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INSTRUCCIONES
Primer texto
La goma
Cristóbal Colón se sintió muy sorprendido cuando vio a los indígenas sudamericanos con una pelota que botaban en el
suelo. Los nativos confeccionaban estas pelotas con la resina de unos árboles que crecían en Brasil; eran los árboles del
caucho. Colón trajo este producto a Europa, sin imaginar el papel que jugarían en los siglos venideros.
El uso práctico comenzó cuando el británico Priesley se dio cuenta de que esta goma podía borrar los trazos de un lápiz. En
1823, el escocés Machintosh, patentó unos vestidos que tenían una capa de goma entre los tejidos, lo que
impermeabilizaba la tela. Pero, no tuvo un éxito completo, puesta la tela, así tratada, con el calor se volvía pegajosa, pero,
con el frío, se endurecía demasiado. El norteamericano Charles Goodyear 1800 – 1860 hizo muchos ensayos tratando de
evitar estos inconvenientes y, como ha ocurrido tantas veces en los descubridores, intervino el azar. Goodyear, sin darse
cuenta, volcó la mezcla de goma y azufre en una estufa que estaba muy caliente. Se sorprendió al comprobar que la mezcla
se había secado al instante, incluso, mientas estaba caliente. Replicó una y otra vez su experiencia y la goma no se volvía
pegajosa, por el contrario se había vuelto tan suave y elástica como el cuero. Así comenzó la industria del caucho.
Bautizó el proceso con el nombre de vulcanización, recordando a Vulcano, el dios romano del fuego. Pese a que patentó su
procedimiento en 1844, debió litigar doce años antes de obtener su reconocimiento, su nombre ha perdurado por el
neumático de automóviles que se venede con su nombre, aunque el diseño inicial lo hizo Paul Lichfield.
SEGUNDO TEXTO
La lectura no es importante porque divierta, o porque trasmita información, o porque nos permita conocer la
literatura del Siglo de Oro, sino por algo más radical: porque la inteligencia humana es una inteligencia
lingüística. Solo gracias al lenguaje podemos desarrollarla, comprender el mundo, inventar grandes cosas,
convivir, aclarar nuestros sentimientos, resolver nuestros problemas, hacer planes. Una inteligencia llena de
imágenes y vacía de palabras es una inteligencia mínima, tosca, casi inútil.
Para que nuestra inteligencia sea viva, flexible, perspicaz, divertida, racional, convincente, necesitamos en
primer lugar; saber muchas palabras. No se trata de un adorno, sino de algo más importante, cada vocablo es
una herramienta para analizar la realidad. Por ejemplo el vocabulario sentimental nos permite aclarar lo que
sentimos. En él está sedimentado el saber de nuestros antepasados, las diferencias que han descubierto en el
complejo y resbaladizo mundo afectivo. Ser miedoso no es lo mismo que ser cobarde. Sentir celos no es lo
mismo que amar. Ser listo no es lo mismo que ser inteligente. Podemos pasarnos de listos, pero nunca nos
pasaremos de inteligentes.
Leer, hablar, escribir; es decir, explicar, comprender y disfrutar el mundo con palabras es una condición
indispensable para desarrollar la inteligencia humana. Huir de la línea escrita es huir del argumento, de la razón,
de la claridad, del análisis, de la capacidad crítica. Es, un último término, abdicar de la libertad. La ignorancia es
iletrada. Esto conviene repetirlo en un momento en que estamos a punto de naufragar en la fascinación de las
redes. Quien piense que conectarse por internet supone algún progreso o entraña algún aumento de
conocimiento es un fenómeno tecnológico. En la red se encuentra solo el que sabe leer. El analfabeto funcional
seguirá siéndolo conectado o desconectado. Los que proponen la red como una panacea están timando a las
personas. Es mentira que hayamos entrado en una mirífica sociedad de la información. En todo caso, hemos
entrado en una “sociedad de aprendizaje”, donde saldrán a flote los que sepan aprender, los que lean más y
mejor.
SARTO, Monserrat. Animación de la lectura con nuevas estrategias. Madrid: Ediciones SM..1998. pág. 9-
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TERCER TEXTO
Formar hombres es para nosotros más urgente que formar profesionales. Un hombre bien formado se halla en condiciones
de ofrecer a su profesión la dimensión espiritual y la trascendencia requerida por un profesional moderno. Pero quizás
convenga aclarar qué significa formar hombres. El hombre del que hablo no responde a la escueta acepción a que el
diccionario brinda a nuestra inquietud lexicográfica, sino a una concreta realidad de sentimiento y de pasión generadores del
poderoso impulso que permite avanzar y progresar a la humanidad. Porque preparar hombres, la universidad realiza una
tarea educadora. Educar fue para los griegos el secreto de toda su historia, su civilización y su cultura. Educar no significa
monitorear el comportamiento de los jóvenes, sino, ante todo, orientar hacia el exterior los secretos y potenciales aptitudes
que anidan en lo más recóndito de su ser…
3. La expresión: “Lo formamos si le vamos abriendo el horizonte de varias disciplinas, si lo adiestramos para que opte tras
escrutar varias perspectivas que miran a sus curiosidades y urgencias”, significa el término en negrita:
A. significa investigar con minuciosidad y espero un asunto, de tal manera que se le conozca con profundidad.
B. Se forma correctamente cuando el individuo es capaz de escoger una idea como propia de entre varias ideas
diversas.
C. En la diversidad de ideas se halla la riqueza creativa del ser humano.
D. Los verdaderos intelectuales son los que logran el desarrollo de su espiritualidad.
E. El desarrollo de la intelectualidad y la espiritualidad requiere de un estudiante con mentalidad moderna y renovadora.
1. Un estudiante de educación que ha sido formado para tener opinión propia, con capacidad de aprender por sí mismo
y con suma curiosidad, por lo cual ha sido formado como un ser humano integral.
2. Un ingeniero que es capaz de resolver problemas de su especialidad, pero que también actúa con ética y con
curiosidad ante lo nuevo ha sido formado como hombre integral.
3. Un profesional que ha sido enseñado para descubrir sus habilidades durante el proceso de su trabajo y con propósito
de mejorarlo, ha sido formado integralmente como hombre.
4. Los profesionales en las actuales universidades no son educados bajos los principios de la formación humana integral.
5. La universidad actualmente se preocupa por educar al profesional más que al ser humano integral.