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O: Sonido insertado.

PRIMERA ETAPA

LOS ESTADOS UNIDOS MANIOBRAN

ANDERSON: A continuación, presentamos la narración de Angie Rincón de lo que sucedió en la


oficina del presidente de los Estados Unidos, Teodoro Roosevelt, uno de esos días de 1774.
Escuchemos con atención.

NARRADOR: Angie Rincón

ROOSEVELT: Valentina Barragán

SECRETARIO DEL INTERIOR: Daniel Calderón

SECRETARIO DE GUERRA: Nataly Vásquez

SECRETARIO DE CULTURA: Anderson Maestre

SECRETARIO DE HACIENDA: Margarita Daza

I. EL GABINETE DE ATLETAS

NARRADOR: En la oficina del presidente Roosvelt hay un tablero con el mapa de los Estados
Unidos en 1774. Uno de los secretarios entra y coloca sobre el rompecabezas su pedazo. Cada
secretario hace otro tanto hasta conformar el mapa actual de los Estados Unidos, junto con sus
colonias. Roosevelt entra. Mira el mapa detenidamente. Duda por un momento y resuelve colocar
el pedazo que corresponde a Panamá.

ROOSEVELT: Este será el orden del día. Necesitamos un canal americano, en tierras americanas,
para el pueblo americano.

NARRADOR: Roosevelt se frota las manos, está en pantaloneta y pita cual profesor de gimnasia.
(Sonido de silbato) En esas hace su entrada el Gabinete Ministerial. Todos están en pantaloneta
menos el secretario del Interior. Roosevelt se a él.

ROOSEVELT: He repetido innumerables veces que este gabinete debe ser un gabinete de atletas.
¿¡Cómo ser consecuentes con el mapa que tenemos enfrente si no se posee un estado físico
ideal!? ¡Es necesario tener un físico a toda prueba!

SEC. DEL INTERIOR: Perdone, señor presidente, pero como usted nos convocó para el estudio de la
apertura de un canal por Panamá, creí que ya no era necesario correr la maratón de un lado a otro
lado de nuestro inmenso mapa.

ROOSEVELT: ¡No quiero discusiones! Usted debe saber, señor secretario del Interior, que los
franceses ya se metieron en México y Panamá; los ingleses están en el Caribe y en la Argentina, los
españoles siguen en Cuba y nosotros debemos anunciar categóricamente al mundo como principio
inmutable de nuestra política, que, de ahora en adelante, potencia alguna podrá establecer una
colonia o apropiarse de un territorio en cualquier lugar del continente sin nuestro consentimiento;
y en cualquier época, sea cual fuere. Y eso no lo dije yo, lo dijo Monroe.

SEC. DE GUERRA: Estoy perfectamente de acuerdo. Máxime cuando nuestro gran presidente
Cleveland dijo: “Estados Unidos es prácticamente soberano en este continente y su decisión es
ley”.

SEC. DE CULTURA: Oportuna su intervención, señor secretario de Guerra. Yo también tengo otra
máxima que dice: ¡Donde quiera que flote la bandera de los Estados Unidos, flotará también la
cultura sajona-americana iluminando el mundo!

ROOSEVELT: ¿Eso quién lo dijo?

SEC. DE CULTURA: Yo, señor presidente.

SEC. DE HACIENDA: Felicitaciones a esa noble máxima Sr. secretario de Cultura. Por mi parte, no
quiero silenciar algo que puede servir para la historia. La grandeza de los Estados Unidos debe
basarse en la importación de materia prima a bajos precios, y la exportación de mercancías a los
precios más elevados posibles. Y advierto que esta máxima también la digo yo, que no soy menos
que el señor secretario de Cultura.

SEC. DEL INTERIOR: Yo quiero decir otra máxima: Los Estados Unidos...

ROOSEVELT: ¡Basta de máximas! ¡Ahora a nuestros ejercicios! ¡Desvístase, señor secretario del
interior! En el orden del día de nuestra reunión de hoy está el estudio de la construcción del canal.

NARRADOR: El Secretario del Interior se va desvistiendo mientras los otros secretarios hacen
prácticas de calentamiento. (Sonido de marcha militar)

SEC. DE CULTURA: Yo tengo todavía, señor presidente, algunos puntos oscuros acerca de eso.

SEC. DE GUERRA: ¿Puntos oscuros? Permítame, señor secretario de cultura, hacerle una analogía.
Aquí tiene usted estas dos sillas. Hágame el favor de saltar por encima de ellas, señor secretario.

SECRETARIO DE CULTURA: Uno, dos y… no, no, no puedo… Confieso que como secretario de
Cultura no soy muy destacado en las disciplinas físicas.

SEC. DE GUERRA: ¿Quién desea saltar este obstáculo?

SEC. DE HACIENDA: Lo haré yo.

NARRADOR: El secretario de hacienda intenta saltar el obstáculo, hace algunas artimañas, pero no
puede.

ROOSEVELT: ¿Está listo, señor Hay?

SEC. DEL INTERIOR: ¡Listo, señor presidente!

ROOSEVELT: ¡Pues hágalo!


SEC. DEL INTERIOR ¡Por el tío Sam y toda su descendencia!

NARRADOR: Toma vuelo, corre, pretende saltar y… (sonido de caída) rueda por el suelo.

ROOSEVELT: ¡Lamentable el estado físico de ustedes! ¡Lo haré yo! “¡I took Panama!”

NARRADOR: Roosevelt salta por sobre las dos sillas fácilmente. (Aplausos vigorosos.)

SEC. DE GUERRA: ¡Muy bien, señor presidente! Su salto debe ser ejemplo para futuras
generaciones. ¡Es necesario volar sobre los obstáculos!

ROOSEVELT: También sé cuál fue la intención suya, señor secretario de Guerra. En lugar de saltar,
se pueden separar las dos sillas y pasar fácilmente. Lo que demuestra que una vía acuática por
Panamá es algo vital para los intereses de la nación americana.

SEC. DE GUERRA: Y algo más, señor presidente…

NARRADOR: El secretario de Guerra coloca las sillas frente al Secretario de Cultura.

SEC. DE GUERRA: ¡Miserable!

SEC. DE CULTURA: ¡¿Qué pasa, se ha vuelto loco?!

SEC. DE GUERRA: ¡Más loco será usted! ¡Esa inmunda camiseta de barras y estrellas no me gusta!

SEC. DE CULTURA: ¡Más respeto con el emblema nacional, señor secretario!

SEC. DE GUERRA: ¡Ese no es un emblema, es un pedazo de trapo!

SEC. DE CULTURA: ¡No soporto más tamaños insultos!

SEC. DE GUERRA: ¿Ah no? ¿Qué puede hacer? ¡Veamos!

SEC. DE CULTURA: ¡Ya verá lo que puedo hacer!

NARRADOR: El secretario de cultura se abalanza sobre el secretario de Guerra, y se estrella contra


las sillas.

SEC. DE GUERRA: ¿¡Se fija!? Supóngase que nos insultan al otro lado del mar. ¿Qué vamos a
hacer? ¿Estrellarnos contra esa faja de tierra que es Panamá? Perdóneme usted los insultos, señor
secretario de la Cultura, eran sólo para demostrar la necesidad de abrir el canal para que por allí
pasen nuestros barcos de guerra. Tenemos a Cuba, por ejemplo, y al otro lado Filipinas. Supóngase
que estamos en Cuba y Filipinas nos insulta. ¿Qué tendríamos que hacer? ¡No hay duda! ¡Llegar a
Filipinas rápidamente para castigar su osadía! ¡Pero cómo hacerlo si la faja de Panamá está ahí!
¡Tendríamos que dar la vuelta por la Patagonia, bien al sur! ¿Ahora, está claro para usted, señor
secretario de Cultura, el porqué de la apertura de nuestro canal por Panamá?

(Sonido de aplausos)

SEC. DE HACIENDA: ¡Y no solamente para el paso de barcos de guerra sino también para el paso
de materias primas! ¡Nuestros barcos mercantes traen materias primas de Argentina, de Chile, del
Perú… del Ecuador!
SEC. DEL INTERIOR: ¡Y del Japón y del África...!

ROOSEVELT: ¡Y de todo el mundo...!

SEC. DEL INTERIOR: ¡Y nosotros aquí en Nueva York, necesitamos traer el oro de California al otro
lado de nuestro querido mapa!

ROOSEVELT: ¡Y no sólo los barcos de guerra y los barcos mercantes, sino nuestra cultura, nuestro
jazz, nuestro rock!

SEC. DE GUERRA: ¡Nuestras guitarras!

SEC. DEL INTERIOR: ¡Nuestro “Way American’s Life”!

NARRADOR: No hay duda de que tendrán que construir el Canal. Sus intereses nacionales así lo
exigen. América para los americanos. ¡Vivan los Estados Unidos!

SEC. DE CULTURA: ¿Y Nicaragua?

SEC. DEL INTERIOR: ¿Nicaragua? Nada tenemos que hacer en Nicaragua.

SEC. DE CULTURA: Sí. Podemos hacer un Canal por allí también.

SEC. DE HACIENDA: Ese proyecto es más costoso.

SEC. DE CULTURA: Señor presidente, yo no sé mucho de cultura física, mi empleo es apenas la


cultura. ¿Pero, me permiten hacerles una demostración?

ROOSEVELT: Desde luego, señor secretario. Pero breve porque no tenemos mucho tiempo. Los
franceses pueden de un momento a otro recomenzar la construcción del canal.

SEC. DE CULTURA: Señor secretario de Hacienda, supóngase que usted es un vendedor de paños
y…

ROOSEVELT: Prefiero, en vez de paños, pelotas.

SEC. DE CULTURA: Oportuna su sugerencia, señor presidente. Así que usted, señor secretario, es
un vendedor de pelotas, y esta silla es su almacén. Yo soy otro vendedor de pelotas y esta silla será
mi almacén. Y ustedes, señores secretarios, son los compradores.

NARRADOR: Los personajes asumen su rol en el juego.

SEC. DE HACIENDA: ¡Pelotas, pelotas! ¡Compren aquí las pelotas más elásticas de Norteamérica y
del mundo! ¡Se lanzan aquí y pueden rebotar hasta el Asia!

OTROS: ¡Somos los compradores que vienen a comprar pelotas! ¡Queremos pelotas buenas y
baratas, porque somos un gabinete de atletas!

SEC. DE HACIENDA: ¡Acérquense, acérquense acá! ¡Quien compre una pelota se lleva una pelota!
¡Quién compre dos, se lleva dos, pero quien compre tres, se lleva cinco pelotas! ¡Pague tres y lleve
cinco! ¡Oferta hasta agotar existencias!

OTROS: ¿Qué tal sus pelotas, señor vendedor?


SEC. DE HACIENDA: Las mías, buenas, ¿y las suyas?

OTROS: ¡No tenemos pelotas!

SEC. DE HACIENDA: Entonces apresúrense porque se agotarán en breve tiempo. ¡A diez centavos
cada pelota, a diez centavos!

OTROS: ¡Diez centavos! ¡Qué precio! ¡Dennos sesenta pelotas! ¡Les llevaremos pelotas a los
señores del Congreso!

SEC. DE CULTURA: ¡Un momento, señores! (Pausa larga) ¡Aquí vendo también pelotas, tan
elásticas y buenas como cualquier otra y al precio de cinco centavos!

OTROS: ¿Cinco centavos? ¡Oigan! ¡Estas son mejores y más baratas!

SEC. DE HACIENDA: ¡Alto! ¡Yo las vendo a cuatro centavos!

SEC. DE CULTURA: ¡Y yo a tres!

SEC. DE HACIENDA: ¡Y yo a dos!

SEC. DE CULTURA: ¡Y yo a uno!

SEC. DE HACIENDA: ¡Y yo a medio centavo!

SEC. DE CULTURA: ¡Y yo se las regalo, señores y señoras!

OTROS: ¡Esta es la mejor oferta! ¡Compremos aquí las pelotas! ¡La competencia ha producido este
milagro! ¡Y no tendremos ya una, ni dos, ni tres pelotas! ¡Tendremos las pelotas que queramos!

SEC. DE CULTURA: Pues bien, señores. El juego ha terminado. Y ustedes mismos han descubierto
lo sano de la competencia.

NARRADOR: Roosevelt esta emocionado.

ROOSEVELT: Excelente juego, señor secretario de Cultura. Crearemos la competencia entre


Panamá y Nicaragua. Así, el canal nos saldrá casi regalado.

SEC. DE HACIENDA: Eso también tendrá saludables consecuencias para nuestro enfrentamiento
con la compañía francesa del canal. Se verán obligados a vendernos a precio de huevo sus
instalaciones de Panamá.

SEC. DEL INTERIOR: Bueno... tampoco hasta allá, los huevos están muy caros.

ROOSEVELT: Eso no importa. Nosotros les impondremos el precio que queramos. No lo olviden. Lo
he dicho muchas veces. Anda despacio y con un buen garrote en la mano, así irás muy lejos.

SEC. DE GUERRA: Hay, sin embargo, señor presidente, una complicación. Panamá pertenece a la
República de Colombia.

ROOSEVELT: ¿Y eso qué tiene que ver? Las cosas existen en cuanto nuestro interés así lo
demande. No sé qué es Colombia, ni me importa.
SEC. DE GUERRA: A los ojos de la comunidad Internacional, existe. Y habría que negociar con
Colombia directamente y no con Panamá

ROOSEVELT: Bueno, lo haremos. Pero tomemos primero lo que tengamos que tomar y después
nos preocuparemos por la ley y los detalles.

SEC. DEL INTERIOR: Habrá que tomar una buena faja de tierra del Istmo.

ROOSEVELT: ¿Como cuánto?

SEC. DEL INTERIOR: Como unas cinco millas a lado y lado del Canal.

ROOSEVELT: Es poco, nos tomaremos diez.

SEC. DE GUERRA: ¿Por qué no nos tomamos todo?

SEC. DEL INTERIOR: Por ahora es innecesario, a la larga todo será de nosotros, hasta la Patagonia.
Lo importante es darle un piso legal a todo esto.

ROOSEVELT: ¿Y cómo?

SEC. DEL INTERIOR: Dictando una ley.

ROOSEVELT: ¿Alguien tiene una ley aquí?

SEC. DE CULTURA: Yo no, pero conozco a alguien especialista en leyes…

ROOSEVELT: ¿Quién?

SEC. DE CULTURA: John S. Spootner.

ROOSEVELT: ¿Y sí es hombre de confianza?

SEC. DE CULTURA: Totalmente.

ROOSEVELT: Entonces que fabrique la ley. Nos veremos en el Congreso. Y antes de determinar
esta reunión quiero exhortarlos a que hagan sus ejercicios físicos diarios. Tenemos que ser
siempre los más fuertes. Y estar preparados para todo.

SEC. DE GUERRA: Yo estoy haciendo diariamente mis ejercicios del desembarco. Ya he hecho
desembarcos en México, Cuba, Puerto Rico, Filipinas, República Dominicana...

ROOSEVELT: Excelente, señores. Excelente. Quiero ver la doctrina Monroe aplicada integralmente
y creo en tal política con todo mi corazón: “América para los americanos”. Música americana.
Antes de salir de escena, cantan:

TODOS

Somos la Ley,

somos la Ley, ¡yes!,

la única Ley.

¡No ser mexicana y menos


colombiana!

Pero todos tendrán que cumplir.

¡Qué grandeza!

Somos la Ley

la única Ley,

¡y ya no hay

nada que hacer!

Cubanos, argentinos,

brasileños, bolivianos,

también ecuatorianos

a todos nos chupamos

por eso aquí decimos:

“I took Panama!”

NARRADOR: Los secretarios salen trotando de la oficina junto con Roosevelt.

ANDERSON: Ya pudimos conocer un poco de lo que sucedía del lado de los Estados Unidos,
conozcamos ahora bajo la narración de Nataly Vásquez, los acontecimientos que se maquinaban
desde el lugar en discordia, Panamá.

II. DOS RATAS SE ENCUENTRAN

NARRADOR: Nataly Vásquez

VARILLA: Alejandra Garzón

CROMWELL: Angie Fernández

NARRADOR: Estamos en las playas donde se construye el canal de Panamá. Por un extremo,
vemos llegar a Bunau Varilla, representante de la compañía francesa del canal, recorre la playa con
la mirada como buscando a alguien. Del otro lado vemos llegar a Cromwell, quien pretende vender
las existencias de la antigua compañía del canal a los estados unidos, mira a todos lados, como
buscando a alguien. Sus miradas se encuentran en el horizonte, se miran, se re miran, hasta
quedar frente a frente.

VARILLA: Perdón, ¿el señor William Nelson Cromwell?

CROMWELL: Perdón, ¿el señor Philippe Bunau-Varilla?

NARRADOR: Se tienden la mano con extrañeza, empezando un juego de apretones de mano


constantes.

AMBOS: ¡Encantados de conocernos!

VARILLA: Soy ciudadano francés. Probablemente de origen sefardita.

CROMWELL: Soy ciudadano norteamericano, más conocido por el nombre de “El Gancho”.

AMBOS: ¡Mucho gusto!

VARILLA: Gracias a mis méritos fui nombrado hace unos años ingeniero jefe de la compañía
francesa del Canal de Panamá.

CROMWELL: Gracias a mi atractiva simpatía y sutil inteligencia, fui nombrado abogado único de la
nueva compañía francesa del canal de Panamá.

AMBOS: ¡Oh! ¡Tanto gusto! ¡Tanto gusto!

VARILLA: Se me conocía en el Canal como inexorable y despiadado ante las fallas morales y amigo
sincero de todos los valientes y consagrados.

CROMWELL: A mí se me conoce por “El Gancho” (sonido de espada) porque todo cuanto toco
gentes, negocios, pleitos, cosas, se me quedan como enganchados.

AMBOS: ¡Oh! ¡Mucho gusto! ¡Mucho gusto!

NARRADOR: Continúan estrechándose la mano y se hacen reverencias.

VARILLA: Después de fracasar la antigua compañía del canal, regresé a Francia como jefe-socio y
volví a Panamá después como jefesocio-interventor de la nueva compañía del canal.

CROMWELL: Y gracias a mí floreció la antigua compañía francesa del canal y ahora en la nueva, me
dispongo a hacerla florecer vendiéndole a los Estados Unidos las instalaciones, existencias y
experiencias de nuestra antigua empresa. ¡Mucho gusto!

AMBOS: ¡Definitivamente mucho gusto!

VARILLA: ¡Soy su socio!

CROMWELL: ¡Soy su socio!

VARILLA: ¡Soy para usted!

CROMWELL: ¡Soy para usted!

AMBOS: ¡Somos el uno para el otro!


VARILLA: ¡Yo soy el negativo!

CROMWELL: ¡Y yo el positivo!

VARILLA: ¡O yo el positivo!

CROMWELL: ¡Entonces yo el negativo!…

AMBOS: ¡De una misma foto! ¡La foto del triunfador!

(Sonido de música americana)

¡Somos socios!

¡Socios de la crema total!

Hacemos una llave sin igual;

pensamos sin quererlo casi igual;

y si quiere la noble concurrencia

vamos a hacer ¡una prueba magistral!

CROMWELL: Señor Varilla, ¿cree usted que podamos pensar igual?

VARILLA: ¡Lo creo, señor Cromwell!

CROMWELL: Veamos.

NARRADOR: Cromwell y Varilla se miran fijamente, se concentran en los ojos del otro y de
repente…

AMBOS: ¡Uno!

VARILLA: ¡Qué bien!

AMBOS: ¡Siete!

CROMWELL: ¡Necesariamente formidable! ¡Puede llegar hasta a ser increíble!

AMBOS: Trece... veintiocho... cincuenta y siete... ochenta... ciento diez... ciento veinticinco...

CROMWELL: ¡Fantástico! ¡Increíble!

AMBOS: Ciento veinticinco millones de dólares debemos pedirle a los Estados Unidos por la venta
de todas las propiedades, maquinarias, grúas y escritorios de la compañía francesa del Canal. Y
parte de ese dinero será para nosotros.

CROMWELL: ¡Que pillo tan honrado es usted, señor Varilla!

VARILLA: ¡Qué sutil y redomado pillo es usted, señor Cromwell!

AMBOS: ¡Mua! ¡Mua! ¡Mua!

NARRADOR: Se abrazan, se toman del brazo y cantan.


AMBOS: Somos dos ratitas muy bien nutriditas...

CROMWELL: ¡Yo de la ciudad!

VARILLA: ¡Y yo del campo!

AMBOS: Y entre las dos ratitas

tan lindas y bonitas

comeremos, comeremos, comeremos.

Roeremos, roeremos, roeremos...

todos los quesitos...

y todos los culitos...

CROMWELL: ¡Venderemos las instalaciones del Canal!

VARILLA: ¡Por el precio más alto que podamos!

CROMWELL: En esta disputa de naciones...

VARILLA: Nosotros podemos salir aprovechando.

AMBOS: Somos dos ratitas

tan lindas y bonitas

de la ciudad y el campo.

Comeremos, comeremos, comeremos...

Roeremos, roeremos, roeremos...

¡todos los quesitos

y todos los culitos!

NARRADOR: Tomados de brazo como están, avanzan por la playa cantando y saltando,
emprendiendo su camino al campo de batalla donde se hará la negociación con Estados Unidos,
van confiados, dispuestos a ganar.

II. LAS RATAS EN EL CAMPO DE BATALLA

LOCUTOR: Daniel Calderón

ROOSEVELT: Valentina Barragán

SECRETARIO DE GUERRA: Nataly Vásquez

SECRETARIO DE HACIENDA: Margarita Daza


SECRETARIO DE ESTADO:

VARILLA: Alejandra Garzón

CROMWELL: Angie Fernández

LOCUTOR: Nos encontramos en el campo de “Las Circunstancias” para llevarles a todos ustedes
amables radioyentes, esta interesante lucha de relevos entre dos bandos que se disputan la
“Supremacía” ¡Pero aquí hacen su aparición los equipos! ¡De un lado están el señor Secretario de
Estado, míster John Hay, el señor secretario de Hacienda, míster Long Garrot, líder de la teoría de
importación barata de materias primas y exportación cara de mercancías, y el señor secretario de
Guerra, ¡míster War Mistery Bush con sus cuatro barquitos en el hombro que lo titulan como
almirante total! ¡Todos ellos acompañados por su manager, el señor presidente Teodoro
Roosevelt! (Salva de aplausos.) Ah, pero ya está aquí el otro equipo, son los señores Buneau-
Varilla y Nelson Cromwell, representantes de la Nueva Compañía Francesa del Canal de Panamá.
¡En estos momentos salen al centro del campo el secretario de Estado, míster John Hay de un
lado, y el señor Nelson Cromwell del otro! ¡Al centro el árbitro, don Tierra de Nadie! El árbitro les
hace señas, los llama al centro, los instruye, ¡comienza la pelea! Salen al centro del ring. Hacen
fintas. Se estudian como dos buenos y afamados boxeadores.

A cada frase pecuniaria del uno, el otro acusa un gesto de dolor (Sonido de Golpe)

SEC. DE ESTADO: Queremos comprar sus instalaciones...

CROMWELL: Se las vendemos.

SEC. DE ESTADO: Esas instalaciones están gastadas.

CROMWELL: Pero tienen servicio para muchos años.

SEC. DE ESTADO: Entonces, ¿por qué no las utilizan ustedes?

CROMWELL: Hemos abierto casi la mitad del zanjón definitivo.

SEC. DE ESTADO: ¿Y cuánto piden?

CROMWELL: ¡Ciento cincuenta millones de dólares! (Sonido de golpe)

SEC. DE ESTADO: (Hace un gesto de dolor.) ¡Eso es mucho!...

CROMWELL: ¡Doscientos! (Sonido de golpe)

SEC. DE ESTADO: (Gesto de dolor.) ¡Es mucho!

NARRADOR: Cromwell ataca sin compasión.

CROMWELL: ¡Trescientos, cuatrocientos, quinientos! (Sonido de golpes seguidos)

NARRADOR: El secretario del estado cae al suelo.

SEC. DE ESTADO: (Cae al suelo.) ¡No, no, no!...


NARRADOR: ¡EI secretario de Estado sangra por boca y nariz! ¡Es inminente su relevo! ¡El
presidente Roosevelt le hace señas para que se salga y entra el secretario de Hacienda! Se relevan.
¡Y aquí tenemos la continuación de esta apasionante pelea! Cromwell y Secretario de Hacienda se
estudian y ¡zas! El secretario de hacienda golpea a Cromwell.

SEC. DE HACIENDA: ¡Es usted un aprovechado!

NARRADOR: Cromwell hace un gesto de dolor.

CROMWELL: ¡Negocios son negocios!

SEC. DE HACIENDA: ¡Si piden demasiado no haremos “negocio” con ustedes!

CROMWELL: ¿Cuánto dan?...

SEC. DE HACIENDA: ¡Un millón!

CROMWELL:(Sonido de dolor.) ¡No!

NARRADOR: secretario de hacienda ataca sin compasión.

SEC. DE HACIENDA: ¡Medio millón!

CROMWELL: ¡Es demasiado poco!

SEC. DE HACIENDA: ¡Un cuarto de millón!

LOCUTOR: Cromwell cae. ¡Qué gancho, señores! ¡Qué pelea tan emocionante! ¡Qué pelea!

¡Jamás en la historia de los pesos pesados se había visto semejante encuentro! ¡El señor Nelson
Cromwell yace en el suelo! ¡No se mueve! ¡Está noqueado! (Lo releva Varilla.) ¡Pero ahí entra su
compañero el señor Bunau-Varilla, listo a sacar la cara por la Compañía Francesa del Canal!
Cromwell sale y se enfrentan Secretario de Hacienda y Varilla.

VARILLA: ¡Ustedes se aprovechan!

SEC. DE HACIENDA: Si siguen en ese plano, nos tomaremos las instalaciones.

LOCUTOR: Varilla lanza un golpe bajo.

VARILLA: ¡Las potencias europeas nos defenderán!

SEC. DE HACIENDA: ¡Ese es un golpe bajo!

LOCUTOR: Varilla golpea de nuevo.

VARILLA: (Sonido de golpe) ¡Francia!

SEC. DE HACIENDA: (sonido de dolor.) ¡No!

VARILLA: ¡Italia!

SEC. DE HACIENDA: ¡No!

VARILLA: ¡Rusia!
LOCUTOR: El secretario de hacienda cae de rodillas.

SEC. DE HACIENDA: ¡Ay!

LOCUTOR: Roosvelt, desde la esquina.

ROOSEVELT:¡Háblele de Nicaragua!

LOCUTOR: Varilla lo remata.

VARILLA: ¡Inglaterra!

LOCUTOR: El Secretario cae al suelo. ¡Tremendo golpe, señores y señoras! ¡Jamás habíamos visto
una pelea tan emocionante! Creo que el equipo del señor Roosevelt, se va a rendir… ¡No! ¡Nada
de eso! ¡Aquí viene al relevo nada menos que el secretario de Guerra!

SEC. DE GUERRA: ¡Si insisten, haremos el Canal por Nicaragua!

LOCUTOR: Cae Varilla.

CROMWELL: ¡Eso es juego sucio!… ¡No lo permitiremos!

LOCUTOR: El Secretario de Guerra sigue golpeando a Varilla.

CROMWELL: ¡Está bien, está bien! ¡Time!¡Time!

LOCUTOR: Los equipos se retiran a sus esquinas. En la esquina de Roosevelt.

SEC. DE GUERRA: ¡Es hora de masacrarlos, señor presidente!

ROOSEVELT: ¡No! Démosles el “Time”. A la larga nos podremos aprovechar de ellos.

LOCUTOR: En la esquina de Varilla-Cromwell.

VARILLA: ¡Van a negociar con Nicaragua!

CROMWELL: ¡Imposible! ¡No hay que dejarlos!

VARILLA: ¿Y qué vamos a hacer?

CROMWELL: Llamemos a Bogotá al señor Mancini, representante de la compañía.

LOCUTOR: Cromwell se dirige al teléfono y marca un número. ¡En estos momentos, el señor
Cromwell llama por teléfono a Bogotá, seguramente para pedir ayuda! ¡Hay un suspenso que se
oye en el ambiente! ¡Qué pelea tan emocionante, señores!

LOCUTOR: Esquina de Roosevelt.

SEC. DE GUERRA: No los dejemos confabular, señor presidente, o nos pueden tomar

ventaja…

SEC. DE HACIENDA: Es posible que estén llamando a todas las potencias europeas para

que los ayuden a reiniciar la construcción del Canal…


ROOSEVELT: Desde que el viejo Lesseps murió ya no hay quien haga levantar ese cadáver. No
olviden que ni siquiera él mismo pudo hacerlo.

SEC. DE ESTADO: ¿Pero Inglaterra? ¡Si Inglaterra se mete en esto, es peligroso que nos noqueen!

ROOSEVELT: No teman. Inglaterra no se meterá en esto para nada. Ellos tienen sus intereses en el
canal de Suez y reconocerán los nuestros en Panamá. De manera que ese par de pillos de seguro
están llamando a Bogotá para lograr una prórroga.

LOCUTOR: En la esquina de Varilla-Cromwell, Cromwell llama por teléfono.

CROMWELL: ¿Mancini al habla? ¡Hola Mancini!... No puedo decirle cómo anda mi señora... hay
algo más urgente que eso. El gobierno de los Estados Unidos va a negociar con Nicaragua. Es
urgente, por lo tanto, que usted consiga una prórroga para nosotros del gobierno colombiano,
mientras logramos venderles a los Estados Unidos las instalaciones de Panamá.

LOUTOR: En la esquina de Roosevelt.

SEC. DE ESTADO: Si no se consigue la prórroga, negociaremos con Nicaragua.

ROOSEVELT: Qué barbaridad está diciendo usted señor secretario. Lo construiremos por Panamá
de todas maneras. Usted debería saber a estas alturas que el proyecto de Nicaragua es mucho más
costoso.

LOCUTOR: En la esquina de Varilla-Cromwell.

CROMWELL: ¿Ya? (Asombrado.) ¿Cómo, señor Mancini, tan rápido consiguió la prórroga? ¡Es
usted un mago!… ¿Cómo? ¿Qué sólo fue cuestión de unos cuantos dólares?... Sí...sí, desde luego;
en esos países muertos de hambre acostumbra a suceder eso... Claro que en los nuestros también,
pero no tan frecuentemente. En la esquina de Roosevelt.

ROOSEVELT: De manera que construiremos el canal por Panamá, no le quede duda. Esto de
Nicaragua es tan sólo para ponerlos a sufrir… ¡Me divierte esto!

LOCUTOR: En la esquina de Varilla-Cromwell.

CROMWELL: Felicitaciones, señor Mancini. Y confíe en nosotros. Ganaremos el match. ¡La noticia
que nos da, nos vuelve leones!

LOCUTOR: Varilla y Cromwell, saltan al centro del ring.

CROMWELL Y VARILLA: ¡Estamos listos!

LOCUTOR: Saltan a la lona, el Secretario de Estado y el Secretario de Hacienda.

SECRETARIOS: ¡Nosotros también!

CROMWELL Y VARILLA: (Al tiempo.) ¡Encontramos los argumentos justos para que ustedes

construyan por Panamá y no por Nicaragua!

SECRETARIOS: ¿A ver? ¡Que se oiga!


CROMWELL: ¡En Nicaragua habría que excavar 227 millones de yardas cúbicas!

VARILLA: ¡Y en Panamá, sólo 94!

CROMWELL: ¡En Nicaragua se necesitan 40.500 toneladas de acero!

VARILLA: ¡Y en Panamá, sólo 32.000!

LOCUTOR: Los Secretarios se ríen a carcajadas.

CROMWELL Y VARILLA: ¿Qué pasa? ¿Por qué se ríen?

SECRETARIOS: ¡En Panamá los trabajos de excavación están adelantados en un 35% y en


Nicaragua ni siquiera se ha echado la primera palada! ¡En Nicaragua hace poco retumbó el volcán
Momotombo y en Panamá no hay volcanes! ¿Nooo?

LOCUTOR: Se ven sobrados. Se ríen y regresan a su esquina. Saltan a la arena el presidente


Roosevelt y el secretario de Guerra.

SECRETARIOS: ¡En Nicaragua habría que construir un ferrocarril paralelo al canal y en Panamá ya
está construido; lo construimos nosotros en 1850 cuando la fiebre de oro en California! ¡No nos
están contando nada nuevo!

LOCUTOR: Varilla habla a Cromwell.

VARILLA: ¡¿Tú sabías eso?!

CROMWELL: ¡No! ¡Sí! ¡Mejor dicho!…

LOCUTOR: El Secretario de Guerra y el presidente Roosevelt golpean a los negociantes y estos


caen a la lona. Roosevelt victorioso entra a la palestra y pone la pata encima de Varilla.

ROOSEVELT ¡Les daremos 40 millones solamente! ¡Podríamos no darles nada, pero el gran
hombre se reconoce por sus actos generosos!

LOCUTOR: Varilla debajo del tacón de Roosevelt casi llorando.

VARILLA: Don Teodoro, ¿no podría darnos 45 pero que queden facturados sólo 40? Esos cinco
milloncejos quedarían para mi compañero y yo... (Casi llorando.) ¡Ahora que quedamos sin
empleo!… ¡Buuuuu!

LOCUTOR: Vemos a Roosevelt pensativo.

ROOSEVELT: ¡Sea así! ¡Hoy mi corazón está feliz porque hemos tomado Panamá! ¡“I took
Panama”! ¡Y que este triunfo les sirva de lección a las nuevas generaciones de americanos! Las
cosas se consiguen así. Caminando despacio y con un buen garrote en la mano, se llega muy lejos.
Pero para manejar bien el garrote se necesita un gabinete de atletas. ¡Hurra por mis muchachos!

(En grabación se oye la hurra de un estadio.)

LOCUTOR: ¡El match de boxeo ha terminado con una rotunda victoria de nuestro “Gabinete de
Atletas” que impuso al equipo de “La Compañía Francesa del Canal” la humillante derrota de 40
millones de dólares! Ahora nos trasladamos al Congreso de los Estados Unidos en donde será
sancionada la victoria de nuestro gran presidente… ¡Teodoro Roosevelt!

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