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El apostador*

Paolo Bacigalupi

Mi padre era apostador. Creía en los designios del karma y la fortuna. Andaba
siempre en búsqueda de números de la suerte en placas de automóviles, apostaba en
loterías y peleas de gallos. Recordándolo bien, en realidad no era un hombre de gran
tamaño, pero cuando me llevaba a las peleas muay thai lo veía como alguien
enorme. Él podía jugar, ganar, reír y beber lao lao con sus amigos, y ellos también se
veían enormes. En el calor goteante de Vientián, era un espíritu afortunado que
caminaba por sus brillantes calles en la oscuridad.

Para mi padre todo era un juego de azar; la ruleta, el blackjack, las variantes
en el precio del arroz y la llegada de los monzones. Cuando el monarca pretendiente
Khamsing anunció la creación del Nuevo Reino de Lao, mi padre apostó a la
desobediencia civil. Jugó con las enseñanzas de Henry David Thoreau y a favor de
la propaganda pegada en los postes de alumbrado. Apostó a las marchas de protesta
encabezadas por monjes en túnicas color azafrán, y en la humanidad escondida en
los soldados tras sus bien aceitadas AK-47 y cascos refulgentes.

Mi padre era apostador, pero mi madre no. Mientras él escribía cartas al


editor que posteriormente fue llevado por la policía secreta a la puerta de nuestra
casa, ella hizo planes para escapar. La vieja República Democrática de Lao colapsó,
y el Nuevo Reino de Lao floreció con tanques en las avenidas y tuk-tuks (1)
ardiendo en las calles. La cubierta dorada del templo Pha That Luang colapsó bajo el
bombardeo, mientras yo escapaba a bordo de un helicóptero de las Naciones Unidas,
cuidado por el amable Señor Yamaguchi.

Desde las puertas abiertas del helicóptero, observamos las columnas de humo
negro elevarse por la ciudad como nagas (2) enroscadas. Cruzamos la franja
pardusca del Mekong con su cinturón enjoyado de autos ardiendo en el Puente de la
Amistad. Recuerdo un Mercedes Benz flotando en el agua como un Loi Krathong
(3), ardiendo a pesar del agua que lo rodeaba.

Después hubo silencio en la tierra del millón de elefantes, un vacío dentro del
cual la luz, las llamadas por Skype y el correo electrónico desaparecieron. Los
caminos fueron bloqueados. Las telecomunicaciones murieron. Un agujero negro se
abrió donde alguna vez estuvo mi país.

A veces, cuando despierto en la noche con el murmullo y claxonazos del


tráfico de Los Ángeles, entre la confusión políglota de docenas de países y culturas
hacinados en el crisol norteamericano, observo desde mi ventana y miro hacia abajo,
al boulevard lleno de luces rojas, donde no es seguro caminar a solas por la noche, y
a pesar de ello todos obedecen las señales de tránsito. Miro a los atrevidos y
escandalosos americanos en sus distintos matices, y recuerdo a mis progenitores: mi
padre, que se preocupaba demasiado para dejarme vivir en la autoproclamada
monarquía, y mi madre, que no me dejó morir como consecuencia. Entonces me
recargo contra la ventana y lloro con una sensación de pérdida y alivio.

Cada semana voy al templo y rezo por mis padres, prendo incienso, hago tres
reverencias, a Buddha, a Damma y a Sangha, y rezo para que tengan un buen
renacimiento; después me sumerjo en la luz, el ruido y la intensidad de Estados
Unidos.

***

Los rostros de mis colegas parpadean en destellos grises y pálidos con la luz de sus
computadoras y tabletas. El ruido de sus tecleos llena la sala de prensa mientras
envían contenido a la cadena de producción; entonces, con un golpe final a manera
de reverencia al comando ‘publicar’, lo sueltan en la red.
En el torbellino electrónico su trabajo son como luces de bengala, marcadas
con la ubicación del sitio web, etiquetadas según su contenido y datos de redes
sociales. Rebosantes de color, códigos de conglomerados mediáticos: tonos azules y
orejas de Mickey Mouse de la Disney-Bertelsmann. Los arcos rojizos entrelazados
para Noticias Google-AOL Fox News Corp en gris y blanco. Nosotros estamos en
verde; somos Milestone Media, una combinación de NTT DoCoMo, el consorcio
coreano de juegos Huyndai-Kubu, y los humeantes restos de la New York Times
Company. Hay otras, estrellas pequeñas, en tonos de colores Crayola, encendidas y
brillantes, pero nosotros somos los más importantes; los monarcas de este universo
de luz y color.

El nuevo contenido florece en pantalla, bañándonos con el sangriento brillo


rojizo del contenido flamígero de Google News, de su fuente Whisper Tech. Ellos
nos han ganado una exclusiva. La entrada del blog dice que para antes de Navidad
serán lanzados los nuevos auriculares de Frontal Lobe; almacenaje de terabites con
conectividad Pin-Line en lentes de microrespuesta marca Oakley. La tecnología es
de siguiente generación, permitiendo el control de datos personales vía escáners Pin-
Line montados en el iris del usuario. Los analistas predicen que todos los gadgets,
desde celulares hasta cámaras digitales, serán obsoletos cuando el catálogo completo
de Oakley esté disponible. La noticia brilla y se desplaza hacia el centro del
torbellino electrónico conforme los visitantes acuden en bandada a Google para
observar las fotos robadas de los lentes con escáner de iris.

Janice Mbutu, nuestra directora editorial, se para en la puerta de su oficina


observando malhumorada. El baño rojo del torbellino domina la sala de redacción,
un recordatorio de que Google nos está ganando la batalla, acaparando el tráfico.
Detrás de las paredes de vidrio, Bob y Casey, los jefes de Burning Wire, nuestra
fuente de noticias de tecnología de consumo, gritan a sus reporteros exigiéndoles
que lo hagan mejor. La cara de Bob se ha puesto casi tan roja como la pantalla del
torbellino.
El verdadero nombre del torbellino electrónico es Live Track IV. Si bajas al
quinto piso y fuerzas la puerta de los servidores, podrás ver un logotipo con forma
de visor de francotirador y las palabras BOLA DE CRISTAL-CONOCIMIENTO
ES PODER estampadas en sus chips de color naranja metálico; lo que esto nos dice,
es que a pesar de que Bloomberg nos alquila las máquinas, es el consorcio Google-
Neilsen quien proporciona los algoritmos para el análisis de los flujos en la red, lo
que significa que pagamos a la competencia para que nos diga lo que está pasando
con nuestro propio contenido.

LiveTrack IV rastrea datos de usuarios en los medios – sitios web, feeds,


VOD, audiostream, televisión- con los programas de sondeo de estadísticas de
Google, auxiliado por el hardware de Nielsen colocado en cualquier dispositivo de
registro, desde televisiones hasta tabletas, auriculares y radios de automóviles. Decir
que el torbellino mantiene el dedo en la muñeca para medir el pulso de los medios es
un atenuante. Como decir que los monzones son un poco húmedos. El torbellino es
el pulso, la presión, la mezcla de sangre y oxígeno; el conteo de glóbulos rojos y
blancos, células T, prueba de SIDA y hepatitis G…es la realidad.

La versión que tenemos del servicio de torbellino muestra el desempeño de


nuestro propio contenido, y lo compara con el top 100 de los eventos generadores de
tráfico en tiempo real. Mi última nota se encuentra ahí, brilla cerca del borde de la
pantalla, es una historia de incompetencia gubernamental: las muestras recolectadas
del ADN de la mariposa moteada, ahora extinta, fueron destruidas por un descuido
administrativo en la Reserva Biológica Federal de California. La mariposa, junto
con otras sesenta y dos especies, fue sujeta a un protocolo inapropiado de
almacenamiento, y ahora no hay otra cosa que un poco de polvo en ampolletas. Las
muestras literalmente se desvanecieron. Mi cobertura de la historia empieza con la
descripción de unos trabajadores federales hincados dentro de una bóveda
climatizada de dos mil millones de dólares; están equipados con una docena de
aspiradoras especiales para limpiar escenas de crimen que les prestó el
Departamento de Policía de Los Ángeles, tratando de recuperar alguna partícula de
mariposa que puedan reconstituir en el futuro inmediato.

En el torbellino, mi artículo es un puntito a lado de los grandes soles y lunas


pulsantes de tráfico que representan el contenido de otros reporteros. No es
competencia contra las noticias de los dispositivos de Frontal Lobe, o reseñas del
videojuego Armored Total Combat, o feeds en vivo del campeonato Come y
Vomita. Parece ser que las únicas personas que están leyendo mi nota son los
biólogos que entrevisté. Esto no es sorprendente. Cuando escribí sobre el caso de los
sobornos en el departamento de permisos municipales, los únicos que leyeron la
nota fueron proyectistas del condado. Cuando escribí sobre favoritismo en la
selección de las tecnologías de reciclaje de aguas para la ciudad, las únicas personas
que me leyeron fueron ingenieros hidráulicos. Aun así, aunque parecería que a nadie
le interesan esta clase de historias, me meto de lleno en ellas, como si provocar al
tigre del gobierno de Estados Unidos de alguna manera compensara el no ser capaz
de meterme con el cachorro del Nuevo Monarca Divino Khamsing. Es algo tonto,
una suerte de cruzada quijotesca. En consecuencia, mi salario es el más bajo de la
oficina.

-¡Guooooooo!

Todos voltean desde sus terminales para saber quién gritó aquello. Es Marty
Mackley quien sonríe.

-Me pueden dar las gracias…- Se inclina y oprime una tecla. -Ahora mismo…

Una nueva entrada aparece en el torbellino, una pequeña esfera color verde
que se anuncia como parte de Reporte Glamour, el blog Scandal Monkey, y los
feeds de Marty. Observamos cómo la nota absorbe los pings de los clientes del
software alrededor del mundo, avisando a sus millones de seguidores que él ha
enviado un nuevo reportaje.
Abro rápidamente mi tableta, verifico las etiquetas:

Double DP,

Redneck HipHop,

Noticias musicales,

Schadenfreude,

Menores de edad.

Pedofilia…

De acuerdo con la nota de Mackley, Double DP, el rapero de la mafia rusa –


quien, en mi opinión, no es tan bueno como la sensación del pop asiático Kulaap,
pero que le gusta a la mitad del planeta- está acusado de embarazar a la hija de
catorce años del cirujano plástico que le arregla el rostro. Los usuarios comienzan a
percatarse de la noticia, y con su atención el punto verde brillante de Mackley
comienza a tomar fuerza en el espacio del torbellino. La pequeña estrella de
contenido parpadea, se expande, y entonces, como si alguien le hubiese arrojado
gasolina, explota. Double DP llega a las redes sociales, empieza a recibir
recomendaciones, se chupa a más lectores, más ligas, más clics…y más dólares en
anuncios.

Marty mueve la pelvis para celebrar su victoria, y llama la atención de todos.


“Y eso no es todo amigos”, teclea de nuevo en su computadora, y sube otra nota:
feeds en vivo desde la casa de Double, donde parece que el hombre que popularizó a
los Redneck Russians sale a toda prisa por la puerta. Es una sorpresa ver el video de
la casa, en streaming en vivo. Muchos paparazzi freelance no son tan pacientes para
sentarse afuera y esperar a que tal vez, probablemente, algo interesante ocurra. Esto
parece como si Marty hubiera estacionado sus cámaras en la casa, exclusivamente
para captar algo como esto.
Vemos cómo Double DP cierra con llave la puerta tras salir. Marty dice: “Creí que
lo cortés era avisarle a DP que la nota sería en vivo.”

-¿Está huyendo?-, pregunta Mikela Plaa.

Marty se encoje de hombros.

-Ya veremos.

De hecho, parece como si Double estuviera a punto de hacer lo que los


estadounidenses han popularizado como un "O.J." Sube a su Hummer roja. La saca a
la calle.

Bajo el resplandor verde de su nota, Marty sonríe. El reportaje se vuelve más


grande, y Marty se ha posicionado perfectamente para su desarrollo. Otras agencias
de noticias y blogs se actualizan de inmediato. Siguen la nota en el torbellino,
reuniendo impulso por si mismos mientras las redacciones se apresuran para
aprovecharse de nuestro tráfico.

-¿Tenemos un helicóptero?-, pregunta Janice. Ha salido de su oficina de cristal para


observar el espectáculo.

Marty asiente.

-Nos movemos en su posición. Acabo de comprar vista aérea exclusiva de la policía


también, así que todos tendrán que comprar licencia para transmitir nuestro video.”

-¿Le avisaste a la policía del contenido multiplataforma?

-Sí. Están sacando de su presupuesto para el helicóptero.

Marty se sienta de nuevo, empieza a teclear como si fuera una metralleta de datos.
Un leve murmullo se escucha desde el foso de sistemas. Es Cindy C. llamando a
nuestros proveedores de telecomunicaciones, bloqueando líneas troncales para
manejar un posible incremento en el tráfico de datos. Ella sabe algo que nosotros no,
algo para lo que Marty la ha preparado con anticipación. Ella ha traído una granja de
servidores espejo. Parece que Marty no ha notado a los espectadores que tiene a su
alrededor. Deja de teclear. Alza la vista hacia el torbellino, observando su brillante
esfera de contenido. Es como el director de una sinfonía.

El cúmulo de notas de la competencia crece en tanto que Gawker, Newsweek


y Throb se organizan y responden. Nuestros lectores se dispersan, en un intento por
saber si la cobertura de la competencia ofrece algo nuevo. Marty sonríe, oprime la
tecla de ‘publicar’ y arroja una cubeta de carnada hacia el tanque de los tiburones
del interés público: una entrevista con la chica de catorce años. En pantalla parece
muy joven, escandalosamente joven. Tiene un oso de peluche en las manos.

-Juro que no le planté el oso-, comenta Marty. - Es suyo.

Las acusaciones de la chica se mezclan con las imágenes de la fuga de


Double hacia la frontera, en una especie de denuncias en sintetizador:

-Entonces él…y yo dije…es el único con el que he…

Suena a que Marty compró los derechos de la música de Double para fondear
la cobertura del Hummer en fuga. Las tomas de video ya están rebotando dentro de
YouTube y MotionSwallow como pelotas de ping pong. El torbellino ha ubicado a
Double DP en el centro de la pantalla al tiempo que más y más feeds y sitios
apuntan al contenido. No sólo el tráfico se incrementa, sino que la noticia gana
posición social en tanto que el número de ligas se incrementa.

-¿Cómo van las acciones?-, pregunta alguien.

Marty niega con la cabeza.

-Me bloquearon para no mostrarlos en la pantalla.

Esto lo hacen porque cada vez que él lanza un reportaje interesante todos le
rogamos que nos muestre el panorama general. Volteamos hacia Janice. Ella hace
una mueca de fastidio, pero da el visto bueno. Cuando Cindy termina de comprar
ancho de banda, desbloquea la pantalla. El torbellino se desliza a un lado mientras se
abre una segunda ventana, llena de gráficos de barras y datos financieros: nuestras
acciones en la bolsa de valores se ven afectadas por el incremento de tráfico
provocado por la noticia -los ingresos por publicidad también.

Los bots accionistas tienen su propia versión del torbellino; recogen


directamente la variación del tráfico de lectores. Compran y venden a través de la
pantalla, respondiendo a la popularidad del artículo de Mackley. Entre más alimenta
la nota, la bestia crece. Entre más enlaces reúne, más gente la recomienda a sus
amigos, y cada uno de ellos es bombardeado con nuestra publicidad, lo que significa
más ganancias para nosotros y menos para todos los demás. A estas alturas Mackley
es más grande que el Super Tazón. Debido a que la noticia tiene a Double DP como
etiqueta, tiene un público objetivo muy claro: gente de 13 a 24 años que compran
gadgets, música nueva, ropa de diseñador, videojuegos y ringtones: no sólo un
campo muy vasto, sino valioso.

Nuestras acciones suben un punto. Suben otro. Ahora tenemos cuatro


pantallas diferentes. La cámara que sigue a Double DP cambia imágenes en
secuencia de los policías que lo persiguen, el helicóptero despegando, y la ventana
con la chica de catorce años. Ella dice: “De verdad lo quiero. Estamos conectados.
Nos vamos a casar”. Luego aparece la Hummer de DP rechinando llantas en el
Boulevard Santa Monica con su canción Cowboy Banger de fondo musical.

La historia acumula una nueva oleada de votos a favor en redes sociales. Los
precios de las acciones suben de nuevo. Los clics se desbordan. Esta tiene la
combinación perfecta de contenido, lo que Mackley llama las ‘Tres ‘S’’: simplón,
sexual y schadenfreude. Las acciones suben de nuevo. Todos vitorean. Mackley
agradece. Todos lo amamos. Él es la mitad de la razón por la que aún puedo pagar la
renta. Incluso con el pequeño bono que recibo gracias a su trabajo me es suficiente
para que pueda seguir viviendo. No estoy muy seguro de cuánto dinero se lleva a la
bolsa cuando crea un evento de esta magnitud. Su nota es tan grande que él mismo
podría independizarse, pero aunque lo hiciera no tendría los recursos para hacerse de
un helicóptero que anduviera tras una persecución en auto hasta la frontera con
México. Es una relación simbiótica. Él hace lo que mejor sabe hacer, y Milestone le
paga como a una celebridad.

Janice da un aplauso para llamar nuestra atención.

-A ver, todo mundo. Ya tienen su bono, ahora a trabajar.

Se escucha un clamor general. Cindy cambia el monitor principal de las


acciones y bonos hacia el trabajo inmediato: generar más contenido para encender el
torbellino, mantener la redacción iluminada con el resplandor verde de la cobertura
de Milestone; todo, desde reseñas de las nuevas camionetas Mitsubishi de 100 millas
por galón hasta cómo escoger el mejor pavo para Día de Acción de Gracias. La
noticia de Mackley pulsa sobre nosotros mientras trabajamos. Añade notas más
pequeñas como complemento, actualizaciones, elementos interactivos, anima a su
vasta audiencia a regresar una y otra vez.

Marty pasará el día entero inmerso en el bestial artículo que ha creado.


Alentando a los lectores a regresar por un solo clic más. Les dará la oportunidad de
hacer encuestas entre ellos, que discutan cómo les gustaría que castigaran a DP,
preguntándose si en realidad podrían enamorarse de una chica de catorce años. La
noticia tendrá una vida muy larga, y él la criará como un padre orgulloso,
alimentándola y criándola, ayudándola a abrirse camino en el mundo hostil del
torbellino.

Mi pequeño punto verde de contenido ha desaparecido. Parece ser que incluso


los biólogos gubernamentales están preocupados por Double DP.

***
Cuando mi padre no hacía apuestas necias a la revolución, enseñaba agronomía en la
Universidad Nacional Lao. Tal vez nuestras vidas habrían sido diferentes si hubiese
sido campesino en los arrozales de los suburbios de la capital, en vez de rodearse de
intelectuales e ideas. Pero su karma fue ser profesor e investigador, y mientras
aumentaba 30% la producción nacional de arroz, también fue llenándose de fantasías
de apostador: Thoreau, Gandhi, Martin Luther King, Sakharov, Mandela, Aung
Sung Kyi. Verdaderos apostadores. Decía que si se podía hacer sentir vergüenza a
los sudafricanos blancos, entonces el monarca pretendiente debía seguir ese camino.
Afirmaba que Thoreau debió ser un Lao, por la forma tan cortés en que protestaba.

De acuerdo con la descripción de mi padre, Thoreau era un monje perdido en


la jungla en busca de iluminación. Uno que vivía entre las higueras y enredaderas de
Massachusetts, meditando sobre la naturaleza del sufrimiento. Mi padre creía que
sin duda era la reencarnación de algún arhat (4). A menudo hablaba del Señor
Henry David, y en mi imaginación este falang (5) era también un hombre grande
como mi padre.

Cuando sus amigos lo visitaban por las noches –después del golpe de estado,
y de la marcha de la insurgencia Khamsing apoyada por los chinos- solían conversar
sobre el Señor Henry David. Mi padre se sentaba con sus amigos y estudiantes a
beber café negro lao y fumar cigarrillos; entonces procedía a escribir demandas
cuidadosamente redactadas contra el gobierno, que eventualmente sus alumnos
copiaban y distribuían en sitios públicos y las pegaban en las paredes bien entrada la
noche.

Sus demandas guerrilleras exigían saber dónde estaban sus amigos


desaparecidos, y por qué sus familias estaban abandonadas. Preguntaba por qué los
monjes eran golpeados en la cabeza por soldados chinos cuando hacían huelga de
hambre frente al palacio. A veces, cuando estaba borracho y esas pequeñas apuestas
no satisfacían su arriesgada naturaleza, enviaba editoriales a los periódicos.
Ninguna fue publicada, pero ya estaba poseído por un espíritu que le hacía
pensar que probablemente los diarios cambiarían su actitud, que su estatus como
padre de la agricultura Lao convencería a los editores a cometer suicidio y publicar
sus protestas.

Todo esto terminó con mi madre sirviéndole café a un capitán de la policía


secreta, mientras otros dos oficiales esperaban fuera de la casa. El capitán era muy
amable: le ofreció a mi padre un cigarrillo 555 –una marca que se había vuelto rara y
sólo se conseguía de contrabando- y se lo encendió. Entonces hizo espacio en la
mesa de centro y extendió cuidadosamente una hoja sucia y arrugada, con manchas
de lodo. Estaba llena de demandas en contra del Khamsing. Era sin duda una de las
que escribía mi padre.

Mi padre y el policía estaban sentados y fumaban, estudiando el papel en


silencio.

Finalmente, el capitán preguntó:

-¿Dejará de hacerlo?

Mi padre se quitó el cigarrillo de la boca y exhaló lentamente el humo


mientras veía la hoja frente a él. El capitán dijo:

-Respetamos lo que ha hecho por el reino Lao. Yo mismo tengo familia que hoy
estaría muerta de no haber sido por su trabajo en las villas. -Se inclinó hacia
adelante. -Si promete dejar de escribir estos rumores y quejas todo quedará
perdonado. Todo.

Aun así mi padre no dijo nada. Terminó su cigarrillo. Lo apagó.

-Será difícil hacer esa promesa-, dijo.

El capitán se sorprendió.
-Tiene amigos que han hablado a su favor. Tal vez debería reconsiderarlo. Por el
bien de ellos.

Mi padre se encogió de hombros. El capitán extendió el papel arrugado, lo


alisó por completo. Lo leyó.

-Estas hojas no sirven para nada, -dijo. -La dinastía Khamsing no caerá sólo porque
imprimió algunas cuantas quejas. Muchas de estas las arrancan antes de que alguien
las pueda leer. No hacen nada. No tienen sentido. -Él casi rogaba. Volteó y me vio
observándoles desde la puerta. -Deje de hacer esto. Si no por su familia, por sus
amigos.

Me gustaría decir que mi padre le dijo algo grandioso. Algo honorable en


cuanto a hablar en contra de la tiranía. Tal vez invocando a alguno de sus ídolos.
Aung Sung Kyi o Sajarov, o el Señor Henry David y su predilección por la protesta
cortés. Pero no dijo nada. Se quedó sentado, con las manos sobre las rodillas,
mirando la hoja arrugada. Ahora creo que entonces debió tener mucho miedo. Antes
él sabía qué palabras decir. En cambio, lo único que hizo fue repetirse.

-Sería difícil.

El capitán esperó. Cuando quedó claro que mi padre no tenía nada más que
decir, dejó la taza de café y fue por sus hombres. Estos fueron muy amables. Creo
que el capitán incluso se disculpó con mi madre cuando se lo llevaron.

***

Estamos en el tercer día de la bonanza provocada por Double DP, y aquel sol verde
resplandece sobre nosotros, bañándonos con su fulgor tan redituable. Trabajo en mi
nuevo artículo con mis auriculares Frontal Lobe, aislándome de todo con excepción
de mi trabajo. Siempre es un poco difícil escribir en un idioma ajeno, pero tengo a
mi cantante favorita y compatriota Kulaap, susurrándome al oído que “El amor es un
ave”, y el trabajo marcha bien. Con Kulaap cantándome en mi lengua materna, me
siento como en casa.

Me interrumpen con una palmada en el hombro. Me quito los auriculares y


volteo. Es Janice, parada junto a mí.

-Necesito hablar contigo, Ong-. Me indica que la siga.

En su oficina, cierra la puerta y se dirige a su escritorio.

-Siéntate. -Teclea en su tableta, busca datos. -¿Cómo va todo?

-Bien. Gracias.

No estoy seguro si hay algo más que ella quiera saber, pero seguramente me
lo dirá. Los estadounidenses no se andan con rodeos.

-¿De qué va tu siguiente reportaje?

Sonrío. Me gusta la noticia; me recuerda a mi padre. Casi he terminado mi


investigación con la dulce voz de Kulaap en mis oídos. La centaura, una flor que se
hizo famosa en los diarios del Señor Henry David Thoreau, está floreciendo
demasiado pronto como para ser polinizada. Las abejas parecen no encontrarla en
marzo, cuando debería suceder. Los científicos que he entrevistado culpan al
calentamiento global, y ahora la flor está en peligro de extinción. He consultado con
biólogos y naturalistas locales, y ahora me gustaría ir a Walden Pond, en búsqueda
de estas centauras que pronto serán embotelladas en un laboratorio federal, con sus
técnicos en trajes antisépticos y sus aspiradoras para escena de crimen.

-¿Estás jodidamente loco?

Los estadounidenses son muy directos. Es difícil enfrentarlos cuando te


gritan. A veces creo que me he adaptado a Estados Unidos; he estado aquí por cinco
años desde que vine de Tailandia gracias a una beca, pero en momentos como este
todo lo que puedo hacer es sonreír y tratar de no avergonzarme mientras pierden la
compostura, gritan y despotrican. Mi padre una vez fue golpeado por un funcionario
con un zapato, y no mostró su enojo. Pero Janice es estadounidense, y está muy
enojada.

-¡De ninguna manera voy a autorizar algo como eso!

Intento sonreír ante su enojo, pero entonces recuerdo que los estadounidenses
no ven una sonrisa de disculpa de la misma manera que lo haría un Laosiano. Dejo
de reír y hago que mi rostro muestre…algo. Seriedad, o eso espero.

-Este artículo es muy importante -le digo. -El ecosistema no se adapta correctamente
al cambio climático. En vez de eso, ha perdido…- busco la palabra correcta -
…sincronicidad. Los científicos creen que las flores pueden ser salvadas, pero sólo
si traen de importación una especie de abeja que solo se encuentra en Turquía. Creen
que pueden reemplazar la función de la población nativa de abejas, y creen que no
serán invasivas.

-Flores y abejas turcas.

-Si. Es una historia importante. ¿Dejarán que se extinga la flor? ¿O intentarán


mantenerla bajo el riesgo de alterar el ambiente de Walden Pond? Creo que los
lectores pensarán que es muy interesante.

-¿Más interesante que eso?. -Apunta a través de su pared de vidrio hacia el


torbellino, al pulsante sol verde de Double DP, quien ahora se atrincheró en un hotel
mexicano y ha tomado a un par de fans como rehenes.

-¿Sabes cuántos clics llevamos? -me pregunta. -Somos exclusiva. Marty se ganó la
confianza de Double y mañana lo entrevistará, suponiendo que la policía mexicana
no enviará un comando antes. Tenemos lectores checando nuestra página cada
minuto sólo para ver los preparativos del viaje en el blog de Marty.
El brillante globo no sólo domina la pantalla del torbellino, sino que cubre
todo lo demás. Si nos fijamos en los bots de las acciones financieras, todo aquel que
no está protegido bajo nuestra cubierta corporativa ha sido afectado por la falta de
visitas. Incluso la nota de Frontal Lobe/Oakley ha sido engullida. Tres días de
dominación total del torbellino nos ha beneficiado. Ahora Marty muestra a los
lectores el chaleco antibalas que usará en caso de que los comandos de la policía
mexicana ataquen mientras él y DP discuten la naturaleza del amor verdadero. Y
tiene otra entrevista exclusiva con la madre de la chica, lista para publicarse; Cindy
ha estado editándola mientras platica lo asqueada que está con todo este asunto. Al
parecer la mujer llevó a su hija a la mansión de DP para una fiesta de medianoche
con alberca. Sola.

- Probablemente algunas personas se cansen de DP y deseen ver algo más -sugiero.

-No te des un tiro en el pie con un artículo sobre flores, Ong. Aún el viaje
gastronómico de Pradeep por la región de Ladakh (6) tiene más visitantes que la
cosa que estás escribiendo.

Va a decir algo más, pero entonces se detiene. Parece que está considerando
sus palabras. Es poco habitual en ella. Normalmente habla antes de organizar sus
pensamientos.

-Me caes bien, Ong. -Sonrío al escucharla, pero ella continúa. -Te contraté porque
tenía un presentimiento sobre ti. No tuve ningún problema con arreglar la visa para
que te quedaras a trabajar en el país. Eres buena persona. Escribes bien. Pero estás
en un promedio menor a un millar de clics en tu feed de autor. -Ella mira su tableta,
luego se vuelve hacia mí. -Necesitas incrementar tu promedio. Casi no tienes
lectores que te escojan para la Página Uno. Incluso cuando se suscriben a tu feed,
eres su tercera opción de lectura.

-Es lectura de espinaca, -le digo.


-¿Qué?

-El Señor Mackley le llama ‘lectura de espinaca’. Cuando la gente siente que
debería hacer algo para su beneficio personal, como comer sus espinacas, le dan clic
a mis artículos. Eso o leer a Shakespeare.

Me sonrojo, avergonzado. No quise decir que mi trabajo sea del mismo


calibre que el del Gran Bardo. Quiero corregirme, pero estoy muy apenado. Así que
me callo.

Ella me mira.

-Sí. Bueno, eso es un problema. Respeto lo que haces. Obviamente eres muy listo. -
Sus ojos miran hacia su tableta. -Lo que escribiste de la mariposa era muy
interesante.

-¿Si?, -sonrío de nuevo.

-Es solo que nadie quiere leer esos artículos.

Intento protestar.

-Pero me contrataste para escribir historias interesantes. Artículos sobre política y el


gobierno, continuar la tradición de los viejos periódicos. Recuerdo que eso me
dijiste al contratarme.

-Bueno, sí. -Ella desvía su mirada. -Más bien estaba pensando en un buen
escándalo.

-La mariposa es un escándalo. Ese insecto se ha ido para siempre.

Ella suspira.

-No es un escándalo. Es sólo una nota deprimente. Nadie lee historias deprimentes,
al menos no más de una vez. Y nadie se suscribe a un feed deprimente.
-Mil personas lo hacen.

-Mil personas, -se ríe. -No somos el weblog de la comunidad laosiana, somos
Milestone, y competimos por clics contra ellos. -Ella señala hacia afuera, indicando
hacia el torbellino. -Tus reportajes no duran más de medio día; nunca son marcados
en redes sociales por alguien a excepción de los raros. -Menea la cabeza. -Dios, ni
siquiera sé cuál es tu segmento. ¿Hippies centenarios? ¿Burócratas federales? Los
números no justifican el tiempo que inviertes en los reportajes.

-¿Qué notas quieres que escriba?

-No lo sé. Cualquier cosa. Reseñas de productos. Noticias que puedas usar. Nada de
‘sentimos darle malas noticias’. Si no hay algo que el lector pueda hacer por la
condenada mariposa, entonces no tiene caso hablarle de ella. Eso nada más deprime
a la gente, y baja tus cifras.

-¿No tenemos suficientes números con Marty?

Se ríe de mi comentario.

-Me recuerdas a mi madre. Mira, no te quiero correr, pero si no empiezas a jalar al


menos 5,000 visitas diarias en promedio lo tendré que hacer. La media de nuestro
equipo es baja comparándola con otros, y cuando vengan las evaluaciones nos irá
mal. Estoy contra Nguyen de Tecnología y Juguetes, y contra Penn en Yoga y
Espiritualidad, y nadie quiere leer cómo es que el mundo se va a la mierda. Ve y
búscame historias que la gente quiera leer.

Dice un par de cosas más, palabras que creo que tienen el propósito de
hacerme sentir inspirado, con ganas de trabajar, y cuando menos me doy cuenta ya
estoy en la puerta, una vez más frente al torbellino.

La verdad es que nunca he escrito artículos que el público demande. No soy


un redactor de historias populares. Soy serio. Soy lento. No me muevo con la
rapidez que los estadounidenses parecen amar. Encontrar una historia que la gente
quiera leer. Puedo escribir notas alternas a las de Mackley, sobre Double DP, tal vez
ayudarlo con notas que apoyen a su artículo principal, pero de alguna manera
sospecho que los lectores sabrán que estoy fingiendo.

Marty me ve parado fuera de la oficina de Janice. Se me acerca.

-¿Te reclama por lo de tus números?

-No escribo el tipo correcto de artículos.

-Claro. Eres un idealista.

Nos quedamos ahí por un momento, meditando sobre la naturaleza del


idealismo. A pesar de que es muy estadounidense, me cae bien porque es sensible
con la gente. Todos confían en él. Hasta Double DP, a pesar de que Marty puso su
nombre en los encabezados de los diarios de todo mundo. Marty tiene buen corazón.
Jai dee. Me cae bien. Creo que es auténtico.

-Mira, Ong, -me dice. -Me gusta lo que haces. -Pone su mano sobre mi hombro. Por
un momento creo que me rascará la cabeza con afecto, y me veré forzado a no
mostrarme sorprendido, pero él es muy sensible y retira su mano. -Ambos sabemos
que eres malo para este tipo de trabajo. Aquí estamos en el negocio de las noticias.
Y no estás hecho para esto.

-Mi visa dice que necesito mantenerme trabajando.

-Claro. Janice es una cabrona por eso. Mira… -Hace una pausa. -Estoy con este rollo
de Double DP en México. Pero estoy preparando otra nota. Una exclusiva. Ya tengo
mi bono de cualquier manera, y podría aumentar tu promedio.

-No creo que pueda escribir notas alternas de Double DP.

Él sonríe.
-No es eso. Y no es caridad; eres perfecto para esto.

-¿Es algún escándalo del gobierno?

Se carcajea, pero me parece que no se ríe de mí.

-No. -Hace una pausa y muestra su sonrisa. -Es una entrevista con Kulaap.

Se me va el aliento. Mi compatriota, aquí en Estados Unidos. Ella también se


exilió durante las persecuciones políticas. Grababa una película en Singapur cuando
se movilizó el ejército, así que no quedó atrapada. Ya era muy popular por toda
Asia, y cuando Khamsing convirtió nuestro país en un agujero negro, el mundo se
dio cuenta. Ahora también es popular en América. Es muy guapa. Y recuerda cómo
era nuestro país antes que desapareciera en las tinieblas. Mi corazón se acelera.

Marty continúa.

-Ella acordó darme una entrevista. Pero tú hablas su mismo idioma, así que pensé
que estará de acuerdo con el cambio. -Se detiene, parece serio. -Tengo un buen
artículo con Kulaap. No le da entrevistas a cualquiera. Le di mucha cobertura
cuando Laos se fue al infierno, y se llevó buena publicidad en los medios. Es un
favor especial que me hace, así que no la cagues.

Niego con la cabeza.

-No lo haré. -Junto mis manos y las llevo a mi frene como un gesto de
agradecimiento. -No la cagaré. -Hago otra reverencia.

Él ríe.

-No me vengas con esas formalidades. Janice te cortará las bolas si no incrementas
el precio de las acciones, pero somos soldados en las trincheras. Estamos juntos,
¿cierto?

***
En la mañana me preparo un café fuerte con leche condensada; cocino fideos de
arroz y añado germinado de soya, chiles, vinagre, caliento una rebanada de pan
francés que compré en una panadería vietnamita a unas cuadras de aquí. Me siento
en mi pequeña mesa de la cocina, acompañado del nuevo mix de Kulaap hecho por
DJ Dao que suena en el estéreo, me sirvo una taza y abro mi tableta.

Este gadget es una creación maravillosa. En Laos, el papel todavía era papel,
físico, estático y vacío de todo excepto las noticias oficiales. Las noticias reales en el
Nuevo Reino Divino no provenían de periódicos, ni de la televisión, teléfonos
móviles o de auriculares. No venían de la red o feeds a menos que confiaras en que
tu vecino no te espiaba por encima del hombro en un café Internet; si sabías que no
había un agente de la policía secreta sentado a tu lado, o un propietario que sería
capaz de identificarte cuando llegaran preguntando por la persona que había
utilizado la máquina para comunicarse con el mundo exterior.

Las noticias reales venían de rumores, cuya validez dependía de la confianza


que le tuvieras a la persona que te lo había contado. ¿Eran familiares? ¿Hacía tiempo
que los conocías? ¿Ganaban algo con decírtelo? Mi padre y sus antiguos
compañeros de clase confiaban entre ellos. También confiaba en algunos de sus
alumnos. Creo que por eso la policía del Estado vino por él al final. Alguno de sus
amigos o estudiantes más confiables también contaron noticias a sus amigos
oficiales. Probablemente el señor Intha-chak, o Som Vang. Probablemente otros. Es
imposible buscar en la oscuridad de esa historia, adivinar quién contó algo
verdadero y a quién.

De cualquier manera, era el karma de mi padre, por eso no es tan importante


saber quién fue con el chisme. Pero antes de eso –antes que los rumores de mi padre
llegaran a oídos oficiales–, ninguna noticia del mundo real llegó a través de Lao TV,
o el Vientián Times. Lo que significa que cuando ocurrieron las protestas y mi padre
llegó a la casa con sangre en su rostro por los golpes de los bastones policiacos,
pudimos leer cuanto quisimos acerca de los 3,000 niños que habían cantado el
himno nacional a nuestro nuevo monarca divino. Cuando mi padre estaba en la
cama, delirando por el dolor, los periódicos nos contaron que el gobierno había
firmado un contrato con China para la venta de caucho que triplicaría los ingresos de
la provincia de Luang Namtha, y que la presa Nam Theun ganaba 22,500 millones
de ngultrums por concepto de electricidad vendida a Tailandia. Pero nunca se
mencionaron los bastones ensangrentados, ni los monjes muertos, ni los Mercedes-
Benz ardiendo en el río mientras flotaban hacia Camboya.

Las noticias del mundo real venían con las alas del rumor, entraban en
nuestras casas a la medianoche, se sentaban con nosotros, sorbían café y se iban
antes que el canto de los gallos rompiera con la calma matutina. Era en la oscuridad,
fumándote un cigarrillo, que te enterabas que el señor Vilaphon había desaparecido,
o que la esposa del señor Saeng había recibido una golpiza como advertencia. Las
noticias reales eran demasiado valiosas como para arriesgarlas en público.

Aquí, en Estados Unidos, mi pantalla brilla con tantos feeds de noticias, emite
destellos con las ventanas de video, fluyendo sobre mí en banda ancha. Es una
cascada de información. Mientras se abre mi página personalizada de noticias, los
feeds se acomodan así mismos, clasificándose de acuerdo a las prioridades y
categorías de etiquetas que he programado; una mezcla de noticias Meung Lao,
blogs de refugiados de Laos, y la charla de los pocos amigos cercanos de Tailandia y
la escuela estadounidense a la que asistí con una beca de ayuda humanitaria.

En mi segunda y tercera página tengo las noticias generales, las de Milestone,


el Bangkok Post, el Phnom Penh Express –las noticias escogidas por los editores–.
Pero, para cuando he terminado de hacer mi propia selección, no me queda tiempo
para darle clic en los encabezados que los aplicados editores han seleccionado para
el mítico ‘lector en general’.
De cualquier manera, sé mucho mejor que ellos lo que lo que quiero leer, y
con mi clave de acceso y buscador de etiquetas puedo desenterrar artículos y
discusiones que a una agencia de noticias nunca se le ocurriría ofrecer. Incluso, si no
puedo asomarme en el propio agujero negro, puedo rodearlo a lo largo de sus
bordes, conseguir noticias divinas desde su margen.

Busco etiquetas como Vientián, Laos, Lao, Khamsing, amistad China-Lao,


Korat, Triángulo Dorado, independencia Hmong, Lao RDP, el nombre de mi
padre…sólo aquellos quienes somos exiliados de Laos desde las Purgas de Marzo
leemos estos blogs. Es más de lo que conseguíamos cuando vivíamos en la capital.
Los blogs son los rumores que solíamos susurrarnos unos a otros. Ahora publicamos
nuestros susurros en la red y nos reunimos en listas de correos, en vez de grupos
secretos que tomaban café, aunque es lo mismo. Es una familia, lo más que muchos
de nosotros ahora tenemos.

En el torbellino, las etiquetas para Laos ni siquiera están registradas. Antes


brillaban por un tiempo, mientras había estudiantes guerrilleros enviando material
desde sus teléfonos móviles, y las imágenes fueran espeluznantes y de alto impacto.
Pero entonces las líneas telefónicas fueron bloqueadas y el país cayó en su agujero
negro, y ahora sólo somos nosotros, una pequeña red que funciona fuera del país.

Un encabezado del Jumbo Café Blog capta mi atención. Abro el sitio y mi


tableta se llena con la imagen colorida de un taxi de tres llantas que recuerda mi
infancia. A veces vengo aquí. Es un nodo de confort.

Laofriend publica que algunas personas, probablemente toda una familia,


nadaron a través del Mekong y lograron pasar a Tailandia. No están seguros si estos
fueron aceptados como refugiados, o los han regresado.

No es una noticia oficial. Más aún, ni siquiera la idea de una nota.


SomPaBoy no se la cree, pero Khamchanh sostiene que el rumor es verdadero,
escuchado de alguien que tienen una hermana casada con un guardia fronterizo Isaan
del ejército tailandés. Así que nos aferramos a esta. Sorprendiéndonos.
Preguntándonos de dónde han salido estas personas, y si, contra toda probabilidad,
pudiera ser uno de los nuestros: un hermano, hermana, primo, un padre…

Cierro la tableta después de una hora. No es bueno seguir leyendo. Sólo trae
recuerdos. Es tonto preocuparse por el pasado. La República de Lao ya no existe.
Pensar lo contrario es sufrir.

***

El recepcionista del Novotel me está esperando. Un empleado con una llave me guía
hasta el elevador privado, que nos lleva hacia el smog y las alturas. Las puertas del
ascensor se abren a una pequeña entrada con una gruesa puerta de caoba. El
empleado vuelve al elevador y desaparece, dejándome parado en este extraño
pasillo. Al parecer estoy siendo examinado por el equipo de seguridad de Kulaap.

La puerta de caoba se abre, y un negro sonriente que es cuarenta centímetros


más alto que yo y con músculos ondulados como serpientes me indica que entre. Me
guía a través del santuario de Kulaap. Ella tiene la calefacción puesta en un nivel
casi tropical, y muchas fuentes en los alrededores. El apartamento es musicalizado
con el correr del agua. Me desabotono el cuello de la camisa por la humedad.
Esperaba aire acondicionado, pero en vez de eso me estoy sofocando. Es casi como
estar en casa. Y entonces ella aparece frente a mí, y me quedo sin habla. Es bella, y
aún más que eso. Es intimidante estar frente a alguien que sólo existe en cine y
televisión, pero que nunca ha estado frente a ti en carne y hueso. No se ven tan
estupenda como en las películas, pero hay más vida, más presencia; las películas
pierden esa cualidad sobre su persona. Hago una reverencia, juntando mis manos y
tocando mi frente.

Ella se ríe de esto, toma mi mano y saluda al estilo americano.

-Tienes suerte de caerle bien a Marty,-dice. -No me gusta dar entrevistas.


Apenas puedo hablar.

-Sí. Sólo serán pocas preguntas.

-Oh, no. No seas tímido. -Ríe de nuevo, y sin soltar mi mano me lleva hasta su
cuarto. -Marty me contó sobre ti. Necesitas ayuda para aumentar tus visitas. Él
también me ayudó alguna vez.

Me intimida. Es de mi gente, pero se ha adaptado mejor que yo a este país.


Parece sentirse cómoda. Camina diferente, sonríe diferente; es una estadounidense,
quizá con cierto aire de nuestro país, pero nada de nuestras raíces. Es obvio. Y
extrañamente decepcionante. En sus películas es muy reservada, y ahora se sienta
en un sofá con las piernas abiertas. Sin importarle en absoluto mi presencia. Estoy
avergonzado por ella, y me alegro de quitar la cámara encendida. Ella sube los pies
al sofá. No puedo evitar sentirme sorprendido. Se da cuenta de mi expresión y
sonríe.

-Estás peor que mis papás. Recién bajado del barco.

-Lo siento.

Se encoge de hombros.

-No te preocupes. Ya pasé la mitad de mi vida creciendo aquí; diferente país, reglas
diferentes.

Me siento avergonzado. Trato de no reír por los nervios que siento.

-Sólo tengo algunas preguntas-, digo.

-Adelante. -Se sienta y se acomoda para el video.

Comienzo.

-Cuando ocurrió la Purga de Marzo, estabas en Singapur.


Ella asiente.

-Correcto. Terminábamos “El tigre y el fantasma”.

-¿Cuál fue tu primer pensamiento cuando ocurrió? ¿Quisiste regresar? ¿Te


sorprendiste?

Frunce el ceño.

-Apaga la cámara.

Cuando la apago, me mira con lástima.

-Así no se consiguen visitas. A nadie le interesa una vieja revolución. Ni siquiera a


mis fans. -Se pone en pie súbitamente y llama a alguien a través de la jungla de su
departamento. -¿Terrell?

Aparece el enorme negro, sonriente y letal. Se me acerca amenazante. Es muy


aterrador. Las películas con las que crecí tenían falangs como él. Hombres negros,
enormes y terribles, a los cuales nuestros héroes debían derrotar. Después al llegar a
Estados Unidos todo fue distinto, y descubrí que a los falang y a los africanos no les
gusta la manera como los mostramos en nuestras películas. Me pasa lo mismo
cuando veo películas de Vietnam, y la manera tan fea como se comportan los
insurgentes laosianos. Sin ser reales, retratados como animales. Aun así no puedo
dejar de temblar cuando Terrell me mira.

Kulaap dice: “Vamos a salir, Terrell. Asegúrate de decírselo a algunos


paparazzis. Vamos a darles una función.”

-No entiendo-, le digo.

-¿Quieres visitas, ¿no?

-Si, pero…
Ella sonríe.

-No necesitas una entrevista. Necesitas un evento. -Ella me barre con la mirada. -Y
mejor ropa. -Se dirige a su guardaespaldas. -Terrell, vístelo.

***

Un mar de destellos de flash nos reciben al salir del edificio. Hay paparazzis por
todos lados. Se escucha el rugido de las motocicletas que nos perseguirán, mientras
Terrell y otros tres guardaespaldas nos guían entre los reporteros hacia la limusina,
haciendo a un lado las cámaras con una violencia que contrasta con la sutileza que
mostró al seleccionar el traje Gucci que ahora llevo puesto.

Kulaap parece apropiadamente sorprendida ante la multitud y los gritos de los


reporteros, aunque no tanto como yo, y entonces ya estamos a bordo de la limusina,
alejándonos a toda velocidad mientras los paparazzis nos siguen.

Kulaap se agacha frente a la tableta instalada a bordo de la limusina,


tecleando sus claves de acceso. Se ve muy guapa, con un vestido negro que marca
sus muslos y las delgadas tiras de tela que acarician sus suaves hombros desnudos.
Siento que estoy en una película. Ella teclea más claves. Una pantalla se ilumina,
mostrando la parte trasera de nuestro auto: es la vista de los camarógrafos que nos
persiguen.

-¿Sabes que no he salido con alguien en tres años?, pregunta.

-Si. Me enteré por tu sitio web.

Ella sonríe.

-Ahora parece que encontré a uno de mis compatriotas.

-Pero no estamos en una cita, -protesto.


-Claro que sí. -Sonríe de nuevo. -Saldré en una supuesta cita secreta con un guapo y
misterioso chico laosiano. Mira todos esos paparazzis persiguiéndonos,
preguntándose a dónde vamos y qué vamos a hacer. -Teclea otra clave, ahora
podemos ver la transmisión en vivo de los paparazzi, vistos desde la parte trasera de
la limusina. Ella sonríe. -A mis fans les gusta ver cómo es la vida para alguien como
yo.

Casi puedo imaginar cómo se encuentra el torbellino en este momento; el


reportaje de Marty aún debe estar presente, pero ahora una docena de sitios
empezarán a encenderse, y en el centro de todo aquello la experiencia de Kulaap,
atrayendo a sus fans, que querrán saber de primera mano lo qué está sucediendo.
Ella toma un espejo, se mira en él y sonríe a la cámara de su smartphone.

-Hola a todos. Parece que me han descubierto. Pensé que debían saber que estoy en
una cita romántica con hombre encantador. Les haré saber a todos cómo me va. Lo
prometo. -Ella apunta la cámara hacia mí. Me le quedo viendo como tonto. Ella ríe. -
Di hola y adiós, Ong

-Hola y adiós.

Ríe de nuevo, se dirige a la cámara. -Los amo a todos. Espero que tengan una noche
tan buena como la que voy a tener. -Entonces hace un corte, teclea otra clave y sube
el video a su sitio web.

Es casi nada. No es una noticia, ni siquiera una exclusiva, y sin embargo,


cuando abre otra ventana en su tableta mostrando su propia miniversión del
torbellino, puedo ver cómo su sitio se enciende rápidamente por el tráfico. Aunque
su versión del torbellino no es tan poderosa como la que tenemos en Milestone, aun
así es una vista impresionante dentro de los datos que son relevantes para las
etiquetas de Kulaap.
-¿Cuál es el feed de tu página?, -me pregunta. -Vamos a ver si podemos levantar tus
visitas.

-¿Es en serio?

-Marty Mackley hizo más que esto por mí. Le dije que le ayudaría. -Ella se ríe. -
Además, no queremos que te manden de vuelta al agujero negro, ¿o sí?

-¿Sabes del agujero negro?, -no puedo sino sorprenderme.

Su sonrisa es casi melancólica.

-¿Crees que porque subí mis pies al sofá no me interesa cómo estén mis tíos y
primos allá en casa? ¿Qué no me preocupa qué está pasando?

-Yo…

Ella menea la cabeza.

-Estás recién bajado del barco.

-¿Usas el Jumbo Café… -Me detengo. Es poco probable.

Ella se me acerca.

-Mi avatar es Laofriend. ¿El tuyo?

-Littlexang. Pensaba que Laofriend era un chico…

Ella sólo ríe.

Me inclino hacia ella.

-¿Es verdad que aquella familia consiguió salir?

Ella asiente.
-Seguro. Un general del ejército tailandés es mi fan. Me cuenta todo. Ellos tienen un
puesto de observación. A veces envían exploradores.

Es casi como si estuviera en casa.

***

Vamos a un restaurante laosiano donde todos la reconocen y la saludan. Los dueños


corren a los paparazzi cuando estos se vuelven demasiado incómodos. Pasamos toda
la tarde compartiendo recuerdos de Vientián. Descubrimos que nos gusta el mismo
carrito de fideo de arroz en la calle Kaem Khong. Que ella solía sentarse en la orilla
del Mekong deseando ser una pescadora. Que fuimos a las mismas cascadas a las
afueras de la ciudad los fines de semana. Que es imposible encontrar un buen dum
mak hoong en el extranjero. Ella es una gran compañía, muy animada. Extraña en
sus modales estadounidenses, y sin embargo con un gran corazón. A cada rato nos
tomamos fotos y las subimos a su sitio web, para darle algo a los morbosos.
Volvemos a la limusina, otra vez rodeados de paparazzis. Tengo una extraña
sensación de fama. Flashazos por todos lados. Preguntas a gritos. Estoy orgulloso de
estar acompañado de una bella e inteligente mujer que sabe tanto o más que
cualquiera de la situación en nuestro país.

De vuelta en el auto, abre una botella de champán y sirve dos vasos mientras
checa el torbellino y estudia los resultados de nuestra cita. Lo ha reprogramado para
revisar también la clasificación de mi feed

-Ahora tienes veinte mil lectores más de los que tenías ayer, -me dice.

Me asombro. Sigue leyendo los resultados.

-Alguien ya escaneó tu rostro, -alza su copa para brindar. -Eres famoso.

Chocamos las copas. Estoy ruborizado por tanto vino y felicidad. Tendré el
promedio de clics que me pidió Janice. Es como si un bodhisattva bajara del paraíso
para salvar mi trabajo. En mi mente, imagino dándole las gracias a Marty por
planear esto, por su generosidad. Kulaap se acerca a su pantalla, observando la
brillantez del contenido. Abre otra ventana, empieza a leer. Frunce el ceño.

-¿De qué coños escribes?

Retrocedo, sorprendido.

-Reportajes políticos, en su mayoría. -Me encojo de hombros. -A veces noticias


ambientales.

-¿Cómo qué?

-Estaba trabajando en un artículo sobre calentamiento global y Henry David


Thoreau.

-¿No habíamos acabado ya con eso?

Estoy confundido.

-¿Acabado con eso?

La limusina se zarandea cuando da una vuelta, toma el boulevard Hollywood,


y permite que las motocicletas de paparazzis se arremolinen como un cardumen de
peces. Toman fotos de los flancos de la limusina. A través del vidrio polarizado son
como luciérnagas, pequeños destellos, como mis reportajes en el torbellino.

-Quiero decir, ¿esas no son noticias viejas?, -da un sorbo a su champaña. -Incluso
Estados Unidos está reduciendo sus emisiones contaminantes. Todos saben que es
un problema. -Da de palmadas al respaldo de su asiento. -La cuota de carbono de mi
limusina se ha triplicado, aún con un motor híbrido. Todos están de acuerdo que es
un problema. Se va a arreglar. ¿De qué se puede escribir?
Ella es una estadounidense. Todo lo bueno de ellos: su optimismo, su
voluntad para seguir adelante, para crear su propio futuro. Y todo lo malo: su
extraña ignorancia, su insistencia en que deben comportarse como niños.

-No. No ha terminado, -le digo. -Es peor. Se pone peor todos los días. Y los cambios
que hacemos no parecen tener efectos. Tal vez muy pequeños, o demasiado tarde.
Está poniéndose peor.

Se encoge de hombros.

-No es lo que he leído.

Intento no mostrar mi impaciencia.

-Claro, no es lo que has leído. -Apunto a la pantalla. -Mira los clics en mi feed. La
gente quiere historias felices. Noticias divertidas. No las que me gusta escribir. Así
que en vez de eso, todos escribimos lo que quieres leer, lo cual es nada.

-Pero…

-No. -Hago un gesto con la mano para cortar la frase. -Los reporteros somos monos
muy listos. Si ustedes nos dan su querida atención, y sus clics, haremos lo que
quieran. Escribiremos buenas noticias, y noticias que puedan utilizar, que puedan
ayudarles a comprar, que tengan las tres ‘eses’. Les diremos cómo tener mejor sexo
o comer mejor, o verse más hermosos o sentirse más felices, o cómo meditar. Si,
sentirse iluminados. -Hago una mueca. -Si quieren una meditación guiada y a
Double DP, se los daremos.

Ella empieza a reír.

-¿Por qué te ríes de mí? ¡No es broma!

Ella agita la mano.


-Ya sé, ya sé, pero lo que acabas de decir, ‘Double…’ –mueve su cabeza, riéndose. -
No importa…

Guardo silencio. Quiero seguir, contarle mis frustraciones. Pero ahora estoy
avergonzado por perder el estilo. Se me cae la cara de vergüenza. No suelo ser así.
Suelo controlar mis emociones, pero ahora soy tan estadounidense, infantil y
revoltoso como Janice. Y Kulaap se ríe de mí.

Controlo mi enojo.

-Creo que quiero irme a casa, -le digo. No quiero estar nunca más en una cita.

Ella sonríe y se acerca para tocarme el hombro.

-No seas así.

Una parte de mi me dice que soy un tonto. Que soy un imprudente y estúpido
por dejar ir esta oportunidad. Pero hay algo más, algo acerca de esta caza frenética
de páginas vistas y clics y los ingresos por publicidad que se siente de repente muy
sucio. Como si mi padre estuviera con nosotros en el coche, desaprobándolo.
Preguntando si él publicó sus reclamos por sus amigos desaparecidos para obtener
visitas.

-Quiero salir, -me escucho decir. -No quiero tener tus clics.

-Pero…

La miro directamente.

-Quiero salir. Ahora…

-¿Aquí? -Se muestra irritada, se encoge de hombros. -Tú decides.

-Sí. Gracias.

Le dice al chofer que se detenga. Estamos en silencio.


-Te mando de vuelta el traje, -le digo.

Ella me devuelve una triste sonrisa.

-Está bien. Es un regalo.

Esto me hace sentir peor, aún más humillado por rechazar su generosidad,
pero aun así me salgo de la limusina. Las cámaras que me rodean se accionan. Estos
son mis quince minutos de fama, el momento en que todos los fans de Kulaap se
fijarán en mí por unos segundos, con sus flashes brillando.

Comienzo a caminar mientras los paparazzi me gritan preguntas.

***

Quince minutos más tarde estoy solo. Considero llamar a un taxi, pero entonces
prefiero la noche. Quiero caminar a través de esta ciudad que no lleva a ningún lado.
En una esquina, compro una pupusa y un boleto de la lotería mexicana porque me
gustan las imágenes láser del Día de los Muertos. Parecen un eco de Buda
recordando que todos nos convertiremos en cadáveres.

Compro tres boletos, y uno de ellos resulta ganador: cien dólares que puedo
cobrar en cualquier quiosco de TelMex. Lo tomo como una buena señal. Aunque mi
suerte obviamente se ha ido junto con mi trabajo, incluso si Kulaap no era la
bodhisattva que pensé, aun así me siento con suerte. Como si mi padre estuviera
caminando conmigo por esta fresca calle de Los Ángeles en medio de la noche, los
dos juntos de nuevo, yo con una pupusa y un billete de lotería premiado, él con un
cigarrillo Ah Daeng y su tranquila sonrisa de apostador. De una manera extraña,
siento que me está bendiciendo.

Así que en vez de ir a casa me dirijo a la redacción.

Cuando llego mis visitas están a la alza. Aún ahora, en medio de la noche,
una pequeña fracción de los fans de Kulaap lee acerca de mariposas y la
incompetencia del gobierno estadounidense. En mi país, esta historia no existiría. Un
censor la prohibiría de inmediato. Aquí emite un resplandor verde; aumentando o
reduciéndose de tamaño conforme la visitan. Una cosa solitaria, parpadeando entre
llamaradas mucho más grandes de comunicados sobre procesadores Intel, recetas
para bajar de peso, fotos de gatos, episodios de Survivor! Antarctica. La marea de
luz y color es hermosa.

En el centro del torbellino, el sol verde del reportaje sobre Double DP


resplandece, enorme. DP está haciendo algo. Tal vez se entregó, asesinó a sus
rehenes, o sus fans han formado una valla humana para protegerlo. Mi historia se
enciende en tanto que la atención de los lectores cambia.

Veo el torbellino un poco más grande, voy a mi escritorio y hago una


llamada. Un hombre arrugado y greñudo contesta, restregándose el rostro hinchado
y adormilado. Me disculpo por llamar tan tarde, y entonces lo asalto con preguntas
mientras grabo la entrevista.

Tiene una mirada ridícula y huraña. Ha pasado su vida viviendo como si fuera
Thoreau, pensando profundamente en el monje del bosque, tras los senderos de
aquel hombre que atraviesan los árboles, caminando entre el abedul y el arce y las
centauras. Es un tonto, pero uno serio.

-No he podido encontrar una sola, -me dice. -Thoreau ya habría visto miles en esta
época del año; había tantas que no tenía que buscarlas.

Dice: “Me alegro que llamaras. Intenté enviando comunicados de prensa,


pero…” Se encoge de hombros. “Me alegro que lo cubras. De otra manera, sólo
serían aficionados hablándose unos a otros.”

Sonrío y cabeceo mientras tomo notas de su sinceridad, esta extraña criatura,


la clase que cualquiera ignoraría. Su aspecto es malo para un video; sus palabras no
son buenas para transcribirlas. No tiene citas que resuman su trabajo. Todo está
encerrado en la jerga de los naturalistas y biólogos. Con tiempo, encontraría a otro,
alguien con aspecto atractivo, o que hablara bien, pero todo lo que tengo es este
hombre velludo, desvelado y tonto, senil de tanta pasión por una flor que ya no
existe.

Trabajo toda la noche, puliendo el reportaje. Casi está terminado cuando mis
colegas entran por la puerta a las ocho de la mañana. Antes de que pueda contarle
algo a Janice, ella se acerca. Toca mi ropa y sonríe.

-Bonito traje. -Jala una silla y se sienta junto a mí. -Todos te vimos con Kulaap. Tus
visitas se dispararon. -Voltea hacia mi pantalla. -¿Escribiendo lo que pasó?

-No. Fue una conversación privada.

-Pero todos quieren saber por qué te saliste del auto. Tengo a alguien del Financial
Times diciéndome que nos dividamos las visitas para que nos cuentes todo si te
entrevistan. Ni siquiera necesitas escribir el artículo.

Es algo tentador. Visitas fáciles. Muchos clics. Bonos por ingreso en


anuncios. Sin embargo, meneo la cabeza.

-No platicamos de cosas que a otros les importe escuchar.

Janice se me queda viendo como si estuviera loco.

-No estás en posición de negociar, Ong. Algo pasó entre ustedes dos. Algo que la
gente quiere saber. Y necesitas esos clics. Sólo cuéntanos qué pasó en tu cita.

-No era una cita. Era una entrevista.

-Bueno, ¡pues publica la jodida entrevista y eleva tu promedio de visitas!

-No. Eso lo debe publicar Kulaap, si lo desea. Yo tengo otra cosa.


Le muestro la pantalla a Janice. Se acerca. Su boca se aprieta conforme lee.
Por primera vez, su ira es helada. No explota como yo lo esperaba.

-Centauras. -Me mira. -Necesitas visitas y tú les das flores y Walden Pond.

-Quisiera publicar esta nota.

-¡No! ¡Claro que no! Esta es sólo otra como la de las mariposas, los contratos para
carreteras, tu reportaje del presupuesto gubernamental. No tendrás un maldito clic.
No tiene sentido. Nadie lo va a leer.

-Esto son noticias.

-Marty metió las manos al fuego por ti… -Aprieta sus labios, controlando su enojo. -
Bien. Depende de ti, Ong. Si quieres destruir tu vida por causa de Thoreau y sus
flores, es tu funeral. No te podemos ayudar si no te ayudas a ti mismo primero.
Tocaste fondo, necesitas cincuenta mil lectores o te mando de vuelta al tercer
mundo.

Nos miramos fijamente. Dos apostadores midiéndose uno a otro. Decidiendo


quién apuesta o quien farolea.

Doy clic en el botón de ‘publicar’.

La historia se lanza a la red, anunciándolo a los feeds. Un minuto después, un


pequeño nuevo sol brilla en el torbellino.

Juntos, Janice y yo observamos la chispa verde conforme parpadea en la


pantalla. Los lectores se dirigen a la historia. Empiezan a marcarla y compartirla
entre ellos, la página empieza a registrar entradas. La nota empieza a crecer un poco.

Mi padre apostó a Thoreau. Soy el hijo de mi padre.


NOTAS

(1) Mototaxi.

(2) Semidioses con forma de serpiente negra.

(3) ‘Loi’, flotar, ‘Krtahong’, pequeña balsa hecha con tronco de plátano; barco de papel
utilizado en un festival tradicional de origen tailandés.
(4) En el budismo se trata de un iluminado, alguien que ha alcanzado el Nirvana.

(5) Extranjero.

(6) Región en el norte de India.

* The Gambler (2008)


Traducción Gerardo Sifuentes.
Cuento incluido en la antología "25 minutos en el futuro: nueva ciencia ficción
norteamericana", Editorial Almadía, 2014. Editada por Bernardo Fernández y Pepe
Rojo.
Paolo Bacigalupi (Colorado, EUA, 1972). Escritor de ciencia ficción y fantasía.
Ganador de los premios Hugo, Nebula, entre otros. Debutó con la novela "La chica
mecánica" (2009). Su más reciente novela es "Cuchillo de agua" (2015)

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