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La secuencia predinástica en el Norte de Egipto

Muy escaso es el conocimiento de los yacimientos predinásticos en el norte de Egipto. Un pequeño


número de yacimientos hallados en el vértice superior del delta y en torno a sus márgenes indica que el
modelo cultural de esa región en el período Predinástico era diferente del que existía en el alto Egipto. Los
principales asentamientos eran escasos y se hallaban situados a cierta distancia de unos a otros. Todos
estos asentamientos se caracterizan por una cerámica negra o roja sin decorar o con una decoración
incisa. En los inicios, la cerámica adopta forma de cuencos abiertos, tazas y platos. Posteriormente son
más comunes las vasijas cerradas de formas variadas.

Los componentes más antiguos conocidos de la secuencia predinástica del Norte de Egipto parecen ser
los yacimientos habitados de la cultura del Fayum A, se hallaban situados en las orillas norte y nordeste de
un antiguo lago en la depresión del Fayum. Los campamentos consistían en cabañas de esteras o de
cañas levantadas al abrigo de las elevaciones cerca de las tierras fértiles de las orillas del lago.
Posiblemente para evitar, la humedad del suelo. Se ha descrito el hallazgo de huesos de oveja, cabra y
bueyes domesticados. En los graneros se hallaron restos de trigo almidonero y de cebada de seis
carreras.

Fayum A: Los habitantes del eran agricultores y tal vez poseían animales domésticos, desprendían
además de la caza y la pesca. Cazaban grandes mamíferos, elefantes, cocodrilos e hipopótamos y
obtenían pescado y mejillones del lago. Se han hallado pequeños arpones y puntas biseladas de hueso
pero no anzuelos. Los arpones son más parecidos a los de Palestina. Las conchas, que se utilizaban como
adorno, se obtenían en el mediterráneo y en el Mar Rojo.

Muchos utensilios de Piedra consisten en las gruesas y de gran tamaño con muescas y denticulados. Las
hoces de sílex tenían mangos de madera y las puntas de flecha de aletas y las piezas en forma de hoja
eran bifaciales, mientras que los punzones tenían bordes cortantes pulidos.

La ausencia de casas parece indicar que no existía un sedentarismo muy acusado. Se ha especulado con
la posibilidad de que esos asentamientos fueran estacionales. Los graneros comunales aparecen en
muchos sentamientos predinásticos de Egipto, esto indica que los grupos locales desempeñaban un
importante papel corporativo en la distribución de los recursos. Aunque en la mayor parte de los casos las
aldeas estaban formadas simplemente por familias amplias, esas actividades corporativas debieron
fortalecer la posición de los jefes locales.

Yacimiento de Merimda: en el borde occidental del delta, constituye el primer ejemplo de una aldea
completamente sedentaria en el Valle del Nilo. Los utensilios de cerámica y de piedra son semejantes a
los del Fayum A, aunque las formas y la decoración de la cerámica son más variadas y elaboradas. En los
las primeras fases, los habitantes de Merimda vivían, en para vientos muy dispersos o cabañas fabricadas
con palos de madera. En los niveles superiores del asentamiento la ocupación es más densa y han
aparecido restos de cabañas de adobe parcialmente excavadas en el suelo, cuyos muros se elevaban
metros por encima del suelo estaban cubiertas por un techo inclinado. Los graneros, que consistían en
cestos o vasijas de arcilla enterrados hasta el cuello, se hallaban dispersos por toda la aldea. En Merimda
existía la costumbre de enterrar a los muertos dentro de la aldea. Las tumbas halladas en los límites de
Merimda apenas contenían utensilios funerarios.

Contemporáneo aprox con la fase final de ocupación de Merimda es el Yacimiento de El-Omari. Se hallan
situados en torno a la desembocadura del Uadi Hof, entre El Cairo y Heluan. Probablemente en el período
predinástico ese uadi permitía la práctica de la agricultura. La cerámica es predominantemente roja o
negra y carece de decoración. Existían cuerpo enterrados, los cuerpos yacían sobre el costado izquierdo,
mirando al sur, al igual que en el Alto Egipto.

Maadi: situado a 10 km al noroeste de El Omari. En ese lugar florecieron un sentamiento de 2 m de


potencia y cuya extensión era de 18 ha, desde el final del predinástico hasta época protodinástica. Las
casas se hallaban concentradas en la zona central del yacimiento. Consisten en cabañas ovaladas o para
vientos en forma de herradura. Se encontraron piedras de moler y vasijas o pozos de almacenamiento que
continuaron siendo construidos durante todo el tiempo que duró la vida del asentamiento. En perdería del
asentamiento existían zonas especiales de almacenamiento. En el yacimiento se enterraban únicamente
los cuerpos de los niños que no llegaban a nacer y en las proximidades de la aldea se descubrieron tres
cementerios. Existían tumbas especiales para los perros y gacelas.

La caza y la recolección parecen haber tenido menos importancia. Se practicaba la agricultura y la


ganadería. Existía una especialización artesanal. Indicios de que se trabajaba el cobre. Maadi era una
importante factoría que controlaba el comercio entre el valle del Nilo, la península del Sinaí y Palestina. El
hallazgo de cerámica y utensilios de piedra guerzeenses en Maadi sirvió para afirmar la creciente
influencia cultural desde el sur. Es posible que la influencia del Alto Egipto en el Norte fuera resultado del
comercio a larga distancia en el que, al menos a comienzos del período guerzeense, los habitantes de
Maadi y de otros yacimientos del nordeste de Egipto desempeñaban un papel fundamental.

En el Norte de Egipto, los sentamientos de esa región se distinguen de los del alto Egipto por su cerámica
monocroma, en su mayor parte sin decoración y por la escasez de joyas escultura y decoración. La
población dependía cada vez menos de la caza, para prestar atención a la agricultura y la ganadería. Es
posible, que en el delta la transición fuera más lenta que en el Alto Egipto debido a los ricos recursos
naturales. Penetraban en el Valle del Nilo mercancías e ideas procedentes del sudoeste de Asia. La
tradición política y cultural esencial que desembocó en el modelo cultural del Egipto del Período
Protodinástico, hay que encontrarla en el sur no en el norte.

La secuencia Predinástica del Alto Egipto

Se encontraron asentamientos badarienses en los yacimientos estratificados de El-Hammamiya, El-


Mamar, El-Mostaguedda y al pie de los acantilados de El-Badari.

Los restos de la cultura Badariense parecen reflejar un sistema de vida semi sedentario. Vivían en tiendas
fabricadas con pieles o en cabañas que hacían con esteras colgadas de unos postes. Los cementerios se
hallaban situados en el desierto detrás del asentamiento. La típica tumba Badariense era un pozo oval o
rectangular cubierto de palos o esteras. Las tumbas contenían uno o más cuerpos contraídos sobre el lado
izquierdo mirando al sur. El cuerpo se cubría con esteras o pieles y se colocan alimentos y otras ofrendas
en las tumbas. Las ofrendas incluían paletas de piedra de forma rectangular, cucharas de marfil y
pequeños vasos de marfil o piedra. Todos estos instrumentos estaban relacionados con la molienda y la
utilización de pintura verde para la cara. Se colocaban también bellos peines de marfil y figuritas humanas
de marfil o arcilla.

Se cultivaba el trigo y la cebada se hallaron restos de pan. Se recolectaban semillas castóreas, de las que
se obtenía aceite. Las prendas de vestir se tejían con lino, también se utilizaban vestidos con el pelo hacia
adentro y de cuero. Algunos animales aparecieron envueltos en esteras o telas y enterrados por
separadas como seres humanos. Las puntas de flechas de sílex, los palos arrojadizos y los anzuelos
perforados de marfil y de concha atestiguan que la recolección de alimentos seguía siendo importante. No
parece que existiera una dependencia de la caza de animales salvajes como en otros yacimientos.

La cerámica Badariense es muy sofisticada, las formas tienden a ser simples, predominando los cuencos
semicirculares. Los vasos ordinarios son de colores marrones, lisos u ondulados. La vajilla más finase
pulía y era de color rojo o negro, pero el tipo más característico era rojo con el interior y el borde negro.

Aparte de las conchas procedentes del mar Rojo, la turquesa que se cree que procedía de la península del
Sinaí, constituye otra supuesta prueba de la existencia de un comercio de larga distancia. El pino, el cedro
y otros tipos de madera procedentes al parecer de Siria.

El conocimiento de la metalurgia se transmitió a Egipto desde Palestina, la ausencia total de cobre en los
yacimientos del Norte de Egipto con anterioridad a la época predinástica hace pensar que el uso del cobre
se desarrolló de forma independiente en el Alto Egipto.
Los yacimientos amratienses parecen ser mayores y más prósperos que los badarienses y se sitúan desde
Deir Tasa hasta la frontera Nubia en el sur. Las cabañas tenían uno o dos metros de diámetro y una de
ellas se utilizaban para almacenar estiércol, otra contenía un hogar y estaba destinada a servir de
vivienda. La economía de subsistencia de la Cultura Amaratiense era muy similar a la del período
Badariense. El arte de ese período demuestra que seguían existencia elefantes y jirafas.

Los cementerios no parecen haber cambiado mucho. La aparición de cuerpos sin cabeza y de numerosos
cráneos sugiere la posibilidad de que en esa época se practicaba la caza de cabezas, que podría anunciar
la venganza de sangre asociada con la sociedad tribal. Sin embargo, es posible que estos hallazgos estén
relacionados con una costumbre más extendida de desmembrar los cadáveres.

Perfeccionamiento en la manufactura de los utensilios de piedras, en su mayoría bifaciales. Los más


notables son los utensilios de cola de pez y los cuchillos romboidales.

La habilidad de los egipcios para dar forma a las piedras más duras durante el período Amaratiense se
observa también en las cabezas de maza en forma de disco. Los Amaratienses fabricaron también paletas
romboidales de pizarra y continuaron la tradición Badariense de la talla y el modelado. Los peines de marfil
tienen largos dientes y sus mangos están decorados con figuras de hombres y de animales. Los colmillos
de marfil de hipopótamo, adornados a veces con cabezas humanas provistas de barba pueden haber
tenido un significado ritual.

La cerámica con la parte alta de color negro declina en calidad y la cerámica alisada desparece a
comienzo del Período Amratienses, mientras que sigue siendo abundante la cerámica de color rojo. En
ocasiones, esta cerámica se pintaba con líneas blancas cruzadas y con escenas en las que aparecían
seres humanos y animales en un estilo libre y vivido. Con frecuencia, los hombres llevan plumas en el
pelo, como los nubios y libios en época histórica. En ambos períodos, las aldeas del Alto Egipto poseían
una economía autosuficiente, cuyo recurso básico era el Valle del Nilo y el desierto oriental adyacente.

El período Guerzeense parece haber conocido un rápido cambio, señalando por numerosos contactos con
el sudoeste de Asia y por evolución de instituciones sociales y económicas complejas. Por primera vez,
aparecen pruebas definidas de la influencia del sudoeste de Asia en el Alto Egipto. A comienzos del
Guerzeense, esa influencia se limitaba a la imitación en la fabricación de la cerámica. Incorporan vasos
con asa estrecha u ondulada que parecen derivar del Bronce I de Palestina. Los vasos con pitorri
proceden de la zona de Amuq, cuando esa región era una avanzada occidental de influencia del
Protoliterario y también de los comienzos de la cultura de la Edad del Bronce I DE Palestina. La
localización de estos materiales prefigura, la ruta por la que pasaron esas formas desde Mesopotamia
hasta el Alto Egipto. Maadi funcionaba ya como una factoría entre Palestina y el Alto Egipto y pudo
desempeña un papel de cierta importancia en su transmisión.

Durante el Guerzeense se desarrolló la especialización artesanal y se ampliaron los mercados.


Comenzaron a fabricarse vasos de un color claro utilizando como materia prima una mezcla de arcilla y de
carbono de calcio. Las vasijas de asa estrecha y otros tipos de recipiente decorados con pintura roja en
diferentes diseños y posteriormente con representaciones de barcas sagradas, árboles e hileras de
pájaros y animales. Las formas estandarizadas de estos mismos vasos que aparecen por todo Egipto son
prueba de la producción en masa de esta cerámica en uno o varios centros.

Durante el Guerzeense los utensilios de cobre se generalizan. Dagas, cuchillos, azuelas, hachas, puntas
de lanza, arpones, anzuelos, agujas, anillos, pequeños, instrumentos y ornamentos de cobre fabricados
fundiendo el cobre. El mineral utilizado procedía del desierto oriental y de la península del Sinaí (cultura
Nawamis tiene algunos elementos en común con el Egipto predinástico). Se trabajaba el oro y algunos
productos de lujo se adornaban con láminas de oro.

Hubo también un notable desarrollo en otros aspectos. La decoración se concebía más bellamente y la
ejecución de los diseños era de gran calidad. Comenzaron a abundar las hojas de sílex. A finales del
período Guerzeense se producían mediante delicados retoques paralelos, delgados cuchillos en forma de
cimitarra. Las paletas de pizarra adoptan formas de peces, aves y animales y se producían vasos
zoomorfos utilizando como material piedras de gran dureza. Aumentó el número y la calidad de las
cuentas y amuletos que se producían en piedras exóticas, entre ellas el lapislázuli, así como en oro y
plata. Estos objetos dan fe no sólo de los adelantos artísticos y tecnológicos, sino también de la aparición
de una clientela interesada en poseer esos productos de lujo.

Gran parte de la cerámica de lujo, así como muchos otros productos suntuarios, pueden haber sido
fabricados con propósitos funerarios. A menudo se apunta que la existencia de un culto muy desarrollado
en el que tenían gran importancia las ofrendas funerarias, tal vez estimuló la producción. Por tanto, parece
lógico atribuir un papel importante a las costumbres funerarias del Alto Egipto en la intensificación de la
división del trabajo y en el desarrollo de la complejidad social, desde la época predinástica hasta el período
histórico.

Los asentamientos guerzeenses se extienden desde los límites del delta hasta la frontera Nubia por el sur,
los centros principales de actividad cultural estaban situados al sur de Ábido. A juzgar por sus
cementerios, Nagada, el Nubet de la época histórica, parece haber sido un importantísimo centro e
población. Existe también un asentamiento Guerzeense importante con aldeas satélites en Hieracómpolis.
Si bien, la mayor parte de los egipcios vivían en pequeñas comunidades y se contentaban con cabañas de
cañas, existían hornos comunales para secar el grano, en cuya construcción se utilizaban ladrillos.

La variación en el tamaño y el diseño de las tumbas guerzeenses así como en el tipo de productos con
que se equipaban es indicio de una creciente estratificación social. Algunas tumbas estaban revestidas
con planchas de madera y poseían nichos especiales para colocar las ofrendas o los cuerpos de los
muertos.

A finales del Período Guerzeense hay evidencias de un corto período de contactos directos o indirectos
con la cultura del Protodinástico B final y del Protoliterario C inicial de la Mesopotamia. Hay una serie de
vasos y algunos sellos cilíndricos de tipo mesopotámico. Además se adoptó en este Período una selección
de motivos artísticos mesopotámicos especialmente para la decoración de las paletas de piedra, mangos
de cuchillos de marfil y otros productos suntuarios. Estos motivos incluyen serpientes entrelazadas,
panteras con cuello de serpiente, un grifo alado, un carnívoro atacando a una presa impávida, un hombre
que domina a dos animales tocados y largas túnicas. Aunque estos motivos desaparecen tras los primeros
años de la Dinastía I, su influencia sobre la producción artística de elite del período de transición parece
haber sido muy importante y sugiere un intenso contacto con Mesopotamia. La arquitectura de entrantes y
saliente y ladrillos utilizada en las tumbas y en otros edificio y que aparece súbitamente a comienzos de la
Dinastía I procedió también del sudoeste de Asia.

En esta época se desarrolla la escritura egipcia a partir de unos principios muy rudimentarios.
Incorporación de palabras de origen semítico y sumerio, así como formas gramaticales semíticas, abundan
en el argumento de la influencia del Próximo Oriente.

Lo que no es seguro es la ruta a través de la cual llegaron estas influencias hasta el Alto Egipto. Helck
afirma que las influencias mesopotámicas llegaron al Alto Egipto a través del Levante y del delta. Sellos de
vasijas del tipo mesopotámico se han encontrado en el calcolítico final de Palestina. Dado que en este
período existía también intercambio comercial entre Palestina y Egipto, es posible que los palestinos
actuaran como intermediarios en la difusión de ideas de Mesopotamia hacia Egipto. Otros autores se
muestran partidarios de la existencia de una ruta marítima directa en torno a la península arábiga hasta un
punto en el mar Rojo. Esto explicaría por qué las influencias mesopotámicas se limitan al Alto Egipto y no
son muy fuertes al sur o al oeste del Amuq y del Valle de Orontes en el Norte. Explicaría también por qué
esas influencias alcanzaron Egipto durante un corto período de tiempo y por qué muchos de los elementos
de diseño aparecen ser originarios de Susa más que de Mesopotamia. Kantor y otros autores aunque
reconocen que la cerámica importada de Maadi demuestra la existencia de contactos comerciales con
Palestina en ese período, afirma que el contacto independiente con Mesopotamia es necesario para
explicar el tipo de influencia que esta primera fase de la civilización mesopotámica ejercía sobre el valle
del Nilo.
Es difícil establecer el tipo de relaciones que existían entre Egipto y sudoeste de Asia a finales del Período
Guerzeense. El Período Protoliterario es considerado como una fase vigorosa y expansiva de la historia
mesopotámica.

El principal producto del Sur de Egipto que podría haber interesado a los comerciantes extranjeros era el
oro. La región productora de oro de Egipto era la que existe entre el Valle del Nilo y el Mar Rojo, en la
parte del desierto oriental que se extiende desde la carretera Qena-El Quseir hacia el sur, hasta la frontera
de Sudán.

El conocimiento de la riqueza Mineral del desierto occidental a comienzos del Período Guerzeense pudo
inducir a los comerciantes del sudoeste de Asia a establecer relaciones comerciales con el alto Egipto para
obtener oro y otros minerales valiosos. El contacto directo pudo establecerse a través del mar Rojo,
aunque es posible que los comerciantes penetraran en Egipto a través del delta, pero tendían a pasar de
largo por allí porque no proporcionaba los productos que buscaban. El esfuerzo por controlar este
comercio y explorar las riquezas del desierto oriental de forma más efectiva pudo ser un factor importante
en el establecimiento de un control centralizados mayor y pudo significar la aparición de pequeños estados
en puntos estratégicos del Sur de Egipto. A finales del Período Guerzeense, el poder y la riqueza de los
gobernantes del Alto Egipto atrajeron a su corte individuos asiáticos, para la administración y para
satisfacer un creciente apetito de productos de lujo. Algunos de estos asiáticos debían ser afamados
artesanos que continuaron utilizando motivos originarios del Asia occidental al tiempo que explotaban su
habilidad para producir obras de arte que se adaptaran al gusto de sus nuevos patronos. Por otra parte,
los comerciantes o aventureros pudieron introducir formas arquitectónicas y la escritura. El influjo de
estos especialistas extranjeros parece haber sido efímero y los cánones egipcios del ARTE DE la corte
que surgieron a comienzos de la Dinastía I, rechazaban la mayor parte desde influencias exteriores.

La Nubia prehistórica

Aunque las precipitaciones eran más abundantes al final de la época prehistórica, Nubia solo
pudo sostener a una población escasa en comparación con Egipto.

Los yacimientos de la Baja Nubia que parecen haber producido cerámica corresponden a la
industria shamarkiense. Estos yacimientos se hallan a lo largo del Nilo y han sido datados
aproximadamente entre el 4000 y 4500 antes de Cristo. Algunos autores han afirmado que puede
tratarse de yacimientos neolíticos, sin embargo no se han obtenido pruebas directas de que
existiera una economía agrícola y ganadera en esos yacimientos. En los yacimientos post-
shamarkienses aparecieron cantidades, importantes de sílex importado de Egipto, que han
datado aprox 3300 y 3000 a. C. POR EL RADIOCARBONO.

La cultura más antigua que sabemos que pertenece a la fase de economía de producción es la
del Neolítico de Jartum, esta cultura parece haber quedado circunscripta al Valle del Nilo y las
estepas adyacentes. Se observa a través del hallazgo de punzones de piedras, que se produjo
una intensificación en el trabajo de madera y se utilizaba más profusamente los recursos del rio.
Se cazaba gran variedad de animales. Yacimiento contemporáneo a la cultura Guerzeense.
Ovejas, cabras y la cerámica de bordes negros se difundió hacia el sur de Egipto, siendo
adoptada por la población local. También existen huellas de cereales domesticados y varios tipos
de mijo.

Se produjo una difusión de la cerámica del neolítico de Jartum entre grupos de individuos que
vivía en el Norte.

Otra cultura productora de alimento era la de Abkan, a ambos lados de Nilo, en las proximidades
de la 2 ° Catarata. La población era mucho más numerosa que en el período anterior. La caza tu
poca importancia.
El desarrollo cultural más importante de la Baja Nubia, durante la última parte del cuarto milenio,
fue la aparición de la cultura del Grupo A, Que perduró hasta el período Protodinástico. Las
culturas de Abkan y la variante de Jartum parecen haber desempeñado un papel importante en el
desarrollo de la cultura del grupo A, en cuyos yacimientos apareció cerámica derivada de ambas
culturas. Es muy notable en la baja Nubia rasgos culturales de la secuencia predinástica del alto
Egipto. Manifestación cultural amartiense final y comienzos del Guerzeense es la cerámica.
Durante el Guerzeense la cerámica del alto Egipto se difundió gradualmente hacia el sur, a los
largo del Nilo. Esta cerámica tiene rasgos peculiares, un ejemplo, es la llamada variante de boca
negra de la cerámica de borde negro de Petrie. Otras formas de cerámica, como vasijas se
importaban de Egipto, éstas contenían queso, miel, aceite y otros productos. También se
importaba de Egipto: Los utensilios de cobre, paletas de pizarra, vestidos de lino y otros
productos de lujo.

El Modelo de subsistencia de la Baja Nubia en este período se basaba en la agricultura mixta


como ocurría en el Alto Egipto. Sabemos que se cultivaba: trigo, cebada, plantas leguminosas
(semillas de algodón, se utilizaban para alimento de animales domésticos). Al parecer las casas
eran pequeños campamentos habitados por no más de media docena de familias, cada grupo
debía ocupar su propia parcela de tierra cultivable. Puede ser que sus campamentos se hayan
situado a orillas del río durante la mayor parte del año, pero se trasladaron al borde de la llanura
aluvial durante el período de inundación. Ignoramos su identidad étnica y no sabemos si hablaban
el egipcio, camito o sudanés Oriental. Las diferencias culturales entre la baja Nubia y el Egipto
pueden explicarse por el potencial agrícola.

EL EGIPTO PROTODINASTICO

El desarrollo del estado egipcio

Los datos arqueológicos que disponemos en la actualidad arrojaron poca luz sobre la historia
política de Egipto en época prehistórica. En la Piedra de Palermo (registro anual de los reyes de
Egipto) se menciona una serie de gobernantes predinásticos que llevan la corona roja del Bajo
Egipto, a los que siguen otros que tocan con la doble corona (los dos poderosos) de un país
unificado. A partir de la dinastía I, la Piedra de Palermo ofrece una crónica anual del reinado.
Kaiser ha puesto de relieve que estos primeros reyes y los gobernantes prehistóricos, a los que
alude el Papiro de Turín y en la historia de Manetón son variantes de una sola tradición. En la
actualidad los egiptólogos ven en estos reyes predinásticos a semidioses que gobernaban Egipto
entre la época de los dioses y de los primeros seres humanos. Posiblemente no tuvieron
existencia histórica. Esto induce a la mayoría de los egiptólogos a considerar que la primera
unificación política de Egipto tuvo lugar a comienzos de la dinastía I. En consecuencia, las
escenas que aparecen en algunas paletas guerzeenses así como en las cabezas de maza
votativas y en paletas de los Reyes Escorpión y Narmer, han sido interpretadas como un registro
de la conquista de la zona norte del país por reyes procedentes del Alto Egipto. La mayor
discrepancia sobre este período se centraba en la discusión acerca del si fue Narmer o su
predecesor Escorpión, el primer monarca que gobernó Egipto.

Se afirmó repetidamente que los estados egipcios eran pequeñas unidades equivalentes a nomos
o distritos que constituían las divisiones administrativas del país en la época histórica. De la unión
de estos pequeños estados habrían surgido dos reinos independientes, el delta y el Alto Egipto.
Después de que se constituyeran estos estados la unificación de Egipto se habría producido
como consecuencia de la conquista del Bajo Egipto por el Alto Egipto. Frankfort se ha opuesto a
esta interpretación afirmando la idea de un reino del Norte surgió como contrapartida simbólica al
reino del Sur a raíz de la conquista paulatina de una serie de pequeños estados por parte de los
reyes del Alto Egipto. Según Frankfort, la idea de la existencia de dos reinos refleja la visión
egipcia del todo formado por opuestos que se hallan en una oposición equilibrada. Para Frankfort
más que realidades históricas esos reinos fueron creación del dogma político teológico.

Se asumió, también, que el florecimiento cultural que se desarrolló a comienzos de la dinastía I


fue consecuencia de la unificación política de Egipto. Kaiser se opone a esa conclusión, él
interpreta la tradición de la existencia de reyes de un Egipto unificado con anterioridad a la
Dinastía I, como demostración de la conquista del Delta por el alto Egipto tu lugar mucho antes de
que comenzara la dinastía I. Para Kaiser la unificación de Egipto en fecha tan temprana explicaría
la difusión de diversos aspectos de la cultura< del Alto Egipto a través del Delta a finales de
período Guerzeense. Kaiser estima que la unificación de Egipto pudo efectuarse en 100 y 150
años antes de que subiera al trono el rey Narmer.

Nagada era un centro importante en época prehistórica y durante mucho tiempo se dijo que la
leyenda de Horus y Set podría referirse s una crisis política en el Alto Egipto, los gobernantes de
ese asentamiento fueron vencidos por los seguidores de Horus. El Rey Escorpión pudo haber
sido el último rey de la Monarquía hieracompolitana. Escorpión pudo haber precedido en un corto
espacio de tiempo Ka y a Narmer, los primeros reyes de la dinastía I. Según esta interpretación,
los faraones de la Dinastía I serían herederos de tradiciones políticas desarrolladas en la centuria
anterior. Kaiser, considera que la unidad política de Egipto a finales del período predinástico
constituyó base de la unidad cultural que se desarrolló en el período en el que transcurrieron las
primeras dinastías. Pero, hay que señalar que la unidad política NO hace surgir la UNIDAD
CULTURAL.

Egipto pudo haber estado unido, desde el punto de vista político, a final del período Predinástico,
aunque esta unidad no se expresara en el arte monumental, ni en ninguna forma de creación
literaria. LA EXISTENCIA DE ESTE TIPO DE “reinos primitivos”, son difíciles de rastrear en la
investigación arqueológica y las pruebas de la existencia de un gobierno unificado para todo
Egipto anterior a la Dinastía uno son insuficientes.

Los estudios recientes sobre el desarrollo político de Egipto en el Período Predinástico plantean
nuevas alternativas.

Se ha dicho que en los comienzos del Período Predinástico cada aldea era autónoma y tenía un
jefe cuyo poder descansaba en su reputación como “rey productor de lluvias” y que podía
controlar la inundación del Nilo. No conocemos en detalles instituciones sociales o políticas
específicas del Egipto Predinástico.

Al comienzo del predinástico la estructura social de Egipto era simple y poco estratificada. No
deja de ser probable que la aparición de las instituciones monárquicas precediera el desarrollo de
la iconografía por la que posteriormente se reconocían estas instituciones. La existencia de una
especialización artesanal, de un comercio a larga distancia dentro de las fronteras de Egipto Y De
contactos con el sudeste de Asia sólo son evidentes en las primeras fases del Guerzeense. La
necesidad de administrar e integrar esta nueva economía contribuyó a la ruptura tribales
relativamente igualitarias que habrían regulado hasta entonces la vida en el Valle del Nilo e
impulso el desarrollo de una sociedad más jerarquizada, así como la aparición de ciudades que
actuarán como núcleos de organización económica y centros de control político. Las divinidades y
cultos asociados con estos centros de poder debieron contribuir notablemente a apuntalar su
creciente importancia y a facilitar las relaciones con las comunidades subordinadas. Podemos
designar estas ciudades como centros de culto. En un período posterior, estos cultos
constituyeron una de las principales fuentes de identidad de tales comunidades y constituyeron un
mecanismo importante mediante el cual se expresaban intereses locales con respecto al
gobierno central.

Aunque en el Norte florecieron algunas comunidades, como Maadi, en su calidad de factorías que
comerciaban con Palestina y el Alto Egipto, la zona donde el nuevo proceso se desarrolló con
más intensidad fue el Sur de Egipto. En esa región, la obtención de minerales del desierto oriental
y la organización de la extracción de oro parece haber constituido un estímulo particularmente
poderoso para el desarrollo de estados locales o de ciudades- estado. Los gobernadores de
Nagada y Hieracómpolis debían ser enterrados en las llamadas tumbas reales de los cementerios
predinásticos asociados con esas ciudades.

Con el incremento del intercambio con el sudoeste de ASIA, todos esos gobernantes locales
intentaron por todos los medios controlarlo y monopolizar los beneficios de él derivados. El
resultado fue un enfrentamiento y competitividad cada vez mayores, en la medida en que los
gobernantes más importantes del Alto Egipto trataban de obtener la hegemonía sobre toda la
región. El deseo de proteger las rutas comerciales y de eliminar los intermediarios en el Bajo
Egipto debió impulsar también a esos gobernantes a extender su poder hacia el norte.

Ignoramos si otros gobernantes, al margen de los de Ábido, extendieron su poder hacia el norte,
aunque no es imposible que se produjeran cambios drásticos en el equilibrio de poder en el Alto
Egipto a Final del Período Guerzeense. Las primeras dinastías demostraron respeto por los
dioses Set y Horus, estos reyes deseaban honrar a los dioses de importantes centros rivales,
atrayendo así a esos centros constituir una coalición que facilitaría la extensión del poder real
hacia el norte. Las alianzas entre gobernantes de las diferentes ciudades estados del Alto Egipto
pudieron haber cumplido un papel importante como la conquista militar en la creación de una
base de poder en el Sur de Egipto, que permitiera la conquista de todo el país.

Escorpión puede haberse presentado como el rey de un Egipto unificado. Escorpión le siguió a Ka
y posteriormente, Narmer y Aha, siendo los tres enterrados en el cementerio real de Ábido. Los
dos últimos afirmaron ser los reyes de un estados egipcio unificado, aunque no hay acuerdo al
respecto a si algunos de ellos ha de ser identificado con Menes, el fundador tradicional de la
Dinastía I.

Estos reyes, crearon una administración real capaz de mantener unido el Valle del Nilo al norte de
Asuán, y convirtieron a esta administración en el mecenas bajo cuyo impulso se desarrolló la
cultura egipcia en las centurias sgtes. Con la aparición de un fuerte gobierno centralizado, todas
las nacientes instituciones económicas y políticas del país quedaron sometidas a la autoridad y
control real. El gobierno central, ya fuera directamente o a través de sus funcionarios, se convirtió
en patrono de soldados, servidores, burócratas y artesanos, cuyos bienes y servicios beneficiaron
a las clases altas y a los dioses oficiales.

Los artesanos y funcionarios de este período que trabajaban para el gobierno central crearon las
sofisticadas tradiciones artísticas y culturales que constituirían el modelo básico de la civilización
faraónica. Este modelo cultural se convirtió en un factor trascendental para la estabilidad del
nuevo orden político. Dinamismo interno de la sociedad egipcia de la época (desaparición de las
huellas mesopotámicas).

La creación de un gobierno centralizado en Egipto disipó la inseguridad que impulsó en


Mesopotamia la aparición rápida d centros urbanos fortificados.
Después de la unificación, los egipcios no debieron encontrar cambios sustanciales en la vida
cotidiana. Se recaudarían más impuestos en especie y se incrementarían las prestaciones
personales. Cambio de esto, la paz y una mayor seguridad contra el hambre permitieron a la
población aumentar su prosperidad, al tiempo que el desarrollo agrícola debió impulsar el
crecimiento demográfico.

La organización política

Los reyes de las dos primeras dinastías procedían del nomo tinita del Alto Egipto. Tanto los
palacios funerales como las tumbas reales se hallaban rodeados por otras filas de tumbas
menores. Las estelas en torno a las tumbas reales indican que contenían miembros del círculo
real: mujeres, miembros del harén real, mientras que otros eran funcionarios secundarios de
palacio, enanos de la corte, perros, y artesanos (para que siguieran sirviendo al faraón después
de la muerte).

Según Heródoto, Menes, fundador de la Dinastía I, construyó diques para desviar el Nilo y
construyó la ciudad de Menfis y su templo principal, dedicado al dios Ptah. Menfis fue un
importante centro administrativo a partir de la Dinastía I y se consideraba que el palacio y el
templo de Ptah, asociados con la unificación de Egipto. Se creó un cementerio que llegó a
contener las tumbas de muchos funcionarios, llamadas mastabas.

Las tumbas del pueblo común diferían muy poco de las de la época predinástica, los cementerios
provinciales más prósperos contenían una serie de versiones más reducidas y sencillas de
mastabas de las clases superiores. Estas tumbas parecen haber pertenecido a los jefes de esas
comunidades.

De los hábitos funerarios del Período Protodinástico parece posible reducir la siguiente jerarquía
social: rey, grandes nobles o altos funcionarios, funcionarios menores, artesanos y sirvientes y
campesinado, siendo este el más numeroso.

La información acerca del gobierno deriva de los sellos, impresiones de sellos y etiquetas
inscritas de madera y marfil.

No hay duda que desde un principio, los faraones egipcios reclamaron el status de dioses. A
través de sus nombres de Horus, afirmaron ser la encarnación terrenal de esa divinidad. El papel
supremo del monarca se subraya presentándole como la única fuerza capaz de mantener unidos
al Alto y Bajo Egipto. Este hecho se destacaba presentando al faraón con diversos atributos que
simbolizaban cada reino y con su nombre nebty, que subraya su relación dual con la diosa Nejbet,
del Alto Egipto y la diosa cobra Uto, del Bajo Egipto. El cuarto nombre del Faraón, insibya, le da
su título de rey del ALTO y del Bajo Egipto y al igual que el nombre nebty es un título dual.

Poco es lo que podemos decir acerca de la estructura de la familia real o de las reglas por las que
se regía la sucesión al trono. Probablemente de padre hijo como ocurría en épocas posteriores.

Los títulos del Período Protodinástico se refieren casi siempre a la posición ocupada en la
jerarquía administrativa más que al rango hereditario. Los hijos de los faraones raramente son
identificados. Muchos altos funcionarios pudieron ser miembros de la familia real. Al parecer,
numerosos cargos pasaban de padre a hijo, aunque ignoramos este tipo de transmisiones estaba
establecido legalmente o si para cada una de ellas tenía que existir la aprobación real específica.
Los funcionarios servían a faraones sucesivos y tenían propiedades cuyo producto constituía una
parte importante de los objetos que se depositaban en sus tumbas. No sabemos si estas
propiedades eran otorgadas a los funcionarios por el rey para recompensarles por sus servicios o
algunas de ellas eran hereditarias con anterioridad a la dinastía I. El faraón era propietario de toda
la tierra. Es un error subestimar la complejidad de la estructura de la propiedad y de las
actividades económicas en la sociedad egipcia de esa época.

Existía una burocracia numerosa y bien organizada que recaudaba los impuestos en especie por
todo el país, almacenaba esos productos en los almacenes de gobierno y supervisaba su
distribución aquellos que gozaban del privilegio de la generosidad real. La altura de la crecida del
Nilo se registraba cada año y servía como base para calcular las tasas anuales de gravamen
sobre cosechas, los viajes de inspección que se realizaba cada dos años permitía establecer un
censo general de los recursos imponibles.

La necesidad de llevar una contabilidad, junto con el deseo de registrar las hazañas reales,
parece haber sido la causa fundamentalmente del desarrollo de la escritura en Egipto. La
evolución de la escritura estuvo asociada con la corte real. Los jeroglíficos dejaron de servir tan
sólo como leyendas en las representaciones pictóricas y comenzaron a aparecer listados cuya
superficie estaba en gran parte o totalmente escrita. Hacia finales de la Dinastía I se escribían
frases enteras mediante secuencias de signos.

El gobierno central utilizaba una parte de los excedentes alimentarios y productos


manufacturados para realizar un comercio exterior. Las necesidades y la riqueza de la corte
impulsaban al palacio a realizar una actividad comercial mucho más intensa que la de cualquier
individuo o institución del país. Lo más probable que fuera la corte la vía a través de la cual
penetraban en el país la mayor parte de los productos de importación, antes de ser distribuidos
gracias a la liberalidad real. Los faraones de Egipto no solo importaban vasijas de aceite de oliva
del sur de Palestina sino que importaban grandes cantidades de madera para fabricar barcos,
pavimentar las tumbas y construir sarcófagos y muebles para el hogar de Siria y el Líbano. Otros
productos exóticos que procedían de tierras más lejanas como la obsidiana y el lapislázuli. Este
comercio se desarrollaba tanto por tierra como por mar y Continuó durante la Dinastía II y durante
el imperio antiguo. El comercio egipcio parece haberse limitado a aquellas zonas del sudoeste
asiático menos desarrolladas que Egipto en el plano económico y cultural. Los faraones egipcios
enviaron también expediciones hacia el desierto oriental para explotar los recursos minerales de
esa región. El cobre se utilizaba abundantemente en el Protodinástico así como la turquesa.

La corte real parece haber tenido a su servicio a gran número de artistas y artesanos, capaces de
producir una gran variedad de productos de lujo. Estos artesanos, en su mayoría trabajan en
Menfis. Fabricaban: joyas, muebles y otros productos de lujos. Y se distribuían entre funcionarios
que servían al rey para recompensarles y reforzar su lealtad. Las donaciones a los templos
reforzaban los lazos entre el rey y la localidad o la región en la que se hallaban ubicados. La
administración real contribuía al mantenimiento de los templos principales y las visitas de los
faraones a los santuarios de las divinidades importantes así como la construcción de estatuas de
culto de los dioses.

Las relaciones exteriores

Aunque es poco lo que sabemos acerca de la organización militar en este período, la fuerza debió
ser importante para mantener la unidad del estado egipcio y regular sus relaciones con los
vecinos.

Conocemos las relaciones con Nubia. Con el desarrollo de la cultura cortesana del período
Protodinástico, la demanda de productos del África subsahariana, particularmente ébano y marfil,
parece haberse incrementado notablemente. A comienzo de la dinastía I se realizo una
expedición egipcia hacia el sur hasta Uadi Halfa y en Debel Sheij.

En los comienzos de la dinastía I continuaron floreciendo las comunidades del Grupo A. Durante
este período los nubios siguieron teniendo acceso a los productos egipcios.

Probablemente en el Período Protodinástico los Nubios sostenían menos posibilidades de actuar


como intermediarios o de imponer tributos que en la época predinástica. En este período, el grupo
A en la Baja Nubia parece haber alcanzado el cenit cultural aunque la oblación no superaba
todavía unas decenas de miles de habitantes, organizadas sobre una base tribal.

En el curso de la dinastía I el flujo de productos egipcios de intercambio hacia Nubia se


interrumpió y la cultura del Grupo A comenzó a eclipsarse. Este proceso guarda relación con el
desarrollo de la monarquía egipcia y la centralización de la Economía.

El asentamiento egipcio más antiguo que se conoce en la baja Nubia se hallaban en Buhen,
establecido tal vez a comienzos de la Dinastía II., pudo servir como una ruta comercial terrestre
que rodeaba al segundo catarata y se dirigía hacia el sur, hasta Dongola. Nos sabemos nada
acerca de la situación de Sudán es ese período. Si las expediciones comerciales egipcias
llegaban ya hasta Dongola, es posible que la necesidad de obtener materias primas del sur para
intercambiarlas con los egipcios estimulara el desarrollo de una mayor complejidad en la
sociedad, de forma similar a lo que ocurrió en Egipto a comienzos del Guerzeense.

Artes y Oficios

Se concretaron en nuevos modelos de cultura material en relación con la producción de bienes a


gran escala y con los productos manufacturados especialmente para las clases superiores. Las
tumbas más ricas se enterraban grandes cantidades diferentes variedades de productos. La
disposición de tan gran número de productos de lujo en las tumbas incrementó de forma muy
importante la demanda de materias primas y los servicios de los artesanos especializados.

La cerámica se siguió produciendo a escala masiva. Por todo el país se hallaron vasos que
indicaban el taller que los había fabricado. La cerámica pintada y de bordes negros del periodo
predinástico no sobreviví en el período Protodinástico, la cerámica era de buena calidad, tenía un
carácter estrictamente utilitario. Esto no implica una decadencia de tipo cultural o estético,
significa que la cerámica no servía ya como medio de expresión artística. Las vasijas de cerámica
se utilizaban para almacenar el vino y otros productos alimenticios, queso. La cerámica era de un
color marrón rojizo. Aparte del cobre, los artesanos también trabajaban el sílex para fabricar
cuchillos, raederas, puntas de flecha y de lanza, hojas de hoz, perforadoras y otras herramientas.

La carpintería parece haber alcanzado un rápido desarrollo gracias a la proliferación de


herramientas de cobre. Las joyas se realizaban en oro, turquesa y lapislázuli. El hueso y el marfil
se utilizaban para realizar incrustaciones, joyas, puntas de flecha, cucharas, piezas para juegos y
estatuillas. El modelado y el dibujo de los detalles en algunos objetos de marfil de mejor calidad
es una gran perfección.

Los productos más característicos del período Protodinástico son un gran número de vasos
fabricados son esteatita, esquisto, alabastro, mármol, cuarzo, basalto, diorita y muchos otros tipos
de piedra. Los niveles estéticos alcanzados no tienen parangón en una época anterior o posterior.

Las cabezas de maza votivas y las paletas del Guerzeense final, testimonio del desarrollo de la
escultura bajo relieve con anterioridad a la Dinastía I no perduraron durante mucho tiempo.
La escultura de piedra también se desarrolló durante el Protodinástico. Entre las representaciones
de animales: mandril de alabastro que lleva grabado el nombre de Narmer y un león granito. Una
serie de figuras humanas, talladas en caliza y en granito y de tamaño menor que el natural,
parecen pertenecer a la Dinastía II. Se trata de funcionarios arrodillados o figuras sentadas.

Existían archivos que más tarde serían utilizados para compilar el texto de la Piedra de Palermo.
Se han atribuido a este período dos tratados. Uno de ellos, que recibe el nombre de Teología
Menfita, atribuye la creación del mundo a Ptah, el dios Protector de Menfis. El otro es una obra
que trata de aspectos médicos.

El período Protodinástico parece haber sido una época de gran creatividad e inventiva, en el
curso del cual fue tomando forma la cultura de élite del Egipto faraónico. A finales de este período
se hallaban ya bien asentados los principales elementos de la cultura cortesana del Imperio
Antiguo. La influencia mesopotámica, solo fue transitoria y fue sustituida por convenciones
estilísticas de origen indígena y que caracterizaron la cultura egipcia en épocas posteriores.

Factor fundamental en la aparición de nuevas tradiciones artesanales parece haber sido el hecho
de que fue a comienzos del Período Protodinástico cuando una serie de artesanos quedaron bajo
patrocinio y control de la corte real. En los tiempos primitivos, probablemente los gobernantes se
concentraban con conseguir los servicios de estos artesanos generales.

Pero a comienzo de la Dinastía I, los faraones egipcios comenzaron a emplear a un número


creciente de especialista a jornada completa. Conforme va creciendo el estado egipcio, la corte y
la jerarquía de funcionarios aumentaron, constituyendo un mercado más amplio para productos
especializados y servicios y esto facilitó un alto grado de especialización.

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