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A DESLEALTAD Y ABANDONO

DENTRO DE LOS MATRIMONIOS


 
Por causa del pecado existe mucha deslealtad y engaño dentro de los matrimonios. Este es un pecado que Dios aborrece. El Señor
alaba la fidelidad dentro del matrimonio cuando dice:
 
“Honroso sea en todo el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgara Dios”. (Heb.13:4).
 

 
Dios exhorta a los matrimonios a traves de su palabra:

 La Biblia dice al varón: “Mas diréis: ¿Por qué? Porque jehová


ha   atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud,  contra la
cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de
tu pacto”. (Mal. 2:14)
 La Biblia dice a la mujer . “La cual abandona al compañero de su
juventud, y se olvida del pacto de su Dios”   (Prov. 2:17)

Si eres hijo/a de Dios tienes que entender; que la deslealtad dentro del matrimonio no siempre tiene que ver con el simple engaño marital,
sino que su raíz es aun más profunda porque DESCUBRE  las actitudes ocultas y la deslealtad del corazón.    Veamos lo siguiente
 
 

1.- Deslealtad sentimental: La primer deslealtad que se presenta en los matrimonios es la sentimental. Aqui; hay
abandono del corazón, esto es que no hay demostración de amor y cariño en la pareja e hijos. (No están separados físicamente pero
si sentimentalmente)
 
1.-Hay un abandono de cariño.
2.-Hay abandono de atenciones.
3.-Hay abandono del deber conyugal.
4.-Hay Menosprecio, y hay falta de respeto. 
 

2.- Abandono del pacto: Aquí el pacto se rompe, al grado de que uno de los conjugues se va de la casa. Ya existe
un abandono físico. y las consecuencias son:
 
1.- No provee para su casa.- (alimento, vestido, educación,)   
2.- No provee para su esposa o esposo, (ternura, cariño, amor, protección, cobertura, compañerismo)
3.- No provee para sus hijos. (Amor, alimento, diversión, protección, disciplina,)
 

3.- Dios reprueba esta deslealtad en las familias. “Porque si alguno no provee para los suyos, y
mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo” (1ª.Tim.5:8)
 

Ahora bien: Si estas caminando en la palabra y eres casado, debes poner


atención a tu matrimonio para corregir las malas actitudes que existen y que
desagradan a Dios. Conduce a tu familia a Jesús. Busca ayuda y consejería
con tu líder o pastor y empieza a restituir el amor, la atención, el cariño y la
provisión que no les has dado. Aquí puedes encontrar consejería, libros que
puedes descargar y videos que pueden ser de gran ayuda a tu vida
matrimonial.

Afronte los problemas en pareja .- Ante las dificultades, no debemos caer en el abandono de la pareja ni dejar
tampoco que las cosas se solucionen solas. Es importante una actitud activa de ambos y hacer todo lo posible para
salir de esa situación, buscando cuáles son los motivos que la provocan y procurar que no vuelva a ocurrir.
 
¿Qué es el amor verdadero?
 
Para que una relación sea sólida debe estar basada en el amor, la pregunta que surge es ¿qué es el amor? ¿Cómo
podemos definirlo? El amor es un compromiso mutuo de amarse, de buscar siempre el bien mayor de la pareja dentro
del matrimonio. Amar es mirar siempre por el cónyuge, de tal manera que estemos dispuestos a hacer todo lo que
conlleve su bienestar, no importando si se recibe o no lo que se busca. Cuando no recibimos lo que queremos dejamos
de amar; sin embargo, el verdadero amor no espera nada a cambio.
 
El amor es sufrido; tiende a soportar cualquier situación adversa, la sobrelleva pacientemente y con la confianza de
que todo puede cambiar si se persevera. Lleva el agravio en silencio, lo soporta y no se venga, de tal manera que la
relación en vez de destruirse se fortalece.
 
Es benigno; no busca lo malo ni devuelve mal por mal, al contrario. Si tu pareja te lastima, tú le devuelves un bien; esa
es la forma, universalmente aceptada por la conciencia, de vencer el mal. Lo contrario sería como querer terminar con
la guerra generando más guerras.
 
No tiene envidia de que su pareja sea feliz y dichosa, al contrario, esa es su meta. Siempre es humilde, ve al cónyuge
como un ser superior a sí mismo, en el sentido de servirlo, amarlo y aceptarlo tal como es.
 
No hace nada indebido; cuando hacemos cosas incorrectas generamos distanciamientos en la pareja. A veces, son las
quejas silenciosas las que van enfriando esa relación del principio o enamoramiento, el cual mantiene firme al
matrimonio en los primeros años. Pero eso, el enamoramiento debe constituirse en amor puro y limpio, de tal manera
que no haga daño a la pareja; el esposo que ama no buscará sus propios intereses, aunque luchará y se esforzará por
su salud, trabajo y felicidad; sin embargo, siempre pondrá primero a su esposa.
 
No se irrita; no tiene enojos, explosiones y corajes que causan heridas, distanciamiento, endurecimiento y
desconfianza en la relación. A veces, esto lleva a hablar mal de la pareja delante de los hijos o los amigos. Se
convierte en un rencor almacenado con el tiempo que puede convertirse en odio. De ahí vienen las ‘injusticias’; el
hombre toma venganza lastimando a su esposa o tratándola mal, lo mismo que la mujer con su esposo.
 
A veces se cometen infidelidades para ‘vengarse’ de los malos tratos o en una búsqueda de afecto y aceptación que no
encuentra en su pareja.
 
Cuando falta el amor, falta la rectitud. ¡Qué bonita es la sinceridad y las intenciones puras dentro del matrimonio! El
amor siempre tiene una esperanza real de que las cosas van a mejorar, de que tienen solución. Aún aquellas
situaciones que van más allá de nuestra capacidad humana para resolverlas, como una crisis económica, una
enfermedad, un accidente o algo que parezca irreparable; sin embargo, cuando hay esperanza hay alegría interna en
el corazón y ésta produce una sensación de paz, bienestar y confianza. Cuando se pierde esa esperanza se pierde
todo.

Los pilares del matrimonio

1. Dios
2. El amor,
3. El respeto,
4. La confianza  
5. La comunicación
6. La fidelidad
7. Y Compromiso

Son importantes pilares del matrimonio. No queremos decir que el matrimonio va a estar exento de dificultades, sino
que al tener a Dios principalmente en sus vidad, asi como amor, confianza mutua, respeto y comunicación, fidelidad y
compromiso, esas dificultades son más fáciles de superar. La armonía no es la ausencia de conflicto, las diferencias
son parte de la vida del matrimonio y debemos aprender cómo salvarlas. Esta oposición significa un conflicto, pero ello
no es sinónimo de pelea y ‘conflicto’ es enfrentar las diferencias de los demás. Toda pareja encierra la posibilidad del
conflicto, porque está integrada por dos personas diferentes..

Aprendiendo a convivir.- En el matrimonio. A veces nos desesperamos porque la pareja no es como nosotros
queremos que sea y entonces nos decepcionamos de ella. Cuando hablo de aprender hablo de que dentro de estos
pilares del matrimonio se puede aprender muchísimo al convivir cada día, en cada experiencia, dolor, momento difícil,
de tensión o angustia.
 
El conocimiento envanece, el amor edifica, construye, hace sólido el matrimonio. Estando esos pilares presentes
uno va aprendiendo a fomentar la unidad dentro del matrimonio, la toma de decisiones, la intimidad, el conocer a su
pareja, aceptar y amoldarse al carácter del cónyuge para agradarlo en lo que sea correcto.

¿Cómo resolver los conflictos?


 
¿Lograr la armonía sin pasar por conflictos? Suena imposible, el conflicto es la manifestación de dos diferencias.
¿Cómo se pueden limar esas diferencias, no para ocultarlas sino para hacerlas convivir? En la mayoría de los casos, a
través de la contienda. Entonces, aparecen: 
 
1.- Las quejas, esa reacción considerada injusta que pretende replantear reglas de juego. Cuando se convierte en
modo permanente de expresión deja de ser efectiva, porque sólo se escucha el tono del quejoso pero se deja de
escuchar lo que dice.
 
2.- La querella es una actitud más activa que la queja. Cuando ésta no surte efecto, surge la querella con su tono
más exigente y más duro, que lleva las cosas más cerca del lí- mite. Cuando ni la queja ni la querella logran que la
necesidad, la disconformidad, la incomodidad o los argumentos del “afectado” sean advertidos o tomados en serio por
su pareja, nace lo que el psicoterapeuta francés Patrick Estrade, autoridad en materia de comunicación y relaciones
humanas, llama ‘la disputa defensiva’, que es cuando ella o él estallan, están ‘fuera de sí’ o dicen cosas
desacostumbradas.
 
Estrade hace una aclaración fundamental: “No confundamos vivir un conflicto con vivir en él permanente”. Un
conflicto puede ajustar aspectos que se han ido desajustando por la convivencia o porque nunca fueron planteados ni
advertidos.
 
Vivir en conflicto significa que los desajustes son mayores que las coincidencias, que los resentimientos se acumulan y
que el juego de poder es intenso: uno sólo puede convivir sometiendo y el otro se resiste a ser sometido.

Aprovechando las diferencias para aprender


 
Todo matrimonio pasa por conflictos, es normal que haya momentos duros, problemas, etc.
A veces estos conflictos se pueden aprovechar para que la pareja se una más y superen juntos todas las dificultades.
¿Sabe usted aprovecharlos?
 
Los problemas no deben dividir a la pareja, es ahí cuando el matrimonio se debilita grandemente, cuando hay
división. Divide y vencerás.
Los esposos se dividen por un problema o un desacuerdo y entonces hay una derrota porque han sido vencidos por su
propio ego; antes buscaban ser solidarios con su pareja y ahora parece que hay una competencia para ver quién gana.
Es evidente que la vida matrimonial no es maravillosa toda la vida. Los principios suelen ser muy buenos, pero la vida
cotidiana y el paso del tiempo pueden ir enfriando la relación matrimonial. Por eso es importante fomentar esas cuatro
columnas del matrimonio. Escuchar, dialogar, perdonarse, comunicarse...
 
Hablar siempre en primera persona, lo importante es comunicar lo que a mí me pasa y no lo que tú haces. Es distinto
decir, por ejemplo, “estoy tratando de que me entiendas” a acusar “jamás me entiendes”; es diferente
decir “cuando haces esas cosas me siento poco acompañada” a reprochar “no te importa dejarme sola”. Es
importante recordar que un conflicto no se resuelve cuando alguien gana o alguien pierde, no busquemos eso, sino
cuando el esposo y la esposa que se han elegido siguen eligiendo confiar el uno en el otro, aceptar y cooperar para
seguir juntos.

El matrimonio, una relación de amor


 
Reflexionemos por unos momentos. El matrimonio es una vida, es inquebrantable y fue diseñado por Dios para
satisfacer las necesidades mutuas de la pareja; para que el hombre no se sienta solo y para que la mujer se sienta
protegida, amada, cuidada y dirigida; para que el esposo pueda tener el apoyo de la esposa y para que la esposa se
convierta en un soporte y apoyo en el cansancio de su esposo.
 
La mujer debe tener la casa limpia y bien ordenada, la ropa limpia y debe velar por él; él debe proveer amor, seguridad,
armonia, direccion, y económicamente para que no le falte nada a ella, debe proveerle el afecto que tanto necesita y la
guianza.
 
Hay un propósito en el matrimonio. Es cierto que los pilares del amor, el respeto, la confianza, la comunicación, la
fidelidad y el compromiso sostienen al matrimonio establemente, pero  el Pilar mas grande es Dios en la vida de pareja,
el amor sentimental se puede agotar y resquebrajar, pero el amor de Dios lo suple y lo llena todo, el amor de Dios
fortalece, anima y renueva nuestras fuerzas porque el tiene un propósito para la familia. 
LA PROMESA  DE DIOS
“Y les daré un corazón,   y un camino,  para que me teman perpetuamente,  para que tengan bien ellos,  y sus hijos
después de ellos. Y haré con ellos pacto eterno,  que no me volveré atrás de hacerles bien,  y pondré mi temor en el
corazón de ellos,  para que no se aparten de mí. Y me alegraré con ellos haciéndoles bien,  y los plantaré en esta
tierra en verdad,  de todo mi corazón y de toda mi alma”.   Jer.32:39-41

“Me pusieron a guardar las viñas;


Y mi viña, que era mía, no guardé”.  Cant. 1:6
Establezca límites dentro de su matrimonio para ser saludable

Muchos de los conflictos matrimoniales no se presentarían si el esposo y la esposa estuvieran conscientes de los límites que deberían establecerse para preservar un
matrimonio saludable.

Dios nos manda a perdonar y bendecir, ¿pero si la agresión continua que hacemos?. Muchas personas que han pasado por crisis en sus matrimonios deciden en
obediencia a Dios perdonar y bendecir a su cónyuge agresor, pero frecuentemente el agresor vuelve a agredir a su cónyuge y reaviva el dolor y la frustración. ¿Que
hacer?

Un agresor(a) es una persona que abusa emocionalmente de su cónyuge, que la lastima, que la ofende constantemente, que la intenta controlar, que la oprime con su
actitud, que la margina de tomar decisiones en el hogar, etc.

I Pedro 3:8-9: En fin, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables. No devolváis mal por mal, ni maldición por
maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados a heredar bendición.

Dios nos manda a perdonar hasta 70 veces siete, o sea siempre y además a bendecir a nuestro ofensor. No obstante la decisión de perdonar y bendecir, no obliga al
cónyuge herido a permanecer expuesto a seguir recibiendo el abuso.

Si el agresor no se arrepiente de verdad y se aferra a fortalecer su vida espiritual, va a seguir cayendo en la misma debilidad. Entonces se le debe poner un límite a
esta persona, manteniéndole a distancia y motivándole a que busque la ayuda necesaria para que pueda cambiar su actitud agresiva y abusadora.
 
La mayoría de personas que tienen esa tendencia abusadora, han vivido experiencias que programaron su mente para reaccionar así y lo que necesitan es ayuda
profesional y espiritual para poder sanar su mente y poder cambiar su programación negativa a una actitud de amor de bondad y fidelidad.

Generalmente ambos cónyuges quedan muy lastimados después de una crisis, y van a necesitar pasar por un proceso de limpieza emocional, sanidad interior e
inteligencia emocional bíblica para poder restaurarse sólidamente y poder volver a la relación con la seguridad de que podrán tener un matrimonio saludable. La
duración de este proceso va a depender de la madurez espiritual de cada cónyuge y de la calidad de la ayuda que puedan conseguir para resolver su situación. La
gran mayoría de casos que buscan la ayuda oportuna y con consejeros calificados consiguen restaurar y fortalecer la relación para siempre.

Bíblicamente el divorcio no procede, pero en algunos de estos casos es necesaria una separación temporal para tratar a ambos por separado en su proceso de
restauración hasta que a criterio de su Pastor y terapeuta ya estén listos para regresar y mantener la nueva actitud de inteligencia emocional bíblica.

Si usted ha experimentado o está experimentando crisis en su matrimonio y algún tipo de abuso emocional o físico, busque ayuda calificada, póngase en contacto con
su Pastor o Líder espiritual para que evalúen su caso y le guíen. Dispóngase a trabajar de inmediato en su caso antes de que llegue a un punto de no retorno!

Para Cristo no hay nada imposible, pero nosotros tenemos que hacer nuestra parte y permanecer conectados espiritualmente al Señor con la guía correcta.

Tú matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso que Dios te ha dado. ¡CUÍDALO!

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