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Non sibi sed patrie

A lo largo y ancho de los miles de kilómetros que componen la megapolis de Tarsia, el


humo y el dolor lo consumen todo. La capital de la humanidad está en caos ya que ni él, ni
la ciencia, ni siquiera Dios fue capaz de proteger a sus hijos del funesto fin que ahora
depreda uno a uno los mundos del hombre. Kilómetros sobre el suelo, la punta de la torre
Aurum es deshecha tras el impacto contra la mitad de un acorazado tipo Dune que se
abalanza hacia el suelo sin motores. Los disidentes guerreando, los civiles huyendo y el
remanente de las fuerzas del protectorado intentando mantener la unidad de la civilización
en su hora más negra, observan en silencio sepulcral el cielo oscurecerse. Cinco kilómetros
de metal retorcido se impactan de bruces contra Tarsia aplastando todo a su paso. El
movimiento telúrico derriba los edificios que ya habían sido debilitados previamente por el
impacto de la artillería orbital; pero son los pocos supervivientes del área que conocen el
funcionamiento de una nave de ese tipo quienes envidian a los que murieron aplastados por
su peso: Ellos saben lo que viene después.

La otra mitad del acorazado rasga mientras cae, la barrera cinética del destructor insignia
Caesar, pasando peligrosamente cerca de la cubierta de mando. La tripulación de la nave se
sacude violentamente, pero mantienen su posición y en la sala de mando las caras de
preocupación se relajan en silencio; el único hombre que mira férreo el punto donde cayó el
resto del acorazado es el comodoro Ahmed quien dirige su mirada al capitán y se pregunta
dónde quedaron los días en los que los capitanes eran hombres y mujeres curtidas por la
experiencia, y no niños recién salidos de la academia. Después recuerda las imágenes de
Terranova y el sistema Anduin siendo consumidos por La oscuridad y la respuesta se
vuelve tan obvia que le molesta pensarla.

-Ingeniería, reporte de daños.


-Barrera cinética al 75% capitán. Tenemos una fisura en el ala derecha, pero la matriz
defensiva aún funciona, deberá de volver al cien por ciento dentro de un par de minutos.
-¿Y nuestro objetivo?
-Telemetría informa que se detuvo 200 kilómetros en dirección norte. Las señales indican
que los puntos más calientes del planeta están en esa área, cerca de las inmediaciones del
palacio. Esperando ordenes capitán.
-Comodoro, señor ¿Sus instrucciones?
- El capitán Orson Scott y su tripulación cometieron alta traición contra la humanidad y por
lo tanto deben de someterse a la justicia del protectorado. Esa nave encontrará su tumba en
este planeta así sea lo último que hagamos.
-Ya oyeron al comodoro, sistemas en marcha. Ingeniería, desvíen energía del reactor a los
escudos, navegación, mantengan la altitud en órbita baja y no quiten los ojos del radar,
podría haber más restos cayendo por el jaleo que hay arriba, pero necesitamos tomarlos por
sorpresa. Todos y cada uno de los que estamos aquí lo sabemos: no encontraremos mejor
dicha que la gloria de luchar por el protectorado en las últimas horas de la humanidad.

El discurso del capitán no pretende inundar los corazones de la tripulación de ningún tipo
de esperanza o aliento, ellos saben que es una elegía al tiempo en que los humanos
alcanzaron los rincones más oscuros de las estrellas. El comodoro Ahmed vuele a mirar al
capitán y reconsidera su opinión sobre él. – Es un niño todavía… pero ojalá y hubiéramos
tenido más niños como este. Quizás ahora las cosas serían diferentes- Se dice a sí mismo
mientras el Caesar deja atrás los restos del acorazado estrellado en suelo. Entre los
escombros del siniestro, el reactor de antimateria dañado finalmente se desestabiliza y todo
soldado, hombre, mujer y niño se combustionan en un radio de 20 kilómetros a la redonda.
La explosión se une a las muchas que destellan en la atmosfera del planeta y la onda
expansiva sacude ligeramente al Caesar mientras mantiene su curso hacia el centro imperial
de Tarsia.

El paisaje urbano de la megapolis cambia a medida que el Caesar se aproxima al distrito


imperial. La mancha urbana decadente es remplazada por jardines con lagos artificiales que
reflejan la luz de los enormes edificios de cristal alzándose con los costados derruidos y
puntas rotas, como imponentes monumentos a la vanidad del hombre frente al crepúsculo
del planeta. Con el sol ocultándose en el horizonte, las siluetas de decenas de naves de
batalla se revelan intercambiando fuego sin tregua alguna. Las barreras de las naves se
curvan con el impacto de los proyectiles y los escudos ceden cuando no hay más energía.
Millones de toneladas de metal caen del cielo llevándose consigo las vidas de soldados que
luchan porque no tienen nada más que los impulse a vivir. Los motores que impulsan al
Caesar se esfuerzan al máximo para mover al destructor esquivando las explosiones y los
restos de maquinaria que caen del cielo.

Apostada sobre el palacio imperial se encuentra la nave más grande que la humanidad ha
visto jamás. Diez kilómetros de monstruosidad disparan sin piedad a las valientes naves del
protectorado que contratacan sin siquiera debilitar los escudos de la Nyx Aeternam,
cayendo como moscas al ser golpeadas por las baterías laterales de artillería. Una de las
fragatas que intervienen en el ataque es fijada por el arma principal del prototipo y con
lentitud comienza a maniobrar tratando de evitar encontrarse con su destino. Un haz de luz
proyectado desde la punta de la Nyx Aeternam se impacta contra costado de la fragata
convirtiéndola en un gigantesco trozo de metal fundido. La firma energética del evento
reinicia momentáneamente los sistemas de todas las naves en el sector.

-Nave prototipo en rango capitán. Esperamos órdenes.


-¡Mantengan distancia! Repito ¡Mantengan distancia! No hay manera de que nuestras
armas atraviesen esos escudos… ¿De qué infierno salió esa cosa? La fragata no tuvo ni la
más mínima oportunidad.
-La Nyx Aeternam debía de suponer el próximo paso en la evolución de la humanidad, pero
al final ha resultado ser el heraldo de nuestra destrucción… Lo que sea que le da energía a
esa arma no es humano ni fue diseñado por ninguno de los nuestros. Como comodoro
escuché rumores acerca de la construcción del prototipo: Problemas imposibles que se
resolvían de un momento a otro, voces que los ingenieros escuchaban dentro de sus
cabezas. Incluso la forma de esa nave va en contra de las directrices sugeridas por el
protectorado. Orson Scott descubrió algo en su última expedición y estoy seguro de que esa
es la razón por la que La oscuridad está consumiendo nuestros sistemas. Esa nave los está
llamando.
-Comodoro ¿Qué quiere decir?
-Quiero decir que esa nave no debe de salir de este sistema, cueste lo que cueste.
-Capitán, la nave prototipo está enfilándose hacia nosotros. Firma energética aumentando,
nos dispararán con el arma principal.
-¡Por Dios! ¡Los escudos no resistirán!
-¡Firme capitán! Jefa de ingeniería desvíe la energía del reactor y los sistemas de balística a
los generadores de la barrera ¡Es una orden!
- Barrera reforzada. Impacto inminente.

El haz de luz envuelve la barrera ondulante de los escudos que rodean al Caesar, pero la
tripulación sufre los estragos de la oscuridad más profunda del universo. Todos y cada uno
de ellos sienten la voracidad del vacío recorrer cada rincón de sus cuerpos imbuyéndolos de
un terror tan viejo como el mismo cosmos. Los escudos resistieron, no así toda la
tripulación. Muchos de ellos pierden la cordura y su cuerpo simplemente se rinde ante la
revelación que atestiguaron gracias a la protección de los escudos. En la cabina de mando,
el capitán ha muerto.

-¡Informe de daños!
-Sistemas críticos comodoro. Hemos perdido la bahía médica y nuestro arsenal quedó
inutilizado.
-¿Qué hay del reactor?
-Estable, pero insuficiente para alimentar las contramedidas
-¿El motor de hipervuelo sigue funcional?
-Sí comodoro, pero no habrá tiempo suficiente para llevar a la Caesar a distancia segura de
despegue.
-No saldremos de este planeta, pero esa nave tampoco.
-¿Señor?
-Demostrémosle a esa nave el significado literal de “Nyx Aternam”.

La estructura de la Caesar se ve inmediatamente afectada por la resistencia que la atmosfera


del planeta opone a la velocidad de hipervuelo, pero el destructor ya se ha convertido en un
proyectil de 10 millones de toneladas. En la Nyx Aternam, el capitán Orson Scott y su
tripulación maldita utilizan el último recurso que sus maestros les brindaron: Con toda la
energía de la nave prototipo canalizándose hacía el generador de distorsión espacio-tiempo
un portal inestable comienza a abrirse justo en frente al punto de colisión entre la Caesar y
su objetivo. El comodoro Ahmed observa desde el puesto de mando cómo aquella cosa no
es una ruta de escape, sino una de entrada a esta parte de la galaxia. Mientras el portal
crece, puede ver que del otro lado un millar de ojos lo observan sin ningún rastro de
humanidad en ellos. Antes de impactar contra el portal inestable, reza a su Dios para que el
de ellos no logre cruzar la puerta. La explosión se une a las muchas que destellan en la
atmosfera del planeta, donde la guerra continua, ignorando que el tiempo es lo único por lo
que vale la pena luchar.

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