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UNIDAD 2

OTRAS FUENTES DE OBLIGACIONES


GESTIÓN DE NEGOCIOS
por Roberto H. Dellamónica
Definición
Conforme lo dispone el artículo 1781 del CCCN, hay gestión de negocios cuando
una persona asume oficiosamente la gestión de un negocio ajeno por un motivo razonable,
sin intención de hacer una liberalidad y sin estar autorizada ni obligada, convencional o
legalmente.
En términos similares, hay gestión de negocios patrimoniales ajenos cuando
alguien, extraño a ellos (gestor) asume -sin haber recibido mandato, encargo ni
autorización- la iniciativa de su asunción, por encontrarse el dueño de esos negocios
ausente o impedido de obrar por si mismo (Messineo, Enneccerus).
Vélez Sársfield, en la nota al artículo 2288 del Código Civil derogado, señalaba que
era preciso que el negocio preexista a la gestión, y que si yo hago trabajos en una cosa
ajena que necesita reparaciones, hay gestión de negocios, pero si construyo una casa en
terreno de otro, hay creación, pero no gestión de negocios.
Dentro de la clasificación tradicional de las fuentes de las obligaciones -contrato,
cuasicontrato, delito, cuasidelito y ley-, se ubicaba a la gestión de negocios ajenos en el
cuasicontrato, el cual era el acto voluntario lícito al cual la ley le asignaba los mismos
efectos que al contrato, sin que exista acuerdo de voluntades. Estrictamente, le confería los
efectos del contrato que más se le parecía. Así, al gestor de negocios, el Código Civil lo
sometía a las obligaciones del mandatario.
En lo concerniente a su naturaleza jurídica, cabe señalar que conforme surge de la
regulación que le ha dado el CCCN, se trata de una fuente autónoma de las obligaciones
con efectos propios, aplicándose las normas del mandato en forma supletoria. (art. 1790
CCCN)
Pero en definitiva, la gestión de negocios es fuente de obligaciones en virtud de que
esta figura crea obligaciones a cargo del gestor, y también, a cargo del dueño del negocio.
Se han dado como ejemplos de gestión de negocios, el pago de una deuda ajena, o
lo realización de reparaciones en el inmueble del vecino.

Requisitos
Los requisitos que surgen del artículo 1781 CCCN, son los siguientes:
– gestión oficiosa: es decir, que se realice un acto material o un acto jurídico que sea
útil (artículo 1785 CCCN) para otra persona, pero que no sea instado por ésta;
– que el negocio sea ajeno;
– que exista un motivo razonable;
– que no exista la intención de realizar una liberalidad: en base a ello es que el gestor
tiene derecho a reclamar los rubros establecidos en el art. 1785 del CCCN;
– que el gestor no se encuentre autorizado a realizar la gestión;
– que el gestor no se encuentra obligado convencional o legalmente a realizar la
gestión;
– que el dueño no le prohíba al gestor su actuación: este recaudo surge del inciso a)
del artículo 1783 CCCN, referido a la conclusión de la gestión.

Obligaciones del gestor


El gestor está obligado a (1782 CCCN):
a) Avisar sin demora al dueño del negocio que asumió la gestión, y aguardar su
respuesta, siempre que esperarla no resulte perjudicial. Ello deriva de la urgencia en que se
encara la gestión del negocio ajeno, y que en definitiva, no se intenta suplir la voluntad del
dueño en la normalidad de la gestión de sus asuntos.

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b) Actuar conforme a la conveniencia y a la intención, real o presunta, del dueño del
negocio.
c) Continuar la gestión hasta que el dueño del negocio tenga posibilidad de asumirla
por sí mismo o, en su caso, hasta concluirla. Este extremo será necesario en aquellos
supuestos en que la gestión no se agota en un acto único, sino que debe continuarse, por
ejemplo, alimentar a un animal ajeno.
d) Proporcionar al dueño del negocio información adecuada respecto de la gestión.
e) Una vez concluida la gestión, rendir cuentas al dueño del negocio, aplicándose a
tales efectos, las previsiones establecidas en los artículos 858 a 864 del CCCN.
Asimismo, el gestor queda personalmente obligado frente a terceros. Sólo se libera
si el dueño del negocio ratifica su gestión, o asume sus obligaciones; y siempre que ello no
afecte a terceros de buena fe. (art. 1784 CCCN)
De lo dicho se extrae que los terceros pueden accionar contra el gestor, salvo que
ocurran los dos supuestos del art. 1784, esto es, ratificación de la gestión o asunción de los
negocios por el dueño, salvo que se afectaren derechos de terceros de buena fe.

Conducción útil
Según el art. 1785 del CCCN, si la gestión es conducida útilmente, el dueño del
negocio está obligado frente al gestor, aunque la ventaja que debía resultar no se haya
producido, o haya cesado:
a) A reembolsarle el valor de los gastos necesarios y útiles, con los intereses legales
desde el día en que fueron hechos. Los gastos necesarios son aquellos indispensables para
la conservación de la cosa, y los útiles, los que resultan beneficiosos para cualquier sujeto;
b) A liberarlo de las obligaciones personales que haya contraído a causa de la
gestión, es decir, las deudas que el gestor hubiere contraído para llevar adelante el negocio
ajeno;
c) A repararle los daños que, por causas ajenas a su responsabilidad, haya sufrido en
el ejercicio de la gestión. El art. 2300 del CC derogado preveía expresamente que el dueño
del negocio no respondía de los perjuicios que podía sufrir el gestor;
d) A remunerarlo, si la gestión corresponde al ejercicio de su actividad profesional,
o si es equitativo en las circunstancias del caso. El mencionado art. 2300 del CC establecía
que el gestor no estaba obligado a pagar retribución alguna. Aquí está previsto para el
supuesto en que la gestión corresponda a la actividad profesional del gestor -por ejemplo, si
se tratara de una gestión como abogado-, o si atendiendo a las circunstancias del caso ello
resultara equitativo.
Tal como lo establece la primera parte del artículo 1785 del CCCN, el requisito para
que el gestor pueda reclamar estos reembolsos, liberaciones, reparaciones y/o
remuneraciones, reside en que la gestión haya sido conducida útilmente, aunque no se haya
producido la ventaja para el dueño, o la misma haya cesado. Entonces, la utilidad podrá
medirse a través de parámetros subjetivos, por ejemplo, analizando como hubiera actuado
el dueño del negocio, o a través de pautas objetivas o abstractas de medición de la
conducta, por ejemplo, analizando cómo hubiera actuado en un caso similar un buen
hombre de negocios. En suma, habrá que atender a la conducción del negocio y no al
resultado del mismo.

Responsabilidad por culpa, por caso fortuito, solidaria


Responsabilidad por culpa
El gestor es responsable ante el dueño del negocio por el daño que le haya causado
por su culpa. Su diligencia se aprecia con referencia concreta a su actuación en los asuntos
propios; son pautas a considerar, entre otras, si se trata de una gestión urgente, si procura
librar al dueño del negocio de un perjuicio, y si actúa por motivos de amistad o de afección.
(art. 1786 CCCN).
Aquí además de estarse a las previsiones contenidas en el artículo 1724 CCCN, en
cuanto define a la culpa como la omisión de la diligencia debida según la naturaleza de la

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obligación y las circunstancias de las personas, el tiempo y el lugar, el propio artículo 1786
establece un parámetro concreto de apreciación de la culpa, consistente en cómo el gestor
hubiera actuado en un asunto propio, además de analizar si la gestión es urgente, si lo
quiere liberar al dueño del negocio de un perjuicio, o si en realidad, la gestión se realiza por
motivos de amistad o afección.

Caso fortuito
Asimismo, el gestor es responsable ante el dueño del negocio, aun por el daño que
resulte de caso fortuito, excepto en cuanto la gestión le haya sido útil a aquél:
a) si actúa contra su voluntad expresa;
b) si emprende actividades arriesgadas, ajenas a las habituales del dueño del negocio;
c) si pospone el interés del dueño del negocio frente al suyo;
d) si no tiene las aptitudes necesarias para el negocio, o su intervención impide la de
otra persona más idónea. (art. 1787 CCCN)
El caso fortuito, explica el artículo 1730 CCCN, exime de responsabilidad, excepto
disposición en contrario. La del artículo 1787 se constituye en una regla en contrario, en
tanto prevé una serie de supuestos en que el caso fortuito no liberaría de responsabilidad al
gestor, con la excepción de todo aquello en cuanto la gestión haya sido útil para el dueño.

Responsabilidad solidaria
El código también prevé el supuesto en que exista pluralidad de sujetos de uno u
otro lado de la gestión, esto es, que exista pluralidad de gestores o de dueños.
Así, el artículo 1788 CCCN establece que son solidariamente responsables:
a) los gestores que asumen conjuntamente el negocio ajeno, quienes serán solidariamente
responsables de los daños causados tanto frente al dueño del negocio, como frente a
terceros.
b) los varios dueños del negocio, pero sólo frente al gestor.

Ratificación
El dueño del negocio queda obligado frente a los terceros por los actos cumplidos
en su nombre, si ratifica la gestión, si asume las obligaciones del gestor o si la gestión es
útilmente conducida. (art. 1789 CCCN)
Debe recordarse aquí, que el artículo 1784 que establecía la regla que el gestor
quedaba obligado frente a terceros, cedía ante el supuesto en que el dueño ratificara la
gestión o asumiera sus obligaciones, salvo que se afecten derechos de terceros de buena fe.
La ratificación puede ser expresa o tácita. La tácita sería por ejemplo cuando el
dueño asume las obligaciones del gestor. Asimismo, podría ser probada por cualquier
medio de prueba.

Aplicación de las normas del mandato


El artículo 1790 CCCN, establece que las normas del mandato se aplican
supletoriamente a la gestión de negocios.
Cualquier cuestión que se suscite en el marco de la gestión de negocios, debe ser
resuelta acudiendo a sus normas propias. Sólo en el supuesto en que la solución no se
encuentre prevista en dicho marco normativo, debe recurrirse a las normas del mandato.
La misma norma también establece que si el dueño del negocio ratifica la gestión,
aunque el gestor crea hacer un negocio propio, se producen los efectos del mandato, entre
partes y respecto de terceros, desde el día en que aquélla comenzó.

Conclusión de la gestión
El artículo 1783 CCCN establece que la gestión concluye:
a) Cuando el dueño le prohíbe al gestor continuar actuando. El gestor, sin embargo,
puede continuarla, bajo su responsabilidad, en la medida en que lo haga por un interés

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propio.
La prohibición del dueño al gestor de seguir actuando, y aunque la norma no lo
exprese, debe efectuarse de modo fehaciente.
En caso que el gestor, en base a un interés propio continúe la gestión, lo es bajo su
responsabilidad, lo que implica que no podrá reclamar al dueño del negocio los rubros
especificados en el artículo 1785 CCCN.
b) Cuando el negocio concluye. Este es el modo norma de conclusión de la gestión
de negocios.

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