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Paolo Bacigalupi
Mi padre era apostador. Creía en los designios del karma y la fortuna. Andaba
siempre en búsqueda de números de la suerte en placas de automóviles, apostaba en
loterías y peleas de gallos. Recordándolo bien, en realidad no era un hombre de gran
tamaño, pero cuando me llevaba a las peleas muay thai lo veía como alguien
enorme. Él podía jugar, ganar, reír y beber lao lao con sus amigos, y ellos también se
veían enormes. En el calor goteante de Vientián, era un espíritu afortunado que
caminaba por sus brillantes calles en la oscuridad.
Para mi padre todo era un juego de azar; la ruleta, el blackjack, las variantes
en el precio del arroz y la llegada de los monzones. Cuando el monarca pretendiente
Khamsing anunció la creación del Nuevo Reino de Lao, mi padre apostó a la
desobediencia civil. Jugó con las enseñanzas de Henry David Thoreau y a favor de
la propaganda pegada en los postes de alumbrado. Apostó a las marchas de protesta
encabezadas por monjes en túnicas color azafrán, y en la humanidad escondida en
los soldados tras sus bien aceitadas AK-47 y cascos refulgentes.
Desde las puertas abiertas del helicóptero, observamos las columnas de humo
negro elevarse por la ciudad como nagas (2) enroscadas. Cruzamos la franja
pardusca del Mekong con su cinturón enjoyado de autos ardiendo en el Puente de la
Amistad. Recuerdo un Mercedes Benz flotando en el agua como un Loi Krathong
(3), ardiendo a pesar del agua que lo rodeaba.
Después hubo silencio en la tierra del millón de elefantes, un vacío dentro del
cual la luz, las llamadas por Skype y el correo electrónico desaparecieron. Los
caminos fueron bloqueados. Las telecomunicaciones murieron. Un agujero negro se
abrió donde alguna vez estuvo mi país.
Cada semana voy al templo y rezo por mis padres, prendo incienso, hago tres
reverencias, a Buddha, a Damma y a Sangha, y rezo para que tengan un buen
renacimiento; después me sumerjo en la luz, el ruido y la intensidad de Estados
Unidos.
***
Los rostros de mis colegas parpadean en destellos grises y pálidos con la luz de sus
computadoras y tabletas. El ruido de sus tecleos llena la sala de prensa mientras
envían contenido a la cadena de producción; entonces, con un golpe final a manera
de reverencia al comando ‘publicar’, lo sueltan en la red.
En el torbellino electrónico su trabajo son como luces de bengala, marcadas
con la ubicación del sitio web, etiquetadas según su contenido y datos de redes
sociales. Rebosantes de color, códigos de conglomerados mediáticos: tonos azules y
orejas de Mickey Mouse de la Disney-Bertelsmann. Los arcos rojizos entrelazados
para Noticias Google-AOL Fox News Corp en gris y blanco. Nosotros estamos en
verde; somos Milestone Media, una combinación de NTT DoCoMo, el consorcio
coreano de juegos Huyndai-Kubu, y los humeantes restos de la New York Times
Company. Hay otras, estrellas pequeñas, en tonos de colores Crayola, encendidas y
brillantes, pero nosotros somos los más importantes; los monarcas de este universo
de luz y color.
-¡Guooooooo!
Todos voltean desde sus terminales para saber quién gritó aquello. Es Marty
Mackley quien sonríe.
-Me pueden dar las gracias…- Se inclina y oprime una tecla. -Ahora mismo…
Una nueva entrada aparece en el torbellino, una pequeña esfera color verde
que se anuncia como parte de Reporte Glamour, el blog Scandal Monkey, y los
feeds de Marty. Observamos cómo la nota absorbe los pings de los clientes del
software alrededor del mundo, avisando a sus millones de seguidores que él ha
enviado un nuevo reportaje.
Abro rápidamente mi tableta, verifico las etiquetas:
Double DP,
Redneck HipHop,
Noticias musicales,
Schadenfreude,
Menores de edad.
Pedofilia…
-Ya veremos.
Marty asiente.
Marty se sienta de nuevo, empieza a teclear como si fuera una metralleta de datos.
Un leve murmullo se escucha desde el foso de sistemas. Es Cindy C. llamando a
nuestros proveedores de telecomunicaciones, bloqueando líneas troncales para
manejar un posible incremento en el tráfico de datos. Ella sabe algo que nosotros no,
algo para lo que Marty la ha preparado con anticipación. Ella ha traído una granja de
servidores espejo. Parece que Marty no ha notado a los espectadores que tiene a su
alrededor. Deja de teclear. Alza la vista hacia el torbellino, observando su brillante
esfera de contenido. Es como el director de una sinfonía.
Suena a que Marty compró los derechos de la música de Double para fondear
la cobertura del Hummer en fuga. Las tomas de video ya están rebotando dentro de
YouTube y MotionSwallow como pelotas de ping pong. El torbellino ha ubicado a
Double DP en el centro de la pantalla al tiempo que más y más feeds y sitios
apuntan al contenido. No sólo el tráfico se incrementa, sino que la noticia gana
posición social en tanto que el número de ligas se incrementa.
Esto lo hacen porque cada vez que él lanza un reportaje interesante todos le
rogamos que nos muestre el panorama general. Volteamos hacia Janice. Ella hace
una mueca de fastidio, pero da el visto bueno. Cuando Cindy termina de comprar
ancho de banda, desbloquea la pantalla. El torbellino se desliza a un lado mientras se
abre una segunda ventana, llena de gráficos de barras y datos financieros: nuestras
acciones en la bolsa de valores se ven afectadas por el incremento de tráfico
provocado por la noticia -los ingresos por publicidad también.
La historia acumula una nueva oleada de votos a favor en redes sociales. Los
precios de las acciones suben de nuevo. Los clics se desbordan. Esta tiene la
combinación perfecta de contenido, lo que Mackley llama las ‘Tres ‘S’’: simplón,
sexual y schadenfreude. Las acciones suben de nuevo. Todos vitorean. Mackley
agradece. Todos lo amamos. Él es la mitad de la razón por la que aún puedo pagar la
renta. Incluso con el pequeño bono que recibo gracias a su trabajo me es suficiente
para que pueda seguir viviendo. No estoy muy seguro de cuánto dinero se lleva a la
bolsa cuando crea un evento de esta magnitud. Su nota es tan grande que él mismo
podría independizarse, pero aunque lo hiciera no tendría los recursos para hacerse de
un helicóptero que anduviera tras una persecución en auto hasta la frontera con
México. Es una relación simbiótica. Él hace lo que mejor sabe hacer, y Milestone le
paga como a una celebridad.
***
Cuando mi padre no hacía apuestas necias a la revolución, enseñaba agronomía en la
Universidad Nacional Lao. Tal vez nuestras vidas habrían sido diferentes si hubiese
sido campesino en los arrozales de los suburbios de la capital, en vez de rodearse de
intelectuales e ideas. Pero su karma fue ser profesor e investigador, y mientras
aumentaba 30% la producción nacional de arroz, también fue llenándose de fantasías
de apostador: Thoreau, Gandhi, Martin Luther King, Sakharov, Mandela, Aung
Sung Kyi. Verdaderos apostadores. Decía que si se podía hacer sentir vergüenza a
los sudafricanos blancos, entonces el monarca pretendiente debía seguir ese camino.
Afirmaba que Thoreau debió ser un Lao, por la forma tan cortés en que protestaba.
Cuando sus amigos lo visitaban por las noches –después del golpe de estado,
y de la marcha de la insurgencia Khamsing apoyada por los chinos- solían conversar
sobre el Señor Henry David. Mi padre se sentaba con sus amigos y estudiantes a
beber café negro lao y fumar cigarrillos; entonces procedía a escribir demandas
cuidadosamente redactadas contra el gobierno, que eventualmente sus alumnos
copiaban y distribuían en sitios públicos y las pegaban en las paredes bien entrada la
noche.
-¿Dejará de hacerlo?
-Respetamos lo que ha hecho por el reino Lao. Yo mismo tengo familia que hoy
estaría muerta de no haber sido por su trabajo en las villas. -Se inclinó hacia
adelante. -Si promete dejar de escribir estos rumores y quejas todo quedará
perdonado. Todo.
El capitán se sorprendió.
-Tiene amigos que han hablado a su favor. Tal vez debería reconsiderarlo. Por el
bien de ellos.
-Estas hojas no sirven para nada, -dijo. -La dinastía Khamsing no caerá sólo porque
imprimió algunas cuantas quejas. Muchas de estas las arrancan antes de que alguien
las pueda leer. No hacen nada. No tienen sentido. -Él casi rogaba. Volteó y me vio
observándoles desde la puerta. -Deje de hacer esto. Si no por su familia, por sus
amigos.
-Sería difícil.
El capitán esperó. Cuando quedó claro que mi padre no tenía nada más que
decir, dejó la taza de café y fue por sus hombres. Estos fueron muy amables. Creo
que el capitán incluso se disculpó con mi madre cuando se lo llevaron.
***
Estamos en el tercer día de la bonanza provocada por Double DP, y aquel sol verde
resplandece sobre nosotros, bañándonos con su fulgor tan redituable. Trabajo en mi
nuevo artículo con mis auriculares Frontal Lobe, aislándome de todo con excepción
de mi trabajo. Siempre es un poco difícil escribir en un idioma ajeno, pero tengo a
mi cantante favorita y compatriota Kulaap, susurrándome al oído que “El amor es un
ave”, y el trabajo marcha bien. Con Kulaap cantándome en mi lengua materna, me
siento como en casa.
-Bien. Gracias.
No estoy seguro si hay algo más que ella quiera saber, pero seguramente me
lo dirá. Los estadounidenses no se andan con rodeos.
Intento sonreír ante su enojo, pero entonces recuerdo que los estadounidenses
no ven una sonrisa de disculpa de la misma manera que lo haría un Laosiano. Dejo
de reír y hago que mi rostro muestre…algo. Seriedad, o eso espero.
-Este artículo es muy importante -le digo. -El ecosistema no se adapta correctamente
al cambio climático. En vez de eso, ha perdido…- busco la palabra correcta -
…sincronicidad. Los científicos creen que las flores pueden ser salvadas, pero sólo
si traen de importación una especie de abeja que solo se encuentra en Turquía. Creen
que pueden reemplazar la función de la población nativa de abejas, y creen que no
serán invasivas.
-¿Sabes cuántos clics llevamos? -me pregunta. -Somos exclusiva. Marty se ganó la
confianza de Double y mañana lo entrevistará, suponiendo que la policía mexicana
no enviará un comando antes. Tenemos lectores checando nuestra página cada
minuto sólo para ver los preparativos del viaje en el blog de Marty.
El brillante globo no sólo domina la pantalla del torbellino, sino que cubre
todo lo demás. Si nos fijamos en los bots de las acciones financieras, todo aquel que
no está protegido bajo nuestra cubierta corporativa ha sido afectado por la falta de
visitas. Incluso la nota de Frontal Lobe/Oakley ha sido engullida. Tres días de
dominación total del torbellino nos ha beneficiado. Ahora Marty muestra a los
lectores el chaleco antibalas que usará en caso de que los comandos de la policía
mexicana ataquen mientras él y DP discuten la naturaleza del amor verdadero. Y
tiene otra entrevista exclusiva con la madre de la chica, lista para publicarse; Cindy
ha estado editándola mientras platica lo asqueada que está con todo este asunto. Al
parecer la mujer llevó a su hija a la mansión de DP para una fiesta de medianoche
con alberca. Sola.
-No te des un tiro en el pie con un artículo sobre flores, Ong. Aún el viaje
gastronómico de Pradeep por la región de Ladakh (6) tiene más visitantes que la
cosa que estás escribiendo.
Va a decir algo más, pero entonces se detiene. Parece que está considerando
sus palabras. Es poco habitual en ella. Normalmente habla antes de organizar sus
pensamientos.
-Me caes bien, Ong. -Sonrío al escucharla, pero ella continúa. -Te contraté porque
tenía un presentimiento sobre ti. No tuve ningún problema con arreglar la visa para
que te quedaras a trabajar en el país. Eres buena persona. Escribes bien. Pero estás
en un promedio menor a un millar de clics en tu feed de autor. -Ella mira su tableta,
luego se vuelve hacia mí. -Necesitas incrementar tu promedio. Casi no tienes
lectores que te escojan para la Página Uno. Incluso cuando se suscriben a tu feed,
eres su tercera opción de lectura.
-El Señor Mackley le llama ‘lectura de espinaca’. Cuando la gente siente que
debería hacer algo para su beneficio personal, como comer sus espinacas, le dan clic
a mis artículos. Eso o leer a Shakespeare.
Ella me mira.
-Sí. Bueno, eso es un problema. Respeto lo que haces. Obviamente eres muy listo. -
Sus ojos miran hacia su tableta. -Lo que escribiste de la mariposa era muy
interesante.
Intento protestar.
-Bueno, sí. -Ella desvía su mirada. -Más bien estaba pensando en un buen
escándalo.
Ella suspira.
-No es un escándalo. Es sólo una nota deprimente. Nadie lee historias deprimentes,
al menos no más de una vez. Y nadie se suscribe a un feed deprimente.
-Mil personas lo hacen.
-Mil personas, -se ríe. -No somos el weblog de la comunidad laosiana, somos
Milestone, y competimos por clics contra ellos. -Ella señala hacia afuera, indicando
hacia el torbellino. -Tus reportajes no duran más de medio día; nunca son marcados
en redes sociales por alguien a excepción de los raros. -Menea la cabeza. -Dios, ni
siquiera sé cuál es tu segmento. ¿Hippies centenarios? ¿Burócratas federales? Los
números no justifican el tiempo que inviertes en los reportajes.
-No lo sé. Cualquier cosa. Reseñas de productos. Noticias que puedas usar. Nada de
‘sentimos darle malas noticias’. Si no hay algo que el lector pueda hacer por la
condenada mariposa, entonces no tiene caso hablarle de ella. Eso nada más deprime
a la gente, y baja tus cifras.
Se ríe de mi comentario.
Dice un par de cosas más, palabras que creo que tienen el propósito de
hacerme sentir inspirado, con ganas de trabajar, y cuando menos me doy cuenta ya
estoy en la puerta, una vez más frente al torbellino.
-Mira, Ong, -me dice. -Me gusta lo que haces. -Pone su mano sobre mi hombro. Por
un momento creo que me rascará la cabeza con afecto, y me veré forzado a no
mostrarme sorprendido, pero él es muy sensible y retira su mano. -Ambos sabemos
que eres malo para este tipo de trabajo. Aquí estamos en el negocio de las noticias.
Y no estás hecho para esto.
-Claro. Janice es una cabrona por eso. Mira… -Hace una pausa. -Estoy con este rollo
de Double DP en México. Pero estoy preparando otra nota. Una exclusiva. Ya tengo
mi bono de cualquier manera, y podría aumentar tu promedio.
Él sonríe.
-No es eso. Y no es caridad; eres perfecto para esto.
-No. -Hace una pausa y muestra su sonrisa. -Es una entrevista con Kulaap.
Marty continúa.
-Ella acordó darme una entrevista. Pero tú hablas su mismo idioma, así que pensé
que estará de acuerdo con el cambio. -Se detiene, parece serio. -Tengo un buen
artículo con Kulaap. No le da entrevistas a cualquiera. Le di mucha cobertura
cuando Laos se fue al infierno, y se llevó buena publicidad en los medios. Es un
favor especial que me hace, así que no la cagues.
-No lo haré. -Junto mis manos y las llevo a mi frene como un gesto de
agradecimiento. -No la cagaré. -Hago otra reverencia.
Él ríe.
-No me vengas con esas formalidades. Janice te cortará las bolas si no incrementas
el precio de las acciones, pero somos soldados en las trincheras. Estamos juntos,
¿cierto?
***
En la mañana me preparo un café fuerte con leche condensada; cocino fideos de
arroz y añado germinado de soya, chiles, vinagre, caliento una rebanada de pan
francés que compré en una panadería vietnamita a unas cuadras de aquí. Me siento
en mi pequeña mesa de la cocina, acompañado del nuevo mix de Kulaap hecho por
DJ Dao que suena en el estéreo, me sirvo una taza y abro mi tableta.
Este gadget es una creación maravillosa. En Laos, el papel todavía era papel,
físico, estático y vacío de todo excepto las noticias oficiales. Las noticias reales en el
Nuevo Reino Divino no provenían de periódicos, ni de la televisión, teléfonos
móviles o de auriculares. No venían de la red o feeds a menos que confiaras en que
tu vecino no te espiaba por encima del hombro en un café Internet; si sabías que no
había un agente de la policía secreta sentado a tu lado, o un propietario que sería
capaz de identificarte cuando llegaran preguntando por la persona que había
utilizado la máquina para comunicarse con el mundo exterior.
Las noticias del mundo real venían con las alas del rumor, entraban en
nuestras casas a la medianoche, se sentaban con nosotros, sorbían café y se iban
antes que el canto de los gallos rompiera con la calma matutina. Era en la oscuridad,
fumándote un cigarrillo, que te enterabas que el señor Vilaphon había desaparecido,
o que la esposa del señor Saeng había recibido una golpiza como advertencia. Las
noticias reales eran demasiado valiosas como para arriesgarlas en público.
Aquí, en Estados Unidos, mi pantalla brilla con tantos feeds de noticias, emite
destellos con las ventanas de video, fluyendo sobre mí en banda ancha. Es una
cascada de información. Mientras se abre mi página personalizada de noticias, los
feeds se acomodan así mismos, clasificándose de acuerdo a las prioridades y
categorías de etiquetas que he programado; una mezcla de noticias Meung Lao,
blogs de refugiados de Laos, y la charla de los pocos amigos cercanos de Tailandia y
la escuela estadounidense a la que asistí con una beca de ayuda humanitaria.
Cierro la tableta después de una hora. No es bueno seguir leyendo. Sólo trae
recuerdos. Es tonto preocuparse por el pasado. La República de Lao ya no existe.
Pensar lo contrario es sufrir.
***
El recepcionista del Novotel me está esperando. Un empleado con una llave me guía
hasta el elevador privado, que nos lleva hacia el smog y las alturas. Las puertas del
ascensor se abren a una pequeña entrada con una gruesa puerta de caoba. El
empleado vuelve al elevador y desaparece, dejándome parado en este extraño
pasillo. Al parecer estoy siendo examinado por el equipo de seguridad de Kulaap.
-Oh, no. No seas tímido. -Ríe de nuevo, y sin soltar mi mano me lleva hasta su
cuarto. -Marty me contó sobre ti. Necesitas ayuda para aumentar tus visitas. Él
también me ayudó alguna vez.
-Lo siento.
Se encoge de hombros.
-No te preocupes. Ya pasé la mitad de mi vida creciendo aquí; diferente país, reglas
diferentes.
Comienzo.
Frunce el ceño.
-Apaga la cámara.
-Si, pero…
Ella sonríe.
-No necesitas una entrevista. Necesitas un evento. -Ella me barre con la mirada. -Y
mejor ropa. -Se dirige a su guardaespaldas. -Terrell, vístelo.
***
Un mar de destellos de flash nos reciben al salir del edificio. Hay paparazzis por
todos lados. Se escucha el rugido de las motocicletas que nos perseguirán, mientras
Terrell y otros tres guardaespaldas nos guían entre los reporteros hacia la limusina,
haciendo a un lado las cámaras con una violencia que contrasta con la sutileza que
mostró al seleccionar el traje Gucci que ahora llevo puesto.
Ella sonríe.
-Hola a todos. Parece que me han descubierto. Pensé que debían saber que estoy en
una cita romántica con hombre encantador. Les haré saber a todos cómo me va. Lo
prometo. -Ella apunta la cámara hacia mí. Me le quedo viendo como tonto. Ella ríe. -
Di hola y adiós, Ong
-Hola y adiós.
Ríe de nuevo, se dirige a la cámara. -Los amo a todos. Espero que tengan una noche
tan buena como la que voy a tener. -Entonces hace un corte, teclea otra clave y sube
el video a su sitio web.
-¿Es en serio?
-Marty Mackley hizo más que esto por mí. Le dije que le ayudaría. -Ella se ríe. -
Además, no queremos que te manden de vuelta al agujero negro, ¿o sí?
-¿Crees que porque subí mis pies al sofá no me interesa cómo estén mis tíos y
primos allá en casa? ¿Qué no me preocupa qué está pasando?
-Yo…
Ella se me acerca.
Ella asiente.
-Seguro. Un general del ejército tailandés es mi fan. Me cuenta todo. Ellos tienen un
puesto de observación. A veces envían exploradores.
***
De vuelta en el auto, abre una botella de champán y sirve dos vasos mientras
checa el torbellino y estudia los resultados de nuestra cita. Lo ha reprogramado para
revisar también la clasificación de mi feed
-Ahora tienes veinte mil lectores más de los que tenías ayer, -me dice.
Chocamos las copas. Estoy ruborizado por tanto vino y felicidad. Tendré el
promedio de clics que me pidió Janice. Es como si un bodhisattva bajara del paraíso
para salvar mi trabajo. En mi mente, imagino dándole las gracias a Marty por
planear esto, por su generosidad. Kulaap se acerca a su pantalla, observando la
brillantez del contenido. Abre otra ventana, empieza a leer. Frunce el ceño.
Retrocedo, sorprendido.
-¿Cómo qué?
Estoy confundido.
-Quiero decir, ¿esas no son noticias viejas?, -da un sorbo a su champaña. -Incluso
Estados Unidos está reduciendo sus emisiones contaminantes. Todos saben que es
un problema. -Da de palmadas al respaldo de su asiento. -La cuota de carbono de mi
limusina se ha triplicado, aún con un motor híbrido. Todos están de acuerdo que es
un problema. Se va a arreglar. ¿De qué se puede escribir?
Ella es una estadounidense. Todo lo bueno de ellos: su optimismo, su
voluntad para seguir adelante, para crear su propio futuro. Y todo lo malo: su
extraña ignorancia, su insistencia en que deben comportarse como niños.
-No. No ha terminado, -le digo. -Es peor. Se pone peor todos los días. Y los cambios
que hacemos no parecen tener efectos. Tal vez muy pequeños, o demasiado tarde.
Está poniéndose peor.
Se encoge de hombros.
-Claro, no es lo que has leído. -Apunto a la pantalla. -Mira los clics en mi feed. La
gente quiere historias felices. Noticias divertidas. No las que me gusta escribir. Así
que en vez de eso, todos escribimos lo que quieres leer, lo cual es nada.
-Pero…
-No. -Hago un gesto con la mano para cortar la frase. -Los reporteros somos monos
muy listos. Si ustedes nos dan su querida atención, y sus clics, haremos lo que
quieran. Escribiremos buenas noticias, y noticias que puedan utilizar, que puedan
ayudarles a comprar, que tengan las tres ‘eses’. Les diremos cómo tener mejor sexo
o comer mejor, o verse más hermosos o sentirse más felices, o cómo meditar. Si,
sentirse iluminados. -Hago una mueca. -Si quieren una meditación guiada y a
Double DP, se los daremos.
Guardo silencio. Quiero seguir, contarle mis frustraciones. Pero ahora estoy
avergonzado por perder el estilo. Se me cae la cara de vergüenza. No suelo ser así.
Suelo controlar mis emociones, pero ahora soy tan estadounidense, infantil y
revoltoso como Janice. Y Kulaap se ríe de mí.
Controlo mi enojo.
-Creo que quiero irme a casa, -le digo. No quiero estar nunca más en una cita.
Una parte de mi me dice que soy un tonto. Que soy un imprudente y estúpido
por dejar ir esta oportunidad. Pero hay algo más, algo acerca de esta caza frenética
de páginas vistas y clics y los ingresos por publicidad que se siente de repente muy
sucio. Como si mi padre estuviera con nosotros en el coche, desaprobándolo.
Preguntando si él publicó sus reclamos por sus amigos desaparecidos para obtener
visitas.
-Quiero salir, -me escucho decir. -No quiero tener tus clics.
-Pero…
La miro directamente.
-Sí. Gracias.
Esto me hace sentir peor, aún más humillado por rechazar su generosidad,
pero aun así me salgo de la limusina. Las cámaras que me rodean se accionan. Estos
son mis quince minutos de fama, el momento en que todos los fans de Kulaap se
fijarán en mí por unos segundos, con sus flashes brillando.
***
Quince minutos más tarde estoy solo. Considero llamar a un taxi, pero entonces
prefiero la noche. Quiero caminar a través de esta ciudad que no lleva a ningún lado.
En una esquina, compro una pupusa y un boleto de la lotería mexicana porque me
gustan las imágenes láser del Día de los Muertos. Parecen un eco de Buda
recordando que todos nos convertiremos en cadáveres.
Compro tres boletos, y uno de ellos resulta ganador: cien dólares que puedo
cobrar en cualquier quiosco de TelMex. Lo tomo como una buena señal. Aunque mi
suerte obviamente se ha ido junto con mi trabajo, incluso si Kulaap no era la
bodhisattva que pensé, aun así me siento con suerte. Como si mi padre estuviera
caminando conmigo por esta fresca calle de Los Ángeles en medio de la noche, los
dos juntos de nuevo, yo con una pupusa y un billete de lotería premiado, él con un
cigarrillo Ah Daeng y su tranquila sonrisa de apostador. De una manera extraña,
siento que me está bendiciendo.
Cuando llego mis visitas están a la alza. Aún ahora, en medio de la noche,
una pequeña fracción de los fans de Kulaap lee acerca de mariposas y la
incompetencia del gobierno estadounidense. En mi país, esta historia no existiría. Un
censor la prohibiría de inmediato. Aquí emite un resplandor verde; aumentando o
reduciéndose de tamaño conforme la visitan. Una cosa solitaria, parpadeando entre
llamaradas mucho más grandes de comunicados sobre procesadores Intel, recetas
para bajar de peso, fotos de gatos, episodios de Survivor! Antarctica. La marea de
luz y color es hermosa.
Tiene una mirada ridícula y huraña. Ha pasado su vida viviendo como si fuera
Thoreau, pensando profundamente en el monje del bosque, tras los senderos de
aquel hombre que atraviesan los árboles, caminando entre el abedul y el arce y las
centauras. Es un tonto, pero uno serio.
-No he podido encontrar una sola, -me dice. -Thoreau ya habría visto miles en esta
época del año; había tantas que no tenía que buscarlas.
Trabajo toda la noche, puliendo el reportaje. Casi está terminado cuando mis
colegas entran por la puerta a las ocho de la mañana. Antes de que pueda contarle
algo a Janice, ella se acerca. Toca mi ropa y sonríe.
-Bonito traje. -Jala una silla y se sienta junto a mí. -Todos te vimos con Kulaap. Tus
visitas se dispararon. -Voltea hacia mi pantalla. -¿Escribiendo lo que pasó?
-Pero todos quieren saber por qué te saliste del auto. Tengo a alguien del Financial
Times diciéndome que nos dividamos las visitas para que nos cuentes todo si te
entrevistan. Ni siquiera necesitas escribir el artículo.
-No estás en posición de negociar, Ong. Algo pasó entre ustedes dos. Algo que la
gente quiere saber. Y necesitas esos clics. Sólo cuéntanos qué pasó en tu cita.
-Centauras. -Me mira. -Necesitas visitas y tú les das flores y Walden Pond.
-¡No! ¡Claro que no! Esta es sólo otra como la de las mariposas, los contratos para
carreteras, tu reportaje del presupuesto gubernamental. No tendrás un maldito clic.
No tiene sentido. Nadie lo va a leer.
-Marty metió las manos al fuego por ti… -Aprieta sus labios, controlando su enojo. -
Bien. Depende de ti, Ong. Si quieres destruir tu vida por causa de Thoreau y sus
flores, es tu funeral. No te podemos ayudar si no te ayudas a ti mismo primero.
Tocaste fondo, necesitas cincuenta mil lectores o te mando de vuelta al tercer
mundo.
(1) Mototaxi.
(3) ‘Loi’, flotar, ‘Krtahong’, pequeña balsa hecha con tronco de plátano; barco de papel
utilizado en un festival tradicional de origen tailandés.
(4) En el budismo se trata de un iluminado, alguien que ha alcanzado el Nirvana.
(5) Extranjero.