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Klossowski, Pierre - La Moneda Viviente PDF
Klossowski, Pierre - La Moneda Viviente PDF
La moneda viviente
Im preso en Argentina
Printed in A rgentina
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****m
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1 H e m a n t e n id o ci n e o lo g is m o d e su n í i
u t iliz a d o por P ierre K lo s s o w s k i, q u e b u sca a q u í
claram ente d istin gu irlo del térm ino 'inutilidad' (N o ta del
Traductor).
La noción de de sutilidad (aquí invertimos el
s e n t i d o k e y n e s i a n o d a d o p o r un e m i n e n t e
c o m e n ta d o r, M. d e L a rg en tay e) mide aq u e lla
parte d e inteligibilidad en el acto de fa b ric a r
o b j e t o s p r o p i o s a un u s o y el c a r á c t e r
o r i g i n a l m e n t e ininteligible de la c o a c c i ó n
"fantasmática". Pero el equivalente que expresaría
el ac to de fabricar, o sea satisfacer una o varias
necesidades y así admitir un uso determinado pero
sin ninguna relación con lo que se renuncia, se
efectúa en fo rm a proporcional a la contrariedad
obsesiva: el "placer de no hacer nada'1 en sentido
e c o n ó m ic o , o el d eseo de otra actividad que
perm ita hacerse valer por otra aptitud, p ro pia a
e la b o r a r p ro p e n s io n e s afectivas -esto sería en
fo rm a im plícita (según K eynes) el sentido del
salario que el trabajador le atribuye o le deniega-;
pero tal es también el sentido que posee la com pra
de un p r o d u c t o p o r el c o n s u m id o r, q u i e n
c o n s ie n te en u tiliz a r el p ro d u c to seg ún sus
propios límites.
Si re in a un e s t a d o de c o m p e n s a c i ó n
c o n tin u a y de in te rc a m b io s entre las fu e rza s
pu lsio n ales que se sustentan a expensas de la
u n i d a d o r g á n ic a , esto s in te rc a m b io s n o se
efectúan sin dejar huellas que son "notaciones" de
lo t o m a d o c o m o m u estra, in terc am b ia d o : el
fantasm a es responsable del organismo, co m o el
g o c e o el s u f r i m i e n t o e x p e rim e n ta d o s son
re sp o n sa b le s del fan ta sm a que les pro cura el
individuo. He aquí el "saldo deudor" de la unidad
individual.
¿ C ó m o p o d r í a e n c o n tr a rs e esta m is m a
notación en la fabricación del objeto de uso? ¿Es
acaso co n c eb ib le q ue la unidad individual del
productor se limite (en tanto sujeto económico) a
afirmarse para sí co m o en consideración a otras
unidades, reconocibles por la aptitud que tienen
de fabricar, pero asim ismo de usar?
P ara el u s o q u e p r e s c r ib e , el o b j e t o
f a b r ic a d o ya sería la lín ea v aria b le de una
propensión, la que en algunos existiría en grados
dife re n te s y en o tro s que la fa b ric a n es ta ría
totalmente ausente, indiferentes a su uso, o los que
la utilizarían a falta de una necesidad que ignoran
en ausencia de un objeto que se las revele. Habrá
sin d u d a una a p a rie n c ia de ig u a ld a d o una
igualdad accidental, o aun y casi siem pre, una
inevitable desigualdad de las propensiones en el
uso tanto com o en la fabricación. ¿Se trataría pues
del "libre ju e g o de las pasiones"? Pero esto es
razonar todavía al interior de un circuito en que
todos los juegos están hechos por las estadísticas o
las c o y u n tu ra s y no po r los ju g a d o re s . Y en
efecto, a nivel del sujeto económ ico com o u n ida d
individual (¡sabe que no es lo que "quiere11 sino lo
que puede!) la desig u ald a d fu nd am en tal de las
p ro p e n sio n e s e x ig iría que in terv e n g a una
s i g n i f i c a c ió n c o m p e n s a d o r a en la d e c is i ó n
aparente de fabricar para tal o cual uso, no sólo
respecto a otras unidades, sino principalm ente al
interior de la m ism a u n id a d . Sin e m b arg o , el
único interés del régimen industrial está en que el
productor o et c o n su m id o r no m anifiesten com o
algo espontáneo un aspecto de ellos mismos, que
tomarían prestado a tai fo rm a de fabricación o del
co n su m o la forma propia de su sustancia y de su
m o d o de ex is te n c ia , en ta n to que "u n id a d e s
individuales". La total perogrullada en la que cae
esta constatación no nos avanza en nada; n o más
que el hecho de ob serv ar que "no sabría ser de
o tra fo rm a ", ya que el o b je to que fa b ric a y
consum e define no sólo el sujeto económico, sino
g arantiza adem ás su u n id ad moral y material.
A h o ra bien, en ninguna otra parte salvo en este
tipo de p erogrulladas se e s c o n d e el aprem iante
m o tiv o de la b ú sq u e d a de un equ iv ale n te ; la
un idad del sujeto e c o n ó m ic o sigue siendo una
un idad eficazm ente p ro d u c tiv a a condición de
que sea inducida a confundir sus p reten d id as
propensiones con la continua desviación de las
mismas. Pero ya sea que esta desviación se efectúe
p o r el acto tan in d is p e n s a b le y le g ítim o de
fabricar objetos de uso -he aquí una interpretación
d em asia d o absurd a com o para que la unidad se
detenga por un instante- : ¿ c ó m o puede negarse a
dicha fabricación puesto que ha salido ganando?
L a unidad del su jeto no p u e d e salir de esta
inmediata evidencia, por la única razón de que no
ve que ésta es la ficción de una necesidad tan
incontrolable com o deliberada.
De tal suerte una categoría de objetos de uso
se substituye inm ediatam ente a cualquier otro uso
dictado por las aptitudes pasionales; en cambio, si
el sujeto económ ico cesara tan sólo de implicarse
c o m o unidad y tom ara las riendas de su propia
" d esco m p o sició n " para re c o m p o n e rs e según la
a p titu d de cu a lq u ier p a sió n p a r a fa b r ic a r su
o b je to , éstas aptitudes podrían desarrollarse en
otro s tantos objetos fabricables; -es tanto más
i n c o n c e b i b le c u a n to q u e j a m á s i n te rp re ta rá
s e m e ja n te s a p titu d e s (c o m o tan tas o tras
pretendidas propensiones) desde el punto de vista
de su "unidad individual", determ inadas p o r las
c o y u n t u r a s q u e de a n t e m a n o c a lc u la n sus
"necesidades"-.
¿ P u ede indicar la fa b ricac ió n de o bjetos
utilitarios (que da su fisonom ía a nuestro m undo)
q u e el sujeto e c o n ó m ic o -a partir de su unidad
i n d iv id u a l, de su a p titu d p ara p ro d u c ir s e y
re p ro ducirse- busca pronunciar su renunciam iento
a ese estado en favor de su subsistencia, a falta de
eq u iv a le n te para su estado pulsional (c o m o el
sim ulacro del arte), o de otro equivalente diferente
de! salario? ¿F abrica acaso con el único fin de
sustituir? ¿O bien la renunciada im pulsión, o la
aptitud para expresar dicha impulsión, exigirá que
en el a c to de fa b r ic a r o b jeto s u tilitario s se
p r o n u n c ie el v alo r de la p é r d id a sufrida en
p ro v e c h o del uso p rescrito p o r eso s m is m o s
objetos?
D e sd e el p u n to de vista de la efic acia
fabricable, a partir de su discrim inación entre el
uso estéril y el uso productivo, no com pete ya a la
utilidad re so lv e r el ap rem io o b s e s iv o p o r una
d eterm in a d a fabricación destinada a d ic h o uso.
Sin e m b a rg o el fabricante de sim ulacros -de uso
estéril- subsiste en el m u n d o utilitario. No sólo
d iv u lg a sus p ro p io s fa n ta sm a s a través de ios
p r o d u c to s i n v e n t a d o s po r la a s tu c ia d e su
intelecto, sino, al igual que el fabricante utilitario,
de instrum entos y de objetos de uso, tam bién él
vende lo que div ulg a al precio que le cuesta el
acto de divulgar; ¿debió acaso morirse de hambre,
o pretende enriquecer el conocim iento por m edio
de las sensaciones que procura? El produ ctor de
cu a lq u ie r tipo de herram ientas, el trabajador en
general, no d iv u lg a nada -con excepció n de su
necesid ad de otros objetos a través de objetos
existentes-: es decir, el uso p erfeccionado de un
objeto lim itad o y prescrito ex c lu siv am ente para
ese uso.
¡Ni s i q u i e r a se d i s c u t e q u é n i n g u n a
divulgación fantasmática no pueda ni deba abrirse
p a s o en el a c to d e f a b r i c a r para un u so
indispensable! Así, cualquiera sea la aplicación
im aginativa que aporta la ciencia es pura locura
q u e re r b u scar la más m ín im a co incid e n cia, o
analogía, entre el acto de fabricar un utensilio y el
acto de divulgar cualquier fantasma por m edio de
un simulacro.
No pudiendo el mundo utilitario com pensar
p o r n i n g ú n s ig n o el t r a s t o r n o del e s t a d o
impulsional en plena actividad fabricadora, puesto
que esta misma activid ad y a se efectúa com o
co m pen sación, se c o n s id e ra q u e tan sólo el
s im u la c ro del arte puede d a r cuenta de este
t ra s tro c a m ie n to y, p o rq u e es s im u la d o r, sus
productos podrán asimilarse a los objetos de uso.
A h o r a b ie n , las i m p u l s i o n e s ig n o r a n e s ta
d istinción entre dos categorías de instrum entos,
entre los sim ulacros "nobles" y los u ten silio s
" i n n o b l e s ”, m ie n tra s que los afe c to s to m a n
indiferentemente a su servicio tanto estos últimos
c o m o las puras operaciones del intelecto. Pero si
los simulacros del arte indican la propia urgencia
im pulsional, y que, por el ingenio del artista se
convierten en utensilios para uso de los afectos,
¿ n o serían también por casualidad los utensilios
s im u la c ro s? Si la s i m p u l s i o n e s to m an
i n d i f e r e n t e m e n t e a su s e r v i c i o t o d o lo
propiam ente utilitario, nos queda pues considerar
e s ta c a te g o r ía de o b jeto s p ara d isc e rn ir los
s im u la c ro s : a saber, que p o r d e f in ic ió n las
h e r ra m ie n ta s se en c u e n tra n m ás a le ja d as del
simulacro, en lo que hace a la prescripción de un
uso rigurosam ente restringido para ser eficaz (es
decir que circunscriben una operación irreversible
en sus efectos y, por m uy ram ificada q u e esté,
e x c lu y e n to do resultado sim ulado), y p o r esto
m is m o serán s im u la cro s de n o-sim u la ció n , es
decir, del hecho con su m ado, en el que se tom a esa
parte d e s v ia d a d e la v id a pulsio n al p ara la
fabricación de los objetos de uso. A hora bien, si el
s im u la cro del arte es u n a h erram ienta d e las
p a sio n e s, hace falta en ton ces q ue la sim ulación
tam bién sea una operación eficaz; si hubiera sido
sólo u n sim ulacro sim u lado , habría fa lta d o su
e f e c t o ( c u a n d o s a b e m o s q u e és te c o n s i s t e
justam ente en ser constantem ente reversible en su
operació n, y de un uso tan exten d id o y variable
com o la m ism a vida pasional).
El afecto encontraría en el producto del arte
la expresión de su fantasma: el afecto actuaría en
el utensilio que se n iega a expresarlo, so pretexto
de la utilidad de alguna cosa, y donde el afecto no
tendría ningún espacio.
El im pulso sólo actúa en la relación del ser
humano con lo que él fabrica o no; se remite por
tan to al o b j e t o p a ra d e c id i r cu á le s son sus
u rg e n cias. Lo u rg e n te (c o m o la su b siste n cia)
form a parte de lo serio y no sabría en a b s o lu to
simularse, c o m o se sim ula la urgencia de aq u ello
que no ¡o tiene.
Si los objetos utilitarios sólo garantizan por
sí m ism os la n o-sim ulación, no habría en ton ces
nin g u n a urg en cia de los afectos c o m o ta m p o c o
n in gun a urgencia utilitaria. La urgencia utilitaria
es proporcional a la urgencia afectiva. Y porque la
a fectiv id ad sólo es a plaza ble por lo u tilita rio
(cuya urgencia no es simulable), por esta razón la
u rg e n c ia a fe c tiv a e n c u e n tra en la u tilid a d el
simulacro de su p r o p io aplazamiento.
A p la z a r la v o lu p tu o s id a d es con tar con el
futuro, garantizado por la fabricación de objetos
de uso. Sin em bargo, los im pulsos no tienen otro
límite a la urgencia más que el suyo propio, y la
v o lu p tu o sid a d c o m o tal es tan inm ediata co m o
la te n te e im p re v is ib le . P or lo que d e b e ser
constantem ente postergada. Si desde el p u nto de
vista utilitario, la voluptuosidad no es urgente, es
en c a m b i o u rgen te que sea sim u la d a p o r
cualquier m edio convenientem ente serio, para que
lo s e rio no sea sim ulado p o r una u r g e n c ia
indiscutible.
De este m o d o la im pulsión voluptuosa no
suprim e únicam ente la operación simulante en el
d o m in io utilitario, sino le e x ig e tanto m ás por
c u a n to le discute su propia urgencia: trasto rna
sim plem ente los factores y conduce al sim ulacro
ahí donde reina la dura necesidad.
F a n ta sm a im p u lsio n al -sim u lacro ;
subsistencia indisim uiable- fabricación utilitaria:
do s circ u ito s q u e en la u n id a d ind ivid ual se
interp en etran sin que esta u nid ad jam ás logre
r o m p e r lo s , s in o a p la z a n d o p e r p e tu a m e n te la
urgencia de uno u otro circuito.
Sólo por este motivo se plantea la cuestión
de un equivalente: simular (po r el esfuerzo) el
ap la z a m ie n to de lo que no es urgente p ero es
in m e d ia to (la e m o ció n voluptuosa), equivale a
s i m u la r una u r g e n c ia q u e en sí m is m a es
indisimuiable. La voluptuosidad sigue siendo tan
p o c o s im u la b le c o m o la s u b s is te n c ia -se g ú n
estim em os una más urgente que la otra-. Decidirse
por una urgencia contra otra form a lo irreversible,
c o m o cu an do restablecemos la fabricación, de la
que salimos sólo por medio de la destrucción.
N a d a en la v id a i m p u ls i o n a l p a r e c e
p r o p i a m e n t e gratuito. D esde que una
in t e r p r e t a c i ó n d ir ig e el p ro c e s o m is m o (el
com bate de la em oción por mantenerse contra el
instinto de propagación), interviene la evaluación,
esto es, el p r e c io ; pero el que carga con todos los
gastos, el que de un m o d o u otro pagará, es el
a g e n te c o n s titu id o p o r el lugar en q u e se
d e s a rro lla el c o m b a te , d o n d e se trafica o se
negocia un posible o im posible com pro m iso, el
p ro p io cuerpo.
A quí se configura un primer dilema: o bien
perversión interna -disolución de la u n id a d : o
bien afirm ación interna de la unidad- perversión
externa.
Q u ie n se n iega a p ag a r el precio de la
em oción voluptuosa y reivindica la gratuidad del
instinto de p r o p a g a c ió n , es d ecir de su pro p ia
u n id a d , pa g a rá centuplicada dicha gratuidad por
la perversión externa de las condiciones en las
que la unidad individual es llamada a afirmarse.
El día en que el ser hum ano haya superado,
e s to es re d u c id o la p e r v e r s ió n e x te r n a , la
m o n stru o sa hip ertro fia de las "necesidades", y
co nsien ta en ca m b io a la perversión interna, es
dec ir a la diso lu ció n de su ficticia unidad, se
organizará una co n c o rd a n c ia entre el deseo y la
p ro d u c ció n de dich os objeto s en una econo m ía
ra c io n a lm e n te e s ta b le c id a en fu n c ió n de sus
im p u ls i o n e s ; p u es la g r a tu id a d del esfuerzo
c o r re s p o n d e r á al p r e c io de lo i r r a c io n a l La
lección de Sade d e m o s tra ría q u e la utopía de
Fourier oculta una p ro fu nda realidad. Pero hasta
entonces, está en el interés de la industria que la
utopía siga siendo una utopía y que la perversión
de Sade continúe siendo la d ín a m o m ism a de la
m onstruosidad industrial.
La gratuidad y el precio
Excursus
P e ro para c o m p r e n d e r b ien p o r q u é la
m o n e d a p u e d e o c u p a r este rol p a r tic u la r de
eq u iv a le n te sin co n fu n d irs e ja m á s con aq u e llo
cuyo valor encarna, debem os volver nuevamente a
Sade.
A b olir la propiedad del cuerpo propio com o
ajeno es una operación inherente a la imaginación
del perverso; éste habita el cuerpo ajeno c o m o si
fuera el suyo y así atribuye el propio al otro. Lo
q ue e q u iv a le a d ec ir que el p ro p io c u e rp o se
re c u p e r a c o m o d o m i n io fa n ta s m á tic o ; de tal
m odo deviene eí equivalente del fantasma, del que
es simulacro.
E n tre el f a n t a s m a y su v a l o r i z a c i ó n
m ercantil, el n um era rio c o m o signo del valor
invalorable del fantasm a es parte integrante del
m odo representativo de la perversión. El fantasma
p e r v e r s o es en sí m is m o i n i n t e l i g i b l e y
no-intercam biable; es por esto que el num erario,
por su p ro p io carácter abstracto, co nstitu y e su
i n t e l i g i b l e e q u i v a l e n t e u n i v e r s a l. H a y q u e
d i s t i n g u i r a q u í p o r un la d o : la f u n c i ó n
fa n ta s m á tic a del d in ero -es decir el hecho de
co m prar o de venderse- en tanto que el numerario
e x t e r i o r i z a y d e s a rro lla la perv ersid ad entre
diferentes m iem bros; y por otra parte: la función
m ediadora del dinero entre el m u nd o cerrado de
las a n o m a l í a s y el m u n d o d e las n o rm a s
institucionales.
El dinero, equivalente de riquezas escasas,
s ig n o d e p e n a s y e s f u e rz o s en el s e n tid o
institucional, debe significar la desviación de estas
riquezas en beneficio del fantasm a perverso: si el
f a n t a s m a e x i g e un d e te r m in a d o g a s t o en
n um erario, el numerario expresará la equivalencia
del fa n ta s m a así c o n c re tiz a d o , por la m ism a
cantidad de riquezas representadas por el poder
de c o m p r a del n u m e r a r io . He a q u í ta n to s
esfu erzo s frustrados, tantas frustradas penas al
exterior. Equivalente de riquezas, el dinero es por
lo tanto la destrucción de estas riquezas, mientras
este conserve el valor: al igual que el lenguaje,
signo de lo existente (en cu an to poseedor de un
sentido), en el estilo de Sade se hace signo de lo
inexistente, es d ecir sim plem ente de lo posible
(d e s p ro v is to de sentido según las norm as del
le n g u a je in stitu c io n a l). El d in e ro , al m is m o
tiem po que representa y garantiza lo existente, se
convierte en el m ejor signo de lo que no existe,
esto es del fantasm a, que en su m onstruosidad
integral* se presenta com o la transgresión de las
n o rm as, c o m o una p ro g resiv a conquista de lo
inexistente: es decir ío posible.
El acto de transgredir las normas existentes
en nom bre de una posibilidad siempre inexistente,
s u g e rid o por el fantasm a, está representado de
m anera em inente por la naturaleza del numerario:
esto es, la libertad de elegir o rechazar tal o cual
bien entre otros bienes existentes. Por m edio de
e s t a p o s i b i li d a d de e le c c ió n o r e c h a z o , el
nu m era rio cuestiona el valor de lo existente en
favor de lo inexistente. L o inexistente, según el
lenguaje de las norm as -las anom alías enunciadas
negativam ente- se en uncia de m o d o positivo por
el n u m e r a r io no g a s t a d o , qu e r e c h a z a lo
existente. El c e rra d o m u n d o de la p erv e rs ió n
sa n c io n a a tra v é s del n u m era rio la
incomunicabilidad misma de los seres; es la única
m an era inteligible p o r la que el m u n d o de las
a nom alías reacciona positiv am ente al m u n d o de
las n o rm a s . P ara h a c e rs e o ír p o r el m u n d o
in s titu c io n a l, la m o n s t r u o s i d a d in teg ra l to m a
prestado de éste el signo abstracto de los bienes
intercam biables. Esto quiere decir que habría tan
sólo u n a au téntica c o m u n ic a c ió n universal; el
intercambio de los cuerpos p o r el secreto lenguaje
de los signos co rp ora les. El argum ento (de Sade)
es más o m enos el siguiente: las institucion es
preten den salvaguardar la libertad individual, es
decir, la integridad de las personas, substituyendo
al in tercam b io de los cu erp os el intercam bio de
los bienes según el s ig n o neutro y por lo tanto
e q u ív o c o del n u m e ra rio ; pero al a b rig o de la
p ro te c c ió n de la c irc u la c ió n de riq u e z a s , el
n um erario no hace sino aseg urar secretam ente el
intercam bio de los cuerpos en el nom bre e interés
d e las in s titu cio n e s. La d e s a p r o b a c ió n de la
m o n s tru o s id a d integral p o r las instituciones se
convierte en una prostitución de hecho, material y
moral. Y todo el sentido de las sociedades secretas
que Sade im agina es la de hacer m anifiesto este
dilem a: o bien la com unicación de los seres a
través del intercambio de sus cu erp o s, o bien la
prostitución bajo el sigtm del numerario.
R esp ec to at exterior, los candidatos a la
m o n s t r u o s i d a d integ ra l n o p u e d e n a f ir m a rs e
m o r a lm e n te s in o por el le n g u a je ló g i c o y,
m aterialm ente, por el numerario. M oralmente, se
h a c e n c ó m p l i c e s e n tre lo s seres n o rm a le s ;
m a te ria lm e n te , reclu tan sus v íctim a s
ex p e rim en tales a precio fuerte y de este m o d o
com piten con lo que las instituciones otorgan para
una subsistencia "normal".
En el c e rra d o m undo de la m onstruosidad
integ ra l, el f a n t a s m a , de p o r sí in v a lo ra b le ,
inasequible, inútil y arbitrario, desde que p a sa al
nivel del p restigio co rpo ral, se constituye com o
una rareza: ya se asiste al inicio de la m o derna
m ercantilización de la em oción voluptuosa, con
ex cep ció n de q u e la explotació n industrial será
capaz de estandarizar la sugestión a bajo precio, y
de colocar al objeto viviente de la em oción fuera
de p r e c i o , m i e n t r a s q ue en la é p o c a a ú n
m anufactu rera de Sade, la sugestión y el objeto
vivo de la emoción se confunden. En el circuito
cerrado de la monstruosidad de Sade, el simulacro
v iv o del fa n ta s m a está fu e ra de precio: los
estatutos de la Sociedad de Am igos del C rim en
e stipu lan no re cibir en ca lid a d de m ie m b ro a
«nadie que no pueda probar al menos veinticinco
mil libras de renta, visto que los gastos anuales son
de a lre d e d o r d ie z mil fra n c o s por p erso n a» .
Excepto esta condición, no se admite ninguna otra
discrim inación de rango o de origen. En cam bio,
«veinte artistas o gente de letras serán recibidos al
m ód ico precio de mil libras por año. La Sociedad
p ro tec to ra de las artes qu iere atribuirles d icha
deferencia; está disgustada con el hecho q u e sus
b ajo s re cu rsos no le perm itan adm itir a este
m ed io cre precio un n ú m e ro m ay or de ho m b res
por los que siempre tendrá una enorm e estima».
Al fin de cuentas, es el hom b re de letras
(Sade) el que aporta la sustancia de la sociedad
q u e im a g in a ; la Sociedad de Amigos del Crimen
es ante todo la sociedad de sus propios lectores;
pues tal com o Sade la concibe, un espacio para los
espíritus, una sociedad secreta sólo se justifica a
nivel espiritual. Pero ese nivel espiritual reaparece
en la fa b ricación del sim ulacro; el fabricante de
s im u la c r o s d e p e n d e de la d e m a n d a de una
clientela; la presencia del artista o del escritor en
la S o cied ad de Am igos del Crimen indica aquí la
relación del creador en el seno de la sociedad en
general y esta relación está estrecham ente ligada
al p ro blem a de la producción de bienes y de su
valor en el circuito económ ico y en particular a la
fa b ric a c ió n de o b je to s co n c ern ien te s a la vida
psíquica, de por sí invalorable; cuanto más sufren
ios clientes el ap rem io de sus propios fantasmas,
m ás a u m e n t a el p r e c io en la o fe rta de los
f a n t a s m a s c o r r e s p o n d i e n t e s . S e g ú n S ad e, la
S o c i e d a d d e A m ig o s d e l C r im e n e x p l o t a
v e r g o n z o s a m e n te al fa b ric a n te d e sim ula cros:
pretende "honrarse" con sus invenciones, pero se
declara incapaz de re m u n e rarlo de m odo ju sto .
S e m e ja n te d e s p r o p o rc ió n está in scrip ta en la
m ism a n a tu ra le z a d e la em pre sa: c u a n to más
requ iere el fantasm a al sim ulacro , más actúa y
reacciona el simulacro sobre el fantasma, es decir,
más lo desarrolla y m ás encarece el fantasma -y
adqu iere la seriedad de todo lo que necesita un
gasto-.
A h o ra bien, la representación m isma de la
v enalidad aum enta la valorización del fantasma:
de ningún m odo es la miseria lo que empuja a las
personas a venderse, sino por el contrario, es su
p ro p ia riq u ez a la que los o bliga. Así en la
Nouvelle Justine, V erneuil co rro b o ra en la de
Esterval una particularidad anatómica, garante de
una p ro p e n sió n lúbrica a sus ojos inestim able,
p ero no q u ie re lib rarse a una p r o m e t e d o r a
e x p e r i e n c i a s i n o a c o n d i c i ó n d e q u e su
c o m p a ñ e r a a c e p t e ser re m u n e ra d a : ta s a c ió n
o b j e t i v a d a q u e p r o v o c a en ésta un g o c e
inmediato. El num erario ejerce aquí una evidente
fu n c ió n de transuhstanciación -sin otra utilidad
que esta m ism a función: es decir una operación
pu ram ente lúdica-. De este m o d o Juliette evalúa
de m anera diferente los atractivos que co m pon en
su cuerpo, mientras que ella no es (o no es más)
u n a c o r te s a n a p r o f e s i o n a l , sin o u n a m u je r
c o m e d id a , v iu d a (d e lib e ra d a ) del C o n d e de
L o rs a n g e , es d e c ir a v e n tu r e ra por c o r ru p c ió n
moral -todo esto entra en la sutilidad del fantasma
qu e Ju lie tte se apresta a co nc retiza r-. Y sin
e m b a r g o la fo rtu n a de este m o d o a c u m u la d a
precipita a Juliette en una exprop iación de su
c u e rp o c o n tin u a m e n te re n o v a d a ; ella siem p re
sigue estan d o m ás acá del fantasm a y su única
satisfacción es la de no h a b e r jam ás socorrido
siquiera con un centavo la miseria humana. Y esto
p o r q u e en e f e c to J u lie tte en sí m is m a la
re p re se n ta . ¿ C ó m o e v a lu a r en n u m e ra rio el
invalorable fantasma? ¿De dónde vendría su valor
num erario sino de la privatización que a su vez
esto significa?
G r a d o m á x i m o d e la evalu ación : el
equivalente del fantasma (la sum a pagada) no sólo
re p resen ta en sí la e m o c ió n , sino tam b ién la
e x c lu s ió n de m illares de vidas h u m an as. Del
punto de vista gregario, su valor aum enta con este
escándalo*
P u e s el d i n e r o g a s ta d o de esta fo r m a
significa: volu ptu osidad exclusiva - escasez =
aniquilamiento ~ v alo r s u p re m o del fa n ta sm a .
E s o es ta n to c o m o d e c ir: m ás este d in ero
representa miles de b o ca s, más confirma el valor
d e l cu erp o e x p r o p ia d o : m ás este mismo cuerpo
representa el valor de miles de vidas h u m a n a s;
esto es: un fantasma - una población entera. Si el
d e s v í o no existe, si no tu v ie ra el p eso q u e
representan las miserias^ esta evaluación caería
inm ediatam ente en el vacio. P ues por un lado
hace falta que esté la significación positiva del
d in e ro en tan to re p re s e n ta el e q u iv a le n te de
innum erables vidas hum anas, y por otra parte su
s i g n i f i c a c ió n n e g a ti v a p o r lo q u e v ie n e a
c o m p e n sa r arbitrariam ente la insignificancia del
fantasm a: ahora bien, esta destinación del dinero
es en sí arbitraria, p o rq u e el m ism o valor del
dinero sigue siendo arbitrario: en sí. no es sino un
fan tasm a que responde a un fantasma.
De aquí en m ás la precaria situación del
artis ta o del h o m b re de letras, es d e c ir del
fabricante de simulacros, en el seno mismo de la
S ociedad de Amigos del Crimen, es absolutamente
clara y com prensible; el fabricante de simulacros
figura él m ism o com o un intermediario entre dos
m u ndo s con evaluaciones diferentes. Por un lado
re p r e s e n ta el v a lo r i n tr ín s e c o del s im u la c ro
fa b ricad o según las norm as institucionales, que
son las de la sublimación. Por otra parte, está al
serv ic io de la valoración del fan ta sm a según la
obsesiva obligación de la perversión. El fabricante
de simulacros es honorado de am bos lados por su
desinterés espiritual y tratado prácticamente co m o
un prov eed or. Esta es la situación personal de
Sade después de la Revolución. No se puede servir
a dos amos. Pero de una u otra parte, se trata de
un solo am o que se oculta bajo la protección de
las instituciones: en la Sociedad de A m igos del
Crimen se manifiesta bajo su auténtico rostro* Este
am o, es una vez más la m onstruosidad integral: y
el num erario, s ig n o v e r g o n z o s o de su p rop ia
riqueza, deviene signo de su gloria en la Sociedad
d e A m ig o s del C rim en . Es p or el numerario
g a s t a d o en el f a n t a s m a q u e la s o c i e d a d
clandestina im aginada por Sade toma de rehén al
m u n d o de las s u b lim a c io n e s in s titu c io n a le s .
S uprim a el num erario y tendrá la com unicación
universal entre los seres. Por este tipo de desafío,
Sade prueba justam ente que la noción de valor y
de precio está inscripta en el fondo de la emoción
v oluptuosa, y que nada es más contrario al goce
que la gratuidad.
La moneda viviente
Q uerido Pierre: