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El cautivo les cuenta que es natural de un pueblo de las montañas de León. Era
uno de tres hermanos. Un día su padre reunió a sus tres hijos para repartirles sus
partes debidas de la hacienda y para pedirle a cada uno que siguiera
un camino diferente: las letras, la mercancía o el servicio al rey. Al cautivo, siendo
el hijo mayor, le tocó esta última opción. Además, sólo aceptó una parte de la
herencia que le correspondía para no dejar a su padre con tan poco dinero. Sus
hermanos siguieron su ejemplo.
El hijo mayor salió de la casa de su padre con rumbo a Alicante donde había una
nave ginovesa. Eso fue hace 22 años y desde ese entonces no había recibido
noticias de su padre ni de sus tres hermanos.
Fueron muchos los soldados españoles que se perdieron en esta batalla; algunos
se murieron y otros quedaron cautivos. Entre los presos, figuró don Pedro de
Alguilar, quien además de haber sido alférez en el fuerte, era también un poeta y
escribió dos sonetos a manera de epitafios a la Goleta y al fuerte.
Al nombrar a don Pedro, don Fernando sonríe y le dice al cautivo que ese don
Pedro es su hermano. El cautivo le cuenta que don Pedro logró escaparse, pero
que no ha tenido más noticias de él, y don Fernando le cuenta que ahora su
hermano es un hombre rico, casado y padre de tres hijos. Agrega que sabe de
memoria los sonetos de su hermano y los puede recitar.
*Cervantes también luchó bajo las órdenes del capitán Diego de Urbina y como
soldado raso en Lepanto, batalla en la que perdió la movilidad de su mano
izquierda.
El mensaje era de una mujer mora que decía que cuando era niña, su padre tenía
a una esclava cristiana que le enseñó a rezar. Desde que se murió la esclava, ha
visto su aparición dos veces y la esclava le ha dicho que vaya a tierras cristianas a
ver a la Virgen María. Además decía el mensaje: "No sé yo como vaya: muchos
cristianos he visto por esta ventana, y ninguno me ha parecido caballero sino tú.
Yo soy muy hermosa y muchacha, y tengo muchos dineros que llevar conmigo:
mira tú si puedes hacer cómo nos vamos y serás allá mi marido".
El cautivo le respondió que estaría dispuesto a hacer por ella lo que fuera, hasta
morir. Poco después el cautivo se enteró de que la doncella que le mandaba las
notas y el dinero era Zoraida, mujer considerada la más hermosa de la Berbería y
la hija única de Agi Morato, un hombre muy rico.
Zoraida le respondió que le daría dinero suficiente para que él y sus amigos
comprasen su libertad y una barca para escaparse a tierras cristianas. El cautivo
pagó su rescate y la de sus amigos, y le dio el dinero al renegado para comprar la
barca.