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Capítulo 2: El hombre ante los cambios

Cambio: nombre masculino. Acción de cambiar.

Cambiar:
1. Desprenderse de una cosa y recibir o tomar otra en su lugar.
2. Poner una cosa o a una persona en el lugar o puesto de otra.

La vida del hombre está sujeta a cambios. Muchas personas se resisten a


ellos, pues prefieren quedarse en su zona de confort.

Zona de confort:1 En psicología la zona de confort se refiere a un


estado mental donde la persona utiliza conductas de evitación del miedo y la
ansiedad en su vida diaria, utilizando un comportamiento rutinario para
conseguir un rendimiento constante sin asumir ningún riesgo, es decir, con el
“piloto automático”. Es un espacio personal compuesto de estrategias y
actitudes que utilizamos a menudo y con las que nos sentimos confortables,
instalándose en nuestra manera de actuar porque nos sentimos seguros. Es
una zona que sólo abarca lo conocido, ese ambiente donde estamos a gusto
y nos hace sentir seguros porque todo está bajo nuestro control, pero la
pasividad y la rutina provoca apatía y vacío existencial, impidiendo el
crecimiento personal al renunciar a tomar iniciativas que ensanchen los límites
de esa zona. El bienestar que se siente no es producto de la satisfacción o el
orgullo personal, sino de la ausencia de emociones negativas como la
incertidumbre o la inseguridad al refugiarnos en nuestro entorno conocido. La
zona de confort también es trabajar en algo simple en un entorno seguro sin
querer promocionarse, o mantener una relación que da seguridad a pesar de
estar a disgusto.

Sin embargo, la zona de confort no necesariamente es buena, sino que


representa el lugar en el que estamos cómodos.
1
Centro de Psicología Psicoadapta – 21 de marzo de 2020.

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Por ejemplo: en la Argentina nuestra zona de confort involucra las congestiones
de tránsito. Estamos acostumbrados a ellas y las manejamos hasta con
resignación. Sin embargo, ello no indica que las congestiones de tránsito nos
hagan bien.

Veamos a continuación cómo dos propuestas de cambio (cognitivas o vitales)


pueden instarnos a resignificar nuestros paradigmas sobre los cambios, el dolor
y el perjuicio en la vida.

El primero es un cuento de Mario Benedetti: “Beatriz, la polución” y el segundo


es un pequeño video de la metamorfosis de la mariposa.

Beatriz, la polución
[Cuento. Texto completo.]

Mario Benedetti

Dijo el tío Rolando que esta ciudad se está poniendo imbancable de tanta
polución que tiene.

Yo no dije nada para no quedar como burra pero de toda la frase sólo entendí
la palabra ciudad. Después fui al diccionario y busqué la palabra imbancable y
no está.

El domingo, cuando fui a visitar al abuelo le pregunté qué quería decir


imbancable y él se rió y me explicó con buenos modos que quería decir
insoportable. Ahí sí comprendí el significado porque Graciela, o sea mi mami,
me dice algunas veces, o más bien casi todos los días, por favor Beatriz por
favor a veces te pones verdaderamente insoportable.

Precisamente ese mismo domingo a la tarde me lo dijo, aunque esta vez repitió
tres veces por favor por favor por favor Beatriz a veces te pones
verdaderamente insoportable, y yo muy serena, habrás querido decir que estoy
imbancable, y a ella le hizo gracia, aunque no demasiada pero me quitó la
penitencia y eso fue muy importante.

La otra palabra, polución, es bastante más difícil. Esa sí está en el diccionario.


Dice, polución: efusión de semen. Qué será efusión y qué será semen. Busqué
efusión y dice: derramamiento de un líquido. También me fijé en semen y dice:
semilla, simiente, líquido que sirve para la reproducción.

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O sea que lo que dijo el tío Rolando quiere decir esto: esta ciudad se está
poniendo insoportable de tanto derramamiento de semen. Tampoco entendí,
así que la primera vez que me encontré con Rosita mi amiga, le dije mi grave
problema y todo lo que decía el diccionario. Y ella: tengo la impresión de que
semen es una palabra sensual, pero no sé qué quiere decir. Entonces me
prometió que lo consultaría con su prima Sandra, porque es mayor y en su
escuela dan clase de educación sensual.

El jueves vino a verme muy misteriosa, yo la conozco bien: cuando tiene un


misterio se le arruga la nariz, y como en la casa estaba Graciela, esperó con
muchísima paciencia que se fuera a la cocina a preparar las milanesas, para
decirme, ya averigüé, semen es una cosa que tienen los hombres grandes, no
los niños, y yo, entonces nosotras todavía no tenemos semen, y ella, no seas
bruta, ni ahora ni nunca, semen sólo tienen los hombres cuando son viejos
como mi padre o tu papi el que está preso, las niñas no tenemos semen ni
siquiera cuando seamos abuelas, y yo, qué raro eh, y ella, Sandra dice que
todos los niños y las niñas venimos del semen porque este líquido tiene
bichitos que se llaman espermatozoides y Sandra estaba contenta porque en la
clase había aprendido que espermatozoide se escribe con zeta.

Cuando se fue Rosita yo me quedé pensando y me pareció que el tío Rolando


quizá había querido decir que la ciudad estaba insoportable de tantos
espermatozoides (con zeta) que tenía.

Así que fui otra vez a lo del abuelo, porque él siempre me entiende y me ayuda
aunque no exageradamente, y cuando le conté lo que había dicho tío Rolando
y le pregunté si era cierto que la ciudad estaba poniéndose imbancable porque
tenía muchos espermatozoides, al abuelo le vino una risa tan grande que casi
se ahoga y tuve que traerle un vaso de agua y se puso bien colorado y a mí me
dio miedo de que le diera un patatús y conmigo solita en una situación tan
espantosa.

Por suerte de a poco se fue calmando y cuando pudo hablar me dijo, entre tos
y tos, que lo que tío Rolando había dicho se refería a la contaminación
atmosférica. Yo me sentí más bruta todavía, pero enseguida él me explicó que
la atmósfera era el aire, y como en esta ciudad hay muchas fábricas y
automóviles todo ese humo ensucia el aire o sea la atmósfera y eso es la
maldita polución y no el semen que dice el diccionario, y no tendríamos que
respirarla pero como si no respiramos igualito nos morimos, no tenemos más
remedio que respirar toda esa porquería.

Yo le dije al abuelo que ahora sacaba la cuenta que mi papá tenía entonces
una ventajita allá donde está preso porque en ese lugar no hay muchas

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fábricas y tampoco hay muchos automóviles porque los familiares de los presos
políticos son pobres y no tienen automóviles. Y el abuelo dijo que sí, que yo
tenía mucha razón, y que siempre había que encontrarle el lado bueno a las
cosas.

Entonces yo le di un beso muy grande y la barba me pinchó más que otras


veces y me fui corriendo a buscar a Rosita y como en su casa estaba la mami
de ella que se llama Asunción, igualito que la capital de Paraguay, esperamos
las dos con mucha paciencia hasta que por fin se fue a regar las plantas y
entonces yo muy misteriosa, vas a decirle de mi parte a tu prima Sandra que
ella es mucho más burra que vos y que yo, porque ahora sí lo averigüé todo y
nosotras no venimos del semen sino de la atmósfera.

FIN

La metamorfosis de la mariposa (Dé doble click).

Mariposas.mp4

Lo invito a que reflexione sobre el cuento y el video, de modo de poder


aplicarlos a su propia vida si lo considera pertinente. Particularmente piense si
una mala comunicación puede ocasionarnos perjuicio aunque no involucre
dolor, y si todo cambio que trae dolor involucra inevitablemente perjuicio.

La vida es cambio constante


La vida es un viaje maravilloso, pero no estático. Estamos en constante
cambio. Todo tiene un principio y un final y las cosas que ayer estaban,
mañana puede que se esfumen de nuestro presente.

Aceptar que la vida es cambio nos permite vivir el aquí y ahora más
tranquilamente, disfrutar de lo que tenemos entre manos, sin preocuparnos de si
lo perderemos o no.

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Es importantísimo aprender a cerrar etapas, capítulos o historias de
nuestra vida porque precisamente eso es vivir: cambiar, renovarse y no
permanecer en la dichosa -y ya famosa- zona de confort más tiempo del
necesario.

Cuando uno se queda anclado en una vida que no le está aportando nada por
miedo al cambio, en realidad ya está dejando de vivir con plenitud.

El miedo a la incertidumbre
El cambio genera incertidumbre y esa incertidumbre nos da miedo. El ser
humano tiene mucho deseo de control, pero como seres racionales que somos,
es preciso aprender que la seguridad no existe, excepto en el caso de la
muerte.

Por mucho que intentemos controlar nuestro mundo, habrá ciertas situaciones o
circunstancias que sucederán sin que lo esperemos y sin que tengamos ningún
poder para modificarlas.

Por lo tanto, deje de intentar controlar; no puede y le creará mucho


malestar. Interiorice la idea, real y verdadera, de que las cosas pueden
terminarse y eso estará bien porque es lo normal, forma parte de la vida.
Porque la vida es cambio.

No quiera permanecer donde ya no hay que estar por miedo a la


incertidumbre. Quizás hoy sufra por haber cerrado un capítulo, pero mañana
se alegrará y volverá a abrir otro y lo más seguro es que sea mucho mejor. Será
mejor porque usted lo hará mejor. Habrá aprendido de las anteriores etapas,
habrá sacado conclusiones y habrá madurado como persona.

Tómese los recuerdos como lo que son e intente no mezclarlos con


sentimientos demasiado exagerados. Lo que se fue ya no volverá y no
merece la pena darle vueltas. Ahora tiene ante usted una nueva etapa para
descubrir, para explorar, para conocerse mejor y sobre todo para apreciar y
disfrutar.

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Toda etapa encierra un placer, algo positivo, algo nuevo. Nunca nada es
totalmente malo, aunque ahora mismo no tenga la capacidad para darse cuenta
de ello.

Si reflexiona fríamente, alejado de las emociones, verá que nada es


totalmente malo. Si se acabó su relación y le toca cerrar esa etapa, puede
pensar que quizá ahora pueda hacer cosas que antes con esa persona no
podía, o que ha aprendido lo que no quiere en su vida.

Es cierto que las cosas buenas que tenía con esa persona también las perderá,
pero como hemos comentado antes, vendrán otras cosas buenas a su vida, se
abrirán nuevas puertas, descubrirá nuevos caminos.

Todo cambia, todo pasa, todo se reinventa. Nosotros mismos también


evolucionamos como personas, no nos mantenemos estáticos. La persona que
éramos ayer, no es la misma de ahora. Crecemos, maduramos, envejecemos y
morimos; ese es el orden natural de las cosas y no tenemos que ir contra
corriente ni intentar modificarlo, sino aceptarlo con serenidad.

¿Cómo desprenderse del miedo?


La vida es cambio y cuando rechazamos esto, el miedo puede acecharnos.
¿Cómo podemos desprendernos de este miedo? Para empezar, tenemos que
aceptar que la vida es cambio para así poder continuar con los siguientes
consejos:

 Deje de preguntarse el porqué de las cosas


¿Por qué tuvo que fallecer?, ¿por qué me dejó por otro?, ¿por qué se rompió?,
¿por qué me despidieron? Yo le pregunto: ¿por qué se pregunta eso?, ¿acaso
cree que se va a solucionar su problema?

El pasado, pasado está, déjelo ir, no se vaya a crear otro problema ni


frustraciones innecesarias por averiguar el porqué. Quizás nunca sepa el
porqué de nada, y si lo sabe tampoco le va servir de mucho.

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 Revise su diálogo interno
No se diga cosas como «no es justo que esto termine», «mi vida no tiene
sentido después de mi ruptura», etc. Son ideas falsas, exageradas y poco
prácticas. Se adaptará al cambio tarde o temprano, pero lo hará mucho
antes si aprende a manejar bien sus ideas y pensamientos.

Para ello, tiene que cambiarlos por frases más realistas hasta que comience a
creérselas y automatizarlas: «Puede que sea injusto que esto termine, pero la
vida es injusta por definición. Podré soportarlo», «El sentido de mi vida no
depende de una persona en concreto, pues tengo más cosas de las que puedo
disfrutar».

 Despréndase de cosas que no le aportan nada, sin miedo


Tire lo viejo, borre fotos, rompa documentos que ya no sirvan, regale ropa,
cambie de casa, de pareja o de trabajo (con criterio…). No se quede anclado
mucho tiempo en donde no encaja ya. La vida es cambio y tiene que fluir.

 Empiece a construir desde su presente y proyecte su futuro.


Eso que usted cree que necesita y que es imprescindible para su vida, en
realidad no lo es. Imprescindible es comer, respirar, dormir, beber… Lo demás
es solo una rutina, una costumbre y el ser humano es capaz de acostumbrarse
y de desacostumbrarse, de habituarse y deshabituarse. Puede hacerlo.

Intente poner en marcha estos pasos y ganará sabiduría, madurez, fortaleza y


salud mental. Asuma, abrace y acepte los cambios; hágalos parte de usted, de
su vida, de su mundo.

Mire hacia adelante, como cuando va conduciendo, y nunca hacia atrás. El


espejo retrovisor solo hay que mirarlo un instante, pero tenemos que conducir
mirando hacia adelante, observando y aceptando lo que está llegando y lo que
está por venir.

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La vida es una audaz aventura, o no es nada
La vida es una aventura llena de retos, dificultades y desconciertos. Usted
decide si quiere arriesgarse y vivir o pasar por la vida como si nada...

Alicia Escaño Hidalgo


Licenciada en Psicología por la Universidad de Málaga (2011). Máster en Terapia de
Conducta y Salud por la UNED (2015). Título de Posgrado en Terapia Racional Emotiva del
Dr. Ellis en el Institut Ret de Barcelona con profesores de la talla de Walter Riso o Leonor Lega
(2015-1016). Hizo diversos cursos sobre autoestima, habilidades sociales y técnicas de control
de estrés (Formación Psicológica S. L). – La mente es maravillosa – 9 de junio de 2019.

Las crisis son necesarias para crecer


(o lo que podemos aprender de las langostas)

Hay un vídeo muy corto en youtube del Rabino Abraham Twerski que explica
cómo crece una langosta. La langosta es un ser vivo muy blando que vive
dentro de un caparazón muy duro pero este caparazón no se expande.

https://you.tu.be/f0Wi-RFswvo

Así que llega un momento en que la langosta ha crecido demasiado y empieza


a estar incómoda en este caparazón porque ya no cabe en él. Entonces, para
seguir creciendo, lo que hace es ir a las rocas a protegerse para poder salir de
este caparazón viejo y tener uno de nuevo y más grande. Y esto lo va haciendo
varias veces a lo largo de su vida.

Con este ejemplo tan sencillo de la langosta, podemos extraer varias cosas de
los ejemplos que nos pone la naturaleza:

 El hecho de que la langosta esté incómoda dentro del caparazón es lo


que hace que esta lo cambie. Así que la incomodidad la ayuda a crecer, a
cambiar. Lo mismo pasa con nosotros: si estamos bien con algo, ¿por qué

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deberíamos cambiarlo? Por eso aparece la incomodidad, para que estemos
incómodos, como su palabra indica, y así hagamos algún cambio. La
incomodidad nos permite cambiar cosas para mejorar, para crecer.

 Para hacer el cambio es necesario ir a un lugar seguro. La langosta se


refugia detrás de las rocas para evitar depredadores. Nosotros, quizás
necesitamos un tiempo de reflexión, un tiempo para curar nuestras heridas,
ayuda de una persona experta o un mentor… Ante la adversidad es normal
sentir emociones como la tristeza que nos “obligan” a refugiarnos en nuestro
interior y a protegernos; así, nos permiten reflexionar y recargar pilas, para
volver a arrancar con más fuerza.

 Estos cambios y momentos de incomodidad aparecen varias veces a


lo largo de la vida. No se crece una sola vez, se crece y aprende
constantemente. A veces valdrán pequeños cambios, a veces tendrá que
cambiar de caparazón por completo y reinventarse de nuevo.

 Los cambios son necesarios para crecer. Si la langosta no cambiara de


caparazón sería pequeña toda su vida. Cambiar es bueno para evolucionar.

 Si utilizamos la adversidad correctamente podemos crecer a través de


la adversidad. En vez de lamentarnos por vivir en tiempos de adversidad y
rebotarnos contra ésta, lo que podemos hacer es aceptar que esto es normal
que suceda y que ha llegado nuestro momento de crecer. Aprovéchela.

¿Qué puede hacer hoy?


La próxima vez que afronte etapas incómodas y de adversidad, piense que,
como la langosta, ha llegado la hora de cambiar su caparazón. Cuando en vez
de resistirnos lo aceptamos (y más si es con humor) no sólo se nos hace más
fácil y llevadero sino que podremos evolucionar y crecer más rápido.
Así que cuando llegue la adversidad, piense que ha llegado el momento de la
langosta.
Publicado por Becoming, Marta Alern, 17/5/2018.

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