es el cambio estructural de país agrícola a minero. Todo ello conlleva a la
468
Cuentas Nacionales, 1915-1935
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Cuentas Nacionales de Venezuela
Vida fiscal
254 Ibídem.
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
tante nivel de ingresos en áreas fiscales reducidas por los efectos desencade-
nados por la crisis mundial de 1929.
En cuanto al valor de la producción petrolera, ésta se situó para 1932, en
116.730.000 bolívares, que representa un 24,4 por ciento de lo recibido
por el fisco que totaliza 185.000.000 bolívares. El volumen de la produc-
ción petrolera se sitúa en 116.730.000 bolívares. Para el año de 1933, el
valor de la producción petrolera es de 284.300.000 bolívares lo que repre-
senta un 26 por ciento del ingreso fiscal que esta vez asciende a 172.000.000
bolívares. El volumen de producción petrolera de este año se sitúa en
118.200.000 bolívares.
Como vemos, en el año 1933 ocurre una baja considerable en los in-
gresos fiscales, por cuanto aumentó el volumen de la producción si se
compara con el año anterior. Los ingresos fiscales petroleros aumentaron
ese año, de modo pues que hubo un desembolso en el valor de retorno del
petróleo, pero aumentó el porcentaje de los ingresos al fisco. Era lógico
que, al disminuir el valor del petróleo y al mantenerse los mismos contra-
tos de participación en la explotación petrolera, se provocara el alza, aun-
que no se haya alterado en absoluto el régimen, sino la producción de
petróleo.
Mirando hacia el gasto público total, observamos que en el año de 1932
se situó en 166.400.000 bolívares, el año anterior se elevó a 260.900.000
bolívares. De esta forma se registra un descenso bastante elevado de
94.500.000 bolívares, el gasto público de capital se situó en 166.400.000
bolívares y el año anterior había totalizado 260.900.000 bolívares. Prácti-
camente, los gastos de capital no llegaron a esto debido a la disminución de
94.500.000 bolívares ocurrida durante el año en el gasto público total. El
gasto público de capital determinó un alza en el gasto público total de 7,6
por ciento a 11,7 por ciento.
En cuanto al gasto público corriente que había sido en 1931 de
241.000.000 bolívares en el año de 1932 fue de 147.000.000 bolívares.
El porcentaje del gasto corriente en el gasto público total se ubicó en
92,4 por ciento en 1931 y en 88,3 por ciento en el año 1932.
En el año 1933, el gasto público desciende a 161.200.000 bolívares y el
gasto de capital se situó en 18.300.000 bolívares. El porcentaje del gasto
de capital en el gasto público total alcanzó el 11,3 por ciento. El gasto
corriente se sitúa en 143.600.000 bolívares para un porcentaje de gasto
corriente en gasto público de 88,7.
Los ingresos fiscales petroleros en 1931 suman 46.098.000 bolívares, en
1932, 45.150.000 bolívares y en el año 1933, 44.780.000 bolívares. La
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Cuentas Nacionales de Venezuela
* En todos los números índices, se usa el año 1928, como año base.
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
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Cuentas Nacionales de Venezuela
4. Documentos Nº S 586/587/588/589
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
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Anexo estadístico
Cuentas Nacionales de Venezuela
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº 1
COMERCIO EXTERIOR DE VENEZUELA DESDE 1906 HASTA 1933
Exportaciones Importación
Años
Kilogramos Bolívares Kilogramos Bolívares
483
Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº 2
COMERCIO EXTERIOR EXCLUYENDO EL PETRÓLEO, Y SIN EXCLUIRLO
DESDE 1906 HASTA1938 (EN BOLÍVARES)
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Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº 3
PRESUPUESTOS DEL ESTADO
DESDE 1900-1901 HASTA 1933-1934
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Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº 4
RESULTADOS DE LA ACTIVIDAD FINANCIERA DEL ESTADO,
POR AÑOS ECONÓMICOS DESDE 1900-1901 HASTA 1933-1934
486
CUADRO Nº 5
Años Índice Derechos Muelles Faros Cigarrillos Salinas Suce- Papel Minas Licores Telé- Fósforos Con- Varios
general de y caletas y ciones sellado grafo, sula-
importa- boyas y estam- radio res
ción pillas y cable
1914 24,5 32,3 12,5 1,1 47,8 61 _ 20,4 4,3 32,4 17,3 52,0 10,5 36,1
1915 27,5 37,5 29,5 1,3 36,2 50,6 33,5 24,7 6,6 50,1 14,5 48,0 13,2 55,4
1916 34,8 48,2 31,6 1,3 37,2 85,1 38,1 32,1 6,4 65,9 15,7 61,8 18,6 37,3
1917 31,2 38,0 27,9 1,2 38,2 88,6 24,5 33,0 4,8 72,1 22,1 61,8 18,0 52,4
1918 24,6 21,4 19,1 1,2 40,5 86,9 34,5 32,1 7,7 71,4 24,5 60,1 14,6 62,5
1919 38,6 36,4 31,4 1,8 59,3 94,4 21,7 51,7 3,3 85,4 35,3 65,0 26,9 193,3
1920 51,3 69,2 38,1 2,5 51,0 80,2 43,5 63,2 3,5 92,8 51,9 70,7 41,9 112,7
1921 32,0 26,1 31,6 3,5 51,9 87,8 32,7 46,6 5,4 75,2 43,5 55,8 21,0 144,7
1922 39,8 35,8 38,6 4,0 54,4 85,7 35,3 48,7 16,3 83,1 32,9 68,1 22,0 162,6
1923 43,7 50,4 45,5 6,8 59,4 86,0 112,5 51,7 8,8 88,5 44,5 69,5 32,6 73,4
1924 54,9 60,8 61,8 14,2 66,1 87,6 51,4 60,7 13,0 87,1 44,4 70,7 55,5 233,2
1925 72,6 82,3 70,7 32,8 75,2 92,5 57,5 75,1 46,1 98,4 44,4 80,9 73,3 124,6
1926 87,8 104,7 94,3 50,0 84,0 89,6 44,3 91,5 39,5 105,8 73,8 86,6 102,5 258,0
1927 85,4 100,5 100,1 64,4 87,0 96,6 71,3 95,6 47,2 101,3 83,0 85,5 102,4 93,4
1928 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0
1929 125,5 124,1 123,7 170,0 103,9 102,6 101,0 115,7 109,2 93,9 130,0 194,7 130,8 452,6
1930 119,2 110,8 99,3 154,7 104,1 104,2 165,8 110,4 124,7 93,8 156,3 297,0 103,4 316,1
1931 92,5 86,3 69,7 117,0 90,8 92,6 55,5 84,4 103,1 90,8 114,8 234,1 68,7 116,4
1932 85,8 69,7 152,7 111,0 97,2 94,8 84,7 83,7 99,1 140,2 104,9 221,1 49,6 94,6
1933 83,0 65,3 44,1 117,9 92,5 48,6 76,2 76,2 98,9 125,0 93,3 248,0 47,1 92,2
CUADRO Nº 6
RENTA NACIONAL
1922-1933
(MILLONES DE BOLÍVARES)
488
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº 7
RELACIÓN ENTRE LOS INGRESOS FISCALES PETROLEROS
Y EL VALOR DE LA PRODUCCIÓN PETROLERA
1917-1933
(MILLONES DE BOLÍVARES)
489
Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº 8
RELACIONES ENTRE LOS INGRESOS FISCALES VENEZOLANOS LOS INGRESOS FISCALES PETROLEROS
Y EL VALOR DE LA PRODUCCIÓN PETROLERA
490
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº 9
RELACIONES ENTRE EL GASTO PÚBLICO TOTAL Y LOS GASTOS PÚBLICOS CORRIENTES
Y DE CAPITAL
1917-1933
(MILLONES DE BOLÍVARES)
Fuente: Anuario Estadístico de Venezuela, 1955-56. Ministerio de Fomento. Evolución de los gastos
del gobierno nacional 1954-55 - 1958-59.CEFA, Ministerio de Hacienda, Caracas.
Desarrollo Económico de Venezuela. Tomás E. Carrillo Batalla, Caracas. 1963.
Memorias e Informes Económicos. BCV. Varios años.
491
Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº 10
RELACIÓN ENTRE EL GASTO PÚBLICO DE CAPITAL E INGRESOS FISCALES PETROLEROS, 1917-1933
(MILLONES DE BOLÍVARES)
492
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Subperíodo 1934-1935
493
Cuentas Nacionales de Venezuela
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495
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496
Cuentas Nacionales, 1915-1935
497
Cuentas Nacionales de Venezuela
498
Cuentas Nacionales, 1915-1935
que haya visto el país, pues ninguno de sus funcionarios deja de tragar tierras. Mientras
Castro y sus andinos se abstienen de esta injerencia en la riqueza agraria, Gómez y los
suyos son una banda de langostas. Así se produce la última gran usurpación de la
propiedad rural hecha desde el poder. El latifundista cambia de hombres, aumentando
hasta lo inverosímil la magnitud económica y social. Sobre la masa campesina gravita-
rá también la arbitrariedad de aquellos jefes civiles, que son las divinidades menores
pero no por eso menos sedientas en el firmamento gomecista. Impuestos caprichosos
que el jefe civil arranca a sus municipalidades, reclutamientos que se perdonan a
condición de trabajarle al coronel, no hay jefe civil gomero que no lleve ese grado y
arrestos a granel que se suspenden si la víctima entrega unas pesetas. En ese vía crucis
de servicios personales, tributos antojadizos y carcelazos pasan su vida los campesinos
venezolanos durante el régimen gomecista.258
... Las que él quería sin límites eran tierras agrícolas y pecuarias para verlas cubiertas
de ricas hierbas donde pastaran enorme rebaños, grandes fundos de café, centrales
de caña, y especialmente ganado, mucho ganado, bestias, muchas bestias ... Estaba
dominado por la pasión que los franceses llaman faim de terre; en verdad, é1 quería
adquirir cuanto predio veía, poseer la mayor cantidad de tierra posible. Era un avaro
de tierras, en ese sentido su ambición era ilimitada. Era un mandato de su vida
campesina que le acariciaba el alma con la savia de la tierra o el fuego fecundante del
sol. Llegó a adquirir un número de predios extraordinarios, especialmente en los
estados Aragua y Carabobo, en los Llanos y en los Andes.259
El doctor Carlos Siso, a quien hemos citado como a una persona impar-
cial por cuanto habiendo prestado servicios en el gobierno del general Gó-
mez, formula juicios sobre aspectos negativos del gobierno del dictador,
que están desprovistos de toda apreciación parcial, nos dice lo siguiente
sobre la negativa conducta de Gómez para la ganadería:
El general Gómez fue para los criadores de la República un competidor terrible, les
acarreó pérdidas y estancó por otros aspectos, los progresos de la cría. Un sistema
que se llamó la playa, es decir, que las autoridades municipales sólo permitían
499
Cuentas Nacionales de Venezuela
Dice Pareja y Paz Soldán que Gómez “ponía más énfasis en hablar de sus
haciendas y de su ganado que en examinar los problemas del Estado”.
Agrega que “todos los métodos, legales, arbitrarios, eran buenos para
incrementar sus tierras”. Arévalo Cedeño, en su libro Mis Luchas, cuenta
que tuvo que convertirse en revolucionario porque en Apure, un general de
Gómez se había reservado el monopolio de la compra de reses, y el general
Benicio Sánchez fue expatriado por negarse a vender al dictador su famosa
hacienda de cacao “Aroa”, en la costa marítima de Choroní”.263
En cuanto al análisis agrícola, una de las cuestiones que hemos puesto de
manifiesto es lo relativo a la tendencia funesta en aquellos años, de concen-
500
Cuentas Nacionales, 1915-1935
trar aún más la propiedad de la tierra, que ya venía sufriendo de ese mal
desde la época colonial. En lugar de desconcentrar y distribuir la tierra en
forma más justa y eficiente, en el gobierno del general Gómez se concentró
aún más. Al efecto es pertinente transcribir los siguientes párrafos que son
elocuentes sobre el particular:
El uso ilícito de los caudales de la nación, el desconocimiento del dere-
cho y de las garantías, el disfrute del monopolio y otras consecuencias del
régimen, permitieron al dictador y a muchos de los lugartenientes crear
gigantescas fortunas inmobiliarias, predominantemente rurales.
501
Cuentas Nacionales de Venezuela
264 Troconis Guerrero, Luis. La cuestión agraria en la historia nacional, Biblioteca de Temas y
Autores Tachirenses, 1962, pp. 138-139.
502
Cuentas Nacionales, 1915-1935
1936
En el año pasado y en el comienzo del presente ha continuado la crisis mundial y la
nuestra por consiguiente... Pero entre los males subsistían dos factores importantí-
simos para la situación económica: las trabas al libre movimiento económico y la
incertidumbre respecto al porvenir político del país. Las trabas provenían del mo-
nopolio, por ciertos políticos, de las industrias de navegación, de la pecuaria, de la
exportación de ciertos productos; del establecimiento de industrias manufactureras
que oprimían y competían con las industrias similares y al mismo tiempo desorga-
nizaban el mercado; de la exceptuación de los impuestos legales de las industrias
pertenecientes a políticos, de imposiciones legales para el provecho de ellos y sus
ayudantes; y en general de la intromisión en los negocios, las industrias y la agricul-
tura, de los que disponían del poder y de las ventajas inescrupulosas que él da. Esto
era parte muy poderosa para dificultar el movimiento mercantil, establecer descon-
fianza y desaliento y para aumentar considerablemente la crisis, la cual sin ese factor
no se hubiese sentido con tanta intensidad como se está sintiendo.266
503
Cuentas Nacionales de Venezuela
Créditos
267 Ibídem.
504
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Con todo ello, la situación del agricultor y del ganadero venezolano era siempre
apremiante, por una primordial razón: la deuda hipotecaria y sus elevados intereses,
sumada a la deuda por créditos de suministros. Las haciendas estaban, una y todas,
fuertemente hipotecadas; y las cosechas, en razón de la necesidad de recurrir a
créditos de suministros que generalmente provenían de las casas fuertes exportado-
ras de los frutos o de los grandes cebadores y negociantes en ganado, también
estaban comprometidas. Quien financiaba cosechas, fijaba precio. Esto significaba
situación de perenne ruina para el productor. La magnitud del problema, por otra
parte, era superior a los recursos de los moderados presupuestos de la Venezuela de
aquel entonces; y como quiera que toda la mención de empréstitos era expresión
sacrílega, hacer más de lo que se hacía con aquellos flacos recursos era imposible. 269
505
Cuentas Nacionales de Venezuela
Concesiones
“El 20 de abril de 1926 fue registrado en un Juzgado de Caracas, un documento
petrolero. Eloy María Pérez cedía y traspasaba a Josefina Revenga de Gómez,
esposa de José Vicente Gómez, los derechos y acciones que le correspondían del
5 por ciento del royalty de la producción bruta de petróleo, gas o sus derivados que
se obtuvieren de las concesiones cedidas al señor Charles E. Hermann y que éste
traspasó a Cía. Minera Texas Petroleum Company. El precio de la operación
registrada fue de siete millones doscientos ochenta mil bolívares (Bs. 7.280.000,oo).
El señor Pérez, testimoniado ante el Tribunal de Responsabilidad Civil y Admi-
nistrativa creado en 1946 por la Junta Revolucionaria de Gobierno, que presidió,
dijo que él personalmente no había recibido dinero en esa transacción “hecha con
el objeto de buscarle comprador en Europa al conjunto de concesiones, propie-
dad de la familia del general José Vicente Gómez”. El mismo declarante explica
cómo obtuvo su propia parcela de hidrocarburos: “El doctor Elías Rodríguez,
quien era mi amigo íntimo, me ofreció en el Club Venezuela conseguirme una
parcela para la explotación del petróleo, ya que en ese entonces todos mis amigos
tenían parcelas menos yo”. (Recopilación de sentencias del Tribunal de Respon-
506
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...era bien conocido de la fraternidad del petróleo que la compañía venezolana era
una empresa simulada que creó el dictador. Los petroleros la designaban como lo
270 Memoria del Ministerio de Fomento al Congreso Nacional, 1919, Docs. 128-129, p. 68.
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que realmente era: la compañía del general Gómez. No era negociar con la empresa
impostora porque la Ley de 1922 prohibía específicamente la adquisición de conce-
siones por el Presidente (presidente de la República) y otros altos funcionarios
oficiales. Temían que cuando terminara la dictadura, y Gómez tenía alrededor de
sesenta años entonces, el próximo gobierno cancelara esas concesiones fraudulen-
tas. Iba a ser fácil demostrar que el dictador y los tres asociados suyos habían
cometido un robo. La compañía venezolana se encontró al fin con compradores.
Pero la clique de traficantes tenía cartas en las manos, y las jugó. Sus
agentes financieros en el extranjero se ligaron con los intereses alemanes de
Stinner, uno de los más poderosos magnates de los días de la República de
Weimar. En febrero de 1924, las compañías norteamericanas se enteraron
de que Stinner y su grupo habían obtenido una opción de compra por
200.000 hectáreas de Reservas Nacionales. Cook, funcionario de la lega-
ción de los Estados Unidos en Caracas, transmitió la inquietante nueva al
Departamento de Estado, en nota del 24 de marzo de 1924. En notas
sucesivas, la legación de los Estados Unidos en Venezuela (la de Chabot del
15 de abril de 1924), recordaba los antecedentes germanófilos de Gómez y
la conocida simpatía suya hacia los imperios centrales durante la Primera
Guerra Mundial. Las compañías norteamericanas, a su vez, pidieron respal-
do a Washington. No se hizo esperar. En nota del 26 de marzo de 1924, el
Departamento de Estado instruyó a su legación en Caracas. Debía ‘infor-
mar a los funcionarios del gobierno (de Venezuela) que este gobierno (el de
los Estados Unidos) vería con alarma cualquiera medida sugeridora de: con-
fiscación o que excluya a los intereses de los Estados Unidos de la oportuni-
dad de competir sobre bases de igualdad con otros intereses extranjeros
para la adquisición de concesiones en el desarrollo futuro de zonas que
constituyen Reservas Nacionales’. Itriago Chacín, el Canciller de Gómez,
debió experimentar sorpresa insólita cuando vio acusar a un gobierno tan
dócil a la tutela de Washington de supuestos planes “confiscatorios” de
intereses que tenían el cabal respaldo del Departamento de Estado. El 31
de marzo 1924, la Casa Amarilla contestó la nota de la legación de los
Estados Unidos afirmando que ‘cualquier sospecha de confiscación en el
sentido que se ha insinuado, carece, de fundamento’.
La Operación Stinner le dio a Gómez, sin embargo, el resultado que
apetecía. La opción a los alemanes fue por sólo una parte de la enorme área
que abarcaban las Reservas Nacionales. Sobre el vasto saldo se lanzó la ávida
jauría. Standard of New Jersey abrió la marcha comenzó a comprarle conce-
siones a la Venezolana de Petróleos, ‘a despecho de la cuestionable legalidad
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271 Betancourt, Rómulo. Venezuela, política y petróleo. Editorial Senderos, Bogota, 1969, pp. 66 a
la 72.
272 Ibídem.
273 Ibídem.
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El mismo autor, ahonda en el papel que tocó jugar a las masas de traba-
jadores empleados por las compañías petroleras, dice:
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Según cuadros sobre costos insertos en esta misma memoria, las empresas produ-
cían gasolina al precio de 7 céntimos por litro: y su sola venta en el mercado
nacional les reportaba anualmente 32,4 millones de bolívares de ganancias. Y el
excedente no colocado de un producto que se expendía a precios prohibitivos
dentro del país, era exportado para ser vendido a precios de dumping en los merca-
dos exteriores: El boicoteo de la gasolina venezolana en México –decía el mismo
ministro de Fomento, Gumersindo Torres, en el Memorándum del año 30– adonde
se llevaron muchos millones de litros, es también demostración evidente de lo bajo
del costo de producción de nuestra gasolina.276
Betancourt suministra los siguientes datos sobre las utilidades que pro-
ducían las grandes compañías petroleras:
Las utilidades crecen, a pesar de los gastos de transporte –comentaba ese autor–. La
Venezuela Oil Concessions, subsidiaria de la Dutch Shell, pagó 55 1/2 de dividendo
en 1927, a más del 15 por ciento de los bonos de la compañía: ganó $3,4 millones
sobre $10 millones de capital invertido. La General Asphalt, una compañía de
Trinidad, vendiendo su producción venezolana a la Dutch-Shell en el año 26-27,
ganó $2 millones sobre un capital invertido de $6,5 millones. Apex Trinidad Oilfield
pagó un 80 por ciento de dividendo en 1927-1928. La Lago Petroleum Corpora-
tion subsidiaria de la Standard Oil, ganó en el año de 1927 cerca de $8 millones,
sobre un capital de trabajo de $3,5 millones. Las acciones de las compañías operan-
tes, norteamericanas o inglesas, han incrementado su valor en alrededor de un 600
por ciento de 1924 a 1927 (we fight for oil, ob. cit., p. 114).277
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mo al régimen presidido por López Contreras. Las clases dominadas eran: el cam-
pesinado pobre, no propietario; los obreros de la producción material (agrícolas,
industriales, petroleras, de construcción); los trabajadores de servicios y los emplea-
dos públicos y privados de los niveles medio e inferior. Estos comprendían estima-
tivamente un 82 por ciento de la población. Existían otros grupos socioeconómicos
compuestos por pequeños propietarios rurales, artesanos, profesionales indepen-
dientes y otros no bien definidos, que formaban una categoría intermedia, no sujeta
a la explotación directa, pero tampoco identificada con el sector dominante y que
comprendía alrededor del 15 por ciento de la población.278
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282 Sullivan, William. “Situación económica y política en el período de Juan Vicente Gómez,
1908-1935”. En Política y economía en Venezuela, 1810-1976. Edición de la Fundación John
Boulton. Caracas, 1976, p. 216.
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métricas de petróleo. Hasta el año fiscal 1935-36 se exportó petróleo por un valor
total de Bs. 5.697.830.642. El dinero procedente de una producción y unas ventas
en constante expansión permitió que el general Gómez y sus amigos se enriquecie-
ran extremadamente, hizo posible que algunas empresas extranjeras obtuviesen un
margen de beneficios de por lo menos el 1.000 por ciento, proporcionó empleo a
miles de venezolanos y propició la formación de una incipiente clase media. Además
los crecientes ingresos fiscales le permitieron a la República liquidar su Deuda
Interna y Exterior, y financiar un amplio programa de obras públicas. Sin embargo,
el venezolano promedio no se benefició mucho con este flujo de capital petrolero.
Las corporaciones internacionales además de degradar el medio ambiente y de
provocar un aumento en alquileres y alimentos, hicieron todo lo posible para
asegurar la permanencia del dictador en el poder.283
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En los años finales del gobierno del general Gómez se tomaron dos medidas que
fueron el anuncio de que empezaba un cambio. Una fue los subsidios al café y al
cacao decretados por el Estado. Venezuela había vivido del café y del cacao toda su
vida, y esa era la primera vez que el café y el cacao no sostenían a Venezuela, sino que
el gobierno de Venezuela sostenía, al café y al cacao.
Ante ello, el gobierno del general Gómez, por decreto del 24 de julio de
1934, ordena repartir entre los caficultores y los productores de cacao, la
suma de 10 millones de bolívares, que fue un subsidio para permitirles
seguir operando. Esta medida efectivamente representó un auxilio muy
importante, por que sin ella las fincas de café y cacao concretamente no
habrían podido llevar al mercado los productos de la cosecha de ese año.
Otra medida importante fue la recomendada por el ministro doctor Pe-
dro Rafael Tinoco con las empresas productoras y exportadoras de hidrocar-
buros. Por virtud de un acuerdo con dichas empresas, se logró estabilizar el
tipo de cambio del bolívar dentro de un nivel que subsanara las fluctuacio-
nes del dólar, inestabilidad que había afectado seriamente a los productores
venezolanos en lo relativo al contravalor por sus respectivas exportaciones.
El acuerdo logrado por el doctor Tinoco, con las empresas, permitió aislar
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el bolívar de saltos bruscos, no sólo en aquel año, sino que fue la base de su
estabilidad hasta fines de 1960, en que ocurrió la crisis cambiaria de no-
viembre de ese año que dio lugar al establecimiento de un sistema modera-
do y suave de control de cambio, y en definitiva en 1964 a la consagración
de una devaluación del bolívar, en un 30 por ciento, aproximadamente. En
todo caso, la gestión del doctor Tinoco con las empresas petroleras y la
estabilización del bolívar fue algo muy positivo para aquella situación en
que el mercado cambiario fluctuaba constantemente y había evolucionado
en forma contraria a las operaciones económicas normales, no sólo de la
economía tradicional, sino a toda la economía de Venezuela en aquellos
momentos.
Sobre la fijación del tipo de cambio, la alternativa cuando viene el conve-
nio Tinoco, en 3,09 que es el punto oro conforme la relación del patrón oro
monetario, estaba en vigor hasta 1931, o llevar una devaluación hasta más
de 4 bolívares para ajustes con la devaluación norteamericana y proteger así
al café y cacao. El Convenio Tinoco fija un cambio de 3,90. A las petroleras
no les convenía a 3,09, porque eleva sus costos en el país en la medida que
se veían obligadas a traer más dólares a Venezuela. Con un tipo de cambio
bajo, sus obligaciones de costo se recargaban. Pero Adriani decía que esto se
compensaba con el beneficio que recibían los caficultores y los agricultores.
La cotización del dólar en 3.90 redujo los costos de las compañías, en 23
por ciento. Pero por otra parte hubo un alivio para los caficultores.
“Sobre el Convenio Tinoco”, dice Uslar Pietri:
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Entre ambos factores, Adriani se inclina por los agricultores y aboga por
la devaluación del bolívar.
Otra gestión del doctor Pedro Rafael Tinoco en materia económica fue
en lo relativo al salvamento del Banco Mercantil y Agrícola. Esta institu-
ción había extendido créditos hipotecarios durante la época próspera a
productores agrícolas, principalmente de cacao y también de café, y con
motivo de la crisis, éstos se encontraban imposibilitados de pagarle al
Instituto.
No existía ninguna institución que dentro de sus funciones y atribucio-
nes normales pudieren auxiliar un instituto bancario que entrara en dificul-
tades. El doctor Tinoco, convenció al general Gómez, de la conveniencia de
evitar el derrumbe de esa organización, y efectivamente ello se llevó a cabo,
con el auxilio prestado por el gobierno. Ello evitó el agravamiento de la
crisis que estaba viviendo el país, por cuanto esta había afectado seriamente
el aparato financiero. Otras instituciones que sufrieron con motivo de esta
crisis eran las casas comerciales, que extendían créditos durante el año, a los
agricultores y luego adquirían y exportaban sus cosechas al exterior.
Algunas de esas instituciones estuvieron en situación de colapso. Con
motivo de esas dificultades experimentadas por las casas comerciales, algu-
nos de los clientes de esas organizaciones se vieron igualmente afectados.
Hay que recordar que en esa época, no existía un sistema fluido de crédito
agrícola, para financiar las cosechas, esta función la cumplían algunas casas
comerciales importantes. Ello venía ocurriendo desde el siglo pasado, y era
la razón por la cual muchas de las propiedades privadas, dedicadas a activi-
dades agrícolas y pecuarias, habían pasado, en momentos de crisis o de
dificultades, al patrimonio de esas casas comerciales, las cuales posterior-
mente las vendían.
Esas casas operaban verdaderamente como bancos, por cuanto recibían
depósitos y extendían créditos, a los productores agrícolas y pecuarios, con
la condición generalmente de que éstos les vendieran las cosechas y luego
ellos mismos las exportaban al exterior. Esa función se trató, teóricamente,
que fuera cumplida, a partir de 1928 por el Banco Agrícola y Pecuario,
creado por el gobierno del general Gómez en aquella oportunidad. Ese
instituto, agotó sus recursos en créditos hipotecarios dados en las condicio-
nes que ya hemos señalado. Una investigación que debe cumplirse es la
concerniente a la historia de esas casas comerciales en su función bancaria,
los volúmenes de recursos manejados, los auxilios crediticios dados, los vo-
lúmenes de cosechas que exportaron al exterior, los depósitos recibidos de
su clientela. Esa sería una interesante investigación, y respecto a la cual, al
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...el Táchira está quebrado. El cónsul colombiano otorgó doce mil permisos para
emigrar a Colombia. Y en San Cristóbal hay más de trescientas casas desocupadas”.
Rangel dice que “el café falleció entre 1929 y 1935, y Adriani hizo de médico de
cabecera.285
El café recibía más que cualquier otro producto el impacto de la caída de los
precios. La carga de doscientas libras que se cotizó a 320 bolívares en 1928-80
pesos de ocho reales, llegó a valer apenas, 32 bolívares en 1933. Con la excepción
del trigo y del cacao, muy azotados también, no hubo un artículo que fuese tan
lesionado como el café. Noventa por ciento de disminución es algo catastrófico para
una mercancía. Entre tanto, ninguno de los productores industriales que se impor-
tan acusó tan marcado descenso. La resultante fue un saldo de pobreza en las zonas
cafeteras del mundo como jamás lo había registrado la historia. Una hora de trabajo
en las plantaciones de café llegó a reducirse virtualmente a cero medida en poder
adquisitivo, pues las mercancías industriales, al descender más lentamente, evapo-
raban el valor del esfuerzo agrícola. En esas condiciones se desenvuelve para los
productores del grano la crisis de 1929.286
La crisis descubrió, al trasluz de los hechos, el profundo divorcio existente entre una
Venezuela minera más o menos apta para enfrentarse a las dificultades del mercado
285 Rangel, Domingo Alberto. Gómez el amo del poder. Vadell Hermanos. Caracas, 1975, pp. 350-
358.
286 Rangel, Domingo Alberto. Los andinos en el poder, pp. 259-270.
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Cuentas Nacionales de Venezuela
..el 2 por ciento del valor del café había caído y el 19 por ciento del cacao. La carne
salada ha caído de 19 a 12 bolívares, el maíz de 33 a 16, la caraota de 36 a 6, el
papelón de 40 bolívares el ciento se desplomó hasta 15 bolívares solamente.
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La crisis económica se dejó sentir con cierta intensidad en los medios petroleros, a
través de la disminución del empleo y de las compras locales de bienes y servicios
por parte de las compañías extranjeras. En los medios rurales dependientes de la
exportación de café y cacao también golpeó duramente la crisis, particularmente
acentuada en ese sector de la actividad. En los medios urbanos dependientes del
gasto público el malestar fue sensible, sobre todo en la construcción y la menos que
incipiente industria manufacturera de la época. El malestar por la depresión económi-
ca no llegó a significar un fermento de descontento suficiente para poner en peligro la
estabilidad del régimen gobernante. La ausencia de información verídica sobre el
proceso económico –la libertad de prensa estaba completamente suprimida y lo
mismo la libertad de difusión por cualquier otro medio– y el temor casi orgánico
que inspiraba el régimen, impedía la formación de conciencia sobre los sucesos.289
Inversiones extranjeras
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Vida fiscal
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Parte II
EXPLICACIÓN SOBRE LA
METODOLOGÍA DE ESTA OBRA
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público en los cálculos, a partir del año 1917, cuando se encuentra dispo-
nible en las estadísticas oficiales del Ministerio de Hacienda. Dicho gasto
público se descompone a su vez en gastos de capital y gasto corriente, y
todas estas cifras se incluyen a beneficio del lector en el cuadro respectivo.
Para obtener los componentes fundamentales del PIB fue preciso esta-
blecer una metodología específica para este último lapso del estudio. Pre-
viamente se resuelven y calculan un conjunto de datos como: la serie de la
población total de Venezuela; las series del consumo per cápita; el cálculo y
diferencia entre el consumo total del país respecto de su consumo interno,
para lo cual fue preciso estimar el porcentaje del consumo importado; sigue
el cálculo de la inversión interna y la inversión importada sobre la base del
total de exportaciones e importaciones.
Las Cuentas Nacionales en la actualidad se levantan con base en datos
derivados de la marcha de la economía cuyas transacciones son tomadas por
quienes las calculan, así como de informaciones de personas vivas, las cuales
generalmente se obtienen en encuestas. El lector de estas páginas podrá ima-
ginar los penosos trabajos que hemos tenido que realizar para superar y así
construir las Cuentas Nacionales de períodos pasados, donde los documentos
son escasos o no lo suficientemente elocuentes sobre los datos indispensables
y además los actores y posibles informantes están muertos en función de
nuestro trabajo, en relación a aspectos fundamentales de la economía.
Para calcular las Cuentas Nacionales se procedió a: 1) indagar y llegar al
conocimiento del consumo; 2) igual tarea con respecto a la inversión. Se
empezó, por tanto, por esos componentes.
Para llegar al conocimiento del consumo, estudiamos ante todo la pobla-
ción total, lo cual comportó un gran esfuerzo. En el período 1800-1830,
hubo que examinar los registros eclesiásticos, las estimaciones de Humbol-
dt, Codazzi, De Pons, obispo Martí, etc. Para ello se procedió en el período
1800-1830 a indagar las raciones y su costo en dinero. En el período 1831-
1873 utilizamos las estimaciones de Codazzi.
En el período 1874-1914, hemos ajustado el monto de las raciones con
nuevos datos logrados para hacer más realistas el cálculo. El monto alcanza-
do se multiplicó por la población y el resultado es el consumo total. Esta
cifra está compuesta por dos partes: una producida en el país, otra importada.
Para obtener la producida en Venezuela hay que deducir la importada.
Ello comportó un inmenso trabajo de discriminación de las importaciones,
lo cual se realizó a cabalidad.
Por otra parte, hay un consumo que se produce en Venezuela y se expor-
ta. Hubo por tanto que deducir el consumo importado. Ello nos dejó con
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Soportes estadísticos I
Soportes estadísticos II
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1. Población:
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2. Consumo
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3. Clasificación de importaciones
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4. Inversión
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La población en Venezuela
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* En efecto, la nueva economía petrolera atrajo de inmediato mucha población dispersa por todo
el territorio, facilitando así su empadronamiento en 1926.
** Sobre este particular, cabe mencionar las recomendaciones del doctor César Zumeta, desde su
posición diplomática en Europa, sobre el “peligro” de aceptar inmigrantes después del triunfo
del comunismo en el extremo este europeo, a finales de la Primera Guerra Mundial.
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Cuadros y gráficos
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CUADRO Nº 1.1
POBLACIÓN DE VENEZUELA
EN HABITANTES
Fuente: Primer, Segundo y Tercer Censo Nacional de Población, 1873, 1881 y 1891, respectivamente.
Proyección hacia 1914 obtenidos de las Memorias de Interior y Justicia de todos los años comprendidos por el período, y de las
Memorias de Fomento.
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El consumo en Venezuela
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hacia este período, se decide asumir esa estructura de consumo como esta-
ble a lo largo de la serie. En consecuencia, el valor del consumo per cápita
variará conforme lo hace el sueldo mínimo promedio pagado por el Estado.
Una vez hallado dicho consumo por habitante de cada año en particular,
mediando de antemano el cálculo del sueldo mínimo promedio tomado de
las diferentes entidades del sector público, el Consumo Total sería igual a
este consumo per cápita anual por el total de población en el año respectivo.
Luego, para evitar la doble contabilidad en el cálculo del Producto Interno
Bruto (PIB), este consumo será dividido entre Consumo Interno, y el Con-
sumo Importado, procedimiento ya explicado en las páginas introductorias
de este trabajo y con más detalles en los capítulos siguientes.
El resultado de estos cálculos se dibuja en los gráficos respectivos siguien-
tes a este análisis. Éste indica que el período se inicia con un consumo per
cápita diario de Bs. 2,15 (casi inalterado respecto al período anterior que fue
de Bs. 2,10) y termina en algo más, Bs. 2,19, lo cual revela un estancamiento
en la capacidad potencial de compra, sobre todo si incorporamos al análisis
los resultados de la serie de precios, que indican la continuación de la escalada
inflacionaria que detectáramos en los últimos tres quinquenios del período
anterior. Este estancamiento del consumo debió incidir sin duda en las con-
diciones de vida que afectaron sobre todo a la población rural venezolana, a la
postre, más de 70 por ciento de la población.
El comportamiento del consumo per cápita diario incide directamente
sobre el Consumo Total, pero las pendientes negativas que se observara en
aquella variable fue contrarrestada por la pendiente positiva de la pobla-
ción, que en este período sorprende por su recuperación. En efecto, como
puede verse en los cuadros respectivos, el Consumo Total osciló entre 1,9
millardos de bolívares en 1915, hasta 2,7 millardos en 1935, un saldo
considerable de 0,8 millardos para todo el período.
No obstante representar apenas un promedio de 66,7 millones de bo-
lívares, el Consumo Importado alcanzó un diferencial positivo de casi 40
millones de bolívares a lo largo de toda la serie, lo que supera el ritmo del
Consumo Total. Aun observando algunos picos hacia arriba y hacia abajo,
el Consumo Importado en Venezuela llegó apenas a 2,5 por ciento del
total del consumo. Así pues, es abrumador el peso del consumo interno,
que más bien aumentó en esta fase de la investigación, con un abrumador
peso que no bajó de 95 por ciento en la serie del Consumo Total. Todo lo
cual revela una Venezuela bastante distante de la realidad actual, cuando
la mayor parte de lo que consumimos los venezolanos entra por los puer-
tos nacionales.
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Cuadros y gráficos
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CUADRO Nº 2.1
SUELDO MÍNIMO PROMEDIO ANUAL DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
Fuente: Cálculos propios sobre la base de información de las leyes de presupuestos de los años.
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CUADRO Nº 2.2
CONSUMO PER CÁPITA
Fuente: Cálculos propios sobre la base de información de las leyes de presupuestos de los años respectivos.
Nota: Se ha tomado como consumo per cápita el 40% del sueldo mínimo promedio de la administración pública.
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CUADRO Nº 2.3
CONSUMO TOTAL
Fuente: Cálculos propios sobre la base de información de las leyes de presupuestos de los años respectivos.
Nota: Se ha tomado como consumo per cápita el 40% del sueldo mínimo promedio de la administración pública.
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Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº 2.4
CLASIFICACIÓN DE IMPORTACIONES
EN PROPORCIONES PORCENTUALES
Fuente: Cálculos propios sobre la base de los expedientes de importación publicados por el Ministerio de Hacienda en sus Memorias
anuales.
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CUADRO Nº 2.5
CONSUMO IMPORTADO
Fuente: Las importaciones totales se obtienen de las Memorias del Ministerio de Hacienda.
Notas: Los % de bienes de consumo importados resultan de cálculos propios sobre una muestra de listas de importación por artículos
publicados por los ministerios de Hacienda y Fomento en diversos documentos oficiales (ver fuentes).
Cálculo: El Consumo Importado se obtiene extrayendo de las importaciones totales la proporción porcentual que abarca los bienes
destinados para el consumo final.
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Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº 2.6
CONSUMO INTERNO
Fuente: Las importaciones totales se obtienen de las Memorias del Ministerio de Hacienda.
Cálculo: El Consumo Importado se obtiene extrayendo de las importaciones totales la proporción porcentual que abarca los bienes
destinados para el consumo final de la administración pública.
El Consumo Interno resulta de la diferencia entre el Consumo Total y el Consumo Importado.
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La inversión
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Cuadros y gráficos
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CUADRO Nº 3.1
PRODUCTO INTERNO SIN INVERSIÓN
Fuente: Las exportaciones totales se obtienen de las Memorias del Ministerio de Hacienda.
Cálculo: El Producto Interno sin inversión resulta de adicionar al Consumo Interno el total de las exportaciones totales.
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CUADRO Nº 3.2
COMPOSICIÓN DE LAS EXPORTACIONES
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CUADRO Nº 3.3
PRODUCTO INTERNO SIN INVERSIÓN (PI S/INV) NO PETROLERO
Fuente: Las exportaciones totales se obtienen de las Memorias del Ministerio de Hacienda.
Las exportaciones petroleras se obtienen del Anuario Estadístico, 1944. Ministerio de Fomento.
Cálculo: El Producto Interno sin Inversión No Petrolero resulta de sustraer al Producto Interno sin Inversión el valor de las exportaciones
por concepto de petróleo.
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CUADRO Nº 3.4
INVERSIÓN INTERNA
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CUADRO Nº 3.5
INVERSIÓN INTERNA NO PETROLERA
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CUADRO Nº 3.6
INVERSIÓN IMPORTADA
Fuente: Las importaciones totales se obtienen de las Memorias del Ministerio de Hacienda.
Los % de bienes de consumo importados resultan de cálculos propios sobre una muestra de listas de importación por artículos
publicados por los ministerios de Hacienda y Fomento en diversos documentos oficiales (ver fuentes).
Cálculo: El Consumo Importado se obtiene extrayendo de las importaciones totales la proporción porcentual que abarca los bienes
destinados para el consumo final.
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CUADRO Nº 3.7
INVERSIÓN TOTAL
Fuente: La Inversión Interna e Importada se han obtenido por cálculos propios según fuentes
especificadas en los cuadros respectivos.
Cálculo: La Inversión total resulta de agregar la Inversión Interna con la Inversión Importada.
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CUADRO Nº 3.8
INVERSIÓN TOTAL NO PETROLERA
Fuente: La Inversión Interna no petrolera e Importada se han obtenido por cálculos propios según fuentes especificadas en los cuadros
respectivos.
Cálculo: La Inversión Total no petrolera resulta de agregar la Inversión Interna con la Inversión Importada.
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gasto corriente, pues en 1924 logra abarcar casi 40 por ciento. Ello
indica el efecto del ingreso petrolero sobre el gasto de inversión.
3) Entre 1925 y 1930: rápida expansión. En este quinquenio el gasto
público más que se duplica, ya que logra alcanzar, en 1930, el punto
más alto de la serie con 263,8 millones de bolívares. No obstante,
pese a alcanzar en 1925 la mayor proporción de la serie con 49,52
por ciento, el gasto productivo promedio baja a poco menos de vein-
te puntos porcentuales en 1930.
4) Entre 1931 y 1935: lento retroceso. A partir de 1931, el gasto pú-
blico retrocede hacia un punto bajo de 161,9 millones de bolívares,
es decir, a menos de 100 millones respecto del punto más alto. Esto
ocurre mientras el gasto capital del Estado se estabiliza en un prome-
dio de 15 por ciento, pese a que el último año de la serie logra expan-
dirse hasta casi 30 por ciento.
5) Las fluctuaciones del gasto público en la década de los 20, son el
resultado:
a) Del aumento del ingreso petrolero hasta 1929.
b) De la crisis mundial a partir de 1929, que se refleja en las cifras de
1930 a 1935.
588
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Cuadros y gráficos
589
Cuentas Nacionales de Venezuela
590
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº 4.1
GASTO PÚBLICO
EN BS.
Años Presupuesto Gasto público Gasto público % Gasto público Gasto público
público de capital capital sobre corriente
de ingresos el gasto público
1915 65.674.385 71.527.736 9.002.629 12,59 62.525.108
1916 72.126.667 78.555.090 9.887.106 12,59 68.667.984
1917 53.253.668 58.000.000 7.300.000 12,59 50.700.000
1918 57.102.118 52.900.000 5.100.000 9,64 47.800.000
1919 101.134.440 58.200.000 8.700.000 14,95 49.500.000
1920 81.560.716 68.100.000 3.300.000 4,85 64.800.000
1921 70.926.950 102.700.000 15.900.000 15,48 86.800.000
1922 87.691.320 80.800.000 8.600.000 10,64 72.200.000
1923 102.249.052 72.000.000 18.200.000 25,28 53.800.000
1924 120.165.140 86.700.000 34.400.000 39,68 52.300.000
1925 172.098.217 115.500.000 57.200.000 49,52 58.300.000
1926 182.148.439 163.100.000 21.500.000 13,18 141.600.000
1927 186.752.017 178.800.000 14.300.000 8,00 164.500.000
1928 230.415.294 155.700.000 15.600.000 10,02 140.100.000
1929 255.444.824 244.700.000 65.500.000 26,77 179.200.000
1930 210.258.842 263.800.000 19.900.000 7,54 243.900.000
1931 185.095.583 260.900.000 19.400.000 7,44 241.500.000
1932 171.889.094 166.400.000 18.300.000 11,00 148.100.000
1933 171.829.139 161.900.000 16.100.000 9,94 145.800.000
1934 202.980.149 153.900.000 19.100.000 12,41 134.800.000
1935 189.125.135 178.900.000 53.200.000 29,74 125.700.000
Fuente: Anuario Estadísticos de Venezuela, Ministerio de Fomento y Memorias e informes económicos, BCV, varios años.
Carrillo Batalla, T. E. Evaluación de la Inversión del Ingreso Fiscal Petrolero-UCV.
591
El Producto Interno Bruto en Venezuela
Cuentas Nacionales de Venezuela
594
Cuentas Nacionales, 1915-1935
595
Cuentas Nacionales de Venezuela
596
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Cuadros y gráficos
597
Cuentas Nacionales de Venezuela
598
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº 5.1
PRODUCTO INTERNO BRUTO
EN BS.
Fuente: El consumo total y la Inversión total se han obtenido por cálculos propios según fuentes especificadas en los cuadros
respectivos
Cálculo: El Producto Interno Bruto resulta de agregar el Consumo total y la Inversión total.
GRÁFICO Nº 5.1
EVOLUCIÓN DE LOS COMPONENTES DEL PIB
3.000.000.000
2.500.000.000
2.000.000.000
Bolívares
1.500.000.000
1.000.000.000
500.000.000
0
1915 1916 1917 1918 1919 1920 1921 1922 1923 1924 1925 1926 1927 1928 1929 1930 1931 1932 1933 1934 1935
Años
Consumo total Inversión total
599
Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº 5.2
PRODUCTO INTERNO BRUTO NO PETROLERO
EN BS.
Fuente: El Consumo total y la Inversión total se han obtenido por cálculos propios según fuentes especificadas en los cuadros
respectivos.
Cálculo: El Producto Interno Bruto resulta de agregar el Consumo total y la Inversión total.
600
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº 5.3
COMPARACIÓN ENTRE EL PIB Y EL PIB NO PETROLERO
EN BS.
601
Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº 5.4
VARIACIÓN PORCENTUAL DEL PIB
EN BS.
Fuente: Cálculos propios sobre la base de los procedimientos señalados en los cuadros precedentes.
602
Cuentas Nacionales, 1915-1935
GRÁFICO Nº 5.4.1
VARIACIÓN % INTERANUAL DEL PIB
50,00
45,00
40,00
35,00
30,00
Variación %
25,00
20,00
15,00
10,00
5,00
0,00
1915 1916 1917 1918 1919 1920 1921 1922 1923 1924 1925 1926 1927 1928 1929 1930 1931 1932 1933 1934 1935
Años
603
La dimensión del Estado: Relación de ingresos
y egresos fiscales respecto al PIB
Cuentas Nacionales de Venezuela
606
Cuentas Nacionales, 1915-1935
607
Cuentas Nacionales de Venezuela
un nuevo gran Estado venezolano que caracterizó el resto del siglo XX, o al
menos de un Estado más grande al que precedió de vida republicana.
Por otra parte, aprovechando contar con el índice general de precios, se
confeccionó un cuadro y gráfico comparativo conteniendo las respectivas
variaciones porcentuales con año base en 1915, del PIB, la proporción por-
centual anual de los ingresos fiscales con respecto al PIB y del índice gene-
ral de precios (IGP). Al respecto puede destacarse:
La velocidad en el crecimiento de los precios continúa con pendiente
elevada a lo largo de toda la serie, aunque con retroceso entre 1920 y 1928,
cuando vuelve a dispararse su pendiente. Por su parte, el PIB toma un
sendero similar a la inflación pero con pendientes menores; justo en el
lapso en que retrocede la ojiva del índice de precios, el PIB acelera y vicever-
sa, lo cual puede indicar una correlación inversamente proporcional entre
el PIB y el IGP. El tamaño del Estado no parece afectarse ni estar sujeto a la
variable de los precios, sino que tiende a obedecer en alguna medida el
crecimiento del PIB.
608
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Cuadros y gráficos
609
Cuentas Nacionales de Venezuela
610
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº 6.1
ESTRUCTURA FISCAL
EN BOLÍVARES
Fuente: Leyes de Presupuesto y Memorias de Hacienda de cada uno de los años respectivos.
Cálculos del PIB propios sobre la base de los procedimientos señalados en los cuadros precedentes.
GRÁFICO Nº 6.1.1
INGRESOS Y EGRESOS FISCALES
300.000.000
250.000.000
200.000.000
Bolívares
150.000.000
100.000.000
50.000.000
0
1915 1916 1917 1918 1919 1920 1921 1922 1923 1924 1925 1926 1927 1928 1929 1930 1931 1932 1933 1934 1935
Años
Ingresos Egresos
611
Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº 6.2
ESTRUCTURA DEL INGRESO Y EL INGRESO FISCAL PETROLERO
EN BOLÍVARES
Fuente: Leyes de Presupuesto y Memorias de Hacienda de cada uno de los años respectivos.
Cálculos del PIB propios sobre la base de los procedimientos señalados en los cuadros precedentes.
GRÁFICO Nº 6.2.1
INGRESOS FISCALES E INGRESOS FISCALES PETROLEROS
300.000.000
250.000.000
200.000.000
Bolívares
150.000.000
100.000.000
50.000.000
0
1915 1916 1917 1918 1919 1920 1921 1922 1923 1924 1925 1926 1927 1928 1929 1930 1931 1932 1933 1934 1935
Años
Ingresos fiscales Ingresos fiscales petroleros
612
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº 6.3
TAMAÑO DEL ESTADO RESPECTO DEL PIB
EN Bs. Y PROPORCIONES PORCENTUALES
Fuente: Leyes de Presupuesto y Memorias de Hacienda de cada uno de los años respectivos.
GRÁFICO Nº 6.3.1
TAMAÑO DEL ESTADO RESPECTO AL PIB
10,00
9,00
8,00
7,00
Proporción %
6,00
5,00
4,00
3,00
2,00
1,00
0,00
1915 1916 1917 1918 1919 1920 1921 1922 1923 1924 1925 1926 1927 1928 1929 1930 1931 1932 1933 1934 1935
Años
Ingreso/PIB Egreso sobre el PIB
613
Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº 6.4
COMPARACIÓN ENTRE PIB, INGRESOS FISCALES E ÍNDICE DE PRECIOS
VARIACIONES PORCENTUALES 0 = 1915
GRÁFICO Nº 6.4.1
EVOLUCIÓN PORCENTUAL DEL PIB,
EL TAMAÑO DEL ESTADO Y EL ÍNDICE GENERAL DE PRECIOS
200,00
Variaciones porcentuales 0 = 1915
150,00
100,00
50,00
0,00
1915 1916 1917 1918 1919 1920 1921 1922 1923 1924 1925 1926 1927 1928 1929 1930 1931 1932 1933 1934 1935
-50,00
614
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Parte III
SOPORTES ESTADÍSTICOS
615
Soportes estadísticos I
Muestras de importaciones y su clasificación
Cuentas Nacionales de Venezuela
618
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Explicación metodológica
619
Cuentas Nacionales de Venezuela
620
Cuentas Nacionales, 1915-1935
621
Cuadros de clasificación de importaciones
Cuentas Nacionales de Venezuela
624
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº I.1
CLASIFICACIÓN DE IMPORTACIONES
1915
Artículos Valores %
Abanicos de cartón 646 0,002
Abanicos de seda 140 0,000
Abonos 2.274 0,006
Aceite de almendra 3.809 0,010
Aceite de coco 275 0,001
Aceite de colaza 788 0,002
Aceite de kerosén 408.675 1,098
Aceite de linaza 59.042 0,159
Aceite de oliva 485.769 1,305
Aceite de palma 1.474 0,004
Aceite de semillas de algodón 4.600 0,012
Aceite de sésamo 419 0,001
Aceitunas y alcaparras 52.081 0,140
Agua de azahares 4.340 0,012
Aguas minerales 23.255 0,062
Agujas y alfileres 8.643 0,023
Alfombras 9.315 0,025
Algodón medicinal 15.042 0,040
Alhucema 985 0,003
Alimentos preparados 115.833 0,311
Almanaques y anuncios 78.289 0,210
Almendras mondadas 3.967 0,011
Almillas y medias de algodón 562.282 1,510
Almillas y medias de lana 4.120 0,011
Alpiste 3.633 0,010
Alumbre 5.057 0,014
Amargos 400 0,001
Aparatos de calefacción eléctrica 1.123 0,003
Aparatos eléctricos y accesorios 298.937 0,803
Aparatos extintores de incendio 1.161 0,003
Armas de fuego y accesorios 39.415 0,106
Arrow root 597 0,002
Arroz en grano 1.234.421 3,315
Arroz molido 285 0,001
Artículos de escritorio 51.969 0,140
Artículos de tocador 67.117 0,180
Automóviles y accesorios 820.423 2,203
Avena quebrantada 15.213 0,041
Azúcar 13.861 0,037
Bebidas alcohólicas 397.061 1,066
Bebidas gaseosas 412 0,001
Betún para el calzado 14.398 0,039
Biberones y sus picos 7.563 0,020
Bicicletas y accesorios 7.526 0,020
(continúa)
625
Cuentas Nacionales de Venezuela
(viene)
(continúa)
626
Cuentas Nacionales, 1915-1935
(viene)
(continúa)
627
Cuentas Nacionales de Venezuela
(viene)
(continúa)
628
Cuentas Nacionales, 1915-1935
(viene)
(continúa)
629
Cuentas Nacionales de Venezuela
(viene)
(continúa)
630
Cuentas Nacionales, 1915-1935
(viene)
(continúa)
631
Cuentas Nacionales de Venezuela
(viene)
(continúa)
632
Cuentas Nacionales, 1915-1935
(viene)
633
Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº I.2
CLASIFICACIÓN DE IMPORTACIONES
1916
Artículos Valores %
Abalorios 1.353 0,00
Abanicos de cartón 1.536 0,00
Abanicos de madera y papel 1.297 0,00
Abonos 6.217 0,01
Aceite de algodón 4.390 0,01
Aceite de almendra 4.555 0,01
Aceite de colaza 2.576 0,00
Aceite de kerosén 344.823 0,60
Aceite de linaza 59.756 0,10
Aceite de oliva 524.751 0,91
Aceite de palma 2.776 0,00
Aceite de sésamo 9.947 0,02
Aceite esenciales 16.099 0,03
Aceite imitación de oliva 1.005 0,00
Aceite minerales 10.847 0,02
Aceitunas y alcaparras 50.880 0,09
Agua de azahares 2.934 0,01
Agua oxigenada 1.379 0,00
Aguas minerales 17.341 0,03
Agujas y alfileres 45.190 0,08
Alfombras 15.924 0,03
Algodón medicinal 14.428 0,03
Alhucema 1.890 0,00
Alimentos preparados 72.434 0,13
Almagre 334 0,00
Almanaques exfoliadores 10.876 0,02
Almanaques exfoliadores con anuncios 23.846 0,04
Almendras mondadas 36 0,00
Almillas y medias de algodón 1.181.439 2,06
Almillas y medias de lana 10.263 0,02
Almohada y colchones 327 0,00
Alpiste 9.865 0,02
Alumbre 2.226 0,00
Amargos 4.017 0,01
Aparatos extintores de incendio 2.397 0,00
Armas de fuego y accesorios 9.893 0,02
Arrow root 1.986 0,00
Arroz en grano 2.885 0,01
Arroz molido 1.447.193 2,52
Artefactos de cuernos, huesos y carey 32.894 0,06
Artículos con baño de plata 10.916 0,02
Artículos de escritorio 99.949 0,17
Artículos de plata alemana 3.601 0,01
Artículos de seda 7.714 0,01
(continúa)
634
Cuentas Nacionales, 1915-1935
(viene)
(continúa)
635
Cuentas Nacionales de Venezuela
(viene)
(continúa)
636
Cuentas Nacionales, 1915-1935
(viene)
(continúa)
637
Cuentas Nacionales de Venezuela
(viene)
(continúa)
638
Cuentas Nacionales, 1915-1935
(viene)
(continúa)
639
Cuentas Nacionales de Venezuela
(viene)
(continúa)
640
Cuentas Nacionales, 1915-1935
(viene)
(continúa)
641
Cuentas Nacionales de Venezuela
(viene)
(continúa)
642
Cuentas Nacionales, 1915-1935
(viene)
(continúa)
643
Cuentas Nacionales de Venezuela
(viene)
(continúa)
644
Cuentas Nacionales, 1915-1935
(viene)
645
Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº I.3
CLASIFICACIÓN DE IMPORTACIÓN POR ARTÍCULOS
1917
646
Cuentas Nacionales, 1915-1935
(viene)
(continúa)
647
Cuentas Nacionales de Venezuela
(viene)
(continúa)
648
Cuentas Nacionales, 1915-1935
(viene)
(continúa)
649
Cuentas Nacionales de Venezuela
(viene)
(continúa)
650
Cuentas Nacionales, 1915-1935
(viene)
(continúa)
651
Cuentas Nacionales de Venezuela
(viene)
Alquitrán 4.685 0,006
Alquitrán mineral 4.965 0,007
Alquitrán vegetal 1.604 0,002
Aluminio y níquel manufacturado 5.240 0,007
Amoníaco líquido 3.183 0,004
Anclas de hierro 1.092 0,001
Animales vivos 28.225 0,038
Aparatos de óptica 370 0,001
Anzuelos 7.040 0,010
Aparatos de desinfección 1.860 0,003
Armenda de hierro 5.458 0,007
Arena refractaria y arcilla 3.754 0,005
Armazones para paraguas 520 0,001
Arneses 6.641 0,009
Asbestina 104 0,000
Asbestos 9.675 0,013
Asfalto 1.200 0,002
Azogue 169 0,000
Azufre 9.859 0,013
Balanzas 43.127 0,058
Bandas para máquinas 83.628 0,113
Barnices y charoles 33.694 0,046
Barriles vacíos 20.996 0,028
Barro manufacturado 2.432 0,003
Bicarbonato de potasio 5.465 0,007
Bicarbonato de sodio 14.411 0,019
Bicromato de potasio 218 0,000
Bolsas de mano 298 0,000
Bombas hidráulicas 36.629 0,050
Bombillos para alumbrados eléctricos 100.880 0,136
Cachimbo 11.483 0,016
Botellas vacías 269.170 0,364
Botellas para aguas gaseosas 12.437 0,017
Botes y embarcaciones 75.224 0,102
Botones 161.712 0,219
Bragueros 1.123 0,002
Brochas y pinceles 28.933 0,039
Broches 78.564 0,106
Bronce en polvo 1.902 0,003
Bronce manufacturado 50.679 0,068
Bronce no especificado 970 0,001
Bronce sin manufacturar 11.872 0,016
Bruzas para bestias 659 0,001
Cables de alambre 11.015 0,015
Cadenas y anclas 10.195 0,014
Cajas fuertes y registradora 55.777 0,075
Cañamazo empapelado 937 0,001
Cañuelas y marcos 5.518 0,007
Cápsula para botellas 2.451 0,003
Carbón animal 21 0,000
Carbón mineral 671.990 0,908
(continúa)
652
Cuentas Nacionales, 1915-1935
(viene)
Carboncillo para luz eléctrica 1.320 0,002
Carbón vegetal 21 0,000
Carburo de calcio 36.360 0,049
Carpetas y cobertores de algodón 70.670 0,096
Carretillas 13.747 0,019
Carretas 107.973 0,146
Carruajes 33.074 0,045
Cartón en pasta 77.666 0,105
Cartón fino 16.773 0,023
Cartón impermeable 7.927 0,011
Cartón impermeable para techos 480 0,001
Caucho manufacturado 247.364 0,334
Celuloide manufacturado 58.065 0,078
Cemento aglutinado 1.952 0,003
Cemento blanco 3.964 0,005
Cemento de hierro 1.879 0,003
Cemento romano 350.999 0,474
Centeno en grano 194 0,000
Cera animal 192 0,000
Cera manufacturada 1.060 0,001
Cera sin manufacturar 231 0,000
Cerda animal 645 0,001
Cerda vegetal 296 0,000
Cerote para zapatos 157 0,000
Cianuro de potasio 512 0,001
Cianuro de sodio 53.075 0,072
Cintas de algodón 5.241 0,007
Cintas para empaquetar 2.855 0,004
Clavazón de hierro 149.881 0,203
Cloro magnesio 11.983 0,016
Cloruro de cal 107.084 0,145
Cobre manufacturado 40.899 0,055
Cobre no manufacturado 1.370 0,002
Colmena y accesorio 300.833 0,407
Corcho en tabla y manufacturado 119.044 0,161
Cordones de algodón 85.056 0,115
Cordones de algodón 5.881 0,008
Cordones de algodón no especificado 15.681 0,021
Cordelería 585.019 0,791
Corsét y artículos para fabricarlos 3.401 0,005
Cotonía 5.320 0,007
Creta 21 0,000
Crisoles 12.239 0,017
Cubiertas impermeables para techos 2.105 0,003
Cueros de res 27.243 0,037
Cueros de venado 700 0,001
Damesana y garrafones 4.360 0,006
Degras para suelas 936 0,001
Desperdicios de algodón 29.986 0,041
Despojos de animales 415.688 0,562
Dinamita 3.215 0,004
(continúa)
653
Cuentas Nacionales de Venezuela
(viene)
Ejes resortes para carro 8.231 0,011
Elásticas y ligas 12.011 0,016
Empacadura 64.315 0,087
Encajes de algodón 330.752 0,447
Encerados 1.930 0,003
Esencias para usos industriales 5.610 0,008
Esmeril 445 0,001
Espejos 39.883 0,054
Esperma de ballena 105 0,000
Esqueletos para libranzas 5.460 0,007
Estambre en rama 16.404 0,022
Estaño manufacturado 6.159 0,008
Estaño sin manufacturar 16.525 0,022
Estearina 967.617 1,308
Estopa 30.341 0,041
Estuches vacíos 2.015 0,003
Fieltros en plancha 3.075 0,004
Fieltros manufacturado 416 0,001
Fieltros para máquinas 16.340 0,022
Fieltros para fabricación de sombreros 3.055 0,004
Fieltros sin fular 13.038 0,018
Filtros para agua 6.347 0,009
Flejes de hierro 3.601 0,005
Fondo de hierro para usos industriales 1.472 0,002
Gas acetileno 395 0,001
Gas ácido carbónico 41.027 0,055
Gas amoníaco anhídrido 26.726 0,036
Goma arábiga 21.859 0,030
Goma no especificada 2.847 0,004
Guarales 32.781 0,044
Hierro acanalado para techos 65.321 0,088
Hierro cuadrado o redondo 287.544 0,389
Hierro en platino 7.210 0,010
Hierro para uso doméstico 432.937 0,585
Hierro estructural para construcciones 20.280 0,027
Hierro manufacturado no especificado 864.575 1,168
Hierro para edificios 10.504 0,014
Hilo acarreto e hilacha 350.224 0,473
Hilo de cáñamo para pesquería 24.700 0,033
Hiposulfito de sodio 998 0,001
Hojalata manufacturada 114.112 0,154
Hojalata sin manufacturar 78.384 0,106
Hule 33.725 0,046
Hule para pisos 413 0,001
Instrumentos científicos 5.561 0,008
Instrumentos para cirugía 30.866 0,042
Instrumentos para arte y oficios 218.873 0,296
Instrumentos para usos agrícolas 223.523 0,302
Irrigadoras 27.513 0,037
Jarcias de alambre 2.252 0,003
(continúa)
654
Cuentas Nacionales, 1915-1935
(viene)
Ladrillos refractarios 29.549 0,040
Lana en bruto 1.144 0,002
Lata-papel 1.198 0,002
Lavabos de hierro 925 0,001
Lavabos de loza ordinaria 85 0,000
Letrinas 26.056 0,035
Levadura alcohólicas 6 0,000
Libros en blancos 45.589 0,062
Lija 9.914 0,013
Linóleo 697 0,001
Lona cruda de algodón 561.468 0,759
Llantas de hierro para carruaje 1.050 0,001
Llantas de caucho 114.773 0,155
Madera acepillada 105.446 0,143
Madera en trozas, tablas y cuartones 422.781 0,571
Madera manufacturada 72.256 0,098
Madera sin acepillar 48.419 0,065
Magnesia calcinada 806 0,001
Manganeso en polvo 83 0,000
Maniquíes 125 0,000
Mapas 26 0,000
Máquinas no especificada 96.468 0,130
Máquinas para minas 3.380 0,005
Máquinas para telares 36.855 0,050
Máquinas para agricultura 80.892 0,109
Maquinarias cuyo peso no exceda
entre 100 y 1.000 kgs 336.736 0,455
Maquinarias cuyo peso exceda 1.000 kgs 508.149 0,687
Maquinarias cuyo peso no exceda de los 100 kgs 235.791 0,319
Mármol en polvo 156 0,000
Mármol manufacturado 5.183 0,007
Materiales para caminos de hierro 424.073 0,573
Materiales para el calzado 68.325 0,092
Materiales para hacer sombreros 64.685 0,087
Mechas para minas 336 0,000
Mechas para velas 19.723 0,027
Metal Babbitt 530 0,001
Miembros artificiales 2.012 0,003
Mimbre y junco manufacturado 26.229 0,035
Mineral de lápiz-plomo 232 0,000
Minio 4.483 0,006
Molinos de vientos 3.643 0,005
Mollejones 3.136 0,004
Mosaicos 3.021 0,004
Motores y accesorios 375.948 0,508
Níquel manufacturado 8.729 0,012
Ocre 253 0,000
Oro acuñado 15.840.511 21,408
Oro manufacturado 1.019 0,001
Pábilo 1.124 0,002
(continúa)
655
Cuentas Nacionales de Venezuela
(viene)
(continúa)
656
Cuentas Nacionales, 1915-1935
(viene)
657
Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº I.4
IMPORTACIÓN POR ARTÍCULOS
1920
658
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº I.5
IMPORTACIÓN POR ARTÍCULOS
1923
659
Cuentas Nacionales de Venezuela
(viene)
(continúa)
660
Cuentas Nacionales, 1915-1935
(viene)
(continúa)
661
Cuentas Nacionales de Venezuela
(viene)
(continúa)
662
Cuentas Nacionales, 1915-1935
(viene)
(continúa)
663
Cuentas Nacionales de Venezuela
(viene)
(continúa)
664
Cuentas Nacionales, 1915-1935
(viene)
Aparatos con capacidad para pesar más de 1.000 kgs 9.394 0,015
Artículos para dentistas 48.822 0,080
Aparatos eléctricos para masajes 5.993 0,010
Aparatos extintores de incendios 16.370 0,027
Aparatos fotográficos 50.123 0,083
Aparatos y artículo gimnástico 18.394 0,030
Aparatos y máquinas para telégrafos eléctricos 2.579 0,004
Aparatos insecticida y las sustancias para cargarlos 3.730 0,006
Aparatos para desinfección 641 0,001
Aparatos para la perforación de los pozos 46.651 0,077
Aparatos para la perforación de los pozos artesianos 5.734 0,009
Aparatos para raspar hielo 110 0,000
Aparatos radiotelegráfico 2.103 0,003
Aparatos telefónicos y accesorios 149.788 0,247
Arandelas de hierro 449 0,001
Arena, piedra y tierras refractarias 8.288 0,014
Arneses 7.648 0,013
Artículos de carey, marfil y naca 3.481 0,006
Artículos de cuernos de hueso 22.381 0,037
Artículos de metal con baño de oro no especificado 3.094 0,005
Artículos de plata alemana 29.812 0,049
Artículos de plata no especificado 4.782 0,008
Artículos de seda 1.987 0,003
Artículos de seda 29.200 0,048
Artículos de seda artificial 175.857 0,290
Artículos de escritorio 101.744 0,168
Asbestina 7.887 0,013
Asbestos 644 0,001
Asbestos manufacturados 8.553 0,014
Asentadores para navajas 145 0,000
Asfalto 4.060 0,007
Asfalto para grabadores 2.141 0,004
Atlas 1.736 0,003
Automóviles y accesorios 1.802.726 2,970
Azufre 13.829 0,023
Bandas para máquinas 108.895 0,179
Baños de hierro 27.196 0,045
Barnices charoles 49.581 0,082
Barriles bocoyes y pipas de hierro 40.701 0,067
Barriles bocoyes y pipas de madera 9 0,000
Barro manufacturado 4.158 0,007
Baúles y cofres de madera 5.030 0,008
Bayeta 222.016 0,366
Bencina y gasolina 331 0,001
Betún para el calzado 27.461 0,045
Bicarbonato de sodio 29.425 0,048
Bicarbonato de potasio 2.004 0,003
Billares y accesorios 15.018 0,025
Binóculos 1.813 0,003
Bisulfito de sodio 556 0,001
(continúa)
665
Cuentas Nacionales de Venezuela
(viene)
(continúa)
666
Cuentas Nacionales, 1915-1935
(viene)
(continúa)
667
Cuentas Nacionales de Venezuela
(viene)
(continúa)
668
Cuentas Nacionales, 1915-1935
(viene)
(continúa)
669
Cuentas Nacionales de Venezuela
(viene)
(continúa)
670
Cuentas Nacionales, 1915-1935
(viene)
(continúa)
671
Cuentas Nacionales de Venezuela
(viene)
672
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Soportes estadísticos II
Serie de precios y sueldos
673
Serie de precios de consumo interno
Cuentas Nacionales de Venezuela
676
Cuentas Nacionales, 1915-1935
677
Cuentas Nacionales de Venezuela
1 Aceite de coco
2 Aceite de oliva
3 Arroz
4 Azúcar
5 Cerveza
6 Frutas secas
7 Frutas frescas
8 Granos
9 Harina de trigo
10 Legumbres preparadas
11 Maíz
12 Malta
13 Manteca
14 Mantequilla
15 Papas
16 Queso
17 Quina
18 Sal
19 Soda
20 Tabaco
21 Vinagre
22 Vino tinto
678
Cuentas Nacionales, 1915-1935
1 Ácidos
2 Alquitrán mineral
3 Cera
4 Drogas y medicinas
5 Jabón
6 Parafina
7 Trementina
1 Alambre de hierro
2 Asfalto
3 Automóviles
4 Balanzas
5 Bayeta
6 Cal
7 Carbón mineral
8 Cobre manufacturado
9 Hierro
10 Hule
11 Madera sin manufacturar
12 Motores y accesorios
13 Pólvora
14 Sacos vacíos
15 Sillas de montar
16 Velas
Sector: Textiles
1 Cordelería
2 Lana
3 Lino
4 Pábilo
5 Pieles curtidas
679
Cuentas Nacionales de Venezuela
tenemos, por una parte, el IGP representativo del consumo interno de nuestro
mercado, y por otro, el índice de precios de los rubros más exportados por
Venezuela durante el período.
El procedimiento matemático es el mismo que el utilizado en los ante-
riores períodos. Cada producto se expresa en una serie anual donde apare-
cen la unidad en que se mide, su precio absoluto año a año y su índice de
precio particular; luego se hace un cuadro resumen con los precios prome-
dios quinquenales y sus índices de precios particulares también quinquena-
les; y finalmente dos gráficas, una con los precios quinquenales absolutos y
otra similar con los quinquenales relativos.
Breve análisis
680
Cuentas Nacionales, 1915-1935
este sector para toda la serie, fue de 71,4 por ciento, o sea más de 10 puntos
por debajo del promedio del IGP.
El sector Farmacia y químicos cerró la serie con un promedio de 73,2 por
ciento, teniendo su ojiva un comportamiento acelerado a fines de la serie.
De 22,05 por ciento que obtuvo en el quinquenio 1915-1920, concluye
en 1935 con el 152,8 por ciento, aunque es preciso apuntar que este salto
brusco ocurre justo en el último lustro.
El sector Herramientas y materiales constituye el grupo con el más alto
promedio del conjunto, 140 por ciento, sólo que su pendiente se distribu-
ye a lo largo de toda la serie. Así que en los cuatro quinquenios de 72 por
ciento pasa a 100,5 por ciento, luego salta a 130 por ciento y en el último
quinquenio da el extraordinario salto a 256,6 por ciento. Este encareci-
miento súbito de los materiales y las herramientas, bienes básicamente de
inversión capital puede contarse entre las razones de caída del componente
de inversión del PIB que apuntáramos en las páginas fundamentales de este
trabajo.
El sector Textiles se presenta como el único grupo que rompe con la ten-
dencia inflacionaria mostrada por los tres sectores anteriormente analiza-
dos. Su pendiente traza una campana que comienza en el promedio del
primer quinquenio en 37,6 por ciento, se suspende durante dos quinque-
nios siguientes en 76,7 por ciento y 73,5 por ciento para descender y cerrar
la serie en 44 por ciento. Como todos los productos de la lista para la
construcción de este índice son bienes de capital para la industria manufac-
turera, cabe comentar que este sector de la industria no parece haber sido
afectado por la coyuntura, aunque el escenario, en comparación con perío-
dos anteriores se caracterizó por ser inflacionario de todos modos.
681
Serie de precios:
Índices generales y sectoriales de precios
Cuentas Nacionales de Venezuela
684
Cuentas Nacionales, 1915-1935
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
685
Cuentas Nacionales de Venezuela
686
Cuentas Nacionales, 1915-1935
687
Cuentas Nacionales de Venezuela
1927 104
200,00
1928 118
1929 145 150,00
1930 186
1931 251 100,00
1932 238
50,00
1933 275
1934 282 0,00
1935 237 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
688
Cuentas Nacionales, 1915-1935
SECTOR: TEXTILES
CUADRO Nº II.1.5
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
1932 44 20,00
1933 43 10,00
1934 44 0,00
1935 41 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
689
Cuentas Nacionales de Venezuela
690
Cuentas Nacionales, 1915-1935
691
Cuentas Nacionales de Venezuela
692
Cuentas Nacionales, 1915-1935
693
Cuentas Nacionales de Venezuela
2,00
1929 2,01 62,58
1,50
1930 2,24 81,34
1931 2,50 102,26 1,00
1932 2,79 125,58 0,50
1933 3,11 151,61
1934 3,47 180,63 0,00
1935 3,87 213,00 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios
694
Cuentas Nacionales, 1915-1935
100,00
80,00
60,00
40,00
20,00
0,00
-20,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
695
Cuentas Nacionales de Venezuela
696
Cuentas Nacionales, 1915-1935
1,00
1929 0,83 107,78 0,80
1930 0,97 144,66
0,60
1931 1,15 188,08
0,40
1932 1,35 239,21
1933 1,59 299,41 0,20
250,00
200,00
150,00
100,00
50,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
697
Cuentas Nacionales de Venezuela
1,00
1929 0,87 -11,85 0,80
1930 0,70 -29,78
0,60
1931 0,72 -27,36
0,40
1932 0,81 -18,28
1933 0,95 -4,15 0,20
698
Cuentas Nacionales, 1915-1935
150,00
100,00
50,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
699
Cuentas Nacionales de Venezuela
700
Cuentas Nacionales, 1915-1935
-10,00
-20,00
-30,00
-40,00
-50,00
-60,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
701
Cuentas Nacionales de Venezuela
1,00
1929 1,25 -1,39 0,80
1930 1,30 2,56
0,60
1931 1,29 1,77
0,40
1932 1,36 7,29
1933 1,45 14,39 0,20
15,00
10,00
5,00
0,00
-5,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
702
Cuentas Nacionales, 1915-1935
500,00
400,00
300,00
200,00
100,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
703
Cuentas Nacionales de Venezuela
704
Cuentas Nacionales, 1915-1935
705
Cuentas Nacionales de Venezuela
706
Cuentas Nacionales, 1915-1935
300,00
200,00
100,00
0,00
-100,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
707
Cuentas Nacionales de Venezuela
2,00
1929 2,05 -2,67
1,50
1930 2,15 2,07
1931 2,22 5,40 1,00
1932 2,29 8,72 0,50
1933 2,26 7,30
1934 2,14 1,60 0,00
1935 2,16 2,55 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios
708
Cuentas Nacionales, 1915-1935
709
Cuentas Nacionales de Venezuela
0,25
1929 0,30 5,61 0,20
1930 0,28 -0,88
0,15
1931 0,26 -6,97
0,10
1932 0,28 -1,26
1933 0,30 5,79 0,05
30,00
25,00
20,00
15,00
10,00
5,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
710
Cuentas Nacionales, 1915-1935
20,00
1929 15,69 0,34
15,00
1930 15,52 -0,75
1931 19,54 24,96 10,00
1932 20,32 29,95
5,00
1933 19,98 27,78
1934 18,46 18,06 0,00
1935 17,55 12,24 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios
80,00
60,00
40,00
20,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
711
Cuentas Nacionales de Venezuela
1,00
1929 1,75 9,72 0,80
1930 1,73 8,47
0,60
1931 1,62 1,57
0,40
1932 1,64 2,83
1933 1,78 11,61 0,20
-20,00
-40,00
-60,00
-80,00
-100,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
712
Cuentas Nacionales, 1915-1935
400,00
300,00
200,00
100,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
713
Cuentas Nacionales de Venezuela
120,00
100,00
80,00
60,00
40,00
20,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
714
Cuentas Nacionales, 1915-1935
715
Cuentas Nacionales de Venezuela
716
Cuentas Nacionales, 1915-1935
100,00
80,00
60,00
40,00
20,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
717
Cuentas Nacionales de Venezuela
0,50
1929 0,37 150,48 0,40
1930 0,44 198,69
0,30
1931 0,53 256,18
0,20
1932 0,63 324,73
1933 0,75 406,48 0,10
718
Cuentas Nacionales, 1915-1935
5,00
1929 4,25 91,77 4,00
1930 5,13 131,75
3,00
1931 6,21 180,07
2,00
1932 7,50 238,47
1933 9,06 309,05 1,00
200,00
150,00
100,00
50,00
0,00
-50,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
719
Cuentas Nacionales de Venezuela
4,00
1929 3,84 -28,09
3,00
1930 3,95 -26,03
1931 4,02 -24,72 2,00
1932 3,99 -25,29
1,00
1933 4,55 -14,80
1934 4,98 -6,75 0,00
1935 5,15 -3,56 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios
720
Cuentas Nacionales, 1915-1935
721
Cuentas Nacionales de Venezuela
1,00
1929 1,70 170,12 0,80
1930 1,70 170,61
0,60
1931 1,71 171,11
0,40
1932 1,71 171,61
1933 1,71 172,12 0,20
722
Cuentas Nacionales, 1915-1935
723
Cuentas Nacionales de Venezuela
724
Cuentas Nacionales, 1915-1935
30,00
20,00
10,00
0,00
-10,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
725
Cuentas Nacionales de Venezuela
0,20
1929 0,29 161,07
0,15
1930 0,27 145,10
1931 0,26 130,10 0,10
1932 0,24 116,03
0,05
1933 0,23 102,81
1934 0,21 90,40 0,00
1935 0,20 78,76 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios
726
Cuentas Nacionales, 1915-1935
2,55
1929 2,56 5,00 2,50
1930 2,53 3,68 2,45
1931 2,50 2,37 2,40
1932 2,47 1,07 2,35
1933 2,44 -0,21 2,30
1934 2,41 -1,47 2,25
1935 2,38 -2,71 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios
10,00
8,00
6,00
4,00
2,00
0,00
-2,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
727
Cuentas Nacionales de Venezuela
4,00
1929 5,55 263,20
3,00
1930 4,86 217,93
1931 5,32 247,92 2,00
1932 5,82 280,74
1,00
1933 6,37 316,65
1934 6,97 355,95 0,00
1935 5,90 286,10 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios
250,00
200,00
150,00
100,00
50,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
728
Cuentas Nacionales, 1915-1935
8,00
1929 9,70 47,40
6,00
1930 10,41 58,21
1931 11,17 69,80 4,00
1932 11,99 82,25
2,00
1933 12,87 95,61
1934 13,81 109,94 0,00
1935 14,83 125,33 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios
80,00
60,00
40,00
20,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
729
Cuentas Nacionales de Venezuela
1200,00
1000,00
800,00
600,00
400,00
200,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
730
Cuentas Nacionales, 1915-1935
731
Cuentas Nacionales de Venezuela
4,00
1929 4,78 40,03
3,00
1930 5,00 46,54
1931 5,23 53,36 2,00
1932 5,47 60,50
1,00
1933 5,73 67,97
1934 5,99 75,78 0,00
1935 6,27 83,96 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios
60,00
50,00
40,00
30,00
20,00
10,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
732
Cuentas Nacionales, 1915-1935
733
Cuentas Nacionales de Venezuela
4,00
1929 5,47 138,95
3,00
1930 6,19 170,20
1931 6,15 168,50 2,00
1932 6,23 172,00
1,00
1933 6,20 170,69
1934 6,19 170,25 0,00
1935 6,20 170,69 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios
734
Cuentas Nacionales, 1915-1935
735
Cuentas Nacionales de Venezuela
250,00
200,00
150,00
100,00
50,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
736
Cuentas Nacionales, 1915-1935
2,50
1929 3,45 87,62
2,00
1930 3,58 95,07
1,50
1931 3,73 102,81
1932 3,88 110,85 1,00
100,00
80,00
60,00
40,00
20,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
737
Cuentas Nacionales de Venezuela
40,00
20,00
0,00
-20,00
-40,00
-60,00
-80,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
738
Cuentas Nacionales, 1915-1935
739
Sector: Textiles
Cuentas Nacionales de Venezuela
742
Cuentas Nacionales, 1915-1935
SECTOR: TEXTILES
CUADRO Nº II.1.D.1
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
CORDELERÍA
BS./KG
40,00
30,00
20,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
743
Cuentas Nacionales de Venezuela
SECTOR: TEXTILES
CUADRO Nº II.1.D.2
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
LANA
BS./KG
10,00
1929 14,15 -5,62 8,00
1930 12,86 -14,26
6,00
1931 11,68 -22,12
4,00
1932 10,61 -29,25
1933 9,64 -35,74 2,00
-10,00
-20,00
-30,00
-40,00
-50,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
744
Cuentas Nacionales, 1915-1935
SECTOR: TEXTILES
CUADRO Nº II.1.D.3
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
LINO
BS./KG
8,00
1929 8,92 10,57
6,00
1930 6,74 -16,38
1931 7,10 -11,96 4,00
1932 7,37 -8,61
2,00
1933 8,57 6,27
1934 9,48 17,56 0,00
1935 10,17 26,11 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios
40,00
30,00
20,00
10,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
745
Cuentas Nacionales de Venezuela
SECTOR: TEXTILES
CUADRO Nº II.1.D.4
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
PÁBILO
BS./KG
120,00
100,00
80,00
60,00
40,00
20,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
746
Cuentas Nacionales, 1915-1935
SECTOR: TEXTILES
CUADRO Nº II.1.D.5
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
PIELES CURTIDAS
BS./KG
150,00
100,00
50,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
747
Cuentas Nacionales de Venezuela
SECTOR: TEXTILES
CUADRO Nº II.1.D.6
SERIE DE PRECIOS
1915-1935
TREMENTINA
BS./KG
1,00
1929 0,89 24,62 0,80
1930 0,80 11,30
0,60
1931 0,71 -0,60
0,40
1932 0,63 -11,22
1933 0,57 -20,71 0,20
748
Cuentas Nacionales, 1915-1935
749
Cuentas Nacionales de Venezuela
750
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Breve análisis
Lista total de una docena de productos de exportación:
1. Algodón
2. Azúcar
3. Balatá
4. Cacao
5. Café
6. Cueros de res
7. Ganado vacuno
8. Madera
9. Oro
10. Papelón
11. Petróleo
12 Sarrapia
751
Cuentas Nacionales de Venezuela
Azúcar: parte en 0,32 Bs./kg en 1915 para cerrar serie en 0,22 Bs./kg.
Su más alto precio lo alcanzó en 1919 y 1930 con 0,75 y 0,66 Bs./kg,
respectivamente. Su promedio de serie se ubicó en 0,42 Bs./kg.
Balatá: es uno de los productos que más decae en sus precios. Comienza
la saga en 3,98 Bs./kg, para cerrar en 1,71 Bs./kg. No obstante, en 1920 y
1923 alcanzó sus mejores precios por encima de 1915 con 6,23 y 6,49 Bs./
kg, respectivamente. Su promedio general fue de 3,96 Bs./kg.
Cacao: pasa a ser en este período del segundo al tercer bien de exporta-
ción más importante del país. Inicia la serie en 0,36 Bs./kg, y cierra en 0,26
Bs./kg. Su precio máximo lo alcanza en 1917 con Bs. 0,72 por kilo, para
lograr un promedio de serie de 0,31 Bs./kg.
752
Cuentas Nacionales, 1915-1935
sufrió durante esta cronología, en contraste con una larga tradición de esta-
bilidad desde los inicios de la era republicana. Comienza la serie 24,74 Bs./
pieza para cerrar en 5,85 Bs./pieza. Durante esos años jamás superó el pre-
cio alcanzado en 1915. Su promedio general se situó en 15,27 Bs./pieza.
Madera: si bien este producto inicia la serie con 0,03 Bs./kg, y la termi-
na en 0,05 Bs./kg, sus índices revelan un descenso, aunque positivo respec-
to de 1915. Su mejor precio lo alcanza en 1920 con 19 centésimas y su
promedio de toda la cronología fue de 8 centésimas de bolívar el kilogramo.
Papelón: pese a que inicia serie en 0,29 Bs./kg, y la termina en 0,39 Bs./
kg, sus promedios quinquenales de índices indican caída de 86 por ciento
hasta 8,13 por ciento. Su más alto precio lo registra en 1920 con 1,29 Bs./
kg, y su promedio de serie fue de 0,41 Bs./kg.
753
Cuadros y gráficos
Cuentas Nacionales de Venezuela
756
Cuentas Nacionales, 1915-1935
80,00
60,00
40,00
20,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
757
Cuentas Nacionales de Venezuela
0,40
1929 0,64 97,71
0,30
1930 0,66 103,92
1931 0,35 8,14 0,20
1932 0,24 -27,25
0,10
1933 0,23 -30,42
1934 0,22 -30,91 0,00
1935 0,22 -32,03 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios
60,00
40,00
20,00
0,00
-20,00
-40,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
758
Cuentas Nacionales, 1915-1935
20,00
0,00
-20,00
-40,00
-60,00
-80,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
759
Cuentas Nacionales de Venezuela
0,30
1929 0,26 -29,30
0,25
1930 0,25 -31,78
0,20
1931 0,21 -41,13
1932 0,23 -36,75 0,15
1933 0,27 -26,25 0,10
1934 0,21 -42,64 0,05
1935 0,26 -28,54 0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
20,00
10,00
0,00
-10,00
-20,00
-30,00
-40,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
760
Cuentas Nacionales, 1915-1935
60,00
40,00
20,00
0,00
-20,00
-40,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
761
Cuentas Nacionales de Venezuela
-20,00
-30,00
-40,00
-50,00
-60,00
-70,00
-80,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
762
Cuentas Nacionales, 1915-1935
80,00
1929 103,79 11,08
60,00
1930 107,59 15,14
1931 102,68 9,89 40,00
1932 91,83 -1,72
20,00
1933 78,02 -16,50
1934 81,87 -12,38 0,00
1935 73,94 -20,86 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios
20,00
15,00
10,00
5,00
0,00
-5,00
-10,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
763
Cuentas Nacionales de Venezuela
200,00
150,00
100,00
50,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
764
Cuentas Nacionales, 1915-1935
-5,00
-10,00
-15,00
-20,00
-25,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
765
Cuentas Nacionales de Venezuela
766
Cuentas Nacionales, 1915-1935
767
Cuentas Nacionales de Venezuela
4,60
1929 5,03 39,43
4,40
1930 4,93 36,56
1931 4,92 36,23 4,20
1932 4,71 30,40
4,00
1933 5,14 42,50
1934 5,04 39,68 3,80
1935 5,00 38,53 1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios
30,00
25,00
20,00
15,00
10,00
5,00
0,00
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
768
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Serie de sueldos
769
Cuentas Nacionales de Venezuela
770
Cuentas Nacionales, 1915-1935
771
Cuentas Nacionales de Venezuela
772
Cuentas Nacionales, 1915-1935
del Poder Legislativo cuyo sueldo anual fluctuó entre 901 hasta 1.591 en-
tre ambos extremos de la serie.
Respecto a la evaluación comparativa entre sueldos promedios y el Índi-
ce General de Precios, la serie continúa favoreciendo al crecimiento de los
sueldos por encima de la inflación. Los dos primeros quinquenios, la dispa-
rada inflación agarró de sorpresa a los sueldos, y éstos se rezagaron. Pero la
última década premió a la remuneración al trabajo ya que los sueldos llega-
ron a superar en 50 y 20 puntos a la velocidad de los precios. Una situación
muy distinta a la de la Venezuela moderna en el que los sueldos permane-
cen por lo general muy rezagados con respecto a la inflación.
773
Cuadros y gráficos
Cuentas Nacionales de Venezuela
776
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº II.3.1
SUELDOS ANUALES PROMEDIO DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
1915-1935
EVOLUCIÓN DE SUELDOS PROMEDIO
Fuentes: Elaboración propia sobre la base de las leyes de presupuesto de gastos de los años respectivos.
GRÁFICO Nº II.3.1
SUELDOS PROMEDIO ANUALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
20.000
15.000
10.000
5.000
0
Presidencia Ministerio Correos Diversos Hacienda Sanidad Alta Corte Guerra y Hospital Poder Asignaciones
Público Ministerios Marina Militar Legislativo eclesiásticas
777
Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº II.3.2
COMPARACIÓN DE VARIACIACIÓN PORCENTUAL
ENTRE SUELDOS PROMEDIO Y EL ÍNDICE GENERAL DE PRECIOS
PROMEDIOS QUINQUENALES
Quinquenio Sueldos promedios IP promedio
1915-1920 39,5 48,6
1921-1925 44,6 75,7
1926-1930 131,6 81,1
1931-1935 153,6 137,1
Fuente: Elaboración propia, ver fuentes de cuadros de precios y sueldos.
GRÁFICO Nº II.3.2
EVOLUCIÓN ENTRE SUELDOS Y EL ÍNDICE GENERAL DE PRECIOS
180,0
160,0
140,0
Variaciones % 0 = 1915
120,0
100,0
80,0
60,0
40,0
20,0
0,0
1915-1920 1921-1925 1926-1930 1931-1935
Quinquenios
Sueldos promedios IPG
778
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº II.3.3
SUELDOS ANUALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA
BS./ MES
Fuentes: Elaboración propia sobre la base de las leyes de presupuesto de gastos de los años respectivos.
779
Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº II.3.4
SUELDOS ANUALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
MINISTERIO PÚBLICO
Fuentes: Elaboración propia sobre la base de las leyes de presupuesto de gastos de los años respectivos.
780
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº II.3.5
SUELDOS ANUALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
CORREOS NACIONALES
Fuentes: Elaboración propia sobre la base de las leyes de presupuesto de gastos de los años respectivos.
781
Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº II.3.6
SUELDOS ANUALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
DIVERSOS MINISTERIOS
Fuentes: Elaboración propia sobre la base de las leyes de presupuesto de gastos de los años respectivos.
782
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº II.3.7
SUELDOS ANUALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
MINISTERIO DE HACIENDA
Fuentes: Elaboración propia sobre la base de las leyes de presupuesto de gastos de los años respectivos.
783
Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº II.3.8
SUELDOS ANUALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
SANIDAD NACIONAL
Fuentes: Elaboración propia sobre la base de las leyes de presupuesto de gastos de los años respectivos.
784
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº II.3.9
SUELDOS ANUALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
ALTA CORTE FEDERAL/ ASIGNACIONES ECLESIÁSTICAS
Fuentes: Elaboración propia sobre la base de las leyes de presupuesto de gastos de los años respectivos.
785
Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº II.3.10
SUELDOS ANUALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
MINISTERIO DE GUERRA Y MARINA
786
Cuentas Nacionales, 1915-1935
(viene)
Cabo primero 958 1.000 1.000 3.600 3.600
Sargento primero 958 958 958 3.449 3.449
Enfermero 952 994 994 3.579 3.579
Aceitero 900 900 900 3.240 3.240
Cabo segundo 889 1.220 1.220 4.392 4.392
Fogonero 810 810 810 2.916 2.916
Celador 788 788 788 2.835 2.835
Alférez 730 1.368 1.368 3.146 3.146
Cocinero 720 960 960 2.208 2.208
Carpintero 720 952 952 3.427 3.427
Sargento portero 669 669 669 2.410 2.410
Sirviente 480 480 480 1.728 1.728
Despensero 480 659 659 2.371 2.371
Sargento mayor 470 522 522 1.878 1.878
Corneta de orden 450 450 450 1.620 1.620
Grumete 380 521 521 1.876 1.876
PROMEDIO 2.687 4.279 4.279 9.753 9.753
VARIACIÓN % 0 59 59 263 263
Fuentes: Elaboración propia sobre la base de las leyes de presupuesto de gastos de los años respectivos.
787
Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº II.3.11
SUELDOS ANUALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
HOSPITAL MILITAR
Fuentes: Elaboración propia sobre la base de las leyes de presupuesto de gastos de los años respectivos.
788
Cuentas Nacionales, 1915-1935
CUADRO Nº II.3.12
SUELDOS ANUALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
PODER LEGISLATIVO
Fuentes: Elaboración propia sobre la base de las leyes de presupuesto de gastos de los años respectivos.
789
Cuentas Nacionales de Venezuela
CUADRO Nº II.3.13
SUELDOS ANUALES DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
ASIGNACIONES ECLESIÁSTICAS
Fuentes: Elaboración propia sobre la base de las leyes de presupuesto de gastos de los años respectivos.
790
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Fuentes
791
Cuentas Nacionales de Venezuela
792
Cuentas Nacionales, 1915-1935
Oficiales
Hemerográficas
Bibliográficas
793
Cuentas Nacionales de Venezuela
794
Cuentas Nacionales, 1915-1935
795