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EL PASE ES COMO LA PALABRA.

EL PASE ES LO QUE TE PERMITE ARMAR LA ORACIÓN.

SI TOCAS SIN SENTIDO LA FRASE NO DIRÁ NADA. MUCHO TOQUE Y   NO SE DICE NADA.

EL SENTIDO EN FÚTBOL... ES GESTIONAR CON INTELIGENCIA Y PRECISIÓN

MAS CONTUNDENCIA ...EL INSTANTE DE GOL.

SINO TOCAR TOCAR TOCAR TOCAR ...

SERÍA COMO HABLAR POR HABLAR.

ENSEÑAR al JUGADOR a PENSAR


Fútbol Proceso Decisional Toma de Decisiones.
Desde hace unos años, el fútbol se ha caracterizado por englobar dos
posturas enfrentadas en cuanto a los métodos de entrenamiento
utilizados en el fútbol formativo; mientras una de las posturas
defiende un enfoque orientado a la mejora técnica de los jugadores
como base, diseñando sesiones caracterizadas por un contexto
analítico en el que el jugador encuentra una gran implicación motriz,
mejorando así sus gestos técnicos, pero en el que la implicación
cognitiva suele verse relegada a un segundo plano, encontramos una
postura claramente opuesta, basada en conseguir jugadores que
piensen, orientando el proceso hacia sesiones que fomenten la toma
de decisiones y que tengan en el desarrollo cognitivo y el aprendizaje
comprensivo del deporte su mayor pilar durante el proceso de
formación; aquí se pretende enseñar al niño a pensar y la mejora de
los gestos técnicos vendrá dada por un aprendizaje en situaciones
similares al contexto de competición.
Con el siguiente texto, pretendemos entender cómo se desarrolla el
proceso decisional y las características de este, así como su
implicación para el entrenamiento. Del mismo modo, reflexionaremos
acerca de si realmente lo que debemos de buscar en nuestros
programas de entrenamiento es enseñar a que el jugador piense.
EN UN DEPORTE COMPLEJO. EL PROCESO DECISIONAL COMO
FENÓMENO NO LÍNEAL
Lo primero que debemos conocer a la hora de planificar un
entrenamiento en cualquier deporte son las características de este;
así pues, el fútbol nos aboca a un contexto complejo, una realidad
cambiante difícil de descifrar. Los participantes se encuentran en un
contexto dinámico e impredecible, en un deporte abierto cuya
idiosincrasia obliga a una toma de decisiones compleja. Mercé et al.
(2007) definen el fútbol como un  “deporte de situación, entendiendo
este como aquel que se caracteriza por que la dinámica de juego
viene determinada por situaciones cambiantes y por la gran
incertidumbre que ocasionan la actuación de compañeros y
adversarios. Esta realidad elimina la posibilidad de emitir por parte
del jugador respuestas estereotipadas y hace necesaria una
constante toma de decisiones individuales y colectivas para adaptar
la actuación del jugador/equipo a las necesidades puntuales de cada
momento.
Debido a esta incertidumbre sociomotriz implícita, se presenta una
nueva concepción del proceso decisional (Guindos, 2015). El proceso
de toma de decisiones tradicional, que implicaba cierta linealidad
entre los aspectos que influían en él, empieza a quedar algo obsoleto
en favor de una nueva concepción donde existen diversos elementos
que influyen en ella y que pueden interactuar de diferente forma
según el momento. Autores como González-Villora, García y Contreras
(2013) consideran que no lo podemos considerar un proceso
normativo y lineal, ya que tanto la toma de decisiones como los
elementos que influyen en ella  interactúan con los diferentes factores
limitantes de cada disciplina deportiva.

Figura 1. Concepción Proceso Toma de Decisión tradicional vs actual.


Guindos (2015)
De este modo, y ante esta nueva concepción, se postula que el
mecanismo de decisión se verá influido, entre otras cosas, por el
número de respuestas, el tiempo requerido, el nivel de incertidumbre,
pero también por otros factores como el nivel técnico y la condición
física.
Lago (2010) expone que la toma de decisión tiene que ver con 3
factores: las capacidades propias, la tarea a resolver y las
características del entorno. Dentro de las capacidades propias del
individuo, existe una serie de procesos cognitivos a los que les
corresponde un papel relevante en el mecanismo decisional: la
atención, la anticipación y la memoria se convierten en actores
principales de la toma de decisión, quizás este último por encima de
todos, ya que la toma de decisiones implica la existencia de un
conocimiento acumulado (Póveda y Benítez, 2010). Además, no
podemos obviar que estos procesos se interrelacionan entre sí; un
deportista experto (mayor conocimiento acumulado, relacionado con
la memoria) es presumible que tardará menos tiempo en decidir, ya
que su enfoque atencional será más eficiente, de ahí la importancia
de los procesos cognitivos expuestos anteriormente en la capacidad
de decisión.
Todas estas nuevas concepciones sobre la capacidad de decisión
surgen debido a que la existencia de acciones de rápida resolución
motriz, como en el caso del fútbol, plantea la necesidad de analizar la
posibilidad de que nuestro organismo mediante la teoría del
procesamiento de la información tradicional (percepción +
interpretación + decisión) sea capaz de solucionar dichas situaciones
o, por el contrario, requiera otro tipo de mecanismos que permitan el
procesamiento de gran cantidad de información en un reducido
periodo de tiempo (Guindos, 2015).
Es por ello que, además de las nuevas propuestas acerca del proceso
decisional, neurocientíficos como John-Dylan Haynes introducen un
nuevo protagonista dentro de este complejo sistema:
el inconsciente. Para Haynes, la aparición de la figura del plano
inconsciente aclara la eficacia en el tiempo de respuesta  de muchas
acciones para las cuales no se dispone de suficiente tiempo para
realizar tal interpretación (como se propone en la teoría del
procesamiento de la información tradicional); además, este trabajo
del plano inconsciente conlleva el ahorro de procesamiento de
información a nuestro plano consciente. Se trata de un atajo del
cerebro para anticiparse a situaciones que se van dando durante el
juego, y solo sucede cuando el jugador ya ha experimentado una
situación similar en algún otro momento, la cual se grabó en su
subconsciente y pasó a convertirse en un hábito para él.
JOHN-DYLAN HAYNES “La mayoría de las decisiones son tomadas en
la parte inconsciente de nuestro cerebro, mucho antes incluso de que
los seres humanos seamos conscientes de ellas”
La neurociencia afirma que las situaciones más complejas que nos
encontramos las solucionamos de manera inconsciente, ya que es
posible que si durante una situación compleja como las que un
futbolista se encuentra durante el transcurso de un partido se
produjera una toma de decisión de forma consciente, se tardaría
mucho tiempo en decidir, un tiempo del que no se suele disponer en
este deporte; el futbolista rara vez dispone de tiempo para pensar, o
al menos de manera consciente. En este sentido, algunos futbolistas
también han aludido a estas respuestas inconscientes durante el
transcurso del encuentro. Thiago Alcántara, en una entrevista
concedida al periódico El País nos dejaba las siguientes reflexiones:
“Antes pensaba que podía arriesgar más. Pensaba: ‘aquí regateo y
seguro que el pase va a entrar bien’. Y lo hacía. Hoy en día pienso de
otro modo. Digo: ‘lo voy a hacer, sé que lo voy a regatear, sé que el
pase va a entrar pero es que tengo otra opción más simple’. Esa la
vas ganando con el tiempo. Optas. Dependiendo de la zona del
campo. Dices: ‘aquí me toca regatear’. Pero eso no se razona.
Surge naturalmente. Mi cabeza está más rápida. Lo siento así.
Mi fútbol es así. Intento ver las situaciones antes de que
ocurran”.
“Engañar con una sola pierna sería complicado. Si tienes pierna
derecha, bien, si tienes izquierda mejor. Tener las dos es fundamental
para todo: para finalizar, para pasar y para robar balones. Un
futbolista ambidiestro es una mina de oro para el juego. Porque si yo
quiero regatear con la derecha la izquierda tiene que ser muy fuerte y
rápida para poder apoyar y salir. Pero no lo piensas. A base de
practicar se te van quedando cosas”
LEO MESSI “Nunca pienso lo que haré, juego como me sale, es
inspiración”
Tras todo lo expuesto en este apartado nos podría surgir la duda;
entonces, ¿podemos entrenar la toma de decisión? Vamos a aportar
ahora nuestra visión sobre el papel del entrenamiento en la mejora de
la toma de decisiones.
INTENTANDO DESCIFRAR EL PUZZLE. DEL  JUEGO AL
ENTRENAMIENTO DEL INCONSCIENTE
Llegados a este punto, lo primero que no podemos pasar por alto es
que el jugador podría aprender muchas de las habilidades propias del
juego sin la ayuda de nadie, por  lo que nuestra intervención se
orientará a intentar facilitarle dicho proceso de adquisición,
potenciando procesos mediante los cuales el jugador aprendería por
sí solo, contribuyendo (indirectamente) así en su aprendizaje (Lago,
2010). Bien es cierto que algunos jugadores, tal vez, no llegarían a
encontrar respuestas a ciertas situaciones por  sí solos sin la ayuda
del entrenador, de ahí la importancia del principio de
individualización en el entrenamiento; nos encontraremos con
jugadores que necesiten que se  les enseñe las soluciones  que no
saben sacar por sí mismos. Al respecto, Marcelo Bielsa nos advierte
de que “la no intervención exige un escenario general que ya no es
frecuente”, y ese va a ser uno de los primeros escenarios que el
entrenamiento deberá cumplir.
Bielsa nos habla de que se está perdiendo la formación silvestre como
él la apoda; cada vez son menos los niños que juegan en la calle, se
ha cambiado el balón por las tablets, se hace más difícil alcanzar la
famosa regla de las 10000 horas, ya no se percibe esa pasión por
jugar muchas horas para poder desarrollar lo que la genética les
puede  dar. Es por ello que el principal escenario que debemos de
encontrar en el entrenamiento es el propio JUEGO; tanto los niños
como los menos niños necesitan jugar, es eso lo que les mueve, la
manera por la cual seguramente se engancharon a este deporte. A
partir de este escenario, debemos de tener en cuenta una serie de
elementos que pueden enriquecer nuestra práctica en busca del
desarrollo de la capacidad decisional del jugador.
Para favorecer la toma de decisiones, deberemos plantear situaciones
donde el jugar sea el elemento clave y donde el jugador deba
definir una solución mental al problema que se le plantee y elegir la
acción motriz que solucionará dicho problema; para que el jugador
sea capaz de detectar la información relevante, deberá actuar y
explorar el contexto (Araujo et al., 2011). Es decir, es  vital crear
tareas que contengan las características de la lógica interna del fútbol
(sobre todo en cuanto a compañeros y adversarios) y donde pueda
haber una proceso de toma de decisión por parte del jugador; el
hecho de trabajar con circuitos entre conos, carreras continuas,
desplazamientos con balón alrededor del campo donde solo debo
estar pendiente de que no se me escape, quizá me sirva de poco en
mi afán de desarrollar la capacidad de decidir de mis jugadores. En
definitiva, replicar  el juego y dejar que vayan surgiendo situaciones
que lleven al jugador a decidir debería ser nuestro primer paso; que el
jugador encuentre similitud entre el entrenamiento y lo que sucederá
en competición favorecerá el proceso decisional, parece simple ¿no?
Por otra parte, las situaciones que creemos en nuestros
entrenamientos, además de ser representativas del deporte,
deberán permitir una gran variedad de comportamientos, lo que
facilitará que durante la exploración del contexto por parte del
jugador este llegue a seleccionar la información más relevante.
Exponer al futbolista a situaciones de mayor aleatoriedad y
complejidad les permitirá aprender de forma inherente cómo analizar
la información y darle un mejor  uso; al final de todo el proceso, este
tipo de tareas, le enseñará al jugador a tomar decisiones sin pensar.
Aunque muchos autores abogan por conocer todas las situaciones de
juego, la realidad es que hay pocas situaciones idénticas durante un
partido de fútbol; sería demasiado pretencioso intentar que el jugador
conociera todas las situaciones que se pueden llegar a dar en un
partido, además de por la complejidad del deporte, por el tiempo que
ello conllevaría, por lo que introducir la variabilidad de contextos y
conductas durante nuestras sesiones favorecerá la toma de decisión.
Uno de los aspectos más importantes durante el proceso de
entrenamiento será el feedback que el jugador reciba por parte
del entrenador. Así pues, se debe tener una preocupación especial
por las correcciones y la retroalimentación que se le da al jugador
tras su actuación, ya que esto tendrá influencia en los
comportamientos futuros de este en función de la forma y contenido
que se le haya transmitido y del momento en el que se haya
producido. En este sentido, habrá que estar atento al aspecto
emocional cuando se refuerza o corrige al jugador cuando está dando
una respuesta a un problema surgido durante el juego, ya que frente
a situaciones puntuales, el cuerpo otorgará una señal en función de
las experiencias anteriores, algo que sin duda puede influir en el
proceso decisional del jugador (Guindos, 2015).
El feedback otorgado al jugador le deberá permitir focalizar la
atención en los aspectos relevantes de la tarea, además de
encaminarlo hacia un proceso de reflexión propia postcompetición, lo
que posiblemente conllevará a una mejora de las habilidades
interpretativas (Lago, 2010). Como apreciamos en la imagen que nos
muestra las fases de la ejecución motriz de los deportistas, toda
consecuencia objetiva tendrá una valoración subjetiva de las
consecuencias, y esta se verá enormemente influida por el feedback
recibido.

Por último, debido a la importancia que, cada vez más, se le otorga al


inconsciente, no podemos dejarlo de lado en nuestros programas de
entrenamiento. En situaciones que exigen una decisión rápida, como
en el caso del fútbol, hemos visto que incluso primero se actúa como
una especie de automatismo y después, la decisión tomada pasa al
plano consciente; este planteamiento, surgido de la neurociencia, nos
obliga a entrenar el inconsciente y a facilitar al jugador que haga
referencia a las experiencias semejantes vividas para que su
capacidad decisional sea más eficaz. Es importante que el jugador
vivencie situaciones de juego específicas, ya que adquirirá una serie
de hábitos que serán almacenados en su cerebro de forma
inconsciente, y que serán transmitidos posteriormente de forma
espontánea a las situaciones que se le presenten en la competición;
la percepción del jugador está condicionada por experiencias previas,
por lo que la vivencia de estas situaciones simuladoras podrá, tal y
como afirma Guindos (2015), “generar patrones de actuación eficaces
en el inconsciente”.
De este modo, el hecho de que encontremos maneras creativas de
desarrollar en nuestras sesiones una práctica repetitiva de las
situaciones sugeridas al principio de este apartado provocará que, al
final, la toma de decisiones surja como algo automático, haciendo de
lo consciente algo inconsciente.
PEDRO GÓMEZ “¿Es posible estimular el subconsciente de alguna
manera? ¿podemos ampliar el abanico de respuestas inconscientes
que nuestro cerebro propone? Entiendo que la utilización de
situaciones reales de juego, en las que el jugador conviva con
problemas similares a los encontrados durante la competición,
enriquece el bagaje emotivo experimental de éste, aumentando así el
número de anclajes a los que nuestro inconsciente podrá echar mano
cuando se encuentre en apuros”
¿ENSEÑAR AL JUGADOR A PENSAR? REDEFINIENDO EL
CONCEPTO
A los que dicen que al jugador hay que enseñarle a pensar, en mi
humilde opinión, les diría que el jugador debe acumular experiencias,
debe jugar. Por ello, no creo que seamos nosotros los que les
tengamos que enseñar a pensar sino los que, como mucho, debamos
ayudarles a pensar, o en todo caso, facilitarles el proceso para que
piensen. O mejor, que lo hagan sin pensar.
Por eso, creo que deberíamos redefinir este concepto, hacer al
jugador el centro del proceso y no concebirlo como un mero
recipiente al que vaciar conocimientos; el fútbol es (y seguirá siendo)
de los jugadores, y ellos deberán ser los que creen y saquen sus
propios comportamientos, sus propias habilidades a relucir, los que
vayan moldeando esa capacidad decisional mientras nosotros nos
convertimos, como diría Óscar Cano, en facilitadores de contextos.
Mientras muchos abogan por enseñar al jugador a pensar, yo seguiré
disfrutando que sean ellos los que me enseñen a mí.
ÓSCAR CANO “La idea no parte nunca del artesano, sino que parte del
objeto que quiere moldear o modular. El concepto de artesanía como
parte constructora de procesos o de formación está mal planteado
porque parece que el conocimiento le pertenece al propio entrenador
(…) La parte artesanal en la formación futbolística tiene que ver con
descubrir realmente lo que son los chicos y no impedir que sean lo
que son”
Publicado por African Umaña

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