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Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene,
no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
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Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad
de Dios intercede por los santos.
Reflexión
Hay momentos en los cuales no sabemos como orar:
Momentos en los cuales no nos sentimos fuertes, sino débiles...
Desanimados...
Cansados...
Enfermos...
Y debiles en la carne.
Para los hijos de Dios hay una ayuda grande:
El Espíritu Santo.
Quien esta para ayudarnos en nuestras debilidades.
El esta para interceder por nosotros.
El esta para ayudarnos a orar de acuerdo a la voluntad del Padre.
Cultiva una relación con el Espíritu Santo.
El es tu intercesor.
El es tu consolador.
El es quien te fortalece en la debilidad.
El es quien no te abandona cuando estas debil, caído o enfermo.
En medio de la debilidad que estes experimentando, clama al Espíritu Santo para que te fortalezca en la
debilidad.
Y para que te ayude a orar de acuerdo a la voluntad del Padre.
Que hoy te fortalezcas en el ser interior por el Espíritu.
“E invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás.” Salmos 50:15

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